ESCUELAS DE TAREAS “CALASANZ”

Transcripción

ESCUELAS DE TAREAS “CALASANZ”
Manual
para la celebración del
Día de muertos
ESCUELAS DE TAREAS
“CALASANZ”
1
MANUAL PARA LA CELEBRACIÓN DEL DÍA DE MUERTOS.
Nuestras Escuelas de Tareas “Calasanz” viven en sintonía con el alma del pueblo. Por eso, forma
parte de su ideario pedagógico, acompañar, celebrar y mantener sus sanas y hermosas
tradiciones. Una de ellas es la FIESTA DE LOS MUERTOS que se celebra los primeros días de
noviembre.
1. Preparación cercana a la fiesta:
Se aprovecha la junta de padres de familia de finales de octubre y las juntas con los maestros
para organizar la fiesta. Si es conveniente se puede citar a una junta especial.
Se elige por consenso mayoritario el personaje o los personajes a quien o a quienes se dedicará
el altar de muertos o de ánimas. Puede ser un personaje histórico o bien un familiar de algún niño
o maestro.
Se tiene por escrito una breve biografía del personaje
Se tiene una foto o un cuadro del personaje
A partir de la biografía del personaje se encontrarán los objetos que se colocarán en el altar. Vgr:
prendas de vestir y calzar. Comidas y bebidas preferidas etc…
En las juntas se tomarán acuerdos para realizar el convivio o no. En caso afirmativo se
concretarán los alimentos y bebidas (tamales, pan de muertos, atole etc…) que aportarán de
forma voluntaria los padres de familia y los maestros. No se puede obligar a nadie.
2. Preparación de la fiesta
El coordinador, maestros, niños y si se puede los padres de familia participan en la elaboración
del altar de muertos o de ánimas, ya sea pintando algún dibujito, decorando una calaverita,
haciendo papel picado, etc. Un día es suficiente.
Se pueden elaborar las invitaciones para los padres de familia de forma ambientada y
adornada.
Para no quitarle demasiado tiempo a las fichas, si se cree oportuno, se puede buscar un tiempo
extra, fuera del horario escolar, e invitar a los niños y maestros que quieran para avanzar y
mejorar el altar.
3. Celebración de la fiesta.
El día señalado de la fiesta llegan los niños y los padres de familia. Si traen algo de comer o
beber, se puede dejar en el altar o en mesa aparte, según sea conveniente. Igualmente se
prenden las velas cuidando de no provocar un incendio.
A la hora indicada el coordinador o un maestro inicia y dirige la ceremonia
1. Bienvenida a los presentes
2. Se indica la razón de la fiesta. Se anexa escrito Explicación de la fiesta de los
muertos para poder sacar ideas de la explicación. Tal vez no es conveniente leer
todo el escrito.
3. Biografía del personaje al cual se dedica el altar.
4. Descripción de los elementos que son propios del personaje y de los elementos en
general que se usan en el altar de muertos. Para eso se anexa un escrito. Elementos
para el altar de muertos y simbología. Al leerlo es necesario prescindir de la parte
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del escrito que narra elementos que no están en el altar, para no alargarlo
inútilmente.
5. Rezar un Padre Nuestro por el finado o los finados, si se cree oportuno.
6. Hacer participar a los papás y maestros preguntando qué les pareció, que es lo que
fue lo que más les gustó. También se puede compartir las distintas maneras de
hacer el altar de muertos en sus casas y lugares de origen.
7. Y al final, si así lo deciden, hacer un pequeño convivio para compartir la comida
EXPLICACION DE LA FIESTA DE LOS MUERTOS
CELEBRACIÓN DE MUERTOS ANTES DE LA LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES.
(MEXICO PREHISPANICO).
No se sabe exactamente su origen, pero el día de muertos encuentra en los pueblos de México,
como una expresión de verdadero fervor por lo mágico, lo histórico y lo maravilloso. Todas las
culturas, aún antes de que llegaran los españoles, practicaban culto a los muertos.
