Sin textil no hay recuperación

Transcripción

Sin textil no hay recuperación
7
24 DE SEPTIEMBRE DEL 2013
Sin textil
no hay
recuperación
El textil es un sector clave en el futuro, tanto para
equilibrar la balanza exterior como para generar
empleo. Si desarrolla políticas de apoyo real como las
puestas en marcha en el Reino Unido, España tiene
capacidad para aprovechar la oportunidad.
EL PERIÓDICO
E
l inicio del último cuatrimestre
del año se ha caracterizado por
un sentimiento contradictorio:
por un lado, la constatación de
que la enorme deuda externa total de España supera los 3,8 billones de euros, de los cuales
943.702 millones corresponden a la Deuda Pública (90,3% del PIB) y, a la vez, que los diversos escenarios dibujan una tasa de paro superior al 20% para
los próximos cuatro años. Y por otro, se ha dibujado una tenue luz de esperanza ante la mejora de los
indicadores macroeconómicos por el creciente dinamismo de la industria. Esta, a pesar de su pérdida de dimensión en los últimos cinco años y el menosprecio al que fue sometida en la última década
del pasado siglo, ha recuperado su rol motor para
la recuperación económica.
Este hecho queda evidenciado al constatar que
la industria aporta más del 90% de las ventas al exterior, que en el primer semestre del 2013 han alcanzado la cifra récord de 118.722 millones; y que
entre los años 2007 y 2012 las exportaciones de
productos manufacturados crecieron un 8,5%,
más del doble que en Italia (4%), y casi un 35% más
que el crecimiento de las francesas. Un dinamismo en el que participan casi 2,5 millones de trabajadores, de los que tres de cada cuatro tienen contrato indefinido, que impulsa el 47% de todo el I+D
que se ejecuta en el Estado español y ocupa el 38%
del personal investigador. Una actividad industrial significativa, entre la que destaca el sector textil, como lo demuestran los datos relativos al 2012
publicados recientemente por el Consejo Intertextil Español. Estos indican que existen 8.878 empresas, que ocupan a 136.000 personas, y que su cifra
de negocio alcanza los 10.825 millones.
Sin duda, la base textil de que dispone España, y
muy particularmente Catalunya, es significativa.
En concreto, Catalunya dispone de un tercio de las
empresas, que en el 2012 exportaron por un valor
de 3.820 millones. De este total, 1.494 los aportó la
industria textil de cabecera, y otros 2.326 la de vestuario. Una cifra que se aproxima al 30% del total
de las exportaciones textiles españolas. Una estructura textil que posiciona al sector para aprovechar
las oportunidades asociadas a los procesos de relocalización que se están produciendo en la Unión
Europea (UE), en el marco de la necesidad de potenciar la industria para la recuperación del crecimiento económico.
La fábrica del mundo se tambalea
Un proceso de reindustrialización en general, y
textil en particular, que surge como consecuencia, por un lado, de que en el último quinquenio
el paradigma de Asia, fábrica del mundo, ha empezado a tambalearse; del incremento de los costes
energéticos del transporte; y de los costes financieros de los productos manufacturados en tránsito.
Y por otro lado, a factores de personalización, a servicios de proximidad, al cambio de la cultura del
usar y tirar a la del conservar y reutilizar, y a la ines-
Antoni
GARRELL
Director general de la
Fundación para ESDi (URL)
Ingeniero industrial. Especialista
en innovación y competitividad
en el marco de la economía del
conocimiento. Vicepresidente de
la Fundació Gremi de Fabricants
de Sabadell.
tabilidad en amplias zonas del planeta. Sin duda,
el textil es un sector clave en el futuro, tanto para
equilibrar la balanza exterior como para generar
ocupación. España tiene capacidad para aprovechar la oportunidad si desarrolla políticas de apoyo real como las puestas en marcha en el Reino Unido. Asumiendo que sin industria textil no hay recuperación, el Reino Unido se ha propuesto crear
250.000 puestos de trabajo en este sector en un horizonte de cuatro años.
Reindustrializarse, y que el textil recupere terreno, obliga a actuar en una doble línea. En primer lugar, es preciso mejorar y garantizar la competitividad mediante la innovación, gracias al valor diferencial del diseño; también introduciendo
mejoras continuas en el proceso productivo y, así,
mejorar la productividad; y disponiendo de modelos organizativos más flexibles. En segundo lugar,
la mejora de la competitividad debe ir acompañada de la ampliación del espectro de productos. Para
ello es preciso prestar atención a los avances científicos y tecnológicos asociados a los nuevos materiales que abren nuevas posibilidades y aplicaciones a los productos textiles.
La actuación en las dos líneas anteriores, mejora de la competitividad e implantación de nuevos
productos, exige asumir que no existen sectores
maduros u obsoletos, solo empresas que ignoran
Conscientes del papel
tractor que tiene el
textil, las autoridades
británicas se han
propuesto crear
250.000 empleos
en el sector en un
horizonte de 4 años
los cambios y las oportunidades, y empresas que
saben utilizar las potencialidades derivadas de los
avances científicos y técnicos, y del poder innovador del diseño.
Para ello, las empresas textiles, caracterizadas
por tener un alto nivel de obsolescencia en sus productos, y por su dependencia de los estados emocionales y tendencias sociales que rigen el proceso de compra de los consumidores, precisan incorporar talento a su organización. Por consiguiente,
requieren diseñadores con capacidad de desarrollar productos diferenciales y vertebrar estructuras de observación y análisis de las tendencias socioculturales, extrayendo conocimiento mediante un proceso de escucha de los mercados y usando el
poder de internet en general, y de las redes sociales en particular. Y también necesitan disponer
de procesos de fabricación adaptativos a los ciclos
productivos, a las evoluciones de los mercados, y a
los requisitos de sus clientes. Un conjunto de medidas que deben ir acompañadas de actuaciones
para establecer alianzas de cooperación competitiva, a nivel vertical y transversal, con la finalidad
de incrementar su productividad y presencia en
los mercados globales.
Asumiendo la importancia de la industria, y sabiendo que es clave para crear empleo, y generar
recursos gracias a sus exportaciones, el textil debe, y puede, recuperar el papel tractor que le caracterizó durante décadas. Industrias, industriales y
profesionales no faltan, pero esa condición necesaria precisa también que la legislación se ajuste a
los requisitos específicos del sector. Especialmente, entendiendo su singularidad, que se incentive
la colaboración entre las empresas y la universidad para posibilitar la innovación y la competitividad mediante el uso simbiótico del progreso científico, las herramientas tecnológicas y el proceso
de diseño.

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