Traficantes de armas: El tráfico de armas en México

Transcripción

Traficantes de armas: El tráfico de armas en México
 Traficantes de armas: El tráfico de
armas en México
es.InSigthCrime.org
Tabla de contenido
Traficantes de Armas – Introducción al proyecto conjunto ............................... 3
CPI: Armas rumanas modificadas en Estados Unidos se convierten en
flagelo de la guerra de las drogas en México ...................................................... 5
IRW: Rumania, Vermont, Arizona: La compleja ruta de armas hacia los
carteles mexicanos................................................................................................. 6
De cómo la lucha entre los Beltrán Leyva y el Cartel de Sinaloa desangró a
México...................................................................................................................... 7
De cómo se trafican las armas por debajo de la frontera ................................. 10
Dos Patrones ................................................................................................................. 10
El Reciclaje de las Armas ............................................................................................. 11
Otros Jugadores en el Tráfico de Armas al Interior de México ................................ 12
La caída del ‘Jefe de Jefes’.................................................................................. 14
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Traficantes de Armas – Introducción al proyecto
conjunto
Por Steven Dudley
En poco más de cuatro años que
Felipe Calderón ha sido
presidente de México, el gobierno
mexicano ha registrado 34.162
muertes por violencia relacionada
al crimen organizado. También ha
incautado 93.000 armas, la gran
mayoría de las cuales provienen
de Estados Unidos, según las
autoridades mexicanas. Y aunque
nadie sabe exactamente cuántas armas cruzan la frontera mexicana ilegalmente al
año, la relación entre la cantidad de armas de fuego y la violencia es inconfundible
en México.
Desde 2004, las organizaciones criminales mexicanas comenzaron una guerra de
armas que se ha extendido de norte a sur, e incluso ha tocado países vecinos como
Guatemala y Honduras. Las armas han permitido que grupos como el Cartel de
Sinaloa construyan mini-ejércitos que, al igual que sus homólogos militares en
México, han buscado luchar y ganar control territorial de los corredores
estratégicos y lucrativos del narcotráfico.
La tasa de homicidios, debido al crimen organizado, desde entonces se ha
disparado llegando a 15.273 el año pasado. Esto incluye la muerte de cientos de
políticos, policías y ciudadanos del común. A medida que el saldo de muertos por la
guerra contra las drogas aumenta, también lo hace la letalidad de las armas
adquiridas por los carteles. Un país con una sola tienda de armas y unas de las leyes
más estrictas con respecto a las armas en el mundo, está ahora inundado de armas
de asalto de tipo militar.
Uno de los más populares, y foco de nuestra investigación, es una imitación barata
durable del rifle AK-47, llamado WASR-10 y fabricado en Rumania. Se le conoce
como el "Cuerno de Chivo" en México, a causa de su cargador curvo; es el arma más
popular de las mafias mexicanas. Se puede cambiar fácilmente de un modo
semiautomático a uno completamente automático, es fácil de operar y es
virtualmente indestructible, incluso mientras se enfrenta a cualquier tipo de clima.
Estos fusiles semiautomáticos están fácilmente disponibles en muchas de las 6.700
tiendas de armas a lo largo de la frontera sur, a pesar de la prohibición en Estados
Unidos sobre la importación de armas de asalto desde 1989. Bajo las actuales
interpretaciones reglamentarias, fusiles como el WASR-10 se importan a Estados
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Unidos por compañías como Century International Arms, donde se someten a una
"reconfiguración" que aumentar su letalidad y popularidad en las tiendas de armas
como Calibre X en Phoenix, Arizona.
El proyecto de investigación “Traficantes de Armas” sigue la cadena de distribución
- en este caso desde la fábrica rumana, donde nacen estas armas, hasta las calles de
Culiacán, Sinaloa, y Cuernavaca, Morelos, donde éstas causan estragos y, en última
instancia, la muerte -en un esfuerzo por comprender la naturaleza interconectada
del negocio de armas y cómo la poca supervisión por parte de las agencias
gubernamentales a lo largo de la cadena mantiene este ciclo en marcha.