La existencia en el más allá decían los aztecas, era de acuerdo con la forma de su fallecimiento,
no a la conducta observada en vida, por lo tanto no se temía a castigos posteriores a la muerte.
Después del deceso, generalmente los ancianos vestían al muerto con papeles de amate o
maguey. Le derramaban agua en la cabeza diciéndole, esto es lo que gozaste en la vida. Si su
muerte estaba relacionada de alguna forma con el agua lo vestían como Tlaloc, Dios de la lluvia.
Se les colocaba un jarro con agua para vencer los obstáculos harta llegar a su destino. Si habían
sido importantes le colocaban en la boca una piedra verde llamada Chalchihuitl y si había sido
común y corriente, le colocaban una piedra de menos valor. Generalmente quemaban el
cadáver, el fuego de la cremación se atizaba al mismo tiempo que se entonaban canciones
lúgubres, reducido el cuerpo a cenizas se depositaba en una olla de barro y la enterraban.
También quemaban sus pertenencias e instrumentos de trabajo. El entierro se hacía en la casa,
en algún templo o en los montes .Se colocaban ofrendas de comida, bebidas, y flores en ese
lugar.
Las almas para llegar a su destino final tenían que pasar por diversos sitios que presentaban otras
tantas dificultades, para vencerlas, les colocaban a los cadáveres diversos papeles, que les
permitían vencer los obstáculos. Esos lugares de paso al mas allá eran: dos sierras que casi se
juntan, una serpiente, una lagartija verde (algunos dicen que era un cocodrilo), ocho desiertos,
ocho cerros, una zona de vientos helados que cortaban como navajas (por eso les quemaban
sus ropas) y por último cruzaban el río Chignahuapan con la ayuda del perro.
El Tlalocan, paraíso de Tláloc, donde reinaba el verano eterno, dónde iban las almas de quienes
su muerte de alguna forma se asociaba con el agua, como pulmonía, resfriados, ahogados. etc.
Ahí disfrutaban eternamente nadando y consumiendo comidas exquisitas.
Otro lugar para estancia de las ánimas se decía era el Chichihualco ( la casa de la leche). Allí
residían las almas de los niños pequeños. Creían que los niños se reencarnaban.
Creían que la vida trae la muerte, pero también que la muerte trae la vida. Por ejemplo, el maíz
que al secarse la milpa conserva la mazorca: muere el tallo pero queda la semilla. Este mismo
concepto se aplicaba a los seres humanos: mueren pero su estirpe continúa.
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En la época prehispánica los muertos se esfumaban en el reino de Mictlantechutli. Solamente los
guerreros muertos en combate y las mujeres en el parto adquirían la calidad de estrellas para
acompañar a Quetzalcoatl a sus recorridos celestes.
CELEBRACIÒN DE MUERTOS DESPUES DE LA CONQUISTA
(México Colonial)
Los sacerdotes españoles para lograr la conversión de los pueblos prehispánicos compararon el
Mictlan con el infierno.
Los evangelizadores cristianos para lograr sus objetivos se vieron en la necesidad de adoptar
algunas tradiciones indígenas, mezcladas con sus enseñanzas y así darle una forma nueva y por
supuesto, rica en tradición, asignaron una fecha fija dentro del calendario cristiano, primero y dos
de noviembre. Después de la conquista española se estableció en México el día de Todos Santos
y de los Fieles Difuntos
Al ocurrir la conquista el país, la religión católica cambió totalmente el concepto sobre la muerte.
Se le empezó a ver como algo temible pensando en las penas del Purgatorio y del Infierno, con la
esperanza para muchos de la felicidad y del descanso eterno. Se le dio la imagen a la muerte de
un esqueleto con guadaña. Se le empezó a rendir culto a las ánimas del purgatorio, Fue en el
siglo XVII cuando se trató de quitarle lo terrorífico para darle un aspecto de amabilidad, viéndolas
sin miedo y con fe.
