Los Bailes del Niño. (Tesis) - Amigos de la Historia Caudetana

Transcripción

Los Bailes del Niño. (Tesis) - Amigos de la Historia Caudetana
Isaac Ángel Domenech
ÍNDICE
Introducción.......................................................................................................................................3
Planteamiento inicial del trabajo: “Los Bailes del Niño”………………………………………4
Descripción de la talla del Niño Jesús………………………………………………………………….5
Roque López…………………………………………………………………………………………………….....6
Historia de la Iglesia de Santa Catalina de Caudete…………………………………………….8
Creación e historia de la Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús…………………..10
Fiestas en honor del Dulce Nombre de Jesús…………………………………………………....19
Indumentaria de los bailadores…………………………………………………………………………21
Danzas…………………………………………………………………………………………………………….…28
Música………………………………………………………………………………………………………………..30
Publicaciones…………………………………………………………………………………………………..…32
Agradecimientos……………………………………………………………………………………………..…33
Bibliografía…………………………………………………………………………………………………………34
Anexos…………………………………………………………………………………………………………..…36
2
INTRODUCCIÓN
El trabajo de campo que pretendemos exponer a continuación se centra
en el conocimiento de los bailes tradicionales del “Niño”.
Dicho trabajo que a continuación presento, se enmarca dentro del
proyecto de investigación realizado en la asignatura de Etnomusicología,
perteneciente a la Licenciatura de Historia y Ciencias de la Música.
Los objetivos que pretendemos conseguir son analizar la talla del Niño a
rasgos generales, para tener unos conocimientos básicos sobre ella; conocer al
escultor; estudiar la Iglesia de Santa Catalina, en cuya sacristía se ubica dicha
talla; investigar la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús y su evolución a lo largo
de la historia, ya que es la que organiza estas fiestas tradicionales; explicar las
fiestas en honor del Dulce Nombre de Jesús; indagar acerca de la indumentaria
de los bailadores; analizar los bailes así como algunas de las composiciones
musicales que se han compuesto para dichos bailes.
Para conseguir estos objetivos nos informaremos en primer lugar,
bibliográficamente y a través de diversas publicaciones para tratar las
cuestiones
históricas
y
biográficas.
Posteriormente
realizaremos
varias
entrevistas a personas vinculadas a la fiesta de los bailes del Niño, así como una
grabación de los Bailes del Niño de esta fiesta popular. Finalmente recogeremos
todos los datos obtenidos en el presente trabajo.
3
PLANTEAMIENTO INICIAL DEL TRABAJO:
“LOS BAILES DEL NIÑO”
-
Descripción de la talla del Niño.
-
Investigar sobre el autor de la escultura.
-
Iglesia de Santa Catalina.
-
Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús.
-
Fiestas en Honor del Dulce Nombre de Jesús.
-
Indumentaria de los bailadores.
-
Danzas.
-
Música.
-
Publicaciones.
-
Grabación de los diferentes actos conmemorativos en honor al Niño.
-
Agradecimientos.
-
Bibliografía.
-
Anexos.
4
DESCRIPCIÓN DE LA TALLA DEL NIÑO
Datos administrativos: Iglesia de Santa
Catalina V. y M. (Sacristía).
Datos técnicos:
Cronología: la primera imagen data del siglo
XVI; la segunda, siglo XVIII.
Autor: la primera imagen es de autor
desconocido. La segunda es atribuida a
Roque López.
Estado de conservación: bueno. Ha sido
limpiado recientemente y restauradas las
manos.
Material: talla en madera policromada.
Análisis Artístico: Representación del Niño Jesús de pequeñas dimensiones.
Aparece representado en actitud de bendición, desnudo, con el popular paño
de pureza. Aunque posteriormente la talla fue vestida con una sencilla túnica
blanca con flecos dorados y motivos florales. Destaca el naturalismo de la cara,
con pelo rizado, dibujo de pestañas, leve coloreado de mejillas y boca entre
abierta dando sensación de dulzura y serenidad. La cabeza aparece coronada
por una aureola dorada formada por tres haces de rayas dispuestas en cruz.
Historia: La talla pertenece a la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, fundada
en 1576. A finales del siglo XVI, y tras varias revueltas moriscas en la localidad, la
Diócesis de Orihuela, a la que Caudete pertenecía desde 1565, decide reforzar la
estructura eclesiástica de la zona. Así, surge dicha cofradía con el fin de ensalzar
en la localidad las celebraciones navideñas. La imagen quizás era sacada en
5
procesión el día de año nuevo hasta el siglo XVIII, en que sería sustituida por
otra talla de mayores dimensiones del escultor Roque López, discípulo de
Salzillo. Actualmente es mostrada al público el día de Nochebuena en el altar de
la misma iglesia que lo conserva.
ROQUE LÓPEZ (Santomera 1747 - Murcia 1811)
Roque López fue el principal discípulo del escultor barroco Francisco
Salzillo, quien encontraría en las magníficas tallas de Roque unas dignas
sucesoras de las suyas.
La producción artística de Roque López se caracteriza por la cantidad y la
calidad de sus piezas, elaborando las obras con una técnica en la que se
concitan la pasión y el sentimiento como manifestaciones de la profunda vida
interior por la que se caracterizaban sus personajes.
Tras una vida marcada por la influencia de su maestro y por la trágica
pérdida de su mujer, Roque López siguió tallando hasta el mismo día de su
muerte, realizando durante su vida cerca de 500 esculturas para satisfacer
encargos provenientes de toda España.
Infancia e inicios en la escultura
Roque López Duarte Máyquez nació en Santomera el 12 de agosto de
1747. Su nacimiento en dicha ciudad fue casual, pues sus padres, José y Juana
López, vivían en la Era Alta de Murcia. Cuatro días después de su nacimiento
Roque López fue bautizado en la Iglesia de Santa María en Murcia.
Roque López entró muy joven a trabajar en el taller del genial escultor
murciano Francisco Salzillo. Aún no había cumplido los 18 años cuando su
padre firmó su contrato por 8 años. Con él, se convertiría Roque López en el
gran escultor que llenaría de hermosas tallas las iglesias, conventos y casas
6
particulares de Murcia y alrededores desde finales del siglo XVIII hasta
principios del XIX.
Su vida en el taller de Salzillo
Las obligaciones por parte del maestro serían las de alimentarlo, vestirlo
decentemente, ofrecerle buen trato, casa, cama y no ocultarle cosa alguna de su
arte. La vida en la ciudad para Roque resultaría muy distinta a la de la barraca
de la Era Alta donde había vivido sus primeros años.
Cinco meses después de haberlo contratado, Salzillo ya habla en su
testamento de Roque López como oficial, legándole sus propias herramientas
de trabajo.
Con Francisco Salzillo aprendería Roque López las claves de las esculturas
barrocas, los conocimientos bíblicos necesarios para representar las imágenes
religiosas, así como las obras y los artistas más importantes de la historia del
Arte. Tanto aprendería de su maestro, que en algunas de las obras comenzadas
por Salzillo y concluidas por Roque López a la muerte de éste, no se puede
apreciar el cambio de mano en la talla.
Tal fue la fama de Roque, que recibiría encargos prácticamente de todos
los municipios de la Región.
Creó cerca de 500 esculturas en 28 años
Desde el año en el que murió Francisco Salzillo, hasta el año de su ocaso
propio, Roque López realizaría cerca de medio millar de esculturas, la mayoría
de bulto redondo.
En el año 1807 la muerte sorprende a Lucía, la mujer de Roque. El hijo de
ambos, José, marcharía entonces a vivir con su mujer y su hija María a casa de
Roque, para ayudar al escultor tanto en la casa como en el trabajo, ya que José
era oficial del escultor.
