Marta Mabel CAMPOS - Silvia Alicia SANTARELLI

Transcripción

Marta Mabel CAMPOS - Silvia Alicia SANTARELLI
CAPÍTULO 5
ESTRUCTURAS SOCIO-RELIGIOSAS, FRONTERAS
MENONITAS EN GUATRACHÉ, LA PAMPA1
CULTURALES
Y
PAISAJE.
LOS
Marta Mabel CAMPOS - Silvia Alicia SANTARELLI
Introducción
Comprender los espacios actuales implica conocer las lógicas que los configuran y las dinámicas que los
caracterizan; al respecto José Ortega Valcárcel (2000: 525) sostiene que el espacio:
“... es una construcción social que, al mismo tiempo, pertenece al mundo material productivo,
al mundo mental simbólico y al mundo de la comunicación y del lenguaje. Es discurso, es
representación y es materialidad. Ignorar cualquiera de estas dimensiones o instancias de lo
geográfico representa una reducción y, por tanto, una amputación y simplificación de la
realidad”,
y menciona la necesidad de incorporar el estudio de los procesos en el análisis geográfico como medio para
comprender “... las formas, tipos de organización o materialidades”.
Esto supone:
“... sustituir la preocupación por las constantes, permanencias... por el interés en el cambio, en
las transformaciones, en la mutación como eje de la explicación del espacio geográfico, como
claves para entender el espacio social” (2000: 515).
En este proceso constante de reproducción del espacio se recrea, en cada etapa, un paisaje que a manera de
un palimpsesto mantiene rasgos de la cultura anterior e incorpora nuevos elementos y donde es posible
vislumbrar los proyectos de futuro y de apropiación territorial que los distintos grupos adoptan durante ese
proceso de construcción que conlleva al espacio actual. Al respecto, es oportuno mencionar las diferencias
que Milton Santos expresa con relación a espacio y paisaje:
“El paisaje es el conjunto de formas que, en un momento dado, expresa las herencias que
representan las sucesivas relaciones localizadas entre hombre y naturaleza. El espacio es la
reunión de esas formas mas la vida que las anima” (2000: 86).
“El paisaje es historia congelada, pero participa de la historia viva. Sus formas son las
realizaciones, en el espacio, de las funciones sociales” (2000: 90).
Esta recreación de espacio y paisaje produce, asimismo, fluctuación en los límites tanto de los visibles, dados
por materialidades y las formas que estas adquieren, como de los culturales y simbólicos, sin impronta
espacial.
En este sentido, las estructuras socio-religiosas son elementos fundamentales de cultura, que a través del
tiempo ocupan y construyen espacio con evidentes manifestaciones en el paisaje y definen, en algunos casos,
fronteras; su estudio reviste relevancia pues permite comprender la organización, caracterización y
diferenciación de los lugares –entendidos como espacios vivenciales colmados de sentido y significación–
que producen.
Nuestro interés por la colonia Menonita La Nueva Esperanza en el departamento de Guatraché, La Pampa,
surge por los cambios profundos que este grupo religioso genera, en tan sólo veinte años, en un ámbito rural
1
Este trabajo es parte del proyecto: “Las potencialidades de los espacios locales y sistemas de articulación regional en
la valoración de la calidad de vida en el suroeste bonaerense” que cuenta con el aval de la Secretaría General de
Ciencia y Tecnología de la UNS.
1
en el sur de la región Pampeana donde crea un paisaje atípico con notables diferencias con respecto al patrón
paisajístico preexistente: el agro-exportador tradicional pampeano.
Marco teórico-metodológico
En la definición del marco teórico-metodológico para abordar el estudio de este grupo tan peculiar adquieren
importancia diversos conceptos geográficos tales como territorio y territorialidad, límite y frontera cultural,
identidad y resistencia y unidad paisajística (Fig. 1); por otra parte, y parafraseando a Ruth Sautu (2003: 155)
“todo no es sólo teoría”, la empiria es otro de los pilares clave en el abordaje del estudio de las
transformaciones espaciales y paisajísticas provocadas por las estructuras socio-religiosas impuestas por la
instalación de un grupo Menonita en la provincia de La Pampa lo cual conduce a adoptar una metodología
que revaloriza el trabajo en el terreno y la combinación de diseños de investigación y técnicas cualicuantitativas tales como la observación pura y participante, entrevistas en profundidad y semiestructuradas,
relatos de hechos autobiográficos y acontecimientos, testimonios orales, análisis de documentos oficiales y
privados (diario de memorias), encuestas y datos estadísticos y censales.
