Con las alas rotas

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Con las alas rotas
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Con las alas rotas
Con las alas rotas
Esther García Uriburu, Jueza. Titular del Juzgado de Instrucción No. 12
Presionó sus sienes y cerró los ojos. El ascensor llegaba al cuarto piso y el ruido de las
puertas abriéndose la obligaba a abrirlos. Salió a paso acompasado como cada mañana,
saludando con un gesto a un costado y al otro a los funcionarios. Un “buen día”
rutinario para comenzar la semana, borrando el fin de semana familiar también
rutinario. Patricia ya estaba en el cole, Raúl... mejor no pensar en la rutina “laboral” de
su marido
Voz: Buenos días, señoría
E: Buenos días, Teresa
Su más confiable funcionaria, a quien había aprendido a querer como amiga en los tres
años que llevaba en el Juzgado
E: ¿Alguna novedad?
T: Hoy, en Barajas, un cargamento de cocaína de máxima pureza, veinte kilos, recayó
en este juzgado
E: ¿Quién intervino? ¿Guardia Civil o Policía Nacional?
Iban caminando por el largo pasillo a donde daban todas las oficinas
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T: La Policía Nacional (mirando el expediente en sus manos)
E: ¿Quién está a cargo allí?
T: Un tal Comisario Inspector Vilches
E: Vale (llegaban a la puerta de su despacho)
T: ¿Un cafecito señoría?
E: Gracias, Teresa (sonreía) Preferiría una manzanilla, hoy mi estómago no está muy
bien
T: Manzanilla entonces. ¿Le aviso a Gimeno cuando llegue? (le entregaba la carpeta)
E: Por favor. ¿Se ha retrasado?
T: Greta... (meneaba la cabeza y suspiraba) se le escapó cuando lo sacó a su paseo
matutino y lo persiguió dos calles hasta alcanzarlo. El perro estaba parado frente al
escaparate de la panadería, con la lengua afuera, babeando por los bollitos. Como
Gimeno está a dieta ya no compra bollitos y Greta parece que los extraña
E: Jjjjj... (reprimió la risa, su secretario y su perro Greta eran siempre fuente de
anécdotas jocosas) Vale
Entraba a su despacho, apoyaba su bolso y la carpeta en el escritorio, se quitaba el
abrigo, lo colgaba en el perchero, se sentaba en su cómoda poltrona y apoyaba la cabeza
sobre el respaldo, cerrando los ojos. Volvía a tocarse las sienes con los dedos índice de
cada mano. Iba a tener que chutarse un ibuprofeno, si seguía así la tensión en esa zona
se iba a convertir en un molesto dolor de cabeza
Sacó las llaves de su bolso, abrió una gaveta, cogió un blíster de pastillas y lo dejó sobre
el escritorio. El ringtone de su iPhone la sorprendió. Lo sacó de su bolso y miró el visor
E: Hola, Cruz
C: Buenos días señoría
E: Buenos días, ¿desde cuánto tanta formalidad?
C: Desde siempre (seguramente tenía gente al lado) Estoy en Barajas, ¿te informó
Teresa?
E: Sí, drogas, lo usual últimamente
C: Hay más. El comisario de abordo revisaba el avión después que bajaron los
pasajeros, lo que hacen siempre. En uno de los baños, un hombre, unos 40 años, muerto,
sin signos de violencia física, la puerta estaba cerrada por dentro
E: ¿Se sabe el nombre del hombre? Era un pasajero, ¿no?
C: Están controlando la lista de pasajeros que embarcó, cuando lo descubrieron muchos
pasajeros ya habían pasado Aduanas, imposible tener un check-out completo
E: ¿Crees que tiene algo que ver con las drogas?
C: En principio no, las drogas estaban en el equipaje del personal del avión, no en el
equipaje de los pasajeros. Las descubrieron por casualidad, generalmente no se revisa
ese equipaje. Un perro de la brigada la esnifeó, estaban atentos porque tenían el dato de
un cargamento que venía de Buenos Aires, esperaban un avión de Iberia
E: ¿Tu intuición?
C: Demasiada casualidad. El comisario inspector Vilches opina lo mismo
E: Leo que el vuelo es de Ryanair, local (había abierto el expediente)
C: Sí, Palma de Mallorca Madrid
E: Dile al comisario Vilches que envío a Gimeno para levantar el cuerpo... ah y que
avise al Comandante y su personal que no pueden dejar Madrid hasta nueva orden
C: Te corrijo. “La” Comandante (se escuchaba un cuchicheo detrás de su voz)
E: ¿La? ¡¿Es una mujer?!
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C: Según el comisario Vilches, ¡y qué LA! Comandante Macarena Fernández...
aguarda... me corrige, Fernández Wilson
E: ¿Wilson? ¿Origen inglés?
C: No, andaluz aunque el apellido no lo parezca. Hija del magnate de las bodegas
Wilson
E: Vale. Jet-set. ¿Ya has hablado con la comandante?
C: A eso vamos con el comisario. Te pego un toque
E: ¿Almorzamos juntas hoy?
C: ¡Claro! ¿Alguna novedad con tu maridito?
E: Mmmm, todo igual (suspiraba)
C: Lo hablamos más tranquilas en la comida, pero ya sabes mi opinión
E: Vale. Hasta ahora
Iba a coger unas carpetas para retomar la lectura de un expediente que había dejado
inconcluso la semana anterior, cuando dos golpes en la puerta le avisaban que llegaba su
infusión de manzanilla. Entraba Teresa sonriente y detrás de ella, acalorado, sudoroso,
Gimeno, con el “lo siento” en los labios
E: Gracias Teresa. Gimeno, hombre, siéntate, que te ves fatal
Gimeno: ¿Un capuchino para mí sería mucha molestia Montoro?
T: Ahhh, ese Montoro suena tan raro en tus labios Gimeno. Ya te lo alcanzo, ¿un sobre
de sacarina está bien?
Gimeno: Dos por favor, Montoro (despachurrado en su poltrona)
Cuando Teresa había cerrado la puerta...
E: ¿Por qué la llamas Montoro? Siempre le dices Teresa (mientras revolvía su infusión)
Gimeno: Delante de su señoría hay que guardar las formas. Así que tenemos un cuerpo
del delito
Esther meneaba la cabeza, sin dejar de sonreír. Su secretario siempre le alegraba la
jornada con sus monerías
E: Tienes que ir a Barajas para el procedimiento
Gimeno: Con lo que me gusta levantar cadáveres, ahhh (suspiraba) ¿Lo descuartizaron?
¿Me llevo sales aromáticas para cuando me desmaye al ver los charcos de sangre?
E: Jajaja. No, no. Jajaja (recordaba el último desmayo de Gimeno cuando tuvo que
hacer un procedimiento en un tiroteo entre la Guardia Civil y unos asaltantes) Dice Cruz
que no hay signos de violencia física
Gimeno: Ahhh, la inspectora Cruz, ¡qué placer levantar un muerto con ella al lado! (le
saltaban chiribitas de los ojos mientras meneaba la cabeza)
E: Gimeno, concéntrate en el cadáver y no en los... bueno, en Cruz (cogía un ibuprofeno
y lo tragaba con la ayuda de la infusión)
Gimeno: ¿Dolor de cabeza?
E: Jmmm, no, por ahora sólo tensión en las sienes
Gimeno: Lo mejor para eso, los dedos de Gimeno (se ponía de pie con las manos en
alto y caminaba hacia donde estaba sentada Esther)
E: Gimeno, te lo agradezco pero...
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No llegaba a terminar la frase cuando ya tenía los dedos índice de cada mano de su
Secretario a cada lado de su cabeza. Suspiraba, recordaba la última vez que le había
hecho eso y se temía lo que seguía
Gimeno: Tranquila, señoría. Estas manos son mágicas, empecemos por relajarnos y
respirar hondo y acompasado. Tomo aaaaaaaaaaaire y...
Macarena Fernández Wilson, piloto ATPL. comandante de avión Boeing 737-800
de Ryanair
Caminaba por el largo pasillo interno de la cabina de pasajeros del avión hablando por
teléfono. Dos ojos femeninos escrutadores la seguían atentos
V: La voy a llamar
C: Déjala terminar de hablar, un minuto más o menos no hace diferencia
V: ¡Un minuto! (la señalaba con el dedo índice) Inspectora Gándara, siempre tan atenta
con los reos (más que hablar, bufaba, pero no hacía nada para llamar la atención de la
comandante Fernández)
C: ¡La comandante no es un reo, Rodolfo!
V: Con ese cuerpo y ese porte es un reo. Culpable de enloquecer a más de un tío
C: Tenías razón, es muy guapa. Raro que no use falda como las azafatas
V: Yo creo que Ryanair se la debe haber prohibido, para no matar a más de un pasajero
de un infarto (se cruzaba de brazos mientras observaba a la piloto)
Ajena a la charla y a la presencia de los policías, Maca seguía hablando con la abogada
del bufete madrileño contratado por la empresa
M: No, la maleta no tenía identificación ni tampoco objetos personales, es la usual que
nos da la empresa, con el logo [...] Sí, hablé con todos [...] Claudia, ¿podemos conversar
eso en persona? [...] Vale, vale [...] Un pasajero, todavía no hemos podido identificarlo,
ninguna de las chicas recuerda en qué asiento estaba [...] Vuelo completo, no notaron
nada raro con el hombre, si no recordarían su ubicación [...] Ya habían bajado todos los
pasajeros y probablemente la mayoría ya estaría en un taxi rumbo a su hotel o su casa
[...] Están en tierra, supongo que declarando [...] Hasta que no esté vacío no me retiro,
cuando la policía termine las pericias [...] ¿Entonces vienes para aquí? [...] Vale [...]
Hasta ahora
Cerraba su móvil y recién ahí notaba la presencia de los dos policías, especialmente la
mujer, morena, delgada, ojos vivaces que denotaban inteligencia. Sus ojos bajaron
enseguida a un “atributo” delantero que era imposible no mirar. Instantáneamente, su
mente deletreó un adjetivo. “¡Guapa!”
Cogió la chaqueta que había dejado en uno de los asientos y se la puso, abotonándola
con cuidado y estirando prolijamente su uniforme. Puso el móvil en uno de los bolsillos
y se acercó a los dos policías
M: Comisario Inspector Vilches, ¿verdad?
V: El mismo, comandante. La señora es la inspectora Gándara
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Para el comisario no pasó inadvertida la mirada especial y la sonrisa que la comandante
dedicó a su oficial
M: Macarena Fernández, inspectora. A sus órdenes (estiraba su mano para saludarla y
Vilches frunció el ceño al notar el leve movimiento de la punta de la lengua de la piloto
mojando sus labios mientras sonreía)
C: Comandante (aceptaba el apretón de manos de esa mujer que tenía una forma de
mirar muy intensa)
V: ¿Nos sentamos así nos contesta algunas preguntas?
M: Si me acompañáis a la cabina de las azafatas estaremos más cómodos. ¿Os puedo
ofrecer un café? (les indicaba con su brazo hacia dónde dirigirse)
C: ¿Eh? (miraba a Vilches, no sabía si aceptar la invitación)
V: Pensé que estos aviones low-cost no tenían esas comodidades, ¿café de cafetera o de
máquina? (comenzaba a caminar hacia el lugar, aceptando de hecho el ofrecimiento)
M: El personal de a bordo tiene algunas ventajas que los pasajeros no (sonreía y la
invitaba a Cruz a pasar delante de ella) Café de cafetera, do Brasil, el mejor
Unos minutos después, degustando un café en vaso térmico, sentados en la cabina de las
azafatas, comenzaban las preguntas
V: Comenzaré con el pasajero que encontrasteis en el lavabo. ¿Usted estaba presente
cuando se abrió la puerta?
M: No, la abrió el comisario de abordo, Héctor Béjar, con la llave que tenemos para
esos casos
C: ¿Le avisó que iba a abrir?
M: Normalmente, el comisario de abordo controla todo eso sin necesidad de avisarme si
hay una puerta cerrada, inspectora. A veces los críos o no tan críos... (le regalaba una
sonrisa pícara y seductora a Cruz) traban las puertas, meten goma de mascar en las
cerraduras o... nos dejan alguna broma. Apenas se encontraron con este hombre, Béjar
le tomó el pulso y mandó a una de las azafatas a buscarme. Hice un reporte para la
empresa, les entregaré copia, ahí detallo el protocolo que seguimos
C: Se lo agradeceré, comandante
V: Hemos hablado con las azafatas y no recuerdan al pasajero. ¿Eso es usual?
M: Jmmm. En general, si los pasajeros no se quejan por algo y se abrochan el cinturón
cuando se les indica, o si están tranquilos, pasa eso. No se olvide comisario que estos
vuelos no tienen catering, en un vuelo tan corto con el pasaje completo, no hay casi
relación con la gente, salvo... los problemáticos (sonreía)
C: ¿No notaron que faltaba un pasajero cuando avisaron que debían prepararse para el
aterrizaje? Generalmente las azafatas controlan que todo el mundo esté en su asiento,
que se abroche el cinturón...
M: En el aterrizaje, todos estaban sentados como corresponde (le echó una mirada que
exteriorizaba el reconocimiento a una pregunta que le pareció inteligente)
V: ¿Cree que habrá ido al baño después del aterrizaje?
M: Es posible, una vez que el avión se detiene, la gente se para y saca sus bolsos de las
bauleras, es un momento bastante caótico y las azafatas y el comisario de abordo se
concentran en la apertura de la puerta del avión y la evacuación de los pasajeros. ¿Sus
expertos han dictaminado algo acerca de las causas del fallecimiento de este hombre?
V: Aún no, tendremos que esperar a la autopsia. Mientras tanto, lo más importante es
identificarlo
M: La lista de pasajeros y su ubicación la tendrán que pedir a la empresa
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C: ¿No tienen ustedes una copia aquí en cabina?
M: Generalmente sí, pero en este caso hubo algunos problemas en la partida y no se la
entregaron al comisario de abordo. Salimos con alguna demora
V: ¿Y no la exigió Béjar?
M: No íbamos a demorar más la partida por una lista, comisario
V: Muy mal, no cumplieron el protocolo
M: ¿Usted siempre cumple los protocolos, comisario? (con una sonrisa)
Cruz bajó la vista y escondió su sonrisa. ¡Vilches hablando de cumplir protocolos,
cuando se los salteaba noventa de cada cien veces!
V: En vista que no nos puede ayudar mucho con la identificación del muerto, pasemos
al otro problema. ¿Es suya la maleta? (la señalaba con el dedo índice, por sorpresa)
M: No (le sostenía la mirada y respondía con seguridad) No uso maleta, mis cosas están
en un bolso, en un gabinete de la cabina, si os interesa revisarlo
C: Había cinco maletas, una por cada uno de la tripulación. Es raro que no traiga una
maleta con su ropa, comandante
M: Vivo aquí y en Palma de Mallorca me quedo en un departamento alquilado, tengo
mi vestuario allí, no necesito andar trasportándolo
C: ¿Vive sola?
M: Esa es una información privada, inspectora. No creo que venga al caso con quién
vivo o dejo de vivir (seria)
V: Vamos a necesitar la dirección, para corroborar lo que dice
C: Las otras cuatro maletas tenían una etiqueta con el nombre del dueño, salvo ésa
M: ¿Eso significa que creéis que era mía y por lo tanto soy sospechosa de tráfico de
drogas?
C: Todo el personal de su avión está siendo investigado, comandante
M: Vale. Pregunten a mi personal o en la empresa, al personal administrativo de tierra.
Ellos les dirán que nunca llevo maleta
V: Si la maleta no es suya, ¿tiene alguna idea a quién puede pertenecer? ¿Vio a alguien
cargar dos maletas?
Maca lo miraba y por un instante, su aplomo parecía desaparecer
H: ¿Hasta qué hora nos van a tener acá? Las tripas me hacen ruido (se tocaba el vientre,
intentando calmar los sonidos de vacío absoluto que se oían incluso al otro lado de la
habitación)
Aimé: Héctor, tomaste un desayuno doble esta mañana (meneaba la cabeza, mientras
cruzaba una pierna sobre la otra, intentando acomodarse en el sillón, aburrido y cansado
de la espera)
H: ¡Eso fue hace un millón de horas, ya es hora del almuerzo! (detenía su caminata
frente al copiloto)
Vero: Tú y tus horarios argentinos de almuerzo, es recién la una de la tarde (suspiraba y
volvía la vista hacia afuera, parada junto a la ventana de una de las salas VIP del
aeropuerto)
Alicia: ¿Habrá alguna máquina que expenda sándwiches por acá? (se ponía de pie y se
calzaba los zapatos de tacón) Le voy a preguntar al poli de la puerta
H: Yo quiero un capuchino también. ¡Y no uno, dos sánguches! (levantaba dos dedos
para enfatizar su pedido)
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Aimé: Héctor, no sé cómo puedes tener hambre con el lío en el que estamos metidos.
No sé si te has dado cuenta que...
Se detenía al observar abrirse la puerta y ver aparecer a la abogada Claudia Castilla. Al
instante, se enderezaba, cerraba la chaqueta de su uniforme azul marino y se ponía de
pie
Claudia: Buenos días. Les traje algo de comer, deben estar famélicos después de tantas
horas aquí
Les mostraba una caja de cartón con varios vasos térmicos, cartones de zumo y
sándwiches envueltos en papel transparente
H: ¡Sos una crack Claudita! (se apresuraba a ir a su encuentro, darle dos besos y coger
la caja)
Alicia: Buenos días, Claudia. Muchas gracias, íbamos a preguntar dónde comprar algo
para comer
Vero: Hola (la saludaba con frialdad)
Aimé: ¡Claudia, muchas gracias por acordarte de nosotros! (se acercaba a la letrada con
una gran sonrisa)
Alicia y Aimé saludaron afectuosamente con dos besos a la recién llegada, no así
Verónica, que siguió mirando por los cristales hacia afuera
Claudia: ¿Cómo estáis? ¿Ya os ha interrogado la policía?
H: Grunch... or separado... grunch
Aimé: Sí, sobre el hombre que apareció muerto en el baño y sobre la valija. ¿Has
averiguado algo? ¿Nos van a detener? (preocupado)
Claudia: Quise hablar con el comisario a cargo, pero está en el avión con Maca y no me
dejaron subir, creo que la estaban interrogando. Maca me dijo que había hablado con
vosotros antes de la llegada de la policía
Aimé: En el avión, mientras esperábamos a la policía por el muerto, nos llegó la noticia
de la maleta. Como tardamos en bajar, quedó nuestro equipaje en la cinta y parece que
ahí la husmeó uno de los perros de la policía
Claudia: Ahh. ¿De quién es la maleta?
Vero: Cada maleta tenía etiqueta, no es de ninguno de los que estamos aquí (le
respondía con cierto malestar, sin moverse de su lugar en la ventana)
Aimé: ¡Verónica, qué dices! ¿Estás acusando a la comandante?
Claudia: Maca nunca usa una maleta, Verónica
Vero: Hago la aclaración, no acuso a nadie
H: ¡Ché, flaca! Dejáte de joder un rato y vení a morfarte un sánguche, a ver si se te pasa
la mala leche que tenés encima. ¡Muy buenos Claudia! Estos no son de máquina.
Grunch
Aimé: ¿Nos sentamos y tomamos el café antes que se enfríe? (tierno y sonriente,
mirando a la mujer que hace rato lo tenía encandilado)
Claudia: Buena idea (no sacaba sus ojos de la esbelta figura de la azafata en la ventana,
no le había gustado nada el comentario sobre su amiga)
-.-.-.-.-.-.-
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En el Juzgado, Esther recibía el llamado de la inspectora Cruz cancelando la comida
juntas
E: Vale. ¿Cómo van las cosas por ahí?
C: Aún no ha llegado Gimeno. Estamos esperando por él para sacar el cuerpo del avión
y liberarlo para que entre a hangares. Vilches ya le ha rezado un rosario de tacos
E: Ahhh, ¡vaya a saber en qué se ha demorado! ¡Este Gimeno, por Dios! Estuvo
dándome quince minutos de masajes en las sienes y la cabeza, ahora me duele todo el
cuerpo
C: ¡Uhhh, sus masajes! Me imagino. Tendrías que haberte negado
E: Cruz... es Gimeno, ¿me entiendes? No llegué a decir esta boca es mía cuando ya
tenía sus dedos en la cabeza
C: Jejeje
E: ¿Qué tal la comandante?
C: Guapísima. Con unos ojos que te miran y te desnudan. Y una voz terriblemente
seductora
E: ¡Cruz!
C: Ese es mi comentario cotilla, señoría. Ha estado muy segura de sus respuestas,
aunque quedan muchos puntos oscuros
E: ¿Cómo cuáles?
C: Cuando pase por el Juzgado te explico mejor. Pero todo apunta a que la valija es
suya, las demás tenían etiqueta. Ella dice que usa sólo un bolso de viaje que lleva en la
cabina, nos lo mostró
E: Habrá que corroborar eso con el resto del personal
C: Sí, no creo que mienta tan descaradamente, eso es fácil de comprobar. Según ella
cualquiera pudo cargar esa maleta de la empresa para retirarla cuando estuvieran en
tierra, sin levantar sospechas
E: ¿Cualquiera? Alguien de la aerolínea, porque es equipaje del personal del avión
C: Creo que a eso se refiere, hay muchos vuelos de Ryanair aterrizando en Madrid
todos los días
E: Jmmm
C: Del muerto, nada. No se sabe quién es, parece haber sufrido una descompensación
después del aterrizaje y por eso fue al lavabo. Todos estaban en su asiento cuando se dio
la orden de abrocharse los cinturones para aterrizar, eso lo confirmó la comandante y la
tripulación de cabina
E: Entonces viajaba solo
C: Eso parece. Aunque Vilches insiste que su instinto le dice que las dos cosas están
relacionadas. Y no cree que haya muerto de muerte natural
E: ¿En base a qué? ¿Alguna marca en el cuerpo?
C: En base a su instinto, Esther. Y yo le confío bastante a su olfato, tiene como un sexto
sentido. No le ha fallado nunca
E: Jeje
C: ¿A qué viene esa risita burlona?
E: Nada, nada
C: Te mando por fax los nombres y DNI de los tripulantes del avión. Vilches quiere
saber el estado de sus cuentas bancarias, a ver si por ese lado encontramos gastos que no
se corresponden con su salario. ¿Te parece bien?
E: Vale (escribía unas notas en una hoja)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
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En la cabina principal, llegaba Gimeno en ese mismo instante
Gimeno: Lo siento, lo siento, me demoré en la florería
Maca lo miraba intrigada y sonriente. ¿Quién era ese personaje que se veía tan
simpático, en su abrigo de gabardina negra, su camisa blanca algo arrugada y su corbata
floja? Mejillas rojas y frente sudorosa, cargaba un gran bolso en bandolera y un ramo de
azucenas blancas en una de las manos
V: ¿Y usted quién coño es?
Gimeno: David Gimeno, secretario del juzgado de instrucción número 12, buenos días.
(estiraba la mano izquierda para saludar a Vilches y luego se daba cuenta que debía ser
la derecha y cambiaba el ramo de mano y se hacía un nudo en el intento)
V: ¿Y esas flores? ¿Para el muerto?
Gimeno: Jeje. No, para la inspectora Gándara. Jeje
M: (“Buena elección, yo también le hubiera comprado azucenas blancas. Parece que la
inspectora tiene varios pretendientes. Este Vilches también la mira con cara de carnero
degollado. Jmmm”)
Gimeno: ¿Esta bella dama es la comandante del avión? (notaba la presencia de Maca)
David Gimeno, a sus órdenes guapa señora (había una pequeña reverencia con su
cabeza)
M: Macarena Fernández, y gracias por lo de guapa (lo miraba risueña y halagada, el
hombre le caía muy bien)
V: ¡Oiga! Se supone que viene a trabajar, no a ligar con las mujeres (ponía los brazos en
jarra, apoyando sus manos en la cintura, con cara de muy mala leche)
Gimeno: ¡Uhhh, qué gruñón comisario! El muerto no se va a ir porque me tome un
minuto de más para comprar unas flores. Comandante, ¿me sostiene el ramo mientras
hago el procedimiento?
M: Claro. Hermosas flores, yo no las hubiera elegido mejor (cogiendo el ramo)
Gimeno: Se nota que usted es una mujer que entiende
M: No sabe cuánto
V: ¡Joder! ¡Esto es un procedimiento policial! ¡No una fiesta!
Gimeno: Ya voy, ya voy. ¡Con razón lo llaman CIVIMALE1!
V: ¿Eh? ¿Qué ha dicho?
C: ¿Y esas flores?
M: Para usted, inspectora. El secretario del juzgado me las dejó a cargo mientras hace el
procedimiento
C: Aysss, este Gimeno
M: Muy agradable el hombre (le entregaba el ramo) Ha tenido muy buen gusto, son las
flores apropiadas para una mujer tan exquisita como usted
Cruz se quedaba un poco anonadada por el insólito piropo. No le había pasado nunca en
un procedimiento policial, como tampoco nunca se había encontrado con una mujer que
le intrigara tanto
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CIVIMALE= Comisario Inspector Vilches Mala Leche
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C: Ehh... gracias por el cumplido
M: Ningún cumplido, tan sólo la verdad (le echaba una mirada cargada de fuego)
Por suerte para la incomodidad que invadía a Cruz, aparecía Vilches
V: ¡Cruz! ¿De dónde sacaron a ese esperpento? (señalando hacia el pasillo donde
estaban los lavabos) ¡Casi se pone a vomitar al ver al muerto!
C: Comisario... ejmmm... (señalaba con los ojos a Maca, indicándole lo desubicado de
su comentario frente a uno de los sospechosos)
V: Por favor, ve a ver si lo calmas y hace su trabajo y podemos salir de esta lata de
sardinas
Maca sonreía levemente, a pesar de la gravedad del asunto, esta gente la divertía. En sus
experiencias policiales anteriores no había encontrado policías tan humanamente
naturales como estos y menos que menos un personaje como el secretario del juzgado
Cruz tuvo un momento de duda con el ramo de flores, que Maca percibió enseguida
M: Inspectora, si me permite, le sigo custodiando el ramo
C: Ahhh, sí, muchas gracias comandante (le entregaba el ramo)
V: ¡Hoxtia! Esto ya parece un minué en lugar de un procedimiento policial (brazos en
jarra meneando la cabeza con cara de enfado)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El lavabo era todo lo estrecho que suelen ser los baños de los aviones. El corpulento
Gimeno intentaba tomar nota mientras los miembros de la policía científica hacían su
labor de recopilación probatoria en el lugar
C: Gimeno, ¿por qué no sales del lavabo y tomas nota desde aquí? (notando su palidez a
punto de la evacuación estomacal vía aérea)
Gimeno: Glp... jmm... es que me gusta ver trabajar a los CSI. Glp... jmmm...
C: ¿CSI?
Gimeno: Sí, estos se parecen más a los de CSI Nueva York que a los de Las Vegas o
Miami. Glp... jmmm...
C: ¿De qué hablas?
Gimeno: ¿Las series de TV? ¿No las miras?
C: No me gustan las series policiales, bastante tengo con mi trabajo
Gimeno: Deberías, se aprende mucho ahí. Glppppp (la arcada que transfiguró su rostro
era anuncio de evacuación inminente)
C: ¡Ven aquí, hombre! Puedes controlar todo y tomar nota desde este lugar
Gimeno: Sí, creo que va a ser mejor, este hombre está muy morido y me revuelve el
estómago. Si me disculpa joven, usted se corre y yo puedo salir. Glp (le decía al policía
que tomaba fotos de la escena)
Policía 1: Vale, aguarde un momento
Maniobras más, maniobras menos, al fin Gimeno lograba salir del baño y saludaba
afectuosamente a Cruz con dos besos
C: Gracias por las flores, son muy bonitas
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Gimeno: ¡Ah, las has visto!
C: Me las dio la comandante
Gimeno: ¡Ahhh, la comandante! ¡Qué placer para los ojos esa mujer! (entrecerraba la
vista y su rostro era todo placer al decir el comentario)
C: Veo que la has notado (sonreía divertida)
Gimeno: ¡Cómo para no notarla! Oye, para mí que ha adelgazado últimamente, la
chaqueta es una talla más grande
C: ¡¿Qué?!
Gimeno: Y el pantalón dos tallas más grande, se le notaba en el cinturón, tenía la marca
de donde antes lo usaba. Jmmm. No creo que sea por una dieta, es muy delgada, jmmm.
(pensativo)
C: No me di cuenta
Gimeno: Porque no la miraste bien
C: Claro, tú sí
Gimeno: Yo observo todo, aunque no lo parezca, jeje
C: Vale (bajaba la cabeza, escondiendo la sonrisa, Gimeno parecía un despistado total
pero ya había dado muestras de observar los más mínimos detalles que para otros
pasaban inadvertidos)
Gimeno: Este hombre no ha muerto de muerte natural
C: ¿Por qué lo dices? No hay signos de violencia, mira su rostro, no está tenso, parece
que se hubiera quedado dormido
Gimeno: Dormido sí, pero por un pinchazo. Debajo de la oreja izquierda, ahí...
(señalaba con el dedo), un puntito rojo
C: ¿Eh?
Gimeno: Anda, mira
Cruz se metía en el lavabo y pedía al joven que sacaba fotos que la dejara pasar hacia el
costado izquierdo del hombre. Miraba con atención lo que Gimeno le indicaba
C: Oficial, por favor, saque unas fotos de esta zona, debajo de la oreja izquierda
Policía 1: Vale
Cruz se corría a un costado y el hombre sacaba fotos. Luego volvía a mirar con atención
la zona y notaba una pequeña aureola rosa alrededor del pinchazo. Salía del lavabo
C: ¡Hoxtia, Gimeno! ¡Qué vista!
Gimeno: ¿Pudisteis averiguar su nombre, algún dato?
C: Nada, en la zona de equipaje no hay ninguna maleta sin reclamar, tampoco bolso de
viaje en el avión. No tiene documentos encima
Gimeno: ¿Dinero en los bolsillos?
C: Nada, ni un billete ni una moneda. Tampoco un móvil
Gimeno: ¡Qué raro!
C: Como si lo hubieran desvalijado o si no llevara nada encima que lo pudiera
incriminar
Gimeno: El reloj... (señalando el brazo derecho) Generalmente se lleva en la mano
izquierda, es más cómodo
C: Eso depende de los gustos de cada uno, yo antes...
Gimeno: Es valioso
C: ¿Eso? Si es viejo y con una correa de cuero desgastada
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Gimeno: Es un Omega automático de martillo, calibre 333, en oro rosa de 18K. Debe
costar...jmmm... unos 800 euros. De colección, ¡sí señor!
C: ¿Eh? (lo miraba incrédula)
Gimeno: Quizás tenga algo grabado atrás, jmmm
Cruz se apresuraba a llamar al oficial para que se fijara si había huellas dactilares que
levantar del reloj, le sacara una foto y poderlo quitar para ver si tenía alguna inscripción
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En el Juzgado, Esther leía el oficio para el Banco Central pidiendo datos bancarios del
personal del avión. Teresa esperaba pacientemente, mientras no dejaba de mirar el
bocata a medio comer en un costado del escritorio
T: Jmmm (carraspeaba)
Esther levantaba la vista y la miraba
T: No creo que un bocata de jamón y queso haga engordar a su señoría. Jmmm
E: Teresa, por favoooor. Ya lo voy a terminar (suspiraba y volvía al escrito)
T: Ese café con leche debe estar helado
E: Ya (seguía leyendo el oficio)
T: Ahora te traigo otro, no puede ser que no te alimentes, con tanto trabajo y una niña
que atender, no está bien
E: Vale (sonreía entre dientes, esa actitud maternal de Teresa para con ella era muy
tierna y aunque cruzara la barrera de jerarquías profesionales, la agradecía) Esto está
perfecto, lo firmo. ¿Te encargas tú de enviarlo? (comenzaba a firmar)
T: ¿Es urgente, no esperamos a Gimeno?
E: Urgente sí, ahora mismo. Toma
T: Ya te traigo el café con leche, señoría (cogía el oficio y se iba rápidamente)
Sonriente, Esther cogía el iPhone que sonaba los acordes de trozos de la novena sinfonía
de Beethoven. Sonrisa que se borraba apenas leía la pantalla
E: Raúl, ¿qué necesitas?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡Maca¡ ¿Ya terminaron? ¿Qué...?
Maca le indicaba con los ojos y frunciendo los labios que detrás de ella venía alguien
V: Ya hemos terminado. ¿Usted quién es? (entraba detrás de la piloto, con cara nada
amigable)
Claudia: Claudia Castilla, abogada del personal de Ryanair. ¿Y usted es?
V: Comisario inspector Vilches, no le puedo informar nada, secreto de sumario, para
cualquier trámite, vaya al Juzgado de Instrucción número doce
A Claudia no le gustó mucho la forma en que le respondió del comisario
Con las alas rotas
13
Claudia: No le iba a preguntar nada, conozco el procedimiento. ¿Se pueden retirar los
tripulantes o están demorados por alguna cuestión en especial? (se cruzaba de brazos y
miraba al comisario con ganas de partirle algo en la cabeza)
V: Con la comandante hemos terminado, a los demás, tengo algunas preguntas que
surgen del testimonio de la señora. ¿Manuel Aimé, el copiloto?
Aimé: Aquí estoy
V: Acompáñeme a la habitación de al lado. Ah, señora Fernández, no sé si se lo dije. No
pueden dejar Madrid hasta nueva orden. Ninguno
M: ¡¡¿Cómo?!! ¡¡Volamos a Palma de Mallorca mañana a la mañana!!
Claudia: Comisario, si no están imputados en la causa, no veo por qué...
V: Señora letrada, quéjese con la jueza Esther García Uriburu, ella lo dispuso. Aimé,
venga conmigo
Se retiraban los dos hombres del salón, mientras los demás se miraban entre sí,
sorprendidos y algo temerosos
M: ¡¡Esto es inaudito!! (hacía aspavientos con una mano)
H: Eh, che Claudia, ¿estamos en un quilombo?
Vero: ¿Recién te das cuenta? ¡Qué lerdo! (se cruzaba de brazos, visiblemente enfadada)
Alicia: Maca, ¿nos van a suspender en la empresa? (le temblaba la voz)
M: ¡No veo por qué! ¡No hicimos nada!
Claudia: Maca... (meneaba la cabeza)
M: ¿Qué?
Claudia: Si han ordenado que no os mováis de Madrid, es que sois considerados
sospechosos prima facie. En la empresa también van a abrir una investigación interna.
Lo más probable es que os suspendan hasta que todo esto se aclare
M: ¡Joder! (negaba con la cabeza)
Claudia: Tranquila, ahora mismo voy al Juzgado a hablar con la Jueza. A ver si acepta
que sigáis trabajando como siempre, no creo que tengan evidencias como para
imputaros. Además, son vuelos nacionales, no salís del estado
Vero: Seguro aceptará, los jueces son muy... elásticos en sus decisiones cuando
interviene una empresa importante (con tono de sorna)
Claudia: Puede ser Verónica, hay muchos que son como tú dices. En este caso, no me
ha tocado nunca este juzgado de instrucción, pero he preguntado en el bufete. Y García
Uriburu no es de esos jueces
M: ¿Qué te comentaron?
Claudia: Inflexible, una mujer joven que ha tenido dos o tres casos de alto perfil, con
gente adinerada y de la alta sociedad. No le ha temblado el pulso para nada. Y presiones
ha recibido, muchas
M: Bueno, mejor si es así, no tenemos nada que esconder
Vero: ¿Nada? ¿Cómo puedes estar tan segura Maca?
Maca la miró perpleja, mientras Claudia no pudo refrenar su comentario
Claudia: Es la segunda vez desde que estoy aquí que hablas de Macarena con total
desprecio y de hecho la acusas de tener algo que ver con todo esto. Ya me estás
cansando Verónica y no sé si te das cuenta que tus comentarios pueden traer problemas
Verónica arrugaba los hombros en actitud de desdén
Con las alas rotas
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M: Déjala Claudia, es una cuestión personal conmigo
Claudia: Vale, las cuestiones personales contigo que las resuelva donde corresponda,
no haciendo estos comentarios que te pueden traer problemas. Verónica, como abogada
de la empresa, te sugiero que cuides lo que dices
Vero: ¿Quieres que mienta? (ponía sus brazos en jarra, en actitud desafiante)
Claudia: No, si tienes datos de quién es dueño de la valija, lo dices. Y me lo dices
primero a mí, para saber a qué atenerme
Vero: ¿Para que armes alguna estrategia para salvar a tu amiguita? (meneaba la cabeza
y su voz era chillona)
Héctor y Alicia se miraban atónitos. ¿Qué pasaba que no se habían enterado?
Claudia: Si tienes dudas de mi idoneidad profesional, te contratas tu abogado
particular. Yo estoy al servicio de to-dos vosotros, no sólo de mi a-mi-gui-ta, a ver si lo
entiendes de una vez (con rabia, levantando el tono de voz, visiblemente enfadada)
M: Claudia, nadie duda de tu profesionalidad. Hoy Verónica está un poco... jmmm,
espesa (la tomaba del brazo y negaba con su cabeza) Como decía Lennon, let it be.
Venga, sentémonos
Claudia: Maca, es que no entiendes que comentarios así...
M: Let it be, venga. No te preocupes (la empujaba hacia los sillones, mientras giraba su
rostro hacia Verónica y le lanzaba una punzante mirada de advertencia)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En el Juzgado, Cruz informaba a Esther del resultado de los interrogatorios y los
avances en la investigación
E: “Con todo mi amor, M.G.”, parece que se lo regaló alguna novia o la esposa (miraba
la foto con la inscripción en la parte de atrás del reloj)
C: Puede ser pero quizás no sea él el dueño, la correa denotaba mucho uso. Es un
hombre de unos cuarenta años, el reloj no pega con él
E: ¿Y la vestimenta?
C: Común, camisa abierta clara, pantalón negro, chaqueta beige de pana, mocasines
negros, medias blancas. Es muy llamativa la falta de un móvil o dinero, ni qué hablar de
documentos o llaves o una reserva de hotel. Rarísimo
E: Jmmm. ¿La base de datos de huellas dactilares?
C: Hasta ahora nada
E: ¿Será extranjero?
C: Probablemente. Gimeno enseguida dijo que era colombiano
E: ¿Por qué?
C: No te rías, eh. Por el olor a café. Jijijiji. Decía que olía al café de Juan Valdez2 [1]
E: Aysss, dios, este hombre cada día más loco (meneaba la cabeza)
C: Pero fue el que vio el pinchazo y el reloj especial. Es un caso de estudio nuestro
Gimeno (divertida)
E: Como tu comisario con su sexto sentido
C: ¡Otro! Ahhhh, me persiguen dos que están para el frenopático
2
Café de Juan Valdez = durante muchos años Colombia propagandizó su café con el campesino cafetero
Juan Valdez
Con las alas rotas
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E: ¿Y a cuál le vas a dar el sí? ¿Al de las flores primorosas o al que te invita a tomar
una cañita cada dos por tres? (le guiñaba un ojo)
C: ¡A ninguno! ¡Quiero estar tranquila, necesito tranquilidad! Después del loco del que
me divorcié, quiero dedicarme a mi hija y a mi trabajo. Pufff
E: Jmmm, lo veo difícil, jeje
Esther dudaba de las intenciones de su amiga, Cruz atraía galanes como la miel a las
moscas y cada dos por tres tenía que andar sacando chapa de “policía ruda y mala” para
espantarlos
E: Bueno, con este hombre esperemos a identificarlo, voy a ir preparando un oficio para
consultar a la Interpol. ¿Cuándo estará la autopsia?
C: Mañana a última hora (sacaba su libreta negra donde solía apuntar datos)
E: Bien. Cuéntame de la comandante, me dejaste intrigada con lo que me adelantaste
por teléfono
C: ¿Cotilleo señoría? (ladeaba la cabeza y sonreía)
E: Jajaja. No, tu impresión del interrogatorio, eres buena para eso (se relajaba en su
poltrona)
C: Jmmm. Contradictoria (fruncía los labios, seria)
E: ¿Crees que miente? (se recostaba sobre el respaldo de su poltrona y miraba seria a
Cruz)
C: No, me parece que dijo la verdad. Pero... no sé, también me parece que sabe más de
lo que dice, que oculta algo
E: ¿Del muerto o de la valija?
C: De la valija. Se tensó cuando le pregunté con quién vivía en Palma de Mallorca y
dudó cuando Vilches le preguntó si vio a alguien con dos maletas
E: Habla con la policía de Palma, que vayan al domicilio y pregunten a los vecinos, que
traten de no levantar sospechas. Investiga también a los otros, dónde viven, con quién
viven, si tienen gustos caros o algún auto lujoso que no se corresponde con su salario
C: Ajá (asentía con la cabeza mientras iba tomando nota en su libreta)
E: Cruz, hay algo que me llama la atención (miraba la foto de la maleta)
C: ¿Qué?
E: La maleta parece nueva
C: Sí, las otras tenían marcas, se notaban con bastante uso. Si fuera como dice la
comandante, que alguien la puso entre el equipaje de ellos, habría que investigar a la
gente de tierra del aeropuerto de Palma, ¿no?
E: Tienes razón, no tendríamos que descartar eso. Otra cosa (seguía observando la foto)
Cruz levantaba la vista de sus anotaciones y esperaba su comentario
E: Es un cargamento grande de droga, veinte kilos... Jmmm. Nadie arriesga un
cargamento tan valioso en una primera vez. Da que pensar, ¿no? ¿Lo habrán hecho
antes?
Cruz la miraba y escuchaba atenta
E: ¿Hay alguna forma de saber cuántas maletas llevaban estos tripulantes en sus viajes
anteriores? ¿Queda constancia de cuánto equipaje despacharon?
C: No sé, probablemente (fruncía los labios dubitativa)
Con las alas rotas
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E: Si la comandante nunca usa una maleta y siempre hubiera habido cinco maletas del
personal del avión...
C: ¡Coño! Tienes razón (anotaba algo en su libreta y lo subrayaba con doble línea)
Un golpe en la puerta las interrumpía
T: Señoría, la doctora Claudia Castilla, abogada de Ryanair desearía hablar contigo
E: Vale, dile que me aguarde un momento (Teresa cerraba la puerta) ¿La conoces,
estuviste con ella?
C: No
E: Ya me imagino a qué viene, a presionar para que esto no trascienda a la prensa
Cerró la puerta y dejó las llaves sobre la mesa a un costado. Recogió el correo que
Carmen había dejado para ella. No estaban las cartas de Raúl, seguramente ya debía
haber pasado a recoger su maleta y su ropa para el viaje “imprevisto” por un seminario
en San Sebastián. Viajaba con su colega y socia en la clínica, la doctora Martínez Longo
Fue hasta la sala, puso los sobres en la mesita, dejó el bolso sobre el sillón y se quitó el
abrigo, apoyándolo también sobre el sillón. Se sentó y comenzó a revisar la
correspondencia, la mayoría eran cuentas a pagar pero había dos sobres especiales,
cartas de su madre para ella y para su nieta Patricia. Esther sonrió complacida pensando
en la alegría de su hija cuando viera la carta
Doña Encarna mantenía la vieja costumbre adquirida en las épocas en que su marido, el
padre de Esther, hacía sus largos viajes, escribir largas cartas de puño y letra. Su padre,
un gentil y cariñoso marino mercante al que una tempestad en el Atlántico, frente a las
costas africanas, se llevó para siempre. Esther hablaba con su madre una vez por semana
por teléfono, aún así, doña Encarna siempre tenía cosas para contarle por escrito. Y a su
única nieta le relataba anécdotas del pueblo o de Esther cuando joven o ficciones que
inventaba para la niña. Gracias a esa abuela “novelera”, Patricia se había acostumbrado
desde sus primeras letras en el cole a escribirle cartas de respuesta y luego relatos que
cada vez eran más largos y mejor redactados, con una imaginación que a Esther la
sorprendía
Estaba abriendo el sobre dirigido a ella cuando sonó su iPhone
E: Cruz, ¿algún problema?
C: No. Te quería avisar que nos vamos a demorar un poco, la mamá de Paula preparó
un pastel y nos ha invitado a merendar con ellas. Las nenas están tan entusiasmadas que
Carmen y yo decidimos aceptarlo, ¿te parece bien?
E: ¡Claro! Dile a Carmen que yo me encargo de ir preparando la cena
C: Dice que la dejó preparada en la nevera, que cuando llegue ella calienta todo
E: Vale. ¿Os quedáis a cenar?
C: Jmmm (dudaba)
E: Venga Cruz, cenamos temprano, no habrá problema para el cole de Candela mañana.
Te ahorras tener que cocinar tú (sabía que ese argumento era más que suficiente para
convencerla)
C: Jeje, eres malvada, sabes mi drama nocturno con la cena, jeje
E: Os espero entonces
Con las alas rotas
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C: Oye, ¿qué tal la abogada, muy pesada?
E: ¡Para nada! Una gratísima sorpresa
Claudia: Muchas gracias por recibirme, señoría
E: Tome asiento. Usted dirá
La observaba con interés. La abogada de Ryanair era una morena muy guapa con un
traje azul de chaqueta y falda sencillo, pero que lucía con mucha elegancia, un jersey
blanco debajo del traje y botas de caña alta. La letrada Castilla se sentó delicadamente
en la poltrona frente al escritorio y cruzó las piernas con naturalidad, apoyando su
portafolios en el suelo, a un costado del asiento
Claudia: Soy la abogada de los cinco tripulantes del avión de Ryanair. El comisario
Vilches nos avisó que por orden de su señoría no pueden ausentarse de Madrid hasta
nueva orden
E: Así es. Están siendo investigados por tráfico de drogas
Claudia: Señoría, la tripulación tenía programado un vuelo a Palma de Mallorca para
mañana a la mañana. Quería saber si...
E: Lo siento, la empresa tendrá que poner otra tripulación para ese vuelo (apoyaba los
codos en el escritorio y bajaba la vista hacia un expediente, dando la sensación de que
no iba a hablar más del tema)
Claudia: Señoría, eso significa un gran perjuicio económico para los trabajadores
Esther levantó la vista y la miró. Le llamó la atención que no hablara de “las molestias
que esto ocasiona a la empresa” y cuestiones así, sino de “los trabajadores”
Claudia: No sólo dejarán de cobrar este vuelo... (notaba el interés de la jueza y seguía
en la misma línea argumental) sino el inmediato de retorno, al día siguiente.
Considerando la programación de vuelos que tienen este mes, es casi un cuarto de su
salario (exageraba) Eso sin considerar que si el juzgado no les permite volar ahora...
probablemente sean suspendidos hasta que se los exonere totalmente o se impute el
crimen a alguno de ellos o se encuentre a los culpables. Imagine lo que eso puede
significar en los hogares de esta gente
E: No está en mis manos hacer algo para evitar que la empresa los suspenda, señora
Castillo
Claudia: Lo sé y no vengo a solicitar nada al respecto. Señoría, si efectúan estos dos
vuelos, los próximos serán recién a fin de la semana entrante. Usted los podrá tener en
Madrid todo ese tiempo para las diligencias que estime convenientes. Aquí tengo su
plan de vuelos de este mes y el siguiente (levantaba su portafolios y lo abría) Es un
comunicado oficial de la empresa a los tripulantes, es el original que recibió la
comandante Fernández
Sacaba un folio y se lo entregaba a la jueza. Esperaba a que Esther leyera el papel,
había logrado su total atención y esperaba poder convencerla con otro “as” que tenía
bajo la manga
E: Jmmm (estudiaba el organigrama de vuelos)
Claudia: Señoría... mis clientes son los primeros interesados en que todo esto se
esclarezca lo antes posible. Está en juego no sólo su buen nombre, sino su profesión, su
medio de vida
Con las alas rotas
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E: Usted sabe por qué les prohíbo que se ausenten de la ciudad (bajaba el papel y
hablaba con augusta seriedad)
Claudia: ¡Por supuesto que entiendo sus razones, señoría! Pero apelo a su raciocinio
porque mis clientes no tienen ninguna intención de no responder a sus requerimientos.
Y como sabemos que no sólo basta decirlo, sino demostrarlo, le he traído esto (sacaba
un sobre pequeño pero voluminoso de su portafolio)
El rostro de Esther no podía ocultar su interés en el sobre tanto como su ignorancia
total sobre su contenido
Claudia: Los vuelos programados son dentro del estado, no salen del país. Pero en
caso que hubiera alguna duda al respecto, aquí dejo bajo su custodia los pasaportes de
los cinco tripulantes (los depositaba sobre el escritorio) En cuanto a sus cuentas
bancarias, números de teléfono, direcciones y referencias, le he preparado un listado
para que el Juzgado pueda constatar lo que le parezca conveniente
C: O sea que los autorizaste a volar mañana
E: ¿Tú qué crees?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¿No está en el piso? (entraba al salón con una bandeja con café, leche y unos
bocatas)
M: No (suspiraba mientras guardaba el móvil) La vecina del tercero, Almudena, está
cuidando a Pedro. Le dijo que iba a hacer unas compras pero eso fue una hora y media
atrás. Dejó su móvil en el piso, no la puedo ubicar. Pufff
Claudia: Venga, come algo y luego, en unos minutos, vuelves a llamar (se sentaba en la
mesa e iba repartiendo el contenido de la bandeja)
M: Mmm, no tengo apetito
Claudia: ¡Joder Maca! No has probado bocado en todo el día, ¡mírate! ¿Qué quieres?
¿Enfermarte? ¡¡Te sientas aquí y comes!! (golpeaba la mesa con el dedo índice de su
mano derecha, muy enfadada)
M: Uhhh, Claudia, no te enojes, voy a comer aunque no tenga hambre. ¿Vale? (se
levantaba del sillón e iba hacia la mesa, tratando de calmar a su amiga con una sonrisa)
Claudia: Hay días en que tengo ganas de darte un buen mamporro, a ver si espabilas.
(servía el café en la taza que preparaba para Maca y se aprestaba a echarle leche
caliente)
M: No, leche no
Claudia: ¡¡Leche sí!! ¡¡Y te tomas toda la taza!!
M: Bueno, mamá (sonriente, estirando su mano para acariciar el brazo de su amiga) ¿Te
dije que te quiero mucho?
Claudia: Pero me haces enojar, no es justo (le devolvía la sonrisa) Has adelgazado
mucho, no te me cuidas cuando no estamos juntas, no comes a sus horas y así... Pedro te
necesita entera, Macarena
M: Lo sé, lo sé (tomaba un sorbo de café con leche) Estoy muy tensa, con los viajes
para estar allá con ellos y las cosas de Sam. Ahora esto de hoy, pufff (cogía un bocata)
Claudia: ¿Vas a hablar con Verónica? Me preocupa lo que pueda decir a los polis
M: Mañana, cuando lleguemos a Palma, vamos a conversar. Grunch... jmmm. Muy rico
Claudia, te has especializado en bocatas deliciosos. Grunch
Claudia: Aysss, no seas pelota
Con las alas rotas
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Maca negaba con la cabeza, mientras masticaba con ganas su bocata
Claudia: ¿Por qué Verónica tiene tan mala leche contigo? (mordía su bocata)
Maca arrugaba los hombros, mientras seguía masticando y bebiendo su café con leche
Claudia: ¿Es por Sam no?
Maca repetía su “no sé” levantando nuevamente los hombros
Claudia: Hoy ha estado muy fría conmigo. Creo que me culpa de alejarte de ella
M: Jmmm (se limpiaba la boca con una servilleta) Culpa a todo el mundo porque le dije
que no seguiría saliendo con ella, no lo acepta
Claudia: Maca, a veces eres muy parca en tus respuestas y en tus explicaciones. ¿Lo
hablaste bien con ella?
M: Le dije que lo nuestro no iba. Claudia, salimos un par de meses, tampoco fue una
relación de años como para que se ponga así
Claudia: Está enamorada de ti
M: Vale. Pero yo no, salí en un momento con ella y ya. Grunch
C: Aysss, qué cabezota que eres. A eso me refiero, ya me imagino que se lo has dicho
así, a bocajarro sin considerar que herías sus sentimientos (meneaba la cabeza)
M: Claudia, somos dos personas adultas, si le digo que no siento lo mismo que ella,
¿qué no se entiende de eso? Me gustó salir con ella, la pasamos bien, pero no para una
relación de pareja y no soy de engañar a la gente para tener un buen polvo. Eso le dije,
¿qué está mal?
C: Vale, vale. Pero tendrías que haber tenido tacto, no enfadarla
M: Yo no la enfadé, fui sincera y parece que a ella eso no le apetece, prefiere engañarse
con sus fantasías
C: ¿Cuánto le contaste de Sam?
Maca la miraba y no contestaba. Levantaba la taza y tomaba un sorbo
C: Ya. Todo. Ahhhh, con razón dice lo que dice. Tu sinceridad te va a cavar una fosa
algún día. No hay que contar todo a tus amantes ocasionales Maca, a ver cuándo lo
aprendes. Eres una bocazas
Maca levantaba los hombros, sin respuesta, mientras atacaba sin piedad el último trozo
de su bocata
C: Ahora vamos a hablar seriamente. ¿Qué sabes o sospechas de todo este asunto que
no me has dicho?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Carmen: ¿Se ha dormido? (terminaba de repasar la vitrocerámica de la cocina)
E: Después de relatarme el día intenso que ha tenido. Y hacerme algunas preguntas
incómodas. ¿Un brandy Carmen? (abría el gabinete de las bebidas)
Carmen: Eso ni se pregunta, jeje. ¿Qué preguntas incómodas te hizo la niña?
Con las alas rotas
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E: Si su padre y yo no nos queremos como los padres de Paula. Parece que la señora le
dijo que va a tener un hermanito porque ellos se quieren mucho (miraba detenidamente
la botella de brandy)
Carmen: ¡Hoxtia! (se giraba y dejaba el trapo de cocina sobre la encimera)
E: Estaba mirando la etiqueta de esta botella. Brandy Wilson. ¡Qué casualidad!
Tenemos un caso en el Juzgado donde está involucrado alguien de esta familia.
(sostenía la botella como fascinada por la coincidencia)
Carmen: Ahhh, los bodegueros andaluces. Hace poco hubo una nota sobre ellos en el
Hola
E: ¿Sí? ¿Qué decían? (dejaba la botella a un costado y buscaba las copas)
Carmen: Era la fiesta de presentación de una nueva línea de jerez que producen sólo
para vender en Gran Bretaña. Un reportaje al hombre este, Pedro Wilson. Y cotilleos, de
las muchas obras de caridad que hacen junto con las parroquias de Jerez y cosas por el
estilo. Ya sabes, que los hijos están casados con niñas de la alta sociedad de por allí, ya
tiene varios nietos (observaba a Esther colocar las copas y la botella sobre la mesa de la
cocina)
E: Ven, siéntate. Deja la cocina y demás para mañana
Carmen: No me gusta dejar la cocina sucia
E: ¿Sucia? Dirás que no paras hasta dejarla brillante, como la publicidad en la tele. Ven,
ya sabes que esta tertulia nocturna nos hace bien a las dos (tomaba asiento y destapaba
la botella)
Carmen: Jeje (aceptaba gustosa sentarse a charlar con la jueza)
E: ¿Cuántos hijos tiene este señor Wilson? (servía la copa de Carmen con una generosa
cantidad de brandy, la suya con algo menos)
Carmen: Tres varones y una mujer. De la chica no dicen nada, creo que debe ser la
oveja negra de la familia
E: ¿Nada de nada?
Carmen: ¡Nada! Cuando es así, en estas notas, es porque se debe dedicar a algo que no
es bien visto en el círculo social y entonces la familia ni la menciona (levantaba la copa)
Chin, chin. Por la niña, por su madre y por su abuela, mi gran amiga
E: Y por ti, que eres un solete. Chin, chin (golpeaban suavemente sus copas y bebían un
primer sorbo de la bebida) Tiene buen gusto, sabor intenso
Carmen: El mejor de los brandys españoles, jmmm (saboreaba el sorbo) Venga,
cuéntame que le contestaste a la niña
E: Ufff. Me puso en un brete, Carmen, no sabía qué decirle (meneaba la cabeza)
Carmen tomaba otro sorbo de su copa y esperaba que Esther continuara el relato
E: Traté de explicarle que no ha tenido un hermanito porque en un primer momento
esperamos a que ella creciera y luego el trabajo nos hizo postergar muchas cosas
Carmen: ¿Lo entendió?
E: Creo que sí, bueno, Patricia me sorprende siempre, no sé a quién ha salido tan
reflexiva y tan preguntona
Carmen: ¿Qué tal si te miras al espejo? (sonriente)
E: Carmen, de niña nunca fui así, ahora es mi profesión y...
Carmen: Ya, ya (meneaba su cabeza sonriente y volvía a beber su brandy)
E: Vale (sonrisa de labios apretados, su niña se le parecía en muchas cosas, lo que la
hacía sentir muy bien) Pregunta va pregunta viene, traté de esquivar el tema pero no me
lo puso fácil. Al final me dijo si su padre y yo nos íbamos a divorciar, como los padres
de Candela
Con las alas rotas
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Carmen: ¿Qué le contestaste?
Esther se tomaba unos segundos, mirando su copa y luego bebía un trago
E: Que no lo sabía, pero que no se preocupara, que si llegado el caso no podíamos
solucionar nuestros asuntos como pareja, siempre seríamos su papá y su mamá y la
querríamos mucho, como hasta ahora. (apuraba el último trago de su copa) No pensé
que fuera tan evidente que nuestra relación no va más
Carmen: Los niños perciben la falta de cariño aunque no haya gritos ni peleas ni malas
caras, Esther. Hace tiempo que Raúl falta de esta casa, o llega tan tarde que ni siquiera
ve a su hija despierta
E: Sí (miraba la copa vacía, pensativa)
Carmen: Vale (estiraba su mano y acariciaba el brazo de Esther) No te preocupes más
de la cuenta, la niña está bien, es feliz y aunque su padre no se ocupe de ella, con lo que
la atiendes y la mimas tú, le alcanza y le sobra
E: Ya. Pero me pregunto... ¿de qué sirve mantener esta fantochada Carmen? ¿No es
hora de sincerar las cosas?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La partida del vuelo RYR2051 programado para salir 9.40 a.m. despegó con una hora
de demora. Una luz que titilaba en el tablero de mando fue la causa. La comandante del
vuelo se negó a despegar hasta que no estuviera solucionado el problema
Su copiloto Aimé había avisado dos días antes que existía el inconveniente pero en el
chequeo rutinario, el equipo técnico no lo había considerado relevante. “Un mal
contacto de algún cable” le habían contestado al copiloto, “cuando entre a la revisión
mensual desarmamos todo el tablero y lo reparamos”
M: ¿Nos dan luz verde o nos van a tener dando vueltas en círculos por una hora? (se
estaban acercando al aeropuerto de Palma)
Aimé: No saben, están viendo cuál de las dos pistas tiene menos carga de aterrizajes y
cómo nos acomodan entre los vuelos que llegan (se quitaba los auriculares)
M: ¿Apostamos? La 06R/24L, la más corta
Aimé: Jajaja
M: Nuestro castigo por atrasarnos, ya verás. Te dejo a cargo, voy a estirar la piernas.
¿Un café?
Aimé: Vale (sonreía)
La comandante se liberaba del cinturón de seguridad y se ponía de pie, destensando su
cuerpo con un movimiento de estiramiento de brazos y torso, lo que hacía sonreír a su
copiloto. Llevaban dos años juntos, en la misma ruta y con éste u otro avión similar,
conocían al dedillo sus secretos y sus “cosas”, así como se conocían entre ellos. Habían
aprendido a respetarse sus tiempos y sus manías, pero fundamentalmente, sus silencios.
Tenían ambos un carácter reservado, casi parco en palabras y sin embargo, se confiaban
uno al otro profesionalmente y también personalmente. Dos o tres aterrizajes riesgosos,
un motor que se incendió en vuelo, fueron incidentes que, entre una copa y otra, los
abrieron a las confidencias personales y a respetarse sus historias más dolorosas
Con las alas rotas
22
Maca iba hasta el compartimento de las azafatas con un triple objetivo. Estirar las
piernas, coger dos tazas de café y conversar con Verónica. Para su suerte, la encontró
sola, ensimismada en algo que estaba escribiendo en su móvil
M: Vero...
Verónica levantaba la vista
Vero: ¿Necesitas algo?
M: Vine por unos cafés
Vero: Ahí tienes la cafetera (señalaba con su cabeza y volvía a lo que estaba haciendo)
M: ¿Puedo tener tu atención un segundo? (tratando de calmar su mal cuerpo por el trato
despectivo de la azafata)
Vero: Vale (bufaba la respuesta y levantaba la vista) Tú dirás
M: ¿Podemos hablar cuando aterricemos? (metía las manos en los bolsillos de su
pantalón)
Vero: No, me vienen a buscar
Maca suspiraba
M: ¿Cuándo entonces?
Vero: No sé (volvía a su móvil)
M: Jmmm (miraba al suelo y trataba de encontrar las palabras justas para no violentar la
situación) Mañana volamos de vuelta a Barajas, tendríamos que hablar antes de eso
Vero
Vero: Estoy ocupada hoy, en tal caso en Madrid, no sé (sin levantar la vista de su
teléfono)
M: Vale
Macarena la observaba y meditaba sobre si valía la pena insistir. Al final se decidía a no
seguir la conversación, aunque sabía que Claudia se enfadaría por eso. Iba hasta la
cafetera, cogía dos vasos térmicos y servía el café, los endulzaba al gusto de su copiloto
y de ella, tapaba los vasos y se iba hacia la cabina, dejando a la azafata ocupada en
escribir un mensaje
Verónica la observaba de soslayo, ni siquiera le pidió ayuda con la puerta de la cabina,
la comandante se las ingenió para abrirla apoyando un vaso sobre el otro. En el interior
de la azafata la rabia la consumía, hubiera deseado que le rogara encontrarse, pero no,
Macarena Fernández no era de rogar, ni de pedir ayuda, ni siquiera de simular cariño o
amor si no lo había. Dura, era de acero templado en más de un dolor, y sin embargo, una
mujer deliciosa y atractiva, una amante cuyas caricias y besos se extrañaban. Le dolía en
el pecho no haber logrado penetrar en el corazón de esa mujer
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno: Señoría (entraba a su estilo, un golpe y adentro sin esperar respuesta, en
mangas de camisa y con un chaleco que tenía los botones mal abrochados, la corbata
floja y las mejillas rojas, ¡oh novedad!)
E: Gimeno, ¿has corrido la maratón? (levantaba la vista de un escrito y sonreía)
Con las alas rotas
23
Gimeno: No, ¿por qué? (se dejaba caer en la poltrona y se despachurraba a gusto,
mientras ponía una carpeta sobre el escritorio de la jueza)
E: Porque estás colorado como si hubieras estado haciendo una larga caminata y... no sé
si te has visto, tienes el chaleco mal abrochado (hacía un esfuerzo para no sonreír)
Gimeno: Me dijo Teresa, pero no tuve tiempo de abotonarlo de nuevo, estuve muy
ocupado buscando y buscando y al fin lo encontré (cogía la carpeta y la agitaba
entusiasmado)
E: ¿Qué encontraste?
Gimeno: Ya sé quién es el cuerpo del delito (con tono triunfal)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.V: ¡¡¿Gimeno?!! ¡¡¿El loco?!!
C: Una, ¡no es loco! Más respeto Vilches. Gimeno es... especial. Y además de un genio,
es una gran persona (lo señalaba con el dedo índice, molesta por el comentario)
V: Vale. Jmmm (notaba la defensa cerrada que hacía la inspectora del secretario del
juzgado y tenía un poco de envidia del tal Gimeno) Siéntate y cuéntame más de lo que
ha averiguado
C: Así está mejor (tomaba asiento frente al escritorio del comisario) Gimeno se quedó
con la intriga del reloj y se puso a buscar en internet
V: ¿El reloj?
C: Sí, como es de colección, al final encontró una casa en Barcelona que lo vendió
(miraba sus notas) Barcelona Antiques, se lo vendieron por internet a alguien en
Colombia. Los llamó por teléfono y le dieron los datos
V: ¡¡Colombia!!
C: Sí, jeje, parece que al final eso del olor a café tenía razón nuestro Gimeno, jeje
V: Adivinó. Psss (meneaba la palma de su mano)
C: No, Vilches, Gimeno es muy observador (no le caía bien que no reconociera las
cualidades del secretario del juzgado)
V: Vale, vale, ufff. Entonces, alguien de Colombia lo compró
C: La transferencia bancaria vino de una cuenta del Banco de Bogotá, un 2% del valor
total y 12 euros más por el envío en Postal Express (seguía leyendo) Pero la entrega se
hizo en Palma de Mallorca a un señor Maximiliano Ortiz Rosas, domiciliado en la calle
Jovellanos 10, que pagó el saldo
Cruz levantaba la vista y lo miraba satisfecha
V: ¿Y?
C: Gimeno buscó en la lista de pasajeros y Maximiliano Ortiz Rosas era pasajero del
avión. Ergo...
V: ¡El muerto! (asombrado)
C: ¡Qué tal nuestro Gimeno! (oronda, mirando con inocultable orgullo a su jefe)
V: Debo reconocer que ha hecho un gran trabajo, ¡hoxtia, quién lo diría! Jmmm
C: ¿Le pido a la jueza un oficio para Interpol, a ver qué más averiguamos de este
hombre?
V: Sí. Y pide a la policía de Palma que vaya a esa dirección y averigüe los datos exactos
de la casa, para solicitarle a la jueza una orden de entrada y registro
C: Vale (tomaba nota en su libreta)
V: Habla con la oficina forense, por la autopsia
Con las alas rotas
24
C: Ya llamé, todavía no está el informe, en unas horas. Puse a los de informática a
revisar los ingresos de extranjeros en la base de datos, a ver si encontramos suS datos
ahí
V: ¡Bien! Ehhh... (la miraba dubitativo)
C: ¿Algo más? (cerraba la libreta y se ponía de pie)
V: ¿Te apetece una cañita a la salida hoy?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Releía el párrafo por segunda vez. Inútil, su cabeza estaba en otra cosa
E: (“No puedo seguir postergándolo. Ni siquiera me puedo concentrar en esto. Ufff”)
Se decidió, cogió su iPhone y consultó la agenda. María del Mar Pérez Pardo, su
compañera de estudios de derecho en la Complutense, tenía un bufete especializado en
temas de familia. La llamó. Después de los consabidos saludos y cotilleos sobre los
hijos, los reclamos por “los meses que han pasado desde que nos encontramos la última
vez” y demás blabla, Esther fue directo al grano
E: Necesito tus servicios profesionales [...] De mal en peor [...] Quiero divorciarme [...]
No, ni mediación ni terapia de pareja ni nada, Mar. Ya está, no hay otra salida [...] No lo
he hablado, quería consultarte antes, saber las posibilidades [...] La hipoteca está
cancelada, sí [...] Dos autos, el suyo y el mío [...] Jmmm, la clínica la instaló después de
nuestro casamiento, sí, son bienes gananciales [...] Vale, te puedo llevar una estimación
[...] Mar, no quiero su dinero, no me interesa, lo único que quiero es garantizar que a mi
hija no le falte nada, sólo eso [...] Creo que sí, que se va a oponer [...] Eso mejor lo
hablamos personalmente, ¿vale? [...] ¿Puedes hoy? [...] Vale, a las siete paso por tu
despacho. Hasta hora
Un paso que venía elucubrando desde hace meses, sin tomar una decisión. Las
preguntas de su hija habían servido como catalizador. Estaba cansada de las
infidelidades de su marido, de sus desplantes, de la falta de atención a su hija, de sus
escapadas e ínfulas de poder. ¿Cuándo habían comenzado a distanciarse tanto, a ser
personas con dos proyectos personales tan distintos? ¿En qué habían quedado los
sueños compartidos? Quizás fue aquella advertencia que le hiciera Cruz años atrás
C: Es información fidedigna Esther, si no, no te la daría (miraba la cara de espanto de
su amiga y le dolía su dolor)
E: Cruz, esto no puede ser, Raúl nunca permitiría estas prácticas ilegales en su clínica
(negaba con la cabeza)
C: Es uno de los directores de la clínica, no puede ser que no esté al tanto de eso
E: Mira... (suspiraba) sé que alguno de sus socios tiene abierto expediente en el
Colegio Médico, ha habido problemas. Pero no creo que Raúl esté metido en esto
(señalaba el informe con su dedo índice) ¡No puede ser!
C: Esther, esa clínica se ha modernizado a un ritmo acelerado. ¿De dónde salió el
dinero? ¿No te lo has preguntado?
E: Los aportes de capital de los socios y...
Cruz ladeaba la cabeza y le dirigía una mirada de incredulidad
Con las alas rotas
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E: Lo hablaré con él, le voy a preguntar. No creo que esté involucrado
C: Seguramente te va a decir que no sabe nada (fruncía los labios y negaba con la
cabeza) Lo está llevando el Juzgado de Instrucción dos
E: ¿Salazar Campos?
C: Sí. O sea...
O sea que quedó en la nada, tal como le había dicho Cruz, Raúl negó todo y tal como
suponía Esther, Salazar Campos cerró el caso sin investigar a fondo ni imputar a nadie.
La clínica siguió viento en popa pero ella quedó con la espina clavada. Más que espina,
una casi certeza que la abrumaba y le hacía cuestionar su propia actividad. ¿Debía
actuar de oficio en el caso, involucrarse en algo sabiendo que le estaba vedado por los
protocolos y su relación personal con uno de los socios?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Había compartido el minibus que los llevó desde el aeropuerto a la ciudad. Héctor y
Alicia paraban en el mismo hotel en Palma, habían bajado los primeros. Ella y Aimé
siguieron viaje, en silencio, pero el copiloto tomó nota del nerviosismo de la
comandante, que intentaba comunicarse con su casa una y otra vez desde el aterrizaje,
en vano
Cuando llegaron a la casa de Maca, Aimé creyó oportuno hacer el ofrecimiento
Aimé: Maca... (antes que la piloto abriera la puerta para descender) ¿no quieres que
suba contigo?
Maca lo miró dubitativa
Aimé: Mi hotel queda a dos calles de aquí, puedo ir caminando luego
M: Gracias Aimé (sonrió enternecida por el gesto de su copiloto) Sam no ha respondido
a mis llamados y...
Aimé: Vale. Voy contigo
Los pocos minutos que tardaron en subir en el ascensor y abrir la puerta del piso fueron
interminables para Maca. Había hablado con Samantha la noche anterior, habían
quedado en que llegaría para la comida, que no saldría y la esperaría en el piso. ¿Por
qué coño no atendía el móvil?
Abrió la puerta apurada, le temblaba la mano en el picaporte
M: ¡Sam! ¡Llegué! ¿Dónde estás?
El silencio en respuesta no era buen augurio. Menos aún el llanto de Pedro
M: ¡Joder! ¡Joder! (lanzó el bolso al suelo y salió veloz hacia la habitación del niño)
Aimé dejó su maleta a un costado y cerró la puerta. La siguió hasta la habitación,
cuando entró ya tenía al niño en sus brazos, al que trataba de calmar con caricias, besos
y palabras suaves
Con las alas rotas
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Aimé: ¿En qué ayudo?
M: Está meado y cagado y creo que tiene hambre. En la nevera debe haber unos
biberones con leche, ¿puedes calentarlos?
Aimé: Sí, todavía me acuerdo cómo se hacía
M: Yo lo cambio, está muy sucio mi niño (le brotaban las lágrimas aunque se esforzaba
en contenerlas)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz le informaba por teléfono los resultados de la autopsia
C: Sobredosis de morfina
E: O sea que se la inyectaron en el avión
C: Parece que sí
E: Un pasajero
C: O un tripulante Esther, no habría que descartarlo. Además, alguien que tenía
planificado el asesinato, no viajas con una alta dosis de morfina y una jeringa en el
neceser de viaje
E: Habría que descartar a la comandante y el copiloto, estuvieron con el aterrizaje
C: En principio sí, el efecto es casi inmediato, según los forenses estiman que le fue
inyectado unos cinco minutos antes del deceso. De la tripulación sólo los que estuvieron
en la cabina de pasajeros
E: Por lo que dices del lapso de tiempo, alguien que estuvo a su lado. ¿En el aterrizaje?
C: Vilches se inclinaba por pensar en después del aterrizaje, en ese lapso en que la
gente comienza a ponerse de pie y sacar sus cosas
E: Vale. Habrá que investigar a la gente que estaba sentada cerca de este hombre
C: En eso estamos. Hablando de algo personal, paso a buscar a Carmen y a Patri a la
salida del cole, me regalaron unas entradas para Shrek 4, ¿te parece bien?
E: Ah, claro. Me viene bien. Hoy iba a llegar más tarde a casa, tengo cita con mi amiga,
la abogada de familia, Mar, ¿la recuerdas?
C: ¡No me digas que al fin te has decidido! (no podía ocultar su alegría)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Con Pedro cambiado y comido, la angustia pasó por ubicar a Sam. Su móvil, sobre la
mesa de la sala. ¿Dónde estaría? ¿Por qué había salido y dejado al niño solo? No sabía
si preguntarle a la vecina, la situación era incómoda
Observaba a Aimé jugar con el niño, una ternura y soltura en el trato con Pedro que no
había visto nunca en su copiloto. Le hacía carantoñas y le lanzaba su pelota en donde
estaba sentado en el suelo y el niño se reía feliz
M: Ehhh... Aimé, ¿te quedarías un rato con él así voy a preguntar a los vecinos si les
comentó algo?
Aimé: ¡Claro! ¡Tu niño es encantador Maca! ¡Muy sociable!
M: En eso ha salido a su madre biológica, jeje
Aimé: Venga, que te he visto en alguna fiesta de la empresa y cuando quieres eres una
mujer mundana y sociable. Jeje
M: Jmmm, no es lo usual. Gracias Aimé
Con las alas rotas
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Iba hasta la sala y se ponía de nuevo su chaqueta de piloto, no tenía tiempo para
cambiarse de ropa. Estaba cogiendo sus llaves cuando sonó el teléfono de la casa. Se
apresuró a contestar
M: ¡¡¿Sam?!! [...] Ehhhh, sí, es este número [...] Soy Macarena Fernández [...]
¡¡¿Cómo?!! [...] Vale, vale, salgo ya mismo para allí
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El despacho de su amiga era sencillo, pero cálido. Ocupaba, junto con su socia, un
departamento de cuatro ambientes cerca de su Juzgado, en un tercer piso. Mientras
María del Mar había decantado por el derecho de familia, ella se había interesado en el
derecho penal y finalmente se había presentado a la oposición para cubrir un cargo de
Jueza varios años atrás. Habían continuado su amistad después de los años de facultad y
en las primeras épocas de su matrimonio, ella y su marido Juan habían compartido
cenas y comidas. Luego, en la medida que Raúl fue ascendiendo posiciones económicas
con su clínica, no le apetecía seguir esa rutina y los encuentros de parejas se fueron
tornando esporádicos. Con el correr del tiempo, las familias se encontraban pero sin
Raúl
Mar: ¿Cómo logras mantenerte en línea? Mírame a mí, tengo cinco kilos de más y por
más dieta que haga, no logro bajar un gramo
E: Mar, venga. Que te gusta mucho la comida
Mar: Ahhhh, estos michelines, si los pudiera hacer desaparecer (se tocaba la cintura)
E: Yo te veo muy bien, no estás gorda
Mar: Infladita, un poco, ahhhh. Bueno, dejemos eso para después, cuando nos
mostremos las fotos de nuestros angelitos
E: Jeje
Mar: Un comentario al margen, no me quiero olvidar. El otro día fue el cumple de Luz,
mi socia
E: Ajá
Mar: Su actual “novio” (hacía con los dedos la imagen de las comillas) es secretario en
un juzgado de instrucción, Pablo. Bueno, no creo que lo conozcas, no tienes por qué
conocer a todos los funcionarios de los juzgados de Madrid. Además, no eres de andar
cotilleando, si te conoceré
E: Jeje
Mar: Ya sabes cómo son esas charlas en fiestas donde hay demasiados abogados y
funcionarios, cotilleo... y del bueno, jeje. Pegué especialmente la oreja cuando
comentaron sobre ti
E: ¿De mí?
Mar: Según Pablo, eres la mejor jueza de instrucción que ha aparecido en el último
tiempo
E: ¿Yo?
Mar: No sólo eso. Hay varios de “arriba” (repetía el gesto del entrecomillado) que
siguen con atención tus pasos
E: ¡Hoxtia!
Mar: Esther... no para expedientarte, sana intención, según Pablo dicen que eres una
“promesa”
E: ¡Ufff!
Con las alas rotas
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Mar: Ahhh, no sabes el orgullo que me dio. Te lo mereces, eres muy buena en lo tuyo y
no te asustan las presiones. Se necesita gente así en la justicia. Con ética
E: Mar, no me pongas en un pedestal. Soy tan humana como cualquiera y cometo
errores. Y en cuanto a la ética... pufff. Ahora, cuando te cuente bien la situación entre
Raúl y yo verás que no soy precisamente el mejor ejemplo
Mar: Me asustas
E: Esto que te voy a relatar tiene que ver con el divorcio, para que sepas con quien
vamos a litigar
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Caminó a paso rápido hasta el mostrador del servicio de urgencias del Hospital
Universitari Son Dureta. La recepcionista la miró de arriba a abajo, su uniforme atraía la
atención no sólo de la mujer sino de algunos médicos y enfermeros que pasaban por allí
M: Buenas tardes. Soy la señora Macarena Fernández, me llamaron a casa diciendo que
mi mujer estaba internada aquí
Recepcionista: ¿Nombre? (le echó una nueva mirada inquisitoria al escuchar que
buscaba a su esposa)
M: Samantha Wright
Recepcionista: Ahhh, sí, aguarde que miro quién la está atendiendo
Unos minutos después esperaba al médico a cargo haciendo un círculo en su caminata
nerviosa. La recepcionista no le había adelantado nada de su estado de salud
Médico: ¿Señora Fernández? (otro que la miró de arriba a abajo)
M: Soy yo, sí. ¿Cómo está Samantha? ¿Qué le pasó?
Médico: Está bien, no se preocupe. ¿Vamos a la sala de espera? Así le comento lo que
pasó (señalaba hacia un costado)
Maca quería saber más y ya mismo, pero calmó su ansiedad y asintió con la cabeza,
tratando de recuperar su sangre fría
Ya sentados en un costado de la sala de espera...
Médico: Se desmayó en la calle y unos transeúntes llamaron al 112. Cuando llegó aquí
había recuperado la conciencia pero no recordaba quién era ni qué le pasó
M: ¡Joder! (no pudo evitar el exabrupto)
Médico: Tenía el nivel de azúcar en sangre muy bajo, creemos que eso fue la causa del
desmayo. En cuanto a su confusión, después de levantar sus niveles de glucosa, fue
desapareciendo. ¿Le ha pasado alguna vez?
M: No, no (negaba con la cabeza, confundida)
Médico: Le hicimos un escáner, queremos descartar algún problema neurológico
M: ¿Algo cerebral? (inquieta)
Médico: Sí, estoy esperando al neurólogo de planta para que lo veamos juntos
Los ojos de Maca se ponían rojos y luchaba internamente para controlar las lágrimas
que se agolpaban en sus ojos
Con las alas rotas
29
Médico: Señora, esperemos las pruebas, por ahora lo único que observamos es un
descenso súbito de la glucosa en sangre, esa parece ser la causa del desmayo
M: Tenemos un hijo, Pedro, de ocho meses. ¿Cree... (aspiraba la humedad de su nariz
con delicadeza y trataba de controlar sus lágrimas) que pueda haber surgido por algo
relacionado con el parto?
Médico: Jmmm, no, no creo. Pero si no aparece nada en el escáner, habría que hacer
otras pruebas, ahí ya tendría que ir a su médico, le vamos a dar un informe completo
M: Jmmm, ya (bajaba la cabeza mientras buscaba sus pañuelos descartables en el
bolsillo de su chaqueta)
Médico: Ehhh, una pregunta más. Veo que es piloto de avión
Maca asentía con la cabeza, mientras se limpiaba con el pañuelo
Médico: ¿Es posible que haya tenido otro incidente como este cuando usted estuviera
afuera y no se lo haya comentado?
M: No, no creo. Me hubiera enterado por la vecina, sí, me hubiera enterado. Y... no, no
creo. Aunque... (miraba al médico como si se le hubiera aparecido en la mente una
razón para esa situación)
Médico: ¿Qué? ¿Algún problema de salud que no me haya dicho?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sam: ¡Maca! (tumbada en la cama del box donde una enfermera controlaba el gotero)
M: Tranquila cariño, tranquila (se apresuraba a ir a su lado)
Sam: No seu qué... what happened! All of a sudden I was here, lying on a bed, I can't
remember what happened! [... qué sucedió! De pronto estaba aquí, tumbada en una
cama, ¡no recuerdo qué paso!]
La enfermera miraba a la paciente y a la comandante, en su atractivo uniforme azul
marino, nunca había visto una mujer vestida de piloto de avión. Tampoco había
escuchado a esta paciente hablar en inglés, aunque se notaba que era extranjera, su
castellano tenía un acento raro
M: Take it easy, I'm here. They are checking your brain scan, to see nothing's wrong
over there, the doctor says it's been a sudden sugar fall [Tranquila, estoy aquí. Están
controlando el escáner de tu cerebro, para ver que no haya nada mal ahí, el doctor dice
que ha sido una caída abrupta de tu glucosa] (se acercaba y acariciaba su rostro con
cariño)
Sam: How's Pedro? Is he OK? I didn't mean to leave him alone such a long time. Oh
my sweety, is he OK? [¿Cómo está Pedro? ¿Está bien? No quería dejarlo solo tanto
tiempo. Oh mi niño, ¿está bien?]
La enfermera estaba muy atenta a la conversación que no entendía, aunque sí los gestos
de desesperación de la joven y el afecto y las caricias de la piloto, su esposa. Era todo
un acontecimiento que des-esperaba ir a cotillear con sus compañeras
M: He's fine. He's got his bottle, you know he's fine when he's got his milk [Está bien.
Ha tomado su biberón, sabes que él está bien siempre cuando toma su leche] (le sonreía
mientras acariciaba su cabellera)
Sam: Who's he with? [¿Con quién está?] (apretaba la mano de la comandante)
Con las alas rotas
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M: Aimé, my partner in the plane? [Aimé, ¿mi compañero del avión?] (acariciaba ahora
su mano, tratando de calmarla)
Sam: Maca, I haven't.. [Maca, no he...]
M: Shhh. We'll talk later, not here. OK? [Shh. Lo hablaremos luego, no aquí. ¿Está
bien?] (notando el excesivo interés de la enfermera en la conversación)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Jmmm, riquito. ¿Qué marca es? (saboreando el licor y mirando la copa)
E: Wilson (sonreía y le mostraba la etiqueta de la botella)
C: ¡Noooo!
E: Las casualidades, quién iba a decir, ¿no? (tomaba otro sorbo)
C: Para ser alguien del jet-set, te diré que no lo parece. Es... como tú y yo, simple, y...
¡encantadora! (le guiñaba un ojo pícara, el efecto del alcohol en su torrente sanguíneo
comenzaba a destrabar su cotidiana inhibición)
E: Oye... ¿te atrae? (achinaba los ojos divertida, otra a la que parecía que el alcohol la
estaba “desatando” de su rol de jueza incólume)
C: Jmmm... (meneaba la cabeza)
E: ¿Tuvo el mismo trato con Vilches o con Gimeno que contigo?
C: Esther... esa mujer es una tigresa al acecho, te lo digo yo (sorbo de brandy)
E: ¿Una... depredadora? (sonriente, divertida)
C: Dos... (levantaba dos dedos de su mano) han intentado ligar conmigo. Una, ¿te
acuerdas de aquella cantante, la que fue atacada a la salida de un show?
E: Sí, Lucero del Alba, la cantaora andaluza. ¡Vaya nombre! (negaba con la cabeza)
C: ¡Y qué morenaza, mi dios! Era... era... (abría los ojos muy grandes y no sabía
expresar lo que quería decir, así que optaba por tomar otro sorbo de brandy y seguir
alimentando su desinhibición)
E: Una morenaza... ya recuerdo tus comentarios. ¿Cuál fue la otra?
C: La comandante Macarena Fernández. Y te digo, no tiene nada que envidiarle a la
morenaza (último sorbo de su brandy)
E: Te ha impactado esta mujer
C: Pero no sólo porque es guapa, Esther. Hay algo en ella... que atrae. No sé si la
melancolía que hay en sus ojos, bueno, sus cumplidos, sus halagos, sabe cómo tratar a
una mujer, sin duda. ¡Y cómo te mira!
E: Te sirvo un poco más, por suerte hoy no conduces (había que aprovechar el recreo en
la rutina diaria)
C: Ufff, si seguimos así, me quedo a vivir contigo (le entregaba su copa, sin mucha
“culpa”, las nenas ya dormían plácidamente, Carmen se había retirado a su habitación,
se podían dar el gusto de hablar a sus anchas, una tertulia de amigas con todas las de la
ley)
E: Mmmm (cogía la copa y se aprestaba a llenar su contenido) No sé yo eh
C: ¿Te dije que Candela quiere ir a la misma escuela de Patri?
E: Sí, y mañana mismo paso a preguntar por la inscripción. ¡Me encanta! El bus que
recoge a Patri pasa por tu casa, no va a ser problema (le entregaba la copa con brandy)
C: Ahhh, su padre va a flipar en colores. No quiere que vaya a una escuela bilingüe
pública, quiere que siga en una escuela religiosa donde le enseñen a ser una buena
católica
E: ¿Quieres que te lo diga en bruto? (hacía la peineta con su mano derecha)
C: Pienso lo mismo. ¡Salud! ¡Porque al fin te has decidido a liberarte del impresentable!
(Raúl no era muy del agrado de la policía, al parecer)
Con las alas rotas
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E: Brindo también por eso, aunque no va a ser fácil, Cruz, nada fácil
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Está recostada, con Pedro dormido a su lado. Siente tanta culpa por haberlo dejado
solo
Claudia: Me imagino. Raro que no la hicieran quedar un día en observación
M: El escáner no mostró ningún problema, Claudia (caminaba inquieta por el salón
mientras hablaba con su amiga)
Claudia: Pero no pierdes la memoria ni tienes confusión por una baja del azúcar en
sangre, Maca
M: Eso mismo dijo el médico. Que había que hacerle más pruebas y una analítica
seriada de glucosa
Claudia: ¿Por qué salió a la calle? Te había dicho que...
M: Dice que se le ocurrió comprarme esos bollitos que me gustan tanto, de la panadería
a una calle de aquí
Claudia: ¿Y ayer? ¿Te explicó por qué tardó tanto en la compra?
M: No se dio cuenta del tiempo, se quedó mirando un programa en la TV del sector de
electrodomésticos del súper. Ufff
Claudia: Maca, no es normal. Algo le pasa, no hacía esas cosas antes
M: Lo sé, lo sé
Claudia: ¿Le dijiste al médico de su problema?
M: No, no quiero que quede registro en el historial de un hospital público de España,
¡no!
Claudia: Maca, yo te entiendo pero... no puedes ocultarle datos a los médicos
M: Ese médico que tú conoces...
Claudia: ¿Yo?
M: El del Ramón y Cajal, Fernando
Claudia: ¡Ahhh, Fernando Mora! ¿Qué con él?
M: ¿Es de tu total confianza, no?
Claudia: ¡Claro! Un excelente profesional. Y un gran amigo
M: Quiero que él trate a Samantha
Claudia: Pero no va a viajar a...
M: Claudia... no puedo dejar a Sam sola en estas condiciones. No sabemos si no va a
volver a pasar lo de hoy, además... no puedo dejarla a cargo de Pedro. La jueza nos
permite seguir volando porque vamos a estar en Madrid, salvo cuando viajemos. ¿No es
así?
Claudia: Sí (suspiraba) No puedes volver a Palma hasta la semana que viene
M: Mañana me los llevo a Madrid en el vuelo. Haré una maleta con alguna ropa y un
bolsón con las cositas de Pedro. Pedí uno de los asientos que se guardan para completar
a último momento, ya hablé con reservas
Claudia: Vale. Mañana me ocupo de conseguir una cuna para Pedro, la pondré en tu
habitación. ¿Está bien así?
M: ¡Gracias cariño! ¡No sabes cuánto te quiero!
Claudia: Mañana trato también de ubicar a Fernando, a ver cuándo lo podemos ver lo
antes posible, ¿vale?
M: Ayys, nena, ¿qué haría yo sin ti? Esto... ¿te dije lo divino que es Aimé?
Claudia: ¡Venga! Ya sé que me quieres liar con él
M: Mañana, cuando te cuente lo que hizo hoy, vas a ver que no es tan raro como tú
crees. ¡Un amor! ¡Si vieras la ternura con que trató a Pedro! Esos dos son amiguitos ya
Con las alas rotas
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Claudia: No sé, sabes que me gusta mogollón pero tengo miedo a su pasado, a... ya
sabes
M: Creo que eres muy prejuiciosa, ya hablaremos
Claudia: Una última cosa. Ya sé que con Vero ni palabra. Ya hablaremos de eso
también. Pero algo que te pedí, no sé si lo hiciste
M: ¿Qué?
Claudia: ¿Buscaste la maleta de la empresa en tu ropero? ¿Está ahí?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Tenía que admitir que Maca estaba en lo cierto. Aimé con Pedro en brazos era una
imagen totalmente distinta a lo usual. Sonriente, relajado, como... liberado de un molde
de seriedad auto-impuesta. Le había puesto su gorra al niño, le hacía cosquillas con su
nariz, bueno, narizota, en la panza y el crío estallaba en carcajadas
A un costado, caminaba Sam, tirando de la maleta del piloto, sonriente, aunque pálida y
mucho más delgada de la última vez que había estado con ella, un mes antes
Más atrás, Maca se notaba cansada, con dos bolsos colgando en bandolera cruzada y
una gran maleta a cuestas. Notó que no era la que les proveía Ryanair. Se tensionó
pensando en lo que eso significaba
Lejos de este primer pelotón, Verónica, Héctor y Alicia. Mientras estos dos últimos
venían riendo, seguramente Héctor estaría contando alguno de sus chistes porteños, la
azafata tenía cara de bronca. Nada que ver con la mujer simpática y maja que había
conocido en Palma cuando Maca y ella aún salían. ¿Sería éste su rostro natural, el del
malhumor permanente?
Aimé: ¡Hola Claudia! (gran sonrisa) Venga Pedro, dile hola a Claudia con la manita.
¡Hola tita Claudia! (cogía la mano del niño y lo hacía saludar) ¿Le tiramos un besito a la
tita? ¡Muak! (besaba la mano del chaval y hacía el gesto de lanzárselo a Claudia)
Claudia: Te diré que te queda muy bien el niño, Manuel (¡enternecida hasta los
ovarios!, ¡qué distinto estaba Aimé!)
Aimé: ¡Es tan dulce! ¡Muak! (beso en la tripa del niño, que reía a carcajadas)
Sam: Hola Claudia
Claudia: ¡Sam! ¿Cómo te sientes? (se apresuraba a abrazarla y darle dos besos)
Sam: Uno poco débil
M: El médico le ha dicho que tiene que comer cada dos horas, poco pero ¡comer! Y no
quiere, dice que le duele el estómago si come tan seguido. ¡Peor que una cría, ahhh! (se
quejaba)
Claudia saludaba a Maca y le acariciaba el brazo
Claudia: Tranquila nena, ahora nos sentamos en el bar y pedimos un café con leche y
algún bollito, así se recupera del viaje, ¿vale?
H: ¡Che, Claudia! ¿Nos van a revisar las maletas siempre que volemos?
Vero: ¡Una vergüenza! ¡Nunca me había pasado esto!
Claudia: Cálmate Verónica, es lógico que lo hagan después de lo que pasó
Vero: ¿Lógico que duden de nosotros y nos consideren sospechosos?
Alicia: Uhhh, tampoco es tanto lío, Vero
Con las alas rotas
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H: Ali, a vos no te jode porque no te encontraron un consolador como a ésta (bromeaba
señalando con la cabeza a Verónica)
Vero: ¡¡¿Qué dices, hombre?!! (lo miraba como queriendo “asesinarlo”)
Alicia: Es una broma Vero, no te lo tomes así (trataba de calmar la azafata)
Vero: ¡Parece que gozáis con esta situación! ¡Quizás porque estáis más involucrados de
lo que parece!
Se iba a paso rápido hacia la salida del aeropuerto, bajo la mirada anonadada de los
demás
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Te pongo al día con las novedades. Ortiz Rosas no ingresó a España por Barajas, ni
por ningún otro aeropuerto español. No hay registro de su pasaporte en Inmigración
E: Entró por otro país de la UE, entonces
C: Así parece. Otra cosa, compró el pasaje con un DNI
E: ¿Se nacionalizó español?
C: No, el número que dio pertenece a otra persona
E: ¿No piden las compañías aéreas que se presente el documento?
C: El pasaje lo compró a una agencia de viajes, en Palma, por teléfono y lo pagó con
una tarjeta de crédito Visa, vas a tener que hacer un oficio pidiendo los movimientos de
la tarjeta, te paso por fax el número y el banco
E: Vale (anotaba algo en un folio a un costado) ¿Algo más?
C: Estamos esperando noticias de la policía de Palma, que iban a...
Se escuchaba un estruendo en el otro lado de la línea, en el despacho de Esther
C: ¡¡¿Qué fue eso?!!
E: Aysss, Gimeno, acaba de entrar con unas carpetas debajo de un brazo y una taza de
algo humeante en la otra mano, no encontró nada mejor que cerrar la puerta con la
pierna
Voz: ¡Lo siento, lo siento!
C: Jajajajaja
E: Tú ríete
C: ¿Y qué quieres que haga? Ese “lo siento” es su marca registrada de saludo cotidiano
E: Es Cruz, Gimeno (parecía hablarle al secretario)
C: Mándale mis saludos
E: ¿Eh? (se escuchaba la voz de Gimeno diciendo algo que no alcanzaba a identificar)
C: ¿Qué dice?
E: Que a ver si pasas por aquí, que tiene un ramo de margaritas para ti
C: Ayss, ¡hombre!, que no gaste más dinero en flores
E: No te preocupes, éstas las recogió silvestres, del parque. Greta se manducó unas
cuantas cuando lo sacó esta mañana a su caminata matutina y para que no se dieran
cuenta del estropicio, cortó las que quedaban y las ha traído en un ramo bien armado
para ti
C: ¡Noooo! Jajajajaja. Jajajajaja
E: Te pego un toque luego Cruz, que parece que ha averiguado algo muy importante.
Hasta ahora
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
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¿Le decía que tenía mal abotonada la camisa? No, se lo iba a comentar a Teresa y darle
la tarea a ella. Miraba su taza de café humeante, siempre tan solícito y atento, no quería
que creyera que lo único que notaba en él era su desaliño en la vestimenta, Gimeno era
un personaje muy especial de su juzgado
E: Gracias por el café, huele delicioso
Gimeno: Es de Juan Valdéz
E: ¿Eh? (la taza quedó a medio camino entre el escritorio y sus labios)
Gimeno: Café colombiano, lo compré para que entendierais por qué pude reconocer el
olor en ese hombre. Huele, huele... (le indicaba con la mano señalando la taza) Es
menos intenso que el brasileño que tomamos siempre
E: Ahhhh (para ella tenía el mismo olor a café que cualquier café)
Gimeno: A lo que vine (abría la carpeta) Estuve dándole vueltas toda la noche a varias
cuestiones
Lo miraba asombrada y no podía emitir sonido. ¿Toda la noche? ¿Varias cuestiones?
Gimeno: ¿Tú has visto los pasaportes de esta gente?
E: Jmmm. ¿Los pasaportes? (terminaba de tragar el sorbo de café)
Gimeno: Veo que no. Yo sí
E: Ahhhh. Oye Gimeno... (a ver cómo se lo decía sin herir sus sentimientos de Sherlock
Holmes) La investigación la hace la policía, lo nuestro...
Gimeno: Lo sé, lo sé. Lo nuestro es el papeleo, firma aquí, cuño allá. Pero dime la
verdad, ¿no te excitas con pensar en descubrir al asesino?, ¿a la mula?
E: ¿La mula?
Gimeno: Claro, la mula, ¡el o la que transportaba la maleta, mujer! Psss (meneaba su
mano)
E: Ya, me interesa descubrir la verdad, pero...
Gimeno: El placer que te da cuando se te ponen los ojos colorados de darle y darle al
google, pides ayuda a un amigo de acá, a otro de allá y te vas metiendo en lugares
secretísimos... (decía con aire conspirativo)
E: ¿Pides ayuda? Ayss, Gimeno, ¿con quién has hablado del tema? (apoyaba la taza
sobre la mesa y negaba con la cabeza, se temía lo peor)
Gimeno: ¿Comentar el caso? ¡¡Con nadie!! ¡¡Secreto absoluto!!
E: Vale, pero como dices que has pedido ayuda...
Gimeno: Y... a Pipo que sabe de crackear claves, a Jonás que hackea bien las páginas
del gobierno y a...
E: ¡¡No digas más!! ¡¡No quiero enterarme!! ¡¡Hoxtia!! (negaba con la cabeza)
Gimeno: Vale. Cállate boca. Bien, a lo que averigüé de cada uno de los tripulantes.
¿Por quién empiezo?
Esther lo miraba boquiabierta. ¿Se daba cuenta Gimeno que cualquier cosa que hubiera
conseguido no podría ser usada por haber sido obtenida por medios “no legales”?
Gimeno: Por la comandante. Salió bien en la foto del pasaporte. Lo renovó el año
pasado. Mira
Le mostraba un impreso con el escaneado del pasaporte de la comandante. Esther lo
observaba con atención. No había abierto los pasaportes, se los había dado a Teresa para
Con las alas rotas
35
guardar en la caja fuerte del juzgado. Tenía razón Cruz, la comandante era una mujer
guapa y los ojos eran expresivos. El uniforme que lucía la hacía ver atractiva, muy
atractiva
E: Vale. ¿Qué has averiguado de esta señora?
Gimeno: Una, está casada y hace poco. Jmmm
E: ¿Y qué tiene eso de novedoso?
Gimeno: Jeje. Con una mujer
E: Ahhh. Tampoco es muy novedoso Gimeno (mientras pensaba que Cruz había
acertado no sólo con lo de que era guapa, sino que era una “tigresa al asalto”)
Gimeno: Una americana... espera (buscaba entre sus papeles) Una tal Samantha Wright,
26 años, nacida en Connecticut, en... ¿cómo se llamaba el pueblo? (intentaba encontrar
la anotación)
E: Gimeno... muy interesante lo que has encontrado, pero no sé qué tiene que ver la
vida privada de la Comandante con todo esto
Gimeno: Aguarda, ya vamos a llegar a eso, señoría. Un dato me llamó la atención. La
comandante solicitó a Inmigración el permiso de entrada de esta chica para casarse con
ella, presentando los papeles de solicitud de turno en el registro civil, blablabla
E: ¿Y?
Gimeno: Que el bebé que tienen, Pedro, nació a los seis meses de su llegada al país
E: Gimeno, de nuevo, ¿qué tiene que ver con el caso? Además, te recuerdo que las
parejas lesbianas recurren a la inseminación artificial y bien pudieron haberlo hecho en
Estados Unidos
Gimeno: Totalmente de acuerdo, pero... me llamó la atención porque la comandante
hace tiempo que no sale del país y entonces me metí a buscar información de esta chica
en iu es ei
E: ¡¡¿En dónde?!!
Gimeno: En Estados Unidos, USA, se dice iu es ei. ¡¡Y mira lo que encontré!! (blandía
un impreso que tenía varios escudos oficiales americanos)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: ¡¡Coño!! (repasaba los informes) ¡¡¿Cómo hizo para conseguir esto?!!
E: No lo quieras saber, te lo advierto (la señalaba con el dedo índice)
C: ¡¡¿Qué hizo?!! Esther, nosotros para poder acceder a estos datos necesitamos tus
oficios y tarda... ¡uh, muchísimo!
E: Todo eso que está ahí... no existe Cruz, no lo podemos usar. Ha sido conseguido con
medios... ufff
C: Ilegales
E: No quiero ni decirlo
C: ¿Pero qué le pasa a Gimeno? Nunca se ha involucrado tanto en una investigación, ha
observado cosas pequeñas que no habíamos considerado, pero ¡esto!
E: Se lo pregunté, porque a mí también me llamó la atención. Dice que el caso lo ha
puesto en vilo
C: ¿En vilo?
E: Sí, mejor dicho, no “el caso”, sino la comandante
C: ¡¡Flechazo!! ¡¡Amor a primera vista!! (asombradísima)
E: Jeje. No, no es eso. Dice que esos ojos melancólicos y a la vez fogosos le han
llegado al alma. Cruz, ya lo conoces
C: Es un poeta nuestro Gimeno
Con las alas rotas
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E: Aunque apunta algo interesante (ojeaba los informes) ¿Por qué una mujer que ha
luchado tanto para estar en el puesto que tiene, que ha tenido que enfrentar prejuicios y
habladurías... por qué se metería en algo tan asqueroso como el tráfico de drogas?
C: Si está involucrada... y conste que digo “si”, que a mí no me cuadra que lo esté... es
por dinero, por lo que se meten todos en esa mierda, Esther
E: Claro, claro (pensativa)
C: Ahora... estos informes que no existen... jmmm. Todos los tripulantes tienen algún
trapito sucio por ahí, ¿no?
E: Dime quién no tiene alguna basura escondida debajo de la alfombra. Yo, por ejemplo
C: Verdad, todos la tenemos. Jmmm (seguía releyendo los informes de Gimeno)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: How are you today? [¿Cómo te sientes hoy?] (acariciaba el cabello de Sam y la
miraba con ternura)
Sam: Much better [Mucho mejor] (se sentaba en la cama, dispuesta a tomar el desayuno
que Maca le había traído en una bandeja) Mejor habla español, tener aprender, Maca
M: Tienes razón, te hablaré en castellano. Ahora... (acomodaba sus mantas) te me tomas
todo el desayuno, después te duchas y nos vamos a llevar a Pedro al parque. ¿Te parece
bien?
Sam: Parque. OK. No, no. Vale, vale (sonreía) ¿Dónde Pedro?
M: Lo tengo en el salón, sobre una manta, está jugando con sus bloques, ya tomó su
leche y su cereal
Samantha asentía con la cabeza y se acomodaba para que Maca colocara la bandeja en
su regazo. Unos instantes después intentaba comer, aún a desgana, el bollo que Maca le
ofrecía
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La investigación del caso “Ryanair”, como se lo llamaba entre los polis y en el mismo
Juzgado de Instrucción, fue adquiriendo un paso más lento. A las revelaciones iniciales
que se sucedieron en pocos días, le siguió como era lo usual en casos similares, una
ralentización en la recepción de informes requeridos por los oficios de la Jueza
En la policía, Vilches asignó a Cruz el caso y él se dedicó a tareas más urgentes que
iban surgiendo con el correr de los días. Que un robo, que un asesinato o a veces tráfico
de drogas, eran casos que requerían su atención y la designación de fuerzas para su
esclarecimiento
En el Juzgado, sucedía algo parecido. Había otros casos que concluir, oficios que pedir,
resoluciones que tomar, autos que dictar. Esther intentaba mantener “bajo control” las
ínfulas investigadoras de Gimeno, aunque no podía dar fe que lo lograra. El Secretario
seguía haciendo “de las suyas” en el caso, seguía estando “en vilo”, aunque sus
“amigos” no tenían tanta suerte para ingresar a bancos y otras agencias gubernamentales
más “seguras” en sus sistemas informáticos. Para que el hombre no “se desmadrara”,
Esther le puso una vigilante permanente, Teresa, que cada tanto fisgoneaba las
aventurillas internéticas del secretario
E: Hola Raúl. (respondía a su llamado al iPhone) ¿Ya estás en Madrid?
Con las alas rotas
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Raúl: Hola. Sí, llegué hace un par de horas. Estoy en casa. ¿Alguna novedad?
E: Ningún muerto, herido u hospitalizado, te hubieras enterado
Raúl: Esther, no es necesario el sarcasmo
E: ¿Qué quieres?
Raúl: Lo que te dije, saber cómo van las cosas
E: Mira... (suspiraba y pensaba dos segundos antes de continuar) Todo en orden
Raúl: Vale. Esta noche quiero que hablemos sobre Carmen
E: ¿Carmen?
Raúl: Sí, esto ya es insoportable. Mis dos mejores camisas arruinadas, esta mujer no
sabe planchar
E: ¡¡¿Qué?!! (asombrada por el “morro” de su marido)
Raúl: No sé cómo las ha planchado, tienen dos manchas. Irrecuperables
E: ¡Coño Raúl! Una semana fuera de casa, ni llamas para preguntar o hablar con Patri y
¡¡te preocupan dos camisas!!
Raúl: Esther, mi vestimenta y mi apariencia son importantísimas en mi profesión, no es
una cuestión menor
E: Mejor no te contesto porque tendría que...
Raúl: ¿Tendrías que qué... eh?
E: ¡¡Mandarte a la mierda!! (cortaba la comunicación y apagaba el móvil) ¡Joder! (las
lágrimas de rabia inundaban sus ojos)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fernando Mora tenía guardia ese día en Urgencias del Ramón y Cajal. Claudia no pudo
acompañarlas, tenía una audiencia en un juzgado a esa misma hora. La recepcionista le
avisó que lo aguardaban en la sala de espera. Las observaba desde el pasillo que
desembocaba en rotonda. Claudia le había adelantado algo del tema y le había dado
algunas referencias, especialmente de su amiga personal, la comandante Macarena
Fernández. Le fue fácil identificar quién era quién con esos datos
Fernando: ¿Macarena? (se paró frente a la mujer que tenía al niño en brazos, jugando
con él)
Maca levantó la vista
M: ¿Doctor Mora?
Fernando: Fernando. Hola (estiraba su mano para saludarla)
Después de los saludos y presentaciones de rigor, Fernando les pidió que lo
acompañaran a un consultorio. Caminata y charla que le sirvieron para una primera
evaluación del objeto de la consulta, Samantha Wright. Una mujer joven demasiado
delgada para su osamenta y estatura, demasiado pálida para su gusto y muy asustada,
cogida del brazo de su mujer con fuerza
Ya sentados alrededor del escritorio del galeno, mientras el niño se entretenía con una
galleta que le había dado Maca...
Fernando: ¿Han traído los exámenes que le han hecho en la guardia?
M: Sam, entrégale el sobre que está en mi bolso al doctor
Sam: ¿Sobre?
Con las alas rotas
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M: The big brown envelope in my bag, sweetie [El sobre marrón grande que está en mi
bolso, cariño]
Sam: Ahhh, vale
Fernando leía la analítica y miraba el escáner a trasluz. Ambas mujeres lo observaban,
aunque Maca estaba más atenta a los movimientos de Pedro que del médico
M: Sam, give me the bottle, he's thirsty and needs some milk [Sam, dame el biberón,
tiene sed y necesita su leche]
Sam: OK
Fernando notaba la atención de Maca al bebé y cómo la chica relegaba en la piloto la
atención del niño
Fernando: Vale. Jmmm, mientras Macarena alimenta al jovencito, ¿qué tal si le
hacemos una revisión Samantha? (señalaba la camilla a un costado)
Sam: I don't... no entendo Maca (miraba a Macarena)
M: He'll make you a routinary checkup, it's OK Sam, go over there, to the stretcher [Te
va a hacer una revisión rutinaria, está bien Sam, ve allí, a la camilla]
Sam: Ahhh, OK
Varios minutos en los que Maca daba su leche a Pedro, luego lo paseaba en brazos,
mientras observaba los movimientos y el rostro de Fernando. Cuando hubo terminado y
se sentaron, Maca le pidió permiso al médico para cambiar a Pedro sobre la camilla
Fernando: ¡Por supuesto, Macarena!
M: Lo lamento, jeje
Fernando: Es lo más normal que los bebés se ensucien, no se preocupe. Ehhh, antes
que comience con la tarea, me dijo Claudia que tenían otro historial médico para
mostrarme
M: Ahhh, sí. Sam, take the white envelope from my bag. Give it to doctor Mora, please
[Sam, saca el sobre blanco de mi bolso. Dáselo al doctor Mora, por favor]
Mora leía atentamente el informe
Fernando: Vale. Jmmm
Maca regresaba a la silla con Pedro ya cambiado, el pañal de desecho guardado en el
bolso cambiador del niño
M: ¿Cree que tiene algo que ver con su estado actual?
Fernando: La terapia de desintoxicación fue hace tiempo, no creo. Salvo que... (miraba
a la joven) ¿Ha vuelto a consumir cocaína?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Anticipando la charla áspera que iban a tener, había llamado a Cruz y le había pedido
que tuviera a Patricia en su casa esa noche
Con las alas rotas
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C: No hay problema, dile a Carmen que me espere en el parque, las paso a buscar con
el auto. ¿Quieres que Carmen también se quede en casa?
E: Si fuera posible, no me gustaría que escuchara algún improperio de este
impresentable, hace tiempo la tiene entre ceja y ceja
C: Vale, dile que traiga una muda para ella también, espero que no se escandalice por
mi forma de dormir, jeje
E: Aguarda a escucharla roncar y vamos a ver si pegas ojo, jijijiji
Su madre la había llamado media hora antes, anticipándole que viajaba el fin de semana
de puente, para “aprovechar a hacer las compras navideñas, antes que empiece la
locura de las fiestas”. Suponía que había algo más que ese deseo “consumista” de su
madre en ese viaje, seguramente Carmen le habría anticipado sus planes de divorcio.
Estaba sentada en la mesa de la sala, revisando unos papeles que se había traído del
juzgado para adelantar trabajo
Raúl: Hola (dejaba su portafolios en el sillón y se quitaba el abrigo)
Esther levantaba la vista y lo miraba
E: Hola
Raúl: ¡Qué silencio! ¿Patri?
E: Se queda en casa de Cruz, con Candela
Raúl: ¡Venga! Hace una semana que no la veo, ¿no podías haber postergado esta
quedada así estaba con mi hija? (ofuscado)
E: Raúl... (cogía aire) no empieces con tus reclamos. Tú y yo tenemos que hablar y
mejor que la niña no esté presente
Raúl: ¡¡¿Quéeeee?!! (asombrado)
E: Si vas a servirte algo de tomar, hazlo ahora. Quiero terminar esta conversación lo
antes posible
Raúl la miraba con enfado mal contenido, no le gustaba recibir “órdenes” de su mujer,
pero finalmente optaba por ir a la cocina y servirse un trago. Volvía con su copa a la
sala, la chaqueta de su traje desabotonada, el nudo de su corbata aflojado y el cuello de
su camisa abierto
Raúl: No te serví uno porque generalmente no bebes antes de la cena
E: Así es (cerraba el expediente que estaba revisando) Te aviso que no pienso discutir la
chorrada de las camisas
Raúl: Tú... (la señalaba con el dedo índice) lo que no quieres discutir es la presencia de
Carmen en esta casa, ése es el tema (tomaba asiento en el lado opuesto a Esther) Insistes
en tener a una ayudanta cargada de años que hace las cosas mal
E: Tienes razón, no pienso discutir eso. Carmen es parte de esta familia, te gusta bien,
no te gusta, igual (lo miraba con dureza, estaba harta de sus comentarios despectivos
hacia Carmen)
Raúl: O sea que mi opinión no cuenta
E: Para nada (voz firme, mirada desafiante)
Raúl no perdía su postura de enfado “civilizado”. Tomaba un sorbo de su güisqui
Raúl: Desde mañana, mi ropa va a la tintorería, no quiero que esa mujer toque mi ropa
Con las alas rotas
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E: Tú mismo (a pesar que mantenía la compostura, la rabia se iba acumulando en su
interior, no aguantaba su tono de “amo y señor”)
Raúl: De su salario te encargas tú, no pienso poner un euro para mantener a esa vieja
inútil en mi casa
Esther había pensado un “discurso” razonable para explicar la situación en la que
estaban, el por qué de su decisión. Pero ese “vieja inútil” refiriéndose a Carmen fue la
gota que rebalsó el vaso de su paciencia. El “discurso” quedó en “buenas intenciones” y
le tiró “la bomba” sin contemplación alguna
E: Raúl... mi abogada se va a comunicar contigo o con el abogado que tú designes.
Quiero el divorcio (enfatizó la frase) Y quiero que saques tus cosas y te vayas a un
hotel, tengo aquí un papel para que firmemos y quede en claro que no es abandono del
hogar, sino un acuerdo momentáneo de separación, hasta que se haga la división de
bienes
La fingida compostura “civilizada” de Raúl se desmoronaba con cada palabra, una vez
superada la sorpresa inicial
Raúl: Tú... (se ponía de pie, furioso) ¡¡estás totalmente loca!! (la señalaba con el dedo)
¡¡esta es MI casa!! ¡¡Y ni borracho voy a aceptar un divorcio!! ¡¡Ni lo sueñes!!
Esther se apoyaba sobre el respaldo de la silla y se cruzaba de brazos, manteniendo su
mirada y la pose, intentando no mostrar ni rabia ni ira ante sus gritos
E: Te recuerdo que no es cuestión de consentir o no el divorcio. Si una de las partes lo
pide, hay divorcio. Lo único que tenemos que hablar es la división de bienes y cómo
criamos a Patri, nada más (se cruzaba de brazos y le seguía manteniendo la vista, firme
en su postura)
Raúl: ¡¡No me voy!! ¿Lo entiendes? ¡¡No me voy!! (exaltado, sus mejillas arrebatadas,
su voz llena de furia)
E: Como te apetezca. Si quieres hacer las cosas por las malas, así se hará (cogía la
carpeta y se levantaba, para ir a su habitación)
Raúl: ¡¡Espera!! ¡¡No me vas a dejar con la palabra en la boca!! (se apresuraba a ir a su
lado y la cogía de un brazo)
E: ¡¡Suéltame YA!! (lo miraba furiosa)
Raúl: ¡¡¿Qué te pasa?!! ¡¡¿Te bajó la regla y por eso estás histérica?!! (no la soltaba)
E: ¡¡O me sueltas...!!
Raúl: ¿O qué eh? ¿O qué?
E: O tendrás una denuncia por maltrato físico. Ya me has apretado el brazo lo suficiente
como para que un médico forense certifique las lesiones
La mirada de Raúl hervía de rabia. Pero no era tonto. Soltó su brazo de inmediato
Raúl: ¡¡Putaaaaaaa!!
E: No esperaba menos de ti
Se iba a su dormitorio, su corazón bombeaba sangre a mil litros por segundo, sentía una
fuerte opresión en el pecho, las sienes parecían estallarle, nunca hubiera esperado una
Con las alas rotas
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reacción tan violenta de Raúl. Cerraba la puerta con llave y escuchaba el fuerte ruido de
una silla romperse. Cogió su móvil y llamó de inmediato a Cruz
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La observaba mirar la tele en el salón, con Pedro en brazos. Parecía una cría, reía con
Shrek a carcajadas y el niño no alcanzaba a entender las risas de su madre ni la peli en
la pantalla
Claudia: Le gusta la peli, ¿no? (se acercaba por detrás de Maca, limpiándose las manos
en el trapo de cocina)
M: Ajá
Claudia: El atún huele riquísimo, a ver si es tan sabroso como parece y si eres tan
buena chef como sugiere ese aroma
M: En casa siempre cocino yo, aquí porque no me dejas
Claudia: Hoy te dejé cocinar (le pasaba la mano por el hombro y le daba un beso en la
mejilla) Se la nota mejor, relájate. ¿Qué te pareció Fernando?
M: Sobrio, conciso pero directo. Me gusta. A ver si descubre lo que le sucede
Claudia: ¿Tienes las fechas de los exámenes?
M: Sí. Estoy para casi todos, salvo el de este viernes, voy a estar volando de vuelta, ¿te
podrás encargar de llevarla?
Claudia: ¡Claro! Ahora me das los datos y lo agendo
M: Le hizo la pregunta consabida, si había vuelto a consumir (suspiraba)
Claudia: Y lo negó, ¿no?
M: Sí. Yo no creo que haya vuelto a drogarse a escondidas Claudia, le costó mucho
estar limpia. Todo lo que ha hecho ha sido por ese niño, no va a tirar todo por la borda
así como así
Claudia: Maca, las adicciones como la que tuvo Sam son muy difíciles de superar, hay
recaídas, lo sabes
M: Lo sé y porque sé todo lo que hizo, lo que ha sufrido, por eso tengo plena confianza
en ella Claudia (giraba el rostro y la miraba muy seria)
Claudia: Vale (bajaba la vista) A ver qué dicen los exámenes toxicológicos. Jmmm. No
me has dicho nada sobre la maleta
M: No hay mucho qué decir. No está (volvía a observar a Sam y al niño)
Claudia: ¡Maca! (sacaba el brazo de su hombro) ¿Cómo te quedas tan tranquila? La
empresa te dio una maleta nueva hace dos meses y no la encuentras, ¿te das cuenta lo
que puede llegar a pensar la poli si se entera?
Maca arrugaba los hombros
Claudia: ¡Coño mujer! ¡Las maletas no salen caminando solas de tu ropero!
M: ¿Y qué quieres que haga? Me la dieron, nunca la usé y perdí el rastro, no está (se
giraba e iba hacia dentro de la cocina, hasta la cafetera)
Claudia: ¿Le has preguntado a Sam? ¿Se la dio a alguien? (iba detrás de ella)
M: No le pregunté, no sé si te das cuenta en qué estado está (se servía café)
Claudia: Me doy cuenta que está enferma, sí. Pero eso no es razón para que no le
preguntes, a ver si puedes averiguar quién se llevó tu maleta
M: Vale. Pufff (ponía un terrón de azúcar en su café, lo revolvía y tomaba un sorbo)
Claudia: ¿Te das cuenta TÚ que estás en una posición muy delicada? ¿Que te pueden
llegar a imputar el cargo de tráfico de cocaína?
Con las alas rotas
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Maca no contestaba, seguía bebiendo su café, cabizbaja
Claudia: ¿Y eso no te importa? ¿Sabes lo que significaría? Que pierdes tu trabajo, que
vas a juicio y... y... ¡Joder Maca! ¡Dame bola!
Maca levantaba la vista y la miraba
M: Te presto atención Claudia, pero no sé qué puedo hacer para cambiar todo eso. Yo
no tengo nada que ver con esa maleta. Te lo he dicho
Claudia: Y te creo. Pero no sólo tienes que decirlo, tienes que probarlo también. Todo
apunta a ti, ¿no lo ves?
De nuevo, Maca arrugaba los hombros y eso enfurecía aún más a Claudia
Claudia: ¡Joder, joder! ¿Cuál es el problema? ¡¡¿Cuál?!!
Maca la miraba y no respondía. Pero la sombra que se dibujaba en su mirada alertaba a
Claudia de algo
Claudia: ¡No le preguntas porque temes la respuesta! ¡Que Sam se la haya entregado a
alguien para transportar ese cargamento, usándote a ti!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¿Y esas flores? (sonreía al verla entrar con un ramo de rosas)
C: ¿Quién crees? (meneaba la cabeza)
E: Tu casa ya es un jardín (guardaba el documento en su portátil y se apoyaba en el
respaldo de su poltrona)
C: No me alcanzan los floreros, ahhh (se sentaba frente a la jueza y ponía las flores a un
costado)
E: Lo raro es que te regale tantas flores y ni siquiera te haya invitado a un café, a hablar.
O a salir
C: ¡Mejor! Así no tengo que buscar excusas como con Vilches. Ahhh
E: Hablé con Carmen, me contó que habéis tenido tertulia hasta tarde (hacía el gesto
con el dedo de “empinar el codo”)
C: Dos copitas, mientras mirábamos “Nottingham Hill”, nos gustan las pelis románticas
a las dos
E: Jeje
C: ¿Tú cómo estás?
E: Ahora tranquila. Esta mañana no nos cruzamos, por suerte
C: ¿No crees que lo habrá pensado mejor? Tarde o temprano va a tener que irse y mejor
por las buenas que por las malas
E: No quiero llegar a ese punto, Cruz. No pensé que... ufff (negaba con la cabeza)
C: La forma en que se lo planteaste no es la mejor
E: Es que... lo sé, fui una bruta. Pero... (trataba de justificarse), estallé, simplemente
estallé así
C: Eso suele suceder, se aguantan y se guardan las cosas y cuando se las saca a la
superficie, salen podridas, de mala manera
E: Supongo que eso le sucedió a Raúl anoche (apretaba los labios)
Con las alas rotas
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C: Ahhh, no, noooo... (negaba con la cabeza y el dedo índice de su mano derecha) lo de
él es machismo puro y duro, no te confundas. Esta noche me voy a tu casa, a ver si se
calma y entiende razones... con una policía presente
E: No, no (negaba enfática)
C: Sí, sí. (afirmaba de igual manera) Y esto... no se discute
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¡Aimé! Has llegado temprano (entraba en la cabina del avión)
Aimé: Hola Maca. Adelantando informes, jeje (sentado en su lugar en la cabina)
La comandante se agachaba y lo saludaba afectuosa
Aimé: ¿Cómo está Sam? ¿Y Pedro?
M: Sam está mejor, más repuesta, estamos haciendo unos exámenes que le ordenó el
médico. Y Pedro, ¿qué te puedo decir? Jeje (colocaba su bolso en el gabinete del
costado y hacía un gesto con los labios y los dedos, de algo delicioso) ¿Y esto? (notando
la gran caja envuelta en papel de regalo)
Aimé: Estooo... jeje... para Pedro, espero que no te moleste. Un correpasillos
M: ¡¡¿Le has comprado un correpasillos?!! (gran sonrisa)
Aimé: Como está en edad de fortalecer sus piernas, pensé que... hay que armarlo, pero
tiene las instrucciones dentro
M: Jmmm (apretaba los labios emocionada) El correpasillos va a viajar ida y vuelta a
Palma (sonreía)
Aimé arrugaba los hombros, un poco avergonzado
M: ¿Qué tal si a la vuelta se lo das tú mismo?
El copiloto se asombraba gratamente por la invitación
Media hora después, mientras estaban terminando de chequear el correcto
funcionamiento de los instrumentos del panel de control, recibía la confirmación de
Claudia de que todo había ido bien con los análisis de Sam
M: Vale (más relajada) Oye, aquí hay un regalo para mi niño. Invité a cierta persona a
que se lo entregue personalmente a la vuelta, ¿qué dices? (miraba a Aimé y le guiñaba
un ojo) [...] Ah, a la vuelta no, vale (notaba la transfiguración del rostro de Aimé) [...]
Vale, se lo digo. Un beso a mis tres amores allí. Te llamo desde Palma (cortaba la
comunicación) Aimé, ¿puede ser que vengas para la cena? Claudia quiere estar presente
cuando le entregues el regalo
Aimé: ¡¡¡Siiii!!!
Maca sonreía, apagaba su móvil y se giraba para colocarlo en el bolsillo de su chaqueta
cuando notaba la presencia de Vero en la puerta con dos vasos de café. Su rostro
mostraba tristeza, más que enfado. Había escuchado toda la conversación
M: (“¡Joder!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
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Patricia: Se come la arena (señalaba al niño, sentado sobre la arena con un balde y una
palita)
Sam: ¿Rena? (levantaba la vista de la revista que ojeaba)
Carmen: Arena, el bebé señora, se mete la arena en la boca
Sam: No entendo. ¿Pedro? (miraba al niño) Ohhhh, don't eat that! Pedro, don't do that!
(dejaba la revista e iba hacia el niño, cogiendo su mano y limpiándola) [Ohhh, ¡no
comas eso! ¡Pedro, no hagas eso!]
Carmen: Uhhh, habla raro
Patricia: Habla en inglés, shhhh
Carmen: Ahhh
Sam: Grashias, grashias (cogía al niño en brazos)
Patricia: You speak english?
Sam: Yeah! Do you speak english too?
Patricia: Little (meneaba su mano) What is the name of the baby? [Poco. ¿Cuál es el
nombre del niño?]
Sam: He's Pedro. Say hi to the girls, sweety [Es Pedro. Dile hola a las niñas, cariño]
(movía su mano para que Pedro la imitara y el bebé lo hacía)
Carmen: ¿Qué dice? (le pegaba un codazo a su amiguita para que le tradujera)
Un rato después llegaba Claudia con un paquete de la panadería y un termo con colacao
y se encontraba a las niñas de gran charla con Sam y Pedro
Claudia: ¡Hooola! ¿Y estas niñas tan guapas?
Sam: Amigas parque, Pedro
Claudia: Soy Claudia, ¿os apetece unos bollitos con colacao?
Patricia: Ehhh... le tenemos que preguntar a Carmen (señalaba a la mujer que les
sonreía atenta, mientras seguía tejiendo)
Claudia: Venga, le preguntamos y la invitamos a que nos acompañe. ¿Vale?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Carmen: No van a comer mucho Esther, esas chicas le sirvieron dos vasos de colacao y
no sé cuántos bollitos (observando a las niñas ir corriendo hacia la habitación de
Patricia)
E: Así que mi hija le habló en inglés a la americana, ¡qué bien! (casi babeaba de orgullo
mientras dejaba las llaves sobre la mesa del costado y recién ahí veía el sobre) ¿Y esto?
Carmen se giraba y lo miraba
Carmen: Ni idea, hoy no hubo correo para ti
E: A ver (rasgaba el sobre y dentro se encontraba con el papel del acuerdo que había
dejado la noche anterior sobre la mesa de la sala) De Raúl, firmó el acuerdo,
seguramente se ha llevado sus cosas
Carmen: ¿Dice algo más?
E: Que mi abogada lo llame por teléfono y que le envíe la copia firmada por mí a la
clínica
Carmen: Entonces acepta la separación sin poner reparos
E: Jmmm (levantaba los hombros) No sé. Voy a llamar a Cruz para que no se venga a
quedar, ya no es necesario. Jmmm
Con las alas rotas
45
Patricia: ¡Mami, mami! (llegaba Patricia llorando)
E: Cariño, ¿qué te pasa?
Patricia: ¡Mi papi dice que lo echaste de casa, que no quieres que viva conmigo! (le
mostraba una carta que traía en su mano mientras hipaba con los sollozos)
Carmen: ¡Capullo!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Las gafas oscuras de la jueza concitaron la atención de todos los funcionarios. No era
usual en ella. Tampoco la palidez de su rostro. Saludó como siempre, un “buenos días”
aquí y allí. Teresa fue de inmediato a su encuentro
T: ¿Pasa algo señoría?
E: Nada. Ataque de hígado, mala noche (caminaban por el pasillo hacia su despacho)
T: ¿Has tomado algo?
E: Sí, no te preocupes (llegaba a la puerta de su despacho) Ehhh, por favor, hoy no
estoy para nadie
T: ¡Claro!
La observaba entrar y cerrar la puerta, se quedaba preocupada. Su intuición le decía que
ese ataque de hígado era el resultado de una noche llorando, su nariz estaba hinchada y
el tono de su voz húmedo, por lágrimas que habían bajado por su nariz y garganta
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Le dolía el cuerpo. Se había pasado el día anterior empacando cajas, dejando todo listo
para la empresa de mudanza. Dejó todo a cargo de la vecina del tercero, Almudena.
Pero no le preocupaba el cansancio físico, su inquietud mayor era lo que la señora le
había comentado
Alicia: ¡Cuánto lo lamento comandante!
M: Almudena, por favor, llámeme Maca
Alicia: Me había encariñado con su esposa y Pedro, ¡tan majos! Os voy a echar de
menos
M: Nos seguiremos viendo, no se olvide que viajo todas las semanas a Palma. Vamos a
compartir el departamento con mi tripulación, así se ahorran el hotel. Yo tengo un año
más de alquiler
Alicia: Vale. Tiene mi teléfono, me avisa si necesita algo
M: Gracias, Almudena. No sabe cuánto le agradezco toda su ayuda
Alicia: Jmmm. Quería comentarle algo raro que ha pasado
M: ¿Raro?
Alicia: Vinieron unos polis, de la nacional. Preguntaron sobre usted, con quién vivía, si
venía mucha gente a la casa, si notaba gastos suntuosos. Le hicieron preguntas a
mucha gente en el edificio. Pero no se preocupe, todos dimos las mejores referencias de
usted, comandante
H: ¡Maca! ¡Qué cara de cansancio! ¿No dormiste bien? ¿Le pasó algo a Sam o al pibe?
(preocupado, observando a la comandante sentada chequeando el tablero de mando)
M: No, Héctor, estuve empacando cajas y... eso. Sam y el pibe están bien, hablé hace un
rato de nuevo con ellos (levantaba la vista y le sonreía)
Con las alas rotas
46
H: Pero che, me hubieras dicho, te daba una mano. Ahh, esa manía de arreglártelas sola,
sos una boluda
M: Tienes razón, soy una boluda. Jeje
H: ¿Qué le pasa a Aimé? Anda con esa cajota de aquí para allá (veía venir al copiloto
por el pasillo de la cabina de pasajeros, con la caja del regalo del niño)
Aimé: ¡Hola! Buenos días (entraba a la cabina de vuelo)
H: No sé por qué no despachaste la caja por equipaje. Es un bolonqui meterla ahí
adentro (lo observaba intentar meterla dentro del gabinete)
Aimé: Si pude a la venida, tengo que poder ahora
M: Saca mi bolso, lo puse ahí dentro, debe ser eso
Vero: ¡Qué raro que no la despaches Aimé! ¿Será para que no te la revisen? (parada en
la puerta de la cabina, de brazos cruzados)
Maca la miraba de mal modo
Vero: No me mires así, comandante. ¿No es raro que alguien ande volando con una caja
de regalo? ¿A quién se le ocurre comprarla y traerla en el vuelo, si el regalo es para un
niño en Madrid?
H: Che, Vero, tenés muy mala leche últimamente (hacía una mueca torciendo su boca)
Vero: Mala leche no, no me chupo el dedo, que es distinto Héctor (se daba vuelta y
volvía a la cabina de las azafatas)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Con la excusa de comentarle algo de la investigación, Cruz pasaba por el juzgado a ver
a su amiga
C: ¿Has tomado algo para el dolor de cabeza? (se sentaba frente al escritorio)
E: Ibuprofeno, va cediendo (se tocaba las sienes)
C: Toma, pasé por la farmacia, es un descongestivo ocular (le alcanzaba un gotero)
E: Gracias, Cruz, siento los ojos como dos huevos duros. Ahhh (abría el gotero y se
echaba un par de gotas en los ojos)
C: Tendrías que haberte quedado en casa, te ves fatal
E: No, tengo mucho trabajo atrasado
C: El sistema judicial español no va a colapsar porque no vengas un día, no has estado
ausente nunca desde que te nombraron, no exageres mujer
E: ¿Alguna novedad en el caso Ryanair? (aspiraba la humedad en la nariz)
C: ¿No te puedes olvidar un momento del trabajo? ¿Cómo está Patri?
E: Mejor, estuvimos hablando mucho, traté de explicarle lo que había sucedido, pero no
sé. Los niños son muy sensibles a estas cosas y si uno de los padres dice que el otro lo
echa de su casa, que no quiere que viva con ella... sufre mucho Cruz. ¡Cuando me
encuentre con ese hijo de puta te prometo que...!
C: Nena... ni una palabra, dejas que hable tu abogada, tú... ni lo miras. Eso sí, le sacas
hasta los calzoncillos, lo dejas en pelotas en la calle, le embargas hasta las hojitas de
afeitar, si todavía las usa
Esther la miraba y suspiraba
C: A esos capullos les duelen esas cosas, no las palabras ni los insultos
Con las alas rotas
47
E: Vale, creo que tienes razón. Pufff, tengo que llamar a Mar y contarle (se recostaba
sobre su poltrona y cerraba los ojos)
C: Y hacer la denuncia por esos morados que seguramente tendrás en el brazo
E: No, Cruz, no quiero nada de eso, no (seguía con los ojos cerrados, se tocaba las
sienes nuevamente)
C: ¡Hoxtia Esther! ¡Eres jueza! ¡Conoces bien los casos de violencia de género! (se
incorporaba en su asiento y hacía aspavientos con una mano) Y en lugar de hacer la
denuncia para cortarle las alas al machito, actúas igual que todas las mujeres agredidas
E: Cruz, es la primera vez que hace algo así y es una reacción histérica, nada más (abría
los ojos, la miraba y enarcaba las cejas)
C: No estoy tan segura de eso. Y creo que estás cometiendo un error, te advierto
E: Dejémoslo ahí. Cuéntame las novedades
C: Aysss. Vale (se daba por vencida, cuando Esther se ponía en burra, no había forma
de hacerla cambiar de opinión) Informe de la policía de Palma. La comandante mudó a
su mujer y a su hijo
E: ¡¡¿Los mudó?!!
C: Sí, nadie sabe adónde (ojeaba su libreta y sus anotaciones) Los vecinos dan las
mejores referencias, gente que no causaba problemas, la chica ésta que es su esposa
habla poco porque no entiende mucho el español, el niño es un solete, no tienen auto,
muy pocas visitas... (iba resumiendo lo que leía) La tal Macarena se ausentaba por sus
vuelos y volvía inmediatamente para estar con ellos... jmmm... (repasaba las notas por si
había olvidado algo) Paseaban mucho con el niño, al parque, a la playa, bueno, vida de
familia. A ver qué más... no vestían nada ostentoso, generalmente andaban en chándal y
cuando la piloto viajaba una vecina ayudaba a la chica
E: ¿Por qué los habrá mudado?
C: Estoy esperando los informes de los que viven en Madrid
E: La comandante tiene también domicilio aquí en Madrid, envía a alguien a averiguar
C: Ya mandé dos a hablar con sus vecinos. A ver qué más tengo... jmmm. Todavía no
llegaron los informes de los bancos, tampoco llegó el informe de la tarjeta Visa... nada
de Interpol. Ahhh... la droga. La analizaron y dicen que por la composición es
colombiana fraccionada en México y es cocaína ciento por ciento pura, sin agregados ni
estiramiento. Seguramente iba a ser fraccionada y tratada en algún laboratorio aquí, lo
que nos plantea un problema extra (levantaba la vista y fruncía los labios)
E: El o los laboratorios que puedan operar en Madrid
C: Es llamativo que venga de Palma de Mallorca, generalmente entra por los puertos
más grandes, Valencia, Barcelona, Cádiz, no sé, alguno de Galicia y por avión aquí por
Barajas o en El Prat en Barcelona. Luego de ahí se distribuye. Creo que es una ruta
nueva, Esther. Estuvimos hablando con nuestros contactos y nadie sabe nada de esta
operación. No hay un puto rumor en la calle... y eso... es raro (cerraba su libreta)
E: ¿Algo sobre el equipaje de los tripulantes? ¿Se pueden conseguir los despachos que
han hecho los pilotos?
C: En los mostradores de Ryanair no nos dan bola, dicen que ellos no pueden dar esa
información. Vas a tener que hacer un oficio pidiendo a la empresa que nos entregue el
listado de equipaje de los vuelos de estos últimos meses
E: Jmmm (pensativa, golpeteaba el escritorio con los dedos de su mano derecha)
C: ¿Tienes dudas?
E: Si hago ese oficio la empresa se entera que la tripulación es la principal sospechada
C: ¿Y?
E: Lo que me dijo la abogada. Probablemente los suspendan hasta que esto se aclare, no
cobrarán sus vuelos
Con las alas rotas
48
C: Ya (observaba la súbita sonrisa en el rostro de Esther) ¿Qué?
E: Tú no has escuchado nada, no sabes nada, ¿de acuerdo?
C: No te entiendo
Esther cogía el teléfono
E: ¿Gimeno? Por favor, ¿puedes venir a mi despacho?
De pronto Cruz entendía las intenciones de Esther
C: ¡Hoxtia! ¡Tú también! Jajajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Habían estado durante la mañana en el parque, casi hasta la hora de la comida. Y
volvieron por la tarde. Maca quería que Sam no extrañara sus días de sol en la playa o
sus caminatas en el paisaje exuberante de Palma. Madrid era frío y poco hospitalario en
ese aspecto, especialmente en época invernal. El parque servía de consuelo. Había
pensado en algunos lugares en la sierra, quizás alquilara una casa rural para pasar los
fines de semana o los días de semana entre vuelos espaciados. Pensaba también en
comprar un auto grande y cómodo
M: ¡Hoooola! Así que estas niñas tan guapas son las amiguitas de Pedro (viendo
acercarse a las niñas hasta donde estaban sentadas)
Sam: Sí, Patri y Cannela
Carmen: Candela, no Cannela
Sam: Cannnnela
Patricia: Dddd...dddd.. can...dddddde...la
Sam: Cannnn...ddddd...la
Carmen: Vale, está mejor
Maca sonreía con la insistencia de las niñas para enseñarle a pronunciar bien a
Samantha. También notaba la algarabía de Pedro al verlas llegar y cómo les tiraba los
brazos
Patricia: ¿Me das los juguetes del bebé? Quiere jugar (señalaba la bolsa que Maca tenía
a un costado, sobre el piso)
M: Vale. Aquí los tienes (sonreía ante la seriedad de la niña) Patricia, ¿verdad?
Patricia: Vale (se daba vuelta e iba hasta el arenero donde estaba el niño) Pedro, vamos
a hacer un castillo pero no te comas la arena, ¿vale?
Maca la seguía con la vista, deleitada con la actitud de la niña con su hijo, cuando la
otra niña la sacó de su contemplación
Candela: ¿Y tú quién eres? ¿Una tita de Pedro como Claudia?
M: Ven, siéntate aquí a mi lado (hacía lugar en el banco) Yo soy la otra mamá de Pedro
Candela: ¿Pedro tiene dos mamás? (se sentaba a su lado y la escrutaba curiosa)
M: Sí
Candela: ¿Y cuántos papás tiene? ¿Dos también?
Con las alas rotas
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Patricia: Candela, ¿en tu cole no hay nenes con dos mamás? No tienen papá, es
anónimo (le decía desde el suelo, mientras le mostraba a Pedro cómo llenar su balde con
su palita)
Candela: ¿Anónimo? (no entendía)
Maca sonreía, tendría que explicarle ese “anónimo” que había mencionado esa tal Patri,
que ya la había conquistado por completo. ¡Qué niña tan inteligente y maja! Se
aprestaba a tratar de explicarle cuando...
Patricia: Candela... dos mujeres no pueden hacer un nene o una nena, necesitan la
ayuda de un señor que les regale la semillita que falta. El señor deja su semillita en un
frasco sin nombre, por eso es anónimo
Candela: Ahhh
Maca estaba asombradísima y feliz con la explicación de esa niña Patri
Sam: Maca, I can't understand what they are saying. (tiraba de la manga de su mujer)
[No entiendo lo que dicen]
M: They're saying that.. [Dicen que...]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther dejaba a Patricia y Carmen preparando la cena e iba rápido hacia la sala, donde
había dejado su iPhone que reclamaba urgente su atención
E: Cruz...
C: Rápido, ¡¡dime la explicación esa de la semillita y el anónimo, que Candela me está
matando a preguntas!!
E: ¿Quéeeee?
C: ¿No te ha contado Patricia que hoy estuvieron con la otra madre del niño éste, el
bebé que las tiene fascinadas en el parque?
E: No ha parado de hablar del niño, de sus madres y de las palabras nuevas que
aprendió en inglés, ahhh
C: Bueno, eso. Rápido, que está terminando de bañarse y quiere que le explique del
anónimo que pone la semillita para que las dos mamás puedan hacer un nene
E: Jajajajaja
C: ¡No te rías! ¡Hablaaaaaaaaaaa!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Uhhhh, ¡qué guapa! (se giraba a mirar a Claudia, que entraba en la cocina llenando
el aire con su fragancia) Ese perfume me encanta
Claudia: ¿Te gusta este vestido? ¿No es muy...? (fruncía los labios y abría las manos en
un gesto de disconformidad)
M: ¿Sexy? ( la miraba de arriba a abajo) Está perfecto (dejaba la bandeja con los
canapés sobre la encimera y sonreía) ¡Estás nerviosa!
Claudia: No sé si no es demasiado provocativo para una cena así, viene a traerle el
regalo al nene (no se terminaba de convencer)
M: Claudia, somos grandes, viene a verte a ti, jajajaja (le guiñaba un ojo) Quedó
“boludo” cuando le dije de la cena
Con las alas rotas
50
Claudia: Te estás copiando de Héctor
M: Jmmm,... pues... ¡¡siiiii!! (acomodaba un mechón del cabello de Claudia detrás de su
oreja)
Claudia: Hoy te veo muy alegre, raro en ti en este último tiempo
M: La niña ésa del parque... (volvía a la fuente de canapés y los acomodaba) me alegró
el día
Claudia: Ya veo por qué. La semillita del señor anónimo
M: Es la primera vez que escucho a un niño hablar tan claramente, sin prejuicios, de
forma... (se quedaba pensativa un segundo) natural, sí, natural, de algo que es... tan
bonito. Señal de que los tiempos cambian y que los jóvenes comienzan a vivir las cosas
más libremente
Claudia: Señal también de una familia que no discrimina y habla con claridad con sus
hijos, aunque tenga que usar la metáfora de la semillita para explicar algo más complejo
(cogía un canapé y lo comía) Grunch... Mmmm... ¡rico!
M: Tienes razón, detrás de esa niña hay una familia que no nos mira distinto. Y eso...
me pone bien Claudia, después de las cosas que he vivido, es aire fresco, muy fresco
Se escuchaba el timbre del portal
Claudia: ¡Aysss! ¿Estoy bien? (la asaltaban los nervios)
M: ¡Muy bien! Anda, ¡¡a por él!! (sonreía, complacida, le gustaba Aimé para su amiga,
era un gran tío)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Adelante, Gimeno. (sonreía ante el “lo siento” de su secretario, que nuevamente
había cerrado la puerta con un puntapié y un gran estruendo, porque traía un ramo de
flores en una mano, una taza humeante en la otra y una carpeta debajo de uno de sus
brazos, en fin, lo habitual en él)
Gimeno: ¿Estamos mejor hoy señoría?
E: Mejor, muchas gracias. Hermoso ramo, ¿qué son?
Gimeno: Alelíes (dejaba la taza sobre el escritorio de Esther) Una infusión especial
para ataques al hígado provocados por pataletas con maridos
E: ¿Eh?
Gimeno: Hierbas chinas, del valle del Sikiang
E: ¡Hoxtia! (miraba la taza humeante y luego a Gimeno, no le apetecía mucho tomar
“eso”, aunque el aroma no era desagradable)
Gimeno: Palabra de Gimeno, borran todo vestigio de bilis envenenando el aparato
digestivo... y el alma (se ponía la mano sobre el corazón)
E: Gimeno, no sé quién te ha comentado algo sobre mi vida privada, pero no tiene nada
que ver con mi ataque de hígado ayer
Gimeno: Señoría Esther, no necesito que nadie me comente nada (se dejaba caer en la
poltrona frente al escritorio de la jueza con el ramo de flores en una mano) Leo los
signos en los rostros, en las palabras
E: ¿Eh?
Gimeno: Estas flores completan el tratamiento. Son tan simples, tan “nada”, que nos
ponen en la verdadera perspectiva de la vida. ¡Huele, huele! (le entregaba el ramo por
encima de la mesa) ¡Deja que su aroma se apodere de tu alma y relájate! (ponía la
carpeta sobre el escritorio, aspiraba aire, cerraba los ojos y levantaba sus brazos manos
en pose de meditación, uniendo los dedos índice y pulgar de cada mano)
Con las alas rotas
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E: Vale, vale. Ejjjjmmm. Gracias Gimeno, luego las huelo mientras bebo... eso (ponía
el ramo a un costado de su portátil)
Gimeno: Bueno, ahora a lo ingrato (dejaba la meditación para otro momento)
E: ¿Lo ingrato?
Gimeno: Ayer con la ayuda de los “innombrables” anduve por aquí y por allá, haciendo
lo “de eso no se habla” (sacaba un papel de su carpeta) Esta es la lista de equipajes de
los vuelos de Ryanair que piloteó la comandante Macarena, la de los ojos de fuego
inundados de melancolía, en los últimos tres meses (le extendía la mano con el papel
detallando los vuelos)
E: Gracias, eh... (cogía el papel)
Gimeno: ¡Shhhhh! (ponía el dedo índice sobre sus labios) Acá nada existe, nada es lo
que parece. ¡Shhhhh!
