Recreos Poéticos - IES Marqués de Lozoya

Transcripción

Recreos Poéticos - IES Marqués de Lozoya
qwertyuiopasdfghjklzxcv
bnmqwertyuiopasdfghjkl
Recreos Poéticos
zxcvbnmqwertyuiopasdf
2012 -2013
ghjklzxcvbnmqwertyuio
pasdfghjklzcvbnmqwerty
uiofghjklzxvbnmqwertyu
iopasdfghjklzxcvbnmqw
ertyuiopasdfghjklzxcvbn
mqwertyuiopasdfghjklzx
cvbnmqwertyuiopasdfgh
jklzxcvbnmqwertyuiopas
dfghjklzxcvbnmqwertyui
IES Marqués de Lozoya
1
UN BOSQUE DE LETRAS
31/10/2012
Carta del Jefe Seattle
(fragmento)
¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de
la tierra? Dicha idea nos es desconocida.
Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas,
¿cómo podrán ustedes comprarlos?
Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante
mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío
en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto, es
sagrado a la memoria y el pasado de mi pueblo. La savia que circula
por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles
rojas.
3
Los almendros
Yannis Ritsos
Por la noche, con sus vestidos blancos, pasaron frente a nuestras
ventanas los almendros: lentos y tristes, semejantes a aquellas pálidas
adolescentes del orfanato que vuelven de una pequeña excursión, el
domingo, tomadas de la mano, de dos en dos, sin proferir palabra, sin
las estrellas que germinan una a una en la sombra, lejanas y felices.
Mañana enviaremos a los almendros a dar una vuelta a las orillas del
mar, para que enjuaguen de sus rostros el polvo de nuestra tristeza.
Y en la tarde, cuando vuelvan contentos, traerán nuestras primeras
palabras húmedas aún de mar, y nosotros lloraremos junto a la
ventana abierta la alegría de saber que podemos llorar.
4
El espino solitario
(Canción húngara tradicional)
Susurran las espinas.
Sopla el viento.
Tiembla el espino solitario.
Cuando la luna lo cubre con su velo,
se transforma en una muchacha
que está llorando.
5
El pino de la corona
Juan Ramón Jiménez
Dondequiera que paro, Platero, me parece que paro bajo el pino de la
Corona. Adondequiera que llego –ciudad, amor, gloria- me parece que llego
a su plenitud verde y derramada bajo el gran cielo azul de nubes blancas. Él
es faro rotundo y claro en los mares difíciles de mi sueño, como lo es de los
marineros de Moguer en las tormentas de la barra; segura cima de mis días
difíciles, en lo alto de su cuesta roja y agria, que toman los mendigos,
camino de Sanlúcar.
¡Qué fuerte me siento siempre que reposo bajo su recuerdo! Es lo único que
no ha dejado, al crecer yo, de ser grande, lo único que ha sido mayor cada
vez. Cuando le cortaron aquella rama que el huracán le tronchó, me pareció
que me habían arrancado un miembro; y, a veces, cuando cualquier dolor
me coge de improviso, me parece que le duele al pino de la Corona. La
palabra magno le cuadra como al mar, como al cielo y como a un corazón. A
su sombra, mirando las nubes, han descansado razas y razas por siglos,
como sobre el agua, bajo el cielo y en la nostalgia de mi corazón. Cuando, en
el descuido de mis pensamientos, las imágenes arbitrarias se colocan donde
quieren, o en esos instantes en que hay cosas que se ven cual en una visión
segunda y a un lado de lo distinto, el pino de la Corona, transfigurado en no
sé qué cuadro de eternidad, se me presenta, más rumoroso y más gigante
aún, llamándome a descansar a su par, como el término verdadero y eterno
de mi viaje por la vida.
6
Los robles
Friedrich Hördenlin
Desde los jardines llego hasta vosotros, hijos de las montañas.
Desde los jardines, donde la Naturaleza vive paciente y hogareña
cuidando a hombres afanosos que la cuidan.
Pero vosotros, ¡sublimes!, os erguís como un pueblo de titanes
en un mundo domesticado y solo sois vuestros y del cielo
que os nutre y ha criado, y de la tierra que os ha parido.
Ninguno de vosotros ha pasado por la escuela de los hombres,
y os abrís paso, libres y gozosos, desde vuestras potentes raíces
hasta lo algo, unos contra otros y, como el águila a su presa,
atrapáis el espacio con brazo poderoso, y a las nubes dirigís
vuestra gran copa soleada y serena.
Un mundo sois cada uno; como las estrellas del cielo
vivís; un dios cada uno, juntos en libre alianza. (…)
7
Canto de la sequoia
Walt Whitman
Oí al árbol majestuoso cantar el poema de su muerte.
Los leñadores no lo oyeron, las casas del campamento no
devolvieron su eco.
Los carreteros y cadeneros de fino oído, no lo oyeron, cuando los
espíritus del bosque salieron de sus guaridas milenarias para
cantar el estribillo.
Pero mi alma lo oyó claramente.
(…)
Se ha acabado nuestra vida, ha llegado nuestro fin.
Nosotros que llenamos pacíficamente nuestro tiempo; con la
satisfacción plácida de la Naturaleza, con un gozo inmenso y
mudo, damos paso a aquellos por quienes trabajamos en el
pasado, y les cedemos el campo.
Para ellos que fueron anunciados, para una raza más soberbia:
ellos también llenarán magníficamente su tiempo. ¡A favor de
ellos abdicamos, en ellos nosotros, oh, reyes del bosque!
(Fragmento)
8
Bosque
Ángel González
Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas. No dejan huellas
tus pies. Cientos de árboles
contienen el aliento sobre tu
cabeza. Un pájaro no sabe
que estás allí, y lanza su silbido
largo al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco
del mundo. Eco distante
que tú estremeces, traspasando
las últimas fronteras de la tarde.
9
Existían tus manos
Antonio Gamoneda
Un día el mundo se quedó en silencio;
los árboles, arriba, eran hondos y majestuosos,
y nosotros sentíamos bajo nuestra piel
el movimiento de la tierra.
Tus manos fueron suaves en las mías
y yo sentí la gravedad y la luz
y que vivías en mi corazón.
Todo era verdad bajo los árboles,
todo era verdad. Yo comprendía
todas las cosas como se comprende
un fruto con la boca, una luz con los ojos.
10
Chopo de invierno
(Dámaso Alonso)
Huso de la hiladora,
a la mañana blanca y nueva,
chopo desnudo y fino:
entre la niebla,
hilas ropas de boda
para la Primavera.
Un arroyito claro
te lame el pie: se lleva
el hilillo que hilas
de tus copos de niebla;
el hilillo que hilas
y que se va cantando
entre la hierba fresca.
11
Panoramas
Mariano Amato
El pasado más remoto de un árbol
se oculta en su corazón,
y una enorme cáscara se acumula
sobre el misterio más sólido
e invisible de su centro.
El árbol no tiene olvido.
(Fragmento)
El árbol que andas buscando
El árbol que andas buscando a veces se llama “sol”, o también
“lago”, o “nube”. Pero también puedes llamarlo “mar”, “arena” o
“viento”. En cada uno de ellos encuentras el árbol de la vida.
Lo que te ha engendrado está producido por otro, y así
sucesivamente. Lo que tú llamas “padre”, para otro es “hijo”. Si te
atienes a los nombres pierdes de vista el (…) que estás buscando.
Así fue como descubrió las raíces del árbol, buscando en su propio
corazón.
12
POEMAS DE BORIS
08/11/2012
Baile de máscaras (Nega - LCDM)
En este mundo de llanto, de trepas y vulgares,
es la soledad y el desencanto lo que llena los bares,
desigualdades, odio, Oriente Medio sigue en guerra,
mientras Paquita se deja la pensión en la tragaperras,
en esta era del miedo masivo, la tele nos maneja,
donde el Euribor rompe enamoradas parejas,
somos un rebaño de ovejas que sufre miopía,
no somos seres humanos, somos recursos mercancía,
cruel dicotomía, abrazos despedidas,
colas en el Inem de parados con la mirada perdida,
lágrimas al funcionario que estudie bien tu caso,
mientras bajo el puente en Campanar inmigrantes duermen al raso,
qué fracaso de sociedad, cada persona un islote,
madres solteras que hacen lo indecible por salir a flote,
hacen falta Quijotes, que traigan conquistas,
Es decir, hacen falta locos, hacen falta idealistas,
cierro los ojos y aún me veo entre sus butacas,
derribaron el viejo cine y hoy es un Starbucks,
pijas venden glamour, en garitos de La Alameda,
13
mientras en el puerto otras venden su cuerpo por unas monedas,
así es la vida, nos dicen los de arriba,
y de tanto escucharlo interiorizamos la mentira,
otros no encuentran salida y terminan con ese daño:
55.000 europeos se suicidan por año,
¿Y qué más da? si a la estructura de poder le da lo mismo,
y si hay que buscar un culpable la culpa será del terrorismo,
y el rico más rico, preso del miedo, la histeria,
y el pobre convertido en atracción de feria.
Va a empezar el baile, va a empezar el baile
vuestra democracia es un fraude.
Es obvio, grises son las circunstancias,
la vida puede ser maravillosa pero es rancia,
sobredosis, ambulancias, seres humanos, ilegales,
dicen algunos que colapsan las urgencias y los hospitales,
lo dice el pepero, el militar y el beato,
mientras una ecuatoriana limpia su casa sin contrato,
exacto, es la doble moral burguesa,
¿Mi niña con un sudaca? No, mi niña es una princesa,
me cago en la libre empresa, y en la ley de extranjería,
¿Extranjeros fuera? Que empiecen por la Reina Sofía,
otra cárcel fría, otro borracho en la plaza,
otra carnicería en la Franja de Gaza,
otra caza al terrorista, otra víctima civil,
14
otro inmigrante muerto en dependencias de la Guardia Civil,
otro misil inteligente que vuela un bloque de viviendas,
otra vez me roba hacienda, otra mentira en tele-tienda,
felices con la venda puesta,
y los medios filtran preguntas para evitar incómodas respuestas,
más bibliotecas, menos cuarteles,
coge a tu chati vete al campo y apaga la tele.
Dedo corazón (El Chojín)
Tengo un pequeño problema con la gente que me rodea,
no se ofendan,
pero a veces me da que no piensan,
no me comprenden que no me emocione al ver una bandera,
y se me pongan los pelos de punta cuando oigo un buen tema,
he aprendido a tener paciencia,
pero a veces veo cosas que en verdad me queman,
¿Por qué se movilizan en Retama de Mar,
para que no levanten una mezquita para rezar?
De verdad, a veces quiero olvidar el Rap,
coger un micro y decir bien claro que me da asco,
que sigan dejando entrar a nazis en estadios,
sin que nadie diga nada,
y el problema sea el "Top Manta",
no señor, el problema no es inmigración,
es la educación, ser distinto no es ser inferior,
15
¿quién inventó eso del tercer mundo?,
Piénsalo, no hay un segundo mundo,
juegan con las palabras para crear más distancia,
y nunca han querido acortarlas,
porque el poder del grande está en ver al pequeño quejarse,
de que nunca podrá llegar a ser grande,
me acusan de ser radical,
pero yo digo que lo que molesta es oír la verdad,
de todos modos basta ya de educación,
si tú me enseñas tus mentiras, yo mi dedo corazón.
Incomprensión
Yo, un incomprendido como Charly Efe,
días triste, días alegre,
le pese a quien le pese,
a veces pienso que a nadie le importa
qué demonios es lo que me ahoga;
ahora se acorta la comisura de mis labios,
suena inteligente casi a la altura de los sabios,
adiós al comecocos que me invade todas las semanas,
quiero estar contigo, bajo las sabanas.
Vaya esto os puede sonar erótico,
soy el romántico que sembró el pánico,
y acribilló el discurso despótico.
16
No soy el que habla de su miembro fálico,
práctico, como cualquier forma de arte
básico, no clásico como Jean Paul Sartre.
Agárrense a todo lo que puedan
este mundo gris se va a la mierda.
Baco, la esencia para que os pueda soportar
cuando salís a la calle para celebrar el mundial.
Y escapo, de este mundo de mentiras
risas anónimas a mi espalda, ya no hay heridas
idas y venidas, calles sin salida
vida es prostitución, prostitución no es vida.
Cada día me invade un mismo pensamiento,
mientras líneas de tiempo acaban con el tiempo.
Despierto, entre recuerdos del ayer,
ver estremecer el mundo a mi pies.
Nos tiran migas de pan los que tienen la barra entera
de ahí desigualdad, de ahí leyes de frontera.
Desespera casi seis millones de parados
cuando solo salvan a los bancos...
Mientras digo esto caigo en la impotencia,
la televisión hace mucho mató vuestras conciencias.
Por ello seguiré levantando el puño en alto,
seguiré silbando la Internacional andando.
Cuando dejéis a parte las motas y los precios
seguiré aquí, en la conjura de los necios.
17
La raíz
Sueño con pelis de Trueba
detrás de Pedro Guerra,
cuentos de Papini,
reír llorando con Fellini,
siguiendo al Che sueño ser un disidente,
rude en el 69,
punk en el 77,
luchar con Robespierre,
ver pintar a Goya,
joder a la corona
robándole sus joyas,
ser un miliciano en el 36.
Sueño vencer al fascismo, con Durruti y Oliver,
la caída de Roma, ciudadano de Sodoma,
albañil en Babel.
Escribir en el primer papel
de la historia, ser judío y odiar a Israel
y al eterno, por ser un dios cruel.
Fumar con Marley, bailar con Desmond Dekker,
cortar al que cortara la lengua a Víctor Jara.
Inventar la rueda, y la palabra amor,
la primera poesía que hablase sobre el dolor.
18
Lobo estepario
Pasé de ser Demian de Herman Hesse,
a vivir la Psicosis de Hitchkok
devolviendo mis días de rosas ahogado en vino.
Hoy vivo atrapado en la sociedad,
siempre corriendo esquivo obstáculos cual Forrest Gump
sigo con mi cine y mi literatura,
sigo escupiendo rabia defendiendo a Cuba,
sigo en la manifestaciones en primera plana,
sigo alzando la voz frente las injusticias de la banca.
Si, sigo con el royo de la lucha social,
sigo levantándome húmedo por culpa de Cospedal.
¿Enfermo mental? Podría serlo
pero no soy yo el que consume y pica el cebo.
Hay quién dice: "vives enamorado", no puede ser
pero lo confieso alucino con Marilyn y Jean Seberg,
Ingrid Bergman y otras muchas
pero tengo algo en la cabeza que me dice ¡lucha!
Capuchas e ideas en las calles
ningún gendarme hará que las voces callen.
Paren, paren este mundo, yo me bajo,
voy a otro lugar a leer a Saramago,
Eduardo Galeano o Truman Capote
19
Diréis que estoy loco, lo que estoy es inconforme
y es que te pone, lo hago tan sencillo,
soy discípulo de Gorki en el micro,
pido disculpas si he sido borde o brusco,
pero lo dijo Nega, unos Dom Perignon, nosotros Lambrusco.
Respiro
Respiro, siento que fluye mi garganta
palabras vándalas cantan esta parrafada,
¿qué os pasa? el ambiente está oscuro
crisis, recesión no da igual si no por culo.
Dando tumbos y desnudo, escupí al mundo,
a la patria, al ser humano, al amor y al consumo;
drogas pocas, verde flotas, tu a mi no me provocas,
fuera ropas y esto mola, dos personas, una sola.