Cuatro años después de la muerte de su esposa, fallecería en Mula Roque
López.
7
En su taller se encontró un cuaderno en el que aparecían todas las
esculturas que había realizado desde la muerte de su maestro Salzillo en 1783.
El cuaderno rezaba en su portada: “Memoria de las hechuras que he fabricado
en el año 1783”. En este cuaderno se recogen 470 esculturas, casi todas
religiosas, sus tamaños, descripción, lugar para el que fue realizada y precio en
reales de vellón que cobró por cada una de ellas.
IGLESIA
PARROQUIAL
DE
SANTA
CATALINA
EN
CAUDETE
(ALBACETE)
Datos técnicos:
Cronología: siglo XIV-XVIII.
Estado de conservación: bueno.
Descripción: Iglesia de planta de cruz latina, con una sola nave y a cada lado, a
menor altura, una serie de capillas laterales comunicadas entre sí a modo de
naves laterales. Existe además la capilla de la Comunión de construcción
posterior. Se distinguen dos etapas y estilos diferenciados, uno gótico tardíorenacentista y otro barroco. La nave está cubierta interiormente por cinco
tramas de bóvedas estrelladas en estilo gótico catalán desde los pies al crucero.
Encima de éste se levanta la cúpula realzada sobre tambor y sustentada por
pechinas. Las cubiertas son de teja curva y en general a dos aguas, mientras que
las tejas de la cúpula están variadas en azul y blanco, como es característico en
esta región. A los pies de la iglesia se sitúa el coro sobre arco rebajado y la
portada principal de vano rectangular. Existe otra portada lateral que da acceso
a la capilla de la Comunión. Los brazos del crucero llevan bóvedas vaídas y las
de las capillas laterales de arista. En cuanto a la cabecera hay que decir que es
plana y tiene planta rectangular y está cubierta por bóveda vaída.
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El coro descansa en semicolumnas de capitel similar al toscano, que se
encuentran adosadas a los machones. La bóveda es de crucería con pinjantes en
el cruce de los nervios. Lleva balaustrada de piedra y una ventana en la parte
superior del muro que cierra la nave.
La construcción exterior está realizada con mampostería y esquinales,
recercados, cornisa y cuerpo de la torre de sillería.
El acceso de la fachada principal es rectangular. La puerta está recercada,
y sobre la parte superior corre una especie de cornisa y un friso rectangular liso,
sobre este se encuentra un escudo papal representando en relieve la mitra y las
dos llaves, y rodeado por un lambrequín.
La fachada esta rematada por un frontón mixtilíneo, integrada se
encuentra la torre, fechada en 1499, de planta cuadrada formada por tres
cuerpos de tamaño desigual, separados por líneas de impostas y coronada por
chapitel barroco.
IGLESIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE (ALBACETE)
9
Historia: el reino de Tadmir, el Marquesado de Villena, los reinos de
Valencia y Murcia, los de Aragón y Castilla, han dejado su huella en Caudete.
Su emplazamiento corresponde a lo que fue la antigua mezquita mayor
de la villa durante la dominación musulmana. El edificio es resultado de
diferentes procesos constructivos, por la extensión de su obra en el tiempo. La
iglesia es parroquial y fue anteriormente arciprestazgo, como indica el escudo
papal ubicado en la parte superior de la puerta. En su interior, donde desde
1752 se ubica la capilla de la Comunión, se encontraba el camposanto del
municipio hasta su mudanza al castillo en el siglo XVIII. Cuenta con un rico y
bien conservado archivo parroquial desde mediados del siglo XV.
CREACIÓN E HISTORIA DE LA COFRADÍA DEL DULCÍSIMO NOMBRE
DE JESÚS
La advocación del Dulcísimo Nombre de Jesús se inicia en el último tercio
del siglo XVI. Fue a partir del concilio de Trento (1545-1564) cuando se le da
importancia a la veneración de las imágenes. Comienza así una nueva
religiosidad más interiorizada y espiritual y se insiste en la meditación sobre la
figura de Cristo. Su espiritualidad y su humanidad. Fuente de donde se alimenta
la devoción al Niño Jesús y su Dulcísimo Nombre.
La Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús nace fuertemente
vinculada al templo parroquial de Santa Catalina, en cuyo pórtico o sacristía se
reunían cuantos hombres y mujeres libremente querían ser cofrades (práctica
que se remonta al siglo XIV). De estas reuniones que solían hacerse en la fecha
más cercana a la festividad de Santa Catalina saldría un acuerdo de constitución
y se redactarían las reglas que regirían a la hermandad. Éstas quedarían
reflejadas en el Libro Primero de la Cofradía, hoy desaparecido.
En tanto que organización dependiente de la parroquia en que radica, los
objetivos principales de la Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús
10
aparecen claros. Ante todo, su instituto procuraba la formación y promoción del
laicado: celebrar actos solemnes de la vida de los cofrades y de sus
descendientes (bodas, profesiones religiosas, funerales, misas por las almas del
purgatorio); mantener o restablecer la paz entre los cofrades o los enemistados.
También contemplaba la posibilidad de visitar, consolar y socorrer a los
cofrades enfermos, encarcelados o con dificultades económicas, a las viudas de
los hermanos que no se han vuelto a casar y a sus hijos; participar en la
manutención de los pobres de la parroquia; y sobre todo no blasfemar, así
como asistir a la misa que todos los segundos domingos de mes se cantaba en
la “Capilla del Niño”. Se admitía siempre a las mujeres en el seno de esta
cofradía parroquial, con las mismas condiciones y obligaciones que los
hombres, no por privilegio de sexo, sino por dar derecho únicamente a lo
espiritual.
En la actualidad no resulta tarea sencilla precisar el carácter que pudiera
haber tenido el instituto específico de la Venerable Cofradía del Dulcísimo
Nombre de Jesús. A pesar de la relativa riqueza de los testimonios ahora
examinados, su cronología es desoladoramente tardía teniendo en cuenta los
indicios y aun las referencias aisladas que tenemos sobre la presumible
antigüedad, quinientista muy probablemente de la hermandad. Por otra parte,
algunos autores que han tratado sobre el tema de la fundación sostienen que
fue el P. Fr. Diego de Vitoria1 en persona quien mandó que la villa de Caudete
fuera incluida en su “programa de fundaciones de la Cofradía del Dulce Nombre
de Jesús”. A la vista de los nuevos datos que pueden aportarse, parece
indudable que la congregación comenzó a tener presencia relevante en la
localidad desde el último tercio del siglo XVI.
1
Fray Diego de Vitoria profesó en el Convento de Predicadores de Burgos. Al parecer, fue uno
de los mayores enemigos del erasmismo en España, y el propio Erasmo le atribuye un papel
importante en las persecuciones de que se hizo objeto a su doctrina. Entre los escritos del P.
Diego de Vitoria destacan “Regula et ordinationes confraternitatum nominis Dei” y “Tractatulum
quibusnam conditionibus juramentum constare debet”.
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Es lástima que la documentación conservada en el Archivo parroquial
presente abundantes lagunas en la etapa que corresponde a los siglos XVI y
XVII; sin embargo, se cree que la celebración festiva de la Circuncisión del Señor,
si entonces era uno de los cometidos piadosos básicos de la Congregación del
Santísimo Nombre de Jesús, pudo conservarse en la localidad merced a la
coincidencia en ese tiempo de varias circunstancias que concitaban el concurso
y la participación general de los vecinos.
