Revista Los Pingotes - Asociación de Amigos de Fuentes de Magaña

Transcripción

Revista Los Pingotes - Asociación de Amigos de Fuentes de Magaña
LOS PINGOTES
La
revista de la
Asociación
recreativo - cultural de
Amigos
de
Fuentes
de
Magaña
Diciembre 2015 Nº 9
9 días de agosto.
Crónica de la IX Semana Cultural
Vivencias y fe de mis gentes
Y además:
• Recuerdos y vivencias
• Historia
Comunidades de Villa y Tierra
• Gastronomía
Justino Marín del Barrio. De cero a Texma
Don Abel Pérez Gallardo.
• Literatura
El regreso. Por Jesús Nieva Ozcoz
La gran nevada. Por Abel Hernández
• Salud
Una vida al servicio de un pueblo
• Deportes
• Tradiciones
LOS PINGOTES 1
2 LOS PINGOTES
LOS PINGOTES
SUMARIO 09
diciembre 2015
04
05
06
14
20
Editorial. ¡A por la décima!
21
Recuerdos y vivencias. La academia.
22
24
26
31
32
34
37
38
40
Reflexiones de un cura de pueblos.
44
La gran nevada. Por Abel Hernández.
46
47
48
50
51
52
53
Historia del Ultimate Fresbee. De Connecticut a Fuentes de Magaña.
Memoria económica 2014 de la Asociación de Amigos de Fuentes de Magaña.
9 días de agosto. Crónica de la IX Semana Cultural.
Vivencias y fe de mis gentes.
Recuerdos y vivencias. La calle del Castillo.
La luz en Fuentes de Magaña. De la tea a la bombilla eléctrica.
Comunidades de Villa y Tierra. La Comunidad de Villa y Tierra de Magaña.
Un poco de Historia. Un testamento firmado en Fuentes de Magaña.
D. Justino Marín del Barrio. De cero a Texma.
Don Abel Pérez Gallardo. Una vida al servicio de un pueblo.
Recuerdos y vivencias. El trueque.
Para Leer. El tesoro de la ciudad perdida.
El regreso. Por Jesús Nieva Ozcoz.
Rutas MTB. Parques eólicos y pistas. Recorrido en bicicleta por Tierras Altas.
Desafío Tierras Altas. Crónica DTA 2015.
Gastronomía. Los buñuelos de la abuela María.
Salud. La paleta del pintor.
Ese vínculo llamado Fuentes de Magaña.
Crónica de Fuentes de Magaña y sus gentes.
Colaboradores de la revista Los Pingotes
La presente publicación es fruto de la colaboración de varias personas que aportan sus conocimientos y experiencias para enriquecer los contenidos
de la revista. Si quieres colaborar en cualquiera de los apartados de esta publicación, ponte en contacto con nosotros. Te necesitamos.
La revista Los Pingotes es una publicación
de la Asociación de Amigos de Fuentes
de Magaña que constituye un punto de
encuentro y divulgación de las actividades
de la asociación, así como de la historia, las
tradiciones, la gastronomía, la naturaleza
y la cultura de Fuentes de Magaña y su
entorno.
La revista no se responsabiliza ni comparte
necesariamente las opiniones vertidas en
entrevistas, artículos o colaboraciones
que en este medio se publiquen.
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Dirección:
Junta Directiva de la Asociación: Nuria Domínguez Martínez,
Javier González Castellano, Nieves Valer Ramos, Recaredo García
Gaspar, Ana Aguado Martínez, Mª Isabel Marqués Martínez
Edita:
Asociación Recreativa Cultural de Amigos de Fuentes de Magaña
Coordinación, diseño y maquetación:
Recaredo García Gaspar
Imprime:
COMETA artes gráficas
Depósito Legal:
Z-4002-2007
LOS PINGOTES 3
Editorial
¡A por la décima!
i 2014 fue un año histórico para el Real Madrid por conquistar
su décima copa de Europa, 2016 será el año de la décima para
los Amigos de Fuentes de Magaña. Parece que empezamos
ayer, pero en 2016 celebraremos la X Semana Cultural. Y si la
conquista copera del Real Madrid fue portada de los principales diarios
deportivos y dio lugar a celebraciones por todo el mundo, esperamos
que 2016 sea también un año de celebración para nuestros socios y
amigos que quede en la memoria colectiva de todos nosotros.
S
En el apartado de historia analizaremos el nacimiento de las
Comunidades de Villa y Tierra como forma de organización territorial
durante la época de la Reconquista en las tierras al norte del Duero.
Y como un buen equipo de fútbol, también nuestra asociación precisa
de nuevos fichajes que la refuercen. Hoy, con una plantilla de más de
200 jugadores, buscamos aumentar nuestra cantera con jóvenes que, a
partir de 14 años de edad, quieran vestir nuestros colores y convertirse
en socios de Amigos de Fuentes de Magaña. Por una cuota anual de
15 €, ofrecemos el orgullo de formar parte de un equipo de gente feliz e
integrada. Al menos, así lo sentimos los que estamos dentro.
Quiero destacar la colaboración de escritores profesionales que
participan en nuestra publicación, otorgándole así un mayor interés y
calidad. Nuevamente, Abel Hernández e Isabel Goig se suman con sus
artículos a las páginas de esta revista. Este año, se incorpora además
Jesús Nieva Ozcoz con un emotivo relato titulado El regreso. Jesús
Nieva es autor de El secreto de la ciudad perdida, apasionante novela
que aprovechamos para comentar y recomendar en estas páginas.
Y tras este breve símil futbolístico, desgranaremos brevemente el
contenido de esta revista, que ya llega a su número 9 y que comienza
con una completa crónica de las actividades que conformaron la
programación de la IX Semana Cultural.
El deporte también tiene cabida en nuestra publicación y este año
protagoniza un artículo en torno al Ultimate fresbee -práctica deportiva
que gana adeptos cada día- y otro dedicado a la prueba BTT Desafío
Tierras Altas, que celebró en agosto con gran éxito su 2ª edición.
Vivencias y fe de mis gentes es un artículo de valor etnográfico que,
como su título indica, recorre los usos y costumbres de las gentes de
Fuentes durante siglos en los que el campo, la familia, la solidaridad y
la iglesia, han sido piedras angulares de la convivencia entre vecinos.
Asimismo, conoceremos en el artículo titulado La academia, las
inquietudes pedagógicas de personas que hace ya décadas procuraron
la formación de muchos niños de Fuentes para que, a pesar de vivir en
un entorno rural, tuviesen acceso a oportunidades educativas.
Completan esta publicación una reflexión acerca de la estresada
actividad de un cura de pueblo durante los concurridos meses de
verano, un divertido artículo en torno al inocente trueque entre niños,
otro de psicología en relación a la importancia de los buenos recuerdos
vinculados a la infancia y a lo vivido en pueblos como Fuentes de
Magaña y, finalmente, una sencilla receta para elaborar ricos buñuelos.
Recordaremos como era la vida de los vecinos de la calle del Castillo
hace unas décadas y descubriremos la importancia de la llegada de la
luz eléctrica a Fuentes hace apenas 80 años, gracias al esfuerzo de
muchos vecinos que, con su trabajo, hicieron que eso fuera posible.
4 LOS PINGOTES
Este año, con sendos artículos, se rinde homenaje a la memoria de dos
personas importantes muy vinculadas a Fuentes de Magaña: Justino
Marín del Barrio, fundador de Textiles Marín; y Abel Pérez Gallardo,
médico que ejerció la totalidad de su carrera en Fuentes de Magaña.
Para terminar, como cada año, agradecemos la colaboración de las
empresas y entidades anunciantes y destacamos la inestimable labor
de quienes dedican su tiempo a recordar, investigar y escribir para
nosotros los artículos de calidad que esta revista incluye. Que su
lectura te sea grata.
Recaredo García Gaspar
Memoria económica 2014 de la Asociación de Amigos de Fuentes de Magaña
GASTOS
INGRESOS
INVERSIONES
CUOTAS DE SOCIOS
3.210,00
AYUDAS Y SUBVENCIONES
Proynerso (anuncio revista)
200,00
COMIDAS
Comida popular agosto
2.150,00
Cena Fiestas del Cristo
520,00
Comida popular Puchero
636,00
COLABORACIONES Y PROMOCIONES
Copias DVDs
160,00
Camisetas, sombreros, delantales
875,00
Donativos tapas
22,00
Asistencias Taller risoterapia
60,00
LOTERÍAS Y RIFAS
Rifa lienzos
500,00
Rifa jamón
300,00
Lotería Navidad
2.800,00
LIQUIDACIÓN CUENTAS BANCOS
9,89
PUBLICIDAD REVISTA
840,00
Equipo de sonido y altavoces
1.010,62
GASTOS DE FUNCIONAMIENTO
Franqueos, papelería, imprenta...
Donativos y cuotas
CABALGATA DE REYES
VIII SEMANA CULTURAL
718,01
156,00
88,75
Camisetas, delantales y gorros
1.020,15
Espectáculo infantil y risoterapia
Espectáculo siega y trilla
Taller aves rapaces
Concierto mariachi
Carteles y programas
Placas de homenaje y trofeos
Fuegos artificiales
Comida popular
Charanga El ruedas
Otros (chocolatada, lienzos rifa...)
Obsequios colaboradores
FIESTAS DEL CRISTO (cena)
EDICIÓN LOS PINGOTES
FIESTA DEL PUCHERO
LOTERÍA DE NAVIDAD
340,00
1.102,98
580,00
1.000,00
135,30
182,17
103,09
2.142,96
750,00
222,58
315,00
746,83
1.646,34
990,13
134,12
GASTOS GESTIÓN DE CUENTAS
29,22
TOTAL GASTOS
ayudas
13.415,05
TOTAL INGRESOS
12.282,89
SALDO A 31/12/2014
SALDO 2013
INGRESOS
GASTOS
SALDO 2014
9.719,75
+12.282,89
-13.415,05
8.587,59
C
omo cada año, aprovechamos esta
revista para presentar un resumen de
las cuentas de nuestra Asociación que,
un año más, se presentan saneadas y con un
razonable equilibrio entre gastos e ingresos.
Las cuentas de 2014 son continuistas con
respecto a años anteriores y la mayoría de
los gastos e ingresos reflejados se vienen
repitiendo cada año. Los gastos se concentran
en conceptos vinculados fundamentalmente
a la Semana Cultural y al conjunto de
actividades desplegadas durante la misma,
así como a la fiesta del Puchero o a la edición
de esta revista.
En el apartado de ingresos destacan como
fuentes de financiación fundamentales
las cuotas aportadas por los más de 200
socios, que supusieron 3.210 €, la venta
de lotería y rifas que generaron 3.600 €, las
colaboraciones de empresas para la edición
de la revista Los Pingotes, que sumaron 840 €
y, por último, los abonos de los asistentes a las
comidas y cenas populares que, básicamente,
vienen a compensar los gastos derivados de
la organización de estos eventos. Al final, 2014
se saldó positivamente con 8.587 €.
Quedaron pendientes de abono en 2014 las
subvenciones otorgadas por la Mancomunidad
de Tierras Altas que, por un total de de 632,86
€ se ingresaron en febrero de 2015 y, por
tanto, se reflejarán en las cuentas de este año.
Se comunica por medio del presente anuncio que con fecha 20 de febrero de 2015
la Mancomunidad de Tierras Altas notifica que la Asamblea de Concejales de dicha
Mancomunidad ha resuelto conceder a la Asociación de Amigos de Fuentes de Magaña
las siguientes ayudas:
•
Para la edición del nº 8 de la revista Los Pingotes la cantidad de 343,53 €.
•
Para la actividad Taller de cetrería, la cantidad de 289,33 €.
El Taller de cetrería subvencionado se celebró en agosto del año 2014 en el marco de la
VIII Semana Cultural de Fuentes de Magaña y el nº 8 de Los Pingotes se editó y distribuyó
en los meses de noviembre y diciembre de 2014.
LOS PINGOTES 5
9
días
de
agosto
IX SEMANA CULTURAL
de FUENTES DE MAGAÑA
Por Ismael Valer Marín
DÍA PRIMERO
Torneo de mus
Así fue y así lo cuento. Las
actividades comenzaron a fluir
el día uno de agosto a las cuatro
y media de la tarde. Empezó “la
cosa” con un campeonato de mus
celebrado en el espacio cubierto
que hay junto al frontón. Los
ganadores aplicaron su buen arte
de envidar a las cartas que les tocó
jugar. A las 20 horas, en el auditorio
improvisado de las terrazas, la
Orquestina “La Cantina”, entre
diálogos y ficticios personajes,
dejo colgadas, en el aire, viejas
melodías: Cerezo rosa, La casita de
papel, etc. La audiencia escuchaba
las canciones que la devolvían a su
juventud.
DÍA SEGUNDO
Orquestina La Cantina
6 LOS PINGOTES
El día dos de agosto amaneció
pronto, muy pronto. En las plazas
todo era dinamismo y tecnología.
Tecnología en el arco de meta y en
las más de 100 bicicletas que empujadas por otros tantos ciclistas iban
a recorrer tres circuitos. Uno, el largo, de 65 kilómetros por las duras
sierras de Tierras Altas; otro, de 35
por semejante orografía a la ante-
rior y, finalmente, el circuito infantil por un recorrido rural rodeando
el casco urbano. La organización,
dicen los entendidos, fue perfecta,
y la colaboración de los voluntarios
excelente. Los servicios médicos
fueron meros espectadores de las
pruebas deportivas. El equipo de
fisioterapeutas hizo que los ciclistas repusieran su condición física
después de semejante esfuerzo y
Jesús Martínez se encargó de recuperar las bicicletas con un buen
manguerazo de agua. En el curso
de la carrera, los corredores pudieron encontrar puestos estratégicos
de avituallamiento perfectamente
ubicados en los puntos “calientes”:
refrescos, frutos secos, piezas de
fruta… todo lo necesario para reponer fuerzas y seguir adelante hasta
completar el recorrido. Al final y
tras la entrega de trofeos, carne a
la brasa en una comida de recompensa para participantes, amigos y
familiares.
DÍA TERCERO
Fue el lunes día 3 de agosto cuando
sonó el primer chupinazo de los
cuatro que abrirían los encierros del
toro-carretón. Los niños tomaron
las calles. Después a reponer
fuerzas en el aperitivo infantil en
Orquestina La Cantina
el que, con imaginación, los más pequeños
elaboraron sus propios pinchos.
Ese mismo día, la primera de las conferencias
fue un canto a nuestros antepasados, aquellos
que, con mucho esfuerzo físico y muchos
sacrificios nos dejaron la estructura de un
pueblo moderno. La ponente, Delfina Valer,
Delfi, nuestra monja misionera, nos hizo sentir
la emoción de los recuerdos en una exposición
llena de nostalgia y agradecimiento a nuestros
mayores.
Vino a cerrar el día la proyección de la película
“Qué bien se te ve”, que trajo el recuerdo de los
días de agosto de 2014 en los que se celebró la
VIII Semana Cultural de Fuentes de Magaña y
que ya quedaron para la historia.
BTT Desafío Tierras Altas
Encierro infantil
LOS PINGOTES 7
DÍA CUARTO
Taller de Ultimate frisbee
Actividad infantil.
la arcilla.
Participantes
en elTrabajando
taller de Ultimate
frisbee
8 LOS PINGOTES
El martes una nueva aportación se desplegó
en el frontón. Ultimate frisbee se llama este
juego –actividad deportiva. El disco volaba,
unas veces, bien dirigido por los expertos,
otras, tomaba una dirección caprichosa
pues el lanzador carecía de la técnica
suficiente. Nuestro socio Eduardo Paniello,
jugador entusiasta de esta disciplina, quiso
incluir en la programación de nuestra
semana cultural un taller impartido por el
mismo para enseñar las reglas y técnica
de este deporte que, casualmente por esos
días, obtuvo el reconocimiento por el
Comité Olímpico Internacional, pudiendo
así competir con otras disciplinas para ser
incluidos en futuros Juegos Olímpicos. ¡Y
es qué tuvo que practicarse en Fuentes de
Magaña para obtener tal reconocimiento!
El torneo de ajedrez es una actividad fija
en la programación de la semana cultural.
El interés de los organizadores es despertar
entre los más jóvenes la afición por esta
disciplina de tan favorables efectos entre
quienes la practican. En esta ocasión,
Arturo García alzó el trofeo de campeón.
Participantes en el torneo de ajedrez
Torneo de ajedrez.
El martes es uno de los días de la semana en los que la Plaza Hueca se convierte en punto de encuentro, sobre todo por
la tarde. “Fuentes de tapas” es un evento
esperado por todos. Las cocinas de las casas echan humo durante las horas previas
a la muestra. Todos se afanan en diseñar
y elaborar tapas y pinchos para ofrecer a
Finalistas del torneo de ajedrez.
los asistentes un abánico de sabores y de
placeres gustativos. Las creaciones culinarias presentadas resultaron excelentes.
Entra por los ojos primero y después por la
boca. Felicidades a todos los “profesionales” de la cocina. Este año hubo tinaja de
melocotón con vino para acompañar a las
abundantes tapas. Juan Ramos fue el taber-
nero “escanciador”. Este año el delantal
que lucieron los participantes fue de color
calabaza y, con unos 60 cocineros luciéndolo, la escena recordaba a los exitosos
programas televisivos de Master Chef. Y
las más de 1.500 tapas que se degustaron
en apenas media hora, un año más estuvieron a la altura esperada.
Participante en Fuentes de Tapas.
Repartiendo el clásico remojón
Tapas de la muestra gastronómica
LOS PINGOTES 9
Iñigo Dito Alaya. Los riesgos de internet
Senderistas en Valtajeros
DÍA QUINTO
Como hay que cuidar el cuerpo, el
miércoles, un buen paseo hasta la sierra.
Valtajeros fue el destino con La Lomba
por testigo. Bocata en la Veguilla después
del encuentro entre los senderistas que
cada año se agrupan en una excursión
colectiva que ayuda a conocer nuestro
término municipal, sobre todo a los más
pequeños. Ya por la tarde, el ciclo de
conferencias presentó un tema de rabiosa
actualidad: Los riesgos de Internet.
Iñigo Dito Alaya, cabo la Guardia Civil,
desbrozó el complejo mundo de las redes
y nos descubrió los entresijos y riesgos
de Internet y alertó a los padres del mal
uso que podrían hacer sus hijos de esta
herramienta.
DÍA SEXTO
El jueves no es un día cualquiera en la
semana cultural. La plaza huele a churros
cuando la chiquillería, todavía, se está
desperezando. Josean, un año más, elaboró
este nutritivo desayuno ayudado por un
10 LOS PINGOTES
Excursionistas en la Veguilla
grupo de voluntarias que se encargaron
de preparar el chocolate. El ajetreo
continuo de la semana está en su ecuador,
esperando la eclosión del fin de semana.
Con el cuerpo espabilado y bien nutrido,
a correr el 2º encierro y, sin solución
de continuidad, el 2º taller de Ultimate
frisbee. Comida, ligero descanso y futbol,
partido clásico donde los hijos, llenos de
agilidad, pugnan por ganar a la madurez
de sus progenitores. Pero este año fueron
los padres los que obtuvieron la victoria.
¡No pasa nada, porque todo queda en casa!
Ya en la tarde noche del jueves, el frontón
se llenó nuevamente de acordes de guitarra
José Antonio Herrero (“Josean”)
Repartiendo el chocolate
Ángel Valdivia y Tamara Giménez
Competición de fútbol
con el concierto de “Versiones y perversiones
musicales”. El Dúo oscense formado por el
guitarrista y cantante Ángel Valdivia y por
la bailaora y cantante Tamara Giménez, nos
sorprendiron por su fusión de pop, rock, canción
y flamenquito.
DÍA SÉPTIMO
El cohete del 3º encierro nos despierta el
viernes. Con pañuelo al cuello y periódico en la
mano, a recortar la embestida de los morlacos
por las calles. Las carreras atropelladas de los
niños dejaron algunas caídas que, aunque no
revistieron gravedad, activaron la ambulancia
de Nuria que rápidamente evacuó a los heridos.
Los plataneros de la plaza que, este año, no
dejaban pasar ni el más mínimo rayo de sol,
acogieron la comida de alforja. Buenas viandas,
buen vino, buenos postres, buen humor y, por
tanto, buen ambiente.
La tarde se llenó de juegos malabares y
contorsionistas en un espectáculo emocionante
del Circo La Raspa que entusiasmo a todos. Tras
un descanso para cenar, la noche se iluminó con
el fuego de los volatines. La quietud de la noche
castellana colaboró en el espectáculo y ningún
espectador se movió hasta que los fuegos de
los pebeteros se extinguieron. Faquires y
malabaristas mantuvieron boquiabiertos a
los espectadores que, al final del espectáculo,
puestos en pie, ovacionaron a los artistas.
Circo La Raspa
LOS PINGOTES 11
DÍA OCTAVO
La semana, en estos días de agosto,
siempre tienen guardadas sorpresas.
Los toros y los dobladores abrieron la
mañana del sábado. Crearon ambiente
de corrida incruenta de toros con picador
bonachón y torero debutante en la plaza.
Llegó en “mercedes” como corresponde
a los grandes maestros acompañado de
su apoderado. Juan “El Pacho” hizo el
paseíllo con su cuadrilla y las Manolas.
Gracias Juan, nos hiciste pasar un
buen rato. ¡Gracia por tu colaboración!
Angelines “La Chispi”, por una
inoportuna lesión, no pudo atender a su
compromiso anual de lidiar un toro para
sus vecinos y amigos. ¡Qué tu lesión
Pasacalles taurino
Baile de disfraces
12 LOS PINGOTES
sea de corta duración! El día estaba
inseguro y amenazaba lluvia. Y por si
acaso, dejamos solos a los arboles de la
plaza y nos fuimos a comer a cubierto,
en un local amplio, limpio, cedido por
el Ayuntamiento y acondicionado en
un tiempo record para acoger a 219
comensales. Los disfraces sufrieron el
rigor de la tarde castellana cuando sopla
el cierzo. Los que mejor soportaron
la inclemencia fueron una banda de
“pingüinos” que se habían escapado del
polo. El bocata a media tarde repuso
las fuerzas. Después fuegos artificiales
y concierto-tributo a Los Secretos. Los
hermanos Fran y Marcos, excelentes
músicos y cantantes, nos deleitaron en un
concierto de calidad.
Fran y Marcos. Tributo a Los Secretos
Baile de disfraces
Duo de
Cadreita.
Junta
Directiva
de la Asociación.
Baile
disfraces
Momento del homenaje a los mayores
DÍA NOVENO
El noveno día, misa y homenaje a los
mayores. Sentidas palabras, recuerdos y
emoción contenida. El acto, este año, lo
abrió el Sr. Alcalde presidente del Exmo.
Ayuntamiento con una breve y ajustada
alocución. Rubricó el acto la Presidenta
de la Asociación de Amigos de Fuentes
de Magaña e hizo la presentación de
los homenajeados “el presentadormantenedor” de la semana. ¡Fuerte
aplauso! para Javier González, nuestro
imprescindible “speaker”. Como cada año
el homenaje estuvo amenizado por nuestros
amigos del Dúo Cadreita. Abel Mendoza
y Jesús Nieva nos mostraron su cariño
a través de sus guitarras y sus escogidas
canciones en un fin de fiesta entrañable.
La semana-novena se cerró de la forma
más cultural. Mientras los homenajeados
y familiares departían, animadamente,
durante el aperitivo, Jesús Nieva firmaba
ejemplares de su libro “El tesoro de la
Dúo Cadreita
ciudad perdida”. Una de las personas a
la que dedicó un ejemplar me dejo leer la
dedicatoria: “Para…..porque desde que
nos conocemos me has tratado con todo
cariño y me has mostrado la cara más
entrañable y humana de las personas. El
gran tesoro está en el corazón”.
