Muerto sin haber nacido

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Muerto sin haber nacido
REGISTRO GENERAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL
NÚMERO DE ASIENTO REGISTRAL 03 / 2008 / 306
Imprime: Unidixital
D.L.: C 185-2009
MUERTO SIN
HABER NACIDO
José Hermida Muiños
Escrito del autor al Ateneo Ferrolano, donde comunica la donación de varios
documentos a dicha entidad y también al Archivo Histórico de Betanzos
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Portada de libro de familia saharaui, donado por el autor al Ateneo Ferrolano y al
Archivo Histórico de Betanzos
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Interior de libro de familia saharaui
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Documento Nacional de Identidad español de Mustafá Aleyat, donado por el autor
al Ateneo Ferrolano y al Archivo Histórico de Betanzos
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Certificado Matrimonial saharaui, donado por el autor al Ateneo Ferrolano y al
Archivo Histórico de Betanzos
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Reverso del Certificado Matrimonial saharaui, donado por el autor al Ateneo
Ferrolano y al Archivo Histórico de Betanzos
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Escrito relativo a la exhumación de los restos de «Cuqui», además de otros
fallecidos (hoja 1.ª)
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Escrito relativo a la exhumación de los restos de «Cuqui», además de otros
fallecidos (hoja 2.ª)
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MUERTO SIN HABER NACIDO
¿Qué pasó con el difunto del legionario Dº Francisco Ruíz
Fernández (D.E.P.), que sin haber nacido falleció? ¿Se puede morir sin
antes haber nacido? ¡La verdad, parece que sí! Nunca anteriormente se
había dado semejante situación oficialmente en este chocante
país.¿Pruebas? El mencionado figura como fallecido en Sidi-Ifni el día
cinco de Febrero del año mil novecientos sesenta y cinco; y así se confirma por la Certificación de Fallecimiento del Registro Civil Central,
afecto a La Dirección General de Los Registros y del Notariado y al
Ministerio de Justicia en escrito de fecha 27 de Abril del presente año,
al que se nos adjunta Certificado de Defunción. Ruíz Fernández, se dice,
nació en Utrera (Sevilla) el día uno de Enero del año 1931, firmado por
el Señor D. Raimundo López Lorenzo y González del Campo; pero en
El registro Civil de esta localidad nos certifican que allí no se encuentra
preceptivamente asentado como nacido; de este hecho tiene muy puntual
conocimiento El Ministerio de Justicia por nuestro oficial comunicado de
fecha del día 2 del pasado mes de Junio, quien a su vez manifiesta serias
dudas de que fuese Cuqui realmente fusilado según respuesta de tal Ministerio de Justicia de fecha del día 3 del mes de Julio último, conforme
al Auto del Registro Civil Central que firma Dª María Asís García-Puente
Ruiz, que consta en el Expediente 33G-0019929, actuando como Magistrado-Juez D. Antonio Hernández de la Torre Navarro, a quien se le
remitió a través de El Registro Civil de Bergondo-Coruña la prueba
palmaria de que “Cuqui” sí fue realmente fusilado en la fecha del día
cinco de Septiembre pasado. Estos tenebrosos personajes que están
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ocupando cargos oficiales, que se permiten dudar permanentemente con
endógenas e infundadas sospechas de Los Ciudadanos, nos puede dar
la certera impresión de que, simplemente, en el presente asunto, lo que
intentan es veladamente dejar en entredicho, bien por sinecura, bien por
connotadas connivencias oscuras, que Cuqui se suicidó con arma de fuego u otra cábala malévola por el estilo. Y dado de que se le aportó la
prueba del fusilamiento, ante la misma, guardan vil silencio.
Como bien nos consta, como oficial referencia del Consejo
General del Poder Judicial, en Expediente 261/2006 y Su Referencia nº
2/29719, nos estimó nuestro Recurso de Alzada con fecha del día cinco
del mes de Julio pasado, interpuesto contra decisión del Tribunal Militar
Territorial Quinto de Tenerife, cuando éste fue quien sentenció en aquella
funesta fecha el certificado fusilamiento con sus inherentes e impropias
ilegalidades ya mencionadas ante él y el Consejo General del Poder Judicial. Sin embargo, tal Tribunal sentenciador, a pesar de la estimación
de tal Consejo, con idéntico silencio cómplice, no aporta la declaración
judicial de los testigos, la del propio condenado en la que figure la motivación de la muerte provocada del sargento Barrionuevo, así como el
parte de arresto de éste hacia Cuqui o la parte confeccionada del mismo.
Como perfectamente se puede desprender, todo fusilamiento en
aquella época, a pesar de la aludida sentencia, para llevarse a cabo el
mismo, éste debía ser confirmado mediante la firma autorizante del entonces Jefe del Estado y su gobierno o, en su caso, por persona autorizada; pues bien, todos estos datos son los que se nos vienen denegando
ilegalmente, por lo que ante tales silencios oficiales da motivo a que la
voz del relator los supla, y, afinando, en colofón debido, digamos que el
Tribunal Militar Territorial Quinto actual sigue la misma línea de conducta
que aquel de antaño, posiblemente a oscuras directrices de alguna parte
interesada. Ante el también confabulado silencio aleccionado de El Registro Civil de Utrera-Sevilla, a quien se le aportó como prueba del falleci-
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miento de D. Francisco Ruiz Fernández el susodicho Certificado de
Defunción y escrito de remisión del Registro Civil Central del Ministerio
de Justicia, habremos en pura conciencia manifestar que si el fallecido no
consta asentado en tal Registro como nacido con su preceptivo asentamiento es, con seguridad, por haber hecho intencionada y deliberadamente desaparecer tal asentamiento para borrar toda huella oficial del
crimen mezquinamente. El Consejo General del Poder Judicial sabe por
nuestro comunicado estos hechos.
