La pirámide de Ehecatl Quetzalcóatl de Oaxtepec

Transcripción

La pirámide de Ehecatl Quetzalcóatl de Oaxtepec
Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación
La pirámide de Ehecatl Quetzalcóatl de
Oaxtepec
Raúl Francisco González Quezada
Steffany Martínez Gómez
A
l interior de las instalaciones del balneario El Bosque en la comuni
dad de Oaxtepec (el antiguo Huaxtepetl), Municipio de Yautepec, Mo
relos se encuentran actualmente expuestos a la visita pública condicionada al pago del acceso a los servicios del lugar, una serie de elementos
arqueológicos pertenecientes con alta probabilidad todos ellos al período llamado Posclásico Tardío (1325-1521 d.n.e.).
Desde el acceso al lugar, en los arcos de entrada ha sido empotrada con concreto una escultura antropomorfa de origen previo a la invasión española. Al
interior del lugar y protegido por una malla ciclónica perimetral se expone un
elemento petrograbado denominado localmente como “piedra de los sacrificios”, la cual es en realidad un canto rodado en la ribera sur del Río Yautepec
con marcas de actividades de desbaste y pulido de artefactos líticos. Otro
elemento exhibido en la cercanía de un manantial, es una escultura zoomorfa que representa una serpiente enroscada que ha perdido la cabeza, ésta es
altamente coincidente con una antigua “mojonera” referida en el pleito de tierras entre las comunidades de Huaxtepetl y Tlayacapan durante el virreinato,
figura a la que le llamaban thequque “…lo que en idioma castellano quería
decir culebra de piedra la que luego nos demostraron dentro de un ojo de
agua y tenía como una bara…” (AGN Vista de ojos del Pueblo de Tlayacapan,
1766:91v).
En la margen sur del Río Yautepec corre una geoforma elevada de material
basáltico con orientación este-oeste, la cual muestra en su sección media en el
punto más alto, una estructura arquitectónica piramidal de planta circular y un
escalonamiento con alfardas, la cual está orientada hacia el este, en un estado
deplorable de conservación.
La zona arqueológica no se encuentra bajo custodia del Centro INAH Morelos, pero ha sido referida por investigadores que han explorado esta región
que por las referencias etnohistóricas con que contamos sobre el altépetl de
Huaxtepetl, debió haber sido un gran centro urbano, el cual fue conformado
incluso como cabecera de tributación junto con Cuauhnahuac para la Excan
Tlatolloyan (Triple Alianza) para la extracción de la riqueza de muchas comunidades al sur de la Sierra Chichinautzin. (Nalda 1980; García Besné 1986;
Smith, Michael E., Timothy S. Hare y Lisa M. Montiel 2006; Gómez Serafín
2011)
En las condiciones en las que se encuentra actualmente ésta pirámide se in-
Plantaas arquitectónicas de cuatro sitios del Posclásico en el Altiplano Central. Calixtlahuaca, Huexotla y Acozac (Estado de México); Zultepec-Tecoaque (Tlaxcala). (Tomado de
Smith 2008:134)
Fachada sur con la perspectiva de las alfardas. (Fotografía Jorge Alberto Linares Ramírez)
crementa el riesgo de sufrir un daño mayúsculo por colapso, incluso no sería
descabellado indicar que la visita pública se ha vuelto peligrosa porque ha
perdido capacidad de carga estructural en algunas secciones, como en la alfarda sur cuyo remate está al punto del colapso. A pesar de que la visita al sitio
la venden como parte de los “atractivos” del balneario, no más del diez por
ciento de los visitantes llegan a tal punto en su visita y sinceramente pocos de
ellos se enteran que acampan en una zona arqueológica.
Es notorio que hace algún tiempo la estructura fue intervenida al grado de la
reconstrucción con el uso de concreto. En la fachada trasera del templo, la
que observa hacia el poniente, es notorio que le fue agregado un enlucido de
concreto que es tan viejo y se encuentra tan mal colocado que los grafitis modernos que la vandalizaron hace algunos años ya se han perdido parcialmente
junto con este enjarre de concreto.
La pirámide carece de vigilancia continua y se ha convertido en un espacio
libre para visitantes con pretensiones en casos, de carácter depredador. Algunos visitantes claramente llegan a observar en este espacio lejos del bullicio
del balneario y poco vigilado, un lugar para ejercer prácticas sociales que
afectan el patrimonio arqueológico.