Está bien documentado desde la década de los años setenta del siglo XVI
que la noche del 24 al 25 de diciembre, seguramente después de los fastos
litúrgicos de la llamada Misa del gallo, para conmemorar el Nacimiento de
Jesús, era usual que se celebraran a la puerta del templo parroquial luminarias,
también acompañadas por el disparo de morteretes o toques de cajas, pífanos y
tambores, que solían dar ocasión, junto a otras manifestaciones, a bailes y/o
cantos populares espontáneos o apenas reglados, en señal de fiesta y regocijo
públicos. Asimismo, a tenor de la información documental que hemos
manejado, parece probable que tuviera lugar algún tipo de auto, farsa o
representación dramática tradicional dentro del templo parroquial2 en las fiestas
de Navidad o de Epifanía, escenificación que llegó a ser muy popular en el reino
de Valencia durante todo el Siglo de Oro3.
Igualmente desde finales del siglo XV comenzaron a constituirse en la
localidad cofradías de ánimas para el culto de los difuntos y las ánimas benditas
del Purgatorio. Sabemos que estas cofradías para sufragar los gastos del culto,
solían organizar en las vísperas o en el día de la festividad, bailes de carácter
público en que tenían especial protagonismo hombres y mujeres solteros. Al
2
El día 1 de mayo de 1593 en la contabilidad del fabriquero Antón Benito, que rinde cuentas
ante el rector y vicario foráneo monseñor Francès Parras, los jurados de la Villa y el nuevo
fabriquero Cosme Martínez, se reseñan 13 sueldos por “gastos de hostias, poner el palio y hacer
el tablado para una representación” (CAU-54: 192r).
3
A pesar que la información bibliográfica a este respecto es muy extensa, aún puede leerse con
provecho, entre otros, los libros de Henri Mérimée (1913:15-20) y Bruce W. Wardopper (1967).
Para el estudio del desarrollo del drama litúrgico español, vid. Richard B. Donovan (1958),
Fernando Lázaro Carreter (1958), H. López Morales (1968) y Alfredo Hermenegildo (1975).
12
cesar la música compuesta para una dulzaina y un tambor, era práctica común
que fueran rifados los abrazos; esto es que un joven ofreciera una cantidad de
dinero a los administradores de la hermandad para que determinada muchacha
no danzara con su pareja y sí con el interpelante o con otro de la reunión; a su
vez, éste podía ofrecer una suma mayor de dinero para evitarlo.
Aunque no es seguro que haya relación con los bailes que organizaba la
Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, sí que reconocemos este sistema en la
puja actual. Pudiera ser por tanto un principio de los actuales bailes de puja que
se explicarán más adelante.
En los siglos siguientes la Cofradía intentó para sufragar gastos, organizar
bailes y danzas profanas en lugares públicos, cosa que provocó la oposición de
las autoridades eclesiásticas, que terminaron prohibiéndolos bajo pena de
excomunión4.
También pudieron influir en estas prohibiciones los agentes atmosféricos
y las calamidades públicas (sequias, pestes, malas cosechas, lutos oficiales, etc.)
que ocurrieron en esta centuria y que influirían en que estas fechas se realizaran
de manera sencilla e incluso sin salir del templo.
4
Edicto general publicado el 12 de Marzo de 1739. Don Juan Elías
Gómez de Terán, Obispo de Orihuela. Vedaré el velar a los niños difuntos
por los abusos, sopena de excomunión y otras. Al y porque estamos
informados que con pretexto de velar a los niños se hacen bailes entre
hombres y mujeres pasando la noche en ellos y en otras algazaras juegos
y cantares y otras diversiones, que alejándose de la compostura y
modestia cristiana sirven de Espiritual ruina y son motivo de muchas
ofensas a Dios Nuestro Señor, ordenamos y mandamos a todos nuestros
diocesanos que en virtud de Santa obediencia y sopena de excomunión
Mayor se abstengan de hacer en semejantes ocasiones bailes y
diversiones con apercibimiento que contra las transgresiones de este
nuestro mandato procederemos a la declaración de las causas y a la
imposición de otras penas hasta el condigno castigo y extirpación de tan
insolente abuso. Archivo Parroquial. Tomo 67. Folio 12
13
Siglo XIX
De acuerdo con una anotación inicial en Libro Segundo de la Venerable
Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús, único conservado en el Archivo
parroquial, la cofradía contaba en 1824 con un organigrama perfectamente
delimitado de cargos.
En términos generales cabe afirmar que la Venerable Cofradía del
Dulcísimo Nombre de Jesús, en el primer tercio del siglo XIX, perfila su definitivo
carácter,-condición que no perderá hasta las modificaciones que se producirán
en 1876, cuando la hermandad tratará de modernizar su estructura organizativa
según los nuevos gustos de la época. A la vez, la festividad se populariza a
través de ceremonias cada vez más secularizadas, pero sin dejar por ello de ser,
en ningún momento, una congregación que cumple finalidades religiosas de
culto profundamente sentidas por sus miembros.
A finales del siglo XIX aumenta la participación del pueblo en los festejos
promovidos por la Hermandad; atrás quedaban momentos nefastos de
enfermedades como el cólera (1885) que afecto mucho a la población.
Se impone un nuevo carácter que pretende imprimir música, atavíos y
bailes que se independizan de las funciones litúrgicas tradicionales. Éstas
continuaron celebrándose como siempre. Además de las misas votivas por los
difuntos se celebraban dos misas mayores, una en Nochebuena y otra en Año
Nuevo. También se hacía la novena en Santa Catalina y el sermón en el día de la
Circuncisión del Señor.
En la misa de Año Nuevo era común que asistiera una orquesta (cuerda y
viento) así como en la solemne procesión del Niño Jesús.
También la venerable cofradía adoptó en 1876 la costumbre de contratar
para el pasacalles del 1 de enero una “estudiantina o rondalla”5 que recorría por
las mañanas las calles de la población tocando instrumentos de cuerda, al
5
La estudiantina, compuesta generalmente sólo por instrumentos de cuerda, demostró pronto
ser un eficaz medio por el que la Venerable Cofradía logró aumentar los ingresos por limosnas
con cargo a sufragar una parte de las fiestas de Navidad.
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tiempo que los mayordomos y cofrades solicitaban limosna al público asistente
para sufragar los gastos de la festividad.
Años después (1888-1889) aparece la banda de música (orquesta) que
suplirá a la estudiantina. Ésta resultó ser el paso intermedio entre el dulzainero y
la banda de música que se convertirá en un elemento sustancial en la
celebración.
El dulzainero o chirimitero actuaba en las funciones de baile de danza
con que la Cofradía solía solemnizar en la Plaza Mayor, durante los días de
Navidad a la advocación del Dulce Nombre de Jesús. Este dulzainero se
contrataba por 7 días y sus interpretaciones se realizaban todas las tardes, hasta
el mismo día de Reyes. Solía iniciar sus toques en la tarde de víspera de Año
Nuevo prolongándolo hasta la mañana de la jornada festiva. Se formaba un
lúcido cortejo que iniciaba la marcha popular por las vías de la población: Plaza
del Carmen, Nueva y Plaza Mayor (hoy Plaza de la Iglesia). Entretanto el
chirimitero interpretaba melodías populares ante el vecindario congregado, lo
que solía dar lugar a que se formasen parejas espontáneas de baile. Los
mayordomos y cofrades se embolsaban los ochavos de la venta de tallas,
estampas, escapularios y medallitas bendecidas. En la tarde de la víspera de la
Circuncisión, los mayordomos acompañados de numerosos cofrades y el mismo
dulzainero, se dirigían a la Plaza de la Iglesia para dar comienzo a los bailes de
danzas que acababan con el toque de la campana mayor para la novena.