El proyecto es parte de una investigación de FRONTLINE, el Investigative
Reporting Workshop, el Center for Public Integrity, InSight Crime y el Romanian
Centre for Investigative Journalism.
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CPI: Armas rumanas modificadas en Estados
Unidos se convierten en flagelo de la guerra de
las drogas en México
Por Rick Schmitt y Rick Young
Camron Scott Galloway, de 21 años,
entró a "X Caliber Guns" en Phoenix,
Arizona, el 30 de enero de 2008 y
llenó los formularios para la compra
de seis fusiles AK-47.
Fiable y potente, y una ganga a unos
US$500 cada uno, el arma de
fabricación rumana, una versión
semiautomática del icónico fusil de
asalto Kalashnikov, se volvió popular
entre los carteles de la droga en México.
Galloway, quien finalmente se declaró culpable por cargos de portación de armas y
se convirtió en un testigo cooperante de la fiscalía en un caso más amplio, testificó
que aceptó actuar como comprador de los AK rumanos en nombre del hermano de
un compañero de trabajo, quien estaba traficando armas al sur de la frontera. Sólo
por llenar el papeleo, ganó US$100 por rifle.
Cuatro meses más tarde, una de las mismas armas por las cuales Galloway había
firmado apareció en un refugio usado por la Organización de los Beltrán Leyva en
el noroeste de México. El descubrimiento fue seguido por un mortífero tiroteo,
entre agentes federales y narcotraficantes en Culiacán, la capital del estado de
Sinaloa. Ocho agentes de la policía fueron asesinados.
En la desalentadora contabilidad de muertes y violencia a causa de la guerra de las
drogas en México, este episodio podría descartarse como un pie de página. Después
de todo, casi 35.000 personas han muerto a causa de la violencia, en los cuatro
años desde que el Presidente Felipe Calderón inició el despliegue de tropas y
policías federales en todo México para intensificar la lucha contra los carteles.
Lea la historia completa en:
https://www.publicintegrity.org/2011/02/03/2158/romanian-weapons-modifiedus-become-scourge-mexican-drug-war/
5 es.InSigthCrime.org
IRW: Rumania, Vermont, Arizona: La compleja ruta
de armas hacia los carteles mexicanos
Por Rick Young y William W. Cummings
Armado con rifles de asalto y
granadas de mano, Arturo Beltrán
Leyva, jefe de uno de los carteles
de droga más despiadados de
México, luchó contra cientos de
comandos de la Marina de México
al lado de seis de sus
guardaespaldas en un lujoso
apartamento en Cuernavaca en
diciembre de 2009. Dos horas
más tarde, Beltrán Leyva y sus hombres yacían muertos en medio del pesado hedor
de la pólvora, charcos de sangre y de agua proveniente de las tuberías perforadas
por las balas. Una granada mató a un comando e hirió a otros seis y un transeúnte
murió a causa de una herida de bala.
En ese momento, la muerte de Beltrán Leyva fue anunciada como uno de los logros
más importantes de la guerra del presidente mexicano, Felipe Calderón, contra los
carteles; y como evidencia de la creciente efectividad bilateral entre Estados Unidos
y México. En un cable clasificado de la Embajada de Estados Unidos en la Ciudad
de México, y recientemente divulgado por WikiLeaks, las autoridades calificaron la
operación militar como "uno de los mayores éxitos en la lucha contra el
narcotráfico hasta la fecha".
No obstante, en el cable de celebración, no se mencionó que durante la semana de
persecución y, posterior, muerte de Beltrán Leyva, las autoridades mexicanas
incautaron un alijo de armas de guerra, granadas, miras telescópicas, silenciadores
y cerca de 9.000 cartuchos de municiones. Muchas de las armas recuperadas en la
operación luego serían rastreadas de regreso hasta Estados Unidos. Más alarmante
aún, es el hecho que casi la mitad de los 62 fusiles incautados eran AK-47 rumanos
que habían llegado de una sola tienda de armas, X Caliber, en los suburbios del
norte de Phoenix.
