PANAMA

Transcripción

PANAMA
Procesos Sociales
Revista de Ciencias Sociales
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Programa FLACSO Panamá
Procesos Sociales
Revista de Ciencias Sociales
Contenido
7
Presentación
REVISTA PROCESOS SOCIALES
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Programa FLACSO Panamá
Segunda Edición
Diseño de Portada –
Diseño y Diagramación - E. Santana
Montaje - Artpia Impresores
Ilustraciones - Asociación de Artistas
Plásticos de Panamá
Revisión de Textos - Rommel Escarreola
Producción Editorial – Artpía Impresores
2010 - 500 Ejemplares
ISSN: 2219-2611
Para correspondencia y canje
Programa Flacso - Panamá
Teléfax: 523-5620
E-mail: [email protected]
Panamá, República de Panamá
Artículos
Contemporáneos
Contruyendo el Gran Caribe:
Hacia una agenda propia.
Sabine
Manigat
15
Sectores y movimiento negro
en Panamá.
Gerardo
Maloney
51
Desigualdad Social:
Una lectura desde la teoría de sistemas y elección racional
Luis Carlos
Herrera
99
Tras las huellas de la utopía sufragista-las luchas por el sufragio femenino en Panamá, 1923-1946.
Yolanda
Marco
115
Hacia una política de seguridad
ciudadana en el país.
José
Lasso
137
Antecedentes, situación actual y
perspectivas de las ciencias sociales
en Panamá.
Carlos
Castro
161
Roberto
Pinnock
197
El papel de la sociología en la vida
nacional panameña.
Clásicos
Perspectivas de la democracia
panameña.
Egbert
Wetherbone
233
Panamá: Dependencia económica y desarrollo político.
Simeón
González
249
La Revista de Ciencias Sociales
FLACSO – PANAMA
Entrevista a Personalidades
Dr. Jorge Turner
275
Avances de Investigación
Revista de Investigaciones Económicas.
293
Reseñas de Libros y Nuevas Publicaciones en Ciencias Sociales
Instituto de Estudios Nacionales
Universidad de Panamá
301
CELA
303
Datos Biográficos de Autores
309
Iconografía
315
Presentación
E
n su segundo número la Revista Procesos Sociales, del Programa
FLACSO Panamá, mantiene la misma estructura del primer número de esta publicación en Ciencias Sociales.
En primer lugar aparece la sección de Artículos. Esta vez contamos con
los trabajos agrupados como Contemporáneos con artículos que abordan diferentes temas y áreas de conocimiento. Abrimos con el trabajo
Construyendo el Gran Caribe: Hacia una Agenda Propia de Sabine
Manigat, la prestigiosa socióloga haitiana, que nos entrega un valioso documento. En el que no solamente ofrece los fundamentos para
definir y comprender la realidad histórica de los procesos que caracterizan las sociedades que conforman “El Gran Caribe”, sino que coloca
en perspectiva a través de un diagnóstico estructural de los procesos de
desarrollo de los países de la región, las tareas más urgentes que reclaman sus pueblos. Todo ello para viabilizar su integración, como otros de
los mecanismos que pueden hacer posible la construcción de sociedades
más justas, democráticas y participativas.
7
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
La realidad del Caribe y su expresión en Panamá, cobra realidad a través
del análisis Sectores y Movimientos Negro en Panamá, que realiza Gerardo Maloney, sobre la Presencia, Contribución y las Luchas de los Inmigrantes Caribeños a Panamá, que constituyen hoy el sector de afropanameños,
conocidos como afroantillanos. Ellos han sido, a través de movimientos sociales, durante varias generaciones, actores y protagonistas importantes de
las luchas obreras en la antigua Zona del Canal de Panamá, y también de
las luchas contra la discriminación y el racismo en la sociedad panameña.
Dentro de la misma preocupación por la igualdad y la justicia social
se inscriben los trabajos de Luis Carlos Herrera, sobre la Desigualdad
Social; Una Lectura desde la Teoría de Sistemas y Elección Racional.
Yolanda Marco, por otro lado, nos retrotrae al Panamá de los años
veinte hasta mediados del cuarenta, cuando las mujeres protagonizaron
importantes esfuerzos para alcanzar una trascendental conquista democrática como es el derecho al sufragio. Su artículo Tras las Huellas de
la Utopía Sufragista: Las luchas por el sufragio femenino en Panamá
1923-1946, es un valioso documento histórico.
El artículo del joven sociólogo José Lasso, nos coloca frente a un nuevo
derecho que las sociedades contemporáneas reclaman con mayor vehemencia a los gobiernos que controlan el Estado: La seguridad ciudadana.
Producto de una investigación de alcance regional, el artículo de José
Lasso, Hacia una Política de Seguridad Ciudadana en el país, pone sobre
el tapete, los ejes más sensibles de la inseguridad ciudadana. De los resultados del estudio obtenidos en el caso panameño, se establecen algunas
líneas importantes para la definición y puesta en marcha de políticas institucionales de alcance y efectos sostenibles.
Igual que en el primer número de Procesos Sociales, en este segundo número, destinamos un espacio importante para efectuar un balance de la evolución de las Ciencias Sociales en nuestro país. El artículo del Dr. Carlos Castro: Antecedentes, Situación Actual y Perspectivas de las Ciencias Sociales
en Panamá realiza un examen pormenorizado de la labor desempeñada de
manera académica e institucional por los científicos sociales panameños
durante las últimas cuatro décadas.
8
Por su parte el sociólogo Roberto Pinnock, miembro de una primera
generación de sociólogos formados en las universidades panameñas,
realiza en su artículo El Papel de la Sociología en la Vida Nacional
Panameña, un análisis comprensivo del papel de la sociología y de los
sociólogos en la Sociedad Panameña.
En el caso de los artículos considerados como Clásicos, la revista se
complace en rendir tributo a dos importantes científicos sociales Panameños, ambos abogados y cientistas políticos, protagonistas destacados en los procesos políticos que configuraron las luchas ideológicas y
prácticas de los años que siguieron a los incidentes de las luchas por la
soberanía del país, como fue el 9 de Enero de 1964; hasta el desenlace
de la disolución del régimen militar con la Invasión a Panamá el 20 de
diciembre del 1989.
Desde las aulas de clases, hasta los movimientos sociales y políticos
organizados, el Dr. Egbert Wetherborne (afropanameño) y el Dr. Simeón
Gonzalez, fueron piezas centrales en el papel desempeñado por las ciencias sociales durante este importante periodo de la evolución política de
nuestro país. Los trabajos: Las Perspectivas de la Democracia Panameña de Egbert Wetherborne y Panamá Dependencia Económica y Desarrollo Político de Simeón Gonzales, constituye dos análisis de referencia
obligada para caracterizar esa etapa de maduración de los intereses
populares en Panamá.
La Sección de Entrevistas a Personalidades de las Ciencias Sociales,
Procesos Sociales número 2, realiza una interesante conversación con
el científico social panameño Jorge Turner, destacada figura académica
y política, de trayectoria reconocida en América Latina. El Dr. Turner
nos revela importantes pasajes de su vida y momentos decisivos en el
proceso de construcción de su obra y labor en beneficio de los sectores
populares de la región.
La Sección de Reseña de Libro y nuevas publicaciones, destacan las publicaciones más recientes del Instituto de Estudios Nacionales (IDEN)
de la Universidad de Panamá. También presentamos ejemplos de las
últimas publicaciones realizadas por el CELA “Justo Arosemena” y las
9
adquiridas por la Sala CELA, que funciona en la Universidad de Panamá. Destacamos en ese sentido los recientes números de la Revista
Tareas, que cumple en este mes de noviembre, 50 años de existencia,
siendo de esta manera, un medio de gran valor en la divulgación del
quehacer científico y cultural de las ciencias sociales en Panamá y el
resto de Latinoamérica, tal como lo concibió su fundador Dr. Ricauter
Soler.
La Revista cierra con la nota biográfica de los autores y con el recuento
Iconográfico de las principales actividades realizadas por el Programa
FLACSO Panamá.
La revista mantiene solamente con un cambio de color, portada original,
diseñada por Irvin Checa.
Y su contenido esta complementado, por las imágenes de obras de la
plástica panameña, gentilmente autorizados por la Asociación de Artistas Plásticos de Panamá. La Producción Editorial ha sido responsabilidad de la empresa panameña Artpia Impresores.
Gerardo Maloney
Director de la Revista Procesos Sociales
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Artículos
Contemporáneos
Javier España
Artista de raíz guatemalteca, nacionalizado panameño. Sus estudios lo realiza en Guatemala y posteriormente en Costa Rica, Nicaragua y en Panamá.
Ha realizado 6 exposiciones individuales y ha participado en 150 exposiciones colectivas. El artista se sumerge entre los movimientos del surrealismo y el realismo, sus
obras combinan imágenes donde se refleja mundos fantásticos y mágicos con el uso de
una paleta de colores azules y verdes.
ESPAÑA, combina su vocación artística con la enseñanza, la publicidad y la decoración.
Sabine Manigat
Gerardo Maloney
Luis Herrera
Yolanda Marco
José Lasso
Carlos Castro
Roberto Pinnock
Construyendo el Gran Caribe:
hacia una agenda propia
Sabine Manigat
Introducción
E
l Caribe Contemporáneo, empieza a nutrirse de nuevas esperanzas de
INTEGRACIÓN, con la gestación de una nueva experiencia entre especialistas y pensadores caribeños, interesados en cosntruir UNA AGENDA PROPIA PARA EL GRAN CARIBE...Así, con los auspicios del Centro
León, en octubre de 2009 se realiza El Primer Encuentro de Caribeñistas, y
luego en julio de 2010 se efectua en el mismo Centro León en Santiago de los
Caballeros de República Dominicana el Primer Seminario Taller sobre Dimensiones del Espacio Caribeño. En ambos eventos, los ejes temáticos y las guías
de análisis partieron de un Documento de Trabajo elaborado por la Socióloga
Haitiana Sabine Manigat, con los aportes y recomendaciones realizados por importantes caribeñistas, entre los que figuran: EL PROFESOR NORMAN GIRVAN: Catedrático del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de West Indies, Trinidad y Tobago; PROFESOR HUMBERTO GARCÍA:
Director a.i. del Instituto de Estudios del Caribe de la Universidad de Puerto
Rico, Río Piedras; PROFESOR ALBERTO AVELLO VIVES: Director de la
Maestría en Desarrollo y Cultura, Universidad Tecnológica de Bolívar, Cartagena de Indias, Colombia; PROFESOR GERARDO MALONEY: Profesor
Titular Departamento de Sociología, Facultad de Humanidades, Universidad
de Panamá; ANTROPOLOGÍA IETEKE ´INCHI´WITTEVEEN: Directora
15
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
del Museo Nacional de Arqueología y Antropología de Curacao; SR PASCAL
BULEÓN: Director Científico de la Asociación de Investigaciones y Estudios
del Caribe de Martinica; SU EXCELENCIA RUBÉN SILIÉ VALDÉZ: Embajador de la República Dominicana en Haití; SR. RAFAEL EMILIO YUNÉN,
Director General, Centro León; SRA CATALINA FLORES: Gerente Ejecutiva,
Centro León; EMBAJADA DE FRANCIA EN REPÚBLICA DOMINICANA; IV PROGRAMA INTERREGIONAL CARIBE DE LA UNIÓN EUROPEA. El documento es un excelente diagnóstico integral de la realidad actual
del Gran Caribe, que contribuye a colocarnos frente a los retos más importantes
que enfrenta el caribe para ir alcanzando las metas de desarrollo sostenible que
tienen programadas las naciones y los pueblos de la región. Su publicación en
el número 2 de la Revista Procesos Sociales, es un logro importante.
Gerardo Maloney
Director de la Revista Procesos Sociales
I.¿Definir el Caribe?
¿Qué es ser caribeño? ¿Qué regiones y áreas abarca? ¿Es posible encontrar un punto de articulación entre las experiencias históricas, las
prácticas sociales, las identidades culturales de los países de la región?
Al abordar el tema de las definiciones aparecen diversas acepciones, miradas múltiples y concepciones a veces encontradas que nos hablan de
la fluidez de redes y de relaciones dentro de la región. Pero los intentos de definición aluden asimismo a las diferencias, los prejuicios, los
desencuentros incluso. Dentro de la literatura histórica y social, varias
definiciones geográficas del área están en uso; ninguna es exenta de un
posicionamiento histórico-político. En el marco de esta presentación se
han distinguido tres clases de definiciones “fundacionales”: una histórica, una geopolítica y una político-institucional.
1.1. Las definiciones históricas
1.1.1. La primera definición histórica está dada por el área de
dominación e influencia del pueblo Caribe, pero esta es rápidamente
sustituida por la definición que resulta del modo de explotación colonial
del área. El Caribe, desde los albores del siglo XVI y hasta bien avan-
16
zado el siglo XX, está moldeado por su etapa de colonial-neocolonial de
plantación predominantemente azucarera. Es también el periodo de fijación de sus principales fracturas y divisiones en función de las pugnas y
conquistas de las potencias coloniales. Ese primer Caribe es territorialmente insular, por efecto de esos mismos factores de “vocación” azucarera y de objeto de rivalidades inter-coloniales, en contraste con la relativa continuidad de los imperios ibéricos continentales. El archipiélago
fue también objeto del primer avance de Estados Unidos sobre la región,
adquiriendo desde entonces la imagen de “patio trasero” de USA, según
fue denominado por las operaciones e intereses norteamericanos. Una
triple fragmentación duradera ocurre en esa época: económica, política
y lingüística. Por otra parte la región se distingue por la permanencia
de su condición de colonizada para la mayoría de los territorios que la
conforman, con solo tres Estados independientes (obviando los efectos
de la Enmienda Platt sobre la condición de Cuba).
1.1. 2. En una segunda etapa histórica el Caribe parece escindirse en dos áreas disímiles, debido fundamentalmente a las condiciones
en las cuales ocurre la independencia de la gran mayoría de los territorios isleños que conforman la Cuenca. En efecto, después de las independencias de las colonias británicas a principios de los sesentas del
siglo pasado, la región adquiere un nuevo perfil político y cultural, con
un bloque relativamente homogéneo de las antiguas West Indies por un
lado, y, por el otro lado, el conjunto de “viejas” formaciones políticasterritoriales, mucho más complejas políticamente pero unidas en cierta
forma por los lazos tejidos en intercambios, contradicciones, confrontaciones y rivalidades de más o menos un siglo y medio.
1.1.3. Sin duda la tercera y más reciente definición del Caribe, el Gran Caribe, la más amplia, se encuentra en muchos sentidos en
construcción. Se podría fechar su primer intento de operacionalización
alrededor de 1984, con el lanzamiento por los EEUU de la Iniciativa
para la Cuenca del Caribe (ICC, CBI por sus siglas en inglés) bajo la
administración de Ronald Reagan. Huelga insistir sobre las motivaciones geopolíticas del momento ya que, si bien es cierto que la ICC no es el
Caribe, es difícil negar el peso de la concepción geopolítica desarrollada por los Estados Unidos sobre la región desde principios del siglo XX.
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Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Esta nueva definición, más abarcadora, que incorpora a todos los países
limítrofes de la Cuenca (y un poco más, ya que hasta El Salvador está
incluido en la ICC) va de acuerdo con planteamientos ideológicos de
grupos dirigentes de ciertos países como Venezuela (cuya perspectiva
caribeña ya se había afirmado bastante temprano); en cierta medida
Panamá y, por motivos más complejos, la República Dominicana, debido a su búsqueda de la hispanidad y a su acercamiento a la América
Latina.
Además de estas definiciones sobre la región, hubo en determinadas
épocas del siglo pasado un sentimiento de pertenencia dado en cierto
modo por la “comunidad de dominaciones y ocupaciones” más allá de
procesos históricos y socioeconómicos claramente diferentes.
Por lo demás, las tres definiciones se entrecruzan en el tiempo logrando que el “sistema geopolítico caribeño” se esté consolidando hoy en
día con tanto más dinamismo cuanto las políticas de bloques y alianza
regionales adquieren el carácter de verdaderas estrategias de sobrevivencia y de afirmación en el plano de las relaciones internacionales. En
todo caso cuando se habla de Gran Caribe uno se refiere a la última de
las definiciones que se han explicado anteriormente.
1.2. Las definiciones geopolíticas
Determinados estudiosos del Caribe, no por casualidad historiadores,
pero sobre todo políticos, han aportado sus consideraciones para la definición del área del Caribe. Por la notoriedad de sus escritos (sin menosprecio de varios estudios de alcance regional que por falta de espacio no
pueden ser presentados aquí, como la Biografía del Caribe de Germán
Arciniegas), señalaremos a Eric Williams,1 Juan Bosch,2 Leslie Manigat
y Gérard Pierre-Charles.
1.2.1. Eric Williams escribió esencialmente un libro de historia.
Académico y político, suerte de prócer de su país, Trinidad y Tobago,
Williams centra su análisis y lectura de la región en torno a dos realida-
des en las que él basa la formación de la identidad caribeña: el azúcar
y la esclavitud. Claramente, dicho posicionamiento circunscribe el Caribe al mundo y la historia de la plantación y, por ende, al Caribe isleño
donde mayoritariamente se consolidó este sistema de explotación. Por
lo demás, enfatiza dos aspectos del proceso histórico de la región: (a) la
inscripción de su economía desde el principio de la colonización en el
marco del desarrollo del capitalismo y, por lo tanto, de su participación
en el desarrollo de las fuerzas productivas y en la modernización de los
métodos de producción; y (b) la situación de la Cuenca como territorio
de pugnas intercoloniales incesantes hasta bien avanzado el siglo XX.
Antes y después de su ascensión al puesto de Primer Ministro de su país,
el Dr. Williams defendió su definición del Caribe, sobre todo desde su
posición como estadista frente a las veleidades venezolanas de influencia sobre el área, lo cual no dejó de tener un peso relevante a la hora
de definir el Caribe institucional tras las independencias de las islas
angloparlantes.
1.2.2. Desde sus primeros escritos, Juan Bosch abarca el Caribe en su definición más extensa. Se trata de una definición geopolítica
que aborda la historia de la región en términos de rivalidades imperiales para el control de un espacio estratégico. Este abordaje autoriza
una lectura en continuidad de: la partición de la isla La Española, la
separación de Panamá de Colombia, el control de Guantánamo por
los EEUU, la absorción de Puerto Rico, etc. Es una lectura de luchas,
de opresión y resistencia, pero no propone una unidad “positiva” ni la
construcción de una identidad colectiva, sino la identificación que resulta de estos territorios luego de que los mismos experimentaran yugos y
resistencias de manera similar. Es la visión del Caribe como si fuera “un
espacio resultante”, un “producto socioespacial”, aunque no utilizaba
estas categorías. Una ilustración de ello es el tratamiento de Costa Rica
como una excepción en la Cuenca, fundamentalmente por el hecho de no
haber sufrido agresión u ocupación militar.3
From Columbus to Castro, the history of the Caribbean, 1492-1969, Harpers and Row, N.Y., 1970
De Cristóbal Colón a Fidel Castro, El Caribe Frontera Imperial, Alfaguara, Barcelona, 1970
“El observador inteligente que haya advertido la diferencia que hay entre Costa Rica y sus vecinos
de la región, observará que a Costa Rica no ha llegado nunca un ejército imperial, ni siquiera el español; de manera que por azares de la historia, aunque el imperialismo en su forma económica —y
con sus consecuencias políticas— ha estado operando en Costa Rica desde hace casi un siglo, ese
pequeño país del Caribe se ha visto libre de los gérmenes malsanos que deja tras sí una intervención
militar extranjera.”
18
19
1
2
3
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
El interés de la mirada de Bosch está sin duda, entre otros aspectos
menos pertinentes para este ensayo, en el hecho de subrayar, aun “en
creux”, esta diversidad que en todos los niveles (histórico, económico,
etno-cultural) caracteriza al Caribe, a la vez que su unidad sellada por
un destino geopolítico común.
1.2.3. Leslie Manigat parte de la geografía y de la historia para
circunscribir el Caribe en función del legado común de la plantación y
de las pugnas inter-imperiales en la Cuenca. Discute, más no integra, la
definición extensa del Gran Caribe que abarca a Centroamérica,4 pero
considera las relaciones y ambiciones de tres grandes potencias continentales “con vocación caribeña”: Venezuela, Colombia y México. El
Caribe de Manigat integra también, y de modo explícito, el factor etnocultural. Con ello, la pertenencia de los grandes países que bordean la
Cuenca se ve muy relativizada y, por ende, descartada, tal y como lo
considera Eric Williams. Específicamente para este autor, los países de
Centroamérica no están considerados en ninguna de las definiciones
posibles del Caribe.
1.2.4. Gérard Pierre-Charles 5 reúne en su libro un conjunto de
estudios y ensayos sobre la economía y la sociedad del Caribe en su definición “clásica”, es decir, en paralelo con América Latina y retomando
las delimitaciones tradicionalmente asumidas por los propios pueblos
del continente. Contempla por cierto las relaciones entre algunos países
considerados por el autor como “potencias latinoamericanas con identidad caribeña”: Venezuela, Colombia; y los países pequeños e isleños
de la región. En sus partes más políticas, el libro establece también un
diálogo con el de Juan Bosch.
En suma, los principales historiadores del Caribe, al reflejar la diversidad de definiciones del área traducen asimismo la riqueza de la historia
4
“… tous les pays qui entourent la mer des Caraïbes appartiennent à la région des Caraïbes (…)
Mais c’est seulement à propos des îles que l’on peut chercher et analyser – une identité culturelle caraïbe commune. (…) …l’option correspond à l’Amérique noire insulaire. » in : Éventail d’Histoire
vivante d’Haïti, coll. CHUDAC, Port-au-Prince, 2007, p. 701; el tomo V reúne los escritos sobre
las relaciones internacionales.
5
El Caribe Contemporáneo, siglo XXI ed., México, 1981.
20
y las múltiples facetas de la personalidad etno-cutural de la Cuenca.
Naturalmente, todas estas definiciones tienen sus limitaciones al privilegiar uno o varios aspectos específicos de la región. A título de ejemplo,
resulta sin duda muy parcializado el hecho de destacar la plantación
como elemento definitorio ya que este tipo de explotación económica
apenas tuvo una presencia marginal en algunos países limítrofes de la
Cuenca. Asimismo, la opción por “L’Amerique noire insulaire” no valora el hecho de que “en algunas partes del Caribe centroamericano y
suramericano sobreviven cientos de miles de indígenas”6. Esta diversidad constituye la primera de las ventajas comparativas de la región
y debe sin duda ser aprovechada, no negada o borrada. Por lo demás,
esta pluralidad conlleva considerar instituciones y reagrupamientos
cuyo surgimiento corresponde a la paulatina construcción del espacio
del Gran Caribe.
1.3. Las definiciones político-institucionales
Uno, dos, tres Caribes… una, dos tres instituciones, la materialidad institucional de la región se plasma en diferentes instancias formales cuya
composición retoma la diversidad ya presentada más arriba. En la actualidad el Caribe está representado por tres instituciones internacionales
regionales: El grupo caribeño de la Organización de Estados Americanos
(OEA), la Caribbean Community (CARICOM) y la Asociación de Estados del Caribe (AEC). Por su especificidad y su representatividad en
ciertos planteamientos típicamente caribeños, se analiza también brevemente a la Organization of Eastern Caribbean States. En cambio, a pesar
de la inclusión de los países que lo conforman dentro del Gran Caribe, ni
el Mercado Común Centroamericano ni el SICA están incluidos en esta
breve reseña.
1.3.1. La OEA es una instancia de gran relevancia para el Gran
Caribe aunque en su definición institucional no reconozca especificidad
alguna a la región o al grupo de Estados que la conforman. De hecho, al
publicar su Carta en 1951, el organismo fundado por 21 miembros cuenta con tan solo tres miembros del Caribe insular (Cuba, Haití y la Repú6
Alberto Abello, Universidad de Bolívar, Cartagena, Colombia
21
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
blica Dominicana), y nueve miembros del espacio definido como Caribe
continental. Por lo demás, en las relaciones institucionales del organismo, el Caribe se refiere habitualmente al CARICOM y a sus organismos
conexos o afiliados. Sin embargo, desde la creación de la OEA, la evolución política e institucional del Caribe se ha visto significativamente
afectada por políticas y decisiones originadas en esta institución. La
primera y la más traumática es sin duda la expulsión de Cuba de la OEA
en 1961; expulsión que de hecho cortó a la isla no solo de “las Américas” en general, sino también de sus vecinos más cercanos, con los que
se había planteado el “primer” Caribe político: Haití, la República Dominicana y Puerto Rico.7 Más cerca, por solo citar los más dramáticos,
están los episodios del golpe de Estado en Haití en 1991 y la situación
alrededor del golpe en Honduras en junio de 2009. La OEA ha sido
tradicionalmente dominada por los Estados Unidos, lo que la hizo poco
propicia al desarrollo de personalidades regionales en general, y de la
caribeña en particular. Sin embargo, los desarrollos recientes, tanto en
el interior de la OEA8 como en la región latinoamericana,9 invitan a una
reafirmación de las subregiones y de los bloques histórico-culturales,
entre ellos el Caribe, en el seno mismo del organismo regional; ello
puede ser incluso la oportunidad para una revitalización o incluso una
redefinición del papel de la OEA en el hemisferio.
1.3.2. El CARICOM, primer organismo multilateral creado en y
desde la región, ha simbolizado durante mucho tiempo al Caribe institucionalizado ante la opinión pública internacional. Desde su creación
oficial en 1973 ha venido superando algunas limitaciones originales10 y
ha efectuado grandes aperturas recientes con la integración de Haití y la
7
Se piensa por ejemplo en experiencias como la de la Confederación Antillana propuesta por intelectuales de esos países en el siglo XIX, o en las múltiples y versátiles relaciones entabladas en torno
a las economías azucareras, las migraciones, la música…
8
Como, por ejemplo, la decisión reciente de reabrir la institución a Cuba.
9
La multiplicación de iniciativas y de instituciones ilustrativas de la afirmación de reagrupamientos
subregionales es un claro indicio de que las relaciones internacionales dentro de la región adquieren un perfil de autonomías cada vez más grandes: Mercosur, Grupo de Rio, Grupo Bolivariano
(ALBA)…
Como cierta auto-percepción como « West Indies » heredada de un pasado aún reciente en ese
año; o el objetivo más bien defensivo en su formulación de “hacer un frente común con respecto
al mundo exterior” (“… a common front in relation to the external world”), tal y como dice el
Preámbulo de la Carta.
aceptación de la República Dominicana como país observador. Además,
el CARICOM ha emprendido una política de acercamiento con Cuba
desde 1993 para fines de cooperación.
El convenio que establece la Comisión Conjunta CARICOM-Cuba prevé
incluso “la búsqueda de una comprensión recíproca de sus posiciones
(…) en foros regionales e internacionales”,11 lo cual induce una clara
conciencia de aunar intereses y objetivos comunes como caribeños. El
CARICOM también ha dirigido sus esfuerzos agrupadores hacia la Asociación de Estados del Caribe –AEC- al establecer un tratado preferencial con esa entidad. Con este tratado manifiesta intenciones claras de
apertura hacia el “otro” Caribe pues al momento de firmarse (en 1997)
el organismo ya había dado pasos hacia Cuba y estaba en el proceso de
admitir a Haití (1998).
El potencial de la organización remite a sus estructuras de cooperación,
que han sido desarrolladas en diversos ámbitos: económico, comercial,
cultural y universitario. Su perfil histórico delimita sin embargo su identidad alrededor de las ex-colonias británicas y hace difícil su elección
como institución abarcadora de toda la región. El CARICOM permanece aun muy “centrado” en sus orígenes, como lo ilustra, entre otros
indicios, el mantenimiento del inglés como su idioma oficial.
1.3.3. La Asociación de Estados del Caribe tiene la vocación
explicita desde 1994, fecha de su creación, de unir a todos los países
insertos en, o bordeando la cuenca del Caribe. Esto sin duda coloca a
dicha institución en una situación privilegiada pero, por lo mismo, más
compleja. En efecto, con sus 25 miembros, la AEC integra de hecho a
25 de los 35 miembros de la OEA, es decir, del continente americano.
Además, admite el estatuto de miembro asociado para abarcar a los
territorios no soberanos del área. Con esta estructura, el mandato de la
AEC debía de ser flexible y consultivo más que resolutivo y, de hecho, el
Convenio que la establece insiste sobre su carácter consultivo.
10
22
« … seek a greater understanding of each others views and positions on issues which may arise in
the various regional and international forums …” (Art. III del Convenio).
11
23
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
La AEC ha definido cuatro áreas prioritarias para la cooperación: El
comercio, el transporte, el turismo sustentable y los desastres naturales.
Uno de los puntos de especial interés en los objetivos de la Asociación
es sin duda la prioridad que da al Mar Caribe (art. III 1-b et 2-b), el
espacio que une a sus ribereños y cuya protección constituye tal vez
uno de los retos mayores para toda la región. Uno de los cinco comités
especiales establecidos por la Convención es precisamente el encargado
de la “protección y la conservación del medio ambiente y del mar Caribe” (art VIII 3-b). Otras áreas de prioridad de la AEC, concomitantes
al interés por el Caribe, son la cultural y la ecológica, para las cuales
también existen comités especiales.12 Sin embargo, hay que reconocer
que el enfoque mayor de la organización ha sido hasta ahora orientado
hacia el comercio y la economía (incluido el turismo) más que hacia lo
social o lo cultural. El espacio de la AEC es sin duda llamado a ejercer
un papel de creciente importancia para redefinir y afirmar una personalidad caribeña.
Así, el Caribe institucional, desde la CARICOM hasta la OECO, es el
reflejo de esta búsqueda de identidad. Lo que se desprende del perfil de
estas instituciones es que las varias definiciones del espacio, producto
de la historia y de la geopolítica, deben ser una parte integrante de una
agenda regional pero plantean un doble desafío: (a) el de respetar y
valorar esta variedad por ser una de las mayores riquezas de la región;
y (b) la necesidad de afianzar y reforzar lazos en torno a una identidad
que solo puede ser dada por el patrimonio común que constituye el Mar
Caribe. En cierto modo, estos dos polos simbolizan la doble realidad
de cercanías naturales y distancias construidas que definen la Cuenca.
1.3.4. La Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO)
– (OECS por su sigla en inglés) presenta dos particularidades que ejemplifican la “dificultad de ser” caribeño en el plano político, pero indican
también vías de superación de dicha dificultad. Lo anterior remite a su
12
En realidad las Comisiones especiales aludidas se ocupan, una de “Ciencia tecnología, salud, educación y cultura”, y la otra de “recursos naturales”. El tema de la cultura aparece por lo tanto dos
veces en las instituciones de la AEC, pero siempre subsumido: Una vez en esta comisión y la otra
en la dirección de turismo sustentable. La ecología es un tema que se ve reflejado sólo parcialmente,
dentro de la comisión de recursos naturales y en la de medio ambiente y mar Caribe.
24
composición que presenta un reagrupamiento de pequeños territorios
con estatutos mixtos ya que algunos (las Islas Vírgenes Británicas, Anguilla, etc.) están bajo dependencia externa a la región. La razón de ser
principal de la OECS es la de aprovechar la oportunidad de “realizar
economías de escala”, para lo cual se han establecido formas de cooperación entre sus miembros que son pragmáticas y muy precisas a la vez:
el Banco Central, la Corte Suprema, etc. No cabe duda de que este tipo
de modelo conforma un importante precedente a la hora de considerar
una agenda regional. El Caribe, aun definido en su extensión máxima
de “Gran Caribe”, está conformado predominantemente por países y
economías pequeñas, lo cual obliga a pensar de forma coordinada la
política, la diplomacia, la economía y hasta la presencia cultural, si se
trata de lograr mayor presencia, mayor peso y más bienestar para sus
pueblos.
Los órganos de la OECS son todos de tipo ejecutivo y cumplen funciones políticas que requieren poder de decisión. Por ejemplo, el Comité
de Relaciones Exteriores tiene efectiva responsabilidad para “desarrollar progresivamente la política exterior de la Organización” (art 7.4).
Una autoridad equivalente tiene el Comité de Seguridad y Defensa. En
algunos aspectos, la estructura de la OECS se asemeja a la de una confederación.
1.4. Síntesis: espacios comunes mas el Mar = “zona de mediación”
para la ‘caribeñidad’
En suma, el presente proyecto “Construyendo el Gran Caribe” se inscribe dentro de una realidad histórica, política e institucional densa y, por
lo mismo, estimulante y compleja a la vez. Es relevante la dimensión espacial de estos distintos acercamientos definitorios. Todo converge hacia
los espacios: espacios políticamente ocupados por las mismas potencias,
espacios poblados por los mismos migrantes, espacios que comparten
las mismas lenguas… van determinando las definiciones que se adoptan
o se descartan. Ahora bien, resulta que el espacio caribeño se caracteriza precisamente por la fragmentación y la diversidad, hasta el punto de
que este rasgo puede ser considerado como una característica común: la
diversidad está inscrita dentro de cada una de las sociedades nacionales
25
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
de la región. A esta primera dimensión común, de naturaleza cultural, se
suma naturalmente el lazo geográfico, que está dado por la Cuenca. El
mar no solo define –y nombra– la región sino que contiene las principales dimensiones de su identidad: región marítima, región de tránsitos y
de migraciones, área por lo mismo de fecundaciones culturales: el Caribe
se entiende primero por el mar que lo unifica. A partir de estas dos premisas, se puede proyectar “la caribeñidad como un trabajo en proceso”. Al
igual que el mar, es una base común y conductora de todos los temas que
se integran en las distintas dimensiones de la definición de la región.
En materia de definición, el tema de la identidad surge de inmediato
como otro elemento en construcción, o mejor dicho, otra búsqueda inconclusa. Al recordar, por ejemplo, el tránsito de las islas anglófonas
“from West Indian to Caribbean”, a través de sus peripecias desde el
proyecto de Federación de Indias Occidentales, hasta “the New World
Group”, uno intuye la complejidad y los desafíos del recorrido hacia la
formación de una identidad caribeña. La “vocación caribeña” no está
igualmente compartida por todos los países de la región; países como
México y los de Centroamérica manifiestan un sentido de pertenencia
más débil13.
El papel de los intelectuales, así como el de los pueblos, es clave para
transformar la desconfianza que indudablemente permea las relaciones
entre los países, para superar las “lealtades divididas”, muchas veces
vehiculadas por ciertas elites dentro de la región14. Por estas razones,
hay que destacar la importancia que tienen en la actualidad las redes de
contactos informales que permiten explicar y compartir la caribeñidad.
George Lamming considera como “zona de mediación”, aquella existente entre quienes hacen el discurso académico, intelectual y artístico, y los
receptores de la información. Por lo tanto, se necesita pensar, producir y
difundir las nuevas ideas sobre el Gran Caribe, estrechando la distancia
entre mensaje y producto, creando opinión…15
13
Norman Girvan, Universidad de West Indies, Trinidad y Tobago
Norman Girvan, Universidad de West Indies, Trinidad y Tobago
15
Rafael Emilio Yunén, Director General, Centro León
14
26
II. El perfil del Gran Caribe como región
Como se ha visto, abarcar el Caribe como una región es una tarea compleja. “Esta es una zona que geográficamente existe como algo en sí
mismo, pero políticamente es una propuesta en construcción…”16.
2.1. La tesis del Regionalismo Abierto
La variedad y las disimilitudes de sus territorios, tanto en tamaño, demografía, nivel de desarrollo, entre otras muchas diferencias, plantea
la necesidad de optar por una perspectiva. El Regionalismo Abierto es
una propuesta17 que permite pensar la región no desde una historia de
desconocimientos mutuos y de competencia férrea, sino como una entidad apta para una “integración regional –flexible, incluyente y a favor
del desarrollo que mejor conviene a los intereses de las sociedades del
Gran Caribe”.18 El Dr. Silié desarrolla una visión que también toma en
cuenta los avances de la globalización con sus exigencias, y lo que él
califica como desarrollo “dramático de los bloques económicos regionales”, haciendo que “los países apuesten por la unión como mecanismo
para enfrentar en mejores condiciones los retos de la Globalización”.
Entre las ventajas que encierra esta propuesta de adoptar la noción de
Regionalismo Abierto se destacan dos: primero, traduce la condición y
la trayectoria efectiva de los países y subgrupos de la región, los cuales
“se inclinan por incorporarse simultáneamente a distintos esquemas de
integración.” Para llegar a ser el Gran Caribe, los componentes de esta
región no solo deben mantener esta realidad en varios planos, construida
desde la historia, sino aprovecharse de ella para desempeñar un papel
original a nivel internacional y mundial. Segundo, y no menos importante, el concepto de Regionalismo Abierto da pie para “incorporar (…) el
tratamiento especial y diferenciado que exige la viabilidad económica de
las economías pequeñas.19” De esta manera, la especificidad ligada a las
Rubén Silié Valdez, La concertación, el dialogo y el regionalismo en el Gran Caribe, presentación
inédita.
17
Ibidem; el Dr Silié retoma este concepto enunciado por la CEPAL y lo discute a partir de: Puerta,
Hilda y Rodriguez, Sarah, La integración latinoamericana, una propuesta para el debate, CIEI, universidad de La Habana, 2005.
18
Ibidem
19
Ibidem
16
27
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
pequeñas economías isleñas que, entre otras cosas, llevó a la conformación de la AECO, está contemplada en un esquema de integración que
respeta las necesidades propias de los miembros al tiempo que ensancha
las oportunidades de todos. Estas consideraciones tienen eco en la observación de que “más que una definición, el Gran Caribe es el marco
geográfico espacial en que gobiernos vienen compartiendo sus planes
y políticas de desarrollo… Es en consecuencia un escenario de trabajo
flexible y amplio”20.
Un impulso decisivo para la institucionalización del Gran Caribe lo constituyó la iniciativa del CARICOM, en 1991, para impulsar una asociación que reagrupara a todos los países limítrofes del Mar Caribe. Dicha
iniciativa formaba parte de una política de esa organización tendiente a
ampliar su cooperación con los países, específicamente en materia de
comercio. De esta manera, en 1993 los Cancilleres del Mercado Común
Centroamericano, reunidos en la segunda Conferencia Ministerial conjunta con los Cancilleres del CARICOM, daban seguimiento a la iniciativa de 1991. Un año más tarde nacía la AEC, la materialización del
concepto de Gran Caribe como región abarcadora de una unidad geohistórica y poblacional originaria, enriquecida y balcanizada a la vez por las
llegadas sucesivas de potencias a la región, y buscando ahora una nueva
unidad, respetuosa de las diferencias y complementariedades y guiada
por intereses convergentes bien identificados.
En palabras del Dr. Rubén Silié Valdez, Secretario General de la AEC
entre 2000 y 2006 : «En 1994 …il s’agissait, comme l’a dit un de nos
colléges caribéens21, de voisins indifférents. Mais de 1994 à cette date, le
rapprochement entre les pays a beaucoup progressé, et si l’on ne peut pas
encore parler de miracle de l’unité caribéenne, on peut affirmer que les
relations se sont approfondies et que l’indifférence est chose révolue».22
Tanto la temática política, como la económica y la cultural, pueden dar
una idea del comportamiento de esta región cuando se entiende como
Gran Caribe.
2. 2. La Relevancia Estratégica y Política
Este tema no puede ser expuesto cabalmente en este ensayo. Se mencionarán tan solo la importancia del Canal de Panamá para el comercio
mundial y el mantenimiento de las bases de Guantánamo y de Vieques
bajo autoridad norteamericana. Este aspecto deberá sin embargo ser contemplado a la hora de emprender la elaboración de una agenda común.
La presencia física de las principales potencias mundiales dentro de la
Cuenca obliga a la adopción de fundamentos muy claros en referencia a
la “caribeñidad”, so pena de permanecer en el nivel de balcanización heredado del pasado. De hecho, “lo que hoy se conoce como Gran Caribe
nos está indicando que aquí en esta región del mundo también está presente ‘el resto del mundo’, con la presencia misma de naciones europeas
y norteamericanas en el área”23.
Un capítulo de un reciente libro de Iván de la Nuez (Inundaciones) trata
precisamente de demostrar que cualquier punto del Caribe puede estar
asociado a diversos lugares estratégicos del mundo: “Guantánamo, por
ejemplo, es el vertedero global de lo peor de la mundialización… fue una
de las primeras villas coloniales de Cuba; hoy es una base militar norteamericana; está dentro de un país socialista con un estado comunista;
allá van a parar ‘boat people’, presos musulmanes, presos de la Guerra
de los Balcanes, sospechosos de terroristas; allí se le lava el cerebro a la
gente antes de entrar a USA; también existe la tortura y la violación de
los derechos; guantanamero es un género literario-artístico que produce
novelas y música, como el nombre de la canción cubana más conocida
en el mundo; también allí nació el primer astronauta cubano –no hay
algo más global que haber visto el planeta desde el espacio sideral…”.
(Adaptación de R. E. Yunén).
2. 3. El perfil Económico de la Región
El perfil económico del Gran Caribe está hecho de contrastes en términos de crecimiento y de ingresos. En parte esos contrastes también son
20
Gerardo Maloney, Universidad de Panamá, Panamá.
Andrés Serbin.
22
AEC, IVa Cumbre de los Jefes de Estado, Panamá, 28 de Julio, 2005.
21
28
23
Alberto Abello, Universidad de Bolívar, Cartagena, Colombia
29
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
de origen histórico; pero en otros aspectos son el producto de procesos y
elecciones particulares de las sociedades de la región y por lo mismo están sujetos a cambios y correcciones, a partir de la cooperación que debe
surgir de una agenda común. Los Índices de Desarrollo Humano (IDH)
son útiles para ilustrar sintéticamente el panorama económico-social de
la región. En el siguiente cuadro, estos índices han sido clasificados de
acuerdo con el rango de los países y siguiendo la definición de la región
Gran Caribe según la AEC.
IDH en la Cuenca del Caribe.24
2007-2008
PAÍS
Barbados
Costa Rica
Bahamas
Cuba
México
St. Kitts-Navis
Antigua-Barbuda
Trinidad-Tobago
Panamá
Dominicana
St. Lucie
Venezuela
Colombia
Rep. Dominicana
Belize
Granada
Surinam
St. Vincent-Granadine
Guyana
Jamaica
El Salvador
Nicaragua
Hondura
Guatemala
Haití
Índice
0.842
0.846
0.845
0.838
0.829
0.821
0.815
0.814
0.812
0.796
0.795
0.792
0.791
0.779
0.778
0.777
0.774
0.761
0.750
0.736
0.735
0.710
0.700
0.689
0.529
2002-2003
Rango IDH
31
48
49
51
52
54
57
59
62
71
72
74
75
79
80
82
85
93
97
101
103
110
115
118
146
Índice
0.888
0.834
0.815
0.809
0.802
0.844
0.800
0.801
0.791
0.743
0.777
0.778
0.773
0.738
0.737
0.745
0.780
0.751
0.719
0.764
0.720
0.667
0.672
0.649
0.453
Rango IDH
29
45
51
52
53
39
55
54
61
95
71
68
73
98
99
93
67
87
104
79
103
118
115
121
153
1997-1996
Índice
0.907
0.889
0.894
0.723
0.853
0.853
0.892
0.880
0.874
0.873
0.838
0.861
0.848
0.718
0.806
0.843
0.792
0.836
0.649
0.636
0.592
0.530
0.575
0.572
0.338
Rango IDH
25
33
28
86
50
49
29
40
45
41
56
47
51
87
63
54
66
57
104
83
112
127
116
117
156
De esta tabla se desprenden numerosas realidades para un análisis económico del área. Conviene destacar aquí tres aspectos ligados más direc
PNUD, Informe de Desarrollo Humano, 1998, 2003, 2008
24
30
tamente a la preocupación de una agenda común de la Cuenca:
(a) Ha habido una tendencia al retroceso en la mayor parte de los países de la región en materia de IDH. Entre los elementos explicativos de
dicha tendencia encontramos por lo menos: (a) El deterioro acelerado
de los países clasificados como “pequeñas economías isleñas frágiles”,
tanto por su ecología como por la inestabilidad de sus economías; (b) los
efectos específicos de la crisis mundial que acecha desde los albores del
sigo XXI, en especial en el rubro de la energía; (c) el deterioro de la calidad de vida en general con el aumento de las migraciones y de la violencia. En este último aspecto, el Gran Caribe ocupa un triste primer lugar25.
Con estos elementos, conviene contrastar sin embargo la dinámica de
crecimiento económico sostenido del área, tal como aparece reflejado
en los más recientes informes de la CEPAL. Este contraste ilustra una
de las especificidades de la región latinoamericana en el mundo. Implica
que la construcción del Gran Caribe debería hacer hincapié primero en
las desigualdades ya que la pobreza en la región traduce en general más
desigualdad que pobreza nacional. O dicho en otros términos, el Caribe
tiene, mutatis mutandis, mayores problemas de desarrollo humano que
de crecimiento económico.
(b) Es necesario tomar en cuenta sin embargo la brecha importante existente entre dos grupos de países en el plano de su IDH. A grandes rasgos,
el Caribe del Commonwealth ostenta índices mayores de desarrollo humano y Centroamérica tiende, salvo Costa Rica, a quedar más rezagada.
Existe sin duda un “efecto de tamaño” en algunos aspectos del problema;
con poblaciones mucho más reducidas, las islas menores de la Cuenca
cumplen (sin duda con menores recursos) algunas de las condiciones del
desarrollo humano. Sin embargo, también hay un “efecto de historia”
observable en las diferencias de procesos políticos, sociales y económicos entre los dos grupos de países.
Según el informe “Mapa de la Violencia” de la Red de Información Tecnológica Latinoamericana
(RITLA) para 2008, un joven en Latinoamérica de entre 15 y 24 años de edad está en más peligro
de morir asesinado que en cualquier otro lugar del mundo. El Salvador lidera esta macabra lista con
92 jóvenes asesinados por cada 100.000 habitantes, seguido de Colombia, Venezuela, Guatemala y
Brasil, los “top 5” de la lista.
25
31
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
(c) La existencia en unos casos de mayor atraso sistemático (Honduras,
Guatemala, Haití) debe ser objeto de atención. Hay que reconocer y
tratar de superar esta brecha, no solo por motivo de armonía y de solidaridad en el progreso, sino sobre todo porque el objetivo mismo de buscar
mayor integración entre los países de la Cuenca puede ser mermado por
la existencia de este atraso. La experiencia compleja de integración de
Haití al CARICOM es un indicio de lo anterior.
amplio abanico de posibilidades, se parte de una opción según la cual
el Mar Caribe representa “la alfombra” sobre la que se entrecruzan
las cinco grandes dimensiones temáticas de una “agenda caribeña”:
la cultura, el medio ambiente, la política de cooperación, el desarrollo y los intercambios. Para cada una de estas temáticas, el reto mayor
es vencer la fragmentación que históricamente se ha verificado entre los
territorios caribeños.
2.4. El plano cultural - ambiental del Gran Caribe
3.1. Dimensión cultural
En este plano, la región ostenta un mosaico etno-cultural muy valioso
que apenas ha sido aprovechado a la fecha. Cabe destacar en especial: (a)
el multilingüismo y el multiculturalismo que lo sustenta. Además de los
idiomas creole, el Caribe habla otros seis idiomas: cuatro de ellos calificados como ‘idiomas occidentales’, de los cuales hay tres considerados
como ‘mayores’ (es decir, idiomas oficiales de las Naciones Unidas). (b)
El Gran Caribe es mestizaje de pueblos y de conocimientos, lo cual es
un tesoro en una época en que el mundo está redescubriendo el valor del
multiculturalismo, de los conocimientos tradicionales y ancestrales ante
los peligros que acechan a la ecología del planeta. Mayas, garífunas, caribes y los legados afroamericanos, conforman un caudal para redefinir
nuestra relación con la naturaleza, no de manera pasiva o paisajística,
sino movilizando tecnologías ancladas en los valores de los pueblos. (c)
Las costumbres y trazas (vestigios) culturales presentes en el Gran Caribe, lo mismo que sus paisajes de playas, de selvas y de volcanes son
una gran y frágil riqueza, toda vez que constituyen un bien explotable,
a la vez que un patrimonio no renovable. Una agenda común debería
velar por la conservación de este patrimonio, tomando en cuenta las interdependencias ecológicas en el área, pero también la necesidad de una
explotación racional.
Sin duda la cultura es la primera dimensión. Y con ella, el mar que une
y mezcla las culturas de la Cuenca. La cultura y el mar vinculan las poblaciones y han hecho de la Cuenca un mundo de migraciones y de intercambios. Igualmente, la cultura y el mar han contribuido históricamente
a dividir los pueblos del Caribe.
III. Cinco Dimensiones y sus Propuestas para una Agenda Caribeña.
¿Cómo aprehender esta complejidad con visos de ir construyendo o abonando esfuerzos hacia una agenda propiamente caribeña? Dentro del
32
Porque la cultura es hija de la historia. En este sentido, la cultura caribeña
entraña prácticamente una historia mundial. Descubrir y decir esta historia es una tarea nueva. La historia de la región no ha sido propiamente
escrita, y se enseña aún menos. Los obstáculos para ello son antiguos y
a veces enraizados en procesos históricos dolorosos, forjadores de prejuicios,26 otras veces originados en conflictos de intereses económicos,
geopolíticos o ideológicos. Otras trabas son de orden institucional y remiten a políticas nacionales. Los grados de desarrollo y las orientaciones de las políticas educativas nacionales son muy disímiles pero tienen
en común la referencia principal, si no exclusiva, de los antiguos lazos
coloniales. Dificultades específicas se originan por el doble sesgo que
caracteriza a los estudios históricos en la región: No profundizan en las
historias pre-coloniales ni en las historias coloniales no-dominantes (resistencias, movimientos de alcance regionales o comparaciones) y tampoco focalizan en la historia contemporánea regional. O sea, dos de las
bases históricas fundamentales para revelar y forjar una identidad caribeña permanecen subdesarrolladas. Sin embargo, el Caribe es un vivero
26
Con orígenes, manifestaciones y profundidades diferentes mencionemos tan solo algunas de esas
dicotomías: en Centroamérica las relaciones entre El Salvador y Honduras; Costa Rica y Nicaragua.
En el Caribe: Trinidad-Tobago y Venezuela; Haití y la República Dominicana; el Caribe anglófono
(las Indias Occidentales) y los otros (las Antillas), etc…
33
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
de diversidad etno-cultural, multilingüismo, arte y artesanía: revelar y
promover la unidad cultural del Caribe debería ser el eje de una política
cultural regional.
3.1.1. La primera propuesta en el campo cultural es de orden
educativo. Implica la conceptualización e implementación por iniciativa
y bajo la responsabilidad de los gobiernos, de programas de investigación y de enseñanza en arqueología, historia, geografía, con visos y
metodologías comparativas, y la creación de espacios de intercambio y
de coproducción a nivel regional. Implica asimismo introducir el estudio
de las diversas historias en el currículo de las escuelas y las universidades del área. Reconocerse como hijos de una historia común es el
punto de partida para fortalecer todo tipo de cooperaciones culturales
y artísticas. Al respecto, hay que reconocer el peso de las historias de
colonización y, por lo mismo, la exigencia de descolonizar la historia y
la cultura, para “recuperarlos”. De allí la necesidad de proceder a una
labor de registro y conservación 27 .
3.1.2. El Gran Caribe debe aprovechar el multilingüismo que
no es solamente un obstáculo para la comunicación, como se ha vivido
tradicionalmente, sino que puede ser un privilegio para los intercambios
con el resto del mundo. En el mundo global, las comunicaciones ocupan
un lugar clave en todos los órdenes, desde el mercado hasta la investigación fundamental, pasando por todo el campo de las disciplinas del desarrollo. Unos profesionales formados dentro de una perspectiva común
o, por lo menos, interconectada, y por tanto beneficiarios de este bagaje
lingüístico-cultural, adquirirían inmediatamente una gran versatilidad.
Desarrollar programas con la marca caribeña, que lleven la etiqueta
de la región sin desconectarse de los estándares internacionales, es decir, favorecer la producción de conocimientos sobre las sociedades y la
Cuenca. Para el Caribe es importante producir conocimientos y tecnologías adecuadas a las características regionales. Por ello, parecería
más adecuado y coherente desarrollar tecnologías sociales, ambientalmente sostenibles, que involucren a las comunidades locales en la defi-
nición de prioridades y en las soluciones de los problemas, re-visitación
de prácticas y conocimientos tradicionales y-o históricos; difusión 28.
La segunda propuesta en el orden cultural es sistematizar el estudio de
los tres idiomas internacionales al menos, propiciar la realización de
experiencias y de intercambios regionales para los estudiantes, dando
paso a posibilidades infinitas de colaboración sobre temas de absoluta prioridad, como la problemática del Mar Caribe y las ecologías
frágiles. Varios niveles están involucrados: nuevos currículos, nuevos
cursos para abordar problemáticas modernas (género, medio ambiente,
genética aplicada, energías limpias…). Investigaciones nuevas sobre los
canales de aprendizaje y transmisión de conocimientos enraizados en
las culturas populares de nuestros países, evitando populismos e instrumentalizaciones (lo que constituye un gran reto). En fin, aprovechar
con el multilingüismo el potencial de la diversidad y de la complementariedad, que hacen posible la existencia de capacidades diferentes y
de enriquecimientos mutuos. segunda propuesta en el orden cultural es
sistematizar el estudio de los tres idiomas internacionales al menos, propiciar la realización de experiencias y de intercambios regionales para
los estudiantes, dando paso a posibilidades infinitas de colaboración sobre temas de absoluta prioridad, como la problemática del Mar Caribe
y las ecologías frágiles. Varios niveles están involucrados: nuevos currículos, nuevos cursos para abordar problemáticas modernas (género,
medio ambiente, genética aplicada, energías limpias…). Investigaciones
nuevas sobre los canales de aprendizaje y transmisión de conocimientos enraizados en las culturas populares de nuestros países, evitando
populismos e instrumentalizaciones (lo que constituye un gran reto). En
fin, aprovechar con el multilingüismo el potencial de la diversidad y de
la complementariedad, que hacen posible la existencia de capacidades
diferentes y de enriquecimientos mutuos.
3.1.3. Movilizar hacia adentro (para la región misma) toda la
riqueza cultural, producto de una historia de encuentros y de mestizajes
que ha puesto al Caribe en el corazón de las relaciones intra-europeas
durante más de tres siglos. Hoy, esos lazos privilegiados que balcaniza28
Ieteke ‘Inchi’ Witteveen, Directora del Museo Nacional de Arqueología y Antropología de Curacao.
Para citar ejemplos de aportes de Haití, el caso de los escritos de Jacques Roumain en antropología
política; el caso de los libros de Marylise Rouzier en medicina tradicional. eteke ‘Inchi’ Witteveen,
Directora del Museo Nacional de Arqueología y Antropología de Curacao
34
35
27
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
ron al Caribe políticamente pueden convertirse en una ventaja apreciable para unir mundos, intereses, mercados pero también culturas y
proyectos. En este sentido, el Caribe constituye un verdadero microcosmos por razones tanto etno-culturales como propiamente históricas, y la
defensa común de esta diversidad cultural es imperativa. Esta diversidad
está en los pueblos, y su defensa compete a los mismos pueblos. Ahora
bien, el Caribe se caracteriza por el dinamismo económico y social de sus
mujeres (a nivel de las Antillas en especial) y, sobre todo, por la juventud
de su población. Para aprovecharlo, una tercera propuesta en lo cultural es desarrollar amplios programas permanentes con las juventudes del
área: concursos de creatividad, festivales permanentes (la experiencia de
Carifiesta es un antecedente con mucho potencial), programas de intercambio, laboratorios comunes de investigación… Las mujeres ya han iniciado un movimiento y una experiencia de este tipo. Se trata de sistematizarlos con los jóvenes, apoyando desde las instancias públicas nacionales
la multiplicación e interconexión de iniciativas a veces ya existentes a
nivel binacional o subregional. El deporte es naturalmente un campo privilegiado para el desarrollo de estos intercambios pero se deben explorar
también: las artes visuales, los carnavales, la música 29.
La tarea es inmensa. El potencial no lo es menos. Y los países del Gran
Caribe deben encarar el reto de mejorar la intercomunicación lingüística/cultural para poder abordar el desafío de la movilización interna. Al
mismo tiempo, para una región que sufre diversos tipos de exclusión y pobreza se destaca la importancia de estimular la cultura como factor de desarrollo (a través de redes de artesanos, industrias culturales o creativas,
entre otros medios) y la diversidad cultural como componente básico de
las políticas que persiguen reducir la pobreza y promover la equidad 30 .
3.2. Dimensión ambiental
Conservar y proteger el mar Caribe es un objetivo de primera prioridad,
que supone una variedad de intervenciones coordinadas en: observacioEs interesante que las actividades caribeñas comunes en materia de música se hayan desarrollado
primero y en especial en las comunidades migrantes en Norteamérica o en Europa. También allí hay
experiencia acumulada para inspirarse.
30
Rafael Emilio Yunén, Director General, Centro León
29
36
nes meteorológicas, control de la explotación de los recursos naturales,
preservación de los parques marinos, control de la contaminación del
mar, etc. Los problemas y obstáculos en este campo son numerosos. Entre las múltiples prioridades se proponen las siguientes para una agenda
activa.
3.2.1. Sobrevivir como pequeños territorios con ecología frágil.
En este campo, el panorama para el Caribe ostenta una clara diferencia
entre los países continentales y de mayor territorio relativo, y los pequeños Estados isleños en desarrollo 31. Estos últimos están expuestos
a procesos específicos de deterioro ecológico y deben ser objeto de políticas especiales de conservación de su medio ambiente. Sin embargo, la
ecología del Mar Caribe es una en su diversidad y una agenda regional
tendría que combinar la cooperación en materia de apoyo a los casos
específicos y la articulación de medios y de políticas conjuntas para
los problemas comunes. Por lo mismo, en la lista de los proyectos de la
Asociación de Estados del Caribe publicada en 2007 se distinguen una
serie de iniciativas en el área de intervención prioritaria denominada
“desastres naturales”: el conocimiento y el estudio de los fenómenos
(terremotos, vientos, ciclones), la prevención de desastres, la coordinación de los mecanismos existentes, la financiación regional de los
procesos de reconstrucción. Tomando en cuenta las resoluciones más
recientes de la AEC en la Conferencia de Saint-Marc de 2007 se formula
una primera propuesta relativa a la ecología: La implementación de
una coordinación efectiva entre los sistemas de alerta y de intervención
de emergencia a lo largo del área. Esto implica la incorporación de
los organismos existentes en el Caribe centroamericano y en especial
el Centro de Coordinación para la Prevención de Catástrofes Naturales (CEPREDENAC); en el Caribe isleño, la Agencia Caribeña para
Desastres y Urgencias (CDERA) y el sistema nacional de alerta con la
intervención de Cuba por su experiencia particular. Se trata de alentar la ampliación de estos modelos institucionales a los otros países y
subgrupos de la región y, más aún, de lograr que los peligros regionales
(típicamente, los temblores y los huracanes) sean prevenidos y enfren31
52 Estados y territorios han sido clasificados como tales desde la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992.
37
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
tados conjuntamente, incluyendo mecanismos de asistencia específica
conjunta a un caso o a un país determinado.
3.2.2. La defensa del medio ambiente, de los sistemas ecológicos y de las especies en peligro son otra prioridad relativa a la sobrevivencia ecológica de la región. La Cuenca del Caribe posee multitudes
de reservas ecológicas selváticas, volcánicas, marítimas, cuya sustentabilidad está íntimamente interrelacionada entre sí. Este patrimonio merece ser inventariado de manera exhaustiva y sus diferentes conjuntos
manejados como unidades ecológicas inalienables. De allí una segunda
propuesta: El análisis detenido de la experiencia del Corredor biológico, un concepto que se ha desarrollado específicamente alrededor de
Centroamérica desde 1997, abarcando por lo tanto a una parte de la
región del Gran Caribe. El modelo ha sido retomado para las islas mayores de la Cuenca y tiene el potencial para ser ampliado a toda la
región. Ello implica la definición y gestión conjunta de áreas protegidas,
el inventario de las especies endémicas, la investigación conjunta en
este campo, entre otras actividades coordinadas. Además, por el valor
estratégico que tiene el mar Caribe en la vida de los pueblos ribereños,
especial relevancia adquiere la Comisión Especial para el Mar Caribe,
con vistas al fomento de acciones y programas que urgentemente tienen
que ser adoptados, tanto para la protección de los sistemas ecológicos
como para la prevención y la mitigación de desastres naturales 32.
3.2.3. La cuestión del calentamiento global con sus múltiples
impactos (sobre el nivel del mar, las especies marinas, el régimen de
los ciclones…) debería también ser objeto de políticas comunes a nivel
energético y en lo referido al tránsito sobre el mar Caribe y la gestión de los desechos. Una tercera propuesta en lo ecológico sería la de
promover regulaciones y procedimientos obligatorios para los países
de la cuenca que deberían ser adoptados en atención a la importancia
vital del problema. Prácticas de colaboración regional que preserven
la ecología frágil de la región mientras valoran la diversidad pueden
darse también por la intensificación de intercambios entre asociaciones
e instituciones de la sociedad civil. Se trataría de promociones conjuntas y de creación de circuitos recreativos regionales. Una posibilidad es
32
Gerardo Maloney, Universidad de Panamá, Panamá
38
la creación de zonas-reservas cuyo mantenimiento simbólico sería una
responsabilidad conjunta. La modalidad puede ser la de “zonas gemelas” en países distintos, siendo el mantenimiento y la promoción de cada
zona una responsabilidad conjunta de las autoridades y poblaciones de
ambas.
3.2.4. La dimensión ambiental no solo se refiere al componente “natural” del medio ambiente. Existe también en toda problemática
ambiental la necesidad de abordar lo natural, lo social y lo construido
de manera conjunta. Solo de esta manera se podrá comprender que un
problema ambiental es, antes que otra cosa, un problema social. Una
manera efectiva para lograr el diagnóstico, la planificación y la implementación de programas de rehabilitación, solución y prevención, es
mediante la gestión ambiental participativa. Hay muchas experiencias
de este tipo en el Caribe que pueden ser compartidas entre todos sus
territorios que tienen problemáticas comunes o parecidas, sobre todo
aquellas relacionadas con mejoramiento ambiental urbano con participación popular, entre otras. De ahí que una cuarta propuesta sería
examinar la posibilidad de definir subsistemas regionales de gestión ambiental para abordar problemáticas y potencialidades comunes en las
sub-áreas que conforman el Gran Caribe 33.
3.3. Dimensión de la política de cooperación
La Cuenca es una región penetrada por las principales potencias políticas. Un pilar importante para una agenda política se deriva de la articulación privilegiada del Caribe con los principales centros del mundo de
hoy. Al legado de la historia se han sumado las nuevas oportunidades de
un mundo globalizado y vuelto a estratificar en base a nuevas jerarquías.
