Sandra Mihanovich: “Fue la noche más importante de

Transcripción

Sandra Mihanovich: “Fue la noche más importante de
espectáculos | 3
| Miércoles 26 de agosto de 2015
ciclo la nacion cultura | en tiempo de jazz
“Me siento una princesa”, dijo cumpliendo el sueño de estar en el templo lírico
En el Teatro Colón, la cantante brindó un show memorable, en el que rindió tributo a
Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan con un repertorio jazzero que deslumbró a la audiencia
Sandra Mihanovich: “Fue la
noche más importante de mi vida”
Texto Gabriel Plaza | Foto Fabián Marelli
H
oy me levanté y estaba
destruida físicamente. Me
dolía todo el cuerpo, pero
estaba feliz. Sin duda, gran
parte de la emoción y la responsabilidad de anoche fue porque sentía
que éramos todos los Mihanovich
los que llegamos al Colón.” Sandra
Mihanovich todavía está como flotando. El año que viene cumplirá
cuarenta años de carrera, pero dice
que no habrá un momento tan trascendental en su historia musical y
la de su familia como este concierto
que protagonizó anteanoche en el
Teatro Colón, donde realizó un homenaje a Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, como parte del ciclo LNCultura, que se realiza con Swiss Medi-
cal como main sponsor y el apoyo de
Petrobras, Banco Ciudad y Citroën.
“Fue la noche más importante de mi
vida. No hay algo más grande que tocar en el Teatro Colón”, dijo.
Todas las canciones que cantó
anteaoche estuvieron ligadas a recuerdos personales, de sus comienzos escuchando discos de jazz y
cantando en reuniones familiares,
o tocando en esos boliches en los que
fue desandando la formación de cuna jazzera.
“Ésta es la música con la que me
crié y la que sonaba en la casa de mi
abuela, la que cantaban mis tíos y la
que yo escuchaba. Cuando estaba
preparando el repertorio pensaba
que me iba a tener que poner un te-
lepronter para recordarlas, porque
muchas de estas canciones nunca
las había cantado. Pero de repente,
mientras las ensayaba, me iba dando cuenta de que las sabía de memoria, como si las tuviera guardadas
en los genes”, dice todavía con una
pequeña carraspera por el esfuerzo
interpretativo y emocional.
En más de una hora y media, Sandra Mihanovich ofreció un concierto notable, dividido en dos partes, en
las que se paseó por los repertorios
de las dos grandes damas del jazz
con la sensibilidad y la soltura de
una discípula dilecta, como si hubiera estado esperando toda su vida
para cantar este repertorio. A pesar
de que no fue fácil la previa –la an-
siedad la carcomía, lloraba en los ensayos y hasta tuvo taquicardia–, a la
hora de salir ante un Colón lleno, la
artista mostró una naturalidad perturbadora. “Honestamente, cuando
subí, fue para disfrutar de punta a
punta. Estuve rodeada de músicos
extraordinarios.”
Es cierto, la cantante estuvo contenida musicalmente por un grupo
muy versátil de músicos con el swing
necesario para este tipo de repertorios: Nicolás Sánchez (guitarra),
Juan Losoviz (contrabajo), Ezequiel
Díaz (batería), Pablo Mosser (saxo),
Franco Espíndola (trombón) y Vane
Mihanovich (teclados). El director
musical y pianista, Alejandro Devries, que la acompaña desde espec-
táculos como Honrar la vida, pensó
con inteligencia y buen gusto los
arreglos. Aprovechó la ductilidad
de una banda capaz de emular la potencia de una big band, el mood del
rhythm & blues, la intimidad cool del
trío de jazz o el sonido gershwiniano
y sinfónico. La línea de vientos, cuya
cara visible fue el trompetista Juan
Cruz de Urquiza, aportó musicalidad
y fue la columna vertebral del sonido
jazzero. El cuarteto de cuerdas dirigido por Patricio Villarejo trajo ese
contexto sonoro sofisticado y lírico
que es ideal para las baladas down
tempo. Mientras que el formato clásico de jazz permitió el lucimiento
de los solos de piano, contrabajo y
guitarra eléctrica.
