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AntiÉxtasis Autorreferentes y apocalípticos Federico Fernández Giordano Colección La filosofía Ensayo EXCODRA EDITORIAL 2015 Texto: © Federico Fernández Giordano. Imagen portada: © Raquel Calvo. Edición: © Excodra Editorial. 1a Edición, octubre del 2015. ISBN: 9788494359354 Depósito legal: C 16542015 http://www.excodraeditorial.com [email protected] ÍNDICE Contenidos Página AntiÉxtasis: Autorreferentes y apocalípticos 3 EXORDIO 5 I Miradas al espectro 13 II Deseo eterno, deseo de nada 29 III Azar radical (o el supremo antiéxtasis) 39 IV “¡Larga vida a la nueva carne!” 47 V Pensamiento crítico vs. Pensamientomáquina 53 VI De outsiders, forajidos y hikikomoris 59 VII La mirada salvaje del mundo 65 VIII Antígona y el capitalismo 73 IX Más allá de la cultura del simulacro 81 X Autorreinvención y posdata 97 Índice de obras comentadas Federico Fernández Giordano 113 1 AntiÉxtasis AntiÉxtasis 2 Federico Fernández Giordano AntiÉxtasis Autorreferentes y apocalípticos Federico Fernández Giordano 3 AntiÉxtasis AntiÉxtasis 4 Federico Fernández Giordano EXORDIO En 1969, Harun Farocki realizó una de sus piezas más conocidas, el documental de ficción titulado “Fuego inextinguible” (Nicht löschbares Feuer), en el que se recreaban escenas de la vida cotidiana dentro de la Dow Chemical Corporation, industria que durante la guerra de Vietnam producía y proveía Napalm B para el Departamento de Defensa de Estados Unidos. En el preámbulo de la cinta, el cineasta y documentalista checoalemán aparece sentado tras un escritorio, de frente a la cámara, a la manera aséptica y convencional de los presentadores de telediario, leyendo la declaración de Thai Bihn Dahn, campesino norvietnamita que había sido víctima de los estragos del napalm en su país. “Un cigarrillo arde a 400 grados. El napalm arde a 3.000 grados”, dice una voz en off, mientras Farocki procede a apagar un cigarrillo encendido en su antebrazo. El resto de metraje de Nicht löschbares Feuer es una obra maestra de lo que Jill Godmilow (documentalista norteamericana que en 1996 llevó a cabo un “remake” de la película de Farocki, What Farocki taught) ha denominado “under representation”. Esta sátira no sólo constituía una crítica política de la industria armamentística y sus actos infames sobre la población civil, sino una reflexión sobre la capacidad de las imágenes mediáticas en lo tocante a la suministración de la realidad. Lo que se está cuestionando en ese prólogo de Farocki autolesionándose, casi como si se tratara de una relectura posmoderna del “esto no es una pipa” de Magritte, es todo un sistema de signos imperante: la retórica de la imagen es allí demudada en su propio terreno; lo que se ve y lo que se expresa entran en severa crisis de identidad o diferencia; la relación entre el objeto Federico Fernández Giordano 5 AntiÉxtasis referente (una explosión de napalm ardiendo sobre un cuerpo humano) y el objeto simbólico (un cigarillo apagándose en la muñeca) desanudan sus lazos para deconstituir las reglas de la apariencia y la semejanza; el diálogo entre categorías, entre las imágenes y su modelo, verificando su alteridad y su extrañeza. Por esos años, Robert Heinecken yuxtaponía imágenes de sexo duro y atrocidades de la guerra con los iconos de la moda, ironizando sobre los procedimientos de la publicidad y los magazines, en los trabajos de Are you Rea (19641968); Andy Warhol y Richard Hamilton hacían furor con el collage y el fotomontaje, como antes que ellos habían hecho los experimentos interdisciplinares de los letristas y los situacionistas; Nam June Paik fusionaba la escultura y los medios de masas; Alberto Greco, Equipo Realidad y Equipo Crónica en España, o los Nuevos Realistas en París, torpedeaban las prácticas del consumo y la lógica del márketing. Era el auge de la transformación