Apuntes sobre Arqueología Quisqueyana

Transcripción

Apuntes sobre Arqueología Quisqueyana
DE PREHISTORIA
APUNTES SOBRE ARQUfOLOGIA QUISQUfYANA
Por Guido Despradel i Batista
IV
C E RAMZCA.
Ceráli~ica:"tiel griego Kerurtiike'. tlerivndr>
de kéramos, nrcilla".
El estudio concienzudo y sistemiitico de lo aiitóctono
constituye, en l a obra ardua e inaplazable que iios lia iinpuesto el deber vital de integrar la nacionalidad, la hace
fiindamental sobre l a ctial debe cimentarse todo ese cúmulo de esfiierzos realizados por dejar asentada, de una
manera formal y eterna, nuestra person:ilidad de piit..
blo civilizado a través cle las infiiiitas iiiqnietudes del
Mal proceden los que toman sin iilteréa, y Iizista iniichas veces con burlas. las contadas investigaciones a r clueológicas que (le cuando en vez eniprencleri algunos
estudiosos para d a r a conocer en niiestro país el grado
de desarrollo alcanzado en el campo de l a cnltura por esa
raza aborigen de Quisqueya, que de manera iiiiperdonable fué extermiriada a manos de extraños. Si algunas
raíces propias tenemos, ellas están firmemente enclavaclas al16 en las dorii~idaslejanías pobladas por las almas
errantes de nuestros aborígenes. Ellos nos han legado
iiu espírit~iy una historia; ya es horri de que lil~erenios
estos factores de nuestra propia vida de las ingratas pesadeces del olvido, p a r a al distinguir coiiscientenlente lo
prestado de lo legítimo,caminar con paso firme hacia la
cabal integración de nuestro espíritu de dominicanidsid.
No es peregrino afirmar que entre t o d a s las Antillas
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ARQUEOLOG~A
QU~SQUEYANA
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en donde alcanzó la culturri taina s u msís alto grado de
desarrollo fijé en esta isla de la EspctEola. El Doctor J.
Welter Femkes, competen te in\?estig:iclor inglés quieti
realizó interesantisitnos estiidios arqiieológicos en las
Ailtillns, corrobora con esta afirmación nuestra cuando
dice. que:
**Uiiade Iris islas mas promisoras que espera la azada
del arqiieólogo es Haity, y debe esperarse que antes
de muchos años las antigiiedades de esta Isla puedan
ser exliloradas".
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La prisa coi] que enipujabti la codicia a los conqiiist:iiloi-es hispanos n o les permitió observar con juicioso
deteni~nieritolas variadas riquezas que en objetos de
arte poseían los intlios quisqtieyanos. Al Adelantado
Do11 Bzirtolomé Colóti, cuando su visita de infeliz memoi-iri al Cacica.to de Jarcigua, -presentó la Reina Anacaona
iiiia colecciÓi1 compuesta por setenta Izerinosas vasijas de
I~arro. El cronista Herrera había escrito que las vasijas
en que gtiardaban y tomaban agua los indios estaban
I~ermosainentepintadas. Y aunque el Alinirante encotnetidó a Fray Ramóii Pane qLie estudiara el uso, objetos y costurnl~resde los aborígenes de las tierras recién
En cutin.to a nuegtra Tsla se refiere, -vario$ siglos después de gedlizas Bspañq s u obra ,colonizadora hombres
estudiosos,~~que
no eran por,cíe$tohii h e r o s mucho, rna.
nos nativos de estas tierras de raigambre india de Arn&
rica, se dieron a Ia tarea de incorporar al acervo cieaK-
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BOLETIN
DEL A R C HI V O G E N ER A L
DE LA
NACION
aborígen. Sir Robert Sclioiiiburgh Iiizo conocer a Europa el indisciitible valor de los oljjetos arc~ueológicoe
liallados en Santo Domingo, y después investigadores
franceses, alemanes e ingleses practicaron especliciones a
esta isla del Caribe para satisfsicer su espíritu iriuestigaclor y a ~ i n i e n t a r los amplios cotiocitnieiitos del Viejo
ililiinílo a l clarle a conocer una raza que t u v o tina civilizacióti y una cultura.