Y concluída la novena semana
cultural, ¡vamos a por la décima!
2016 es el año en que se cumple
el 10º aniversario de nuestra
asociación. De todos depende
que su celebración sea un éxito.
Jesús Nieva
LOS PINGOTES 13
MEMORIA
O HISTORIA
Últimamente se habla mucho de la memoria histórica, pero ¿es realmente un concepto adecuado o estamos confundiendo
lo que es memoria y lo que es historia?
La historia es la ciencia de la memoria y su
estudio y conservación corresponde a las
instituciones universitarias, a los archivos y
a las bibliotecas. Los libros y otras fuentes
documentales son su soporte escrito. Por
su parte, la memoria es una función del
cerebro que permite codificar, almacenar y
recuperar la información del pasado.
Pero memoria, !hay la memoria!, la
memoria de nuestros pueblos, se recupera
con conferencias como la que nos regaló
Delfi Valer, “nuestra monja viajera”, en
la que sus recuerdos fluyeron en forma
de arados, de tradiciones como el Mayo,
de bares, de oficios perdidos como el de
herrero o el de pregonero que, en tiempos
ya pasados, se ejercían en Fuentes.
Memoria de nuestros pueblos son los
libros de Abel Hernández y las historias
trasmitidas por nuestros abuelos, padres
o tíos. Son esos recuerdos de estraperlo,
de desapariciones en la posguerra y
de apariciones posteriores, ¡alegres
apariciones!
Esa memoria por desgracia se nos está
yendo. Así, se fue mi tía Benita, hermana
pequeña de mi padre, que fue para mi una
fuente de la memoria de mi familia. Ella nos
contó historias de la casa de mis abuelos,
historias que hacían hasta con rima. Traigo
aquí la última rima que me regaló postrada
en una cama del hospital:
“Entre Fuentes y Cerbón
todos pasean el cerro
y los amantes que se quieren
pasan la vida en el cielo”
Por eso, conferencias como la de
Delfi o recuerdos de nuestros pueblos
que aún se conservan en la mente de
nuestros mayores, para que alcanzasen
la categoría de historia deberían quedar
escritas. La revista los Pingotes es un
medio idóneo para guardar un poco de
“nuestra historia”.
A ello nos diponemos en las siguientes
páginas.
Ana Aguado Martínez
14 LOS PINGOTES
Vivencias y fe de mis gentes
Por Delfina Valer Marín
una peluquería, una barbería, una tienda
de tejidos, dos sastres, un zapatero, un
estanco y varios funcionarios residentes:
un secretario, un médico, un maestro
y una maestra. Además, dos coches de
línea y dos curas.
E
n uno de los libros de la Biblia
hay una frase: “acuérdate de donde
saliste”. Así, con este recuerdo me
lanzo a hacer un recorrido por el “ayer”
de estas tierras y sus gentes. Gentes
austeras y valientes que sabían vivir
haciendo frente al frío cierzo, al cálido
bochorno, al crudo invierno; sin pereza
y haciendo cada día lo que había que
hacer, venciendo el tedio, la monotonía
y el aislamiento que podían reinar en el
ambiente. No les regalaron nada, ellos
fueron artífices y artesanos de su vida.
Sitúo mis vivencias en un tiempo en el
que el pueblo tenía dos o tres carpinteros, dos fraguas, un horno municipal,
además de un molino y una panadería
particulares, un bar, dos tiendas que
eran los “mercadona de la rinconada”,
Quienes son de mi edad, e incluso más
jóvenes, conocen como yo cómo era la
vida cotidiana en este querido pueblo. Un
poco más difícil es hablar de la Fe, pues
el dicho es claro: “cada uno guarda su
alma en su armario”. Sin correr el riesgo
de entrar en la conciencia de nadie, me
permitiré también hablar de la Fe de mis
gentes, apoyándome en hechos, tradiciones y costumbres que han alimentado las
creencias de nuestros antepasados.
Voy a comenzar por unas pinceladas
de la vida normal de quienes trazaron
surcos de progreso y esperanza para
nosotros.
Vivencias
Desde los años sesenta hasta hoy, hemos
dado saltos acelerados a nivel cualitativo
y cuantitativo y tal vez a algunos les resulte difícil imaginar cómo se ha pasado
de labrar con el arado romano a realizar
la misma tarea con un tractor climatizado, con mandos automáticos y GPS. La
siega y la trilla, tareas familiares felizmente recuperadas como memoria cultural, distan mucho del trabajo realizado
hoy por un hombre y su cosechadora.
¡Y qué decir de los útiles empleados en
la enseñanza! De la plumilla y el tintero
hemos llegado al ordenador-escáner-fotocopiadora, pasando por el bolígrafo
–que nos pareció un gran invento, ¡especialmente el de cuatro colores! Qué decir
de la cartilla y el Catón, donde aprendimos las primeras letras y de aquellas
enciclopedias que acumulaban todos
los conocimientos en un libro de mayor
o menor volumen según el grado en el
que estuviese el alumno. Los mapas que
se enrollaban y se desenrollaban según
la lección de geografía que tocase y que
nos permitían viajar por costas, montes y ríos del mundo entero y, además,
cuando arreciaba el frío, si los poníamos
en la puerta de clase, nos aislaban de las
inclemencias del tiempo.
religiosos, culturales,
musicales, corridas
de toros, partidos de
futbol…!algo estaba
cambiando!
Hoy tenemos accesos
ilimitados al conocimiento, a la información, al estudio, a
la comunicación, al
transporte…. Cada uno
su teléfono, su coche,
su tablet… pero yo
me pregunto: ¿hemos crecido al mismo
ritmo en aquello que nuestros padres y
abuelos fueron tan grandes?
Ellos tenían un “olfato de humanidad”,
un sexto sentido que les hacia adivinar
en su necesidad o en la necesidad del
vecino aquellas cuestiones vitales o decisivas en las que había que implicarse.
Hoy lo llamamos “ser solidarios”;
ellos, simplemente se ayudaban
porque era cuestión de salir
adelante.
Cuando había un enfermo grave,
la familia, los allegados y algún
vecino se ponían de acuerdo
para cuidar y acompañar, sin
drama, sin ruido, pero con una
presencia eficaz hasta el final,
tanto si el desenlace era bueno o
menos bueno.
Y había otras cosas:
La información corría a cargo del alguacil
y su trompetilla, y así estábamos al tanto
de las ordenanzas del ayuntamiento o de
los vendedores y mercancías que llegaban
a la plaza. El resto de los acontecimientos
se comunicaban en la fragua, el lavadero
o la fuente; o en el rato de espera de la
salida matutina o de la llegada vespertina
de las cabras alrededor del pilón; o esperando el coche de línea o la llegada del
cartero con su valija en la que, además de
cartas familiares, había algún periódico y
cabía toda una oficina contable de giros,
pagos, letras a plazos… La radio era el
medio de conocer día a día lo qué pasaba
en España más allá del Mostajo y de La
Alcarama... Incluso, había algunos que
escuchaban radio Andorra que, lógicamente, daba una información distinta a la
de Radio Nacional.
Al principio de los años 60 llegó al salón
parroquial la primera televisión que nos
permitió ver acontecimientos políticos,
Ese vecino que tenía el macho o la
yegua enfermos y que había que cuidar
día y noche hasta que se le pasase la
agitación. Ahí estaban los hombres
haciendo turnos, sujetando y velando
al animal para evitar males mayores.
Todo afectaba a todos, chicos y grandes. La matanza del cerdo era una fiesta
familiar y un trabajo compartido que
aseguraba una buena reserva, en un
tiempo que no había frigoríficos ni
congeladores.
Un parto era la ocasión de recompensar
a la mujer por su esfuerzo con el caldo de
la mejor gallina del corral y con los buenos cuidados de las matronas del pueblo.
Gestos sencillos, ayudas concretas,
actividades rutinarias sin brillo y sin
recompensa. Cada uno estaba en su rincón, con sus cosas, pero cuando había
que ayudar, la solidaridad estaba por
encima de todo, aunque no supieran que
esta palabra definía su actitud.
La familia era el núcleo social que se
extendía al vecindario y a todo el pueblo, a los mayores se les llamaba por su
nombre o por su apodo, con el prefijo
“tío”, ”tía” – el tío Chano, la tía Crescencia, el tío Claudio, la tía Aurelia, el tío
Sandalio… ¡gran familia!
El pastor que tenía un buen perro,
pero que se había roto una pata y
ahí acudían dos o tres hombres para
inmovilizarlo, vendarle con trapos,
tablas y huevo y ver con satisfacción
cómo, pasado un tiempo, seguía siendo buen guardián del rebaño.
En la era, la tarea de la trilla era dura.
Cuando venía tormenta había que
correr a recoger la parva y, si era
necesario, se ayudaba a quien andaba
más retrasado porque, antes de que
cayese el chaparrón, había que salvar
lo más que se pudiera la cosecha del
año que, en realidad, era el pan de
cada día.
LOS PINGOTES 15
Esa solidaridad se manifestaba no
sólo en el pueblo, sino con los pueblos
vecinos… Había fuego en Cerbón o
en Valtajeros, sonaban las campanas a
rebato y allí iba todo el que podía con
calderos y palas a combatir el fuego. No
había camiones, cisterna ni helicópteros
pero había coraje numantino para hacer
frente común a lo que se presentaba.
Y ¿qué decir de aquel coche de línea,
con chofer y cobrador, que arrancaba
con manivela y que, a veces, había que
empujar por las cuestas de Villarraso
y de Pobar, pero que realizaba con
gallardía el trayecto Fuentes-Soria en
dos horas?
Nuestras gentes vivieron monarquía,
república, guerra, dictadura… Las ideologías estaban ahí, cada quien guardaba
la suya, pero tenían una preocupación
común: salir adelante y que sus hijos
pudiesen vivir mejor que ellos. La tarea
era grande y por eso se concentraban en
las cosas pequeñas y, al mismo tiempo
que intentaban mejorar la economía
doméstica, el pueblo hacía funcionar
las cosas del pueblo: luz, agua, reos de
vecinos en servicios comunes para mantener practicables caminos y acequias,
sistema de cotización–igualas- para
tener médico, ya que entonces no había
Seguridad Social, madres que se comprometían a colaborar en el comedor
escolar… que preparaban los trajes para
las comedias, contribuyendo así a que
todo el pueblo disfrutase de una obra de
teatro o de un sainete representados por
jóvenes y niños con madera de artistas.
La limpieza del lavadero a turno hacía
que todas las mujeres pudiesen lavar la
ropa en un medio más o menos cómodo
pero, sobre todo, lo
más limpio posible. Servir como
mayordoma era una
obligación y un privilegio que ayudaba
a mantener la Iglesia en condiciones
dignas para el culto
y la oración. En
una palabra: unión
de esfuerzos para
seguir mejorando
las condiciones de
vida. Las dificultades no les acoquinaban, las vivían como desafíos para
crecer.
A veces, comentando aquel ritmo de
vida decimos: “eran esclavos de la
tierra para sacar cuatro perras”. Pero
en realidad eran libres, tenían un ritmo
realmente ecológico. Vivían al ritmo de
la naturaleza y de las tareas cotidianas,
ni más ni menos. Dormían al lado de las
pozas para guardar el turno del agua y
valoraban como un tesoro los pequeños
manantiales que alimentaban el regadío.
Fruto de esas veladas hidrológicas eran
las patatas y las berzas, con sus hermosos cogollos, que aseguraban la intendencia del crudo invierno. Tener en casa
gallinas, cerdos o cabras proporcionaba
comida, a la vez que en el corral se
preparaba el abono con que cultivar las
tierras. La “corta” de la leña, era otra tarea que aseguraba limpieza en el monte
y calor en el hogar. Aquello era ecología
aplicada, todo se reciclaba. La tierra se
labraba dejándola en reposo para que
produjese más al año siguiente.
Además, algunos realizaban un esfuerzo suplementario entre la recogida de la cosecha del año y el comienzo
de los trabajos para preparar la tierra
para la siguiente: en ese espacio de
tiempo otoñal algunos hombres iban
al trujal de aceite a ganar algún jornal
para mejorar un poco las economías
domésticas.
Nuestros padres y nuestras madres
nos enseñaron a trabajar, a jugar, a
bailar y a rezar, porque todo era importante en la vida y porque así nos
preparaban para ese porvenir soñado
que, de todo corazón, deseaban para
nosotros.
En esta rutina del día a día había un
ingrediente, una salsa que daba color
16 LOS PINGOTES
y sabor a las semanas, a los meses, a
los años; una especie de argamasa que,
como ocurre en las construcciones de
esta tierra, daba cobijo a las familias.
Así en la vida de nuestras gentes la
Fe era un elemento, si no esencial, si
importante. A la iglesia nos traían al
nacer y en ese mismo lugar comenzaba
el último trecho hasta “San Sebastián”
para aquellos que habían terminado su
ciclo natural en este mundo.
Una vez recordadas algunas de las
vivencias, consciente de que lo más importante siempre queda por decir, con
el respeto debido a los protagonistas,
voy a adentrarme en el terreno de sus
creencias, terreno que es mezcla de tradiciones, de costumbres, de Fe en Dios
y, sobre todo, de buena voluntad.
La fe de mis gentes
La salsa que daba sabor al ritmo
cotidiano y la argamasa que
proporcionaba cobijo era la fe de
nuestros mayores. Los gozos, las
penas, las preocupaciones y las
satisfacciones las vivían con un
sentido transcendente que era como
una manera de respirar, oxigenando
así la existencia cotidiana.
La iglesia parroquial y el cura del
pueblo constituían su mundo religioso.
El obispo venia una vez al año y
representaba a la iglesia de Roma…
pero ¿qué eran Roma y el Vaticano?
Y cuando se escuchaba la lectura del
Evangelio ¿dónde estaban Palestina y
Belén de Judá o Jerusalén? Y además,
hasta los años 60, ¡la misa en Latín!
Me diréis: fe de carbonero, creencias
sin cultura y sin reflexión crítica, sin
sin… pero con una FE llena de buena
voluntad.
recordando a todos. Y memoria de las
ánimas benditas, con aquellos rosarios
en los que se recordaba cada día a los
difuntos de una familia.
En diciembre, la Inmaculada –patrona
de la parroquia- y Navidad…fiesta de la
ternura de un Dios-Niño que pide calor
y cariño.
Así se completaba el círculo de 365 días,
y cada domingo, un alto en el camino, la
partida en el bar, el paseo y a comenzar
la semana; de vez en cuando, una misa
encargada al cura por las intenciones que
buenamente pedía el interesado y así, a
seguir el ritmo acompasado de la vida,
domingo a domingo.
Cada mes traía su lote de celebraciones:
En enero, la Epifania –los reyes magos,
envueltos de misterio y generosidad,
que con unos guirlaches nos dejaban tan
contentos y nos enseñaban a ser buenos
y generosos- y San Sebastián mártir,
patrono de la hermandad que se ocupaba
de acompañar en el ultimo tramo de
la vida, sobre todo a quienes no tenían
compañía ni medios para el entierro.
En febrero, la Candelaria, -presentación
de los niños recién nacidos y sus
madres, en memoria de “la presentación
y purificación” narrada en los evangeliosy San Blas, el protector de la garganta
-otorrino- con la bendición del rosco.
Y el Miércoles de Ceniza, comienzo de
un tiempo especial de camino espiritual
acompañado con charlas y con los
viernes de abstinencia y dos días de
ayuno.
En marzo, San José y Semana Santa
con el cumplimiento pascual. Y, sin
comprender el por qué, a veces se
celebraba en abril cambiando las fechas
de un año a otro. Los tres días se vivían
intensamente: el Jueves Santo con esa
adoración que se prolongaba horas;
El Viernes Santo, con su Vía Crucis y
los Oficios; y el Sábado Santo con un
fuego pascual y un bandeo que desataba
las gargantas en Gloria y Aleluya,
convirtiendo el momento en algo
maravilloso. He dicho sin comprender
el porqué, ya que no se sabía mucho
de la Pascua judía en la que se sitúa lo
que el “Nazareno” vivió, pero tal vez sea
más exacto decir que nuestras gentes
celebraban estos días sumergidos en el
misterio del “Paso del Señor”: “del árbol
de la muerte salud nuestra salió”, y se
rememoraba aquello de “rompiendo las
cadenas triunfante y victorioso”… (ese
himno suena a resurrección).
En mayo, mes de las flores a María,
la Cruz de Mayo, la bendición de los
Campos.
En junio, el Corpus Christi, paso del
Santísimo por las calles, bendición en
la plaza de arriba con la sensación real,
como dice el salmo: que “Dios visita a su
pueblo”.
En julio, Santa Isabel o la fiesta de la
visitación, ahora celebrada el 31 de
mayo, la Virgen del Carmen y Santiago
apóstol.
En agosto, la Virgen,“la Asunción”.
Estas dos últimas -Santiago y la Virgenmarcaban un alto en las tareas de la
siega, el acarreo y la trilla.
En septiembre, el Santo Cristo del
Consuelo…¡qué devoción, qué
fiesta, qué rosquillas y qué bailes!
Y San Miguel, fiesta señalada en el
ayuntamiento con su importante
Concejo.
En octubre, la Virgen del Rosario, la
Virgen del Pilar. En este mes, nuestras
madres y abuelas rezaban el rosario,
esa oración sencilla y aparentemente
rutinaria, con un Padre Nuestro y 10
Ave Marías.
En noviembre, todos los Santos, fiesta
de trascendencia espiritual y afectiva
Podéis argumentar: ¿eso es Fe?,.. ¿eso es
iglesia? – No, eso es un pobre calendario
inexacto, hecho sin pausa ni detalle que
no refleja el hondón de la fe sencilla
que vivieron nuestras gentes. Ellos
tenían claro que a algo, o mejor dicho a
alguien, podían confiar sus penas, sus
preocupaciones, sus alegrías. Sabían que
ese alguien podía echar una mano en
todo y le confiaban: el hijo o la hija que
estaban lejos, fuera del pueblo, en la mili,
sirviendo o estudiando; la cosecha que
se estaba preparando; el porvenir del
niño que acababa de nacer; o el descanso
eterno del que pasaba a “mejor vida”.
Hoy, hay costumbres y tradiciones
que han desaparecido por diversas
circunstancias, pero yo guardo con
cariño la memoria de vida, fe y fiesta que
aún siento cuando ando por estas calles y
estos campos:
Procesiones, con el alto que se hacía en
la puerta de la mayordoma, auroras,
bandeos de campanas, rosarios, música,
rosquillas y remojón… otros sonidos
de las campanas que invitaban a rezar,
o tocaban a rebato en una urgencia…
todo eso formaba una amalgama
humana y espiritual que salía de la
Iglesia o conducía a ella. Voces de los
hombres que resonaban en la bóveda
del templo dando la impresión que algo
solemne e inexplicable estaba pasando;
se rezaba y se cantaba con el corazón….
Ese algo incomprensible para mi
cabeza era la religiosidad de un pueblo
que lejos de ser “fe de carbonero” era
encuentro personal con Dios.
Mis gentes no eran perfectas, existían
envidiejas, rencillas, diferencias….pero
vivían en su pueblo y en su parroquia…y
LOS PINGOTES 17
no había más. Rezaban juntos, por encima
de las “distancias” o desuniones que
pudiesen separarlos. Me diréis—¡pura
apariencia!-, pero yo me permito afirmar
que de apariencias nada. Rezaban y tal
vez salían de la iglesia con los mismos
prejuicios y problemas, porque las cosas
y las personas no cambiamos en media
hora, pero su fe se fundamentaba en el
convencimiento de que Dios nos ama y
sólo Él puede hacer común unión y dar
sentido a nuestras vidas cada día. Sin saber
explicarlo, poseían ese convencimiento
de que por encima de todo y de todos se
pueden superar sentimientos y relaciones
más o menos positivas, haciendo del
pueblo una comunidad de creyentes en un
Dios que nos ama a cada uno como somos.
Eran creyentes de cuerpo entero, no
buscaban convencer o explicar su fe, era
así; el Verbo se hizo carne en Nazaret y
nuestros mayores vivieron en su carne la fe
de cada día: trabajaron y se multiplicaron
como dice el Génesis, dieron a sus hijos lo
que tenían haciendo eco a aquello de: “si
vosotros sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, cuanto más vuestro Padre del cielo os
las dará a vosotros”.
San Pablo escribió hace más de 20 siglos
a su discípulo Timoteo: “tengo presente
la sinceridad de tu Fe, esa que tuvieron
tu abuela Loïde y tu madre Eunice…”
La fe no es cuestión de recuerdos,
conveniencias o filosofías; nuestras gentes
no eran ritualistas, eran “memoriosos”,
hacían memoria de lo que otros les
habían transmitido y enseñado, y ese
memorial ha llegado hasta nosotros. Así
como hemos sido herederos de un huerto,
somos herederos de un tesoro histórico
cultural y religioso del que somos
responsables y que, a nuestra manera,
debemos mantenerlo entre nosotros y en
las próximas generaciones no por beatería
18 LOS PINGOTES
o esnobismo cultural, no por ser más
papistas que el Papa, sino porque en
la lógica de la economía, los valores
que se pierden no producen ningún
beneficio y, en este sentido, los valores
humanos y religiosos que perdemos
nos recuerdan aquello del grano
caído entre las zarzas que ahogaron la
espiga, con lo cual nos quedamos sin
cosecha y sin semilla para la nueva
siembra.
La vida de nuestros padres y abuelos
fue laboriosa, austera, monótona…
pero llena de esperanza. Vivieron
labrando el porvenir y mirando al
cielo porque, además de trabajar, había
que esperar que el tiempo acompañase.
Hoy, la meteorología nos previene si se
avecina borrasca, no tenemos que mirar
a las nubes para forjar el porvenir, pero
necesitamos levantar los ojos, redescubrir
y vivir la Esperanza y el Amor que
nuestros mayores mezclaron al afán de
cada día.
“Somos herederos de un
tesoro histórico cultural
y religioso del que somos
responsables y que, a nuestra manera, debemos mantener entre nosotros y en
las próximas generaciones”
En su vida: el trabajo, las alegrías, los
problemas, las preocupaciones, las
satisfacciones y disgustos eran el tejido
humano que, unido a su fe, formaba
la reciedumbre de nuestras gentes.
Bien es verdad que la fe no les resolvía
mucho en el terreno material, pero les
daba ese saber vivir que les orientaba
desde el fondo de su corazón y les hacía
llevadera la cruz de cada día, pues habían
escuchado más de una vez aquello de
“venid a Mi si estáis cansados y agobiados
y yo os aliviaré, porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera”. Su fe y buena
voluntad transformaban los quebraderos
de cabeza en trampolines para dar un
salto adelante en la confianza, con la
fe en ese Dios que es compañero de
camino en las duras y en las maduras,
así lo expresaban cantando: “con fe de
redimidos confiados venimos a tu altar…
te aclamamos a Ti, nuestro Consuelo…
alumbre tu calvario los senderos de un
pueblo que te quiere por Señor”.
Recordarlas de esta manera es lo que
me hace decir de mis gentes que sin
figurar en la lista oficial de Santos,
ellos son Santos. Así lo cantó el poeta
Antonio Machado: “gentes del alto
llano numantino que a Dios rezáis como
cristianas viejas, que el cielo os colme de
alegría, de luz y de riqueza”. Nuestros
predecesores están a nuestro lado
como ángeles de la guarda echándonos
siempre una mano. A nosotros nos toca
creerlo o no, yo lo creo y os pido un
recuerdo para ellos.