Cuando el relator se incorporó a La VIIª Bandera del “teniente
coronel Valenzuela” por el mes de Julio del año mil novecientos sesenta
y nueve, ubicada en Smara (Sahara Occidental), a la Segunda compañía,
entre otros legionarios extranjeros, había en ella dos legionarios japoneses llamados “Yasuiko y Tanaka”. No hablaban absolutamente nada el
idioma español, por lo que no realizaban ninguna clase de servicios.
Nunca formaron militarmente con la compañía. Andaban siempre los dos
juntos a todas las partes. El misterio de estas dos personas era pleno: se
ignoran donde comían y dormían, pues sólo eran vistos entrar en el barracón muy de tarde en tarde. Cuando el relator se licenció el día tres
de Agosto del año mil novecientos setenta y uno allí se quedaron los dos
nipones. En fechas muy recientes el relator fue verazmente informado que
estas dos personas habían también fallecido en aquel territorio sahariano.
Nos apuntan fielmente que aparecieron muertos, también los dos juntos,
ignorándose las motivaciones, causas y fecha de ello. Considerándolo
necesario, obligado y congruente, el relator informó constitucionalmente a
El Excmo. Señor Embajador de Japón en Madrid de estos hechos,
certificadamente, en la fecha del día 28 de Agosto pasado.
Al Excmo. Ayuntamiento de Utrera (Sevilla), en fecha del día
23 del mes del pasado mes de Julio, en Certificado de Correos desde
El Ferrol (Coruña), con Código de Barras CD00434356796, con Aviso
de Recibo, hora 9,01, peso 689 Grs., por un importe de 6,88 euros,
Oficina 1500011 y CIF A8305407, se le enviaron cuatro ejemplares del
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Escrito del autor al Embajador de Japón en Madrid, informando de la existencia de
dos ciudadanos japoneses en las filas de la Legión Española, al parecer fallecidos
en Smara (Sahara Occidental)
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libro intitulado UNA TUMBA EN UTRERA con números de referencia
21/100, 22/100, 23/100 y 24/100; pues bien, tal Ayuntamiento también
a esto guarda cómplice silencio; no fue tampoco su deseo remitir
contractualmente tal Aviso de Recibo en retorno, como resulta preceptivo, de conformidad de haber llegado el envío a su pretendido destino; y
para la confirmación, ya que el mismo envío nunca nos fue reintegrado
por ningún rehúse, en fecha del día 14 de Septiembre, a través de la
Oficina de Correos de Betanzos-Coruña, se recabó incidencia del envío
en cuestión, resultando que de él se hizo cargo “la empleada Dª Eva
Herrera Burgos, DNI 79.210.356”, firmado ilegible desde Correos de
Utrera en la fecha del día 24 de Julio del año 2007, si bien no nos parece correcto que en tal documento conste como fecha de entrega de tal
envío (“primer intento”) la fecha del día “24/04/2007”, pues, como bien
se demuestra, la fecha del mentado envío fue posterior, es decir, el día
23 de Julio del año 2007, por lo que habremos de pensar que el error
habrá sido involuntario, no así lo del Aviso de Recibo ni el silencio de la
recepción. ¿Qué ocurre? ¿Existe miedo o terror a este asunto Oficial?
¿Alguien está chantajeando en amenazas, coacciones y extorsiones?
¿Quién tiene macabro interés en que estos hechos no se aclaren para la
transparente Historia? ¿Qué pagos corruptos se sufragan del Erario Público para el vil silencio? ¿Qué mezquino beneficio consigue el comprador de silencios?.
Con idéntico comportamiento que con el sargento legionario Dº
Jaime Tur Jeremías, único superviviente se conflicto bélico de La Campaña de Sidi-Ifni de los años 1957-1958, en el combate de Edchera el
13 de enero, donde hubo más de ochenta legionarios fallecidos, los
mandos de La Legión, en menor escala, lo ejecutaron con el relator. La
realidad nos da a entender que al sargento citado se “la montaron” para
justificar su expulsión de la legión en el año 1962, precisamente también
en Sidi-Ifni. Le inventaron inexistentes “embriagueces” sin estar de servicio, etc. Cuando la verídica motivación fue el no estar dispuesto a que ni
los oficiales, suboficiales o cabos primeros se llevasen de la cocina del
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legionario la comida para sus casas, así como otros “affaires” de pleno
saqueo.
