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The Vamp
Al amparo del glamour. Camisa en algodón con
pajarita integrada, pantalón en algodón y seda, y
fajilla en seda, Chanel. Aretes y anillo en pavé de
diamantes y oro blanco, Berger Joyeros. Botas, Felipe Rentería. Tronco de cerámica, Tony Moxham y
Mauricio Paniagua para DFC.
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Una actriz con mucho colmillo
se convierte en la más sensual y
peligrosa de las criaturas nocturnas:
un vampiro que sobrevuela las
tinieblas de la venganza y aterriza
directamente en tu yugular. Andrea
Noli tiñe con sangre su propia
historia de amor.
Por Bernardo Hernández * Fotos José Manuel Ruiz * Estilismo de moda
Germán Nájera * Maquillaje Guillermo Zelisñak (Christian Dior) * Peinado
Pilar Rangel (Twiggi Fashion Team) Asistente de coordinación Dulce Padilla
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ay sonrisas que desarman y miradas que enaltecen. Cuando se poseen ambas características, el 50 por ciento del camino ya ha sido andado, ¡y muy bien andado, por cierto! Es
el caso de Andrea Noli, quien acude puntual y sonriente a la cita acordada, sin una gota de
maquillaje y con chocolates para todo el equipo.
El tema de las fotos es una mezcla bastante sui géneris, surgida de las cavernas mentales de todos los desquiciados que tenemos algo que ver con esta revista. Aprovechando
que Andrea acaba de protagonizar a Rosana –un fulgurante vampiro en la miniserie Noche
eterna, producida por TV Azteca– se nos ocurre que podemos fusionar el cotizado look vamp
con estratégicos tintes andróginos, para así obtener una imagen trasgresora y con una
evidente carga sexual.
“¿Y se dejará hacer todo eso?”, pregunta desconfiado el maquillista. “Yo creo que sí”,
opina con más optimismo nuestro estilista de moda, quien durante dos días ha “peinado”
Polanco y la Condesa para conseguir las piezas adecuadas. “Pues que Dios y Dior nos
ayuden”, finalizo las especulaciones. Y tanto Dios como el espíritu del mismísimo Dior nos
echan la mano, ya que Andrea –con la calidez y amplitud mental que la caracterizan– se
entusiasma con la imagen que tenemos planeada. Y, como buena apasionada que es, se
sumerge en su personaje andrógino, hipersexy y colmilludo.
Mientras Andrea y yo platicamos, y el equipo de Glow! afina los detalles para que inicie
la lluvia de flashes, percibo en ella dos características que considero fundamentales para
toda persona que desea subirse a un escenario e investirse con la historia, la psicología y el
devenir de otro, es decir, alguien que se dedica a la actuación. ¿A qué binomio me refiero?
Muy simple: garra y talento. Por garra hay que entender pasión, disciplina y –perdón por
si ofendo a alguien– muchos huevos, y por talento me refiero a todo lo que Andrea ha hecho y, más importante, lo que aún le falta por hacer.
Pero vamos por partes. En su Currículum Vitae destacan sus participaciones para teatro,
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Mujer de magia negra. Traje de dos piezas en seda, Rapsodia. Broche en zafiros, brillantes y oro amarillo, Berger Joyeros. Botas en piel, Felipe Rentería.
Tronco de cerámica, Tony Moxham y Mauricio Paniagua para DFC.
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Femme Dandy. Traje de dos piezas en lana virgen,
Emporio Armani. Bolero con corbatín en poliamida y elastano, Amelia Toro. Aretes de perlas,
diamantes y oro blanco, y broche de zafiros, rubíes
y diamantes, Berger Joyeros. Zapatos, Chanel
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Creo que todos llevamos un vampiro dentro, si se le puede
llamar así a la parte oscura que habita en cada uno de nosotros.
cine y televisión. El gato con botas (1998), Engáñame si quieres
(1999), A oscuras me da risa (2002), Lecciones de casadas (2003),
El alcalde de Zalamea (2003) y Yo loco, loco (2004) son las
obras teatrales que le han permitido crecer escénicamente
y comprobar que hay pocas cosas tan gratificantes como
conquistar a un público que espera una señal para entregar
aplausos y corazón.
En cuanto al séptimo arte, ha actuado en los largometrajes Oh Babilón (1998), El tesoro de la horca (2000),
Corazones rotos (2002) y Nunca digas nunca jamás (2003). Lo
breve que ha sido hasta ahora su paso por el cine se compensa con su nutrida presencia en distintos proyectos para
televisión, ya sea en programas unitarios o en celebradas
telenovelas, como Besos prohibidos (1999), Golpe bajo (2000),
Como en el cine (2002), Por ti (2002), La heredera (2005), Top
Models (2005), Los Sánchez (2005), Se busca un hombre (20072008) y Noche eterna, el desafío que decidió asumir.