Al respecto es adecuado mencionar los aportes de Zeny Rosendhal (2002: 59) en especial cuando define
territorio “... como los espacios apropiados efectivamente o afectivamente” y territorialidad como “... el
conjunto de prácticas desarrolladas por instituciones o grupos en el sentido de controlar un territorio”,
definiciones que se consideran apropiadas para el alcance que se le da a dichos términos en este trabajo.
En estrecha vinculación con estas dos nociones, los conceptos de límite y frontera han sido siempre clave en
la ciencia geográfica; sin embargo su abordaje presenta dificultades por la complejidad de esta noción y la
diversidad de tipos de límites: ¿son áreas de contacto o ruptura, separan o integran?, ¿son visibles, con
representación espacial o no perceptibles y exigen una definición?, ¿son siempre concretos?, ¿son naturales,
políticos, culturales, simbólicos?
Al respecto, Alejandro Grimson (2004: 14) asocia “Comunidad con territorio, o sea, con fronteras físicas. Y
comunidad con cultura, o sea, con fronteras simbólicas” y sostiene que
“La propia noción de «cultura» de la antropología fue creadora de fronteras. De hecho, una
teoría de la frontera es una teoría de la cultura. Concebir la cultura como un todo integrado
de costumbres, creencias y prácticas o como significados compartidos por una comunidad
implica necesariamente delimitar con precisión conjuntos humanos”.
La coexistencia de grupos sociales con culturas muy diferenciadas en espacios contiguos crea fronteras
culturales que en ocasiones son permeables, generadoras de fuertes vínculos interculturales y en otras
difíciles de franquear por la naturaleza de los vínculos interpersonales entre miembros integrantes de ambas
comunidades o por conflictos de diversa índole, desde los planteados a partir de una necesidad de conservar
la identidad y, en el caso de los migrantes extranjeros, los relacionados con los sistemas jurídicos,
gubernamentales y administrativos que dificultan la adaptación y convivencia con las comunidades
receptoras.
Ese afán de preservar la identidad y mantener la cohesión como grupo conduce a una actitud de resistencia a
nuevas costumbres, tradiciones y formas de vida, situación que inhibe la integración pues, como sostiene
Alejandro Grimson (2004: 14),
“La frontera ya no es material, sino simbólica; ya no es línea de las aduanas, sino el límite de
la identidad... Si la identidad «se lleva en la sangre», como marca indeleble «en el cuerpo», si
no cambia aunque cambien los espacios y las historias, si la frontera persigue a sus sujetos a
través de sus diásporas nos encontramos en la plenitud de otras fronteras naturales”.
Retomando el concepto de paisaje –conjunto de formas reales, concretas, componente visual del espacio
geográfico–, cabe señalar que no se refiere sólo a una estructura física o arquitectónica del espacio sino
también a una estructura simbólica, factible de ser percibido de manera diferente por las personas para
quienes presenta signos que adquieren distintos significados. Josefina Gómez Mendoza y otros geógrafos
españoles lo definen como:
2
“... la forma que adoptan los hechos geográficos, tanto físicos como humanos, sobre la
superficie de la tierra; igualmente las representaciones que de ellos tenemos, los significados
que les otorgamos y los valores que les concedemos, de modo personal o colectivo. El paisaje
se sitúa, así, en el plano de contacto entre los hechos naturales y los de ocupación humana;
también en el de los objetos y los sujetos que los perciben y actúan sobre ellos...” (1999: 13).
Los geógrafos mencionados en el párrafo anterior aluden, también, a la necesidad de identificar y delimitar
unidades de paisaje integrado y definen esta noción expresando que
“...se refiere siempre a un espacio concreto que adquiere singularidad por la peculiar
organización que presenta de los hechos físicos y de éstos con los humanos, lo que se refleja en
su faz” (1999: 13).
Por otro lado, para comprender cómo los colonos menonitas se resisten a los cambios se adopta la noción de
resistencia mencionada por Ulrich Oslender (1999: 1-35); es oportuno señalar que si bien se refiere en
particular a movimientos sociales de resistencia en el marco de procesos políticos, la noción se considera
también adecuada para aplicarla en esta investigación.