En antiguo altépetl de Huaxtepetl tiene una ocupación que espacialmente no
se ha podido precisar a través de proyectos arqueológicos que hayan involucrado recorridos sistemáticos acompasados con excavaciones arqueológicas y
análisis regionales de los materiales arqueológicos que eventualmente se pudieran recuperar. Quizá la gran tragedia es el desarrollo de grandes proyectos
constructivos que llegaron antes que la investigación de largo alcance. Asentamientos como Lomas de Cocoyoc, Real de Oaxtepec, Altos de Oaxtepec,
Vergeles de Oaxtepec, Praderas de Oaxtepec, Santa Rosa, El Capulín, José
Ortíz, el Parque Acuático Oaxtepec han generado una presión urbana que han
minado las posibilidades de entender el antiguo asentamiento de Huaxtepetl.
Los asentamientos arqueológicos identificados se encuentran en vínculo directo con la Cuenca del Río Yautepec la concentración de manantiales con
su epicentro en las inmediaciones del actual centro de Oaxtepec. Al norte del
Río Yautepec el antiguo asentamiento habría ocupado un espacio comprometido hacia el norte hasta Santa Rosa, incluidos sitios como El Púlpito y Lomas
de Cocoyoc; hacia el sur del Río Yautepec alcanzaría quizá hasta la Alejandra pasando por la Tehuixtlera, ya en las inmediaciones de la carretera hacia
Izúcar de Matamoros (cfr. Gómez Serafín 2011:32, 85 y ss.). En este espacio
se habrían de desarrollar momentos ocupacionales desde el Preclásico Medio
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hasta el virreinato y en la actualidad.
La estructura piramidal presente en Oaxtepec de planta circular es altamente
posible que pertenezca al Posclásico (900-1521 d.n.e.). Este tipo de estructuras se repiten en múltiples sitios de este período en el Altiplano Central,
tales como Mexico-Tenochtitlan, Mexico-Tlatelolco, Calixtlahuaca, Acozac,
Huexotla, Zultepec-Tecoaque, Teopanzolco, Tula, Malinalco, Coatetelco, etc.
Sobre su solución arquitectónica nos hablan Sahagún, Durán y Torquemada,
e insisten en su planta redondeada y la inclusión de una cubierta también redonda llamada xacalli. En Calixtlahuaca, Tenochtitlan, Tlatelolco y Malinalco
se encontraron directamente asociados a los templos redondos esculturas con
los signos de Ehécatl. En general parece incluso haber un canon del partido
arquitectónico que empata perfectamente con la estructura de la Zona Arqueológica localizada en el balneario El Bosque. Todos ellos mantienen una
planta arquitectónica que incluye una sección rectangular donde se localiza
el escalonamiento, el templo en la cima es de planta circular, y fundamentalmente a excepción de Malinalco, los templos están orientados hacia el este.
Su orientación ha permitido considerar que deriva del mito de la creación del
quinto mundo que emergió por el oriente donde vieron los dioses Queztzalcóatl, Ehecatl, Tótec o Anáhuatl y Tezcatlipoca Rojo (Matos y Barrera 2011).
A ello habría que añadir la presencia de alfardas rematando el escalonamiento,
en la mayoría al parecer de carácter liso.
Las estructuras piramidales de planta circular son muy antiguas en América
Media, su presencia primera quizá se concentre en sitios como La Venta en
la Costa del Golfo, Guachimontones, El Arenal, San Felipe y el Campanillo
en la región Occidente de México, así como en Cuicuilco en el suroeste de
la Cuenca de México, desde 1000 años antes de nuestra era (Morán y Ramos
2013). Sin embargo, estas estructuras piramidales de planta circular tan antiguas, previas a Posclásico, tienden a reducir sus cuerpos mientras adquieren
altura, no muestran alfardas, pocas tienen una sección de planta rectangular
asociada al escalonamiento y su orientación es frecuentemente hacia el poniente, todas ellas diferencias con las estructuras del Posclásico Tardío que
están dedicadas a Ehécatl según lo corrobora la información etnohistórica, los
registros de orientación con fenómenos de la bóveda celeste y arqueológicamente con los hallazgos de las esculturas de esta deidad.