E: Sí, ehhhh. Vale (miraba la lista y especialmente lo que Gimeno había destacado con
marcador fluorescente)
Gimeno la observaba con atención
E: ¡Joder! (no pudo evitar el exabrupto)
Gimeno: Tres vuelos en los últimos tiempos con cinco maletas, incluyendo el de los
veinte quilos de cocaína de ultra pureza. Y la comandante no usa maleta
Esther levantaba la vista y lo miraba fijo
Gimeno: Yo sigo pensando que no hay razón para que la comandante esté involucrada
en esto. Esa mujer no es una traficante, ¡estoy seguro!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Su madre anticipó su venida a Madrid. “Carmen le debe haber avisado del incidente
con Raúl”, meneaba la cabeza mientras la escuchaba por el móvil. Cuando regresó a su
casa esa tarde, doña Encarna ya estaba instalada cómodamente en la habitación de
huéspedes y Patricia gozaba con la presencia de su abuela. ¡Cómo para no estar feliz!
Varios regalos: tres nuevos libros, algunos juegos... “¡Mami, tengo un ajedrez de
muñequitos! La abu Encarna dice que tienes que jugar conmigo, trajo un libro que te
explica todo”
Así era su madre, se desvivía por esa nieta que era su gran orgullo, por las cartas que le
escribía, por las notas en el cole, por...
En: ¡Le entendía todo Esther! ¡Y le hablaba con tanta soltura!
E: Tiene buenas maestras en el cole, mami
En: ¡¡Nooo!! Es que mi niña es... ¡tan inteligente!, ¡tan guapa!
Carmen: Toma la servilleta Encarna, que se te caen las babas. Jeje
E: Así que has conocido al amiguito de Patri. La trae loca, no para de hablar de él.
(sonreía mientras bebía un sorbo de su licor)
En: La veía llegar y le tiraba los brazos, tan majo él. Ah... su madre te felicita
E: ¿A mí? Si no la conozco
En: Dijo a los padres, pero venga, que el imbécil de tu marido no tiene nada que ver
con la crianza de la niña. Jmmm
Con las alas rotas
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Carmen: Jeje (le encantaba que su amiga dijera en voz alta todo lo que ella también
opinaba del “maridísimo”)
E: A ver, ¿qué dijo la señora? ¿Por qué me felicita? (sonreía por la descarga de
adrenalina de su madre con Raúl, nunca fue de su agrado, especialmente cuando
hablaba pestes de los “atrasados del pueblo”)
En: Eso, que te felicitaba por educar tan bien a la niña y que esperaba poder hacer eso
mismo con su hijo
Carmen: La madre española Esther, porque la otra madre apenas dice dos o tres
palabras en español
E: Lo imaginaba Carmen, jeje
Esa noche estuvieron de tertulia hasta tarde, Patricia estaba excitada con la presencia de
la “abu” y tardó en dormirse. Finalmente, Carmen las dejó a solas para que hablaran “el
tema”
En: ¿Cómo vais a hacer con la niña? Patricia me ha contado de la carta. ¡Cabrón!
E: ¿Recuerdas a Mar, mi compañera de la facu? Ella va a llevar el divorcio
En: ¡Bien! Siempre me gustó tu amiga Mar, muy aplicada en lo suyo, aunque a veces
parecía un poco distraída (recordando las anécdotas de la amiga de Esther y sus
“aparentes” despistes)
E: ¿Cómo le decías? Ahhh, sí, “niña deja ya los patines”, jajaja
En: Iba y venía, ahhh, qué inquieta
E: Mar se comunicó a la clínica para hablar con Raúl y no la atendió, la secretaria le
dijo que en “unos días el abogado del doctor Lara se comunicará con usted”
En: ¿No quiere ver a Patri?
E: Mamá, apenas la veía mientras vivía en esta casa... (meneaba la cabeza y hacía una
mueca de desagrado con la boca)
En: Yo no sé por qué lo aguantaste tanto
E: Ufff, después que nació Patri pensé que las cosas iban a ir mejor y... que volvería a
ser el que era cuando estábamos de novios
En: Nena, siempre fue un engreído
E: Vale. Pero... no así, mamá. Tenía sus cosas, pero no era... después creo que fue la
inercia, pensaba que era bueno para Patri criarse con su padre, yo me ocupaba de ella y
de mi carrera, no necesitaba más...
En: Muy mal Esther. Tú te mereces una persona que te quiera, que te respete, tener una
pareja, un compañero. Eso de aguantar un mal marido por los hijos, no va, siempre
termina mal
E: No sé mamá, creo que no soy buena para esto de estar en pareja
En: ¡Pamplinas! Raúl es un necio y un macho ibérico, la única forma de ser su pareja es
diciendo a todo que sí. Y tú no eres así, tienes personalidad. Se acabó la época en que
las mujeres hacían lo que el marido quería, a ver si se entera este cabrón
E: Jeje (sonreía ante el feminismo irredento de su madre que la había convertido en una
referencia en el pueblo, toda mujer maltratada acudía a ella por ayuda)
En: Te digo algo. Ahora concéntrate en conseguir un buen divorcio, le sacas hasta la
pelusa del ombligo (la señalaba con el dedo índice) Y luego, tú y Cruz os vais de copas
por ahí, a ver si encuentras a alguien con quien sacarte un poco las telarañas que debes
tener ahí abajo (señalaba la entrepierna de Esther)
E: ¡Mamaaaaá! Jajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
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Claudia: Maca, pregúntale (insistía con el tema de la valija)
M: Claudia, déjalo, hoy está alegre y ha comido bien, no... (cortaba las verduras para
preparar una sopa para Pedro)
Claudia: ¡Basta Maca! Tú no quieres enfrentar el problema, allá tú. Pero YO necesito
saber con qué me voy a encontrar (apoyaba el brazo sobre la encimera y la cogía del
brazo para que la atendiera)
M: Claudia, espera unos días, a ver si Mora descubre qué tiene, por favor... (dejaba de
cortar y apoyaba la cuchilla sobre la encimera) No le he dicho nada de lo que pasó, no
quiero que se preocupe también por eso (sus ojos destellaban pena y ruego)
Claudia: ¡¡Ni siquiera le has contado el lío en el que estás metida!! (asombrada)
Maca bajaba la cabeza
M: No, se pondría mal y...
Claudia: A ver... pregúntaselo sin contarle detalles... dile... (trataba de encontrar una
fórmula que Maca aceptara) dile que empacabas las cosas y buscaste la maleta para
poner ropa y no la encontraste, si recuerda habérsela dado a alguien
Maca levantaba la vista y la miraba, casi al borde de las lágrimas
Claudia: Maca... no es una niña, no puedes seguir protegiéndola de todo
M: En parte es una niña, lo sabes
Claudia: Maca... la subestimas... ha terminado sus estudios en el instituto, vivía sola en
Cambridge, había comenzado a trabajar en la universidad...
M: Es tan inocente, Claudia. No tiene maldad, es tan confiada, todo lo que le ha pasado
es por ser así. Lois decía...
Claudia meneaba la cabeza al escuchar el nombre de Lois
M: Claudia, no te enfades porque hable de Lois
Claudia: No me enfado, Maca (le acariciaba el brazo, sabía de la pena de su amiga) ¿Te
acuerdas lo que me contabas en tus cartas?, ¿cómo era Lois con ella? Le daba
responsabilidades, trataba de alertarla en todo, quería que se valiera por ella misma.
Piensa Maca. ¿Qué hubiera hecho Lois en este caso?
M: Quisiera que estuviera aquí Claudia, no sé... no sé (se le llenaban los ojos de
lágrimas)
Claudia: Venga, no llores (tiraba de su brazo y la abrazaba) Lois estaría orgullosa de
todo lo que has hecho y haces por Sam, por su sobrino
M: ¡¡Pedro es también mi hijo, MI hijo!!
Claudia: ¡Claro! Tu hijo, Pedro es tu hijo, cariño (la apretaba contra su cuerpo, le dolía
que Maca se sintiera así, tan culpable de haberse venido a España y haber dejado sola a
la hermana de Lois en Cambridge)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Tu madre es mi ídola
E: Ya. Pero TU ídola creo que tiene en mente quedarse muuuuucho tiempo en mi casa,
en sus palabras, “me iré cuando esté todo en orden con ese impresentable”
C: ¡Uy!
Con las alas rotas
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E: Sí, ¡uy! Ella y Carmen se definen como la guardia imperial que me protege del
macho cabrío. Ahhhh
C: Esther, tu madre es una mujer moderna, no te va a causar problemas con Patri, al
contrario
E: ¿Problemas con Patri? ¡¡Para nada!! Pero ya empezó con sus sermones sobre... sacar
las telarañas. Ahhh, no yo sola, tú también
C: ¿Eh?
E: Que nos quiere buscar novio Cruz, a mí... ¡y a ti!
C: ¡Hoxtia!
E: Te lo advierto, cuando vengas hoy por Candela, sermón para ti (la señalaba con el
dedo)
C: ¡Uffff!
E: Volvamos a nuestro trabajo, ya seguiremos hablando sobre los intentos celestinos de
mi madre. El informe... ¿qué crees?
C: Pues... que la comandante está en un brete gordo
E: ¿Has notado que la valija viene a Madrid y vuelve a Palma?
C: Llegaba completita, volvía vacía. Jmmm. Pero este informe... no existe, señoría
E: Lo sé, lo sé
C: ¿Vas a hacer el oficio para Ryanair?
E: Mmmm... no (negaba pensativa)
C: ¿Por qué?
E: Porque cualquiera pudo despachar una maleta en su nombre y luego retirarla, esta
mujer ni pasaba a buscar el equipaje, puede alegar eso y no podemos probar a ciencia
cierta que es SU maleta. Por ahora, es un dato que conocemos tú y yo
C: Y Gimeno. ¿Qué dice él?
E: Profesión de fe. No cree que esté involucrada en esto, dice que lo siente en el
corazón
C: Ahhh, el corazón de Gimeno, claro
Esther se quedaba mirando a su amiga policía
C: ¿Qué?
E: Desde que trabajo con él, el corazón de Gimeno no se ha equivocado nunca Cruz
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Dime Teresa (levantaba la vista del portátil)
T: Jmmm. Gimeno, está en la veterinaria
E: ¿Le ha pasado algo a Greta? (aprehensiva)
T: Algo, como algo... Jmmm. (fruncía los labios) Se le escapó de nuevo, esta vez detrás
de una perrita
E: Ahhh, pero eso es normal. La perra estaría en celo y...
T: Está castrado Esther (la interrumpía para aclararle un aspecto esencial de la
situación)
Esther arrugaba los hombros, no entendía cuál era el problema
T: Ahhh... (suspiraba) quiere que el veterinario lo revise y le indique un psicólogo de
perros para tratar el trauma de Greta
E: ¡Un psicólogo de perros! (asombrada)
Con las alas rotas
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T: Sí, eso dijo. Bueno, además dijo que lo siente, que llega más tarde pero que revises el
correo que no existe
E: ¡¡¿Qué?!! (el asombro no le cabía en el cuerpo)
T: Palabras textuales, no me pidas que lo explique porque no entiendo. Dijo que tú
sabrías a qué se refería
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.V: Inspectora Cruz... (apoyaba una mano sobre el escritorio y la otra mano sobre su
cintura, con el brazo en ángulo)
C: Vilches, hola (levantaba la vista y cerraba la carpeta con los informes)
V: No tengo ningún informe en mi escritorio sobre el caso Ryanair (tono demandante)
C: No hay mucho que informar
V: No creo, a ti te gusta hacer todo sola, con tu jueza (se erguía y la señalaba con el
dedo índice de su mano derecha)
C: ¿Eh? (acusaba impacto de la acusación)
V: Lo que has escuchado. Venga, quiero saber qué has averiguado (se sentaba en la silla
frente al escritorio de la policía)
C: Vilches, no hemos recibido aún los informes de los bancos, ni de Interpol
V: ¿La casa del colombiano? (la interrumpía) ¿Ya cumplieron la orden de registro?
C: Jmmm... sí, nada, vacía, era una fachada, el tipo no vivía ahí
V: ¿Ves? Tenías algo para informar
C: Vale (bajaba la vista y sonreía)
V: ¿La policía de Palma sabe algo del tipo?
C: Están siguiendo la pista del auto que usaba, uno de los vecinos lo describió y se
acordaba de parte del número de la placa. También tenemos el llamado reservando
pasaje en el vuelo, en la compañía de turismo. La empresa guarda registro de todos los
números desde donde llaman, por si hay problemas con los cobros o el banco
V: ¿Un móvil?
C: Sí, me van a enviar los datos hoy para que hagamos un oficio a la telefónica
V: ¿Algo más?
C: Nop (no le comentaba nada de las “investigaciones no existentes” de Gimeno)
V: Jmmm. Apenas lleguen los informes bancarios, quiero verlos
C: Sip
V: ¿Estáis investigando la lista de pasajeros?
C: Sip. Por ahora no tengo informes
V: Algo más
C: Tú dirás
V: Tengo tres entradas para Shrek, la nueva. ¿Quieres venir a verla, con tu niña?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fernando Mora estaba preocupado por el alto nivel de leucocitos en el resultado de la
analítica. El examen toxicológico había resultado negativo. “Una buena y una mala”,
pensó Maca para sí en un primer momento
El médico había ordenado una punción lumbar, lo que no había sonado bien para la
piloto. Había googleado buscando pistas sobre las razones para ese examen pero
finalmente había desistido luego de ver las diferentes posibilidades, los síntomas de
Sam coincidían con todos y con ninguno en especial. Estaba preocupada por los riesgos
Con las alas rotas
56
del examen, ¡pinchar su médula! ¿Y si la punción no era correcta y tocaba alguna
terminal nerviosa sensible? ¿Y si dañaba su médula?
Fernando: No se preocupe Macarena, la he realizado miles de veces. Tendrá que
quedarse un rato en reposo y luego puede hacer su vida normal
Claudia había organizado su día para quedarse con Pedro en casa. Llevó a Sam al
hospital, le había explicado en detalle lo que le harían y había tratado de que no se
asustara. Había programado una visita al zoológico al día siguiente, para que Sam se
distrajera y además tenía una sorpresa que había preparado con la abuela de Patricia.
Sabía que le iba a encantar, Sam se encontraba muy a gusto con las niñas, especialmente
con esa “sweetie” que le hablaba en inglés
Fernando: ¿Le ha explicado que por ninguna razón debe moverse? Porque aunque le
anestesiamos la zona, le va a molestar un poco
M: Sí, doctor. No se moverá (tenía su mano cogida, sentada frente a su mujer encorvada
sobre la camilla)
Varios minutos después el médico miraba a trasluz el tubo del líquido que había
extraído. Entendió por su gesto y por la mirada de la enfermera que lo acompañaba que
algo no estaba bien
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Le llevó media hora descubrir qué quería decir Gimeno con “el correo que no existe”.
La cuenta de correo webmail que su secretario le había abierto para enviarle “informes
que no existen”. Se lo había comentado al pasar la semana anterior y se lo había escrito
en un papel que Esther debería haber destruido después de memorizar. Por suerte, lo
había guardado en un cajón bajo llave, no era buena para retener nombres de correo
electrónico que nunca elegiría como “[email protected]” y menos aún
claves insólitas, como “lagretaquetepario2010”
E: (“Gimeno, Gimeno, ahhh” mientras abría el correo y se encontraba con una tarjeta de
salutación del propio Gimeno dándole la bienvenida al mundo “que no existe”)
Luego, una serie de instrucciones. No abrir la cuenta en ningún otro lugar que sus
portátiles personales, no permitir que se guardara el nombre de la cuenta o la clave, etc.,
etc., etc
E: (“Este hombre me va a sacar una úlcera cualquier día. Pufff”)
Un archivo comprimido, con clave, ¡por supuesto!, todo secretísimo. ¿Sería la misma
clave que la cuenta? No, no era
E: (“Se olvidó de darme la clave de esto, ¡joder!”)
Comenzó a probar claves que se le ocurrían, las ganas de leer los informes acicateaban
su inventiva
Con las alas rotas
57
E: (“A ver... Gimenolepertenezco. No, no es eso. Piensa, Esther, piensa. Te lo tiene que
haber dicho, es loco pero no tonto. Piensa”)
Dos o tres pruebas insólitas, como el nombre de su perro, Cruz, cafédeJuanValdez,
nada. Hasta que pensó en algo más simple
E: (“No creo que sea eso, es muy obvio”)
Tipeó Ryanair y ¡milagro!, se abrió el archivo zip y vio el listado de los informes. El
primero que llamó su atención, melancolicafogosa.pdf
E: (“La comandante, está obsesionado con su mirada”)
Tenía dos cuentas, que eran las que había declarado la abogada Castilla en el informe.
Una en el Santander y otra en Caja Madrid. Aparentemente en Caja Madrid hacía
depósitos mensuales de dos mil euros y pagaba todos los gastos de su piso en Madrid,
más algunas compras. En cambio en el Santander había depósitos que enseguida
llamaron su atención. Diez mil euros aquí, veinte mil allí, además de su salario de piloto
que era una suma considerable. En los últimos meses, tres grandes depósitos de
cincuenta mil euros. Un saldo abultado en la cuenta, gastos que no eran exorbitantes,
más bien modestos
E: (“¡Coño!”)
Su iPhone la sacó del informe en su pantalla. Su madre
E: Dime mamá
En: La madre de Pedro... bueno, la madre española de Pedro... nos ha invitado al
zoológico mañana. Me lo dijo a mí, no delante de Patri, me dijo que te preguntara si
tenías algún problema
E: ¿Eso te dijo? (no la conocía y esa mujer le caía bien, muy considerada al no decirlo
ante la niña y más aún solicitar su aprobación) No tengo problema mamá, al contrario,
si tú vas
En: Nos invitó a mí y a Carmen y luego a comer algo en un Mc Donald, dice que tienen
una promoción con los Shrek o algo así
E: ¡Sí!, la cajita trae unos muñecos Shrek que a Patri y a Candela les van a encantar
En: ¿Entonces le puedo decir que sí?
E: Por supuesto mami. Oye, fíjate si le compras algún obsequio al niño, son tan atentas
y...
En: Ya le compré dos cuentos para bebés, esos con figuras coloridas y hojas duras, los
elegimos con Patri y Carmen en El Corte Inglés
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz revisaba una y otra vez las hojas que le había dado Esther, notando especialmente
las sumas que había marcado con fluorescente amarillo. Gimeno tenía sus propias
copias, igualmente marcadas pero en color verde. Los tres tenían cara seria, Esther en
pose de rezo silencioso, sus codos sobre el escritorio, las manos unidas cerca de su
barbilla, el torso levemente inclinado sobre su mesa de trabajo
Con las alas rotas
58
C: Bueno, esta mujer tiene depósitos que no vienen de su trabajo
Gimeno: ¿Inversiones? ¿Le depositan los dividendos?
C: Creo que los dividendos se reparten al final de un año fiscal, no mensualmente
Gimeno
Gimeno: Habrá vendido acciones en la bolsa, podría ser. Jmmm
E: Tendremos que esperar el informe oficial que pedimos al banco, recién ahí podremos
pedir identificación del depositante. Aquí queda claro cuál corresponde a su salario, es
más o menos una suma similar todos los fines de mes
Gimeno: Los demás también tienen algunos ingresos que no se corresponden con el
salario
C: Pero no estas cantidades Gimeno
Gimeno: Es verdad, pero también gastan más que su salario. Todos eh. Bueno, la
comandante y su mujer no gastan casi nada, salvo esta suma fija mensual... ¿una
hipoteca?
E: Eso lo veremos, en qué gasta esa suma. Igualmente, la comandante declaró las
cuentas, sabe que hay depósitos importantes, no lo está escondiendo. Jmmm
Gimeno: Lo que yo digo, esta mujer no esconde nada
C: Gimenoooo... (lo miraba y meneaba la cabeza) ¿De dónde sale tanto dinero?
Gimeno: Estoy seguro que hay una explicación... y... y... ¡es todo legal!
E: Quiero avanzar con esto. Mientras esperamos los informes oficiales, algo podemos ir
haciendo
Gimeno y Cruz levantaban la vista de sus papeles y la miraban
E: Tomarle declaración como imputada
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaban visitando el Aquarium del parque zoológico de Madrid en la Casa de Campo.
Como el día era frío y estaba nublado, era mejor estar bajo techo mirando las 35
especies en los acuarios. Encarna y Carmen disfrutaban de las explicaciones de Patricia
y Candela; Sam asombrada y feliz cuando Maca o la niña le hablaban en inglés; Pedro,
¡qué decir!, sus ojitos se abrían como luceros en la noche, todo era un descubrimiento y
balbuceaba sus “¡ahhh!” señalando los peces de colores movedizos
En un momento, Encarna notó que Maca se había separado del resto para hablar por el
móvil y que el rostro de la “madre española” de Pedro se había tensado con el llamado.
Dejó al grupo y fue hasta la mujer
En: ¿Algún problema Maca?
M: Ehhh... (guardaba el móvil en el bolsillo de su abrigo) No, nada importante. Sam y
Pedro lo están disfrutando mogollón (le quitaba hierro al llamado, señalando con la
cabeza hacia donde Sam tenía a Pedro en brazos hablándole y mostrando un pez en la
pecera)
En: ¡Muchísimo! (sonriente miraba hacia allí)
M: Encarna, no quiero parecer pelota pero... su nieta y Candela son... Ahhh, ¡qué
majas!, ¡qué guapas! (mostrando entusiasmo)
En: Jeje. Que quiere que le diga Maca... jeje... mi nieta es... ¡ahhhh! (suspiro cargado de
babas de abuela)
M: Sus padres deben ser muy buenas personas, sin duda. Por eso sus niñas son así
Con las alas rotas
59
En: Bueh, los padres... ejmmm, dejémoslo ahí. Pero sus madres, Esther y Cruz son...
grandes chicas, ¡las mejores!
“Separadas” anotó mentalmente Maca al instante, aunque tal su costumbre, no quiso
cotillear más al respecto, no era de su incumbencia
M: ¿Qué le parece si las llevo a la cafetería a tomar algo? Llevamos casi dos horas
dando vueltas por aquí y Sam necesita comer algo, tiene que hacerlo cada dos horas.
Orden de su médico
En: Por mí, ¡¡encantada!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Estaba por llamarte (sonreía ante la entrada de su amiga)
C: Te vine a rescatar, ¿te has dado cuenta de la hora que es?
Esther miraba su reloj
E: ¡Uhhh! ¡Qué tarde! Me puse a confeccionar un interrogatorio para la comandante y
se me pasó el tiempo volando
C: Llegó el informe de Interpol (se sentaba en la poltrona frente al escritorio) El tal
Maximiliano Ortiz Rosas no tiene antecedentes penales
E: ¿Limpio?
C: Como lavado con Skip o Ariel
E: ¿Qué supones?
C: Alguien sin antecedentes, ruta nueva de tráfico de drogas, no hay un puto rumor en
la calle, un problema mayúsculo para nosotros y para la policía de Palma. Vas a tener
que hacer un oficio para informar al Consulado colombiano de su muerte, para que
avisen a sus familiares y otro a la policía colombiana, para ponerlos sobre aviso y a ver
qué nos pueden informar
E: ¿La policía colombiana?
C: Vilches quiere consultarlos, a ver qué nos pueden decir de este hombre, de qué
trabajaba, sus relaciones
E: Vale (tomaba nota en una libreta a un costado de su portátil)
C: Pero eso lo puedes hacer mañana, venga, cierra tu portátil y vámonos, que nos
esperan en tu casa
E: Vale. Hace un rato me llamó mi madre, estaban en el Mc Donald, ¡encantadas!
(guardaba el documento que escribía y cerraba la sesión en su notebook)
C: Hace tiempo Candela venía pidiendo ir al zoológico y por una cosa o la otra no la
pude llevar... Ufff, los fines de semana hay tantas cosas para hacer en casa (se
lamentaba)
E: Oye... estaba pensando. ¿No te gustaría ir a la sierra este finde? (iba guardando sus
cosas y cerrando los cajones con llave)
C: ¿A la sierra, con el frío que hace? Estheeeeer...
E: Para cambiar un poco de ambiente, a las niñas les va a encantar, ¿te acuerdas de la
casa de mi amiga Ana? Quedaba a una hora de aquí (se levantaba para coger su abrigo y
su bolso)
C: ¿Esa con la chimenea grande?
E: Y la montaña que se veía por la ventana, la que parece una mujer desnuda. Jeje (se
ponía el abrigo)
Con las alas rotas
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C: Jmmm... (sonreía recordando la montaña y ya no le parecía que el clima estaba tan
frío para ir a la sierra) vale
E: Esta noche la llamo y le pregunto si está libre este fin de semana. Vamos (la cogía
del brazo y hacía fuerza para levantarla de su silla)
C: Estoy cansadísima. Ufff (aprovechaba el impulso para ponerse de pie)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Había dejado a Sam vistiendo al niño después de su baño y había ido a la cocina a
preparar la papilla. Habían pasado una hermosa tarde en el zoológico y había filmado a
todo el grupo, luego mirarían los vídeos sentadas en el amplio sofá del salón
Estaba preparando el puré para Pedro cuando llegó Claudia
Claudia: Hola (la cogía de la cintura y le dejaba un beso en la mejilla) ¿Qué tal el
paseo?
M: Genial (sonreía sin quitar la vista de la calabaza y las patatas que mezclaba con
leche)
Claudia: Mmm, ese puré se ve rico. ¿Qué más incluye el menú de Pedro hoy?
M: Manzana pisada y luego, su biberón, como todas las noches
Claudia: ¿Pedimos algo al chino para nosotras? Tú estarás cansada y yo... ni te cuento,
no cocinemos esta noche
M: Vale. Jmmm... ¿hablaste al juzgado?
Claudia: Sí, con el secretario, Gimeno. La jueza estaba ocupada. Le dije que este fin de
semana volabas y no creía que llegaras a tiempo el lunes para la citación
M: ¿Cuándo entonces? (levantaba la vista y la miraba)
Claudia: Mañana. Traté que lo pasaran para el martes, pero dijo que era imposible,
tenían la agenda muy ajustada
M: Mejor, así acabamos lo antes posible con este asunto (volvía a su puré)
Claudia: Maca, no creo que con este interrogatorio se acabe
M: ¿Por qué? No tengo nada que ver con esa droga
Claudia: Porque hasta que no encuentren al o la responsable o archiven el caso,
seguirás estando imputada. Tu maleta desapareció y todo apunta a que es ésa que
transportaba la droga
M: ¿Sabes cuántas personas trabajan en Ryanair? Y todas usan la misma maleta
Claudia, ¡todas!
Claudia: ¿Y todas la han perdido como tú?
Maca se quedaba en silencio, mirándola
Claudia: Maca... puedes usar ese argumento y es creíble... hasta cierto punto. Porque la
cantidad de personas se reduce al personal que estaba en Palma, no a toda la empresa. Y
dentro de ese personal, estás tú y tu maleta desapareció. A ver si espabilas, mujer
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Encarna estaba sometiendo a Cruz a un tercer grado sobre sus relaciones amorosas y
prospectos de novios. Las nenas estaban entretenidas jugando al “ajedrez de
muñequitos” en la mesita de los sillones. Carmen cocinando en la cocina, al parecer
Con las alas rotas
61
muy alegre, porque cantaba un popurrí de zarzuelas a toda voz. Esther hablaba por
teléfono con su amiga Ana
E: Mar es mi abogada
[...]
E: No fue muy civilizado, te lo cuento en detalle cuando nos encontremos
[...]
E: Jueves, vale. Paso por tu negocio a la salida de tribunales
[...]
E: ¡Anaaaa! Jajaja. ¡Noooo! Nada romántico, vamos con mi madre, Carmen, Cruz y las
niñas
[...]
E: Ya recuerdo tus anécdotas de la chimenea y... esa montaña, jeje
[...]
E: Venga, el jueves hablamos de esas cosas. Pero te anticipo, nada en vista y es más, ¡ni
ganas de algo!
[...]
E: Vale, vale. Jeje. Hasta ahora
Cerraba su móvil y lo ponía en el bolsillo de su pantalón. Sonreía, esperaba que no se
juntaran Ana y su madre para buscarle novio, eran tal para cual, celestinas ambas
E: ¡Atención todas! (decía a viva voz parada en el medio de la sala)
Todas las miradas y la atención en lo que iba a anunciar Esther, salvo la cantaora de la
cocina, que ni se daba por enterada
E: Mañana a la salida el cole, ¡¡nos vamos a la sierra!!
En y C: ¡Bien! (al unísono)
Patricia: ¡Uhhhh! (cara de desencanto)
Candela: Pufff. (bufido de desencanto)
C: ¡Ey! ¿No os apetece ir a la sierra?, vamos a andar a caballo, en la bici y...
Patricia: La tita de Pedro nos iba a llevar a un patio de juegos este fin de semana
Candela: Sam iba a traer unos cedés para enseñarnos canciones en inglés
Esther y Cruz se miraban desconcertadas
Patricia: Y van a traer el correpasillos al parque para que le enseñemos a usarlo a Pedro
C: Bueno, lo haréis la semana que viene
Pero las nenas parecían no estar de acuerdo con la propuesta de Cruz. Seguían con cara
triste y bufando
En: Jmmm. ¡Ya sé! ¿Qué tal si les decimos que vengan a la sierra con nosotras?
E y C: ¡¡¿Eh?!! (caras de madres a punto de asesinar a “madre-madre de amiga”
totalmente desbocada y muy desubicada)
Patricia y Candela: ¡Siiiiiiiiiiiiiii!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
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Fue idea de Claudia
Claudia: Tu uniforme impone, quiero que te vean como lo que eres, la persona que
pilotea un avión y tiene a su cargo la vida de cientos de personas
M: No sé, me parece un poco fuera de lugar
Claudia: ¡Para nada! Tú declaras como comandante del vuelo de Ryanair, no te sientes
una sospechosa imputada, ¡ésa es la imagen que quiero grabada en sus retinas!
Apenas puso un pie en los tribunales, todos los ojos se posaron en ella. Porque como
decía Claudia, ese uniforme llamaba la atención y porque Macarena Fernández Wilson,
así vestida, llamaba más que la atención, ¡era un imán ocular!
Con la gorra debajo de su brazo, el cabello atado en coleta, compartía el ascensor con
varias personas. Claudia, satisfecha por las primeras reacciones. A ver si la jueza
también sentía “el efecto”
El móvil de Maca sonaba y atendía
M: Hola
En: Maca, buenos días, espero no molestarla
M: ¿Encarna? Noooo, para nada (sonreía y Claudia la miraba inquieta)
En: Este fin de semana nos vamos a la sierra con mi hija y la madre de Candela,
queríamos invitarlas, si pueden desde ya
M: ¡Ahhhh! ¡Cómo me gustaría! (el ascensor llegaba al piso del juzgado y salían de él
mientras Claudia le hacía señas para que se apresurara a cortar el llamado) Pero este fin
de semana trabajo, Encarna, nos va a tener que disculpar
En: ¿Trabaja los fines de semana?
M: Estoy por entrar a una reunión. ¿Le importa si le devuelvo el llamado luego y le
comento mejor?
En: No, para nada, por favoooor
M: Desde ya le agradezco muchísimo la invitación, me ha alegrado el día Encarna. No
me la esperaba y es una sorpresa muy grata
En: Jeje. Vale. Hasta ahora
M: Hasta ahora. Luego le pego un toque y... gracias, muchas gracias Encarna
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Mientras la comandante y su letrada ingresaban al juzgado, en el despacho de la jueza,
Esther, Cruz y Gimeno repasaban las preguntas que había preparado
Gimeno: Pero los informes no existen, Esther (levantaba la vista y la miraba
sorprendido)
E: Los informes llegarán, tarde o temprano, Gimeno, son ciertos. Ellos no saben que no
han llegado
C: ¡Claro! (seguía mirando las preguntas)
Gimeno: No es...
E: ¿Legal? (sonriente)
Gimeno: No es justo con la comandante
Con las alas rotas
63
E: Gimeeeeeenooooo... estamos intentando avanzar un poco más rápido, no la voy a
detener sin los informes legales y si sus respuestas son creíbles. Si no tiene nada que
ver, podemos dirigir las sospechas hacia otro lado
Gimeno: Jmmm (dudaba)
Un golpe en la puerta y se asomaba Teresa
T: Ya están aquí, Esther
E: Vale. ¿Quiénes han venido?
T: La comandante y su abogada. Advierto, esa mujer sabe impresionar
C: ¿La abogada?
T: Ésa impresiona por... (hacía un gesto con sus manos por delante de su pecho) ¡Qué
morena guapa! ¡La delantera de la Roja!
Los tres la miraban sorprendidos. Un comentario futbolístico muy poco habitual en una
dama, ni qué decir si esa dama era Teresa
T: Un comentario, ejem. No, la que sabe impresionar es la comandante. Están todos
mirándola absortos. Y cuando digo todos, es ¡¡todos!! Hombres y mujeres
Gimeno: Sí, esa mujer tiene el poder de provocar esas reacciones en los seres humanos
a su alrededor
Ahora los ojos de incredulidad miraban a Gimeno
E: Vale, ejem. Hazlas pasar, por favor (ganaba compostura y se ponía en su papel de
jueza)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En el pasillo del juzgado, cerca del despacho de la jueza
Claudia: Maca, por favor, concéntrate en esto
M: Oye, sólo respondí un llamado, ya está
Claudia: Estás con esa sonrisa tonta, pensando en otra cosa
M: Es que esta señora, Encarna, la abuela de Patricia, me pone bien, es tan cálida, tan
buena persona y tan diferente a mi madre que...
Claudia: Ya, vale (meneaba la cabeza)
M: Nos invitó a ir a la sierra con todas ellas, Sam se va a poner muy contenta, nunca
había trabado amistad con gente española, con Almudena no llegaron a...
Claudia: Por favor, deja a Sam, a Almudena y a esa Encarna. A ver... recuerda ser
breve en tus respuestas, contesta lo que te preguntan, no agregues nada más
M: Claudia, estás muy tensa, no sé por qué
Claudia: ¡Jaaaaa! Y preguntas por qué. ¡Jaaaaa!
T: Eh... señora letrada... señora comandante... ya pueden pasar
M: Muchas gracias, señora
La mirada de Maca tenía esa virtud, halagar a la gente que la recibía, hacerla sentir
importante, no pasar inadvertida, ni siquiera para Teresa, que se sintió gratificada por la
sonrisa y el gesto de esa “comandante”
Con las alas rotas
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Un último consejo de Claudia en voz muy baja antes de abrir la puerta del despacho de
la jueza
Claudia: Y no te pongas en burra, recuerda que ella es la jueza y es la que manda
M: ¡¡¿Yo, en burra?!! ¡¡¿Cuándo me he puesto en burra?!! (en el mismo tono de voz,
pero asombradísima)
Claudia: Ahhhh, ¡¡¿cuándo?!! ¡¡¿Y tienes el tupé de preguntarlo?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Entró primero Claudia, la letrada, la de la delantera de la Roja campeona
C: (“¿Cuánto mide esta mujer? Me debe llevar como dos cabezas y por delante...
bueno, ahí no tanto, ¿tendrá implantes? Porque... ¡son para una foto!”)
Gimeno: (“Teresa hizo una evaluación científicamente exacta de la abogada. Jmmm...
si todos los bufetes tienen letradas así, tendría que pensarme lo de pasar a la actividad
privada”)
E: (“La letrada Castilla, ¡bien!, creo que con esta abogada es fácil entenderse”)
Claudia: Buenos días
Los tres iban a contestar el saludo cuando detrás apareció “la comandante”, que no era
precisamente “el Che”, pero que provocaba reacciones intensas como el susodicho
Gimeno: (“La melancolía es una trademark de esta mujer, la trata de esconder detrás
del porte y ese uniforme que le queda como pintado, pero no engaña a Gimeno, ¡no
señor! Melancólico fuego de dama con los ovarios bien puestos”)
C: (“La cantaora Lucero del Alba tenía lo suyo, pero ésta la supera. ¿Habrá estudiado
la pose frente al espejo? Porque la gorra debajo del brazo y el pelo en coleta la hacen
aún más distinguida, más... ¡joder que es guapa la tía! ¡Y lo sabe!”)
Esther no tuvo tiempo a pensar nada, sólo a... sentir. Un estremecimiento que la
transportó en el túnel del tiempo a una sensación igualmente intensa, quince años atrás,
en un claustro universitario en la Complutense cuando Andrea Quiroga entró en su
clase. Apretó el boli que tenía en su mano y trató de dominar el temblor que sentía en
sus piernas
M: Buenos días. Señoría, señor secretario, señora inspectora
Gimeno: (“Ahhh, qué voz bien templada, grave de haber fumado como un escuerzo,
pero modulada especialmente para sonar una señora comandante con todas las letras.
Ahhh...” extasiado)
C: (“Un saxo en la voz. O un sexo en cada aeropuerto. Las debe derretir como Lucero
del Alba. Esta mujer es un peligro, sip, alerta Cruz que tus fantasías te pueden jugar
una mala pasada”)
E: Buenos días. Por favor, tomen asiento (trataba de sonar la jueza de siempre, la
incólume, pero le temblaban las pestañas al escucharla hablar, era demasiado deja vú
para un interrogatorio, el destino le estaba jugando una mala pasada justo en este
momento)
Claudia: Muchas gracias. Señoría, quisiera informar algo antes de empezar
La letrada y la comandante tomaban asiento frente al escritorio de la jueza
Con las alas rotas
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E: La escucho, letrada Castilla (se apoyó en el respaldo de su poltrona, dispuesta a
escuchar a la abogada, tratando de no mirar a la comandante)
Claudia: La comandante Fernández ha fijado su domicilio permanente en Madrid, el
que suministró en Palma de Mallorca lo utiliza sólo para los días que se queda en la
ciudad antes del vuelo de regreso
Esther iba a preguntarle algo cuando sintió en toda su piel la mirada de la comandante
fija en ella. Era una fuerza poderosa que la desnudaba en cuerpo y alma, la absorbía, la
llamaba, la convocaba. No pudo evitar que sus ojos se movieran hasta enfocar la figura
que no querían, no debían mirar
Un segundo, dos segundos o quizás milésimas de segundos o quizás millones de horas
se cruzaron las dos miradas, se reconocieron aunque no se conocieran, se deslumbraron,
se deleitaron, se ensimismaron
C: ¿Señoría? (al ver el aparente aturdimiento de la jueza)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡¡Maca!! ¡¡Maca!!
Apuraba el paso tras ella mientras la llamaba. Las zancadas de su amiga siempre la
habían superado, a pesar que ella era más alta, la jerezana era más rápida y atlética
La alcanzó en la puerta del ascensor
Claudia: ¡¡Coño!! ¡¡¿Qué te pasó ahí adentro?!! (furiosa)
M: ¡¡Homófoba!! ¡¡Homófoba hasta la última célula de su cerebro podrido!! ¡¡Debe ser
una supernumeraria del Opus!!
Claudia: ¿¡¡Pero qué dices mujer?!!
El ascensor se abría y entraba Maca, detrás de ella Claudia, dudando entre seguirla o
volver a hablar con la jueza. Unos pasos más atrás, Teresa había parado la oreja y
escuchado la conversación
T: (“¿Esther opusina? ¡¡Esta mujer está loca!!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno y Cruz la miraban estupefactos. Nunca habían visto a Esther perder los papeles
como jueza. Aún con el Conde de la Mollera, un hombre despreciable que había usado
cuanta influencia tenía en las Cortes y en los círculos del poder financiero y lo decía a
viva voz amenazándola, había estado calmada e irónica, haciendo que el hombre
perdiera la chaveta en el interrogatorio
E: ¡¡Pero quién se cree esta mujer!! (aspavientos con ambos brazos)
C: Ehhhh... Esther, creo que... ehhh...
E: ¡¡¿Qué crees?!!
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Gimeno, al escuchar la pregunta-estallido de la jueza, optó por bajar la vista, juntar
papeles, carpetas y boli y se aprestaba a retirarse del despacho, con un solo
pensamiento... “el horno no está para bollos, ni bollitos, huyamos, se rayó la señoría”
C: Esther, por favor, cálmate, ¿qué te pasa?
Esther la miró muy seria, las mejillas rojas de rabia
-.-.-.-.-.Claudia iba conduciendo, Maca a su lado murmurando su furia
Claudia: Estás en una posición delicada, no debiste contestarle de esa manera
M: ¡¡Me agredió!! ¡¡¿Acaso no lo has escuchado y visto?!!
Claudia negaba con la cabeza, cuando Maca estaba así, mejor no discutir con ella, se
cerraba en su idea y no razonaba. Mentalmente, repasaba el interrogatorio y no
terminaba de entender qué le había pasado a Maca y... tampoco la actitud de la jueza,
aunque no creía que hubiera sido discriminatoria como pensaba su amiga
E: Ehhh... (el oportuno llamado de Cruz la devolvió al recinto y al interrogatorio)
Jmmm (carraspeó y se acomodó mejor en su poltrona) Señora Fernández, usted dice
que no usa maleta pero tenemos tres vuelos suyos, incluido éste último, donde hay una
maleta despachada a su nombre, de Palma a Madrid y viceversa (trataba de esquivar
su mirada, era demasiado intensa para el calor que recorría su cuerpo)
M: ¿A... a... mi nombre? ¿Dos vuelos además de éste? ¿Qué vuelos? (su asombro
parecía genuino)
E: Los que usted realiza, señora Fernández (no le aclaró nada más, su rostro muy serio
y con voz grave y acusadora)
M: Yo no despaché ninguna maleta, lo habrá hecho otra persona utilizando mi nombre.
Interroguen a las chicas de mostrador del check-in, le dirán que nunca despacho
maletas (seguía sonando y viéndose sincera)
E: Quizás usted no vaya en persona, se la dé a otra persona para que lo haga (una
acusación directa al mentón)
M: No, no uso maleta. Su inspectora aquí presente revisó mi bolso, vio lo que llevaba
(no le caía bien el tono acusatorio de la jueza, era una mujer demasiado dura,
demasiado directa, muy parecida a otra persona que seguía instalada en su corazón y
eso no le gustaba nada, la hacía vulnerable)
E: Eso no implica nada
M: ¿Dice que estoy mintiendo? (desafiante)
Claudia: Macaaa... (por lo bajo, el gesto de su amiga era demasiado confrontativo con
la jueza y no era aconsejable)
M: YO no miento, señoría (enfática) Alguien la despachó usando mi nombre
E: Si no era su maleta, supongo que puede entregar la maleta que le dio la compañía
para demostrar que ésta no es la suya
Maca no respondía y la miraba a los ojos. Nuevamente se quedaban como prendadas
una de la otra, sosteniéndose la mirada. Claudia no entendía bien qué hacía Maca,
como tampoco Cruz entendía qué hacía Esther
Con las alas rotas
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C: (“¿Jmmm? ¿Por qué la mira así? Esther está transformando esto en algo muy
personal... jmmm” se decía mentalmente)
E: No la tiene en su poder, ¿no?
Maca le iba a decir que no, pero recordó el comentario de Claudia más temprano. “Si
te pregunta si tienes la maleta, le dices que tus cosas todavía están en Palma, que no la
has buscado porque ahora te quedas en Madrid, cumpliendo su orden”, “pero es
mentira”, “Maca, si dices que no la tienes te autoinculpas ahí mismo, así ganamos
tiempo para ver qué pasó”
M: No la he buscado, debe estar en mi casa en Palma, como no la uso nunca. No he
podido constatar que está en el trastero porque me mudé a Madrid para cumplir con su
orden de no alejarme. ¿Recuerda que fue la condición que puso para que no nos
suspendieran en la compañía?
A Esther no le gustó para nada el tono de esa última frase. Le sonaba altanero,
desafiante. Y tampoco la respuesta, le parecía una evasiva para ganar tiempo. ¿Tiempo
para conseguir otra maleta de reemplazo?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz volvió al despacho de Esther con dos cafés, Gimeno ya había desaparecido
sigilosamente. Observó que su rostro todavía estaba tenso
C: Toma. Tres de azúcar (le dejaba la taza delante de ella y se sentaba en la poltrona
frente a ella, sin dejar de mirarla)
E: Gracias (se apresuraba a tomar un sorbo)
Un par de minutos de sorbos cortos de café, lo necesario para que Esther se relajara un
poco más, pensaba Cruz. Cuando creyó que había llegado el momento, se lanzó a
preguntarle
C: ¿Qué te ha pasado con esta mujer? Nunca has sido tan agresiva y menos aún con la
cuestión de su esposa
E: ¡¡¿Agresiva YO?!! (le espetó a la defensiva)
C: Sí, agresiva TÚ. No te diría algo así si no lo pensara Esther
Seguramente la maleta no estaba en su poder, ¿sería la maleta con los veinte kilos de
cocaína de máxima pureza?
E: ¿Usted está casada?
M: Sí. No veo que...
E: Con la señora... (miraba el papel que tenía frente a sí) Samantha Wright
M: Sí (suspiraba, no quería que esa jueza metiera a Sam en este asunto, no tenía nada
que ver)
E: La señora Samantha Wright es una americana para quien usted solicitó el permiso
para residir en nuestro país vía su matrimonio
M: Sí. Pero no entiendo qué tiene eso que ver con el caso de esa maleta (bufando)
Con las alas rotas
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E: Limítese a contestar las preguntas. Usted no mencionó en su pedido a Inmigración
que la señora era una drogadicta
M: ¿Por qué lo iba a mencionar? ¿Eh? ¿Qué tiene que ver? ¿Eh? ¿Por qué investigan
a mi mujer? (saltó como un resorte tras escuchar la palabra “drogadicta”)
E: No lo mencionó, mintió
M: ¡¡No mentí!! (sus ojos eran dos bolas de fuego)
E: Sí lo hizo... (atacaba frontalmente), en el formulario hay un apartado donde se
preguntan las enfermedades del sujeto y no dice que la señora hizo un tratamiento de
desintoxicación
Claudia: Señoría, la comandante Macarena Fernández está citada aquí para responder
preguntas sobre el caso de la maleta, no con relación a su esposa o a los trámites
inmigratorios
E: ¡Qué casualidad! Pide a una extranjera en matrimonio y es una drogadicta y se
olvida de mencionarlo (miraba a la letrada muy seria)
M: ¡¡Sam no tiene nada que ver con esto!! ¡¡No la meta en este problema!! (se ponía de
pie exaltada y la señalaba con el dedo índice)
Claudia: Maca, ¡siéntate! (en voz baja, tirando de su manga pero enérgica)
E: Señora Fernández, sus arrebatos no me conmueven, haga el favor de sentarse y le
recuerdo que está declarando como imputada por tráfico de cocaína
C: (“¡Uy! ¡La está tratando como una criminal! Habíamos quedado en que era un
interrogatorio para tratar de esclarecer las cosas, no para tratarla como una
traficante...” elucubraba mentalmente y miraba a Gimeno, que tenía la misma pregunta
que ella se hacía dibujada en su rostro)
M: ¡¡Mi mujer no tiene nada que ver con esto!! (se sentaba a regañadientes)
E: SU MUJER bien puede haber usado su maleta para traficar
M: ¡¡Ah, eso es lo que le molesta!! Que sea MI mujer, ya veo
E: ¡Por favor! No tergiverse mis palabras
C: (“¡¡¿Eh?!!” se asombraba mentalmente de la respuesta de Esther, poco “jueza” y
respondiendo en forma personal)
Claudia: (“Aysss, esto cada vez peor” pensaba) Comandante, no conteste más
preguntas sobre su esposa, no es tema de este interrogatorio(le indicaba a Maca)
M: Esta mujer cuestiona mi matrimonio con Sam. Parece que le caen mal los
matrimonios igualitarios (totalmente fuera de sí, irracional, señalando con su dedo a la
jueza)
Claudia: ¡Maca, cállate ya! (por lo bajo, enérgica pero enfadada con la actitud de su
amiga)
Gimeno: Vale, si la señora comandante no va a contestar más preguntas... (se
apresuraba a comentar, algo inquieto por el curso que había tomado el interrogatorio)
E: Señora letrada, usted no puede hablar en esta parte de la declaración, si le indica a
su defendida que no responda más preguntas me veré en la obligación de elevar una
queja sobre su actuación al Colegio de Abogados
M: ¡Ahora te amenaza a ti! Jaaaa
Esther miraba a la “imputada” con “ojos asesinos”, el interrogatorio se había
desmadrado por completo
Esther lo pensó un momento y finalmente, se decidió a hablar claramente con Cruz.
Habían pasado bastantes minutos de la declaratoria y había tenido tiempo para aclararse
ella misma lo que había sucedido
Con las alas rotas
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E: Cruz... ¿te acuerdas de Andrea Quiroga?
C: ¿Andrea? ¿Tu novia en la Complutense? ¿Qué tiene que ver con esto?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Por suerte, la española trabajaba el finde
Estaban sentadas en el auto de Esther, con sendas tazas de café caliente. El termómetro
del auto marcaba cero grado, tenían la calefacción encendida, aún así el frío se hacía
sentir
Desde la ventana de la casa, cada tanto se asomaba Carmen a “mirarlas”. La excusa para
sentarse a charlar a solas en el auto había sido “un caso que nos trae locas”, “¿y no lo
podéis hablar aquí, frente a la chimenea?”, “mami, ya sabes que son cosas delicadas
que no puedo compartir con vosotras”, “¡ay, nena!, ¡mira si nos vamos a poner a
escuchar!”, “Esther es muy celosa con la confidencialidad de sus casos, Encarna”,
“vale, vale, pero os lleváis un termo con café caliente”
E: Mi madre no tiene límites, mira que invitar a dos completas extrañas a una casa de la
sierra, pequeña, ahhh. No sabemos cómo son, pasar dos días con ellas podría llegar a ser
un suplicio (sorbo de café)
C: ¿Estás mejor?
E: Sí, ahora sí. Entre las niñas, el viaje, la charla, mejor sí
C: ¿Por qué la comandante te hizo recordar a Andrea? Físicamente, no se parecen
mucho
E: Ni idea. Fue verla entrar y sentir que me temblaba todo
C: ¡Uy! (abría los ojos muy grandes)
E: ¿Uy qué?
C: ¿Flechazo, como con la gallega?
E: Cruz, no digas chorradas. Fue... fue... ni idea lo que fue (negaba con la cabeza y
apretaba la taza entre sus manos)
C: La tía impone (sorbo de café)
E: ¡Qué lo digas! (sorbo de café) Aunque no entiendo por qué perdió los papeles con lo
de su mujer
C: ¿Crees que esconde algo?
E: No soy muy objetiva, estuve... ya sabes cómo. Jmmm. Pero parecía... dolida, una
leona protegiendo a su cría
C: Y tú eras otra leona que la atacaba sin piedad
E: Sí (bajaba la vista) No estuve bien, ni siquiera le pudimos preguntar por las sumas
del banco
C: La delantera campeona de la Roja no dejó, otra leona la letrada (sorbo de café)
E: Yo en su lugar hubiera hecho lo mismo, viendo cómo se había puesto su clienta
(asentía con la cabeza)
C: ¿Vas a hacer la denuncia al Colegio de Abogados?
E: ¿Tú que crees? (sonriendo)
C: Jeje, que no. Oye, ¿no te dio la impresión que son amigas? Cuando la tomó del brazo
para que se sentara no era algo muy profesional que digamos
E: Jmmm (dubitativa) Veremos en la semana cómo seguimos, si la vuelvo a citar
C: Dejando de lado el caso, ¿vas a volver a perder la calma si te enfrentas a ella? (se
giraba y la miraba)
Con las alas rotas
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Esther también se giraba a mirarla, apretando la taza
E: Fue algo irracional al verla, Cruz. No puedo explicar por qué, pero no va a volver a
pasar
C: Te hizo recordar a Andrea. Estás en medio de tu separación de Raúl. ¿Habrá sido por
eso?
E: ¿Estás en psicóloga? (sonreía viendo el ceño fruncido de su amiga, su preocupación)
C: Nena, no hay que ser psicóloga para sumar uno más uno (fruncía los labios y le
echaba una mirada condescendiente) Andrea fue tu gran amor, Raúl apenas... no sé, tus
ganas de tener una familia como todos. Si Andrea no hubiera sido una cabrona, yo creo
que...
E: Lo de Andrea está guardado en el baúl del desván, con siete llaves. Olvídate de eso
C: Yo me olvido, no es mi problema. La que no se ha olvidado eres tú, Esther.
Admítelo
E: ¡Cruz! ¿Te das cuenta de lo que dices? (anonadada)
C: Totalmente, por algo te pusiste así hoy al ver a la comandante
Asomada a la ventana, tras los paneles de los cristales, doña Encarna hacía señas
ampulosas
E: ¡Uh! ¿Qué querrá? (viendo los gestos de su madre)
C: Salvada por el gong de doña Encarna (sonreía)
E: ¿Yo?
C: Sip. Venga, entremos, que tiene miedo que nos convirtamos en estatuas de hielo. Ya
seguiremos hablando el tema
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Al fin “había caído” en la situación en que estaba metida. Se lo había tomado a la ligera,
creía que su palabra bastaba para que no la consideraran sospechosa, que saldría
fácilmente del problema. Había salido de situaciones peores en Jerez, en Harvard, en
American Airlines, ¿por qué ahora iba a ser distinto?
Pero era distinto. Esta jueza la atacó por su flanco más débil, su mujer, Samantha
Wright. Un flanco que le impedía ser la persona fuerte y segura de siempre. Aunque
claro, esta debilidad actual tenía mucho que ver con el desmoronamiento de su mundo
armónico y feliz con la muerte de Lois. Meses y meses de un insano dolor, del que la
había sacado esa gran amiga, Claudia, que se la llevó de vuelta a España, aunque atrás
quedara a la deriva la hermana de Lois
Claudia: ¿Qué te dijo Fernando? (en la cocina, quitando el envoltorio a una pizza que
había sacado del refrigerador)
M: Que esos mareos podrían deberse a un bajón de su nivel de azúcar. Que si se repite,
la lleve mañana a la guardia y no espere al lunes
Claudia: ¿No estaban todavía los resultados de la punción? (colocaba la pizza sobre el
plato del microondas y cerraba el aparato)
M: No, recién el lunes a la tarde o el martes. Ahhh (suspiraba, apoyada sobre el borde la
encimera, de espaldas, brazos cruzados)
Con las alas rotas
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Claudia: Maca, si Fernando dice que es un bajón de su azúcar, confía en él (prendía el
aparato y se iba a su lado, tratando de calmarla acariciando su brazo)
M: Vale (agachaba la cabeza)
Claudia: ¿Ya se durmió?
M: Mjmm (afirmaba)
Claudia: ¿Pedro también?
M: Jmmm. Como un angelito, mi niño. Estaba cansado de tanto gatear
Claudia: Venga, vamos a comer algo nosotras, hoy ha sido un día duro
M: La cagué, ¿no? (levantaba la vista y miraba a Claudia, los ojos enrojecidos)
Claudia: Digamos que... no estuviste lo que se dice muy fina (se apoyaba contra la
encimera, de espaldas y también se cruzaba de brazos, no quería hacer leña del árbol
caído, ya demasiado dolor mostraban los ojos de Maca)
M: ¿Y ahora?
Claudia: No te preocupes por eso hoy, ya veremos de tender puentes con su señoría.
¿Qué te pasó? Se te volaron los papeles (se giraba y la miraba a los ojos)
M: Esa jueza estuvo muy dura y agresiva y...
Claudia: Maaaaca. Te las has visto en peores. ¿La fiesta de tus diecisiete cuando tu
padre te hizo aquel escándalo delante de todos porque te habían visto en un hotel con
aquella profe del campamento de verano?
M: Jmmm (arrugaba los hombros)
Claudia: ¿La fiestuqui en tu habitación en Harvard cuando cayó la poli y estabais todas
dadas vueltas? ¿Cómo fue la acusación?
M: Uhhh, de ésa me salvé gracias a no me acuerdo cuál enmienda de la constitución
americana. Jeje (sonreía recordando)
Claudia: ¿Y cuando le clavaste el tenedor en las bolas al tipo que se propasó con Lois
en el restaurante? ¿Eh?
M: Defensa propia
Claudia: Jajaja. Aysss, Maca, mira que has hecho locuras en tu vida. Y has salido de
todas bien, pero hoy...
M: Esa jueza me puso... mal, no sé. Me sentí agredida (bajaba la cabeza)
Claudia: Si yo fuera jueza, te hubiera preguntado lo mismo Maca. No sé cómo y por
qué investigaron los antecedentes de Sam, pero hubiera seguido esa línea de
interrogatorio
M: Tú misma dijiste que no correspondía que... (levantaba la vista)
Claudia: Un tecnicismo Maca, se metió con el pedido a Inmigración y me valí de eso
para sacarte de ahí, en eso se equivocó. Si le hubieras contestado todo tranquila, como te
dije, breve, sin agregar nada ni acusarla tú, creo que podrías haber aclarado todo sobre
Sam. Lo más fuerte que tienen hasta ahora es lo de tu maleta, todo lo demás lo puedes
justificar
M: ¿Viste cómo me miraba?
Claudia: Jmmm. No, no vi nada raro. Tú también la mirabas fijo. Muy a tu estilo, jeje
M: No la miré así (inclinaba su cabeza y le echaba una mirada escéptica a su amiga)
Claudia: ¿Ah no? (enarcaba las cejas y sonreía) Maca, nos conocemos
M: Está buena la jueza (reconocía finalmente)
Claudia: ¿Ves lo que te digo?
M: Es normalita, pero con ovarios, personalidad
Claudia: ¡Uy, uy! Las que te gustan a ti
M: Nena, ¡es la jueza que me quiere meter en la cárcel!
Claudia: Pero la miraste como mujer. Te gustó
M: Y... sí. Tiene el estilo...
Con las alas rotas
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Claudia: ¿De Lois?
M: Físicamente no. Lois tenía el cabello mucho más claro y era más alta, pero sí la
forma de actuar, la personalidad. A pesar que me agredió mucho... y es una cabrona,
tiene su puntito esta chica
Claudia: Maca, olvídate de eso (se giraba y la miraba muy seria, el entusiasmo que
empezaba a mostrar la voz de la comandante no era buen presagio)
Sonaba la alarma del microondas y Claudia se aprestaba a abrirlo para sacar la pizza
M: ¿Sabes que en un momento creo que me miró de la misma manera? (iba hacia la
alacena a buscar los platos y las copas)
Claudia: ¡¡Olvídate!! ¡¡Te quiere meter presa!! ¡¡Recuerda eso, joder!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Un fin de semana distinto, hacía mucho tiempo que no la pasaba tan bien
Las nenas gozaron del aire libre, andar a caballo y dar vueltas en las bicis, más su juego
de “ajedrez de muñequitos” al caer la noche, enfundadas en sus pijamas frente al fuego
de la chimenea, era algo distinto a lo de siempre y estaban felices
Encarna y Carmen se dedicaron especialmente a gratificar el estómago de todas con
manjares simples como un cocido madrileño o pasteles caseros y la tertulia nocturna de
juegos y cotilleos frente a la chimenea, más alguna copita generosa de brandy o güisqui
o un chocolate con churros en el desayuno, completaban un cuadro hogareño cálido y
necesario
No volvieron a tocar el tema de “la comandante” ni las sensaciones que había
experimentado la jueza. Había que ocuparse de las niñas, llevarlas a cabalgar y recordar
ellas mismas sus cabalgatas juveniles en el pueblo. Volver a subirse a las bicis que Ana
guardaba en el trastero y darse más de un golpe, para risa estruendosa de sus hijas
El finde había sido de mucho frío pero con sol, lo que redundó en el leve tostado que
Esther lucía en su rostro cuando ingresó al juzgado. La primera en notarlo, Teresa
T: ¿Finde en la sierra, señoría? (se acercó apenas la vio salir del ascensor) Buenos días
E: Uhh, ¿tanto se me nota que tomé un poco de sol? (sonriente) Buenos días Teresa
T: El sol y el buen semblante, la sonrisa especialmente (caminaban hacia el despacho de
la jueza)
E: Hace tiempo que necesitaba un fin de semana así, Patri y Candela están radiantes.
(estaba más comunicativa que otras veces, cosa que Teresa notó enseguida)
T: ¿Entonces hoy sí un cafecito con unos bollos?
E: Sin bollos Teresa, que mi madre y Carmen nos han sobrealimentado. Muchas
gracias. (se disponía a abrir su despacho) ¿Alguna novedad?
T: Llegaron los informes crediticios de los tripulantes del avión (le mostraba una
carpeta)
E: Ahhhh (suspiraba) ¿Gimeno ha llegado?
T: Pues... (cogía aire) Llamó diciendo que lo siente, pero se va a demorar (fruncía los
labios)
E: ¿Greta de nuevo?
Con las alas rotas
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T: Consiguió un turno de urgencia con el psicólogo de perros. Jiji (se tapaba la boca)
Está muy preocupado, parece que ahora Greta se prende de su pierna
E: ¡¡¿Quéeee?!! (tratando de no reírse)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Llevaban una hora de demora. Faltaban controladores aéreos, muchas bajas por
enfermedad, ergo, los vuelos que partían debían esperar más por la autorización de
vuelo, la torre de control no daba abasto
M: ¿Nada? (recostando la cabeza sobre el respaldo de su asiento?
Aimé: Jmmm. (negaba con la cabeza) Probablemente en quince minutos
M: ¡¡Probablemente!! Pufff (se quitaba el cinturón y se levantaba del asiento) Voy a
llamar a casa, hoy tenía que llevar a Sam a la guardia para que la viera su médico, a este
paso no llego a tiempo
Aimé: Vale
Aimé la observaba ir hacia fuera de la cabina. Le preocupaba el semblante de la
comandante, muy pálida y ojerosa. Había hablado con Claudia la noche anterior y le
había comentado que Sam había tenido un leve desvanecimiento el viernes, eso
explicaba los constantes llamados telefónicos y el insomnio que se tradujo en caminatas
en la sala de la casa que ahora compartían en Palma, todos salvo Verónica que había
preferido un hotel
M: Claudia, seguimos demorados, no sé a qué hora va a ser la partida [...] Mora tenía
guardia hasta el mediodía [...] ¿Y tu trabajo? [...] Ahhh (respiraba aliviada) [...] Vale,
vale [...] Supongo que hasta que no aterrice, imposible [...] ¿Eso hizo mi niño? (la
emoción la embargaba hasta las lágrimas, estaba muy sensible) [...] Un poco blandita,
sí, jeje [...] Apenas aterrice te pego un toque. Te quiero cariño
Cortaba el llamado y se encontraba con Vero parada frente a ella, de brazos cruzados,
apoyada contra uno de los laterales, no la había escuchado entrar a la cabina
Vero: En cada aeropuerto un amor
M: Veeeroooo... (guardaba el móvil en su bolsillo)
Vero: ¿Qué monería nueva hizo tu niño? (enfatizaba despectivamente el “tu”)
Maca la miraba un instante y negaba con su cabeza, tendría que mandarla a la mierda y
no quería entrar en esas disputas con una tripulante de su avión antes de un viaje
Vero: ¿No me vas a contar?
M: No (se giraba para volver a su asiento pero Verónica tomaba su brazo)
Vero: Tenemos una charla pendiente (era un ruego más que un recordatorio)
M: Sí, lo recuerdo. Pero no sé si a esta altura es importante (la miraba a los ojos con
dureza)
Vero: ¿Sabes que nos están investigando? (no soltaba su brazo) Me avisó una amiga del
banco...
M: Jmmm (afirmaba) Lógico, ¿no?
Vero: Para ti, que no tienes tu valija
Con las alas rotas
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Maca la miró con el ceño fruncido, inquieta con la afirmación de la azafata. Ya no era
un comentario malicioso al pasar, ahora era una certeza
M: ¿Quién te dijo que no tengo mi valija? ¿Cómo estás tan segura que esa era mi valija?
Verónica se dio cuenta al instante que se había ido de boca
Vero: Bueno, he escuchado que...
M: ¡¡¿Qué has escuchado?!! (se adelantó dos pasos y quedó frente a frente a la mujer,
con el rostro tenso)
Aimé: ¡¡¡Macaaa!!! ¡¡¡Tenemos permiso de despegue!!! ¡¡¡Yaaaa!!! (desde la cabina de
mando del avión)
M: ¡Voy Aimé! Verónica, tú y yo vamos a hablar sobre esto que has dicho
Vero: Tengo que preparar el despegue. Psss (aprovechó el aviso del copiloto para
escapar rauda hacia la cabina de pasajeros)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Había terminado los oficios al banco y Gimeno le había traído los oficios para la policía
de Colombia. Estaban mirándolos en su despacho, cuando llamó Cruz
E: Hablé con la directora del cole de Patri, hay una vacante ya mismo, después de
Reyes, una familia que se muda a Valladolid. Estaría encantada de que la ocupara
Candela, pero hay un problema...
[...]
E: Examen de nivel de inglés
[...]
E: Cruz, es una escuela bilingüe
[...]
E: Te entiendo, pero me ofrece una salida, que dé un nivel mínimo y te comprometas a
ponerle una ayuda para alcanzar el nivel de los otros niños para el próximo curso
[...]
E: Yo la puedo ayudar, pero no mucho. Hay que buscar una profesora particular
[...]
E: Jajajaja. ¡¡Nena, estás loca!!
[...]
E: Vale, pasa por aquí y lo charlamos
[...]
E: Ahhh, los informes de los vecinos (Gimeno paraba la oreja, iban a hablar del caso)
[...]
E: ¿La azafata? ¿Y de dónde saca el dinero para esos lujos? (Gimeno enarcaba las cejas
y meneaba la cabeza, habiendo visto a la azafata se imaginaba de dónde)
[...]
E: Jmmm. ¿El copiloto? ¡¡Nooooo!! (Gimeno la miraba con los ojos muy abiertos,
¿sería el copiloto el culpable?)
[...]
E: ¡¡Hoxtia!! ¡Vente para aquí de inmediato, tenemos que hablar todo esto! A este paso,
voy a tener que imputarlos a todos. ¡¡Ahí el que no corre, vuela!!
Gimeno: ¡Eso, que venga, que venga!
[...]
Con las alas rotas
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E: Gimeno, que dice que te apures. Oye, ¿por qué tengo que felicitarte?
[...]
E: Venga, dilo de una vez (se mordía el labio inferior sonriente)
Gimeno: Espero que no sea porque se casa, jmmm
[...]
E: ¡Ohhh, viven juntas! ¡Tenías razón, son amigas!
Gimeno: Ahhh, ¡qué alivio! (se tocaba el pecho)
Esther lo miraba extrañada, no entendía el gesto de su secretario
[...]
E: ¡¡Los mudó a esa casa!!
[...]
E: Lo mismo que decían los vecinos de Palma, es un dechado de virtudes esta
comandante
Gimeno: Yo lo predije, esa mujer tiene un imán, tiene karma. Jmmm (sonriente)
[...]
E: ¿Qué quieres que te diga? Esto es un rompecabezas, pufff
[...]
E: Vale, te esperamos
Gimeno: Suscribo
[...]
E: Lo tengo aquí a Gimeno que dice que él también espera, por eso, jeje. ¿No has
escuchado sus comentarios? Hasta ahora
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No le extrañó la respuesta de Héctor. “Tenía turno con el ginecólogo y se le hacía tarde,
me pidió permiso para irse antes, ¿no hay problema, no?” Verónica se había
escabullido, no quería hablar sobre la “fuente de información” de su maleta
desaparecida
No conseguía comunicarse con Claudia, “fuera de cobertura” era una y otra vez la
respuesta metálica que recibía
Aimé: Lo debe tener apagado. En los hospitales no permiten usarlo
M: Ya debería haber salido de la guardia, me preocupa (cerraba su móvil después del
enésimo mensaje de texto a Claudia)
Aimé: Venga, te llevo con mi auto a tu casa y si no está ahí vamos al hospital, no te
preocupes, todo está bien
M: No sé Aimé, no sé. Estoy... ufff, tengo un mal presentimiento
Aimé: Venga, vamos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¡Mar! No esperaba tu llamado. ¿Cómo estás?
[...]
E: ¿Cuándo?
[...]
E: ¿Te anticipó algo?
Con las alas rotas
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[...]
E: ¡¡¡¿QUEEEEEE?!!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Logró comunicarse con Claudia cuando salían del parking del aeropuerto
M: ¿Más estudios? [...] Pero ya le hicieron un escáner en Palma y no encontraron nada
[...] ¿No te dio un diagnóstico posible? [...] Aumento del nivel de gammaglobulina, me
hablas en chino Claudia [...] Vale, estoy con Aimé, vamos para allá, ¿Pedro? [...] Ah,
hay una guardería para los nenes, bien [...] Vale, hasta ahora
Guardó el móvil en el bolsillo de su chaqueta y se recostó sobre el respaldar del asiento
Aimé: ¿Qué hospital?
M: El Ramón y Cajal
Aimé: Vale
Unos minutos en silencio, Aimé concentrado en la conducción del auto
M: Gracias, Aimé
Aimé: Ni lo menciones
M: No sólo por acercarme al hospital, por no preguntar (se giraba a mirarlo)
Aimé: He estado en tu lugar Maca. Y he pasado lo mío, ya lo sabes
M: Sí. Jmmm (cerraba los ojos) Hay algo más, además de la enfermedad de Sam
Aimé: ¿Quieres hablarlo?
M: Sí, sé de tu discreción. La jueza me citó a declarar como imputada
Aimé: ¿Por la maleta con droga? ¡¡¿A ti?!! (por un instante dejaba de atender los autos
de la autopista y se giraba a ver su rostro)
M: Y estuve muy mal en el interrogatorio, me preguntaron por Sam, por su pasado y...
perdí los papeles
Aimé: ¿Por qué sospechan de ti? Maca, tú no eres... (volvía la vista hacia adelante, a la
autopista) y... además, ¿para qué necesitarías meterte en esa mierda? Podrías vivir sin
trabajar si quisieras
M: No encuentro mi maleta, la que nos dieron el año pasado
Aimé: ¿No la encuentras?
M: No
Aimé: ¿Dónde la tenías? Tú no la usas nunca
M: En la parte de arriba del ropero, pero no está
Aimé: ¿Le preguntaste a Sam? A lo mejor se la dio a alguien con ropa que no usa, me
decías que la envía a la Cruz Roja y...
M: Siempre me comenta cuando va a enviar ropa, lo último que mandó fue la ropa que
ya no le queda a Pedro, no Aimé, no creo
Aimé:¿Qué te dijo?
M: No le pregunté aún
Aimé: ¿No? ¿Por qué? Ella seguro... (se giraba a mirarla y se encontraba con el rostro
triste y los ojos llorosos de Maca) Maca, no habrás pensado que...
M: No, no (bajaba la cabeza y negaba)
Aimé: Vale. A ver... (se quedaba pensativo unos segundos) Luego, pasamos por mi casa
M: ¿Para qué? (extrañada)
Con las alas rotas
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Aimé: Tengo una maleta nueva, me la dieron cuando te entregaron la tuya, te la llevas
M: ¡Aimé! ¡¡Nooo!!
Aimé: Shhhh. Si te piden una maleta, tú entregas esa. Y no se discute
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Gimeno, ¿nos dejas un momento?, tengo que hablar algo personal con Cruz. Luego
vemos lo que trae de las pesquisas con los vecinos
Gimeno: ¡Claro! Me alegro Cruz que no vayas a desposarte (una sonrisa genuina y
sincera)
C: ¿Eh? (no entendía nada, menos aún el guiño que le hacía el secretario antes de cerrar
la puerta del despacho de la jueza)
E: Gimeno y sus cosas, ahhh. Venga, siéntate que tengo algo increíble para contarte (se
acomodaba en su poltrona y su rostro era de velorio)
C: Me asustas, ¿qué pasa? (dejando su bolso sobre la silla del costado y sentándose
frente a su amiga)
E: Mar habló con el abogado de Raúl esta mañana
Cruz notaba el rostro tenso de Esther
E: Breve. Le dijo que no habrá pensión de alimentos para Patri porque la dueña de todo
soy yo
C: ¡¡¿Qué?!!
E: La participación en la sociedad de la Clínica, la propiedad del edificio, todo,
absolutamente todo, está a mi nombre (cogía aire)
C: Pero...
E: Que reclama la parte que le corresponde de los bienes gananciales, la mitad de la
casa y de varias otras propiedades que poseo, que se compraron durante nuestro
matrimonio
C: No entiendo, si tú lo único que tienes es tu auto y la casa, no entiendo (azorada)
E: ¿Te das cuenta lo que esto significa?
C: Que puso todo a tu nombre, las sociedades, todo... ¡qué raro!
E: Cruz, nunca he declarado todo eso en mi IRPF, nunca he pagado un puto impuesto
sobre eso, ¿de dónde salió el dinero para comprar todo eso? ¡¡¿Con mi salario de
jueza?!!
C: ¡¡Joder!!
E: Al poner todo a mi nombre, él no declaraba sus ingresos reales, no tenía que
justificar sus ganancias, de dónde venían y por qué, ¡¡esto es una estafa enorme!!
C: A ver... cálmate por favor, tú no has firmado nada, lo puedes denunciar
E: ¿Denunciarlo? Cruz, tiene un poder firmado por mí que ha utilizado para estas
operaciones
C: ¿Le firmaste un poder para que actuara en tu nombre? ¡¡¿Cuándo?!!
E: Cuando cancelamos la hipoteca del piso, se iban a firmar los papeles y yo tenía que
viajar a un Congreso en Londres, pufff
C: ¡¡Coñoooo!!
E: ¿Te das cuenta en qué situación me deja esto?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
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Nuevamente los ojos de médicos, enfermeros, auxiliares y también pacientes seguían a
la pareja de pilotos que caminaban rápido hacia el mostrador de recepción de la guardia
del Ramón y Cajal
M: Buenos días, señora
La recepcionista levantaba la vista y recordaba al instante a la comandante
Recepcionista: Ahhh, señora Fernández. Su esposa está en la cortina 4 (no se privaba
de echarle una larga y apreciativa mirada al copiloto, que mentalmente anotó como
“¡guapo, qué porte!, no tiene anillo, ¿divorciado o soltero?, jmmm”)
M: ¡Muchas gracias! Por allí Aimé
Enseguida divisaron a Claudia y a Mora, que acompañaban a Sam en la cama
M: ¡Sweetie! (recibió una sonrisa de alivio de parte de Sam)
Claudia sonrió sin cortapisa al ver a “Manuel” detrás de su amiga y el copiloto le
devolvió el gesto, con ojitos llenos de chiribitas
Claudia: Holaaaaa (con retintín)
Después de los besos y presentaciones de rigor, Maca le dedicó varios minutos a Sam,
que le relató los exámenes que le habían hecho y algunas monerías de Pedro que la
entusiasmaban. Unos minutos después, el médico le hizo un gesto a Maca para llevarla
a un costado y charlar con ella a solas
M: ¿Por qué está ingresada? ¿Qué pasa? (impaciente, asustada)
Fernando: No se preocupe, Macarena, es una formalidad. Para justificar su atención en
el servicio y hacerle los exámenes más rápido, le voy a firmar el alta apenas bajen de
Neurología y veamos juntos el nuevo escáner
M: ¿Neurología? En Palma dijeron...
Fernando: El escáner que le hicimos ahora muestra otras cosas (la miraba a los ojos
muy serio) Pero quiero confirmarlo con ellos, son los especialistas
M: ¿Es grave?
Fernando asentía con la cabeza
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Se retiró a las 15 horas, para asombro de Teresa y Gimeno. Siempre se quedaba
trabajando horas de más y era la última en irse del juzgado. Su rostro se había tensado y
se le notaba el dolor de cabeza a la distancia. “Jmmm, ¿qué habrá pasado?, tan feliz que
estaba esta mañana”, musitaba en silencio Teresa al verla en el ascensor antes que
cerraran las puertas. “La cara de Cruz es un poema también, ¿será el maridísimo?,
nunca me gustó el tipo” sopesaba mentalmente Gimeno al ver a ambas mujeres cruzar el
pasillo frente a la cristalera de su despacho
Con las alas rotas
79
A instancias de Cruz, aceptó comer algo en un restaurante cerca de El Retiro. “No
puedes aparecer en tu casa con esa cara, tu madre te va a hacer un tercer grado en
regla”. Pero le costaba probar bocado, más aún cambiar de semblante
E: Se ha desmoronado mi mundo, Cruz. En un instante, todo lo que luché por estar
donde estoy, ser respetada y que nadie pudiera poner en duda mi integridad, roto en mil
pedazos por ese hijo de puta. ¡Qué gilipollas he sido, joder! (dejaba el tenedor con un
trozo de pollo sobre el plato) ¡¡¿Qué voy a hacer, mierda?!! (no podía evitar que las
lágrimas se agolparan en sus ojos)
C: Primero, tranquilizarte. No sirve de nada lamentarse ahora del poder que le diste y
que nunca anulaste. Ya está. Ahora toca pensar qué hacemos. Grunch
Esther negaba con la cabeza y sacaba un kleenex para limpiarse las lágrimas
C: Jmmm. ¡Y come! ¡Ahora tienes que estar más fuerte que nunca, hoxtia!
E: Se me cerró el estómago. Sniff
C: Pues ¡ábrelo! Tienes que volver a pensar como la Esther de siempre, hay que tratar al
joputa como si fuera un caso criminal
E: ¿Eh? (asombrada)
C: Mira, tú no te vas a comer este marrón. No, señor, como que me llamo Cruz
Gándara. Lo vamos a investigar de arriba a abajo, ver de dónde vino el dinero y te
prometo que lo vamos a hacer sangrar por el culo (esto último lo decía totalmente
convencida, apuntando a Esther con el tenedor, guerrera lista para la gran batalla)
E: Cruz... eso suena muy bien. Pero voy a ser investigada, sospechosa de ser partícipe
necesario en sus trapisondas. Era su mujer, ¿entiendes? ¿Cómo no voy a estar enterada
del dinero y de sus negocios?
C: Eso luego lo explicarás con la verdad o como sea, ya encontraremos las
explicaciones. Ahora tenemos que centrarnos en lo esencial (de nuevo blandía el
tenedor como espada de Luke Skywalker contra el lado oscuro de la Fuerza) Saber de
qué propiedades habla, de cuánto dinero y de dónde salió
E: Lo ves muy fácil
C: Grunch... jmmm... (masticaba y negaba con la cabeza) Jmmm... estás como Raúl
desea que estés... jmmm... temerosa, acorralada. Y tú Esther, no eres así
Esther la miraba no muy convencida
C: El chulito cree que tiene la sartén por el mango, ¡bien! Deja que lo crea, mientras
tanto... (le guiñaba un ojo) yo tengo a alguien que va a tener sumo placer en hacerle
pagar sus fechorías
E: Cruz, esto es muy privado, no quiero involucrar a...
C: ¿Vilches? ¿Qué te parece?
E: ¡Claro! ¡Él hizo la investigación original que fue desestimada!
C: Mañana mismo hablo con él, es súper discreto, de confianza. Dile a Mar que hable
con el abogado por la lista de propiedades que “posees”, vamos a empezar por ahí
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Le echó una mirada por el espejo retrovisor. Tenía los ojos rojos y la mirada perdida. En
su regazo, dormitaba Pedro, ajeno a todo. Apoyada sobre su hombro, rodeada por su
largo brazo, Sam también dormitaba. Algunas lágrimas caían por su mejilla
Con las alas rotas
80
Claudia: ¿Has almorzado?
No le contestaba, estaba en otro mundo sin duda. Claudia suspiró. La noticia había sido
un duro golpe
Había estado reunida con los médicos de neurología y con Mora. Mientras tanto, ella
había ido a buscar a Pedro y se lo dejó a Aimé, mientras ayudaba a Sam a vestirse para
volver a casa. Cuando volvió de la reunión, la enorme palidez y las ojeras grises debajo
de sus ojos no auguraban nada bueno. Apenas la vio llegar, Pedro le tiró los brazos y
lo cogió con fuerza, apretándolo contra su pecho y besando una y otra vez su cabecita
Claudia: Manuel... ¿la entretienes a Sam un momento? (le dijo por lo bajo al copiloto)
Me parece que no hay buenas noticias
Aimé levantó la vista y notó la tristeza de la comandante
Aimé: Vale. Tú ve con ella
Con Aimé entreteniendo a Sam con su “inglés básico”, Claudia le preguntó el
diagnóstico a su amiga
M: Esclerosis múltiple, van a hacerle más exámenes pero están casi seguros
Claudia: Y... y... ¿eso tiene cura?
Maca negaba con la cabeza
Claudia: No... ufff... no conozco mucho qué es, algo he escuchado en algún programa
de la tele
M: Hay que ver cómo se desarrolla para tipificarla y darme más precisiones. Si es
benigna y no tiene muchos episodios, me dicen que se puede controlar su evolución con
la medicación. Si no es así...
Claudia: ¿Qué?
M: Luego lo hablamos, ¿vale? No quiero que me vea mal, llevémosla a casa y... venga,
vamos con ellos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Mamá, dime (estaba terminando el café en el restaurante)
En: ¿Has visto los copos de nieve?
E: Ehh... ¿está nevando?
En: ¡¡¡Síiii!!! (su madre adoraba la nieve)
E: Venga, estarás feliz, ¿no?
En: Vamos a buscar a la nena al cole y después vamos a caminar bajo la nieve, que
seguro tú no la sacas nunca para que goce de esa maravilla de la naturaleza
E: Aysss, mamá (sonreía)
En: Avísale a Cruz que vamos a buscar a Candela también
E: ¿Cómo sabes que estoy con Cruz?
En: Sois carne y uña, siempre juntas
Con las alas rotas
81
E: Jajaja (su madre siempre lograba mejorar su humor) Vale, aguarda que le pregunto si
no tenía otros planes
En: Espera, espera. Pregúntale también si la puedo llevar a la casa de las chicas y de
Pedro
E: ¿Eh?
En: Me acaba de llamar Macarena, que como está nevando y no hay parque hoy, si nos
apetecía pasar por su casa con las niñas a tomar la merienda y unos bollitos, además de
unas cositas que les ha comprado a las niñas
E: ¿Le ha comprado regalos?
En: ¡¡Síiiii!!
E: Jmmm, vale, vale. A mí ni me preguntas si estoy de acuerdo
En: Lo descuento nena
E: Ahhhh, claro, soy el último orejón del tarro, pufff. Aguarda que consulto a Cruz
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¡Qué rico huele! (mirando cómo Encarna servía las tazas de chocolate en la bandeja)
Me tiene que pasar la receta, Encarna
En: Con gusto, Macarena. Esta forma de prepararlo es un secreto de familia, de mi
bisabuela (sonreía)
M: ¡Uhhh! ¿Verdad?
En: Le cuento algo, pero no se lo diga a mi hija cuando la conozca, Macarena
M: Maca, Encarna, todos me llaman así (sonreía, se sentía muy a gusto con la abuela de
Patri)
En: ¿Y tú me tuteas? ( le echaba una mirada pícara)
M: Vale
En: Mi hija adora este chocolate, pero nunca ha aprendido a prepararlo. Lo intenta y le
sale un pegote horroroso. Bueno, lo suyo tampoco es la cocina, jeje. Si no fuera por
Carmen... ahhhh
M: Su hija debe ser muy buena en lo suyo, Encarna
En: ¡La mejor! Pero no quiere que comente con nadie su trabajo, sabe que me babeo y
dice que no está bien
M: Jajajajajaja (reía de las caras que ponía la mujer al decirlo)
En: ¡Le ha prohibido a Patri que comente en el cole!
M: ¿Prohibido? Jmmm. ¿No exagera un poco? Por la forma en que es Patri me da la
impresión que su hija no es una madre de prohibir, al contrario
En: Es verdad, es verdad. Mi hija habla mucho con mi nieta, le explica y así ha salido la
niña (le caían las babas hablando de sus dos “tesoros”)
M: Permítame, yo llevo la bandeja
En: Permíteme, Maca. Acordamos algo ¿no?
M: Verdad (cogía la bandeja y comenzaba a caminar hacia la sala, desde donde
llegaban las voces bulliciosas de las niñas y las risas de Pedro, Sam y Carmen) ¡Cómo
se ríen!
En: Esas dos son muy payasas. ¡Qué casa grande tienes Maca!
M: Herencia de mi abuela, siempre fui su nieta preferida
En: Ahhh, ¿tienes herm...? (sonaba el móvil de Encarna)
M: Atiende tranquila, yo me encargo de esta bandeja
En: Vale
Con las alas rotas
82
Encarna se quedaba en la cocina, lidiando con la tapa del móvil y tratando de abrirlo sin
cortar la comunicación, no le gustaba mucho este modelo que Esther le había regalado,
prefería el viejo móvil que no tenía tantas funciones
En: Hola [...] ¡Nena!, jeje [...] Ahhh, de maravillas, están muy felices, con los regalos y
con Pedro, las ve llegar y se desespera por ir con ellas [...] Ahora están con el chocolate
y unos churros que han comprado en la panadería [...] Sí, hemos visto en la tele que está
nevando mucho, aquí ni te enteras, es una casa enorme, ahhhh si la vieras, le falta
reformar toda la planta alta, pero.. [...] Vale, vale, luego hablamos, jeje [...] ¿Nos pasáis
a buscar en una hora? [...]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Patricia: No, mami, no camina, gatea, es muy pequeño aún (metía el trozo de tortilla en
la boca y masticaba)
E: Ahhh, claro, ¿nueve meses tiene?
Patri le hacía señas con una mano, cinco dedos, tres dedos, mientras seguía manducando
E: Ahhh, ocho, ocho, qué mala memoria tengo. Psss (se excusaba sonriente)
Patri meneaba la cabeza y se metía otro bocado de tortilla. Carmen y la abuela, con la
boca abierta admiradas por el sarcástico comentario silencioso de la cría
E: Vosotras, ¡las babas! ¡Qué ejemplo para la niña! Jeje
Carmen y Encarna sonreían y continuaban comiendo su tortilla. Afuera seguía nevando
y Esther se daba cuenta, en esos simples gestos, que Cruz tenía razón. Raúl no lograría
su objetivo, iba a pelear por esta pequeña felicidad cotidiana e iba a proteger a su hija y
a su familia. Que era ésta, la que estaba reunida alrededor de la mesa, degustando una
simple tortilla de patatas con chorizo colorado, especialidad de Carmen
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sam: ¡Rica! Delicious indeed, Aiiiimmme! (se metía otro trozo de tortilla de patatas en
la boca)
Aimé: Jeje. Tank iú, tank iú. (orgulloso) Venga Pedro, abre la boca... aaaammmm
Aunque el halago mayor lo recibía el copiloto de la mirada tontuela que le echaba
Claudia. Estaba descubriendo al hombre que se escondía detrás de la parquedad y el
rostro serio. ¡Y le encantaba! Había cocinado una deliciosa tortilla de patatas y ahora le
daba su papilla a Pedro, que se ensuciaba las manos y la boca entre sonrisa y sonrisa de
bebote feliz
Maca estaba más tranquila viendo a Sam comer con ganas y estaba muy contenta de que
su amiga estuviera comenzando una relación con su copiloto. Apreciaba mucho a Aimé
M: No nos has dicho cómo es la madre de Patricia
Aimé: Guapa, estatura media, maja. Te envió saludos especialmente. Aaaammmm...
(cucharada al pequeño)
Con las alas rotas
83
M: ¡Qué pena que llegara cuando estábamos bañando a Pedro! Tenía muchas ganas de
conocerla
Claudia: ¿Y la otra madre? Grunch... a de Cndela... jmmm (“¡qué hambre señora
letrada!, ¡hablando con la boca llena!”)
Aimé: Espera que te limpio, bribón, te has llenado de puré hasta las orejas, jeje (cogía
una servilleta y le limpiaba el rostro al niño) No la vi, se quedó en el auto.
Aaaammmm... (abría la boca mientras le acercaba la cuchara a la boca del niño)
Sam: Did he say she's cute? [¿Dijo que era bonita?] (le preguntaba a Maca)
M: Yeah. ¡Guapa!
Sam: Patri is very uuuuapa. I love that sweetie. She's so tender, and so clever! [Patri es
muy guapa. Amo a esa dulzura. ¡Es tan cariñosa y tan inteligente!]
Claudia: Traduce comandante, que mi inglés no da para tanto. Grunch
Maca sonreía y se aprestaba a traducirle. Una imagen que añoraba se le cruzó por la
mente. El apartamento en Cambridge, la nieve cayendo copiosa y la algarabía de Sam y
Lois cuando entraba con su plato especial, “Tortilla española miladies”, hacía la
ostentosa presentación mientras la aplaudían desde la mesa de la sala. Hoy Lois no
estaba y el dolor enorme de su pérdida se había ido mitigando gracias a Claudia, a Sam
y a ese pequeño que había movido los cimientos de su vida. Iba a cuidar de Sam y hacer
lo imposible para que su enfermedad no avanzara, todo lo que la ciencia médica
brindara e inclusive más. Era hora de dejar atrás la melancolía, por Sam y por ese hijo
que adoraba, Pedro
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.A la mañana siguiente, Madrid se despertó con la nieve transformada en un molesto,
resbaladizo y peligroso hielo cubriendo sus calles
E: Mamá, no seas cabezota. No es nieve, es hielo. Tú te quedas aquí en el auto y yo
bajo a buscarte la prescripción. Venga, dame la receta
En: ¿Sabes cuántas veces he caminado yo por el piso helado, eh? No soy un vejestorio.
(doña Encarna se negaba cruzada de brazos en el asiento delantero)
E: No digo que lo seas, pero no tienes el calzado adecuado (señalaba sus botas de
gamuza con la cabeza)
Patricia: Abu, hazle caso a mami (aconsejaba la nieta desde el asiento trasero)
Palabra santa, la niña lograba lo que Esther no
En: Vale, vale. Aquí la tienes (la sacaba del bolso) Ah, y la cartilla. Porque sin eso no te
la entregan
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sam tenía que empezar a chutarse una medicación especial. Antes de volver a su casa,
sí, había pernoctado en la casa de Maca, más específicamente en la habitación de la
letrada amiga de la comandante, ejm, Aimé llevaba a la comandante a la farmacia
cercana que le había indicado Mora
Aimé: ¿Dónde? (habían llegado a la dirección que le habían apuntado en la receta)
Con las alas rotas
84
M: Allí, en la mitad de la calle (señalaba con el dedo índice) Donde está estacionado
ese Renault Megane azul
Aimé: Vale. Oye, ve con cuidado, que el piso está helado (le comentaba mientras se
acercaba al lugar para estacionar cerca de la farmacia)
M: ¡Aimeeee! (meneaba la cabeza, rezongando por el consejo)
Aimé: Sé por qué te lo digo, ¿te acuerdas aquella caída a la salida de Barajas un día
como este? (sonreía mientras estacionaba el auto)
M: Por apurada, patiné y... (intentaba una justificación que ni ella misma se creía)
Aimé: Y no fue la única vez. Jajaja (reía con ganas mientras detenía el motor del auto)
Maca fruncía los labios, no podía decir nada, había sucedido tal cual Aimé comentaba,
cogía la receta de su bolso y abría la puerta del auto para dirigirse a la farmacia
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En: ¡Patri, Patri! (tiraba del plumífero de la niña, que estaba muy entretenida
escuchando su mp3, regalo de la comandante Macarena el día anterior, Candela había
recibido otro igual, con muchas canciones) ¡Mira, mira! Es Maca, la madre de Pedro.
¡La voy a llamar, así la saludamos!
Patricia: ¿Eh? (respuesta típica de los “escuchadores” de mp3, con los cascos puestos,
cuando alguien les “tira de la manga”)
En: ¡Allí, bajó de ese auto! ¡Es Maca!
Patricia se quitaba un casco y miraba hacia donde su abuela le indicaba
En: ¡Cóño! ¿Dónde está la manija para bajar el cristal de esta puerta? (toqueteaba la
puerta y buscaba la manivela para bajar el vidrio)
Patricia: Abu, tienes que apretar esa perilla
En: ¿No tiene manija?
Patricia: No abu, ahí, aprieta esa perilla (le señalaba el tablero)
En: ¿Esta? (la apretaba y comenzaban a funcionar los limpiaparabrisas)
Patricia: No, abu, ésa no, la que está a la derecha
En: ¡¿Uy, esto cómo se apaga?!
Patricia: Vuelve a apretarla y se detiene
En: ¿Cuál era, cuál era? (apretaba otra perilla y ahora salía el líquido para limpiar el
parabrisas) ¡¡Sale agua en el cristal de adelanteeeee!!
Patricia: Ays, abu... (se desataba el cinturón y se aprestaba a pasarse al asiento
delantero para socorrer a su abuela)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther había abonado en la caja y estaba lista para salir de la farmacia hacia el auto. Se
le ocurrió mirar el reloj de su móvil para ver la hora, tenía que llevar a Patri al cole antes
de devolver a su madre a casa e irse al juzgado
Afuera, Macarena había seguido el consejo de Aimé, había caminado despacio mirando
hacia abajo para no tropezarse con nada. Vestida con un chándal y un plumífero, sus
Nike patinaban un poco en el suelo cubierto de hielo
85
Con las alas rotas
Una abriendo la puerta por dentro, mirando la hora. La otra empujando la puerta desde
afuera mirando hacia abajo, para no tropezarse. Inevitable
¡Pump! Dos cabezas que chocan, golpazo
E: ¡Uy, lo siento, lo siento!
M: Pufff, ¡qué golpe! Disculpe, no miraba
Levantaron la vista mientras decían las disculpas pertinentes y se tocaban la cabeza, una
en la frente,la más alta, o sea Macarena, la otra casi en la mitad de la cabeza, la más
baja, o sea Esther
E: ¡¡Usted!!
M: ¡¡Usted!!
E: ¡Vaya casualidad!
M: ¡Y qué casualidad!
La definición que da la Real Academia sobre “enganche” es la siguiente: 1. m. Acción y
efecto de enganchar o engancharse. A su vez, da varias definiciones del verbo
“enganchar”: prender algo con un gancho o colgarlo de él; atrapar algo o a alguien
que se mueve, huye u opone resistencia; etc.3 [1] Sin embargo, una sola definición no
alcanza para describir lo que sucedió en ese instante con esas dos mujeres que
“chocaron” entre sí y quedaron “enganchadas”
Porque sus miradas se “engancharon” “amarrando las caballerías a los carruajes,
trillos, arados, etc., de manera que puedan tirar de ellos” [def. 3]
Porque sus ojos se “engancharon” “captando intensamente la atención de alguien”
[def. 9]
3
RAE
enganchar
1. tr. Prender algo con un gancho o colgarlo de él. U. t. c. intr. y c. prnl
2. tr. Prender, asir, trabar, aunque no sea con un gancho. U. t. c. prnl. Me enganché el vestido con un
clavo
3. tr. Amarrar las caballerías a los carruajes, trillos, arados, etc., de manera que puedan tirar de ellos. U. t.
c. intr
4. tr. Conectar un sistema eléctrico o mecánico. Enganchar la luz, el teléfono
5. tr. Contratar trabajadores
6. tr. coloq. Atrapar algo o a alguien que se mueve, huye u opone resistencia. Engancharon al ladrón. ¡Ya
verás cuando te enganche!
7. tr. coloq. Atraer a alguien con arte, captar su afecto o su voluntad
8. tr. coloq. Contraer una enfermedad. Enganchar un catarro
9. tr. coloq. Captar intensamente la atención de alguien. La novela me enganchó
10. tr. coloq. Dicho de una droga, del juego o de otra actividad: Causar adicción. U. t. c. intr. y c. prnl.
Engancharse a la heroína
11. tr. Mil. Atraer a alguien a que siente plaza de soldado, ofreciéndole dinero
12. tr. Taurom. Dicho de un toro: Coger al bulto y levantarlo con los pitones
13. tr. coloq. Cuba. Dicho de un hombre: Realizar el coito. U. t. c. intr
14. prnl. Mil. Sentar plaza de soldado
15. prnl. C. Rica. enamorarse ( prendarse de amor)
‖
Con las alas rotas
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Porque quedaron atrapadas en el “enganche” como cuando se “atrapa algo o a alguien
que se mueve, huye u opone resistencia” [def. 6]
Porque aunque no lo quisieran ni lo esperaran, ambas “atrajeron a alguien con arte,
captando su afecto o su voluntad” [def. 7]
En suma, se quedaron enganchadas una de la otra en silencio, mirándose con una
intensidad comparable a los incendios que devoran miles de hectáreas en Rusia
La (in)oportuna aparición de una señora que pretendía salir de la farmacia y no podía
con las dos mujeres ahí paradas rompió la magia
Señora: ¿Me permitís pasar, por favor?
Reaccionaron al unísono y se corrieron a un costado. La magia se consumió en el fuego
de la situación y recobraron la cordura
E: Lamento haberla golpeado, iba mirando la hora, tengo que llevar a la niña al cole y...
(se disculpaba y eludía mirarla al rostro)
M: Y yo tratando de no caerme porque soy un poco pato los días de hielo en las aceras,
lo siento mucho (otra que intentaba mirar a un costado, sus defensas bajas y sintiéndose
desvalida frente a “su señoría”)
E: Estooo... (¿qué decir?, ¿cómo salir de esta encerrona del destino?)
M: Yo vo... vo...voy a... (tartamudeaba, no se reconocía a sí misma)
E: Creo que esto es suyo (se agachaba y levantaba la receta que se le había caído a la
comandante en el “choque de planetas”, fisgoneando sin querer el nombre del
medicamento)
M: Uhhh, la receta, ¡por favor, no se moleste señoría! (iba a hacer el movimiento de
levantarla ella, pero Esther se le adelantaba y se la entregaba)
E: Aquí no soy “señoría”, soy una mujer comprando en la farmacia como usted o
cualquier otra (sonreía y ¡aysss!, la miraba a los ojos, “¡mal, Esther, muy mal!”)
M: Muchas gracias (otra que repetía el “error” de mirarla y por si fuera poco, notar esa
sonrisa deliciosamente encantadora)
¡Pobre Esther! ¡Cuánto fuego se le colaba en el cuerpo!
E: Ehhh... buenos días, hasta luego
¡Pobre Maca! ¡Cuántos recuerdos placenteros se encendían en su piel con sólo mirarla!
M: Claro. Sí... ehhh. Buenos días
Rápido huyeron, a paso firme. Una hacia afuera, al auto. Otra hacia el mostrador de la
farmacia. Sin mirar atrás, sin decir otra palabra, pero las dos tragando saliva y
preguntándose qué había pasado en ese choque casual en una farmacia de Madrid
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.¡Qué pesada su madre! Se la encontró saliendo del auto porque quería ir a saludar a la
madre española de Pedro, porque le había parecido verla entrar en la farmacia. “Otro
Con las alas rotas
87
día mamá, es tardísimo para el cole de Patri”, con eso la convenció. ¡Ni loca volvía a
entrar a esa farmacia y toparse con la comandante Fernández!
Miraba una y otra vez los folios que tenía en el escritorio. Informes bancarios, informes
de las pesquisas con los vecinos, intentaba armar un cuadro de situación de cada uno de
los tripulantes de ese avión. Pero una y otra vez sus ojos iban hacia la carpeta rotulada
“Comandante Fernández Wilson”
E: (“¿Por qué se habrá mudado definitivamente a Madrid? Jmmm (ojeaba lo que
decían los vecinos) ¿En qué barrio vive? (buscaba inútilmente la dirección, el reporte
no la consignaba) Bueno, después le pido a Gimeno que la complete, en algún lado
están las direcciones que dejó la abogada, aquí no lo veo, jmmm” revolvía los papeles)
Golpe en la puerta, se abría, Teresa con un café como todos los días, un plato con dos
bollos y otra excusa de Gimeno
T: Llamó desde la guardia del Ramón y Cajal, sacó a pasear a Greta, de nuevo se fue
detrás de una perrita, dice que es la misma, cree que se ha enamorado. Ahhhh
E: ¡¡¿Llevó a Greta a la guardia del hospital porque cree que está enamorado?!!
T: No, no. Me expresé mal. Está en la guardia porque Gimeno se cayó de cubito dorsal
o sea... de... (señalaba su parte trasera). Un golpazo
E: Vale, vale. Jeje
T: Dice que corrió tras de Greta y con el hielo en la acera...
E: Resbaló y cayó sentado, jeje. ¿Qué le dijeron en el hospital?
T: Le dieron unos antinflamatorios y le sugirieron que use un almohadón para sentarse,
va a tener para varios días con dolor en... jeje... bueno, ahí. Calcula que en una hora
estará por aquí
E: Vale. Oye Teresa, ¿no has visto la hoja que dejó la letrada del caso Ryanair con las
direcciones y demás datos de los tripulantes?
T: ¿No está en esas carpetas?
E: No la veo
T: La busco en el escritorio de Gimeno, sé que andaba haciendo algunas pesquisas
internéticas
E: Vale, muchas gracias. Otra cosa... ¿te acuerdas del caso de Gómez Valiente?
T: ¿Gómez Valiente? Jmmm (arrugaba su rostro en actitud pensativa profunda)
Jmmmm
E: El del robo en una farmacia porque no podía pagar la medicación para su mujer
T: ¡Ahhhh, sí! El parado aquél, pobre hombre. Sí, sí
E: ¿Te acuerdas los fármacos que robó?
T: ¡Claro! Gimeno hizo un informe porque no entendíamos nada sobre la enfermedad.
Unos eran corticoides y el otro interferón beta o algo así
E: ¡Ese último! ¿Te acuerdas qué enfermedad tenía su mujer?
T: Esclerosis múltiple progresiva primaria, ya tenía una incapacidad considerable la
pobre mujer. Ahhh
E: ¡Hoxtia! (se quedaba alelada, ¿la comandante tan enferma?)
T: ¿Por qué? ¿Alguien que conoces la tiene?
E: No, no. Nada, era... alguien en la farmacia compró ese medicamento y... me acordé
que algo habíamos tenido con ese fármaco. Uffff...
Con las alas rotas
88
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¿Qué te ha dicho? (seguía escribiendo en su portátil mientras le preguntaba,
hoy había decidido quedarse a terminar unos escritos en la casa)
M: Mañana por la mañana vienen a ver las reformas que hay que hacer y a presupuestar
(le dejaba una taza de chocolate caliente al costado de su portátil)
Claudia: ¡Uy! ¡Qué bien huele!
M: La receta de doña Encarna, a ver qué tal me salió
Claudia: Me vas a hacer engordar (guardaba lo que estaba haciendo y cogía la taza)
M: Tienes que recuperar fuerzas, jeje. ¿Intenso anoche?
Claudia: Estás intrigada, quieres conocer los detalles (tomaba un sorbo) Jmmm, ¡rico!
M: ¡Claro! Soy cotilla sexual
Claudia: ¿Tú no tomas? (otro sorbo)
M: No, yo no necesito reponer fuerzas. Venga, ¿qué tal mi copiloto?
Claudia: Uuuuuuuh (ponía los ojos en blanco)
M: ¿Para tanto? (fruncía el ceño)
Claudia asentía con la cabeza y ponía ojos pícaros, mientras levantaba dos dedos y
seguía bebiendo su chocolate
M: Bueh, para un hombre primera vez, muy bien
Claudia: No empieces con tus proezas, te lo advierto
M: ¿Dulce, caballero o una fiera?
Claudia: Muy, muy dulce, pero una fiera también, jeje
M: ¡Mira tú a Aimé! ¡Quién lo diría con esa seriedad franciscana!
Claudia: Jeje
M: No sabes cuánto me alegro, es un gran tío, de lo mejor que hay en plaza
Claudia: Aysss, nena, ni que estuviéramos en un mercado
M: Ehhh, algo de mercadeo hay en conseguir algo bueno a nuestra edad
Claudia: ¡A nuestra edad! ¡Ni que fuéramos dos cincuentonas!
M: Creo que a esa edad es más fácil que a la nuestra Claudia. Oye... hoy cuando fui a la
farmacia... no te he contado
Claudia: Pues cuéntame, venga, que este escrito es tan aburrido como chupar un clavo.
Necesito un recreo
M: Adivina con quien me choqué... y cuando digo choqué, es literal. ¡Pum! en la
cabeza... al entrar en la farmacia. Yo entraba mirando para abajo, ella salía mirando la
pantalla del móvil
Claudia: ¿Vero?
M: Frío
Claudia: Mujer, ¿no?
M: Sí
Claudia: Jmmm, no conoces muchas madrileñas, no has sido muy sociable desde que
volviste. Jmmmm. ¡¡Tu madre está en Madrid!!
M: Por suerte, no
Claudia: A ver... ¡tu cuñada, la pija que cree que se parece a Letizia!
M: Nop
Claudia: Me rindo, venga, ¿con quién chocaste cabezas?
M: ¿Estás bien sentada?
Claudia: Maca, vengaaaaaa
M: Su señoría, la opusina que me quiere meter presa
Con las alas rotas
89
Claudia: ¡Nooooooo! (casi se le volcaba la taza de la sorpresa)
M: Y escucha esto... nos quedamos las dos mirándonos hirviendo a ciento ochenta
grados, o sea, tenía razón, sí me miraba como yo te decía el otro día en su despacho. Y
tiene una sonrisa que abre las puertas del paraíso
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno era muy “previsible”. O conseguía información que nadie conseguía o
extraviaba todo. En este caso, las llaves de la caja fuerte se perdieron con todo su
llavero en el parque corriendo tras de Greta y daba la pequeña casualidad de que ahí
estaba guardado el informe que había entregado la letrada Castilla, más los pasaportes
de la tripulación más alguna que otra cosa valiosa del juzgado
Tuvieron que llamar a un cerrajero para abrirla porque la llave “duplicada” no aparecía
y para cuando los papeles estuvieron disponibles, nuevos acontecimientos distrajeron la
atención de la jueza hacia otros casos. Dejó a Gimeno a cargo de elaborar un resumen
de la situación de cada uno de los tripulantes del vuelo, mientras esperaban la llegada de
nuevos informes
Ella se abocó a cerrar dos instrucciones que estaban pendientes, a la vez que se ocupó
de su cuestión personal, la separación de Raúl. Mar, su abogada, logró que el abogado
de la contraparte le enviara el listado de los bienes que el “maridísimo” reclamaba y
Esther, ipso facto, se lo faxeó a Cruz que se reunió de inmediato con Vilches para
elaborar una estrategia de investigación
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Aprovechando que Claudia trabajaba en casa, Maca la dejó a cargo de Pedro y ella se
dedicó a chutar la medicación a Sam y explicarle, tratando de alarmarla lo menos
posible, qué le estaba pasando. Probablemente iba a tener vómitos o náuseas durante los
primeros tiempos e iba a necesitar una persona que la ayudara con Pedro cuando ella
volara, no podía cargar a Claudia con semejante tarea
Todo eso le comentó, pero la única preocupación de la chica era si podía contagiarla a
ella o a Pedro, tuvo que repetirle varias veces que no había posibilidad de contagio,
hasta que logró convencerla
M: Tomorrow a constructor will come to talk about the reforms on the upper floor. Let's
talk about the reforms you want to do. (trataba de quitarle hierro a la situación y
entusiasmarla con las reformas en la casa) [Mañana viene un constructor para hablar de
las reformas en el piso de arriba. Hablemos de las reformas que quieres hacer]
Sam: Maca, please, do talk to me in Spanish.! I'll never learn it if you speak to me in
English [Maca, ¡por favor háblame en castellano! No voy a aprenderlo si me hablas en
inglés] (meneaba su cabeza)
M: OK, sweetie (cogía su mano y la apretaba con cariño) Te hablaré en castellano (se le
ocurría una idea de pronto) Jmmm. ¿Qué te parece si conseguimos un profesor de
español para ti? Así aprendes mejor el idioma (le hablaba lentamente)
Sam: A professor? You mean a teacher of spanish? [¿Un profesor? ¿Quieres decir un
profesor de castellano?]
M: Yeah, a teacher of spanish [Sí, un profesor de castellano]
Con las alas rotas
90
Sam: Yeaahhh! I like that idea! Cool! [¡Sí! ¡Me gusta esa idea! ¡Genial!]
M: Ahora, sobre la habitación de Pedro
Sam: Pedro's room, yeah
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Dime mamá
En: Cruz no contesta mis llamados
E: ¿No contesta o te atiende el contestador?
En: Eso, no contesta ella
E: Vale (sonreía, su madre y los contestadores no se llevaban bien) ¿Para qué la
necesitabas?
En: Para decirle que vamos a buscar a Candela al cole, para que se queden en casa
jugando, está nevando de nuevo
E: Ahhh, ni asomé la cabeza hoy. Vale, yo la ubico y le digo
En: ¿Tiene otro número? ¿Por qué no me lo das, así no dejas de hacer tus cosas?
E: Mami,... no te preocupes, yo me ocupo (ni loca le daba el número del bíper, ya se
veía a la pobre Cruz en el medio de un tiroteo respondiendo a las preguntas de su
“madrísima” acerca de su vida amorosa)
En: Avísale que hoy vamos a hablar sobre las fiestas
E: ¿Las fiestas?
En: ¡Claro nena! La semana que viene es la última de clases, a ver cómo hacemos con
la niña y qué fiesta pasa con nosotras, Navidad o año nuevo
E: Mamá, ¿no te parece que te estás metiendo en algo que no te incumbe? Cruz tiene su
familia y...
En: Y el año pasado estuvo sola para las uvas, vengaaaaa... Podría haber estado con
nosotras en el pueblo, pero claro, como no habláis más que del trabajo, ejmmmm...
E: Vale mami, le pregunto. Hasta ahora
Cerró el móvil y se quedó un rato pensativa. No le podía discutir eso a su madre, era
verdad, no le había preguntado a Cruz y al final su amiga lo pasó sola porque a su ex se
le ocurrió no devolver a la niña como habían quedado, recién se la trajo el 3 de enero
Miró el almanaque a un costado del escritorio. ¡Ya las fiestas de fin de año! ¡Cómo
había volado el tiempo! Un deje de melancolía la envolvió. ¿En qué había gastado todo
este año? Si hacía un resumen, podría hablar de tal o cual caso, de los progresos de Patri
en el cole, pero en cuanto a ella, como mujer, ¿qué?
E: (“Otro año más en blanco. Pufff... Bueno, no tan en blanco, el divorcio... Un paso
adelante, ¿no?”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡Terminé! ¡Al fin! (levantaba los brazos en señal de triunfo)
M: ¡Shhh! Baja la voz. Que están durmiendo la siesta (le avisaba desde la cocina)
Claudia: ¡Uy! La costumbre de estar a solas, jeje. Lo siento
Maca llegaba a la sala con una bandeja con tazas y una jarra de café
Con las alas rotas
91
M: ¿Vas a llevarlo al despacho? Está nevando (apoyaba la bandeja y se sentaba a la
mesa)
Claudia: No, se lo mando a la secretaria por mail para que se lo envíe a la Procuradora
M: Menos mal que tienes secretaria (la vacilaba mientras servía el café en las tazas)
Claudia: Yo no tengo secretaria, es de todo el bufete. Y es su trabajo
M: Nena... te estoy haciendo una broma
Claudia: Ahhh
M: Toma, quejica (le alcanzaba la taza)
Claudia: No me quejo, aclaro, jmmm
M: Oye, tenemos que hablar de las reformas, mañana viene el constructor
Claudia: Sí (tomaba un sorbo de su café) ¿Has pensado algo tú?
M: Que nosotras y Pedro ocupáramos la planta alta y que tú te quedaras con la planta
baja, bueno, la sala sería en común (sorbo) Jmmm, mi habitación la podrías convertir en
tu estudio
Claudia: Maca... (se tomaba unos segundos y cogía aire) Estuve pensando...
M: ¿Jmmm?
Claudia: Quizás sea hora que me vaya a otro lugar, ahora puedo pagar el alquiler de un
piso
M: ¿Por qué? ¿Te incomodan Sam o Pedro? ¿Es eso? (depositaba la taza sobre la mesa,
preocupada)
Claudia: ¿Incomodarme? ¡¡Para nada!! Son un amor, ambos. Es al revés, yo soy la que
sobra ahora. Cuando nos vinimos a esta casa, tu situación era muy distinta Maca, ahora
tienes una familia y yo...
M: ¡TÚ eres mi familia también!
Claudia: Maca, ya sé que me quieres mucho y que somos las mejores amigas, pero...
(meneaba la cabeza)
M: Mira, esta casa es tan mía como tuya, si no hubiera sido por ti los Wilson Fernández
se la hubieran apropiado. Así que...
Claudia: Hice lo que cualquier abogado hubiera hecho, nada del otro mundo, tu abuela
te la dejó de herencia y no tenían derecho
M: Claro, como si eso los detuviera a sus majestades jerezanas, ¡vengaaa!
Claudia: Vale, lo que quieras, pero no quita que estoy de más aquí
M: Claudia, tú eres parte de esta casa. No sé cómo decírtelo, no entiendo cómo puedes
pensar que estás de más. Además... además... esta casa es enorme, podemos vivir tú y
quizás en el futuro, jejeje, algún narizota que conozco, jeje...
Claudia: Aysss...
M: Y nosotros en la planta de arriba, hay espacio para todos y sin chocarnos ni
molestarnos
Claudia: No sé, no sé...
M: Escucha... Mira, si quieres vivir sola, te entiendo. Pero...
Claudia: No es que quiera vivir sola, me encanta estar contigo, con Sam, con Pedro que
es... ¡divino! No es eso tontita (le cogía la mano y apretaba los labios emocionada) Si no
fuera por ti yo no sería abogada, ni tendría una casa tan cómoda para vivir
M: Uy, no vamos a empezar a competir sobre quién ayudó más a quién eh
Claudia: Vale (sonreía)
M: Mira, te propongo algo. Ese dinero que hoy podrías usar en una renta, lo vas
guardando y de aquí a un año o dos tienes lo suficiente para la entrada para comprar
algo con una hipoteca del banco
Claudia: Maaaacaaa (sonreía ampliamente, Maca siempre ocupándose de que
progresara en la vida)
Con las alas rotas
92
M: Yyyyy... si te portas bien, te cuento lo que me dijo Sam de la maleta (le guiñaba un
ojo, con picardía)
Claudia: ¡¡¿Y recién ahora me lo dices?!!
M: Jmmm (asentía con la cabeza) Como me sugeriste, le dije que no la encontré en
Palma y quería poner algo de ropa ahí, si sabía dónde estaba
Claudia: ¡¡¡¿Y?!!! Venga, ¡cuéntame YA!
Claudia: ¡¡¿Almudena?!! ¡¡¿Tu vecina?!!
M: Eso dice Sam. Un día se la llevó, le dijo que necesitaba una maleta, si se la prestaba,
luego la devolvería
Claudia: ¡¡Coñoooo!!
M: Me cuesta creer que mi vecina tenga algo que ver con tráfico de cocaína, Claudia.
Es... tú la has visto, es una mujer de su casa, con dos hijos, un marido que trabaja en el
Ayuntamiento, ¡un obrero! Hace malabares con el dinero del salario. Ella ganaba unos
euros ayudándome, no sé, me parece algo imposible. Además, te he contado, siempre
dispuesta a ayudarnos, no sé... la debe haber usado para algún viaje...
Claudia: Maca, todo lo que quieras, pero tu maleta es la que falta... no parece que una
mujer como Almudena se involucraría en algo así, pero te diré que he visto mujeres más
angelicales en inmundicias peores
M: Ahora... (la miraba a los ojos) ¿Qué voy a decir? Mi mujer, una chica extranjera que
tiene una historia de consumo de drogas, que es borderline4, que hace poco vive en este
país porque la pedí en matrimonio... ¿se la prestó a una señora española, ama de casa,
respetada en su vecindario y ella traficó con cocaína, yendo al aeropuerto y
despachándola a mi nombre? ¿Te das cuenta que es inverosímil?
Claudia: Jmmm
M: Parece un cuento inventado por mí para justificar que no tengo mi maleta. Porque el
ofrecimiento de Aimé, no y no, no le voy a pasar el problema a él. Si se enteran que nos
dieron maletas nuevas a los pilotos, le van a preguntar
Claudia: ¿Al resto de la tripulación no le dieron?
M: Jmm, no sé, habría que preguntarles. Las que usaban creo que no eran nuevas
Claudia: Jmmmm (pensativa) Vale. Lo primero que tienes que hacer, cuando vueles a
Palma, es pedirle a Almudena que te la devuelva, la necesitas. Quizás la tenga con ella
M: ¡Claro! Aquí la tiene Maca, me olvidé de devolverla. Clauuuuudiaaaaa (incrédula)
Claudia: Quizás sea así, la tenga en su casa y listo, problema resuelto
M: ¿Y si no la tiene? ¿Y si niega haberla tomado prestada? ¿Eh?
Claudia: Déjame pensar, jmmmm
4
Se considera que la persona fronteriza o borderline es aquella cuyo cociente de inteligencia se encuentra
entre el que corresponde al normal y al retardado mental, no se fijans cifras que corresponderían a los
cocientes, debido a que éstos varían de acuerdo al test aplicado y a su respectivo baremo, basado en sus
valores estadísticos, que son diferentes de autor a autor
En os centros educativos de los niveles de primaria y algunos de secundaria hay algunos educandos que
aprenden con lentitud, tienen mayor edad que sus compañeros de sección y repiten con cierta frecuencia
el grado. Estos niños no son normales en su inteligencia pero tampoco son retardados mentales se les
llaman «fronterizos», «limítrofes» y «niños de lento aprendizaje»
La lentitud no constituye por sí misma una alteración patológica o una enfermedad. En principio hay que
considerar que un alumno fronterizo es un alumno normal, pero que no alcanza la misma rapidez en el
aprendizaje que los integrantes del grupo de su misma edad, aunque el nivel de comprensión y
adquisición sea adecuado. Estos alumnos tienen un ritmo lento de trabajo tanto en frecuencia como en
intensidad estando siempre por debajo de la media del grupo en su rendimiento escolar
Con las alas rotas
93
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Viernes previo a la última semana del cole. El tiempo, frío “a cagarse” [sic by Gimeno],
tanto que llevaba dos días sin sacar a Greta al parque por temor a un nuevo resbalón en
la escarcha helada. En el juzgado se empezaba a notar el “jingle bells” en ciernes. Algún
adorno por aquí, algún pesebre por allá, algún arbolito y “papanuel” acullá
Habiendo cerrado dos expedientes, fueron enviados a la fiscalía y ahora Esther podía
concentrarse nuevamente en “el caso Ryanair”. Gimeno le había presentado un resumen
pormenorizado con el “perfil” informativo de cada tripulante
E: ¡Venga! Esto es muy interesante (leía con atención cada folio) Gimeno, como
siempre, ¡espectacular!
Gimeno: Jeje. Gracias señoría, jeje
E: De esto que detallas, lo único que “existe” es el informe de los bancos y las
pesquisas en el vecindario
Gimeno: Sip. Y mis elucubraciones personales a partir de eso
E: Esto que has remarcado en amarillo (le mostraba un folio y se lo señalaba)
Gimeno: Ahhh, sí. Se me ocurrió. Por las fechas de ingreso como personal de Ryanair
en esa ruta, todos venían de otras aerolíneas o recién comenzaban a volar. Se me ocurrió
preguntarles cuándo recibieron sus maletas oficiales, porque viendo las fotos, todas
están usadas, pero algunas se ven más nuevas, la de la azafata Alicia por ejemplo, tiene
poco uso
E: ¿Dónde están las fotos? (revisaba los expedientes)
Gimeno: En ésa que se llama “fotos interesantes”
E: Aysss, Gimeno, tú y tus rótulos, jeje (las ubicaba y las miraba con atención) ¡Tienes
razón! ¡Qué buena pregunta para hacerles! Gimeno, lo digo y lo repito, eres un
observador grandioso de los pequeños detalles que se nos pasan por alto
Gimeno: Jeje. Gracias, Esther (súper halagado)
E: Jmmm. Jmmm (rumiaba pensativa mirando el informe de Gimeno)
Gimeno aguardaba que hablara, ya conocía los lapsus silenciosos de Esther, los
respetaba, señal de que venía algún movimiento “de ligas mayores”
E: Semana previa al parón navideño. Los citamos a todos como testigos, a ver si
podemos avanzar un poco más
Gimeno: ¿A la comandante también?
E: Testigos Gimeno. La comandante está imputada, de acuerdo a lo que nos digan,
tendremos material para un nuevo interrogatorio a la señora Fernández y esperemos que
esta vez responda sin ponerse histérica
Gimeno: Bueno, no sólo ella, ¿verdad?
E: ¿Eh?
Gimeno: Decía, ejmmmmm (se hacía el distraído y miraba a un costado)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Encarna, tienes que disculparme, estuve con un follón personal
En: ¡Maca, por favor! No tenías obligación de llamarme
M: Pero me gusta cumplir lo que digo
En: Jeje. Se te nota eso, a primera vista
Con las alas rotas
94
M: ¿Sí?
En: Es una impresión, me pareces una mujer muy responsable y que dice lo que piensa
M: Ohhh, ¿eso te parece de verme tan sólo unas pocas veces? (felicísima de la
consideración que doña Encarna tenía por ella)
En: Jmmm, Macarena, te diré que soy un poco brujilla de pueblo, jeje
M: Uhhh, ¡qué miedo Encarna!
En: Tú no tienes que preocuparte, para nada, eres como mi hija, sois transparentes
M: De tu hija no lo dudo, creo que la conozco a través de su hija, que te diré, me tiene
enamorada
En: A mí también, jijiji
M: Y Candela también, ¡qué niñas más divinas!
En: Jeje (su orgullo desbordaba por su voz)
M: Encarna, el tiempo sigue horrible y aquí tengo a mi Pedro y a mi Sam aburridísimos
y nombrando cada dos palabras a Patri y Candela. ¿Os apetece pasar la tarde aquí?
Mientras reforman el piso de arriba los obreros me han liberado una habitación, bien
caliente, para jugar. He hecho poner algunos juegos y además está la tele, más algunos
vídeos... bueno, os invito a pasar esta tarde para un chocolate “a la Encarna” y unos
churritos, más algunos juegos
En: ¡Ahhhh! Nosotras, ¡encantadas!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Vale mamá, no hay problema [...] Cruz ya sabe que tú te encargas de Candela a la
salida del cole [...] Claro, le digo que se queden a cenar en casa [...] Avísame a qué hora
te paso a buscar [...] ¿Su amiga os trae a casa? [...] Por supuesto, me parece bien [...]
Vale, hasta ahora
C: ¿Cenar en tu casa?
E: Uy, no me di cuenta que habías entrado (se sobresaltaba al escucharla y más al verla
sentada en la poltrona frente a ella)
C: Doña Encarna absorbe tu energía y tus neuronas, jeje. Así que YO ya sé que tu
madre se encarga de mi hija
E: ¿Acaso no es así?
C: Sip. Y es una enooooooooorme tranquilidad. Desde que tu madre está en Madrid, mi
estrés por salir disparada a buscar a Candela al cole ha descendido a cero
E: Ventajas de una abuela en tu vida
C: O sea...
E: Acéptalo. Mi madre te ha adoptado como hija... o mejor dicho, ha adoptado a tu hija
como su otra nieta
C: No sé si en algún momento me voy a arrepentir de lo que digo, pero... ¡adoro a tu
madre!
E: Espera unos meses y hablamos de nuevo. No me dijiste que venías (cambiaba de
tema)
C: Nop. Vine por esto (le entregaba un folio que era en realidad una hoja de un
documento excel impreso)
E: ¿Qué es? ¿Algún informe nuevo del caso Ryanair?
C: Tengo un dato nuevo, pero primero quería que vieras eso (indicaba el folio que
Esther comenzaba a leer con un movimiento de su cabeza)
E: ¡¡Coñooo!!
C: Lo mismo dije yo cuando Vilches me lo mostró
E: ¡¡Esto no es posible!!
Con las alas rotas
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C: Lo es. Esa es la valoración de TU patrimonio, la que no has declarado ni pagado
impuestos ni siquiera se sabe de dónde la has sacado
E: ¡¡Dos millones y medio de euros!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Encarna lo notó. Carmen lo notó
En: Carmen... (se acercaba a la encimera donde la mujer picaba cebolleta preparando la
cena)
Carmen: Dime Encarna (seguía dale y dale con la cuchilla)
En: ¿Has notado los nervios de Esther? (le susurraba)
Carmen: Jmmm (afirmaba con la cabeza)
En: Me asomé a su habitación sin que se dieran cuenta, están revolviendo papeles como
dos posesas
Carmen: Hace días Esther anda estrujándose los dedos cada tanto, señal que hay follón
En: Me parece... (giraba la cabeza hacia la puerta para confirmar que no había nadie
ahí) que tiene que ver con el joputa
Carmen: Jmmm (afirmaba con la cabeza y seguía picando la cebolla con más fuerza)
Del trabajo no es, nunca trae los problemas del juzgado a casa
En: Está preocupada... Mmmmm... ¿Cómo averiguamos qué está pasando Carmen?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: Maca. ¿Puedes venir un segundo? (apoyada en el marco de la puerta del baño)
Maca estaba sonriente ayudando a Sam a bañar a un Pedro muy jocoso y juguetón en su
bañera
M: ¿Ahora? ¿Necesitas que te diga que estás muy guapa en ese traje? (se giraba a mirar
a su amiga y se mordía el labio indicando “deseo sexual contenido”)
Sam también se daba vuelta a mirar a la letrada
Sam: ¡Muuuu guaaaaaaaaaappppa! Man-nu-el will be mad at you [Manuel se va a
volver loco por tí]
M: ¡Ey Sam! In spanish, remember? [En castellano, ¿recuerdas?]
Sam: Uuuuuh. Man-nu-el será loco cuando mira
Claudia: Muchas gracias, Sam (sonreía a la joven) Maca, ven (hacía un ademán con su
cabeza)
M: Voy. ¡Tú bandido!, no hagas renegar a mamá (le hacía carantoñas al niño que le
respondía con risitas y chapoteando en el agua con sus manitas)
Se ponía de pie e iba hasta donde estaba Claudia
M: Dime
Claudia la cogía del brazo y la sacaba hacia el pasillo
Con las alas rotas
96
Claudia: Me acaba de llamar Héctor. Ha recibido una citación del juzgado para declarar
como testigo el lunes. Alicia también ha recibido una citación para el mismo día
M: Ahh (suspiraba)
Claudia: Acabo de hablar con Manuel, no ha recibido nada aún. Pero supongo que
estará a caer
M: ¿Verónica?
Claudia: Me atiende el contestador, le dejé un mensaje
M: Vale (bajaba la vista) ¿Me volverá a tomar declaración la jueza?
Claudia: Creo que sí, no sé si antes de fin de año
M: Jmmm (pensativa)
Claudia: ¿Por qué preguntas?
M: No, por nada (levantaba la vista) Oye, hoy me lo matas de un infarto a mi copiloto.
¡Estás guapísima!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¡Esta! (le mostraba una tarjeta de banco) Es la cuenta que teníamos en común (se la
entregaba a Cruz) Después de cancelar la hipoteca, no la usamos más. Cada cual tenía la
suya
C: ¿La cerraste?
E: No, la dejé de usar
C: ¡Hoxtia Esther! Probablemente él sí la siguió usando (miraba la tarjeta de Caja
Madrid) Mañana...
E: Es sábado, Cruz
C: El lunes, te vas y pides un resumen de tu cuenta de... de... los últimos tres años. No...
mejor desde que dejaste de usarla
E: ¡¡Qué gilipollas he sido!! ¡¡Cómo no cerré la cuenta!! (se tomaba el rostro con ambas
manos y explotaba su rabia en llanto)
C: Shhh, venga, no eres gilipollas, no te esperabas algo así del padre de tu hija (se
apresuraba a abrazarla y tratar de calmarla) Y quizás... se le vuelva en su contra, porque
habrá boletas de depósito con su firma
No sabían que la puerta de la habitación estaba apenas abierta y afuera, muy sigilosa, la
“brujilla de pueblo” tenía la oreja pendiente de su conversación
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fin de semana sin nieve, frío pero soleado. El sábado Esther y Cruz decidieron llevar a
las nenas a un patio de juegos y después a un Mc Donald. Carmen y Encarna se fueron a
ver escaparates, luego al Teatro la Zarzuela donde ponían Doña Francisquita. Esa noche
cena frugal en casa y tertulia noctámbula entre cotilleos y copas varias de las cuatro
mujeres
El domingo, parque por la mañana. Cruz y Esther esperaban conocer al fin a la española
y la americana y a ese bebé que tanto enloquecía a sus hijas. Pero las susodichas dijeron
“ausente”
La ausencia tenía una razón. Maca había encontrado un chalet interesante en la sierra de
Guadarrama, en Los Molinos de Cercedilla, a unos 40 minutos de Madrid; una casa
amplia con tres habitaciones, chimenea y jardín a un excelente precio. Aimé se sumó al
Con las alas rotas
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pelotón y fueron todos apretujados en su auto a conocerla el sábado. Les encantó y se
quedaron hasta el domingo para ver los alrededores. El domingo antes del retorno, Maca
cerró trato con el dueño y la alquiló por varios meses
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El lunes era el primer interrogatorio a los testigos. Esther llegó más tarde al juzgado,
pasó antes por la sucursal de Caja Madrid para solicitar un resumen de cuenta, quedaron
en preparárselo para esa misma tarde, ya que tenían que buscar los años anteriores en su
base de datos
Apenas llegó, se reunió con Gimeno para terminar de preparar el cuestionario. Una hora
más tarde llegaban Claudia y los testigos citados. El primer turno correspondió al
comisario de abordo
Hechas las presentaciones de rigor, las primeras preguntas fueron sobre el pasajero
muerto
E: Este es el plano de los asientos de pasajeros y la ubicación del señor Ortiz Rosas (le
entregaba una hoja con el diagrama y el asiento en cuestión marcado en rojo) ¿Recuerda
algo en especial de este hombre?
Héctor tomaba la hoja y la miraba unos segundos
H: Jmmm, nada
E: ¿Algo de los pasajeros sentados alrededor? Son los asientos marcados en verde
H: Jmmm (vuelta a mirar con atención) No, nada especial. No armaron quilombo ni
pidieron nada
E: ¿No armaron qué?
H: Uy, se me escapó. Lío, follón, no molestaron para nada
E: Ahhh. Entonces no recuerda nada en especial del pasajero
H: Lo único que recuerdo es que era un fiambre en el baño
E: ¿Eh?
H: Que estaba muerto en el baño, eso, disculpe, a veces me salen palabras en porteño
E: Vale (esbozaba una sonrisa, el tipo era simpático) Cuando lo encontró en el baño,
¿notó algo en su ropa?, ¿quitó algo de su ropa?
H: Ya se lo dije al milico, abrí la puerta con la llave que tenemos, me lo encontré más
frío que un cubito, le tomé el pulso en el cuello y cuando vi que estaba muerto, mandé a
buscar a la comandante, nada más. Como dice el protocolo de la empresa
Esther y Gimeno lo miraban con atención, esa palabra “milico” creían entender que era
policía o algo similar
Claudia: Ehhh, milico es policía señoría
E: Ahhh. Vale. Jmmm (bajaba la vista al cuestionario que tenía sobre su escritorio)
Jmmm. No nos puede aclarar mucho más sobre el fallecido, supongo que no notó nada
raro durante el aterrizaje y cuando los pasajeros se levantaron para salir del avión
H: Bolonqui... jeje... follón como siempre, alguno que siempre anda apurado y se lleva
por delante a los otros pasajeros intentando salir antes, esas cosas
E: Vale. Pasemos entonces a la maleta con cocaína
Con las alas rotas
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H: ¡Mía no era eh!
E: ¿Estaba presente cuando se despacharon las maletas de sus colegas?
H: No, sólo la de Ali, porque llegamos juntos. A los demás no los vi
E: ¿Ali?
H: Alicia Muñoz, la azafata
E: ¿No vio a la comandante Fernández despachar una maleta?
Claudia la miró fijo y Esther lo notó, aunque ella tenía la vista en el rostro del comisario
de abordo
H: No. Sería raro, porque no usa maleta, ¿para qué?, si tiene la casita en Palma. ¿No?
E: Señor Béjar... (hacía una pausa mientras cogía un papel que tenía a su izquierda)
usted tiene varios depósitos importantes en su cuenta, que no son de su salario de
comisario de abordo. Además de retirar fuertes cantidades también. ¿De dónde
provienen esos ingresos?
H: Ehhhh... (el hombre se quedaba boquiabierto y se giraba a mirar a su letrada)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Terminado el interrogatorio a la azafata, Esther se comunicó con Cruz
C: ¡¡Gana campeonatos de tango!! ¡¡Nooo puedo creerlo!!
E: Se notaba que la letrada no sabía nada, porque el hombre se puso colorado al decirlo
y la otra abrió los ojos asombrada
C: Pero eso no tiene nada de ilegal
E: Creo que no lo declara en su IRPF, temía que lo denunciáramos a Hacienda. Los
retiros son envíos de dinero a sus padres en Argentina
C: Esther, esto del tango tendríamos que estudiarlo, ¿te has fijado cuánto gana con eso?
E: Además tiene una pequeña academia donde enseña el dos por cuatro
C: ¿El qué?
E: Así dijo este Béjar, la abogada aclaró, dos por cuatro es el compás del tango, le dicen
así. Ayss, cada vez que hablaba en porteño Gimeno y yo nos quedábamos mirando
C: ¿Y la declaración de la azafata? ¿Alicia Muñoz?
E: Creo que esos dos están liados, andan siempre juntos. Ella lo ayuda con la academia
y saca sus buenos euros. Los gastos grandes que figuran en su cuenta son las compras
para su madre y la casa que le alquila, la mujer está jubilada por invalidez y no le
alcanza lo que cobra
C: ¿Los dos confirmaron que la comandante no usa su maleta?
E: Ambos dijeron que va siempre con el bolso que os mostró, pero no pueden decir si
despacha además una maleta, nunca la han visto hacerlo. Ahora lo más interesante Cruz.
Todos los tripulantes, incluyendo a estos dos, recibieron maletas nuevas de la empresa
hace un año, más o menos. La tal Muñoz la está usando ahora, porque la anterior estaba
en malas condiciones. El comisario de abordo la tiene en su casa, la usa para transportar
los discos de pasta a la academia
C: ¿Discos de pasta? ¿Qué es eso?
E: Discos viejísimos, esos negros que se necesita un tocadiscos especial para
escucharlos y que si se caen, se rompen, eso es lo que nos explicó Gimeno que parece
tiene una colección de jazz en esos discos
C: ¡Noooo!
Con las alas rotas
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E: Mira, en un determinado momento, se pusieron a hablar los dos de discos y cantantes
de otras épocas, la Castilla y yo nos mirábamos estupefactas
C: Ays, este Gimeno
E: ¡Va a ir a la academia de este hombre a aprender a bailar tango!
C: Aysssss. Eso más que un interrogatorio fue un cotilleo en el mercado del pueblo
Esther
E: ¡Has acertado!
C: ¿Dijeron algo del muerto?
E: No. Nada, ni siquiera de la gente alrededor del asiento del hombre. No notaron nada
raro
C: Yo tengo algo. ¿Estás sentada?
E: ¿Tan fuerte es?
C: Vilches recibió un llamado del jefe de la policía de Cali, la ciudad de Colombia
E: ¿El tipo tenía antecedentes?
C: No. Era un agente encubierto de ellos
E: ¡¡¿Queeee?!!
C: Mañana envían un informe especial. Nuestra sospecha de que era una ruta nueva era
correcta
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Patricia: ¿Le duele la tripa?
Maca levantó la vista y sonrió a la niña
M: Un poquito. Pero con esto que está tomando se le pasa
Estaban en el parque columpiando a Pedro cuando Sam empezó con las náuseas. Maca
iba a coger al niño para volver a su casa cuando llegaron Encarna y Carmen con las
nenas. Ellas se hicieron cargo de Pedro mientras Maca llevó a Sam a un asiento a un
costado y le dio el té de hierbas que tenía en un termo en el bolso. Un rato más tarde, la
muchacha comenzó a mejorar
Sam: Pasado, sí, pasado (tomaba el último sorbo de su vaso)
Encarna se había acercado también detrás de su nieta
En: ¿Necesitas algo Maca?
M: No, ya se siente bien, muchas gracias Encarna (mientras acariciaba la espalda de
Sam)
Sam: Maca, yo ir a con Pedro. Columpio
M: ¿Te sientes bien para hacerlo? (seguía acariciándola y la miraba con ternura)
Sam: Mucho bien, sí. ¿Patri venga? (invitaba a la niña a que la acompañara y se ponía
de pie)
Patricia: Sí, pero no se dice “¿venga?”, se dice “¿vienes?” (la acompañaba y se tomaba
de la mano que Sam le ofrecía)
Sam: Ah, viernes
Patricia: No, vienes. Viernes es el último día de la semana
Con las alas rotas
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Encarna sonreía viéndolas irse y se sentaba al lado de Maca en el banco, mientras la
piloto guardaba el termo y el vaso en el bolso
En: Ahhh, tiene alma de maestra, jeje
M: Me encanta tu nieta Encarna. Es tan maja. ¡Divina! (dejaba el bolso a un costado y
se disponía a conversar con ella, ambas mirando hacia el columpio donde estaban las
cuatro mujeres con Pedro)
En: Uhhh. Sí (sonreía) Ehhh, ¿Sam ha comido algo que le sentó mal? (comenzaba el
tercer grado a la comandante, con una pregunta inocente)
M: No, es una medicación que le produce náuseas y también vómitos. Recién ha
comenzado a aplicársela, el médico dice que a medida que se vaya acostumbrando, cada
vez tendrá menos
En: Ahhh... Y... ¿la tiene que tomar mucho tiempo?
Maca bajaba la vista y sonreía. Conocía el método cotilla que va sonsacando
información de a poco, pero por alguna razón no le importaba, Encarna le caía muy bien
y se sentía en confianza con ella
M: Digamos que tendrá que tomar esta u otra siempre. Su enfermedad no tiene cura
conocida aún
Encarna la miraba con ojos tristes
M: Tiene esclerosis múltiple, aún no saben de qué tipo, se la han descubierto hace unos
días, pero confío que con esto que le dan van a controlar la enfermedad
En: Jmmmm. El otro día dieron un informe sobre la esclerosis en un programa de la
Uno. Jmmm. También hablaban de las molestias que producen los medicamentos
(Encarna notaba los ojos enrojecidos de la piloto)
M: Ahhh
En: ¿Sabes que es lo mejor para sus náuseas? (intentaba quitar hierro a la conversación,
veía a la mujer muy afectada)
M: ¿Alguna receta de familia? Con gusto la pruebo, si es como el chocolate (esbozaba
una sonrisa triste)
En: Bah, no en mi familia... aunque el tío José no sé, siempre andaba enrollando
cigarritos raros (fruncía los labios dudando)
Maca la miraba extrañada
En: Hierba... (murmuraba secretísima)
Maca hacía muecas diciendo que no entendía
En: Un buen cigarrito de marihuana
M: ¡Ahhhh! Jajajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz había pasado por el juzgado a buscar a Esther. Se quedaron hasta tarde estudiando
los extractos bancarios. Raúl había seguido utilizando la cuenta, haciendo abultados
Con las alas rotas
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depósitos y retirando grandes sumas de dinero. Esther estaba consternada y Cruz trataba
de calmarla
Cruz se llevó fotocopias de las hojas para cruzar los datos con la compra de las
propiedades y con los informes de la investigación anterior de Vilches. Tenían las
fechas en las cuales se había denunciado la realización de trasplantes de hígado, riñón y
médula en forma ilegal en la clínica de Raúl. Si los depósitos coincidían en ese período
de tiempo, la vieja investigación tendría nuevo impulso
Hablaron por teléfono con Mar, la abogada, quien le sugirió a Esther que no diera
ningún paso con Hacienda. Esther quería presentarse espontáneamente para regularizar
sus declaraciones de renta, pero Mar había hablado con una colega especializada en el
tema para evaluar los pasos a seguir. Había que compatibilizar también el tema del
divorcio y la división de bienes, lo que requería sentarse a charlar en extenso una
estrategia que abarcara ambas cuestiones
Se sentía agobiada. Entró a su casa tratando de mostrar su mejor sonrisa. Varias veces
su madre le preguntó si pasaba algo, si se sentía mal, si estaba por indisponerse y
blablabla
Decidió darse una ducha para ver si mejoraba su humor y de paso estar a solas
elucubrando qué hacer. Cuando regresó a la sala, enfundada en su pijama y su bata, se
encontró a su hija leyendo una novela de Harry Potter mientras se escuchaba a su madre
y Carmen conversar animadamente en la cocina
E: ¿Y eso? ¿La abuela sigue anticipando los regalos de Reyes?
Patricia: No mami, me lo regaló Maca, la madre de Pedro
E: Ahhh, ¿cuándo? (se sentaba a su lado en el sofá)
Patricia: Hoy, en el parque. Nos dio dos, uno para Candela y otro para mí
E: ¿Iguales?
Patricia: No, esta es la última, Harry Potter y las reliquias de la muerte. A Candela le
regaló Harry Potter y el misterio del príncipe. Nos dijo que los leyéramos y después
intercambiáramos los libros
E: ¿Me lo dejas ver? (mientras pensaba que esa tal Maca era una mujer inteligente para
hacer regalos)
Patricia: Toma (le ponía un marcador y se lo entregaba) No me pierdas la página
E: Noooo, lo ojeo con cuidado (sonreía)
Patricia: Me dijo que me va a traer uno en inglés, que se escucha y también lo lees
E: ¿Un audiolibro de Harry Potter?
Patricia: Yo le dije que me habías comprado los dos primeros, así que me preguntó si
me gustaría leerlo en inglés. Sam me va a ayudar si no entiendo
E: Sam, la otra mamá de Pedro (ojeaba el libro)
Patricia: Yo le dije que no gastara tanto dinero, que lo necesita para Pedro
E: Muy bien, Patri (sin duda su hija prestaba mucha atención a los comentarios que ella
hacía)
Patricia: Pero dijo que no gastaba, porque se los regalaban a ella en su empresa
E: Ahhh, ¡qué bien! (le caía bien esa tal Maca, no ocultaba que obtenía los libros gratis,
era sincera) ¿Y en qué trabaja la mamá de Pedro?
Patricia: Maca es la mami. Sam es la mamá
E: Ahhhh. La mamá... Sam... no trabaja, la que trabaja es la mami, o sea Maca
Con las alas rotas
102
Patricia: Sí. Mira la parte de atrás del libro, tiene unas alitas amarillas y el nombre de la
empresa. Ryannnnn... (señalaba la contratapa con su dedo índice)
No procesó la información en el momento. Su agobio personal pasaba factura
E: Ryanair... ahhh
Patricia le comentaba que hoy Sam se había sentido mal pero que Maca la había
“curado” con una infusión
Patricia: Decía viernes en lugar de vienes, mami, yo le explicaba pero le cuesta
aprender español. Maca me dijo que le va a poner un profesor para que le enseñe y la
abu pensó que el hijo de la señora del tercero, que es maestro, le podría enseñar
E: ¿La señora del tercero?
Patricia: Sí, ¿te acuerdas de Eduardo, que me ayudaba con las tareas de inglés?
E: Claro, Eduardo, el hijo de Merche, ¡no me acordaba de él! Podría ayudar a Candela
con sus exámenes de inglés (pensaba en voz alta)
Patricia: ¿Candela va a estudiar inglés?
E: Síiiii (sonreía) Si da bien un examen, podría ser tu compañerita en el cole
Patricia: ¡Ohhhh! Yo también la ayudo mami. ¡Quiero que venga a mi cole!
E: Vale (Esther se daba cuenta que había hablado de más, Cruz todavía no le había
comentado a la niña) Pero mira, no tendría que haberte contado porque Cruz no habló
aún con Candela, no le ha preguntado si quiere cambiar de escuela y si quiere estudiar
inglés (cogía la mano de su hija) Por favor, no le comentes nada hasta que Cruz le
pregunte
Patricia: No le digo mami, pero Candela quiere venir a mi cole, no le gusta rezar tanto
tiempo (negaba con la cabeza mientras cerraba los ojos y ponía cara de desagrado)
Esther sonreía y abrazaba a su hija, besándola en la cabeza. ¡Qué fácil era ser la madre
de su Patri! Era cuestión de explicarle las cosas y siempre estaba dispuesta a razonar, a
escuchar y no había ni pataletas ni caprichos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Maca entró en su habitación después de apagar las luces de la sala. Pedro estaba
profundamente dormido en su cuna, Sam estaba ya en la cama, intentando leer un libro
de Harry Potter en español que Maca le había dado
M: ¿Muy difícil? ¿Entiendes algo?