Tal coino lo dijo el Dr. Fe\vkes: "una (le las islas nirís
protnisoras que espera azada del ¿irq~ie<ílogo",es la iiuestra. Entre t o d a s las del í-ii-chipiélago Atitillano, la antig u a Esp:iñola es la que encierra las iilayores riqiiezas
:irclueológicas. Principalmente en lo concer~iienteal a r t e
de la cerámica, pues t a l como lo 1-ecorioció la expetlicióii
que en los años de 1928 y 1929 envió a nuestro país el
h l ~ ~ s eNacional
o
de Washingtoii:
"El Museo Nacional de Santo Domingo tiene piobablemeiite la mas grande colecci0n de vasijas conipletas de arcilla que cualqtiier otro sitio cte las Aritillas",
jrel sitio de Andrés "es quizrís l a tnas extensa est:~ciÓ~~
arqueológica coiiocida liasta aliorci e11 Iris Antillas". (1)
De fuera h a n ve~iidoa mostrartios verdades t a n ínti-
S; pues en nuestra o h r a emprenclicla de propia. integrael conocimiei~toamplio de la Arqueología indígena
de una necesidad ina p lazable: priiicipalrneilte 1s rnina
la ceriiniica, y a que si coií~olo han dejado den~ostraclo
bios investigadores europeos:
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rela vida lielénica estaba compeiidiarla en los dibtijos
de sus vasos".
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Aunque el origeii del a r t e de la ceriitiiica sc pierde cn
l a s lejanías del ticrnpo, la tnayoría cle los iiivestigaclores
Iiün adniitirlo que su aparición puecie colocnrse entre los
años 6000 y el 5000 aiitcs de Cristo, "en la edad llaiii~icla tardenosiana, la rnedi:~de las tres cn cpie se divide In
época Z'ransneoliticn". (2). H a Iial~iilop«eblos priitiitivos en los cuales n o se desarrolló el arte rle la ceramica,
y al referirse a ellos lia dicho Edwarcl B. Tylor que:
"donde no se hallen restos de objetos ceicimicos, como entre las reliquias de las tribiis del periodo reo*
fero de las cavernas en Fraiicia, se puede coiicluir
con seguridarl que estos primitivos salvajes no Ilegriron muy lejos eti civilizacióii". (3)
El a r t e de la cerriniica 11n ido evolticionando a través
de las edades. En los puel)los rnás priniitivos, en los
ciiales los recipientes para guardar o t o m a r agua eran
de inadera o de las cáscaras de ciertos frutos (liigiiiro<
coco), éstos eran rccubiertos con arcilla para clue ptidierati
resistir al f~iego;otros pueblos, un poco mas avanzados,
moldeaban la arcilla sobre calabazas o dentro de canastos, los cuales al ser cliiitados dejaban una vasija de
tierra" y las marcas que dejaba sobre ellas el moldepertnrinecian como un dibujo ornciniental".
L a mano, ayudada 'por implcnientos rústicos como
un palito puntiagiido y espiit~ilasde irisidercl o de piedra,
f u i el primer instrumento de que se sirvió el hombre p a r a
inodelar sus vasijas de 1.1arro. Pero clespués, al correr de
los tiempos, el ingenio hainano iriveritó In ruerla o torno
de alfarero. E s t a ináquina .sencilla y maravillosu es conocida desde tietnpos muy antiguos. Al decir de Sir
Jolin Lubboclc rio existía ni en la Edad de Piedra ni en In
de Bronce, (4)y dando entero crédito al testimonio de
mucl~osreconocidos y sabios rirqueólogos ella comenzó
a usarse en Egipto durante el reinado de la 171dinastía,
hacia los afios de 4240 s 3950 antes de Cristo. Testiiuonio de ello nos d a n los dibujos de l a s paredes de l a s
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Tuinbas de los Reyes en donde estiín representados dos
alfriseros trabajando con su rueda, la cual mallejan coi1
$1 decir de Tglor, en el mundo priirlitivo esta rueda
de alfarero representaba los diversos tipos de creacióii,
dades "como un arfarero moldeando al Hombre sobre la
Podenios admitir que la ceri
del asa en las vasijas; las del segundo grupo, de vasijas
torneadas y con asas, pero de espesor exagerado y que
imitan con frecuencia las formas humanas y las del tercer
grupo, que tienen como principal característica el barniz
lustroso quectibre las superficies de las vasijas.