Esto demuestra que para los mexicanos desde pequeños, la parca, la calaca, la huesuda, la
dientona, la flaca, etc. les resulta muy familiar.
Las ofrendas son verdaderas obras de arte y tienen sus características propias de cada lugar.
Otras costumbres relacionadas con los difuntos consisten en hacer una cruz de cal o de algún
otro polvo en el lugar donde se veló el cadáver, y levantarla a los nueve días. Mandar decir misas
por las almas y cuando cumplen el primer año de fallecidos, velar y hacer otra cruz como
cuando murió.
CELEBRACIÓN DE MUERTOS EN EL MÉXICO ACTUAL
Cada una de las poblaciones del México actual cuenta con tradiciones y forma de expresar su
concepción del culto a la muerte, estas actividades varían de acuerdo con la región, las
costumbres de la localidad, el nivel socioeconómico de la familia y en general de la cultura.
La fiesta de muertos tiene significados diferentes para las habitantes de las grandes ciudades,
como para los pobladores de las comunidades rurales.
Pero para unas y otras no se ha perdido la costumbre pero sí el significado.
Es muy arraigada entre las comunidades indígenas la idea de que en el más allá se otorga al
difunto licencia para visitar a sus parientes que aún viven en el mundo terrenal; se trata pues, de
un huésped ilustre al que hay que agasajar, festejar y brindar toda clase de atenciones.
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Entre los mexicanos la muerte tiene un sentido singular: A veces aparece como una arraigada
tradición que hinca sus profundas tradiciones en el pasado indígena; en otras ocasiones, parece
un escenario donde se mueven y deslizan figuras del recuerdo, objetivos de ofrendas de la más
diversa índole: Dulces, pan, flores y alimentos.
Los cementerios en donde están los restos de los difuntos, se iluminan con la presencia de
innumerables personas que llevan entre sus manos las multicolores ofrendas. El tránsito se
convierte en coro de murmullos, bajo la bóveda celeste; la ofrenda no puede faltar, ésta varía
según el Estado de la República pero los platillos más comunes y que difícilmente faltan son: El
mole, chocolate, tamales, calabazas, pan de muerto y calaveras de dulce de diferentes
tamaños que generalmente llevan el nombre del difunto y de sus familiares, vivos o también
difuntos, los bizcochos en forma de rosca, coloreados por grageas en rosa mexicano y otros
colores.
Se escoge un lugar de la casa donde se improvisa un altar con imágenes religiosas, se cubren los
espejos, se coloca la fotografía del difunto, todo sobre un mantel blanco al cual se le deshoja
cempasúchil, colocando después los alimentos así como los cirios o las lámparas de aceite que
arderán toda la noche. El incensario de barro ocupa un lugar importante ya que ahí se quema el
incienso con el fin de limpiarles el ambiente y el camino a las almas de los fieles difuntos. De los
alimentos los difuntos solo tomarán la esencia; creencia que vale la pena recordar que también
fue practicada por los egipcios.
Para la gran mayoría del pueblo mexicano la celebración pagano-religiosa se desenvuelve en
medio de una desconcertante mezcla de ofrendas, ritos y celebraciones diversas en todos los
pueblos, rancherías, y ciudades de nuestro país. Tiene tal colorido, tal riqueza folklórica y
costumbrista, que puede afirmarse que no existe otro pueblo en donde el culto a los muertos
sobreviva con tanto arraigo y con manifestaciones tan definidas como en México. A propios y
extraños asombra la dedicación tanto física como económica con la que los mexicanos
honramos a nuestros muertos. La gran cantidad de dinero que se invierte y la imaginación con
que las artesanías y los platillos convierten el festejo; causa dolor y pesadumbre en criterios rígidos
que no logran comprender el alma de nuestro pueblo.