En la mañana del día de Año Nuevo, una vez realizado el pasacalles y
celebrada la Misa Mayor propia de la festividad con la asistencia de la banda de
música, el dulzainero hace sonar nuevamente su instrumento, mientras que
mayordomos y cofrades instaban a los circunstantes a que tomaran parte en la
procesión que tendría lugar por la tarde.
Las melodías musicales que interpretaba el dulzainero apenas diferían de
las actuales. Desde el punto de vista musicológico, la melodía de La Danza de
Reyes se correspondía con una pieza datable en el siglo XVIII. En la actualidad
presenta cuatro tiempos. En sus tres primeras la melodía está compuesta por
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una mudanza de jota, mientras que la cuarta, popularmente llamada “taritaitero”
es un añadido del siglo XIX que pertenece a un ritmo de bolero que se
introduce en este momento en los bailes de danza. Otras piezas musicales
netamente decimonónicas que se incorporan al repertorio del dulzainero, serán
una serie de ritmos de jota, que, en la tradición local, se conocen como jota
núm. 1, jota núm. 2 y jota núm. 3, y el llamado fandango de la Plaza. Por su
parte, las parrandas se corresponden con melodías de seguidillas cuya datación
es problemática, por cuanto se encuentran incorporados sus ritmos a
estructuras melódicas populares tanto en el siglo XVIII como en el XIX.
Asimismo, ya a principios del siglo XX a los ritmos tradicionales de los bailes de
danzas se yuxtaponen melodías de malagueñas, sevillanas (copla y mudanza de
“La Aurelia”). Al mismo tiempo, existen testimonios orales de que también eran
interpretados tanto en los bailes de la Plaza como en los salones privados de la
localidad, numerosas melodías de compás binario que se pusieron de moda en
la época (valses, polcas y mazurcas, entre otras). Por último, sabemos que
después de la Guerra Civil los diferentes reinados pusieron de moda la
interpretación de piezas musicales con ritmo de vals y mudanza de jota. Así se
bailaba el llamado “Vals de San Antón” y adaptaciones de música instrumental
como la titulada “Los Alegres Monigotes”; en origen, la mudanza de esta pieza
era un baile de parejas que se agarraban.
Siglo XX
En 1915 se hacen bailes por primera vez en un edificio interior habilitado
como escenario. Se eligió el “Teatro Calderón” y se realizaron dos noches de
baile. Este sería el comienzo de los bailes de puja.
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A principios del siglo XX durante los años 1918 y 1919 debido a la
epidemia de gripe6 que causó en Caudete más de 400 muertos, no se
celebraron los actos que organizaba la Cofradía.
Los primeros años veinte fueron tiempos de profundos cambios en los
festejos que organizaba la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. Las actividades
públicas se concentraron en tres días, las principales del ciclo Navideño:
Nochebuena, Año Nuevo y Reyes.
La Junta Directiva de la Cofradía pretende alcanzar una mayor
participación de las clases populares en las fiestas de Navidad, que se
convierten por derecho propio en los festejos representativos del ciclo invernal.
Podemos distinguir los conceptos: baile, baile de danza y baile de puja.
El baile se podía realizar en cualquier momento del año en que se
producía la ocasión de fiesta espontánea, después de las jornadas de labor, en
reuniones de amigos, etc. La gente se mueve en parejas, trabados libremente,
como sabían. Solían vestir a la usanza del tiempo, sin la rigurosidad de los
danzantes.
Los bailes de danza son de naturaleza más ritual. Tienen una finalidad
definida y un sentido simbólico, concreto, pues forman parte de un acto
religioso votivo. De ahí que se hayan de realizar dentro de un calendario festivo,
previamente establecido por una tradición donde se incluye como elemento
singularizador, dado que refuerzan el simbolismo que se pretende representar
en la festividad litúrgica. Suelen mantener una coreografía específica que los
danzantes se esfuerzan en realizar. Están organizadas por una Cofradía o
hermandad y llevan un traje especial para la ocasión.
Los bailes de puja, presentan las mismas características que los otros, con
la particularidad de que para participar en ellos, los organizadores debían
subastar al mejor postor el derecho de baile con la pareja preferida, o con el
“Rey” o la “Reina” de los festejos que se promocionaban.
6
Algunos datos de interés sobre la incidencia de la epidemia de gripe en la localidad, pueden
apreciarse en el artículo de A. Bañón R. (1984: s.p.).
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En el año 1922 se organizaron tres reinados, la banda de música cuyo
director era D. Francisco Serrano Sánchez, tocó los tres días de reinados y los
bailes de puja correspondientes en el teatro Calderón. Ese año no se hicieron
bailes en la Plaza por reservarse para los bailes de puja.
El año siguiente fue el de mayor expresión festiva. Se volvieron a hacer
los “Bailes de Danza” en la Plaza Mayor y los “Bailes de Puja” en el Teatro
Calderón. Los reinados fueron acompañados por la Banda de Música que
interpretó las piezas musicales. El dulzainero seguía contratado para hacer
pasacalles por el pueblo todas las mañanas festivas. Esto daba ocasión a que los
vecinos salieran a la calle y recorrieran las vías públicas acompañando a
cofrades y mayordomos. Durante el recorrido se improvisaban tumultuosos
bailes populares en los mismos lugares que se celebraban las danzas al Niño
pero de una manera más informal y de menor duración.
A partir del 1925 y hasta el inicio de la Guerra Civil, la fiesta sufre un
cambio. Los bailes se hacen en la Plaza Mayor y se vuelven a las formas
tradicionales y sencillas. Se suprime el dulzainero y ya será la Banda de música
municipal, la que se haga cargo de todo hasta nuestros días. También se
suprimieron los bailes de puja por no ser efectivos económicamente.
Durante los años de la Segunda República la Cofradía anduvo con
pérdidas en los actos, debido a la crisis financiera que afectó a mucha gente de
Caudete. El cambio de régimen no afectó a la celebración de la festividad
tradicional pero si cambió el nombre. En vez de llamarse “baile de danzas” se
llamó “fiesta popular”.
La festividad en Honor al Niño Jesús y a su Dulcísimo Nombre se celebró
por última vez en Diciembre de 1.935, pocos meses antes de la guerra civil.
Después de la guerra en el año 1.939-40, se volvieron a celebrar las fiestas en
Honor al Niño Jesús y la Cofradía volvió a preparar los eventos para esos días.
En 1.953-54 participó por primera vez un reinado infantil y se decidió que su día
de baile fuera el 25 de Diciembre, día de Navidad. Como el reinado infantil no
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tenía noche de puja le invitó a celebrarlo el primer día de puja con los Reyes de
ese día.
En la actualidad se siguen manteniendo todos los actos religiosos como
profanos. En lo religioso las celebraciones litúrgicas de Nochebuena, Navidad,
Año Nuevo, Reyes, Novena, Procesión. En lo profano se mantiene el baile
intacto, con alguna variante muy pequeña. Se mantiene la Danza de Reyes al
comenzar y terminar el baile. Las demás piezas que se bailan proceden como
hemos visto de siglos atrás y alguna composición del siglo XX. El cobro de los
chavitos en la Plaza y la subasta en la puja, se sigue haciendo igual.
El traje o vestimenta también se mantiene en la actualidad. En diversas
épocas se ha llevado la falda más larga o más corta pero no ha cambiado en lo
esencial que es, un buen mantón de manila y unas faldas rodadas. Sin olvidar la
teja y las postizas (castañuelas).