Coma lo afirmara el Doctor Wilson, citado por Sir
John Lubbock, en Anlérica "el arte de la cerámica alcanz 0 un considerable grado de perfección". Hasta el extremo de que alg~inosde los vasos de barro encontsados
en los túmnlos que se hallan esparcidos eii el Estado de
Olrio, y pertenecientes a las razas aborígenes de Norte
América, "se dice que eran i-ivales en elegancia de la forlila. en delicadeza p en finura", a los mejores ejemplares
de los Peruviatlos.
De todos es conocido el fino arte con que fueron 11101deados los objetos cerimicos de los antiguos incas y aztecas. Pero n o obstante el grado cle perfecci'ón que
alcanzó el arte de la cerCimica t a n t o en los pueblos primitivos del Norte corno en los del Slir de nuestro Contíilente, la mayor parte de los irlvestigadores han admitido
que los .i~~strumentos~empleados
por- los aborígenes del
Nuevo Miin@o para desarrollar t a n premosa in-aistrid
eran sumé~menterddirri:entarios: Élrds n- cóqcieí&~1-
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ARQUEOLOG~AQUISQUEYANA
rueda o torno de alfarero, n,uquc, como lo afirma
"una simple aproriiiiacióii a u11 torno de alfarero pudo haber existido y la cual consistia el1 uila vara de
madera agarrada con una niano por el medio y que
se movía dentro de la masa de arcilla que se hacia
con la otra nioiio, o por otro obrero".
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Como en las tierras con tiiientales, también en las islas antillanas llegó a alcanzar uti apreciable grado de
desarrollo el arte de la cerkmica. Sobre este particular,
y refiriéndose a la vecina Borinquen, el Dr. Doii.Cayetano Col1 y Toste, en sil "Prcliistorin de Puerto Rico", h a
expresado, entre otras cosas, lo siguiente:
"El borinqueño manejaba también la arcilla hasta someterla al fuego como cualquier alfarero moderno.Fabricaba vasijas, cazuelas, tinajones y grandes platos,
de dos dedos de grueso, llamados bueren, para cocer .
al fuego las tortas del casabe.- De barro cocido haclan también sus amuletos o dioses penates, figurillas
que abundantemente se encuentran en los cementerios de indios.- En cuestión de alfareria llegaba el
refinamiento artístico de adornar las abrazaderas de
las cazuelas de grotestas caras, y hacer ollitas para
guardar las indias sus collares, a estilo de nuestro
'
El Dr. Narciso Alberty, inspirado en estas palabras
del Dr. Coll y Toste p estableciendo cuidadosas comparaciones critre los objetos cerRmicos estudiados por él en
tiuestro país y los conservados en Puerto Rico en las colecciones Látirner, Nenman 'y Moncloua, llegó a la conclusión de que:
'&laalfarería indígena de Rorinqiieii. no difiere en nada a la de Quisqueya".
Frente n esta identidad establecida p o r nuestro reputado arqueólogo entre las certEmicas quisqueyanas y bo-
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DEL ARCHIVO G ENE R A L
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rincltieii~s,veainos c o t i ~ oHerliert W. Iírieger detertiliila
u ii núniero de caracteres especiales q u e hacen cle l a cerámica d e n u e s t r a Isla un t i p o defiiiiclo y diferente, en m u -
clios detalles, a las o t r a s d e l a s demrís Antillas.
Dice Krieger en su "Aboriginal I n d i a n P o t t e r y of t h e
Donlitiican Repúblic", l o q u e sigue:
iFLacerámica aborígen de Santo Doniingo, como está
representada en las colecciones mencionadas, pertenece a un solo tipo de cultura.- La forma, la pasta,
la superficie pulimentada, los dibujos decorativos y los
detalles del estilo la colocan aparte como distinta a
la de Cuba. Jamaica y a la de cierta parte de Puerto
Rico; fragmentos de objetos de cerámica dejados por
algunos primitivos inmigraiites no arahuacos no
existen en los terrenos de Santo Domingo. Las vasijas de barro decoradas de cualquier sitio aborígen de
Santo Domiiigo, son indiscutiblemente de un mismo
tipo; ésto es. existe una estabilidad en todos los detalles que constitiiyeri los diferentes caracteres y proporciones en los cuatro elementos primarios del material cerrirnico, llamados pasta, superficie pulimentada,
forma y dibiijo".
