Testimonios de las mujeres

Transcripción

Testimonios de las mujeres
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Los 25 años del Centro Fogaral suponen para
Cáritas Diocesana de Zaragoza
una conmemoración entrañable y un testimonio vivo del
encuentro y la cercanía con personas que sufren
la pobreza extrema y, por ello, son hijas predilectas
de Nuestro Padre.
Carlos Sauras Herrera
Director
Cáritas Diocesana de Zaragoza
Edita Cáritas Diocesana de Zaragoza • Maqueta: Fombuena • Imprime: Repes
Noviembre de 2013
Con motivo del 25º Aniversario del Centro Fogaral
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H
aciendo honor a su nombre, Fogaral (“calor de hogar”, en aragonés), pretende ser
un lugar cálido en el que la mujer que ejerce la
prostitución se sienta acogida y valorada.
Con este proyecto Cáritas quiere ser semilla
de esperanza y testimonio de que otro mundo
es posible.
La Misión de Fogaral es acoger una de las situaciones de extrema pobreza que sufre la mujer y optar a favor de quienes ejercen la prostitución, facilitándoles una promoción integral,
desde el protagonismo de su propio proceso.
El objetivo último de Fogaral es fortalecer,
recuperar o restituir la dignidad de estas mujeres, aminorando las consecuencias de explotación e injusticia que sufren.
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Esta publicación es un reconocimiento a todas las mujeres
que han compartido sus vidas con Fogaral
durante estos 25 años con dignidad y valentía.
A las que están, estarán, estuvieron o ya no están.
Agradecemos su colaboración en esta publicación,
tanto a las 13 que han prestado su testimonio abiertamente,
como a las que calladamente están presentes, también,
en cada una de estas líneas.
Sobran nuestras palabras.
Sin embargo, hagamos que las suyas resuenen
con mayúsculas en el corazón de cada uno
de los que tengan el privilegio desgarrador de escucharlas.
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La entrada
La entrada de la mujer
en la prostitución es dura.
Unas mujeres entran obligadas
(trata de mujeres, desprecio familiar,
crisis económica, droga),
otras por necesidad pero no por gusto.
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TESTIMONIO 1. “Al llegar aquí yo empecé trabajando. En ese momento no
lo pasaba tan mal. Después de 5 años ya empecé a pasarlo un poco difícil, ya
empecé a buscar cualquier forma para vivir (…) y a hacer cosas que yo no
hacía antes”.
TESTIMONIO 2. “(…) el primer trabajo fue de interna. Salía mucho en ese
tiempo, en las noticias, las personas que estaban ilegales (…) que podían
poner una multa tanto al trabajador como al que le daba el trabajo, entonces
pues el señor dijo que tenía mucho miedo (…) y los hijos dijeron que tenían
que buscar una chica que estuviese legal. Llegué a un punto que no salía
nada y me desesperé (…). Era algo que jamás se me había pasado por la cabeza hacer, pero la necesidad pues me obligaba. Comencé, salía con ella por la
noche, ella buscaba clientes porque estábamos en la calle”.
TESTIMONIO 3. “Yo llegué a España a través de mi tía, en 2007. Ella me
compró los billetes (…) al venir aquí ella me trataba mal. Estaba embarazada
de siete meses (...) al parir mi tía me dice que tengo que pagar la casa y me
dice que tengo que ir a los clubs. Mi tía me ha hecho mucho daño”.
TESTIMONIO 4. “Yo he venido justamente a Francia con mi expareja (…)
pero la situación cambió y decidí huir y buscarme la vida, corriendo el riesgo
de pararme la policía, que me deportasen o lo que fuera, pero era lo que había,
estar en sitios de prostitución, en varios sitios, club nocturno, club diario,
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dormir ahí, deber la comida, pero era lo que podía hacer porque ¿cómo vas a
buscar trabajo si no tienes documentos, no hablas idioma?, ¿qué haces? En
mi país yo era maestra (…) era una situación que hablar de la prostitución
no pasaba por mi cabeza, tenía trabajo, tenía una situación económica muy
distinta”.
TESTIMONIO 5. “Yo quería estudiar administración (…) una tía mía me
trajo para estudiar pero cuando llegué no era para eso. Simplemente me dijo:
mira así es como la gente se consigue la vida aquí, que hay que ir al puticlub”.