Durante todos estos años desde la guerra civil hasta hoy, la fiesta ha
tenido sus altibajos, pero hoy día se encuentra en un momento álgido y la
gente participa en los actos de baile de una manera desmesurada.
FIESTAS EN HONOR DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS
El día 25 de diciembre (Día de Navidad), tiene lugar el Reinado Infantil de
los Bailes del Niño. A las 16 horas se inicia el pasacalles desde el domicilio de la
Reina Infantil. A las 16.30 horas comienzan los Bailes en la Plaza de la Iglesia.
Desde el día 26 de diciembre hasta el 3 de enero, se desarrolla el
Novenario en honor del Dulce Nombre de Jesús, en la Parroquia de Santa
Catalina, comenzando a las 19.30 horas con los siguientes actos: Rezo del Santo
Rosario, Novena y Celebración de la Eucaristía.
El día 1 de enero (Día de Año Nuevo), las Reinas y Reyes, y la Junta
Directiva de la Cofradía, acompañan al M.I. Ayuntamiento a las 12 horas a la
tradicional Misa de Año Nuevo que se celebra en la Parroquia de Santa Catalina.
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Antes del ofertorio los tres Reinados le bailan al Niño tres “jotas” de los bailes. A
continuación los Reinados realizan la ofrenda de la Eucaristía.
A las 17.30 horas y desde la Parroquia de Santa Catalina, comienza la
tradicional procesión con la imagen del “Dulce Nombre de Jesús”. Las Reinas y
los Reyes, acompañados de parejas de bailadores, van bailando delante de la
Imagen del Niño durante todo el recorrido al son de jotas.
El domingo más próximo al día de Reyes (6 de enero), tiene lugar el
Reinado del Primer Día de los Bailes del Niño. A las 16 horas se inicia el
pasacalles desde el domicilio de la Reina hasta la Plaza de la Iglesia, donde
comienzan los tradicionales Bailes.
Ese mismo día por la noche se realiza el Primer Baile de Puja de los Bailes
del Niño en el Local Municipal. Asisten a este acto las Autoridades Locales y la
Junta Directiva de la Cofradía.
En primer lugar aparecen en el escenario los Reyes Infantiles al son de la
Marcha Real. Seguidamente se personan en el escenario los Reyes del Segundo
Día al son de una jota. Por último, aparecen los Reyes del Primer Día con los
acordes de la Marcha Real. A continuación los Reyes bailan las tradicionales
Danzas de Reyes. Para finalizar, el Sr. Alcalde, el Sr. Juez y el Sr. Presidente de la
Cofradía bailan con las Reinas el protocolo de Autoridades.
A continuación, como es costumbre, se realiza el homenaje a las parejas
que fueron Reyes hace 50 años. Una vez homenajeados comienza el Baile de
Puja, siendo los chavitos adjudicados por el sistema de subasta. Este acto
finaliza con el baile de las Danzas de Reyes por parte de los tres Reinados.
El Día de Reyes (6 de Enero) tiene lugar el Reinado del Segundo Día. A las
16 horas da comienzo el pasacalles desde el domicilio de la Reina hasta la Plaza
de la Iglesia, donde se inician los tradicionales Bailes. Este mismo día se celebra
el Segundo Baile de Puja, donde se realiza el homenaje a las parejas que fueron
Reyes hace 25 años. El resto del acto es igual al que se realiza el domingo
anterior. Con este acto finalizan las fiestas en honor del Dulce Nombre de Jesús.
20
La parte musical de los Bailes del Niño es interpretada por la Banda
Unión Musical de Caudete.
INDUMENTARIA DE LOS BAILADORES
Comprender cuál es la trayectoria de la indumentaria tradicional popular
o “traje típico” de Caudete no es una tarea sencilla. Hasta mediados del siglo
XIX la aristocracia practica con preferencia y mediante toda clase de signos
externos el arte de la ostentación. En primer lugar con una auténtica profusión
de alhajas: brazaletes y collares de oro, plata, coral o azabaches. Y también
sortijas engarzadas con piedras preciosas (ágatas, esmeraldas, rubíes, zafiros),
rosarios de oro o de cuarzo, camafeos, medallones, cadenas, etc. Y en segundo
lugar, mediante la ostentación en el atavío: lujosas telas de terciopelo, de seda,
de raso y de tafetán, amén de todo un surtido de sayas y jubones; colores
llamativos que abarcan desde el blanco al negro, pasando por todas las
tonalidades: pardo, amarillo, carmesí, etc.; constante renovación de la moda,
sobre todo la femenina, que obliga a confeccionar prendas de alto precio, sobre
todo si se han tejido con damasco o con terciopelo de seda.
En la medida de sus posibilidades, las clases populares (el artesanado y
hasta los labradores) se esforzaron por imitar tales modelos. Y así las mujeres o
las hijas de un zapatero, de un pasamanero o de un sastre, pongamos por caso,
siguieron conservando la afición a exhibir lindas alhajas o los más bellos atavíos
en las fiestas de su lugar de residencia que constituían una envidiable ocasión
para satisfacer el exhibicionismo y la ostentación.
Sin embargo, la naciente sociedad industrial se esforzó con tenacidad en
acabar con tales actitudes y comportamientos. De un lado, los nuevos telares
mecánicos
permitieron
obtener
telas
manufacturadas
más
diversas
y
económicas, y de otro, consiguieron que los atavíos, en términos generales,
produjeran cierto proceso de uniformidad en los gustos de los compradores y
21
que fueran objeto de mercadería corriente y por consiguiente, que su
sustitución dependiera aún más de los dictados de la moda.
Hoy es común afirmar que cada núcleo de población se identifica por el
uso exclusivo de un único “traje típico”; esto históricamente no fue así y supone
ignorar la auténtica complejidad del fenómeno del indumento tradicional. Y es
que la elección del vestuario no resultaba azarosa. Para cada circunstancia
concreta de la vida existía una indumentaria específica que venía impuesta entre otras variables- tanto por la producción de materias primas de la localidad
o la comarca, como por la industria de transformación de las manufacturas allí
radicadas y que condicionaban la elaboración de las prendas del vestuario
masculino y femenino.
Sorprende el hecho de que se acepte con naturalidad en la “tradición
moderna” de Caudete la existencia, por ejemplo, de un “traje típico” de bailador
o bailadora único, diferencial y diferenciador de esta localidad, uniformista en su
diseño y oficial en su lucimiento; incluso es frecuente encontrar en un mismo
atuendo prendas de finales del siglo XVIII (tales los jubones, los justillos o los
guardapiés) combinadas con otras propias de la centuria siguiente (así el
mantón de Manila acompañado de un cuerpo de cuello altos con mangas
afaroladas o sin ellas). El mejor conocimiento de las fuentes en que se basa la
tradición local, desmiente esa mezcolanza de indumentos históricamente no
compatibles y en idéntica medida, explica en qué grado se ha producido en
Caudete el sacrificio de los signos ancestrales de la fiesta, en aras de una
“modernidad” mostrenca, pálido reflejo de lo que esa misma tradición fue en el
pasado.
El Mantón de Manila
El mantón de Manila tiene su origen en China donde tejer y bordar son
actividades milenarias. En las casas campesinas siempre se confeccionó la
propia ropa pero, más allá de la funcionalidad de las prendas de vestir, también
se desarrolló el gusto por el ornamento, cuyo máximo exponente es el bordado,
22
detalle que tiene que ver con la sensibilidad y el gusto por las cosas bellas que
el ser humano necesita para expresar su creatividad.
