metaloproteasas de matriz en la remodelación aberrante de
Transcripción
metaloproteasas de matriz en la remodelación aberrante de
Bustos Jaimes I, Castañeda Patlán C, Oria Hernández J, Rendón Huerta E, Reyes Vivas H, Romero Álvarez I, (eds). Mensaje Bioquímico, Vol XXXII. Depto de Bioquímica, Fac de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Cd Universitaria, México, DF, MÉXICO (2008). (http://bq.unam.mx/mensajebioquimico) (ISSN-0188-137X) METALOPROTEASAS DE MATRIZ EN LA REMODELACIÓN ABERRANTE DE LA FIBROSIS PULMONAR Annie Pardo Facultad De Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria; CP 04510 México D.F. [email protected] Resumen La fibrosis pulmonar es el resultado final de una gran variedad de lesiones que afectan al parénquima respiratorio incluyendo enfermedades sistémicas y autoinmunes, exposición a partículas orgánicas e inorgánicas, uso de medicamentos y radiaciones. Independientemente de su etiología, la respuesta fibrótica en el pulmón representa una respuesta celular muy dinámica y compleja a la agresión y puede ocurrir como una reacción secundaria a una inflamación crónica que no se resuelve o a una reacción epitelial o endotelial aberrante. El mediador celular clave en la respuesta fibrótica es el miofibroblasto, el cual, una vez activado, es el principal responsable de la secreción exagerada de componentes de la matriz intersticial que caracteriza a la remodelación patológica del pulmón. Varias metaloproteasas de matriz participan en este proceso patológico. Estas enzimas desempeñan un papel complejo en varios de los procesos claves de la patogénesis de la fibrosis pulmonar incluyendo, la remodelación de la matriz extracelular, la ruptura de las membranas basales, apoptosis epitelial, migración celular y angiogénesis. Palabras clave: fibrosis pulmonar, metaloproteasas. 39 MENSAJE BIOQUÍMICO, Vol. XXXII (2008) Abstract Lung fibrosis is the final result of a large variety of stimuli including systemic and autoimmune reactions, exposure to organic and inorganic particles, drugs, and radiation. Independent of etiology, the fibrotic response in the lung can be visualized as a dynamic and highly integrated cellular response to persistent injury and may be related to a damage-triggered inflammatory response or to an aberrant epithelial or endothelial reaction. In any case, the key cellular mediator is the myofibroblast, which when activated is the major effector of the lung remodeling. Several matrix metalloproteases (MMPs) have been shown to participate in this pathological process. These enzymes play an essential but complex role in several interrelated processes that take place in the pathogenesis of lung fibrosis, including extracellular matrix remodeling, basement membrane disruption, epithelial apoptosis, cell migration, and angiogenesis. Keywords: lung fibrosis, metalloproteases. Introducción La fibrosis pulmonar es el resultado final de un grupo amplio y muy heterogéneo de padecimientos que afectan al parénquima respiratorio conocidos como enfermedades pulmonares intersticiales difusas (EPID). Estos padecimientos afectan no sólo al intersticio pulmonar sino también a las unidades alvéolo-capilares, y frecuentemente a las vías aéreas pequeñas incluyendo bronquiolos terminales, bronquiolos respiratorios y ductos alveolares [1]. Se han descrito más de 150 diferentes EPID las cuales varían en etiología, mecanismos patogénicos, características histopatológicas y curso clínico, pero se agrupan juntas porque comparten rasgos clínicos (disnea de esfuerzo progresiva), imagenológicos y funcionales respiratorios (patrón restrictivo con hipoxemia de reposo que se exacerba con el ejercicio). Las causas más comunes de EPID y, consecuentemente de fibrosis pulmonar, son la exposición a partículas