Transformers 2, la venganza de los caídos
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Transformers 2, la venganza de los caídos
Transformers 2, la venganza de los caídos Dirección y concepto artístico: Homero Simpson Keshava Quintanar Cano Hasta el día de hoy, uno de los secretos mejor guardados en Hollywood (esta es una primicia para Filmofrenia) es que Max Power, alias Don Barredora, alias Michael Bay, mejor conocido como Homero Simpson, dirigió y creó el concepto artístico de Transformers 2: la venganza de los caídos (2009), el infomercial más costoso, absurdo y surrealista del año. Efectivamente, el 24 de junio, con un presupuesto de 200 millones de dólares, se estrenó esta cinta que, a pesar del coctél de efectos especiales, robots interplanetarios, persecuciones interminables, y romances de kermés; no logra disfrazar sus verdaderas intenciones: alejar de la quiebra a la General Motors Company; renovar el posicionamiento militar de Estados Unidos en el imaginario mundial y, de paso, impulsar la carrera forzada y sin méritos de Megan Fox, la nueva “Starlet” de la Paramount. General Motors Company (GMC) se encuentra a punto de irse a la quiebra, son más de 180,000 millones de dólares los que debe, y para evitar que el gigante automotriz, todavía gringo, caiga en manos alemanas, como le pasó a Chrysler con Pegeout y a Seat con Volkswagen, el gobierno norteamericano compró numerosas acciones GMC. De ahí que no les parezca mala idea aprovechar los 120 minutos de la película para anunciar los nuevos prototipos cupés de la Chevrolet (empresa de GMC). Incluso, como parte del plan de mercadotecnia, ya venden un Camaro con todos los aditamentos infantiloides de Bumblebee, el perro motorizado que hace ruiditos porque no habla, pero que es muy leal y pachón. Si en México tenemos el Programa de Renovación Vehicular para apoyar a la Industria automotriz, en Estados unidos tienen a los Transformers. Este filme está incapacitado como propuesta más o menos entretenida hasta para un niño de 10 años, y es que a pesar de que Michael Bay (Homero Simpson) también estuvo a cargo de otros bodrios pro yankis como Armagedon (1998) y Pearl Harbor (2001), en Transformers 2 llega al pináculo de su homerización como director: las líneas argumentales se retuercen débiles e inconexas; nada tiene que ver con nada; todo se resuelve con puras ocurrencias y a salto de mata, ¡Ah, sí! ¡sólo faltó que saliera un perro con mirada misteriosa! ¿Qué no había alguien medianamente pensante para hacer de Filmofrenia Noviembre 2009 Página 1 Transformers 2 algo más que un refrito del refrito, del refrito, del refrito, del refrito, del refrito (ad infinitum)? Antes de proseguir, quisiera hacer una aclaración: esto no es una crítica. Ya lo dijo Gabriel Zaid en Poemas fallidos: “Es imposible criticar, ya no digamos corregir, lo que no tiene un mínimo de oficio.” Ni beneficio, pues ahora resulta que los Transformers, ademas de anuncios “vivientes”, son robots con alma e hiper sensibles (para eso nadie mejor que Wall-e), además son sabios, dan consejos y clases de moral (en la primaria de mi hijo falta un profe, le voy a decir a un Autobot que llene solicitud). Con decirles que hasta tienen los mismos slogans de “modernidad y justicia social” de nuestros “mejores” políticos (véase La Ley de Herodes, 1999). Tambien resulta patético que apoyen al ejercito Norteamericano en su lucha por salvar al mundo del mal. A todos nos aburrió tanta toma innecesaria de Portaviones, U.S.S Marines, Cazas F-15’s, y armas de destrucción masiva de última generación, ¿a quién quieren impresionar?, ¿a Corea del Norte?, ¿a Hugo Chávez?, ¿al Gobierno de Facto de Honduras?, ¿a Al Queda?, ¿a los cárteles mexicanos?, ¿a los Decepticons?, Homero, si estás leyendo esto quisiera que nos respondas: ¿a quién querías impresionar con tanto armamento? A Flanders, ¿verdad? ¡Todo eso fue por Flanders y su estúpida tienda para zurdos! Lo sabía.