La estructura piramidal de Oaxtepec está orientada en efecto hacia el este,
consta de dos cuerpos y vista en planta la sección oriental tiene forma rectangular con presencia de dos escalonamientos rematados con alfardas lisas,
las del segundo cuerpo parecen haber sido agregadas posteriormente y llama
la atención que su altura es incluso ligeramente mayor que el piso de la cima
del templo.
Aparentemente el espacio construido en la sección alta fue de planta también
semicircular y si estamos en lo correcto, la cubierta habría sido acaso un xacalli de forma cónica. El primer cuerpo muestra una volumetría bicónica donde
el cono superior en su contacto con el inferior deja una pequeña saliente a
manera de gotero.
La estructura muestra diversos momentos de saqueos recientes. Estos han
dejado profundas oquedades, el más trágica es la ejecutado en la sección alta
donde la profundidad de la horadación de saqueo ha dejado casi sin capacidad de carga efectiva al muro perimetral del segundo cuerpo que se sostiene
con dificultad.
En múltiples puntos hace falta junta y calces, así como pérdida de mampuestos que unirían las coronas de las alfardas del segundo cuerpo con el resto
del mismo, las cuales han quedado peligrosamente exentas de la estructura.
La estructura desplanta directamente sobre el material parental que es una
roca volcánica basáltica, de la cual está conformada toda la geoforma sobre la
que se encuentra este asentamiento.
Los escalones del segundo cuerpo se han perdido en más de la mitad de sus
sillares y la vegetación florece en todo espacio donde la junta se ha perdido
así como en los pozos de saqueo. Derivado de este estado ruinoso y a la ausencia de sello, la estructura sufre humedades descendentes que agrava aún
más su condición.
Fachada este donde se aprecia los dos cuerpos escalonados con remates de alfardas.
(Fotografía Jorge Alberto Linares Ramírez)
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Esquema de las orientaciones arquitectónico-astronómicas de la pirámide circular de
Huexotla (Tomado de Sprajc 1996)
De esta pirámide no contamos con las mediciones precisas de sus orientaciones arquitectónicas, pero por lo que conocemos de otros ejemplos investigados, las expectativas de descubrir elementos relevantes sobre el orden
cosmovisional y sus efectos en la arquitectura son altas. El mejor caso que se
ha analizado desde esta perspectiva en el Altiplano Central es la estructura localizada en Huexotla, al sur de la ciudad de Texcoco en el Estado de México,
ubicada fuera del centro urbano de esta ciudad, precisamente al sureste sobre
una loma de pendiente ligera. Su orientación es hacia el este y cuenta con
dos fases constructivas. Cada fase constructiva cuenta con una orientación
distinta aunque estas no son hacia donde miran directamente las escaleras,
sino precisamente desde la orientación de las alfardas hacia el poniente “…Las
mediciones con tránsito efectuadas en noviembre de 1988 … revelaron
que el eje de la escalinata de la segunda fase tiene el acimut de 107º
26’, que parece estar relacionado con el Sol. La subestructura, en cambio, muy probablemente fue orientada hacia el extremo norte de Venus
vespertino”. (Sprajc, 1996:79).
Asimismo, la topografía circundante del lado poniente reafirma su relevancia,
pues al prolongar el eje hacia el horizonte, la línea visual pasa por el Pico
Tres Padres, el cerro más alto visible en el horizonte noroccidental (3000
msnm), situado al norte de la ciudad de México y a unos 30 km de
Huexotla. Venus, visto desde la estructura circular de Huexotla, se coloca detrás del Pico Tres Padres cuando alcanza sus extremos norte, mismas fechas
que corresponden al inicio de la época de lluvias, es decir, a principios de
mayo (Sprajc, 1996:81-82).
Esto quiere decir que el fenómeno astronómico, el cual pudo observarse desde la subestructura, era apreciado hacia el lado poniente ya que su alineación
resultó coincidir con el Pico Tres Padres y las paradas mayores de Venus vespertino, medidas que corresponden a una declinación que va de los 24º a los
27º, y en ocasiones poco más de 27. Algo curioso que podemos apreciar es
que la ubicación del acceso o escalinata (lado oriente) no indica la dirección del registro astronómico, situación opuesta para los templos que tienen
una orientación solar, en los cuales se consideraba la escalinata y el fenómeno
astrónómico juntos.
