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OSO R S
Por CRISTINA MORATÓ (escritora y periodista)
EDURNE
URIARTE
SUSANNA
TAMARO
JULIA
NAVARRO
EL ENEMIGO INVISIBLE
KORI CIOCA SOÑABA desde niña con entrar en el Ejército de los EE.UU. y de mayor pudo
hacer realidad su sueño al ser reclutada por la Guardia Costera. Tras la instrucción, fue destinada
a la localidad de Bay City, en el estado de Michigan. Tenía 23 años y era la única mujer de su
unidad. Un día, cuando regresaba de un entrenamiento, se encontró durmiendo en su cama a
su supervisor. Cuando intentó echarle, este la insultó y le propinó un golpe en la mejilla. Kori
denunció el incidente a un superior, que hizo la vista gorda y le dijo que no quería problemas.
UNOS DÍAS MÁS TARDE, en diciembre de 2005, la joven fue brutalmente violada en su
ARIANA
KLAY SUFRIÓ
INSULTOS Y
ACOSO. UNA
NOCHE FUE
VIOLADA POR
UN OFICIAL,
PERO SU
AGRESOR
SOLO FUE
JUZGADO POR
ADULTERIO
Y LENGUAJE
INDECENTE.
dormitorio por este mismo individuo. Han pasado siete años desde aquella agresión y Kori
–casada con un militar y madre de una niña pequeña– todavía está sufriendo dolor crónico,
depresión y trastorno por estrés postraumático. Su agresor la golpeó con tal fuerza que le dislocó
la mandíbula y le lesionó la columna. A día de hoy aún no ha conseguido que la Administración
de Veteranos de Guerra financie la cirugía que necesita. Ella es una de las protagonistas del
documental “La guerra invisible” –emitido recientemente en Documentos TV, de La 2– donde
por primera vez se denuncian los abusos sexuales dentro del Ejército norteamericano y que ha
causado un gran impacto en la opinión pública de aquel país.
AL IGUAL QUE KORI, la vida de la teniente de infantería Ariana Klay quedó truncada al entrar
en el Ejército. Tras servir durante nueve años a su patria en Irak, donde destacó por su entrega
y valor, fue destinada a la base de Marine Barracks en Washington. Para ella era un sueño poder
formar parte de esta unidad de élite encargada de acompañar a los presidentes y dignatarios, y
gestionar la seguridad de la Casa Blanca. Al poco de llegar, un superior de su unidad le dejó claro
que “aquí las mujeres no son más que objetos sexuales para distracción de los soldados”. Durante
semanas sufrió en silencio burlas, insultos y el acoso de sus compañeros sin que nadie la ayudara.
Una noche fue violada por un oficial y un amigo de este. Le advirtieron que, si lo contaba, la
harían asesinar y echarían su cuerpo a una zanja. Ariana Klay, al comprobar que su comandante
quería ocultar los hechos, intentó suicidarse. Su agresor fue juzgado por un consejo de guerra
acusado de adulterio y lenguaje indecente.
MILES DE MUJERES soldados del glorioso Ejército de los EE.UU. sufren cada año abusos sexuales
por parte de sus superiores o compañeros. La mayoría no son denunciados por vergüenza o por
miedo a que las rebajen de rango o a sufrir represalias. Las pocas que se han atrevido a dar la cara
saben que no se las tomará en serio y que los agresores quedarán impunes. Lo que más traumatiza
a las víctimas no es solo la violencia y el acoso sino la ausencia de justicia. Piden que sea un
organismo independiente, ajeno a la jerarquía castrense, el que investigue estos casos y juzgue a
los culpables. Mientras ese día llega, saben también que su peor enemigo está en sus propias filas.
P. D.: Más del 20% de las mujeres soldados veteranas han sido
agredidas sexualmente en el Ejército de los Estados Unidos.
También los hombres sufren este tipo de abusos, pero no los
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mujerhoy.com 25 de mayo de 2013
denuncian. Lo más terrible es que estos agresores que no han
sido condenados son delincuentes sexuales reincidentes.

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