Oslender, en su artículo, fundamenta su argumentación en diversos autores2 para desarrollar una visión
reelaborada sobre el concepto de resistencia; así sostiene:
“… Giddens entiende los sistemas sociales como sistemas de interacciones entre estructuras y
las actividades localizadas de sujetos humanos, capaces y conocedores. ... Las prácticas
sociales pueden entonces reproducir y/o resistir estas estructuras. En este sentido podemos
concebir los movimientos sociales así como los momentos y los procesos de resistencia desde
una perspectiva estructuralista. Dicha relación dialéctica se manifiesta siempre en formas
múltiples y ambiguas. No hay una sola lógica de prácticas sociales y acción colectiva. De
hecho, algunas resistencias refuerzan estructuras existentes...”
“Lefebvre sitúa estas resistencias en los espacios de representación. Estos son los espacios
vividos, que se producen y modifican en el transcurso del tiempo. Representan formas de
conocimientos locales y menos formales (‘connaissances’ en francés), que son dinámicas,
simbólicas, y saturadas con significados. Estos espacios están articulados en las vidas
cotidianas y constituyen lo que Lefebvre llama ‘sitios de resistencia’”.
2
Se basa en el libro de Lefebvre (1991) The Production of Space y en la obra de Giddens, (1984) The constitution of
society: outline of the theory of structuration, entre otros.
3
Figura 1. El marco conceptual de referencia
El marco teórico-metodológico expuesto constituye el fundamento para abordar el estudio de las
transformaciones provocadas por un grupo migrante muy conservador, con pautas culturales peculiares
impuestas por su religión, que se localiza en la provincia de La Pampa.
Las estructuras socio-religiosas como generadoras de fronteras culturales. La colonia Menonita en el
departamento de Guatraché
En 1985 llega a Guatraché un conjunto de familias procedentes la mayoría de México y, en menor cantidad,
de Paraguay y Bolivia. Los motivos que los llevaron a migrar fueron religiosos y económicos; los religiosos
se basan en la necesidad de mantener a sus descendientes en la línea conservadora que los distingue, muy
difícil de sostener principalmente en México donde el crecimiento demográfico produjo un número, cada vez
mayor, de pueblos y ciudades en las adyacencias de sus asentamientos. Los económicos derivan de la
tradición que impone al padre regalar a cada hijo cuando se casa una parcela de tierra y ganado. Así, la
división de los terrenos de generación en generación provoca un parcelamiento excesivo que trae aparejado
una decadencia económica, agravada por la dificultad –que existía en México– de conseguir nuevas tierras
aptas.
Adquieren, para su instalación, 10.000 hectáreas pertenecientes al establecimiento Remecó ubicado en el
departamento de Guatraché en el sureste de la provincia de La Pampa (Figs. 2 y 3), en un área con
predominio de grandes estancias. El sitio se caracteriza por un relieve llano, con alturas que oscilan entre los
190 y 180 metros y sectores más bajos que descienden hasta los 140 metros en la parte norte, con presencia
de pequeñas lagunas temporarias y dominio del monte, en ocasiones intransitable. Su modalidad de difusión,
a través del tiempo y en diferentes espacios, consiste en adquirir superficies de una extensión semejante a la
mencionada en el párrafo anterior e instalarse dentro de esos límites como una comunidad. Ocupan y
organizan ese espacio respetando pautas preestablecidas que repiten en un proceso migratorio que
comenzaron en el siglo XVI y aún continúan. De esta manera, subdividen la propiedad en 9 campos #3 (Fig.
4) o divisiones internas, intercomunicados por una red interior de calles que difiere con la red vial del
entorno e incluyen tierras para cultivos, viviendas, graneros e instalaciones para las actividades alternativas
3
# es el símbolo que utilizan los colonos para reemplazar el término “campo”, entendido como división interna del
terreno.
4
desarrolladas. La propiedad de la tierra en el interior de cada campo –parcelas, vivienda, huerta y otras
instalaciones– es privada aunque
Figura 2. Localización de la estancia Remecó y red viaria del departamento de Guatraché, 1997-98
Fuente: Elaborado sobre la base de Automóvil Club Argentino-I.G.M. (1997 y 1998) y PROATLASCONICET (2000).
