Las vía del gusto
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Las vía del gusto
Las vía del GUSTO L A COCI NA POPU L AR C a r n e , v í sce ras y cara c o l e s 2-6 Polentas, sopas y pasta 6-8 Dónde encontrarlos Panteón, Garbatella, San Lorenzo, Ostiense Testaccio Trastevere Borgo, Monti 2 2, 5 2, 8 8 L A COCI NA J U DÍO-ROM ANA Alcachofas, frituras, sopas, pescado, abbacchio (cordero) y pollo 8-13 Dónde encontrarlos Gueto PA N Y P I Z Z A Dónde encontrarlos Panteón, Campo dei Fiori Testaccio, Trastevere, San Lorenzo, Prati 12 13 14 14 LOS DU LCES DE L A TR ADICIÓN 15-17 Dónde encontrarlos Pórtico de Octavia (Gutto), Panteón y alrededores, San Giovanni, Prati, Pinciano, Trastevere, Testaccio 18 LOS MERCADOS Campo de’ Fiori, Testaccio 18-19 EL VI NO DE LOS CASTELLI ROMANI 19-20 L AS COQU I NAS DE OSTIA 20 El turista que llega a Roma por primera vez queda fascinado por una ciudad compleja y caótica, envuelta aún hoy en su historia milenaria. El suyo es un viaje entre las muchas bellezas de la ciudad, monumentos, iglesias y yacimientos arqueológicos famosos en todo el mundo, pero es también un viaje entre las muchas especialidades culinarias ofrecidas en cada zona de la ciudad a los ‘peregrinos’. Así se llamaban, antiguamente, los miles de visitantes que llegaban a Roma en busca de antiguos vestigios o para confirmar su fe religiosa. Roma, la ciudad de los grandes emperadores, de los grandes pontífices o de la la gente del pueblo descrita por Belli (para Goethe ciudad del alma, ciudad cortesana, descrita tan bien por Fellini) ahora es una metrópolis que convive con sus contradicciones y su herencia. Pero quien 1 quiera volver a encontrar el alma corsaria de la ciudad sólo tiene que probar los platos típicos de la cocina romana, que reflejan su historia, una cocina genuina y esencial, hecha de pocos elementos sencillos y, a menudo, pobres. En el Panteón, si nos sumergimos por las callecitas y los callejones de la ciudad tendremos una experiencia única de gusto, colores, sabores y aromas, descubriendo una cocina rústica pero de sabores llenos y densos, la del pueblo que ha habitado desde siempre los callejones estrechos y las plazas de la Ciudad Eterna, que ha animado sus muchos mesones y tabernas diseminados por las calles, la que nunca ha entrado en los palacios de la poderosa aristocracia romana, 2 www.turismoroma.it - www.060608.it hecha de ingredientes humildes, de desecho, no aptos para las mesas de príncipes y cardenales. Las vías del gusto pasan por los barrios “populares”, donde se ha conservado la tradición: Trastevere y Testaccio, los más centrales, pero también Garbatella, San Lorenzo y Ostiense, están plagados de trattorias. La noche se convierten en el destino privilegiado para volver a encontrar locales y mesones históricos, que se conceden poco a la moda de la reinterpretación de los platos y nos catapultan a atmósferas donde los aromas de las viandas se confunden con las sugestiones que, a cada paso, reflejan un pasado poblado de carboneros, artesanos y mujeres del pueblo que todo el año luchaban por subsistir, fuera de las villas y las mansiones principescas. Ésta es Roma, mezcla de elegante nobleza y pueblo genuino, acostumbrado a sobrevivir en su condición real, y la potencia evocativa de una ciudad durante siglos capital del mundo, que ha mantenido la identidad más auténtica incluso en la transmisión de la tradición culinaria. No es casualidad que un lugar de honor en la cocina romana le corresponda al llamado quinto cuarto, las entrañas, es decir, todas las vísceras o las partes menos preciadas de bovinos y ovinos, que no tenían acceso a las cocinas de las clases más acomodadas y que, por lo tanto, estaban destinadas a ser desechadas. Son callos, riñones, corazón, hígado, bazo, animelle (los timos de los animales descuartizados) y médula, cerebro, lengua y rabo o la coratella, el conjunto de hígado, pulmones y corazón. Con estos humildes ingredientes se han elaborado platos extraordinarios por sabor y delicadeza que, a pesar de su procedencia humilde, acarician el www.turismoroma.it - www.060608.it 3 paladar: la pasta rigatoni con pajata (intestino delgado de ternera de leche) o con riñón, coratella con alcachofas o cebolla, la trippa alla romana (callos), la coda alla vaccinara (rabo), el stufatino alla romana (estofado) y los saltimbocca (filetes finos con jamón y salvia) son sólo algunas de las verdaderas exquisiteces ofrecidas por el rico conjunto de los platos de la ciudad. Entre las partes pobres de la ternera, dos platos 4 www.turismoroma.it - www.060608.it de antiguo origen popular que aún se encuentran en las tabernas romanas son el bazo estofado, aderezado con salvia, ajo, vinagre, anchoas y pimienta y el riñón con tomate, cocido con una salsa de cebolla, tomates, perejil, vino blanco y pimienta. Una verdadera rareza, aunque no sea un plato a base de vísceras, es el garofalato di manzo, un redondo de ternera asada rellena de trocitos de tocino, clavo (en italiano chiodi di garofano, de aquí el nombre del plato) y ajo en lonchas finas, todo cocido a fuego lento durante un par de horas con cebolla, aceite y mantequilla en una cazuela con apio y tomate. La salsa del garofalato se usaba también para condimentar la trippa alla trasteverina (callos), que luego se pasaba por el horno enriquecida con queso pecorino rayado y un picadillo de menta. DÓNDE ENCONTRARLOS. Prácticamente por toda Roma, desde el centro hasta los barrios más periféricos, pero el lugar de adopción sigue siendo Testaccio, hoy un día uno de los barrios más a la moda. El barrio conserva casi intacto su origen popular y el recuerdo de cómo, en el pasado, los carniceros que trabajaban en los mataderos recibían su salario en parte en efectivo y en parte con los desechos de matadero, es decir, con el quinto cuarto. No menos importantes en esta corta lista son los caracoles, un must de la gastronomía francesa. En Roma se proponen de forma casera, pero no por esto menos sabrosa. Los taberneros romanos preparaban "lumache alla romana", también llamados de "San Giovanni", en la noche entre el 23 y 24 de junio en honor al santo y los servían al pueblo en una gran fiesta en la plaza frente a la basílica, tradición que se conserva aún hoy. Antiguamente dedicada a la diosa Ceres, la fiesta del 24 de junio se celebraba para tener suerte y abundancia y para ahuyentar a las divinidades adversas. Posteriormente se dedicó a San Juan, manteniendo su función propiciatoria. De hecho, www.turismoroma.it - www.060608.it 5 los cuernos de los caracoles representan al diablo y, por tanto, al mal. En el siglo XIX, se convierte también en una fiesta de paz y en los diferentes banquetes organizados, llamados los "banquetes de la concordia" o "banquetes de la paz", se servían precisamente caracoles. RECETA ANÓNIMA DEL SIGLO XVIII. Alimentar a los caracoles, por lo menos un día, con menta fresca. Entonces lavarlos con agua y una pizca de sal y limpiarlos de la espuma con abundante agua corriente. Sacarlos de la cáscara y hervirlos durante unos 6 www.turismoroma.it - www.060608.it pocos minutos en agua, donde se han echado dos o tres cucharadas de vinagre. Preparar una salsa de tomate con un picadillo de ajo, anchoas, guindilla y una ramita de menta, estofar, echar los caracoles y cocer por lo menos una hora. En una cocina pobre pero suculenta como la romana, descrita sobre todo en el siglo XIX por artistas, poetas y escritores, que vivieron y contaron escenas de vida popular, son protagonistas también las sopas y los platos de pasta que, como