TESTIMONIO 6. “Yo llego a España en patera. Yo pagué por mí 800 € para
cruzar en Marruecos hasta aquí y luego la mujer que me ha traído aquí me
dice que yo tengo que pagar 45.000 €, me amenazaba que si yo no pagaba
ese dinero yo sé lo que va a pasar con mis hijos (…). Como yo no quiero que
pase nada malo a mi familia y mis hijos, yo no tener más remedio que salir
a la calle a trabajar de prostituta para pagar a ella”.
TESTIMONIO 7. “Entro en los años 80 (…) en mi caso mi padre me mete en
la prostitución. Yo me drogo... después, sigo bebiendo para poder (…) porque
entonces sí es verdad que bebía muchísimo en los clubs, borracha perdida
todos los días. Y luego dejo el alcohol pero me paso a la cocaína y la heroína.
Sobrevivir, no era otra cosa”.
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TESTIMONIO 8. “Pensando que mis padres me recogerían, pero me echaron
a la calle y, entonces, no tuve más alternativa que meterme en esto para sacar a mi hija adelante (…). Un trabajo normal, cuando veían que eras madre
soltera, te rechazaban”.
TESTIMONIO 9. “Todo fue un accidente (…) una raya, era de noche (…) no
me di cuenta de que era caballo (…). Cuando la probé ya no pude decir que
no. A los treinta y tantos dije, esto ya no tiene solución y me lo pensé y dije,
a ver… o traficas, robas o te prostituyes. A mí me hago daño, fui consciente
de eso, me largué, me despedí de todos, mi pareja, rompí con ella (…) y fui a
Logroño, empecé en la prostitución, me costó mucho trabajo pero lo tenía super
claro y ahí empecé.”
TESTIMONIO 10. “Yo vine con contrato de peona agrícola pero yo sabía que
era un contrato ficticio (…) yo iba a trabajar en un bar poniendo tapas, cañas… y ese contrato se convirtió en la prostitución. Al principio me acojoné,
pero luego yo dije, yo tengo allí una casa hipotecada que no es mía, que es
de mi madre (…) y yo tengo que echar `palante´ y le eché de tripas corazón”
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La violencia
El hecho de ejercer la prostitución
hace que la mujer esté expuesta
a múltiples tipos de violencia:
sexual, física, psicológica,
desprecio de la sociedad,
desinterés de la Administración…
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TESTIMONIO 1. “Una tiene que cuidarse, porque si tú no te cuidas puedes
tener problemas y serios”.
TESTIMONIO 2. “Porque vienen gentes diferentes que tú no sabes quienes
son, porque ahí entran gentes que tienen maldad, sabiendo que están mal
pero no te dicen nada, ahí entran de todo tipo, asesinos, todo (…) porque hay
muchas que han muerto (…), entras con una persona y no sabes quién es y
te mata”.
TESTIMONIO 3. “Porque es un trabajo de riesgo, aunque lo ven fácil, pero no
es fácil, es riesgo (…), el virus del papiloma lo cogí ahí”.
TESTIMONIO 4. “Porque te explotan mucho y sobre todo la ganancia se la
llevan ellos (...). Tú no quieres con ese cliente porque a veces ese cliente tú has
pasado con él y pues te hace daño y ya tú no quieres (…). Dicen que al cliente
no se le puede decir que no”.
TESTIMONIO 5. “Yo estuve casi durante dos meses fatal en la casa con ella
porque era todos los días la misma cosa y yo decía que no voy, que no voy,
eran gritos, insultos, amenazas, pero tenía que aguantarlo (…). Me dijo:
mira aquí en España no se vive gratis, se pagan gastos (…). Tenía miedo y
con amenaza de que la policía te va a detener y te van a deportar”.
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TESTIMONIO 6. “(…) conocía la dirección de la casa donde vivo pero más
allá no conocía nada”.
TESTIMONIO 9. “En 2010 fue con cámara y fue a mi casa, amenazó a mi
madre, coge a mis hijos en foto, dice que va a llevar en vudú si yo no le pago
a ella lo que falta de dinero (…) si yo no pagaba, matarme. Mi madre me
tuvo que llamar aquí, mira lo que está pasando, ella y su marido venir a mi
casa con cámara, ha cogido fotos que va a llevar al vudú (…). Su marido me
continuaba amenazando que si yo no pago el dinero que le debo a su mujer
algo me va a pasar”.
