ESTUDIO DEL EFECTO DE LA ADICIÓN DE COMPOST
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ESTUDIO DEL EFECTO DE LA ADICIÓN DE COMPOST
I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. ESTUDIO DEL EFECTO DE LA ADICIÓN DE COMPOST SOBRE EL CULTIVO DE TOMATE (Solanum lycopersicum var. montecarlo) Tojar, L.1, Escoín, V.1, Ingelmo, F.2, 3, Molina, Mª. J.2, Garcia-Agustín, P1, Lapeña, L.1 1 Laboratorio de Bioquímica y biotecnología. Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural. ESTCE. Universitat Jaume I de Castelló, Campus de Riu Sec, (12071 Castellón, España). 2 Unidad de investigación de Degradación y Conservación de Suelos. Centro de Investigaciones sobre Desertificación-CIDE (CSIC-UVEG-GV). C/ Camí de la Marjal s/n 46470 Albal (Valencia). 3 Centro para el Desarrollo de la Agricultura Sostenible. Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, IVIA.. Apartado Oficial. 46113 Moncada (Valencia). Resumen En la Comunidad Valenciana se tratan en la actualidad alrededor de 500 hm3 de aguas residuales lo que supone una producción de casi 500.000 t/año de lodos. El destino de esos lodos es muy variado: depósito directo en vertederos, aplicación al terreno, valorización energética o compostaje. Los lodos sometidos a compostaje tienen una mayor utilización, pudiéndose aplicar a suelos de regadío, jardinería o cultivos forzados. En el presente estudio se ha determinado la efectividad de los lodos compostados, procedentes de la EDAR de Castellón, en la fertilización de plantas de tomate (Solanum lycopersicum var. montecarlo). Para ello se obtuvo el sustrato en un reactor de compostaje diseñado por el grupo INGRES de la Universitat Jaume I y una vez comprobadas las características físicoquímicas y biológicas del compost obtenido se utilizó como fertilizante. Las plantas de tomate fueron cultivadas en diferentes substratos conteniendo compost y/o fertilización tradicional. En tres periodos vegetativos del desarrollo de las plantas (floración, fructificación y maduración), se determinó el efecto de la adición del compost sobre el crecimiento así como el estado nutricional (C, N, aniones y cationes) tanto en hoja como en tallo. Asimismo, se estudió la posible acumulación de boro y metales pesados en esos cultivos. Palabras clave: lodos de depuradora; compost; fertilización 1. Introducción La depuración de las aguas residuales es importante para evitar efectos negativos en el medio ambiente y no menos importante es la gestión de los fangos que se producen en los procesos de tratamiento. El destino de los lodos procedentes de las estaciones depuradoras de aguas residuales urbanas (EDAR) es variado: depósito directo en vertederos, aplicación al terreno, valorización energética o compostaje. Dentro de los diferentes métodos de valorización, el óptimo es aquel que incorpora de nuevo los recursos contenidos en los fangos a través del reciclaje de la materia orgánica (MO) y demás constituyentes al suelo. La aplicación directa de los lodos, estabilizados o no, al suelo y la elaboración de compost son los métodos utilizados para el reciclado. La aplicación de compost no daña el equilibrio del suelo, induce un gran número de efectos positivos en su biología y en las condiciones físicas y químicas. El compost presenta una textura física particular, de baja densidad y baja resistencia mecánica, por lo tanto su incorporación permite mejorar la estructura del suelo, reduciendo problemas de compactación y susceptibilidad de erosión; además, incrementa la capacidad de retención de agua, así como también el intercambio gaseoso, favoreciendo el desarrollo radical [20]. Al ser utilizado como fertilizante posee la propiedad de liberar los nutrientes de manera lenta, lo que puede ser favorable en ecosistemas en que la pérdida de nitrógeno por lixiviación es probable. No obstante, puede existir un aumento en esa lixiviación a las aguas I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. superficiales y subterráneas en el caso que sean aplicados en exceso. Por otra parte, se puede producir una acumulación