Las formas realistas y no realistas en textos literarios

Transcripción

Las formas realistas y no realistas en textos literarios
Literatura II
Las formas realistas y no realistas
en textos literarios argentinos,
latinoamericanos y españoles
Graciana Centrón
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Coordinación editorial
Beatriz Grinberg
Documentación fotográfica
María Lía Alagia
Edición
María Virginia de Haro
Fotografía
Archivo Longseller
Autora
Graciana Centrón
Colaboración especial
de los profesores
Valeria Iglesias
Leandro Vecino
Corrección
Judith Jamschon
Diseño de maqueta
Pablo Balcells
Diagramación
Marcela Rossi
Diseño e ilustración
de tapa
Sebastián Cremonese
“Cabecita negra”, de Germán Rozenmacher.
©Ediciones de La Flor.
“Esa mujer”, “Operación masacre”, de Rodolfo Walsh.
© Ediciones de La Flor.
“Santa Evita”.
©Herederos de Tomás Eloy Martínez
“El árbol de la buena muerte”
©Herederos de Héctor Germán Oesterheld.
Agradecemos a la Fundación Internacional Jorge Luis Borges,
presidida por la Sra. María Kodama, por la autorización para la
publicación del cuento “Esse est percipi”.
© EDITORIAL LONGSELLER S.A.
Av. San Juan 777, 2˚ piso
(C1147AAF) CABA, Argentina
0800-333-7355
[email protected]
Primera edición - Primera reimpresión
Centrón, Graciana
Literatura II : las formas realistas y no realistas en textos literarios
argentinos, latinoamericanos y españoles . - 1a ed. 1a reimp. - Buenos
Aires: Longseller, 2014. 216 p. ; 28x20 cm. - (Enfoques)
www.longseller.com.ar
ISBN 978-987-683-057-7
Queda hecho el depósito que dispone la ley 11723.
Libro de edición argentina.
Esta prohibida y penada por la ley la reproducción total o parcial de este
libro, en cualquier forma, por medios mecánicos, electrónicos, informáticos,
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información. Cualquier reproducción sin el previo consentimiento escrito del
autor viola los derechos reservados, es ilegal y constituye un delito.
1. Lengua. 2. Literatura. 3. Enseñanza Secundaria. I. Título
CDD 807.12
Esta edición se terminó de imprimir en Casano Gráfica, Buenos Aires,
Argentina en el mes de febrero de 2014.
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Historia
Capítulo 1
Capítulo 2
La cosmovisión realista y el
Realismo
La literatura, el poder y la política
CONCENTRADOS EN LA LECTURA
El ingenioso hidalgo don Quijote de
la Mancha, de Miguel de Cervantes
Saavedra 8
El autor 13
CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIAL Y
CULTURAL 4
CONTEXTO LITERARIO 15
El Barroco 15
HERRAMIENTAS DE ANÁLISIS
Una novela realista 16
Lectura y análisis de fuentes 17
Los comienzos de la novela 18
La novela de caballería 18
La novela moderna 19
Don Quijote de la Mancha 19
HERRAMIENTAS DE PRODUCCIÓN 21
La reseña literaria 21
Características de la reseña literaria 22
OTRAS LECTURAS 23
“La risa”, de Emilia Pardo Bazán 23
La literatura realista 26
El Naturalismo 27
INTERTEXTUALIDAD 28
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus
fortunas y adversidades, Anónimo 28
La novela picaresca 33
Características de la novela picaresca 33
La vida de Lazarillo de Tormes 34
Lectura y análisis de fuentes 35
La literatura y el cine 36
La literatura y las preguntas 36
ACTIVIDADES DE INTEGRACIÓN 37
“Conejo”, de Abelardo Castillo 37
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CONCENTRADOS EN LA LECTURA
El Matadero, de Esteban Echeverría 42
El autor 51
CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIAL
Y CULTURAL 52
CONTEXTO LITERARIO 53
Hacia una literatura nacional 53
La literatura y la realidad 54
“El Matadero” y el lugar de la ficción 54
El Romanticismo rioplatense 55
¿Cuadro de costumbres o cuento realista? 55
Lectura y análisis de fuentes 56
El narrador de “El Matadero” 57
La estructura narrativa 57
La paradoja 58
HERRAMIENTAS DE PRODUCCIÓN 59
El ensayo 59
Características del ensayo 61
Cómo escribir un ensayo 67
OTRAS LECTURAS 23
Facundo, de Domingo F. Sarmiento 62
Literatura y política 64
La imposición de una antinomia 64
Lectura y análisis de fuentes 65
INTERTEXTUALIDAD 66
La malasangre, de Griselda Gambaro 66
La autora 70
El teatro y el compromiso 71
La malasangre y el abuso de poder 71
Lectura y análisis de fuentes 72
El esquema actancial 73
El texto dramático y el texto
espectacular 74
La estructura externa del texto
dramático 75
El conflicto dramático 75
La literatura y el cine 76
La literatura y las preguntas 76
ACTIVIDADES DE INTEGRACIÓN 77
“Cabecita negra”, de Germán
Rozenmacher 77
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Índice
Capítulo 3
Capítulo 4
La literatura, el periodismo y
la historia
La cosmovisión maravillosa y el
realismo mágico
CONCENTRADOS EN LA LECTURA 84
Operación Masacre, de Rodolfo Walsh 84
El autor 90
CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIAL Y
CULTURAL 91
CONTEXTO LITERARIO 92
La difusión de la cultura nacional 92
HERRAMIENTAS DE ANÁLISIS 93
La non fiction 93
La estructura de Operación Masacre 94
Las voces del relato 95
El periodismo y la denuncia social 96
Lectura y análisis de fuentes 97
El tiempo en el relato 98
Orden 98
Duración 99
HERRAMIENTAS DE PRODUCCIÓN 100
El informe de lectura 100
OTRAS LECTURAS 102
Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez
El autor 107
La novela histórica 108
La novela histórica argentina 108
Lectura y análisis de fuentes 109
Santa Evita y la novela histórica 110
El narrador-investigador 111
Una mirada de la historia nacional 111
INTERTEXTUALIDAD 112
“Hammett: crónica de un hombre flaco
y solo”, de Osvaldo Soriano 112
El autor 116
La crónica periodística 117
El mundo narrado y el mundo
comentado 117
Lectura y análisis de fuentes 118
La literatura y el cine 119
La literatura y las preguntas 112
CONCENTRADOS EN LA LECTURA 128
Cien años de soledad, de Gabriel García
Márquez 128
El autor 130
CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIAL
Y CULTURAL 131
CONTEXTO LITERARIO 132
El boom latinoamericano 132
HERRAMIENTAS DE ANÁLISIS 133
La cosmovisión maravillosa y el realismo
mágico 133
García Márquez y el realismo mágico 134
Lectura y análisis de fuentes 135
La catálisis 136
Los indicios y los informantes 137
El abstract 138
Características del abstract 139
OTRAS LECTURAS 140
Pedro Páramo, de Juan Rulfo 140
El autor 142
El boom de la novela latinoamericana 143
Características 143
Lectura y análisis de fuentes 144
INTERTEXTUALIDAD 145
Relatos de la Conquista, de Ulrico
Schmidl 145
Las crónicas de Indias 146
Lectura y análisis de fuentes 147
La literatura y el cine 148
La literatura y las preguntas 148
ACTIVIDADES DE INTEGRACIÓN 149
“La tercera orilla del río”, de João
Guimarães Rosa 149
ACTIVIDADES DE INTEGRACIÓN 120
“Esa mujer”, de Rodolf Walsh 120
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Historia
Capítulo 5
Capítulo 6
La cosmovisión fantástica
La ciencia ficción en la literatura
argentina
CONCENTRADOS EN LA LECTURA 154
“El monte de las ánimas (Leyenda
soriana)”, de Gustavo Adolfo Bécquer 154
El autor 159
CONTEXTO HISTÓRICO, SOCial
Y CULTURAL 160
CONTEXTO LITERARIO 161
Del Romanticismo al Realismo español 161
HERRAMIENTAS DE ANÁLISIS 162
La literatura fantástica 162
Lectura y análisis de fuentes 163
Bécquer, el posromanticismo y la
literatura fantástica 164
El narrador 164
Distancia narrativa 165
Perspectiva: punto de vista narrativo, voz
y focalización 165
HERRAMIENTAS DE PRODUCCIÓN 167
El prólogo 167
El paratexto y los textos preliminares 168
OTRAS LECTURAS 169
“La larva”, de Rubén Darío 169
El autor 171
Latinoamérica y los cuentos
fantásticos 172
Lectura y análisis de fuentes 173
5
CONCENTRADOS EN LA LECTURA 186
“El árbol de la buena muerte”, de Héctor
G. Oesterheld 186
El autor 189
CONTEXTO HISTÓRICO, SOCial
Y CULTURAL 190
CONTEXTO LITERARIO 191
La ciencia ficción en la Argentina 191
HERRAMIENTAS DE ANÁLISIS 192
La ciencia ficción 192
La construcción de mundos y las hipótesis
científicas 193
El uso del tiempo y el espacio en la ciencia
ficción 194
El lugar del héroe en la literatura 195
La construcción del héroe colectivo 195
Lectura y análisis de fuentes 196
HERRAMIENTAS DE PRODUCCIÓN 197
La monografía 197
OTRAS LECTURAS 199
“Esse est percipi”, de Jorge Luis Borges y
Adolfo Bioy Casares 199
Los autores 201
La realidad como construcción 202
Los viajes en el tiempo: El eternauta 202
Lectura y análisis de fuentes 203
INTERTEXTUALIDAD 174
“El retrato oval”, de Edgar Allan Poe 174
El autor 176
Poe, el cuento corto y la literatura 177
Poe y la literatura fantástica 177
Lectura y análisis de fuentes 178
La literatura y el cine 179
La literatura y las preguntas 179
INTERTEXTUALIDAD 204
Utopía, de Tomás Moro 204
El autor 206
La utopía 207
Lectura y análisis de fuentes 208
La literatura y el cine 209
La literatura y las preguntas 209
ACTIVIDADES DE INTEGRACIÓN 180
“¿Dónde está mi cabeza?”, de Benito
Pérez Galdós 180
ACTIVIDADES DE INTEGRACIÓN 210
“La muerte del poeta”, de Alberto
Vanasco 210
Bibliografía 213
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Cómo se usa este libro
La Literatura y el cine
Presenta películas que tienen relación con los temas del capítulo,
acompañadas de un breve comentario.
Texto central
Desarrolla los contenidos fundamentales, complementando
la explicación con fotos e ilustraciones que facilitan la
comprensión y la contextualización de los temas.
La Literatura y las preguntas
Expone las pregúntas éticas o políticas que puede generar la
temática literaria trabajada en el capítulo.
Actividades
Cada tema se cierra con actividades que promueven la revisión de
los contenidos aprendidos y la reflexión acerca de los mismos.
Lectura y análisis de fuentes
Presenta citas de grandes críticos literarios, referidas al tema de
capítulo, con su correspondiente guía de análisis.
CONCENTRADOS EN LA LECTURA
Obras completas o extensos fragmentos que permiten un amplio conocimiento de la obra.
HERRAMIENTAS DE PRODUCCIÓN
Aborda el análisis y la escritura de textos académicos.
CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIAL Y CULTURAL
Describe las características culturales en el tiempo y el espacio correspondientes a la obra.
OTRAS LECTURAS
Presenta otras obras relacionadas con el eje del
capítulo.
CONTEXTO LITERARIO
Analiza la situación de la literatura en el momento histórico de la obra.
INTERTEXTUALIDAD
Presenta obras relacionadas por intertextualidad con las otras obras del capítulo.
HERRAMIENTAS DE ANÁLISIS
Desarrolla conceptos de Teoría Literaria.
ACTIVIDADES DE INTEGRACIÓN
Comprometen los contenidos vistos en el capítulo.
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La cosmovisión realista
y el Realismo
La realidad de los textos es siempre constituida por
ellos y, por lo tanto, una reacción a la realidad.
Wolfang Iser
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La cosmovisión realista y el Realismo
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
A continuación leerán el primer capítulo de la primera novela moderna escrita en
el siglo xvii: Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Este autor expone en el prólogo que el propósito de su obra es imitar no solo los lugares,
las acciones y los caracteres de la sociedad de su época, sino y, por sobre todas
las cosas, la representación de los múltiples lenguajes que se manifiestan en la
vida cotidiana.
Capítulo primero
Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo
Don Quijote de la Mancha
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho
tiempo que vivía un hidalgo de los de
lanza en astillero, adarga antigua, rocín
flaco y galgo corredor. Una olla de algo
más vaca que carnero, salpicón las más
noches, duelos y quebrantos los sábados,
lantejas los viernes, algún palomino de
añadidura los domingos, consumían las
tres partes de su hacienda. El resto della
concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos
de lo mesmo, los días de entresemana
se honraba con su vellorí de lo más fino.