Es frecuente que los templos previos a la invasión española estuvieran orientados hacia cerros prominentes en sus alrededores, y en muchos casos estas
orientaciones solían tener un sentido astrológico, en el sentido que se vinculaba con su cosmovisión y en específico con su religiosidad. Respecto a
Venus, los alineamientos hacia sus extremos como estrella de la tarde, que es
el caso de Huexotla, indican fenómenos que delimitan la época de lluvias y
el ciclo agrícola, a lo que se ha llamado complejo Venus-lluvia-maíz, el cual
“… forma parte de la versión epiclásica del culto a Quetzalcóatl, en la
que se han integrado tanto la serpiente emplumada como Ehécatl. La
divulgación de esta novedosa religión en varias partes de Mesoamérica
se puede atribuir a la expansión de los pueblos del área del Golfo (los
putun-olmeca-xicallanca)” Estas poblaciones comenzaron a erigir templos circulares consagrados a Quetzalcóatl-Ehécatl, los cuales se siguieron edificando
durante el periodo Posclásico, algunos de ellos con alineamientos hacia los
extremos de Venus vespertino (Sprajc, 1996:80, 115-116).
Se ha considerado que la subestructura de Huexotla con base en la presencia
de la cerámica tipo Azteca Temprano habría sido construida aproximadamente entre 1150 y 1350 d.n.e. “…la mejor correspondencia entre la orientación de la subestructura del Circular y los extremos máximos norte de
la estrella de la tarde sería a mediados del siglo XII… parece que la evidencia astronómica apoya el fechamiento arqueológico” (Sprajc, 1996:80).
Tanto en Huexotla como en Huaxtepetl los templos de planta circular habrían
funcionado en lugares privilegiados en los asentamientos, quizá no subordinados a los proyectos arquitectónicos de los centros urbanos como Teopanzolco o Coatetelco. Quizá estos tempos se hayan desplantados donde se
podía asegurar orientaciones con cierta precisión y coincidencia con el ciclo
cosmovisional de la sociedad que los produjo.
La estructura piramidal de planta circular dedicada con alta posibilidad a Ehécatl en Huaxtepetl es una gran oportunidad para investigar la expresión fenoménica de este culto en la marginalidad del sistema social del Posclásico,
donde diversos centros hegemónicos establecieron cultos análogos, se difundieron como elementos asociados al poder y se incluyeron en la planificación de grandes ciudades. Estos cultos tuvieron su expresión también entre
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los grupos subalternos como Oaxtepec que por estrategia tributaria la Excan
Tlatoloyan hacia el Posclásico Tardío eligió para colocar a sus cobradores regionales de tributos (calpixque) donde de las riquezas locales eran entregadas
gracias al miedo de enfrentar a los déspotas armados de la Cuenca de México.
La pirámide circular de Oaxtepec podría mostrar tanto una orientación canónica hacia el este vinculada en su generalidad con Quetzalcóatl y quizá
presente al igual que Huexotla orientaciones inversas hacia el poniente vinculadas con Venus o el Sol. Esto lo averiguaremos en cuanto podamos realizar
las mediciones correctas en los momentos específicos que nos permita corroborar o rechazar esta hipótesis. Antes de ello, necesitamos que la estructura
se conserve y sobre será preciso avanzar esfuerzos institucionales y con la
comunidad local.
Bilbliografía
García Besné, María de las Mercedes
1986 Posibles desplazamientos teotihuacanos durante el Clásico en Oaxtepec. Tesis de Licenciatura en Arqueología, ENAH, México.
Gómez Serafín, Susana
2011 Altepetl de Huaxtepec. Modificaciones territoriales desde el siglo XVI.
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INAH, México.
Matos Moctezuma, Eduardo y Raúl Barrera Rodríguez
2008
El Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl del recinto sagrado de MéxicoTenochtitlan. Arqueología Mexicana, No. 108:72-77.
Moran Hernández, Carmen Margarita y Luisa Massiel Ramos Iglesias
2013 Estructuras de Planta circular en el Salvador. Entorno, Universidad
Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, Abril 2013, número 52: 1023, SSN: 2218-3345. http://www.utec.edu.sv/media/publicaciones/flips/entorno/entorno52/files/revista%20entorno%20no.52.pdf
Smith, Michael E.