de metales pesados tanto en el suelo como en los cultivos, dependiendo del material de origen utilizado [12]. Cuando se aplica el compost con criterio fertilizante, lo más frecuente es utilizar el criterio N debido al impacto de este elemento sobre el agua y el aire y por su importancia como macronutriente para las plantas, buscando ajustar el aporte a las necesidades de los cultivos, tanto en el tiempo como en el espacio [4]. En los últimos años se han llevado a cabo algunos estudios que muestran los beneficios de la aplicación de lodos y lodos compostados como fertilizante en diferentes cultivos. Algunos estudios mostraron que en el cultivo de brócoli se producía un incremento en la disponibilidad de micro y macro nutrientes por la adición de diferentes dosis de lodo a la turba y mayores proporciones de lodo compostado [15]. Asimismo, otras investigaciones demuestran los efectos de la aplicación de lodos compostados en suelos diferentes para el cultivo de colza [17]. En cultivos de plantas ornamentales se aplicó fibra de coco mezclada con corteza de pino y biosólido, observándose que la adición de lodos producía sustratos más estables, disminuyendo la relación C/N [11]. Otros estudios realizados en grama forrajera y maíz determinaron el rendimiento de la cosecha y el contenido de N, P, K, comparando la adición de lodos de aguas residuales y lodos compostados frente a la fertilización química [21] [22]. Por otra parte se ha observado que en cultivos de col china y cebada se generaban respuestas positivas e incluso se mejoraban las propiedades físicas y biológicas del suelo, mostrando que la adición de fertilizantes minerales a los lodos compostados, combinan las ventajas de los fertilizantes minerales y los orgánicos [23]. 2. Material y métodos La obtención del sustrato utilizado para este experimento se llevó a cabo en un reactor de compostaje diseñado por el grupo de investigación INGeniería de RESiduos (INGRES), de la Universitat Jaume I de Castelló [8]. Para la obtención del compost fue utilizado lodo digerido procedente de la EDAR de Castellón y viruta de madera (Tabla 1). ELEMENTO LODOS VIRUTA HUMEDAD 94,26% 8,64% (% sms*) 42,16 47,60 N (% sms*) 5,66 0,74 C/N 7,45 64,32 Tabla 1. Caracterización de los materiales utilizados en la elaboración del compost. (*sms: sobre materia seca). Una vez comprobado que las características del compost permitían su utilización como enmienda orgánica [18], se cultivaron plantones de un mes de tomate (Solanum lycopersicum var. montecarlo) en macetas de 7,5 L, en las que se utilizaron diferentes tipos de sustrato tal y como se indica en la Tabla 2. TRATAMIENTO A AF ACF AC SUSTRATO Solo arena Arena y fertilizante Arena, compost y fertilizante Arena y compost I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. Tabla 2. Composición de los sustratos según los tratamientos. En el tratamiento AF se realizó una fertilización química cuya composición se muestra en la Tabla 3. SEMANAS 1 2-4 5-8 9-10 11-12 13-14 15-final Ca(NO3)2 76,0 60,5 60,0 51,6 44,2 44,2 56,3 KNO3 0 47,9 63,8 80,8 43,0 24,6 3,1 NH4NO3 0 4,1 0 0 0 0 0 KH2PO4 100,0 16,5 21,7 27,4 21,7 21,7 15,6 K2SO4 0 0 0 1 69,0 108,3 92,2 MgSO4 25,0 41,0 50,0 60,0 50,0 50,0 40,0 Tabla 3. Composición de la fertilización química utilizada en g/L. Además se añadió una muestra típica de micronutrientes en cada fertilización conteniendo 0,7 ppm de Hierro, 0,2 ppm de Manganeso, 0,04 ppm de Zinc, 0,01 ppm de Cobre, 0,13 de Boro y 0,006 ppm de Molibdeno [14]. Para realizar los cálculos de los fertilizantes químicos aplicados al tratamiento ACF se tomó como base el N aportado por el compost [4], considerando un coeficiente de eficacia para el N de un 5% y una mineralización progresiva. Se decidió suprimir la fertilización química en este tratamiento en tres periodos de cultivo (semana 1ª, semana 7ª y a partir de la 13ª semana), con excepción del sulfato magnésico. Esto supuso una reducción aproximada del 40% del N, 56% del P y 44% del K aportado por la fertilización química. Los tratamientos que incorporaban compost lo hacían