Dibújame un cuento, cuéntame un cuadro

Transcripción

Dibújame un cuento, cuéntame un cuadro
Dibújame un cuento, cuéntame un cuadro
…
IX CERTAMEN ARTÍSTICO - LITERARIO
Organiza: AMPA Colegio Público Gesta I
AÑO 2007
2
AGRADECIMIENTOS
A los profesores:
Berta y Eugenio
A los padres:
Francisco José, Rosana, Carmen A, Carmen,
Enrique, Mercedes, Paloma, Rosa, Silvia y
José Manuel.
Y al resto de profesores y equipo
directivo del Colegio Público Gesta I,
sin cuya colaboración no hubiese sido
posible llevar acabo este Certamen.
3
PREMIOS DE DIBUJO
Ciclo Infantil
1er Premio
Eduardo García Rodríguez(nº 8)
1º B EI
1er Premio
Estrella Martínez García (nº 7)
2º E.I.
1er Premio
María Pérez Zamanillo (nº 9)
3º E.I.
2º Premio
Malena Domínguez Sirgo (nº 10)
2º A E.I.
3er Premio
Victoria Pérez Alperi (nº 11)
1º B EI
er
1 Ciclo de Primaria
1er Premio
Patricia García Regueras (nº 6)
2º B
2º Premio
Paula de V.D. (nº 4)
3er Premio
Carolina Hernández A-Quiñones (nº 5)
1º B
2º Ciclo de Primaria
1er Premio
Daniel Basante Viñuela (nº 1)
3º A
2º Premio
Jaime Mon Bianco (nº 2)
4º B
3er Premio
Sara Fernández Villaverde (nº 3)
4º A
3er Ciclo de Primaria
1er Premio
Alex M. Verbitsky Atencio (nº 12) 5º A
2º Premio
Paco Fernández Villoria (nº 13)
6º A
3er Premio
Carlota Alonso López (nº 14)
6º A
Accesit
Pablo Hernando Rodríguez (nº 15)
5º A
4
El viaje en el tiempo (nº 1)
El bosque del terror y el montañero (nº 2)
5
Buscando a Nemo (nº 3)
El arca de Noe (nº 4)
6
101 dálmatas (nº 5)
Don Quijote de la Mancha (nº 6)
7
Campo de amapolas (nº 7)
El pequeño conejo blanco (nº 8)
8
Blancanieves (nº 9)
Campo de amapolas (nº 10)
9
El pequeño conejo blanco (nº 11)
La batalla de los árboles (nº 12)
10
Don Quijote de la Mancha (nº 13)
11
La bella y la bestia (nº 14)
Mis amigos los Monstruos (nº 15)
12
“La habitación encantada” (Van Gogh)
Bañistas en la playa (J. Sorolla)
Toda la clase
Juan Antonio Abol-Braso González
La muchacha en la ventana (Salvador Dalí)
Clara Valdés Álvarez
Perdidos (J.Sorolla)
María Iglesias Alonso
Mi pato “Patoso” (bodegón de sus abuelos)
Silvia Fernández Flórez
La gallina ciega
María Martínez Embíl
Campo de amapolas
Claudia Alonso López
Aventura en el Museo
El Carnaval
Alejandro Galán Bermúdez
El cuadro mágico de Las Meninas.
Pablo Hernando Rodríguez
El indiano y su mujer.
Álvaro Sampedro Díaz.
El Museo.
Marcos.
La Monna Lisa y D’vinci se pelean.
Daniel Corrales
La Monna Lisa marchosa.
Carla Fernández González.
La Monna Lisa.
Javier Menéndez Crespo.
Los Borrachos de Velázquez.
Ana Fernández-Peña.
Los Borrachos.
Ana de la Fuente.
Los Portales.
Miguel Arduengo.
Pedro en el museo de Bellas Artes de Asturias.
Alfredo Sampedro Díaz.
El quitasol.
Marina Valdés Álvarez
La historia del cuadro de las Meninas.
Laura Díaz Merayo
Gala.
Ana de Arquer González
La Monna Lisa.
Alejandro Rego Hevia
El escondite de Monna Lisa.
Pablo Álvarez Fueyo
La Monna Lisa.
Lucía Fernández González
Los días de Gala.
Lucía Brazuelo Cabeza
El dolor pintado en un cuadro.
Adrián Pereira Vicente
La Gioconda
La Monna Aburrida.
Margarita Álvarez-Cienfuegos González
La Caída del Tiempo.
Carlota Alonso López
La liebre.
Paco Fernández
La muerte de Ofelia.
Teresa Suárez Antuña
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CUENTOS PREMIADOS
Educación Infantil 3º B
Mención especial: La habitación de Van Gogh
Autores: Toda la clase
Educación Primaria 1er Ciclo
1º premio:
Bañistas en la playa (Joaquín Sorolla)
Autora: Juan Antonio Abol-Braso González.
Curso 2º B.
Educación Primaria 2º Ciclo
1º premio:
2º premio:
3º Premio:
Perdidos (basado en “Corriendo por la playa” J.Sorolla)
Autora: María Iglesias Alonso.
Curso 3º A.
Campo de amapolas
Autora: Claudia Alonso López
Curso 4º A.
Mi pato “Patoso”
Autora: Silvia Fernández Flórez.
Curso 3º B.
Educación Primaria 3er Ciclo
1º premio:
2º premio:
3º Premio:
El escondite de Monna Lisa
Autor: Pablo Álvarez Fueyo
Curso 6º A.
La liebre
Autor: Paco Fernández
Curso 6º A.
Aventura en el Museo
Autor: Sara González Morales.
Curso 5º A.
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TÍTULO: “La habitación encantada”
AUTOR: toda la clase de Infantil 5B
CURSO: 5 años B
‘La habitación de Van Gogh’
Mirando el cuadro…noté que la puerta se abría. Entró un niño asustado
porque oyó un ruido extraño. Se metió debajo de la cama. El niño vio
una sombra en la ventana, creyó que era un gigante. El niño gritó
¡Socorro! ¡Auxilio!. Llegó Van Gogh con un ramo de girasoles, se
tranquilizó el niño y se durmió.
FIN
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TÍTULO: “Bañistas en la playa (Joaquin Sorolla)”
AUTOR: Juan Antonio Abol-Braso González
CURSO: 2ºB
Érase una vez dos vecinos que en un día de verano se conocieron y se hicieron
amigos. Los dos vecinos tenían hijos que se llamaban Carlos, Raúl y Cristina.
Decidieron quedar en la playa al día siguiente. Por la mañana estaban muy
contentos porque iban a la playa. Llevaban gafas de bucear y redes para
pescar cangrejos. Lo metieron en el coche y emprendieron el viaje. Se
encontraron en la playa y construyeron un castillo de arena después bucearon
y al final pescaron cangrejos y vieron peces. Sus padres estaban tomando el
sol. Al anochecer se fueron a sus casas. Fue un día de verano fantástico para
ellos..
FIN
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TÍTULO: La muchacha en la ventana (Salvador Dalí)
AUTOR: Clara Valdés Álvarez
CURSO: 3ºA
Hace 1 año que esto me ocurrió. Yo estaba en la cama, y me dormí muy pronto.
Por la noche muy noche muy tarde vamos, me desperté y fui a ver mi cuadro
favorito. “LA MUCHACHA EN LA VENTANA” de Dalí. Cuando llegué a la
sala… ¡El cuadro no estaba! ¡HO NO! Lo busqué por todos sitios ¿Y sabéis
dónde estaba? ¡En la lavadora! De verdad no sé como se me ocurrió mirar en
la lavadora… ¡Bueno que estaba allí y es que estaba allí! ¿Vale? Pero… ¡era
diferente! La muchacha tenía el brazo alzado y la cabeza estaba girada hacia
mí. Lo llevé al cuarto y allí lo miré fijamente y me dormí, me volví a despertar,
y entonces dije…
-Debo estar soñando.
Claro que yo nunca sufría uno de estos sueños. En realidad tenía miedo al
sueño. ¡El sueño era una pesadilla una gran pesadilla! Empecé a llorar y llorar
hasta que sentí un cambio en el cuadro ¡Un enorme cambio! las lágrimas
habían hecho que el cuadro se clarease y no se viera bien. Una hora después
el cuadro volvió a ser tal como Dalí lo hizo. Sentí gritos, golpes, frases y
enfado entonces vi a Dalí, estaba hablando con una persona muy arreglada que
decía que el cuadro de Dalí era espantoso. Yo me enfadé muchísimo y Dalí me
agarró la mano y dijo que estaba conmigo. Entonces… ¡Me desperté! ¡Todo
había sido un sueño.
FIN
TÍTULO: Perdidos (basado en el cuadro “Corriendo por la playa”
J.Sorolla)
AUTOR: María Iglesias Alonso
CURSO: 3ºA
Un día mientras visitaba con mis padres y mi hermano el museo de Bellas
Artes de Oviedo, vi en una sala un cuadro precioso, era de un niño y dos niñas
que corrían por la playa, lo pintó Joaquín Sorolla en 1.908 y entonces me vino
a la cabeza una historia que les paso a unos amigos míos cuando estaban de
vacaciones en Valencia y que os voy a contar:
Es la historia de un niño llamado Raúl que cumplía 7 años y dos niñas gemelas
de 10 años. Eran las 8 de la mañana cuando Raúl el más madrugador fue a la
cocina y…
¡Sorpresa!¡Feliz cumpleaños! – Dijeron todos, dejando a Raúl asustado.