Soy la chispa del incendio, de la revolución,
el lobo estepario, el talibán y su pasión,
la hoz del campesino, el martillo del obrero,
la voz del oprimido que retumba el mundo entero.
El silencio del cordero presente en la calle,
estado policial protegiendo la barbarie,
estallen las alarmas, las conciencias y balas,
la historia es nuestra y vamos a cambiarla
20
POEMAS PARA UNA ÉPOCA DE
CRISIS
28/11/2012
Organizado por el profesor José Luis González Platón
21
Miré los muros (Salmo XVII)
Quevedo
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.
Salime al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
Blas de Otero
Creo en el hombre. He visto
espaldas astilladas a trallazos,
almas cegadas avanzando a brincos
(Españas a caballo
del dolor y del hambre). Y he creído.
22
Antígona
Sófocles
Πολλὰ τὰ δεινὰ κοὐδὲν ἀνθρώπου δεινότερον πέλει.
Τοῦτο καὶ πολιοῦ πέραν πόντου χειμερίῳ νότῳ
335
χωρεῖ, περιβρυχίοισιν
περῶν ὑπ᾽ οἴδμασιν.
Θεῶν τε τὰν ὑπερτάταν, Γᾶν
ἄφθιτον, ἀκαμάταν, ἀποτρύεται
ἰλλομένων ἀρότρων ἔτος εἰς ἔτος
ἱππείῳ γένει πολεύων.
340
Kουφονόων τε φῦλον ὀρνίθων ἀμφιβαλὼν ἄγει
καὶ θηρῶν ἀγρίων ἔθνη πόντου τ᾽ εἰναλίαν φύσιν
345
σπείραισι δικτυοκλώστοις,
περιφραδὴς ἀνήρ:
κρατεῖ δὲ μηχαναῖς ἀγραύλου
θηρὸς ὀρεσσιβάτα, λασιαύχενά θ᾽
350
ἵππον ὀχμάζεται ἀμφὶ λόφον ζυγῶν
οὔρειόν τ᾽ ἀκμῆτα ταῦρον.
Muchas son las maravillas, pero la más grande maravilla es el
hombre. Ayudado por el viento tempestuoso del sur recorre
la mar espumosa a través de las hinchadas olas que rugen a
su alrededor. Fatiga la divinidad suprema, la tierra
inagotable, con el ir y venir del arado, año tras año,
volteándola con las mulas.
Con una inteligencia increíblemente fecunda, a veces se
encamina hacia el mal, otras veces hacia el bien, y sobre la
justicia eterna establece las leyes de la tierra.
23
Blas de Otero
Creo en la paz. He visto
altas estrellas, llameantes ámbitos
amanecientes, incendiando ríos
hondos, caudal humano
hacia otra luz: he visto y he creído.
Blas de Otero
Creo en ti, patria. Digo
lo que he visto: relámpagos
de rabia, amor en frío, y un cuchillo
chillando, haciéndose pedazos
de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto
y he creído.
24
Assaig de càntic en el temple
Salvador Espriu
Oh, que cansat estic de la meva
covarda, vella, tan salvatge terra,
i com m’agradaria d’allunyar-me’n,
nord enllà,
on diuen que la gent és neta
i noble, culta, rica, lliure
desvetllada i feliç!
Aleshores, a la congregaçió, els germans dirien
desaprovant: “Com l’ocell que deixa el niu,
així l’home que se’n va del seu indret”,
mentre jo, ja ben lluny, em riuria
de la llei i de l’antiga saviesa
d’aquest meu àrid poble.
Però no he de seguir mai el meu somni
i em quedaré aquí fins a la mort.
Car sóc també molt covard i salvatge
i estimo a més amb un
desesperat dolor
aquesta meva pobra,
bruta, trista, dissortada patria.
25
Ensayo de cántico en el templo
Salvador Espriu
¡Oh, qué cansado estoy de mi
cobarde, vieja y tan salvaje tierra,
y cómo me gustaría alejarme de ella,
hacia el norte,
donde dicen que la gente es limpia
y noble, culta, rica, libre,
despierta y feliz!
Entonces, en la congregación, los hermanos dirían
desaprobándome: “Como el pájaro que deja el nido,
así el hombre que se va de su lugar”,
mientras yo, ya bien lejos, me reiría
de la ley y de la antigua sabiduría
de este mi árido pueblo.
Pero no cumpliré jamás mi sueño
y me quedaré aquí hasta la muerte.
Pues soy también muy cobarde y salvaje
y quiero además con un
desesperado dolor
a esta mi pobre,
fea, triste, desgraciada patria
26
Los pobres en la Estación de Autobuses
Lêdoivo
Os pobres viajam. Na estação
rodoviária
eles alteiam os pescoços como
gansos para olhar
os letreiros dos ônibus. E seus
olhares
ão de quem teme perder
alguma coisa:
a mala que guarda um rádio de
pilha e um casaco
que tem a cor do frio num dia
sem sonhos,
o sanduíche de mortadela no
fundo da sacola,
e o sol de subúrbio e poeira
além dos viadutos.
Entre o rumor dos alto-falantes
e o arquejo dos ônibus
eles temem perder a própria
viagem
escondida na névoa dos
horários.
Los pobres viajan. En la estación
de autobuses,
alzan los cuellos como gansos
para mirar
los letreros de los autocares.
Sus miradas
son las de quien teme perder
algo:
la maleta que guarda una radio
de pilas y un abrigo
que tiene el color del frío en un
día sin sueños,
el sándwich de mortadela en el
fondo de la mochila,
y el sol de suburbio y polvo más
allá de los viaductos.
Entre el rumor de los altavoces
y el jadeo de los autobuses,
temen perder su propio viaje
escondido en la niebla de los
horarios.
27
Os que dormitam nos bancos
acordam assustados,
embora os pesadelos sejam um
privilégio
dos que abastecem os ouvidos
e o tédio dos psicanalistas
em consultórios assépticos como o
algodão que tapa o nariz dos
mortos.
Los que dormitan en los bancos
despiertan asustados,
aunque las pesadillas sean un
privilegio
de los que abastecen los oídos y el
tedio de los psicoanalistas
en consultorios asépticos como el
algodón que tapa los poros de la
nariz de los muertos.
Nas filas os pobres assumem um ar
grave
que une temor, impaciência e
submissão.
Como os pobres são grotescos! E
como os seus odores
nos incomodam mesmo à distância!
E não têm a noção das
conveniências, não sabem portar-se
em público.
O dedo sujo de nicotina esfrega o
olho irritado
que do sonho reteve apenas a
remela.
En las colas los pobres asumen un
aire grave
que une temor, impaciencia y
sumisión.
¡Qué ridículos son los pobres! ¡Y qué
mal huelen incluso a distancia!
Do seio caído e túrgido um filete de
leite
escorre para a pequena boca
habituada ao choro.
Na plataforma eles vão e vêm,
saltan e seguram malas e
embrulhos,
fazem perguntas descabidas
nos guichês, sussurram palavras
misteriosas
Del seno caído y turgente un hilito
de leche
escurre hacia la pequeña boca
habituada al llanto.
Van y vienen por la sala de espera,
saltan y aseguran maletas y
paquetes,
hacen preguntas inoportunas en las
ventanillas, susurran palabras
misteriosas
Y no tienen educación cívica ni
saben comportarse en público.
Con los dedos sucios de nicotina se
restriegan los ojos irritados
que del sueño retuvieron tan sólo
una legaña.
28
e contemplam as capas das
revistas com o ar espantado
de quem não sabe o caminho do
salão da vida.
Por qué esse ir e vir? E essas
roupas espalhafatosas,
esses amarelos de azeite de dendê
que doem na vista delicada
do viajante obrigado a suportar
tantos cheiros incômodos,
e esses vermelhos contundentes
de feira e mafuá?
y contemplan las portadas de las
revistas con el aire espantado
de quien no sabe el camino del
salón de la vida
¿Por qué ese ir y venir? ¿Y esas
ropas estrafalarias,
esos amarillos chillones que
duelen a la vista delicada
del viajero obligado a soportar
tantos olores incómodos,
y esos rojos contundentes de feria
y de parque de atracciones?
Os pobres não sabem viajar nem
sabem vestir-se.
Tampouco sabem morar: não têm
noção do conforto
embora alguns de eles possuam
até televisão.
Na verdade os pobres não sabem
nem morrer.
(Têm quase sempre uma morte
feia e deselegante.)
E em qualquer lugar do mundo
eles incomodam,
viajantes importunos que ocupam
os nossos lugares
mesmo quando estamos sentados
e eles viajam de pé.
Los pobres no saben viajar ni
saben vestirse.
Tampoco saben vivir: no tienen
idea de la comodidad
aunque algunos de ellos tengan
hasta una television.
En verdad, los pobres no saben ni
morirse.
(Tienen casi siempre una muerte
fea y poco elegante.)
Y en cualquier lugar del mundo
molestan,
viajeros inoportunos que ocupan
nuestros sitios
aunque nosotros viajemos
sentados y ellos viajen de pie.
29
Alegría
Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.
Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía. )
Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.
Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.
De "Alegría" 1947
E.
30
La poesía es un arma cargada de futuro
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
31
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
Con la colaboraron del profesor Miguel Cubero y del alumnado de
2º ESO C, 2º ESO D y 4º DIV
32
YO CONOZCO MI HERENCIA,
¿Y TÚ?
12/12/2012
Organizado por la profesora Elvira Herrero Bartolomé
33
Fragmentos de los cantosI y IV de la
Enéida
Virgilio
Mientras contempla todo esto el dardanio Eneas maravillado,
mientras se queda absorto atento sólo a lo que ve,
la reina hacia el templo, la bellísima Dido,
se encamina con numeroso séquito de jóvenes.
Cual en las riberas del Eurotas o en las laderas del Cinto
Diana dirige a sus coros de Oréadas que la siguen a miles
y se agolpan a un lado y a otro, ella la aljaba
lleva al hombro y sobresale de todas las diosas al caminar;
así estaba Dido, así de alegre caminaba
entre todos, apresurando las obras de su futuro reino.
Y a las puertas de la diosa, bajo la bóveda del templo
se sentó sobre alto sitial rodeada de sus armas.
Impartía justicia y leyes a los hombres y la tarea de las obras
distribuía en partes iguales o dejaba a la suerte…
(I 494-508)
34
Sin aliento se quedó la sidonia Dido, por la visión primero
después por tanta desventura del héroe y así habló con su boca:
“¿Qué desventuras, hijo de la diosa, en medio de tan grandes peligros
te persigue? ¿Qué fuerza te arroja a riberas salvajes?
¿No eres tú aquel Eneas que la madre Venus al dardanio
Anquises le engendró junto a las aguas del frigio Simunte?
así que vamos, jóvenes, entrad en nuestras casas.
Que a mí también fortuna parecida quiso traerme,
sacudida por fatigas sin cuento, por último a esta tierra;
no aprendo a ayudar al malhadado sin conocer la desgracia”
así dice, y conduce al tiempo a Eneas a los techos
reales y al tiempo ordena sacrificios en los templos de los Dioses.
Y se dispone con lujo de reyes el interior del palacio,
espléndido, y preparan los banquetes en las habitaciones.
(I 613-618; 627-632; 637-638)
35
En especial la infeliz fenicia, rendida a la perdición que acecha,
no puede saciar su corazón y se abrasa mirando,
y por igual la emocionan los presentes y el muchacho.
Éste, luego que se colgó de los brazos y el cuello de Eneas
y colmó el gran amor de su falso padre,
busca a la reina. Ella con los ojos, con su corazón todo
se le prende y lo atrae a su pecho, ignorante Dido
de qué dios terrible se le sienta, desdichada. Y él recordando
a su madre Acidalia, a borrar poco a poco a Siqueo
comienza y trata ya de cambiar con el amor de un vivo
su corazón ha tiempo apagado y un pecho no acostumbrado.
(I 712-722)
36
Pasaba también la noche en animada charla
la infeliz Dido, y un largo amor bebía,
preguntando una y otra cosa sobre Príamo, una y otra sobre Héctor;
ya con qué armas se había presentado el hijo de la Aurora,
ya cómo eran de Diomedes los caballos, ya por la figura de Aquiles:
“Ea, mi huésped; comienza por el principio y cuéntanos”
dijo “las trampas de los dánaos y las desgracias de los tuyos
y tu peregrinar; pues ya es el séptimo verano
que vagar te ve por todas las tierras y los mares”.
(I 748-756)
37
At regina graui iamdudum saucia cura
Uolnus alit uenis et caeco carpitur igni.
Multa uiri uirtus animo multusque recursat
Gentis honos: haerent infixi pectore uoltus
Verbaque, nec placidam membris dat cura quietem.
Postera Phoebea lustrabat lampade terras
Umentemque Aurora polo dimouerat umbram,
Cum sic unanimam adloquitur male sana sororem:
“Anna soror, quae me suspensam insomnia terrent!
Quis nouos hic nostris successit sedibus hospes,
Quem sese ore ferens, quam forti pectore et armis!
Credo equidem, nec vana fides, genus esse deorum.
Degeneres animos timor arguit. Heu, quibus ille
Iactatus fatis! Quae bella exhausta canebat!”
Si mihi non animo fixum immotumque sederet
Ne cui me uinclo uellem sociare iugali,
Postquam primus amor deceptam morte fefellit,
Si non pertaesum thalami taedaeque fuisset,
Huic uni forsan potui succumbere culpae.
Anna, fatebor enim, miseri post fata Sychaei
Coniugis et sparsos fraterna caede penatis
Solus hic inflexit sensus animumque labantem
Impulit. Agnosco ueteris uestigia flammae.”
(IV 1-23)
38
Más la reina hace tiempo, atormentada de grave cuidado,
con sangre de sus venas alimenta su herida y ciego ardor la devora.
El gran valor del héroe acude a su ánimo y la gloria
muy grande de este pueblo; se clavan en su pecho sus rasgos
y palabras y no deja el cuidado a su cuerpo el plácido descanso.
Y recorría las tierras la Aurora siguiente
con la luz de Febo y había alejado del cielo la húmeda sombra
cuando así se dirige, fuera de sí, a su hermana del alma:
“Ana, querida hermana, ¡qué sueños me desvelan y me angustian!
¡Qué huésped tan extraordinario ha entrado en nuestra casa!
¡Qué prestancia la suya! ¡Qué fuerza en su pecho y en sus armas!
Ciertamente creo, y mi confianza no es vana, que es de dioses su raza.
El temor delata al pusilánime. ¡Ay, qué sino
lo zarandeó! ¡Qué combates librados narraba!
Si no estuviera en mi ánimo, fijo e inconmovible,
El propósito de a nadie unirme en vínculo matrimonial,
Luego que mi primer amor me engañó, frustrada, con la muerte;
Si no me hubiera hastiado del tálamo y la antorcha nupcial,
A esta sola infidelidad habría podido tal vez sucumbir.
Ana (te lo diré, sí) después del desgraciado destino de mi esposo
Siqueo y de que la trágica muerte de mi hermano manchase mis Penates,
Sólo éste ha doblado mis sentidos y ha empujado mi lábil
Corazón. Reconozco las huellas de una vieja llama
(IV 1-23)
39
Ipsa tenens dextra pateram pulcherrima Dido
Candentis uaccae media inter cornua fundit,
Aut ante ora deum pinguis spatiatur ad aras,
Instauratque diem donis, pecudumque reclusis
Pectoribus inhians spirantia consulit exta.
Heu, uatum ignarae mentes! Quid uota furentem,
Quid delubra iuuant? Est mollis flamma medullas
Interea et tacitum uiuit sub pectore uolnus.