Al relator, durante los dos años de legionario, no le impusieron
arresto alguno; y cuando le faltaban tres meses para licenciarse del servicio militar, con la graduación de cabo, también inventándose lo de “la
1ª embriaguez no estando de servicio”, siendo justamente el día 23 de
Abril del año 1971, le impusieron por esa falsa acusación histriónica un
mes de arresto de “pelotón” de castigo. Querían comenzar de igual
modo que con Jaime Tur Jeremías, pero recordaron bastante tarde, pues
el relator se licenció el 3 de Agosto de aquel año 1971. Pero el asunto
sucedió así: el 23 de Mayo de 1971 el relator cumplió aquel mes de
arresto; nada más incorporarse a la unidad le fue nombrada Guardia de
Prevención y, cuando el recién ascendido a sargento, el Sáez Vergara,
formó la guardia, con notorio sentido vengativo y aleccionado por superior recomendación, inventándose que el relator tenía sucio el fusil de
asalto Cetme, le impuso cuatro días de arresto de compañía. Daba la
certera impresión de que se pretendía repetir con el relator la lamentable
historia del Cuqui. Ya por el mes de Mayo, estando aún el relator en el
“pelotón de castigo” confeccionando adobes en el oasis de Smara, haciendo acto de presencia el escribiente de la oficina de la segunda compañía, el arrestado fue preguntado se deseaba reengancharse en la Legión, se le respondió que no. Cuando éste estaba en la compañía de
destinos de la VIIIª Bandera en El Aaiún, una tarde, en unión del también cabo Santiago Arquellada Barbero, que también cumplía el compromiso, ambos se fueron al pueblo. Primero se internaron en El Cine “Las
Dunas”; una vez terminada la película se dirigieron a tomar unas consumiciones. En el momento de ir caminando por una calle en dirección a la
Bandera, desde su espalda se escuchó: “¡¡¡Oiga, cabo, párese!!!” Decir
que los dos eran cabos, que las divisas las llevaban en el pectoral; que
los dos iban uniformados igual, con los pantalones adaptados por el mismo sastre (un saharaui de Smara, quien cobraba veinticinco pesetas, al
perecer de nombre Xaua Naua). El de la frase resultó ser el comandan-
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te Jefe de Día, del cual se ignora su nombre y resto de identidad. Los
dos cabos detuvieron su caminar, girándose dando el frente y saludo al
de la voz. Aquel sujeto se dirigió exclusivamente al relator con exigencia
de identificarse y notificarle la imposición de quince días de arresto en la
prevención por “falta de uniformidad”, cuando en aquel estado habían
pasado revista en la puerta principal de guardia por el sargento de la
misma. El día del arresto faltaban siete días para el licenciamiento por fin
de compromiso. Ni el día de su imposición ni al siguiente nos presentamos en el cuerpo de guardia para su cumplimiento. A la tarde-noche del
tercer día vino un legionario de la Guardia para que éste se constituyese
en arresto, acompañándole con una manta para el calabozo.
Aquel ilegal arresto, como los anteriores, a los histriónicos
impositores les resultó materialmente imposible su pleno cumplimiento, del
que sólo se penó en reclusión cinco días desde el día 29 de Julio hasta
el día 3 de Agosto. Aquel día, al tocar Diana el corneta, el arrestado en
voz audible requirió al cabo primero de La Guardia, quien presto hizo
acto de presencia ante el enrejado de la puerta de la prevención. Dijo:
“¿qué quieres?”.
-¿Sabe qué día es hoy, mi primero?.
-Sí, hoy es día tres de Agosto del año mil novecientos setenta
y uno.
-Exacto, pues haga usted el favor de decirle al teniente que este
preso está ya licenciado. Dígale que ya me huelen los huevos a península.
En efecto, presto se fue aquel cabo 1º retornando con el teniente de servicio descorriendo los cerrojos del calabozo, saliendo todos
los arrestados. Y cuando Cartobache II iba cruzando la explanada del
Cuartel de Sidi- Buya en dirección a la compañía para cambiarse el
uniforme por el atuendo de civil, dirigirse a la Oficina de destinos con
Arquellada Barbero para hacer acopio del pasaporte de embarque del
avión Aaiún-Sevilla-Madrid, en pura y máxima coincidencia nos topamos
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en opuestas direcciones con el ya capitán José Luis Arpón López, con
quien dos años atrás habíamos dejado Sidi-Ifni de teniente. Se le saludó
militarmente. Sucedió:
-¡A la orden de usted, mi capitán! Enhorabuena por su ascenso.
-¡Gracias! ¡Hombre, Hermida! ¿Qué haces por aquí?.
-Ya ve, mi capitán, he bajado de Smara con el fin de licenciarme. Hoy he cumplido mi compromiso militar de tres años con La Legión.
-No te licencies, hombre, ahora que ya eres cabo, que es lo
más difícil… Piénsatelo. Si te reenganchas ahora mismo voy contigo a
Mando y te llevo para la Octava Compañía, que es la mía. Te prometo
que te nombro cabo furriel y te instruyo para Cabo primero y luego para
sargento, ¿qué me dices?.
-Gracias, mi capitán, pero no va a poder ser. Marcho para la
península. Además ya estoy cansado de tanto desierto, mascar arena del
siroco a diario. Y por otra parte tendría que esperar dos años para invalidar dos correctivos recientemente impuestos para presentarme para
cabo 1º, con propensión a sufrir otros posteriores, con lo que lo del
ascenso se eternizaría.
-Si cambias de parecer, te estaré esperando en la compañía.
-No espere, mi capitán, pues me voy.
-De todas formas, te esperaré.
Como estaba previsto, ya vestido de civil, nos presentamos en
la Oficina para conseguir el pasaporte de marcha. Así nos presentamos
ante un brigada y un legionario escribiente. Éste fue quien nos redactó el
Diploma. El brigada murmuraba enfadado, contrariado por no ir uniformados.