todo en Roma, tienen orígenes lejanos. Polentas de farro, habas, cebada, las pultes eran las sopas de los antiguos; ya en siglo I a.C, Cicerón y Horacio se volvían locos con el laganum, lámina de masa fina hecha de harina y agua y aplanada con un rodillo. Para volver al presente, excelentes sopas de verduras y legumbres o, durante las fiestas, se sirven stracciatella (sopa con huevo), caldo de Pascua y cappelletti in brodo (sopa con pasta rellena) en todos los restaurantes de la ciudad, junto con los platos de pasta conocidos en todo el mundo que pocos consiguen imitar. El punto fuerte de la cocina romana es utilizar ingredientes y condimentos del territorio, las magníficas verduras: brócoli, achicoria, alcachofas, tomates y habas; la amplia variedad de productos lácteos, sabrosos y genuinos; las carnes deliciosas y tiernas. Por lo general, todo procede del campo romano, la fértil campiña que rodea la ciudad y que siempre la ha abastecido. Carrilleras, pancetas, verduras y legumbres nos dan platos ya 'míticos': pasta con alubias y pellejos, pasta con brócoli, spaghetti alla carbonara (con panceta y huevo), bucatini all'amatriciana (pasta con tomate y guanciale, una chacina a base de carrillos de cerdo) y gricia (pasta con guanciale), pero también fettuccine alla romana (con higadillos y pechuga de pollo) o alla papalina (con nata y jamón), junto con ravioli con requesón, platos a menudo completados con el www.turismoroma.it - www.060608.it 7 queso pecorino romano. Y, para terminar, penne all'arrabbiata, con aceite de oliva, ajo, tomate y mucha, mucha guindilla: de hecho arrabbiata significa muy picante. La lista de los platos de spaghetti es larga, casi como la ‘camisa de Meo’ (refrán popular): alla carrettiera, alla puttanesca, alla checca, alla bersagliera, ¡ya basta! ¡Qué hambre! DÓNDE ENCONTRARLOS. La comida en Roma es una fiesta que se repite cada día en toda la ciudad, pero claramente 8 www.turismoroma.it - www.060608.it saborear una gricia o una carbonara en Trastevere, en Borgo a la sombra de la Cúpula de San Pedro o en Monti, el barrio más antiguo, es una manera completamente diferente de comer. El lugar de honor en este panorama del gusto en Roma lo ocupa la cocina judío-romana en la que se funden y 'confunden' los aspectos, las culturas y los alimentos de estos dos pueblos. No podía ser de otra manera, ya que los judíos llegaron a Roma en el siglo II a.C. y, considerando, sin salirnos del tema, que el arte culinario judío sencillo y hecho de elementos genuinos como el romano, tiene la capacidad de convertir incluso los ingredientes más pobres en platos deliciosos. En un intercambio virtuoso, la tradición culinaria judía ha influido en las recetas romanas, así como los productos alimenticios romanos han estimulado algunos platos “al estilo judío”. El encuentro entre las dos cocinas constituye la base de la tradición culinaria de la ciudad, hasta el punto de que es difícil distinguir dónde empieza una y acaba otra. Es imposible, por ejemplo, no probar las alcachofas más ricas del mundo. La alcachofa, reina de la cocina romana, se exalta esta preparación: salpimentadas y fritas completamente sumergidas en abundante aceite caliente, las alcachofas son un verdadero manjar. Como el pastel de anchoas horneado, donde se alternan anchoas y endibia, otra verdura típica del campo romano, para consumir tanto tibio como caliente. O los ñoquis a la romana, hechos con sémola, pasados por www.turismoroma.it - www.060608.it 9 mantequilla y parmesano y luego terminados en el horno; así como sardinas y alcachofas en pastel o el timbal de requesón. No se deben olvidar los filetes de bacalao o las flores de calabacín, rellenas de mozzarella y anchoas, rebozadas y fritas, y los suculentos supplì al telefono, bolas