5
Figura 3. La estancia Remecó antes de la llegada de los Menonitas
Fuente: I.G.M. (Instituto Geográfico Militar, República Argentina). Carta Topográfica de la República
Argentina, Estancia Remecó, La Pampa, Hoja 3763-26-3, Escala 1: 50.000 y paisaje predominante de la
Estancia Remecó cuando arriban los menonitas.
6
Figura 4. Estructura interna de la colonia Menonita La Nueva Esperanza
Fuente: Realizado por un colono Menonita
Desde el punto de vista legal y fiscal figura como Asociación Civil Colonia Menonita La Nueva Esperanza
con el correspondiente numero de CUIT.
En esta continua diáspora en búsqueda de nuevas tierras crean unidades paisajísticas –entendidas como
espacios concretos con rasgos peculiares y homogéneos– que como cápsulas idénticas (Fig. 5) se insertan,
con un efecto multiplicador, en los espacios rurales de diversos países construyendo territorialidades dentro
de territorios mediante estructuras socio-religiosas no definidas por límites físicos, naturales o políticos sino
por verdaderas fronteras culturales muy difíciles de traspasar debido a la necesidad de preservarse como en
sus orígenes, a pesar de los cambios acelerados del mundo que los rodea.
Una estructura de gran incidencia en este afán de preservación es el lenguaje, que según Kirsten Immendorf,
experta en idiomas que visitó la colonia en el año 2003,
“... es el dialecto Plattdeutsch, el diario recibido de Canadá y la Biblia están escritos en
Hochdeutsch y cuando escriben en cursiva para tomar notas o las mujeres copian recetas de
cocina usan alemán muy arcaico, que tiene más de cuatrocientos años y en mi país ya no se
encuentra ni entre los campesinos”,
7
utilizado por todos los miembros de la colonia, constituye un elemento de fuerte raíz identitaria y una barrera
infranqueable para establecer vínculos con otras culturas pues la mayoría de las mujeres y casi ningún niño
conocen el español.
La educación, reviste características particulares pues en las escuelas –ubicadas dentro del perímetro de la
colonia y cuyos maestros son los mismos colonos– la instrucción impartida se reduce al aprendizaje de los
preceptos bíblicos, nociones elementales de escritura en su dialecto y matemática básica para el futuro
desarrollo de su vida dentro de la colonia. De esta manera, la estructura educativa contribuye a reforzar el
aislamiento pues es una frontera obligada que les impide el conocimiento de las características principales
del país donde se instalan, dificultando tanto la socialización con niños de la comunidad receptora como la
incorporación de hábitos y costumbres de la misma.
Así, límites y fronteras impuestos por esta cultura se manifiestan con fuerte impacto en distintos planos: el
espacio-temporal, el paisajístico y el perceptivo y son defendidos celosamente con la finalidad de preservar
su religión y modo de vida; impactos que también son percibidos por la mayoría de las personas que visitan
la colonia, sensaciones claramente expresadas en un testimonio de una alumna que participó de un viaje de
estudio al lugar:
“Hacia la colonia, el camino
El camino se presenta extenso, ancho, pálido, vacío. Kilómetros de tierra y polvo nos guían a la
colonia Menonita La Nueva Esperanza. Su nombre prometedor nos mantiene a la expectativa.
Avanzamos lento cruzando, esporádicamente, maquinarias dedicadas al trabajo en el campo
que se envuelven en la atmósfera de la polvareda. A sus márgenes, el impávido y brutal verde
antagoniza el paisaje... Nos alejamos del centro, para acercarnos al centro.
Figura 5. La nueva organización y ocupación del espacio y el paisaje actual
Fuente: Imágenes tomadas en diciembre de 2003.
El paisaje público
La ex estancia Remecó, hoy es el lugar que han elegido para establecerse. Nos detenemos antes
de ingresar a la colonia. No existe un límite de acceso... un cartel viejo y oxidado con el
nombre de la estancia indica antigua pertenencia.