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Como último recuerdo, retrotrayéndonos al lugar de Sidi-Ifni,
habiendo ello sucedido en tiempo anterior a nuestra llegada allí, nos relataron que estando de general Jefe de La Plaza Dº José Vega
Rodríguez, con motivo de ir éste circulando en el vehículo oficial por la
pista enfrente a La XIII Bandera General Mola “Independiente” de La
Legión, con la marcha y velocidad del vehículo con su viento provocado
a su paso y altura del centinela de la puerta principal, mandó detenerse
a su conductor y retroceder. Con suprema rapidez se le formó La Guardia internándose en el acuartelamiento. Al breve tiempo aquel centinela
fue relevado del puesto, anteriormente a la hora prevista para ello, y llevado a presencia del general Vega Rodríguez, que ya se hallaba en el
despacho con el teniente coronel Jefe de La Bandera. En el interior de
aquella estancia, en rígida posición de firmes, frente a aquellos jefes, se
encontraba aquel centinela. De pronto le dijo el general:
-Legionario, desabróchese el tres cuartos.
-Sí, mi general –el teniente coronel estaba pasmado, sin saber
a qué obedecía aquello.
Al desabrochar, pues, el tres-cuartos el centinela dejó ver que
por pantalones sólo tenía las dos perneras sujetas con dos ligas por encima de la rodilla exhibiendo los calzoncillos. Ante aquella escena, el
general Vega le dijo:
-¿Qué pasa, legionario? ¿Qué le pasó al resto del pantalón que
te falta? ¿Acaso se lo quedaron las putas en prenda por el trajín realizado?.
-No, mi general, es que ando mal de “MASITA” y ya no me
queda crédito para comprarme otro pantalón nuevo.
-¡Vale! Dale quinientas pesetas para que se compre uno –le
ordenó a su comandante ayudante.
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SMARA
Durante la estancia en la segunda compañía de la VIIª Bandera
del “Teniente coronel Valenzuela”, al mando respectivo de los capitanes
Rodrigo Holguín Barraca y Ángel Martínez Illescas-Pichardo, el entonces
teniente coronel (D.E.P.) D. Víctor Lago Roman, procedente de la residencia de oficiales en conexión por megafonía, de cuando en vez, solamente se escuchaban en solemne tono tres melodías en alternancia; es
decir, sólo se emitía una cada día, por las tardes, espaciadas por semanas o meses; las otras dos, por turno eran sucesivas: “por un puñado de
dólares, la muerte tenía un precio y el bueno, el feo y el malo”. Cuando
escuchabas el silbido morricone en aquel paraje del Desierto dentro mismo del cuartel la imaginación se ponía en marcha pensando si aparecerían los jinetes a caballo, mirando al cielo para en conjunto si también
aparecerían los complementarios buitres en vuelo pausado circular. Y
cuando se repetían aquellas melodías automáticamente también se reiteraba idéntica imaginación. En relación accesoria con esto, además, a alguien se le ocurrió instalar en un lateral de la pista de terrizo arenoso que
dirigía hacia el campo de tiro una losa de pizarra de las muchas que
había en la zona, de unos aproximadamente cincuenta centímetros de
altura, triangular, sujeta con una corona de piedras a su derredor, con el
epitafio: “el bueno, el feo y el malo” escrito a mano en profundo relieve
de grabación. Aquella losa allí permaneció siempre inmóvil, al menos
hasta la fecha del día del licenciamiento del relator. ¿Presagio? Pudiera
ser.
Es muy seguro el que a alguien interesado le molesta que sobre El Sahara Occidental escriba el relator, ¿por qué?.
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Vista del panteón familiar del general de divisón Víctor Lago Román, asesinado
por ETA el 4 de noviembre de 1982
Tumba del general de divisón Víctor Lago Román
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La Séptima Bandera pertenecía orgánicamente a la cabecera
del entonces Tercio Sahariano D. Juan de Austria III de La Legión con
base en El Aaiún. En dicha cabecera se hallaba la Octava bandera, y la
Unidad de carros y tanquetas, situadas en Edchera en el acuartelamiento
llamado “Fuerte Chacal”. Como ya hemos dicho en más de una ocasión,
tal Tercio lo mandaba el entonces coronel D. José María Timón Lara,
quien había estado compartiendo destino con el relator en Sidi Ifni hasta
la cesión del territorio a Marruecos con la graduación él de teniente
coronel. La distancia entre El Aaiún y Smara era de unos doscientos
setenta kilómetros. Y durante el tiempo de permanencia del relator en
Smara jamás se le vio por ella. El citado coronel, y ello era “vos
populi”, tenía frecuencias polémicas con su segundo, el entonces teniente
coronel Esteban Rodríguez Patón.
El desierto del Sahara Occidental, desde aquellas y anteriores
fechas, indudablemente guarda infinidad de misteriosos secretos, tramas,
confabulaciones de “fino” maquiavelismo: ¿Causas? Pues no sólo los
yacimientos de fosfatos en El Bucráa sino las señalizaciones francesa y
norteamericana de las prospecciones petrolíferas allí existentes y vistas.