TESTIMONIO 10. “Como no tengo papel, trabajo cada noche y he sufrido
y me pegaban, robaban en la calle donde trabajaba (…) pasar frío. Salí con
clientes y algunos no me pagan, hacen relación conmigo y luego dicen que
no se corr… y no me pueden pagar”.
TESTIMONIO 11. “No lo hicieron bien (…) la mayoría veníamos de familias
muy deterioradas porque algunas ya venían que sus madres eran prostitutas (…) se enfocaba con que esto es lo que hay, y donde acabéis, total venís
de esto y ahí volveréis. Compañeras mías de mi internado, la mayoría de mi
época acabaron de prostitutas y entre ellas drogadictas”.
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TESTIMONIO 12. “Si vas de malas maneras lo que das es pena y todavía
estas más en el fango… te gastabas muchísimo en ropa, en calzado, en bolsos, en peluquería, o sea que lo que ganabas por un lado, se te iba por otro”.
TESTIMONIO 13. “La heroína te va comiendo, la prostitución te va comiendo, al final un mundo tan vicioso que te va metiendo para adentro, en vez
de salir te va hundiendo, como si fuera tierra movediza, estás en tierra movediza”.
Ecos
“Yo era un trapo, un trapo por ahí abandonado”.
“La mujer que está en prostitución está muy mal. Está considera una
mierda (…) entonces la sociedad misma la patea”.
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Los sentimientos
El ejercicio de la prostitución provoca en
la mujer sentimientos desgarradores:
desesperanza, soledad, tristeza, dolor,
vergüenza, inseguridad, humillación…
miedo.
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TESTIMONIO 1. “(…) lo que estoy haciendo, nunca lo había hecho antes
(…). Desde que pisé España traté buscando algo que hacer y no lo encontré,
tuve que meterme en esto sin querer y con mucha vergüenza. Porque esto no
es mi vida…”.
TESTIMONIO 2. “Vender tu cuerpo a cambio de dinero no me parece bien,
pero hay situaciones que te obligan a hacerlo”.
TESTIMONIO 3. “No, no ha sido fácil (…) no puedo contárselo a mi hija. Si
ella llega a saber lo que estoy haciendo ya no podrá estar conmigo (…) porque
no lo tomaría bien. Es difícil, porque tengo que mentirla”.
TESTIMONIO 5. “Porque siempre le escondes a tu familia lo que has hecho
aquí, porque te sientes mal, porque ya tienes hijos y que tú puedes pensar que
llegue la voz, que se enteren…”
TESTIMONIO 6. “No lo sabe nadie de mi familia, nadie de mis amigos, es
algo que me he tragado yo sola (…) antes decía jamás, haré cualquier cosa
menos prostituirme … y la verdad que pues lo estoy haciendo y no me arrepiento, porque de una u otra manera me ha sacado adelante, estaba estancada
(…), el problema es que no tengo documentación, no estoy legalmente aquí
y pues eso es difícil”.
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TESTIMONIO 7. “He estado bastante inestable (…), la desesperación (…).
Recuerdo que lloraba…, bueno aún lloro… Hay veces que pasaba dos o tres
días sin comer, nada de nada”.
TESTIMONIO 8. “Tenía mucha vergüenza, tenía mucho miedo, aún lo tengo, pero ahora lo llevo mejor”.
TESTIMONIO 9. “Si tuviese un trabajo, que tuviera mejores condiciones,
que estuviese estable como al principio, pues creo que sí que lo dejaría. Pero no,
ahora siento que no me merece la pena, aunque esto me sea difícil y no sea
realmente lo que quiero, pues es lo que me ayuda. Entonces, por el momento,
no pienso dejarlo, es lo que me ayuda, me hace ir para adelante”.
TESTIMONIO 10. “Yo no me sentía una persona. Yo estaba siempre triste,
tenía mucho miedo… yo no tenía a nadie, yo me sentía sola y pensando en
mis hijos y en mi madre”.
TESTIMONIO 11. “Y la familia que no acepta ese estilo de vida y dices, no
puedo hablar ni con mi familia, contar a tus hermanos, tus primos, tu madre, que eres prostituta, que no es lo peor del mundo (...). Pero si en la familia
no hay un caso de estos y ahora tú estás ahí, ¿cómo hablo con ellos?”.