Sam: Yo leyó inglés dos. Uhhh difícil
M: Trata de recordar el texto en inglés, a ver si vas asociando las palabras y
entendiendo (se sentaba a su lado) Mañana Encarna le iba a hablar a ese maestro que
vive en el edificio de su hija
Sam: Maestro, sí, yo necesita (bajaba el libro y la miraba sonriente a la comandante)
M: ¿Te sientes bien ahora? (levantaba su mano al rostro de Sam y la acariciaba)
Sam: Mucho bien
M: Vale
Sam: ¿Vienes cama?
Con las alas rotas
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M: Sí (sonreía recordando como se había empeñado la niña en enseñarle ese “vienes”,
al fin no decía “viernes”) Voy al baño a ponerme el pijama y vengo a dormir. Mañana
vamos a ver los colores de pintura para nuestras habitaciones
Sam: ¿Pedro vienes?
M: ¡Claro! A nuestro niño le gusta pasear, ¿no?
Sam: Mucho gusto, mucho (sonreía) ¿Tú avión?
M: El miércoles, vuelvo el viernes. Mañana a la tarde vendrá la señora que te va a
ayudar con Pedro
Sam: ¿Amiga Claudia?
M: Sí, dice que es muy maja y tiene hijos grandes, le gustan los críos, os vais a llevar
muy bien (le dejaba un beso en la mejilla y se levantaba para ir a buscar su pijama al
ropero)
Sam: Maca...
M: Dime (abría el cajón y sacaba su pijama)
Sam: Pedir maleta Almunnena, tú necesitar
Maca bajaba la vista y suspiraba. Cerraba el cajón
M: Sí, se la voy a pedir apenas llegue a Palma
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.A las tres de la mañana su subconsciente hizo “click”. Se despertó sobresaltada, como
de una pesadilla. No entendía el sueño, la comandante le reclamaba algo, discutían, se
iban de manos y se miraban con odio. Pero dentro de su cuerpo sentía su sangre hervir.
Y de pronto algo había sucedido, se despertaba en su cama desnuda y esa comandante,
también desnuda, abrazada a ella, cobijándola con un cariño caliente que le encantaba
E: (“¡Mierda!”)
Se sentaba en la cama y buscaba la perilla de la lámpara en su mesita de noche. La
encendía, miraba el visor luminoso de la radio-reloj. Las tres y cuarto de la mañana
E: (“¡¡El logo de Ryanair!! ¡¡La compañía de aviación!!”)
Necesitaba tomar agua. Hervía de calor, estaba mojada en su transpiración. Se quitó la
camiseta del pijama y cogía el vaso de agua sobre la mesita de luz. Se lo tomaba y casi
se ahogaba, tosía, unos segundos, al final recuperaba la respiración normal
E: (“Maca... a las Macarena se las llama Maca. ¡No puede ser!”)
Comenzaba a temblar. Por el frío, no era para estar desnuda de cintura para arriba a
pesar de la calefacción en la casa. Pero también por lo que su mente veía con claridad
E: (“Su esposa es americana y se llama Sam. Sam, Samantha. Y tienen un hijo, Pedro.
¡¡Es la comandante!! ¡¡Maca es la comandante Fernández!!”)
Más temblor. Porque no era sólo el frío y el descubrimiento, sino ese sueño húmedo,
caliente que había tenido. Se levantó y fue hasta el ropero, abrió un cajón y sacó un
Con las alas rotas
104
pijama limpio, se cambió, volvió urgente a la cama, necesitaba algo caliente ahora,
estaba helada
E: (“Si voy a la cocina por un té o un café, mi madre se levanta a ver, tiene un radar en
la oreja. Ya ha estado muy preguntona, mejor me trato de calentar en la cama”)
Se metía entre las mantas, se tapaba hasta el cuello y se quedaba mirando el techo con la
luz prendida. Mascullaba ideas y rabia
E: (“Con los millones de personas que vivimos en Madrid, ¡¡esta mujer justo vive cerca
de casa y se encuentra en el parque con mi hija!! ¡¡Y se hacen súper amigas!! ¡¡No
puede ser tanta casualidad, joder!!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.De nuevo las gafas oscuras
T: (“¿Otro ataque de hígado? Jmmm”)
Los “buenos días” aquí y allí, caminaba por el pasillo, le dolía horrores la cabeza.
Apenas había dormido después del “descubrimiento”. Su madre ya le había hecho un
tercer grado en el desayuno, ni doña Encarna ni Carmen se creyeron el “problema
digestivo”, a pesar que le hicieron tomar una tisana especial para el estómago y le
indicaron todo lo que no debía comer ni tomar
T: Buenos días, Esther
E: Hola Teresa. ¿Alguna novedad? (caminaban por el pasillo hacia el despacho)
T: Gimeno
E: Y Greta (sonrisa lacónica) Déjame adivinar. Se fugó con una perrita (llegaban a su
despacho)
T: No, algo más... jjmmm... trivial, por llamarlo de alguna manera. Cagadera y vómitos
E: ¿Gimeno?
T: No, Greta. Anoche Gimeno cocinó lentejas con chorizo y como el psicólogo le dijo
eso de la proyección, compartió con el perro un plato de lentejas. Ahhh
E: Aysss. ¿Lo llevó al veterinario?
T: Lo puso a dieta, pero estaba esperando al canguro de perros
E: ¿Hay canguro de perros? (divertida)
T: Parece. Así que lo siente mucho, pero llega más tarde
E: Vale (ponía la mano sobre el pomo de la puerta) Ehhh, ¿me buscas en la caja fuerte
los pasaportes y los datos del caso Ryanair?
T: Vale. Supongo que con ese ataque de hígado, café hoy no. ¿Té con limón?
E: Sí. Ehhh, ¿puede ser mejor una tila?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: Uhhh, ¡qué rico se ve eso! (vestida con pijama y bata, ojos de recién levantada
y cara de mucho sueño, mirando la mesa de la cocina con tostadas, huevos revueltos,
café, leche, mermelada y mantequilla)
Sam: Hola (ayudaba a Pedro con su taza de leche, que tenía tapa y una especie de
sorbete; sonreía a la letrada)
Con las alas rotas
105
Claudia: Buen día, Sam (le dejaba un beso en la cabeza) Buen día, muchachito (lo
mismo con el niño) ¡Qué raro que ya estés comiendo!
Sam: Mucho hambriento Pedro
Claudia: Tú tienes que imitarlo, Sam. Tienes que comer mucho también, como dijo
Fernando
M: Anda, siéntate abogada, que te sirvo un buen desayuno. ¿Llegaste de madrugada
anoche? (le daba un beso en la mejilla a su amiga) ¿Tienes que reponer muchas fuerzas?
Claudia: Uhhh, terminó tardísimo la obra y nos quedamos charlando largo rato después
de la cena. Jmmm. ¡Yo quiero esos huevos revueltos! Se ven ricos
M: Ya te los preparo. Sam, come tus huevos y deja a Pedro con su taza
Sam: Cae suelo
M: Sin excusas, ¡te los comes ya!
Sonaba el móvil de Maca y lo sacaba del bolsillo de su pantalón. Miraba la pantalla
M: Hola Vero [...]
Claudia estaba untando una tostada con mantequilla y al escuchar el nombre levantaba
la vista y miraba a Maca
M: Sí, ya sé que hoy declaras en el juzgado [...]
Claudia, con la tostada en la mano, la miraba esperando saber para qué la llamaba la
azafata. Sam notaba el gesto de la letrada y miraba también a Maca
M: ¿Hoy, antes de tu declaración en el juzgado? ¿Para qué?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Releía el papel que la letrada Castilla había entregado. Esperaba que Cruz contestara su
móvil. Era la tercera vez que la llamaba y sonaba y sonaba hasta que atendía el
contestador
E: (“¡Hoxtia!”)
Le enviaba ahora un mensaje por el bíper del servicio policial
E: (“Ufff, qué raro que no conteste su móvil. Ya debe haber dejado a Candela en el
cole”)
Unos minutos después, al mismo tiempo que entraba Teresa con una tila, sonaba su
extensión telefónica del juzgado
E: Hola [...] No contestas tu móvil [...] ¡¡¿En el váter?!! Aysss [...] ¿Cuándo te entregan
el nuevo? [...] ¿Secar el chip?, ¿para qué? [...] Ahhh, la agenda de teléfonos, claro [...]
Gracias, Teresa
T: Llegó Gimeno, ya viene (murmuraba y se iba del despacho silenciosa, pero con la
oreja bien parada tratando de dilucidar el tema de conversación)
Con las alas rotas
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E: [...] Con Teresa, me trajo una tila [...] Por este teléfono no, ¿a qué hora te puedes
venir? [...] Ahhhh. Vale [...] A las once el copiloto Aimé y a la una la azafata Solé [...]
No puedo, te lo digo en persona. Hasta ahora
En ese mismo momento Teresa terminaba de cerrar la puerta lenta y silenciosamente
T: (“Jmmm. El marido de nuevo, ¿qué le habrá hecho ahora ese imbécil?”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Magdalena, “llamadme Magda, me gusta más”, era una mujer robusta, de estatura
mediana tirando a baja, una sonrisa gentil y el rostro cruzado por muchos dolores y
penurias. La primera impresión fue inmejorable para Maca y también para Sam, que le
regaló una espléndida sonrisa al escucharla. Tenía razón Claudia, “trasmite seguridad y
confianza”. A punto de cumplir sesenta, con una historia de marido golpeador del que la
había “salvado” Claudia en sus primeras actuaciones como abogada novel, había
cargado con la crianza de tres varones que hoy eran ya mozos y “gente trabajadora y de
bien”, como contaba orgullosa la mujer
Se quedaría en la casa cuatro días por semana, coincidente con los vuelos de Maca. Por
ahora, acomodaría sus cosas en el trastero y dormiría en el sofá de la sala, apenas
estuvieran terminadas las refacciones en el piso superior tendría a su disposición una
habitación pequeña pero confortable. Ayudaría con las tareas domésticas, pero su
función central era atender a Sam y a Pedro, seguir la rutina diaria de parque y paseos
M: ¿Qué le parece? (mostrándole su futura habitación)
Magda: ¡Qué bonita! (cargaba a Pedro en brazos, que rápidamente se había hecho
“amigo” de la mujer)
Sam: Tiene pintar
M: El color que le apetezca Magda, vamos a ir a elegirlos en un rato
Magda: ¿Yo lo elijo?
M: ¡Claro! Va a ser su habitación, tiene que sentirse a gusto
Magda: ¿Qué color te gusta a ti, bonito? Aysss, ¡qué niño más majo! (le hacía
cosquillas en la tripa y Pedro reía con ganas)
Sam: Gusta Pedro, Maca (le murmuraba a la piloto)
M: Sí, ya veo sweetie (complacida)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El primer interrogatorio era a las once. Cinco minutos antes de la hora, Teresa entraba al
despacho de la jueza a avisar de la llegada del copiloto y la letrada. Esther y Gimeno
repasaban el cuestionario
T: Ya están aquí (se asomaba al estudio)
Gimeno: ¿Qué tal el copiloto? De la letrada ya sabemos que es la delantera de la Roja
campeona
T: Ahhhh (suspiro con alma y vida) Decir que es guapo es poco
Esther y Gimeno se miraban ante la expresión de la mujer y especialmente por las
chiribitas que despedían sus ojos
Con las alas rotas
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E: Ehhh, diles que pasen en dos minutos, ¿vale?
T: Vale (cerraba la puerta)
Para entonces Gimeno ya había cogido los pasaportes que estaban en un sobre a un
costado del escritorio de la jueza y buscaba el del copiloto. Lo abría
Gimeno: No me parece para tanto. Tiene una nariz aguileña enorme
E: No me fijé antes, a ver...
Gimeno le pasaba el pasaporte y ahí Esther caía en la cuenta que conocía al hombre
E: (“El que bajó al portal con las niñas y mi madre y Carmen cuando las pasamos a
buscar. ¡Joder!”)
Gimeno: No es muy guapo, ¿no?
E: ¿Eh? (levantaba la vista y miraba al secretario, aún perdida en sus divagaciones
mentales)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Hola (se detenía frente a la mesa donde estaba sentada la azafata)
Vero: ¡Venga! No pensé que te traerías a toda la familia (con una mueca de desagrado
mientras señalaba con su cabeza la mesa donde Maca había dejado a Sam, Pedro y
Magda) ¿Quién es la mujer esa?
M: La asistenta de Sam y Pedro (se sentaba frente a Verónica)
Vero: No era necesario que los trajeras para que me dé cuenta que estás casada y que
tienes una familia, Maca
M: No lo hice con esa intención. Fuimos a la tienda de pinturas y no hice a tiempo de
llevarlos de vuelta a casa
Vero: Pensé que podríamos hablar tranquilas, a solas (bajaba la vista a la taza de café,
contrariada)
M: Vero... podemos hablar con ellos allí, no nos van a interrumpir
Vero: Vale. Jmmm (levantaba la cabeza y la miraba con dureza a los ojos) Ya veo que
conmigo todo te da igual
M: Por favor no empieces con reclamos, yo creo que quedó en claro nuestra situación
(con tono de hartazgo)
Vero: Muy clara, tú decidiste y ya está
M: Vero, ¿qué querías conversar? (suspiraba y trataba de llegar al meollo de lo que la
mujer quería)
El camarero llegaba a tomar la orden de Maca
M: Un capuchino, por favor
Cuando el hombre se iba...
Vero: Me citaron como testigo en el Juzgado en dos horas
M: Lo sé
Vero: Cuando me pregunten por la maleta, ¿qué crees que voy a decir?
M: Supongo que la verdad (fruncía los labios y elevaba los hombros)
Con las alas rotas
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Vero: ¿Que esa maleta es tuya, quizás?
El camarero ponía el capuchino de Maca en la mesa cuando la comandante estaba a
punto de decir un taco en voz alta. La piloto se sofrenó a tiempo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La foto del pasaporte no le hacía justicia, se veía bastante guapo en persona. Alto,
elegante, el uniforme de piloto le sentaba muy bien y tenía un aire bonachón en su
sonrisa sin estridencia
Gimeno: Es el chico de la delantera campeona (le murmuraba Gimeno en el oído
sutilmente)
¡Hoxtia! Tenía razón, por eso estaba en el piso de la comandante, la abogada vivía con
la letrada y este hombre sería su pareja. ¿Cómo pescaba Gimeno todo al vuelo, con
apenas una entrada, una sonrisa y nada más?
Saludó Claudia, saludó Aimé, respondieron a sus saludos, invitación a tomar asiento.
Aimé achinaba los ojos y miraba a la jueza en forma rara. Del otro lado, Esther le
sostenía la mirada, ¿la habría reconocido?
Claudia: Manuel, ¿pasa algo? (le susurraba)
Aimé: Yo a esta mujer la tengo vista de algún lado
Claudia: ¿Has venido antes a este juzgado?
Aimé: Nunca. No recuerdo de dónde
E: ¿Les parece que comencemos? (interrumpía el cuchicheo)
Claudia: Sí, señoría. Disculpe
E: Señor Aimé, vamos a comenzar por el cadáver que apareció en el avión
Esther repetía las mismas preguntas que le había hecho al comisario de abordo y a la
azafata. Las respuestas eran las que habían supuesto de antemano, ninguna información,
no lo había visto hasta que llegó la policía, la comandante había hecho sellar la puerta
de acceso al baño apenas fue a constatar lo que le decía el comandante de abordo Béjar.
No había habido ninguna anormalidad con los pasajeros, un vuelo tranquilo, todo lo que
decía el reporte que habían entregado a la compañía
E: Sobre la maleta... (levantaba la vista de la hoja de papel en el escritorio y le echaba
una mirada directa, inquisidora) ¿es suya?
Aimé: ¿Cuál maleta?
E: La que contenía el cargamento de droga
Aimé: No (le sostenía la mirada y hablaba con seguridad) La mía es la que contenía mi
ropa y que la policía revisó
E: ¿Recibió usted de la compañía una maleta nueva el año pasado?
Aimé: Sí
E: ¿Por qué no la usa y sigue con esta maleta vieja que contenía sus efectos personales?
(levantaba una foto con su mano derecha y se la mostraba sin quitar sus ojos de él)
Gimeno: (“¡Qué buena es! Parece un polígrafo humano” babeaba admirado por la
forma de preguntar de la jueza)
Con las alas rotas
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Aimé: Jmmm. No creo que esté tan vieja, todavía se puede seguir usando (levantaba los
hombros)
E: O quizás sea porque la otra maleta ya no está en su poder. ¿Tiene la maleta nueva,
señor Aimé?
Aimé la miraba y se tomaba unos segundos para responder. Claudia y Maca ya le habían
dicho que no iban a aceptar que le diera su maleta, que sería pasarle el problema a él,
que probablemente la jueza le preguntara esto mismo. Pero el hombre no había quedado
convencido
Aimé la miró a Claudia
Gimeno: (“Jmmm, ¡amor en el aire!”)
E: (“Jmmm, ¡éste no la tiene!”)
Se giró de nuevo y miró fijo a la jueza
Aimé: Sí, en casa
E: Bien, un policía irá con una orden del juzgado a retirarla. Se le dejará una constancia
y cuando termine la instrucción se la devolveremos
Aimé: ¿Por qué?
E: ¿Disculpe? (asombrada por el tupé del copiloto de cuestionar un procedimiento
judicial)
Aimé: ¿Para qué necesita mi maleta?
Claudia: Manuel... (trataba de llamarle la atención en voz muy baja)
E: Se incautarán también las valijas de los otros tripulantes, señor Aimé
Aimé: No veo la necesidad
Claudia: (“¡Aysss!”) ¡Shhhh! (inaudible casi)
E: Usted no, nosotros sí
Aimé: ¿Qué? Si alguno regaló o prestó la maleta, ¿lo van a culpar? ¿Es eso?
Claudia: Shhhhhhhhhh. (se estaba poniendo nerviosa)
E: La instrucción corre por nuestra cuenta, ya tendrá oportunidad su abogada de
cuestionar las pruebas que se presenten, señor Aimé
Aimé: ¿Y tú no dices nada? (dirigiéndose a Claudia)
Claudia: No es el momento, Manuel, ya presentaré las objeciones que correspondan.
(trataba de calmarlo, hablaba con voz firme pero Gimeno le comentaría luego a Esther
que tenía “mucho arrullo y cariño en la voz”)
E: (“Ufff, qué pena que es amiga de la otra. Me encanta esta abogada, tiene estilo y
está bien ubicada, ufff”) ¿Seguimos?
Claudia: Sí, jmmm (deslizaba apenas su mano para tocar el brazo de su chico y darle su
apoyo)
Gimeno: (“¡Ahhh, manitas! ¡Qué tierna la Roja campeona!”)
E: Señor Aimé, ¿qué otros ingresos tiene además de su salario de copiloto? (ladeaba un
poco la cabeza y nuevamente la mirada “polígrafo” que tanto le gustaba a Gimeno)
Aimé: Eso es un asunto privado
Gimeno: (“¡Uy! ¿Será striper en su tiempo libre? No se le ve un tío con mucho ritmo
para sacarse la ropa. Jmmm”)
E: Nadie va a publicar la fuente de sus ingresos ni va a denunciarlo a Hacienda, si eso
es que lo preocupa, pero como se trata de sumas importantes y estamos en la
Con las alas rotas
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investigación de un hecho criminal que suele reportar el ingreso de grandes sumas de
dinero, entenderá por qué la pregunta
Nuevamente, Aimé se giraba a mirarla a Claudia
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Pedro se había quedado dormido entre sus juguetes en su parque de cuna en la sala.
Mucho trajín para el pequeño, se había cansado. Desde la cocina se escuchaba la voz de
Magda indicándole algo a Sam sobre la comida que estaba preparando para el almuerzo.
Esas dos habían congeniado enseguida, eso la tranquilizaba. Ella bajaba del piso
superior, había ido a conversar con el constructor sobre la marcha de las obras; en dos
semanas, todo estaría listo y por suerte, esta gente trabajaba bien, rápido y cubriendo
puertas y ventanas para que el polvillo no se esparciera. Le había dejado la boleta de
compra de las pinturas y el detalle de qué color iba en cada lugar, el hombre pasaría a
retirarla en la semana
Apoyó una de sus manos en la baranda del parque. Un escalofrío corrió por su espalda.
Adoraba a ese niño que había llegado a su vida por un hecho desgraciado en la vida de
Sam. Se le estrujaba el estómago pensando que si algo le pasaba a ella, Pedro o Sam
quedarían a la deriva, aunque más de una vez Claudia la había calmado y le había
recordado que ella estaba ahí, a su lado. No era lo mismo, ella era la madre de ese crío,
así lo sentía
Las palabras de Verónica resonaban en su mente. Al fin caía en la cuenta de que el
asunto de su maleta era un tema que la podría meter en la cárcel
Vero: Tú no la tienes, lo sé
M: ¡¡¿Cómo lo sabes?!! (intentaba no levantar la voz pero la dominaba la rabia)
Vero: Mira Maca, no te enfurezcas conmigo. Tu mujer se la dio a alguien y la despachó
en tu nombre y esta vez no fue la única
M: ¡¡¿Qué dices?!!
Vero: Digo que la valija que tenía la cocaína es tuya y que no te conviene que declare
eso hoy. Así que cálmate
M: ¡Joder Vero! ¡Nunca pensé que urdirías una mentira así para vengarte de mí!
Vero: ¿Mentira? Para nada, es la pura verdad
M: ¡¡¿Y tú?!! ¡¡¿Cómo lo sabes?!!
Vero: Tengo mis fuentes que no voy a poner en evidencia. Eres capaz de vengarte de
esa persona haciéndole alguna trastada
M: ¡¡Mierda, Vero!! ¡¡Eres una arpía!!
Vero: Cuida tu lengua Maca. No te conviene ponerme de mal talante. Si hubieras
venido sola, quizás podríamos haber llegado a un acuerdo
M: ¿Sabes qué? ¡¡Vete a la mierda!! Y te aviso que voy a pedir que te cambien de
vuelo, ya no quiero respirar el mismo aire que tú (se ponía de pie con un gesto brusco y
volcaba el capuchino)
Vero: ¡Jooo... der! (intentaba correrse hacia atrás, para no mancharse con el líquido
marrón que amenaza con caer sobre su bonita falda)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
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Gimeno: Nunca me hubiera imaginado que este hombre era como el Felipe
Esther levantaba la vista
Gimeno: Diseñador de joyas, a eso me refería. Sonsoles las usa y son muy pijas
E: ¿De qué hablas? (no entendía nada)
Gimeno: Venga, señoría. De Felipe González y sus joyas famosas, que valen un pastón.
La Sonsoles, la mujer de ZP, es una de sus clientas
E: Ahhh (ahora entendía, ¡las comparaciones que se le ocurren a este hombre!) Bueno,
este copiloto gana buen dinero con sus diseños
Gimeno: ¿A quién se las venderá? Porque no tiene los contactos del Felipe
E: Tú anotaste la lista de sus clientes, cuando recibamos el detalle de los depósitos
veremos si es verdad
Gimeno: Conclusión, señoría, equivocamos de carrera
E: Sí, las academias de tango y el diseño de joyas dejan más dinero que nuestro curro.
Jmmm. Oye, se ha puesto muy blandito cuando contó cómo empezó a dedicarse a eso,
¿no? Traté inútilmente de no emocionarme
Gimeno: ¡Pobre hombre! Perder a su mujer y su hija en un accidente de auto y
conduciendo él. ¡Qué marrón!
E: Ha pasado su vía crucis. La bebida, perder su trabajo de comandante de avión, pufff
Gimeno: ¡Quién diría que esa artesanía lo ayudaría a salir! Ahhh, y la Castilla, ¡qué
mujer!, ¡cómo lo apoya!
E: ¿Por qué lo dices? No comentó nada ni...
Gimeno: Manitas, bien escondidas, le apretaba la espalda, jmmm (con aire de secreto,
al estilo Teresa)
E: Gimeno, ¿cómo puedes ver todo lo que nadie ve?
Gimeno: Un don de la vida, señoría, un don natural (poniendo sus dos dedos pulgares
en la manga de su chaleco, sacando pecho, orgulloso)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia la llamó apenas quedó libre
Claudia: ¡Tres veces se lo repitió! La comandante no usa su maleta, nunca lo hizo,
desde que comenzamos a volar esa ruta siempre va con su bolso
M: Dile muchas gracias de mi parte
Claudia: Menos mal que al final entró en razones con decir que sí tenía su maleta
nueva
M: Duro de convencer el muchacho
Claudia: Aguantó las lágrimas como pudo mientras contaba lo de su familia
M: ¡Pobre! ¡Tener que revivir todo de nuevo! Esa jueza es implacable
Claudia: Mira, yo sé que está mal que lo diga porque no estamos bien con la cuestión
de tu maleta. Pero... ¡me gusta su estilo!, va hasta el hueso
M: A ver si te va a gustar tanto cuando meta MIS huesos en el trullo
Claudia: Aysss
M: No te conté lo que me dijo Vero
Claudia: Tengo que encontrarme con ella en diez minutos, venga, cuenta
Maca le hacía un breve relato de su charla con la azafata
Con las alas rotas
112
Claudia: ¡Hoxtia! ¿Y cómo sabe todo eso?
M: No me lo dijo, teme que yo tome represalias contra esa persona
Claudia: ¿Eso es lo que va a declarar?
M: Parece que sí
Claudia: ¡Maca, te entierra frente a la jueza!
M: ¡Que lo digas! La opusina me manda a chirona hoy mismo
Claudia: Ufff, voy a tratar de hablar con ella
M: ¡Ni te molestes! Está decidida a dejarme colgada del carajo de la Santa María
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Maca tenía razón. Todo era en vano. Verónica no aceptó decirle cuál iba a ser su
testimonio. Con un “la verdad” le cerró la boca a su letrada y dio por concluida
cualquier discusión sobre el interrogatorio. Claudia maldecía interiormente, apenas
salieran del juzgado iba a discutir en el bufete que no sería la abogada de la azafata Solé
por su manifiesta falta de confianza en ella. No sabía si lo aceptarían, el contrato con
Ryanair era bien específico en cuanto a “defender los legítimos intereses de los
trabajadores de Ryanair frente a los estrados judiciales, de cualquier jurisdicción y
ante cualquier citación judicial por cuestiones atinentes a su desempeño laboral en la
empresa”, pero personalmente sentía que no iba a dar lo mejor de sí en esa tarea, tenía
una cuestión personal con esa “trabajadora de los cielos”
Gimeno volvió a sorprender a Esther. La azafata apenas dio dos pasos dentro del
despacho cuando le murmuró al oído
Gimeno: Gata Flora, jmmm
E: ¿Eh? (abrió los ojos no entendiendo la referencia de su secretario)
Gimeno: Para decirlo en forma civilizada, nada la conforma
E: Ahhh
Saludos de rigor, aunque Esther notó cierta “tirantez” de la Castilla con su “clienta”, era
algo que no alcanzaba a racionalizar, pero no había notado en las anteriores
deposiciones de los tripulantes de Ryanair
E: Señora Solé (miraba las notas en una hoja)
Vero: Señorita Solé
Esther levantó la vista y la miró. Ese “señorita”, por alguna razón, le cayó muy mal.
¡¡¿Qué mierda importaba su estado civil?!! ¡¡Era una fórmula de respeto para cualquier
persona!! Para sus adentros pensó, “vacua, muy vacua esta mujer”
E: Seño...rita... Solé (remarcó el apelativo) Comenzaremos las preguntas sobre el
difunto
Vero: Ahhh, ¡pobre hombre!
Gimeno: (“Uhhhh... Gata Flora y artista de varietés”)
E: Sí. Jmmm. ¿Notó algo especial con este hombre durante el viaje?
Vero: Absolutamente nada, de hecho, ni lo noté hasta que abrimos la puerta del lavabo.
Jmmm
Con las alas rotas
113
Las mismas preguntas que a Héctor Béjar y Alicia Muñoz, las mismas respuestas,
aunque Esther percibió algo. Mientras que los dos anteriores habían mirado con
atención los diagramas a color de la ubicación de los pasajeros, mostrando enseguida
dónde se ubicaron previo al aterrizaje, esta “señorita” ni siquiera les echó un vistazo.
Sólo la negativa de conocer a nadie o saber de algún suceso
E: Señorita Solé... (con un cierto retintín en el “señorita” que a Gimeno le hizo lanzar
un “jiji” reprimido), ¿me puede señalar en este diagrama de la cabina de pasajeros
dónde estaba usted ubicada cuando la comandante dio la orden de abrochar cinturones?
(le volvía entregar la hoja con el diagrama de la cabina de pasajeros con el asiento en
color verde que correspondía al occiso) Por favor, márquelo con este color (le entregaba
un rotulador rojo)
Gimeno: (“¡¡¡Siiiiiiii!!! ¡¡¡Tigresa mi señoría!!!”)
Verónica cogía la hoja y el rotulador y se giraba a mirar a su letrada. Claudia fruncía los
labios y con un gesto de su cabeza le decía “adelante”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Como todas las tardes que el tiempo invernal lo permitía, se encontraban otra vez en el
parque. El sol era una tenue resolana invernal, pero Carmen y Encarna querían que las
niñas gozaran mucho tiempo al aire libre. Las nenas, encantadas, especialmente porque
sabían que además se encontrarían con Pedro y Sam y quizás Maca o Claudia
Un nuevo personaje en escena, Magda. Y a las nenas les cayó “re-bien”. Como con
Pedro y Sam, se “hizo amiga”, no sólo de las chicas sino de Carmen
En: Así que ella se va encargar de venir con Sam y Pedro cuando tú no estés. Jmm.
(observaba a la mujer que hablaba animadamente con Carmen en el sector de
columpios)
M: Mañana vuelo a Palma y necesito alguien de confianza para que ayude a Sam con el
niño, con su enfermedad (sacaba vasos y termos de la canasta que había preparado la
ayudanta para compartir en el parque)
En: Parece una mujer de confianza. ¿La conseguiste por recomendación?
M: Por Claudia, sí
En: Ahhh... (Maca contaba pero no mucho, ya tendría tiempo de averiguar más)
M: ¿Quieres probar estos buñuelos de manzana? Los hizo Sam, Magda le estuvo
enseñando algunas cosillas (le ofrecía un tupper con buñuelos)
En: Jmm, a ver qué tal (cogía uno y antes de morderlo) Grunch... ¡Jmmm! (gesto
afirmativo, parece que habían salido ricos)
M: Gracias por el teléfono de este profesor Eduardo (miraba el papel que Encarna le
había entregado antes y lo colocaba en el bolsillo de su chándal) Cuando vuelva de
Palma, lo llamo para encontrarnos, quiero que Sam comience sus clases lo antes posible
En: Vale. Jmm, ¿vas en avión?, ¿por tu trabajo?
M: Sí, soy piloto de avión. Ida y vuelta a Palma de Mallorca, en total son dos días que
estoy ausente de casa
En: ¡Ohhhh! (admirada) ¡Piloto de avión! ¿Esos grandes?
M: Nada importante, Encarna, jeje (bajaba la vista y sonreía, mientras colocaba los
vasos en fila para ir sirviendo el colacao)
Con las alas rotas
114
En: ¡¿Cómo se llama la aerolínea?! (excitada) Bueno, si quieres decírmelo
M: Ryanair
En: ¡¡La de los vuelos económicos!! Hace poco miraba la propaganda y le dije a
Carmen si no quería hacer un viaje conmigo a Santiago de Compostela, a conocer al
Santo
M: Jmmm. Santiago de Compostela. A ver si le consigo unos pasajes gratis, me deben
varios
En: ¡¡¿Gratis?!! (alegremente excitada, ¡cuando le contara a Esther que su amiga del
parque era piloto de avión y conseguía pasajes gratis!)
M: Y un buen alojamiento, los pilotos tenemos algunas ofertas especiales
En: ¿Tú no vas a ir?
M: No creo, Encarna. Alquilé una casa rural en la sierra, con la enfermedad de Sam
quiero estar cerca por si necesita atención urgente (se le nublaba la vista)
En: ¡Ey, Maca! (cogía su mano con ternura) Aún no sabéis el diagnóstico definitivo, ya
verás como será el mejor posible
M: No sé, no sé (bajaba la cabeza y buscaba un pañuelo para limpiarse la humedad de
su nariz)
Encarna pasaba su brazo por encima del hombro de la comandante y la apretaba contra
sí. Maca se dejaba abrazar. Hace poco eran dos perfectas extrañas y ahora existía entre
ellas un vínculo de afecto que permitía esa “familiaridad”. A Encarna esa piloto le caía
bien, muy bien
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther tomaba la hoja con el diagrama de asientos de la cabina de pasajeros. Verónica
había marcado una X roja muy cerca del asiento que ocupaba el occiso. La jueza
levantaba las cejas
E: ¿Y no vio nada? Estaba a escasos metros de este hombre
Vero: ¡¡Ya le dije!! ¡¡Ni lo noté!!
Claudia fruncía el ceño. ¡Vaya exabrupto al contestar!
E: Señorita Solé, según el informe forense, a este hombre le inyectaron algo
probablemente en el momento previo al aterrizaje
Vero: ¡¡¿Y?!!
E: Es raro que no haya notado algún movimiento fuera de lo usual. Cuando ordenan
abrocharse los cinturones para el aterrizaje, normalmente está todo el mundo bien
sentado, dedicado a la tarea. Y ustedes, el personal de abordo, generalmente tiene que
controlar que todos los pasajeros estén con el cinturón como corresponde. Eso nos dijo
el señor Béjar
Vero: ¿Qué dice? ¿Que no hice mi tarea? (ofuscada)
E: No le digo nada de su tarea. Le digo que es raro que no haya notado que había
pasajeros que no hacían eso
Vero: ¡Pues no! ¡No lo noté! (más ofuscada aún)
Claudia: Verónica, cuida las formas, le estás hablando a la jueza (le decía en voz baja)
Verónica se giraba abruptamente y le echaba una mirada rabiosa a su abogada
Con las alas rotas
115
E: (“Confirmado, estas dos no se llevan muy bien, jmmm”)
Gimeno: (“¡Uy, se la manduca con patatas a la letrada! Si las miradas mataran...”)
E: Señorita Solé, dejemos por ahora esta cuestión. Sobre la maleta que contenía el
cargamento de droga
Vero: ¡No es mía!
E: Vale. Una primera pregunta, ¿usted recibió una maleta nueva de la compañía el año
pasado?
Vero: Sí
E: Pero no la usa (levantaba la foto de la maleta de Verónica y la miraba fijo)
Vero: No, uso la otra. Está todavía en buenas condiciones
E: ¿Tiene la nueva en su poder?
Vero: ¡¡Claro!! ¿Quiere que se la muestre?
E: Un policía pasará a retirarla por su domicilio, le daremos un comprobante y cuando
termine la instrucción del sumario se la devolveremos. ¿Tiene idea de quién puede ser la
maleta con las drogas?
Vero: Sí
Claudia se enderezaba en su asiento y ladeaba su cabeza, en un movimiento reflejo que
no pudo controlar y que fue notado inmediatamente por Gimeno
Gimeno: (“¡Uhhh! ¡Qué tensa está la letrada!”)
E: ¿De quién?
Vero: Es de la comandante Fernández, yo misma vi cuando la despachaban en su
nombre
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¡¡Eso dijo!!
Claudia: Maca, tranquilízate
Se había pasado todo el relato caminando de un lado a otro al costado de la cama de la
abogada, yendo y viniendo como león enjaulado. Como no querían que Sam o Magda
escucharan algo, se habían encerrado ahí para hablar del tema
M: A mí me dijo que se lo contaron (se paraba frente a su amiga)
Claudia: Eso fue lo que declaró
M: ¿Y la opusina qué dijo? (se sentaba al lado de Claudia)
Claudia: Nada, tomó nota en un papel, siguió con el interrogatorio. Ya te dije que me
gusta el estilo de esta jueza, me parece que no se deja llevar por lo que le dicen,
investiga a fondo
M: ¡Joder con Verónica! Mentir así, nunca me lo hubiera esperado de ella (meneaba la
cabeza, incrédula aún)
Claudia: Maca... no creo que esté mintiendo (la miraba con pena)
M: ¡¡¿Qué?!!
Claudia: Dijo que el hombre presentó tu credencial y la despachó a tu nombre
M: ¡¡¿Mi credencial?!!
Claudia asentía con la cabeza
Con las alas rotas
116
M: Pero si yo tengo mi credencial entre mis documentos, es imposible, no la he... (se
quedaba muda con los ojos abiertos como dos faroles)
Claudia: Maca, me asustas
M: ¡Coñoooo! Mi credencial es nueva, perdí la original hace un tiempo y pedí que me
la repusieran
Claudia: ¡¡¿Cuándo la perdiste?!!
M: Hace más de un año, para la época en que me enteré que Sam estaba embarazada.
(perpleja)
Claudia: Maca, por favor, dime que hiciste la denuncia policial
M: Sí, sí, la hice, es un requisito para solicitar una nueva (seguía con la vista perdida,
como pensando en algo)
Claudia: ¿Tienes los papeles de la denuncia? ¿Sólo perdiste la credencial? ¿Qué pasó
con tus otros documentos?
Maca no le contestaba
Claudia: ¡¡Maca!! (la cogía del brazo y la sacudía) ¿Tienes los papeles de la denuncia?
M: ¿Eh?
Claudia: Si tienes los papeles de la denuncia
Maca negaba con la cabeza
M: Los entregué junto con el pedido de nueva credencial
Claudia: Entonces están en la compañía
M: Supongo (de nuevo perdida en sus pensamientos)
Claudia: Mañana mismo los pido (abría su móvil y anotaba algo en la agenda de alertas
que llevaba en el aparato)
M: Claudia...
Claudia: Dime (seguía tecleando el mensaje)
M: En esa época todavía salía con Vero
Claudia levantó la vista y la miró desconcertada
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.A pesar de la insistencia de Cruz sobre “eso” que quería hablar “en persona”, Esther
comenzó con los avances en el “caso Ryanair”. Estaban a solas en el juzgado, ya todos
se habían retirado. Cruz se había retrasado por varios trámites relacionados con la
investigación
C: Entonces confirmado que es la maleta de la comandante
E: En principio sí, cuando la citemos a declarar nuevamente se la pediremos y si no
puede entregarla, ya no habrá dudas
C: ¿Te convenció la declaración de esta azafata? (levantaba la vista de su libreta y
miraba a la jueza, que estaba en pose de rezo, apoyada en sus codos, con la cara muy
seria)
E: Sí y no
C: ¿Qué sí y qué no?
E: No me convenció eso de “no vi nada” con el occiso, no me convenció el origen del
dinero extra de su cuenta
Con las alas rotas
117
C: ¿No crees que sea modelo? Tiene buena figura
E: Ahí te hice una copia de las agencias que dice que la contrataron (señalaba con la
cabeza hacia un costado) Quiero que averigües todo, contratos, fechas, dinero, todo.
Inclusive averigua a las agencias, quienes son, qué hacen, con quien trabajan
C: Te cayó mal (deducía de los dichos y del tono de voz)
E: Jmmm. Eso no tendría que influirme, Cruz (razonaba en voz alta)
C: Pero te influye
E: Es... algo que no me alcanzo a explicar (reflexiva) Vale (retornaba a su razonamiento
anterior). Averigua esos datos
C: ¿Y lo de la maleta de la comandante? ¿Le crees?
E: Habló de un hombre alto, moreno, no dio mayores datos. Decía “no lo vi bien”. Y
me parece raro
C: ¿Por qué?
E: A ver. Supone que tú y yo trabajamos en una aerolínea... no, somos amigas, no vale
la comparación que iba a hacer. Jmmm. Supone que tú y Gimeno trabajáis en una
aerolínea, tú vas a despachar tu maleta y viene una persona diciendo que Gimeno le dio
su maleta para despachar, presenta su credencial, ¿no lo mirarías de arriba a abajo?, ¿no
te llamaría la atención? Además, dijo que generalmente la comandante usaba solo el
bolso, más para picarte la curiosidad, ¿no?
C: Bueno, yo no soy un buen ejemplo, soy capaz de pedirle la credencial y hacerle
preguntas. Y creo que en el caso inverso Gimeno le averigua hasta la marca de
calzoncillo, jeje. Ya sabes cómo es
E: Yo creo que cualquier persona lo hubiera mirado con más atención, el alma cotilla es
universal
C: A lo mejor esta chica no es así. Anda perdida en sus cosas, no le da bola a nada
E: No creo, jmmm, no creo. Pero bueno, tengo que tomar su declaración como válida y
averiguar más. Ya preparé un oficio para que Ryanair me envíe todos los despachos de
maletas realizados por la comandante Fernández
Cruz la miraba seria y no hablaba. Esther entendía lo que le quería decir
E: Lo siento, no me queda otra opción Cruz
C: ¿Eres consciente que...? (no llegaba a formular la pregunta, la jueza la interrumpía)
E: Que probablemente la empresa la suspenda, sí (cogía aire) Lo siento por ella, pero
todo apunta a que es su maleta, la empresa tendrá que saber que está imputada
C: ¡Hoxtia! A pesar del paripé del otro día, la tía me cae bien (meneaba su cabeza)
Esther arrugaba los hombros
E: Espera a que te cuente lo que me acabo de enterar anoche
C: ¿Eso que no me podías contar por teléfono?
Esther asentía
C: ¿Algo del caso?
E: No. Antes de contarte, ¿habéis averiguado algo nuevo del occiso?
C: Aysss, ¡hasta cuándo me vas a tener con la intriga, mujer! Pufff
E: Venga, dime las novedades y te cuento mis asuntos personales (intentaba una
sonrisa)
Con las alas rotas
118
C: Resumen. Hoy Vilches recibió un telex de la policía colombiana. Este hombre... (leía
su libreta) Maximiliano Ortiz Rosas, nacido en Bogotá, 40 años, divorciado, dos hijos,
dieciocho años de policía, desde hace cinco años en la brigada antinarcóticos, se
enteraron que iban a abrir una ruta nueva en España y lo enviaron para infiltrarse, había
logrado conectarse con unos vendedores y este era su primer trabajo para la
organización, tenía que retirar la maleta, lo iban a llamar para indicarle adonde llevarla
Esther escuchaba atenta el relato de la policía
C: No tienen idea cómo lo descubrieron, porque nunca andaba con identificaciones
encima, por eso no tenía nada en los bolsillos. Tenía costumbre de enviarse dinero y
documentos a una casilla en el aeropuerto, para recogerla cuando veía que era seguro,
un modus operandi
E: Tendría una llave o algo y no encontramos nada
C: La persona que lo inyectó debe habérsela quitado. Nos enviaron la dirección real
donde vivía, tienes que hacernos una orden de cateo
E: Vale (anotaba en su libreta) ¿Algo más?
C: Jmmm. Sí, en su última comunicación con ellos habló que una mujer se había
contactado con él para este “trabajo”. No dio mayores detalles
E: Hay algo que no entiendo Cruz, ¿la policía colombiana no se comunicó con vosotros
para hacer un trabajo conjunto?
C: Sí, con la brigada antidrogas de acá. Vilches habló con el Jefe, tienen una reunión
mañana para que le informe todo lo que tienen. En principio, este hombre se reportaba
con uno de los nuestros
Esther la miraba muy seria
C: Sé lo que estás pensando, una filtración
E: O una delación
Cruz cogía aire y afirmaba con la cabeza, mientras cerraba su libreta
C: Nada más. ¿Me vas a contar ahora o tengo que arrodillarme y rogarte?
E: Te cuento en el auto (comenzaba a guardar sus cosas y apagaba su portátil) Es
tardísimo y tenemos dos hijas esperándonos
C: ¡Adelántame algo, no seas cabrona!
E: Vale (cogía su bolso y comenzaba a poner sus cosas dentro) La comandante
Fernández...
C: ¿La comandante?
E:... es Maca, la esposa de Sam y la madre de Pedro, las personas del parque que tienen
encandiladas a mi madre, a Carmen, a tu hija y a la mía
C: ¡¡¿Queeeee?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Otra noche de dormir poco y mal. Otra mañana de gafas oscuras para que Teresa y
Gimeno la escrutaran de arriba a abajo como sospechosa de “drama familiar”. Otra
mañana de desayuno-interrogatorio, doña Encarna no se daba por vencida y preguntaba,
preguntaba, preguntaba. Hasta llegó a sugerir si “tanta molestia estomacal, jmmm, ¿el
imbécil no te habrá dejado regalito antes de salir por esa puerta?”. Carmen la calmó
Con las alas rotas
119
con un lacónico “ése hacía tiempo que no mojaba acá”, menos mal que en ese momento
entraba Patri a la cocina y no siguieron con el tema
Dos cuestiones se habían transformado en pesadillas que perturbaron su sueño
Una, “el imbécil” [sic by Encarna]. No había aparecido desde que lo echó de casa y le
dejó esa carta denigrante a Patri. Ni tampoco había llamado por teléfono a su hija ni
había intentado verla. Tres veces le había preguntado la niña si había hablado con su
padre. Patricia estaba acostumbrada a sus “ausencias” mientras vivían juntos, pero ahora
era distinto. La pesadilla de esa noche, que la hizo despertar sobresaltada la primera vez,
era una Patri casi adolescente que le recriminaba que había echado a su padre y no le
había permitido acercarse a ella. Temblaban sus manos cuando cogió el vaso de agua de
su mesita de noche
Por qué Raúl se demostró siempre tan desamorado con su hija, nunca lo llegó a
entender. El modelo de “padre” que Esther tenía era don Joaquín García, el suyo. El
hombre había viajado mucho como marino mercante y a pesar de sus ausencias físicas,
había estado presente en cada instante de su vida. Con cartas, regalos, algún llamado
telefónico y después de su sarampión, con ese radio desvencijado que había comprado
en algún puerto de los que visitaba y con el cual, noche por medio, en la sala de la casa
del pueblo, intentaban conectarse y hablaban con ese ruido estático de fondo que
distorsionaba voces pero dejaba sentir el cariño de sus palabras
Pensó, mientras bebía el vaso de agua, que debía hablar el tema a fondo con su madre,
quería evitar que Patri en el futuro la viera como responsable del abandono de su padre
La segunda cuestión que asaltó sus sueños, y varias veces, era el “caso Ryanair”. Mejor
dicho, la comandante Fernández. En una de sus pesadillas, era una sombra que la
perseguía por todo Madrid, oculta tras los árboles, sentada en la mesa de algún
restaurante frente a ella, en el lavabo del juzgado apoyada contra una de las paredes
mientras ella hacía sus necesidades, a un costado mientras compraba un libro en El
Corte Inglés, en fin, adonde iba, ahí estaba su sombra. Sin duda, esa “persecución” tenía
que ver con la pregunta que rondaba su mente. “¿No es demasiada casualidad que se
hiciera tan amiga de mi familia en el parque?”, pregunta a la que Cruz había contestado
con un “déjate de chorradas, ¿qué podría ganar con eso?”
En su otra pesadilla “¿pesadilla?” se repetía la de la noche anterior, con algunas
“variantes” mucho más eróticas. La comandante la acariciaba, la besaba y nuevamente
terminaban acurrucadas desnudas, tapadas apenas con una manta, después de hacer el
amor. Se despertaba mojada en sudor y con la clara sensación del relax placentero de
haber tocado el cielo con sus manos, literalmente
La asustaba este último sueño, porque aunque no quisiera reconocerlo, esa mujer había
vuelto a sacudir en su mente y en su cuerpo una necesidad tan humana como vital. La de
sentir amor y que le brindaran amor. Y eso precisamente se liberaba sin tapujos en su
sueño. La comandante había “hecho mella” en su corazón
Con las alas rotas
120
Como una autómata saludó esa mañana aquí y allí, su mente era un hervidero de
pensamientos. Gimeno la bajó a tierra, saliendo a su paso inesperadamente en el
corredor hacia su despacho
Gimeno: Señoría, hoy Greta ha sido un gentleman. Aquí estoy, a primera hora, sin
ninguna excusa, listo para iniciar una fructífera jornada de trabajo. Buenos días. Aunque
parece que a ti el corazón no te da tregua últimamente, ¿no?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En ese mismo momento, a una decena de kilómetros de allí, en Barajas, un Boeing 737800 de Ryanair se aprestaba a iniciar en la pista el carreteo previo al despegue
Antesala de uno de los dos momentos que llenaban su cuerpo de adrenalina, el despegue
y el aterrizaje. En esos instantes, sólo existía esa maravillosa sensación de pilotar un
bólido de aluminio y acero capaz de vencer las leyes de gravedad con pureza de
movimientos y portento tecnológico. Aún a pesar de las avanzadas máquinas y
computadoras que simplificaban la tarea del piloto hasta el extremo, todos sus
conocimientos y pericia de piloto se ponían a prueba y tensaban sus músculos y sus
neuronas. Se sentía enormemente poderosa, vital, una gladiadora en la pista. Por fin
llegaba el momento donde una sola idea dominaba su razón: “elévate, cariño”, como si
ese avión fuera una hermosa mujer en su lecho a quien quería llevar hasta el cielo
Aimé: Excelente despegue Maca (le sonreía a su estilo, satisfecho)
M: Gracias (intentaba devolverle la sonrisa, pero sus labios no respondían las órdenes
de su cerebro)
Aimé: Vete a buscar un café y estira tus músculos, yo sigo desde aquí
Le apetecía un café, pero no quería ir a la cabina de azafatas, no quería estar un segundo
a solas con Verónica, temía perder su calma y civilidad
M: Mejor no
Aimé no insistió. Conocía al dedillo los acontecimientos del día anterior y había sido
partícipe del encuentro matutino
M: Me han entregado este instructivo en el mostrador, Héctor. Revisa que esté en
orden todo lo que dice han incorporado a las cabinas y baños
Sentada en su lugar en la cabina, mientras Aimé chequeaba el funcionamiento de los
aparatos en el tablero de mando, se giraba a entregarle una hoja al comandante de
abordo que había entrado a consultar las novedades
H: Bueno (cogía la hoja y leía) Uhhh, ¿reformaron dos baños? ¿Qué pasó, alguno
se...?
Vero: Buenos días. ¿Os apetece un capuchino? (se asomaba la azafata con una sonrisa
radiante e interrumpía a Béjar)
H: Hola, yo quiero y si hay medialunas, también, jeje
Aimé: Buenos días. Te agradezco, pero desayuné bien
Con las alas rotas
121
Maca no contestaba al saludo y giraba su cabeza hacia el frente, comenzando a
controlar los instrumentos que estaban en su sector
Héctor lo notó, Aimé lo notó, Verónica insistió muy fresca
Vero: ¿Qué dices comandante, un capuchino?
Ninguna respuesta, Maca seguía en su tema
Aimé: Ehhh. No Verónica, la comandante no toma nada
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno había tenido la idea. Una pizarra donde armar el esquema del “caso Ryanair”
con toda la información que tenían. Se apareció con dos ayudantes cargando el
armatoste, más rotuladores, borrador, cinta adhesiva, post-it y demás artículos
necesarios. ¡Hasta había sacado copia de las fotos de cada personaje involucrado!
Gimeno: Al estilo de La Ley y el Orden. O CSI. Jeje (miraba la pizarra con el esquema
ya armado, fotos pegadas, satisfecho con el trabajo)
Esther sonreía. ¡Gimeno y sus series de TV! Pero había sido una buena idea, ayudaba a
ver el estado de situación de la investigación, de un vistazo. Aunque había muchos
signos de interrogación
Gimeno: Esos tres, en principio descartados (señalaba las fotos del copiloto, Béjar y la
azafata Alicia) Sus historias son creíbles
E: Jmmmm (se tomaba la barbilla con un su mano derecha)
Gimeno: Yo, a la reina del cuplé, no le creo mucho (señalaba a la otra azafata)
E: Ayss, Gimeno, reina del cuplé, ¡por favor! (le arrancaba la primera sonrisa del día,
mientras meneaba la cabeza)
Gimeno: ¿Por qué no le dijo a la policía sobre el despacho de la maleta cuando le
preguntaron? ¿Ahora se acuerda? ¿Eh?
E: Puede alegar que en ese momento no lo recordó, o no lo asoció con el tema, estaban
con un muerto en el baño
Gimeno: Seeeee... (con retintín), pero no le creo. Para mí, hay gata Flora encerrada
E: Otra vez con lo de gata Flora. Venga, dime por qué la llamas así
Gimeno: Uysss, qué vergüenza señoría, jiji (se ruborizaba)
E: ¿Es un taco?
Gimeno: Taco, zapateo y cante-jondo, un dicho que me enseñaron mis amigos
argentinos de las clases de teatro. Jijiji
E: Venga, cuenta (intrigada)
Gimeno: Ellos lo dicen de las personas que nada les viene bien
Esther esperaba expectante
Gimeno: El dicho es así. Como la gata Flora, si se...
Teresa entraba sin golpear e interrumpía la charla
Con las alas rotas
122
T: ¡Esther!
E: Dime (notaba la excitación y agitación de la mujer)
T: Afuera, ahí... (señalaba hacia el pasillo)
E: ¿Sí?
T: Tu... eh... tu esposo, dice que quiere hablar urgente contigo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Aimé: El alerta es de nivel 1 (relataba a la comandante lo que le decían desde la torre de
control) Comprende la región de las Islas Baleares y zonas costeras del oeste de Italia,
se mantiene un frente de alta inestabilidad, donde prevalecen las tormentas
multicelulares, especialmente en las costas de Italia, donde las tormentas podrían venir
acompañadas de granizo
M: Jmmm (chequeaba los instrumentos de vuelo, mientras se notaban pequeñas
sacudidas en el avión)
Aimé: La actividad eléctrica es muy alta, se han registrado hasta 160 rayos nube-tierra
en sólo 10 minutos. Además se sabe que los topes de la tormenta están al menos a 16
kilómetros de altura
M: ¡Hoxtia! ¡Cómo no avisaron antes que era tan fuerte la tormenta!
Aimé: Espera que me dicen si nos desvían a otro aeropuerto
M: ¡Voy a salir de aquí! ¡Héctor, ven de inmediato a cabina! (lo llamaba por el
intercomunicador)
Aimé: ¿Vas a rodear la tormenta?
M: Sí
H: Uhhh, esto es una coctelera (entraba a cabina) ¡La pucha, qué negro está el
panorama! (notando la tormenta en la cristalera delantera)
M: Controla que todos los pasajeros estén sentados y con los cinturones abrochados,
que las chicas avisen que vamos a hacer maniobras y nos vamos a mover un poco más,
voy a intentar salir de aquí
H: ¡Ya mismo les...!
No terminó la frase. Una fuerte sacudida lo tumbó a un costado cuando el avión se
ladeó. Un rayo había impactado en una de las alas
Con un motor dañado, finalmente aterrizaron en el aeropuerto de Menorca. Maca logró
salir de la tormenta y gracias a la ruta elaborada por su copiloto, llegaron sin problemas
al espacio aéreo de la isla e iniciaron las maniobras de aterrizaje aún antes de recibir la
aprobación de la torre de vuelo
Héctor encendió a propósito el intercomunicador para que en la cabina de mando se
escucharan los aplausos y vivas de los pasajeros a los pilotos. Sabía que en ese
momento era el mejor premio que podían recibir, el reconocimiento a la labor realizada
Fueron varios los pasajeros que reclamaron saludarlos antes de bajar. Tuvieron que salir
a recibir los apretones de mano emocionados de quienes habían vivido la zozobra del
estruendo del rayo golpeando el ala, las sacudidas del avión, los tumbos aquí y allí,
hasta finalmente tocar tierra suavemente, como si hubiera sido un aterrizaje normal
cotidiano
Con las alas rotas
123
Ahora, a esperar cuándo se podía reanudar el vuelo a Palma, en qué avión, si se podía
reparar el motor dañado, etc., etc., etc
Aimé: Tendremos para varias horas
M: Quizás no podamos salir hasta mañana. Voy a la torre a comunicarme con la
compañía. ¿Esperas al personal técnico y revisas el avión?
Aimé: Ve. Yo me ocupo con Héctor de todo (apretaba su hombro con afecto) Luego,
nos debemos el brindis de siempre
M: ¡Claro!
Aimé: ¿Llamas tú y avisas en tu casa que todo bien?
M: Vale. Le aviso también a... tu chica (le guiñaba un ojo)
Cuando cruzó la cabina de azafatas para ir hacia la puerta de salida, se encontró frente a
frente con Verónica
Vero: Excelente aterrizaje, Maca (sonrió)
La miró muy seria y ni le contestó. Siguió su camino a paso más rápido
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba sentada en su poltrona, con aire de “jueza”, intentando controlar su rabia. Lo vio
entrar con su sonrisa “profesional”, dedicada a una Teresa que le mostraba el camino
pero que no se dio por enterada de los “encantos” del doctor Lara
Raúl: Hola (ya sin sonrisa “profesional”, más bien a cara de perro)
E: Toma asiento (le señalaba la poltrona frente a su escritorio) Me pareció entender que
la comunicación entre nosotros iba a ser a través de nuestros abogados
Raúl: Así es (se sentaba) Pero la abogada que has elegido es una inepta, no ha vuelto a
llamar a mi letrado y esto no puede esperar. ¿Me pides un café? No he desayunado
E: Esto es un juzgado, no un bar. A lo que viniste Raúl, no tengo tiempo que perder
Raúl: Ahhh, funcionarios, no entendéis lo que es una mínima cortesía
Esther lo miraba lanzando dardos envenenados invisibles, una mueca agria en sus labios
Raúl: Vale. Necesito disponer de mis propiedades antes de fin de año, vamos a ampliar
la clínica y...
E: ¿Lo dices en serio? (burlona)
Raúl: Muy en serio (apoyaba la espalda en el respaldo y los brazos en el costado)
E: Raúl, estamos en vísperas de las fiestas, eso es imposible
Raúl: Nada es imposible, habla con tu abogada para que se apure a leer el acuerdo que
le mandará mi abogado esta mañana
Estuvo a un tris de mandarlo a la mierda y recriminar sus negocios oscuros. Pero su
mente tuvo ese instante de claridad que le dijo “¡alto!”, con la voz de Cruz en estéreo
advirtiéndola
E: Hablaré con mi abogada y veremos la propuesta
Raúl: ¡Bien! (se levantaba) Me esperan en la clínica, tenemos mucho trabajo. Hasta
luego (se giraba y comenzaba a dar pasos hacia la puerta de salida)
Con las alas rotas
124
E: ¿No te olvidas de algo?
Raúl: Jmmm... no creo (se detenía y la miraba frunciendo los labios)
E: ¿Patricia Lara, tu hija? (la rabia le salía por los poros de la piel mientras hablaba)
Raúl: Ahhh, Patri. Sí. La semana que viene te llamo para que veamos qué festivos pasa
conmigo. Aún no he confirmado mis cenas, tengo que hablar con mis padres a ver
cuándo se la llevo
E: ¡¡¿Tú no piensas estar con ella?!! (se ponía de pie furiosa)
Raúl: No he dicho eso, no tergiverses mis palabras (la señalaba con el dedo índice de su
mano derecha)
E: ¡¡Cabrón!!
Raúl: Esther... (la miraba condescendiente) no te conviene enfadarme. Creo que tu
posición en este divorcio no es la mejor de todas, ¿no? (elevaba las cejas y sonreía) Te
llamaré por Patri la semana que viene
Interiormente, contaba hasta cien. Tenía que controlar su ira, sus ganas de lanzarle el
portátil por la cabeza, sus más primitivos instintos feroces, le costaba mucho, apretaba
las manos contra el escritorio. Creía escuchar la voz de Cruz como un eco fuerte en su
mente, “¡alto, contrólate! ¡ya le haremos pagar a este joputa!”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Después de comunicarse con la sede de la empresa en Madrid, salió de la torre de
control y bajó a la terminal aeroportuaria. Fue hasta una cabina telefónica y llamó a su
casa, habló con Magda, le explicó la situación y luego habló con Sam, que ya estaba
acostumbrada a esos “percances”. No sabía si volvería al día siguiente, dependía de los
tiempos de la compañía para solucionar su traslado a Palma. Luego llamó a Claudia al
bufete
Claudia: ¿Seguro estáis bien? (intranquila)
M: Nena, fue un aterrizaje tranquilo, ahora esperamos que nos digan cuándo nos vamos
a Palma y cómo
Claudia: Maca, ¿el motor colapsó? (le temblaba la voz, impresionada)
M: Cariño, no es la primera vez que volamos con un solo motor. La tormenta se fue tan
rápido como llegó, si hubiéramos salido una hora después, la evitábamos. Una vez que
la rodeamos, fue fácil
Claudia: Ayss, lo cuentas como si no hubiera pasado nada
M: Gajes del oficio, venga, que tu chico me hizo un plan de ruta perfecto (sabía que eso
quitaría hierro al asunto y la calmaría)
Claudia: ¿Sí? (se le notaba la sonrisa tonta en el tono de voz)
M: Cuando volvamos, me lo agasajas bien, que lo merece
Claudia: Vale, jiji. ¿Cuándo volvéis?
M: Apenas lo sepa, te llamo. Oye... ¿alguna novedad del juzgado?
Claudia: Nada
M: ¿No me citan a declarar de nuevo?
Claudia: No sé cuándo, en todo caso pediremos nosotras declarar, apenas averigües con
tu vecina qué hizo con la maleta
M: Vale. ¿Llamaste por el expediente de la pérdida de mi credencial?
Claudia: Sí. Estoy esperando, me dijeron que lo buscaban urgente. Dime, tu ex ligue,
¿te dijo algo?
M: No le dirijo la palabra Claudia
Con las alas rotas
125
Claudia: Maca, si hablas con ella a lo mejor te aclara algo que...
M: Nena, si hablo con ella es para mandarla a la mierda y no creo que eso nos
convenga, ¿no?
Claudia: Aysss...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz había llegado a última hora de la tarde con los informes que Vilches había
conseguido en la reunión con el jefe de Brigada Central de Estupefacientes de la Policía
Nacional. Se iniciaría una investigación interna para determinar si había habido alguna
filtración que puso al descubierto al policía colombiano asesinado en el avión, a la vez
que la Policía de Palma estaba en camino de registrar la casa del occiso en busca de
mayores datos sobre los contactos del hombre. En Madrid se investigaría al listado de
pasajeros sentado alrededor del occiso, alguno de ellos era “el” o “la” probable
asesino/a
Después de completar la pizarra con los nuevos datos y charlar entre ellos las hipótesis
que les venían a la mente, Cruz se quedaba a solas con la jueza
C: Yo tengo la misma impresión que Gimeno. A la comandante la usaron (se
acomodaba en la poltrona, con una taza humeante de café)
E: Tú como Gimeno, os resistís a la idea de que pueda estar involucrada (revolvía su
taza de tila)
C: ¿Tú no? (sonreía, conocía el efecto que la mujer había causado en ella)
E: Ni me resisto ni la acepto. Estoy tratando de mantener la objetividad (tomaba un
sorbo de su taza)
C: Y en sueños te la follas, jeje (decía por lo bajo empezando a tomar su café)
E: ¡Cruz! ¡Por favor! ¡Las paredes escuchan! ¡Recuerda! (alarmada, enérgica aunque en
voz baja)
C: Jmmm. Vale. Venga, cuéntame lo que te dijo Mar de la propuesta del joputa (dejaba
la taza sobre el escritorio)
E: Si soy inteligente, si quiero sacar el divorcio lo antes posible y quedarme con una
buena pasta, más mi casa, más la custodia de Patri y las visitas cada tanto del “señor” de
acuerdo a mi conveniencia, firmo ya mismo y me olvido de Raúl Lara
Cruz la miraba achinando los ojos
C: ¿Vas a firmar entonces? ¿No seguimos con la investigación?
Esther iba a responderle cuando sonaba su celular, miraba la pantalla, era de su casa.
Levantaba la mano y le indicaba a Cruz que esperara
E: Mamá, dime
En: Nena, recién regresamos del parque
E: Ahhh, qué bien. ¿Algún problema?
En: Para nada. Quería tu aprobación para hacer algo
E: Jeje. Desde cuándo necesitas mi aprobación, tú haces lo que quieres, jeje
Cruz escuchaba esto y sonreía, haciendo un gesto de “¡y cómo!”
Con las alas rotas
126
En: Para esto sí, nena. Tiene que ver con la Nochebuena
E: Ya, no me digas que quieres armar el belén y blablabla
En: ¡¡¡Nooo!!! No lo hice cuando eras pequeña, no lo voy a hacer ahora
E: ¿Entonces?
En: Verás. Sam le regaló a las nenas un arbolito de Navidad con estrellas y luces de
colores. ¡Y un papanuel! ¡Le hace tanta ilusión a esta chica esas cosas!
E: Yaaaa (cogía aire) Bueno, dile que muchas gracias de mi parte y ya veremos cómo
hacemos con ese arbolito y el papanuel y toda esa fantasía
C: ¿Papanuel? ¿Eh? (le hacía gestos de “¡qué locura!” con las manos mientras hablaba)
Esther le hacía señas que esperara
En: Ya le dije muchas gracias. La cuestión es otra. Dile a Cruz que aunque hable bajo la
escucho, eh
E: Vale, mamá (¡qué radar tenía en la oreja!) Venga, dime de una vez lo que me quieres
preguntar
En: Como Cruz y Candela van a pasar las fiestas en casa...
E: ¡Mamá! ¡Todavía no he hablado con Cruz sobre eso!
Cruz hacía gestos desesperados queriendo saber de qué no habían hablado
En: Nenaaa... (con retintín), ya verás que es como te digo. Bueno, continúo. Se me
ocurrió que podríamos invitar a Maca, Sam y Pedro a pasarla con nosotros, están
solitos, bueno, con esa chica Claudia que es majísima, ahhhh, ¡¡qué chica tan guapa!!
Ya verás qué gente buena cuando los conozcas en persona
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Bus, barco y desde ahí al puerto de Palma. Otro minibus fletado por la empresa los dejó
en casa de Maca; como en el viaje anterior, Verónica se quedaría en un hotel
Mientras el resto de sus colegas se organizaba para la comida nocturna y los turnos de
ducha, Maca se ocupó de avisar a los suyos que ya estaban en casa y se fue directo a
hablar con la vecina Almudena
Almudena: ¡Maca! ¡Hola! Escuché la noticia en la tele, hablaban mucho de la pericia
de la piloto para el aterrizaje. ¿Ha encontrado todo bien?
M: Todo muy bien, Almudena. Venía a pedirle mi maleta (sin preámbulos, directo al
tema, eludiendo el tema de su aterrizaje de emergencia)
Almudena: ¿Su... su... jmm? (la mujer se había puesto evidentemente nerviosa)
M: Mi maleta de Ryanair, la que le prestó Samantha
Almudena: Yo... ehhh... se la devolví
M: No. No se la devolvió
Almudena: Su... su... esposa no debe recordarlo, a los pocos días se la llevé, jmmm
M: Samantha lo recuerda bien, no se la devolvió. ¿Dónde está mi maleta Almudena?
(insistía, enérgica y con cara de enfado)
Estaban paradas en la puerta de la casa de la mujer. Se acercó el marido de la señora, un
hombre de unos cuarenta y tantos años, moreno, alto, algo excedido de peso
Con las alas rotas
127
Marido: Buenas noches, comandante. ¿Cuál es el problema?
Maca apenas había intercambiado algún saludo con el hombre durante su estadía en
Palma
M: Buenas noches. Estoy hablando con su señora
Almudena: Me pide una maleta que Samantha me prestó y que yo le devolví (se giraba
a hablar con su marido mientras se restregaba las manos incómoda)
Marido: Ya tiene su respuesta, comandante
M: No es así, Almudena no se la devolvió
Marido: Comandante, su esposa es... (meneaba la cabeza) no es una persona con
muchas luces, para decirlo de alguna manera
M: ¿Y eso qué tiene que ver? Recuerda muy bien todo, no sufre amnesia (de mal modo)
Marido: En este caso, se ha olvidado que mi mujer se la devolvió (pasaba un brazo por
el hombro de su mujer para mostrar su apoyo)
Maca iba a comentar algo acerca de avisar a la policía, pero guardó silencio, Claudia le
había sugerido no hacer amenazas ni hablar del tema en extenso
M: Jmmm. Ya veo que no la tenéis (tragándose la rabia que amenazaba con explotar ahí
mismo)
Almudena: Porque se la devolví a Samantha (ahora no mostraba nerviosismo) ¿Algo
más? (con orgulloso enfado)
M: No
Marido: Aguarde, que le devolvemos sus llaves. No queremos saber nada más con
usted, después de esto. Almu, ¿dónde están?
Almudena: En el primer cajón del mueble de la sala
La mujer se cruzaba de brazos y miraba a Maca con desdén mientras su marido iba a
por las llaves
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Darle una excusa para no invitarlas, a esa conclusión llegaron con Cruz. No era
momento de comentar a su madre que esa mujer “del parque” que tanto la fascinaba
estaba imputada por una felonía y el juzgado de Esther llevaba el caso. Una cosa era
compartir un momento en el parque, otra cosa entablar una amistad, se repetía Esther
antes de ir a la sala después de haberse dado una ducha y ponerse el pijama y la bata
Su madre no tocó el tema en presencia de Patricia, lo hablaría a solas con su hija luego,
cuando la cría se fuera a dormir. Mientras tanto, no se privó de cotillear los dimes y
diretes de la susodicha
En: ¡Comandante de un avión Esther! Es como tú, una mujer emprendedora y valiente.
¡Mujeres de este siglo!
E: ¡Mamá! (meneaba la cabeza, esas exageraciones de su madre la incomodaban, no
quería que comentara con nadie de su “hija jueza”) Espero que no hayas estado
alardeando de mi puesto de funcionaria judicial
Con las alas rotas
128
Encarna fruncía los labios y negaba con la cabeza. Eso no lo hacía, ¡noooo!, salvo en el
pueblo que estaba lejos de los estrados judiciales de Madrid... y del control de su hija
Patricia: Sam dijo que le va a pedir que nos lleve a pasear en un avión (terminaba de
escribir algo en su cuaderno, mientras escuchaba los comentarios de su abuela y su
madre)
E: Ya (cogía aire y miraba el cuaderno de matemáticas de su hija, obviaba responderle,
ya llegaría el momento de hablar con esa comandante y poner coto a tanto regalo y tanto
obsequio a su familia) Ahhh, qué bien, la maestra te ha puesto una nota de felicitación
por tu trabajo
Patricia: Sí, terminé rápido y la maestra me pidió que ayudara a María Luz, le cuestan
mucho las divisiones
E: Muy bien (seguía husmeando el cuaderno de su hija)
En: Esther, en la primavera nos vamos a Santiago de Compostela con Carmen
E: Ah, muy bien, mami. Hace tiempo que querías hacer ese viaje (levantaba la vista del
cuaderno y sonreía a su madre)
Patricia: Yo también quiero ir, mami
E: Patri, la abuela y Carmen van a caminar mucho y a visitar iglesias y monasterios. Te
vas a aburrir
Patricia: Pero no tienes que pagar nada mami, Candela también puede venir y no nos
aburrimos juntas
E: ¿Por qué no tendría que pagar nada? (se giraba a cuestionar a su madre)
En: Jiji (levantaba los hombros y ponía cara de “no rompí un plato”) Nos regalan los
pasajes de ida y vuelta
Esther levantaba las cejas esperando que terminara el relato
En: La chica esta Maca, tiene pasajes gratis y también hospedaje bueno muy
económico, nos lo cede
E: ¡¡¿Qué?!! ¡¡No, mamá!! ¡¡Desde ya te digo que no!!
Su madre la miraba asombrada, también su hija. Había levantado la voz y su rostro
estaba serio y tenso
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La copa tradicional con su copiloto después de algún vuelo problemático. No habían
podido tomarla en el aeropuerto de Menorca, habían tenido mucho jaleo con reuniones
técnicas, conversaciones con los responsables de Ryanair en Palma y en Madrid, más
los pertinentes y burocráticos informes
Alicia y Héctor ya se habían ido a dormir en el dormitorio con cama matrimonial. Ellos
se habían quedado en la sala, con la música de ABBA, que al copiloto lo ponía de buen
humor y era casi una cábala post accidentes, sonando suave de fondo
Aimé: ¿Qué te ha dicho Claudia?
M: Va a pedir una ampliación de la declaración (sorbo de brandy)
Aimé: Es llamativo lo de esta mujer (movía su copa y miraba el vaivén del líquido)
M: Jmmm (afirmaba con la cabeza y volvía a tomar otro sorbo de brandy)
Aimé: Maca... (pensativo)
Con las alas rotas
129
M: ¿Sí?
Aimé: ¿No estará implicada esta gente? El marido fue bastante rudo, por lo que cuentas
Maca parecía caer en la cuenta del hecho y lo miraba absorta
Aimé: A ver... (depositaba la copa en la mesa pequeña frente al sofá) La mujer
nerviosa, el tío salta como un león a reafirmar los dichos de su mujer y casi... echarte de
su casa. Es evidente que no tienen la maleta, ¿por qué?
M: Van a decir que Sam lo olvidó, y como Sam tiene problemas...
Aimé: Sam es mucho más capaz de defenderse de lo que crees (trataba de decirlo con
suavidad, se estaba metiendo en el terreno delicado de la vida privada de la
comandante)
M: ¿Tú también crees que la subestimo? (no había disgusto en su voz, más bien duda
genuina y dolorosa)
Aimé: En tu afán de protegerla, por todo lo que le ha pasado, creo que algo...jmmm... sí
Maca bajaba la vista, la sinceridad de Aimé la había estremecido
M: Sé que no tengo límites con ella. Soy casi una madre avasalladora, a veces noto que
se siente incómoda. En Cambridge tenía su trabajo, era bastante independiente, Lois
sabía cómo tratarla
Aimé estiraba su mano y cogía la de Maca, dándole un fuerte apretón. Los ojos de la
piloto se llenaban de lágrimas
M: Si yo no me hubiera hundido con la muerte de Lois, si no me hubiera vuelto a
España, no se hubiera aprovechado de ella ese pijo hijo de puta, Aimé
Aimé: No te sigas culpando por lo que sucedió
M: Cada vez que lo recuerdo me vienen ganas de tomarme un avión a Cambridge y
pegarle dos tiros al tío. ¡Libre de culpa y cargo! Y la pobre terminó en un centro de
desintoxicación, después de haber sido violada por él y sus amigos (meneaba la cabeza
y las lágrimas caían sin freno)
Aimé se giraba y quitaba la copa de la mano de la piloto, cogiendo luego las dos entre
las suyas
Aimé: Maca... no puedes remediar lo que pasó. Sam es una chica positiva, no se ha
quedado en el pasado. Yo la veo muy bien, queriendo aprender nuestro idioma,
encantada con esa belleza de hijo que tenéis, ocupándose de él, criándolo con mucho
amor
M: Mi pobre niña... ahora su enfermedad (negaba con su cabeza mientras lloraba a
mares)
Aimé: Macaaa... (con afecto) ¿has pensado que fue ella quien te ubicó en España y te
llamó para contarte?, ¿que ella hizo la denuncia y no se amilanó ante las amenazas y el
maltrato de la policía y los abogados del niñato rico?
Maca levantaba la vista y se quedaba pensativa esperando que continuara hablando
Aimé: Fue ella quien te pidió ayuda porque los de servicios sociales le iban a quitar a su
hijo apenas naciera
Con las alas rotas
130
Maca asentía con la cabeza
Aimé: Sam es más fuerte de lo que crees. Es hora que hables con ella, le expliques lo
que sucede y verás cómo sabe decir con claridad lo que pasó con tu maleta
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No le quedó otra salida que decirle a su madre que la comandante estaba ligada a un
caso que se tramitaba en su juzgado
En: ¿Algún ilícito?
E: Mamá, no te puedo dar datos, lo sabes
En: Pero seguro ella no está involucrada, es imposible que esa mujer haga algo ilegal
(afirmaba enérgica, mirando a su hija a los ojos)
Esther cogía aire, ¡qué porfiada era su madre!, de una u otra manera intentaba
sonsacarle información
E: Mamá, de nuevo... entiende, no puedo tener amistad con ningún involucrado en una
instrucción, si no, me tendría que abstener del caso
En: ¡Entonces está imputada! (deducía) ¡Nena, eso no puede ser! (furiosa) Te lo digo
yo, esa chica es transparente como tú, se le ve el alma en los ojos
E: Mamáaaaa...
En: Esa mirada mezcla de melancolía y fogosidad lo dice todo (la señalaba con el dedo
para enfatizar lo que decía)
Esther abría los ojos asombrada. ¡La misma definición de Gimeno! Y si algo reconocía
de su madre, era su gran capacidad de evaluar a las personas que conocía, a través de
sus gestos. No por nada era “la meiga del pueblo” (Cruz dixit)
En: Mira... si la conocieras en persona...
E: Ya estuvo en el juzgado, mamá. Ayer me enteré que era la misma mujer con la que
hablabais en el parque por un dato casual
En: Pero no has hablado con ella con el corazón abierto, sino cuestionándola, como
jueza implacable que eres
¡Hoxtia! ¿Cómo sabía eso su madre?
En: Y conste que estoy orgullosa que seas así como jueza, más que orgullosa, se me cae
la baba sabiéndolo, pienso lo feliz que hubiera estado tu padre si hubiera podido verte
actuar así, eres todo lo que soñaba que su niña fuera
Esther sentía un temblor de emoción al escuchar a su madre hablar así de ella
En: Yo la he visto actuar Esther, con esa esposa que tiene (retomaba el tema de la piloto
Macarena) Cómo la cuida, la mima, la chica es un poco... un poco. A ver... no es muy
lista, pero no me malentiendas. Sam es una niña divina, cariñosa con su hijo, tan
ingenua, tan bonita... Ahhh, ¡qué pena que esté tan malita!
E: ¿La esposa de la comandante está enferma?
Con las alas rotas
131
La madre de Esther afirmaba con la cabeza
En: Esclerosis múltiple, no saben aún si es benigna o no. ¡Ni vieras cómo lloraba la
comandante cuando me lo contaba! Ahhhh...
Esther ahora entendía para quién era la medicación y se le escapaba un suspiro de alivio
inconsciente
En: No ha hecho alarde de que es comandante de un avión, para nada. Me lo dijo...
jmmm... así como...
E: Me imagino, una pregunta lleva a la otra y así lo averiguaste (no podía evitar una
sonrisa)
En: Mira, te lo digo ¡YO! Esa Maca no tiene nada que ver con lo que sea que estáis
averiguando. Y recuerda bien que nunca me he equivocado con las personas. ¿Te
acuerdas lo primero que te dije de tu Raulito?
Esther se quedaba muda
En: ¿Fue así o no?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La empresa decidió cambiar la tripulación del vuelo de retorno a Madrid de la mañana
siguiente. El personal no había tenido el descanso obligatorio entre vuelo y vuelo. Les
quedaba un día para pasar en Palma. Mientras Aimé, Béjar y Muñoz se dedicaron a
pasear por la ciudad y sus playas, Maca hizo cambiar las cerraduras de la casa y a
instancias de Claudia, tomó nota de las placas del auto de sus vecinos, se fue hasta el
ayuntamiento a tratar de averiguar las dependencias donde el hombre trabajaba y sus
funciones. Además consignó algunas rutinas diarias de esta gente que observaba desde
su ventana, además de encontrarse con la novedad de otro coche que usaba la mujer y
que no había notado hasta ahora
Claudia: Ya tengo tu expediente, está la denuncia policial y la fecha (le avisaba por
teléfono)
M: Vale. ¡Qué alivio!
Claudia: Cuando vuelvas, quiero que le preguntes a Sam si recuerda la época en que le
prestó la maleta a esta señora
M: Jmmm (afirmaba)
Claudia: La casa de tus vecinos, ¿es de ellos?, ¿alquilan como tú?
M: Ni idea Claudia, ya sabes que no soy de meterme en la vida del prójimo
Claudia: Averígualo
M: ¿Cómo?
Claudia: Llama a la inmobiliaria que te alquiló, seguro saben
M: ¿Tú crees que me lo dirán?
Claudia: Les dices que tienes que demandarlos por daño a tu propiedad, no sé, inventa
algo. Si no, te vas al registro de la propiedad, con la dirección exacta te dirán quién es el
dueño
M: ¿Esa información es pública?
Claudia: Sí
Con las alas rotas
132
M: Jmmm. No creo eh
Claudia: ¡Te digo que sí!
M: Vale, vale, no te enfades
Claudia: No me enfado, es que estás un poco lela hoy
M: Sí, es que no me gusta andar husmeando la vida de otros
Claudia: No husmeas, investigas porque esta gente no es trigo limpio y me huelo que
está metida hasta el cuello en este asunto
M: Ahhh, tienen otro auto y también una moto de pequeña cilindrada que usa su hija
Claudia: ¡Nooo!
M: Anoté las placas de todos los vehículos
Claudia: ¡Bien hecho! Retiro lo de que estás un poco lela
M: Gracias, señora letrada, ¡qué honor!
Claudia: Venga, cuéntame de mi chico
M: En la playa, con una turista morena despampanante (la vacilaba)
Claudia: ¡¡¿Eh?!!
M: Jajajaja. No me digas que te lo creíste, tontina. Anoche...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Gracias por pasarme a buscar (abría la puerta y se metía en el auto de la jueza)
E: No te iba a dejar tirada en la calle (sonreía) ¿Lo dejas aquí?
C: Sí, la grúa lo lleva al taller, aunque no sé si me conviene arreglarlo, ese auto ya no da
para más. Pufff (se abrochaba el cinturón y se apoyaba contra el respaldo del asiento)
E: Necesitas un coche nuevo (miraba por el espejo retrovisor y al ver que no venía
nadie, comenzaba la maniobra para salir de su estacionamiento)
C: No puedo Esther, mi ex hace meses no pasa la mensualidad y la hipoteca me come
viva. Me moveré con el bus y el metro
E: Habla con Mar para hacerle juicio al estúpido de tu ex, gana sus buenas pelas con ese
negocio
C: Nada está a su nombre, ya averigüé. Va a alegar que está en el paro. ¿No volvemos
al juzgado? (extrañada por la ruta que tomaba Esther)
E: No, para mi casa, hoy no hago extras, quiero hablar tranquila con mi madre lo de
Raúl, es hora de que sepa lo que sucede y a ver qué se le ocurre para que mi hija no se
sienta abandonada por su padre
C: Al final, con lo de la invitación de Nochebuena, no me contaste qué vas a hacer con
la propuesta de acuerdo. Mar opinaba que era bueno para ti
E: Sí, muy bueno para Esther García, horrible para la jueza García Uriburu
Cruz la contemplaba mientras esperaba que continuara
E: Si lo aceptara, quedaría siempre a merced de los negocios turbios de Raúl. Una jueza
que compra propiedades con dinero que no es de su trabajo de funcionaria, que evade
impuestos por propiedades valuadas en millones de euros
C: Chantaje
E: Y no pienso ponerme a disposición de este facineroso y sus socios, no señor. Si voy
a seguir siendo jueza, será como ahora, si no, renuncio
C: ¡¡Lo sabía!! (muy sonriente, apretando el brazo de su amiga con cariño)
E: ¿Cuándo crees que podréis tener alguna información nueva sobre las actividades de
Raúl?
Con las alas rotas
133
C: Jmmm, no creo que antes de Navidad, Esther. Vilches puso a dos inspectores a
recabar datos, están en eso
E: Vale, Mar quería saber cuándo nos podemos juntar a evaluar los pasos a seguir. Yo
quiero presentarme en Hacienda lo antes posible y declarar todas las propiedades
C: ¿Te darán facilidades para pagar los impuestos y la multa?
E: No sé, entregaré una de esas propiedades en parte de pago, supongo
C: Raúl se va a poner loco
E: ¡Que lo digas! Ya veo la que se me viene encima
C: No te entiendo
Habían llegado a su casa y se detenía frente a la entrada del garaje. Esther accionaba el
mando a distancia pero parecía no funcionar
E: Ufff, se debe haber roto. Espera que bajo a abrir la puerta del garage
Apagaba el motor y bajaba del auto. Estaba colocando la llave en la cerradura cuando
un hombre alto, fornido, vestido con traje y abrigo negro, gafas oscuras, se acercaba a la
jueza. Llevaba una de sus manos metida en el bolsillo del abrigo
Hombre: ¿Jueza García Uriburu?
Esther se daba vuelta y se quedaba congelada al ver el aspecto del hombre. En el auto,
Cruz también observaba la presencia del tipo al lado de Esther y de inmediato se daba
cuenta que algo raro sucedía
C: (“¡¡Coñooooo!!” cogía su bolso y sacaba su revólver reglamentario)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz se quedaría en su casa hasta el lunes siguiente. Durante el fin de semana
conversarían tranquilas qué hacer. La inspectora necesitaba descanso y cuidado, algo
que su madre y Carmen le darían casi “en exceso”
Miraba por el espejo retrovisor al auto que la seguía. “Custodia permanente”, por orden
de Vilches. Adonde fuera, en la puerta de su casa, por un tiempo hasta averiguar quiénes
estaban detrás de esta amenaza y en el mejor de los casos, encontrar al tipo que había
herido a Cruz
Hombre: ¿Jueza García Uriburu?
Esther se daba vuelta y se quedaba congelada al ver el aspecto del hombre
E: ¿Quién es usted? ¿Qué quiere? (tratando de que su voz no temblara como todo su
cuerpo)
Hombre: Tengo un mensaje para usted que le conviene escuchar (movía la mano
dentro de su abrigo) No meta sus narices en...
C: ¡¡Policía!! ¡¡Levante sus manos y póngalas detrás de la nuca!! (ya estaba a
escasos metros del hombre)
Hombre: ¡¡Joder!!
Con las alas rotas
134
Esther aprovechaba a retroceder unos metros hacia el costado cuando el hombre se
giraba a mirar hacia Cruz
C: ¡¡Levante sus manos y póngalas donde las pueda ver!! (se iba acercando con el
revólver cogido con ambas manos, encañonando al tipo que sin embargo no obedecía
la orden) ¡¡Las manos!! ¡¡Arriba!!
Fue un segundo, como un flash. El tipo comenzó a levantar una de sus manos y cuando
la inspectora dio un paso adelante, con la velocidad del rayo, sacó su otra mano con
una pistola, se lanzó sobre Cruz y le dio un culatazo en la cabeza. Salió corriendo a
gran velocidad, mientras Esther veía a su amiga caer en cámara lenta, un chorro de
sangre brotando un poco más arriba de la sien derecha
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Secretaria: Claudia, llegó este envío de Ryanair para ti (entraba la secretaria del bufete
con un sobre grande con el logo de la compañía aérea)
Claudia: ¿Ahora? (extrañada, dejaba de escribir en su portátil una solicitud de
declaración voluntaria de Maca ante la jueza de instrucción)
Secretaria: Recién, lo trajo un mensajero (se lo entregaba)
Claudia: Gracias, Gladis (comenzaba a rasgar el sobre mientras la secretaria se
retiraba)
Una carta dirigida a ella de parte del Gerente de la sucursal Madrid de la empresa
Claudia: ¡¡¡Joder!!!
Buscó su móvil y llamó al número de Maca. Fuera de cobertura, estaba apagado. Miró
su reloj. Estaban volando de vuelta a Madrid, quizás aterrizando en ese instante
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno y Teresa frente a su escritorio, con cara de mucha pena
E: Está bien, le dieron tres puntos en la herida y la radiografía no mostraba signos de
contusión
T: ¿Le hicieron un buen chequeo? ¿Por qué una radiografía y no un escáner? (haciendo
pucheros mientras hablaba)
E: No perdió el conocimiento, no era necesario Teresa, le indicaron reposo y unos
analgésicos por el dolor, nada más
Gimeno: Jmmm (pensativo) Jmmm (seguía rumiando)
E: Gimeno, te aseguro que está bien, Cruz es muy fuerte
Gimeno: ¿Le quedará una cicatriz muy grande? Ese rostro tan delicado, tan bello...
ahhh (se lamentaba)
E: Apenas se notará en unos días (intentaba sonreír)
T: Aysss (se tapaba la boca con una mano y se le humedecían los ojos) ¿Y la niña,
Candela, cómo lo tomó?
E: A las niñas les dijimos que se había caído en la calle y que se había golpeado con el
borde de un escalón. No saben la verdad
Gimeno: ¿Y tu madre? ¿Carmen?
Con las alas rotas
135
Esther pensó un momento cómo sabían estos dos que su madre estaba viviendo en su
casa, no recordaba haberlo comentado. ¡Sus llamados telefónicos! Lo que le había dicho
a Cruz, en ese Juzgado las paredes escuchaban todo
E: Cuando las niñas se fueron a dormir les contamos lo que había sucedido, bueno, una
versión un poco más... light. Si ellas hablan y os preguntan, decid por favor que fue un
episodio confuso, que Cruz se cayó en la calle persiguiendo a un hombre.
¿Comprendéis?
T: ¡Ohhh!
Gimeno: ¿Y cómo justificas la custodia permanente?
E: Que... ufff, que estamos averiguando pero se han tomado precauciones. Están con el
corazón en la boca, si saben que la herida de Cruz fue...
T: No te preocupes, de aquí no sale nada (hacía el gesto de cerrar su boca como si fuera
una cremallera)
Gimeno: Greta y yo también os custodiaremos
E: Gimeno, por favor, no es necesario, ya están los policías
Gimeno: Shhhh, ni te darás cuenta, shhhh
E: Aysss. (imaginaba lo que iba a pasar con esa “custodia” y se tomaba la cabeza)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Un vuelo sin problema alguno, en horario, al fin estaban en Madrid. Después de cumplir
con los chequeos rutinarios y hacer los informes de siempre, bajaron del avión, Maca
con el bolso colgado de su hombro y Aimé con la maleta que había retirado de equipajes
Caminaban comentando algo del último informe, mientras Aimé sacaba su móvil del
bolsillo de su chaqueta y lo encendía. Llegaban al mostrador de Ryanair a entregar las
planillas
Aimé: Uhh, varias perdidas de Claudia, la voy a llamar
M: Buenos días, niñas. Los informes del vuelo RA541 Palma Madrid (colocaba la
carpeta sobre el mostrador y sonreía a las empleadas como siempre, muy al estilo Maca)
Empleada: Comandante Fernández, esta carta es para usted (la chica le sonreía y la
miraba con atención) Es raro verla hoy por aquí. Jeje. Supimos de su estupendo
aterrizaje de emergencia
M: Un pequeño inconveniente, nada más (cogía el sobre y le echaba una de “sus”
miradas “especiales” a la chica, “nada mal” pensaba para sí mientras rasgaba el sobre y
sacaba el folio)
Aimé: Claudia, me has llamado varias veces, recién enciendo el móvil [...] Sí, aquí está,
leyendo algo que le han entregado en el mostrador [...] No lo tiene encendido creo.
(observaba el cambio repentino en el rostro de Maca) [...] Claudia, ¿qué pasa? (notaba
las fosas nasales de Maca dilatarse con la furia que comenzaba a emerger)
M: ¡Joder! ¡Joder!
La empleada que hasta unos minutos atrás parecía “coquetear” con la comandante la
miraba asombrada, la otra empleada dejaba de leer los informes y levantaba la vista,
Aimé escuchaba lo que Claudia le contaba y abría los ojos como dos faroles
Con las alas rotas
136
Maca no decía otra palabra, se metía la carta en el bolsillo y salía disparada hacia la
puerta de salida de la terminal de Barajas
Aimé: ¡¡Maca!! ¡¡Espera!! (tiraba de su valija y hablaba por su móvil mientras
intentaba correr detrás de la comandante)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Teresa estaba escribiendo algo en su portátil, mientras miraba algo de un expediente que
tenía abierto al costado de su escritorio. En su oficina, Gimeno estaba en una de sus
“averiguaciones” internéticas, conectado con uno de sus “amigos” pidiéndole que
buscara algunos datos sobre la azafata “Gata Flora”, como la llamaba. Esther estaba en
su despacho cerrando uno de los expedientes que tenía pendientes. En la mesa de café,
los dos policías que custodiaban a Esther leían el periódico y tomaban la enésima taza
del brebaje, mientras comentaban las noticias del fútbol
Se abrió la puerta del ascensor y emergió su uniforme azul marino como una tromba.
Con la gorra debajo de su brazo, el bolso colgando de su hombro, su chaqueta abierta, el
cabello recogido con una coleta, los ojos desencajados y sus mejillas rojas de rabia, se
dirigió a paso firme y rápido por el pasillo hacia el despacho de la jueza
Teresa la notó por el rabillo del ojo
T: (“¡Uy, la comandante! ¡Y parece que se la llevan los mil demonios!”)
Dejó lo que estaba haciendo, se levantó y apuró el paso para alcanzarla, cosa un poco
difícil considerando sus pasos cortitos y las zancadas despatarradas de la piloto
T: ¡Comandante Fernández, no puede pasar, tiene que esperar a ver si la jueza la puede
recibir!
Gimeno tenía su escritorio frente a la cristalera, forma de mantener un control
“adecuado” de los movimientos dentro del juzgado. Vio su figura cruzar veloz por su
campo visual y al instante captó que estaba por “incendiarse Roma”. Cerró la tapa de su
portátil, dejando a su amigo con el “chat” en la boca y se apresuró a ir detrás de la
comandante
Gimeno: ¡Comandante Fernández! ¡Macarena!
La llamó inútilmente, uniéndose al trencito de la piloto como locomotora y Teresa y él
como vagones arrastrados por la tromba
Los dos policías levantaron la vista de lo que estaban leyendo pero no notaron ningún
problema en ciernes, eran dos funcionarios y una piloto de avión, así que siguieron en lo
suyo, comentando el partido del domingo siguiente entre los colchoneros y los
merengues
Maca no escuchó ni a Teresa ni a Gimeno o sí los escuchó pero no les dio ni bola. Llegó
hasta la puerta del despacho de la jueza y la abrió sin llamar, sin golpear, a lo huracán
tropical
Con las alas rotas
137
M: ¡¡Usted!! ¡¡Usted!! (entró y la señalaba con el dedo índice, mientras su gorra caía al
suelo al levantar el brazo)
Esther levantaba la vista de su portátil y se encontraba con esa figura conocida, con los
ojos llenos de odio y el rostro arrebatado, caminando hacia su escritorio
E: Comandante... (atinó a decir)
M: ¡¡Usted!! (volvía a señalarla furiosa) ¡¡Usted me ha cortado las alas!!
E: ¡¡Pero qué dice!! (poniéndose de pie)
M: ¡¡No voy a volver a pilotar un avión por usted!! (seguía señalándola con el dedo
índice)
Ya estaba frente al escritorio de la jueza, los ojos ahora hacían contacto directo. Detrás,
entraban al unísono Teresa y Gimeno, casi tropezándose entre ellos al querer pasar los
dos por la puerta al mismo tiempo
T: Lo siento Esther, pasó sin nuestro permiso
Gimeno: Comandante, Macarena, pufff, pufff, no puede entrar así en el despacho de la
jueza
Ese contacto visual con Esther produjo algo en Maca. El encuentro en la farmacia,
aquellas miradas, aquellas sensaciones, reaparecieron. Una cosa era mascullar rabia e
impotencia mientras venía en el taxi, pensando en todo lo que le iba a decir a la mujer
que, según ella, había “cortado sus alas”. Otra cosa era mirarla frente a frente
Toda su furia comenzó a desvanecerse. Esa mujer frente a ella la atraía, sin duda, y le
provocaba multitud de sensaciones. Una mujer del tipo de las que a ella la fascinaban,
como Lois, con personalidad y encanto en sus facciones adustas
La rabia daba paso a la enorme angustia que oprimía su pecho
M: ¡¡Me ha quitado todo!! (apoyaba sus brazos sobre el escritorio y se encorvaba, con
el aspecto de alguien derrotado y quebrado, su voz fuerte pero temblorosa)
Esther la miraba alelada, aunque alerta. Cuando la comandante levantó su cabeza, se
quedó mirándola a los ojos, no podía dejar de hacerlo, eran un imán poderoso. Y ahí
“vio” lo mismo que Gimeno y su madre veían, esa “melancólica fogosidad”, ese alma
transparente que se desnudaba ante ella
M: ¡¡¿Por qué no esperó un poco más?!! ¡¡¿Por quéeeeee?!! (las lágrimas comenzaban
a fluir sin freno)
T: ¿Llamo a seguridad, señoría? (la mujer no sabía qué hacer, qué decir)
E: Comandante, ¡¡siéntese!! (¿de dónde salió su voz grave, fuerte, segura?, todo su
cuerpo temblaba y se sostenía de esas dos manos que había apoyado sobre el escritorio)
Gimeno miró a Esther y a Maca, aunque a esta última la veía de perfil. Notó su duda un
instante para luego sentarse, como si una fuerza superior la obligara
Gimeno: Jmmm
Con las alas rotas
138
Se seguían mirando, una a la otra, la otra a la una
E: Por favor, dejadnos a solas. Cerrad la puerta (le decía a Gimeno y Teresa, sin
mirarlos)
T: Pero...
Gimeno: Venga, vamos Teresa, la señoría tiene todo bajo control (tiraba del brazo de la
mujer)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia subía al auto del copiloto y le daba un beso
Aimé: ¿Fue a Ryanair?
Claudia: No. Hablé con el gerente, preguntó en recepción, no está allí (se sentaba y se
ponía el cinturón)
Aimé: ¿Adonde vamos entonces?
Claudia: Al juzgado. Si no me equivoco, y la conozco bien, fue a reclamarle a la jueza
Aimé: ¡Eso es una locura!
Claudia: Locura o no, estoy segura de que fue allí. ¿Sabes cómo llegar?
Aimé: Jmmm (asentía con la cabeza y miraba por el espejo del costado para ver si venía
alguien y sacar el auto del aparcamiento)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La puerta se había cerrado. Ahí estaban, Maca sentada frente al escritorio. Esther en su
poltrona en el lado opuesto
E: No tuve otra opción que pedir ese informe a la empresa, señora Fernández
La pena de esa piloto le llegaba directo al corazón. Intentaba mantener su pose de jueza
impertérrita, mientras por dentro se sentía a punto de sucumbir ella también. ¿Por qué
no había esperado a interrogarla de nuevo?, se preguntaba inútilmente
Maca bajaba la cabeza y depositaba su bolso en el piso, sacando luego unos kleenex del
bolsillo de su chaqueta. Se secaba la humedad de su nariz y sus mejillas. Cogía aire y
volvía a levantar la vista
M: Si me hubiera dejado explicarle (meneaba la cabeza)
E: ¿Yo se lo impedí el otro día? (no había sido culpa suya, se repetía aunque estaba
lejos de estar completamente convencida)
Maca negaba con la cabeza y nuevamente bajaba la vista. Ese gesto, la forma en que su
rostro mostraba crudamente su dolor, hicieron que Esther sintiera una ternura enorme
por esa Macarena. Trató de sacudirse ese sentimiento que la invadía, necesitaba ser
objetiva, era la jueza de instrucción y Maca la imputada, no podía permitírselo
M: Yo... el otro día... me enfurecí (con la vista gacha)
E: Ya me di cuenta (“¡por lo menos lo reconocía!”)
Con las alas rotas
139
M: Lo siento... (levantaba la vista) yo no tengo nada que ver con esto, señoría.
(nuevamente las lágrimas bajaban por su rostro)
E: Por favor, no llore (le temblaba la voz)
M: No hice nada, mi mujer Sam tampoco, prestó la valija y...
E: Mire... (ahora ella bajaba el rostro, “¡claro, su mujer!, Macarena tiene esposa,
Esther”) no quiero hablar del caso sin su abogada presente y mi secretario también, no
debo (recomponía su rol, era la jueza, tenía que ocuparse de esto como correspondía a
su función)
M: Es que necesito explicarle. Si hubiera esperado un día... ahora no volveré a volar
¡Cómo machacaba con eso! No volaría por ahora y se notaba que para ella era algo
vital. Esther se sentía culpable, aunque no lo fuera. Había cumplido con su deber, pero
la angustia de esa mujer la invadía. Juntó todas las fuerzas para volver a dirigirle la
palabra
E: Le repito comandante, no quiero hablar sobre el caso sin su abogada presente. Usted
debe tener todas las garantías de defensa y si yo permitiera...
M: Usted es justa, Claudia me lo dijo, es legal (se sinceraba clavando sus pupilas en las
de Esther)
Esther la miraba tratando de que no se le escapara lo que vivía interiormente. ¿Su
amiga, la letrada Castilla había dicho eso? No se había equivocado con su opinión sobre
la abogada, aunque no hubiera visto en su momento lo que hoy veía en esa piloto
M: Yo... yo... señoría, no volveré a volar (estallaba en llanto)
Esther cogía aire
E: Comandante, si es como usted dice, que no tiene nada que ver... (hacía un segundo
de silencio) cuando esté excluida como imputada, la van a reponer en su puesto
Maca negaba con la cabeza
M: No, no se manejan así. Aunque me exoneren en el caso, no me devolverán mi avión.
Me pasará lo que le pasó a Aimé, con suerte podría ser copiloto quizás
Esther no entendía de qué hablaba, además, no podía ser que esto fuera definitivo
E: Pero usted es la comandante, la habrán suspendido temporalmente y después...
M: No, señoría. No hacen así las compañías aéreas, manejan... otros códigos
E: Comandante, la ley existe para todos, si usted tiene un puesto no se lo pueden quitar
porque...
Maca la interrumpía
M: En su mundo de funcionaria puede ser. En el mío, no
Esther no sabía qué responder. Si no la reponían en su puesto, la comandante tendría
que hacer un juicio exigiéndolo y habría que ver si no terminaba con una indemnización
monetaria y a buscar otro trabajo
Con las alas rotas
140
Maca se agachaba para coger su bolso y se ponía de pie, colgándolo de su hombro. Su
rostro estaba demacrado pero parecía haber recuperado su compostura, se seguía
limpiando la humedad de su nariz con el kleenex que tenía en la mano. La tristeza de
sus ojos era un guantazo directo al rostro de Esther
M: Me disculpo por esta escena de hoy. No sé por qué vine aquí, a recriminarle. Usted
cumplió con su deber. No tiene responsabilidad por la política laboral de las compañías
aéreas o de Ryanair. Es mi problema, por no haberme explicado, por haber actuado mal
el otro día
E: Señora Fernández... no era mi intención que la suspendieran. Pedí los informes
porque debo cumplir mi deber (volvía a explicarse, lo necesitaba, no quería que pensara
que había sido un desquite por el fallido interrogatorio)
M: No, ya lo sé. Lo hizo porque cree que soy culpable
E: Tampoco comandante, no creo nada. Estoy viendo las pruebas (aclaraba)
M: Claro, las pruebas, claro (cogía aire y la miraba fijo) Espero que esto de hoy no
agrave más mi situación
E: No. No tengo nada personal contra usted y puede creerme, entiendo su angustia y su
rabia (le sostenía la mirada)
M: Vale. Eh... Mi abogada iba a pedir que me dejara declarar de nuevo. Espero que...
E: Apenas llegue el escrito, fijaremos fecha para esa declaración (¡esa mirada!, ¡cómo
la afectaba!)
M: Cuando quiera, total ahora estoy... en el paro. Psss (se aprestaba a retirarse, metía el
kleenex sucio en un bolsillo, sacaba otro kleenex y se seguía secando la humedad de la
nariz)
E: Comandante, antes que se vaya, tengo que pedirle un favor
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Se metía en la parte trasera del auto de Aimé, ponía su bolso a un costado y se
abrochaba el cinturón. Adelante, Claudia se giraba hacia atrás, mientras Aimé iba a
pagar el estacionamiento
Claudia: Ahora ya me puedes contar qué pasó ahí adentro, no me dejaron pasar esos
dos policías. No entiendo cómo a ti te dejaron llegar hasta el despacho de la jueza
M: ¡No lo vas a creer! (se apoyaba contra el respaldo del asiento, todavía conmovida
por la noticia)
Claudia: Lo que no me puedo creer es que hayas venido a reclamar a la jueza tu
suspensión. ¡Estás loca! Esta mujer te va a tener entre ceja y ceja
M: ¡Para nada! Más cuando escuches esto. Adivina quién es la señora jueza (más
relajada, jugaba a los acertijos con su amiga)
Claudia: ¿Esther García Uriburu?
M: Nena, haz un esfuerzo y trata de adivinar
Claudia: No estoy para adivinanzas, no sé si te das cuenta que se me salió el alma por
la boca con esto que has hecho (enfadada)
M: Te doy una pista. Tiene una hija que es mi locura (parecía ni acordarse del follón
que había armado y menos aún de que la jueza le “había cortado las alas” (Maca dixit))
Claudia: ¿Eh? (no entendía nada)
Aimé: Listo. ¿Vamos a tu casa? (había abierto la puerta y se sentaba en el asiento del
conductor)
Con las alas rotas
141
M: Vayamos a comer a algún lado y a charlar. Aimé, tú también la has visto así que te
va a sorprender mucho esta noticia (se había relajado y calmado tanto que sonreía
abiertamente)
Aimé: No sé de qué hablas, pero venga, sorpréndeme (encendía el coche)
Claudia: Maca, déjate de jueguitos (un poco harta)
M: La jueza García Uriburu es... es... (hacía unos segundos de silencio)
Claudia: Ahhhh... (más que harta, se giraba en su asiento mirando hacia adelante)
M: La madre de Patri, la hija de Encarna
Aimé: ¡Noooo! (por la sorpresa sacaba el pie del embrague antes de tiempo y el auto
daba una sacudida)
Claudia: ¡¡¿Queeeeeé?!! (se daba vuelta de nuevo y la miraba a Maca con los ojos
abiertos como faroles)
Aimé: ¡Con razón le veía cara conocida, ahora la ubico, es la que vi en el portal!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Habían pasado varios minutos desde que traspusiera la puerta, pero todavía parecía estar
allí. Su perfume flotaba en el aire. Sentía su tristeza instalada en el pecho
E: (“¡Joder!” meneaba la cabeza)
Necesitaba hablar con Cruz, comentarle lo que había pasado
C: Ni por tu móvil, ni por el mío, menos que menos por los teléfonos fijos
E: Cruz, me parece que estás paranoica
Se miraba en el espejo de su ropero y arreglaba el cuello de su camisa, no le gustaba
mucho la combinación de colores que había elegido, mejor se ponía un jersey. Desde la
cama, apoyada en las almohadas, con un morado intenso alrededor de su sien derecha
y un parche que le cubría la herida, Cruz la contemplaba. A un costado, la bandeja del
desayuno que su madre les había traído al dormitorio
C: Te queda bien, Esther
E: Jmmm (no muy convencida, cogía un pañuelo para su cuello)
C: Ahhh, eso está mejor, con el pañuelo está mucho mejor
E: Bueno, lo dejo así
C: Habla con Gimeno, dos móviles pre-pago, que también compre varias tarjetas
E: A ver... (se giraba). Tiene que llevar los documentos para comprarlos, van a
aparecer nuestros nombres o al menos mi nombre
C: Por eso te digo que hables con Gimeno, él sabe dónde conseguirlos sin necesidad de
que aparezcan nuestros nombres
E: ¿Quieres decir...? (hacía un gesto con la mano de “robados”)
C: Tú dile que los compre, que se lo pido yo. Tendrás que sacar dinero del cajero, yo
después te pago el mío, nada de tarjeta
E: Cruz, los compro yo, no tienes que pagar nada. Pero ¿te das cuenta que es...?
C: Esther, no vamos a planificar el asalto al BBVA ni un asesinato, necesitamos una
comunicación segura, baja a tierra por favor y déjate de chorradas legales
Cogía el teléfono y llamaba al secretario a su oficina
Con las alas rotas
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E: Gimeno, por favor, ¿puedes venir a mi despacho?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaban sentados en un bodegón no muy lejos de la casa de Maca. La piloto ya había
llamado a Magda para avisarle que se demoraba y había hablado con Sam para
tranquilizarla, normalmente a esa hora ya estaba de vuelta y la chica se preocupaba
Claudia: Primero lo primero, qué pasó en ese despacho antes de la gran noticia.
(mucho más tranquila ahora)
Maca les fue relatando su entrada furiosa, su charla con la jueza y cómo la había tratado.
Aimé escuchaba atento
Claudia: Te lo dije (levantaba un dedo y la señalaba) Es una señora jueza
M: Sí, la opusina es guai
Aimé: Jeje (no podía evitar la sonrisa entre dientes)
Claudia: ¡No la llames más así! Si se te escapa y lo escucha...
M: Vale, vale (sonrisita sarcástica)
Claudia: ¿Qué estás tramando? Te conozco Macareeeena... (con retintín)
M: Jmmm, no tramo nada. Sólo que... se me cruzó por la cabeza que ésta de opusina no
tiene nada (divertida)
Aimé: Jmmm (creía entender el comentario de Maca y sonreía)
Claudia: Aysss, Macaaaaaa. Venga, cuenta cómo te dijo que era la madre de Patri
El camarero traía los platos de comida y esperaban a que se retirara para seguir con el
relato
M: Fue... raro. Porque...
E: Comandante, antes que se vaya, tengo que pedirle un favor
M: ¿Un favor?
E: Jmmm. (carraspeaba) Sí
M: Usted dirá
E: Ehh... yo... ehhh... Mire, le pido que no le haga más regalos a mi hija y tampoco a mi
madre
M: ¿Qué? (arrugaba la frente, extrañada)
E: No puedo tener amistad y menos aún recibir regalos yo o mis familiares de un
imputado en un caso, me tendría que abstener
M: ¿De qué habla?
E: Soy la madre de Patricia, la hija de Encarna
M: No sé quiénes... ¡¡ooooooooh!! ¡Joder! ¡No puede ser!
Esther la miraba con cierta aprehensión
M: ¡¡Usted!! ¡¡Claroooo!! Ahora que me lo dice... (se sentaba de nuevo en la poltrona,
más bien, se caía sentada en la poltrona) ¡¡se parece mucho a la niña!! ¡¡Con razón
Patri es tan guapa!!
Claudia: ¡Le dijiste guapa! ¡A la jueza! Maca, no tienes cura
Con las alas rotas
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Aimé: Jijijijijiji
M: Se lo dije a la hija. Bueno, a ella también, porque... guapa es guapa, ¿no?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¡Vilches! ¡Qué sorpresa! No te esperaba
El comisario iba directo hacia la poltrona y se sentaba
V: ¿No tendrás por ahí un cafecito? Hoy ni almorcé
Esther sonreía. Sabía que ese “ni almorcé” era una exageración del policía,
probablemente no había podido ir a su tradicional bar de tapas
E: Vale. Espera que llamo a Teresa
Unos minutos después, con una buena taza de café y unos bollos, Vilches parecía haber
recuperado su humor agrio
V: Estos bollos son de ayer, yo que vosotros cambio de panadería. Jmm (último sorbo
de café)
E: Vale, le diré a Teresa (sonreía) ¿A qué debo el honor de tu visita? (sarcástica)
V: Necesito tus horarios y tus rutinas para organizar la custodia para la semana que
viene
E: Jmmm. ¿Todo lo que hago?
V: Sí, inclusive tus escapadas al sex shop
E: ¡Vilches! Jeje (divertida con la ocurrencia del comisario) Te lo anoto, igual la
semana que viene es Navidad y esos días no trabajamos, así que... (cogía un papel y un
boli)
V: Igual tendrás custodia
E: ¿En Navidad? Vilches, la pasamos en casa, no creo que salgamos y...
V: Tendrás custodia. (la interrumpía con tono seco)
E: Vale. ¿Tenéis idea de quién puede estar detrás de la amenaza? (mientras comenzaba
a escribir su rutina diaria)
V: Sí
Esther levantaba la vista intrigada
E: ¿Quién?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¿Levantada? Tenías que hacer reposo (dejaba las llaves en la mesa del costado y se
quitaba el abrigo)
C: Estoy más aburrida que la ostia. Pufff (seguía con su tarea en la mesa frente a los
sillones)
E: ¿El arbolito ése es el regalo de Sam? (colgaba el abrigo y su bolso)
C: Sí (sonreía) Bonito, ¿no?
E: ¿Por qué ahí? (caminaba hacia los sillones)
C: Hubo votación, se impusieron las nenas, lo quieren aquí
Con las alas rotas
144
Esther se agachaba y le daba un beso a su amiga
E: ¿Cómo estás?
C: Bien, me duele un poco si me río, jeje (empezaba a colocar las luces en el arbolito)
E: ¿Dónde lo vas a enchufar?
C: Tu madre compró una regleta, fíjate, la pasó por debajo del sofá y la mesa y ni se
nota
E: ¡Esta mujer tiene un ingenio para estas cosas! (se agachaba y miraba donde Cruz le
indicaba) ¿Adonde fueron?
C: Como llegaron antes por la fiesta de Navidad en el cole, se fueron al parque
E: Espero que mi madre no se vaya de lengua si se encuentra con la comandante
C: Tu madre... jmmm... (tenía dificultades para colgar una luz)... sostén esto mientras la
engancho (le daba la punta de un cable)
E: Bueno
C: Jmmm... decía... tu madre es una artistaza del interrogatorio, voy a copiar su técnica.
Jmmm. Ya está, puedes soltar el cable
E: Te hizo un tercer grado
C: Me vi en figurillas para escabullir el bulto, ¡qué sutil es! Cuando me di cuenta hacia
donde iba, me agarró un dolor de cabeza que me tuve que acostar
E: Mira quién habla de artistaza, jajaja. Me voy a preparar un café, ¿quieres algo?
C: Lo mismo que tú
E: Traje los dos móviles que según Gimeno no existen (se levantaba e iba hacia la
cocina)
C: ¡Bien! (seguía en su tarea, muy concentrada)
E: Estuvo Vilches en el juzgado (ya desde la cocina, mientras preparaba las tazas)
C: Jmmm. (súper concentrada en su tarea) ¿Para qué?
E: Por mis rutinas diarias, por la custodia, una noticia
C: Ahhh. Jmmm (ni bola, el arbolito ése absorbía su atención)
E: También estuvo la comandante (servía el café)
C: Ahhh (de pronto caía en la cuenta que había dicho “la comandante”) ¡¡La
comandante!! ¡¡¿Para qué?!!
E: Vino enfurecida a reclamarme que se quedaba sin avión por mi culpa (ponía las tazas
con el café en una bandeja y se encaminaba hacia la mesa de la sala)
C: ¿Se quedaba sin avión?, ¿qué?, ¡¡¿ella es la dueña?!!
E: Cruz... (con retintín) Una forma de decir. La suspendieron y para ella es eso,
quedarse sin su avión (llegaba a la sala y ponía la bandeja sobre la mesa) Deja eso y ven
a tomar el café, que te cuento todas las novedades antes que vuelvan del parque
C: ¡Ya mismo!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Se metió en la ducha y se quedó largo tiempo. Dejaba correr el agua por su cuerpo y que
la tibieza fuera descontracturando su espalda. Había sido una jornada larga y estresante
y ahora empezaba a sentir agujetas en todo su cuerpo
A su llegada a la casa, había pasado largo tiempo con su hijo. La alegría del pequeño al
verla, sus caricias con esa manita pequeña y sus “da-da” eran el mejor bálsamo para su
estado de ánimo. Sam se lo había enseñado, ella era su “ma-ma” y Maca su “da-da”
Con las alas rotas
145
Esa noche tendría que contarle a Sam. Sobre su suspensión, sobre la maleta y esperaba
que recordara cuándo se le había entregado a la vecina. Sí, también tendría que
comentarle sobre la vecina. Aimé tenía razón, Claudia tenía razón. No debía seguir
ocultándole lo que sucedía
Sam y Magda habían llevado a Pedro al parque, como todos los días. Prefirió quedarse,
no quería encontrarse con las nenas y especialmente con su abuela, Encarna. ¿Cómo iba
a tratarla la mujer ahora que sabía que estaba imputada en un caso criminal que llevaba
su hija? Su opinión le importaba a pesar que hacía poco la conocía
M: (“Seguramente le contó todo. ¿Qué le habrá dicho de mí?” (se preguntaba mientras
recordaba la escena que había hecho en el juzgado)
Esther la miraba con cierta aprehensión
M: ¡¡Usted!! ¡¡Claroooo!! Ahora que me lo dice... (se sentaba de nuevo en la poltrona,
más bien, se caía sentada en la poltrona) ¡¡se parece mucho a la niña!! ¡¡Con razón
Patri es tan guapa!!
E: Jmmm (carraspeaba, trataba de no darse por enterada del piropo) Usted entenderá
mi posición
M: ¡¡La madre de Patri!! ¡¡Jooooooder!! (asombrada)
E: Mire comandante, no voy a impedir la relación de amistad de su mujer y su hijo con
mi hija o mi madre
M: Ahhh, menos mal. Porque se llevan muy bien, venga, que mi hijo adora a su hija. Y
Sam también, nunca había logrado que la entendieran tan bien desde que llegó a
España
E: ¿No? (a esta jueza le alaban lo que hace su hija y empieza a babear como cualquier
madre y se olvida de la imputada, la maleta y tutti cuanti)
Maca negaba con la cabeza
M: Es que Patri es... tan... tan divina (se babeaba por la niña) Y Candela también, eh
E: También, sí, jeje (dos babeando, jueza e imputada)
M: Le agradezco señoría. Entiendo lo que me dice, no se preocupe, no habrá más
obsequios
E: Y entenderá que hasta que todo esto se aclare, tampoco visitas a su casa
M: Uy, ¡qué pena! Justo ahora que casi está terminada la sala de juegos
E: ¿Sala de juegos? (madre babosa convertida en cotilla, estas dos ya parecían dos
mujeres que habían trabado amistad)
M: Estoy haciendo reformas y separé una habitación para eso, tengo una casa grande
E: Mi madre me comentó algo
M: Vale. Bueno, creo que es hora que me vaya. Ehhh... ¿le puedo hacer una pregunta?
(se ponía de pie)
E: Espero poder contestarla, comandante
M: Si puede, claro. Ehhh... Candela... ahora que me entero de que usted es la madre de
Patri, me doy cuenta de algo. Es parecida a la inspectora Cruz, muy bonita como ella
Esther carraspeaba de nuevo. ¿Esta mujer se fijaba en todas? ¡Y no se cortaba un pelo
a la hora de alabar a las mujeres! ¡Ahora Cruz!
Con las alas rotas
146
M: ¿Tiene algo que ver con ella? (ni se inmutaba por el carraspeo de la jueza)
E: Sí. Es su hija
M: Ahhhh. De tal palo tal astilla. Felicidades a ambas, tienen dos hijas encantadoras
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Primero lo de Vilches
C: ¿Y me dejas comiéndome el coco por la comandante? No es justo, siempre dejas lo
bueno para el final, me tienes en ascuas
E: Anda, toma el café y escucha, que esto también te va a interesar
C: Vale, venga, cuenta (tomaba un sorbo de café)
E: Vilches tuvo una corazonada y tocó algunos contactos por ahí
C: Soplones, jmmm (otro sorbo)
E: Eso. Bueno, dice que detrás del aviso de ayer están los socios de Raúl
C: Fffff... cof, cof, cof (se atragantaba con el café) ¡¡¿Qué?!!
E: No cree que Raúl esté enterado, no lo ve tan... “joputa”. Dice que es un mentecato.
Pero que sus socios son de cuidado
C: ¿Son los mismos de la anterior investigación?
Esther asentía mientras bebía otro sorbo de su café
C: Pero ¿por qué a ti?, si tú no los estás investigando
E: Dice que se agitó el avispero con las averiguaciones y como yo estoy involucrada
por lo del divorcio y las propiedades que mi marido puso a mi nombre, parece hay
mucho dinero en juego. Vilches cree que el dinero que usó Raúl en realidad no es todo
de él, que parte es de estos tipos y que puede haber más ilícitos de lo que creíamos
C: ¡Coño! ¡Te han usado para lavar dinero!
E: Me pidió que no demos ningún paso con el tema de las propiedades y Hacienda sin
consultarlo, porque antes quiere mandarle un mensaje a los tipos, que si me tocan un
pelo a mí o a mi familia... van a tener follón y en grande. ¿Tú entiendes a qué se refiere?
C: Estoooo... (bajaba la vista)
E: Cruz, cuando le pregunté me dijo que no me preocupara, que todo era legal
C: Y... claro (meneaba la cabeza)
E: Cruz, algunos métodos de Vilches a veces no son muy... de acuerdo al protocolo
C: Esther, Vilches a veces se salta el protocolo, pero no hace nada ilegal, te lo aseguro
(tomaba la mano de su amiga para tranquilizarla)
E: Eso espero, porque no quiero amenazas ni...
C: Tú tranquila. Hagamos lo que dice, apenas tenga listo el cruce entre las compras de
propiedades y los trasplantes ilegales que investigó, nos sentamos con él a hablar la
estrategia con Hacienda y con Raúl
E: Vale (cogía aire)
C: Venga, ahora el cotilleo. ¡¡¿Qué pasó con la comandante?!!
E: Entre otras cosas, que dijo que tú y yo somos bonitas
C: ¡¡Nooooo!!
E: Te lo digo, esa mujer no deja títere con cabeza. ¡Le gustan todas! ¡Y no se corta un
pelo, ni siquiera estando frente a la jueza que la puede mandar presa!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
147
Fin de semana en la casa de la sierra. Maca decidió que era mejor hablar con Sam en ese
lugar, gozando del aire libre y el paisaje. Sabía que a la chica ese ambiente la ponía de
muy buen humor y su hijo también lo disfrutaba mucho
El sábado a la mañana, muy temprano, cargaron el auto de Claudia con bolsos de ropa,
correpasillos, carrito, juguetes, biberones, alimentos, en fin, de todo un poco... para el
niño
Camino a la sierra, pararon en una concesionaria a ver el auto que a Sam le gustaba. Era
similar al que habían tenido en Cambridge cuando Lois vivía, un Chevrolet SW, un
coche familiar con mucho espacio y bajo consumo. La concesionaria tenía unidades
para entrega inmediata y como los precios estaban dentro de lo que Maca había
consultado por internet y le bonificaban el seguro básico en Mapfre por un año, la piloto
no lo dudó. Sacó su chequera y pagó el anticipo haciendo la reserva, pasaría en la
semana a buscar el auto y a finiquitar la operación
M: Ya está (con el crío dormido apoyado en su hombro, sonreía viendo a Sam husmear
por dentro el auto con el vendedor que le explicaba los detalles) ¡Mírala qué feliz está!
Claudia: Maca... ¿por qué no vamos a ver otros modelos, otras concesionarias? No
puedes comprar un auto en la primera concesionaria que visitas
M: ¿Por qué?
Claudia: Porque quizás consigas mejor precio en otra concesionaria y...
M: Los miré por internet, está en precio y además está lo del seguro
Claudia: Pero no puedes tener sólo el seguro básico
M: Tienes razón, ahora le pido la extensión
Claudia se quedaba pasmada viéndola ir muy decidida hacia el vendedor. “¡Ayss,
cuando esta mujer está convencida de algo, es un tornado!”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fin de semana en casa de la jueza. Encarna y Carmen se fueron “de compras para
Navidad”, ellas se quedaron con las nenas y aprovecharon a “darles todos los gustos” o
sea, “malcriarlas” un poco
Todavía estaban en la “cama grande”, las nenas saltando y celebrando el “triunfo” en el
ajedrez contra las mamis, cuando Encarna y Carmen entraron a la habitación, previo
esconder los regalos, por supuesto
En: ¡Todavía no se vistieron, ni se levantaron de la cama! ¿Habéis visto qué hora es?
Patricia: ¡Abu! ¡Les ganamos tres partidos! (saltando como si la cama fuera un
trampolín, con Candela haciendo lo mismo a su lado y sus madres tumbadas en los
bordes con cara de “culpables de todo cargo”)
Carmen: ¡Ni que fuera un partido de fútbol! (asomando su cabeza para fisgonear)
Candela: ¡Les hicimos muchos goles!
C: Jeje
En: ¡Esther! ¡A la sala! (estaba muy seria, parecía enfadada y señalaba hacia afuera con
su brazo derecho y dedo índice extendidos)
C: ¡Uy, se cabreó! Tendríamos que haber preparado la comida, Esther
Con las alas rotas
148
E: Puro teatro, ya te cuento (le guiñaba el ojo y salía de la cama, poniéndose la bata)
¡No empecéis sin mí, ya vuelvo!
Patricia: Sí, mami (sentándose y comenzando a ordenar las figuras sobre el tablero)
Candela: Nosotras los muñecos azules
C: ¡Otra vez!
Patricia: Sí, tía. Las que ganan, eligen
C: Uhhhhh
Encarna había salido antes y ya en la sala, esperaba por Esther
E: Dime, mami
En: Yo acepto que no nos pueda regalar nada (Carmen se ponía a su lado y asentía con
la cabeza)
E: ¿De qué hablas?
En: Pero ninguna ley dice que nosotras no podamos regalarle a la comandante, a Sam y
a ese bebé tan majo que tienen
E: ¡¡¿Quéeee?!! (casi se cae de culo de la sorpresa)
Carmen: Sí. Esas cajas son regalos para ellas (señalando a un costado, sobre el sofá,
unos paquetes) y no aceptamos que nos digas que no podemos
En: ¡Eso!
Las dos con los brazos cruzados, como efigies egipcias enfadadas. ¿Quién les dice que
no?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sam: ¿Claudia queda?
M: Sí, el fin de semana, luego vuelve a Madrid
Sam: ¿Aimé vino?
M: Jeje. Sí, viene esta tarde y se queda hasta el domingo
Sam: Mucho gusto Aimé. Mucho gusto Claudia quiero
Caminaban por el sendero, Sam colgada del brazo de Maca. Hacía bastante frío pero la
chica aceptó gustosa salir a hablar mientras caminaban afuera. Muy bien abrigadas, iban
a paso lento hacia la zona de boscosa de la sierra
M: Sam, tengo muchas cosas que contarte, importantes. ¿Quieres que te las diga en
inglés para que entiendas bien?
Sam: No, español, no entender dijo
M: Vale. ¿Recuerdas que te pregunté por mi maleta nueva?
Sam: Your case. Yes. Almudena [Tu maleta. Sí]
M: ¡Bien! Almudena dice que te la devolvió
Sam: ¿Devoliooo?
M: Devolvió. She gave it back to you [Ella te la devolvió]
Sam: No, no. She didn't give it back to me [Ella no me la devolvió]
M: OK sweetie. Try to remember when you gave it to her [Está bien, cariño. Trata de
recordar cuándo se la diste]
Sam: Why? [¿Por qué?]
M: Because.. [Porque...]
Con las alas rotas
149
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: ¡Qué agotador es ser madre tiempo completo! (se tumbaba contra el respaldo del
sofá) Menos mal que se las llevaron a dar una vuelta
E: Jeje. Tú te crees que ya estás recuperada, tienes que descansar más, ese golpe fue
muy fuerte (se sentaba a su lado)
C: No Esther, es hijitis aguda. Dime que a ti también te pasa, porfa (la miraba de
costado)
E: Son agotadoras, cuánta energía. Pufff (se apoyaba contra el respaldo y cerraba los
ojos)
C: Están excitadas porque saben lo de los regalos de Navidad
E: Y por tu herida. Yo creo que aunque les ocultemos las cosas, se enteran más de lo
que parece
C: No les podemos decir la verdad
E: Algo intuyen Cruz, son nenas inteligentes, están pendientes de todo
C: Lo mismo tu madre y Carmen
E: Esas dos son dos zorras. ¿Has visto lo de los regalos que les compraron a la
comandante y su familia?
C: ¡Uhhhh! ¿¡Qué dices!? ¡¡¿Zorras?!! ¡Qué fuerte!
E: Zorras como el Firefox, no me entiendas mal. Astutas, rápidas, eficientes
C: Ahhhh. Y software libre
Esther la miraba achinando los ojos y de pronto las dos comenzaban a reírse como
tontas
E: Fue un chiste malo
C: Jeje. A Gimeno le hubiera parecido brillante
E: Seguro
C: Esther...
E: Dime
C: Hablemos en serio. ¿Qué vamos a hacer con el follón que tenemos?
Hora de hablar en serio de varios temas pendientes. Esther atacó el primero y a su
parecer, el más importante. La situación financiera de Cruz
E: No puedes hacer milagros con tu salario. Hasta que el imbécil de tu ex te pague la
mensualidad y lo que te debe, te propongo algo. ¿Por qué no te mudas acá? Aquí sobra
espacio, podemos compartir los gastos
C: ¿Eh?
E: Jmmm. Mira, alquilas tu casa, con eso pagas la hipoteca. La nena al cole con Patri,
ahí te ahorras un pastón. Te compras un coche decente en cuotas, lo necesitas por tu
trabajo. Nos acompañamos, nos ayudamos...
C: ¿Qué hago con el mobiliario?
E: Jmm. Lo guardas en un depósito. O alquilas el departamento con muebles
Cruz meditaba un momento la propuesta
E: ¿Qué me dices?
C: ¿Vivir juntas? (sonreía, se entusiasmaba con la idea de Esther) ¿Nos llevaremos
bien?
Con las alas rotas
150
E: Jmmm (asentía con la cabeza) Como dice mi madre, carne y uña. Jeje
Acuerdo rápido sin mayor discusión, la policía se mudaría los primeros días de enero
C: ¿Y con Raúl? ¿Qué vamos a hacer?
E: No sé. Esperemos a juntar los datos y lo charlamos con Mar y Vilches. Por ahora,
seguiré teniendo custodia, no hay otra salida
Cruz se quedaba pensativa unos segundos
C: Está bien. Pero hay otro tema que me inquieta
E: ¿Qué?
C: La comandante Macarena Fernández
E: ¿La comandante? (no entendía qué tenía que ver con lo que estaban hablando)
C: Sip (asentía con la cabeza)
E: Cuando la letrada presente el pedido, la citamos a declarar
C: No te escapes por la tangente
E: ¿De qué hablas? Es un caso de...
C: De que la tía sacudió cada molécula de tu cuerpo, de tu almaaaaaaa... por decirlo en
forma elegante
E: ¡¡Pero qué dices mujer!! (asombrada-espantada por lo que le decía su amiga)
C: ¿Te das cuenta de que hoy me la has estado mencionando cada cinco minutos?
“¿Usará siempre el pelo recogido en coleta?” (comenzaba a recordarle los comentarios
e imitaba sus gestos) “Tiene razón Gimeno, ha perdido peso, me fijé lo del cinturón”,
“no me quieren decir qué le compraron para Navidad”, “no la vieron en el parque,
tampoco a la mujer, ¿se habrá agravado su salud?” ¿Sigo?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Lunes de mucho trabajo en el juzgado. Jueves y viernes iban a ser festivos así que había
que apurar varios expedientes, Esther marcaba el ritmo y los funcionarios estaban
sobrepasados con sus exigencias. Claudia se dio cuenta del “ambiente” y trató de poner
su mejor sonrisa para que esa funcionaria, Teresa, le permitiera hablar con la jueza
T: Déjeme el escrito y le avisamos cuando se fije la fecha de la declaración
Claudia: Vale, pero necesitaría hablar un minuto con su señoría
T: Hoy no, tiene mucho trabajo
Claudia: Por favor, pregúntele si me puede recibir, no le voy a robar más de un minuto
Teresa accedió, había que reconocer que cuando la “delantera campeona” hacía
mohines, era imbatible
E: Tome asiento, abogada (sonreía)
Claudia: Le agradezco señoría que me atienda, sé que está con mucho trabajo, va a ser
breve
E: Usted dirá
Claudia: He dejado el escrito pidiendo la declaración de la comandante Fernández
E: Ahhh. Me lo traerán enseguida, apenas lo unan a autos. Le dije a la señora Fernández
que fijaría fecha lo antes posible
Claudia: Le pediría si puede ser antes de los festivos
Con las alas rotas
151
Esther la miraba seria
E: No creo, tengo las audiencias ya agendadas señora Castilla. ¿Cuál es la diferencia
entre esta semana y la que viene?
Claudia: Jmmm. Mi impresión personal, y le aseguro que no tiene nada que ver con la
comandante Fernández... es que su declaración puede ayudar al rumbo de la
investigación y las personas que va a mencionar están alertadas
Esther fruncía el ceño
E: ¿Usted dice que esas personas podrían... cambiar de domicilio?
Claudia: Sí
E: Entiendo... jmmm (echaba una ojeada a la agenda a su costado) ¿Mañana, a las
nueve?
Claudia: Muchas gracias
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¿Qué te ha dicho?
M: No hay problema, mañana a las ocho está aquí (cerraba su móvil) Magda es muy
maja
Claudia: Jmmm. Venga, siéntate y repasemos esto antes que se despierten de su siesta.
(concentrada, mirando unos folios que había preparado con los datos que le había dado
la piloto)
M: Vale (se sentaba frente a ella, al otro lado de la mesa)
Claudia: Toma esta copia, fíjate si falta algo
Maca cogía la hoja y comenzaba a leerla. Así un par de minutos, cada una concentrada
en su copia
M: No mencionas que hubo dos despachos más de maletas, además de éste
Claudia: Jmmm. No tenemos las fechas
M: ¿No podemos pedir una copia de lo que la compañía envió al Juzgado?
Claudia: Si lo pido, van a tardar hasta la semana que viene para dármelo (seguía
mirando su copia)
M: Ahhh. ¿No conoces a nadie que te pase las fechas por teléfono?
Claudia: No. ¿Tú? (levantaba la vista)
M: No, nunca despachaba mi maleta. Siempre el bolso, de hecho me sorprendí cuando
me dieron la nueva, la anterior la había devuelto
Claudia: ¿Y ésta por qué no la devolviste?
M: Pensé que podría llegar a necesitarla por Pedro, si alguna vez veníamos a Madrid los
tres
Claudia: Bueh... (volvía a su hoja) Oye, ¿Sam no puede precisar un poco más la fecha?
Un martes que llevasteis a Pedro al pediatra porque tenía muchos mocos, pufff
M: Nena, demasiado se acuerda. El nene tenía dos meses. ¿Te acuerdas tú lo que hiciste
hace seis meses, hora, día, lugar?
Claudia: ¿Y por las visitas al pediatra no lo puedes sacar?
Con las alas rotas
152
M: Los primeros tres meses íbamos al pediatra varias veces por semana, madres
primerizas. Jeje. El tipo nos veía y sonreía. Yo supongo que pensaría que éramos dos
friquis
Claudia: ¿Lo tienes anotado en algún lugar?
Maca negaba con la cabeza
M: No uso agenda cariño. No tengo tantos compromisos como tú
Claudia: Vale. Jmmm (volvía a la hoja) Pero...
M: ¿Qué?
Claudia: ¿Cómo sabía la jueza que había habido dos despachos de equipaje a tu
nombre?
M: Jmm (levantaba los hombros)
Claudia: A ver. El informe de Ryanair recién lo tienen ahora, pero en el interrogatorio
ya lo sabían
M: Sí. ¿Y?
Claudia: Jeje. Que ese informe no era legal, Maca
M: ¿Y?
Claudia: Ahhhhhhhh, ¡que te tomaron declaración como imputada por un informe que
es ilegal! (se apoyaba contra el respaldo de su silla) ¿No te das cuenta?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En: Disculpe que la moleste Maca. Estaba preocupada, porque no habéis estado en el
parque el fin de semana ni tampoco hoy, temía que Sam hubiera tenido algún problema
Maca estaba a punto de lagrimear emocionada. Cerraba la puerta del portal y salía a la
calle
M: ¿Me permite darle un beso Encarna?
En: ¡Claro! No creo que la ley lo prohíba. Jeje
Se saludaban con dos besos y mucha ternura
M: No sabía cómo se iba a tomar mi situación Encarna, le agradezco que no piense mal
de mí
En: ¿De usted? ¡Psss, por favor! Ya verá que pronto se aclara todo, mi hija es legal y
muy buena en lo que hace (le guiñaba un ojo)
M: Jeje. Lo sé. Jeje
En: ¿Sam está bien?
M: Sí, sí. De hecho, casi ni tiene náuseas, se acostumbró rápido al medicamento. Nos
fuimos a la sierra, a la casita que alquilé. Y hoy llegamos después de comer, están los
dos muy cansados, preferí que se quedaran en casa. Mañana Magda los lleva
En: ¿Y tú? ¿No vas a venir? Las niñas te extrañan (pasaba a tutearla inadvertidamente)
M: Mañana no sé, tengo algunas cosas que hacer pero el miércoles seguro
En: Ya, muy ocupada, jeje (en eso de sonsacar información con un comentario casual,
¡una campeona!)
M: Le cuento. Compramos un auto familiar y mañana voy a...
Con las alas rotas
153
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba nerviosa y lo ocultaba tras la máscara de jueza impertérrita. “Menos mal que está
Cruz conmigo” pensaba mientras salía del ascensor. Habían preparado juntas las
preguntas a realizar después que la comandante “dijera” lo que tenía que decir. Hoy a la
mañana había cambiado de vestimenta tres veces, nada la convencía, hasta que Cruz le
eligió la combinación que más la favorecía. “¿No es muy llamativa?”, “para nada,
¡estás guapísima!”, “Cruz, que no voy a seducir a esta mujer”, “jeje, ¡claro, claro!”,
“¡¡Cruuuuuz!!”, “estás elegante pero cashhhhual, nada estridente, bien, muuuuu bien”
Teresa se acercaba a las dos mujeres con una gran sonrisa, mirando de arriba a abajo a
la jueza. Mirada aprobatoria sin duda
T: Buenos días. ¡Cruz! ¡Me alegro tanto de verte bien! ¿Cuándo te quitan los puntos?
C: Hola Teresa. Esta tarde tengo que ir al hospital. Todavía me dura el morado
T: Psss, casi nada (mentía)
E: Buenos días. ¿Alguna novedad Teresa?
Como todos los días, caminaban por el pasillo hacia el despacho de la Jueza
T: Gimeno. Lamenta llegar más tarde
C: Greta. Jiji
T: No sé, porque dijo algo de una cámara de vigilancia y la guardia activa
C: ¿Eh?
E: Aysss, eso no me gusta nada, ¿no estará...? (miraba a Cruz antes de abrir la puerta de
su despacho)
C: Me temo que algo tiene que ver, conociendo a nuestro Secretario
T: ¿De qué habláis? (no se enteraba de nada y eso no era “posible”, quería saber más)
Sonaba el móvil “oficial” de la Jueza. Lo abría, miraba la pantalla
E: Mi madre. Hola mamá [...] Descríbelo [...]
Las otras dos mujeres muy atentas y pendientes del llamado
E: Sí, es Gimeno, el secretario del Juzgado. (suspiraba) [...] ¡¡¿Quéeeee?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Había dormido poco y mal. Tres veces se había levantado a tomar agua y finalmente un
vaso de leche tibia, a ver si podía dormir un tirón más largo. El sueño se repetía y la
preocupaba. Hacía tiempo su libido estaba muy baja, miraba a las mujeres sí, mejor
dicho, las ad-miraba, pero no pasaba de eso. Desde que se enteró del embarazo de Sam
y comenzó los trámites para hacerla venir a España, su mente estuvo concentrada en su
trabajo y en la hermana de Lois y el bebé por nacer. Cuando Pedro nació, descubrió una
faceta suya que no conocía, el embobamiento por su hijo
Pero hoy las imágenes sexuales se repetían, con una intensidad inusitada
Con las alas rotas
154
M: (“Debe ser porque voy a testificar, no puede ser que esta mujer me guste tanto, es el
subconsciente que libera así sus preocupaciones. Mi subconsciente la toma por asalto,
jiji” no podía evitar la sonrisa por su pecaminoso pensamiento)
Miró la hora en el reloj de la cocina, casi las siete y media. Le extrañó que Pedro no
hubiera reclamado aún su biberón habitual. Puso a preparar el café y fue hasta su
habitación con el biberón tibio en la mano, tratando de hacer el menor ruido posible. Se
acercó a la cuna de su hijo y lo vio bañado en sudor. Le tocó la frente
M: (“¡Coñoooo! ¡¡Está volando de fiebre!!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther miraba su reloj. Casi las diez menos cuarto y ni noticias de la “imputada” o su
abogada. Gimeno entraba a su estilo, sin golpear y con el “lo siento” en la boca
Esther suspiraba y esperaba que su secretario se sentara, más bien se dejara caer
agotado, en la poltrona frente a su escritorio. A un costado, Cruz con el “jiji” en los
labios, que dicho sea de paso, también había mirado su reloj por quinta vez
E: Gimeno, por favor, explícame. ¿Greta cuidando a mi familia, en mi casa?
Gimeno: ¡Claro! ¡Quién mejor! Mi Greta es un perro alerta, vigilante. Le dije, “me
cuidas a las nenas y a doña Encarna y a doña Carmen” y lo entendió a la perfección.
Hicieron “contacto” enseguida señoría. Es que... con esa madre que tienes y esa
Carmen, ¡cómo no hacer contubernio estelar al instante!
C: ¡¡¡¡Jiiiiiijiiiijiiii!!! (no lo pudo evitar, ¿contubernio estelar?)
Esther la miró con cara de “amiga asesina”
Gimeno: Las nenas también, “flechazo” mutuo instantáneo. Mi Greta las cuida y ellas
le dan ese amor infantil que todo perro necesita
E: A ver Gimeno, dejemos a Greta...
C: En casa, jijijijiji (no lo podía controlar, era un ataque “jijístico” mayúsculo)
E: Jmmm, eso, en casa. ¿Qué es eso de las cámaras de vigilancia controladas por
internet para monitorear mi casa? (cogía aire)
Gimeno: Psss... (meneaba una mano) Una tontería
E: ¡¡¿Cómo una tontería?!! ¡¡Eso cuesta un pastón!!
Gimeno: Si uno contrata algo privado... psss... ¡claro! Si espera que lo haga el gobierno,
peina canas cuando lo colocan. Acá... (con voz de “secreto de estado”) somos
muuuuuchos amigos del software libre, del GNU, del Linux y del Debian, señoría. Una
cámara de un amigo, otra que conseguimos por allí, un site por aquí, otro site por allí...
y ya ves, tenemos controladas tu cochera adentro y afuera, tu portal, las cuatro esquinas,
toda la calle, la calle transversal, la calle lateral...
E: ¿Eh?
C: ¡¡Jooooo!!
Gimeno: Dejad que os muestre (se levantaba de su poltrona) Ya funciona. ¿Me habilitas
a usar el Firefox de tu portátil Esther? Te muestro, todos podemos controlar quiénes
andan por ahí, jeje. ¡Hasta los polis! Bueno, si les doy la clave para entrar, ejm...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
155
M: ¡¡¡Atchuuuuuuuus!!!
Tercer estornudo en los últimos cinco minutos. Claudia la miraba con aprehensión.
Estaban esperando la evaluación del pediatra, que revisaba a Pedro y le había pedido
que saliera de cortinas por sus estornudos. Adentro quedaba Sam al lado de Pedro
tumbado en la cuna
Miró su reloj. 9.45, hacía rato que las esperaban en el juzgado
Claudia: Maca, voy a llamar al juzgado para avisar
Maca asentía con la cabeza y volvía a su “¡¡¡Atchuuuuuuuus!!!” mientras buscaba otro
kleenex en su bolsillo. Magda llegaba con un vaso de té caliente y la miraba
preocupaba, luego se giraba a verla a Claudia
Claudia: (“¡¡Coñooo!! Lo único que nos faltaba, que ahora ésta tenga una pulmonía.
¡Aysss, Maca, qué bruta que eres!” acaba el móvil del bolsillo de su chaqueta y se iba
hacia afuera del hospital para intentar comunicarse con el juzgado)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaban ad-mirando las imágenes en www.susenioriabiencuidada.com.es cuando Teresa
les avisó del llamado que había entrado en su extensión. La letrada Castilla, avisando
del problema que había tenido la comandante
E: Por favor, pásamelo a mi teléfono
Los otros dos, Gimeno y Cruz, ni se movieron de su lado. Ambos querían, de alguna
manera, escuchar o saber
E: Señora Castilla
Claudia: Su señoría, me tengo que disculpar en nombre de la comandante Fernández.
Ha tenido un problema familiar
E: ¿Un... problema familiar?
Claudia: Su hijo Pedro. Amaneció volando de fiebre, como desmayado, no se
despertaba. Estamos en la guardia del Ramón y Cajal
E: ¡¡¿Está mejor?!!