LOS PINGOTES 19
Recuerdos y vivencias
La calle del Castillo
actividad principal derivó a la ganadería
porcina y, ya jubilado, llenó sus horas con
la escultura en madera.
En la primera casa, a la izquierda, había
una carnicería que la regentaron, hasta
su clausura, Blanca, señora de generosa
anatomía, y su marido que tenía un
especial concepto de la vida. Los
descendientes emigraron a Barcelona
y el negocio se cerró. A continuación
vivía la familia Milla. “El Milla”, como le
conocíamos en el pueblo, fue sustituto de
Damián en la conducción del coche de
línea que, diariamente con frío, con calor,
con agua, con viento o con nieve, a las
siete y media, salía puntual hacia Soria.
Por Ismael Valer Marín
rranca la calle del Castillo en
un extremo de la plaza de la
Constitución. Escribo estos
apuntes, sentado al sol de los últimos
días de verano soriano en la terrazacalzada de la primera casa de la calle, a
la derecha. Antes, este esplendido solar
era el preceptivo corral donde las gallinas
habitaban y escarbaban en el estiércol. A
estas horas una lengua de sol se estira por
toda la calle, llegando desde el alto hasta la
plaza, hasta la misma fuente.
A
En la otra esquina, un artesano tenía su
taller de carpintería y ebanistería. Ángel
trabajaba la madera y hacia muebles que
revestía con laminas de nogal y aplicaba,
a puño, barniz, sustancia que les daba
realce de obra artística. Había aprendido
su oficio en la escuela de Bellas Artes
de Logroño, edificio de construcción
singular que estaba en el centro de la
capital riojana. Tenía un taller muy
mecanizado con su cepilladora de sierra
circular. Pasado un tiempo, añadió la
sierra de cinta donde convertía en tablas
los gruesos trocos de árbol. He tenido la
oportunidad de contemplar una de las
obras de este ebanista donde la madera de
chopo, recubierta con lámina de nogal y
después barnizada, muestra un cuidadoso
trabajo de ensamblaje y ajuste. Después su
20 LOS PINGOTES
En la calleja, a la derecha, vivía el “tío”
Tomás, hombre del que aprendí una
práctica lección. Yo había vuelto de
vacaciones al pueblo. Me encontré a este
hombre sentado en el banco de piedra
que se extiende a lo largo del edificio del
Ayuntamiento. Por edad, había dejado de
trabajar sus tierras, yo no sabía que estaba
jubilado. ¿Que hacemos “tío” Tomás?. “Aquí
estamos aprendiendo a ser viejo. Las tierras
las llevan ya mis sobrinos”. Después de una
breve conversación, marche rumiando la
frase. En toda época de la vida hay algo
nuevo y distinto que aprender, incluso en
la final hay que aprender, aunque solo sea
a no molestar.
Saliendo de la calleja, un poco más arriba,
a mano izquierda, había una puerta de
madera que daba acceso a una larga
calzada. Era la casa de Aurelia y Juan, dos
personas entrañables con las que durante
el verano, mientras las faenas de la trilla,
tenía una estrecha relación. Desde mis
ocho años hasta los veinticuatro, duró
esta relación motivada
porque ellos y mis
padres
compraron,
a medias, la primera
trilladora que hubo
por estas comarcas.
De la “tía” Aurelia
guardo una imagen
impagable de servicio
y ayuda, y de mujer
trabajadora donde la
hubiera. El “tío” Juan
tenía una habilidad
especial para apretar
y aflojar tornillos en
la vieja trilladora. Yo, cariñosamente, le
llamaba tenazas y él aceptaba, con humor,
el seudónimo. !Y qué decir de mis peleas
con las mantadas y con el burro que tenía
el “tío” Juan¡
Si continuamos calle arriba, antes de salir
del pueblo, en tres casas a la derecha vivían
Julia y Agustín, Venancio y María, a cuya
numerosa descendencia, la emigración
de los años 50 – 60 del siglo pasado la
llevó a Sabadell, Zaragoza, Tudela… En la
última de las tres casas nos encontramos
con Fortu y su mujer Paca. Fortu fue
personaje típico en las fiestas patronales
de la comarca. Buen cazador, era una
especie de buhonero que endulzaba a
la chiquillería con los chicles Bazoka,
cortados en rodajas, y la divertía con sus
tiras de “mixtos”. También comprobaba la
puntería de los mayores con sus carabinas
de aire comprimido, sus dianas y su
tonelito de rayos de sol que salía de su
escondrijo cuando el perdigón acertaba
con el punto exacto.
La calle del Castillo tenía su encanto en
invierno. Llena de nieve, su pendiente
facilitaba la realización de grandes bolas
que, una vez en la plaza, duraban unos días
hasta que el sol, el viento y las pisadas de
las cabras las convertían en agua sucia. Era
una magnifica pista para “esbararse” en los
largos y duros inviernos de aquella época.
Era una calle con vida, como todas las del
pueblo. Cuando llegabas a su final, a las
eras, y girabas la cabeza a la derecha, veías la
espadaña de la iglesia y oías las campanadas
del viejo reloj marcando la hora de aquella
vida rural que no volverá. Tenemos otro
tipo de vida. En saber vivirla, respetando
el pasado y actuando positivamente en el
presente, está la verdadera ciencia.
Recuerdos y vivencias
La academia
Por Ismael Valer Marín
E
n la Iglesia, como institución,
siempre hubo personas que
pusieron en práctica la doctrina
social del Evangelio, con la infancia o con
los desvalidos. No hay más que recordar
a Ignacio de Loyola, José de Calasanz o
Juan Bautista de la Salle, fundadores todos
ellos de instituciones que se dedicaron a la
educación de la niñez cuando esta función
no la atendía el Estado, o Vicente de Paul,
cuando los hospitales eran de beneficencia.
Un fenómeno con las mismas raíces
sociales, pero más cercano en el tiempo
y en el espacio, sucedió en la década de
los años 50 del siglo pasado. En aquellos
tiempos, en el mundo rural, la niñez a los
14 años, o antes, solo tenía la opción del
trabajo. La economía rural era incapaz
de soportar el costo de los estudios de
bachiller elemental y superior en la ciudad
donde estaban los Institutos o Colegios
que impartían estas enseñanzas.
En aquellos tiempos, en
el mundo rural, la niñez
a los 14 años, o antes,
solo tenía la opción del
trabajo.
Había en aquellos años en Fuentes
dos curas. Eran hermanos gemelos
con inquietudes sociales que pusieron
en práctica a lo largo de su ejercicio
sacerdotal. Se habían formado en Logroño,
diócesis de Calahorra y La Calzada, a
la que pertenecía la comarca de Tierras
Altas hasta que la Iglesia se reorganizó,
ajustando las diócesis a la circunscripción
geográfica de las provincias. Estos
sacerdotes, Modesto y Longinos, habían
nacido en Arnedo, núcleo industrial
importante de La Rioja. Por todas estas
circunstancias, las primeras promociones
de La Academia rendían sus exámenes,
en junio, en el Instituto de Enseñanza
Media Quintiliano, poeta romano nacido
en Calahorra.
A partir de 1956, los niños de Fuentes
tenían la oportunidad de estudiar el
bachiller, haciendo ingreso a los 11 años,
o seguir en la escuela hasta los 14 años.
En la primera promoción hubo alumnos
de Fuentes, de Valtajeros, de Cerbón, de
Matasejún. El “claustro” lo componían
los dos sacerdotes y la maestra y el
maestro que impartían sus lecciones
cuando acababan su tiempo lectivo en
las escuelas. El aula era un cuarto anexo
al Salón parroquial, ahora convertido
en cochera. Allí, en mesas corridas,
se preparaban las asignaturas bajo la
dirección de los “profes” y el esfuerzo
personal de cada uno. Luego, en junio,
había que rendir cuentas como alumnos
libres en el Quintiliano. El camino hasta
Calahorra era una “autentica excursión”
por la carretera que bordea el río Cidacos,
de sinuoso curso entre montañas donde,
hace millones de años, reinaron los
dinosaurios. Se pasaba por Yanguas,
pueblo que quedo reflejado en el Quijote
cuando Don Alonso Quijano tuvo su
aventura con los yangüeses. Después se
entraba en la Rioja: Las Ruedas y Enciso
eran los primeros pueblos, el segundo con
cierta actividad textil en la producción
de mantas. Antes de llegar a Calahorra se
atravesaba Arnedo, donde se hacían unas
zapatillas, marca La Cadena, inicio de la
fuerte actividad industrial de calzado que
ahora tiene esta población.
Cogieron el relevo otros dos sacerdotes,
Carmelo y Miguel Ángel y, después de
estos, dos sorianos de Tierras Altas. Abel
y Delfín fueron los que dirigieron los
primeros años de bachiller de los alumnos
que entonces comenzaron a rendir
sus exámenes en el Instituto Antonio
Machado de Soria.
En aquella Academia comenzaron a
dar sus primeros pasos bachilleres que
después fueron excelentes maestros en
muchos puntos de la geografía española,
algún médico, algún químico... Desde
la primera hasta la última promoción
tuvieron, en común, cualidades nacidas
y cultivadas en aquel ambiente rural:
mucho esfuerzo, mucha dedicación
y mucho trabajo que tenían que dar
resultados positivos un día de junio en
el que los nervios podían jugar una mala
pasada y barrer el continuo y diario
laborar de nueve meses de curso lectivo
en una pequeña aula de un gran pueblo
plantado en las estribaciones montañosas
del norte de la provincia de Soria.
LOS PINGOTES 21
REFLEXIONES DE UN
CURA DE PUEBLOS
Por Antonio Arroyo Muñoz
L
a llamada comarca de Tierras
Altas de Soria. Espacio hermoso
y rico en variado patrimonio
artístico e histórico con icnitas, castillos,
iglesias de varios estilos, torres, palacios,
casas nobiliarias, museos, centros de
interpretación...; patrimonio natural con
rutas de senderismo, hayedos, pinares,
dehesas, praderas, vegas...; y riqueza
cinegética, micológica, paisajística... En
definitiva, una variedad de pueblos, tipos y
paisajes que merecen la pena.
Y aunque en general, un tanto escasa, “mayor” y diseminada, para mí, la principal
riqueza de estas queridas Tierras Altas: sus
gentes. Sin duda. Sí, esa gente escasa, generalmente “mayor” y dispersa. Pero también esa gente emprendedora, entusiasmada, arraigada, convencida, alguna no “tan
mayor”, y que han apostado por esta tierra
con su compromiso personal, profesional y
vital. Esta gente mantiene y genera, contra
viento y marea, sin romanticismos ni nostalgias, la vida que hay por aquí. Gentes en
medio de toda esta realidad, que durante el
año discurre con calma y serenidad. Con
la cotidianidad necesaria para la “normalidad” en el trabajo y en todos los demás
aspectos de la vida.
Pero, de repente... llegan las vacaciones,
el verano. Deseado por todos. Los
22 LOS PINGOTES
permanentes y los ocasionales, todos del
pueblo. Unos días -para unos pocos, para
otros suficientes, para otros deberían ser
más… nunca llueve a gusto de todos- en
donde todo se transforma y coge una
velocidad vertiginosa. En la que no se da
abasto en casi nada: tiendas abarrotadas,
colas para comprar, consultas médicas
desbordadas,
bares
atascados
de
almuerzos: cañas y “torrezno de Soriatierra de sabor”.
Pero con junio, llega el verano y, como
digo, San Juan marca la salida del
calendario festivo que terminará para
mediados de septiembre con la fiesta de la
Cruz, aunque con el remate de algún otro
día de octubre, igualmente de “menor
calado”. Y en toda esta “movida festiva”
y un tanto trepidante, las celebraciones
religiosas de la fiestas. -¿Habría fiesta
patronal con la identidad que representa
para nuestros pueblos sin estos actos
religiosos?- Evidentemente para unos
mera tradición y costumbre; para otros,
importante momento de celebrar la fe y la
vida en esta dimensión festiva. Y en todas
ellas, en las fiestas y sus celebraciones: el
cura, los curas.
Y entre todo este aluvión cotidiano de
exageración veraniega: las fiestas de
los pueblos. De todos: del más grande,
de medianos y pequeños; habitados
y deshabitados... Las fiestas, como eje
central, las “movidas culturalesgastronómicas”, las semanas
Aquí en esta tierra nuestra, más
Entre los
y jornadas culturales,
o menos ya conocéis y vivís
foros, mercados, trillas,
la situación actual. Entre
meses de junio a
torneos deportivos...
los meses de junio a
septiembre tenemos
y otras variopintas
septiembre tenemos
más de 40 pueblos en
actividades.
más de 40 pueblos
fiestas, con distintos actos, en fiestas, con distinAntes de San Juan, también de los religiosos. Y tos actos, también de
que marca el pisto- más de 5.000 km. recorridos los religiosos. Y más
letazo de salida para
de 5.000 km. recopor estas carreteras
las fiestas de esta tierridos por estas carrey pistas que todos
rra, están otras de “meteras y pistas forestales
nor calado” y más serenas,
que
todos conocemos.
conocemos
que tienen que ver con acontecimientos más estrictamente reCon el fin de atender, asistir y
ligiosos: La Trinidad, la Cruz de mayo, San celebrar las fiestas en esta dimensión
Isidro...
religiosa, como en toda actividad, hay
necesidad de programar y organizarse
bien para “llegar” a todos los sitios: buscar
compañeros sacerdotes del arciprestazgo
y de otros lugares; “tirar” de compañeros
oriundos de esta tierra que pasan por aquí
sus vacaciones; aprovechar compañeros
misioneros que descansan en el verano en
esta querida tierra soriana..., y así poder
llegar y cubrir las celebraciones festivas de
nuestros pueblos. Es importante también
la colaboración de los laicos-seglares que,
con cierta sensibilidad y disponibilidad,
colaboran en realizar celebraciones de la
Palabra en el domingo y otros días festivos
en algunas parroquias y comunidades.
trato y diálogo, en estas circunstancias
de verano-fiestas, con la mayoría de
vosotros: habituales y veraneantes, todos
del pueblo.
La colaboración y participación dispuesta,
activa y generosa en estas celebraciones religiosas de las fiestas por parte de adultos,
jóvenes y pequeños. Y, en el fondo de todo,
sabed que es mi tarea y la misión que he de
realizar como cura de los distintos pueblos
y comunidades, multiplicada durante el verano, sus fiestas y sus celebraciones religiosas. Estas celebraciones, como expresión y
manifestación de la fe, la vida y la fiesta, nos
ayudan a vivir esta dimensión festiva de
la vida con criterios y valores de disponibilidad, gratuidad, alegría, esperanza, fraternidad y todos los demás compromisos
que tenemos para el resto de momentos
en la vida personal, familiar y profesional
y también en la vida colectiva de nuestros
pueblos.
Hay gente que, cuando nos vemos en
verano, al saludarnos, me preguntan: “Toño,
¿cómo estás?” En broma y con sentido del
humor -importante mantenerlo siempre-,
les contesto: “deprisa”. Pues bueno, aunque
a veces un poco “deprisa”, intento estar
siempre disponible, en verano y en invierno
y en todas las realidades de mi vida y de
la de “mis gentes”, para todo y para todos,
y hacer mío eso que dice un pasaje del
evangelio: “Solo somos siervos, hemos
hecho lo que teníamos que hacer”.
Otra reflexión merecería la pena sobre esta
realidad y, aunque ahora no es el momento,
aprovecho este espacio para agradecer a
los compañeros sacerdotes y a los laicos
colaboradores la tarea y la mano que han
echado el pasado verano, como en otras
ocasiones. ¡Gracias de corazón a todos!
Lo hermoso y positivo que siento y
vivo de todo ello, entre otras cosas, es la
comprensión de la mayoría de la gente
de los pueblos a la hora de entender “la
situación” personal y la realidad que
tenemos en esta zona. La acogida y el trato
cercano y amable, por parte de los vecinos
a los sacerdotes compañeros que han
estado en distintos pueblos durante sus
fiestas. Aunque sea a veces -no siempreun poco “deprisa”, destaco mi relación,
LOS PINGOTES 23
La luz en Fuentes de Magaña
De la tea a la bombilla eléctrica
Por Miguel Ángel Marín Gómez
y Antonino Marín
Hoy, con un simple clic en
el interruptor, tenemos luz
cuando y donde queramos.
Este gesto tan cotidiano
llegó al pueblo hace
apenas 80 años. Hasta
entonces, las generaciones
que nos precedieron no
pudieron disfrutar de
la electricidad, invento
relativamente moderno.
Pero a pesar de tan
enorme privación, lograron
igualmente alumbrarse en la
oscuridad. En este artículo
conoceremos como lo
conseguían.
Quinqué (foto izquierda)
Lámpara de carburo (fotos inferiores)
dera empapado en resina o grasa en un
extremo y que se enciende para alumbrar
alrededor o prender fuego. Más adelante,
evolucionó colocando en su punta trapos
impregnados de grasa o aceite. Este sistema se mantuvo durante miles de años sin
evolucionar, hasta que a partir del siglo X
a. C. comenzó a utilizarse el candil.
Candil
Formas de obtener luz
Varios han sido los sistemas y artilugios
que el hombre, desde la invención del fuego, ha ido ideando para iluminar las estancias oscuras y la noche.
La tea es la forma más antigua de generar
luz. Nuestros antepasados los celtíberos
que poblaron las Tierras Altas de Soria ya
la utilizaban. Se trata de un palo de ma-
24 LOS PINGOTES
El candil, protagonista de la noche durante cientos de años, usa también, como
la tea, el aceite de oliva como combustible. En este caso, el aceite se vierte en un
recipiente abierto de metal del que sale
una mecha de algodón empapada que se
prende y produce la llama iluminatoria.
Tiene un gancho también metálico para
transportarlo o colgarlo en la pared. Si el
candil es pequeño, delicado y con el recipiente para el aceite cerrado, se denomina
candileja, ideal para ponerla en la mesita
de noche a la hora de dormir, evitando que
ésta se manche.
Para acudir por la noche a la cuadra a dar
una vuelta a los animales, se utilizaba el
farol que tenía su llama protegida por
unos vidrios para impedir que el aire la
apagara.
La evolución del farol llevó al quinqué
que cambió el aceite por petróleo como
combustible y que contaba con un depósito
en la parte inferior, quedando arriba la llama protegida por un vidrio más trabajado
en forma de chimenea. Conocido inicialmente como lámpara de Argand, por haber
sido inventada y patentada en 1780 por el
físico suizo Argand, el quinqué resultaba
más costoso que las lámparas de aceite y,
por ello, fue utilizado primero por la clase
alta, pero pronto se extendió a la clase media hasta que, finalmente, llegó a las clases
más humildes y al mundo rural.
Otra fuente de iluminación ancestral es
la vela, consistente en una mecha que asciende por el interior de una barra de combustible sólido como la cera proveniente
de los panales de abejas, aunque también
las hay de grasa y parafina. El soporte
donde se sustenta y transporta es la palmatoria, que solía ser de bronce. Todavía
hoy tenemos alguna vela en casa para salir
del paso cuando falla la luz. Por su carácter simbólico, sigue siendo un sistema de
iluminación complementario y decorativo
en las iglesias y es habitual su encendido
en los servicios religiosos y ceremonias.
La llegada de la lámpara de carburo supuso un avance en materia de iluminación. Se
trata de una pequeña olla a presión donde
una piedra de carbonato cálcico, el carburo,
Vela y palmatoria
luz tenue que variaba mucho su intensidad por más que se intentaba regular ésta
con el pozo del molino.
Farol
al entrar en contacto con el agua, desprende un gas inflamable, el acetileno, que sale
por un orificio donde arde en forma de llama. El carburo era de metal y contenía dos
depósitos, el inferior para la piedra de carbonato y el superior para el agua. Un grifo
pequeño permitía dar más o menos paso de
agua, teniendo así más o menos reacción
química con la piedra que estaba debajo y
que desprendía más o menos gas. De esta
forma, se regulaba el proceso y, por tanto,
la intensidad de la llama que se producía,
dando más o menos luz. El primer carburero fue desarrollado en Nueva York en 1900
por Frederick Baldwin.
Pero el salto definitivo llegó con la luz
eléctrica. El americano Thomas Edison
inventó la bombilla con hilo incandescente en 1879. Fue un gran hallazgo para
la Humanidad que ha llegado hasta nuestros días con diferentes variaciones. Hoy,
la bombilla tradicional ha sido reemplazada por bombillas fluorescentes, de bajo
consumo o, ya más modernas, de led.
La luz llega a Fuentes
de Magaña
En Fuentes de Magaña el gran avance de
la luz eléctrica llegó más tarde y fue de la
mano de Elías González que, al regresar
hacia 1920 a su pueblo desde Argentina,
a donde había emigrado, compró el Molino del Río Monte donde principalmente molía grano. Fue hacia 1930 cuando,
aprovechando la fuerza del agua, transformó energía hidráulica en energía
eléctrica y suministró durante unos 20
años luz a Valtajeros, Cerbón y Fuentes
de Magaña. Fue un progreso importante
pero, como toda la luz que proviene directamente de un salto de agua, era una
Suponía tanto avance tener electricidad
en los pueblos que, hacia 1950, la
compañía Electra de Zaragoza empezó
a suministrar la luz a los municipios
previo acuerdo con los ayuntamientos.
La primera línea que se instaló en la
zona fue la que, desde Valdelagua del
Cerro, dio servicio a Cerbón. A Fuentes
de Magaña le tocó el turno cuando la
compañía Electra hizo la línea a San
Pedro Manrique pasando por el pueblo.
Pero un obstáculo importante fue el precio.
Disfrutar de la revolución que suponía la luz
eléctrica no era barato por aquellos años.
Llevarla a cada casa del pueblo costaba
unas 1.000 pesetas de la época; ahora son
6 euros, pero entonces era muchísimo
dinero, tanto que alguna familia dudó si
instalar la luz en su casa. El Ayuntamiento
de entonces, mirando por los vecinos,
tomó dos decisiones para que no fuese
tan gravoso traer la luz. Por un lado, rozó
Valtelda, o sea, labró para cultivo monte
comunal en el paraje que hoy conocemos
como las Rozas Nuevas, permitiendo a los
vecinos su cultivo sin pagar renta durante
Bombilla de hilos incandescentes
unos años para facilitarles más ingresos.
Por otro lado, negoció con la compañía
eléctrica para conseguir una rebaja en el
precio a cambio de que, de cada casa, fuera
alguien a reo a trabajar gratis dentro de
las cuadrillas de operarios de la compañía
Electra para clavar los postes de la luz a su
paso por el término de Fuentes, abaratando
así los costes de instalación.
Gracias a esas eficaces iniciativas
municipales, en los primeros años de la
década de 1950, se pudo inaugurar la
línea eléctrica que traía la luz al pueblo.
Lo hizo el entonces Gobernador Civil
de Soria, Jesús Posada Cacho, padre
del actual Presidente del Congreso
Jesús Posada, para lo cual se celebró
una comida popular y el Ayuntamiento
regaló un boto de vino a los mozos.
Quisera terminar con unas palabras de
agradecimiento a aquellas personas del
pueblo que hace 65 años, con su esfuerzo,
clavaron los postes y tendieron los hilos
de la luz. Con este artículo queremos
rendir el merecido homenaje desde
nuestra Asociación. Gracias a aquel
trabajo, hoy en Fuentes de Magaña con
un simple clic en el interruptor tenemos
luz cuando y donde queramos.
Ruinas del antiguo molino y puente sobre el río Monte
LOS PINGOTES 25
COMUNIDADES DE VILLA Y TIERRA
Las Comunidades de Villa y Tierra son unas entidades locales asociativas, muy
antiguas en el tiempo, que constituyeron la forma de organización política de la
Extremadura castellana, nombre con que se denominaba a las tierras situadas
entre el río Duero y el Sistema Central y que fueron conquistadas entre los siglos
XI y XII por los reinos cristianos a Al-Ándalus.