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TESTIMONIO 12. “No es que me guste trabajar de prostituta, lo que pasa es
que si yo no trabajo yo no puedo seguir con mi hijo adelante”.
TESTIMONIO 13. “Pienso que nadie me va a querer por mi pasado: drogadicta, prostituta y encima sidosa, como que tienes el trío ¿no? Y no el de Lalalá”.
Ecos
“Sé el asco que se pasa en la calle, por mucho que penséis que nos da
igual, y el asco que da a la gente cuando, encima, cree que nos da
igual”.
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En la actualidad...
2013
El perfil de la mujer de prostitución
ha cambiado, la globalización
nos ha traído nuevas culturas,
nuevas ciudadanas.
La crisis económica actual y
los recortes de las adminsitraciones
acentúan/afectan a la
vulnerabilidad de las mujeres.
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TESTIMONIO 1. “(…) con esta crisis que hay, puede que te pidan el sexo sin
tener protección. Si la persona, la mujer está muy desesperada pues a lo mejor
tiene que coger servicios que antes no cogería”.
TESTIMONIO 2. “Tú no tienes permiso de residencia, no te puedes mover, es
como que estás atada, no puedes ir por ahí, tengo ganas de hacer algo pero no
puedo (…) el tema de mi residencia me retrasa muchas cosas”.
TESTIMONIO 3. “Antes vivía en un piso, ahora estoy en una habitación
alquilada con mi hija. Bueno, aguantando, que vamos a hacer, tenemos que
aguantar, porque es lo que hay”.
TESTIMONIO 4. “Antes andaba en la calle y ya pensaba que todo el mundo
me miraba como con esa mirada…”
TESTIMONIO 5. “Ahora cobro el Ingreso Aragonés de Inserción, más tranquila porque no lo estoy haciendo, aunque a veces cena mi hija y yo no, pero
yo me siento mejor, prefiero mil veces acostarme sin cenar o comer una sola
vez al día y no volver a eso”.
TESTIMONIO 6. “Estaba trabajando en la noche y todo eso, no era una situación que me gustase, era lo que podía hacer de momento, no tenía documentos, no sabía cómo buscar trabajo”.
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TESTIMONIO 7. “Mi situación actualmente es la de una mujer con una
criatura, en paro, intentando salir adelante de cualquier manera, intentando
que a su hija no le falte de nada”.
TESTIMONIO 8. “Más bien normal mal, porque me llega justico. Me han
quitado las subvenciones del piso y nos han quitado todo. Nos han subido
el piso al doble, un piso del ayuntamiento,tienes que tener el aparato de la
teleasistencia, tienes que tener fijo, tienes que tener móvil, las dos cosas porque si te pasa algo por la calle, por lo menos poder llamar si vas en la silla de
ruedas”.
TESTIMONIO 9. “Yo veía que la hija de la vecina en un año se hizo una
casa, y se compró un coche, un carro como dicen allí, y yo quería…. era la
ambición de tener para un futuro”.
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Echar en falta
La mujer de prostitución
reclama ser tratada como persona
en igualdad. Piden ser reconocidas
en su ser mujer,
con respeto, cariño, escucha, cercanía…
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TESTIMONIO 1. “Yo lo único que siempre he querido y hasta ahora no lo he
podido conseguir, es un trabajo fijo, donde yo podría dejar la prostitución”.
TESTIMONIO 2. “Necesitamos mucho apoyo, que crean en nosotras. Una se
siente bien cuando por lo menos tú te desahogas y esa persona sí te cree, aunque no te pueda ayudar pero te cree, sabe que lo hiciste ya porque no tenías
otra salida”.
TESTIMONIO 3. “Que te crean, que confíen en tus palabras y que no todo lo
que tú dices es por querer o sacar dinero”.
TESTIMONIO 4. “(…) porque los papeles, estamos aquí y tenemos que tenerlos. Por ejemplo, tengo un hijo y yo no podía pedir ayuda por mi hijo y ahora
puedo pedirla”.
TESTIMONIO 5. “Más orientación, más información de cómo traer y cómo
estar con esos niños para que no pase lo que le pasó a mí hija”.