Tenía en su casa una ama que pasaba de
los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza,
que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de
Quijada o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso
escriben; aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana;
pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un
punto de la verdad.
Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que
eran los más del año), se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto,
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que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas
de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a
su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien
como los que compuso el famoso Feliciano de Silva; porque la claridad de su prosa,
y aquellas entricadas razones suyas, le parecían de perlas, y más cuanto llegaba a
leer aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba escrito:
“La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece
que con razón me quejo de la vuestra fermosura”. Y también cuando leía: “…los altos
cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen
merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza”. Con estas razones
perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles
el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara
para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianís daba y recebía,
porque se imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría
de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales. Pero con todo alababa
en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y
muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra, como allí
se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y
continuos pensamientos no se lo estorbaran.
Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar –que era hombre docto,
graduado en Sigüenza–, sobre cuál había sido mejor caballero: Palmerín de Inglaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mismo pueblo, decía que
ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar, era don
Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para
todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de
la valentía no le iba en zaga.
En resolución, él se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban las noches leyendo
de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer
se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo
aquello que leía en los libros, así de encantamentos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de
tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas
invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.
Decía él que el Cid Ruy Díaz había sido muy buen caballero; pero que no tenía
que ver con el Caballero de la Ardiente Espada, que de sólo un revés había partido
por medio dos fieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque en Roncesvalles había muerto a Roldán el encantado, valiéndose de la
industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos.
Decía mucho bien del gigante Morgante, porque, con ser de aquella generación gigantea, que todos son soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado.
Pero, sobre todos, estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más cuando le veía
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La cosmovisión realista y el Realismo
salir de su castillo y robar cuantos topaba, y cuando en allende robó aquel ídolo de
Mahoma, que era todo de oro, según dice su historia. Diera él, por dar una mano de coces
al traidor de Galalón, al ama que tenía y aun a su sobrina de añadidura.
En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que
jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el
aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras, y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban,
deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde,
acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado, por
el valor de su brazo, por lo menos del imperio de Trapisonda, y así con estos tan
agradables pensamientos, llevado del extraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efecto lo que deseaba. Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas
que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos
siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas
lo mejor que pudo; pero vio que tenían una gran falta, y era que no tenían celada de
encaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo
un modo de media celada, que, encajada con el morrión, hacía una apariencia de
celada entera. Es verdad que para probar si era fuerte y podía estar al riesgo de una
cuchillada, sacó su espada y le dio dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo
lo que había hecho en una semana; y no dejó de parecerle mal la facilidad con que
la había hecho pedazos, y, por asegurarse deste peligro, la tornó a hacer de nuevo,
poniéndole unas barras de hierro por de dentro, de tal manera que él quedó satisfecho de su fortaleza y, sin querer hacer nueva experiencia della, la diputó y tuvo por
celada finísima de encaje.
Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real, y más tachas
que el caballo de Gonela, que tantum pellis, et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo
de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en
imaginar qué nombre le pondría; porque, según se decía él a sí mesmo, no era razón
que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre
conocido; y ansí, procuraba acomodársele de manera que declarase quien había
sido antes que fuese de caballero andante, y lo que era entones; pues estaba muy
puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre; y le
cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba; y así, después de muchos nombres que formó, borró y quitó,
añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar
Rocinante, nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo: de lo que había sido
cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los
rocines del mundo.
Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en
este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote; de
donde, como queda dicho, tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia
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que, sin duda, se debía llamar Quijada, y no Quesada, como otros quisieron decir.
Pero, acordándose que el valeroso Amadís, no se había contentado con sólo llamarse
Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y
se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre
de la suya, y llamarse don Quijote de la Mancha: con que, a su parecer, declaraba
muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.
Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín, y
confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar
una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol
sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma. Decíase él a sí:
—Si yo, por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro por ahí
con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le
derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o, finalmente, le venzo y
le rindo, ¿no será bien tener a quien enviarle presentado, y que entre y se hinque de
rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendida: “Yo señora, soy el
gigante Caraculiambro, señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en singular
batalla el jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, el cual
me mandó que me presentase ante vuestra merced, para que la vuestra grandeza
disponga de mí a su talante”?
¡Oh, cómo se holgó nuestro buen caballero, cuando hubo hecho este discurso, y
más cuando halló a quien dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un
lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un
tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni se dio
cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle título de
señora de sus pensamientos; y buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo
y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea
del Toboso, porque era natural del Toboso; nombre a su parecer músico y peregrino y
significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.
Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha,
Buenos Aires, Longseller, 2010.
Glosario
lanza en astillero: lanza arrinconada u olvidada. “Astillero” era la percha donde se
colocaban las armas.
adarga: escudo de cuero, ovalado o de forma de corazón.
rocín: caballo de trabajo.
duelos y quebrantos: huevos con panceta.
sayo: prenda de vestir holgada y sin botones que cubría el cuerpo hasta la rodilla.
velarte: paño de abrigo negro, de buena calidad.
calzas de velludo: pantalones de terciopelo.
vellorí: paño entrefino, de color pardo ceniciento o de lana sin teñir.
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La cosmovisión realista y el Realismo
Feliciano de Silva: escritor de varias continuaciones del Amadís de Gaula, entre 1514 y 1532.
hanegas: medida que abarcaba entre media hectárea y una hectárea y media.
requiebros: amoríos.
Belianis: protagonista del libro de caballería de Jerónimo Fernández: El libro primero
del valeroso e invencible Príncipe Don Belianis de Grecia, del año 1547.
Palmerín de Inglaterra: protagonista de un libro de caballerías del mismo título, escrito por Francisco de Moraes, alrededor de 1545.
Amadís de Gaula: protagonista de la novela homónima.
maese: tratamiento que se daba a los barberos que realizaban pequeñas curas médicas.
Caballero del Febo: personaje del Espejo de príncipes y caballeros, del año 1555.
Caballero de la Ardiente Espada: es el protagonista de un libro de Feliciano de Silva, que
se llamaba Amadís de Grecia y que llevaba en el pecho como emblema una espada.
Cid Ruy Díaz: héroe popular que combatió a los moros.
Bernardo del Carpio: héroe legendario español, venció a Roldán en Roncesvalles, según cuentan los romances.
el gigante Morgante: protagonista de una obra del siglo xv en la que es vencido por
Roldán y convertido al cristianismo.
Reinaldos de Montalbán: héroe de la épica francesa del siglo xii, nombrado en el
romancero español.
Galalón: personaje de la leyenda carolingia, se trata de Ganelón, que aparece como
un traidor que ocasiona la muerte de Roldán y los doce pares en Roncesvalles.
Trapisonda: ciudad situada en la costa meridional del mar Negro y capital del imperio del mismo nombre, muy nombrada en los libros de caballería.
celada de encaje: parte de la armadura que cubría la cabeza.
morrión: armadura de la parte superior de la cabeza, hecha en forma de casco, y que
en lo alto suele tener un plumaje o adorno.
más cuartos que un real: juego de palabras con el doble sentido de “cuartos”: enfermedad de las caballerías, por un lado, y monedas de poco valor, por otro.
Gonela, tantum pellis, et ossa fuit: el nombre hace alusión a un bufón de la Corte de
los duques de Ferrara, que tenía un caballo famoso y muy flaco al que hace referencia
la frase en latín: era solo piel y huesos.
Búcefalo de Alejandro, Babieca del Cid: caballos famosos de héroes históricos.
ínsula: isla.
Caraculiambro: apodo dado al ancho de la cara.
a
1. ¿Dónde y cuándo transcurren los hechos de este primer capítulo? Imaginen cuáles eran las características sociales, económicas y culturales de esa sociedad.
2. ¿Qué personajes aparecen en este primer capítulo? ¿Cómo se presenta a cada uno?
3. ¿Cuál es el objetivo que se plantea el protagonista? ¿Cuáles son sus ideales? ¿Cómo
se plantea cumplir su deseo?
4. En el fragmento leído se hace mención de las novelas de caballería que se leían en
la época de Cervantes. ¿Cómo se las presenta? ¿Qué se dice de ellas?
5. Enumeren y expliquen cada uno de los requisitos que tiene que cumplir todo caballero desde la perspectiva del hidalgo.
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6. Según el historiador de arte Arnold Hauser, “(...) donde brilló con más esplendor [España]
el resucitado espíritu caballeresco también fue la desilusión más grande, al descubrirse
que el predominio de los ideales caballerescos era una ficción”. Reflexionen acerca de
esta observación y expliquen cómo se relaciona con el fragmento leído de Cervantes.
7. En una nota publicada en El País Cultural, de Montevideo, Gustavo Martínez señala: “Al igual que el hombre moderno, el hidalgo manchego debió optar entre ser
una ‘lanza’ más en el ‘astillero’ de la sociedad o ser sujeto, esto es, alguien que con
la ‘lanza’ de su voluntad va abriendo caminos a su propia historia, en y por la cual
podrá constituirse como individuo. Por eso el capítulo I de la novela narra mucho
más que la transformación del hidalgo en caballero. Narra el surgimiento del hombre moderno, al que ya no le basta con pertenecer porque necesita ser, ‘serse’, como
diría Unamuno. Con la modernidad se inicia, precisamente, la reflexividad del ser:
ser es hacerse, hacerse ser. Algo que se conquista, no que se hereda por linaje o
condición. Y es en el proceso de esa conquista que la propia identidad se forja. De
allí que la primera hazaña y tal vez la más grande de Don Quijote fue cuando decidió enfrentarse al hidalgo que lo poseía y no lo dejaba ser”. Reflexionen acerca de
la interpretación que hace el autor de la nota: ¿cuál es la concepción del “hombre
moderno” para este autor? ¿Qué caracterizaba a los hombres anteriores a la modernidad? ¿Por qué se puede considerar al hidalgo como un hombre moderno?
El autor
Miguel de Cervantes Saavedra nació en el pueblo de
Alcalá de Henares, en España, en 1547; hijo de hidalgos
pobres, su padre era un modesto cirujano. Estudió Humanidades en Madrid. Fue soldado, poeta, novelista y
dramaturgo. Se trasladó a Italia, donde combatió en el
Ejército español contra los turcos y fue herido en la batalla de Lepanto, quedándole inutilizada definitivamente
la mano izquierda, por lo que fue apodado “el Manco
de Lepanto”. Cuando regresaba a España, su galera fue
atacada por unos piratas berberiscos, y fue prisionero durante cinco años en Argel.
Después de varios intentos de fuga, fue finalmente rescatado a través de un pago en
efectivo. Regresó endeudado, pobre y sin trabajo a su patria. Se instaló en Madrid, se
casó, se trasladó a Sevilla, trabajó como recaudador de provisiones para la Armada
Invencible y como recaudador de impuestos. Durante esos años intentó conseguir sin
éxito un empleo en las Indias, y empezó a publicar sus textos literarios. Su primera
novela, La Galatea, se editó en 1585. Tuvo problemas con la justicia y fue encarcelado; allí escribió la primera parte del Quijote, que se publicó en 1605 con el título El
ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, con un importante éxito. Luego se instaló
en Madrid, en donde escribió la segunda parte de su obra magistral, El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, a la edad de 66 años. De esta manera quedó consagrado como uno de los más grandes escritores de narrativa de la historia universal y
como el creador de la primera novela moderna. También escribió en prosa Las novelas ejemplares, Los trabajos de Persiles y Segismunda; en teatro: La Numancia y Los
baños de Argel; y en poesía: Viaje del Parnaso. Murió en Madrid, en 1616.
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La cosmovisión realista y el Realismo
Hacia fines de la Edad Media, surge en Europa
Occidental durante los siglos xv y xvi un movimiento cultural conocido como Renacimiento,
que consistió en un cambio profundo en la forma de concebir al hombre y su relación con todos los ámbitos de la vida: político, económico,
religioso, intelectual, etcétera. Fue una época de
continuos enfrentamientos bélicos, en la que se
formaron los grandes Estados nacionales europeos, ya que la aplicación de la pólvora permitió
que los reyes crearan modernos ejércitos y afianzaran su poder frente a la nobleza, por lo que en
La defensa de Cádiz contra los ingleses (1633).
Óleo de Francisco de Zurbarán.
el aspecto político, la monarquía absoluta se fue
imponiendo como forma de gobierno.
Durante los siglos xvi y xvii, España intentó consolidarse como un imperio poderoso basándose en la expansión y conquista de América, pero las crisis sucesivas
la sumieron en un proceso de decadencia. Al mismo tiempo que se embarcaba
en la Conquista del Perú con Pizarro, y de México con Cortés, mantenía diversas
guerras en Europa con el objetivo de crear un imperio universal. Estas costosas
empresas provocaron una fuerte crisis financiera que debilitó progresivamente la
hegemonía española. Como consecuencia de estos procesos se produjeron significativos cambios en los aspectos políticos, sociales y culturales.