Glow!: ¿Qué te sedujo de esta nueva miniserie?
Andrea Noli: Soy una mujer de retos, no sé de guerras pequeñas y éste fue uno muy importante. Se trató de una recopilación de varias filosofías, de varias leyendas. Es una historia
original de Pablo Monlezun, contó con la producción de Fides
Velasco, la dirección de escena de Enrique Arroyo y la dirección de cámaras de Karla Farjeat. Fue la primera miniserie
de TV Azteca en formato de cine, en alta definición y con un
excelente reparto: Sergio Klainer, Sergio Bustamante, Andrés
Palacios, Irene Azuela, Juan Manuel Bernal, Mariana Gajá…
Noche eterna unió el amor, el suspenso, la acción y la venganza. Las locaciones fueron maravillosas: calles del Centro
Histórico de la Ciudad de México, el Casino Español, el Panteón Civil de Dolores, la Iglesia del Colegio Salesiano, la
Cueva de San Andrés Tomatlán y el Antiguo Hotel Posada,
entre otros lugares. Me llamó la atención este proyecto porque es algo que TV Azteca no había explorado de manera tan
explícita. Ya se había tocado el tema del terror y el suspenso,
pero no con tanta fuerza. Estoy segura de que Noche eterna
abrirá brecha, pues hablaba de amor y también de superación. ¿Fuimos vampiros aspiracionales? (risas). Lo cierto es
que hubo de todo: vampiros que querían volver a ser humanos y otros que estaban sedientos de poder. A Rosana,
mi personaje, la volvió vampiro un ex novio suyo, y cuando
ella entró al mundo de los muertos vivientes, ¡el tipo ya no
quiso nada con ella! ¿Resultado? Venganza.
G: ¿Crees en los vampiros, al menos en los que le succionan
energía a los demás?
AN: Sí, definitivamente. Creo que todos llevamos un vampiro dentro, si se le puede llamar así a la parte oscura que
habita en cada uno de nosotros. Hay gente a la que, si le
aprietan el botón indicado, le surge un vampiro asesino, y
hay otros a quienes sólo les brota un tímido colmillito. Pero
en realidad, yo creo que todos tenemos algo de vampiros.
Hay gente que domina eso y se dedica a succionarle la energía a los demás.
G: Si tuvieras la oportunidad de conservar para siempre tu
belleza y juventud, ¿lo harías?
AN: Mira, más que conservar la juventud y la belleza, me
atrae el concepto de la inmortalidad, el poder y la fuerza
que poseen los vampiros. No sé, creo que yo podría llegar
muy lejos por saciar esa curiosidad… Pero considero que
la belleza y la juventud no son algo por lo que vale la pena
arriesgarse tanto, porque acceder al mundo de las tinieblas
es una decisión muy arriesgada, y no te puedes arrepentir,
no hay marcha atrás. Como actor eso es lo interesante, que
te aventuras a entrar a ese universo, juegas en él y emocionalmente lo vives como algo real.
G: ¿Tienes alguna película, novela o referencia de vampiros
que te haya marcado?
AN: Sí, aunque ahorita no recuerdo el nombre del director,
pero es una versión de Drácula que me impresionaba mucho cuando era niña, a los 8 ó 9 años de edad. En esa época
mi familia y yo vivíamos en Nicaragua, y un día, en casa de
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Desde pequeña tengo fascinación por las brujas. Pensaba
que dormían debajo de mi cama y en mi ropero. Aún
hoy juego con mis amigas a que somos “brujas” que
reflexionamos sobre la vida y creemos en la magia.
una de mis amigas, nos juntamos a ver esa película. Cuando terminó, el simple hecho de cruzar la calle para regresar
a mi casa me petrificó de miedo.
Fíjate que desde pequeña tengo una fascinación por las
brujas. Mi primer disfraz fue precisamente de bruja, y yo
le decía a mi mamá que había brujas en el clóset y debajo
de mi cama. Cuando ella o mi hermana querían buscar en
el ropero o debajo de mi cama para demostrarme que no
había nada, yo no las dejaba, pues me gustaba sentirme
acompañada de mis brujas. De hecho, aún hoy juego con
mis amigas a que somos brujas, a un nivel de comunión
femenina. Somos “brujas” que reflexionamos sobre la vida,
filosofamos y creemos en la magia.