Se dijo y se mantiene que los sucesos suelen aliarse en el
tiempo. El día quince de Diciembre del presente año dos mil siete,
creyéndole inhumado en Madrid, visité el honorable panteón del buen
Jefe D. Víctor Lago Román. Nunca había estado en ese Campo Santo,
por lo que me decidí revisar nicho por nicho hasta dar con mi buen
amigo y jefe Víctor. La búsqueda fue más breve de lo esperado al ser
ayudado por una amable señora que sabía su lugar de eterno descanso.
Con viva fibra humana, automáticamente, le pregunté: AMIGO MÍO,
POR FIN TE ENCUENTRO… ¿QUÉ TE HAN HECHO, AMIGO
VÍCTOR? Como un relámpago me vino al recuerdo aquellas melodías
de Smara, aquella triangular y epitáfica losa.
Fallecido Víctor Lago el día cuatro de noviembre del año mil
novecientos ochenta y dos en desgraciado atentado en Madrid a mí se
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me estaba hostigando en el Subsector de Tráfico de La Guardia Civil
hasta darme de baja en “ACTO de SERVICIO” entre otros piropos y
recomendaciones; y ¡qué casualidad! también figura en el irregular expediente profesional-laboral de Cartobache II el haber efectuado el Servicio Militar en El Sahara, notándose por expresión cierta marginación de
algún mando por haber estado cumpliendo militarmente en La Legión.
Recopilando para la Memoria histórica, literaria, socio-militar y
humana, siguiendo el rastro de aquellos que han y hemos estado en El
Sahara Occidental, con sus intereses mentados y explotados por quienes
hemos también citado… (los ladrones del Sahara) con plena exactitud
ostentaban el cargo de Director General de La Guardia Civil el entonces
Director Aramburu Topete, y el Director General de La Policía el entonces Director José María Timón Lara, en la fecha del día 23 de Febrero
del año 1981. A ambos se les ve juntos en las proximidades del Congreso de Los Diputados cuando una facción de guardias civiles penetra en
él hasta el día 24 del mismo mes y año. Independientemente de que en
la fecha del asesinato del buen Víctor todavía ocupaba cargo de Director
General de La Policía “Armada” (así denominada en aquel tiempo) D.
José María Timón Lara, ¿cómo es que resulta que pasó desapercibido
en su “sentimental” silencio si el Director General de La Policía y el
General de división de La División Acorazada Brunete habían estado en
el mismo Tercio Sahariano D. “Juan de Austria” de La Legión en El
Sahara, uno de coronel y el otro de teniente coronel? Cartobache II
está invariablemente convencido que ese real dato forma uno de los
muchos más misterios del pasaje por los parajes saharianos.
Las losas del empedrado del acuartelamiento de Smara, en que
Cartobache II participó, así como los despachos de los cuarteles de El
Aaiún, con sus retumbantes ecos, si fuesen preguntados con voz necesariamente enérgica, con seguridad, con idéntico silencio sabio del querido
amigo Víctor Lago Román, unirían una plegaria sincera y humanamente
profunda mientras incesantemente, como prueba diabólica, se descuartizó
con saña hasta la actualidad El Sahara Occidental.
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Los malvados motoristas que asesinaron por encargo al Amigo
Víctor, hiriendo gravemente al soldado conductor, Juan Carlos Villalba,
cuando se vio encañonado ¡ojalá hubiera podido dar un volantazo hacia
la derecha en lugar de hacia la izquierda, posiblemente los hubiera lanzado de la motocicleta al suelo; pero no es en absoluto achacable la efectuada maniobra, pues es en los funestos destinos precipitados donde las
personas encontramos nuestro final, queridos o deseados por unos y
detestados e indeseados por otros.
¡DESCANSA EN PAZ, TRANQUILO, VÍCTOR, QUE YO
HABRÉ DE VERTE MUY TEMPRANO!
Tú eras el bueno, con seguridad; el feo y el malo, a quien
creemos bien conocer, también con seguridad, nada malo más te pueden
hacer.
Certificadamente, a través de Correos, en fecha del día quince
del pasado mes de Noviembre, desde Ferrol-Coruña, se denunció oportunamente, según envío Código de Barras: CD00451009956, remitido al
Juzgado de Instrucción y Guardia de Utrera (Sevilla) denuncia en concepto de infidelidad en la debida custodia de documentos (artículos 413
al 416 del vigente Código Penal), puesto que extraña e inexplicablemente
no consta como preceptivamente debiera el Asiento de la Sección Primera del Registro Civil de Utrera del nacimiento del Legionario (D.E.P.)
D. Francisco Ruiz Fernández.
Por si ello hubo o no tenido relación con lo sucedido con el
Amigo Víctor Lago Román, una noche cualquiera pasando “LISTA DE
RETRETA” formada la segunda compañía de la VIIª, que ya mandaba
el capitán Ángel Martínez Illescas-Pichardo, sin poder precisar ahora
quién era el cabo cuartel ni el sargento de semana que pasaba la lista,
así como tampoco recuerda el nombre del teniente de semana que en
aquel acto se encontraba allí presenciando el mismo, con la máxima
exactitud podemos situar el acaecimiento entre finales del año 1970 y
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principios del 1971. Estando formada tal compañía en posición militar de
descanso, poniéndose firmes sólo aquel que era nombrado y responder:
“¡PRESENTE!” formando siempre en cabeza los cabos (la cabeza estaba situada dirección al mesón de la Bandera dando el frente a los
barracones, los legionarios hacia el depósito del agua salobre con dos o
tres grifos. (Pedro García Carreño era el encargado del suministro del
agua en el aljibe), el relator estaba junto a otro cabo, a su izquierda.