Desde tiempos remotos cada región de China ha tenido una particular
forma de bordad que, conservando sus propias características y mezclarse a lo
largo del tiempo, se ha trasmitido de generación en generación y en algunos
casos durante más de 3000 años. El bordado representa la riqueza de
tradiciones, cuentos, leyendas y celebraciones.
Los artesanos chinos que dibujaban y bordaban la seda de los mantones
solían plasmar en sus producciones la flora, la fauna o los personajes de una
fábula. Asignaban a estos motivos un significado preciso, les daban un valor
esencialmente simbólico que iba más allá del significado estricto del objeto
representado.
A principios del siglo XX, cuando las mercancías de China comenzaron a
venderse en el extranjero y el máximo empeño se ponía en agradar a los
compradores, se diversificaron los diseños de los mantones. Se realizaron
entonces nuevos dibujos y se eliminaron otros que no tenían éxito en
Occidente. Los estrictos esquemas antiguos se fueron sustituyendo por algunos
elementos pedidos expresamente por los clientes. Se siguió realizando una
artesanía maravillosa pero ya a gusto del consumidor.
Si estudiamos atentamente la evolución de los bordados en los mantones
podemos observar este cambio, así como la pérdida progresiva de la utilización
de los símbolos. Los nuevos mantones son piezas espectaculares pero no suelen
plasmar las historias que escondían los mantones de antaño.
El Delantal
Podemos definir el delantal como una prenda de vestir, de distintas
formas, que se usa para proteger el traje. Se sujeta en la cintura y se ata en la
espalda con una lazada.
Esta prenda, que puede ser tanto masculina como femenina, se ha usado
y se usa en distintas profesiones como pueden ser: artesanos, zapateros,
23
cocineros, servicio doméstico, etc. Sin embargo, hoy día, se ha cambiado en
algunos
sectores
por
el
guardapolvo
o
bata
cerrada
que
protege
completamente la ropa que va debajo del mismo.
El delantal sufre muchas variaciones según la época y el momento en el
cual se usa, encontramos delantales: cortos, largos, con o sin bolsillos. También
a la hora de elaborarlo, dada su función, que era la de proteger las faldas de la
suciedad en el transcurso de las faenas de trabajo, se usaban de diferentes tipos
de tela e incluso se adornaban con bordados y encajes.
Siglos atrás se venía usando de forma cotidiana, sobre todo, por las
mujeres, que lo llevaban en las tareas domésticas de la casa, en las tareas
agrícolas y en los distintos oficios, como por ejemplo el de costurera.
Tal prenda, se hizo tan común y propia de la vestimenta femenina en
aquellos años, que las mujeres incluso la llevaban para salir de casa, pasear, ir a
la compra, etc.
Hoy día el delantal ha perdido ese valor de prenda femenina que
completaba la indumentaria de cualquier mujer del siglo pasado y éste sólo se
utiliza en casa, sin más aceptación que la del uso específico.
Sin embargo, ha pasado a formar parte importante de la indumentaria
tradicional reflejada en los trajes típicos o del folclore español.
Fijaremos nuestra atención en los delantales de los trajes típicos o
tradicionales de Castilla La Mancha, Murcia y Valencia, por ser las comunidades
más cercanas a Caudete y por lo tanto las que más influencia pueden haber
ejercido en la indumentaria de esta localidad.
El delantal que se usaba en el reino de Valencia en el siglo XVIII y que
llevan en su traje regional se confecciona en distintos tejidos, dependiendo del
uso que vaya a hacerse de él: para trabajar o para lucirlo. Los más utilizados son
el hilo, el algodón, la seda o la lana. El bordado tradicional del pueblo
valenciano es la “cadeneta”, que puede ser del mismo color que el delantal o
bien de distintos colores, combinados o lisos, e incluso de oro o plata.
24
Los delantales que actualmente llevan las valencianas en su traje de
fallera son amplios y largos, llegando hasta el borde de la falda, bordados en
seda o tul y con hilo de oro o plata que le dan una gran vistosidad.
En Murcia, los tejidos que usan para esta prenda son: terciopelo, tafetán,
brocado de seda, raso y lienzo. Abundan sobre todo los de seda aunque
dependía de la calidad del traje.
Los más extendidos son los de raso bordados con lentejuelas y pedrería,
anudado a la cintura de la mujer con un gran lazo zapatero cuyas puntas,
desiguales, solían bordarse y disponerse en el lado izquierdo de la cintura.
Otros delantales posteriores se confeccionaron en finas telas de lino con
adornos de vainicas, entredoses, alforzas, etc.
Los delantales tejidos en brocado de seda suelen rematar la parte inferior
con puntilla de bolillo o bien circundado por una pasamanería formando
motivos florales.
En Castilla La Mancha los delantales también tienen su idiosincrasia,
están tejidos en lana, seda, satén, algodón, raso. Por lo general son de color
negro, muchas veces haciendo juego con el jubón o corpiño, aunque también
utilizan el color blanco en algunas poblaciones. Pueden ser de diferentes largos,
rematados con encajes, bordados, puntillas, etc.
Hemos hecho un pequeño recorrido por las zonas limítrofes de Caudete,
para estudiar las características del delantal en el siglo pasado a través del
folclore y vamos a completarlo con el delantal que se usa en el traje típico de
Caudete, pueblo este que mejora constantemente su indumentaria tradicional y
que la va enriqueciendo cada vez más en sus diferentes tejidos a utilizar, su
originalidad en las formas y en los bordados que podemos ver en estos bonitos
trajes caudetanos. El delantal es una pieza muy importante y que se cuida con
gran esmero. Recorriendo un poco la historia de estas fiestas, vemos que esta
prenda ha tenido variaciones, unas veces se ha llevado largo, otras, corto, lisos,
bordados, etc. Pero no ha dejado de ser una pieza destacada del traje.
25
A mediados del siglo XX los delantales se llevaban cortos al igual que las
faldas; generalmente eran de raso de color negro o blanco y llevaban una
puntilla alrededor; no obstante, se podían encontrar en otros colores o con toda
clase de adornos como lentejuelas, pedrería, etc.
Fue a partir de la década de los ochenta, cuando al bajar el largo de la
falda también se hicieron más largos los delantales y empezaron a hacerse en
tejido de hilo y con bordados, vainicas, jaretas, recortados, puntillas, etc.,
creando un sinfín de variedades que hacen que el delantal sea una verdadera
joya de artesanía.
Un detalle que siempre se ha tenido en cuenta a la hora de confeccionar
el traje es que las mangas del corpiño hagan juego con el delantal. Es
característico de Caudete el esmerarse en el bordado y adorno de éstas, ya que
al llevar el mantón cubriendo el cuerpo es lo único que se ve del corpiño.
Esta elaboración a juego del delantal y las mangas, da lugar a un
minucioso trabajo puramente artesano que las madres y abuelas hacen a la hora
de confeccionar estas piezas claves de la indumentaria.
El traje de Caudete no se rige por un patrón único como ocurre con los
trajes típicos de otras poblaciones, sino que aquí cada persona trasmite su
originalidad y gusto a la hora de confeccionar las diferentes piezas que lo
componen. Así aparece una gran variedad en mantones, faldas, delantales y
corpiños que hacen de este atuendo algo propio de Caudete y que ofrece a la
vista un espectáculo de gran colorido en los tradicionales Bailes del Niño.
La peineta
Es el principal complemento de la mantilla. Llegó a Caudete alrededor del
siglo XIX. En los tradicionales bailes del Niño las bailadoras llevaban un moño y
una peineta pequeña, pero a partir de los años 40 se introdujo el uso de la teja,
peineta de gran tamaño, que lucían las reinas de los bailes. Se usaban en varios
tonos de color, pero el que destacaba era el blanco.