Él dijo:
Que susto ¿Cómo os habéis levantado tan temprano?
No te lo vamos a decir. – Dijeron María y Marina.
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¿Y por qué no? – Dijo Raúl a punto de echarse a llorar.
Porque es un secreto. – Dijo mamá - ¿Qué quieres para tu cumpleaños?
Una balsa hinchable – Dijeron María, Marina y Raúl a la vez
¡Vale! – Contestaron papá y mamá también a la vez - ¿Queréis ir a la
playa?
Claro, pero queremos la barca ahora miso – Y así entre risas,
empujones, bromas, etc. llegaron a la playa y se compraron la barca.
¡Nos vamos! – Exclamaron las gemelas felices, no se lo podían creer,
por fin tenían una barca para ellas y su hermano.
Pero no os alejéis mucho. ¿Vale? – Dijo papá.- Nosotros
descansaremos, venid que os echo crema. No me apetece ir al mar, el agua
estará helada. – Pero ellos ya se habían ido cansados de escucharle.
Ay ¡Está helada! – Dijo Raúl nada más meter un dedo en el agua
¡Aparta enano! – Gritaron María y Marina – Que vamos – Y se tiraron
Vamos, el agua está estupenda.- Y así se montaron en el bote, remaron,
remaron, remaron, remaron y remaron, pero se fueron del limite de
seguridad. Se hizo por la tarde y divisaron una roca y decidieron ir a ver si
podian quedarse, pero cuando estaban cerca, la barca y se estrelló, con tal
mala fortuna que se dió con un pincho fuerte y grande y se pinchó. ¡Fue
espantoso! Y tan violento que Raúl cayó y se hizo mucho daño.
¡Bua, bua, bua! Me duele la rodilla y encima no sabemos donde estamos.
¡Bua, bua, bua! No me gusta este sitio.
Mira una isla, podemos nadar hacia ella – Dijeron las gemelas excitadas
– Vamos a probar, tú Raúl apóyate.
Vale. – Dijo él sonriendo y vendándose la herida con hojas.
Ya voy, ¡esperarme! – Y las gemelas le ayudaron.
Cuando llegaron, vieron piedras picudas y afiladas, también había palmeas con
cocos y dátiles y árboles de plátanos. Pero a pesar de eso no había vida en la
isla. Llego la noche e hicieron una cama calentita con ramas donde se
acostaron los tres, cansados y medio dormidos. Se durmieron sin decirse
buenas noches las dos niñas, pero Raúl no podía dormirse, pues oia ruidos
raros y se imagina monstruos que salían de las sombras para devorarle y él
decía:
No-No-No me-me-me co-co-co-ma-ma-is. No me comáis – Repetía una
y otra vez asustado hasta que se durmió.
Por la mañana se despertó con unas espantosas ojeras, después de bañarse
despertó a las gemelas, ellas se enfadaron tanto que un empujón tan fuerte
que Raúl fue a parar al agua otra vez.
¡Ja, ja, ja, ja! Te lo tienes merecido por no dejarnos dormir – Dijeron
las gemelas sin parar de reír
No da gracia, ya me ha mojado mi ropa – Protesto Raúl saliendo del
agua. – Ahora se ha mojado mi ropa – Dijo mientras la secaba
¿Qué hay de comer me muero de hambre.
Cocos y plátanos – Contestaron las gemelas mirando a los árboles
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Y yo se como vamos a abrir los cocos – Dijo María que había ido con su
gemela al museo de la prehistoria en Teverga, con el colegio – Como
prehistóricos. Que pena que papá y mamá no estén para vernos – Suspiró.
Raúl consiguió 15 cocos y 15 plátanos y a cada uno les tocó: 5 cocos y 5
plátanos. Devoraron 2 plátanos y 2 cocos y se bebieron el agua de los cocos,
luego se relamieron y jugaron al escondite, quedaba Raúl, María y Marina se
escondieron. Cuando estaban escondidas aparecieron unos hombres y las
secuestraron, también a Raúl. Los tres estaban muy asustados y no dijeron ni
mu. Los metieron en una barca con motor y los llevaron a Denia, a una casa
con barrotes de hierro. Uno de los tres hombres dijo:
Niños os conocemos, tú eres Raúl y vosotras sois María y Marina, las
gemelas. – Y se rió.
Y tú eres Eric, él Miguel y el otro Juan – Contestaron las gemelas
dejando a los tres blancos – Lo sabemos porque Eric y ustedes amenazaron a
mi padre para que les diera su invento – Y Juan dijo:
¿Cómo lo sabéis? – Y las gemelas le contestaron:
Porque pusimos cámaras de vigilancia y micrófonos cuando os vimos. –
Y se rieron. Se enfadaron tanto los tres hombres que les encerraron.
Tengo una idea – dijo María.- Mirad aquellas palomas son de nuestro
amigo Pedro, por qué no le enviamos un mensaje de socorro.
Vale – Dijo Raúl. Y le mandaron el mensaje atado a la para de una
paloma. – Lleva esta carta a tu dueño paloma. – Le enviaron la carta a su amigo
Pedro de 15 años que vivía en Denia, la carta estaba escrita en clave que
Pedro y ellos conocían:
Su amigo leyó la carta y se dijo:
Los salvare aunque me cueste la vida. – Y se puso en camino.
Al llegar, la puerta del jardín estaba cerrada y tuvo una idea fabulosa,
consistía en coger una pelota y tirarla dentro llamaría y le dejarían entrar, y
así lo hizo, hubo suerte y le dejo pasar Eric. Luego, él se coló en la casa y
como no había nadie los buscó por la casa y los encontró, pero os voy a contar
como:
Estaba en el piso de arriba y oyó gritos de socorro en la última puerta. Vio en
la puerta la llave, y la giró, se abrió la puerta y salieron Raúl y las gemelas.
Fueron a avisar a la policía que capturó a los tres hombres y llevo a los niños
con sus padres, ellos les dijeron que tenian que hacerles caso para otra vez, y
los tres niños no desobedecieron jamás.
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Vamos María, date prisa que papá y mamá se van – dijo mi hermano
Manuel – No se por qué te has quedado embobada mirando ese cuadro tan feo
¡No es feo! – Grite yo enfadada. – Ya voy. – Me tranquilice cuando
salimos afuera – Por fin aire libre – suspire – te echo una carrera enano
Vale ¿Hasta donde? – Dijo mi hermano
Hasta el mercadillo del Fontan 1, 2… y 3 – Y salimos corriendo
mientras corríamos pensé que la historia era verdad pero no estaba muy
segura, de lo que si estoy segura es que el cuadro es precioso. En la carrera
gane yo por supuesto y mi hermano no protestó.
COLORIN COLORADO ESTA HISTORIA SE HA ACABADO
MORALEJA: El desobedecer a nuestros padres puede traer consecuencias
peligrosas.
FIN
TÍTULO: Mi pato “Patoso” (Basado en un bodegón de la casa de sus
abuelos)
AUTOR: Silvia Fernández Flórez
CURSO: 3ºB
Hace 15 días estuve en Navia visitando a mis abuelos paternos. No había
estado allí desde Semana Santa y todo seguía igual.
Bueno, no todo porque la abuela había colgado en el pasillo un cuadro de un
bodegón.
No recuerdo exactamente la imagen. Había frutas, verduras, algunos objetos
de barro y unas aves muertas: faisanes, codornices o… ¡Patos!
Entonces mi cabeza empezó a recordar una historia que me ocurrió cuando
era pequeña:
Tenía cerca de 2 años, era verano y estaba en Fuso de la Reina, en casa de
mis bisabuelos. Ya podía correr con mis piernecitas gordezuelas pero mi mamá
decía que tenía que dejar de ser un “ratón pañalero”. Cuando por fin dejé el
pañal mis papás me prepararon una bonita sorpresa “por ser una niña grande”.
Un día llegaron a Fuso de hacer las compras en el Fontán. Traían comida pero
también una cajita de zapatos con unos agujeritos en la tapa. Mamá puso la
caja en mis manitas y yo me asusté mucho porque de ella salían unos ruidos
extraños.
¡Todos se reían muchísimo al ver mi cara!...
Entonces pusieron la caja en el suelo y al abrirla salió un patito muy muy
pequeño, de color amarillo, peludito y suave como una bolita de algodón.
Nos miramos sorprendidos y desde ese mismo omento empezó a seguirme por
todos los sitios.
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¡Debía creer que era su mamá para porque yo también tenía una pelusa rubia
en la cabeza y andaba todavía como un pato!...
Cuando se acabó el verano, mis padres y yo viajamos a Madrid donde vivíamos
en esa época.