P e r o a ú n admitiendo e s t a uniformidad el t i p o y eil
el estilo d e l o s ol~.jetos ceráinicos cle los aborígenes d e
n u e s t r a I s l a estahlecida p o r Krieger, es necesario observ a r qiie l a ceramica d e l o s i i ~ d i o sque h a b i t a b a n la c o s t a
n o r t e d e Q u i s c l ~ ~ e ye ar a diferente, en niuclios detalles, a
la del r e s t o d e riuestro territorio insular. Diferencia q u e
tiene s u esplicación en el hecho, q u e el mismo Krieger
apunta, d e que:
"los indios cigüayos de la costa Norte de la República Dominicana deben por lo tanto considerarse cultiiralmente clistiiitos de los típicos arahuacos de toda la
isla y de la de Puerto Rico".
Empretidamos, pues, n u e s t r o estudio s o b r e la cerri-
JPLANOHA 11.
Vaso faino.- En~ont.,a¿oen ld ,Corni$n1i&.C&igstall~a.Colecuó~arqueoligiéa~Desprde! i 11tbidd.
n ~ i r ade los aborígenes de Qtiisclueya haciendo algunas
consideracioties sobre el ma terial em ylearlo y la manera
cle trabajarlo; sobre la superficie puliinentada, la fornia y
las decoraciones de las tli\rers:is vasijris en qtiedernostraron sus sentirnien tos artísticos riuestros primitivos pobladores.
Materi~tlj.forma de trabajarlo.-Diversas clases de
arcillas ntilizalian ~iliestros:tlfarcros aborígenes para faI~ricarsus vasijas.-Nunca Ins usai-o11puras, pues para
hacerlas inils fuertes y i.esistentcs lastetnplaban agregan.
do a las pastas pcdricitos cle esteatita, mentidas piedrecitas y ocasiotialmente hasta trocitos de mac1ei.a.-Estos
iii:iteriales extraños 111uyraras vecesaparece11 en las past a s cle clue est6n consti.uídas Icis vasijas de barro pertenecientes a nuestros aborígenes, pues el inaterial por ellos
generalmente usado es tina tierra negra y gredosa t a n
abunilante en el suelo de las Caletas, la cilal al ser tica
en piedra y en areiia estii ya naturalmente templada.Este niaterial cuaildo es puesto :tl fiiego queina en iia co.1 salinón.
Al desconocer el torno, los alfareros aborigenes tnoldeaban todas sus vasijas a mano ayudados por toscas
espátulas de piedra o de madera.-Es mriy probable, adeinás, que los alfareros aborígenes usaran p:ira alisar las
superficies de sus vasijas 1111 instrumento hecho de piedra
areiliscci y con mitcl~asfacetas con u n diámetro aproximaclaniente de dos pi11gada.s.-Uno cle estos instruinentos f~iéencontrado por la expedición del Museo de Wasllington en la 6'Cucvc~del 3"mplo" (Samaná) y otro
eiicoritrado en Cuba por Niirrington fue designado por
éste como un pulidor cle celtas.-El norteamericano G. A.
Uuncan encontró an objeto similar en unas plantaciones
cercanas a Fort-Lil~erté (Haity) y conlo ha expresado
Krieger: Es casi seguro que éste y otros implementos de
piedra con múltiples caras para pulir, eran tambien usados por los alfareros aborígenes arahuacos",
A fuego abierto quemaban los alfareros aborígenes
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DEL A RCHI VO G E N ER A L
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sus vasijas.-Talvez a veces usaron hornos primitivos en
terma de hoyos en los ciiales an~ortigtísibauel fitego con
rainos y hojas verdes, aulicltie colno dice Krieger:
"fuera de algunos hoyos cle uso desconocido 'encontrados en ciertas regiones aisladas de Santo Domingo,
nada en la cerámica aborigen de Santo Domingo iiidica'el uso de liornos en la fabricación de objetos de
barro". (6)
Seperfick pulimentada.-Sin pintar y pintada podía
preseiitarse la superficie externa de las vasijas de barro
de nuestros aborígenes. L a s vasijas sin pintar son de color rojo, gris y negro. Como es sabido, el -color de esta
variedad de vasijas de barro-clue son las t n i s corrientes
y abtindantes-clepencle siempre de la presencia clel hierro
o de sus derivaclos y al grado de color a que fueron soiuetidos los objetos de arcilla. Si el hierro esta presente
en la masa arcillosa en forma de carbonato, cllíeina en
forina de un óxido rojo; ahora, para los alfareros aborígenes obtener vasijas de un color negro, bastaba ponerlas
~
ahogado con hojas y tallos verdes y dejar esa L I fuego
tos oljetos cierto tiempo en contacto coa las cenizas.