Por otro lado, un aspecto nuevo y diferente de ese escenario es la fuerza
de actores sociales nuevos con capacidad de influir en el diseño de las
políticas de desarrollo de los Estados 34. Siendo una región-plataforma,
el Caribe puede desempeñar un papel importante de puente político-diplomático en la zona y aprovechar ventajas geográficas comparativas:
Las colaboraciones regionales y subregionales fortalecen las bilaterales,
Rafael Emilio Yunén, Director General, Centro León
Gerardo Maloney, Universidad de Panamá, Panamá
33
34
39
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
cuando no las reemplazan. En esta perspectiva, el Caribe, incrustado en
Latinoamérica, pero ubicado en un cruce de mundos, puede proveer a
toda la región con elementos para un diálogo y unas relaciones renovadas, tanto con Norteamérica como con Europa, regiones que, como ya
se vio, están insertas dentro del área. Además, su configuración dispersa
impone ciertas exigencias para su consolidación como región, entre otras
la de desarrollar una diplomacia solidaria alrededor de problemáticas
especificas comunes o para apoyar a sus miembros en circunstancias determinadas.
3.3.1. Entre las áreas de desarrollo de una diplomacia solidaria se expone una primera propuesta en torno a la preservación de la
Cuenca contra tráficos ilícitos, incluidos armas y desechos tóxicos. La
existencia de varios acuerdos bilaterales (con los Estados Unidos) y
convenios multilaterales (sobre tránsito y depósitos de desechos tóxicos) son una base existente para el establecimiento de mecanismos de
supervisión y control a nivel regional, incluyendo un cuerpo regional
marítimo de vigilancia y represión de estos tráficos que podría ser capacitado y apoyado materialmente por las instituciones internacionales o
nacionales ya existentes.
3.3.2. Una segunda propuesta concierne a la creación35 de instancias de concertación con autoridad resolutiva sobre las crisis políticas dentro de la Cuenca. Instancias y mecanismos similares ya existen
a nivel de la ONU y de la OEA, y algunas experiencias se han dado
también en el Caribe isleño anglófono. Se trata de sistematizarlas y de
montar instancias de alcance regional con capacidad técnica y autoridad política para tomar decisiones aceptadas por el conjunto de sus
miembros. El de Honduras es un buen ejemplo de los casos que serían de
la competencia de dicha instancia. Gobernantes, pensadores y políticos
reconocen hoy el valor estratégico de la multilateralidad para generar
soluciones a problemas urgentes y necesidades sociales36.
35
Particularmente los mecanismos que permiten activar la aplicación o el levantamiento de sanciones en caso de ruptura de la legalidad democrática.
36
Gerardo Maloney, Universidad de Panamá, Panamá
40
3.3.3. Las políticas de cooperación dentro de la región deberán
contemplar aspectos clásicos del desarrollo, tales como: (i) Acuerdos
relativos a una política de salud y de sanidad en general. La colaboración intrafronteriza para el combate de epidemias y/o de plagas adquiere una relevancia particular en el contexto de ecología frágil característico de la región. Ello remite no solo a la preservación del Mar Caribe
sino también a otros aspectos, tales como el patrimonio y territorio de
minorías étnicas, o la regulación y la protección de la pesca a nivel de
la Cuenca en su conjunto; (ii) Coordinación de esfuerzos en torno a metas del desarrollo humano, como por ejemplo alcanzar los objetivos del
milenio para el desarrollo.
3.4. Dimensión del desarrollo
Mitigar desigualdades y crecer sin destrucción son imperativos para la
sobrevivencia de la cuenca. En la región el crecimiento económico se ha
ido distanciando del desarrollo humano. Solo en muy pocas ocasiones el
accionar de los organismos de cooperación económica llega a la gente
misma. Aquí debe operarse una opción clara a favor de que las intervenciones se hagan en el ámbito social antes que institucional37. Ahora bien,
en concordancia con la problemática del medio ambiente, una agenda
del Gran Caribe en lo económico debe incluir la variable de la sostenibilidad, so pena de un contagio inevitable del conjunto de los países
por los problemas padecidos por algunos de ellos, dada la dinámica de
creciente interdependencia que subyace en la mundialización. En esta
misma línea, resulta interesante extraer lecciones aprendidas del proceso
de constitución y vida de la AEC. Ello supone la ampliación de la cooperación económica más allá del sector comercial, el más desarrollado
en la actualidad. Además, en economías pequeñas, como es el caso de
la mayoría del Caribe insular, las desigualdades sociales constituyen un
verdadero freno a la inversión y al desarrollo al reducir aún más los volúmenes de los mercados38.
Ahora bien, considerando el potencial de la Cuenca en términos de recursos y las posibilidades de cooperación demostradas, por ejemplo, en
37
Alberto Abello, Universidad de Bolívar, Cartagena, Colombia
Gerardo Maloney, Universidad de Panamá, Panamá
38
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Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
creciente interdependencia que subyace en la mundialización. En esta
misma línea, resulta interesante extraer lecciones aprendidas del proceso
de constitución y vida de la AEC. Ello supone la ampliación de la cooperación económica más allá del sector comercial, el más desarrollado
en la actualidad. Además, en economías pequeñas, como es el caso de
la mayoría del Caribe insular, las desigualdades sociales constituyen un
verdadero freno a la inversión en materia energética, se presenta una
primera propuesta en el área económica: La elaboración de acuerdos
para modalidades preferenciales de intercambios de recursos entre los
países. Nos referimos a una oferta de recursos y de productos dentro de
la Cuenca con condiciones privilegiadas, con el objetivo de favorecer el
crecimiento económico de la región.
3.4.1. ¿Puede el Gran Caribe considerar el objetivo de articular más estrechamente los mercados comunes parciales existentes en la
región? Cabe aquí una segunda propuesta económica de una estrecha
articulación entre los acuerdos preferenciales existentes en la región:
CARICOM, Mercomun, AECO, cuya implementación es sin duda particularmente compleja. Sin embargo, los progresos realizados recientemente a nivel del continente invitan a explorar la factibilidad de cooperación en aspectos muy específicos (aunque no únicos) a la región, como
la pesca.
3.4.2. Aunque impliquen una serie de condiciones previas de
orden legal y fiscal internos, las exigencias de mantener un sistema bancario y fiscal sano, el rechazo a la condición de paraísos fiscales con sus
riesgos de permeabilidad a las mafias, son desafíos a enfrentar colectivamente. La formulación y elaboración recientes de regulaciones y controles mucho más estrictos al respecto, tanto por parte de la UE como
por los EEUU., invitan a la búsqueda de mecanismos coordinados. De
allí una tercera propuesta en lo económico: La unificación y aplicación
conjunta de criterios en materia de regulación bancaria y el establecimiento de mecanismos comunes de control.
3.4.3. El Caribe tiene todos los atributos para ser un destino
turístico privilegiado. Partiendo de los dos pilares, el mar y la cultura,
y de la opción que antepone la gente a los mercados, se pueden promo42
ver estrategias como el turismo responsable (ecoturismo, turismo cultural…) o la defensa de ecologías frágiles, que son tan solo algunos de los
beneficios que se podrían sacar de una agenda común de preservación
del turismo. Atender los temas de la interculturalidad y de la diversidad
cultural abre un abanico de nuevas áreas de conocimiento y de intervenciones concretas en la vida material y social de la gente que crean
alternativas, trabajo y nuevas maneras de convivir, más democráticas
porque son más interdependientes. Se trata de crear el sello distintivo
de la región. Para ello es preciso aprovechar con creatividad y audacia la Declaración de Santo Domingo (1999) y la convención sobre el
turismo sustentable de 2001 de la AEC. Esta convención establece los
procedimientos y los criterios para admitir una zona turística en el grupo de destinos de turismo sustentable. Para dinamizar esta perspectiva, se presenta una primera propuesta en lo turístico: Establecer rutas
definidas y especificas a la región (el sello Caribe), tales como: “los
viajes de Cristóbal Colon” o “las Rutas de los Corsarios”, aplicando
una estrategia de implementación de tipo “Protocolo de Kioto” (es decir, con metas progresivas, solidarias y diferenciadas para los distintos
países involucrados). En este mismo orden de ideas, la mirada histórico-cultural en materia de turismo permite interrelacionar y valorar el
fondo común precolombino, arqueológico, museográfico, a la vez que
romper el aislamiento entre los distintos territorios fragmentados por el
colonialismo diferenciadas para los distintos países involucrados). En
este mismo orden de ideas, la mirada histórico-cultural en materia de
turismo permite interrelacionar y valorar el fondo común precolombino,
arqueológico, museográfico, a la vez que romper el aislamiento entre los
distintos territorios fragmentados por el colonialismo39
3.4.4. Pero además, la promoción de lo cultural en el ámbito turístico debe aprovechar la cultura viva, más atractiva para los jóvenes,
que es fuente de innovación. Al promover la cultura, se tratará igualmente de insistir en la creatividad40 ; a fin de cuentas, se trata del reconocimiento de la relación orgánica entre conservación y creatividad 41.
39
Ieteke ‘Inchi’ Witteveen, Directora del Museo Nacional de Arqueología y Antropología de Curacao.
40
Rafael Emilio Yunén, Director General, Centro León.
41
Norman Girvan, Universidad de West Indies, Trinidad y Tobago.
43
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Precisamente, en este sentido el papel de las migraciones tiene un potencial inmenso. El turismo no podría obviar la riqueza de los festivales
caribeños y carnavales, muchos de los cuales tienen sus manifestaciones
más importantes en los países receptores (Nueva York, Londres). Nuestra diáspora crea y alimenta la cultura caribeña en forma permanente42.
3.5. Dimensión de los intercambios
Favorecer las interrelaciones y reciprocidades, apostar a la caribeñidad
por efecto de los contactos, los diálogos, los intercambios de bienes y
de valores (económicos, culturales, humanos), constituye a la vez una
opción y un reto. Construir una identidad colectiva implica, en el fondo,
mejorar la circulación en torno a la Cuenca. Aquí, tal vez más que para
las otras dimensiones, las compartimentaciones originadas en la historia
y los intereses económicos encontrados –el tema de las lealtades divididas– plantean verdaderos desafíos a la región. Entre otras muchas, tres
áreas se destacan en materia de intercambios:
3.5.1. Las comunicaciones, vehículos y condiciones para los intercambios. Al respecto, todas las formas de comunicación tienden a ser centrifugas en la región. Los lazos heredados de la fragmentación colonial
predominan sobre las cercanías geográficas o, incluso, las racionalidades económicas. Las líneas aéreas, las redes telefónicas e informáticas,
las cadenas de televisión… todos los medios de comunicación permanecen como un terreno virtualmente virgen para una construcción caribeña. Los países del Caribe están interconectados desde intereses e
instituciones ajenos a la Cuenca. Ahora bien, los potenciales beneficios,
tanto económicos como políticos y sociales, son inmensos.
3.5.2. Las migraciones. Históricamente el Caribe ha sido una zona de
cruce de flujos poblacionales y hoy día es territorio a la vez de migraciones transnacionales y de migraciones intra-regionales. Mientras una
diplomacia solidaria debe encarar el establecimiento de metas comunes
y programas consensuados en el seno de instituciones como la IOIM o
con respecto a las políticas migratorias de los países del Norte, tiene
42
José Fernández Pequeño, Gerente de Servicios Culturales, Centro León
44
sobre todo una misión prioritaria respecto de las dinámicas migratorias
que involucran solo a países de la Cuenca: Nicaragua-Costa Rica, Guatemala-México, Haití-República Dominicana, República DominicanaPuerto Rico, entre muchos otros. De allí una tercera propuesta en lo
político, que verdaderamente daría a la configuración del Gran Caribe
una dimensión de región constituida: La elaboración, con mecanismos
de cooperación y no solo de regulación y control, de una política regional de migraciones intra-caribeñas, con el establecimiento de principios comunes de garantía para los derechos de los migrantes, control de
fronteras, tratamiento de los flujos de ilegales, regulación de las migraciones laborales y estacionales, entre otros aspectos de consideración.
3.5.3. El comercio. Los intercambios de esta naturaleza han
sido, tradicionalmente, los más desarrollados entre países de la Cuenca.
Sin embargo, no parecen haber contribuido mayormente al acercamiento de sus pueblos. Propuestas tendientes a acercar a los productores en
las esferas del intercambio deberían poder ser exploradas. Experiencias
como la de las redes de comercio equitativo podrían convertirse en proyectos de colectivos de productores del área hacia afuera, propiciando
asimismo un sello caribeño de los productos involucrados. Pero a nivel
estatal también se pueden replantear métodos y modalidades comerciales que acerquen a las economías de la región antes que seguir con las
pautas tradicionales de competición para los mercados exteriores.
IV. Implementar la agenda: los actores y los socios
La implementación de una agenda para el Caribe podría ser precedida
por el establecimiento de una batería de preguntas a las que se intentaría
dar respuesta en el proceso de construcción de dicha agenda43; debería
utilizar “todos los diálogos posibles entre las áreas”, siguiendo el espíritu
que, de hecho, ha precedido al presente ejercicio de análisis y propuestas.
Para ambas tareas deben ser convocados los actores más implicados
(“stakeholders”), tanto como los socios cuyo apoyo es imprescindible
para alcanzar las metas definidas.
43
Alberto Abello, Universidad de Bolívar, Cartagena, Colombia.
45
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Entre los actores se distinguen los del sector asociativo, los del sector
público y los actores regionales. Todas las categorías de actores están
involucrados en el conjunto de la agenda. Así:
4.1. A los actores gubernamentales y del sector público
Les compete establecer y asegurar la regulación de los acuerdos y los
mecanismos acordados en cada esfera de intervención.
4.1.1. En lo cultural los poderes locales y regionales (departamentos, provincias, alcaldías) deberán ser integrados en prioridad.
Para los convenios a establecer y las acciones a emprender deben movilizarse los responsables políticos a nivel de la cultura pero también las
cancillerías y los ministerios de la juventud y deportes, educación, entre
otros.
4.2. Los actores de las sociedades civiles
Caribeñas deben ser implicados en niveles de decisión para que esta
agenda se concrete efectivamente.
4.2.1. En lo cultural, además de los artistas y los estudiantes
tendrá especial importancia la participación de profesionales como los
arqueólogos, arquitectos, y por supuesto las universidades y centros de
investigación.
4.2.2. Para el medio ambiente, en especial las organizaciones
de tipo sectorial: mujeres, jóvenes, tanto locales como nacionales o regionales, las asociaciones barriales y regionales, deberán ser consultadas y luego movilizadas para la concreción pero también la supervisión
y la evaluación de los proyectos.
4.1.2. Para el medio ambiente, están específicamente convocados los responsables (ministros, secretarios de Estado…) del medio ambiente; los acuerdos contemplados para áreas protegidas y corredores
ecológicos son ante todo de su competencia.
4.2.3. Para el tema desarrollo, las asociaciones y los gremios
de productores, artesanos, el sector privado son los actores civiles más
importantes para el diálogo con los gobiernos.
4.1.3. Para el tema desarrollo, también el nivel ministerial (economía, relaciones exteriores, comercio…) pero también los jefes del ejecutivo de los países son los principales actores, sobre todo en materia de
iniciativas económicas conjuntas y salud bancaria.
4.2.4. Para la política de cooperación también la sociedad civil
debe ser activa, sobre todo en materia de apreciación y de vigilancia
acerca de las políticas diseñadas. En materia de políticas migratorias,
por ejemplo, pero también en lo que atañe a la promoción de los valores
que deben fundar una política regional caribeña.
4.1.4. Para la política de cooperación, las cancillerías y las
presidencias y primeros ministerios tendrían un protagonismo mayor,
en especial para los problemas referidos a la creación de mecanismos
institucionales para la implementación de una diplomacia solidaria y de
mecanismos de intervención conjunta.
4.1.5. Para los intercambios, finalmente, las instancias responsables de comercio, pero también de las telecomunicaciones y las NTC en general, así como profesionales del campo y asociaciones de usuarios del mismo.
4.2.5 Para los intercambios, todo tipo de asociaciones de usuarios, a nivel económico, social y cultural, tienen cartas en este campo.
Los jóvenes son una categoría particularmente importante.
46
47
4.3. Los actores regionales
(CARICOM, AEC, AECO, MERCOMUN…) a la cabeza de los cuales
conviene ubicar a la AEC, conforman el marco institucional indispensable para llevar a cabo esta agenda. Su implicación concierne por lo tanto
a todos los campos de la agenda, y en especial:
Construyendo el Gran Caribe...Sabine Manigat
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
4.3.1. En lo cultural, el apoyo directo a la conformación de recursos humanos auténticamente caribeños, el buen uso (empleo pertinente y preferencial) de dichos recursos y la organización de eventos
para promoverlos son, entre otros, las tareas mas específicamente indicadas.
4.3.2. Para el medio ambiente, pueden aportar su experiencia
para consolidar los corredores biológicos o las regulaciones relativas a
la protección del medio ambiente.
4.3.3. Para el tema desarrollo, están en el centro de los acuerdos que deben armonizar y unir a las economías de la cuenca, acuerdos
que tienen la responsabilidad de ser adoptados por todos los territorios
de la región.
4.3.4. Para la política de cooperación los actores regionales tienen la responsabilidad específica de concurrir a la consolidación de la
Cuenca como región unida, haciendo converger sus propios programas
y anteponiendo el Gran Caribe, como realidad en devenir, a los “Caribes históricos” que están vigentes, donde aún perduran ignorancias
mutuas, incomprensiones y prejuicios.
4.3.5 Para los intercambios: Todos los actores tienen cartas
en el asunto, al estar directamente relacionados con las instituciones y
compañías que operan en este campo.
4.4. Los socios pueden ser clasificados entre los socios regionales y
los internacionales.
consolidadas es valiosa), institucional y financiero para que la agenda
se torne realidad.
V. Consideraciones finales.
La meta central de una agenda para el Gran Caribe es: fortalecer la
identidad caribeña frente a todas las influencias para que se torne un
interlocutor construido frente a otros; aprovechar los vínculos históricos
para construir dicha identidad. Es una tarea ambiciosa pero ineludible.
Se trata globalmente de movilizar factores, que por mucho tiempo han
sido considerados como obstáculos, para potenciarlos como las riquezas
que son en un mundo cada vez más interdependiente. Así, la Organización Internacional para la Francofonía -OIF-, como el Commonwealth
y la AECID son espacios que deben ser movilizados al máximo para el
apoyo multiforme al financiamiento de este proyecto. La CARICOM o
la AEC pueden desempeñar un papel equivalente al de estos organismos
político-culturales internacionales y establecer o consolidar puentes entre diversos otros reagrupamientos institucionales dentro de la región,
como el Mercomún centroamericano, o el ALBA. Las modalidades de
implementación de dicha agenda suponen condicioapoyo multiforme al
financiamiento de este proyecto. La CARICOM o la AEC pueden desempeñar un papel equivalente al de estos organismos político-culturales
internacionales y establecer o consolidar puentes entre diversos otros
reagrupamientos institucionales dentro de la región, como el Mercomún
centroamericano, o el ALBA.
4.4.1. Los socios regionales (OEA, MERCOSUR, Grupo de
Río…) son instancias de cooperación y de consulta en los grandes temas, que son: el respeto al mar Caribe, la salud financiera, la diplomacia solidaria.
Las modalidades de implementación de dicha agenda suponen condiciones clave: que sean coordinadas por instituciones inclusivas con mecanismos propios reforzados. Conviene considerar la incorporación parcializada del Caribe al espacio latinoamericano, e incluso al africano, y sus
efectos sobre la definición de la región. Por lo tanto, el Gran Caribe no
se puede pensar sino como una arquitectura flexible para poder tomar en
cuenta todo lo anterior.
4.4.2. De los socios internacionales (OIF, ACP, Secretariado de
la Organización Internacional para el Medio Ambiente, UNESCO…) se
solicitaría el apoyo técnico (la experiencia acumulada por instancias ya
Finalmente, el Caribe es también, de modo constitutivo, una región de
grandes nudos o retos a abordar con una mirada regional y de manera
colectiva. Para señalar solo algunos: (a) la presencia física y política de
48
49
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
territorios no soberanos (y por lo tanto de Estados exteriores a la región)
que requiere la consolidación de políticas ya existentes de manera coordinada; (b) La situación política de Cuba en la región, más allá de las importantes aperturas recientes, requiere de posicionamientos propiamente
caribeños sobre uno de sus miembros, sobre todo con vista hacia el futuro de la Cuenca. En suma, se trata de lograr que la expresión “América
Latina y el Caribe” ya no implique a esta región como apéndice.
Sectores y Movimiento Negro
en Panamá
Gerardo Maloney F.
Introducción
urante el magnífico acto de Inauguración del XXIII Congreso
Latinoamericano de Sociología, celebrado en la ciudad de Antigua, Guatemala, pude constatar que entre los tres mil asistentes
yo era el único afro latinoamericano presente. Esto en otra etapa de mi
vida habría sido considerado una distinción, sin embargo para mí hoy, es
una grave omisión, porque tratándose de un congreso de sociología, destinado centralmente a analizar los efectos de la globalización sobre nuestras sociedades, y existiendo población negra en Guatemala, Honduras,
Nicaragua, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Brasil,
y todo el Caribe, sometidas aún después de 500 años, a regímenes de
discriminación que agravan sus condiciones de marginación y pobreza,
es verdaderamente seria la falta de representación de este componente
étnico latinoamericano.
D
Este hecho reitera el vacío que existe en las Ciencias Sociales de la región, alrededor del estudio de las realidades y situaciones del negro en
América Latina. Esta falta de interés a nuestro juicio responde a dos
hechos fundamentales.
50
51
Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
1. En primer lugar por razones ideológicas, sobre todo en las izquierdas latinoamericanas que durante mucho tiempo consideraron que el problema central de los procesos sociales en América Latina eran las luchas de clases y su expresión popular, y que
problemas específicos de los sectores de clases deberían subsumirse dentro del interés histórico mayor que es el de las clases
desposeídas. Este enfoque, que prioriza la variable clase social
sobre la especificidad de la raza, dificultó incluso la vinculación
de los movimientos populares con los movimientos negros, que
tuvieron que desarrollar su propia lógica y sentido de lucha.
En una investigación que realizamos sobre la población negra en
Ecuador (publicado en la Revista Ecuador Debate y en la Nueva Historia del Ecuador) la población negra de la provincia de Esmeraldas,
independientemente de su afiliación política, en su mayoría, sostuvo que los propios negros deberían resolver sus propios problemas.
Este consenso que ya se había expresado durante el Primer Congreso
de Cultura Negra de las Américas, celebrado en Cali, Colombia, en
1977 bajo la presidencia de Manuel Zapata Olivella, reiterado durante el Segundo Congreso de Cultura Negra de las Américas, celebrado en 1980 en Panamá, bajo la presidencia de Gerardo Maloney,
dio lugar a que durante el tercer Congreso de Cultura Negra de las
Américas, celebrado en Sao Pablo, Brasil en 1983, se intentara bajo
la presidencia de Abdias Nascimento, consolidar un movimiento
continental de reivindicación de los africanos en la diáspora.
2. La segunda causa del vacío del problema del negro en las Ciencias
Sociales latinoamericanas se debe al enfoque etnocéntrico, que percibe a América Latina como la síntesis de dos culturas, la indígena
con lo europeo. América Latina es fundamentalmente para los portadores de este enfoque una realidad mestiza. En toda la historia republicana de las diferentes formaciones sociales de la región, vamos
a encontrar los hechos más inauditos de profundo contenido racista,
que se ensañan contra la presencia de los negros.
Este enfoque generalizado no logró influir sobre estudiosos como
Fernando Ortiz y Armando Entralgo en Cuba, Gonzalo Aguirre Bel52
trán en México, Jean Price Mars y Rene Depestre en Haití, Octavio Ianni y Florestán Fernández en Brasil, Nicomedes Santa Cruz
en Perú, Manuel Zapata Olivella en Colombia, Armando Fortune y
George Westerman en Panamá y José Antonio Saco, entre otros, que
dedicaron los esfuerzos pioneros en los estudios de los negros en el
Continente.
El esfuerzo contemporáneo más serio ha sido la recopilación de Manuel
Moreno Fraginals, África en América Latina, publicado por Siglo XXI
en México. Obviamente que hay que destacar como una obra crucial los
trabajos del antillano de Martinica, Franz Fanón (Piel Negra, Máscara
Blanca), que coloca, en el plano psicológico y sociológico más profundo, los efectos de la esclavitud y el racismo sobre la vida integral del
negro. Los enfoques etnocéntricos, y la poca valoración en torno a la
condición histórica del negro en la región, han hecho que las diferentes
generaciones de latinoamericanos desconozcan las luchas y sacrificio de
una parte de la civilización humana, que a pesar de haber sido esclavizada, ha sabido remontar las condiciones más difíciles, para edificar con
sus manos y sudor, riquezas y esplendor en muchos países de la región.
Logrando con el tiempo, convertirse en figuras de gran valor profesional
en las diferentes áreas de la vida de nuestra sociedad.
En nuestro sistema educativo poco se conoce de las primeras experiencias globales qué significó la esclavitud, qué integró en una sola experiencia negros de diferentes lenguajes, procedencia y cultura. Qué obligó
a la población oprimida a desarrollar mecanismos de resistencia como
fue el sincretismo; la manera de conservar sus dioses y religiones, que
obligó a poblaciones enteras a renunciar a su idioma, a hacer suyo el
habla de otras culturas, redefiniendo su forma y contenido, enriqueciéndolos, aportando sus técnicas y conocimientos a los esclavistas, como
forma de hacer más leve la dureza de la explotación y el trabajo, a que
fueron sometidos. Esta es la parte de nuestra historia casi jamás contada.
Poco o nada saben los negros de Centroamérica, Venezuela, Colombia
y Ecuador de Marcus Garvey, el dirigente jamaiquino que liderizó el
primer movimiento negro mundial, con sede en Harlem, Estados Unidos, en Europa, África y en cada uno de los países latinoamericanos, a
53
Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
donde hubo población negra procedente del Caribe, laborando como fuerza
de trabajo en los enclaves bananeros, en compañías madereras, o en la construcción del ferrocarril y el Canal de Panamá.
Marcus Garvcy, el primero en reivindicar la figura del prócer cubano Maceo,
al ponerle su nombre a uno de los barcos de la línea naviera La Estrella Negra,
“The Black Star” creada por Garvey, para realizar el traslado de los negros de
regreso al África, ya que el dirigente de la UNIA (Universal Negro Improvement Association) que aglutinó a 3 millones de negros en el mundo, consideraba que África constituía la reserva de recursos y riquezas más importante del
mundo y que la recuperación de la libertad y dignidad del hombre negro en e!
mundo sólo se lograría construyendo un continente fuerte y próspero, propio.
Consideraba Garvey que la experiencia y el profesionalismo alcanzado por los
negros en la diáspora los colocaba con capacidad suficiente para regresar al
África y edificar su civilización. Hay que recordar que Liberia y Sierra Leona
fueron Estados en África conformados por negros que retornaron de América.
Garvey fue querido y respetado por África y los africanos. En América fundó
varios periódicos y revistas que tuvieron miles de suscriptores y asiduos lectores. En Jamaica fundó The Watchman en 1929, en Harlem en 1918 fundó el
periódico Negro World (Mundo Negro). También en Harlem en 1922 funda
El Negro Times (Tiempos Negros). En Costa Rica funda el periódico La Nación y en la ciudad de Colón, Panamá, fundó el periódico La Prensa.
El movimiento de Garvey nutrió de una fuerte disciplina a los afroantillanos,
dotándolos de una gran conciencia étnica, y fundamentando su desarrollo en
movimientos cívicos y culturales, que fue de gran valor para su sobrevivencia, como ex esclavos en sociedades altamente hostiles y discriminatorias.
Nada de esto se enseña en nuestras escuelas y universidades. Estas tradiciones son las que van a caracterizar sin lugar a dudas la experiencia del negro
en Panamá, siendo los negros afroantillanos los que desarrollaran en el país
una mayor conciencia étnica.
lo indígena, lo europeo y lo africano. La presencia de estos tres grupos
humanos ha estado directamente ligada a la explotación histórica de la
posición geográfica del país. Los afro panameños constituyen uno de los
componentes humanos más importantes desde el punto de vista laboral y
cultural en la formación y desarrollo económico y social de la sociedad
panameña.
En efecto, a diferencia de otras regiones y países del continente, la vinculación de Panamá a la Economía Mundial y su posterior función histórica dentro del modo de producción capitalista, ha sido su papel transitista. Entiéndase, como el punto estratégico de articulación del proceso
internacional de circulación de mercancías y de capitales. El elemento
básico de la formación social panameña es y ha sido la explotación de su
posición geográfica. El modo de explotar nuestra posición geográfica ha
determinado el carácter de las estructuras económicas y sociales del país.
En consecuencia la evolución de nuestro país ha sido el resultado de tres
maneras de explotar nuestra posición geográfica.
1. ‘El Camino de Cruces’ Período Colonial que corresponde a la Fase
del Capitalismo Mercantil. La explotación se basa en la utilización
de energía animal y la fuerza de trabajo humana esclavizada.
2. El Ferrocarril. Siglo XIX (1855). Fase de expansión monopólica
del capital, basada en la utilización de fuerza de trabajo asalariado.
3. El Canal de Panamá: Tercera forma de explotar geográficamente al
Istmo de Panamá que corresponde a la fase de desarrollo imperial
del capitalismo, Siglo XX. Se basa en la utilización de energía eléctrica y en la fuerza de trabajo asalariado.
Panamá es una nación multiétnica y pluricultural. Su identidad cultural así
como su evolución social han sido producto de una hermosa síntesis de
La presencia de la población negra en el Istmo de Panamá ha estado
directamente relacionada con la explotación de la posición geográfica.
Desde el mismo período colonial son los esclavos africanos los que sirven como cargadores de las mercancías transportadas de la Costa Atlántica al Pacífico.
Posteriormente son obreros negros, provenientes de la Islas del Caribe,
principalmente Jamaica, los que sirven de mano de obra para la construc-
54
55
PRESENCIA DE LA POBLACIÓN NEGRA EN PANAMÁ
Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
ción del Ferrocarril (1850-1855); son también en su mayoría trabajadores jamaicanos nuevamente los que inician las obras de construcción del
Canal por parte de los franceses en 1880. Luego del fracaso del proyecto
de Ferdinand de Lesseps, nuevamente llegan al Istmo obreros antillanos
en su mayoría de la isla de Barbados, para hacer realidad y mantener
funcionando hasta nuestros días el actual Canal de Panamá.
Esta histórica y numerosa presencia del negro en la vida social de Panamá, a pesar del impacto que ha tenido en todos los aspectos de nuestra
realidad, no ha sido valorada ni ponderada como en verdad se merece.
Esto está determinado en gran medida por las condiciones en que llega y
vive el negro en Panamá. Primero, como esclavo hasta 1852 cuando se
produce la abolición de la esclavitud. Luego como obrero, en el Canal,
sujeto a un régimen segregacionista como fue el Gold Roll y el Silver
Roll (Patrón Oro, Patrón Plata).
físico-espacial de las regiones negras con el resto del país. Y por la vinculación de esa población a las economías de enclaves. En el caso de
Panamá la presencia numérica, así como la distribución de la población
negra en todo el país, y la concentración en el área de tránsito (Panamá y
Colón) le ha hecho al Estado Panameño más difícil la definición de una
identidad cultural que obvie los aportes de los afro-panameños. A pesar
de que el Estado ha legislado frente a esto, como fue la Constitución de
1941, que establece la existencia de razas de inmigración prohibida, refiriéndose a los negros antillanos, los asiáticos y los hindostanes.
La política de asimilación de un sector de los afro-panameños ha sido
también parte de la estrategia desarrollada por el Estado, con más énfasis
a partir de 1968. Esta política ha significado incorporar tímidamente, en
primer lugar, como parte de las tradiciones y acervo cultural nacional, las
manifestaciones y expresiones de los llamados negros coloniales.
Estas condiciones materiales de la población negra fundamentaron y justificaron la existencia de prácticas racistas y discriminatorias hacia ella a
lo largo de la historia de la sociedad panameña. Lo que cristalizó en un
régimen social de exclusión de este componente humano, en los aspectos
y dimensiones estructurales fundamentales del país, dando en el caso de
la cultura lugar a una visión etnocéntrica de la cultura nacional, destacando, reproduciendo y garantizando” el desarrollo de la síntesis de lo
europeo con lo indígena. Es decir una cultura eurocéntrica. Esto, incluso,
ha dado lugar a debates serios, sobre la verdadera naturaleza geográfica
de Panamá. Si es un país centroamericano, por razones geográficas, o
si es un país caribeño por su composición étnica y cultural. En efecto,
desde la lógica del poder económico y político, Panamá es un país centroamericano, porque comparte elementos o intereses comunes con las
regiones centrales y el litoral pacífico de Centroamérica. Desde la lógica
y el contenido de los sectores populares, Panamá conforma parte de una
cadena étnica y cultural que abarca las regiones del Atlántico y el Caribe
desde Guatemala hasta nuestro Istmo. Cadena que comparte un conjunto
de elementos materiales y espirituales con el resto de las Antillas del Caribe.
Este conflicto de identidad nacional, que no significa otra cosa que la
expresión a nivel del Estado del prejuicio racial, en el caso de los países
centroamericanos, se ha resuelto más fácilmente por la poca integración
De manera más reciente y como resultado de las propias presiones de
los negros antillanos, se ha venido dando relevancia a los aportes de ese
grupo de negros a la cultura del país.
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Hemos hablado aquí de negros coloniales y negros antillanos. Esta es
una manera en que la sociedad panameña ha pretendido separar a la población negra del país, por las razones anteriormente señaladas.
Se llaman negros coloniales a los descendientes de los primeros negros
que llegaron directamente del África a Panamá, en condiciones de esclavos durante el período colonial. Como esclavos, fueron piezas centrales
en la economía y la vida social, como cargadores de mercancías de un
Océano a otro, mano de obra principal para la edificación de las construcciones coloniales; constructores de embarcaciones, trabajadores en
los centros mineros, las actividades agrícolas, en la pesca y en la explotación de las perlas. Los negros coloniales poblaron y aún habitan la costa
atlántica de la Provincia de Colón (Nombre de Dios, Portobelo, Palmas
Bellas, etc.). La Provincia del Darién (población mayoritaria), algunas
regiones de la Península de Azuero, Región Central y del Pacífico de
Panamá, en la Provincia de Panamá.
Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
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Las generaciones actuales tienen apellidos latinos, hablan español y
mantienen vivas algunas tradiciones culturales originales, como lo son
las fiestas y danzas tradicionales como el Congo, Los Diablos, el Bunde,
el Bullarengue y el Zaracundé.
El impacto cultural de estos primeros negros a la vida del país ha sido
grande y decisivo: fueron, durante la vida colonial, los principales artesanos y músicos. Su experiencia y conocimiento traídos del África les
facilitó desarrollar conocimientos sobre la naturaleza que les permitió
curar enfermedades, utilizar plantas y animales, desarrollar hábitos y recursos alimenticios, desarrollar formas de organización y métodos de
comunicación, que habrían de ser apropiados por la población europea
y la indígena.
Afirma Armando Fortune (Obras Selectas, página 350): “Durante la época colonial los negros esclavos fueron los únicos artesanos y músicos en
Panamá. Los mismos negros formaban el coro en las iglesias... La iglesia
era para el negro, en numerosas ocasiones, el club, el teatro, la ágora, el
periódico, el centro social, en el sentido del núcleo de coercitividad que
armonizaba perfectamente con su espíritu comunitario”.
Diversas “’casas grandes” manteniendo la tradición, sostuvieron bandas
de música formadas por esclavos africanos, y ordenaban a los negros
que cantasen sus cantos africanos y bailaran... Estos esclavos entonaban
cantos de labor, religiosos, de amor, de rebeldía, de fiestas. Hubo en
ingenios, campos y ciudades, no sólo bandas de música compuestas por
esclavos, sino igualmente circos en que los esclavos hacían de payasos
y acróbatas”.
Los coros de las iglesias siguen siendo un área de creación artística que
se mantiene actualmente en Panamá, con otro tipo de influencia y matices. La poesía es, sin lugar a dudas, una de las formas artísticas populares legadas también por África. Poco comprendida hasta que aparecieron
hombres como Nicolás Guillen y Jorge Artel. América mestiza se negó
durante mucho tiempo a entender el lenguaje como algo dinámico. Y que
el español en América era sin lugar a dudas enriquecido, a fuerza de usos
y costumbres, de la vida cotidiana de los pueblos. Y que lejos de perder
el idioma, crecía. El arte y la cultura fueron frenadas por la visión corta,
alienada de los sectores del poder, que buscaron consolidar su identidad,
su riqueza cultural, su especialidad, acercándola a Europa. No era poesía
aquello que no se acercara a la poesía ideal aprendida en los sistemas
educativos. Por supuesto al desconocer los contextos sociales reales, a
donde vivían los poetas europeos o el marco donde surgían las palabras,
no alcanzábamos a descifrar su significado real ni los sentimientos encerrados en ella. La poesía se hizo para nosotros metáforas, y dejaban
de serlo para aquellos que tuvieron la fortuna de ir a Europa, visitar los
sitios y ver la lógica cotidiana en que fueron creadas. De esa manera, se
limitó el desarrollo de la creación popular de la cultura nacional. Los
poetas populares se hicieron músicos y las creaciones musicales, el mayor aporte de la poesía popular.
Lo interesante es también el hecho que la literatura popular en nuestros
países ha tenido como fundamento la tradición oral. Los pasajes, los
sentimientos, las experiencias y triunfos de los sectores populares se articulan a la memoria colectiva de nuestro pueblo, por la transmisión oral
de una generación a otra, de una comunidad a otra. Eso los convierte en
el tiempo en creaciones populares o colectivas, porque cada generación
las enriquece, las modifica, las renueva.
En el Panamá contemporáneo, la música popular tiene en su fundamento
original esta influencia africana, las primeras bandas musicales, están
conformadas por músicos negros y nacen en iglesias (Ejército de Salvación, Brigadas) y en instituciones comunitarias (Cuerpo de Bomberos) y
posteriormente para fines estatales (Banda Republicana). De estas bandas musicales se derivan las diferentes variantes musicales populares,
como serían las orquestas populares, los grupos y orquestas de jazz y los
combos musicales.
La música popular tiene también esa característica reforzada por la adición de instrumentos musicales que también son de creaciones populares
colectivas. Esa tradición oral que alimenta la música también ha nutrido
la literatura. Como es el caso del testimonio sólo recientemente elevado
a la categoría de género literario. Testimonios que, de acuerdo al destinatario, adquieren expresiones diferentes, como en el caso de niños,
cuando se convierten en historias, rondas y juegos, dándole continuidad
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
a las creencias y valores de los grupos negros.
Para los africanos, los colores y el ritmo se articulan a las formas que
la naturaleza asume en su expresión material y espiritual. Los cultos y
ceremonias siempre conjugan estos elementos de manera viva. Pintar el
cuerpo de colores, mientras que se reza, se danza y se celebra, es producir la comunión de lo material y espiritual que gobierna los ritmos que
tiene en su rotación el universo.
La pintura, la plástica es un elemento vivo, cotidiano en la tradición
africana. No es contemplativo, no es un acto de reflexión externa al individuo. La representación gráfica del mundo o aspecto del mundo para
el africano es simbólica, no es conceptual ni figurativa. Indudablemente
que condicionada por esta realidad, no hay mayores legados artísticos de
los afro-panameños en la plástica, en la pintura. Hay, sin embargo, en las
generaciones actuales, de la plástica panameña, numerosos ejemplos de
pintores afro panameños, que se han hecho de la técnica, para plasmar en
el lienzo, su vocación cultural hacia el color y movimiento. Dentro de los
cuales se destacan Isaac Benítez, Lloyd Bartley (afro-antillano), Justino
Rodríguez, Eugenio Dunn (afro antillano), Carlos Palomino, Eduardo
Agustine, Emilio Torres, Luis Olaciregui, Earl Sinclair, Earl Livingston
(afro antillano), Alfredo Isaacs (afro antillano), Virgilio Ortega, entre
otros.
Una de las expresiones culturales más representativas de los negros coloniales es el ritual congo, que es una conjugación de música, teatro y
danza, con un trasfondo que nace y promueve la lucha y la resistencia.
El congo es una manifestación cultural muy ligada al cimarronaje. Su
esencia es una de las mayores influencias que posee la música típica panameña (el tamborito) y sus diferentes variantes. Especial significación
tienen, como una manifestación afro panameña popular, los carnavales.
Nacidos en parte de los cabildos, la celebración de los esclavos durante
el día de reyes, los carnavales constituyen un acontecimiento artístico
y cultural más fehaciente de los que es la cultura afro panameña. Es
teatro, es música, es solidaridad, es organización comunitaria, es danza,
es baile, son cantos, tambores, representaciones simbólicas, artesanías,
creación popular, es celebración espontánea. La sociedad panameña ha
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mostrado su política ambivalente frente a este aporte de los afro-panameños. Promoviendo en el interior de la República carnavales locales,
desprovistos de su esencia africana, para dotarle de un aire “mestizo”,
típico e interiorano.
A partir de la década de los setenta, el Estado Panameño, como consecuencia
de la lucha de recuperación de la Zona del Canal, se plantea como objetivo
crear un Frente de Unidad Nacional, y rescata la presencia de sectores de la
sociedad hasta ese momento excluidos de la identidad nacional. Hay como
efecto una revalorización de las contribuciones de los afro panameños, y van
a ser incorporados como expresiones de nuestra identidad cultural manifestaciones artísticas como: el Congo, el Zaracundé, el Bunde, el Bullarengue,
otorgándole la dimensión nacional hasta ese momento negada. Figuras de
las letras como Armando Fortune, Joaquín Beleño, Gaspar Octavio Hernández, son redimensionados al sitial que les corresponde.
Este proceso, sin embargo, dista de acercarse a los deseos últimos y expectativas de los negros coloniales, quienes continúan esperanzados, en el
Darién y en la Costa Atlántica de la República de Panamá y en las ciudades
de Panamá y Colón, en que finalmente el Estado Panameño, desarrolle una
verdadera política cultural multiétnica y pluricultural que le permita a este
sector de panameños:
1. Recuperar su dignidad mediante el rescate y promoción de sus valores
culturales auténticos;
2. Crear organizaciones locales para el desarrollo de acciones culturales
de rescate;
3. Promover las expresiones culturales que caracterizan a los negros coloniales como grupos humanos panameños con valiosos aportes a la
identidad nacional;
4. Crear los espacios de reflexión, conservación y divulgación de los aportes culturales afro panameños, para el beneficio de las nuevas generaciones y para la consolidación de una sociedad más justa y sin tanto
prejuicio.
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5. Fomentar la enseñanza y apreciación artísticas en forma y contenido de las expresiones y creaciones artísticas culturales de los afropanameños con el mismo valor e importancia como se hace con los
otros aportes culturales (europeos, indígenas y mestizos) considerados como representantes de la identidad nacional.
6. Destinar recursos para el desarrollo de las expresiones y manifestaciones de los grupos afro panameños.
Estas metas podrían obtenerse mediante muestras museográficas permanentes, festivales culturales, seminarios, talleres y encuentros especializados, publicaciones populares, inclusión de temas y manifestaciones
culturales en los programas escolares al nivel básico o intermedio; producción de material audiovisual como la radio, la televisión y el cine
sobre aportes culturales afro panameños.
LOS NEGROS ANTILLANOS:
El segundo grupo de afro panameños existente en Panamá son definidos
como antillanos, fundamentalmente trabajadores que inmigraron a Panamá provenientes de las islas caribeñas.
Podemos dividir la inmigración afro antillana en dos grandes momentos:
1. 1850 y 1880. Comprende la migración para los trabajos del ferrocarril y para las obras de excavación iniciadas por los franceses. Características principales: concentración en la Ciudad de Colón; contingente básico de jamaicanos, la mayor parte de los que llegaron
retornaron a su lugar de origen, conservaron sus formas culturales.
2. 1904. Para la construcción del Canal. Migración de Trinidad, Barbados, Santa Lucía, Martinica. Características Principales. Concentración en la Ciudad de Panamá, permanencia en el Istmo de Panamá,
Zona del Canal, objeto de rechazo por parte de la sociedad panameña, y régimen de segregación en la Zona del Canal, emigración hacia
Estados Unidos.
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En un importante artículo de la escritora jamaicana Olive Sénior, se recogen de manera sistemática, las situaciones y los hechos más relevantes
de las primeras migraciones de antillanos al Istmo de Panamá. El artículo que termina donde justamente empieza George Westerman en su
libro Los Inmigrantes Antillanos a Panamá, nos permite una apreciación
profunda del impacto que tuvo la emigración sobre la economía jamaicana. Precisa el trabajo, la composición y la condición social de los grupos
que emigraron, así como las condiciones que tuvieron que confrontar en
el Istmo de Panamá. El trabajo destaca, también, la vida posterior de los
emigrantes, después de terminadas las obras del Canal Francés cuando
algunos retornaron a su lugar de origen.
Vamos a señalar sólo algunos de los aspectos más importantes de estas
primeras migraciones de antillanos:
1. Entre los años 1850 y 1855, 45,000 jamaicanos vinieron al Istmo
(eran jamaicanos de todos los colores y condiciones sociales).
2. Entre 1880 y 1889, 84,000 personas emigraron de Jamaica, de los
cuales 62,000 retornaron a Jamaica. El establecimiento de una importante cantidad de Jamaicanos en Panamá lo convirtió en un lugar
atractivo para médicos, ministros protestantes, educadores, etc. La
presencia de tantos jamaicanos significó una demanda real para productos agrícolas de Jamaica, así como medicamentos, lo cual generó
un vigoroso intercambio comercial entre Panamá y Jamaica.
3. Se estima que la población jamaicana era incluso mayor que la población nativa.
4. Había, médicos, farmacéuticos, veterinarios, pastores, maestros, fotógrafos, intérpretes, periodistas jamaicanos y un importante sector
de comerciantes judíos. Sin embargo, la proporción mayoritaria de
jamaicanos eran gente pobre que había llegado al Istmo justamente
buscando respuesta a su pobreza.
5. La travesía en los barcos repletos recordaba un poco la llegada original de África.
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
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6. La ida a Colón era una aventura harto peligrosa, en la que emigrantes
se jugaban la vida misma y que efectivamente mucha gente perdió,
otros quedaron a la deriva después del tremendo fracaso de los franceses. Por otro lado, el elevado sistema de impuestos, el exorbitante
nivel de los precios en los artículos de primera necesidad, así como
el alquiler de las casas y otros servicios, impidieron en realidad que
la mayor parte de los trabajadores pudieran conservar algunos excedentes o beneficios de su trabajo.
7. Mientras que los jamaicanos blancos, los mestizos y mulatos lograban vincularse a las élites nacionales, y de otras nacionalidades, los
sectores trabajadores fueron sujetos a un régimen de coacción permanente sin ningún poder formal en qué o en quién ampararse.
8. Los emigrantes jamaicanos estuvieron integrados por desempleados,
obreros, artesanos, campesinos, comerciantes, profesionales, especuladores, y sus familiares (hay condiciones que explican la emigración en cada caso).
9. Colón representaba para muchos antillanos dormir en las calles o en
vagones de trenes, gran cantidad de ellos murieron como vinieron;
fue hasta el año 1887 en que el gobierno colombiano obligó a que
se expidieran certificados de defunción con el nombre, edad, causa;
anteriormente, muchos de los muertos eran simplemente botados o
echados sin ataúd en una fosa en el cementerio de Monkey Hill; para
sus familiares en Jamaica simplemente habían desaparecido, roto el
árbol genealógico sin posibilidad de reencuentro.
10. Cuando mucho la Compañía distribuía a los que empleaba en las
25 comunidades que existían a lo largo de la vía de ferrocarril. En
algunos casos, construyeron barracas, para 40 y hasta 100 hombres.
Estas barracas se asignaban separadamente basadas en el color. Numerosos jamaicanos levantaron casas de madera en los “Pueblos
Perdidos” para residir con sus familiares, por supuesto en condiciones precarias y expuestos a muchas enfermedades.
cores y, por otro, el que los jamaicanos en Panamá rompieran con
la sobriedad que los caracterizaba en Jamaica, para convertirse en
grandes bebedores.
12. A pesar de que la demanda de trabajadores era alta, el sistema ocupacional era cíclico y dependía de las condiciones financieras de la
Compañía. Éstas significaban un constante número de desempleados, no obstante una parte logró ocuparse en labores de empleados
domésticos, cocineros, porteros, conductores, almacenistas.
Resulta notorio que el auge económico que existía en el Istmo descansaba sobre la sangre y el sudor de los descendientes de africanos y que, por
las condiciones sociales en que eran mantenidos, el proceso de acumulación fue patrimonio de otros sectores, como había ocurrido en el periodo
colonial. Tan impactante para Jamaica fue este periodo que los pasajes
más difíciles han sido recogidos en el folklore jamaicano en una canción
a “cápela” “When I Was in Colón” (Cuando estuve en Colón).
Estas condiciones no fueron entendidas por los negros colombianos o
panameños, que mantuvieron actitudes racistas y hostiles frente a los
antillanos. Las contradicciones raciales entre colombianos y jamaicanos
llegaron a alcanzar significado de luchas tribales. Así, en 1883, una disputa por dinero se terminó en una revuelta que duró 10 días con un saldo
de 12 personas muertas y muchos heridos. Esta revuelta de Matachín
alcanzó proporciones de una guerra entre colombianos y jamaicanos.
Dos años más tarde, en 1885, ocurrió lo que se registra como la “Masacre
de Culebra” en la que tropas colombianas asesinaron a 18 jamaicanos e
hirieron a otros 20. Hubo como consecuencias de estas luchas, brotes de
violencia que coinciden con las luchas intestinas de Colombia, las cuales
naturalmente se extendían a Panamá. Se tiene claro que las acciones en
contra de los jamaicanos tenían un carácter racial.
11. Las dificultades explican, por un lado, el enorme comercio de li64
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
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un principio, recibió con rechazo la presencia de ese negro antillano, al
considerarlo como intruso, ajeno a la identidad nacional.
Pero igualmente sería rechazado por la política norteamericana que lo
obligó a aceptar en la Zona del Canal un sistema segregacionista, conocido por el famoso Gold Roll (Patrón Oro) y Silver Roll (Patrón Plata)
que significó una vida segregada en dos: una para el blanco (oro) y otra
para el negro (plata). Todo estaba segregado, el dinero, las viviendas, las
escuelas, los hospitales, los correos, el agua, la leche, los cementerios,
las iglesias, los parques, las cárceles, absolutamente todo.
RACISMO Y SEGREGACIÓN AL TRABAJADOR ANTILLANO
La realidad del obrero antillano durante la construcción de la obra constituye una página realmente dramática. El testimonio de un viejo trabajador de la Zona, recogido por Lancelot Lewis en el libro anteriormente citado, da cuenta de algunas de las cosas vividas. Cuenta Austin Harrigan,
cuya experiencia se inició el 9 de octubre de 1905, cuando llegó a la ciudad terminal de Colón, en el barco Orinoco, después de 13 días de viaje
difícil, en compañía de miles de trabajadores. A su llegada, casi muerto
de hambre, “vimos dice Harrigan unas bolsas de azúcar morena y como
moscas les caímos encima. Era un domingo y fuimos llevados a campos
abiertos, donde nos dieron un catre y asignado un lugar de alojamiento.
Después nos juntaron y fuimos llevados al comedor, donde recibimos
nuestra primera comida. Yo fui asignado a trabajar como carpintero, reparando las barracas de madera donde eran alojados los trabajadores.
Es importante destacar que ese negro antillano tiene probablemente, al
llegar a Panamá, el mismo tiempo que el negro colonial de haber llegado a América en condición de esclavo. Sin embargo hizo una escala
diferente. Fue llevado a una colonia inglesa, francesa u holandesa. En
consecuencia obtuvo un nombre de su amo, aprendió el idioma de su
amo, adquirió como suya la religión del amo, y combinó su cultura con
la cultura del amo. En este caso tuvo un apellido anglosajón, habló inglés, se convirtió a la religión protestante y preservó su tradición y su
cultura a través de expresiones sincréticas. La sociedad panameña, desde
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“Durante esos días llovía torrencialmente y, regularmente, nos obligaban
a trabajar bajo la lluvia para poder cumplir con las 8 horas reglamentarias de trabajo.
“En realidad, nuestra situación era una especie de semi esclavitud, y no
había a quien recurrir. Teníamos que aceptar nuestra situación, porque si
no corríamos el peligro de perderlo todo.
“En la mayoría de los casos, la comida estaba mal preparada, casi cruda, y muchos nos vimos obligados a resolver de manera propia nuestra
alimentación.
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“La ropa representaba otro problema ya que no había ni lavandería, ni
mujeres. Teníamos que hacerlo nosotros mismos. Teníamos que bañarnos, lavar nuestras ropas y beber el agua del mismo río. Agua que también utilizábamos para cocinar. Los caballos y el ganado, todos usábamos la misma agua.
La crítica realidad del trabajador antillano estaba legitimada por el sistema de segregación racial, conocido como el Gold Roll y Silver Roll,
Patrón Oro y Patrón Plata, según el cual se mantenía separado en materia
laboral, servicios, salarios, ocupación, vivienda y educación a los negros
de los blancos.
“Tuvimos que confrontar el problema de la malaria. Con médicos y enfermeras poco entrenadas, muchos obreros murieron desde temprano.
Otros sé volvían sordos, por el uso excesivo de la quinina, que era lo que
nos daban de beber en caso de enfermedad. Tanto fue el problema que,
al quedar sordos, los obreros entonces dejaban de escuchar el ruido y
silbido del tren, y terminaron muertos arrollados en la vía. Había muchos
que le tenían tanto temor a esos doctores que, al enfermarse, preferían
ocultarse y buscar sus propios remedios. A veces eran descubiertos, golpeados salvajemente, e incluso llevados a prisión, ya que la regla era
estar en el trabajo o en el hospital. No había lugar para la vagancia, nadie
podía ser sorprendido deambulando en horas de trabajo. Y, después de
las 9 de la noche, no podía existir ninguna vela encendida en los campamentos de trabajo”.
En el Patrón Oro estaban incluidos los norteamericanos y europeos blancos. Recibían sus salarios en oro, aunque tuviesen ocupaciones similares
al trabajador negro. Tenían separadas sus comunidades, viviendas, restaurantes, hospitales, almacenes. Y aun en algunos servicios, como correo, había una fila para blancos y una para negros. Las fuentes de agua
eran unas para blancos y otras para negros.
Este interesante testimonio de Austin Harrigan nos aclara que: “durante
las primeras épocas de construcción del Canal, existían pocas mujeres”
Y que la compañía, entendiendo que la presencia de mujeres podría influir en el incremento de la productividad del obrero, trajeron muchas
mujeres de Martinica. El trabajador que así lo deseaba podía ir a las
autoridades y obtener una esposa. Muchos trabajadores prefirieron huir
y regresar a su lugar de procedencia antes de continuar en esas difíciles
condiciones”.
A diferencia de los blancos, los obreros negros pertenecientes al patrón
plata recibían sus pagos en monedas de plata. Existió más de un norteamericano que sostenía que los obreros preferían el pago en monedas de
plata porque eran monedas más grandes.
El obrero antillano tenía sus escuelas, viviendas, comisariatos, vagones
de tren, transporte diferente, siempre de menor calidad.
A pesar de que la mayoría de los antillanos no estaban de acuerdo con
este sistema, su situación anterior en las islas, la existencia de un contrato y la esperanza de reunir algún dinero para regresar y poder mejorar
su condición, al igual que el hecho de que muchos tenían sus familias en
las islas de origen, a quienes seguían manteniendo, fueron elementos que
impulsaron a los antillanos, sobre todo, a la aceptación de estas graves
condiciones.
Además de estas denigrantes situaciones, los antillanos se vieron obligados a realizar los trabajos más difíciles. En las excavaciones todos eran
antillanos. Los derrumbes, las explosiones de dinamita, cobraron, junto
con la fiebre amarilla y la malaria, muchas vidas de los trabajadores antillanos. El informe anual del Departamento de Sanidad de la Compañía
del Canal indica que, para 1913, habían muerto 11,943 empleados blancos en relación con 44,711 obreros negros.
En 1914, cuando se inaugura la vía, muchos obreros retornaron a su
lugar de origen, con el transporte pagado por la compañía. Otros fueron
nuevamente absorbidos como mano de obra por empresas en Centro y
Sudamérica, como fue el caso de Madeira y Mamore Railway (de capital
norteamericano) en el Brasil, la United Fruit Company en Costa Rica,
Honduras, Guatemala y la región panameña de Bocas del Toro. Fue el
caso también de su importación para los trabajos del Ferrocarril QuitoGuayaquil.
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Pero una proporción significativa permaneció en Panamá, en las ciudades de Panamá y Colón y, naturalmente, como empleados de la Zona del
Canal en las labores de servicios y mantenimiento del Canal y las bases
militares.
Fueron principalmente estos antillanos que permanecen en Panamá los
que habrían de realizar una lucha sistemática en contra de la explotación
y segregación en la Zona, como resultado de un descontento acumulado
por toda la experiencia vivida.
Desde la inauguración del Canal hasta la fecha, generaciones de antillanos han vivido en Panamá, en relación directa con el Canal. Allí han sido
piezas centrales en el funcionamiento, mantenimiento y administración
de la vía y de las actividades indirectamente ligadas al Canal.
Sus experiencias en la Zona del Canal no han sido fáciles. En la sociedad
panameña, fueron considerados como intrusos, que llegaron a arrebatarles las oportunidades a los verdaderos panameños en la Zona del Canal.
Con referencia a la vida de esta segunda migración de antillanos en Panamá, vamos a mencionar algunos hechos y dejar lo demás simplemente
a su interpretación.
1. “Todos los “chombos” deben ser largados de aquí, a todos estos
“chombos” hay que mandarlos a donde han venido... Al infierno”
(Joaquín Beleño, Gamboa Road Gang).
2. “¿Por qué si por natura el santeño cuida su raza, su paisana hoy
se casa con un hombre de piel oscura? Por qué esta linda criatura tan blanca y tan bonita dejó sola su casita, aprendió bailar en
combo desposada con un chombo, se nos va la tableñita” (Toñita
Vargas, “Se nos va la tableñita” canción folklórica).
3. “Panameños, cuan doloroso es contemplar que mientras obreros
istmeños ayudados por vigoroso número de antillanos nos sostenemos pacíficamente en huelga, luchando por conseguir garantías
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basadas en la justicia, algunos obreros nacionales están tradicionalmente queriendo anular nuestro heroico esfuerzo, yendo clandestinamente a ocupar nuestras vacantes por un salario muchísimo
menor que el que deberían merecer, nunca antes pensamos que habría felones en esta benemérita patria del valiente caudillo Tomás
Herrera.Nosotros aún no creemos que panameños de honor traicionen nuestra causa, después de escuchar la voz del patriotismo y al
considerar que el éxito de esta lucha significa la libertad económica
de millares de panameños que en el futuro trabajarán en la Zona y
de todos nosotros que desde tiempos atrás venimos siendo víctimas
de las injusticias del elemento directivo del Canal, a la lucha todos,
hermanos y compatriotas”. A pesar de los planteamientos del dirigente de la huelga reivindicadora de los trabajadores de la Zona del
Canal, el gobierno de la Zona continuó empleando a trabajadores
panameños en reemplazo de los huelguistas (17,000) mientras que
a estos últimos los expulsaban de sus alojamientos en el enclave.
(1920, Comunicado de William Prestan Stoute dirigente de la Huelga de los Obreros de Plata, frente a los rompe huelga panameños).
4. El Secretario de Hacienday Tesoro, Santiago de la Guardia, dicta
una resolución en el sentido de prohibir la introducción de todo
mueble u objeto semejante perteneciente a los huelguistas, sin antes
pagar el derecho de introducción señalado en nuestras leyes; esta
medida produjo, en distintas secciones limítrofes de la Ciudad
de Panamá con la Zona del Canal, la aglomeración de numerosas
carretas cargadas de trastos de los huelguistas, atrapados entre el
cordón de policías panameños por un lado y otro cordón de policías
norteamericanos, con órdenes de no dejarlos pasar de un lado ni del
otro. (La Estrella de Panamá, febrero de 1920).
5. El 26 de noviembre, la Asamblea Nacional consideró que la nueva
Constitución debía ser aprobada mediante un plesbicito nacional.
El 15 de diciembre el plesbicito dio su aprobación a la nueva Constitución por 144, 312 votos afirmativos contra 1,865 en contra. El 2
de enero de 1941 fue juramentada la nueva Constitución Política,
que institucionalizaba una legislación racista. “La inmigración es
prohibida”....chinos, hindostanes y afro antillanos.
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
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6. “Nunca he podido olvidarme de algunas cosas cuando entré al Instituto Nacional; el mismo primer día de clases, el profesor (me reservo el nombre) me miró a mí y a otros dos compañeros de color y
delante de todo el mundo dijo: este centro educativo deberá poner
freno antes de que se convierta en un Arca de Africanos” (Armando
Fortune).
7. Por ser negro todo el mundo me condena, qué culpa tengo de que
el mundo me desprecie. Dios mío que estás en el cielo dame fuerzas
para continuar, aquí en la tierra, yo no soy nadie por mi color, no
tengo la culpa de haber nacido* negro, la culpa la tiene, la tiene
el Todopoderoso. (Autor: Claudio Ávila; canción popular, de gran
éxito en la década de 1960).
8. “Es un hecho incuestionable que la mayoría de los trabajadores empleados en la construcción del Canal de Panamá fueron traídos de
las Indias Británicas. La llegada de esta gente que encontró trabajo
inmediatamente trajo una prosperidad temporal pues los antillanos
como regla general trabajan bien y gastan ampliamente sus salarios
en el país. Me aventuro a decir que si la comunidad de las Indias
Británicas fuera desalojada en total del Istmo, el resultado sería desastroso para los propietarios de casas de vecindad y tiendas y aun
para la población en sus ingresos. Por lo tanto, me parece que una
comunidad como la antillana, que es esencial para el sostenimiento
de la propiedad de la gente de negocios, debería ser tratada con
cierta consideración, especialmente cuando un corto número de sus
miembros, especialmente hombres que han dado lo mejor de su vida
al país, tienen la desgracia de quedar desamparados o con la mente
afectada, y lo propio es que los que más se han beneficiado con su
trabajo se tomen la molestia de sostener a los que requieren ayuda
por motivo de enfermedad o edad avanzada, en vez de mandarlos a
las islas que dejaron hace años, para constituir una carga a los contribuyentes que no han obtenido ningún beneficio de sus trabajo”
(Carta del funcionario británico C. Mallet a Narciso Garay, Ministro de Relaciones Exteriores, 1917).
72
9. Memorando del Embajador de Panamá en Washington al presidente
de Estados Unidos, 20 de mayo de 1941:
“El gobierno de Panamá, basándose en la tradicional amistad y
comunidad de intereses que siempre ha existido con el Gobierno de
los Estados Unidos, se permite presentar, por conducto de su embajador en Washington, ciertas demandas que por considerarlas
primordiales para el desarrollo económico, industrial y político del
país, vería con especial agrado que fueran acogidas favorablemente
por el Gobierno de los Estados Unidos”.
Dichas demandas se enumeran de la siguiente forma:
1. Que el acueducto de la ciudad de Panamá y Colón, hoy día en manos de la Administración del Canal, pase al Gobierno de Panamá.
2. Que Panamá adquiera las tierras pertenecientes a la Compañía del
Ferrocarril.
3. Que se llegue a un acuerdo equitativo para evitar el contrabando
y la competencia ruinosa que en la actualidad los comisariatos
causan al comercio panameño.
4. Que el Gobierno de los Estados Unidos construya un túnel bajo
el Canal o un puente sobre el mismo.