Volvíamos a visitar a la familia (y a nuestro “patito Patoso”) todas las
vacaciones:
En las Navidades cuando volví a Fuso, Patoso era ya muy grande. Patoso ya
tenía plumas en lugar de pelusa y era de color blanco.
En Semana Santa mis bisabuelos me dijeron que Patoso era una pata porque
ponía huevos.
¡Al verano siguiente mi “Patosa” había desaparecido porque el perro del vecino
le había dado un mordisco y la mató! Yo sigo acordándome de ella… En la
comunión que celebraré este 12 de Mayo… ¡No vamos a comer “Magret de
pato con risotto al caramelo de naranjas y azafrán como querían mis padres!
¡Siempre respetaré la memoria de mi “Patosa”!
FIN
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TÍTULO: La gallina ciega
AUTOR: María Martínez Embíl
CURSO: 4ºA
En agosto fui a Madrid. Tuvimos que ir al aburrido museo del Prado, que
remedio si no me castigaban. Me separé de mis padres y de mi hermano yendo
a otra sala. Anunciaron por el altavoz que el museo cerraba en media hora. Fui
corriendo a buscar a mis padres y a mi hermano. Antes de encontrarles vi un
cuadro que me llamó mucho la atención, un cuadro llamado La gallina ciega y
pintado por Goya. Había nueve personas, estaban en un corro, todos menos
uno que estaba en el medio. Me quedé muy entretenida con ese cuadro. En ese
momento no había nadie en la sala, todo estaba en silencio pero alguien lo
rompió con un susurro que decía que si quería entrar en el cuadro que lo
tocase y que jugara con ellos. Miré para el cuadro y asustada vi que el chico
del medio era el que hablaba, ya no llevaba la venda que tenía que tener para
jugar. Yo toqué el cuadro y ¡pataplás! Caí de culo en ele suelo del cuadro.
Todos me saludaron amablemente y me preguntaron si quería jugar. Yo
acepté. Me dijeron que quedara yo, no me gustaba mucho quedar pero bueno
que más da. Me metí dentro del círculo y me puse la venda. Oí que se decían
algo entre ellos pero no les entendí. Al lado de nosotros había un lago. Las
personas que más cerca estaban del lago cuando vieron que me acercaba hacia
ellos se soltaron. Todos se estaban riendo y yo no sabía por qué así que yo
seguí y me caí al lago. ¡Ahora ya sabía por que se reían!
Me ayudaron a subirme.¡Estaba toda empapada! Una chica llevaba en su
bolso un vestido preciosísimo de época. Me lo puse y …. ¡Que guapa estaba! Vi
que era tarde y me despedí. Cuando salí del cuadro dijeron por megafonía
¡Dentro de 5 minutos cerramos, diríjanse a la salida, por favor! De nuevo fui a
buscar a mi familia, intentando no entretenerme. Siempre que pasaba por
delante de alguien me miraban extrañados, y solían decir comentarios
absurdos como ¿Esa niña habrá robado el traje? Cuando encontré a mis
padres y a mi hermano me preguntaron lo mismo que le hubiese gustado decir
a todos los que me vieron ¿De dónde sacaste ese vestido? Yo contesté es una
larguísima historia.
FIN
TÍTULO: Campo de amapolas
AUTOR: Claudia Alonso López
CURSO: 4ºA
Era el cumpleaños de mi abuela y como regalo especial me llevó al
museo. Cuando llegamos me dijo que mirase las flores de un cuadro, pero yo
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solo veía manchas, me alejé un poco y vi las flores. Pensé que a la abuela le
gustarían una flores como esas.
Cerré los ojos y respiré, estaba segura de que podía oler las flores,
abrí los ojos y me encontré en un precioso jardín. Me encontré con un niño
que se llamaba Jean que era el hijo de Monet, el famosos pintor. Le edí
permiso para coger unas flores. Cuando tenía un precioso ramo me despedí de
él hasta otro día.
Salí del cuadro y vi que las flores se estaban marchitando, decidí
coger otras flores. Seguí mirando los cuadros y vi uno titulado “Campo de
amapolas” en él estaba Jean el hijo de Monet paseando por el campo de
amapolas con su madre. Pensé que a la abuela le gustaría un ramo de amapolas,
así que me metí en el cuadro. Jean se puso muy contento al verme, me ayudó a
recoger las amapolas para la abuela. Más tarde nos pusimos a merendar bajo
la sombra de un árbol. De repente una nube de abejas volaba hacia nosotros,
iban detrás de mis amapolas. Salí corriendo, salté del cuadro, pero las abejas
me seguían persiguiendo por toda la sala. Abrí la ventana y tiré las amapolas,
las abejas salieron a la calle. Pensé que lo mejor sería comprar las flores de la
abuela en un puesto de flores. Y así lo hice y a la abuela le gustaron mucho.
FIN
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TÍTULO: Aventura en el Museo.
AUTOR: Anónimo
CURSO: 5ºA
Un día, fuimos de excursión la clase de 5º A al Museo de Bellas Artes. Cuando
llegamos, un guardia nos abrió la puerta y nos hizo ir a una sala de cuadros
famosos.
Nos enseñaron, primeramente, una copia de la Monna Lisa. Era una mujer de
piel blanca como la nieve y unos ojos marrones. Tenía el pelo largo y llevaba un
vestido antiguo de color verde y negro. Su sonrisa era misteriosa.
De repente, cuando la miré, ella me guiñó un ojo. Yo pensé que habían sido
imaginaciones mías, pero no, ¡Ahora me había guiñado el otro ojo! Me quedé
absorta mirándola para ver qué hacía ahora y, cuando miré para atrás para ir
con mis compañeros, vi que…
¡No estaban! No había nadie, ni el profesor, ni el guardia. NADIE. Encima no
sabía el camino hacia la salida…¡Estaba muy nerviosa! No sabía qué hacer…Oí
una carcajada que salía del cuadro de la Monna Lisa. Miré hacia allí y vi que
ella se estaba moviendo en el cuadro como si quisiera salir.
Le pregunté:
-¿Qué pretendes hacer?
Me miró con cara rara y me respondió:
-Sara acércate aquí. Quiero preguntarte una cosa, ¿Qué te pasa? ¿por qué
estás tan confusa?
¡Yo estaba alucinando! Me estaba hablando un cuadro! No tuve más remedio
que contestarle. Y le dije:
-Es que cuando me guiñaste un ojo me quedé impresionada mirándote y los de
mi clase se han ido y ahora no sé el camino hacia la salida…¿Sabes el camino
hasta allí?
La Monna Lisa se quedó pensando y después de un rato me dijo:
-La verdad es que no lo sé. Ya sé que llevo muchos años aquí, pero… Bueno, le
puedes preguntar a Los Borrachos de al lado.
Le hice caso y fui al cuadro de al lado.
Allí había nueve borrachos mal vestidos que tenían todos una boina en la
cabeza y, en la mano, un vaso de cerveza.
Me puse delante del cuadro y le dije al señor que estaba en medio:
-Oiga, buenas tardes.¿Sabría decirme dónde está la salida?
Me miró confuso y me dijo:
Quién te manda aquí.
Antes de decirle nada, pensaba que era, al menos, uno poco educado, pero,
¡Era más grosero…!
Le contesté:´
-Me dijo la Monna Lisa que os viniera a preguntar dónde está la salida de este
museo porque ella no lo sabía. ¿Me vais a contestar?
De repente, el que estaba a su izquierda me dijo:
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-Anda, por ser tú, te contestaremos:
-Vas todo recto y, después giras a la derecha, vuelves a ir todo recto y ahí te
encontrarás con una puerta. Ábrela, pasa por ahí y ya ate encontrarás con la
salida.
Yo le respondí, con cara muy alegre:
-¡Muchas gracias!¡hasta luego!
Me dirigí al cuadro de la Monna Lisa y le dije:
-Ya me han dicho la dirección, supongo que ahora me tendré que ir, así que
¡Encantada de haberte conocido!
Ah, por cierto nunca había hablado con un cuadro ¡Me has sorprendido mucho!
Bueno espero volver a verte, ¡Hasta Pronto!
-¡Adiós! – gritó ella desde el cuadro.
Seguí el camino que me habían dicho Los Borrachos y así llegué a la salida. Allí
me encontré con mis compañeros de clase. Menos mal que el profesor no se
había dado cuenta de que había llegado ahora. Fue una aventura muy
divertida…¡Qué cosas me pasan! ¡Los museos están llenos de misterio y
encanto!
FIN
TÍTULO: El Carnaval.
AUTOR: Alejandro Galán Bermúdez
CURSO: 5ºA
Yo fui de excursión con mis compañeros de clase al museo de Bellas Artes.
Estuvimos viendo unos cuadros y me quedé embobado delante de uno de los
cuadros. Se llamaba ‘ El Carnaval’ estaba hecho por Evaristo Valle. De repente
escuché un ruido, me asusté, di unos cuantos pasos para atrás, choqué contra
la pared, di media vuelta y vi que los cuadros no tenían los personajes que
había pintadas. Alguien me puso la mano en el hombro, vi. a La Monalisa y
sorprendido le dije:
-¡Ho…ho…hola!