TESTIMONIO 6. “Estamos en prostitución y no tenemos donde dormir pero
si me ofrecen también un sitio gratuito para pasar las noches, yo creo que
sería dar un poco de facilidad… porque tú sigues en la prostitución, sigues
sin aprender idioma, pero tienes un sitio para dormir y estar bien. Durante
el periodo en el que estás intentando salir de la prostitución, pero también
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estás formándote, ese apoyo que dices de tener un sitio para dormir y estar
pero que no sea en el club”.
TESTIMONIO 7. “A mí me gustaría esta lucha que tengo de poder conseguir
un trabajo estable y poder salir de esta situación porque yo no quiero estar en
esta situación de por vida”.
TESTIMONIO 8. “Echo en falta un trabajo estable, tener un piso económico
que pudiera pagar yo, vivir en mi piso con mi hija, despertarme todas las mañanas, llevarla al cole y yo irme a trabajar, regresarme, recogerla y irme para
casa. Echo en falta esa vida, pero actualmente no la puedo llevar”.
TESTIMONIO 9. “Los gobiernos que se plantearan realmente crear empleo
para que nosotras podamos salir de esta situación y para que todas nosotras
tengamos una vida digna y normal. Es difícil que una se plantee dejar la
prostitución porque si una se lo plantea ¿de qué vive?”.
TESTIMONIO 10. “No cerrar tanto las puertas, porque cuando nos cierran
tanto las puertas más prostitución están creando”.
TESTIMONIO 11. “Necesitamos un acercamiento no tan frío. No, a veces necesitamos alguien que nos deje un poco victimizarnos y que sepa querernos
con ese abrazo”.
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TESTIMONIO 12. “Era un sitio donde estaba limpio, donde nadie me iba a
hacer daño, donde podía dormir y nadie me iba a robar, donde nadie me iba a
violar, nadie me iba a…. que me dejaban dormir y que a tal hora yo me tenía
que levantar y cumplir unos horarios, (…) y un plato de comida caliente por
la noche. Yo valoraba mucho esa seguridad, esa alimentación que en un principio la tienes fatal en la calle. Lo que necesitas es un entorno muy familiar”.
TESTIMONIO 13. “El piso (…), algún sitio donde puedan usarlo mujeres
(…) para que puedan usarlo en libertad, en esos primero momentos, donde
nadie te acoge y no tienes donde estar”.
Ecos
“Era muy fácil decirte que tú para limpiar (…) se les olvidó decirte
que tú valías para algo más. Lo he vivido muy mal. Eso lo maldigo
porque creo que han sido muchos años perdidos para muchas mujeres.
Hasta las narices de ser la chacha (…) has hecho de todo, has tenido
que mentir, has tenido que llorar, has tenido que ingeniártelas a ver
de qué forma...Oportunidades, que somos algo más”.
“En el momento en que crees que te pueden echar un capote, todo mínimamente tiene que estar cubierto”.
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“Éramos esclavas sexuales, esclavas de la droga y seguimos esclavas
de la limpieza. Porque tampoco nos daban opción a más”.
“Una Seguridad Social, habría que legalizar la prostitución, porque
hay mujeres que se meten ahí y ya no pueden salir, con una Seguridad Social ya tendrían para un futuro, cotizaría para ella misma,
podría ir al médico, no tendría que ir a buscar ayuda en el último momento cuando ya la infección o la enfermedad o lo que sea ya la tiene
muy avanzada (…). Para el futuro, para una pensión, que están trabajando, que no están haciendo nada malo, no están robando, que no
están matando, están trabajando con su cuerpo, y que podían cotizar
tranquilamente. La sociedad empezaría a respetarla un poquito más,
a reconocer como son, unas mujeres trabajadoras, no son una mierda
de la calle”.
“Hay muchas mujeres que necesitan mucha ayuda psicológica porque
hay maltrato, pero no solamente de los hombres sino de los hijos y de
la gente que convive, de todo”
“Haría mucha falta mucha mano sensible y hay muy poca y, sobre
todo, la Administración que es la que se tiene que poner las pilas, esa
es la más importante que funcione, pero como no funciona…”.
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“La policía que la proteja más, que la protege muy poco. Ahora empieza
a intentar o a hacer como que la respeta, pero se le ve todavía a alguno
en la mirada y los gestos y los codazos a la mujer, como que no hay
respeto”.