Hasta ese momento, la organización social seguía manteniendo la división medieval de nobleza, clero y estado llano. Sin embargo, surgieron ciertos cambios relacionados con el ascenso de los comerciantes enriquecidos, en el plano económico,
junto con un movimiento en el ámbito intelectual. En el aspecto social, se sumó a
este cambio la aparición del judío converso, como consecuencia de la expulsión de
los judíos en 1492. Frente al surgimiento de estos cristianos nuevos, se reafirmó el
sentimiento medieval del “cristiano viejo” como el del cristiano que carecía de antecedentes judíos o musulmanes, imponiendo que se demostrase en determinados
casos la “limpieza de sangre” como requisito de determinados ámbitos. La nobleza
estaba formada por los caballeros y los hidalgos, como los más destacados. En la literatura de la época habrían de quedar numerosos casos de hidalgos empobrecidos
que, aun así, conservaban los privilegios propios de su clase; don Quijote es uno de
ellos. En cuanto al campesinado, a partir de la expropiación de las tierras a los grandes feudos, los vasallos quedaron liberados, pero sin la protección del señor. Como
gran parte de este sector no fue incorporado al mundo del trabajo surgido de la manufactura, se convirtió en un grupo “marginal” de la sociedad, transformándose en
los nuevos vagabundos, bandidos y pícaros. Especialmente en España el proceso de
empobrecimiento de los campesinos obligó a que estos se trasladasen masivamente
a las ciudades, aumentando la cantidad de mendigos y delincuentes.
A raíz de estas crisis y la ruptura del modelo medieval, se produjo en la sociedad un sentimiento profundo de desengaño, típico del movimiento cultural que
se iría a desarrollar en el siglo xvii: el Barroco. Este movimiento estará atravesado por el predominio de una visión desencantada y desconfiada del mundo, muy
distante del optimismo renovador vivido durante el Renacimiento del siglo xvi.
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El Barroco
Así como el optimismo y la vitalidad, junto con la exaltación de la naturaleza y del
hombre, fueron los rasgos predominantes del Renacimiento durante el siglo xvi, en
el siglo xvii el Barroco implicó una posición de desconfianza hacia el mundo y una
mirada sombría y desengañada de la existencia humana. En este período, lo simple
y llano cedió el paso al artificio y la dificultad. La literatura barroca se caracterizó
por la proliferación de contrastes, ocupando un lugar central los recursos de connotación y las figuras de la antítesis y la paradoja.
Algunos de los grandes temas que atravesaron este período se relacionaron
con la apariencia engañosa de las cosas, y la brevedad y fugacidad de la vida;
se criticó todo lo relacionado con las vanidades de la vida, como la ambición, el
orgullo y el dinero. También el tema del amor fue tratado como algo engañoso y
contradictorio.
En España, esta etapa poblada por una gran profusión de obras y de artistas se
conoce como el Siglo de Oro de las artes y las letras. Se produjeron grandes obras
literarias en todos los géneros. Sin embargo, el teatro fue el más representativo de
este período, por la posibilidad de utilizar gran cantidad de recursos efectistas, tan
afines al gusto barroco. La lírica siguió desarrollando muchos de los temas renacentistas, pero abordados con una mayor complicación estilística. Por su parte, la
narrativa encontró en la novela picaresca una forma adecuada para la expresión de
los problemas sociales e ideológicos que preocupaban al hombre barroco.
En la literatura barroca española se desarrollaron dos corrientes literarias: el
culteranismo y el conceptismo. El culteranismo basa su búsqueda de la belleza a
través de la intensiva utilización de metáforas e imágenes sensoriales, y las citas
mitológicas. Se manifiesta principalmente en una poesía de gran artificiosidad,
con una profunda valoración de los aspectos sensoriales. Su máximo representante fue Luis de Góngora. A su vez, el conceptismo, relacionado especialmente
con el plano del pensamiento, se basa en la condensación expresiva y los juegos
de palabras, planteando un desafío placentero a la inteligencia del lector. Su mayor exponente en poesía fue Francisco de Quevedo.
En España aparecieron novedosas formas de contar, ya que se incorporaron
distintos discursos y diferentes voces sociales en los textos. Además las historias
fueron protagonizadas por antihéroes socialmente marginados. En este nuevo
panorama de la literatura apareció El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha,
considerada la primera novela moderna.
1. Enumeren las características sociales propias del Renacimiento en España.
2. ¿Cuáles fueron los rasgos más sobresalientes del Barroco?
3. Busquen en Internet o en la biblioteca los siguientes poemas: "Mientras por competir con tu cabello",
de Góngora, y "Poderoso caballero es don Dinero", de Quevedo, y expliquen con ejemplos por qué se
incluye a estos autores dentro del culteranismo y del conceptismo, respectivamente.
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Una novela realista
Según Martín de Riquer, un especialista en la
obra de Cervantes, en el Quijote no sucede nunca ningún hecho extraordinario. Toda la novela
transcurre en reconocibles y conocidas tierras
españolas, los personajes que aparecen son de
ínfima o mediana condición social, dato novedoso para ese momento, salvo los Duques que
aparecen en la segunda parte, y no hay ninguna
concesión al azar o a la casualidad. Estos elementos constitutivos de la historia presentan
un mundo que, siendo más o menos cercano al
lector, este reconoce como posible.
En esta famosa novela se cuentan en clave
de parodia las aventuras de un hidalgo empobrecido y viejo, que se pasa leyendo novelas
de caballería y termina enloqueciendo por
leer esas historias heroicas. El protagonista entonces decide salir al mundo como
caballero andante para defender el bien y la justicia. Como todo caballero, se pone
un nombre a la altura de las circunstancias, don Quijote de la Mancha, se imagina
una dama destinataria de sus hazañas, y junto a su caballo Rocinante y más adelante con su escudero Sancho Panza, sale a vivir numerosas aventuras.
La historia que se narra en Don Quijote parte de las novelas de caballería, y
desde ahí se muestra la oposición existente entre la cruda realidad empobrecida y
en crisis que atraviesa el hidalgo, y el delirio del protagonista de pretender vivir la
realidad de un mundo caballeresco. El personaje don Quijote cree posible resucitar
la vida caballeresca de otras épocas, y mantener los ideales medievales de justicia
y equidad en medio de una realidad en crisis. Sin embargo, para algunos críticos
literarios, la caballería solo formaba parte de la imaginación, ya que nunca existió
como realidad, sino que sirvió en su momento para que los lectores de sus historias
huyeran de la crisis e inseguridad que les tocaba vivir, y se refugiaran en un mundo
que hablaba de una sociedad con honor, orden, principios de justicia, caballeros
heroicos y redentores civiles. La literatura caballeresca era no realista. En el mundo
de la caballería triunfaba siempre la justicia, y el mal y el delito eran castigados. De
modo que, según algunos críticos, el sueño del Quijote no consistía en reactualizar
el pasado, sino que era más ambicioso, ya que pretendía realizar el mito.
A la par del relato de las delirantes acciones del protagonista, esta novela presenta
la observación y descripción de las relaciones sociales desde una perspectiva realista.
Aparecen descripciones detalladas tanto de los lugares por donde pasa el Quijote como
de los personajes con los que se encuentra. La forma de hablar de los personajes también da cuenta de un tratamiento realista del lenguaje, como se observa al comparar el
lenguaje utilizado en las novelas de caballería que se pone de manifiesto en el capítulo
primero, con el lenguaje en el que se expresa el mismo narrador de la historia.
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(…) el nuevo culto de la caballería no tuvo tanta intensidad como en España, donde, en la
lucha de siete siglos contra los árabes, las máximas de la fe y del honor, los intereses y el
prestigio de la clase señorial se habían fundido en unidad indisoluble, y donde las guerras
de conquista en Italia, las victorias sobre Francia, las extensas colonizaciones y el aprovechamiento de los tesoros de América se brindaban, puede decirse, por sí mismos a convertir
en héroe la figura del guerrero. Pero donde brilló con más esplendor el resucitado espíritu
caballeresco también fue la desilusión más grande, al descubrirse que el predominio de los
ideales caballerescos era una ficción. A pesar de sus triunfos y de sus tesoros, la victoriosa
España hubo de ceder ante la supremacía económica de los mercachifles holandeses y de los
piratas ingleses; no estaba en condiciones de aprovisionar a sus héroes probados en la guerra; el orgulloso hidalgo se convirtió en hambriento, si no en pícaro y vagabundo. Las novelas
caballerescas en realidad se probó que eran la preparación menos adecuada para las tareas
que había de realizar un guerrero licenciado para establecerse en el mundo burgués.
La biografía de Cervantes revela un destino sumamente típico de la época de transición
del romanticismo caballeresco al realismo. Sin conocer esta biografía es imposible valorar
sociológicamente Don Quijote. El poeta procede de una familia pobre, pero que se considera entre la nobleza caballeresca; a consecuencia de su pobreza se ve obligado a servir en
el ejército de Felipe II como simple soldado y a pasar todas las fatigas de las campañas en
Italia. Toma parte en la batalla de Lepanto, en la que es gravemente herido. A su regreso
de Italia cae en manos de los piratas argelinos, pasa cinco amargos años en cautividad,
hasta que después de varios intentos fracasados de fuga es redimido en el año 1580. En
su casa encuentra de nuevo a su familia completamente empobrecida y endeudada. Pero
para él mismo –el soldado lleno de méritos, el héroe de Lepanto, el caballero que ha caído
en manos de paganos– no hay empleo; tiene que conformarse con el cargo subalterno
de modesto recaudador de contribuciones, sufre dificultades materiales, entra en prisión,
inocente, o a consecuencia de una leve infracción, y todavía tiene que ver el desastre del
poder militar español y la derrota ante los ingleses. La tragedia del caballero se repite en
gran escala en el destino del pueblo caballeresco por excelencia.
Arnold Hauser, Historia social de la literatura y el arte, tomo II, Madrid, Guadarrama, 1969.
•Expliquen en qué consistía la crisis que afectaba a España en la época en que Cervantes escribió el
Quijote.
•Enumeren los rasgos del Quijote que lo relacionan con la cosmovisión realista.
•¿A qué atribuye Arnold Hauser la vigencia y la fuerza de la figura del caballero en España? ¿Con qué
cualidades la relaciona?
•Expliquen a partir de la lectura atenta del fragmento de Hauser la siguiente afirmación: “La tragedia
del caballero se repite en gran escala en el destino del pueblo caballeresco por excelencia”.
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La cosmovisión realista y el Realismo
Los comienzos de la novela
La palabra novela aparece en el siglo xiv cuando los cuentistas
italianos establecen en esa lengua el uso de la denominación
novella para referirse a narraciones cortas que, a diferencia de
otras aparecidas durante la Edad Media, se reconocían porque
sus intenciones no eran didácticas sino artísticas y recreativas,
como las incluidas en el Decameron de Bocaccio o las Novelas
ejemplares de Cervantes. Además de sus intenciones, las novelas se caracterizaban por tener una tendencia a contar anécdotas realistas, con personajes y hechos contemporáneos y verosímiles, muchas veces con cierto tono picante. Las dimensiones
de la novela fueron variando por diversas razones, y dejó de ser
breve, en parte, en la medida que fue narrando en forma encadenada diferentes episodios con elementos que la unificaban,
como, por ejemplo, la presencia de un mismo personaje que
vive distintas aventuras.
En España, durante el Siglo de Oro, la novela se diversificó
en picaresca, pastoril, sentimental, bizantina, morisca, caballeresca, etcétera.
Luego el término novela iría redefiniéndose a lo largo de la historia según los
diferentes momentos culturales y sociales.
La novela de caballería
Las novelas de caballería provienen de una tradición medieval con importante repercusión, que se hacen muy populares entre los años 1508 y 1608. Estas narraciones son
posteriores a los poemas épicos, como la Ilíada y la Odisea, y en ellas se produce un
resurgimiento de las aventuras heroicas y galantes, en las que se exaltaba el sacrificio
por un ideal y el honor personal. También sus autores agregaban elementos mágicos,
sobrenaturales y fantásticos para acrecentar la excepcionalidad de las aventuras. Se
publicaron dos grandes ciclos: el artúrico, que narra las hazañas de los caballeros del
Rey Arturo, y el carolingio, las de Carlomagno. En España se difundieron los dos, y a
principios del siglo xiv se escribió una de las más importantes historias del género y
que don Quijote nombra en el primer capítulo: el Amadís de Gaula.
En estas narraciones importaban más los hechos que los personajes, ya que estos son presentados como personajes planos, es decir, sin transformación alguna
a lo largo de la historia. La aventura se estructuraba en diferentes episodios que
el héroe debía atravesar salvando las diferentes pruebas que se le presentaban
hasta cumplir con su misión, es decir, debía cumplir con el camino del héroe.
Estas novelas solían presentarse como relatos históricos escritos en alguna
lengua exótica y recuperados por algún “historiador” que los traducía, y se leían
en voz alta frente a un público. En general imitaban la lengua medieval y solían
imprimirse en letra gótica. En un principio sus lectores pertenecían a la nobleza,
y a mediados del siglo xvi empezaron a popularizarse.