26
A partir de 1984 volvieron a llevarse otra vez las peinetas de menor
tamaño, y así continúa en la actualidad. Un accesorio que se introdujo en el
tocado de las bailadoras por influencia valenciana, fue el adornar el moño con
unas agujas o alfileres vistosamente decorados.
Las castañuelas
Un instrumento musical que se usa en los bailes tradicionales de
Caudete, llamados Bailes del Niño, y que forman parte de la indumentaria del
traje de bailadores, son las castañuelas, que acompañan a la banda de música
con su ritmo seco, rápido y alegre y que se presta a las más acentuadas
indicaciones rítmicas.
Su tamaño, forma y decoración varían según la zona y el uso. En un
principio, las castañuelas se usaban atándolas a los cuatro dedos y agitándolas
con la muñeca; también para algunos tipos de baile folclóricos españoles puede
fijarse al dedo del medio, por ejemplo en las jotas aragonesas. Pero a
comienzos del siglo XVIII se produce un gran cambio en el mundo de la
castañuela. Las razones se debieron al nuevo sistema de fijación en el dedo
pulgar y al auge que tomaron algunos bailes de la Escuela Clásica Española,
como las seguidillas o los boleros. Es en este momento cuando nace la
castañuela clásica o de bolero, con una forma muy semejante a la que se utiliza
hoy día.
En todo par de castañuelas debe haber una que tenga el sonido más
agudo que la otra, distinguiéndose con los nombres de castañuela hembra y
castañuela macho respectivamente, dependiendo esta diferencia de sonido de
la abertura entre las dos hojas. Se coloca en la mano derecha la castañuela
hembra sujeta al dedo pulgar, y en la mano izquierda la castañuela macho del
mismo modo sujeta. Para producir sonido se repica sobre ella con los demás
dedos.
En la construcción de castañuelas se han empleado diversos materiales,
siendo la madera el que mejor se adapta.
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Una curiosidad del pueblo de Caudete es la manera de sujetar este
instrumento a los dedos. Si nos fijamos en los bailes regionales de otra
población observamos que sus castañuelas las llevan sujetas solo con cordones,
pero en Caudete se embellecen poniéndoles cintas de colores o madroños que
al mover las manos produce un efecto de color y alegría en su repiqueteo.
DANZAS
Sentido religioso de los bailes
Según el diccionario de la Lengua Española bailar (o danzar) es “hacer
mudanza con los pies, el cuerpo y los brazos, en orden y a compás”.
Haciendo un recorrido por la historia, la danza primitiva tenía un valor
representativo, ya que todos los que intervenían en ella tenían asignado un
papel: los danzantes y los músicos expresaban el sentir de los espíritus, y el
resto de la tribu representaba el papel de los testigos, formando parte de todo
el conjunto, no como meros espectadores.
Toda danza tribal era un rito religioso y, como todos los actos de la vida,
estaban impregnados de sentido religioso. Había danzas para expresar el
galanteo, el matrimonio, la caza, la guerra, la siembra, la recolección, la lluvia,
los truenos, etc., y cualquier acontecimiento de la vida.
A lo largo de la historia podemos encontrar ejemplos en este sentido. Por
ejemplo, leemos en el Antiguo Testamento, Libro del Éxodo, una referencia en
32,6 cuando el pueblo israelita, impaciente por la tardanza de Moisés en
regresar del Monte Sinaí, construyó un becerro de oro al que ofrecieron
holocaustos y sacrificios eucarísticos “y el pueblo se sentó luego a comer y
beber y se levantaron para danzar” o en el Segundo Libro de Samuel, capítulo 6,
versículo 5, cuando se trasladaba el arca de Dios “David y toda la casa de Israel
iban danzando delante de Yahveh con todas sus fuerzas, con arpas, salterios,
adufes, flautas y címbalos”. También en el Egipto más antiguo (predinástico) la
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danza ritual, ejecutada en público o bien en el recinto de un templo, llegó a
constituir parte integrante de los ritos religiosos.
La ejecución de la danza imponía las condiciones más exigentes: lugar
dedicado a ellas, atuendo, tatuajes, pinturas y máscaras especiales, cuya
finalidad era expresar el mandato del espíritu.
Solamente cuando la noción del individuo, que deja de ser un mero
instrumento de los espíritus para pasar a expresar libremente su propia
personalidad, podrá transformarse el sentido de la danza.
A partir de esta concepción del individuo, la danza evolucionará a lo
largo de los siglos hasta convertirse en un arte o en un agradable pasatiempo.
Secularizada casi por completo, dejó de ser un rito sagrado que se ejecutaba
con un gran respeto y se convirtió en un medio por el que el individuo podía
expresar sus pensamientos, emociones y sentimientos, mientras los no
participantes podían contemplarla como meros espectadores. Solamente en
aquellos pueblos que apenas han evolucionado (como algunas tribus de la selva
amazónica o de Australia) se mantiene intacto el sentido de la danza como rito
sagrado.
Sin embargo, a pesar de la transformación sufrida, la danza conservó, en
parte, su esencia inicial. Así, en Caudete, se han mantenido danzas o bailes
populares que están impregnados de los elementos que hemos señalado que
adornaban a las danzas en su aspecto de rito religioso: se celebran para
homenajear al Niño Jesús (y por tal motivo se organizan por la Cofradía del
Dulce Nombre de Jesús), se utiliza un atuendo especial (principalmente en las
mujeres), se celebran en lugares determinados (plaza de la Iglesia) y se
reglamentan los movimientos de pies, cuerpo y manos.
Estos bailes o danzas populares vienen realizándose en Caudete en las
Fiestas de Navidad y Año Nuevo en honor del Niño Jesús.
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MÚSICA
Concertamos una cita con D. Francisco Díaz Gil el día 31 de Julio a las
17:00 h, en su domicilio.
Francisco Díaz Gil es miembro de la Sociedad Unión Musical “Santa
Cecilia” de Caudete. Fue durante un largo periodo de tiempo presidente de
dicha Unión Musical. Es autor junto con D. José Manuel Requena Olivares y D.
Antonio Gilabert Rodríguez de los arreglos en instrumentación utilizados para la
grabación de un CD que se realizó en el año 2005. Esta grabación musical está
realizada por la Banda Unión Musical “Santa Cecilia” de Caudete y se basa en la
tradición musical trasmitida de oído de una generación de músicos a otra, y
recoge las sucesivas piezas tal y como se interpretaban en los años sesenta y
setenta en las Fiestas en Honor al Dulce Nombre de Jesús.
Nos cuenta Don Francisco cómo aprendió de oído desde la década de los
sesenta de los músicos antiguos estas piezas, por lo que podemos hablar de
una tradición musical que se remonta a hace unos 100 años. Antes de la
formación de la banda (sobre 1888), se interpretaban con “chirimita y tabalet”.
Actualmente se está intentando recuperar el uso de la dulzaina para la
interpretación de estas piezas a través de la Agrupación Coros y Danzas de
Caudete. En el año 2000, con el objetivo de que no se contaminase y
salvaguardar dicha tradición, comenzó a escribir estas piezas.
Dentro de las piezas folclóricas que constituyen la tradición musical de
estas fiestas podemos distinguir danzas, jotas y valses.
Las más antiguas son las danzas. Desde la opinión de Francisco Díaz Gil,
contrastada también por la de D. Francisco J. Domenech Mira, las danzas eran
las interpretaciones protocolarias y de Iglesia (bailes solemnes). Son de origen
valenciano. El baile protocolario que se hacía para el Santo, estaba constituido
por dos danzas. La danza número 1, era la unión de las danzas número 1 y
número 3 actuales. Entre la danza número 1 y la danza número 2, se
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acompañaba con el toque de la caja o tabalet. El “taritaitero" era la coda final.