Claudia: Sí, ya lo trajimos con fiebre normal, 39 grados
E: ¡¡39 grados!! ¡¡¿Normal?!! (espantada por la “liviandad” del comentario)
Claudia: Ehhh... (se quedaba estupefacta casi por la reacción de la jueza) Estoooo... yo
no sé mucho, dijo el médico que era normal
E: ¡¡Médicos!! ¡¡ Jaaaa!! ¡¡Un crío de ocho meses!! ¡¡Fiebre normal!! (dicho todo esto
con furia, pareció calmarse luego) Pero ahora ¡¡¿cómo está?!!
Claudia: Están esperando los resultados de las analíticas y lo están revisando. Pero el
nene está bien, ¡¡hasta sonríe!!
E: Ahhh, ¡¡menos mal!!
Claudia: Bueno, lo que le quería avisar es que... mire Maca es una cabezota y no se
quiere separar de su hijo, aunque su esposa está con él (excusaba a la comandante)
E: ¡¡Claro!! ¡¡Es lo que corresponde!!
Con las alas rotas
156
Claudia: Ah, claro, sí (tantas veces de tener que justificar las ausencias de las madres
por enfermedades de sus críos y escuchar respuestas poco solidarias, estaba
agradablemente sorprendida por la respuesta de la jueza) Estooo... bueno, que no
podemos ir al juzgado
E: ¡¡Por supuesto!! ¡¡Tiene que estar al lado de su niño!!
Claudia: Ahhh. Estooo... eso (asombrada del énfasis de la jueza sobre el tema)
Gimeno le decía algo en voz baja a Cruz, ésta abría los ojos como dos faroles y le hacía
señas a Esther
E: Por favor, aguárdeme señora Castilla
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fernando: Macarena
Maca levantaba la vista. Ojos rojos. Le caían las lágrimas, pero no era por Pedro ni por
no poder ir a declarar. Ni angustia, ni preocupación, ¡qué va! Simple y llano, se había
cogido un constipado de aquéllos, esos llenos de ¡atchus!, mocos, congestión y kleenex
a rabiar
Fernando: Ahhh, ¡qué constipado! ¿No hubiera sido más fácil meter a Pedro en el
fregadero y ahí bajarle la temperatura?
Maca arrugaba los hombros, volvía a “atchusear” y esparcía mocos en el kleenex que ya
no daba más de sí
Magda: Muy pequeño doctor, Pedro es un bebé muy grande, no cabía, no había otra
que meterse en la bañera con el niño dormido y enfriar el agua hasta bajarle la fiebre.
Tome Macarena, otro té con miel (le daba un vaso con el brebaje)
Fernando: Voy a buscar algo para chutarle, con los tés no alcanza (ponía una mano
sobre el hombro de la piloto y sonreía, le gustaba el método de esa “madre”, meterse en
la bañadera con el niño, llenarla de agua tibia e ir poniendo agua fría para bajarle la
temperatura al niño)
Magda: Algo fuerte doctor, que cada vez está peor
Fernando: Pero no tiene fiebre
Magda: No, nada
Fernando: ¡Bien! Un chutazo, unos días de reposo, caldo de pollo y como nueva
Maca levantaba el brazo para decir algo pero un nuevo ¡¡¡Atchuuuuuuuus!!! se lo
impedía
Fernando: Pedro está bien espabilado. Son anginas. A esta edad levantan mucha
temperatura enseguida. Antibióticos, paracetamol para mantenerle la fiebre a raya y en
dos días, como siempre
Maca asentía con la cabeza mientras se limpiaba los mocos con un nuevo kleenex
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
157
Fernando le había conseguido un barbijo para colocarse y había hablado con el pediatra
para que la dejara entrar. Era tanta la angustia de esa madre por ver a su hijo que al
galeno le dio pena y asintió
Sam: He's OK Maca, ¡look! He's smiling [Está bien Maca, ¡mira!, está sonriendo.]
Pedro: ¡Da-da! ¡Da-da! (estiraba su manita hacia su madre)
M: ¡Mi niño! (balbuceaba detrás de su barbijo) Doctor, ¿puedo tomarle la manita!
Doctor: ¡Claro, puede! (sonreía, parado a un costado, de brazos cruzados)
En el otro costado, paradas una junto a la otra, Claudia y Magda observaban la cama del
niño y a ambas madres
Magda: ¡Míralo qué feliz se ve porque vino su da-da!
Claudia: Su da-da me va a sacar canas verdes. ¡Qué bruta es! ¡Enfriarse en la bañera
con el niño! ¡Ahhhh!
Magda: Tú porque no tienes niños, no entiendes la angustia que te produce una fiebre
tan alta en un bebé
Claudia: Lo abrigábamos bien, lo traíamos a la guardia y...
Magda negaba con la cabeza
Magda: Hizo lo correcto, bajarle primero la fiebre a menos de cuarenta grados. Oye,
hay que poner un fregadero más grande en la cocina
Claudia: ¿Eh?
Magda: Con niños en la casa, hay que pensar todas esas cosas
Claudia alelada con los comentarios de Magda, los ojos concentrados en la manita de
Pedro que quería quitarle el barbijo a su madre, no se dio cuenta de las personas que se
acercaban hacia ellas
Voz: Abogada Castilla...
Claudia se giró al escuchar su nombre y si antes estaba alelada por los comentarios de
Magda, ahora estaba... súper alelada
Claudia: ¡¡Señoría!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Se había dirigido a la letrada pero no la miraba. Sus ojos estaban fijos en esa imagen
tierna, cálida: la piloto con un barbijo, tomando la mano de su hijo y el niño queriendo
quitarle esa prenda tonta de su cara. Maca no la había escuchado, no la había visto, toda
su atención estaba en su pequeño en la cama. Fue Sam quien se percató de esas personas
que eran desconocidas
Sam: Maca, who are they? [Maca, ¿quiénes son?] (tocó su hombro y le señaló con los
ojos al grupo de personas al costado de Claudia y Magda)
Maca miró de soslayo y se asombró en silencio, mientras su corazón comenzó a galopar
por alguna razón “desconocida”
Con las alas rotas
158
M: She is the judge, what's she doing here? [Es la jueza, ¿qué hace aquí?]
Sam: Patricia's mum, the judge? [¿La madre de Patricia, la jueza?]
M: Yeah [Sí]
Sam: You were right, she´s very guapaaaaa. Jeje [Tenías razón, es muy guapaaaa]
M: Shhhh
El grupo al costado conversaba. Bueno, es un decir, porque la realidad era que Claudia
le hablaba a “su señoría” y “su señoría” se había quedado frizada mirando a Maca, al
bebé y a Samantha Wright. Cruz, alertada de los sentimientos de su amiga, apuró un
codazo casi invisible que “bajó a tierra” a “su señoría”
E: Jmmm. (carraspeaba el “aterrizaje forzoso”) Usted me había comentado la
importancia de este testimonio para la investigación y creí pertinente tomarle
declaración en el hospital. Veo que el niño está mejor y la señora Fernández podrá
separarse unos minutos de él para irnos a algún despacho y que nos comente eso tan
importante que usted mencionó
Claudia: ¡Claro, claro! Eh... (no sabía qué hacer, qué decir, no se esperaba esta
diligencia especial de la jueza, se tomaban testimonios de ese tipo pero con enfermos
que no podían levantarse de su cama y en casos muy graves)
C: Voy a pedirle al jefe de la guardia si nos permite usar su despacho
Claudia: Voy con usted, el doctor Mora es amigo mío y no pondrá reparos. Por aquí.
(señalaba el pasillo a un costado mientras observaba atentamente la sutura en la herida
de la sien de Cruz)
Gimeno: Esther voy con ellas para ir preparando las actas y...
E: Ve, ve (sus ojos se habían encontrado con los de la comandante y de nuevo,
“acoplamiento espacial”, algo que el secretario percibió y le hizo exclamar
interiormente un “jmmmm” significativo)
Ahí las dos
Una, parada en el medio de la nada de la separación de cortinas de la sala de guardia del
Ramón y Cajal, bolso colgando de su hombro, abrigo largo cerrado, las manos crispadas
en el bolso o en el bolsillo, los ojos perdidos en ese rostro demacrado, con ojos rojos
llorosos, un barbijo cubriéndole boca y nariz
La otra cogiendo la mano de su niño, chándal demasiado liviano para la época invernal,
zapatillas deportivas, pelo en coleta algo húmedo, con su mujer a su lado, una joven
sonriente que a Esther se le antojó muy bonita y con una sonrisa agradable
El pediatra de guardia, que había presenciado las presentaciones y se había enterado así
que la madre “griposa” tenía algún asunto judicial importante, carraspeó y cortó el
“encanto” de esa escena rara
Médico: Os dejo, voy a visitar a mis otros pacientes. Si Pedro sigue respondiendo tan
bien a la medicación, le daremos el alta por la tarde
La voz del galeno espabiló a Maca
M: Muchas gracias doctor
Con las alas rotas
159
Médico: De nada, señora Fernández. Y usted no se olvide de tomar la medicación que
le dio el doctor Mora, reposo y vapor para la congestión nasofaríngea. Con eso, estará
bien en dos días
Samantha sonreía como si entendiera todo, ya le pediría traducción a su mujer
Esther hizo un movimiento con su cabeza como saludando al médico y creyó oportuno
acercarse y saludar, más bien conocer, a la esposa de la comandante
E: ¿Cómo está el niño? (balbuceó mientras se acercaba a la cama)
M: Mucho mejor (por suerte el chikibun-chikibun-chikibun de su corazón le permitía
responder)
Esther notó la sonrisa “mamera” debajo del barbijo, se reflejaba en sus ojos, era hablarle
de su hijo y se dulcificaba su mirada, se volvía transparente y cristalina
E: ¿Y la temperatura?
M: Treinta y siete cinco
E: ¡Bien! Eh... (no sabía cómo presentarse a la esposa de la comandante y Maca parecía
estar en otro mundo, o no se daba cuenta) Soy Esther García Uriburu (extendía su mano
hacia la muchacha)
Sam: Oh, yeah, mamá Patriiissshia, mucho gusto (estiraba su mano sonriente,
complacida por la presentación) Yo Samantha, mamá Pedro
Esther estrechaba su mano y Maca “caía” de su particular babia
M: Uh, lo siento señoría, no le presenté a mi esposa. Ella es Samantha Wright
E: Lo imaginé, señora Fernández (y le regalaba una de esas sonrisas que a Maca la
habían dejado medio tontuela en la farmacia)
Sam: You were right Maca, she's got a heavenly smile [Tenías razón Maca, tiene una
sonrisa celestial]
Esther entendió parte de lo que la mujer decía en inglés y carraspeó, hablaban de algo
que Maca había dicho sobre ella. Decidió que era hora de saludar al pequeño que la
miraba intrigado mientras seguía con la mano cogida a su “da-da”
E: Hola Pedro. Me alegro que ya estés mejor muchachito
Le sonreía al pequeño y le hacía una caricia en el brazo que al bebé pareció gustarle
mucho porque balbuceó algunos sonidos y le regaló una sonrisa enorme
E: Uhhh, ¿qué me estarás contando? Jeje. Ya veo por qué mi hija se ha enamorado de
este jovencito, es muy majo
Sam tiraba de la manga de Maca para que le tradujera y ésta lo hacía. Esther notaba la
satisfacción de la chica por lo que ella había dicho
Sam: Yo mucho gusto Patrissshia, yo amo mucho. Mucho gracias dejaba Patrishhhhia
Esther no entendía lo que le quería decir
Con las alas rotas
160
M: Disculpe a Sam, como verá le cuesta hablar en castellano. Le agradece que
permitiera... bueno, que dejara que la niña siguiera siendo su amiga
E: Entiendo, entiendo
Momento extraño, no saber qué decir, qué hacer, una situación rara, ahí, en el hospital,
ella la jueza, Macarena la imputada, la esposa de ésta y su hijo enfermo, la formalidad
había desaparecido. Por suerte para Esther, Claudia llegaba a buscarlas para ir al
despacho del jefe de la guardia a hacer la declaración
Claudia: Todo listo. Maca, explícale a Sam dónde vas a estar y qué vas a hacer.
Magda... (se dirigía a la mujer que había estado observando y escuchando desde un
costado, inadvertida) ¿te quedas con Sam? Si nos necesitas el despacho donde vamos a
estar queda al final del pasillo aquél (señalaba)
M: Vale. Sam, I'll go with Claudia and...
Claudia: Señoría, ¿vamos?
E: Ehhh... ¿no esperamos a la señora Fernández?
Claudia: Ya conoce el lugar
E: Vale
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La esperaban en el despacho de Fernando, sentados y en el caso de Esther, un poco
impaciente. Sus dedos tecleando en el escritorio del médico la delataban. Escucharon
dos “atchuuus” acercarse y unos instantes después, “se estará limpiando los mocos”
pensó automáticamente la jueza, se abría la puerta
M: Lamento haberlos hecho esperar (se dirigía hacia la silla que Claudia le indicaba a la
vez que se giraba de costado para taparse la nariz con un kleenex al lanzar un
estruendoso ¡atchuuuuss!)
E: Ehh... (observaba su rostro demacrado, sus grandes ojeras y la nariz roja) Señora
Fernández, ¿está en condiciones físicas para esto? Se la nota muy congestionada
M: Jmmm (levantaba una mano para indicarle que esperara y se daba vuelta para
limpiarse la nariz) Shiii... shiiiii
Claudia le daba un folio que había impreso en la oficina del médico, los hechos que
habían estado estudiando el día de ayer
Claudia: Para que te sirva de guía (le decía por lo bajo)
Maca afirmaba con la cabeza mientras metía el pañuelo sucio en su bolsillo y sacaba
otro limpio
E: Gimeno, damos inicio a este trámite por favor
Gimeno asentía y leía lo que había anotado en su portátil para iniciar el acta testimonial
E: Señora Fernández, su turno
M: Jmmmm. Vale
Con las alas rotas
161
Bajaba la vista a la hoja y luego la levantaba. En ese momento notaba a Cruz y su herida
en la sien
M: ¡Inspectora Cruz! ¿Qué le ha pasado? ¡Vaya golpe! ¿Está bien?
Claudia: Maca, luego le preguntas... (le comentaba por lo bajo) ubícate, vas a declarar
Gimeno sonreía, “ahhh, siempre atenta y galante con las damas, me gusta mucho su
estilo”. Cruz también sonreía y le contestaba
C: Un mal paso y un golpe sin consecuencias, sólo la sutura. Gracias por preguntar
Esther carraspeaba para llamar la atención de la “imputada”, aunque interiormente le
agradaba que hubiera notado el golpe de su amiga y preguntara. “¡No se le pasa una de
las mujeres!, pero estuvo bien, muy bien”
M: Bueno, a lo que vinimos. Ehhh...
Volvió a mirar la hoja y luego levantó la vista para mirar a la jueza, ahí notó que la
mujer no la miraba directamente, sino a un costado de su rostro. No entendía por qué
M: Se me ha imputado en este caso porque se sospecha que la maleta que contenía la
droga es mía
Hacía un segundo de silencio, todos los ojos en ella, menos los de la jueza
M: Bueno, tengo que decir que sí, aparentemente es mi maleta. No tengo en mi poder la
maleta que me entregó Ryanair
En ese momento, Esther dejó de mirar a un costado del rostro de la mujer y clavó sus
ojos en los de la comandante
E: Entonces... ¡¡¿es suya?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No volvió a quitarle la vista de encima. La comandante no rehuyó su mirada, salvo
cuando ojeaba el papel que tenía en la mano
M: No, no la tengo. Cuando la fui a buscar en mi ropero no la encontré y le pregunté a
mi esposa. Se la había prestado a la vecina y nunca se la devolvió
Enseguida siguieron los datos de la charla con la vecina y su marido. Esther anotaba en
su bloc de notas a un costado, “credencial despacho maleta”, para luego preguntar
M: Me dijo Claudia... jmmm... la abogada Castilla... jmmm... que alguien despachó la
maleta con mi credencial, que la azafata Verónica Solé había visto a un hombre hacerlo.
Esto tiene explicación, yo perdí mi credencial hace un tiempo y tuve que pedir una
nueva a la empresa
Con las alas rotas
162
Esther anotaba “¿denuncia policial?, ¿cuándo?”
M: Tenía la copia de la denuncia policial y la presentación ante la empresa, pero con
esto de Pedro no...
Claudia: Yo saqué una copia de mi portafolios virtual
Sacaba unas hojas de la carpeta en su mano y se las entregaba al secretario, que
admiraba sonriente a la letrada
Gimeno: (“Bella, inteligente e internética, esta mujer lo tiene todo. Ahhhh”)
Observaba las hojas y miraba especialmente la fecha del incidente, luego se las pasaba a
Esther que hacía lo mismo, con Cruz inclinándose a su lado para leer también
Claudia notaba lo que los funcionarios hacían y se apresuraba a sacar un folio con el
correlato de fechas de cada incidente
Claudia: Preparamos este informe con la señora Fernández (se lo entregaba al
secretario)
Gimeno: (“Y eficiente, ¡qué suerte tiene ese copiloto! Toi verde de sana envidia”)
Esther leía con atención la hoja, con Cruz pegada a su lado
M: Pusimos que hubo dos despachos más en mi nombre, porque usted señoría los
mencionó en el interrogatorio. Nosotros no tenemos el informe de Ryanair que ustedes
tienen, por eso no hay fechas
E: Jmmmm (seguía leyendo atentamente)
Maca y Claudia se miraban. La letrada le hacía un gesto leve con su ojo, indicándole
que iba bien
E: Esta vecina suya, ¿tenía fácil acceso a su casa? (levantaba la vista y volvía a mirarla)
¿Qué más me puede decir de esta señora y su esposo?
M: Esta señora, Almudena, cuidaba a mi esposa y mi hijo cuando yo volaba
E: ¿Cuidaba? (Esther no pudo sofrenar la pregunta casi comentario)
M: Sí, Sam necesitaba ayuda con el niño y además apenas entendía el castellano cuando
llegó a España
E: Ahhhh
M: Tenía las llaves de mi casa, siempre fue una persona maja y colaboraba más allá de
lo que le pagaba por sus servicios. Todo esto me llama mucho la atención, nunca
hubiera sospechado que...
Claudia movía su cabeza como negando y diciéndole, “no sigas por ahí, no la
defiendas”. Se apresuraba a entregar otro folio con información
Claudia: Hemos anotado algunas cosas de esta señora y su marido que nos han llamado
la atención. Aquí las tiene, señoría
Le entregaba la hoja al Secretario
Con las alas rotas
163
Gimeno: (“Mente inquieta y todo lo averigua, como Cruz, me encanta esta abogada.
La anoto como segunda en mis preferencias. Ahhhh”)
Esther nuevamente miraba las anotaciones, lo mismo que Cruz, que le decía algo al oído
a la jueza
M: Creo que es todo lo que tenía que declarar (ojeaba su folio) Jmmm, Claudia, ¿me
olvidé de algo?
Claudia carraspeaba, no era usual tanta “familiaridad” en el procedimiento formal.
Maca la miraba no entendiendo qué le quería decir
Claudia: No sé si su señoría querrá hacer preguntas, aclarar algunos temas
Esther levantaba la vista y miraba a Maca, encontrándose con su mirada intensa
E: Jmmm. Sí (bajaba la vista, perturbada) Como entenderán, vamos a investigar toda
esta información
Maca no contestaba, sólo la miraba
Claudia: Claro, entendemos (notaba la forma en que Maca la miraba y le hacía un
toque leve con la mano en su costado)
M: ¿Eh?
E: Señora Fernández, ¿me puede informar a qué se deben estos depósitos abultados en
su cuenta de banco? (sacaba las hojas del informe bancario que tenía dentro de su
carpeta y se los entregaba a Gimeno para que se los alcanzara)
Maca cogía la hoja y la miraba
M: Ahhh, es el dinero de la herencia de mi abuela que mi hermano me va depositando
cada tanto. Son muy joputas en mi familia, ya tendrían que haberme entregado todo,
pero ya sabe, hay que hacerles juicios y bla bla bla. Mejor que me paguen así y no
esperar eternamente por mi dinero
Esther la miraba asombrada, ¡vaya forma en que se expresaba sobre su familia!, ¡y lo
contaba todo como si estuvieran tomando un café entre amigos íntimos!
Claudia: Jmmmm, Macaaaa... (le decía por lo bajo)
M: Pida el extracto detallado al banco, verá que son de Pedro Wilson “junior”, a
nombre de Bodegas Wilson. Mi hermanito, el pijo mayor de Jerez
Claudia: ¡¡Macaaaaaa!! (enérgica, pero en voz baja)
M: ¿Qué? Si es un pijo inmundo
Gimeno: Jijijiji (se tapaba la boca)
C: Jmmm (se aguantaba el “jiji” que casi le explotaba como a Gimeno)
Claudia: Aysss, aysss (meneaba la cabeza)
E: Vale. Ejmmmm. Con respecto a esta denuncia por su credencial, ¿no pensó en su
momento que se la habían robado?, ¿no le llamó la atención? (las miradas entre ellas
eran una línea recta sin interrupción, tensas, directas, fijas)
Con las alas rotas
164
M: Mmmm, no, para nada (fruncía los labios) No me faltaban los documentos, ni la
billetera, nada. Pensé que la habría dejado en algún lado, en ese tiempo estaba con la
cabeza en otra cosa
E: ¿En qué?
A los tres, Gimeno, Cruz y Claudia, les extrañó la pregunta. ¿A qué venía? Había dicho
que como no le faltaba nada, que no le pareció raro
M: Sam se había comunicado conmigo, me había dicho lo que le había pasado y que
estaba embarazada, que le iban a sacar el niño...
Claudia: Macaaaa... (de nuevo, en voz baja, llamándole la atención)
Esther hubiera querido hacer callar a esa abogada entrometida, le interesaba demasiado
lo que la piloto contaba
M: Ahhh (miraba a Claudia) Creo que no viene a cuento. Estaba muy liada (la volvía a
mirar a Esther) Con muchas cosas que resolver
E: Vale. Jmmm (mentalmente repetía la respuesta de la comandante, ¿qué quería decir
con eso de que “le iban a sacar al niño”, que le avisó de su embarazo, acaso no lo
habían buscado juntas?) Jmmm (bajaba la vista a sus anotaciones y veía el dedo de Cruz
señalándole una en especial) Ahhh, sí
Se tomaba un segundo para formular la pregunta
E: ¿Tiene alguna sospecha o indicio sobre quién puede haberle quitado su credencial?
(volvía a fijar sus ojos en los de la comandante) Porque ahora es evidente que no la
perdió, ¿no?
M: No, viendo lo que ha sucedido, parece que no la perdí (le sostenía la mirada)
E: Entonces, ¿sospecha de alguien? ¿Esta señora Almudena?
M: Almudena comenzó a venir a casa cuando llegó Sam a España, cuando nos
instalamos en Palma
E: Es decir, después que le sacaran o perdiera la credencial
M: Sí, un par de meses después
E: Entonces no sospecha de nadie en particular
Maca la miraba y no respondía
Claudia tocaba su mano, Maca se giraba a mirar a su amiga y la jueza se daba cuenta
que había alguna sospecha, pero que la piloto no parecía querer hablar de ello
E: Señora Fernández, de nuevo, ¿alguien en particular pudo haber tomado su
credencial? ¿Tiene alguna sospecha?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: No te entiendo, ¿por qué no le mencionaste a Verónica?
Caminaban por el pasillo hacia cortinas
M: Porque no tengo seguridad de que lo haya hecho
Con las alas rotas
165
Claudia: Maca, ¿por qué la proteges? Ella te mandó al frente sin miramientos, te
denunció sin siquiera avisarte lo que había visto. ¿Por qué tanta consideración para con
ella?
M: No está bien levantar sospechas por el solo hecho de que se acostaba conmigo
Claudia: ¡Joder mujer! (la tomaba del brazo y la detenía) ¿Te das cuenta en el lío que
estás metida? ¿Te das cuenta que pidieron el informe a la compañía por la declaración
de ella? ¿Que por eso estás suspendida?
Maca la miraba muy seria
M: ¡Claro que me doy cuenta! Y por eso no voy a levantar sospechas infundadas. ¿No
ves que si lo hago la van a suspender a ella también? Yo no soy cabeza hueca como
Verónica, Claudia. Me importa lo que le pase a mi tripulación, porque aunque esté
suspendida, sigue siendo MI tripulación
Claudia meneaba la cabeza
Claudia: Esto escapa a la lealtad hacia tu tripulación, Maca
M: No es lealtad, es algo más importante. Cuando estamos allá arriba, somos un equipo
que depende uno del otro, aunque no lo creas. Y como comandante, tengo una
obligación hacia ellos y la voy a honrar
Claudia: No estás “allá arriba”. Estás aquí, en tierra. A ver si aterrizas de una vez
M: Si aterrizar según tú es sembrar dudas sobre alguien de mi tripulación, sin certeza ni
pruebas, no voy a aterrizar nunca
Se giraba y caminaba a paso firme hacia cortinas, con el regreso de sus ¡atchuuus! a
cada zancada de sus largas piernas patizambas
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.De vuelta al Juzgado, a Esther la esperaban varias audiencias que venían demoradas por
esta diligencia en el hospital. Con la ayuda de Gimeno, las fue sorteando con rapidez,
mientras Cruz iba hasta la comisaría a darle un informe completo a Vilches sobre la
declaración de la comandante
Estaban con Gimeno cerrando varias actas, largamente pasada la hora de salida de su
despacho, cuando sonó un móvil. Esther miraba los dos móviles a un costado de su
escritorio y Gimeno se apresuraba a indicarle cuál sonaba
Gimeno: El de la izquierda, el que no existe
E: Ahhhh (lo cogía y levantaba la tapa) Dime Cruz
C: ¿Has terminado?
E: No. Tenemos para... (miraba a Gimeno que levantaba un dedo) para una hora más
C: Ahhh, entonces acepto la cañita que me invitó Vilches, ¿te espero en El Refugio?
E: ¿Ese es el bar de tapas de siempre?
C: Sí, el habitué del comisario
E: Vale. Adelántame las novedades
C: Le pusieron vigilancia a la casa de Palma, mandaron a averiguar usos y costumbres
del tipo en el ayuntamiento, he estado estudiando dos expedientes que me derivó el
gruñón
Con las alas rotas
166
E: Jeje, ¿sobre qué?
C: Los listados de llamadas telefónicas del occiso y lo que se encontró en el registro de
su domicilio real y el primer testimonio del policía que era su contacto en Palma. Oye,
¿te dará tiempo a librar unos oficios para... jmmm... Movistar, Vodafone y Orange?
E: ¡Claro! ¿Me das los datos?
C: Te mando un sms al móvil oficial. Ahhh, para distraerme un rato cada tanto entraba
en tu sitio y jijiji, ¿los habéis visto?
E: ¿Mi sitio? ¿De qué hablas?
C: Ayss, la comandante te dejó más alelada que de costumbre
E: ¡Cruuuuuz! (temía que Gimeno hubiera escuchado lo que decía)
C: El de las cámaras que vigilan tu casa y alrededores. Han abierto una sección que se
llama ¡qué vergüenza!, anda, entra y mira los vídeos que han colgado los amigos de
Gimeno
E: ¡¡Vídeos!!
C: Entra y ríete un rato, luego pégame un toque a ver qué opinas
E: Uffff (meneaba la cabeza)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¡Está hambriento! (mirando desde la puerta de la cocina al niño en su silla y a Sam
dándole su papilla)
Claudia: Sí, ¡qué rápido se recuperan los niños!
M: Jmmm, son los medicamentos que le bajan la fiebre y le quitan el dolor, no te creas
que está curado, hay que vigilarlo mucho
Claudia: ¡Tú no te creas que porque no estornudas te has curado! Te dijeron reposo,
tendrías que estar en la cama. Venga, a tu habitación, Magda y yo nos ocupamos de
todo
Maca meneaba su cabeza
Claudia: Maca, por favor, no te comportes como una cría, ya bastante me has hecho
sudar hoy (acariciaba su espalda) Sam y Magda se ocupan de Pedro, no te digo yo,
porque ya sabes, yo mucho de niños no entiendo
M: Cariño, eres un solete (se giraba y la abrazaba) Aunque no sepas de niños y me creas
una bruta, ¡qué haría yo sin ti!
Se abrazaban con cariño
Claudia: Me preocupas, anda, ve a la cama
M: Vale, al sofá. Magda se queda con Sam en la habitación, no quiero pasarle al niño
mi constipado. Está con las defensas bajas
Claudia: ¿Vas a dormir en el sofá? ¡No! Te vienes a mi habitación y...
M: Shhhh, está todo bien (la apretaba contra su cuerpo) Ahora te contagio a ti el
constipado
Claudia: ¡Maaaaaala! Jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¡Se come los mocos! (asombradísima)
Gimeno: Jmmm, ¡¡como Loew!!
Con las alas rotas
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E: ¿Eh? (se daba vuelta a mirarlo a su secretario)
Gimeno: El entrenador de la selección alemana, en el mundial una de las cámaras lo
cazó sacando el pan del horno y metiéndoselo en la boca
E: ¿Eh? (cada vez entendía menos)
Gimeno: ¿Quién es el muerto de hambre?
E: Mi vecino del cuarto
Gimeno: ¡Uy dioooos! (aparecía el segundo video a renglón seguido)
E: Gimeno... ¿eso es?
Gimeno: En la cochera
E: Ya sé, quiero decir, ¿están...?
Gimeno: Intercambiando fluidos corporales por ambos canales, jmmm
E: ¡¡Afuera del coche!!
Gimeno asentía con la cabeza
E: ¡¡Detén eso, detén eso!!
Gimeno: Ya se acaba, lo han editado. Jmmm, ¿alcanzas a ver quiénes son?
E: ¡Hoxtia! ¡¡Mi vecina del primero!!
Gimeno: Ahhh y su marido, un polvo con el morbo de que alguien los descubra, buena
forma de mantener el fuego en un matrimonio (deliraba)
E: ¡¡No es su marido!! ¡¡El tipo es mi vecino del octavo!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La despertó llamándola con voz suave y tocando su hombro
M: ¿Jmmmm? (abría los ojos)
Claudia: Te quedaste dormida. Venga, te pongo estos almohadones y te sientas
derecha, así te tomas esta sopa que te preparó Magda
M: Mmmm, ¿qué hora es?
Claudia: Casi las once (acomodaba los almohadones para que Maca se recostara sobre
ellos)
M: ¡Pedro! (se alarmaba)
Claudia: Tranquila mujer, ya están durmiendo. Está bien, no tiene fiebre, le dieron un
baño y jugó en la bañera, tomó su medicación y comió todo
M: Tengo que... (intentaba levantarse)
Claudia: ¡Tienes que nada! Ahora te tomas la sopa que tú también tienes que tomar tus
pastillas
M: ¡Pufff! (aceptaba a regañadientes)
Claudia se quedaba a su lado mientras Maca comenzaba a hacer lo que le había indicado
Claudia: No hemos hablado de lo que hizo la jueza hoy
Maca asentía mientras tomaba cucharada tras cucharada de su sopa
Claudia: Me sorprendió, no es usual que se presenten a tomar declaración en un
hospital sin avisar
M: Jmmm (seguía con su sopa)
Claudia: Le tengo confianza Maca, está actuando muy bien
Con las alas rotas
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M: Jmmm (asentía y tomaba su última cucharada de sopa)
Claudia: No me has dicho tu opinión
M: Mmmm (se limpiaba con la servilleta) Opino como tú y... (se quedaba pensativa
unos segundos)
Claudia: ¿Y qué?
M: Estoy pillada por la jueza, Claudia. ¿Sabes cómo va su matrimonio?
Claudia: ¡¡¿Eh?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esa noche tuvieron una larga tertulia antes de dormirse. Apoyadas en las almohadas, en
la cama, con una copita de brandy para relajarse del largo día que habían tenido. Era el
lugar más privado que tenían para charlar sus cosas
C: Estás convencida de que sabe quién le sacó la credencial
E: Jmmm (asentía) No sé si “sabe”, pero sospecha de alguien
C: ¿Y por qué no lo dice?
Esther arrugaba los hombros
C: ¡¡Una amante!! ¡¡No quiere que salte la perdiz y se entere su mujer!!
E: Quizás. O una chica con la que salía en esa época, se casó con Sam después que le
robaron la credencial. Fíjate lo que dijo, que le avisó del embarazo y que le iban a sacar
el niño, que estaba liada con eso. ¿Recuerdas que Sam llegó aquí con un embarazo de
tres meses?
C: Ahhh, verdad
E: Ese matrimonio es raro, Cruz
C: ¿Por qué?
E: Por eso que comentó, no parecen haber buscado juntas tener un hijo. Y además... hoy
escuché que Sam le decía que tenía razón, que yo tenía no sé qué... ahí ya no entendí.
Parecían dos amigas hablando de otra mujer, comentando cosas
C: Tendrán esa costumbre Esther. Como a las dos les gustan las mujeres, se comentarán
las chicas guapas que ven
E: ¿Te parece? (fruncía los labios con desagrado)
C: Mmmm (arrugaba los hombros) Hay parejas para todo, fíjate tu vecina del primero,
jeje
E: Aysss, no me hagas acordar. A ti te divierte, a mi me causa pena, pufff. Esas cámaras
que puso Gimeno son como ese programa... ése en el que viven en una casa y los filman
hasta en el baño
C: Gran hermano. Cuando pasemos por donde están, recuerda sonreír y no rascarte nada
que te pique
E: Las cosas que se te ocurren. Psss (sonreía meneando la cabeza)
C: Jeje
E: ¿Por qué el jeje?
C: Las miradas entre ustedes dos. Tú no le podías sacar los ojos de encima. Y viceversa
E: ¿Viceversa?
C: La comandante te quería comer con los ojos
E: ¿Te parece?
Cruz asentía con la cabeza
Con las alas rotas
169
E: Esa mujer es una Doña Juana, le gustan todas. ¡Y está casada! Y esa chica Sam es...
es...
Cruz la miraba esperando que terminara la frase
E: Mi madre tenía razón, Cruz. Es una chica encantadora. Pufff
C: ¿Por qué bufas?
E: Porque me he pillado por una mujer casada, con una esposa y un hijo que son dos
soletes. Y por si fuera poco, soy la jueza que la ha imputado por tráfico de drogas. ¿Te
parece poco?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En: Adelante, Gimeno, pase. El desayuno está listo (abría la puerta para que ingresara
con Greta)
Gimeno: Ahh, Encarna, ¡qué amable! No tenía que molestarse
El perro tiraba de la correa, queriendo saltar sobre Encarna, feliz de ver a la mujer. Se
notaba que lo trataban muy bien en esa casa
En: Ayss, Greta, para ti también hay desayuno, jeje (tratando que el perro no le metiera
las patas sucias sobre su falda)
Al escuchar esto, el perro emitía un fuerte ladrido, como si entendiera. Ladrido que las
nenas escuchaban desde su habitación y se levantaban como impelidas por un resorte
para ir a encontrarse con el can, pasando al lado de sus madres que salían de la
habitación para ir a desayunar a la cocina. Por supuesto, ni se detenían a saludarlas,
como si no las hubieran visto
C: Hola mami, ¿no? Ni nos vieron Esther
E: Nos cambian por un perro, ¿te das cuenta?
En la cocina, Gimeno agasajado por las dos mujeres con un suculento desayuno, a un
costado Greta con un plato bien lleno de carne y verduras caseras, con las dos nenas a su
lado sonrientes, observándolo y esperando que termine de comer para llevárselo a la
habitación
Gimeno: Shhhría... uz... grunch... (masticaba, intentaba tragar, se limpiaba con una
servilleta y se paraba a la vez)
E: Buenos días, Gimeno. Sigue con tu desayuno, por favor. Hola Patri, hola Candela
Las nenas levantaban el brazo en señal de saludo. Cruz y Esther iban hasta donde
estaban y les daban un beso cariñoso a las dos
C: Jiji. Hola Gimeno (acercándose a la mesa, el secretario la ponía de muy buen humor)
Carmen: Sentaos. Ya os sirvo vuestro desayuno
C: Gracias Carmen. Oye Gimeno, ¿has traído... jmmm... eso? (ya sentada)
Con las alas rotas
170
Gimeno afirmaba con la cabeza y metía su mano en el bolsillo de su chaqueta. Sacaba
una caja y se la entregaba a Esther
E: Gracias, Gimeno. Eh... mamá, ¿puedes venir un minuto a la sala? Necesito hablar
algo contigo
En: ¿Ahora nena? Tienes que tomar tu desayuno (se giraba a mirarla mientras sacaba el
pan de la tostadora)
E: Es un minuto, ven por favor
Ya en la sala
En: ¿Qué pasa Esther?
E: Te voy a contar algo, pero antes de hacerlo te pido que no me interrumpas, ni te
enfades porque recién te lo digo hoy. Recuerda que soy jueza y que...
En: ¡¡Le pasó algo a Maca!! (adivinó al instante)
E: ¡Mamá, por favor! Te pedí algo... pufff
Así, entre exclamaciones, caras de enfado, caras de alivio, “ahhhhs” y demás
expresiones verbales y faciales de doña Encarna, Esther le relató que había ido al
hospital para tomar declaración a Maca y sobre la enfermedad del niño y de la piloto
E: Como sé que vas a querer ir a ver cómo están y... no es conveniente, mamá
En: ¡Por qué! Si... (protestaba)
E: Mamá, ya te lo expliqué. ¿Recuerdas? (con mala cara, doña Encarna afirmaba con la
cabeza) Vale. Le hice traer a Gimeno este móvil para que la llames y puedas estar al
tanto de cómo van y te tranquilizas, así no usas tu teléfono o el de la casa. Este móvil
es... es...
En: Mantero
E: ¡¡¿Mantero?!!
En: ¡Claro! Se compran... jmmm... por ahí, a los... jmmm... manteros. Como los DVDs,
jmmmm
E: ¡¡¿Y tú cómo sabes eso?!!
En: Nena, soy de pueblo pero del siglo 21. Venga, dámelo, ¿tiene carga?
Esther seguía con la boca abierta, tan asombrada que no podía articular palabra
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Las cuatro mujeres sentadas en la mesa de la cocina, desayunando. Pedro estaba ya en
su cuna de juegos, espabilado y alegre, apilando cubos y balbuceando sonidos, bajo la
atenta mirada de una y otra
Sonaba el móvil de Maca y lo atendía mientras tomaba el último sorbo de su café con
leche. Estaba muy recuperada de su constipado. Descanso, medicación y su hijo bien,
obraban milagros
M: Hola (había mirado el número en el visor pero no lo reconocía)
En: Hola Maca. Aquí la abuela de la niña del parque, no diga mi nombre. Espero no
molestar a esta hora tan temprana
M: ¿Eh? ¿En...?
Con las alas rotas
171
En: Sin nombres (secretísima)
Las tres mujeres la miraban intrigadas por el llamado
M: Aguárdeme un instante, que me voy a la sala
Claudia fruncía el ceño. ¿Quién la llamaba que necesitaba hablar a solas?
M: Vale. Ya estoy. Y no es ninguna molestia, al contrario, me encanta que me llame.
(caminaba hacia la sala, se le dibujaba una sonrisa imaginando que la madre de la jueza
la llamaba de algún teléfono que no era el propio pero aún así quería mantener el
anonimato, su hija la había adoctrinado bien) Dígame
En: ¿Cómo está Pedro?
M: Muy bien, En... estooo... está jugando, ya tomó desayuno doble, parece que tiene
más hambre que nunca
En: Ahhhhh, qué bien, qué bien. ¿Y tú, cómo estás?
M: Yo bien, ya no estornudo y apenas tengo un poco de mucosidad
En: Me quedo mucho más tranquila, mi hija me contó y... jmmm... bueno, me lo ha
dicho recién, cuando me dio este móvil... bueno... jmmm... por eso no llamé antes
M: No se preocupe En... Ernestina
En: ¿Ernestina? Ahhh, sí, Ernestina. Bueno, eso, quería saber cómo estabais. Os mando
un beso enorme y a Sam también, eh
M: Le diré, se va a poner muy contenta por su llamado En... Ernestina
En: Me hubiera gustado mucho ir, pero ya sabes que...
M: Claro, Ernestina, lo sé, lo sé
En: Recuerda, dos días sin fiebre antes de sacarlo fuera
M: Vale (sonreía, le gustaba que le diera recomendaciones de abuela)
En: Y mucho zumo de naranja, que ayuda. Me dijo Est... jmmmm, mi hija... que eran
anginas
M: Sí, anginas
En: El zumo limpia la garganta
M: Vale (volvía a sonreír)
En: Estoooo... tu amiga Claudia, ¿no me darías la dirección de su trabajo? Es que
tenemos unas cositas para Navidad para Pedro y...
M: ¡En...! ¡Ernestina!
En: Jeje. No te enfades, son unas chucherías
M: Ahhhh (sonrisa cada vez más tierna y emocionada) Venga, tome nota
Le dictaba la dirección del bufete de Claudia y cuando terminaba
En: Gracias Maca
M: Ahora le voy a pedir un favor
En: ¡Por supuesto!
M: Me dijo que su hija le dio el móvil recién. Supongo que estará por ahí, en su casa.
¿No me pasa con ella para decirle algo?
En: ¡Claro! ¡Ya mismo! Aguarda que está desayunando en la cocina
M: Vale, gracias Ernestina
En: Jijiji
Con las alas rotas
172
Maca estaba atenta a los sonidos de fondo. Pasos, Encarna llamando a su hija para que
fuera a la sala, se notaba que había tapado el micrófono del teléfono, no se distinguían
las voces, ni los nombres, ni las palabras exactas. Pasaba el tiempo, Maca caminaba de
un lado al otro de la sala impaciente
M: (“¡¡¿Qué le digo?!! ¡¡¿Qué le digo?!!”)
Había sido uno de sus tantos impulsos y ahora no sabía qué le iba a decir. Tenía ganas
de una charla frente a frente, café por medio, mirándola a los ojos, hablar de bueyes
perdidos o de sus hijos, la asaltaba el deseo de conocer más a esa mujer en un trato que
no fuera el del interrogatorio por el caso en el que estaba imputada
E: Jmmm. Hola
M: (“¡Uy, qué seriedad!”) Gracias por atenderme
E: Jmmm. ¿Necesita algo?
M: La verdad... nada. Sólo escucharla (“Aysss, eso fue muy directo, Macarena”)
Silencio del otro lado de la línea
M: Yo... eh... yo... no quise decir... eh... Quería agradecerle
Silencio del otro lado, pero no había cortado. Lucecita de esperanza
M: Lo de ayer fue un gesto inesperado y me ha devuelto el alma al cuerpo
Esperó a ver si respondía. Unos segundos de silencio y cuando se disponía a hablar
nuevamente...
E: Era mi deber. Todo lo que ayude a echar luz sobre este hecho, debo hacerlo
M: Igualmente, muchas gracias
E: Jmmm. ¿Algo más?
M: Ehhh... cuando todo esto termine... ehhh... ¿acepta tomar un café conmigo?
Silencio del otro lado
M: Yo... ehhh... tengo pocas amigas. Bueno, tengo una que vale por mil
E: Claro. Si es quien yo creo, da la impresión de ser una excelente persona, aunque sólo
la conozco como profesional
M: Sí, esa misma (no podía evitar la sonrisa) Ehhh... yo creo que... usted es una persona
que también vale por mil (al otro lado de la línea se escuchó un suspiro fuerte) Me... me
gustaría ver si podemos ser amigas
E: Estooo... creo que eso lo tendríamos que hablar cuando todo esto acabe, ahora...
ahora no
M: Vale, tiene razón (se le notaba la sonrisa en la voz, no le había dicho que no, había
una oportunidad en el futuro) No la molesto más. Muchas gracias por avisarle a
Ernestina y... bueno... por todo lo demás
E: ¿Ernestina?
M: Su madre... jmmm. Vale. Buenos días y que le sea leve el curro y no la líen
demasiado
E: Gracias. Espero que mejore su constipado. Y que Pedro siga bien
Con las alas rotas
173
M: Está muy bien mi niño (las babas le llegaban nítidas a Esther) Y yo... con esto, creo
que estoy totalmente curada. Ciao
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No pudieron hablar en el viaje al juzgado, llevaban a Gimeno con ellas. Con la excusa
de llevarse copia de algunos folios del expediente, Cruz no fue a la comisaría sino al
juzgado. Saludos aquí y allá, esperar a que Teresa les diera las novedades, instrucciones
a Gimeno y al fin a solas en el despacho
C: ¡Cuenta! ¿Qué te dijo para dejarte así?
Tres veces se había quedando mirando la nada cuando se detuvieron frente a los
semáforos. Tres veces le tuvo que decir “verde” para que arrancara
E: Esa mujer es una caradura total. Primero pedir hablar conmigo...
C: ¿Y? ¿Y?
E: Me invitó a tomar un café cuando todo esto termine, quiere ver si podemos ser
amigas
C: Bueno, eso podría ser, jmmm. ¿Por qué no?
E: Pero no dijo sólo eso Cruz. Cuando le pregunté qué quería, me dijo... escucharme
C: ¡¡Nooooo!! ¿Qué le dijiste?
E: Me quedé muda. Aysss, ¿por qué la atendí? ¡Qué locura!
C: Tranquila, ahora vienen las fiestas, por un tiempo ni la vas a ver ni a hablar con ella
E: Eso espero, eso espero, pufff
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Se sentía mucho mejor. Ese llamado a la mañana le había dejado una sonrisa tonta.
Claudia no lo interpretó de la misma manera. Le echó una bronca padre por lo que había
hecho. Se fue a trabajar mascullando su enfado. “Tanto esfuerzo para que hagas una
declaración favorable y arruinas todo con uno de tus arrebatos hormonales” fueron sus
últimas palabras antes de cerrar la puerta con un sonoro “¡pum!”
Más tarde, después de hablar con el contratista y los obreros que trabajaban en el piso
superior, Sam le preguntaba qué había pasado. Cuando se lo contaba...
Sam: ¿Gusto mucho mami Patriiiishiiiiia?
Maca asentía, bajando la vista
Sam: Lois would like her, Maca. She's very nice [A Lois le gustaría. Es muy agradable]
M: ¿No te molesta que...?
Sam: Life goes on. Lois would like you to be happy [La vida sigue. A Lois le gustaría
que fueras feliz]
M: Soy feliz, Sam. Con Pedro, contigo
Sam: You know what I mean (sonreía) [Sabes a lo que me refiero]
Con las alas rotas
174
Esa tarde aprovechó para comunicarse con Eduardo, el maestro de castellano para Sam.
Pasaría por la casa la mañana siguiente para hablar sobre las clases y conocer a la
estudiante, además de su paga
Habló también con la concesionaria por el auto y quedó en pasar al día siguiente por la
tarde a buscarlo. Calculaba que para entonces ya podría sacar a Pedro a pasear y le hacía
ilusión ir a buscarlo con Sam, Magda y el niño. Luego irían a dar un paseo por ahí
M: ¿Sigues enfadada? (la llamaba al bufete)
Claudia: Jmmm (se notaba que sí)
M: Venga, cariño, me atendió bien, no le dije nada impropio, sólo que me gustaría ser
su amiga cuando esto termine
Claudia: Maca, podías haber esperado a que archiven la causa contra ti. Pero no, la
señora no se puede contener. Tiene que salir como un elefante en un bazar, derribando
todo a su paso
M: No exageres Claudia. Venga, disculpa mi arrebato
Claudia: Aaaagh, qué voy a hacer contigo, ¡¡¿qué?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Otro día de mucho trabajo. Para Esther era casi un alivio, así no tenía tiempo de pensar
en ese llamado que la había dejado tocada
Hacía rato que había terminado su horario de trabajo. Tenía aún para una o dos horas
más, quería sacar papel de su escritorio, cerrar expedientes, adelantar otros
Gimeno: Cafecito con unas magdalenas (entraba con una bandeja y una carpeta bajo su
brazo)
E: Ahhh, ¡qué atento! Gracias, Gimeno
Gimeno: Traje fotos y material para actualizar la pizarra del caso Ryanair (dejaba la
bandeja en el escritorio de la jueza y abría la carpeta para sacar el material nuevo)
E: Vale
Cogía una magdalena y miraba lo que el secretario iba haciendo en la pizarra. Notaba
especialmente los grandes signos de interrogación que dibujaba con el marcador
E: ¡Cuántas preguntas sin respuesta! (se lamentaba mientras se aprestaba a tomar un
sorbo de café)
Gimeno: Pero ya tenemos una gran respuesta. La comandante está excluida
E: Gimeno, tenemos que corroborar su historia. Perfectamente podría haber fingido la
pérdida de su credencial para cubrirse y lo de esa señora puede ser otra excusa, quizás le
devolvieron la valija
Gimeno: Venga Esther, es muy maquiavélico
E: Sí, pero cuando vas a cometer un ilícito, puedes ir preparando tu defensa, no lo
excluyo
Gimeno: ¿Entonces no le crees? ¿No la miraste a los ojos? Se le notaba que...
Sonaba el móvil oficial de Esther y ésta levantaba la mano indicándole que esperara
mientras miraba el visor
Con las alas rotas
175
E: Hola
[...]
E: Eh... aguarda un momento por favor (se dirigía a Gimeno) ¿Podemos seguir
después? Necesito atender este llamado
Gimeno: Vale (se retiraba, no sin haber notado el cambio en el rostro de Esther y
quedarse con la “espina” de quién la llamaría para ponerla tan seria)
E: Ya está Raúl. ¿Qué quieres hablar? [...] Mar está estudiando el acuerdo, ya te lo dije
[...] Mira, no voy a firmar nada de un día para otro por tu apuro, cuando me dé su
opinión veré qué hacer [...] ¿Me estás amenazando? [...] Jmmm, apenas tenga una
respuesta, la sabrás [...] ¿Qué? [...] Pero tú vas a estar, ¿no? No la vas a dejar sola con tu
familia [...] Sabes bien que no tiene mucho trato con ellos, apenas los ve para estas
fiestas y siempre hemos estado nosotros con ella [...] ¿Cuándo la pasas a buscar? [...]
Pero la traes antes de la cena, ¿me entiendes? [...] Vale, vale
Cortaba la comunicación y se quedaba mirando el móvil. Sabía que Raúl tenía derechos
como padre, pero aún así estaba intranquila con esa comida navideña en casa de uno de
sus hermanos en Ávila. Patricia nunca había tenido mucho trato con esa familia,
inclusive con sus abuelos
E: (“Bueno, hora de enfrentar la situación”)
Marcaba el teléfono de su casa
E: ¿Carmen? ¿Me puedes pasar con mi madre, por favor?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Una Navidad distinta. Ya no estaba Raúl, no había viaje al pueblo de su madre para
pasarla con ella y Carmen, ni tampoco había que programar la comida con la familia de
su ex esposo en el chalet de alguno de sus hermanos. La primera Navidad sin Patri iba a
doler en la comida del día 25, ya le producía escozor en el fondo de su corazón
La Nochebuena fue de mujeres, bastante alegre, Cruz y Candela incorporadas como
familia permanente. Las niñas abrieron sus regalos pasada la medianoche, con mucha
ansiedad. Expectativa totalmente recompensada, recibieron libros, juegos, ropa bonita.
La abuela Encarna y Carmen habían gastado mucho, “demasiado mami, no tienes
medida”, “es mi única nieta, es un solete, ¿qué tiene de malo?”, “no piensas en el
futuro, que puedes necesitar esas pelas”, “¡claro!, como buena vieja debo ir ahorrando
para mi residencia”, “mamá, ¡no dije eso!”, “mira, mi vida eres tú y esa nieta hermosa,
lo único que quiero es veros felices, y ahora, ¡mírala!, está tan contenta”
Esa noche se acostaron muy tarde. Pero necesitaban hablar las dos. Así que con una
copa extra de brandy y la botella a un costado de la cama, se acomodaron en las
almohadas para su charla privada. Cruz también tenía sus propias cuitas
C: ¡Una novia y está preñada! ¡De cinco meses! (sorbo de brandy) Dice que no tiene un
duro para su hija y va a tener otro crío
E: ¿Varón? (sorbo)
C: Eso me dijo. Ahhh, y tiene veintidós añitos la chica (último sorbo) ¡Una niñata!
E: ¿Te sirvo más?
Con las alas rotas
176
C: Sí, hoy necesito mucho alcohol (extendía su brazo con la copa)
Esther cogía la botella a un costado y se aprestaba a servirle. Se topaba con la etiqueta
E: Brandy Wilson, me persigue hasta en la cama (miraba absorta la etiqueta de la
botella)
C: Venga, llena mi copa. Lo que tú quisieras es que la dama del brandy se metiera en tu
cama (movía su mano con la copa)
E: ¡¡Cruuuuuz!! Ahhhh (le llenaba la copa)
C: Sí, sí. Mucho Cruuuuuz pero en el fondo... (sorbo) te mueres por esa posibilidad
E: ¿A ti te parece que puedo pensar en eso cuando estoy con el corazón en la boca por
Patri y ese joputa llevándosela mañana?
C: Te acostumbrarás... (sorbo) mi joputa particular se la lleva mañana, con su novia y
su futuro medio hermano por nacer (sorbo) Rito de las fiestas y los cumples y nada más.
Son joputas, no les interesa ser padres, son una mierda (sorbo)
Esther la miraba. El alcohol estaba haciendo mella en su amiga. Habían brindado
copiosamente en la cena, ahora el brandy, nivel de alcohol no apto para manejar... ni
para caminar
E: ¿Estás celosa?
C: ¿Del joputa? Nooo. Pero me pregunto. ¿Por qué ni tú ni yo nos casamos con
hombres como tu padre o el mío?
E: Jmmm (arrugaba los hombros)
C: Buenos tíos, con sus más y sus menos, que querían a sus hijos, a su manera, eran
otros tiempos, otra forma de tratar a las hijas mujeres. A mi hermano lo trataban distinto
E: Sí, pero nos querían. Jugaban con nosotras
C: Nos llevaban a pasear
E: Nos hacían carantoñas
C: Muchas carantoñas
E: Pasaban tiempo con nosotras
C: Todo el que podían, trabajaban mucho
Esther asentía
C: ¿Por qué Esther no nos casamos con tipos así? ¿Por qué elegimos estos joputas de
mierda? (sorbo de brandy)
E: No sé Cruz, no te puedo contestar a eso. ¿Tú crees que hay algo mal con nosotras?
C: Nooo. Bueh, algo hay
E: ¿Qué?
C: Somos mujeres de este siglo, independientes, y muchos hombres esperan mujeres
sumisas, de su casa, que acepten todo lo que ellos deciden. Ni tú ni yo somos así (sorbo)
E: Verdad (último sorbo, bajaba su mano para coger de nuevo la botella y miraba la
etiqueta, suspiraba y se servía más en su copa) ¿Encontraremos alguien así, como tu
padre y el mío, pero de este siglo?
C: Bueh... (la observaba) Personas así. Digo, no tiene por qué ser un hombre ¿no? Jiji.
(otro sorbo)
Esther se giraba a mirarla y lanzaba su “jijiji” bastante alcoholizado
Con las alas rotas
177
E: Jijiji. Tienes razón. Una persona así. Y si tiene el rostro, el cuerpo y la voz de esta
etiqueta, creo que aún mejor
C: Jijijijijiji
¡Qué pedo tenían esas dos a esa altura de la noche!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Una Navidad distinta. La última había sido en Palma, con Sam de casi seis meses de
embarazo, Claudia había ido a pasarla con ellas. Todavía estaban presentes la angustia
del viaje de la chica, los interminables trámites legales para traerla a España, el alquiler
de la casa, comprar muebles y ropa blanca para hacerla habitable, instalarse. Sin
embargo, la habían pasado bien y Sam se había adaptado muy rápido a su nueva vida.
Le gustaba el lugar, la playa especialmente
¡Cuánto había cambiado su vida! Le dolía saber que no tenía su avión, que había
“perdido sus alas”. Pero aún así, se sentía muy bien. Era la primera Navidad en que no
se arrinconaba en algún lugar de la casa a llorar por Lois. Ahora podía hablar
mentalmente con Lois y contarle las cosas de su hijo, de su vida, de Sam. Y no había
pecho oprimido, dolor en las entrañas. Estaba el recuerdo cálido de su mujer muerta y la
necesidad imperiosa de construir su nueva vida, por ese crío que le había cambiado
todo. Desde que estaba Pedro, todo era distinto
Claudia: ¿No te estás congelando de frío? (salía al balcón terraza y la abrazaba por la
cintura, desde atrás)
M: No, me gusta el frío
Claudia: Claro, con ese brandy es más tolerable
M: Jmmm (asentía con la cabeza y bebía un sorbo)
Claudia: ¿A solas con tus recuerdos, como siempre?
M: No Claudia, esta vez es... distinto. Estoy feliz, ha sido una cena encantadora
Claudia: Cocina bien mi chico (seguía abrazada a ella, apoyando la cabeza sobre su
hombro y mirando hacia los edificios y las luces en la calle)
M: No lo dejes escapar, es un tío que vale su peso en oro
Claudia: Le está enseñando a jugar al póquer a Sam
M: Han hecho buenas migas (otro sorbo)
Claudia: Pedro se durmió en sus brazos, se llevan bien esos dos
M: Ajá
Claudia: ¿Por qué no entras? Has tenido un constipado fuerte Maca, si tienes una
recaída...
M: Tenía ganas de pensar un rato, aquí. Las fiestas de fin de año te provocan eso, mirar
para atrás, hacer planes para el año siguiente
Claudia: ¿De trabajo?
M: Sí, algo de eso también
Claudia: No te preocupes mucho, apenas dejes de estar imputada en autos, vuelves a
volar
M: No creo
Claudia: Venga Maca, no seas pesimista. Tienen que reponerte en tu puesto
M: ¿Has escuchado lo que dijo Aimé? En lugar de ascenderlo a comandante a él, han
traído a otro piloto, un colombiano. No quieren problemas a futuro, quieren gente con
Con las alas rotas
178
un expediente sin mácula, él es un excelente piloto y ahí lo dejan, gracias que lo ponen
de copiloto. No le dan otra oportunidad
Claudia escuchaba en silencio, Maca tenía razón con lo de Aimé, seguía castigado por
haber pagado su crisis personal emborrachándose
M: Ahora O'Leary quiere sacar a los copilotos de nuestros viajes
Claudia: Lo he leído
M: No Claudia, no tenemos futuro en esa empresa, ni Aimé ni yo. También en nuestra
profesión hay parados (sorbo más largo de su brandy)
Claudia: ¿Qué se te ocurrió?
M: Jmmm. Es una idea un poco peregrina, pero... déjame elaborarla un poco más y te la
cuento. ¿Vale?
Claudia: Vale
M: ¿Tienes un resumen actualizado de lo que me tienen que pagar los joputas?
Claudia: Sí, ¿lo quieres?
M: Mándamelo por mail
Claudia: OK. Oye, qué buenos los juguetes que le regaló la abuela de Patri a Pedro.
¿Has visto cómo se entusiasmó con esos bloques que armamos?
M: Nunca se me hubiera ocurrido un Lego gigante
Claudia: Jmmm. Se nota que buscó algo especial para su edad
M: Es una abuela, tiene experiencia, jeje
Claudia: No eran tan... chucherías como dijo
M: Ajá
Claudia: ¡Qué pena no poder retribuirle las atenciones!
M: Ehhh. Claro. ¿Vamos para adentro?
Claudia notó el tono de Maca y el cambio abrupto de tema con la excusa de entrar a la
casa
Claudia: Maaaaaaca... te conozco. ¿No habrás hecho alguna de las tuyas?
Se había separado de su abrazo y miraba a la piloto frente a frente, con el ceño fruncido
M: ¡¡¡¿Yoooo?!!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La vino a retirar a las once de la mañana. Diálogo tenso cuando le entregó a Patri. Hizo
especial hincapié en el horario de “devolución”. Raúl apenas le dio bola. Patri estaba
bien, contenta de ver a su padre después de tanto tiempo. Y hasta calmó a su madre con
un “no te preocupes, mami, estoy con los abuelos y los tíos”. Pero no era suficiente. La
partida le dejó mal cuerpo y estuvo en la comida y el resto del día con la preocupación
pintada en su rostro
En: Está tan triste (entraba en la cocina con la bandeja de la merienda)
Carmen: Tendrá que acostumbrarse Encarna, es la primera vez y extraña mucho a la
niña (fregaba las tazas que la mujer le dejaba sobre la encimera)
En: Espero que venga a horario, ese joputa es capaz de retrasarse para hacerla sufrir
Con las alas rotas
179
Carmen: Yo le firmaría ese acuerdo así no jode más. Apenas tenga su dinero, ni se va a
aparecer, siempre fue un padre desamorado, no le importa la niña
En: Has visto lo que ha dicho Esther, no puede firmarle eso (se apoyaba de espaldas
sobre la encimera y se cruzaba de brazos)
Carmen: Pufff, siempre ganan los malos
En: Por ahora (pensativa)
Carmen: Mira Encarna, yo respeto mucho la ley y todo eso, pero hay casos en que
algunos merecerían otra cosa (dejaba de lavar y se secaba las manos con el delantal) No
tanta contemplación, que es el padre y todo eso
En: Por ahora, no te sulfures, tiempo al tiempo
Carmen: Tú estás tramando algo
En: Jmmm (meneaba la cabeza) ¿Te acuerdas de Hilario, el guapiño?
Carmen: El joputa. ¡Qué palizas le daba a la pobre Palmira! Y no respetaba las órdenes
de alejamiento ni nada
En: ¿Te acuerdas cómo lo solucionamos?
Carmen: Ahhhhhh. Jeje. Sí, tienes razón, tienes razón. Jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Mañana de Navidad apacible en casa, la sala llena de juguetes, Pedro excitado por tanta
novedad, Sam tirada en el piso jugando con el niño, Maca cocinando galletas de canela
y disfrutando del “hogar”
Claudia: Uy, qué mujer más hacendosa. ¡Qué bien huele! (la rodeaba con sus brazos y
le dejaba un beso en la mejilla)
M: ¿Qué tal tu regalo navideño privado? ¿Bien?
Claudia: Muy bien. ¿Se pueden probar? (se dirigía a la bandeja en la encimera)
M: Llévatelas para el desayuno en la cama
Claudia: Gracias. Grunch. ¡¡Mmmm!! ¡Qué ricas! Jmmm
M: ¿Almorzamos fuera? (metía una nueva bandeja en el horno)
Claudia: Jmmm. Sí, me gusta la idea (sacaba tazas del gabinete) ¿Nos vamos a la sierra
y nos quedamos allá?
M: No, tengo que ver algo mañana temprano
Claudia: ¿Ver algo? Maaaaaca, ¡¡¿qué estás tramando?!! (asustada, conocía demasiado
bien a su amiga)
M: Claudia, es por esa posibilidad de trabajo que te comenté (trataba de calmarla) Voy
a ver unas ofertas que vi en internet
Claudia: ¿Ofertas de qué, eh? ¿Un sábado después de Navidad? ¡Todos los negocios
están cerrados!
M: Te lo dije, déjame redondear la idea y te la comento, ¿vale? (pasaba la mano por su
espalda para sosegarla)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El “joputa particular” [Cruz dixit] devolvió a su hija a horario. Cruz tuvo “el placer” de
conocer a su novia y su panzota, hora del cotilleo cuando subió al piso
C: Bonita es. Jmmm. Pero ha engordado mucho. Cuando llegue a los nueve meses sale
rodando
Carmen: ¿Simpática?
Con las alas rotas
180
C: Jmm. Linda sonrisa
En: ¿Qué ha dicho Candela?
C: Que la pasó bien, que le compraron muchos chuches. Ahhhh...
Carmen: ¡¡¿Comió chuches?!!
C: Después de la comida, fueron a un Mc Donald's
En: ¡¡Un Mc Donald's!! ¡¡En Navidad!!
C: Para Candela es algo novedoso, nunca la llevo. Estaba feliz
En: ¿Le has avisado que te mudas aquí?
C: No. Esther tiene razón, primero voy a presentar el reclamo judicial por la
manutención y luego la nueva dirección. Que lo notifiquen del juzgado
Encarna miró a Esther, que no había dicho palabra. Se la veía nerviosa, intranquila y no
paraba de mirar su reloj una y otra vez
En: Esther... todavía está en horario. Ya estará a llegar
E: ¡Puffff!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sam y Claudia estaban columpiando a Pedro en el patio de juegos del restaurante. Ellos
dos se habían quedado charlando de las posibilidades laborales
Aimé: Pronto se aclarará todo Maca
M: No, Aimé. Ahora investigarán, tardará un tiempo, hay que ver si aceptan mi versión
Aimé: No es tu versión, es lo que pasó
M: Pero hay que probarlo. Hay que ver qué conexión tienen Almudena y su marido con
estos traficantes, si la tienen
Aimé: ¿Y la credencial?
M: Eso me intriga, cómo llegó a sus manos. Jmm. Mejor no lo pienso más, no quiero
enrollarme con suposiciones
Aimé bajaba la vista, tenía ganas de hablar del tema pero respetaba que su comandante
no quisiera hacerlo
M: Estuve pensando en algo que te quería comentar. Te pido que no se lo digas a
Claudia todavía, quiero mostrarle el plan completo
Aimé: Vale (levantaba la vista y esbozaba una sonrisa)
M: En Ryanair no me veo mucho futuro. Y con esto de quitar los copilotos, pensaba
que quizás te interesaría
Aimé: No hay nada en firme, no creo que lo hagan en breve. Aunque el presidente
O'Leary, ya sabes, con tal de bajar costos
M: ¿No te gustaría volver a comandar un avión?
Aimé: Uhhh, ¡claro! Pero con mis antecedentes, gracias que tengo trabajo aquí
M: Aimé, quiero abrir una compañía de taxi aéreo para empresas, con dos aviones al
principio. Uno para ti, otro para mí. Dos jets privados para transporte de ejecutivos.
¿Qué me dices? Nuestras propias alas
Aimé abría los ojos como dos faroles. ¿Maca tenía tanto dinero como para hacer eso?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
181
Diez de la noche y sin noticias. El móvil de Raúl contestaba metálicamente “fuera de
alcance”
C: ¿Y?
E: No tiene señal
C: A veces pasa en la zona rural
E: Dijo a las nueve. Ya pasó una hora
C: Esther, las rutas están imposibles. Lo decían en la tele, todos los accesos colapsados
por la gente que vuelve a casa de visitar a sus parientes
E: No me gusta esto, Cruz, no me gusta
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Doce de la noche y Esther ya caminaba por las paredes. Llamó a todos los móviles de la
familia de Raúl. No contestaban. Tampoco en la casa de Ávila, ni en la de sus padres
Encarna y Carmen pendientes de las noticias en la tele sobre accidentes en las autopistas
o accesos. Cruz ocupándose de Candela y que no se enterara del nerviosismo general, la
niña preguntaba por su amiga, cuándo regresaría. Finalmente, logró que se acostara con
sus libros y se quedó a su lado hasta que se fue quedando dormida
Cuando volvió a la sala, Esther estaba a punto de una crisis de llanto. Encarna trataba de
hacerle tomar una tila, pero se rehusaba
A la una de la mañana Esther estaba decidida a salir en auto a buscar a su hija
C: Espera, os podéis cruzar en el camino
E: Si nos cruzamos y ellos llegan mientras voy para allí, me avisáis (cogía las llaves del
auto y su chaqueta, los ojos irritados de tanto llorar imaginando los peores desastres)
C: Espera, no puedes manejar en estas condiciones, hablo con Vilches a ver si podemos
mandar a alguien hasta la casa
E: ¿Mandar a un policía? ¡¡¿Estás loca?!!
C: Esther, es un llamado pidiendo un favor a la comisaría local del lugar, están de
guardia dando vueltas por la calle, no les cuesta mucho. Venga, déjame intentarlo
E: Puffff (aceptaba de mala gana)
A las tres de la mañana recibieron el informe del agente que se había llegado hasta el
chalet del hermano de Raúl. Todo a oscuras, no había nadie
E: ¡Joder, joder! (rompía en un llanto desgarrador)
Encarna intentaba calmarla mientras Carmen y Cruz las miraban, estaban tensas,
preocupadas, angustiadas
Carmen: Cruz... (en voz baja)
C: Dime
Carmen: ¿No la habrá secuestrado?
Cruz tomó aire y exhaló en forma audible
Con las alas rotas
182
C: Es una posibilidad
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Como todas las mañanas, había llevado a Greta al parque apenas comenzó a aclarar.
Hacía mucho frío, el cielo se iba llenando de gruesos copos sucios de algodón que
anticipaban nevada. Volvió a casa, le sirvió un suculento desayuno al perro y él se
preparó un tazón de leche con cereales. Se sentó frente a la pantalla de su portátil, lo
encendió entre cucharada y cucharada del saludable desayuno, entre sorbo y sorbo de un
café cargado, su vicio confesable
Gimeno: (“Jmmm, a ver qué tal las cámaras”)
Entró al sitio www.susenioriabiencuidada.com.es y comenzó a chequear las distintas
zonas que cubrían las cámaras. Nadie en la calle, ¡claro, mañana sabatina post Navidad,
todos durmiendo “los festejos”!
Gimeno: (“¡Qué pocas gallináceas quedamos en Madrid! Ni siquiera salen a comprar
el pan para el desayuno. (nueva cucharada de cereal con leche) No está tampoco la
custodia. Jmmm”)
Se fue hasta la zona de vídeos grabados. Buscó el que enfocaba la zona de
estacionamiento del coche de la custodia de la jueza. Lo fue adelantando y atrasando
hasta que vio la hora en que se habían retirado
Gimeno: (“Jmmm. Cinco cuarenta. ¿Y ése quién es?”)
Un hombre alto y delgado, con cabello ralo y una incipiente calvicie arriba y a los
costados, se acercaba al auto, hablaba con los custodios y al rato partían. El hombre iba
hasta su auto, estacionado a unos pocos metros y se iba también
Gimeno: (“Parecía el comisario. A ver las placas, jmmmm”)
Tomaba número de las placas e ipso facto enviaba un mail por su otro ordenador, el que
usaba el wifi de un vecino de la comunidad
Gimeno: (“La cuenta que no existe, el wifi que no existe, jeje”)
Pedía información a un amigo, el Pito, sobre el auto en cuestión. Minutos después le
llegaba la información
Gimeno: (“Sí, jmmm, Rodolfo Vilches. ¿Qué haría ahí? Jmmmm”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Se levantó bien temprano, tratando de no hacer ruido. Si Sam se despertaba iba a querer
ir con ella. Fue hasta la cocina y preparó el biberón de su hijo. Luego regresó a la
habitación y literalmente se lo chutó. Sonreía viendo a su hijo totalmente dormido
Con las alas rotas
183
chupar su leche, tocó sus pañales, no era necesario cambiarlo, aguantaban unas horas
más
Abrió el ropero y cogió las bolsas con los regalos que habían comprado con Sam. Le
hubiera gustado habérselos dado en persona, ver sus caritas al recibirlos. Pero no podía
ser así. Se había cuidado de enviar a Magda a pagar y al contado, nada de tarjetas que
dejaran constancia de su compra. Ahora tenía que hacérselos llegar por un mensajero
M: (“Es lo que hay, pufff”)
Se puso la chaqueta, cogió las llaves y sus documentos. Tenía que hacerlo rápido y estar
de vuelta antes que despertara Claudia. Si se enteraba, follón, ¡y qué follón, en puerta
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Toda la noche en vela. Lloros aquí y allá. A Esther se le había secado el agua de las
lágrimas y sentía el pecho oprimido, se había acurrucado en el sofá, con los ojos
mirando al vacío. Su madre le había llevado varias tilas pero no quería tomar ni comer
nada. Su mente divagaba sobre una posibilidad cada vez más cierta, Raúl había
secuestrado a su hija
En vano había tratado Cruz de hacerle ver que el tipo tenía un trabajo estable en la
Clínica y que no podía desaparecer así como así con la niña. Vilches también se lo había
dicho cuando pasó a eso de las cinco de la mañana a recabar datos de los familiares de
Raúl para iniciar la búsqueda
V: El dinero lo tienes tú, en esas propiedades. No creo que desaparezca con la niña
E: ¿Y si le vendió su parte de la Clínica a alguien? ¿Eh? ¿Eh? (estaba fuera de sí,
caminaba de un lado a otro de la sala, las demás mujeres la miraban preocupadas, era
raro ver a Esther en ese estado desquiciado)
V: No creo Esther, esa clínica vale un pastón y no hemos detectado ningún movimiento
raro en nuestras pesquisas. Algo así trasciende, te enteras
E: ¡¡Como me enteré yo de sus trapisondas!! ¡¡El capullo me enterró hasta el cuello
lavando dinero y poniéndolo a mi nombre y yo gilipollas, no sabía nada!!
Encarna la miró a Cruz
En: Eso no me lo contó (en voz baja, muy seria)
C: Encarna, por favor, después
En: Después, sí, pero tú y yo vamos a hablar muy seriamente de ese Raúl
V: Vale, Esther. Como poder ser, todo puede ser. Pero no lo creo. Ahora voy a mandar
a mis hombres a estas direcciones, a la Clínica. ¿No tienes idea de su nuevo domicilio?
Esther negaba con la cabeza
V: ¿Algún amigo con el que pudiera quedarse?
Volvía a negar con la cabeza
C: La socia Esther, la de los Congresos
Con las alas rotas
184
E: Ah, la doctora Martínez Longo
V: ¿Tienes su dirección, su teléfono?
E: Su móvil (sacaba su móvil y miraba la agenda)
V: Una recomendación. Y va en serio. Como no tengo mucho personal, voy a usar a los
custodios para que vayan a la Clínica a investigar. No salen de esta casa aunque se
derrumbe o se incendie
C: Vale
Encarna y Carmen lo miraban preocupadas
En: ¿Por qué?
V: No quiero que pase lo del otro día. ¿Se entiende?
En: ¿Y qué pasó el otro día? (nueva mirada “asesina” a Cruz)
C: Ehhhh... después lo hablamos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: (“¡Cincuenta euros! Tendría que poner una mensajería en lugar de un taxi aéreo.
¡Qué caro!”)
Salía de la agencia con el comprobante en su mano. En media hora entregarían el
paquete a nombre de Encarna Uriburu. La excusa para ese precio había sido que era
muy grande y pesado
M: (“Psss. Yo cargué las bolsas y no me rompí la espalda (abría la puerta de su coche y
se metía) Bueno, ahora a la panadería y a agasajar a mi gente con algo rico”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Tercer bol de cereales con leche al hilo. Cuando estaba ansioso, comía así, a lo bestia.
Estaba preocupado, miraba las cámaras con atención, no le gustaba nada que le hubieran
sacado la custodia a su señoría
Gimeno: (“No sé qué tiene ese Vilches en la cabeza, no sé. Estos días de calma chicha,
con todo el mundo durmiendo y cantando villancicos, son los peores. Ideales para estos
sicarios, ahhh. Les voy a mandar un mensaje al Lucho y a la Croft para que me ayuden
con la vigilancia”)
Dejaba el bol y movía su silla hacia el ordenador conectado al wifi del vecino
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sonaba el timbre del portal. Ni siquiera levantó el telefonillo para preguntar quién era.
Cogió las llaves, se lanzó al pasillo y cerró la puerta con un estruendo. Las tres mujeres
reaccionaron tarde, ya se había ido
C: ¡Hoxtia!
Fue hasta la puerta e intentó abrirla
Con las alas rotas
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C: ¡¡Mieeeeeerda!! ¡¡Con el golpe se trabó!!
Carmen levantaba el telefonillo y preguntaba quién era
En: ¡¡¿Es Raúl, es Raúl?!!
Carmen: No. Dice que es un mensajero que trae un paquete para ti
En: ¡¡¿Para mí?!!
C: Venga, ayudarme, ¡¡no puedo abrir esta puerta!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno: (“Jmmm. ¿Y esa camioneta? Delivery El Cantaor Sevillano, jmmm. Nunca oí
de esa agencia. ¡Qué raro!”)
La angustia oral lo superaba. Cuarto bol de cereales con leche. Greta, tumbado a un
costado, lo miraba con la cabeza apoyada en las patas
Gimeno: (“¿Cuánto tardo en llegar hasta allí? Pufff, no, demasiado tiempo. Espero
que no sea una entrega para la casa de Esther” nueva cucharada gordota de cereal con
leche)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No bajó por el ascensor, lo hizo por las escaleras como volando. Se la llevaban los
demonios. Ya la iba a escuchar ese granuja. Tendría que haber traído algo, un palo o un
libro o un candelabro para dárselo por la cabeza. Tenía un deseo intenso de matarlo,
como nunca había sentido en su vida
Ni miró hacia afuera cuando llegó al portal. Corrió como cegada por la furia y abrió la
puerta de cristal. Frente a ella un mensajero de uniforme con un gran paquete
Mensajero: ¿Señora Encarna Uriburu?
E: ¡¡¿Eh?!!
Mensajero: Este paquete es para usted, me tiene que firmar aquí
E: Yo que... eh... (miraba el paquete) ¿Quién lo manda?
Mensajero: Jmmm. (miraba el remito) Magdalena Piú
E: ¿Quién? (fruncía el ceño)
Mensajero: Es lo que dice. ¿Lo recibe o no?
Mientras firmaba el recibo de entrega, un par de ojos felices la observaban desde un
auto en la esquina. Y un BMW imponente, color oscuro, se detenía detrás de la
camioneta. Esther no se dio cuenta de lo uno ni de lo otro
Mensajero: Pesa bastante, ¿se lo llevo hasta el ascensor? (la caja estaba apoyada en el
piso)
E: Ehhh, no, no, yo me encargo (recobraba un poco de cordura en su desasosiego)
Patricia: ¡¡Maaaami!! ¡¡Maaaami!! ¡¡Maaaami!!
Bajaba del auto y corría hacia la puerta, con su mochila puesta
Con las alas rotas
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E: ¡¡Paaaaatri!! ¡¡Paaaaatri!! ¡¡Paaaaatri!!
Abría los brazos para recibirla y las lágrimas se volvían a cargar de agua salada,
corriendo sin freno por su mejilla. El mensajero no entendía nada. Meneó la cabeza y
dijo un “buenos días” de compromiso retirándose
Patricia: ¡Mami! (se metía entre los brazos de Esther, buscando su calor, su cobijo) Yo
no me quería quedar, se lo dije a papi, yo quería llamarte por teléfono, no me dejó
E: Ya estás aquí, ya estás aquí. Mi niña, mi niña. Al fin (no podía más que abrazarla y
besarla, apretarla contra su cuerpo)
El par de ojos en el auto estacionado en la esquina notaban la emoción del momento y la
frente se le arrugaba. ¿Qué había pasado? Miró con interés al hombre bien trajeado, con
un abrigo oscuro y largo, gafas de sol, que se acercaba hacia la puerta. Observaba
también el cochazo
Patricia: Mami, ¿qué hay en la caja?
E: ¿En la caja? (la seguía besando en el cabello, tratando de contener las lágrimas)
Patricia: Acá abajo, mami, te trajeron una caja
E: No sé mi amor, no sé. Jmmm, ¡cómo te extrañé!
Patricia: Mami, me estás apretando mucho
E: Jeje. Vale, vale (sonreía y la besaba de nuevo en el cabello, soltando un poco el
abrazo)
Raúl: Hola Esther
Recién ahí Esther notaba su presencia. Tenía ganas de gritarle, zamarrearlo pero se
contuvo. Patri estaba ahí, no podía hacer una escena frente a su hija
C: ¡Esther! ¡Esther! ¡Contestaaaaaa!
El intercomunicador en el portal, la voz de Cruz se notaba angustiada
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno: (“La camioneta se fue. Jmmm. Esa caja no me gusta nada. ¡¡Podría ser una
bomba!!”)
Cogía el teléfono y marcaba urgente el móvil de Cruz
Gimeno: (“¡Atiende! ¡Atiende!”)
C: ¡Hola!
Gimeno: Cruz, esa caja puede ser una bomba
C: ¿De qué hablas Gimeno?
Gimeno: Le entregaron una caja enorme a Esther, es sospechosa
C: ¡Joder, joder!
Gimeno: Baja y dile que la deje ahí, hasta que la revisen
C: ¡No puedo bajar! ¡Se trabó la puerta y no puedo salir!
Gimeno: ¡Coñoooooo! Uh, lo siento, no quería...
C: Le aviso por el telefonillo, que no la toque
Con las alas rotas
Gimeno: ¡Eso, eso! ¡Voy para allá!
C: No, quédate mirando las cámaras y me avisas si ves algo raro
Gimeno: Uhhhh, un coche negro se detuvo
C: Descríbelo
Gimeno: Un cochazo, un BMW nuevo, último modelo. Espera, espera, alguien baja.
Ahhh, Patri
C: ¿Patri? ¡El joputa la trajo al fin!
Gimeno: ¿El joputa?
C: Nada, luego... vale, sigue mirando y me avisas si hay algo nuevo
Gimeno: OK. Cambio y fuera
C: ¿Eh?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: ¡Esther! ¡Esther! ¡Contestaaaaaa! (insistía)
Raúl: Contesta, parece que tu amiga se volvió loca (con aire de superioridad)
Esther cogía aire. Se decidía a responderle a Cruz
E: ¿Qué pasa Cruz?
C: ¡Ahhhh! No abras esa caja, déjala ahí, por favor. Puede ser... jmmm (se acercaban
Encarna y Carmen, no podía decir “bomba”)
E: Vale. No la abro. Ahora sube Patricia (había recobrado la compostura, cargada de
una bronca infinita hacia ese joputa que la miraba con aires de ser “supremo”)
C: No puedo abrir la puerta del departamento, ¡se trabó!
E: Patricia empuja de afuera y tú tiras de adentro, ha sucedido alguna vez, la hemos
destrabado así
C: Vale, vale
Le hablaba a su hija
E: Anda, Patri, sube. Voy a hablar algo con tu padre
Patricia: ¿No abrimos la caja?
E: Luego hija, anda, ve (le daba un beso en la frente y cerraba los ojos)
Esperaba que Patri entrara, cerraba la puerta y miraba que fuera hasta el ascensor.
Cuando finalmente veía que el ascensor subía, se giraba hacia Raúl
E: ¡¡Eres un hijo de puta!!
Raúl: Venga Esther, se nos hizo tarde y no me apetecía conducir de noche, mucho
alcohol
E: ¡Lo hiciste a propósito! Apagaste el móvil, lo mismo tus hermanos y tus padres,
nadie contestaba
Raúl: Psss (sonrisa petulante)
E: Podrías haber avisado, no sabes qué noche he pasado
Raúl: Pues has aprendido lo que se siente cuando esperas algo que necesitas y la otra
persona no te da bola, ¿no?
E: ¡¡Eres una mierda!!
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Con las alas rotas
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La rabia la impelía, aún en contra de sus más profundas convicciones, era tanto el odio
en su cuerpo. Lo empujaba
En el coche de la esquina alguien se inquietaba ante la escena
Raúl: Ey, ey, señoría, esos no son modales para una jueza (la cogía de ambos brazos y
le pegaba un sacudón)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno: (“¡Coño! ¡La está zamarreando!”)
Cogía el móvil
Gimeno: ¡Cruz! ¡¡La va a golpear!! El joputa ése que mencionaste, aunque me parece
conocido, ¿es el maridísimo?
C: ¡Mierda! ¡No puedo abrir la puerta! Patricia empuja pero ni se mueve
Gimeno: ¿Llamo al 016?
C: ¡¡¿Eh?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¡¡Suéltame!!
Raúl: ¿Qué? ¿Tú me puedes empujar y no me puedo defender?
E: ¡Me estás lastimando!
Raúl: Esther, esto te lo buscaste tú solita, podíamos haber seguido bien, tú por tu lado y
yo por el mío, pero no, la señora quiere ser libre. ¿Qué? ¿Tienes un amante?
Apretaba aún más los brazos de la jueza, que intentaba liberarse de su manos
Raúl: Hoy has aprendido una lección. Lo que se siente si no tienes noticias de tu hija.
Espero que tomes nota y el lunes firmes el acuerdo. ¿Me entiendes?
Esther arrugaba los labios, le dolía el apretón de esas manos en sus brazos, sus ojos se
llenaban de lágrimas, por el dolor, por la rabia, por las ganas de golpear a ese canalla,
por la impotencia
Raúl: Quiero escucharlo de tu boca. El lunes vas a firmar el acuerdo y ya no tendrás
más problemas. ¡¡Dilo!! (la sacudía)
Esther se mordía los labios
E: ¡Eres una mierda, una mierda! (bajaba la cabeza y la movía, negando)
Raúl: No sabes los problemas que me has causado
Iba a sacudirla de nuevo cuando desde el costado derecho recibió un golpe fuerte sobre
la sien. Un puño cerrado con toda la rabia del mundo y la fuerza de una mano
acostumbrada a jalar la dura palanca de freno del avión
M: ¡¡Suéltala!! ¡¡Hijo de puta!!
Con las alas rotas
189
Esther sintió el alivio en sus brazos y levantó la vista. Raúl caía hacia un costado, casi
K.O. La comandante se cogía la mano derecha con la que lo había golpeado con alma y
vida
M: ¡Uy, uy!
E: Comandante... (atinó a decir)
M: ¡Mierda! Me parece que me lastimé la mano
E: Venga, entre antes que se recupere este joputa, es muy violento y tiene mucha fuerza
(recobraba su mente fría y abría rápido la puerta del portal)
M: Ya me di cuenta. Pufff (entraba sosteniendo su mano derecha)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Arriba, Cruz recibía otro llamado de Gimeno
C: ¿Qué está haciendo?
Gimeno: ¡Lo noqueó! ¡Lo noqueó! ¡¡Es mi ídola!!
C: ¿Esther le pegó? Pero...
Gimeno: ¡¡La comandante lo noqueó!!
C: ¡¡¿Queeeee?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther cerraba la puerta y le indicaba la escalera
E: El ascensor recién subió, va a tardar en bajar, vayamos por la escalera. Si entra...
M: ¿Tiene llave? (caminaba a su lado sosteniendo su mano contra el pecho)
E: Sí, es mi ex marido
M: Ahhhh (ese “ex marido” sonó a campanas al viento para la comandante)
E: ¿Podrá aguantar hasta el piso de arriba? Ahí llamamos al ascensor (se giraba a
mirarla mientras subía)
M: Sí, todo bien. (¡uhhh, qué sonrisa más tontuela tiene esta mujer!)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: ¡Gimeno! ¡Dime qué pasa! (se alejaba de la puerta para que Patricia del otro lado no
escuchara)
En: ¡Cruz! ¿Qué está sucediendo? (con cara de susto mayúsculo)
Gimeno: El joputa intenta levantarse pero no puede, fue un golpe ilegal, en la sien, pero
¡qué importa! ¡Esa mujer es mi ídola! Le voy a pedir una foto y un autógrafo
C: Ehhh, nada Encarna, quédate con Patricia, a ver si pueden abrir la puerta
En: ¡Ahhh, la trajo al fin! Paaaaaaatriiiiiiii... (iba corriendo hacia la puerta del
departamento)
Patricia: ¡Abu, tira desde adentro a ver si abrimos la puerta!
Gimeno: ¿No tienes una palanqueta por ahí para abrir la puerta?
C: Ni idea Gimeno, espero a Esther que debe estar subiendo
Gimeno: Sí, entró con la comandante
C: ¡¡¿Quéee?!!
Con las alas rotas
190
Gimeno: Ahhhh, alguien sale del cochazo, es una mujer... espera... lo ayuda a
levantarse al joputa. Está mareado, parece en curda
C: ¿Una mujer?
Gimeno: Alta, traje corte Chanel, tacones muy altos aguja, pelo con mechas creo, o
canas, no sé... jmmm, pija, fashion. Aunque me da que pasó por el quirófano como la
duquesa de Alba o la Belén Esteban, así que imagina
Cruz no pudo reprimir el “jijiji”, ese Gimeno era tan gracioso y majo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En el segundo piso llamaba al ascensor y esperaban a que llegara
E: ¿Duele mucho? (preocupada, mirando el brazo derecho de la comandante, encogido
contra su pecho)
M: No, si no muevo la mano, no
¡Uy nooo!, ¡cruzaron miradas, se atornillaron de nuevo a las pupilas ajenas!
E: Yo... ehhhh... gracias
M: No hay nada que agradecer
E: ¡Cómo que no! Eso... de abajo... fue...
¡Clank! Ascensor que se detenía, hechizo que se rompía
Esther abría la puerta y le indicaba que pasara primero. Eran dos pisos solamente, dos
pisos encerradas en la pequeña atmósfera de una caja de metal. Dos pisos de intentar
bajar la vista las dos, o mirar hacia los costados hasta que el impulso interior era más
fuerte que la voluntad. Mirarse a los ojos, acoplarse, engancharse, extasiarse, perderse
ahí, en las sensaciones que sólo dos miradas intensas pueden trasmitir
¡Clank! De nuevo el ruido metálico del ascensor al detenerse en el piso rompía la magia
Esther abría la puerta y salía primero
Patricia: ¡Maaaamiiii! ¡No se abre, no podemos abrirla! Uy, ¡Maca! (y esa sonrisa de
Patricia que parecía calcada de la de su madre, provocando derretimiento de
comandante herida)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En: ¿Eh? ¿Maca? ¿Patricia dijo Maca? (se daba vuelta a mirar a Cruz con el móvil
pegado a la oreja y a Carmen con un gran cuchillo en la mano, lista a intentar hacer
saltar la cerradura de la puerta)
C: Enseguida te llamo Gimeno, parece que ya está Esther, a ver si podemos abrir la
puerta
Gimeno: ¡Suerte mis valientes amazonas!
C: Jijijiji (cerraba el móvil, aysss este Gimeno)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
191
Patricia: ¿Qué le pasó a tu mano? ¡¡Tienes sangre!! (señalaba el brazo encogido de la
piloto)
M: Ehhh (bajaba la vista a su mano, no había visto la sangre)
E: ¿Sangre? Déjeme ver (estiraba su mano y cogía la de la comandante, rozando sin
querer su pecho)
M: Es un raspón (la miraba a los ojos, lanzando bolas de fuego que llegaban a destino)
E: Sí, jmmm... (quitaba su mano, no quería sentir todo eso que sentía, no quería... pero
lo sentía)
Patricia: ¿Qué te pasó? ¿Te has caído?
M: Sí, cariño, me caí y me raspé
Patricia: Ahhhh. ¿Te duele mucho?
M: Tu mami me vio y me dijo de subir para limpiarme y ponerme un poco de hielo
En: ¡¡Estheeeeeeeeer!! ¡¡¿Qué pasa ahí?!!!
E: Mi madre...
M: Sí (sonreía empalagosa)
E: Nada mami. A ver, tú tira de tu lado que yo empujo de aquí, a ver si la abrimos (iba
hasta la puerta)
En: ¡¡Vengaaa!!
Literalmente, fuerte caderazo de Esther y ¡pum!, se destrabó la puerta, se abrió
En: ¡¡Al fin!! ¡¡Paaaatriiiii! (brazos estirados listo a cobijar nieta)
C: ¿Cómo lo hiciste Esther? (admirada por la fuerza de su amiga)
Patricia: ¡¡Abuuuuu!! (saltitos rápidos para ir hasta los brazos “cobijadores” de su abu)
E: Con la cadera, tiene que ser un golpe seco y fuerte. Comandante, pase por favor (le
indicaba con el brazo que pasara al salón)
Carmen sonreía, cuchilla en mano, Cruz sonreía, móvil en mano, Encarna sonreía, nieta
abrazada, hasta que notaba el brazo encogido sobre el pecho y la mano con rastros de
sangre
En: ¡¡Macarena!! ¡¡Estás herida!!
Sonaba el móvil de Cruz
C: Ahhh, Vilches. Ya apareció [...] (se iba a un costado para hablar con libertad)
Aguarda que voy hasta la cocina y te cuento
Candela: ¡Patri! ¡Llegaste! (venía con los pelos enmarañados, enfundada en su pijama,
ojos de recién despertada)
Patricia “se despegaba” de su abuela y se iba con su amiga
Carmen: Busco hielo, ¡qué golpe feo en esa mano! (iba hacia la cocina, gran cuchilla
en mano)
En: ¿Qué te pasó? (se acercaba a la piloto, la mirada fija en su mano)
M: Me caí sobre la mano y...
E: Venga comandante, siéntese en el sofá, póngase cómoda por favor (volvía a indicarle
el salón y el amplio sofá)
En: ¡¡Carmeeeeen!! ¡¡Tus compresas frías!! (le avisaba a la mujer en la cocina)
Con las alas rotas
192
M: ¿Compresas frías? (Encarna la empujaba con delicadeza hacia el sofá)
E: Carmen era la especialista del pueblo en golpes y quebraduras
En: ¡La mejor de todas! ¡Hasta la consultaba el médico del ambulatorio!
M: Ahhh, ¡qué bien! (le sonreía a la mujer)
Cruz se asomaba desde la cocina
C: ¡Esther! ¿Quién envió el paquete?
E: Una tal Magdalena Piú, ¿la conoces mamá? (acomodaba varios almohadones para
que Maca se apoyara)
En: Ni idea. Con cuidado Maca, esos golpes duelen mucho (la ayudaba a sentarse)
M: No, si no muevo la... aysss (movía un poco lo que no tenía que mover)
En: ¿Ves? No te hagas la valiente
C: Pregunta Vilches si hacía ruido (desde la cocina)
E: No, el chico dejó la caja en el piso e inclusive se ofreció a llevarla hasta el ascensor.
(ponía otro almohadón para hacer lo más cómodo posible el respaldo del sofá para la
piloto)
En: ¿Quedó abajo la caja? (ayudaba a Maca a reclinarse con sumo cuidado)
E: En la calle. ¿Está cómoda así?
M: Sí (otra vez la sonrisa babosa, apoyada sobre los almohadones y sintiéndose la
“reina del cuplé”)
En: Esther, la pueden robar, vaya a saber qué hay adentro
E: Mamá, hasta que no la revisen no la subimos
En: ¿Por qué? ¿Quién la tiene que revisar?
M: Ehhhh... señoría... (había estado mirando a una y a otra mientras hablaban entre
ellas)
Esther bajaba la vista al rostro que le provocaba “chuchos” en todos lados
M: Son unas chucherías que hice enviar para las nenas y las señoras, por Navidad
(fruncía los labios con cara de culpa)
E: ¿Usted la envió?
Maca afirmaba con la cabeza
E: ¿A nombre de mi madre? (se cruzaba de brazos e intentaba poner cara de “su
señoría”)
Maca volvía a afirmar, con cara de delito
M: Pero pagué al contado, no hay registro de que yo lo compré, ehhhh. Me cuidé
mucho (se excusaba)
Encarna sonreía. Esa cara de pecado, su explicación, si no hubiera estado ahí su hija, la
jueza, la llenaba de besos
Esther cogía aire. ¿Reclamarle algo a la mujer que la había librado de las garras de su ex
marido? ¿Que había saltado en su defensa como un galante y romántico caballero de las
Cruzadas? Encarna no era la única que hubiera llenado de besos a la comandante
Con las alas rotas
193
Esther llamó al portero y le pidió que subiera la caja. Una buena propina, sábado
temprano, post Navidad, no tenía obligación, pedirle que revisara la cerradura que se
trababa, bla-bla-bla, ¿se entiende por qué la propina?, y las nenas con los ojos “faroles”
mirándola
E: Venga, abridla (sonreía viendo la cara de las niñas)
En el sofá, con la mano apoyada sobre un almohadón colocado en una silla, bolsa de
hielo encima, post-compresas de Carmen, la “especialista en huesos, magulladuras y
afines”, otra persona ponía la misma cara de ilusión. Y a Esther ese rostro se le antojó
bellísimo, se le aflojaban las piernas mirándolo
C: Las babas, por favor, que estás inundando la sala (en voz muy baja al pasar a su
lado) Os ayudo a abrirla, ¿vale?
Candela y Patricia: ¡¡Siiiii!!
Encarna, otra que pasaba al lado de Esther, con una gran bandeja con tazas y bollos y
mantequilla y mermelada y esto y lo otro
En: Tú y yo tenemos muchas cosas que hablar, que no me creo que esa mano esté así
por una caída en la calle (en voz muy baja)
Suspiro largo de Esther. Iba a ser una tarde larga con su madre sonsacando información
Un balón Adidas para cada una, un conjunto completo, botines incluidos, de sus equipos
favoritos para cada una, los merengues, los colchoneros, y una alegría que desbordada
sus cuerpos. Para Encarna y Carmen, libros. “Historia de las mujeres en España y
América Latina”, los cuatro volúmenes para la “abu” y para Carmen varios libros de
cocina de Karlos Arguiñano. Ambas mujeres deleitadas
M: Espero que no se enfade señoría, no sé si está de acuerdo con que las niñas jueguen
fútbol, pero lo comentaron tantas veces y les hacía tanta ilusión (otra vez cara de culpa,
mohines imperceptibles que hacían mella en el alma, y algo más, jmmm, de la jueza)
En: ¡Cómo le va a molestar! ¡Si me dijo que la iba a anotar en la escuela de fútbol!
M: ¿Siiii? (derretida totalmente al ver que esa jueza compartía sus mismas opiniones
sobre cómo educar a las niñas)
E: De hecho, creo que los Reyes tenían pensado algo así (bajaba la cabeza para ocultar
la sonrisa)
Patricia: ¡Mami! ¡Mami! ¿Me lo puedo poner? Porfa, porfa
E: Anda, ve (esa sonrisa “baja-bragas” (Maca dixit) y la otra en el sofá literalmente
derretida)
Sonaba un celular. Cruz miraba el suyo, no era
M: Uy, el mío (metía la mano en el bolsillo de su pantalón, lo sacaba, lo abría con una
mano, miraba el visor) ¡Claudia! ¡Hoxtia! ¡Me mata!
Las cuatro mujeres la miraban divertida. Estaba genuinamente asustada
Con las alas rotas
194
M: Hola Claudia [...] Ehhh... ya te cuento, en unos minutos estoy en casa [...] Me atrasé
en la panadería
C: Jijijiji. Cuando le vea la mano... Jijijiji (se tapaba la boca para comentar pero Esther
la escuchaba y también sonreía)
M: ¡¡¿Yoooo?!!!
E: (“¿Se cree que la va a engañar? Jejeje”)
M: Vale, ve preparando el desayuno, llevo pastitas. Jeje (cortaba la comunicación)
E: (“Yo no vi ninguna bolsa de panadería. ¿Dónde habrá dejado esas pastitas?
Jmmm”)
M: Bueno, me tengo que ir, me esperan (quitaba la mano del almohadón)
C: Ehhh, la acompaño hasta la panadería
M: Gracias inspectora, no es necesario, dejé la bolsa en el coche
En: ¿Te entregaron el coche?
M: Sí, lo fui a buscar antes de Navidad (se ponía de pie, ya no tenía la mano encogida
contra el pecho, se veía mucho mejor y le dolía menos)
Carmen: ¿Una tacita de café antes de irse Maca?
M: Uhhh, no que...
En: Así ves a las niñas vestidas con tu regalo, venga Maca. Les sacas una foto con el
móvil
M: Bueno, eso podría ser (fácil de convencer, ¿no?)
C: Esther, esta mujer no puede conducir con esa mano (le decía por lo bajo)
E: No, tienes razón
C: La acompaño y conduzco el coche, no es muy lejos, me vuelvo caminando, ¿te
parece?
E: Jmmm (asentía con la cabeza y miraba embobada a la comandante sentarse a la mesa
donde ya Carmen le servía su taza de café)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Lindo coche (se detenía en el semáforo y se giraba a mirar a la piloto, que estaba
mirando las fotos en su móvil)
M: Jmmm, cómodo (embobada observando a Patricia y a Candela con sus vestimentas
futboleras)
C: Por lo que dijo, la abogada no sabe nada de estos regalos
M: A ver qué invento, porque... se enfadó mucho con la charla telefónica, con esto...
renuncia a mi amistad (negaba con la cabeza y cerraba la tapa de su móvil)
C: Tenemos un problema comandante
M: Sí, los regalos. Ya lo sé, Claudia me lo advirtió. ¿Cree que se enterarán? (parecía
una adolescente preocupada porque sus padres no sepan de su noviete)
C: No, de los regalos no, pero lo de hoy (se quedaba mirándola)
M: La denuncia por maltrato, entiendo. Le salgo como testigo, fue brutal el tipo
C: Ese es el problema, no creo que lo vaya a denunciar (el semáforo daba paso y ponía
primera)
M: ¿No? Pero si la estaba lastimando, le apretaba los brazos, debe tener morados con
sus dedos marcados
C: El problema es más complejo, hay un divorcio difícil y... No sé qué va a hacer
Esther, pero le pediría que... no comentara lo que hoy pasó
M: Claro, claro (fruncía los labios y miraba para adelante)
C: Su abogada no es problema, es una mujer confiable, reservada
M: Ahhh (sonreía)
Con las alas rotas
195
Cruzaban la bocacalle y se desplazaban hasta la siguiente en silencio
M: Me gustaría hacerle una pregunta y que me la contestara, si puede... y si quiere
C: Vale
M: ¿Siempre ha sido un maltratador el ex marido de la jueza? Porque no me cuadra con
la personalidad de su señoría, es una mujer con los ovarios bien puestos y mucha
personalidad como para aguantar a un macho ibérico
Cruz sonreía
C: Entre usted y yo, no. Se destapó como un violento y maltratador ahora, con lo del
divorcio. Macho ibérico siempre fue, pero con mucho auto-control, no violento
M: Ahhh, ya me parecía
C: ¿En la siguiente a la derecha?
M: Sí, ya casi llegamos
C: ¿Le puedo hacer una pregunta personal yo? Me la contesta si quiere
M: Vale
C: Jmmm. Samantha... es su esposa pero no su mujer, ¿verdad?
Llegaban a la casa de Maca y Cruz detenía el coche frente a la entrada del garaje
M: Abro el portón con el mando a distancia
C: Bien (la miraba esperando la respuesta)
Maca accionaba el comando y se comenzaba a abrir el portón del garaje
M: Espero que los de Inmigración no se enteren (sonreía) Es como usted dice,
inspectora
C: Queda entre usted y yo (con el garage abierto de par en par, ponía primera e
ingresaba “¡Cuando lo sepa Esther, jeje!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia la miraba con el rostro pétreo, las líneas angulares de su mandíbula tensas, los
ojos echando rayos y centellas, una de sus manos con los dedos crispados alrededor de
la cuchara, la otra mano crispada en la punta de la mesa. Sam las observaba a las dos
tratando de entender lo que Maca contaba, Aimé se había llevado a Pedro a jugar a la
sala dejando a las mujeres hablar en privado
M: Bueno, eso es lo que pasó (se esperaba el huracán y trataba de protegerse con su
mejor cara de “soy culpable, me arrepiento”)
Claudia: Jmmm (carraspeaba y cogía aire) Entonces no has ido al hospital a hacerte ver
esa mano
M: No, no (aliviada por la pregunta) Me la revisó Carmen, dice que no hay rotura de
huesos ni de tendón, que es el golpe, que tome ibuprofeno y la deje en reposo
Claudia: Claro, Carmen es médico (sarcástica) Y tiene rayos X en la vista
M: Claudia, la mujer sabe, me hizo varias pruebas a ver si tenía algo roto, no me duele,
sólo si la muevo
Claudia: ¡Bien! Jmmm. Ehh... ¿le dices a Sam si nos deja a solas, por favor?
Con las alas rotas
196
Maca comprendía que el huracán finalmente iba a llegar a sus costas apenas Sam se
retirara. Le trasmitía el pedido a la chica. Ya a solas...
Claudia: Decirte inconsciente es poco. Ya ni me preocupan los regalos que compraste a
pesar que te advertí que no lo hicieras (cogía aire) ¿Te das cuenta que has arruinado
todo?
M: Claudia, no creo. Yo la vi bien predispuesta a la jueza. De hecho, la salvé de una
golpiza
Claudia: No sólo continuaste con los regalos, sabiendo que podían jugar en tu contra.
Ahora te has metido en el medio de su divorcio, ¡es el colmo!
M: ¡¡¿Qué querías que hiciera?!! ¡¡¿Ver cómo el tipo la golpeaba y no hacer nada?!!
Claudia: No, desde ya tenías que hacer algo. Pero es que no tenías por qué estar ahí, en
la esquina de su casa, esperando verla como una colegiala
M: Bueno, pero estaba, y no me quedaba otra que defenderla
Claudia: Te aviso. ¡¡La cagaste!! (se ponía de pie furiosa y comenzaba a caminar de un
lado a otro)
M: ¡¡¿Por qué?!!
Claudia: Porque no importa si la jueza lo denuncia o no como un maltratador. Si el tipo
radica una denuncia por tu agresión, salta a la luz pública toda la relación que tenéis. ¡Y
tú eres quien pierde, no la jueza! Porque se va a tener que retirar del caso y el juez que
venga, ¿qué crees que va a opinar de ti después de todo esto? Esther García Uriburu era
tu mejor oportunidad y con tus arrebatos infantiles, ¡¡la cagaste!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno: Ya volvió la custodia, te quería avisar
C: Gracias Gimeno, has sido de gran ayuda
Gimeno: ¿Esther está bien?
C: Carmen y Encarna la han mandado a recostar un rato, pasó una noche terrible. Ya
hablaremos Gimeno. Te pido que por favor no comentes nada de todo esto
Gimeno: Boca mejor sellada que el pozo de petróleo de la BP en el Golfo de México
C: Jijiji. Ayss Gimeno
Gimeno: Yo me voy a recostar un rato también. Todo este follón me despertó la
angustia oral y tengo una indigestión padre, aaaaaaaaahhhhh
C: Jijijiji
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No le dirigió la palabra en todo el día. Se la veía pensativa y preocupada, además de
enfadada. Maca no sabía qué hacer para llamarle la atención, pero nada. A cara de perro
y sin contestarle, así estuvo Claudia hasta que se fueron con Aimé. Le avisó que no
vendría a dormir esa noche
M: Claudia, por favor, no me puedes tratar así
Claudia: ¿Y tú sí a mí? No has respetado ninguno de mis consejos como abogada, te
los pasas por el traste. Ufff, dejémoslo ahí, necesito un poco de aire y pensar, realmente
me has decepcionado Maca
M: ¡No me digas eso! (al borde de las lágrimas)
Con las alas rotas
197
Claudia no le contestó y se fue de la cocina, unos momentos después salía por la puerta
del piso junto a Aimé
“Me has decepcionado Maca”, esa frase la había destruido. Desde hacía mucho tiempo,
la piloto había sido “el modelo a seguir” para la abogada, el incentivo para tanto
esfuerzo por terminar su carrera. Desde el primer duro que Maca depositó en su cuenta
cuando la abuela ya no estaba, sacándolo del dinero que le enviaban sus padres a
Estados Unidos, desde entonces, Claudia le había dicho una y otra vez que algún día
quería ser como ella, solidaria, mejor amiga, una persona buena. Ahora todo eso se
reducía al “me has decepcionado Maca”. Y si algo le dolía en el alma es haberle fallado
a Claudia, ésa que siempre había estado a su lado, en las buenas, en las malas, siempre
Ni Sam ni Pedro lograron cambiar su estado de ánimo. Temía haber perdido a Claudia,
como en su momento a Lois. Y esta vez ella tenía la culpa, no había habido accidente ni
infortunio al que culpar. Ella lo había provocado
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Las nenas acostadas y dormidas después de un trajinado sábado. No habían podido salir
porque hacia la media tarde habían comenzado a caer los primeros copos de nieve,
tímidos aún. Pero tenían mucho para hacer en la casa, los juegos regalo de Encarna y
Carmen, los libros, se divertían las dos juntas, encontraban qué hacer y en qué jugar sin
“llamar la atención de los mayores”. No se quitaron la vestimenta futbolera hasta la
hora del baño, luego la doblaron con cuidado para lucirla al día siguiente. Estaban
eufóricas. La play y los juegos regalo de la familia paterna se quedaron sin abrir en la
mochila de Patri
Para Esther y Cruz llegaba “la hora señalada”. No hubo tertulia en el sofá, copa de
brandy mediante. No. Como dos jueces implacables, Encarna y Carmen sentadas de un
lado de la mesa, con las copas a un costado, tampoco era cuestión de exagerar, juicio sí,
pero ¿qué molestaba una copita “digestiva” antes de irse a dormir?, las otras dos del otro
lado, como “reos” declarando
En: Empecemos por lo primero. Esa cicatriz, no fue de una caída y un golpe contra un
escalón (señalando la cara de Cruz) ¿Verdad? Lo escuchamos a Vilches, nada de
mentiras, eh, que no nacimos ayer
Cruz y Esther se miraron, ¿quién empezaba? Esther se decidió a hacerlo
E: No mamá. No os lo contamos porque no queríamos preocuparos
Relato simple y sin interrupciones. Cruz miraba a las dos mujeres frente a ellas, ningún
gesto ni “ahhhs”, “ohhhs”, ni sorpresa. Sólo atenta concentración en las palabras de
Esther. Viendo a Encarna, con esa pose, a Cruz se le cruzó que sólo faltaba que tuviera
un bloc de notas y fuera anotando cosas
C: (“Ya veo a quién salió Esther, doña Encarna es su señoría en pinta”)
E: No sabemos quién puede haber sido, lo estamos investigando
Carmen: O sea que tenemos cámaras de vigilancia, custodia y a Greta en casa para
cuidarnos
Con las alas rotas
198
E: Las cámaras y Greta, idea de Gimeno
En: Excelente idea, ese hombre es la pera de España. Me encanta. Luego nos pones el
sitio en la computadora de la nena, queremos vigilar nosotras también
C: ¿Para qué?
Carmen: Conocemos a la gente del vecindario, si hay un extraño o sospechoso lo
vamos a detectar enseguida
C: Ahhhh (pensaba en los vídeos obra y arte de los amigos de Gimeno y se imaginaba a
esas dos cotilleando sobre los chanchullos de los vecinos)
En: Ahora, ¿qué pasó ahí abajo? Raúl trae a la niña después de tenernos con el corazón
en la boca toda la noche, y a renglón seguido haces subir a la comandante con su mano
lastimada
Esther la miraba a Cruz
C: Bueno, jmmm (era su turno) Raúl quiere que Esther le firme el acuerdo de divorcio
y...
Cuando Cruz comentó del golpe de Maca a Raúl sí hubo un comentario
En: ¡Muy bien por Maca! Lástima que no lo mató
E: ¡Mamaaa!
En: Continúa Cruz...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Domingo, hora de la comida. Gris y oscuro, ahora no nevaba pero no invitaba a salir.
Con los ojos irritados de la llorera nocturna, Maca intentaba cocinar el almuerzo en la
cocina. Podía mover bien su mano, apenas alguna molestia. Cada tanto estallaba en
llanto y tenía que parar a secarse las lágrimas y sonarse los mocos
Sam la miraba desde el rellano de la puerta. No sabía qué hacer para calmarla,
sosegarla. Claudia no había llamado en toda la mañana y ella también estaba
preocupada. Volvió a la sala a vigilar a su hijo que se había quedado dormido en la cuna
de juegos
En ese momento se abría la puerta y aparecía un sonriente Aimé con varias bolsas de
comida. Detrás Claudia, todavía seriota y con cara de enfado
Aimé: ¡Holaaaaa! Hoy almorzamos italiano. ¿Dónde está el enano? Le traje sus bollitos
preferidos
Sam: ¡Hola! (feliz de verlos) Pedro dormió
Claudia: Hola Sam. ¿Maca?
Sam: Cocina, comida
Claudia: Vale (colgaba su abrigo y bolso en el perchero, se acercaba a la chica, le daba
dos besos cariñosos y se iba hacia la cocina)
Sam la observaba y luego miraba a Aimé
Sam: Enfado mucho
Aimé: Y... esas dos tienen que hablar mucho (ponía las bolsas sobre la mesa de la sala)
Con las alas rotas
199
Claudia: Hola (entraba a la cocina)
M: ¡¡Claudia!! (sonreía y se le escapaban unas lágrimas, estaba súper sensible)
Claudia: Deja eso, trajimos comida. Pero antes tú y yo tenemos que hablar en serio,
muy en serio. A mi habitación (señalaba hacia afuera con la cabeza y cara de
marimandona, tratando de ocultar lo mucho que le dolía ver a su amiga con esos ojos
irritados y esas lágrimas a flor de piel)
M: Sí, ya mismo, ya mismo (se quitaba el delantal y se limpiaba las manos)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Domingo, Encarna y Carmen preparaban la comida. Gris y oscuro, ahora no nevaba
pero no invitaba a salir. Vilches había llegado hacía cinco minutos. Las nenas jugando
en su habitación, entretenidas como siempre y vestidas, ¡desde luego!, con su atuendo
futbolero
Se reunieron en la habitación que se había usado siempre como estudio para Esther y
Raúl, en el futuro sería la habitación de Cruz
V: No conocía este estudio, está bueno
E: Lo usaba más Raúl que yo, no suelo traer el trabajo a casa
Se iban sentando alrededor del escritorio, Esther en una silla también, no le apetecía
usar la poltrona que había comprado Raúl, ahora todo lo que fuera de su ex marido le
causaba náuseas
V: Supongo que habréis hablado el tema, así que al grano. ¿Lo vas a denunciar?
Esther negaba con la cabeza
E: Si lo hago empeoro la situación, se va a poner más loco y sus socios también.
Además... la testigo es la imputada en una causa que estoy instruyendo, me tendría que
apartar. O complicaría su situación
V: El caso Ryanair, vale. O sea, quieres seguir con el caso
E: ¿Ves algún inconveniente? (alerta, consideraba el comentario un cuestionamiento a
su actuación)
V: Para nada (fruncía los labios) Lo estás llevando de maravillas, ojalá siempre
tuviéramos jueces tan predispuestos a buscar la verdad a cualquier precio y no atarse a
los protocolos para salvaguardar su trasero
Esther se relajaba
C: Hasta ahora Raúl juega dentro de la legalidad, con lo de Patricia puede alegar
problemas de tránsito, de falta de cobertura de los móviles, cualquier cosa, es difícil
probar que la retuvo adrede para chantajear a Esther
V: Pero se está poniendo muy nervioso, la agresión a Esther lo demuestra. Lo están
presionando mucho, quieren respuestas ya
C: Eso lo hace más peligroso Vilches
E: ¿Más peligroso? (parecía caer en la cuenta de la gravedad situación)
V: Sí. Un tipo desesperado por recobrar el dinero, presionado por esos mafiosos, es un
peligro como mono con navaja
Con las alas rotas
200
E: Entonces que se lo lleve, ¡ya mismo! (casi histérica, recordando la angustia de la
noche del viernes)
C: Esther, si firmas ese acuerdo ya sabes que...
E: Que quedo en sus manos, sí. ¿Acaso ahora no lo estoy? ¿Poner en peligro a mi hija y
a mi familia si no le doy lo que quiere? No Cruz, ¡eso no! Llamo a Mar y le digo que
arregle para firmar el acuerdo mañana mismo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.A la sierra. Esa fue la sugerencia, mejor dicho una orden sin derecho a réplica, de
Claudia, que se alejara por un tiempo de Madrid, que pusiera distancia para dejarla
trabajar en el caso. No más regalos, no más comunicación con la jueza, sólo le permitió
que hablara con doña Encarna para avisarle que iba a estar un tiempo en la sierra
Llamó al tal Eduardo para preguntarle si aceptaba viajar hasta la casita de la sierra a
darle las clases a Sam. La chica estaba muy entusiasmada, había hecho buenas migas
con el muchacho, casi de su edad y muy majo. Como le pagaría el bus y el tiempo de
viaje como si fuera horario de clase, el chico aceptó encantado
Mientras Sam juntaba ropa y juguetes de Pedro, se decidió a llamar a “EncarnaErnestina” al móvil secreto
En: Hola, ¿quién es?
M: Maca
En: Ahhhh. Hola. ¿Cómo sigue tu... jmmm... dedo?
M: Bien, bien (sonreía, ¡cómo cuidaba lo que decía por teléfono esa mujer!) La llamaba
para avisarle que nos vamos un par de semanas a la sierra, que no vamos a ir al parque
En: Ohhhh, ¿por qué?
M: Ehhh, consejo de mi amiga, usted la conoce
En: Ahhh. ¿Tiene algo que ver con lo que pasó con tu... jmmm... dedo?
M: Jmmm, algo. Quiere que me tome un... descanso lejos, cree que es lo mejor
En: Ahhh (apenada) Os vamos a extrañar. Mucho
Maca sentía el pecho oprimido. Esa familia, no sólo Esther, había calado hondo en su
corazón
M: Yo también, y Sam y Pedro. Jmmm (trataba de evitar las lágrimas)
En: Ehhh... (notaba la emoción de la comandante) Vale. ¿Te puedo llamar cada tanto,
para ver cómo vais?
M: Me encantaría Ernestina. Jmmm
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno estaría ausente ese lunes. “Gastroenteritis” le dijo al principio, luego le aclaró
más. “Un atracón de aquellos con cereales, leche, tostadas, jamón y no sé cuántas
cosas más, tengo angustia oral Esther”. Dieta, sales de hidratación oral, calmantes y
reposo hasta el lunes
Llamó a Teresa y le pidió que cancelara las audiencias del día. Necesitaba concentrarse
en un caso, el suyo
Con las alas rotas
201
Miraba las notas que habían hecho con Vilches y Cruz el día anterior. Después de
discutirlo a fondo, ver pros y contras de cada posible acción, habían diseñado una
estrategia. No había tiempo a esperar el resultado de las investigaciones. Había que
actuar ya. Lo sucedido el fin de semana era la gota que había colmado el vaso
E: Buenos días Mar, ¿cómo has pasado la Navidad? [...] No muy bien, hubo algunos...
inconvenientes [...] ¿Te puedes pasar por mi despacho? [...] Hoy mismo, es urgente [...]
Vale, en una hora te espero. Muchas gracias Mar
Volvió a sus notas. Escribió un nombre. Salazar Campos. Cogió el móvil “mantero”
E: Necesito tu ayuda, ¿estás en condiciones de hacer algo desde tu casa? [...] Vale.
Salazar Campos. Necesito todo sobre él [...] Vale. Y... muchísimas gracias, por todo [...]
Jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Dime (el móvil de comunicación privada entre Esther y ella)
E: ¿Has podido ver algo? Mar estará aquí en una hora
C: Estoy leyendo los informes. En principio, tres hechos de la anterior investigación
parecen estar asociados a la compra de propiedades, por las fechas. Sobre las demás
propiedades, faltan datos. Los muchachos aún no han entregado todo lo que han
recopilado
E: Vale. Creo que con eso alcanza y sobra
C: No agrega demasiado, Esther
E: No importa. Para mí, suficiente. Tú prepara un informe con eso y me lo mandas. Por
fax
C: ¿Oficial? (dudaba)
E: Sí. Si Mar está de acuerdo, mañana haremos la reunión con Raúl y su abogado.
Tengo que tener todo preparado
C: Vale
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Había encendido la chimenea apenas entraron y ya se sentía el ambiente tibio en toda la
casa. Sacar de los bolsos y cajas todo lo que habían traído le había llevado tiempo.
Habían estado jugando con Pedro cerca de la chimenea, a su hijo le encantaba mirar los
leños chispear fuego y los señalaba con su manita mientras emitía esos sonidos
guturales con alguna palabra más legible en el medio. Sam había llegado a entenderle
más que ella. Y no le provocaba celos, al contrario, se sentía muy bien sabiendo que
Sam y su hijo se entendían tan bien. Ahora dormían ambos su siesta rutinaria, ella ya se
había encargado de limpiar los trastos de la comida, dejar todo en orden
Miraba por la ventana los densos copos de nieve que caían cansinos, sin pausa. Los
árboles cubiertos de blanco, el camino con una capa de varios centímetros de nieve, era
una hermosa imagen para contemplar desde la ventana. Aunque su mente divagaba en lo
hermoso que sería compartir esa vista con alguien, esa persona, esa única persona
Con las alas rotas
202
Se lo había prometido a Claudia, iba a cumplir esa promesa a rajatabla. Esta vez no la
iba a decepcionar. Claudia tenía razón. Sus impulsos habían sido de adolescente
hormonal, tenía que cambiar eso
Sonó su móvil
Claudia: ¿Cómo estás?
M: Mirando la sierra nevada por la ventana, con una taza de café, la casa está tibia, los
leños encendidos, me vas a envidiar
Claudia: La verdad... (sonreía), sí, te envidio, me gustaría estar ahí. Este despacho y
mis colegas no se comparan a ese paisaje. ¿Todo bien?
M: Jmmm, sí. Sam y Pedro están durmiendo su siesta, pasamos por el súper, trajimos
provisiones para varios días, Eduardo viene mañana para su primera clase. Eso si no
sigue nevando, si esto sigue, no creo que pueda llegar hasta aquí
Claudia: Entonces aceptó
M: De buena gana. Digamos que son unas cuantas pelas extras
Claudia: Parece un buen chico
M: Sí
Claudia: ¿Lo llevas bien? ¿Cómo está tu mano?
M: Mi mano ya no duele. Y... lo llevo Claudia. Cuando tienes razón, tienes razón
Claudia: Vale (suspiraba) Hablé al juzgado, la jueza no atiende, suspendió todas las
audiencias
M: Buen follón tiene, la entiendo
Claudia: A ver si mañana me recibe y tengo idea de lo que va a hacer y lo que opina
M: Vale
Claudia: Maca... yo sé que esto te cuesta, pero creo que es lo mejor, no te lo pediría si...
M: Yo también creo que es lo mejor. Cuídate y esta noche... disfruta mucho
Claudia: ¡Tonta! Os voy a extrañar
M: Y nosotros. ¡Muaks!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Dime [...] ¡¡¿A qué cuenta?!! [...] Pufff, espera que busco, en algún lugar lo había
anotado [...] Ah, [email protected], sí, dame la clave (anotaba en el bloc
a un costado) ¿Algo interesante que me quieras mencionar? [...] Aysss, jeje [...] Ahhh,
¿y eso de dónde lo sacaste? [...] Tu deducción [...] Ahhhh, entiendo, has sumado a más
b más c igual a d [...] ¿Está todo en lo que me envías? [...] Vale, lo leo y te pego un
toque si no entiendo algo [...] Jejeje, ayssss, por favor. Jejeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Mar leía ensimismada el folio que Esther le había dado. Un golpe en la puerta
E: Adelante
T: Eh... permiso... pensé que les apetecería un café
Entraba con una bandeja con dos cafés y varios sobres de edulcorante. Miraba de reojo a
la letrada sentada frente al escritorio de Esther, que continuaba leyendo y ni se daba por
enterada de su entrada
Con las alas rotas
203
E: Teresa, ¡muchas gracias! No tendrías que haberte molestado
T: Con la que está cayendo afuera, creí que a la abogada le gustaría un cafecito caliente
Mar parecía “notar” el comentario y levantaba la vista
Mar: Muchas gracias, señora
T: De nada, y soy Teresa, jeje
Esther sonreía mientras ubicaba las tazas en el escritorio. Teresa y sus artilugios para
enterarse, no la molestaban, era así y la apreciaba tal cual era
E: Muchas gracias, Teresa (a modo de despedida)
T: Claro, sí, jmmm (se retiraba derrotada, había averiguado poco y nada de esa
abogada, gran fracaso cotilla)
E: ¿Qué dices?
Mar: Tendrías que haber hecho la denuncia por la agresión (dejaba el folio a un costado
y cogía un sobre de edulcorante para su café)
E: No puedo, no quiero involucrar a esta mujer en mis cosas, ya bastante tiene con lo
suyo
Mar: No menciones a esa mujer, con mostrar tus morados alcanza y sobra (tomaba un
sorbo de café) Jmmm, ¡rico! El primer café de juzgado que pruebo que sabe a verdadero
café
E: Si no lo menciono yo, lo menciona él. No, Mar, quiero a la comandante fuera de mi
divorcio. ¿Qué dices de la estrategia que elaboramos con Vilches y Cruz? (sorbo de
café)
Mar: En los papeles, bien. En la vida real, no sé (otro sorbo de café y la miraba a Esther
con la duda instalada en sus ojos)
E: ¿Por qué no en la vida real?
Mar: El derecho penal no es mi especialidad y conozco poco del TSJ, tendría que
hablar con mi socia
E: ¿Crees que aceptará ser mi abogada?
Mar: ¿Aceptar? Después de esto te levanta un altar, ya eres su ídola. Jeje
E: ¿Y por qué lo ves difícil?
Mar: Dejando de lado el aspecto penal y laboral, en lo que concierne al divorcio, te va a
seguir presionando con Patricia. No creo que con una burrada como la de Navidad, ahí
se cava el hoyo él mismo ante cualquier juez
E: ¿Qué crees que va a hacer?
Mar: Por impotencia, por despecho, por rabia... va a pedir la guarda y custodia legal. Es
lo que su abogado le va a recomendar, visto el expediente
E: ¿Quieres decir que Patri viva con él? (le temblaban las manos)
Mar asentía
Mar: Va a intentar quitarte lo más importante para ti, tu hija
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Hola Anita [...] Ando en algo importante, necesitaría verte [...] Por teléfono no,
¿tienes tiempo hoy para un café? [...] Vale, a las cuatro nos vemos en el bar de siempre.
Hasta ahora
Con las alas rotas
204
Cortó, cerró su móvil y tildó en el bloc de notas “Ana- casa en la sierra”. Una a una iba
cumpliendo las tareas anotadas. Hora de ponerse a hacer los escritos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El mini van se detuvo frente al portal. El técnico, enfundado en un plumífero grueso con
capucha, abrió la puerta, cogió su maletín y enseguida estaba caminando a paso rápido
hacia la puerta principal de la cabaña. La nevada era más intensa ahora
Maca había recibido su llamado minutos antes y le había indicado el camino a tomar. Le
abría la puerta
M: No creí que viniera con este temporal de nieve
Técnico: Buenas tardes. Tenemos una base cercana. Con las pistas de ski llenas de
gente, tenemos mucho trabajo, todos quieren la internet móvil para sus portátiles
M: Adelante, pase. ¿Un cafecito para calentar el cuerpo?
Técnico: Uhhh, muchas gracias, sí (sonreía y se bajaba la capucha)
M: Pase por allí, a la sala. El portátil está sobre la mesa (iba hacia la cocina) Y en ese
mueble tiene el televisor y el grabador de vídeos
Técnico: Hay buena señal en esta zona, no va a tener problemas con internet ni con el
TDT señora. ¡Hola muchachito! (Pedro gateaba a toda velocidad hacia el hombre) ¡Qué
niño más guapetón!
Sam venía persiguiéndolo habitación tras habitación
Sam: Hola. Él Pedro, yo Samantha (estiraba su mano para saludarlo)
El hombre sonreía, apoyaba el maletín en el suelo y se sacaba los guantes para
saludarla. Era agradable ser recibido con cordialidad en la casa de los clientes y más con
semejante nevada
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Ana la miraba con los ojos desorbitados. No podía creer lo que Esther le contaba
Ana: ¡Lo tienes que denunciar! ¡Pedir orden de alejamiento!
Esther negaba con la cabeza mientras revolvía su café
E: No, no quiero involucrar a esa mujer en esto. Es... un problema complejo, Ana.
(levantaba la vista) No te puedo contar más
Ana: Vale, entiendo. Entonces, ¿qué vas a hacer?
Esther le contaba a grandes rasgos los pasos que iba a seguir. Y por qué necesitaba la
casa en la sierra
Ana: ¡Ufff! Mi hermano y sus amigos se quedan hasta reyes allí, Esther. ¡Ufff!
Con las alas rotas
205
E: Bueno, buscaré alquilar algo entonces. ¿Tienes idea de alguien que alquile por allí?
Porque lo necesito rápido, como ves. Además, necesitaría que lo hicieras a tu nombre,
para que Raúl ni sus socios puedan averiguar el lugar donde vamos a estar
Ana: Jmmm (pensativa) Creo que puedo conseguir algo, sin que alquiles
E: Ana, puedo pagarlo, te dije de tu casa porque la conozco y...
Ana: Aguarda (sacaba su móvil y marcaba un número) ¿Te acuerdas de Julián?
E: ¡Tu primer ex!
Ana asentía
Ana: Invirtió en turismo rural. Algo debe tener (le guiñaba un ojo) ¿Juli? Adivina
quién... jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sam miraba la peli apoyada en los almohadones, con Pedro dormido en brazos. Ella se
había sentado a navegar por internet, buscando información sobre jets en venta o
alquiler. A un costado, el resumen de su cuenta bancaria y el plan de pagos que Claudia
había acordado con su familia
Ya tenía varias páginas vistas y alguna idea. Volvió a la de www.jetlease.com, con
oficinas en Dusseldorf. Para la idea de negocios que se le había ocurrido, necesitaría un
jet más pequeño para uno o dos pasajeros y otro más grande, para varios pasajeros. Le
gustaba lo que veía, algunos los había pilotado en Estados Unidos, otros los conocía por
referencias. Se decidió por dos y rellenó el formulario pidiendo mayor información y
dejando sus datos
M: (“Jmmm, leasing5 a tres años sería la mejor opción, habría que ver si el negocio
funciona o no, es arriesgado. Jmmm. Con este dinero creo que podría aguantar que el
negocio levante vuelo, pagar los seguros, el mantenimiento técnico y los hangares.
Ahora a ver las presentaciones legales que tendría que hacer en la AENA”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Charla nocturna, en el único lugar privado
C: Se lo tomaron bien (sorbo de brandy) Eso de ir a esquiar terminó de convencerlas.
¿Ana las lleva en su auto?
E: Jmmm (asentía y miraba de soslayo la etiqueta de la botella sobre la mesa de noche)
Si nos vigilan, no se van a dar cuenta, cargan en el garaje y salen, no conocen su coche
C: Las vamos a extrañar, pufff (otro sorbo)
5
Leasing = El arrendamiento financiero o contrato de leasing (de alquiler con derecho de compra) es un
contrato mediante el cual, el arrendador traspasa el derecho a usar un bien a cambio del pago de rentas de
arrendamiento durante un plazo determinado al término del cual el arrendatario tiene la opción de
comprar el bien arrendado pagando un precio determinado, devolverlo ó renovar el contrato
En efecto, vencido el término del contrato, el arrendatario tiene la facultad de adquirir el bien a un precio
determinado, que se denomina residual, pues su cálculo viene dado por la diferencia entre el precio
originario pagado por el arrendador (más los intereses y gastos) y las cantidades abonadas por el
arrendatario al arrendador. Si el arrendatario no ejerce la opción de adquirir el bien, deberá devolverla al
arrendador, salvo que el contrato se prorrogue
http://es.wikipedia.org/wiki/Arrend[...]o_financiero#Ventajas_y_Desventajas
Con las alas rotas
206
E: Dos días nada más, el treinta y uno estamos allí (sorbo)
C: ¿Estás convencida o tienes dudas?
E: Cada vez más convencida Cruz, no queda otra (apuraba un trago más largo)
Cruz la contemplaba. Había notado cómo, cada tanto, le echaba una mirada a la etiqueta
en la botella
C: La abogada estuvo bien, mandarla lejos por un tiempo
E: Sí (bajaba la vista)
C: Cuando todo esto termine... lo de Ryanair y lo de Raúl, vas a poder...
E: ¿Has notado que hay un momento, un tiempo para cada cosa?
C: ¿Qué?
E: Para tomar decisiones, para iniciar una relación con alguien que te gusta, para torcer
el rumbo de tu vida
Cruz levantaba los hombros. No entendía bien adonde iba Esther con esa reflexión
E: En otro momento, en otra situación, creo que hubiéramos tenido una oportunidad.
Me gusta mucho su forma de ser, esa visceralidad en todo lo que hace, es una bola de
fuego inmensa que te abrasa... además de guapa, desde ya
C: Esther... está casada pero Sam no es su mujer
E: Lo que sea. En otro momento de su vida y de la mía, hubiera sido posible. Ahora...
se pasó la oportunidad
C: Estás negativa, lo entiendo, pero...
E: Me voy a dormir. Tengo un día largo mañana, muy largo (dejaba la copa sobre la
mesa de noche y se metía dentro de las sábanas, dispuesta a intentar dormirse)
C: Puffff... (se apoyaba contra las almohadas y cerraba los ojos)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.T: Gimeno, tú sabes algo. Es la primera vez que no viene a trabajar en tantos años, con
la cantidad de expedientes para cerrar y audiencias previas al fin de año. ¡Algo pasa con
Esther!
Gimeno: A ver (se giraba en su poltrona y enfrentaba a la mujer parada a un costado de
su escritorio) Dejó instrucciones precisas, tenía trámites que hacer, ¿qué tiene de raro?
¿Se para el trabajo? No, para nada. Todos tenemos de qué ocuparnos, inclusive TÚ
T: Ayer canceló todas las audiencias, hoy lo mismo. ¡Nunca hizo algo así!
Gimeno: No veas fantasmas donde no los hay
T: Jmmm (se cruzaba de brazos no muy convencida) ¿Qué es eso que miras en tu
monitor que cada vez que aparezco lo bloqueas? ¿Eh?
Gimeno: Ahhhhh (levantaba los brazos fingiendo desesperación)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La reunión mañanera con Marité Velazquez había sido fructífera. La abogada aceptó
encantada tomar su caso, revisó concienzudamente los escritos y la acompañó a hacer
las presentaciones. Tal como había dicho Mar, casi “babeaba” de emoción cuando se la
presentó y aún más luego de exponerle la estrategia que habían pergeñado con Cruz y
Vilches, alabó de mil maneras la decisión
Con las alas rotas
207
Miró el reloj. A esa hora ya estaban en camino. Cuando levantó la vista, Cruz se sentaba
frente a ella en la mesa del bar
C: Bueno, tal como te anticipé. Pájaro uno, sentado en el asiento al costado izquierdo
del occiso, voló del nido. Ya se ha mandado el pedido de captura a la Guardia Civil y a
todas las jurisdicciones de la Policía Nacional
E: ¡Vaya!
C: Novedad dos (llegaba el camarero a tomar su orden) Un café con leche y un bocata
de jamón, queso y tomate, por favor (continuaba con el relato cuando el hombre se iba)
Los pájaros de Palma se aprestaban a volar, estaban cargando el camión de mudanza,
hoy los han detenido
E: Yo no firmé nada, Cruz. No estuve para nada en el despacho (extrañada)
C: ¿No? Uhhh... entonces quién... Ohhhh
E: Aysss, ese hombre me va a sacar una úlcera (se tomaba la cabeza, sosteniendo la
frente con su brazo apoyado en la mesa)
C: No irás a desautorizarlo
Esther negaba con la cabeza. Al día siguiente reemplazaría “su firma by Gimeno” por la
propia de su puño y letra. Al fin de cuentas, si hubiera estado lo hubiera hecho
C: Bueh... (suspiraba) ¿Qué tal los trámites?
E: Todo hecho
C: Cuenta, venga
Llegaba el camarero y ponía la taza de café con leche y el plato con el bocata frente a la
inspectora
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cinco y media de la tarde. Fueron puntuales. La secretaria del bufete los hacía pasar.
Raúl sonreía, visiblemente complacido, se iba a firmar el acuerdo de divorcio. Detrás de
él, entraba su abogado
Raúl: Buenas tardes
Mar: Adelante, por favor, tomad asiento
Raúl: Hola Esther
Esther no contestaba a su saludo. Interiormente, se retorcía de felicidad viendo el
morado en el costado derecho de su cara, a la altura del ojo. El recuerdo cálido de la
comandante le provocó escozor en su espalda, ¿qué estaría haciendo ahora?, se le cruzó
por la mente
Abogado: Buenas tardes. Señoría
Esther hacía un leve movimiento con la cabeza, como forma de saludo
Raúl: Venga, Oscar, que no estamos en el juzgado. Aquí es Esther García Uriburu, mi
todavía esposa, no la jueza (se sentaba satisfecho de la situación) No es, su “señoría”.
Me alegro Esther que hayas entrado en razones
Con las alas rotas
208
Con las piernas cruzadas, vestida con el traje de chaqueta y falda más sobrio de su
fondo de armario, el pelo recogido y la cara con un maquillaje muy suave que dejaba
traslucir las profundas ojeras que surcaban su rostro, Esther no le contestó. De brazos
cruzados, casi una efigie viviente, esperaba
Abogado: Raúl, por favor, dejemos eso de lado. Vinimos a firmar un acuerdo, no lo
olvides (tomaba asiento, apoyaba el maletín a un costado, lo abría y sacaba unos
papeles) Abogada, creo que podemos hacer esto en forma rápida y expeditiva, ¿verdad?
Mar ocupaba su lugar en la poltrona detrás del escritorio
Mar: Creo que antes debo presentarles a alguien
Recién ahí Raúl y su abogado notaban la presencia de un hombre robusto, bien trajeado,
sentado en el sillón a un costado del escritorio
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¡Les han asignado esos vuelos! ¡No lo puedo creer! ¡No le tocaba a mi tripulación
fin de año y el primero!
Claudia: El nuevo comandante no objetó nada
M: ¡Claro! ¡Tiene que ganar puntos! ¡Esquirol!
Claudia: ¡¡¿Qué?!!
M: Nada, déjalo, pufff. Entonces te quedas sin tu chico para las uvas
Claudia: Bueno, serán uvas entre chicas y con un jovencito que vale por mil, ¿no?
M: Eso seguro, mi niño vale por miles de hombres, te lo aseguro
Claudia: ¡Madre babosa!
M: A mucha honra. ¿Has sabido algo de...?
Claudia: De nuevo me dijeron que no atendía a nadie, aunque a la tal Teresa se le
escapó que no había ido hoy a trabajar
M: ¿No? ¿Tendrá problemas con lo del...?
Claudia: Maca... mejor lo hablamos personalmente, ¿vale?
M: Ahhh, sí, claro
Claudia: Hoy estuve con Magda, le aboné la semana por adelantado, no quería cobrar
si no trabajaba, pero le insistí. Os manda muchos besos y dice que os extraña
M: Pensaba llamarla para saludarla para fin de año
Claudia: Otra noticia. Tu constructor termina el 4 de enero las obras en el piso de arriba
M: ¿Verdad?
Claudia: Magda se va a ocupar de limpiar todo para cuando volváis
M: ¿Y cuándo volveríamos?
Claudia: Ufff, no sé, depende de cómo vaya la investigación y cuándo te exoneren
como imputada
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Había aguantado estoico el discurso del oficial de la de la Oficina de Notificaciones y
Embargos informándole de la investigación que se había abierto a partir de la denuncia
de la jueza García Uriburu. Ni una palabra mientras le anunciaba que el juez ya había
dictado orden de embargo cautelar de todas las propiedades denunciadas por “su
señoría” y que no sólo intervendría el Juzgado de instrucción de guardia, sino que la
Con las alas rotas
209
oficina de Hacienda “pertinente” había sido notificada para actuar de oficio como
querellante y salvaguardar los intereses fiscales del estado. En castellano, que todas las
propiedades dejaban de estar a disposición de Esther, quien figuraba como titular de las
mismas, y que Hacienda se quedaría con una buena tajada por impuestos no abonados y
multas suculentas
Cuando el hombre se retiró, después de haber dejado copias debidamente legalizadas
del expediente en curso, estalló
Raúl: ¡¡Estás totalmente loca!! ¡¡No sabes el daño enorme que me has causado!!
¡¡La vas a pagar!! (se levantaba y se dirigía hacia donde Esther estaba sentada,
señalándola con el dedo)
Esther ni se inmutaba. Se había mantenido en la misma pose, en la misma posición
desde el inicio de la reunión, no había variado un ápice su compostura mientras el
oficial comunicaba las resoluciones tomadas
Mar: Señor Lara, siéntese y sea civilizado. No me obligue a llamar al oficial de policía
que custodia a la señora Jueza
Abogado: Raúl, siéntate (tiraba de su manga e intentaba en vano que lo hiciera)
Raúl: ¡Suelta! (se sacudía la mano de su abogado) ¡Esta puta no me va a arruinar la
vida!
Mar: ¡¡Señor Lara!!
Abogado: ¡Raúl, por favor!
Raúl: ¡Podíamos haber arreglado esto entre nosotros! (la seguía señalando desde su
posición) ¡Te ibas a quedar con una buena pasta sin hacer nada! ¡Pero noooo! ¡Su
señoría tiene las uñas limpias! ¡Nunca se ensucia con la mugre de la sociedad! ¡Ella
sigue adelante sin mirar a quién perjudica! ¡¡No sabes lo que has hecho!! ¡¡La vas a
pagar!!
Mar: Señor Ramírez, ¡controle a su cliente! ¡Ya mismo!
El tal Ramírez intentaba llamar la atención de Raúl jalando de su mano, pero de nuevo
éste se la quitaba de encima y seguía exudando odio y rencor
Raúl: ¡No soy yo el único perjudicado! ¡¡No sabes en la que te has metido!! ¡¡Tú
siempre tan al margen de todo!! ¡¡Claro!!¡¡La señora es una puta funcionaria que cobra
su sueldo todos los meses por rascarse el ombligo!! ¡¡Que lo sepas!! ¡¡Se te acabó la
paz!!
Cogía aire para seguir con su arenga, el rostro rojo de furia
Raúl: ¡¡Esta vez la pagas!! ¡¡Y no te creas que te vas a quedar con el piso!! ¡¡Te voy a
dejar en la calle!! ¡¡Y te voy a sacar a Patri!! ¡¡Tú eres la que está en falta!! ¡¡Las
propiedades están a tu nombre!! ¡¡A ver quién te cree que no son tuyas, que no las
compraste con sobornos de tus juicios!! ¡¡Te voy a hacer pagar esto con tu vida!!
Mar: Señor Ramírez, ¡su cliente está amenazando de muerte a la señora jueza! ¡Voy a
denunciar esto!
Abogado: ¡¡Raúl, cállate ya!! (se ponía de pie y cogía al furibundo “ex” del brazo,
tirando de él hacia afuera de la oficina, mientras Raúl seguía mascullando su bronca)
Con las alas rotas
210
Mar y Esther miraban al abogado arrastrar a Raúl fuera de la oficina. El maletín del
abogado había quedado abandonado al lado de la silla vacía
Mar: ¿Estás bien? (mirando a Esther que no había variado en nada su pose, a pesar de
las amenazas y gritos de su ex marido)
Esther asentía con la cabeza
E: Empezó la guerra. No esperaba otra cosa de él
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Seguía con su búsqueda de información para armar el plan de trabajo de su empresa de
taxis aéreos
Sam se había acostado, estaba muy cansada. Habían tenido un día intenso de caminatas,
en medio de la nieve que todavía se mantenía del día anterior. Había venido Eduardo
por la tarde para su primera clase “oficial”. Maca se había quedado con Pedro, lo había
sacado a jugar afuera para que los dos se pudieran concentrar en la labor. Sam estaba
encantada, había aprendido muchos saludos y palabras nuevas, había practicado
bastante. Ese muchacho Eduardo era majo y notaba que ambos reían mucho durante la
clase, había conexión entre ellos y Maca lo agradecía. Sam necesitaba alguien así, que
la divirtiera con bromas tontas, que le prestara atención y sobre todo, que tuviera
paciencia para su lentitud. Este muchacho había sido un hallazgo
En eso estaba cuando sonó su celular. Claudia
Claudia: ¿Has visto el noticiero de la Primera?
M: No, estoy metida en internet con lo del plan de trabajo. ¿Por qué? ¿Pasó algo
importante?
Claudia: Esther García Uriburu pateó el tablero. Anda, míralo por internet
M: Ya mismo, te pego un toque apenas lo vea (no le daban las manos para teclear el
nombre de la web de TVE mientras intentaba sostener el móvil entre el hombro y su
oreja)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaban comiendo unas tapas sentadas en los sillones de la sala, mirando la tele. Con la
tranquilidad de la familia instalada a salvo en la casa de la sierra, “las nenas
encantadas, el lugar es muy bonito y apacible y los senderos están con nieve todavía,
han jugado a tirarse bolas y a hacer muñecos” le había dicho Encarna por el “mantero”,
aprovecharon para ponerse el pijama y relajarse
C: No pensé que la noticia iba a aparecer hoy en la tele. ¡Qué rápido! ¿Cómo se
enteran?
E: Jmmm. Tienen a los pasantes dando vueltas por los juzgados, a ver qué pescan
(sorbo de su cañita)
C: Y funcionarios sueltos de lengua. Grunch
Esther asentía
Con las alas rotas
211
C: En tu juzgado, ¿sabes quién filtra información a la prensa?
