Trucos y otras lindezas - 2: Mano Derecha Por Juan Krakenberger

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Trucos y otras lindezas - 2: Mano Derecha Por Juan Krakenberger
Trucos y otras lindezas - 2: Mano Derecha
Por Juan Krakenberger ©
El Pulgar: Todos los libros sobre la enseñanza del violín muestran como debe
tenerse el arco, y no entraré en esa materia aquí; sin embargo, solamente
unos pocos libros mencionan el papel que juega el pulgar. Tal vez no quiera
creerlo, pero el pulgar ocupa casi tanto espacio en el vortex del cerebro
humano como los otros cuatro dedos juntos. Es el dedo más inteligente de los
cinco, y es precisamente en el manejo del arco que esto se torna altamente
significativo. Si tomamos nuestra mano derecha, palma baja, y escondemos el
pulgar debajo los dedos, haciéndolo invisible desde arriba (se ve una mano de
cuatro dedos), podríamos imaginarnos una mesa de un solo pie, donde el
pulgar juega el rol del pie y los cuatro dedos la tabla de la mesa. El pie es, por
definición, sólido – tendrá que soportar con todo lo que carguemos sobre la
mesa – mientras que la tabla de la mesa puede llevar nada, o poca cosa, o
peso más pesado, o sea, que es variable. Lo único que el pie hace es ajustar
su longitud, (según la carga), y así es que en el talón es mas corto, y en la
punta es un poco más largo.(El pulgar se pliega sobre su primera falange más
en el talón y se endereza hacia la punta, sin ponerse totalmente derecho en
ningún momento).
Sostener el arco: Muchos libros muestran los ejercicios que se deben hacer
para acostumbrarse a sostener el arco bien, como mover la punta para arriba y
abajo solamente con los dedos, sin usar la muñeca, o lanzando el arco para
adelante y para atrás, de nuevo solamente con los dedos. Lo que a mí
personalmente me gusta mucho es un ejercicio muy simple: Cuando ya hemos
asido el arco de forma correcta, extender el brazo derecho hacia el techo,
esforzándonos conseguir la máxima extensión pero siempre con el pulgar
doblado. Esperar algunos segundos, y luego dejar caer el brazo a la postura
lista para tocar el instrumento, sin cambiar la actitud de los dedos frente al arco.
En éste momento deberíamos apercibirnos de una correcta sensación capaz
de hacernos realizar toda clase de arcadas eficientemente.
Énfasis horizontal: El siguiente procedimiento me fue aplicado por el decano
de los grandes violinistas del presente, el maestro Ruggiero Ricci, hace más de
45 años: Aparentemente pensó que yo debía poder sacar un sonido mejor de
mi instrumento. Se paró detrás de mí, me hizo hacer arcadas largas, y
apoyándose en mi hombro izquierdo con su mano izquierda, ejerció una cierta
presión sobre mi brazo derecho, tanto arcada abajo como arcada arriba. Tuve
que usar los músculos de mi antebrazo para avanzar en ambas direcciones,
para vender esa resistencia. (Es recomendable pedirle a alguien que haga eso
para Ud., pero si lo quiere hacer sin ayuda, puede siempre imaginarse que
debe sumergir el antebrazo derecho en un líquido viscoso – como p.ej. melaza
– lo que requiere bastante músculo para lograrlo). El maestro sugirió que yo
haga ese ejercicio unos cuantos minutos por día durante algún tiempo.
Naturalmente obedecí, y los resultados fueron espectaculares: Tal es así que
cuando me reuní de nuevo con mi familia – vivíamos en países diferentes –
después de un año más o menos, me preguntaron si había cambiado de
instrumento, porque mi sonido había mejorado tanto que no lo reconocían. He
aplicado este método con éxito; en un caso de tembleque extremo del brazo
derecho, esto se pudo corregir después de algunos meses de trabajo.
El arco: Escoger un buen arco es un asunto delicado, porque es algo muy
personal. Un arco que va bien para un buen instrumentista no necesariamente
va bien para otro colega igualmente versado, y viceversa. A un principiante de
cinco años le puedes meter cualquier palo en la mano. Para alguien que
empieza con edad más madura (quinceañeros, por ejemplo) es mucho más
importante que el “ feedback” (las señales de retorno) correcto sea apercibido
por la mano derecha, y por ello los arcos para principiantes podrían causar
algún daño. Cuanto mejor el arco, mejor será el progreso. No debemos olvidar
que la información táctil reunida sobre los años por la mano de un quinceañero
es totalmente diferente de la de un jovenzuelo. Lo mismo vale para la
percepción del “ feedback” .