Nada detiene el paso del visitante, transitar las diez mil hectáreas prolijamente parceladas por
las anchas calles de tierra bordeadas por altos árboles está permitido. El límite se construyó
antes, cuatrocientos cincuenta y tres años atrás, no es material, es intangible, espiritual, se
presenta suavemente entre nosotros: el basamento religioso, la fidelidad y la creencia a un
Dios articulador del espacio, donde la máxima recompensa se otorga con el sudor del trabajo
diario y la escrupulosa honestidad. Prolijas e iguales casas se armonizan formando un mosaico
de colores pálidos, donde se reproducen simétricamente las piezas del juego, el juego de la
vida, que ponen en funcionamiento el engranaje cultural. La casa de forma rectangular, con
techo a dos aguas de chapa, con ventanas de madera pintadas de blanco y cortinas verdes y
8
blancas, igual a la del vecino, a la de todos los vecinos de la colonia. El molino, el tambo, el
granero, los silos. Marcan la historia del trabajo. Delimitan el día de la noche. Son los testigos
directos del esfuerzo diario para sostener la doctrina religiosa. El trabajo es el rol asignado
por la religión, severo, riguroso, es la garantía del paraíso. Está presente en todos los lugares
de la colonia. Es en este paisaje de trabajo donde se acepta el uso de la tecnología y
electricidad, mientras que dentro de sus casas, lugares sagrados, es rechazada como una
peligrosa enemiga ante sus planes de conservarse puros.
El paisaje privado
Lugar preservado y controlador. Se organiza en el interior de las fronteras, en la compleja
historia de ser Menonita. Es innegable, ya está dado, no existe otra opción que no sea el
camino ya pautado. Las figuras de los padres indicarán la figura de los hijos. Aceptación
pacífica y dócil de un destino establecido.
Vivenciar el lugar, construirlo, es la única fuente de permanencia, el compromiso. La religión
cristaliza el movimiento individual, anula los conflictos y la crítica del ser. No existe un
replanteamiento, una válvula de escape, de creación. Se muestran ante nosotros como
portadores “pasivos” de la dignificación espiritual. Construyen colectivamente el supuesto
bienestar que otorga el perdón. Para el visitante, paisaje privado y paisaje público se articulan
de tal modo que sus límites casi resultan imperceptibles. No hay una transición brusca sino
moderada.
¿Qué nos haría pensar, sino la ideología, que el paisaje que estamos viendo no es artificial?
Únicamente optando por la comunión sagrada de ser Menonita, de pertenecer a Dios,
podríamos comprender este paisaje. Así entonces, la colonia se transformaría rica y fértil ante
nuestros ojos”.
María Pereira, noviembre, 2002.
Mantener la estructura socio-religiosa que los caracteriza los lleva, también, a ejercer una fuerte resistencia a
los cambios que se manifiesta especialmente en el accionar de los ministros y encargados del control de la
colonia quienes imponen reglas, velan por las conductas de las vidas privadas y el cumplimiento de los
preceptos bíblicos para facilitar el difícil camino hacia la salvación, el valor más preciado al que todos
aspiran; este proceso de resistencia presenta menor intensidad en los jóvenes y en aquellos colonos que por
sus actividades comerciales han establecido mayores vínculos con la comunidad receptora. Al respecto cabe
destacar que, en las últimas visitas a la colonia, fue posible detectar incipientes indicios de cambio,
principalmente en la vestimenta y en el equipamiento del hogar, situación de interés para considerar con la
finalidad de conocer si la incorporación sostenida de nuevos hábitos y prácticas llegará a generar
transformaciones en las estructuras socio-religiosas que los identifica.
Desde la perspectiva del paisaje, las estructuras de ocupación y uso del suelo establecen diferencias muy
marcadas entre los modelos de apropiación y utilización del territorio de ambas comunidades: el
agroexportador pampeano de Argentina y el conservador de la colonia menonita cuyos rasgos distintivos se
sintetizan en la Fig. 6.
9
Modelo Menonita
Modelo agropecuario tradicional
pampeano
•Producto de una lógica de mercado
capitalista y agroexportadora.
•Organización social y productiva
definida
por
pautas
religiosas
conservadoras.
•Patrón parcelario con múltiples
subdivisiones, de campos abiertos.
•Explotación intensiva y extensiva, con
mano de obra familiar y diversidad de
actividades: tambo, cultivo de cereales,
granjas.
•Industrias artesanales y pequeños
almacenes de ramos generales para el
abastecimiento de los colonos.
•Configuran una Asociación Civil con
propiedad privada familiar.
•Procesos de decisión: se radican en el
contexto de un proceso migratorio
permanente y son regidos por normas
acordes con preceptos religiosos,
tradiciones conservadoras y un sistema
de valores que desmitifica el progreso
como fin de la sociedad.