¿Y qué hay de la actríz que no sabe actuar?, Megan Fox, “el atractivo visual”, dirían los productores de televisa, quien terminó peleada con Michael Bay (Homero) por su infame comentario: “fueron mínimos los recursos actorales que requería el papel”. ¡Qué le hace!, ¡si se ve que acaba de descubrir que quiere ser actriz, cantante, conductora de televisión, diseñadora de bolsas de mano y novia del rapero más rico de Los Ángeles! El papel de niña tonta que se enamora de otro tonto, le quedó grande, enorme. Además, muestra la piel sin razón coherente, sin alguna intencionalidad estética frente a los acontecimientos, ¿de qué se trata?, ¿de enseñar posiciones sugerentes no’más para la pupila morbosa del espectador?, parece que sí. Truco barato. En las escenas de “acción”, apenas y puede correr, la ropa le queda muy justa para andar esquivando proyectiles y rayos gama. Como lo importante es que se vea bien, se equivocan y sale con ropa distinta en una misma secuencia dramática. ¿Qué pasó Homero?, ¿en qué andabas babeando?Oye, Homero, por cierto, Optimus Prime me recordó mucho al Capitán America, ¿quieres mantener aquella política gringa de crear superhéroes en tiempos de guerra? Oye, Homero, ¿y esa jalada de que Opimus prime al final se transforma en un trailer-avión-ninja-jedi?, ¿qué pasó? ¿No fue suficiente destruir simbólicamente las pirámides de egipto y los grandes templos de la antigüedad? Ahora, cuando tus compatriotas vayan a Egipto podrán asegurar que esas pirámides las hicieron unos extraterrestres y que tienen un rayo para destruir al sol. Ya para terminar, podría recomendarte algo igual de bueno para la tercera parte: podrías hacer una historia mezclando el Código da Vinci, Crepúsculo y Senda de Gloria –por aquello del bicentenario de la Independencia, va a estar de moda–. ¡Ah! y que tenga una mirada social, que te veas un poco crítico del sistema, como de izquierda, como para contrarestar los comentarios que hice al principio. Podrías retomar algún ícono revolucionario, ¿qué tal Zapata?, ¿o el Che? Ya sé: los Autobots, al buscar la fuente suprema del poder revolucionario encuentran los restos del Che en el Vaticano y luego se transforman en imágenes católicas: los Santobots ¿súper, no? Además, tienen que venir a México a encontrar al tataranieto de Zapata y se enfrentan con vampiros históricos (Hidalgo, Morelos y la Corregidora) que salen del Ángel de la Independencia, pero que en realidad eran Decepticons, ¿qué tal?, ¿yahooooo? Escucha el título, te va a gustar: Transformes 3: El secreto del Che y los Santobots en el Vaticano y en México. ¡De seguro nos ganamos un Óscar! ¡Homero, toma otra nota mental para tu sigiuente película! Ya en serio, Michael Bay, alias Homero Simpson sólo quería decirte: ¡Qué pena que llevé a mi hijo a ver tu chafísimo infomercial, Transformes 2! —Aburrido, aburrido. Tengo sueño, ¿ya nos vamos?—. Sólo se escuchaba debajo de las palomitas. Filmofrenia Noviembre 2009 Página 2 PREGUNTAS SOBRE UNA ESCENA DE LA PELÍCULA EL PERRO ANDALUZ José Antonio Durand Alcántara Académico de la FES Zaragoza La escena: Luis Buñuel, navaja de rasurar en mano, corta el ojo izquierdo de una mujer. Las preguntas: ¿Por qué es precisamente Buñuel el pedestre cirujano? ¿Cuál es el simbolismo en ello contenido? ¿Cuántas lecturas admite la escena en su octogésimo aniversario? ¿Cómo le han pesado los años?, ¿le han pesado?, ¿resulta como los buenos vinos: a mayor edad mejora su calidad? ¿Cuántas veces debe verse la misma película para construir sobre esta escena un mejor discurso, cada vez más coherente? ¿Debe ser la coherencia la que guíe al espectador hacia explicaciones, digamos, racionales sobre una escena surrealista? ¿Hay alguna posibilidad de entender al