en una proporción del 3%. La duración total del cultivo fue de 20 semanas y fueron utilizadas 60 plantas (15 por cada tratamiento) realizándose riegos con 200 mL de agua o solución nutritiva 3 veces a la semana. El volumen de riego fue calculado para evitar los lixiviados. Las macetas se mantuvieron en condiciones controladas en invernadero a temperaturas variables entre 5ºC y 32ºC, y un intervalo de humedad entre 40 y 95%. La toma de muestras para la realización de los análisis tuvo lugar en 3 periodos distintos que coincidieron con la fase de floración, fructificación y maduración (semana 6ª, semana 13ª y semana 20ª). Se tomaron muestras de hoja y en la fase de maduración se analizaron los frutos de los tratamientos AF, ACF y AC no así del tratamiento A por no alcanzar la fructificación. Se ha realizado medidas del desarrollo de las plantas por el peso seco y peso fresco de las hojas, así como el estado nutritivo por el contenido de aniones, cationes, N y C foliar. La concentración de cationes (Na+, Ca2+, Mg2+ y K+) se determinó por cromatografía iónica empleando un cromatógrafo modelo DIONEX-120 con columna autosupresora modelo DIONEX ASRS-ULTRA-4mm P/N 53946 y columna de conductividad de cationes modelo IonPac® CS12A 4x250 mm equipada con detector de conductividad. Como fase móvil se empleó ácido metanosulfónico 20 mM con flujo de 1 mL/min. Los aniones (Cl-, PO43- y SO43-) se determinaron también por cromatografía iónica utilizando el mismo cromatógrafo pero empleando una columna de separación modelo IonPac® AS9HC 4x250 mm equipada con detector de conductividad. Como fase móvil se empleó Na2CO3 9 mM con un flujo de 1 mL/min. I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. Para la determinación de nitrógeno se utilizó un analizador (modelo FP-528 de LECO) mediante la combustión de la muestra y la medición del nitrógeno resultante en una celda de termoconductividad. El analizador de carbono (modelo SC-144DR de LECO) funciona mediante la combustión de una única muestra. La determinación del contenido de metales pesados en las muestras de fruto se realizó tras digestión ácida utilizando un ICP [6]. El tratamiento de los datos se ha llevado a cabo con el programa STATGRAPHICS Plus versión 5.1. Los resultados se han analizado por comparación de medidas (test LSD) con fiabilidad ≥95%. Las medias se han expresado con sus respectivas desviaciones estándar. 3. Resultados 3.1. Desarrollo y nutrición de las plantas El desarrollo de las plantas se determinó por el cálculo del peso fresco y seco de las hojas. Los resultados obtenidos muestran un comportamiento semejante para las plantas adicionadas solo con fertilizante químico y para las plantas mantenidas en sustrato con compost más fertilizante (Figuras 1 y 2). Tanto en los datos de peso fresco como de peso seco se puede observar como en los dos primeros periodos (floración y fructificación), las plantas ACF tienen un peso fresco ligeramente superior a las AF, no apreciándose diferencias significativas entre ambos tratamientos. En el periodo de maduración se obtiene un mayor desarrollo en las plantas fertilizadas de forma habitual observándose diferencias significativas en el peso seco entre ACF y AF. Las plantas mantenidas en el tratamiento AC muestran una respuesta inferior a partir del periodo de floración, no alcanzando las tasas de desarrollo que se obtienen en las plantas adicionadas con fertilizantes químicos (Figuras 1 y 2). 140 p e s o fre s c o (g r) 120 100 80 60 40 20 0 T0 FLORACIÓN A FRUCTIFICACIÓN MADURACIÓN AF ACF AC Figura 1. Peso fresco en tejido foliar de las plantas de tomate. Las desviaciones standard no superpuestas indican diferencias significativas. I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. 