5. Que los jamaicanos traídos para trabajar en la construcción del
Canal sean repatriados y que se firme una promesa formal de no
traer más contingentes. Que los trabajadores que se necesiten en
las obras del Canal sean traídos de países latinoamericanos, siempre y cuando que no pertenezcan a razas cuya inmigración sea prohibida por la Constitución.
10. ¡Carajo! Esos chombos son una vaina. Palabra que yo los hubiera
acabado, le hubiera pegado fuego a Calidonia, ellos son los que tienen la culpa de que las cosas se hayan puesto tan caras, viven cincuenta en un mismo cuarto y entonces les sale baratísimo el arriendo.
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Relatando:
Deben embarcarlos a todos en un buque de esos que los yanquis
utilizaban para sus ejercicios de tiro.... (Demetrio Aguilera Malta,
novela “Canal Zone”.)
Frente a estas realidades, en diferentes periodos, una parte considerable
de esta población de antillanos ha preferido emigrar nuevamente a los
Estados Unidos, adonde se encuentran concentrados en Brooklyn, Nueva York, desarrollando, paradójicamente, un mayor acercamiento a su
tierra natal, Panamá.
Los antillanos que han permanecido en Panamá han logrado, sobre todo
en la década de los ochenta, realizar una importante lucha, por la eliminación de la discriminación racial, por el rescate y valorización de la cultura afro-panameña, y por el mejoramiento integral de las condiciones de
vida de las actuales generaciones.
La política del Estado panameño frente a los antillanos ha sido ambivalente. Por un lado, han existido esfuerzos de asimilar las nuevas generaciones a la nación panameña, mediante una mayor participación e
incorporación de los recursos humanos, valores y talento de esos grupos
a la vida integral del país.
Pero, por otro lado, se han mantenido políticas basadas en el prejuicio
hacia ese sector de la sociedad panameña. Algunas opiniones de periodistas de mucha influencia nos dan fe de las actitudes hacia los afroantillanos en la década de los 70.
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¡El “Black Power” en Panamá!
Por Pe Hache Be
Recientemente, una emisora local, que transmite casi todos sus programas en inglés, comenzó a pasar una serie de mensajes y llamados a
favor de la organización del “Black Power” (Poder Negro), a semejanza del que funciona en los Estados Unidos. Los mensajes incluían emponzoñadas diatribas contra los blancos, a quienes debían considerarse
enemigos mortales y debían destruirse.
En las calles de nuestra ciudad nos hemos encontrado con muchísimos
negros que portan un collar con un medallón, generalmente de madera,
en el cual aparece un puño negro, signo del “Black Power” En nuestro
diario bregar, por esta ciudad, también hemos podido observar el saludo
entre negros, que levantando el brazo derecho, doblado el codo, enseñan
el puño, fuertemente cerrado.
Todos estos hechos nos dicen a las claras que en Panamá se está organizando, si ya no lo está, a semejanza de los Estados Unidos, la agrupación que se ha dado en llamar “Black Power” Y eso es peligroso en
nuestra patria.
Está bien que en los Estados Unidos, donde los negros son ultrajados y
vejados, éstos se organicen para hacerse fuertes y defenderse; pero en
nuestro país, donde no hay discriminación racial de ninguna clase, eso
es injustificable, criticable y peligroso. Aquí, negros, mestizos y blancos
tenemos todas las puertas abiertas y las mismas oportunidades. Por el
contrario, si alguien discrimina en la Zona de Canal, que es territorio
panameño son los negros contra los panameños premunidos de que dominan el inglés. Por eso, las autoridades deben combatir la organización del “Black Power” en nuestro país, y hacerlo ahora que comienza,
ya que más tarde será triste, pues planteada la lucha de los negros contra los mestizos y los blancos, a éstos no les quedará más remedio que
defenderse, fomentándose conflictos raciales que sólo perjudicarán a
nuestro Panamá.
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
El Panamá América, Viernes, 29 de enero de 1971
Comentarios Vespertinos
Por el Dr. Carlos Rangel M.
Black Power panameño
Comentaba nuestro colega P.H.B. del “Matutino” su desazón por los
desplantes de un corresponsal que en carta enviada a su columna hacía
una calurosa apología de los nuevos hábitos de ciertos elementos criollos que, calcando política de algunos grupos étnicos norteamericanos,
se han dejado crecer la hirsuta cabellera hasta formar con ella un casco
de pelambre alrededor del cráneo, a la usanza de ciertas tribus zulúes.
Protesta el Presidente de los periodistas por las afirmaciones hechas en
el sentido de que lo que se pretendía mediante esas exteriorizaciones físicas era reforzar los vínculos entre la madre África y la madre Panamá,
lo que, según los nuevos apóstoles de esa simbiosis istmeño-africana,
constituye el súmmum del amor patrio.
• Estoy totalmente de acuerdo son el columnista del “Matutino” en censurar semejante teoría, inventada por mentes calenturientas, dispuestas
siempre a imitar servilmente lo que acontece afuera y que no tienen empacho en inventar tesis estrafalarias con tal de no reconocer una identificación plena y absoluta con las esencias de una panameñidad raizal.
Para desgracia nuestra, un gran sector de los llamados “criollos”, o
“chombos”, descendientes de jamaicanos, han demostrado a través
de los años no querer saber nada de los demás panameños, ya fueren
cholos, mestizos, blancos o amarillos. Su devoción y su obsesión es el
elemento norteamericano, ya fuere procedente de la Zona del Canal o
de tránsito en las ciudades terminales, a los cuales rinden obsecuente
pleitesía, mientras que no ocultan su odio contra todo lo que tenga que
ver con lo netamente panameño.
Se les han hecho escuelas en sus barriadas más populosas, pero por
allí andan hablando un guari-guari que no es inglés ni castellano. Chiquillos de diez años que no saben ni dónde queda situado el continente
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africano, no demorarán en proclamar a todos los vientos su abolengo
mau-mau, como si esos títulos le ofrecieran mayor complacencia que
nuestras tradiciones nacionales.
Es insólito que a estas alturas las generaciones de “criollos-chombos”
(porque también hay criollos de indiscutible emoción panameña) vengan
a hablarnos de la teoría afropanameña, de sus antepasados de la Costa
de Marfil, que no tuvieron cuando vivos, ni dejaron tras de ellos, cuando
muertos, ninguna usanza, costumbre o tradición africana, porque los
negros que vinieron para las obras del Canal lo que traían consigo era
la influencia inglesa de las Indias Oríentales y las Antillas Británicas.
Ese criollo inadaptado que se crece ante sus amos zoneítas cuando trabaja al lado de un sencillo campesino panameño, porque le supera en el
dominio del dialecto jamaiquino, que han hecho caso omiso de los planteles de educación panameños para conservar familiar y socialmente su
ambiente extranjerizado, no puede ser calificado aún por los visionarios
de la sociología como víctima de las circunstancias o de la discriminación, porque son ellos, por su propia voluntad, los que se resisten a
integrarse al medio que los rodea.
En un país como Panamá, donde no existen segregaciones nacionales,
donde se brinda a todos los ciudadanos igualdad de oportunidades, esos
individuos que ahora alardean de africanos jamás quisieron incorporarse a la nacionalidad y siempre han mantenido contra el elemento
nativo un sordo encono, que solamente es superado en intensidad por
su repulsivo servilismo frente a los sureños norteamericanos del Metal
Trades Council que los tratan como esclavos.
A nadie puede obligarse a que, contra su voluntad, se identifique con el
suelo donde nació. Pero si los “chombos” quieren seguir siéndolo, que
no reclamen luego cuando reciban el impacto de la lógica repulsa de
los otros panameños, que insistentemente han querido ser sus hermanos
y compatriotas y sólo han recibido a sus invitaciones de fraternidad y
compañerismo un sempiterno. ¿Guachusé?”
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
“El Panamá América”-(Edicion de la mañana), Lunes, 16 de febrero de 1971”
VOX POPULI VOX DEI
Por Luis Restrepo
SOUL BROHERS
Sus antepasados llegaron por miles al principio de la República. Fueron
contratados por los que ejecutaban las obras canaleras. Se les contrató
porque estaban acondicionados al clima de la región donde venían a
trabajar, eran fuertes, dóciles y sobre todo aceptaban pagas sumamente
bajas. Enclaustrados la mayoría, en las comunidades zoneitas segregadas para ellos, mantuvieron su idioma, sus costumbres, su lealtad al
Rey propietario de las islas de donde procedían. Los que residían en las
ciudades terminales, Panamá y Colón, mantuvieron el mismo criterio,
se encerraron en sus logias, sus iglesias. Para ellos el país donde vivían
no tenía personalidad, no existía. Celebraban el nacimiento del rey, las
fiestas de los Estados Unidos. También se multiplicaron rápidamente y
nació la primera generación de nacionalidad panameña. Esa primera
generación siguió el mismo patrón del clan de sus padres.
Se educó en escuelas organizadas por ellos mismos, con programas educativos británicos en Panamá y Colón y Bocas del Toro, y norteamericanos en la Zona Canalera. Su lealtad fue para el rey. La visita del Príncipe de Gales, terminada la primera guerra mundial, fue prueba de ello.
Por miles le rindieron pleitesía, le entonaron el “God Save the King”, le
reconocieron como su futuro Rey. La República inició entonces esfuerzos para integrarlos a la vida nacional. Se reguló el funcionamiento de
las escuelas privadas que los mantenía, se hizo obligatoria la enseñanza
del español, la lengua nacional. La segunda generación se entusiasmó
con las prédicas de Marcus Garvey. Por miles en el Istmo se inscribieron
como miembros en “The Universal Negro Improvement Association”.
Idealizaron la visión que les pintaba para el futuro el “Salvador”que les
decía: “I see”. before me a picture of redeemed África”. Contribuyeron
para la formación de empresas como “La Black Star Line” que iba a poseer los barcos que les llevarían a su continente originario. Tuvieron héroes, paladines, como Booker T Washington, continuaron sin interesarse
para nada por los asuntos del país del cual eran ciudadanos. Alguna que
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otra unidad se incorporaba a la vida de la nación. Pero la inmensa mayoría aceptó el español como una imposición mientras que en el hogar
el inglés era el idioma común, el cual impusieron a los de las generaciones siguientes. Ahora los hemos visto atónitos. Son los “Soul Brothers”
Los hermanos del alma de los panameños de su mismo ancestro. Ni de
los otros panameños. Ni de la república y sus problemas. Ni siquiera lo
son del mártir Martín Luther King. Son los “Soulbrothers”de los “Black
Phanters”, de Malcom X; de Stokely Carmichael, Christopher Milton,
del “Black Power”, Kafe E. Cleavery “Bobby” Sealer.
Seguramente que será muy poco lo que saben del pequeño núcleo de su
mismo origen que han dado prestigio a la república como religiosos,
médicos, educadores, políticos, periodistas, profesionales de todas las
ramas de la ciencia y del saber Por no decir nada de los panameños
cuyos antepasados vinieron de allá que sólo hablan español y que han
contribuido al engrandecimiento de la Patria.
Esto que hemos visto de los “Soul Brothers” representa un serio peligro
en potencia para la tranquilidad del país. Puede tomarse ahora como
una diversión como una imitación. Pero la lectura de proclamas infamatorias, que deben estar circulando profusamente, puede crear conflictos
imaginarios, discriminaciones inexistentes, situaciones de lucha que fácilmente desembocan en incidentes como el de Watts u otras poblaciones que sufrieron la misma suerte. Meditar sobre esto a tiempo deben
hacerlo los gobernantes del país; los sociólogos, los religiosos, los educadores, los que en una forma u otra ocupan posiciones representativas
en la vida nacional.
Y actuar para neutralizar la indoctrinación que incita a la violencia,
porque en Panamá no hay razón alguna para que prosperen las doctrinas del señor Carmichael.
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Moyo - Landia
EN DEFENSA DEL IDIOMA
Con motivo de la disposición alcaldicia que obliga a todo el comercio
a tener sus rótulos en español, se me ocurre que el decreto no debiera
limitarse sólo a los rótulos, sino que debería hacerse extensivo a otros
ámbitos, para evitarlo que ha sucedido en otros países.
Si tomamos como ejemplo a los Estados Unidos, nos damos cuenta que,
por no haber tomado las precauciones a tiempo, han perdido irremediablemente y para siempre los tradicionales nombres que heredaron de los
ingleses y con que mundialmente los ciudadanos norteamericanos eran
identificados. Cuando uno mencionaba los nombres de John Smith y William Jones, todo el mundo pensaba en la gran nación norteña.
Hoy en día los nombres Macklowsky, Pollack, Kohn, parecen estar en
apabullante mayoría sobre los Smiths y los Jones, con el resultado de
que cuando de ellos se habla nadie sabe a ciencia cierta si se trata de
súbditos polacos, yugoslavos, israelíes o americanos.
Panamá no debe esperar que esto suceda, por lo que sería conveniente
que desde ya, en el Registro Civil, al ir a registrar un nacimiento, se
obligue a los padres a traducir su apellido al español para evitar una
catástrofe igual a la de la hermana República del Norte.
He aquí una lista con su traducción de algunos nombres posiblemente
jamaicanos, que deben traducirse en vista de que aquí no hay jamaicanos, pues los hijos de los que vinieron a construir el canal son ahora
panameños. El registrador puede comenzar con los siguientes:
William Nightingale: Guillermo Ruiseñor
Rose Applewhite: Rosa Manzana Blanca
George Westerman. Jorge Hombre del Oeste
Luther King: Lutero Rey
Rupert Sandy: Ruperto Arenoso
Henry Wicks: Enrique Mechas
Arnoldo Fisher Amoldo Pescador
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Peter Rice: Pedro Arroz
Charles Hawk: Carlos Gavilán
Peter Blacksmith: Pedro Herrero
Violet Cunningham: Violeta Jamón Sagaz
Conrad Sargent: Conrado Sargento.
Las opiniones de los periodistas arriba mencionados indican, nuevamente, el contexto real en que las primeras generaciones de antillanos tuvieron que vivir y formar a sus descendientes(*)
EL MOVIMIENTO NEGRO Y EL TORRIJISMO
La mayor apertura hacia los sectores antillanos tuvo lugar durante el
régimen de Omar Torrijos. Precisamente en esa época es cuando se desarrolla un importante movimiento afro antillano, en contra de la discriminación racial en Panamá, y en dirección a los efectos que los Tratados
Torrijos-Carter tendrían sobre los trabajadores antillanos del Área Canalera. Ese movimiento cívico tiene consecuencias importantes sobre la
realidad actual de los Afro Antillanos.
El movimiento Reivindicativo Afro Antillano tiene varias agrupaciones:
Acción Reivindicadora del Negro Panameño (ARENEP), Unión Nacional del Negro Panameño (UNNEP) Asociación de Negros Profesionales
(APODAN); El Centro de Estudios Afro Panameños (CEDEAP), en la
Sociedad de Amigos del Museo Afro Antillano (SAMAAP) y en el Grupo Alternativa sus mayores exponentes. En lo sindical se destacan las
luchas del Local 900 y el Local 907 en la Zona del Canal.
1. El Movimiento Negro en Panamá, a partir de la década del 70, conoce una fase diferente a todo lo anterior. Por primera vez, se da en
Panamá un Movimiento en que los negros plantean desde sus propias perspectivas la solución frente a un sinnúmero de problemas y
situaciones que los venía afectando históricamente, y que en épocas
(*) Observación importante. El tiempo sigue siendo el verdugo...En el año 2002, la
Asamblea Legislativa aprueba la ley que hace obligatoria la enseñanza del inglés en
todos los niveles del sistema educativo panameño.
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
anteriores, había sido utilizado por algunos políticos negros, como
un factor de fuerza en las contiendas electorales, dentro de programas partidistas amplios.
2. El movimiento negro recoge principalmente una dirigencia de origen antillano, y una participación importante de este sector, como
consecuencia de las circunstancias históricas en que se inscribe, esto
es el periodo de la negociación y el cambio de la situación que existía en la Zona del Canal, que definitivamente los involucraba a ellos
con prelación, por su vinculación histórica al Canal y a la Zona del
Canal. Entre los dirigentes más importantes desaparecidos figuran
Leroy Gittens, Woodrow Brayan, Alberto Smith, Walter Chandler
Joyce Breadwood, Juan Vaz, George Westerman, Armando Fortune,
Raymundo Brathwait, George Fisher, Egbert Wetherborne, Andrés
Cantillo y Eugenio Barrera. El Movimiento Negro logra modificar,
por primera vez, la actitud tradicional del negro antillano, de permanecer indiferente (lo cual es una actitud política) a las luchas políticas nacionales. Por primera vez, el negro logra, sistemáticamente,
encontrar expresión en el Estado. En la medida en que sus intereses
se convierten en un elemento de presión efectiva en las decisiones
que habrá de tomarse en lo referente a la Zona del Canal.
3. El movimiento logra aglutinar importantes sectores populares, pero
carece de una perspectiva realmente popular, por su carácter amplio,
y su indefinición ideológica. Su esencia es reivindicativa y sus acciones lo conforman como grupo de presión. Este hecho impide, por
un lado, puntos importantes de convergencia con otras organizaciones populares bien definidas, lo cual reduce también la capacidad de
estas organizaciones de entender, en realidad, el carácter específico
de las luchas negras, en una forma social como la nuestra.
4. El movimiento logra penetrar con fuerza la opinión pública, y despertar conciencia en sectores importantes de panameños, sobre la
existencia del racismo en Panamá y en la Zona del Canal. La conciencia se despierta también en términos de una comprensión más
justa y una valorización adecuada del trabajador antillano y sus descendientes, a partir de sus luchas, sacrificios y conquistas.
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5. El movimiento logra incorporar, incluso como expresión propia o
bien definida, las pequeñas burguesías negras, que tradicionalmente
son más conservadoras e individualistas frente a los problemas
sociales que padecen.
6. El carácter esencialmente reivindicativo del movimiento se traduce
en una aceptación intrínseca de los postulados y principios del proceso iniciado en 1968. Eso se debe principalmente a la apertura creada por el gobierno, que insiste en que los intereses negros tengan una
mayor expresión y participación institucional en comparación con
los sistemas anteriores, en que el poder oligárquico, centralizado,
se refrendaba en ideologías clasistas bien definidas. Esto hace que
el movimiento rechace sustancialmente a los sectores oligárquicos,
desplazados, que mantuvieron durante muchos años ese régimen
institucional y abierto de discriminación racial. Es importante señalar, asimismo, que esto no significa una aceptación incondicional del
Proceso Revolucionario, sino un reconocimiento de sus posibilidades y de sus limitaciones.
7. El Movimiento Negro ha logrado trascender los ámbitos nacionales,
para alcanzar resonancia internacional, lo cual le confiere su papel
dentro de la lucha que en toda la región se ha librado a favor del
negro y aún queda por librar.
EL MOVIMIENTO NEGRO EN LA DÉCADA DEL OCHENTA
Como hemos apuntado, después de los tratados Torrijos-Carter, el Movimiento Negro no alcanza a obtener los logros esperados, frente a las reivindicaciones sobre su propia base de sustentación. Sin que esto signifique
pérdida de su vigencia.
Sin embargo, la década del ochenta se inicia con la celebración del Segundo Congreso de Cultura Negra de América, organizado por el Centro de
Estudios Afro Panameños (CEDEAP), que alcanza a discutir con representantes de las comunidades negras de casi todos los países del continente
la situación económica, social y política de los negros de América.
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Este Congreso fue de una importancia estratégica, porque contribuyó a
reafirmar y legitimar los planteamientos del Movimiento Negro Panameño, en la medida en que estos eran suscritos por los pueblos de otras
formaciones sociales, con una experiencia y problemas similares.
En 1981 el Partido Revolucionario de los Trabajadores organiza el Primer Congreso del Negro Panameño. Este Congreso se va a caracterizar
por su esfuerzo de articular el problema negro a las diferentes fuerzas y
corrientes políticas organizadas del Movimiento Popular.
Este propósito central estaba dirigido a otorgarle un contenido ideológico y una orientación popular al movimiento negro. Es decir, una mayor
definición al movimiento.
El Congreso aborda problemas, como: el aporte del negro a la cultura
popular; el negro y las luchas socio-políticas en Panamá (antillanos y
coloniales); el problema del trabajador panameño en las áreas revertidas
y militares ocupadas en la franja canalera; las relaciones del negro panameño con otras minorías raciales; la emigración del negro antillano hacia los Estados Unidos y la lucha internacional contra la discriminación
racial y el Apartheid. El Congreso fue presidido por el dirigente sindical
del Local 907 Luis Anderson, quien recibió, en efecto, el respaldo y la
presencia del movimiento popular organizado y de la comunidad negra
panameña. (Ver Memorias del Primer Congreso del Negro en Panamá).
Dos años más tarde, en 1983, se realiza, con igual sentido y proyección,
el Segundo Congreso del .Negro Panameño. Este Congreso, a diferencia
del anterior, se inscribe en condiciones políticas nacionales diferentes.
El Congreso se efectúa en el marco de la campaña electoral de 1984, y
su preocupación central gira en torno a la relación de los sectores negros
con las diferentes fuerzas y proyectos que intervendrían en la contienda
electoral.
de los partidos políticos. El proceso de inscripción de adherentes y formación de los partidos políticos es el mecanismo institucional en que se reagrupa políticamente a la sociedad panameña en su conjunto. Los sectores
negros son también sujeto de esta vieja práctica política y la dirigencia
del movimiento negro vuelve a ser objeto de cooptación de los partidos
políticos nuevos y tradicionales.
Rápidamente algunos dirigentes se alinean, fundamentalmente dentro de
los partidos de la alianza de gobierno UNADE, dentro de partidos como
el Liberal, el Republicano y el PRD. En este proceso, los partidos políticos de las clases subalternas logran con otra plataforma, incorporar a
sectores negros aunque con otra convocatoria. Este es el caso del Partido
del Pueblo.
Una realidad diferente ocurre en el caso del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), el cual logra un importante nivel de respaldo de
la comunidad negra, aunque su plataforma y convocatoria en esencia es
marxista y popular.
Partidos como el PAPO (Partido de Acción Popular), Frampo (Frente
Amplio de Profesionales) y Panameñista Auténtico no alcanzan a sentirse mayormente dentro de los sectores afro-panameños.
Los partidos de oposición en la alianza ADO (Alianza de Oposición) no
apelan en su convocatoria y cooptación de manera directa a los sectores
y problemas de los negros panameños. A pesar de esto, la presencia de
Arnulfo Arias alcanza a lograr el apoyo de numerosos negros antillanos,
como reacción a las reivindicaciones no alcanzadas durante el régimen
de Torrijos.
Es importante destacar aquí que, a partir del repliegue del General Torrijos
(en 1979) y la vuelta al sistema de partidos políticos, se reanuda el viejo
esquema político de clientela. Los sectores populares vuelven a ser sujeto
En estas condiciones para las elecciones de 1984, se encuentran presentes diferentes candidatos negros, principalmente en los Circuitos 8-8 y 8-9
(de mayor concentración afro antillana), que incluyen, principalmente a
las comunidades negras. Los principales candidatos en la Ciudad de Panamá son: Frank Holness, Republicano; R. Archer, Liberal, Leroy Gittens,
Liberal (circuito 8-8); Abdud Kabir Muhhammed (PAPO); Graciela Dixon (PRT-Partido Revolucionario de los Trabajadores); Florencio Asprilla
(PALA-Partido Laborista). De estos solamente Asprilla resulta electo.
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Es importante señalar que, conjuntamente con estos candidatos negros,
los diferentes partidos postularon a otros candidatos no negros. Con
resultados proporcionalmente muy superiores a los votos logrados por
los candidatos negros. En el circuito 8-9 resulta, por ejemplo, J. Young,
republicano. Y Porras, liberal, pierde por estrecho margen la representación ante el Órgano Legislativo. El PRD alcanza a elegir para este
circuito a Raúl Montenegro, que tuvo como suplente a un negro, figura
del deporte nacional, el boxeador Eusebio Pedroza.
El fraccionamiento de los intereses del sector afropanameño tiene como
consecuencia su atomización y pérdida de su papel a nivel nacional. Pasadas las elecciones, los sectores negros como tales no encuentran una
verdadera expresión de sus intereses en el Estado. Los problemas y contradicciones, que empiezan a expresarse a partir de las elecciones del
Presidente Ardito Barletta, encuentran a los sectores negros como espectadores, y a la dirigencia negra sujeta políticamente por una estructura
partidaria.
La crisis de fines del ochenta sorprende en ese estado a los sectores negros. A pesar de los niveles de frustración social, los sectores negros no
son mayormente convocados ni movilizados por la Cruzada Civilista en
su confrontación con el gobierno. La misma naturaleza de la Cruzada
excluye a estos sectores étnicos.
Los efectos de la crisis sobre la realidad y condiciones diarias del negro
panameño, las amenazas de intervención armada, el verdadero conflicto
de intereses entre la nación panameña y los Estados Unidos, han producido entre los sectores negros más conscientes una respuesta favorable a
los intereses del pueblo panameño.
El Centro de Estudios AfroPanameños (CEDEAP) y el Congreso del
Negro Panameño han venido realizando foros y debates sobre la problemática nacional, en las comunidades, con un saldo positivo.
Sin embargo, y de manera paradójica, han sido sectores panameños residentes en Nueva York los que han sistematizado acciones de mayor
envergadura en defensa de los intereses nacionales. Sus esfuerzos de
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influir sobre la opinión pública norteamericana, para modificar la campaña realizada en contra de Panamá. Su labor destinada a influir sobre
sectores importantes de la política norteamericana, en beneficio de los
intereses panameños, también muestra su preocupación nacionalista de
estos panameños, de residentes en los Estados Unidos.
Los alcances y naturaleza de estas acciones serán, sin embargo, objeto de otro análisis. Entre los principales dirigentes de estos panameños
residentes en Estados Unidos se destacan el Dr. Carlos Russell, Cirilo
McSween, George Priestley, Humberto Brown, Cyntia Brown Franklyn,
Dr. Waldabas Steward, Dr. Winston Welch, Dr. Roberto Drummond, entre otros.
El movimiento tiene también expresiones importantes en la cultura, se
produce una fuerte corriente literaria conocida como la Nueva Literatura Afro Panameña, cuyo principales exponentes son: Gerardo Maloney,
Carlos Guillermo Wilson, Alberto Smith, Juanita Mitil, Carlos Russell,
Melvin Brown, Winston Churchill James. Sin pretensión alguna, nos
atrevemos a sostener que la aparición del libro Juega Vivo marca el punto de inicio de esta nueva corriente literaria. Sobre el particular sostiene
el poeta e historiador Alvaro Menéndez Franco, en un artículo, lo siguiente:
COMENTARIOS Y ANTICOMENTARIOS
Por Alvaro Menéndez Franco
“JUEGA VIVO” DE GERARDO MALONEY O EL SERIO
INTENTO DE UNA POESÍA CHOMBA’’
JUEGA VIVO es una presentación conjunta de EDICIONES Formato
DIECISÉIS y la Colección SIN O CON 3, cuyo colofón nos indica que
se editó en la Imprenta Universitaria en octubre del pasado año. Son
noventa y una páginas de poesía dicha con los labios abiertos y con los
puños cerrados y en ellas se resume el primer intento sostenido y serio
de fundamentar, dentro de la autenticidad cultural de la etnia chomba
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Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
de Panamá, una poesía que salga de ella y no que sea un reflejo exterior
provocado por un elemento no perteneciente a la misma. Verbigracia:
los mestizos Korsi, Herrera Sevillano y Franceschi han trillado por los
campos de la poesía afroantillana, que paradójicamente fundara un
poeta blanco, asturiano español emigrado, el famoso Alfonso Camín,
con bastante éxito puesto que acondicionaron su nivel espiritual al dolor
de la etnia perseguida y sacrificada y cuya cumbre en lengua inglesa
fueron Langston Mugues mientras que los hispanoamericanos tenemos
a Nicolás Guillen.
Maloney nos canta desde su misma etnia, sin ningún esfuerzo. No se trata de poner en el escaparate ningún dolor, sino elevar las autenticidades
de una etnia que pelea por su liberación en su continente raizal y sigue
peleando al lado de todas las etnias en los demás continentes del universo. Ya Cari Foreman (Dalton Trumbo) nos había explicado que el asunto
de la liberación no es el naufragio, ni la epifanía de ninguna epidermis
sino la unión de todos los explotados contra un mismo mal. “Fuga en
Cadenas” nos trasmitió el mensaje y creo que ya lo entendimos.
Pero lo cierto es que ese mensaje solamente se ha hecho carne de una
minoría pensante antes que de una mayoría liberada. Y por ello Maloney trata con amor a quienes debe tratar bien y fustiga a quienes debe
fustigar y, además, con la certeza del poeta que conoce la profunda sima
del mal apostrofa a los inútiles, a los seudo neutrales y a los cómplices.
Creo que JUEGA VIVO dará mucho que decir a las fuerzas progresistas
de la poesía panameña. Las ultra laureadas fuerzas conservadoras, apoderadas del Concurso “Ricardo Miró” y el INAC le darán la espalda
fría, la espalda mojada del silencio, lo que es otra forma de conocimiento.
JUEGA VIVO es un caleidoscopio del pasado, el presente y el porvenir
de una etnia que cada día se afianza más y más en la cambiante vida nacional, sobre todo al lado del proletariado y la esperanza. Y esa vida nacional que siempre contó con esa etnia aunque fuera para esquilmarla
junto a las otras etnias tendrá que soportar el grito de protesta, o el blue
de protesta, o el espiritual de protesta que comienza, lenta pero seguramente, a ascender en la crítica de las armas que siempre es posterior
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a estas armas de la crítica que hace Maloney en sus poemas. JUEGA
VIVO es el intento de una poesía nueva, con alta norma y con sangre,
huesos y piel puesta en el crisol de la agitada y controvertida vida que
es el infierno grande de todo pueblo chico, como el nuestro.
Y que ya va dejando de ser chico para ser gigante.
Un aspecto importante en ese período fue el fortalecimiento de los nexos
entre la población afro antillana, residente en los Estados Unidos con la
problemática nacional.
También tiene lugar una importante conexión, política y cultural del país
con los movimientos cívicos de los países del Caribe. Se trata también de
uno de los períodos más fecundos en materia de análisis y divulgación de
la problemática de los afroantillanos.
Importantes esfuerzos son desplegados por estudiosos de la ciencias
sociales afroantillanos por despejar histórica y sociológicamente los
fundamentos de la realidad Afro antillana en la conformación y evolución de la nación panameña. Los esfuerzos iniciales desarrollados por el
historiador Armando Fortune y por el sociólogo George Westerman por
aclarar, desde una perspectiva propia, todo lo relacionado a la presencia
de los negros coloniales y de los negros antillanos en la vida del país,
encuentran conexión y continuidad con los esfuerzos de una nueva generación de afro antillanos, en que se destacan Gerardo Maloney, Roy
Simón Brice Laporte, Melva Goodin, Alberto Smith Fernández, Aminta
Núñez, George Priestley, Carlos Russell, y Agatha Williams, entre otros.
Los principales resultados de estos esfuerzos académicos y cívicos permiten sistematizar y divulgar los hechos y situaciones que dan cuenta de
la vital presencia y contribución de los Afro antillanos a lo que hoy es
con especial significado la Nación Panameña. La Revista Nacional de
Cultura, la revista Tareas continúan otorgando nuevos espacios a los trabajos sobre los afro-panameños como ya lo había hecho anteriormente la
Revista Lotería, con los trabajos de Armando Fortune.
Después de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, el proceso de implementación de esos tratados, que culmina con la devolución del Canal
89
Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
a Panamá el 31 de diciembre de 1999 la realidad del antillano vuelve a
agravarse.
cracia” permite a los sectores del capital retomar el control económico y
político de la sociedad panameña.
En primer lugar, muchos de los antillanos prefieren acogerse a las jubilaciones especiales, bajo el sistema administrativo norteamericano, para
emigrar a los Estados Unidos, que les garantiza la residencia en ese país.
Esto se hace considerando que la administración panameña los desplazaría de su principal fuente de trabajo. Cosa que efectivamente ha ocurrido, (ver “El Movimiento Negro en Panamá” en la Revista Panameña
de Sociología).
En el proceso de reagrupamiento de los diferentes sectores con sus intereses, los afro-panameños se reagrupan nuevamente, ahora bajo las
premisas de la inclusión, producto de las exclusiones que vuelve a producir la hegemonía del Capital (privatizaciones) y la reducción del Estado como generador y redistribuidor del excedente económico (lo que
muchos sectores denominaban el paternalismo del Estado). Dentro de
este nuevo contexto las manifestaciones en contra de las acciones y hechos, que expresan actitudes racistas y discriminatorias, se constituyen
en los vínculos más importantes entre los sectores afro panameños. Simultáneamente los esfuerzos por lograr una mayor representación de ese
sector dentro del Estado fundamentan las acciones por darle institucionalidad a una política de inclusión o tolerancia.
En segundo lugar, la eliminación del régimen de excepción (gobierno
de Torrijos) y la vuelta al sistema democrático (sistema electoral basado
en la existencia de partidos políticos) diluye el interés específico de los
antillanos, dentro de la gran clientela electoral que constituye la masa de
electores. A pesar de los esfuerzos de los movimientos negros organizados, de lograr su representación, como sector específico, dentro de los
programas de gobierno de los diferentes partidos políticos, esos partidos
en sus campañas han manejado, desde una lógica electoral, el interés de
los sectores negros.
Las consecuencias de esto han sido la profundización de la pobreza, la
marginación de los sectores negros del país. La crisis integral, efecto de
las políticas neoliberales en Panamá, al igual que en el resto de Latinoamérica, ha impactado severamente a los afro panameños, porque las
prácticas discriminatorias actúan como un elemento que dificulta aún
más las opciones laborales y sociales de los afro panameños, en comparación con los otros componentes étnicos.
Esto, sin embargo, ha influenciado en un importante resurgimiento de los
movimientos negros en el país.
Con la invasión a Panamá en 1989, se terminan por disolver las relaciones sociales, producto del régimen de excepción, que establecieron en el
país los militares.
Un hecho relevante dentro de esta nueva etapa lo constituye la ley que
formaliza la existencia del Día de la Etnia Negra, como una manera de
reconocer la legitimidad de ese componente étnico y cultural dentro de
la formación y desarrollo de la nación panameña.
Esto se acompaña con la creación de una oficina de Igualdad y Tolerancia en la Alcaldía de Panamá, como parte de la labor del alcalde Juan
Carlos Navarro. Esta oficina organiza campañas significativas frente a
las políticas de intolerancia racial, en sus expresiones abiertas y sutiles.
Así el licenciado Alberto Barrow encabeza, conjuntamente con la Comisión Panameña contra el Racismo, dirigida por George Priestley y
Egbert Wetherborne hijo, una campaña por la eliminación del llamado
Derecho de Admisión en los sitios públicos, que era un mecanismo de
discriminación racial encubierto.
La publicación del libro de Barrow, No me pidas una foto es el recuento
testimonial de los esfuerzos públicos realizados para eliminar otro mecanismo discriminatorio encubierto, como ha sido la exigencia de una foto
en las solicitudes de empleo.
El retorno a una economía de mercado, y a un régimen formal de “demo90
91
Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Simultáneamente nace la Comisión Coordinadora de la Etnia Negra, un
organismo dirigido a garantizar consenso y acciones coordinadas entre
las diferentes organizaciones existentes, presidida por la licenciada Eunice Meneces, es la mayor responsable de los actos de conmemoración
del 30 de mayo, día de la Etnia Negra, y de seguimiento a las responsabilidades educativas y culturas implícitas en la Ley. (Ley N°9, de 30 de
mayo de 2000).
Un aspecto novedoso en este contexto es la formación de la Cámara de
Comercio Afro Panameña (CAMCAP), cuyo esfuerzo es evitar la exclusión de los sectores afro panameños de la lógica empresarial del sistema
económico del país.
Se fortalecen igualmente las acciones, dirigidas por y en beneficio de la
mujer negra panameña. Además de la labor intelectual de las historiadoras Agatha Williams y Aminta Núñez, crece la intensidad y cobertura de
los análisis y acciones en contra de la doble discriminación de la mujer
negra. La red de Mujeres Negras, bajo la conducción de Cecilia Moreno,
es uno de los protagonistas más visibles dentro de esa área.
Igualmente la Pastoral Afro incrementa su presencia en el escenario por
la igualdad de los afropanameños. La labor del Obispo católico Uriah
Ashley y del padre Karamañitis es muy representativa en ese sentido,
logrando una fuerte presencia cultural afro en los cultos, principios y
sentido social de la Iglesia. Su influencia se manifiesta mayormente en
la Provincia del Darién, Panamá y Colón. La Iglesia Episcopal, bajo la
conducción del joven obispo Julio Murray, también desarrolla una labor
de gran importancia para los afroantillanos.
Por otro lado, nace uno de los proyectos afroantillanos más ambiciosos
que ha existido en el país. El Centro George Westerman, el Museo Diggers y el Movimiento Respuesta Afro-Panameña, cuyo propósito era
generar y formar los recursos técnicos y humanos para que el afro panameño pueda participar en igualdad de condiciones, con iniciativa propia
y en condiciones competitivas en los planes y programas de desarrollo
integral de país. El proyecto se encuentra instalado en la Ciudad del Saber y su principal responsable ha sido el Dr. Waldaba Steward y el Lic.
92
Melvin Brown.
Algunas organizaciones negras existentes alcanzan nuevos bríos, y se
ajustan a las nuevas circunstancias, creciendo en cobertura y en seriedad sus acciones y programas. Es el caso de la Sociedad de Amigos del
Museo Afroantillano (SAMAAP) que redimensiona su Foro Anual sobre
la Discriminación Racial, y realiza con más éxito su Semana “Conozca
su Canal” para rendirle tributo en el mes de agosto cuando se inaugura
el Canal, a los trabajadores antillanos. Igualmente crece como evento
de reafirmación artística y cultural la Feria Afro antillana que se realiza anualmente sábado y domingo de Carnaval. Un logro importante
de SAMAAP ha sido la realización de conferencias internacionales con
temas y expositores internacionales, efectuadas en la Universidad de Panamá, conjuntamente con el Departamento de Inglés: bajo la dirección
de la Dra. Melva Lowe de Goodin.
En el año 2001 este Foro dedicado al análisis de la Identidad Cultural de
los afro americanos, a través de la lengua y la literatura, cuenta con la
presencia del Dr. Rex Netteford, Rector de la Universidad del West India
(Caribe) que además durante su estadía firma un Convenio de Cooperación entre la Universidad de Panamá, y las Universidades del Caribe,
dirigido a desarrollar intercambio científico y cultural entre ambas universidades.
Un área nueva ha sido en este periodo post invasión la presencia afro
panameña en los medios de comunicación, la presencia del Profesor Gerardo Maloney en la dirección de la Radio y Televisión Educativa, Canal
Once de 1995 al año 1999, le permite un importante grado de visibilidad
a los aportes y presencia artística cultural de los afro panameños, y de
los sectores populares. Las series Cámara Adentro y Más Patria Más
Nación, de gran audiencia, son en ese sentido fundamentales.
A esto hay que agregar el creciente número de producciones realizadas
por Maloney, (primer director de televisión y realizador afro-panameño)
gracias a los auspicios del Grupo Experimental de Cine Universitario de
la Universidad de Panamá y de la Fundación de Cine, Video y Cultura.
93
Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Los documentales Calipso (1992), Tambo Jazz (1993), Para Recordar a
Lord Cobra (2000), Violeta Green, La otra Diva (2000), Mándela (1989),
Culpable o Inocente (1993), Jamaica y Algo más (2000), Tengo un Sueño
(1993), (ganador del II Lugar del Certamen Nacional del Video Maxell,
categoría musical), De Carenero a Nueva Orleáns, documental sobre la
vida del músico panameño Luis Russell que obtuvo el premio como mejor documental educativo en el 24 Festival Internacional del Nuevo Cine
latinoamericano, celebrado en La Habana, Cuba en el año 2002.
Pero también la prensa escrita incrementa los espacios de opinión de los
sectores afro-panameños sobre el problema del racismo y la discriminación. El que mayor uso ha hecho de ese nuevo espacio en los medios ha
sido el Lie. Alberto Barrow, cuyos artículos no sólo han aparecido en los
periódicos sino que han circulado por la red afro panameña localmente
y en los Estados Unidos. Para beneficio de los investigadores y sectores
interesados, la mayor parte de estos artículos han sido recogidos en los
libros No me Pidas una Foto, de Barrow, y Piel Oscura Panamá, recientemente publicado como coautor con el Dr. George Priestley.
En el plano de la cultura un nuevo fenómeno irrumpe en la cultura de
masa, el fenómeno del reggae. La violencia urbana, el sexo como prioridad de consumo, la crisis de valores, la confrontación generacional, que
se expresa en el rechazo y la irreverencia por lo establecido, sorprende a
la sociedad panameña, creando un repudio a esta nueva expresión musical, que logra penetrar a todos los estratos sociales y grupos culturales,
siendo sus principales intérpretes jóvenes negros de los sectores populares. Los medios radiales, la televisión, por el interés económico, han
estimulado la ampliación del mercado para las producciones que son
baratas, pero que tienen gran demanda y que dan lugar a conciertos gigantes de jóvenes y adolescentes.
La distorsión cultural, producto del interés comercial, ha facilitado el
surgimiento de un nuevo movimiento afro-panameño, ligado al verdadero sentido cultural y filosófico sobre el que nace y se divulga en el mundo
la música reggae, a través de su máximo exponente, el legendario Bob
Marley. Este movimiento es la Alianza Rastafari, con núcleos en Panamá, La Chorrera, y un componente significativo en Colón, en donde,
94
además de los esfuerzos de reanimación de la identidad afro panameña,
han sido protagonistas importantes en las luchas por la justicia social con
los desempleados de Colón.
Una nueva organización que surge, con programas dirigidos a la juventud, Rescate de la Juventud, que preside Bruce Carrington, y que tiene
como base una estrategia de trabajo comunitario.
Por otro lado, el Centro de Estudios Afro Panameños (CEDEAP), que en
la década de los ochenta había sido pieza fundamental en la Organización
del Segundo Congreso de Cultura Negra de la América (Panamá, 1980),
que junto con el Congreso del Negro Panameño y el Centro de Estudios
Latinoamericanos (CELA) habían organizado la Jornada Nacional por la
liberación de Nelson Mándela. Que había organizado conferencias, recitales y eventos académicos y culturales con otras instituciones del país,
se reorganiza, bajo la orientación de su director, el profesor Gerardo Maloney, y realiza, en mayo del 2001, el Segundo Encuentro Nacional Afro
Panameño, para diagnosticar al concluir el centenario: las condiciones
socioeconómicas actuales del negro en Panamá; el negro y sus conflictos
sociales, los planes y proyectos de soluciones por y para las comunidades afro panameñas y el diseño de un programa de rescate cultural.
El encuentro que reunió a expositores y participantes de Panamá, Colón,
Bocas del Toro y el Darién fue organizado por CEDEAP la Alianza Rastafari, la Asociación de Musulmanes Panameños, la Asociación de Panameños del Terruño, la Asociación Afro antillana, la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá y por el Pueblito Afro antillano.
Entre los resultados de este encuentro se establece la creación de un
Espacio Cívico de Análisis y Reflexión Interna entre las organizaciones,
movimientos, grupos y personalidades de los sectores afro-panameños,
comprometidos en la lucha por la erradicación de la discriminación y el
racismo en Panamá. Pero también interesados en contribuir en la búsqueda de las alternativas y soluciones a los graves padecimientos socioeconómicos que siguen afectando sensiblemente a los negros panameños.
95
Sectores y Movimiento Negro. . . Gerardo Maloney F.
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Este espacio es el Foro Afro-Panameño que tiene también, como objetivo, constituirse en un escenario permanente en que los afro-panameños
debatan frente y con el resto del país, sus puntos de vista, sentimientos,
logros y necesidades, para hacer más viable la expresión de la democracia (ver documento constitutivo del Foro Afro-panameño).
de desarrollar una habilidad o un talento; médicos, arquitectos, ingenieros, periodistas, administradores, ministros, educadores, diplomáticos,
deportistas, músicos, existen en cada una de estas áreas como ejemplos
incuestionables que dignifican la nacionalidad panameña, dentro y fuera
del país.
Estos compromisos del II Encuentro Nacional impulsan a CEDEAP a
establecer una nueva Sede, que establece en el mes de agosto de 2003 en
el Pueblito Afroantillano.
Al terminar el centenario queda demostrado, que los afro panameños no
están dispuestos a renunciar a sus legítimos derechos.... porque la Patria
nos pertenece a todos.
Otra actividad que resurge después de un receso de dos años es el certamen de la Panameñísima Reina Negra, un evento de dignificación de la
Mujer Negra, y un espacio para mostrar al país lo más representativo del
talento artístico y la inspiración cultural afro-panameños.
Un proyecto, que surge en el marco del centenario, es la construcción del
movimiento de la Plaza de la Etnia y la Cultura. Un esfuerzo conjunto de
las generaciones de hindostanes, griegos, hebreos, chinos, italianos, españoles y afro antillanos, que inmigraron al país en diferentes momentos
para ir realizando los aportes que han hecho de Panamá el país que hoy
tenemos, y el futuro que todos anhelamos. La representante en la Fundación de la Etnia y la Cultura por los afro antillanos es la Lic. Graciela Dixon, primera magistrada afro-panameña de la Corte Suprema de Justicia.
En estos primeros 100 años de vida republicana, la presencia y contribución de los afro-panameños ha sido innegable. Esto se ha logrado a pesar
de los obstáculos y dificultades que este sector de panameños ha tenido
que superar.
Cada día resulta más evidente que, en países como el nuestro, en vías
de desarrollo, con graves problemas de injusticia social, no es posible
prescindir de ningún recurso. Y cuando se excluye a un sector de la sociedad por las razones que sea, el país pierde porque deja de estimular y
aprovechar muchas veces un potencial humano. Nos deberá llamar a la
reflexión la labor ejemplar que han realizado, en los diferentes campos
de la vida del país, algunos afro-antillanos que han superado los obstáculos, mediante una buena educación o que han tenido la oportunidad
96
Acto de clausura del II Congreso de Cultura Negra de las Américas. Paraninfo Universitario. 1980.
En la fila de atrás -dirigentes panameños- Andrés Cantillo, Alberto Smith Fernández, Leroy Husband, Robert
Drummond, Wirston Welch. Roy Brice Laporte, Faulkrer Watts. Adelante: Mervin Wright (Costa Rica), Aminta
Núñez, Dr. Diógenes Cedeño Cenci (Rector de la Universidad de Panamá), Dr. Gustavo González, Prof. Gerardo Maloney (Presidente del Congreso), Alto Abdías Nacimento (Brasil), 2 delegados de África y delegados de
Guyana Holandesa.
97
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
BIBLIOGRAFÍA
AVALA MORA, Enrique, “El negro y la Cuestión Nacional” en Nueva
Historia del Ecuador, Volumen 13. Editora Nacional Grijalbo, 19831985.
“El negro Esmeraldeño y la confrontación Político Nacional” en Revista
Ecuador Debate, Quito, 1983.
Desigualdad Social:
Una Lectura desde la Teoría de Sistemas
y Elección Racional
FORTUNE, Armando. Obras Selectas, Compilación y Prólogo de Gerardo Maloney. Editorial Instituto Nacional de Cultura, Panamá, 1993.
Luis C. Herrera M.1
HECKADON, Stanley. Panamá En sus Usos y Costumbres, Editorial
Universitaria, Panamá, 1994.
MALONEY, Gerardo, Delito y Criminalidad de los Grupos Étnicos en
Panamá, Cuadernos Panameños de Criminología, del Instituto de Criminología de la Universidad de Panamá, Imprenta Universitaria, 1979.
Introducción
MALONEY, Gerardo. “Las Relaciones Raciales en Panamá” en Revista
Imagen, N° 3, Imprenta Universitaria de Panamá, 1983.
MALONEY, Gerardo. El Canal de Panamá y los Trabajadores Antillanos, Editorial Formato 16, Panamá 1989.
MALONEY, Gerardo. “El Movimiento Negro en Panamá” en Revista
Panameña de Sociología, N° 5, Departamento de Sociología de la Universidad de Panamá, Imprenta Universitaria, 1989.
Memorias, Primer Congreso del Negro Panameño, Panamá, 1981
Memorias, Segundo Congreso de Cultura Negra de las Américas,
CEDEAP Panamá, 1980.
WESTERMAN, George, Los Inmigrantes Antillanos a Panamá, E
Editorial del Instituto Nacional de Cultura, Panamá, 1980.
98
E
presente ensayo intenta brindar una lectura del tema “La Desigualdad Social” desde dos visiones teóricas; por un lado Teoría
de Sistemas de Niklas Luhmann y Elección Racional de Jon Elster. Tratando a su vez de identificar posibles formas de un diálogo entre
ambas posiciones teóricas a partir de este problema social, partiendo por
la premisa que ambas construcciones tienen supuestos y formas de comprender la realidad social, diferentes. No se tiene la pretensión de forzar
un entendimiento entre ambas construcciones teóricas, ni mucho menos
una profundización de cada una; simplemente se aborda el problema de
la desigualdad y de los elementos básicos de la teoría de sistemas y elección racional, mostrar una lectura desde cada visión. Se finaliza con una
reflexión acerca de ambas posiciones.
1
Cfr. Simón Bolívar, “La Carta de Jamaica”, en Ideas en torno de Latinoamérica, México, Universidad Nacional
Autónoma de México y Unión de Universidades de América Latina, 1986, vol. 1, pp. 19-36.
99
Desigualdad Social. . . Luis Herrera
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
ACERCA DE LA DESIGUALDAD SOCIAL
El tema de la desigualdad social tiene distintos enfoques que permiten
pensar en las interrelaciones entre las diferentes dimensiones sociales.
La desigualdad ha sido entendida como la dispersión de una distribución, tanto del ingreso, como del consumo o de algún otro indicador
de bienestar o atributo de una población. Pero debe entenderse como
producto de relaciones de antagonismo, de dominación política y explotación económica; es un “orden” que incluye “rupturas” entre los grupos
sociales, conflicto y protesta y cuya reproducción ya no se explica por
simple replicación de estructuras acabadas, sino por acumulación/transformación de formas que devienen de procesos históricos determinados.
En relación al concepto de bienestar, es más amplio que el de desigualdad. Aunque ambos utilizan el total de la distribución para el cálculo de
indicadores, la desigualdad es independiente de la media de la distribución y se concentra en la dispersión de la misma.
Diferentes pensadores han tratado de explicar desde distintos enfoques
la desigualdad, para algunos responde a la supremacía entre los sexos,
la dominación del capitalista sobre el asalariado, la necesidad de justicia
distributiva que corrija la inequidad, o la igualdad de las capacidades, el
mercado y la ciudadanía social entre otros.
En el siguiente cuadro, se recoge algunos de estos enfoques sobre la
desigualdad.
Cuadro No 1. Enfoques sobre la desigualdad. 2
El análisis de la desigualdad no debe desligarse del conjunto de las particularidades y significados que se construyen en cada sociedad donde
intervienen factores económicos, culturales, políticos, de ciudadanía social, globalización, mercados, poder del Estado y la democracia.
Autores / Enfoques
En palabras de Binetti-Carlos, (2004:1), “La lucha contra la desigualdad
es, antes que nada, un desafío político. La insatisfacción con la democracia y con las reformas económicas coincide, porque en la década pasada
el modelo político asumió las reformas económicas, orientadas a ampliar
la esfera del mercado, como su propia agenda. Por eso, hoy se requiere
un nuevo marco conceptual que no separe la política de la economía y
que ponga metas e indicadores al desarrollo democrático. Ese debe ser el
inicio de un proceso de reforma institucional que redefina el modelo de
gobernabilidad vigente: dentro de cada país, las estrategias de desarrollo
deben estar legitimadas políticamente por las fuerzas sociales.”
Aristóteles
La desigualdad usualmente se analiza como parte de la pobreza y el
bienestar de una comunidad. No obstante, la desigualdad es un concepto
más amplio que el de pobreza, porque es definido sobre el total de una
distribución, y no solo sobre una parte de la distribución de ingresos de
los individuos (u hogares) que está definida por debajo de cierta línea de
pobreza.
2
100
Idea principal acerca de la desigualdad
Al hablar de la autoridad política distingue claramente el tipo de obligación que
se da entre iguales, -los varones-, de diferente orden de la que se da entre los desniveles, entre amo y esclavo, entre hombre
y mujer y entre infantes y adultos. Para él,
esta es una relación distinta, era una relación que suponía sujeción. Aun cuando el
mismo Aristóteles en la Política proponía
no descuidar a las mujeres, la mitad de la
humanidad, es claro que para él, las mujeres no eran sujetos de derecho iguales a los
hombres libres.
Cuadros elaboración propia.
101
Desigualdad Social. . . Luis Herrera
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Filósofos de
la Ilustración/
Thomas Hobbes.
1640
Ponía en entredicho la autoridad patriarcal y hablaba por primera vez del carácter
convencional de la dominación del varón
sobre la mujer. Hobbes es uno de los pocos
autores que cuando habla de naturaleza
humana o de los hombres se está refiriendo
a la especie humana y por tanto no está estableciendo ninguna exclusión por género.
Enfoque LiberalJusticia distributiva/John Rawls,
Ronald Dworkin,
John E. Roemer
La preocupación de los filósofos de la ilustración, en particular de Hobbes y Locke,
no era tanto la desigualdad, sino la igualdad, en el sentido de que el capitalismo necesitaba presentarse como un modelo de
igualdad y legitimidad, y no de conflicto.
Enfoque
Materialista/
Marx
Se trata de un nuevo modo de dominación
donde la relación entre asalariados y capitalistas aparece como un contrato entre
iguales, pero es en realidad una relación
de explotación.
En el enfoque materialista, el capitalista explota al obrero haciéndolo producir
mercancías con un valor mayor al valor de
su propia fuerza de trabajo, reteniendo y
acumulando esta plusvalía.
102
Sistema de
desigualdad y
dominación,
estratificación /
Georges
Balandier
Bajo este enfoque se maneja el concepto
de la desigualdad bajo la perspectiva liberal de bienestar.
Un marco de justicia distributiva que podría ser útil para la formulación de políticas de desarrollo que corrijan dicha inequidad en el contrato social. Este marco
sugiere que las políticas de desarrollo podrían diseñarse a fin de asegurar:
a) el acceso equitativo a los recursos y activos sociales,
b) la nivelación de las oportunidades a
disposición de los individuos y
c) la implementación de mecanismos de
protección para los individuos contra
eventuales desventajas del entorno social
al que se enfrentan.
Señala Balandier que toda sociedad asegura un reparto desigual de los bienes, del
poder y de los signos que expresan status.
Introduce una noción amplia de estratificación que es vista como armazón de toda
estructura social, adquiriendo en cada sociedad una forma específica según el tipo
de desigualdad que predomine: “de castas”, de “órdenes y estados”, de “clases
antagónicas.
La estratificación tiene lugar a partir del
reconocimiento “compartido” del mérito
de cada individuo y, por consiguiente, del
derecho legítimo al acceso diferencial del
“prestigio”, “poder” y “riqueza”.
103
Desigualdad Social. . . Luis Herrera
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Enfoque de
capacidades/
Amartya Sen
Para Sen una propuesta igualitarista debería concentrarse en “algo” que sea posterior a los bienes o recursos, pero anterior
al disfrute que se deriva de la utilización
de éstos. Ese “algo” es la capacidad (en
el lenguaje de Sen) que dispone cada individuo de transformar sus recursos en libertades para el logro de sus propios fines.
Sugiere que deberíamos preocuparnos por
la igualdad de las capacidades. Este es la
idea fundamental del “enfoque de capacidad” (capability approach).
ciales, incluyendo las clases sociales. La
incidencia de ciudadanía social potencia
las desigualdades entre individuos en los
mercados en detrimento de las oposiciones
entre grupos sociales, especialmente entre
clases sociales.
No acepta el individualismo metodológico,
ni la visión acrítica del desarrollo del capitalismo y sus consecuencias sociales, ni
la inevitabilidad de la persistencia de las
desigualdades.
Según este enfoque, el bienestar de una
persona puede entenderse considerando
la calidad de su vida (Sen, 1995b: 53).
La vida puede verse como un conjunto
de “funcionamientos” interrelacionados,
consistentes en estados y acciones. Estos
funcionamientos “...representan partes del
estado de una persona: en particular, las
cosas que logra hacer o ser el vivir”
Enfoque radial/
mercado y ciudadanía social.
* Pérez Sainz.
Juan Pablo.2008
* Mora Salas,
2004.
Estos autores apoyándose en Charles Tilly
(1999) nos presentan un enfoque radical
en la cual para las preguntas ¿desigualdad de qué? ¿Desigualdad entre quienes?
La respuesta de este enfoque es poder en
los mercados y además de entre los individuos, entre grupos sociales especialmente
entre clases sociales.
Se precisa el campo social, los mercados, e
identifica el principio constituyente de las
desigualdades: el poder que controla los
recursos mercantiles para la generación y
apropiación de excedente. Y más allá de
los individuos incorpora a los grupos so-
104
105
Desigualdad Social. . . Luis Herrera
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
TEORÍA DE SISTEMAS Y LA DESIGUALDAD.
Para Luhmann, en el marco general de una teoría de sistemas autoreferenciados, se puede definir a los sistemas autopoieticos, por su capacidad para reproducir sus elementos componentes, estos son capaces de
autorganizarse, capaces de formar y cambiar, su propia estructur. También produce sus unidades elementales, las cuales para el sistema son no
desintegrables. En fin, los sistemas autopoieticos, son sistemas cerrados
que dependen de sí mismo para continuar sus propias operaciones, estos
utilizan la significación comunicativa como su operación básica.
Para Luhmann, hay dos diferentes tipos de sistemas sociales. Estos son
sociedades e interacciones. Los sistemas sociales son sociedades si incluyen todas las operaciones que, para ello, tiene la cualidad de la comunicación; para el autor, en la actualidad de hecho, existe una sola
sociedad, “la sociedad mundial” que incluye toda la comunicación significativa y excluye lo demás.
Los sistemas sociales son interacciones, si deben reconocer que su ambiente contiene comunicaciones que no pueden ser controladas por el
sistema; las interacciones, por tanto, necesitan límites sociales. Son interacciones cara a cara, éstas se adaptan a las condiciones sociales externas
al tomar en cuenta los otros papeles de sus participantes.
Las sociedades son sistemas en evolución, no en adaptación, evolucionan al cambiar las estructuras que proveen vínculos entre comunicaciones y evolucionan sin demasiadas limitaciones ambientales.
Los sistemas interactivos, por otro lado, no son sistemas en evolución, si
no sistemas adaptativos, operan dentro de un ambiente social, realizan a
la sociedad al utilizar la comunicación y se encuentran expuestos a condiciones sociales en su ambiente. Hay que señalar que, en ambos casos,
el sistema mismo define el límite no el ambiente.
Un elemento inserto dentro de la teoría Luhmaniana es la de tipos de
diferenciación de sistemas. Estos son formas de organizar la complejidad. Esto no debe entenderse como separación, ya que ni interacción ni
106
sociedad, pueden reproducirse a sí mismo. De ahí que la diferenciación,
entre sociedad e interacción, sucede dentro del sistema social.
A través de la interacción de diferenciación, los sistemas ganan nuevas
posibilidades de lograr su propio modo de comunicación social, conservan también posibilidades que no tiene usos o que incluso son disfuncionales para los complejos subsistemas especializados en funciones tales
como la ciencia, el derecho, la economía o la política.
La distinción entre interacción y sociedad ha sido formulada como una
distinción de sistemas (autoreferenciados), la distinción de micro o macro está formulada, como una distinción de niveles. El concepto de sistemas tiene referencias empíricas, el concepto de nivel tiene referencias
lógicas.
En la construcción de la teoría de sistemas, cada sistema tiene subsistemas, que implican un conjunto, distinción – entorno, autoreferenciado y
autopoiesis. En cada sistema, la comunicación juega un papel importante, en el entendido de la comprensión del código de lenguaje que norma
en cada sistema. Aquí no está en discusión sí se entiende o no se entiende, aquí la prioridad es la aceptación de ese código de lenguaje.
Si bien la comunicación puede ser aceptada o rechazada, este último
no se entiende como un elemento peligroso para el sistema, sino, por el
contrario, como una forma de generar mecanismos internos que busquen
confirmar y reafirmar el código de lenguaje. Ahora bien una comunicación puede producir silencio, abstención y rechazo del rechazo.
Si hay un problema social persistente en América Latina es la reconstitución y profundización de la desigualdad social (Vuskovic, 1993). Niveles de desigualdad solo comparables con África, con la particularidad
que el PIB de América Latina está muy por encima.
La desigualdad desde esta lectura, viene siendo un componente ó atributo de cada sistema y de los subsistemas, que si bien se puede aceptar o
rechazar esa condición desigual, no debe interpretarse como un peligro
directo para el sistema; por el contrario, permite reforzar las normas es107
Desigualdad Social. . . Luis Herrera
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
tablecidas mediante una serie de cambios dentro del conjunto, para que
ese sistema desigual se vuelva legítimo y hasta tolerable. Recordemos
que, en la teoría de sistemas, el problema de legitimidad o si es correcto
– incorrecto, pierde sentido.
La desigualdad se puede decir que es un atributo, de varios sistemas,
que se reproduce en sí mismo, y a su vez produce lo que se conoce como
acoplamiento estructural “¿Cómo se produce un sistema en sí mismo?
Por medio de la selección y reproducción de operaciones clave que determinan la demarcación de sus límites. Los sistemas son cerrados, pero
no en el sentido tradicional que implicaba aislamiento del entorno, sino
cerrados operativamente, lo que les permite contactos, más ricos con el
exterior. El concepto de acoplamiento estructural designa a la relación
entre sistemas y entorno y a la limitación de las posibilidades del primero por las condiciones que le impone el segundo” (Varela, 1992)
De por medio, hay una afirmación un poco arriesgada, sabemos que cada
sistema es compuesto por varios subsistemas; sin embargo, estoy señalando que todos los sistemas contienen un atributo llamado “Desigualdad”. Sea un sistema político donde el código de lenguaje es “amigo-enemigo”, o sistema económico con el código de lenguaje riqueza-escasez,
sistema académico con el código de lenguaje verdad-mentira etc. Tienen
si bien varios subsistemas, hay un atributo de común - denominador “La
Desigualdad”.
Continuando con la idea de acoplamiento estructural, la desigualdad permite producir cambios que refuercen el código del lenguaje en cualquier
sistema. De esa forma entenderíamos de la existencia de cambios institucionales sin que alteren el código de lenguaje del sistema.
Es decir, si bien la desigualdad está presente como atributo en distintos
sistemas, se realizan cambios para que las mismas sean tolerables a pesar
de que se pueda estar consciente de su condición desigual dentro de un
sistema.
108
TEORÍA DE LA ELECCIÓN RACIONAL Y LA DESIGUALDAD.
En términos generales, la teoría de la elección racional, apoyándose de
supuestos básicos de la economía, brinda respuestas a hechos políticos
y sociales; en otras palabras, individuos que tienden a maximizar en el
entorno o sistema que se encuentren, para decirlo de otra manera toman
decisiones que les permita sacar el mayor provecho procurando reducir
los costos. El individuo tiende a buscar más de lo bueno y menos perjudicial. Esta acción racional tiene relación con un elemento intuitivo que
lleva al individuo mejorar su condición.
