Programas

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Programas
TERCERA
TEMPORADA
2016
Septiembre 2016
Conmemoración de los 40 Años del Exilio Argentino
Sábado 03 de septiembre • 20:00 horas
Domingo 04 de septiembre • 12:00 horas
Luis Gorelik, director huésped
Astor Piazzolla
Soledad, de la Suite Lumière
(1921-1992) (Duración aproximada: 4 minutos)
Allegro tangabile, de María de Buenos Aires
(Duración aproximada: 4 minutos)
Oblivion
(Duración aproximada: 4 minutos)
Adiós Nonino
(Duración aproximada: 8 minutos)
Chiquilín de Bachín
Texto: Horacio Ferrer
(Duración aproximada: 5 minutos)
Balada para un loco
Texto: Horacio Ferrer
(Duración aproximada: 5 minutos)
Libertango
(Duración aproximada: 5 minutos)
Intermedio
Carlos Gardel
Volver
(c. 1890-1935)
Texto: Alfredo Le Pera
(Duración aproximada: 4 minutos)
Julián Plaza
Nocturna (milonga)
(1928-2003) (Duración aproximada: 4 minutos)
Ángel Villoldo
El choclo
(1861-1919) (Duración aproximada: 4 minutos)
Mariano Mores
Uno
(1918-2016)
Texto: Enrique Santos Discépolo
(Duración aproximada: 5 minutos)
Héctor Stamponi
El último café
(1916-1997)
Texto: Cátulo Castillo
(Duración aproximada: 5 minutos)
Anselmo Aieta
Corralera (milonga)
(1896-1964) (Duración aproximada: 4 minutos)
Horacio Salgán
A fuego lento
(1916-2016) (Duración aproximada: 4 minutos)
Edgardo Donato
(1897-1963)
A media luz
Texto: Carlos Lenzi
(Duración aproximada: 4 minutos)
Carlos Gardel
El día que me quieras
(c. 1890-1935)
Texto: Alfredo Le Pera
(Duración aproximada: 5 minutos)
Gerardo Matos La cumparsita
(1897-1948) (Duración aproximada: 4 minutos)
Carlos Gardel
Por una cabeza - Mi Buenos Aires querido
Texto: Alfredo Le Pera
(Duración aproximada: 5 minutos)
Víctor Madariaga, bandoneón y acordeón
Cristian Zárate, piano y arreglos orquestales
Yayo González, canto
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Luis Gorelik
Director huésped
Nacido en La Plata en Argentina, Luis Gorelik estudió con
Pedro I. Calderón en Buenos Aires y continuó su formación en la Academia de Música Rubin de Jerusalén en
Israel bajo la guía de Mendi Rodán. A los 22 años fue
designado director de la Orquesta Filarmónica de Mendoza. Fue director asociado de la Sinfónica de Haifa en
Israel, director artístico de la Sinfónica de la Universidad
de Concepción en Chile y la Sinfónica de Salta; desde 2010 está al frente de
la Sinfónica de Entre Ríos y recientemente fue nombrado director de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto. Ha sido
invitado a dirigir la Filarmónica de Israel, la Sinfónica de Jerusalén, la Orquesta
Dohnányi de Budapest en Hungría, la Filarmónica de Eslovenia, la Orquesta de Radio Bucarest en Rumania, la Sinfónica de Lérida en España, la
Sinfónica de Voivodina en Serbia, la Sinfónica de Cuenca en Ecuador, la Filarmónica de Buenos Aires, la Sinfónica Nacional de Argentina y otras
orquestas en México, Colombia, Argentina, Brasil, Chile, Venezuela, Uruguay,
Cuba, Macedonia, Islandia e Italia. Asimismo, ha dirigido producciones de
ópera y ballet en Europa y América. Ha recibido el Premio a la Música en
Chile, el de Arte y Cultura y la Medalla Claudio Arrau, entre otros reconocimientos. Da clases de dirección en la Universidad Nacional de las Artes.
Víctor Madariaga
Bandoneón y acordeón
Originario de la Ciudad de México, Víctor Madariaga comenzó a tocar acordeón a los 8 años; estudió el
instrumento en la Escuela Nacional de Música de la UNAM
con Iduna Tuch, Guillermo López y Teresa Bazán y en el
Instituto Gnessin de Moscú Rusia con Bitalli Muntyan,
además de clases magistrales con Aldo Rizzardi y Claudio
Jacomucci. Aprendió bandoneón con César Olguín y tomó
clases magistrales con Julio Pane y Rodolfo Mederos. Ha tocado con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, la Sinfónica de Minería, la
Filarmónica de la UNAM, la Orquesta de la Ópera de Bellas Artes, la Filarmónica de Saltillo y la Sinfónica de Guanajuato entre otras. Junto con Robbin
Blanco, estrenó en México el Concierto para bandoneón y guitarra de Piazzolla con la Filarmónica de Yucatán. Ha realizado giras por Inglaterra, Irlanda,
Francia, Uruguay, Italia, Argentina, Colombia, India, España, Rusia y Estados
Unidos. Ha sido integrante de la Orquesta Mexicana de Tango y de Paté de
Fuá. En 1998, fundó el quinteto Tango Nuevo, con el que se ha presentado en
México, Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos. Víctor Madariaga ha participado en la música de películas dirigidas por Carlos Carrera, Carlos Cuarón y
Sebastian del Amo. Ganó un premio por la música del filme Lo que nunca nos
dijimos. Actualmente da clases en la Facultad de Música de la UNAM.