18 peso seco (gr) 16 14 12 10 8 6 4 2 0 T0 FLORACIÓN A FRUCTIFICACIÓN AF ACF MADURACIÓN AC Figura 2. Peso seco en tejido foliar de las plantas de tomate. Las desviaciones standard no superpuestas indican diferencias significativas. La absorción de nitrógeno fue más efectiva en el tratamiento con fertilización química durante el periodo inicial de cultivo. A partir de la fase de fructificación no existen diferencias significativas entre el tratamiento AC y ACF. La sustitución total de la fertilización sintética por la enmienda orgánica no proporciona los niveles adecuados de nitrógeno manteniéndose por debajo de 2,5% (Tabla 4), valor umbral para la deficiencia en nitrógeno en plantas de tomate cultivadas en invernadero (Tabla 5). C/N 50,00 45,00 % 40,00 35,00 30,00 25,00 20,00 15,00 10,00 5,00 0,00 FLORACION FRUCTIFICACION A AF ACF MADURACION AC Figura 3. Relación C/N en tejido foliar. Las desviaciones standard no superpuestas indican diferencias significativas. FLORACIÓN FRUCTIFICACIÓN MADURACIÓN A 1,30 ± 0,259 1,42 ± 0,182 1,02 ± 0,093 AF 4,47 ± 0,633 3,33 ± 0,131 2,94 ± 0,602 ACF 2,53 ± 0,219 3,14 ± 0,122 2,75 ± 0,232 AC 1,86 ± 0,158 2,18 ± 0,325 2,01 ± 0,232 I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. Tabla 4. %N en tejido foliar. ELEMENTO Nitrógeno Fosfato Potasio Calcio Magnesio Sulfato Sodio Cloro % 3,5-5,0 >0,9 3,5-5,5 >1,8 0,4-0,8 >0,9 <0,18 <1,5 Tabla 5. Niveles foliares normales de nutrientes en tomate [3]. En relación a los aniones, los valores de Cl- encontrados se muestran por debajo de los niveles máximos recomendados para tejido foliar en tomate (<1,5%). La acumulación de Clen los tratamientos que contenían compost ha sido significativamente superior a la del resto de los tratamientos, aunque manteniéndose siempre en niveles óptimos. Los resultados de fosfatos muestran un incremento progresivo de la acumulación de este anión durante el desarrollo de la planta, existiendo solo diferencias significativas entre el tratamiento control y las plantas fertilizadas en el último periodo de muestreo. En esta última fase se ha producido un aumento de los niveles en tratamiento sólo con compost. Los sulfatos se han ido absorbiendo también de forma progresiva durante todo el ciclo de cultivo a excepción del tratamiento control que ha sufrido un proceso contrario. Se ha producido un incremento de los niveles de sulfato en el tratamiento con fertilización química en la última fase de cultivo. Tanto los sulfatos como los fosfatos se encuentran por encima de los niveles aconsejados para este cultivo (0,9%). I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. Cl- PO43- 1,20 7,00 1,00 6,00 5,00 0,60 % % 0,80 4,00 3,00 0,40 2,00 1,00 0,20 0,00 0,00 FLORACION FLORACION FRUCTIFICACION FRUCTIFICACION MADURACION MADURACION SO436,00 5,00 4,00 % A AF ACF AC 3,00 2,00 1,00 0,00 FLORACION FRUCTIFICACION MADURACION Figura 4. Niveles de aniones en tejido foliar. En el caso de los cationes, los valores de Na+ encontrados están por debajo de los límites aconsejados para este cultivo (<0,18%), sólo en el caso del tratamiento ACF en el tercer periodo de muestreo se acerca al límite máximo. A excepción del tratamiento control en la fase de maduración, no existen diferencias significativas entre los tratamientos ensayados en cada fase de muestreo. I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. Ca2+ Na+ 10,00 0,20 8,00 0,15 % % 6,00 4,00 0,10 0,05 2,00 0,00 0,00 FLORACION FRUCTIFICACION M ADURACION FLORACION MADURACION Mg2+ 5,00 2,50 4,00 2,00 3,00 1,50 % % K+ FRUCTIFICACION 2,00 1,00 1,00 0,50 0,00 0,00 FLORACION FRUCTIFICACION MADURACION FLORACION FRUCTIFICACION MADURACION Figura 5. Niveles de cationes en tejido foliar. Las desviaciones standard no superpuestas indican diferencias significativas. Los resultados obtenidos al analizar el ión K muestran que solamente se alcanzan niveles adecuados de este elemento en el tratamiento que contiene exclusivamente aditivos sintéticos. Los valores umbrales de este elemento para una nutrición adecuada de tomate están considerados a partir de 3,5%. Tanto las plantas control sin ningún tipo de suplemento o enmienda como las mantenidas en los tratamientos ACF y AC mostraron niveles de K foliar inferiores a los recomendados, no observándose diferencias significativas entre ambos tratamientos. Los niveles aconsejados para el Mg2+ en este cultivo, han de mantenerse entre valores de 