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La novela moderna
Una primera definición general del término novela se asocia a la idea de texto
que pertenece al género narrativo de ficción, escrito en prosa y lo suficientemente
extenso como para ocupar por lo menos un volumen independiente.
Para el teórico ruso Mijail Bajtin, la novela moderna se constituye como la
representación de diferentes lenguajes, es decir que la novela moderna es consciente de que solamente se puede hablar de los otros a partir de la representación
de sus lenguajes. Por eso la novela moderna se reconoce a partir de la pluralidad
de voces y conciencias independientes e inconfundibles que aparecen en ella; es
decir, la novela moderna es netamente polifónica.
También conviven en la novela diferentes géneros discursivos y es por eso que
pueden aparecer tanto cartas, como recortes de diarios, poemas, recetas, etcétera. Además puede retomar otros tipos de novelas, como en el caso del Quijote,
en donde se reconocen las marcas y características de la novela de caballería, la
pastoril y la picaresca.
Los diferentes géneros discursivos que aparecen en la novela funcionan dentro de esta de manera distinta a cuando lo hacen de manera independiente, ya
que aparecen como representación.
La parodia funciona como otro elemento propio de la modernidad, ya que es
un género que incluye la voz del otro en un nuevo contexto, otorgando nuevos
sentidos al discurso del otro y proponiendo cierta mirada crítica. La modernidad
del Quijote no solo reside en una cuestión de técnicas narrativas, sino que se trata
también de una nueva concepción del mundo.
Don Quijote de la Mancha
Esta novela constituye una parodia de los libros de caballería, tanto en lo que concierne
a lo temático como al estilo y a la estructura. En cuanto al estilo, el elemento paródico
reside en la apropiación del estilo arcaizante típico de las novelas de caballería, que se
manifiesta en la forma de hablar del hidalgo o en las descripciones. La parodia también
se evidencia en:
•La estructura: El Quijote salió publicado en dos partes, la primera en 1605 y la
segunda, en 1615, y con ciertas diferencias estructurales. La primera, El ingenioso
hidalgo don Quijote de la Mancha, se publicó en 1605, dividida en 52 capítulos,
comprende la presentación del hidalgo, su decisión de ordenarse caballero y sus
dos primeras salidas y el regreso a su hogar. En ella aparecen intercalados otros
relatos (entremeses, discursos, poemas, novelas ejemplares) que no guardan ninguna relación con la trama de la historia.
La segunda parte, El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, se organiza
en 74 capítulos que narran la tercera y última salida del hidalgo, y su muerte. En
esta segunda parte no aparecen relatos independientes y se mantiene la unidad
de acción; los hechos se presentan más amalgamados.
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La cosmovisión realista y el Realismo
• El espacio: las novelas de caballería transcurrían en territorios de gran abundancia
y exotismo, mientras que don Quijote vive sus aventuras en una España desértica,
empobrecida y en crisis, que el hidalgo idealiza y ve de modo totalmente diferente.
• El tiempo: es un elemento fundamental de la parodia, ya que mientras que las novelas de caballería se ubicaban en un pasado medieval, esta se sitúa en el siglo xvii,
pero la conducta de don Quijote responde a la de un caballero de los comienzos del
Medievo, ya que la subjetividad del protagonista plantea un tiempo fabuloso.
• El héroe: los protagonistas de las novelas de caballería eran caballeros de linaje noble y se caracterizaban por su inteligencia, su valentía y su fuerza: don
Quijote es un hidalgo empobrecido que se caracteriza por su delgadez y tiene
una visión distorsionada de la realidad.
En la literatura anterior al Quijote, los hechos eran el eje central del relato, en
cambio en la novela de Cervantes el personaje transforma los hechos y es transformado por ellos, es decir, hay evolución del personaje.
Algunas de las características que presenta esta novela son:
• La gran riqueza lingüística dada por la aparición de múltiples variedades lingüísticas, diferentes registros, y gran cantidad de refranes y frases hechas (sobre todo
en boca de Sancho Panza) aportan un inconfundible color y vitalidad a la novela.
También aparecen chistes, juegos de palabras y expresiones graciosas.
• La variedad de personajes se presenta a través de determinados tipos sociales
frecuentes en la sociedad de ese momento, junto a otros que dan la impresión
de haber sido inspirados en individuos de carne y hueso, por un lado, o en
modelos literarios, por otro. También aparecen algunos tomados de la realidad histórica y hasta el propio autor, Cervantes, aparece como el personaje
encargado de encontrar el ficticio manuscrito de Cide Hamete Benengeli.
• La mención del propio libro dentro de la novela, ya que en la segunda parte se
hace un comentario y una crítica de la primera parte. De esta manera Cervantes juega con su propia obra.
• La inclusión de diferentes estilos: aparece el estilo pastoril, la novela morisca,
la picaresca, cartas.
• El humor y la parodia.
• La profusión de descripciones muy detalladas.
•¿A qué se denominó novela durante el siglo xvi?
•¿Cómo eran las novelas de caballería? Enumeren y expliquen sus características.
•Cuando entregaron el Premio Cervantes (el mayor premio que se entrega a autores de habla castellana)
al autor cubano Alejo Carpentier, él dijo: “Todo está ya en Cervantes”. A partir de lo leído acerca de la
novela moderna, debatan entre ustedes la idea que plantea Carpentier e interpreten dicha afirmación.
•Expliquen las características de la novela moderna. ¿Por qué el Quijote es considerado la primera novela moderna?
•Debatan entre ustedes la siguiente afirmación que plantea la crítica Rosario Peyrou: “Fingiendo parodiar las novelas de caballería, Cervantes fundó el reino de la libertad en la literatura. En el umbral de la
civilización moderna, frente a la degradación de los valores caballerescos y la imposición de las leyes
del dinero, en un mundo donde ya no existía una Verdad sino muchas y relativas, urdió sus tramas sobre
el filo de la ambigüedad y de la incertidumbre. Mezcló lo cómico y lo grave, la ironía y la piedad, la crítica
y la invención poética, la fantasía y la realidad, lo culto y lo popular”.
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La reseña literaria
Las reseñas literarias suelen aparecer en
medios periodísticos, especialmente en los
suplementos culturales o revistas especializadas, comentando alguna obra, en general de reciente edición. Existen también
en Internet muchos sitios y blogs en los que
tanto profesionales como aficionados ofrecen reseñas de obras de su elección personal. Lean atentamente la siguiente reseña
literaria que apareció en el Suplemento
Cultural del diario El País, de Montevideo,
a propósito de un libro de un autor muy relacionado con el Quijote de Cervantes:
Los claros y los oscuros de la vida entre rejas
El hombre numerado, de Marcelo Estefanell
A primera vista, el humor y la vida carcelaria parecen incompatibles. No obstante, Marcelo Estefanell (Paysandú, 1950) logra conjugarlos para contar en primera persona los avatares de su
vida en prisión desde 1972 a 1985.
Narrado en un tono nada solemne, el libro se compone de relatos independientes, que en un
estilo ágil y sin vueltas recorren todos los momentos, desde los más terribles hasta los otros,
vinculados a veces a hechos pequeños pero significativos, como la autorización a tomar mate,
"la primera buena noticia que recibí" en prisión, como él recuerda.
Otras veces el autor cuenta anécdotas insólitas, cita versos profundos, escribe muy breves
párrafos sueltos o medita sobre la soledad y la necesidad de afectos, dando a sus escritos un
tono más meditativo que invita a la reflexión. Porque más allá de la vida entre rejas, la publicación expresa unas enormes ganas de vivir y un hondo sentido de la existencia.
El escritor, que luego de más de una década en prisión retomó sus estudios universitarios,
especializándose en redes informáticas y comunicaciones, ocupó también sus largas horas de
reclusión en la lectura de unos 1600 títulos, entre ellos el Quijote, del que llegó a convertirse
en un erudito. Fue producto de esa pasión cervantina que concretó sus primeros libros, Don
Quijote en la cancha (2003) y El retorno de Don Quijote, obra premiada con el Bartolomé Hidalgo
en 2005.
En ellos dejaba volar su imaginación para entablar un diálogo mano a mano con Cervantes
y su mayor creación, en una amena conjunción de diversión y humanismo. Con El hombre numerado Estefanell se ubica en una dirección diferente, aunque conservando su buena prosa, su
sentido del humor y sus ganas de pensar junto al lector. También recupera en este nuevo libro
el valor de cada ser humano en su individualidad, algo que está presente en el Quijote y en las
obras que Estefanell le dedicó a él.
El País, Suplemento Cultural, sábado 21 de abril de 2007.
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La cosmovisión realista y el Realismo
Características de la reseña literaria
La reseña literaria es un género periodístico, caracterizado por ser una breve exposición y comentario de obras literarias publicadas recientemente o vueltas a
publicar. Está destinada a informar y actualizar al lector acerca de las novedades
literarias, seleccionadas según el criterio editorial de la publicación o de las leyes
del mercado. A su vez, es un texto que presenta la lectura personal que un crítico
realiza sobre una obra. Abarca tanto una presentación o descripción de la obra
como la valoración crítica, es decir, la opinión personal del crítico.
En general presenta la siguiente estructura:
• resumen de la obra,
• datos del autor,
• análisis o valoración crítica.
En cuanto a la descripción o análisis de la obra, tomando como ejemplo una
narración, los aspectos a considerar serían: cuál es el tema que aborda, cómo es
el orden temporal en que está organizada la obra en cuestión, quién narra y desde
qué punto de vista se cuenta la historia, cuáles serían los posibles sentidos del
título, quiénes son los personajes que se destacan, cómo es el estilo y la estructura, qué recursos aparecen, y cualquier otra característica literaria que el crítico
desee mencionar.
El juicio crítico debe estar debidamente justificado con pasajes de la obra o
con la cita de referencias que surjan de aquella, es decir: la opinión del crítico
debe aparecer debidamente justificada mediante argumentos fundamentados en
la misma obra que se está reseñando.
Para la elaboración de la reseña es necesario realizar una primera lectura de
la obra, incluyendo todos sus elementos paratextuales: tapa, contratapa, prólogo,
dedicatoria, notas, etcétera; y una segunda lectura del texto, deteniéndose en los
aspectos que merezcan un análisis más detallado, o bien, en los que fundamenten su opinión.
Las reseñas literarias suelen aparecer en los suplementos culturales de los
diarios y en revistas literarias o culturales, aunque también se publican en libros
que compilan diferentes reseñas, ya sean de varios autores o de un mismo autor.
•Busquen, en los suplementos culturales de los diarios de papel o digitales, alguna reseña literaria.
Seleccionen tres y luego léanlas. Consignen la obra, el autor y el título del libro reseñado, y determinen el género de este.
•Cuando en 2005 se cumplieron 400 años de la publicación del Quijote, diferentes editoriales volvieron
a publicar la principal obra de Cervantes. Escriban una reseña literaria que dé cuenta de esa reedición
teniendo en cuenta todos los aspectos analizados en el capítulo acerca del Quijote.
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La risa
A partir de la mitad del siglo xix, la observación de la realidad se transforma en el
objetivo de ciertos escritores. Para estos autores, las personas son el producto de
su contexto social, económico, político y cultural, y por esto mismo lo describen
minuciosamente y con gran precisión, para crear una ilusión de objetividad. Lean
atentamente el siguiente cuento de Emilia Pardo Bazán, una inteligente y talentosa observadora de la realidad social de su época:
Conocí en París a la marquesa de Roa, con motivo de encontrarnos frecuentemente
en la antesala del célebre especialista en enfermedades nerviosas doctor Dinard. Yo
iba allí por encargo de una madre que no tenía valor para llevar en persona a su hija,
atacada de uno de esos males complicados, mitad del alma, mitad del cuerpo que la
ciencia olfatea, pero no discierne aún, y la marquesa iba por cuenta propia, porque
era víctima de un padecimiento también muy singular.
La marquesa sufría accesos de risa sin fin, en que las carcajadas se empalmaban
con las carcajadas, y de los cuales salía despedazada, exánime, oscilando entre la
locura y la muerte.
Uno tuve ocasión de presenciar en la misma salita de espera del doctor, de vulgar
mobiliario elegante, adornada con cuadros y bustos que atestiguaban el reconocimiento de una clase muy expuesta a la neurosis: los artistas. Y aseguro que ponía
grima y espanto el aspecto de aquella mujer retorciéndose convulsa, hecha una ménade, sin una lágrima en los ojos, sin una inflexión tierna en la voz, escupiendo la
risa sardónica y cruel, como si se mofase, no solo de la humanidad, sino de sí misma,
de su destino, de lo más secreto y hondo de su propio ser...