El actor individual es el objeto de estudio principal en esta posición teórica, concretamente, “La acción intencional de ese individuo”. Se parte
por la premisa que todo individuo decide por su interés personal, por tanto, es un individuo egoísta; y ese individuo tiene la capacidad racional,
para elegir la mejor opción independientemente de los costos o riesgos
pueda conllevar. Sin embargo, no necesariamente se puede afirmar que
estos supuestos sean ciertos. Pero brinda una forma interesante y válida
para explicar el comportamiento de los individuos.
La elección racional se apoya de igual manera en el utilitarismo, conjuntamente con el individualismo en Max Weber, en donde hay pluralidad
de racionalidades.
Utilitarismo
- Principio de eficacia
- Principio de placer
- Principio de interés
La discusión de la racionalidad pasa por elección racionalidad, racional
limitada e incrementalismo. En ese sentido, la decisión racional pasa por
diversos componentes.
Decisión Elección Racional
- Preferencias
- Información
- Maximización
- Restriccciones
109
Desigualdad Social. . . Luis Herrera
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Otro aspecto importante por destacar, es que la elección racional brinda
un punto de partida para estudiar lo no racional. De igual manera, esta
elección racional puede ser para-métrica (fijo, ya establecido) o estratégica (teoría de juegos), por llamarlo de alguna manera, actua antes del
tiempo. Siguiendo con lo de irracionalidad, la misma presenta diversos
tipos.
- Acción Racional, pero con
supuestos irracionales
Tipos de irracionalidad
- Perseguir intenciones
irrealizables
- Elección sesgada por ideología
- Beneficios que pueden venir del
sesgo ideológico.
El ejemplo anterior Elster lo utiliza para ilustrar cuando entra en acción
el primero o segundo filtro; sin embargo, nos permite traer a discusión
la desigualdad, efectivamente el hecho de las condiciones en las cuales se
puede dormir bajo un puente y bajo una casa son bien desiguales, y peor
aun esos pobres en condiciones de desigualdad extremas, no tienen más
opción.
Esa condición desigual incide en que ese individuo maximice y actué racionalmente para dejar de vivir bajo el puente o mejorar su entorno. Esto
va muy asociado a la construcción de valores del individuo, pues cabe la
posibilidad de que el individuo, al mismo tiempo, considere que vivir bajo
el puente y estar en esa condición de desigualdad tiene sus ventajas.
REFLEXIONES FINALES
Si pensamos el problema de la desigualdad social desde la posición de
elección racional, se piensa la desigualdad como el motor que influye en
decisiones, en acciones intencionales, en la medida que se trata de maximizar acciones para salir de esa desigualdad social.
En ningún momento se piensa en cómo transformar el entorno para disminuir los niveles de desigualdad; muy por el contrario, se decide independiente del costo que pueda tener en otro individuo siempre y cuando
se pueda mejorar mi condición desigual.
Lo interesante es pensar en cómo es posible que, a pesar de los niveles de
desigualdad social, los individuos actúen de manera racional y no como
colectivo o grupo que combate la desigualdad; se prefiere solucionar mi
condición individual que optar por una salida que pueda beneficiar a
todos.
Tomemos un ejemplo interesante “El conjunto de oportunidad se reduce
a una única acción en cuya explicación no tienen cabida las elecciones
(o las normas). Ricos y pobres por igual tienen la oportunidad de dormir
bajos los puentes de París, pero los pobres pueden no tener ninguna otra
oportunidad”. (Jon Elster, 1990:24)
110
Al pensar ambas construcciones teóricas, considero que hay mayores posibilidades de hacer dialogar la teoría de elección racional con la teoría de
sistemas. En el sentido de que estamos frente a un individuo que vive bajo
o en condiciones de desigualdad, y esas condiciones de desigualdad influyen en el mismo para tomar decisiones racionales, buscando superarlas.
Sin embargo, este individuo contiene normas, valores interiorizados que
adquiere en un sistema, en un entorno en el que se desenvuelve y crece; es
decir, tiene una construcción acerca de qué entiende sobre desigualdad y si
esa condición le da importancia o, por el contrario, las tolera en la medida
que la da mayor importancia a otros aspectos.
Entonces estamos en una forma de entendimiento entre la teoría de sistemas que establece el código de lenguaje, normas y valores (independiente
que se acepte) que influye en el imaginario de los individuos racionales
acerca de su concepción sobre desigualdad.
Si la lectura se quisiera hacer a la inversa, es decir ir de la teoría de sistemas hacia la teoría de elección racional, el asunto se complica. “Luhmann
piensa que es necesario construir una teoría de los sistemas sociales al
nivel más global, sin referencia a lo individual, ni a la interacción ni a la
organización” (Varela Petito, 1992:779)
111
Desigualdad Social. . . Luis Herrera
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Tomemos el sistema político, su código de lenguaje es “amigo o enemigo”, dentro de este sistema está el atributo de la desigualdad, si seguimos este código de lenguaje implicaría que hay diversos grupos de
amigos y enemigos. En este sistema, la desigualdad se relaciona con
otro subsistema “poder”, dependiendo si un grupo tiene mayor poder
se encuentra en mejores condiciones que el otro, por tanto el grupo de
menos empoderamiento esta en condición de desigualdad frente al otro.
Esto nos lleva a su vez decir que cada grupo contiene racionalidad ya sea
para acumular-mantener poder en el sistema político o para que el grupo
enemigo busque la forma de empoderarse.
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114
Introducción
E
ste artículo tiene el propósito de mostrar de manera sucinta la
historia de la consecución del derecho al sufragio femenino en
Panamá, haciendo énfasis en las características más relevantes, a
nuestro entender, de este proceso histórico. Se hace referencia a las personalidades de las mujeres que fueron sus protagonistas (y también de
los varones que las acompañaron), y a las características sociodemográficas e ideológicas de las organizaciones que fueron sujetos históricos de
esta historia, el Partido Nacional Feminista, la Sociedad Nacional para
el Progreso de la Mujer y, finalmente, la Unión Nacional de Mujeres. Se
interesa también en el análisis de las diferentes coyunturas que obstaculizaron o que, finalmente, hicieron posible el triunfo del movimiento
sufragista panameño para así integrar su historia en la historia nacional y
hacer ambas más comprensibles. El escrito se interesa de manera especial
en mostrar las relaciones del sufragismo panameño con el movimiento
sufragista latinoamericano y el importante papel que tuvo la solidaridad
internacional y las organizaciones supranacionales feministas en las luchas por los derechos civiles y políticos de las mujeres de la región.
115
Tras las huellas de la Utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Se podría decir que se trata de una contribución a la historia general de
Panamá, que todavía desconoce y excluye a las mujeres y sus luchas
por la igualdad de los libros de texto. Es así, y parece conveniente este
tratamiento de la historia política del movimiento sufragista panameño
porque todavía no se ha superado la etapa en la que hay que aportar a
la historia nacional la de los sujetos marginados por la historiografía
tradicional. Sostenemos, sin embargo, que es necesario intensificar las
investigaciones históricas desde la perspectiva del género que tanto enriquecen el conocimiento de la historia ampliando las temáticas y utilizando las nuevas metodologías, pero esta historia, que es un rescate, puede
ser un buen punto de partida.
1. ANTECEDENTES DEL MOVIMIENTO SUFRAGISTA
La construcción tardía del Estado nacional en Panamá a partir de 1903
fue acompañada por el surgimiento de los primeros movimientos feministas, a los que favoreció este proceso tanto como la presencia extranjera de los ciudadanos y ciudadanas norteamericanos convocados para la
construcción del Canal interoceánico, y la llegada de miles de obreros y
obreras de origen europeo y latinoamericano para trabajar en las obras
de construcción de esta obra.
Así fue como en las dos primeras décadas del siglo XX, destacaron mujeres en ámbitos inéditos de la vida social panameña: educadoras, enfermeras, mujeres de las clases obreras y periodistas, o mujeres en actividades que cumplían también importantes funciones sociales (por ejemplo,
en la Cruz Roja, en clubs literarios o culturales) 1.
Humildes mujeres obreras, imbuidas del sueño anarquista o socialista,
cuyo trabajo era necesario para la reproducción de la mano de obra de
los obreros del Canal, dejaron su huella en algunas publicaciones que
reivindicaban la importancia del trabajo de las obreras y la importancia
de la maternidad 2 . A este medio perteneció Julia Palau de Gámez, quien,
1
Ver Capítulo I de Ángela Alvarado y Yolanda Marco: Mujeres que cambiaron nuestra historia, UNICEF-Fondo
Canadá-Panamá y Universidad de Panamá, Panamá, 1996.
2
Hacia 1911, en la provincia de Colón (y probablemente en la de Panamá, aunque nuestro informante no lo registrara), se publicaron algunos panfletos anarquistas de diversas corrientes, en uno de los cuales al menos apareció
un pequeño artículo firmado por una mujer con estos contenidos. La fuente de esta información fue Diógenes de
la Rosa. Lamentablemente los documentos no se han podido encontrar en los diversos repositorios nacionales.
116
al parecer, fue la primera mujer que pronunció un discurso ante un numeroso público en una sociedad obrera hacia 1914, y que sería años después
fundadora y dirigente del Partido Nacional Feminista y de las Escuelas
Taller para adultos y adultas analfabetas.
Juana Oller de Mulford y un grupo de maestras crearon en 1916 una
agrupación femenina, el “Club Ariel”, con fines culturales. Sus miembros mantenían relaciones con maestras norteamericanas de la Zona del
Canal y organizaban actividades intercolegiales conjuntas, sobre todo de
carácter deportivo. Juana Oller ganó el primer concurso literario del club
con su ensayo “Influencia de las mujeres en el sostenimiento de nuestra
independencia nacional”, primer análisis sobre el papel político de las
mujeres en Panamá que sostiene la importancia de la influencia de las
mujeres en la política a través de las relaciones matrimoniales y de la
maternidad, y en las ideas y actos de los hombres que fueron gestores de
la independencia nacional. Juana Oller escribía también notas sociales
en los periódicos, publicó varias obras literarias a lo largo de su vida, y
fue miembro fundador de la Sociedad Nacional para el Progreso de la
Mujer.
La principal gestora de esta sociedad feminista fue Esther Neira de Calvo (1890-1978), hija de un miembro principal de la primera Asamblea
Constituyente de la República de Panamá, y relacionada a lo largo de
toda su vida con la clase dirigente del país. Esther Neira se graduó de
maestra y con posterioridad consiguió una beca con la que realizó estudios en Bélgica y Estados Unidos. Fundadora y dirigente de la SNPM,
fue una de las dos primeras diputadas de Panamá, elegida en la II Asamblea Nacional Constituyente en 1945 (con Gumersinda Páez, del Partido
Nacional Feminista). Fue representante de Panamá en la Comisión Interamericana de Mujeres de 1939 a 1949 y secretaria ejecutiva de la CIM
desde esa fecha hasta 1965 3.
3
Se puede ampliar la información biográfica sobre Esther Neira y la casi totalidad de las mujeres mencionadas
en este trabajo en: Yolanda Marco, Mujeres parlamentarias en Panamá, 1945-1995, IMUP, Panamá, 1999, y en
Ángela Alvarado y Yolanda Marco: Mujeres que cambiaron nuestra historia, UNICEF-Fondo Mixto CanadáPanamá-Universidad de Panamá, Panamá, 1996.
4
La primera Escuela Normal de Panamá fue la creada en 1872, bajo la dirección de un pedagogo alemán, Oswald
Wirsing, y graduó a 51 maestros, pero era sólo para varones. En esa misma época se creó la primera Escuela Normal para mujeres que tuvo una vida efímera, su directora y subdirectora fueron maestras colombianas, pero, tuvo
que cerrar por falta de alumnas. La segunda experiencia, más exitosa, fue la fundación entre 1896 y 1899 de la
Escuela Normal de Señoritas, dirigida por las dos hermanas Rubiano, maestras colombianas, donde se graduaron
33 alumnas como maestras.
117
Tras las huellas de la utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Como Neira de Calvo, otras mujeres, pertenecientes a las clases altas
de la sociedad, que se formaron en colegios y universidades europeas y
norteamericanas, a su regreso al país se incorporaron a la construcción
de las instituciones educativas como profesoras, o a las instituciones de
salud como enfermeras o miembros de la Cruz Roja. Una de ellas, Enriqueta R. Morales, enfermera, hija del entonces embajador de Panamá en
Bruselas, vivió la Guerra Europea en Bélgica, allí conoció al movimiento
sufragista, y desde esa temprana experiencia se dedicó a la lucha por los
derechos de las mujeres y a la organización de la paz, a través de su trabajo en la Cruz Roja nacional y del movimiento feminista. A este grupo
social también pertenecieron otras educadoras como Angélica Chávez de
Patterson, Esperanza Guardia de Miró y Otilia Jiménez, también fundadoras de la SNPM, educadas también en Bélgica y Estados Unidos y que
trabajaron en la organización del sistema educativo nacional.
Y es que el sistema educativo era muy precario todavía. Desde el año de
su fundación, en 1904, las maestras eran formadas en la Escuela Normal
de Institutoras, y los maestros en la Escuela Normal de Varones4 y posteriormente en la Sección Normal del Instituto Nacional (fundado en 1909
y que, por carecer Panamá de universidad hasta 1935, era la única institución con escuelas de educación superior para varones). Sin embargo,
todavía en 1908, sólo un tercio del magisterio nacional estaba debidamente acreditado, de ahí que los gobiernos invirtieran esfuerzos importantes en la formación del personal docente con sus políticas de becas y
con la contratación de docentes extranjeros. La política educativa, especialmente con los gobiernos liberales, tuvo como ejes de acción el intento por extender al máximo la educación primaria (que era obligatoria, y
la pública gratuita), la concesión de becas a estudiantes de ambos sexos
(para seguir estudios superiores en el exterior del país, y en el interior del
país para seguir los estudios secundarios que sí se podían realizar allí), y
la contratación de profesores/as extranjeros, principalmente alemanes y
chilenos, para enseñar en los establecimientos de educación secundaria
(especialmente en el Instituto Nacional y en la Escuela Normal de Institutoras). Hasta 1919, año de la aprobación de la ley de coeducación que
permitía la educación de ambos sexos en los mismos centros escolares
(y, por lo tanto, el ingreso de mujeres en el Instituto Nacional), el acceso
118
de las mujeres a la educación superior se limitaba a la Escuela Normal de
Institutoras y a la formación en algunas profesiones como la de telegrafista, modistería, estenógrafa, y poco más (la Escuela Profesional tuvo
una breve existencia hasta 1917, y fue reabierta en 1923) 5 .
Panamá vivió en los años posteriores a la I Guerra Mundial un período
de agitación intelectual, de efervescencia de los movimientos sociales
que emergían al calor de la crisis económica y con la esperanza que las
revoluciones rusa y mexicana les proporcionaron. La primera huelga de
maestros se produjo en 1919 y en ese mismo año tuvo lugar la mayor
huelga de obreros de la zona del Canal; oleadas de reivindicaciones dieron lugar a la formación de la Federación Obrera de Panamá en 1921.
Los ecos del feminismo europeo y norteamericano, y del feminismo socialista llegaban a través de la prensa ordinaria y de la prensa obrera (la
revista Cuasimodo tuvo un papel destacado entre 1919 y 1920).
La periodista socialista de origen colombiano Lola Collante constituía
en sí misma un modelo de mujer nueva que sería reivindicado también,
con sus propias características, por otras mujeres no socialistas que
escribían en la prensa nacional. Bajo el pseudónimo de Clara escribió
Esperanza Guardia de Miró, y con el pseudónimo de Alma otra mujer
(probablemente, aunque no es seguro, Enriqueta Morales), sin duda la
representante más destacada del feminismo liberal panameño. También
contribuían a la modernización del modelo tradicional de mujer las norteamericanas de la Zona del Canal, con sus organizaciones, sus actividades profesionales, su forma de vida, y su feminismo 6.
Así, entre los años de 1916 y 1919, se hicieron asiduas las voces femeninas; ya no sólo en revistas y periódicos, también, en la primera asociación de maestros, en la Federación de Estudiantes de Panamá (creada en
1921) y en varias hermandades de mujeres trabajadoras asociadas a la
Federación Sindical Obrera (del mismo año).
5
Se puede ampliar la información sobre la educación de las mujeres en Panamá en Yolanda Marco: Clara González de Behringer -Biografía-, UNICEF-Fondo Mixto Hispano Panameño de Cooperación -Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, Panamá, 2007, Capítulo 1.
6
Ver el trabajo de Miriam Miranda: “Las organizaciones femeninas en la Zona del Canal” , en F. Aparicio, Y.
Marco, M. Miranda y J. Zurita; Historia de los movimientos de mujeres en Panamá en el siglo XX, IMUP, Universidad de Panamá, 2002.
119
Tras las huellas de la utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Esas voces femeninas reivindicaban para sí autonomía moral, independencia económica y de pensamiento; denunciaban los prejuicios sociales
misóginos; pedían para la educación de las mujeres generosidad, delicadeza, bondad, pero también la reflexión y la formación intelectual y
profesional. Se mostraban como mujeres apasionadas por la vida, que
escribían sobre y para las mujeres, pero también para la sociedad en
general sobre asuntos sociales y políticos. Eran atrevidas y a la vez racionales, unas más conservadoras que otras pero todas proponiendo una
nueva mujer. Lola Collante les diría: ¿No sentís que vibra en vosotras
un temblor de tímidas alas ignoradas? (...) recogeos al fondo de vosotras
mismas y removed los tesoros escondidos que todas poseemos y aprended a hacer de un grano de arena una roca, y de una roca un baluarte 7.
Las experiencias femeninas condujeron a la creación de dos asociaciones
feministas. De una parte, la asistencia de Esther Neira de Calvo como representante de Panamá al Congreso de Baltimore de 1922, enviada por el
presidente Belisario Porras, amigo de su padre, fue determinante para la
organización de la SNPM en 1923, mientras que la organización del movimiento obrero y los ecos del socialismo y del anarquismo internacional
nutrieron al feminismo socialista del Grupo Feminista Renovación en
1922.
2.
DOS DÉCADAS DE LUCHA
Clara González (1898-1990), maestra y primera abogada del país, líder
indiscutible del sufragismo panameño 8, y un grupo de mujeres, maestras
en su mayor parte, fundaron el Grupo Feminista Renovación cuyo manifiesto constituye la primera expresión colectiva del movimiento feminista panameño en diciembre de 1922 9. Este grupo, en septiembre de 1923,
y por acuerdo del Primer Congreso Feminista (celebrado en septiembre
de 1923), crearía el Partido Nacional Feminista.
7
Lola Collante, “A los oídos de mis hermanas de América”, Revista Cuasimodo, No. 8, marzo de 1920 (En Yolanda Marco: “El movimiento sufragista en Panamá y la construcción de la mujer moderna”, en Yolanda Marco
(coordinadora): F. Aparicio, Y. Marco, M. Miranda y J. Zurita: Historia de los movimientos de mujeres en Panamá
en el siglo XX, Colección Agenda del Centenario, ProIgualdad-Instituto de la Mujer de la Universidad de Panamá,
Panamá, 2002, Capítulo 2.
8
Su tesis de graduación, La mujer ante el derecho panameño, de 1922, año de su graduación en la primera promoción femenina del Instituto Nacional, constituye el primer estudio sobre la situación legal de las mujeres en
Panamá.
9
Este manifiesto fue redactado por Elida Campodónico de Crespo (“Del Grupo Feminista Renovación. La emancipación de la mujer: algunos de los fines que persigue el Centro”, en Y. Marco: “El movimiento sufragista… ,
Opus cit..).
120
Clara González es la personalidad más destacada del feminismo panameño. Nacida en la provincia de Chiriquí en el occidente del país en
1898, hija de un pobre inmigrante español y de una campesina de origen
indígena, vivió su infancia en la pobreza y sufrió la violencia sexual,
estudió con la ayuda de becas y de su trabajo de maestra. Su intelecto,
agudeza y valentía le ganaron el respeto de sus amigas y copartidarias,
pero también de sus adversarios. Entre 1927 y 1930 estudió en la Universidad de Nueva York. Fue la líder indiscutible del PNF y luego de la
Unión Nacional de Mujeres, y la primera jueza del Tribunal Tutelar de
Menores. Se casó en 1943 con Charles Behringer 10.
El movimiento feminista nació en Panamá dividido en dos grupos, el Partido Nacional Feminista (PNF) y la Sociedad Nacional para el Progreso
de la Mujer (SNPM). Ambas se proclamaban feministas y compartían algunos objetivos (como la necesidad de la educación y de un nuevo papel
en la sociedad para la mujer). Sin embargo, tenían grandes diferencias
ideológicas y políticas. El PNF, cuyas afiliadas eran mayoritariamente
(aunque no exclusivamente) mujeres de las clases populares o maestras
de origen popular, tenían simpatías con el socialismo o el anarquismo,
algunas de ellas como la misma Clara González militaron en organizaciones o partidos socialistas o comunistas. La SNPM, en cambio, era
una organización de mujeres de las clases oligárquicas, de pensamiento
liberal y muchas de ellas pertenecían a familias de destacado linaje liberal. Como consecuencia, también se diferenciaban sus programas y sus
formas de lucha. El PNF tenía en su programa de 20 puntos reivindicaciones de carácter social (reivindicación del trabajo para las mujeres, de
leyes laborales, de leyes específicas para la niñez, de protección de la
maternidad obrera, etc.), otras de carácter económico (sobre todo acerca
de la necesidad de desarrollar la industria nacional como forma también
de combatir el desempleo), además de las específicamente orientadas
a la obtención de la igualdad civil y política de las mujeres, e hizo de
la reivindicación del sufragio su bandera de lucha, porque consideraba
que era un derecho impostergable y que constituía la llave para que las
mujeres accedieran no sólo al poder sino al poder como instrumento de
transformación social, hacia lo que llamaban “la emancipación total de
10
Para más información, ver Yolanda Marco: Clara González…, Opus cit.
121
Tras las huellas de la utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
las mujeres”; en otras palabras, el proyecto del PNF era un proyecto de
transformación integral de la sociedad, tal como lo era en el feminismo
socialista. La SNPM, aunque decía estar de acuerdo con el sufragio femenino, nunca luchó por él ni fue una organización sufragista, se centró
en la organización de las mujeres para mejorar la educación nacional y la
educación femenina, para atender algunos problemas sociales acuciantes
(como la educación de las madres para el cuidado de los hijos, a través
de la difusión de la puericultura), en resumen, asumieron como propios
algunos de los proyectos del liberalismo que deseaba transformar la sociedad panameña, anclada en muchos aspectos en el siglo XIX, en una
sociedad moderna, progresista, “civilizada” (este aspecto “civilizador”
de las organizaciones feministas, que compartían el PNF y la SNPM, fue
el que les concitó el apoyo de los liberales más progresistas). Por supuesto, también el programa del PNF incluía puntos relativos a la salud y al
cuidado de los niños, y también al cuidado y embellecimiento de la ciudad (como si fuera la “casa grande”), manteniendo el papel de cuidadora
de la mujer, ya no sólo de la familia, sino de la sociedad entera.
Las mujeres de ambos grupos estaban separadas por su pertenencia a
generaciones distintas, la SNPM estaba formada por la generación de
mujeres que habían nacido entre 1880 y 1890 (la primera generación de
feministas) y las del PNF eran de una generación más joven, nacidas entre 1895 y 1910. Tenían también experiencias de vida diferentes: muchas
de las mujeres de la SNPM, al menos entre sus mentoras y dirigentes,
habían residido y estudiado en el extranjero, eran casadas y con hijos en
su mayoría; mientras que las del PNF eran mujeres formadas principalmente al calor de los incipientes movimientos sociales nacionales, eso sí
con todas las influencias intelectuales y políticas provenientes de Europa
y Latinoamérica, y sus experiencias internacionales se producirían más
tarde, ya en la década de los años treinta.
El PNF luchaba difundiendo sus ideas y propuestas políticas, precisadas
en cada coyuntura en los escritos que elevaba a la Asamblea Nacional,
casa por casa, en los barrios populares de la capital (y también en las
capitales de provincias, en donde tenía agrupaciones locales), en los zaguanes de las casas de inquilinato, entre las mujeres de los barrios populares, solicitando firmas de apoyo a sus reivindicaciones. Consiguieron
122
cambios importantes, como la Ley 43 y la Ley 52 de 1925 que incluyeron la mayoría de las peticiones hechas por el PNF, aunque quedaron
pendientes aspiraciones tan importantes como el derecho al sufragio, el
jurado femenino, la igualdad de derechos en la patria potestad de los hijos, las cortes juveniles y las cárceles especiales para mujeres; y tampoco
se tomaron en consideración las peticiones de carácter social, educativo
y económico. Las ofensivas del PNF tuvieron una consecuencia adversa,
que fue la reacción antifeminista de la Asamblea Nacional que definió en
la nueva ley electoral de 1925 que eran ciudadanos elegibles “todos los
ciudadanos varones de la República” 11. El PNF publicó seis números
de la revista Orientación Feminista en la década de los años veinte, y la
revista Nosotras en la de los treinta. Publicó además un libro, Recuerdo
del Partido Nacional Feminista, en 1926. Uno de los proyectos que las
enorgullecía más era la creación y mantenimiento de 1923 a 1930 de la
Escuela de Cultura Femenina para mujeres adultas.
Los aliados políticos del PNF fueron algunas agrupaciones e individualidades anarquistas y socialistas que se agitaban en el incipiente movimiento obrero nacional. La Federación Obrera de Panamá en su programa de 1921 fue la primera en incluir la reivindicación del sufragio
femenino. José María Blázquez de Pedro, anarcosindicalista español
mentor del movimiento obrero panameño, defendió el feminismo más
radical, que no debía conformarse con el derecho al voto sino exigirlo
todo, basado en dos pilares: la independencia económica y en la libertad
sexual y amorosa 12. Pero también en el sector obrero tuvo el sufragio
femenino opositores, esgrimiendo razones tales como que la mujer se
convertiría en competidora y enfrentada al hombre con lo que se pondría
en peligro la causa de las clases desvalidas; que la mujer no necesitaba
el sufragio porque la podían apoyar y proteger la clase trabajadora; y
la razón más poderosa: la lucha verdadera debía hacerse por las clases
11
La Constitución de 1904, la primera de la República, decía que “todos los ciudadanos panameños” tenían derecho al sufragio, esto sirvió como argumento a las feministas y a las fuerzas políticas e intelectuales que las apoyaban para afirmar que las mujeres panameñas tenían el derecho al sufragio. Las prohibiciones explícitas al voto
femenino se establecieron a través de la legislación electoral. (Para ampliar, ver: Mujeres que cambiaron nuestra
historia, y Clara González de Behringer –Biografía-).
12
J.M. Blázquez de Pedro: “El feminismo completo”, en El Tiempo, 5 de enero de 1922 (Ver Y. Marco “El movimiento feminista…”, Opus cit.).
123
Tras las huellas de la utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
oprimidas, sin distinción de sexo ya que la opresión era del capitalismo
hacia los productores, hombres y mujeres, y el sufragio dividiría a la
clase y la debilitaría 13.
Los políticos e intelectuales liberales apoyaron al feminismo moderado
de la SNPM, que expresaba el ideal de femineidad progresista, moderna,
pero que no ponía en cuestión las relaciones intergenéricas existentes
con exigencias como las del voto, que podía trastocar el orden “natural”
dentro de la familia y en la sociedad. Sólo los sectores más progresistas
del liberalismo apoyaron de forma consecuente la reivindicación feminista del sufragio, y entre quienes así se comportaron destacaron Eusebio
A. Morales (destacado jurista y político, varias veces ministro), José D.
Moscote (un importante educador, rector en varios períodos del Instituto
Nacional, editorialista y redactor de la revista Cuasimodo y en varios
periódicos), y Jeptha B. Duncan (educador, varias veces secretario de
instrucción pública, político destacado).
La oposición más fuerte a la coeducación y al sufragismo partía de los
sectores próximos o miembros del partido conservador, que criticaban
duramente y agredían a las mujeres que se atrevían a desafiar las convenciones. Esta oposición conservadora gozó del decidido y poderoso
apoyo de la iglesia católica. Monseñor Guillermo Rojas y Arrieta, obispo
de Panamá desde el año 1912 hasta 1926 y primer arzobispo de Panamá
desde ese año, jugó un importante papel de oposición a algunas de las
más significativas leyes liberales que empezaron a regir en 1917, como
la ley de la obligatoriedad del matrimonio civil, la ley del divorcio y
la ley de coeducación. La iglesia católica hizo campañas en contra y
el obispo llegó a excomulgar a los diputados que votaron las leyes de
matrimonio civil y del divorcio, fomentando también protestas escritas
en los periódicos e incluso manifestaciones hacia la presidencia de la
República y la Asamblea Nacional pidiéndoles que impidieran la “propagación del ateísmo en las escuelas” y la destitución del secretario de
instrucción pública, en 1926 seguía esta campaña contra la enseñanza
laica y la coeducación 14.
13
Editorial titulado “¿Debe votar la mujer?”, firmado por Narciso Navas, el 17 de marzo de 1923. Ver Y. Marco:
“El movimiento feminista…”, Opus cit.
14
Ibidem.
124
El movimiento feminista panameño tuvo relaciones con las organizaciones feministas americanas desde su origen. Como vimos, el Congreso de
Baltimore estuvo en el origen de la SNPM, y la feminista norteamericana Carrie Chapman Catt visitó Panamá en 1923, en su gira por América
Latina, siendo recibida por las más altas autoridades del país y de la
Zona del Canal. En la conferencia que dio en la ciudad de Panamá, Catt
expuso una visión muy pesimista de la situación de las mujeres y del
feminismo en América Latina; según ella, no estaban dadas las condiciones para luchar por el sufragio en la región y había que realizar una
profunda labor educativa entre las mujeres antes que nada, además de
ganar el apoyo del elemento masculino al que calificaba de machista.
Estas opiniones fueron criticadas duramente por J. D. Moscote, porque,
aducía él, había hombres latinoamericanos que apoyaban y luchaban con
las mujeres por el sufragio, y porque, en su opinión había que demandar
ya el derecho al voto porque los derechos son impostergables. En años
posteriores, hubo representación panameña en prácticamente todos los
congresos organizados por la Asociación Panamericana para el Progreso
de la Mujer, a los que acudía primero la SNPM (1922 en Baltimore, 1925
en Washington) y luego el PNF (en 1928 la representante de Panamá fue
Clara González). El PNF tuvo desde muy temprano relaciones con las
organizaciones feministas latinoamericanas; en 1926, Clara González
fue invitada a participar al Congreso Femenino Internacional de Santiago de Chile, pero no pudo asistir por no contar con el apoyo del gobierno
panameño, y en la década de los años treinta Clara González y el PNF
fueron quienes representaron al sufragismo panameño en prácticamente
todas las instancias internacionales norteamericanas y latinoamericanas.
En 1926 se celebró en Panamá el Congreso Interamericano de Mujeres
cuyo origen se sitúa en una gran cantidad de iniciativas internacionales
posteriores a la guerra europea, y en la Conferencia Panamericana de
Mujeres de Washington de 1925, uno de cuyos propósitos fue considerar
la creación de un organismo permanente que uniera a las mujeres americanas en una Unión Interamericana de Mujeres, hacia la cual se trataba
de caminar. De forma paralela e independiente a estos hechos, se estaban
produciendo otras iniciativas para celebrar un congreso americanista que
125
Tras las huellas de la utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
confluyeron en la idea de conmemorar el primer centenario del Congreso
Bolivariano de 1826 celebrado en Panamá, para lo cual se propuso a la
ciudad de Panamá como sede. Esta coyuntura de la conmemoración del
Congreso Bolivariano en Panamá en 1926, fue aprovechada, al parecer,
por Esther Neira de Calvo para solicitar la celebración paralela de un
congreso panamericanista de mujeres. La iniciativa fue aceptada y el
Congreso Interamericano de Mujeres de Panamá tuvo lugar del 19 al 26
de junio de 1926, a la par que el otro, con nutrida asistencia de representantes de países latinoamericanos. Su presidenta fue nombrada por el
secretario de instrucción Octavio Méndez Pereira, y fue Esther Neira de
Calvo. Fueron nombradas presidentas honorarias todas las esposas de los
presidentes de las repúblicas americanas, y entre las vicepresidentas estuvo la feminista uruguaya Paulina Luisi (que no pudo asistir pero mandó
su ponencia escrita). El Congreso trabajó en cuatro comisiones: Bienestar
del niño, Legislación, Educación y Relaciones Interamericanas. La comisión de Bienestar del niño la presidía la panameña Enriqueta Morales
15
, y sus miembros eran representantes de otros países: Srta. Moya, Srta.
Conte, Sra. Cuervo, Algélica Palma (de Perú), Srta. Pool, y Srta. Gil. La
comisión de Legislación la presidía la feminista cubana Dra. Ofelia Domínguez 16, y eran miembros de ella Clara González, y Zoraida Díaz de
Schtronn por el PNF de Panamá, Rosa Ríos, Berta Alicia de Roig, y J.E.
Wertperg. La comisión de Educación la presidía la norteamericana Dra.
E. Fahnneflock 17, y sus miembros eran Rosa Tornero (de Bolivia), Elida
de Crespo, Georgina Jiménez y Zoraida de Schtronn (las tres del PNF),
Sra. De Jaén, Srta. Arosemena y Srta. Ayala (de la SNPM de Panamá),
María B. Sánchez Pinilla (peruana), Sra. Castillo, y Sra. Emma López
Seña (cubana). La comisión de Relaciones Interamericanas estaba presidida por la peruana Angélica Palma 18, y sus miembros eran Mrs. Hallwy
(norteamericana, representante de la Liga Nacional de Mujeres Votantes
y de la Asociación de Mujeres Universitarias de Estados Unidos), Clara
González, Georgina Jiménez y Zoraida Díaz de Schtronn del PNF de
Panamá, Sra. Patterson (de la SNPM de Panamá), Mrs. Lee Ngkarth, y
Srta. Rita Moya.
En El Tiempo, 17 de junio de 1926.Ver Y. Marco: “Ruptura…”
Ibidem.
17
Ibidem.
18
Ibidem.
15
16
126
Los temas más destacados de las discusiones fueron la coeducación, que
se propuso implantar en los sistemas escolares americanos por iniciativa de Elida de Crespo, con la oposición de una delegada de la Zona
del Canal que argumentaba que esto iría en detrimento de la hermandad
entre las jóvenes –womanhood-. Fue aprobada también una moción sobre la protección del trabajo de la mujer, y solicitudes a los presidentes
de Venezuela y de Nicaragua para el indulto de presos políticos. La investigación de la paternidad y los derechos de las madres no casadas,
planteados por Paulina Luisi en su ponencia “La madre ante la ley”,
levantaron gran polémica así como su propuesta acerca de que la función
social de la maternidad ameritaba un subsidio familiar para las madres,
que debería ser proporcional al número de hijos, aunque finalmente su
propuesta fue aprobada. También fue aprobada la petición de la igualdad
de derechos civiles y políticos de la mujer, a solicitud de Ofelia Domínguez. Clara González presentó una moción para que el Tratado entre
Panamá y los Estados Unidos que se estaba negociando en ese momento
se realizara sobre las bases de la “confraternidad americana”; fue debatida acaloradamente y finalmente desechada por considerarse un asunto
exclusivamente local. Clara González propuso en términos muy claros
la exigencia de la igualdad de derechos allí donde la mujer no los tuviera, incluido el de sufragio, y la formación de la Liga Interamericana de
Mujeres para luchar juntas todas las mujeres americanas por el derecho
a la igualdad. El debate sobre el derecho al sufragio fue extenso, causó
pánico entre las delegadas que sostenían que la mujer no estaba preparada para ejercerlo19. Este mismo grupo propuso que la representación
estadounidense por ser la de mayor número de delegadas fuera excluida
de la votación porque podía definir el resultado, no fue aprobada la moción y la propuesta de González fue adoptada por mayoría de votos 20.
19
Ibidem.
Las delegadas internacionales de las que se menciona alguna información son: Ana Rosa Tornero, de Bolivia,
delegada del gobierno, catedrática, directiva de Ecos femeninos, miembro del Ateneo Femenino; Emma B Swiggett, de la Liga Nacional de Mujeres Votantes y de la Asociación de Mujeres Universitarias de Estados Unidos;
Mrs. James Brown Scott, de la sección de Estados Unidos del Comité Panamericano de Mujeres, (estas dos
últimas esposas de miembros del Congreso Bolivariano); María Selva, nicaragüense; Cristina Zapata, escritora
también nicaragüense; Angélica Palma, literata, peruana; Marisa Vélez Sánchez y Concha Pinilla, del Perú; Emma
López de Seña, pedagoga , y la Dra. Ofelia Domínguez, abogada, ambas connotadas feministas cubanas; ya hemos
visto que la Dra. Paulina Luisi no pudo asistir personalmente aunque envió sus propuestas.
20
127
Tras las huellas de la utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
La Sra. de Calvo propuso, y fue aceptado, que se añadiera la creación de
Escuelas de ciudadanía en cada país para preparar a las mujeres. Al parecer también se aceptó la resolución que decía “que las mujeres puedan
tener iguales derechos políticos que los hombres”, lo cual venía a ser un
reconocimiento general de los derechos políticos de las mujeres que se
prestaba a interpretaciones diversas, para unas incluía el derecho al sufragio pero, para quienes no eran partidarias de incluir el tema del sufragio, de manera explícita, esta formulación general resultaba aceptable.
En los años treinta, sólo sobrevivió el Partido Nacional Feminista. Durante su permanencia de casi tres años en Nueva York, Clara González
conoció a Alice Paul y tuvo relaciones con el Partido Nacional Feminista
norteamericano, aunque desconocemos cómo fueron. Estas relaciones
se mantuvieron a lo largo de las décadas siguientes, porque Clara González se adhirió a la Federación Americana de Mujeres Abogadas, de
la que Alice Paul fue presidenta. A partir de 1930, el PNF reafirmó su
carácter popular y sus simpatías con el partido socialista y comunista.
El PNF publicó, en la segunda mitad de la década, la revista Nosotras
(de la que no se ha podido encontrar ningún ejemplar) dirigida por Otilia Arosemena de Tejeira (educadora, escritora e intelectual reconocida
internacionalmente, miembro del Consejo Directivo de la UNESCO y
representante de Panamá en la Comisión Interamericana de Mujeres en
los años sesenta).
Las actividades más importantes del PNF, en este período, fueron las
campañas con ocasión del Memorial que presentó a la Asamblea en
1932, la campaña por el derecho de las mujeres a obtener la cédula de
identidad personal en 1934, la organizada en torno a la discusión en la
Asamblea de una propuesta de reforma de la ley electoral para reconocer
a las mujeres el derecho al sufragio en el año 1936, y la organización del
II Congreso Feminista Nacional en 1938.
La división política entre las fuerzas nacionalistas (con el surgimiento
de un nacionalismo filofascista populista) y también entre los liberales
(el Partido Liberal estalló en varios partidos), la práctica desaparición
del Partido Conservador, y la difícil existencia de los dos partidos de
izquierda, el socialista y el comunista (que era clandestino), junto a la
128
creciente violencia política, constituyeron el marco político en el que se
desenvolvieron las actividades del PNF en los años treinta. La estrategia
del PNF, que parece corresponder al pensamiento de sus dirigentes, era
no someter al partido a ningún otro y preservar siempre su autonomía, al
margen de las simpatías personales de sus militantes.
Durante las elecciones de 1936, el país se dividió en dos bloques enfrentados (de una parte los nacionalistas y de otra los partidos liberales
y de izquierda) y se instaló la violencia, no sólo en la calle sino en las
instituciones. Las militantes del PNF se alinearon con el Frente Popular.
En esa coyuntura, se planteó de nuevo la posibilidad de que las mujeres
obtuvieran el voto con la propuesta de ley presentada por el diputado
liberal Alfredo Alemán. En esta ocasión, Clara González y Esther Neira
se sentaron juntas en las gradas de la Asamblea Nacional para apoyar la
propuesta de sufragio femenino.
El proyecto sobre el sufragio femenino en la Asamblea fue defendido
por liberales renovadores 21 y socialistas. Se opusieron los liberales más
conservadores y los nacionalistas de Acción Comunal (el nacionalismo
más radical, de Arnulfo Arias, no tenía aún el poder político). Los argumentos de los detractores del voto fueron realmente pobres y anticuados:
la participación de la mujer en la política provocaría una revolución en
el hogar, destruyendo la paz que reinaba en él; las mujeres no se han desenvuelto lo mismo que los hombres por lo que no tienen experiencia, y
algunos similares. Los defensores del sufragio femenino argumentaron,
de manera exhaustiva, hasta prácticamente no olvidar ninguna posible
defensa. Se utilizaron argumentos basados en la interpretación de la ley
(el argumento de que la Constitución de 1904 no decía literalmente que
las mujeres no eran ciudadanas), argumentos médicos sobre la igualdad,
argumentos de carácter sociológico (la incorporación de las mujeres al
trabajo y a la vida social no había destruido la familia)… Un argumento
político llama la atención: liberales y socialistas defensores del sufragio
femenino reivindicaron una idea de la democracia incluyente, y la idea
de que “lo democrático, lo republicano, lo liberal” era respetar la volun21
El Partido Liberal Renovador, cuyo máximo dirigente fue Francisco Arias Paredes, persona muy apreciada por
Clara González, propugnaba políticas sociales favorables a la clase obrera, al campesinado, a los grupos indígenas
y a las mujeres, y un intento real de democratizar al país.
129
Tras las huellas de la utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
tad democráticamente expresada de la ciudadanía, fuera esa la que fuera.
Quedó bastante evidente en el debate que la oposición al sufragio de parte de los liberales estuvo causada por el miedo a que el voto de la mujer
fuera a trastocar el orden político establecido 22. Los menos timoratos y
más democráticos, como el diputado Vidal, opinaban que no era honesto
negarle el voto a las mujeres con base en los principios del liberalismo y
sabiendo, además, que éstas desempeñaban un papel político de importancia desde hacía tiempo, y citaba como demostración la importancia
de ciertas mujeres en su partido 23. Otra de las razones de la oposición,
en una situación de enfrentamiento ideológico tan grave como la que
se vivía en esos momentos, era el miedo al voto de la izquierda, como
expresó el diputado González: “Yo creo, HH. DD., que el miedo que se
le tiene al voto femenino no es tanto por el clero como por las ideas de
izquierda” 24. Los votos estuvieron empatados durante varios días hasta
que en la votación final se perdió la aprobación del proyecto de ley sobre
sufragio femenino por un voto, que, según Clara González, pertenecía a
un diputado a quien el presidente Arosemena compró 25.
Los partidos que defendieron el sufragio femenino fueron los que formaban parte del Frente Popular 26, con la excepción del Partido Doctrinario
Demócrata (que tenía en su programa el apoyo al “derecho progresivo”
de las mujeres al voto). Se oponían en bloque los partidos del gobierno,
compuesto por el Partido Liberal Nacional, el Partido Nacional Revolucionario (pese a que en su programa sí reconocía el derecho al sufragio
de las mujeres). El nacionalismo representado por Arnulfo Arias, que no
llegará al poder hasta 1940, se pronunció a favor del derecho de las mu22
El diputado Vidal afirmaba: “El derecho de la mujer emita su voto en las elecciones populares es una cosa
sencilla, pero en Panamá se le ha querido dar el aspecto de un problema agitante y se le ha dado tal interpretación
que parecería como si el voto de la mujer panameña fuera a trastocar el orden político de las cosas, cuando no
hay tal cosa absolutamente”, en el Diario de los debates, del día 8 de octubre de 1936, pág. 2. Ver Y. Marco: “El
movimiento sufragista…”, Opus cit.
23
Como se relata en el Diario de Debates del 16 de octubre de 1936, (decía el diputado Vidal que) “las mujeres
se han preparado y había muchas dirigentes femeninas, él quería tratar de demostrar que ‘sin gozar del voto femenino, la mujer panameña es factor importantísimo y decisivo en las luchas eleccionarias y que ella pone toda
su previsión patriótica en beneficio de la causa que considera propia, que hace suya. Y si le pedimos su apoyo,
no es inteligente ni honrado negarle su capacidad política’”, y mencionaba a continuación varias mujeres líderes
políticas liberales de su provincia con enorme influencia: Cristobalina Murgas, Eva Santa María, Manuela de
Watson, y Amalia Zapata.
24
Diario de los Debates, 15 de octubre, ver Y. Marco: Clara González…, Opus cit.
25
Ver Y. Marco: Clara González…, Opus cit., Capítulo 3.
26
El Frente Popular, aglutinado alrededor del candidato a la presidencia Domingo Díaz, estaba formado por: Partido Socialista, Partido Liberal Doctrinario, Partido Doctrinario Demócrata –o Liberal Demócrata-, Partido Liberal
Unido –el de Belisario Porras-, el Partido liberal Renovador y Acción Comunal.
130
jeres al sufragio, aunque no lo reconoció en la Constitución que elaboró
en 1941.
Después de la derrota de 1936, el PNF se abocó a la realización del II
Congreso Nacional Feminista, cuyo propósito fundamental era refundar el PNF, transformarlo en una organización democrática y masiva de
mujeres unidas por un objetivo común: la consecución del sufragio, una
organización frentista en la que cupieran mujeres de un amplio espectro
político. El PNF buscó, para la realización del congreso, el apoyo de las
organizaciones feministas de la Zona del Canal (Club de Mujeres Universitarias, Club de Mujeres de Pedro Miguel y de la Liga Femenina). El
presidente Arosemena protestó ante el gobernador de la Zona del Canal
por la “intromisión” que esto representaba, y éste, a su vez, prohibió a
Ruth Williams, del Club de Mujeres Universitarias, que volviera a participar en actividades del PNF. Las amenazas de despido a las militantes del PNF, y la campaña de persecución política y económica de sus
dirigentes, dio como resultado que Clara González y otras mujeres se
autoexiliaran a Costa Rica.
3.
LA ETAPA FINAL: LA UNIÓN NACIONAL DE
MUJERES Y LA CONSTITUCIÓN DE 1946
La nueva Constitución de 1941 promulgada durante el gobierno arnulfista negaba de manera explícita y sin equívocos el derecho de ciudadanía
a las mujeres, al proclamar de manera expresa: “Son ciudadanos de la
República todos los panameños varones mayores de veintiún años”; pero
la ley electoral les otorgaba, a cambio, el derecho restringido a elegir
y ser electas en las elecciones para representantes de los ayuntamientos provinciales a un selecto grupo de mujeres, las mayores de 21 años,
con diploma universitario, vocacional, normal o de segunda enseñanza
(derecho que nunca se hizo efectivo) 27. En los debates de la Asamblea
en junio de 1941 para la regulación de la ciudadanía femenina, algunos
diputados liberales, integrados en la coalición en el poder, estuvieron en
contra de las restricciones a los derechos políticos femeninos (Varela,
27
Diario de los Debates, 15 de octubre, ver Y. Marco: Clara González…, Opus cit.
131
Tras las huellas de la utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Alemán, Othon, Chiari y Jiménez). Los partidarios de la limitación del
sufragio femenino sostenían que ésta era mejor que duplicar la cantidad
de sufragantes inconscientes.
El Partido Nacional Feminista se opuso con todas sus fuerzas al proyecto
político arnulfista, y a la Constitución de 1941, y Clara González rechazó
la colaboración con su gobierno.
Desde diciembre de 1944 a mayo de 1945, se produjo un cambio fundamental en la coyuntura para las mujeres y las fuerzas democráticas del
país cuando, fruto de las presiones sociales, el presidente Ricardo A. de
la Guardia convocó a elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente y luego se celebraron las elecciones. En el marco de este nuevo
escenario político, las sufragistas encontraron nuevos aliados: la Federación de Estudiantes de Panamá, las organizaciones sociales y sindicales,
sumados a organizaciones preexistentes como los nacionalistas del partido arnulfista (que, desplazados del poder en 1941, no tenían nada que
perder y sí mucho que ganar con el voto de las mujeres), y los partidos
liberales que aspiraban ya no a conservar el poder sino a reconquistarlo.
En esa situación, se creó la Unión Nacional de Mujeres, formada por el
PNF y mujeres de los partidos de la alianza de los frentes populares. La
Liga Patriótica Femenina nació como la organización de carácter más
conservador, continuadora de la SNPM, con una fuerte influencia de la
iglesia católica. Representaban clases sociales diferentes: más decantada
hacia las clases media, obrera y campesina la UNM, y más representativa
de las clases altas y medias la LPF 28. La UNM presionó para conseguir
que la convocatoria a elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente
se hiciera de forma que las mujeres tuvieran las mismas oportunidades
que los hombres para elegir y ser electas, a lo que se unió la LPF, y se
consiguió no sin algunas reticencias.
La incorporación de las mujeres en esos años a la vida social en el trabajo,
en las organizaciones, e incluso en las instituciones del Estado como funcionarias públicas, había contribuido enormemente a cambiar su imagen,
28
Para ampliar, ver: Y.Marco: Mujeres parlamentarias…, Opus cit.
situación que ocurrió también en muchos países latinoamericanos, como
afirma Lavrin: “Ya para los años 30 la imagen de la sufragista había, en
parte, perdido su calidad amenazadora de destrucción del orden social,
para convertirse en una figura encargada de una terapia bienhechora que
rendiría grandes beneficios a la nación” 29. En 1941 fue ministra de trabajo María Santo Domingo de Miranda, por el breve período de tiempo
que duró el gobierno de Arias, la misma Clara González fue inspectora
de trabajo a mitad de la década de los años treinta y en 1942 cooperó en
la redacción de la ley del Instituto de Vigilancia y Protección del Niño,
antecedente del Tribunal Tutelar de Menores. El departamento del censo
de la Contraloría estaba en manos prácticamente de profesionales femeninas (Georgina Jiménez de López era su directora y trabajaba con ella
Carmen Miró). En resumen, estaba bien probada no sólo la capacidad
profesional de las mujeres, sino su capacidad también en los trabajos
de administración del Estado, y quedó probado también el hecho de que
ninguna catástrofe había ocurrido por ello y, lo que quizá era aun más
importante, que no se había producido ningún reordenamiento que cambiara de manera radical la relación entre los sexos y en los roles sexuales.
El resultado de las elecciones favoreció a las candidatas de la Liga Patriótica Femenina, cuyo programa se basaba en una defensa general de la
democracia y de los derechos femeninos. Clara González, que se presentaba con un programa mucho más concreto y progresista de cinco puntos
básicos: la igualdad de derechos para mujeres y hombres, la protección
de la maternidad, la rehabilitación social y económica del hogar panameño, la defensa de las reivindicaciones de los obreros, campesinos e
indígenas, la defensa de la orientación democrática de la educación y
la dignificación del magisterio y de todas las carreras femeninas, no fue
en cambio elegida. Los resultados electorales estuvieron influidos por
la ingerencia gubernamental, pero parece indiscutible también la preferencia del electorado por los partidos tradicionales que eran los que
apoyaban a las mujeres de la LPF, lo cual es comprensible en el marco
de las relaciones políticas basadas todavía entonces en gran medida en
el clientelismo. La nueva constitución se elaboró sin la UNM, pero sus
inspiradores fueron tres hombres que siempre estuvieron de acuerdo con
el principio filosófico del derecho de las mujeres al sufragio y con la
29
132
A. Lavrin: “Recordando la génesis del sufragio”, pág. 8.
133
Tras las huellas de la Utopía . . . Yolanda Marco Serra
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
necesidad política del reconocimiento del sufragio femenino: Eduardo
Chiari (conservador), Ricardo J. Alfaro y José D. Moscote (liberales). La
Asamblea Nacional Constituyente aprobó así el Artículo 97 de la nueva
Constitución que consagraba el derecho a la ciudadanía de “todos los panameños mayores de veintiún años, sin distinción de sexo”. La Constitución de 1946 instituyó otra serie de derechos que afectaban la situación
de las mujeres y otros sectores desprotegidos de la sociedad, enmarcada
en la orientación de los Estados de bienestar que surgieron después de la
II Guerra Mundial.
Se conseguía así la igualdad de las mujeres con los varones ante las leyes, y se cerraba de esta manera una larga etapa de luchas de casi tres décadas. Comenzaba otra etapa tanto o más difícil y compleja de luchas por
la equidad, muchas de las viejas reivindicaciones de las mujeres, como
la aspiración a una real autonomía y libertad personal, y otras nuevas
descubiertas en las nuevas coyunturas, se pondrían en marcha y mantendrían viva la utopía sufragista aun por conquistar.
BIBLIOGRAFÍA
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Collante, Lola: Mis inquietudes, Talleres Gráficos de “El Tiempo”, Panamá, 1922.
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Lavrin, Asunción: “Recordando la génesis del sufragio”, texto inédito de
una conferencia dada por la autora en la Universidad de Costa Rica en
agosto de 1999.
Marco Serra, Yolanda: - Mujeres parlamentarias en Panamá, 1945-1995,
IMUP, Panamá, 1997.
“El movimiento sufragista en Panamá y la construcción de la mujer moderna”, en Yolanda Marco (coordinadora): F. Aparicio, Y. Marco, Miriam Miranda y Josefina Zurita: Historia de los movimientos de mujeres
en Panamá en el siglo XXI, Colección Agenda de Género del Centenario, ProIgualdad-Instituto de la Mujer de la Universidad de Panamá,
Panamá, 2002.
Clara González de Behringer –Biografía-, UNIFEM-Fondo Mixto Hispano Panameño-Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, Panamá, 2007.
Miranda, Miriam: “Las organizaciones femeninas en la Zona del Canal”,
en F. Aparicio, Y. Marco, M. Miranda y J. Zurita; Historia de los movimientos de mujeres en Panamá en el siglo XX, IMUP, Universidad de
Panamá, 2002.
134
135
Hacia una Política de Seguridad
Ciudadana en el País
José Clemente Lasso
Introducción
n los últimos años, el tema de la seguridad ciudadana ha cobrado importancia paulatina, dado los hechos que contemplan altos
niveles de violencia en el país, traducido en estadísticas cada vez
más amplias de homicidios, como el principal indicador de esta situación. Esta circunstancia, como cualquier otra, es el resultado de un conjunto de acontecimientos históricos que configuran la realidad social en
torno al tema.
E
En este artículo, analizaremos la evolución de las políticas de seguridad, post invasión a Panamá por los norteamericanos, así como el marco
legislativo creado durante este periodo con el fin de acercarnos a los
efectos que se han producido y los fracasos de estos instrumentos en
la disminución de la criminalidad en el país. También, verificaremos
algunas definiciones del concepto de seguridad ciudadana y la forma
como las autoridades panameñas entienden este concepto. Igualmente
emitiremos algunas recomendaciones o alternativas que permitirían la
creación estructurada de una política de seguridad ciudadana con amplia
participación de sectores sociales y con una clara identificación de las
competencias propias de cada uno de los actores en la atención del tema.
137
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
RÉGIMEN MILITAR, INVASIÓN Y NUEVAS INSTITUCIONES
DE SEGURIDAD CIUDADANA EN PANAMÁ
Evidentemente, la historia reciente de Panamá se ha caracterizado a diferencia de otras latitudes, principalmente centroamericanas, de percepciones positivas en torno a la seguridad ciudadana. Algunas opiniones
internas, han sugerido que el régimen militar jugó un papel positivo en
torno a la situación de criminalidad, violencia e inseguridad. Esta posición entiende que existió cierto ordenamiento interno provocado por
el régimen inflexible y autoritario de la época. Esto no indica que no
existiese una realidad de criminalidad e inseguridad; sino que la forma,
la intensidad, el tipo y los métodos con que se cometían crímenes, eran
distintos por la influencia militar.
Después de la invasión norteamericana a Panamá el 20 de diciembre de
1989, los estamentos de seguridad son el principal objetivo de cambio.
Se establece un régimen de tipo “democrático”, en donde las instituciones encargadas de la seguridad se ven afectadas y son reconfiguradas,
dando lugar a una nueva etapa en la administración civil. Como resultado
de la invasión, desaparecen las Fuerzas de Defensa de Panamá (FFDD),
organismo militar que, por más de 20 años, sirvió como base general de
la administración en Panamá. En su lugar, se crea la Policía Nacional con
una dirección civil; también se crea la Policía Técnica Judicial, como estamento investigativo, reemplazando al temido Departamento Nacional
de Investigaciones (DENI) organismo militar de inteligencia.
Esta nueva estructura que atiende la seguridad interna es vista, según el
primer Vicepresidente de la República y Ministro de Gobierno y Justicia
de la época, Ricardo Arias Calderón, como una policía “profesional”.
Cualquier vestigio de militarismo fue excluido.
Este evento juega un papel fundamental en la reconfiguración y realidad
actual del tema de seguridad; principalmente por la influencia en la conciencia colectiva del evento, la concentración de armas en la población
y la diversificación de la actividad del narcotráfico; trayendo consigo
la presencia de distintos carteles de droga y la competencia interna e
influencia en las comunidades de esta actividad.
138
CONCEPTO DE SEGURIDAD CIUDADANA
En ese contexto histórico, se hace necesaria una aclaración del concepto
de seguridad ciudadana y lo que entienden distintos actores en torno al
tema. Autoridades, académicos y organismos internacionales presentan
similitudes, diferencias y ampliaciones que definen de manera a veces
amplia, otras veces resumida a lo que nos referimos cuando se utiliza el
concepto de seguridad ciudadana.
La definición más aceptada por profesionales y autoridades se refiere a
la definición de seguridad ciudadana que el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), precisa, como una condición más
allá de una situación pacífica a un análisis más complejo, entendiendo la
seguridad ciudadana como la condición de vida de la población, donde la
prevención es un elemento importante en el mantenimiento de las condiciones de seguridad, constituyéndose también en un derecho ciudadano
que debe ser concedido.
En el informe de Desarrollo Humano presentado en este año 2009, el
PNUD, muestra una definición de Seguridad Ciudadana aún más clara:
“Seguridad ciudadana es la protección de ciertas opciones u oportunidades de todas las personas –su vida, su integridad, su patrimonio– contra un tipo específico de riesgo (el delito) que altera en
forma “súbita y dolorosa” la vida cotidiana de las víctimas” 1 .
En el caso del gobierno nacional, se manejan tres conceptos distintos
que llevan a entendimiento de interacciones de actores e instituciones
de forma diferente. En primera instancia, se refiere al concepto de seguridad pública. En este concepto, se muestra la responsabilidad y el
interés de lograr una eficiente interacción de las instituciones encargadas
de impartir justica y los estamentos de seguridad que buscan la atención
y represión del delito y la criminalidad. Este concepto está dirigido exclusivamente al funcionamiento de las instancias del estado.
1
PNUD, Informe de Desarrollo Humano, (2009)
139
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
“la protección que se genera a través de los mecanismos de control
penal, y el mantenimiento de la paz pública, mediante acciones de
prevención y represión de delitos y faltas administrativas que la
vulneran, particularmente a través de los sistemas de procuración
e impartición de justicia” 2.
Como se ha podido apreciar, la definición se refiere al papel del sistema
de justicia, al trabajo que realiza la Policía Nacional, en el mantenimiento de la paz pública, reprimiendo el delito, con la coordinación eficaz
de las instancias de justicia. Esta primera definición excluye la participación ciudadana y la coordinación con otras instituciones, tanto de
la sociedad civil (entendida como las organizaciones civiles) como del
mismo estado.
Por otra parte, el segundo concepto que define el gobierno nacional es el
de seguridad ciudadana, entendiendo el mismo como:
“la acción que desarrolla el Estado con la colaboración de la ciudadanía, para asegurar su convivencia pacífica, eliminar la violencia y utilizar pacíficamente las vías y espacios públicos, así como
ayudar a prevenir que se cometan delitos y faltas” 3.
En esta definición, se contempla ahora la participación ciudadana para
garantizar la convivencia pacífica de la población. En esta definición,
se deja en evidencia, que el estado o el gobierno nacional entiende que
desde allí, desde sus instancias, se van a generar acciones, que permitan
la reproducción de condiciones de seguridad, a través de la utilización de
los espacios públicos y otros medios con que cuenta el país.
Por último, el gobierno nacional, define lo que ellos entienden por inseguridad ciudadana una condición mental o percepción ciudadana de las
condiciones seguridad de la población.
Esta definición pone, en un carácter subjetivo, la visión de seguridad
pasando por la influencia de eventos de la vida cotidiana de la población,
así como la influencia de los medios de comunicación.
En ese marco general, muchos investigadores utilizan indistintamente,
los conceptos sin proveer los niveles de complejidad del mismo. Se suele utilizar el concepto de violencia, como crimen o delito, así como
criminalidad como sinónimos de la realidad. Para nosotros, el concepto
de seguridad ciudadana, tal y como lo manejan las Naciones Unidas,
permite entender un amplio espectro de situaciones de la vida cotidiana
que podrían incluirse en el hecho criminal 5 .
Evidentemente, el concepto de seguridad ciudadana es complejo e implica la corresponsabilidad de distintas instituciones y actores de la sociedad
panameña para garantizar esa condición deseable para todo ciudadano.
En este escenario, es necesario establecer una delimitación clara que
permita entender el hecho en su amplia complejidad, entendiendo que
existen condiciones que originan los cambios y aumentos en la situación de seguridad, así como las consecuencias propias de la inseguridad
provocada. El reto se encuentra en entender como se entrelazan las condiciones sociales, económicas y culturales que originan estos hechos,
así como entender la dinámica y procesos de esa inseguridad; así como
también los efectos palpables en las comunidades.
Esta es una misión evidentemente científica, donde las ciencias sociales
juegan el papel central. Se hace necesaria esta cuota para entregar los
insumos que las autoridades necesitan para crear marcos de políticas y
estrategias eficientes en la intervención del hecho criminal. Cualquier
acción sin el conocimiento claro de la realidad, se constituye en improvisación de acciones que buscan minimizar el efecto sin atender la causa.
”Una sensación psicológica que demuestra falta de protección
ante la posibilidad de ser víctima de un acto delincuencial” 4
2
Programa de Seguridad Integral (PROSI), (2009), Manual para la Organización y funcionamiento de los Comités
Municipales. (Documento de Taller para actores claves)
3
idem
4
idem
140
5
Se utiliza el concepto de hecho criminal y no fenómeno dado que un fenómeno es aquel evento que se da de
manera fortuita y no presenta continuidad, mientras que hecho criminal se refiere al evento constante que en mayor
o menor medida varía según variables de influencia.
141
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
EL ESTADO Y LA GENERACIÓN DE CONDICIONES DE SEGURIDAD CIUDADANA POST INVASIÓN.
gobierno nacional encabezado por la señora Moscoso, muestra el documento de Política Panameña de Seguridad aún vigente 6.
Los gobiernos post invasión han creado un conjunto de condiciones que
han atendido de distinta forma el tema de seguridad ciudadana. Unos con
más y otros con menos idea de lo que ocurre en torno al tema.
Por último, en este recorrido general, el periodo de Martín Torrijos
(2004-2009), siendo “más seguridad” una de las promesas de campaña” establece el Programa de Seguridad Integral denominado por sus
siglas (PROSI) 7 . En este periodo recientemente concluido, se indica,
por parte de sus detractores, que uno de los fracasos del mismo se dio
en materia de seguridad ciudadana. Esto sustentado en los altos niveles
de criminalidad que el país mantuvo principalmente en la segunda etapa
del gobierno.