iconográfica del arte y de los ideales en meros objetos de consumo, los iconos de la cultura pop arreciaban en un interminable inventario de imágenes en acetato y celuloide, el rostro del Che y el logotipo CocaCola sustituían indistintamente a las obras plásticas en su rol de instancias universales. La era visual se había consolidado, y en su centro, los experimentos cinematográficos de vanguardia y el cine documental coexistían en un combate de fuerza perpetuamente tensionado por la relación ambigua que existe entre la realidad y sus medios de expresión o difusión. Como se deja ver, el problema central no es otro que el de las grandes preguntas históricas de la filosofía y la metafísica: ¿qué es lo real? ¿Cuál es, caso de haberla, la relación de lo real con el Espectáculo, con el Simulacro y la Representación? Debord hablaría de la sociedadespectáculo, Baudrillard de la muerte de lo real, y en medio de ellos Deleuze definió el simulacro contemporáneo no como una instancia irreal, ni tampoco como un reflejo de lo real, sino como un AntiÉxtasis 6 Federico Fernández Giordano otro real. Lo real, diremos aquí, es la combinación de lo Mismo y lo Otro —de forma que ese otro real de los simulacros y el espectáculo, el reino de la espectralidad total, que se ha desvinculado de los regímenes representativos, pero a la vez se estructura como una presencia vicaria, sigue suscitándonos numerosas dudas ontológicas—. El quid de la cuestión es aquello que se ha escindido de la dinámica tradicional en torno a las representaciones, de la dinámica clásica de la mímesis, las apariencias y la estética, para constituirse en un nuevo paradigma que, a diferencia de lo propiamente real, ya no es más un como si, ni una relación eternamente opinable o sujeta a ensamblajes dialécticos, sino un espacio autogestado y autónomo que, a la manera del ens realissimum (“el ideal de la razón pura en tanto representa la suprema condición material de todo lo que existe”),1 constituye una esencia indivisible, inmutable, sin pasado ni futuro, constantemente idéntica a sí misma. Se ha dado en llamar a este nuevo paradigma, en sucesivas etapas que van desde la telecomunicación y la globalidad hasta los años de in ternet, un tipo de “nueva realidad”, una recodificación, cuando no una recusación completa de las antiguas jerarquías de poder; pero ¿no es esa misma “transparencia” generalizada, según la cual no existirían las verdaderas oposiciones al viejo estilo del antagonismo, el subproducto de una acción particularmente sombría? ¿No esconden las realidades espectaculares y espectrales una trama de procesos, pactos, movimien tos financieros, alianzas políticoeconómicas, etc., que por lo común pa san desapercibidas para el ciudadano? ¿No sigue habiendo aquí, en efecto, una sórdida dialéctica del ser y la nada? Y, así como Umberto Eco censuraba a los tempranos filósofos de la técnica por su nostalgia aristocrática, por su “miedo metafísico” ante la aparición de las nuevas tecnologías, también es cierto que los análisis 1 Immanuel Kant; Crítica de la razón pura, “La dialéctica trascendental”. Federico Fernández Giordano 7 AntiÉxtasis de Günther Anders sobre los “fantasmas televisivos” o los de Vilém Flusser sobre la “apariencia digital” no atañían tanto al orden éticomoral, ni siquiera tanto al orden estético, como al orden ontológico; y no es menos cierto que las equilibradas opiniones del semiólogo italiano sobre la cultura de masas, vertidas en Apocalípticos e integrados (1965), con su atinada metabolización de la “baja cultura” y la “alta cultura”, fueron escritas algunos años antes del Mayo del 68 y el consecuente descalabro de las esperanzas democratizadoras que muchos habían querido ver en la eclosión de los mass media. No hay ninguna supuesta profundidad abisal en el espectro autoanalítico del espectáculo, sino una ocultación