inorgánicas (sílice, asbesto), partículas orgánicas (proteínas de aves, hongos, bacterias termofílicas), uso de diversos medicamentos y algunas enfermedades sistémicas como sarcoidosis o autoinmunes como la esclerosis sistémica progresiva o artritis reumatoide. Además existe un subgrupo de EPID de etiología desconocida, conocidas como neumonías intersticiales idiopáticas, de las cuales la más común es la fibrosis pulmonar idiopática. Este padecimiento presenta un patrón histopatológico característico denominado neumonía intersticial usual y es la más agresiva de todas las EPID, con una sobrevida promedio de 2-3 años después de realizado el diagnóstico [1,2]. Los mecanismos patogénicos involucrados en el desarrollo de la fibrosis pulmonar son complejos y no se conocen con precisión; recientemente se ha propuesto que, independiente de su etiología, las EPID pueden seguir dos caminos celulares diferentes para el desarrollo de una respuesta fibrosante [3,4]. En la mayoría de las EPID la respuesta fibrótica se asocia a una inflamación pulmonar crónica no resuelta (vía inflamatoria). En este caso, aunque las células inflamatorias implicadas en la alveolitis difieren de una a otra EPID, prácticamente todas pueden tener un efecto profibrótico. Así, las células presentadoras de antígenos (macrófagos, células dendríticas), las células responsables de la respuesta inmune (en especial linfocitos T) y las células polimorfonucleares (neutrófilos y eosinófilos) tienen la capacidad potencial de provocar una respuesta fibrótica a través de la producción de diferentes citocinas y factores de crecimiento [540 Pardo 8]. En esta vía inflamatoria, la expresión inapropiada de quimiocinas y moléculas de adhesión desempeña un papel crítico en el inicio de la inflamación y posteriormente en el desarrollo de los mecanismos que llevan a la reacción fibrosante [9,10]. Estas familias de mediadores están involucradas en la quimiotaxis de leucocitos así como en la migración trans-endotelial que permite su llegada al parénquima pulmonar. En un escenario profibrótico, las quimiocinas y sus receptores pueden perpetuar la inflamación, alterar la angiogénesis, polarizar la respuesta inmune de una tipo Th-1 (del inglés T-helper) a una Th-2 y atraer células de la médula ósea y fibrocitos circulantes los cuales pueden incrementar la población de fibroblastos y miofibroblastos en el pulmón. Por el contrario, la fibrosis pulmonar idiopática (FPI), una enfermedad progresiva, irreversible y letal en el corto plazo, representa un proceso fibrótico independiente de la inflamación, caracterizado por una comunicación anormal entre células epiteliales y mesenquimatosas [3,4,11,12]. En este caso, (vía epitelial), las células del epitelio alveolar y bronquiolar aberrantemente estimuladas secretan las citocinas y factores de crecimiento responsables de la migración y proliferación de fibroblastos residentes, así como de progenitores circulantes (por ejemplo fibrocitos) y su transición a miofibroblastos. En este contexto, numerosos estudios han demostrado que en la FPI las células epiteliales alveolares y bronquiolares reactivas expresan el factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF), el factor de crecimiento transformante beta (TGFb), el factor de necrosis tumoral alfa (TNFa), la endotelina-1, el factor de crecimiento del tejido conjuntivo (CTGF), y osteopontina, todas ellas involucradas en el desarrollo de la fibrosis pulmonar. El epitelio alveolar puede también generar en los pulmones con FPI un patrón profibrótico tipo Th-2 ya que se ha demostrado que pueden sintetizar interleucina-4 mientras que la expresión de interferón-gamma (IFN-g), un mediador tipo Th-1, es prácticamente indetectable [3,4,11]. Por otro lado, evidencia reciente sugiere que las