Fue el especialista, que se hizo un poco amigo mío y a quien invitamos a almorzar en nuestro hotel varias veces, quien me enteró de la causa del achaque, que no
acertó a curar, sino solamente a aliviar algo, consiguiendo que las crisis crónicas se
presentasen con menos frecuencia. Él me refirió la historia, justificando así su aparente indiscreción:
–Se trata de cosa muy pública en la ciudad española donde ocurrió, y me sorprende
que usted no esté enterada. Pregunte a cualquiera de allí y se lo referirá punto por punto. Yo tengo que confesar a mis clientes, pues dada mi especialidad, el conocimiento de
los antecedentes psicológicos me sirve de guía. ¡Camino por una selva tan oscura! ¡Es
un misterio tan profundo este de la neurosis! Y no crea usted que ha sido negocio fácil
la confesión, porque, al acordarse no más de la causa de su risa, la marquesa se siente
acometida de nuevas crisis furiosas, y ríe, ríe, ríe inextinguiblemente...
Parece que esta señora, joven y bella entonces (hoy el horrible mal la ha desfigurado),
estaba enamoradísima de su marido, con el cual se había casado contra toda la voluntad
de su madre. Ella era rica, poderosa: dehesas, cortijos, olivares y el título hereditario.
Él no poseía capital, a menos que por capital se cuente lo agradable de la figura, lo simpático del trato, un encanto especial que le atraía corazones. Manolito (así le llamaban
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La cosmovisión realista y el Realismo
sus amigos) se contaba en el número de esas personas imprescindibles en toda fiesta y
jarana; y a pesar de su casamiento continuó, en parte, haciendo vida de soltero alegre,
consintiéndolo la marquesa. “No me parece mal –decía esta– que te diviertas con los muchachos jóvenes. Lo que no habré de tolerar será que estas diversiones sirvan de pretexto
a devaneos con mujeres. Si quieres a otra, si otra te atrae más que yo, me lo dices: podré
habituarme a vivir sin tu amor, pero nunca, ¿entiendes?, soportaré en ti, amándote como
te amo, la mentira. Acuérdate de esto, Manolo... Mira que yo creo en ti, y que para existir
necesito creer. No me mientas, ¡eso nunca! No podría resistirlo...”.
Debió él de prometer y aun jurar (todo eso que se hace en análogas situaciones), y
ella, con la confianza propia de las almas nobles, de la gente incapaz de vileza, se fió
sin recelo alguno en promesas y juramentos. Por la maldad de la naturaleza humana,
a los confiados es a quienes más se engaña, hasta sin escrúpulos. Manolo sabía que
Dolores Roa era incapaz de espionaje, y que si llegasen a traerle chismes y delaciones,
antes prestaría fe a las palabras del hombre amado que a las de los extraños; así es que,
no mucho después de la boda, comenzó a enredarse en aventurillas galantes, y acabó
por establecer relación íntima con una de las amigas de Dolores, señora de la mejor
sociedad, esposa de un banquero que hacía continuos viajes a París, Londres y Hamburgo, lo cual daba a los amantes facilidad para verse y pasar reunidos largas horas.
Explicaba Manolo las ausencias con cacerías, comidas, expediciones y giras en
compañía de sus amigos, y Dolores, fiel a su sistema de tolerancia cariñosa, llegaba
hasta animarle para que no faltase, y celebraba a la vuelta las anécdotas y lances de
la función, referidos por Manolo con humorística gracia porque el hábil engañador
tenía cuidado de no mentir siempre y de concurrir no pocas veces, en efecto, a las
distracciones adonde decía que concurría, por tener (si su mujer preguntaba o hacía
indagaciones) más elementos para justificarse en cualquier caso.
Una noche acostóse Dolores nerviosamente intranquila, sin saber el motivo. Mejor
dicho: lo sabía, o se figuraba saberlo. Manolo formaba parte de numerosa expedición
por el río abajo a caza de patos silvestres; iban en un vaporcillo viejo, comprado de
desechos y que se alquilaba para estos casos, y Dolores, noticiosa del mal estado del
vapor, sentía una angustia profética y vaga, en que el corazón parecía reducírsele de
tamaño (son sus palabras) y convertirse en una bolita microscópica. Española, de raza,
saltó de la cama, encendió dos velas a una Virgen de los Dolores traspasada con los
siete puñales y rezó largas oraciones antes de volver a recogerse. Su sueño fue agitado,
lleno de terribles pesadillas: veía a Manolo con la cara negra, el pelo pegado a las sienes, chorreante, y despertó gritando, llamando a su esposo con infinita ansiedad.
Era la hora del amanecer, tan poética en los países del Mediodía. Los azahares
perfumaban el aire, y el sol salía claro y puro, como si acabase de bañarse en las
aguas del río. La marquesa, reanimada, se arregló el pelo y se puso una mantilla
para ir a misa a la iglesia próxima. Al primer grupo de gente madrugadora que encontró, se detuvo, hecha la estatua del espanto. Hablaban de una catástrofe, de la
pérdida de un vapor en que iba gente conocida, de fiesta y broma, a una cacería de
patos en el río... Se habían salvado pocos, pereciendo ahogados los más.
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Blanca como la pared, castañeteando los dientes, Dolores apenas tuvo fuerzas para
volver a su casa, tambaleándose. Loca y paralizada a la vez, ni sabía qué hacer ni a quién
llamar; lo inmenso del horror la trastornaba. Solo acertaba a repetir: “ ¡Manolo! ¡Manolo!”, con el acento del que llama a un ser sobrenatural... Y cuando repetía con más dolor
y extravío: “ ¡Manolo!...”, he aquí que aparece en la puerta Manolo en persona, sonriente,
alegre, tendiéndole los brazos... No se sabe qué instinto de lucidez, qué extraña astucia
vital se desarrolla en momentos supremos. Lo cierto es que Dolores, encarándose con su
esposo, en vez de referirse a la catástrofe, hizo una extraña pregunta:
–Os habéis divertido mucho, ¿eh? ¿No ha ocurrido nada desagradable?
–¿Qué iba a ocurrir? Una excursión deliciosa... bonitísima...
Y ella, entonces, después de mirarle fijamente, rompió a reír a carcajadas... ¡Su
risa llenaba la casa de ecos fúnebremente burlones; reía sin tasa y sin tregua; abofeteaba, escupía su risa al rostro del descarado engañador, que llegaba en derechura
de pasar su noche amorosa, y no sabía palabra de la catástrofe...!
Y desde entonces, Dolores rió, rió intensamente, retorciendo sus nervios, gastando su vigor en la convulsión de aquella risa, escarnio de su ilusión destrozada, de su
alma generosa en ridículo...
Riendo se separó del embustero; riendo arrastró su amargura por tierras lejanas...
Ahí tiene usted la explicación de la enfermedad extraordinaria de la marquesa de Roa.
Emilia Pardo Bazán, Obras completas, Madrid,
Fundación José Antonio de Castro, 1999.
Glosario
grima: desazón.
ménade: mujer alterada y frenética.
dehesas: tierras de pastoreos.
cortijo: casa de campo.
tasa: medida.
a
1. Reconozcan y enumeren las características de la sociedad española del siglo xix
que aparecen en el cuento.
2. Escriban en cinco renglones una síntesis del cuento.
3. Mencionen los elementos realistas que aparecen en el relato.
4. ¿Se podría decir que hay más de un narrador? Identifiquen los distintos narradores y reflexionen acerca de qué efectos de lectura produce ese recurso.
5. Identifiquen las descripciones que aparecen: ¿interrumpen la acción? Reflexionen acerca de la función de las descripciones en este cuento.
6. Emilia Pardo Bazán fue una activa militante en la lucha por la igualdad de derechos y una pionera en la participación femenina dentro del ámbito universitario y profesional, en una sociedad netamente conservadora. Investiguen
acerca de su vida y de su obra.
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La cosmovisión realista y el Realismo
La literatura realista
El Realismo fue un movimiento cultural que surgió
como rechazo frente al Romanticismo. El Romanticismo había surgido a fines del siglo xviii y principios del xix como un movimiento de rechazo y
reacción a lo que se consideraba la tiranía racionalista predominante en la etapa anterior, y como tal
propuso la supremacía de los sentimientos por sobre la razón. Sus seguidores se caracterizaron por
rebelarse contra las reglas y levantaron las banderas de la libertad en todos los aspectos, tanto políticos y sociales como estéticos e individuales. En
La playa de Valencia, de Joaquín Sorolla Bastida,
contra de los preceptos neoclásicos, surgió con los
pintor español de obras de temática costumbrisrománticos la idea de la independencia creativa
ta, realista y de denuncia social.
del genio individual.
Pero de las decepciones sufridas durante el
siglo xiv en el ámbito social y político en Europa, surgió una filosofía objetiva,
realista, estrictamente empírica que los escritores tomaron de las ciencias naturales y le imprimieron a su obra, lo que generó un nuevo movimiento: el Realismo.
Los relatos realistas presentan una realidad que puede o no ser conocida por
el lector, pero en todos los casos puede ser reconocida por este como posible. Presentan una observación profunda de los rasgos psicológicos y sociales de los personajes, poniendo en evidencia tanto sus condiciones de vida y de trabajo como
sus valores, sus pensamientos, su forma de ser y su relación con el medio social,
económico, político y cultural que los rodea. Entre los recursos literarios empleados para dar realismo al relato, están las descripciones precisas, que tienen por
objeto crear un marco reconocible para el lector, y la narración omnisciente, para
producir un efecto de objetividad, además de personajes totalmente creíbles.
El Realismo se caracterizó por pretender describir con precisión la realidad de
su tiempo: el rechazo y la crítica de esa época netamente marcada por la dominación del dinero fueron las características del momento.
Se desarrolló en pleno auge de la Revolución Industrial y con el ascenso de
la burguesía, marco que le valió la denominación de “realismo burgués”, y que
consistía en proponer una visión descriptiva y crítica de la sociedad en general y
de la condición humana del individuo en particular. Fue una fiel representación
de los sectores medios y bajos, al mismo tiempo que propiciaba una decidida actitud crítica. Fue un movimiento que se puede considerar optimista en la medida
en que tomaba en cuenta la posibilidad de reformar y mejorar la organización de
la sociedad, y de alcanzar un sistema más equitativo y solidario.
Un escritor realista francés, Balzac, quiso crear un mundo que rivalizase con
la realidad, y así, como un Dios, este autor dio vida a más de 2.500 personajes y,
plasmó un amplio panorama de las contradicciones de su época, que resultó más
iluminador que cualquier tratado de la historia francesa.
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Literatura
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El Naturalismo
El Naturalismo se ha considerado una forma exacerbada del Realismo, ya que plantea con gran precisión descriptiva el contexto en que suceden los hechos de una
historia, con preferencia de los aspectos más míseros de la sociedad; sin embargo,
se aleja de la literatura realista en cuanto se detiene más en la descripción artística
que en la crítica social. Es por eso por lo que se distancia de los cuestionamientos
sociales y de los autores realistas, y apunta hacia una mirada precisa, despojada de
emoción e implacable. La propuesta del Naturalismo francés se basaba en acercar
el modo experimental de las ciencias, el método científico, a la producción literaria.
Pretendía dar una explicación científica de los actos humanos, cuyos comportamientos son vistos como determinados por circunstancias sociales y hereditarias.
Emilia Pardo Bazán fue la impulsora del Naturalismo en la España del siglo xix.
Cuando conoció el movimiento naturalista en París, llevó las propuestas técnicas
de los principios naturalistas franceses a España, lo que le acarreó críticas y burlas de sus detractores contemporáneos que la trataron de esnob y afrancesada. Sin
embargo, se diferenció del Naturalismo francés en que no acordó con este en cierta
predilección por lo escabroso y el tono constantemente pesimista.
En un momento de la historia signado por la apariencia de las formas, plena era victoriana, Emilia Pardo Bazán desarrolló temas que no eran habituales, como la sexualidad de las mujeres y el derecho al deseo, y construyó personajes femeninos con un alto
contenido erótico para su época. Fue una autora sin autocensura. También tocó temas
sociales, tan propios del Realismo, relacionados con la vida de las obreras en las fábricas del capitalismo decimonónico, y describió sus lamentables condiciones laborales.
Las características del proyecto literario en la obra de Pardo Bazán que se relacionan con la literatura naturalista son:
• El determinismo de los factores sociales y biológicos, surgido como consecuencia de los avances en la biología y en la sociología positivista.
• La descripción de ambientes y costumbres con una gran precisión documental, a partir del empleo de técnicas de observación y análisis rigurosos. Esta
era una de las principales consignas del Naturalismo del autor francés Zola,
máximo e indiscutido representante del Naturalismo.
• La representación de todos los estratos sociales, junto con la idea de que la
diferencia entre las clases sociales era insalvable.
Tiempo después de haber introducido el Naturalismo en España, ella decía de
sí misma: “no soy idealista, ni realista, ni naturalista, sino ecléctica”.
•Enumeren las características del Romanticismo en la literatura. ¿A qué se opone y qué propone?
•Expliquen por qué el cuento leído de Emilia Pardo Bazán no se incluye dentro de la literatura realista.
•¿Cuáles son los rasgos más notorios del Realismo europeo?
•Identifiquen en “La risa”, de Emilia Pardo Bazán, los recursos y elementos que relacionan este cuento
con la literatura naturalista.