Uritur infelix Dido totaque uagatur
Urbe furens, qualis coniecta cerua sagitta,
Quam procul incautam nemora inter Cresia fixit
Pastor agens telis liquitque uolatile ferrum
Nescius: illa fuga siluas saltusque peragrat
Dictaeos; haeret lateri letalis harundo.
Nunc media Aeneam secum per moenia ducit
Sidoniasque ostenta opes urbemque paratam,
Incipit effari mediaque in uoce resistit;
Nunc eadem labente die conuiuia quaerit,
Iliacosque iterum demens audire labores
Exposcit pendetque iterum narrantis ab ore.
(IV 60-79)
40
La propia Dido, bellísima, con la pátera en la diestra
Vierte sus libaciones entre los cuernos de una blanca vaca,
O da vueltas junto a los pingües altares bajo la mirada de los dioses
Y dedica el día a sus ofrendas y ansiosa consulta las entrañas
Palpitantes de las víctimas en los pechos abiertos de los animales.
¡Ay mentes ignorantes de los vates! ¿De qué sirven los votos
Al demente, de qué los templos? Sigue la llama devorando
Las tiernas médulas y palpita en su pecho la herida, calladamente.
Se consume Dido infeliz y vaga enloquecida
Por toda la ciudad como la cierva tras el disparo
Que, incauta, el pastor persiguiéndola alcanzó con sus flechas
En los bosques de Creta y le dejó el hierro volador
Sin saberlo: aquella recorre en su huida bosques y prados
Dicteos; sigue la flecha mortal clavada a su costado.
Ahora lleva consigo a Eneas por las murallas
Y le muestra las riquezas sidonias y una ciudad dispuesta,
Comienza a hablar y se detiene de repente en la conversación.
Ahora, al caer el día, busca de nuevo el banquete,
Y con insistencia reclama de nuevo escuchar, enloquecida,
Las fatigas de Ilión y de la boca del narrador se cuelga de nuevo.
(IV 60-79)
41
Pero la reina (¿hay quien pueda engañar a un enamorado?)
Presintió la trampa y adivinó el siguiente paso la primera,
Temiendo porque todo andaba bien. La despiadada Fama contó
A la apasionada que se estaba preparando la flota y disponiendo su
partida.
Enloquece privada de la razón y recorre encendida toda la ciudad
Como una bacante excitada ante el comienzo de sus ritos,
Cuando la estimulan al oír a Baco las orgías
trienales y la llama el nocturno Citerón con su clamor.
(IV 296-303
Increpa por último a Eneas con estas palabras:
“¿Es que creías, pérfido, poder ocultar
Tan gran crimen y marcharte en silencio de mi tierra?
¿Ni nuestro amor ni la diestra que un día te entregué
Ni Dido que se ha de llevar horrible muerte te retienen?
¿Por qué, si no, preparas tu flota en invierno
Y te apresuras a navegar por alta mar entre los aquilones,
Cruel? ¿Es que si no tierras extrañas y hogares
Desconocidos buscases y en pie siguiera la antigua Troya,
Habrías de ir a Troya en tus naves por un mar tempestuoso?
¿Es de mí de quien huyes?
(IV 304-314)
42
Por estas lágrimas mías y por tu diestra
(que no me he dejado, desgraciada de mí, otro recurso),
Por nuestra boda, por el emprendido himeneo,
Si algo bueno merecí de tu parte, o algo de la mía
Te resultó dulce, ten piedad de una casa que se derrumba,
Te lo ruego, y abandona esa idea, si hay aún lugar para las súplicas.
Por tu culpa los pueblos de Libia y los reyes de los númidas
Me odian, en contra tengo a los tirios; también por tu culpa
Perdí mi pudor y con lo que sola caminaba a las estrellas
Mi fama primera.
(IV 314-323)
43
“Dulces prendas, mientras los hados y el dios lo permitían,
Acoged a esta alma y libradme de estas angustias.
He vivido, y he cumplido el curso que Fortuna me había marcado,
Y es hora de que marche bajo tierra mi gran imagen.
He fundado una ciudad ilustre, he visto mis propias murallas,
Castigo impuse a un hermano enemigo tras vengar a mi esposo;
Feliz, ¡ah!, demasiado feliz habría sido si sólo nuestra costa
Nunca hubiesen tocado los barcos dardanios.”
Dijo y, la boca pegada al lecho, “Moriremos sin venganza,
Más muramos” añade. “Así, así me place bajar a las sombras.
Que devore este fuego con sus ojos desde alta mar el troyano
Cruel y se lleve consigo la maldición de mi muerte”.
Había dicho, y entre tales palabras la ven las siervas
vencida por la espada, y el hierro espumante
de sangre y las manos salpicadas.
(IV 650-665)
Colaboraron los profesores y profesoras del Centro, Marina García
Bastardo, Ricardo de la Fuente Gascón y Luis Julio González Platón
Participaron los alumnos de bachillerato, Raúl García Rico, Inés Martín
Llorente, Dunia El Idrisi, Soraya Ramos, Alejandra Cimpoies, Adrián Gómez
Luna, Hernar Laguna, Luminita Solcanea e Isabel Marcos
44
JAVIER KRAHE
EROS Y CIVILIZACIÓN
09/01/2013
Organizado por el profesor MIGUEL CUBERO
45
Alta velocidad
Me monto en el AVE
que rápido y suave
me lleva a Sevilla.
Ya estoy en Sevilla.
No vine a Sevilla
a ver la Giralda
sino a verte a ti.
Y te alzo la falda.
¡Chaf, chaf, qué bien,
cuánto amor! Aaaah.
Me monto en el AVE
que rápido y suave
me vuelve a Madrid.
Ya estoy en Madrid.
46
Días de playa
Ahora que tus besos no son cosa mía,
que escribes con otro tu autobiografía
mientras yo recuento las olas del mar
tumbado en la arena de una suave duna,
que si tropecientas, que si mil y una...
y a ver si con esas consigo olvidar
que arrancaste de cuajo
mi corazón sin fe,
pero aún con latido.
Mira, un escarabajo
que bordea mi pie...
ya se va... ya se ha ido...
Rompe cada ola dándose importancia.
Mal mirado, el mar es una redundancia,
pero es refrescante, y hace tanto sol...
que, antes de que, ardiente, te envíe un saludo,
a nadar me llevo mi cuerpo desnudo
y un ratito a braza... y un ratito a crol...
47
Y, después, hago el muerto
y me dejo mecer...
¡qué placer cuando flotas!
Si tu amor es incierto
no es incierto el placer.
Y, en lo alto, gaviotas...
Bueno, ya me salgo, me seco, me visto,
recojo la bolsa y el sombrero y, ¡listo!
gazpacho y lenguado en Casa Tomás.
En la mesa aún siento cierta agorafobia,
pero el vino es bueno... ya vendrá otra novia,
ésa de ahí, tan guapa... ésa otra, quizás...
Sé muy bien que algo falla,
pero, ¿acaso hago mal
engañando a la pena?
Gracias mil a la playa
por su apoyo moral...
su granito de arena.
48
Eros y civilización
Aunque he sentido al verte
Aún tienes gran poder
un cataclismo,
a día de hoy,
ya no puedo quererte,
pero no puede ser
nada es lo mismo.
y ya me voy.
Desde que te casaste
Que igual vas y sonríes
me pongo ungüento,
y tengo prisa,
bueno para el desgaste
y puede que me líes
de mi tormento.
con tu sonrisa,
Los dos sabemos bien,
igual vas y me tocas
muy bien los dos,
a tu manera,
que ya no viene a cuento,
sabiendo que provocas
así que adiós.
en mí flojera.
Dices que malcasada,
Flojera y un temblor
que malherida,
bajo la piel,
eso no cambia nada,
se buena mi ex amor,
fruta prohibida,
no seas cruel.
y no sigas charlando
Que igual vas y me besas
que igual me enredas,
como tú sabes,
no digo yo que cuando
con lengua y con promesas
quieras no puedas.
la mar de graves,
49
o igual vas y me abrazas
Se llena de cristales
con tanto brío
toda la calle,
que no te desenlazas
se cortan los chavales,
cariño mío,
se inunda el valle,
y ya no pienso más
se inunda la nación,
{ergo non zum},
el porvenir,
y al suelo vamos, zas,
la civilización,
y catapún.
el buen vivir.
Aquí sobre la acera
Y los americanos
rindo homenaje
mandan aviones,
al sol por Antequera
contra los mejicanos,
y en plan salvaje.
tiene cojones,
Igual vas y me follas
porque creen que España
como prefiero
está ahí abajo,
y me sacas ampollas
y luego les extraña
y algún “te quiero”.
su mal trabajo.
Y sale uno del bar
Sería el caos y la
con su elixir,
guerra mundial
que tiene que soltar
y a mí eso no me va,
para aplaudir.
o me va mal.
Y le siguen los pasos
Deja esa mano quieta,
los de otros bares.
chica sonriente,
Se rompen muchos vasos,
¡no ves que está el planeta
cientos, millares.
de ti pendiente!
50
No me acerques la boca,
el fin del mundo ya,
no te me abraces,
ya está al caer
quita, insensata, loca,
y lo mismo nos da
¿qué es lo que haces?
y es un placer.
No todo va a ser follar
También habrá que saltar a la pata coja,
y habrá que coleccionar sellos de Nigeria,
y habrá también que apretar una tuerca floja
y habrá que ir a trabajar,
por una miseria.
No todo va a ser follar.
Y habrá también que llevar a arreglar el coche
y habrá que quitarle el polvo a la biblioteca,
y habrá que cerrar el bar al morir la noche
y habrá también que pagar,
lo de la hipoteca.
No todo va a ser follar.
También habrá que llamar a la pobre Alicia,
y habrá que modificar la ronda nocturna,
51
y habrá que desmenuzar la última noticia
y habrá que depositar,
el voto en la urna.
No todo va a ser follar.
Y habrá también que comprarse unos calcetines,
también habrá que regar esos cuatro tiestos,
y habrá que documentarse sobre los delfines
y habrá también que firmar,
muchos manifiestos.
No todo va a ser follar.
También habrá que invitar a una barbacoa,
y habrá también que acercarse hasta el quinto pino,
y habrá que intentar cruzar Núñez de Balboa
y habrá que ir a consultar,
a un buen otorrino.
No todo va a ser follar.
También habrá que admirar a la mona Chita,
y habrá también que jugar a pares o nones,
y habrá que resucitar por la mañanita
y habrá también que cantar,
52
muchas más canciones.
No todo va a ser follar.
No todo va a ser follar,
ya follé el año pasado
a la orillita del mar
con una mujer sin par
que después me dio de lado,
lo recuerdo, obsesionado
pero sin dramatizar,
no todo va a ser follar.
Los caminos del Señor
La otra tarde en una iglesia,
Imaginad mi problema,
que era fiesta de guardar,
cualquier otro sin mi fe
me dio un ataque de amnesia,
con seguridad blasfema
no podía recordar,
o se va a tomar café,
a quién coño fui a rezar,
pero yo no flaqueé
yo, que siento por Jesús
no podía estar allí
¡repelús!
¡porque sí!
53
"He perdido la memoria,
¡eso sí que es devoción!
le expliqué a un santo varón,
Le quedaba además
eche una jaculatoria
¡mucho gas!
o una salve a la intención,
le di lumbre a un monaguillo
tengo un lío del copón,
y una hostia al sacristán
no comprendo, hay de mí
y les vacié el cepillo
¡qué hago aquí!".
a San Cosme y San Damián,
"Calma, me dijo el beato,
por mi honor de sacristán,
rezaré a San Cucufato
recordando que mi plan
era entrar a aquel lugar
¡a robar!
tus recuerdos volverán,
Tú, que nunca vas al templo,
o sus huevos sufrirán."
tú que estás en el error,
Y le ató al pobre un cordel
toma de mi historia ejemplo,
¡qué cruel!
rectifica pecador
Recuperé por entero
gracias a su intercesión
la memoria y un mechero
y recorre sin temor
los caminos del Señor
¡Sí, Señor!
que no entraba en la oración,
54
Don Andrés octogenario
Podemos decir que sin exageración
era algo extraordinario,
la enfermera que cuidaba
al bueno de Don Andrés Octogenario.
El abuelo que enfrentaba con resquemor,
perspectivas eternas,
en lugar de rezar miraba con fervor
sus magníficas piernas.
"Para siempre esta vez
me voy a echar en brazos de Morfeo,
ya no te veré más,
no me puedes negar mi último deseo"
Con un hilo de voz,
el enfermo expresó su voluntad postrera
no diremos cuál fue, sólo que ella accedió,
¡bravo por la enfermera!
Y fue al desabrocharse ella el quinto botón
de los seis de la bata,
que por la enfermedad, o bien por la emoción
él estiró la pata.
Pero lo grave estuvo, en que estiró algo más.
55
Y un algo tan notorio
que los deudos al verlo exclamaron:
¡Jamás!
¡Jamás iremos al velorio!
Y al entierro tampoco, porque al ataúd
no habrá quien le eche el cierre,
Irse a morir así,
en plena senectud y Andrés erre que erre.
Nadie fue al funeral,
nadie llevó una flor, nadie fue al cementerio
y hasta escandalizó al mismo enterrador,
que dijo: "Esto no es serio"
Y al pobre Don Andrés lo enterraron muy mal,
entreabierta la caja,
la muerte lo abrazaba de un modo especial,
lo que tampoco es paja.
56
Raúl
Raúl tiene un baúl azul
del mismo color
y dentro del baúl azul
azul como el baúl.
tiene Raúl
Raúl tiene un baúl azul
una pierna de madera
que de un tío abuelo era,
un tricornio, una chistera,
un traje de lagartera
y un frasquito de alcanfor
del mismo color
azul como el baúl.
y dentro del baúl azul
tiene Raúl
un bolsito de abalorios,
una cajita de laca,
un abanico de nácar
y unos versos del Tenorio.
¿No es verdad, ángel de amor?
del mismo color
Azul tiene un baúl Raúl
azul como el baúl.
y dentro del baúl azul
tiene Raúl
Azul tiene un baúl Raúl
una espada toledana,
y dentro del baúl azul
un gato de porcelana,
tiene Raúl
una porra, una sotana,
un baulito azulito.
una canción alemana,
una flauta y un tambor
57
Abajo el alzheimer
Sí, que los recuerdo, fueron los mejores,
con muchos detalles y vivos colores
aquí van las cuentas de mis cien amores.
Veamos si tengo o no tengo memoria.
Un amor eterno, otros casi tanto.
De siempre me prenden los cinco en su encanto,
tan sólo por ellas he vertido el llanto.
Peaje de amor, cantidad irrisoria.
Amores de suerte, amores de paso,
amores refugio, amores al raso,
parques del Retiro, museos Picasso.
Incluso una suite en el Waldorf Astoria.
Amores insólitos por lo singulares,
hay reinas del mar por los siete mares.
De amores sin par, unos quince pares.
Y todas tangibles, ninguna ilusoria.
Descuéntame uno y van treinta y cuatro,
el uno que tacho fue puro teatro,
una tontería y no lo idolatro.
Ocurre que es que no tuve escapatoria.
De cinco minutos, de media mañana,
58
de fin de mi vida, de fin de semana,
por el via amoris de mi real gana.
Cada uno su cruz y hoy la mía es de gloria.
Amores de ida, amores de vuelta,
amores debidos al Ebro y al Delta,
y al imperio ruso y al folclore celta.
También llevo bien geografía e historia.
Van ochenta y casi me olvido la lluvia
mojando los rizos de mi única rubia.