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Cristian Zárate
Piano
Cristian Zárate nació en Buenos Aires, a los 5 años comenzó a aprender piano y a los 16 años, ingresó a la
Orquesta Color Tango. Desde entonces, ha tocado con
la Orquesta del Tango de la Ciudad de Buenos Aires, la
Orquesta Estable del Teatro Colón, la Sinfónica de Mendoza, la Orquesta Juan de Dios Filiberto el Quinteto de
Juan José Mosalini, Antonio Agri, el Sexteto de Julián
Plaza, el Octeto de Daniel Piazzolla, Fernando Suárez Paz, el Quinteto de
Walter Ríos, Marcelo Nisinman, la Orquesta Yoshinori Yoneyama, el Quinteto de Rodolfo Mederos, la Orquesta Juan D’Arienzo, el Trío de Julio Pane,
Daniel Binelli y el Quinteto de Néstor Marconi. En 1996, formó su primer
sexteto. Fue director musical de las tanguerías El Viejo Almacén, Michelángelo y Piazzolla Tango, así como de los espectáculos Tangox 2, Tango
argentino y Mosqueteros del tango. Hizo el arreglo musical de la película
Tango de Carlos Saura y dirigió la orquesta en el documental Tango, el espíritu de Argentina. Ha presentado producciones de la ópera María de Buenos
Aires de Piazzolla en Francia y Grecia. Se ha presentado en Suecia, Noruega,
Holanda, Italia, Alemania, Francia, Bélgica, Grecia, Filipinas, Japón, China,
Estados Unidos y otros países de América del Sur. Ha grabado los discos
Prepárense, Evolución tango y El día que nos quieran.
Yayo González
Canto
Yayo González estudió en la Escuela Popular de Música
del Sindicato Argentino de Músicos y el Conservatorio
Nacional Juan Manuel de Falla en Buenos Aires, su ciudad natal. Ha tomado clases con Eduardo Kacheli, Juan
Benítez, Armando de la Vega y Gustavo Mozzi, entre otros. Fue integrante fundador del trío de guitarras
de tango Plaque Trío, con el que actuó en diversos festivales argentinos en los que compartió el cartel con Rodolfo Mederos y León
Gieco. Con el quinteto Yayo y los González participó en el Festival del Centro Histórico en su primera visita a México. También es fundador del
cuarteto Cuatro de Copas y del dúo Los Mareados. En 2005, convocó a
músicos argentinos, mexicanos, brasileños e israelitas para formar en México
el grupo Paté de Fuá, que fusiona jazz, tango, tarantelas, pasodobles, valses
criollos y otros géneros. La banda ha grabado siete discos de los que ha
vendido más de 100 000 ejemplares en México y se ha presentado en más de
300 escenarios México, Estados Unidos y varios países de Asia y América.
Ganó dos veces el premio Lunas del Auditorio y recibió una nominación
al Grammy Latino. Ha grabado la banda sonora de más de 10 películas mexicanas y se ha presentado en tres ocasiones en el Festival Vive Latino.
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El tango
Desde sus primeras manifestaciones a mediados del siglo XIX hasta las radicales transformaciones llevadas a cabo por Astor Piazzolla en la segunda
mitad del siglo XX, el tango ha tenido una vida agitada que lo ha llevado de
los arrabales de las ciudades del Río de la Plata hasta las salas de concierto
de todo el mundo. De ser considerado danza indecente y música prostibularia, pasando por la voz de Carlos Gardel, hasta penetrar en las aulas de
los conservatorios y convertirse en música de concierto, el tango es hoy por
hoy ciudadano del mundo al grado que en países como Finlandia forma parte desde hace muchos años de su patrimonio cultural, y cineastas tan
disímiles como el español Carlos Saura (Tango, 1998) y la inglesa Sally Potter
(La lección de tango, 1997), lo han consagrado en la pantalla.
Astor Piazzolla (Mar del Plata, 1921 - Buenos Aires, 1992)
«En Argentina se puede cambiar todo menos el tango», afirmó Astor Piazzolla
al referirse a la enorme cantidad de problemas que le había acarreado introducir modificaciones en un género musical considerado sagrado en su patria.
Sin embargo, bajo la consigna de que «música que no cambia muere», luchó
por insuflarle nueva vida al tango e inscribirlo en una dimensión que le permitiera dejar los salones y tener cabida en las salas de concierto.
La culminación de sus esfuerzos fue la creación de un tipo de tango influenciado por las sonoridades de Béla Bartók e Igor Stravinsky, la lógica melódica de Johann Sebastian Bach, la riqueza armónica del jazz y, por supuesto,
la esencia del tango argentino. Ejemplo claro de estas nuevas concepciones
es Libertango, obra en la cual Piazzolla proclamaba esta nueva libertad creadora que guiaría sus pasos.
No obstante, entre su vasta y rica producción Piazzolla siempre consideró que su tango número uno era Adiós Nonino, compuesto en circunstancias
asaz difíciles y tristes. Durante una gira muy poco exitosa por Centroamérica en 1959, recibió la noticia de la muerte de su padre y regresó a Nueva
York, en donde se encontraba realizando grabaciones de lo que él denominaba Tango-Jazz. Daniel, su hijo, narra como su padre les pidió que lo
dejaran solo, y desde la cocina únicamente escucharon durante un buen
rato un profundo silencio que fue interrumpido por el sonido del bandoneón.
Fue entonces, cuenta Daniel, que escucharon una melodía terriblemente
triste: Piazzolla estaba componiendo Adiós Nonino, o mejor dicho, estaba
componiendo la parte que añadiría a otro tango llamado Nonino, también
dedicado a su padre, que había compuesto años atrás.
Pero Piazzolla no sólo cultivó el tango sino que escribió canciones inspiradas en él, como las surgidas de su encuentro con Horacio Ferrer, escritor,
poeta e historiador del tango, nacido en Uruguay, donde había realizado
programas de radio con la intención de difundir y apoyar las nuevas tendencias dentro del tango, además de ser fundador y director de revistas cuyo tema, por supuesto, era el tango. Ferrer, quien había escrito libros
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sobre la historia de este género y hasta había participado como bandoneonista en una pequeña orquesta, publicó exitosamente en 1967 un libro de
poemas llamado Romancero canyengue, el cual fue leído por Piazzollaquien, sin dudarlo, se presentó ante Ferrer y le dijo: «Quiero que trabajes
conmigo porque mi música es igual a tus versos», añadiendo persuasivamente, «Si no venís a trabajar conmigo sos un imbécil». Ferrer, quien no quería ser
un imbécil, fue entonces a ver al rector de la Universidad de Montevideo
donde trabajaba como secretario de la misma y le presentó su renuncia. Por
supuesto, el rector le dijo que estaba loco. Pero no es lo mismo ser un loco
que un imbécil, y amparado por esta lógica Ferrer fue al periódico El Día,
donde también chambeaba como periodista, y les dijo adiós a todos para irse
a la aventura con Piazzolla, con quien forjó una prolífica relación que dio como
resultado no sólo canciones como Balada para un loco y Chiquilín de Bachín,
sino la creación de la que es conocida como la primera ópera-tango de la
historia, María de Buenos Aires.