Por Recaredo García Gaspar
as Comunidades de Villa
y Tierra constituyeron un
movimiento
urbano
que
acompañó al proceso de la reconquista
cristiana de los territorios ocupados
por los musulmanes y que fue de vital
importancia para la configuración
de la red urbana que surgió a partir
de aquellos asentamientos cristianos.
Dicha organización urbana servirá de
base a la estructura del sistema urbano
actual de la región de Castilla León.
L
A lo largo de los siglos estas
Comunidades han atravesado diversas
vicisitudes y han sido objeto de sucesivas
supresiones y reconocimientos por las
legislaciones de siglos pasados, hasta
26 LOS PINGOTES
llegar a su actual reconocimiento
institucional, mantenido más por
razones históricas que de otra índole.
Es el caso del Estatuto de Autonomía
de Castilla y León que mantiene su
respeto y protección a estas entidades
administrativas al vincularlas al
«patrimonio institucional» de la
Comunidad. En este sentido, el
artículo 37 del texto refundido de
las disposiciones legales vigentes en
materia de Régimen Local, aprobado
por Real Decreto Legislativo 781/1986,
de 18 de abril, establece que las Entidades
conocidas con las denominaciones de
Mancomunidades o Comunidades de
Tierra o de Villa y Tierra, o de Ciudad
y Tierra, Asocios, Reales Señoríos,
Universidades,
Comunidades
de
Pastos, Leñas, Aguas, y otras análogas,
continuarán rigiéndose por sus normas
consuetudinarias
o
tradicionales.
Aunque dicha afirmación no deja de ser
un mero reconocimiento histórico, ya
que dicho artículo continua afirmando
que, sin perjuicio de la autonomía
de que disfrutan, estas instituciones
deberán ajustar su régimen económico
a lo prescrito en la legislación de
régimen local sobre formación de
presupuestos y rendición de cuentas,
liquidaciones, inventarios y balances.
Sin entrar en un mayor análisis de la
evolución histórica, en este artículo
nos aproximaremos al origen de las
Comunidades de Villa y Tierra y a su
organización medieval, haciendo una
mención singular a la Comunidad de
Villa y Tierra de Magaña.
Reconquista y
repoblación
La conquista del reino visigodo por
dirigentes musulmanes del Califato
Omeya fue un proceso que duró apenas
10 años y en el que se tomó casi todo el
actual territorio de la Península Ibérica y
parte del sur de Francia. En pocos años,
la invasión musulmana del 711 confinó
a los hispano-visigodos a una pequeña
franja del norte de la Península.
Inicialmente, los refugiados astures
y godos soportaron la dominación
musulmana y estuvieron sometidos al
pago de impuestos pero, tras los primeros
años de imprecisión, desde este reducto
en el norte peninsular, el noble godo Don
Pelayo se rebeló contra los dominadores,
venciéndoles en la Batalla de Covadonga
en el año 722. Tras esta primera victoria
sobre el Islam y convertido en el primer
rey asturleonés, Don Pelayo inició la
Reconquista cristiana del territorio
peninsular, proceso de avance hacia el
sur, lento pero persistente, que duraría
varios siglos y que culminaría con la
conquista de Granada por los Reyes
Católicos en 1492.
El proceso militar de la reconquista
que tiene lugar entre los siglos VIII y
XV en la Península Ibérica, va seguido
de un proceso de repoblación por el
que van ocupándose con población
cristiana los territorios conquistados.
No obstante, la reconquista no fue
Alfonso VI en una miniatura del siglo XII en
la Catedral de Santiago de Compostela.
Miniatura gótica. Asalto a un castillo musulmán.
un proceso de avance permanente y
continúo, por lo que durante más de
dos siglos la Meseta septentrional se
convirtió en tierra de nadie entre el
dominio musulmán y el cristiano,
sometida a razias, cabalgadas e
incursiones de uno y otro bando.
En este contexto de progresivo avance
territorial en la época altomedieval,
arrancan las Comunidades de Villa y
Tierra y las Merindades que representan
sendas
formas
de
organización
administrativa adoptadas tras la
repoblación de las tierras reconquistadas
a los musulmanes desde las montañas
cántabras hasta el río Tajo. Ambos
modelos de organización difieren tanto
por sus límites geográficos como por
su cronología. Desde el punto de vista
geográfico, el río Duero constituyó una
frontera natural que determinó que, al
Norte del mismo, se desarrollasen las
Merindades y, al sur, las Comunidades
de Villa y Tierra. Una excepción fue la
actual provincia de Soria que, a pesar de
situarse la mayor parte de su territorio
al Norte del Duero, territorialmente se
estructuró en Comunidades de Villa y
Tierra.
Desde el punto de vista cronológico, las
Merindades responden al modelo de
organización territorial y administrativo
que se establece con las repoblaciones
del los siglos IX y X, mientras que,
principalmente a partir de Alfonso VI
(Rey de León entre 1065-1072 y de
Castilla entre 1072-1109) y tras la muerte
en el año 1002 del caudillo musulmán
Almanzor, los territorios reconquistados
y repoblados durante los siglos XI y XII,
con la finalidad de preservar estas zonas
fronterizas situadas en la denominada
Extremadura castellana(1), se organizaron
en Comunidades de Villa y Tierra.
Las Tierras Altas de
Soria en el contexto
de la invasión
musulmana y de la
posterior reconquista
Los Bereberes, provenientes de las
zonas montañosas del Atlas Medio, en
el Norte de África, desde el inicio de la
conquista a comienzos del siglo VIII,
debieron de preferir para instalarse las
conocidas hoy como Tierras Altas de
Soria por su aislamiento de otras zonas
más pobladas. Estas tierras serranas les
permitían vivir de forma más libre e
independiente y dedicarse a la ganadería
en los montes y dehesas del entorno,
continuando así con las labores del
pastoreo que ya desarrollaban en África.
Además, la arboricultura y agricultura
de supervivencia en los cerrados valles
de los ríos Alhama, Linares y Cidacos
les permitieron seguramente completar
su economía de supervivencia.
En cualquier caso, parece claro que
estos territorios fueron zona de escasa
población con unos pocos núcleos
rurales habitados por civiles y con
algunos
pequeños
destacamentos
militares musulmanes que defenderían
las atalayas construidas para la
vigilancia y defensa, como la torre de
origen berebere, de la que sus restos
todavía destacan sobre un altozano en
Magaña.
LOS PINGOTES 27
las tropas que reconquistarían, bajo
y a las pequeñas aldeas circunel mando del rey García de
dantes “Tierra”, constituA la
Navarra, las conocidas
yendo en su conjunto
hoy como Tierras
las conocidas como
reconquista de
Altas de Soria.
“Comunidades de
Villa y Tierra”. Las
estas tierras, todavía
A la reconquista
Comunidades
siguió casi un siglo de
de estas tierras,
de Villa y Tierra
todavía siguió
castellanas son,
inestabilidad a causa de las
casi un siglo de
por tanto, una
inestabilidad a escaramuzas guerreras de los creación mediecausa de las coval vinculada a la
rrerías y escara- musulmanes que no querían política repoblamuzas guerreras de
dora del territorio
dar por perdidos estos reconquistado
los musulmanes que
situano querían dar por perdo entre el río Duero y
territorios
didos estos territorios. Una
el Sistema Central y conovez consolidada la frontera natural
cido como las Extremaduras.
en el río Duero, que marcó el límite entre
los dominios cristianos y musulmanes, Así, durante los siglos XI y XII se
se sucedieron años de mayor tranquili- llegaron a constituir según el profesor
dad que propiciaron que en el siglo XI Gonzalo Martínez Díez(2) hasta 42
se acometiera, principalmente por nava- Comunidades tras una colonización
rros, la repoblación de las actuales Tie- de estas tierras fronterizas y con el
rras Altas de Soria.
objetivo de asegurarlas eficazmente
mediante la atracción de pobladores
que llegaban buscando mejores
condiciones de vida y mayor libertad.
Así, desde las estribaciones del
Moncayo, por tierras de la actual
provincia de Soria, en los límites con
el reino de Aragón y hasta la tierra
pacense mucho más al sur, pasando
Después de 1076, los territorios del nor- por las actuales provincias de Segovia,
te de Soria, lo mismo que gran parte Valladolid y Avila, se constituyeron
de La Rioja, pasaron a depender de la las siguientes Comunidades: Yanguas,
corona de Castilla. Inicialmente, la mo- San Pedro Manrique, Magaña,
narquía incentivó la ocupación de estos Agreda, Ucero, Osma, San Esteban de
territorios inseguros mediante un siste- Gormaz, Caracena, Gormaz, Berlanga,
ma de fueros y exenciones tributarias Andaluz, Calatañazor, Soria, Almazán,
y propició que los nuevos pobladores Medinaceli,
Molina,
Atienza,
se organizaran en “concejos”, sistemas Aza, Montejo, Maderuelo, Ayllón,
municipales que favorecían el control Sepúlveda, Fresno de Cantespino,
de extensas zonas. Dentro de esta orga- Pedraza, Roa, Cabrejas, Peñafiel,
nización territorial, al núcleo de pobla- Curiel, Fuentidueña, Cuéllar, Portillo,
ción predominante se le llamaba “Villa” Iscar, Coca, Segovia, Olmedo, Medina
Origen de las
Comunidades de
Villa y Tierra
Representación de Alfonso VII de León
En este contexto, imaginemos que,
transcurridos dos siglos desde la
conquista inicial de estas tierras sorianas
por los musulmanes, un día cualquiera,
ya bien entrado el siglo X, los vigías
bereberes de la atalaya situada en el cerro
que corona la localidad de Magaña y que
más tarde serviría de base para construir
el castillo medieval, del que todavía hoy
destacan sus restos, alertaron de la llegada
de una avanzadilla cristiana, preludio de
28 LOS PINGOTES
del Campo, Arévalo, Avila, Béjar,
Plasencia, Trujillo y Medellín. De entre
todas ellas pues, dentro del ámbito
territorial de la actual Mancomunidad
de Tierras Altas de Soria, con Alfonso
VII el Emperador se constituyeron
en el siglo XII tres Comunidades de
Villa y Tierra: Magaña, San Pedro de
Yanguas y Yanguas, aprovechando
probablemente
una
época
de
prosperidad económica favorecida
por la riqueza de pastos y de ovejas
merinas.
Aunque inicialmente todas estas
Comunidades de Villa y Tierra
tuvieron como finalidad la defensa
de los territorios reconquistados a
los musulmanes, una vez empujada
la frontera hacia el sur y alejado el
peligro, a esa finalidad primeramente
defensiva, siguió un interés por el
aprovechamiento comunal de montes,
pastos y tierras de labor enclavadas
en sus ámbitos territoriales. Pero
la paulatina pérdida de la función
militar y defensiva de la Extremadura
castellana y la potenciación de
su valor económico, perjudicó
progresivamente
la
integridad
territorial y la supervivencia de
muchas Comunidades de Villa y
Tierra. Desde mediados del siglo XIV,
con el establecimiento de la dinastía
Trastámara en el trono castellanoleonés, los monarcas comenzaron a
otorgar a sus partidarios numerosas
donaciones señoriales como, por
ejemplo, la jurisdicción sobre villas
y aldeas, y así, la mayor parte de las
antiguas Comunidades de Villa y
Tierra fueron perdiendo su carácter
de realengo, pasando a ser territorios
de señorío.
La organización de
las Comunidades de
Villa y Tierra
Las Comunidades de Villa y Tierra
constituyeron, en opinión de Gonzalo
Martínez Díez, uno de los sistemas más
libres y democráticos de toda Europa.
El proceso de creación y organización
de estas Comunidades sigue un mismo
modelo: una villa recientemente poblada actúaba de cabecera y recibía del rey
no sólo la nuda propiedad (usufructo)
sobre unos terrenos circundantes más
o menos amplios para su revitalización
y explotación por la nueva comunidad
con exclusividad, sino también una
amplia autonomía municipal con importantes competencias gubernativas,
económicas, fiscales, militares y hasta
normativas. En este contexto, los vecinos o villanos, organizados en concejo, ejercían sobre el territorio recibido
los derechos de propiedad y organización que anteriormente correspondían al Rey, a la nobleza y a la Iglesia.
Autonomía.
La
Villa
dependía
únicamente del Rey. Elegían anualmente
a sus propias autoridades que ejercían
todas las competencias gubernativas,
judiciales, económicas y aún militares.
La relación con el Rey se articulaba a
través de algún representante de éste
en la zona, desde donde velaba por los
intereses, especialmente los fiscales, de
la Corona.
En este contexto, todas aquellas aldeas
que, o bien tuviesen una existencia
anterior a la creación de la Comunidad
y se encontrasen encuadradas en los
nuevos territorios otorgados por el
monarca a la nueva villa capitalina, o
bien habían surgido con posterioridad
a dicha creación dentro de dicho
término municipal, se encontraban
sometidas en todo al señorío colectivo
ejercido sobre ellas por parte de las
autoridades urbanas. El concejo de
la villa era el depositario último del
señorío total sobre el territorio bajo
su administración, sin perjuicio del
derecho correspondiente al monarca, y
su revitalización, explotación y defensa
corría siempre a cargo de los órganos
gubernativos villanos.
Estructura. Las Comunidades se
integraban por la Villa, que solía ser
amurallada con sus puertas de acceso,
la ciudadela, el castillo y los arrabales;
el alfoz o área de influencia de la Villa y
sobre la que ejerce su jurisdicción, y el
sexmo, que es una división territorial
y administrativa en que se integraban
varias aldeas habitualmente y que,
en un principio, equivalía a la sexta
parte de la Comunidad. En cada
sexmo había un Procurador de Tierra
que recibía también los nombres de
procurador común o sexmero. En el
sexmo de la Villa, la localidad capital
o cabeza, se denominaba procurador
síndico. Todos estos procuradores
o sexmeros eran los representantes
de todas las aldeas y sus funciones
principales giraban en torno a la
recaudación de impuestos, reparto de
tierras del concejo y administración
del patrimonio territorial del común
de los vecinos.
Gobierno. En relación con el
gobierno de la Villa y tierra, actuaban
el regimiento, compuesto por los
regidores y representantes de la tierra;
los concejos aldeanos, formados por
regidores de la Villa; y el común de
la tierra, formado por representantes
de los aldeanos y de entre los que se
deducían los sexmeros.
Las competencias del concejo abarcaban
los siguientes ámbitos:
Poblamiento. El concejo dirige el
nacimiento e instalación de las aldeas en
su territorio, reparte las heredades entre
los vecinos y reserva otras tierras para
aprovechamiento concejil y comunal.
Normas jurídicas. La Villa establece las
normas que regulan las relaciones entre
la propia aldea y otras, así como entre
los vecinos de unas y otras. Las normas
venían reguladas por los Fueros,
sancionados por el monarca.
La Comunidad de
Villa y Tierra de
Magaña
Esta Comunidad de Villa y Tierra, con
una extensión total de 85,78 km2, es una
de las más pequeñas de las Comunidades
de la Extremadura castellana. Precisamente por su escasa relevancia apenas
ha dejado huellas documentales y resulta
difícil precisar sus orígenes. Dado que la
primera mención de Magaña o de alguna
de sus aldeas no va más allá del año 1181,
y atendiendo a su situación geográfica,
LOS PINGOTES 29
pueden suponerse para Magaña unos
orígenes repobladores cristianos muy
semejantes a los de la localidad vecina
San Pedro Manrique. Así, los primeros
asentamientos cristianos podrían haberse
dado en el siglo X y haber perdurado
durante las campañas de Almanzor.
Después, podría haberse organizado
Magaña y su tierra en Comunidad de
Villa y Tierra durante el reinado de
Alfonso VII entre 1126 y 1157.
La primera noticia documentada sobre
Magaña data del año 1181 y se trata de un
documento de Alfonso VIII, expedido en
Magaña el 14 de junio, de lo que se deduce
la presencia del Rey en la villa en esa fecha.
Pocos años más tarde, una bula de Clemente
III, del 17 de marzo de 1188, enumeraba
Magaña entre los territorios de la diócesis
de Calahorra, lo mismo que otra bula de
Celestino III, del 17 de abril de 1192.
Durante los tres primeros siglos de
existencia en que mantuvo su carácter
de realengo, la Comunidad de Villa y
Tierra de Magaña, además de la villa
que le da nombre, estuvo conformada
por las aldeas de Cerbón, Fuentes de
Magaña, Las Fuesas, Torretarrancho y
Valtajeros.
30 LOS PINGOTES
En el siglo XV esta Comunidad adquirió
su carácter de señorío al entregarse su
tierra al condestable don Álvaro de Luna.
Este señorío fue ampliado con siete
aldeas de la Tierra de Soria, limítrofes
con Magaña: Carrascosa de la Sierra,
Suellacabras, Pobar, El Espino, La Losilla,
Villarraso y Valdelagua del Cerro.
En los siglos siguientes, las alteraciones
territoriales
producidas
por
la
incorporación de aldeas que inicialmente
no estuvieron vinculadas a la Tierra de
Magaña, desdibujan la composición
inicial de esta antigua Comunidad de Villa
y Tierra. Así, en el Censo de Floridablanca
del siglo XVIII aparece dividida en cuatro
partidos y con aldeas que originariamente
no pertenecieron a Magaña:
1. Partido de Magaña, señorío del
marqués de Vadillo, integrado por
Magaña, Cerbón, Fuesas y Villarraso.
2. Partido de Fuentes de Magaña, señorío
del marqués de San Miguel, formado
por el propio Fuentes de Magaña con El
Espino.
3. Partido de Suellacabras, señorío
del duque de Alba, formado por
Suellacabras,
Torretarranclo
y
Valdelagua del Cerro, compartido este
último lugar con el Partido de Ágreda.
4. Valtajeros, villa eximida del duque de
Santisteban.
(1) Extremadura Castellana: era una de las
seis grandes demarcaciones territoriales en
que se dividió la Corona de Castilla durante
la Baja Edad Media; nacida de la repoblación
de los siglos XI y XII, se extendía desde
el río Duero hasta la Cordillera Central y,
rebasando ésta, llegaba al Tajo.
(2) Gonzalo Martínez Díez, (1924-2015).
Medievalista y sacerdote jesuita español,
catedrático de Historia del Derecho Español y
académico de la Real Academia de la Historia.
BIBLIOGRAFÍA
• Las Comunidades de Villa y Tierra en la
Extremadura Castellana. Martínez Díez,
Gonzalo. Editorial Nacional. Madrid, 1983
• Las comunidades de Villa y Tierra castellanas,
pasado y presente. Martínez Llorente, Félix
Javier. Cuadernos Abulenses Nº 10 JulioDiciembre 1988. Institución Gran Duque de
Alba. Diputación Provincial de Ávila.
• El régimen jurídico de las Comunidades de
Villa y Tierra: Aspectos históricos y régimen
vigente. Fernández de Gatta Sánchez,
Dionisio. Revista Jurídica de Castilla y León.
Nº 21. Mayo 2010
Un poco de historia
Un testamento firmado en Fuentes de Magaña
Por Isabel Goig Soler
Isabel Goig Soler
(Jaén). Escritora de
obras en solitario como
Los fogones sorianos
y Fuentes, fuentecillas
y manantiales de
Soria. Junto con sus
hermanas publicó
Soria pueblo a pueblo, De fogones y
pitanzas sorianas y Visite Soria y su
provincia. En colaboración con Antonio
Ruiz Vega Remedios caseros y otras
Magias sorianas; junto a Luisa Goig
Diccionario de Habla Soriana; y con
Antonio Ruiz e Israel Lahoz Juegos
populares sorianos.
En 2002, publicó El lado humano de la
despoblación y en 2013 las novelas La
Panadera del Rey (y el colegial de El
Burgo) y La Vara de la libertad.
Su última obra etnográfica “Tal y como
vivíamos”, publicada en 2015 recoge las
costumbres rurales de antaño.
esde hace unos años, revisando
la documentación existente en
el Archivo Histórico Provincial
sobre la comarca de Tierras Altas, he
recogido, entre otros muchos datos,
aquellos que hacen referencia a mandas
testamentarias donde se lega a las iglesias
y ermitas objetos litúrgicos o propiedades,
especialmente los primeros. Quizá esta
labor pueda servir para proponer un
inventario, por un lado, y, por otro, para
conocer la procedencia de esos bienes
muebles, en el supuesto de que todavía
permanezcan en las iglesias o ermitas.
D
La documentación relativa a la villa de
Fuentes de Magaña se encuentra, en su
mayoría, en los protocolos notariales de
Magaña, que todavía no se han depositado
en el Archivo. Pero a veces, entre los de
San Pedro Manrique y su Tierra, aparecen
algunos de Fuentes, tal vez por hallarse
vacante, temporalmente, la notaría de
Magaña. Es el caso de un testamento
firmado el 23 de abril de 1782.
La testadora es natural y reside en Fuentes
de Magaña. Se trata de María Ángel de
Córdoba(1), conjunta persona de José
Marqués. Excepcionalmente se desplazan
los notarios a lugares distintos de donde
tienen establecida la notaría, incluso en
los casos de testamentos que a veces se
presentan redactados por el cura del lugar,
con testigos, y se validan después ante el
notario, lo que hace pensar que era persona
principal, si bien ni ella ni su marido figuran
en el documento con el “don” delante, de
lo que se deduce que no pertenecen a la
nobleza, o hidalguía, único caso en el que,
junto con la pertenencia a la Iglesia, tenían
derecho a la utilización del “don”.
El primer párrafo es semejante a otros
testamentos de la misma fecha, menos
pomposo y retórico que los firmados
durante el siglo XVII:
Sepan cuantos esta carta de testamento
vieren como yo María Ángel de Córdoba,
natural y vecina de esta villa de Fuentes
de Magaña, y conjunta persona de Josef
Marqués, hallándome como me hallo
gravemente enferma de la enfermedad que
su Majestad se ha servido enviarme, pero con
mi juicio natural, ordeno este mi testamento
y última voluntad, la que quiero se afirme,
creyendo como verdaderamente creo en
todo aquello que cree nuestra Santa Madre
Iglesia, en cuya fe protesto vivir y morir
como buena y fiel cristiana, y espero de su
divina Majestad por los méritos de Jesucristo
nuestro Redentor y los de su Preciosa Madre,
y de los demás Santos de la Corte Celestial,
me ha de salvar, sin mirar a mis muchos
pecados.
Por las mandas testamentarias se colige
que eran poseedores de abundante
patrimonio y que carecían de hijos. Manda
ser enterrada en la iglesia de la Purísima
Concepción, de Fuentes de Magaña, como
era habitual hasta bien entrado el siglo
XIX, cuando empezó a utilizarse el campo
abierto, bien alrededor de la iglesia o en
otros espacios más alejados.
La Iglesia, con sus distintas instituciones,
era favorecida en todos los testamentos,
hasta los de los más humildes, dándose
el caso de verse los testamentarios en la
obligación de vender propiedades para
poder hacer frente a los gastos. En el caso
que nos ocupa, las mandas de María Ángel
Córdoba van más allá de lo obligatorio.
Deja tres mil reales(2) para sufragios y
doce medias(3) de trigo para el añal (4) “que
se pagarán de la casa”.
Manda también “unos manteles buenos
a cada altar de la iglesia y otros a San
Sebastián (la ermita) y a la iglesia 80 pesos(5)
para invertir en hacer un cáliz”. No sé si a
día de hoy se conservarán esos manteles o
si se llegó a hacer el cáliz, ya que hasta la
fecha no he encontrado ningún documento
sobre su ejecución, como acostumbraban
a redactarse entre el platero y el cura del
lugar.