Lea la historia completa en:
http://investigativereportingworkshop.org/investigations/gunrunners/story/roma
nia-mexico-arizona/
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De cómo la lucha entre los Beltrán Leyva y el
Cartel de Sinaloa desangró a México
Por Elyssa Pachico
Cuando estalló la guerra entre la
Organización de los Beltrán Leyva
(OBL) y el Cartel de Sinaloa en
2008, fue la sangrienta
culminación de la desintegración
de la Federación, el más poderoso
mega-cartel que alguna vez se vio
en México. Esta división golpeó a
México no sólo en términos del
asombroso número de muertos,
sino porque una vez que los cuatro hermanos Beltrán Leyva dieron la espalda a
Joaquín Guzmán Loera, alias 'El Chapo', una serie de revelaciones dejaron claro
cuán profundamente habían corrompido al estado los narcotraficantes.
La guerra entre Guzmán y los Beltrán Leyva, en última instancia, resultó más
perjudicial para la OBL, que vio diezmado su liderazgo desde 2009. En lugar de
quedarse aislado y vulnerable, Guzmán fue capaz de superar la separación de la
OBL y mantener el estatus del Cartel de Sinaloa, el grupo criminal de más amplio
alcance en el hemisferio.
El vínculo entre los hermanos Beltrán Leyva y Joaquín Guzmán se remonta a los
años ochenta. Alfredo, Arturo, Carlos y Héctor crecieron en la pobreza, en el
campo, no muy lejos de Guzmán, y entraron en el negocio de la misma manera:
primero, como productores de amapola de poca monta, y luego como sicarios y
distribuidores para grandes organizaciones como el Cartel de Guadalajara. Alfredo
Beltrán Leyva, el más joven de los cuatro hermanos, tuvo una relación con la prima
de Guzmán. Y cuando Guzmán fue encarcelado en 1993, los hermanos le llevaron
maletas llenas de dinero en efectivo y luego lo ayudaron a escapar en 2001.
Los Beltrán Leyva estuvieron presentes también en 2002, cuando Guzmán reunió a
25 de las más grandes facciones de narcotraficantes para crear la Federación - un
lazo forjado por su interés mutuo en el narcotráfico hacia el norte y expulsando al
Cartel del Golfo hacia el oriente -. Y ellos estaban presentes cuando la Federación
comenzó a resquebrajarse por primera vez, después de que se presentaron algunas
disputas con el Cartel de Juárez en 2004.
Pero aún cuando empezaron las divisiones, Alfredo, Arturo y Héctor, a quienes las
autoridades llaman los "Tres Caballeros" en los reportes de seguridad, se
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mantuvieron en el centro del narcotráfico del Cartel de Sinaloa y dentro de sus
redes de corrupción. En un momento, las autoridades estimaron que estaban
operando en ocho estados del país, donde utilizaban pistas clandestinas y sus
contactos en las fuerzas de seguridad, para mover cargamentos de varias toneladas
de cocaína a Estados Unidos, la mayoría de veces, a través del estado de Sonora en
la frontera con Arizona.
Los hermanos Beltrán Leyva estaban también en el centro de las operaciones de
seguridad del Cartel de Sinaloa. A principios de siglo, contrataron a un joven, exjugador de fútbol de Laredo llamado Edgar Valdéz Villareal. Apodado "La Barbie",
por su pelo rubio y aspecto clásico estadounidense, Valdéz era un asesino brutal y
eficaz. Su primera tarea fue arrebatarle Nuevo Laredo al Cartel del Golfo y su ala
armada, los Zetas. Valdéz falló pero su reputación se consolidó ya que igualó los
actos de barbarie que realizaban los de los Zetas.
Con Valdéz en la cima, la Organización de los Beltrán Leyva creó un brazo armado
que llamó los "Pelones". Pronto, otros grupos paramilitares fueron creados, entre
ellos los "Güeros “, los “Números”, los “Negros” y la unidad propia de Arturo
Beltrán Leyva, conocida acertadamente como las "Fuerzas Especiales de Arturo' FEDO. Este último grupo era tan descarado que llevaban chalecos antibalas, muy
similares a los de las fuerzas de seguridad, con la insignia de 'FEDO' en la parte
posterior.