Las inquietudes musicales de Piazzolla se extendieron también al cine.
Así, Soledad es la primera de las cuatro partes que conforman la suite que estructurara a partir de la música que escribiera para la película Lumière,
dirigida por Jeanne Moreau —actriz y directora de cine, teatro y ópera, guionista y escritora, y recordada por ser la trabajadora doméstica protagonista
de la película de Buñuel Diario de una recamarera—, quien decidió dar su
primer paso en la dirección cinematográfica en 1976 con esta película, para la
cual pidió la colaboración musical de Piazzolla, la cual no era la primera ni
sería la última vez que el compositor hiciera música para el cine, pues Oblivion
es un tango compuesto para la película de Marco Bellocchio Enrique IV, de
1984, basada en la comedia homónima de Luiggi Pirandello.
Tangos, canciones y milongas
Si bien es cierto que los orígenes del tango son disputados por argentinos y
uruguayos en una discusión de la que no se ve el final, el nacimiento del
tango cantado se remonta a 1917, año en el que Carlos Gardel cantó y grabó
Mi noche triste, tango instrumental compuesto por Samuel Castriota, al cual
le puso letra Pascual Contursi. A partir de ese primer tango poco a poco
el repertorio de Gardel se iría enriqueciendo con piezas de este género. En
1931, Gardel, quien ya se había convertido no sólo en un cantante de renombre internacional sino en una estrella de cine, conoció al letrista, escritor y
periodista brasileño Alfredo Le Pera con quien crearía algunos de los tangos cantados más famosos de la historia, entre ellos Volver y Por una cabeza,
y canciones como Mi Buenos Aires querido y El día que me quieras, que
fueran, además, temas de sendas películas del mismo nombre protagonizadas,
por supuesto, por Gardel.
En los orígenes del tango se encuentra El choclo, cuya melodía algunos
atribuyen al hijo de una esclava negra llamada Casimira, al que su dueño
Amancio Alcorta no sólo le otorgó la libertad, sino que, siguiendo las costumbres de la época, le impuso su apellido. De allí su nombre, Casimiro Alcorta,
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gran violinista, bailarín y compositor, que formara el primer grupo de tango
del que se tenga noticia allá por 1870. Otros sostienen que el autor tanto de
la letra como de la música fue Ángel Villoldo, considerado por muchos el
padre del tango. A lo largo de su vida El choclo (palabra con la que se designa en Sudamérica al maíz), ha tenido distintas letras. La más famosa la que
le hiciera Enrique Santos Discépolo, en la que dice:
Con este tango que es burlón y compadrito
Se ató dos alas la ambición de mi suburbio.
Con este tango nació el tango como un grito.
Salió del sórdido barrial buscando el cielo.
Haciéndose eco de esta tradición, Jorge Luis Borges escribió en Evaristo
Carriego:
Diríase que sin atardeceres y noches de Buenos Aires no puede hacerse un
tango y que en el cielo nos espera a los argentinos la idea platónica del tango,
su forma universal (esa forma que apenas deletrean La tablada o El choclo), y
que esa especie venturosa tiene, aunque humilde, su lugar en el universo.
Desde su consolidación e internacionalización en la segunda y tercera dé
cadas del siglo XX, el tango entró en una etapa conocida como Guardia Nueva, en la que el tango canción se impuso y adquirió sus características
distintivas: énfasis en cada uno de los cuatro tiempos del compás; el sonido
penetrante del bandoneón preñado de melancolía y sacralidad (hay que recordar que surgió en Alemania como una especie de órgano portátil para
acompañar los cantos religiosos); y letras en las que el desamor, el abandono,
la soledad, la nostalgia, el olvido, el engaño y la imagen de la madre abnegada, son los temas principales expresados en una jerga denominada lunfardo,
que se desarrolló en la región del Río de la Plata. A lo largo de esta etapa,
la colaboración entre compositores y poetas fue fundamental, y en muchas ocasiones éstos últimos eran grandes músicos, como Enrique Santos
Discépolo o Cátulo Castillo. De esta colaboración surgieron tangos como
A media luz, Uno y El último café, que aunque corresponden a momentos
distintos (1925, 1943 y 1963 respectivamente) observan las mismas cualidades esenciales del tango de la Guardia Nueva.
No obstante, en la década de los años cincuenta aparecieron los primeros
síntomas de cambio que traerían consigo nuevas formas de entender el tango. La influencia de las armonías jazzísticas con sus disonancias y su carácter
improvisatorio aunada a un mayor énfasis rítmico se harían presentes en la
obra de compositores como Horacio Salgán y Astor Piazzolla, representantes del llamado «tango de vanguardia». El ejemplo más representativo en la
obra de Horacio Salgán de esta nueva visión lo encontramos en su tango
A fuego lento.
Por otro lado, los caminos que muchas veces recorre la creación de un
tango son bastante tortuosos. Ejemplo de ello es La cumparsita, cuya melodía, o cuando menos parte de ella, fue compuesta por Gerardo Matos
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Rodríguez en sus tiempos de estudiante de arquitectura, como una marcha
para una comparsa de carnaval. Matos le llevó su creación al compositor
Roberto Firpo quien le añadió fragmentos de tangos suyos ya olvidados y la
orquestó. Después de sus primeras ejecuciones cayó en el olvido hasta que
en 1924 Pascual Contursi y Enrique Maroni le cambiaron la letra que originalmente le pusiera Matos y lo utilizaron en una obra de teatro con la que
obtuvieron un enorme éxito. Ese mismo año comenzó a ser cantado por
Gardel quien además lo grabó, y al enterarse Matos del éxito de «su» tango
intentó recuperar los derechos que había vendido por una bicoca a una casa
editorial, y al recuperarlos prohibió su ejecución con cualquier otra letra que
no sea la suya. A la muerte de Contursi, su viuda y Enrique Maroni demandaron a Matos por daños y perjuicios, pero ni Maroni ni Matos vivieron para
conocer el fallo emitido en 1948. Para entonces La cumparsita ya estaba en
vías de convertirse en el tango más famoso a nivel mundial.