-Hola, ah por cierto ¿Has visto mis colores? es que estoy en blanco y negro. –
dijo.
Se encienden las luces, veo que la Monalisa está en blanco y negro y veo a
todos los chicos y chicas de los cuadros fuera, incluso los chicos del Carnaval.
Todos me pidieron por favor que les ayudase a encontrar sus colores.
Nos fuimos.
Yo les dije por el camino que sí que les ayudaría a encontrar sus colores.
Entramos en el cuadro de la Monalisa. Caminamos y caminamos pero no
encontrábamos nada. Sin saberlo vimos una montaña llena de colores, de
todos los colores. Subimos y en la cima había un frasco enorme de colores.
Les tiré al contenido del frasco para que recuperasen sus colores y así fue.
Recuperaron los colores. Y aquéllos cuadros siguieron gustando mucho.
FIN
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TÍTULO: El cuadro mágico de Las Meninas.
AUTOR: Pablo Hernando Rodríguez
CURSO: 5ºA
Érase una vez un grupo de niños de un colegio que fueron de excursión al
museo del Prado de Madrid. Uno de los niños se quedó mirando un cuadro que
le gustó mucho. Se quedó tan impresionado que no se dio cuenta de que sus
compañeros se habían marchado y el museo estaba cerrando. De pronto se
encontró dentro del cuadro. Allí conoció a un pintor que estaba trabajando
frente a un gran cuadro. Le dijo al niño que se llamaba Diego, que había nacido
en Sevilla y que desde pequeño le gustaba mucho pintar. Ahora vivía en
Madrid y trabajaba para el rey Felipe IV. El niño se dio un paseo por dentro
del cuadro. Había un salón con el techo muy alto. El ambiente era algo oscuro
con cuadros en las paredes. En el centro había una niña rubia que le dijo que
era la infanta y que tenía sed. Inmediatamente vinieron sus damas de
compañía a traerle agua. Le dijo al niño que si quería jugar con ella porque no
le dejaban salir a la calle, pero en ese momento llegaron dos enanos algo
enfadados diciendo que eran ellos los que se encargaban de divertir a la
infanta. Además, detrás de los enanos, aparecieron un hombre y una mujer
con aspecto de monja, para proteger a la niña.
De pronto, el niño miró hacia el fondo de la sala y vio un espejo en el que se
reflejaban dos personajes. El pinto le dijo que eran los reyes. Entonces el
niño se asustó e intentó huir por unas escaleras, pero se lo impidió un señor
vestido con una capa negra que se encargaba de vigilar las puertas. El niño se
fue en dirección opuesta y tropezó con un perro mastín que estaba
durmiendo. Cayó hacia atrás y cuando se levantó se dio cuenta de que estaba
fuera del cuadro. Vino un señor con una linterna y lo sacó del museo. Fuera
estaban sus compañeros muy preocupados y él les contó su mágica
experiencia con el cuadro de ‘Las Meninas’ de Velázquez.
FIN
TÍTULO: El indiano y su mujer.
AUTOR: Álvaro Sampedro Díaz.
CURSO: 5ºA
Un día, los niños de nuestra clase, fuimos a ver el museo Bellas Artes de
Asturias en Oviedo. Allí nos enseñaron muchos cuadros, entre ellos, El indiano
y su mujer. Aparecían una mujer sana y un indiano rico, pero feo y delgado.
Cuando nos íbamos del museo, me pareció ver gente moviéndose, miré para
atrás y el indiano y su mujer desaparecieron del cuadro. Pasados dos días
alguien picó en la puerta, era el indiano que me dijo:
-Álvaro, eres el elegido.
Yo no tuve más remedio que seguirle. Él me llevaba al templo. Pasamos por la
calle Uría y, de repente todo cambió. Llegamos a un campo de fútbol, él tocó
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un botón y una base secreta empezó a resurgir del suelo. Yo, al principio, tuve
miedo pero él me dijo que no era peligroso.
Dentro de la base secreta me asignó el número 007 y tenía que espiar a un
ladrón de cuadros. Buscando y buscando lo encontré. Entonces me inventé un
plan y le tendí una trampa.
Cuando estaba atrapado, llamé a la policía y lo arrestaron. Yo llevé al indiano a
su cuadro pero su mujer no estaba allí. Así que le dije al indiano que se
metiera en el cuadro y que yo le llevaría a su mujer. En poco tiempo encontré
a la mujer perdida en el museo, la metí dentro del cuadro y me despedí.
Después me fui a mi casa.
FIN
TÍTULO: El Museo.
AUTOR: Marcos.
CURSO: 5ºA
Una noche de verano, en el museo, todo cobraba vida ¡cómo por arte de magia!
Un día, Joan, un niño de 11 años, quedó atrapado en el museo por la noche.
Estaba solo en ese oscuro museo. Su voz resonaba por las paredes haciendo
un ambiente tétrico y desolador.
Al cabo de media hora Joan tiritaba debajo de la mesa de recepción.
De repente se oían voces de la sala de exposiciones, temblando y con paso
lento se dirigió a la sala y, de pronto vio que todo cobraba vida.
Joan asombrado habló con los personajes de ‘Adoración de los Magos’:
-¿Qué pasa aquí?
Un señor respondió:
-Desde que cayó la maldición hace 50 años en el museo todos recobramos
vida.
-¿A qué se debe la maldición? – dijo Joan.
-¡Se debe a una lápida de oro! – dijeron todos gritando.
Joan encontró la lápida y la tocó y…de pronto se encontró en la cama. ¿Habrá
sido un sueño? Nadie lo sabe.
FIN
TÍTULO: La Monna Lisa y D’vinci se pelean.
AUTOR: Daniel Corrales
CURSO: 5ºA
Había una vez un niño llamado Daniel. Un día Daniel fue a Francia, a un museo
de cuadros, al Louvre en París. Cuando estaba viendo la Monna Lisa anunciaron
que era hora de cerrar. Daniel salió corriendo, pero cuando estaba en la
puerta la cerraron delante de sus narices. Daniel se volvió a ver la Monna
Lisa. De repente la Monna Lisa salió del cuadro y por arte de magia apareció
D’vinci y empezaron a discutir. D’vinci la acusaba de hortera y la Monna Lisa
29
le respondía llamándole anticuado; los dos creían que eran los más
importantes de la historia. Daniel puso paz entre ellos haciéndoles ver que
eran igual de importantes.
FIN
TÍTULO: La Monna Lisa marchosa.
AUTOR: Carla Fernández González.
CURSO: 5ºA
Era un verano muy caluroso. Hacía tanto calor, que los guardias del museo
dejaban de vigilar para ir a tomar un refresco a un bar. Se iban cada cinco
minutos y tardaban un cuarto de hora en volver. Durante ese cuarto de hora,
los personajes de los cuadros del museo cobraban vida y hacían fiestas. La
Monna Lisa acudía a todas las fiestas y bailaba hasta que los guardias volvían.
No era mucho tiempo, pero a Monna le daba igual. Monna era alta. Tenía el
pelo largo y negro. Poseía también unos ojos negros como el azabache y una
piel bastante blanquecina. Todos los cuadros admiraban su gran belleza y ella
siempre decía que no era tan guapa. Cuando Monna llegaba a su cuadro, se
sentaba en su sillón y esperaba a que los guardias se marcharan otra vez. Un
día, Monna no salió de su cuadro. Estaba enferma. Todos los cuadros que la
rodeaban fueron a ayudarla. Los cuadros le dieron a Monna muchos
medicamentos, pinceles, que la ayudaron. Al día siguiente, Monna ya se
encontraba bastante mejor y ya pudo salir de fiesta con sus amigos y amigas.
FIN
TÍTULO: La Monna Lisa.
AUTOR: Javier Menéndez Crespo.
CURSO: 5ºA
La Monna Lisa se sentía mal, porque un señor le había quitado la sonrisa y
todo lo demás: Antes tenía un negro y su pelo era marrón oscuro y los ojos
verdes. Lo que más destacaba era su sonrisa. Un día se le ocurrió salir del
cuadro e ir a buscar a Leonardo da Vinci, su autor.
Después de un largo tiempo caminando se sentó en una pradera. En ella
habitaba un caracol que no era igual que los demás porque sabía hablar. La
Monna Lisa le preguntó dónde vivía Leonardo da Vinci. EL caracol le dijo que
en una ciudad llamada Venecia. La Monna Lisa fue en su búsqueda, tuvo que
coger un barco. En el viaje nadie la reconoció porque había perdido su sonrisa.
Cuando llegó a Venecia encontró a Leonardo pintando un cuadro.
Ella le dijo que un señor le había la sonrisa que ella tenía. Leonardo da Vinci
encontró la solución, volver a pintarle su sonrisa.
30
Al cabo de unos días Leonardo da Vinci le volvió a pintar la sonrisa. La Monna
Lisa mucho más feliz que antes hizo el mismo viaje, pero de retorno para
regresar al museo.
Cuando llegó les dijo a los guardias que le pusieran un cristal ante todo para
que no le pasase eso otra vez.