2008 The Aztec Emoire. En The Aztec World. Brumfiel, Elizabeth y Gsby
M. Feinman (Editores). Harry N Abrams Inc, Chicago.
Smith, Michael E., Timothy S. Hare y Lisa M. Montiel
2006 Reconocimiento superficial del Valle de Yautepec, Morelos. Informe
Final. Informe entregado al Consejo de Arqueología, Instituto Nacional de
Antropología e Historia.
Sprajc, Ivan
1996 Venus, lluvia y maíz: simbolismo y astronomía en la cosmovisión mesoamericana, INAH, México.
Resguardos para el alma, las cruces de los
caminos
América Malbrán Porto
H
an pasado los días de muertos y a lo largo de los caminos, carrete
ras y calles de ciudades y pueblos se aprecian las cruces y pe
queñas “capillas” o nichos adornadas con flores, que lentamente van
muriendo. Se han vuelto un elemento tan común que muchas veces pasan inadvertidas salvo en los casos en que hay muchas agrupadas en un solo lugar,
es entonces cuando nos damos cuenta que estamos en un espacio virtualmente peligroso, sin embargo al pasar el tramo, todo vuelve a la normalidad y ellas
vuelven a quedar en el olvido.
Esta costumbre de colocar cruces en el lugar donde falleció alguien está presente en diversos países de Latinoamérica, claramente influenciados por el
cristianismo, pueden ser desde simples cruces de madera o metal, para que
sean más duraderas, lápidas o placas labradas, hasta pequeñas casitas construidas de cemento y ladrillo, todas ellas con el nombre y la fecha de nacimiento y defunción, y en algunas ocasiones un epitafio.
En el interior de las casitas se colocan veladoras, objetos personales, flores,
fotos, rosarios, imágenes santas y algunas veces hasta un foco que se mantiene encendido todo el año. Inclusive en las calles de las grandes ciudades de
México se pueden encontrar estas cruces y la colección de veladoras que han
quedado asociadas a ellas.
Otras son combinaciones de cruces y casitas, y también se observan monumentos funerarios similares a los que se encuentran en los cementerios o
variantes tales como pequeñas vitrinas para resguardar los objetos personalesde las inclemencias del tiempo, hasta verdaderos mausoleos en los que se
incluyen imágenes de santos o Vírgenes.
Su fin, como aquellas que se encuentran en los cementerios, es honrar y recordar al finado y se les suele dar el mismo trato que a las de los panteones
durante los días de muertos, en que se adornan y llenan de flores, a partir del
día 28 de octubre en que se recuerda a quienes murieron por causa de un
accidente, por violencia o asesinados.
Estas capillitas o cruces son espacios simbólicos destinados a lograr que el difunto descanse en paz para de esta manera evitar que su alma ande penando,
ya que se entiende que los fallecidos en circunstancias trágicas dejan su alma
o ánima vagando en el lugar donde cayeron o son sepultados y de esta forma
necesitan de la construcción de los templetes. Se entiende entonces que este
espacio está destinado al alma del finado y no a su cuerpo, por lo que la relación con este tipo de difunto es diferente a la que se da con aquellos que han
muerto en su casa o en un hospital y que llegan directamente al cementerio
después de haber sido velados. En este caso ese paso no existe, de ahí que sea
necesaria la construcción de la capillita o colocar la cruz, entonces se le puede
pedir al alma que intervenga frente a los santos o el mismo Dios
Para la Iglesia católica la presencia de las cruces en las carreteras no tiene gran
significado, sin embargo estipula que deben ser bendecidas antes en una misa
de difuntos.
Es probable que esta tradición se iniciara en el periodo colonial y que tenga
su origen en la Europa o España Medieval. Probablemente una reminiscencia
la encontremos en las cruces a lo largo de los caminos Europeos, que señalaban la cercanía de una población, o bien en las cruces que se encuentran a
lo largo del Camino de Santiago, cuya función es mostrar al peregrino el itinerario correcto para llegar a Compostela; antiguamente eran un lugar donde
los caminantes se detenían a rezar o a descansar. Tal vez la presencia de estas
cruces en los caminos americanos esté relacionada, además de con el resguardo del alma del difunto, con la piedad del peregrino de rezar ante la cruz por
esa ánima desgraciada.