surrealismo al margen de la lógica del tiempo que se vive? ¿La escena, la película, la obra de Buñuel, requiere de explicaciones? Si así fuera, ¿por qué?, ¿quién lo dice?, ¿desde donde lo dice? ¿La navaja representa una cámara de cine? ¿El corte del ojo libera la mirada? ¿La idea es entonces liberar la mirada contenida en el ojo, para que vea de una manera diferente a como “la han acostumbrado” a ver? ¿Por qué se corta el ojo a una mujer? ¿Qué significa el ojo de una mujer? ¿Es el ojo de la mujer el más reprimido, el más inhibido, y por ello el que requiere de una supuesta liberación representada en el corte? ¿La paradoja es vaciar el ojo para poder mirar? ¿El ojo íntegro aprisiona a la mirada, que solo puede “ver” cuando la vista sale del ojo merced a un corte de navaja? ¿Cuál es ese nuevo objeto (del deseo) descubierto-construido tras la metáfora de tan rudimentaria intervención quirúrgica? ¿Siempre hay dolor en una nueva mirada? ¿Qué queda atrás cuando se descubre otro horizonte? ¿Cuál es el papel del espectador? ¿El espectador es traductor y, por lo tanto, traidor? Desparramar la mirada, como sin duda quedaría después de ser rebanado el ojo, ¿equivale a renovar la visión; equivale a ver más y mejor, a saber ver? ¿Qué libera la navaja de Buñuel? ¿Qué hay dentro del ojo? ¿El ojo del cinéfilo es una herramienta hermenéutica? ¿Es el ojo un instrumento heurístico? ¿El solo ver una escena como la descrita, implica efectuar un trabajo epistemológico? ¿Cuáles son los compromisos que adquiere uno, como espectador, tras la proyección de tan impactante escena? ¿La propuesta de otra mirada nace con El perro andaluz y continúa a lo largo de la obra buñuelesca? ¿Cuáles son, sobre esta escena, preguntas pertinentes y cuáles no lo son? ¿Cómo deben construirse las preguntas adecuadas?, ¿buñuelos en lugar de palomitas?... Por ahora sólo preguntas, no tengo sino preguntas. Filmofrenia Noviembre 2009 Página 3 ¿Qué prefiero comer hoy? Juana Arroyo* En los tiempos actuales, pocas veces nos hacemos la pregunta ¿qué prefiero comer hoy? Tal vez el comer lo vemos como una necesidad básica que cubrimos y no tomamos conscientemente la decisión, lo más común es comer lo que está a la mano, lo que creemos que nos dará un gusto y cumplirá con la función de “darnos energía”. Sin embargo, ¿es tan importante el hacer la pregunta de forma consciente? y sobre todo ¿tiene algún significado para nuestra salud la respuesta a esta pregunta? ¿Somos realmente lo que comemos? México ocupa el segundo lugar en obesidad en el mundo según reportes de la OMS (Organización Mundial de la Salud) ¿quién tiene el primer lugar?, pues nada menos que nuestros vecinos del norte, aquellos que nos bombardean con su comida rápida, que combinada con la nuestra nos lleva a las cifras ya mencionadas. Tal vez pensemos, “bueno yo no tengo problemas con ello, cuido mi alimentación y como sanamente”, pero, ¿por qué tenemos cada vez más personas enfermas de diabetes, y enfermedades cardiovasculares?, ¿Porqué somos cada vez más los que conocemos a un primo(a) a un tío (a) a una abuelita(o) diabéticos? Son muchas preguntas y todos sabemos la respuesta. Pero ¿qué estamos haciendo? ¿Qué tanto decidimos realmente lo que debemos comer? ¿Qué tanto somos consumidores pasivos, y aceptamos lo que los grandes negocios de Filmofrenia Noviembre 2009 comida rápida nos venden? ¿Por qué somos el país numero uno de consumo de refresco? Tal vez si eres lector de Filmofrenia pensarás y ¿esto que tiene que ver con la revista? Tan sólo el dar una introducción para hacer una invitación a que encuentres respuestas a las interrogantes anteriores al ver el documental Súper engórdame, del director, guionista y productor Morgan Spurlock, quien se convierte en “conejillo de indias” exponiéndose un mes completo a desayunar, comer y cenar comida rápida ¡Claro, en