Al igual que la del tango, la historia de la milonga está íntimamente relacionada con las grandes migraciones de extranjeros llegados a la región del
Río de la Plata, cada cual con sus costumbres, sus tradiciones y su música, la
que al mezclarse con la de los otros produjo el surgimiento de nuevos géneros.
Que si la chamarrita, el choro, el candombe y la habanera comparten o le aportaron alguna característica a la milonga, y que si ésta a su vez tuvo
algo que ver en la gestación del tango es un asunto bastante complicado pero cierto, pues ya desde las milongas más antiguas se deja sentir
el característico ritmo de habanera, aunque más vivo que el de las habaneras
cubanas o españolas. Y por supuesto, al igual que el tango, la milonga tuvo
su evolución, desde las milongas campiranas, generalmente más lentas
y sentidas, pasando por las milongas ciudadanas, surgidas a su vez como un
subgénero del tango, hasta las milongas que acusan algunas de las influencias
que llevaron a Astor Piazzolla a transformar el tango. Dos ejemplos contrastantes de lo que ha sido la milonga los encontramos en Corralera y Nocturna. La
primera más tradicional mientras que la segunda cae en el terreno de la llamada milonga-tango por mezclar en una misma composición ambos géneros.
Notas: Roberto Ruiz Guadalajara
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Orquesta Filarmónica de la UNAM
Violas
Francisco Cedillo Blanco*
Gerardo Sánchez Vizcaíno*
Patricia Hernández Zavala
Jorge Ramos Amador
Luis Magaña Pastrana
Thalía Pinete Pellón
Érika Ramírez Sánchez
Juan Cantor Lira
Miguel Alonso Alcántara Ortigoza
Roberto Campos Salcedo
Aleksandr Nazaryan
Concertinos
Sebastian Kwapisz
Manuel Ramos Reynoso
Violines primeros
Benjamín Carone Trejo
Ewa Turzanska
Erik E. Sánchez González
Alma Deyci Osorio Miguel
Edgardo Carone Sheptak
Pavel Koulikov Beglarian
Arturo González Viveros
José Juan Melo Salvador
Carlos Ricardo Arias de la Vega
Jesús Manuel Jiménez Hernández
Teodoro Gálvez Mariscal
Raúl Jonathan Cano Magdaleno
Ekaterine Martínez Bourguet
Toribio Amaro Aniceto
Martín Medrano Ocádiz
Violonchelos
Valentín Lubomirov Mirkov*
Beverly Brown Elo*
Ville Kivivuori
José Luis Rodríguez Ayala
Meredith Harper Black
Marta M. Fontes Sala
Carlos Castañeda Tapia
Jorge Amador Bedolla
Rebeca Mata Sandoval
Lioudmila Beglarian Terentieva
Ildefonso Cedillo Blanco
Vladimir Sagaydo
Violines segundos
Osvaldo Urbieta Méndez*
Carlos Roberto Gándara García*
Nadejda Khovliaguina Khodakova
Elena Alexeeva Belina
Cecilia González García Mora
Mariano Batista Viveros
Mariana Valencia González
Myles Patricio McKeown Meza
Miguel Ángel Urbieta Martínez
María Cristina Mendoza Moreno
Oswaldo Ernesto Soto Calderón
Evguine Alexeev Belin
Roberto Antonio Bustamante Benítez
Juan Carlos Castillo Rentería
Benjamín Carone Sheptak
Contrabajos
Víctor Flores Herrera*
Alexei Diorditsa Levitsky*
Fernando Gómez López
José Enrique Bertado Hernández
Joel Trejo Hernández
Héctor Candanedo Tapia
Claudio Enríquez Fernández
Jesús Cuauhtémoc Hernández Chaidez
Alejandro Durán Arroyo
Flautas
Héctor Jaramillo Mendoza*
Alethia Lozano Birrueta*
Jesús Gerardo Martínez Enríquez
Piccolo
Nadia Guenet
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Oboes
Rafael Monge Zúñiga*
Daniel Rodríguez*
Araceli Real Fierros
Trompetas
James Ready*
Rafael Ernesto Ancheta Guardado*
Humberto Alanís Chichino
Arnoldo Armenta Durán
Corno inglés
Patrick Dufrane McDonald
Trombones
Benjamín Alarcón Baer*
Alejandro Díaz Avendaño*
Alejandro Santillán Reyes
Clarinetes
Manuel Hernández Aguilar*
Sócrates Villegas Pino*
Austreberto Méndez Iturbide
Trombón bajo
Emilio Franco Reyes
Clarinete bajo
Alberto Álvarez Ledezma
Tuba
Héctor Alexandro López
Fagotes
Gerardo Ledezma Sandoval*
Manuel Hernández Fierro*
Rodolfo Mota Bautista
Timbales
Alfonso García Enciso
Percusiones
Javier Pérez Casasola
Valentín García Enciso
Francisco Sánchez Cortés
Abel Benítez Torres
Contrafagot
David Ball Condit
Cornos
Elizabeth Segura*
Silvestre Hernández Andrade*
Mateo Ruiz Zárate
Gerardo Díaz Arango
Mario Miranda Velazco
Arpas
Mercedes Gómez Benet
Janet Paulus
Piano y celesta
E. Duane Cochran Bradley
* Principal
Subdirectora Ejecutiva
Edith Citlali Morales Hernández
Asistente de Bibliotecario
Guillermo Sánchez Pérez
Enlace Artístico
Clementina del Águila Cortés
Personal Técnico
Eduardo Martín Tovar
Hipólito Ortiz Pérez
Roberto Saúl Hernández Pérez
Operación y Producción
Mauricio Villalba Luna
Asistente de la
Subdirección Ejecutiva
Julia Gallegos Salazar
Coordinación Artística
Israel Alberto Sandoval Muñoz
Bibliotecario
José Juan Torres Morales
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Universidad Nacional Autónoma de México
Dr. Enrique Luis Graue Wiechers
Rector
Dr. Leonardo Lomelí Vanegas
Secretario General
Ing. Leopoldo Silva Gutiérrez
Secretario Administrativo
Dr. Alberto Ken Oyama Nakagawa