células epiteliales pueden contribuir a la expansión de la población de fibroblastos/miofibroblastos en el pulmón a través de la llamada transición epitelio-mesénquima (EMT por sus siglas en inglés). Este proceso desempeña un papel fundamental en la generación de nuevos tejidos durante la embriogénesis [12]. EMT representa un proceso complejo mediante el cual células epiteliales polarizadas se diferencian a células mesenquimatosas móviles y contráctiles. Así, se ha demostrado que las células del epitelio alveolar estimuladas in vitro con TGF-b1 desarrollan EMT evidenciada por la pérdida de marcadores epiteliales (aquaporina-5, E-caderina) y por la aparición de marcadores mesenquimatosos como -actina de músculo liso y colágena tipo I con la concomitante transición a un fenotipo morfológico tipo-fibroblastos [13]. Asimismo, dos estudios recientes han demostrado que EMT ocurre también in vivo en los pulmones de pacientes con FPI [13,14]. Sin embargo, la característica final común de cualquier enfermedad pulmonar fibrótica es la acumulación anormal de matriz extracelular lo que trae como consecuencia una extensa desorganización estructural del parénquima pulmonar donde las unidades alvéolo-capilares responsables del intercambio gaseoso se pierden progresivamente y son reemplazadas por fibrosis y quistes. Muchos de los mecanismos detrás de esta grave remodelación patológica involucran la expresión y regulación descoordinada de varias metaloproteasas de matriz (MMPs por sus siglas en inglés) las cuales están críticamente implicadas tanto en las EPID que siguen la vía inflamatoria como en la FPI que sigue la vía epitelial. Metaloproteasas de matriz Según la clasificación de la base de datos MEROPS, que contiene información sobre las peptidasas e inhibidores de las mismas [15] (http://merops.sanger.ac.uk/index.htm), las MMPs son la familia M10 de de la clase de metaloproteasas que en total reúnen a 24 diferentes 41 MENSAJE BIOQUÍMICO, Vol. XXXII (2008) familias [15,16]. Las metaloproteasas se caracterizan por usar un catión divalente, generalmente zinc para activar una molécula de agua en la hidrólisis del enlace peptídico del sustrato. Las MMPs, también llamadas matrixinas, consisten de 25 miembros en ratones y ratas y de 23 en humanos codificados en estos últimos por 24 genes que incluyen los genes duplicados de la MMP-23 [17]. La mayoría de las MMPs son enzimas que se secretan al espacio extracelular, aunque algunas están ancladas a membrana (MT-MMPs por sus siglas en inglés). Adicionalmente algunas MMPs se han encontrado en el interior de la célula y se ha sugerido que actúan sobre sustratos intracelulares [18-21]. La familia de las MMPs se ha clasificado atendiendo a sus características funcionales y estructurales en 6 subgrupos diferentes. Todas ellas presentan características muy similares e incluso se sobreponen en la especificidad por sustratos. Esta clasificación considera a las colagenasas, gelatinasas, estromelisinas, matrilisinas, MMPs tipo membrana (MT-MMPs), y otras MMPs [22]. Por otro lado, se ha propuesto otro tipo de clasificación, basada solamente en los dominios estructurales de las MMPs más que en su afinidad de sustrato. En esta clasificación se consideran las MMPs arquetípicas, matrilisinas, gelatinasas y MMPs que se activan por furina (Figura 1) [23]. Dominio Pre Pro Catalítico Hemopexina [ Zn MMP1, MMP8, MMP13 MMPs Arquetípicas MMP3, MMP10 MMP12, MMP19, MMP20, MMP27 Zn [ MMP7, MMP26 Zn [ MMP2, MMP9 Matrilisinas Gelatinasas Modulos tipo II Fibronectina Zn secretedas furina Zn } MMP11, MMP21, MMP28 MMPs -activables por convertasa : MT1 -MMP (MMP14), MT2 -MMP (MMP15), MT3 - MMP (MMP16, MT5 - MMP (MMP24) MT4 - MMP (MMP17), MT6 - MMP (MMP25) furina Asociadas a membrana Figura 1. Clasificación de