Pero las rupturas comenzaron en 2007, cuando empezaron a correr rumores de
una alianza entre la OBL y los Zetas. Los Zetas habían empezado a separarse del
Cartel del Golfo. Y a pesar de las tensiones históricas entre estos grupos, el control
de los Zetas de la costa oriental complementaría el control de la OBL de gran parte
de la costa occidental.
También hubo rumores de que Guzmán y sus socios de bajo perfil no estaban
satisfechos con el alto perfil de los hermanos Beltrán Leyva. Estos, sobre todo
Arturo y Alfredo, eran a menudo vistos (y fotografiados) con su jefe de seguridad,
Valdéz, en fiestas glamorosas con actrices de telenovelas y cantantes famosos. El
centro del problema era Alfredo Beltrán Leyva, alias 'El Mochomo'. Casado con una
prima de Guzmán, "El Mochomo' vivió un estilo de vida llamativo, que puede haber
causado tensión entre él y Guzmán, más silencioso y orientado hacia los negocios.
La tensión se desbordó después de que el ejército sorprendiera a Alfredo, el 21 de
enero de 2008 en Culiacán, arrestándolo a él y a varios de sus cómplices. Después
de su arresto, inmediatamente comenzaron a circular rumores de que Guzmán
había entregado información a las fuerzas de seguridad. Arturo, alias 'El Jefe de
Jefes ", estaba furioso y solicitó una reunión con Guzmán. Pero, después de que las
autoridades liberaran de la cárcel por un tecnicismo al hijo de Guzmán, Iván
Archivaldo, los peores temores (posiblemente paranoicos) de Arturo se
confirmaron: Guzmán había proporcionado la información que condujo al arresto
de su hermano menor Alfredo para librarse de un "problema" y recuperar la
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libertad de su hijo.
Arturo se encargó de vengar a su hermano. Sus objetivos fueron dos: los seguidores
de Guzmán Loera y su aliado de mucho tiempo Ismael Zambada García, alias "El
Mayo", y los agentes de seguridad corruptos que estaban en la nómina del cartel.
Entre ellos, los principales miembros de la Agencia Federal de Investigación (AFI)
y el zar antidrogas del país, Noé Ramírez Mandujano. Ramírez fue encarcelado en
2008 y está en espera de juicio por haber recibido de la organización criminal
US$450.000 mensuales.
Los primeros signos de una división entre la OBL y Sinaloa llegó con una oleada de
violencia a Culiacán, capital del estado de Sinaloa; incluyendo el asesinato del hijo
de 22 años de Guzmán, quien fue asesinado por casi 20 hombres armados cuando
salía de un centro comercial en Culiacán. Los homicidios se extendieron
rápidamente a Ciudad de México, donde dos altos mandos de la policía fueron
asesinados durante la primera semana de mayo, sorprendiendo a la élite del país. A
finales de mayo, nada más en Culiacán hubo 116 asesinatos, 24 de ellos policías. A
nivel nacional, el país registró 493 muertes relacionadas con drogas ese mes, 64 de
los cuales eran policías, un récord en ese momento.
El gobierno federal desplegó más de 2.000 soldados a Sinaloa para enfrentar la
creciente ola de violencia, pero la Federación ya estaba definitivamente acabada y
allí se demostró que era poco lo que el gobierno podía hacer para detener los
enfrentamientos. La OBL consolidó su alianza con los Zetas, y por un tiempo fue un
serio desafío para el Cartel de Sinaloa. Pero Guzmán recuperó la ventaja después de
que Arturo Beltrán fuera asesinado por las tropas del gobierno el 16 de diciembre, y
desde entonces, la disciplina interna de la OBL se ha salido de control.