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La vida de Lazarillo de Tormes
y de sus fortunas y adversidades
Todo texto establece un diálogo o un vínculo dialógico con otros textos. Se relaciona
con textos anteriores para cuestionarlos, apoyarlos, profundizarlos o imitarlos. Y también anticipa otros posteriores que a su vez le responderán, criticándolo o apoyándolo.
Lo que leerán a continuación es un fragmento del Tratado tercero de una novela picaresca española, La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, escrita
alrededor de 1523, de autor anónimo, que se relaciona, en tono de parodia, con
las novelas de caballería y la literatura épica. En la novela del Lazarillo se narra
la vida de un pícaro desde que deja su casa siendo casi un niño y pasa por diferentes amos (representantes de los diversos tipos sociales de la época), de quienes
aprende a sobrevivir. En el final de la historia, el protagonista logra tener una
posición más acomodada, pero a costa de su honor.
Tratado tercero
Cómo Lázaro se asentó con un escudero y de lo que le acaeció con él
De esta manera me fue forzado sacar fuerzas de flaqueza, y poco a poco, con ayuda
de las buenas gentes, di conmigo en esta insigne ciudad de Toledo, adonde, con la
merced de Dios, dende a quince días se me cerró la herida. Y, mientras estaba malo,
siempre me daban alguna limosna; mas, después que estuve sano, todos me decían:
–Tú, bellaco y gallofero eres. Busca, busca un buen amo a quien sirvas.
“¿Y adónde se hallará ese –decía yo entre mí–, si Dios agora de nuevo, como crió
el mundo, no le criase?”.
Andando así discurriendo de puerta en puerta, con harto poco remedio, porque ya
la caridad se subió al cielo, topome Dios con un escudero que iba por la calle, con razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en orden. Mirome, y yo a él, y díjome:
–Muchacho, ¿buscas amo?
Yo le dije:
–Sí, señor.
–Pues vente tras mí –me respondió–, que Dios te ha hecho merced en topar conmigo; alguna buena oración rezaste hoy.
Y seguile, dando gracias a Dios por lo que le oí, y también que me parecía, según
su hábito y continente, ser el que yo había menester.
Era de mañana cuando este mi tercero amo topé, y llevome tras sí gran parte de la ciudad. Pasábamos por las plazas do se vendía pan y otras provisiones. Yo pensaba, y aun
deseaba, que allí me quería cargar de lo que se vendía, porque esta era propia hora cuando se suele proveer de lo necesario, mas muy a tendido paso pasaba por estas cosas.
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Literatura
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“Por ventura no lo ve aquí a su contento –decía yo–, y querrá que lo compremos
en otro cabo”.
De esta manera anduvimos hasta que dio las once. Entonces se entró en la iglesia
mayor, y yo tras él, y muy devotamente le vi oír misa y los otros oficios divinos, hasta
que todo fue acabado y la gente ida. Entonces salimos de la iglesia. A buen paso tendido comenzamos a ir por una calle abajo. Yo iba el más alegre del mundo en ver que
no nos habíamos ocupado en buscar de comer. Bien consideré que debía ser hombre,
mi nuevo amo, que se proveía en junto, y que ya la comida estaría a punto y tal como
yo la deseaba y aun la había menester.
En este tiempo dio el reloj la una después de mediodía, y llegamos a una casa, ante
la cual mi amo se paró, y yo con él, y, derribando el cabo de la capa sobre el lado izquierdo, sacó una llave de la manga y abrió su puerta y entramos en casa, la cual tenía
la entrada oscura y lóbrega, de tal manera que parece que ponía temor a los que en ella
entraban, aunque dentro de ella estaba un patio pequeño y razonables cámaras.
Desque fuimos entrados, quita de sobre sí su capa y, preguntando si tenía las manos limpias, la sacudimos y doblamos y, muy limpiamente soplando un poyo que allí
estaba, la puso en él. Y hecho esto, sentose cabo de ella, preguntándome muy por extenso de dónde era y cómo había venido a aquella ciudad. Y yo le di más larga cuenta
que quisiera, porque me parecía más conveniente hora de mandar poner la mesa y
escudillar la olla que de lo que me pedía. Con todo eso, yo le satisfice de mi persona lo
mejor que mentir supe, diciendo mis bienes y callando lo demás, porque me parecía
no ser para en cámara. Esto hecho, estuvo así un poco, y yo luego vi mala señal por
ser ya casi las dos y no verle más aliento de comer que a un muerto. Después de esto,
consideraba aquel tener cerrada la puerta con llave ni sentir arriba ni abajo pasos de
viva persona por la casa. Todo lo que yo había visto eran paredes, sin ver en ella silleta,
ni tajo, ni banco, ni mesa, ni aun tal arcaz como el de marras. Finalmente, ella parecía
casa encantada. Estando así, díjome:
–Tú, mozo, ¿has comido?
–No, señor –dije yo–, que aún no eran dadas las ocho cuando con Vuestra Merced
encontré.
–Pues, aunque de mañana, yo había almorzado, y, cuando así como algo, hágote saber
que hasta la noche me estoy así. Por eso, pásate como pudieres, que después cenaremos.
Vuestra Merced crea, cuando esto le oí, que estuve en poco de caer de mi estado,
no tanto de hambre como por conocer de todo en todo la fortuna serme adversa. Allí
se me representaron de nuevo mis fatigas y torné a llorar mis trabajos; allí se me vino
a la memoria la consideración que hacía cuando me pensaba ir del clérigo, diciendo
que, aunque aquel era desventurado y mísero, por ventura toparía con otro peor.
Finalmente, allí lloré mi trabajosa vida pasada y mi cercana muerte venidera. Y con
todo disimulando lo mejor que pude, le dije:
–Señor, mozo soy que no me fatigo mucho por comer, bendito Dios. De eso me
podré yo alabar entre todos mis iguales por de mejor garganta, y así fui yo loado de
ella hasta hoy día de los amos que yo he tenido.
–Virtud es esa –dijo él–, y por eso te querré yo más, porque el hartar es de los
puercos y el comer regladamente es de los hombres de bien.
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La cosmovisión realista y el Realismo
“¡Bien te he entendido! –dije yo entre mí–. ¡Maldita tanta medicina y bondad
como aquestos mis amos que yo hallo hallan en la hambre!”.
Púseme a un cabo del portal y saqué unos pedazos de pan del seno, que me habían quedado de los de por Dios. Él, que vio esto, díjome:
–Ven acá, mozo. ¿Qué comes?
Yo llegueme a él y mostrele el pan. Tomome él un pedazo, de tres que eran, el
mejor y más grande, y díjome:
–Por mi vida, que parece este buen pan.
–¡Y cómo agora –dije yo–, señor, es bueno!
–Sí, a fe –dijo él–. ¿Adónde lo hubiste? ¿Si es amasado de manos limpias?
–No sé yo eso –le dije–; mas a mí no me pone asco el sabor de ello.
–Así plega a Dios –dijo el pobre de mi amo.
Y, llevándolo a la boca, comenzó a dar en él tan fieros bocados como yo en lo otro.
–¡Sabrosísimo pan está –dijo–, por Dios!
Y como le sentí de qué pie cojeaba, dime prisa, porque le vi en disposición, si
acababa antes que yo, se comediría a ayudarme a lo que me quedase. Y con esto acabamos casi a una. Y mi amo comenzó a sacudir con las manos unas pocas de migajas,
y bien menudas, que en los pechos se le habían quedado. Y entró en una camareta
que allí estaba, y sacó un jarro desbocado y no muy nuevo, y, desque hubo bebido,
convidome con él. Yo, por hacer del continente, dije:
–Señor, no bebo vino.
–Agua es –me respondió–. Bien puedes beber.
Entonces tomé el jarro y bebí, no mucho, porque de sed no era mi congoja.
Así estuvimos hasta la noche, hablando en cosas que me preguntaba, a las cuales
yo le respondí lo mejor que supe. En este tiempo metiome en la cámara donde estaba
el jarro de que bebimos, y díjome:
–Mozo, párate allí, y verás cómo hacemos esta cama, para que la sepas hacer de
aquí adelante.
Púseme de un cabo y él de otro, e hicimos la negra cama, en la cual no había mucho
que hacer, porque ella tenía sobre unos bancos un cañizo, sobre el cual estaba tendida la
ropa, que, por no estar muy continuada a lavarse, no parecía colchón, aunque servía de
él, con harta menos lana que era menester. Aquel tendimos, haciendo cuenta de ablandalle, lo cual era imposible, porque de lo duro mal se puede hacer blando. El diablo del
enjalma maldita la cosa tenía dentro de sí, que, puesto sobre el cañizo, todas las cañas se
señalaban y parecían a lo proprio entrecuesto de flaquísimo puerco. Y sobre aquel hambriento colchón, un alfamar del mismo jaez, del cual el color yo no pude alcanzar.
Hecha la cama, y la noche venida, díjome:
–Lázaro, ya es tarde, y de aquí a la plaza hay gran trecho. También en esta ciudad
andan muchos ladrones, que, siendo de noche, capean. Pasemos como podamos, y
mañana, venido el día, Dios hará merced; porque yo, por estar solo, no estoy proveído,
antes he comido estos días por allá fuera. Mas agora hacerlo hemos de otra manera.
–Señor, de mí –dije yo– ninguna pena tenga Vuestra Merced, que bien sé pasar
una noche y aún más, si es menester, sin comer.
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–Vivirás más y más sano –me respondió–, porque, como decíamos hoy, no hay tal
cosa en el mundo para vivir mucho que comer poco.
“Si por esa vía es –dije entre mí–, nunca yo moriré, que siempre he guardado esa
regla por fuerza, y aún espero, en mi desdicha, tenella toda mi vida”.
Y acostose en la cama, poniendo por cabecera las calzas y el jubón, y mandome echar
a sus pies, lo cual yo hice; mas, maldito el sueño que yo dormí, porque las cañas y mis
salidos huesos en toda la noche dejaron de rifar y encenderse; que con mis trabajos, males y hambre, pienso que en mi cuerpo no había libra de carne, y también, como aquel
día no había comido casi nada, rabiaba de hambre, la cual con el sueño no tenía amistad.
Maldíjeme mil veces (Dios me lo perdone), y a mi ruin fortuna, allí lo más de la noche, y lo
peor, no osándome revolver por no despertalle, pedí a Dios muchas veces la muerte.
La mañana venida, levantámonos, y comienza a limpiar y sacudir sus calzas y jubón
y sayo y capa. ¡Y yo que le servía de pelillo! Y vísteseme muy a su placer de espacio. Echele
aguamanos, peinose y púsose su espada en el talabarte, y, al tiempo que la ponía, díjome:
–¡Oh, si supieses, mozo, qué pieza es esta! No hay marco de oro en el mundo porque yo la diese; mas así, ninguna de cuantas Antonio hizo no acertó a ponelle los
aceros tan prestos como esta los tiene.
Y sacola de la vaina y tentola con los dedos, diciendo:
–¿La ves aquí? Yo me obligo con ella cercenar un copo de lana.
Y yo dije entre mí: “Y yo con mis dientes, aunque no son de acero, un pan de
cuatro libras”.
Tornola a meter y ciñósela, y un sartal de cuentas gruesas del talabarte. Y con
un paso sosegado y el cuerpo derecho, haciendo con él y con la cabeza muy gentiles
meneos, echando el cabo de la capa sobre el hombro y a veces so el brazo, y poniendo
la mano derecha en el costado, salió por la puerta, diciendo:
–Lázaro, mira por la casa en tanto que voy a oír misa, y haz la cama y ve por la
vasija de agua al río, que aquí bajo está, y cierra la puerta con llave, no nos hurten
algo, y ponla aquí al quicio porque, si yo viniere en tanto, pueda entrar.
Y súbese por la calle arriba con tan gentil semblante y continente, que quien no
le conociera pensara ser muy cercano pariente al conde de Arcos, o, al menos, camarero que le daba de vestir.
“¡Bendito seáis Vos, Señor –quedé yo diciendo– que dais la enfermedad y ponéis
el remedio! ¿Quién encontrará a aquel mi señor que no piense, según el contento de sí
lleva, haber anoche bien cenado y dormido en buena cama, y, aunque agora es de mañana, no le cuenten por muy bien almorzado? ¡Grandes secretos son, Señor, los que vos
hacéis y las gentes ignoran! ¿A quién no engañará aquella buena disposición y razonable capa y sayo? ¿Y quién pensará que aquel gentil hombre se pasó ayer todo el día sin
comer con aquel mendrugo de pan que su criado Lázaro trajo un día y una noche en el
arca de su seno, do no se le podía pegar mucha limpieza, y hoy, lavándose las manos y
cara, a falta de paño de manos, se hacía servir de la halda del sayo? Nadie por cierto lo
sospechará. ¡Oh Señor, y cuántos de aquestos debéis Vos tener por el mundo derramados, que padecen por la negra que llaman honra, lo que por Vos no sufrirán!”.