Aquel cabo presentaba sí un ligero y notorio síntoma de haber bebido
algo a mayores, por lo que leve tambaleo era visible; le rechinaban sus
dientes, mascullando bajas y trémulas frases, cómo: “ya veréis cuando
vengan los míos, hijos de puta. Los míos me vengarán de vuestras
putadas, etc.”. Tal teniente, que estaba deambulando por el frente del
barracón, puesto que las frases manifestadas por aquel cabo no pudieron
ser escuchadas al ser emitidas en un tono de onda no alcanzada por el
oficial, pero sí, aparte del relator, por los otros cabos próximos al que
tales frases decía, se introdujo en la formación y la emprendió a patadas
y puñetazos con el cabo, simplemente por el balanceo del mismo. El teniente era de la misma promoción del de igual graduación de José
Dapena Boixereu, Antonio del Molino Cascos, que también estaban destinados en igual unidad, al igual que el teniente José Pérez Pajuelo, si
bien éste no era de la promoción de los anteriores. Aquellas frases de
aquel cabo nunca tuvieron olvido en el relator, acudiendo a su mente
con asidua frecuencia. Se ignoran circunstancias posteriores de aquel,
pues, cabo. Aquellas frases unidas a que el cabo en cuestión se llamaba
de apellidos HORMAECHEA HERRANZ … ¿qué relación podrían tener aquellas frases en rechinamiento dental con el vil asesinado de mi
Amigo Víctor Lago Román?.
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Reproducción de la porta del diario EL PAÍS (5-XI-1982), informando del asesinato
por ETA del general de división Víctor Lago Román
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RECUERDOS DE UN LEGIONARIO
Aaiún (Sahara Occidental español).
Día, no me recuerdo; mes, Junio; año, 1970
José Hermida Muiños, 32.379.222, con localizada residencia
en la calle Prioriño, 33-3º.-15405 Ferrol-Coruña, muy respetuosamente,
como rigurosa y obligada continuación a nuestro comunicado emitido en
fecha del día veintiuno del pasado mes de Diciembre a nueve folios a una
sola cara, firmados, cursados a través del Registro oficial del Edificio
Administrativo de La Xunta de Galicia en Ferrol, se expone para público
y general conocimiento las siguientes cuestiones literarias, socio-militares,
humanas e históricas:
1º.- Buye en la mente del relator que una vez realizado el desfile en La Castellana (Madrid) en la fecha apuntada, sin que desgraciadamente se pueda ello recordar con la precisión deseada, era sí Junio
de mil novecientos setenta, posiblemente en la primera semana de ese
mes, el fallecido e inolvidable amigo capitán Holguín Barraca, en su habitual voz enérgica, directa, dijo al relator:
-Hermida, acaba de llegar un telegrama urgente para ti. Tienes
que irte a Coruña, pues tienes un familiar en estado grave de salud.
-¿Qué ocurre, pues, mi capitán?.
-Nada más te puedo decir. Cogerás el primer vuelo hacia la
península. Como no tienes dinero para el pasaje...
Holguín Barraca formó la compañía (todavía, eso sí, recuerda el
preciso sitio del acuartelamiento del que fue El Tercio Sahariano D. Juan
de Austria IIIº de La Legión en el citado Aaiún) y entre los componentes
de la compañía se reunió para el pasaje.
El buen oficial concedió veinte días de permanencia en la pe-
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nínsula, independiente del plano de la gravedad evolutiva del familiar. Al
llegar a destino, sorpresivamente se comprobó que el tal familiar sólo
quería ver al relator antes de morirse, familiar él que ni quería morirse, ni
murió ni quería en realidad ver a tal relator. Justamente a los veinte días
aquel legionario regresó al lugar de procedencia africana con pasaporte
en tren hasta Sevilla, y, desde allí, en el buque “Plus Ultra” hasta Cabeza Playa (Aaiún). Lo cierto es que no se pudo cumplir con la palabra
de regresar a los veinte días estipulados, ya que un muy real y fuerte
temporal afloró a mitad de travesía aproximadamente. El balanceo del
barco era tan descomunal que su capitán ordenó anclar con todas sus
anclas al “Plus Ultra”; y en ese estado se permaneció tres días hasta que
amainó aquella jamás vista tempestad marítima. Desembarcado en el
muelle marítimo de madera en Cabeza Playa con sus barracones de igual
material, próxima a la cinta transportadora que desde Bucráa transitaba
el mineral fosfático, un Land-Rover de La Octava Bandera ya estaba
esperando al que ahora lo narra. Nada más llegar al cuartel de SidiBuya –esto sí está muy penetrantemente grabado en la mente sin posibilidad de fuga-, el legionario se presenta ante su capitán. Nos anuncian
que Holguín se encuent ra esperando al Legionario; ést e,
reglamentariamente, solicita militarmente anuencia para internarse en un
cuarto contiguo al Cuerpo de Guardia, vacío totalmente de mobiliario
alguno. Ocurrió, sí:
-¿ Da su permiso, mi capitán?.
-Sí, pasa, Hermida. ¿Qué tal tu familiar?.