de arroz con un corazón tierno de mozzarella derretida en hilos que recuerda al cable del teléfono, antepasados de la comida de la calle, tan apreciada hoy en día. 10 www.turismoroma.it - www.060608.it No faltan las sopas, la más famosa, exquisita, es sin duda la de brócoli y arzilla, que es como se llama en Roma la raya, un pez de carne blanca y suave; tampoco hay que perderse la sopa de garbanzos con pennerelli, receta que se remonta a la antigua Roma, donde los pennerelli no son sino pequeños trozos de carne, pero no de cerdo, considerando las leyes alimentarias de los judíos. El itinerario del gusto continúa con platos que tienen como protagonista el cordero, abbacchio para los romanos, que nos recuerda el origen del pueblo romano descrito por las fuentes como un pueblo de pastores vinculado a leyendas de divinidades forestales, protectoras de los rebaños. Varrón, escritor latino del siglo II a.C., describe los atentos cuidados hacia los corderos recién nacidos que se ataban a una estaca hasta el cuarto mes de edad para evitar que se hicieran daño. El término abbacchio, podría derivar precisamente de esta costumbre de atar los animales a un bastón, ad baculum: abbacchio. Chuletas de cordero empanadas y fritas, costolette a scottadito, que se cocinan en una parrilla o brasa incandescente y se comen bien calientes, precisamente quemándose los dedos; cordero asado con patatas o a la sartén www.turismoroma.it - www.060608.it 11 platos de la cocina judíoromana: la victoria del ser humano libre sobre la barbarie. con aceitunas o limón. También el pollo tiene su función en esta gran fiesta: triunfa frito o cocido con pimientos, el plato tradicional del día del 15 de agosto, mientras que el cordero es el plato típico del domingo de resurrección. DÓNDE ENCONTRARLOS. La zona a elegir es el "gueto", la zona donde los judíos fueron obligados a vivir aislados desde 1550 hasta 1870 y que sigue siendo el corazón de la 12 www.turismoroma.it - www.060608.it comunidad judía de Roma. Precisamente el lugar donde el 16 de octubre de 1943 mujeres, niños y ancianos fueron buscados, deportados y arrastrados por la atrocidad nazi. Ahora, entre estas estrechas callecitas a la sombra de la Sinagoga, el Templo Mayor y las imponentes presencias del Pórtico de Octavia y del Teatro de Marcelo, se lleva una vida tranquila y las muchas trattorie ofrecen a los turistas una gran variedad donde degustar los mejores Incluso el pan en la cocina romana ocupa un lugar especial, desde la antigua Roma hasta la Edad Media y el Renacimiento, el pan ha sido siempre el protagonista de las mesas, tanto de los pobres como de los ricos, hasta el punto de que en Roma no se concibe comer sin pan en la mesa. ¿Quien no conoce la bruschetta? Una rebanada de pan tostado ("bruscato") que simplemente se frota con ajo y se condimenta con aceite de oliva y sal, a la que también se puede añadir una variedad infinita de ingredientes: tomate, pimientos, queso, cebollas... La bruschetta, plato pobre de la cocina campesina inventada para reciclar el pan duro, hoy se 'mordisquea' por todas partes como sabroso entrante. Otra especialidad romana que no hay que olvidar es la pizza blanca, fina y scrocchiarella (crujiente), o gruesa, condimentada con aceite y sal gorda, deliciosa con mortadela recién cortada o, en verano, rellena de higos y, para los más golosos, de jamón serrano. Destaca la producción de las panaderías antiguas, que preparan pizza roja cocida en fuente: fina y aceitosa, cubiertas de tomate, inimitable en su sencillez, para comer caminando por las calles del Campo Marzio. DÓNDE ENCONTRARLOS. Toda la ciudad está llena de ellas, panaderías 'viejas' o 'modernas' que desprenden sus aromas e invitan a tomar tentempíes rápidos y www.turismoroma.it - www.060608.it 13 fragantes; especialmente las callecitas que serpentean alrededor del Pantheón o de Campo de' Fiori regalan emociones sacando del horno pizzas y bollos humeantes de todo tipo, insuperables. Por la noche, la pizza es la reina de la mesa, margherita, capricciosa, con champiñones, con jamón o con lo que queramos, de Testaccio a Trastevere, de San Lorenzo al Pigneto, de Ostiense a Prati, hay muchísimo donde elegir. 