•Patrón espacial conformado por grandes
explotaciones.
•Predominio de cultivos extensivos de
cereales y ganadería de cría e invernada.
se inserta
en el
•Propiedad privada.
•Procesos de decisión: se radican por
herencia, lazos
familiares, economía y
están regidos por una orientación
especulativa “... con patrón general de
comportamiento racional que busca la
ganancia capitalista combinada con la
minimización de los riesgos” (Posada, 1995:
86-87).
•Incipiente turismo de estancias que se
incorpora a la oferta de los otros atractivos
de la zona como el monte natural de
caldenes, la laguna con propiedades
termales y curativas, entre otros.
•Se destaca una incipiente apertura a
recibir contingentes provenientes de
escuelas y de turistas que visitan la zona
y demuestran interés por esta cultura.
Figura 6. Comparación entre el modelo de producción y construcción de espacio agro-exportador
pampeano y el menonita
Reflexiones finales
Dentro del paisaje agroexportador tradicional pampeano en el departamento de Guatraché, la colonia
Menonita delimita una unidad paisajística –espacio concreto y singular–, conformando un sistema
geográfico materializado en un complejo conjunto de formas que no solamente se presenta como una
configuración espacial sino como una estructura territorial resultante de modos de ocupación, apropiación,
organización social y productiva y prácticas cotidianas signadas por la religión.
Estas unidades paisajísticas, que se reproducen de forma idéntica en todos los países y lugares de
asentamiento, constituyen territorios y territorialidades dentro de territorios pues tienen su propio gobierno,
sistema educativo, lenguaje, leyes y códigos de convivencia, de comportamiento (premios y castigos),
sistema económico interno y no adoptan los símbolos del país receptor. Sus límites espaciales, demarcados
sólo por el alambrado que señala el perímetro de la antigua estancia Remecó, son fáciles de transponer pues
cualquier persona puede ingresar a la colonia por las tranqueras de acceso que permanecen abiertas; sin
embargo, las fronteras culturales son casi infranqueables porque demarcan una inconfundible identidad
definida por la religión y una fuerte resistencia a los cambios debido a la convicción de mantenerse intactos,
según los preceptos bíblicos que les permitirá alcanzar la salvación.
Así, el proceso continúa; la necesidad de trabajar la tierra y la subdivisión por la formación de nuevos
matrimonios los obliga a buscar otros territorios. El día 1° de agosto de 2003 se firma un contrato por
compras de tierras en el área de Las Delicias, en la provincia de Santiago del Estero. Los señores Pedro Fehr
y Jacobo Loewen ya están trabajando allí, con sus herramientas realizan el trazado de las calles y la
subdivisión de los campos; otros colonos partieron para desmontar y perforar los pozos de agua, molinos y
bombas anuncian el principio de un nuevo desafío. En el mes de junio de 2004 se trasladaron las primeras
familias integradas por menonitas muy jóvenes, con sus hijos aún bebes, y así continua la diáspora
10
comenzada hace 500 años transportando estructuras socio-religiosas que, como islas o burbujas medievales,
se insertan en nuevos escenarios de acción.
Bibliografía
BUENO CONTI, José. “Os geografos e a paisagem”, en: [CD-rom], Actas del 8° Encuentro de Geógrafos de
América Latina. Eje Temático 3, Santiago de Chile, 2001.
CAÑAS BOTTOS, Lorenzo. “Entre la Tierra y el Cielo. Procesos de conformación de la identidad étnica
menonita”, en: GARRETA, Mariano y BELLELLI, Cristina (Comp.) La trama cultural. Textos de
antropología y arqueología, Buenos Aires: Caligraf, 1999, pp. 172-184.
CHAVEZ de FESTA, Elva. La colonización agrícola en La Pampa 1880-1940. Santa Rosa: FEP (Fondo
Editorial Pampeano), 1991.
DICCIONARIO COLLINS POCKET: alemán-español: español-alemán. México: Grijalbo, 1997.
Die bollftändigen Berfe. Menno Simmon's, überjekt aus der originalipradje, dem Solländifdjen, Notario:
Pathway, 1982.
DYCK, Cornelius J. (Edit.). An Introduction to Mennonite History. A Popular History of the Anabaptist and
the Mennonites. Scottdale (USA): Herald Press, 1984.