Y a mi diosa blanca. Y a mi esclava nubia.
Y a mis tres Marías, Marías Victorias.
Y a las seis menores aunque muy crecidas.
Sus seis casi estrenos me dieron seis vidas.
Me obligó el espejo a seis despedidas
de seis aplicadas en arte amatoria.
Las ocho que faltan las guardo en secreto,
que yo fui Montesco y ellas Capuleto,
y me comprometen o las comprometo.
Mi alegre canción iba a ser mortuoria.
Y ya están las cuentas de mis cien amores,
que claro que sí, fueron los mejores.
Y si queréis más, yo, de mil amores.
Y ruede la rueda y gire la noria
59
VERSOS DEL MAR
30/01/2013
El mar es una tarde con campanas
ANTONIO HERNÁNDEZ
Quién puede decir mar impunemente.
RAFAEL PÉREZ ESTRADA
¿Dónde derramaríamos las lágrimas si no tuviéramos
mar?
ION MAIA
Organizado por Luis González Platón
60
Visión del mar
Jenofonte
Eπειδὴ δὲ βοὴ πλείων τε ἐγίγνετο καὶ ἐγγύτερον καὶ οἱ ἀεὶ
ἐπιόντες ἔθεον δρόμωι ἐπὶ τοὺς ἀεὶ βοῶντας καὶ πολλῶι μείζων
ἐγίγνετο ἡ βοὴ ὅσωι δὴ πλείους ἐγίγνοντο, [4.7.24] ἐδόκει δὴ μεῖζόν τι
εἶναι τῶι Ξενοφῶντι, καὶ ἀναβὰς ἐφ᾽ ἵππον καὶ Λύκιον καὶ τοὺς ἱππέας
ἀναλαβὼν παρεβοήθει· καὶ τάχα δὴ ἀκούουσι βοώντων τῶν στρατιωτῶν
«θάλαττα θάλαττα» καὶ παρεγγυώντων. ἔνθα δὴ ἔθεον πάντες καὶ οἱ
ὀπισθοφύλακες, καὶ τὰ ὑποζύγια ἠλαύνετο καὶ οἱ ἵπποι. [4.7.25] ἐπεὶ δὲ
ἀφίκοντο πάντες ἐπὶ τὸ ἄκρον, ἐνταῦθα δὴ περιέβαλλον ἀλλήλους καὶ
στρατηγοὺς καὶ λοχαγοὺς δακρύοντες. καὶ ἐξαπίνης ὅτου δὴ
παρεγγυήσαντος οἱ στρατιῶται φέρουσι λίθους καὶ ποιοῦσι κολωνὸν
μέγαν.
Cuando el griterío se hacía más grande y más cercano, que los que
avanzaban ininterrumpidamente se dirigían a la carrera al encuentro de
los que gritaban sin parar y que el griterío se hacía mayor a medida que
aumentaba el número de gente, pareció a Jenofonte que se trataba de
algo más importante. Montó a caballo y, escoltado por Licio y sus
jinetes, acudió en su ayuda. Y pronto oyen a los soldados que gritan”
¡Mar, mar!”, y que lo transmiten de boca en boca. Entonces todos
corrieron, incluso los de la retaguardia. Las acémilas
61
y los caballos eran azuzados también. Cuando todos llegaron a la
cima, entonces se abrazaban los unos a los otros, generales y
capitanes, llorando. Y de repente, sin importar quién transmitió
la orden, los soldados trajeron piedras y levantaron un gran
túmulo.
Sse canta al mar
Nicanor Parra
Nada podrá apartar de mi memoria
la luz de aquella misteriosa lámpara,
ni el resultado que en mis ojos tuvo
ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
francamente ni cómo me llamaba,
no había escrito aún mi primer verso
ni derramado mi primera lágrima;
era mi corazón ni más ni menos
62
que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
fue desterrado al sur, a la lejana
isla de Chiloé donde el invierno
es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
a Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
en el valle central o en la montaña,
de manera que nunca, ni por pienso,
se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
lo que en la escuela pública enseñaban
y una que otra cuestión de contrabando
de las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
y una solemne fiesta de campanas
cuando mi padre me cogió de un brazo
y volviendo los ojos a la blanca,
libre y eterna espuma que a lo lejos
hacia un país sin nombre navegaba,
como quien reza una oración me dijo
con voz que tengo en el oído intacta:
“Este es, muchacho, el mar”. El mar sereno,
el mar que baña de cristal la patria.
63
No sé decir por qué, pero es el caso
que una fuerza mayor me llenó el alma
y sin medir, sin sospechar siquiera,
la magnitud real de mi campaña,
eché a correr, sin orden ni concierto,
como un desesperado hacia la playa
y en un instante memorable estuve
frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
sobre el haz ondulante de las aguas,
rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
en la verdad sin fin de la distancia,
sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
no podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
nació en mi mente la inquietud y el ansia
de hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
la voz del mar en mi persona estaba.
64
El mar
Rafael Alberti
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá? Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!
65
No sabe el mar que es domingo
Manuel Alcántara
Se relevan, inmortales,
las olas a cuerpo limpio.
Cada vez que muere alguna
la misma ocupa su sitio.
No sabe el mar que es un náufrago.
Sin reloj y sin amigos,
el mar flota sobre el mar,
ni cómplice ni testigo,
ensimismado en su azul
y ajeno, como Dios mismo.
Mientras va y viene en la orilla
no sabe el mar que lo miro.
66
Le cimitère marin
Paul Valery (Fragmento)
Ce toit tranquille, où marchent des
colombes,
Entre les pins palpite, entre les
tombes
Midi le juste y compose de feux
La mer, la mer, toujours
recommencée
O récompense après une pensé
Qu’un long regard sur le calme des
dieux!
Quel pur travail de fins éclairs
consume
Maint diamant d’imperceptible
écume,
Et quelle paix
semble se concevoir!
Quand sur l’abîme un soleil se
repose,
Ouvrages purs d’une éternelle
cause,
Le temps scintille et le songe est
savoir.
Stable trésor,
temple simple à Minerve,
Masse de calme, et visible réserve,
Eau sourcilleuse, Oeil qui gardes en
toi
Ese techo, tranquilo de palomas,
Palpita entre los pinos y las
tumbas.
El Mediodía justo en él enciende
El mar, el mar, sin cesar
empezando…
Recompensa después de un
pensamiento:
Mirar por fin la calma de los dioses
¡Qué labor de relámpagos
consume
Tantos diamantes de invisible
espuma,
Y qué paz, ah, parece concebirse!
Cuando sobre el abismo un sol
reposa,
Trabajos puros de una eterna
causa,
Refulge el tiempo y soñar es saber.
Tesoro estable y a Minerva templo,
Masa de calma y visible reserva,
Agua parpadeante, Ojo que
guardas
67
Tant de sommeil sous une voile de
flamme,
O mon silence! . . . Édifice dans
l’âme,
Mais comble d’or aux mille tuiles,
Toit!
Bajo un velo de llama tanto sueño,
¡Oh, mi silencio! En el alma
edificio,
Mas cima de oro con mil tejas,
Techo.
Adios al mar
Tomás Segovia
Y qué va a hacer sin mí mañana
El mar dormido
A quién va a susurrar sin que nadie se entere
Sus vanos devaneos soñolientos
Para esperar a quién
Se querrá levantar temprano ahora
Ah por nada del mundo yo quisiera
Dejarle allí esperándome
No merece quedarse así tan solo
Sin meta sin razón sin cumplimiento
No puede ser que se quede frustrado
Algo que es tan visible
Que tiene que existir en este mundo
No puede ser que yo no vuelva
Como si al mar le hiciera tanta falta
Y yo le hubiera dado mi palabra.
68
Si muero, que me pongan
desnudo
José Hierro
Si muero, que me pongan desnudo,
desnudo junto al mar.
Serán las aguas grises mi escudo
y no habrá que luchar.
Si muero que me dejen a solas.
El mar es mi jardín.
No puede, quien amaba las olas,
desear otro fin.
Oiré la melodía del viento,
la misteriosa voz.
Será por fin vencido el momento
que siega como hoz.
Que siega pesadumbres. Y cuando
la noche empiece a arder,
soñando, sollozando, cantando,
yo volveré a nacer.
69
Vinyes verdes vora el mar
Viñas verdes junto al mar
Josep María de Sagarra
Vinyes verdes vora el mar,
ara que el vent no remuga,
us feu més verdes i encar
teniu la fulla poruga,
vinyes verdes del coster
sou més fines que la userda.
Verd vora el blau mariner,
vinyes amb la fruita verda,
vinyes verdes del coster.
Viñas verdes junto al mar,
ahora que el viento no rezonga,
os hace más verdes y aún
tenéis la hoja miedosa,
viñas verdes de la costa
sois más finas que la
verde junto al azul marinero,
viñas con la fruta verde,
viñas verdes de la costa.
Vinyes verdes, dolç repòs
vora la vela que passa;
cap el mar vincleu el cos
sense decantar-vos massa.
Vinyes verdes, soledat
del verd en l’hora calenta.
Raïm i cep retallat
damunt la terra lluenta;
vinyes verdes, soledat.
Viñas verdes, dulce reposo
junto a la vela que pasa;
Vinyes que dieu adéu
al llagut i a la gavina,
i al fi serrellet de neu
que ara neix i ara fina…
Viñas que decía adiós
al llaúd y a la gaviota,
y al fino fleco de nieve
que ahora nace y ahora termina…
hacia el mar cimbráis el costado
sin ladearos en exceso.
Viñas verdes, soledad
del verde en la hora ardiente.
Raíz y cepa recortada
sobre la tierra brillante;
viñas verdes, soledad.
70
Vinyes verdes del meu cor…
Dins el cep s’adorm la tarda,
raïm negre, pàmpol d’or,
aigua, penyal i basarda.
Vinyes verdes del meu cor…
Viñas verdes de mi corazón…
En la cepa se adormece la tarde,
raíz negra, pámpano de oro,
agua, peña y miedo.
Viñas verdes de mi corazón…
Vinyes verdes vora el mar,
Viñas verdes junto al mar,
verdes al despuntar el día,
verde suave cuando cae la tarde…
nos hacéis siempre compañía,
¡viñas verdes junto al mar!
verdes a punta de dia,
verd suau de cap al tard…
Feu-nos sempre compañía,
vinyes verdes vora el mar
Colaboraron los profesores y profesoras del Centro, Miguel Cubero, Marta
Tapias, Mª Josefa Sánchez , Antonio Sanz y Elvira Herrero.
Participaron los alumnos de 2º de ESO, Adrián Mansino, Eduardo Narros Daniel
Palmero yTodor Todorov.
71
POEMAS DE BERTOLT BRECH
20/02/2013
Organizado por Pompeyo Velasco Fraile
72
“Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era
judío, no me importó”.
Nuestras derrotas no demuestran nada
Cuando los que luchan
contra la injusticia
muestran sus caras ensangrentadas,
la incomodidad
de los que están a salvo
es grande.
¿Por qué se quejan ustedes?,
les preguntan.
¿No han combatido la injusticia?
Ahora ella los derrotó.
No protesten.
El que lucha debe saber perder
El que busca pelea
se expone al peligro.
El que enseña la violencia
no debe culpar a la violencia.
73
Ay, amigos.
Ustedes que están asegurados,
¿por qué tanta hostilidad?
¿Acaso somos vuestros enemigos
los que somos enemigos de la injusticia?
Cuando los que luchan contra la injusticia
están vencidos,
no por eso tiene razón
la injusticia.
Nuestras derrotas
lo único que demuestran
es que somos pocos
los que luchan contra la infamia.
74
“Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era
comunista, tampoco me importó”
Loa a la dialéctica
Con paso firme se pasea hoy la injusticia.
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
La violencia garantiza: "Todo seguirá igual".
No se oye otra voz que la de los dominadores,
y en el mercado grita la explotación: "Ahora es cuando empiezo".
Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora:
"Jamás se logrará lo que queremos".
Quien aún esté vivo no diga "jamás".
Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual.
Cuando hayan hablado los que dominan,
hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir "jamás"?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también.
¡Que se levante aquel que está abatido!
¡Aquel que está perdido, que combata!
¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
75
“Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero
tampoco me importó”
Preguntas de un obrero que lee
¿Quién construyó Tebas,
la de las Siete Puertas?
En los libros figuran
sólo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos
bloques de piedra?
Y Babilonia, mil veces destruida,
¿quién la volvió a levantar otras tantas?
Quienes edificaron la dorada Lima,
¿en qué casas vivían?
¿Adónde fueron la noche
en que se terminó La Gran Muralla, sus albañiles?
Llena está de arcos triunfales
Roma la grande. Sus césares
¿sobre quienes triunfaron?
Bizancio tantas veces cantada,
76
para sus habitantes
¿sólo tenía palacios?
Hasta la legendaria
Atlántida, la noche en que el mar se la tragó,
los que se ahogaban
pedían, bramando, ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba siquiera a un cocinero?
Felipe II lloró al saber su flota hundida.
¿No lloró más que él?
Federico de Prusia
ganó la guerra de los Treinta Años.
¿Quién ganó también?
Un triunfo en cada página.
¿Quién preparaba los festines?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba los gastos?
A tantas historias,
tantas preguntas.
77
“Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo
no era intelectual, tampoco me importó”
Loa a la duda
¡Loada sea la duda! Os aconsejo que saludéis
serenamente y con respeto
a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa.
Quisiera que fueseis avisados y no dierais
vuestra palabra demasiado confiadamente.
Leed la historia. Ved
a ejércitos invencibles en fuga enloquecida.
Por todas partes
se derrumban fortalezas indestructibles,
y de aquella Armada innumerable al zarpar
podían contarse
las naves que volvieron.
Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible,
y un barco logró llegar
al confín del mar infinito.
¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza
ante la indiscutible verdad!
¡Oh valeroso médico que cura
al enfermo ya desahuciado!
78
Pero la más hermosa de todas las dudas
es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza
y dejan de creer
en la fuerza de sus opresores.
¡Cuánto esfuerzo hasta alcanzar el principio!
¡Cuántas víctimas costó!
¡Qué difícil fue ver
que aquello era así y no de otra forma!
Suspirando de alivio, un hombre lo escribió un día en el libro del saber.
Quizá siga escrito en él mucho tiempo y generación tras generación
de él se alimenten juzgándolo eterna verdad.
Quizá los sabios desprecien a quien no lo conozca.
Pero puede ocurrir que surja una sospecha, que nuevas experiencias
hagan conmoverse al principio. Que la duda se despierte.
Y que, otro día, un hombre, gravemente,
tache el principio del libro del saber.
Instruido
por impacientes maestros, el pobre oye
que es éste el mejor de los mundos, y que la gotera
del techo de su cuarto fue prevista por Dios en persona.
Verdaderamente, le es difícil
dudar de este mundo.
Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa
en que no ha de vivir.
Pero también suda a mares el hombre que construye su propia casa.
Son los irreflexivos los que nunca dudan.
Su digestión es espléndida, su juicio infalible.
79
No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el caso,
son los hechos los que tienen que creer en ellos. Tienen
ilimitada paciencia consigo mismos. Los argumentos
los escuchan con oídos de espía.
Frente a los irreflexivos, que nunca dudan,
están los reflexivos, que nunca actúan.
No dudan para llegar a la decisión, sino
para eludir la decisión. Las cabezas
sólo las utilizan para sacudirlas. Con aire grave
advierten contra el agua a los pasajeros de naves hundiéndose.
Bajo el hacha del asesino,
se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también.
