EL NEGRO NO ENTIENDE

Transcripción

EL NEGRO NO ENTIENDE
RESOLUCIÓN DE LAS TRES PRIMERAS PREGUNTAS DEL EXAMEN DE SELECTIVIDAD
“EL NEGRO NO ENTIENDE”
1.- Señale la organización de las ideas del texto.
La estructura del texto es inductiva, ya que primero presenta el relato y de él se desprende la
tesis al final como conclusión. Por ello, este texto puede dividirse en dos partes.
En la primera parte, que se corresponde con los tres primeros párrafos, se narra la anécdota
que introduce la tesis. Se pueden distinguir: el planteamiento (primer párrafo), localización
espacio-temporal de la escena, presentación de los personajes y situación que da origen al
conflicto: la chica alemana descubre que un negro está comiendo de su bandeja; el nudo
(segundo párrafo), desarrollo de los hechos, reacción de la chica y comportamiento de ambos
en la mesa; y, por último, el desenlace (tercer párrafo), donde se cuenta el final de la historia:
la chica descubre su error.
La segunda parte se corresponde con el cuarto y último párrafo, y en ella se establece la tesis
final y la conclusión: hay que liberarse de los prejuicios racistas. También se alude al receptor
de la historia: los españoles con ideología racista.
2.- Indique el tema y escriba un resumen del texto.
Tema:
Necesidad de librarse de los ridículos prejuicios racistas. También, el racismo encubierto en
comportamientos paternalistas.
Resumen:
En el autoservicio de una universidad alemana una estudiante descubre, al regresar a la mesa,
que un joven negro se ha puesto a comer de su bandeja. Pensando que quizá el chico no tenga
dinero para comer, se muestra cariñosa y comparte con él la comida. Pero, cuando se vuelve a
levantar, descubre que su bandeja sigue intacta en otra mesa y que ha sido ella la que ha
estado comiendo de la del chico. La periodista extrae de esta historia la conclusión de que los
españoles-europeos deben liberarse de los prejuicios contra los inmigrantes para no hacer el
ridículo, como le ocurrió a esta joven alemana.
3.- Comentario crítico sobre el contenido del texto.
El texto es un artículo periodístico de opinión, en concreto una columna, publicado en el
periódico El País de tirada nacional, y firmado por Rosa Montero, reconocida escritora y
periodista y habitual colaboradora de este diario. Se trata de un texto de carácter expositivoargumentativo, aunque con elementos narrativos, en el que la autora defiende su tesis: como
es propio de las columnas, lo hace de un modo original con un estilo propio, casi literario.
Trata de un tema de evidente actualidad: la xenofobia o el racismo presente veladamente en
la mentalidad de los españoles, que ilustra con una anécdota narrativa sorprendente que ella
misma califica de “auténtica y deliciosa”. El texto responde a una clara estructura sintética o
inductiva, ya que primero presenta el relato que le sirve como argumento de analogía, y la
tesis se desprende al final como conclusión.
RESOLUCIÓN DE LAS TRES PRIMERAS PREGUNTAS DEL EXAMEN DE SELECTIVIDAD
“EL NEGRO NO ENTIENDE”
La localización de la historia es muy breve: comedor autoservicio de una universidad alemana;
al igual que el retrato de los dos chicos que la protagonizan, pero los pocos detalles
descriptivos que se dan sobre su aspecto son muy significativos y establecen un claro contraste
entre ambos, que va a mantenerse en el desarrollo de los hechos. La alumna es una “chica
rubia” e “inequívocamente germana” (notemos el valor enfatizador del adverbio
“inequívocamente”). Sin embargo, el chico negro es “probablemente subsahariano”, y de su
físico sólo conocemos su “blanca sonrisa”. La elección de una ciudadana alemana no parece
inocente, y el lector la puede relacionar inconscientemente con la cuna de la raza aria.
Los acontecimientos se narran de forma pormenorizada hasta que se produce la situación que
da origen al conflicto: un chico negro está comiendo de su bandeja. El lector se siente
sorprendido y se identifica en este momento con una muchacha que vive la escena,
“desconcertada y agredida”. La eficacia del texto reside en que a partir de este momento la
narradora va a explicar el desarrollo de los acontecimientos, pero sólo desde la perspectiva de
la chica, ya que suponemos que este es el punto de vista con el que la autora pretende que se