Estados Unidos! El documental pone al descubierto la causa de nuestros males (enfermedades para ser más correcto); la inadecuada alimentación, y los intereses de quienes deciden qué debemos comer; en qué cantidad. Otro aspecto que trata y es sumamente importante de resaltar es sobre el grado de responsabilidad que tenemos al hacer cada vez más ricos a quienes nos venden este tipo de productos. ¿En dónde empieza la responsabilidad personal y en donde la de las corporaciones? ¿Decidimos realmente sobre lo que queremos comer? El documental nos muestra cómo una persona sana después de consumir este tipo de alimentos puede resultar seriamente afectada aumentando drásticamente los niveles de colesterol en sangre, así como el analizar el porqué las personas se vuelven adictas a este tipo de comidas. Página 4 DIRECTORIO UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Dr. José Narró Robles Rector Dr. Sergio M. Alcocer Mtz. Secretario General COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES M .en C. Rito Terán Olguín Director General M .en C Rafael Familiar Secretario General PLANTEL VALLEJO Lic.Lucía Laura Muñoz Corona Directora Mat. José Luis Macías Ávila Secretario General Lic. Juan A. Mosqueda Gtz. Secretario Administrativo QFB. Fidel Belmares Hernández Secretario Docente Por todo lo anterior recomiendo el documental a todos aquellos que estén preocupados y ocupados en cuidar su alimentación, y en particular a profesores y alumnos que estén viendo el tema de metabolismo, ya que la fuente de energía está en los alimentos, pero hay que entender que es muy importante decidir qué tipo de alimentos y en qué cantidades para lograr una estabilidad en nuestro organismo. Y por supuesto qué tan decidido estás a decidir lo que realmente quieres comer hoy. *Profesora de Biología en el CCH Vallejo Lic.César Cruz Cervantes Secretario Académico Lic. Laura Román Palacios Srio. Asuntos Estudiantiles FILMOFRENIA Fernando Reyes López Coordinador [email protected] Tania Reyescartín Iván Tapia Hayashi Diseño Editorial Alfonso Ledesma Impresiones Filmofrenia Noviembre 2009 Página 5 Náufrago o me tratas como una cosa Fernando Reyes Fue insoportable la primera vez que vi a Tom Hanks en un bodrio con pretensiones de comedia Socios y sabuesos (Roger Spottiswoode, 1989) haciendo una buena mancuerna con un perro; su actuación es sobresaliente, la del can, por supuesto). Ya no le seguí la huella hasta que lo vi en Philadelphia (Jonathan Demme, 1993) actuación que le valió el Oscar. De allí se lo jalaron para filmar un seguro éxito de taquilla Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), película aspiracional tan odiada como querida. Hay una película en la que Hanks se desenvuelve muy bien y demuestra las tablas que le dan los años: The green mile (Milagros inesperados, Frank Darabont, 1999), aunque una de mis preferidas es La terminal (Steven Spielberg, 2004), cuyo personaje es la mezcla perfecta entre el deficiente mental que le dio fama comercial y un náufrago con gran ingenio y voluntad para sobrevivir. El Filmofrenia Noviembre 2009 final de esta historia es fabulosa y tiene que ver con el jazz. Tom se caracteriza por cambiar con frecuencia de géneros y atmósferas fílmicas, tal como en su vida personal, en la que siempre anduvo, por el temprano divorcio de sus padres, saltando de escuelas, de estados, de religiones y hasta de madrastras. Casi siempre con tintes hollywoodenses, lo mismo puede personificar a un héroe de guerra que a un héroe de navidad computarizado, a un héroe contra la lucha por los derechos humanos, un héroe que resuelve crímenes en el Vaticano o un héroe por sobrevivir en una isla. Precisamente sobre esta sobrevivencia realizaré el siguiente Torito. Hanks, debo decirlo a boca de jarro, no es para mí el gran actor. No tiene en su filmografía un buen