Secretario de Desarrollo Institucional
Dr. César Iván Astudillo Reyes
Secretario de Atención a la Comunidad Universitaria
Dra. Mónica González Contró
Abogada General
Coordinación de Difusión Cultural
Dra. María Teresa Uriarte Castañeda
Coordinadora de Difusión Cultural
Mtro. Fernando Saint Martin de Maria y Campos
Director General de Música
Programa sujeto a cambios
FUERA DE
TEMPORADA
2016
Septiembre 10 y 11
Sábado 10 de septiembre • 20:00 horas
Domingo 11 de septiembre • 12:00 horas
José Guadalupe Flores, director huésped
José Pablo Moncayo
Huapango
(1912-1958)
Lorenzo Lara
Yo soy el mariachi
Vargas y Fuentes
Pop sones
Rubén Fuentes
La noche y tú
Antonio Valdez Herrera
Renunciación
Juan Zaízar
Cielo rojo
Mario Molina y Rubén Fuentes -
Guadalupe Trigo y Eduardo Salas
Qué bonita es mi tierra Mi ciudad
Tomás Méndez
Cucurrucucú
(Duración aproximada: 40 minutos)
Intermedio
Andreas Zanneti
Pueblo de Sol
José Vaca Flores
Esclavo y amo
J. Ángel Espinoza «Ferrusquilla»
Échame a mí la culpa
Miguel Ángel y José Ángel «Cuates» Castilla
El pastor
Mario Domm y Mónica Vélez
Mientes
Popurri
Orgullo mexicano
Arreglo: Fernando de Santiago
y Ricardo Martín
Jaime Flores, Raúl Ornelas y
Luis Carlos Monroy
Esta vida
(Duración aproximada: 35 minutos)
Mariachi Juvenil Tecalitlán
Claudia Sierra, canto
Fernando de Santiago, arreglos orquestales
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José Guadalupe Flores
Director huésped
Originario de Arandas, Jalisco, José Guadalupe Flores es
egresado de la Escuela de Música Sacra y de la Escuela
de Música de la Universidad de Guadalajara. Continuó
sus estudios en Alemania. Ha dirigido a la mayoría de las
orquestas de México, entre las que se pueden mencionar
la Sinfónica Nacional, la Filarmónica de la Ciudad de
México, la Filarmónica de la UNAM, la Sinfónica de Guadalajara (actualmente Filarmónica de Jalisco), las sinfónicas de Monterrey y
Aguascalientes, Estado de México, Pachuca y la Orquesta del Teatro de
Bellas Artes.
Se ha presentado en Canadá, Yugoslavia, Costa Rica, Guatemala, El
Salvador, Estados Unidos y Brasil, donde fue director de la Orquesta Petrobras
Pro-Música de Rio en Janeiro. Asimismo, ha sido director titular de la Sinfónica Nacional, de las sinfónicas de Xalapa y Guadalajara, de la Orquesta de
Cámara de Bellas Artes y de la Filarmónica de Jalisco. Desde 1998, está al
frente de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro.
Entre los reconocimientos que ha recibido destacan el de Músico del Año
2003 por parte del gobierno de Querétaro, el Premio Jalisco en la categoría
de Artes, el cuarto premio Francisco Medina Ascencio, Hijo Predilecto de
Arandas, socio de número de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, Egresado Ilustre de la Universidad de
Guadalajara y Lince de Oro de la Universidad del Valle de México.
En el ámbito operístico, ha dirigido La traviata, Tosca, Carmen, Fausto, La
bohème, Don Giovanni y Don Pasquale, por mencionar algunas. Su repertorio
también incluye música sinfónica y coral de Rachmaninov, Mozart, Ravel,
Beethoven, Mahler y Richard Strauss, entre muchos otros, además de varios
estrenos mundiales.
Ha grabado obras de Moncayo, Revueltas, Galindo, Ponce, Halffter, Curiel,
Oliva, Jiménez Mabarak, Ibarra, Carrillo, Bernal Jiménez y otros compositores
mexicanos. Para conmemorar los 250 años de su nacimiento, grabó el Concierto para clarinete, el Rondó para violín y el Concierto para fagot de Mozart,
así como el Concierto para trompeta de Leopold Mozart, con la Filarmónica
de Querétaro y solistas de la orquesta. Con el mismo conjunto, grabó el
Concierto para violonchelo y tres Danzas eslavas de Antonín Dvořák.
2
Mariachi Juvenil Tecalitlán
El Mariachi Juvenil Tecalitlán fue fundado en 1985 por Marco Antonio y
Fernando de Santiago, hijos de José
Natividad de Santiago, integrante del Mariachi Vargas de Tecalitlán. El grupo ha
participado en la Expo Sevilla 92, el
Festival de Viña del Mar en cuatro ocasiones, el Festival de Cannes en Francia,
el Festival Agustín Lara en México, Cuba y España, además de otros encuentros de mariachis en México y Estados Unidos. Ha acompañado en espectáculos y programas de televisión a Aída Cuevas, Raúl di Blasio, Rocío
Banquells, Manolo Muñoz, Marco Antonio Muñiz, Alberto Vázquez, Joan
Sebastian, Lucero, Ángeles Ochoa, Guadalupe Pineda, Miguel Aceves Mejía,
Marco Antonio Solís, Raphael, María Victoria, María de Lourdes, Francisco
«Charro» Avitia, Lola Beltrán, Lucha Villa, Humberto Cravioto, Juan Valentín,
Verónica Castro, Pedro Fernández y Vicente Fernández, entre otros. Además
de cuatro discos propios, el Mariachi Juvenil Tecalitlán ha participado en
grabaciones de Carlos Cuevas, Rocío Durcal, Pandora, Alberto Vázquez, Luis
Cobos, Lucero, Yuri, Mijares, Antonio Aguilar, Alejandro Fernández, Vicente
Fernández, Ana Gabriel y Amanda Miguel. Se ha presentado en programas
de televisión.