14 www.turismoroma.it - www.060608.it “Senza cità Bruschetta e Panzanella, è bono in ogni tipo di spuntino a comincià dar classico crostino fatto co’ bro, alice e mozzarella. E’ bono cor guanciale e Panontella, co’ le noce, co’ l’uva, intinto ar vino, e indorato cor buro a la padella. È bòno ner caffè, co’ la ricotta, cor gelato, l’aranci in insalata, cor prosciutto, li fischi e la caciotta. Co’ tonno e cipolletta, cor salame, co’ le castagne, co’ la cioccolata, ma soprattutto è bono co’ la fame. Aldo Fabrizi, “Nonno Pane”, 1970 “Aparte de la bruschetta y la panzanella, el pan está bueno con todo, ¡pero sobre todo está bueno si tienes hambre!” Si todavía tienes hambre, prueba los dulces romanos típicos, que se siguen ofreciendo, junto con los postres más famosos de la producción nacional e internacional, como Montblanc y profiteroles, en muchas pastelerías de la ciudad. En línea con la tradición culinaria, también los dulces en Roma son sencillos, preparados en familia para celebrar las fiestas religiosas o las ocasiones especiales. Los maritozzi, suaves y golosos bollos dulces rellenos de nata montada, se sirven a la hora del desayuno en cada bar de la Capital y alrededores. A menudo, la masa se enriquece con piñones, pasas y cáscara de naranja confitada. Una vez cocidos, estos bollos suaves se cubren de un dulce almíbar de agua y azúcar y se rellenan sólo a la hora de comerlos. El nombre maritozzo recuerda la costumbre de ofrecer este dulce durante las épocas de bodas. Las novias que recibían el dulce apodaban maritozzi a www.turismoroma.it - www.060608.it 15 los donantes, probablemente próximos maridos. También es delicioso el bignè di San Giuseppe, frito y relleno de crema. Se vende en todas las épocas del año, pero, según la tradición, debe prepararse en marzo, el mes dedicado al santo. Y también las castagnole, éstas también estrictamente a la 'romana', y las frappe, especialidad del carnaval. Una curiosidad: el Carnaval romano era 16 www.turismoroma.it - www.060608.it una de las principales celebraciones de la Roma papal y tenía lugar durante la época del año anterior a la Cuaresma. Su origen se remonta a los saturnales, fiestas religiosas de la antigua Roma caracterizados por diversiones públicas, ritos orgiásticos, sacrificios, danzas y la presencia de máscaras. Las celebraciones terminan con la Festa dei moccoletti: todos los participantes llevaban un moccolo, es decir, una vela, que al final se apagaba. Esto indicaba el paso a la Cuaresma, época de penitencia y de ayuno. También pertenece a la tradición confitera romana la crostata con le visciole (tarta con guindas), calidad de cerezas de color rojo oscuro y de sabor amargo con las que se preparan mermeladas insuperables; el campo romano está lleno de estos cerezos. Otro ingrediente clave de los dulces romanos es el requesón de oveja, que puede aparecer solo, simplemente con azúcar, licor, chocolate y naranja confitada, un postre refinado, pero la lista de tentaciones también incluye: requesón frito, requesón sazonado, pudin de requesón, bocconotti rellenos y tarta de requesón y guindas, insuperable la que se prepara en el Pórtico de Octavia. En la época navideña hay que probar el pangiallo, con cáscaras de cidra y naranja confitadas, piñones y almendras, y el panpepato, con miel, especias, nueces, almendras, piñones y