Tras observar, refunfuñando,
que el asunto no está del todo claro, se van a la cama.
Su actividad consiste en vacilar.
Su frase favorita es: «No está listo para sentencia.»
Por eso, si alabáis la duda,
no alabéis, naturalmente,
la duda que es desesperación.
¿De qué le sirve poder dudar
a quien no puede decidirse?
Puede actuar equivocadamente
quien se contente con razones demasiado escasas,
pero quedará inactivo ante el peligro
quien necesite demasiadas.
Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes.
Permite, por lo tanto, a los dirigidos
dudar.
80
Después siguieron con los curas, pero como yo no era
cura, tampoco me importó.
Alabanza del revolucionario
Cuando la opresión va a más
muchos se desmoralizan,
pero su valor crece.
Él es quien organiza su lucha
por ese centavo del salario, por el agua del té
y por el poder dentro del Estado.
Le pregunta a la propiedad:
¿Dé dónde eres?
Le pregunta a las ideas:
¿A quién sirven ustedes?
Allá donde reine el silencio
hablará él.
Y donde impere la opresión y se hable del destino
dirá él los nombres.
Allá donde él se siente a la mesa
se sienta también el descontento.
La comida sabe mal
y se reconoce que el cuarto es estrecho.
Allá donde lo persigan
allá irá la rebelión y allá donde lo echen
quedará la intranquilidad.
81
“Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde”
A los hombres futuros
1
Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe
es porque no ha oído aún la noticia terrible,
aún no le ha llegado.
¡Qué tiempos estos en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantas alevosías!
Ese hombre que va tranquilamente por la calle,
¿lo encontrarán sus amigos cuando lo necesiten?
Es cierto que aún me gano la vida.
Pero, creedme, es pura casualidad. Nada
de lo que hago me da derecho a hartarme.
Por casualidad me he librado (si mi suerte acabara, estaría
perdido.)
Me dicen. "¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!"
Pero ¿cómo puedo comer y beber
si al hambriento le quito lo que como
y mi vaso de agua le hace falta al sediento?
Y, sin embargo, como y bebo.
Me gustaría ser sabio también.
Los viejos libros explican la sabiduría:
apartarse de las luchas del mundo y transcurrir
sin inquietudes nuestro breve tiempo.
82
Librarse de la violencia,
dar bien por mal,
no satisfacer los deseos y hasta
olvidarlos: tal es la sabiduría.
Pero yo no puedo hacer nada de esto:
verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
2
Llegué a las ciudades en tiempos del desorden,
cuando el hambre reinaba.
Me mezclé con los hombres en tiempos de rebeldía
y me rebelé con ellos.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Mi pan lo comí entre batalla y batalla.
Entre los asesinos dormí.
Hice el amor sin prestarle atención
y contemplé la naturaleza con impaciencia.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
En mis tiempos, las calles desembocaban en pantanos.
La palabra me traicionaba al verdugo.
Poco podía yo. Y los poderosos
se sentían más tranquilos sin mí. Lo sabía.
Así transcurrió el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Escasas eran las fuerzas. La meta
estaba muy lejos aún.
Ya se podía ver claramente, aunque para mí
fuera casi inalcanzable.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
83
3
Vosotros, que surgiréis del marasmo
en el que nosotros nos hemos hundido,
cuando habléis de nuestras debilidades,
pensad también en los tiempos sombríos
de los que os habéis escapado.
Cambiábamos de país como de zapatos
a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos
donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
que también el odio contra la bajeza
desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,
que queríamos preparar el camino para la amabilidad
no pudimos ser amables.
Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre,
pensad en nosotros
con indulgencia.
84
Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros
que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan
muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan
toda la vida, esos son los imprescindibles.
Contra la seducción
No os dejéis seducir:
no hay retorno alguno.
El día está a las puertas,
hay ya viento nocturno:
no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar
con que la vida es poco.
Bebedla a grandes tragos
porque no os bastará
cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar.
Vuestro tiempo no es mucho.
El lodo, a los podridos.
La vida es lo más grande:
perderla es perder todo.
85
Mack The Knife
Oh the shark, babe, has such teeth,
dear,
And he shows them, pearly white,
Just a jackknife has old MacHeath,
babe,
And he keeps it, out of sight,
Oh el tiburón, tiene semejantes dientes,
y él los muestra, blancos, perlados,
sólo una navaja de bolsillo tiene el viejo
MacHeath,
y él no la tiene a la vista,
When that shark bites with his teeth,
Scarlet billows start to spread,
Fancy gloves, oh, wears old MacHeath,
babe,
So there's never, never a trace of red
Cuando ese tiburón muerde con sus
dientes,
las olas de color escarlata empiezan a
desparramarse,
guantes elegantes, oh, usa el viejo
MacHeath,
pues nunca, nunca hay un rastro de color
rojo
On the sidewalk, oh, Sundy morning,
dontcha know,
Lies a body just oozin' life,
And someone's sneakin' 'round the
corner,
Could that be our boy, Mack the knife?
En la vereda, oh, Domingo por la mañana,
no sabes,
hay un cuerpo sin la vida,
y alguien se escapa de prisa doblando la
esquina,
¿ése podría ser nuestro sujeto, Mack el
cuchillero?
From a tug boat, down by the river,
dontcha know,
There's a cement bag just dropping on
down,
That cement's there, it's there for the
weight, dear,
Five'll bet ya ten old Macky's back in
town
Desde un barco remolcador, río abajo,
no sabes,
hay una bolsa de cemento que
simplemente la deja caer,
ese cemento allí, está para que haga peso,
apuesto cinco a diez a que el viejo Macky
volvió al pueblo
D'ja here 'bout Louie Miller, he
disappeared, baby,
After drawing out all, his hard-earned
cash,
And now MacHeath spends,
Hablaremos de Louie Miller, que
desapareció,
después de sacar todo su dinero ganado
con sacrificio,
y ahora MacHeath gasta,
86
he spends just like a, like a sailor
Could it be, could it be, could it be,
our boy's done something rash?
él simplemente gasta como un, como un
marinero,
¿podría ser, podría ser, podría ser,
que nuestro sujeto haya hecho algo
imprudente?
Now Jenny Diver, oh Sukey Tawdry,
Look out Miss Lotte Lenya, and ole Lucy
Brown,
Yeah, the line forms on the right, babe,
Now that Macky's back in town
Ahora Jenny Diver, oh Sukey Tawdry,
mira a la Srta. Lotte Lenya, y Lucy Brown,
sí, la línea forma a la derecha,
ahora que Macky está de vuelta en el
pueblo
I said Jenny Diver, woah, oh Sukey
Tawdry,
Look out Miss Lotte Lenya, and ole Lucy
Brown,
Yes, the line forms on the right, babe,
Now that Macky's, back in town...
Yo dije Jenny Diver, sí, Sukey Tawdry,
mira, la Srta. Lotte Lenya, y Lucy Brown,
sí, la línea forma a la derecha,
ahora que Macky está de vuelta en el
pueblo
Look out, old Macky is back, WOW!!!
Mira, el viejo Macky regresó,
ESTUPENDO!!!
Colaboraron los profesores y profesoras del Centro,.
Con la participación del alumnado de 2º ESO B
87
MARIBEL TEJERO TOLEDO
DESHACER LA MEMORIA
20/03/2013
Organizado por Elvira Herrero Bartolomé
88
Te enseñé las palabras las
Arrancándote
primeras,
de todas y cada una,
las únicas, todas
cuidadosamente,
las palabras.
para no romperte más del todo.
Ahora, no digo tu nombre,
Allí estabas, seguías…
y tú ya no usas el mío.
Un silencio pesado, plomizo,
Ya no digo tu nombre,
se volcó sobre nosotros,
el miedo me lo retiene
como losa que impidiera
en la garganta, cuando era
cada uno de nuestros
cántico decirlo y sonata, en tu voz,
movimientos.
el mío al escucharlo.
Y llovía…
El tiempo ha borrado tu risa.
Idas y venidas,
La premura te arrobó las manos,
engarzando y dejando algo de todo
ya no acaricias mi pelo y jugueteas
lo que tú sellaste indeleblemente.
entre tus dedos minúsculos,
Era el momento.
las primeras notas del alba.
Y llovía…
Tus ojos, olivos de plata luna,
Allí donde viviste tus últimos sueños,
son cuchillos de acero
allí, donde cada mañana
cuando la indiferencia busca
el sol venía a visitarte,
sus fantasmas por nuestras salas.
acariciando los cristales;
Aquella mañana, el cielo gris
nos precedía.
Entramos en la casa,
íbamos recogiéndote
de todas y cada una de las cosas.
todo era muerte.
Una enorme borra de muerte
lo cubría todo,
anunciaba
que allí, en el sur,
89
cerca del mar, hace tiempo,
Yo decidí quedarme
tú ya sabías que habías muerto.
en los últimos juncos
Me senté en el umbral.
Miraba por última vez
aquellos muros
que sostenían la casa.
Siempre era mi casa.
Tu casa se cerraba
del centro de la laguna;
donde se prolongaba
la sombra del chopo
resquebrajado y herido por el
rayo.
Resistiría como él.
Y volverían las cigüeñas
con la llave más dura y más
profunda:
en febrero a crotorar
la del olvido,
y a despertarme de entre las
ovas
la del silencio cómplice,
de la laguna, donde jugábamos.
la de los fantasmas.
Las calles vacías.
Nosotros los que la amábamos,
salíamos, como a escondidas,
encogidos, silentes como el aire.
Al entrar donde los hombres
hablan, en las tabernas viejas,
ya no quedaba nadie de
nosotros.
Hice por última vez
el camino de la ermita.
Salimos al jardín,
quise quedarme en aquel lirio,
junto a los alhelíes;
ser mariposa,
rizoma, o malva real
de las que tú cuidabas,
hiedra.
Algo de todo aquello
en lo que tus dos manos
procuraron la vida.
90
A Pedro Yuste y a mi madre
Ahora vuelvo aquí,
para dejar prendida el alma en las retamas,
henchirla de tomillo
y cimbrearla en las noches de mayo.
Haré mi nido aquí, vendrás a mi presencia
cuando el sol, en las tardes, se esconde por la
ermita.
Y os veré pasar
con el paso cansado por los años.
Miraré toda el agua que dejaste
para vaciar, al fin, tu sed de soledad.
Ahora escucharemos
rumores de vencejos cada tarde,
sin tiempo recortado,
en la inmensa caricia de la brisa
de ese mar de pinares
que nos hiere y nos besa.
Ahora, te contemplo,
sobre el marco de la fotografía.
Miro tu rostro gastado,
marcado por el surco del sufrimiento
91
Tu boca entreabierta
marcando una sonrisa,
los ojos hacia el cielo, aún esperando…
serena y dulce la mirada.
Te sostengo yo ahora,
como lo hiciste tú, en otro tiempo,
y te muestro como la meta abierta,
que nos transforma y cambia
el dolor por la esencia de las cosas,
y la lucha con la que me has enriquecido.
Tu vacío es inmenso, más duro
que el pesar de tu muerte.
Otra vez te traería, madre,
a meterte en mis brazos,
a templar tus manos en las mías,
a abrazar tu cintura.
Inclinado tu cuerpo, inexorablemente,
te tomaría, madre,
y ayudaría tus pasos de nuevo, madre.
Al solecito, madre,
despacito, madre…
¡Madre!...
Y te llamo y grito tu nombre,
el pecho se me rompe,
92
y el llanto estrangula mi garganta.
Me queda solo pasar el dintel,
el hondo suspiro de la muerte,
para volver a ti.
¡Qué larga es la historia!
Sin tu quehacer diario
eternos son los días y vacío mi tiempo.
Se me acaba este tiempo medido,
espuma entre los dedos.
Como estampido en la roca,
inesperadamente,
golpe a golpe me desprendo
en minúsculas partículas.
Vaciada,
confundida en las crestas, me extingo.
Así, atrapada en el punzante dolor,
en la desidia absoluta de ser,
yo, como Penélope, tejiendo este tiempo.
No me queda hilo,
solo Ítaca, vacía sin ella.
93
Tu regazo
Ahora vienen las tardes,
lentamente alargadas,
y aspiro en el camino
los perfumes de azahares,
mezclados, todavía,
con las naranjas ácidas
que el sol tibio mixtura
en envolvente aroma.
Retorna tu figura, acercándose,
con tus brazos abiertos
y tus manos dibujando acogida,
a mi medida diseñados,
para hacerme un vestido,
de lirios y nenúfares,
donde reposar, en tu regazo,
esta nostalgia que me vierte al ocaso,
sin tu figura.
94
POEMAS DE ZORRILLA
11/04/2013
Organizado por el profesor José Luis González Platón
95
El entierro de Larra
Ese vago clamor que rasga el viento
es la voz funeral de una campana:
vano remedo del postrer lamento
de un cadáver sombrío y macilento
que en sucio polvo dormirá mañana.
Acabó su misión sobre la tierra,
y dejó su existencia carcomida,
como una virgen al placer perdida
cuelga el profano velo en el altar.
Miró en el tiempo el porvenir vacío,
vacío ya de ensueños y de gloria,
y se entregó a ese sueño sin memoria,
¡que nos lleva a otro mundo a despertar!
Era una flor que marchitó el estío,
era una fuente que agotó el verano;
ya no se siente su murmullo vano,
ya está quemado el tallo de la flor.
Todavía su aroma se percibe,
y ese verde color de la llanura,
ese manto de yerba y de frescura
hijos son del arroyo creador.
96
Que el poeta, en su misión
sobre la tierra que habita,
es una planta maldita
con frutos de bendición.
Duerme en paz en la tumba solitaria
donde no llegue a tu cegado oído
más que la triste y funeral plegaria
que otro poeta cantará por ti.
Ésta será una ofrenda de cariño
más grata, sí, que la oración de un hombre,
pura como la lágrima de un niño,
¡memoria del poeta que perdí!
Si existe un remoto cielo
de los poetas mansión,
y sólo le queda al suelo
ese retrato de hielo,
fetidez y corrupción;
¡digno presente por cierto
se deja a la amarga vida!
¡Abandonar un desierto
y darle a la despedida
la fea prenda de un muerto!
Poeta, si en el no ser
hay un recuerdo de ayer,
una vida como aquí
detrás de ese firmamento...
conságrame un pensamiento
como el que tengo de ti.
97
Insensatez y malicia
FRAGMENTO DE MARGARITA LA TORNERA
La media noche era dada,
Todo en Palencia reposa,
y aún tocaban a maitines
que es ciudad pobre, aunque
los esquilones agudos
insigne,
con discordante repique,
y alberga de labradores
cuando don Juan de Alarcón,
gran parte y de gente humilde,
dichoso en amor y en lides
y
tomaba punto en la calle,
madrugan,
despreciando la molicie
largas horas no vigilen.
de la cama, y sin cuidar
Ni pasos, pues, ni rumores
de que en el vulgo le tilde
de vivientes se perciben ;
la ronda, si se descubre
óyese sólo del aire
o hay lance que le complique.
el son prolongado y triste;
Largo y toledano acero
y el ladrido de los perros
bajo la capa se ciñe.
que
es
fuerza
ecos
que,
lejanos
pues
repiten.
[...]
98
Suena a lo lejos el órgano,
Horas que para sus juntas
y vienen a confundirse
los espíritus eligen,
con sus cláusulas del viento
y el vulgo para sus cuentos
las ráfagas invisibles
de apariciones y crímenes.
que de las torres perdidas
Mas sin acordarse de ellas,
en los calados sutiles
con ánimo osado y firme,
murmuran, silban o zumban,
aunque de aguardar cansado
chillan, retumban o gimen.
y casi tentado a irse,
Horas medrosas son estas
de arriba a abajo Don Juan
en que la mente concibe
la calle embozado mide
larga turba de fantasmas
a las sombras de las tapias
que estorban aunque no
y al compás de los maitines.
existen.