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De cómo se trafican las armas por debajo de la
frontera
Por Steven Dudley
A ambos lados de la frontera, los
carteles mexicanos cuentan con
grupos pequeños que, entre otras
tareas, adquieren armas de
fuentes diferentes. No obstante,
según oficiales de seguridad, es
improbable, innecesario y
peligroso que estos equipos vayan
hasta Estados Unidos para
desarrollar sus propias redes o
tener contacto con testaferros, como los que estaban comprando armas a “X
Caliber Guns” en Arizona. En cambio, estos grupos simplemente esperan en
México, donde ya tienen todo organizado: contactos, protección, instalaciones de
almacenamiento y servicios de transporte.
Los corredores y métodos utilizados para el tráfico de armas hacia el sur son
prácticamente los mismos que para el narcotráfico hacia el norte (para más
información, vea el Mapa de Traficantes de Armas). Camiones y vehículos de
pasajeros con contenedores de almacenamiento ocultos se mueven con relativa
facilidad hacia el sur, a través de las carreteras principales y secundarias de México,
mientras que la fuerza pública se centra más en las drogas que van hacia el norte.
Aún así, hay capturas y detenciones.
El gobierno mexicano dice que ha incautado más de 93.000 armas ilegales desde
que Felipe Calderón asumió la presidencia en diciembre de 2006. De éstas, dicen
que cerca del 90 por ciento provinieron de Estados Unidos. Y los arrestos a
menudo brindan pistas sobre quiénes forman parte de las redes de tráfico de armas
que operan afuera, o al márgen, de las grandes mafias - los carteles - y les
proporcionan armas y municiones.
Dos Patrones
El 19 de diciembre de 2009, miembros del ejército irrumpieron en un refugio en
Cuernavaca. Se apoderaron de 41 fusiles de asalto, 6.700 cartuchos de municiones,
siete silenciadores y una variedad de pistolas, telescopios, aparatos de radio y
pequeñas cantidades de drogas ilegales.
Sorprendido por el ataque, un vecino llamó a su hijo, Emilio Guzmán Montejo, un
comandante de la policía con la unidad especial de bancos del municipio. Cuando él
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llegó al lugar, las autoridades lo estaban esperando. Fue detenido y acusado de
tener un arsenal de armas no registradas.
El caso Guzmán Montejo ilustra dos patrones aparentes del negocio de tráfico de
armas en México: la participación de policías activos o retirados y el uso,
posiblemente, de sus familiares para servir como mensajeros y para que les
guarden las armas.
Tres meses después de su detención, Guzmán Montejo fue puesto en libertad por
falta de pruebas. No fue sorpresa, ya que hay una escasez de investigaciones sobre
este tipo de casos. Las autoridades estadounidenses y mexicanas dicen que el
personal policial y militar es a menudo fundamental para el tráfico de armas, y esto
puede explicar en parte la renuencia de las autoridades para investigar, o incluso
hablar mucho al respecto.
Otro ejemplo: Un presunto traficante en el caso “X Caliber”, Fidel Hernández, dijo
a los investigadores de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos
[Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives - ATF] que estaba
"vendiendo armas a personas que eran 'policías' en México". Según el informe de la
ATF, "En este lugar, aproximadamente a una milla dentro de México, Hernández se
reunirá con los oficiales de policía mexicanos, que estaban de uniforme. Hernández
dijo que los agentes le pagarían por las armas que había en el interior de las bolsas"
(Vea más sobre este caso aquí).
Como en el caso de Guzmán Montejo, la familia también fue parte de la historia:
Hernández dijo que en uno de sus viajes a México, un primo le presentó a varios
oficiales de la policía mexicana.
"Durante este tiempo," el informe de la ATF dice: "Estos sujetos cuestionaron a
Hernández si era capaz de obtener armas de fuego en Estados Unidos y traerlas a
México. Hernández indicó que les dijo que sería capaz de conseguir las armas, y
desde este punto en adelante, Hernández comenzó a vender armas de fuego a estas
personas."
Poco después, Hernández dijo a los investigadores que vendió un rifle calibre .50
que compró en X Caliber por US$9.500 a los mismos policías mexicanos, logrando
una ganancia de US$500 por la venta.
Algunos militares mexicanos también se han relacionado con el tráfico de armas.