antihéroe. Su meta es hacer un papel que provoque algo más que la risa simplona o el llanto sentimentalista. Página 6 En otras palabras: le falta un personaje dañado. Robin Williams no pasó la prueba con 24 hours (Retratos de una obsesión, 2002, Mark Romanek), Kevin Kostner pasó de panzazo en Mr. Brooks (Bruce A. Evans, 2007), Jim Carrey, en cambio, entiende bien lo que es un daño mental en Número 23 (Joel Schumacher, 2007). Regresemos con Tom. Chuck Noland naufraga, sí. No hay antecedentes, sólo que es un trabajador de envíos Fedex y tiene una novia que ama. Llega gordito pero con la caza y la pesca adelgaza. Aquí Hanks tuvo que bajar casi 30 kilos (después de haber subido 20) y tonificar músculo. “Engordar fue bastante sencillo, pero adelgazar me costó muchísimo” dice el cachetón de rizos castaños. Se luce en esa toma cuando está pescando cual hombre de Crogmagnon. Precisamente en este contexto cavernario se da la escenografía existencial de la cinta. Un hombre, cualquiera, de cualquier época, tiene que aprender a sobrevivir. Muchas escenas se ruedan dentro de un set que simula una caverna. No hay nada, sólo cosas. Pragmata es el término griego para designar las cosas. Los objetos sirven para salir del paso. Uno es pragmático cuando utiliza distintos medios para vivir, para sobrevivir. Como sobreviviente de un choque aéreo de su compañía de envíos, Chuck llega a la isla junto con muchas de esas cosas que debían ser enviadas, remitidas, recibidas, y que no llegaron a su destinatario. Patines, un balón de voley, pedazos de espejo. Cosas que finalmente no sirven sino en la medida en que el hombre les da sentido, les da una función específica. Si no, son simples cosas, que adornan una sala, una mansión, o una cueva. Primera imagen valiosa: una caverna arreglada, adornada, adaptada con cosas. El hombre tiende a adoptar dos posturas frente a las cosas. Primero como una actitud utilitarista, consumista e incluso contaminante: las cosas se usan y se desechan, todo es ahora wear & waste. La cultura del desecho. Esto abarca otros aspectos de la condición humana: las parejas sentimentales o eróticas, los amigos que se convierten más bien en contactos o fines, los Filmofrenia Noviembre 2009 integrantes de una familia quienes funcionan, muchas veces, como es instrumento para legitimar mi papel o mi función social. El otro aspecto es un tanto fetichista, aunque no deja de ser utilitario: amo a mi osito de peluche, beso este souvenir, no te presto mis discos, colecciono sapitos o libros (cuántos colegas he visto que ostentan sus volúmenes en piel, acomodados por tema en su librero de caoba). Las cosas me pertenece, soy dueño de un gran auto (lo acaricio todas la mañanas y soy capaz de matar si me lo chocan), por la casa de la abuela se rasgan las vestiduras, se dejan de hablar los familiares hasta la muerte. Una de esas cosas que debieron llegar a alguien es el leit motiv de la escena para mi columna. No fueron los aditamentos que utilizó el protagonista para construir su balsa. No fue la cuchilla del patín que utilizó para sacarse su muela infectada. Fue un balón de voley ball el que adquiere un significado especial para el náufrago. Desesperado en su cueva, maldice, se hiere la mano y la sangre queda marcada en el balón. Se forma la figura de una carita, entre simpática y diabólica. Parece una de esas figuras totémicas de las más antiguas tribus, las cuales dotaban a distintos objetos de una dimensión humana. Mitos y leyendas en torno a esta humanización hay muchos, en todas las culturas y épocas. El origen del tótem y el fetiche. El hombre comienza a hablar con la pelota y la adopta como compañía. He aquí el preludio para el Torito. Chuck después de varios intentos por fin sale de la isla por altamar. Fuertes olas lo azotan y pierde el curso planeado. Aquella escena donde una ballena