Estas danzas se interpretaban bien andando o en círculo, o delante del santo en
la procesión. Don Francisco nos comenta que estas dos danzas y el “taritaitero”
se revisaron entre los años 1975 y 1980, cuando aparecieron la Agrupación de
Coros y Danzas, que insistieron en que había una danza muy larga y otra muy
corta. Por ello, se hicieron tres danzas. De la danza número 1 hicieron la actual
número 1 y número 3, las cuales comienzan de la misma manera. Este arreglo
fue hecho por D. Juan Ángel Amorós. Estas danzas se pueden escuchar en
muchos pueblos de los alrededores de la comarca de Caudete, exceptuando el
“taritaitero”.
Las jotas son puramente traspasadas del músico de la chirimita a la
banda. Son de estilo aragonés. Todas tienen un mismo ritmo en compás de 3/8.
La armonía básicamente se mueve entre los grados I, IV y V. Las jotas número 1,
2, 3 y 4 no tienen nombre, mientras que a la jota número 5 se le llama
popularmente “Los Higos” y tenía letra. A otra jota se le llama “La Malagueña”,
y de ella se piensa que probablemente, fue traída por el dulzainero de algún
pueblo que habría visitado, ya que éste iba recorriendo los pueblos recogiendo
y trasmitiendo el folclore entre ellos. Después tenemos la “Jota Moderna”; esta
jota nos comenta Don Francisco, fue creada en la década de los años 60 por los
músicos Francisco Tecles y Daniel Lillo. Estos músicos extrajeron un tema de un
pasodoble que se tocaba frecuentemente en Caudete en las fiestas de San
Antón y San Blas, al que añadieron un tema nuevo. Esta pieza puede definirse
como una jota de nacimiento popular que ha quedado como parte del folclore.
La jota conocida popularmente como las “Parrandas”, es de origen
murciano y tiene letra. Hay otra jota popularmente conocida como “La Aurelia”.
Ésta tuvo su nacimiento en el Circo Cortés, que se quedó varias temporadas en
el pueblo de Caudete. Las funciones eran acompañadas por algunos músicos
del pueblo. En el circo había una trapecista que se llamaba Aurelia, la cual solía
interpretar sus números con una misma melodía; de ahí el nombre de dicha
31
pieza. Esta jota tenía letra. En torno a los años 20 está pieza comenzó a tocarse
en los Bailes del Niño.
Como se puede observar el folclore del pueblo de Caudete tiene folclore
de Aragón, Valencia, Murcia y Andalucía, lo que demuestra que era un pueblo
de paso, una encrucijada entre el Sur, Levante, Castilla y el Norte.
Por último, hablar de los valses, que se incorporan a las fiestas después
de la Guerra Civil, en 1940. Gozaron de mucha popularidad y en ellos había una
especie de cortejo entre bailador y bailadora. De ellos el “Busingote” era
popularmente conocido como el “vals de Pella”. Pella era un bailador al que le
gustaba mucho este vals y siempre pedía que se tocara, de ahí que se le
conozca por este nombre.
El vals “Dulce Embeleso” es conocido como el “Vals de Gimeno”. Gimeno
realizó el servicio militar en Cuba, de donde trajo este vals, el cual tenía letra.
Por último citar los valses “Alegres Monigotes” y “El Japonés”.
En la procesión del Niño únicamente se permitía tocar las Danzas y las
Jotas, tradición que se ha mantenido a lo largo de la historia.
En la Misa del día 1 de Enero tampoco se bailan valses.
A modo de síntesis, podemos finalizar afirmando, que como se puede
observar el municipio de Caudete, cuenta con un amplio folclore que se ha ido
transmitiendo de oído a lo largo de los años.
32
PUBLICACIONES
ANDRÉS ORTEGA, Juan Carlos y DOMENECH MIRA, Francisco J.: La
Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús. Religiosidad popular
y cultura tradicional en la Villa de Caudete. Cuadernos de Estudios de
Tema Local. Número 1. Primer Semestre 1.997.
Revista-Programa de Fiestas en Honor del “Dulce Nombre de Jesús”:
editada anualmente por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús.
CD Bailes del Niño. Caudete: producción musical de la Cofradía del
Dulce Nombre de Jesús con la colaboración de la Sociedad Musical
“Santa Cecilia” de Caudete. 2005.
AGRADECIMIENTOS
Quiero dar las gracias encarecidamente a Rafael Sánchez Sáez, Moisés
Lillo Vicente, Moisés López Martínez, Francisco Díaz Gil y Luis Torres Muñoz, por
las entrevistas concedidas y el gran aporte de documentos e información que
me han facilitado, ya que sin ellos no hubiese podido realizar este pequeño
este trabajo.
33
BIBLIOGRAFÍA
ACMVG: Archivo Capitular de la Mayordomía de la Ermita de Ntra. Sra. de
Gracia. Caudete.
AGUSTÍN FLORENCIO, Francisco: Crotalogía o ciencia de las castañuelas.
1792.
AHMCAU: Archivo Histórico Municipal del M. I. Ayuntamiento de Caudete.
Caudete.
ANDRÉS ORTEGA, Juan Carlos y DOMENECH MIRA, Francisco J.:
Aproximación a la historia de la M. I. Mayordomía y Cofradía de Ntra. Sra.
de Gracia de la villa de Caudete. 1ª parte: de los orígenes medievales al siglo
XVII. (Caudete. Moros y Cristianos, 1996, pp. 44-49).
ASENJO BARBIERI, Francisco: Las castañuelas. 1981.
BAÑÓN MEDINA, Evaristo: Sobre la Venerable Cofradía (Fiestas del “Niño
Jesús”, 1985, s.p.).
- : Sobre la Venerable Cofradía y otras cosas (Fiestas del “Niño Jesús”,
1986, s.p.).
- : Sobre la Venerable Cofradía y otras cosas (Fiestas del “Niño Jesús”,
1988, s.p.).
- : Sobre la Venerable Cofradía y otras cosas (Fiestas del “Niño Jesús”,
1989, s.p.).
- : Reseña sobre la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús (Fiestas del
“Niño Jesús”, 1991, s.p.).
34
DIAZ CONEJERO, Manuel: Músicos caudetanos y festeros (Caudete. Moros
y Cristianos, 1989, s.p.).
DIMAS SOLER, Vicente: Caudete, perla de tres Diócesis. Alicante. Gráficas
Díaz. 1993.
GARCÍA-SAUCO BELÉNDEZ, Luis G.: Francisco Salzillo y la escultura
salzillesca en la provincia de Albacete. Albacete. I. E. A., 1985.
MEDINA IÑIGUEZ, Joaquín y DOMENECH MIRA, Francisco J.: Retablos
Cerámicos de la Villa de Caudete. Cerámica Plana y Religiosidad Popular:
Catálogo de Retablos y Azulejería Devota de la Villa y Término Municipal de
Caudete. Albacete. Diputación Provincial. 1997. (Zahora. Revista de
Tradiciones Populares, núm. 25).
SANCHEZ DÍAZ, Jesús: Historia de Caudete y su Virgen de Gracia. Exma.
Diputación de Albacete- M.I. Ayuntamiento de Caudete. 1956.
SÁNCHEZ, Mateo: El sentido religioso de los bailes. (Fiestas del “Niño
Jesús”, 2002, s.p.).
35
ANEXOS
36
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