DYCK, I. Who and what is Canadá? Constructing cultural identities in health care research. Journal of
Historical Geography, Volume 27, Number 3, Academic Press, July 2001, 417-429 pp.
FLORES, Fabián C. “Identidad, espacio y religión. Una aproximación al proceso de construcción de la
identidad adventista (Puiggari, Entre Rios)”, en: Ciudad Arqueológica. Ciudad Virtual de Antropología y
Arqueología. Recursos de Investigación. El portal de Antropología en español. [En línea]. Equipo
NAyA/1996-2004.
http://www.naya.org.ar/congreso2002/ponencias/fabian_flores.htm, [Julio de 2004].
FLORES, Milagros. “Investigación participativa: inicios y desarrollos”, [En línea].
<http://www.uv.mx/iiesc/revista2/mili2.htm>. [6 de junio de 2004].
GAIGNARD, Romain. La Pampa Argentina. Ocupación-poblamiento-explotación. De la conquista a la
crisis mundial (1550-1930). Buenos Aires: Solar, 1989.
GARCÍA, Raúl O. Soy Cristiano, Evangélico, Anabautista... Una interpretación de la Reforma Religiosa
Radical del Siglo XVI. 28 ed., Bogotá: Centro Latinoamericano de Recursos Anabautistas, 1998.
GIL FILHO, Sylvia F. “Estructuras da territorialidade católica no Brasil: elementos para uma geografia do
Sagrado”, en: [CD-rom], UGI. Rio de Janeiro Conference. Historical Dimensions of the relationship between
space and culture. Paper Sessions 508. Space and religions, june 2003.
GÓMEZ MENDOZA, Josefina y otros, 1999. Los Paisajes de Madrid: Naturaleza y Medio Ambiente.
Madrid: Alianza-Fundación Caja Madrid.
GRIMSON, Alejandro. “Disputas sobre las fronteras. Introducción a la edición en español”, en:
MICHAELSEN, Scott y JOHNSON, David E. Teoría de la frontera. Los límites de la política cultural. Serie
Cultura, Barcelona: Gedisa, 2003, pp. 13-23.
GUATRACHÉ. [En línea]. <www.lapampa.gov.ar/municip/Guatrache.html>, 2004. [20 de junio de 2004].
11
I.G.M., Instituto Geográfico Militar, República Argentina, Cartas Topográficas, Escalas 1: 500.000 y 50.000,
Buenos Aires.
KONG, Lily. Mapping 'new' Geographies of Religion: politics and poetics in modernity. Progress in Human
Geography, 2001, vol. 25, Number 2, London: Arnold, pp. 211-233.
LOBATO CORRÊA, Roberto y ROSENDAHL, Zeny. Introdução a Geografia Cultural. Río de Janeiro:
Bertrand Brasil, 2003.
LOBATO CORRÊA, Roberto y ROSENDAHL, Zeny. Paisagem, tempo e cultura. 2ª ed., Geografia
Cultural, Río de Janeiro: edUER, 2004.
LOBATO CORRÊA, Roberto y ROSENDAHL, Zeny. Paisagens, textos e identidade. 2ª ed., Geografia
Cultural, Río de Janeiro: edUER, 2004.
MENNONITA PUBLISHING CO. Menno, Simon's. Michigan United States of America, 1982.
MICHAELSEN, Scott y JOHNSON, David E. Teoría de la frontera. Los límites de la política cultural. Serie
Cultura, Barcelona: Gedisa, 2003.
ORTEGA VALCÁRCEL, José. Los horizontes de la geografía. Teoría de la Geografía. Ariel Geografía,
Barcelona: Ariel, 2000.
OSLENDER, Ulrico, “Espacializando resistencia: perspectivas de “espacio” y “lugar” en las investigaciones
de movimientos sociales”, en: Cuadernos de geografía. [En línea]. Biblioteca Luis Ángel Arango: Blaa
digital: Biblioteca Virtual. Edición original: Santafé de Bogotá, Colombia: Departamento de Geografía.
Universidad
Nacional
de
Colombia
Ciudad
Universitaria,
1999,
VIII(1).
<http://www.lablaa.org/blaavirtual/geografia/osle/pres.htm>. [10 de mayo de 2005]. pp. 1-35.
OSLENDER, Ulrico, “Espacio, lugar, y movimientos sociales: hacia una “espacialidad de resistencia”“, en:
Scripta Nova. Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de
Barcelona, 2002, vol. VI, núm. 115,
<http:// www.ub.es/geocrit/sn/sn-115.htm>. [10 de abril de 2004].