metaloproteasas. Las MMPs tienen mecanismos de regulación complejos y variados, los niveles de expresión son generalmente bajos en tejidos normales adultos y, con ciertas excepciones, su producción y actividad se mantiene a niveles prácticamente indetectables. Las MMPs se regulan a nivel transcripcional y post-transcripcional; su expresión se eleva cuando hay un trastorno en el 42 Pardo sistema, tal como sucede en la reparación de heridas o en los procesos de reparación o remodelación de tejidos enfermos y aún en diversos tipos celulares que se crecen en cultivo [24]. Otros niveles de regulación de las MMPs incluyen a la activación de las proenzimas, ya que las MMPs se sintetizan como zimógenos, y a la inhibición de las enzimas activas por inhibidores endógenos como los TIMPs (por sus siglas en inglés). La activación extracelular de la mayoría de las MMPs se regula por una cascada proteolítica que se puede iniciar por otras MMPs previamente activadas o por varias proteasas de serina. Los TIMPs son los principales inhibidores naturales de las MMPs y como tales controlan su actividad catalítica. Por lo tanto, el balance entre las MMPs y los TIMPs son críticos para la eventual remodelación de la matriz extracelular. Sin embargo, aunque la inhibición de MMPs es la función fisiológica central de los TIMPs, existen fuertes evidencias que indican que estos inhibidores son proteínas multifuncionales que también participan en procesos tales como la proliferación y muerte celular, entre otras [22-24]. La participación de las MMPs a la remodelación de la MEC es compleja y multifuncional. Estas proteasas son responsables, no sólo de la degradación de la matriz extracelular, sino que además participan en el procesamiento de diversos mediadores bioactivos que incluyen a factores de crecimiento, quimiocinas, citocinas, y receptores en superficies celulares modulando su actividad, ya sea por corte directo de los enlaces peptídicos o por su liberación de la MEC donde se encuentran almacenados. De esta manera, los efectos de las MMPs son múltiples y contribuyen en la regulación de diversos procesos celulares como la proliferación, migración, diferenciación, y apoptosis. Las metaloproteasas de matriz en la remodelación del pulmón fibrótico Existen numerosas evidencias de que algunas MMPs participan en la remodelación aberrante de la matriz extracelular en la fibrosis pulmonar [25]. Es importante señalar que entre las múltiples proteínas que pueden ser blancos potenciales de las MMPs, algunas son profibrogénicas mientras que otras tienen una actividad anti-fibrogénica. En este contexto, las MMPs desempeñan un papel esencial y complejo en varios procesos interrelacionados que suceden en la patogénesis de la FPI, incluyendo la remodelación de la MEC, la ruptura de las membranas basales, la apotosis de las células epiteliales alveolares, la migración celular y la angiogénesis. La participación de algunas MMPs en el desarrollo de la fibrosis pulmonar se ha basado por un lado, en las observaciones relacionadas con el aumento de su expresión en el pulmón fibrótico y por otro lado, por las evidencias que se han obtenido en los modelos en animales, que incluyen el uso de ratones modificados genéticamente. El modelo experimental de fibrosis pulmonar mas comúnmente usado es el inducido por bleomicina en roedores. Sin embargo, es importante considerar que este modelo representa un proceso fibrosante reversible que sigue la vía inflamatoria de fibrosis pulmonar. En este contexto, provee elementos sobre los mecanismos implicados en la vía inflamatoria que comprende a la inflamación, fibrosis y resolución. En contraste, por lo menos en el caso de la FPI, como se señaló anteriormente, es un proceso irreversible en donde la inflamación no parece desempeñar un