identifique el receptor.
En un primer momento, la chica disculpa la actitud del “africano, que no entiende”, como
indica el título del artículo, con argumentos que evidencian la prepotencia y el paternalismo
propios de los países ricos de cultura imperialista. Después, decide sentarse “ frente al tipo” y
compartir la comida. Cabe resaltar la ironía con la que se describe el esfuerzo realizado
(“exquisita generosidad y cortesía”, “aparentar la mayor normalidad”) y el perfecto
paralelismo “paritario” (otra vez, utilizando la ironía) con el que reparten la comida, de la que
se enumeran de forma intensificadora todos los ingredientes. La educación exquisita europea
que está intentando enseñar la chica al “africano” cuadra muy bien con el adjetivo culinario
“trufado” por medio del cual se describen las sonrisas comprensivas de la chica dirigidas al
pobre e inculto muchacho.
El final de la escena se cierra de forma sorprendente, como suele ocurrir en los cuentos
literarios. Al levantarse a por un café descubre “su propio abrigo” junto a “una bandeja” de
comida intacta. Nada se nos dice ahora de la reacción de la chica, porque la autora espera que
nos identifiquemos con ella y aprendamos la lección que a continuación nos expone. El
“inmensamente educado” había sido él y no ella.
Si hasta ahora la escritora nos había hecho partícipes, como receptores, de esta historia
(“estamos”, “nuestros ricos países”) ahora ya no disimula su posición y directamente explicita
en primera persona a quién se la dedica: a nosotros, los españoles que, aunque no lo
reconozcamos, en el fondo recelamos de los inmigrantes y los consideramos inferiores. Y nos
avisa de que podemos llegar a ponernos en evidencia.
Dado que en España tradicionalmente no ha habido convivencia con diversas razas de
inmigrantes (esta realidad es relativamente reciente), un gran sector de la población no se
considera racista o xenófobo, porque tampoco ha tenido ocasión de demostrarlo, aunque
puede que en el fondo sí exista esta mentalidad. Esta situación hace que este tipo de
comportamientos sea mucho más difícil de erradicar que si las personas abiertamente
reconocieran o defendieran el racismo y la xenofobia.
RESOLUCIÓN DE LAS TRES PRIMERAS PREGUNTAS DEL EXAMEN DE SELECTIVIDAD
“EL NEGRO NO ENTIENDE”
Por otro lado, coincidimos con Rosa Montero en que la mayoría de veces somos
condescendientes con los inmigrantes que viven junto a nosotros en situaciones precarias y a
lo más que llegamos, si somos “bienintencionados”, es a ayudarles de forma paternalista. El
hecho que se denuncia es, evidentemente, esta falta de solidaridad y de verdadero
tratamiento igualitario, presente cada vez más en nuestra sociedad desde que el desarrollo
económico ha atraído a nuestro país a miles de inmigrantes. Muchos de ellos proceden,
precisamente, del continente vecino y llegan en pateras en condiciones infrahumanas huyendo
de la miseria y la indignidad. Y no acaban, curiosamente, en un comedor universitario.
La tesis es más efectiva porque el bochorno que siente la joven alemana es el mismo que
deberíamos sentir nosotros cuando miramos por encima del hombro a las personas que vienen
de países en vías de desarrollo (Hispanoamérica, Europa del Este o África), a buscar un medio
de subsistencia en nuestro país, y olvidamos que hace pocas décadas éramos nosotros los que
resultábamos en unos casos acogidos y en otros humillados, cuando emigrábamos, en busca
de refugio o de un medio de vida, a la vendimia de Francia, a las industrias alemanas o a los
países de Sudamérica.
La autora no necesita más argumentos para defender su tesis. La historia es tan gráfica que no
deja opción a la duda. Con todo, resaltamos la alusión a los países “ricos”. El origen de la
discriminación racial o xenófoba es, efectivamente, la diferencia económica y de poder. Nadie
teme o recela de un jugador de fútbol enriquecido por la fama, o de una top-model como
Naomi Campbell. El desarrollo económico vivido en nuestro país nos ha hecho pasar de ser un
país exportador de inmigrantes a ser un país receptor. No olvidemos, pues, nuestro pasado y
aprendamos la lección que nos enseña Rosa Montero.

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