Anónimo, El Lazarillo de Tormes, Buenos Aires, Longseller, 2007. (Fragmento).
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La cosmovisión realista y el Realismo
Glosario
bellaco: malo, pícaro, ruin.
gallofero: vagabundo, que pide limosna.
escudero: hombre que por su sangre es noble e ilustre.
menester: necesidad de algo.
poyo: banco de piedra o yeso que se ubicaba cerca de la puerta de entrada.
escudillar la olla: comer lo que hay dentro de la olla.
no ser para en cámara: no ser cortés.
silleta: especie de piedra que se usaba para moler algunos comestibles.
tajo: elemento utilizado para cocinar, que consistía en una madera que se utilizaba para cortar los pedazos de carne.
arcaz: caja generalmente de madera que se usaba para guardar dinero o cosas
de valor.
como el de marras: como el de antes.
cañizo: hecho de cañas.
alfamar: manta o cobertor.
capear: robar capas, especialmente de noche.
calza y jubón: calzón ajustado y vestido ajustado que se ponía sobre la camisa.
rifar y encenderse: pelear, molestarse, enojarse.
servía de pelillo: ayudaba en cosas de poca importancia.
talabarte: cinturón.
sartal: rosario.
halda: falda.
a
1. Con los elementos que presenta el relato, traten de reconstruir cuáles eran las
características de la sociedad representada en el fragmento leído. Tengan en
cuenta los ámbitos descriptos, las costumbres y los personajes presentados en
el fragmento.
2. Describan cómo es el protagonista del tercer tratado del Lazarillo. Caractericen al personaje y digan cuál es el objetivo o deseo que persigue. ¿Quién o
quiénes lo ayudan a cumplir con ese objetivo? ¿Quiénes se oponen?
3. ¿Cómo se describe al escudero? ¿Qué rango social tiene? ¿Cuál es su realidad
cotidiana? ¿Cómo es su casa?
4. Reflexionen acerca de cuáles son las razones que llevan al escudero a cuidar
con tanto esmero su apariencia externa.
5. ¿Qué une a Lázaro con el escudero?
6. ¿Quién narra la historia? ¿Qué aporta ese punto de vista?
7. Identifiquen y expliquen las reflexiones a las que llega Lázaro luego de conocer la verdadera realidad del escudero.
8. ¿Qué es la honra para el escudero? ¿Y para Lázaro?
9. Identifiquen en el fragmento leído los recursos humorísticos utilizados.
10.Debatan entre ustedes la siguiente afirmación en relación con el fragmento leído:
“Lázaro aprende que la gloria de este mundo se basa en la mera apariencia”.
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Literatura
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La novela picaresca
La novela picaresca se reconoce como un género español, surgido en el siglo xvi
con la publicación de La vida del lazarillo de Tormes, que parte de una mirada
realista y propone como protagonista a un personaje marginal, un hombre común, un antihéroe. Esta perspectiva se opone a la visión idílica de las novelas de
caballería y de los poemas y novelas pastoriles de la época.
En el Lazarillo de Tormes, el antihéroe es un pícaro, es decir, un muchacho
que como único medio de vida, se pone al servicio de muchos amos. Esta visión
realista presenta ambientes y personajes pertenecientes al orden cotidiano, y la
marginación social es el marco de las novelas picarescas. Este encuadre realista
responde a la conflictiva situación que vivía la mayor parte de Europa en ese momento: el surgimiento de la burguesía marca un nuevo orden social, se terminan
los grandes feudos y pierde vigencia el vasallaje, con lo cual, muchos campesinos
pierden su medio de vida y la protección del señor, quedando librados a su suerte
y, por lo tanto, a sufrir más pobreza y necesidades. Así, las figuras del pícaro y del
vagabundo se hicieron habituales en las ciudades, donde ellos acudían en busca
de caridad. La picaresca presenta una ácida crítica social dirigida hacia los estamentos privilegiados de esa época, como el clero y la nobleza. Esta crítica social
que planteaba la novela picaresca, sobre todo hacia la Iglesia, era una audacia
para el siglo xvi.
Este género de novelas se asocia con el Barroco por la intensificación de la
visión pesimista y desconfiada del mundo, ratificada por la crítica social que se
presenta en ella.
Características de la novela picaresca
•
•
•
•
El protagonista es un pícaro, un antihéroe.
La visión del mundo es realista.
El relato es ficticio.
La forma es autobiográfica, es decir, contada en primera persona. En contraste con las historias de héroes épicos y caballeros contadas por narradores en
tercera persona, en este caso es el propio protagonista el que cuenta su historia caracterizada por las trampas y la desventura.
• La estructura es episódica, es decir, se organiza en episodios, o de estructura
abierta. Esto permitía la posibilidad de continuación.
• La intención es crítica y moralizante. Se destaca el pensamiento crítico ya que
en estas novelas se problematiza la condición del hombre y del español, representados tanto por el pícaro como por los personajes que aparecen con él,
que funcionan como testigos de la caída de los valores tradicionales de una
sociedad y del triunfo del dinero como valor supremo.
• La deshonra y el deshonor son los elementos clave de la identidad del pícaro. El origen de los pícaros es el de la marginalidad ya que sus padres suelen ser ladrones.
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La cosmovisión realista y el Realismo
La vida de Lazarillo de Tormes
Esta novela se publica anónimamente en España
aproximadamente en el año 1554, es decir, en pleno
apogeo del Renacimiento español. La novela se divide
en siete tratados o capítulos de diferente longitud y tiene un prólogo en el que se enuncia el objetivo del relato
y la intención.
En esta novela se cuenta la historia de Lázaro. En el
primer tratado aparece el relato de su niñez y cómo se
tiene que poner al servicio de un ciego para poder sobrevivir. En los siguientes capítulos se narran las diferentes “hazañas” y los diversos amos (ciego avaro, clérigo egoísta, escudero pobre, buldero mentiroso, entre
otros) por los que tiene que pasar para vivir miserablemente, hasta adquirir una situación más acomodada,
pero deshonrosa.
La originalidad de la elaboración novelística de esta
obra consiste en fusionar el realismo y el libro de burlas. Aparecen en la novela personajes populares, prototipos, como la pareja ciego–criado, en la que el ciego es representado como un
avaro, y el criado, como alguien que, acuciado por el hambre, tiene que afinar
su sagacidad para poder sobrevivir. También el personaje del escudero, representado por un hidalgo pobre y hambriento, pero orgulloso, era un personaje
muy corriente durante el siglo xvi. Estos estereotipos sociales eran fácilmente
reconocibles para el lector de ese momento.
Además de presentar al pícaro como un joven que sirve sucesivamente a varios amos y que sufre desventuras, esta novela introduce un personaje, la figura
del “mozo de ciego”, que protagoniza la historia y que con su nombre, Lázaro, va
a salir de la literatura y se va a convertir en un personaje emblemático.
Algunos elementos emparentan esta obra con la novela moderna: el realismo
psicológico de sus personajes y la minuciosidad descriptiva de los rasgos físicos.
Parte de su modernidad consiste, justamente, en la creciente autonomía de
sus personajes. Ya no son personajes subordinados a un autor, como lo eran en
la época previa al Renacimiento, sino que, en el Lazarillo, esta emancipación de
los personajes de ficción radica justamente en que el anónimo autor cede la palabra a su protagonista con la finalidad de que cuente a su manera sus fortunas y
adversidades. Se presenta un relato en donde las acciones no son externas a los
personajes, sino que, por el contrario, su participación en el mundo creado va
construyendo su evolución como personaje.
La utilización de la primera persona radicaliza esta idea de autonomía del protagonista, sumándole cierto rasgo de “veracidad” a la historia. Además, la introducción de la forma autobiográfica fue un aporte decisivo a la novela moderna, en
contraposición al relato heroico, por ejemplo, que era contado en tercera persona.
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Literatura
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Algo importante ha ocurrido, sin duda. Algo tan aparentemente sencillo, sin embargo, como
el descubrimiento por parte del narrador de que el mundo circundante puede ser ámbito de la
ficción y de que los vecinos del lector pueden ocuparlo con peripecias interesantes. El Lazarillo
ha revelado que cuanto pasa o puede pasar al lado es capaz de subyugar con más fuerza que
las cuitas de azarosos peregrinos, pastores refinados o caballeros andantes por la utopía y la
ucronía. Ha sido obra de aquel genial desconocido que ha afrontado el riesgo de introducir la
vecindad del lector en el relato e instalar en ella su propia visión de un mundo ya no remoto e improbable, sino abiertamente comprobable. Autor, personajes y público habitan un mismo tiempo y una misma tierra, comparten un mismo censo y han de ser otras sus mutuas relaciones.
El riesgo estriba en que la visión personal del escritor no tiene por qué coincidir con la particular del lector; sus respectivos puntos de vista pueden ser discordantes y hasta hostiles, por cuanto ya no los aúna lo consabido y lo coaceptado. De ahí que Lázaro se vele, hable con segundas
intenciones, pero que, osadamente, avise de ellas: quiere que sus cosas se aireen, “pues podría
ser que alguno que las lea halle algo que le ayude, y a los que no ahondaren en tanto, los deleite”.
Tal propuesta de dos lecturas es el signo de la nueva edad, porque el escritor ya no repite siempre
enseñanzas inmutables, sino que aventura con riesgo su propio pensamiento. (…)
A partir de los estudios de Bajtin, se ha caído en la cuenta de la íntima relación que existe entre
el descubrimiento de lo cotidiano como objeto del relato y la irrupción de lo que él llamó polifonía
lingüística. En efecto, la narración mundial, que se había movido en ámbitos y tiempos indefinidos
o inaccesiblemente lejanos, podía y hasta debía emplear un idioma muy distante del común y ordinario, fuertemente retorizado, abismalmente remoto. Pero el Lazarillo se propone contar peripecias
muy poco maravillosas, que ocurren entre Salamanca y Toledo, en años precisos del reinado de
Carlos I, acaecidas a un muchacho menesteroso que sirve a amos ruines. No es posible narrar sus
cuitas y reproducir las palabras con los primores y ornamentos que se aprendían en las escuelas
de latinidad. Al introducir la verdad de la calle y de los caminos penetra en el relato la verdad del
idioma. Tímidamente aún en el Lazarillo; con decisión en el Guzmán; plena y extensamente con el
Quijote. Cuando se asegura que este funda la novela moderna, esto es esencialmente lo que quiere
afirmarse: que Cervantes ha enseñado a acomodar el lenguaje a la realidad del mundo cotidiano. Y
algo muy importante: que ensancha el camino abierto por el autor anónimo y por las primeras novelas picarescas; ha respetado, se diría que exhibitoriamente, la libertad de sus criaturas de ficción.
Fernando Lázaro Carreter, “Estudio preliminar”, en Don Quijote de la Mancha,
Barcelona, Instituto Cervantes, 1998.
•Identifiquen los rasgos de la novela picaresca que aparecen en el fragmento leído del Lazarillo.
•¿Cuáles son los rasgos realistas que presenta el Lazarillo?
•Fernando Lázaro Carreter señala: “…la visión personal del escritor no tiene por qué coincidir con la particular
del lector; sus respectivos puntos de vista pueden ser discordantes y hasta hostiles. (…) Tal propuesta de dos
lecturas es el signo de la nueva edad, porque el escritor ya no repite siempre enseñanzas inmutables, sino
que aventura con riesgo su propio pensamiento”. Debatan entre ustedes los sentidos de esta afirmación.
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La cosmovisión realista y el Realismo
En cine la mirada realista tuvo diversos exponentes y épocas. Después de terminada la Segunda
Guerra Mundial apareció en Italia un cine con un alto contenido social, que representaba la dura
realidad de la posguerra, al que se denominó “neorrealista”. Este nuevo cine se caracterizó por
presentar historias de los sectores sociales y económicos más desfavorecidos, y proponía reflexionar acerca de los cambios en los sentimientos y en las condiciones de vida marcados por la
frustración, la pobreza, la desesperación. Las películas neorrealistas cuestionaron el rol del cine
como mero entretenimiento, proponiendo que el público se enfrentara con su propia realidad.
Las películas se rodaban fuera de los estudios, es decir, en exteriores, en marcos naturales, como por ejemplo, en las calles de las ciudades, con participación de actores no profesionales, sobre todo, en los papeles secundarios.
Los directores y algunas de sus películas más representativas de este cine fueron: Roma,
ciudad abierta (Roma, cittá aperta, 1945), de Rosellini, considerada un alegato humanista ya
que plantea que la justicia y los derechos humanos son los únicos recursos para lograr la paz y
el entendimiento entre los hombres; La terra trema (1948), dirigida por Visconti, está protagonizada por actores no profesionales; Ladrón de bicicletas (1948), de Vittorio de Sica, en la que
se refleja con veracidad la vida entre los desocupados en la Italia de la posguerra, y Alemania
año cero (Germania, anno zero, 1947), también de Rosellini, con un fuerte contenido antinazi.