PEREIRA dos SANTOS, Alberto. “Introdução à Geografia das religiões”, en: GEOUSP Espaço e Tempo.
[En línea]. São Paulo, 2002, N° 11, pp. 21-33.
<http://www.geografiafflch. usp.br/publicacoes/ Geousp/geouspl l.htm>. [10 de junio de 2004].
POSADA, Marcelo G. “Enfoque de sistemas y racionalidad de los productores. Situaciones de producción
específicas: El caso de los productores pampeanos. Análisis”, en: Realidad Económica, 1995, n° 133, julioagosto, Argentina: Universidad Nacional de Luján, FLACSO, pp. 74-99.
ROSENDAHL, Zeny. Hieropolis: o sagrado e o urbano. Geografía Cultural, Río de Janeiro: EdUERJ, 1999.
ROSENDAHL, Zeny. Espaço e religião: uma abordagem geografica. 2ª ed., Geografía Cultural, Río de
Janeiro: EdUERJ, 2002.
ROSENDAHL, Zeny. Espaço, cultura e religião: dimensões de análise. En: LOBATO CORRÊA, Roberto y
ROSENDAHL, Zeny. Introdução a Geografia Cultural. Río de Janeiro: Bertrand Brasil, 2003, pp. 187224.
ROSENDAHL, Zeny y LOBATO CORRÊA, Roberto. “A territorialidade da Igreja Católica no Brasil 1800 e
1930”, en [CD-rom]. UGI. Rio de Janeiro Conference. Historical Dimensions of the relationship between
space and culture. Paper Sessions 508. Space and religions, june 2003.
SANTARELLI, Silvia y CAMPOS, Marta Mabel. Corrientes epistemológicas, metodología y práctica en
Geografía. Propuestas para el estudio del espacio local. Bahía Blanca: Departamento de Geografía,
Editorial Universidad Nacional del Sur, ediUNS, 2002.
12
SANTARELLI Silvia, CAMPOS Marta y EBERLE Claudia, Religión, migraciones y paisaje: los Menonitas
en Guatraché. Una visión desde la Geografía. Bahía Blanca: Edición Universidad Nacional del Sur,
Departamento de Geografía y Turismo, 2004.
SANTOS, Milton. La naturaleza del espacio. Técnica y tiempo. Razón y emoción. Ariel Geografía,
Barcelona: Ariel, 2000.
SAUTU Ruth. Todo es teoría. Objetivos y métodos de investigación. Buenos Aires: Lumiere, 2003.
SHMITE, Stella Maris, “Procesos de construcción de la espacialidad social. Un marco teórico-metodológico
para el análisis del espacio rural de La Pampa, Argentina”, en: MEDUS, Norma Beatriz (Comp.) y otros, En
torno de lo rural... matices de la geografía. La Pampa: Universidad Nacional de La Pampa, Facultad de
Ciencias Humanas, Instituto de Geografía, 2003, pp. 35-46.
SOTELO NAVALPOTRO, José Antonio, “Paisaje, semiológica y análisis geográfico”, en: Anales de
Geografía de la Universidad Complutense, N° 11, Madrid: Departamento de Geografía Humana y Geografía
Física - Análisis geográfico regional. Facultad de Geografía e Historia. Servicio de publicaciones
Universidad Complutense, 1991, pp. 11-23.
TORRE, Renée de la. “El campo religioso, una herramienta de duda radical para combatir la creencia
radical”, en: Revista Universitaria de Guadalajara, Dossier, Pierre Bourdieu. Intelectual del siglo XX. [En
línea].
Guadalajara:
Universidad
de
Guadalajara,
2003.
<http://www.cge.udg.mx/revistaudg/rug24/bourdieu5. html>. [28 de mayo de 2003].
TOURAINE, Alain. ¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes. Sección de obras de Sociología, Buenos
Aires: Fondo de Cultura Económica, 1997, 335 pp.
TRIFONAS, Peter Pericles, Barthes y el imperio de los signos. Encuentros contemporáneos, Barcelona:
Gedisa, 2004.
ZECCHETTO, Victorino. La danza de los signos: nociones de semiótica general. Inclusiones: categorías,
Buenos Aires: La Crujía, 2003.
13

Documentos relacionados