u oclusión de su fenómeno fundante particular, de su experiencia irracional original. La cultura del link y el share: todo se poliniza y se esparce por mor de una indiscutida jouissance democrática, pero lo que allí se multiplica, lo que allí se diversifica, es la ausencia total de dialéctica que como una masa compacta constituye la cultura de la fascinación y el éxtasis: una Identidad analítica, monocorde, tautológica, unidimensional, desprovista de su complejidad real. Un enorme y prosaico Pensamiento Único, un Gran Relato Universal, un mismo Orden Económico Mundial... El paradigma del pensamiento único, igual que ocurre en la propaganda insidiosa del Estado Islámico, es el lugar del Maestro Obsceno, donde todo se muestra y todo se dice; donde todo quiere ser mostrado y todo quiere ser dicho. Pero esa panmostración ostensiva no fundamenta ningún no mirar auténtico, ningún discurso del silencio tan necesario contra el Maestro Obsceno; antes bien, la suya es una manera de engañar a la mirada, una estratagema vírica que nos enseña, a través de la sobreexposición a los Grandes y a los Pequeños Relatos, a mirar para otro lado, pero mirar al fin y al cabo. El hombre espectralizado cree así poder mirarlo todo, desde un lugar privilegiado, pero sólo mira lo dado a ver: lo legible, el puro relato positivo de las AntiÉxtasis 8 Federico Fernández Giordano cosas deslindadas (extasiadas, enajenadas) de su carga negativa original. El espectáculo, como centro que aglutina todas la miradas, opera una territorialización sobre la manera misma de ver el mundo, y es por eso que debemos buscar en ella los efectos precisos (a la vez que equívocos) de esta nueva materia prima sujeta a explotación que constituye la mirada. La mirada es la mercancía fetiche definitiva. * * * Plotino, en su teoría de origen platónico sobre el éxtasis, hablaría de la “visión de la inteligencia”, y también para Orígenes el saber debía en tenderse como un tipo de contemplación, la “visión directa” que facilita ba la unión entre el sujeto y el objeto contemplado. Esta noción pura de reajuste, de coincidencia de lo idéntico con lo distinto, era un fenóme no previo a la dialéctica moderna y por tanto queda fuera de nuestro estudio, si bien podría traerse a colación de una posible analogía en lo relativo a las tesis sobre la virtualidad y el espectro analítico. Con esa visión mística o epopteía, en efecto, se definía una suerte de éxtasis a través del cual el sujeto llega a trascenderse del mundo, y que, en el dominio numinoso de las imágenes espectaculares, hace aparecer una Identidad pura en el recogimiento fascinado, autogratificante, del ser concordanteconsigomismo. De ahí la importancia de la mirada autorreferencial, aquella que volviéndose sobre sí misma descubre el trastorno, la doble naturaleza del dispositivo óptico. Una visión autorreferencial negadora de la mirada, negadora de la fascinación sistémica y del erotismo extasiado; una visión que se funda en el límite y en el acto límite poético... una visión así, digo, puede alcanzar a ver algo más allá de la imagenobjeto Federico Fernández Giordano 9 AntiÉxtasis presentada en la mirada alienada. Esto es: ver el silencio, el espacio intrascendente tras la ilusión fastuosa del sujeto. AntiÉxtasis 10 Federico Fernández Giordano Pero quizá no era una contemplación sino otra manera de ver: éxtasis, simplificación, dación de sí, deseo de contacto, reposo y noción de un cierto ajuste, si alguno contempla lo que está en el santuario. Si de otra manera viera, nada de esto se presentaría. Plotino (Enéadas, VI, 9, 11, 24) Language bearers, photographers, diary makers You with your memory are dead, frozen Lost in a present that never stops passing Here lives the incantation of matter A language forever. Edmund Elias Merhige (Begotten, 1991) Federico Fernández Giordano 11 AntiÉxtasis