-Bien, mi capitán, no era ello tan grave como nos creímos.
-Vale, me alegro de verte de nuevo.
-Mi capitán, con su permiso, mis compañeros me facilitaron
dinero para el pasaje, quisiera devolvérselo.
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-Eso ni se te ocurra, ¿entiendes? Si eso hicieses los
mosquearías de veras.
Aún dentro de aquella perdida nuestra juventud de entonces,
algo no nos coincidía por normalidad. Era sí finalizando Junio de aquel
año. El diálogo del capitán era estático, sin dar el frente al Legionario,
mirando a través de la ventana a las desérticas lomas de enfrente en
aquel momento. Además, ¿cómo es que todavía la segunda compañía no
se había reintegrado a Smara? La formal sobriedad era latente; había un
mutismo inusual en el típico y diario ambiente sin ser desvelado. Y todavía la víspera de emprender marcha en caravana hacia la integración de
la segunda compañía a su Bandera de destino en Smara, cuando el Legionario relator cruzaba la explanada del cuartel de Sidi- Buya en solitario, tal vez en dirección a los “TIGRES” o al mesón, nada más bajar
las escaleras y andar unos pocos pasos, se oye a Holguín decir:
-¡Hermida, he recibido una carta de otro familiar (se omiten sus
nombres por la vanalidad de sus formas). Me dice que tienes una cartilla
bancaria con dinero.
-Cierto es ello, mi capitán; mas, con su permiso, tal cartilla
bancaria es de mi titularidad. ¿Qué debo hacer? ¿Se la entrego?.
-No, Hermida, haz con lo tuyo lo que te dé la gana.
¡Lo que es la coincidencia de la vida! Durante aquella ausencia
del relator fue cuando se desarrollaron los trágicos sucesos de ZEMLA
(Aaiún), siendo de ello informado ya en Smara, y no en Aaiún al regreso,
sino cuando se nos ordenó acuartelarnos por el mes de Julio de aquel
mismo año; o sea, que mientras el relator estaba en Coruña el día diecisiete de aquel Junio hubo primero un teniente de La Legión herido grave
y luego fallecidos saharauis, así como heridos, así como un saharaui supuestamente desaparecido, arrestado por la entonces Policía Territorial
en Smara el mismo día de la matanza por la noche. Su nombre es
“BASSIR MOHAMED SIDI BRAHIM”, al que se le atribuye el ser el
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Reproducción del historial de BASSIR MOHAMED SIDI BRAHIM, fundador, según
el autor, del Frente Polisario
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Fundador del Frente POLISARIO en aquellas fechas. El relator considera plenamente muy necesario narrar esto para la historia de nuestro
País, no ignorando éste que hay quien cree lo contrario, pues en prisión
inmotivada padecida en el Hospital Marítimo de Oza-Coruña, a través
del Consejo General del poder Judicial y médico Juan Díaz del Valle,
claramente se nos dijo que no siguiéramos escribiendo. “Bassiri” fue encarcelado desde el día de su detención y ya nunca más fue visto. De él,
como único documento conseguido, cuya fiel y exacta copia adjuntamos,
disponemos del expediente nº 4296 instruido desde aquel año hasta el
diez de Mayo del año mil novecientos setenta y tres, relacionándose en
otro, el nº 11017 en el mismo documento que se aporta, estuvo arrestado según manifestaciones de un primo suyo –ciego, de nombre Liasáa
Sidi- precisamente en el acuartelamiento del Tercio D. Juan de Austria en
El Aaiún hasta el día veintinueve de Julio (¿cómo pudo Bassiri estar entonces implicado en el “Golpe de Estado Marroquí” en el “mes de Julio”
como consta en el mencionado expediente?; ¿es que durante su cautiverio pudo mantener contactos externos cuando demostradamente estuvo
aislado?. ¿Quién vio a Bassiri en los disturbios del golpe marroquí?
¿Cómo se enteró de su participación el Gobierno General del Sahara?
¿Cómo es que su prima «Metu» le llevaba la comida al Tercer Tercio
Sahariano del Aaiún hasta el 19 de julio de 1970, diciéndole: «A partir
de hoy, no le traigas más comida», según el ciego Liasàa?
En los Campamentos de Refugiados Saharauis de Tindouf (Argelia) nos confirmaron que en el año dos mil cinco todavía vivían los dos
saharauis de dicha policía Territorial que participaron en la detención de
Bassiri, que saben lo que le ocurrió, pero que se lo callan por temor a
perder su pequeña paga de pensión militar que perciben por haber pertenecido a dicho cuerpo. Estas fueron palabras del mismo ciego citado,
primo de Bassiri, tomando dos tés en la jaima de su otro primo
“LEHBIB” ubicada en el Barrio de Birlehlu (Smara réplica). Sin haber
querido desvelársenos las identidades de esos dos policías territoriales
retirados, consideramos que ellos habrán de constar inscritos en las pá-
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ginas 428, 429, 430, 431 y 432 del Diario Oficial del Ministerio español
de Defensa nº 96, de fecha del día veintiocho de Abril del año mil novecientos setenta y seis.
La historia real final de su posible existencia por inexistencia,
pues, no se desvela por un infundado, o tal vez fundado, temor a perder
una pensión que España le abona a dos de sus antiguos soldados
saharauis. Y la pregunta debe rebrotar: ¿quién los coaccionó con amenazas al silencio de no desvelar el destino final de Bassiri so pena de suprimirles su pensión?; ¿todavía hoy, luego del tiempo transcurrido, aún se les
sigue intimidando igualmente…?.