E: Hay dos de los que sospecho, trato de tabicarlos para que se mantenga el secreto de
sumario
C: ¡¡Nooo!!
E: Es inevitable Cruz, la cuestión está en descubrir quiénes son y aislarlos
C: Mañana te van a estar esperando los reporteros a la entrada
E: Jmmm. Se van a quedar con las ganas, entramos directo al estacionamiento y de ahí a
los ascensores. Ufff, espero que la espuma de la noticia sensacionalista se disipe pronto,
antes que comiencen las clases en el cole
C: Raúl se veía calmado hablando con los reporteros. ¡Qué morro! ¡Decir que no tenía
nada que ver con esas propiedades y que la justicia lo liberaría de culpa y cargo!
E: ¿Qué otra cosa iba a decir? Su abogado le debe haber dictado el discurso. Estaba
todo lo calmado que no estaba en el despacho de Mar
C: ¿Crees que el TSJ te suspenda?
Esther fruncía los labios y arrugaba los hombros
C: Tú misma hiciste la denuncia y pediste que te investigaran, eso tiene que jugar a tu
favor
E: Hay gente a la que no le caigo muy bien, ya lo sabes (tomaba otro sorbo)
C: ¡Qué mierda! Van a intentar quitarte del camino aprovechando la ocasión
E: No me quiero hacer el rollo con todo eso, mientras tanto voy a apurar todos mis
casos para sacarlos lo antes posible
C: ¿Ryanair?
E: Por lo menos dejar en claro quién está imputado y por qué
C: ¿La comandante?
E: Exacto. La han usado, cada vez queda más claro, la cuestión es saber quién está
detrás de todo esto, especialmente quién robó su credencial
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Bajó el vídeo y lo editó, dejando sólo el segmento referido a la noticia. Lo repitió una y
otra vez, hizo capturas de las imágenes de archivo de la jueza. Luego buscó la noticia en
todos los diarios de España, inclusive los autonómicos. Armó una carpeta en el
escritorio “EGU” en donde metió todos los archivos. Eligió las mejores capturas de
imágenes y las imprimió
Las miraba embobada, deleitada
M: (“¡Joder tía! ¡Tú sí que tienes todo bien puesto!”)
Pasó un dedo por el rostro de una de las fotos
M: (“Aysss, cómo me gustaría ahora estar a tu lado, cobijándote, protegiéndote,
acariciándote”)
Recordó que había quedado en devolverle el llamado a Claudia
M: ¡Increíble!
Con las alas rotas
212
Claudia: Que lo digas. No creo que ahora pueda recibirme antes de fin de año
M: No, con todo esto, pufff
Claudia: Maca, ahora más que nunca, recuerda lo que me prometiste
M: No te preocupes, entiendo perfectamente
Claudia: Vale. El jueves me voy temprano para allí, después de dejar a Manuel en el
aeropuerto. Ya avisé en el bufete que no trabajo hasta el lunes siguiente. Haz una lista
de todo lo que necesitas y me la mandas al correo, así hago las compras de pasada
M: Vale. Ehh...
Claudia: Dime
M: ¿A Ernestina la puedo llamar para saber cómo están?
Claudia: ¿Ernestina? ¿Quién es Ernestina?
M: La abuela de la niña del parque
Claudia: ¿Eh?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Ernestina...
En: Ah... Maca, ¡qué gusto! Casualmente estaba pensando en ti
M: Me he enterado
En: Me imaginé. Jmmm
M: Su hija, ¡qué puedo decir! ¡Cómo la admiro!
En: Sí... yo... estoy muy orgullosa. Ha hecho lo correcto. Pero estoy intranquila
M: Yo también. Después de lo del otro día, ufff. Ehhh... ¿tenéis ayuda?
En: ¿Ayuda? ¿Para qué?
M: Estooo... para que no pase lo del otro día
En: Ahhhh. Sí, Est... la nena tiene ayuda. Nosotras no, estamos jmmm... de vacaciones
M: ¿Vacaciones?
En: Sí, en la casa de una amiga. Bueno, en realidad es la casa de un amigo de una
amiga, nos la prestó por... para las vacaciones
M: Ahhh, vale. Me parece muy bien
En: ¡Qué lugar tan bonito! En la sierra
M: Me imagino que las nenas lo estarán disfrutando mucho, jeje
En: Todo nevado, creo que cuando venga mi hija vamos a poder ir a la... (se daba
cuenta que estaba dando más información de la necesaria, Esther le había indicado
especialmente que se cuidara de comentar algo referido a dónde estaban)... a jugar con
la nieve. Jmmm
M: Pedro también está encantado con la nieve, jeje. ¡Y Sam! Le prometí llevarla a las
pistas de esquí, cuando vivíamos en Cambridge siempre íbamos a esquiar en invierno
Se escuchaba la voz de Patricia de fondo en el teléfono de Encarna
M: Patri, parece que se ha levantado, jeje
En: ¡Síiii! Voy a servirles su desayuno, se levantan con mucho apetito
M: Vaya, vaya. Un fuerte abrazo y un beso Ernestina, para todas ustedes. Y si habla con
su hija, dele mi profundo respeto y admiración
En: Se lo diré, creo que le va a encantar, habla muy bien de ti. Muchas gracias por
llamar Maca
M: ¿Siiiii? ¿Eso dice? (comandante totalmente derretida, ¡¡¡traer estopa para limpiar
babas!!!)
Con las alas rotas
213
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No fue como todos los días. Primero, esquivar al ramillete de reporteros que la esperaba
en la entrada del estacionamiento. Vilches había instruido a los polis de la custodia que
le despejaran el camino al coche, que esta vez conducía Cruz
Luego, al subir, los funcionarios de su juzgado acercándose a felicitarla y desearle
suerte. Teresa y su abrazo emocionado, inusual, cargado de lágrimas
Y lo de siempre
T: Gimeno dice que lo siente. Llega más tarde
E: ¿La gastroenteritis de nuevo?
T: Jmmm. No. Greta. Parece que quedó angustiado por sus vómitos y cagalera, lo tuvo
que llevar al psicólogo de urgencia
C: Jijijiji (venía caminando detrás de ellas y su risita entre dientes se escuchó clara a
pesar que se tapó la boca)
E: Vale, esperemos que Greta... se recupere, jmmm (se paraba frente a la puerta de su
despacho) Teresa, por favor, no estoy para nadie
T: Psss, ¡claro! Y menos para esos periodistas moscardones, ¡cómo insisten! En un
momento, cafecito con bollitos especiales para su señoría, obsequio de mi panadera que
te manda sus respetos
E: ¿Eh? (asombrada)
C: ¡Otra que el beso del Iker y la Carbonero! ¡Lo tuyo ya es mundial! Jijijiji
E: Ahhhh (suspiraba fuerte mientras abría la puerta de su despacho) Si supieran la que
se me viene encima, pufff
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia se había equivocado. “Teresa, si llama la abogada Castilla, le dices que se
venga de inmediato, que hago un hueco en mi agenda para recibirla” le había indicado
una hora después de llegar
La abogada, un poco nerviosa porque no sabía si mencionar o no el asunto noticia de
tapa de los diarios del día, abrió la puerta y le chocó ver el rostro demacrado y ojeroso
de la jueza
Claudia: Señoría, le agradezco que me reciba en esta situación
E: Siéntese, por favor. No tengo mucho tiempo. Me imagino que quiere saber qué voy a
hacer con el caso Ryanair
Claudia: Esa era mi intención. Pero si me permite antes quisiera decirle que su
denuncia es muy valiente y merece mi más absoluto respeto (tomaba asiento frente al
escritorio de la jueza)
Esther la miraba y se quedaba en silencio unos segundos
E: Vale. Gracias. Jmmm (se aclaraba la garganta) Como usted sabrá por los diarios, he
presentado el caso ante el TSJ para que se me investigue y existe la posibilidad que se
me suspenda en mis funciones
Claudia: Sí. Pero espero que eso no suceda
Con las alas rotas
214
E: Yo también (esbozaba una sonrisa) Mientras tanto, seguiré instruyendo el caso, están
en marcha nuevas diligencias para corroborar el testimonio de su defendida
Claudia: Vale
E: No puedo darle más detalles, rige el secreto de sumario
Claudia: Entiendo
E: Y... jmmmm... con respecto a la cuestión personal... (se movía algo incómoda en su
asiento)
Claudia: La comandante está fuera de Madrid, no volverá a cruzarse en su camino
Esther sonreía
E: Lo sé, mi madre me comentó. Aunque personalmente, tengo que agradecer que se
cruzara en mi camino
Claudia no sabía cómo interpretar la frase ni la sonrisa (¿empalagosa?), Maca le había
contado de las miradas y gestos entre ambas en el encuentro de ese sábado
E: Si no hubiera sido por su intervención, no sé qué hubiera pasado, si yo no hubiera
terminado en la tapa de los diarios con un ojo negro o una herida más grave
Claudia: Es que Maca es... (sonreía, ahora entendía que era por el “salvataje”) una
persona muy visceral
E: Usted lo ha dicho (sonreía) Y solidaria, no todo el mundo interviene viendo una
escena así, lamentablemente la sociedad de conjunto sigue considerando la violencia de
género como algo privado, doméstico, cosas de la pareja
Claudia: Lamentablemente es así
E: Bueno, aclarado esto, quisiera pedirle algo, no como jueza, sino como una mujer
agradecida a la comandante por su intervención
Claudia: ¡Claro!
E: Tengo la impresión... (se detenía un instante para enfatizar lo que iba a decir) que la
comandante tiene idea de quién pudo haber tomado su credencial
Claudia se movió en su silla inconscientemente
E: Ayudaría mucho al avance de la investigación que lo dijera. Coménteselo. Déle mi
palabra que no involucraré a nadie como imputado sin tener absoluta certeza de su
culpabilidad
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther estaba terminando de firmar los últimos autos del año. Había adelantado bastante
trabajo y había preparado instrucciones para cada uno de los funcionarios de su juzgado.
Su ausencia el 31 no se notaría
Había firmado también el oficio requiriendo el traslado de los detenidos en Palma para
interrogarlos, habían llegado los primeros informes bancarios y mostraban montos
importantes de dinero que tendrían que explicar. Además Cruz le había mandado desde
la comisaría el cruce de llamadas telefónicas del móvil del occiso con el móvil de la
señora Almudena. La declaración de la comandante comenzaba a corroborarse y eso la
satisfacía
Con las alas rotas
215
Al estilo Gimeno, sin golpear sin anunciarse, entraba con cara de preocupación e iba
directo a la poltrona frente al escritorio de Esther. Se sentaba
Gimeno: Tenemos un problema
E: ¿Uno solo? (ni siquiera había levantado la vista del escrito, tan acostumbrada estaba
a las formas y modos de su secretario)
Gimeno: No puedes irte de tu casa
E: ¿Eh? (ahora sí había logrado interesarla en el tema)
Gimeno: Una, tu abogada presenta mañana el escrito por el juicio de divorcio y cuenta
vida y obra y bla-bla-bla
Lo miraba y escuchaba atenta
Gimeno: Es 31, al joputísimo no lo van a notificar hasta la semana que viene.
Peeeeeeero...
Esther esperaba, estaba acostumbrada a los silencios “dramáticos” de Gimeno, un artista
de las tablas sin duda
Gimeno: Seguramente se va a enterar de la presentación, esos bufetes tienen chivatos
en todos los juzgados. ¿Qué pasa si el joputísimo va a tu casa con un notario y deja fe
que no había nadie ahí que le informara sobre su hija
E: Gimeno, no hay notario que trabaje un 31 (sonreía)
Gimeno: Si pones mucha tela sobre el escritorio, quizás consigues uno
E: Yo tengo derecho de llevar a mi hija donde quiera (ladeaba la cabeza confiada en el
argumento)
Gimeno: Tú vas a desconectar el móvil, ¿no?
E: Eso pensaba hacer, es lo que hago siempre en los festivos si no estoy de guardia
Gimeno: Entonces va a decir que llamaba a tu casa, quería saber algo de su hija y nadie
le contestaba
Nuevo silencio “dramático”, Esther cogía aire para armarse de paciencia y esperar sus
nuevas elucubraciones sobre el tema
Gimeno: Dos (enumeraba con dos dedos levantados)
E: Espera. No has terminado de hablar del problema uno y ya empiezas con el dos
Gimeno: Paciencia señoría. Porque la solución para ambos problemas es la misma
E: Ahhh
Gimeno: Adonde vayas, te estarán vigilando y no me refiero sólo a la custodia
E: ¿No? ¿Cómo lo sabes?
Gimeno: Están merodeando. Periodistas, gente que no es del vecindario, tu madre me
avisó
E: ¡¡¿Mi... madre?!!
Gimeno: Tiene internet en donde están, me envió un sms y un mail con capturas de
imagen de los vídeos
E: ¡¡¿Tiene internet?!! ¡¡¿Te envió un mensaje?!! ¡¡¿Capturas de imagen?!! (se le salían
los ojos de la cara del asombro)
Gimeno: Un sms, por el “mantero”, como lo llama. A mi “mantero”, jeje
E: ¡¡¿Tú y mi madre os comunicáis por el “mantero”?!!
Con las alas rotas
216
Gimeno: ¡Claro! (no entendía por qué Esther se admiraba tanto) Apenas supo que se
iban a la sierra, me dio instrucciones de que le consiguiera un servicio de internet móvil
“mantero”, pasó por mi casa a buscarlo y quedamos en enviarnos sms por “manteros”.
Tu madre es una mujer súper moderna, ¡me encanta doña Encarna! ¡Es de las mías!
Esther se había quedado boquiabierta. No podía creer lo que escuchaba
Gimeno: Breve, se turnan con Carmen para vigilar las cámaras e informarnos si ven
alguien ajeno a la comunidad o al vecindario. Hacen capturas de imagen, yo les enseñé,
es fácil con el VLC. O sea, cuando mañana salgas para la paz y el descanso merecidos
en la sierra, te van a seguir, los de la custodia y los otros
Esther lograba al fin “caer” de su boquiabierto asombro y se atrevía a preguntarle
E: ¿Y tú tienes la solución para ambos problemas?
Gimeno: Sactamente, señoría (apoyándose en el respaldo de la poltrona y sacando
pecho orgulloso)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡Qué buen semblante tienen! (miraba desde la ventana a Sam y a Pedro
caminar en el césped que rodeaba la casa, la chica lo llevaba cogido de las dos manos y
el bebé intentaba dar sus primeros pasitos)
M: Nada mejor que el aire de la sierra para ponerlos así. Están felices de estar aquí.
(ponía la bandeja con el desayuno para su amiga) Venga, siéntate y come, que te has
levantado demasiado temprano y una taza de café no es desayuno
Claudia: ¡Uhhhh! Huevos, bacón, tostadas, ¡qué rico! (iba hasta la mesa y se sentaba)
M: Tienes que alimentarte bien y estar fuerte para mi copiloto (sonreía y comenzaba a
untar una tostada con mantequilla)
Claudia: Jmmm. ¡Mmmmmm! (probaba un trozo de bacón frito) Ahora entiendo por
qué a los americanos les gusta tanto esto. Jmmmm (se metía otro trozo en la boca)
M: Una vez cada tanto no es problema, ahora todos los días... ni te cuento la cantidad de
grasa saturada que tiene eso. Crunch (mordía su tostada)
Claudia: Oye... ¿tú no habías desayunado con Sam y Pedro?
Maca afirmaba con la cabeza mientras terminaba de masticar
M: La sierra, cariño (sorbo de café) Te despierta el apetito
Claudia sonreía, Maca también se veía de buen semblante
M: Venga (dejaba la taza de café) Cuenta el encuentro con la jueza, ¿cómo la viste?
Claudia: Ojerosa, demacrada. Pero bien, con su estilo de siempre, directo al tema y sin
floripondios. Me dijo claramente que...
Maca la escuchaba con atención
Claudia: Maca, no va a inculpar a Verónica sin pruebas concluyentes, yo le creo
Maca meneaba la cabeza
Con las alas rotas
217
M: No sé, no sé
Claudia: Mira, piénsatelo bien. Yo creo que han avanzado con Almudena y su marido,
me lo dio a entender, no me puede decir más por el secreto de sumario
M: Bueno, si han avanzado por ahí...
Claudia: Le faltan eslabones para completar la cadena. Hasta que no hagan eso, no te
van a exculpar. Y tú quieres abrir esa compañía de taxi aéreo, con esos aviones que me
mostraste hace un rato
M: ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
Claudia: ¿Tú crees que te van a dar licencia para operar si estás imputada en un caso de
tráfico de drogas?
Recién ahí Maca caía en la cuenta del problema
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: ¡¡GPS en francés!! Ahhh, sólo a Gimeno se le ocurren estas cosas
Esther sonreía y miraba de nuevo el mapa
E: En la rotonda, tomas la salida 1 y continúas en la dirección M-614, dice Guadarrama.
Falta poco, diez kilómetros más y ya llegamos
Llegaban a la rotonda y Cruz tomaba la dirección que le había indicado Esther
C: Este auto es una seda, una delicia
E: ¡Y eso que tiene sus añitos eh!
C: Está muy bien cuidado
E: No lo usa nunca, jeje. Allí, gira a la derecha, tienes que tomar la M-622, la calle es
Gómez Ruiz
C: Vale. No entiendo por qué no lo usa
E: Dice que recién ahora es plenamente consciente de lo que significa usar un auto para
el medio ambiente, por eso no quiere contaminar
C: Se nos ha vuelto un verde
E: Algo así. Pero le da pena venderlo, es un auto que atesora muy buenos recuerdos
C: ¡Es un romántico!
E: ¡Y un loco! Jajaja. Con esa peluca y la ropa de mi madre, jajaja. Si los de la custodia
se enteran que están cuidando a Gimeno disfrazado, ¡¡se mueren!!
C: ¡Es un genio Esther!
Esther se giraba a mirarla con especial atención. No era la primera vez que Cruz hacía
comentarios de Gimeno “babeando”
E: (“Jmmm. ¿Puede ser? ¡Me encantaría!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Un fin de año distinto. Las tres mujeres con el niño en una casa en la sierra, un paisaje
casi idílico, buen tiempo a pesar del frío, Maca los observaba jugar en el césped,
Con las alas rotas
218
Claudia chutaba el balón de plástico hacia Pedro y Sam lo sostenía de las manitas para
que el bebote intentara darle a la pelota
En breve la oscuridad en ciernes los haría meterse en el salón. Había entrado suficiente
leña para el hogar, atizado el fuego y la tibieza de la casa era reconfortante. Había
estado comunicada vía Skype con Aimé, habían preparado juntos la sorpresa para
Claudia y esperaba que a su amiga le hiciera ilusión el brindis y las uvas “internéticas”
con su chico
Comenzó a separar los alimentos para la comida de la noche. Iba a preparar tapas, de
todo un poco, algo fácil de cocinar y a la vez rico. Sam se había hecho “fan” de las
tapas, especialmente las de frutos del mar. Un buen vino para acompañar, cava para
brindar, frutos secos, turrón, polvorones y helado de postre, una de las debilidades de su
amiga, aún en pleno invierno
Comenzó a pelar las patatas para hacer la tortilla. Mientras mecánicamente iba sacando
la cáscara, su mente divagaba. Pensaba en la jueza, cómo la estaría pasando en esa casa
rural, qué pensaría, si estaría tranquila o no, cómo le contaría a su hija lo que estaba
pasando con su padre
M: (“La inspectora Cruz siempre está con ella, ahora también deben estar juntas en la
casita, Encarna habló de las nenas, sí. Se ve que son buenas amigas, ¿se contarán todo
como Claudia y yo? Jmmm”)
Ponía las cáscaras en el cesto de desperdicios y lavaba las patatas antes de trozarlas
M: (“¿En qué zona estará esa casa? Ufff, hay tantas casas rurales rodeando Madrid,
puede ser al norte, al sur. Jmmm. Pero Encarna dijo nieve, así que podría ser en la
sierra de la Guadarrama. O puede ser en cualquier otro lado Macarena, no te hagas
falsas ilusiones de que te la vas a encontrar a la vuelta de un sendero”)
Se le había cruzado preguntarle a Encarna por dónde estaban, o tratar de sonsacárselo.
Le hubiera apetecido un “encuentro casual”, aunque luego lo desechó. Claudia había
estado muy firme con lo de no verla y además, tenía razón, no era conveniente. Pero
conveniencia y deseo no se llevaban bien en su cabeza, le “tiraba” la necesidad de
volver a estar frente a frente, mirarla, decirle algo, ayudarla
M: (“Psss, ¡cómo si yo pudiera ayudarla en algo! Soy un grano en el culo más que una
ayuda, psss”)
Seguía lavando las patatas aunque ya estaban blanco reluciente. Se había quedado
colgada en sus pensamientos
Claudia: ¡Vas a ahogar esas patatas, mujer! (entraba a la cocina sonriente y notaba su
ausencia mental) ¿En qué estás pensando que ni prestas atención a lo que haces?
Cerraba el grifo y ponía las patatas en un recipiente. Levantaba los hombros sin
contestarle
Con las alas rotas
219
Claudia: ¿Para qué te pregunto? Si ya sé la respuesta. Ayss, nena (se acercaba y la
enlazaba con su brazo por el hombro) ¡Cómo te has pillado por su señoría!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Las nenas ayudaban a Encarna y Carmen en la cocina, encantadas de que las dejaran
participar de la elaboración de la cena “de las uvas”. Esther estaba sentada en el cómodo
sillón del salón, mirando el informativo. Habían estado bastante tiempo caminando,
recorriendo los alrededores y jugando a lanzarse bolas de nieve con las nenas. Hacía
mucho tiempo no disfrutaban tanto al aire libre y les había despertado mucho el apetito,
tanto como las había cansado el trajín
Vilches le había mandado un mensaje al bíper policial, pidiéndole que lo llamara
urgente. Decidió llamar a su móvil privado por el “mantero”
V: ¿Quién es?
C: Cruz
V: ¿Y este número? ¿De dónde me llamas?
C: Un móvil prestado, no quiero usar el mío
V: ¿Por qué?
C: Porque no lo quiero usar desde aquí
V: ¿Piensas que te pueden estar rastreando?
C: ¿Tú qué crees Sherlock?
V: Paranoia
C: Como quieras. ¿Qué pasa? Te avisé que me tomaba el 31, ¿recuerdas?
V: Hablo con los muchachos y me dicen que están en Madrid, haciendo su trabajo
C: ¿Y?
V: Que su trabajo no debería estar en Madrid, Agatha Christie. ¡¡¿Qué coño pasa?!!
C: Un pequeño cambio de planes
V: ¡¡¿Estáis locas?!! ¡¡¿Cómo decidís sin consultarme?!!
C: ¿No has abierto tu correo?
V: No
C: Pues ábrelo y verás que te informé anoche. Además no veo cuál es el problema
V: Que tengo a dos hombres dando vueltas detrás de un coche, ahuyentando periodistas
y fotógrafos y que la persona que está en ese coche no es la que debería ser
C: ¿No te parece genial?
V: ¿A ti te parece genial? ¿No has pensado que hay seis mujeres solas, en el medio de la
sierra, sin ninguna protección, en la noche de fin de año, donde todo el mundo está en
curda festejando? ¿O te has olvidado por qué pusimos esa custodia? ¿No sientes un
pinchazo ahí en tu sien que te lo recuerde?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Los augurios agoreros de Vilches no se cumplieron. Por “si”, el comisario logró que la
comisaría local les pusiera una discreta vigilancia. No le costaba mucho conseguirlo, era
un policía al cual “muchos” le debían “muchos” favores
Para Cruz y Esther fue un fin de año tranquilo, estuvieron relajadas y divertidas con la
nenas y las anécdotas que el “genio” les comentaba cada tanto vía “mantero” o internet.
Resumen: nuestro secretario preferido comió las uvas en vivo y en directo vía Internet,
Con las alas rotas
220
webcam y chat mediante, con “su señoría” y “la policía más guapa de toda España”
más su dilecta “nueva gran amiga” doña Encarna y la “mejor cocinera de todo
Madrid”, Carmen. Y las niñas, que reían hasta las lágrimas con los “guau guau” de
Greta cuando el hombre se atragantaba intentando tragar las uvas con las campanadas
A la una de la mañana, sonaba el “mantero” de doña Encarna, pero su dueña ya roncaba
en versión sinfónica
C: El móvil de tu madre (estaban a solas, sentadas en los sillones frente a la chimenea,
tradicional copa de brandy en la mano, botella con etiqueta “erótico-festiva”, Cruz dixit,
notando cómo la miraba su amiga, sobre la mesita del costado)
E: ¿Qué querrá ahora nuestro secretario? (se ponía de pie e iba hasta la mesa del salón)
C: ¿Se le habrá quedado alguna anécdota en el tintero? (sorbo de brandy y sopor de
cena demasiado regada con alcohol)
E: Jmmm. ¿Qué te has olvidado de contarnos Gimeno?
M: Ehhhh. No soy Gimeno ( pum-pum corazón iniciando galope)
E: Comandante (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum se le desbocó el corazón)
M: Ehhh ( pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum corazón totalmente desbocado a
esta altura) Llamaba para saludar a... Ernestina... por el nuevo año
E: ¿Ernestina? (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum)
M: Su madre (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum)
E: Ahhh. Se fue a dormir, no está acostumbrada a trasnochar, jeje. (pum-pum-pumpum-pum-pum-pum-pum)
M: Uy, claro (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum) Disculpe, no me di cuenta.
(pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum)
E: Le diré que la llamó (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum)
M: Vale (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum) Ehhh
Esther esperaba que hablara, pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum el corazón no
le daba tregua
M: Espero... (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum) le deseo... (pum-pumpum-pum-pum-pum-pum-pum) un buen año y... (pum-pum-pum-pum-pum-pumpum-pum)
E: Yo también le deseo a usted y su niño y su... (pum-pum-pum-pum-pum-pumpum-pum) esposa... un buen año
Cruz se había girado a mirar a Esther, que estaba parada al lado de la mesa,
sosteniéndose del respaldo de una silla. Frunció el ceño. ¿Con quién hablaba? Porque se
le habían sonrojado las mejillas y estaba tensa
M: Bueno... eh... (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum) no la molesto más
E: Usted no me molesta (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum cerraba los ojos,
estaba encantada de escuchar su voz)
M: ¿Noooo? (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum río de babas por el hilo
invisible de la comunicación telefónica)
E: Para nada (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum)
M: Ahhh (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum las babas de lava ardiente se
trasladaban por el éter)
Con las alas rotas
221
E: Buenas noches (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum suspiraba,
lamentablemente tenía que cortar la comunicación)
M: Buenas noches (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum) Y... hágalo mierda al
joputa, usted es mi ídola (pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum-pum no pudo evitar el
comentario, demasiado se había controlado hasta ahí) Ciao (pum-pum-pum-pumpum-pum-pum-pum cortó la comunicación antes de meter la pata)
Esther cerró la tapa del móvil y se lo quedó mirando. Sonreía
C: ¿Esther? ¿Quién era?
La jueza no le contestaba. Seguía mirando atontada el móvil
C: ¡Uy! (recordó que Encarna y Maca solían hablar por ese teléfono) ¡Llamó tu etiqueta
preferida! ¡Estás tonta perdida por esa etiqueta!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El sábado 2 a la mañana la jueza tuvo que trasladarse a Madrid para tomar declaración a
los detenidos en Palma. Le tocó conducir a Esther, mientras Cruz le iba leyendo el
interrogatorio que había preparado. Iban corrigiendo una pregunta aquí, otra allí y el
viaje se les hizo corto
La entrada al garaje del juzgado fue sin problemas, custodios y periodistas estaban
pendientes del coche de su señoría, que llegaría un poco después conducido por
“Gimeno-Encarna”. Como les diría divertido el secretario, después de cambiarse en el
baño del juzgado, “ni se han dado cuenta que no eres tú quien conduce..., ahhh me hice
una captura de los vídeos y salgo muy mona con la ropa de doña Encarna”, foto que les
envió a sus respectivos “manteros” y las hizo estallar en carcajadas a esas dos
Poco después del mediodía ya estaban sentados frente al escritorio de la jueza la señora
Almudena y su marido, con cara agria y gesto adusto, muy molestos de haber “tomado
las uvas” en una celda de una comisaría en Palma
A Esther le había llamado la atención un hecho. Apenas detenidos la señora y su esposo,
no habían aún llegado a la comisaría cuando ya estaba su abogado esperándolos y el
tipo resultó ser un letrado contratado por un gran bufete madrileño especializado en
brindar asesoría legal a “narcos, empresarios estafadores y políticos corruptos”
[Vilches dixit]. Dato que demostraba que la banda era más importante de lo que habían
pensado por la cantidad de cocaína confiscada
El interrogatorio fue breve. Cuando les preguntó por la maleta en cuestión, la mujer dijo
que la había devuelto a la esposa de la comandante Fernández, que la chica “es medio
lela y se debe haber olvidado” [sic by Almudena]. Esther, recordando a la esposa de la
comandante, tenía muchas ganas de hacerle tragar esas palabras y el tono soberbio con
que fueron dichas. Cuando trató de indagar más acerca del uso que habían dado a la
maleta, empezaron las contradicciones entre ellos y el abogado les hizo un gesto para
que no hablaran más. También se negaron a contestar las preguntas referidas a sus
cuentas bancarias y las sumas importantes que no se correspondían con el salario de un
Con las alas rotas
222
funcionario, así como el origen de los fondos con los cuales habían comprado un auto y
una moto poco tiempo atrás
Cuando les preguntó cómo habían conocido al occiso, con el cual la señora se había
comunicado en varias ocasiones de acuerdo al cruce telefónico de ambos móviles, se
negaron a responder. Ante esto, Esther decidió que les volvería a tomar declaración más
adelante, a la espera de nuevas pericias que se estaban realizando. No había soberbia ni
acritud en sus rostros sino espanto cuando la jueza les dictó la prisión provisional sin
fianza, ante el riesgo cierto de fuga
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El sábado, Maca llevó a su familia a las pistas de esquí de Navarraceda bien temprano.
Sam fue la encargada de enseñar a Claudia a esquiar, ante las risotadas de Maca y el
asombro de Pedro. Fotos aquí y allá, almuerzo en el restaurante del lugar, una jornada
distinta que les dejó un sabor dulce en la boca y un cansancio enorme, más unos cuantos
morados en el culo a la abogada
¡Ahhh, si Maca hubiera averiguado más sobre la estancia de la familia de la jueza!
Quizás se hubiera cumplido ese deseo enorme de “encontrarla” a la vuelta de un
sendero. O mejor, en una pista de esquí
Porque ese sábado por la tarde Cruz y Esther se volvieron a Cercedilla y el domingo, el
día siguiente al de Maca y familia, el viejo auto de Gimeno se cargó muy temprano de
pasajeros súper abrigados que hicieron el trayecto de 12 km entre Cercedilla y el Puerto
de Navarraceda para disfrutar de la estación de esquí. Las nenas estaban radiantes de
alegría, su primer intento sobre esquíes en la nieve. Encarna y Carmen se rieron a pata
ancha viendo las caídas y revolcones de las dos mamis, mientras las peques rápidamente
aprendían a deslizarse sin problema. El tiempo de juegos con las niñas fue algo distinto
a la rutina semanal y les vino bien a esas dos
Esta vez no hubo casualidad o destino o lo que fuera que las hiciera “encontrar”. Las
“casitas de la sierra” de la jueza y la comandante apenas estaban separadas por dos
kilómetros. Tan cerca y sin embargo, tan lejos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz y Esther, con gran pena y agotamiento, regresaron a Madrid ese mismo domingo
por la noche. Las nenas aceptaron bien quedarse en la sierra hasta el comienzo de
clases, les gustaban las “vacaciones con nieve”. Se perderían las cabalgatas de los
Reyes, pero las mamis se habían encargado de traer “bien escondidos” los regalos que
habían comprado, Encarna y Carmen serían las encargadas de “la sorpresa” la mañana
del seis, ellas se quedarían en Madrid para acondicionar la nueva habitación para Cruz,
el ex estudio de trabajo del “joputísimo”, y mudar ropa y demás a su nueva morada
C: Mañana viene el pintor que me recomendó Vilches. Espero que nos alcance la
semana para dejar todo listo
E: ¿Tienes pensado un color?
C: Jmmm, el mismo, me gusta (ponía la luz de giro para hacer una maniobra de
adelantamiento)
Con las alas rotas
223
E: Entonces no habrá problema, hace poco Raúl lo hizo pintar a nuevo. ¿Hablaste con la
inmobiliaria?
C: No, lo tengo anotado para hacer esta semana
E: Son amigos de Teresa, vas con su recomendación
C: Teresa me dio la dirección de un depósito para guardar los muebles, también amigos
suyos (cambiaba de tema) ¿Te dijo la directora cuándo le tomarían el examen a
Candela?
E: Ahh, me había olvidado de comentarte, con tanto follón. Pufff. Lo siento
C: ¿Está todo bien con el cambio? No me digas que...
E: Más que bien. Me llamó al despacho y me propuso lo siguiente. Que de aquí al fin
del año lectivo, Candela vaya a las clases de inglés del segundo curso en lugar de las
que le corresponden. Mientras tanto, tú le buscas un profesor particular para ir
adelantando. A fin de año, le hace un examen de nivel a ver si ya puede estar con sus
compañeritos o si hay que hacer un refuerzo durante las vacaciones de verano. Cree que
así Candela se va a ir entusiasmando y no va a estar tan sobre exigida con el examen, lo
ha hecho con alumnos que se iban atrasando y le ha dado resultado
C: ¡Esther, eso es genial! (entusiasmada) Esta semana hablo con el muchacho ése, el
maestro, Eduardo. Puede ir tomando algunas clases ya, ¿no te parece?
E: Jmmm, si ella quiere. No te olvides que cambia de escuela, que tiene que adaptarse
C: Conoce a casi todas las nenas y nenes del curso de Patri, ¿de qué adaptación me
hablas?
E: Jeje, es verdad
Cruz seguía conduciendo, pendiente del camino. Esther miraba por la ventanilla,
ausente en sus pensamientos
Unos silenciosos kilómetros después...
C: Te has quedado muda. ¿En qué de lo mucho que te agobia estás pensando?
E: En Patri, cómo le voy a contar todo lo que está pasando con su padre. Lo tengo que
hacer el fin de semana, sin falta
C: Sí, apenas ponga un pie en el cole sus compañeritos le van a comentar algo
E: Y probablemente cuando Raúl la vuelva a ver le va a dar su versión bien retorcida,
como con la carta. Pufff
C: Y probablemente, Patricia va a entender todo, como pasó con esa carta, cuando le
explicaste la separación y por qué. Yo pasé por algo parecido, ¿recuerdas?
Esther asentía con la cabeza
C: Al principio, era duro. El burro de mi ex la quería hacer tomar partido, pero después,
poco a poco, con paciencia y hablando y explicando, la nena fue sacando sus propias
conclusiones. Uno que tiraba mierda, el otro que explicativa y razonaba, los críos no son
tontos Esther. Y las dos nuestras, son más rápidas e inteligentes que nosotras. Miran,
escuchan, piensan, hablan entre ellas, conocen otros padres de sus compañeritos, saben
sus historias. No, yo no me preocuparía para nada
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia se había ido a las seis a.m. del lunes, iba directo a Barajas a esperar la llegada
del vuelo de Aimé y luego se quedaría a trabajar en casa. Maca se había despertado para
Con las alas rotas
224
prepararle un buen café y un tentempié con un termo de café con leche caliente para la
espera en el estacionamiento del aeropuerto. No pudo volverse a dormir y se dedicó a
trabajar en su proyecto de taxis aéreos esperando la hora del biberón de Pedro y el
desayuno. Una buena siesta a la tarde compensaría la falta de sueño
Como todos los días, comenzó leyendo las ediciones on-line de los principales
periódicos nacionales. Luego se dedicó a los autonómicos y buscaba en primer lugar si
había comentarios o noticias sobre la denuncia de la jueza. No mucho más que lo que
había leído el domingo anterior
A las ocho y media le llevó su biberón a Pedro, que apenas abrió los ojitos, le dedicó
sus mejores sonrisas y se volvió a dormir no bien le cambió los pañales y lo puso en la
cuna. Sam, cual su costumbre, dormía plácidamente, hasta las nueve y media no solía
abrir su primer ojo
Volvió a su portátil, a las averiguaciones y notas sobre las autorizaciones y permisos
para operar en los distintos aeropuertos de Europa y América. En eso estaba, tomando
su tercera taza de café cuando sonó el móvil
M: Dime guapa, ¿se atrasó el vuelo?
Claudia: No Maca, llegó a horario pero... (se oían sollozos)
M: ¡Claudia! ¡¡¿Qué pasa?!!
Claudia: El avión no frenó a tiempo en la pista y...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaban casi entrando en el garaje del juzgado cuando Cruz recibió el llamado de
Vilches
C: Buenos días [...] Todo muy bien, sí [...] En el juzgado, tengo que ver unos datos en el
expediente, recordé algo y quiero corroborarlo con un testimonio [...] ¿Cuándo, ahora?
[...] ¡La tripulación del caso Ryanair! [...] Claro, sin la comandante. ¿Pero cómo fue el
accidente? ¿Hay heridos? ¿Hay...? (se quedaba sin señal al bajar al subsuelo) ¡Se cortó!
E: ¿Qué pasó? (intranquila, mientras guiaba el auto hacia su cochera)
C: Un avión Ryanair se despistó, venía de Palma, era el que debería haber pilotado la
comandante, estaba toda su tripulación (intentaba en vano llamar a Vilches) Pufff, no
hay señal
E: La losa de cemento, bloquea la señal, espera a que subamos. ¿Te alcanzó a decir si
había heridos? (se detenía frente a su cochera e iniciaba las maniobras para estacionar)
C: No, se cortó mientras le preguntaba. Pufff
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Entró a la guardia del Hospital Universitario de la Princesa adonde habían llevado a los
heridos que requerían atención médica. Buscaba con la vista la figura de Claudia, la
había llamado al móvil apenas terminó de estacionar
Había salido como un cohete de Los Molinos, cargando a Sam y a Pedro a las apuradas
y dejándolos en casa de Magda para dirigirse de inmediato al hospital. Durante el
trayecto puso la radio pero los primeros informes eran contradictorios. A pesar que los
Con las alas rotas
225
informes que su amiga le iba dando por el móvil eran tranquilizadores, su mente volvía
una y otra vez al vuelo 5022 de Spanair, que se había estrellado tras un despiste en la
Terminal 4 en el 2008
Distinguió su figura parada frente al mostrador de recepción, con la mano en alto para
que la viera. Se dirigió hacia allí
M: ¡Claudia! ¿Cómo está?
Claudia: Maca...
Se abrazaban y se quedaban unos instantes así. Maca podía sentir sus lágrimas en el
hombro, a pesar del grueso abrigo
M: Ya pasó, ya está... tranquila, cariño (acariciaba su espalda y se apretaba contra ella)
¿Lo has visto? ¿Has hablado con él?
Claudia se separaba y se secaba las lágrimas con un kleenex que sacaba de su bolsillo.
Asentía con la cabeza
Claudia: Sí, no para de protestar y maldecir a Ryanair y al comandante Jiménez. Snifff.
(la tensión se relajaba en nuevas lágrimas) Le están haciendo la escayola en su mano, se
fracturó varios dedos y... creo que la muñeca, no sé bien, no fueron muy explícitos
M: Venga, vamos a sentarnos a la sala de espera, veo allí una máquina de café. ¿Has
tomado algo?
Claudia negaba con la cabeza
Ya sentadas y con un vaso de café...
Claudia: Otra vez una luz intermitente en el tablero de mando, le dijo al nuevo
comandante que demorara el vuelo hasta que lo revisaran, el tipo no quiso...
M: ¡Cabrón!
Claudia: Le dijo que era su primer vuelo en la compañía y que no iba a empezar con un
retraso por una lucecita que se prendía y se apagaba
M: ¡Imbécil!
Claudia: La luz siguió titilando cada tanto durante todo el vuelo. Manuel intentó
algunas pruebas, pero no podía descubrir qué pasaba. Se dio cuenta apenas aterrizaron,
una de las ruedas no frenaba, se les iba de lado. Eran los no sé qué del freno, en la rueda
derecha
M: Los frenos a disco, ¿fallaron?
Claudia asentía
Claudia: Manuel está seguro que en una de las ruedas faltaba líquido, por eso se les
acabó la pista y terminaron frenándose contra un montículo de tierra. No podían utilizar
a fondo el freno de la otra rueda porque se les hubiera ido de lado y hubieran volcado.
Utilizaron la reversa de las turbinas, los alerones y otras cosas que no recuerdo, eso
ayudó bastante a bajar la velocidad
M: ¡Joder! ¿Cuántos heridos hubo? ¿Y la tripulación?
Con las alas rotas
226
Claudia: Héctor tiene varios cortes en las manos y algunos golpes en el cuerpo, se los
hizo ayudando a salir a los pasajeros. Verónica histérica, le han dado sedantes. La única
entera es Alicia, sin nada
M: ¿Los pasajeros?
Claudia: Magulladuras, contusiones leves, por suerte. Trajeron a dos o tres para
hacerles radiografías, pero nada importante
M: ¿Y el estúpido del esquirol?
Claudia la miraba, no terminaba de entender
M: El nuevo comandante, ese Jiménez
Claudia: Algún corte en las manos, algunos golpes, nada serio, ya se retiró, volvió al
aeropuerto para hacer el informe
M: ¿Cómo fue lo de Aimé?
Claudia: Dile que te explique bien, yo no llegué a entender lo que dijo de una palanca
de emergencia
M: Ahhh, claro, jaló la palanca manual mecánica, ya entiendo, cuando se salieron de
pista y chocaron contra la tierra, Aimé se fue a la mierda y se quebró la muñeca. ¡Qué
bueno es tu chico Claudia! ¡Eso es de manual de expertos! (visiblemente satisfecha por
la maniobra de su copiloto)
Claudia: Cuando le intentaban inmovilizar la mano los del Samur, estaba a los gritos
contra el tal Jiménez. ¿Sabes que el tipo nunca había volado, ni como copiloto, aviones
de este porte? Simuladores de vuelo y gracias
M: No sé por qué no me extraña. Así bajan costos, gente sin experiencia, les pagan
menos, puff. Pero ya está, por suerte no ha sido más que un susto (le pasaba una mano
por el hombro a su amiga y le sonreía) Ahora, a mimarlo y a cuidarlo (le daba un beso
cariñoso en la mejilla)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Antes de irse a la comisaría, Cruz le había dejado las noticias frescas del accidente. Un
avión con el tren de aterrizaje destrozado, algunas heridas de menor consideración en
pasajeros y tripulación, un accidente “con suerte”. Pero esa “tripulación” no le era
indiferente. Por haberlos conocido en persona o por su ligazón con la comandante, le
interesaba saber cómo estaban cada uno de ellos. Especialmente cuando Cruz le había
informado en un llamado posterior que el único que había tenido “algo un poco más
serio” era el copiloto Aimé, “el que se sacó la lotería con la delantera de la Roja
campeona” [Gimeno dixit]
Cada tanto miraba su “mantero”, a un costado en el escritorio. Un impulso visceral la
incitaba, su raciocinio la frenaba. Así más de una hora, tratando de centrarse en el
expediente que tenía frente a sí
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El “flemático” Aimé estaba irreconocible. Furioso, rojo de rabia. Estaban frente al
mostrador esperando el alta, tenía su mano y antebrazo escayolado hasta el codo y el
brazo en cabestrillo, Claudia sostenía su chaqueta y le pasaba la mano por la espalda
tratando de calmarlo. A Maca la divertía esa “versión” de su copiloto, especialmente
porque estaba despeinado y se veía algo desaliñado
Con las alas rotas
227
Aimé: ¡¡Una lucecita me decía el impresentable!! Hoxtia Maca, ¿dónde entrenaron a
este espécimen? Como se prendía y se apagaba mientras íbamos correteando, me decía
“se soltó algo”. ¡Claro! ¡Se había soltado la agarradera de una manguera del líquido de
frenos! ¡Íbamos perdiendo líquido mientras volábamos!
La recepcionista le escuchaba atenta, muy interesada en lo que el hombre decía. Claudia
vanamente intentaba que se relajara. En eso estaban cuando llegaba el médico que lo
había atendido con las papeletas y con algunas instrucciones para el paciente
Sonaba el móvil de Maca, lo abría y no reconocía el número
M: Hola
E: Comandante, espero no ser inoportuna, quería informarme sobre cómo seguía el
señor Aimé, me he enterado que está en el hospital
El corazón de la comandante amenazaba con explotarle de alegría
M: Usted nunca sería inoportuna, al contrario. Holaaaa (caminaba hacia un costado para
hablar con más libertad, no quería que Claudia escuchara, no le había contado de su
charla telefónica en las primeras horas del nuevo año)
Del otro lado de la línea, ese “holaaaa” se le antojaba delicioso
E: Jmmm. (intentaba con ese carraspeo no “engancharse” en la invitación de ese
“holaaa” con retintín) ¿Está bien?
M: ¡¡Síiii!! Escayola en su mano y mucha bronca por lo sucedido, nada más. Le están
firmando el alta, en unos minutos nos vamos a casa (sonaba genuinamente feliz y
alegre)
E: Vale, menos mal. Bueno, era eso solamente. Gracias
M: Ehhh. ¿Le puedo hacer una pregunta con respuesta rápida?
E: Claro
M: ¿Sus cosas bien?
E: Por ahora, sí (sonreía, la abogada la tenía bien aleccionada)
M: ¡Me alegro! (¡se oía tan sincera!)
E: Ciao
M: Hasta pronto. Y besos a las reinas (ese “besos” lo había cargado de su mejor voz
aterciopelada y sensual)
Maca cerró el móvil. La alegría no le cabía en el cuerpo
Claudia: ¿Quién era? (llegaba a su lado con Aimé detrás de ella)
M: De la compañía de leasing de aviones, para avisarme que me enviaron los
presupuestos. ¿Todo listo? ¿Nos vamos a casa?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Besos a las reinas” resonó en su oreja por largo rato. Más tarde, se lo comentaría a
Cruz, que la miraba asombrada y no dejaba de repetir “¿la llamaste?”
Con las alas rotas
228
E: Me interesaba la salud del copiloto
C: Tienes el teléfono de la Castilla, la llamabas a ella
E: No sabía qué hacer
C: Esther, la Castilla la aísla y tú rompes el aislamiento, ¿te das cuenta lo que estás
haciendo?
E: Te repito, estaba inquieta por la salud de ese Aimé
Se iba de la cocina y la dejaba boquiabierta a la policía, que estaba intentando cocinar
algo para la cena
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Maca, Sam y Pedro volvieron a la sierra ese mismo día, llevándose con ellos al copiloto.
La “marimandona” de la casa había sido tajante, “te vas con Maca y no se discute, si te
quedas aquí vas a terminar haciendo una locura, no me bastaba con la otra rebelde que
ahora te tengo a ti queriéndote hacer el Quijote para poner en raya a la empresa, las
cosas no se arreglan así Manuel, ahora estás de baja, cuando presentes tu informe
veremos qué responden”
No le costó mucho al copiloto irse, la Castilla viajaría día por medio en la semana a la
sierra y tenía todo el día para estar con “el enano”, su “vicio” particular. Para alegría del
niño, de Sam y comentarios socarrones de Maca a su amiga, “nena, en cualquier
momento se le “pincha” la gomita y ¡oh sorpresa!, un Aimecito en camino, le gustan
los críos”
Pero antes de volverse a la paz de la sierra, Maca hizo un llamado desde una cabina
telefónica a la tal “Ernestina”. Con medias palabras o “código mantero” logró averiguar
cómo la “abu de la nena del parque” había conseguido ese número telefónico “no
registrado”. Y con todo el desparpajo del mundo, a su estilo visceral pero en secreto,
desde la misma cabina llamó al tal Gimeno al juzgado
Gimeno: Hola
M: Señor secretario, le habla la mujer que sostuvo el ramo de azucenas blancas para la
poli más guapa de la Nacional
Gimeno: ¡Ídola! (su mente procesó la frase en nanosegundos e identificó escenamujer=qué mujer=golpe ilegal al joputísimo=ídola)
M: Necesito un favor enorme como el Museo del Prado
Gimeno: ¿Algún cuadro de Velazquez?
M: No, un mantero
Gimeno: Ahhhh (mantero=Encarna=estas dos hablaron=un móvil que no existe) ¿Lo
pasa a buscar o se lo mando?
M: ¿Puede ser por mensajero? Sabe mi dirección
Gimeno: ¿En una hora? ¿Le parece?
M: Excelente. ¿Le mando el dinero por el mensajero?
Gimeno: No es problema, ya veremos cuándo me lo paga, le tengo toda la confianza,
pero con una condición
M: ¿Cuál?
Gimeno: ¿Puede enviarme foto autografiada por el mensajero?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
229
Cruz ya se había acostado en la cama de Encarna en la habitación de huéspedes. No
hubo tertulia “brandyana”. El primer día de trabajo tras las mini vacaciones más el
traslado de los muebles del estudio al trastero las había dejado muy cansadas. Era
tardísimo para su rutina diaria, Esther siempre estaba en la cama a las once. Pero hoy, a
pesar del cansancio, ya eran casi las doce de la noche y estaba insomne
E: (“Pufff, mejor intento ver si acostándome me viene el sueño. Mañana va a ser duro
levantarse”)
Apagaba la tele, las luces de la sala y se iba al baño. Unos minutos después se metía
entre las sábanas. Pero el sueño seguía ausente sin aviso. Divagaba, pensaba, recordaba
E: (“Besos para las reinas. Pufff. ¡Y con esa voz y ese susurro! Esa mujer sabe cómo
hablar al oído y hacerte vibrar entera”)
Sonaba uno de los móviles. Los había estado cargando y los había vuelto a encender
poco antes de entrar al baño
E: (“Ahhh, Gimeno o mi madre (era el “mantero”) Deben haber estado queriendo
comunicarse antes” Hola. (no se había detenido a ver el número)
M: Ni su teléfono ni el mío existen. ¿Acepta intercambiar conmigo unas palabras que
tampoco existirán?
¿Sorpresa? ¿Asombro por el morro? Ni lo uno, ni lo otro. Quizás porque
inconscientemente deseaba escucharla
E: Ufff. No es lo más conveniente para usted ni para mí, arriesgamos mucho
M: Vale la pena y lo necesito
E: ¿Qué necesita?
M: Escucharla, saber que está bien, tomar esa taza de café aunque sea por este móvil
que no existe
E: No deberíamos hablar nuestras cuestiones personales, lo sabe
M: Lo sé, usted también. Pero sea sincera... ¿no querría que nos sentáramos a charlar
con un café por medio?
E: Ufff
M: ¿Ese ufff es un sí?
Silencio
M: Si le prometo que no vamos a hablar cosas oficiales... sólo de nuestros hijos y
tonterías o algo que queramos compartir... nada de la otra cuestión... ¿acepta este
llamado?
E: Este solo
M: Y algún otro, no sé, cada tanto. Como un cafecito en un bar, afuera llueve,
necesidad de compartir agobios y alegrías con una buena oreja, honesta y un poco
arrebatada, pero que la aprecia y la admira y quisiera poder ayudarla, aunque sea sólo
con eso. Atenta oyente
E: ¿Y... callada?
M: Eso no se lo puedo garantizar, jeje
Con las alas rotas
230
E: Las buenas oyentes escuchan, no hablan
M: Psss, ésas son las psicólogas, aquí sería más el caso de una amiga
E: Ahhh, qué diferencia sutil
M: Un mundo de diferencia. Yo sé que tiene una muy buena amiga, como yo, pero en
este caso es distinto. No nos conocemos de años, no sabemos casi nada de la otra, son
orejas sin prejuzgar, abiertas a lo nuevo
E: A veces es mejor alguien que nos conoce bien
M: Y a veces esa persona no ve los cambios sutiles, lo nuevo que nace
E: O los ve y conociéndonos a fondo, nos alerta que estamos por cometer un error
M: Y nos impide la posibilidad de intentar algo nuevo y distinto que puede ser un
cambio de rumbo en nuestras vidas muy favorable
E: Usted tiene respuesta para todo
M: ¿Usted no?
E: No
M: No le creo. La he visto actuar. Y lo que veo es una persona que tiene respuestas en
situaciones muy difíciles
E: Debería haberse dedicado a la política, para todo tiene un argumento . Jeje
M: No se crea, me sale así con usted. Usted me provoca hablar de muchas cosas,
compartir, intercambiar ideas
E: Nuestro primer... jmmm... encuentro no fue mucho de intercambiar ideas
M: Ahhh, ¡qué bruta fui! Creo que me sentí atacada en algo muy vital, entendí todo al
revés
E: No la atacaba personalmente
M: Lo sé, lo sé. Pero es que todo lo que tiene que ver con Sam me provoca eso, ha
sufrido tanto mi niña y ha sido todo tan injusto. Siempre pienso que si hubiera estado
Lois, ella hubiera sabido qué hacer, en cambio yo...
E: ¿Lois? ¿Una amiga?
M: No, Lois era la hermana de Sam y mi pareja por muchos años. Falleció en un
accidente de avión, era azafata
E: Ahhh
M: Yo, cuando murió, creo que me sentí morir también. Y me desquicié
E: Tanto la quería
M: Era muy feliz con ella. Sólo hubo otra persona que me hizo sentir así, mi abuela.
Ehhh, ¿no la estoy aburriendo con esta historia?
E: Para nada. Siga por favor, bueno, si quiere seguir contándome
M: Me encanta contarle. Verá, mi abuela...
En esa primera llamada fue el turno de Maca de contar sus cuitas. Más de una hora
estuvieron charlando, café “virtual” mediante, ambas metidas entre sus sábanas y
mantas, a gusto, una conversación que “no existía”. Llegó la hora de irse a dormir,
tardísimo. Fue Maca la que se dio cuenta que “su señoría” se levantaba muy temprano
para ir al juzgado
M: ¡Uy, yo le estoy dando la lata a estas horas! ¡Y mañana se levanta tan temprano!
E: ¿Me va a cuidar como mi mamá?
M: Eso imposible, doña Ernestina es irreemplazable, inigualable
E: ¿Doña Ernestina?
M: Su mamá
E: Ahhh, verdad, jajajajaja
M: Hora del sueño reparador. Buenas noches y gracias por escucharme
Con las alas rotas
231
E: Buenas noches. Y gracias por tener un morro increíble
M: Hasta pronto
E: Hasta pronto
A las dos les pasó algo parecido. Se metieron entre las sábanas y mantas, con una
sensación de calidez gratificante. Se durmieron “como dos angelitos”, con una sonrisa
en la boca, listas a soñar sueños húmedos y calientes de encuentros amatorios con la
otra, con las ganas de repetir el encuentro “que no existió”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz lo notó. Teresa lo notó. Gimeno lo notó. La sonrisa de su señoría esa mañana
contrastaba con su rostro los últimos días
El ramillete de periodistas esperándola se había desgranado y quedaban dos o tres,
estoicos perseverantes en intentar sonsacarle alguna declaración. Como hasta ahora,
entrar al garaje sin detenerse, silencio oficial
En su despacho comenzaba a organizar el día ante la mirada inquisidora de su amiga, la
poli
C: ¿Qué es? Llueve, hace un frío de cagarse y nada ha cambiado de ayer a hoy.
(apoyando una mano sobre el escritorio, mientras esperaba el cariñoso cafecito de
Teresa)
E: ¿De qué hablas? (levantaba la vista de un expediente recién abierto)
C: Todo tu cuerpo sonríe, no sólo tus ojos. Estás... distinta
E: Cruz... estoy como siempre
C: No
E: Vale, si tú lo dices (volvía a sus papeles)
C: ¿Ves? Otras veces pones cara de su señoría hasta para decir eso, ahora te salió una
sonrisa pillina
E: Cruz... (volvía a levantar la vista y mirarla) Me parece que una noche sin tertulia te
hace ver fantasmas
Para solaz de la jueza, entraba Gimeno a su estilo (sin llamar, sin preguntar) con sendos
ramos de azucenas blancas. Las dos se lo quedaban mirando sorprendidas
Gimeno: Para mis amazonas preferidas, un cariñoso buen día floral
Se acercaba y con una reverencia ante cada una les entregaba el ramo
C: Jijijiji
Esther se giraba a mirar la cara de Cruz. (“Confirmado, ésta se está pillando por
Gimeno. Y después se asombra de la sonrisa de mi cuerpo”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
232
Aimé: ¡Qué rico huele! (entraba a la cocina, con la sudadera azul en la mano no
escayolada)
M: ¡Uh, qué madrugador! Todavía no son las nueve de la mañana
Sonreía y se acercaba a Maca, que estaba en la encimera haciendo tostadas
Aimé: Soy de levantarme temprano, la costumbre. ¿Me ayudas a ponérmela? Soy medio
inútil con esta escayola
M: Vale. Siéntate, va a ser más fácil
Un rato después estaban tomando su café con leche con tostadas y mermelada
Aimé: Te ha venido bien la sierra, te ves de muy buen semblante y humor
Maca asentía mientras masticaba un trozo de su tostada
Aimé: ¿A qué hora se despierta Pedro?
M: Jmmm (bebía un sorbo de su taza) A eso de las diez más o menos. Oye, en mi
portátil te he hecho un usuario, para que puedas navegar con privacidad
Aimé: Maca, que no tengo nada que ocultar, jeje. Grunch
M: Tú no, pero yo sí (le guiñaba un ojo)
Aimé: Jeje
M: Guardé unos links sobre los Boeing 737, construcción y mantenimiento. Hay dos o
tres muy buenos que te muestran la estructura técnica de cada parte
Aimé: Uhhhh, ¡gracias! Espero entenderlos, mi inglés no es muy bueno
M: No seas modesto, jeje. Supongo que vas a estudiarte el sistema de frenos, ¿no?
Aimé: Eso pensaba, lo adivinaste. Grunch
M: No, pensamos más o menos igual, es lo que yo haría. Si necesitas que te eche un
cable, ya sabes
Aimé: Contaba con tu ayuda. Srrrp (sorbo de su taza)
M: A eso de las cuatro viene Eduardo, el profesor de castellano de Sam. ¿Qué te parece
si me acompañas al súper con Pedro y los dejamos trabajar tranquilos?
Aimé: Jmmm, encantado. Pero no te voy a ser de mucha ayuda con esta escayola
M: Tú ocúpate de entretener a mi hijo, yo de lo demás. Además, no voy a comprar
mucho, Claudia hizo una compra grande para fin de año
Aimé: ¿No quieres esperar al fin de semana y vas con ella y Sam?
M: No, necesito algo urgente y de paso compro otras cosas extras
Aimé: Ahhh, se te acabó el aceite de oliva, jeje (a modo de chiste, muy “aimeciano”)
M: No, eso no. Tarjeta para cargar el prepago, unas cuantas. Grunch
Aimé la miró y frunció el ceño. No entendía bien a qué se refería
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Un día de trabajo como cualquier otro. Sin noticias aún de su ex marido. Ningún avance
nuevo en el caso Ryanair. Había hablado con sus dos abogadas sobre sus temas
personales. A su regreso a casa, después de ver cómo había quedado la pintura de la
futura habitación de Cruz, se habían ocupado de la colada y de ordenar un poco la casa,
hacer la lista para la compra que harían el día siguiente a la salida de su horario de
trabajo, habían cenado unos bocatas rápidas y habían tenido su tertulia noctámbula que
Con las alas rotas
233
trató sobre la mudanza de la policía, brandy incluido. Algo de TV, irse a dormir a eso de
las once
Pero no se dormía, esta vez no era insomnio. Era expectación. Los dos móviles en su
mesa de noche. Los miraba, especialmente al “mantero”. ¿Llamaría? ¿Llamarla ella?
Hasta que a eso de las 11.30 el “mantero” sonó y se apresuró a atender, sin siquiera
mirar el número
E: Hola
M: No quería sonar tan impaciente, pero la verdad, me moría de ganas de hablar con
usted
Esther cogió aire y cerró los ojos
E: Yo también (se sinceró)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El resto de la semana transcurrió con algunas novedades en el “caso Ryanair”
El pasajero que estaba sentado al lado del occiso y había “volado del nido” [Cruz dixit]
resultó ser un “wanted” [Gimeno dixit]. Tenía orden de busca y captura en Canarias,
Sevilla, Zaragoza y Ferrol, un “sicario todo servicio que trabaja en todo el estado
español” [de nuevo, Gimeno dixit]. Lo interesante era que existía una llamada entre uno
de los tantos móviles “conocidos” del “pájaro” y la tal Almudena, que según Gimeno
“gastaba más en Orange que en El Corte Inglés, ¡qué suelta de lengua!” [agregar los
“jijis” de Cruz ante el comentario]. Nuevo oficio pidiendo identificación de usuario de
todos los números a los que habían llamado la “vecina gentil” y su marido, parecía ser
la punta para desenrollar el ovillo de los componentes de la banda. “Parece que esta
gente por suerte no conoce los “manteros” [Gimeno dixit]
Esas personas tenían mucho por lo que responder, pero había un círculo rojo alrededor
de las anotaciones de jueza, secretario y polis. La credencial de la comandante, ¿quién
la proveyó a esta asociación ilícita que comenzaba a tomar cuerpo?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Mientras tanto... se sucedían los llamados que “no existían”
Martes. Otra vez Maca la llamaba
M: No quería sonar tan impaciente, pero la verdad, me moría de ganas de hablar con
usted
Esther cogió aire y cerró los ojos
E: Yo también (se sinceró)
Con las alas rotas
234
M: Ahhh, entonces somos las dos, menos mal. Jeje (digamos que después de escuchar
el “yo también”, ya andaba acercándose “al séptimo cielo”) Esta noche llegan los Reyes,
¿está con Patri?, ¿ya le preparó la sorpresa?
E: Más quisiera, pero no, estamos en casa con mi amiga, preparando su habitación,
sacar muebles, pintar, traer sus muebles, cortinas, esas cosas
M: Ahhh, su amiga se muda ahí, como mi amiga que vive aquí
E: Sí, nos ayudamos mutuamente
M: Su amiga es una gran mujer, en todo aspecto
E: ¿Cómo tengo que interpretar eso? (¿celosa, señoría?)
M: Reconocimiento a una gran persona, bonita por supuesto, aunque no tan guapa como
su amiga
E: Jmmm (“piropo” que dio justo en el blanco, otra que ascendía un “cielo” tras otro)
¿Qué le traen los Reyes a Pedro?
M: No mucho, un camión de esos de montarse, es muy pequeño para entender todavía.
¿Y a Patri?
Y así de una palabra traía la otra y la otra traía la siguiente, esta vez fue el turno de “su
señoría” de contar sus cuitas. Una hora y media hablando para después irse a dormir
ambas con “buen cuerpo”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El miércoles de Reyes, gran trajín en la casa de “su señoría” y Cruz. Hablaron mucho
por teléfono con las niñas, que estaban encantadas con la ropa y juegos que “los Reyes”
les dejaron. Les anticiparon que habían dejado algo más en la casa. “¡¿Qué nos
compraron?!” [Candela, impaciente], “¿cómo qué nos compraron, los reyes Candela”
[Esther], “mami, ya somos graaaaaaandes” [Patri, estaban con el “manos libres” y se
escuchaban de fondo las risotadas de doña Encarna y Carmen]
Aprovecharon el festivo a tope. Lograron, sus buenas pelas mediante, que una empresa
les mudara muebles y enseres hacia el depósito [la mayoría] y hacia la casa [el resto].
Con la ayuda del portero y su hijo [tiempos de crisis, unas pelas de más siempre vienen
bien] fueron armando la habitación de la inspectora y de las nenas con nuevos muebles
y escritorios para que compartieran la habitación con sus espacios diferenciados.
Querían que todo estuviera listo para cuando retornaran de las “vacaciones en la nieve”,
el lunes siguiente comenzaba el cole. Terminaron exhaustas a eso de las diez de la
noche. Quedaban las cortinas por poner, pero eso tendría que esperar
Once y media, puntual, la comandante llamaba a Esther
M: ¿Pudieron terminar?
E: Sí, pero no puedo con mis huesos. ¡Ahhhh, qué cansancio!
M: Necesita unos buenos masajes y relajarse, mañana va a tener agujetas en todo el
cuerpo
E: Me tendré que conformar con la ducha caliente que me di
M: ¡Qué pena que no podamos vernos! Soy buena masajista
Sonaba como un comentario espontáneo y sincero, pero a Esther le encendió todo, más
que encender, la incineró desde la punta de los pelos a los dedos del pie
Con las alas rotas
235
E: Jmmm (carraspeó y cambió de tema, tratando de controlar “ese fuego interior”) ¿Le
gustó el camión a Pedro?
M: Uhhh, ¡¡siiiii!! Ha estado subido a él todo el día y le encanta que lo arrastremos,
bueno, en realidad mi amigo se ocupa de eso, esos dos se han hecho muy amiguitos
E: ¿No le molesta la escayola?
M: Si le molesta ni se nota, porque...
Esa noche, esas dos “hablantes fantasma” soñaron la misma fantasía, una que daba
masajes, otra que los recibía y... [rellenar puntos suspensivos con mucha imaginación]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El jueves Cruz no podía dejar de asombrarse por lo sonriente que se veía Esther a pesar
que decía tener agujetas en todo el cuerpo. Ella, apenas si se podía arrastrar por los
pasillos del juzgado, lo que de inmediato llevó a nuestro Secretario preferido a ofrecer
uno de sus masajes “de digitopuntura china” en manos y cuero cabelludo. Sesión que
tuvo lugar en el despacho de la jueza [ya sabemos que Gimeno no conoce límites a la
hora de ofrecer servicios]
Ahora la que se asombraba era nuestra “señoría” que veía la cara orgásmica de su
amiga, con los ojos cerrados, mientras los dedos “rellenitos” de Gimeno presionaban los
lugares indicados para mitigar el dolor o provocar... jmmm... “eso” que mostraba la cara
de Cruz. Teresa, que traía su tradicional cafecito con bollos como todas las mañanas, ni
se inmutó ante el cuadro pintoresco en la oficina de la jueza. “¡Ahhh, este hombre tiene
magia en sus manos! No sé cómo lo hace, pero a mí me sacó el dolor de la rodilla,
bursitis, de encerar los pisos”. Se iba y dejaba a Esther más boquiabierta aún [si se
puede]
Tan impresionada quedó nuestra Esther que fue el tema del llamado “non-existent” de
esa noche. Que digamos de paso, esta vez fue ella quien se adelantó y marcó el número
“mantero”, unos minutos antes de lo “usual”
M: ¡Qué sorpresa! ¡Me encantaaaa! (con retintín)
E: Esta vez llamo yo para que no sea siempre usted la que gasta sus tarjetas de recarga.
(se excusaba)
Se escuchaba un “toc-toc” en la puerta de la habitación de la comandante
M: ¡Uy, espere, llaman a la puerta!
Claudia: Maca, ¿estás despierta? (Esther adivinaba las palabras que se oían lejanas)
E: Uhhh, su amiga
M: La llamo luego
E: No, no, yo espero y de paso escucho cómo le miente su amiga, jeje
M: ¡Maaaala!
Esas dos ya se sentían “como chanchos”6, a pesar que todavía ni siquiera se tuteaban.
Maca ponía el móvil debajo de la sábana
6
Como chanchos= expresión rioplatense que significa tener buena amistad / sentirse a gusto, feliz,
contento, despreocupado
Con las alas rotas
236
M: Pasa Claudia
Claudia: Menos mal que no te has dormido. A Manuel le duele el codo, ¡¡tanto tirar de
ese camión y hacer fuerza!! Parece que no pero Pedro pesa sus buenos kilos
M: ¿Qué necesitas?
Claudia: ¿Tienes ibuprofeno por ahí?
M: Sí, toma (abría el cajoncito de la mesita de noche y sacaba un blíster)
Claudia: Gracias. Jmmm (se detenía un segundo antes de salir) ¿estás bien?
M: Sí, ¿por qué?
Claudia: No sé, tienes las mejillas coloradas. ¿No estarás por coger un trancazo? ¿Te
tomo la fiebre?
M: Claudia, me siento muy bien, será por... la calefacción, eso, la calefacción
Esperaba un minuto antes de coger el móvil
M: Ya estoy
E: Así que la calefacción, jijiji
M: Ahhh, esta mujer es un poco bruja, se da cuenta de todo. Por cierto, ¿qué tal las
agujetas?
E: No había ibuprofeno que las calmara, ¡qué día! Me levantaba de la poltrona y parecía
que me lanzaban alfileres al cuerpo. Mi amiga igual pero su amigo...
M: ¿Mi amigo?
E: El mantero
M: Ahhh, ¡qué persona más encantadora mi amigo! Jeje. ¿Qué hizo ahora?
E: Digitopuntura a mi amiga. ¡Y la dejó con cara de amor y paz! Faltaba...
M: Que alguien entonara el mantra... hare krisna hare krisna krisna krisna hare hare
rama...7 (con retintín)
E: ¡Esoooo! ¡Me lo sacó de la punta de la lengua! Jajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Viernes al fin, hora de ir a buscar a la familia a la sierra. Repetían el paripé findeañero
de Gimeno, que se venía con su Greta y su auto “de colección” a quedarse en la casa de
la jueza. Con un ofrecimiento extra, él se encargaría de colgar cortinas y dejar la casa
“brillante” para cuando volvieran. “Hombre, por favor, demasiado con que nos
cuelgues las cortinas”, “psss, no me cuesta nada, ¡me encanta limpiar!, descargo
tensiones”. Esta vez no hubo llamado de Vilches protestando, directamente dejó un solo
hombre en la custodia y pidió un favor extra para una custodia discreta durante el fin de
semana en la casa de Cercedilla
Llegaron con el anochecer. La alegría del reencuentro, comentarse la semana, comer los
manjares que habían preparado doña Encarna y Carmen, las nenas que estaban súper
excitadas con las novedades del cole y de la casa y seguían intentando sonsacar a sus
madres qué eran los regalos que las esperaban en Madrid, planificar una nueva visita a
las pistas de esquí, en algún momento a solas Encarna preguntar cómo iban las cosas
con el “joputísimo”, qué novedades había
7
El mantra más conocido y recomendado de todos, es el famoso:
HARE KRISNA HARE KRISNA KRISNA KRISNA HARE HARE HARE RAMA HARE RAMA
RAMA RAMA HARE HARE http://www.publispain.com/yoga/que_es_un_mantra.html
Con las alas rotas
237
Las horas pasaban, la tertulia se extendía y a Esther le empezaba a preocupar “ese
llamado”. Le había dicho a Maca de sus planes y que ella la llamaría porque no sabía a
qué hora se iba a poder “desocupar”. Pero ya era tardísimo, casi las doce de la noche y
nadie se movía de su lugar, todas estaban frescas y radiantes como para seguir
“tertuliando” varias horas más
No es que a Esther no le gustara eso, ¡qué va! Pero se había acostumbrado estos últimos
días a ese “fantasma” con voz aterciopelada, que era capaz de susurrar alguna que otra
frase que la dejaba “tururú” pero que también le contaba cosas interesantes,
intercambiaban opiniones de esto o aquello y era grato saber cómo coincidían en
opiniones y gustos y cosas simples de la vida. La verdad, hagámoslo breve, la extrañaba
E: Bueeenoooo, yo me voy a acostar, todo muy lindo pero el cuerpo no me da para más.
(se ponía de pie, dispuesta a irse a la habitación que compartía con Patri)
En: Ahhh, un cambio nena, Patricia y Candela duermen juntas ahora, así que tú y Cruz
compartirán cama. ¿No hay problema no?
C: No, para nada. Yo también te copio, Esther. Buenas noches (se levantaba para ir
hacia el baño antes de acostarse)
Esther se quedó muda y como piedra. No contaba con Cruz en su habitación
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿En el baño? Jajajja
E: No se ría, pufff
M: ¿Si oigo glu-glu-glu es que se cayó el mantero en váter?
E: ¡Maaaala!
M: Ayer fue su turno, hoy el mío
E: Parecemos dos colegialas escondiéndonos de nuestras madres
M: Parece que les estuviéramos metiendo los cuernos
E: ¡Eso! Somos dos infieles con nuestras amigas
M: Es que nuestras amigas no verían bien esta comunicación que no existe. Por lo
menos la mía, me excomulga
E: La mía no tanto, pero se enfadaría mucho. Ya el otro día me puso a parir
M: ¿Cuándo?
E: Cuando la llamé para preguntar por su amigo y su accidente
M: Ahhh, ¡qué brava la morena!
El tono despertaba algún que otro “pinchazo de celo” en Esther
E: Le gustan las morenas
Maca captó el tono y sonrió satisfecha
M: Jmmm, tengo predilección por las de cabello castaño oscuro... tipo el suyo
Esther se estaba derritiendo del otro lado de la línea y corría serio riesgo de “irse” por el
váter. Ante su silencio, la piloto siguió hablando. Cambió de tema adrede, no quería
asustar a “su señoría” y perder esta pequeña intimidad telefónica
Con las alas rotas
238
M: Bueno, es una pena que hoy no podamos hablar largo y tendido. Quería contarle de
mi proyecto laboral
E: ¿No piensa volver a esa compañía? (con cierta aprehensión, todavía se maldecía el
no haber esperado un poco más para imputarla en autos)
M: Jmmm, la verdad, no me apetece mucho y ahora con lo que pasó con mi amigo,
menos todavía. Estoy pensando en...
Se olvidaban del baño, de la hora, de Cruz, de tutti cuanti. Media hora después se
escuchaban dos golpes en la puerta del baño de Esther
C: Esther... ¿estás descompuesta?, ¿necesitas algo?
E: ¡Uy, uy! (bajando la voz) Mi amiga, tengo que cortar
M: La he escuchado, atienda, atienda
E: No sé si mañana podré...
C: ¡Esther! ¿estás bien?
E: ¡Ya voy Cruz! (apretaba el botón de la cisterna)
M: ¡¡Glu-glu-glu-glu!! Jajajaja
E: ¡Maaaala! (con retintín) Ciao
Guardaba el móvil en el bolsillo de su pantalón pijama y abría el grifo. Se lavaba las
manos y salía del baño
C: ¿Estás bien?, me preocupabas
E: Duro... duro de salir
Y se iba hacia la habitación, tratando de esconder la sonrisa que le llenaba el cuerpo,
mientras Cruz, muy somnolienta, intentaba entender qué había pasado
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sábado a la mañana en la casa de Cercedilla
En: ¡Esther! ¡Tan temprano levantada! Un día que puedes descansar y no tienes
obligaciones, nena
Esther sonreía. Su madre la seguía cuidando y mimando como en la época del instituto.
Se acercaba a ella y Carmen, que estaban preparando bollos caseros y les daba dos
besos cariñosos
Carmen: Ahí tienes café recién preparado, estamos cocinando el desayuno
E: Ya veo, huele riquito. Me levanté bien temprano para hablar con vosotras, antes que
las nenas se despierten (iba hasta la cafetera y se servía café en una taza)
En: ¿Pasa algo? ¡¡¿Qué te hizo ese joputa ahora?!! (dejaba lo que estaba haciendo y se
limpiaba las manos en el delantal de cocina, alarmada)
E: Nada, mami. No he escuchado palabra de él o de su abogado. No es eso, tiene que
ver con Patri
Carmen: ¿Con Patri?
E: Sí, quiero hablar con ella el problema y me gustaría vuestro consejo. ¿Puede ser?
Carmen y Encarna se miraban halagadas y encantadas por ese pedido
Con las alas rotas
239
Carmen: ¡¡Claro!! Encarna, ¿un té para sentarnos a charlar con Esther?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sábado a la mañana en la casa de Los Molinos
Aimé: ¡Uhhh, qué bien huele eso! (entraba en la cocina, con la sudadera colgando de su
escayola, otra vez a pedirle a Maca que le ayudara a ponérsela)
M: Galletas de avena y miel, Lois siempre las cocinaba para Sam, ¡le encantan! Nunca
las había vuelto a hacer y hoy... (se limpiaba las manos y le indicaba con la cabeza que
se sentara en la silla) bueno, ya las puedo volver a cocinar
Aimé: Te ha costado mucho la muerte de Lois (se sentaba y esperaba a Maca)
M: Jmmm (afirmaba) Voy a pasar la manga primero por tu escayola, ¿vale? ¿Te
preparo una bandeja y te ayudo a llevarle el desayuno a la cama?
Aimé: Si puedes... me gustaría
Después de ayudarlo con la sudadera, le sirvió un café y un par de galletas aún tibias
Aimé: Mmmm... ¡qué ricas! Al enano le van a gustar
M: Creo que sí (sonreía por la chochera de Aimé con su hijo)
Unos minutos después lo ayudaba a llevar la bandeja y abría la puerta para que el
copiloto entrara en la habitación que compartía con Claudia y la sorprendiera con un
delicioso desayuno
Volvió a la cocina a continuar con sus tareas para el desayuno de Sam y Pedro. En eso
estaba cuando “su señoría” se le cruzó por la mente. Dejó lo que estaba haciendo y sacó
el “mantero” del bolsillo de su pantalón
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Encarna le daba su opinión sobre cómo encarar la charla con Patricia cuando sonaba el
móvil en uno de sus bolsillos, aviso de mensaje recibido. Cogió el “oficial”, no era ése,
era el mantero. Sin quererlo se le dibujó una sonrisa que no pasó inadvertida para
Encarna
En: Atiende
E: ¿Eh?
En: Suena uno de tus móviles
E: Es un mensaje, lo puedo leer después
En: Anda, atiende, puede ser de Gimeno, algo que haya pasado en casa
E: Ah, claro
Lo abría, presionaba “leer”
“Glu-glu-glu-glu”
Qué cara pondría que Encarna y Carmen se miraban. Aviso de otro mensaje. Presionaba
de nuevo “leer”
Con las alas rotas
240
“¿Le gustan las galletas de avena y miel? Estoy cocinando un montón y le podría
enviar algunas”
Se apresuraba a contestar con una sonrisa tontuela que hacía cruzar más miradas entre
Encarna y Carmen
“Me encantarían, pero no le puedo decir adonde enviarlas”
Se quedaba esperando respuesta, sabía que la habría, se había olvidado con quiénes
estaba y qué estaba haciendo
Aviso de otro mensaje apenas un minuto después
“Entonces cocino muchas este fin de semana y se las mando. Eso no sería un regalo,
¿no?”
E: Jeje
Contestaba al instante
“Mándelas por Magdalena Piú a la misma persona que la otra vez. Espero que sean
muy ricas”
Se quedaba esperando la respuesta mirando el visor. Las otras dos se hacían gestos y
muecas hablando en “mudo”
Aviso de mensaje
“Hecho. Glu-glu-glu-glu”
E: ¡Jajajaja!
En: ¿Qué te dice?
E: Ehhh (recobraba el sentido después de su ausencia mental)
En: Gimeno, ¿qué te dice?
E: Tonterías de un expediente, sigamos en lo que estábamos. Entonces mami dices que
le diga que Raúl puso...
Encarna le daba un “rodillazo” a Carmen por debajo de la mesa. Señal de “hay que
averiguar quién la pone tonta de remate”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz las observaba a través del cristal de la sala. Una borrasca de llovizna fría, más bien
agua nieve, se había desatado minutos antes
C: Pufff, que entren, que entren
En: Anda, cómete otro bollito, están bien abrigadas (le ofrecía un plato con varios
bollitos)
C: Creo que tengo angustia oral como Gimeno. Grunch (cogía uno y gran mordisco)
Con las alas rotas
241
En: Ahhh, hoy llamó Gimeno
C: ¿Llamó? Jmmm (terminaba de tragar) ¿A tu móvil? ¿Por qué?
En: Bueno, llamar no, le mandó mensajes a Esther
C: ¿A Esther?
En: Esta mañana temprano (fruncía los labios, ¡vaya forma de intentar sonsacarle
información a Cruz!, esta “Encarna-Ernestina” se las sabe todas)
C: ¿Temprano? ¡Qué raro! Los sábados no se levanta antes del mediodía, hace
meditación en la cama para ahuyentar el karma malo de toda la semana
En: Ahhh, entonces entendí todo al revés (confirmada presunción, había “gato
encerrado”) ¿Un cafecito para aguantar la espera?
Cruz fruncía el ceño, le extrañaban los mensajes. Pero veía que Esther y Patricia habían
terminado de hablar y caminaban hacia a la puerta de la casa, abrazadas. Se olvidaba de
Encarna, de los mensajes e iba hacia la puerta, pegándole otro mordisco a su bollito. Era
el cuarto que se comía. Sin duda, angustia oral como Gimeno. ¿Cómo se habría tomado
Patri lo que Esther le había contado?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Todo el sábado el clima estuvo desapacible. Agua nieve, nublado, ventiscas. Estaba para
quedarse adentro, cerca de la chimenea, chocolate caliente, tele o pelis, tetris o ajedrez o
monopoly, algo de música, charla tranquila. En ambas casas más o menos lo mismo. La
gran diferencia, Pedro y sus risas pequeñitas con los juegos de Aimé en la alfombra
frente a la chimenea
Cruzaron algún que otro sms durante el día, que leían a escondidas del resto de los
habitantes de sus respectivas casas. Bueno, creían que a escondidas. Por lo menos en el
caso de Esther, dos pares de ojos no perdían “pisada” de sus caras melosas cuando se
iba con el móvil a un costado o a la cocina o al baño
Esa noche, Esther llenó la tina y avisó que se iba a dar un largo baño de “relax” con
sales aromáticas
M: Esta vez es glu-glu-glu en la bañera (risueña)
E: Y con sales, está muy bueno
M: Jmmm (se le cruzó la imagen de la jueza en su bañera, la espuma que dejaba
entrever su cuerpo desnudo y se “tensó” un poco) La envidio
E: ¿No tiene bañera en esa casa?
M: Sí, pero es propiedad exclusiva de mi hijo y su madre, cada vez que intento usarla,
se me adelantan
E: ¡Exagerada!
M: Ahhh, no los conoce, hacen de mí lo que quieren
E: Tiene que imponerse, yo lo hago
M: Mmm, me va a tener que dar clases
La invitación a “darle clases” sonaba muy tentadora, aunque a Esther se le cruzaban
otras “clases” más interesantes por la cabeza. O mejor dicho por el cuerpo, porque entre
la voz de la comandante y la tibieza del baño estaba entrando en un estado de “a punto
de caramelo”
Con las alas rotas
242
E: Ya veremos, más adelante
Del otro lado de la comunicación, Maca se acomodaba entre las mantas también “a
punto de caramelo”, imaginando ese “más adelante” sin gran esfuerzo
M: ¿Habló con la niña? (cambiaba de tema, sus terminales nerviosas estaban demasiado
“alertas” y necesitaba “enfriarlas”)
E: Sí, un rato largo
M: ¿Y? (ansiosa)
E: Creo que entendió, aunque estaba muy triste y no se cansaba de preguntarme por qué
lo hacía
M: ¡¡¿Usted?!!
E: No, su padre
M: ¡¡Ahhhh!!
E: Me duele mucho verla así, es una niña tan aplicada y seria en lo que hace y a la vez
tan alegre... ahora está triste y le ha preguntado a su abuela por qué su padre no la quiere
M: ¿Y qué le dijo Ernestina?
E: ¿Ernestina?
M: Su madre
E: Ahhh. Le dijo que no es que no la quisiera, que hay personas que no se dan cuenta lo
que sus acciones provocan y que...
Media hora hablando y el agua que se iba enfriando
E: Uy, tengo los dedos del pie arrugados
M: ¡Claro! ¡El agua! ¡Y debe estar helada!
E: Helada no, pero se ha enfriado bastante
M: Bueno, entonces a salir y secarse bien y abrigarse, no se me vaya a coger un
constipado
E: Sí, jeje
M: ¿A qué hora salen mañana?
E: Después de la comida
M: Buen viaje y que le gusten las bicis a las nenas. Ahhh...y los escritorios nuevos, van
a flipar cuando vean su habitación redecorada
E: Espero que sí
M: Hasta mañana.(el tono era como una caricia en su rostro, así lo sentía Esther)
E: Hasta mañana (la saludaba con el mismo tono cariñoso)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.¡Ni qué decir de la alegría de las nenas con las bicis y su habitación compartida
reformada! ¡O la de Encarna y Carmen con la casa llena de flores y reluciente, obra de
Gimeno! Más la cena lista para calentar, guardada en el refrigerador o todas las cortinas
de la casa lavadas y planchadas
E: Este hombre se sacó el estrés de meses y meses (asombrada)
C: ¡Es un amor! (babeando sin disimulo)
Con las alas rotas
243
Esther volvió a mirarla detenidamente. Ya no tenía dudas, su amiga se había pillado por
el secretario. La cuestión era ahora cómo se lo hacía notar a Gimeno, que era muy
rápido para algunas cosas y para otras un tímido total
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esa noche la charla “inexistant” derivó al cole de las nenas y los preparativos
M: ¿Una foto de las nenas porfa? Para no extrañar tanto las tardes en el parque
E: Vale, les saco una con el móvil y se la envío, jeje
M: Con el mantero
E: Claro, por éste
M: Digo que la saque con el mantero
E: Nunca probé a sacar fotos
M: Yo sí, y pasé alguna que tenía a este móvil, pensaba en enviárselas, ¿quiere que se
las mande?
E: ¡¡Claaaaaaro!!
M: Vale. Ahí están Pedro y Sam
Unos segundos y le llegaba la foto a Esther
E: ¡Qué guapos! ¡Qué bien salen! Están... ¿esquiando?
M: ¡Síii! Fuimos al Puerto de Navarraceda y Sam esquía muy bien, le estuvo enseñando
a mi amiga
E: ¿Estuvo... estuvo...?
M: Enseñar es un decir, mi amiga se caía dos por tres, ese día vino con el culo lleno de
morados, jajajaja
E: No me refiero a eso, a ver... ¿hace poco estuvo ahí?
M: Jmmm, el domingo pasado creo, sí hace una semana
E: ¡Joder! Uy, perdón no quise decir ese taco, no...
M: No se preocupe, yo también soy muy guasa
E: ¡¡Yo estuve el sábado anterior, por la mañana, con la familia!!
M: Uy, si hubiera sabido yo...
E: Usted viajó mucho para...
M: No, estoy cerca, catorce kilómetros más o menos
E: Pufff, yo a doce
M: ¡Noooo! Y yo que soñaba con encontrármela a la vuelta de un sendero, aysss
E: ¡Y estábamos a la vuelta de un sendero! ¡Coño!
Esta vez no se disculpaba por el taco
M: Será el destino que no quería que nos encontráramos
E: ¿Cree en el destino?
M: No, por decir algo
E: Yo tampoco creo en el destino, aunque a veces, me lo cuestiono
M: ¿Por qué?
E: No sé, usted y yo, cómo nos conocimos
M: Cosa e' mandinga
E: ¿Qué?
M: Mi comi... el muchacho que trabajaba conmigo, es argentino, siempre lo dice
Con las alas rotas
244
E: Ahhh
M: Sería algo así como el diablo metió la cola
E: ¿O sea que es algo malo nuestro encuentro?
M: Si lo es, espero arder en el infierno por la eternidad. Junto a usted
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Lunes de vuelta al cole de las nenas. Mucha emoción, porque era el primer día de
Candela allí. Los compañeritos de Patri la recibieron como si la conocieran de toda la
vida, tenía razón Cruz, no iba a necesitar “adaptación”. Cruz sacaba fotos con su
cámara, Encarna y Carmen estaban con las lágrimas a flor de piel y Esther... con su
“mantero” trataba de sacar una foto de las nenas para enviársela a Maca
Cruz compartía las fotos con Teresa y Gimeno entre “aahhhs” y “oohhs”. Esther se iba
rápidamente al baño del juzgado para enviarle a Maca las dos que había hecho. Estaba
ya en su despacho, viendo los primeros expedientes, cuando recibía un sms en su
“mantero”
“¡Gracias! ¡Qué guapas mis reinas! Como sus mamis. Las galletas ya van camino a
Madrid, le llegan mañana a la tarde. ;-)”
Sonreía mientras leía el mensaje
C: ¿Tu madre? (la observaba)
E: ¿Eh? (levantaba la vista) Sí. Venga, veamos las tareas inmediatas con el caso
Ryanair, a ver si podemos avanzar que está medio parado todo (cerraba el móvil y lo
guardaba en el bolsillo de su chaqueta)
C: ¿Parado? Esther, creo que hemos avanzado bastante la semana pasada
E: No lo suficiente. Todavía no puedo exculpar a la comandante. Y tú y yo sabemos
que fue usada
C: Tú le pediste a la letrada que la Fernández diga de una vez por todas sus sospechas y
no te ha contestado nada, si no colabora es difícil investigar algún nexo
E: Mira, si no lo dice por algo es. Nosotros tenemos que buscar la conexión
El énfasis que ponía en sus palabras hacían fruncir el ceño de Cruz
C: Esther, estamos haciendo todo lo posible
E: ¡¡Pues no alcanza!! ¡¡Tenemos que hacer más!! ¡¿Vale?! (en tono histérico)
Cruz se quedaba en silencio. Era difícil que Esther perdiera así los papeles en un caso.
En la última semana, con las refacciones y la mudanza, habían hablado poco sobre
cómo se sentía con respecto a la piloto. Ahora no era el momento, pero a la noche
trataría de estar a solas con ella y lo hablaría
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿Qué te parece Aimé?
Su copiloto estaba sentado a su lado, con Pedro sentado sobre su pierna derecha
manducando una galleta de avena y miel, ensuciando con sus manitas pegajosas su
Con las alas rotas
245
sudadera, pero parecía no importarle, el tipo estaba feliz con el “enano” en sus brazos.
Del otro costado, Sam, sumamente interesada leía los epígrafes que Maca había puesto
debajo de cada foto
Aimé: ¿Tú has hecho eso? (señalaba con la cabeza la página web que miraban)
M: Sí, no es difícil, con los nuevos programas on-line, sigues las instrucciones y creas
tu página. Es a modo de ejemplo, luego la perfeccionamos
Aimé: Mmmm, está muy buena. Y explicativa, me gusta la idea de publicar las tarifas.
¿Cómo vas a hacer propaganda en las empresas?
M: Aún no sé, ¿se te ocurre algo?
Sam le señalaba algo
Sam: No dijo servicio catering
M: No te entiendo
Sam: ¿Recordaba Lois dicir? Tapas, mucho más gusto
M: Ahhh, verdad (cogía el boli y comenzaba a anotar algo en su cuaderno de notas)
Aimé: ¿De qué habla?
M: Alguna vez con Lois hablamos de tener nuestra propia compañía de taxis aéreos en
la costa este, cuando recibiera el dinero de mi herencia. Se le había ocurrido que
podíamos destacarnos por el servicio de catering, ofrecer tapas a elección
Aimé: ¿Tapas? ¿Nuestras tapas?
M: Desde el primer día que se las preparé en Cambridge, quedaron encantadas, las dos
me hacían cocinar siempre (miraba a Sam y le acariciaba el rostro) Tienes razón Sam,
vamos a resaltar ese servicio, ¿me ayudas luego a describirlo?
Sam: Yo escrito inglés, tú puso casteshano
M: Vale (muy contenta de que Sam se involucrara en el tema)
Aimé: Maca, los permisos para operar, ¿ya los has pedido?
M: No (se giraba a mirarlo, triste) No puedo hasta que me exoneren en el caso de la
maleta, no me los van a dar mientras esté imputada
Aimé: Pufff
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba redactando un auto, con el código penal abierto a un costado, había estado
releyendo varios incisos relacionados con el tema en cuestión. Sonaba su móvil oficial
E: Mar, hola [...] ¿Cuándo te notificaron? [...] Bueno, es lo que había anticipado que iba
a hacer en la reunión que tuvimos [...] ¿Eso dice? (se apretaba la sien derecha y cerraba
los ojos) [...] Mejor envíame las copias por un mensajero, es un tema privado y no
quiero usar el fax del juzgado [...] Ah, por mail, bueno, si quieres tomarte el trabajo de
escanearlo [...] A la dirección de mail que te dejé, sí [...] Vale, lo leo y te comento.
Hasta ahora
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Hablé con Mora hace unos minutos, quiere empezar con las nuevas pruebas a Sam
este miércoles [...] Supongo que un TAC y análisis de sangre, no me dijo cuáles [...]
Miércoles y jueves, creo [...] ¿Tú le avisas a Magda? [...] Mañana después de la comida
salimos para allí [...] Vale, a la noche nos hablamos
Con las alas rotas
246
Cerraba el móvil y se quedaba pensativa unos minutos. Volvía a abrirlo. Apretaba el
marcado rápido de una persona
M: Hola Vero [...] Sí, me enteré, me dijeron que te habían medicado... por los nervios
[...] Me imagino, claro [...] Está bien, escayola en la mano y muñeca, pero por lo demás
bien [...] Después rehabilitación, claro [...] Te llamaba porque necesito hablar contigo
[...] Te lo digo personalmente [...] Mira Vero... (hacía una pausa y cogía aire) no te
hagas la difícil, si no quieres que nos encontremos, no lo hacemos, lo único que quería
era hacerte unas preguntas [...] Mi credencial, ¿recuerdas que creía haberla perdido?
Bueno, ahora parece que no la perdí [...] ¿Tú qué crees? [...] El miércoles tengo que
estar en Madrid, ¿te parece que nos veamos en el bar de siempre, a las seis? [...] Vale,
hasta entonces
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Las nenas y sus relatos del primer día escolar, más las tareas que tenían para el hogar,
absorbieron toda su tarde. Que trabajaran juntas facilitaba la cuestión para ambas
mamis. Cuando llegó la hora de su baño, las dejaron a cargo de Encarna y Carmen y se
fueron a charlar a la habitación de Cruz
E: En síntesis, pide la guarda y custodia y este piso, menciona mi propia denuncia para
demostrar que no soy moralmente apta para hacerme cargo de la niña
C: ¿Tu denuncia? ¡¡Pero si él es el que está denunciado!! ¡¡Él es quien ha lavado dinero
con esas propiedades!!
E: Dice que es una denuncia falsa para mancillar su buen nombre y actividad, con vistas
a desviar la atención sobre los sobornos recibidos, que me adelanté a sus intenciones de
hacer públicos mis ilícitos
C: ¡Qué morro tiene!
E: Es una estrategia de defensa, intenta hacerse la víctima
C: No creo que el juez le dé bola
La cara de Esther no mostraba mucho optimismo
C: ¡No me digas que un juez de familia se va a creer esa sarta de mentiras!
E: Espero que no
C: ¡Hoxtia! ¡Tienes dudas!
Esther elevaba los hombros
E: ¿Sabes quién pidió que se le remita la denuncia a su juzgado?
Cruz negaba con la cabeza
E: Salazar Campos, el que cerró la anterior investigación por falta de pruebas. Los
abogados de Raúl le hicieron una presentación diciendo que se trata del mismo caso
C: ¡Qué rápidos!
E: Para eso les pagan Cruz. Mañana Marité va al juzgado, va a pedir hablar con Herrera
Cortez
C: ¿Y este Herrera Cortez, qué crees?
Con las alas rotas
247
E: Es nuevo, no lo conozco mucho
C: En tu denuncia mencionas las propiedades que por las fechas podrían estar ligadas a
la anterior investigación, pero las otras...
E: Si yo tuviera ese caso, no me inhibiría, alegaría que con los indicios que hay hasta el
momento, no hay relación con el asunto anterior porque estoy investigando un posible
delito fiscal o de blanqueo de capitales, pero nada relacionado por ahora con el otro
caso. Pero no sé si este juez usará ese criterio, tú sabes que a veces... (meneaba la
cabeza)
C: Ufff (bajaba la cabeza)
E: Cruz, de esto ni palabra a mi madre y Carmen, recién comienza y no quiero que
estén con el corazón en la boca cuando todo es incierto. ¿Vale?
C: Vale. Mañana le preguntaré a Vilches si hay novedades
E: ¡Bien! (se ponía de pie para irse de la habitación)
C: ¡Espera! Hay algo más que quiero hablar contigo
E: Dime (se volvía a sentar)
C: Hoy... esta mañana... te noté muy nerviosa con el caso Ryanair
Esther la miraba y no decía nada
C: Esther, creo que tu relación con la comandante te está perjudicando
E: ¿Mi relación? ¿Qué relación? (se tensaba y se le subían los colores, ¿cómo sabía
Cruz de sus llamados telefónicos?)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba en su cama recostada sobre las almohadas. Echó un vistazo al reloj en su mesa
de noche. Once y cuarto. Cogió el mantero y se decidió a llamarla ella
M: Hoooola. Estaba haciendo tiempo para llamarla, esperando que se hicieran y media
E: Me adelanté porque... ufff
M: ¿Algún problema? ¿Todo bien con las nenas en el cole?
E: No se preocupe, todo bien, están muy contentas
M: Ahhh
E: Ha sido un día con algunas novedades, pero todo está dentro de lo que esperaba
M: El joputísimo
E: Sí
M: Si necesita mi ayuda para algo, ya sabe
E: Se lo agradezco, pero no va a ser necesario
M: Cuente conmigo para cualquier cosa, lo que sea. Y lo digo en serio
E: Ya he visto que puedo contar con usted para lo que sea, jeje
M: Vale (satisfecha por el tono de la jueza)
E: Es... otra cosa. Verá... he estado hablando con mi amiga sobre... algo
M: ¿Algo?
E: Un trabajo en el que estoy metida en estos momentos y... creo que lo voy a tener que
dejar
Maca sentía una fuerte opresión en el pecho, no le contestaba
E: Estoy tensa, nerviosa y creo que voy a hacerlo mal, voy a apurar las cosas y luego se
va a caer... el producto. No es así como suelo trabajar
Con las alas rotas
248
M: Entiendo
E: No soy objetiva. Tengo... predilección
M: Ah, predilección (por un lado se sentía muy bien de saber lo que eso significaba, por
otro, sabía que no la iba a beneficiar que otro juez tomara el caso, Claudia se lo había
anticipado)
E: Habría otra posibilidad
M: ¿Cuál?
E: No usar más el mantero
M: ¡Coño!
E: Quizás, si no lo usara más, podría volver a recobrar mi cordura
M: Y yo a perderla
Se quedaban las dos en silencio
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esa mañana, Encarna y Carmen lo notaron, Cruz también. Las dos primeras pensaron
“pelea con el ligue”, su amiga pensó “bien, ha reaccionado”. Ni la una ni las otras
tenían razón. Esther estaba triste, iba a extrañar mucho a Maca, sus charlas le hacían
bien en este momento, se sentía “deseada” como mujer y compartían gustos y
preferencias, esa mujer le había despertado “todo” lo que la relación con Raúl había
hecho “dormir” por tanto tiempo
No dejaría el caso, se acabarían los llamados “que no existían”, había sido SU decisión
cuando Maca le preguntó cuál era la solución que ella sugería. “Podría volver a
recobrar mi cordura” le había dicho, “y yo a perderla” le había contestado Maca. Como
si ella no estuviera extrañando ya esa deliciosa “locura” que había puesto sonrisas a su
rostro y su cuerpo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Un martes, “de mierda”, para las dos
E: Dime mamá
En: ¡Adivina qué! Magdalena Piú nos mandó unas galletas deliciosas que ella cocinó,
por un mensajero
E: Ahhh (¡cómo dolía ese nombre!)
En: Las nenas se las devoran, guardé algunas porque no van a quedar para vosotras,
¡qué bien cocina! Carmen quiere que le pida la receta, jeje
E: Vale mamá, me alegro
En: Nena, no se te nota la alegría, ¿entendiste quién las manda?
E: Sí mamá, pero... estoy liada, hay mucho trabajo hoy ¿vale?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Magda los esperaba con una merienda abundante y una cálida sonrisa. El piso superior
lucía muy bien, con los muebles instalados en cada habitación, las cortinas puestas, las
camas con las mantas que Claudia había comprado como regalo. La habitación de Pedro
era “preciosa” [Aimé dixit] y al “enano” parecía gustarle también, porque rápidamente
se puso a inspeccionar todo con su gateo incesante hacia cada rincón. Sam estaba
Con las alas rotas
249
fascinada con su habitación, especialmente con el escritorio que Maca le había
comprado y la biblioteca para “sus libros”
Poco después llegaría Claudia y notaría los ojos apagados de su amiga
Claudia: ¿Pasa algo? No te veo muy feliz con tu piso
M: Estoy bien, algo cansada. No me hagas caso. Ehhh... hice una cita con Verónica,
mañana nos vemos
Claudia: ¿Para qué? (no le gustaba mucho la idea)
M: Para preguntarle por mi credencial. Le voy a dar la posibilidad que se explique,
antes de informar a la jueza
Claudia: ¿Y si lo niega, si dice no saber nada? ¿Qué vas a hacer?
M: Si no me convencen sus explicaciones, pediré declarar nuevamente y se lo diré a su
señoría
Claudia no estaba muy conforme, negaba con la cabeza. Maca le estaba dando vueltas al
asunto y le daba la posibilidad a Verónica de armar una buena excusa para cuando la
jueza la citara
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esa noche, a las once y media, las dos estaban ya metidas en la cama, con el “mantero”
a un costado. ¿Alguna rompería la promesa?
Esther se había llevado varias galletas a su cuarto y las había guardado en el cajón de la
mesa de noche. Tenía una en la mano y aspiraba el aroma, la miraba, tocaba la cubierta,
intentaba sentir la mano de la cocinera en ese roce. Se fue quedando dormida, triste,
apagada, con la galleta debajo de su almohada
Maca no tenía “galletas” para “adorar”. Intentó leer una novela que se había comprado
hace tiempo, pero su mente divagaba por las últimas charlas, más de una vez se le
escapó una lágrima furtiva. Se fue quedando dormida, con el libro abierto en la primera
página y la tristeza instalada en el cuerpo
Ninguna rompió la promesa
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El día pasó rápido para Macarena Fernández. Toda la mañana en el hospital
acompañando a Sam en sus análisis: TAC, analítica de sangre, estudios ordenados por el
neurólogo que la atendía. Revisión general a cargo del doctor Fernando Mora, que la
encontró muy recuperada y habiendo aumentado de peso. Estaba satisfecho con la
evolución de la chica. Había pedido que le hicieran el hemograma urgente y el análisis
daba normal, había superado su anemia. El neurólogo les dio cita para el miércoles de la
semana siguiente, a la espera de los resultados de los análisis más específicos
Antes de regresar a la casa pasaron por el súper a hacer la compra “grande” para la casa,
se quedarían allí hasta la semana entrante y se necesitaban provisiones
Con las alas rotas
250
Por la tarde vino Eduardo para su clase con Sam y esta vez se recluyeron en la nueva
habitación de la chica. Con Pedro a cargo de Aimé y Magda ocupándose de las tareas de
la casa, se quedó en su habitación concentrada en su proyecto de compañía de taxi
aéreo, estudiando todas las presentaciones que tenía que hacer para lograr los permisos
de operación. Había pedido dos presupuestos más a compañías de leasing de aviones y
ya había elegido la que más le convenía
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La jornada de trabajo también pasó rápida para Esther. Decidió dejar aparcado el “caso
Ryanair”, a la espera de los cruces telefónicos de los móviles de la tal Almudena y su
marido. Cruz le envió los informes nuevos sobre la investigación de las propiedades que
Raúl había puesto a su nombre, eran pequeños avances pero todavía nada cualitativo
que desentrañara la madeja del origen de los fondos
Tenía bastante trabajo pendiente, se decidió a quedarse unas horas más para ir sacando
“papel” de su escritorio. Carmen y Encarna se encargaban de ir a buscar las nenas al
cole, Cruz iba a ir a la inmobiliaria a finiquitar el papelerío para poner su piso en
alquiler
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El bar irlandés en la zona del metro Ibiza, cerca del parque del Retiro le gustaba. En
verano, en la época en que todavía salían, se pasaban por ahí a tomarse unas cañitas en
la terraza, en invierno adentro, también agradable. Pequeñito, bien decorado, a esa hora
no había demasiados “bebedores” y como no había eventos deportivos que seguir, la
pantalla televisiva estaba apagada, daba para una charla tranquila
Llegó bastante antes de la hora convenida. Se pidió un café, la lluvia torrencial y el frío
de afuera no invitaban a una cerveza. Los minutos pasaban y tal su costumbre, Verónica
se demoraba sus “religiosos” diez minutos
Vero: Hola
Levantó la vista de la novela que había intentado en vano comenzar a leer la noche
anterior. Hoy había llegado hasta la página diez
M: Hola (la observaba tomar asiento después de quitarse el plumífero y acomodar el
paraguas a un costado, apoyado sobre una de las sillas)
Vero: ¡Vaya día que elegiste para encontrarnos! Medio Madrid bajo agua (levantaba la
mano para llamar al camarero) Necesito algo caliente, hace mucho frío
Maca esperaba que terminara sus quejas sobre el tiempo, el frío o lo que fuera. El
camarero venía a atender la mesa, Verónica ordenaba un capuchino y ella repetía taza
de café
Vero: Bueno, ¿qué es eso de tu credencial que me quieres preguntar?
M: La credencial que creía haber perdido, poco antes que dejáramos de salir.
¿Recuerdas?
Vero: Vagamente, algo
Con las alas rotas
251
M: Esa credencial es la que usó el hombre que tú viste despachar mi maleta
Vero: Ahhh (se hacía la sorprendida)
M: ¿No te llamó la atención que alguien despachara una maleta a mi nombre?
Verónica levantaba los hombros
Vero: No veo por qué. No sé a qué te dedicas ahora
M: Verónica, no seas irónica. Sabes muy bien a qué me dedico ahora... y antes
Vero: ¡Claro! ¡Me olvidaba! Ahora eres santa madre y esposa (hacía un ademán al aire
con su mano)
Maca cogía aire, con cara de visible hartazgo
M: No voy a entrar en tus provocaciones, así que al grano. Estuve tratando de
acordarme qué había pasado con esa credencial
Vero: Y yo... ¡¡¿qué coño tengo que ver?!! (de mal modo)
M: Si la perdí... la perdí en tu casa
Vero: ¡¡¿Qué?!! (¡vaya asombro el de esta chica!)
El camarero llegaba con el pedido y se llamaban a silencio. Cuando se hubo ido...
M: Lo que oíste... si la perdí... fue en tu casa (mientras revolvía su café)
Vero: ¿En MI casa? (se señalaba el pecho en artística actitud)
M: Habíamos vuelto de Mallorca y cuando entré en tu casa la tenía, cuando el día
siguiente llegué a la mía y vacié el bolso, ya no estaba
Vero: ¡¡¿Qué quieres decir?!! (apoyaba un codo en la mesa y se inclinaba hacia
adelante, desafiante)
M: ¿Recuerdas AHORA que te pregunté si la había dejado ahí y me dijiste que no?
Vero: ¡¡¿Me estás acusando?!! (ahora se enderezaba y hacía aspavientos con ambas
manos, nota de la autora: a Gimeno le hubiera causado mucha gracia su actuación)
M: No, te estoy preguntando. ¿Te acuerdas ahora o necesitas más detalles?
Vero: ¡¡Increíble!! Tu credencial se usa para traficar droga y ahora para salvarte
intentas acusarme a mí de habértela sacado (“aspaventoso” comentario)
M: Hasta ahora no he hecho ninguna acusación. Te estoy preguntando. Fíjate que lo
hago antes de declararlo en la causa
Vero: ¡¡Me vas a acusar ante la jueza!! ¡¡Vas a decir que YO te la saqué!! ¡¡Eres de lo
peor Maca, nunca me hubiera esperado esto de ti!!
M: No te hagas la María Magdalena, que la que tendrías que mandarte a la mierda soy
yo, después de tus declaraciones sin siquiera avisarme de lo que habías visto (nota de la
autora: parece que a la comandante M.F. se le acabó la paciencia)
Vero: ¡¡Te estás vengando porque dije la verdad!! ¡¡Porque no mentí!! (continuaba con
enervada indignación ante tamaña “infamia”)
M: Nena, si yo me quisiera vengar ya estarías esposada y tras las rejas, te lo aseguro (la
señalaba con el dedo índice y su voz era áspera) ¿Qué pasó con mi credencial Vero?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Hora de la merienda. Carmen y su madre preparándola en la cocina. Cruz había avisado
que se demoraba en la inmobiliaria. Ella estaba ayudando a las nenas a buscar
Con las alas rotas
252
información sobre el un tema de geografía, estaban navegando las tres por internet,
había mucho material y tenían que seleccionar lo que les era útil para la tarea
E: Esto me parece suficiente
Patricia: No mami, pon el google maps con el street views, así vemos los edificios y
los autos en Madrid
Candela: ¡¡Siiiiii!! Y los perritos ésos que se veían antes
E: Me parece que tenéis ganas de cotillear (sonreía mientras ponía el google maps y
comenzaba a ampliar el satelital)
Candela: ¡¡Más, más, más!!
En: Ehhh, Esther, ¿puedes venir un segundo? (desde la puerta de la habitación, con cara
de preocupación)
E: Vale. Seguid vosotras, creo que lo sabéis usar sin mi ayuda, ya vuelvo
Patricia: ¡¡Siiiiiiiiii!!
Salía al pasillo a hablar con su madre
E: ¿Pasa algo?
En: Gimeno me avisó, dice que tu móvil está apagado
E: Ahhh, lo dejé cargando
En: Dice que hay un BMW parado frente al portal. Cree que es el de Raúl
E: ¿Salió alguien? ¿Puede ver al conductor?
En ese momento se escuchaba sonar el timbre del portal
Tenía razón Gimeno. Era el BMW del “joputísimo”. Quería ver a su hija para darle los
regalos de Reyes. Esther lo hizo pasar, a pesar de la oposición de su madre que temía
algún exabrupto de su ex yerno
Venía acompañado de su abogado y un notario. Entraron los tres, primero Raúl cargado
con varias bolsas de El Corte Inglés
Raúl: ¿Dónde está Patricia?
Ni un buenas tardes, a su estilo, exigencia de mandón pura y dura
E: Señores, por allí (indicaba el salón) Antes de que el señor Lara vea a su hija, señor
notario exijo la elaboración de un acta dejando constancia de su visita y que no puse
ningún impedimento a la misma
El notario miró al abogado, el abogado miró al notario. “Su señoría” imponía con esa
severidad, totalmente dueña de la situación. Carmen y Encarna se habían quedado con
las niñas en su habitación, eso sí, la oreja de alguna de ellas pegada a la puerta y la otra
con el móvil “mantero” abierto relatando todo a Gimeno, que estaba listo a llamar a la
poli, a la Guardia Civil, al Samur o mejor a sus amigos hackers que vendrían con chips
y “espadas láser a doblegar a los del imperio del mal” [exageración polémica de
nuestro secretario que se había servido un tazón de cereales con leche, ante la angustia
oral in crescendo y los “guaaaaaaaau” lastimeros de Greta que ya sabía cómo
terminaría el paripé]
Con las alas rotas
253
Raúl: ¡Déjate de chorradas y llama a Patricia, quiero entregarle sus regalos de Reyes!
E: Señor letrado, informe usted a su cliente de la situación legal, ¡¡ya!! (se cruzó de
brazos, al estilo “su señoría” y el tipo... ¿queda mal decir que se cagó en las patas?)
Abogado: Raúl, su señoría tiene razón, debemos...
Raúl: No sea estúpido hombre, en esta casa no es “su señoría” sino la madre de mi hija.
¡¡Patricia!!
Esther ni se inmutó, entre otras cosas, porque le había colocado los cascos a la nena para
que “escuchara” unos mp3 que le había cargado en el portátil, jmmm, a trampa, trampa
y media, jmmm
Abogado: Raúl, venga, siéntate, hacemos el acta y le entregas los regalos a tu hija
El “joputísimo” iba a protestar de nuevo pero la cara de su abogado era todo lo seria que
se necesitaba, reculó... asquerosamente y aceptó sentarse, mirando a Esther con tal cara
de odio que hubiera asustado al más bravo. Pero “la jueza” hace rato había dejado de ser
“su mujercita pa lo que guste mandar” para convertirse en “su señoría”, alias “la leona
de los juzgados de Madrid” [sic by Gimeno]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Nena, si yo me quisiera vengar ya estarías esposada y tras las rejas, te lo aseguro.
¿Qué pasó con mi credencial Vero?
El rostro de Maca mostraba una severidad que Verónica no recordaba haber visto antes.
Habían tenido más de una ocasión difícil en vuelo y siempre la había visto fuerte pero
con una sonrisa a flor de piel para calmar a sus tripulantes, dándoles fuerza,
conteniéndolos, cumpliendo su rol de comandante y jefa de grupo en cada situación. La
había conocido como una mujer amante y delicada, encantadora en sus sonrisas, tierna
en sus arrebatos, pasional en su forma de amar... mejor dicho, cuando tenían sexo, ahora
estaba segura que nunca la había amado. Pero cuando estuvo a su lado se entregó a lo
que prometía, eso le tenía que reconocer. Sólo que ella se había enamorado y para Maca
fue sólo un momento de su vida que no había dejado huella en su corazón
Este rostro no lo conocía. Y asustaba. Era una mujer decidida a hacer lo que decía
Vero: Yo... nooo... (bajaba la vista)
M: Se me cayó en tu casa, ¿no?
Verónica asentía
M: ¿Por qué me lo negaste cuando te pregunté?
Verónica, a modo de disculpa, sólo elevaba los hombros
M: ¿A quién se la diste? (continuaba inflexible el interrogatorio)
Verónica negaba con la cabeza
Con las alas rotas
254
M: Mira Vero... (cogía aire, quería respuestas, estaba cansándose de las vueltas de la
chica) esa credencial no llegó por arte de magia a las manos de ese tipo que despachó la
maleta
Verónica seguía con la vista baja y no respondía
M: ¿Te das cuenta que hay un tipo asesinado en el avión por esa maleta y ese
cargamento? (trataba de hacerla reaccionar, la chica parecía no darse cuenta de la
gravedad del asunto)
Verónica levantaba el rostro, atemorizada
M: Sí, nena. El tipo del baño no murió de muerte natural, lo mataron. Y era un poli
colombiano, que estaba tras todo este asunto del tráfico de cocaína con la maleta, ¡¡mi!!
maleta. Y ¡¡mi!! credencial. Así que mejor dime qué hiciste con la puta credencial,
¡¡¡joder!!! (totalmente harta de las vueltas de Verónica)
Vero: ¡Mierda! (estallaba en llanto)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Tertulia noctámbula en la sala. Encarna, Carmen, las nenas, todas dormidas, y alguna
sonando a trombón sinfónico con cada ronquido. Ellas dos con el brandy en la mano,
Esther cada tanto mirando la etiqueta “erótico-festiva” [Cruz dixit] y anhelando,
necesitando, esa comunicación que no existía, ni debía existir
C: ¡Estuviste perfecta! (sorbo, feliz de la actuación de su amiga)
E: De manual, Cruz, nada del otro mundo (sorbo que saboreaba lenta, muy lentamente)
C: El abogado, medio inepto, no sé cómo no se dio cuenta que no ibas a caer en la
trampa
E: Jmmm, no te creas, si entraba en su juego, tenía un argumento para presentar. Mi
negativa a que el padre de la niña tuviera relación y contacto con su hija (otro sorbo y
cerrar los ojos sintiendo el líquido penetrar su cuerpo)
C: Patricia... ¡¡geniaaaaa!! Te dije que las nenas son dos cracks
E: Estaba muy seria, me da tanta pena, no es edad para enterarse de estas mierdas, los
hijos necesitan a sus padres, sentir su cariño, su amor, su cuidado, no ser usados como
piezas en un juego de poder
C: Tú no elegiste esto. Haces todo lo posible para que no la perjudique, no te culpes
E: No me culpo, digo que no es bueno para Patri (levantaba la botella y se servía un
poco más en su copa)
C: ¿Estás bien? (la observaba con su mirada perdida en la etiqueta)
E: Sí, ya está, tengo el acta...
C: No me refiero a lo que pasó, a... eso (señalaba la botella) Espero que mi comentario
no te molestara, sé que eres muy celosa de tu trabajo, no quería...
Esther sonreía y se giraba a mirar a su amiga
E: Estoy bien. Me hiciste notar algo importante y no sabes cuánto te lo agradezco. ¿Te
sirvo un poco más? Así me cuentas en detalle lo de la inmobiliaria, que con todo esto
follón no me has dicho nada
Con las alas rotas
255
C: Vale (sonreía) Venga, un sorbito más, que es muy rico el brandy de tu chica
prohibida
E: ¡¡¡Cruuuuuz!!!
C: Jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿Terminaste de frotarle la espalda a tu chico? Mi hijo lo está dejando maltrecho (la
observaba entrar a su habitación, enfundada en el pijama de seda que le había
comprado) Te queda muy mono el pijama
Claudia: ¡Me encanta! Tú tienes buen gusto para los regalos (iba hasta el escritorio
donde la piloto seguía trabajando en su proyecto laboral y sacaba las manos de atrás,
que escondían dos copas y una botella) ¿Un añejo Wilson, de la época en que todavía
nos enviaban cajones?
M: Jmmm, ¿por qué no? (se giraba en su silla hacia donde se sentaba la abogada)
Claudia: Venga, cuenta pelos y señales de la charla de hoy (destapaba la botella y
servía generosamente en las copas)
Maca comenzaba el relato de su reunión con Verónica, matizando el cuento con unos
sorbos de brandy. Era el mejor producto de las bodegas de su familia, sin duda
Cuando terminaba, Claudia meneaba disconforme su cabeza. Sorbo de brandy y su
lapidaria conclusión
Claudia: Miente
M: Es lo que jura y perjura, Claudia
Claudia: ¿Le crees?
Maca arrugaba los hombros, su típica respuesta cuando no tenía “respuesta”
Claudia: A ver. Te miente, te dice que no te la dejaste allí, se la guarda y luego,
sabiendo que ya tienes una nueva, ¿pasa por tu casa y se la deja a la vecina para que te
la entregue? Te veía cada vez que volaban, te la podía haber devuelto en cualquier
momento con la excusa de... ahhh, mira lo que me encontré detrás del bargueño
haciendo limpieza. Maca, ¿tú dejarías mi carné colegial a la vecina para que me lo
entregue cuando me lo puedes dar en cualquier momento?
M: No
Claudia: ¿Ves lo que te digo?
M: Dice que tenía miedo a mi reacción por haberme engañado, que por eso se la dejó a
la vecina
Claudia: ¿A tu reacción? ¿Qué? ¿Ahora eres el increíble Hulk? Si eres más buena que
el pan, ¡¡por favor!!
M: Es lo que dice
Claudia: Ya sé que es lo que dice. Pero no le creo, lo armó ahora que sabe que la
Almudena está en prisión provisional
M: Yo no le dije nada, es más, no lo sabía. ¿García Uriburu te dijo eso?
Claudia: No. Me enteré por otro lado, no te puedo dar mi fuente de información, pero
estuve tocando contactos y me dijeron eso, le dictó prisión provisional por peligro de
fuga
M: ¡Coño! Como es verdad lo que dije, me tendría que exonerar (entusiasmada)
Con las alas rotas
256
Claudia: Que hayan imputado a esa mujer y su marido no te exonera a ti, Maca. Puedes
haber sido parte del plan, haberles dado la maleta, no te olvides de tu credencial
M: ¡La puta credencial!
Claudia: Exacto. Mientras no logren armar el rompecabezas, sigues imputada. No sé
qué han declarado en el interrogatorio, no sé si hay otros sospechosos, hasta que no
termine la instrucción, sólo tengo alguna noticia que puedo pescar aquí o allí. O sea, el
tema de la credencial es importantísimo. ¿Qué vas a hacer ahora?
M: Pedir declarar esto, supongo
Claudia: ¡Era hora! Mañana mismo presento el pedido
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Se metía entre las sábanas. Suspiraba mientras acomodaba las almohadas. No tenía
sueño, sabía que mañana su cara iba a reflejar las horas de insomnio. Sobre la mesa de
noche el “mantero” junto al “oficial”. Un vaso de agua, tomar un sorbo. Recostarse
sobre las almohadas, sentir esa necesidad vital corriendo como electricidad por su
cuerpo. Contarle, decirle, había sido un día con cosas importantes, esas cosas que
cuando vuelves a casa quieres contarle a esa persona que te importa tanto, esa persona
que es “la persona”. Había hablado con su amiga, intercambiado puntos de vista,
opiniones, qué hacer de ahora en más. Sin embargo, “ella” se le antojaba ahora como
necesaria, imprescindible. ¿Cuándo se había transformado en esto? ¿Por qué? ¿Quién
puede explicar esa transformación increíble que produce el enamorarse alguien, verla
como algo tan necesario como el aire, tan fundamental como el agua, tan imprescindible
como el alimento diario?
Había una promesa por medio. Había una decisión por medio. El “mantero” no existiría
más. ¡Ahhhh, qué débil es la carne y la mente humana!
Lo cogió. Lo encendió (estaba apagado). Escribir mensaje
“Por favor no conteste. Necesitaba decirle que hoy pasó algo. No se lo voy a contar. No
debo, en eso quedamos. Pero quiero que sepa que desfallezco por no poder hacerlo. No
pensé que se iba a transformar en alguien tan necesaria e importante en mi vida”
Lo leyó, cerró los ojos, no debía, no debía. Pero puso enviar, apareció la agenda, ¡había
tan pocos números ahí, apenas algo más de un par! Lo seleccionó y se detuvo un
segundo a pensar y... ya no pensó más, lo envió
Del otro lado de esa línea invisible que surcaba el aire entre antena y antena voló el
mensaje, traspasó muros y ventanas, aire y llovizna y llegó a otro aparato que estaba en
otra mesa de noche, esperando, expectante
Su dueña escuchó el “bip” y saltó al instante. ¡Mensaje! ¡De ese número! No le daban
los dedos para pulsar el “leer”
“Por favor no conteste. Necesitaba decirle que hoy pasó algo. No se lo voy a contar. No
debo, en eso quedamos. Pero quiero que sepa que desfallezco por no poder hacerlo. No
pensé que se iba a transformar en alguien tan necesaria e importante en mi vida.”
Con las alas rotas
257
Y la sonrisa fue tan grande y tan babosa que las lágrimas cesaron, el cuerpo se relajó y
la noche empezó a ser algo más que una nueva interminable tortura de sombras y penas.
Se llenó de estrellas el cielo, se iluminó la luna, ya no había más llovizna pertinaz y fría,
el cuerpo se llenó de risas y caricias imaginarias. No lo contestó. Una promesa es una
promesa, aunque esté llena de trampas... y mensajes de texto
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Una hermosa tarde invernal de jueves. Ideal para que Pedro gozara del aire libre.
Canasta con brebajes y bocatas, galletas de avena y miel, biberones para el muchachito
de la casa, bueno, el segundo muchachito, porque Aimé se había ganado el derecho a ser
considerado “de la casa”, Magda sonriente, Sam feliz y ¡¡todos al parque!!
Sabía que iba a encontrarse con las nenas y con “la abu” más Carmen. Le había
preguntado por el “mantero” si iban y la otra, más rápido que manguera de bombero,
dijo “¡claro!”. ¡Ni mamada se perdía la oportunidad de reencontrarse con Maca, Pedro
y Sam!
A las nenas no le alcanzaban las palabras para hablar de sus regalos de Reyes y su
nueva habitación. Tampoco para preguntarle a Aimé por su escayola y mirarlo
asombradas cuando contaba lo que había pasado con el avión. Tampoco los labios para
llenar de besos a Pedro que apenas las vio estiró sus brazos y se puso impaciente de
sonidos guturales para que lo levantaran y jugaran con él
Otra a la que no le alcanzaban las palabras era Sam, quería “estrenar” todas las que
había aprendido con su maestro
Ponerse “al día” llevó casi dos horas, incluyendo columpiar a Pedro, jugar en el arenero,
impedir que tragara arena, armar torres con él, bueno, lo de siempre
En: ¡Es muy guapo! (suspiro inconsciente)
M: ¡Uy, que no se entere Claudia! ¡Es muy celosa! (iba sirviendo el chocolate en los
vasos térmicos con sorbete que había comprado especialmente)
En: Jeje. Hacen buena pareja
Maca afirmaba con la cabeza mientras iba tapando los vasos para luego repartirlos en
las bandejas. Se acercaban Carmen y Magda para echarle un cable
En: Te has equipado para venir al parque (observando las bandejas con galletas y
bocatas, con un receptáculo especial para poner el vaso térmico, que Maca les entregaba
a las mujeres)
M: Anduve buscando vajilla descartable para mi proyecto y encontré éstas, me
parecieron útiles para un tentempié en el parque (le entregaba una bandeja a Encarna)
En: ¡Con servilletas y cuchara! ¡Qué bonito!
M: Hice un pedido para probarlas, cuando ordene las que voy a usar les pondrán el logo
y el nombre de la empresa
En: Jmmm (sorbo de chocolate) ¡Riquito! ¡Temperatura justa! Jmmm. ¿Vas a servir
esto en el avión?
M: Sam preparó varios menús, esta sería una de las opciones para la merienda. ¿Qué le
parece?
Con las alas rotas
258
En: Crunch. Jmmm (respondía afirmativamente con la cabeza)
Maca sonreía. Buena aceptación de Encarna, buena señal
M: Estoy pensando en que Sam se haga cargo del catering, con ayuda desde ya. Estuvo
un tiempo trabajando en un restaurante como camarera y luego cocinando y se le daba
muy bien (tomaba un sorbo de su chocolate)
En: ¡Bien! Va a tener su propio trabajo, su salario. ¿Porque le vas a pagar un salario,
con cotización a la seguridad social, no?
M: ¡Claro! Va a cobrar su salario, como todos nosotros y su porcentaje de las
ganancias, porque va a ser socia en la empresa (nuevo sorbo de chocolate, mirando
sonriente a Encarna, le encantaba que se preocupara por Sam)
En: Ahhh, eso está mejor aún (satisfecha, sorbo de su vaso) Se la ve muy repuesta, le ha
hecho bien la sierra. Crunch (mordisco a su bocata)
M: Sí, su médico, el doctor Mora, me ha dicho lo mismo
En: ¿Para cuándo tendréis los resultados?
M: La semana que viene tenemos turno con el neurólogo, a ver qué tal
En: ¿Te quedas hasta entonces aquí? (sorbo)
M: Sí. Aprovecharé a hacer otros trámites en Madrid
En: Nos podremos ver entonces, jeje. ¡No sabes cuánto os he extrañado! (estiraba una
de sus manos y cogía la de Maca, apretándola con cariño)
M: Yo también, mucho (fruncía los labios emotiva, ¡ays si Encarna supiera cómo
extrañaba a otro miembro de su familia!, ¿qué pensaría?)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Teresa le avisaba que la letrada Castilla estaba con un escrito para agregar a autos
E: ¿Pidió hablar conmigo?
T: No, vino a dejarlo pero te aviso por si tú quieres hablar con ella
E: ¿Qué dice el escrito?
Teresa se lo resumía
E: No es necesario (satisfecha) Ehhh, dile que intentaré acomodar mi agenda para que
la comandante declare lo antes posible
Cortaba la comunicación y se apoyaba contra el respaldo de la poltrona. Iba a ser una
declaración difícil de tomar. Tendría que cuidarse mucho de no dejar traslucir el enorme
placer de tenerla frente a frente, mirarla a los ojos, escucharla
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Ni levantó la vista del Código Penal. Lo escuchó entrar, “pufear” a su estilo y dejarse
caer en la poltrona
E: ¿Qué pasa Gimeno? (intentaba no perder el hilo del párrafo que estaba consultando)
Gimeno: Termina lo tuyo, te espero
Con las alas rotas
259
Imposible terminar, había logrado desconcentrarla. Ponía un marcador en la hoja y
cerraba el libraco
E: Si vienes y te sientas, es algo importante
Gimeno: Cruz me mandó el cruce de llamadas que había hecho, me pidió si podía...
mmm... acelerar la identificación de llamadas
E: Y tú apelaste a tus contactos y... (meneaba la cabeza)
Gimeno: Aceleré
E: ¿Y qué encontraste que tienes esa cara?
Gimeno: Móvil de la “naranjita”. (le extendía una hoja) Marqué con fluorescente un
nombre que se repite varias veces
E: ¿Naranjita? (extrañada)
Gimeno: La Almudena ésa, tiene Orange, por eso naranjita
E: Ahhh (sonreía, ¡este Gimeno y sus sobrenombres!, le echaba una ojeada al listado)
¡Hoxtia!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡¡¿Sam preparó estos menús?!! (entraba a la habitación de Maca, que
continuaba trabajando en su proyecto)
Maca sonreía y se giraba a mirarla, apoyándose en el respaldo muy satisfecha
M: ¿Qué tal? Muy buenos, ¿no?
Claudia: Si me ofreces este catering, ¡te contrato! (se sentaba en la silla al costado)
M: Esa es la idea, que esos menús ayuden a decidir el alquiler de nuestros aviones
Claudia: Me dijo Sam que ella se iba a encargar del catering. ¿Crees que podrá?
M: Magda la va a ayudar, si es necesario contrato a alguien más. Al principio vamos a
tener pocos vuelos, Claudia. Le va a dar tiempo a ir tomándole la mano. Hoy iban a
cocinar uno de los menús, Aimé la está ayudando
Claudia: ¡Me gusta la idea! Le estás dando espacio y se nota. Está mucho más segura,
¡y entusiasmada con el estudio! (estiraba su mano y apretaba la de Maca)
M: Soy una mamá que va aprendiendo (fruncía los labios)
Claudia: No, eres una mujer que recapacita, te dije que no te acercaras a la jueza y lo
has cumplido (apretaba de nuevo su mano) Lo mismo con Sam, dijiste que la ibas a
dejar de controlar y lo estás haciendo. ¡Esta es MI Maca! (sonreía y se levantaba) Voy a
ver lo que están haciendo en la cocina esos dos, que está bien muchos menús de tapas e
ir practicando, pero ¡pueden terminar la cena al alba!
Trató de poner su sonrisa más angelical. Por dentro la culpa la asaltaba
M: (“¡Soy una mierda! ¡Mentirle así! Pufff, ¡qué débil que soy!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sms de esa noche
“No responder. Soy una mala amiga, le miento tanto a XX, pero no lo puedo evitar. Voy
a arder en el infierno.”
Con las alas rotas
260
Pero del otro lado, la otra no pudo con su genio y respondió
“El infierno está aquí, no poder hablar”
Sms que continúa en otro sms enseguida
“Y la semana que viene, el miércoles, creo que voy a estar a un paso de la combustión
espontánea mirándola”
¡¡Miércoles cita con el neurólogo, le tenía que avisar!!
“¿Miércoles? Uhhh, cita con médico”
La otra cambiaba la cita, sin siquiera consultar su agenda
“Entonces martes”
La piloto retomaba el “hilo” del sms que quedó “ahí” por el “cambio de agenda”
“El martes va a haber fuegos artificiales en pleno día madrileño”
Y la otra retomaba el juego sensual “smsístico”
“¿Madrid arde?”
Maca aceptaba el convite, mordiéndose el labio inferior mientras tecleaba el mensaje
rápidamente
“¡Yo estoy ardiendo ya!”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno había completado la pizarra con los nuevos datos. Varios signos de
interrogación habían desaparecido y la estructura de la “banda” comenzaba a tomar
forma. Varios nombres conocidos en el argot “cocainístico” de Madrid
C: Son todos pájaros de poca monta. El Chulo Valdéz, por ejemplo (señalaba un
nombre al que Gimeno ya le había puesto foto) Nunca fue un dealer, se encargaba del
realojo o del menudeo. ¿Se largó a crear su propio negocio? Se necesita capital para eso.
No me cierra esta estructura, tiene que haber un pez gordo atrás de todo esto
E: Gimeno, averigua cuándo nos envían las telefónicas los informes, apúralos. No
quiero librar nuevos oficios sin los datos oficiales sobre los llamados de los móviles de
esta pareja
Gimeno: Yo puedo ir avanzando, jmmm, hablarle a algún amigo (pensaba “en voz
alta”)
Esther se giraba a mirarlo, un poco inquieta por lo que eso significaba. ¿Había
entendido bien?
E: ¿Estás hablando de lo que yo creo?
Con las alas rotas
261
Gimeno: Shhhh. Señoría, mi comentario no existió
Cruz bajaba el rostro y sonreía. Sí, mejor que no existiera y Esther no supiera nada,
luego se sentaría con el secretario a “marcar” algunos números telefónicos que le
interesaban para ir “adelantando trabajo”
E: ¿Tienes un marcador rojo por ahí?
Gimeno: Aquí tienes uno (se lo entregaba)
Se acercaba a la pizarra y hacía un gran círculo alrededor de dos signos de
interrogación. Uno, el occiso, ¿cómo se enteraron de que era un poli colombiano
infiltrado? Otro, la credencial de la comandante, ¿cómo llegó a manos de la banda?
E: Este... (señalaba el de la credencial) quizás podamos empezar a desvelarlo el martes,
con la declaración de la comandante
C: ¿Martes? ¿No habías dicho que la citabas para el miércoles?
E: No puede, tiene cita con el médico su mujer
C: Pero... ¿cuándo la notificaste si...?
E: Jmmm (se daba cuenta de la “metida de pata”) Hablé con la Castilla. Con el otro
interrogante... (seguía el razonamiento, tratando de esquivar las preguntas de Cruz) creo
que nuestro policía de narcóticos que era contacto del colombiano tiene que saber más
de lo que nos dijo, no me satisface la declaración que hizo. ¿Cómo se filtró la identidad
del occiso? Alguien les tuvo que avisar a estos tipos, y con tiempo, porque se trajeron
un sicario para hacer el trabajo
C: Puede que avisaran desde Colombia Esther, yo no lo descartaría
E: Jmmm, tienes razón. Habla con Vilches, que se comunique de nuevo con la policía
de Colombia, que trabajen en esa hipótesis
C: Con nuestro poli, ¿vas a citarlo? (anotaba en su libreta de apuntes)
Esther asentía con la cabeza
E: Gimeno, prepara la citación y que venga lo antes posible a declarar (miraba al
secretario que andaba perdido en alguna cavilación mirando fijo la pizarra) ¿En qué
estás pensando?
Gimeno: Eh... (meneaba la cabeza) ¿No tendrías que tomarle declaración de nuevo?
(señalaba una foto en la pizarra)
E: Ya le he tomado declaración, Gimeno
Gimeno: Pero con estos datos que vimos ayer, ¿no habría que cambiarle la carátula?
E: Voy a esperar los informes oficiales de las telefónicas, no quiero adelantarme otra
vez y hacer que la empresa suspenda a otro tripulante. Hay algo que podríamos hacer
mientras tanto... (fruncía los labios y se tomaba barbilla y boca con su mano derecha)
Vamos a corroborar todo lo que los tripulantes declararon en cuanto a ingresos extra
Gimeno: Preparo los pedidos de informes ya mismo (se encaminaba hacia la puerta del
despacho)
E: Y llama al banco de la comandante, todavía no recibimos la identificación de los
depósitos que le hicieron. Que se apuren
Cruz sonreía satisfecha. Esther estaba actuando como de costumbre, averiguando todo
de la imputada, no dejando ningún cabo suelto. Su charla había dado resultado
Con las alas rotas
262
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: Jmmm, jmmm (último sorbo de su café con leche mientras ojeaba la
voluminosa carpeta que Maca le había entregado)
M: Es muchísimo, no sé cómo vas a hacer con tu trabajo habitual para ocuparte de esto.
Quizás sería mejor contratar un bufete especializado
Claudia: Si voy a ser la abogada de tu empresa, me tengo que empezar a meter en el
asunto. Estoy pensando en alguien... jmmm... (daba vuelta una hoja y seguía ojeando)
M: ¿Del bufete? Claudia, no quiero que en Ryanair se enteren antes de tiempo lo que
estoy pensando
Claudia: No, del bufete pero no socio. ¿Recuerdas a la chica ésta que empezó a trabajar
con nosotros hace casi dos años? ¿La que vino a hacer sus prácticas jurídicas?
M: Ahhh, la gallega, ¡maja! ¡y qué guapa!
Claudia: Escucha, asalta cunas, ¿no puedes estar un minuto sin babear por alguna
mujer?
M: Mmmm, sí (sorbo de café) Lo mismo que tú con mis copilotos o mis colegas
comandantes, ¿necesitas que te lo recuerde? (le guiñaba un ojo)
Claudia: Pufff, para todo tienes respuesta. Vale, ésa, Pilar. Está terminando su práctica,
en el bufete y no quiero perderla. Es muy buena, muy viva para moverse en tribunales,
muy seria en todo lo que hace
M: Como alguien que yo conozco
Claudia: ¿Me vas a dejar terminar? (sonriendo)
Maca le hacía señas con las manos que siguiera hablando
Claudia: Vale. Le voy a proponer que trabaje en esto conmigo, ¿qué te parece?
M: Si a ti te parece bien, a mí también
Claudia: ¿No quieres saber cuánto le voy a pagar?
M: No. Tú cuidas mi dinero mejor que yo (se ponía de pie y recogía las tazas de la
mesa) ¿Me acompañas al negocio de uniformes el martes después de declarar? Quisiera
tu opinión sobre...
Claudia: ¿Declarar el martes? No me notificaron de nada, ¿cómo lo sabes?
M: Jmmm, llamaron aquí para avisar (se daba cuenta que se había ido de boca) ¿Qué
dices? ¿Me acompañas?
Claudia: ¡Qué raro! Siempre me notifican en el despacho
M: Jmmm, estarían ocupados los teléfonos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Hola Marité [...] ¿Te recibió enseguida? [...] Ajá [...] ¿Tomarme declaración? [...]
Vale, vale [...] Ahhh, ¡qué bien! [...] Sí, es lo que yo haría en su lugar [...] Vale, espero
tu llamado. Oye, por tu minuta, habla con Mar, envié dos cheques por un mensajero, no
hablamos de honorarios pero hice un cálculo grosero y.. [...] Marité, yo no vivo del aire,
tú tampoco, tú ingrésalo a cuenta de tus honorarios y luego te enfadas y me haces un
paripé, ¿vale? [...] Jajaja. ¡Ni sueñes con eso! [...] Ciao
Una buena noticia, el juez de turno no le enviaría la causa a Salazar Campos al menos
por ahora. Cogía el “mantero” y llamaba a su amiga para darle las buenas nuevas.
Atendía el contestador, estaba ocupado
Con las alas rotas
263
E: (“Jmmm”)
Tenía un pálpito y lo quería corroborar. Salió del despacho, se dirigió al de Gimeno y
miró por la cristalera. “Gran charla gran” por un móvil, risas, mohines y cara de
“carnero degollado” incluidos, el otro móvil a un costado del escritorio
E: (“Acerté”)
Abrió la puerta, se asomó y cogió a Gimeno con “las manos en la masa”, a juzgar por
los colores que le subieron al secretario
E: Por favor, dile que me llame luego, tengo algo importante que decirle. Es privado y
personal (cara muy seria fingiendo enfado)
Gimeno: Sí, señoría, sí señoría, sí señoría (no sabía cómo disculparse)
Satisfecha con su “maldad del día”, volvió a su despacho, cogió el mantero y se dispuso
a escribir un sms
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“No responder. Me fui de lengua con lo del martes y casi me descubro ante mi amiga”
Maca sonreía mientras leía el sms. Estaba con Sam haciendo la lista de compras para
comenzar a preparar los menús
“A mí me pasó lo mismo. Mi excusa: alguien llamó a casa para avisar”
Sam sonreía al ver el rostro de Maca; una vez que le dio a la tecla enviar...
Sam: Texting your love? [¿Enviándole un mensaje de texto a tu amor?]
M: Sam! I don't have a love, sweetie! [¡Sam! ¡No tengo un amor, cariño!]
Sam: Yeah, you do! You've got the same look, the same smile you had with Lois [¡Sí,
lo tienes! Tienes la misma mirada, la misma sonrisa que tenías con Lois]
M: What? [¿Qué?]
Sam: And I'm very happy. Is the jugde, isn't she? [Y estoy muy feliz. ¿Es la jueza, no?]
Maca le iba a responder cuando recibías un nuevo sms
“OK. Tomo nota. Hoy tuve una buena noticia también”
Se apresuraba a contestar y Sam decidía que era mejor dejarla sola, dedicarse... a hacer
la lista por su cuenta, en otro lado
“Joputísimo?”
“Sí”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sms va, sms viene, el sábado por la mañana bien temprano llegaba el mensajero con un
nuevo envío de “Magdalena Piú” para doña Encarna
Con las alas rotas
264
Carmen: ¡Ooooh! (abriendo la voluminosa caja y asombrándose de los envoltorios
prolijamente rotulados)
En: Muy buena presentación (asentía como forma de aprobación)
Carmen: ¿Todo esto lo hace Sam?
En: Eso me dijo Maca, que ella se iba a encargar del catering
Carmen: Pues...
E: ¿Ese es el envío de la Piú? (entraba a la cocina, enfundada en su bata y con cara de
sueño e iba directo hacia la cafetera)
En: Sí. Pero... ¿cómo lo sabes?
¿Decir que Maca se lo había dicho en un sms? No. Caía en la cuenta que había hablado
de más. A ver qué dices Esthercita
E: Mamá, me dijiste ayer cuando viniste del parque que la comandante iba a enviarte
algunos menús de la empresa esa que está armando, ¿no te acuerdas? (cogía una taza y
comenzaba a servirse café, rogando mentalmente que su madre no recordara que no le
había comentado esa cuestión en especial)
Encarna se quedaba pensativa. ¿Se lo había comentado?
En: ¿Yo te comenté?
E: Por supuesto. ¿Cómo lo habría adivinado si no? (se apoyaba en la encimera con la
taza de café en la mano, con cara de sueño fingido, ¡como para no creerle!)
En: Ahhh. Ven, mira qué buena presentación, nos mandó también los menús, así los
lees. Están muy buenos, variaciones de tapas además de menús tradicionales. ¡Nuestras
tapas Esther! Y Sam apenas habla español
Carmen: ¡Pero cómo le gustan! (ponía los ojos en blanco)
Se escuchaba un bip-bip-bip
En: ¿Tu móvil Esther? (mirando hacia el bolsillo de la bata de su hija)
E: Ahhh (como quien oye llover en Santiago de Compostela) Debe ser Gimeno.
(mordiéndose el alma por atender ya mismo) Después lo leo, algún comentario sobre un
expediente. A ver ese menú...
Se dirigía hacia la mesa donde estaba depositada la caja, fingiendo ningún interés en el
móvil y el mensaje, cara de semidormida, taza de café en la mano
Pero esas dos no eran fáciles de “engañar”. Cuchicheaban entre las dos mientras Esther
sacaba las viandas del menú
En: Jmmm. Los sábados hace meditación en la cama. Por el karma. Lo dijo Cruz
Carmen: Lo recuerdo
En: ¿Se habrá amigado con...?
Carmen: No sé
En: Hay que averiguar
Carmen: ¿Cómo?
En: Luego lo hablamos
E: Mmmm, ¡qué rico aroma! (levantaba la tapa de uno de los platos)
Con las alas rotas
265
Carmen: ¿Qué es?
E: Escabeche de gambas (les mostraba el contenido, sonriente)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No entraron al Guinness por el récord de sms que se enviaron, pero anduvieron cerca.
La “trampa” a la promesa les servía para sobrellevar las ganas de hablarse y de verse,
era una forma de estar cerca. Así todo el fin de semana hasta el martes de la declaración
de la comandante
En el medio, jornadas de parque que Esther evitó concienzudamente
“Tenía la secreta esperanza, pero no vino al parque”
“Hicimos una promesa”
“Lo sé, pero no quita soñar con imposibles”
Envío de menús diarios de “Magdalena Piú”
“Las brochetas de champiñones y pollo me encantaron, felicitaciones a Sam”
“Esas las preparé yo esta vez”
“Entonces felicitaciones a usted, cocina bien, todavía tengo galletas de avena y miel en
la mesita de noche”
“¿No las comió?”
“Una por noche, así la cocinera está conmigo”
“Y... ¿se porta bien la cocinera?”
“Un poco diablilla, pero dulce, muy dulce”
Comentarios sobre las pequeñas delicias de los hijos
“¡¡¡Dio sus primeros pasos solo!!!”
“¡¡Vivaaaaa!!”