papel patogénico. Por lo tanto es importante ser cautelosos en la interpretación de los resultados en este modelo animal y sus implicaciones en la enfermedad humana. El uso de microarreglos de oligonucleótidos para analizar la expresión global de genes en FPI ha sido una herramienta útil que ha revelado que algunas MMPs entre las que se encuentran la MMP7, la MMP2, la MMP1 y la MMP9 están entre las moléculas mas altamente 43 MENSAJE BIOQUÍMICO, Vol. XXXII (2008) expresadas en los pulmones de pacientes con FPI [16,26,27]. A continuación se hará una breve reseña sobre estas enzimas y su posible papel en FPI. MMP7 La MMP7 o matrilisina es uno de los genes más consistentemente elevados en los pulmones fibróticos [26-29]. Adicionalmente, es relevante señalar que los ratones nulos en el gen de MMP7 desarrollan significativamente menos fibrosis pulmonar inducida por bleomicina sugiriendo que es una pieza crítica en la respuesta fibrótica tisular y que su presencia promueve la fibrosis [26]. La MMP7 carece del dominio carboxilo terminal de hemopexina y dado que este dominio participa en el reconocimiento de los sustratos, se ha sugerido que la falta del mismo contribuye a su menor especifidad de sustrato. Así, la MMP7 degrada diversas moléculas de la MEC tales como la colágena tipo IV de membranas basales, agrecán, laminina, fibronectina, gelatina, entactina, decorina, tenascina, vitronectina, osteonectina y elastina. Adicionalmente, esta enzima procesa numerosos sustratos bioactivos como el ligando FAS, la integrina 4, la E-cadherina, pro-EGF, plasminógeno, pro-TNF-, sindecán y a la proteína de unión al factor de crecimiento de insulina (IGFBP-3). Diversos estudios han sugerido que la MMP7 desempeña un papel fisiológico durante la re-epitelialización, apoptosis, inflamación, e inmunidad innata. El papel de la MMP7 en la fibrosis pulmonar puede ser múltiple considerando su amplia diversidad de sustratos. La proteína inmunoreactiva de MMP7 se expresa primariamente en el epitelio alveolar anormal de los pulmones de FPI, y se demostró la presencia de la proteína activa en los pulmones con FPI usando zimografía con carboxi metil celulosa como sustrato [26]. Es importante considerar que cuando el patrón de expresión de una proteasa se encuentra coexpresada con posibles sustratos sugiere funciones catalíticas potenciales. Así la co-localización de la MMP7 con osteopontina en las células alveolares epiteliales de los pulmones de FPI, así como la interacción significativa entre ambas moléculas, sugiere que la MMP7 y la osteopontina interactúan en FPI [30]. Esta hipótesis se corroboró por los hallazgos in vitro de que la MMP7 es inducida y activada por la osteopontina mientras que la última es cortada y activada por la MMP7 [30,31]. MMP1 La MMP1, también conocida como colagenasa-1, colagenasa de fibroblasto y colagenasa intersticial, es el arquetipo de MMPs y es capaz de degradar colágenas fibrilares (tipos I y III). Por esta razón, el hallazgo de una sobreexpresión de MMP1 en los pulmones de FPI, donde la característica principal es la acumulación excesiva de colágena fibrilar puede considerarse una paradoja. Mas aún esta enzima se ha implicado en enfermedades donde en contraste a la fibrosis hay una exagerada degradación de matriz extracelular, tales como artritis reumatoide y enfisema pulmonar [32,33]. Sin embargo, una explicación posible a ésta paradoja es que la localización de la enzima se ha observado fundamentalmente en células del epitelio alveolar y del epitelio bronquiolar que cubren los espacios quísticos del panal de abeja, mientras que parece estar ausente en compartimento intersticial, y en las células mesenquimatosas de los focos de fibroblastos que son las áreas de fibrogénesis activa, [34,35]. Es interesante señalar que el TGF y la osteopontina, dos mediadores fibrogénicos que están fuertemente expresadas en las células del epitelio alveolar en los pulmones con FPI, inducen la disminución de la expresión de MMP1 en fibroblastos pulmonares in vitro. [30,36]. Como la MMP1 no tiene un ortólogo preciso en el ratón o rata, el posible papel patológico de esta enzima no puede ser explorado en modelos experimentales en este tipo de roedores. 