Después el señor que le quitó la sonrisa lo volvió a intentar, pero no lo
consiguió y la policía le detuvo.
Pasaron los días y la gente fue sólo a ver el cuadro de la Monna Lisa y ella fue
el cuadro más feliz del mundo.
FIN
TÍTULO: Los Borrachos de Velázquez.
AUTOR: Ana Fernández-Peña.
CURSO: 5ºA
De noche. El museo está cerrado y dentro de él todos los personajes de los
cuadros cobran vida. Pero a nosotros nos interesan unos en concreto…Los
Borrachos de Velázquez.
-¿Ya se han ido todos, hip..? – dijo el más joven.
-Eh…¡Hip! Eso espero, porque no aguanto más sin beber. ¡Hip..!
-Pues yo ¡hip!, cuando no mira ¡hip! Nadie, pego ¡hip! un buen traguito.
-Ya,,,, pero los viejos como usted ya no disfrutan tanto de la cerveza como
yo…¡hip! que soy joven…¡hip!
De todos los cuadros salían los personajes, pero nuestros amigos ahí se
quedaban bebiendo y hablando de cosas sin sentido. Teníais que verlos ahí
sentados, a los ocho, bueno, cuatro, porque los otros cuatros estaban
dormidos. El más joven se llama Luís, el mediano Pepe, el más mayor se llama
Pedro y al mudo lo llaman Juan porque no saben su nombre.
-¡¡Pedro, Luís!! ¡Ayuda, ayuda!
-¿Qué pasa? Como chilles un poco más quedamos sordos.
-Es por Juan, está…¡paralizado!
-¡Claro, hombre! Lo que pasa es que alguien ha debido tocarle en las horas de
visita y cuando nos tocan,,,¡Pues eso, nos quedamos paralizados!
-Una cosa chicos, si os dais cuenta ya no estamos borrachos.
-Pero…- dijo Luís- Si no estamos borrachos ¿El cuadro cómo se llama?
-Voy a salir del cuadro para ver el nombre.
Pedro salió, pero tuvo que empujarlo Luís. Cuando vio el nombre se quedó
asustado, se llamaba: Los Machos.
No podía ser verdad. No. Pedro se sintió impotente, pero luego reaccionó y
entró rápidamente al cuadro y les dijo:
-Chicos, tenemos que ponernos a beber.
Y así fue, se pusieron a beber. Cuando se abrió el museo el cuadro no se
llamaba: Los Machos sino que se llamaba: Los Borrachos.
31
FIN
TÍTULO: Los Borrachos.
AUTOR: Ana de la Fuente.
CURSO: 5ºA
Había una vez una niña llamada Enma, que era rizosa, alta y delgada. Un día su
padre y su madre le dijeron que iban a ir al museo. En el museo había unos
cuadros muy raros, pero hubo uno que le llamó la atención: Los Borrachos, de
Velázquez. Por la noche, Enma se quedó encerrada en el museo.
Oyó unas risas y unos murmullos que provenían de una sala muy grande. Se
dirigió hacia esa sala y vio algo alucinante:
-¡Los Borrachos de Velázquez! - gritó.
Eran siete horribles hombres y sostenían cada uno una botella. Ellos se dieron
la vuelta y dijeron:
-¡Una niña! ¡Una horrible niña!
Enma se dio la vuelta y echo a correr, pero ellos la alcanzaron.
-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? – gritaron.
-Me…me…me llamo Enma – murmuró.
-¿Enma? ¡Qué nombre más feo! – dijo uno de ellos, que era gordo y con la
nariz roja.
-¿Cómo os llamáis vosotros? – preguntó
-Baron, Bloo, Lubin, Arthur, Sory y Lalo.- respondieron uno a uno.
-¡Esos nombres sí que son feos! – dijo.
-Bueno, ¿nos acompañas? – dijeron al unísono.
-¿A dónde? – pregunto con cara perpleja.
-Nada, nada. Tenemos una fiesta organizada en el museo – le contestaron.
Encendieron la radio y ella y todos se pusieron a bailar toda la noche.
Al día siguiente llegó el director del museo y ellos intentaron meterse en el
cuadro, pero no pudieron.
-¡Oh, no! ¡La puerta se ha cerrado! – dijo uno.
¿Qué puerta? – preguntó la niña.
-La puerta que hay entre la realidad y la fantasía – dijo otro.
El director del museo gritó:
-¿Quién hay ahí?Todos se escondieron en el cuarto de la limpieza e intentaron no hacer ruido.
-No hay nadie – dijo el director - ¡Bruuuum!
El director se fue con un portazo. Ellos intentaron abrir la puerta del cuadro
y encontraron una llave y una nota.
-¿Qué pone? – preguntó la niña.
-Lo voy a leer – dijo uno – Esta llave conduce hacia dentro del cuadro.
Abrieron con la llave y entraron en el cuadro.
-Adiós Enma – dijeron todos.
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Después llegaron los padres de Enma y se fueron a casa. Todas las noches,
Enma visita el museo y ve a Los Borrachos.
FIN
TÍTULO: Los Portales.
AUTOR: Miguel Arduengo.
CURSO: 5ºA
Había una vez tres agricultores pobres, delgados, amables y altos. Un día se
fueron a cultivar las patatas, que ya se acercaba la hora. Pero…, mientras
ellos, felices plantaban las patatas, en su pueblo, Guernica, pasaba algo
horrible…¡Los demonios bombardeaban su pueblo desde aviones! Ya, tarde,
decidieron volver a su casa. Cuando regresaron, su sorpresa fue
impresionante. Sus ojos no daban crédito a semejante destrucción. Entonces
corrieron a su casa. Por suerte su perro estaba vivo y al verlo lo abrazaron. Al
poco rato uno de ellos dijo:
-No debemos quedarnos aquí mucho tiempo, corremos peligro.
Entonces recogieron lo que quedaba entero y se fueron a…unos portales
llamados cuadros. Los cuadros son 4 los que hay: Guernica, Los Borrachos, La
Fragua de Vulcano y La Rendición de Breda. Su misión era salvar a Pablo
Piccaso de las garras de Velázquez, rey de los demonios. Su primer portal era
Los Borrachos. Al entrar se encontraron en un bar y allí un señor les ofreció
una copita de cerveza. Pero…¡De repente se transformaron en cuatro
mutantes! que eran: EL Guerrero Mutante. El Dragón Mutante. El Dios
Mutante. Y. ¡El Perro Mutante!
Los agricultores no cabían en su asombro y le preguntaron al señor por qué
había hecho eso y él les contestó:
-Os he dado este brebaje para que podáis vencer a los demonios
deseclipsando el Sol de cada portal, pulsando el interruptor.
-¿Qué es el interruptor preguntó el dragón mutante? – preguntó el dragón
mutante.
-El interruptor es un botón que, si se pulsa se deseclipsa el Sol.- respondió el
señor.
-Gracias por todo – le agradeció el Dios Mutante.
Y así los cuatro mutantes se dirigieron al interruptor. Después de varias
horas de búsqueda, no encontraron nada.
-¿Por qué no vamos a preguntarle al señor dónde está? – preguntó el Guerrero
Mutante.
Entonces se dirigieron hacia el señor a lomos del Dragón Mutante. Cuando
llegaron le preguntaron al señor que dónde estaba el interruptor y él les
contestó:
-Está en el Gran Árbol. Pero para cortarlo hace falta cortar un cuerno de
demonio y con el cuerno cortáis el árbol.
-¿Y?¿Dónde está ese árbol? – preguntó el Dragón Mutante.
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Y él le volvió a contestar:
-Está a cinco kilómetros de aquí dirección Este.Se dirigieron hacia allí y tendieron una trampa a un demonio. El demonio cayó
directamente en ella. Entonces cogieron el cuerno de demonio y se dirigieron
al árbol. Al cabo de un rato consiguieron por fin cortar el árbol y activar el
interruptor. Nada más activar el interruptor se abrió el portal de ‘La Fragua
de Vulcano’. Se metieron en el portal y… vieron a Vulcano, el Dios herrero
forjando espadas para los demonios. Y a un señor que pasaba por ahí. Le
preguntaron que por qué Vulcano, el gran Dios estaba forjando espadas para
los demonios y les contestó:
-‘Un espíritu maligno le poseyó y desde entonces está a merced de Velázquez’.
Creyeron que el interruptor estaba en la fragua, y se dirigieron a ella. Una
vez allí se pusieron manos a la obra. Pensaron que si miraban detenidamente la
habitación de Vulcano encontrarían el interruptor, pero antes debían de
atravesar el gran laberinto. Lo atravesaron de una manera muy fácil: EL Dios
Mutante se transformó en fantasma, se cogieron de las manos y así llegaron a
la habitación de Vulcano. Lo vieron apoyar su codo en un taburete, pero de
repente el Dios Mutante se estrelló contra el taburete y Vulcano le dio un
codazo al interruptor. Como en ‘Los Borrachos’ se abrió un portal. Pero éste
les conducía a …’ La Rendición de Breda’.