aparece a su lado, respetando su humanidad (como los humanos no respetan a los cetáceos) es de antología. Hermosa fotografía. A la deriva, le cae una tormenta, la negrura tenebrosa de la noche y la insolación del día. Cae exangüe y es despertado por la brisa marina. Al abrir los ojos lo primero que ve es que Wilson (la marca del esférico) se “ha caído” al mar. Se ha zafado de la balsa y empieza a alejarse. De inmediato, el hombre salta para rescatarlo, pero entre Página 7 más nada más se aleja su “amigo”. Tiene que decidir si sigue arriesgándose al alejarse de la balsa o salvar a la bola de piel, que, por cierto, ya está desinflado, pues pasaron juntos cuatro años en la isla. Desesperado ve cómo cada vez se aleja su compañía, aquel a quien le contó su pasado y sus planes para que se salvaran, aquel con quien incluso una vez riñó. Chuck regresa a su débil embarcación. El balón va desapareciendo en el horizonte mientras él le grita por su nombre, “Wilson, Wilson, perdóname”. Grita, llora, berrea. Le duele tanto la partida de su amigo, su segura muerte. Está dotando de una humanidad a un objeto. Una imagen garciamarqueceana me llega a la mente: entra una mujer a un baño y se llena de pavor porque en la tina flota una muñeca, sólo que esta muñeca... “estaba muerta”. En Las palabras y las cosas, Foucault plantea que “las cosas mismas ocultan y manifiestan su enigma como un lenguaje y las palabras se proponen a los hombres como cosas que hay que descifrar”. Ese enigma lo conoció Aureliano Buendía, cuando “el mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”. En la literatura abundan los ejemplos. Joyce y Proust confieren a las cosas es fundamental para la narrativa contemporánea. Las cosas, en Ulysses y A la recherche du temps perdu, alcanzan una magnitud semántica y poética de altísimos vuelos. Para los surrealistas, las cosas funcionaban como punto axial de su poética, en tanto que era el recurso metafórico más recurrente ya por su intención anarquista, ya por su coqueteo con las teorías de la representación y significación oníricas. Superando aquellas descripciones Filmofrenia Noviembre 2009 meticulosas de cosas en la literatura realista decimonónica, encontramos ricos ejemplos hispanoamericanos que hablan sobre las cosas desde una perspectiva muy particular: Neruda le canta al libro y al traje; Storni al lápiz, y Eliseo Diego al tapiz. Guillermo Samperio habla sobre los hábitos eróticos del estropajo, Eduardo Casar reivindica el ser de una llanta, y Carmen Villoro nos dice que un juguete es “una palabra mágica hecha objeto”. En la soledad y aislamiento de nuestro personaje, tuvo la necesidad de crear una relación “humana”. Pareciera signo de locura, pareciera sentimentalismo ramplón, pero no. Robinson Crusoe adoptó a un “aborigen” (ubiquemos el contexto eurocentrista del siglo XVIII en la novela de Defoe) como compañía. En todas las versiones de Tarzan, siempre aparece su chimpancé, como compañero inseparable. Incluso en la novela de Henry Devere, La laguna azul, aunque están acompañados el uno por el otro, los personajes le dan sentido existencial a las fotos, vestuarios y objetos con los que naufragaron. Las cosas, nuevamente, tienen sentido en cuanto las personas le brindan un toque humano. Es lo inverso a la cosificación que el hombre da a las personas. La otredad nos da identidad, el acercarse a los otros como tales nos humaniza más. “para que pueda ser he de ser otro / salir de mí, buscarme entre los otros...”, escribe Octavio Paz en Piedra de sol. En el contexto de la deshumanización anunciada por Ortega y Gasset hasta la Filosofía de la liberación, desarrollada por Enrique Dussel, cualquier aviso, asomo a la otredad significa bastante en nuestros tiempos, en nuestra cultura, en nuestro cine, aunque se encuentre dentro de una película comercial. Página 8