Claudia Sierra
Canto
Claudia Sierra comenzó su carrera en 1991 en el Grupo
Impulsor de la Música Representativa de México que
dirigía María de Lourdes, con el que se presentó en el
Auditorio Nacional, el Teatro de la Ciudad de México y
otros escenarios, que compartió con Lucha Villa, Lola
Beltrán, el Charro Avitia, María de Lourdes, Miguel
Aceves Mejía y otros artistas. A lo largo de su carrera, se
ha presentado en ciudades de México, Estados Unidos,
España, Francia, Holanda, Brasil y otros países. Ha cantado en el festival Las
Noches Blancas de Perm en Rusia, el Carnaval de Huatulco, la Feria del Caballo en Texcoco, un homenaje a Eduardo Magallanes y diversos festejos de
la Independencia y Navidad, por mencionar algunos. En sus actuaciones
ha alternado o colaborado con Carlos Cuevas, Gualberto Castro, la Orquesta
Sinfónica de Campeche, el Mariachi Juvenil Tecalitlán, Angélica María,
Manoella Torres y otros artistas. Ha participado en discos de Pepe Aguilar,
Antonio Aguilar, María de Lourdes, Julio Preciado, Joan Sebastian, Pablo
Montero, Juan Valentín, Alberto Vázquez y Vicente Fernández, entre otros.
Su propia discografía incluye los títulos Eternamente tuya, Nunca te olvidaré,
Claudia Sierra, Nostalgia entre amigos, ¡Qué sabe nadie! y La mexicana. Ha
trabajado como conductora del programa televisivo Música hecha en México.
En varias ocasiones ha sido invitada a formar parte del jurado en concursos
de música ranchera.
3
José Pablo Moncayo (Guadalajara, 1912- Ciudad de México, 1958)
Huapango
Cuando Tecayehuatzin de Huexotzinco alaba en sus versos la inspiración del
poeta Ayocuan Cuetzpaltzin, asegura que se debe a que «bajó sin duda
al lugar de los atabales». Por su parte, un mito náhuatl narrado por Fray
Juan de Torquemada en su Monarquía indiana cuenta que el sol transformó
a dos de sus servidores en el huéhuetl y el teponaztli, como castigo por haber
respondido el canto de un devoto de Tezcatlipoca que, tras atravesar el
mar sobre un camino formado por ballenas, sirenas y tortugas, logró llegar
hasta la morada del sol en busca de instrumentos musicales para hacerle
fiesta a su dios. Indudablemente, el alma de los atabales, del huéhuetl y del
teponaztli es el ritmo, al igual que el de la música que heredamos de las
culturas mesoamericanas. Como buen percusionista que era, lo sabía José
Pablo Moncayo al componer su Huapango, pues desde los primeros compases de esta fascinante obra el oído y el alma caen rendidos ante el encanto
de la simpleza de los ritmos que poco a poco se van desplegando en un
lento, sabio y contenido recorrido por distintos colores instrumentales, hasta
desarrollar patrones cada vez más amplios que hacen madurar un tejido rítmico sobre el cual florecen melodías surgidas de la sangre misma del pueblo.
Veintinueve años habían transcurrido desde que viera por primera vez la
luz Moncayo, allá en Guadalajara, cuando inscribió su nombre con notas de
oro en la lista de compositores que serán recordados mientras el águila parada en un nopal siga devorando a la serpiente en lo más hondo de nuestra
veneración, pues el 15 de agosto de 1941 la Orquesta Sinfónica de México,
bajo la batuta de Carlos Chávez, sembró en los oídos de los asistentes al
Palacio de Bellas Artes el asombro por descubrir en lo ya conocido una forma
nueva de sentir lo que por alguna misteriosa razón consideramos los mexicanos como la esencia musical de nuestro ser, en la forma de un huapango
que con el paso de los años se ha convertido en el Huapango por antonomasia.
Su elemental potencia rítmica, la belleza sin artificios de sus trazos melódicos, la riqueza de su colorido orquestal y la sabiduría con la que poco a
poco se va desplegando su forma hasta conquistar las cimas de la tensión,
hacen del Huapango de Moncayo una de esas obras que más que creaciones
parecen descubrimientos de algo que había permanecido oculto esperando
el advenimiento del ser elegido para sacarlo a la luz y revelar sus secretos.
Es cierto que es un lugar común (pero un hermoso lugar común) recordar
las palabras del gran compositor marsellés Darius Milhaud cuando al referirse al Huapango de Moncayo dijo: «Cuando en la atmósfera gris del invierno
parisino, quiero que haya sol en mi departamento, oigo el disco del Huapango». También es un lugar común pero obligado, el señalar que el Huapango
de Moncayo está basado en tres sones de cuño veracruzano: El siquisirí, El
balajú y El gavilancito, y no es menos común citar que es considerado como
un segundo himno nacional de nuestro país. Lo cierto es que más allá de ser
«un arreglo brillante y afortunado de sones veracruzanos», como describió
Blas Galindo al Huapango, y de exacerbar hasta el paroxismo nuestros arrebatos nacionalistas (sobre todo en esta época de chiles en nogada), el
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Huapango sacude el alma de todo aquél que no la haya perdido en el camino,
sin importar su nacionalidad o gusto musical, como lo confirma el comentario de Milhaud. Pues sólo alguien que tenga un pan de muerto en el pecho
en vez de corazón podría quedarse impávido ante una música que sin duda
surgió del «lugar de los atabales».
Sones tradicionales de mariachi
En tiempos del emperador bizantino Constante II, allá por el siglo VII, el deporte favorito de los ciudadanos del Imperio Romano de Oriente era la
discusión sobre temas teológicos relacionados con los misterios de la fe.