En un caso, reseñado por el diario investigativo mexicano Proceso, un mayor del
ejército vendió armas a la Organización de los Beltrán Leyva y al grupo criminal los
Zetas; muchas de estas eran armas obsoletas, que ya no usaban.
El Reciclaje de las Armas
Es difícil saber cuánto armamento incautado es reciclado de vuelta los grupos
criminales a través de militares y policías corruptos, porque los números no
cuadran. Funcionarios estadounidenses dicen que México les pide que rastreen
menos del 25 por ciento de las armas que ya no son usadas por la fuerza pública,
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que en total la ATF dice que asciende a más de 70.000 armas. Este total, sin
embargo, no corresponde con el número de armas que los mexicanos dicen que han
dejado de usar, cifra que estiman alrededor de 93.000 desde el inicio del gobierno
de Calderón.
Un ex fiscal mexicano, un oficial de seguridad de Estados Unidos y un investigador
internacional, concuerdan en decir que las fuerzas de seguridad mexicanas no
mantienen una cuenta exacta de manera intencional. Esto es debido a que el sector
de las fuerzas de seguridad implicado en el tráfico de armas quiere revender armas
y munición incautada nuevo a los carteles. Y otro sector de las fuerzas de seguridad
se sentiría avergonzado si sale a la luz pública que nadie sabe exactamente cuántas
armas o municiones han sido puestas fuera de uso.
El ejército mexicano niega con vehemencia ser el responsable de cualquier reciclaje
de armas de regreso a las redes criminales. En un recorrido por las instalaciones de
almacenamiento de las armas puestas fuera de uso, el general Antonio Erasto
Monsiváis Pinedo dijo que el ejército mexicano vigila muy de cerca todas las armas
de las que se apodera (ver video abajo). Él dice que sólo de diez a 15 por ciento de
las armas puestas fuera de uso vuelven a ser usadas por las fuerzas de seguridad.
Un pequeño porcentaje, añadió, van a los museos y el resto son destruidas. Para
probar su punto, el general mostró a dos reporteros la forma en que se destruyen.
Las autoridades locales - en particular la policía municipal y estatal – también se
apoderan de muchas armas. Su cuenta, según los servicios de inteligencia
estadounidenses y mexicanos, puede no ser tan rigurosa como la del ejército. Un
agente de Estados Unidos, que rastrea armas en la región, dijo que muchos de estos
decomisos no son reportados y simplemente se filtran de nuevo en las redes
criminales o se venden en el mercado negro.
Otros Jugadores en el Tráfico de Armas al Interior de México
También hay pequeños grupos criminales independientes que se especializan en el
transporte de armas. En algún momento operaban independientemente de los
carteles de la droga, vendían armas a todo el mundo, como señala un informe de
abril de 2009 hecho por la Oficina del Procurador General de México. "Las
organizaciones de narcotraficantes no controlan el mercado negro de armas", dice
el informe. "Su red de distribución contacta a personas que compran armas para
ellos, y estas personas necesariamente tienen contactos con la organización".
Las cosas son diferentes hoy en día. Las autoridades mexicanas dijeron a los
investigadores de este proyecto que los carteles están obligando a los grupos
criminales independientes a elegir un bando y trabajar para ellos, si no...
Finalmente, cada grupo involucrado en el negocio de tráfico de armas, sin importar
si son carteles de la droga, las fuerzas de seguridad o pequeñas organizaciones
criminales, tienden a moverse y actuar en familia - la gente de su confianza.
El 10 de mayo de 2008, las autoridades mexicanas allanaron una casa de seguridad
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en Culiacán, Sinaloa. Después de un breve tiroteo, las autoridades detuvieron a
cuatro hombres, entre ellos Alfonso Gutiérrez Loera, primo del jefe del cartel de
Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, alias 'El Chapo'. Dentro de la casa encontraron un
rifle calibre .50, un lanzagranadas, tres granadas, ocho chalecos antibalas, más de
3.500 cartuchos de municiones, un rifle H&K G-3 y 12 AK-47. Gutiérrez Loera
luego fue condenado a 21 años de prisión.