A San Antonio, de la Villa, una heredad
que está en el término de Cerbón “en donde
dicen Vajocil”. También Cerbón recibe
los favores post mortem de María Ángel
Córdoba, al legarle a Jesús Nazareno, de
Cerbón, veinte pesos. Por fin, a las Ánimas
Benditas de Fuentes de Magaña la casa
aledaños por un costado con la casa de Juan
José y la calle Real.
Firmado en Fuentes de Magaña, 23 días del
mes de abril de 1782.
(1) El apellido Córdoba, por esos años,
era frecuente en la zona, en especial en
Valtajeros.
(2) Por los mismos años, un macho mular
de cuatro años costaba 910 reales.
(3) En Castilla la media fanega equivalía a
21 celemines.
(4) El añal era la ofrenda que se daba por los
difuntos el primer año de su fallecimiento.
(5) En el siglo XVIII el peso tenía un valor de
ocho o quince reales, según zonas.
LOS PINGOTES 31
Justino
Marín
del Barrio
D e c e r o a Te x m a
Por Carmen Ramos Jiménez
ecuerdo a D. Justino Marín
como un señor alto, elegante,
trajeado y con aspecto de ser un
hombre rico e importante. Al menos,
eso me parecía a juzgar, no sólo por su
atuendo, sino también por la admiración
que despertaba y la forma respetuosa
con que la gente se dirigía a él. En mi
familia, y supongo que en muchas otras,
era denominado con afecto “El Jefe”. Qué
suerte, ser jefe y rico, pensaba yo, en mi
imaginario de niña. Con el tiempo, he
aprendido que la suerte hay que buscarla
y que no siempre los ricos nacen en
familias ricas y, desde luego, éste no fue
el caso de D. Justino.
R
Nadie –seguramente ni siquiera él- podía
augurar la importante trayectoria que
llegaría a alcanzar en el mundo de los
negocios el joven Justino Marín que vino
al mundo recién comenzado el siglo XX,
el día 30 de noviembre de 1902, en el seno
de una familia numerosa y muy humilde
de Fuentes de Magaña. Eran nueve
hermanos por lo que, siendo todavía un
niño, tuvo que abandonar el pueblo para ir
a trabajar a la localidad navarra de Fitero.
Uno de sus primeros empleos fue el de
ayudante de un vendedor ambulante al
que acompañaba en sus desplazamientos
por los pueblos. Viajaban montados en
un carro del que sólo tiraba una mula.
Sería esta experiencia, sin duda, la que
marcaría su destino.
32 LOS PINGOTES
No obstante, la vida no se lo puso fácil
y, siendo todavía muy joven, Justino
contrajo la viruela, enfermedad infecciosa
hoy erradicada, que ha sido la más letal
y temida de la historia de la humanidad.
Ingresado en el Hospital de Arguedas,
estuvo atendido por unas monjas, las
Hermanas de la Cruz, a las que siempre
estaría agradecido por esa generosa
dedicación que le salvó la vida.
Tras este episodio, volvió a Fuentes
de Magaña pero, a pesar de que un
certificado médico acreditaba su
curación, no le permitieron la entrada
al pueblo por miedo al contagio. El
tío Barrado, que ya había pasado la
viruela, estuvo acompañándolo junto a
un pajar a las afueras, durante todo el
día, un caluroso día de San Pedro. Salió
a su encuentro su hermana Araceli,
que era la mayor e hizo de madre tras
quedar huérfanos, y le entregó algo de
merienda y cincuenta pesetas que le
prestaron unos vecinos. Así, Justino se
vio obligado a volver sobre sus pasos
y caminar, durante cinco horas, hasta
Aguilar del Río Alhama para coger el
autobús que le llevaría a Logroño.
En sus inicios, Justino
contó con el apoyo inicial de un matrimonio de comerciantes
de Arnedo, Sergio y
Gregoria, que actuaron como sus parti-
culares Business Angels ya que, a la vista
de sus cualidades humanas y de su capacidad para el trabajo, confiaron plenamente en él y le prestaron mercancía
para la venta, por lo que pasaron a ser
sus primeros socios y sus amigos para
toda la vida.
De esta manera, con mucho esfuerzo y
total austeridad, comenzó su aventura
empresarial en la venta ambulante. En
la posada de Artajona, donde Justino
se alojaba cuando iba a trabajar por la
zona, alquilaba la habitación más fría
para ahorrar 10 céntimos. Aun así,
pronto manifestaría su instinto para
los negocios invirtiendo sus primeros
ahorros en un coche Ford T de pedales
-antes incluso de saber conducirlopara ir hasta Pamplona y, desde allí,
desplazarse a otros pueblos de Navarra,
convirtiéndose, ya en los años veinte,
en un vendedor pionero para la época.
En 1926, contrajo matrimonio con
Consuelo, natural de Fuentes de
Magaña, y fijaron su residencia en
la localidad de Corella. Allí abrió su
primera tienda donde vendía lencería
fina, medias, sortijas, relojes Omega,
Tissot y Cyma y perfumes Myrurgia. Y
sería ya después de la guerra civil, en
1939, cuando pudo instalar otra tienda
en Tudela, ciudad en la que estableció
definitivamente la sede de su empresa y
donde formó, junto a su esposa, también
una gran familia.
Su historia, aunque antigua, nos resulta
muy interesante porque hoy valoramos,
más que nunca, la creatividad y el
espíritu emprendedor imprescindibles
para llevar a cabo proyectos importantes
y asumir los riesgos que comportan. Son
habilidades que nuestros hijos -y nosotros
mismos- hemos perdido, alojados en
una vida cómoda, donde encontramos
todo resuelto para sobrevivir, y que nos
vemos ahora obligados a fomentar desde
la escuela con asignaturas y actividades,
desde las administraciones públicas con
ayudas y subvenciones y desde diversas
instituciones con cursos y másteres.
Es precisamente ahora, cuando más
admirable nos parece la trayectoria vital
de personas que, como nuestro paisano
Justino, sin ninguno de estos apoyos y a
pesar de múltiples dificultades, lograron
alcanzar el éxito empresarial, generando
riqueza y desarrollo para nuestro país.
regaló el primer televisor que vino al
pueblo, y que se instaló en el teleclub,
para el entretenimiento de los vecinos
de Fuentes que, en muchos casos,
nunca habían atravesado los límites de
la provincia de Soria y para los que la
televisión supuso su primera ventana al
mundo.
empleo sin prueba selectiva, ni dato en
su currículum, que pesase más que ser
nacido en Fuentes de Magaña y necesitar
un puesto de trabajo. Muchos de ellos
estuvieron en la empresa algunos años.
Otros, toda su vida laboral, como es el
caso de mi padre, Vicente, que durante
casi 45 años contribuyó con su trabajo,
y con el mayor interés, a la expansión
del negocio y durante los que -también
él- fue compensado con la estabilidad
en el empleo, incluso en periodos, como
los años setenta, muy complicados para
la economía española, y gracias a lo cual
hemos salido adelante muchas familias
de Fuentes de Magaña.
En Textiles Marín trabajaron decenas de
fuenterreños que accedieron al empleo sin
prueba selectiva, ni dato en su currículum,
que pesase más que ser nacido en Fuentes de
Magaña y necesitar un puesto de trabajo.
Es innegable que D. Justino poseía ese
espíritu emprendedor tan anhelado en
nuestros días y sorprende que, con un
comienzo de vida tan azaroso, finalmente
consiguiese fundar, en sociedad con
sus sobrinos Miguel, Ángel y Antonio
Hernández, y más tarde también con sus
hijos, la mítica empresa Textiles Marín
S.A., con comercios de ropa de vestir y
de hogar en las calles más importantes
de ciudades como Tudela, Zaragoza,
Madrid, Burgos, Salamanca y Valladolid
y que llegó a tener una plantilla de más
de doscientos empleados.
En Textiles Marín trabajaron decenas
de fuenterreños que accedieron al
Lamentablemente –y casi en paralelo
a la vida de D. Justino- agonizó su
empresa y, por diversos problemas,
en el año 2003, tan sólo ocho años
después de su fallecimiento, cerró
Textiles Marín. Actualmente, aparte
de nuestros recuerdos, sólo quedan
vestigios de ella como algún rótulo
desvencijado en sus antiguos locales,
alguna prenda de la marca Texma
olvidada en el armario y la placa
conmemorativa que trabajadores,
clientes y proveedores colocaron en el
local de la calle Gaztambide de Tudela,
donde inició el negocio en el año 1940.
Es indudable que D. Justino Marín fue
un personaje interesante e influyente
en la historia reciente de Fuentes de
Magaña y de sus gentes, con una larga
y fructífera vida, digna de recordar, en
la que destacan valores muy positivos
como el esfuerzo y la perseverancia
y de la que se puede extraer todo un
máster en emprendimiento. Por ello, no
hemos querido dejar pasar la ocasión
de rendirle este pequeño homenaje en
nuestra revista “Los Pingotes”.
D. Justino fue un trabajador incansable
que nunca se jubiló y, con casi noventa
años, visitaba con ilusión todas sus
tiendas, atendía al público e incluso, si
hacía falta, se ponía a hacer paquetes
con el mozo de reparto. Seguramente,
éste fue el secreto de su éxito. Tampoco
olvidó de dónde venía y por ello era
muy sensible a las situaciones de
necesidad. Tuvo detalles y gestos de
generosidad que la gente recuerda con
nostalgia pues eran tiempos de escasez
en los que los regalos brillaban por su
ausencia. En los años cincuenta, para
los Reyes Magos, mandaba material
escolar que repartían los maestros entre
los niños que lo necesitaban. En 1959,
LOS PINGOTES 33
recuerde con cariño ese es don Abel Pérez
Gallardo. Don Abel para los vecinos, don
Abel para todos.
Don Abel Pérez Gallardo.
Una vida al servicio de un pueblo
Muchos y buenos doctores han pasado por
estas tierras, pero si hay un galeno al que se
le recuerde con cariño ese es don Abel Pérez
Gallardo. Don Abel para los vecinos, don Abel
para todos.
Por S i lv i a Marín del Barr i o
M
e gusta escribir. Pero me gusta
escribir cuando sé lo que
tengo que contar. Si no tienes
la idea de tu discurso ni la información
necesaria, escribir algo medio decente
parece imposible. Y pones la lavadora,
no la de la ropa, sino la de las ideas, y
tu cabeza empieza a darle vueltas y
vueltas al asunto, pero todo está negro,
sin que aparezca una idea brillante en la
recámara. Esa es la parte mala de escribir.
Definitivamente, las Musas se han ido
a la cama con Morfeo y yo “estoy en
blanco”. Pero entonces alguien te explica
una anécdota de hace 40 años y ¡pam! se
enciende una bombilla. Otro te deja una
revista donde escribió un artículo sobre
el mismo tema. ¡Pam! otra bombilla. Mi
tía me dice “vamos a ver a fulanita que
seguro que se acuerda de aquel tiempo”.
Y vamos. Y ¡pam! otra bombilla. Y la
parte mala se convierte en la mejor.
Las Musas se despiertan y empiezan a
hablarte. Y las palabras salen desde tu
mente al teclado a través de tus dedos.
34 LOS PINGOTES
Y la página empieza a llenarse con un
relato que contar… Gracias a cada uno
de esos fuenterreños que con su valioso
tiempo encienden las luces de mi cabeza.
Gracias por trasladarme a esa época, por
permitirme disfrutarlo en la distancia.
Y este año gracias especialmente a
ti Lourdes, por dejarme entrar en la
intimidad de vuestra casa y enseñarme
verdaderos trocitos de historia. Historia
de un médico rural. Historia del médico
de Fuentes.
Hace 80 años la vida en Fuentes de
Magaña tenía que ser muy distinta. Para
empezar vivían unas 400 personas. Sí,
sí, 400. No sé dónde ni cómo debían
meterse, pero los censos así lo reflejan.
Era un tiempo en el que el pueblo era
un bullicio todos los días del año. Había
una escuela, un zapatero, una tienda de
ultramarinos, una herrería, un médico…
Un médico que no sólo se ocupaba de
curar a los 400 habitantes del pueblo, sino
también a los de las cercanías. Muchos y
buenos doctores han pasado por estas
tierras, pero si hay un galeno al que se le
Aunque acabó siendo hijo adoptivo del
pueblo, don Abel no nació en Fuentes,
nació en Campo de Gómara. Poco
sabemos de su vida antes de llegar a
cuidar de nuestras gentes, sólo que tenía
una tía llamada Adela en Campo de
Gómara a la que quería mucho y a la que
recordaba con cariño ya siendo residente
de nuestro pueblo. Nada más licenciarse
como médico, fue destinado a Fuentes
de Magaña a cubrir con su profesión
varios pueblos de la serranía de San
Pedro Manrique. Debían ser los años
30 aproximadamente cuando don Abel
entró por primera vez por el Camino
Ancho. Según parece, llegó vestido de
militar en un caballo, un caballo blanco
según recuerdan algunos, y mi abuelo
Manolo tuvo que salir a buscarle a medio
camino para que no se perdiera.
En Fuentes de Magaña no tenía familia
ni tampoco casa propia, así que se fue a
vivir a la pensión de la tía Emilia. Para
los jóvenes que no la conocieron, la tía
Emilia era la madre de la Pili, y la abuela
de la Lourdes, la Maribel y la Susana.
Así que si os imagináis en la cuesta
que baja hacia el bar, de espaldas a los
columpios y miráis al frente, allí podréis
ver una casa blanca con las persianas
verdes que hace unos años fue un “CaféPensión”. Y ahí, en la tercera ventana
empezando a contar desde la derecha,
dormía don Abel. No necesitaba grandes
lujos. Tenía un espacioso arcón de
madera donde guardaba su ropa y sus
pertenencias. Un arcón en el que todavía
hoy puede leerse escrito a lápiz por su
puño y letra “Propiedad de Abel”. Sus
libros de medicina, auténticos tesoros
de los años veinte, los guardaba en la
habitación contigua a su dormitorio, lo
que entonces era el Café. Allí, junto a
la ventana en una mesa camilla al calor
del brasero, don Abel se reunía con el
maestro, el veterinario y los curas para
protegerse del frío invierno y echar una
partidita de tute o guiñote. Además de
astuto jugador, también en el Café hizo
amigos cazadores puesto que le gustaba
salir a cazar cuando tenía un rato libre
y, según cuentan, parece ser que no se
le daba mal.
Pero don Abel no pasaba consulta allí
mismo. No, pero casi. Trabajaba a unos
veinte metros. Bueno, eso por supuesto
cuando no le tocaba subirse al caballo
y recorrer trochas y caminos para ir a
atender a gente de otros pueblos, que no
debía ser fácil, sobretodo en tiempo de
nieve y hielo. Sin embargo, cuando pasaba
consulta en Fuentes lo hacía muy cerca
de donde dormía. Si volvéis a situaros
mentalmente con los columpios a vuestras
espaldas, dos casas a la derecha de donde
vivía pasaba consulta. Se trata de una
estrecha casa entre la de la tía Florencia
y el hogar de la Crescencia. Allí, hay una
casa con dos balcones. Era en la habitación
del balcón más bajo donde Don Abel,
elegantemente vestido con su traje, atendía
a los fuenterreños de sus dolencias.
Veinticuatro horas al día, 365 días al año.
El médico estaba disponible a cualquier
hora del día para lo que hiciera falta. Un
niño con anginas, “la culebrilla”, un cólico,
un parto difícil, una caída de un pajar…
Frente a su escritorio, primero de hierro
y después uno mucho más distinguido
de madera, armado con su fonendo, unas
jeringas de cristal y una jarra con agua,
don Abel curaba a los vecinos de Fuentes
Escritorio de D. Abel Pérez
con vocación y paciencia, como debe tener
un buen médico. Pero no sólo sanaba el
cuerpo, también el alma, o eso les debía
parecer a muchos que lo consideraban su
confesor y amigo. Hacía bien su trabajo
y además trataba bien a la gente. Mi tío
Paco recordaba con afecto como don Abel
le prestaba sus libros para que pudiera leer
en su juventud y como un verano le dejó
su máquina de escribir para realizar un
trabajo mientras cursaba sus estudios.
que habían emigrado a distintas ciudades
de toda España, volvieron para estar al
lado del médico que les había visto crecer.
“Don Abel, Te queremos”, “Sacrificó su
vida a nuestro servicio”, rezaban algunas
pancartas. Y hubo música y vino y baile.
Aquel día don Abel tuvo el honor de ser
nombrado hijo adoptivo de Fuentes de
Magaña. Pero seguro que el título fue lo
Y así, entre partida, consulta, día de caza
y charla con sus amigos, fue pasando el
transcurrir de los años. Nunca se casó
ni tuvo hijos, pero sí una gran familia
fuenterreña. Porque poco a poco se ganó
el aprecio de los vecinos y al final se le
consideraba como “de casa”. Tanto es así
que en octubre de 1972, tras cuarenta
años de profesión, se rindió un emotivo
homenaje a don Abel Pérez Gallardo en
Fuentes de Magaña. Fue un día alegre y
soleado. Las autoridades provinciales y
los alcaldes de los pueblos, con Marcos
Aguado encabezando al nuestro,
presidieron el acto. Los vecinos de Fuentes,
Cerbón y Valtajeros se vistieron de gala y
salieron a la calle. Y muchos fuenterreños,
LOS PINGOTES 35
Don Abel, un personaje de novela
que menos le importó. Ver a unos 2.000
amigos agradeciéndole un trabajo bien
hecho y mostrándole su cariño le debió
provocar un nudo en la garganta. Porque
a todos nos gusta sentirnos queridos, y
ese día don Abel debió sentirse el hombre
más querido del mundo.
Pero todo tiene un final y a nuestro
médico se lo llevó un cáncer de colon.
Murió en Fuentes de Magaña y se le
dio cristiana sepultura en el cementerio
del pueblo. Unos meses antes de morir,
cuando él y todos ya lo sabían enfermo,
mi tía Mari Tere le dijo: “¡Ay! don Abel,
que la ciencia también se equivoca”. A lo
que él tranquilamente le contestó: “La
ciencia sí, pero el ojo clínico no”. Porque a
don Abel no se le escapaba que la ciencia
no tenía cura para su mal, y su buen ojo
clínico le decía que ese sería el último de
sus males. Y así fue.
Y de esta manera vivió don Abel en
nuestro pueblo. Fue su primer y último
destino, y dejó huella en sus habitantes.
Por su trabajo y por su persona. Siempre
he pensado que no es necesario que un
médico sea el mejor doctor del mundo.
Es suficiente con que sus pacientes lo
consideren el mejor doctor que ellos
podrían tener, porque probablemente
eso significa que no lo cambiarían por
ningún otro. Don Abel lo consiguió. Eso y
mucho más. Fue el mejor doctor para los
fuenterreños. El mejor doctor y un gran
amigo.
36 LOS PINGOTES
La novela de Abel Hernández “Historias
de la Alcarama” recoge en uno de sus
capítulos titulado “El caso de la pastora
de La Torre” un pasaje en el que se cuenta
la intervención del médico Don Abel en
un parto. Reproducimos a continuación
parte del relato en el que Don Abel se
traslada desde Fuentes de Magaña al hoy
despoblado Torretarranclo, conocido
popularmente como La Torre.
“Esta es la historia verídica de Justina, la
pastora de La Torre, que tanto dio que hablar
en la comarca y que a mí me la contó, de primera mano, el médico de Fuentes, don Abel
Pérez Gallardo…
-Es el caso más duro que recuerdo de mis cuarenta años largos de médico rural- me dijo.
…El Sordo se había quedado viudo y tenía
una hija que iba pastora desde que cumplió
los catorce años. Justina era una muchacha
rolliza, morena y menuda…
…Aquella tarde de septiembre el Sordo estaba visiblemente preocupado y se le remarcaba
el negro surco del entrecejo cuando, sin soltar
el ramal del macho, llamó insistentemente a
la puerta de la posada de la Emilia en Fuentes, donde se hospedaba el médico.
- Mi Justina está mala, don Abel.
- ¿Qué le pasa?
El Sordo se encogió de hombros.
Ya no hablaron más en todo el camino.
Cada uno en su caballería, recorrieron a
buen paso la media legua larga y cuesta
arriba que separa Fuentes de La Torre.
Al llegar a la casa, estaba poniéndose el sol,
ladró el perro y, cuando salió al encuentro
del amo, éste le dio una patada en la tripa
que le hizo gemir como si le hubiera roto las
entrañas.
La Justina estaba tumbada en su camastro,
en una oscura habitación del somero. El
Sordo encendió el farol de petróleo y dejo
al médico con la enferma. La muchacha se
retorcía y jadeaba. El médico le ordenó que
se quitara el corsé de color indefinido, que
debió ser de su madre, el justillo azul claro
y la faja negra que le oprimía el cuerpo, un
cuerpo blanco como el alabastro con unos
pechos exuberantes y unos muslos poderosos. Aún no había cumplido dieciocho años
y estaba asustada. Sudaba copiosamente. El
pánico se reflejó en sus grandes ojos cuando
se dio cuenta de que el médico acababa de
descubrir su secreto mejor guardado.
Las contracciones se repetían casi sin interrupción. Don Abel, que se había quitado
la chaqueta y remangado la camisa, abrió la
puerta de la habitación y allí estaba, detrás
de la puerta, el Sordo, expectante.
-¿Qué tiene? ¿Qué le pasa?
- Está de parto.
- ¡¡¿¿Qué??!!
- Que va a parir, coño, que va a parir.
El médico se lo dijo a gritos y ordenó al Sordo que bajará aprisa a la cocina y calentara
un balde de agua. Después entró junto a
la parturienta con el pulso acelerado. Era
un trance difícil. Estaba solo, con la única
ayuda de su pequeño maletín negro, que
contenía el fonendoscopio, el aparato de la
tensión, el termómetro y el botiquín mínimo
de primeros auxilios, a la luz de un farol de
petróleo. En ese instante, se le agolparon en
la cabeza todas las posibles complicaciones
que había estudiado en la Facultad de medicina, y empezó a sudar tan copiosamente
como la muchacha… “
Recuerdos y vivencias
El trueque
la limpieza de las calles, el
semental de cerdas o el cuidado
de las cabras. Después, la bota
de vino corría de mano en
mano para celebrar las nuevas
concesiones.
Por Cristina Jiménez Latorre
H
Poco a poco, la calderilla fue
imponiéndose al trueque
tradicional. Sin embargo, los
resquicios de este trapicheo
permanecieron en la bondad
de muchos que continuaron
ofreciendo sus servicios a
cambio de muy poco.
ace unos 10.000 años, nuestros Recuerdo el pueblo de principios de los
antepasados sorianos y primeros años 90. Mi generación, quinta arriba,
habitantes del Neolítico comenza- quinta abajo, rebobinaba las cintas de
ron a adornar Valonsadero con sus pintu- cassette con boli bic y alucinaba con el
ras rupestres. Ellos introdujeron la agricul- infinito terreno de juego de Oliver y Benji. El
tura y el pastoreo en una tierra fértil en la verano era sinónimo de Fuentes de Magaña
que ambos oficios echaron raíces
y la palabra Ipad todavía no
Poco
hasta llegar a Jesús, nuesse había inventado. Sin
a poco,
tro mayoral fuenterreño.
embargo, el trueque
También pulieron la
con nuestros abuelos
la calderilla fue
piedra, aún desconolo
manejábamos
imponiéndose al trueque
cedores de que el rey
de maravilla. Con
del alfil se asentaría tradicional. Sin embargo, los tan sólo tres años
resquicios de este trapicheo yo ya tenía muy
en Tierras Altas varios milenios despermanecieron en la bondad claro con quién
pués. Y establecieron
de muchos que continuaron quería negociar. Me
el trueque como méacuerdo de su cara,
ofreciendo sus servicios
todo de intercambio de
de su voz y, sobre
a cambio de muy
bienes en una sociedad
todo, de la dulce manera
en la que todavía no existía
en que trataba a los niños.
poco.
la moneda.