“Enseguida se cayó de culo y se puso a berrear”
“Se asustó”
“Es muy pequeño aún, recién cumplió 9 meses”
“Precoz”
O las preocupaciones por los hijos
Con las alas rotas
“Tiene momentos en que se queda triste y pensativa, le ha afectado mucho lo de su
padre”
“Es lógico, ¿habla con usted sobre eso?”
“No, habla mucho con Candela, y a la otra no le podemos sonsacar qué le dice”
“Paciencia, déle su tiempo, tiene que hacer el duelo”
“Me asusta ese duelo”
“Me preguntó en el parque si yo tenía papá”
“¿Y qué le dijo?”
“Que sí, pero que no lo veía mucho porque no nos llevábamos bien”
“Ahhh. ¿Y qué dijo mi niña?”
“Preguntó por qué y le fui contando parte de mi historia...”
Cada tanto tenían “culpas” por las mentiras a sus amigas
“Por favor, que no se le escape nunca que nos hemos comunicado por el mantero, mi
amiga se sentiría profundamente herida por la deslealtad”
“¡Ni loca! La mía me manda al exilio a Tungakistán”
“ Tungakistán? ¿Es un país nuevo?”
“No, es tan lejano e inhóspito que nadie lo conoce, ¡¡imagine!!”
“ :-)) ”
Invariablemente terminaban el día con algún “dardo de fuego”
“Seguí su consejo y me impuse, estoy en la bañera, con sales para relajarme”
“¿Espumita?”
“Mucha, el agua está tibia, ideal”
“¿Ideal para qué?”
“Para un baño de a dos, ¿me acompaña?”
“Gluglugluglu”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
266
Con las alas rotas
267
Cruz la ayudó a elegir vestimenta. Y a juzgar por los dichos de su hija [“Mami, ¡estás
muy guapa!”] o de su madre [“No sé por qué no te vistes siempre así, ese colorinche te
favorece”] o la mirada aprobatoria de Teresa apenas salió del ascensor, la elección había
sido correcta
E: Buenos días Teresa (con una sonrisa entre esplendorosa y de flor de cagazo)
T: Buenos días. Muy buena elección de colores, te sienta estupendo
E: Mérito de Cruz
T: Tiene buen gusto. Pero también está quien lo luce, ¿no?
E: Jeje. Muchas gracias, Tere, necesitaba un poco de zalamería
T: Es la verdad. ¿No viene Cruz hoy? ¿No va a estar en la declaración? (extrañada)
E: Sí, pero tuvo que volver a casa, me dejé el mant... el móvil en casa, en el apuro
porque se nos hizo tarde. Lo fue a buscar
T: Ahhh. Bueno, Gimeno, se disculpa, llega más tarde
E: Greta, el psicólogo (con la mano en el pomo de la puerta de su despacho)
T: No, dijo “pálpito”
E: ¿Pálpito? (extrañada)
T: Palabras textuales, “pálpito del chulo”
E: ¿Eh?
Teresa elevaba los hombros en señal de “ni idea”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En: Debe ser como el mío (con el móvil de Esther en la mano) A ver... uhhh, no, esto es
para llamar
Carmen: ¡Apreta ése, el telefonito rojo, con eso corta!
Estaban sentadas en la mesa de la cocina, Esther se había dejado el móvil sobre la mesa
de la sala y estaban dispuestas a averiguar quién era el misterioso ligue con el que se
texteaba dos por tres
En: ¿A quién llamé?
Carmen: Fíjate en la agenda de números
En: Estoy tratando de ver cómo llego ahí. Pufff, por qué son todos tan distintos
Carmen: Ahí, apreta aceptar
En: Son números sin nombre, cuatro nada más. ¡Qué raro! Yo pensé que tendría
muchos
Carmen: Ahhhh
En: Este lo reconozco, es mi mantero
Carmen: ¿Y el segundo?
En: Ni idea. Pero este... me parece conocido. Jmmm
Carmen: A ver, tomemos nota y después le pedimos ayuda a Gimeno para averiguar
quién es (se levantaba a buscar un papel y un boli) Si se dio cuenta que lo dejó aquí, va
a volver a buscarlo, tenemos que apurarnos
Encarna seguía mirando el número. Mientras su amiga buscaba algo para anotar, se
decidió por el camino más simple, a ver quién atendía. Presionó llamar. Dos o tres rings
y una voz conocida
Con las alas rotas
268
M: Luego la llamo, estamos saliendo de casa y viene mi amiga detrás. ¿Lista para los
fuegos artificiales?
Cortó de inmediato sin contestar, con los ojos a punto de salirse de sus órbitas
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sentía un cosquilleo en todo el cuerpo. Miraba su reloj cada tanto. No se podía
concentrar en los expedientes que tenía enfrente, ni en el café que le había traído Teresa,
en nada. “Cuarenta y cinco minutos, ufff.” Y así seguía la cuenta regresiva. Su teléfono
sonaba
C: Ya lo tengo, lo dejaste sobre la mesa de la sala
E: Ahhh, menos mal
C: Sonó y atendí, pensé que sería Gimeno, pero no, escucharon mi voz y cortaron
E: Jmmm, seguramente alguien que se equivocó de número. Ehhh (cambiaba de tema,
seguramente Maca la había llamado, no quería levantar las sospechas de su amiga)
Hablando de Gimeno, llega más tarde porque tenía un pálpito del chulo. ¿Entiendes a
qué se refería?
C: ¿Un pálpito del...? ¡¡Coño!! ¡¡Le dije que ni se le ocurriera hacerlo!!
E: ¿A qué te refieres?
C: Espera... cambió la luz del semáforo, estaciono y te vuelvo a llamar
E: Vale
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: Te dije que íbamos a llegar demasiado temprano (salían del ascensor del
juzgado) No entiendo por qué estás tan nerviosa
M: ¿Porque voy a declarar? ¿Eh?
Miraba hacia un costado y hacia el otro, esperando verla. Se había quedado intrigada
por el llamado y luego la voz de la inspectora respondiendo. ¿Se habría enterado su
amiga de la relación telefónica?
Claudia: Señora Teresa, buenos días
T: Buenos días. Señora Castilla, comandante, falta bastante para su hora (miraba el
reloj) Su señoría está ocupada
Claudia: Se nos hizo... temprano. ¿Dónde podemos esperar?
T: Por allí (les indicaba la sala que oficiaba de cafetería)
M: Ehhh, disculpe, ¿los lavabos?
T: Por aquel pasillo, a su derecha
M: Gracias, señora (le sonreía)
Dos cubículos con su váter y una encimera con un fregadero y un gran espejo. Se lavaba
las manos y se miraba en el espejo, su cabello estaba bien, el maquillaje suave se
mantenía, iba a retocar un poco los labios. En eso estaba cuando la vio abrir la puerta y
quedarse parada detrás de ella, inmóvil, primero con sorpresa y luego con una de sus
sonrisas “baja-bragas”
Con las alas rotas
269
E: ¿Transmisión mental?
Maca la siguió mirando por el espejo y sonrió
M: En mi caso, creo que me meaba de los nervios
Cogía unas toallas de papel para secarse sin dejar de mirarla
M: Esto está muy mal
E: Terriblemente mal
Maca se giraba y quedaban frente a frente, apenas tres metros las separaban
M: Ni en mis mejores fantasías pasaba esto
E: Tengo hormiguitas por todo el cuerpo
M: A mí me tiemblan hasta las pestañas
Daba dos pasos hacia Esther que se mantenía cerca de la puerta, casi apoyada en ella,
con una de las manos sobre el pomo
M: Sería conveniente que me fuera, ¿no?
Esther asentía con la cabeza, pero los ojos de ambas se habían enganchado, atornillado,
soldado, imposible quitarlos una de la otra
M: No me quiero ir
Esther no respondía, sólo sonreía y la miraba. Maca se acercaba lentamente hacia ella
M: En realidad, lo que quiero, lo que necesito... es... esto
Ya estaban frente a frente, apenas unos centímetros las separaban. Maca levantó su
mano hacia el rostro de la jueza y la acarició. Esther cerró los ojos y sintió una corriente
de lava recorrer todo su ser. Cuando sintió sus labios suaves, delicados, deliciosos,
acariciando los propios, el mundo desapareció
La caricia se volvió a repetir, esta vez con los ojos bien abiertos. Y se fue convirtiendo
en un beso carnoso, roce de piel contra piel, labios abiertos, sabores ajenos que se
degustan, papilas gustativas que se acarician, musculatura maxilo bucal que se regodea
en el placer de enlazarse con su opuesta, arabescos que se dibujan con la punta de la
lengua en la excitación pasional, brazos que se extienden y se cuelgan del cuello ajeno,
manos que bajan para sostener contra el cuerpo propio la anatomía deseada. Un par de
minutos así, sin coger aire, ¿para qué?, el aire lo daba esa necesidad urgente de
“decirse” en ese beso
Cuando los pulmones de ambas necesitaron su cuota vital de oxígeno, separaron sus
bocas, cogieron aire y se miraron con la alegría brillando en sus ojos, sin soltarse, sin
darse un milímetro de distancia
Con las alas rotas
270
M: Supongo que tendría que volver con mi amiga, porque si no me va a venir a buscar y
ya sabe dónde me envía
E: ¿Tungakistán?
Maca asentía con la cabeza y dejaba un beso suave en los labios de “su señoría”
E: Supongo que tendría que dejarla ir, porque no quiero que la mande a ese lugar lejano
e inhóspito, la extrañaría horrores. Y... porque mi vejiga está a punto de explotar
M: No somos muy románticas, ¿no? Hablar de lugares de exilio y meadas urgentes.
(nuevo beso)
E: En el baño de un juzgado, donde entra y sale todo el mundo (ahora era ella la que le
daba un beso suave)
M: Yo trato de decir tonterías porque estoy a punto de estallar en cohetes y bengalas
multicolores
E: Yo tengo un volcán en erupción adentro (piquito)
M: ¿Le puedo pedir algo? (piquito)
E: Sí. (piquito)
M: Ahí afuera, sea inflexible conmigo (piquito)
E: Lo voy a ser (piquito)
M: ¡Bien! (piquito un poco más largo) Es la única forma que lo nuestro tenga el futuro
que quiero, que sea objetiva y demuestre que no tuve nada que ver
E: Mmmm... (cerraba los ojos mientras saboreaba ese beso más largo de Maca) ¿Qué
futuro quiere?
M: Arder con usted en el infierno, tomada de su mano, abrazada a usted, por la
eternidad
Nuevo beso y este sí, ¡¡con todas las de la ley!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Antes que llegara Cruz a recoger el “mantero” que Esther había olvidado
Encarna no salía de su asombro. Se suponía que no debían tener contacto una con la
otra, que no debían hablarse ni verse. Eso le había explicado mil veces Esther. ¿Qué
pasaba?
Carmen: Acá tengo papel y boli para anotar (se sentaba a su lado) Encarna, ¡estás
pálida!
En: Llamé al número que me parecía conocido ¡y era la comandante!
Carmen: ¿Maca? ¿Qué le has dicho?
En: Nada, corté enseguida. Carmen, mi hija y ella se han estado llamando
continuamente, decía que hoy la iba a ver
Carmen: ¿Dónde?
En: No sé, pero es muy raro, habló de fuegos artificiales
Carmen: ¿Eh?
En: Eso digo yo. ¿Qué significan fuegos artificiales?
Carmen: Ni idea
En: Jmmmm
Carmen: ¿Qué?
En: Estas dos se traen algo y no sé por qué, me da mala espina
Con las alas rotas
271
Carmen: ¿Por qué?
Encarna negaba con la cabeza y hacía una seña juntando los dos dedos índices
Carmen:¡¡Encarna!! ¡¡¿Cómo piensas eso?!! ¡¡Esther nunca se metería en medio de un
matrimonio!!
En: La voz de Maca era... muy sensual Carmen, voz de bolero
Carmen: Ays mujer, la oíste y le cortaste, dijo dos o tres palabras, ¡¡mira las cosas que
deduces de eso!! Además, hay otros números... no sé, debe haber una explicación menos
retorcida para sus llamados, quizás tenga que ver con el problema que lleva en el
juzgado. Venga, deja de divagar y anotemos los otros teléfonos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: Estaba por ir a buscarte, creí que te habías ido por el váter (la observaba llegar
y sentarse) Podrías haberte mirado al espejo y haberte retocado el maquillaje. Tienes el
cabello revuelto
M: ¿Tan mal me veo? Estás muy criticona hoy (volaba en una nube invisible, se sentía
terriblemente feliz)
Claudia: ¿Estás practicando el hare hare krisma? De pronto te han desaparecido los
nervios que traías y tu rostro está relajadísimo (extrañada)
M: No eran nervios, te lo dije en el coche, me meaba
Teresa interrumpía la conversación
T: Su señoría las espera en su despacho, puede adelantar la declaración de la
comandante
Claudia: Ah, ¡qué bien! (se ponía de pie) Muchas gracias, señora Montoro
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Buenos días. Por favor, tomen asiento
Trataba de sonar lo más augusta posible. Había levantado la vista del expediente con el
cual fingía estar sumamente ocupada, por dentro todavía sentía el cosquilleo que le
habían provocado los besos de esa mujer a la que debía tomar declaración. Su mente le
ordenaba “¡concéntrate!”, su cuerpo le decía “¡bésala!”
Las dos mujeres saludaban mientras se sentaban. Los ojos de Maca trataban de esconder
el placer de mirarla, de estar con ella, sabía que Claudia estaría pendiente de cada uno
de sus gestos
E: Teresa, por favor, ¿tomas nota de la declaración para el acta?
T: Por supuesto (iba a sentarse en la silla al costado del escritorio de la jueza)
E: Bien comandante Fernández, usted dirá (se apoyaba en el respaldo de su poltrona y
la miraba con cara de póquer, pero internamente extasiada, controlando que sus labios
no descubrieran la sonrisa interna)
M: Bueno... eh... el otro día usted me había preguntado si tenía idea quién podía haber
tomado mi credencial
Con las alas rotas
272
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! ¡¡Enganche visual!!]
Maca no continuaba, Claudia le daba un suave toque con la punta de su pie derecho
M: Eso (aterrizaje forzoso, aunque no muy feliz)
Esther le tiraba un cable
E: Entonces... jmmm... (aterrizaje más controlado)
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! ¡¡“Su señoría” tiene una fuerte tensión abdominal en la
zona inferior que la obliga a cambiar de posición a ver si se relaja su musculatura!!]
E: ¿Tiene idea cómo la obtuvo la persona que despachó su maleta?
M: No. Bueno... sí
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!!¡¡La comandante tiene la misma tensión y dice boludeces!!]
Claudia: Macarena, explícate. No-se-te-entiende (en voz baja, remarcaba las palabras,
hoy Maca estaba totalmente lela)
M: Bueno, mire, yo le cuento (se acomodaba en su silla) Cuando se extravió mi
credencial, yo estaba... jmmm... nada importante ehhh, no era una relación de pareja
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! ¡¡La comandante se da cuenta que tiene que explicarle a la
mujer de la que está enamorada que estaba saliendo con la tal Vero!! ¡¡Le tiemblan
hasta los “pendejos” del “julepe”!!]
Claudia abría los ojos anonadada. ¿Qué diablos tenía que explicar tanto la relación que
tenía con Verónica?
E: Vale, salía con alguien. Jmmm (fruncía los labios, aunque estaba “tentada” de reírse,
le gustaba verla incómoda así por tener explicar que tenía un ligue en ese momento)
Teresa estaba tan “cotillamente” interesada que casi la interrumpe para preguntarle el
nombre, tal su apuro por saber más
M: Sa-lía, no era mi no-via (remarcaba las palabras)
Claudia: Jmmm (puntazo con el pie un poco más fuerte que el anterior)
M: Claudia, se lo tengo que explicar, tiene que saberlo por mí y no por lo que diga
Verónica (se giraba a hablar con su abogada) ¡Ya sabes cómo es, puede decir cualquier
cosa!
Esther bajaba nuevamente el rostro, tratando de esconder la sonrisa. ¿No podía pararse y
darle un beso ahora?
Claudia: Continúa por favor (bufando)
M: Bueno, como le decía yo salía con esta chica, Verónica Soler
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! “Su señoría” conoce el nombre del ligue y no le gusta nada
que saliera con esa rubia “de pote” que trabajaba con ella]
Con las alas rotas
273
E: ¿La azafata de su tripulación? (enarcaba las cejas)
Maca asentía frunciendo los labios y poniendo ojitos de carnero degollado
E: ¿Ella se quedó con su credencial? (seria)
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! Esther vuelve a ser “su señoría” y recupera el espíritu de
“indaga hasta el hueso” (Claudia dixit)]
M: Parece que me la dejé en su casa, se me debe haber caído. Y dice que se la dio a mi
vecina Almudena, para que me la entregara
E: ¿Y usted no le preguntó si se la había dejado en su casa, antes de hacer la denuncia?
M: Sí
E: ¿Y?
M: Me dijo que no
E: O sea que se quedó con la credencial a propósito
M: Parece
E: Parece no, es así
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! “Su señoría” tiene bronca, su chica es más “boluda que el
agua de los fideos”, ¡¡¿cómo no se da cuenta que la azafata-ex ligue le “afanó” la
credencial?!!]
E: Si usted le preguntó y le dijo que no estaba en su casa quiere decir que se la guardó
M: Puede ser que la encontrara después, yo hice la denuncia apenas vi que no la tenía,
para nosotros es como un documento de identidad, tenemos obligación de reportar
enseguida si la perdemos
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! “Su señoría” piensa en sus adentros, “¡y todavía la
justifica!”]
E: Vale. Jmmmm... ¿le dijo cuánto tardó en encontrarla en su casa?
M: No
E: ¿Y por qué no se la devolvió a usted en lugar de entregársela a una vecina? Ustedes
trabajaban juntas, una o dos veces por semana se veían
M: Dijo que temía mi reacción, porque me había mentido
Esther enarcó las cejas
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! Esther se lanza a la estocada final contra la azafata-ex ligue
de su “namorada-mujer prohibida-te mando un sms mientras bailan los ratones
pensando en ti”]
E: ¿Usted es el increíble Hulk que le temía tanto?
Claudia no pudo sofrenar la risita a tiempo. Ante su “jiji” Esther se giró a mirarla
M: Discúlpela a Claudia, usted dijo lo mismo que me dijo ella
Con las alas rotas
274
Claudia: Lo siento, lo siento (meneaba la cabeza mientras todavía estaba tentada a
reírse)
E: Está bien (sonreía, la letrada y ella sintonizaban la misma “onda”) A ver señora
Fernández, voy a resumir lo que me ha dicho
Brevemente exponía la declaración de Maca
E: ¿Entendí bien? (mirada severa de “juezísima”, a ver si espabilas de una vez Maquita)
M: Perfecto
E: Vale. Ahora bien, ¿usted le cree?
M: ¿Eh?
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! Pregunta inesperada, “su señoría” 1 “comandante bolú por
su señoría” 0]
E: Usted la conoce a esta señora, ha sido, mejor dicho es... parte de su tripulación.
Además de haber sido su novia
M: Novia no, ligue y nada más
Claudia: ¡Maca! (por lo bajo)
M: ¿Qué? (se giraba de nuevo a su amiga) Quiero que quede claro en las actas ésas
E: Vale, dejaremos eso en claro. Teresa, ¿te queda claro? (sonreía entre dientes)
Teresa afirmaba con la cabeza, esta declaración le parecía divertidísima y poco usual
E: Ahora conteste mi pregunta, por favor. ¿Usted le cree?
[¡¡Danger!! ¡¡Danger!! ¡¡Se viene otro golazo de “su señoría”!!]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡Me encanta la García Uriburu!
Salían del estacionamiento, Claudia conducía el coche de Maca. La piloto miraba por la
ventana, ausente
Claudia: Hasta el hueso, no deja cabo suelto
Maca no decía nada. Llegaban a una esquina con semáforo y Claudia detenía el auto
ante la luz roja
Claudia: Al fin has reconocido que no le crees a Verónica. Eres dura de domar,
Macarena Fernández (sonreía) Ella y yo usamos casi los mismos argumentos, ¿te has
dado cuenta?
Silencio. Claudia se giraba a mirarla
Claudia: ¿No vas a comentar nada?
Maca dejaba de mirar hacia afuera, ahora miraba a su amiga
Con las alas rotas
275
M: ¡Qué guapa estaba! ¿Has notado qué bien le sienta el colorinche ése?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.T: Tenía razón Gimeno, hay que citar de nuevo a esa azafata
E: Jmm (asentía mientras leía el acta que había hecho Teresa)
T: ¿Por qué habrá insistido tanto en que figurara que no era su novia, sólo un ligue?
¿Por la esposa?
Esther arrugaba los hombros, sonriente, seguía leyendo
T: ¿Notaste las veces que la Castilla le punteó el zapato para que dejara de hablar de
eso?
E: Jmmm (asentía con la cabeza)
T: La Castilla es una señora abogada, ¡qué modales tan elegantes! ¿Será verdad que está
de novia con el copiloto? Muy guapo ese hombre, guapísimo (suspiraba)
Esther no decía nada, parecía estar leyendo pero su sonrisa no tenía nada que ver con el
acta
T: No me digas que metí la pata con el acta
E: No, no. Está perfecta. ¿Has notado que a veces la comandante parece una niña
asustada? (con ojos soñadores y una sonrisa bobalicona)
T: ¿Eh?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Tienda de uniformes para pilotos Buckerbook en Aeropuerto Cuatro Vientos, 1, Madrid.
Llevaban más de una hora viendo uniformes, accesorios, camisas, chaquetas, de todo un
poco
Claudia: Esta chaqueta de uniforme de comandante, ¡me gusta! Creo que es el talle de
Manuel
M: Mmmm, no sé (la miraba)
Claudia: No querrás ésa sin galones, pufff. ¿Qué haces?
M: Le saco fotos
Claudia: ¿Para qué? Si se las quieres mostrar a Manuel, tienen sitio en internet, las
puede ver ahí
M: Prefiero mis fotos (observaba las fotos en su móvil “mantero”)
Claudia: ¡Aysss! ¡Qué de vueltas tienes hoy! Voy a ver las camisas y los pantalones
M: Vale (aprovechaba para enviar ambas fotos a un teléfono y luego tipeaba un sms)
“¿Cuál de las dos? No me decido”
Unos minutos después recibía un sms
“Me gusta la primera, con los dos galones. Cuando vino de uniforme le quedaba
fantástica”
Maca sonreía y se mordía el labio
Con las alas rotas
276
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.T: Cruz por el teléfono del juzgado, dice que tienes todo ocupado
E: ¿Todo?
T: Ni idea. Te la paso
E: Vale (miraba el “oficial” y el “mantero”, ninguno estaba ocupado)
Sonaba su extensión en el teléfono fijo
E: Dime Cruz
C: Ayss, no me podía comunicar
E: No sé por qué, tengo... eh... mi móvil libre
C: No importa ahora. Estoy en el Hospital Central de la Defensa, en emergencias
E: ¿En Carabanchel? ¡¡¿Qué haces ahí?!!
C: Gimeno. Fue a Pan Bendito, siguiendo su corazonada
E: ¡A Pan Bendito!
C: Sí, a ver al Chulo Valdez
E: ¡Joder!
C: Lo que yo le dije, pero al final tenía razón
E: ¿Tenía razón?
C: Habló con el Chulo y palabra va palabra viene, varias latas de cerveza, unas patatas
fritas y su netbook de regalo...
E: ¡Su netbook!
C: Luego te explico. Le dio datos, nombres y de todo un poco. Hasta... jmmm... algún
sobre con polvito... azúcar
E: ¡¡No lo puedo creer, no lo puedo creer!!
C: ¡Créelo porque es así! Sólo que cuando volvía se perdió, el GPS le decía gourbi8 y
no sabía qué quería decir, se metió donde no debía y...
E: ¡¡¿Qué?!!
C: Le sacaron el auto de colección, lo desnudaron y lo golpearon un poco. Le están
haciendo unos estudios, pidió que me llamaran a... pidió que me llamaran y me vine
E: Pero está bien, por favor ¡¡dime que está bien!! (se tomaba la cabeza imaginando lo
peor)
C: Feliz como niño en día de reyes, después de abrir los regalos. Aunque penando por
su auto, en fin... ya lo conoces Esther. Es... jijiji. Gimeno, todo dicho
E: Ahhhh...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sms de esa noche, ambas confortablemente instaladas en su cama
“Mi madre está rara”
“¿Ernestina rara?”
“¿Quién?”
8
Gourbi = chabola
Con las alas rotas
277
“Su madre”
“Ah, verdad. Está rara”
“¿Rara cómo?”
“No sé, me ha estado mirando con ojos acusadores”
“¿Le ha dicho algo?”
“No, le conozco los gestos, ojos de has hecho una trastada”
“¿No se lo está imaginando? Ernestina siempre la apoya, es un amor”
“Puede ser, tuve algún problema hoy y quizás es eso”
“¿Yo tengo que ver con su agobio?”
“¿Usted? Hace muuuuuuchos años no vivía algo tan hermoso como hoy”
“¿Cuando declaraba?”
“En el baño”
“Yo también hace mucho no vivía algo tan intenso y bonito. Habría que repetir, ¿no?”
“Difícil por ahora”
“Verdad”
“¿Se da tan fácil por vencida?”
“Para nada, pero no quita lo difícil”
“Verdad”
“¿Puedo proponer algo?”
“¿Qué?”
“Tengo una idea, ¿podrá hacerse una escapada?”
“Lo intentaré, pero no sé, tengo... gente alrededor”
“Mi futuro avión. ¿Le interesa conocerlo?”
“Me encantaría”
“¿Me espera hasta después de la cita con el médico de Sam?”
Con las alas rotas
278
“La espero lo que sea necesario”
“¿Hasta que ardamos en el infierno?”
“¡¡Claro!!”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El neurólogo estaba satisfecho con los resultados. Ningún episodio nuevo, un pequeño
ajuste de medicación, control en un mes, todavía era pronto para decir con exactitud qué
tipo de EMS enfrentaban, había que seguir la evolución. Los controles se irían
espaciando luego, mientras tanto, seguir con el ritmo de vida y alimentación que venía
llevando en el último mes
Se lo comentaba a Claudia por teléfono
Claudia: ¡Muy bueno, Maca! Ahhh, ¡qué alivio! ¿Qué dice Sam?
M: Está feliz, claro. Ahora está con Aimé y Pedro en la sala, armando torres de cubos
para que el peque las tire
Claudia: ¿Cuándo piensas volver a la sierra?
M: Ehhh... el fin de semana, quedé en pasar por un hangar a ver un avión que me
ofrecen
Claudia: Vale. Ahhh, hablé con Pilar y está encantada con el trabajo que le ofrecí. Se
lleva tu carpeta para organizar las averiguaciones
M: ¿Necesitas un cheque por el adelanto de sus honorarios?
Claudia: No, nena. Todavía no, ya te avisaré. Estuve viendo tu cuenta de banco, te
acreditaron dos cheques importantes de los Wilson. Esta noche te muestro el resumen
bancario
M: ¿De acuerdo a lo que habías pactado?
Claudia: Sí, están cumpliendo
M: Vale. Hay una oferta de leasing de un jet Hawker 850 para hasta nueve pasajeros
que sería ideal para comenzar a operar. Es el que quiero ir a ver. Si han depositado lo
que pienso, podría...
Claudia: Maca... ¡hasta que no te exoneren no puedes meterte en eso!
M: Mira... se me ocurrió algo para poder comenzar lo antes posible, te comento la idea
esta noche
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Buenos días” aquí y allí como cada mañana
T: Buenos días señoría. Gimeno se disculpa
E: ¿Se sentía mal? (preocupada por las lesiones que había tenido el día anterior)
T: No, fue a llevar a Greta al cole de tu hija, para que Carmen y Encarna se hicieran
cargo del perro
E: ¡¡¿Mi madre y Carmen?!! No me dijeron nada que se encontraban con él (se detenía
frente a la puerta de su despacho)
T: Ni idea Esther, eso me dijo
E: Vale (preocupada, su madre estaba rara, ¿tendría algo que ver este encuentro con
Gimeno? ¿para qué?)
Con las alas rotas
279
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Todo bien, no hubo episodio nuevo, continuar medicación y ritmo de vida”
“¡Me alegro! ¿Eso también significa que va a volver a la sierra?”
“El fin de semana. Luego me haré escapadas a Madrid”
“Vale”
“¿Nos encontramos antes de irme?”
“Eso sería mañana y me no sé si podré”
“Mañana a la tarde, ¿a qué hora podría escaparse usted? Un par de horas, el hangar
donde está el avión que le quería mostrar está en Barajas”
“No sé, porque... tengo escolta”
“¿Si la paso a buscar y después la llevo de vuelta al mismo lugar, viene también la
escolta?”
“Creo que no”
“¿A las cinco le parece bien? ¿Le parece que la recoja adentro de su garaje?”
“Es... arriesgado”
“Piénselo bien, a ver si puede y me contesta cuando lo tenga decidido”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Parecía todo a pedir de boca
Cruz se iba la inmobiliaria después de su turno, iba firmar el contrato de alquiler,
rápidamente le habían conseguido una pareja interesada, ayudó mucho que,
sensatamente, bajara el precio de alquiler en 50 euros
Su madre y Carmen iban al parque con las nenas, el día era frío pero soleado, invitaba a
jornada de juegos post cole
Le sugirió adelantar la hora de encuentro, porque todavía oscurecía temprano y no
quería estar mucho tiempo fuera de casa cuando regresaran
Toda la noche estuvo cavilando cómo organizar su salida por el garaje y no ser
“captada” por las cámaras. Finalmente se decidió a usar un chándal, un gorro en la
cabeza y gafas negras, look deportivo que no era usual en ella
“¿Por qué?”
Con las alas rotas
280
“Hay cámaras”
“Ahhh, muchos robos en la comunidad”
“No, es por mí, las puso su amigo del mantero”
“¡¡No me diga que el joputísimo intentó algo de nuevo!!”
“¿Se lo puedo contar en persona?”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Parecía todo a pedir de boca
Sam tenía clase con su profesor Eduardo. Aimé iba a llevar al “enano” al parque para
que ella pudiera hacer sus trámites sin problema. Y Claudia, a quien no quería decirle
“otra mentira”, tenía reunión con sus socios del bufete
Si había cámaras tenía que usar gafas y recogerse el cabello pero no como lo hacía
siempre, se haría un rodete. “No puedo usar mi coche, si Gimeno mira esas cámaras
que puso, lo reconocería”. Alquiló uno
“¡¡¡¿Un Fiat Panda?!!!”
“Económico, ecológico, ¿no le gusta?”
“¡¡Me encantaaaa!!”
“A las cinco menos cuarto la llamo desde afuera del garaje, ¿me abre?”
“¿Tiene duda?”
“Ninguna. :-)) ”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Una mañana tranquila en el Juzgado. Gimeno llegó antes que ella y no hubo problemas
con Greta, ni con el canguro del perro ni con sus rollos psicológicos
Trabajaron en los nuevos datos que le había aportado el Chulo. Para cuando Cruz llegó
desde la comisaría, el esquema en la pizarra tenía más sentido para la inspectora
C: Estos dos (los señalaba en la pizarra) son dealers, tiene sentido que quisieran
comenzar a explorar una ruta alternativa para sus envíos. ¿Y éste quién es?
Gimeno: Según el Chulo, es nuevo, no lo conocía. No es de acá
E: ¿Extranjero?
Gimeno: Le parece por el apellido, nunca lo vio al tipo, oyó hablar de él. Parece que
financia operaciones, no se moja mucho
C: Polaroid, ¿qué apellido es? ¿Inglés, americano?
Con las alas rotas
281
E: Como las cámaras
C: ¿Las viejas que se usaban en la poli?
E: Sí, esas que revelaban las fotos apenas las sacabas. Yo tengo una que mi padre me
había traído de uno de sus viajes
Gimeno: ¡Una reliquia! Se pagan muy bien en e-Bay
C: ¡Venga Esther! ¡Tienes una cámara de colección!
E: ¿Verdad?
Gimeno asentía con la cabeza, mientras escrutaba la pizarra pensativo
C: Habría que ver cuánto te pagan, ¿no?
E: No, no la vendería por nada. Es uno de los recuerdos más bonitos que me quedan de
mi padre (sonreía triste) Le gustaba sacarnos fotos a mamá y a mí y se reía como un
niño cuando las veía impresas enseguida. “¡Qué maravilla!” decía, “mira Encarna, lo
que avanza la ciencia”
Cruz le pasaba el brazo por el hombro a su amiga, tratando de confortarla en su tristeza
C: Tienes razón, no hay dinero que pueda pagar esos recuerdos
Gimeno: Polaroid, jmmmm, Polaroid... (rumiaba entre dientes)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Una mañana tranquila en casa de Maca. Magda y Sam la dedicaron a hacer compras
para las tapas que tocaban ese día, la chica estaba haciendo una práctica concienzuda de
la preparación de comidas de los menús que había diseñado. Aimé y Maca se dedicaron
a ver los planes para la compañía de taxis aéreos, el piloto estaba muy entusiasmado con
la idea y haría el aporte de su pequeño capital ahorrado, más la venta del stock de sus
joyas ya fabricadas [práctica que dejaría de lado, entre la compañía, su novia y “el
enano”, no le quedaba mucho tiempo para ese hobby productivo]
Pedro estaba sentado en su sillita, jugando con sus cubos y mordisqueando cada tanto
una galleta marinera. Aimé y Maca conversando sobre los esquemas de costos que la
piloto había preparado
Aimé: ¿Por qué esta compañía para el mantenimiento?
M: Tengo buenas referencias. ¿Te acuerdas de Ferguson, aquel piloto escocés que era
jefe de evaluaciones en Ryanair?
Aimé: ¿El que puso su propia compañía para traslados sanitarios en Irlanda?
M: Ése. Le mandé un mail y me sugirió esta gente en España. ¿Tú conoces otra que sea
confiable?
Aimé: Héctor me comentó de un ingeniero amigo suyo que había puesto una compañía
para mantenimiento de pequeños aviones, aquí en Madrid, con unos españoles, déjame
preguntarle
M: Vale, buena idea. Oye... ¿te has pensado lo que charlamos ayer?
Aimé: ¿Poner la compañía a mi nombre?
M: Ajá
Aimé: Sí. Y me parece que Claudia tiene razón, que es mejor esperar, un mes más o un
mes menos no cambia mucho la cosa, no vas a estar imputada toda la vida
M: Lo que me preocupa es que sea más de un mes Aimé
Con las alas rotas
282
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Pero la mujer propone y...
Estaba terminando de redactar un auto de elevación a juicio oral de un caso que había
instruido cuando Teresa le avisó que su abogada la llamaba por la línea del juzgado
E: Marité, ¡hola! [...] ¿Ahora te avisó? (se le acongojó el pecho) [...] ¡¡¿El mismo?!! [...]
Sí, ya entiendo [...] ¿A qué hora? [...] Vale, nos encontramos en el juzgado a las cuatro
[...] Hasta ahora
Cortó la comunicación y se recostó sobre el respaldo de su poltrona
E: (“¡Mierdaaaaaa!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Ya había preparado un bolso con la vianda para el parque. En una hora llegaría Eduardo
para su clase con Sam. Pedro dormía todavía su siesta y apenas se despertara, le daría
sus galletas con leche y lo cambiaría para que Aimé lo llevara al parque. Estaba sacando
del ropero las prendas que iba a usar esa tarde. Había elegido un vaquero ajustado, un
jersey negro y unas botas bajas, ahora buscaba su ropa interior. No esperaba que
terminaran haciendo el amor en algún hotel, pero eso no quitaba que su mente
fantaseara con la idea y su cuerpo se tensara ante tan atrayente perspectiva
Su “mantero” bip-bip. Lo cogía y leía el mensaje
“Lo siento. Tendremos que postergar lo de hoy. El juez me cita a declarar”
M: ¡¡Coño!! ¡¡Justo hoy!!
Se quedaba inmóvil mirando el mensaje. No podía responderle lo que pensaba
Nuevo mensaje de “su señoría”
“¡¡Justo hoy!! ¡¡A esta hora!!”
Sonrió
Último mensaje de la jueza
“¡¡Coñooooo!!”
Se mordió el labio inferior mientras tipeaba
“Cada vez estoy más segura que vamos a arder en el infierno juntas”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
283
“Muy a mi estilo” fue lo primero que pensó al conocer al Juez Herrera Cortez. Un
saludo sobrio, sin expresar demasiado en su rostro pero el apretón de manos sincero.
Les ofreció un café a su abogada y a ella, aceptaron gustosas y también gustoso era el
sabor del brebaje. En este caso no había una Teresa amable y cotilla ayudándolo, sino
un joven funcionario. “¿No tendrán una Teresa aquí?, ¡qué aburrido!”
Las preguntas de Herrera Cortez, las mismas que ella hubiera hecho. El escrito de
denuncia y las pruebas presentadas eran muy explícitas, así que “su señoría” siguió la
línea de interrogatorio esperada. “¿No sospechó nunca de su marido?” inició la ronda
de indagación de la relación que mantenían ella y Raúl Lara
Nunca es fácil dar tantos detalles privados, inclusive en una denuncia hecha a
conciencia. El Juez siempre es “ese extraño”, sin embargo, esas preguntas tenían su
razón de ser. Lo entendía, pero aún así dolía, porque estaba exponiendo su vida íntima y
a la vez reconocía haber sido débil y totalmente vulnerable. Herrera Cortez era de su
estilo, sin duda. “Las cosas estrictamente íntimas y privadas no estarán en autos,
señora jueza. Sólo aquello que sea imprescindible para corroborar que usted no sabía
de los negocios de su marido. Los demás comentarios quedarán entre usted, su letrada
y yo”
Los años en que compartían casa y gastos pero no lecho. Los años en que apenas
tomaban alguna una comida juntos. Los años en que no sabía nada de quiénes eran sus
socios, salvo, desde ya la doctora Andrea Martínez Longo. La estupidez de no haber
cancelado su cuenta común después de pagada la hipoteca. La estupidez de no haber
anulado el poder general que le había firmado. Todo lo explicó y en algún momento sus
ojos se enrojecieron
Juez Herrera Cortez: Yo creo que con esto y con las pruebas aportadas por ahora es
suficiente. Como usted sabe, puedo volver a citarla si surgiera algo que ameritara un
nuevo interrogatorio
E: Lo sé
Juez Herrera Cortez: Una última pregunta. ¿Por qué no incluyó en su denuncia el
atentado que sufrieron usted y la inspectora Cruz Gándara? Usted está con custodia
desde entonces
E: Porque no sabemos si tiene que ver con este caso
Juez Herrera Cortez: ¿Está llevando casos que pudieran acarrear amenazas mafiosas
como la que sufrió?
E: Por ahora no le hemos visto relación con ninguno de los casos que se instruyen en mi
Juzgado
Juez Herrera Cortez: Entonces tampoco se puede descartar que tenga que ver con este
caso, ¿no? ¿Quién está investigando el hecho?
E: La investigación está en manos del Comisario Vilches
Juez Herrera Cortez: Voy a hablar con el Comisario al respecto. Si no hay indicios
que apunten a este caso, lo dejo de lado. Sin embargo, tengo la impresión que puede
haber algún nexo
Sin duda, Herrera Cortez era muy de su estilo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
284
Las nenas estaban tomando su baño diario, bajo cuidado de su madre y Carmen. Cruz
había avisado que llegaba más tarde. Aprovechó para meterse en su habitación e
intercambiar sms con la comandante
“Me gustaron las fotos, es un avión muy bonito y cómodo”
Se quedaba sentada en la cama, esperando respuesta. Al minuto
“¿Sí?”
Sonreía y le contestaba enseguida
“¿Es para viajes transoceánicos?”
“No, sólo distancias intermedias, pero para empezar está bien, el segundo jet sería
para eso”
“¿Lo va a comprar?”
“No, leasing”
“¿Ya se decidió por éste entonces?”
“Es una buena oferta, pero todavía no lo contraté”
“¿Por qué?”
“Ese es un tema que no debemos hablar por ahora”
“Claro, está imputada, no le van a dar licencia para su empresa” pensó y cerró los ojos
tensa, si se hubiera tomado un poco más de tiempo para pedir ese informe a la empresa
donde trabajaba. Un nuevo sms la sacó de sus cavilaciones
“¿Lo suyo fue bien?”
Le contestó rápidamente
“Sí, muy bien”
“¿Cuándo lo mandan al trullo al joputísimo?
“:-)) falta mucho y quizás no vaya en chirona”
“¡Qué pena!”
“¿Cuándo sale para la sierra?”
“Mañana y estoy muy triste”
“Nos mandaremos sms”
Con las alas rotas
285
“Voy a extrañar no verla”
“Yo también”
Toc-toc-toc en su puerta
E: Adelante (ponía el móvil a un costado)
Era su madre
En: Esther... ¿podemos hablar?
E: ¡Claro mami! Venga, siéntate. ¿Qué pasa?
Bip-bip-bip de nuevo mensaje recibido
Encarna entraba y caminaba hacia la cama de Esther
En: Eso pasa (señalaba el móvil)
E: ¿Mi teléfono? ¿Qué...?
En: Es tu mantero y te estás mandando mensajes con Maca (se sentaba a su lado)
E: ¡¡¿Qué?!! (realmente asombrada de que su madre “supiera”)
En: Esther, tus caras hablan. Te manda mensajes y te pones boba
E: ¡¡Mamá!! ¡¡¿Qué dices?!! (¿se cree que puede engañar a doña Encarna con ese
pretendido enfado? ¡Psss, señoriiiiiiiiiiiiiiiiia!)
En: Y la otra habla de fuegos artificiales, con voz de bolero. Nena, está casada, no está
bien que te metas en medio de un matrimonio (tomaba su mano y la miraba con rostro
compungido)
Podía protestar porque había invadido su privacidad y eso no estaba bien, aunque sabía
que de poco le serviría. Su madre le diría “blablabla” y seguiría como si nada repitiendo
lo mismo “no está bien que te metas en medio de un matrimonio”. No le cuestionaba
que se “metiera” con una mujer, no le cuestionaba que tuviera una relación amorosa con
su “imputada” aunque fuera “ilegal”. Lo único que le cuestionaba era ser parte de un
engaño, de una “metida de cuernos”. Así era su madre y eso... la dejaba indefensa
E: Mamá, no es... lo que tú crees
En: Nena, ni con Raúl te vi esas caras y esas sonrisas tontas
Esther bajaba la cabeza y negaba
En: Caras de enamorada Esther, de que alguien te ha movido el piso, la estantería y el
mundo. Te las he visto, con esa chica de la facultad
Esther levantaba la vista y la miraba estupefacta. ¿Su madre había sabido?
En: Y puedo entender que te hayas sentido atraída por Maca, es una mujer muy guapa,
muy interesante, se te enrosca en la piel
Esther abrió los ojos como faroles
Con las alas rotas
286
En: No me mires así, no soy ciega y me doy cuenta de los encantos de la chica. Y
cuando quiere pone esa voz aterciopelada, jmmm, tiene estilo, hay que reconocerlo
Esther estaba pasmada por las definiciones de su madre, ¿cuándo se la habían cambiado
por esta experta consultora en amores?
En: Aunque nunca hubiera esperado que Maca tuviera una... aventura... a espaldas de
Sam. La atiende tanto, la cuida, está siempre pendiente de ella. Y no me parece una
mujer para tener una doble vida, pero... (fruncía los labios) esas cosas a veces pasan con
quien menos te imaginas
E: Mamá, no ha pasado nada entre nosotras (recobraba la compostura, tenía que
explicarle la verdad, su madre ya estaba volando con la imaginación)
Encarna la miraba fijo a los ojos, cara de piedra, no se lo creía
E: Hablamos alguna vez y... estos mensajes...
Encarna no decía esta boca es mía, pero la seguía mirando de la misma manera
E: Un beso (se confesaba)
En: ¿Te has pillado por ella?
Esther asentía
En: ¿Y ella?
E: Creo que... también
En: ¿Y Sam qué?
E: Hay algo que debes saber, pero por favor no lo comentes con nadie. Bueno, a
Carmen se lo vas a decir, pero ahí queda. Por favor, mamá. Y menos que menos con
Cruz, que no sabe nada de nuestras charlas y se va a enfadar mucho si se entera
En: Queda entre Carmen y yo. Te escucho (muy seria, aunque todavía sosteniendo la
mano de su hija)
E: Sam se casó con Maca porque le iban a quitar a Pedro apenas naciera. Cuando estaba
en Cambridge...
Le fue relatando lentamente la historia de Maca y su mujer. El rostro de Encarna se iba
emocionando cada vez más y sus ojos se llenaban de lágrimas
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba preocupada. Los mensajes se habían cortado de pronto. No respondía a los que le
enviaba. Se puso a preparar la cena del niño, luego calentaría el menú de tapas que Sam
había cocinado hoy, mientras escuchaba a lo lejos las risas de la chica y Aimé bañando
a su hijo. Esos dos eran muy compinches a la hora de estar con el niño. Tal para cual
Claudia: Hola. ¡Qué reunión más tediosa, no terminaba nunca! (entraba a la cocina y se
acercaba a dejarle un beso cariñoso en la mejilla) ¿Qué tal tu día? ¿El avión era lo que
esperabas?
M: Jmmm. Todo bien, sí, está muy bueno (seguía enfrascada en el puré de su hijo)
Con las alas rotas
287
Claudia: ¿Pasó algo? Te ves triste (le acariciaba la espalda)
M: Nada, cansancio nada más. Anda, ve a disfrutar a tu chico haciendo el tonto con mi
hijo (señalaba con la cabeza hacia afuera de la cocina)
Claudia: Vale. ¿Seguro estás bien? Hoy a la mañana estabas muy contenta y ahora...
Maca no le contestaba, negaba con la cabeza, al “oficio mudo”. Y eso a Claudia la
dejaba intranquila, la conocía. Pero sabía que de nada serviría preguntar ahora, tendría
que esperar a que “abriera la puerta”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Encarna se metió en su habitación. Esther y Cruz se ocupaban de cambiar a las nenas y
charlar de las cosas del día en el cole, Carmen estaba en la cocina con la comida. Lo que
Esther le había revelado la había dejado turbada. No el “romance virtual” con Maca,
sino toda la situación: lo que Sam había pasado (“pobre niña, lo que ha sufrido”), la
espléndida actitud de Maca (“no me equivoqué con ella, es de buena madera, noble”), y
finalmente, su hija “pillada” por una mujer en esa situación y en una peligrosa situación
personal con el “joputísimo”
Cogió su mantero y la llamó
M: ¡Ernestina! ¡Qué sorpresa!
En: ¿Te incomodo ahora? Debes estar preparando la cena
M: ¡Para nada! Sam está con el baño de Pedro y para la cena nos toca tapas menú 5, ya
preparé el puré del nene y estoy por poner en el microondas lo que Sam cocinó hoy.
Tengo su ración preparada, mañana temprano antes que salgamos para la sierra se la
mando como siempre
En: Gracias, estamos disfrutando mucho las tapas de Sam. ¿Cómo estás?
M: Bien, bien
En: ¿Cómo vas con la empresa?
M: Ahí va, sigo con trámites, esas cosas
En: Ehhhh, ¿qué dijo el médico de Sam?
M: ¿No le comentó Aimé en el parque?
En: Algo
M: Ahhhh (extrañada, Aimé le había dicho que Encarna le había hecho un tercer grado
hasta quedar satisfecha con las respuestas) Bueno, la encontró muy bien, tendrá que...
Le hacía un breve relato de los dichos del neurólogo
M: Así que, ¡a seguir con lo mismo! Jeje
En: Me alegro, me alegro
El tono de Encarna la alertó
M: Ernestina... usted ya sabía esto. ¿Qué pasa?
Encarna cogió aire. Pocas veces le había pasado esto, no saber qué decir, cómo empezar
a hablar de un tema
En: Sé todo
Con las alas rotas
288
M: ¿Sabe todo? ¿De qué? (se le clavó un dardo en el centro del pecho)
En: Tú y mi hija
M: Ahhh (suspiró y cerró los ojos) Supongo que... jmmmm... no le parece bien
En: No es eso. Si es verdad lo que me dice mi hija, si estás como ella...
M: Me he pillado por ella, no sé si eso es lo que ella le dijo
En: Me dijo lo mismo
M: Ahhh (¡¡la sonrisa boba era para sacarle una foto y colgarla en internet!!)
En: Te voy a ser sincera, me preocupa la situación en la que estáis ambas. Tú tienes
responsabilidades con Sam, mi hija... está metida en un follón
M: Estamos tratando de... contemplar todo eso Ernestina
En: Vale. Me dijo que Sam sabe de vosotras. ¿Cómo se lo ha tomado?
M: Bien y me alienta a no perder esta posibilidad de ser feliz Ernestina
En: Vale. Yo... eh...
Se quedaba en silencio
M: Gracias por entender, su opinión es muy importante para mí
En: Yo... eh... te digo lo mismo que le dije a mi hija. Contad con mi apoyo. Un beso
para Sam y Pedro. Hasta pronto
Encarna cortó, no esperó respuesta. Maca se quedó un instante mirando el móvil, atónita
pero complacida. Un inesperado aval a la relación con “su señoría” de parte de su futura
“suegra”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Me sorprendió su llamado, pero no su actitud. No esperaba menos de Ernestina”
“¿Quién?”
“Su madre”
“Tiene las cosas muy claras y es una mujer de convicciones fuertes”
“¿Puedo decir que la adoro?”
“Puede”
“De tal palo tal astilla. Su hija es igual”
“¿Su hija?”
“Usted! :-)) ”
“Gracias, aunque no sé si es para tanto, mi madre es más fuerte”
“No lo creo”
“Lo es. Yo ahora estoy como un pollito mojado”
Con las alas rotas
289
“¿Por qué?”
“Porque vamos a estar más lejos”
“Había una canción muy bonita que decía: la distancia sabes, es como el viento apaga
el fuego pequeño, pero enciende aquellos grandes”
“¿Eso decía? :-))”
“Ya recuerdo quién la cantaba, a mi abuela le gustaba mucho ese cantante y esa
canción. Se la mando en un ratito”
Esther esperaba paciente, metida entre las sábanas, que le enviara el mp3. Casi media
hora después la recibía
La escuchaba con los ojos cerrados, en estado de ensoñación. La primera canción que
compartían. Le gustaba. Y la voz del cantante se iba transformando en la voz de la
comandante, susurrando en su oído
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Maca regresó a la sierra el sábado temprano con Sam, Aimé y Pedro, previo despacho
del menú de tapas a doña Encarna Uriburu. Claudia los acompañó para pasar el fin de
semana con ellos
Esther se dedicó ese fin de semana a pasear con las nenas y el resto de la familia. Junto
a Cruz también terminaron de ordenar los últimos bártulos de la mudanza de la
inspectora
Las dos siguieron enviándose mensajes de texto, era una forma de mantener distancia a
la par de estar comunicadas, el llamado telefónico implicaba un contacto más íntimo, así
lo percibían. Querían evitarlo a toda costa... “por ahora”
Sábado, domingo y así toda la semana vía sms. En ambos rostros, la melancolía. Tenían
ganas de estar juntas, abrazarse, tocarse, besarse, oír sus voces, pero se aferraban a la
“trampa” smsística. Ambas sabían que tenían que poner un “límite” a todo lo que
estaban necesitando, esperar a que el caso se aclarara
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther miraba los informes. A un costado, Cruz. Al otro, Gimeno
C: Ahora la puedes citar. El listado de llamadas es oficial
Esther negaba con la cabeza
E: Puede dar cualquier excusa. Que le preguntaba como estaba la comandante, o que se
interesaba por el nene. Y la Almudena y su marido se han cerrado en no declarar.
Necesito más cosas que la incriminen, que no haya duda alguna, que no tenga
escapatoria. Así la voy a poder presionar para sacarle todo lo que sabe
Con las alas rotas
290
Gimeno: El dinero
E: Exacto. Sigamos la ruta del dinero
C: ¿Quieres que corrobore el pago por los posados?
E: Sí, la facturación, que te den las fotos para las que posó, talones de depósito
C: Los bancos se están demorando con el envío de los informes que pedimos
Gimeno: Yo los vuelvo a llamar hoy, aunque todavía están en plazo. Y si van a tardar
mucho puedo ver de...
E: Gimeno, ¡¡no!! Nada de pedir ayuda a tus amigos (le advertía)
Gimeno: ¿Ni siquiera una ayuda pequeñita, pequeñita?
E: No. Vamos a seguir estrictamente el protocolo, no quiero que los abogados puedan
cuestionar nada, ni siquiera la coma de un texto
C: Tengo la lista de las agencias, todavía no las visité, hoy mismo empiezo a recabar
contratos, fechas, dinero, quienes son, qué hacen, con quien trabajan
E: Investiga a los otros también, la academia de tango, la lista de clientes que dio el
copiloto
C: Vale (anotaba en su libreta) ¿Quieres que hable con Bodegas Wilson y pregunte por
el hermano ése de la comandante? ¿Que certifique si hubo depósitos?
E: No, no. Se lleva mal con la familia, no quiero meterme ahí
C: ¿Eh? ¿Cómo lo sabes? (fruncía la frente, mirada cuestionadora)
Esther se quedó en silencio, se había ido de boca de nuevo
Gimeno: Lo dijo en la declaración, bueno, lo dejó traslucir, ¿recuerdas? Son muy
joputas en mi familia, dijo
C: Verdad, me había olvidado
Esther ya le estaba levantando un “altar mental” a Gimeno, ni se acordaba de esa
declaración en particular, lo cierto era que fue uno de los temas de charla entre las dos
antes de recalar en el circuito “smsístico”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“El domingo fuimos de nuevo a esquiar”
“¿Muchos morados su amiga? ;-)) ”
“Menos, pocas caídas. :-)) ”
“¿No hay fotos?”
“¡Claro! En esta, Pedro con mi amigo”
“¡Qué guapo!”
“¿Mi amigo?”
“¡¡Pedro!!, su amigo le parece guapísimo a una persona de mi despacho”
“Aquí Sam y mi amiga”
Con las alas rotas
291
“Son las dos bonitas. ¿No hay foto suya?”
“No.
“¿Y no habrá otra por ahí?”
“Puede ser, tengo que pasarla del portátil”
“¿Alguna con uniforme?”
“¿Quiere con uniforme?”
“Porfa”
“Vale, deme unos minutos.”
Varios minutos después la recibía y la miraba con una sonrisa pícara. Mañana mismo se
ocuparía de sacarse una copia en papel. Ese uniforme hacía bailar los ratones en su
cabeza
“¿Puedo pedir yo ahora?”
“¿Qué?”
“Una foto suya, sola. Porfa. Si es en la playa, mejor. ;-))”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz le informaba de sus pesquisas por teléfono
C: Fui a tres agencias. En dos no hubo problema, me entregaron todo, son dos o tres
posados, nada importante, apenas dos mil euros, me dieron una lista de sus clientes.
Ahora la tercera, la secretaria no me quiso dar la información porque no estaba el
dueño. Tendrás que hacerme una orden, creo que van a poner muchas pegas
E: Vale, la preparo. ¿Nombre?
C: Espera, que está en inglés, te lo deletreo. A-&- P separado M-o-d-e-l-l-i-n-g
separado P-h-o-t-o separado estudio pero sin la e. El dueño es un tal... jmmm... A punto
Brandon tal como suena
E: Vale. ¿La pasas a buscar o te la llevo a casa?
C: A casa. Voy a seguir con la academia de tango y uno de los compradores de joyas,
quedan cerca
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Comentaban smsísticamente una foto que Maca le había enviado recién
“¿No le molesta que interrumpa su trabajo?”
“Para nada, me encantaaa”
Con las alas rotas
292
“Se había largado a andar unos pasitos solo y ¡pum!, al suelo”
“Cómo berreaba, pobre Pedro”
“Pero tiene los pañales, son como almohadones, no le debería doler tanto, no sé,
¿tendrá algún problema con las caderas?”
“No, se llama susto. ¡Qué ojos más bonitos tiene!”
“Yo creo que tendríamos que llevarlo al pediatra y que le saque placas, no es normal”
“Maca, su hijo tiene 9 meses, tiene que madurar más para caminar”
“¿Le parece? ¿A qué edad comenzó a caminar Patri?”
“A los 13 meses, vaga, muy vaga decía mi madre”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Ya no le quedaba nada que buscar o preparar para comenzar con su empresa
Pilar le había enviado un detalle del orden de prioridades para solicitar permisos y
demás, la chica trabajaba bien y tenía todo listo para las presentaciones
Tenía los presupuestos y elegido el avión con el que comenzarían a operar, por un
tiempo uno solo hasta tejer una red de contactos que le permitiera ir a por más con el jet
trasatlántico
Tenía dinero suficiente para el leasing por tres años, más los seguros de ley, más
alquileres de hangares, técnicos y controles, más el combustible para los viajes
Tenía elegidos los uniformes, la vajilla para servir la comida, el catering a cargo de Sam
y Magda, idea de cómo hacer un folleto de presentación, lista de empresas y nombres de
gerentes con los cuales comenzar la propaganda
Jueves de enero frío y ventoso, pero con sol. Sam y Aimé estaban en el jardín
columpiando a Pedro o deslizándolo por el tobogán. Los miraba por la ventana del
salón, mientras su mente estaba enfocada en una sola cosa
M: (“¿Hasta cuándo? Pufff”)
No era ni la urgencia por comenzar los trámites de su negocio ni la inquietud ante la
falta de definición de su situación legal. Era “ella”. Los sms le sabían a demasiado poco,
quería verla, acariciarla, besarla
M: (“Tengo que hacer algo”)
Se fue a sentar frente a su portátil y comenzó a googlear una idea loca
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
293
Viernes, ya había pasado largamente su hora de salida
Había sido una semana sin grandes novedades en sus cuestiones personales. Ni una
noticia de Raúl, ni siquiera para ver a su hija. Tampoco se había enterado de nada nuevo
de las diligencias judiciales con respecto a su denuncia
El “caso Ryanair” avanzaba lentamente. Cruz iría el lunes siguiente a la agencia de
fotos con su escrito, ya no tendrían excusa para negarle datos. Los bancos entregarían
sus informes durante la semana. El policía de narcotráfico declararía el martes siguiente
Estaba sentada en su despacho, dándole el toque final a un auto para que el lunes a
primera hora saliera la notificación al imputado. No quedaba nadie en el Juzgado, ni
siquiera Gimeno, que le había anunciado que tenía un trámite urgente y no podía
quedarse a ayudarla. También Cruz la había llamado y le había avisado que se iba a
demorar hoy, que tenía un trámite urgente. Por un momento se le cruzó la idea que esos
dos iban a encontrarse, pero luego la desestimó, Cruz no se lo escondería
Bip-Bip-Bip. Mantero. Sonrió y abrió el mensaje de texto
“Estoy en la esquina de su casa. ¿A qué hora llega?”
Era una locura, lo sabía, pero no pudo decirle no
“En quince minutos”
El bombeo de sangre de su corazón tamborileaba en su oído. El escrito que estaba
preparando lo terminaría en su casa en el fin de semana
“Voy a dar una vuelta. Cuando esté en el garaje, avíseme. Andaré cerca”
Con rapidez pasó el documento que estaba redactando a un pendrive, cerró el portátil,
juntó sus cosas y las metió en el bolso, ordenó el escritorio, cerró cajones con llave, se
puso el abrigo, apagó las luces, salió a paso rápido hacia el ascensor, bajó al garaje y se
metió en su auto, encendió el motor, puso primera velocidad y arrancó, mirando antes la
hora. Tenía siete minutos para llegar a su casa
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Quince minutos. No podía quedarse en la esquina. Sabía de las cámaras de vigilancia,
llamaría la atención
M: (“Me da tiempo a ir hasta la florería”)
Encontró una a varias calles de allí. Aparcó la moto que había alquilado y entró al
negocio con el casco en la mano y el bolso en bandolera. Pantalones negros y botas de
caña alta, sin taco, una chupa de cuero negro y el pelo suelto. No pasó desapercibida
para los dos o tres clientes que esperaban junto al mostrador
Con las alas rotas
294
M: Buenas tardes. Quiero un ramo con rosas rojas bien carnosas y azucenas blancas.
Ahhhh y con una rama de laurel
El empleado la miraba sorprendido
M: Rosas rojas, por amor y pasión. Azucenas, por delicadeza. El ramo de laurel, por la
terquedad. Quiero que sepa que no voy a desistir nunca, hasta que sea mi mujer
¿Tengo que describir la cara del empleado y de los clientes que esperaban en el
mostrador?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Se detenía frente al semáforo de la avenida a dos calles de su casa. Miraba la hora,
habían pasado los quince minutos. Tipeó velozmente
“A dos calles. En tres estoy”
Llegó a la puerta del garaje y accionó el control, comenzó a abrirse. Antes de ingresar
con el coche saludó con una mano a los custodios que fueron a estacionar su auto frente
al portal y le devolvieron la sonrisa y el saludo
Metió el auto de trompa en su lugar y apagó el motor. No así los faros y luces de
posición. Se apresuró a tipear en su móvil
“Ya estacionada, cuando entra, tercero a la derecha”
Se quedó sentada, las llaves aún puestas en la ignición, las manos apoyadas en el
volante, mirando la pantalla del “mantero”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba en su moto en el cruce de la calle con la avenida, el inmenso ramo de flores
cuidadosamente sujeto en el asiento trasero de la moto, se aprestaba a dar una vuelta
más por los alrededores cuando recibió el mensaje. Aparcó a un costado para leerlo
“A dos calles. En tres estoy”
Cuando iba a arrancar cambió la luz del semáforo y tuvo que detenerse, volvió a apoyar
sus pies en el suelo, sosteniendo así la moto. Vio su auto cruzar por la avenida y detrás
de ella un auto negro con dos tipos adentro
M: (“La custodia”)
La vuelta iba a ser corta, ahí estaba “su señoría” y el corazón empezó a galopar
libremente, anticipando “el” momento del encuentro
Estaba a una calle de distancia cuando sonó el bip-bip. Se detuvo a un costado
“Ya estacionada, cuando entra, tercero a la derecha”
Con las alas rotas
295
Preparó el mensaje y anduvo los últimos metros a poca velocidad, con el “mantero” en
su mano derecha, apretó el “enviar” cuando estaba por llegar frente al portón
“Estoy afuera, ¿me abre?”
Pasó al lado de los custodios y les hizo un saludo con la mano, como si siempre los
viera ahí y los saludara. Los tipos asintieron con la cabeza como si la conocieran de
siempre y sonrieron ante el gran ramo de flores que llevaba en el asiento trasero
Policía 1: Aniversario de bodas
Policía 2: Hoy celebran con cohetes y bengalas. ¡Qué ramo enorme! A la mujer le va a
encantar
Se detuvo en la entrada y con su “mantero” imitó estar usando el mando automático.
Apenas segundos después comenzaba a abrirse la puerta del garaje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Con las manos todavía apoyadas en el volante, el “mantero” en una de ellas, miraba por
el espejo retrovisor esperando la entrada del Fiat Panda que le había dicho la semana
anterior. Pasaban los segundos y nada y el portón ya estaba abierto de par en par
E: (“¡Qué raro!”)
M: Puede cerrarla, ya estoy aquí
Se sobresaltó al escuchar su voz desde la ventana del acompañante
E: ¡Hoxtia! ¡Qué susto! No vi entrar su coche y...
Recién ahí se dio cuenta que tenía casco y se había levantado la visera
E: ¿Moto?
M: Mejor cierre el portón, va a llamar la atención de los muchachos en el auto negro
E: Ah... claro (accionaba rápidamente el comando)
Maca estaba descendiendo de su moto con el casco puesto, ponía el pie de sostén y se
tumbaba sobre el asiento trasero para sacar el ramo de flores. Todo esto bajo la atenta
mirada de Esther que estaba empezando a sentir “molestias musculares” en varias partes
del cuerpo imaginando cómo se continuaba esa chupa negra de la cintura para abajo
M: Entro, ¿no?
E: ¡Claro!
Maca abría la puerta y se metía en el asiento del acompañante, mientras “su señoría”
estaba a punto de sufrir un infarto hormonal provocado por la exposición de su retina a
tan magnífica visión de fémina motociclista
M: Hoooola
Con las alas rotas
296
“Ays Dios, ¿por qué le pusiste esa voz a ese cuerpo y a esos ojos?” alcanzó a murmurar
Esther mentalmente cuando el retintín aterciopelado acarició sus oídos
Cuando Maca se quitó el casco con una mano, movió un poco su cabeza y su cabello se
liberó en ondas marinas, Esther empezó a sentir tensas puntadas en la zona inguinal que
aceleraban sus palpitaciones desbocadas
M: Para contarle lo mucho que la extraño
Le entregó el “ramazo” de flores que le había comprado y el coche se inundó de aromas
exquisitos y de las babas de Esther
Sonaba el móvil oficial de Esther, que se apresuraba a atender ante la mirada intensa de
Maca
E: Mamá, dime
En: Nena, Cruz avisó que venía tarde. ¿Tú también te quedas a trabajar de más?
E: Ehhh. Sí, estoy en el despacho pero desconecté el teléfono del juzgado, para que no
me molesten, siempre hay algún trasnochado que llama a estas horas
En: ¿Tienes para mucho?
E: Jmmm, algo, ehhhh... cuando esté por salir te pego un toque
En: Vale. Si veo que te tardas, me ocupo yo del baño de las nenas
E: Gracias mami
Cortaba y cerraba el móvil, ante los ojos divertidos de Maca
E: Soy una mentirosa
M: ¡Me alegro tanto que aceptara este encuentro!
E: Yo también tenía ganas de verla
La “tradicional” fusión visual se transformó en sólido cerramiento “a cal y canto”,
aislándolas del mundo exterior. Ni se dieron cuenta que las luces bajaron de intensidad,
dejando apenas una luminosidad tenue en todo el aparcamiento
Se quedaron mirándose en silencio un minuto eterno hasta que Esther decidió que aquí
no estaba condicionada ni por la letrada, ni por Gimeno ni por Cruz ni por nadie y se
lanzó “a por ella”. En un instante, dejó las flores en el costado de la puerta del
conductor, levantó su pierna derecha y dio un ágil salto gatuno para situarse encima de
la sorprendida comandante
Maca, alias “la asalta cunas” [Claudia dixit] sólo atinó a dejar caer el casco que llevaba
en una mano y atrapar el cuerpo de “su señoría” para “atajarla”
“Su señoría” no perdió tiempo en decir palabra alguna. Fue “a por sus morros” mientras
con una mano al costado del asiento accionaba el mando para bajar el respaldo del
asiento y quedar ambas... “más cómodas”
Tan “ausentes” estaban en su cometido que ni se dieron cuenta que las luces se
encendieron como la Gran Vía cuando se comenzaba a abrir el portón del garaje y
comenzaba a entrar el coche de uno de los moradores del edificio
Con las alas rotas
297
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Encarna atendía el llamado en la puerta
En: ¡Margarita, niña! ¡Qué sorpresa!
Margarita: Hola Encarna
Beso aquí, beso allí
Margarita: Le vengo a avisar a Esther que dejó los faros encendidos del coche, se va a
quedar sin batería
En: Pero Esther no... (se llamó a silencio) Jmmm... vale, le aviso
La charla derivó en “cómo andas”, “qué es de tu vida”, “tu madre bien” y esas cosas de
vecinos. Cuando despidió a la vecina, se fue directo al portátil de la nena y lo encendió.
Carmen notó su apuro al pasar por la sala donde miraba la TV con las nenas y fue tras
ella
Carmen: ¿Qué pasa?
En: Dice Margarita que Esther dejó los faros encendidos, pero está en su despacho, eso
me dijo
Carmen: Se habrá equivocado de coche
Esperaban que se abriera el Firefox y apenas lo hizo, Encarna le dio click al sitio de
control de las cámaras que Gimeno había creado
En: ¿Cuál es la cámara?
Carmen: Esa de arriba a la izquierda
En: Ahhh (click) No se ve nada
Carmen: Hay poca luz, pero fíjate ese auto, tiene las luces encendidas, ahí (señalaba en
la pantalla)
En: ¿Es el de Esther?
Carmen: No sé
En: Mejor bajo a cerciorarme
Iba a abrir la puerta del piso cuando sonaba el timbre. Abrió
En: ¡Eduardo!, ¡qué sorpresa!
Eduardo: Encarna, ¡tanto tiempo sin verla!
Dos besos cariñosos, el muchacho era “un amor” [Carmen dixit]
En: Venga, entra. Supongo que quieres hablar de las clases de inglés para Candela
Eduardo: Sí. Me ha dicho mi madre que la señora Cruz quiere comenzar ya mismo
En: ¡Candela quiere comenzar! Porque quiere estar con sus amigos y no con los críos
más pequeños, jeje
Eduardo: ¿Está la señora Cruz? (Encarna lo guiaba hacia la sala donde las nenas
miraban la tele)
Con las alas rotas
298
En: No, hoy viene más tarde, pero me dejó instrucciones por si no había llegado cuando
vinieras. ¡Candela!, este es Eduardo, tu profesor de inglés
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.De los besos desesperados a los besos más calmos con las caricias más atrevidas,
buscando llegar a la piel de la otra. En eso estaban enrolladas estas dos, Esther bajando
por el cuello de la comandante dejando un reguero de calor húmedo que estremecía a
Maca, la piloto levantando la falda de la jueza para acariciar sus piernas... y más allá
Esther encontró la forma de bajar la cremallera de la chupa sin dejar de coger el cuello
de Maca con la otra mano y saborear su piel con la punta de su lengua. Maca, con los
ojos cerrados, lograba al fin levantar totalmente la falda y acariciar sus piernas y ahora
eran sus dos manos las que ascendían con movimientos suaves hacia sus glúteos
El coche de la jueza se mecía levemente, sus faros delanteros y las luces laterales
encendidas. En el garaje, reinaba silencio apenas quebrado por el murmullo del jadeo in
crescendo de esas dos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Eduardo estaba mirando los cuadernos de Candela, bajo la atenta supervisión y
comentarios de las dos nenas. Luego pasó a los de Patricia para ver cómo trabajaban en
ese nivel
Encarna los dejó en la habitación de las nenas y fue hasta la cocina
En: Carmen, ¿bajas tú a la cochera? Así hablo con Eduardo los días de clase y sus
honorarios
Carmen: Vale (se quitaba el delantal de cocina y se secaba las manos con el trapo)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Y ahí estaban estas dos, una metiendo mano en el pecho de la otra, la otra metiendo
mano en las pantys de la otra. Y dale que va, parece que no iban a parar hasta que ¡¡arda
Troya!!
Luces encendidas como en partido de fútbol nocturno en Camp Nou, portón que se va
abriendo y dos niñatos con el estéreo a 110 dB, haciendo estremecer las paredes del
garaje
[DJ Tiësto ALONE IN THE DARK INFERNO]
M: ¡Hoxtia! (parecía despertar de un sueño delicioso abruptamente)
E: Me cago en laaa... (¡uy, qué boquita “señoría”!)
Se necesitaba tanto ruido para que estas dos se dieran cuenta que no estaban en un hotel
ni en la habitación de un piso, sino en el asiento de pasajeros de un auto en la cochera
del edificio de la jueza, con los vecinos entrando y saliendo [más a esa hora del día que
regresaban del curro] y con la custodia estacionada frente al portal
Con las alas rotas
299
La exabrupto de Esther hizo “jijijear” a Macarena. Se miraban, una sonriente pícara, la
otra avergonzada
M: Señoría, cada cosa nueva que descubro de usted, más me gusta
E: ¿Mis tacos le gustan?
M: Toda usted (beso en los labios) ¡Me encantaaaaa!
E: Mmmmm. (¡Houston llamando a “señoría”! ¡Houston llamando a “señoría”! ¡Baje a
tierra yaaaaa!)
M: ¿Siempre son tan... ruidosos?
E: Los del 5o C, dos niñatos, voy a hablar con sus padres
M: ¿Les va a decir que estaba en la cochera, escondida en el auto, besándose con su
imputada?
E: Eso no, ya veré qué invento (beso en los labios) Últimamente se me ocurren cosas
muy ingeniosas (nuevo beso)
A todo esto ninguna de las dos se había movido un ápice de su posición amatoria, las
manos de la comandante en el culo desnudo de la jueza [había logrado bajarle las pantys
y las bragas] y la mano derecha de Esther acariciando una teta de Maca [había logrado
meterse dentro de su camisa y su sostén]
M: Me parece que nos hemos olvidado dónde estamos
E: Parece, ¿no? (nuevo beso)
M: ¿Buscamos un lujar más... íntimo? (nuevo beso)
Esther asentía con la cabeza y la besaba, profundizando el contacto jmmm... bucal
La música cesaba, parece que “los niñatos” bajaban del auto
M: Jmmm. Menos mal que acabó ese ruido infernal
E: Tengo que hablar con los padres
Vuelta a los besos impúdicos
Niñato 1: El coche ése tiene las luces prendidas
Niñato 2: Mañana no arranca, sin batería
Esther abría los ojos como faroles
E: ¡Olvidé apagar las luces! ¡Uy!
M: Menos mal que mañana es sábado, no tiene que ir al juzgado
Otro beso profundo
E: No tengo ganas de separarme
M: Yo tampoco, pero será mejor que me vaya o terminamos de nuevo...
E: Jeje
[Nota de la autora: todavía estas dos siguen con las manos colocadas en las
respectivas anatomías anteriormente detalladas]
Con las alas rotas
300
Turno de los besos de despedida, en la misma posición súper cómoda con el asiento
reclinado
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Carmen esperaba impaciente el ascensor
Carmen: ¡Esos niñatos del quinto! ¡Otra vez dejaron la puerta abierta!
Se disponía a subir a cerrar la puerta del ascensor cuando Esther aparecía por el rellano
de la escalera, cargando un enorme ramo de flores y una sonrisa estúpida
Carmen: ¡Esther!
E: Los niñatos de nuevo, tuve que subir todos los pisos por la escalera
Carmen: Sí, yo iba a ver de cerrar la puerta del ascensor. Pero ahora que estás aquí, te
lo comento
E: ¿Qué?
Dos besos de reencuentro
Carmen: Estuvo Margarita y dijo que habías dejado las luces de tu auto encendidas
E: ¿Cuándo? Acabo de llegar y no la vi (lo dicho, ¡cada vez más mentirosa!)
Carmen: Hace rato, íbamos a ver si era tu auto pero llegó Eduardo y...
Esther abría la puerta de su piso y entraba con Carmen. “Salvada por los niñatos, puff”
pensó para sí
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Ese fin de semana, visto lo visto, dejaron definitivamente de lado los “sms” y hablaron
libremente. Bueno, todo lo “libremente” que les permitía el andar haciéndolo a
escondidas de sus “amigas”
E: Mi madre la felicita
M: ¿Por qué?
E: Las flores, dicen que son una excelente elección, especialmente el laurel
M: Ahhh, jeje
E: ¿Así que significa terquedad?
M: ¿No sabía? Sí, soy muy terca, hasta que no terminemos ardiendo juntas en el
infierno no voy a parar
E: Uhhhh, eso es muuuuuy tentador
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Mi amiga me esconde algo
M: ¿Qué?
E: El viernes llegó para la cena con cara de ensueño
M: ¿Cómo es la cara de ensueño?
E: La misma que tenía yo, mi madre me lo dijo
Con las alas rotas
301
M: Jajajaj. Ays, esta Ernestina
E: ¿Quién?
M: Su madre. Es mi ídola
E: Ahhh. Vale. Bueno, eso, me parece que está saliendo con su amigo mantero y no
entiendo por qué no me cuenta, ¡somos muy amigas!
M: ¿Sí? Me encantaría esa pareja, ella es un bomboncito y él es un amor
E: Así que es un bomboncito
M: Uno solo, usted es una caja de bombones y yo soy muuuuu golosa
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿Vio el link que le envié?
E: ¡Sí!
M: Entonces, ¿nos encontramos ahí?
E: Me encantaría pero no sé cómo librarme de la custodia, mi amiga, mi hija, mi madre,
ufff
M: De Ernestina, no
E: ¿Quién?
M: Su madre
E: Ahhh
M: De hecho, nos podría echar un cable, dijo que nos apoya
E: ¡¡¿Hablar con mi madre para que me ayude con una cita en un hotel con usted?!!
M: Bueno, si tiene vergüenza, no le diga que es a un hotel, que vamos a cenar para
charlar un rato
E: ¡¡Y se lo va a creer!!
M: No, no se lo va a creer, Ernestina es muy viva, jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Domingo por la tarde. Cruz y Carmen se habían llevado las nenas al parque. Encarna se
había quedado a pedido de Esther para “hablar”
En: Bueno, ¿qué querías hablar?
Estaban sentadas en la cocina tomando un té
E: Mamá, yo... ufff, no sé cómo decirte esto
En: A ver si te ayudo... quieres hacerte una escapada con Maca, no es seguro en el
garaje y en el auto (sorbo de su taza)
Los ojos de Esther saltaron de sus órbitas. ¿Cómo lo sabía doña Encarna?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.¡Qué semana! Estaba ansiosa, deseando que llegara el miércoles. Día de la “escapada”.
“Master plan” de doña Encarna, que por la simplicidad, parecía aún más arriesgado
“Por ahora las cenas tendrán que esperar. Almuerzo de trabajo. ¿Acaso no tienes esas
reuniones plasta con otros jueces?” Tan acostumbrada estaba a esas reuniones que ni se
había dado cuenta que tenía tres o cuatro por mes, por esto o por aquello. “Tendrás que
Con las alas rotas
302
ver con quién, que no descubran la mentira porque llame ese día preguntando por ti en
el juzgado”
Salía del ascensor, su mente divagando sobre un solo tema, ¿cuándo había cambiado
tanto su madre y se había convertido en esta experta en amores clandestinos? “Ahhh,
nena, pueblo chico infierno grande, ¡no sabes las cosas que inventan las mujeres para
ponerle los cuernos a sus maridos! ¡Y los tipos ¡ni se enteran!”
El paripé de saludos mañaneros lo tenía tan incorporado que podía “ponerlo en escena”
sin dejar de pensar en ese miércoles
M: ¡Tiene razón! Si va al restaurante, no van a creer que se aloje en el hotel. Ya mismo
me pongo a buscar un hotel con buen restaurante y con cochera. ¿Alguna zona en
especial?
E: Que no sea en la zona de mi despacho
M: Vale. ¿Alguna comida regional que prefiera?
E: Ah, vamos a comer
M: Jajajaja
T: Buenos días Esther. ¡Qué buen semblante traemos! Hace tiempo no te veía tan
rozagante
E: El descanso Teresa. ¿Alguna novedad?
T: Gimeno. Se disculpa
E: Greta. ¿Qué pasó? (ponía la mano en el pomo de la puerta de su despacho)
T: No, dijo algo de “el chulo” y su auto, que lo encontró
E: Aysss. ¡Otra vez con el Chulo!
T: ¿Quién es ese chulo? Porque con ese nombrecito, no suena a algo muy... jmmm...
legal
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Conversación telefónica entre la piloto y su amiga
Claudia: ¿Magda? ¿Para qué?
M: Tengo una cita con un vendedor de Boeing
Claudia: ¿Pero no habías elegido ya el avión?
M: Sí, pero tienen una oferta de aviones pequeños re-acondicionados, parece
interesante. A ver qué tal, dicen que dan facilidades especiales
Claudia: Vale. Entonces os venís el martes a la tarde
M: Sacto
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.T: Vino un empleado del BBVA a dejar estos informes que habías pedido (le dejaba la
carpeta sobre su escritorio)
E: ¡Al fin! ¿Llegó Gimeno? (cogía la carpeta y comenzaba a echar una ojeada a los
informes)
T: No
E: Vale, apenas aparezca que venga a mi despacho
Con las alas rotas
303
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Bip-bip, sms mantero
“¿Qué le parece el InterContinental?”
“Lujo asiático, no”
“Jacuzzi”
“Las reuniones entre colegas no se hacen en esos hoteles, somos funcionarios, el
salario no da para tanto”
“Ahhh, busco otro entonces”
“Si tiene jacuzzi no me molesta. :-))”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: O sea, todo lo que dijo era verdad, son depósitos de su familia
E: Sí
C: ¿Te enviaron los de la azafata?
E: No, dejaron dicho que esos los traían más tarde
C: Yo me voy ahora con tu oficio a pedir los datos en la agencia
E: Si no te los entregan, ya sabes, detienes al dueño
C: Si está
E: Si no está en la agencia, pide refuerzos y ve a su casa. Si tampoco está ahí, me avisas
que libro orden de búsqueda y detención
C: Vale
E: Ehhh... ¿vienes por aquí?, ¿nos vamos juntas a casa?
C: No creo Esther, tengo que llenar informes en la comisaría
Confirmado, Cruz le estaba rehuyendo, no hubo tertulia a solas el fin de semana, trataba
de no quedarse a solas con ella nunca. ¿Qué le escondía y por qué?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Bip-bip, sms mantero
“¿El Santo Mauro? Pero no tiene jacuzzi”
“No lo conozco”
“Muy cerca del Paseo de la Castellana. Antigua residencia del Duque de Santo Mauro,
me justa la arquitectura”
“Ah, vamos a mirar la construcción y la decoración”
“Entre otras cosas. ;-))”
Con las alas rotas
304
“¿Precio de una comida?”
“Se come bien con 40 euros”
“Vale. ¿Ducha o bañera?”
“Bañera”
“:-))”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno: Mañana entregan los informes telefónicos oficiales (miraba los depósitos
marcados con amarillo flúor)
E: Recién entregaron los informes del banco de la Soler (le entregaba las hojas)
Confirmado lo que dijeron las otras agencias, apenas algo más de dos mil euros. Los
abultados son todos de ese Brandon. ¿Podrás encontrar algo en internet sobre este
hombre?
Gimeno: Me pongo ya mismo con eso (cogía las hojas y las miraba)
E: No me has contado de tu auto, ¿todo bien?
Gimeno: Perfecto, sin neumáticos y sin GPS, ahhhhhh, mi incunable francés. Pero me
dijo el Chulo que no me preocupe, que lo va a recuperar
E: ¿Cómo? ¿Conoce a los ladrones?
Gimeno: Esther, mejor no enterarse
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Bip-bip, sms mantero
“Visite este link http://www.achotels.com/hotel_habitaciones.cfm?id_hotel=44&cd_menu_h=3 La nuestra es AC
Superior. Ya reservé”
“Uy, tengo que escribir todo eso en el navegador?”
“No sea vaga ;-))”
“Lo veo y le contesto”
“Vaya mirando el menú que vamos a pedir”
“¡¡¿Pero de verdad vamos a comer?!!”
“Jajajaja”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: La agencia cerrada
E: ¿Voló el pájaro?
C: Hay un cartel que dice que hoy no atienden. Me voy para su casa
Con las alas rotas
305
E: ¿Conseguiste su dirección?
C: Carné de conductor, DNI, a ver si es la real
E: No vayas sola, pide refuerzos
C: No creo...
E: No creas nada, Cruz. Llama a Vilches, ¡¡ya!!
C: Uh, no te enfades, vale, pido refuerzos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No había tenido noticias del procedimiento en la casa de Brandon. Gimeno tampoco
había reportado sus averiguaciones sobre el susodicho
Estaba a punto de tomar el ascensor para bajar a la cochera cuando el agente de
seguridad interna le entregó un sobre a su nombre, sin membrete. Lo abrió y dentro
había otro sobre con el logo de AC Hotels. Se imaginaba lo que podría ser aunque no
entendía cómo lo había hecho tan rápido
E: (“Jmmm” sonrisa súper estúpida cuando se encontró con la tarjeta de la habitación)
Estaba abriendo la puerta de su auto cuando recibió el bip-bip mantero. Se metió
adentro y antes de encender el coche, leyó el mensaje
“¿La recibió?”
“Sí”
“A las tres, el miércoles. No me dijo aún el menú”
“Usted y sólo usted”
“:-))”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Ocho y media y sin noticias de Cruz. No contestaba el oficial ni el “mantero”. Tampoco
recibía respuesta a sus llamados al bíper. Estaba sentada en el sillón de la sala, bastante
preocupada
En: Esther, ¿Cruz llega tarde hoy también?
E: Ni idea mamá, tenía un procedimiento y quedó en llamarme
En: ¿La has llamado tú?
E: Sí pero atiende el contestador
En: ¡Aysss, nena! ¿Le habrá pasado algo? ¿Eran muy mafiosos los tipos? (se sentaba
frente a ella con cara de gran susto) ¿No habrá ido sola no?
E: Mamá, por favor. No te pongas así, no te olvides de las nenas
En: No, no, jmmm... me tranquilizo pero...
Sonaba el móvil oficial de Esther
En: ¡¡Atiende, atiende!!
Con las alas rotas
306
E: Vale, mamá. Pufff. Hola [...] Dime [...] ¡¡¿Cómo?!! [...] ¡¡¿Y Cruzzzz?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El lugar estaba acordonado por policías, las cintas perimetrales colocadas, Vilches
dando órdenes aquí y allá
E: Comisario Vilches
V: Señoría (se daba vuelta al escuchar su nombre) Por aquí (señalaba hacia el portal del
edificio)
Caminaban hacia donde yacía el cuerpo del facineroso
E: ¿Qué encontraron en el piso?
V: Nada, parece que el tal Brandon se llevó todo, ni ordenador, ni papeles, la caja fuerte
de la pared estaba abierta y vacía
E: Huyó
Llegaban y Esther observaba el cadáver con dos impactos de bala en el pecho. Al
costado, una pistola automática de grueso calibre
V: ¡Vaya forma de terminar este sicario! No entiendo por qué se escondía acá, por qué
no escapó como el otro. Bueno, el asesino de Ortiz Rosas ya no nos podrá contar su
historia
E: Llamativo, sí. ¿Le habrán tendido una trampa para librarse de él? Jmmm (meditaba
en voz alta) ¿Cómo está el policía? ¿Cuál es su nombre?
V: Pedro Armendáriz. Está bien, lo están operando para sacarle la bala, nada grave, se
alojó entre dos costillas, no tocó ningún órgano
E: ¿Dónde está Cruz?
V: La están atendiendo en la ambulancia del Samur, no quiso ir al hospital. La bala
apenas le rozó el hombro
E: Menos mal que tiene buena puntería nuestra Cruz. Voy a verla
V: Esther... eh... (le tomaba el brazo) Va a necesitar mucho apoyo, dice que está bien
pero... cuando matas a alguien, aunque sea un sicario como éste, te cuestionas muchas
cosas. Es la primera vez que Cruz mata a alguien
E: Entiendo. No me había percatado de eso. No te preocupes, me encargo y si es
necesario, buscaré ayuda profesional
V: Tenemos asistencia psicológica para estos casos, pero la primera reacción siempre es
“no la necesito”. He estado ahí, señoría
E: Gracias Vilches (fruncía los labios, seguramente no era fácil para Vilches reconocer
sus errores)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¡¡¿Pero está bien?!!
E: Sí, apenas un raspón en el hombro. Pero psicológicamente no sé, es la primera vez
que mata a alguien
M: ¡Joder! ¡Qué marrón! ¿Se ha dormido ya?
E: Sí, el médico del Samur le dio unas pastillas, para que se relajara, estaba muy tensa
M: ¿Y la nena? ¿Cómo lo ha tomado?
Con las alas rotas
307
E: No le hemos contado lo que pasó
M: Entiendo
E: Aunque estas dos son tan rápidas, que si ven las noticias van a deducir todo. Pufff.
Espero que no mencionen mi nombre en el noticiero
M: ¿Sale usted en las noticias?
E: No, no. Me cuidé que no me filmaran
M: Bueno, ya veo que cuando está de guardia tiene que salir de raje a cualquier hora
E: Ehhh... Es algo en lo que estamos... jmmm... trabajando hace rato
Maca se quedaba callada, entendía a qué caso se refería
E: Se ha quedado muda
M: ¿Cambia esto nuestros planes?
E: No veo por qué
M: Ahhhh, menos mal
E: Mañana voy a estar bastante liada, se lo aviso por si no puedo comunicarme hasta la
noche
M: ¿Le molestaría si le mando algún que otro sms?
E: Para nada, es más, si no lo hace la extrañaría demasiado, jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Cabezota”, se lo dijo veinte veces, en distintos tonos. Pero Cruz no cedía, iba a ir a
trabajar “como cualquier día”
Optó por llamar a Vilches y pedir que le ordenara quedarse en el juzgado haciendo el
reporte y trabajando en el caso
C: Estoy bien, lo que pasó es parte de mi trabajo (miraba hacia la calle mientras Esther
conducía el coche)
E: No te lo voy a discutir, pero eso no quita que te provoque rabia o impotencia o te
cuestiones
C: Me defendí, me disparó primero cuando le di orden de detenerse
E: De eso no hay duda
C: Esos tipos van al todo o nada, les importa una mierda la vida de los demás
E: Sí, no tienen problema alguno para matar, lo consideran un trabajo como cualquiera.
Al contrario que tú
C: Estoy... chocada, es eso Esther, ya va a pasar (se giraba a mirarla con los ojos
enrojecidos)
E: Vale
Sabía que no debía insistir por el momento, pero que se hubiera abierto a hablar de lo
que estaba sintiendo era un paso adelante
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Llamado telefónico el martes temprano
M: Salimos después de la clase de Eduardo, nos llevamos al chico con nosotros
Claudia: Oye, nada de tocar el timbre a ya sabes quién
Con las alas rotas
308
M: ¡Claudia! ¡Ni se me había ocurrido! (¡¡no, pa qué!!)
Claudia: No me lo creo. Te conozco Macareeeeeena
M: Estoy haciendo buena letra, reconócelo (¡¡caradura!!)
Claudia: Lo reconozco, pero la tentación es grande. Oye, ¿has visto el noticiero?
M: Algo (¡¡mentirosa!! se había grabado todos los vídeos para buscar a “su chica”, a ver
si conseguía una captura de “su señoría” en acción)
Claudia: Pues mira el del mediodía, presta atención al sicario que mató la poli anoche
M: ¿Por qué? (¡¡hasta el Goya no para!!)
Claudia: Porque me han dicho algo extraoficial
M: ¿Qué? (¡¡Pinocho!!)
Claudia: Lo hablamos personalmente, ¿vale?
M: ¿Tiene algo que ver con...?
Claudia: Te cuento luego, ¿vale?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Que las nenas no vean el informativo de T5, la nombran y sale de perfil. En los otros
nada, no hay problema”
Esther miraba el mensaje y llamaba a su madre ipso facto
Unos minutos después, releía el mensaje y sonreía
E: (“Ha mirado todos los noticieros. Jeje”)
Nuevo mensaje
“Van las fotos. Salió guapísima”
Varias fotos, en realidad eran los fotogramas del vídeo en el momento en que la
enfocaban de lejos. Esther se mordía el labio inferior
E: (“¡Ays tía! ¡Mira el trabajo que te tomas!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno apenas había aparecido hoy por su despacho. Cruz tampoco. Todavía no habían
llegado los informes telefónicos. Se decidió a ir a preguntarle a su secretario
Cuando se acercó a la cristalera del despacho de Gimeno se detuvo. Su secretario tenía
las manos de su amiga entre las suyas, le hablaba con rostro tierno pero compungido,
Cruz lo escuchaba atentamente y sus ojos reflejaban que había llorado bastante
Se imaginaba lo que estaban conversando. Decidió dejarlos a solas. Aunque se sintió
algo molesta que esa charla no la tuviera con ella. Y seguía preguntándose por qué no le
había comentado nada de su relación más íntima con Gimeno
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
309
Libró varias órdenes de registro que le solicitó Vilches, libró orden de captura para el tal
Brando, con Cruz y Gimeno completaron la pizarra con el nombre del nuevo imputado
y respondieron a casi todos los interrogantes
Gimeno: Este es el tal Polaroid
E: ¿Por qué lo crees?
Gimeno: Fotógrafo, por eso le dicen Polaroid, es el tipo que decía el Chulo (fruncía los
labios y asentía con la cabeza)
C: ¡Verdad! ¡Tiene sentido! (mirando al Secretario con admiración)
E: Jmmm, puede ser, la Verónica ésta trabajaba con él, quizás ahí esté el nexo de esta
azafata con la banda, les entregó la credencial de la comandante para que despacharan la
droga sin problema. Jmmm, es una explicación, sí
C: ¿Vas a citarla entonces?
Esther negaba con la cabeza
E: Necesito los registros telefónicos oficiales, ahora que el tío está fugado, puede decir
que no tiene nada que ver, que el pago es por los posados. No tenemos las cuentas y los
comprobantes de la agencia, no le podemos probar nada, no sabemos para qué cliente se
hicieron esas fotos
Gimeno: Más avanzamos, más se nos escabulle la reina del cuplé
C: Jijiji
Esther sonreía, le encantaba escuchar el “jijeo” de Cruz, era la primera señal de “vuelta
a la normalidad” de su amiga
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿Está celosa del mantero?
E: No, pero no entiendo por qué no habla conmigo
M: Pero habló con usted
E: Poco y nada, en el auto. A la vuelta, estuvimos hablando de trabajo
M: ¿Sabe qué creo? Que hay momentos en que uno no quiere agobiar a los más íntimos,
sabe que va a ser una carga pesada y prefiere contar sus cuitas a alguien más distante
E: No me parecían muy distantes, con las manitas tomadas
M: Eso es un gesto de afecto, de cariño. Pero no invalida lo que le estoy diciendo
E: ¡¡Ella sabe que puede confiar en mí!! ¡¡¿Por qué no lo hace, eh?!!
M: ¿Por qué sabe todo lo que usted está pasando y no quiere que se haga problemas por
ella también? Piénselo
E: ¿A usted le pasó?
M: Ajá. ¿Quiere que le cuente?
E: Porfa
-.-.-.-..-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. El eterno problema, elegir la ropa para la ocasión. No le podía pedir consejo
a Cruz, no quería agitar el avispero. Pero tardaba tanto en vestirse que su amiga fue a su
dormitorio a ver qué le pasaba
Con las alas rotas
310
C: Esther, no has desayunado y ya es hora de... (la veía mirándose en el espejo del
ropero) ¿No sabes qué ponerte hoy?
E: Ufff. No, ya está (cerraba la puerta con el espejo)
C: Ese jersey con ese pañuelo no va. Espera, déjame ver tus otros pañuelos de cuello.
(se dirigía al ropero)
E: Deja Cruz, ya es tarde
C: Un minuto no cambia la cuestión (miraba dentro del ropero) Jmmm. ¿No tenías un
jersey color crema de cuello volcado?
E: Sí, está en el cajón
C: Cambia, ese jersey con esa falda y este pañuelo va mejor. Colores más vivaces, te
quedan mejor, no sé por qué siempre eliges los tonos tan oscuros
E: Jmmm (se sacaba un jersey y se ponía el otro)
C: ¿Hoy comes con alguien en especial?
E: Dos jueces del provincial (se ponía el pañuelo y se miraba satisfecha en el espejo)
Tienes razón, esto está mejor
C: ¿Quiénes?
E: ¿Quiénes qué? (se acomodaba un mechón del cabello)
C: Con quiénes almuerzas. Te has vestido como para una cita amorosa. ¿Alguien que
conozca? (sonriente)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
Claudia: ¡Uh! ¡Desayuno americano! (sonreía ante el aroma del bacón frito y la vista de
la mesa de la cocina con tostadas, dulce, mantequilla, zumo y un bonito ramo de flores)
M: ¿Has visto cómo te agasajo? (estaba colocando la leche y la jarra de café en una
bandeja con tazas)
Claudia: ¡Muak! (beso ruidoso en la mejilla) Gracias. Cuando estás en la sierra, extraño
tus desayunos. Son los mejores del mundo mundial
M: Pelota (sonreía) Anda, siéntate que te sirvo un buen café con leche
Claudia: ¿A qué hora te reúnes con el representante de Boeing?
M: A las tres (servía café y leche en la taza de la letrada)
Claudia: Crunch... mmmm... ¡rico! Mmmm...
Maca cogía una tostada y la untaba con mantequilla
Claudia: Jmmm (sorbo de su taza) ¿Vas con el coche?
M: No creo, es en la zona de El Retiro y es difícil aparcar por ahí. Crunch
Claudia: ¿Quieres que te pase a buscar? Terminarás a eso de las cuatro, yo hoy me
vengo temprano, tengo dos audiencias a la mañana, miro unas cosas en el despacho y
me traigo el expediente en el que estoy trabajando, quiero aprovechar para pasar un
poco más de tiempo con Manuel
M: Tortolitos (sorbo de su taza) Mmmm... no sé, ¿te pego un toque?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
Mirada aprobatoria de Teresa
Con las alas rotas
311
T: Buenos días, Esther. Precioso el jersey. Muy buena combinación de colores
E: Gracias Teresa. ¿Alguna novedad?
T: Gimeno
E: ¿Greta, psicólogo, auto, GPS? (ponía la mano en el pomo de la puerta de su
despacho)
T: No, Orange y Movistar. Se iba a sentar en la gerencia de ambas empresas y hasta que
no le entregaran los informes oficiales, no se iba. Se llevó un termo con café con leche y
galletas de arroz, está a dieta
E: Ahhhh
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
M: ¿Qué te parece esto? (le mostraba una camisa y un pantalón que había sacado del
ropero)
Sam: No, no, seriedad mucho
M: Uff, hace tiempo que no me compro ropa, todo lo que tengo es...
Sam: Vieja
M: Bueno, la verdad, estoy más vieja, se me empiezan a notar los años (sonreía y volvía
a poner las prendas en el ropero)
Sam: No, vestido, vieja. ¿Compra íbamos?
M: ¿Comprarme ropa?
Sam asentía con la cabeza
M: Podría ser, jmmm
Sam: Y braga, sexy. Con... hot hot (le guiñaba un ojo mientras señalaba su busto)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
Cruz la llamaba desde la guardia del Ramón y Cajal
E: ¿Qué tal está el muchacho?
C: Bien, cree que le darán el alta mañana
E: ¿Tan pronto?
C: Faltan camas, terminará la recuperación en su casa, le mandan una enfermera para
las curaciones
E: Ahhh
C: Esther, ¿te puedo devolver el coche más tarde? Me quedaron dos o tres clientes del
copiloto para constatar, con eso ya terminaríamos toda la investigación de los cobros
extras de la tripulación
E: Vale
C: ¿A qué hora lo necesitas para ir a tu almuerzo?
E: No te preocupes, quédatelo que yo le pido a la custodia que me alcance hasta el
restaurante
C: ¿Quieres que te pase a buscar?
Con las alas rotas
312
E: Jmmm, no sé. ¿Te pego un toque?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
“Qué largo se hace el día”
“Interminable, ¿mucho trabajo?”
“Como siempre. ¿Y usted?”
“De compras, con Sam”
“¿Qué menú prepara hoy?”
“No, compras para ayudar a una mujer oxidada a ponerse bonita”
“¿Más guapa todavía? ¡Qué peligro!”
“:-))”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
Gimeno: ¡¡Los tengo!! (entrada triunfal, Gimeno style, sin llamar, sin esperar)
E: Felicitaciones, ya veo que has logrado que te los entreguen
Gimeno: Hola Esther. ¿Puedes creer que en las dos compañías lo mismo? Lo tenían los
gerentes para firmar, durmiendo en el cajón de entrada de sus escritorios (se sentaba en
la poltrona frente al escritorio, Gimeno style, es decir, dejándose caer)
E: Puedo creerlo, sí. ¿Coinciden con los de... jmmm... tu amigo?
Gimeno: ¡Claro! (le entregaba las hojas) La única diferencia es que los del Pito salieron
de la base de datos a mi impresora y estos salieron de la base de datos a dar la vuelta al
mundo por las oficinas de las telefónicas hasta aterrizar en el escritorio de los gerentes y
ponerse a dormir una siesta
E: Jeje (ojeaba los informes)
Gimeno: ¿Haces el escrito pidiendo la comparecencia de la Solé?
E: Jmmm. Revisemos primero todos los datos que tenemos de todo el caso. No quiero
que se me escape ningún detalle
Gimeno: ¿Alguna noticia del tal Brandon?
E: Nada
Gimeno: ¿La empleada de su estudio de fotografía?
E: Hace rato no vive en el domicilio que tiene declarado, eso dijeron los vecinos. Ya
libré orden de búsqueda. Vilches estaba ahora registrando el estudio, a ver si encuentran
algo ahí
Gimeno: ¿Móviles, teléfonos fijos?
E: ¿Tu amigo el Pito nos podrá echar un cable?
Gimeno: Pssss, of course!! (sacando pecho orgulloso)
Con las alas rotas
313
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
Claudia: ¿No tenías cobertura?
M: Me lo dejé acá en casa, fuimos con Sam a comprar algunas cositas
Claudia: Me llamó Verónica
M: ¿Por?
Claudia: Quiere que pida su pasaporte al juzgado
M: Ahhh, verdad que están todos depositados ahí. Ni me acordaba
Claudia: Porque tú no estás pensando en viajar al exterior. Me dijo que pidió que la
transfieran a vuelos internacionales de Ryanair
M: Jmmm. Raro, porque su inglés es básico y no sabe ningún otro idioma,
generalmente te piden dos idiomas
Claudia: ¿Cuánto tardan en responder a esos pedidos?
M: Varias semanas, depende de las plazas vacantes. Últimamente había pocas
Claudia: Esto no me huele nada bien Maca, me dijo que se lo iban a dar de inmediato
M: Pregunta en la gerencia, a ver cómo va el trámite, quizás lo hizo hace tiempo y le
han dicho que sí
Claudia: Tienes razón, voy a hacer eso, no quiero quedarme pegada a una posible fuga
del país de Verónica
M: ¿Tú crees que...?
Claudia: Es muy llamativo su apuro y su transferencia, muy llamativo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
Le echó una mirada al reloj. Dos menos diez de la tarde. Después se dedicó a “ad-mirar”
el paisaje
El taxi giró a la derecha en Calle de Alcalá, a la derecha en Plaza de Cibeles, a la
izquierda en Paseo del Prado, recto hacia Plaza de Cibeles, continuó por Paseo de
Recoletos
M: (“¡Hoy está más bonito que nunca!”)
Al llegar a Plaza de Colón el taxista giró ligeramente a la izquierda, continuó por Calle
de Génova, giró ligeramente a la derecha en Plaza de Alonso Martínez, continuó por
Calle de Sta Engracia, a la derecha en Calle del Españoleto y a la derecha en Calle de
Zurbano
M: (“Buena elección, muy buena” mirando la fachada del hotel)
A su izquierda estaba el Santo Mauro y la promesa de un “¡arde Madrid!” en la
habitación de un palacete del siglo XIX9
9
Quien quiera conocer el “hotelito” donde estas dos se encuentran, una vista del Street View del Google
Maps: todo el recorrido de Maca y la fachada del Hotel
http://maps.google.com/maps?q=resta[...]06899&z=17&cbll=40.431133,-3.693514
Con las alas rotas
314
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “El día”
Le echó una mirada al reloj. Dos y cuarto de la tarde
E: (“Jmmm, mejor me apuro con esto, para estar ahí a las tres tengo que salir en veinte
minutos, el tráfico está fatal. Jmmm”)
Ya había hablado con los polis de la custodia y les había avisado que la tenían que
llevar al “restaurante del hotel Santo Mauro”. Les había dicho que no era necesario que
la esperaran, que les avisaría para que la pasaran a buscar pero los agentes dijeron que
se quedarían en la cochera, tenían órdenes de no dejarla ni a sol ni a sombra
Releía el escrito que Gimeno había preparado para citar a declarar nuevamente a la
azafata. Dudaba en firmarlo, no sabía si esperar a los informes del tal Pito, para juntar
más evidencia, cuando sonó bip-bip el “mantero”
Sonrisa espléndida al cogerlo y abrir el mensaje
“¿Qué le parece fruta variada y cava?”
Se mordió el labio inferior. Esa tía la estaba haciendo encender como tea humana y ni
siquiera habían cruzado una palabra en todo el día
“Excelente. ¿Está buena la habitación?”
“Sí, aunque lo mejor es... jeje, muy, muy mullida”
“¿Ya la probó?”
“Me tumbé a soñar con usted”
“En unos minutos salgo para allí”
“Estoy contando los segundos que faltan para que llegue”
Decidió que el escrito podía esperar hasta mañana y comenzó a recoger sus cosas. El
apuro le recorría el cuerpo, tensando cada fibra de su anatomía. Empezó a meter las
cosas en su bolso y echó una última mirada a su porta documentos
E: (“¿La tarjeta? ¡¡¿La tarjeta?!! ¡¡Mierda, mierda!! ¡¡¿Dónde puse la puta
tarjeta?!!)”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “La tarde”... en que “ardió Madrid”
¿Se había quedado dormida? ¿No había sonado el despertador? ¡Qué raro que su madre
no hubiera aparecido a despertarla! Por las sombras y luces que se reflejaban en la
Con las alas rotas
315
ventana, parecía estar aclarando, o sea, eran más de las siete y media de la mañana. ¡Se
les iba a hacer muy tarde a las nenas para el cole! ¡Qué raro que tampoco Cruz se
hubiera despertado!
E: Mmmm...
Intentaba abrir más los ojos, pero le pesaban los párpados. Mucho. Aunque estaba tan
bien ahí, hacía mucho tiempo que no se sentía así. La tibieza bajo las mantas, su brazo
rodeándola y...
E: (“¡Ehhh!”)
Ahora sí que abría los ojos farol de neón. ¡Estaba desnuda y tenía un cuerpo desnudo
pegado a ella y un brazo que la apretaba contra el cuerpo desnudo pegado a ella!
E: (“¡¡¿Qué coño...?!! Ehhh... mmmmm...jeje”)
¡Uy señoría, parece que la memoria le vuelve rápido a usted! ¡Mire qué sonrisa boba se
ha instalado en su rostro! Y por la forma en que aprieta más ese brazo y esa mano a su
tripa, son recuerdos muuuuuuuuuu agradables
Esta vez no era un sueño húmedo que la despertaba jadeando. No. Esta vez era verdad
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Tercer llamado y de nuevo saltaba el contestador. Miró su reloj. Las seis de la tarde.
Necesitaba hablar con ella para saber si mañana podría acompañar a Manuel a su cita
con el médico para quitarle la escayola, le habían avisado de una reunión imprevista
muy temprano con unos clientes en el bufete
Aimé: ¡Venga! ¡Vamos a saludar a la tita Claudia! ¡Hico caballito!
No pudo menos que sonreír. Su chico cargando a Pedro en el cuello, haciéndolo
“cabalgar” y el niño riendo y “gritando” su sorpresa y alegría, mientras Sam iba detrás
poniendo los brazos para “atajar” al bebé
Claudia: Con cuidado Manuel, que Sam está pálida de miedo de que se caiga para atrás
Aimé: Lo tengo bien cogido y a esta edad ya se quedan firmes. ¡Vamos caballito!
Comenzaba a “cabalgar” de nuevo, ahora hacia la cocina
Claudia: Sam... ¿Maca te ha dicho dónde iba a estar?
Sam: Boeing avión (se detenía para contestar a Claudia)
Claudia: Sí, pero el lugar, ¿te dijo dónde quedaba? La estoy llamando y no me contesta
Sam: Ahhh, no dejó móvil
Claudia: ¿No dejó? (no le entendía)
Sam: Móvil, phone... left it. En cama. Dejaba
Claudia: Vale, se olvidó el móvil. Bueno, espero que llame pronto, ya debería estar de
vuelta
Sam: Avión, ¿vio? (aseguraba con la cabeza)
Con las alas rotas
316
Claudia fruncía el ceño, ¿qué le quería decir?
Sam: Boeing mostraba avión
Claudia: Ahhh
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “La tarde”... en que “ardió Madrid”
La espabiló esa mano sobre su brazo. ¡Qué gusto sentir su tripa, su cuerpo pegado a ella,
su aroma, su piel!
M: Mmmmm
Estiró sus dedos y alcanzó a tocar el borde superior de su “monte de Venus”. ¡Bajar
nuevamente hacia allí, qué tentación!
E: Comandante, nos hemos quedado dormidas (voz que llegaba a sus oídos como una
caricia)
Ahhh, ¡claro! Se habían quedado dormidas. Lógico, después de haber alcanzado el cielo
con tus manos, te quedas dormitando. Tanto relax, tanto placer, se sentía tan bien así
desnuda a su lado, su piel contra su piel, su cuerpo contra su cuerpo, su...
M: ¡Hoxtia! ¿Nos quedamos dormidas!
¿Qué hora era? Venga Macarena, abre tus ojos, te esperan en tu casa, tu hijo, Claudia...
¡¡Claudia!! Dijiste que le ibas a avisar si te pasaba a buscar
M: Señoría, ¿qué hora es?
E: Intento abrir los ojos para mirar pero me pesan dos toneladas los párpados
M: Uhhh. ¿Está bien?
E: En la gloria, por eso no puedo abrir los ojos. No sé si es de noche o de día
M: Ahhh, menos mal que está bien
E: ¿Y usted?
M: En la gloria, a su lado. ¿Me siente a su lado?
E: ¡Claro! ¿Por qué cree que estoy en la gloria?
M: ¡Mmmmm!
Con los párpados pesados, sus ojos sin abrir, sólo atinó a usar lo que todavía respondía a
sus neuronas. Sus labios. En el cuello de “su señoría”, para recibir un gemido a
aprobación, como los muchos que había recibido esa tarde y que la habían elevado a...
“la gloria”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En: Dime Cruz
C: Estoy intentando comunicarme con Esther y me salta el contestador. ¿Sabes si aún
estaba en su reunión? Quedó en avisarme si la tenía que pasar a buscar
Con las alas rotas
317
En: Eh... ha llamado, que se iba a demorar
C: Ahhh. ¿Te dijo el nombre del restaurante?
En: No, a mí no
C: Los de la custodia no tienen radio y los números de móvil que tengo dicen fuera de
cobertura. Ufff, deben estar en un estacionamiento subterráneo
En: Cruz, no te preocupes y ven para casa, así ves los progresos de tu hija, ¡cuánto ha
aprendido en sus clases! Eduardo está encantado
C: ¡Cierto! ¡Hoy comenzaba! Vale, voy para allá. Si llama Esther...
En: Le digo que estás viniendo, no te preocupes, jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles. “La tarde”... en que “ardió Madrid”
No usaron la bañera. Una ducha rápida que fue una “tortura”. Porque las manecillas del
reloj las perseguían y las manos se les iban acariciándose enjabonadas. Risas nerviosas,
besos robados en el apuro, batas que apenas podían disfrutar, las cofias plásticas para
cubrir el cabello que las hicieron sacarse fotos con el “mantero” por lo ridículas que se
veían. Más besos y susurros mientras se cambiaban. Lamentos por no poder quedarse
juntas, bajo las mantas, desnudas
E: No quiero irme (le acomodaba el cuello de esa camisa que le quedaba “como a
medida”)
M: Yo tampoco (anudaba el pañuelo en el cuello de “su señoría”)
E: Ufff (acomodaba un mechón del cabello de la piloto detrás de una oreja)
M: Espere, voy a por el maquillaje, ¿vale?
Un toque de maquillaje para disimular, una le ponía el rubor a la otra, la otra
“acariciaba” el rostro de la una con una base tenue. Así con los labios, lo dicho, un
toque nada más
M: ¿Se ha dado cuenta que no nos tuteamos ni nos llamamos por el nombre?
Esther asentía mientras pincelaba con rubor las mejillas de su chica
M: Es raro
E: Una medida defensiva, podríamos ponernos en evidencia cuando nos viéramos en el
juzgado
M: ¿Le molesta?
Esther negaba con la cabeza y guardaba el pincel en el estuche de maquillaje de la piloto
M: A mí tampoco
E: Ha sido una coincidencia tácita
M: O transmisión de pensamiento
E: Eso está mejor
M: Implica que estamos conectadas
E: Muy conectadas
Con las alas rotas
318
Esther se colgaba de su cuello para la despedida. Ella saldría primero, Maca después y
se encargaría de dejar las dos tarjetas en la recepción. Un beso prolongado y un susurro
en el oído
M: ¿La semana que viene, a la misma hora?
E: El jueves, del lugar me encargo yo esta vez
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Voy en camino mamá
El policía en el asiento del acompañante la observaba por el espejo retrovisor. Parece
que la jueza seguía reportándose a su madre como una adolescente
E: ¿Qué le dijiste? [...] Ufff, gracias mami [...] Muy bien, sí [...] Hasta ahora
El policía seguía observándola mientras su compañero conducía. ¡Vaya sonrisa la de la
jueza! Ahora escuchaba el bip-bip de un móvil, no el que estaba usando
“Ya la extraño demasiado.”
El poli estaba impresionado por la sonrisa de esta mujer, no la había visto nunca en las
dependencias del juzgado
“Yo también, la semana se va a hacer de chicle”
“Miraremos la foto para recordar”
“¡Estamos ridículas!”
Los mensajes iban y venían entre más sonrisas. El poli le tocó el brazo a su compañero
y se acercó a murmurarle al oído
Policía 1: ¡No sabía que los jueces le daban tanto al dedo! Parecen niñatos del instituto
El otro levantaba un poco la vista para mirar por el espejo retrovisor y asentía con la
cabeza
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Maca le indicaba la dirección al taxista y volvía a su móvil a escribir un mensaje. Dato
que no pasó inadvertido para el conductor, que cada tanto le echaba un vistazo por el
espejo retrovisor. “Guapa” pensó para sus adentros. “Debe ser su chico... o su amante,
por la cara que pone, jmmm”
Un largo trecho del viaje así, mensaje va, mensaje viene. Veía que ahora cogía otro
móvil. “Lo dicho, un amante, ahora seguro llama al cornudo con el otro teléfono”
M: Sam, I'm on my way home [Sam, voy camino a casa]... What did you tell her?
[¿Qué le dijiste?]... Cool! You're a dear, sweetie [¡Genial! Eres un amor, cariño.]...
Con las alas rotas
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Yeah, awesome! Tell you tonight [¡Sí, maravilloso! Te cuento esta noche]... See you
soon [Hasta ahora]
“Pobre cornudo ese tipo, parece que es extranjero, ahhh estas madrileñas, ¡qué rápidas
son!, y guapa la jodía” elucubraba mentalmente el hombre
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Faltaban pocas calles para llegar a su casa. Habían dejado de enviarse mensajes para
calmarse y ponerse “a tono” con lo que les esperaba en sus respectivas casas. Tendrían
que fingir ambas que nada había pasado, cuando en realidad, el mundo se les había dado
vuelta irremediablemente
Las sombras se habían transformado en noche y las luces invitaban a recordar, a revivir
el ensueño
M: ¡La encontró! Esperaba para abrirle (se sorprendió al ver la puerta abrirse y frente
a ella, unos metros adelante, “su señoría”)
E: El bolso tiene roto el forro, la tarjeta se había metido ahí, tengo que comprar uno
nuevo
¡Clinch!, ojos, vista atornillada, mundo fuera, sólo existe esa mujer tan esperada, ese
momento tan deseado, esa pasión desatada
M: ¡Hoooola! (se acercaba lentamente hacia la jueza, temiendo casi que fuera a
desaparecer mágicamente)
E: ¡Hoooola! (le temblaba un poco el labio inferior, esos “hola” con ese tono y ese
terciopelo rozando sus tímpanos la derretían)
M: ¡Qué guapa está! (estiraba su mano para coger el bolso que la jueza descolgaba de
su hombro)
E: ¡Ibidem! (babita caía por comisura del labio mientras pensaba “¿qué he dicho?, va
a creer que soy una friky que habla en latín”)
Maca se mordió el labio inferior, una mano con el bolso, la otra mano, intrépida
aventurera, se dirigía hacia el rostro de Esther. Y la jueza, ni lerda ni perezosa, ni
siquiera se quitó el abrigo, lanzó sus dos brazos al cuello de la piloto y le zampó un
morreo digno del Guinness
Cayó el bolso y...
Unas calles más y ya estaría en casa. Le echó una última mirada a la foto en el
“mantero”
M: (“¡Qué opusina su señoría! Jeje”)
El taxista fisgón frunció el ceño. “Cómo se la debe gastar con el tipo, ¡libertina!”
Ajena a las miradas y los pensamientos del conductor, su mente se negaba a centrarse en
la “cara a poner” y “qué decir” en casa y volvía a los momentos vividos
Con las alas rotas
320
No se sorprendió por el morreo. Sólo le confirmaba una opinión que ya tenía. “Su
señoría” era un volcán de pasiones y ella había logrado despertarlo de su letargo. Y lo
único que quería era que la lava ardiente que despedía su lengua se volcara en todo su
cuerpo, la abrasara por completo
En segundos llegaron a la “momentum” que habían “suspendido” en el coche. La
mano de Esther se había abierto camino en su blusa, con velocidad llamativa y ya
estaba posada dentro de su pecho. Ambas manos de Maca habían subido abrigo, falda
y lo que hubiera que subir para posarse sobre los glúteos tirando del borde de las
pantys para bajarlas
Ladearse, quitar, ayudar a sacar, tirar por ahí, vuelta a repetir paripé con las prendas
que quedaban. Es lo que tiene el invierno, demasiada ropa. Caminar a los tumbos hacia
el dormitorio, una prenda aquí, otra más allá y un camino que se va haciendo al andar
Sentir la piel contra la piel, el busto contra el busto, la pierna contra la pierna y sólo
quedan bragas y sostén. ¿Hora de dejar el morreo y mirarse-admirarse? Sí. Ojos
brillantes, sonrisas pícaras y lascivas, labios húmedos y rojos de roce, deseo no
contenido, ir más lento para que goce la vista, que se regodee el olfato, que se aliste el
gusto. Sin palabras, ¿para qué?, si se lo estaban diciendo todo así
Vuelta a enrollarse en abrazos y besos para caer de sopetón en la cama, risa
contagiosa de su señoría, suspiro de deleite de la comandante y el “volcán en
erupción” que se adelanta para adueñarse de las “alas del avión” y derramar su lava
húmeda primero en el cuello, luego bajando lenta y deliciosamente hasta el pecho de la
piloto, arrancando los primeros gemidos que iban anticipando la explosión en ciernes
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En: Déjame mirarte
Esther se quitaba el abrigo y su madre le intentaba mirar el cuello
E: ¡Mamá!
En: ¡Qué mamá ni mamá! A ver si te dejó una marca y Cruz te pesca al vuelo (ahora
lograba mirarle bien el cuello)
E: Ni que fuéramos dos niñatas
En: No, veníais con sobrecarga hormonal. Está todo bien, no te ha dejado ningún
chupetón. Anda, ve con las nenas, todavía está Eduardo, Cruz está con ellos feliz con
los avances de Candela
Se quedó unos segundos mirándola anonadada. No sólo le cubría sus “escapadas” sino
controlaba que todo estuviera “en orden” con su anatomía. ¡¡¿Quién le había cambiado a
su madre?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Abrió la puerta, escuchaba las voces de Claudia y Aimé jugando con su hijo, estaban en
el estudio de su amiga, se escabulló rápido hacia el piso superior. Ya arriba, fue a su
habitación a dejar sus cosas y a tomar un respiro, a tratar de controlar las hormiguitas en
Con las alas rotas
321
el cuerpo. Sentada en su cama la encontró Sam, que la había escuchado llegar mientras
preparaba el baño de Pedro
Sam: ¿Todo bueno?
M: Uhhh, maravilloso (le respondió con una sonrisa tonta)
Sam: Good! (se sentaba a su lado y le daba dos besos cariñosos) I'm so happy for you
[¡Bien! ¡Estoy tan feliz por ti!]
M: Gracias por cubrirme con Claudia, le diré que fuimos a Barajas a ver el avión
Sam: Y olvidó móvil
M: Claro, lo olvidé aquí. ¡Muak! (la abrazaba y volvía a besar su mejilla)
Sam: Y puso make-up aquí (le señalaba el cuello)
M: ¿Por qué maquillaje?
Sam: Patrishia's mum. She's hot, isn't she? You've got a hickey here. Jijijiji [La mamá
de Patricia. Ella es muy ardiente, ¿no? Tienes un chupetón aquí.]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Las dos pasaron noches tranquilas al lado de los suyos
Esther se cambió de ropa, pasó largo rato con las nenas y Cruz charlando las novedades
del cole, organizaron juntas el baño de las crías, luego vieron algo de tele antes de una
cena deliciosa con aplausos para la cocinera Carmen, algo más de tele, las nenas “al
sobre”, las cuatro mujeres a cotillear un rato. Se quedaron a solas con Cruz a eso de las
once, tertulia con una copita, hablando más que nada de cómo se sentía Cruz
C: Mejor, creo que me voy haciendo a la idea
E: Gimeno te está ayudando mucho, ¿no? (sorbo)
C: ¿Lo has notado?
Esther asentía con la cabeza
C: Estamos charlando mucho estos días, es un tío distinto a lo que he conocido
E: Ajá
Silencio de algunos segundos en los que degustaban su bebida
E: El otro día se puso colorado cuando lo cogí hablando contigo (tratando de sonsacarle
más)
C: Sí, (sonrisa), me contó
E: No entiendo por qué, no tiene nada de malo
C: Esther... no te he contado porque... ufff, esto es nuevo para mí
Esther se giraba a mirarla
E: ¿Qué es nuevo? ¿Que te guste un hombre tan especial como Gimeno?
Cruz asentía
C: Me atreví a invitarlo a unas cañitas el otro día, es súper cariñoso conmigo... y
galante... tú lo has visto
Con las alas rotas
322
E: Sí. ¿Cuál es el problema?
C: No me dice nada, no capta mis indirectas. ¿Tú crees que sea gay?
E: ¡¡¿Gimeno?!! Si lo fuera lo sabríamos, es un tipo que no esconde nada Cruz
C: Entonces no le gusto
E: Ayss, Cruz, está tonto por ti. Pero es muy tímido
C: No sé (bajaba la cabeza)
E: Tú estás con las defensas bajas, muy blandita, ¡eso es lo que pasa! ¡Venga!
Pensemos juntas cómo espabilamos a mi secretario (la cogía del hombro y le daba un
beso en la mejilla)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Las dos pasaron noches tranquilas al lado de los suyos
Sam le maquilló el cuello entre risas, la marca desapareció como por “milagro”.
Después se cambió y fue a ver a su niño y sus amigos. Con cara de póquer contó sobre
el avión, la oferta y que no la iba a considerar, seguía siendo mejor el plan que tenía de
leasing con el avión que había visto la semana anterior. Ni Claudia ni Aimé sospecharon
nada; nuestra comandante se había metido tanto en su “papel” que mentía
descaradamente con absoluta naturalidad
Ayudó a Sam con el nuevo menú de tapas que habían cocinado con Magda mientras los
tortolitos se dedicaban a bañar y cambiar a su hijo y luego a darle su papilla
Cenaron temprano, vieron la tele juntos un rato, su hijo se quedó dormido en su regazo
jugando con un mechón de su cabello, luego cada cual a su habitación
Mientras esperaba la hora para hablar con “su señoría”, intentó continuar leyendo su
novela metida entre las sábanas. Pero era imposible, no podía dejar de pensar en ella
Tumbadas frente a frente, acariciándose los brazos debajo de las mantas, se miraban
con ojos brillantes y sonrientes
M: No hemos probado las frutas y el cava
E: Lo que he probado me parece mucho más rico que eso (subía su mano derecha y le
acomodaba un mechón del cabello de la piloto)
M: Mucho más rico (ahora ella levantaba su mano y acariciaba la piel del rostro de la
jueza cerca de su oreja, notando que la hacía estremecer) Pero usted no ha comido
nada
E: No tengo hambre (sus dedos se metían dentro de la cabellera de Maca y se movían
lentamente)
M: ¿No?
E: En todo caso, no hambre de frutas (destellos pícaros en sus pupilas)
M: ¿Qué le parece si combinamos un poco de frutas y cava con lo que realmente nos
apetece comer? (miraba sus labios con deseo mal disimulado)
E: ¿Acá, en la cama?
M: Ajá (demasiada tentación esa boca)
E: Vale (sonreía)
M: Después de esta ronda
Con las alas rotas
323
Y se lanzaba a su labios y a su cuerpo, olvidándose de las frutas y el cava
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Así que el mantero necesita que lo espabilen, jeje
E: Totalmente
M: ¿Se siente mejor con su amiga ahora que le ha contado?
E: Mejor sí, aunque peor también
M: Por nuestra mentira
E: Ajá
M: Yo también me siento culpable, pero ¿qué quiere que le diga? Ya soy una Sarah
Bernhardt hecha y derecha
E: Como actriz puede ser, pero usted es mucho más bonita
M: ¿Cómo lo sabe? He visto fotos donde aparece muy guapa
E: A su lado, un adefesio
M: Está siendo pelota
E: ¡Para nada! Además estoy segura que el culo de la Bernhardt no tenía la perfección
que el suyo
M: Jajajaja. Hoy es la segunda vez que me lo dice
Segunda ronda más calma, pero tan vibrante y pasional como la primera. Se dieron el
tiempo necesario para gustarse/gozarse/saborearse como gourmets profesionales
Después de un descanso corto, Esther acurrucada dentro de los brazos de Maca, las
mantas cubriéndolas y entibiando los cuerpos ardientes, la piloto se decidió a ir a
buscar las frutas y el cava. Hora de reponer energías. Para Esther hora de ir al lavabo,
literalmente ¡se meaba!
Cuando regresó del baño, enfundada en la primorosa bata blanca del hotel, se la
encontró parada frente a la mesa, organizando la bandeja que iba a llevar a la cama
con las frutas cortadas y las dos copas con la bebida. ¡Qué visión “señoría”!
Se mordió el labio y la cabeza y el cuerpo se le llenaron de ratones “eróticos”. Se
acercó lentamente y la cogió de la cintura por atrás, dejando un beso en su espalda
desnuda. Maca se estremeció y estiró una de sus manos hacia atrás para tocarla
E: Comandante, ¡ese culo es un delito! Voy a tener que ponerlo bajo custodia. ¡Muak!
Parecía que a las dos les pasaba lo mismo, tenían muy fresco todo lo vivido
M: Ufff, no sé cómo voy a aguantar sin estar con usted hasta el jueves
E: Me pasa lo mismo, se me vienen las imágenes en tropel
M: ¿Está tensándose?
E: Ajá. ¿Y usted?
M: Ibidem
E: Jajajaja. Me ha copiado
M: Ehhh... ¿se enfadaría si le digo cómo podemos solucionar esta tensión ahora mismo?
E: A ver... cuente y después le digo si me enfado o no
No hubo enfados. Sólo gemidos a un lado y otro de la línea telefónica
Con las alas rotas
324
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Con el “informe que no existía” de las llamadas del tal Brandon armaron una nueva
pizarra con los cruces telefónicos
C: No hay llamadas a la vecina y su marido
Gimeno: No, los llamados son a la azafata y la Solé se comunicaba con ellos
Esther no comentaba nada, miraba la pizarra muy seria con las manos metidas en el
bolsillo de sus pantalones
Gimeno: La reina del cuplé nos resultó una mosquita muerta. Al final, ella organizaba
los envíos desde Mallorca
C: Eso parece
Gimeno: Hay que hacer el cruce entre los datos de las cuentas bancarias
C: Ajá
Gimeno: Y pedir identificación de llamadas
C: ¿Tu amigo podrá...?
Gimeno: ¡Claro! Pero necesitamos los reportes oficiales lo antes posible
C: Esther, te has quedado muda. ¿Qué opinas?
E: Gimeno prepara los escritos, quiero que salgan hoy mismo. Y habla con los gerentes
de las empresas telefónicas y de los bancos, quiero todo el lunes sin falta en mi
escritorio
Teresa abría la puerta y los interrumpía
T: Esther, la abogada Castilla quiere hablar contigo
E: ¿Está aquí?
T: No, en el teléfono
E: Vale, la atiendo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Aimé: No contaba con las sesiones de kinesiología
Salían del hospital, el piloto con una férula que le cubría desde la palma de la mano
hasta mitad del antebrazo. Maca caminaba a su lado
M: Yo pensé que las hacían cuando ya no tenías que usar esa férula
Aimé: Has visto lo que dijo el médico, con los años se pierde movilidad si se dejan
demasiado tiempo escayoladas, se atrofian los movimientos
M: Pasamos por un negocio y compramos una de esas pelotas blandas, así puedes
comenzar los ejercicios hoy mismo (abría las puertas del coche con su mando a
distancia)
Aimé: ¿Te molesta si compro algún juguete para el enano? (abriendo la puerta del
asiento del acompañante)
M: Me lo estás malcriando, jeje (abría su puerta) ¿Tienes algo en mente?
Aimé: Un andador como los de nuestra época, ¿te acuerdas?
Con las alas rotas
325
M: Sí, esos que eran nada más que para fortalecer las piernas y que no tuvieras miedo
de caerte, ahora tienen tantos agregados que parecen autos. ¿Los seguirán fabricando?
Aimé: Busquemos
M: Vale. Muy buena idea (encendía el coche) Y por las sesiones no te preocupes, yo te
traigo
Aimé: ¿Y la sierra? No creo que Claudia...
M: Claudia no se opondrá, es día por medio, te traigo y después nos volvemos. ¿Te
ayudo con el cinturón? (viendo que no podía abrocharlo)
Aimé: Porfa. Pero no puedes dejar a Sam sola en la casa con Pedro, no sé
M: Magda (le abrochaba el cinturón)
Aimé: ¿Podrá ir? Porque tiene que quedarse a dormir allá
M: Ya le he preguntado, necesitamos ayuda con la casa Aimé. Son unas pelas extra que
le vienen muy bien (puso primera y arrancó)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Señora Castilla
Claudia: Buenos días, señoría. Quería preguntarle si me podría recibir hoy a última
hora de la mañana
E: Rige todavía el secreto de sumario en su caso
Claudia: Lo sé, es por una documentación que dejaron mis defendidos en su juzgado
E: Vale, pase a eso de las tres
Claudia: Muchas gracias, allí estaré
Esther colgó y se quedó pensativa. ¿Quién pediría su pasaporte? Si era la Solé, tendría
que adelantar su imputación e indagatoria
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“¡Es una saeta! ¡No lo detiene nada ni nadie”
Esther miraba la foto de Pedro en su andador y sonreía
“¡Divino! ¡Tiene una sonrisa tan bonita! Y es guapísimo”
“:-)) babas, babas”10
E: Jajaja
“Estoy subiendo un vídeo a YT, dice Sam que la invite a verlo”
“¡Claro! ¡Menos mal que Sam se acuerda de mí! :-(”
“Yo también quiero que lo vea, me preocupa su IP”
“¿Mi qué?”
10
Significado de los signos:
:-)) Sonrisa (☺)
:-( Triste ()
Con las alas rotas
326
“Pregúntele al mantero cómo hace para verlo sin que aparezca su IP, él sabe”
“Vale mándeme el enlace. ¿Sale usted?”
“:-))”
“Mándemelo ¡¡ya!!”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: A ver Gimeno, ¿este programa es seguro? (lo miraba teclear en su portátil a la
velocidad del rayo)
Gimeno: ¡Pssss! GNU, código abierto, lo mejor de lo mejor. Te abre un escritorio
virtual y te enmascara el IP, indetectable
E: Tú mismo me dijiste que todo se puede detectar
Gimeno: Este no, salvo que los técnicos sean hackers y no lo son, son Puertas
dependientes. Jmmm. (seguía tipeando y se sucedían pantallas de distintos colores que
Esther no terminaba de ver cuando desaparecían)
E: ¿Puertas dependientes? ¿De qué hablas?
Gimeno: Son esclavos del Windows de Bill Gates. Gates, Puertas
E: Ahhh
Estaba parada a su lado y seguía sin entender lo que hacía
Gimeno: Ya está. Tu sistema operativo ni se entera que estás usando otro sistema
conectada a internet. Venga que te enseño cómo se hace
E: Vale. Espero que sea como tú dices
Gimeno: ¿Alguna porno en especial?
E: ¡¡¿Ehhh?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: Gracias por recibirme, señoría
E: Por favor, siéntese. ¿Un cafecito?
Claudia: Eh... no quiero molestar
E: No es molestia. Le ha caído muy bien a Teresa y fue ella misma quien me lo sugirió.
(cogía el teléfono y le avisaba a Teresa)
Claudia: ¿Sí? Vaya (sonreía halagada)
E: Usted dirá
Claudia: Uno de los tripulantes necesita su pasaporte (hacía un movimiento en su silla
que percataba a Esther que no estaba muy cómoda con lo que estaba haciendo)
E: ¿Quién? (apoyaba los brazos en su poltrona y se reclinaba hacia atrás, apoyando su
espalda en el respaldo)
Claudia iba a contestarle cuando entraba Teresa con una bandeja con los cafés
T: Permisoooo
Claudia: Muchas gracias, señora Montoro. Muy atenta
T: Psss, no es nada. Usted se las merece señora Castilla
Con las alas rotas
327
Esther sonreía entre dientes, dos o tres visitas más de la letrada y ya se la veía a Teresa
sonsacándole a la mujer vida y obra. Cuando se hubo retirado...
Claudia: La señorita Verónica Solé pide su devolución (levantaba la taza y tomaba un
sorbo de café)
E: No he terminado la instrucción del caso, hasta tanto no lo haga, no devolveré los
pasaportes (sorbo de café sin dejar de mirarla)
Claudia: Pero ella es una testigo y no figura como imputada
E: Usted sabe que ha sido involucrada en la desaparición de la credencial de la
Comandante Fernández, usted estuvo presente en el testimonio que brindó su otra
defendida
Claudia: Lo sé
Se quedaban un segundo mirándose a los ojos, en silencio
E: Entonces usted entiende mi negativa
Claudia: La entiendo, pero como no ha sido citada a declarar ni se ha cambiado su
carátula en este caso, entiendo que ha desestimado esa declaración
E: No, se está investigando todo
Claudia cogía aire y depositaba la taza sobre el escritorio
Claudia: Vale
E: Su posición en este caso es incómoda, ¿no?
Claudia asentía con la cabeza
E: Si me permite, le recomendaría que otro letrado representara a la señorita Solé
Claudia: O a la comandante Fernández
Esther sonreía
Claudia: Ya, usted sabe la relación que tenemos, nunca dejaría que otro abogado la
representara
E: Si me permite otra recomendación...
Claudia: Desde ya, se lo agradecería
E: Que ese nuevo letrado pida la devolución en un escrito explicando las razones por lo
cual lo solicita
Claudia la miraba fijo unos segundos, Esther le mantenía la mirada. De pronto la
abogada entendía lo que buscaba la jueza, ganar tiempo
Claudia: Vale
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Quince minutos después que Claudia se hubiera retirado, recibió el bip-bip de su
mantero
“Este es el vídeo. http://il.youtube.com/watch?v=g0dPnmqw”
Con las alas rotas
328
“¡Voy a verlo!”
Estaba a solas en el juzgado, era la última en irse. Cruz le había avisado que iba
directamente para la casa. Decidió tomarse su tiempo para gozar a solas el vídeo
Sacó su libreta de notas donde tenía las “instrucciones” para usar el programa que
Gimeno le había instalado. Tipeó la dirección en Youtube. Eran varios minutos y se
escuchaba perfectamente a todos hablarle a Pedro, que iba de aquí para allá a gran
velocidad. Se le instaló esa sonrisa tonta rematada que le provocaba la comandante, que
se llenó de babas cuando escuchó su voz y apareció en pantalla
Claudia: Disculpe, eh... golpeé pero no me ha escuchado. Me dejé el portafolios en...
Voz: ¡Pedro! ¡Ven aquí con da-da!
Claudia: ¿Eh?
Se quedó petrificada en el rellano de la puerta al escuchar la voz
La que no se quedó petrificada sino que “procesó” la información a millones de
tetragigabytes por nanosegundo fue la jueza. En términos “gimenianos”, su mente hizo
la siguiente operación:
letrada+voz_de_Maca+cogida_in_fraganti=exilio en
Tangakistán=¡me_muero!= ¡inventa_Esther_inventa!
E: Ah, señora Castilla, no escuché su llamado en la puerta. Pase por favor, venga y
disfrute de este vídeo que me ha enviado mi hija por correo. Creo que conoce a las
personas que salen en él
Claudia: ¿Maca? ¿Pedro? (medio aturdida por la sorpresa)
E: Y Sam y... creo que el copiloto, jeje
Claudia: ¿Todos en un vídeo? Y... y... (caminaba hacia el escritorio de la jueza) ¿Lo
está mirando en Youtube?
E: ¡Nooo! Me lo enviaron por correo, a la cuenta personal que uso para comunicarme
con mi familia. No se preocupe
Claudia: Vale (se dejaba caer sentada en la poltrona, todavía un poco confusa)
E: Le giro la pantalla y lo puede ver
Eso hacía Esther, reiniciando el vídeo, y la cara de preocupación de la letrada daba paso
a una amplia sonrisa
Claudia: No me han dicho que le habían comprado ese andador al enano
E: Ah ¿no?
Claudia negaba con la cabeza
Claudia: ¡Mire cómo corre con ese aparato! (babosa)
E: Sí, un diablillo tan simpático
Claudia: De diablo nada eh, es tranquilo, tierno, ¡tan simpático y cariñoso!
E: Ya veo que la tiene loquita
Claudia: A mí y a Manuel, bueno, a Aimé, es mi... jmmm
Con las alas rotas
329
E: Vale. Bueno, ya está (cerraba el portátil cuando el vídeo finalizaba)
Claudia: Eh... ¿su hija se lo mandó?
E: Mi hija por pedido de su abuela, que babea por ese niño como si fuera su nieto. Sam
se lo envió y... ¡qué quiere que le diga! Se ha apegado mucho a la esposa de la
comandante (sonreía)
Claudia: Lo sé. Espero que Maca... la comandante Fernández, no haya vuelto a hacer
de las suyas y...
E: ¡Para nada! (“¡¡le está creciendo la nariz, “su señoría”!!”) Es más, creo que es mi
madre la que la atosiga, por Sam, ha quedado muy tocada por la enfermedad de la
esposa de la comandante y además... un secreto, es muy metomentodo
Claudia: Sam no hace otra cosa que hablar maravillas de su familia, señoría.
Especialmente de su hija y su amiguita
E: Jeje, esas dos sí que son diablillas, aunque en el buen sentido
Claudia: No la demoro más, que supongo estaría por retirarse. Me dejé el portafolios,
tengo la cabeza en otro lado (lo cogía del suelo y se disponía a levantarse)
E: Si me permite, ya que se ha dado esta casualidad de volver a encontrarnos, le querría
comentar algo
Claudia: ¡Claro! (se quedaba en su asiento)
E: Después de conversar con usted sobre el cambio de representación legal de la
señorita Solé, me quedé pensando
Claudia la miraba con sumo interés, en silencio. Esther, en una pose típica muy suya, se
reclinaba en el respaldo y ponía las dos manos delante de su mentón, como en un rezo,
con los codos apoyados en el apoya brazos
E: Ha dado la casualidad que usted estuviera presente en las declaraciones de los
testigos y de la imputada, por ser una representación laboral contratada por la empresa
Claudia: Ajá (asentía)
E: Sin embargo, rige el secreto de sumario. Si cada una de esas personas hubieran
tenido un abogado distinto, no sabrían nada de lo declarado por los otros
Claudia: Así es
E: Tiene que recordar eso cuando hable con el nuevo abogado de la señorita Solé. Por
un lado, no puede informar al abogado sobre la declaración de los otros tripulantes, eso
exige el secreto de sumario. Por otro, usted posee información privilegiada por haber
estado en todos los interrogatorios
Claudia no le respondía
E: Información privilegiada que podría ser beneficiosa para la imputada, que además es
la persona con quien usted vive en la misma casa. Supongo que usted querrá seguir
representando a la comandante, ¿no?
Claudia: Totalmente
E: Entonces tiene una situación muy delicada. Usted y su bufete. Recuerde que el bufete
no puede representar a ambos clientes con conflicto de intereses. Tendrá que decidir a
quién representa
Claudia: ¡Claro! No lo había tenido en cuenta, ufff (cerraba los ojos agobiada)
E: ¿Tiene idea cuál será la opinión del bufete?
Claudia: Me la imagino
E: ¿La opinión de... la empresa?
Con las alas rotas
330
Claudia asentía con la cabeza y se quedaba mirándola muy seria unos segundos
E: No sé cómo podrá resolver esto. Lo único que puedo sugerirle, si es que desea seguir
representando a la comandante, es que no se olvide de hacerle firmar a la señorita Solé y
a los otros tripulantes que cesa en su defensa y que la autorizan a seguir defendiendo a
la señora Fernández
El agradecimiento de Claudia fue todo lo sincero que su voz dejó entrever
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¡¡Qué gusto escucharla a esta hora!! ¿Qué le pareció el vídeo, lo pudo ver?
E: Luego le cuento, tenemos un problema, su amiga se olvidó el portafolios, volvió a
buscarlo y me cogió con las manos en la masa
M: ¡¡Noooo!!
E: Sí. Ufff, pero creo que se tragó mi explicación. Le dije que...
Rápido relato de la jueza
M: ¡Uy dio! ¡Qué imaginación! ¡Usted es mucho mejor que yo!
E: ¿Mintiendo?
M: Una mentirilla blanca
E: De blanca no tiene nada. Bueno, ¿habla con Sam? Yo ahora hablo con mi madre para
que esté enterada, su amiga puede intentar llamarla para corroborar lo que dije
M: Vale. Yo me encargo de mi parte. ¿Hablamos a la noche?
E: ¡Claro! Jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.De “mantero” a “mantero”
M: Habla la mujer que...
Gimeno: Le reconocí la voz, ¡única, sensual, aterciopelada! Me va a tener que dar
clases
M: Jajaja. Cuando quiera
Gimeno: Tomo su palabra, apenas pase el follón. ¿Necesita algo?
M: Ayuda informática. Necesito enviar un correo pero que salga y figure con una hora
anterior a la que lo estoy enviando
Gimeno: Jmmm, tendremos que “toquetear” varias cosas. ¿Es muy... privado?
M: No, un vídeo
Gimeno: ¿Hot hot?
M: Todo lo hot que puede ser mi hijo en andador y nosotros babeando felices
Gimeno: Vale. Envíelo ahora y luego páseme el mail. Nos encargamos con el Pito y la
Lupe de editarle la hora de envío, son los mejores en eso. ¿Gmail no?
M: Sí, pero ¿no revisarán todo el correo de la otra persona? No quisiera que...
Gimeno: No, sólo ese mensaje, en lo demás no nos metemos, no se puede salvo que
hackeemos la cuenta entera y no hacemos esas inmundicias, respetamos la privacidad,
bueno, de la gente buena porque a la otra, jijiji. En diez minutos se lo arreglamos
M: Le debo una más
Gimeno: Clases de seducción y estamos a mano
Con las alas rotas
331
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia volvió al bufete. Su mente estaba concentrada en lo último conversado con la
jueza. Se había olvidado por completo del vídeo de Maca y su hijo
Después de dejar sus cosas en el despacho, fue a hablar con el socio fundador del
estudio jurídico. Le planteó a grandes rasgos el problema
Abogado: ¿Quieres seguir con la representación de la Comandante?
Claudia: Sí (no le mencionó las sugerencias de la jueza) Sabes que es mi amiga y
además estuve presente en su declaración espontánea
Abogado: No creo que Ryanair esté de acuerdo, está imputada por un cargo grave y
está suspendida sin goce de salario, no creo que vuelva a pilotar un avión de la empresa
Claudia: Si no la represento por cuenta y orden del bufete, lo haré en forma privada y
personal Juan
Abogado: Nos pones en una situación incómoda, tendrías que haber planteado esto
antes
Claudia: Quizás
Abogado: No Claudia. Que la comandante se busque otro abogado o búscaselo tú, pero
el bufete no la va a representar
Claudia lo miró muy seria
Claudia: Vale. Mañana a primera hora tendrás mi renuncia en el escritorio. Prepararé
un escrito de traspaso de expedientes y los datos para el abogado que lleve el caso
Abogado: ¡Venga Claudia! Le podemos conseguir un buen abogado a tu amiga, no es
una cuestión personal con ella. Debemos complacer a quien nos contrata y es Ryanair
Claudia: Pero sí es personal para mí
Abogado: Claudia, piénsalo mejor. Lo que sugiero es en beneficio de nuestro estudio y
tuyo también
Claudia no le contestaba y cerraba la puerta
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: Así que... aquí me tenéis, otra en el paro
Aimé tenía su mano cogida y la apretaba con cariño. Sam la miraba compungida, Maca
le había traducido el relato para que no se perdiera nada. Pedro seguía chupeteando su
galleta sentado en su sillita, ajeno al “drama”
M: Bueno, no hay mal que por bien no venga. Ahora te dedicarás por completo a mi
empresa (intentaba quitarle hierro a toda la situación) Tú manejas mis cuentas, así que
establece tus honorarios y me das el cheque para firmar
Claudia: ¡Maca!