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La caída del ‘Jefe de Jefes’
Por Steven Dudley y Rick Young
Autoridades de Estados Unidos y
México estuvieron pisando los
talones de Arturo Beltrán Leyva,
alias “El Jefe de Jefes”, durante
casi diez meses antes de que
finalmente pudieran rodearlo y
darle de baja, a él y a varios de sus
guardaespaldas en un tiroteo de
casi cuatro horas, en uno de los
refugios de los Beltrán Leyva en
Cuernavaca el 16 de diciembre de 2009.
La persecución reveló una gran cantidad de información acerca de la profundidad a
la que el narcotraficante había logrado penetrar las fuerzas de seguridad
mexicanas, así como pistas adicionales acerca de dónde los carteles habían estado
recibiendo sus armas.
La muerte de Beltrán Leyva se remonta a una ruptura violenta entre los más
grandes carteles de la droga en México, incluido el de Beltrán Leyva, quien dirigía
la llamada Organización de los Beltrán Leyva [OBL], y su socio de larga data,
Joaquín Guzmán Loera, alias "El Chapo", quien dirige el Cartel de Sinaloa. Los dos
hombres se separaron a principios de 2008, después de que el hermano menor de
los Beltrán Leyva, Alfredo, fuera arrestado mientras él y su séquito conducían a
través de Culiacán en Sinaloa.
Al momento de su detención, Alfredo llevaba una Colt calibre .38 Súper que según
las autoridades gubernamentales había comprado en "X Caliber Guns", en Phoenix,
Arizona, tres meses antes. Sin duda, una fuente de una agencia de seguridad en
Estados Unidos cree que las armas traficadas desde esta tienda en Estados Unidos
representaron, en un momento dado, casi la mitad de los suministros para la
Organización de los Beltrán Leyva.
Los Beltrán Leyva culparon a Guzmán de la detención de su hermano y la guerra
comenzó. La lucha se extendió por varios estados mexicanos y, a medida que sus
agentes empezaron a relevar el mando, se volvieron más vulnerables;
comunicándose y desplazándose de un lugar a otro más frecuentemente.
Los arrestos no se hicieron esperar, entre ellos el de 'María Fernanda', nombre que
las autoridades le dieron a un miembro de la OBL y, testigo protegido que según un
informe publicado en el diario El Universal, informó a las autoridades dónde se
encontraban los refugios y el modus operandi de las organizaciones criminales. Su
información llevó a la captura de casi 50 miembros de los Beltrán Leyva, entre ellos
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agentes de policía y numerosos sicarios a sueldo de la organización.
En diciembre de 2009, ni siquiera los confidentes más cercanos de los Beltrán
Leyva querían su compañía, y por buenas razones. El 11 de diciembre, las
autoridades allanaron una fiesta de Navidad en Cuernavaca, pero Beltrán Leyva y
su hermano, Héctor, lograron escapar. Las autoridades mexicanas recuperaron 16
rifles de asalto de tipo AK-47 hechos en Rumania, conocidos como WASR-10, en la
escena. Diez de las armas fueron compradas originalmente en X Caliber.
En los días siguientes, las agencias de inteligencia de Estados Unidos descubrieron
que Arturo estaba escondido en un edificio de apartamentos de lujo en Cuernavaca.
Estados Unidos notificó al gobierno mexicano y el 16 de diciembre, en una
operación que incluyó la evacuaión secreta de todos los residentes del edificio de
varios pisos, infantes de marina mexicanos, con el apoyo del ejército, se
movilizaron dejando a Arturo y cuatro de sus guardaespaldas muertos.
La información obtenida en la escena llevó a las autoridades, dos días después, a
una casa donde incautaron 41 fusiles de asalto, cuatro pistolas, 6.722 cartuchos de
municiones, 233 cargadores, 7 silenciadores, 2 telescopios, una camioneta de
platón (pickup) blindada, un portátil, 18 radios, un GPS y algunas drogas ilegales.
Dieciocho de los fusiles de asalto fueron rastreados más tarde, de nuevo a X
Caliber.
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