0,4 y 0,8%. En todos los casos el cultivo contiene niveles foliares adecuados a excepción de AF y ACF en el último periodo de muestreo que lo superan ligeramente. La acumulación de magnesio es progresiva en el tiempo de cultivo y no existen diferencias significativas entre los tratamientos en cada periodo de muestreo. Los resultados obtenidos para el Ca2+ muestran también un incremento progresivo de la acumulación siendo superior en los tratamientos que contienen compost en relación a AF. En todos los casos se encuentran por encima del 1,8% considerado valor umbral para un estado de desarrollo adecuado en cultivo de tomate. 3.2. Acumulación de Boro y metales El análisis de los frutos nos muestra que no existen diferencias significativas en cuanto a la acumulación de boro en ninguno de los tratamientos ensayados (Figura 6). Los niveles de boro promedio para fruto de tomate se estima en 27 ppm [3]. I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. BORO 50 ppm 40 30 20 10 0 AF ACF AC Figura 6. Niveles de boro en fruto. Desviaciones standard indican diferencias no significativas El contenido en metales en fruto no presenta diferencias significativas entre los tratamientos a excepción del plomo. En este caso se observan niveles ligeramente inferiores en el tratamiento AC. En el caso de este metal se muestran unos resultados superiores para el tratamiento con fertilización química, aunque las desviaciones nos indican una elevada variabilidad de los resultados (Figura 7). NIQUEL 10 15 8 10 6 ppm ppm COBRE 4 5 2 0 0 -5 ZINC 4 60 3 40 ppm ppm CADMIO 2 1 20 0 0 MERCURIO PLOMO 150 80 40 20 0 ppm ppm 60 100 50 0 Figura 7. Niveles de metales pesados en fruto durante el periodo de maduración. Las desviaciones standard no superpuestas indican diferencias significativas. I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. 4. Discusión El desarrollo de las plantas observado nos indica que el aporte de nutrientes por el compost puede ser adecuado en determinadas condiciones. Trabajos previos han mostrado que la mineralización producida en lodos compostados pueden conseguir un crecimiento y una absorción de N aceptable para la planta, cuando no se reduce del todo el aporte de fertilizante químico [5]. Los incrementos de biomasa debidos a la adición de biosólidos compostados o no, depende en muchos casos de las dosis aplicadas [13], del tipo de biosólido [7] [9] o del sustrato utilizado [2]. En experimentos realizados en grama forrajera y en maíz, se compararon tratamientos que incluían lodos compostados, lodos sin compostar y fertilización química, obteniendo resultados diferentes dependiendo de las dosis aplicadas [21] [22]. El incremento de peso seco y peso fresco ha sido observado también en partes aéreas de brócoli al aumentar la cantidad de lodo compostado de los sustratos [15]. Otros investigadores han documentado efectos semejantes sobre el crecimiento medio de las plantas al ser utilizado compost en relación a las plantas control [16] [1] [10]. En estudios de la calidad de substratos cultivados con especies leñosa en invernadero, se ha observado la disminución de la proporción de C/N al adicionar lodos y lodos compostados a lo largo del periodo de cultivo, lo que se traduce en un aumento del crecimiento de las plantas [11]. Otros experimentos realizados en invernadero con cultivos de ray-grass (Lolium multiflorum Lam.) produjeron mejoras evidentes en la productividad del cultivo y de los niveles de N en los tejidos analizados [5]. El incremento de los niveles de Cl- en los tratamientos con compost puede se debido a la composición del mismo. El compost producido con lodos procedentes de la depuración de aguas urbanas tiene unos niveles de cloro que pueden se elevados debido al proceso de depuración de las aguas, lo que implica la utilización de grandes cantidades de hipoclorito. No obstante, en otros tipos de cultivos en los que se utilizaron aguas residuales depuradas para el riego, ha sido demostrado que aun acumulando mayores cantidades de esos elementos no se alcanzan niveles tóxicos [24] [19]. Los