Hay una diferencia de ca. 8 gramos entre un arco liviano y un arco pesado de
violín. En este momento, en el cambio de milenio, hay una tendencia hacia
arcos más livianos para tocar en estilo barroco. Si puede conseguirse un arco
firme capaz de hacer un sólido y eficaz ricochet a la punta sin ser pesado, esto
parecería una buena solución para nuestros tiempos. Pero lo más importante
es sentirse confortable. Una manera de probar un arco es presionarlo sobre las
cuerdas (¡no lo deberíamos hacer cuando tocamos en serio!) y mirar el palo:
Ciertamente no debería doblarse hacia un u otro lado, y la curvatura hacia
abajo bajo presión no debiera aumentar con demasiada facilidad. Luego
conviene probar en posiciones altas, pasando el arco cerca del puente, y
comparar el sonido con notas de primera posición tocadas entre puente y
diapasón. También conviene probar Sautillé en el medio, y pasar suavemente
hacia la punta. Si el arco sigue saltando dos tercios arriba se puede estar
bastante seguro de tener un arco en la mano que funciona bien.
Talón: Muchos instrumentistas se ponen nerviosos cuando deben tocar legato
cerca del talón. Sin embargo, cuando se mira a los grandes violinistas, se les
ve hacer milagros con 3-5 centímetros de cerda justo antes de la nuez. El
camino para superar esta aversión es practicar cerca del talón concentrándose
en el pulgar. No debe pensarse en nada más, y pasar el arco a un ritmo
moderado, para comenzar, y luego reducir el tempo hasta que se pueda tocar
un compás entero de 4/4 a 60 golpes por minuto, usando lo menos cerda
posible, todo pegado al talón. Esto no se conseguirá en una sesión de
prácticas, sino hay que mejorar gradualmente, como si uno se entrenara para
competir en un deporte. Uno puede divertirse mucho tocando un largo legato
hasta la misma nuez, y esto ha de impresionar al que nos escucha, porque
demostramos así un dominio total del arco, con facilidad.
Sevcik: Finalmente quisiera compartir mis experiencias para obtener una
buena técnica de arco con Sevcik. No empezaría este trabajo antes de la edad
de 8 años, o con alumnos de mayor edad a los dos años del comienzo de su
andadura sobre el instrumento. Su op. 2 Nº1 está dedicado exclusivamente al
arco, y una vez que el alumno sabe tocar la melodía formada por negras del
ejercicio Nº5 conviene adherirse estrictamente a los tempi y golpes de arco
prescritos. Este ejercicio revisa 260 diferentes arcadas. Ya la arcada Nº2 ofrece
un primer obstáculo a vencer. Negras a 60 por minuto, cada una tan corta
como posible y esperar hasta que el ritmo exige
la siguiente nota, no es nada fácil. (¡No importa aquí el sonido un tanto
rasposo que se ha de producir!). Este ejercicio ofrece al alumno una
bonificación: Cuando lo sepa hacer bien, el brazo derecho conocerá
perfectamente la dimensión del arco. O dicho de otra manera, la dimensión del
espacio ocupado por una arcada completa habrá sido asimilada por el cerebro,
y por ende, por el brazo. Una vez logrado se está preparado para el tercer
ejercicio. El sistema de Sevcik es completamente lógico: Comienza por dar al
alumno bastante tiempo, pero éste se reduce gradualmente y sin apercibirlo el
alumno adquiere destreza. Comenzando con el ejercicio 19 se introduce un
nuevo término, a saber “ Mitad Superior” o “ Mitad Inferior” . Esto quiere decir que
las notas deben tocarse desde los dos extremos y yo recomendaría que esas
notas se toquen con poco arco pero con intensidad. Otro momento difícil llega
con el Nº 67. Los acentos de los tresillos deben tocarse con más arco que las
otras dos notas, que en rigor son de rebote, lo que quiere decir que el
antebrazo asume una sola posición para un tresillo, y otra para el próximo.
Siendo así, cada tresillo usa el antebrazo para la primera nota, y solo la
muñeca para las otras dos. No conviene comenzar este ejercicio con el tempo
indicado de 116, sino empezar lentamente y aumente la velocidad de forma
gradual.