Los primeros tiempos de Federico Fellini, al que apadrinaba Rosellini, desde la película Luci del
varietà (1950) hasta La dolce vita (1961), pueden considerarse neorrealistas.
La cosmovisión realista que aparece en la literatura de diversas épocas plantea diferentes
interrogantes según cada contexto de producción y de recepción. En las obras surgidas durante el Renacimiento y a comienzos del Barroco, en un contexto de profundas crisis sociales
y económicas, la literatura tiene un alto contenido social que pareciera instalar la pregunta
política: ¿La dura realidad se puede transformar? ¿Son incompatibles la realidad y el deseo?
Durante el siglo xix, cuando surge el movimiento realista en la literatura, también se hace
evidente la cuestión social con un fuerte sentido crítico. Los marginados de la sociedad, los
sectores menos favorecidos son los protagonistas de la literatura. Es un momento de cambios
en el que también se impone el cuestionamiento político: ¿es posible la transformación social?
¿Los hombres están condenados a sufrir la opresión o pueden cambiar activamente el sistema?
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Conejo
Y cualquiera que escandalizare a
uno de estos pequeños que creen en mí,
mejor le fuera que se le colgase al cuello
una piedra de molino de asno,
y se le anegase en el profundo de la mar.
Mateo, XVIII: 6
No va a venir. Son mentiras lo de la enfermedad y que va a tardar unos meses; eso me
lo dijo tía, pero yo sé que no va a venir. A vos te lo puedo decir porque vos entendés
las cosas. Siempre entendiste las cosas. Al principio me parecía que eras como un
tren o como los patines, un juguete, digo, y a lo mejor ni siquiera tan bueno como
los patines, que un conejo de trapo al final es parecido a las muñecas, que son para
las chicas. Pero vos no. Vos sos el mejor conejo del mundo, y mucho mejor que los
patines. Y las muñecas tienen esos cachetes colorados, redondos. Caras de bobas,
eso es lo que tienen.
A mí no me importa si no está. Qué me importa a mí. Y no me vine a este rincón
porque estoy triste, me vine porque ellos andan atrás de uno, querés esto y qué querés nene y puro acariciar, como cuando te enfermás y andan tocándote la frente, que
parece que los tíos y los demás están para cuando uno se enferma y entonces todo el
mundo te quiere. Por eso me vine, y por el estúpido del Julio, el anteojudo ese, que
porque tiene once años y usa anteojos se cree muy vivo, y es un pavo que no ve de acá
a la puerta y encima siempre anda pegando. Se ríe porque juego con vos, mírenlo,
dice, miren el nenito jugando al arrorró. Qué sabe él. Los grandes también pegan.
Las madres, sobre todo. Claro que a todos los chicos les pegan y eso no quiere decir
nada, pero igual, por qué tienen que andar pegando siempre. Vos, por ahí, vas lo más
tranquilo y les decís mirá lo que hice, creyendo que está bien, y paf, un cachetazo. Ni
te explican ni nada. Y otras veces puro mimo, como ahora, o como cuando te hacen
un regalo porque les conviene, aunque no sea Reyes o el cumpleaños.
Yo me acuerdo cuando ella te trajo. Al principio eras casi tan alto como yo, y eras
blanco, más blanco que ahora porque ahora estás sucio, pero igual sos el mejor conejo de todos, porque entendés las cosas. Y cómo te trajo también me acuerdo, tomá, me
dijo, lo compré en Olavarría. El primo Juan Carlos que vive en Olavarría a mí nunca
me gustó mucho: los bigotes esos que tiene, y además no es un primo como el Julio,
por ejemplo, que apenas es más grande que yo. Es de esos primos de los padres de
uno, que uno nunca sabe si son tíos o qué. Era una caja grande, y yo pensaba que
sería un regalo extraordinario, algo con motor, como el avión del rusito. Pero era
liviano y cuando lo desaté estabas vos adentro, entre los papeles. A mí no me gustaba un conejo. Y ella me dijo por qué me quedaba así, como el bobo que era, y yo
le dije que esto no me gusta para nada a mí, mirá la cabeza que tiene. Entonces dijo
desagradecido igual que tu padre. Después, cuando papá vino del trabajo, todavía
estaba enojada y eso que había estado un mes en Olavarría, lejos de papá, y que papá
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La cosmovisión realista y el Realismo
siempre me dice escribile a tu madre que la extrañamos mucho y que venga pronto,
pero es él el que más la extraña, me parece. Y esa noche se pelearon. Siempre se
pelean, bueno: papá no, él no dice nada y se viene conmigo a la puerta o a la placita
Martín Fierro que papá me dijo que era un gaucho. A papá tampoco le gustó nunca
el primo Juan Carlos. Y yo no te llevo a la placita, pero porque tengo miedo que los
chicos se rían. Ellos qué saben cómo sos vos. No tienen la culpa, claro, hay que conocerte. Yo, al principio, también me creía que eras un juguete como los caballos de
madera, o los perros, que no son los mejores juguetes. Pero después no, después me
di cuenta que eras como Pinocho, el que contó mamá. Ella contaba cuentos, a la mañana sobre todo, que es cuando nunca está enojada. Y al final vos y yo terminamos
amigos, mejor que con los amigos de verdad, los chicos del barrio digo, que si uno no
sabe jugar a la pelota en seguida te andan gritando patadura, andá al arco querés,
y malas palabras y hasta delante de las chicas te gritan, que es lo peor. Una vez me
dijeron por qué no traés a tu hermanito para que atajen juntos, y se reían. Por vos me
lo dijeron, por los dientes míos que se parecen a los tuyos. Me parece que te trajeron
a propósito a vos, por los dientes.
Ellos vinieron todos, como cuando la pulmonía. Y puro hacer caricias ahora, se
piensan que uno es un nenito o un zonzo. O a lo mejor saben que sé, igual que con
los Reyes y todo eso, que todo el mundo pone cara de no saber y es como un juego. Y
aunque el Julio no me hubiera dicho nada era lo mismo, pero el Julio, la basura esa,
para qué tenía que venir a decirme. Era preferible que insultara o anduviera buscando camorra como siempre y no que viniera a decir esa porquería. Si yo ya me había
dado cuenta lo mismo. Papá está así, que parece borracho, y dice hacerme esto a mí.
Y ellos le piden que se calme, que yo lo estoy mirando. Entonces me vine, para hablar
con vos que lo entendés a uno y sos casi mucho mejor que el tren y ni por un avión
como el del rusito te cambiaba, que si llegan a imaginar que yo te iba a querer tanto
no te traen de regalo, no. Y nadie va a llorar como una nena porque ella esté enferma
y no puede volver por un tiempo. Y si son mentiras mejor. Oscarcito tampoco lloraba.
Ese día también había venido mucha gente, pero era distinto. En la sala grande había
un cajón de muerto para la mamá de Oscarcito. Estaba blanca. Oscarcito parecía no
entender nada, nos miraba a todos los chicos, pero no lloró, le decían que la mamá de
él estaba en el cielo. Y esto es distinto. Mi mamá no está en el cielo, en Olavarría está.
El Julio, la basura esa de porquería me lo dijo, pero a lo mejor se fue enferma a algún
otro lado y por qué no puede ser. Todos lo dicen. Todos menos el primo Juan Carlos,
que tampoco está. Y mejor si no está, que a mí no me gustó nunca por más que ella
dijera tenés que quererlo mucho, y una vez que yo fui a Olavarría no los dejaba que se
quedaran solos. Andá a jugar al patio, siempre querían que me fuera a jugar al patio:
ella también. Y después puro regalar conejos, sí. Se creen que uno no se da cuenta,
como ahora, que si estuviera enferma no sé para qué le andan aconsejando a papá
y él me mira, y se queda mirándome y me dice hijo, hijo. Y a veces me dan ganas de
contestarle alguna cosa, pero no me sale nada, porque es como un nudo. Por eso me
vine. Y no para llorar tranquilo sin que me vean. Me vine porque sí, para hablar con
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vos que lo entendés a uno y sos el mejor conejo de todos, el mejor del mundo con esas
orejas largas, y dos dientes para afuera, como yo cuando me río.
Me parece que no me voy a reír nunca más en la vida yo. Eso es lo que me parece.
Y al final a nadie se le importa un pito de los dientes, porque yo te quiero lo mismo
y te quiero porque sí, porque se me antoja. No porque ella te trajo y mejor si no va a
volver. Ojalá se muera. Y lo que estoy viendo es que esa cabeza que tenés no es nada
linda, no, y, si quiero vamos a ver si no te tiro a la basura, que al final de cuentas
nunca me gustaste para nada vos. Y lo que vas a ganar es que te voy a romper todo,
los dientes, y las orejas y esos ojos de vidrio colorado como los estúpidos, así, sin que
me dé ninguna gana de llorar ni nada, por más que te arranque el brazo y te escupa
todo, y vos te creés que estoy llorando, pero no lloro, aunque te patee por el suelo, así,
aunque te salga todo el aserrín por la barriga y te quede la cabeza colgando, que para
eso tengo el tren y los patines y...
Abelardo Castillo, Las otras puertas, Buenos Aires, Seix Barral, 1999.
a
I. Análisis de textos
1. Investiguen en Internet (en: <www.lamaquinadeltiempo.com> aparecen entrevistas y la voz del autor leyendo algunos de sus textos) o en alguna biblioteca acerca
de Abelardo Castillo, y escriban una biografía del autor y un contexto de la obra.
2. Después de haber leído atentamente dos veces el cuento, interpreten los posibles sentidos del epígrafe.
3. Identifiquen las marcas del paso del tiempo en el relato. ¿En qué momento de
la vida del protagonista transcurre la historia contada? ¿Qué datos anteriores
aparecen en el presente del relato?
4. ¿Quién es el narrador de la historia? ¿Desde qué punto de vista se relatan los
hechos? ¿Qué efecto produce esa perspectiva?
5. ¿Cómo se describe la relación con la madre?
6. Los hechos, ¿se presentan ordenados cronológicamente? Escriban los núcleos
narrativos y realicen la secuencia narrativa del relato.
7. Analicen y caractericen los personajes del cuento. ¿Cuál es el objetivo del protagonista? ¿Quién lo ayuda para cumplir ese deseo? ¿Quién se opone?
8. Describan el marco en que transcurre la historia.
9. Identifiquen los rasgos realistas del relato.
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La cosmovisión realista y el Realismo
10.En muchos cuentos de Castillo, la crueldad y la violencia parecen ser las formas de relación entre los personajes. Debatan entre ustedes de qué manera se
pone esto de manifiesto en el cuento leído.
11.En Tesis sobre el cuento, Ricardo Piglia sostiene que “todo cuento relata dos
historias. El modelo clásico pone en evidencia la historia 1, y construye secretamente la segunda. El buen cuentista logra ir sugiriendo parcialmente la
segunda en los ‘intersticios’ de la primera”. Analicen en relación con el cuento
leído cuál es la historia 1 y cuál, la segunda.
12.En el libro de cuentos de Castillo, Las otras puertas, aparecen los cuentos
agrupados de tal manera que título y subtítulos conforman una serie de indicadores para la lectura de los cuentos. Un grupo de cuentos se reúnen bajo el
título de “Los iniciados”, en donde está “Conejo”. Reflexionen y discutan entre ustedes las posibles interpretaciones de la inclusión de ese cuento bajo ese
título. ¿En qué se inicia el protagonista de “Conejo”? ¿A qué mundo ingresa el
protagonista a través de esas simbólicas “puertas”?
13. Reflexionen acerca de la frase que dice el protagonista: “Me parece que no me
voy a reír nunca más en la vida yo. Eso es lo que me parece”.
14.Pedro Orgambide, un escritor argentino, dijo a propósito de la publicación de
Las otras puertas, el libro en donde se publicó el cuento “Conejo”: “[Abelardo
Castillo] agrupa sus narraciones con un título: ‘Los iniciados’. Y por lo explícito, por lo natural y tal vez redundante, el título se transforma en algo más que
un símbolo, en una contraseña para entrar a esa función secreta en la que el
hombre deja de ser niño. Este momento, uno de los más difíciles en toda peripecia vital, esta gran fractura de la que nos vamos curando poco a poco, está
bellamente narrada por un joven de buena memoria. Debemos agradecerle a
Castillo esta búsqueda del tiempo perdido, este reencuentro con la inocencia
y los sufrimientos tempranos. Y algo más: admirar en él la osadía por entrar
en el melodrama sin temor, la buena salud narrativa que se manifiesta en exponer al desnudo los sentimientos reelaborándolos en función estética”. Debatan entre ustedes las afirmaciones de Orgambide.
II. Producción de textos
Escriban la reseña literaria de este cuento, teniendo en cuenta todos los aspectos señalados en la teoría.
III.Sugerencias de lectura
Lean en forma completa las novelas Don Quijote de la Mancha, de Cervantes
y/o La vida de lazarillo de Tormes. También les recomendamos leer Las otras
puertas, de Abelardo Castillo.
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