44 Pardo Se ha demostrado que en la piel, la MMP1 desempeña un papel central en la migración de queratinocitos en la cicatrización de heridas [37]. La intensa expresión epitelial de la MMP1 en pulmones con FPI sugiere que un proceso similar al que sucede en la cicatrización de heridas en la piel puede estar ocurriendo en esta enfermedad, aunque la re-epitelización no resulta satisfactoria porque parece ocurrir cuando las estructuras alveolares han desaparecido. Gelatinasas MMP2 y MMP9 Las gelatinasas MMP2 y MMP9 son las MMPs que más se han estudiado en diferentes enfermedades humanas. Esto probablemente deriva de la facilidad de analizar la actividad de las mismas a través de la zimografía usando gelatina como sustrato. En este contexto, numerosas evidencias indican que las gelatinasas MMP2 y MMP9 participan en las enfermedades intersticiales humanas y en diversos modelos experimentales de fibrosis pulmonar. Ambas gelatinasas contienen un dominio estructural tipo II de fibronectina dentro de su dominio catalítico, lo que resulta en una gran afinidad de unión a gelatina y elastina. La MMP2 degrada un extenso rango de sustratos de matriz y de otro tipo de moléculas. Es efectiva primariamente contra colágena tipo IV y otros componentes de la membrana basal, aunque también posee una débil habilidad de degradar colágenas fibrilares [38]. Se ha propuesto que la MMP-2 posee principalmente funciones anti-inflamatorias y funciones homeostáticas, presumiblemente al inactivar quimiocinas inflamatorias y regular el recambio de tejido conectivo [39,40]. La expresión génica de MMP2 se ha encontrado fuertemente sobreregulada en pulmones con FPI y la actividad de la enzima aparece generalmente incrementada en el lavado bronquioalveolar [35]. La proteína se ha localizado en el epitelio alveolar y en las células epiteliales basales bronquiolares así como en los focos de fibroblastos [35, 41, 42]. Adicionalmente, la MMP2 está frecuentemente elevada en modelos experimentales de fibrosis pulmonar y su sobreexpresión así como la de la MMP9 se ha asociado con la destrucción de membranas basales [43,42]. Se ha documentado ampliamente que los activadores fisiológicos de la proMMP2 son miembros de la subfamilia de las MT-MMP. Por lo tanto, el incremento de la forma activada que se encuentra en el lavado bronquioalveolar de pacientes con FPI puede ser atribuida a la acción de estas enzimas. De manera interesante algunas MT-MMPs se localizan en pulmones de FPI en sitios similares a la MMP2. Así, la MT1- y la MT2-MMPs se expresan en las células del epitelio alveolar, la MT3-MMP en fibroblastos de los focos de fibroblastos y células epiteliales alveolares y la MT5-MMP en células epiteliales basales bronquiolares y en áreas de metaplasia escamosa [42]. La expresión de la MMP9 también se ha reportado elevada en fibrosis humana y experimental [26, 29, 34, 44, 45]. La principal diferencia entre la MMP9 y la MMP2 es que la MMP9 contiene un dominio estructural extensamente O-glicosilado [47]. En FPI, la enzima se ha localizado en células epiteliales, neutrófilos y macrófagos. Un aspecto interesante es que la exposición a humo de cigarro que induce un aumento en los neutrófilos y en la MMP9 en el lavado bronquioalveolar potencia la fibrosis pulmonar inducida por bleomicina en cobayos, sugiriendo que el humo de tabaco crea un ambiente