Como hemos mencionado anteriormente, el gobierno encabezado por el
presidente Guillermo Endara, fue la base de la reconfiguración de una
realidad totalmente distinta en lo que atañe a las instituciones de seguridad. También, se enfrenta a la realidad de una base social, golpeada
por el trauma de la invasión y una gran cantidad de armas en manos de
civiles como resultado de acciones militares durante el evento.
En este período, se aplicaron algunas acciones esporádicas que responden a la realidad del momento. Algunos programas de intercambio de
comida por armas, fortalecimiento de algunas condiciones institucionales que permitieron construir una institución nueva de seguridad.
En el gobierno de Guillermo Endara (1990-1994), las estructuras institucionales que atienden el tema de seguridad ciudadana se transforman
y sufren modificaciones importantes. Se crea la Policía Nacional y la
Policía Técnica Judicial como ente investigativo en esta área. Estos estamentos eran ocupados anteriormente por toda la estructura militar de las
Fuerzas de Defensa de Panamá.
En el gobierno de Ernesto Pérez Balladares (1994-1999), la perspectiva de seguridad ciudadana del mandatario, pasa por el fortalecimiento
de las instituciones estatales y la creación de estructuras institucionales
eficientes que permitan desarrollar mecanismos de participación social
para reducir la violencia.
Así mismo, el gobierno de la señora Mireya Moscoso (1999-2004) establece lineamientos para un parámetro estratégico de seguridad ciudadana en el Ministerio de Gobierno y Justicia. En junio del año 2000, el
En la campaña para la Presidencia de la República en el periodo 20092014, el tema de inseguridad fue central y la base crítica que persiguió
la candidatura oficialista encabezada por la Ingeniera Balbina Herrera.
Las promesas de campaña giraron en torno al fortalecimiento institucional y la atención directa al crimen. En estos argumentos, se descuidó el
discurso de la prevención social como base de combate a la inseguridad
ciudadana.
En el caso del ganador de las elecciones para el periodo 2009-2014, Ricardo Martinelli, la exposición de sus promesas de campaña giraron en
torno a la atención de seguridad con la denominada “mano dura”, como
base para el control del crimen. Nuevamente sin discurso sobre prevención de las situaciones o factores sociales que originan el delito.
Durante el primer año del gobierno, el presidente Martinelli ha confesado públicamente su frustración por la situación de inseguridad. En los
primeros meses del año, se han disparado los homicidios y violencias
de todo tipo. Como respuesta, el presidente ha creado el Ministerio de
Seguridad y ha expresado su disposición a apoyar iniciativas que partan
de la sociedad civil para enfrentar la situación que está experimentando.
6
7
142
Ministerio de Gobierno y Justicia de Panamá, Pagina WEB.
Ministerio de Gobierno y Justicia de Panamá, Pagina WEB.
143
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
SITUACIÓN DE SEGURIDAD CIUDADANA.
La situación de inseguridad en los últimos años ha mostrado un aumento
significativo y alarmante. Los homicidios son el principal indicador utilizado por las instituciones y organismos internacionales para verificar la
realidad de inseguridad. En este artículo además de los homicidios, utilizaremos el porcentaje de detenidos como indicador que permite verificar
el hecho y la acción institucional frente a un delito.
Las estadísticas de homicidio que presenta el Informe de Desarrollo
2009, muestran un aumento significativo en la tasa de homicidios en
Panamá. La tasa de homicidios correspondiente al año 2007, registrada
fue de 13 por cada 100,000 habitantes, mientras que, para el año 2008,
se registra en 19 por cada 100,000 habitantes. Según el Sistema de Estadísticas Criminales de Panamá, en el año 2009 se registró una tasa de
23 homicidios por cada 100,000 habitantes, y de lo que va del año 2010
se calcula que ha aumentado a 26 por cada 100,000 habitantes. Esto
muestra un ritmo de crecimiento alarmante, jamás conocido en Panamá.
Si bien las estadísticas panameñas, todavía se encuentra por debajo de
las centroamericanas, lo destacable es un ritmo de avance en el tema de
los homicidios que no se presenta en ninguno de los países. Es decir, las
tasas son más o menos estables en los países centroamericanos, mientras
que Panamá avanza a pasos sin precedentes.
Basados en estás estadísticas, según el SIEC, se calcula que cada 24
horas se cometen 2 homicidios. Es importante resaltar que muchos de
estos homicidios son producto de lo que se conoce como daños colaterales, donde personas inocentes han sido víctimas de la violencia generada
muchas veces por el crimen organizado.
Si analizamos el indicador que muestra el porcentaje de detenidos, podemos observar que, después del año 2004, el porcentaje de detenidos
relacionados a delitos contra la vida sufre un aumento significativo. En
efecto, los crímenes que contemplan violencia se hacen más presentes en
la vida cotidiana del panameño.
144
TABLA Nº 1. PORCENTAJE DEDETENIDOS EN LA
REPÚBLICA DE PANAMÁ SEGÚN TIPO DE DELITO.
AÑOS 2000-2007.
Tipo de delito
Años
Contra la vida
Contra el honor
Contra la indemnidad
Contra la propiedad
Contra la fe pública
Contra el orden de
las familias
Contra la libertad
2000
15,0
1,5
9,2
44,3
7,2
22,1
2001
14,7
1,6
8,5
43,4
6,9
24,0
2002
13,1
1,5
8,0
42,9
6,4
27,2
2003
11,7
1,7
6,8
43,5
5,1
30,5
2004
10,7
1,6
5,8
46,6
5,6
29,0
2005
40,1
0,8
4,7
31,8
0,9
21,1
2006
39,4
0,0
3,6
27,2
0,5
28,8 2007
41,8
0,9
3,6
24,2
0,3
28,8
0,8
0,9
0,9
0,7
0,8
0,6
0,5
0,4
TOTAL
100
100
100
100
100
100
100
100
Fuente: Contraloría General de la República de Panamá. Estadísticas de Justicia, Volumen
De manera distinta, los delitos contra la propiedad presentan una disminución importante, hasta donde llega el análisis en el año 2007.
Por otra parte, en lo respectivo a la actividad del narcotráfico, existe un
incremento significativo del volumen de droga que pasa por el país. Esto
puede estar vinculado a la presencia de distintos carteles de droga. Este
argumento se ve sustentado en la cantidad de droga incautada en los
últimos años.
En el caso de la cocaína, desde el año 2007 hasta el año 2009 se ha incrementado de 19 millones de gramos incautados en el 2007 hasta 52
millones de gramos incautados en el 2009. Esto expresa un crecimiento
de 173% de volumen de incautación. Esto puede estar explicado por
distintas variables; por un lado, que el volumen de droga que pasa por
el país ha aumentado drásticamente; por otro, que los mecanismos de
seguridad de la policía nacional y la Dirección de Investigación Judicial
se hacen más eficientes. De lo que no podemos dudar, es de la influencia
importante de la actividad de los carteles de droga que permean las acti145
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
vidades económicas en altos niveles y la influencia en las comunidades y la juventud en los niveles más bajos de la sociedad panameña.
En el sentido anterior, el último informe del Sistema de Estadísticas Criminales
de Panamá, actualiza la cantidad de pandillas al año 2008. Según el mencionado
informe, tenemos un total de 95 pandillas conocidas, de las que forman parte un
total de 1910 jóvenes. De estas, 43 pandillas pertenecen al distrito de San Miguelito y 40 al distrito de Colón; es decir, el 87% de las pandillas se concentran en los
mencionados distritos.
La utilización de jóvenes como soldados del narcotráfico es una de las alternativas
económicas que ofrece el crimen organizado a estos jóvenes en los barrios más
populares de Panamá. La falta de oportunidad, la deserción escolar, el desempleo,
el trabajo infantil, la desintegración familiar, es decir la desigualdad social y la
exclusión, funcionan como caldo de cultivo para reproducir la participación de
jóvenes en hechos de tipo delictivo.
Por otra parte, la falta de institucionalidad, la corrupción, la falta de un presupuesto adecuado, la poca coordinación institucional, la desconfianza en las instituciones y el desconocimiento real del hecho criminal, juegan también un papel importante en la realidad que configura la inseguridad ciudadana y que no permite
abordarla de manera integral.
Lejos de concluir estadísticamente, que existe una relación entre economía y situación del crimen organizado, incluyendo los casos de homicidio; ofrecemos
una comparación sobre la base de datos de 2001 hasta 2008 que sugieren dicha
relación.
En el caso de los indicadores económicos, el crecimiento económico desde el año
2001 hasta el 2008 ha presentado aumentos significativos. Durante los años 2007
y 2008 los porcentaje de crecimiento fueron de 12 y del 10% respectivamente.
Mientras que el producto interno bruto ha mantenido un crecimiento sostenido
de aproximadamente 3 puntos por año verificando en los años desde 2006 hasta
el año 2009. Por otra parte, a pesar de este crecimiento, la desigualdad social se
mantiene presentando un índice Gini sostenido durante los últimos años ente 51
y 52 porciento. En esa misma línea, la pobreza ha presentado una disminución en
el 2009 de 10 puntos porcentuales (28.5%), con respecto al año 2004 (38.5%).
146
Situación de pobreza, crecimiento económico y desigualdad
social vs. cantidad de homicidios, detenidos y droga
incautada en Panamá. 2001-2008
70.0
60.0
x
x
x
x
50.0
*
30.0
o*
10.0
*o
+
*o
+
0.0
PIB (miles de millones) Crecimiento económico Porcentaje de pobreza
Índice Gini
Detenidos (en miles)
Homicidios (en cientos)
Cantidad de droga incautada
(millones de gramos)
o
x
*
+
x
x
*
40.0
20.0
x
x
2001
16,6
0,6
36,5
55
15,7
30,6
2002
16,9
2,2
36,7
56,2
18,1
38
7,6
2003
17,3
4,2
35,7
55,9
20
33,8
10,5
*o
o
+
*
o
o
+
+
+
2004
18,8
7,5
38,5
53,5
21,3
30,8
4,5
2005
20,6
7,2
30,8
52,3
40,2
36,4
8,5
2006
23,3
8,5
29,4
53,4
36,4
36,3
7,8
2007
26,0
12,1
28,5
51,9
36,3
44,4
25,8
2008
29,1
10,7
52,4
65,4
48,7
Por otro lado, analizando los indicadores que permiten examinar en un
primer momento la inseguridad ciudadana , tenemos que el número de
detenidos ha aumentado drásticamente en los últimos años, de 21mil
durante el año 2004, hasta 36 mil en el año 2007. De la misma forma, la
cantidad de homicidios se ha disparado a casi el doble en el año 2008,
con respecto al año 2006. Por último, la cantidad de droga incautada en
el país durante los años 2007, se triplicó con respecto al año 2006 y se
sextuplicó con respecto al año 2008. Evidentemente la actividad delictiva se ha incrementado radicalmente.
Si analizamos en su conjunto el movimiento de estos indicadores se sugiere una relación entre crecimiento económico y actividad delictiva,
donde la desigualdad y la exclusión social constante en el país, pueden
ser la causa. De la misma forma, si se analiza el movimiento de los indicadores de homicidios con la incautación de drogas se puede observar un
movimiento en la misma dirección, sugiriendo nuevamente una relación
estrecha.
En general, y sobre la base de éstas estadísticas nos atrevemos a insinuar
que estamos en un país en crecimiento continuo y sostenido económicamente hablando, pero que mantiene sus altos niveles de desigualdad
social y exclusión, a pesar de la disminución de la pobreza; donde el
narcotráfico permea a las comunidades en condiciones de exclusión
147
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
ofreciendo alternativas económicas, principalmente a nuestros jóvenes,
involucrándolos en distintos tipos de delitos, que quedan expresados en
los homicidios y la participación de menores pandilleros en estos actos.
Percepción ciudadana en torno a la inseguridad ciudadana8.
Por otra parte, la población se encuentra preocupada por la situación de
inseguridad, donde la violencia juega un papel fundamental, desde homicidios, violencia en las escuelas, violencia intrafamiliar, femicidios,
son muchos de los eventos que se experimentan de manera cada vez más
común.
La población siente y percibe que su vida cotidiana ha sido alterada por
la situación de inseguridad. Entrevistados en los distritos de Colón y
San Miguelito, considerados los más violentos del país, han mostrado su
preocupación con respecto a la situación.
“Ya hay lugares, no sólo aquí, donde no se puede ni entrar ni
salir a ciertas horas.”
Enrique Selaya Ibarra, líder comunitario, Corregimiento de Barrio Sur, Distrito de Colón
“En las mismas casas uno vive encerrado, uno no puede salir, tu
tienes que salir a tal hora a coger el bus porque por miedo que
me deje el bus salgo a los 5:00 de la mañana, me ataca el maleante y me roba, tengo que esperar que salga el día, que salgan
los vecinos para salir acompañado”.
Margarita Pastrana, líder comunitaria, Corregimiento de Amelia Denis de Icaza, Distrito de San Miguelito.
Evidentemente, si partimos de la definición del PNUD, que la seguridad
ciudadana es un derecho, a todas luces ese derecho se ve vulnerado en la
8
Producto de talleres realizados con actores claves en los distritos de Colón y San miguelito Septiembre y Octubre 2009. En el marco del Estudio sobre Gestión Municipal de la Seguridad Ciudadana en Centroamérica, Panamá y República Dominicana.
148
realidad y la percepción misma de la población.
También, la visión de la atención del problema por parte del gobierno
central ha generado desconfianza en la población. Dicho de otra forma,
no se perciben acciones efectivas del gobierno central con respecto a
la atención y la seguridad de la población. La visión del trabajo de la
Policía Nacional en la atención de la problemática es percibida como
deficiente.
“La manera como la policía trabaja no es eficiente ninguno de
ellos quiere meterle el cuerpo, porque no desean salir muertos
ya que consideran que no están bien armados, ni bien asalariados, tienen temor porque cuando a ellos les pasa algo, su familia queda en el aire, quedan desamparadas, no hay un seguro
para ellos o para sus hijos, la policía tiene mucho temor. Ellos
prefieren estar bien con los delincuentes que con la comunidad”.
Yaritza Jiménez, líder comunitaria del Corregimiento de Sabanitas, Distrito de Colón.
Los actores claves participantes de los talleres realizados muestran su
desconfianza en los estamentos encargados de proveer la seguridad. Y
algunos van más allá al considerar que existe corrupción dentro de los
estamentos de seguridad, donde el policía es percibido con desconfianza
e injusto en sus medidas y acciones.
“…a veces uno llama a las autoridades y entonces a uno le da
miedo porque los mismos guardias le dicen quien te llamo…
nosotros no tenemos confianza, en quien vamos a confiar…
tenemos miedo que de repente una llama a los policías para
decirle quien es, lo que está pasando y ellos vienen y le dicen a
los maleantes quien te dijo y que nos vayan a tirar un balazo”
Vielka Jaramillo, líder comunitaria, Corregimiento
de Belisario Porras, Distrito de San Miguelito.
149
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
En un escenario de ese tipo, se hace difícil lograr la participación de la
población. Existen iniciativas desde la dirección de la Policía Nacional
en donde se ha establecido la posibilidad de crear una figura denominada
“Policía Comunitario”. Donde se espera que el policía viva y se vuelva
parte de la vida cotidiana de las comunidades bajo su responsabilidad.
Esta iniciativa se encuentra en estudio. Otra iniciativa importante es la
figura de vecinos vigilantes, donde se crean comités de vigilancia dentro
de zonas específicas y estos mantienen comunicación directa con las estaciones o subestaciones de policía más cercanas, para atender el delito
más eficientemente.
Actores y Competencias para el abordaje de la Seguridad Ciudadana.
En los distritos en estudios, los actores han mencionado que muchas
veces se realizan las denuncias sobre la situación delictiva de bandas y
pandillas en las comunidades, y posteriormente ellos son identificados
por los propios denunciados. Existe una situación de temor a denunciar
por miedo a represalias, dado que, según ellos, existe siempre la posibilidad de que se filtre la información.
Sobre el análisis de la prevención del problema, se identifican actores en
distintos niveles y responsabilidades. El gobierno central (a través de la
acción de los ministerios y el establecimiento de políticas), los grupos
organizados de la denominada sociedad civil, la iglesia (católica o protestante), los grupos comunitarios, la empresa privada, los municipios
y los principales líderes comunitarios de los barrios son los actores con
responsabilidades en la prevención del problema.
También, la población siente que los estamentos de seguridad saben la
ubicación de las bandas y pandillas y de sus miembros y no actúan frente
a la situación. La realidad percibida indica que se sienten desprotegidos
ante la situación, donde realmente el control de las calles y el poder se
encuentran en los miembros de bandas.
Por otra parte, representantes de los estamentos de Policía indican la baja
participación de la comunidad en las acciones de la policía local, la falta
de denuncia que impide ejecutar las acciones legales correspondientes
con los menores de edad.
En esta perspectiva se percibe que existe un espacio entre la policía y
la comunidad que impide un trabajo en conjunto. Generado, en primera
instancia, por la desconfianza de la población con respecto a la policía, las
leyes, los abogados y los jueces, quienes componen el sistema judicial.
150
Mucho se ha dicho que el tema de seguridad ciudadana debe ser atendido de forma integral y con la participación de los distintos actores
sociales del país. Pero poco se ha definido sobre el nivel de competencia
y responsabilidad que cada uno debe aportar a tal fin. En este apartado,
haremos un esfuerzo por identificar a los principales actores y las competencias dentro de la atención integral en la problemática de la seguridad ciudadana.
1.Gobierno Central: La responsabilidad principal se fundamenta en la organización de una política de seguridad
ciudadana que permita integrar los distintos sectores sociales y gobiernos locales. Su posición deberá ser de liderazgo
y sustentado sobre la base del conocimiento científico en
ciencias sociales. El entendimiento de la complejidad de
este fenómeno, permitirá definir la política y ubicar los niveles de responsabilidad propios de quienes intervienen en
la atención del tema. El Ministerio de Desarrollo Social,
el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, entre
otros, son algunas de las más importantes entidades que a
nivel de prevención podrán coordinar acciones con niveles
más bajos como los gobiernos locales en donde se focaliza la problemática. Así mismo, para la atención misma del
problema, se requiere de un diagnóstico que permita verifi-
151
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
car las condiciones de las instituciones de seguridad como
lo son, la Policía Nacional, y la Dirección de Investigación
Judicial, en donde se evalúe las condiciones infraestructurales, materiales y organización interna de la institución;
donde también se depure las mismas instituciones a nivel
de corrupción. Por último, en lo referente al manejo de la
situación que provoca el fenómeno o las consecuencias de
la situación de inseguridad, será necesario atender el problema de la mora judicial, resocialización y condiciones de
los centros penitenciarios.
2. Sociedad Civil: Los grupos organizados como parte
de la representación de amplios sectores de la sociedad
panameña, tienen la responsabilidad de opinar, sugerir y
coordinar acciones con el gobierno central y los gobiernos
locales, para ejecutar proyectos que permitan mejorar las
condiciones que generan. También y de mayor importancia aún, la sociedad civil tiene la responsabilidad, desde
sus organizaciones de establecer mecanismos de monitoreo,
supervisión y evaluación de las acciones, programas y proyectos referentes a la seguridad ciudadana en el país. Esto
debe ser interpretado por los gobiernos como participación
en las decisiones y no como cogobierno en las decisiones de
tipo administrativo.
3. Medios de Comunicación: Este actor juega un papel
fundamental en la formación de la opinión pública y la generación de cambios y orientaciones en la aplicación de la
política pública de los países. Según la Constitución Política de la República de Panamá, la misión fundamental de
los medios de comunicación es educar, informar y difundir
la cultura y producción científica9 . Esta misión debe ser
Constitución Política de la República de Panamá, Artículo 89. “Los medios ce comunicación social
son instrumentos de información, educación, recreación y difusión cultural y científica. Cuando
sean usados para la publicidad, o la difusión de propaganda, éstas no deben ser contrarias a la salud,
la moral, la educación, formación cultural de la sociedad y la conciencia nacional. La ley regulará
su funcionamiento.”
9
152
cumplida a cabalidad para influir en la formación de ciudadanos con respeto a las normas de una sociedad en su conjunto. Hoy, se podría cuestionar las acciones de los medios
de comunicación en lo referente a la función “principal”,
entregada por la Constitución Política de la República,
dado que la publicidad, la propaganda y los contenidos de
la programación de los medios, en muchos casos, resalta la
violencia, criminalidad de otras latitudes, pudiendo constituirse en modelos repetitivos de algunas organizaciones.
4. Las iglesias: Éstas representan un actor de mucho respeto en las comunidades; también poseen una capacidad
importante de vínculo con otros actores dentro de las comunidades. Hoy en los barrios donde se ha detectado altos niveles de delincuencia, principalmente juvenil, se están realizado algunos proyectos con iglesias en su mayoría
protestantes. La iglesia católica ha anunciado su interés
en integrarse en un plan nacional de seguridad ciudadana,
donde el gobierno central convoque a los principales actores10. El papel de la iglesia facilita el acceso a los actores en
conflicto y riesgo en las comunidades, a través del mensaje
divino y la acción social concreta.
5. Empresa Privada: La responsabilidad social de la empresa es la base de justificación para la participación de la
misma en la estructuración de una política integral de seguridad ciudadana en el país. Las empresas en su misión social, participarán de discusiones en la comunidad, de apoyo
y patrocinio de actividades que promuevan la convivencia
pacífica y la conservación familiar y los valores morales
en conjunto con autoridades. La Asociación Panameña de
Ejecutivos de Empresas de Panamá, entiende que existe una
relación importante entre inseguridad ciudadana y aumento
de costos y precios al consumidor 11 .
10
Diario “El Panamá América”, Domingo 9 de mayo de 2010. Declaraciones de Monseñor José
Domingo Ulloa.
11
Diario, “El Siglo”, Domingo 9 de mayo de 2010, Declaraciones de Miembros del Colectivo Empresarial.
153
Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
6. Municipios: Los municipios como organizaciones comunitarias representativas de la población y con autoridades propias escogidas para la atención directa de problemáticas en el país, es considerado un actor clave en
la posibilidad de gestionar seguridad ciudadana desde el
punto exclusivo de prevención. El municipio podría crear
y gestionar políticas de seguridad en las comunidades sobre la base de conocimiento científico generado desde la
academia. También es necesario fortalecer al municipio con
recursos, fortalecimiento de espacios deportivos recreativos
y con independencia y la descentralización necesaria para
su actuar en torno al tema.
7. Academia: Los centros de investigaciones y las universidades deben sumarse al plan ejecutando investigaciones
en torno a la situación social de las comunidades, con especial énfasis en los puntos focales de mayor incidencia.
Es importante también discutir investigaciones en el ámbito
de la intervención de los organismos de seguridad del país,
en la comunidad, el sistema carcelario, la administración
de justicia, desigualdad y exclusión social, entre muchas
otras. Igualmente, la academia proveerá, los recursos humanos necesarios para ser insertados en cada uno de los
procesos de prevención, intervención y atención del tema de
seguridad en el país (psicólogos, sociólogos, trabajadores
sociales, administradores públicos, etc.)
8. Líderes comunitarios: Los líderes de la comunidad son
el vínculo fundamental con la realidad de las comunidades
locales; su integración y organización en las acciones que
los gobiernos decidan dentro de la política. Es fundamental para el éxito. Pero en este marco, se hace necesario un
trabajo previo que eleve la confianza en las instituciones de
seguridad y en el sistema de justicia, de manera que se logre
la participación y se reduzca el miedo.
154
Al analizar todos los actores que deberían intervenir en la creación de
una política de seguridad ciudadana en Panamá ubicamos tres áreas que
indican la acción y los niveles de competencia de los principales actores
en la complejidad del problema de seguridad ciudadana.
Prevención
Gobierno Central:
- MIDES
- MEDUCA
- MEF
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Comunicación
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Gobierno Central:
- Ministerio de
Seguridad
- Policía
Nacional
Atención
Gobierno Central:
- Sistema Cacelario
Órgano Judicial
- Sistema de Justicia
Ministerio Público
- DIJ
Academia
Gobierno local, iglesias, empresa
privada, líderes
comunitarios
Academia
Academia
Comunidades,
líderes comunitarios,
Una política integral de seguridad ciudadana contemplaría tres áreas de
políticas en un nivel menor. Estaría compuesta por una política social
que serviría como prevención de condiciones que puedan generar inseguridad ciudadana. En este primer punto, sería necesaria la generación de oportunidades para jóvenes, creación de empleo y desarrollo
comunitario; con programas de fortalecimiento deportivo, educación,
atención familiar. En un segundo punto, se crearía una política de intervención de la problemática del crimen y la violencia en Panamá, o
dicho de otra manera, una política criminológica, donde las instituciones de seguridad serían las protagonistas, como la Policía Nacional, su
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Hacia una Politica de Seguridad . . . José Clemente Lasso
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
organización, saneamiento y fortalecimiento, para una eficiente participación comunitaria. En un tercer punto, sería necesario establecer una
política de atención, donde el sistema de justicia y el sistema carcelario
sean evaluados en función a productos, esto con la participación del Órgano Judicial y el Ministerio de Seguridad.
Así mismo, la aplicación de acciones referentes a la seguridad ciudadana, se aplicaría de distinta forma en dos niveles distintos:
• La creación conceptual y acciones generales en el nivel
de las instituciones del gobierno central, órgano judicial y
sistema carcelario.
• La aplicación y ejecución de acciones de políticas, programas y proyectos en el nivel inferior de la comunidad y
actores claves que intervienen en la comunidad.
Es importante resaltar que debe existir una interacción importante entre
los estamentos de seguridad en un nivel superior y los actores comunitarios en un nivel inferior. De la misma forma esa interacción se debe
dar entre las instituciones ministeriales encargadas de la ejecución de la
política social y las comunidades.
Para una coordinación eficiente desde arriba hacia abajo, recomendamos
utilizar las estructuras democráticamente elegidas en las comunidades.
Los gobiernos locales jugarían un papel de líderes en el desarrollo comunitario, con la organización de los actores locales en el desarrollo
de proyectos, deportivos, recreativos, rescatando los espacios públicos
e involucrando a los líderes comunitarios. El desarrollo de programas
sociales se gestionaría por los municipios a través de las distintas instancias del gobierno central; es decir sería ejecutores, en conjunto con la
comunidad en pleno. Esto solo sería posible con gobiernos locales fortalecidos y con iniciativas que contemplen transparencia, institucionalidad
y participación en la gestión municipal.
Lineamientos generales para la creación de una Política de Seguridad Ciudadana en Panamá.
Hemos mencionado, anteriormente, que la política de los estados, de
alguna forma, ha hecho esfuerzos por intervenir y atender el tema de
la criminalidad en Panamá. En el pasado, la academia ha hecho propuestas para la creación de una política de criminalidad en el país. Este
documento trata de mostrar que la concepción de una política que solo
atienda la criminalidad es insuficiente, en la medida que deja de lado o
en un lugar secundario, la atención de problemas o factores que generan
el hecho criminal. Esto nos obliga a ampliar el análisis y nos llevaría
a abordar la problemática de manera más compleja; contemplando la
situación social de las comunidades en donde el crimen se encuentra en
aumento. Es decir, entrar al desarrollo operativo del concepto de seguridad ciudadana entendido en un sentido amplio de participación, con
prevención, intervención del fenómeno y atención de los efectos, tanto
a nivel de administración del sistema carcelario como de atención de las
víctimas producto del fenómeno.
Existen argumentos importantes para la construcción de una política criminal. Manuel López - Rey, expresa algunos lineamientos que debe tener, según Emilio Langle y el mismo aporta algunos postulados en torno
a una política de criminalidad12. Estos argumentos pueden ser utilizados
como elementos necesarios para la creación de una política de seguridad
ciudadana. Veamos algunos de los argumentos que nos parecen útiles
para el desarrollo de una política de seguridad ciudadana en Panamá:
•“Debe utilizar los resultados obtenidos de la experiencia
e inspirarse en los sistemas científicos más adelantados”.
Evidentemente, se recomienda, como lo hemos expresados
antes, que para la creación de una política de seguridad
ciudadana sería necesario utilizar las experiencias exitosas en el ámbito del desarrollo comunitario, atención a la
criminalidad dentro y fuera del país; verificando dentro de
estas experiencias las posibilidades de aplicación en la reaEn Criminología, Manuel López – Rey (1978), Emilio Langle, (1927), La Teoría de la Política
Criminal.
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lidad panameña. Así mismo, las investigaciones científicas
deben arrojar información necesario en los niveles de prevención, intervención y atención, que permitan desarrollar
estrategias y acciones de impacto en la situación del país.
• “Restringirá el elemento puramente lógico y la superabundancia de las definiciones”. En este punto se hace
necesario, discutir, definir, delimitar y operacionalizar el
concepto de Seguridad Ciudadana; esto permitirá el acercamiento lúcido a una realidad, el entendimiento del fenómeno y la claridad de las acciones.
• “Debe asegurarse la participación amplia y directa de
la comunidad, en la prevención y aplicación del sistema
penal”. Esta participación es expresada por López – Rey
como un postulado necesario para la creación de una política criminal; nosotros en cambio la creemos necesaria para,
en un sentido más amplio, la creación de una política de
seguridad ciudadana, en su creación y ejecución.
• Como aporte personal, una política de seguridad ciudadana debe pasar por una evaluación institucional. Es
importante, evaluar, fortalecer, las instituciones de intervención del crimen y la atención en el sistema de justicia,
reduciendo la corrupción y ampliando la eficacia en las acciones que permitirán intervenir en las acciones criminales
y procesar eficientemente los efectos de las acciones de las
instituciones policiales.
Por otra parte, el crecimiento económico, ha aumentado de manera constante en la última década, pero el índice de desigualdad se ha mantenido.
Esto indica que la desigualdad, los niveles de pobreza, ponen a las comunidades más humildes en una situación de vulnerabilidad de nuestros
jóvenes en torno al crimen organizado.
El narcotráfico ha elevado su presencia, utilizando a jóvenes como soldados de sus organizaciones en una dinámica de tráfico y competencia
interna entre los narcos de distintos carteles y los llamados “tumbadores”, quienes han provocado una ola de homicidios, relacionados con el
movimiento de droga.
La necesidad de la creación de una política de seguridad ciudadana que
contemple, tres áreas, designadas como la prevención, la intervención en
el crimen y la atención de los resultados del crimen, debe contemplar la
ciencia social, desde la academia, el trabajo dinámico y efectivo en un
nivel superior del gobierno central, a través de sus ministerios, utilizando los mecanismos que lo acerquen a las comunidades, como lo son los
municipios. Esos municipios deber ser fortalecidos y puestos en acción
con los recursos necesarios y la autonomía correspondiente.
Esto incluye elevar la confianza de la ciudadanía en las instituciones, así
lograr su participación activa. El acercamiento a los líderes de la comunidad, incluyendo los empresarios y su responsabilidad social y la iglesia
en su papel evangelizador.
Conclusiones
La situación histórica del país ha dado como resultado una realidad en
torno a la seguridad ciudadana que tiene que ser atendida tomando en
consideración esa evolución del fenómeno. Los gobiernos post invasión
establecieron un conjunto de acciones que muchas veces no alcanzaron
los objetivos de seguridad esperados por la población. Hoy, la influencia
de distintos carteles de droga en el país, la participación de nuestros jóvenes en bandas y pandillas juveniles, han elevado algunos indicadores
de criminalidad y violencia producto de esa actividad.
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Bibliografía
López – Rey, Manuel, (1978), Criminología, Criminalidad y Planificación de la Política Criminal, Madrid, Biblioteca Jurídica Aguilar.
PNUD, Informe de Desarrollo Humano, Abrir los Espacios a la Seguridad Ciudadana y el Desarrollo Humano, (2009).
Programa de Seguridad Integral (PROSI), (2009), Manual para la Organización y funcionamiento de los Comités Municipales. (Documento de
Taller para actores claves).
Antecedentes, Situación Actual y Perspectivas
de las Ciencias Sociales en Panamá
Carlos Castro
Constitución Política de la República de Panamá.
Diario “El Panamá América”, Domingo 9 de mayo de 2010. Declaraciones de Monseñor José Domingo Ulloa.
Diario, “El Siglo”, Domingo 9 de mayo de 2010, Declaraciones de
Miembros del Colectivo Empresarial.
Resumen
A
bre el autor su artículo con un recuerdo de la obra —inmensa en
calidad— de Justo Arosemena (1817-1896).
Continúa en los debates, ligados al advenimiento de la República en
1903, que heredan un importante pensamiento sobre la sociedad panameña. Señala la fundación de la Universidad de Panamá, en 1935, como
otro hito importante en la producción de interpretaciones de la sociedad
panameña, esta vez, en el marco de disciplinas científicas como la economía, la historia y la sociología.
En la segunda posguerra advierte la vigencia de una corriente empiricista y neopositivista. A partir de 1960 ubica el autor otra etapa en
la cual la Ciencias Sociales se activan como producto de una serie de
procesos nacionales e internacionales.
Esa activación se refleja en la aparición de importantes publicaciones
periódicas.
El último período, que se inicia en 1970, combina los esfuerzos de cooptación con la crítica social y eso se manifiesta en la producción científica.
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Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
1.
Comentarios Preliminares
Durante los últimos años las nuevas tendencias en el desarrollo de las
ciencias sociales en Panamá han sido capaces no solamente de imponer
hábitos de trabajo intelectual totalmente nuevos y de determinar categóricamente el surgimiento de grupos e instituciones académicas y científicas no tradicionales (extra-universitarias) sino quizás más importante, de
convocar a estimulantes debates ideológicos y enfrentamientos teóricometodológicos que, o bien reivindican para sí el derecho de proponer
nuevos marcos de referencia, o replantean, en una nueva perspectiva,
antiguas discusiones y debates. En muchos casos, estos debates han contribuido a legitimar diferentes propuestas y alternativas de transformación social e ideológica sobre la base de los conocimientos, métodos y
modelos que emanan de la nueva moral y práctica científica.
Desafortunadamente, a pesar de estas circunstancias de expansión y
crecimiento, aún no parece existir un ambiente propicio para la evaluación crítica del nuevo momento, sino más bien para la confrontación,
el contraste y el reforzamiento de puntos de vista divergentes. No es de
extrañar por lo tanto, que hasta el momento, la ciencia social local se encuentre en mora, con respecto a una evaluación puntual del significado o
impacto de este desarrollo sobre la realidad social en su conjunto o sobre
las propias condiciones de la producción científico-social en cuanto tal.
Debido a este déficit, el verdadero significado de este rápido desarrollo
de las disciplinas sociales en nuestro país ha sido sobrevalorado en muchos casos y de igual manera subestimado en otros, con lo que a las dificultades propias de la institucionalización o legitimación de toda ciencia
nueva, se suman los prejuicios, estereotipos y vulgarizaciones pre científicas propias del status quo lo que contribuye, aún más, a entorpecer una
adecuada apreciación de su verdadero rol en la sociedad.
Esta evaluación entonces, no es una empresa fácil, toda vez que, incluso,
la definición misma del objeto de evaluación (área de especialidad, métodos, teorías, procedimientos, etc.) ha sido, de hecho, materia de fuertes
polémicas y profundas disensiones en el terreno filosófico y político. No
obstante la dificultad que esto conlleva, creemos que esa tarea de evaluación y revisión crítica de la práctica científico-social en nuestro país es
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una tarea impostergable. Por esa razón, quizás está demás que señalemos
que el propósito de estas notas es simplemente el de establecer algunos
criterios básicos de análisis en ese sentido, sin ánimo, desde luego, de
proponer respuestas concluyentes. De hecho, el objetivo general de estas
reflexiones es muy modesto, se trata simplemente de considerar algunos
parámetros o puntos de referencia (históricos, teóricos y temáticos) a
partir de los cuales pueda emprenderse, con posterioridad, una incursión
de mayor envergadura tendiente a evaluar el desarrollo de las disciplinas
sociales que se dan en nuestro medio, particularmente, desde dos puntos
de vista:
a) de las condiciones (históricas, materiales y espirituales) bajo las cuales se desenvuelve la producción del conocimiento
científico y tecnológico nuevo en materia de ciencia social y
b) de su “contribución” a los procesos de transformación sociopolítica y económica del país.
Un balance de las ciencias sociales en Panamá, de su contribución a los
procesos de transformación social y de sus perspectivas a corto y largo
plazo, nos aboca necesariamente y como tarea previa a la precisión de
algunos términos así como hacia la delimitación de problemas específicos, sin los cuales no sería posible una evaluación válida, por lo menos
en el caso de nuestro país. Esto supone considerar suscintamente, dos
líneas problemáticas:
a) Problemas de interpretación histórica, los cuales involucran específicamente, dos tareas: primera, la de esclarecer el punto de
partida de las ciencias sociales en nuestro país, tarea ésta fundamental para cualquier intento serio de periodización del fenómeno
histórico y segunda, la de definir las condiciones bajo las cuales
se ha desarrollado la producción científica en materia de análisis
social en nuestro país.
b)Problemas de delimitación teórico-formal, los cuales surgen de
la amplitud del campo de observación de las ciencias sociales y
consiguientemente, de la diversidad temática y metodológica que
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Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
la acompaña. En concreto, estos problemas hacen referencia a la
validez de algunas delimitaciones formales, producto de elaboraciones academicistas y/o teorizantes, que han contribuido a crear
confusiones respecto a qué se considera producción científica y
qué producción no científica. En un país como Panamá, institucionalmente endeble desde el punto de vista de una tradición intelectual-académica propia, estos problemas teórico-formales no
siempre son fácilmente identificables, sin embargo, suelen tener
profundas implicaciones en el terreno de la acción práctica, tanto
ideológica como política. Por ejemplo, en la medida en que no
existan criterios claros sobre este tópico, se corre el riesgo de excluir del campo de observación y análisis crítico de la realidad, una
importante, rica y variada producción intelectual sobre la sociedad
panameña.
Veamos brevemente cada uno de estos aspectos.
a.1
Punto de partida y condiciones históricas
De hecho, habría que señalar que ese particular nivel de conocimiento de
la realidad que se expresa por medio de lo que ahora conocemos como
ciencia social panameña constituye una instancia sumamente reciente de conocimiento de nuestra realidad social. Tan reciente, que aún la
discusión sobre sus criterios de legitimidad y fundamentación pareciera
constituir para muchos, una tarea de primer orden previo a cualquier
intento de reconstrucción histórica (Porcell, 1984; Figueroa, 1984; A.
Castro, 1976) Queda abierto entonces, un problema de precisión de las
condiciones históricas bajo las cuales se inicia el trabajo científico social
en Panamá, y por tanto de periodización, que reclama una solución clara
y precisa. Algunas consideraciones se imponen.
En primer lugar habría que puntualizar que, aparte de su primerísima
importancia heurística en cuanto a determinar los antecedentes teóricos e
históricos a partir de los cuales se prefiguran las nuevas disciplinas científicas, la ‘novedad’ de las ciencias sociales, es indicativa además de un
hecho histórico mucho más fundamental cual es la carencia de una sólida
tradición científica e intelectual en el Istmo, expresiva a su vez, de la au164
sencia secular de una élite pensante propiamente dicha, o por lo menos
claramente distinguible en cuanto a estilo de vida, símbolos, maneras de
actuar hábitos, etc., en fin, en cuanto estrato social diferenciable.
Durante la Colonia, y bajo el indolente signo de una economía de tránsito
y de una población flotante, no van a prosperar en el istmo condiciones
que permitan la configuración de grupos económicos o segmentos culturales (élites cultas) socialmente cohesionadas. No obstante la cantidad de
juristas y científicos nacidos en Panamá y el profuso tránsito a través del
istmo —hacia o desde la metrópoli— de incontables intelectuales, sabios
y hombres de ciencia, lo cierto es que, como su población, nos encontraremos con un país que desplegará una actividad cultural y científica
que bien puede ser calificada de ‘flotante’ (Soler 1971 p. 19), es decir,
sin arraigo, ni impacto decisivo sobre la sociedad. Durante la Colonia y
la mayor parte del siglo XIX, los aportes intelectuales más importantes
—aunque aislados y sin mayores consecuencias— fueron en el terreno
literario, particularmente el teatro y la poesía, y en la retórica y oratoria.
En su conjunto, la situación cultural y científica de Panamá no variaría
sensiblemente durante el siglo XIX, destacándose sin embargo, como
única excepción la monumental contribución de Don Justo Arosemena
(1817-1896) hombre de letras de reconocida factura continental y quien
edita en Nueva York (1840) sus famosos Apuntamientos para la Introducción a las Ciencias Morales y Políticas, pieza elemental, aunque original al mismo tiempo, y en donde se anticipa a proponer una brillante
tipología referente a las Ciencias Sociales y Políticas. La presencia de
condiciones materiales contrarias al desarrollo de la actividad científica
en el país (un sistema educativo escuálido, una economía estancada, un
analfabetismo altísimo, etc.) acompañada de una ambientación cultural
diseñada precisamente para reproducir condiciones congruentes con las
que puedan derivarse de una endeble economía mercantil de tránsito,
determinan la poca receptividad y comprensión de la obra de Don Justo
Arosemena, así como su débil incidencia sobre la actividad cultural del
istmo.
El advenimiento de la República en 1903 y los problemas subsiguientes
concernientes a la consolidación del Estado nacional panameño, contribuyeron a revolucionar el ambiente cultural y político del país, al incitar
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Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
un incipiente debate ideológico entre destacadas figuras de un neo-liberalismo progresista y nacionalista (Eusebio A. Morales, José Dolores
Moscote, Guillermo Andreve, Jeptha B. Duncan, José Daniel Crespo)
—que, sin embargo, para finales de la década del veinte ya empieza a
tornarse arcaizante y retardatario— y conspicuos representantes de lo
que sería quizás el antecedente intelectual más importante en este siglo,
vía la configuración de una intelectualidad orgánica de derecha en Panamá (Nicolás Victoria Jaén, José de la Cruz Herrera, Pablo Arosemena).
De este debate, sin embargo, todavía no derivan acciones concretas dignas de mencionar conducentes al establecimiento de una base sólida para
la apelación científica en materia de estudios o análisis de la realidad
social. Para mediados de la década del veinte nos encontraremos con la
imposibilidad, por parte de la clase política gobernante, de desarrollar
un proyecto liberal independiente, democrático y moderno, capaz de satisfacer las crecientes demandas populares debidas, fundamentalmente,
a la ingerencia directa de los Estados Unidos en los asuntos internos del
país. Ingerencia ésta, virtualmente legalizada por los términos leoninos
de la Convención Ístmica del Canal Interoceánico (Tratado Hay-Buneau
Varilla) de 1903, pero cada vez más rechazada por los nuevos sectores
sociales, económicos y políticos del país. En ese contexto, la minúscula
élite culta del país (de extracción oligárquica o vinculada orgánicamente
a ella) a parte de no constituir una comunidad sólidamente integrada,
perderá poder de legitimidad y representación frente a las nuevas fuerzas
sociales que se gestan durante las dos primeras décadas de la república
y que se expresan en el surgimiento de una pujante, aunque descontenta
clase media urbana y una incipiente masa popular asalariada, en fin, se
trata de la incapacidad de la clase gobernante de satisfacer las necesidades espirituales, culturales, científicas o intelectuales de estas nuevas
clases.
La llegada al poder de sectores representativos de la pequeña burguesía
panameña a inicios de la década del treinta mediante la acción revolucionaria del 2 de enero de 1931 crea y recrea las condiciones que harán
posible el establecimiento de un proyecto socio-político y cultural dentro
del cual el desarrollo de las ciencias sociales ocupará un lugar prestante. Esto quedará demostrado al concretarse uno de los proyectos más
166
importantes de la clase media, cual fue la creación de la Universidad de
Panamá en octubre de 1935, proyecto reiteradamente rechazado por la
decadente oligarquía liberal de las tres décadas anteriores. Así, la Universidad de Panamá se transformará rápidamente en el centro difusor de
las nuevas disciplinas científicas, incluyendo desde luego a las ciencias
económicas y sociales. Los más relevantes debates políticos y económicos de finales de la década del treinta y de casi toda la década del cuarenta, no podrán darse al margen de la ingerencia directa o indirecta de
la Universidad de Panamá. Ni la iglesia, ni los partidos políticos, ni los
grupos organizados (sindicatos, gremios, etc.) parecen haber jugado un
papel significativo en la producción sistemática e institucionalizada de
críticas o análisis especialmente relevantes sobre la realidad panameña,
por lo menos hasta inicios de la década del sesenta. Queda claro, que
cualquier intento de reconstrucción histórica o periodización deberá en
gran medida partir de las condiciones bajo las cuales se ha desarrollado
la educación superior universitaria.
b. 1
El deslinde teórico-metodológico
Un segundo aspecto a tener en cuenta en la evaluación de las ciencias
sociales en Panamá lo constituye el referente a lo que a primera vista
puede ser definido como la contraposición formal metodológica entre
“Ciencias vs. Humanismo” o “Ciencias Positivas vs. Ciencias Normativas” que cobra especial relevancia durante los períodos inmediatamente anteriores a la inauguración de la Universidad de Panamá, pero que
en realidad remite a un problema mucho más profundo cual es el de
la sistematización y delimitación más o menos precisa de la práctica
científica en cuanto tal, y es que hablando en propiedad, no es posible
establecer límites formales en una actividad social compleja, como lo es
la producción científica, al margen de la identificación de condiciones
históricas mínimas de institucionalización!, es decir sin establecer indicios mínimos de profesionalización expresados, v. gr., en formas de
trabajo bajo el control normativo de los propios miembros, asociaciones
gremiales, publicaciones científicas, congresos, editoriales, centros de
investigación, etc.
Sin embargo, el problema de la institucionalización empieza a resolverse
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Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
en cierta manera en el momento en que se determina un punto histórico
de partida para ubicar el surgimiento de la reflexión científica propiamente dicha y que encuentra en la fundación de la Universidad de Panamá, en 1935, un hito fundamental. En este sentido, de lo que se trata
es que, al nivel actual del arte en nuestro país, el problema de la institucionalización se proyecta, en primera instancia bajo la configuración de
problemas formales muy concretos, de orden teórico y metodológico,
cuyo señalamiento no puede obviarse.
En efecto, ese cúmulo de contribuciones recientes en el campo teórico e
interpretativo de la realidad social nacional ejemplarizados en disciplinas como la Sociología, la economía política o la historia, no ha podido establecer un claro deslinde teórico-metodológico, por ejemplo, con
respecto a las “Humanidades” es decir con respecto a ciertas expresiones intelectuales que oscilan entre el arte, la imaginación creativa y la
especulación filosófico-social. Es más, desde el punto de vista formal,
uno de los estilos más difundidos entre los cientistas sociales panameños
continúa siendo el género ensayístico, frecuentemente acompañado de
aproximaciones’ macro-especulativas (Humberto Ricord, Juan M. Vásquez, Diógenes de la Rosa, etc.). Además, hasta hace poco, disciplinas
como la Sociología y la Ciencia Política, en nuestro país, estuvieron virtualmente inmersas en el Mundo de las Ciencias Normativas tales como
el Derecho y la Jurisprudencia, en donde algunos métodos de trabajo
parecieran distar mucho de lo que hoy entendemos como propios de la
investigación científica.
Sin embargo, debemos establecer claramente que lo que se ha denominado deslinde formal metodológico no remite a un asunto puramente
formal o a una querella academicista tendiente a reactivar superadas distinciones neo-Kantianas o idealistas. Como ya se indicó, se trata de un
problema de primer orden, que se expresa en formas concretas de acción
que van desde el establecimiento e institucionalización de métodos, técnicas y hábitos de trabajo hasta decisiones referentes al uso que habrá
que dársele al producto de la indagación social, pasando por la discriminación y selección de la temática y objeto de estudio, en función de
prioridades.
168
Por ejemplo, al nivel institucional universitario, puede advertirse durante
e inmediatamente después de la II Guerra Mundial la vigencia de una
indisputable tendencia empiricista y neo-positivista, popularizada en la
Universidad de Panamá por profesores norteamericanos, que tuvo la virtud, en la práctica, de excluir de la historiografía nacional gran parte de
la reflexión intelectual sobre la sociedad panameña, por considerársele
como ‘no académica’ o ‘no científica’ es decir como ‘ideológica’. Como
es fácil colegir, esta situación no era ajena al espíritu macartista y agresivamente anticomunista de la era de posguerra. De otro lado, no puede
dejar de mencionarse, también en el ámbito universitario, la polémica
surgida al calor de la publicación en 1984 de la obra de Alfredo Figueroa Navarro, El Desarrollo de las Ciencias Sociales en Panamá, el más
reciente intento de sistematización de la producción científico-social en
el país, donde el nudo gordiano lo constituye, precisamente, el esclarecimiento de los criterios de inclusión manejados por el autor para determinar el carácter de “ciencia social” de determinadas disciplinas científicas
y profesionales o, lo que es lo mismo, la precisión respecto a los criterios
de exclusión utilizados (Porcell, 1983).
Pero fuera del ámbito intelectual universitario es decir, en la esfera militante o explicitante comprometida, también se observaron, y se siguen
observando, tendencias mutuamente excluyentes, a través de las cuales
se exacerban las distinciones entre literatura ideológica y no ideológica,
privilegiándose la primera y derogándose la última como ‘academicista’
en un contexto en el cual este último término se identifica con el mantenimiento del status quo.
Hay que convenir en que, efectivamente, tras el discurso jurídico, la retórica o el ‘buen decir’ casi siempre se esconde, en el peor de los casos, una
esclerosada defensa del status quo y en el mejor, la mecánica reedición y
trasplante en nuestro medio, de problemas y polémicas aún inexistentes.
Sin embargo, la identificación de estas formas de expresión intelectual,
autodefinidas como ideológicas alternativas, extra académicas, o simplemente identificadas como tales, es muy importante, más no para excluirlas del campo de análisis de las Ciencias Sociales, sino todo lo contrario, para incorporarlas creativamente al discurso científico en función de
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REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
sus verdaderos atributos como manifestaciones de una actividad social
concreta como es la producción de conocimiento nuevo en la sociedad.
De cualquier manera, la discusión sobre problemas metodológicos o de
delimitaciones formales solo debe darse en tanto cuanto sirva para comprender las particularidades de esa producción intelectual en términos de
interpretación de la realidad social y de las consecuencias que derivan
de ella, y no simplemente para establecer ilusorios límites o ‘fronteras
imaginarias’.
Una vez señaladas estas notas preliminares, procederemos a una panorámica histórica del problema a partir de 1935, luego el examen del estado
actual de la cuestión a partir de inicios de la década del sesenta, para
finalmente señalar algunas tendencias a corto plazo en el desarrollo de
las ciencias sociales en Panamá.
2. Breve descripción histórica del desarrollo de las Ciencias Sociales
en Panamá
En términos generales podrían distinguirse tres períodos en una panorámica histórica de las Ciencias Sociales en el país.
1. 1935 a 1960
2. 1960 a 1970
3. 1970 en adelante (situación actual)
Al interior de cada uno de estos períodos es factible identificar diversas
fases, etapas o ciclos, como veremos más adelante, sin embargo, ahondar en mayores detalles al respecto sería precisamente una de las tareas
pendientes en un intento más global de reconstrucción histórica. En este
momento, parece mucho más prudente el que se eluciden los criterios
bajo los cuales, por un lado, se sitúa a la década del treinta como punto
de partida y por el otro, se establecen límites a los diversos períodos. Las
consideraciones que siguen pretenden aclarar estos puntos.
En efecto, aunque puede sonar en extremo categórico y hasta irreverente con respecto a la contribución de generaciones anteriores, hay que
convenir en que las Ciencias Sociales en Panamá nacen virtualmente
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con la fundación de la Universidad de Panamá en 1935 (Figueroa, 1984;
Jaén, Suárez, 1984; Porcel, 1974). Pero de paso hay que señalar que esta
aseveración no encierra ningún juicio de valor con respecto a los aportes
filosóficos e intelectuales previos al período en cuestión, y mucho menos
implica que esa contribución debe mantenerse al margen de cualquier
consideración rigurosa acerca de antecedentes temáticas metodológicas,
de estilo o de contenido que caracterizarían el desarrollo ulterior de las
ciencías sociales en nuestro país. Pensar lo contrario sería una ingenua e
imperdonable elementalidad para cualquiera que intente abandonar con
seriedad el estudio de la sociedad panameña.
Tanto la incipiente contribución de la élite intelectual istmeña- liberal
y conservadora- de la década del diez y del veinte (Eusebio A. Morales, Guillermo Andreve, José D, Moscote, Nicolás Victoria Jaén, José
de la Cruz Herrera y otros) como la dispersa y difusa producción del
pensamiento popular sindical y anarco —sindicalista de carácter—, a
la vez, panfletario y doctrinal (José María Blázquez de Pedro, Cristóbal
Rodríguez, D. H. Turner, Nicolás Terreros, Luis Bustamante, Esteban
Pavletich, Sara Gratz) que florece sobre todo a mediados de la década
del veinte, constituyen testimonios de inestimable valor como fuentes
para entender la reiteración de algunos estilos de trabajo intelectual, así
como de temas de investigación y análisis económico, social y político
en décadas posteriores.
Sin embargo, lo que se trata de destacar aquí es el surgimiento de un nuevo patrón de observación crítica y sistemática de la realidad económicosocial, —el “análisis social”— en tanto artesanía intelectual, esto es en
cuanto dirigida a establecer claramente sus propios límites metodológicos, sus objetivos específicos de investigación, sus propios criterios de
validación de la prueba, en fin su campo intelectual e institucional propio
de trabajo. Ahora bien, es obvio que esta forma sistemática e institucional de trabajo no tiene que surgir desarrollarse o consolidarse exclusivamente en los centros de enseñanza superior universitarios. La historia de
la ciencia en EEUU y Europa así lo demuestra fehacientemente.
Sin embargo, en el caso específico de Panamá, la Universidad, por lo
menos hasta poco después de la segunda mitad de este siglo, no solo
171
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
ocupó un papel central en la promoción del ‘análisis social’ sino también
un lugar protagónico como centro difusor del pensamiento disciplinado
y riguroso en otras disciplinas científicas. Como ya se ha señalado más
arriba, en un país con una incipiente y débil tradición intelectual, no es
difícil que la Universidad desplace a otras instancias del quehacer intelectual y ocupe preponderancia en grado superlativo.
2.1
Primer Período: 1935-1960
Efectivamente, es a partir de 1935 cuando empieza a darse la divisoria de
aguas entre los estudios humanísticos literarios o de ‘reflexión libre’ sobre la sociedad y el hombre panameño y el inicio del uso de categorías,
temas e instrumentos de análisis más propios de la ética científica en un
sentido estricto. De la misma manera, el trasfondo ideológico que acompañaba a estas expresiones ‘precientíficas’ de aproximación a la realidad
social sufriría sensibles modificaciones. En cierta manera, el ‘nuevo discurso’ será en gran parte ascético, ‘neutral’, en fin, poco imaginativo.
Del encendido discurso liberal, nacionalista y crítico de las décadas del
20 y del 30, desarrollados a través de profundos e intuitivos ensayos
sociopolíticos y de la oratoria culta y el buen decir iremos pasando poco
a poco, y por medio de un proceso que no ha culminado aún, al frío y
conceptual ‘informe’, ‘Reporte’ o artículo científico, el cual también
serviría de vehículo para la difusión de formas ideológicas específicas.
Así tenemos, v. gr., que una de las primeras expresiones prácticas de
este primer período científico sería la creación, una década después
de fundada la Universidad, de la Escuela de Trabajo Social (1946), la
cual surge muy influenciada por criterios empiricistas, pragmatistas y
de profilaxis social. En este caso, los criterios propiamente científicos
cederán el paso a la ideología del bienestar social (Welfare State) reproduciéndose así, en nuestro medio, una particular concepción del Estado,
muy de moda durante la postguerra en los Estados Unidos. Esta concepción ideológica movilizada por la nueva ética científica y legitimada por
la misma, si bien estaba imbuida de intenciones reformistas, distaría mucho de representar una avanzada de interpretación crítica de la sociedad.
Pero esta es apenas una de las tantas variantes ideológicas del problema.
172
En realidad las primeras cátedras de sociología, centros de investigación
y estudios especializados sobre la realidad social de Panamá que datan
de mediados de la década del treinta, significaron un gran avance en
cuanto a posibilidades reales de trascender esquemas simplistas o mecanicistas, en el tratamiento de la “cuestión social”. Desafortunadamente,
el desarrollo de estas actividades, desde ese entonces hasta el momento
actual, no ha sido siempre continuo ni ascendente. Quizás por razón de
la secular vulnerabilidad de la economía y sociedad panameña con respecto al extranjero, y particularmente con respecto a los Estados Unidos,
la característica más señalada ha sido el contradictorio proceso de rápida
incorporación de estilo y hábitos de trabajo foráneos, acompañados del
súbito abandono de los mismos sin, que medien auténticas ‘crisis intelectuales’ internas o momentos de verdadera transición, y peor aún, sin
que lleguen a establecerse verdaderas ‘escuelas’ o tendencias. Afortunadamente, esto último empieza a ser menos cierto en los últimos diez
años, como veremos más adelante, sin embargo, aún persisten las perniciosas consecuencias de este diletantismo intelectual.
Durante el período comprendido entre 1935 y 1960 pueden distinguirse
claramente dos momentos: 1935-1940 y 1940-1960. El primer momento
puede ser caracterizado como uno de fuerte promoción y estímulo al estudio científico impulsado por el flujo hacia Panamá de sociólogos, economistas y científicos procedentes de Europa (especialmente Alemania
y Austria); posteriormente arribarán catedráticos de España y Estados
Unidos. De esa primera generación de científicos y académicos alemanes podemos mencionar a los siguientes: Franz Borkenau (del Círculo
filosófico de Frankfurt), Richard Behrendt (de la Universidad de Basilea), Paul Honingsheim (de la Universidad de Heidelberg) Erich Graetz
y Siegfried Malowan (físicos de la Universidad de Zurich) Hans Julios
Wolff (jurista de la Universidad de Berlín) Werner Bóhnstedt (Administración de Negocios de la Universidad de Kiel) y Siegfried Fischer
(médico de la Universidad de Bres-lau). (Porcell, 1974).
En su mayoría, estos científicos, incluyendo a los españoles, llegan al istmo huyéndole al fascismo europeo; otros, particularmente los norteamericanos, llegarán como profesores visitantes apoyados por fundaciones
privadas y jugarían un papel muy importante en la consolidación de las
173
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
primeras bases académicas de la Universidad de Panamá. No obstante,
el clima intelectual imperante en el país, que recién se aboca al establecimiento de la educación superior universitaria, y el escaso estímulo
intelectual y material que encontrarían estos científicos para el adecuado
desempeño de sus funciones académicas determinaría que, en la mayoría de los casos, la presencia de estos maestros en nuestro país fuera
efímera. Esto impide la formación de una contraparte nacional capaz de
continuar y profundizar investigaciones iniciadas a un nivel realmente
científico. Sin embargo, algunos profesores tales como Richard Behrendt, en el campo de la Sociología y la Economía y Erich Graetz, en el terreno de las ciencias físicas dejaron profundas y duraderas huellas entre
una reducida aunque motivada generación de estudiosos locales.
La contribución más notable de los científicos alemanes, en el terreno de
las ciencias sociales, se hace sentir fundamentalmente, en tres aspectos:
a) Introducen la modalidad alemana del seminario-taller con lo cual
rompen con el esquema napoleónico de la ‘cátedra magistral’ colocando de esta manera a la investigación y al espíritu crítico y
cuestionador en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje;
b) Impulsan la creación de Centros de Investigación orientados hacia
la identificación y solución de problemas económicos y sociales
relevantes, desde una óptica eminentemente práctica y que se refleja en una amplia temática que incluye tópicos nacionales que van
desde la discusión de asuntos cooperativistas, agrarios y demográficos hasta profundas reflexiones económico-jurídicas, pasando por
el tratamiento de problemas financieros y de comercio exterior; y
c)
Propician una intensa actividad editorial universitaria que fue uno
de los factores que más contribuyó a institucionalizar el trabajo
científico entre estudiosos, investigadores e intelectuales nacionales, y que además sirvió como una de las más importantes fuentes de difusión y actualización, en nuestro medio, del pensamiento
económico, político y social de la época. La importancia de este
significativo esfuerzo editorial está reflejado en los diecisiete (17)
números publicados de la Revista Universitaria (de 1936 a 1940)
174
y los cuatro (4) Boletines del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad de Panamá (de 1944 a 1945).
A pesar de la promisoria perspectiva que para las ciencias sociales significó este impulso inicial, lo cierto es que no pareció existir a nivel
del Estado panameño, mayor interés en desarrollar en forma ampliada
estas nuevas disciplinas científicas. Es un período que coincide con el
pleno fragor de la II Guerra Mundial, aparentemente existían condiciones económicas, políticas o intelectuales poco propicias para ese desarrollo. Predominará un pragmatismo rampante en el tratamiento de los
llamados ‘problemas sociales’ y las consideraciones de tipo burocrático
pronto desbordaran los tímidos intentos de profundizar en análisis de fondo
(diagnóstico o evaluaciones). De hecho, durante el período inmediato de
post-guerra, disciplinas como la Sociología, la Antropología e inclusive
la Economía, eran consideradas como demasiado abstractas y teóricas en
nuestro medio, dirigiéndose entonces la prioridad hacia aquellas disciplinas o enfoques prácticos y ‘asistencialistas’ pretendidamente en mejor
disposición para atender problemas sociales inmediatos tales como, por
ejemplo, el mejoramiento de los niveles de vida (sobre todo en las áreas
urbanas), las políticas Ad Hoc de Bienestar Social u otros en los cuales el
Estado pudiera tener particular interés o urgencia en un momento dado.
El segundo momento de este período (1940-1960) va a caracterizarse por
una drástica ruptura con el momento inmediatamente anterior es decir
por un profundo reordenamiento de la filosofía universitaria que implicó, virtualmente, la interrupción de casi todo el plan básico de trabajo
académico que la Universidad de Panamá se había impuesto desde su
fundación en 1935. Visto en perspectiva histórica, todo aquel cúmulo de
esfuerzos inicial de la Universidad, en lugar de significar al inicio de un
proceso de consolidación e institucionalización creciente, se transformó
realmente en un simple momento de transición. La II Guerra Mundial
había dejado profundas huellas, y una de las más importantes fue el reforzamiento de la influencia norteamericana en casi todos los órdenes de
la vida nacional, incluyendo, desde luego, la Universidad.
Esta influencia fue mucho más allá de la simple presencia física de pro175
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
fesores norteamericanos que empiezan a vincularse a la Universidad
durante y después de la guerra. Se reflejará además en la significativa
presencia de profesores nacionales egresados de universidades norteamericanas y/o hispanoamericanas y de una ambientación ‘deseuropeizadora’ (Figueroa, 1984 A). Las consecuencias más notables de esta fase
serían el virtual abandono del sistema de seminarios y la eliminación de
los centros e institutos de investigación social para finales de la década
del cincuenta. En su lugar veremos florecer el sistema clásico de la ‘cátedra Magistral’ la popularización de los Apuntes de Clase’ (Readers), que
en la práctica empobrecería el denodado esfuerzo editorial de la década
anterior y la elaboración de las Tesis de Grado, como una compensación
frente a la desaparición de los seminarios-talleres.
Si bien todos estos cambios contribuyeron fortalecer orgánicamente el
trabajo de la Universidad, a dotarla de una mayor institucionalidad y a
equipararla comparativamente con otros centros universitarios con respecto a criterios de ‘modernización’ lo cierto es que en lo que respecta a
las ciencias sociales en su conjunto, se observaría un dramático descenso
en cuanto a la relevancia de los contenidos y temas de investigación, así
como un marcado énfasis en imponer un pensamiento social cada vez
menos crítico y cuestionador.