G: ¿Te nutren estos personajes oscuros?
AN: Sí, me he aliado con los personajes oscuros que llevo
dentro, lo cual me ha permitido darme cuenta de la pasión que tienen por la vida y el nivel erótico que manejan.
Histriónicamente hablando, es muy interesante trabajar
eso. Yo quise basar mi personaje en un cuervo, más que en
algún felino. Entonces, mis movimientos son rápidos, con
giros impredecibles, volteo de un lado a otro constantemente, me desplazo como impulsada por alas invisibles y hago
de todo, ¡hasta me metí en una tumba en pleno Panteón de
Dolores! Fue una toma que filmamos a la 1:00 a.m., en un
ataúd con la tapa cerrada. Tenía un miedo terrible, pero lo
logré; fue como si me estuviera sumergiendo poco a poco
en un lago helado. Noche eterna me ha enfrentado a esos
miedos, me ha ayudado a superarlos y esa es una gran
satisfacción, porque estoy dando un paso hacia adelante.
A final de cuentas, es un regalo.
G: ¿Cuál es ese regalo?
AN: Por un lado, es un regalo personal el que me doy a mí
misma por superar un miedo, lo cual me hace una persona
un poquito más fuerte, un poquito más capaz. Por otro lado,
es un obsequio múltiple, más vasto, que me deja muchísimas satisfacciones, como el reconocimiento de las personas
con las que trabajo, quienes aprecian que me arriesgue y
vaya más allá. Al final, lo que yo he buscado siempre es
el prestigio, no la fama, que a veces va de la mano. Pero
si tienes prestigio, tienes un grupo de colaboradores que
está contigo cuando decides emprender un proyecto nuevo
porque, como actores, no existen los proyectos unitarios.
Cuando asumimos eso, aprendemos a compartir y recibimos mucho más de todos.
G: Físicamente, ¿que te atrae de un hombre?
AN: Lo que más me atrae de un hombre es la energía que
tiene, porque a estas alturas de mi vida, la verdad es que
el físico ya no me resulta tan importante aunque, bueno,
¡obviamente me gustan los hombres guapos!, pero la estética ya no es mi prioridad, en lo absoluto. Me he topado
con hombres guapísimos pero con una energía tan fea que
descompone su atractivo. En cambio, hay hombres a quienes tal vez les faltan ciertos atributos físicos, pero poseen
una energía alegre y mucha seguridad. Todo se refleja en
la mirada y en las manos, en cómo las mueven y qué hacen
con ellas. En eso me fijo.
G: Teniendo la salud garantizada, en qué orden acomodas los
siguientes factores: dinero, pareja, trabajo y familia.
AN: A ver… Bueno, sin duda, primero va la familia, en segundo
lugar la pareja, después el trabajo y yo creo que al final el dinero.
G: Sé que estudiaste con el maestro Sergio Jiménez y posteriormente en Lee Strasberg Institute. ¿En tus planes a
mediano plazo figura la opción de la docencia?
AN: Sinceramente, no lo creo, al menos no por ahora.
Además, ¿sabes qué pasa?, antes yo era la chavita de las
producciones, ahora ya no (risas). Ahora llegan actores a
quienes les toca hacer su primera o segunda telenovela, y
prefiero ser como han sido conmigo: una persona generosa
que comparte los tips del set. Eso fue algo muy padre que
aprendí con Sergio Jiménez, pues él sí te preparaba para un
set, en las escuelas no. Ahí te preparan con bases teóricas,
filosóficas, históricas, pero no te dicen cómo es la vida dentro de un set, las exigencias de los directores, los caminos
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Lo que más me atrae de un hombre es la energía que
tiene, porque a estas alturas de mi vida el físico ya no es mi
prioridad, en lo absoluto.
que debes seguir, cómo curar una pequeña herida a tu
seguridad… En fin, esas cosas que sólo se aprenden estando
en un escenario. A mí me gusta compartir eso pero no desde un aula, sino desde mi área de trabajo. Yo lo que quiero
es seguir actuando y ayudar a quien quiera crecer.
G: Has participado en teatro, cine y televisión. ¿Cuál de
estas tres áreas te atrae más?
AN: El teatro, definitivamente, porque es lo más gratificante. Yo creo que de ahí viene la esencia del actor.
Para mí, el contacto con el público y el actuar en un
periodo de tiempo y en un espacio en los que la gente
te está prestando toda su atención, donde no existe la
repetición ni la posibilidad de corrección, te exige dar
el ciento por ciento. Yo soy una mujer muy intensa,
muy apasionada, muy entregada, y me gusta sentir que
hay un público al que le gusto o no le gusto, que a veces
percibo distante y debo conquistar. Además, esa hora
previa a la tercera llamada, cuando te estás maquillando y empiezas a escuchar que va llegando la gente y
oyes murmullos, es algo precioso.