El Minas era un buen hombre.
Y tenía una yegua preciosa.
Este contrato entre individuos tuvo gran
arraigo en la población soriana hasta bien Fue la primera vez que subí a una potra. Y
entrado el siglo XX. Prueba de ello fue el no lo hice sola. El Minas nos dejaba montar a
horno de leña con el que los vecinos de dos niños juntos y nos paseaba por la plaza a
Fuentes de Magaña convivieron durante lomos de su yegua haciendo brillar nuestros
largos años. Situado en la plaza Hueca, daba ojos como lo hacen las estrellas fugaces en
trabajo a tres o cuatro horneras encargadas una noche de verano en La Veguilla. Pero
de dorar el pan que, previamente, había no fue el único que se dejó llevar por la
sido amasado por las vecinas. A cambio de emoción de los más niños.
esta labor, las oriundas del pueblo donaban
un par de hogazas a las trabajadoras. Este Reconozco que esto del trueque lo aprendí
trueque era conocido como “la poya”, y de como quise. Años después, siendo un poco
él también se beneficiaron los encargados de más mayor pero sin llegar todavía a la línea
recolectar la leña necesaria para encender.
para la montaña rusa, seguí utilizándolo
sin complejos. Y así fue como la cochera de
Cada 29 de septiembre, día de San Miguel, Isabelita se convirtió en una botica médica.
las labores del horno eran sometidas a Los árboles de la plaza ofrecían publicidad
subasta con el fin de determinar quiénes en letra de cuadernillo Rubio sobre las curas
desempeñarían ambos trabajos durante milagrosas de dolores reumáticos a través
el próximo año. Lo mismo ocurría con de masajes con cremas de tomillo. Pero no
fuimos las únicas. Las Belenes se abrieron
su propia garita de peluquería en la calzada
de la Morena. Ina y Oca, se hacían llamar.
Y allá que íbamos por el pueblo reclutando
clientes para un negocio u otro.
La botica funcionó bastante bien aquel
verano. Fuera cual fuera la dolencia, el
mejor tratamiento era siempre colocar
los pies en alto sobre una silla y masajear
hasta la extenuación. Las contracturas de
cuello no se nos resistían nunca, tampoco
los resfriados. A cambio, los “enfermos”
dejaban un par de monedas para comprar
cinco regalices en el bar. Y tan contentas.
Adaptamos esta tradición prehistórica
como nos dio la gana. Salió adelante
gracias de nuevo a la ayuda de todos los
vecinos que quisieron pasar consulta. ¡Ay,
Gorín, cuánta protección solar te daríamos
aquel año! La tensión, el ritmo cardíaco,
los oídos, la vista. Todas las semanas
tenía su analítica completa. Y todas las
semanas accedía con una sonrisa y sin que
le insistiéramos apenas. También Felipe,
abuelo de aquella boticaria de unos siete
u ocho años. Se sentaban allí, sin rechistar,
y nos insistían para que les echáramos un
poco más de aquello o de lo otro mientras
nos contaban fechorías de juventud.
¡Qué veranos tan sosos hubieran sido sin
vosotros, abuelos! Por cierto, aún conservo
un tarro con fabuloso alcohol de piedras
del Empalme, mágico brebaje eficaz contra
cualquier dolencia. ¿A quién le hace un
trueque?
LOS PINGOTES 37
Para leer...
El tesoro de la ciudad perdida
Varios géneros en una misma novela
La novela combina de forma equilibrada el estilo
policiaco y de suspense, las aventuras al más puro
estilo tintiniano y el género histórico con una detallada
recreación del hallazgo arqueológico de la montaña
del Machu Picchu.
Kailas Editorial, Madrid, 2015
Por Recaredo García Gaspar
U
na sorpresa ha sido descubrir
la faceta de escritor de nuestro
amigo Jesús Nieva, conocido
en Fuentes de Magaña porque cada año,
desde hace ya ocho, viene amenizando
el acto de homenaje a nuestros mayores
y regalándonos su voz y su música como
integrante del Dúo Cadreita junto a su
inseparable compañero Abel Azcona.
Este año es un placer para mi recomendar
la lectura de la primera novela de Jesús
Nieva Ozcoz. Este profesor de literatura
del colegio de San Francisco Javier de
Tudela, ya ganador de varios concursos
de relato corto y poesía, se estrena como
novelista con El tesoro de la ciudad
perdida, una obra llena de intriga que atrapa
al lector desde sus primeras páginas con la
emoción propia de la novela policiaca y de
suspense. Pero no sólo la intriga es razón
para recomendar esta apasionante novela.
Comienza la obra con la detallada
recreación de un hecho histórico: el hallazgo
de la ciudad perdida de Machu Picchu, el
24 de julio del año 1911, por el profesor
de historia estadounidense Hiran Bingham
quien, guiado por Melchor Arteaga, un
campesino de la zona, y acompañado por
un sargento de la guardia civil peruana
38 LOS PINGOTES
apellidado Carrasco, encontró la ruinas de
la ciudad inca. Realmente, dichas ruinas ya
se conocían desde hacía décadas y no puede
afirmarse en sentido estricto, por tanto, que
fuese Bingham quien las descubriese. Esta
circunstancia queda patente en la novela
pero, no obstante, fue este profesor quien
puso en valor el yacimiento y consiguió,
con el auspicio de la Universidad de Yale, la
National Geographic Society y el Gobierno
peruano, la dotación económica necesaria
para llevar adelante la expedición, las
excavaciones arqueológicas y el posterior
estudio científico.
A partir de este descubrimiento de
Bingham, se teje una trama apasionante
que gira en torno al misterioso asesinato
de James Chapman, profesor de la
Universidad de Yale en New Haven, justo
cuando andaba embarcado en el proyecto
de desentrañar los restos y misterios de
la recién descubierta ciudad inca del
Machu Picchu. Por tanto, la historia real
y la ficción se mezclan en esta novela en
la que conviven personajes históricos con
otros literarios creados en torno al citado
crimen y cuya investigación policial actúa
como hilo conductor de la trama.
La novela combina de forma equilibrada
el estilo policiaco y de suspense, las
aventuras al más puro estilo tintiniano
y el género histórico con una detallada
recreación del hallazgo arqueológico
de la montaña del Machu Picchu.
Igualmente, en algunos de sus pasajes, la
novela presenta aspectos muy solventes
propios de una revista especializada en
arqueología y naturaleza, conteniendo
descripciones de paisajes, ruinas y
vestigios a la altura de artículos de la
mítica y centenaria publicación Nacional
Geographic. Y por si fuese poco, se suma
a la trama un toque del género romántico,
sin empalago, a través del enamoramiento
que surge entre dos de los personajes
esenciales de la historia: el joven oficial de
policía George Barcroff y Kate Chapman,
hija del profesor asesinado.
Pero además de la trama, la novela
contiene interesantes aspectos socioeconómicos y culturales que destacan
por su calidad y precisión. Por un lado,
se aprecian interesantes apuntes de la
economía y la sociedad de los albores
del siglo XX: el incipiente capitalismo,
la floreciente industrialización, las duras
condiciones laborales, el trabajo infantil,
los movimientos obreros y sus primeros
logros sociales, los deseados recursos
petrolíferos y mineros por parte de las
grandes potencias y los, a veces, oscuros
intereses de algunos de los miembros
más pudientes de la sociedad en torno a
los cuales se vislumbran aparentes casos
de corrupción política y económica. La
obra ofrece también una visión de crítica
social hacia los aspectos más negativos
del capitalismo de la época en la que se
desarrolla la novela. Así, a través de las
palabras de algunos de sus personajes,
se refiere por ejemplo a la pobreza en el
campo, a la llegada masiva de jornaleros
a la gran urbe de Nueva York, a la
industrialización veloz y deshumanizada
de la ciudad y al acaparamiento de los
beneficios por parte de los más poderosos,
provocando el enriquecimiento de unos
pocos y el empobrecimiento paulatino de
la mayoría.
Igualmente están presenten en la novela
claras referencias al imperialismo
económico del pueblo norteamericano
que, ya en las primeras décadas del siglo
pasado, comenzaba a poner su semilla
entre otros, en los países sudamericanos.
El intervencionismo estadunidense fuera
de sus fronteras con la supuesta finalidad
de ayudar a los pueblos escondía, de
desafiante percibe el lector el descenso de
los arqueólogos y las mulas cargadas con
los primeros hallazgos de las excavaciones
que, bajo lluvias torrenciales, consiguen
llegar al río Urubamba al pie de la montaña.
Y admirable resulta también la precisión del
autor al describir los trabajos arqueológicos
desarrollados en el yacimiento inca, en
el que algunos de los protagonistas van
desentrañando y catalogando los restos
arquitectónicos y los enterramientos allí
hallados. El detalle en la descripción de
estos trabajos denota unos conocimientos
exhaustivos de los mismos por parte del
autor, así como un gusto e interés por la
arqueología.
forma más o menos velada, la búsqueda
y explotación de las materias primas
locales y de los consiguientes beneficios,
derivando en muchas ocasiones en
negocios fraudulentos y en casos de
corrupción. Un problema de hace siglos y
que todavía hoy está de plena actualidad.
También la novela retrata con trazos finos
y detallados el casi nulo papel de la mujer
en el mundo científico y universitario de
la época. Por ello, la protagonista Kate
Chapman aparece en la novela retratada
casi como una heroína en un mundo
de hombres, como una pionera con
inquietudes intelectuales y con el arrojo
de embarcarse en un apasionante viaje
hasta la ciudad perdida de los Incas. En un
pasaje de la novela, uno de los personajes,
el profesor Grisham, se lamenta al
comprobar la capacidad analítica de Kate:
“lastima que en Estados Unidos la mujer
todavía no sea admitida en la Universidad
como en Europa. ¿Sabías que en Suecia
incluso se ha autorizado a una mujer a
dar clases… Tu habrías podido ser una
gran alumna y una excelente profesora”.
La descripción de la ciudad de Nueva
York tal y como era en el año 1911, resulta
fascinante para el lector que se adentra en
las calles de una ciudad que ya contaba
entonces con casi 6 millones de habitantes.
Las calles asfaltadas, los enormes edificios
en el centro de la ciudad, la rebosante
actividad, las grandes avenidas por las
que discurrían los coches de caballos y
los primeros automóviles en una necesaria
convivencia, o las calles plagadas de
comercios y de artículos expuestos
en sus escaparates, atrapan tanto a los
protagonistas de la novela en su visita a la
ciudad como al propio lector.
También el lector casi sufre en sus carnes
la fatiga de los protagonistas en el relato
del duro ascenso desde la falda de los
Andes hasta el yacimiento arqueológico
en la montaña del Machu Picchu. Narra el
autor como los expedicionarios, ayudados
tan solo por mulas de carga y con enorme
dificultad, van ascendiendo, casi trepando,
por senderos imposibles con el fin de
instalar el campamento en el núcleo
de la ciudad inca. Igual de peligroso y
Dice Jesús Nieva que en esta novela ha
invertido casi ocho años en documentarse
y crear una historia que transcurre
esencialmente a caballo entre Nueva
York y Perú al comienzo del siglo XX.
Es incuestionable que la obra retrata con
rigor y fidelidad la sociedad y la economía
de la época, por lo que no cuesta nada al
lector adentrarse en la trama dando un
paso atrás en el tiempo de 100 años.
En fin, estas son solo algunas de las
razones por las que recomiendo la lectura
de esta entretenida y completa novela
que, sin duda, cautivará al lector.
Firma de libros en Fuentes. 9 de agosto
LOS PINGOTES 39
EL REGRESO
Por Jesús Nieva Oscoz
El regreso es un relato corto, lleno de emotividad, en el que Jesús
Nieva recrea una bella historia basada en los recuerdos del pasado
en Fuentes de Magaña de un grupo de personajes, algunos reales y
otros ficticios. Esta historia es la escusa que Nieva utiliza para rendir
homenaje a nuestros mayores.
G
onzalo detuvo su coche a
un kilómetro para observar
el perfil del pueblo. Habían
pasado cuarenta años desde su partida
de Fuentes. ¡Cuarenta años! Toda una
vida. Sus ojos adquirieron un brillo
especial al divisar aquellas casitas y el
corte en el cielo de la iglesia en aquella
fría mañana de primavera. En aquel
mismo lugar paraban con la bicicleta de
barra su amigo Carlos y él al volver de
poner cepos a los múltiples pajarillos:
jilgueros, oropéndolas, abejarucos,
herrerillos y carboneros. El pequeño
bosque que rodeaba el pueblo fue en
su niñez un inmenso pinar y también
hayedo y quejigos. Por allí paseaban
corzos y ciervos y a veces divisaban
a los esquivos jabalíes. Desde allí se
veían las Sierras del Alcarama y del
Rodadero.
40 LOS PINGOTES
Entró en el pueblo por la calle Real.
Algunas paredes de piedra parecían
mantener vivo el recuerdo de su
infancia. Detuvo el coche. El viejo
frontón parecía seguir siendo el centro
del pueblo. Todo era reconocible: La
plaza y el barranquillo que dividía en
dos el pueblo, aunque estaba tapado.
Nuevos árboles y...la fuente. Giró a
la derecha y subió hasta encontrar
su vetusta casa. Sacó la vieja llave
de tubo que un día le trajo su padre
antes de marchar a Soria. La aferró
con fuerza como si en ella recogiese
el cariño de todos los ancestros que la
usaron antes que él. Ajustó la bufanda
al cuello y frotando las manos abrió la
puerta de dos hojas. Seguía igual que
cuando jugaba de niño y le servía para
balancearse abriendo y cerrando. La
casa estaba templada con sus gruesas
paredes. El olor era el mismo. Parecía
increíble que el paso de los años no
fuese capaz de modificar los aromas de
una casa, una habitación, un corral.
Se sentó en una vieja silla tapada con
una sábana blanca y apoyó los codos en
las piernas. Se sintió más solo que en
toda su vida... y lloró.
Recogió del corral algunos leños y
encendió el hogar. Aquel hogar que sirvió
para reuniones familiares alrededor del
puchero colgado en el que su abuela
preparaba aquellas interminables cenas
del día de la matanza. El cerdo quedaba
amarrado boca abajo en la escalera de
madera en la calle. Se tapaba la cabeza
con un cesto para evitar que mordiesen
los perros. Recordaba el sabor de cada
plato, cada cual distinto y más sabroso.
El resto del año iban sacando de la
despensa los chorizos, morcillas y sobre
todo aquellos jamones secados con el
aire de la sierra. Sonrió al recordar el día
en que su primo Ángel y él soltaron de la
tranca de la despensa la cesta de mimbre
pensando que encontrarían las ricas
pastas de su tía Modesta y lo que cayó
fueron dos docenas de huevos guardados
para la elaboración de las pastas. Era la
primera sonrisa desde su regreso.
Revisó una por una las distintas
habitaciones de la casa. Las mismas
paredes, quizás un poco más
desconchadas. Las colchas sobre los
colchones de lana que había visto varear
de niño. Los viejos armarios y las
cómodas de enormes cajones. Subió a la
buhardilla. Pulsó la manilla de cuchara
y entró. El techo seguía siendo de vigas
de madera entrelazadas con cañizos.
Las paredes estaban adornadas con toda
clase de aperos de labranza: horcas de
madera, cribas de distintos tamaños, el
yugo del abuelo heredado del suyo y una
interminable colección de azadas. Su
mirada se posó en el viejo baúl donde
su madre había ido recogiendo libros y
objetos. Frotó sus ojos vidriosos y abrió
la tapa chirriante. Tenía toda la pinta
de no haber sido abierto hacía muchos
años. Extrajo los primeros libros entre
los que se encontraba la vieja biblia de
la abuela y fue a dar con un álbum de
fotografías en blanco y negro sin orden
aparente. Lo ojeó de manera rápida y
decidió bajarlo a la cocina para mirarlo
más detenidamente.
Abrió el vasar para ver de qué vajilla
disponía. Ni siquiera había pensado
qué iba a comer ese día. ¿Servirían
comidas en el pueblo? Limpió el polvo
de la mesa y se sentó para observar las
fotografías del viejo álbum. Por allí
iban desfilando las imágenes de muchas
personas conocidas. Se detuvo en una
que le resultaba conocida: la de hombres
y mujeres en la era. Él era el niño que
salía vuelto porque en el momento de
la foto tiraba de la coleta a su prima
Encarna. Estaban toda la familia junto
a la vieja trilladora y la pajera. Habían
terminado la faena.
difícil que la convivencia con los seres
queridos no pueda mantenerse en un
punto estancado y permanente? Y sintió
de nuevo esas punzadas espantosas en el
pecho...
dolor desfiguró su rostro al tener que
hablar de su esposa Elvira a la que había
conocido en Zaragoza.
- Mi esposa falleció en una accidente de
tráfico hace ahora tres años.
Entró en el restaurante Las
- Lo siento, Gonzalo.
Fuentes. Buscó una mesa
No pudo resistir expresar
Los
y se sentó tranquilo. No
lo que rondaba por su
creía conocer a nadie
mente.
recuerdos se
pero en apenas
- Conducía yo.
agolpaban en su
dos minutos se le
Carlos
quiso
acercó un hombre mente como los aperos recomponer
la
alto, con poco pelo
situación hablando
de labranza en el
pero bien cuidado
de sus hijos pero
y mejor vestido.
todavía
fue peor
desván: intactos pero
para Gonzalo.
empolvados y sin
- ¿Tú eres Gonzalo,
- Enrique, el mayor,
verdad?
vive en Pamplona y
orden
- Sí, Soy Gonzalo- dijo
hace más de dos años que
mientras miraba fijamente
no sé nada de él. Me culpó
a quien tenía delante sin acertar a
de la muerte de Elvira y no quiere
reconocerlo.
hablarme. -Gonzalo rompió a llorar.
- Cuánto hemos cambiado, amigo.
Cuando consiguió serenarse continuóAquella sonrisa y el brillo de los ojos
Carolina está en Londres. Es intérprete
hizo que Gonzalo identificase por fin a
y apenas hablo con ella por skype de vez
Carlos.
en cuando.
- ¡Carlos!
Carlos miraba fijamente a su amigo.
- El mismo. Creía que me habías
Charlaron de los amigos comunes hasta
olvidado. ¿Qué haces por aquí?
más de las seis.
- He venido a dar una vuelta- disimuló
- ¿No trabajas? . preguntó Gonzalo.
Gonzalo- Sí, todavía trabajo. Soy el médico del
pueblo. Así que hasta mañana no tengo
Aquel encuentro suponía un huracán de
consulta. Creo que tenemos tiempo para
nuevas emociones. Carlos insistió en
dar un paseo y charlar.
llevar a Gonzalo a su casa donde comió
La comida había sido copiosa y aceptó
con su mujer, Encarna, la de la cola
de buen grado. Hacía mucho tiempo que
de caballo de la era. Supo que el hijo
no comía tanto. Gonzalo preguntó por
mayor estaba trabajando de ingeniero
las personas del pueblo.
en Madrid y la pequeña terminando
- Pues mira- dijo Carlos. Se me acaba de
medicina en Soria. Cuando llegó el turno
ocurrir que, como algunos días visito a
de la familia de Gonzalo una mueca de
los más ancianos, y todos son amigos
Los recuerdos se agolpaban en su
mente como los aperos de labranza en
el desván: intactos pero empolvados y
sin orden. Solo sabía que provocaban
una enorme nostalgia y las imágenes
rescatadas provocaban sentimientos,
emociones que ponían el vello de punta
y de nuevo hacían brotar las lágrimas
que humedecían su rostro. ¿Por qué?
¿Por qué la vida te conduce por unos
derroteros y no otros? ¿Por qué es tan
LOS PINGOTES 41
y viejos conocidos, te podías venir
conmigo. Te alegrará verlos.
Gonzalo no tenía nada mejor que hacer y
aceptó de buen grado la invitación.
- Iremos primero a ver a “La Cuqui” ¿Te
acuerdas?
Carlos y Gonzalo entraron en casa y,
sentados en la cocina, mientras Carlos
le tomaba el pulso y la auscultaba, iban
charlando con ella.
- Pili, dígame- le decía Carlos- ¿Por qué
la llamaron a usted así?
- No sé, hijo, pero creo que fue el cura .
Yo nací en un tren ¿Sabes?
- ¿En un tren?
- Mi madre volvía de Argentina. Había
ido allí al funeral de la abuela que había
emigrado y muerto allí. Entre Lérida y
Tardiente mi madre se puso de parto, y
gracias a que en el tren había un médico
y la ayudó que si no... El tren paró en
Zaragoza y allí bajaron a mi madre. A
los pocos días me bautizaron en el Pilar
y por eso me llamaron Pilar. Allí estoy
registrada.
novio me llevó en la moto a San Pedro
Manrique a fiestas, y como era de noche,
nos caímos de la moto y se me rompieron
las medias de cristal que llevaba. ¡Qué
disgusto! Aún me acuerdo, hijo.
Gonzalo se puso la cazadora al salir a la
calle. Carlos cargó con el maletín y le
echo la mano al hombro.
- Esta es nuestra gente. Personas que ha
pasado toda su vida trabajando mucho.
Honrados, buenos. Esto no es la capital.
Fuentes es un buen lugar para curar
viejas heridas.
- Nadie va a devolverme a mi mujer,
Carlos. Hay heridas que no las cura el
tiempo... y tú lo sabes mejor que nadie.
Llegaron a casa de Alejandro.
Alejandro, menos hablador, se puso
triste al ser preguntado por su juventud.
Había tenido una infancia muy dura
y Carlos lo sabía aunque en aquellas
pequeñas charlas le buscaba siempre el
lado bueno.
- A los once años me sacaron de la
escuela para trabajar de pastor. En mi
Aquellas conversaciones con los casa éramos muchos hermanos y la
pacientes eran de lo más hermoso. guerra trajo mucha hambre. Trabajé
Carlos Había estado fuera mucho de pastor para un matrimonio sin hijos
tiempo y cuando a sus cuarenta y que necesitaba algunos pastores para
cinco años pidió el traslado, harto de la su ganado. Me trataron bien en aquel
ciudad y los agobios, sintió la necesidad pueblo. Como no tenían hijos a mí
de recuperar el cariño por su
me veían como al hijo que no
tierra y sus gentes. Quería
habían podido tener y me
mostrar a Gonzalo, que
dieron mucho cariño.
Aquellos días
fuese el motivo que
- ¿Pero toda su vida
maravillosos hacían no estuvo de pastor?
fuese el que le había
traído a Fuentes, no
- Hasta que me fui
que se recordase el
iba a arrepentirse
a la ciudad.
pueblo como el mejor
de vivir entre los
lugar para descansar y Al salir de la casa
suyos.