De otro lado, gran parte de la producción realmente importante en el
campo de las Ciencias Sociales, durante el período, sería el producto
de esfuerzos dignos de encomio, pero desarrollados en forma dispersa e
inorgánica y al margen de instancias institucionales, centros de estudio
o institutos de investigación, que garantizaran una mayor continuidad y
profundización de las labores iniciadas. A pesar de esto, durante la década del cuarenta habría que mencionar el valioso aporte de catedráticos
panameños y extranjeros, así como de alumnos aventajados cuya contribución fue realmente ejemplar v. gr., Ángel Rubio (Geografía), Diego
Domínguez Caballero (Filosofía), César Quintero (Derecho y Ciencias
Políticas), Demetrio Porras (Sociología), Demófilo de Buen (Derecho),
Rafael Moscote (Historia), Jorge Illueca y Humberto Ricord (Derecho y Pensamiento Político), Ofelia de Hooper y Georgina Jiménez de
López (Sociología). Digna de mención es igualmente la contribución de
176
norteamericanos como J. B. Biezanz y su esposa, (Sociología y Etnología), Joseph H. Harrmgton (Labor Cívica y Economía), y Carolyn de
Campbell (Sociología).
El panorama intelectual y científico del país no sufrirá mayores modificaciones durante la década del cincuenta a pesar de los profundos cambios económicos que se observarían desde mediados de la década. A
pesar de esto, se registraron esfuerzos incipientes, aunque un tanto más
orgánicos y sistemáticos, tendientes a darle mayor relevancia y unidad
de contenido a ciertos temas o líneas de análisis, en particular en el terreno de la Antropología y Arqueología, en el análisis crítico de la economía nacional y en el campo de la Historiografía. En este sentido, habría
que destacar la labor de la Dra. Reina Torres de Araúz, quien en 1955
instaura la cátedra provisional de Antropología, así como la de Hernán
Porras, que publica en 1953, el polémico artículo Papel Histórico de los
Grupos Humanos de Panamá. De igual manera Carmen Miró desarrolla una ejemplar labor vía una mayor sistematización y eficiencia en el
manejo de los Censos Nacionales. Los economistas Rubén Darío Carles
y David Turner Morales producen los primeros intentos de análisis estructural de la economía nacional panameña para finales de la década.
Carlos Manuel Gasteazoro publica en 1956 su Introducción al Estudio
de la Historia de Panamá. En 1954, Ricaurte Soler inaugura una nueva
fase en el estudio de las ideas con la publicación de su obra Pensamiento
Panameño y Concepción de la Nacionalidad.
A finales de la década del cincuenta se advierte un ambiente de gran efervescencia política e intelectual en el contexto de una economía que materialmente se expande, siguiendo un nuevo modelo de acumulación (la
sustitución de importaciones) pero en donde, al mismo tiempo, las contradicciones sociales y políticas empiezan a preanunciarse agudamente
no sólo a través del descontento generalizado de los sectores medios, la
presión de los sindicatos bananeros, la lucha por reivindicaciones económicas y sindicales de sectores proletarizados de la Ciudad de Colón
así como de la capital, sino también mediante la búsqueda de fórmulas
políticas nuevas y de modelos interpretativos que permitieran replantear
la contradicción entre acumulación capitalista y miseria generalizada.
177
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
2.2. Segundo Período: 1960-1970
En efecto, un segundo momento se iniciará en la década del 60 cuando
a instancias de factores externos, como serían la revolución cubana y la
Alianza para el Progreso, la gran mayoría de los países latinoamericanos,
incluyendo desde luego a Panamá, se harán beneficiarios de una intensa
corriente de colaboración técnica y científica destinada a frenar los ímpetus de una revolución ‘desde abajo’ situación ésta que, entre otras cosas
privilegiará el estudio cada vez más cuidadoso de la “variable social”
Esta concepción que adquiere rango de prioridad en la Reunión de Punta
del Este en 1959, sirve de marco de referencia para que los “aspectos sociales y políticos” sean tratados con ‘más seriedad’ en el contexto de los
esfuerzos destinados a evitar la reproducción de un modelo ‘a la Cubana’
en el continente. En esta virtual labor de contrainsurgencia, la ciencia
social tenía que elevar sus niveles de comprensión de la realidad social,
adquiriendo legitimidad por medio del uso intensivo de las técnicas más
sofisticadas de la investigación social. Es la época de la “Encuesta Camelot” en Chile y del “Plan Simpático” en Colombia, ambos, proyectos
de investigación dirigidos a detectar ángulos sensitivos relacionados con
la potencialidad revolucionaria en América Latina. Pero este es también
el período de la creación masiva de facultades y centros de investigación
especializados en Sociología y Ciencias Políticas en una gran cantidad
de países latinoamericanos. Indirectamente, pues, la contrainsurgencia
estaba creando condiciones que, por lo menos a mediano y largo plazo,
favorecían una elevación en los niveles de desarrollo teórico-metodológico autóctono de las Ciencias Sociales.
En el plano interno, sin embargo, Panamá parece ser una excepción si
la comparamos con el resto del continente, incluyendo Centroamérica.
Quizás por la ausencia de una sólida tradición universitaria en materia
de ciencias sociales, el país no se benefició de los frutos de la investigación y de la transferencia de tecnología que en materia sociológica y
económica, experimentarían otros países, y nos limitaremos a recibir pasivamente solo algunos sub-productos de este proceso, particularmente
bajo la forma de programas de desarrollo de la comunidad o de asesoría
y asistencia técnica auspiciada por la AID y/o los Cuerpos de Paz de los
178
Estados Unidos. En este sentido. Panamá virtualmente estaría reforzando esa aparente tradición pragmatista e inmediatista (y de alguna manera
anti intelectual) que, en lo que a las ciencias sociales concierne, se inicia
ya desde la década del 40.
Esta situación se expresó a través de programas concretos de Desarrollo
Comunal como fue por ejemplo, la ODCU (Oficina de Desarrollo Comunal Urbano), creada en 1967 como dependencia del antiguo Ministerio
de Trabajo, Previsión Social y Salud Pública y que en sus inicios se conoció como Oficina de Desarrollo Comunal. Estas dependencias fueron
los antecedentes casi inmediatos, por decirlo así, de la DIGEDECOM.
Otra expresión de esta fase fue el desarrollo de los Programas de Acción Cívica de la Guardia Nacional que en gran medida también formaba
parte de la estrategia de contrainsurgencia, pero incorporando en esta
ocasión una mínima base de conocimiento táctico sobre la organización
social y cultural de las comunidades en las cuales realizaba su acción.
Este segundo período involucra una profunda revalorización de la problemática ‘social’ a nivel del aparato estatal y del proyecto político que
lo sustenta, toda vez que incorpora al discurso político tradicional (gubernamental), un elemento ‘raro’ o ‘exótico’ que hasta hacía poco estaba
limitado a las discusiones en las aulas universitarias o era exclusivo del
habitual lenguaje cuestionador del status quo.
Pero de otro lado, este período no solo se caracterizaría, a lo interno, por
el proyecto de contrainsurgencia y la importancia político-estratégica del
factor social. En el ámbito intelectual, el debate de la cuestión social se
enriquecerá notablemente al calor de dos hechos centrales: la revitalización lenta pero sistemática de la actividad editorial (responsable de la
producción de revistas y material documental) y el impulso a los centros
de investigación, especialmente universitarios.
Durante la década del sesenta harán su aparición las siguientes revistas y
publicaciones periódicas: Revista Tareas, fundada en 1960 por Ricaurte
Soler; la Revista Hombre y Cultura; fundada en 1962 y órgano de divulgación del Centro de Investigaciones Antropológicas de la Universidad
de Panamá; la Revista Tierra y Hombre, órgano del Departamento de
179
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Geografía de la Universidad de Panamá y fundada en 1966; la Revista de
la Facultad de Administración Pública y Comercio; boletín informativo
fundado en 1969; la Revista Diálogo Social, fundada a finales de la década. La Revista Lotería, sí bien inicia sus entregas en la década del cuarenta (1941), va a enriquecer tremendamente la bibliografía sociológica,
histórica, antropológica y cultural del país, durante esa época. Si bien
muchas de estas revistas, sobre todo las universitarias, no van a tener
siempre una salida regular constituyeron el centro de una gran actividad
científica toda vez que eran órganos de difusión de centros de estudio
o investigación. Esto es particularmente cierto en el caso del Centro de
Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Panamá y del Departamento de Geografía e Historia de la Universidad de Panamá.
Constituyen figuras de obligada referencia, ya no solo por sus publicaciones periódicas, sino por notables contribuciones al acervo científico
y cultural de la ciencia social, en este período, autores tales como Olga
Linares, Ricaurte Soler, Ornar Jaén Suárez, Richard Cooke y Alfredo
Castillero Calvo.
2.3. Tercer Período: 1970 en adelante (Situación actual)
Una tercera fase en el desarrollo de las ciencias sociales en Panamá se
inicia a finales de la década del 60, concretamente a partir de 1968. El
modelo de contrainsurgencia, ya en decadencia y ciertamente desprestigiado (por lo menos en su versión militar) se va a complementar con
una ambientación de reforma y crítica social encabezada por el General
Torrijos y determinada por las nuevas formas de dominación del Estado, particularmente después del fallido golpe de Estado de diciembre de
1969. Después de dos años de represión, la década del 70 se va a caracterizar por los intentos de parte del Estado por lograr una base de apoyo
que le permita redefinir su proyecto político.
Una de las primeras reacciones a estos esfuerzos de cooptación política lo constituye la publicación que, en 1970, hace el Partido del Pueblo (Comunista) de la obra Panamá: 1903-1970 y que redactan Carlos
Francisco Changmarín, César De León, Rubén Darío Sousa y Víctor
Ávila. Desde otro ángulo, se van a desarrollar esfuerzos tanto a nivel
180
gubernamental como de grupos políticos independientes, para un cuestionamiento crítico de la realidad y transformación social. A nivel gubernamental, un claro ejemplo lo constituye la relevancia que tendría la
DIGEDECOM a principios de la década del setenta y su intenso trabajo
no solo de movilización política sino también de investigación social
y de apoyo a políticas de desarrollo a nivel local o comunal. De igual
manera, en algunos ministerios, como el de Salud y el MIVI, empezaron
a establecerse centros de ‘Investigación y Planificación Social’ desarrollándose paralelamente a este proceso, el persuasivo mito de la demanda
potencial de profesionales en las ciencias sociales y que de hecho, algún
papel jugó en la expansión que, en términos de graduados y especialistas
en ciencias sociales, experimenta el país desde la década del setenta. El
principal responsable en estimular real o imaginariamente esta demanda
fue el Estado, por medio de su política de privilegiar el desarrollo de
proyectos sociales, como nunca antes se había hecho en el país. Aunque
no se dispone de información confiable y coherente a este respecto —lo
que no es de extrañar ante la ausencia de un modelo explícito y claro con
respecto a las prioridades sociales del Estado— lo cierto es que el primer
quinquenio de la década del setenta fue testigo de prometedoras expectativas con respecto al desarrollo de las ciencias sociales.
Justamente, en 1972, y al calor de esta potencial demanda, se crea la Escuela de Sociología de la Universidad Santa María La Antigua (USMA).
Esta fue la primera Escuela en su género, en establecerse en Panamá y
fue una respuesta casi automática a las expectativas que acompañan al
surgimiento de las Juntas Locales, Juntas Comunales, Juntas Agrarias,
Asentamientos Campesinos, Cooperativas, etc., es decir a las posibilidades de desarrollo social que parecen avizorar las bases sociales de apoyo
y que el Estado fomenta durante ese período. Inicialmente, su orientación no fue precisamente muy crítica del status quo promoviendo la idea
de un técnico ‘sensibilizado’ sin embargo, para mediados de la década se
irá advirtiendo una tendencia a mantener una distancia discrecional con
respecto a su posición inicial hacia el Estado y sus proyectos y a reforzar
el ángulo básicamente teórico-metodológico; no obstante, la ausencia de
una unidad o centro de investigación posiblemente impidió que esta reorientación evolucionara hacia posiciones más radicales o críticas hacia
el Estado.
181
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
La Universidad de Panamá también se hará eco de esta nueva situación,
lo que se verá reflejado en el reforzamiento de la actividad editorial universitaria, ya iniciada en la década anterior y en el funcionamiento de por
lo menos cinco centros de investigación social superior a principios de la
década del setenta: el Centro de Investigaciones Sociales y Económicas
(CISE); el Centro de Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, el Instituto de Criminología, el Centro de Investigaciones Antropológicas y el Centro de Investigaciones Educativas
y Experimentación del Instituto Centroamericano de Administración y
Supervisión de la Educación (ICASE). Lamentablemente, un centro tan
importante como el CISE tendría una vigencia muy breve (1971 1973)
debido a la conjugación de dos problemas íntimamente relacionados,
primero, la ausencia de una política universitaria definida en materia de
investigación universitaria, la que tendrá que esperar hasta principios
de la década del ochenta para alcanzar una definición más orgánica, y
segundo, la prioridad que dará la Universidad de Panamá a las actividades de promoción social y política y de extensión cultural, actividades
estas perfectamente compatibles con la política ‘democratizadora’ y de
puertas abiertas que inaugura la Universidad a partir de su reapertura en
1970.
Por otro lado advertimos que, a nivel de algunos grupos, centros e institutos que tomaron la iniciativa de desarrollar las ciencias sociales de
manera independiente y, particularmente, a nivel de aquellos más politizados (izquierda cristiana, marxistas independientes, etc.), se inicia un
movimiento que reclamaría de las nuevas disciplinas sociales un mayor
compromiso con las necesidades de transformación de la sociedad. La
mayor parte de estos grupos se establecieron durante la segunda mitad de
la década del 70, a excepción del Centro de Capacitación Social (CCS),
que desde finales de la década del 60 empezó a publicar la revista Diálogo Social. En 1976 se crea CELA (Centro de Estudios Latino Americanos), y en 1979 empieza a funcionar el TELS (Taller de Estudios
Laborales y Sociales). Estos centros van a darle un gran impulso a la
investigación social, económica e histórico-política enriqueciendo la bibliografía existente y provocando un ambiente de gran agitación intelec-
182
tual y promoción política en torno a temas como el papel del Estado, los
Tratados Torrijos-Carter los movimientos populares o las alternativas de
transformación social y política en el país, entre otros.
Un elemento coyuntural que jugará un papel fundamental en el reforzamiento de las opciones teóricas y metodológicas de estos centros independientes de investigación y promoción social es el hecho de que
inician su actividad precisamente en un momento en que el ‘Proyecto
Torrijista’ ya daba muestra de fatiga y los antagonismos sociales tendían
a agudizarse.
Aunque estos centros e institutos van a constituirse, orgánica y financieramente, al margen de los centros-universitarios, mantendrán estrechos
vínculos con los mismos, particularmente la Universidad de Panamá,
mediante convenios nacionales y regionales. Por ejemplo, en 1979, el
CELA firmará convenios de investigación y colaboración académica con
la Universidad de Panamá y con el CSUCA (Consejo Superior Universitario de Centro América), respectivamente. De igual forma, el TELS
coordinará esfuerzo de investigación con el SUM (Servicio Universitario Mundial), organismo internacional con sede en Ginebra. Hasta el
momento, sin embargo, no se ha hecho una evaluación de las implicaciones derivadas de esta relación centros independientes-universidad, por lo
menos en términos de fortalecimiento e institucionalización del trabajo
científico social en nuestro medio.
A finales de la década del setenta se advierte la consolidación de un fenómeno cuyas características empiezan a perfilarse desde inicios de esa
década, y es el de la profesionalización creciente de las ciencias sociales.
Pero profesionalización no va a ser necesariamente sinónimo de legitimación o de aumento en el prestigio de las nuevas disciplinas intelectuales a las cuales estamos haciendo referencia y menos de aumento inusitado en la demanda laboral. Se trata simplemente de que la indagación
y cuestionamiento de la realidad social ha entrado en una nueva fase, en
la cual surgen problemas y situaciones sociales que no pueden ser abordados por las disciplinas tradicionales, en donde, por lo tanto, los requerimientos de preparación técnico-metodológicos y teóricos, son mucho
183
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
más exigentes y específicos, y en donde finalmente, los principios generales y a largo plazo van cediéndole terreno a la formulación de planes de
acción concretos ante demandas y exigencias también concretas.
Indicadores puntuales de esa profesionalización van a ser: a) la demanda de servicios específicos en materia de desarrollo social (al tenor de
programas estatales) y por consiguiente la existencia de una práctica
real (experta o no) en materia de desarrollo social y que se realiza en
ministerios, centros de investigación, universidades, empresas privadas,
grupos comunitarios, etc. Esta práctica puede ser evaluada y además
cuantificada y b) la caracterización de la investigación científica como
rasgo distintivo de esta práctica y campo de trabajo, la cual sólo puede
ser avalada o lo que es lo mismo, legitimada, por medio de la instancia
académica correspondiente, en este caso, la Universidad. En este sentido, la creación de la Escuela de Sociología en la Universidad de Panamá
cobra una significación muy especial cuando este hecho se da justamente
a principios de la década del 80.
La situación actual
La década del 80 da inicios a lo que podríamos denominar la situación
actual. El ‘proceso de democratización’ que se inicia tras la firma de los
Tratados Torrijos-Carter y que empieza a asumir forma corpórea mediante las modificaciones constitucionales de 1978 y 1983, permitieron
captar la magnitud y la intervención estatal en la conducción de la economía y sociedad panameña desde el golpe militar de 1968, pero permitió
también sopesar el impacto de las modificaciones sociales que introduce
el proceso, principalmente en términos de la participación popular (a
través del Poder Popular, las Juntas Locales, Asentamientos Campesinos
y demás) y de la priorización de proyectos sociales en el campo de la
salud, la vivienda, la educación, etc.
Esta acción estatal tenía entonces que reflejarse en la presencia de una
significativa burocracia profesional vinculada a los nuevos roles que
asume el Estado. Esto de hecho era así expresándose en un incremento
del número de empleados públicos en un 196% en el período comprendido entre 1968 y 1983 (MIPPE, 1985). A pesar de esto, la participación
184
de las Ciencias Sociales en cuanto tales, en tanto estamento profesional y
por tanto como instancia de referencia para la toma de decisiones fundamentales en materia social, no fue tan envolvente como algunos podrían
suponer y esto, a pesar de que la práctica de los nuevos hábitos de trabajo
experimentó cambios cualitativos con respecto a la década anterior y
de que los criterios de profesionalización y legitimación se encontraban
virtualmente delimitados tanto en términos académicos como de algunas
prácticas profesionales (docencia, investigación, promoción, capacitación y asesoría técnica). Lo que si se hizo evidente, fue la configuración
de una especie de síndrome técnico, sobre todo en las esferas oficiales,
que ponía énfasis en el papel cada vez más importante del profesional en
cada una de las etapas del desarrollo de la política social; en la programación, en el desarrollo y ejecución del programa y en la evaluación del
mismo, y en esto cada día más coincidirían tanto el sector gubernamental
como el sector privado independiente.
Con todo, mientras la práctica de las ciencias sociales ‘nuevas’ como la
Sociología, la Psicología, la Economía, la Ciencia Política, la Antropología y otras, sigue siendo oficiada por una minoría relativa, todavía, el
énfasis profesional continúa dándose en el plano social asistencia! y en
las áreas tradicionales de la educación y la pedagogía, lo que revela uno
de los ángulos ocupacionales de ese proceso de priorización de necesidades que se desarrolla durante el período torrijista comprendido entre
1968 y 1978.
No existe aún en el país una contabilidad confiable sobre el mercado de
oferta de trabajo de las ciencias sociales —y esto es indicativo del nivel
de profesionalización de estas ciencias-, sin embargo, en el siguiente
cuadro puede apreciarse, con la discreción que deben imponer las fuentes estadísticas, parte del hecho señalado.
Por otra parte, si bien no es posible disponer de información cuantitativa
confiable sobre el volumen e incidencia de esta población profesional,
si es posible un perfil de la práctica profesional correspondiente, tanto
a nivel oficial como de centros e institutos privados. La práctica de una
década permite además distinguir situaciones típicas de ese proceso de
profesionalización y legitimación que hace relación con el nivel de parti185
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
La necesidad de especialistas en todas las fases del proceso se ha
probado como necesaria en programas tales como el de electrificación rural, programas colectivos de vivienda y adiestramiento de
personal, entre otros, y esta situación es bien conocida —aunque
a un nivel puramente pragmático/operacional— por parte de las
instancias burocráticas superiores encargadas de controlar y supervisar estos proyectos. Lamentablemente, aquí afloran problemas
de fondo como aquellos relativos a ciertos hábitos (intelectuales,
metodológicos y teóricos) de trabajo puestos en práctica por los
mismos científicos sociales como lo son aquellos de privilegiar el
diagnóstico crítico y develador de la realidad, o bien suplantar el
hecho factual o descriptivo por envolventes generalizaciones macro-sociales como base para la derivación de conclusiones o recomendaciones.
cipación e incidencia creciente de las ciencias sociales, pero que también
nos habla de las profundas limitaciones que experimenta su ejercicio en
estos momentos.
a) Hay que indicar que si bien se reconoce cada vez más la importancia
de la investigación social en el desarrollo de programas de política
social, se advierte la ausencia, en ministerios, entidades autónomas
e incluso en instituciones privadas, de secciones o unidades de investigación social permanente. No estamos haciendo referencia a
una sección que se encargue, exclusivamente, de la investigación
básica o pura, o que conciba la investigación como una fase del
proceso de implementación de políticas de desarrollo, nos estamos
refiriendo a una unidad de investigación que en cuanto tal, apoye
todas las fases del proceso de desarrollo de programas sociales y
económicos: desde la programación hasta la evaluación pasando
por la ejecución.
186
Esto sin lugar a dudas, ha tenido consecuencias prácticas desde el
punto de vista de lo que se espera del sociólogo o el economista,
según sea el caso. En el mejor de los casos, lo que ocurre es que
las unidades encargadas de llevar a término los programas de desarrollo social conciben a la investigación social, sólo como una
parte del proceso, bien sea de la fase de diagnóstico o bien de la
fase evaluativa.
Esto implica que el investigador tenga una incidencia limitada en el
proceso de toma de decisiones ya que en muchos casos es contratado, incluso, como ‘especialista’ para que le haga frente a tareas muy
específicas y concretas sin poder involucrarse en la problemática
global en cuestión cuando ésta realmente lo amerita.
b) Un segundo nivel de participación hace referencia a lo que podríamos denominar la investigación social ‘no comprometida’ con los
programas de transformación social y económica que desarrolla el
gobierno y que engloba a intelectuales, académicos y a sectores
politizados que sustentan posiciones críticas con respecto a las acciones oficiales en materia social. Aunque en el marco del presente
trabajo no podemos dar una relación detallada de su campo y mo187
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
dalidad de acción, sí podemos decir que este nivel de participación
es aplicable a la acción que desarrollan centros de investigación
tales como el CELA, CEASPA, TELS, y otros ya mencionados con
anterioridad.
En estos casos, se entrecruzan aspectos éticos y científicos que no
pueden soslayarse. En efecto, a pesar de su posición crítica y de
no involucramiento con las acciones gubernamentales, o quizas
por eso mismo, estos centros están incursionando cada vez más
en el terreno del análisis y discusión de problemas específicos que
afectan el desarrollo de programas de política social emprendidos
directamente por el gobierno. Frecuentemente, dado el nivel de información que se maneja y sobre todo debido al contacto y consulta
con sectores directamente afectados (beneficiarios), estos análisis
devienen en recomendaciones concretas y en muchos casos, en
alternativas viables y/o razonables tanto dentro del marco de los
programas de desarrollo social y económico promovidos por el gobierno como de los intereses de los grupos populares. Sin embargo,
ante la imposibilidad ‘ideológica’ de tender un puente, por el costo
que esto pudiera implicar en términos de colaboracionismo o de
sesgo ‘reformista’ estas recomendaciones suelen derivar en soluciones formuladas a un nivel macro y a largo plazo, como serían las
que podrían esperarse de cambios estructurales profundos.
Desde luego, estos centros consideran que la metodología Accióninvestigación-Acción, que involucra a los grupos oprimidos como
objetos y también como sujetos de su propio cuestionamiento social, no solo es capaz de ofrecer auténticas soluciones alternativas
a las que pueda ofrecer el establecimiento, sino incluso de enriquecer infinitamente el conocimiento científico de la realidad. Sin
embargo, algunos consideran (Freeman y Sherwood, 1981) que en
su calidad de “partícipes externos” tienen que pagar un precio, y
es que rara vez pueden influir directamente sobre las fuentes de
decisión política que tienen en sus manos la programación y ejecución de proyectos que afectan urgentemente sectores de población.
Esto conduce a un resultado paradógico y contradictorio. En efecto,
habida cuenta de que estos centros independientes, operan con es188
casos recursos económicos y débiles lazos de comunicación con los
centros de decisión política, se corre el riesgo de que a largo plazo
pueda limitarse drásticamente su influencia sobre el conjunto de la
sociedad, por lo menos como fuente generadora de conocimiento
nuevo de la realidad, deviniendo en consecuencia, en instrumentos
orgánicos para el análisis exclusivo de ‘situaciones de coyuntura’
y de activismo promocional y descuidando el pensamiento crítico
de fondo.
c)
Finalmente podemos hablar de un tipo particular de contribución
que hace la ciencia social en nuestro medio y que se realiza por
medio de lo que podemos denominar la investigación social autárquica, que es aquella que involucra ese conjunto de investigaciones que, por ausencia de una política nacional de investigación
científica y tecnológica, tiene una influencia ‘incidental’ o más bien
‘accidental’ sobre las políticas de desarrollo. Se trata básicamente
de la investigación social llevada a término por catedráticos universitarios o investigadores y técnicos de alto nivel. Este tipo de investigación comprende desde tesis de doctorado hasta incluso una diversidad de estudios que se realizan a nivel de ministerios y demás
dependencias oficiales, pasando por verdaderas contribuciones a la
teoría y metodología científica. Realmente no existe en Panamá una
adecuada red de comunicaciones que permita aprovechar debidamente este derroche de energía intelectual lo que lleva obviamente
a la frustración y la sensación de algunos investigadores de que las
ciencias sociales son inútiles. En este punto se impone una reflexión
sobre la situación universitaria. En efecto, la Universidad, y en este
caso particular la Universidad de Panamá, que es la instancia académica que ofrece condiciones ideales para un aprovechamiento
y planificación óptima de los recursos intelectuales a su más alto
nivel, atraviesa por una situación coyuntural en lo que respecta al
impulso de las ciencias sociales nuevas.
A este respecto hay que indicar por ejemplo que ciencias como la
Sociología y la Economía, sólo hasta la década del 80 alcanzan un
significativo reconocimiento académico. La Escuela de Sociología
189
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
fue inaugurada en 1981 y la Facultad de Economía recién fue creada en 1982. Detengámonos un poco con respecto a la Escuela de
Sociología de la Universidad de Panamá.
Si bien esta situación aún no se ha proyectado en acciones concretas de la política universitaria con respecto a alguna disciplina
en particular (sociología, economía, etc.) no existe la menor duda
de que las demandas reales de profesionalización a nivel de estas
ciencias, y la necesidad de que las mismas adquieran no solo una
mayor legitimidad y capacidad de persuasión política, sino también
un mayor nivel científico, está poniendo en tensión a los principales resortes o instancias responsables del desarrollo de las Ciencias
Sociales a nivel de la Universidad de Panamá.
La Escuela de Sociología de la Universidad de Panamá, creada a
dos décadas de distancia del masivo surgimiento de facultades, institutos y centros de investigaciones especializados en Sociología
en la mayoría de los países latinoamericanos y a casi una década de fundada la primera escuela de sociología en el país, surge
bajo condiciones contradictorias, por lo menos en lo que hace a los
nuevos requerimientos de profesionalización y legitimación de las
Ciencias Sociales.
En su creación se combinan aspectos académicos y políticos. Por
un lado, la escuela nace como producto no sólo de la agresiva inclusión, en casi todos los planes de estudio de las diferentes carreras
impartidas en la Universidad —sobre todo después de 1971— sino
también de las crecientes expectativas respecto a su capacidad analítica para cuestionar legítimamente el establishment. En retorno,
sin embargo, esta última razón conspiraría en contra de una mayor
inserción y aceptación de la misma en el mundo académico tradicional.
En el contexto de una universidad que, desde 1970 prohija un proceso de democratización y de puertas abiertas, y que inspira un ambiente antielitista y antitecnocrático —pero que muchos definieran
también como ‘masificador’ y populista—, a la Sociología se le atribuía un rol cada vez más contestatario y cuestionador, pero si por un
lado se daba la tardía aunque crítica inserción de la Sociología en
el panorama científico nacional, por el otro lado, la Universidad de
Panamá, respondiendo a un nuevo momento del desarrollo políticosocial del país, y a una nueva etapa de las relaciones con los EEUU,
expresada en los Tratados Torrijos-Carter empieza a revisar críticamente (en 1981) los resultados de la democratización-masificación
de la educación universitaria y a considerar las responsabilidades
de la Universidad frente a las necesarias transformaciones de orden
económico, social y político (Plan de Desarrollo Universitario).
190
Esto significa que el rol contestatario y crítico que a nivel de la Universidad han asumido las nuevas disciplinas, aparentemente, sólo
puede rendir frutos efectivos si se comprende cómo se insertan estas nuevas disciplinas del conocimiento con las demandas cada vez
más crecientes de la sociedad. Es obvio entonces que la satisfacción
de esta demanda corre pareja con un incremento de la eficacia explicativa de las nuevas disciplinas y en su capacidad como medio
realmente transformador y no meramente macro-especulativo de la
realidad social.
3.
Algunos problemas y perspectivas
Dos hechos históricos han jugado un papel importantísimo en la configuración de la nueva Ciencia Social en Panamá, permitiendo que esta
delimite más precisamente su campo de acción y que incida de manera
directa sobre la marcha de los acontecimientos nacionales.
En primer lugar el florecimiento de una ideología pretendidamente más
científica que coloca cada vez más en el centro de lo que se conoce como
ciencia social, la investigación científica. La ‘investigación’ (y toda la
terminología, métodos de trabajos, hábitos, etc. que ella representa) se
convierte en el criterio legitimador de las ciencias sociales, en lo que
parece ser un velado reproche al ensayismo verbalista y al normativismo
jurídico. Independientemente de los diversos roles que intente representar el científico social, bien como consultor de política, como asesor,
como docente, como técnico, e incluso como militante político, al crite191
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
rio legitimador y lo que le confiere cierta responsabilidad es su alegada
fidelidad a los principios de la investigación social. Poco importan los
marcos teóricos o ideológicos que se utilicen, la nueva ética se tiene que
fundamentar casi místicamente, en la ‘investigación científica’.
En segundo lugar y coincidiendo en gran medida con esta nueva ética tenemos que tanto el Estado, como los sectores privados o independientes,
paulatinamente le han asignado al ‘factor social’ una importancia creciente. Contrario a los sectores economicistas de la década del sesenta,
se ha ido abandonando la tendencia a considerar a los factores sociales
como variables dependientes de otras instancias como por ejemplo, la
economía. Por diversas razones, la variable social ha cobrado independencia creciente, y si bien algunos la enfatizan como un recurso para
ocultar las contradicciones económicas y otros la subrayan precisamente para develar esas contradicciones, esa evaluación de rango ha tenido
efectos de importancia en lo que hace el fortalecimiento de teorías, conceptos y metodologías de las disciplinas comprendidas bajo la denominación de ciencias sociales en Panamá.
Algunos hechos subrayan la coincidencia entre la ideología científica y
la importancia de la variable social. Por ejemplo, con respecto a lo primero, ya se observa, en la Constitución de 1972, una voluntad política
expresa orientada en el sentido científico moderno. El artículo 78 señala
categóricamente que “El Estado formulará la política científica nacional destinada a promover el desarrollo de la ciencia y la tecnología”
Más recientemente, en junio de 1978, se crea la Ley 6 mediante la cual
se establece la Comisión Nacional sobre Política Nacional de Ciencias
y Tecnología. Esta Ley hasta el momento, no ha sido desarrollada, sin
embargo, a nivel de la Misión del Fondo Provisional de las NN.UU.,
de Ciencia y Tecnología en colaboración con el MIPPE, se han venido
haciendo los intentos de evaluación tendientes, entre otras cosas, a crear
condiciones que hagan posible la materialización del precepto constitucional expresado en la Ley correspondiente.
En lo que hace concretamente el segundo aspecto, o sea la relevancia
de la ‘variable social’ es evidente la importancia estratégica. Sin embargo, todavía esta relevancia ha estado motivada básicamente por factores
192
externos ligados a programas de colaboración técnica internacional y
orientada casi exclusivamente a programas de población. El trasfondo
que prioriza la importancia de los aspectos demográficos en países pobres como los nuestros es evidente y explica, además el involucramiento
o interés de sectores privados y otras.
De cualquier manera, los esfuerzos hechos en materia socio-demográfica
han fructificado en iniciativas concretas orientadas hacia la investigación
interdisciplinaria en los campos de la investigación básica, la investigación aplicada y la transferencia de tecnología. En este sentido hay que
señalar que, aparte de todas las acciones que en el terreno de investigación y planificación social se viene desarrollando en Panamá desde la
década del sesenta, vale la pena destacar dos casos muy recientes que
apuntan hacia una eventual integración y mayor profesionalización de
las Ciencias Sociales en nuestro medio. En primer lugar la creación del
CONA-PODE (Comisión Nacional de Política Demográfica), grupo intergubernamental que además de atender a los aspectos estrictamente
políticos-demográficos, se constituye potencialmente en un centro de coordinación en materia de investigación aplicada al desarrollo social. En
segundo lugar y virtualmente como una concreción de los objetivos de
CONAPODE, encontramos el COTEPO (Comité Técnico de Población),
una unidad técnica intergubernamental constituida más recientemente y
que integra al MIPPE, Ministerio de Salud, Ministerio de Vivienda, Estadística y Censo de la Contraloría General de la República, la Caja del
Seguro Social y el IFARHU.
Igualmente, el balance de algunas tareas concretas realizadas por este
Comité, como por ejemplo el reciente informe sobre población y Desarrollo de Panamá (Publicación Gráfica) Agosto de 1984, involucra acciones de investigación que a mediano plazo podrían rebasar el marco de
los estudios puramente demográficos e integrar otros tópicos y áreas de
interés tanto para la política social del Estado, como para una eventual
posición interdisciplinaria a nivel de las ciencias sociales. De hecho los
estudios de población en Panamá, han tenido la virtud de integrar a escala tanto de investigación básica como aplicada a un conjunto diverso de
disciplinas sociales tales como la economía, la estadística social, la sociología, la ciencia política, la salud pública, etc., en una forma en que no
193
Antecedentes, situación actual . . . Carlos Castro
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
lo pudieron lograr los enfoques economicistas en la década del sesenta.
Finalmente había que señalar con respecto a los señalamientos anteriores
que todos estos aspectos tienen una tremenda incidencia sobre la institucionalización, profesionalización y legitimación de las Ciencias Sociales
en Panamá, y constituyen los parámetros básicos dentro de los cuales se
pueden llegar a una visión realista del cual es su contribución al desarrollo económico y social del país.
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194
195
El Papel de la Sociología en la
Vida Nacional Panameña
Roberto A. Pinnock
Resumen
n el entendido que una disciplina científica como la Sociología
no escapa a las determinaciones que imponen los procesos históricos, se propone en este artículo una periodización de cuatro
momentos que señalan un hilo conductor y sus variaciones, en lo que
compete al papel que ha jugado esta ciencia social en Panamá.
E
El primero, que mira la producción del conocimiento sociológico antecedente a la incursión de la disciplina en la academia universitaria, pero
que marca hitos fecundos en el pensamiento social que hoy se revelan
como modelos en lo epistemológico y en lo ético; se resalta el aporte
poco referenciado en la historia oficiosa de intelectuales orgánicos de
los movimientos populares, como es el caso de José María Blázquez de
Pedro. De él, se conoce que promovió, dentro de los límites que imponía
el débil desarrollo de nuestras fuerzas productivas y académicas, una
visión epistemológica que redundaba en una praxis comprometida con
los grupos más débiles del istmo; una modalidad de pesquisa que hoy
197
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
podríamos denominar como prototipo de investigación cualitativa, pero
vinculándolo al conjunto social; una visión que tenía claro que si bien
había una sociedad compleja y había que interpretarla como tal, existía
un vértice articulador de carácter universal que articulaba los distintos
fenómenos de la sociedad, tal eje articulador era lo que concebía como
“la cuestión social”, misma que no era otra cosa que las relaciones de
explotación social.
Una segunda faceta, en la que se vivencia los primeros escarceos de institucionalización con la incursión de los escasos sociólogos y sociólogas
en la academia universitaria a partir de 1,935. Inicialmente, con la oferta
de agentes de una sociología crítica alemana y después, con una práctica
cualitativamente desmejorada desde el punto de vista disciplinar.
El tercer lapso, cubre los decenios setenta y ochenta, coincidente con
momentos en que la lucha por la superación de la semicolonia alcanzó
su punto cumbre. Aquí, la Sociología junto a otras Ciencias Sociales,
se reportaron con creciente actividad y se delinearon con claridad tres
rutas seguidas por la práctica de la disciplina. El proceso culminó con
la invasión estadunidense a nuestro país, generando replanteamientos en
lo disciplinar y profesional, al imponer un estado e ideología de corte
neoliberal.
Finalmente, un cuarto período aún abierto, iniciado en los años noventa, cuando el pensamiento neoliberal pareció estar sentado firmemente,
sin contrapesos a sus proposiciones, encontrándose con una disciplina
que tiene planteada al menos tres retos, que de superarlos rescatarían
su carácter y papel histórico, inhibido circunstancialmente por la ideología neoliberal. Un papel, que invita a mirar con detenimiento hacia
la tercera ruta del desempeño de la disciplina, seguidora de la más encumbrada tradición sociológica crítica latinoamericanista, pero también,
de los nuestros, incluidos, Blázquez de Pedro y Simeón González H., al
menos en sus visiones epistemológica, metodológica y ética. Un papel,
que renueva ese carácter de ciencia crítica y constructiva, en medio de
una sociedad compleja y desintegrada socialmente.
198
Evitando tentaciones
Cuando nos introducimos a un tema como el presentado aquí, con frecuencia hemos tendido a incurrir en dos tentaciones distorsionantes de
la realidad, a saber: una que nos lleva a asimilar la disciplina sociológica
con lo que hacen los(as) sociólogos(as) institucionales o “certificados”
por las instituciones académicas en el país, con lo que se deja de lado
aportaciones de estudiosos(as) o científicos(as) de otras disciplinas que
ya sea regularmente o no, han ofrecido interpretaciones creativas sobre
la cuestión social, con una perspectiva netamente sociológica o al decir
de Writh Mills, con imaginación sociológica.
Esta tentación resulta una desviación, toda vez que no solamente quienes contamos con la idoneidad o el “cartón” que nos certifica como
sociólogos(as), somos los(as) que aportamos al desarrollo de la disciplina, en sus dimensiones teórica y metodológica.
Esto está perfectamente despejado en inventarios del quehacer sociológico sobre aportes de profesionales científico sociales y no sociales en
el país, cuya obra más esmerada y fértil la ha producido el Dr. Alfredo
Figueroa Navarro. La misma, ha venido a bien para situar las áreas
de trabajo efectiva y potencialmente abiertas por ejercientes de diversas
disciplinas durante el siglo XX a favor de la sociologìa.
La segunda tentación que quisiéramos evitar alude a una evaluación de
los efectos o resultados de la práctica científica sociológica. Esto ocurre,
cuando se incurre en deducir mecánicamente que, donde encontramos
ejercientes de la profesión en comento, sus productos son favorables al
desarrollo de la ciencia sociológica per sé; o que, en caso que la acción
profesional observada resulte útil a la resolución de problemas sociales
puntuales, la misma es una aportación de la disciplina a la vida nacional.
Es decir, no sería científico asumir que toda obra académica, investigativa, docente y hasta burocrática de las y los científicos sociales, representa una contribución al crecimiento de la profesión o peor aún, que es
199
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
una aportación de la Sociología a la resolución de problemas actuales de
nuestra sociedad.
de algún tipo de hecho social, a no ser que se incluya (que no lo haría
yo)- la serie de narraciones de sucesos, elaboradas por los colonizadores
europeos.
Poder sortear estas tentaciones no es tan fácil. No obstante, asumiremos
aquí un triple propósito, por un lado, iniciar un debate evaluativo del
quehacer profesional y científico sociológico en el país, en el marco de
los procesos más globales de los que ha hecho parte; en segundo lugar,
sugerir algunas direcciones hacia donde pensar el tipo de contribuciones
que le cabe a la Sociología en Panamá en la actual etapa histórica, esto
es, los retos que debe asumir. En tercer término, lograr lo anterior evitando incurrir en las tentaciones comentadas al principio.
Por lo contrario, interpretaciones de las realidades sociales sí las encontramos en fechas subsiguientes a la descolonización respecto de España
y la inmediata agregación a la Gran Colombia de Bolívar, pasando por
el período del nacimiento de la mediatizada República en 1,903, hasta
llegar al momento de la crisis general capitalista a nivel global, a fines de
los años veinte del siglo pasado.
Sin duda alguna, las obras tanto del maestro Alfredo Figueroa Navarro, como la del colega Miguel Ángel Sánchez, relativas al desarrollo
de nuestra Sociología, nos relevan de tener que extendernos en el tratamiento de las tres primeras etapas y sobre todo, de la mención de los(as)
múltiples estudiosos(as) que han volcado su producción intelectual hacia
la cuestión social panameña, excepción hecha de la mención que hago
de José María Blázquez de Pedro y de los primeros(as) sociólogos institucionales en el país, por razones que, espero, se comprenderán en la
última parte de este escrito.
En consecuencia, con lo que estamos proponiendo, nos parece obligante
reconocer el carácter histórico de la disciplina que se comenta. Sin duda,
resulta incompleta la comprensión y la evaluación de la producción de
conocimientos, si se prescinde de las condiciones y procesos sociohistóricos, que dieron lugar a un determinado pensamiento social.
Este detalle sugiere dividir nuestro horizonte temporal, para los propósitos del presente escrito, en cuatro desiguales momentos.
LA PREHISTORIA INSTITUCIONAL
Si extendemos la mirada hacia los tiempos precedentes a nuestra conformación como unidad social y política que se autoreconoce como nación en el siglo XIX, pareciera que es prácticamente nula la presencia
de un pensamiento social medianamente pretensioso de ser explicativo
200
En efecto, en esta primera etapa, nos encontramos frente a una esmerada
reflexión sobre la realidad social, que en no pocos casos fue orientadora
de la práctica política istmeña, de alcance local y nacional.
Así, la observación aguda, plasmada a través de las plumas de insignes
pensadores de la vida social panameña, tales como Justo Arosemena,
Belisario Porras, Eusebio A. Morales, Juan B. Sosa, Carlos A. Mendoza,
José Dolores Moscote, entre otros, llegaron a copar un ámbito importante de la reflexión política y sociocultural del país en este período.
Sin duda, en la abrumadora mayoría de estos casos, el espíritu de la
ilustración liberal de la época, estuvo en la base ideológica de su acción
y pensamiento social, mismo que tocó enfrentarse a las ideologías regentadas por los grupos conservadores que pululaban con fuerza en el
último cuarto del siglo decimonónico, muy dados al mantenimiento de
las amplias distancias sociales y el sistema de servidumbre, trasladado al
comportamiento político del siglo XX.
Es meritorio destacar aquí, las insinuaciones de una sociología institucional en Justo Arosemena en la segunda mitad del siglo XIX, de insertar
una disciplina de lo social en el quehacer académico del país, bajo la
denominación de “Factología”, poniendo en evidencia cierto referente
conceptual positivista en su imaginario “sociológico”. (Figueroa Navarro, 2,009:25).
201
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Pero además, según nos ilustra el Dr. Figueroa: “Éste compuso una obra
(desafortunadamente inédita) titulada Sociología Aplicada”. (Ibidem)
Adicionalmente, al final de esta primera faceta, hubo quienes reconocieron el papel orientador que podía desempeñar el conocimiento de la
Sociología institucional hacia la población. Este fue el caso de docentes
del “Nido de águilas” Instituto Nacional con visión modernista, tal como
lo describe el maestro de maestros, Alfredo Figueroa:
“En los años veintes, Federico Calvo, desde los laboratorios del Instituto
Nacional, clamó por la difusión de la Sociología en varios artículos sapientísimos editados por la revista Estudios.” (Ibidem)
Por lo demás, este clamor da cuenta, de sí y por sí, de la ausencia de una
institucionalización de esta disciplina para aquéllos instantes históricos,
razón por la cual hemos convenido en titular esta etapa como el de la
prehistoria de la Sociología institucional.
De obligatoria lectura para las nuevas generaciones y particularmente
de científicos(as) sociales en formación-deben ser diversos documentos
analíticos producidos por esta camada de pensadores de gran valor. A
modo de ejemplo, hago referencia de “Ensayos, documentos y discursos” del Dr. Eusebio A. Morales, fechado en 1,929, sobre todo por el
hecho de que le da un trato de factura sociológica que le otorga fortalezas
en algunas de sus predicciones de la ocurrencia de fenómenos tales como
la migración rural-urbana; problemática que aún resulta una preocupación para las políticas públicas y la institucionalidad sociológica actual.
Otra de las piezas de sesuda cavilación a ser considerada en la formación
de nuestras nóveles generaciones universitarias no solo de Sociología,
sino de otras disciplinas como el Derecho, Economía e Historia-es la
tesis de grado sobre “Prescripción” presentada por Benjamín Quintero
Álvarez a la naciente Facultad de Derecho, en la era gloriosa del Porrismo. Allí destaca que el fundamento racional de la propiedad lo constituye el “robo”, expresando una visión histórico-social muy Spenceriana.
202
En fin, gracias a los razonamientos de los intelectuales formados antes de la era republicana, hoy contamos con insumos que nos permiten
comprender la génesis del carácter de las relaciones de subordinación
colonial y semicolonial, al que nuestra población fue sometida en buena
parte de los siglos XIX y XX.
Por añadidura, tales cavilaciones miraban frecuentemente hacia la acción
política, organizada en grupos, en partidos o como políticas del estado.
Pero, aún cuando hubo cierta falta del rigor de ese que hoy exige nuestra
ciencia social contemporánea, es innegable que produjeron conocimientos valiosos y con éstos, argumentos que fomentaron en su momento
cierta cohesión social e identidad propia de grupos locales mayoritarios,
en torno a un proyecto de nación, frustrado en reiteradas ocasiones tanto
por las aristocracias políticas de la hoy vecina Colombia, como posteriormente, el estado imperial norteamericano y sus pajes oligárquicos.
Merece una especialísima mención, una fuente de elaboración de pensamiento social que poquísimos(as) historiadores(as) han resaltado; se
trata de las reflexiones incitadas por activistas intelectuales-orgánicos,
como diría Antonio Gramsci en nuestro arrabal y mundo laboral, que
hacían valer una perspectiva interpretativa de conjunto y una ética de
compromiso político con el pueblo.
Los debates y planteos a lo interno del incipiente movimiento sindical y
a través de revistas y periódicos de circulación internacional, suscitados
por estos sabios de extracción popular pasados por alto en la historia
oficiosa y por la mayoría de mis colegas tal como el anarcosindicalista español Blázquez de Pedro, apuntan a pensar en tal dirección. (Cfr.
Franco, 1,986).
José María Blázquez de Pedro, por el año 1,917, era de los que pensaba
que esta novel disciplina, no podía ser una ciencia meramente teórica,
sino comprometida con el que hacer y luchas populares:
“La Sociología no es una ciencia de gabinete; sino una ciencia viva,
que se constituye y se aprende de preferencia en el tráfago y en las
203
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
luchas del mundo. Si los obreros no piensan, ni estudian, ni se mueven la Sociología no adelanta.” (Franco, 1,986:121)
Es más, ni siquiera abonaba legitimidad alguna a quienes practicaban
lo que en ese momento representaba el quehacer usual de la Sociología
institucional:
“De ordinario, los doctores universitarios conocen la Sociología, en
un orden superficial y demasiado teórico, y desde el cómodo punto de vista del desahogo económico; lo cual equivale a conocerla
mal.”(Ibidem)
Blázquez de Pedro, no formulaba tales reproches a la Sociología convencional en términos abstractos. Sus argumentaciones poseían un fundamento empírico, resultante de la observación sistematizada de las
condiciones de vida de la población panameña.
Es por eso que frente a una argumentación harto ideológica, por ser mistificadora y alejada de la realidad istmeña emitida por Nicolás Victoria
Jaén (La Estrella de Panamá, 1,919) quien a esa fecha, era director de la
Escuela Normal de Institutoras y anteriormente, editorialista de la Estrella de Panamá (1,918), Blázquez de Pedro arremete con la solvencia
doctoral de quien domina a cabalidad esa disciplina, en su esencia teórica y metodológica.
Nos referimos a la pieza magistral elaborada por este citado intelectual
popular, en respuesta al ilustre ideólogo de las clases conservadoras
de principios del siglo XX, a propósito de la “la cuestión social”-que
para los instantes actuales equivale al concepto de explotación socialconcebida como inexistente en Panamá, para Don Victoria Jaén. Esa
pieza, apareció en el año 1,920 en la revista internacional “Cuasimodo
Magazine Interamericano”, No. 8 y No. 9, misma que gracias al rescate
heurístico de Hernando Franco, podemos mostrar aquí.
En efecto, su solvencia en el manejo de las evidencias fácticas se podía deducir de sus afirmaciones, citadas a continuación (las negritas son
nuestras):
204
“Por mi segunda calidad de librero, yo entro en las mansiones más
acomodadas como en las más humildes y en las intermedias (…).
Todo esto, dado mi apetito indeclinable de observar e investigar, me
ha permitido convencerme de que las clases pobres moran aquí en verdaderos chamizos y se nutren pésima e insuficientemente; o sea, que en
Panamá se pasa bastante más hambre de lo que parece.” (…) Si en
Panamá y Colón, las dos poblaciones más importantes de la República, en las cuales hay ya algunas sociedades obreras, la explotación y la
miseria de quienes producen es todo lo enorme que queda patentizado,
fácil será comprender lo que ocurrirá en el interior, donde los analfabetos
son mayoría y donde nadie habrá oído pronunciar una vez siquiera las
voces “gremios obreros”, “aumento de salario”, “disminución de horas
de trabajo”, “reivindicación social”, “derechos del proletario”, “solidaridad obrera”, “sindicalismo”, “socialismo” y otras similares.” (Franco,
op.cit.:131)
Pero además, la crítica no se queda en la cuestión metodológica, que de
por sí alberga una incuestionable producción de conocimiento sociológico, sino que se enclava en el revelamiento de la calidad ética de la
disciplina sociológica en la que un ejerciente o pretendido de tal puede
incurrir, desvirtuando o afirmando, según el caso, el carácter y papel de
tal disciplina. En este sentido, continuando con lo expresado en la cita
anterior, nuestro autor redondea su argumento en los siguientes términos:
“Claro está que los hartos no verán o no querrán ver ni reconocer
tantas y tan desconsoladoras realidades; pero quien se crea capacitado de escribir y perorar sobre sociología, por más que goce de todas
las harturas, no puede proceder como aquellos otros hartos, que sólo
miran y aprecian la vida y sus fenómenos y relaciones a través de su
estómago, desde su exclusiva conveniencia personal. Si desconoce
todo este cúmulo de axiomáticos hechos, padece sin duda de una ceguera total del corazón y del cerebro, que le incapacita para invadir el
terreno de la sociología. Si no los desconoce, y lo niega y saca de ello
conclusiones en un todo contrarias a lo racional y a lo debido, incurre
de seguro en un delito de crueldad y de burla, mucho más tremendo y
205
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
punible que casi todos los marcados en los códigos del Mundo entero.”
(Franco, op. cit.:131-132)
Se confirma así, la aparición de actores vinculados a la praxis del movimiento popular del primer tercio del siglo XX con cierto influjo de las
diversas corrientes marxistas muy en boga-quienes dominaban una perspectiva interpretativa de lo social que no perdía de vista la vinculación
de lo local con lo nacional y en no pocas ocasiones, hasta con lo internacional. Igualmente, era evidente su enfoque vinculador de lo económico
con lo político y con el mundo de las ideas.
En buena medida, sus fragmentos difundidos revelaron un sustrato articulador entre lo universal y lo individual, semejante a lo que Writh Mills
calificaba como propiamente sociológico (Mills, 1,969).
En esto último, esa intelectualidad orgánica popular, superó a muchos
historiadores y pensadores que abordaron fenómenos sociales, con ópticas interpretativas que descansaban más en el voluntarismo y papel de
los actores individuales-o de familias, como en el caso de estudiosos
como Sosa, Arce y otros, que en una interpretación histórica donde, si
bien éstos actuaban movidos por su voluntad, ésta se supeditaba a condicionamientos de estructuras ideológicas, políticas y económicas, que
se les superponían.
Esta interpretación que suponía tal visión de conjunto, llevaba a una determinada práctica social y política que otorgaba un carácter más progresivo y hasta revolucionario de la Sociología, nunca asimilada por las
clases manejadoras del poder en esos momentos, razón por la cual, sus
posibilidades de difusión masiva estuvieron cercadas a lo interno del
país.
En resumen, de esta primera época, no hemos conocido aún la presencia
de un ejercicio sociológico académico, institucionalizado, con una masa
crítica que la sostuviera; que siguiera un planteamiento teórico definido
junto a unas ciertas reglas de rigurosidad, como la academia científica
nos la impone hoy.
206
Pero lo que sí hemos podido visualizar, es la asistencia de diversos actores, personas eruditas muy ligadas a la praxis política criolla y a la fijación de una idea de nación y progreso. Adicionalmente, casi al término
de este período, se constata la presencia de otros pocos actores vinculados a sectores del mundo popular concomitante con el engrosamiento
relativo de la clase obrera en la zona de tránsito desde donde se suscitó
una reflexión de altísima calidad para la acción, no institucionalizada
plenamente, aunque sí de una calidad en su enfoque que repercutió en
movimientos sociales de naturaleza nacionalista, popular, anticolonial,
clasista, campesina y hasta feminista.
UNA INSTITUCIONALIDAD DILUIDA
En el inicio de esta etapa, aparecen personajes emblemáticos(as) dentro
del inventario de agentes de la sociología institucional panameña. Es el
momento de la presencia de un discípulo de Emile Durkheim, como lo
fue el connacional, Demetrio Porras.
Porras aportó su grano de arena a la conformación de una visión y práctica socialista democrática en el escenario político nacional fundando
el partido socialista, casi tres décadas antes de que otros activistas se
enrolaran en una organización de nomenclatura ideológica afin con sus
posteriores bifurcaciones.
En su praxis sociopolítica, casi no hubo diferencia entre su producción
académica y su compromiso ético-político, en la medida que esta última
fue resultado de sus reflexiones intelectuales, al menos en el período de
agitación de los movimientos sociales agrarios y semirurales por los que
mostró interés, durante las décadas de los años 30 y 40.
A nivel del escenario formal académico, es a raíz del nacimiento de la
Universidad de Panamá en 1,935, cuando vino a ubicarse el escarceo
primario de una Sociología institucional en el país. El doctor Figueroa
Navarro destaca aquí a científicos sociales escabullidos del nazismo
alemán, tales como Franz Borkenau y Richard Behrendt, miembros de
los círculos académicos de la escuela crítica de Frankfurt a la que pertenecieron Theodor Adorno y Herbert Marcuse-a través de su Instituto
207
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
de Investigaciones Sociales, a la sazón, dirigida por Max Horkheimer.
(Figueroa, 2,009:214).
De éstos, nos abunda el maestro Figueroa, “Behrendt funda el Centro de Investigaciones Sociales y Económicas (CISE) el cual, tras
su partida, vegetaría casi hasta 1,970…” (Ibidem) Es decir, durante
25 años, uno de los principales motores, si no el principal, de la producción sociológica institucional conocida hasta entonces, fue apagado
y con ello se retrasó la posibilidad de generar una masa crítica de
productores(as) de conocimientos científicos sociales nativos.
Fuera de Demetrio Porras y de estos primeros y fugaces representantes
de muy alto nivel científico, se incorporaron al quehacer de carácter institucional, algunos(as) estudiosos(as) de origen nacional. Dos sociólogas
destacan aquí: Georgina Jiménez de López, primera mujer que dictó la
cátedra de Sociología en la Universidad de Panamá y de la cual sobresalió su estudio sobre la clase media y Ofelia Hooper, con su valiosa
obra dedicada a la sociedad rural panameña.
Por el lado de las cuestiones abordadas, el debate cultural, político e
ideológico en el país, se orientó con mayor raudal hacia lo que desde
el nacimiento de la República se convirtió (o se construyó como pensamiento social panameño) en problemática principal del país, misma que
sin cuya solución eran insuperables el resto de los problemas económicos, políticos y socioculturales de la población panameña, a saber: la
situación de semicolonia respecto de Estados Unidos de América.
En efecto, los problemas de la semicolonia gravitaban en buena parte de
las cuestiones sociales nacionales y sin duda, en la producción del conocimiento relativo a la realidad social del país.
Los fenómenos sociales eran tratados con cierta coherencia interna, pero
limitadas en cuanto a la explicación científica de la realidad; otras veces,
las argumentaciones se aproximaban a las causas de los fenómenos observados, pero con falta del rigor científico disciplinar.
208
En unos y otros casos, sus productos alimentaban más la acción política
(gremiales, sectoriales, partidarias, sindicales) que la institucionalidad
sociológica como tal; acaso sin decirlo y sin saberlo, los vínculos de
algunos(as) de sus practicantes con sectores populares, eran parte de la
tradición inaugurada con Blázquez de Pedro. Aquí, las disciplinas afines, cumplieron con una parte de la tarea que debió asumir la Sociología
institucional: hacer “reflexión para la acción”; en tanto que de la necesaria producción (teórica) de conocimiento debería derivarse en ‘‘un efecto transformador en la realidad’’. (González Casanova, 2,004:88).
En medio de tal profusión de ideas con tintes ideológicos disímiles, pero
vinculadas a la práctica política y sociocultural, la exigua Sociología
institucional vigente en esta etapa posterior a las contribuciones de los
agentes del pensamiento de la escuela crítica alemana, desempeñó un papel muy precario en la producción de un conocimiento que tuviese algún
impacto en el desarrollo de la teoría y práctica sociológica como tal.
En este periodo, nuestra disciplina no caminó más allá de ofrecer investigaciones (diagnósticos) que más bien fueron esmerados inventarios de
contextos regionales, locales y nacionales, empleando indicadores “sociales” y “económicos”, cosa posible gracias a la creciente disponibilidad de datos producidos por la Dirección de Estadística y Censo de la
Contraloría General de la República.
No obstante, la falta de abstracción-conceptualización sociológica en
este caso-y de generalización-aplicabilidad a conjuntos amplios-como
lo sugieren los expertos en métodos e investigación científica, (Gibson,
1,982) nos llevan a calificar como de escasamente científica, a la producción sociológica “institucional” en esta etapa.
Nos aventuramos a proponer esta calificación, en el entendido de que
el carácter científico se revela con cierta madurez en una disciplina que
estudia la realidad, cuando se hace uso de algún tipo de modelo de interpretación de las mismas, aún cuando sea para superarlo o corregirlo.
(Willer, 1,977) De lo contrario, estaríamos cayendo en una teorización
sin mayor valor que cualquier especulación de café al dejar de lado las
evidencias empíricas, o sino, en un empirismo investigativo sin abstrac209
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
ción útil, o sea, recogiendo datos concretos sin mayor vinculación científica entre ellos. (Pinnock, 2,001 b).
La utilidad científica en tanto esclarecedora y transformadora de la realidad-de aquellos informes “diagnósticos” era muy restringida, por cuanto
lo que destacaban era precisamente este empirismo investigativo sin abstracción útil, del que hablamos arriba.
En esta etapa parece haber surgido la base de una confusión vigente en
los medios institucionales oficiales respecto de lo que es propiamente sociológico. Las múltiples y frecuentes descripciones (informes) elaborados con base en indicadores de salud, vivienda, educación, empleo y servicios sociales, aportados por la otrora Dirección de Estadística y Censo,
fue para muchos(as), sinónimo exclusivo de “análisis sociológico”.
Esta creencia se afirmó con el correr de los años, haciéndose parte del
imaginario de la tecnocracia panameña dentro y fuera de los ámbitos
académicos al punto, que esta distorsión en el ejercicio de la disciplina
permitía prescindir perfectamente de los(as) ejercientes profesionalizados en tal menester y a la postre, ocultaba el requerimiento social por una
masa crítica de sociólogos(as) en el quehacer institucional panameño.
Esta etapa, luego de la fuga de los sociólogos alemanes, coincide con
una fase de cortapisas para el movimiento social crítico en el país.
Se suscitó una férrea represión de los gobiernos que se sucedieron en la
postguerra hacia lo que sonara a “comunismo”. Quien fuera crítico(a)
hacia el funcionamiento oligárquico y semicolonial de la sociedad en esa
época, se ganaba el “insulto” de comunista y con ello, la descalificación
en la vida social y política, hasta llegar a la cárcel o la muerte.
Es evidente pues, que existió un cúmulo de condiciones adversas al crecimiento de una masa crítica de productores(as) de conocimientos sociológicos, que por lo común, como en el resto de Latinoamérica, expresarían una visión crítica de la sociedad, cuando no revolucionaria.
210
Un estado restringido por la semicolonia, un bloque social de poder de
naturaleza oligárquica y precapitalista, cuyas concepciones sobre políticas públicas, desarrollo social local, identificación del sentir colectivo
de las poblaciones y demás espacios del desempeño sociológico, eran
menos que disparatadas.
A fin de cuentas, tal bloque de poder logró desvirtuar la demanda social
real por el desarrollo de la institucionalidad de la Sociología, a través de
la restricción de la demanda en el mercado laboral incluida la de la esfera
académica lo que vino a ser una limitación clave al desenvolvimiento de
la disciplina, dando por resultado el escaso papel desempeñado por la
Sociología institucional en la nación panameña, en esta fase aciaga.
DEL ROBUSTECIMIENTO A LA FRAGILIDAD
Tal como se apuntó en la sección anterior, los problemas de la República
estaban intrínsecamente unidos o derivados de la situación de semicolonia norteamericana.
Es decir, la semicolonia impregnaba su sello a realidades como la cuestión de la estructura económica dependiente, las imperfecciones del estado-nación y las del aparato burocrático (estado-administración), por
ende, las limitaciones en materia de políticas públicas de carácter social,
las relaciones de dominación y discriminación de grupos con presencia
histórica en el istmo aborígenes y negros el débil desarrollo del campo,
las restricciones en la atención de salud y la seguridad social, la cuestión
urbana-habitacional, la identidad e integración nacional, entre otras.