El sueño cumplido de sentirse princesa de Disney
Acompañada de sus seres queridos, Mihanovich brilló con su música y deslumbró con sus diferentes looks
Julieta Rovaletti
LA NACION
Cerca de las 19 del lunes, la alfombra roja del Teatro Colón empezó
a tener sus primeros invitados. Era
una ocasión especial para muchos:
en primer lugar y muy claramente,
para Sandra Mihanovich, la mujer
de la noche; pero también lo era para su familia, porque más allá de ser
un tributo a Ella Fitzgerald y Sarah
Vaughan, la idea era rendir homenaje a los grandes músicos que la
inspiraron de chica, como el pianista y compositor Sergio Mihanovich, o “el Tío Sergio”, como lo llama
ella. Además, la cantautora estuvo
acompañada por su hermano Vane
Mihanovich en dos de las canciones
del repertorio, momentos en los que
se generó un clima muy especial en
la sala. Íntimos, con miradas cóm-
plices, sobre todo cuando interpretaron “Over the Rainbow”, los hermanos deslumbraron en una noche
muy “Mihanovichiana”. El ambiente
familiar resonó durante todo el espectáculo.
Los más esperados en la previa
del show claramente eran Mónica
Cahen D’Anvers y César Mascetti,
dos invitados de lujo e infaltables en
este evento. Llegaron minutos antes,
ella, envuelta en una capa de piel; él,
con un traje negro. Impecables. “Estamos muy nerviosos, es una noche
muy especial. Sandra cantó muchas
veces en el Colón, pero una cosa es
cantar con un conjunto de chicos o
de gente, y otra es ver a los Mihanovich ahí arriba”, confesó Mónica, en
las escalinatas mientras posaba para las fotos. Emocionada pero sobre
todo ansiosa, la mamá de la estrella
de la noche contó algunos recuerdos
antes de entrar a la sala. “Sandra toda la vida cantó jazz y también en inglés, hasta que un día me dijo: «Vieja,
tengo que cantar en castellano porque la gente no me entiende», y fue
entonces cuando pasó del jazz a cantar música popular”, dijo.
Mariana Fabbiani fue otra de las
invitadas que llegó al Colón para disfrutar de esta noche jazzera. “Estoy
muy contenta, feliz, porque amo a
Sandra y va a estar acompañada de
músicos maravillosos y en el marco
del Colón que le da un tono muy especial. Es un gran programa”, dijo la
conductora mientras entraba apurada a la sala minutos antes de que
comenzara el show.
Otra de las famosas que estuvo
presente, aunque no se la vio en la
previa, fue Inés Estévez, ya que su
pareja, Javier Malosetti, acompañó a Mihanovich en la canción más
aplaudida de la noche “Cry Me a River”. Sin embargo, se supo de la presencia de la actriz a través de Twitter
porque no estuvo en la platea, sino
que vivió el show entre bambalinas.
Marilina Ross también estuvo acompañando a su amiga en esta noche
especial.
La gente ocupó cada butaca, palco
y asiento, y con los primeros acordes
de la primera canción ya se veían las
cabezas de algunos de los presentes
moviéndose al compás de un lado al
otro, y a otros golpeándose la pierna
con la palma de la mano al ritmo de
la música.
“Sólo quiero decir gracias”, fue
la primera frase que dijo Sandra
después de cantar la primera canción. Los nervios y la ansiedad se le
notaban en todo el cuerpo. El puño
cerrado y la respiración entrecortada denotaban que estar parada en
ese escenario era complicado hasta
para ella, una artista con una gran
trayectoria.
Mihanovich empezó el show vistiendo un pantalón negro tiro alto y
una blusa al tono de paillets y transparencias, muy para la ocasión. Sin
embargo, la sorpresa de la noche fue
cuando se abrió un poquito el telón
luego del intervalo y se la vio salir
con un vestido rojo, bordado con
hilos dorados en la parte superior
y una cola larga que arrastraba por
el suelo. Los aplausos y gritos se hicieron eco en esa acústica tremenda.