profibrótico que contribuye a la respuesta fibrótica incrementada en este modelo [44]. Interesantemente, un aumento en la forma activa de la enzima en el lavado bronqioalveolar de pacientes con FPI se ha asociado con un fenotipo clínico acelerado de FPI [46]. Sin embargo, estudios relacionados con el papel de esta enzima usando ratones modificados genéticamente muestran un panorama más complejo. Por ejemplo, los ratones nulos en MMP9 expuestos a bleomicina desarrollan una respuesta similar a los ratones silvestres [47]. Por otro lado, un estudio reciente en el cual se usaron ratones transgénicos que sobreexpresan MMP9 en los macrófagos mostró que los ratones transgénicos desarrollaban una respuesta fibrótica significativamente menor que la de los ratones silvestres después de la instilación de bleomicina [48]. La reducción de los mediadores profibróticos como el TIMP1 y el 45 MENSAJE BIOQUÍMICO, Vol. XXXII (2008) IGFBP-3 en los ratones transgénicos se identificó como posibles mecanismos potenciales de la respuesta fibrótica disminuida. Estos hallazgos resaltan los roles divergentes que esta enzima puede desempeñar promoviendo o atenuando la respuesta fibrótica. En conclusión, se puede señalar que las metaloproteasas de matriz están involucradas en la remodelación de la MEC y desempeñan un papel central en la respuesta fibrótica del pulmón. Sin embargo, la acción de las MMPs no se restringe a las matrices extracelulares, sino que abarca el procesamiento de quimiocinas, citocinas y factores de crecimiento. Estos efectos multifuncionales hacen compleja la interpretación biológica de la acción de estas enzimas en el microambiente pulmonar en la dinámica de la respuesta fibrótica. Futuras investigaciones traduccionales ayudarán para dilucidar los complejos mecanismos implicados en la patogénesis de fibrosis pulmonar para las numerosas preguntas que todavía permanecen sin respuesta. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. Ryu, J. H., Daniels, C. E., Hartman, T. E. y Yi, E. S. (2007) Mayo Clin. Proc. 82, 976-986 Green, F. H. (2002). Chest 122(6 Suppl), 334S-339S Pardo, A. y Selman, M. (2002) Front Biosci 7, d1743-761 Selman, M., King, T. E. y Pardo, A. (2001) Ann Intern Med 134, 136-151 Luzina, I. G., Todd, N. W., Iacono, A. T. y Atamas, S. P. (2008). J. Leukoc. Biol. 83, 237-244 Stramer, B. M., Mori, R. y Martin, P. (2007) J. Invest. Dermatol. 127, 1009-1017 Huaux F. (2007) Curr. Opin. Allergy Clin. Immunol. 7, 168-173 rd Keane, M. P., Strieter, R. M., Lynch, J. P. 3 . y Belperio, J. A. (2006) Semin. Respir. Crit. Care Med. 27, 589-599 Garrood, T., Lee, L. y Pitzalis, C. (2006) Rheumatology (Oxford) 45, 250-260 Rao, R. M., Shaw, S. K., Kim, M. y Luscinskas, F., W. (2005) Microcirculation 12, 83-89 Selman, M. y Pardo, A. (2006) Proc. Am. Thorac. Soc. 3, 364-372 Lee, J. M., Dedhar, S., Kalluri R. y Thompson, E., W. (2006) J. Cell Biol. 172, 973-981 Willis, B. C., Liebler, J. M., Luby-Phelps, K., Nicholson, A. G., Crandall, E. D., du Bois, R. M. y Borok, Z. (2005) Am. J. Pathol. 166, 1321-1332 Kim, K. K., Kugler, M. C., Wolters, P. J., Robillard, L., Galvez, M. G., Brumwell, A. N., Sheppard, D. y Chapman, H. A. (2006) Proc. Natl. Acad. Sci. U S A 103, 13180-13185 Rawlings, N. D., Morton, F. R. y Barrett, A. J. (2006) Nucleic Acids Res. 34, D270-D272 Pardo, A., Selman, M. y Kaminski, N. (2008) Int. J. Biochem. Cell Biol. 40, 1141-1155 Puente, X. S., Sanchez, L. M., Overall, C. M. y Lopez-Otin, C. (2003) Nat. Rev. Genet. 4:544-558 Limb, G. A., Matter, K., Murphy, G,. Cambrey, A. D., Bishop, P. N., Morris, G. E. y Khaw, P. T. (2005) Am. J. Pathol. 