canela. Dulces ‘contundentes’ para mordisquear, quizás durante un paseo junto al río. El postre pascual por excelencia es la pizza ricresciuta, también llamada pizza dulce, un pan grueso dulce y perfumado, aromatizado con canela y anís. Por último, destacan los mostaccioli con frutos secos, fruta confitada y miel o, mejor aún, un delicioso helado: de www.turismoroma.it - www.060608.it 17 vainilla, menta, chocolate, crema o fresa. La grattachecca es una invención típicamente romana de finales del siglo XIX, que pronto se convirtió en comida de la calle. Se sirve en pequeños quioscos distribuidos por toda la ciudad, pero son especialmente típicos los míticos quioscos a lo largo del Tíber. En la época de los emperadores ya se servían mezclas de nieve o hielo con frutas en los banquetes como una 18 www.turismoroma.it - www.060608.it refinada diversión, costumbre recuperada luego en el Renacimiento, cuando el "comer frío" conquistó, gracias a Catalina de Médici, la Corte de Francia. El nombre grattachecca deriva de la forma en que se prepara: el hielo se raspa de un gran bloque, llamado checca, con una herramienta especial y luego se añade zumo o jarabe de frutas. DÓNDE ENCONTRARLOS. Pórtico de Octavia, Panteón, San Giovanni, Prati, Pinciano, Trastevere y Testaccio. Concluimos esta serie con una excursión a los mercados de la ciudad, alegres y coloridos. En todos los barrios, por la mañana, algunas calles cobran vida dejar sitio a los puestos de los vendedores, pero si de verdad queremos darnos un paseo entre verduras, carnes, embutidos y quesos es obligatorio ir a Campo de' Fiori, uno de los mercados más antiguos. Aquí se viene todavía en busca del mito, la imagen que la Capital ha extendido por todo el mundo a través del cine, el arte y la poesía. A la sombra de la estatua de Giordano Bruno, todo es una explosión de aromas y colores. Verduleros y viticultores (vigneron, viñador, es decir quienes venden directamente los productos cultivados en su propia tierra) muestran orgullosos los puestos decorados con brócoli, lechugas y alcachofas, pero también calabazas de todas las forma y tamaños, ramas de guindillas, racimos de uvas blancas o negras y granadas. No faltan los puestos de especies y hay quien vende todavía la misticanza: una mezcla de verduras del campo aromáticas y apetitosas. Y los pesciaroli (pescaderos) ofrecen la mercancía en los puestos, llamando a los clientes con voz fuerte. También el mercado de Testaccio goza de una merecida fama. Hasta hace pocos años, ocupaba la plaza central del barrio; ahora se ha trasladado a una estructura cubierta junto al antiguo matadero. Venden de todo. Merecen especial atención algunos vendedores, señalados con entusiasmo por ilustres diarios extranjeros, que ofrecen bocadillos de callos y cucuruchos de fritura variada: un paraíso para el paladar. ¿Y el vino, el soberano www.turismoroma.it - www.060608.it 19 Las vía del indiscutible de la mesa romana, servido en cada trattoria, mesón o fraschetta? ¿El que llegaba a Roma procedente del campo y de la zona de Castelli en los ‘carros de vino’? Tinto, blanco, rosado, espumoso, stuzzicarello. También merece la pena una excursión a la zona de Castelli: disfrútala con porchetta, cerdo asado entero a fuego lento con hierbas aromáticas. Y, ya que estás, llega hasta Ostia y disfruta de un plato de spaghetti con coquinas mientras observas una plácida puesta de sol que colorea de rosa el mar de Roma. 20 www.turismoroma.it - www.060608.it Centro storico San Lorenzo Pigneto Trastevere San Giovanni Testaccio Garbatella Ostia Castelli romani Las fotos son de Emanuele Bastoni, Vanda Biffani, Andrea Cenni, Martina Cristofani, Roberta Krasnig, Fausto Quintavalle No dispersar eN el ambieNte
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