Aparecieron en el Ayuntamiento de Breda y oyeron decir al alcalde que
deberían entregar las llaves del interruptor a los demonios si no querían que
su ciudad desapareciese. Entonces los cuatro mutantes se enteraron del plan
e hicieron una copia de las llaves. Y después se la dieron de oler al Perro
Mutante. Pero antes tenían pasar por el volcán del demonio. Lo cruzaron
volando a lomos del Dragón Mutante. Llegaron a la puerta. Justo en el
momento que le iba a entregar las llaves a uno de los más poderosos demonios.
Pulsaron el interruptor. Por fin tuvieron acceso al templo de Velázquez. El
museo de Bellas Artes de Asturias.
Está a punto de comenzar la batalla final. Velázquez contra los cuatro
mutantes. ¡Comienza el enfrentamiento! Velázquez les lanza una pincelada y el
Dios Mutante se lo refleja con el espejo de Venus y… ¡Vencieron! Consiguieron
liberar a Piccaso y resucitar a las personas muertas.
FIN
TÍTULO: Pedro en el museo de Bellas Artes de Asturias.
AUTOR: Alfredo Sampedro Díaz.
CURSO: 5ºA
Un día, un niño llamado Pedro, estaba jugando en el parque como un día de
verano normal, pero, de repente, su familia salió del portal y dijeron a la vez:
-¡Nos vamos al parque de atracciones!
-¡Qué bien!- dijo Pedro.
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- Era broma tonto- Repitió la madre.
-¡Pero vamos al Museo de Bellas Artes de Asturias! – Exclamó Carmen, su
madre.
Entonces, el padre, la madre, el abuelo, el hermano y Pedro se dirigían al
museo alegres y contentos.
Pagaron la entrada y, a continuación, se dirigieron a la sala de Evaristo Valle,
un gran pintor, a la sala de Pablo Piccaso, y así continuaron toda, toda la visita
al museo.
Tardaron una hora y media en hacer la visita y cuando salieron de allí, Pedro
comentó a su familia:
-¡Ha sido el mejor día de toda mi vida! Y yo pensaba que no me gustaba el
arte.
Y entonces, Pedro susurró a la madre al oído:
-Mamá, sabes, igual me hago pintor.
Y esta es la historia de Pedro, en el Museo de Bellas Artes de Asturias.
FIN
TÍTULO: El quitasol
AUTOR: Marina Valdés Álvarez
CURSO: 5ºB
Había en una roca una señorita andaluza sentada. Al lado tenía un
criado con una sombrilla. El criado sostenía el quitasol para tapar a la chica.
Vámonos. – Dijo la señorita.
Se levantó y echó a andar hasta una carroza que la señalaba hija del Duque de
Peña Alta. El criado le abrió la puerta y le dió la sombrilla. Ese día hacía
mucho viento y al dársela, voló.
¡ Cuánto lo siento, señorita!.
¡Estúpido! Le pediré a mi padre que te despida, y habrás de comprarme
otro.
Bien, señorita.
La altiva señorita se metió en el coche y esperó. El coche se puso en marcha y
fue hacia el pueblo y el palacete de lo lejos.
Mientras, loa sombrilla había volado y volado… de momento, estaba en el
suelo. Sin importancia.
La señorita (Begoña) estaba llegando al pueblo. Una vez llegado al palacete,
Begoña atravesó salas, salones y pasillos, hasta que llegó a una sala donde su
padre le preguntó:
¡Hija mía! ¿Qué te ha pasado?
El quitasol llegó a una campesina, María, que fue a devolvérselo a Begoña, que
estaba en el jardín.
¿Qué quieres?
¿Es vuestro? – Begoña afirmó – Pues adiós.
Pasa a verme. Adiós.
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María volvería. Seguro.
Cuando llegó a su casa, todo estaba revuelto, pero no faltaba nada. Menos el
colgante. Corrió a palacio y le dijo a Begoña:
¡Mira! Es de noble ¿eh?.
Sí. Enséñaselo a mi padre.
El Duque dijo que era una casa noble, y que María debía partir.
Begoña y María hicieron los preparativos y en un día estaban listas.
En la otra Casa, decidieron que María era una noble y se quedaría.
Begoña y María lucharon y consiguieron lo que querían.
FIN
TÍTULO: La historia del cuadro de las Meninas..
AUTOR: Laura Díaz Merayo
CURSO: 5ºB
Todo se remonta al siglo XVII si, allí empezó mi historia.
Todo parecía normal pero en medio de la nada se oyó un ruido al que
nadie hubiera prestado atención, pero ahí estaba yo sin perder de vista mi
objetivo: “Proteger a las meninas”, decidí no prestar atención al ruido (Mala
decisión), ese tal ruido era un contrabandista, me puse delante planté cara y
dije “por encima de mi cadáver” a lo que él respondió “eso está hecho”; por
suerte, mis padres me habían apuntado a clases de defensa personal. No
tuvimos ningún otro percance hasta llegar a nuestro destino.
Perdonad mis malos modales ya que no me he presentado: SOY LA
HERMANA MAYOR DE LAS MENINAS, LA INFANTA MARGARITA.
Mi padre es el rey de España, y yo la primera heredera al trono. Mis
hermanas y yo fuimos a montar a caballo, nos lo pasamos dichosamente,
cruzamos el río, el bosque, el lago y cuando llegamos vuelta a la realidad: otra
vez volvimos a Venezuela, por el camino nos encontramos con un pintor que
nos rogó que lo llevamos con nosotras. Le dimos una condición: que nos pintara
un cuadro a todas con él. Aceptó. Se llamaba Velásquez, ahora se ha hecho
muy Famoso con su cuadro. Si de algo estoy segura es que mis hermanas y yo
nunca lo olvidaremos y espero que él a nosotras tampoco.
FIRMADO:
LA INFANTA MARGARITA.
FIN
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TÍTULO: Gala
AUTOR: Ana de Arquer González
CURSO: 6ºA
Salvador Dalí hizo un dibujo de una muchacha llamada Gala mirando por la
ventana.¿Qué miraba? Nunca se supo. Una noche mientras Dalí continuaba el
cuadro oyó unas voces en su mente que le decían que le pusiera un vestido de
color azul y bastante largo. Lo hizo, pero no porque le dieran miedo las voces,
que no eran normales, si no porque él quería hacerlo así. Cuando acabó el
cuadro lo dejó en su habitación hasta el día en el que alguien picó a su puerta
de casa, cuando abrió la puerta vio que era Gala, la misma mujer que había
pintado .Desde ese día cada vez que miraba ese cuadro, se sentía mal. Era
como si alguien le obligara a deshacerse de él.
FIN
TÍTULO: La Monna Lisa
AUTOR: Alejandro Rego Hevia
CURSO: 6ºA
Ella estaba sentada en un banco en su ciudad natal cuando un gran pintor y
pensador, Leonardo Da Vinci le pregunta si ella estaría interesada en que su
cara quedara plasmada en un papel. Ella accedió, la pinto en la plaza de
Venecia, San Marcos. Tardó bastante en hacer ese hermoso retrato. Algunos
dicen que sonreía porque a ella le gustaba Leonardo, pero yo creo que ella era
consciente de que iba a durar eternamente y además pintada por un gran
pintor. Aunque Leonardo tuvo que copiar un paisaje con un río detrás de ella.
FIN
TÍTULO: El escondite de Monna Lisa
AUTOR: Pablo Álvarez Fueyo
CURSO: 6ºA
Capítulo I: Un hombre extraño
Juan es un hombre muy extraño. Cuando era pequeño lo tomaban por un
empollón porque se pasaba todo el tiempo en los museos.
Ha conseguido un puesto de limpiador en el museo del Prado. En todo Madrid
se habla del limpiador que hablaba consigo mismo. Lo que no saben es que
Juan tiene la extraña capacidad de hablar con los cuadros.
Físicamente tiene un aspecto muy extraño: el pelo revuelto y ojeras...Esto se
debe a que se pasa todas las noches leyendo libros de arte, pero no puede
hablar con los cuadros a través de los libros.
Capítulo II: Visita al Louvre
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No sin esfuerzo, Juan consigue ahorrar dinero para lograr su sueño: viajar a
Paris y visitar el Louvre. Aunque para él resulta muy caro, no duda ni un
momento al pagar los billetes de avión. Lleva mucho tiempo consultando libros
y preparando multitud de preguntas que anota en una libreta. Una vez allí
evita las salas en las que se encuentran escenas de guerra y muertes, y opta
por buscar retratos y cuadros costumbristas. Tiene muchas preguntas para
Monna Lisa, como ¿por qué sonríes? ¿Estas embarazada? Pero no le contesta
ninguna de ellas. Inmediatamente se da cuenta : Monna Lisa no está allí. Sólo
un pegote de pintura con su forma. Sin magia, sin alegría. Cualquier otra
persona no se habría percatado. Empieza a buscarla por todo el museo,
preguntando a numerosos cuadros, pero no la encuentra.
