quitate tu calzado - Casa de Oracion y Adoracion
Transcripción
quitate tu calzado - Casa de Oracion y Adoracion
Pastora Susie Fernandez Iglesia Casa de Oración y Adoración 8 de diciembre del 2013 “Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”. Ese día era un día común y corriente. Pero apareció “algo” fuera de lo normal, “algo” que llamó su atención y se acercó, pero fue distinta la forma de acercarse a ese lugar. Esta experiencia cambió totalmente la vida de Moisés, Dios le mostró su plan y cambio ese día normal en uno extraordinario. y corrientes en que nos levantamos y hacemos lo que siempre hacemos. Pero hay un día en que ocurre “algo” especial, “algo” que llama nuestra atención, que hace que nos acerquemos. Dios le dijo “quita tu calzado de tus pies”. En la antigüedad se debían quitar los calzados para entrar en un lugar santo, de ahí vemos que el describir la vestimenta del sacerdote no se describen los calzados, “Las vestiduras que harán son estas: el pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón…” Como decía anteriormente, Moisés debe haber pasado por ese lugar muchas veces, pero en esta oportunidad había “algo” distinto, Moisés estuvo atento, se acercó y obedeció a la voz que le decía “quita tu calzado de tus pies”. Al quitar nuestro calzado le estamos diciendo a Dios que nos dirija en nuestro camino. Éxodo 33 La presencia de Dios prometida 1 Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; 2 y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo 3 (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino. 4Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos. 5 Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer. 6 Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb. 7 Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento. Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. 12 Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. 13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. 14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. 11 en la antigüedad con respecto a quitar el calzado era en la venta de una propiedad. En Rut 4:7: “Había ya desde hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y esto servía de testimonio en Israel”, de la propiedad, se suponía que el calzado tenía el polvo del terreno, entonces se tomó por costumbre el quitar el zapato y entregarlo al comprador en señal de transferencia de propiedad. Como una señal de ceder los derechos. Nosotros debemos ceder nuestros derechos a Dios: nuestra familia, trabajo, dinero, tiempo, etc. Como señal de obediencia. que no podemos comprender, sería un poco loco quitarnos nuestro calzado (vergüenza, frío, etc.) Algunas personas prefieren quedarse con el problema y mantener su dignidad intacta que perderla y resolver su problema pero debemos aprender a obedecer a Dios. La obediencia a Dios está por encima de cualquier otro deber. debemos saber que es lo que Dios piensa de nuestra situación actual. Y para eso necesitamos intimidar con Dios, con nuestro Padre, y poner nuestra vida en Su presencia. Jesús murió por nosotros, entregando su vida como sacrificio perfecto, “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a asimismo por nosotros ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Efesios 5:2 podemos leer: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Donde podemos notar dos puntos importantes: 1. Presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo: bajo el antiguo pacto Dios aceptó los sacrificios de animales muertos, pero a causa del sacrificio supremo de Cristo, los sacrificios del AT carecen de efecto en absoluto. 11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación. 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”. Para aquellos que están en Cristo, el único culto aceptable de adoración consiste en ofrecerse a sí mismo por completo al Señor. “racional” se deriva de la palabra griega que significa “lógica”. A la luz de todas las riquezas espirituales que disfruta el creyente como fruto de las misericordias abundantes de Dios, “… Porque de él y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.…” Romanos 11:36, la conclusión lógica es que ellos deben a Dios su servicio más consagrado y abnegado. vemos solo piedras que nos hacen tropezar y hasta caer, Proverbios 24:16: “Pues siete veces caerá el justo, y se levantará…”. Pero debemos negarnos a que las circunstancias dicten nuestro nivel de adoración. Cuando estamos pasando por estos momentos y decimos el nombre de Jesús y tenemos una relación con él, invocamos la presencia misma del Señor en medio de la situación. Para eso necesitamos la intimidad con Dios. “Solo la presencia de Dios puede transformar los mayores fracasos de la vida en los más grandes triunfos”. El le mostró el plan que tenia para él. ¿Tienes sueños? ¿Sientes que los perdiste?, entonces quítate tu calzado, cédele tus derechos a Dios y verás como un encuentro íntimo con Su presencia puede resucitar tus sueños y restaurarte para el destino para el que naciste. en la intimidad, leemos en: Mateo 6:6: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.