“La Administración pasa olímpicamente de ella, entonces no hace falta una poquita cosa, una miajita, sino mucho, mucho, mucho”.
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Y... Fogaral
En Fogaral siempre
hemos pretendido impulsar
el protagonismo
de la propia mujer.
¿Cómo?
Ofreciendo algo tan sencillo
como valioso: calor de hogar.
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TESTIMONIO 1. “(…) cualquier información que yo necesito, aquí vengo y
me la dan”.
TESTIMONIO 2. “(…) una viene deprimida (…) ayuda mucho a que una no
se desespere…”.
TESTIMONIO 3. “(…) te motivan y te abren… te abren la puerta…”.
TESTIMONIO 4. “(…) que sí, que tú vales como persona y que tú puedes
seguir adelante”.
TESTIMONIO 5. “Alguien que te quiere realmente de cariño y que te admite
tal como eres, o sea, sin reproches y sin acusaciones y sin devaluarte como
mujer”.
TESTIMONIO 6. “Calor, cariño… me puedo desahogar, me brindan cariño,
me preguntan cómo estoy, que no todas mis amistades lo hacen”.
TESTIMONIO 7. “Antes también estaba más apagada, ahora tengo más seguridad, bueno, tengo estabilidad y no me falta de nada, el plato de comida
no me falta, el ánimo para seguir, que tanto aquí me animan que sigo para
adelante”.
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TESTIMONIO 8. “Yo no sabía los derechos que tenía por estar en otro país,
por ser inmigrante, yo no sabía dónde ir, además estaba indocumentada (…)
porque tenía miedo, pánico de caminar por la calle, de salir sin documentos,
a pesar de que estaba en la noche. Si me pasa algo de violencia yo no sabía
que tenía derecho a llamar a un policía (…). La defensa de tus derechos para
mí ha sido muy importante”.
TESTIMONIO 9. “(…) el apoyo con mi hija al campamento y también las
veces que he venido aquí a decir que lo estoy pasando muy mal y ver si se me
puede echar una mano económicamente para poder soltar alguno de los gastos… y también en cuanto si tengo alguna duda, preocupación, pues preguntar, sobre el tema de los trabajos que hacemos, algún consejo me han dado”.
TESTIMONIO 10. “Llamándome por mi nombre y no por el del trabajo. Era
algo que yo creo que ahí ayudó mucho… era algo muy cercano”.
TESTIMONIO 11. “Lo primero que confiaran en mí, aun no confiando, porque no dejas de ser una yonqui, (…) esa confianza hacia mi persona y eso
me ha ayudado mucho a valorarme y a tirarme para adelante”.
TESTIMONIO 12. “No tienes familia, no tienes nada y de pronto dices: unas
desconocidas apuestan por ti”.
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TESTIMONIO 13. “Tomarme ese café con leche calentito, el hecho de que te
escuchara alguien y que le estabas hablando las miserias de la calle … sin
juzgarte… y a medida que vas contando tus miserias a alguien que no tiene
nada que ver con el tema, te vas escuchando. Aunque seas una yonqui eso
va calando”.
Ecos
“Sintiéndome escuchada, valorada, pero sobre todo escuchada. El escuchar y que no tengas que fingir lo que hablas, importantísimo (…)
era poder explayarme como soy y lo que yo vivía que, posiblemente, no
era lo que ellas querrían escuchar, pero era lo que yo estaba viviendo”.
“Sobre todo me han ayudado a que yo misma me vea el problema que
yo tenía, sin decirme nada sin pedirme nada. Escuchándome, con el
café, atendiéndome todos los días, cada vez que venía, la ducha (…).
Todo esto ha hecho que yo me pueda ver en realidad, el problema tan
gordo que tenía. Me ha costado el poder encontrarme a mí misma otra
vez de nuevo”.
“En realidad, nunca me habéis dicho nada, ni me habéis criticado,
pero me habéis escuchado, eso era muy importante y al escucharme
vosotras mismas, también me he escuchado yo”.
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¿Punto y final…?
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FOGARAL
25 años de camino
compartido con mujeres
en acogida y acompañamiento
desde la igualdad
Pº Echegaray y Caballero, 100 • 50001 Zaragoza • Tel.: 976 294 730
www.caritas-zaragoza.org
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