M: ¿Qué? Si hace rato que estabas incómoda en ese bufete y tenías diferencias con
varios casos que llevaban. Además, estabas como autónoma, asesorando al bufete, no
eras socia
Con las alas rotas
332
Claudia: Ya, pero tenía contactos, me iba metiendo en la elite de la profesión y
haciendo un nombre
M: ¡Pamplinas! Ahora tendrás tu propio despacho y con la gallega Pilar vais a llevaros
el mundo por delante
Aimé: Tú dime lo que tengo que firmar para que la representes a Maca y lo hago ya
mismo. No creo que tengas problemas con Héctor y Alicia
Claudia: Mmmm... ¡qué dulce! ¡Muak!
Sam sonreía ante el beso y miraba a Maca, que hacía gestos un tanto “obscenos”, muy
divertida
Sonaba el móvil de la letrada
Claudia: Ahhh... Verónica. Le dejé un mensaje, a ver qué dice. Hola... (se levantaba e
iba hacia su estudio para atenderlo a solas) [...] Sí, estuve en el juzgado hoy pero no me
lo dieron, hay que hacer un escrito pidiéndolo y explicando las razones [...] Mira, así
son los trámites judiciales Vero, te lo piden, lo cumples
Llegaba a su estudio e iba hacia su poltrona, se sentaba, había dejado la puerta abierta y
Maca, cotilla intrigada, se había acercado para escuchar la conversación
Claudia: A ver.. [...] ¡Déjame hablar, mujer! [...] No te llamaba por eso, he dejado el
bufete y te asignarán otro abogado [...] Por cuestiones personales que no son de tu
incumbencia [...] La compañía ha contratado al bufete y no a mí personalmente, se
comunicarán contigo mañana probablemente, cuando entregue los expedientes [...]
Mira, de todos modos seguiré defendiendo a Maca por relación personal, así que le
estoy pidiendo a todos los de la tripulación que firmen que ceso en vuestras defensas y
continúo solo con Maca, un mero trámite formal, pero me lo piden en el bufete [...]
¡¡¿Quéeee?!!
Se la llevaban todos los diablos cuando salió de su estudio. Se topó con Maca, que la
esperaba afuera
Claudia: Has estado escuchando (se cruzaba de brazos, muy seria)
Maca asentía
M: Te ha dicho que no
Claudia: ¡Peor! Me ha dicho que me firma cuando le entregue su pasaporte
M: ¡¡Cree que la estás boicoteando!! ¡¡Está loca!!
Claudia: No Maca, está metida hasta el cuello en este ilícito y está desesperada por
desaparecer
M: ¿Tú crees que...?
Claudia: Totalmente. Baja de la parra y mira la realidad, tu ex ligue estaba traficando
cocaína
M: No entiendo. Tenía un buen trabajo, no necesitaba esa mierda
Claudia: Sí, pero también le facilitaba hacer dinero fácil
Maca bajaba la cabeza
Con las alas rotas
333
M: Si me hubiera dado cuenta antes, pufff
Claudia: Maca, no te sientas culpable (tomaba su brazo y trataba de confortarla) Salías
con ella, se aprovechó de ti. ¿Te duele que te haya usado?
M: No. Me duele haber salido con alguien y no haber prestado atención a su forma de
vida, no haberme dado cuenta que andaba en eso. Pufff (se apoyaba contra la pared y la
miraba) ¿Qué vas a hacer?
Claudia: Me lo voy a pensar bien, aunque casi seguro deje constancia en el acta que
entregue al colega que se haga cargo del caso. ¿No quiere que te represente? Pues te voy
a representar igual, aunque no figure como tu abogada
M: ¿Pilar?
Claudia asentía
Claudia: Estoy tranquila, García Uriburu es legal y Pilar es muy de su estilo
M: ¿Y cuál es su estilo?
Claudia: Venga, ya lo conoces, ¿o me equivoco?
M: ¡¡¿Yoooo?!! (artistaza)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¿Le comentó algo más del vídeo?
M: No, tenía la cabeza en otra cosa
E: Me imagino en qué
M: Pero de eso no debemos hablar, ya se enterará, mañana o el lunes
E: Su amiga me encanta
M: Jmmm, tiene novio (la vacilaba)
E: No en ese aspecto. Jeje
M: Ahhhh
E: Como profesional
M: ¿Me la quiere robar?
E: Si pudiera, sí. Se necesita gente así en mi trabajo, con ese sentido ético y
responsabilidad
M: En este punto vamos a tener un conflicto
E: Exacto
M: La necesito para mi empresa
E: Y nuestra comunidad la necesita más
M: ¿Quiere tocar mi sentido de solidaridad ciudadana? Le aviso que no me va a
ablandar
E: Espere a escuchar mis argumentos cuando todo esto pase y le aseguro que me va a
dar la razón
M: Visto lo visto, creo que usted me convence hasta de ir a vivir a la luna
E: ¿Tanto? (feliz por el comentario)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Viernes tranquilo en el juzgado. Ninguna novedad en el “caso Ryanair”, salvo el aviso
de que el policía de narcotráfico que era enlace del occiso en Palma de Mallorca llegaría
a Madrid el lunes para ampliar su declaración. Gimeno seguía recabando información
vía sus “amigos” pero no tenía aún los resultados. Cruz estaba siguiendo una pista fiable
Con las alas rotas
334
sobre el paradero de la secretaria del tal Brando, se había llevado el coche de Esther. La
jueza se dedicaba a otros expedientes que llevaba su juzgado con la ayuda de Teresa
Cada tanto recibía algún sms que pintaba sonrisas en su cuerpo
“Hoy el día es casi primaveral, esas rarezas del clima madrileño. Tenía ganas de
enviarle flores para que me recordara al mirarlas, pero como no debo hacerlo, me
decidí a enviárselas en foto. ¿Le gustan?”
A continuación la foto de un ramo de jazmines
“Es una flor muy apreciada en la India y es símbolo de amor. En China, el jazmín es
emblema de la belleza, y en el cristianismo, de felicidad. Para mí, usted es todo eso”
Los mensajes pasaban del romanticismo al materialismo crudo
“Anda de aquí para allá y no quiere que lo saquemos del andador, llora como un
marrano. Tiene una torta marrón en los pañales y no podemos cambiarlo. Imagine el
aroma en toda la casa”
O a la impaciencia por la cita del jueves
“No tengo idea qué me voy a inventar para que mi amiga no sospeche, por ahora va a
trabajar en el estudio en casa. Usted tiene más imaginación. ¿Qué me sugiere?”
Lo que hizo recordar a Esther que ella se había comprometido a buscar el lugar de
encuentro
E: (“Pufff, se lo tendría que haber dejado a ella, es mejor para estas cosas” mientras
abría el “escritorio virtual” que Gimeno le había creado y desde ahí “navegaba” las
páginas de hoteles con restaurante)
Finalmente se decidió por el Gran Hotel Colón, cerca de El Retiro, alguna vez había ido
a algún Congreso ahí y el restaurante era ideal para una comida “de colegas”. Cuando
iba a hacer la reserva vía internet se dio cuenta que no podía hacerlo a su nombre
E: (“¿Cómo hago? No le puedo pedir a Cruz que la reserve, jmmm”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿Almuerzas aquí? ¡¡Qué bien!! (estaba en el lavadero, doblando la ropa limpia de
Pedro que había sacado del secador y la ponía en el canasto para el planchado)
Claudia la saludaba con un beso cariñoso en la mejilla
Claudia: Sí. Ya entregué todo, terminé con mi trabajo en el bufete. Me traje mis
archivos y... escucha esto. ¡Cinco clientes se vienen conmigo!
M: ¡¡Noooo!! (feliz)
Claudia: Igual cotizaré parte de los honorarios, como venía haciendo, para los gastos
del bufete
Con las alas rotas
335
M: ¡Venga, Claudia! Ya no tienes obligación, no seas tonta
Claudia: No Maca, es lo que corresponde (ayudaba a Maca a doblar la ropita del nene)
Conseguí esos clientes por contactos del bufete
M: Y se quedaron contigo, no siguieron con ellos
Claudia: Mira, no me voy a volver más pobre sin ese dinero y es lo que corresponde
hacer
M: Ya, pero no se han portado bien contigo
Claudia: Han priorizado los negocios, Ryanair es parte sustancial de la facturación del
bufete, yo en su lugar hubiera hecho lo mismo
M: Lo dudo. Da igual, el hecho es que tus clientes te reconocen el trabajo y eso es lo
que importa (dejaba la ropa y le pasaba el brazo por el hombro a Claudia)
Claudia: La verdad... sí (emocionada) Realmente no me lo esperaba. Ahhh... algo más.
Adivina a quién han querido recuperar para rellenar el agujero
M: ¿Pilar?
Claudia: Sacto
M: Uy, ¿aceptó?
Claudia: Nena, Pilar es de las mías, ¿por qué crees que le di todo el trabajo de tu
empresa? (le guiñaba un ojo) Hoy, realmente, cartón lleno, he tenido uno de esos
momentos donde dices... vale la pena ser así, aunque a veces sea medio estúpida
M: Jajaja. Ven aquí tontita, quiero abrazarte. ¿Has visto? A veces no hay mal que por
bien no venga (la atrapaba entre sus brazos)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esa noche, metidas entre las sábanas...
M: ¡¡¿Ernestina?!!
E: ¿Quién?
M: Su madre
E: Ahhh. Pues sí, ella y Carmen se las ingeniaron para hacer la reserva por internet.
Cada día estoy más sorprendida con estas pueblerinas, como las llamaba mi ex
M: Pueblerinas, a mucha honra
E: ¡Claro! Pero lo que me asombra es lo moderna que es mi madre
M: Es mi ídola, yo quiero ser así de grande
E: Estuve pensando excusas para usted, pero no se me ocurre nada
M: Ya la tengo, el jueves voy a ver oficinas para mi empresa y el estudio de mi amiga
E: O sea que al final su amiga se fue de donde estaba
M: Para bien, se lo aseguro
E: Jmmm, ¿cuándo se va a la sierra?
M: Mañana temprano salimos todos para allí
E: Otra vez lejos
M: No tanto, tengo que ocuparme de la kinesiología de mi amigo, voy a estar viniendo
a Madrid mañana por medio
E: ¿Sí?
M: Ajá. Mi amiga va a estar ocupada con sus clientes y nuevos proyectos, así que lo
haré yo
E: ¿Sam y el nene vienen con usted?
M: No, nuestra Piú se queda con ellos, se viene a la sierra de lunes a viernes a echarnos
un cable
E: Ahhh
Con las alas rotas
336
M: ¿Quiere que le avise cuando ande vagando sola por las calles de Madrid?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fin de semana tranquilo para ambas. Una, disfrutando de paseos al aire libre y los
juegos con su hijo. La otra, paseos con la familia y su amiga. El sábado Patricia y
Candela tuvieron su primera sesión de entrenamiento en la escuelita de fútbol
“¡Qué racimo de bellezas! ¿No hay foto de la otra mami?”
“Me la tiene que pasar mi amiga, la sacó con el móvil”
“¿Me la va a mandar?”
“Apenas la tenga”
“¿Y qué tal mis niñas, ¿chutan bien?”
“¡Bien y fuerte! Hicieron goles”
“Ays, se mojó todo aquí.”
“¿Se le volcó un vaso?”
“No, sus babas. :-))”
“¡Mala!”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Lunes. Juzgado. Saludos. Teresa
T: ¡Qué buen semblante!
E: Fin de semana al aire libre, la pasamos bien con las nenas. ¿Alguna novedad?
T: Gimeno. Se disculpa
E: Ya, Greta
T: No. Gimnasio, para complementar la dieta. Para mí, se nos ha enamorado Esther y se
está poniendo en línea para alguna chica
E: Jmmm. ¡Qué bien!, ¿no?
T: Ahhh, un abogado nuevo, jmmm... García Soto (leía el nombre del escrito que tenía
en la carpeta)
Esther se detenía con la mano en el pomo de la puerta de su despacho
E: ¿A quién representa?
T: A todos los tripulantes de Ryanair, parece que la Castilla renunció. ¡Qué pena!
E: ¿A... todos?
T: A ver... (releía el papel) no, a la comandante no
E: Vale
T: Quiere saber si lo puedes recibir
Con las alas rotas
337
E: ¿Para qué?
T: Dijo algo de una urgencia, un pasaporte
E: Vale, dile que me aguarde y lo atiendo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Estoy en el Paseo de la Castellana, llegando a la Plaza de Castilla. Voy a ver un
estudio por ahí. ¿Tiene tiempo para un café?”
Se mordía el labio de bronca. ¡Qué ganas de verla! ¡Estaba a metros de su despacho!
“Lo siento, tengo audiencias”
“Otro día entonces. Queda menos para el jueves. ;-)”
Teresa abría la puerta para que pasara el nuevo abogado del caso Ryanair. Cerraba su
“mantero” y lo metía en el bolsillo de su pantalón
García Soto: Buenos días, señoría
E: Buenos días, tome asiento por favor. Usted dirá
García Soto: Soy el nuevo representante legal del personal de Ryanair
E: He leído el escrito que se incorporó a autos. De todos con excepción de la señora
Fernández
García Soto: Así es. La señora tiene otro abogado, no de nuestro bufete
E: Vale. Con respecto al escrito, falta la firma del Sr. Aimé aceptando su representación
García Soto: El Sr. Aimé está con licencia médica, no lo hemos podido ubicar
E: Vale. Hasta tanto no acepte expresamente, sigue estando representado por la abogada
Castilla
El abogado la miró un poco fastidiado
García Soto: La letrada Castilla me ha entregado lo actuado pero ha sido muy escueta.
Quisiera saber si ha cambiado la carátula de mis defendidos
E: Supongo que eso debe figurar en los expedientes que la abogada Castilla le entregó
García Soto: Por lo que he visto siguen siendo testigos, por lo que no entiendo por qué
la reticencia a devolver los pasaportes de mis defendidos
E: ¿Los pasaportes? Que yo sepa la letrada, mientras aún los representaba, solicitó la
devolución de uno solo, el de la azafata Solé
García Soto: No he hablado con los otros, pero supongo que también los necesitan
E: Señor abogado, antes de hablar por ellos, pregúnteles (se incorporaba en su poltrona
y apoyaba los brazos sobre el escritorio) En cuanto a la señorita Solé, le dije a la
abogada que presentara un escrito solicitándolo y explicando las razones
García Soto: No veo la necesidad de tanto trámite, la señorita Solé es un testigo
Decididamente, este letrado no le caía muy bien
E: Señor... ehmmm... (fingía mirar su nombre en la carpeta que tenía a un costado)
García Soto. Sigo solicitando ese escrito, en todo caso, tendrá oportunidad de elevar su
queja cuando corresponda y a quien corresponda, mientras tanto, ¿debo recordarle que
Con las alas rotas
338
estamos en la etapa de instrucción del caso?, ¿que soy yo la que dice qué se hace y
cómo se hace?
El tipo no le contestaba y la miraba serio
E: Cuando se incorpore el escrito a autos, consideraré el pedido y le haré saber mi
resolución. Buenos días
Se giraba a coger una carpeta de su escritorio, dando por terminada la reunión. El
abogado, de mala gana, se ponía de pie y se iba
Esperó un par de minutos después que se cerró la puerta. Cogió su “mantero”
“¿Por dónde anda ahora? ¿Sigue en pie la invitación?”
Finalmente, el café quedó en la nada. Para cuando Maca le contestó dónde encontrarse,
había llegado el policía de Palma para ampliar su declaración. También Gimeno, con un
pote de yogur, su “colación de media mañana, por la dieta”, “¡¿pero has
desayunado?!”, “dos tostadas, café con leche descremada y un trozo de queso magro de
10x10x2”, “¿y eso?”, “50 gramos, ahhhh, a los cinco minutos de cinta mis tripas
lloraban de hambre”, “jajajaja”
La indagatoria no agregó mucho más a lo que sabían. El policía se iba a encontrar con el
occiso a su vuelta a Palma, ahí le iba a dar más precisiones sobre contactos y personas,
se habían visto un par de veces, no había hablado con nadie de sus encuentros con este
colombiano, sabía que el asesinato de este hombre lo ponía en el ojo de la tormenta,
vivía de su salario y llevaba una vida austera, alquilaba, tenía un coche modelo año
2000 y ofrecía sus cuentas bancarias y dos móviles que usaba para que lo investigaran.
En suma, no parecía ser la “fuente de filtraciones”
E: ¿Tu impresión? (le preguntó a su secretario apenas se hubo retirado el policía)
Gimeno: No parece mentir
E: Eso parece. ¿Qué tal si corroboramos todo esto? (señalando la carpeta con informes
que había dejado)
Gimeno: Jiji, en eso mismo estaba pensando
Esther le entregaba la carpeta
E: A ver si la policía colombiana sabe algo más (marcaba el número de teléfono de
Vilches) Gimeno, en el bolsillo de mi abrigo hay una barrita de cereal, cógela, tienes
cara de muerto de hambre
Gimeno: ¡Gracias! ¡Ays, qué feo es pasar hambre! (iba hasta el perchero a coger la
barrita del bolsillo del abrigo de la jueza) ¡Ah, con manzana y pasas de uva, mi
preferida!
E: Jeje. Vilches, buenos días, Esther García Uriburu [...] Hombre, no sabía que me
reconocías la voz [...] Vale, la próxima vez ni me anuncio [...] Terminamos hace un
rato, nada nuevo [...] En principio sí, pero vamos a corroborar algunos datos [...] No es
necesario, lo hacemos desde aquí. Te llamaba para saber si hay algo nuevo desde
Colombia [...] ¿Cuándo? [...] Vale, ¿me mantienes al tanto entonces? [...] No, de eso no
Con las alas rotas
339
sé nada [...] Pero tú no lo llevas [...] Ah, el juez habló contigo [...] ¿A última hora? [...]
Vale, te espero
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Menú 10 de tapas, esta noche lo va a probar, la Piú se lo acaba de enviar a
Ernestina”
“¿A quién?”
“Su madre”
“Ahh. ¿Ya se vuelve a la sierra?”
“Salimos a las cuatro. ¡Qué pena no habernos podido encontrar!”
“Ibidem. Estoy tapada de trabajo. ¿Qué tal las oficinas?”
“Muy pequeñas y el alquiler exorbitante. Un cliente de mi amiga le iba a averiguar por
otras de un cliente de él”
“El cliente del cliente”
“Sacto. Y lo mejor... también quedan cerca de su curro. ¿Estaría bueno no?”
“Me podría ir a tomar un café en cualquier momento”
“Voy a poner un sofá enooooorme”
“:-))”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: No, está Vilches conmigo [...] ¡La has encontrado! ¡Bravo! [...] Sí, claro, no sabía
nada, jeje [...]
Vilches le hacía señas con las manos queriendo enterarse de quién hablaban
E: Aguarda, Cruz. La secretaria de Brando, la ubicó en la casa de su tía
V: ¡Que la arreste ya mismo!
E: ¿Crees que Cruz no sabe lo que tiene que hacer? Venga, Vilches (gesto de ”obvio”)
Estoy contigo, Cruz [...] Ya lo conoces, si no mangonea no es feliz [...] Sí, cómplice [...]
Sí, le cabrían más o menos esos años de cárcel que le has dicho [...] Ahhh, eso es bueno
[...] Defensor de oficio, vale [...] ¡Vaya, menos mal que no sabía nada! [...] ¿Testigo
protegido? Bueno, eso dependerá de lo que tenga para declarar [...] Vale, le digo a
Gimeno que.. [...] Ahhh, muy bien, ¡claro!, tú hablas con él [...] Hasta ahora
V: De lo que escuché deduzco que la convenció de declarar a cambio de inmunidad
E: Algo así. Dice que tiene copia de los libros contables y las agendas de su jefe
V: ¿Los tiene encima?
E: No, un archivo virtual en no sé dónde. Fotos y escaneados
Con las alas rotas
340
V: ¡Joooo! ¡Cómo cambian las cosas! Antes eso se guardaba en cajas fuertes, agujeros
en la pared, tablas en el piso, cajas de seguridad en bancos, ahora... ¡en internet!
E: Viene para acá, supongo que te quedarás para el interrogatorio
V: ¿Tú qué crees? ¿Montoro no sirve cafecito hoy?
E: No, hoy está con mucho trabajo. Si quieres, te lo sirves tú
V: ¿En la sala de siempre? (se ponía de pie)
E: Sí. Ah... (antes que saliera) Montoro te separó los bollitos que más te gustan, están
en una caja con tu nombre arriba
V: ¡Esa es mi Montoro!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Llego tarde a casa, un imprevisto en el trabajo”
“Pero no vuelve sola, ¿no?”
“No, muy acompañada. :-))”
“Mire a ambos lados, inclusive en la cochera. Cuídese”
C: ¿Tu madre? (entraba al despacho después de pasar por el lavabo)
E: Ehhh, sí, que me cuide (guardaba el “mantero” en su bolsillo) ¿La mujer sigue
hablando con la abogada?
C: Ajá. Y Vilches discutiendo de fútbol con Gimeno
E: Por lo menos no lo tenemos aquí dando órdenes. Venga, siéntate que aprovechamos
para comer algo. Gimeno nos hizo preparar unos bocatas especiales (sacaba un paquete
de uno de sus cajones)
C: ¿Gimeno? (¡sonrisa Profident al aire!)
E: ¿Has cerrado bien la puerta? Así cotilleamos un rato
C: Sí, venga, cuenta. ¡Uy, qué rico se ve eso! ¡Cuántas verduras y vegetales!
E: Tu chico no sólo está haciendo dieta, ¡¡va a un gimnasio!! (desplegaba unas
servilletas de papel y le entregaba a Cruz su bocata)
C: ¡¡Nooo!!
E: Se ha conseguido un negocio a dos calles que le prepara viandas con lo que puede
comer, estos bocatas los hizo preparar ahí. Crunch... mmmm...ícos...mmmm
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El interrogatorio duró horas y horas. Y Maca estaba intranquila viendo el tiempo correr
sin tener noticias de “su señoría”. Había estado mirando la tele con el nene en el regazo,
mientras se dormía. Lo acostó y se excusó con los demás para irse a su habitación. No
sabía si enviarle un sms o no, no quería importunarla
Ring-ring. El “mantero”
M: Ahhh, ya estaba preocupada. ¿Todo bien?
En: Soy Ernestina, mi hija todavía está trabajando
M: ¡Ernestina! ¡Qué gusto escucharla!
En: Para mí también, ya no nos vemos ni hablamos. Ni siquiera me tuteas
M: Jeje, lo siento. Me da...
Con las alas rotas
341
En: ¿Respeto porque sales con mi hija?
M: Un poco
En: Mientras logres que mi hija sonría como ahora, tenga esa felicidad que la pone más
guapa, no tienes problema. Ahora, el día que le hagas una trastada, prepárate, vas
muerta
M: Jajajaja. Ninguna trastada, estoy coladita por su hija y... esto va en serio, Ernestina.
Muy en serio
En: Eso espero. A ver cuándo nos encontramos para charlar un poco
M: ¿El jueves?
En: No, me encuentro con la nena para darle las llaves
M: Tarjeta, ahora le dan una tarjeta como las del cajero
En: ¡¡¿No dan llaves?!!
M: Nop, todo electrónico
En: Ahhh, se ha perdido el romanticismo
M: No se crea, tiene su puntito
En: ¿Sí? Bueno, no me lo expliques, ejem. ¿Sam y Pedro bien?
M: ¡Muy bien!
En: He visto el vídeo. ¡Qué bicho mi niño! ¡Cómo corre!
Ese “mi niño” hizo pucherear a Maca de emoción, se le notó en la voz
M: Sí. Sniff
En: Vale. Eh... a lo que te iba a decir, la nena está trabajando y va a llegar muy tarde.
Me pidió que te avisara
M: ¿Su amiga está con ella?
En: Sí
M: Me quedo más tranquila
En: Un beso Maca, para ti, para Sam, para Pedro. ¡Cuídate!
M: Sí, un beso para ti Encarna, sniff
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¡Qué tarde!
C: Pero ha valido la pena, mañana vamos a detener a unos cuantos pájaros (paraba el
coche frente a la puerta del garaje, Esther accionaba el mando a distancia para abrirla)
E: Cruz, hasta que la chica no esté ubicada y a salvo, no hacemos nada
C: Lo sé, es una forma de decir, mañana, pasado. Se desentrañó la madeja. ¿Vas a citar
a la Solé?
E: Ajá
C: Bueno, no hablemos más de trabajo, ya tuvimos demasiado (ponía primera y se
disponía a ingresar mientras Esther saludaba con la mano a los polis de la custodia)
E: ¡Qué raro! ¡No se encendieron todas las luces!
C: No funcionará el mecanismo automático (ingresaba en el garaje)
E: Jmmm (extrañada)
Sonaba su “mantero”, metía la mano y lo sacaba
C: ¿Tu madre?
E: No. Jmmm. Gimeno (mirando el visor)
Con las alas rotas
342
C: Jmmm (empezaba las maniobras de estacionamiento en el lugar que le correspondía
a Esther)
E: Gimeno, dime [...] ¡¡¿Quéee?!!
C: ¿Qué le pasa? (estiraba su mano para apagar el encendido)
E: ¡¡No lo apagues!!
C: ¿Qué?
E: ¡Arranca! ¡Dice Gimeno que hay dos personas sospechosas pegadas al ascensor!
¡¡Salgamos yaaaa!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Jajajajaja
E: No se ría, esto es serio
M: ¡Pobres tipos!
E: Cuando se vieron con los polis y mi amiga apuntándoles y gritándoles, soltaron las
cajas, que se cayeron y se abrieron, volaban los destornilladores y las pinzas, ahhhh
M: Bueno, pero el mantero tenía razón, eran sospechosos en la oscuridad
E: ¡Claro! ¡A quién se le ocurre enviar a los electricistas a las once de la noche!
M: ¿A su vecina, la administradora? Jeje
E: Todo para que la nena tuviera luz en el garaje para cuando volviera de su botellón
M: ¡¡Nooooo!! Jajajajaja
E: ¡Qué follón! ¡Y qué susto!
M: Ya pasó. Ha trabajado mucho hoy, vaya a descansar
E: Sí, ahora mismo, pero quería... no sé, necesitaba hablar con usted
M: ¡Yo también! Me falta algo si no lo hago
E: Me pasa lo mismo
M: Venga, métase entre mis brazos y vamos a dormir juntas
E: Mmmm, eso me gusta (cerraba los ojos) ¿Se queda conmigo mientras me duermo?
M: Acomódese más hacia aquí, así la abrazo mejor. Mmmm...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Martes, a dos días del “segundo encuentro”
TVE:
El vulcanólogo español N.P. del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER)
de Canarias ha alertado de una posible erupción volcánica en el centro de Madrid en
los próximos días
Ana Pastor: Así como lo escucháis
Voz: ¿En Madrid? Vengaaaa...
Ana Pastor: Pues veamos la entrevista para sacarnos las dudas
Entrevista: “Nuestro cometido es medir la emisión difusa de dióxido de carbono, que
es la que no se produce de forma visible a través de fumarolas o penachos, sino de
forma difusa, dispersa y silenciosa”, (explicó a TVE el experto) “Por ejemplo, hemos
detectado emisión difusa de CO2 en el centro de Madrid y eso anticiparía una próxima
erupción en los próximos dos días”
Ana Pastor: Yo le preguntaría ahora... ¿qué ha desayunado hoy señor?
Con las alas rotas
343
En: Jajaja. ¡En Madrid, un volcán! Jajaja
Patricia: Abu, ¿y si es verdad? (asustada)
Carmen: Es una broma Patricia, ¿no ves que se ríen todos? Anda, come tu tostada que
se nos va a hacer tarde
Candela: ¿Por qué no nos llevan mami y Esther?
En: Jajajaja (seguía riéndose de la noticia) Esta Ana Pastor es la leche
Carmen: Porque han llegado muy tarde de trabajar anoche. Anda, toma tu leche
Candela
E: Buenos días (su rostro demostraba su gran cansancio)
En: ¡Nena! ¿Por qué no te has quedado durmiendo un rato más? ¡Nosotras llevamos a
las nenas al cole!
Esther pasaba al lado de las nenas y les daba un beso a cada una
C: No os preocupéis, las llevamos nosotras (¡otra con una jeta que pa qué!)
Carmen: ¿No vais a desayunar?
E: Un poco de café mientras las nenas van a buscar sus cosas
En: ¡Eso no es desayuno!
C: Pedimos algo en el juzgado, hoy tenemos follón. ¡Muak! (besaba a Patri luego de
haber hecho lo mismo con su hija) Venga, apurarse niñas, que se nos hace tarde
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Martes, a dos días del “segundo encuentro”
TVE:
El vulcanólogo español N.P. del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER)
de Canarias ha alertado de una posible erupción volcánica en el centro de Madrid en
los próximos días
Ana Pastor: Así como lo escucháis
Voz: ¿En Madrid? Vengaaaa...
Ana Pastor: Pues veamos la entrevista para sacarnos las dudas
Entrevista: “Nuestro cometido es medir la emisión difusa de dióxido de carbono, que
es la que no se produce de forma visible a través de fumarolas o penachos, sino de
forma difusa, dispersa y silenciosa”, (explicó a TVE el experto) “Por ejemplo, hemos
detectado emisión difusa de CO2 en el centro de Madrid y eso anticiparía una próxima
erupción en los próximos dos días”
Ana Pastor: Yo le preguntaría ahora... ¿qué ha desayunado hoy señor?
M: Jajaja. ¡En Madrid, un volcán! Jajaja
Aimé: Parece que el programa está divertido (llegaba a la cocina donde Maca y Magda
desayunaban)
Magda: No para de reírse, está tentada, jeje
Aimé: ¿De qué hablan?
Magda: Jeje. De la erupción de un volcán en el centro mismo de Madrid, cerca de El
Retiro
Aimé: ¡Noooo! (cogía una tostada y la comenzaba a untar con mantequilla)
Magda: Te traigo café caliente. ¿Leche?
Con las alas rotas
344
Aimé: Jmmm. Por favor
M: Jajajaja (seguía riéndose de la noticia) Esta Ana Pastor es la leche
Aimé: ¿Jmmmm? Crunch
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Martes, a dos días del “segundo encuentro”
Saludos aquí y allí al salir del ascensor. Teresa iba al encuentro de ambas
T: Buenos días. ¡Qué jaleo anoche! Se os nota el cansancio
E: Buenos días. ¡¡¿Ya te has enterado?!!
T: Gimeno me ha contado
C: ¿Ya llegó?
T: No. Llamó para avisar que lo sentía, se demoraba
C: ¡¡¿Le pasó algo a Greta?!! (preocupada)
T: No, iba a las telefónicas y a los bancos a exigir los informes oficiales. Dijo algo de
encadenarse a las patas de los escritorios hasta que se los entregaran, pero supongo que
me estaba vacilando
Llegaban a la puerta del despacho de la jueza y Esther y Cruz se miraban. No tenían
dudas. ¡Lo haría!
C: Mejor le pego un toque, ¿no?
Esther asentía con la cabeza
E: Teresa, ¿te puedo pedir un favor?
T: ¡Claro!
E: ¿Ordenarías al barcito dos cafés con leche y unos bollitos para nosotras? Hoy no nos
dio tiempo a desayunar
T: ¡¡Ya mismo me encargo!!
E: Muchas gracias
T: ¡Faltaba más! Psss (salía impelida como por un cohete a cumplir con el encargo)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Martes, a dos días del “segundo encuentro”
“Hola, mi reina. Alertan que en dos días va a haber una erupción volcánica en la zona
de El Retiro. ¿Será verdad? ;-)”
Se le instalaba la sonrisa estúpida. La comandante tenía esa virtud, hacerla sentir tan
bien
“Mi madre se reía hoy de esa noticia, pero creo que puede ser verdad”
Esperaba impaciente la respuesta, le gustaba ese juego de seducción smsístico
“Si de mi dependiera, délo por seguro”
Con las alas rotas
345
“Ibidem”
“Espero que hoy tenga un día más relajado”
Iba a contestarle cuando sonaba el teléfono de su despacho
E: Hola
T: Esther, ha venido otra abogada nueva. Ha presentado un escrito diciendo que
representa a la comandante Fernández
E: ¿Otra abogada? ¿No la Castilla?
T: Otra, espera... Pilaaar... López. Me parece que es gallega, por el acento, pelo castaño,
delgada, bonita sonrisa, una yogurina y como dicen los gallegos, guapiña
E: Hazla pasar a mi despacho, tráeme el escrito incorporado a autos, por favor
T: Vale
Unos minutos después, la nueva abogada de “su chica” entraba a su despacho
Pilar: Buenos días, señoría
E: Buenos días, por favor siéntese
T: Te dejo el expediente (se apresuraba a dejarle la ya voluminosa carpeta sobre el
escritorio de Esther)
E: Gracias, Teresa
Mientras leía el escrito presentado sentía los ojos de la joven fijos en ella. Al fin
levantaba la vista del papel, después de reconocer la firma de la comandante y la carta
de la letrada Castilla de renuncia al patrocinio
E: Señora López... la hice venir porque quería corroborar que estuviera todo en orden
antes que se fuera, ayer me presentaron un escrito sin la firma de los representados. No
es que dudara de usted, pero para que no sucediera lo mismo y tuviera que volver por el
escrito
Pilar: Ahhh. Muchas gracias (sonrisa tímida)
E: Creía que la abogada Castilla iba a representar a la comandante Fernández, eso me
había dicho (se apoyaba en el respaldo de su poltrona y apoyaba los brazos al costado,
esa pose siempre le daba resultado para observar más atentamente a las personas frente
a ella)
Pilar: Hubo problemas con sus anteriores representados, no lo aceptaron
E: ¿Todos, uno?
Pilar: Eso tendría que preguntárselo a la abogada Castilla
¡Bien! Seria, reservada, el estilo de la Castilla. Se la notaba algo nerviosa, “sus primeros
escarceos, yogurina, pero tiene pasta, no quiere quedar bien conmigo”
E: No le quito más su tiempo. Ha sido un gusto conocerla
Pilar: Para mí también, muchas gracias señoría
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Martes, a dos días del “segundo encuentro”
Con las alas rotas
346
“Guapa su representante”
“Ahhh, ya se presentó. ¿Le parece bien?”
“Muy al estilo de su amiga”
“Entonces...”
“Ya sabe lo que opino de su amiga. ;-)”
“¿Cómo lleva el día hoy?”
“Muy atareada, algo cansada, pero falta poco para el jueves, eso me anima”
“¿Usted también cuenta las horas? Creí que era sólo yo. :-))”
“Yo...cuento los segundos. ;-)”
Sam se acercaba con Pedro en brazos al verla sonreír pícara
Sam: Patrisha's mum?
M: Ajá. Lee (le daba el móvil) Dame a Pedro, yo lo tengo. Venga con da-da, mi niño
El niño iba encantado a los brazos de su “da-da”
Sam: ¿Pudo leo otro?
M: Lee todos. ¡Muak! ¡Churriiii! ¡Muak!
Pedro se reía de las cosquillas que su madre le hacía con sus besos. Mientras, Sam leía y
sonreía
Sam: ¡Sí! ¡Mamá Patrishaaa hot, mucho hot!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Martes, a dos días del “segundo encuentro”
Gimeno había regresado al juzgado poco antes de las dos. Había logrado su objetivo,
tenía en su poder todos los informes oficiales sobre comunicaciones, identificación de
llamadas y cuentas de banco de Verónica Solé y el tal Brando
E: ¡¡¿Cómo lo lograste?!! (admirada mientras ojeaba hojas y hojas)
Gimeno: Les mostraba esto y les advertía (sacaba de su portafolios una gruesa y larga
cadena, con dos gruesos candados)
E: ¡¡Noooo!!
Gimeno: Lo usé dos veces en Cádiz, en mi antiguo puesto. Y me dio resultado,
entonces... (le guiñaba un ojo a Esther)
E: Voy a decirle a Cruz que se presente en el domicilio de la Solé y la traiga
Gimeno: A declarar. Hay que avisarle al abogado
Con las alas rotas
347
E: Jmmm. Cuando esté aquí lo llamamos, lo espero para interrogarla (asentía mientras
cogía su móvil y se disponía a llamar a la policía)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Martes, a dos días del “segundo encuentro”
Cuatro de la tarde y apenas un bocata “Gimeno style” para engañar al estómago. Teresa
y Gimeno iban y venían con los escritos disponiendo la detención de los involucrados
en la banda, tanto en Madrid como en Palma de Mallorca. Vilches le había avisado que
la “testigo protegido” estaba a buen resguardo, que le enviara las órdenes de registro y
detención, él se encargaría de coordinar el operativo en ambas ciudades
Como el “factor sorpresa” era esencial, la información había sido tabicada, sólo la
compartían ella y sus dos fieles espadachines, también el trabajo, que era arduo
Cada tanto recibía algún sms que le aliviaba el cansancio y el espíritu
“Sam dice que la mamá de Patrisha es hot. Yo pienso que es very, very hot”
“Encandiló a mi representante. En algún momento me voy a sentar con esta yogurina a
ponerle límites a su encandilamiento”
“Ya salió menú 11. Espero que esta noche lo pueda probar. Hay unos pinchos que Sam
los bautizó en su honor, adivine cómo. :-))”
Sonreía pícara sin notar que Teresa la observaba muy interesada. Sonaba su otro móvil
y cogía el llamado. “¿Dos móviles?” se preguntaba la mujer
E: Cruz, dime [...] ¡¡Cómo que no está!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Martes, a dos días del “segundo encuentro”
M: ¿Tan mal le fue hoy?
E: Puffff
M: No le voy a preguntar más, porque no debo. Pero no me gusta escucharla de mal
humor y menos que menos por su trabajo
E: Lo siento, no soy buena compañía hoy
M: No, no es por eso. Es porque no puedo hacerle unos buenos masajes en el cuello y
en la espalda, para que se relaje y deje de pensar en esas cosas, mañana es otro día y
podrá enmendar lo que no le gusta
E: ¿Sabe lo que me pone mal? Que ya me equivoqué por apresurarme y ahora me
equivoqué por ir lenta como una tortuga
M: Jeje. Uy, qué bronca tiene, ni me ha escuchado
E: Sí que la escuché
M: ¿Y? ¿No le parece una buena idea unos masajitos para cambiar el chip?
E: Jeje. Me encantarían
M: ¿Qué tal si cierra los ojos y me escucha masajearla? ¿Mmmm?
Con las alas rotas
348
E: ¿Usted cree que se puede?
M: No perdemos nada por intentarlo. Venga, dese vuelta y ponga los brazos debajo de
la almohada
E: ¿Y qué hago con el mantero, cómo la escucho?
M: Ahora le explico. Póngase boca abajo. Lo primero es que relaje usted misma sus
hombros. Cierre los ojos y...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles, a un día del “segundo encuentro
Gimeno, gimnasio. Cruz, con su coche siguiendo pistas fiables de “la mosquita muerta”
[Gimenxo dixit], Teresa ayudando a Esther con escritos aquí y allá demandados por
Vilches para la “Operación Alas Rotas” [Gimeno baptismus]. Así era la mañana de este
miércoles en el juzgado
Ah, nos falta un personaje. Esther. La jueza... trabajando a destajo y volando, volando,
volando. Porque “su comandante” le había hecho unos “masajes hablados” que la
habían relajado totalmente y se dedicaba hoy a enviarle sms cada tanto para que no se
estresara, para que no se olvidara de comer bien, para decirle que la extrañaba, para lo
que fuera... la cuestión es que “su señoría” la sentía más cercana que nunca
“Oficina 1, una mierda y piden un pastón. Oficina 2, podría ser, el precio es
acomodado y está en Azca, es un piso con tres despachos bien diferenciados y una sala
de espera en común. Esta es la del cliente de un cliente de mi amiga. Van fotos, a ver
qué le parece”
Teresa entraba con los autos del “caso Ryanair” y volvía a notar el “mantero” en la
mano de la jueza y el otro móvil, a un costado. “Jmmm, está mirando fotos, ése no es el
oficial, jmmm, ¡vaya sonrisas!”
T: Esther, el abogado García Soto ha dejado un escrito pero le pedí que aguardara por si
querías hablar con él
E: Ahhh, sí (cerraba el móvil y lo guardaba en su bolsillo) Gracias, Teresa. Dile por
favor que pase, que necesito hablar con él
T: Te dejo los autos (depositaba la carpeta sobre el escritorio de Esther)
E: Vale. A ver por qué pedía el pasaporte (leía el escrito) Jmmm
Un par de minutos después golpeaban, “adelante” y pasaba el letrado, tomaba asiento
ante la invitación de “su señoría” y...
E: Señor García Soto, no vamos a devolver el pasaporte a la señorita Solé
García Soto: ¿Por qué? Tiene que presentarlo en las oficinas de Ryanair para que se
considere su pedido de transferencia a un destino internacional, es una gran oportunidad
laboral para...
E: Aguarde (levantaba la mano para que se callara) He leído el escrito, sé por qué lo
solicita. He pedido hablar con usted para notificarlo del cambio de situación de la
señorita Solé. De acuerdo a las nuevas pruebas que obran en nuestro poder, ha sido
imputada en el tráfico de estupefacientes y anoche fue emitida orden de captura y
detención a nivel nacional, ha desaparecido de su domicilio
Con las alas rotas
349
García Soto: ¡¡¿Cómo?!!
E: Si usted tiene forma de comunicarse con su cliente, le sugiero que lo haga y le
recomiende presentarse en este juzgado a la brevedad para ser interrogada
García Soto: Pero... soy su abogado, me tendrían que haber notificado
No le contestó enseguida, se tomó un par de segundos mientras se apoyaba en el
respaldo de la poltrona, los brazos a un costado, con un aire de suficiencia tal que el
abogado se empezó a sentir demasiado pequeño en esa poltrona en la que estaba sentado
E: Yo no tenía que haberle avisado, señor letrado. Me parece que tiene que volver a
revisar el código de procedimientos, mi única obligación es garantizar que el abogado
de la imputada esté presente en su interrogatorio. En todo caso, si tiene reparos o quejas
sobre la instrucción, ya sabe lo que tiene que hacer y cuándo
García Soto: Señoría, no quise decir que...
E: Pase por la recepción, le entregarán los escritos pertinentes. Buenos días (se
incorporaba en su poltrona y abría una carpeta, poniéndose a leer)
García Soto: Vale. Buenos días
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles, a un día del “segundo encuentro
T: Han traído esto para ti (entraba con una caja)
E: ¿Para mí? ¿Quién lo envió?
T: No tiene remitente, el chico del delivery dijo que no tenía ni idea
E: Espero que no haga tick-tick
T: Abajo en seguridad se escanea todo, paquetes, cartas, personas (se lo entregaba)
E: Jmmm, el envoltorio no dice nada
T: Papel manila (se quedaba al lado del escritorio, esperando que “su señoría” rompiera
el envoltorio)
E: Gracias, Teresa (poniéndolo a un costado y mirándola de forma tal que la funcionaria
entendió que debía retirarse)
T: Ah, sí, vale
Se iba con mala cara, pero ya averiguaría qué había en el paquete. Aunque la duda se
instaló en su mente, “¿quién se lo manda?, dos móviles, sonrisas, este paquete, jmmm,
alguien le tira los tejos, ahora que se está divorciando más de un gavilán debe andar
detrás de su señoría, jmmm”
Esperó que cerrara la puerta y comenzó a rasgar el papel impaciente. Adentro, una caja
de bombones con lazos y moños. No necesitaba el remitente para saber quién se lo
enviaba. Sacó el lazo de un costado, sin desatar el moño, levantó la tapa y adentro,
muchos corazones de chocolate. Una tarjeta
“Como todavía no conozco cuáles son sus preferidos, elegí todos los rellenos posibles.
¡Cuidado con el corazón de güisqui, usted está trabajando! ;-) Con cada corazón va un
beso. Espero que alcancen para hacerle más llevadero el día de trabajo”
Cogió uno y lo puso en su boca. Sí, era un beso de “su comandante”. Cerró los ojos y se
recostó sobre el respaldo de su poltrona, dedicando largo tiempo a saborearlo
Con las alas rotas
350
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles, a un día del “segundo encuentro
Estaban comiendo en un restaurante cercano al piso. Claudia no quería cocinar, más
bien quería tomar aire y salir, eso de trabajar en su casa le resultaba tedioso. Los
acompañaba Pilar, la nueva abogada de Maca, pero había una consigna tácita. No hablar
de juicios ni clientes ni el caso Ryanair
M: Mañana voy a ver dos pisos que me parecen interesantes
Claudia: ¿También en la zona de Azca?
M: No, cerca de la Gran Vía, parece que los precios ahí han bajado bastante
Pilar: Las grandes empresas se han mudado a Azca
Aimé: A mí me gusta la zona de la Gran Vía, es más tradicional
Claudia: Pero para vuestra empresa sería mejor, a nosotras nos da igual
Pilar asentía
Claudia: Maca, ¿has averiguado algo del mobiliario? Por eso hay que incluirlo en el
presupuesto, no sé si...
M: No empieces con eso ahora, ya te dije que yo me...
Aimé: ¿Ese no es el ex marido de la jueza?
El televisor en una pared lateral estaba pasando un flash de noticias. Todos prestaron
atención a la imagen pero se escuchaba poco
M: ¡¡Camarero!! ¡¡¿Podría subir el volumen por favor?!! (impaciente)
Voz Flash Noticias:
... se negó a efectuar declaraciones a la prensa y su abogado lo metió rápidamente en
el coche que los esperaba. Según trascendió de fuentes del juzgado de instrucción, el
juez Herrera Cortez lo habría estado interrogando por más de tres horas como
imputado en la causa por fraude fiscal y lavado de dinero, iniciada a partir de la
denuncia de la esposa del Dr. Lara, la jueza García Uriburu. También hemos podido
saber que no se le dictó prisión preventiva por no existir riesgo de fuga, aunque le fue
retenido su pasaporte. El doctor Lara es un reconocido médico de Madrid, integrante
de la sociedad propietaria de la Clínica...”
Maca se levantó y se fue directo al baño
Claudia: ¡Maca!
Aimé: Le cayeron mal los mariscos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles, a un día del “segundo encuentro
Con las alas rotas
351
Su abogada le avisó por teléfono pero ya había pasado el flash en la tele. A Gimeno se
le ocurrió buscar la noticia en la web de TVE
Gimeno: Ahí está, a ver... (le daba al “play”)
Detrás de él, Esther y Teresa expectantes. Miraban y escuchaban con atención
Voz Flash Noticias:
Según trascendió de fuentes del juzgado de instrucción, el juez Herrera Cortez lo
habría estado interrogando por más de tres horas como imputado en la causa por
fraude fiscal y lavado de dinero, iniciada a partir de la denuncia de la esposa del Dr.
Lara, la jueza García Uriburu. También hemos podido saber que no se le dictó prisión
preventiva por no existir riesgo de fuga, aunque le fue retenido su pasaporte
Gimeno: ¿Lavado de dinero? (levanto la vista hacia el rostro de Esther)
La jueza asintió con la cabeza. Estaba de brazos cruzados, tratando de aguantar el tipo,
en el fondo se sentía muy triste. Gimeno estiró una de sus manos y apretó el brazo de
Esther, mientras Teresa le pasaba la mano por la espalda
E: Gracias (bajó la cabeza)
T: Todo irá bien, ¿vale?
Bip-bip, “mantero”
E: Disculpadme (se fue a un costado y sacó el móvil de su bolsillo)
“Patricia lo va a entender, aunque le duela. Quisiera estar a su lado, acompañándola y
abrazándola en este momento, debe estar sintiendo emociones contradictorias y mucha
tristeza también. Mi mano está con la suya, mi corazón junto al suyo”
Una sonrisa tímida y las lágrimas llenaron sus ojos. ¿Cómo podía saber tan bien lo que
le estaba pasando si apenas habían estado juntas? ¿En tan poco tiempo?
Teresa, “el ojo que todo lo ve”, le tocó el hombro a Gimeno
Gimeno: ¿Qué?
Viendo que Esther estaba ocupada contestando el mensaje, se agachó y le susurró al
oído
T: Tiene dos móviles, el oficial y otro. Recibe mensajes y sonríe como hace rato no la
veíamos sonreír. Le enviaron un regalo, creo que son bombones. Y ahora... mírala...
para mí, alguien le arrastra el ala
En ese momento Gimeno hizo uno de sus intríngulis mentales irracionales que le
permitió unir distintos pequeños hechos y sacó una conclusión. “¡Esther y la
comandante están liadas!”
Con las alas rotas
352
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Miércoles, a un día del “segundo encuentro”
Esa tarde, cuando regresó del juzgado, pasó largo rato hablando con Patricia, a solas en
su habitación. La niña había visto la noticia por la tarde, a la vuelta del parque. Estaba
triste y encerrada en sí misma. Pero de a poco se fue soltando y preguntando y
contando. Aunque siempre volvía la misma pregunta, “mami, ¿por qué papá no me
quiere?”
Lo odiaba, con alma y vida, no porque se hubiera aprovechado de ella, sino porque
hacía sufrir a su hija, porque no la llamaba ni la quería ver
Más tarde, las mujeres “grandes” conversaban en la cocina, sentadas en la mesa,
tomando un té, el ojo y el oído atentos a que las nenas no aparecieran por ahí
E: Mamá, por favor en voz baja, no quiero que te escuche Patricia
En: ¡En algún momento se tiene que enterar que es un joputa! (su paciencia agotada,
viendo lo que su ex yerno hacía con su nieta)
C: Encarna, lamentablemente lo va a ir aprendiendo, pero que lo haga por experiencia
propia y no porque se lo decimos nosotras
Carmen: Venga Encarna, deja la rabieta de lado, sabes que es así
En: ¡A que si hubiera sido un hijo varón no lo trataba así!
E: No sé mamá, creo que a Raúl lo único que le interesa es él y nada más que él
Carmen: ¿Hablaste con tu abogada?
E: Sí, hay que esperar que la jueza cite a la audiencia para tratar de llegar a un acuerdo
En: ¿Y no puedes hablarle para que apure el trámite? Sois colegas
Cruz sonreía ante la impaciencia de Encarna
E: Mami, la jueza no puede obligar a un padre a que quiera a su hija
En: ¡Que lo divorcie también de su hija! ¡No la merece!
Carmen: Jajajaja. ¡Encarna! (meneaba la cabeza ante las ocurrencias de la mujer)
C: Creo que lo de hoy no se lo esperaba Esther. Sería un buen momento para apurar un
acuerdo por el divorcio
Esther la miraba muy interesada en el comentario
C: Con sus cuentas bancarias inmovilizadas y el embargo preventivo de las otras
propiedades, si le ofrecieras darle al contado su parte de este piso, firma lo que tú
quieras. Debe andar desesperado, sin un duro
Carmen: ¡Pero eso es muchísimo dinero!
En: ¡Vendemos la casa en el pueblo! ¿Eso ayudaría?
E: Mamá, nunca permitiría eso
En: Si es necesario para que acabes de una vez con ese joputa y Patri no tenga
problemas, lo haré (firme en su postura)
E: Déjame averiguar qué opciones tengo, ¿vale? Tienes razón Cruz, quizás sea el
momento para intentar un acuerdo. Se lo voy a comentar a Mar
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
353
Miércoles, noche previa al “segundo encuentro”
M: ¿Y su abogada qué dice?
E: Que mi amiga tiene razón, iba a contactar al abogado de mi ex a ver si... si hay
alguna posibilidad de acuerdo. Pufff
M: ¿Y... y... y...? (no sabía si hacer o no la pregunta)
E: Pregunte, la autorizo
M: Es algo muy privado y no querría parecer entrometida
E: Ya se lo dije, la autorizo
M: Vale. Es un pastón, ¿de dónde lo va a sacar?
E: Algo tengo ahorrado, aunque no es mucho. Lo demás, veré de sacar un préstamo en
algún banco
M: Va a tener que dar alguna garantía
E: Lo sé. Bueno, si hay posibilidad de acordar algo, buscaré
M: ¿Me va a tener en cuenta?
E: ¡¡¿A usted?!!
M: Ajá
E: Jeje. No sabe cuánto le agradezco el ofrecimiento (emocionada), pero aunque
quisiera... no podría tenerla en cuenta
M: ¡¿Por qué?! Ahora no porque estoy... ya sabe como estoy, pero cuando ya no esté
así... ¿me entiende?
E: La entiendo. Pero usted y yo no podemos tener lazos hasta... ufff... hasta que... todo
quede en firme
M: ¡¡¿Eh?!!
E: Es... largo de explicar. ¿Le parece que lo hablemos mañana?
M: ¿Vamos a dedicarnos a hablar mañana?
E: Jajajaja. Un ratito, un poquito
M: ¡Ahhhh, qué susto!
E: Jajajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Jueves, “segundo encuentro”
Interrogar a los primeros detenidos en la “Operación Alas Rotas”. En eso ocupó la
mañana “su señoría”. Declaraciones que fueron breves, los imputados se negaban a
declarar. La misma estrategia que la vecina Almudena y su marido, los abogados eran
del mismo bufete madrileño
A todos les dictó presión preventiva por riesgo de fuga. Un corredor de bolsa, un
propietario de una concesionaria de autos, un dueño de un restaurante vip, un dueño de
una tienda de ropa deportiva con varias sucursales en todo el país, personas con un buen
pasar económico e inmejorables conexiones sociales y políticas. O sea, escándalo en
puerta y a la brevedad, los reporteros metidos en el juzgado y esperando entrevistarla en
la calle
E: Dime Vilches
V: Dos pájaros más en la jaula, los demás con paradero desconocido
E: Pásame los datos así dicto la orden de búsqueda y captura
Con las alas rotas
354
V: Te los mando por fax
E: Vale
V: Me comentó Cruz que se negaron a declarar
E: Es la estrategia de sus abogados. Con lo que nos dio la secretaria de Brando alcanza
para imputarlos
V: Sí, pero sería bueno que alguno se quebrara, ¿no?
E: ¿Alguna idea en especial?
V: Dos de los que estuvieron hoy, tienen antecedentes turbios, tengo a mi gente
juntando información y haciendo preguntas y entrevistas
E: Vale. Cuando pases por aquí lo hablamos. ¿La conferencia de prensa mañana?
V: Sí, la estoy preparando, a mi estilo
E: Jajaja. Vale
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Jueves, “segundo encuentro”
Claudia: ¿No te quedas a comer? (la observaba coger su abrigo y su bolso)
M: No, tengo esas oficinas para ver, ya hice cita con la inmobiliaria
Claudia: ¿Por qué no te lo llevas a Aimé? Se aburre aquí solo
M: No se va a aburrir, le dejé tarea para el hogar
Claudia: ¿Qué?
M: Hablar con los amigos de Héctor, a ver si concretamos el servicio de mantenimiento
de los aviones
Claudia: Maca, todavía no sabes cuándo podrás comenzar a trabajar, te faltan los
permisos, las inscripciones, ¡todo!
M: Cuando pueda hacer todo eso, ya quiero tener cerrado todos los aspectos del negocio
Claudia
Claudia: Vale, tú sabes más
M: ¡Muak! (se despedía con un beso en la mejilla de la letrada)
Claudia: Mmmm, ¿y ese perfume?
M: El de siempre
Claudia: No, es más... fuerte, más... no sé
M: Nena, tu pituitaria anda fallando. Ciao (abría la puerta y salía)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Jueves, “segundo encuentro”
E: Gimeno, ¿le puedes enviar esto a Vilches? (dejaba varios folios sobre el escritorio
del secretario)
Gimeno: Ahh, los “wanted”
E: ¿Eh?
Gimeno: Pedidos de captura, jeje, como en el far west. Yo pegaría carteles con las jetas
en las calles, en las tiendas...
E: Vale (sonreía) Hasta mañana
Gimeno: Ese perfume es precioso (se apoyaba en el respaldo de su poltrona y sonreía)
E: ¿El perfume?
Gimeno: Le va a encantar
Con las alas rotas
355
Esther se quedó mirándolo desde el rellano de la puerta del despacho
Gimeno: A tus colegas, les va a gustar, jmmm
E: Ah
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Jueves, “segundo encuentro”
E: ¡Mamá! (la llamaba desde su coche)
En: Ays, nena, ¡qué nervios! ¡Te has atrasado, mira la hora! (se acercaba al coche, con
pasitos cortos y rápidos)
E: El tráfico
En: Toma y apura, que la pobre chica va a golpear la puerta y nadie le va a abrir (le
entregaba la tarjeta de la habitación)
E: Ya le avisé que me demoraba (sonreía)
En: Vale. Dale un beso de mi parte
Esther sonreía. Todavía le costaba creer lo que su madre hacía para que ella pudiera
tener sus encuentros amorosos con la comandante
E: ¡Gracias, mami! (emocionada)
En: Anda, ¡apura! (agitaba las manos como si así la empujara para que saliera rápido)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Jueves, “segundo encuentro”
Se había quedado en un bar cercano tomando un café y haciendo tiempo. Cada tanto
miraba su reloj y suspiraba
M: (“¡Media hora menos! Pufff”)
Hasta que llegó el sms esperado
“Ya estoy aquí. La espero”
No tardó un segundo en levantarse y salir casi corriendo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Jueves, “segundo encuentro”
Esther abrió la puerta casi al instante del toc-toc y la comandante se quedó mirándola
embobada
E: ¿No va a entrar? (¡ays, esa sonrisa “baja bragas” [Maca dixit] la está derritiendo a la
otra!)
M: Eh... sí, es que... sólo verla y me ha dejado alelada
E: Vengaaaa... (cogía de su mano y tiraba para adentro)
Con las alas rotas
356
Maca fingía un movimiento torpe y parecía que se iba a caer sobre ella. Todo para
abrazarla y mirarla a los ojos, comérsela con la vista
E: ¿Cerramos la puerta?
Patadón hacia atrás de Maca y ¡¡plaff!!, puerta cerrada
M: Hooola (terciopelo musical que sabía le provocaba escozor a su chica)
E: Hooola
Primer beso suave, segundo beso suave, al tercero... ¿pa qué esperar? Estaban en eso de
besos y abrazos y manitas y esas cositas de gente desesperada... cuando... ring-ring... el
móvil oficial de Esther
E: ¡Mierda!
M: No atienda
E: Tengo que atender, estamos en el medio de un follón
M: ¡Joooo! (la soltaba)
E: Lo siento, tengo que atender (ponía cara de penita)
M: Vale, vale, lo entiendo
Ring-ring seguía llamando el móvil. Esther iba hasta la mesa donde lo había dejado y
lo abría
E: Cruz, dime (miraba a Maca que se le acercaba con intenciones non sanctas) [...] ¿La
has detenido? [...] Vale, al juzgado, entiendo
Maca se colocaba detrás de ella y la rodeaba por la cintura, acercándola a su cuerpo
E: Claro, no se había fugado, ¡qué otra cosa iba a decir! [...]
Maca no hacía ningún movimiento, sólo la tenía apretada contra ella, con la nariz
husmeando dentro de su cabellera. Esther cerraba los ojos y suspiraba, la piloto no
necesitaba hacer nada más, con eso solo Esther ya estaba a punto de caramelo
E: Vale... eh... pasar un día detenida en el juzgado la va a hacer reflexionar... eh...
mañana por la mañana será la indagatoria [...] Sí, que llamen al abogado, por supuesto
Al escuchar esto Maca sabía que no se iría, comenzó a juguetear con su nariz en su
cuello y el estremecimiento de la jueza la envalentonó para seguir esa ruta hacia la oreja
de su chica
E: No... eh... nos vemos esta noche en casa (ahogó el gemido cuando notó los labios de
Maca en su cuello) [...] Hasta ahora (se apresuró a despedirse y cortar la comunicación)
Cerrar móvil, dejarlo en la mesa y girarse para quedar frente a frente con Maca, todo en
una fracción de segundo
E: Está detenida por atentado a la autoridad
Con las alas rotas
357
Se colgó de su cuello y atrapó sus labios para no soltarlos hasta que a tientas y a locas
llegaron hasta la cama y se dejaron caer, iniciando la apremiante tarea de quitarse la
ropa que molestaba demasiado
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡Esa mala costumbre de apagar el móvil! Pufff
Cerraba el suyo y lo metía en el bolsillo de su pantalón
Aimé: Siempre lo hace, el hábito de pilotar con el móvil apagado (le mostraba una
camiseta antes de ponerla en el bolso) ¿Ésta la llevas?
Claudia: Sí, métela. Pero está mal, ni siquiera tiene habilitado el contestador para
dejarle un mensaje
Aimé: Ya te lo dije, costumbres, hábitos
Claudia: Manuel, no la excuses, ahora está mirando una oficina, no en un avión a 10
mil pies de altura
Aimé: Envíale un sms, lo recibirá cuando lo encienda. No te preocupes (cerraba el
bolso) Esto está listo. ¿Nos vamos?
Claudia: ¿Y si no lo enciende y se viene hasta aquí?
Aimé: Déjale una nota. Nos fuimos a la sierra. Ya está (sonreía)
Claudia: Jmmm (pensativa)
Aimé: Ahora qué
Claudia: No sé, tengo la sensación de que anda en algo
Aimé: ¡Claro que anda en algo! Está montando una compañía de aviones y está
pensando cada detalle, como cuando vuela, no deja nada al azar. Venga, vámonos ya
mismo a ver si llegamos con sol y podemos salir a dar una vuelta con el enano
(entusiasmado)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Hacer el amor y relajarse entre sus brazos, con las piernas enroscadas, su cabeza
descansando en su pecho, sus manos perdidas en su piel. Como lo había vivido en
sueños, despertándose agitada y húmeda. ¿Los sueños anticipan?, ¿o había hecho
realidad esos sueños? No lo pensó demasiado, se sentía estupendamente así y no quería
que se rompiera el momento
Los dedos de Maca metidos en la cabellera, masajeando su cuero cabelludo en una
caricia relajante. ¡Cómo le gustaba! El momento posterior al estallido era tan placentero
como el mismo acto de amarse. No había tenido momentos así con Raúl, en los
primeros tiempos había alguna charla o caricia, pero luego era darse vuelta y ya está, a
dormir. Recordaba haberlos tenido con su compañera de estudios y primer gran amor,
pero duraban poco, no era mujer de quedarse mucho tiempo en una cama, más bien era
de “saltar” de cama en cama. Con la comandante era distinto, parecía disfrutar esos
instantes de estar juntas, enredadas, acariciándose
Tenía que hablar, aunque lo único que deseara fuera eso, estar así, en silencio. El tema
había surgido en la conversación telefónica de la noche anterior y había que aclararlo.
Cerró los ojos y... habló
Con las alas rotas
358
E: Maca
La comandante abrió los ojos asombrada
M: ¡Me ha llamado Maca!
E: Es su nombre
M: Es... la primera vez que me llama así (emocionada)
E: ¿Le molesta?
M: Me encanta como suena mi nombre en su voz (apretaba un poco su abrazo) Me
encanta (suspiraba y cerraba los ojos)
¡Ayss, cómo le das las noticias a una mujer que te dice y hace esas cosas! Dudaba, se
quedó en silencio
M: ¿Qué me iba a decir? Se ha quedado callada
E: Ufff
M: Bufido, mala señal, ¿tensión en el trabajo?
E: Lo que hablamos anoche
M: ¿Sobre Patricia y su ex? ¿Ha pasado algo? (alarmada)
E: No, no. Eso sigue igual. Es acerca de... ¿se acuerda que me ofreció su garantía?
M: Ah bien, ¿la va a aceptar? (sonreía)
E: Tampoco. Yo le dije que no podíamos tener relación hasta que quedara todo en
firme. ¿Recuerda?
M: Sí
Se le borraba la sonrisa a Maca e inconscientemente apretaba su abrazo, como si
quisiera adueñarse de ella, aprisionarla y no dejarla ir. Esther lo notó
E: Quizás... no, quizás no... yo debería haber aclarado esto antes de que... bueno, que...
comenzáramos esto
M: ¿Comenzáramos a querernos? (aventuró)
E: Sí, a querernos
M: Ahh (sonreía, ahora “certificaba” que para “su señoría” esto era algo más que
desfogarse y compartir buenos momentos)
E: Eh... hemos avanzado mucho en el caso y se cambiará su carátula, ya no estará más
imputada, esta semana creo que ya se dejará constancia en autos
M: Uy, me habla como jueza
E: Lo siento, es la costumbre
M: No se disculpe, me gusta (le dejaba un beso en su cabello y de nuevo metía su nariz
entre sus mechones)
E: ¿Le gusta?
M: Tiene su morbo. ¿Se va a poner un día la toga para mí?
E: Aysss (sonrió y se le tensó la entrepierna cuando se le cruzó la imagen de ella con la
toga y la otra con su chaqueta de comandante con galones)
M: Sin nada abajo, desde ya (¡uy dio!, parece que ésta también tuvo la misma imagen
porque su nariz comenzaba el mismo recorrido hacia el cuello que minutos antes)
E: ¿Y usted la chaqueta con galones, sin nada abajo? (¡Zas! ¡entró en el juego!)
M: ¿Puedo usar la corbata sin camisa? (¡adiós charla! Le zampó un beso en el cuello y
“su señoría” tembló como cuerda de arpa)
Con las alas rotas
359
E: ¡Eso lo tengo que ver!
¡Se acabó la charla!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: (“¡Qué modorra! ¡Qué grato sentirse así! ¡Qué cansancio tan...!”)
Ring-ring, el móvil de “su señoría” que descansaba en la mesa
M: (“¡¡Qué puto teléfono!!”)
E: ¡Mi móvil! ¡Uff! (abría los ojos alarmada) ¡Joder!
M: ¡Ibidem! (le había tomado el gusto a la palabreja)
E: Jeje. Ya vuelvo (se desanudaba de su abrazo y sus piernas y saltaba de la cama)
Ring-ring (¿por qué no le pondrá un ringtone en lugar de ese sonido esclerótico?)
M: (“¡Puto, re puto! (observaba el cuerpo desnudo de su chica yendo hacia la mesa)
¡Qué culo más redondito!” se levantaba ella también para ir a buscar las batas y
alcanzársela a su chica aunque los ojos se iban detrás del fin de la espalda de “su
señoría”)
Ring-ring (lo dicho, sonido esclerótico e insoportable)
E: Hola [...] Ah, Vilches (suspiraba) [...] Mañana, a primera hora [...] No, ahora no
puedo. Estoy en una reunión importante (“la reunión” le ponía la bata sobre los hombros
y le dejaba un beso suave en el lóbulo de su otra oreja, poniéndole la piel de gallina)
Se daba vuelta para ver a la comandante, enfundada en su bata, ir hacia el baño. Unos
segundos después escuchaba el agua del grifo de la bañera
E: ¡Pues dile a la policía de Palma que mañana a primera hora, hombre! (escuchaba el
ruido del agua llenando la bañera) [...] Me lo explicas mañana, ¿vale? [...] (el “¡shhhh!”
fuerte del agua del grifo la estaba tentando demasiado) Ya te dije, una reunión
importante. Hasta mañana
Cortaba sin esperar respuesta. Dejaba el móvil e iba hacia el baño. Se detenía en el
rellano de la puerta a observarla. Estaba sentada en el borde, esparciendo las sales de
baño en la bañera y la bata se le abría un poco en la parte superior, dejando ver uno de
sus pechos
E: ¿Falta mucho? (sonriente)
M: Un par de minutos. ¿Se tiene que ir ya o le da tiempo a relajarnos unos minutos en
la bañera?
E: No me voy (se acercaba a ella y cuando casi llegaba a su lado, movía apenas los
hombros dejando caer su bata) ¡Ups!
M: Jeje (la cogía con las dos manos en la cintura y la acercaba a ella, abriendo ambas
piernas) Si con la bata me enloquece, no quiero pensar cuando la vea con la toga
¿No tenían que hablar estas dos?
Con las alas rotas
360
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: El agua se está enfriando
Esther estaba tumbada sobre ella, espalda sobre torso, metida entre sus piernas abiertas,
envuelta en sus brazos, los ojos cerrados
E: ¿Mmmm?
M: ¿No la siente fría?
Movía la cabeza negando
M: Tenemos la piel de los dedos arrugada (sacaba un pie de abajo del agua)
Esther no le contestaba, apretaba las manos que tenía cogidas bajo el agua, en su regazo
M: ¿Qué era lo que me quería decir?
Esther bajaba de su flotación celestial
E: Ah
M: Eso de que no podíamos tener una relación hasta que todo terminara. ¿Quiere decir
que no se termina con esto de no estar imputada?
E: No (suspiraba)
M: ¿Cuándo se termina?
E: Cuando haya sentencia firme en el juicio
M: Ah
Silencio de ambas
M: ¿Cuánto puede tardar eso?
E: Mi parte... si todo va bien, en un par de meses. Lo elevo a juicio y queda en manos
de la fiscalía y el juez
M: ¿Mucho tiempo? ¿Seis meses, un año?
E: O más. Depende
M: Como el caso Gürtel ése
E: Ajá
M: ¿Por qué no podríamos tener relación? Si yo no tengo nada que ver con...
E: Que no tiene que ver ya está. Podrá empezar su negocio pronto, no tendrá problemas
M: Mi problema es usted. ¡Yo quiero tener relación con usted!
E: Yo también
M: Encontrarnos, ir a un cine, salir a comer juntas, ir a su casa, usted a la mía, estar con
Patri y Ernestina
E: ¿Quién?
M: Su madre
E: Ahhh
M: Quiero que mi hijo esté con usted, Sam también
E: Maca... Se lo tendría que haber aclarado antes
M: No hubo tiempo
Con las alas rotas
361
E: Sí hubo, hablamos mucho por el mantero
M: Pero nuestras cosas, irnos conociendo, esto es... un varapalo de afuera
E: Por este varapalo nos conocimos
M: ¿Por qué tenemos que esperar tanto?
E: Porque si sale a la luz esto que tenemos, los abogados de los acusados van a pedir la
anulación de la instrucción
M: Nunca hemos hablado del caso, usted no tuvo favoritismos conmigo
E: Lo sé, si hasta le corté las alas
M: ¡Por suerte! Ahora me están creciendo alas más grandes y mejores (le daba un beso
en el cabello húmedo)
E: Pero la ley es clara, no debe haber relación entre un juez y un imputado y yo todo
eso... me lo pasé por el traste. Se van a agarrar de eso para pedir la anulación de todo
M: Y el caso se va a la mierda
E: Ajá
M: ¿Y usted?
E: Jmmm, supongo que al mismo lugar. ¿Vio lo de Garzón?
Maca se quedaba en silencio. Lo mismo Esther. Pasaban varios segundos, un par de
minutos
E: No sé cómo vamos a hacer
Maca no le contestaba y Esther se inquietaba. Se erguía y giraba su cabeza hacia ella,
para mirarla
E: ¿Quiere seguir con esto, a escondidas de todos? ¿Mintiéndole a la gente que quiere?
¿Durante tanto tiempo?
Maca la miraba a los ojos, triste
M: ¿Se acuerda que le dije que me iría a vivir a la luna por usted?
Esther asentía
M: A la luna, a escondidas, en secreto, lo que sea necesario para estar con usted
Cogía su nuca y acercaba su rostro para dejar un beso en sus labios
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Encarna-Ernestina lo notó. A pesar de las amplias sonrisas, de hacer el paripé de madrehija-amiga casi a la perfección, la pilló una o dos veces con los ojos tristes. Algo no
había ido bien en ese hotel. Aguantó estoica el sueño que cerraba sus párpados y se
mantuvo en pie a pesar de la hora tardía para sus hábitos gallináceos. Cuando todos y
cada uno estaban en sus respectivas habitaciones, fue a hablar con su hija
En: ¿Puedo pasar?
E: ¡Por supuesto mami! (ya estaba metida en su cama y tenía en la mesa de noche los
dos móviles cargándose)
En: Te traje leche tibia, creo que hoy te va a costar coger el sueño
Con las alas rotas
362
E: ¡Uy, como cuando tenía examen al día siguiente! (sonreía) Pero estoy bien mami, y
cansada
En: Esther, te conozco (meneaba la cabeza con autosuficiencia)
E: Como si me hubieras parido, jeje
En: No, como si te hubiera criado (se sentaba a un costado de su cama y le daba el
vaso) Anda, tómatela de a sorbitos, tiene la temperatura justa
E: Jmmm, vale
En: ¿Qué pasó? (la observaba con el vaso de leche, tomando sorbos, obediente) ¿Habéis
discutido?
Esther negaba con la cabeza
E: Todo fue... maravilloso, demasiado maravilloso
En: ¿Entonces por qué esos ojitos tristes?
Esther levantaba los hombros y seguía sorbiendo la leche
En: ¿Ya no os alcanzan los encuentros furtivos? ¿Es eso?
E: Algo de eso (miraba el vaso de leche semivacío)
Le relató brevemente la charla que habían tenido y el por qué de la situación
E: Maca no sabía todo esto, yo sí. Igual me zambullí con los ojos cerrados, no pensé en
las consecuencias
En: ¿Estás arrepentida, es eso?
E: No mamá, lo peor es que no estoy arrepentida, todo lo que he vivido y vivo con ella
es intenso, hermoso. Me siento viva, vital y... y... querida, cuidada, apreciada. Me siento
amada, mamá. Y la quiero, mucho
En: ¿Entonces? ¿Cuál es el problema? (sonreía, satisfecha de escuchar que no se había
equivocado al darles su apoyo)
E: ¿Hasta cuándo va a soportar Maca esta situación? Pueden ser años sin poder
encontrarnos más que a escondidas, sin poder compartir la vida, sin...
En: Esther... vosotras habláis mucho, os contáis todo, bueno supongo que del juicio no,
pero de las cosas personales, ¿no?
E: Ajá
En: Si pasa algo de eso, te lo va a decir y veréis entonces qué hacéis. No anticipes todos
los desastres, disfruta esto que tienes y poneros a pensar alternativas para poder pasar
más tiempo juntas. Os vamos a ayudar, déjanos pensar a Carmen y a mí
E: Ayss, mami, ¡qué divina que eres! (se le llenaba la boca de pucheros)
En: Anda, a dormir, que mañana tienes un día liado en el juzgado. ¡Muak! (le dejaba un
sonoro beso en la mejilla y se ponía de pie)
Esther la miraba emocionada y agradecida
En: Ah, enciende tu mantero, que debe estar volviéndose loca por no poder darte las
buenas noches. (le guiñaba un ojo antes de cerrar la puerta)
E: ¡Uy, está apagado, es cierto!
Desenchufaba el cargador y lo encendía. Bib-bip, sms
Con las alas rotas
363
“Me quedo despierta esperando que encienda el mantero. No me puedo dormir sin
decirle buenas noches”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Ascensor, saludo mañanero aquí y allá. Vilches
E: ¡Qué sorpresa! Buenos días, comisario
V: Cinco minutos tarde. Tengo la conferencia de prensa a las diez y quiero repasar todo
E: ¿Un buenos días nos atrasa más?
V: Sandeces. Está implícito
T: Buenos días Esther (se acercaba como cada día, con una carpeta y las novedades)
E: Hola, Teresa. ¿Hermoso día no?
V: ¡Qué de vueltas! Apurando el paso
T: Vilches, ¡qué humor traemos!
E: Desayunó leche agria. Dime las novedades
T: Gimeno, lo lamenta, llega más tarde
V: ¡Funcionarios! ¡Así va España! (haciendo aspavientos con las manos, caminando
detrás de las mujeres hacia el despacho de la jueza)
T: ¿Y tú qué eres? ¿Eh? (tocada en su amor propio, se giraba a mirarlo con cara de
bulldog)
E: Por ser tan chulo, te has quedado sin bollitos y sin café Vilches. ¿Gimnasio? (se
volvía a dirigir a Teresa)
T: ¡Jmmm! (seguía con cara de enfado) Sí y dijo algo de flores
V: ¡Flores!
E: Vale (imaginaba para quién esas flores y sonreía) ¿Me alcanzas luego los autos del
caso Ryanair, por favor?
T: Ya los dejé en tu escritorio
E: Gracias, Teresa. Venga, Vilches, vamos a repasar todo
V: ¡Al fin!
T: Cafecito y bollos para su señoría, los de afuera son de palo. ¡Psss! (se daba vuelta y
se iba con el enfado a cuestas)
V: ¡No seas rencorosa, Montoro! (se quedaba con las manos en la cintura, los brazos en
jarra, anonadado por la reacción de Teresa)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡Cómo he dormido! (entraba en la cocina con cara de sueño y en bata) Hola.
¿Mi chico?
M: Hola (recibía sonriente el beso en la mejilla) Tu chico se fue con Magda y Sam al
súper. Anda, siéntate, que te sirvo el café
Claudia: Me tendría que haber despertado e iba con ellos (se sentaba a la mesa) ¿El
enano?
M: Todavía durmiendo (se acercaba con la cafetera y le servía en la taza) ¿Leche?
Claudia: Sí, por favor (cogía trozo de pan del plato y comenzaba a untarlo con
mantequilla) ¿Este pan? (intrigada)
M: Pan de salvado de trigo. Lo cocinaron Sam y Magda, compré una máquina para
hacer pan
Claudia: ¡Mmmmm! ¡Qué rico! Crunch
Con las alas rotas
364
M: Fueron al súper a comprar pasas y frutos secos, van a preparar unas recetas que
venían con la máquina (le servía un chorrito de leche en la taza y se sentaba para
servirse ella también) Sam tenía que practicar unos ejercicios que le dio Eduardo, hacer
la lista de compras y pedir todo ella, estaba entusiasmada (sorbo de su café)
Claudia: Ese profesor fue un acierto. ¡Crunch
M: Ajá (sorbo de café)
Sonaba metálicamente Lennon con su “let it be”
M: ¿Y eso?
Claudia: Mi móvil
M: ¿Let it be?
Claudia: Me lo cargó Manuel (miraba la pantalla) Pilar. Hola...
M: Jajaja, quién lo diría, Aimé, jajajaja
Claudia: ¡Enciende la tele! ¡Pon la primera!
M: ¿Eh?
Claudia: ¡¡Enciéndela!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.TVE:
“Vilches: A partir de la incautación de ese cargamento la investigación llevada a cabo
por la policía nacional en Madrid y en Palma ha permitido poner al descubierto una
red delictiva que se aprestaba a traficar en gran escala en una nueva ruta, inversa a la
que habitualmente viene operando en nuestro territorio. Esta vez el camino era desde
Palma de Mallorca hacia Madrid y el objetivo era comercializar cocaína de extrema
pureza para su venta en círculos de alto poder adquisitivo que se distribuiría
mediante...”
Sonaba el teléfono y Esther bajaba el volumen del televisor
E: Dime Teresa [...] Vale, que espere en la sala (cortaba la comunicación) Gimeno, ya
está aquí el abogado de la Solé
Gimeno: Jmmm (seguía mirando atentamente la pantalla del televisor)
E: ¿Me has escuchado?
Gimeno: ¿Eh?
E: Hay que avisar que suban a la azafata, para interrogarla. Ya está aquí su abogado,
podemos comenzar
Gimeno: Vale. Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?
E: Claro
Gimeno: ¿Cuánto tardaré en ser flaco como Vilches? ¿Notas mis 445 gramos menos?
E: ¿Quieres llegar al peso de Vilches? (fruncía el ceño)
Gimeno: Y... sí. Así podría competir en igualdad de condiciones
E: A ver Gimeno, ¿competir con Vilches? ¿Por qué?, ¿para qué?
Gimeno: Eh... obvio. Por... ya sabes... le arrastra el ala
E: ¿Por Cruz?
Gimeno asentía, su rostro colorado como un tomate
Con las alas rotas
365
E: Mira, que bajes de peso es bueno... para tu salud. Y sí, noto que el chaleco te queda
más suelto, o sea, has bajado de peso. Ahora, por lo otro, tú tienes cosas que Vilches
nunca podría igualar. Y a mi amiga le gustan más esas cosas. Así que... te advierto,
estás muy ciego, ¿no te has dado cuenta aún?
Gimeno: ¿Cuenta de qué?
E: ¡Que te tira los tejos hace rato, hombre! ¡A ver si espabilas!
Gimeno: ¡¡¿Tú crees?!! (emocionado hasta las lágrimas)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡Cógelo! Ta todo meado
M: Venga con da-da. ¡Muak! Ays, ¡qué sonrisa más bonita! ¡Muak! (lo acariciaba y
besaba mientras lo ponía en su regazo para darle el biberón de media mañana)
Claudia: ¿No lo has cambiado esta mañana? ¡Todo el pijama mojado! (se lavaba las
manos en el fregadero de la cocina)
M: No exageres, Claudia. Apenas se le mojó un poco en el culo. Tu tía es un poco
borde, Pedro. Mejor que se vaya acostumbrando para cuando lleguen los aimecitos
Claudia: Para eso falta mucho, no te entusiasmes (se sentaba y observaba sonriente a
Pedro chupar su leche mientras con la otra manita cogía un mechón del cabello de
Maca) Me gustaría que mis hijos fueran así, como Pedro, ¡tan dulce y tranquilo!
M: Van a ser así nena, Aimé y tú sois dulces y cariñosos, eso necesitan los niños para
estar tranquilos, amor y buen trato
Otra vez el “let it be” del móvil de la abogada
Claudia: Dime Pilar [...] Sí, alcanzamos a ver casi todo [...] ¿Quién te lo comentó? [...]
Sí, es de fiar [...] ¡Vaya! [...] Vale, vale [...] No, tenemos que esperar, supongo que la
desafectarán en estos días [...] Muy bueno lo tuyo Pilar, más que bueno, ¡excelente! [...]
Hasta luego
Cerraba el móvil con una amplia sonrisa, ancha de orgullo
Claudia: Esta gallega es la leche
M: ¿Qué te ha dicho? (Pedro había terminado su biberón y descansaba ahora apoyado
en su hombro)
Claudia: Apenas le comenté cómo moverse en el juzgado y ya ha sacado información
off the record (babeando casi)
M: Venga, cuéntame que te ha dicho tu pichoncita gallega, anda
Claudia: Consiguió la lista de los detenidos. Verónica está en la cárcel y hoy la
interrogan
M: ¡¡Nooooo!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Vaqueros gastados, jersey negro, botas de caña alta, sin maquillaje y el cabello
recogido, gafas oscuras, la azafata había perdido el glamour de su anterior
comparecencia. Entró acompañada por su abogado
E: Buenos días. Por favor, tomen asiento (le señalaba dos sillas que habían sido
colocadas frente a su escritorio)
Con las alas rotas
366
Esther escuchó la devolución del saludo del letrado, pero no el de Verónica
E: El señor secretario del juzgado tomará nota de este interrogatorio. Gimeno, por favor
Gimeno leía la apertura del acta, preguntaba si los datos personales consignados eran
correctos o no y se daba inicio al trámite judicial
García Soto: Señoría, antes de comenzar con las preguntas, mi defendida quisiera saber
la posibilidad de recibir protección del estado
Esther lo miraba fijo antes de contestar. Interiormente se sentía complacida. Una noche
en la cárcel y la “mosquita muerta” [Gimeno dixit] estaba dispuesta a vomitar todo lo
que sabía
Pero en realidad fue una noche que le sirvió para armar una ficción digna de T511
La primera frase que dijo hizo exclamar mentalmente a Gimeno “uy, la corta en
pedacitos y la mete en la máquina de hacer chorizos” mientras observaba el rostro
pétreo de la jueza
Vero: No sé qué habrá dicho la comandante Fernández, pero la verdad es que ella
organizó todo y me involucró. Dijo que había perdido su credencial pero en realidad se
la entregó al marido de la vecina para que se encargara de despachar la maleta con
droga
Esther la miraba a la cara, no podía ver sus ojos por las gafas oscuras pero igual no le
quitaba el ojo de encima tratando de “descifrar” lo que “decía” su lenguaje corporal. Se
reclinó en el respaldo de su poltrona y cual su costumbre, apoyó los codos en el apoya
brazos y colocó sus manos delante de su barbilla en actitud de rezo
Gimeno: (“Está afilando las cuchillas de la trituradora. La reina del cuplé no sabe con
quién se ha metido. Ahhh, esto va a estar para alquilar balcones”)
La azafata siguió con su relato, cada tanto Esther hacía alguna anotación para volver
rápidamente a su pose predilecta
Cuando la Solé dijo lo que tenía que declarar, Esther se quedó unos segundos mirándola
en silencio
E: Señorita Solé, ¿tiene algún problema en la vista?
Vero: ¿Eh?
E: Las gafas negras, ¿tiene conjuntivitis, síndrome de sjogren, degeneración macular,
fotosensibilidad?
Vero: ¡No!
E: Entonces, ¿me hace el favor de quitarse las gafas?
11
¡por lo cutre!
Con las alas rotas
367
Verónica se giraba a mirar a su abogado y éste le indicaba con una caída de párpados
que lo hiciera
E: Bien (la miraba directo a los ojos una vez sin gafas) Señorita Solé, la protección del
estado que usted solicita, ¿de quién debería protegerla?
Vero: De la comandante Fernández y su banda de mafiosos, ¡por supuesto! (aireado
movimiento con una mano)
E: Vale (anotaba algo en el anotador a su derecha) ¿Tiene documentación, fotos, vídeos,
grabaciones, algún material que pueda aportar a su declaración?
Vero: No, yo no... no tengo nada
E: Vale. Usted menciona que la banda estaba integrada por la comandante Fernández,
su vecina y el esposo de ésta. ¿Quiénes eran los que ingresaban la droga en España vía
Palma de Mallorca y cómo?
Vero: Eh... eso no lo sé, nunca me lo comentó (levantaba los hombros para reafirmar
sus dichos)
E: ¿Quiénes la recibían en Madrid? Es decir, ¿cómo se retiraba la valija de Barajas y
cómo se distribuía?
Vero: No sé (fruncía los labios y ponía rostro de obvio desconocimiento)
E: Jmmm (volvía a mirar sus anotaciones) ¿Cuántos despachos de droga se hicieron en
los vuelos de Ryanair?
Vero: Cinco
E: ¿Cinco? ¿Siempre con la valija de la comandante y con su credencial?
Vero: No. Dos veces me pidió que lo hiciera con mi maleta
E: Jmmm (anotaba dos números, 3 y 2) ¿Sabe qué cantidad?
Vero: Las dos primeras, no era mucho, iba en unos paquetitos mezclados con mi ropa.
Las otras no, eran pesadas, eran paquetes grandes
E: Dice que no sabe cómo se retiraba la droga, pero dos veces fueron en su maleta, a
alguien le entregó los paquetitos, ¿no?
Vero: A la comandante Fernández, ella se encargaba de todo
E: ¿Le pagaron por sus servicios?
Vero: Eh... no, no me pagaron
E: ¿Por qué lo hizo? Usted sabía que estaba cometiendo un ilícito
Vero: Porque estaba enamorada de ella y... hacía todo lo que me pedía
E: O sea... se metió en el tráfico de drogas por amor
Vero: Al principio, sí. Después... por miedo a lo que me podría hacer, no quería perder
mi trabajo
E: ¿Por qué no contó todo esto en su primera declaración?
Vero: ¡¡Por miedo!! ¿Entiende? ¡Tengo miedo a lo que me pueda pasar! (se movía en
su silla y se tapaba la cara, parecía que iba a llorar) Snifff...
Gimeno: ¡Le traigo un poco de agua! (se puso de pie y fue hasta una mesa al costado
donde había varias botellas de agua mineral)
E: Gracias, Gimeno (sonreía entre dientes, si ésta era una artista, su secretario no lo era
menos)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Aimé y Claudia habían salido a caminar y se habían llevado al “enano” en su cochecito.
Sam y Magda cocinaban otro de los menús del catering de su futura empresa. Ella se
había concentrado en preparar las presentaciones en organismos oficiales para conseguir
la licencia de operación. Las novedades que habían escuchado en el noticiero
Con las alas rotas
368
significaban que pronto estaría libre de cargos y podría comenzar a hacer realidad su
empresa de taxis aéreos. Claudia tenía la idea de reclamar a Ryanair su reinstalación
como comandante de vuelos, a lo que sabría contestarían que no, ergo, exigir una
compensación económica
M: Claudia, no necesito ese dinero, no quiero meterme en juicios. Quiero dedicarme a
lo mío, volar
Claudia: Nena, son unas buenas pelas, no vamos a ir a juicio, van a querer un acuerdo
por algo menos y lo vamos a hacer. ¿Por qué regalárselas a Ryanair? ¡Que paguen! Mi
bufete necesita empezar con buen pie, unos suculentos honorarios, que pagarán ellos,
jeje. Y la indemnización, si no te interesa, deposítala en el fondo fiduciario que has
hecho para Pedro, ¿vale?
Tenía mucha suerte de tener una amiga de esa calidad humana y esa entrega hacia ella.
Cada tanto se decía que era “una mierda” por mentirle tan descaradamente, pero lo que
sentía y vivía con “su señoría” era, en este momento, más importante que su lealtad a la
letrada
Leía y releía las instrucciones que le había enviado Pilar, su “otra” abogada. Pero no
terminaba las frases. El puntero del ratón iba una y otra vez hacia la pestaña “EGU” en
el borde inferior de su escritorio. Click y fotos, vídeos, páginas bajadas de internet, todo
de “su chica”. Tan seria y circunspecta en público y en la intimidad, un volcán de
pasiones, una ternura enorme, una sinceridad ilimitada. Y una hija que la había
enamorado y era un calco de su madre. Y una madre, doña Encarna-Ernestina, que ya
sentía como una “madre” más que una “suegra”
Cada tanto sacaba el “mantero” de su bolsillo. Le había enviado tres mensajes y no tenía
acuse de entrega. Seguramente tendría el móvil apagado, se lo había anticipado el día
anterior, iba a tener mucho jaleo y probablemente hiciera eso. Ahora entendía a qué se
refería por “jaleo”. ¿Estaría tomando declaración a Verónica? ¿Qué declararía su exligue? Le sonaba raro eso de que estarían frente a frente su ex-ligue y su actual amor.
Verónica no sabía de su relación con la jueza, pero “su señoría” sí sobre lo de ellas.
¿Cómo la interrogaría? ¿Le preguntaría algo sobre la relación amorosa que tuvieron en
el pasado?
Preguntas que rápidamente dejaba atrás para volver a una cuestión que le había causado
pesadillas y la había despertado dos veces durante la noche
M: (“¿Y si se cansa de tanto secretismo y tanto plan de encuentros a escondidas? ¿Y si
tiene miedo a que se descubra todo y perder lo que le ha costado tanto, su puesto, su
buen nombre? Ella arriesga más que yo, al fin de cuentas, con ella u otro juez, no me
pueden endilgar nada, no hice nada, no tuve nada que ver”)
Pasaba el dedo por la pantalla del portátil, acariciando su rostro
M: (“No la quiero perder, con ella todo es intenso, ¡me encanta todo! Hablar,
contarnos, compartir. Hacer el amor... ¡jooo!, la quiero, mucho”)
La mano que se apoyaba en su hombro hacía pegar un brinco a su corazón
Con las alas rotas
369
Sam: No asusta
M: ¡Aysss! Como para no asustarme. Pufff, no te oí venir
Sam: Concentrado Patrishaaa's mami (le acariciaba el hombro) Mucho amo
Maca asentía
Sam: Worried? Wanna talk? [¿Preocupada? ¿Quieres hablar?]
Maca se giraba a mirarla y sonreía
M: Wanna listen? [¿Quieres escuchar?]
Sam asentía con la cabeza y se sentaba en la silla al costado
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther esperaba paciente que la Solé se “recuperara”, la mujer bebía pequeños sorbos de
su botella de agua. Gimeno mascullaba sonrisas pensando que “es un poco mediocre
como actriz, le salen lágrimas secas, pero para secundaria en HC podría funcionar”, el
abogado García Soto parecía satisfecho con la declaración de su defendida
Media botella de agua después, habiéndose secado las “lágrimas secas” y habiendo
exhalado un profundo suspiro, Esther volvió a la carga
E: ¿Se siente en condiciones de continuar? ¿O prefiere tomar un descanso?
Vero: No, no. Quiero terminar con esto lo antes posible, volver a mi casa y olvidarme
de esta pesadilla
Gimeno: (“Jijiji. Volver a su casa. Jijiji. Ta en curda. Jijiji”)
E: Señorita Solé... estas sumas de dinero en su cuenta bancaria, marcadas con color
amarillo (tomaba una hoja de una carpeta a un costado), ¿a qué se deben? (se erguía en
su poltrona y extendía su brazo para que la mujer cogiera el papel)
El abogado, solícito, se levantaba de su silla para coger el papel, echarle una mirada,
fruncir el ceño al ver el monto de las sumas de dinero y entregarle el papel a la azafata
Vero: Eh... eh... posados, ya le contesté eso cuando me lo preguntó la otra vez
E: Y en ese momento le dije que todo sería corroborado, ¿recuerda?
Verónica se quedaba como “efigie egipcia”
E: Hemos podido corroborar que las sumas marcadas en azul corresponden a posados
que hizo para el estudio fotográfico del señor Brando, tenemos las facturas y los clientes
que utilizaron esas fotos en alguna revista o propaganda. Pero esas sumas en amarillo,
que suman diez o quince veces más que las otras, no tienen correlato en alguna factura
de empresas que hayan usado sus fotos
Vero: ¡Yo qué sé en qué se usaron y quiénes la usaron! ¡Pregúntele a Brando!
(histeriqueaba)
E: No me indique lo que tengo que hacer (ponía coto a la histeria de la azafata)
Limítese a contestar lo que le pregunto. ¿Qué tipo de posados hizo en esos casos?
Vero: ¿Cómo qué tipo?
Con las alas rotas
370
E: ¿Posó con bañadores, biquinis?, ¿vaqueros, camisetas, vestidos?, ¿desnuda?, ¿sola,
acompañada, en grupo, con mujeres, con hombres? ¿Necesita que le dé más ejemplos?
Vero: No... no... no recuerdo
E: Señorita Solé, las tres últimas sumas de dinero son... (miraba la copia en su poder)
veinte mil euros cada una. ¿Y no se acuerda qué tipo de posado era? (cara de
incredulidad)
Vero: ¡No! ¡No me acuerdo! ¡¿Cómo quiere que se lo diga!? (bravucona)
E: Tranquilícese y no levante la voz. Recuerde dónde está
Vero: ¡Jmmmm! (mascullaba su bronca)
E: ¿En qué fecha hizo esos posados?
Vero: ¿Ni me acuerdo qué eran y quiere que recuerde cuándo los hice? ¡¡Yo qué sé!! (la
chica se estaba poniendo un poco nerviosa)
E: Señorita Solé, usted habló de cinco envíos de droga
Vero: ¡Los hizo la comandante Fernández!
E: Eso ya lo dijo y está registrado. Mi pregunta va a otra cuestión. ¿Recuerda la fecha
de los envíos?
Vero: No (trataba de mantenerse calma, estaba muy inquieta por las preguntas que
hacía la jueza)
E: ¿Ni siquiera en forma aproximada? ¿Verano, otoño, invierno, primavera?
Vero: ¡Ya le dije que no!
E: ¿Recuerda cuándo la comandante le dijo que iba a simular la pérdida de su
credencial?
Vero: No
E: Según lo que ha declarado antes, en los dos primeros envíos la comandante le pidió
que usted transportara un pequeño cargamento en su valija. En los otros tres, la
comandante usó su propia maleta para un cargamento mayor (notaba la impaciencia de
la azafata, que movía un pie como un tick nervioso) Esos tres envíos los hemos
rastreado por el sistema de despacho de equipajes de Ryanair, la comandante no había
despachado maletas antes. El pedido que le hizo a usted es anterior, ¿varios vuelos
antes, los dos vuelos inmediatamente antes?
Vero: Supongo, no recuerdo
E: Vale. Entonces, manejaremos la hipótesis de que fueron... jmmm... los dos vuelos de
usted y la comandante, inmediatamente antes del primer despacho de equipaje de la
comandante Fernández (miraba otro papel a un costado y anotaba algo en la hoja que
tenía frente a sí) ¿Está de acuerdo?
Vero: La verdad, no entiendo lo que está haciendo
E: Le estoy preguntando si está de acuerdo en que consideremos que la comandante
Fernández le pidió que cargara con los paquetitos de droga en su valija los dos vuelos
anteriores a la primera valija que ella misma despachó (explicación enérgica, estaba
harta de que fingiera no recordar nada y ahora encima se hacía la lela)
Vero: Ah, vale, sí, aunque no sé para qué le sirve eso, en fin (suspiraba como hastiada)
E: Bien. Estos serían los vuelos y las fechas en que se traficó con cocaína (le extendía el
papel que de nuevo el abogado, solícito, se encargaba de acercar a su defendida)
Verónica miraba el papel y arrugaba los hombros
Gimeno: (“Ya la tiene bajo los palos, ahora viene remate directo a la portería y...”)
E: ¿Ve las fechas?
Vero: Sí. ¿Y?
Con las alas rotas
371
E: Mire las fechas de los cinco depósitos marcados en amarillo en su cuenta bancaria.
(remarcaba las palabras)
García Soto se inclinaba para mirar ambas hojas en manos de la azafata. Palidecía
E: ¡Qué coincidencia!, ¿no? (volvía a su pose de contemplación con los ojos fijos en la
cara blanca de la azafata)
Gimeno:... (“¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Logré escaparme unos minutos. ¿Puede atenderme si la llamo?”
Se levantó como un cohete de la silla frente al portátil y escribía mientras caminaba
rápido hacia el baño
“¡¡¡Siiiii!!!”
Se encerró con llave en el mismo momento que sonaba el “mantero”
M: ¡Hoooooooolaaaaa!
Era todo lo que “su señoría” necesitaba para relajarse y sonreír. Ese “hola” que la
comandante decía de una forma tan especial, con esa alegría en la voz, era una
aterciopelada caricia para sus oídos
E: Holaaaa. Escucharla ya me ha calmado, no sabe qué día tengo. Pufff. Me escondí en
el baño para hablar
M: Ibidem, jijiji
E: ¿Glu-glu-glu?
M: ¡¡Glu-glu-glu!!
E: ¡Qué par somos!
M: Me encanta ser su par
E: Y a mí ser el suyo
M: Si me lo dice así, me derrito
E: Yo ya me derretí con su hola y el suelo de este baño no está muy limpio que digamos
M: Jajajaja
E: Me va a tener que disculpar, hoy voy a seguir con el móvil apagado, tengo un día
fatal
M: Nada que disculpar, he escuchado las noticias y... bueno, un pajarito nos ha contado
algunas cosas
E: Ah, un pajarito, ¡hay demasiados pajaritos por aquí!
M: No se enfade, no voy a hablar ni preguntar nada de eso
E: Lo sé. Me molesta que haya tantos pájaros sueltos, no los puedo controlar
M: Dejando de lados los pajaritos y el trabajo intenso, ¿está... bien?
E: Muy bien. Porque usted sigue estando tan cerca mío como ayer
M: A mí me pasa algo parecido. He pensado mucho en usted
E: ¿Pensado? ¿En qué?
Con las alas rotas
372
M: En que la necesito, no quiero perderla, voy a hacer todo lo que me diga, lo que usted
quiera. Esperaré meses, años, decenios, lo que sea necesario, pero no me deje, por favor,
no me deje...
E: Maaaaca... (casi sollozando)
M: Esther... yo te quiero
Toc-toc-toc. “Esther, ¿todo bien?, ¿necesitas algo?”
E: ¡Teresa! ¡Mierda! (cuchicheando) ¡¡Sí!! ¡¡Ya salgo!! Ufff
M: Vaya, vaya, luego, esta noche, seguimos hablando
E: Me voy sí. Eh... eh...
M: ¿Sí?
E: Yo también te quiero Maca
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno la observaba. Cálculo mental
“largo tiempo en el baño que inquietó a Teresa=charla con la comandante sentada en
el w.c.= ojos babosos y cara de relajo total=¡que lindo es el amor!”
T: Desde ahora, no más bollitos. Jmmm, ¡fruta! ¡Eso! Fruta con muesli y yogur
Gimeno: ¿Qué?
T: ¡Hombre! Tanto estrés, más el gavilán que la ronda, ¡tarda horas en el baño!
Gimeno: ¡Claro, Teresa, claro! Yogur con muesli y frutas. Ahhhh (se iba hacia el
despacho poniendo los ojos en blanco y suspirando)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno estaba fascinado con la “transformación” de Esther. Dos minutos atrás cara de
“amor en el aire” y ahora, juzgadora implacable con cara de acero
E: Señorita Solé, ¿se encuentra en condiciones de proseguir?
Vero: No sé, no sé (meneaba la cabeza y cerraba los ojos abatida)
Las lágrimas eran reales, tenía los ojos irritados de la llorera y todavía parecía no muy
recuperada del ataque de pánico y consiguiente hiperventilación tras verse al
descubierto con la concordancia de fechas de envíos y depósitos bancarios. Gimeno la
había “socorrido” haciéndola respirar en una bolsa de plástico, Esther había hecho traer
una tila y cuando la vio un poco mejor, se excusó un momento para tomarse un
descanso y llamar a su chica
E: Señor García Soto, ¿considera usted que su defendida está en condiciones de
continuar?
García Soto: Creo que no
E: Vale. Vista la condición de la imputada, suspendo este interrogatorio para... jmmm...
¿el lunes próximo? (miraba al abogado, a ver si estaba de acuerdo)
El abogado asentía con la cabeza
Con las alas rotas
373
E: El lunes próximo, a las 10 de la mañana. Gimeno, por favor ¿puedes llamar a los
policías para que trasladen a la señorita a su celda?
Gimeno: Vale
Vero: ¡¡¿A la celda?!! ¡¡No quiero volver ahí!! ¡¡No quieroooo!! (se descontrolaba
nuevamente y gritaba mientras sollozaba)
García Soto: Tranquila, me encargaré que traigan ropa de tu casa y tus cosas para la
higiene personal y vas a estar más confortable (le acariciaba el brazo tratando de
calmarla)
E: Gimeno, por favor, pide un médico, creo que la señorita Solé necesita asistencia
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: Todavía no lo firmó
Maca estaba calentando la cena en la cocina, mientras el resto de la familia estaba en la
sala viendo la tele, con Pedro bañado-cambiado-comido-cansado en el regazo de Sam
M: ¿Qué? (se giraba a mirarla, ya estaba a su lado)
Claudia: Me ha llamado Pilar, volvió a hablar con su “pajarito” y le dijo que no había
novedades sobre ti. Parece que el interrogatorio de Verónica terminó en una crisis de
llanto y tuvieron que llamar al médico, se suspendió y sigue el lunes. Se comentaba en
pasillos que la jueza la hizo mierda
M: ¿Mierda? (sonrisa entre dientes mientras volvía a las cazuelas congeladas con el
menú que habían preparado Magda y Sam)
Claudia: ¿Esas son croquetas de jamón? (señalando una cazuela)
M: Sí. Ey, espera, están congeladas (daba un toque a la mano de la abogada que iba a
coger una)
Claudia: Puff, tengo hambre y se ven güenísimas
M: ¡Aguanta! Anda, coge de la nevera unas olivas y un trozo de queso. Tráelo para aquí
y ya que estamos, ¿qué tal si te sirves un vinito?
Claudia: Estás tú muy alegre hoy, ¿no? (iba hacia la nevera)
M: ¿Qué te parece? En pocos días, libre de cargo y puedo empezar los trámites para mi
empresita
Claudia: Te lo dije, la García Uriburu es una garantía y lo mejor que te podía pasar.
(abría la nevera) Uhhh, olivas verdes y negras al ajillo, miúzta
M: ¡Que lo digas! ¡Lo mejor del mundo mundial! (mascullaba)
Claudia: No te escuché. ¿Qué? (cerraba la nevera después de sacar las aceitunas y el
trozo de queso)
M: Queee... ¿qué crees que habrá dicho Verónica? ¿Eh?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿Eso dijo Eduardo? (casi babeando)
Estaban metidas en la cama y conversaban, como todas las noches, por el “mantero”.
Habían cumplido sus funciones de “madre, amiga, hija” y ahora era “su” tiempo
E: Ajá. No le cuento lo orgullosa que estaba mi madre
M: Ernestina quiere mucho a mi Sam
E: ¿Quién?
Con las alas rotas
374
M: Su madre
E: Ahh. Bueno, eso, Eduardo dijo que ha avanzado muchísimo y es una chica genial
M: Jeje
E: ¿A qué viene la risita?
M: Por eso de chica genial, jeje
E: A ver, no me diga que usted opina que...
M: ¿Que qué?
E: Ufff, mi madre me hizo un comentario al pasar, pero ya sabe mi madre es una...
M: Meiga
E: ¿Eh? ¿Cómo lo sabe?
M: Jmmm, una impresión personal. A ver, ¿qué comentó Ernestina?
E: ¿Quién?
M: Su ma-dre. (remarcaba las palabras y sonreía)
E: Ahhh. Dijo que Eduardo está colaíto por su Sam. Es una idea loca, ¿no?
M: Jmmm, yo tengo la misma impresión
E: ¡¡Noooo!!
M: Mire, yo los observo, a los dos, y creo que...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Ninguna novedad entonces
E: El abogado todavía no le contestó a mi amiga, supongo que mi ex no tiene interés en
llegar a un acuerdo
M: A veces se hacen desear un poco para negociar mejor
E: Sí, eso es usual. Pero no sé, tengo mala espina
M: ¿Patri le ha vuelto a comentar algo?
E: Nada, pero cuchichean mucho con Candela
M: Y Candela no suelta prenda
E: ¡Nada! Bueno, es igual a su madre. Hablando de su madre, hoy su amigo el mantero
me confesó que hace dieta para gustarle más
M: ¡Noooo!
E: Yo le dije que está bien que haga dieta por su salud, pero que no se daba cuenta que
mi amiga le tiraba los tejos
M: ¿No se da cuenta?
E: ¡No! Y eso que mi amiga es bastante frontal
M: Uhhh, la morenaza es de armas tomar
E: ¿Ah, sí?
M: Poli, todo dicho. Cuente, cuente (sonriente, le encantaba ese tono de celos tontos de
“su señoría”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: No, mañana lo lleva mi amiga, se vuelve a Madrid, ella tiene audiencias que
atender. Mi amigo se queda con ella
E: Entonces usted se queda en la sierra
M: Hasta la semana que viene, sí. El finde se vienen a pasarlo aquí, les encanta el lugar
E: Es una zona muy bonita
M: Ajá. Tenemos pendiente ir a esquiar, ¿se acuerda?
E: Sí, jeje. Pero soy un poco pato
M: ¿Un poco o mucho?
Con las alas rotas
E: ¡Mala!
M: No se preocupe, yo soy buena profesora de esquí
E: Creída
M: Ya va a ver, conmigo no va a tener morados en el culo
E: ¡Claro! ¡Me voy a poner un cojín cuando me enseñe!
M: Jajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Martes
M: ¿Martes?
E: Tuvimos nuestro miércoles, nuestro jueves, turno del martes
M: Ah, no sabía que había rotación de días
E: Si por mí fuera, el lunes. Cuanto antes mejor
M: Lunes entonces. ¿Alguna preferencia?
E: Chocolate
M: ¿Chocolate?
E: Para embadurnarme prefiero el chocolate
M: Ahhhh (el cuerpo se le llenaba de hormiguitas pensando en “su señoría”
embadurnada con chocolate)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿Se ha quedado dormida?
E: Casi. Sus masajes telefónicos son geniales
M: Hora de despedirnos
E: ¿Me abraza?
M: Sí. Venga, acomódese bien
E: Jmmm, se siente tan bien, jmmm
M: Buenas noches Esther
E: Buenas noches Maca
M: Esther...
E: ¿Sí?
M: Te quiero
E: Yo también te quiero Maca
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“No va a poder ser el lunes, tengo mucho trabajo y no creo que pueda escaparme”
“Me imagino por qué”
“Ah, estos pajaritos que cuentan todo”
“¿Martes?”
“No lo voy a saber hasta el lunes”
“Bueno, esperaremos lo que haga falta”
375
Con las alas rotas
376
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther siguió muy atareada el resto de la semana, diligencias varias, escritos miles,
“mantero off/on” para mensajes, largas charlas nocturnas con su chica
Gimeno, al fin, juntó coraje y la invitó a cenar a Cruz. Viernes a la noche
E: Dos horas probando ropa, que si pantalón, que si vestido. Hace rato no la veía tan
nerviosa a mi amiga
M: ¿Y al final qué se puso?
E: Un traje beige de pantalón y chaqueta, un jersey negro con un escote generoso
M: Buena elección, tiene... ejem
E: Ya me extrañaba que no dijera nada de los atributos de mi amiga
M: Su amiga y mi amiga tienen dos muy buenos atributos. ¿O no?
E: No voy a opinar, jmmm
M: ¿Y mi amigo el mantero, qué tal?
E: Una sorpresa, muy guapo y muy... derretido. Cuando la vio, empezó a babear como
un san bernardo y se le cayeron las flores que le traía
M: ¿Flores? No me diga que le llevó un bouquet
E: No, un ramito de jazmines, no sé de quién se copió
M: El mantero es de los míos, ¡muy bien! ¿Qué hizo con Greta?
E: Lo trajo y se quedó aquí, está durmiendo con las nenas, en su habitación
M: ¿Algún comentario de Candela?
E: Según mi madre, dijo que le gusta para novio de su mami. Y viendo la hora que es,
me parece que de la cena han pasado a otros... menesteres
M: ¿Cree que mi amigo se haya atrevido? Usted dijo que era muy tímido
E: Él sí, pero mi amiga no creo que lo deje escapar
M: Jajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Y así todo el fin de semana. Contándose, cotilleando, compartiendo, por sms o
hablando, en el baño “glu-glu-glu” o entre las mantas, esperando a dormirse juntas, y el
extraño hábito de hablar de “usted” para terminar con un “te quiero” sincero y sentido
Sabían que el lunes no, quizás el martes tampoco. No preguntaban, no aclaraban, las dos
eludían el “caso Ryanair”, de “eso” no hablaban nunca. Extraño hábito cuando
compartían cosas muy íntimas y personales
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Lunes. Juzgado, ascensor, “buenos días” aquí y allí. Cruz radiante, sonrisa de oreja a
oreja, ojos vivaces buscando la figura del secretario. Esther gafas oscuras escondiendo
profundas ojeras, apenas había pegado ojo en toda la noche, preocupada por el
desenlace del interrogatorio a la “reina del cuplé” [Gimeno dixit]
Retrocedamos un poco la peli para entender mejor
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
377
Sábado. La inspectora llegó a casa treinta minutos antes de la hora en la que solían
despertarse las niñas los fines de semana. Acompañada por el “galán mantero”
Las tres mujeres la vieron pasar por la sala sin detenerse, apenas un “hola” y directo a
su habitación a cambiarse. Gimeno, en chándal y zapatillas, gran paquete de la
panadería, sonrisa más boba imposible y ojos de “volar en las alas del amor”, apenas
balbuceó un “buenos días” tímido
Las tres reprimieron la sonrisa. Aunque Encarna no se privó de comentar entre dientes y
en voz muy baja, “parece que fue un buen polvo”, lo que casi hace atragantar el café
que estaba tomando Esther. Su madre no paraba de sorprenderla
Por la tarde, cuando al fin pudieron sentarse a solas a hablar, la inspectora le
“confesaría” a su amiga que...
C: La cena fue divina. Es un hombre que puede hablar de cualquier cosa y todo es
interesante, divertido. ¿Sabías que visitó las ruinas de Machu Pichu?
E: No
C: Quedó maravillado de la cultura incaica. Tanto que se puso a estudiar los sistemas
judiciales de entonces, bueno, no se llamaban así. ¿Sabías que...?
Media hora hablando de los incas y blablabla. Cuando al fin Esther pudo meter
bocado...
E: Vale. Pero luego de la cena ¿qué?
C: Fuimos a caminar por la Gran Vía
E: ¡¡¿Os pasasteis toda la noche caminando?!!
C: ¡Claro que no! Después me iba a traer a casa y... jijiji
E: Te conozco esa risita. ¡Atacaste!
C: En su auto, le di un morreo a mi estilo
E: Jajajaja
C: Aysss Esther, cuando se le pasó la timidez... ahhh... (ponía los ojos en blanco)
E: ¡¡¿Qué?!! (ansiosa)
C: ¡Es un gran amante!
E: ¿Tanto?
C: Delicado, gentil, cariñoso... y ¡una fiera! ¡Me hizo acabar varias veces antes del
coito!
E: ¡Nooo!
C: Y después me abrazaba y acariciaba y me quedé dormida entre sus brazos
E: Mira tú a Gimeno, con esa timidez que tiene con las mujeres, jeje
C: Hoy a la mañana me despertó con zumo y café con leche, preocupado porque
llegáramos antes que Candela se despertara
E: Eso es muy de Gimeno, cuidar a la gente que aprecia. ¿Hablasteis algo de volver a...?
C: Salir a comer algo, algún cine, pero lo demás, el finde. No quiere incomodar a la
nena, jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
378
Domingo. Cuando Encarna y Carmen se llevaron a las nenas al parque, Esther quebró
su costumbre de no llevar el trabajo a casa. Con varias fotocopias que se había traído del
juzgado, se puso en la mesa de la sala a leer y hacer notas. Cruz la ayudaba
C: ¿Qué es lo que te preocupa tanto? (mirando una hoja con un esquema de la
intervención de la azafata en el tráfico de drogas) La tienes abrochada. Entre el dinero
en la cuenta más los llamados telefónicos, ya está
E: Esto me preocupa (señalaba un nombre enmarcado en un redondel grueso)
C: ¿La comandante?
E: La declaración de la Solé la vuelve a poner en el centro de la escena
C: Esther, la azafata no aporta pruebas de eso, no hay comunicaciones de la Fernández
con el tal Brando ni con ninguno de los detenidos
E: Pero arroja suficientes dudas como para no poder exonerarla, Cruz. Todo lo que dijo
la Solé podría ser, que haya simulado la pérdida de su credencial, tenía trato directo con
su vecina y el esposo
C: A ver. Todo el dinero ingresado en sus cuentas tiene justificativo
E: Podría tener una cuenta que no conocemos, en algún paraíso fiscal. O haberse
comunicado con el tal Brando por otros teléfonos de los que no sabemos
C: ¡Venga Esther! No me digas que tienes dudas...
E: ¡¡¿Dudas de la comandante?!! ¡¡Jamás!! (enérgica, tanto que hizo fruncir el ceño de
Cruz)
C: ¿Entonces?
E: Tengo que demostrar fehacientemente que no tuvo nada que ver, no puedo dar un
paso en falso, la instrucción tiene que ser perfecta
C: La declaración de la Almudena y el marido no la involucra, se justifican en que le
devolvieron la maleta y Sam no recuerda
E: Pero se han negado a seguir respondiendo preguntas, su testimonio no aporta
demasiado
C: Pero contradicen lo que declaró la Solé
E: Jmmm, eso sí (anotaba algo en un folio)
C: Además... un poco de lógica. ¿Tú organizarías el tráfico de droga usando tu propia
maleta y tu propia credencial?
E: Sería estúpido
C: Por eso, ya está, su declaración concuerda con los hechos
E: Cruz, el mundo está lleno de estúpidos que se creen intocables. Esa lógica racional y
sencilla no la exonera
C: Vale. Bueno, si no logras que la Solé se contradiga más y termine por confesar que
la Fernández no tuvo nada que ver, habrá que esperar a que surjan nuevas pruebas, que
alguno de los otros imputados rompa el pacto de silencio
E: ¡¡¿Y su negocio qué?!! ¡¡¿Cuándo va a poder volver a volar?!! (exasperada)
C: Uhhh, tranquila mujer. No es tu culpa
E: ¡¡Sí es mi culpa!! Si hubiera esperado un poco más para imputarla y solicitar esos
informes a Ryanair, no estaría suspendida. ¿Entiendes? ¡¡Es mi culpa!!
C: Esther, yo entiendo que te guste mucho y que te sientas mal por la situación en la
que está la comandante, pero hiciste lo que correspondía como jueza. Trata de no perder
la objetividad. El caso ha avanzado tanto en tan poco tiempo por la forma en que lo
conduces, no lo olvides
E: Vale, sí. Tienes razón (se calmaba un poco, aunque no demasiado convencida)
C: Voy a prepararte una tila, estás un poco nerviosa hoy
Con las alas rotas
379
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Volvamos la peli al lunes. Juzgado Ingresan nuestras chicas. Y Teresa no tarda en
advertir los distintos semblantes
T: (“Jmmm. ¿Ex marido, gavilán, falta de muesli, o qué?” intrigada por las gafas
oscuras de la jueza) Buenos días, Esther
E: Buenos días Teresa. ¿Alguna novedad?
T: Gimeno, dice que lo siente
C: ¿Greta?
T: Gimnasio. Se le cayó una pesa en el dedo gordo del pie derecho y estaba con hielo
esperando que se le desinflamara para poder calzarse
C: ¿Hinchazón nada más? (angustiada)
T: Sí, nada más (mirando extrañada a la inspectora)
C: Ahhhh, menos mal. Va a necesitar un antinflamatorio. Esther, voy de raje a la
farmacia a comprar uno
T: (“¿Y ésta a qué viene tanta preocupación por el dedo de Gimeno? Jmmm”)
E: Vale. Teresa, por favor, me alcanzas los... (ponía la mano en el pomo de la puerta de
su despacho)
T: Ya están en tu escritorio. Enseguida te traigo tu café y yogur con muesli y ciruelas
E: ¡¿Yogur con muesli y ciruelas?!
T: Lo mejor para la evacuación diaria, ya verás (se daba vuelta y se iba rauda a buscar
su “colación” para la jueza)
E: ¿Eh?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Veinte minutos antes de las diez, pasó por el baño para su round “smsístico” con la
piloto
“Ernestina me avisó que ya recibió los panes”
“¿Quién?”
“Su madre. Espero que cuando los pruebe le gusten. A ver si adivina cuál preparé yo”
“El más rico y dulce. :-)) Apago de nuevo el mantero. ¡Tenía tantas ganas de verla hoy!
A ver si ya podemos definir día”
La respuesta tardaba un par de minutos
“¡Suerte hoy! No se agobie, que el día no ha terminado y a veces... la vida nos da
sorpresas. :-x :-x :-x :-x :-x :-x”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Traje con chaleco, camisa a su estilo, cuello abierto y corbata floja, un pie con zapato, el
otro con una chancla y el dedo gordo muy hinchado. Cruz lo acompañaba haciéndole de
sostén, la tenía cogida por el hombro
Con las alas rotas
380
E: (“¡Qué artista! Mira lo que hace para agarrarse de Cruz, jajajaja”)
C: Con cuidado, siéntate, ahora te traigo un taburete para que apoyes el pie
Salía a paso rápido del despacho
E: Yo no me creo que no puedas pisar y necesites sostenerte de Cruz
Gimeno: ¡Shhhhh! Ella se ofreció y yo... jijijiji... no iba a decirle que no (ojitos de crío
cogido en falta)
E: Aysss (meneaba la cabeza) Preparé una serie de preguntas, a ver qué te parecen (le
acercaba varios folios)
Gimeno: Uhhh, ¿tantas?
Sonaba el teléfono. Teresa avisando que el abogado de la Solé había llegado. Esther
miraba el reloj
E: Dile que espere, faltan diez minutos. Por favor, ¿avisas a la guardia que suban a la
señorita Solé? [...] Vale, gracias Teresa
C: A ver si esta banqueta te viene bien (entraba con una banqueta y una toalla
enrollada)
E: ¿La toalla para qué?
C: Para que lo apoye y esté confortable el pie
E: Ahhhh
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Vaqueros, un jersey oscuro, el pelo en coleta, zapatillas, pálida y ojerosa, parecía haber
perdido peso en ese fin de semana. Esta vez no había gafas negras y esta vez saludó con
un “buenos días, señoría”
Indicarles que tomaran asiento, el abogado preguntar quién era la persona nueva que
estaría en el interrogatorio, Esther presentar a la inspectora Gándara, los ojos de
abogado e imputada fijos en el pie desnudo de Gimeno sobre el taburete que se podía
ver debajo de la mesa donde estaba sentado, lectura de fin de acta anterior y corroborar
nuevamente los datos, blablabla
E: Siendo las diez y cinco a.m., damos por reanudado el interrogatorio suspendido el
miércoles anterior según consta en actas. Señorita Solé, ¿se encuentra usted en
condiciones físicas de proseguir?
Verónica asentía con la cabeza
E: Que conste en actas que la imputada ha asentido con su cabeza. Habíamos terminado
en la anterior sesión con la coincidencia de las fechas de los despachos de cocaína con
las fechas del ingreso de fuertes sumas de dinero en la cuenta bancaria de la señorita
Solé y que...
Vero: Sobre eso... yo quisiera decir algo (interrumpía a Esther)
E: Vale. Adelante, diga lo que tiene que decir.
Con las alas rotas
381
Cuatro horas duró el interrogatorio. La jueza extrajo hasta la última gota de información
de la azafata
Vero: Sobre eso... yo quisiera decir algo (interrumpía a Esther)
E: Vale. Adelante, diga lo que tiene que decir
Vero: No quiero ir a la cárcel (sus ojos se enrojecían)
Gimeno: (“¡Chocolate por la noticia!”)
Vero: He hablado con mi abogado y... (se giraba a mirar al letrado que asentía con un
leve movimiento de su cabeza) si yo contara todo lo que sé y... eso ayudara, ¿podría
hacer algo su señoría para que no vaya a la cárcel?
Cruz ya tenía listos el boli y la libreta negra para anotar datos, Gimeno trataba de poner
cara seria mientras en su mente “jijijeaba” ante el miedo padre de la azafata a seguir
entre rejas. Esther se mantenía calma y poco crédula de las verdaderas intenciones de la
Solé
E: Señorita Solé, la pena que le corresponda por su intervención en este ilícito no la
decido yo, eso corresponde al Ministerio Fiscal y a los magistrados de la Audiencia
Provincial. En todo caso, lo mío es dejar constancia de sus aportes y su decisión de
atestiguar en contra de sus antiguos socios. Siempre y cuando lo que usted declare sea
ver-dad (remarcaba la palabra) y permita descubrir todo el entramado de la banda y
apresarlos, ¿me comprende?
Vero: Sí, entiendo. ¿Podría... podría... quedar libre hasta que se haga el juicio?
Esther se reclinó sobre su poltrona y tardó unos segundos en contestarle
E: Eso es una evaluación que haré luego, de acuerdo a sus declaraciones. Su abogado le
habrá explicado qué se toma en cuenta para decidir eso
Vero: Sí. Y me dijo también que puedo pedir protección y una nueva identidad, como
esos testigos de las series, que los cuidan los marshals12
Gimeno: (“Ah, esta ve Al Descubierto, ¿se creerá que va a tener una Shannon para
cuidarla?”)
E: Eso se decide en base al posible riesgo para su integridad física de acuerdo a lo que
aporte con sus declaraciones. Veamos lo que tiene para decir... pero antes le advierto.
Todo lo que diga será investigado y corroborado por la policía
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba charlando con Magda, que había llegado hace pocos minutos de Madrid para su
jornada laboral semanal en la casa de la sierra. Compartían un café con leche y unas
galletas de avena, cotilleando sobre los vestidos de “la Letizia”, como la llamaba la
mujer. Sam estaba higienizándose en el baño, Pedro seguía durmiendo
M: Claudia, ¡tan temprano! ¿Estás en el hospital con Aimé?
Claudia: Sí, está en su sesión de fisioterapia, me vine a un barcito para ver algunas
cosas que tengo que hacer hoy. Acaba de llamarme Pilar
M: Otra madrugadora. ¿Qué cuenta?
12
Marshal= Policía Federal en EEUU, en la serie en cuestión, los que se ocupan de cuidar a los testigos
protegidos con identidad encubierta. La serie en inglés se llama “In Plain Sight”.
http://www.imdb.com/title/tt0935095/
Con las alas rotas
382
Claudia: No son buenas noticias. Su pajarito fisgoneó el testimonio de tu ex
M: ¿Lo vio? ¿Eso se puede hacer?
Claudia: Maca, mejor no te enteras, ¿vale?
M: Jmmm, vale
Claudia: Declaró que eras la cabecilla de la banda
M: ¡¡¿Queeeeeé?!!
Claudia: Cuando llegue a casa te mando más datos por mail. Te avisaba para que no
vayas hoy a alquilar esas oficinas
M: ¡¡Joder!! ¡¡¿Pero qué mierda le pasa a esta tía?!!
Magda se había levantado de la mesa para llevar las tazas al fregadero y se dio vuelta al
escuchar esto, nunca había oído a la piloto levantar la voz de esa manera y con tanta
furia
Claudia: Toda esa mentira se va a caer, no te preocupes, pero va a tardar más que salga
tu exoneración como imputada en el caso
M: ¡¡Coño!!
Claudia: Ya encontraremos otras oficinas a buen precio, no te preocupes
M: Estas eran ideales, ¡¡mierda!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Verónica relató cómo se había involucrado con el tal Brando. Había sido pasajero en un
vuelo a Palma, le había hablado de que era fotógrafo y estaba buscando modelos para
posar ropa de tiendas de moda, si le interesaba, de ahí los primeros pagos que figuraban
en su cuenta. Luego de conocerse mejor le había ofrecido la oportunidad de ganar
“buena pasta” llevando cosas en su maleta entre viaje y viaje y como necesitaba juntar
dinero para comprar su piso, aceptó
Vero: Yo no sabía que iba a ser droga (la miraba a Esther y se quedaba en silencio)
E: Continúe (rostro pétreo mientras anotaba en su libreta, no le creía la ignorancia de la
que hablaba)
Vero: Como parecía que el sistema funcionaba, se hicieron envíos más importantes
E: ¿Los tres por los que recibió veinte mil euros en pago?
Vero: Ajá
E: Por favor, sí o no, ¿vale?
Vero: Sí (bajaba la cabeza)
E: ¿Sólo esos envíos? ¿O hay más?
Vero: Yo participé en esos solos, aunque creo que hubo más
E: ¿El mismo sistema?
Vero: Sí
E: ¿Otros tripulantes de la misma línea aérea?
Vero: No. De EasyJet, Spanair, Vueling, algo escuché pero no tengo muchos datos
E: Señorita Solé, diga todo lo que escuchó (enérgica)
La azafata cogía aire y relataba todo lo que sabía
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
383
Había comenzado a nevar mientras columpiaba a Pedro. El bebé encantado con la nieve
que cogía con su manita y se metía en la boca, pero había que entrar a la casa
Sam y Magda estaban en la cocina con su tarea cotidiana de preparar un menú de tapas,
de los que la chica había diseñado
M: Chicas, paso aviso. Comenzó a nevar (entraba con Pedro en brazos) Y a este
muchacho le encanta la nieve. ¡Muak! (lo tumbaba sobre la mesa y comenzaba a
quitarle su buzo) Ahora, ¡a corretear en el andador! (lo metía en el andador y el niño iba
directo a donde estaba su “ma-ma” a pedir comida) ¡Muerto de hambre!
Magda: Hay café recién hecho en la cafetera
M: Gracias, Magda (doblaba el buzo del niño y lo dejaba sobre una silla para ir a
servirse café)
Sam: ¿Iba Madrid con nieve? (le daba dos galletas de avena a Pedro)
M: Ajá (asentía mientras se servía café)
Sam: ¿Compra oficina?
M: No voy a comprar, la voy a alquilar. Esta semana os llevo a verla, creo que os va a
gustar. ¿Me acompañáis también a elegir los muebles?
Sam: ¡Sí! Gusto mucho
Magda: ¿Vamos a Ikea? Dicen que hay muebles a muy buen precio
M: Vale. Esta semana vamos a Ikea entonces
Sonreía ante el entusiasmo de Sam y Magda, aunque sabía que Claudia le iba a dar un
buen sermón cuando se enterara
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Declaró no conocer al occiso y reiteró el testimonio que había dado antes. No había
visto nada raro durante el aterrizaje y se había sorprendido con la noticia de que había
sido asesinado y que estaba implicado en la distribución de la cocaína que iba en la
maleta
E: En los dos vuelos anteriores, ¿quién retiraba la maleta con la mercancía?
Vero: No sé, cuando yo iba a por mi maleta ésa ya había sido retirada. No tengo idea de
quién se encargaba
E: Si usted no ponía la droga en la maleta, si usted no la despachaba, si usted no la
retiraba ni sabía quién lo hacía, ¿cuál era su rol entonces?, ¿por qué le pagaban veinte
mil euros por despacho?
Verónica se quedaba en silencio
E: ¿Entiende mi pregunta?
Vero: Sí
E: ¿Entonces?
Vero: Yo... fui la que entregué la credencial de la comandante y di la idea de utilizar la
maleta que ella nunca usaba
E: Entonces la comandante no estaba implicada en el tráfico, como declaró antes
Vero: No
E: La comandante no sabía nada
Vero: No
Con las alas rotas
384
E: Fue... utilizada. Usted la usó para traficar
Verónica agachaba la cabeza
E: Señorita Solé, estoy esperando su respuesta
Vero: Sí
Cruz venía observando el rostro de Esther mientras hacía estas preguntas. Admiraba la
profesionalidad de su amiga, ni una mueca ni un rastro de emoción. Aunque estaba
segura que por dentro todo su ser bailaba de alegría
E: Aclarado esto, pasemos al rol que jugaban la vecina de la comandante y su marido
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Chequeaba el “mantero” a ver si había recibido algún mensaje. Nada. Mientras tanto
esperaba en el otro teléfono que la secretaria la comunicara con el dueño de la oficina
M: Señor Santibáñez, buenos días [...] Lo llamaba para que me dijera el monto exacto
que le tengo que transferir [...] Un adelanto, entiendo [...] ¿Cuándo firmamos entonces?
[...] ¿Miércoles? [...] Vale. Eh... ¿no podría hoy tener las llaves?, quería que la vieran
mis socios [...] En portería, vale [...] Ya mismo le hago la transferencia por internet, ¿me
repite el número de su cuenta y el banco? [...] Miércoles a las dos nos encontramos allí,
perfecto. Hasta entonces
Sonrió. Buscó entre las anotaciones que había hecho y encontró el número, llamó
M: Hola. Buenos días. Estoy interesada en el colchón inflable doble, para dos personas,
que anunciáis en vuestra página web [...] El azul, ése [...] ¿Tenéis para entrega
inmediata? [...] Quiero corroborar vuestra dirección y el horario de atención [...] Tarjeta
de crédito Visa [...]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz hablaba por teléfono con Vilches y le pasaba los datos de direcciones donde podría
encontrarse el tal Brando, de acuerdo al testimonio de la azafata. Le avisaba también de
los despachos por las otras aerolíneas y quedaban en encontrarse en una hora en la
comisaría, con las órdenes de registro de la jueza
Gimeno: ¿Crees que dijo todo lo que sabe? (cucharada de yogur con frutas)
E: No (sorbo de café) Tiene un par de ases bajo la manga para negociar su condena
Gimeno: ¿Vas a volver a interrogarla?
E: Más adelante, si los datos que dio son tal cual dice, va a haber muchas detenciones y
quiero ir armando todo el puzzle antes de preguntar lo que creo que sabe
Gimeno: ¿El muerto?
E: Ajá. Puede llegar a ser el testigo clave para la acusación de Brando (último sorbo de
café)
Gimeno: ¡Qué mosquita muerta! (metía el pote vacío de yogur y la cuchara descartable
en una bolsita de nailon y la cerraba para después tirarla en el cesto de basura) Me
Con las alas rotas
385
parece increíble que ella fuera la que sugirió el tráfico con la maleta de la comandante.
¡Cómo la embaucó a la Fernández! ¿No te hubiera gustado preguntarle por qué lo hizo?
E: ¿Despecho? ¿Avaricia? Yo qué sé. Lo importante es lo que finalmente dijo, que la
usó y los detalles de cómo armaron el embuste (último sorbo de café y dejaba la taza a
un costado) Bueno, tenemos bastante trabajo por delante. Eh... voy al toilette
Gimeno: ¿Preparo el escrito para liberar a la comandante?
E: ¿Liberar? (sonreía, en camino hacia la puerta del despacho)
Gimeno: ¡Claro! Liberarla de las fuerzas del mal. ¡Por el poder de Grayskull... ¡Yo
tengo el poder!13 (imitaba al héroe de la serie de dibujos animados, levantando su brazo,
todavía sentado en la poltrona y con la pata “herida” sobre el taburete)
E: Jajaja. Sí, por favor
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sentada en el w.c. Abría su “mantero”. Dos mensajes
“Si se puede escapar, la espero a partir de las 17 en la Torre Europa, esquina de la
Avenida del General Perón con el Paseo de la Castellana n.º 95, quinto piso, C52,
futuro despacho de mi amiga y mi abogada y futura sede de B.W. Vuelos. ¿Me avisa?”
Segundo mensaje
“B.W.= Broken Wings. ¿Le recuerda algo? :-))”
Sonrisa enorme. A renglón seguido pensaba, “pero esta tía tiene más pasta de lo que
pensaba, ¡¡¿en la Torre Europa?!!”. Nuevo renglón seguido, “Cruz se va a la
comisaría, tiene para largo, le digo que se lleve el coche que yo me voy con la custodia,
le digo que sí puedo, mañana seguiré con lo que quede por hacer”
“¡¡¡Sí!!! Le pego un toque cuando salgo para allí”
Esperó un par de minutos por la respuesta, pero no llegaba. Empezó a pensar en las
excusas a dar para ir a la Torre Europa a la salida de su curro mientras volvía a su
despacho
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Recibió el sms cuando salía de la tienda de artículos deportivos, con la caja del colchón
inflable a cuestas, más una bolsa con el inflador. Cuando hubo ubicado todo en el
coche, leyó el mensaje para recibir a continuación el aviso de que debía cargar la batería
del móvil
M: (“¡Mierda! ¡Me olvidé de cargarlo anoche! ¡Joder!”)
13
He-Man and the Masters of the Universe, conocido como Masters del Universo en España y He-Man y
los Amos del Universo en Hispanoamérica, fue una serie de dibujos animados de principios de los años
80. Transcurría en el fantástico reino de Eternia, donde He-Man, el hombre más poderoso del Universo,
luchaba contra Skeletor para proteger al reino y salvaguardar los secretos del Castillo de Grayskull.
http://es.wikipedia.org/wiki/He-Man_and_the_Masters_of_the_Universe
Con las alas rotas
386
No pudo responder el mensaje. Decidió salir hacia Madrid, había dejado de nevar y
sabía que la carretera estaría peligrosa, mojada y resbaladiza, peor que con nieve. Tenía
que ir con cuidado y despacio, “¡hay cada bruto conduciendo!”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Torre Europa, esquina de la Avenida del General Perón con el Paseo de la Castellana n.º
95. Había revisado sus mensajes antes de llegar. Nada. Pagó al taxista y fue hasta el
coche de custodia que estacionó detrás del taxi. Les avisó que no sabía cuándo tardaría,
les preguntó dónde la esperarían. Los polis, ni idea, ahí todos los parkings eran
subterráneos y para clientes de las oficinas comerciales que funcionaban en el edificio.
Finalmente uno de ellos tuvo la idea, “nos quedamos acá, somos policías en
cumplimiento de tareas oficiales, no va a haber problema”
Entró y fue directo al mostrador de la guardia
E: Buenas tardes. Voy al quinto piso, C52
Guardia: Buenas tardes, ¿a quién anuncio?
E: Encarna Uriburu
Guardia: Vale. Aguarde, por favor
El guardia cogió un teléfono y marcó el número de algún interno. Los segundos pasaban
Guardia: Lo lamento, señora. No hay nadie en el C52
E: ¿Nadie? Por favor insista, me están esperando
El guardia volvía hacer el intento y de nuevo nada
E: Vale. Gracias
Antes de salir por la puerta principal del edificio, sacaba su “mantero”. Ningún mensaje
E: (“¡¡Coñoooo!!”)
Se iba a retirar cuando sonó su móvil oficial
E: Mamá, dime
En: Quédate ahí y no te vayas, te dio mal el número, no es 52 es 53
E: ¿Eh? (¿cómo sabía su madre que estaba por irse?, más aún, ¡¡¿cómo sabía su madre
que estaba ahí?!!)
En: Te va a ir a buscar el portero
E: ¿Eh?
En: Nena, te quedas ahí y esperas al portero, va a darte indicaciones de cómo llegar
Esther se quedaba con la boca abierta y miraba hacia el mostrador donde estaba el
guardia. Dicho y hecho, de una puerta de atrás salía un hombre de uniforme que se
apuraba a ir hacia donde ella estaba
E: Mamá, ¿también eres psíquica?
En: No, me llamó la otra loca que está desesperada, se quedó sin batería
Con las alas rotas
387
E: Pero si se quedó sin batería, ¿cómo te llamó?
En: Ayss, nena, ¡¡haces cada pregunta tonta!!
El portero ya estaba a su lado
Portero: ¿Señora Ernestina?
E: ¿Eh?
En: Ernestina, ¡Yo! Esther, baja a tierra (había escuchado la conversación y le pegaba
un sacudón telefónico para que espabilara)
E: Sí. Buenas tardes
Portero: La abogada la espera en el C53, por aquél ascensor, quinto piso a su izquierda.
(señalaba hacia un ascensor al final de un largo pasillo)
E: Ah, muchas gracias (el hombre se retiraba y Esther volvía a la conversación con su
madre) Luego me explicas mami, esto es rarísimo
En: Jijiji. Hasta ahora. Jijiji
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.[Nota de la autora: escena pastelosa y pegajosa como pocas, abstenerse de leerla si
el nivel de glucosa en sangre -en ayunas- es superior a 125 mg/dL]
Bajó del ascensor en el quinto piso, todavía preguntándose cómo sabía su madre que
estaba por irse cuando la llamó. Giró hacia la izquierda, como le había indicado el
portero y no llegó a tocar, la puerta se abrió. Delante de ella, su chica con un mando en
la mano y sonrisa “Profident”
M: Rápido, entre, que esto dura treinta segundos (le mostraba el mando)
E: ¿Eh?
M: Jejeje, ahora le explico (la cogía del brazo y tiraba para que entrara) Hooooolaaa (se
metía el aparato en el bolsillo y la cogía entre sus brazos)
[Nota de la autora: como las lectoras de este fic ya saben el tono y la sensualidad
que cierta piloto pone a los “hoooolaaa” con los que saluda a “su señoría” y como
también saben lo que ese arrullo aterciopelado provoca al entrar por los tímpanos
de la jueza, no es de extrañar que ésta se olvidara de las preguntas que tenía en
mente y se lanzara a por los morros de la comandante]
Después de unos de minutos de un morreo como “corresponde” para dos personas que
vienen calentando el caldero vía telefónica durante días, hora de la “cordura”
M: ¿Quiere ver las oficinas, a ver qué le parece el lugar? [Chuik]
E: Me encantaría [Chuik]
M: Esta es la sala de recepción [Chuik]
[Nota de la autora: siguen pegadas con glue, Esther mira a los costados sin variar
posición]
E: Preciosa [Chuik]
M: Unos sillones y una mesita, un revistero y algún cuadro [Chuik]
E: Más que suficiente [Chuik]
Con las alas rotas
388
M: ¿Le muestro las oficinas de las chicas, la kitchenette y el baño? [Chuik]
E: ¿Y su oficina? [Chuik]
M: Esa... para el final [Chuik]
E: ¿Tiene algo especial? [Chuik]
M: Mmmmm [Chuik]
[Nota de la autora: caminan abrazadas, chuik aquí, chuik allá, hacia la primera de
las oficinas que tiene la puerta abierta]
M: Esta es la más amplia, supongo que la ocupará Claudia [Chuik]
E: Bonita, luminosa [Chuik]
[Nota de la autora: van a la otra oficina, igualmente de apretadas y chuikeando a
cada paso]
M: Esta será la de la gallega [Chuik]
E: ¿La gallega? [Chuik]
M: Mi avogadiña, la que habla de usted y se mea [Chuik] Tengo que bajarle decibelios
a su entusiasmo por usted [Chuik]
E: Guapa y eficiente, yogurina, pero con mucho futuro [Chuik]
M: ¡No se entusiasme usted ahora! [Chuik]
E: Como dice usted, tengo ojos y miro y la he visto actuar y opino [Chuik] Más
pequeña que la otra, pero es un despacho luminoso, me gusta [Chuik]
[Nota de la autora: ahora pasan al baño, tan apretadas y chuikeando “as usual”]
M: Pequeñito [Chuik]
E: Tiene ducha y armarios [Chuik]
M: Ideal para horario post atención al público [Chuik]
E: En eso mismo estaba pensando [Chuik] ¿Va a poner un sillón de varios cuerpos en
la sala de espera? [Chuik]
M: No, pensaba en algo que después le comento [Chuik]
[Nota de la autora: mismo modus operandi, van a mirar la kitchenette]
M: Microondas, nevera, por lo menos tiene armarios suficientes [Chuik]
E: ¿Para qué más? [Chuik]
M: Un poco más grande, como para poner una mesa y unos taburetes sería mejor.
[Chuik]
E: Kitchenette, para un estudio alcanza [Chuik] Buena luz natural [Chuik]
M: Sí, la ventana es amplia [Chuik]
[Nota de la autora: ¡al fin!, ¡la oficina de B.W. Vuelos!]
M: Y este es MI estudio [Chuik]
Sobre el piso, con sábanas y mantas, el colchón inflable. A un costado, un pequeño
florero con jazmines y cerca de éste, dos copas y una botella de cava en un balde con
hielo. Esther sonrió
Con las alas rotas
389
E: Éste es el más bonito de todos [Chuik]
M: ¿Brindamos por mi estudio? [Chuik]
[Nota de la autora: no había sillas, así que la ropa fue... cayendo por ahí. Lo que
sucedió a continuación... después de tanto chuickeo, ¡era de esperar!]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Esto me gusta más que un sillón grande. Mmmm...
Metidas debajo de la manta, tibia calidez de dos cuerpos desnudos amantes, Esther se
enredaba más entre sus brazos y sus piernas
M: Lo voy a guardar en un armario que voy a comprar
E: Vaya a Ikea, tienen buenos precios
M: Eso sugirió Magda, en la semana nos venimos a Madrid a ver qué hay (la apretaba
contra su cuerpo)
E: Me voy a tener que ir, tengo a la custodia parada frente al edificio
M: Vale (la besaba en el cabello) ¿Terminó mejor el día así?
E: Ajá. No me lo esperaba y ha sido una sorpresa hermosa. ¿Qué dijo su amiga de la
oficina? ¿Le gustó?
M: Ahí tengo un problema, esta mañana me llamó para que no la alquilara
E: Y usted la alquiló igual, ya veo. ¿Por qué no quería hacerlo?
M: Por algo que le contó un pajarito y que no deberíamos hablar
E: ¡Cómo me gustaría cortarle las alas a ese pajarito!
M: No se enfade [Chuik]
E: No me enfado con usted, pero no está bien tantas filtraciones, es incorrecto, es...
ilegal
M: ¡Y bueh! Hay tantas cosas que no son correctas y sin embargo pasan
E: Verdad. Como nosotras dos
M: Esto no es incorrección, esto es... (levantaba la barbilla de la jueza) esto es amor
E: Verdad
Morreo durante unos minutos, y nada más. La jueza tenía a la custodia esperando en la
calle, no podía seguirse demorando en... esas cositas
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Los policías estaban tomando algún brebaje caliente, leyendo el diario, sentados en el
coche frente a la entrada del edificio
Toc-toc, la jueza golpeó el cristal del asiento del acompañante
Policía 1: Señoría
E: ¿Todo bien?
Policía 1: Sí, vinieron de la guardia a preguntar y les informamos que éramos la
custodia de un juez que estaba en el edificio, mostramos las credenciales y ya está
E: Vale. ¿Me haríais el favor de llevarme a casa así no tomo un taxi?