Debe quedar claramente entendido que en la obra de Sevcik, un punto sobre
una nota quiere decir una nota corta pero “ a la corda” , i.e., no levantando el
arco. Esto hace que el ejercicio Nº118 resulte interesante. Notas cortas de
corchea punteada (tres semicorcheas) seguidas por una semicorchea deben
ser tocadas de la siguiente manera: Una semicorchea, seguida de un silencio
de dos semicorcheas, y nuevamente una semicorchea. Nos demuestra que al
principio del siglo 20 esto se seguía haciendo así, perdiéndose luego para ser
redescubierto tarde en la segunda mitad del siglo debido a la tendencia hacia
versiones con instrumentos originales. Doy una gran importancia al ejercicio
127. Requiere de buena coordinación. Cualquier tensión hará que este golpe
de arco resulte extremamente difícil de tocar. Si los alumnos no lo pueden
dominar, debe pensarse seriamente en abandonar, o se deben aplicar técnicas
de relajación drásticas. En general, la superación de arcos enteros rápidos
seguidos por arcadas cortas pequeñas se torna en pesadilla si algo no está en
orden, en materia de postura, hombros, muñecas, y actitud. Lo mismo vale
para los ejercicios 191-195, desarrollando el así-llamado arco Viotti.
Solamente a partir del ejercicio 196 el arco puede ser levantado. Cuando el
alumno llega a éste capítulo estará listo para divertirse con lo siguiente:
Sautillé, Staccato Volante, Staccato Echado, etc., que una vez superados, dan
al joven violinista un sentimiento de superioridad y aplomo que justifican
plenamente las preparaciones bastante largas necesarias para llegar hasta ahí.
Op2 Nº1, ejercicio Nº5 está preparado para dos violines, y el maestro puede
acompañar al alumno cuando esto resulte conveniente.
En el siguiente ejercicio Nº6, el estudiante tocará solo. Todos los golpes de
arco se repiten, pero más rápidamente (con corcheas), más notas por arco,
pero aún en ritmo binario. En Nº7 llegaremos a un ritmo de 6/8, aún más
rápido.
Debo mencionar aún el Op.2 Nº3, dedicado al “ desarrollo de elasticidad de la
muñeca” . Este ejercicio (Nº29) es ahora mi favorito. Si reflexionamos un
instante sobre lo que exigimos de nuestro brazo derecho: Un agarre firme del
arco, una muñeca suelta, músculos firmes del antebrazo, brazo suelto y
hombros sueltos, nos damos cuenta que se trata de un mecanismo sumamente
complejo que debe ser dirigido por nuestro cerebro con precisión. No podemos
esperar que eso funcione así no más, sin una minuciosa preparación. Pues
bien, Op.2 Nº3 lo hace con eficacia. 3 veces 8 compases, cada grupo para una
de las tres parejas de cuerdas adyacentes, sirven para 575 golpes de arco a fin
de adquirir la destreza necesaria. Siempre hay dos notas: Una en la cuerda
más alta y otra en la cuerda más baja. Cuando se toca la cuerda alta, el palo
del arco se aparta de la cara del alumno, cuando se toca la cuerda baja, el palo
mira hacia la nariz. Para lograrlo debe moverse la muñeca: Arriba para la
cuerda baja, abajo para la cuerda alta. (Hay que asegurarse que el antebrazo
no se mueve para arriba o abajo). Enseguida, el ejercicio Nº 2 nos presenta
con un problema gordo: Tirar el arco para arriba con la muñeca en alto resulta
enormemente incómodo (y en rigor nunca se hace en la práctica). Pero – y esto
es donde nos encontramos con la sorprendente inteligencia de Sevcik – la
exageración de los movimientos que deben hacerse ayuda al cerebro a
asimilar lo que se pide. Nunca más tocarás así, pero haciéndolo una vez (como
una disciplina gimnástica) abre insospechados horizontes de experiencia táctil.
Una vez trabajado el Nº 29, el alumno ha avanzado lo suficiente como para
poder abarcar los ejercicios cada vez más complejos que siguen, si siente que
eso le ha de beneficiar. Por lo tanto no hace falta analizarlos aquí. (Algún
control, de vez en cuando, por un profesor experimentado será siempre
provechoso).
Conclusión: Una buena técnica de arco es indispensable para conseguir hacer
hablar el instrumento, y para que la voz interior del músico pueda expresarse.
¡El arco es tu voz! Las cosas de la mano derecha son muy personales,
constituyen la parte artística del arte de tocar el violín, siendo por tanto más
delicado de superar. Una buena mano izquierda puede adquirirse con duro
trabajo, una buena mano derecha reposa más sobre intuición, actitud y talento
artístico. Es el factor decisivo para convertirse en algo más que un violinista
eficaz. El brazo derecho, como un ala, debería volar libremente y gozar de los
resultados. Si éstas recomendaciones pueden ayudar en esa dirección, ello me
dará gran satisfacción. ¡Hágamelo saber!

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