99
La siesta (fragmento)
Son las tres de la tarde, julio, Castilla.
El sol no alumbra, que arde; ciega, no brilla.
La luz es una llama que abrasa el cielo:
ni una brisa una rama mueve en el suelo.
Desde el hombre a la mosca todo se enerva:
la culebra se enrosca bajo la yerba;
la perdiz por la siembra suelta no corre,
y el cigüeño a la hembra deja en la torre.
Ni el topo, de galbana, se asoma a su hoyo,
ni el mosco pez se afana contra el arroyo;
ni hoza la comadreja por la montaña,
ni labra miel la abeja, ni hila la araña.
El agua el aire no arruga, la mies no ondea,
ni las flores la oruga torpe babea;
todo al fuego se agosta del seco estío:
duerme hasta la langosta sobre el plantío.
100
Sólo yo velo y gozo fresco y sereno;
sólo yo de alborozo me siento lleno:
porque mi Rosa
reclinada en mi seno
duerme y reposa.
Voraz la tierra tuesta sol de estío;
mas el bosque nos presta su toldo umbrío.
Donde Rosa se acuesta brota el rocío,
susurra la floresta, murmura el río.
¡Duerme en calma tu siesta, dulce
bien mío!
¡Duerme entretanto
que yo te velo: duerme,
que yo te canto!
101
Impresiones de la noche
Hay pensamientos que en la mente viven
en un rincón de la memoria echados,
cual los insectos que su ser reciben
de los arbustos a que están pegados.
Duermen al parecer; mas como aquéllos
al soplo de una brisa se levantan,
crecen, vuelan, y al fin toman, cual ellos,
formas medrosas que la vista espantan.
Hijas del miedo, y de la fe contrarias,
vagas visiones de la noche umbría,
bullir las vemos en la niebla fría,
nada en la esencia, y en la forma varias.
Quimeras que hallan siempre en la memoria
silenciosa mansión, gracias postizas,
y que reciben faz, cuerpo e historia,
en los cuentos y error de las nodrizas.
102
Van con la noche, de la noche hermanas,
y con murmullos infinitos suenan,
en las alas del viento van livianas,
y el alma, el viento y el espacio llenan.
¡Paso, de cieno fábulas impuras,
paso dejad al noble pensamiento
que anhela respirar auras más puras
en el cóncavo azul del firmamento!
¿Piensas, turba de sueños impostora,
hacerlo por el miedo tu vasallo,
como al son de la fusta cimbradora,
jinete admite el volador caballo?
Yo os recibí al nacer como ilusiones:
si el corazón cobarde os dio aposento,
hoy necesita, imbéciles visiones,
todo mi corazón mi grande aliento.
103
Con la noche venís, y osáis con ella
turbar al corazón que en paz reposa;
mas de la noche en el poder se estrella
vuestro poder y ciencia mentirosa.
¡Paso! Mis ojos, en su azul tendidos,
la paz que les robáis otra vez hallan,
y en los misterios de la fe perdidos,
vuestros misterios de impureza callan.
Para lanzar vuestra influencia impía,
a la influencia celestial acudo,
y de la noche silenciosa, umbría,
la solitaria inmensidad saludo.
104
Primera impresión de Granada
Dejadme que embebido y estático respire
las auras de este ameno y espléndido pensil.
Dejadme que perdido bajo su sombra gire;
dejadme entre los brazos del Dauro y del Genil.
Dejadme en esta alfombra mullida de verdura,
cercado de este ambiente de aromas y frescura,
al borde de estas fuentes de tazas de marfil.
Dejadme en este alcázar labrado con encajes,
debajo de este cielo de límpidos celajes,
encima de estas torres ganadas a Boabdil.
Dejadme de Granada en medio del paraíso
do el alma siento henchida de poesía ya:
dejadme hasta que llegue mi término preciso
y un canto digno de ella la entonaré quizá.
Sí, quiero en esta tierra mi lápida mortuoria;
105
¡Granada!... tú el santuario de la española gloria:
tu sierra es blanca tienda que el pabellón te da,
tus muros son el cerco de un gran jarrón de flores,
tu vega un chal morisco bordado de colores,
tus torres son palmeras en que prendido está.
¡Salve, oh ciudad en donde el alba nace
y donde el sol poniente se reclina:
donde la niebla en perlas se deshace
y las perlas en plata cristalina:
donde la gloria entre laureles yace
y cuya inmensa antorcha te ilumina;
santuario del honor, de la fe escudo,
sacrosanta ciudad, yo te saludo!
106
Oriental
Corriendo van por la vega
a las puertas de Granada
Y sobre toda una orilla
hasta cuarenta gomeles
extiendo mi señorío;
y el capitán que los manda.
ni en Córdoba ni en Sevilla
Al entrar en la ciudad,
hay un parque como el mío.
parando su yegua blanca,
Allí la altiva palmera
le dijo éste a una mujer
y el encendido granado,
que entre sus brazos lloraba:
junto a la frondosa higuera,
«Enjuga el llanto, cristiana
cubren el valle y collado.
no me atormentes así,
Allí el robusto nogal,
que tengo yo, mi sultana,
allí el nópalo amarillo,
un nuevo Edén para ti.
allí el sombrío moral
Tengo
un
palacio
en
crecen al pie del castillo.
Granada,
Y
olmos
tengo jardines y flores,
alameda
tengo una fuente dorada
que
con más de cien surtidores,
levantan
y en la vega del Genil
y en redes de plata y seda
tengo parda fortaleza,
tengo pájaros que cantan.
que será reina entre mil
Y tú mi sultana eres,
cuando encierre tu belleza.
que desiertos mis salones
hasta
tengo
el
en
mi
cielo
se
107
están, mi harén sin mujeres,
Escuchóla en paz el moro,
mis oídos sin canciones.
y manoseando su barba,
dijo como quien medita,
Yo te daré terciopelos
en la mejilla una lágrima:
y perfumes orientales;
«Si tus castillos mejores
de Grecia te traeré velos
que nuestros jardines son,
y de Cachemira chales.
y son más bellas tus flores,
Y te daré blancas plumas
por ser tuyas, en León,
para que adornes tu frente,
y tú diste tus amores
más blanca que las espumas
a alguno de tus guerreros,
de
hurí del Edén, no llores;
nuestros
mares
de
Oriente.
vete con tus caballeros.»
Y perlas para el cabello,
Y dándole su caballo
y baños para el calor,
y la mitad de su guardia,
y collares para el cuello;
el capitán de los moros
para los labios... ¡amor!»
volvió en silencio la espalda.
«¿Qué me valen tus riquezas
-respondióle la cristiana-,
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada.»
108
La ignorancia
Somos doce millones de españoles
que no sabemos leer. ¡Dato inaudito!
Si aún nos queda valor, honra y vergüenza,
es menester probarlo o desmentirlo:
y si probado está, meter luz pronto
de ignorancia y baldón en ese abismo,
o, al fin del siglo de la luz, a oscuras
nos quedamos sin ver y ser vistos. (…)
¿Somos doce millones de españoles
que no sabemos leer? ¿Sí? ¡Pues por Cristo!
¿qué han hecho en sesenta años de progreso
y libertad maestros y ministros?
¿No habíamos quedado en que los pueblos
en ignorancia estúpida sumidos
estaban en España, por aquello
que dimos en llamar oscurantismo?
109
¿No habíamos quedado en que el sistema
parlamentario, desoldando grillos,
rompiendo celosías y enverjados,
rasgando velos y apagando cirios,
iba aire, luz, salubridad y vida
a dar a inteligencias y edificios,
e íbamos todos a aprender al menos
a escribir bien o mal y a leer corrido?(…)
El que no sabe leer no sabe nada;
la luz, la idea, el alma está en el libro:
el Evangelio, nuestra historia patria,
el Código civil, el catecismo.
El que no sabe leer, no puede eso,
y ni aun sabe rezar más que de oído:
no sabe orar a Dios, no le conoce,
la ignorancia sofoca hasta el instinto.
110
El que no sabe leer no adquiere ideas,
piensa con las que ya le han imbuido.
¿Quiénes? Probablemente los que quieren
explotarle o hacérsele propicio;
y si Eva engañó a Adán, y estaban solos,
y habitaban aún el paraíso,
¿qué harán en nuestros pueblos ignorantes
la audacia, la ambición y el fanatismo?
El que no lee, no sabe; y quien no sabe,
del que sabe en poder constituido,
sólo está de la acémila a la altura;
es como el asno o como el buey sumiso;
y ése está siempre, o al señor del pueblo,
o a los que más que él saben sometido,
y aunque bestia ignorante, es bestia útil,
pues del común trabaja en beneficio. (…)
111
Ese no supo leer, y nada supo;
jamás comprendió bien frase ni dicho:
lo que de lo que oyó recogió al vuelo
fue lo trunco no más, lo sin sentido;
Porque si a leer a España no enseñamos,
verán lo que es la España fin de siglo.
Yo ya no lo he de ver: yo ya del mundo,
como dijo el gitano, me las guillo:
mas si a ustedes les coge de sorpresa,
no es porque yo al morir no se lo aviso.
Colaboraron los profesores y profesoras del Centro, Miguel Cubero,
Ana Diezhandino, Elvira Herrero y Marina Bastardo
Con la participación del alumno de 4º DIV, David Muñoz
112
TEATRO DE ZORRILLA
18/04/2013
Don Juan Tenorio
113
ESCENA 1
Don Juan:
Sale el coro con escándalo del fondo y se va situando cada uno
en su lugar.
Don Juan: ¡Cuál gritan esos malditos! (Pausa)
¡Pero mal rayo me parta
si en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos!
(Sigue escribiendo.)
Intervención del coro:
Coro 1 : Golpe en el suelo. (Después de “Cuál gritan esos
malditos”)
ESCENA 2
Narrador:
En la ciudad de Sevilla, D. Juan Tenorio ha hecho una apuesta
con D. Luis Mejía, consistente en saber quién de los dos ha
obtenido mejor fortuna obrando de la peor manera posible.
D. Juan
La apuesta fue…
D. Luis
Porque un día
Dije que en España entera
No habría nadie que hiciera
Lo que hiciera Luis Mejía.
D. Juan
Y siendo contradictorio
Al vuestro mi parecer
Yo os dije: nadie ha de hacer
Lo que hará don Juan Tenorio
¿No es así?
D. Luis
Sin duda alguna;
y vinimos a apostar
114
quién de ambos sabría obrar
peor, con mejor fortuna,
en el término de un año;
juntándonos aquí hoy
a probarlo.
D. Juan
Y aquí estoy.
D. Luis
Y yo.
Narrador:
Tras comprobar que ambos han realizado el mismo número de
fechorías, se proponen un nuevo desafío: D. Juan tendrá que
conseguir el amor de una novicia y una doncella en vísperas de
matrimonio. Éste reto hará que D. Juan descubra el amor, pero
también hace aparecer en escena a la sombra de la Locura y a
la Muerte, a las que el héroe romántico tendrá que enfrentarse
en la segunda parte de la obra.
ESCENA 3
Narrador:
Don Juan describe su comportamiento como el de todo un
libertino, un rebelde que no teme transgredir las normas
humanas y divinas.
Don Juan: Por dondequiera que fui
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
115
ESCENA 4
Narrador:
Pero el hombre indomable, que busca en la desobediencia una
salida, se ve atrapado en las redes del amor inesperadamente.
Cuando surge la pasión por Inés como reto sublime que lo
enfrenta al propio Dios (la ha raptado de su convento), el alma
del personaje se conmueve. Don Juan expresa, en estos versos,
su desesperada ternura y manifiesta también el deseo intenso
de la seducción sin darse cuenta que se estaba enamorando
por primera vez:
Don Juan:
Coro1:
Coro 2:
Cálmate, pues, vida mía;
reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
(Pausa)
¡Ay! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga, llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
MMM (Después de “la triste cárcel
sombría”)
¡OH! (Después de “que están respirando amor”)
116
Dª Inés
Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ay! Callad por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
y que arde mi corazón.
¡Ay!, me habéis dado a beber
un filtro infernal, sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos:
su vista fascinadora,
su palabra seductora,
y el amor que negó a Dios.
¡Y qué he de hacer ¡ay de mí!
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan, en poder mío
resistirte no está ya:
yo voy a ti como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame porque te adoro.
117
ESCENA 5
Narrador:
El amor transforma a Don Juan, pero el Comendador, padre de
Inés, y Don Luis buscan venganza. Tras intentar sin éxito la
reconciliación, Don Juan los mata y huye de Sevilla. El héroe se
queja entonces porque su intención sincera de cambiar no ha
sido respetada, ¿son otros los responsables de sus actos?
Don Juan:
¡Comendador!
Don Gonzalo:
¡Miserable!
(El coro
da un golpe en el suelo)
Tú has robado a mi hija Inés
de su convento, y yo vengo
por tu vida o por mi bien. (Los miembros
del coro se llevan las manos a la cabeza)
Don Juan:
Jamás delante de un hombre
mi alta cerviz incliné
ni he suplicado jamás,
ni a mi padre, ni a mi rey.
Y pues conservo a tus plantas
la postura en que me ves, (Los miembros
del coro agachan la cabeza)
considera, don Gonzalo,
qué razón debo tener. (…)
Llamé al cielo, y no me oyó,
y pues sus puertas me cierra
de mis pasos en la tierra
responda el Cielo y no yo.
118
ESCENA 6
Narrador:
Comienza entonces la segunda parte de la obra. Don Juan
regresa a Sevilla después de cinco años. En el lugar donde se
alzaba su palacio, encuentra un panteón que alberga los
sepulcros del Comendador, de Don Luis y de Inés que ha
muerto de tristeza (el coro pronuncia un “¡oh!” sentido). Con
una escenografía espectacular se abre el telón.
Acotación:
Panteón de la familia Tenorio. En primer término, los sepulcros
de Don Gonzalo de Ulloa, de Doña Inés y de Don Luis Mejía,
sobre los cuales se ven sus estatuas de piedra.
Narrador:
El escultor encargado de crear a cincel las estatuas de las
víctimas de Tenorio lo describe de la siguiente forma:
Escultor :
Peor mil veces que el fuego,
un aborto del abismo,
mozo sangriento y cruel,
que, con tierra y cielo en guerra,
dicen que nada en la tierra
fue respetado por él.
Quimerista seductor
y jugador con ventura,
no hubo para él segura
vida, ni hacienda, ni honor.
Así a pinta la historia;
y si tal era por cierto
que obró cuerdamente el muerto
para ganarse la gloria.
119
ESCENA 7
Narrador:
En el recuerdo de las gentes Don Juan es un monstruo, pero
Zorrilla nos presenta ahora a un hombre apesadumbrado, rodeado
de sombras mortales que acechan. (El coro pronuncia un “¡uhhh!”
de miedo…)
Don Juan:
¡Hermosa noche…! ¡Ay de mí!
¡Cuántas como esta tan puras!
en infames aventuras
desatinado perdí!
¡Cuántas al mismo fulgor
de esa luna transparente,
arranqué a algún inocente
la existencia o el honor!
Sí; después de tantos años
cuyos recuerdos espantan,
siento que aquí se levantan
[señalando a la frente]
Pensamientos en mí extraños.