A diferencia del episodio comentado en la sección anterior, éste que va de
los años setenta a la finalización de la década del ochenta encuentra por
primera vez una masa crítica de sociólogos(as) institucionalizados(as),
mayoritariamente nacidos(as) en nuestro istmo, que coadyuvarían
a catapultar la disciplina a nivel nacional. Las primeras camadas de
formados(as) en esta ilustre disciplina con muy sólidos pensum académicos, comenzó a arribar a suelo patrio mayoritariamente en los decenios del sesenta y setenta del pasado siglo, proviniendo de afamadas universidades de Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Estados Unidos,
211
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Europa del este, Francia, Inglaterra, Italia y México. En buena parte,
estos(as) nuevos(as) ejercientes de la disciplina, hicieron parte del departamento de Sociología de la Universidad de Panamá establecido desde
1,971 convirtiéndose en preludio de la escuela creada 10 años despuéspara dar servicio docente a las carreras que demandaban contenidos sociológicos.
Así, esta iniciativa formativa local sucumbió a las fuerzas conservadoras que retomaron las riendas de la Iglesia local e internacional, en los
años ochenta. Afortunadamente, la falta de este semillero institucional se
compensó con la apertura de la escuela de Sociología en la Universidad
(estatal) de Panamá en 1,981, la que se ha mantenido funcionando hasta
la fecha.
Ahora bien, ¿Qué evento y fecha sirve de referente para marcar el acontecimiento que inaugura el proceso de una sociología institucionalizada
completa? Desde nuestra óptica, dado que ya se contaba con una masa
crítica de investigadores y docentes, se logró constituir lo único que faltaba para cerrar el ciclo completo de este proceso, a saber: la primera
escuela de Sociología del país, fundada en 1,972.
El experimento en la Universidad Católica, coincidió con un movimiento político nacional conducido desde el estado por el General Omar Torrijos a partir de 1,968, aunque su faceta progresista nacionalista fue más
bien a partir de 1,970, cuando entabla una alianza social amplia, con
sectores populares y con empresarios favorables a la descolonización.
Esta fue resultado del impulso de los sectores más progresistas de la Iglesia Católica de la época, quienes creían en la necesidad institucional de
un(a) profesional comprometido(a) con la satisfacción de las demandas
sociales, donde una “tercera vía” de desarrollo económico social, fuera
posible. Como parte de su estructura administrativa la Iglesia, existía un
departamento de investigaciones socioreligiosas, que se activaba a cargo
del sacerdote y sociólogo, Juan de Dios Antolínez.
En realidad, este acontecimiento se inscribía como parte de la avanzada
de un movimiento tanto eclesiástico como laico, que desarrollaba una
interpretación teológica y praxis social a la luz del último Concilio mundial de Obispos (Vaticano II, 1,965) y de la Conferencia episcopal latinoamericana (Medellín, 1,968) donde se hizo énfasis en el “Desarrollo
humano de los pueblos” y la “Opción preferencial por los pobres”.
Tanto fue así, que esta escuela tuvo sus días contados a partir de la salida
del Monseñor José María Ariz de la rectoría de la Universidad Católica,
quien aupó la experiencia de una escuela volcada a responder las necesidades del pueblo y apoyaba su existencia en función de la demanda
social y no de la demanda comercial y capacidad de autofinanciación de
esta unidad educativa.
212
Este proceso descolonizador, abrió requerimientos concretos a la oferta
de profesionales con un perfil como el que ofrecían los(as) sociólogos(as)
de la época. Es decir, las múltiples medidas dirigidas a perfeccionar a
un estado-nación de carácter capitalista, mucho más democrático que lo
que hasta la fecha se había conocido en los regímenes civiles oligárquicos en los 65 años previos, abrió varias rutas en las que pudo desenvolverse la masa crítica de sociólogos(as) recién formados(as) desde finales
de los años sesenta.
En efecto, la presencia de profesionales de esta disciplina en proyectos
de desarrollo diversos, confirmó una de esas rutas: Los proyectos estatales de generación y transmisión de energía que implicaron atención a las
comunidades involucradas; proyectos de reformas en el ámbito escolar;
programas de salud rural y comunitaria; proyectos masivos de viviendas
populares; iniciativas de desarrollo comunitario y de cooperativas; unidades de planificación social en distintas instituciones gubernamentales
y multilaterales; investigaciones demoscópicas privadas e incluso, la
ampliación del cuerpo docente universitario dado el aumento de carreras
que demandaron la incorporación de conocimientos aportados por la Sociología como parte de su malla curricular, fueron parte de las avenidas
abiertas y que potenciaron el carácter institucional de la disciplina,
así como también, fueron escenarios de las aplicaciones puntuales
que ésta logró aportar en este período.
213
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Cabe advertir, que quienes participaron compartiendo sus saberes en este
espacio abierto por el proceso de modernización capitalista y descolonizador, estaban formados(as) en ópticas teóricas diversas más allá de las
empiristas positivistas. No obstante, en la práctica investigativa, siguió
estando muy presente un enfoque epistemológico donde se estudiaban
“objetos” sociales y no “sujetos históricos”. Esto, en lo metodológico,
resultaba en la ejecución de investigaciones de carácter empirista positivista, que obligaban al uso de encuestas como instrumento principal y a
veces único, del acopio de datos. Formación teórica y métodos aplicados, parecían vivir separados.
Los resultados intelectuales de este instante histórico, representaron un
salto cualitativo en lo metodológico, con relación a los “diagnósticos”
de lo social y “estudios de casos” que pulularon en el período anterior
y que no desaparecían aún. Aquí, se procuró rebasar en alguna medida,
el empirismo de dichos informes institucionales, siguiendo propuestas
metodológicas como las formuladas por teóricos metodológicos como
Andreiva Galina. Este, siendo fiel a la tradición materialista clásica surgida a mediados del siglo XIX, vino a reiterar que a las informaciones
estadísticas debe agregárseles el análisis cualitativo socioeconómico.
(Andreiva, 1,986).
En otras palabras, la Sociología institucionalizada, jugó un papel mucho
más participativo en el proceso técnico y político enrumbado desde el
estado, que lo experimentado en la etapa anterior. Pero desde el punto de
vista epistemológico y de su práctica metodológica, no superó la producción empirista de las décadas de la segunda postguerra mundial,
a pesar de observarse una mayor diversidad teórica en la formación de
los y las ejercientes de la disciplina.
Para este autor, que no niega la utilidad del empleo de las estadísticas, el
comportamiento en sociedad se explica a través de un modelo donde la
estructura socioeconómica es de enorme significación.
La otra ruta recorrida estuvo encarnada en sociólogos(as) que, desde la
academia universitaria o fuera de ella, produjeron interpretaciones de
la realidad panameña, respecto de los procesos económicos, políticos y
culturales que el país experimentaba en ese período. Es decir, su abordaje era sobre problemáticas menos particulares, que las de interés en el
común de las instituciones del estado. Las teorías generalizantes, eran
de uso frecuente entre estos(as) ejercientes de la disciplina. Su involucramiento relativo en las luchas anticoloniales y populares del momento, no fue extraño para algunos(as) de sus ejercientes profesionalizados,
pero el mismo, no se dio ni con una dedicación de “tiempo completo”.
En algunos casos, sus productos dieron lugar a debates sobre el carácter “reformista” o “revolucionario” del proceso en cuestión. Lo que
implicó, escaramuzas intelectuales que favorecieron, en apariencia, la
hegemonía de una corriente de pensamiento teórica marxista, pero que
los años demostraron que esto fue una ficción, ya que más bien se confundieron diversos tipos de enfoques estructuralistas.
214
Los(as) sociólogos(as) que incursionaron en esta segunda ruta de la Sociología institucional, en su mayoría se matricularon en esta corriente metodológica, poco novedosa, delineada por Galina. Unos(as) lo efectuaron desde los centros no gubernamentales de investigación (por ejemplo,
CELA, CEASPA, Oficinas del sistema de Naciones Unidas); otros(as),
desde las unidades de planificación social y económica de entidades gubernamentales claves en la formulación de políticas económicas, particularmente: el antiguo Ministerio de Planificación y Política Económica,
el Ministerio de Salud, la Caja de Seguro Social, el Ministerio de Trabajo
y Bienestar social y el Ministerio de la Vivienda y otros(as) lo hicieron
desde la propia academia universitaria.
Lo cierto fue que casi todos(as) se revelaron partícipes de una visión de
conjunto y global de los fenómenos sociológicos abordados en su momento, con lo que difundieron un modelo de interpretación bastante homogéneo de la cuestión social; estructuralista en la mayoría de los casos,
con el concurso de indicadores estadísticos convencionales.
Una tercera ruta fue seguida por los que apoyaron o acompañaron procesos de organización y orientación de sectores populares, haciéndose
parte de los(as) “intelectuales orgánicos” de gremios, sindicatos, partidos políticos, organizaciones de Iglesias, organizaciones comunitarias,
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El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
de mujeres, de indígenas, de afrodescendientes, de campesinos y otros
grupos subalternos en la pirámide sociopolítica del país.
de vista de la práctica y estrategia políticas, no vueltos a observar con
posterioridad, en ninguna de las organizaciones populares.
En estos casos, la contribución estuvo guiada por un compromiso ético
político emancipador, al buen estilo de lo conceptuado por Blázquez de
Pedro, en la prehistoria institucional de la Sociología panameña.
En cualquier caso, se trataba de un pensamiento probadamente crítico,
de las reflexiones de una Sociología preocupada por la construcción cotidiana de vías que encontrasen un orden más humano, más justo, sin las
distancias sociales heredadas de la colonia y ampliadas por la semicolonia. De allí se entiende su articulación con una práctica sociopolítica y
sociocultural emancipadora.
Quienes participaron de esta experiencia, por lo común, egresaron de las
escuelas de Sociología locales, nacidas en esta misma época. En unos
casos, lo hicieron desde organismos no gubernamentales estrechamente
vinculados a determinadas organizaciones, en donde el suceso del Centro de Capacitación Social (CCS), constituido por fundaciones católicas jesuitas y que tuvo a su haber la publicación de la fenecida revista
Diálogo Social y el caso del Centro de Comunicación Social (CECOP)
encarnada por jóvenes sociólogos y comunicadores sociales, son aquí
ejemplares. Iniciativas como estas, se alimentaban teóricamente de pensadores sociales latinoamericanos y caribeños, tales como Mariátegui,
Martí, Aníbal Ponce, Aníbal Quijano, F. Hinkelamert, Ruy Mauro Marini, González Casanova, además de teólogos de la liberación tales como,
Gutiérrez, Boff y Betto. Desde el punto de vista del método, eran seguidores y practicantes de las metodologías activas que propulsaban Orlando Fals Borda, Paulo Freire y su equipo, entre otros, que promovían la
investigación-acción-participativa.
En otros casos, estos(as) participantes jugaron su papel siendo militantes
directos(as) de organizaciones de masas o de cuadros políticos: los pocos
grupos y partidos políticos ideológicos, sindicatos del sector privado, comunidades eclesiales de base católicas y las organizaciones de empleados públicos de ésta etapa. Cabe recordar en esta ruta de desempeño, la
figura de Simeón Emilio González, (q.e.p.d.) quien fue docente en las
dos escuelas de Sociología del país, pero con una praxis social, que evocaba el carácter que otorgaba Blázquez de Pedro a la Sociología.
En esta faceta, el debate político ideológico dentro de estas organizaciones de base fue altamente fecundo, por el carácter democrático que
lo sustentó. Sin duda, las aportaciones desde la Sociología y en general
desde las Ciencias Sociales-tuvieron impactos benéficos desde el punto
216
Este tipo de papel desempeñado por una minoría de agentes de esta disciplina, en ocasiones implicó ciertos desenvolvimientos que los(as) llevó a la convicción de que trataban con sujetos históricos, más que con
objetos de su conocimiento. Metodológicamente, implicó-sobre todo en
tareas de organización y educación la familiaridad con métodos y técnicas participativas en el acopio de datos y de actividades de aprendizajes y comunicación, muy útiles a los propósitos de la práctica política
específica.
NUEVOS ESCENARIOS, NUEVOS RETOS
Los nuevos escenarios.
A 38 años de haberse establecido la sociología institucional y a unos 75
años de haberse insertado la presencia de sociólogos(as) institucionales en la academia pública panameña, el papel de la disciplina ha visto
altibajos, que no escapan a los procesos histórico-políticos globales y
locales que la han envuelto.
En esta última fase a comentar, inaugurada con el último decenio del
siglo XX, nos encontramos con un viraje económico-político y cultural
de alcance internacional, que afecta directamente el carácter y papel de
la sociología institucional panameña.
Se conoce, que se instaló con fuerza en los años noventa, la idea de que
una sociedad igualitaria o al menos, de justicia social, ya no era posible
en los términos planteados por la utopía socialista; es más, ni siquiera
en los términos de la fórmula keynesiana y reformista de intervención
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El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
del estado capitalista regulando el mercado y generando instituciones
de bienestar. Modelo de estado, que precisamente fue el que despejó las
vías a favor del desenvolvimiento generalizado de la Sociología institucional panameña.
En realidad, un nuevo modelo de organización-y gestión-de la producción capitalista se venía abriendo paso a nivel global, que en América
Latina puede fecharse el 11 de septiembre de 1,973, como el de su entronización en la región, impuesto a base de la política del terror y del
reinado de la ideología neoliberal.
En Panamá, puede fecharse el 20 de diciembre de 1,989, como el del
alojamiento triunfal de la impronta del modelo neoliberal. Pero sus intentos de introducirse con plenitud datan de antes; a esta fecha, ya habían
pasado casi 10 años de cuando el General Torrijos rechazó implantarlo
en el país a través de los planes de ajustes estructurales. Después de
su muerte, ese modelo comenzó a introducirse, aunque con éxito muy
limitado; esto fue así, por la fuerte oposición del movimiento obrero del
sector privado y profesional hasta 1,986 y por la del movimiento laboral
del sector público, a partir de esa fecha. (Pinnock, 1,991).
Se trata de un modelo en el cual se mercantiliza todo lo que exista en la
sociedad, haciendo irrumpir un proceso que lleva a la desintegración de
lo social, en virtud de que todo ahora funciona sobre la base de la lógica
exclusivista del mercado y no de las necesidades sociales.
Para ello, se desmantelaron los estados de “bienestar”; esto es, las políticas públicas “reformistas” o “desarrollistas” integradoras de la población a los mercados nacionales; con sus consecuentes programas que
atendían en alguna medida la cuestión social. Así, se fueron eliminando
las presiones que no fuesen las del mercado; es decir, toda fuerza social
que se pudiera convertir en un obstáculo a este “capitalismos salvaje”.
Este camino se terminó de despejar en nuestro país, precisamente con la
última invasión militar norteamericana del siglo XX.
En lo que respecta a la Sociología institucional panameña, cabe decir,
que las tres rutas recorridas por esta en la etapa anterior, se han manteni218
do hasta la fecha. No obstante, se ha observado el agravante de que luego
del genocidio mencionado, junto con el abatimiento de los movimientos
anticoloniales y populares prosperó también, una concomitante pérdida
de identidad teórica e ideológica, tanto como del carácter y papel de la
sociología-y de las ciencias sociales en general-por una parte significativa del plantel de sociólogos(as) con los que contaba la República a esa
fecha.
Con ello, se engrosó la dimensión del ejercicio de la disciplina característica de la primera ruta planteada en la etapa antecedente-de prácticas
empiristas-en detrimento de las otras. En buena medida, la academia universitaria, sirvió temporalmente como espacio para el atrincheramiento
de la actividad reflexiva sociológica, durante los años noventa; pero fue
evidente que las propuestas teóricas neoliberales hicieron mella en las
argumentaciones de parte importante de los(as) científicos(as) sociales
en general y de sociólogos(as) en particular.
Similar a como se sabe que ocurrió en el resto de la América Latina y
Caribeña, el neopositivismo y el pragmatismo que vinieron a ser útiles
a las políticas neoliberales, habían arrinconado a las ciencias sociales,
haciendo predominar el imaginario de que todo conocimiento que no
tuviese una utilidad concreta (para el mercado) inmediata, quedaba desvalorizado; por ende, quedaba desprestigiada toda práctica profesional
ausente de tales usos prácticos. Las teorías generalizantes, por lo común,
fueron excluidas sistemáticamente del quehacer disciplinar de buena
parte de los(as) ejercientes profesionalizados, que en la etapa anterior
eran dados(as) a su uso.
Esto llevó a que el debate científico encontrara cada vez menos escenarios públicos, a medida que transcurrían los años, diluyéndose la significancia y el papel jugado por la Sociología, si se compara con la experiencia de los años setenta y ochenta.
Por su lado, el semillero natural de sociólogos(as) localizado en la Universidad de Panamá, dio muestras de debilitamiento, no solamente por la
baja general de la matrícula, sino por el agotamiento de la producción de
conocimientos sociológicos, salvo contadísimas excepciones.
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El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Dentro de esas excepciones, se cuentan: el tratamiento de la problemática ambiental-que dio lugar a la efímera maestría de Sociología ambiental
entre el 2,002 y el 2,004-y en menor medida, de la problemática educacional, la de salud y la de la criminalidad, que demandaron desde fuera
de la academia, cierta reflexión disciplinar, especialmente, en la recién
cumplida década.
Algunas de estas áreas especializadas que han mantenido la vigencia de
la disciplina, parecen confirmarse como opciones potenciadoras de la
misma, visto esto, a través de los resultados del estudio internacional
agenciado por la Secretaria Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT), en fecha reciente.
Entre otros resultados, este estudio informa que desde el punto de vista
de la investigación científica, la población identifica el área de la “medicina” como de alta prioridad para el país, esto es, nueve de cada diez
consultados(as) coincidió con tal idea. En segundo lugar, aunque, con
casi la mitad de la gente que opinó lo anterior, apareció el “medio ambiente”, mientras que solamente hubo un 17.1% que destacó como prioridad a las ciencias humanas y sociales. (Lasso, 2,008)
De alguna manera, aunque no se identifiquen directamente ámbitos tradicionalmente “sociológicos”, existe un imaginario donde la disciplina
viene participando a través de quienes intervienen en estos procesos de
investigación e intervención, junto a otras disciplinas no sociales. Aquí
parecen ser, efectivamente, los ámbitos de la salud y de la cuestión ambiental, los que vienen ofreciendo un cierto espacio para la Sociología
institucional.
Otros ámbitos que se mantienen abiertos y en moderado crecimiento
para beneficio de la disciplina en esta etapa, coinciden-a mi entender
plenamente-con los imaginarios de la población panameña, verificados
en el citado estudio de SENACYT. Estos, tienen que ver con algunas
ramas de la Educación (Sociología de la Educación), Formas de vida en
las ciudades (Sociología urbana, Sociología del desarrollo), en el mundo del trabajo o Relaciones laborales (Sociología del trabajo), sistemas
de organización económica (Sociología del desarrollo, Sociología de la
220
empresa y Sociología organizacional) y desarrollo de formas de gobierno democráticos, o sea, el problema de la participación social y política
(Sociología de la organización y Sociología política). (Lasso, Op. cit)
Sin embargo, desde el punto de vista del ejercicio profesional, tales espacios no están siendo debidamente captados, lo que le plantea cuestionamientos al papel de la representación formal de esta disciplina en el país,
a saber, el Consejo Técnico de Sociología.
En efecto, se sabe que en 1,996, gracias al impulso mayoritario de los y
las egresadas de las dos escuelas de Sociología locales, se logró un avance en el reconocimiento jurídico oficial de la disciplina y de la práctica
de esta profesión. (Asamblea Nacional Legislativa, 1,996)
En la misma se establece la constitución y funcionamiento del primer
Consejo Técnico orientado a regular dicho ejercicio, no obstante, quedaron algunas tareas pendientes, entre las que aparece concretar el carácter de obligatoriedad en el cumplimiento de sus normas, de manera
que permita abrir espacios para el ejercicio profesional, aún copado por
ejercientes de otras profesiones a veces no tan afines.(Pinnock, 2,001)
En ese sentido, los espacios que se abren para la disciplina en las áreas
indicadas en el estudio auspiciado por SENACYT, chocan con el evento
de que sus ejercientes profesionalizados poco pueden producir conocimiento sociológico al participar exiguamente de tales espacios.
Los nuevos retos
Dado el escenario dibujado líneas arriba, es conducente visualizar varios retos que se le presentan a nuestra disciplina, de manera que pueda
cumplir su papel histórico dentro de la sociedad panameña; me referiré a
algunos de los que creo relevantes.
Un primer reto que nos plantea la etapa actual tiene que ver con problemas de orden epistemológico. Se trata del asunto de que si lo que estudiamos es ¿sujeto u objeto? o si se prefiere complicar más este asunto,
¿se trata de una relación de conocimiento sujeto-sujeto o sujeto-objeto?
Coincidimos en esto con quienes opinan que ante la mayor conciencia
221
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
colectiva de que los(as) actores de la sociedad se convierten en sujetos
constructores(as) de su propia historia, el conocimiento hará necesaria
alusión al estudio de sujetos históricos, más no de objetos observables
por las ciencias humanas, cualquiera que sea.
Esto encuentra su implicación metodológica e instrumental, en tanto que
existen métodos y técnicas de acopio de datos que no otorgan mayor
papel protagónico a los “actores observados” y otras que si lo hacen; el
cambio aquí obliga al uso de éstas últimas, sin perder rigor científico.
¿Pero esto cambia el carácter de la disciplina propiamente dicha? En
mi opinión, no. Quizá la de algunos(as) o muchos(as) de sus practicantes, pero no de la disciplina como tal. Esto hubiera sido lo contrario
si no se hubiera dado en Panamá ninguna corriente, ninguna práctica,
que partiera de una epistemología alternativa a la racional-mecanicista o
empirista-positivista.
Esta visión alternativa ya integraba la tercera, de las rutas seguidas por
nuestra disciplina en el istmo. Por lo demás, esta ha visto coronar su trabajo a través de sus practicantes vinculados(as) de una u otra forma a los
procesos de la lucha social, sea como parte de ellas; sea como acompañantes de tales procesos, desde organizaciones no gubernamentales sin
fines de lucro y, en alguno que otro caso, desde el desarrollo de proyectos
auspiciados por organismos multilaterales-Naciones Unidas, BID y Fundaciones internacionales de asistencia al desarrollo-que establecen como
imperativo de algunas de sus intervenciones, el empleo de técnicas y
métodos de carácter participativo, con la premisa de que se interactúa
con sujetos y no con objetos sociales.
En realidad, el reto aquí sería el de convertir en hegemónica este tipo de
desenvolvimiento disciplinar, en lo que se refiere a su aspecto epistemológico-metodológico. Recordemos que, ya desde la década del setenta,
tanto en Panamá como en el resto de América Latina y el Caribe-existían
reductos que ponían en práctica, esto que hoy se vende como una novedad en la sociología institucional y que acude a diseños de investigaciónacción-participativa.
222
En lo personal, vería como óptimo seguir esa tercera ruta completa,
en cuanto al compromiso e involucramiento de sus ejercientes en los
procesos de luchas populares, no necesariamente como activistas, sino
como acompañantes. Obviamente, esto último sería medianamente viable, precisamente por las razones que la propia Sociología científica nos
explica, esto es, la existencia de intereses y posiciones de clase en nuestra sociedad-cosa que hace casi 100 años nos la dibujó con realismo la
polémica entre Blázquez de Pedro y Nicolás Victoria Jaén, a propósito
de la existencia de explotación social en Panamá-y los imperativos del
mercado laboral de esta disciplina, donde no siempre es posible materializar objetivamente este compromiso ético político.
Otro reto, que no conviene despegar del primero, tiene que ver con la
excesiva especialización de la disciplina. Es decir, la ampliación de las
avenidas experimentadas a partir del proceso modernizador del estado,
visto en los decenios setenta y ochenta, permitió la inserción de la disciplina en las más variadas problemáticas específicas, en distintos sectores
de la economía y el aparato burocrático estatal, convertidos en el mercado laboral de la profesión. De esta manera, las bifurcaciones hablan
de especialidades advertidas líneas arriba, a propósito del citado estudio
de SENACYT. El problema es que se ha estado perdiendo la visión de
conjunto, de forma coherente con la visión atomizadora de la ideología
neoliberal.
El segundo reto sería entonces, el de cómo sin frenar dichas especializaciones, poder desarrollar interpretaciones sociológicas de sus ámbitos
particulares, sin perjuicio de la visión de conjunto. A fin de cuentas, sin
perjuicio de la “racionalidad de la complejidad”.
Se trata, en lo metodológico, de desarrollar diseños de investigación que
no partan de modelos racional-mecanicistas; pero que tampoco evadan
los imperativos del rigor científico. Al decir de Wallerstein, citado por
Julio Mejía, “lo que es esencial poner de relieve en los estudios de la
complejidad es que de ningún modo rechazan el análisis científico,
solo el determinismo Newtoniano” (Mejía, 2,008).
223
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Cabe advertir aquí, que no se trata tampoco de irse al otro extremo de las
metodologías y técnicas de investigación participativas que desprecian
de plano todo el instrumental aportado por el empirismo positivista.
Es decir, volcarse a la investigación cualitativa y sus técnicas como el
estudio de casos, en perjuicio de la investigación cuantitativa o de la
utilización de la encuesta demoscópica.
El asunto de interés sería encontrar el elemento articulador de cada uno
de los fenómenos emergentes y reemergentes, con respecto a los nuevos
procesos del conjunto de la sociedad, caracterizados por su complejidad.
Acaso, tomar en serio las propuestas teórico-metodológicas de Blázquez
de Pedro, respecto de la cuestión social, serían útiles para solventar este
reto, a casi un siglo de haberlas sometido a debate.
En mi opinión, esto sería caer en la trampa de la ideología neoliberal,
por cuanto que impide la visión de conjunto, manteniendo la visión únicamente de sus partes. Ello, impide desentrañar ese vínculo entre el
movimiento particular de un fenómeno social y el movimiento universal
del que participa. Sin duda, representaría una especie de estancamiento
del proceso dialéctico, en tanto que se convierte a las investigaciones
cualitativas en la antítesis de las investigaciones cuantitativas de base
empiristas-positivistas, pero sin alcanzar la superación de esta relación
de opuestos.
Finalmente, no cabe duda de que existen en el escenario actual dos movimientos esperanzadores favorables al cumplimiento de los tres retos
que se destacan en este artículo, a saber: la potencialidad que vienen a
ofrecer, por un lado la presencia en Panamá de FLACSO, a través de sus
programas que permitirían la incentivación y la articulación de producciones científicas disímiles y, por ende, el encuentro de saberes.
En la derivación metodológica de este segundo reto, tal superación cabría encontrarla en la integración (no ecléctica) de ambos modelos de
investigación. He allí el verdadero reto.
Un tercer y último reto que se configura en esta nueva etapa, tiene que
ver con el relativo estancamiento cualitativo de producción de conocimiento sociológico, que, en general, se observa a partir del reinado de
la ideología neoliberal. Ésto tiene que ver con el hecho de que, sobre
todo en el caso de la segunda ruta seguida en la sociología institucional
panameña, no ha habido mayor generación de ideas que hayan permitido
interpretar los nuevos escenarios sociales, con las teorías generalizantes
que le caracterizó en los años setenta y ochenta. Salvo parcialmente en
los casos de las cuestiones ambientales, de salud, de educación y transversalmente, de la cuestión feminista, en el resto-que es la mayoría-de
las problemáticas de la sociedad panameña, se observa una casi nula
producción de conocimientos sociológicos nuevos, por parte de quienes
se activan en dichos ámbitos especializados. Pareciera producirse más
de lo mismo.
224
Por otro lado, la oportunidad que se revela en la reestructuración curricular de la carrera de Sociología de la Universidad de Panamá, misma que
se ha planteado un camino en defensa de lo disciplinar y la superación de
las contradicciones que la atraviesan en los términos narrados en el presente escrito; camino que va a contravía de lo promovido por el estado
neoliberal y por las propias políticas universitarias, que solo se plantean
promover profesionales que respondan a las demandas del mercado laboral. La nueva propuesta curricular pretende cumplir con esa demanda
sin perjuicio de la identidad histórica disciplinar y su compromiso ético
con la sociedad.
225
El papel de la sociología . . . Roberto A. Pinnock
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
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Universidad de Panamá, Panamá.
227
Artículos
Clásicos
Egbert Wetherborne
Simeón González
Natascha Rijfkogel
Panameña. Diseñadora Gráfica, actriz y pintora. Cuenta con una trayectoria de 10 años
como artista profesional de la plástica panameña, inicia su carrera como escultora en
rostros por medio del recurso de las máscaras de vendas de yeso, con carácter étnico.
Su obra dentro del lienzo, se distingue por evocaciones nostálgicas de elementos comunes de tiempos pasados y actuales. De corriente surrealista, emplea composiciones
con elementos cotidianos o lugares arquitectónicos de Panamá (inicios del siglo XX), la
imaginación la toma prestada de fotografías y vivencias no vividas.
Su obra ha sido apreciada en Estados Unidos, Cuba, España y Brasil. Ha participado
en subastas, exposiciones colectivas e individuales. Para el 2007, en el mes de octubre
realizó una muestra pictórica, ambientándola en sellos postales panameños, considerada
por los críticos como única dentro del arte filatético. Fue Secretaria de la Asociación
Panameña de Artistas Plásticos.
231
Perspectivas de la Democracia Panameña
Egbert Wetherborne
C
omo en todos los casos y situaciones relevantes de la sociedad
panameña, la suscripción de nuevos convenios entre la burguesía “reformista” panameña y Estados Unidos, trajo con su compleja ocurrencia la reactivación de las corporaciones políticas propias
de las fracciones oligárquicas del bloque dominante. Este nuevo debut
que expresa el desplazamiento de la escena que tuvieron sus organismos económicos (CONEP, CAPAC, ANAGAN, Cámara de Comercio,
Asociación de Productores de Inmuebles, etcétera) para dar paso a sus
fracciones de partidos, generó con vigor la discusión nacional sobre democratización, polémica cuyos interlocutores serían: las fracciones reformistas; los oligárquicos (a través de sus corifeos) y los sectores organizados del movimiento popular, que, por cierto, son los que no acabarán
de ponerse de acuerdo.
A los métodos, ciertamente autoritarios, del reformismo, la oligarquía
opone la tesis de la “democracia auténtica”, entendiéndola como la clásica división de los poderes, a lo cual debe agregarse un régimen de
partidos “flexibles”, el calco de un órgano legislativo sobre los modelos
tradicionales sazonado en un “libre juego democrático” que excluye desde luego, la participación de la izquierda.
233
Perspectivas de la democracia . . . Egbert Wetherborne
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Es comprensible que los grupos dominantes opinen de esa manera, casi
irrestrictamente; lo cuestionable, por decir lo menos, es que las fuerzas
de cambio no articulen o dialecticen todo planteamiento sobre ejecutoria
o institucionalidad democrática en el marco de las perspectivas tácticas
en proyección a lo estratégico.
Estas “tesis” sobre las perspectivas democráticas de la nación, tienen la
aspiración de esclarecer la naturaleza específica de todo proyecto democratizador en una formación social dependiente y de significativo atraso, dentro de los parámetros sensibles a la “seguridad” imperialista, en
una época en que el proceso revolucionario tiene como “eje” el mundo
entero y, sobre todo, habiendo suscrito el reformismo, “a nombre de la’
nación”, convenios que incluyen cláusulas que legitiman “derechos”
intervencionistas per sécula seculorum, o como se expresa en el argot
torrijista: “nos ubican bajo el paraguas del Pentágono”.
GOLPE DE ESTADO EN 1968: APERTURA DE UN NUEVO
PERÍODO
El golpe de Estado verificado el 11 de octubre de 1968 constituye un
nudo gordiano en la historia de la nación panameña, en la medida en que
dicho hecho “resuelve” una crisis general del poder oligárquico, gestada por la incapacidad de esta fracción para resolver los problemas más
elementales de la sociedad. Durante la década de los años sesenta, los
principales problemas fueron: el deterioro crónico de las relaciones rurales, expresado a través de la decadencia de la bifurcación minifundiolatifundio en el marco de las relaciones precapitalistas y la consiguiente
pauperización de los campesinos pobres, aunada al flagelo de la baja
en la capacidad de consumo del pueblo, las altas tasas de desempleo, el
descontento de las capas medias, fruto de frustraciones diversas, incluso
de caducidad del sistema educativo, elitista y divorciado de la realidad;
sin olvidar el desarrollo colosal de las motivaciones antiimperialistas del
conjunto del pueblo.
Este síndrome manifiesto por vía de las vibrantes luchas de masas y la
degeneración política de las clases dominantes, crea las óptimas condiciones para que el “corazón del Estado”, ya sazonado por una disfrazada
234
participación política sugerida y financiada por el imperialismo (Programas de Acción Cívica), asuma con civiles de capas medias la conducción
del Estado desplazando a la oligarquía, por lo menos en el ejercicio directo del poder.
Amén del carácter inconsciente del grupo golpista, éstos desarrollaron
un conjunto de tareas inspiradas en las causales de la crisis que interrumpen, y en el cauce de un estilo de ejercicio de poder propio del elenco
pequeño burgués que integra la pléyade de instituciones administrativas
de la cuestión estatal. Así, frente al imperialismo en su presencia colonial
en la zona del canal, el nuevo grupo gobernante desarrollará una “radicalizada” gestión renegociadora de los tratados sobre el Canal con el
ánimo de granjear mejor participación de la nación (léase burguesía’) en
las utilidades que la vía interoceánica es capaz de generar, modernizando
las notas más groseras del colonialismo. Para ello los cuadros pequeño
burgueses fabricados en el movimiento estudiantil antiimperialista estilaron una retórica antiimperialista sin precedente en gobiernos anteriores. El tono oficial de la discusión diplomática con el imperialismo
norteamericano, alcanzará matices tales que hará dudar, incluso a los
revolucionarios, sobre las posibilidades que tendría el reformismo de
profundizar en las posiciones populares en torno a dicha controversia
nación-imperialismo.
Por otra parte, el nuevo régimen aborda tareas de reforma agraria en
plan de colectivización de los campesinos pobres y dotación de crédito,
tierra y apoyo tecnológico. Se da impulso a cierta industrialización (fundamentalmente agraria) desde el Estado, al tiempo que se democratizan
las relaciones obrero-patronales a través de un código laboral aceptable
para la clase proletaria.
Es importante no perder de vista que ciertas aspiraciones populares recogidas por el régimen en sus inicios, van dirigidas a fraguar el proyecto
político central del nuevo gobierno, que era fundir a todas las fuerzas
nacionales, incluyendo las oligárquicas, en un crisol de unidad nacional,
como presupuesto táctico para “enfrentar” con encono las tareas de renegociación de la situación canalera, incluso el esfuerzo desarrollista en
ciernes.
235
Perspectivas de la democracia . . . Egbert Wetherborne
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
PROBLEMAS DEL PODER Y LAS CLASES SOCIALES
EL ESTADO DEL REFORMISMO
Es imprescindible anotar que la sociedad panameña ha sido dominada, como sociedad capitalista dependiente y de crónico atraso, por un
bloque burgués en cuyo interior distinguimos fracciones oligárquicas
compuestas por terratenientes, comerciantes y casatenientes, vinculados
tradicionalmente al imperialismo, y ocurre lo propio con un sector incipientemente industrializado que se generó en la década de los años
cuarenta por situaciones de coyuntura internacional, donde traspolaciones de capitales autóctonos en asociación con capital norteamericano,
sustituyeron la importación de alimentos y vestidos. A estos últimos se
agregan patrocinadores (o agentes) del capital financiero que deliran por
nuestra conversión en un bazar al servicio de la piratería de capitales
transnacionales que maniobran entre los resquicios que dejan legislaciones rigurosas en materia fiscal y otras, como la nuestra, blandas, inocuas y condescendientes. Este conjunto burgués, que pudiéramos llamar
“bloque en el poder”, conformó en su interior una hegemonía del sector
más atrasado hasta 1968, fecha a partir de la cual se escenifica una artera
lucha interburguesa por redefinir, justamente, un nuevo tenedor del “sartén por el mango”.
No huelga repetir que si bien no se interrumpe en ningún momento el
tipo capitalista de Estado en Panamá, a partir del 68 sí se modifica la
forma de ejercicio de la dominación.
En tal virtud, las sucesivas restructuraciones del Estado desde 1968, no
podrán entenderse, sino como la pugna del sector reformista (industriales y agentes financieros) por darle un nuevo sentido formal al tipo de
Estado burgués capitalista, adecuado a las urgentes tareas reformistas,
alineadas en la ilusión de un desarrollo capitalista nacional, genéticamente emergido del financiamiento del capital monopólico internacional. En otras palabras, el Estado oligárquico atrofiado vigente desde
1903 hasta 1968, representa por su forma (y desde luego por su esencia)
el dominio del sector transicional del capital, en un estilo de dominación impropiamente democrático-burgués, o, mejor dicho, viciado por
prácticas antidemocráticas, enfermo de un sarampión de inestabilidad
permanente, por la deshonestidad en el manejo del erario público. La oligarquía gobernó ante sí y en su casi exclusivo provecho, sobre la base de
la sobreexplotación del pueblo, compartiendo la plusvalía con sus socios
norteños. De más está decir que la tónica’ será manumilitari.
236
Efectivamente, los nuevos inquilinos del Palacio de las garzas serán los
cuadros de capas medias, portadores de un “proyecto” reformista; sin
embargo, en Panamá no hay que olvidar una histórica angustia de este
sector de clase ávida de poder y que, en reiteradas ocasiones, ha asaltado el poder oligárquico, siempre infructuosamente. Es una regularidad
o tendencia que surge inspirada en propósitos conciliadores y desarrollistas. Es la preocupación por sustituir los déficit y/o las carencias del
bloque históricamente dominante.
Recordemos la asonada de Acción Comunal en la década de los treinta,
la asunción del populismo en los cuarenta (Arnulfo Arias, el mismo de
la asonada de los treinta); los intentos del Frente Patriótico de la Juventud; la conciliación de los “plebeyos” por manos del presidente Ramón
Cantera en los años cincuenta (acción patriótica); la propia historia de la
Federación de Estudiantes de Panamá. Todos hinchados de patriotismo y
deseosos de liquidar el “modelo” oligárquico de dominio.
El golpe de Estado de 1968 es la culminación del apetito de poder de Ja
capas medias, así como su mejor ensayo reformista.
El desarrollo ulterior de sus actuaciones evidencia, sin embargo, la innata castración del reformismo y la naturaleza esencial de su proyecto.
MOMENTOS DEL ESTADO REFORMISTA; “NI CON LA DERECHA, NI CON LA IZQUIERDA’’ *
El golpe de Estado aludido fue en sus inicios algo cruento y de rabiosa
persecución contra’ las fuerzas populares (1969). Pero se nos ocurre que
la represión inicial no caracteriza la naturaleza política del régimen. Al
contrario, ello fue un despegue, un logrado intento de asentarse en el
solio presidencial para desde allí viabilizar lo objetivamente intuido.
237
Perspectivas de la democracia . . . Egbert Wetherborne
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Ciertamente, (Paja 1970-1971), el gobierno tiende un puente a sectores
del movimiento popular. A continuación, profundiza coqueteos con el
movimiento obrero, lo cual desemboca en el Código de Trabajo democrático y proorganizador del movimiento obrero. Ocurre lo mismo con el
movimiento .campesino; incluso se aliena el movimiento estudiantil en
una suerte de oficialización.
Sin embargo, estas medidas que lucen extravagantes y hasta “izquierdistas” provocan reacciones oligárquicas que reciben como respuesta una
demagogia antioligárquica, que mejora la accesibilidad del régimen a
las masas.
El factor, a nuestro juicio, clave en la política del reformismo., será su liquidez, producto de los cuantiosos préstamos que contrata y que le darán
gran maniobrabilidad en la solución de pleitos reivindicativos planteados por el pueblo, al mismo tiempo que silencia la oposición oligárquica, dado el uso hábil de la derrota o desgaste ideológico del sector más
recóndito del capital.
Por otra parte, el gobierno de Torrijos va implementando una agresiva
política económica que, en buena parte, se asentará en la traspolación de
capitales al sector industrial a través del endeudamiento, casi irreflexivo,
que, por la vía de obras públicas de gran importancia, se convertirá en
la acumulación multimillonaria del sector industrial. Buena parte de la
deuda pública, sobre todo externa, que hoy servimos con un 35% del
presupuesto nacional, vigorizó al sector de la construcción en sus múltiples vertientes, al sector de fabricación de la ropa, de producción de los
licores, etcétera.
En otro orden de cosas, aprovechando nuestra geografía y sus múltiples
facilidades, el gobierno recoge lo que en los años sesenta era una modesta tendencia y promulga’ una legislación fiscal calcada sobre los intereses
del capital financiero en su contrabando de capitales. Se emiten leyes de
“vista gorda” al capital en lo que constituye una plataforma da servicios
transnacionales, promovedora de la fuga indiscriminada de divisas.
238
Así se fue construyendo una nueva correlación interna de la burguesía,
al tiempo que se remolcaba a la clase obrera al carro de sus enemigos,
sirviendo de chantaje, incluso contra los enemigos de sus enemigo!.
Ahora bien, todo este recoveco, difícilmente conocido en el extranjero,
requirió de alianzas políticas específicas, sobre todo con fuerzas marxistas internalizadas en el movimiento obrero. Los años de la década de los
setenta no han sido, objetivamente, de represión sistemática ni decidida
a las fuerzas de izquierda. No solamente no se las ha reprimido, sino que
se les ha tolerado el trabajo de inserción y en algunos casos de “ideologización” a sus luchas de todo tipo, sobre todo antiimperalista. Tanto
más cuanto que no hubo necesidad, ya que las fuerzas más significativas,
cuantitativamente, de la izquierda pactaron, no siempre respetando principios, con la pequeña burguesía que ejercía el poder político e indirectamente con la burguesía industrial y financiera que objetivamente le ha
dado contenido concreto a la gestión del sector de clase mandataria de
su poder real.
¡OTRO MOMENTO DEL PODER REFORMISTA! EL REVERSO
El reino paradisíaco de la “unidad nacional” era desde un principio un
“pacto de caminantes” y con la crisis general del capitalismo “surgida” en 1974 y consolidada en endémica inflación-recesión para 1975
se resquebraja nuestra economía abierta y fundamentalmente terciaria.
La contracción de capitales monopólicos empieza un enfriamiento de la
dinámica comercial y el acceso a fuentes de financiamiento internacionales tan caros al reformismo. Así empezó la cuenta a contra reloj.
No es para nada casual que en 1975 se reactive el movimiento de masas,
en aparente autonomización del Estado; tampoco son obra del azar las
modificaciones reaccionarias al Código de 1976, en un sentido antidemocrático y desestabilizador del movimiento obrero. De entonces hasta
la fecha se observa un movimiento popular en lucha contra el alto costo
de la vida y en busca de un restablecimiento de su capacidad de consumo
de otrora.
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Perspectivas de la democracia . . . Egbert Wetherborne
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
En fin, es evidente la ruptura de la unidad y el recobro de independencia
de la clase obrera, sin querer darle a este hecho un valor triunfalista o de
inclinación a posiciones revolucionarias.
SÍNTESIS DEL PROBLEMA DE LA DEMOCRACIA:
METAMORFOSIS DEL ESTADO
Hemos mencionado un inicio represivo del régimen reformista. Esta fase
autoritaria del régimen se caracteriza por la emisión de leyes (decretos
de gabinete) conculcatorias de los derechos clásicos de la democracia
burguesa y por el ejercicio de un poder omnímodo. El ejecutivo asimila
en propiedad la capacidad legislativa del Estado y determina la actividad
jurisdiccional hasta en las competencias más nimias de los tribunales.
Los cuarteles imponen un actuar a pasos castrenses.
Esta fase, si permite cierta consolidación en el poder, tendrá la limitante de coartar la capacidad y legitimidad representativa del Estado, lo
cual en el concierto internacional representó un serio cuestionamiento al
régimen para desarrollar negociaciones sobre la vía interoceánica. Ello
urgió la conversión del régimen, formalmente de facto, a régimen que se
da una organización lógica y coherente establecida en el Derecho, o sea
de jure.
Es así como en 1972, ya fraguado el control político, el régimen se da
una constitución política expresiva de sus propósitos reformistas (en la
economía y hacienda pública) y articuladora de su visión del control
político necesario.
La constitución panameña, en la forma en que estuvo vigente hasta 1978,
constituye una pieza irónicamente “original” en la estructuración del poder político. Pero es dialéctico señalar que la constitución no resultó más
que versión sincera de autoritarismo o, como espontáneamente llamó
Torrijos la situación: “dictablanda” o “dictadura de cariño”.
Por una parte se organiza un órgano legislativo de dos “cámaras”, una de
las cuales se compone de 505 representantes, con nula capacidad legislativa, salvo para los efectos muy innocuos de tratados internacionales que
240
no versan sobre la cuestión canalera (los cuales se ratifican en plebiscito
nacional). La otra “cámara” se integraba, prácticamente, por el consejo
de gabinete y una comisión de legislación nombrada por el presidente.
Ésta sí legislaba a plenitud en las materias más cardinales de fines y
funciones del Estado.
Por otro lado, se constituyó la figura de un “jefe de gobierno”, distinto al
presidente, a quien se le atribuyó plenos poderes para nombramiento y
remoción de todos los más altos e importantes funcionarios administrativos (exceptuando al presidente que nombra la Asamblea Nacional de
505 representantes, y el vicepresidente).
Otra singularidad de la constitución del año 1972 fue la conversión, en
su artículo segundo, de la Guardia Nacional en un 4o órgano que ejerce
el poder del Estado.
En el fondo, esta inaudita concentración de poder autoritario no era más
que un reflejo de la nueva realidad del hecho estatal que la propia “vida”,
infinitamente rica, venía señalando (o denunciando).
Pero los que aspiramos a ser científicos sociales, sabemos que los hechos por sí solos no son la “verdad”; que para entenderlos es necesario
restaurarles todas las variables circunstanciales que son determinantes
o parte de dichos hechos. Y es que la democracia burguesa, o la democracia sin apellidos, son formas contentivas de fondo; y entre ellas hay
una correlación de forzoso examen, si se quiere ser concreto. Dentro del
tipo capitalista de Estado hay opciones formales, regímenes políticos
alternativos.
Además de la configuración autoritaria de la nueva legalidad burguesa
que estamos examinando, es objetivo también señalar que para nosotros,
aspirantes a materialistas históricos, ello es tan sólo una parte del problema democrático, un dato que debe articularse con otros, por ejemplo,
la tolerancia real del trabajo político de las izquierdas, la participación,
aún mediatizada, de ciertas fuerzas populares (aunque desastrosamente
reformistas y burocráticas) en el seno del régimen, etcétera.
241
Perspectivas de la democracia . . . Egbert Wetherborne
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Se dirá que era parte de una táctica concertada como contención a las
masas, como medio de manipulación. Es cierto, pero todo se debe a que
el grado de desarrollo del movimiento obrero no le permitió aprovechar
con mayor largueza lo que en el régimen era una necesidad objetiva
por más de un lustro (la alianza nacional). Seguir el camino del análisis
subjetivo es una forma de confesar lástima a nosotros mismos, de no ser
autocríticos.
Los “errores’’ de fuerzas como el “Partido del Pueblo” (PC) que manejaron la alianza con alta dosis de burocratismo y oportunismo, son reductibles en alguna medida al proceso de conciencia del movimiento popular,
lo cual no desmiente el hecho de que para ellos, dentro del Estado, y las
otras fuerzas revolucionarias, fuera de él, existió la ocasión de profundizar el trabajo de organización de las masas.
En el camino de lo concreto, es justo y necesario concluir que el reformismo significó posibilidades amplias de trabajo en el seno del pueblo
y ello implica que hubo (o hay) un espacio democrático, aún con los
abortos legales que formalmente consignan una dinámica autoritaria.
Quienes más resintieron el autoritarismo oficial fueron las fuerzas oligárquicas a las que se les privó de sus costumbres políticas y sus impolutos partidos caudillezcos. La oligarquía de costumbres casi señoriales
y estamentarias resintió el que se les hubiera siquiera levantado la voz.
Ya no disponían del balcón presidencial los 3 de noviembre, y sus hijos,
nietos y sobrinos no figuraban en los eventos públicos de importancia.
Para ellos había muerto la democracia.
Otro elocuente ejemplo de los costos que, para el reformismo, tuvo la
unidad nacional, lo tenemos en la aparentemente insulsa cámara de los
505. Ciertamente no legislaban; fueron y son manipulados por el régimen a través de innocuos métodos que llegan hasta el soborno institucionalizado. Pero esta verdad lo es sólo a medias; se requiere mayor
profundidad de análisis para captar las potencialidades de la institución.
La Asamblea Nacional de los Representantes constituye a nuestro juicio
el eslabón más débil del Estado reformista de la burguesía, en razón de
que su enraizamiento popular, en el nivel de la circunscripción adminis242
trativa más pequeña (corregimiento), convierte a la cámara en un reproductor o eco de las voces reivindicativas del pueblo, y si bien es cierto
que el gobierno manipula a los actuales ciudadanos que ocupan escaños,
no es menos cierto que los representante elegibles para el futuro pudieran reflejar avances también de fuerzas revolucionarias.
La Asamblea de los 505 tiene entre sus obligaciones comunales la necesidad de articular organizaciones de base por casas, calles, etcétera, lo
cual favorece el gradual proceso organizativo del pueblo. Es mil veces
más conveniente a las perspectivas estratégicas del pueblo trabajador
desarrollar la lucha política formal por escaños o representación popular,
en circunscripciones donde las relaciones personales, familiares y hasta
de organización clandestina, son más efectivas. Su sustitución por una
asamblea de representación provincial implica que la’ propaganda se encarece, al tiempo que se hace más necesaria. Ello conduce obviamente a
situar la pelea donde el enemigo se mueve mejor.
No es que postulemos estas formas de lucha legal como las únicas, o
las preferidas. Se trata de que, en la medida en que los revolucionarios
no contamos con mejores alternativas viables de organización de la democracia, nos toca optar por aquella vía que tácticamente favorezca el
desarrollo de nuestros quehaceres, habida cuenta de la correlación de
fuerzas.
En Panamá hoy, optamos por la Asamblea popular de los 505 con sus defectos, pero también con sus potencialidades; la otra opción es dejarnos
remolcar por el proyecto de la oligarquía que reconoce como “democracia auténtica” a aquella que más se parece a la de Washington, si es que
conviene a sus intereses. La democracia burguesa no es el ambiente por
excelencia de la clase obrera sino apenas la atmósfera con que ésta se encuentra (a veces) y que mejor puede aprovechar para la’ conquista de sus
fines históricos. Para ser evaluada como buena la democracia burguesa,
debe ser funcional para el desarrollo del trabajo de organización y combate clasista. Por coherentes que puedan parecer las instituciones burguesas, y por muy “lógicas” que puedan parecerle a uno o dos cretinos,
si no surten razones de provecho revolucionario hay que descartarlas, y
teorizar y luchar por otras que satisfagan la relación táctico-estratégica.
243
Perspectivas de la democracia . . . Egbert Wetherborne
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Hay quienes olvidan —si es que alguna vez lo supieron— que la burguesía echó manos de esa urdimbre llamada democracia burguesa porque
favorecía la reproducción simple y compleja del capital. Los móviles
subjetivos y las teorizaciones, apenas fueron y son racionalizaciones
ideológicas tendientes a irradiar su visión del mundo. Es más, a la burguesía le importa un comino la democracia, allí donde ha tenido que suprimirla de un plumazo o con el chasquido de las bayonetas lo ha hecho
sin sonrojo. Como en Chile.
Además, sus fórmulas archidemocráticas están “viciadas” por la propia
clase con recursos de excepción, reservas, fórmulas de reglamentación y
mil peros que avalan una solapada arbitrariedad.
LOS TRATADOS TORRIJOS-CARTER Y EL NUEVO VIRAJE
En 1977, el general Ornar Torrijos suscribe con el presidente Cárter dos
convenios: uno sobre la operación y mantenimiento del canal y otro versado en una suerte de “neutralidad permanente” de la vía de agua.
La suscripción de los pactos se logra en los momentos más difíciles para
el reformismo, desde el punto de vista de su desgaste económico y su
popularidad interna, por lo que pudo ser objeto de chantajes y presiones orientadas a imponerle justamente cláusulas onerosas y de sentido
reaccionario, sin descontar que la guardia y el reformismo los juzgará
“potables” en su oportunidad.
Lo cierto es que, para la aprobación y ratificación de los pactos en el
senado norteamericano y la propia suscripción de Cárter, hizo falta un
apoyo internacional, fundamentalmente de los gobiernos del área, reputados como democráticos. Éstos, en contubernio con la’ oligarquía, el
departamento de Estado y algunos senadores norteamericanos, condicionaron dicha aprobación (con todo el cúmulo de dolores avizorado)
a la democratización formal de la sociedad panameña y liquidaron las
fórmulas constitucionales, sui generis, de plenos poderes a Torrijos, levantando el receso a los partidos, etcétera.
244
La propia coyuntura de discusión preplebiscitaria sobre los tratados,
conjuró en Panamá todas las fuerzas amordazadas y autoamordazadas,
sumándose todos a un enjuiciamiento político más al régimen que a los
convenios de marras. El resultado fue el posterior repliegue del general
Torrijos y la orden de concesiones democratizantes que llegaron a tener
rango de reformas constitucionales, sobre todo en lo tocante a la Asamblea de los 505 que fue reformada, creándose un segmento denominado
Consejo de Legislación que funcionaría con otros legisladores a escogerse en votaciones directas en 1980.
El repliegue significó que Torrijos se refugiara en la Comandancia de la
Guardia Nacional y designara candidato a la presidencia al actual presidente.
Lo sintomático no son estos cambios visibles y hasta explicables sino los
cambios en el elenco gubernamental. El gobierno del presidente Royo
refleja un puente transicional expresivo de una nueva hegemonía en el
bloque dominante y consiguientemente el gradual desplazamiento de los
cuadros de capas medias y su sustitución por otros nuevos de extracción
burguesa.
La mutación en 1978 al Estado reformista autoritario, comprobó que
dicho autoritarismo fue considerado —hasta por la propia oligarquía—
como necesario para poder imponer tratados no consultivos de las más
sensibles posiciones populares. No olvidemos que iguales tratados fueron rechazados en las calles por las masas en 1967 y que incluso aquella
incapacidad burguesa de imponer pactos motivó su posterior deterioro y
colapso, claro está, habida cuenta de otras razones.
Lo esencial es que estos cambios tienen su lógica y se insertan en un
movimiento que apunta en otra dirección. En el período 1968-1979, las
capas medias fueron los “trotaconventos” que viabilizaron un giro histórico en la correlación interna de la burguesía. Estamos seguros de que
se requería de un sector social que, sin intereses inmediatos en la formación, pudiera tener miramientos más históricos en la salud del capitalismo dependiente, al que le urgía cierta modernización en el concierto
internacional capitalista.
245
Perspectivas de la democracia . . . Egbert Wetherborne
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Ahora se trata de que las aguas vuelvan a su nivel y que “las cucarachas
emigren del baile de las gallinas”. Royo es el exponente coyuntural de
esta realidad.
REAGRUPAMIENTO BURGUÉS
yecto” social y sus intereses encrespados con el imperialismo en
expoliación de nuestro pueblo y en apropiación de nuestros recursos básicos, no pudo desarrollar una democracia burguesa, sobre
todo de tolerancia con la clase obrera y su vanguardia dentro del
capitalismo.
Todas las evidencias apuntan hoy hacia esfuerzos solapados de las fracciones burguesas por lograr un acuerdo nacional de “nuevo tipo” (burgués) que algunos llaman “pacto nacional de desarrollo’’, la “convocatoria Torrijos-Arnulfo”, “restablecimiento de las reglas del juego” etcétera.
Lo cierto es que incluso el propio gobierno lo está concertando bajo los
términos de la hegemonía desarrollista. Y es interesante que una de las
condiciones para el pacto burgués sea la expulsión de los “comunistas”
del gobierno y su relegamiento de toda participación oficial, así como
también la cancelación de la Asamblea de los 505. Esta petición es más
enconada en boca de la oligarquía que, para el efecto, monta las más
alucinantes campañas antipopulares y anticomunistas.
3. El reformismo burgués, si bien se valió de métodos autoritarios, incluso contrastantes con las tesis clásicas de organización del Estado,
constituyó un régimen de tolerancia con las diversas fuerzas sociales, cuestión que es incalculablemente importante. Ello no conduce
de manera mecánica a fraguar una alianza, lo cual significa que no
podemos caer en la metodología analítica de la oligarquía. Su vara
para medir la democracia no es la misma que la nuestra. Para nosotros la democracia es fondo y forma y constituye durante nuestra
permanencia en el capitalismo un recurso, un medio. La democracia
proletaria es la auténtica democracia, porque la disfru ta el 99% de
los agregados sociales: la clase obrera y el pueblo.
En estos momentos, la lucha interburguesa apunta a definir quién tendrá
el “sartén por el mango”, aunque obviamente el sector gobernante tiene
mayor fortaleza y coherencia y, sobre todo, el beneplácito del “humanista” Cárter.
4. El reagrupamiento burgués, bajo una nueva hegemonía, como fórmula transaccional, constituye un serio peligro para cualquier democracia útil a la parte más consciente del pueblo. Tanto más si
reflexionamos sobre las implicaciones políticas de los tratados Torrijos-Carter que amenazan al pueblo con peligros de intervención
imperialista; y sobre lo más oprobioso y contrarrevolucionario,
qué es el contubernio Guardia Nacional/ejército norteamericano,
para la defensa coordinada o defensa conjunta del canal), encierra
riesgos de transformaciones peligrosas en una Guardia todavía algo
tolerante.
El reformismo es la opción del imperialismo, que nunca juega un sola
alternativa.
TESIS SOBRE LA DEMOCRACIA PANAMEÑA
1. Así como la democracia burguesa es el reflejo supraestructural que
corresponde con mayor cercanía a una formación capitalista, también es cierto que la articulación específica de sus modos de producción y la historia propia de las superestructuras define un aparato
jurídico político específico.
2. El Estado del capitalismo dependiente panameño ha conocido dos
formas: el oligárquico atrofiado y el reformista burgués. El primero
que imperó durante 65 años de vida seudorepublicana; por su “pro246
5. Esta no es la época en el mundo para educar al pueblo en la defensa
indiscriminada de la democracia burguesa. Al contrario, hay que
infundir suspicacias dudas y reservas. Chile nos enseñó eso. Se trata
hoy de hacer un frío cálculo objetivo sobre las perspectivas de la
democracia en países que ya no conocerán períodos prolongados de
estabilidad, a menos que pueda haber revolucionarios que quieran
estabilidad como “receso” en la lucha social.
247
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
6. Las perspectivas democráticas no son halagüeñas y debemos
prepararnos para crudos inviernos antidemocráticos. El presente
es de lucha, el futuro es nuestro.
Publicada por primera vez en la Revista Mexicana de Sociología No.
281. México, Abril - Junio 1981.
Panamá: Dependencia Económica
y Desarrollo Político
Siméon González
as hipótesis más generales expuestas a lo largo de este trabajo, sólo constituyen el marco más general de una investigación
de largo alcance que se refiere al período comprendido entre los
años 1930-1970.
L
Su presentación en la forma actual sólo obedece a la necesidad de presentar un trabajo final como conclusión de los cursos académicos realizados en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, y con la
finalidada de obtener el título de Master.
Obviamente este trabajo adolece de algunos defectos tanto de forma
como de contenido. Sin embargo, nos parece que contiene los elementos
fundamentales del proceso panameño.
Esperamos que los resultados de la investigación más arriba aludida confirmen las hipótesis contenidas en este pequeño ensayo, y podamos contribuir al esclarecimiento del complejo proceso nacional y, por ende, del
desarrollo político de América Latina.
Finalmente sólo deseamos comprensión por parte de los lectores de este
ensayo, y su enriquecimiento mediante la discusión y polémica.
248
249
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
préstamo bancario.
LA ESTRUCTURA DEL DESARROLLO DESIGUAL Y
COMBINADO1.
A. La Estructura Económica.
Cada una de las zonas antes mencionados se compone asimismo de
un conjunto heterogéneo de elementos: así, al interior de la “zona
rural”encontramos:
a. Existencia de algunas empresas capitalistas modernas,
operando la manera de enclaves con un elevado nivel de
productividad. Sin embargo, “este proceso de capitalización y de tecnificación está reducido, no obstante, a sectores pequeños y especializados en la producción de número
limitado de bienes” 3. Estas empresas comprenden además
de la “estructura” industrial grandes extensiones de la superficie explotada del agro panameño. Así por ejemplo, un
total de 224 explotaciones agrícolas mayores de 500 hectáreas (el latifundio panameño), que corresponden al 0.2 del
total de las explotaciones, controlan el 20.6% de la superficie explotada. Sus actividades principales son:
La estructura económica de Panamá está conformada por dos zonas claramente identificadas, y dialécticamente dependientes entre sí: por una
parte la denominada “zona de tránsito” o “zona de la ruta” que compende a las ciudades de Panamá, Colón y su importante periferia agrícola; y,
por otra, la denominada “zona rural” que incluye el resto del país.
Un análisis comparativo de ambas nos demuestra su desigual grado de
desarrollo. Así por ejemplo, en la zona de tránsito se concentra alrededor del 30% de la población total del país, el 75% de los médicos en ejercicio, y el 80% del crédito o préstamo bancario. De igual manera, “de
las 60 empresas con las rentas gravables más elevadas, 53 se encuentran
concentradas y realizan la mayor parte de sus actividades en las ciudades
de Panamá y Colón” 2 .
Además, la casi total vida política y cultural de la República se desarrolla
en la zona de tránsito, conteniendo esta última, los órganos políticos y
culturales más importantes tales como Presidencia, Ministerios, Organismos Semi-Fiscales, las dos universidades existentes, y una gran
parte de las escuelas de enseñanza media.
Por otro lado, la “zona rural” contiene solo el 25% de la población
urbana total, el 25% de los médicos en ejercicio, y el 20% del crédito y
1
“No es posible, en el marco de un trabajo como el presente, discutitiendo acerca del estatuto teórico
de la ley del desarrollo desigual y combinado, su nivel de abstracción y su validez general. Tal discusión nos alejaría de nuestro objetivo específico, por lo cual solo señalamos que:
a) en el contexto de este trabajo, y on lo quo respecta a las fuerzos productivos significa grados
diversos de productividad;
b) variedad en los “tipos” de relaciones sociales, es decir, de relaciones entre clases, fracciones de
clase y estratos;
c) diversidad en los grados de “conciencia” entre las mismas, identificables a través de sus distintos
proyectos sociales.
2
“GANDASEGUI, Marco A.: “La Concentroción del Poder Económico”, Ed. Revista Tareas, Panamá, página 7.
250
CUADRO No.1
ActividadExplotaciones
Ganado Vacuno176
Arroz 10
Banano y plátano
8
Maíz 4
Naranjas 4
Caña de azúcar
3
Café 3
Hortalizas 3
Avicultura
1
Otros productos
12
TOTAL
224
“GANDASEGUI, Marro A.: “La Estructura Agraria en el Desarrollo Nacional”, Revista Tareas
3
251
252
18,193
5,706
11,414
253
1,820
10, 265
por régimen
Total de Exp.
133
500 y más
1
1,578
50,0 499,9
25
6
48,107
Cabe señalar que las categorías distinguidas por el Censo de 1960, a excepción de la de arrendamiento, tinene caracteres de propiedad, sea esta con título de dominio o no. (Cuadro construido de
acuerdo a datos del Censo Agropecuario de 1960).