Teólogos de todo cuño, desde doctos hasta aficionados se enfrascaban con
pasión en acalorados debates acerca de si es o no Cristo de la misma sustancia que Dios Padre, o si tiene una o dos naturalezas, o si es o no coeterno con
el Creador, en interminables polémicas que en no pocas ocasiones terminaron en algo más que simples trompadas callejeras, al grado que el emperador
se vio en la necesidad de promulgar un edicto prohibiendo terminantemente
dichas disputas que desde entonces fueron conocidas como «discusiones
bizantinas». Sin embargo, el hábito de discutir, arraigado en algún gen necio
de nuestro ADN, aflora por encima de cualquier prohibición por muy imperial que ésta sea y se manifiesta a la menor provocación sobre todo cuando,
al calor de unos tequilas, el tema en cuestión es el del origen del mariachi.
Así, la tan manida anécdota según la cual el surgimiento del vocablo
«mariachi» se remonta a los tiempos de la Intervención Francesa, en los que
durante una boda de rancheros en una población de Jalisco unos soldados
franceses preguntaron sobre la causa de la misma por el asombro que
les provocó el carácter bullicioso del evento y el alboroto producido por la
música que en él se ejecutaba, a lo cual su interlocutor les contestó: «C’est
un mariage» (en francés: «es una boda»), y por lo cual los franceses designaron
al conjunto musical con ese nombre, mariage (que terminaría transformándose con el paso del tiempo en la palabra mariachi), sólo sirve actualmente
para lo mismo que el cilantro y la cebolla en los tacos de carnitas, es decir, para ponerle sabor a la anécdota con la que se condimenta el paseo que
por Garibaldi se le da a un amigo extranjero ansioso de curarse una herida
de amor en el Tenampa. Pues si bien es cierto que es casi imposible precisar
el origen del vocablo, no lo es menos el encontrar ese momento y ese espacio en el que el mariachi se asomó por primera vez a la historia, pese a la
afirmación sembrada en nuestras tiernas y frágiles circunvoluciones cerebrales por la voz de Jorge Negrete en películas como El peñón de las ánimas, al
decir que «de Cocula es el mariachi», creencia que al igual que muchas otras
ha sido desmentida por estudiosos del tema como el doctor Jesús Jáuregui
en su espléndido libro El mariachi, símbolo musical de México.
Lo cierto es que, de los primeros mariachis conformados por el arpa, el
violín y la vihuela, en los que los mismos que ejecutaban los instrumentos
entonaban las coplas que daban forma al sentir del pueblo, hasta las agrupaciones instrumentales actuales que acompañan al charro cantor (o la charra
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cantora), y en las que predomina el resplandor de las trompetas por encima de los violines, las guitarras, las arpas, la vihuela y el guitarrón (y que se
ha transformado desde mediados del siglo XX en un símbolo patrio gracias a
los oficios de las radiodifusoras, las casas discográficas y el cine), el mariachi
ha experimentado tal cantidad de transformaciones, tanto en la estructura y
duración de sus sones como en el atuendo de sus integrantes, que las diferencias entre el mariachi tradicional, que se aferra a la existencia en muchas
rancherías y pueblos de nuestro país, y el mariachi moderno, que ha trascendido nuestras fronteras para ganarse un lugar en culturas tan ajenas a su
origen, como Argentina, Estados Unidos y Francia, es inmensa.
Cabe destacar dentro de las transformaciones del mariachi una muy particular, consistente en la exploración de terrenos propios de otras formaciones
musicales o la incursión en otros estilos totalmente ajenos al son y la canción
ranchera. Así, se puede uno encontrar versiones de lo más selecto de la inspiración del cuarteto de Liverpool, como Yesterday o Penny Lane, o popurrís
clásicos que van de La danza de las horas de Ponchielli al Vuelo del abejorro
de Rimsky-Korsakov, en mariachi. Y… ¿por qué no? (exclamarán algunos
miembros del gremio a los que la técnica les da para encarar a Paganini hablándole de «tú»), ¿acaso hubo mariachi que levantara la voz para protestar
por el hecho de que Blas Galindo convirtiera lo que había sido patrimonio
exclusivo del guitarrón y la vihuela en discurso de cornos y violonchelos en
su Sones de mariachi? Ante lo cual sólo queda decir: ¡Viva México ca…ray!
Notas: Roberto Ruiz Guadalajara
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La Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM), el conjunto sinfónico más
antiguo en el panorama cultural de la Ciudad de México, constituye uno de
los factores preponderantes del proyecto cultural de mayor trascendencia del
país: el de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Durante ochenta años de actividades, la OFUNAM se ha convertido en una
de las mejores orquestas de México. Su popularidad se debe a la calidad del
conjunto, de sus directores titulares, a la participación de directores huéspedes y solistas de prestigio nacional e internacional, a una programación
interesante y variada, al entusiasmo de sus integrantes y a la belleza, la comodidad y la magnífica acústica de su sede, la Sala Nezahualcóyotl. Además,
cada temporada la orquesta realiza giras por diferentes escuelas y facultades
de la UNAM. En 2014 realizó una gira por Italia y en 2015 otra por el Reino
Unido. Su repertorio abarca todos los estilos, desde el barroco hasta los contemporáneos, incluyendo desde luego la producción nacional.
En 1929, a raíz de la recién lograda autonomía universitaria, estudiantes
y maestros de música constituyeron una orquesta de la entonces Facultad de
Música de la UNAM. Posteriormente, con un proyecto aprobado por el gobierno de Lázaro Cárdenas, se transformó en un conjunto profesional en 1936.
Originalmente denominada Orquesta Sinfónica de la Universidad, su dirección
fue compartida por José Rocabruna y José Francisco Vásquez, y su sede
se fijó en el Anfiteatro Simón Bolívar, de la Escuela Nacional Preparatoria.