166, 1555-1563 Wang, W., Schulze, C. J., Suarez-Pinzon, W. L., Dyck, J. R., Sawicki, G. y Schulz, R. (2002) Circulation 106, 1543-1549 Kwan, J. A., Schulze, C. J., Wang, W., Leon, H., Sariahmetoglu, M., Sung, M., Sawicka, J., Sims, D. E., Sawicki, G. y Schulz, R. (2004) FASEB J 18, 690-692 Luo, D., Mari, B., Stoll, I. y Anglard, P. (2002) J. Biol. Chem. 277, 25527-25536 Brinckerhoff, C .E., Matrisian, L. M. (2002) Nat. Rev. Mol. Cell Biol. 3, 207-214 Folgueras, A. R., Pendas, A. M., Sanchez, L. M. y Lopez-Otin C. (2004) Int. J. Dev. Biol. 48, 411-424 Sternlicht, M. D. y Werb Z. (2001) Annu. Rev. Cell Dev. Biol. 17, 463-516 Pardo A. y Selman M. (2006) Proc. Am. Thorac. Soc. 3, 383-388 Zuo, F., Kaminski, N., Eugui E., Allard, J., Yakhini, Z., Ben-Dor, A., Lollini, L., Morris, D., Kim, Y., DeLustro, B., Sheppard, D., Pardo, A., Selman, M. y Heller, R. A. (2002) Proc. Natl. Acad. Sci. U S A 99, 6292-6297 Selman, M., Pardo,. A, Barrera, L., Estrada, A., Watson, S. R., Wilson, K., Aziz, N., Kaminski, N. y Zlotnik, A. (2006) Am. J. Respir. Crit. Care Med. 173, 188-98 Vuorinen, K., Myllarniemi, M., Lammi, L., Piirila, P., Rytila, P., Salmenkivi, K. y Kinnula, V. L. (2007) APMIS 115, 969-975 Swiderski, R. E., Dencoff, J. E., Floerchinger, C. S., Shapiro, S. D. y Hunninghake, G. W. (1998) Am. J. Pathol. 152, 821-828 Pardo, A., Gibson, K., Cisneros, J., Richards, T. J., Yang, Y., Becerril, C., Yousem, S., Herrera, I., Ruiz, V., Selman, M. y Kaminski, N. (2005) PLoS Med 2, e251 46 Pardo 31. Agnihotri, R., Crawford, H. C., Haro, H., Matrisian, L. M., Havrda, M. C. y Liaw, L. (2001) J. Biol. Chem. 276, 28261-28267 32. Segura-Valdez, L., Pardo, A., Gaxiola, M., Uhal, B. D., Becerril, C. y Selman, M. (2000) Chest 117, 684694 33. Vincenti, M. P. y Brinckerhoff, C. E. (2002) Arthritis Res. 4, 157-164 34. Fukuda, Y., Ishizaki, M., Kudoh, S., Kitaichi, M. y Yamanaka, N. (1998) Lab. Invest. 78, 687-698 35. Selman, M., Ruiz, V., Cabrera, S., Segura, L., Ramírez, R., Barrios, R. y Pardo, A. (2000) Am. J. Physiol. 279, L562-L574 36. Hall, M. C., Young, D. A., Waters, J. G., Rowan, A. D., Chantry, A., Edwards, D. R. y Clark, I. M. (2003) J. Biol. Chem. 278, 10304-10313 37. Pilcher, B. K., Dumin, J. A., Sudbeck, B. D., Krane, S. M., Welgus, H. G. y Parks, W. C. (1997). J. Cell Biol. 137, 1445-1457 38. Patterson, M. L., Atkinson, S. J., Knäuper, V., y Murphy, G. (2001) FEBS Lett. 503, 158-162 39. McQuibban, G. A., Gong, J. H., Tam, E. M., McCulloch, C. A., Clark-Lewis, I. y Overall, C. M. (2000) Science 289, 1202–1206 40. Monaco, S., Sparano, V., Gioia, M., Sbardella, D., Di Pierro, D., Marini, S. y Coletta, M. (2006) Protein Sci. 15, 2805–2815 41. Hayashi, T., Stetler-Stevenson, W. G., Fleming, M. V., Fishback, N., Koss, M. N., Liotta, L. A., Ferrans, V. J. y Travis, W. D. (1996) Am. J. Pathol. 149, 1241-1256 42. García-Alvarez, J., Ramirez, R., Sampieri, C. .L, Nuttall, R. K., Edwards, D. R., Selman, M. y Pardo, A. (2006) Sarcoidosis Vasc. Diffuse Lung Dis. 23, 13-21 43. Pérez-Ramos, J., Segura, L., Ramírez, R., Vanda, B., Selman, M. y Pardo A. (1999) Am. J. Respir. Crit. Care Med. 160, 1274-1282 44. Cisneros-Lira, J., Gaxiola, M., Ramos, C., Selman, M. y Pardo A. (2003) Am. J. Physiol. Lung Cell Mol. Physiol. 285, L949-956 45. Pardo, A., Ruiz, V., Arreola, J. L., Ramírez, R., Cisneros-Lira, J., Gaxiola, M., Barrios, R., Kala, S. V., Lieberman, M. W. y Selman, M. (2003) Am. J. Respir. Crit. Care Med. 167, 925-932 46. Selman, M., Carrillo, G., Estrada, A., Mejia, M., Becerril, C., Cisneros, J., Gaxiola, M., Pérez-Padilla, R., Navarro, C., Richards, T., Dauber, J., King, T. E. Jr., Pardo, A. y Kaminski, N. (2007) PLoS ONE 2, e482 47. Atkinson, J. J. y Senior, R. M. (2003) Am. J. Respir. Cell Mol. Biol. 28, 12-24 48. Cabrera, S., Gaxiola, M., Arreola, J. L., Ramírez, R., Jara, P., D'Armiento, J., Selman, M. y Pardo, A. (2007) Int. J. Biochem. Cell Biol. 39, 2324-2338 47 MENSAJE BIOQUÍMICO, Vol. XXXII (2008) 48