L)e color negro son generalmente los ejetnplares de ceramica t a i n a encontrados en Moate Cristy y en las inoataiias del interior de la Isla, principalnicnte ea Coiistanza
( L a Vega).
Cotno afirma Krieger: "Las vasijas sin pintar sieulpre aparecen eu l a terra-cotta natural o de color ladrillo" y constituyen el tipo más característico de vasijas
de barro t a n t o en Santo Domingo colno en Puerto Rico.
Las arcillczs pintadas se presentan eti color rojo,
blanco, crema niarrón o policron~as. Las arcillas polícromas son muy raras en iluestra Isla y en cambio aparecen como típicas en las costas sur y oeste de Puerto
Rico. P a r a obtener diversos colores se servían los alfareros aborígenes de barnices vegetales, de ciertas stistancias colorantes minerales por iiosotros desconocidas y de
ARQUEOLOGIA QUISQUEYANA
csri rarieclnd de arcilla llamncln 1Caolin.-Es inegable que
eii l a téciiicn de pintar sus vasijas de barro no llegaron
mtqr lejos los alfareros aborígenes; a estos diversos colores no los garantizaba niiigíiri procediiniento qlie les diera fi.iczci, y ES por ello que cs sumaincnte dificil encontrar .
en iiuestros dias uti objeto de ceráruica aborígen adornado con los colores que le diera el artista indígena. Así,
p como dice ICrieger:
1
uMucl~asde las pálinas y desafortuiiadan~entemuchos de los barnices rojos se quitaron junto coi1 las
materias orgánicas adlieridas a las paredes de liis vasijas de Andrés y de Monte Cristy ciinndo fueron
puestas en una solución diliiida de ácido clorliidrico.
Una descoloracióii de la superficie debida al desen-
Es de esperarse que cuando eii nuestro pais se intensificltieii, de maiiem científica y orgaiiizada, las investigaciones al-queológicas podremos admirar una rica colec.
ció~ide vasijas lucietido los vivos colores con que las
erigalanaron, con su gusto exaltado a fuerza de sol de
trópico, nuestros artistas aborígenes.
NOTAS:
lo- EIerbcrt W.Krieger. "Aboriginul Iirdinn Potter! o r
thc Doininicnn Hcpnblic". Srnithsoniaii In~iitutioit.
Washington. D. C.
S-
j
i
Eiiciclopedin Espassa. Cerfiiriica. Tonto 12.
B. Tylor. "Authriipology". D. Apl>letctti
artd Co~npniiy. Ncw York niid London. 1921.
39- EEd-ard
49- Sir John Lubbock. "Pre-Historic Tirites".
t<riiand Compaiiy. New York. 18'72.
D. Applc-
59- Citado por el Dr. Narciso Alberty en sii artfculo
"A1fürerin Indfgenn". Paafilia, Enero 30 del lR2J.
p. 7.
tilb- Los proccdiinieritos ratliineiitnrios rluc utilizaban los
alfnrctos oRorlgencs para Iiacer sus objetoa de cerlmica en estos dlus atin son practicados por los crtm-
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GENERAL
DE LA
NACION
pesirios nuestros que se dedican a la fabricaci6n de
vasijas de barro. En esta coniún de Ida Vega, quien
vaga a los sitios del EIigüerito, de los Hornos y de
Botija y observe como los riisticos alfareros c;~iiipesinos moldean sus ollas, potizas, tinajas p harenes,
vers. conio estos objetos son lieclios enteranieiitk a
inauo, pedazo a pedazo, y sin el auxilio de ninguna
clase de instrumentos Lag pastas de barro son teiiipladas con arena y las vasijas son quemadas en lioyos en los cuales se ainortigua el fiiego con liojas y
ramas verdes. Curioso es, adenifis, coniu esos alfa.reros hacen uso del santo para puliinentur Ia supcrticie exterior de sus diversas vasijas. El sarno es "el
fruto de una liana leguniinosa que crece en los nontes húmedos pr6xiinos a los ríos. Se llama taiiibiéri
choctio. Es una especie de unc cuna o Canai*dí;i".
(Eniilinno Tejera. "Palabras indígenas de la isla úe
Santo Domingo").

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