95,505
224
68
6
4
12
1,578
2,210
82
663
2,010
5,618
10,747
46,085
Ocupada
a/título
p/30 años
y menos
Ocupada
sin título
p/30 años
y menos
Patrimonio
1,797
8,554
49,9
0,5
5
“MANDULEY, Julio R. “Notas sobre Dependencia Interna”, Panamá, 1973.
“GALAN PONCE, José: “Panamá: Marginalidad, Desarrollo y Dependencia”. Ed. DESAL, Chile,
pág. 256.
4
Superficie en Hás
En plena
propiedad
Este tipo de explotación agrícola utiliza como energía básica el trabajo humano. Lo utilización de energío animal,
animal-mecánica, y mecánica cubre solo el 2% del total de
las explotociones en el año de 1950, y el 12.3% en el año de
1960, y comprende básicamente o lo que hemos denominado “empresa-latifundio”.
Cuadro No.2 6
b. Existencia de una generalizada pequeña propiedad campesina, que constituye la mayor parte de las explotaciones
agrícolas. Para el año de 1960, el 80.3% de los predios
agrícolas solo comprende una extensión conjunta que representó el 22.4% de la superficie” 5.
Arrendamiento
Su impacto sobre el resto de la estructura agraria se refleja
por ejemplo, en el fenómeno de la absorción de mano de
obra campesina (mientras que en el año 1950 sólo el 4,5%
del total de empleados agrícolas era asalariado, es decir
obreros agrícolas, para el año de 1971 su número aumenta
al 20,8% 4) y en el rompimiento de anacrónicas forrnas de
producción y de consumo.
15,916
Regimen mixto
Son estos grandes empresas-latifundio, altamente tecnificados, compuestas básicamente por ingenios azucareros,
plantaciones de bananas; plantaciones de café, e industria
ganadera, el sector dominante de la estructura agraria.
88,554
Total de
explotación
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
c. Existencia de una “mediana” propiedad agrícola cuyos
caracteres esenciales, es decir, tipo de explotación, régimen
de tenencia, etc., son similares a la categoría descrita anteriormente.
En estas dos categorías-pequeña y mediana propiedad agrícola-se concentra la mayor parte de la población empleada
en el agro, ya sea como trabajador familiar, o afecto al sistema de “juntas y peonadas”, (sin recibir salaria efectivo).
“El latifundio clónico y aristocratizante tuvo en nuesra
historia considerable importancia. Llegó a su apogeo en el
siglo XVIII, y en la primera mitad del siglo pasado decayó
rápidamente a causa de las guerras familiares de esa época” 7.
Estas últimas, coadyuvaron a la destruccióm del latifundio,
su causa más importante. Ésta la debemos buscar en problemas estructurales tales como la liberación de la mano
de obra servil a comienzos del Siglo XIX, y por la presión
ejercida sabre el latifundio por los pequeños propietarios
campesinos.
La ruptura de dicha explotación agrícola provoca el crecimiento de los centros urbanos-provinciales, dedicados básicamente al comercio, y a la producción de servicios profesionales. En la actualidad, dichos centros contienen el 25%
de la población urbana del país, y ejercen gran atracción
sobre la población compesina.
Al interior de la “zona de tránsito” encontramos:
a. un sector comercial-eje de de la vida nacional- que data desde los
tiempos de la dependencia hispánica, y que ha mantenido su hegemonía
y dominación a lo largo de la historia de Panamá.
“PORRAS, Hernán: “Papel Histórico de los Grupos Humonos en Panamá”, 1963.
7
254
b. un extenso sector de servicios compuesto por empresas tales comotransporte, almacenaje y de comunicación; instituciones estatales, organizaciones de profesionoles, empresas de electricidad, gas, agua y otras.
En conjunto, estos dos sectores comprenden el sector mayoritario de la
zona de tránsito. Así, la mayoría de las grandes empresas-de rentas gravables más elevadas-, se dedican al comercio y servicios.
c. La presencia de la Zona del Canal siempre determinante como polo de
atracción, y como orientados de la economía nacional.
d. Por último, el moderno sector industrial, metropolitano, de alta tecnología, en su mayoría originaria de los años 1945-1950.
Este conjunto de sectores, heterogéneos en lo que se refiere a productividad y distribuidos en forma desigual al interior de las zonas formativas
de la sociedad panameña, esta manifiesta presencia de atraso y modernidad, configura lo que hemos denominado la estructura económica desigual.
Sin embargo, esta desigualdad tiene explicación no sólo desde el punto
de vista de análisis estructural, sino que también histórico, es decir, los
elementos explicativos de la actual estructura económica tienen profundas raíces históricas.
El desarrollo histórico de Panamá nos ha demostrado-con algunas excepciones-la permanente relación de dominación que ha ejercido la zona
de tránsito sobre el resto del país, dominación explicable por su mayor
grado de desarrollo, lo que a su vez deriva del hecho de que ha sido dicha
zona, el punto de inserción de Panamá en la economía mundial.
Históricamente se han sucedido coma eslabones de inserción de Panamá
en la economía mundial 1) Nombre de Dios y Portobelo en la época de
dependencia hispánica (es el período de las Ferias Comerciales y del
centro de intercambio entre España y sus colonias americanas); 2) Ferrocarril transístmico de Panamá (la economía se orienta en este periodo
hacia la producción de servicios de transporte de pasajeros a través del
255
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
estrecho istmo que separa el Mar Caribe del Océano Pacífico) en el período del descubrimiento de oro en California, que facilita su colonización y la explotación de sus ricos yacimientos; 3) el Canal de Panamá,
presente en la vida nacional desde los inicios del Siglo XX hasta nuestros días.
Cada uno de los fenómenos, someramente señaladas, cualifican la función de Panamá al interior de la economía mundial, y a la vez de ser los
eslabones de inserción en la misma, constituyen importantes factores de
estructuración interna 8.
A partir de 1903, es decir, desde los inicios de nuestra vida republicana
se asiste a la construcción del canal inter-oceánico de Panamá, hecho
significativo por su presión orientadora y distorsionadora en la economía
nacional a través de las cinco primeras décadas del siglo.
Después de un relativo estancamiento del aparato económico en las
últimas décadas del Siglo XIX, provocado por la terminación de
“gold rush” de California, Panamá encuentra un nuevo elemento externo, dinamizador de su crítica economía: el canal interoceanico.
La sociedad panameña vuelve a renacer y a depositar sus esperanzas de
desarrollo en la zona de tránsito y en su economía productora de servicios (incluído el comercial).
Al reducido mercado estable se agrega ahora una “fuente comunidad de
consumidores” lo que provoca un aumento en el volumen de transacciones comerciales y una revitalización de la vida nacional.
A tal punto fue importante la presencia de la “zona del canal” que podemos decir que, a lo largo de cinco décadas, la existencia nacional, panameña adquirió los contornos de un simple y a veces polémico “diálogo
comercial” con ella.
8
“Nuestro marco de análisis lo constituye la sociedad panameña, y no el fenómeno global de la
dependencia. Se trate de desentrañar la forma en que una sociedad específica recepciona sus condicionamientos externos.
256
El epílogo de esta larga época es:
1. Función comercial de Panamá al interior de la economía mundial;
2. Dependencia de un elemento externo.
Primera Modernización:
Es indudable que el impacto provocado por la Crisis Mundial de 19291930 en la economía panameña no fue similar al producido en el resto de
la economía latinoamericana.
Dada la particular configuración comercial de la economía panameña,
dicho fenómeno no se reflejó, ni sígnificó la crisis del sector agro-exportador-casi inexistente-, sino que por el contrario se manifestó en forma
de trastomos en el sector dinámico de la economía nacional, esto es, en
el aparato comercial. Es así como el nivel de ventas y transacciones comerciales decrece tanto en la zona de tránsito como en el resto del país.
Por su porte, la producción agraria-aunque de autosubsistencia en gran
medida- también decrece, fenómeno explicable por su subordinación al
sector comercial hegernónico y dominante.
A este respecto cabe añadir que el influjo del mercado estable de la Zona
del Canal de Panama fue lo suficientemente fuerte, lo que permitió disminuir el impacto pemicioso de la crisis.
Por otra parte, el proceso sustitutivo de importaciones-efecto producido
en la economía latinoamericana en general por la crisis, es decir, los
inicios de una industrialización-, no se hizo presente en Panamá en esta
época, es decir, la crisis no provocó una mutación en el desarrollo del
sistema econórnico nacional. El comercio siguió constituyendo a la sazón el sector más dinámico de la economia nacional.
Solo fue a partir de la Segunda Guerra Mundial, más precisamente, desde el transcurso de la misma, cuando la economía sufre una alteración o
mutación de importancia. Se inicia entonces un débil proceso de industrialización.
257
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
“Durante la guerra inició sus actividades Cemento Panamá, S.A., la
Compañía de Productos de Arcilla, la Compañía Panameña de Alimentos Lácteos (Nestlé), La Tabacalera Istmeña, Tagarópulos, S.A., la Compañía Panameña de Aviación, etc.” 9
Se hizo patente desde entonces una forma de dependencia nueva: a través del débil aparato industrial.
No estamos señalando la pérdida de vigencia de la Zona del Canal de
Panamá como importante enclave o punto de inserción de la República
en la economía mundial. Solo que ahora se esbozó o bosquejó una nueva
forma de dependencia cuyos resultados analizaremos posteriormente.
canos de 1950 en adelante 11.
Segunda Modernización:
En el período comprendido entre 1960-1970, “12 nuevos bancos iniciaron operaciones en el país y se abrieron un total de 59 nuevas sucursales
y agencias. En tanto que el sector bancario privado se incrementó en 12
nuevos bancos y 41 sucursales y agendas, el sector público sólo se incrementó en 18 nuevas sucursales” 12.
Se produce, en este período, el segundo fenómeno modernizante orientándose el total de la economía nuevamente hacia los sectores de servicios (esta vez excluyendo al sector comercial).
Una de las características más importantes de la evolución económica
de Panamá es aquella que dice relación con la “permanencia” y “subsistencia” de los elementos formativos de la antigua forma de dependencia,
junto a la más moderna.
La leve industrialización de las dos décadas anteriores da paso a una
nueva forma de dependencia a través del aparato financiero-bancario
acorde a las modemas tendencias del capitalismo mundial.
Así, por ejemplo, y a pesar de que, a través de la industria manufacturera, se bosqueja una nueva forma de dependencia, las ganancias obtenidas
por los Estados Unidos en el negocio canalero son las siguientes:
La casi totalidad de este nuevo eslabón es manejado por los intereses extranjeros -preferentemente norteamericanos-, y solo una pequeña parte
es controlada por los capitales nacionales.
Cuadro No.3 10
ENTRADA NETA
PERÍODOmillones de dólares
1915-1940
324
1941-1964
100
1947-1951
49
1952-1965
445
1966-1970
303
Casa Principal
Sucursales y Agencias
TOTALES
El período post-bélico representó pues, un momento de diversificación
del aparato productivo, a través de capitales nacionales entre los años de
1945-1950, y a través de capitales extranjeros, básicamente norteameri-
11
“GANDASEGUI, Marco A. Op. cit. página 28.
10
BLANCO, Boris: “El Canal de Panamá en la Economía Norteamericana”. Anales de Ciencias
Humanos, No. 1, Panamá 1971, pág. 24.
9
258
Cuadro No.4
Instituciones bancarias de la República de Panamá al 31 de
diciembre de 1939-1949-1959-1969 10
1939
4
3
7
1949
5
4
9
1959
4
18
24
1969
18
77
95
“Mientras entre 1950 a 1955 las inversiones (norteamericanas) aumentoron a una tasa de 8,0
anual, habiendo inclusive disminuido el montante de capital de 1946 a 1950” Instituto de Economia, Universidad de La Habana, “Economía y Sociedad, Enero, Febrero de 1972, pág. 133.
12
“MELENDEZ, Dania: “Desarrollo de la actividad bancaria en Panamá”.Revista Lotería, No. 181,
Panamá, Diciembre de 1970.
259
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
De la misma manera, el activo de las entidades bancarias que, a inicios
de la década en mención era de 14 millones de Balboas, al final de la
misma había ascendido a 578 millones de Balboas (1969) siendo similar
la tendencia en estos dos últimos años.
vidores directos de la burguesía (el pequeño comerciante a
través de la distribución, y el empleado a través de su “servicio prestado”), o indirectos (la burocracia a través del Estado). Queden comprendidos en esta categoría el conjunto del
movimiento estudiantil, y el sector artesanal aún numeroso.
Lo significativo de la estructura productiva panameña es la coexistencia
de los elementos formativos de los distintos momentos de dependencia.
Es el elemento de combinación.
c.Existencia de una clase obrera industrial aún reducida
numéricamente e inserta en la industria nacional manufacturera, en la industria de la construcción, en lo poco desarrollada minería y el sector agrícola 14.
B. Estructuras de clases:
La primera constatación de importancia es la existencia de un conjunto
variado de relaciones sociales, determinados por la particular inserción
de las clases en el aparato productivo. Asi por ejemplo, se observan relaciones de dependencia personal (en el caso de los “trabajadores familiares”)13, como también relaciones obrero industrial-propietario de los
medios de producción y relaciones de cooperación (caso de los peonadas
o juntas campesinas”).
Este conjunto heterogéneo de relaciones sociales nos permite trazar
el siguiente diagrama de las clases sociales de la sociedad panameña:
a.Existencia de una burguesía nacional, aliada al capital extranjero, en permanente modernización y que controla el gran comercio de la “zona
de tránsito” y la industria nativa (la metropolitana
y la agro-exportadora), es decir, es socialmente dominante.
b. Existencia de un heterogéneo y vasto sector que denominaremos “capas medias”, compuesto básicamente por pequeños comerciantes, profesionales y empleados tanto del
sector privado como del Estado (burocracia), es decir, trabajadores no productivos. En gran medida, se trata de ser13
De acuerdo a la Encuesta de Mano de obra realizada por la Oficina de Estadística y Censo de la República de Panamá trabajador familiar es “el que ejerce una ocupación no remunerada en una empresa o
negocio explotado por un miembro de su previa familia”: y trabajadores de peonados o juntas compesinas,
las personas que trabajan “a base de cambio de servicio (peón por peón) o participan en juntas de trabaio”.
260
d.Una numerosa “clase” campesina conformada por
pequeños y medianos agricultores en su mayoría “propietarios” agrícolas.
Tanto por su posición en el aparato productivo, como por su ideología (que analizaremos posteriormente), el sector mayoritario de
la estructura social panameña, está constituída por los estratos medios, es decir, aquello que hemos denomiado “capas medias”.
Las luchas sociales en Panamá:
Los estratos medios han sido hasta nuestros días el sector mayoritario de la estructura social 15. De la misma manera, el sector clave y
base de las luchas sociales. Una breve reseña de lo que han sido hasta nuestros días las luchas sociales en Panamá nos lo demostraría.
En el año 1923, se funda una asociación denominada Acción Comunal, formada por un “grupo de jóvenes con elevados principios liberales, en su mayoría de avanzado, casi todos con una vasta preparación cultural, jóvenes profesionales de
clase media, poseedores de una aguda conciencia nacionailista”.16
Al interior de los denominados estratos medios, ha sido la burocracia el sector dominante, coadyuvada por los movimientos del magisterio, y estudiantil.
16
PEREZ, V. M. y DE LEON, R. 0. “El Movimiento de Acción Comunal en Panamá”, pág. 18
15
261
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Su orientación estaba dada por tres ideas centrales:
1.Depuración de la política interna
2.Nacionalismo
3. Posición internacional indepedendiente
La culminación de dicho movimiento fue la denominada Revolución
del 2 de Enero de 1931. En esta Revolución es derribado el Presidente
Florencio Harmodio Arosemena. En el lapso intermedio (1923-1931)
se suceden un conjunto de conflictos sociales tales como la lucha por la
derogación del Tratado Alfaro Morales-Kellog White firmado por los
representantes panameños durante la administración del presidente Rodolfo Chiari (1926), el movimiento inquilinario de 1925, y la participación en las elecciones de 1924 entre otros.
ANALISIS DE IDEOLOGIA 19.
Lo importante a resaltar en lo que respecta a esta asociación es su estructura de clases, y la ideología que refleja.
Dicha ideología ha revestido formas distintas, no obstante, mantenerse
invariable en su estructura intema. Ferias comerciales -Portobelo-, Canal
Interoceánico, desde el intento por parte de la corona española, hasta
la construcción del actual por parte de los Estados Unidos, -atravesando
el fracasado proyecto francés-, Ferrocarril Interoceánico, y, por último, la
formación de un centro financiero intemacional han sido las heterogéneas
formas que ha revestido a concreción de dicha ideología.
“Los que formaban Acción Comunal en su mayoría eran profesionales, abogados, médicos, dentistas, ingenieros, hombres de negocios, y un
centenar de hombres del pueblo... etc17. Estos últimos representaban algunas Federaciones y Sindicatos obreros tales como la Federación Obrera de Panamá y el Sindicato General de Trabajadores.
Las causas de su lucha estaban dictadas por la necesidad de participar
en la estructura estatal, es decir, en la administración del Estado, además
de ganarse para el comercio nacional el importante y estable mercado
consumidor de la Zona del Canal. “La Nación norteña usó otras formas
de acentuar su denigrante colonialismo que existía la firma del inicuo
tratado de 1903... Uno de estos era la desleal competencia comercial
nacional al calor de los Tratados de Panamá y los Estados Unidos en lo
que a los Comisariatos de la Zona del Canal respecta, competencia que
actuaba en detrimento del comercio local, ya que la forma como venían
funcionando estos comisariatos violaban lo estipulado por la Asociación de
Comercio Panameño, perjudicando enormemente al comerciante que
cumplía con los requisitos de la Asociación”18.
17
18
¿Cuáles han sido los elementos ideológicos de las “capas medias”
que han logrado influir y hasta desfigurar las luchas obreras, otorgándoles
a éstas sin sentido pequeño-burgués? Son dos elementos que operan al
interior de la conciencia de las “capas medias” confundidos: el nacionalismo de contenido pequeño-burgues, y la ideología del “transitismo”-,
ésta de pleno contenido burgués.La ideología del “transitismo”, es decir, de la asimilación por la
conciencia nacional de la función de tránsito cumplida por nuestro país,
nace en los primeros años del Panamá hispánico para irse fortaleciendo
con el decurso de los años de unión de la Gran Colombia, y presentarse
sólidamente consolidada en la época actual.
Su unidad interna ha estado dada por:
a.) Su sujeción al factor externo siempre variable - Capitalismo Mundial.
b). El relevamiento de la Función de Tránsito de la República al interior
de la división mundial de trabajo.
c). Por el otorgamiento a la misma función por parte de las clases dominantes panameñas, del carácter de herramienta más importante de
“desarrollo”.
19
No es nuestro interés en estos momentos, abrir una discusión acerca del estatuto teórico de la
“ideología” Sin embargo, para los fines del presente trabajo se entenderá por la misma a todo el
conjunto de valores, conceptos, ideas, que aseguran la reproducción de las relaciones sociales.
Ibid, op. cit. pág. 76-77.
Ibid,
262
263
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
C. La Estructura Política
La estructura política de la República de Panamá ha estado compuesta
por un estado y múltiples políticas oligarquizadas.
Por otra parte, existencia de un Estado de tipo unitario y una forma de
gobiermo democrático representativo; por la otra, existencia de partidos
políticos de tipo ideológicos-liberales.
El Estado Panameño
La característica más importante del Estado Panameño es su centralización. Su estructura piramidal determina un elevado poder de decisión
político en los escaños más altos, vale decir, Presidencia, Ministerios,
Asamblea Legislativa, y Direcciones de Entidades Autónomas, y con
escaso poder de decisión en los más bajos (Gobernaciones, Alcaldias, etc.).
interna de dichos partidos sólo tienen vigencia en períodos de contenido
electoral, es decir sus “electores”.
Sin embargo la estructura interna partidario a lo que es lo mismo, la
“burocracia partidista” se reduce a una Dirección Nacional desligada de
todos sus “electores”.
Sistema de Dominación
El análisis referido a la evolución de las estructuras económicas, sociales
y politicas nos Ileva a determinar y formular un conjunto de hipótesis,
que presidirán el estudio de “coyuntura” (a un nivel muy general
aún) de las siguientes páginas.
Solo una investigación más completa podrá determinar la válidez de
los mismos, tarea que excede por ahora los objetivos de este trabajo.
Por otra parte, la participación del Estado no se ha reducido a la
simple mantención de un marco general que posibilite la dominación
económica y política de la burguesía panameña.
A.—La oligarquía panameña, a diferencia de otras, no ha tenido
como base económica de su dominación las actividades agrarias,
sino que, muy por el contrario, combinadamente, las relacionadas
con la industria, el comercio y las finanzas.
Una tercera característica está dada por el significativo crecimiento de la
burocracia estatal. Estos tres elementos configuran el núcleo central de
la problemática estatal panameña.
B.—No se trata de una alianza de sectores, sino de un solo sector,
es decir, una clase que ha sido capaz de trasladar su capital
más importante hacia actividades de mayor rentabilidad.
Los Partidos Políticos
Los partidos politicos panameños tienen como primera característica el ser, más que partidos “organizativos”, de clase, partidos
ideológicos es decir, organismos transmisores de la ideología dominante. Su multiplicidad en las últimas décadas se debe más que
a contradicciones de fondo, a problemas tamgenciales. Son, en definitiva, aunque cada uno por separado tome el nombre del partido, fracciones del partido orgánico de clase de la burgesía.
La segunda característica dice relación con la inexistencia de una
efectiva y permanente “vida partidiaria”. En defecto, la estructura
264
Dicho traslado ha ocurrido alrededor de los años de la segunda
Post-guerra (traslado hacia las actividades industriales) y en la
década de 1960 (hacia las actividades financieras), han sido
producto de las presiones externas.
C.—Para los efectos de la dominación, la oligarquía panameña ha
diseñado una estructura estatal contradictoria. Por una parte,
su estructura formal es de tipo liberal (lo podemos observar
en el articulado de las constituciones políticas de 1903 y de
1946) y, por la otra, el contenido económico de la sociedad sobre
la cual está montada la estructura política es oligárquico.
265
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
A decir de Weffort en su estudio sobre el populismo, las
estructuras económicas y las politicas no son sincrónicas.
Forma de participación politica de las “capas medias”
D.—La crisis de 1968 se configuró como una crisis ubicada en la
“Región de lo Político”, y fue producto de las presiones que
sobre la estructura estatal habian desarrollado los que hemos
llamado “estratos medios”.
En la medida que ninguno de los programas políticos encarnaba las modernas tendencias del capitalismo, y que estos iban acentuando su predominio al interior de la estructura panameña, el objetivo de los mismos
iban dirigidos hacia el control del aparato estatal y a su manejo.
E.—La participación de las clases populares (clase obrera y “clase”
campesina)20 no fue significativa al inicio de la crisis, ni en
su ulterior desarrollo.
De hecho estos grupos medios ejercían el poder a través de la
burocracia, pero no lo controlaban.
II. -La crisis política de 1968: una forma de participación política
de la capas medias.
En el año de 1968 confluyen tres fenómenos que valdría la pena recordar: la creciente influencia del sector bancario-financiero en la economía nacional, la movilización creciente de la pequeña burguesía y desde el punto de vista político, las elecciones generales de Presidente,
Diputados y Concejales (Representantes Municipales).
Estos tres elementos cualifican de manera clara la “coyuntura” de
ese año, y presiden en definitiva los acontecimientos posteriores a la
misma.
La influencia de la campaña electoral (factor de dinamización político
en el sentido de movilización permanente) se hizo sentir desde los
meses iniciales de 1968.
Toda la vida nacional se resumió en la pugna electoral abierta por controlar el aparato estatal, objetivo tradicional de las “capas medias”.David
Samudio Ávila por la Alianza Gobiernista y Antonio González Revilla
por el Partido Democráta Cristiano recogían, aunque difusamente las
aspiraciones de las clases sociales en pugna.
Utilizamos el término “clase campesino” en el sentido que lo utiliza H. Zemelman en “Campesinado: Clase y Conciencia de Clase, para referimos sólo al obrero agrícola.
20
266
La alta concentración de capital en los bancos, y la fortaleza de
clase de la burguesía panameña por su alianza con el capital foráneo (en
términos de dominación del aparato productivo), limitan el poder de
participación de los grupos medios en el domino de la “zona de tránsito”,
y le conceden sólo el poder de participación restringida en el manejo
del aparato estatal.
III.- Algunas medidas:
Una de las características rnás relevantes de la estructura político panameña -señalada con anterioridad- es su carácter oligárquico. Sus
manifestaciones más claras son la concentración de “Poder” político con
los estratos más altos de dicha estructura, y la utilización de estos por
parte de la burguesía con exclusión de las “capas medias” y de los sectores populares. La participación de estos últimos se realiza a través de
la extensa burocracia, elemento administrativo de importancia, pero que
carece de poder, es decir, capacidad de decisión politica.
A. La nueva forma del Estado
La primera modificación de consideración, dice relación con el sistema
de elecciones y la division territorial que es base de la misma. La
anterior Constitución de la República establecía un criterio respecto al
Sistema de Elecciones, división territorial base de la misma, y Organismo
elegido que puede considerarse “tipico” de las democracias liberales:
elección de Diputados Nacionales por Provincias y de acuerdo al número
267
Panamá: Dependencia Económica ...Simeón González
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
de habitantes de cada una de éstas, y formación por estos de la Asamblea
Legislativa (Poder Legislativo); por otra parte, elección directa y nacional
del Presidente de la República y de dos Vicepresidentes.
pública en una elección indirecta del mismo. Por la composición de la
Asamblea, las “capas medias” aseguran para sí el cargo de Presidente y
Vicepresidente.
La nueva forma del Estado prescrita por la nueva Constitución es
la siguiente: 21
La segunda modificación de importancia dice relación con el régimen de
partidos políticos.
ARTICULO 129: “La función legislativa es ejercida por medio de la
Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos y del Consejo
Nacional de Legislación, de conformidad con los Artículos 2, 141 y 148
de esta Constitución”.
En la medida que existía una estructura estatal tradicional, se justificaba
la existencia de partidos políticos tradicionales. A “contrario sensu”, si
se modifica aquella también debían modificarse estos.
Este artículo crea dos novedosos organismos, y una novedosa base territorial para la elección de los mismos. A la antigua Asamblea Legislativa
formada por Diputados sustituye una Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos, y un Consejo Nacional de Legislación, y a la
división por Provincias la sustituye otra por Corregimientos que es la
unidad administrativa más pequeña de la República.
Todo lo anterior tiene su explicación desde el punto de vista político.
De acuerdo a lo anterior, en la medida que la base territorial para la
elección es más pequeña, se hace posible una mayor participación de
las “capas medias”22 en los Organismos elegidos.
La función de dicha Asamblea se divide en Legislativa y Administrativa,
y está contenida en los artículos 141 y 143. Las primeras carecen de
importancia ya que la dictación de las leyes es de la competencia del
Consejo Nacional de Legislación. En cuanto a la función Administrativa, el artículo 143 señala: “2-Elegir al Presidente y al Vicepresidente de
la República el día de su instalación mediante votación nominal. La
elección se efectuará por medio de nóminas”.
Este artículo antes señalado contiene una modificación anexa también
de importancia: transforma la elección directa del Presidente de la ReLa nueva constitución fue promulgada el 11 de octubre de 1972, luego de 4 años de tomar el poder
el actual régimen.
22
El resultado de las elecciones confirma el presente aserto.
21
268
De esta manera, se produjo, con posterioridad a la crisis de 1968 la modificación siguiente en el régimen de partidos políticos: su proscripción.
Al analizar la “política de movilización” analizaremos la nueva forma
de organización.
Anexo I
Nos parece adecuado hacer una aclaración, en este momento, acerca de
lo que constituyó nuestro primer análisis del proceso político panameño.
Este fue escrito en los meses iniciales de 1973 y en él señalábamos lo
que nos parecía, era la tendencia más general de dicho proceso, a la vez
que habríamos ciertas posibilidades de investigación.
Una de las conclusiones se refería (Balance y Perspectivas) a la necesidad de los grupos políticamente dominantes de establecer una fuerte
unidad con alguno de sus estratos internos: el movimiento campesino, y
con el naciente movimiento obrero. Sólo eso posibilitaba la mantención
del proceso abierto en 1968.
Hoy en 1974, la validez de nuestro aserto parece ser exacta. En la actualidad, todo el grueso de la política gubernamental se orienta hacia
el fortalecimiento de las organizaciones campesinas (Asentamientos,
Juntas Agrarias y Cooperativas), no sólo en su capacidad de producción
sino que también, de su movilización, (se trata de precaristas y pequeños
propietarios campesinos).
269
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Sin embargo aún no ha sido incorporado el movimiento obrero por lo
que la posibilidad Revolución-Restauración, sigue vigente, y la posibilidad de rebasar los marcos del sistema aún lejana.
Panamá, enero de 1974.
270
271
Entrevista a
Personalidades
Dr. Jorge Turner
Abogado y Prestigioso
Intelectual Panameño
Entrevista de la Revista
Procesos Sociales
Peggy Arias
Peggy Arias, nació en la ciudad de Panamá, realizó sus estudios universitarios en la
Universidad de Panamá, obteniendo el título de Licenciada en artes plásticas en el 2007.
Desde pequeña le gusto la pintura, que la manifestó pintando figuras en la madera, cerámica, papel y otros. Tomó muchos cursos de pintura en academias y con profesores
privados hasta la actualidad. Participó en seminarios de arte desde 1977. Empezó con
el óleo pintando ventanas y puertas antiguas, hace 10 años, participando en más de 37
exposiciones colectivas en la Ciudad de Panamá y en el extranjero. Manifiesta en la pintura la libertad de expresar los sentimientos, lo que se ve a través de las ventas y puertas;
ha realizado varias exposiciones individuales en galerías reconocidas. Ha participado en
congresos de arte en el país. Su obra forma parte de colecciones en Chicago, Nuevo México, Colombia, Panamá, Arizona y Miami, donde se exhibe privadamente. Hoy en día
pinta abstractos en acrílico, pues el público le ha pedido, controlando la gama de color
fuerte. Pertenece a la Asociación Panameña de Artistas Plásticos (A.P.A.P.), artguilders
Panamá (asociación de artesanos internacionales). Asociación de mujeres profesionales
y empresariales el dorado de Panamá, club ikebana Panamá (dedicado ha conocer el arte
de Japón).
273
Jorge Turner:
Abogado y Prestigioso
Intelectual Panameño
L
a Revista Procesos Sociales No.2, que abre su espacio de Entrevista a “Personalidades Latinoamericanos Destacadas, por su
labor y contribución académica y cultural al desarrollo de las
Ciencias Sociales”, dedica esta sección a una figura intelectual de nacionalidad panameña, de alto reconocimiento en el pensamiento contemporáneo de la región. Se trata del abogado, periodista y profesor universitario, Jorge Turner.
En su rol de abogado, destaca su labor de asesoría al movimiento de los
trabajadores de México, a través de las diferentes organizaciones sindicales a los que Jorge Turner sirvió entre 1946 y 1948.
Como periodista le correspondió presidir el Sindicato de Periodistas de
Panamá en 1956, actuar como fundador de la Escuela de Periodismo
de la Universidad de Panamá. Dirigió igualmente el Diario El País en
Panamá (1958). Fue, además, fundador y directivo de la Federación Latinoamericana de Periodistas.
Como Académico ha dedicado muchos años a desarrollar una brillante
labor como profesor investigador de la UNAM, sobresaliendo su responsabilidad como director del Centro de Estudios Latinoamericanos
(CELA) de esa alta casa de Estudios de México.
277
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Su pluma ha producido varias obras, entre ellas” Viento de Agua” (1977);
“Sindicatos Nuevos, Movimientos Sociales y Democracia” (1994); “30
Latinoamericanos en el Recuerdo” (1998); “Panamá en la América Latina que concibió Bolívar” (2007).
Es en este marco de ejecutorias, que la Revista Procesos Sociales realiza
la entrevista al Dr. Jorge Turner, con el propósito de precisar mayores detalles, sobre los acontecimientos, momentos y personalidades que ejercieron influencias significativas en el desarrollo de su vida y de su obra.
Gerardo Maloney
Director Revista Procesos Sociales
JORGE TURNER Y JUAN BOSCH
Foto tomada, el día 8 de septiembre de 1982
En la Dirección de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
UNAM
278
Entrevista a Jorge Turner
ENTREVISTA
REVISTA “PROCESOS SOCIALES”
Revista Procesos Sociales:
¿Cuándo descubre su vocación hacia las
ciencias sociales?
Jorge Turner:
Yo no me interesé por las ciencias sociales
deslumbrado por lecturas o estudios sobre
el comportamiento humano y su peripecia
histórica. Más bien la vida me situó desde
temprano en circunstancias que me obligaron a hacerme muchas preguntas y parte
de algunas respuestas las encontré en mi propia experiencia y otra parte
en el conocimiento de diferentes textos escritos.
Revista Procesos Sociales:
¿Cuáles eran las circunstancias sociales, nacionales y regionales en su
época de estudiante?
Jorge Turner:
La época de mis estudios de bachillerato en el Instituto Nacional de
Panama fue la época en que pasé por tempranas situaciones personales y
familiares, en un mundo en crisis, que forjaron los fundamentos de unpensamiento que después traté de desarrollar. Por eso me emociona especialmente que esta entrevista, a mis 87 años de edad, se efectúe hoy en
el sitio más grato de mis antiguos recuerdos definitorios. El Instituto Nacional, en aquel tiempo, se inicio la Segunda Guerra Mundial y los norteamericanos emprendieron en la Zona grandes obras para proteger la vía
interocéanica de un eventual ataque nipón y allí trabajé yo, en las noches,
como estibador en los puertos de Balboa, mientras en las mañanas asistía
como estudiante al Instituto Nacional. Esta ambiguedad me provocó de
joven un fuerte rechazo a las características racistas del régimen de trabajo en el área canalera, y también a la intuición institutora, que como parte
del sistema educativo panameño tenía defectos, que debían corregirse.
281
Entrevista a Jorge Turner
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Revista Procesos Sociales:
¿Qué autores fueron influyentes en su formación? ¿Influyó la lucha política de su
padre?
teó como objetivo el logro de la autonomía universitaria. La promoción escolar nuestra, de reciente ingreso en la Universidad, participó en la huelga muy cohesionada, porque antes habíamos formado la Asociación Revolucionaria de la Juventud Unidad (ARJU).
Jorge Turner
Insisto en que mi pensamiento social no
empezó a forjarse desprendido de una
orientación teórica previa. Simplemente
surgió de una idea sencilla de justicia que
luego se amplió. Por otra parte, Papá Domingo me permitió crecer considerando
que a los niños hay que dejarlos ser niños.
Cuando fue el momento y crecí, intercambiábamos opiniones en que él
representaba al bondadoso hermano mayor más que al padre severo.
Los resultados de esa huelga fueron decepcionantes y por eso mi hermano David y yo, en busca de nuevos horizontes, aprovechamos la invitación que nos hicieron desde México para participar, como panameños,
en el Congreso Continental Antifascista de la Juventud por la Victoria.
Con el viaje, que se prolongó, comenzó el primer período de mi estancia
en México. Fue un período largo, fructífero y definitivo en mi formación profesional. Durante él, obtuve mi título de abogado, impartí clases en Ia Universidad Obrera, formé parte del Departamento Legal del
Sindicato de Mineros y me activé en el periodismo. El regreso a Panama lo llevé a cabo en forma discreta en un momento en que acababan
de asesinar al Presidente José Antonio Remón Cantera y se encontraba
desatada “la cacería de brujas”. En ese tiempo trabajé en el departamento
jurídico de la Presidencia de la República y seguí en mi actividad periodística, llegando a ser director del periódico “El País” y presidente del
Sindicato de Periodistas. Pero nunca llegué a realizar mi mayor anhelo,
el de ser profesor de Ia Universidad Nacional, en virtud de que me objetó el doctor Jaime de Ia Guardia, entonces rector de dicha Institución.
Revista Procesos Sociales:
¿Cuándo empezó sus estudios universitarios?
Jorge Turner:
Empecé en la Universidad Nacional de Panama, en donde encontré la
posibilidad de dar continuidad a inquietudes surgidas en el Instituto Nacional. EI clima intelectual que se vivía en la Universidad era estimulante. En ella pudimos reproducir con más sentido el interés por conocer la
literatura latinoamericana y de ordenar nuestras ideas redactando pininos
periodísticos. Pero lo más importante para mí fue que pude aquilatar por
segunda ocasión el valor de la huelga estudiantil como recurso de presión. Al final de mis estudios de bachillerato, yo había participado en el
Instituto, como dirigente, en una huelga estudiantil para protestar porque
los exámenes de fin de curso de las distintas materias los habían f ijado
a realizarse todos en un mismo día, lo cual era antipedagógico. Las peticiones nuestras fueron aceptadas, pero el rector, don Catalino Arrocha
Graell, decidió mi expulsión, de lo que me salvé por la intervención del
entonces ministro de Educación, Cristóbal Adán Urriola. Y nuevamente, matriculado en la Universidad, pude participar en ese plantel en otra
huelga que pedía la restitución como profesora de la socióloga Georgina
Jiménez, que fue la primera huelga estudiantil que ademas planteo como
282
Revista Procesos Sociales:
¿En qué movimientos políticos de Panamá militó usted a partir de la segunda mitad de los cincuenta?
Jorge Turner:
Los años que siguieron, fueron de
gran efervescencia social estimulada por las esperanzas que concitó
la Revolución Cubana. Se dió el alzamiento armado de Cerro Tute. En
la zona bananera, ocurrieron huelgas y en el área canalera comenzó
283
Entrevista a Jorge Turner
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
la siembra de banderitas panameñas clandestinas que reivindicaban
nuestra soberanía. De mi parte, participé con otros compañeros en la
organización de Vanguardia de Acción Nacional, que no planteaba la
imitación de lo acontecido en la Cuba heroica, pero si un cambio profundo en el injusto orden social que prevalecía en Panamá. A los 11 días
de gobierno del doctor Arnulfo Arias, la oficialidad joven de la Guardia
Nacional dio un golpe y Omar Torrijos y Boris Martinez iniciaron los
arrestos preventivos de las personas que suponían podían oponerse al
golpe militar y me incluyeron. Estuve preso cerca de un año y después
me enviaron desterrado a México. Asi comenzó mi segundo período de
estancia en México.
investigador de tiempo completo, a nivel de licenciatura y doctorado.
Y más allá de mi entrega a la docencia me cuento entre los
preocupados intensamente por la aberración de la insistencia en llevar
al mundo a su autodestrucción. Por eso sigo vinculado al periodismo
de opinión tratando de reflexionar sobre el asunto. Mi obra escrita
consta de una decena de volúmenes y de centenares de artículos de
análisis sobre distintas coyunturas. Pero lo que me mantiene alerta es
el recuerdo constante del fervor que me embargaba cuando,
acompañado de miles de personas, echamos abajo la cerca
imperialista que separaba la zona norteamericana de la ciudad de
Panamá, el 9 de enero de 1964, y la ilusión de hoy de que me alcanzará
el tiempo para concluir mi libro en preparación que se llama
”Repertorio de temas para interpretar América Latina”.
Revista Procesos Sociales:
¿Vinculación a movimientos políticos y sociales. Función de las Ciencias Sociales en los cambios estructurales de América Latina.?
Jorge Turner:
Resulta obvio que los cambios de todo tipo en la evolucion de las
sociedades se producen conforme a los objetivos que surgen de la
Revista Procesos Sociales:
¿Docencia, publicaciones, aportaciones académicas.?
Jorge Turner:
En México, por fin, pude realizar mi viejo anhelo de ser profesor
universitario. El año que pasó cumplí 30 años de actividad docente en
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Soy profesor284
285
Entrevista a Jorge Turner
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
accion conjunta de las personas. Y en esta virtud, yo, como ser social,
he participado en múltiples organizaciones. Desde las de carácter
gremial, como mi participación en la fundación de la Federación
Latinoamericana de Periodistas, hasta las que han perseguido fines
políticos directos, no solo en un ámbito nacional, sino también
actuando internacionalmente en pro de la unión de los países
subdesarrollados, bajo una permanente convicción bolivariana.
timas no podemos cruzarnos de brazos. Los latinoamericanos debemos
luchar por participar unidos en las álgidas polémicas sobre el futuro de
la humanidad. El tema es largo. Pero las instituciones de FLACSO de
nuestros países tienen una hermosa tarea a cumplir informando y creando
conciencia sobre el destino ideal que debería encontrar la especie humana.
Panamá, 2009.
El razonamiento sobre la necesidad del desarrollo económico y
la justicia social latinoamericana debe estar auxiliado por los aportes de
las ciencias sociales. El abordaje para acercarse a la problemética debe
ser forzosamente multidisciplinario. Lo más importante es precisar, tomando en cuenta la experiencia histórica y la realidad actual, las particularidades de nuestros países y sus consensos, las diferencias y las
convergencias. Los acuerdos fraternales que se vayan logrando deben
incluir ideas sobre las formas concretas para avanzar en proyectos que
incluyan a nuestra region completa.
Revista Procesos Sociales:
¿Cómo definiría usted el futuro de América Latina?
Jorge Turner:
No soy partidario de hacer vaticinios caprichosos. EI mundo de hoy se
encuentra en su peor momento. La crisis económica demuestra que el sistema imperante no debe continuar. Sigue funcionando anárquicamente con la generación de una gran riqueza que
inesperadamente engendra la mayor pobreza de las masas populares. Y
Ia forma dominante de producir, en desarmonía con la naturaleza, ha
provocado el cambio climático que amenaza la existencia humana. En
tales condiciones, los gobernantes de las grandes potencias tienen dos
opciones: o intenta corregirse o caen en la tentación de seguir
auspiciando un mundo que será cada vez más liberticida y drástico. Y
lo que sucede en el mundo afectará a América Latina. Y Io que suceda
a América Latina afectará a cada uno de nuestros paises.
Es dificil hacer cualquier pronóstico. Pero está claro que las víc286
287
Investigaciones
AVANCES
Centro de Investigación de la
Facultad de Economía de la
Universidad de Panamá
Leys James Magallón Pérez
Nace en la ciudad de Panamá el 2 de agosto de 1969. Recibió el Título de Licenciado
en Artes Plásticas con especialización en Pintura de Caballete en la Universidad de Arte
Ganexa.
En 1997, participó en el Primer Encuentro de Arte Latinoamericano y en el Segundo
Encuentro de Asociaciones de Artistas Plásticos a nivel de Centro América y el Caribe
en Tegucigalpa, Honduras.
Ha participado como jurado en concursos de pinturas, dibujos y murales. Sus obras
reposan en colección privada en Chile, Estados Unidos, Japón, Brasil, Panamá, México,
Alemania, República Dominicana, Colombia, España, Perú, Ecuador y Honduras.
JAMES MAGALLÓN fue Presidente de la Asociación Panameña de Artistas Plásticos “A.P.A.P.”, reconocida por la Asociación Internacional de Artistas Plásticos (IAA,
AIAP) y la UNESCO. Y fue Vicedecano de la Universidad de Arte Ganexa.
291
Centro de Investigación de la Facultad de
Economía de la Universidad de Panamá
E
n el marco de las investigaciones que se realizan en el Centro de
Investigación de la Facultad de Economía de la Universidad de
Panamá, se pesentan cinco trabajos publicados en la “Revista de
Investigaciones Económicas”, Año 2010, Volumen 1 - ISSN 0000-3297,
que dan cuenta de los resultados de las Investigaciones que se realiza en
este centro de conocimientos.
La actual crisis económica mundial y sus alcances en Panamá.
José Gómez P.
A través de un sistemático método de análisis de antecedentes, situación y perspectivas de las crisis económicas externas y su impacto interno, José Gómez realiza una revisión actualizada del fenómeno de la
economía global, en un ensayo corto sobre “La actual crisis económica
mundial y sus alcances en Panamá”. Con la utilización de instrumentos investigativos, tales como diagramas, gráficos, tablas conceptuales,
se presentan las tendencias históricas del comportamiento concreto de
293
Avances de Investigación / CIFE
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
creto de las crisis económicas mundiales actuales y su relación con el
sistema financiero de Panamá. En sus apreciaciones finales el autor destaca que, aunque el desempeño coyuntural de Panamá es aceptable, no
debe motivar excesos de optimismo y menos, conformismo. Concluye
refiriéndose al rol del Estado en cuanto a garantizar y legislar de cara a
un perfil socioeconómico superior al presente.
za sobre la impostergable replicabilidad de la buena práctica municipal
(BPM), en los municipios.
Dimensión Económica de la Violencia e Inseguridad CiudadanaVíctor Alexis.
En el artículo final de la Revista, Baudilio Márquez, José Castillo y Ana
Patiño presentan un Informe Ejecutivo del Taller “Formación para autoridades locales mujeres y la Junta Directiva de la Unión de Mujeres Municipalistas de Panamá (UMUMPA)”. Una vez expuestas puntualmente
las etapas del desarrollo del evento, los contenidos propios de cada expositor, se presentan las conclusiones en las cuales, sistemáticamente,
se pone en evidencia el éxito de la actividad y se calibran las acciones a
seguir, para futuras actividades de esta naturaleza.
La segunda investigación se refiere a la “Dimensión económica de la
violencia e inseguridad ciudadana”, Víctor Alexis define el concepto de
violencia, su tipología, su incidencia en los costos económicos de la violencia y, a modo de conclusiones, destaca el papel del Estado y la importancia en la prevención del delito como medida económica rentable.
Macroeconomía y actividad bancaria en un contexto de restricciones crediticias-Alejandro Cordero y Maura Núñez.
El tercero producto, escrito por Alejandro Cordero y Maura Núñez,
muestra, a través de una abundante y rica presentación de cuadros y gráficos, un análisis de la “Macroeconomía y Actividad Bancaria, en un
Contexto de Restricción Crediticia”, en cuya prospectiva advierte sobre
mecanismos que se han puesto en práctica y la “autoregulación”, como
alternativa, en caso de “shocks” externos, como el que se experimenta
hoy.
Formación de autoridades locales. Mujeres y la Junta Directiva de
la Unión de Mujeres Municipalistas de Panamá-Braulio Márquez,
José Castillo y Ana Patiño.
El Centro de Investigación de la Facultad de Economía, puede accederse de la siguiente forma: http://ustanet.usta.edu.co/course/view.
php?id=13. De tal manera que pueden los interesados ampliar la información sobre la labor científica del Centro y profundizar sobre los contenidos de las investigaciones presentadas.
Identificación de Buenas Prácticas, para la mejora de las finanzas
municipales en Panamá- Ana E. Patiño.
En la cuarta investigación, titulada “Identificación de Buenas Prácticas
para la mejora de las finanzas municipales en Panamá”, Ana E. Patiño
pretende identificar y sistematizar experiencias positivas en materia de
finanzas municipales, con el objetivo de promover la adopción de políticas públicas de alcance municipal, nacional y regional. En ese contexto
se analizan experiencias concretas de algunos municipios y se enfati-
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Reseñas de Libros y Nuevas
Publicaciones en
Ciencias Sociales
Nilsa Justavino
Es especialista en Investigación Linguística y Aprendizaje de idiomas y se dedicó a la
enseñanza por más de 30 años. Su amor por el idioma y sus imágenes predominan en su
arte. Autodidacta en dibujo, recibió clases en la Universidad del Arte GANEXA, bajo
la tutela del Maestro Adonai Rivera De Gracia, pintor nacional.
Sus exposiciones individuales desde 1988 hasta 2007 han tocado temas tales como la
figuraq humana, la otredad-las mujeres y los niños marginados, temas raciales y sociales
relacionados con los niños de la calle y buna breve retrospectiva de la cultura afroantillana de Bocas del Toro que lentamente desaparece tras los grandes proyectos turísticos.
En colectivas como miembro de APAP, ha participado en la Reunión Regional de Asociaciones de Arte en Suchitoto, San Salvador, en el homenaje a Dalí, con la Embajada
de España y la Sociedad de Beneficiencia Española, en el Colegio de Diplomáticos en
el Ministerio de Relaciones Exteriores, y como invitada en la Subasta de Excelencias
de San Felipe en 2007. Sus obras están en varias colecciones privadas, en Instituciones
públicas en Panamá y el Museo Ralli de Punta del Este, Uruguay.
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Reseñas de Libros y Publicaciones
IDEN
Instituto de Estudios Nacionales
Universidad de Panamá
La Posesión
Autor: Tiburcio Rodríguez Batista
En esta ocasión, el autor nos ofrece una exposición didáctica
sobre el tema de la Posesión y, aunque en la misma sintetiza
las teorías de Savigni, Ihering y Saleilles sobre esta materia, él
formula su propia visión sobre dicho concepto jurídico, el cual
resulta polémico en el ámbito del Derecho.
Compendio de Tratados entre Panamá y Estados
Unidos de América
Documento Especial
Cumplidos los más de noventa años de presencia militar estadounidense en la antigua Zona del Canal recogemos en este
documento los diferentes tratados firmados entre Panamá y Estados Unidos, luego de cumplido los Tratados Torrijos Carter.
Vinculados en su mayoría con aspectos de seguridad, bilateral.
Polígonos de Tiro
Al culminar el proceso de Reversión, a la República de Panamá, del Canal y la Región Interoceánica como resultados del
Tratado del Canal de Panamá de 1977, diversas instituciones
se abocan al estudio, análisis y evaluación, tanto de los compromisos bilaterales que adquieran ambos países referentes al
tema del saneamiento de los polígonos de tiro, como por sustentar con fundamentos jurídicos y técnicos la posición panameña
de exigir a Estaos Unidos de América el saneamiento de las ex
bases militares y otras áreas utilizadas por este país, durante su
presencia en Panamá por casi 100 años.
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Reseña de Libros y Publicaciones
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Panamá, la Primera República de Colombia y el
desarrollo del Ideario Hispanoamericanista/
Autor: Alberto Arturo Mckay
En esta obra recoge nuestra historia durante el periodo decimonónico altamente ligada a la República de Colombia. Ha de
entenderse que la situación de país de tránsito ha estado íntimamente ligado a los acontecimientos internacionales incidiendo
en nuestra realidad.
La discapacidad desde el análisis de la exclusión
social
Autor: Paúl Antonio Córdoba Mendoza
ECLIPSE, salud mental y los cuidados de adultos
mayores
Autor: Ana T. Arosemena de Russo
El cuidado y atención de los adultos mayores y su salud mental
es uno de los requisitos indispensables para aquellas personas que
han de lidiar el diario vivir de las personas que están en el último
período de la vida ordinaria.
CELA
Centro de Estudios Latinoamericanos
Otras Publicaciones llegadas a la Sala CELA son:
La discapacidad y la exclusión social son dos categorías de
análisis aparentemente muy relacionadas, en las cuales están
inmersas por un lado, personas con deficiencias en problemas
de salud, y por otro, aquellos sectores que por múltiples impedimentos, ya sea de índole social, política y económica, no pueden
satisfacer sus necesidades básicas. En la mayoría de los casos,
a estos ciudadanos se les condiciona y restringe la participación
social, imponiéndose barreras de índole social, cultural.
La violencia en las escuelas
Autor: Danysabel María Caballero Miranda
La violencia y el grado de inseguridad ciudadana imperante en
los países de América Latina logran proporciones alarmantes.
Esta investigación realizada en el corregimiento de San Felipe
comprende el fenómeno de las violencias en las Escuelas de este
sector.
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REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Ha puesto en circulación la Revista Tareas No. 134, 135 y 136.
La Revista Tareas, que ha cumplido a lo largo de su existencia un importante
papel en la divulgación del quehacer de las Ciencias Sociales Panameñas y de
la Región, alcanza en este año 2010, cincuenta años de vida.
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Datos Biográficos
de Autores
José María Olivella Mane
Barcelona, España. Llega a Panamá, hace 40 años, adquiere nacionalidad panameña.
Siendo autodidacta, hace su primera exposición individual en el año 2001. Cuenta con
6 exposiciones individuales y 38 colectivas, 2 de sus obras fueron seleccionadas en el
Concurso de Pintura del Instituto Nacional de Cultura, INAC. Ha participado en varias subastas. Especialista en el uso de la paleta en óleo y acrílico. Sus obras son más
que todo de religión artística, surrealista, con mucho expresionismo. Forma parte de
colecciones privades en Panamá, Barcelona, España, Francia, Suiza, Australia, Miami,
Boston, New York e Inglaterra. Miembro activo de la Asociación Panameña de Artistas
Pláticos, A.P.A.P.
307
Datos Biográficos
Sabine Manigat:
Sociologa, politologa.
1978
1975
Egresada de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –
FLACSO, sede México. Maestria en Ciencias Sociales
Institut d’Etudes Politiques (IEP) Paris ; Egresada del Instituto,
con Especialización en Relaciones Internacionales.
Université de Paris VII, Licenciée ès Lettres, mention Histoire
Desde Abril, 2008: Profesora Encargada de la Coordinación de la Maestría Regional en Relaciones Regionales e Internacionales en la Université Quisqueya,
Port-au-Prince.
De Septiembre, 2003 a abril, 2008 : Consultora con la UAPC/CGF- Oficina
Local para los Programas de la Cooperación Canadiense en Haití.
Desde Noviembre, 2004 : Profesora de la Universidad Quisqueya, Port-auPrince.
Desde Febrero, 2004 : Editorialista, diario Le Matin, Port-au-Prince.
1986 – 2001 Profesora en la Universidad del Estado de Haití (Facultad de Humanidades y Escuela Normal Superior.
Diciembre 1998- agosto 2003 : Oficial de programa para las Naciones Unidas
– PNUD, OIT.
Enero - Diciembre 1998 : Consultora Independiente Nacional e Internacional.
Diciembre 1998- agosto 2003: Oficial de programa para las Naciones Unidas –
PNUD, OIT.
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Datos Biográficos...FLACSO-PANAMÁ
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
Principales publicaciones :
Luis Carlos Herrera:
Les partis politiques en Haïti, ed. CRESDIP, Port-au-Prince, 1990
« Puerto Principe durante los años de la crisis », in : La Urbanización en El
Caribe, ed. FLACSO, San José, 1992.
Lic. en Sociología de la Universidad de Panamá.
« La vida en la ciudad : los sectores populares en Puerto Príncipe y la crisis »
en Ciudades del Caribe, ed. Nueva Sociedad, 1996. Publié également en anglais
in: Caribbean Cities on the threshold of the XXth century, the Johns Hopkins
University Press, Baltimore, 1996.
«Haití en la posguerra fría – la cambiante relación Estado-sociedad », in : Cambio político en el Caribe, ed. Nueva Sociedad, Caracas, 1998.
« Haití año 2000», in Anuario Político y Social, ed. FLACSO, San José, 2001.
Gerardo Maloney:
Sociologo, Escritor, Poeta y Realizador de Cine y Televisión. Egresado de la
UNAM y FLACSO-Ecuador. Ha sido director de la Escuela de Sociologia de
la Universidad Santa Maria La Antigua (USMA), 1974-1979; Director del Departamento y Escuela de Sociologia de la Universidad de Panamá 1985-1990;
Director Fundador de la Revista Panameña de Sociologia 1985; Fundador del
Premio Nacional de Sociologia 1986; Coordinador General de la Vice-rectoria
Academica de la Universidad de Panama-2001-2003; Coordinador del Centro
de Investigaciones de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá
1985-1989; Coordinador de Investigaciones del Grupo Experimental de Cine
Universitario (GECU) 1985-2005; Director Fundador del Centro de Estudios
Afropanameños (CEDEAP) 1980; Director General de la Televisora Estatal:
Radio y Television Educativa (Canal Once) 1994-1999; Vice Presidente de la
Asociación Centroamericana de Sociología 1988-1990; Presidente del II Congreso de la Cultura Negra de las Américas (Ciudad de Panamá, 1980); Vice
Presidente del Primer Congreso del Negro Panameño y Presidente Honorario
del Segundo Congreso; Embajador de la República de Panamá en la República de Trinidad y Tobago 2005-2009; Representante Permanente de Panamá en
la Asociacion de Estados del Caribe (AEC) 2006-2009; Miembro del Consejo
Nacional de la Etnia Negra (CONEN, 2007 hasta la fecha); Fundador y Miembro de la Comision Coordinadora del Foro Afropanameño, 2003 hasta la fecha;
Miembro del Consejo Directivo del Programa Flacso-Panamá, Coordinador de
Extension y Publicaciones 2009 hasta la fecha. Profesor Titular del Departamento de Sociología de la Universidad de Panamá.
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“Actualmente candidato a Doctor por el Programa Centroamericano de Doctorado en Ciencias Sociales por FLACSO-Guatemala, FLACSO El Salvador y
FLACSO Costa Rica.”
Yolanda Marco Serra
Es profesora titular del Departamento de Historia de la Universidad de Panamá.
Tiene una Licenciatura en Historia Moderna de la Universidad de Barcelona,
una Maestría en Género y Desarrollo de la Universidad de Panamá y un Doctorado en Educación de la Universidad La Salle de Costa Rica. Ha realizado
investigaciones especialmente en el campo de la historia de la vida de las mujeres, y del desarrollo y de género. Ha formado parte de diversas organizaciones
feministas. Entre sus últimos trabajos se encuentran: “El movimiento feminista en Panamá y la construcción de la mujer moderna, 1923-1946” (2002);
“Impacto del desarrollo del sector turístico en la vida y trabajo de las mujeres
de Río Hato y Farallón, en la provincia de Coclé (2006); Clara González de
Behringer-Biografía-(2007); y El Trabajo Doméstico Remunerado en Panamá:
A dos aguas entre ocupación y pilar de los cuidados (2008).
José Clemente Lasso Núñez:
Sociólogo, Especialista en Sociología Ambiental, Profesor del Departamento de
Sociología de la Universidad de Panamá e Investigador Asociado al Programa
FLACSO–Panamá. Ha trabajado en cargos Administrativos de Planificación,
Asesoría Metodológicas y Estadísticas en proyectos de investigación sobre índices de Integridad de Instituciones Públicas de Panamá.
Investigador y Consultor en temas de Percepción Social de la Ciencia y Tecnología en Panamá. Ha Participado en Investigaciones Regionales Sobre la Enseñanza de las Ciencias Sociales en las Universidades Públicas de Centroamérica
y Panamá; y en Gestión Municipal de la Seguridad Ciudadana; y Gobernabilidad y Convivencia Democrática en la región, promovidas por FLACSO.
Carlos David Castro Gómez:
Sociólogo. Maestría en Sociología Económica de la Victoria University of Man311
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
chester (UK). Licenciatura en Sociología de la Pontificia Universidad Javeriana
de Bogotá (Colombia). Subdirector del Instituto de Estudios Nacionales (IDEN)
de la Universidad de Panamá. Profesor Titular tiempo Completo del Departamento de Sociología de la Facultad de Humanidades de la Universidad de
Panamá.
Autor de libros y revistas sobre temas étnicos, de seguridad, asuntos políticos e
históricos, así como de interés teórico y conceptual para el desarrollo de la las
ciencias sociales como disciplina. Ex-Decano de la Facultad de Humanidades
de la Universidad de Panamá.
Roberto Pinnock:
Es coordinador del grupo académico de trabajo sobre Salud, Ambiente y Sociedad de FLACSO-Panamá. Licenciado en Sociología en la Universidad Católica Santa María la Antigua (USMA, 1,982). Cuenta con otros estudios de
especialización académica tales como: Formulación y Evaluación de Proyectos
(Universidad de Panamá, 1,991); Relaciones Laborales y Recursos Humanos
(Universidad para la Paz, Costa Rica, 1,993); Maestría en Docencia Universitaria (UNIEDPA, 2,002) y recientemente, culminó sus estudios de Maestría en
Sociología con énfasis en Gestión Ambiental (Universidad de Panamá, 2,010)
Además de ejercer la docencia por 25 años continuos en la Universidad de Panamá y algunas otras Universidades públicas y particulares, ha ocupado posiciones directivas dentro de algunas instituciones públicas como los Ministerios
de Trabajo y de Educación. Igualmente, ha desarrollado estudios de consultorías en diversos temas con organismos gubernamentales y no gubernamentales
particulares y multilaterales tales como la Oficina Panamericana de la Salud,
Oficina Internacional del Trabajo, la empresa KOKUSAY KOYIO (en estudios
de la Agencia internacional de cooperación japonesa) el consorcio internacional
CAURA-OMNICONSULT , en la elaboración del Plan indicativo general de
ordenamiento territorial ambiental de Panamá y con la empresa internacional
URS Holdings, en la elaboración de los Estudios de Impacto Socio Ambiental
del Proyecto de Ampliación del Canal de Panamá.
Ha publicado varios libros, entre los que se destacan, “Vendedores del sector
informal urbano y organización en Centroamérica”; “Culturas amigables y no
amigables del ambiente agrario panameño” en el 2004 y el más reciente, bajo el
patrocinio de UNESCO, “Problemas, experiencias y perspectivas de la educación en población en Panamá”.
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Iconografía
Iconografía
CONFERENCIA GAT DE RELACIONES INTERNACIONALES
Lugar:Facultad de Comunicación Social.
Actividad Académica realzada por el Grupo de Trabajo de Relaciones
Internacionales del Programa Flacso Panamá.
Expositores: Profesor Antonio Cortes, Fernando Caballero y Dra. Agatha
Williams.
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Iconografía / FLACSO-PANAMÁ
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
CURSO DE ATLAS Ti
Fecha:18-20 de Julio de 2010.
Lugar: Facultad de Humanidades.
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SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN NUEVAS Y VIEJAS
DESIGUALDADES.
Fecha: 21-25 de Junio de 2010
Lugar: Vicerrectoría de Investigación y Postgrado-U.P.
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Iconografía / FLACSO-PANAMÁ
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
FIRMA DEL CONVENIO GECU-FLACSO
Lugar: Facultad de Humanidades
PRESENTACIÓN DEL CUADERNO DE CIENCIAS SOCIALES
No.1 GAT DE GÉNERO
Lugar: Facultad de Humanidades
Profa. Urania Ungo, realiza exposición, durante la Presentación del Cuaderno de Ciencias Sociales No.1, sobre el “Género, Institucionalidad y
Cambio Cultural en Panamá”, que publica Flacso Panamá, para el Grupo de Trabajo sobre Género.
Foto 1 (superior): Miembros del Consejo Directivo del Programa Flacso Panamá.
Foto 2 (abajo): Profa. Carmen Guadalupe Córdoba, Directora del Programa y Pedro
Rivera, Directorl Grupo Experimental de Cine Universitario (GECU) firma acuerdo de
cooperación.
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Iconografía / FLACSO-PANAMÁ
REVISTA PROCESOS SOCIALES N° 2
PRESENTACIÓN DEL CUADERNO DE CIENCIAS SOCIALES
No.2 GAT DE DERECHOS HUMANOS
Fecha:
Lugar: Vicerrectoría de Investigación y Postgrado-U.P.
TALLER DE GOBERNABILIDAD Y CONVIVENCIA
DEMOCRÁTICA
Fecha: 16 de Junio de 2010
Lugar: Hotel El Panamá
Mesa Principal, durante el acto de presentación del Cuaderno de Ciencias Sociales No.2, sobre la “Violencia criminal, armas y seguridad
ciudadana”, que publica el Programa Flacso Panamá para el Grupo de
Trabajo de Derechos Humanos.
La Directora del Programa, Profa. Carmen Guadalupe Córdoba, durante el acto de apertura del Taller.
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Documentos relacionados