Alejandro,
pasarlo bien con amigos de
- Usted tenía una
Gonzalo comentó
y vecinos de toda la
fonda, ¿verdad Pilar?
que aquel parecía el
- Una fonda y pensión.
destino
de las gentes
vida
Trabajábamos
mucho,
de aquellos pueblos, irse
hijo. Todo el día lavando,
a la ciudad. Carlos aseguró,
planchando... Había que ir a buscar
no obstante que Fuentes volvía a
el agua con cántaros a la fuente y las recuperar a sus gentes y sus descendientes
planchas eran de esas de carbón...
a base del esfuerzo de algunos vecinos
- ¿Y quién venía a la pensión, señora que se preocupan por organizar eventos
Pilar?
y fiestas que conseguían atraer a los
- Pues muchos arrieros que traían el vecinos en determinadas épocas del año.
ganado a pastar o de paso. Y cuando Aquellos días maravillosos hacían que
llegaban, mi madre me mandaba a se recordase el pueblo como el mejor
dormir al granero, encima del trigo para lugar para descansar y pasarlo bien con
dejar la habitación libre.
amigos y vecinos de toda la vida. En
- Pero todo no ha sido pasarlo mal. Usted Fuentes hay vida. Los niños corretean
ha bailado mucho, ¿no Pilar?
y juegan y todos juntos celebramos las
- Sí , pero porque mis amigas venían a fiestas sin importar que nos juntemos
ayudarme a terminar los quehaceres, que de todas las edades. Esto es recuperar la
si no, no llegaba ni al baile. Un día mi vida que siempre hemos idealizado.
42 LOS PINGOTES
Aquella noche cenaron juntos. Gonzalo
se instaló lo más cómodamente posible
en su vieja casa y consiguió conciliar
el sueño después de muchos días de
insomnio.
El despertar tranquilo del pueblo fue
una experiencia relajante. El no tener
que trabajar se había convertido en
un sufrimiento más que un alivio y el
cambiar de residencia le hacía concebir
el tiempo de distinta manera.
Carlos pensó que repetir la experiencia
del día anterior le iría integrando en
el pueblo al ir conociendo a distintas
familias. Así que se dirigieron a casa de
“el Pepe”.
Curiosamente José también había
trabajado de pastor con la misma familia
que Alejandro y coincidía en que era un
matrimonio muy cariñoso y que siempre
le trató bien. Tenía un fuerte resfriado
y Carlos tuvo que recetarle algunas
medicinas de urgencia. La familia estaba
preocupada y como era tan bueno, nunca
se quejaba de nada hasta que caía enfermo.
- No sea usted tan bueno, José, quéjese
antes.
- Siempre he sido así. El cura nos
llamaba a la parroquia para catequesis y
nos enseñaba cantos de misa.
- Pero alguna gorda también habrá
liado usted, ¿eh Pepe?- continuó Carlos
sonriendo.
- Alguna, alguna...una vez robamos
comida de la ventana, de esa que se
dejaba al sereno porque pasábamos
mucho hambre y nos fuimos al corral del
Venancio a comer. Y cuando estábamos
en plena faena apareció el dueño con la
escopeta de caza que a poco nos dispara
allí mismo.
Y reía la anécdota a la par que tosía .
- Sí. Hicimos muchas- continuó- Yo
siempre estaba en el pueblo de al lado.
Tanto, que allí me querían buscar novia,
la hija del tabernero y me decían que
me quedara a dormir en la cama de la
maestra que se había ido de vacaciones.
- ¿Pero solo o con la chica, Pepe?
Pepe rió y con él toda la familia.
Después relató su vida de guardia civil.
Muy dura recorriendo los caminos con
el capote. Esto le hizo un hombre serio,
maduro, respetuoso con las personas
y con las normas. Cambió de destino
muchas veces y con él su familia.
Gonzalo miraba al anciano con ternura y
Carlos a Gonzalo a quien iba entendiendo
la razón por la que se encontraba allí.
La última visita fue a casa de Paco “El
Cesáreo”. Carlos había oído de su boca
docenas de veces las mismas anécdotas
por eso las provocaba para que Gonzalo
las escuchase. Los ancianos disfrutan
repitiendo una y otra vez los mismos
episodios. Ellos ejercitan su mente y
nosotros mantenemos viva la memoria de
nuestro pueblo, le dijo Carlos a Gonzalo.
- Salí de casa a los once años para
trabajar de pastor.
- ¿Y qué te pasó con el guarda, Paco?- le
preguntó mientras miraba a Gonzalo con
sonrisa picarona.
- Pues que estando pastando en el Molino
mis ovejas se alimentaron con las berzas
del huerto que resultó ser del guarda, el
Zacarías. Al cabo de los días me preguntó
si sabía algo y yo le dije que cómo iba a
ser mi ganado si yo estaba en Valdeprado,
en la otra punta del pueblo. Pero el guarda
siguió preguntando hasta que descubrió
el pastel. Me tenía enfilado.
- ¿Pero a que lo pasaban bien señor
Paco?
- Mucho. Éramos más pobres que las
ratas y pasábamos hambre pero felices.
- ¿Usted también robaba para comer
alguna vez?
- Hombre. Todos los jóvenes. Una vez
entramos en una casa por la ventana para
llevarnos unos pollos, pero luego salimos
por la puerta por salir más rápido y con
las prisas nos la dejamos abierta y claro,
se escaparon todas las gallinas, así que
nos pillaron.
- ¡Pero si le pillaban siempre, Paco! A
todo esto, ¿cómo es que te has quedado
soltero si tú eras un don Juan? Y te ibas
de ronda a cantarles a todas las mozas.
Paco reía aunque no contestaba pero lo
que sí hizo fue cantarles alguna de sus
canciones.
“Yo quisiera jo...jovencitas
y que fueran pu...puras y bellas
para meterles en el co...corazón
un pedacito de pi... pícaro amor.”
Al salir de la casa del Paco fueron
paseando hasta la suya. Al ir a despedirse Carlos le encaró y le dijo muy
directo.
- Gonzalo, soy médico. ¿Cuánto te
queda?
Gonzalo bajó la cabeza y palideció.
- Lo siento, Carlos. No he venido a dar
pena ni estoy buscando un enfermero para
los últimos días de mi vida. No esperaba
encontrarte ni sabía que eras médico.
- Pero aquí estamos. Somos lo que somos
y, sobre todo, somos amigos. No lo
olvides.
Solo había pasado un mes de la llegada
de Gonzalo a Fuentes. Aquel domingo
Carlos se encontró en misa con Gonzalo.
Al salir le pidió que fuese a su casa a
tomar vermouth. Gonzalo sabía que
le invitarían también a comer dándose
cuenta de que cada semana que pasaba
se debilitaba. Llegaron a la puerta y
Gonzalo observó algunos coches cerca
que desconocía. Entraron y allí encontró
a su hijo Enrique con su esposa y el niño
pequeño. Estaba Carolina que se arrojó a
sus brazos con su novio inglés. También
estaban algunos amigos de la infancia a
los que Carlos había llamado. Gonzalo
rompió a llorar al igual que Carlos y
muchos de los presentes. Se fundieron en
un abrazo. Quizás el último abrazo de
una vida que se inició en Fuentes y que
terminaba en Fuentes. Aquella tierra
era el punto de encuentro de familias,
de emociones, de esperanzas pasadas y
promesas futuras. La tierra agradecida
para todos los que la han regado con el
sudor de su frente y las lágrimas de los
encuentros.
LOS PINGOTES 43
La gran nevada
Por Abel Hernández
Y
a no son
breves algarazos,
que mi madre
llamaba amarguras. O sea, esos
ramalazos de nieve menuda o de
aguanieve que te
azota el cuerpo de
forma intermitente, que te amorata las
manos y la cara y te mete en casa. Ha
llegado por fin la gran nevada, que es
otra cosa. El cielo se encapota, se pone
de panza de burra, el horizonte se cierra, la oscura nube diluye los cerros y
las sierras lejanas, se abate sobre las
casas y los campos y obliga al pueblo
-hombres y animales- a recluirse sobre
sí mismo. Y entonces nieva, nieva sin
parar, nieva a mantas, primero con una
cierta agitación punzante si el viento
helador baja de la Alcarama, afilado
como un dalle, y luego mansamente,
con copos como vedijas del esquilo. Es
entonces cuando uno puede sentir dentro el blanco y ligero peso de un silencio
telúrico. El que no haya sentido este silencio de la nieve, no podrá imaginarse
nunca la plácida conmoción interior de
una experiencia parecida. Pues bien, si
44 LOS PINGOTES
no se equivoca la Agencia Estatal de familia. Olía a matanza, que permanecía
Meteorología, en las Tierras Altas nie- colgada en las varas del techo
va toda la semana. ¡Bendito sea Dios! ennegrecido, y a humo de la támbara.
¿Año de bienes? No estoy seguro. Allí Ronroneaban los gatos en la chapa y
los bienes siempre han sido escasos. borbollaban los pucheros en el fuego.
Sobre los pueblos muertos o despobla- Sobre la mesa redonda cubierta de hule
dos la piadosa nieve, eso sí, es mucho azul, junto a la alacena y bajo la espetera
más que un elemento decorativo; tiene de los cazos de cobre, no podía faltar
función igualitaria, acaso de
el alegre porrón y la sobada
denuncia o desagravio,
baraja,
completamente
La cocina,
aunque resulte una
imprescindible,
que
con la lumbre
demostración pasaentretenía las tardes
jera. Por lo demás,
y
las
noches
permanentemente
en aquellas tierras
interminables. La
encendida, era el refugio
ásperas y torturaotra
distracción
das, sea o no año
era
el
trasnocho,
obligado de la familia...
de nieves, nunca
reunión de mujeres
Ronroneaban los gatos en la con el cesto de la
verás la cigüeña por San Blas,
costura y la lengua
chapa y borbollaban
porque la cigüea punto para contar
los pucheros en
ña, como los viejos
historias, en el abrigo
poetas de Castilla que
de
la majada, bajo la
el fuego.
cantaron a Soria, no se
luz del carburo pagado a
atreve a cruzar el puerto de
escote. En los días más crudos
Oncala y así se queda sin descubrir la del invierno, cuando la nieve cubría
belleza elemental de estos campos, de los campos, los animales permanecían
estos pueblos semiderruidos y de sus encerrados en los bajos de la casa: las
graciosos campanarios rurales.
caballerías en la cuadra y las ovejas y
las cabras en la majada. La convivencia
Cuando en mi infancia llegaba la cercana con estos animales, viendo parir
gran nevada, como la de estos días, la a las ovejas o amamantando los tiernos
cocina, con la lumbre permanentemente caloyos, es una de las experiencias
encendida, era el refugio obligado de la imborrables de la niñez y que recuerdo
campo y del monte para salir de sus
refugios o escondites a buscar alimento.
En el pueblo era la señal para iniciar
la cacería, siguiendo la huella infalible
que las liebres, los huidizos conejos,
el astuto zorro o el bando de perdices
a peón dejaban en la nieve. Todavía
recuerdo la forma de esas huellas, aún
sabría distinguirlas. Con las primeras
luces salían, como digo, los cazadores
-incluidos los que no eran cazadores
durante el año- con escopetas y con
garrotes en busca de los indefensos
animales. Para esta empresa sobraban
los perros, que lo único que harían sería
borrar los rastros. El cazador habitual
jugaba con ventaja: iba con escopeta. Si
en el matojo, el espino o el sabino donde
concluía la huella, saltaba, al sentir su
presencia, la liebre encamada, el freno
de la nieve en la carrera la hacía víctima
fácil del disparo. El cazador de ocasión
lo tenía más difícil: se valía únicamente
de la cachava o el garrote y de sus
manos fuertes de campesino, dispuestas
a escarbar afanosamente entre las
piedras hasta dar con el pobre gazapo,
si descubría que el escurridizo conejo
tenía su cado o escondite en el pequeño
cantarral, donde acababa el rastro. El
garrote lo usaba cuando sorprendía a
la confiada liebre en la cama. Esta caza
furtiva con nieve era dura, extenuante,
pero solía resultar generosa, y los
cazadores regresaban pronto a casa
con el cuerpo aterido y el zurrón lleno,
que se agradecía en aquella sociedad
de subsistencia. Pronto se cubriría de
nuevo el cielo, volvería a nevar y la
nieve borraría todas las huellas.
Algo parecido ocurre hoy. La gran
nevada de estos días ocultará por unos
días en los pueblos deshabitados las
cicatrices de las ruinas y las huellas
del pasado. Junto al fuego de una
vieja cocina con olor a támbara y a
matanza habrá un viejo superviviente
que comentará, mientras resuena el
alarido de las úrguras en el hueco de la
chimenea: “¡Ya no nieva como antes!”.
Texto del Blog de Abel Hernández .
Febrero de 2015.
https://elcantodelcuco.wordpress.com
con más placidez. Envuelto en el vaho
cálido de la majada con olor a sirle y
a heno, había que llenar los zarzos con
gabejones de olorosa hierba seca o de
esparceta y depositar en las canales o
duernas el cesto de berzas bien picadas.
Con la nieve envolviéndolo todo y
los gruesos carámbanos colgando de
los aleros, los bajos de la casa eran un
hervidero de vida animal, que nos hacía,
creo yo, más humanos.
No era extraño que, en medio del
temporal, dejara de nevar en la
madrugada. Brillaban entonces las
estrellas como diamantes. Era la pausa
que aprovechaban los animales del
LOS PINGOTES 45
Historia del Ultimate Fresbee
De Connecticut a Fuentes de Magaña
¿Pero que es el Ultimate Frisbee? La historia
comienza con el uso de un objeto volador
identificado, que nada tiene que ver con
extraterrestres, sino con ocio, deporte y
salud. El frisbee fue un juguete muy especial
para los universitarios norteamericanos de
los años 50 y 60 cuyo origen resulta curioso.
En el año de 1871, William Russell Frisbie
estableció en Connecticut su empresa de
pasteles -Frisbie Pie Company- que alcanzó
gran expansión. ¿Pero que tienen que ver
los pasteles con los discos voladores?
Por Eduardo Paniello Ramos
D
esde hace unos años soy jugador
en un equipo de Ultimate Frisbee y
cada semana practico esta deporte
que me permite estar en forma y compartir
con amigos e incluso con mis hijos el
gusto por un juego limpio que combina
agilidad y astucia. Este año quise trasmitir
a mis amigos de Fuentes de Magaña mi
entusiasmo por el Ultimate Frisbee e
incluimos en la programación de nuestra
Semana Cultural un curso de iniciación
para enseñar y practicar este deporte. Así,
durante dos mañanas de agosto, el frontón se
convirtió en campo de entrenamiento y unos
cuantos niños y no tan niños se aplicaron
al aprendizaje de las normas y habilidades
básicas para practicar el Ultimate.
¿Y por que me gusta tanto el ultimate
fresbee? Pues porque si su principio
básico es el espíritu de competir -común a
cualquier otro deporte-, también aglutina
valores como la limpieza en el juego y
el respeto entre los contrincantes. Por
supuesto, este compromiso de juego limpio
no menoscaba en nada el entusiasmo que
desplegamos en el terreno de juego los que
lo practicamos.
46 LOS PINGOTES
Los estudiantes de la Universidad de Yale
consumían los populares pasteles de la
Compañía Frisbie que se vendían en una
lata cuya base, tras consumir su contenido,
empleaban para jugar lanzándola de unos
a otros y gritando la palabra “frisbie”.
Esta actividad lúdica fue creciendo en
popularidad y se extendió entre los
consumidores de pasteles.
En 1946 en la ciudad de los Ángeles,
Walter Frederick Morrison patentó
el primer “frisbee volador”, que no
adquirió mucho éxito al estar construido
de baquelita, un material que se rompía
con facilidad. Diez años más tarde, con
la llegada del plástico, Morrison decidió
que este sería el material para fabricar
definitivamente los discos voladores.
El uso de este disco de 175 gramos se
convirtió desde los años 70 en Ultimate, un
deporte que mezcla fútbol americano, frisbee
y rugby. En Europa se introdujo a principios
de los años 80 y, en España, los primeros
equipos surgieron en la 2ª mitad de los 90.
Los beneficios de la práctica de este deporte
son muchos. El famoso “fairplay” o juego
limpio que a tantos deportes se atribuye,
es real en el ultimate, hasta tal punto que
no se necesita árbitro ya que los jugadores
respetan tanto la filosofía del juego como a
sus compañeros, sin peleas ni trampas. Su
juego exige táctica y estrategia, además de
buena forma física ya que un partido puede
alargarse bastante tiempo. Su práctica permite
el trabajo de todos los músculos del cuerpo
y, al ser un deporte aeróbico que combina
el trote constante, el salto y los movimientos
decididos, quema calorías durante una hora
y media de juego o hasta que uno de los dos
equipos llegue a los 19 goles.
Se juega por dos equipos de 7 jugadores -o 5
en la modalidad de playa- y un disco volador
(frisbee). El objetivo es obtener puntos
capturando el disco en una zona de anotación
situada al lado opuesto del campo, de modo
similar al fútbol americano. Los jugadores no
pueden caminar ni correr mientras tienen el
disco en las manos, ni puede haber contacto
físico entre ellos. Al final, gana el partido el
equipo que marque primero 19 puntos. Hay
dos tiempos, con un descanso de 10 minutos
cuando se alcanzan 10 puntos.
En fin, son solo unas nociones básicas
para aproximar el conocimiento de este
deporte a los lectores de los Pingotes. Las
habilidades y sensaciones que se pueden
obtener por medio del Ultimate son muchas.
La diversión, la sana competencia, la
sagacidad, la constancia, el ingenio y el
trabajo en equipo son algunas de las que yo
siento practicándolo. Y todos estos valores
quise trasmitir en Fuentes de Magaña.
Espero haberlo conseguido y que en los
próximos años veamos a nuestros niños y
jóvenes saltando decididamente para lanzar
y atrapar un disco volador.
Ruta MTB “Parques eólicos y pistas”
Recorrido en bicicleta por Tierras Altas de Soria
Por Javier Sainz Valer
Descripción de la ruta:
Salida y llegada: Fuentes de Magaña
Atractivo recorrido por las divisorias de
las Sierras del Rodadero y de Valdelaya,
por caminos de concentración parcelaria,
pistas de los parques eólicos y caminos
tradicionales, con impresionantes vistas
hacia la Sierra de Alcarama, Valtajeros y
San Pedro Manrique, llegando a divisar en
días claros la ciudad de Soria y la imponente
mole del Moncayo.
A lo largo del camino contemplaremos
preciosas panorámicas de las Tierras Altas
de Soria y descubriremos el despoblado
de Torretarrancho, una ganadería de vacas,
toros y caballos, el mirador del acebal, alguna
de las fuentes que riegan el Río Monte y el
antiguo molino de Fuentes de Magaña.
En la parte final del recorrido, el descenso
hacia la Hoya Mañera y las ruinas del
molino es vertiginoso y debemos extremar
el cuidado debido al firme que presenta
tierra y piedra suelta.
Inicio
Llegada
Ficha técnica:
• 27,43 km.
• 887 m. ascensión acumulada
• 1.588 m. altitud máxima
• Pistas y caminos
• 100% ciclable
• Dificultad media/alta
• Atención al descenso
LOS PINGOTES 47
DESAFÍO TIERRAS ALTAS
Crónica DTA 2015
Por Jav i er Sa i nz Valer
y Enr i co Miracol i Romero
Para nosotros, el 27 de septiembre
de 2014 fue un día muy especial y
deseamos que así lo fuese también
para todos. ¿Estáis preparados/as para la
segunda edición?” Así terminábamos la
crónica que hicimos el año pasado para
la revista Los Pingotes. Agradeciendo
de nuevo el espacio que nos ofrecen en
la revista, os vamos a hacer una pequeña
crónica de lo que vivimos el pasado 2 de
agosto de 2015, fecha en la que celebramos
la 2ª edición del Desafío BTT Tierras Altas.
“
Este año, tomamos la decisión de cambiar
la fecha del evento (difícil decisión…),
y moverla desde el último fin de semana
de septiembre hasta el primero de agosto.
La verdad es que nos costó un poco
decidirnos, pero a la vista del resultado,
creemos que el cambio fue positivo:
más participantes, más público, más
voluntarios y mucho ambiente.
En primer lugar, desde la organización
nos nace un profundo agradecimiento a
todos los que de una u otra manera ofrecen
su colaboración y participación para que
esto sea posible. Desde los participantes
-venidos este año desde muchos lugares-
48 LOS PINGOTES
hasta los que animan al paso de los ciclistas
por el pueblo, pasando por el apoyo
incondicional del Ayuntamiento y por
todos los que nos ayudan a acondicionar
los caminos, los que colaboran con
los avituallamientos, la fisioterapia, la
vigilancia del albergue, la realización de
las fotografías y vídeos, los motoristas de
carrera, el control y señalización de los
cruces, las inscripciones, la comida popular,
los que han gestionado los patrocinios y
las empresas patrocinadoras… En fin, un
montón de gente y esfuerzo volcado en el
evento. A todos ellos queremos transmitir
con estas líneas nuestro más sincero
agradecimiento.
Contábamos con la experiencia de 2014 y
con el reto de mejorar en la medida de lo
posible. Manteníamos recorrido y formatos
(“larga” de 65 km y “corta” de 35 km), con
alguna variación -subiendo a Sarnago por
el Vallejo y eliminando el cortafuegos final
del helipuerto-, y decidimos mantener el
nivel de servicios que ofrecimos en 2014
a los participantes: duchas, buena comida,
lavabicis, fisioterapia en meta, sorteos y
premios… Este año además, gracias a la
colaboración de Tierras Altas, aquellos
participantes que lo deseasen pudieron
pernoctar en el alberge de la Mancomunidad,
guardando las bicis en la antigua escuela.
Pero la principal novedad de 2015 fue
la incorporación de los mas pequeños al
evento con la participación en el Desafío
Infantil: 10 valientes bikers fueron los que
tomaron parte en esta edición y seguro que
en 2016 son muchos más porque la cosa
fue muy bien, se lo pasaron genial y todo
el pueblo vibró con el paso de cada uno/a
de ellos/as por las curvas, las cuestas y las
calles. Recorrían un circuito por el pueblo
en formato de vueltas en función de la
edad. Se definieron 4 grupos de edad que
tendrían que completar entre 1 y 4 vueltas.
El recorrido de este DTA Infantil era muy
variado, con calles, senderos, pista, un
charco, una bajada y una subida... y aunque
estaba totalmente marcado y con gente en
cada esquina, no hubiera hecho falta. Se
los sabían todos/as de memoria. Y es que
los más pequeños nos demuestran que
son capaces de mucho más de lo que los
mayores pensamos. No sólo con la bici o el
deporte. En general, en cuanto les dejamos
a ellos, sin limitarles con nuestros propios
límites, nos demuestran que tenemos
mucho que aprender... ¡Qué grandes!
A pesar de ser el segundo año, los nervios
el día de la prueba estaban a flor de piel.
Hay mucho trabajo detrás y un deseo
fuerte de que todo salga bien. Al ser
domingo (el año pasado fue en sábado),
se notó la afluencia de gente desde el día
anterior, algunos desde el punto de la
mañana y otros más tarde, en furgonetas,
autocaravanas o al albergue. Y eso es
importante, que la gente venga a Fuentes,
pasee, disfrute del entorno y descubra
los secretos de este rinconcito de Soria.
Este año los participantes han duplicado
a los del año pasado. De 65 inscritos en
2014 hemos pasado a 130 en 2015. Y algo
que nos alegra especialmente, este año
contamos también con la participación de 7
chicas, 7 valientes bikers que participaron
tanto en la marcha larga como en la corta.
Salió un día soleado y lleno de energía.
La música empezó a calentar el ambiente
desde las 7:30 de la mañana, y los
participantes iban acercándose al frontón
para recoger dorsales y tomar posiciones
bajo el arco de salida. Este año nuestros
amigos de INMETA se encargaron
también de ser los speaker, poniendo
una nota divertida y cercana a todos sus
comentarios, haciendo partícipe al pueblo
del desarrollo de la prueba.