“Me siento una princesa de Disney,
chicos, cumplí mi sueño”, dijo entre
risas, y con ello causó una mayor
ovación. “Pensé que no iba a sobrevivir a esta noche, pero lo hice. Hace
un mes que no puedo respirar, se ve
que estaba guardando el aire para
hoy”, finalizó la cantante.ß
Para Sandra Mihanovich el concierto tuvo el espíritu del reencuentro con las vivencias emocionales,
siempre con el hilo conductor de
aquellas canciones inapelables que
formaron parte del repertorio de
Ella y Sarah. Y lo que quedó claro es
que más allá de su derrotero artístico
y su desarrollo dentro de la música
pop, Sandra nació para cantar jazz.
Fue sutil y audaz, a veces con una voz
de terciopelo que traía elementos inconscientes de Ella Fitzgerald, como
su modulación y su fraseo, y en otras
lucía la garra, la búsqueda interpretativa en los matices y el temperamento de Sarah Vaughan.
En el primer segmento de la noche, la cantante eligió piezas clásicas como “Night and Day”, “Fly Me
to the Moon”, “My Funny Valentine”
y “Lullaby of Birdland” con la colaboración del banjista Pablo Scenna,
conocido por su trabajo en la Antigua Jazz Band. Para “Dream a Little
Dream of Me” llamó por primera vez
a su hermano Vane, para cantarla a
dúo. Después evocó sus recuerdos
adolescentes con “A House is Not
a Home”, de Burt Bacharach y Hal
David. Cada canción estaba ligada a
una vivencia. De “Moon River”, una
popular obra de los 60 que se hizo
conocida por la película Desayuno
en Tiffany, dijo que era la canción
preferida de su abuela.
Los invitados dieron un lucimiento especial a las versiones. Ella sólo
con su voz y Javier Malosetti en el
contrabajo crearon uno de los momentos más electrizantes de la noche cuando interpretaron el blues
“Cry Me a River”. El cierre de la primera parte quedaría para “Sunny”,
una versión que Sandra extrajo del
disco de Ella Fitzgerald Things Ain’t
What They Used to Be (And You Better Believe It) de 1970.
En la segunda parte, la artista
rescató obras contemporáneas como “Travessia (Bridges)”, de Milton Nascimiento, que grabó Sarah
Vaughan en el disco O som brasileiro
de 1978. La otra pieza de autor latinoamericano dentro del concierto
fue “Sometime Ago” de su tío Sergio
Mihanovich, a quien dedicó todo el
concierto. El otro gran momento
de la segunda parte fue con Adrián
Iaies, con quien hizo una versión a
dúo de la imbatible obra de Duke
Ellington “I Got it Bad (and That
Ain’t Good)”. Era la primera vez
que compartían escenario, pero
parecía que se conocían de toda la
vida. “Over the Rainbow” junto a su
hermano y especialmente su abordaje de “Summertime”en el primer
bis de la noche pusieron los pelos
de punta. “Misty” fue el cierre definitivo, celebrado con una ovación
de pie que se extendió por varios
minutos. Después, Sandra se fue a
comer con sus amigos. Se acostó a
las dos de la mañana y se levantó
como todos los días luego de ocho
horas de sueño. La noche había pasado, aunque no la olvidará por el
resto de su vida.ß
Las canciones
del concierto
b Parte 1
1.Night and Day
2.Fly Me to the Moon
3.My Funny Valentine
4.Lullaby of Birdland
5. Dream a Little Dream of Me
6.A House is Not a Home
7.The More I See You
8.Moon River
9.Cry Me a River
10. Sunny
b Parte 2
1.Pennies From Heaven
2.Travesia
3.My Favourite Things
4. I Got It Nad (and That ain’t
good)
5.I’m in the Mood for Love
6.Over the Rainbow
7.Sometime Ago
8.Route 66
b Bises
Summetime y Misty

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