¡¡¡Ay Sahara, Sahara, Sahara!!! ¿Qué mezquinos misterios
guardas y te reservas debajo de tus cambiantes dunas, que hoy tapas lo
que mañana se descubre?.
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FUNDACIÓN DE LA LEGIÓN
(20 de Septiembre del año 1920)
Siempre fue tradicional la solemne celebración de tal fundación.
La última celebrada en El Sahara Occidental español, según fiel CD
ROM que nos fue facilitado en otorgamiento oficial y ceremonial en
Almonte (Huelva) en Octubre del año 2006), fue el día veinte de Septiembre del año mil novecientos setenta y cinco, cuando latía, pues, ya la
gesta incipiente de “LA MARCHA VERDE”. En el referido CD se nos
dice que la celebración del “20 de Septiembre” del año mil novecientos
setenta y cuatro “no se pudo celebrar por las causas de todos conocidas” ¿? En la grabación del CD se puede observar, como simple dato a
tener en cuenta, que cuando acude el entonces general Gobernador
General de El Sahara (D.E.P.), D. Federico Gómez de Salazar a Smara,
acompañado del coronel Jefe del Tercio Sahariano D. Juan de Austria,
mencionándose al Jefe de la VIIª Bandera en dicho lugar bien claramente: al mando del teniente coronel D. Víctor Lago Román (D.E.P.) fallecido, como bien también hemos dicho en la mañana del día cuatro de
Noviembre del año mil novecientos ochenta y dos criminalmente asesinado, ¿por qué en tal CD no se ve a su Jefe Víctor Lago Román? ¿Dónde
se encontraba aquel día también Víctor Lago Román mientras Gómez de
Salazar y Timón Lara visitaron aquel Cuartel? ¿Le ordenaron, quizá, irse
a algún cafetín a tomarse el té “Amargo como la Vida, Suave como el
Amor y Dulce como la Muerte?”.
Queden, pues, para la historia socio-militar literaria, para la
Memoria humana, los datos aquí plasmados, que aunque al relator le
arresten por decirlo, pase lo que pase, y lo que tenga que pasar, esto
queda aquí indeleble, ya que la muerte inexorable, como un ciclo más de
la Vida que nos habrá de sobrevenir, ningún impositor nos la va a evitar
sino más bien sí abreviar.
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Escrito del autor a la Dirección General de los Registros y del Notariado,
dependiente del Ministerio de Justicia, relativo al fallecimiento del legionario
«Cuqui»
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Escrito del autor al Ministerio de Justicia, intentando aclarar diversos aspectos
sobre los certificados de nacimiento y defunción del legionario «CUQUI» (hoja 1.ª)
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Escrito del autor al Ministerio de Justicia, intentando aclarar diversos aspectos
sobre los certificados de nacimiento y defunción del legionario «CUQUI» (hoja 2.ª)
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Escrito del autor al Ministerio de Justicia, intentando aclarar diversos aspectos
sobre los certificados de nacimiento y defunción del legionario «CUQUI» (hoja 3.ª)
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Contestación de la Subsecretaría de la Dirección General de Asuntos y Asistencia
Consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores relativa al certificado de defunción
de «Cuqui»
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Despacho administrativo del Consulado en Agadir, dependiente del Ministerio de
Asuntos Exteriores y de Cooperación en relación con el certificado de defunción de
«Cuqui»
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Escrito del Tribunal Militar Territorial Quinto de Tenerife relatando los hechos
que llevaron al fusilamiento del legionario «Cuqui»
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Oficio de la Dirección General de los Registros y del Notariado, dependiente del
Ministerio de Justicia, donde se certifica que no existe registro del nacimiento de
Fransciso Ruiz Fernández «Cuqui»
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Certificado del Registro Civil de Utrera (Sevilla), dependiente del Ministerio de
Justicia, donde se comunica que no figura inscripción alguna del nacimiento de
Francisco Ruiz Fernández/Fernández Ruiz «Cuqui»
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Oficio de la Secretaria de Estado del Ministerio de Justicia, relativo al certificado
de defuncion de «Cuqui»
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Escrito del autor al Juzgado de Guardia e Instrucción de Utrera (Sevilla) en
relación al procesamiento y posterior fusilamiento de «Cuqui» (hoja 1.ª)
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Escrito del autor al Juzgado de Guardia e Instrucción de Utrera (Sevilla) en
relación al procesamiento y posterior fusilamiento de «Cuqui» (hoja 2.ª)
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Reproducción de la página 578 del DO número 34, de fecha 11-2-65
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Reproducción de la página 428 del DO número 96, de fecha 28-4-76
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Reproducción de la página 429 del DO número 96, de fecha 28-4-76
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Reproducción de la página 430 del DO número 96, de fecha 28-4-76
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Reproducción de la página 431 del DO número 96, de fecha 28-4-76
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Reproducción de la página 432 del DO número 96, de fecha 28-4-76
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FE DE ERRATAS
En la obra UNA MUERTE EN UTRERA, del mismo autor, se cita la
C./ 16 de Abril, cuando en realidad se quería decir C./ 6 de Abril.
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