¡Oh! Acaso me lo inspira
desde el cielo, en donde mora,
esa sombra protectora
que por mi mal no respira.
[se dirige a la estatua de Doña Inés,
hablándole con respeto]
¡Mármol en quien doña Inés
en cuerpo sin alma existe,
deja que el alma de un triste
llore un momento a tus pies!
[…]
Sombra:
No; mi espíritu, don Juan,
te aguardó en mi sepultura.
120
Don Juan:
¡Doña Inés! Sombra querida,
alma de mi corazón,
¡no me quites la razón
si me has de dejar la vida!
Si eres imagen fingida,
sólo hija de mi locura,
no aumentes mi desventura
burlando mi loco afán.
Sombra:
Yo soy doña Inés, don Juan,
que te oyó en su sepultura.
Don Juan:
¿Conque vives?
Sombra:
Para ti;
mas tengo mi purgatorio
en ese mármol mortuorio
que labraron para mí.
Yo a Dios mi alma ofrecí
en precio de tu alma impura,
y Dios, al ver la ternura,
con que te amaba mi afán,
me dijo: “Espera a don Juan
en tu misma sepultura.
Y pues quieres ser tan fiel
a un amor de Satanás,
con don Juan te salvarás,
o te perderás con él. […]
121
ESCENA 8
Narrador:
Dos de sus amigotes, al ver a Don Juan temblando entre las
estatuas, se burlan de él tachándole de cobarde. Ante esa
acusación, el héroe romántico serebela con toda su furia,
retando al Comendador muerto e invitándole a una cena.
Don Juan:
¿Duda en mi valor ponerme,
cuando hombre soy para hacerme
platos de sus calaveras?
Yo a nada tengo pavor;
[dirigiéndose a la estatua de don
Gonzalo, que es la que tiene más cerca]
tú eres el más ofendido:
mas, si quieres, te convido
a cenar, Comendador.
Que no lo puedas hacer
creo, y es lo que me pesa;
mas, por mi parte, en la mesa
te haré un cubierto poner.
ESCENA 9
Narrador:
Comienza entonces la recreación del mito el Convidado de
Piedra. El Comendador acude a la cena y avisa a Don Juan de
que el momento de su muerte se acerca; tratará de llevárselo
con él al Infierno. En la opinión ajena, Don Juan es un ser
satánico que no se detiene ante nada: ni la vida, ni la hacienda,
ni el honor. Pero enfrentado a este momento final y
trascendente y al contemplar la estatua de Doña Inés, el
seductor de otros tiempos se vuelve un hombre enamorado y
arrepentido de sus faltas. Así habla Don Juan de rodillas ante la
Estatua:
122
Don Juan
Si de esa piedra a través
puedes mirar la amargura
del alma que tu hermosura
adoró con tanto afán,
prepara un lado a don Juan
en tu misma sepultura.
Dios te crió por mi bien,
por ti pensé en la virtud,
adoré su excelsitud
y anhelé su santo edén. […]
¡Oh doña Inés de mi vida!
Si esa voz con quien deliro
es el postrimer suspiro
de tu eterna despedida;
si es que de ti desprendida
llega esa voz a la altura,
y hay un Dios tras de esa anchura
por donde los astros van,
dile que mire a don Juan
llorando en tu sepultura.
FIN. Aplausos del coro.
123
¿FIN?
15/05/2013
Organizado por Boris Stoichkov y Miguel Cubero
124
El hombre y la Tierra
(Geronación)
Un día me habló la Tierra.
Te lo juro, me habló la Tierra.
Fue algo así como que noté
todas sus formas,
las nubes,
los árboles,
los pájaros,
el viento,
el cielo.
Te lo juro, me habló la Tierra.
En primera persona,
ella me dijo...
Viví en paz durante largo tiempo,
en ese equilibrio que solo entiende quien me conoce,
desarrollé mi forma en una evolución constante,
cubrí mi cuerpo de verde,
aplaqué el hambre con sangre.
Dibujé siluetas de agua y fuego,
planté la semilla de la vida en el suelo,
125
ancestrales leyes naturales dictaban esto,
sobre mi piel la luz del sol hacía el resto.
Lo mismo eran aleteos de pájaros,
que silbidos del viento,
olas del mar danzando en movimiento,
todos partes de un todo,
que no crea mi modosito
que fue naciendo solo todo.
Millones de años antes de conocerte ¿sabes?
rugidos de león indicaban que me estaba poniendo fuerte.
La furia del volcán no retuve,
aupé al árbol que se aferraba a mí
hasta alcanzar las nubes.
Así el sol mató a la luna
y la luna al día,
de un modo sencillo
sin metafísicas en armonía,
en un entorno salvajemente hermoso,
de la abeja a la miel
y de la miel al oso.
126
Un millón de criaturas distintas
teñían mi piel de un millón de colores distintos.
Hasta que el frío blanco del invierno más largo
borró la huella del dinosaurio,
no estuviste para verlo, ¡créetelo!
Te di un hogar sin pedir.
Bebiste todo de mí.
Lo verde, negro está ¿por qué?
Como nada es eterno, despertó el sol,
la nieve se deshizo en agua
que dio frutos al árbol,
en sus ramas nidos,
pasó lo que debía pasar,
los peces hicieron lo propio en el mar.
Una mañana apareciste de entre la maleza,
asomaste tu cabeza tímidamente,
no te avergüences de cómo andabas,
debía ser así,
sólo hacía cuatro días que pisabas el suelo,
y yo te vi.
127
Erguí tu espalda,
te uniste al grupo,
formaste un clan,
fue un proceso lento,
¡olvídate de Adán!
Mi paraíso crudo,
sencillo, bello,
como fauces de león
en la garganta de un cervatillo.
Esta visión te fascinó,
¡reconócelo!
Lo dibujaste en tu guarida mil veces,
no tuve que contarte nada,
la vida da muerte,
y la muerte da vida.
Durante mucho tiempo
no pediste más de lo que podía ofrecerte.
Me gustaba verte corriendo libre
por la palma de mi mano,
he dicho, corriendo libre,
ágil, fuerte, sano, ¡créetelo!
128
Tú ciega inmensa ambición,
tu evolución, destrucción,
el futuro oscuridad será,
si no paras ya.
Pasaste noches enteras contemplando astros,
preguntabas quién eras,
buscabas respuestas,
otoño, frío, trueno, fases,
lo más fácil fue interpretar
cada gesto mío como dioses.
En cuatro días creíste saberlo todo,
matabas a tus hermanos
y me ofrecías oro
haciéndome cómplice de tus estúpidas artimañas,
les contabas extrañas historias de mitos,
de engaños.
Lloró la luna por el sol,
y de allí la lluvia.
O construir el cosmos en un día.
También derramaste sangre
para mí desde el altar,
vaya, pronto disfrutaste del placer de matar.
129
Le pusiste precio a todo,
en tu carrera por ser el más necio y por ser el más bobo.
Poco a poco dejé de ser para ti un misterio,
ensuciaste mi cuerpo y lo convertiste en tu imperio.
En un tira y afloja, quemabas mi piel,
arañabas mi cara.
Yo reconstruía ríos de agua
y ríos de lava.
Apenas estoy fuerte,
ya no ruge el león,
sembraste la muerte y la destrucción.
Clavaste un arpón a la última ballena,
¿qué dicen a eso tus dioses?
Yo soy tu madre la Tierra,
¿a dónde quieres llegar? ¿dime?
¿a dónde me vas a llevar? ¿dime? 118- 118
Cinco mil millones de años
en un abrir y cerrar de ojos.
Te ofrecí el paraíso,
me devuelves despojos.
Podré esperar cinco mil millones
130
y empezar de nuevo.
¡Enhorabuena!
¡Mandas tú!
¡Quédatelo!
La luz no llega a todos,
el sol nos niega el calor,
la madre Tierra inerte.
La luz no llega a todos,
el sol nos niega el calor,
la madre Tierra inerte ¡grita!
Te di un hogar sin pedir.
Bebiste todo de mí.
Lo verde, negro está.
¿Por qué? ¿Por qué? ¡grita!
Ya no puedo dar. Ya no puedo dar.
Ya no puedo dar más.
131
Guitarra y Vos
(Jorge Drexler)
Que viva la ciencia,
que viva la poesía,
¡qué viva siento mi lengua
cuando tu lengua
está sobre la lengua mía!
El agua está en el barro,
el barro en el ladrillo
el ladrillo está en la pared
y en la pared tu fotografía.
Es cierto que no hay arte sin emoción,
y que no hay precisión sin artesanía,
como tampoco hay guitarra sin tecnología,
tecnología del nylon para las primas,
tecnología del metal para el clavijero,
la prensa, la gubia y el barniz,
las herramientas del carpintero.
El cantautor y su computadora,
el pastor y su afeitadora,
el despertador
132
que ya está anunciando la aurora
y en el telescopio
se demora la última estrella.
La máquina la hace el hombre
y es lo que el hombre hace con ella.
El arado, la rueda, el molino,
la mesa en que apoyo el vaso de vino,
las curvas de las montaña rusa,
la semicorchea y hasta la semifusa,
el té, los ordenadores y los espejos,
las lentes para ver de cerca y de lejos,
la cucha del perro,
la mantequilla, la hierba,
el mate y la bombilla.
Estás conmigo,
estamos cantando
a la sombra de nuestra parra,
una canción que dice
que uno sólo conserva
lo que no amarra,
y sin tenerte
te tengo a vos
y tengo a mi guitarra.
133
Hay tantas cosas,
yo solo preciso dos:
mi guitarra y vos,
mi guitarra y vos.
Hay tantas cosas,
yo solo preciso dos:
mi guitarra y vos,
mi guitarra y vos.
Hay cines, hay trenes, hay cacerolas,
hay fórmulas hasta para describir
la espiral de una caracola,
hay más, hay tráfico, créditos,
cláusulas, salas V.I.P,
hay cápsulas hipnóticas,
y tomografías computarizadas,
hay condiciones para la constitución
de una sociedad limitada,
hay biberones, hay obuses,
hay tabúes,
hay besos, hay hambre,
hay sobrepeso,
hay curas de sueño y tisanas,
hay drogas de diseño
134
y perros adictos a las drogas
en las aduanas,
hay manos capaces
de fabricar herramientas
con las que se hacen
máquinas para hacer ordenadores,
que a su vez diseñan máquinas
que hacen herramientas
para que las use la mano.
Hay escritas infinitas palabras:
Zen, gol, bang, rap, dios, fin.
Hay tantas cosas,
yo solo preciso dos:
mi guitarra y vos,
mi guitarra y vos.
Hay tantas cosas,
yo solo preciso dos:
mi guitarra y vos,
mi guitarra y vos.
135
LA MUJER Y EL VAMPIRO
22/05/2013
Organizado por Marina García Bastardo e Ignacio López
Martínez
136
La mujer y el vampiro
Luis Alberto de Cuenca
Estas palabras fueron para ti.
Las disfracé de lluvia y paraíso.
Vuelven hoy de la tumba, como Drácula,
para engarzar heridas en tu cuello
y sembrar de rubíes tu blancura.
Vivo en el pozo de un silencio íntimo,
soñando con el sueño de tu sombra.
Qué escucho. Es el rumor
de la sangre corriendo por tus venas.
Quiero que salga fuera. Que socave,
como el cauce de un río imaginario,
la piedra vertical de mi deseo.
Para que no las oigas, mis palabras
se refugian a veces
137
en el desierto, ayuno de matices,
donde el olvido reina.
Amarte en blanco y negro.
Mezclar el gris de mi naturaleza
con tus labios de sangre coagulada,
y coronar la cumbre de la noche
bebiendo de lo oscuro.
Me basta una palabra
para anegar el bosque de tu cripta
y convertirme, así,
en pasajero eterno de tu nave.
Camino por debajo del océano,
rumbo a tu laberinto.
Tu ciudad, asediada
por los ávidos perros de la espera.
Ha llegado la hora del saqueo.
138
En el duro combate
que libro ante tu cuello
nadie pierde ni gana,
nadie vive ni muere,
no hay vencedores ni vencidos.
Aquí están mis palabras,
conciliando contrarios,
buscándote y buscándome en las sombras.
Para que las escuches,
he construido una mitología
que las proteja de tu indiferencia.
Tus calles, tus tabernas,
la vil insania de tus hechiceros.
Shadizar, a tu lado,
es una ciudad santa.
Te he comprado este vuelo de abanico.
Respira el aire de tus movimientos.
139
Habla el dialecto de tu realidad.
Es imagen de ti misma.
Qué hacer después de todo, vida mía.
Qué hacer después de nada.
Los primeros reyes del mundo
habitaron este jardín
en que acabo de extraviarme.
Un jardín hecho de terrazas
tibias, floridas, obedientes
a todas nuestras fantasías.
Si me sigues queriendo, que no sea
como castigo, sino como premio.
Dame tu amor y deja la venganza
para el futuro inagotable.
En tu pecho, en la arena,
en el agua, en el viento, en la corteza
de ese árbol, intento escribir siempre
140
y una mano invisible escribe nunca.
El lenguaje es inútil:
en el silencio sólo se escuchaban
unos labios que, alegres, succionaban.
Un tatuaje de luz me ciñe la cabeza
cada vez que te miro.
Tu rostro en el espejo
te devuelve la estampa
de los dioses antiguos. Tú, la Diosa.
Y tus ojos anuncian
placeres subterráneos
que sólo en el infierno
podrán satisfacerse.
¡Carne, celeste carne
de la mujer! Estrella
que guía nuestros pasos
en la noche del mundo.
141
Las montañas gemelas
que, bajo tu garganta,
son ya volcanes ebrios, y enloquecen,
y sepultan imperios.
Estas palabras fueron para ti.
Las pensé para ti, que eres el reino
donde hubiesen querido vivir siempre.
Y no existen. Y he vuelto a amortajarlas.
Con la participación del alumnado de 2º de Bachillerato y 4º de la ESO siguiente:
Elena Cáceres, Borislav Stoichkov, Luminita Solcanea, Adrián Gómez, Eduardo
Muñoz y Lucía Sanz.
142
POESÍA CHINA
05/06/2013
Organizado por Luis Julio González Platón
Traducción de Guojian Chen
Con la participación de los profesores y profesoras Miguel
Ángel Cubero, Cubero Elvira Herrero Bartolomé, Marina García
Bastardo, y Luis Julio González Platón y del alumno David Muñoz
Escribano de 4º de diversificación
143
144
Añoranza en una noche silenciosa
Li Bai ( 701 – 762 )
Brillante luz de la luna ante mi lecho.
¿Será la escarcha sobre el suelo?
Contemplo la luna al levantar la cabeza.
La bajo y me hundo en la añoranza de mi tierra.
Sentado, solo, en la montaña de
Jingting
Li Bai
Se pierden en el cielo pájaros en bandada.
Perezosa la última nube se aleja.
Oh montaña, eres mi única compañera.
Ni a ti ni a mí el mirarnos nos cansa.
145
146
Balada de Qiupu
Li Bai
Mide mil varas mi blanco cabello,
y mis tristezas son igual de largas.
Ante el brillante espejo, no comprendo
de dónde viene esta otoñal escarcha.
Dedicado a Wang Lun
Li Bai
Estoy a bordo, ya voy a partir.
De pronto oigo cantar y acercarse a alguien.
Eres tú, Wang Lun, y me vienes a despedir.
Mil pies profundo es el lago La Flor del Durazno.
Pero mucho más hondo es tu cariño por mí.
147
148
Respondiendo desde la montaña
Li Bai
Me preguntas por qué vivo
en la montaña esmeralda.