Todavía en varias poblaciones de México la ofrenda del día 1 es por los "Angelitos". Se prepara
chocolate, atole, dulces y algunos otros platillos típicos para los niños; en algunas regiones se
agregan juguetes de barro o madera y las velas, tantas cuantas son los infantes muertos que la
familia recuerda. El 2 de noviembre, las velas y los platillos aumentan de número y de variedad:
arroz con leche, arroz con mole, mole negro, tamales, camote, pan dulce, gelatinas, carnes en
diferentes guisos, aguas frescas, cerveza, vinos, pulque, frutas de toda clase sin faltar tejocotes,
cañas, jícamas, cigarros, etc.
En México se han elaborado hasta la actualidad infinidad de dulces en formas de calaveras
hechas de azúcar o chocolate, huesos de leche, pepitas o almendra. Hasta la fecha se
acostumbra la calabaza en dulce.
Las ofrendas son verdaderas obras de arte y tienen sus características propias de cada lugar. Se
decoran con papel calado siendo la flor típica el cempasúchil. También se decoran con frutas
que forman parte de la comida que se ofrece a los muertos. Además se colocan sombreros,
rebozos y otros objetos que usaron los difuntos, lo mismo que herramientas y demás utensilios de
trabajo.
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ELEMENTOS PARA ALTAR EL ALTAR DE MUERTOS Y SIMBOLOGIA
El altar
El altar puede tener tres niveles: representan en orden descendente el cielo donde se colocan las
imágenes de los santos, el purgatorio donde se colocan las fotos de los difuntos y la tierra en
donde se colocan las ofrendas. También puede representar el cielo, la tierra y el inframundo,
según la tradición azteca.
La imagen del difunto
Se coloca una imagen, pintura o fotografía del difunto al que se honra en la parte más alta y
destacada del altar.
También se pueden colocar los retratos de espalda y frente a ellos un espejo, para que así el
difunto sólo pueda ver el reflejo de su deudo y el deudo vea el reflejo de su difunto, simbolizando
la pertenecía de ambos
La cruz
En todo el altar se coloca la cruz de madera en la parte superior, señal de la fe cristiana. Se
puede colocar una cruz pequeña de sal en el altar que sirve como medio de purificación de los
espíritus, y una cruz de ceniza que le ayudará al espíritu a salir del purgatorio.
Copal o incienso
El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar y de las
personas que lo utilizan, se coloca en un brasero o saumerio y purifica el ambiente para los
espíritus esperados y alejar los malos espíritus. Se pone en el último nivel del altar para guiar al
difunto en su regreso a la tierra. El incienso puede suplir al copal.
Arco
El arco o marco adornado que se ubica en la cúspide del altar simbolizando la entrada al mundo
de los muertos. Adornados también con limonarias y flores de cempasuchil.
Papel picado
El papel picado es una representación de la alegría festiva del día de muertos y del viento.
Velas, veladoras y cirios del altar
Las velas, veladoras y cirios sirven como luz guía a este mundo. Las velas, veladoras y cirios son
de color morado (símbolo de duelo) y blancas (símbolo de pureza). Cuatro cirios se colocan en
alusión de los puntos cardinales de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su
camino y su casa.. Las veladoras se extienden a modo de sendero para llegar al altar. Las velas y
demás veladoras se colocan sobre candeleros morados repartidas en todo el altar siempre en un
número par. Las velas, veladoras y cirios con luz son la clara representación del fuego.
El agua
El agua es de suma importancia y tiene múltiples significados. Refleja la pureza de las almas, es
reflejo del ciclo continuo de la regeneración de la vida y la muerte y promesa de fertilidad en la
vida y en la siembra. Se coloca un vaso de agua fresca para que el espíritu refresque sus labios y
mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos.
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Aguamanil
A la vez se coloca un aguamanil o jícara con agua, junto a un jabón, una toalla y un espejo para
el aseo personal de los muertos.