niveles bajos de K encontrados en los tratamientos que contenían compost en nuestro experimento son comparables a los producidos en otras especies vegetales fertilizadas con diferentes dosis de lodos compostados [15]. En este estudio los contenidos de K+ y de Ca2+ sólo se incrementaban cuando se utilizaban dosis de 50% de lodo compostado en el substrato de cultivo. Los niveles de algunos aniones y cationes como K+, Ca2+, Mg2+ o PO43-, han sido estudiados también en cultivo de col y de cebada [23]. La aplicación de lodos compostados genera respuestas positivas en el rendimiento de esos cultivos comprobándose en este estudio el efecto beneficioso de la adición de ciertas cantidades de fertilizantes N-P-K a los lodos compostados, lo que combina en este caso también las ventajas de los fertilizantes minerales y los orgánicos. El análisis final del compost utilizado nos ha mostrado unos niveles aceptables de metales pesados para su utilización agrícola, tal y como indica la legislación vigente [18]. La distribución de los metales pesados en los lodos compostados depende en gran medida de su origen y del tratamiento que se le haya aplicado, por lo que los elementos traza deben tenerse en cuenta para cada compost de forma individual y así poder predecir el comportamiento de este tipo de enmienda según el tipo de suelo y de cultivo [17]. Existen un gran número de estudios en relación a la acumulación de boro y metales pesados que pueden ser transferidos a la cadena alimentaria. Los resultados son muy variables dependiendo de la especie investigada, de la composición del compost, del pH del suelo o de la parte del vegetal examinado. En cultivos de brócoli se acumulan con facilidad elementos potencialmente tóxicos como el B, Cu, Zn o Cd [15]. En col china y cebada se observa una mayor acumulación de Cu y Zn en las hojas de ambas especies así como en los granos de cebada [23]. En especies como la grama forrajera o el maíz se produjo una mayor acumulación de Zn, tanto en tejidos como en semillas [21] [22]. I Simposio Iberoamericano de Ingeniería de Residuos Castellón, 23-24 de julio de 2008. 5. Conclusiones La adición de lodo compostado al cultivo de tomate (var. montecarlo) en cultivo de invernadero parece ser efectiva para la fertilización cuando no se elimina totalmente la fertilización tradicional. El desarrollo de las plantas alcanza niveles semejantes en el tratamiento en el que se ha sustituido en parte la fertilización sintética por lodo compostado (ACF), en relación a las plantas mantenidas con fertilización tradicional (AC). La absorción de N es tan efectiva en el tratamiento AF como en el ACF a partir del periodo de fructificación. La absorción de los aniones y cationes analizados es adecuada para la nutrición de esta especie en los tratamientos conteniendo lodos compostados a excepción del ion K. No se observan en este último caso síntomas visuales de deficiencia. La adición de lodos compostados al medio de cultivo no ha producido efectos perjudiciales en la acumulación de boro ni metales pesados, ni en el tejido foliar ni en el fruto. Los resultados obtenidos en esta investigación muestran que la sustitución de parte de la fertilización química por una enmienda orgánica en el cultivo de tomate de la variedad montecarlo no produce disminución en el desarrollo de las plantas ni en la acumulación de elementos tóxicos, teniendo esto un potencial interés tanto económico como medioambiental. 6. Agradecimientos Este trabajo es parte del proyecto 135/2004/3, del Ministerio de Medio Ambiente. Los autores agradecen a FACSA, y al SCIC de la Universitat Jaume I de Castellón por proporcionar los materiales del ensayo y por la asistencia técnica. 7. Referencias [1] Atiyeh R.M., Edwards C.A., Subler S. y Metzger J.D. (2001). Pig manure vermicompost as a component of a horticultural bedding plant medium: effects on physicochemical properties and plant growth. Bioresour. Technol. [2] Capulín-Grande J., Núñez-Escobar R., Etchevers-Barra J. D. y Baca-Castillo G.A. 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