Capítulo III: Vuelta a Madrid
Juan vuelve a Madrid, decepcionado y entristecido por la desaparición de
Monna Lisa, y como todos los días, se dirige al museo del Prado. Estaba como
siempre: blanco, grande y precioso. Se consuela contando lo ocurrido a los
cuadros, que también son sus amigos y todos se quedaron atónitos con la
noticia, hasta que llega a las Meninas.¡Qué sorpresa! Cuando llega a las
Meninas, allí está Monna Lisa. No se puede ver, pero sí se puede sentir. Le
pregunta qué hace allí, pero no parece entenderle. Claro, habla italiano. Ve
que Velázquez habla con ella. La pobre Monna Lisa se sentía sola y aburrida en
su sala del Louvre y cuando escuchó a unos turistas hablar de las Meninas, tan
animadas, con niñas, perros y tanta gente, había decidido tomarse unas
vacaciones. ¡Al fin y al cabo se lo merecía después de cinco siglos de fingir
una sonrisa!
Comprendió que sus vacaciones debían finalizar y volvió a su olvidada sala del
Louvre ilusionada con la promesa de Juan de volver cuando pudiera con
noticias de las Meninas. ¡Por fin tenía un motivo para sonreír!
FIN
TÍTULO: La Monna Lisa
AUTOR: Lucía Fernández González
CURSO: 6ºA
Érase una vez un señor llamado Leonardo Da Vinci que había pintado un
cuadro de un paisaje con una chica. Un día vio que había desaparecido la
chica, llamada la Mona Lisa. Se puso nervioso, miró por todas partes y de
repente escuchó un ruido en su jardín. Fue a mirar, la Monna Lisa estaba allí
bebiendo agua de un riachuelo.
Se saludaron, hablaron, contaron lo sucedido, el caso es que se hicieron muy
amigos, pintaron cuadros y cuadros juntos. Al tiempo la Monna Lisa iba
desapareciendo, pero ellos no se daban cuenta y seguían con su vida normal.
Pasaron días, semanas, meses, años, y al final se querían casar. Pasaron meses
hasta que eligieron el vestido, adornaron el jardín, hicieron comidas
especiales.
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Al poco tiempo se iban a casar, la Monna Lisa antes de casarse le dijo que la
vida era como un cuadro que estaba en movimiento constantemente y que por
mucho que lo miraras siempre encontrarías el camino.
- Ahora cierra los ojos - dijo Monna Lisa.
Cuando los abrió ya no estaba, volvía a estar en su cuadro.
FIN
TÍTULO: Los días de Gala
AUTOR: Lucía Brazuelo Cabeza
CURSO: 6ºA
Cuando Gala tenía tres años, sus padres la llevaron a una escuela de magia a
que estudiara. Estuvo allí siete años, que era el número de años máximo que
se podía estar en la escuela, y se puso en camino hacia la ciudad Magic. Era
una ciudad de magia. Todo lo que había allí no lo había en otros lugares. A Gala
le encantó ese lugar e hizo muchos amigos, pero también seguía estudiando
magia.
Un día le llegó una carta de su casa que decía que su madre estaba
gravemente enferma.
Entonces Gala volvió a su ciudad natal a ver a su madre y, si podía, curarla.
Pero la enfermedad era desconocida hasta el momento y no había cura.
A los dos meses la madre de Gala murió. Sus cenizas las echaron al mar.
Desde ese día y hasta hoy Gala ha estado mirando al mar por la ventana d esu
habitación.
FIN
TÍTULO: El dolor pintado en un cuadro
AUTOR: Adrián Pereira Vicente
CURSO: 6ºA
Empezaré este cuento diciendo mi nombre: me llamo Juan Picasso. Mi padre
se llama Alberto Picasso, mi madre Laura García y mi tío Pablo Picasso. Mi tío
y yo somos como uña y carne, nunca nos separamos, excepto cuando tenía que
trabajar, vivíamos en un pueblo llamado Guernica. Allí éramos felices. Yo
llevaba toda mi vida viviendo allí, y ahora tengo 8 años. Un día mi tío se tuvo
que ir a Madrid capital para, para, algo que según ellos, era mucho para que yo
lo entendiera. Me prometió que para cuando volviese, me haría un cuadro.
Siempre me hacía cuadros. Por eso nos llevábamos tan bien.
Esa noche mientras todo el pueblo dormía, de repente se empezó a oír como
si fuesen aviones, y se empezaron a oír unos ¡Boom!... a partir de ahí todo fue
muy rápido. Mi madre entró en la habitación corriendo …………… me cogió y me
sacó fuera de la casa, y entonces entendí. El cielo estaba cubierto de aviones,
y de ellos salían bombas sin parar. A mí alrededor llamas, destrucción…….
Inexplicable, mirase donde mirase, muertos, heridos, sangre. Palidecí y de
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repente ¡Boom! , sonó tan cerca que mi madre y yo salimos despedidos. Caímos
al suelo y…….. nos cayeron piedras encima pero mi madre me tapó y ……. me
desmayé. Cuando me desperté estaba en un hospital. No vi lo que pasó
después pero mi tío me lo contó. El llegó al pueblo un par de horas más tarde,
y cuando vio todo arrasado buscó a mi familia y a mí. Sólo nos encontró a mi
madre y a mí. Mi madre muerta por las piedras y yo debajo inconsciente,
pálido, … pero vivo. Tuve mucha suerte, ya que fui el único superviviente de
todo el pueblo. Mi tío inmediatamente llamó a una ambulancia y luego fui al
hospital.
Lloré, lloré amargamente por mi familia, por mi pueblo… Cuando estaré en
disposición de levantarme e irme del hospital, me fui a casa de mi tío. Cunado
estuvimos ahí le pedí que pintase un cuadro sobre mi pueblo. Lo pintó y le
quedó espectacular y lo llamó “Guernica”. Me trae muchos recuerdos ese
cuadro.
Yo, como aniversario de la familia, voy al lugar donde estaba mi pueblo, me
arrodillo, y lloro
Basado en el cuadro Guernica de Pablo Picasso
FIN
TÍTULO: La Gioconda
AUTOR: Anónimo
CURSO: 6ºA
Leonardo iba por la calle cuando oyó:
- ¡Socorro! ¡Auxilio! –
Leonardo buscó esa voz hasta que encontró a una chica que estaba siendo
torturada.
- ¿Qué haceis? Dijo Leonardo
- Pegar a esta campesina por no querer seguir ni servir a nuestro señor –
dijeron esos verdugos.
Leonardo pensó que si era una sirvienta podía comprarla y llevarselaOs la compro – dijo Leonardo.
No, debe ser castigada – dijeron
Leonardo, no podía ver a la chica sufriendo y lo que hizo fue distraer a los
verdugos y llevarse a la chica.
Los verdugos eran tontos, pero cuando vieron que no estaba la chica,
mandaron que se cerraran las puertas de la ciudad para que no pudieran salir.
Llamaron a su señor y le contaron lo sucedido.
El señor que estaba enfurecido los puso en busca y captura y dio 1.000.000 a
la persona que le pudiera dar confirmación del paradero de los dos rebeldes.
Cada día Leonardo le pedía a la muchacha que le contara su vida pero ella se
negaba. Un día la muchacha le conto que le debía la vida, le conto que se
llamaba Lissa pero todos le llamaban Mona Lissa.
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Cada día Leonardo y Lissa se enamoraban más y más. Iban recorriendo el
mundo pero no sabian que el señor les pisaba los talones.
Lissa y Leonardo se casaron y se mudaron a una pequeña casita en un valle
donde tuvieron tres hijos: Maximino, Leonardo y donatello y una pequeña niña:
Lissa.
Había pasado mucho tiempo y eran muy felices pues iban a tener otra niña.
Un día Leonardo estaba pintando cuando oyo ¡Pum! ¡Pum!
Y:
¡Ahh!!!
Leonardo bajo por las escaleras de dos en dos y fue a ver a Lissa ¿Qué habría
pasado?
Cuando llego al saloon…………..
¡No podia ser! ¡Lissa se estaba muriendo!
¿Qué te ha pasado? – preguntó
Alguien me ha disparado, pero te pido un único deseo píntame en un cuadro
con el fondo de este valle donde he vivido los mejores años de mi vida.
Y así fue Leonardo pintó a Lissa cuando estaba embarazada con el fondo de
ese valle, aunque juró venganza nunca encontró a quien mató a su Lissa.
Basado en el cuadro la Gioconda de Leonardo Da Vinci
FIN
TÍTULO: La Monna Aburrida
AUTOR: Margarita Álvarez-Cienfuegos González
CURSO: 6ºA
En una de las charlas que transcurren entre los cuadros del Louvre (Paris) la
Monna Lissa intervino diciendo:
- Pues yo, aquí estoy completamente aburrida, un dÍa de estos lo dejo todo y
me voy.
Pero la escultura de la Venus de Milo le contestó:
- No digas eso mujer; a donde vas a ir si llevas sin salir del museo desde hace
muchísimos años. Seguro que Paris ha cambiado mucho desde entonces.
- En eso tienes razón pero a mí me gusta la aventura.
- Y además con lo famosa que tu eres no tardarán en encontrarte- concluyó la
Victoria de Samotracia.