La música se fundió con los aplausos del
público cuando dieron las 9.00 y la marcha
comenzó. Las duras rampas del inicio, que
suben desde la plaza hasta los Pingotes,
estiraron el grupo, permitiendo disfrutar
cada uno a su ritmo de los preciosos parajes
de la Ruta de las Fuentes. En la “bajada
del dinosaurio”, los “fotógrafos oficiales”
consiguieron retratar la velocidad y el
control sobre la bici de los bikers, fotos
que luego dejamos en la web para que cada
cual las pudiese descargar.
A partir del paso por el pueblo, la marcha
se adentró en las profundidades de los
encinares de Las Fuesas y los pinares del
Alcarama, obligando a dar lo máximo
a cada uno de los participantes, que
se vieron reconfortados en Sarnago,
Alcarama, Valdeprado y el Comunero con
avituallamientos sólidos y líquidos. La
vuelta al pueblo por los corrales y majadas
de Valtelda y Valdecarpio puso la puntilla
a una ruta exigente pero muy bonita,
entrando desde Cerbón por el cementerio.
Lo que más nos gusta es que los que
vienen nos transmiten que, a pesar de
su dureza, disfrutan con la prueba y se
sienten cuidados por la organización, por el
pueblo y por los voluntarios. La respuesta
y comentarios de los participantes nos hace
dar por bueno todo nuestro esfuerzo y el de
los voluntarios y colaboradores. Sentimos
mucha emoción al hacerles partícipes de
lo que las Tierras Altas esconden y, recibir
sus sonrisas y esfuerzo, es una recompensa
difícil de medir. Al igual que nos pasó en
la 1ª edición, los caminos que tantas veces
hemos recorrido en solitario, los sentimos
diferentes tras celebrar el Desafío. Es como
si algo de cada uno de los participantes y
voluntarios hubiera dejado huella en los
parajes por los que discurre la prueba.
Estas sierras con grandes desniveles, un
poco alejadas de todo, y que tanta vida
albergaron durante siglos, se encuentran
hoy en grave peligro de despoblación.
Estamos convencidos que iniciativas como
el Desafío BTT Tierras Altas ponen su
granito de arena en tratar de hacer conocidos
estos parajes, además de servirnos como
escenario ideal para una prueba de BTT.
No nos cabe duda de que los pueblos y
paisajes abandonados por los que pasamos
se sienten honrados con la presencia de
los ciclistas, motoristas y voluntarios,
recorriendo los caminos que un día vieron
partir a sus últimos habitantes.
Como bien saben los amigos de Fuentes de
Magaña, “no hay dos sin tres”, así que nos
ponemos las pilas desde ya para que la tercera
edición del Desafío BTT Tierras Altas sea
una realidad el próximo mes de agosto.
LOS PINGOTES 49
Gastronomía
Los buñuelos de viento de la abuela María
bandeja realmente parece un día de fiesta,
y la familia lo celebra devorándolos en un
abrir y cerrar de ojos.
Por todo esto, queremos transmitiros esta
sencilla receta para intentar que no se
pierda y se siga elaborando con la misma
maestría ¡Os retamos a intentarlo!
Ingredientes
Por Carmen Ramos J i ménez
y Sagrario Ramos Castellano
L
os buñuelos de viento eran el postre
de los días de fiesta en casa de mi
abuela María. Su inconfundible
aroma ya se percibía al subir por la escalera
el día del Cristo, o de Santa Isabel, o de
cualquier domingo de verano cuando nos
reuníamos quince o veinte personas a comer
en su casa. Aunque tenemos la receta, mi
abuela tenía una mano especial, fruto de la
experiencia, para conseguir la característica
ligereza de los buñuelos de viento y para que
-haciendo honor a su nombre- cada buñuelo
llevara más viento que masa, por lo se trata
de un postre delicado y además, gracias a la
sencillez de los ingredientes y a lo mucho
que cunde la masa, resulta económico,
aspecto también muy importante en las
familias numerosas como era la nuestra.
Yo todavía no me había atrevido a hacerlos
porque la abuela era la abuela y ella echaba
la harina a ojo, “la que admita”, decía. Así
que, para el pasado puente del Pilar, mi
tía Sagrario y yo nos armamos de valor y
comprobamos que sí, que se pueden hacer
los buñuelos de viento y que es una receta
sencilla de preparar. Y cuando están en la
50 LOS PINGOTES
• 2 huevos.
• 1 vaso y medio de leche.
• 2 vasos de harina.
• 1 cucharada de bicarbonato ó 1 sobre de
levadura.
• Aceite de girasol.
• Azucar y canela.
Preparación paso a paso
Romper los huevos con cuidado, separar
las claras de las yemas y batir por separado.
Mezclar en un bol las claras y las yemas y
añadir el vaso de leche. Después un poco de
harina, el sobre de levadura o el bicarbonato
y, poco a poco, incorporar el resto de la
harina. La masa no tiene que quedar espesa,
más bien algo cremosa. Dejar reposar la
masa durante una hora más o menos.
Freír en abundante aceite de girasol.
Cuando el aceite esté bien caliente, hay
que ir echando la masa a la sartén con una
cuchara sopera, no muy llena. Si al echar la
masa a la sartén vemos que se desparrama,
hay que añadir un poco más de harina
porque si los huevos son grandes, admite
algo más de cantidad. Si la masa está bien
elaborada las bolitas se irán dando la vuelta
en la sartén y si no, podemos ayudarnos
con una espumadera. Una vez fritos los
buñuelos, retirarlos y depositarlos sobre
papel absorbente para eliminar el exceso
de aceite. Seguidamente, pasarlos por
azúcar y canela.
Salud
La paleta del pintor
Por Francisco del Barrio Valer
H
ace años que no estaba en el
pueblo. La semana cultural tiene
muchas facetas desde las que
se puede observar. Yo, al ver a bastantes
niños jugar a “Tres navíos en el mar… y
otras actividades, me centraré -a fuerza de
resultar algo pesado- en la influencia que
tienen en la memoria y la personalidad.
Hablando entonces con algún paisano,
me di cuenta que no podía transmitirle
la importancia que yo le daba a las
experiencias vividas durante la semana
cultural. Lo intentaré ahora.
La propia identidad -reconocernos a
nosotros mismos- es la base de la
construcción de la personalidad. Los
hechos y sus recuerdos van conformando
una imagen de nosotros mismos. Se
podría decir que la memoria es la “paleta
de pintor” con la cual vamos pintando
“el cuadro de nuestra vida”.
Cuando uno va acumulando a lo largo de
su vida recuerdos positivos o negativos
superados, se dota de unos colores que
hacen que “el cuadro de su vida” sea
más triste o más alegre. Por ello es tan
importante ya desde la infancia favorecer
recuerdos positivos en la construcción
de nuestra personalidad. Solo hace falta
recordar que muchos trastornos mentales
tienen que ver con la pérdida de la identidad
del yo o con la pérdida de memoria.
La memoria nos configura como seres
humanos diferenciados. Nos miramos
al espejo y nos reconocemos. Nuestros
recuerdos son los que nos hacen ser lo que
somos, al igual que las experiencias que
hemos tenido y el significado emocional
que éstas han supuesto para nosotros.
¡Pero ojo! No influyen
igual los recuerdos
positivos que los
negativos en la memoria y en el cerebro. Mientras los
positivos contribuyen a formar esa
personalidad
sana, los negativos producen
la rotura de las
redes de memoria,
aparte de podar ramificaciones de las
neuronas, es decir, influyen también en el cerebro físico.
Además no guardamos todo lo que sucede
alrededor en nuestra memoria. Se fijan
mejor las experiencias con un estímulo
emocional fuerte. Las emociones dan
preferencia a unos recuerdos, de manera
que cuanto más sensible se es a una
experiencia, más aumenta la cantidad
de detalles que una persona memoriza,
y detalles no solo visuales, sino también
olores, de tacto…. Quién de nosotros no
tiene recuerdos de experiencias lejanas con
profusión de detalles a pesar del paso del
tiempo y además los recuerda con gusto y
satisfacción y le hacen sentirse bien.
Lo vivido y conocido configuran la denominada memoria autobiográfica. Un camino
vital en el que influye la positividad o negatividad de los recuerdos. De hecho, los recuerdos positivos participan más intensamente
en la construcción de una personalidad sana.
Por el contrario, el impacto emocional de
acontecimientos traumáticos no superados,
contribuyen a fragmentar la memoria generando a su vez cambios en el cerebro al romper los circuitos y ramificaciones de esa memoria.
En resumen, las experiencias son, en primer lugar
un factor determinante en
la construcción de nuestra
memoria y personalidad y la
calidad de estas -positivas o
negativas- influyen de forma directa y diferente en construir una
personalidad sana.
¿Por
qué
esta
larga
introducción? Vi a bastantes
niños y jóvenes, algunos nietos, otros
biznietos, yermos y nueras de hombres
y mujeres que yo conocí en mi infancia.
Algunos de ellos no conocieron a esas
personas, otros si no hubiesen venido a
la semana cultural su memoria del pueblo
y sus gentes no pasaría de ser con el
tiempo algo parecido a: “Hijo, tu abuelo
o bisabuelo era de un pueblo de Soria…”
Ahora ya no, el pueblo y sus gentes
son algo personal – no referenciado – y
positivo que se ha colado en sus mentes
y ayudan a conformar su identidad. Nada
ya será igual para ellos sobre Fuentes si
alguien con su participación o presencia
no hubiese facilitado el tener esas
experiencias.
Me he fijado más desde la perspectiva de
niños y jóvenes, pero para los adultos no es
muy diferente.
¿Es o no importante?
LOS PINGOTES 51
Un vínculo que nos invita a buscar lo que
nos une. Un vínculo que allana el camino y
facilita los puntos de encuentro. Un vínculo
que llena los vacíos y acorta las distancias
entre las personas. Un vínculo que une
generaciones, que nos hace coger las azadas
juntos, que nos hace prestar colaboración en
donde se nos necesita, que nos hace desear
que todo salga bien… Un vínculo que tiene
un nombre: FUENTES DE MAGAÑA.
Ese vínculo llamado Fuentes de Magaña
E
Por Javier Sainz Valer
n estos días del siglo XXI que nos
toca vivir, estamos tan llenos de
estímulos que absorben nuestra
atención, que cuesta ser consciente de
muchos detalles. Estamos en constante
actividad, atareados con trabajos, hijos,
estudios,
desplazamientos,
facturas,
hobbies… y nuestros ratos intermedios
normalmente estamos rodeados de
compañeros digitales: desde la ya veterana
TV, hasta las omnipresentes redes sociales e
infinidad de aplicaciones que nos persiguen
a cada instante. No hay descanso…
Fuentes de Magaña es una especie de
paréntesis en esta vorágine. Muchas veces
no he sido consciente de la importancia
de ese paréntesis. Ahora, cada vez lo soy
más. Y de repente llega un día en el que,
sin móvil, sin tele y sin otra ocupación que
dejar volar tu imaginación guiada por los
recuerdos del verano, te “ves” respirando en
tu mente el aire puro de las Tierras Altas. Y
los detalles se presentan y van serenando la
agitación del día a día.
52 LOS PINGOTES
En el pueblo, es como que las cosas fueran
más despacio. Cierto es que ese encanto
tiene su contrapartida. Mis ojos de “turista”,
de visitante, no son capaces de reparar
con la suficiente realidad en la dureza del
invierno y en lo largas que se deben hacer
las semanas durante gran parte del año. Mi
sincera admiración por quienes siguen al pie
del cañón manteniendo la vida y la actividad
en ese rinconcito de Soria.
En Fuentes se aprecian más los detalles.
Yo eso creo. En estos dos últimos años,
inevitablemente, mi tiempo y mis recuerdos
tienen forma de bici de montaña, de
caminos solitarios y de colaboración en el
evento de la BTT. Hay situaciones en las que
se perciben una especie de “vínculos” entre
las personas, que aunque son invisibles,
mueven a todos en la misma dirección.
Una de esas situaciones se da cuando hay
un objetivo común y la gente se implica. Y
ahora, con mi persona en Pamplona, pero
mis recuerdos volando hacia Fuentes, siento
que el Desafío BTT Tierras Altas, aparte del
aspecto de reto deportivo, trae vínculo.
Está claro que al organizar la prueba me he
visto abocado a contar con mucha gente y he
tenido la oportunidad de vivirlo en primera
persona, sintiendo que esos hilos invisibles
nos ayudaban a generar unión, a trazar nuevos
caminos y relaciones y a descubrirnos en otras
facetas de las que estamos acostumbrados. Es
mi experiencia y me siento afortunado de
haberla podido sentir.
Pero como decía, creo que no es la BTT. Es
Fuentes. Eso es lo que nos une a todos los que
coincidimos por allí. Los que viven; los que
vivieron, nacieron y vuelven allí como las
golondrinas de Becquer; los que lo vistamos
más o menos veces durante el año; los que
ocasionalmente se dejan caer… Cuando se
organiza algo, el vínculo reverdece y nuevos
puentes se construyen. Creo que la novedad
del evento, nos ayuda a vernos en situaciones
diferentes a las habituales. Nos nacen nuevas
motivaciones. Y eso es muy valioso.
Es de agradecer que en el pueblo haya
novedades e iniciativas que cada año nos
permiten convivir y reforzar el “vínculo”:
desde la Semana Cultural hasta las
celebraciones religiosas, pasando por las
migas, el puchero, las jornadas, los foros
de debate, los talleres, las meriendas y
almuerzos, las partidas de cartas, los partidos
de frontón o los asados al calor de la brasa.
Yo, de este verano, me llevo ese detalle: ese
vínculo llamado Fuentes de Magaña.
Noticias breves
Crónica de Fuentes de Magaña y sus gentes
3er Foro Social de la Alcarama
E
l pasado 22 de agosto tuvo
lugar en Fuentes de Magaña
la III edición del Foro Social
La Alcarama. Este año el foro estuvo
dedicado, en palabras de su coordinador,
presentador y moderador Juan Manuel
Martínez Hernández “al debate político
acerca de la crisis social multidimensional
en que todavía estamos sumidos”.
Participaron un total de cinco ponentes
designados por los cinco partidos
políticos nacionales más importantes en
Soria: por el PP, Pedro Antonio Heras,
procurador autonómico y empresario;
por el PSOE, Félix Lavilla, diputado
nacional y profesor de educación
de adultos; por Podemos, Carmelo
Romero, cabeza de lista por Soria a las
próximas elecciones generales, profesor
titular de Historia Contemporánea de la
Universidad de Zaragoza y escritor; por
Ciudadanos, José Luis Alonso, cabeza de
lista por Soria a las próximas elecciones
generales y empresario; y por IU, Enrique
García, concejal del Ayuntamiento de
Soria y operario industrial.
Todos ellos, desde diferentes enfoques,
dieron su punto de vista sobre la
situación política y social de la provincia
en tiempos de crisis. En el debate se
analizaron conceptos socio-económicos
de plena actualidad tales como la
sanidad o la educación pública frente a la
privada; la redistribución de la riqueza;
la reforma laboral; el fraude fiscal y
la economía sumergida; la crisis del
ladrillo y el necesario cambio de modelo
económico; o la despoblación que asola
a la provincia de Soria.
El debate contó con una más que
aceptable afluencia y el balance final
resultó altamente positivo por lograr que
los políticos se acercasen al pueblo para
debatir y razonar los posicionamientos
de los diferentes partidos frente a los
numerosos problemas existentes y
apuntar posibles soluciones.
¡Fuerte aplauso!
Por Miguel Ángel Marín Gómez
S
i empiezo diciendo que el pasado
18 de noviembre hizo ya 10 años,
pocos sabrán de qué hablo. Puede
que 16 personas sí, los 16 fuenterreños
que asistieron en esa fecha de 2006
a la reunión fundacional de nuestra
asociación. Se propusieron crear un
movimiento abierto a todos que, durante
unos días al año, reviviese Fuentes de
Magaña. Sólo contaban con una cosa:
la ilusión. Pero cuando se tiene ilusión,
no hay límites. Por reunirse y tener esa
iniciativa, ya se merecen un…¡fuerte
aplauso!
En febrero de 2007 convocaron la 1ª
Asamblea de la asociación y de allí
surgió nuestra Junta Directiva que,
casi nueve años después, sigue al
completo formando un equipo: Nuria
de Presidenta, Javi de Vicepresidente,
Reca de Secretario, Nieves de Tesorera
y Ana e Isabel de Vocales. Su misión
era ponerse al frente de la asociación
y traducir en hechos esas ganas de
revitalizar el pueblo que mucha gente
teníamos.
Vaya si lo hicieron. En agosto del
mismo 2007 organizaron la 1ª Semana
Cultural; en septiembre la colaboración
con las actividades de las Fiestas
del Cristo; y en diciembre llegaba la
primera Fiesta del Puchero y el número
1º de la revista “Los Pingotes”. Sumaron
esfuerzos para preparar desde la nada
tantas actividades, bien organizadas
y consolidadas 10 años después. Por
todo ese gran trabajo desinteresado
que nos ha dado gratos momentos ya
se merecen los seis componentes de la
Junta Directiva un…¡fuerte aplauso!
Recordados los orígenes de nuestra
asociación solo queda, y vuelvo a
copiarle la expresión a Javi, ponerse…
¡a calentar, a calentar! para que la 10ª
edición de la Semana Cultural, los demás
actos del próximo año y la celebración,
por todo lo alto, del 10º aniversario de
la Asociación de Amigos de Fuentes de
Magaña sean un éxito.
LOS PINGOTES 53
Noticias breves
Crónica de Fuentes de Magaña y sus gentes
19 de enero de 2015
HAN SIDO NOTICIA.
ACENTO ESPAÑOL EN EL LIVERPOOL
En ocasiones,
nuestros socios son
Tres aragoneses a prueba en Melwood
noticia destacada en
Jesús Álvarez, junto con Carlos
la pasada temporada viste los
el desarrollo de sus
Moreno, ambos del equipo zara- colores del Montecarlo.Los tres
gozano Montecarlo, y Roberto
jóvenes jugadores aragoneses han
actividades. En esta
ocasión, Jesús Alvárez López del Amistad se ejercitaron disfrutado de la prueba que han
en el Liverpool el pasado mes de pasado durante una semana en la
Aguado, futbolista,
enero. Álvarez pertenece a esa
que han realizado entrenamiengeneración de jugadores nacitos y disputado varios partidos
y Cristina Jiménez
da en el año 1999 que apuntan
con el Liverpool sub 16. “Las
Latorre, periodista. Así maneras. Se trata de un central
instalaciones de entrenamientos
aparecieron sus éxitos contundente y con muy buena
con el espectacular Millenium
salida de balón que se ha criado
Pavilion, es lo que más nos ha
en la prensa.
en el San Gregorio y que desde
impresionado”, comentó Álvarez.
¡Felicidades!
Aragón da la cara en Asturias
29 de diciembre de 2014
La selección sub 16 vence
a Asturias (1-2), mientras
que la juvenil cae cae ante
los anfitriones (2-1) en el
Campeonato de España
ROCES (ASTURIAS). La
selección juvenil, actual subcampeona de España, cayo
en Asturias (2-1), mientras
que los cadetes sumaron
los tres puntos en juego tras
vencer a los anfitriones (12), una de las favoritas, en
el primer partido del Campeonato de España de Selecciones disputado en Roces,
donde hoy disputarán el segundo y último de la primera fase ante La Rioja.
Los juveniles comenzaron
muy fríos y ya en el minuto
seis, tras un saque lateral de
falta, marcó Asturias. Este gol
cayó como un jarro de agua
fría a los muchachos de Jesús
Solana, Aragón seguía sin entrar en el partido y fruto de este
desconcierto llegó el segundo
gol asturiano. A partir de la
media hora, Aragón cogió la
batuta del encuentro y empezó a dar señales. Zalaya acortó
distancias en el marcador en el
minuto 38, pudiendo empatar David Muñoz unos minutos después. Tras el descanso,
Aragón no cejó en su empeño,
teniendo claras ocasiones para
empatar por medio de Zalaya,
Barrera, Marqués y Agorreta.
Al final, los de Solana merecieron meyor suerte.
Antes de este partido, una jugada de Moreno en el tiempo
de prolongación puso la guinda
al pastel en el primer envite del
bloque que dirige Richi Civiera, tras introducir uno de los
centrales asturianos el balón en
su portería cuando estaban dos
aragoneses en boca de gol.
Aragón desplegó un buen
juego al principio, aunque Asturias abrió el marcador. Tras
el descanso, Alvárez logró el
empate y el tanto de la victoria
llegó en el minuto 82 en propia
puerta de los asturianos.
HERALDO
Jesús Álvarez y Carlos Moreno
en Liverpool. AFICIÓN
Diario de Navarra. Domingo19 de julio de 2015
El VI Concurso de Microrrelatos
Festivos, para Cristina Jiménez
El certamen, organizado
por la peña Andatu, sirve
para honrar la memoria
del joven tudelano
Javier Martínez Llort
DIEGO CARASUSÁN
Tudela
La tudelana Cristina Jiménez Latorre se proclamó ayer vencedora
del VI Concurso de Microrrelatos
Festivos Memorial Javier Martínez
Llort organizado por la Peña la
Peña Andatu de Tudela.
Jiménez se llevo un premio de 100
euros en metálico por su obra titulada Candela, que el jurado eligió
como la mejor de 23 microrrelatos
presentados este año “por su humor; por atapar la atmósfera de las
ferias en su vertiente más festivamente romántica; y porque todos
tenemos un poco de antihéroe”.
La tudelana se mostró “emocionada” por ser protagonista de un acto
que “siempre ha vivido entre el público”. Además, Jiménez quiso dedi-
car su triunfo “a la familia y memoria de Javi”, el joven que da nombre
al concurso y que fue asesinado en
Tudela en abril de 2010.
El segundo premio del certamen, dotado con 30 euros, fue para el vecino
de Tudela Francisco Sagra Martínez,
por su obra titulada Liberarse Sin Desplazarse. El jurado valoró del relato “su
originalidad, su estilo lisérgico...,y porque
no hay droga mejor que el lenguaje”.
El premio lo recogió la amiga de Sagra, Inma Benítez Sesma, quien desveló el guiño que esconden las siglas
del título de la obra (LSD), a la vez que
anunció que el dinero ganado se destinará al Club de la Rima “un grupo en
el que nos juntamos para leer y desde
el que queremos iniciar un proyecto
con presencia de escritores en Tudela”, “Así, este dinero se va a transformar en literatura”, dijo Benítez.
El jurado del concurso estuvo formado
en esta edición por los miembros de la
peña organizdora Eduardo Pérez Ruíz
y Juan Lizar Martínez; la profesora de
Literatura, Cristina Sádaba Ilizondo;
y el director de cine, Julio Mazarico
Soria.
CRISTINA JIMÉNEZ LATORRE PRIMER PREMIO
Alvárez, autor del primer tanto de Aragón
54 LOS PINGOTES
Noticias breves
Crónica de Fuentes de Magaña y sus gentes
Fiesta del Puchero 2014
Crónica social
L
a fiesta del Puchero es, junto a la Semana Cultural, una de las citas obligadas en
Fuentes de Magaña para reencontrarse con
familia y amigos. La comida caliente, de puchero,
ayuda a atajar el frío que por el mes de diciembre
ya es muy serio en las Tierras Altas de Soria. Pero
la comida no es más que un estímulo para vencer
la pereza y una excusa para reunir a todos los que
desafían la climatología y acuden al evento.
Andrea Marín del Barrio y Eduardo Alba Jiménez. 5 de julio de 2014
El 7 de diciembre, la fiesta del Puchero de 2014
congregó a muchas personas que degustaron
unas buenas fabes con almejas y lomo a la riojana
y que vencieron el frío con el calor de la amistad.
Laura Pescador García y Nacho Martínez Moreno. 26 de septiembre de 2015
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