De 1962 a 1966, Icilio Bredo tuvo a su cargo la dirección artística de la
orquesta, cuya sede se cambió al Auditorio Justo Sierra, de la Facultad de
Filosofía y Letras. En 1966, la designación de Eduardo Mata como director
artístico marcó el inicio de una nueva y brillante etapa de desarrollo del conjunto que duró nueve años. Fue durante este período que la Orquesta
Sinfónica de la Universidad se convirtió en Orquesta Filarmónica de la UNAM,
y comenzó la construcción de un nuevo y moderno recinto para albergar al
conjunto universitario, la Sala Nezahualcóyotl. Héctor Quintanar fue nombrado director artístico en 1975. Al año siguiente, la orquesta se mudó a su actual
sede. Desde entonces, la orquesta universitaria ha trabajado bajo la guía de
Enrique Diemecke y Eduardo Diazmuñoz (1981 a 1984, directores asociados),
Jorge Velazco (1985 a 1989), Jesús Medina (1989 a 1993), Ronald Zollman
(1994 a 2002), Zuohuang Chen (2002 a 2006), Alun Francis (2007 a 2010) y
Jan Latham-Koenig (2012 a 2015).
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Orquesta Filarmónica de la UNAM
Concertinos
Sebastian Kwapisz
Manuel Ramos Reynoso
Violas
Francisco Cedillo Blanco*
Gerardo Sánchez Vizcaíno*
Patricia Hernández Zavala
Jorge Ramos Amador
Luis Magaña Pastrana
Thalía Pinete Pellón
Érika Ramírez Sánchez
Juan Cantor Lira
Miguel Alonso Alcántara Ortigoza
Roberto Campos Salcedo
Aleksandr Nazaryan
Violines primeros
Benjamín Carone Trejo
Ewa Turzanska
Erik E. Sánchez González
Alma Deyci Osorio Miguel
Edgardo Carone Sheptak
Pavel Koulikov Beglarian
Arturo González Viveros
José Juan Melo Salvador
Carlos Ricardo Arias de la Vega
Jesús Manuel Jiménez Hernández
Teodoro Gálvez Mariscal
Raúl Jonathan Cano Magdaleno
Ekaterine Martínez Bourguet
Toribio Amaro Aniceto
Martín Medrano Ocádiz
Violonchelos
Valentín Lubomirov Mirkov*
Beverly Brown Elo*
Ville Kivivuori
José Luis Rodríguez Ayala
Meredith Harper Black
Marta M. Fontes Sala
Carlos Castañeda Tapia
Jorge Amador Bedolla
Rebeca Mata Sandoval
Lioudmila Beglarian Terentieva
Ildefonso Cedillo Blanco
Vladimir Sagaydo
Violines segundos
Osvaldo Urbieta Méndez*
Carlos Roberto Gándara García*
Nadejda Khovliaguina Khodakova
Elena Alexeeva Belina
Cecilia González García Mora
Mariano Batista Viveros
Mariana Valencia González
Myles Patricio McKeown Meza
Miguel Ángel Urbieta Martínez
María Cristina Mendoza Moreno
Oswaldo Ernesto Soto Calderón
Evguine Alexeev Belin
Roberto Antonio Bustamante Benítez
Juan Carlos Castillo Rentería
Benjamín Carone Sheptak
Contrabajos
Víctor Flores Herrera*
Alexei Diorditsa Levitsky*
Fernando Gómez López
José Enrique Bertado Hernández
Joel Trejo Hernández
Héctor Candanedo Tapia
Claudio Enríquez Fernández
Jesús Cuauhtémoc Hernández Chaidez
Alejandro Durán Arroyo
Flautas
Héctor Jaramillo Mendoza*
Alethia Lozano Birrueta*
Jesús Gerardo Martínez Enríquez
Piccolo
Nadia Guenet
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Oboes
Rafael Monge Zúñiga*
Daniel Rodríguez*
Araceli Real Fierros
Trompetas
James Ready*
Rafael Ernesto Ancheta Guardado*
Humberto Alanís Chichino
Arnoldo Armenta Durán
Corno inglés
Patrick Dufrane McDonald
Trombones
Benjamín Alarcón Baer*
Alejandro Díaz Avendaño*
Alejandro Santillán Reyes
Clarinetes
Manuel Hernández Aguilar*
Sócrates Villegas Pino*
Austreberto Méndez Iturbide
Trombón bajo
Emilio Franco Reyes
Clarinete bajo
Alberto Álvarez Ledezma
Tuba
Héctor Alexandro López
Fagotes
Gerardo Ledezma Sandoval*
Manuel Hernández Fierro*
Rodolfo Mota Bautista
Timbales
Alfonso García Enciso
Percusiones
Javier Pérez Casasola
Valentín García Enciso
Francisco Sánchez Cortés
Abel Benítez Torres
Contrafagot
David Ball Condit
Cornos
Elizabeth Segura*
Silvestre Hernández Andrade*
Mateo Ruiz Zárate
Gerardo Díaz Arango
Mario Miranda Velazco
Arpas
Mercedes Gómez Benet
Janet Paulus
Piano y celesta
E. Duane Cochran Bradley
* Principal
PRÓXIMO CONCIERTO
Fuera de temporada
XXXVIII Foro Internacional de
Música Nueva Manuel Enríquez
Iván López Reynoso, director huésped
Michael Barenboim, violín
L. Coral
• Águila real
Ginastera
• Concierto para violín
• Danzas de Estancia
Jiménez Mabarak
• Sinfonía en un movimiento
A. P. Santillán
• Némesis
Sábado 01 de octubre • 20:00 horas
Domingo 02 de octubre • 12:00 horas
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Dr. Enrique Luis Graue Wiechers
Rector
Dr. Leonardo Lomelí Vanegas
Secretario General
Ing. Leopoldo Silva Gutiérrez
Secretario Administrativo
Dr. Alberto Ken Oyama Nakagawa
Secretario de Desarrollo Institucional
Dr. César Iván Astudillo Reyes
Secretario de Atención a la Comunidad Universitaria
Dra. Mónica González Contró
Abogada General
Coordinación de Difusión Cultural
Dra. María Teresa Uriarte Castañeda
Coordinadora de Difusión Cultural
Mtro. Fernando Saint Martin de Maria y Campos
Director General de Música
Programa sujeto a cambios

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