Sonrío callado,
corazón en calma.
Las flores de duraznos
que se lleva el arroyo
me abren un mundo nuevo:
otra tierra, otro cielo.
Añorando, al claro de la luna, a mi
lejano amor.
Zhang Jiuling ( 678 – 740)
Sobre el mar se eleva
una luna espléndida.
Tú y yo la contemplamos
desde dos extremos de la tierra.
Lamento que la noche sea muy larga,
y, desvelado, te añoro apasionado.
Apago la lámpara:
la luz de luna me encanta
llenando todo mi cuarto.
Me pongo la capa y salgo.
Siento el rocío muy denso.
Me entristece no poder recoger
un puñado de luz y ofrecértelo.
Regreso y me acuesto.
Ojalá te vea en el sueño.
149
150
Madrugada de primavera
Meng Haoran (689 – 740)
Sueño primaveral. No advierto el amanecer
hasta que suenen trinos por doquier.
Anoche oí un chubasco con su ruido.
Dime: ¿cuántas flores habrán caído?
En el albergue de bambúes
Wang Wei
Sentado solo en el silencioso bosque,
taño mi laúd y canto largamente.
Nadie sabe que estoy en el espeso follaje.
Sólo la brillante luna viene a acompañarme.
151
152
En la montaña
Wang Wei
Del arroyo Jing surgen rocas blancas.
Gélido cielo. Escasas hojas púrpuras.
No ha llovido en las sendas de montaña,
pero el azul del vacío nos moja la túnica.
Trinos en el barranco
Wang Wei
Los hombres ya descansan.
Caen flores de casia.
Silenciosa la noche.
Primavera en la vacía montaña.
Emerge la luna
y asusta a los pájaros.
Sus chirridos alborotan,
en un instante, el barranco.
153
154
La visita de mi amigo
Du Fu ( 712 – 770 )
Mi casa está rodeada
de aguas de primavera
y visitada todos los días
sólo por bandadas de gaviotas.
La senda bordeada de flores
nunca ha sido barrida,
y mi puerta enramada
se abre hoy por tu visita.
El mercado está lejos,
y es sencilla la cena.
Sumido en mi pobreza,
sólo te ofrezco un vino casero.
¿Quieres que llame a mis vecinos tras la cerca?
Juntos apuraremos el vino que queda .
Noche de nieve, alojado en la montaña
de lotos
Liu Chanqing ( 725 – 786 )
Sol en ocaso. Se alejan las verdes montañas.
Frígido el cielo, miserable la cabaña.
Fuera de la puerta enramada,
ladra algún que otro perro:
Alguien ha regresado de noche
en medio de la nieve y el viento.
155
156
El río oeste de Chuzhou
Wei Yingwu ( 737 – 792)
Me encantan las tranquilas hierbas de la ribera.
Arriba, en las frondas, cantan unas oropéndolas.
De noche, con la lluvia, corre rauda
la crecida de la primavera.
En el vado, ni un alma.
Se mece sola la barca.
Viento de Otoño
Liu Yuxi (772 – 842)
¿De dónde viene el viento de otoño?
Susurra triste tras la bandada de gansos.
Al alba se desliza entre los árboles del patio.
El viajero solitario es el primero en notarlo.
157
158
Leyendo los poemas de Yuan Zhen en
un barco
Bai Juyi ( 772 – 842 )
Tus poemas en mis manos,
los leo junto a la lámpara,
que agoniza cuando acabo.
Aún no despunta el alba.
Ya sin luz, siento los ojos cansados.
Sentado a oscuras, escucho las olas,
que, a impulsos del viento de proa,
golpean ruidosas el barco.
Primavera inicial
Bai Juyi
Con tus soplos suaves,
se derrite la nieve.
Bajo tu sol caliente,
el hielo se deshace.
¡Oh primavera naciente!
¡Si deshiciera también
la escarcha de mis sienes!
159
160
Mirándome en el espejo del lago
Bai Juyi
Me miro una y otra vez
en el espejo del lago.
No veo rostro lozano,
sino cabellera blanca.
¿Dónde está el joven de antaño?
¿Para qué enturbiar las aguas?
Paseando por la montaña
Du Mu ( 803 – 852 )
Lejos, alta y frígida montaña.
Tortuosa senda de piedra.
Entre nubes blancas, una casa.
Detengo el carro: me encanta
el ocaso en bosques de arces.
¿Veis sus hojas escarchadas?
Son más rojas y más bellas
que flores de primavera.
161
162
Escrito a mi esposa una noche de lluvia
Li Shangyin ( 813 – 858 )
Me preguntas cuándo volveré.
Pero todavía no lo sé.
La lluvia nocturna del monte Ba
desborda los estanques otoñales.
¿Cuándo podremos despabilar las velas,
juntos, ante la ventana del oeste?
Entonces te voy a hablar
de estas noches lluviosas de Ba.
Vestimentas de hilos de oro
Du Qiuliang (Poetisa) Siglo IX
Aunque sean de hilos de oro,
no des tanta importancia a tus vestimentas.
Pero sí a cada hora y momento
de tu lozana adolescencia.
Las flores hay que cogerlas a tiempo.
Si no, te quedarás sólo con las ramas secas.
163
LA ESQUINA ROTA
13/06/2013
164
Presentación
Dice Dante:
“Amor brilla en los ojos de mi amada
Y se torna gentil cuando ella mira:
Donde pasa, todo hombre a verla gira
Y a quien ve, tiembla el alma enamorada”
No cito a Dante, Luis Julio sólo porque alguien amablemente me haya
contado que en la presentación de tu libro se aludió a la Divina
Comedia, sino, sobre todo, por la admiración que sé que le profesas
(tenemos ese recreo pendiente) y también porque la amada que
protagoniza los versos de tu “Esquina rota” tiene algo de Beatriz en el
Paraíso.
Permítenos dedicarte el último recreo poético de este curso a ti que
tantos poemas de otros nos has mostrado y regalado. A tu poesía que
no es dantesca, sino, si se me permite la invención del término,
“dantiana”, viajera, peregrina, delicada y extensa como un velo de
brisa.
Va por ti esta selección de tus propios poemas.
Leído por Marina García Bastardo
165
Poemas
Wie soll ich meine Seele halten, dass
Sie nicht an deine rührt.
RILKE
Abrazar tu cuerpo es
abrazar el silencio,
la despedida de dos seres,
los árboles mudos,
las canciones que se olvidan
en el fondo de los baúles.
Triste es el viento cuando llega la tarde,
cuando con su soplo recorre
las oscuras estancias de la memoria,
las alacenas donde ordenábamos los besos,
las sendas perdidas
que ocultan la helada
melancolía de la nieve.
Leído por Elvira Herrero Bartolomé
166
Noches que tienen el ruido metálico
de los recuerdos culpables;
pájaros ebrios entonando a deshora
su canto lúgubre;
bares en donde la vida
vale lo que el esputo de un borracho;
miradas compradas
con un dinero de sangre.
El frío, a veces, puede ser un hermano
que nos acoge en su casa vacía.
La noche, esa ramera que nos regala sus encantos
a cambio de lágrimas de alcohol
y de la certeza helada
de tu ausencia.
Leído por Ricardo de la Fuente Gascón
167
Te beberé el cabello
Y cerraré los ojos.
Tú seguirás manando
Tu cabello
Turbio de besos.
ANTONIO GAMONEDA
Sé que es hermoso
el tiempo del encuentro;
eue algún día recordaremos
su claridad limpia,
su alta luz.
Quedan nuestras huellas
en la arena, juntas,
y el camino nos lleva por días
en que los árboles serenos
nos regalan el antiguo canto de los mirlos.
Leído por Marta Tapias Velasco
168
Hoy he regresado a los zaguanes
en sombra, al olor de la fruta
en los cestos de mimbre
en el cuarto aquel del hueco de la escalera
que llevaba con miedo hasta el sobrado.
Hoy he regresado a la lluvia
Sagrada y ceremoniosa de marzo
Y a las nubes recorriendo los campos
Dejándose hebras en nuestra memoria.
Hoy he regresado a la abuela atizando las brasas,
A una ventana mirando a la infancia,
A las alacenas blancas de la despensa,
Al calor de aquella lumbre
Cuyo fuego era la luz del sol en su ocaso.
Hoy he regresado a los almendros
Batiendo sus alas en la mañana de nácar
Mientras me llega de la lejanía
El murmullo del agua en la acequia,
El alborozo del almorrón
Que sueña con entregarse
En los brazos poderosos del río.
Leído por Miguel A. Cubero Cubero
169
Hemos construido la casa
en el alto teso donde zurean las palomas
para que su arrullo llene las tardes de este otoño
que con su memoria infantil
pinta de oro los álamos del río
en una vieja pizarra.
Hemos construido la casa,
piedra a piedra, mano a mano,
como marcando un territorio en donde la muerte no pise
y sólo lo cruce al alba de primavera
el mágico canto del pájaro solitario.
Hemos construido la casa,
beso a beso, mirada a mirada,
con la seguridad firme siempre en tus ojos
verán pasar las nubes en las tardes de febrero.
Hemos construido la casa
llevando la brasa del amor en nuestras bocas
como en un viejo conjuro
contra la sombra y la nieve.
Y ahora aguardamos, mano sobre mano,
cuerpo sobre cuerpo,
para habitarla de palomas
en las mañanitas tibias de mayo.
Leído por Ángel Gómez González
170
Hay noches en que el viento del sur
trae el aliento de la muerte
y en el monte oscuras fieras
Dejan huellas de sangre en los senderos.
Se pierde el amanecer en los zarzales;
el fuego se apaga en las lumbres frías;
el aullido parte la madrugada
en los caminos remotos del recuerdo.
Desorientadas aves recorren los cielos
huérfanos de albores y esperanzas
y, en las cumbres, la noche hace morada
mientras el alba se esconde en los valles.
En esas noches, te tengo a mi lado.
Me basta la luz de tus ojos silenciosos
y tu mano que me guía en las densas tinieblas.
Leido por Marina García Bastardo
171
En el sosegado silencio de la noche,
tu mirada es un faro lejano,
la firme resolución de seguir un camino
que llega hasta tus ojos.
Hay un sueño de las cosas, del mundo
que reposa en la paz de la certeza.
Los caminos duermen; los árboles aguardan
el viento del alba que sabe llamarlos
a la vida.
En el establo, los bueyes reposan
y los tejados aguardan el humo primero.
Sólo viviendo en el amor sabemos
que el día nos espera tras la frontera del sueño.
Leído por José Luis Benavente Pérez
172
La noche acampaba en la casa.
Como un fluido iba llenando las habitaciones,
las escaleras, los rincones más íntimos.
Tu la esperabas en la silla vieja
de abuelo, viendo cómo los montes
donde habitaba la lluvia
se iban borrando.
En la noche, oías la voz del fuego,
veías cómo su luz se negaba a entregarse a la sombra,
al temblor helado que empezaba a vivir
en las habitaciones.
Y, poco a poco, te rendías.
Entrabas en lo oscuro
como el que entra en la muerte: solo.
Tan sólo las brasas del fuego
te decían que a la mañana
volvería la luz.
Y, en silencio, te entregabas
a la noche
para amarla con un silencio culpable
mientras un ángel huía cielo arriba.
Leído por Jesús Eloy García Polo
173
¡Cima de la delicia!
Todo en el aire es pájaro.
Se cierne lo inmediato
Resuelto en lejanía.
JORGE GUILLÉN
Y la luz se hacía mujer,
Devenía tu cuerpo
Entre las ramas nacaradas del almendro.
Era febrero y la vida
Venía co Dios a cuerpo
Por los caminos;
Y en pájaro en su soledad la recibía
Como se recibe al caminante
Que regresa todos los años
Y cuenta viejas historias de países lejanos.
El mundo estaba preparado, perfecto para la alegría.
Y los ángeles volvían al mundo
Y nos servían.
Leído por Pompeyo Velasco Fraile
174
175
ÍNDICE
UN BOSQUE DE LETRAS
3
Carta del Jefe Seattle
3
Los almendros
4
El espino solitario
5
El pino de la corona
6
Los robles
7
Canto de la sequoia
8
Bosque
9
Existían tus manos
10
Chopo de invierno
11
Panoramas
12
El árbol que andas buscando
12
POEMAS DE BORIS
13
Baile de máscaras (NEGA - LCDM)
13
Dedo corazón (EL CHOJÍN)
15
Incomprensión
16
La raíz
18
Lobo estepario
19
Respiro
20
POEMAS PARA UNA ÉPOCA DE CRISIS
21
Miré los muros (SALMO XVII)
22
Antígona
23
Assaig de cancic en el temple
25
176
Ensayo de cántico en el templo
26
Los pobres en la Estación de Autobuses
27
Alegría
30
La poesía es un arma cargada de futuro
31
YO CONOZCO MI HERENCIA, ¿Y TU?
33
Fragmentos de los cantos I y IV de la Enéida
34
At Regina graui iamdudumsaucia cura
38
JAVIER KRAHE. EROS Y CIVILIZACIÓN
45
Alta velocidad
46
Días de playa
47
Eros y civilización
49
No todo va a ser follar
51
Los caminos del Señor
53
Don Andrés octogenario
55
Raúl
57
Abaho el alzheimer
58
VERSOS DEL MAR
61
Visión del mar
61
Se canta al mar
62
El mar
65
No sabe el mar que es domingo
66
POEMAS DE BERTOLT BRECH
72
Nuestras derrotas no demuestran nada
73
Loa a la dialéctica
75
Preguntas de un obrero que lee
76
177
Loa de la duda
78
Alabanza del revolucionario
81
A los hombres futuros
82
Contra la seducción
85
Mack the knife
86
MARIBEL TEJERO TOLEDO. DESHACER LA MEMORIA
88
A Pedro Yuste y a mi madre
91
Tu regazo
94
POEMAS DE ZORRILLA
95
El entierro de Larra
96
Insensatez y malicia
98
La siesta (fragmento)
100
Impresiones de la noche
102
Primera impresión de Granada
105
Oriental
107
La ignorancia
109
TEATRO DE ZORRILLA
113
Don Juan Tenorio
113
¿FIN?
124
El hombre y la Tierra
125
Guitarra y Vos
132
LA MUJER Y EL VAMPIRO
136
La mujer y el vampiro
137
POESÍA CHINA
143
Añoranza en una noche silenciosa
145
178
Sentado, solo, en la montaña de Jingting
145
Balada de Qiupu
147
Dedicado a Wang Lun
147
Respondiendo desde la montaña
149
Añorando, al claro de la luna, a mi lejano amor.
149
Madrugada de primavera
151
En el albergue de bambúes
151
En la montaña
153
Trinos en el barranco
153
La visita de mi amigo
155
Noche de nieve, alojado en la montaña de lotos
155
El río oeste de Chuzhou
157
Viento de Otoño
157
Leyendo los poemas de Yuan Zhen en un barco
159
Primavera inicial
159
Mirándome en el espejo del lago
161
Paseando por la montaña
161
Escrito a mi esposa en una noche de lluvia
163
Vestimentas de hilos de oro
163
LA ESQUINA ROTA
164
Presentación
165
Poemas
166
179

Documentos relacionados

recreos poéticos - IES Marqués de Lozoya

recreos poéticos - IES Marqués de Lozoya diga que la raza negra tiene menos inteligencia. Lo mismo en Zaplana su estudio ha basado, que pierde inteligencia conforme gana bronceado. Otro poli la ha palmado y no esperen que llore que a los ...

Más detalles