- De eso ya me encargaré yo…………… respondió la Gioconda
Todos los cuadros y las esculturas pensaban que su compañera no sería capaz
de hacerlo y que se trataba de una simple bravuconada. Pero un día sucedió lo
siguiente cuando ya nadie se acordaba de la conversación que habían
mantenido con la Monna Lissa.
Como todos los días al abrir el museo, las luces se encendieron y ……..
¡¡¡ La Monna Lissa no estaba en su cuadro ¡!! Todo el mundo se preguntaba que
podía haber ocurrido y el museo se vió invadido por una nube de periodistas
que retrataban sin parar el marco vació.
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Los cuadros y las esculturas se encontraban perplejas puesto que no podían
comprender cómo la Gioconda se hubiera atrevido a emprender tal locura.
Lo cierto es que en todos los lugares del mundo empezaron a buscarla y no
tardaron demasiado en encontrarla porque…. la pobrecilla no había llegado ni
a la vuelta de la esquina, porque una multitud de gente se había abalanzado
sobre ella intentando atraparla.
¡Le habían frustado su único sueño! Por eso ahora la pobrecilla tiene esa cara
tan triste…
Basado en el Cuadro la Monna Lissa de Leonardo Da Vinci
FIN
TÍTULO: La Caída del Tiempo
AUTOR: Carlota Alonso López
CURSO: 6ºA
Hace mucho tiempo que esto ocurrió. En el Olimpo, hogar de los dioses, hubo
un incendio provocado por uno de los rayos de Zeus. Los dioses, alterrados,
corrían por todas partes en busca de relojes de todo tipo, no importaba
cuales, pues cuenta la leyenda que si se paran todos los relojes que existen en
la Tierra, el tiempo se detiene y a su vez se detendría el fuego. Aunque
ninguno de los dioses se daba por vencido, sabían que era prácticamente
imposible.
Al poco tiempo reunieron varios relojes en una sala lo suficientemente
alejada del fuego para que no se quemaran.
No había llovido en toda la noche, por lo que al día siguiente el fuego se avivó
y derritió los relojes, los cuales cayeron en una cala junto al mar. Nadie sabía
donde estaba esa cala, (aunque en el Olimpo se rumoreaba que podía estar en
el Mediterráneo.) Sólo hubo una persona que supo donde habían caído los
relojes, un pintor que lo retrató.
No se sabe si los dioses consiguieron apagar el fuego, seguramente sí, pues
son dioses.
Basado en el cuadro La persistencia del tiempo de Salvador Dalí
FIN
TÍTULO: La liebre
AUTOR: Paco Fernández
CURSO: 6ºA
Escribo este documento para que se haga honor a mi abuelo, el patriarca de la
familia de liebre Díaz. Y esta es la verdad sobre el cuadro de una liebre que
se atribuye a un tal Durero.
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Mi abuelo era un artista de gran prestigio. Había estudiado Bellas Artes y
después pintado en una de las mejoras escuelas de arte. Se había llegado a
interesar mucho por el arte. Pero antes de todo esto, se casó con mi abuela,
Doña Elena. Tras mucho deambular por distintas Universidades (incluida la de
Oviedo) y probar varios oficios, mi abuela le asentó la cabeza y le ayudó a
escoger como oficio pintor. Y unos años más tarde ya tenían cuatro hijos:
Juan, Pepe, Isabel y Miguel (mi padre).
Mi padre era el más pequeño, cuando sucedió todo esto tenía 2 años. Fue así:
─ ¡Estos cuadros son una basura! ─ protestaba mi abuelo. ─ ¡Ni el comprador
más tonto se merece que le estafen con esto!
La verdad es que mi abuelo era muy exigente consigo mismo y que aquel
cuadro estaba bastante bien. Era un gran árbol que le había impresionado y lo
había decidido pintar, pero un detalle que la había encantado, el de un pájaro
entre las ramas no había quedado a su gusto.
Así que con el fin de evitarse malhumor, Juan y mi padre se fueron al interior
del bosque, donde empezaron a jugar con sus tiragomas. Mi padre estaba a
punto de tirar con la goma ya tensada cuando de pronto mi tío Juan, un
bromista empedernido, le dijo:
─ Mira Miguel, un zorro.
Del susto a mi padre se le soltó la goma y la piedra salió dando tumbos hacia
donde Juan había dicho. Y al instante sonó un “Aayyy” muy prolongado, y justo
después un disparo.
─ Son cazadores ─ dijo Juan a mi confundido padre. ─ ¡Huye!.
Echaron a correr con todas sus fuerzas aunque mi padre no tuviera total
seguridad del porqué y de pronto se encontraron con el abuelo.
─ Corre ─ dijeron Juan y Miguel ─ Unos cazadores van detrás ─. Al abuelo le
dio un vuelco al corazón y les preguntó preocupado:
─ ¿Os han hecho daño?
Los dos respondieron a coro:
─ No
─ Pero acabarán por hacérnoslo si no nos damos prisa ─ Apostilló Juan.
Al llegar a casa, la abuela, mis tías y Pepe, que en principio no parecían
tranquilos, se contagiaron de aquella inquietud, y más al enterarse del motivo
de esta.
Pero el abuelo recordó el viejo túnel que tenía instalado para aquellas
situaciones. No duró mucho su tranquilidad, pues se dio cuenta de que había
dejado fuera su mejor cuadro y empezó a clamar “Mi cuadro, mi cuadro, mi
mejor cuadro” o cosas así. A mi abuela y a mi abuela y a los demás les costo
mucho persuadirle de salir a por él.
De pronto se oyeron las esperadas voces y todos callaron. Eran los cazadores
y nadie lo dudaba. Entonces, desde un pequeño rincón, vieron como un hombre
metía su mano en la madriguera y para desespero del abuelo sacaba un cuadro
precioso que solo mis abuelos conocían, y los demás se preguntaban cuando
habría pintado aquello el abuelo. El, tenía muchas cosas en su estudio, pero la
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que más le gustaba contemplar, y nunca se cansaba de hacerlo era aquel
retrato de mi abuela, pero los demás no lo sabían.
Le dio mucho coraje pero ahogó sus gritos por miedo a que les descubrieran.
Antes de que se marcharan los hombres, pudieron oír mencionado al ladrón
como Durero. En aquel momento mi abuelo enfureció. La familia entera estaba
en ascuas por saber que se les escapaba, y entonces mi abuelo dijo:
─ Pues bien, si no lo sabíais, ese maldito Alberto Durero iba a clase conmigo
en la escuela de Bellas Artes. Nos llevábamos muy mal, y siempre que uno de
nosotros terminaba un cuadro, lo comparábamos con el del otro. No es por
chulería pero yo siempre ganaba, además, el se creía superior a mí por ser de
más alta cuna, pues como ya sabes nuestra familia era pobrísima por aquel
entonces.
Aunque tenía talento, se ha dedicado a robar cuadros y firmarlos, o traficar
con estos. ¡Y ahora tiene mi mejor retrato! ─ terminó el abuelo con la moral
por los suelos.
Pero mi abuela, siempre tan decidida, le animo diciendo:
─ Vamos cariño, si el nos lo robo a nosotros, nosotros se lo robaremos a él.
Y desde entonces, hemos estado de museo en museo, intento tras intento y
fracaso tras fracaso. El último donde lo intentamos fue en El Prado de
Madrid.
Pero a medida que avanza el tiempo, cualquier intento de robo es cada vez
más difícil.
Ya no solo por los avanzados sistemas de seguridad, sino porque antes era
normal ver hablando a un animal, y no digamos verle caminar como a un señor
bien vestido por la calle. Sin embargo ahora, sería de locos cualquiera de las
dos cosas. Y esto dificulta aún más nuestros intentos de robo.
Pero eso da igual. Supongo que creeréis que tanto intento de robo es una
tontería pudiendo hablarlo con las autoridades, que se distinguiría por la
firma. Pero ahí os equivocáis, pues mi abuelo se llamaba Antonio Díaz, y en
aquel cuadro solo había puesto sus iniciales una sobre la otra, así:
Firma de mi abuelo
Arreglo de Durero
Firma de mi abuelo
Arreglo de Durero
Cuento basado en el cuadro La Liebre de Durero
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FIN
TÍTULO: La muerte de Ofelia
AUTOR: Teresa Suárez Antuña
CURSO: 6ºA
No sé por que pero este cuadro me encantó al verlo. Mi madre ya lo había
visto en la Tate Gallery de Londres y me contó su historia.
Ofelia es una heroína Shakespeare enamorada de Hamlet que por un error
mata a Polonio padre de Ofelia.
Loca de pena porque el gran amor de su vida acababa de matar a su padre,
vaga junto al lago recogiendo flores y allí fallece en sus aguas.
Freerett Millay fue considerado como el sucesor de Turner
El cuadro de Ofelia era una pintura romántica y realista.
En el cuadro posa una hermosa doncella del siglo XIX su nombre no era Ofelia
si no Elizabeeth Sidadl, ella trabajaba en una sombrerería y acabó siendo la
modelo preferida por los artistas.
FIN
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