G: Hasta la fecha, ¿qué papel ha sido el más trascendente en tu trayectoria?
AN: Sería muy difícil decirte sólo uno, pero Kauris fue
un personaje que interpreté en La heredera, una telenovela al lado de mi querida Silvia Navarro. Fue un personaje que me encantó, porque era una mujer policía
realmente arriesgada: combatía, realizaba operativos,
y a la pobre le daban unas golpizas tremendas aunque,
claro, ella también era muy pesada en su trato con los
demás. Era una mujer agresiva, violenta y terminó de
una manera horrible: matando al tipo que la hirió de
muerte y, después, muriendo.
Otra participación que atesoro es la obra de teatro
El alcalde de Zalamea, con el maestro Ignacio López Tarso. Ese personaje fue maravilloso, porque llegó un momento en el que me dio pavor decir el texto, pues eran
15 minutos continuos en verso, rodeada de una compañía de teatro clásico. Eso me hizo sentir muy chiquitita
en medio de una gigantesca ola de talento. Pero es ahí
cuando interviene un buen director, a quien yo le dije:
“No me sueltes, llévame, vamos a hacer esto bien. No
me dejes salir a escena y decirlo así nada más. Llévame
a donde me tengas que llevar para que esto salga bien”.
Trabajamos muchísimo hasta que salió impecable. Fue
agotador, pero valió la pena.
Y finalmente Angélica, en la telenovela Se busca un
hombre. No era un personaje agresivo, ni ofensivo para
con nadie. Existió una magnífica dinámica de trabajo
con todo el equipo de la telenovela, y lo que se iba escribiendo era un reflejo de lo que la gente opinaba sobre
Angélica. Fue una labor de equipo muy buena, y a todos los actores nos dieron la oportunidad de proponer
algunas ideas para enriquecer la trama.
G: ¿Un proyecto o un personaje que hayas acariciado
durante largo tiempo y quieras realizar cuanto antes?
AN: Anda por ahí un monólogo, el único que escribió Gabriel García Márquez, llamado Diatriba de amor
contra un hombre sentado, que me muero por hacer. Es
el monólogo de una mujer y un maniquí masculino
sentado con el periódico de ayer. Durante la acción, ella
empieza a hablarle al “marido” sobre los preparativos
para celebrar sus bodas de plata. En el transcurso de
la presentación van surgiendo una serie de emociones,
sentimientos y recuerdos que encarnan varios estados
anímicos. Ella regresa en el tiempo, se desmaquilla, se
vuelve a maquillar, se vuelve vieja, se vuelve joven, se
cambia de ropa y termina prendiéndole fuego al maniquí. ¡Es una joya! Llevo acariciando mucho tiempo este
proyecto. Me tardé más de un año en localizar a la gente
que tenía el contacto, ¡y ahora tengo que resolver como
mil cosas más!, pero sé que algún día montaré Diatriba
de amor contra un hombre sentado.
G: No me cabe la menor duda, sé que lo harás y, como
todo lo que haces, llevará tu sello: una enorme dosis de
pasión y talento.
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Andrea elije
¿Día o noche?
Prefiero el día, ¡aunque sea un vampiro! (risas).
¿Tequila o Champagne?
Tequila.
¿Mezclilla o terciopelo?
Me encanta el terciopelo.
¿Flats o stilettos?
Stilettos, por supuesto.
¿Visceral o racional?
Mucho me temo que racional.
¿París o Nueva York?
París, la ciudad donde nací. ¿María Félix o Dolores del Río?
Dolores del Río.
¿Batman o Superman?
Superman. ¡No, no, no!, mejor Batman.
¿Manicure francés o uñas negras?
Mmm… uñas negras.
¿Caviar o escamoles?
Los dos.
¿Perros o gatos?
Perros.
¿Ópera o mariachis?
Ópera.
¿Playa o piscina?
Playa, obviamente.
¿Dinero o poder?
El poder llega más lejos.
¿Amada o admirada?
Indudablemente, amada.
Cabaret Vamp . Blusa en algodón, Chanel. Corbata en seda, Dolce & Gabbana.
Sombrero de copa, R.H.G. Hat Co. Flor en
seda (en sombrero), Christian Dior. Aretes
de perlas, diamantes y oro blanco, y collar
de perlas, Berger Joyeros. Puños en algodón y cristal, Norma González.
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