En ciertos países de Sudamérica estos espacios reciben el nombre de “Ani-
mitas”, mientras que en Perú se les llama “Almitas”. Son producto de una
combinación de creencias como el animismo, politeísmo y religiones convencionales.
La animita tiene implícitas las nociones de hogar, muerte, alma, fe, familia y
tragedia, las cuales pueden combinarse de las más variadas formas, dando luz
a un paisaje mortuorio que se adapta a las condiciones sociales y geográficas
de cada ciudad, campo y camino.
Se considera que si el alma del difunto auxilia en las soluciones de problemas
el deudo le debe agradecer poniéndole una placa, o exvoto. A medida que se
juntan las placas se entiende que es una animita milagrosa y aumenta la cantidad de fieles. De esta forma las animitas vienen a cumplir (o suplir) la función
de los santos populares.
La animita como expresión viva es un fenómeno de encrucijada en cuanto
puede ser leída desde lo religioso, lo social, lo psicológico, filosófico, identitario, estético y patrimonial. Son un componente del paisaje cultural de los
caminos y carreteras a lo largo de todo el Continente. Su valoración simbólica sin embargo varía de región a región. Mientras en algunos lugares son
veneradas, respetadas y tomadas en cuenta como una forma de patrimonio
colectivo, e incluso son cuidadas y restauradas. En México se dan casos como
el ocurrido en Nayarit en febrero de 2010, en que el alcalde Héctor Paniagua
Salazar mandó retirar durante horas de la madrugada cerca de 200 capillitas y
cruces porque “se veían muy feas”. Los trabajadores que fueron entrevistados
por la periodista Paty Aguilar (2010) mencionaron que:
“Jamás en su vida se hubieran imaginado tener que hacer “eso” por conservar
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su trabajo. “Me siento muy mal, tengo ganas de vomitar” dijo uno de ellos
ante la cara de azoro de los demás que también estaban turbados.
Cuando llegaron a la capillita que está al pie del puente a desnivel de acceso
a la comunidad de Jarretaderas, donde en un trágico accidente fallecieron tres
jóvenes que venían de Guadalajara a entregar mercancía a una empresa de
Puerto Vallarta, literalmente pidieron a Dios que ya amaneciera para al menos,
por esa noche evitar quitarla del lugar, tal y como lo había ordenado Paniagua,
y en efecto así fue, Dios los escuchó, la tenue luz del sol empezó a aparecer
y los trabajos se suspendieron
Una animita es un lugar de veneración al alma de un difunto y no necesariamente un espacio en el que se profese esa devoción de manera permanente.
Surgen de manera espontánea y sirven para que el alma de aquel que ha vivido un final trágico descanse. Algunas de ellas se convierten en santuarios,
mientras que la mayoría permaneces como meros indicadores de un suceso
funesto. Forman parte del folklore y de las devociones populares y por lo tanto merecen ser reconocidas como parte del patrimonio local. A pesar del paso
de los siglos pareciera que las animitas, capillitas y cruces de los caminos y carreteras llegaron para quedarse; de cemento, metal o madera, todas pacientes
y vigilantes, esperan que algún día los parientes de aquellos de quienes tienen
grabado el nombre, regresen, las adornen con flores y les limpien el polvo y
las raíces que la invaden.
Bibliografía
Aguilar, Paty
2010 “Poner cruces donde mueren personas de forma trágica en caminos
y carreteras data desde la colonia. A Paniagua no le gustó y las mandó quitar
de la 200” en Noticias PV.Com, Jalisco, disponible en http://www.noticiaspv.
com/poner-cruces-donde-mueren-personas-de-forma-tragica-en-caminos-ycarreteras-data-desde-la-colonia-a-paniagua-no-le-gusto-y-las-mando-quitarde-la-200/ consultado el 31 de agosto de 2014
Órgano de difusión de la comunidad de la Delegación INAH Morelos
Consejo Editorial
Eduardo Corona Martínez Israel Lazcarro Salgado
Luis Miguel Morayta Mendoza
Raúl Francisco González Quezada
Giselle Canto Aguilar
Laura Elena Hinojosa Hinojosa
www.morelos.inah.gob.mx
Coordinación editorial de este número: Raúl Francisco González Quezada
El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores

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