La sal
La sal. Absorbente natural recoge impurezas y purifica. Evita la corrupción de la carne por eso se
les pone a las anima para evitar que el cuerpo se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el
siguiente año.
Las flores
Las flores fungen como ornato en todo altar. La flor de cempasuchil (“veinte flor” en nahuatl) es
uno de los elementos más importantes de los altares, además de ornato, la tradición indica que
su aroma se va con el difunto y sirve de guía a los espíritus en este mundo. Se acostumbra poner
caminos de pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa.
Las calaveras
Las calaveras son alusiones a la muerte que siempre está presente. Son de azúcar, barro,
chocolate y yeso con adornos de colores. Las calaveras chicas son dedicadas a la Santísima
Trinidad y la grande al Padre Eterno.
Comida
Se prepara puro chocolate oscuro en la mesa principal y se coloca comida al agrado de los
fallecidos, se cocinan desde días antes los platillos tradicionales como: tamales, mole con pollo,
gallina o guajolote, arroz, calabaza en tacha, etc. para que los muertos puedan disfrutar de su
esencia. La comida no es únicamente para el alma visitante, sino para los deudos, quienes
festejaran con ella y algún visitante irreconocible, por lo general algún alma que no tiene quien la
recuerde. Los alimentos son colocados en trastes de barro.
El pan
El pan representa la generosidad del anfitrión, y el regalo de la tierra misma. Existen múltiples
variantes en su elaboración, como lo son los panes en forma de “muertitos” de Pátzcuaro y de la
selva potosina y en el centro de México se acostumbra el pan de anís en forma de domo
redondo, adornado con forma de huesos en alusión a la cruz y espolvoreado de azúcar.
La caña de azúcar
Los panes en forma redonda, como ruedas, simbolizan los cráneos de los enemigos vencidos y las
cañas las varas donde se ensartaban. Se relacionan con el tzompantli, espacio en los templos
dedicado a los vencidos.
Bebidas alcohólicas
Algunos altares contienen bebidas alcohólicas como jarritos con tequila, vasos con trago o agua
que le gustaban al difunto.
El petate
El petate. Se utiliza como cama, mesa o mortaja. En estos días, se utiliza para que las ánimas
descansen sobre él o también como mantel de las ofrendas sobre el que se colocan los
alimentos de la celebración.
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El izcuintle.
Es el perrito que ayuda a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para
llegar al Mictlán o cielo. Para los niños es el juguete que alegra su estancia en el más allá.
Objetos personales
Los objetos personales son artículos pertenecientes en vida a los difuntos y se colocan en el altar
para que el espíritu pueda recordar momentos de su vida. En el caso de que el difunto sea el
espíritu de un niño suelen colocarse juguetes en el altar.
Los adornos
Infinidad de adornos alusivos a la muerte han surgido del arte popular mexicano y se han
agregado al altar de muertos. Figuras con cuadros de entierros, velorios o cementerios, o
representando escenas de la vida cotidiana con esqueletos como personajes realizados en
figuras de alfeñique, cartonería, madera, barro o yeso, son típicos de la fecha, así mismo como
hermosos arreglos frutales o florales.
También en muchos altares se incluyen cadenas elaboradas con papel crepé, de color morado
y amarillo, un eslabón de cada color, alternados. Para unos el morado representa la muerte y el
naranja la vida, por lo que con este adorno queda representada la delgada línea existente entre
la vida y la muerte. Para otros el color naranja representa el luto prehispánico y el morado
representa el luto cristiano.
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CORTE ESTE
MODELO DE
CRANEO DE
MARIONETAS EN
PAPEL DE
CONSTRUCCIÓN
PEGUE LAS DOS
PIEZAS CON
GOMA EN UNA
BOLSA DE PAPEL
COLOR CAFÉ.
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MATERIALES
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CELEBRACIÓN DEL
DÍA DE MUERTOS
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