Policía 1: ¡Claro! (iba a salir del auto para abrirle la puerta trasera)
Con las alas rotas
390
E: No es necesario, por favor Jaime, quédese ahí. Yo puedo abrir la puerta, muchas
gracias
Mientras iba camino a su casa se puso a mirar hacia afuera, pensando en que al final
había sido un día “perfecto”. La declaración de la azafata había permitido avanzar
mucho en la investigación, había pistas para tratar de ubicar al que aparecía como
“cabecilla” de la banda y lo más importante, su “chica” estaba exonerada. Pero la
“frutilla del postre” había sido ese encuentro “sorpresa”
E: (“¡Jooo! ¡Como para no enamorarse como una niñata de Macarena Fernández!
¡Uy, al final no le pregunté qué era ese mando y cómo mi madre sabía que yo estaba
ahí!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Había terminado de recoger las mantas, las copas, las flores, el florero y la botella de
cava con su balde. Había desinflado el colchón y había metido todo en una caja. Lo
primero que compraría sería el armario para esconder esos objetos “personales”. Se
sentía feliz, aunque cada tanto fruncía el ceño cuando venía a su mente “Claudia, a ver
cómo se toma esto del alquiler”. Estaba lista para irse, se puso el abrigo y cogió su
bolso, cuando vio un sobre que sobresalía de éste
M: (“¿Y esto?”)
Lo sacó, lo abrió y se encontró con una tarjeta y una fotocopia doblada
“De esto no debemos hablar. Pero me fue imposible no anticipárselo y aguardar a que
se enterara por los canales oficiales. Te quiero, Esther”
Sonrisa de esas tontas, re-tontas de enamorada. Desplegó la fotocopia y se encontró con
la notificación oficial de su exoneración como imputada en el caso que se instruía por
tráfico de estupefacientes en el juzgado número 12
M: (“Yo también te quiero” emocionada casi al borde de las lágrimas)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¿Qué dijo cuando se enteró?
M: Puso el grito en el cielo, ¡quién sabe cuándo te exoneran, pueden pasar meses y
meses antes que todo se aclare!, bla bla bla (imitaba el tono de voz de Claudia)
E: El pajarito no cantó bien, tenía noticias viejas y ésta nueva, jeje, está bajo siete
llaves. Se la daré personalmente a su abogada, la voy a citar
M: No se entusiasme con mi gallega eh
E: Jeje. Ahora, ¿su amiga no va a usar la oficina? En caso que fuera como dice, que
usted no puede, ella sí puede
M: Ahhh, no la conoce, como yo adelanto el dinero del alquiler, dice que no quiere
aprovecharse
E: ¿Le puedo preguntar algo... privado?
M: Nada de lo mío es privado para usted
Con las alas rotas
391
E: Jeje (emocionada por la declaración de confianza) Esa oficina, ¿paga un pastón de
alquiler, no?
M: Es una zona cara, pero las conseguimos a mitad de precio por el cliente de mi
amiga, ¿se acuerda?
E: El cliente del cliente
M: ¡Ése! Y dejó el alquiler a mitad de precio a cambio de asesoramiento legal para su
empresa
E: O sea que el cliente del cliente es un nuevo cliente del bufete de su amiga
M: Sacto
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Me quedé sin batería en el “mantero” y cuando me di cuenta del error, llamé a
Ernestina, tenía el número en mi otro móvil
E: ¿A quién?
M: Su madre
E: Ahhh, yo creí que mi madre era psíquica, jeje. O sea fue una casualidad que me
cogiera casi al salir
M: Bueno, lo que se dice casualidad... eh, podemos ver el hall de entrada, cuando
avisan desde la guardia que alguien quiere subir a la oficina, se puede ver en el monitor
que tenemos. No me avisaron, pero lo encendí igual y la vi cuando preguntaba al
guardia
E: ¡¡¿Eso tienen?!!
M: Y cámaras en todos los pasillos, por eso usé el mando
E: Ahhh, eso quería preguntarle. ¿Para qué sirve?
M: Intercepta la señal de vídeo en 25 metros a la redonda, hace que en el monitor se vea
con lluvia
E: ¡¡Nooooo!!
M: Pero lo hace por 20 o 30 segundos, por eso le dije que entrara rápido
E: ¡Pensó en todo!
M: Y... jeje
E: ¿Dónde lo compró? ¿Cómo sabe que existen esas cosas? A mí ni se me hubiera
ocurrido
M: A mí tampoco, pregunté
E: ¿A quién?
M: Jejeje
E: Ayss, mejor no me lo diga, lo adivino. Este hombre es un 007 encubierto
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: No creo que esta semana pueda ir a comer con mis colegas
M: Me lo imaginaba
E: No crea que me apetece perderme esa comida
M: Jeje, eso también me lo imaginaba
E: Estooo... quizás me tenga que encontrar de nuevo con mi abogada
M: ¡Siiiiiiii!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
392
Muy liada y abandonando su despacho tarde de noche. Así fue la semana de Esther. Las
revelaciones de la azafata dieron lugar a nuevas detenciones y lo más importante, con el
paradero del tal Brando, que fue apresado por la policía nacional en una residencia en
las afueras de Murcia. Por la documentación encontrada en su poder estaba preparando
su huida de España hacia África con destino final Paraguay en Sudamérica. Como era
de esperar y representado por el mismo bufete de abogados que los otros imputados, se
negó a declarar
Pero ante las detenciones y el cariz que iba tomando la causa, especialmente con la
acusación de homicidio del policía colombiano, varios imputados comenzaron a
“flaquear”. Los primeros, Almudena y su marido, que renunciaron al bufete “de
prestigio” y solicitaron un abogado de turno, junto con el pedido de ampliación de
declaración
Por la noche, ya en la cama, llegaba el relax con las charlas con la piloto. El “caso
Ryanair” no entraba en el tema, pero sí todo lo que lo rodeaba en el juzgado
E: Tengo mucha suerte de trabajar con gente que se esfuerza mucho y no mira el reloj
para salir disparados apenas suenan las tres. Nos faltan medios para tanto trabajo
acumulado
M: Eso he leído, las quejas de los funcionarios judiciales
E: Supongo que hay otras profesiones que tienen lo mismo, los maestros o las
enfermeras por ejemplo. En fin...
M: Está muy agotada hoy, lo noto por su voz, como si la arrastrara
E: ¿Se me nota?
M: Ajá. ¿La ayudo a relajarse? ¿Quiere?
E: Por favor, no sabe qué bien me hacen sus masajes
M: Espere a que pueda hacérselos en vivo y en directo, esos le van a gustar más, jeje
E: Hoy pensaba en eso
M: ¿En mis masajes?
E: No. A ver... estábamos con mi amiga y el mantero viendo la pizarra donde vamos
haciendo un esquema del caso
M: ¿En una pizarra? ¿Como los de La Ley y el Orden?
E: ¿Usted también la ve?
M: Sí, a Sam le encanta y la vemos juntas. ¿Quién más la ve?
E: Su amigo el 007
M: Ah, lógico
E: Bueno, le sigo contando, estábamos frente a la pizarra, ya habíamos terminado todo
y el mantero la invitó a mi amiga a ir al cine
M: ¿Qué peli?
E: La nueva de Harry Potter
M: La tengo “mantera”, ya le saqué una copia para mandársela por mensajero a
Ernestina
E: ¿A quién?
M: Jeje, a su madre, para que se las dé a Patri y Candela
E: Ahh, claro. Me perdí, ¿qué le iba diciendo?
M: Que estaban frente a la pizarra y que mi amigo invitó a su amiga a ir al cine
E: Sí. Ahí pensé en usted
M: ¿Y qué pensó?
Con las alas rotas
393
E: Que me gustaría invitarla a ir al cine, poder tomar una copa después, comentar la
peli, no sé, esas cosas. Me pone triste no poder hacerlo
M: Jmmm. Todo será cuestión de pensar un poco. Jmmm
E: Venga, que no podemos ir a un cine juntas
M: Jmmm. Ya veremos. ¿Se da vuelta y empiezo con los masajes?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Una semana de feliz trajín para Maca. Porque pasado el enfado de Claudia por el
alquiler de la oficina, se fueron todos a Ikea a buscar escritorios, armarios, estanterías,
sillones, sillas y poltronas para amueblar el estudio. Dos días eligiendo esto o aquello y
diversión garantizada para los demás, viendo a Claudia hacer cuentas y negándole a
Maca la compra de esto o aquello “porque el presupuesto no da, por eso”, “voy a
invertir miles y miles de euros en el leasing de un avión y me dices que me vuelvo pobre
si compro un armario de ese precio?”, “todo suma, todo suma, busca algo más
económico”, “pero me gusta ése”, “pues que te guste otro”
M: ¡No me lo dejó comprar!
E: Jajajajaja. Ayss... me caen las lágrimas. Jajajaja
M: A usted también le divierte. Mi amigo...
E: Ayss... jeje... ¿el que ahora es novio de su amiga?
M: Ése. ¡No paraba de reír! ¡Y lo hacía reír a mi hijo señalándome! ¿A usted le parece?
E: Jajajajajaaaaaaa
M: Ahora usted, no es justo
E: Vale, no me río más, jmmm. ¿Le dije que me encanta su amiga?
M: ¿Por qué es tacaña?
E: No. Porque me la cuida mucho, algún día se lo agradeceré
M: Jeje (derretida por las palabras de “su señoría”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Habían quedado en encontrarse en la oficina el viernes, a la salida del curro de la jueza
Maca iba a estar para recibir el mobiliario que habían comprado. Todo organizado, esta
vez no habría malentendidos con el número de la oficina ni “mantero” sin batería, se
había asegurado que Claudia no pasaría por allí, la “había mandado” al cine con su
chico
Esther había planificado retirarse a las dos de la tarde, habiendo finalizado con las
citaciones y cédulas a distribuir en la semana siguiente, la agenda organizada y varios
expedientes cerrados
Dos menos cinco, toc-toc en la puerta, Teresa abría
T: Esther, tu abogada está aquí
E: ¿Marité? (extrañada)
T: No, creo que se llama Mar, la que estuvo una vez
E: Ah, Mar, sí. Hazla pasar por favor
Con las alas rotas
394
Cogió aire y se recostó en su asiento. “Mar, sin avisar y a última hora, nada bueno con
Raúl”
Mar: Gracias, señora (a Teresa que cerraba la puerta del despacho tras hacerla pasar)
Hola Esther, disculpa que no te avisé que venía, sé que andas con asuntos importantes
E: No te preocupes (se levantaba e iba a su encuentro para saludarla con dos besos)
Se sentaban en los sillones a un costado
E: ¿Algo con el abogado de Raúl?
Mar: El abogado de tu ex no me ha devuelto el llamado
E: No le interesa un acuerdo entonces
Mar: No vine por eso, estuve en el juzgado
E: ¿Y?
Mar: Han hecho una presentación pidiendo que Patri pase una semana por medio con
su padre
E: ¡¡¿Qué?!! ¡¡¿Y qué ha contestado la jueza?!! No me digas que le concedió eso, ¡¡por
dios!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No estaban bajo las mantas en el colchón inflable esta vez
Esther le había avisado que llegaba más tarde porque estaba reunida con su abogada y
Maca supuso que habría novedades del ex
En la mesita frente a los sillones, dos platos con pinchos variados preparados por Sam,
zumo y dos copas. No habían sido tocados
En el sillón de tres cuerpos, Maca apoyada sobre los almohadones y Esther sentada en
sus piernas, su torso acurrucado contra el de la comandante. Una manta las cubría
mientras la piloto la sostenía fuerte con un brazo y con la otra mano acariciaba su
cabello, enredando sus dedos en los mechones
Apenas abrió la puerta se dio cuenta que algo pasaba, la tristeza en sus ojos era obvia.
Cerró la puerta, metió el mando en su bolsillo y la abrazó fuerte. Para Esther fue el
momento de dejar de lado tanta fortaleza fingida y largarse a llorar. Se sentía segura
en ese cuerpo y en ese apretón, podía desmoronarse y exponer toda su impotencia sin
tapujos
M: Shhhh, tranquila, lo que sea, lo vamos a enfrentar juntas (acariciaba su espalda y
apretaba los labios, llena de odio hacia ese “joputísimo” que hacía sufrir a su chica)
Después de un largo momento así, Maca la fue llevando hacia el sillón y la hizo sentar,
buscó la manta, la acomodó entre los almohadones, le trajo una tila, acarició su
mejilla, tomó sus manos, le dio su tiempo para que se fuera calmando y recobrando su
compostura
E: Lo siento, fue... (meneaba la cabeza antes de apurar el último trago de su taza)
Con las alas rotas
395
M: No tiene nada que explicar, ¿mejor ahora? (pasaba con delicadeza un dedo por su
mejilla y la jueza cerraba los ojos, agradeciendo la caricia) ¿Quiere contarme?
Esther asentía con la cabeza mientras estiraba su mano para dejar la taza sobre la
mesa. Recién ahí notaba los platos con los pinchos
E: ¿Sam?
M: Ajá, especiales para Patrishaaa's mum (sonreía)
E: No tengo mucho apetito, pero intentaré comer algo para...
M: ¿Qué tal si se tumba conmigo y me cuenta? ¿Eh? (tomaba su mano)
Esther asentía arrugando los labios, mientras su barbilla temblaba con un puchero
inesperado
M: Venga para aquí
Maca se tumbaba sobre los almohadones y tiraba del brazo de la jueza para hacerla
sentar encima y envolverla con sus brazos. Ya acomodadas, pasaron varios minutos
antes que Esther hablara y le contara de la presentación que había hecho su ex marido
E: La jueza nos dio traslado, para responder. Estuvimos charlando con Mar los
argumentos
M: ¿Cree que la jueza puede llegar a darle lo que pide? ¿Qué referencias tiene de esa
mujer?
E: Referencias, que es muy tradicionalista
M: ¿Eso es bueno, es malo?
E: Ni bueno ni malo, depende de los casos, pero tiene tendencia a salvaguardar la figura
y la presencia paterna, aún en casos de violencia física hacia la mujer o los hijos. Mar
me trajo algunos fallos que son discutibles
M: Pero no puede ir contra la ley
E: La ley tiene vericuetos, Maca
Maca suspiraba
M: ¡Mierda! Entonces puede llegar a darle lo que pide al joputísimo
Esther sonreía, le hacía gracia eso de “joputísimo”, su madre lo repetía dos por tres
hablando de su ex
E: Tenemos argumentos de peso para oponernos a esa locura. Patricia no puede estar
viviendo una semana en un lugar, otra semana en otro, le provocaría una inestabilidad
emocional muy grande. Hay muchos informes psicológicos que avalan lo que vamos a
decir. La fiscalía se tiene que expedir y creo que no avalará eso
M: Ya, pero la decisión queda en manos de una opusina, ¡una mierda!
E: Este fin de semana nos vamos a sentar a mirar en detalle la legislación y fallos sobre
pedidos similares, para documentar bien nuestra postura
M: Su ex... ¿qué pretende con esto? Porque se pasa a Patri por el forro del culo, no le
interesa nada la niña ni su bienestar. No ha aparecido desde el paripé de reyes
E: Joderme a mí, creo
Con las alas rotas
396
M: Mmmm (meneaba la cabeza mientras seguía con su masaje relajante en el cuero
cabelludo de la jueza)
E: ¿Qué?
M: ¿No le contestó nada sobre darle su parte del piso?
E: No se lo hemos propuesto, ni siquiera han respondido al pedido de reunirnos que
hizo Mar
M: Su ex no da puntada sin hilo
E: ¿Qué quiere decir eso?
M: Que joderla a usted es puntada sin hilo si no saca un pastón a cambio. Dinero, eso es
lo que busca
E: Maca, yo estoy dispuesta a hipotecarme de por vida para darle su parte del piso y que
no joda a mi hija
M: Más dinero, busca sacarle todo lo que tiene Esther. Así logra dos cosas, le jode la
vida a usted y se repone financieramente, debe tener bastante follón con sus socios
E: Pufff, y en el medio Patricia, la usa como moneda de cambio. ¡Joder! ¡No entiendo
por qué no la quiere! ¡¡Es su hija!!
M: Porque el joputísimo sólo se quiere a sí mismo (Esther sonreía nuevamente por la
rabia con que hablaba de Raúl) Mire, no le busquemos explicación al desamor de este
tipo, concentrémonos en buscar la forma de que la deje en paz, a usted y a Patri. Ya
bastante tiene la nena con tratar de entender por qué su padre no la quiere
E: Si por lo menos la visitara cada tanto o le hablara, yo no pretendo que no la vea, al
contrario, si pudiera tan siquiera llegar a un acuerdo en eso (se le humedecían
nuevamente los ojos)
M: Ahora no es tiempo de pensar en eso, Esther. Patri se va a recuperar, cuestión de
tiempo, si yo me recuperé de la mierda de mis padres, ella también va a poder. La tiene
a usted, a su abuela (Esther apretaba la mano de Maca sobre su tripa, emocionada)
¿Cuánto vale su piso?
E: ¿Eh? (levantaba la cabeza para mirarla, sorprendida)
M: El joputísimo quiere todo su piso. Y sus ahorros, si sabe que los tiene
E: Maca, yo no puedo cederle todo el piso y mis ahorros. ¿Cómo viviríamos? Con mi
salario solamente no sé si podría pagar un alquiler, todos los gastos de la casa, el seguro
médico, el coche. No tener guardado algún duro para un imprevisto, no sé, es como
empezar de nuevo pero con demasiadas responsabilidades atrás. Porque doy por hecho
que no me va a pagar la manutención que le corresponde
M: ¿Y quién dice que se va a quedar sin su piso?
E: No la entiendo, me dice que...
Se miraban a los ojos unos segundos
E: ¡¡Nooo!!
M: ¿Por qué no?
E: ¡¡Porque no!!
M: Usted dijo que iba a pedir un préstamo por la mitad del valor de su casa
E: ¡Sí, por la mitad! Esa hipoteca la puedo pagar, ajustando gastos, olvidándome de las
vacaciones y otras cosas, pero lo que está pensando es ¡¡una locura!!
Bajaba la cabeza y la movía negando al mismo tiempo
E: ¡¡Una locura!! ¿No se da cuenta?
M: Tengo el dinero
Con las alas rotas
397
E: ¡¡Para su empresa!!
M: Y alcanza para más Esther, mi abuela me dejó bastante dinero
E: Ese dinero es para Pedro entonces, para su futuro
M: Eso ya está aparte, hice un fideicomiso para eso
E: A ver...
Se soltaba de su abrazo e intentaba incorporarse
M: Quédese así, me gusta tenerla entre mis brazos
E: Es que si me quedo así me va a convencer con sus artes (se sacaba la manta y se
levantaba)
M: ¿Tanto poder tienen mis caricias?
E: Tanto (parada frente a ella, sonreía al ver la cara de penita que ponía) Maca, es una
locura. Encontrarnos a escondidas lo es. ¡Imagine si además hubiera un préstamo
personal suyo a mí!
M: Jmmm (levantaba los hombros) No tiene que ser mío a usted, hay... otras formas
Esther se cruzaba de brazos y la miraba unos segundos
E: Ilegales
Maca volvía a levantar los hombros y fruncir los labios, no le importaba nada
E: ¿No le importa que sea ilegal?
M: No. Porque no estamos intentando sacar ganancias de esto, al contrario, queremos
impedir que un joputa dañe a su hija. No perjudicamos a nadie, es un acuerdo privado
entre usted y yo
E: ¿Tampoco le preocupa que se descubra el día de mañana y quede nulo su
sobreseimiento?
M: No. Otro juez que tomará el caso haría lo mismo, usted ya hizo bien los deberes y
probó que no tengo nada que ver. Aquí la única que tiene riesgo es usted, no le dé más
vueltas
E: Para todo tiene argumento
Maca asentía y sonreía
M: Esther, sería un préstamo, usted pone de garantía su casa. No es un obsequio, no es
una dádiva. Un préstamo a muuuuuy largo plazo
E: No me va a alcanzar la vida para pagar ese préstamo
M: Jmmm, lo sigue pagando en el infierno, cuando nos quememos juntitas, de la mano
E: Jajajajajajaja
Maca se ponía de pie e iba hacia su lado
M: Sólo le pido que lo piense, que no lo descarte de entrada. Tengo el dinero, me
alcanza con el resto para comenzar a trabajar con mi compañía, tengo casa y brazos
fuertes para trabajar, mi hijo tiene su fideicomiso ya depositado
La cogía por la cintura y la atraía hacia su cuerpo. Esther sonreía y tomaba su rostro con
ambas manos
Con las alas rotas
398
E: Lo que dije, una encantadora de serpientes
M: Mmmm (meneaba la cabeza)
E: Maca, no lo voy a aceptar
M: ¿Por qué? ¿Si de eso dependiera que Patri esté segura con usted, no lo aceptaría?
E: Sabe que haría cualquier cosa por mi hija
M: Por eso le pido que lo piense, que lo tenga en cuenta, ¿vale? No le estoy regalando
nada, sólo echándole un cable. Usted y Patri son muy importantes para mí, entiéndame
E: Ahhhh (le daba un beso en los labios, emocionada)
M: ¿Esto es un sí? ¿Lo va a pensar?
E: Esto es... lo voy a tener en cuenta. ¿Vale?
M: Vale
E: Ahora... hay algo que usted no ha mencionado y tiene que considerar
M: ¿Qué?
E: Si Claudia no la deja comprar un armario un poco más caro, ¿qué cree que va a decir
si le pide el dinero para esto?
M: Ahhh... ¡¡Kagakistán!! ¡¡Joooder!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estuvo todo el sábado a “un tris” de contarle todo. Pero la vio tan feliz y haciendo
tantos planes con su nueva oficina, ahora que la comandante ya no estaba imputada en
el “caso Ryanair”, que prefirió no amargarle el día con su confesión
Había estado toda la noche imaginando escenarios, lo que le decía y lo que Claudia le
contestaba. Y en todos los escenarios, Claudia terminaba mandándola a Tungakistán
Esa noche, en la tibieza de la cama, se comentaban sus cuitas
M: No pude, está tan contenta con las novedades que me dio lástima
E: Y canguelo
M: Eso también. A ver si mañana me atrevo
E: Yo debería hacer lo mismo
M: A usted no la van a mandar a Tungakistán
E: ¿No era Kagakistán?
M: Kagakistada estoy yo, jeje. Bueno, como se llame, a donde nunca sale el sol me
manda
E: Jajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cruz se había llevado las chicas a su práctica sabatina de fútbol. Carmen y Encarna se
habían ido a hacer la compra. Esther y su abogada Mar estaban enfrascadas en la sala,
rodeadas de libracos, revisando legislación y fallos para hacer más contundente su
presentación en respuesta al pedido de Raúl
Mar: Está, ¡al fin lo encontré! (le señalaba un texto en un libro) Es una sentencia del
TSJ, en un caso similar
E: A ver (cogía el libraco) Jmmm (leía)
Con las alas rotas
399
Mar: Lee el nombre de la fiscal
E: Marina Fernández Longo. Me parece conocido
Mar: ¡Claro! Es la misma fiscal que ha venido actuando hasta ahora
E: ¿Y cómo falló? Jmmm... (buscaba el párrafo específico y lo leía )¡Venga! (feliz)
Mar: Con eso y la opinión vertida por colegio oficial de psicólogos en ese otro juicio
que has encontrado, creo que suficiente ilustración, ¿no?
Esa noche, en la tibieza de la cama, se comentaban sus cuitas
E: El caso es similar y nos sirve de antecedente
M: Entonces a la opusina no le queda otra que negarlo
E: ¿Cómo sabe que es opusina?
M: Tradicionalista, entonces opusina
E: No necesariamente
M: Si quiere no la llamo opusina, pero es así, tiene que denegarle el pedido
E: No necesariamente
M: Uy, usted y mi amiga me vuelven loca, con eso de “no necesariamente”, esa jerga
críptica que usan o cuando se ponen a hablar en latín, ¡se entienden ustedes solos! ¿Sí o
no?
E: Jajajajaja
M: ¿Me va a dejar con la intriga?
E: Digamos que puede fallar en contrario, pero que tenemos servida la apelación
M: ¡¡¿Eing?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El domingo tampoco le habló. Regresaban a re-instalarse en la casa de Madrid, mañana
de preparativos, juntar ropa y meter en bolsos, vaciar la nevera, recoger todos los
juguetes de Pedro, esas cosas. No estaba la casa como para que se fueran a hablar a
solas, por ahí
Esa noche, en la tibieza de la cama, se comentaban sus cuitas
M: Soy una cagona
E: Jajajaja
M: No se ría, esto es trágico
E: Vale, no me río. A ver... tómese su tiempo para preparar la charla, no es urgente
M: Para mí sí
E: El remordimiento
M: No, eso lo tengo dominado
E: ¿Eh?
M: Estoy asumida como amiga infiel. Pero la causa lo vale
E: Aysss (sentía un escozor en todo el cuerpo) Me gusta y a la vez no me gusta nada
M: ¿Por qué le gusta? (aprovechaba el convite para hablar temas más agradables)
E: Usted sabe por qué
M: No, no lo sé
E: ¿Necesito decírselo?
M: Siiiiii (tono arrullo del mar )
Con las alas rotas
400
[Nota de la autora: hora del “franeleo”14 [1] telefónico]
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Lunes. Juzgado. “Buenos días” aquí y allí, Teresa
E: Buenos días Teresa
T: Buenos días, ¿peluquería?
E: Sí, jeje. Lo estaba necesitando, tenía unas raíces blancas de cinco centímetros
T: Exageras, apenas tienes canas
Caminaban hacia el despacho de la jueza
E: No te creas
T: Psss (meneaba una mano) Dos o tres apenas
Esther sonreía. Si Teresa y su “ojo biónico” lo decían, así debía ser
T: El corte te rejuvenece
E: ¿Sí? (su madre había dicho lo mismo, ahora esperaba el veredicto que más le
interesaba, aunque no sabía cuándo la vería a su chica)
T: Jmmm, unos cinco o seis años, por lo menos. Pero también tiene que ver tu
semblante, estás más alegre
E: Un fin de semana relajado ayuda (ponía la mano sobre el pomo de la puerta de su
despacho)
T: Tan relajado que ni me has preguntado por las novedades
E: Verdad (sonreía) ¿Alguna novedad?
T: Gimeno. Dice que lo siente pero llega más tarde
E: A ver si adivino (aunque sabía la respuesta) Gimnasio
T: No, dijo algo raro, estoy en el Edén y que me quedo un rato más, palabras textuales
E: Pues... será el nombre de la nueva veterinaria adonde lleva a Greta
T: ¿Tú crees?
Esther fruncía los labios y elevaba los hombros
T: Ya te dejé el expediente Ryanair sobre tu escritorio
E: Gracias Teresa
T: Hoy copos de maíz con yogur y fresas, dicen que también son buenos para la
evacuación
E: ¿Eh?
Se iba sin más, dejándola a Esther confundida y con la boca abierta
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
14
Lunfardo (Argentina) (pop) Manosear, acariciar sexualmente con fines de excitación
Excitación sexual sin llegaral coito. Roce amoroso
Con las alas rotas
401
Lunes. Oficina del futuro bufete, por ahora despacho de las abogadas Castilla y López.
Y futura sede de B.W. Vuelos
Las dos abogadas acomodando libros en los anaqueles de sus bibliotecas y carpetas y
expedientes en los archivadores
Maca había llevado a Aimé al hospital. Iba a tener una nueva consulta con el
traumatólogo, rayos X y probablemente le quitaran definitivamente el cabestrillo
Pilar: Claudia, ¿tienes cinta adhesiva de esa americana gris, bien fuerte? Se me
desfondó una caja y quiero asegurarla antes que se desparramen todos los expedientes.
(le preguntaba desde el rellano de la puerta de su despacho)
Claudia: No, pero creo que hay un rollo en el escritorio de Maca
Al rato
Pilar: Está cerrado
Claudia: Jmmm, creo que había una caja grande donde metía las cosas que iba
trayendo, quizás esté ahí. Espera, te acompaño y buscamos, está en su armario
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¡Tachaaaan! ¡Sin cabestrillo! (hacía la entrada triunfal en el despacho de Claudia,
señalando a Aimé, que ahora sólo tenía puesta una muñequera que le cubría parte de la
mano y del antebrazo)
Aimé: Jeje
Claudia levantaba la vista desde su escritorio, donde estaba sentada revisando unos
papeles. Esbozaba una sonrisa
Claudia: ¡Qué bien! (se levantaba de su poltrona e iba a saludar a su chico) ¿Tienes que
seguir con las sesiones de fisioterapia? (lo abrazaba y le daba un piquito en los labios)
Aimé: No, me dieron unos ejercicios para hacer tres veces por día, espaciados. Tengo
que volver en quince días para control
Maca la notó un poco “apagada”, suponía que iba a estar más contenta con el estreno de
su despacho y con la rápida recuperación de Aimé
Claudia: ¿Te firmaron el alta? ¿Ya puedes volver al trabajo?
Aimé: No, el traumatólogo dijo que todavía no estoy en condiciones de hacer esfuerzos
con la mano, la próxima vez que vaya quizás me dé el alta
Claudia: Vale. Esperaremos a entonces para iniciar los trámites en Ryanair
M: Ehhh... chicos, os dejo, voy a comenzar a organizar mi despacho. Te ha quedado
muy bonito el tuyo, Claudia
Claudia: Sí. Ehh... ¿vamos a tomar algo en la cafetería abajo Manuel? (no le daba bola
a su amiga)
Aimé: Si te apetece
Maca se retiraba extrañada. Algo pasaba con la abogada. Fue a ver a Pilar. La letrada
todavía estaba acomodando sus pertenencias
Con las alas rotas
402
M: ¡Hola! ¡Buenos días! (entraba sonriente)
Pilar: ¡Maca! ¡Buenos días!
M: ¿Te echo un cable? (se acercaba a darle dos besos)
Pilar: ¡Ufff! Gracias, pero no. No termino de decidirme cómo acomodar mis cosas. Es
la primera vez que tengo un despacho tan grande y bonito y... ¡pues no sé! Mira, he
desparramado todo y me he hecho un lío
M: Deberías pedirle asesoramiento a Claudia, ya tiene todo ordenado
Pilar: Claudia es muy meticulosa, yo no tanto, enseguida se me llena de papel el
escritorio y me la paso quitando y quitando y ¡nunca se acaba!
M: Jajajaja
Pilar: Aunque en algo puedes ayudarme. Me dijo Claudia que tenías cinta adhesiva
americana, esa gris fuerte. Se me desfondó una caja y temo que se desparramen los
folios apenas la levante. Fuimos a tu despacho pero no la encontramos en la caja. Debe
estar en tu escritorio
M: ¿En... en... la caja? (palidecía mientras sentía una fuerte opresión en la boca del
estómago)
Pilar: La que está en tu armario, Claudia buscó ahí dentro
M: Ahhhh (su mente se llenaba de maldiciones “a sí misma” por no haber puesto llave a
la puerta del armario) Ehhh... la busco y te la traigo, ¿vale?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno no había llegado todavía. Unos minutos atrás la había llamado Vilches,
intentando ubicar el paradero de la inspectora Gándara, “dejó dicho que llegaba más
tarde y la necesito ¡¡yaaaa!!”, “tenía unos trámites en el cole de Candela”, “¿y por eso
apaga el móvil, eh?”, “estará reunida con la directora, Vilches”, “¡¿qué tan importante
puede ser esa reunión para que lo apague y me deje con la palabra en la boca?!”,
“todo lo importante que es una hija”, “Cruz tiene su horario de trabajo y lo tiene que
cumplir, que se ocupe de las cosas de su hija en su horario libre”, “¿ahora te acuerdas?,
¡bien que no lo recuerdas con las miles de horas extras que le metes de prepo y que rara
vez le pagan!”, “funcionarios, siempre tenéis una excusa para no cumplir las reglas”,
“¡Vilches, no me toques las narices porque vas a salir escaldado!”15
No le había caído nada bien al Comisario enterarse que Cruz y Gimeno estaban
saliendo. Hacía varios días que la llenaba de tareas “extra”. “No te preocupes, se le va a
pasar, lo que tarde en evaporarse su mala leche por esto” le había comentado su amiga.
Esther esperaba que fuera así, cuando estaba VML era insufrible16
T: Más escritos para firmar (entraba Teresa con una parva de papeles)
E: ¿Más?
T: Creo que Gimeno preveía que hoy llegaba tarde, porque me los dejó para clasificar
con una nota que decía que te los hiciera firmar apenas llegaras para despacharlos en la
mañana
E: Claro
15
Frase en honor a la jefa de urgencias de HC [aunque desde delante de la pantalla hubiéramos agregado
un buen guantazo para que el goce fuera completo] en el último capi
16
VML = Vilches Mala Leche
Con las alas rotas
403
Típico de Gimeno, adelantar trabajo. Sonrió, se le cruzó por la cabeza lo bien que la
estarían pasando esos dos para demorarse tanto un día de trabajo. Ninguno de los dos
era de escaquearse
Bip-bip, el “mantero”. Lo sacó de su bolsillo y levantó la tapa, sms de su chica. Lo puso
de costado para leer el mensaje, en un ángulo tal que a pesar del estiramiento “jirafa”
del cogote de Teresa, la mujer no alcanzaba a leer la pantalla
“Claudia encontró la caja, yo gilipollas no le puse llave al armario, está con cara de
culo, ¡¡¡¿qué hagoooo?!!!”
T: (“Jmmm, el gavilán”)
E: (“¡Coñooo!”) Eh... Teresa, voy al toilette, ya vuelvo (metía el “mantero” en su
bolsillo y se levantaba)
T: Vale (“Jmmm, ¿los copos de maíz habrán hecho efecto o se va a hablar con el
gavilán sentada en el váter? Jmmm”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Gracias por llamarme, lo siento, estoy histérica, no quería interrumpirla
E: No se preocupe. ¿Qué ha pasado?
Maca le resumía la situación
E: Entonces no le ha dicho nada de nosotras, no ha asociado lo que encontró a nuestra
relación
M: No sé a qué lo habrá asociado, pero sabe que le estoy escondiendo algo
E: Bueno, entonces le dice que tiene un ligue y ya está. Que se le ocurrió llevarla al
despacho porque era... distinto, eso, distinto y que como no quiere salirse del
presupuesto gastando en hoteles... eso le va a gustar a su amiga, que sea ahorrativa
M: ¡¡Yo no tengo ningún ligue!!
E: A ver... (no podía evitar sonreír) le va a decir una mentirilla blanca, hasta que se
sienta en condiciones de contarle lo nuestro
M: Yo hasta ahora le mentía... por omisión, por no contarle, por no cumplir lo que le
había prometido. Pero si me pregunta si estoy saliendo con alguien, no le puedo mentir
en la cara diciendo que tengo un ligue. Yo tengo novia, ¿me entiende?
Menos mal que la jueza había aprovechado a sentarse en el w.c. con las bragas bajas y
ganar tiempo haciendo sus necesidades, porque su cuerpo se relajó y su vejiga se aflojó
y literalmente...
M: ¿Está en el váter? (¡uy! parece que escuchó el glu-glu-glu)
E: Sí y me hizo mear le aviso, me ha derretido
M: Uhhhh. Pero yo creí que éramos novias
E: Pero no me lo había dicho así
M: Y... y... y...
E: Jeje, se le rayó el disco
M: Jeje. ¿Soy su novia no?
E: Claro mi amor (le temblaba la voz)
M: Aysss, yo no fui previsora, ¡¡estoy sentada en mi despacho!!
Con las alas rotas
404
E: Esto se nos está yendo de las manos
M: Y por el agujero menos indicado, ¡hoxtia!
E: Jijijijiji
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba armando las carpetas para las presentaciones en los organismos oficiales cuando
Aimé entró al despacho de B.W. Vuelos
Aimé: Bueno, tú dirás de qué me ocupo
Levantó la vista y notó sus ojos tristones
M: En esa mesa dejé las formas que hay que completar con las especificaciones técnicas
del avión con el que vamos a comenzar a operar. Están los manuales que me enviaron
desde Dusseldörf. ¿Te parece hacer eso?
Aimé: Vale (se quitaba la chaqueta y la colgaba del perchero a un costado de la puerta)
M: Aimé...
Aimé: ¿Sí?
M: ¿Te ha contado?
Aimé cogía aire
Aimé: Sí
M: ¿Te parece que hable ahora con ella o espero?
Aimé: Ahora, la verdad va a ser mejor que cualquier cosa que está imaginando
M: Vale (se levantaba)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: ¿Puedo pasar?
Claudia alzaba la vista y la miraba
Claudia: ¡Claro! (cerraba la carpeta y se apoyaba en el respaldo de su poltrona) Tú
dirás (más cara de culo, imposible)
M: Abriste la caja (lo decía mientras iba a sentarse en la silla frente al escritorio)
Claudia: Lo siento, no quería husmear en tus... cosas privadas. Estaba buscando la cinta
adhesiva para...
M: Deja las disculpas, nunca le puse pegas a que te metieras en mis cosas
Claudia: Antes... ahora parece que no es así
M: Tiene una explicación que no te contara sobre... esas cosas
Claudia: Es tu vida Maca, no tienes obligación de contarme qué haces y qué dejas de
hacer (muy seria y dolida)
M: Nunca tuve obligación y sin embargo lo hacía
Claudia: Antes, parece que ahora no es así
Se sostenían la mirada, a Maca le preocupaba mucho más la pena que veía en el rostro
de su amiga que la tempestad en ciernes
Con las alas rotas
405
M: Yo... eh... no te he contado porque estoy saliendo con alguien que...
Claudia: ¿Saliendo?
M: Ajá
Claudia: ¿Un ligue desde hace tiempo?
M: No
Claudia: ¿Reciente?
M: No, no es un... ligue. Es mi novia
Claudia: ¡¡¿Quéeeeee?!!
M: Mira... sólo te pido una cosa... que me dejes terminar de explicarte
Claudia: ¿Yo te impido explicarte? (cabreada)
M: No, pero cuando te empiece a contar... me vas a interrumpir
Claudia: Bueno, en vista que parece que soy una interruptora incontinente, tendré que
coserme la boca (furiosa, hacía aspaviento con una mano)
M: No dije que fueras eso, al contrario, siempre has sido muy paciente Claudia, por
favor, no te exasperes
Claudia: ¡¡Ahhhhh!! ¡¡Ahora me exaspero!! (¡qué cabreo tiene la letrada!)
M: Vale, no le demos más vueltas (sacaba una fotocopia y una tarjeta de su bolsillo)
Cuando leas esto vas a entender por qué no te he contado
Se las entregaba y Claudia las miraba, primero la tarjeta y luego la fotocopia
Claudia: ¡¡¡Joder!!!
Maca observaba con atención sus gestos, esperando su reacción “tungakistana”
Claudia: ¡¡¿La García Uriburu es esta Esther?!! ¡¡¿Su señoría es... tu novia?!! (agitaba
la fotocopia)
Maca asentía con la cabeza
Claudia: Pero... ¡¡tú estás loca!! (enfurecida)
Maca no decía palabra, intentaba poner la mejor cara de pena de su arsenal artístico
Claudia: Y... ¡¡la García Uriburu está tan loca como tú!!
No pudo reprimir la sonrisa bobalicona y eso enfureció más a la letrada
Claudia: ¡¡No sonrías que esto es muy serio!! Si esto se llega a saber... ¡¡se anula toda
la instrucción y te pueden volver a imputar por tu maleta y tu credencial!!
Maca le iba a contestar algo pero la abogada encolerizada no se lo permitió
Claudia: ¡¡Y ya que es tu no-via, deberías preocuparte por lo que le puede pasar a
ella!!
M: Lo sé Claudia, mejor dicho, lo sabemos las dos
Claudia: ¡¡Aysss, qué par de dementes!! ¡¡Gilipollas las dos!! (meneaba la cabeza y
miraba el papel deseando que no fuera verdad)
M: Claudia, nos enamoramos
Con las alas rotas
406
Claudia: ¡¡Jaaaaa!! ¡¡Nos enamoramos!! (hacia aspavientos con las manos, una de
ellas con la fotocopia que flameaba siseando con el movimiento) ¡¡Como si fuerais dos
niñatas que no pueden controlar sus hormonas!! ¡¡Jaaaaa!!
M: No es cuestión de hormonas, Claudia. Empezamos a hablar, a contarnos cosas, nos
sentíamos bien las dos y... bueno, sí, está eso de que nos gustamos mucho, claro
(arrugaba los hombros y su cara era un poema de “amor”)
Claudia notaba la cara de ilusión de la piloto. Hacía mucho tiempo no le veía ese rostro
hablando de una mujer, sólo su hijo le provocaba esa ternura, esos ojos brillantes, esa
sonrisa ingenua, esa “¡¡ cara de idiota!!”
Claudia: ¡Mierda Maca! Habiendo tantas tías en el mundo... qué digo en el mundo...
aquí en Madrid... ¡justo tenías que enamorarte de la menos indicada en este momento!
Pufff
M: Claudia, no eliges de quién te enamoras
Claudia: Sabía que ibas a decir eso. Puff (se apoyaba en el respaldo de su poltrona y
ponía los ojos en blanco)
M: Es así
Claudia: Mira... (la señalaba con el dedo índice de su mano derecha mientras se
incorporaba) esto es un lío grande, muy grande. Y conste que ni me quiero acordar que
me has mentido descaradamente...
M: Yo no...
Claudia: ¡Cállate y escucha! (enérgica, blandiendo el dedo hacia adelante)
M: Vale (cogía aire)
Claudia: Has hecho caso omiso de todo lo que te indiqué como tu abogada...
M: No es así, yo...
Claudia: ¡Te he dicho que te calles! (otra vez la señalaba acusadora)
M: Vale
Claudia: Me has estado mintiendo en la cara, encontrándote a escondidas con la jueza y
me hacías creer que cumplías tu promesa
M: Yo...
Ante el rostro de “tsunami en desarrollo” que ponía su amiga, se daba cuenta que mejor
se callaba la boca
Claudia: Me siento... me siento... defraudada en mi confianza, dolida, sí, dolida. Ufff
M: Yo no podía...
La abogada obviaba sus palabras
Claudia: Te tenía toda la confianza del mundo... y ahora no sé... no sé si creer en lo que
digas (se le aguaban los ojos)
M: Claudia, por favor entiende que...
Claudia: Mira, toda esa rabia la tengo acá (señalaba su pecho) pero en este momento
me preocupa más lo que os pueda pasar con esto... con esto... ays dios, ¡qué embrollo!
(se inclinaba sobre el escritorio y tomaba su cabeza con ambas manos, cerrando los
ojos)
Maca la miraba y sonreía entre dientes. ¡Ésa era su amiga! La que anteponía pensar en
su bienestar a la rabia que la consumía por su traición
Con las alas rotas
407
Claudia: Ayss y por si fuera poco, ¡¡Pilar!! (abría los brazos con desesperanzada) que
es tu abogada ahora y debería saber lo que pasa. ¡Coñoooo!
Maca no decía esta boca es mía. Aguardaba que Claudia descargara toda la tensión
Claudia: A ver... ¿habéis tenido por lo menos mucho cuidado para encontraros? Digo...
¡¡no se os habrá ocurrido ir a cenar o a un cine!!
M: No Claudia, nos hemos cuidado mucho. Además no te olvides que ella tiene esa
custodia que la cuida, hemos sido muy precavidas
Claudia: Ahh, bien, no habéis estado juntas en público, ¡¡bien!! Pero... ¡¡Os habéis
estado llamando por teléfono!! ¡¡Todo eso está registrado!! ¡¡Joooder!! (parecía caer en
la cuenta del tema)
M: No Claudia, no usamos nuestros teléfonos, usamos el “mantero”
Claudia: ¡¡¿El qué?!!
M: Jeje, así los llama Ernestina, bueno, Encarna, mi suegra (divertida)
Claudia: ¡¡La madre de la jueza también sabe!!
M: Claro. Y hemos hablado entre nosotras y está contenta porque ve a su hija feliz
(hacía el comentario orgullosa) Nos ayuda con nuestras escapadas, jeje
Los ojos de Claudia amenazaban con saltar de sus órbitas
M: Bueno, a lo que te iba a decir. Los “manteros” son esos teléfonos con tarjeta, que no
se sabe de quién son. Nos los consiguió Gimeno
Claudia: ¿Gimeno?
M: Venga, que tú lo conoces, el secretario del juzgado
Claudia: ¡¡El secretario del juzgado sabe que estáis liadas!!
M: Jmmm, no creo, aunque se lo puede llegar a imaginar, es un tío muy perspicaz
(fruncía el ceño, cavilando en voz alta)
Claudia: ¡¡Teléfonos robados!! ¡¡Estáis usando móviles robados!!
M: No, robados no, man-te-ros. Esos que se venden como los vídeos copiados. No
están declarados, ¡eso!
Claudia: ¡Maca, son ilegales!
Maca levantaba los hombros, en su típico “no sé, ni me importa”
Claudia: ¡La García Uriburu usa móviles ilegales! ¡Y se los provee su secretario! ¡Y yo
que pensaba que era una tía legal!
M: ¡Oye! ¡Es legal y una gran jueza! (salía en defensa de su chica) Que el espía ese que
tenéis en el juzgado os ha dicho que la instrucción es perfecta
Claudia la miraba seria
M: ¡Mi Esther no me ha favorecido en nada, eh! No te permito que la cuestiones como
profesional porque esté saliendo conmigo
Claudia: Joder Maca, ¿te escuchas? ¡¡Sale contigo!! ¡¡Un juez no puede tener relación
con un imputado!! ¡¡Tiene que apartarse del caso!!
M: Mira, no hemos hablado del caso ni una vez, ¡eso es lo primero y último que me ha
dicho sobre el caso! (señalando la fotocopia) Si ni siquiera nos tuteamos
Claudia: ¿Eh?
Con las alas rotas
408
M: No nos tuteamos, para mantener la distancia. ¿Ves?
Claudia: ¡No lo puedo creer!
M: Créelo porque es verdad
Claudia: No me refiero a si os tuteáis o no, me refiero a que no veas la gravedad de lo
que pasa. ¡Todo lo que hacéis es ilegal! ¡Va en contra de la ley!
M: ¿Y? Tú consigues información con el chivato ése del juzgado, el soplón, y es tan
ilegal como lo mío
Claudia: ¡Maca, no compares!
M: Comparo, sí. ¿Cuánto le pagas al tío para que te dé información?
Claudia no contestaba
M: Venga, que no lo hace por amor al arte. Tú y él estáis quebrando la ley... eso del
secreto del sumario. ¿Y?
Claudia: A ti te pueden volver a imputar y a la jueza echarla
M: Mira, somos conscientes del problema, pero Esther no ha fraguado nada ni
inventado nada para exculparme. Ni yo la he influenciado
Claudia: ¿Tú crees que alguien va a creerte?
M: Supongo que no. Por eso tenemos mucho cuidado para encontrarnos y para hablar
Claudia
Claudia: ¿Sabes también que para seguir con vuestra relación tendréis que estar así,
escondidas, con temor a que las descubran, mucho tiempo? Años, Maca, años así. Hasta
que la sentencia quede en firme
M: ¡Claro que lo sé! (se le enrojecían los ojos) ¡¡Lo sabemos las dos!! Pero ¡mierda
Claudia! ¡La quiero! ¿Qué quieres que haga? ¡Me enamoré de ella y ella se enamoró de
mí! ¡¡Tanto te cuesta entender eso!! (rompía en llanto y se tomaba la cara entre las
manos)
Claudia: ¡Coñooo! Pufff (totalmente descolocada se levantaba e iba hasta donde estaba
su amiga) Ayss, Maca tendría que estar echando humo y enviándote a la mierda y... ufff.
Ven aquí (tiraba de su brazo y la obligaba a levantarse) Venga, ya veremos qué hacemos
(la abrazaba y acariciaba su espalda)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En el Juzgado, Esther y Gimeno estaban terminando de redactar varios pedidos de
informes a los bancos y a las telefónicas sobre los nuevos sospechosos que habían
surgido de las declaraciones de la Solé. Cada tanto, la jueza sacaba su mantero del
bolsillo y lo consultaba. Algo que, ¡por supuesto!, Gimeno notó
Gimeno: Este es el último. Ernesto Ferreyra Santos
E: ¿El copiloto de Spanair?
Gimeno: Sí
E: Bueno, hemos terminado, espero que mañana la declaración de la Almudena termine
de abrochar todo
Gimeno: ¡Buena misa vamos a tener! (sonriendo)
Esther lo miraba no comprendiendo lo que quería decir
Gimeno: Almudena... misa... ¿la catedral en Madrid?
E: Ahhhh
Con las alas rotas
409
Gimeno: Esther... ¿qué te preocupa tanto? ¿Puedo ayudarte?
E: Estoy bien, gracias
Gimeno: Jmmm
Los interrumpía Teresa que llegaba con dos nuevas carpetas
T: ¡Faltan estos dos!
Gimeno: Ahhh
Bip-bip, “mantero” en el bolsillo de Esther, que no lo sacaba
E: Ehhh, miradlo vosotros por favor, voy al toilette (se levantaba como si se la llevara
el viento)
Gimeno: ¡Claro!
T: Jmmm (la miraba ir y cuando cerraba la puerta) Oye, ¿tú crees que los copos de maíz
con yogur y frutas provocan cagalera?
Gimeno: No creo, ¿por qué?
T: Segunda vez que sale corriendo al baño. Ayss, espero que no sea por mis copos de
maíz, ahhhh
Gimeno: Jmmm (pensativo)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¿Qué le dijo?, ¿cómo se lo tomó?
M: Le conté todo
E: Ahhhh, ¿y? (impaciente)
M: No me mandó a Tungakistán, por ahora. Puff
E: ¡Menos mal!
M: Opina que somos dos locas
E: Y... algo de razón tiene, ¿no?
Le relató brevemente el desarrollo de la conversación
E: Su amiga la quiere mucho, sin duda
M: Sí, pero me ha pedido tiempo para pensar
E: ¿Para pensar qué?
M: No sé, eso me preocupa
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.La semana transcurrió tensa
Para Esther, mucho trabajo. La declaración de Almudena y su marido llevó todo un
día. Tenían mucho para contar, eran los encargados de proveer de “materia prima” a los
varios “transportadores aéreos”. Nombres, fechas, cantidades, todo lo que salió de
Palma de Mallorca hacia Madrid fue detallado con exactitud. Los detenidos tenían un
solo objetivo con su declaración: lograr una condena reducida y demostrar que no
estaban involucrados en el asesinato del policía colombiano. Esa era la incógnita
pendiente, cómo se enteró Brando de quién era este hombre y cómo se organizó su
asesinato. Ellos juraron y perjuraron que no sabían nada. Nuevas órdenes de registro,
Con las alas rotas
410
nuevos pedidos de informes a bancos y telefónicas, nuevos arrestos en Palma de
Mallorca
Para Maca, también mucho trabajo. Las presentaciones que debía realizar consumían
horas y horas de espera en oficinas gubernamentales y entrevistas. Nuevos requisitos
que se agregaban, entre ellos un chequeo médico para ella y Aimé además de
antecedentes penales y financieros que debían gestionar. Mientras tanto, finiquitar los
detalles del leasing, transferir los fondos, contratar el servicio de mantenimiento y el
hangar para guardar el avión. Sam y Magda seguían preparando los menús que
ofrecerían y afinando el lápiz en la estimación de costos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.En el medio, sus preocupaciones individuales
Esther y la solicitud de Raúl en el juicio de divorcio. La fiscal tardaría un tiempo en
expedirse y el abogado de su ex marido seguía sin responder al pedido de encontrarse
para tratar de llegar a un acuerdo. Cada tanto se preguntaba qué estaría maquinando su
ex, aparte de intentar joderle la vida. No tenía novedades del caso de fraude fiscal y
lavado de dinero que se instruía en el juzgado de Herrera Cortez y Vilches tampoco
sabía nada nuevo de las investigaciones en curso. Había comentado la situación con las
otras mujeres y su madre insistía en la venta de la casa en el pueblo para afrontar el
pago de la mitad de los bienes gananciales; todas aventuraban teorías que no satisfacían
a ninguna
Un hecho también la molestaba: la custodia. Llevaba bastante tiempo con los polis
pegados a sus talones y nada se había averiguado sobre el incidente que le costara a
Cruz esa pequeña cicatriz en su frente. Ninguno de los casos que se estaban llevando en
su juzgado parecían ser el origen de esa amenaza. Si fueran los “amigos” de su ex, ya no
tenía sentido que la intimidaran, la denuncia había sido hecha, nada dependía de ella
ahora. Estaba decidida a hablarlo con Vilches y poner fin al “seguimiento”
Para Maca su preocupación central era Claudia. Después de la “revelación” y su
comprensiva actitud inicial, su amiga le pidió tiempo para pensar. Que se tradujo en su
casi aislamiento. No desayunaba con ella como antes, apenas le dirigía la palabra y se
encerraba en su estudio de la planta baja durante la noche. No se sentaba con ellos en la
sala a ver la tele y compartía la mesa de la cena en silencio
M: Aimé... ¿Claudia te comentó nuestra charla?
Aimé: Me dijo que había un problema gordo, pero que no me lo podía contar
M: Ahhh
Aimé: Está muy preocupada, a veces como ausente
M: Sí, a mí ni me dirige la palabra
Aimé: La otra vez, con el follón en la casa de la jueza, fue distinto, necesitaba hablarlo.
Esto es más grave, ¿no?
Maca asentía con la cabeza
Aimé: Vale. Maca, tú sabes que si necesitas mi ayuda para algo...
M: Lo sé, gracias Aimé (sonreía tristona)
Con las alas rotas
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-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Y entre ellas, las charlas ayudaban soportar el no poder encontrarse
E: Hace tiempo que no estaba tan liada, necesito un día de 50 horas, apenas estoy con
Patri
M: ¿Masajitos?
E: Ahhh, ¡qué bien me vendrían! Pero los reales, no estos virtuales
M: Lo único que se me ocurre para dárselos es la teletransportación, aparecerme en su
habitación
E: Si se me aparece ahora en la habitación lo que menos me apetecería serían masajes
en la espalda
M: Para comenzar
E: ¿Le parece?
M: Totalmente, tengo manos mágicas
E: Eso ya lo sé
M: Jeje. Ayss, le aviso que me está poniendo a punto de merengue
E: ¿No de caramelo?
M: No, merengue... dulce, irresistible, empalagoso y tentador como ninguno. ¿Me lleva
al horno para cocinarme?
E: Jajajaja
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Un hola y gracias
E: Déle su tiempo
M: Se lo estoy dando, pero... ¿por qué esa cara de vinagreta? ¿eh?
E: Está dolida
M: Preferiría que me mandara a Tangakistán
E: ¿No era Tungakistán?
M: Pufff, como se llame
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: La semana que viene me hago los exámenes
E: ¿Ya le dieron turnos? Generalmente tardan
M: Tengo enchufe, jeje
E: Ahhhh
M: ¿Recuerda que le comenté del médico que es amigo de mi amiga?
E: El que atiende a Sam
M: ¡Ése! Me hizo un hueco entre los pacientes, jeje
E: ¿A su amigo también?
M: Sí, vamos los dos. Él todavía no tiene el alta por su muñeca, pero para cuando estén
todos los estudios, ya se la darán
E: ¿Qué más tiene que hacer?
M: Demostrar que no tengo antecedentes criminales
E: Uhhh. ¿Alguna vez la detuvieron?
M: Aquí no
E: ¡¡¿En Estados Unidos sí?!!
Con las alas rotas
412
M: Un par de veces. ¿Quiere que le cuente?
E: ¡Claro! No sabía que estaba de novia con una mujer con prontuario
M: ¡¡Y qué prontuario!! La primera vez estábamos en el dormitorio de la universidad,
éramos como diez chicas con María
E: ¿Con María?
M: Fumadas
E: ¡¡Nooooo!!
M: Una de las chicas había estado en su pueblo y se había traído...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Tendremos que dejarlo para la semana que viene, pufff
M: Me contentaré con estar con Ernestina
E: ¿Con quién?
M: Su ma-dre
E: Jeje, cierto. Las nenas estaban contentas porque la iban a ver hoy en el parque. Patri
me preguntó si las iba a llevar a dar una vuelta en avión, Sam le comentó que la semana
que viene el aparato ya iba a estar en Madrid
M: Y... ¿podré? ¿la mami me lo permitirá?
E: ¿Tiene que presentar lista de pasajeros?
M: No. Y menos que menos para los viajes de puesta a punto
E: ¿Puesta a punto? ¿El avión tiene problemas? (alarmada)
M: No, me lo entregan con revisión total y certificación de calidad, no se preocupe.
Pero yo llamo así a familiarizarme con mi nena
E: ¿Suuuu... nena?
M: En inglés, los aviones, los barcos, son “she”. Así que este avión es mi nena
E: Jeje. ¿Y le puso nombre?
M: Tengo uno en mente, me encantaría que se llamara así, pero creo que voy a tener
que esperar un tiempo en bautizarla
E: ¿No me lo va a contar?
M: Para usted va a ser muy fácil adivinarlo
E: ¡Mala! No me deje con la intriga
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Viernes por la tarde, parque
Pedro en su andador “como saeta” detrás de las niñas. Magda y Carmen como buenas
marujas, de “gran cotilleo” gran en un banco al costado, sin perder de vista a los niños.
Maca y Encarna-Ernestina preparando un bocadillo con chocolate para todos. Sam se
había quedado en casa con Eduardo, su profesor de español
En: ¿Máquina de pan? (observaba los panecillos dulces con frutos secos que había
preparado Sam)
Maca asentía con la cabeza mientras iba disponiendo cada cosa en su bandeja
En: Se ven deliciosos
M: Prueba uno, a Sam le interesa mucho tu opinión (le alcanzaba uno en una servilleta)
En: Grunch... mmmmm... ¡delicioso!
Con las alas rotas
413
M: Mi niña se está especializando. A este paso le voy a tener que poner su propio
negocio, jeje
En: Ahhh, tú siempre pensando en tu gente (estiraba la mano y la apoyaba sobre una de
las manos de Maca)
Maca sonreía y la miraba a los ojos
M: Esther te contó
Encarna asentía y se le hacía un puchero en los labios
M: Espero que lo tenga en cuenta, a ver si el joputísimo la deja en paz a ella y a Patricia
En: Tú lo has dicho, un joputísimo (suspiraba)
M: Encarna, sin que tu hija lo sepa, ¿qué se podría hacer para acabar con ese tipo?
En: Ayss, Maca, ¡acabar! Ni que quisieras... (miraba el rostro serio de Maca) ¡Hoxtia!
¡Lo dices en serio!
Pedro, en su andador, a toda velocidad, chocaba contra las piernas de Encarna y le
reclamaba a gritos...
Pedro: Eda... eda... aaaaammmm. (señalando el trozo de panecillo en su mano)
Encarna no pudo seguir hablando, le saltaron las lágrimas de los ojos mientras cogía
ambas manitas del niño. No fue el dolor del golpe en su pierna, fue ese “eda... eda” que
la derritió como mantequilla al sol
En: Maca... me dijo eda... ¡soy su edaaaaa!
Patricia y Candela, que venían siguiendo al “bicho” en sus correrías, se destornillaban
de la risa viendo la cara de la abuela
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Viernes por la tarde, juzgado
Gimeno le ayudaba con el escrito que elevaba a juicio oral una de las causas que habían
instruido en el Juzgado
Ring-ring, móvil oficial de “su señoría”
E: Mar, hola
Mar: Hola Esther. Me acaba de llamar el abogado de Lara
E: Ahhh. ¿Qué te ha dicho?
Mar: Se ha notificado de nuestra respuesta al pedido de custodia compartida. Me dijo
off-the-record que está seguro que la fiscal va a desestimar el pedido, pero que apelarán
hasta las últimas instancias
E: Vale
Mar: Quieren negociar
E: ¿Cómo, no iban a apelar?
Con las alas rotas
414
Mar: En sus palabras, podemos seguir así hasta las calendas griegas o sentarnos a
hablar civilizadamente
E: Ya ¿Te dijo también oficiosamente qué pretende Lara?
Gimeno, que no perdía palabra de la conversación, levantó la cabeza y observó a Esther
al escuchar el apellido del ex marido
Mar: Todo, incluido coche y ahorros. Y no le ves más el pelo al joputa
E: ¡Joooo! Pufff (cerraba los ojos y apoyaba la cabeza en una de sus manos acodada en
el escritorio)
Mar: ¿Puedes venirte esta tarde a la salida? Querían hacer la reunión hoy mismo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Viernes por la tarde, barcito a unas cuadras de la comisaría
Cruz levantaba una mano para que la abogada la viera
C: ¡Por aquí! Hola
Claudia: Hola (tomaba asiento frente a la inspectora) Gracias por aceptar encontrarse
conmigo
C: Como le anticipé por teléfono, no puedo hablar nada con respecto al caso Ryanair
Claudia: Lo sé, lo sé. No se preocupe, no la engañaba cuando le dije que no era sobre
eso. Para su tranquilidad, ni siquiera soy abogada de los tripulantes, he renunciado
C: Lo sabía. Pero... bueno, creo que está saliendo con alguien de la tripulación, ¿no?
Claudia: Sí (sonreía) Parece que para vosotros no hay secretos
C: Y su mejor amiga hasta hace poco estuvo imputada en el caso
Claudia: De ella quería hablar con usted, pero no sobre el caso
C: ¿Conmigo? Si yo...
Claudia: De ella y de su novia
C: ¿Novia? No... no entiendo
Claudia: Esto es un lío grande y quería ver si a usted se le ocurre qué podemos hacer
para echarles un cable a estas dos insensatas cabeza huecas. Como usted es policía y
conoce más de citas encubiertas y...
C: Espere, espere... ¿quién es la novia de la comandante?
Claudia: ¿Cómo? ¿Su amiga no le comentó? Bueno, quizás le dijo que estaban
saliendo, no le dijo que ya son no-vias
C: ¿Mi amiga? ¿Qui...? ¡Joooo! ¡¡Esther!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: ¿Dónde está Esther? (se asomaba al despacho de Gimeno)
Gimeno: Uhhh, te estuvo llamando para que no la vinieras a buscar
C: Pufff, no le quise atender (entraba y cerraba la puerta) ¡Tengo ganas de... de...!
(gesto con las dos manos de querer acogotarla)
Gimeno: Venga, siéntate aquí en mi poltrona, tu piel exuda ondas negativas que
tenemos que neutralizar. Anda, unos masajes de Gimeno y como nueva (se levantaba y
le ofrecía la poltrona)
C: Ayss, Gimeno, ¡¡me ha engañado!! (le daba un beso en los labios y se dejaba caer en
la poltrona)
Con las alas rotas
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Gimeno: ¿Esther? (ponía las manos sobre los hombros de la inspectora y comenzaba a
“amasar” sus músculos)
C: Ajá. Ahhh... ¡qué buenas manos! Sigue, sigue (cerraba los ojos apenas notaba los
“efectos benéficos” del masaje “gimeniano”)
Gimeno: ¿Por qué tanto enfado con su señoría? (ahora descontracturaba musculatura
cuello-espalda)
C: Mmm... lo que te voy a contar no debe salir de este despacho... mmmm
Gimeno: Discreción absoluta (yemas de dedos pulgares deshacían nudos en zona de
cuello-nuca)
C: Esther se ha liado con la comandante
Gimeno: Ahhh, ¡hermosa pareja! ¿no?
C: ¿Eh? ¡¡¿Tú lo sabías?!! (abría los ojos asombrada y se daba vuelta a mirarlo)
Gimeno: Psss... relájate (manos y dedos volvían a la espalda y hombros) Lo supuse
C: ¡¡¿Cómo lo supusiste?!! ¡¡¿Por qué?!! (ajena a los masajes, con el cuello torcido y
duro)
Gimeno: Si te exasperas así no podré cambiar tu voltaje negativo, Cruz. Relájate (con
suavidad giraba su rostro hacia adelante) hablemos, descarga tu tensión, venga
C: Vale (intentaba relajarse mientras las manos de Gimeno iban ahora a su cuero
cabelludo) ¿No vas a seguir con los masajes?
Gimeno: Sí, pero primero vamos a hacer un poco de acupuntura digital, a ver si logro
impedir un arco voltaico en tu cerebro
C: Ah (no entendía nada de lo que su chico decía, pero sonaba bien)
Gimeno: ¿No sabías que estaban liadas? (dedo aprieta aquí, dedo aprieta allá)
C: Mmmm (volvía a entrecerrar los ojos sintiendo el relax que producían los dedos de
Gimeno en su cuero cabelludo) Sabía que se gustaban pero que salían no. Hoy me llamó
la abogada Castilla...
Gimeno: La Roja campeona
C: Ésa. Me dijo de encontrarnos en...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Encarna tenía a Pedro en su regazo dándole el biberón. Las nenas estaban
columpiándose y las marujas [Carmen-Magda] seguían con su cotilleo sentadas cerca de
los columpios. Encarna le contaba sus ideas para que Esther pudiera afrontar el pago de
su parte del piso
En: Yo quiero vender la casa en el pueblo, pero Esther no quiere
M: Tiene razón
En: Ayss, no has escuchado los argumentos y ya le das la razón (protestaba)
M: Porque creo entender por qué no quiere. Es su casa de toda la vida y...
Ring-ring, el “mantero”. Lo abría, llamado de “su señoría”
M: Hablando de tu hija... (sonreía y se disponía a atender el llamado)
En: Dile que Pedro me llama “eda”. ¡Churriiiii! (le hacía carantoñas al niño que la
miraba mientras seguía chupando su biberón)
M: Vale. ¡Hola!
En: Y que se toma el biberón conmigo y me hace caricias con la manita en el cabello
M: ¿Ha escuchado? ¿O se lo repito? (se ponía de pie e iba caminando hacia un costado
para hablar en privado)
Con las alas rotas
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E: La he escuchado, sí
M: ¿Pasa algo? (bajaba la voz, había notado el tono tristón de “su señoría”)
E: Estoy yendo a lo de mi abogada, el abogado de mi ex habló por un acuerdo
M: ¿No estará conduciendo mientras habla por el móvil? (preocupada)
E: No, no, el coche lo tiene Cruz. Estoy en un taxi
M: Ahhh. ¿Qué pide?
E: Todo, incluido coche y ahorros
M: ¡¡Joputaaaaaa!!
E: No se lo comente a mi madre por favor
M: No se preocupe, me alejé para hablar con usted y ya veré qué le invento. ¿Qué va a
hacer?
E: Por ahora escuchar, luego... lo analizaré. Esta noche lo hablamos, ¿vale?
M: Vale. Cuídese
E: Vale
M: Te quiero
E: Yo también (sonreía, esas palabras eran la caricia que más necesitaba en ese
momento)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Aimé: ¡Hola! Creí que no venías al despacho hoy a la tarde
Claudia caminaba hacia el escritorio donde Aimé estaba estudiando varios manuales de
Boeing 737, preparando el descargo por el accidente que había tenido
Claudia: Pensé que la entrevista que tenía iba a durar más tiempo (se agachaba y le
daba un beso en los labios) ¿Cómo vas con el informe?
Aimé: Casi terminado. ¿Te fue mal con tu cliente? (notando su rostro triste)
Claudia: No era un cliente. Y... (se iba a sentar en la silla a un costado) creo que metí la
pata
Aimé fruncía el ceño
Claudia: Tiene que ver con Maca. Hace días que ando pensando qué hacer
Aimé: Maca está muy preocupada porque no le diriges la palabra
Claudia: Estoy enfadada con ella y a la vez quiero ayudarla. Por eso tomé un poco de
distancia, bueno, la distancia que se puede tomar viviendo en la misma casa y
trabajando en el mismo despacho. Manuel... Maca y la jueza García Uriburu están
saliendo
Aimé: ¡¡¿Qué?!!
Claudia: Mejor dicho, son no-vias
Aimé la miraba estupefacto, no sabía qué decir
Claudia: Son dos inconscientes, cabeza huecas. ¡Son gilipollas!
Aimé seguía con la misma cara de desconcierto
Claudia: Pero... ¡se han enamorado! Hablan por móviles robados, se encuentran a
escondidas en hoteles y... ¡han follado aquí mismo!
Con las alas rotas
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Aimé: ¿A... aquí? (señalaba inconscientemente el escritorio)
Claudia: Tu comandante tiene una caja con un colchón inflable, mantas, copas, todo
para hacer de esto su nidito de amor. Ahí, en ese armario (lo señalaba)
Aimé: Jejeje. ¿Y presta esas cosas? (sonriente y picarón)
Claudia: ¿Eh?
Aimé: Nada, nada. Continúa. Jmmm (se enseriaba)
Claudia: Bueno, que se me ocurrió ir a hablar con Cruz... la inspectora... la amiga de la
jueza. Creía que sabría de la situación y...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Relajada y liviana como un pluma, terminaba su relato
C: Esther es de un tonto que no se cree. ¿Salir con una imputada? Psss
Gimeno: El amor no conoce de jueces e imputados. Descálzate
C: ¿Eh?
Gimeno: Esto necesita completarse con digitopuntura en la planta de tus pies
C: ¿Sí?
Gimeno: ¡Claro! ¿Nunca te han hecho? (se sentaba a los pies de la inspectora en pose
de buda)
C: Jamás. ¿Y por qué te sientas así?
Gimeno: Pa estar más cómodo. Venga, te saco yo los zapatos (comenzaba a descalzar a
Cruz) Después que pruebes esto, me lo vas a pedir siempre (le guiñaba un ojo)
C: Bueno, como te decía... ¡jijijijiji!
Gimeno: Son las cosquillas iniciales, en un minuto ya estarás acostumbrada.
(comenzaba con un masaje relajante antes de la digitopuntura) ¿Por qué te parece tan
mal que salgan Esther y Maca?
C: Porque si se descubre su relación, la instrucción va a ser anulada y Esther estaría en
graves problemas
Gimeno: Si se descubre... jeje
C: Gimeno, ¿sabes el tiempo que tendrán que esconderse para evitar todo eso? ¿Eh? En
algún momento alguien las va a reconocer y va a chivatear todo
Gimeno: Ya buscaremos forma de ayudarles para que eso no pase
C: Aysss, ¡hombre! Tú no ves ningún problema
Gimeno: No. Esther ha sido objetiva en la instrucción, hace rato tendría que haber
exonerado a la comandante y no lo hizo hasta no tener certeza absoluta que no estaba
involucrada
C: ¡Se han estado hablando y viendo y no me ha dicho nada!
Gimeno: Ahhh... eso es lo que te pone mal. No te ha dicho porque seguramente le
pondrías pegas
C: ¡Claro! Porque... aaaaaaaghhh... (había tocado un punto muy sensible de la planta del
pie de la inspectora parece)
Gimeno: Ahí, sí. ¿Te gusta?
C: Siiiiiiiiiii. Aaaaagh
Gimeno: Jeje. Después que termine con tus pies vamos a pensar ideas para que vivan su
amor sin que nadie se entere, jeje
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
418
Había llegado quince minutos antes del arribo de Raúl y su abogado. Mar le había
contado con detalle la charla telefónica
E: ¿Y cómo me aseguro de que no volverá para provocar problemas?
Mar: El abogado habló de cederte la custodia y la patria potestad
E: ¿Quiere el dinero que vale el piso o directamente quedarse con el piso?
Mar: El dinero. Habría que ponerse de acuerdo en la tasación del inmueble
E: Ya (bajaba la vista)
Mar: Esther, nada de eso le corresponde, la mitad de los bienes gananciales solamente.
Y no entran tu auto y tus ahorros. Porque si trata de considerar eso como bienes
comunes, su coche duplica el valor del tuyo y sus ahorros y bienes son cuantiosos
E: Están bajo investigación judicial Mar (meneaba la cabeza)
Mar: Vale. Pero hay una parte lícita en todo eso y a ti te correspondería la mitad
E: No me interesa, quiero que me deje en paz a mí y a mi hija, nada más
Mar: ¿Quieres hacer el acuerdo que pide?
E: Ufff, ¿dónde consigo el dinero? (levantaba la vista, visiblemente perturbada)
Mar: Entonces ya está, les decimos que no. ¿Puedes conseguir la mitad del valor del
piso?
E: No sé cuándo
Mar: Bien, escuchemos entonces lo que proponen y pidamos un tiempo para estudiarlo
Esther asentía con la cabeza
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Entró con el aire de superioridad de siempre, como si fuera el dueño del mundo. Detrás
su abogado, con una cínica sonrisa que le llenaba la cara. Esther tratando de poner su
mejor cara de “su señoría”, aunque internamente le hervía la sangre. Saludos de rigor y
ya sentados, Raúl fue directo al grano
Raúl: Para hacerlo breve, tengo comprador para el piso, paga al contado. Quiero que
firmes la venta y declares haber recibido tu parte ganancial de todos los bienes, incluida
la parte que poseo de la clínica
Esther no movía un músculo de su cara y lo miraba a los ojos
Raúl: Tienes cuarenta mil euros ahorrados en tu cuenta, quiero que los retires y me los
entregues en efectivo. Tu auto no me interesa, es un cacharro viejo. A cambio te firmo
en el juzgado la cesión de la custodia y la patria potestad de Patricia
Mar miraba a Esther esperando a ver si decía algo. Viendo su rostro pétreo y su silencio,
habló ella
Mar: Nada de eso corresponde señor Lara
Raúl: Eso o la guerra, tú decides Esther (seguía mirando a la jueza a los ojos)
Esther no contestaba
Mar: Pensaremos su propuesta señor Lara y le contestaremos en breve
Con las alas rotas
419
Raúl: No (miraba a la abogada) La respuesta ahora. La toma o la deja (se giraba para
mirar nuevamente a Esther a los ojos) Y si la dejas Esther... ¡prepárate para no tener un
minuto de tranquilidad! (la señalaba con el dedo)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: ¿No ha llegado Esther? (colgaba su abrigo y dejaba su bolso en uno de los sillones)
Carmen: ¿No venía contigo?
C: No, la pasé a buscar pero se había ido a lo de su abogada
En: ¿A lo de Mar? Si Mac... ejm... dijo que venía directo para aquí
C: Eso me dijo Gimeno
En: La voy a llamar, algo pasa (se iba al teléfono en la mesita al costado)
C: Eh... (se daba cuenta de su metida de pata, la ansiedad le estaba jugando una mala
pasada) Se deben haber quedado charlando y es difícil conseguir taxi en el horario de
salida de los oficinistas
Carmen: Cruz, Esther toma el metro desde ahí (con aire de “somos pueblerinas pero no
tontas”)
C: Yo decía porque... ¡tiene la custodia!, ¡por eso viene en taxi, como no tiene el auto!
En: ¡¡Nenaaaaa!! ¡¡¿Dónde estás? ¡¡¿Qué ha pasado?!! [...] Ahhhhhhhh [...] Vale, nena,
te esperamos [...] Hasta ahora
Carmen: ¿Qué ha pasado? (impaciente)
En: Se han quedado charlando y tomando una copa
C: ¿Veis?
Encarna y Carmen se miraban y coincidían
En: Car-men... ¿vas a ver si las nenas quieren tomar la merienda?
Carmen: Sí, En-car-na (remarcaba las palabras y se iba hacia la habitación de las
nenas)
C: Bueno, voy a mi habitación que...
En: ¡¡Tú te sientas ahí y hablas!! ¡¡Ahora!!
C: (“Uy, dio”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba en la cocina preparando la merienda. Claudia entró con sigilo y se le acercó por
atrás. La sorprendió, gratamente, con un beso en la mejilla
M: ¡Hooola! (gran sonrisa)
Claudia: ¿La papilla para Pedro?
M: Y unos bocatas para el resto (la miraba y seguía sonriendo) Ay, ¿te puedo abrazar?
Claudia: Claro, tonta. Aunque sigo muy enfadada eh
M: Estuve muy mal, lo sé
Se abrazaban con cariño
M: Te extrañé (acariciaba su espalda)
Claudia: ¿Qué voy a hacer contigo comandante?
M: ¿Quererme mucho?
Con las alas rotas
420
En eso estaban cuando sintieron el golpazo en sus piernas de la parte inferior del
andador de Pedro
Pedro: ¡¡Da-da, aaammm!!
Detrás del niño, entre divertido y baboso, entraba Aimé. Las amigas se separaban
Aimé: Pedro está hambriento y nosotros también, jeje
Pedro: ¡¡Da-da, aaammm!!
M: Venga, toma una galleta hasta que termine tu papilla
Instantes después, con el “hambriento” calmado con su galleta, Aimé lo cogía de la
mano libre y lo llevaba hacia la sala
Claudia: ¿Dónde pone ese crío tanta comida?
M: Está todo el día de aquí para allá, gasta mucha energía. Toma, prueba estos
panecillos con semillas de sésamo, los hizo Sam (le daba un panecillo con jamón y
queso)
Claudia: A ver... grunch... ¡mmmm!
M: Creo que Sam se nos ha destapado como una gran panificadora, ¿no?
Claudia asentía con la cabeza mientras devoraba su bocata
M: Adivina lo que me ha preguntado Eduardo cuando llegamos del parque
Claudia: Mmmm (meneaba la cabeza mientras masticaba)
M: Si le permitía llevar a Sam al cine
Claudia: ¡Noooo!
Maca asentía sonriente
Claudia: Pero... ¿sabe que tú y Sam no son...? Grunch
M: Cuando estábamos en la sierra y empecé a notar las miradas y las sonrisas entre esos
dos, hablé con él
Claudia iba a decirle algo cuando se escuchó el bip-bip de un mensaje entrante en el
mantero que Maca tenía en el bolsillo
Claudia: Anda, atiende, tu chica te anda buscando (suspiraba y se iba con el resto del
bocata hacia la sala)
M: Jeje (sacaba el mantero de su pantalón y se aprestaba a mirar el mensaje de la jueza)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cuando Esther entró a su casa, notó el ambiente “cargado”. Caras de tensa preocupación
en su madre, Carmen y su amiga
E: Lo siento mami, se me hizo tarde y no te pude avisar (colgaba su abrigo y dejaba su
bolso en uno de los sillones)
C: ¿Estás bien?
E: Eh... sí, claro
Con las alas rotas
421
En: Íbamos a tomar la merienda, ve y cámbiate
E: Vale. ¿Las nenas?
C: Terminando la tarea para el cole, en su habitación
E: Las paso a saludar y me voy a cambiar
Cuando Esther se dirigía hacia la habitación de las nenas, Encarna le hizo una seña con
la cabeza a Cruz para que fuera con ella
C: Voy contigo, ehh...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: ¿Qué ha pasado?
Esther se estaba sacando la ropa de calle. Cruz estaba sentada en la cama y la observaba
E: Vino con una propuesta increíble
C: Pidió que le cedieras la casa
E: Y más (se comenzaba a vestir con un chándal y una camiseta de mangas largas)
C: ¿Más?
E: Quería que firmara la venta de la casa porque tiene un comprador, y que declarara
haber recibido mi parte ganancial de todos los bienes, incluida su parte de la clínica
C: ¡Joder!
Bip-bip de uno de los móviles, sobre la mesa de noche. Esther lo miraba
C: Anda, atiende, debe ser tu chica desesperada porque le cuentes que pasó (suspiraba y
se levantaba de la cama)
E: ¡¡¿Qué?!!
C: No te molestes en seguirme mintiendo, la Castilla creía que yo estaba enterada y me
vino a hablar a ver cómo os podíamos ayudar. Ya hablaremos tú y yo sobre tu no-via.
(iba hacia la puerta)
E: Escucha Cruz, yo... (preocupada)
C: Atiende, luego hablamos. (cerraba la puerta)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Su amiga le contó a mi amiga”
“¡Noooo! ¿Cómo se lo ha tomado?”
“No me mandó a Tungakistán, pero me imagino que me va regañar y mucho”
“Buenas estamos con nuestras amigas”
“Su amiga la fue a consultar porque quiere ayudarnos”
“¿Eso hizo mi niña?”
Con las alas rotas
422
“¿Su amiga es su niña?”
“¡Claro! Como Sam. Son mis niñas”
“Ahhh”
“Usted es mi novia, es mi súper niña. :-)) ¿Cómo se siente ahora?”
“Como si me hubieran apaleado”
“Trate de relajarse, un baño con sales ayudaría”
“Luego quizás lo haga. Ahora voy a estar un rato con Patri y después a hablar con mi
amiga, mi madre y Carmen, están preocupadas”
“Vale. Luego antes de dormir ¿hablamos?”
“Por supuesto. Un beso”
“Millones de besos”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Después de la cena, con las nenas acostadas, llegó el momento de una copita y hablar
E: Hoy su abogado llamó a Mar y le habló de un acuerdo
Les relató lo que había pasado. Encarna repetía cada tanto la misma palabra, mientras
escuchaba, “¡joputa!”. Carmen agregaba enseguida, “¡al infierno!”. Cruz meditaba cada
palabra que Esther decía y la interrumpió cuando mencionó la amenaza
C: ¿No tener un minuto de tranquilidad? ¡Esa es una amenaza grave Esther!
E: Lo sé y Mar se lo dijo
Raúl: No (miraba a la abogada) La respuesta ahora. La toma o la deja (se giraba para
mirar nuevamente a Esther a los ojos) Y si la dejas Esther... ¡prepárate para no tener
un minuto de tranquilidad! (la señalaba con el dedo)
Mar: Señor Lara, esa es una amenaza que voy a denunciar ante la jueza
Abogado: Estimada colega, por favor, (se movía inquieto en su silla) no lo tome
literalmente, es una exageración semántica
Mar: No lo entiendo así
Esther no decía palabra
Abogado: Raúl, por favor, aclara a la abogada que no quisiste...
Raúl: ¡Déjese de chorradas, estúpida! ¿Quién le va a creer?
E: ¿Quien vea el vídeo de esta conversación? (muy calma, en tono anodino)
Abogado: ¡Estáis grabando esta reunión sin habernos avisado! (se ponía de pie
enervado)
Con las alas rotas
423
Raúl la miraba a Esther con cara de rabia
C: ¡¡Grabasteis todo!! (encantada)
E: Idea de Mar, lo había usado en alguna ocasión con maridos irascibles
C: ¿Tiene un equipo de grabación?
E: Nada del otro mundo, cámara y micrófono disimulados detrás de un libraco en la
biblioteca
C: ¿Le costó mucho?
En: ¡Luego hablan de esas cosas! ¡¡Di ya qué le contestaste a su propuesta, coño!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: Se puso como loco, el abogado trataba de hacerlo callar
Raúl la miraba a Esther con cara de rabia
Raúl: Si crees que un vídeo de mierda me va a preocupar, estás equivocada (la
señalaba con el dedo)
Abogado: Venga, Raúl, esta reunión se acabó (lo cogía del brazo pero el médico estaba
demasiado furioso)
Raúl: ¡Suelta, hombre! Esther, ¡quiero tu respuesta ahora! (se levantaba y se dirigía
hacia donde estaba sentada la jueza, señalándola)
Abogado: Raúl, ¡¡vamos!! (lo detenía)
Esther le sostenía la vista y seguía sin mostrar emoción alguna en su rostro
Raúl: ¡Quiero que me conteste! (se giraba a mirar a su letrado)
Mar: Señor Lara, nos encontraremos en el despacho de la jueza cuando nos cite. La
división de bienes se hará de acuerdo a derecho. Ahí tiene su respuesta
Raúl: ¡Usted cállese! (volvía a mirar a Esther) Me jodiste la vida, te lo advierto de
nuevo. Acepta esta propuesta o la vas a pasar mal
Abogado: ¡Cállate de una buena vez! ¡Están grabando todo! (le daba un buen tirón del
brazo y casi lo tiraba al piso) ¡¡Vamos!!
Mar: Señor Gómez, hago a su cliente directamente responsable de cualquier problema
que pueda llegar a tener la jueza García Uriburu (se ponía de pie con rostro serio)
Raúl: ¡¡Esa custodia que tienes no te va a servir de nada!!
Abogado: ¡¡No seas estúpido Raúl!! (tiraba con más fuerza, el “joputísimo” estaba
totalmente fuera de sí)
Al fin lograba sacarlo del despacho
Mar: Esto dejó de ser un tema del divorcio Esther, sabe de tu custodia, tienes que
denunciarlo y pedir orden de alejamiento
M: ¡¡Su abogada tiene razón!! (furiosa)
E: Mi amiga ya habló con su comisario y mi abogada le iba a enviar una copia del
vídeo. Pufff. Yo tenía ganas de prescindir de la custodia, pero con esto...
M: No, no puede quedarse sin la custodia. ¿No le podrán poner también a su madre y a
Patri?
E: No creo. Ufff, Maca... ¡¿cuándo se va a terminar esto?!
Con las alas rotas
424
M: Me encantaría decirle que pronto, pero le estaría mintiendo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esa noche Maca trató de calmar la angustia de su chica con sus mejores argumentos y
ternura. Pero ella misma estaba muy inquieta. Estuvo toda la noche dando vueltas en la
cama, pensando en Esther y en Patri, se sentía impotente, inútil, cuando su chica más la
necesitaba
A la mañana siguiente, cuando Claudia apareció por la cocina a preparar el desayuno
para su novio, se lo comentó
Claudia: ¡Hoxtia! ¿Lo estaban filmando y seguía amenazándola?
M: Ajá (sorbo de café, mientras la miraba expectante de sus comentarios)
Claudia: La abogada ésa es buena, tomó sus recaudos conociendo el talante del tipo.
Pero ese tío está muy desesperado
M: ¿El vídeo no alcanza para denunciarlo y que lo metan preso?
Claudia: No Maca (fruncía los labios y negaba con la cabeza) Quizás para pedir una
orden de alejamiento, pero depende del juez. El abogado de él va a decir que lo hizo en
un estado de emoción, que fue un exabrupto producto del momento pero que no quiso
amenazarla y que no tiene antecedentes ni denuncias por maltrato
M: ¡Pero está el atentado, cuando golpearon a Cruz!
Claudia: Si no pueden probar que lo ordenó él, no se lo pueden achacar al ex marido,
Maca
M: ¡Mierda! ¡Tendría que haber hecho la denuncia cuando la zamarreó!
Claudia: En su momento no lo hizo y en mi opinión, creo que estuvo bien, no quería
involucrarte
M: Claudia, ¿qué se puede hacer?, ¿no se te ocurre nada?
Claudia: Más de lo que están haciendo, no. Supongo que el lunes, cuando su abogada
presente el vídeo en el expediente de divorcio, solicitará que la audiencia se haga lo
antes posible. Quizás eso apure el trámite
M: ¿Tú crees que si ella le diera el dinero el tipo la dejaría en paz?
Claudia la miraba y se quedaba en silencio, pensativa
M: Si le diera lo que vale su piso, ¿el tipo recularía?
Claudia: No Maca, si ella le da el dinero no la va a dejar en paz. Mañana va a aparecer
con otra exigencia y pasado con otra y así siempre. Yo creo que la postura de la jueza,
de no ceder al chantaje, es la mejor. Tendrá que aguantar un tiempo con custodia,
mirando siempre por encima del hombro, estar alerta y... cuando el tipo vea que no
puede sacar nada de ahí, la va a dejar en paz
M: ¡¡¿Cuánto tiempo?!! ¡¡¿Eh?!!
Claudia: Ey, tranquila (tomaba su mano) No desesperes tú también, que ella te necesita
entera. Ya bastante tenéis con vuestro propio problema para estar juntas
M: ¡¡Qué mierda todo!! (meneaba la cabeza, cerrando los ojos, casi al borde del llanto)
Claudia: Shhh, (apretaba su mano con fuerza) ya se nos ocurrirá algo, tendremos que
agudizar el ingenio
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Con las alas rotas
425
No muy lejos de allí, Esther le servía el desayuno en la cama a Cruz. Se había levantado
muy temprano, desvelada y preocupada por los distintos problemas que tenía que
enfrentar. En la cocina había charlado largo rato con su madre y Carmen. Les había
contado cómo Cruz se había enterado de su relación con Maca. Ambas mujeres la
alentaron a que hablara lo antes posible con su amiga
C: ¿El desayuno en la cama es para disculparte por haberme mentido? (cómodamente
apoyada en las almohadas, mientras ponía mermelada en un bollito)
E: Otras veces te he traído el desayuno a la cama y no necesitaba disculparme de nada.
(sentada a su lado, en el borde de la cama)
C: Pero ahora sí. Grunch
E: Sí, ahora te pido disculpas (sonreía ante el buen talante de su amiga) Cruz, yo no
quería ocultarte lo que me estaba pasando, pero... (arrugaba los hombros)
C: Jmmm (seguía masticando y meneaba la cabeza)
E: Vale, pero te lo oculté. Pufff. A ver cómo te explico. Tú me llamabas la atención por
mi pérdida de objetividad y habíamos empezado a hablar por teléfono con Maca y...
C: Cuéntame. Grunch
E: Te estoy contando
C: Jmmm... no, los detalles. No me vas a ocultar lo más sabroso, las citas a escondidas,
qué tal el sexo con la comandante. ¡Qué morbo! Grunch
E: Jajajaja. ¡¡Cruuuuz!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fin de semana a puro “mantero” era la perspectiva
Sábado a la mañana, Cruz y Esther llevaron a las nenas a su práctica de fútbol. Mientras
las observaban y “vivaban” cada vez que chutaban el balón, Esther recibía varios
llamados que ahora no tenía que ocultar. Cruz observó los ojos ilusionados y la sonrisa
amplia de su amiga mientras hablaba con la comandante y se decidió a consultar a su
“gurú” personal, de “mantero” a “mantero”
C: Estamos viendo a las nenas practicando [...] Fútbol [...] Jmmm, yo creo que bien,
bueh, la verdad, no entiendo mucho [...] ¡Claro que puedes venir el próximo sábado! A
Candela le va a hacer mucha ilusión [...] Te llamaba por otra cosa, estoy mirando a
Esther hablar con su chica por teléfono [...] Cara de tonta enamorada, por supuesto [...]
Me da mucha pena que no se puedan encontrar Gimeno, es triste [...] ¿No se te ocurre
nada que podamos hacer? [...] ¿Cine? [...] Vale, luego me comentas bien
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fin de semana a puro “mantero” era la perspectiva
Claudia: Uhhh, ¡qué rico se ve eso! (observando los calamares que la chica colocaba en
una vianda)
Sam: Probar, tomar (le entregaba un tenedor)
Claudia: A ver... crunch... ¡mmmm!
Sam: ¿Gustar?
Claudia: ¡Riquitos!
Con las alas rotas
Sam: Calamarcito andaluza. Para mamá Patrishaaaa
Claudia: Crunch... ¡mmmm!
Sam: ¿Probar patatas bravo? (le señalaba otra vianda)
Claudia: ¡Claro! (hacia allá iba el tenedor “hambriento”)
Sam sonreía feliz de que sus menús gustaran
Sam: Preparo yo sin Magda
Claudia: ¿Tú sola? Crunch (cogía una croqueta de jamón de otro recipiente)
Sam: Maca ayuda poquito
M: ¿Estás gozando las comidas de mi niña? (aparecía de pronto a su lado)
Claudia: Jmmm. (asentía con la cabeza mientras echaba una mirada a otro recipiente
más alejado) ¿Ésos?
Sam: Nionshiiiitos Wilson
M: Jajajajaja
Claudia: ¿Qué?
M: Riñoncitos al jerez, jajajaja
Claudia: Ahhhh, claro, Wilson, Jerez. Ahhh (hacía allá rumbeaba el tenedor)
¡Mmmmm!
Sam: Gustar, decir ¡mmmmm!
M: Si sigues probando así, no va a quedar nada para su señoría y familia, jeje
Claudia: ¿Cómo lo enviáis? Crunch
M: Delivery especial. ¿Ya está todo Sam?
Sam: Faltar ninuelos chorizou
M: Vale. Voy a buscar la caja en el desván para acomodar todo
Claudia: Eso que dices no lo probé. ¿Dónde están?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“¿A qué hora vuelve a casa?”
“Ya estoy en casa. Me volví antes, se quedaron mi madre y Carmen. ¿Por qué no fue
Sam hoy?”
“Nos quedamos preparando tapas”
“Ah. Su amigo y su hijo son muy compinches”
“¿Ha visto? ¿Está su amiga por ahí?”
“No, salieron con su amigo el mantero”
“O sea... está solita”
“Me voy a tumbar un rato, estoy molida”
“Espere unos minutos, le debe estar por llegar el envío de Sam”
“Ah, nuestras tapas. ¡Bien!”
426
Con las alas rotas
427
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.E: ¿Quién es? [...] Ah, vale, ya bajo
Se puso el buzo del chándal y salió a buscar el envío. Cuando salió del ascensor en el
hall que daba al portal, se cruzó con la vecina del segundo que subía al perro después de
pasearlo
Vecina: Esther, es para ti. No le dejé entrar porque no sabía si había gente en casa
E: No te preocupes, gracias Marga
La figura le era familiar, parecía un muchacho alto y delgado, en su uniforme verde
oliva y con una gorra con visera, era otra empresa de delivery distinta a las anteriores.
No alcanzaba a leer el logotipo en el uniforme ni en la gorra. El muchacho tenía la
cabeza agachada y sostenía la caja con sus dos manos
E: Buenas tardes (ya tenía en la mano un par de euros para darle propina al joven)
El muchacho levantaba la cabeza
M: ¿Le subo la caja? Es pesada
El corazón le pegó un brinco. Sólo atinó a sonreír... y a hacerle una seña con el dedo
pulgar en alto a los polis de la custodia, mientras abría la puerta para que entrara “el
muchacho del delivery”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.“Mamá demórate en el parque, tengo una entrega especial de M”
El sms llegó cuando estaban juntando bártulos para emprender la retirada a casa.
Encarna se lo mostró a Carmen
Carmen: Está bajando el sol y hace frío, no podemos quedarnos mucho aquí
En: ¡Al Mac Donald's!, a las nenas le va a encantar una merienda chatarra
Carmen: Aysss
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Gimeno: ¿Qué? (observando cómo Cruz torcía el cogote para mirar un coche)
C: Ese Chevrolet (señalaba hacia atrás)
Gimeno: ¿Cuál? ¿El Nubira o el Aveo?
C: ¿Eh? El familiar
Gimeno: El Nubira. ¿Qué tiene?
C: Ese muchacho
Gimeno: ¿Qué muchacho?
C: El de verde, con la gorra con visera. Está entrando en el coche
Gimeno: Ajá (observaba por el retrovisor) ¿Qué?
C: Juraría que... no, no puede ser (se daba vuelta y miraba hacia adelante, saludando
con una mano a los polis en el coche de la custodia)
Con las alas rotas
428
Gimeno: ¿Qué no puede ser?
C: Tonterías mías (sacaba el mando de su bolso y empezaba a abrirse la puerta del
garaje, mientras Gimeno la observaba con cara mezcla de tonto-de-remate-por-la-poli y
de-qué-habla-Cruz)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.A Cruz le extrañó tanto silencio en la casa. Ya había oscurecido y se suponía que las
nenas estaban terminando su tarea escolar después de la merienda. Llamó en voz alta
por Encarna y las nenas. Silencio
Gimeno: Llevo las pizzas a la cocina
C: Jmmm
Iba a ir hacia la habitación de Esther cuando escuchó el ruido de la llave de la puerta.
Encarna, las nenas, Carmen, una detrás de la otra
Candela: ¡Mami! ¡Comimos waffles!
C: ¿Eh?
En: Las llevé a un Mac Donald's y pidieron esos gofres americanos con nata
C: ¿La merienda en un...?
No alcanzó a completar la frase. Esther aparecía en bata con una gran sonrisa de oreja a
oreja estampada en el rostro, mientras Gimeno retornaba de la cocina gritando a viva
voz la invitación a Candela y Patricia para ir al cine con él el domingo
Patricia: ¡¡Sí!! Mami, mami, ¿podemos ir con Gimeno al cine?
E: ¡Claro!
Cruz miraba las caras de unas y otras. Encarna y Carmen, sonrisa pícara y satisfacción.
Esther, en el limbo aunque aparentaba estar interesada en la charla familiar. Gimeno,
guiñando un ojo a la jueza. Se le vino a la mente el “muchacho de gorra verde”. No
había que ser Einstein para deducir lo que había pasado
C: (“Bueno, mojó hoy, mañana también” sonreía entre dientes)
La idea de Gimeno era simple. Venía con su coche, se llevaba a las nenas al cine, le
dejaba su coche y su departamento a Esther para que lo disfrutara con su chica. La
custodia no seguiría su coche, tendría tiempo y privacidad para estar con la comandante
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Dos semanas de calma y encuentros tranquilos, sentarse a hablar además de esas
“cositas privadas”, ¡hasta mirar la tele juntas tumbadas en el sillón! Porque no sólo
Gimeno aportó su casa, Aimé hizo lo mismo apenas enterado de la “gimeneada”
“El chico del delivery” también se apareció un par de veces con “el menú de Sam” y era
“bienvenido” por las nenas y Encarna y Carmen, que festejaban su disfraz [bigote
incluido] y aprovechaban para una tarde de tertulia que tenía un sabor especial para “su
Con las alas rotas
429
señoría” y “la comandante”: empezar a compartir sus vidas diarias, aunque sea
pequeños momentos
E: Hoy Patri me decía que le gustaría que vinieran Sam y Pedro
M: ¿Y qué le dijo?
E: Que por ahora no, porque había un trámite que completar en mi juzgado y no podían
aparecer como amigos nuestros
M: ¡¡¿Lo entendió?!!
E: ¡Y cómo! Me dijo ah, por eso el disfraz, jajaja
M: Jajajaja
E: Patri es muy observadora, escucha y luego se junta con su amiguita y hablan y
hablan. Me asombra lo maduras que son para algunas cosas
M: Y para otras siguen siendo tan niñas y adorables
E: Por suerte siguen encontrándose con Sam y Pedro en el parque
M: Me gustaría que usted pudiera pasar más tiempo con mi Pedro en el parque, me ha
dicho Sam que las veces que la había visto le había tirado los brazos para que lo cogiera
E: ¡Sí! Su Pedro es un zalamero. Bueno, ¡qué novedad!, como su madre
M: ¿Sam?
E: No se haga la desentendida
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Dos semanas en que no hubo noticias del “joputísimo”. Sí de la jueza, que habiendo
recibido el vídeo del “intento de acuerdo”, fijó fecha para la audiencia a mediados de
marzo
Mientras tanto, en el Juzgado avanzaba la instrucción de la causa a pie firme.
Declaraciones de unos y otros que iban llenando folios y folios de autos. Esther y su
personal estaban conformes, en poco tiempo podrían elevar la causa a la Audiencia
Provincial, aunque Brando seguía en su negativa a declarar
E: Voy a separar la causa del homicidio, ya tenemos elementos suficientes para la causa
por tráfico de drogas
Gimeno: ¿No quieres esperar a ver si la poli colombiana da con alguna pista válida?
Esther negaba con la cabeza
E: Pueden tardarse años en dar con algo. Está suficientemente probado con los
testimonios que era el jefe de la asociación ilícita. Todos quieren salvar su pellejo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Dos semanas en las que Maca y Aimé cumplieron con todos los trámites para obtener la
licencia de AENA, chequeos médicos incluidos. Con el avión en hangares, se
decidieron a un primer vuelo de prueba
M: ¿Cómo la sientes a esta niña? (lo observaba pilotar el avión, ella sentada en el
asiento del copiloto)
Aimé: Delicada pero con mucha fuerza. ¡Me encanta!
M: Tendremos que probarla con mal tiempo, a ver cómo responde
Con las alas rotas
430
Aimé: ¿Quieres que prepare un plan de vuelo especial?
M: Ajá (sacaba las cartas de navegación y les echaba una mirada) ¿Tormenta con
vientos fuertes a doce mil pies?
Aimé: En la zona de las Baleares. ¿Quieres cambiar el plan de vuelo?
M: Me gustaría
Aimé: Avisa a torre de control, dales las nuevas coordenadas
M: ¡Bien! A ver “su señoría” cómo respondes
Aimé: ¿Su señoría?
M: Bueno, es mi nombre para esta chica
Aimé: Jmmm, creo que sé por qué. ¿Se lo vamos a pintar en la trompa?
M: Jeje, no me atrevo
Aimé: Entonces en la cabina, busquemos el lugar, me gusta el nombre que le has puesto
M: ¿Sí?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Llegó el día de la audiencia. Le extrañó no ver a Raúl ni su abogado en la sala de
espera. Llegó la hora, la jueza les comunicó que ampliaría el plazo quince minutos más,
mera cortesía
E: ¡Qué raro Mar!
Mar: Hay algunos que les encanta hacer esperar
E: No sé (sacó su móvil oficial y marcó el número de Vilches) Hola, soy Esther [...]
Vale, me conoces la voz. Te quería consultar algo sobre Lara [...] Estamos esperando
para la audiencia por el divorcio y todavía no se ha presentado [...] ¿Podrías averiguar?
[...] Vale, gracias
Mar: ¿Qué te ha dicho?
E: Que hace rato no sigue el caso, iba a preguntar al comisario que está a cargo
Diez minutos después, Vilches se comunicaba con ella
E: Dime [...] ¡¡¿Cómo?!! [...] Pero no está preso, ¿no? [...] ¡¡¿Queé?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Seis meses después de la fuga del doctor Raúl Lara, se celebraba el juicio en la
Audiencia Provincial por el “caso Ryanair”. La mayoría de los imputados acordaron
penas menores por su “colaboración” en la dilucidación de la trama de introducción de
droga en España, distribución y comercialización en el estado
El peso de la ley [y varios años de cárcel] cayó sobre el cabecilla de la banda, el tal
Brando, quien negó todos los cargos y sus abogados se aprestaban a apelar la sentencia.
Verónica Solé, la azafata y ex ligue de la comandante, seguiría bajo el sistema de
protección de testigos a cambio de testificar en contra de su ex jefe por el homicidio del
policía colombiano
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Seis meses antes del juicio...
Con las alas rotas
431
M: ¡¡¡Se fugó!!!
E: Eso parece, el juez ha librado orden de captura. Lo habían citado para declarar
nuevamente porque la investigación había arrojado pruebas de varios ilícitos y se decía
en los pasillos de tribunales que el juez le iba a dictar prisión sin fianza
M: ¿Por eso voló?
E: Según el comisario, se sospecha que también se fugó de sus socios
M: ¿Y la clínica? ¿Y su trabajo?
E: Parece que uno de sus hermanos ha quedado a cargo de su parte
M: ¿Médico también?
E: Notario
M: A ver... se hará cargo de la administración y esas cosas, pero ¿los pacientes?
E: Ni idea Maca
M: ¿Esto es bueno o es malo? Digo... para usted, para Patri
E: Al no comparecer, se entiende que no se opone a lo que solicito
M: ¿Eh? ¿En castellano?
E: Jeje, traducción, que pedí la guarda y custodia de Patri, usar la vivienda conyugal,
una pensión de alimentos para la niña y un régimen de visitas. No se presentó a
comparecer, no justificó su ausencia, entonces...
M: Ya entiendo, gana usted. ¿Y el divorcio?
E: También el divorcio
M: ¡¡Entonces ya estáaaaaa!!
E: Sí, saldrá en autos en dos o tres días, creo. El divorcio tardará un poco más
M: ¡¡La casa es suya!!
E: No, no. El uso es para mí porque estoy a cargo de la niña, la liquidación de bienes
gananciales se hace en un juicio por separado
M: ¡Uy, cuántas vueltas! Bueno, en resumen, adiós joputísimo
E: Ojalá fuera eso Maca, tengo mis dudas
M: ¿Por qué?
E: Nadie sabe dónde está, si en el país o el extranjero y en cualquier momento reaparece
con alguna amenaza para conseguir dinero. Además... explicarle esto a Patri, decirle que
su padre es un prófugo buscado por la justicia, hubiera preferido otra cosa
M: No se lo diga con esas palabras
E: ¡¡¿Cómo?!!
Maca notó en su voz la tensión al borde del llanto
M: A ver... ¿qué le parece si nos encontramos para tomar un café y lo hablamos?
E: ¡¡¿Dónde?!! ¡¡No podemos vernos cuando nos apetece o lo necesitamos!! (la
angustia iba en aumento)
Ni lerda ni perezosa, Maca tenía respuesta... y algo más para destensar a “su señoría”
M: ¿En la oficina... jjmmm... de la abogada? Tengo el mando para las cámaras de vídeo
en mi escritorio. ¿Vale? Compré la máquina de café de George Clooney para el
despacho
E: ¿Eh? (ésa no te la esperabas, señoría)
M: ¿No ha visto la propaganda con Malkovich como dios que le cambia la cafetera por
volver a la vida?
E: Ah, sí. ¡Qué guapo!
M: ¿Dios?
Con las alas rotas
432
E: ¡Noooo! George Clooney
M: Psss, no es para tanto
Maca tenía esa “virtud” con Esther. La relajaba con comentarios tontos y chanzas, le
quitaba la angustia a flor de piel y más tarde, en el estudio de “la abogada”, sentadas
tranquilas en el largo sillón en el despacho de la piloto, hablarían tranquilas y buscarían
juntas la mejor manera de explicarle la situación a Patricia. Cosas de compañeras, de
pareja, ¿no?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Seis meses de encuentros de la piloto y la jueza “a escondidas”, bajo el paraguas
protector de amigos y familia que proporcionaban coartadas, pisos y momentos de
“integración”. Solucionado el asunto “joputísimo” [Encarna dixit] y al poco tiempo sin
custodia pegada a los talones, era cuestión de esperar a la sentencia en firme en el “caso
Ryanair” y eso les hacía ver más cercano el momento de ser una “pareja normal”.
Ayudaba y mucho
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cinco meses antes del juicio...
¡Primer viaje contratado ida y vuelta al aeropuerto alemán de Friedrichshafen y justo
tenía que ser en la semana del cumple “uno” de Pedro! No sólo Maca y Aimé maldecían
su suerte. En casa de la “otra familia”, Encarna y Carmen, pasaban de los “tacos” a la
“acción”
En la mesa de la cocina, sábado tempranísimo, las nenas aún dormían, las “sentaron” a
Esther y Cruz para discutir “el tema”
E: Tampoco pensaban hacer gran cosa, apenas un pastel para que Pedro apagara su
primera velita
Carmen: ¡Muy mal! (enérgica)
Cruz bajaba la cabeza, para sonreír a sus anchas sin que lo notaran
En: El primer año se celebra a lo grande
E: Lo único que falta es que hables del bautismo mami
En: Nunca lo propondría, Maca y Sam no son religiosas y sabes que no es mi estilo
E: Vale (sonriente) A ver mamá, este vuelo es muy importante, es una compañía grande
que probablemente contrate varios chárter por mes. Sam y Magda están con los menús,
Maca está totalmente volcada a que todo esté en orden, Aimé está con el control
técnico, Claudia con...
Carmen: Vale, pero nosotras podemos ocuparnos
C: ¿Nosotras?
En: ¡Claro! ¿O no soy su “eda!?
E: Sí mamá, eres la “eda” de Pedro (emocionada hasta el tuétano) Supongo que algo se
os habrá ocurrido
En: Escuchad
Con las alas rotas
433
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.El gerente de la compañía importadora española y su asistente estaban exultantes,
habían conseguido la representación de la firma alemana en España y el viaje ida y
vuelta les había encantado, les anticiparon varios viajes para las semanas siguientes. La
sobrecargo que habían contratado a instancias de Héctor había hecho un trabajo de
primera. Todo había salido a pedir de boca
Habían realizado la revisión y primera limpieza del jet para entregarlo al equipo técnico
que se encargaría de llevarlo a hangares y ponerlo en condiciones para el próximo
vuelo. La semana entrante tendrían mucho trabajo, entre presupuestos, reuniones,
planificación y vuelos. Salían por la puerta de pista hacia la terminal en Barajas
M: Mejor, imposible
Aimé: Esto nos abre muchas puertas Maca. Si salen los viajes para las dos empresas de
Vigo y las bodegas de La Rioja, no nos alcanza este jet
Caminaban tirando de sus maletas con rueditas, cansados pero felices
M: Ni esta chica Laura, es muy buena, pero vamos a necesitar más ayuda
Aimé: ¿Héctor?
M: Y Alicia. Héctor para coordinar todo y así nos dedicamos nada más que a lo nuestro
Aimé: ¿Las cuentas dan?
M: ¿Podrás ser mileurista por varios meses?
Aimé: He vivido en el paro casi dos años, ¡claro! Si así hacemos de B.W. vuelos una
compañía en serio y con futuro, ¡cobro el paro nada más! ¡O vivo de mis ahorros!
M: No creo que tanto, pero vamos a tener que apretarnos el cinturón por un tiempo,
hasta que nuestra compañía tenga alas grandes y fuertes
Aimé: ¡¡Eso!!
M: ¿Esa de allí no es...?
Aimé: ¡¡Claudia!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.No le pudieron sonsacar nada en el viaje. Ni por qué iban en un coche de alquiler, ni por
qué no podían pasar por casa a cambiarse, ni por qué viajaban a la sierra. La respuesta
era siempre la misma, “una sorpresa”, así que decidieron comentar sobre el viaje y las
perspectivas de trabajo. Aimé enseguida se entusiasmó en relatar todas las posibilidades
de vuelos chárter que se les abrían pero Maca seguía pensativa e intrigada, más aún
cuando llamaba al “mantero” de su chica y recibía una sola respuesta, “fuera de
servicio”. Empezaba a imaginar que algo tendría que ver con Sam y Pedro porque en su
casa no respondían al teléfono fijo y el móvil de Sam repetía el impersonal, “deje su
mensaje”
M: ¿No vamos a nuestra casa? (al notar que pasaban la bajada a Los Molinos)
Claudia: No
M: ¿Adonde?
Claudia: Es una sorpresa, no preguntes más
Con las alas rotas
434
Cuando llegaron a la casa rural en Cercedilla, muy cerca de Los Molinos, Maca empezó
a atar algunos cabos sueltos y empezó a sonreír imaginando un fin de semana en familia
en esa casa, con su chica
Claudia metió el coche en el garaje y entraron por la puerta interna hacia la casa.
“¡¡Sorpresa!!” fue el grito de bienvenida, mientras la piloto sentía los ojos hincharse de
lágrimas. Guirnaldas, globos, carteles y la mesa servida en el centro de la sala con
variedades de canapés, sándwiches y un gran pastel con una vela gigante en el medio. A
su encuentro venía Pedro... ¡caminando!... cogido de las manos de Patri y Candela,
mientras a un costado Esther puchereaba emocionada
Pedro: ¡¡Da-da, da-da, no no!! (agitaba la cabeza el niño queriendo sacarse el molesto
gorro cumpleañero que le habían colocado las nenas)
M: ¡¡Mi niño!! ¡¡Ya camina!! (blandita y tierna hasta las lágrimas)
Sam: Hoy soltó, Patrishaaaa y Cadela ayudaron
Y vinieron los besos y los abrazos y las lágrimas de felicidad y sacarle el gorro a Pedro
que seguía protestando y Patricia y Candela que querían volver a ponérselo y Gimeno
filmando todo y Eduardo trayendo las bebidas a la mesa y Encarna y Carmen recibiendo
los besos agradecidos de Maca y la jueza abrazada como garrapata a la piloto y Aimé
besuqueando a su “enano” y Magda trayendo más comida de la cocina y la comandante
pegada con loctite a su señoría y Pedro que engullía sándwich tras sándwich como si no
hubiera comido nada en todo el día y Cruz que le servía canapés “diet” en la boca a su
chico que seguía filmando todo y Patricia y Candela que ponían música y bailaban y el
“enano” que quería imitarlas mientras engullía su sándwich y se caía al suelo y reía
escupiendo pedazos de sándwich y Encarna que corría a levantarlo y acariciarlo porque
se había golpeado y las nenas que se reían de su abuela y la jueza y la piloto que cada
tanto se volvían a abrazar en “garrapata style” y la fiesta que siguió horas y horas hasta
que llegó el momento de encender la vela enorme en el medio del pastel y todos querían
que Pedro soplara y hacían la mímica del soplido y el nene que miraba a todos y a cada
uno y no hacía nada y Gimeno que seguía filmando mientras masticaba el enésimo
canapé “diet” que Cruz había puesto en su boca y al final Maca ayudando a Pedro con
un soplido gigante y todos los aplausos y todos felices
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Encarna y Carmen habían tenido “todo” en cuenta. Hasta quién dormía con quién y
dónde. Ellas dos con Magda, gran cotilleo gran en esa habitación. Las nenas con Pedro,
exhausto de tanta emoción y feliz de estar en el medio de la cama con ellas. A AiméClaudia, Cruz-Gimeno y Sam-Eduardo los mandaron a dormir a la casa que alquilaba
Maca a pocos kilómetros de allí, tenía más habitaciones. Para la comandante y la jueza,
la habitación con cama matrimonial que habían ocupado Cruz y Esther en su estadía
anterior
Maca se había adelantado para ir al baño. Necesitaba urgente una ducha y cambiarse de
ropa. Luego fue el turno de Esther y cuando volvió a la habitación que iban a compartir,
con un pijama de seda que había comprado especialmente para la ocasión, se encontró
un panorama nada alentador al abrir la puerta
Con las alas rotas
435
En la cama, apoyada sobre las almohadas, los ojos rojos de lloro y cara de desespero, su
chica, alias “la comandante”
E: ¡Maca! ¡¿Qué te pasa?! (un par de días atrás, sin saber por qué ni cómo y en forma
inconsciente, habían comenzado a tutearse)
M: ¡¡¿Y si Patri no me acepta?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Tres meses antes del juicio...
B.W. Vuelos había despegado... ¡y cómo! Habían incorporado un jet más pequeño por
el sistema de leasing a tres años, tenían como clientes regulares a cuatro compañías
españolas de mediano porte y habían hecho presentaciones en cinco más, con muy
buenas perspectivas de contratación
Habían comprado un refrigerador especialmente dedicado a “tapas”, independiente del
familiar; Sam y Magda se ocupaban de preparar los menús y raciones para cada chárter
y la primera nómina que recibieron fue motivo de festejo “de las dos familias” ese fin de
semana en la casa de la sierra que Maca alquilaba
Porque la “idea” de Encarna y Carmen para festejar el cumple de Pedro había tenido un
efecto colateral importante. La adoptaron para seguir estando juntas los fines de semana,
Gimeno rentaba un mini-van, pasaba a buscar a los García-Gándara y se iban a pasar los
dos días en la casa de la sierra de los Fernández-Castilla en El Molino
Durante la semana lograban encontrarse alguna vez, con suerte. El trabajo era intenso y
demandante para las dos. Esther se quedaba tiempo de más día tras día tratando de
completar todas las diligencias que requería la fiscalía para el juicio del “caso Ryanair”
más el resto de los casos que se acumulaban. Maca pilotaba el avión una o dos veces por
semana, viajando a distintos puntos de España mientras Aimé se encargaba de igual
cantidad de viajes en el otro avión
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cinco meses antes del juicio...
Maca se había adelantado para ir al baño. Necesitaba urgente una ducha y cambiarse de
ropa. Luego fue el turno de Esther y cuando volvió a la habitación que iban a compartir,
con un pijama de seda que había comprado especialmente para la ocasión, se encontró
una panorama nada alentador al abrir la puerta
En la cama, apoyada sobre las almohadas, los ojos rojos de lloro y cara de desespero, su
chica, alias “la comandante”
E: ¡Maca! ¡¿Qué te pasa?! (un par de días atrás, sin saber por qué ni cómo y en forma
inconsciente, habían comenzado a tutearse)
M: ¡¡¿Y si Patri no me acepta?!!
E: ¡¡¿Pero qué dices, si te adora?!! (se apresuraba a ir a su lado, sentándose en el
costado de la cama y tomando sus manos)
Con las alas rotas
436
M: ¡¡Me quiere como la madre de Pedro, la esposa de Sam!! ¡¡¿Pero qué va a decir
cuando sepa que quiero ser tu mujer y vivir contigo?!! ¡¡¿Eh?!! ¡¡¿Va a aceptarme como
su otra mami?!!
E: Aysss, comandante, ¡cómo te quiero! (enternecida, comenzó a acariciar su rostro y a
besar sus ojos, sus mejillas, sus labios)
M: ¡¡Esther!! ¡¡¿Qué vamos a hacer si me rechaza?!! (tomaba las manos de la jueza y la
miraba con la desesperación instalada en su rostro)
E: Patricia nunca te rechazaría, lo sé. Ya sabes lo que decía de tú y Sam (la miraba con
ternura y apretaba sus manos)
M: ¡¡Pero ahora no es Sam!! ¡¡Eres tú!! ¡¡Su madre!! ¡¡Que te has divorciado de su
padre!! ¡¡Puede creer que soy la culpable, Esther!!
E: A ver (aquietaba sus manos tomándolas y bajándolas a su regazo) Dame un tiempo
para ir hablándolo con ella y explicándole, ¿vale? Yo creo que va a entender todo y que
va a estar feliz de que formes parte de su vida, que Pedro también sea parte de su vida
M: No sé, no sé (meneaba su cabeza) ¡Tengo mucho miedo!
E: Shhhh. (dejaba un beso en sus labios) Déjame ir hablándolo con ella, no te angusties,
Patri te va a adorar como yo
Maca la miraba a los ojos, parecía recuperarse de su agobio
E: ¡Te quiero tanto! (tomaba su rostro y se prendía de sus morros)
Ahí se le pasó la “angustia” a la comandante. Otros sentimientos y sensaciones
“ocuparon” su lugar
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Tres meses antes del juicio...
El tema “hablar con Patricia y explicarle” se había ido postergando por el fárrago de
trabajo y asuntos que ambas debían atender. Cuidaban mucho sus muestras de cariño
“en público” que reservaban para los momentos “en la habitación”
Como en los últimos domingos, Carmen y Encarna se habían llevado a las nenas y a
Pedro a dar una vuelta en bici-correpasillos por los alrededores. Eso les permitía a las
“tortolitas” disfrutar del desayuno a solas, en la cama
Los demás integrantes del “clan” no estaban en la casa ese fin de semana
Aimé-Claudia se habían quedado en Madrid, el primero para ocuparse de los
preparativos del chárter a Rusia para ese lunes, la segunda para acompañarlo
Sam-Eduardo tampoco habían viajado, estaban en la casa con Magda, preparando los
menús para el viaje
Gimeno-Cruz, andaban por algún lugar del “planeta” disfrutando de una mini luna de
miel, de la que regresarían por la noche para buscarlas y llevarlas de vuelta a Madrid
E: ¿Ostafievo es en Moscú?
Con las alas rotas
437
Se acomodaba mejor en su pecho y Maca acomodaba su brazo alrededor de ella y
estiraba las mantas para tapar ambos cuerpos desnudos. A un costado, en el suelo, la
bandeja con el desayuno a medio terminar
M: Sí, antes era un aeropuerto militar que reacondicionaron para vuelos civiles, es el
que queda más cerca del aeropuerto internacional de Moscú
E: ¿Y por qué no usáis el de Moscú?
M: Porque en el de Moscú es imposible conseguir permiso para operar
E: ¡Por la mafia rusa!
M: Jajajaja. Tanta peli yanqui que ahora en Rusia todo es la mafia. Jajajaja. No Esther,
es un aeropuerto con un movimiento de vuelos impresionante y nuestra compañía es
demasiado insignificante como para lograr un permiso en tan poco tiempo. Los vuelos
menores o los chárter se desvían a otros aeropuertos de cercanía
E: Ahhh. Pero es seguro, ¿no?
M: Como todos los aeropuertos internacionales
E: ¿Ya has volado ahí?
M: No, me guío por los organismos internacionales que certifican los aeropuertos
E: Ahhh
M: ¿No te convence?
E: Yo qué sé, se dicen tantas cosas de Rusia que... (arrugaba los hombros)
M: No te las creas todas. Jmmm... me gustaría llevarte allí, que conociéramos juntas
Moscú, ir a Leningrado
E: Jmmm, me encantaría, algún día lo haremos
M: Sí, supongo (con tono tristón, apretando el abrazo)
E: ¡Ey! (notaba su estado de ánimo) Es cuestión de esperar un poco más
M: Sí, claro, tenemos que esperar
E: Cariñoooo... (se giraba hacia su rostro y lo acariciaba con una mano)
M: No te preocupes, a veces me da eso de soñar cosas para hacer juntas
Se quedaban abrazadas y en silencio largos minutos
M: Esther...
E: ¿Sí?
M: ¿Cuándo tienes tus vacaciones?
E: Agosto o septiembre, tengo que ver cuándo me las tomo
M: ¿Un mes?
E: Hace tiempo que no me tomo un mes, demasiado trabajo acumulado
M: ¿Cuántos días piensas tomarte este año?
E: Dos semanas, creo. Tengo que hablarlo con Gimeno, a ver qué piensa hacer él
M: Ahhh, coordináis
E: Ajá, así el juez que viene de reemplazo tiene en quién apoyarse
M: Ahhh...
E: ¿Por qué?
M: En septiembre tenemos programado un chárter a México
E: ¿México?
M: México D.F., Acapulco queda muy cerca, hay dos gerentes que se llevan a la familia
para aprovechar el viaje y tomarse vacaciones en el Caribe
E: ¿Van a la capital y luego se toman algún vuelo a Acapulco?
M: No, cariño. Son CEOs, los mandamás. Usan el mismo chárter para ir a Acapulco
E: ¿El mismo?
Con las alas rotas
438
M: Ajá. Los llevamos a la ciudad de México, nosotros nos quedamos dos días haciendo
turismo mientras ellos tienen sus reuniones y luego los transportamos con su familia a
Acapulco, a la semana regresamos a recogerlos y los traemos de vuelta a España
E: ¿Y eso lo paga la compañía?
Maca asentía
M: Cuando llegas a ese nivel en una compañía importante, tienes muchas prebendas
E: ¡Jooooo! ¡Qué suerte!
M: ¿No te apetecería un viaje así? Podríamos conocer la ciudad de México, ir a
Acapulco o ¡¡a ver las pirámides del imperio azteca!! ¡¡Vamos a Teotihuacan, queda
sólo a 45 km de la capital!! (se entusiasmaba con la idea)
E: Maca, me encantaría, pero... tendría que declarar mi partida, con mi pasaporte, ¡es
imposible!
M: Si te atreves...
E: ¿Si me atrevo a qué? (levantaba la cabeza y la miraba intrigada)
M: A viajar en lugar de Alicia, con su pasaporte, como azafata del vuelo, podríamos...
E: ¡¡¿Quieres decir que usurpe su identidad?!! (anonadada)
M: Uhhh, usurpar no, sería de común acuerdo
E: ¡¡Maca!! ¡¡Eso es un delito grave!! (no podía creer lo que le estaba proponiendo)
Maca elevaba los hombros en su tradicional “no sé, ni me importa”
E: ¡¡Maca!! ¡¡Revisan y sellan los pasaportes en las aduanas!! ¡¡Se darían cuenta que no
soy yo!!
M: Mmmm. Eso se puede... evitar
E: ¡¡¿Ehh?!!
M: A ver Esther, es cuestión de hablar con alguien y con otro alguien, repartir algunos
euros y ya está
E: ¡¡Eso es un fraude, un ilícito!! ¡¡¿Qué me estás proponiendo?!!
M: Vale, no es legal (insistía) Jmm... ¿pero no te apetecería que estuviéramos juntas una
semana visitando México, las pirámides y unos días en Acapulco? ¿Solitas? (le hacía
morritos)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esa noche, tertuliando con Cruz en casa, Esther le relataba la insólita propuesta
C: Jajaja. ¡Qué morro tiene! ¡Proponerte algo así! Jajaja (sorbo de brandy)
E: Tiene cada idea loca que...
C: Que te la comerías a besos
E: Jeje. Eso también (sorbo de brandy) Este es mejor que el que compramos
C: Ajá. Es más añejo (sorbo) Gran reserva dice la etiqueta
E: Lo sirve en los chárter
C: ¿Se los compra a la familia?
E: No se lo cobran
C: ¿Anda en mejores términos con los Wilson?
Esther negaba con la cabeza
Con las alas rotas
439
E: Negoció con su hermano que en lugar de pagarle intereses por una demora en
depositarle su cuota, le proveyeran de varias cajas
C: Ahhh (sorbo)
E: Cruz...
C: ¿Jmmmm?
E: ¿Cómo hacemos para pasar las vacaciones juntas, lejos de aquí, donde nadie nos
conozca? Necesitamos más tiempo juntas...
Cruz la miraba apenada. El tono triste de su voz y los ojos irritados de Esther le dolían
en el alma
C: Ufff...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Dos meses antes del juicio...
Segundo fin de semana que Maca estaba fuera. Esta vez, Río de Janeiro. Esther estaba
muy “irritable”
Su madre y Carmen con las nenas y Greta, estaban pasando las vacaciones escolares en
la casa de la sierra. Maca había hablado con el dueño para renovar el contrato anual y
éste aceptó de buena gana que construyera una piscina y que levantara los muros que
rodeaban la casa, alejando de la vista de extraños el gran parque donde las nenas
jugaban. Había hecho instalar tumbonas y un cobertizo para resguardarse del sol. Los
días que no había vuelos ni preparación de menús, Maca se instalaba allí con Sam y
Pedro. Días que Esther no podía compartir, curraba ¡y tanto! Se acercaba el día del
juicio y la fiscal estaba dándole el punto final a las condenas acordadas con los
imputados a cambio de su testimonio, Esther era consultada una y otra vez al respecto
T: Gimeno (entraba al despacho del secretario y cerraba la puerta en tono conspirativo)
Gimeno: Dime Teresa (sin levantar la vista de la pantalla de su portátil)
T: ¡¡¿Qué le pasa a Esther?!!
El tono de desesperación de la funcionaria le hizo dejar lo que estaba haciendo y mirarla
Gimeno: ¿A Esther? Nada
T: ¡Tú sabes algo! ¡No me engañes! (dedo acusador)
Gimeno: Teresa, ¿por qué habría de engañarte? (se apoyaba en el respaldo de su
poltrona)
T: ¿Discutió con el gavilán? (apoyaba ambas manos en su cadera)
Gimeno: ¿El... gavilán?
T: Venga, no te hagas el zonzo. El que le arrastra el ala, el tipo con el que se la pasa
hablando en el toilette, con su otro móvil
Gimeno: Ahhhh. No sabía nada
T: ¿Tú crees que soy tonta?
Gimeno: ¡¡Teresa!! ¡¡Cómo piensas eso de mí!!
Con las alas rotas
440
T: Mira... que venga con gafas negras, ya es conocido. Cuando se estaba divorciando, lo
hacía. Pero últimamente, era... era... la alegría del huerto. Estaba tan bien, sonreía por
todo, se le notaba en el rostro. Ahhh, eso es amor Gimeno. Te pasa a ti
Gimeno: ¿A mí?
T: ¡Claro! Desde que sales con Cruz eres otra persona, mírate, más delgado, mejor
vestido, te saltan chiribitas de los ojos, hasta Greta tiene menos problemas
Gimeno: Je...je...
T: A lo que iba. Esther está rara. Nunca ha perdido los estribos, siempre tan calmada,
tan circunspecta, tan señora. Pero hoy... (meneaba la cabeza) ¡Se ha enterado que ha
habido una filtración de unos autos bajo secreto de sumario y le ha gritado a Cecilia!
Gimeno: ¿Cecilia, la chivata?
T: ¡Sí, le ha gritado y ha amenazado con denunciarla y echarla!
Gimeno: ¿Eh? ¿Esther hizo eso? (ahora sumamente preocupado)
T: ¡Nunca la había visto así Gimeno! ¡Por esta te lo juro! (cogía la cadena en su cuello y
mostraba la cruz que colgaba de ella)
Gimeno: No necesitas jurar, te creo. Jmmm (pensativo) Necesita vacaciones, urgente,
ha tenido un año terrible
T: Gimeno, otros años ha trabajado tanto como ahora
Gimeno: No, no (meneaba la cabeza) No es sólo el trabajo
T: ¡El gavilán!
Gimeno: ¿Quién?
T: El tío con quien se ha liado
Gimeno: ¿Esther? Noooooo... (negaba con la cabeza)
T: Aunque tú lo niegues, es un problema de amores. Lo huelo
Gimeno: Ajá. Pero no hay ningún gavilán (cogía su móvil y apretaba una tecla)
T: No te entiendo
Gimeno: Yo me ocupo (le hacía señas con la mano para que se fuera cuando escuchaba
el “hola cariño” del otro lado) Hola bomboncito
Teresa lo miraba atónita, no sólo por el “bomboncito” sino por la cara de “pelotudo
atómico” que ponía. Decidía que era mejor “retirarse” discretamente
Gimeno: Tenemos un problema [...] Esther [...] Síndrome de abstinencia [...] Pilotus
extrañus incandescentus
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Skype en portátil de la Jueza [sistema operativo alternativo] <-----> Rio de Janeiro,
Brasil [mantero de la comandante]
M: Han postergado la salida, dos días más
E: ¡¡¿Por qué?!!
M: Parece que los negocios van mejor de lo pensado, bajamos a Porto Alegre en dos
horas, nos quedamos ahí. Parece que pueden ganar varias obras de las reformas del
estadio de fútbol
E: Ahhhh (casi al borde de las lágrimas)
M: Esther, si es así, tendremos mucho trabajo con esta compañía. En el desayuno el
director general de la empresa nos pidió un presupuesto por un traslado semanal desde
España y escucha esto... ¡un avión de dos plazas permanente en Brasil para viajar de
sede en sede del mundial de fútbol!
Con las alas rotas
441
E: ¡¡¿Tú tendrías que pilotar el avión en Brasil?!! (aterrada)
M: No, vamos a evaluar todo con Aimé, probablemente contratemos a otro piloto,
tendremos que reestructurar un poco nuestro esquema de trabajo, no estamos preparados
para un crecimiento tan rápido. Para los vuelos regionales con el piloto alcanza, pero los
intercontinentales necesitan piloto y copiloto
E: Ayss Maca, ¡no te voy a ver nunca! (se le entrecortaba la voz con los sollozos)
M: Cariñooo, no llores (se reblandecía al escucharla)
E: Te extraño y... y... (sacaba un pañuelo y se secaba las lágrimas)
M: Yo también te extraño mi amor, no sabes cuánto
E: Ahhh... ¡¡¿cuándo vamos a estar juntas?!! (volvía a sollozar)
M: Apenas esté de vuelta, te prometo que...
Toc-toc en la puerta cerrada con llave del despacho de la jueza
E: Aguarda, golpean
M: Vale, atiende, ¿me vuelves a llamar?
E: Sí, snfff
Toc-toc, insistían
E: ¡¡Ya vaaaaa!! (grito histérico)
M: Uhhh. Cariño, est... (se cortaba la comunicación)
De mala gana Esther había cortado y cerrado el programa. Bloqueaba la pantalla y se
levantaba de su poltrona bufando y con cara de pocos amigos. Iba hasta la puerta y la
abría
E: ¡¡¿Ahora qué Teresa?!!
T: Ehhh, lo siento... ehhh... la fiscal Gutiérrez te ha enviado este sobre urgente.
(anonadada por los malos modales de la jueza)
E: Vale (cogía el sobre) Por favor, que no me molesten en la próxima media hora,
¿entendido?
T: Sí, Esther, sí
La puerta se cerraba con un golpe seco y se escuchaba el click de la llave
T: (“¡Qué mal estamos! Aunque Gimeno diga que no, estoy convencida que ese gavilán
le ha hecho alguna trastada. Jmmm”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Esther, tranquilízate, deben estar cenando. (la miraba caminar de un lado al otro sin
perder de vista la pantalla de su portátil en la mesa)
E: ¿A esta hora? ¡Las doce de la noche Cruz!
C: No te olvides la diferencia horaria, son cuatro horas menos, las ocho de la noche allí
E: Ufff, es verdad
C: Venga, siéntate, te sirvo un brandy de tu chica
E: No, quizás suene el Skype y no lo escuche
C: Pon el volumen al máximo, lo escucharás, venga, siéntate
Con las alas rotas
442
Esther accedía y Cruz le servía una copa
C: Estás muy tensa (le entregaba la copa) Estás necesitando descanso, demasiado
trabajo. ¿Por qué no te tomas unos días y te vas a la casa de la sierra? Te va a hacer bien
estar relajada, con las nenas y... cuando vuelva Maca, estarás allí con ella
Esther negaba con la cabeza mientras apuraba un sorbo de su copa
C: ¿Por qué no? El caso Ryanair está cerrado, la fiscal está a cargo, no es tu
responsabilidad
E: Me pide aclaraciones, me consulta, no puedo irme antes del juicio, no (otro sorbo)
C: Esther, Gimeno conoce el expediente al dedillo, él puede trabajar con la fiscal
E: Ya veo, estuvisteis hablando, me dijo lo mismo (meneaba la cabeza)
C: Sí, me llamó porque hoy le habías gritado a una tal Cecilia, habías tratado mal a
Teresa, está preocupado y yo también, tú no eres así
E: Ufff (bajaba la vista a su copa, contrariada)
C: Hace quince días que no estáis juntas, eso te está desquiciando un poco, ¿no?
(sonreía y le acariciaba el brazo)
E: No sabes cuánto. Hablamos varias veces al día, a la noche, pero... (miraba ahora a su
amiga) la necesito tanto Cruz (se le aguaban los ojos) Y parece que ahora va a tener más
trabajo todavía, si la empresa ésta gana los contratos en Brasil, va a viajar más. No sé,
no sé
C: ¿Qué no sabes?
E: Si voy a poder soportar esto más tiempo. Si vamos a vernos tan poco, si cuando nos
vemos va a ser siempre a escondidas...
C: ¿Qué? (el tono de la voz de Esther la preocupaba)
E: Si no será mejor dej...
Ring-ring-ring, sonaba el Skype a todo volumen
E: ¡¡Es Maca!!
Se levantaba de un brinco y la copa caía sobre la alfombra, desparramando el brandy
que quedaba
C: Aysss, ¡¡las tonterías que se te ocurren cuando estás estresada!! (se levantaba a
buscar un trapo para limpiar la alfombra)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Al final la habían convencido. Maca llegaba ese miércoles a la tarde, le daría la
sorpresa. La pasaría a buscar en el minivan que Gimeno alquilaba y él mismo se
encargaría de trasladarlas a la casa en la sierra. Cuatro días juntas, contando el fin de
semana
Sólo pensarlo y se le instalaba una sonrisa tonta en la cara
T: Se amigaron (le cuchicheaba a Gimeno por lo bajo)
Gimeno: ¿Quiénes?
T: Esther con el gavilán. Mira su cara
Con las alas rotas
443
Gimeno: Teresa, que no hay ningún gavilán, está así porque se toma unos días libres,
nada más
T: No te esfuerces, no te creo. ¡Pssss!
Se iba con cara de enfado, cargando varias carpetas
Habían pasado varios minutos de las tres de la tarde y se aprestaba a juntar sus cosas e ir
a buscar a su chica a Barajas. Sonaba su móvil “oficial”
E: Mami, dime [...] ¿Lo anunciaron en Telediario 1? [...] ¿Cuándo? [...] Ahhh, esta
mañana [...] No, no hemos hablado hoy, como volaban para Madrid [...] Vale, enciendo
la tele
Encendió el telediario mientras iba recogiendo sus cosas. Apenas escuchó Porto Alegre
dejó lo que estaba haciendo
Ana Blanco: Esta mañana se realizó en el estadio de Porto Alegre, que será una de las
sedes del próximo mundial de fútbol, una conferencia de prensa donde se presentaron
los adjudicatarios de varias obras de remodelación. Las empresas españolas que
ofertaron han resultado todas favorecidas, con contratos que ascienden a...
No escuchaba más. Sus ojos fijos en la figura vestida con uniforme de comandante, la
gorra bajo su brazo, su chaqueta abotonada, camisa blanca y corbata azul, su pelo en
coleta, tan guapa como siempre. Estaba a un costado de la larga mesa donde estaban
sentados el gobernador del estado y los empresarios ganadores de las obras
Sus ojos se llenaron de rabia. Al lado de la comandante, una joven alta, morena, muy
guapa y ligera de ropas, le decía algo al oído, mientras acariciaba su brazo. Una pose
muy sugestiva, especialmente por la amplia sonrisa de la piloto
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Dos meses antes del juicio...
Cargaban una maleta cada uno y en el caso de Aimé, una mochila adicional. Se veían
muy cansados
Claudia: ¡¡Por aquí!!
Claudia los esperaba parada al lado del auto, en el estacionamiento de la terminal de
vuelos de aviones de pequeño porte, alzando una mano y agitándola para que la vieran
Aimé: Cariñooo... (=cara de Gimeno hablando con su “bomboncito”)
M: No te derritas ahora, que no pienso arrastrarte hasta el auto (sonreía)
Besos [de distinto calibre, desde ya], caricias y achuchones
Claudia: ¡Qué carita! Estáis cansados
M: Muertos, sería la palabra (se aprestaba a colocar su maleta en el maletero del auto)
Claudia: Deja ésa y coge ese bolso, tú no vienes con nosotros
Con las alas rotas
444
M: ¿Eh?
Claudia: Te esperan en el parking del Mesón Don Fernando, apenas salimos de aquí
M: ¿Me esperan...? (cogía el bolso e iba hasta donde estaba Claudia, perpleja)
Claudia: Iba a ser una sorpresa, pero te lo adelanto. Esther se pidió estos días para
quedarse contigo en la sierra, Sam y Pedro están con ella, en el minivan
M: ¡Qué bien! Voy a fingir que estoy sorprendida, jeje (radiante de felicidad, parecía
haber desaparecido el cansancio)
Claudia: Mejor prepara una buena respuesta, tu novia está cabreada. Saliste en la tele
haciéndote arrumacos con una morena
M: ¡¡¿Quéeee?!! ¡¡¿Yoooo?!! (asombrada)
Claudia: Guárdate el paripé para su señoría (frunciendo los labios y meneando la
cabeza)
M: Claudia, ¡¡yo no estuve con ninguna morena!! ¡¡Con nadie!!
Aimé regresaba después de acomodar maleta y mochila en el maletero
Aimé: ¿Morena?
Claudia: Eso me contó Cruz, me llamó para que alertara a esta cabeza hueca
M: Aimé, ven conmigo y le dices que no estuve con nadie
Aimé: Certifico que estuvo con saudades, tirada en la cama, llorando por la jueza, su
hijo y demás personas de su entorno. Y que todas las noches le servía un par de güisquis
porque no había forma que se durmiera. No fue a las cenas ni a los ágapes y al único
evento que asistió fue esta mañana en el...
M: ¿Ahí salimos en la tele?
Claudia levantaba los hombros en señal de desconocimiento
Aimé: Ahí tenías a la sobrina del gobernador a lado
M: Analú. Sí, estaba al lado mío, es morena y vestía... bueno, casi desvestida
Aimé: Y es tocona
Claudia: ¿A ti también te tocó? (muy seria)
M: Jajaja. Ahora tú celosa, venga Claudiaaaa
Aimé: Claudia, esta chica Analú es... especial
M: ¡No sabes cuánto! Jajajaja
Aimé: ¡¡Y tiene novio boxeador!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Sentados adelante, Gimeno y Sam. En la segunda fila de asientos, Esther jugaba con
Pedro y su osito de peluche, haciendo reír al niño. Estaban en el parking del restaurante
y apenas Sam divisó el coche de Claudia, le indicó a Pedro que mirara
Sam: ¡Pedro! ¡Da-da! (señalando el coche que se detenía dos lugares más allá)
Pero ya caían las primeras sombras de la noche y Pedro no se daba cuenta de quién se
trataba. Fue ver a su madre abrir la puerta del auto y el niño ponerse a llamarla y a agitar
sus brazos
Pedro: ¡¡Da-da!! ¡¡Da-da!!
Con las alas rotas
445
Gimeno observó la cara de Esther. No la llamaba ni agitaba sus brazos, pero estaba
literalmente “bobalicona”
Gimeno: (“Jeje. A ver cuánto le dura la bronca, jeje”)
Esther lo soltó para que fuera a los brazos abiertos de su madre y la comandante (“¡qué
carita de cansancio! ¡pero qué guapa está!”), quien lo cogió y lo llenó de besos, en un
santiamén se sentó en el asiento trasero y sin decir palabra se acercó con el niño en
brazos hasta Esther y le zampó un beso [francés, of course] que duró varios segundos...
¿o minutos?
Gimeno: (“¡Listo! ¡¡Maaaaaarche señoría al dente!!” (mientras encendía el motor del
minivan)
Ya estaban en movimiento, las dos tórtolas comiéndose a besos y comiendo a besos a
Pedro, cuando Aimé los hizo detener, venía corriendo hacia ellos con la mochila en su
hombro
Aimé: ¡¡Maca!! ¡¡Los regalos!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esa noche la cena en la casa de la sierra fue alegre y... multitudinaria. Cruz había traído
el coche de Maca para dejárselo a la piloto y luego se volvería en el minivan con
Gimeno. Reparto de regalos, besos, abrazos, felicitaciones por los nuevos negocios,
anécdotas, cotilleos varios. Todos felices
¿El cabreo de Esther? Sepultado bajo una montaña de besos y abrazos, a escondidas,
aquí o allí, “te quiero”, “te extrañé”, “me costaba dormirme sin ti”, “tenemos que hacer
algo, esto no puede seguir así”, “ays si nos ve Patri”, “cállate y métete en el baño de
una vez”, etc. etc
Cruz más tranquila al ver que sus peores miedos con el estrés de Esther no se habían
materializado. “Te lo dije, la ve y se mea encima”, “ays Gimeno, no digas eso”, “¿ah
no?, mira el asiento trasero y huele, huele” y la otra miraba y al final era una broma que
festejaban de vuelta a Madrid
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Estaba dispuesta a aclarar la situación antes de desatar la pasión contenida durante
tantos días. Mientras se daba una ducha en el baño y se ponía el pijama de seda rojo que
tanto le gustaba a su chica, había meditado bastante. No desconfiaba de la piloto, pero
quería saber por qué esa morenaza se había tomado tanta “confianza” y por qué su chica
festejaba lo que le decía en el oído. Necesitaba saberlo
E: (“Si hubiera sido Claudia, lo entendería. Pero ¡¡ésa!! ¿Quién es? No es que sea
celosa, pero... si yo anduviera haciendo manitas con otra mujer, no creo que le gustara.
(¡plash! escupía el enguaje bucal) Tengo que preguntárselo así como si nada.
(¡glu!¡glu! ¡plash!) No tengo que parecer celosa, porque no son celos (cepillado de
cabello, hasta quedar conforme con la imagen en el espejo) Y no es que desconfíe de ti
Con las alas rotas
446
Maca” varios toques de perfume en lugares sensibles del rostro, el cuello, el torso y más
abajo también)
Iba mascullando entre dientes la forma en que le preguntaría. Abrió la puerta y se metió
en la habitación. La cama vacía
M: ¿Quiere que la lleve a volar señoría?
La abrazaba por detrás, susurro aterciopelado en el oído seguido por un beso flamígero
en el cuello y las dos manos intentando adentrase en el pijama
E: (“¡Ayss dios! (su entrepierna empezaba a latir mientras tensaba sus terminales
nerviosas y su corazón iniciaba raudo galope “calenturiento” mientras su cerebro
intentaba controlar a estos desbocados) Esther tú puedes, tienes que aclarar las cosas”)
Maca, tenemos que hablar
M: Sí, mi amor. Hablamos todo lo que quieras (levantaba su cabello con delicadeza y
comenzaba a besar húmedamente su nuca)
E: No, no (el cerebro ordenaba, todos los miembros de su cuerpo parecían obedecer y se
soltaba de Maca, girándose a mirarla) Mira, te vi en la tele en la cere...
M: Ah, esta mañana temprano, cuando anunciaron los contratos
E: ¡Jooooo!
La miraba de arriba a abajo. Frente a ella, la comandante Fernández con una tanga negra
que cubría “nada”, el resto del cuerpo desnudo debajo de su chaqueta de piloto
entreabierta, vistiendo sólo la corbata azul y el gorro reglamentario. El cabello suelto y
todavía húmedo de la ducha que había tomado, sin maquillaje lo que hacía que esos dos
ojazos que tenía brillaran más intensamente. ¿Alguien puede querer aclarar algo en esas
condiciones?
Esther lanzó sus dos brazos al cuello de la piloto y se deglutió sus morros. Literalmente
Dos minutos después, con la chaqueta puesta pero sin gorro, Maca se deslizaba sobre el
cuerpo desnudo de “su señoría”, lista a beberse el cielo y las estrellas en su vuelo
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.M: Esther...
E: ¿Jmmm?
Su señoría estaba metida entre sus brazos, debajo de la manta, deliciosamente cansada y
relajada, sus párpados se negaban a abrirse
M: La morena que estaba a mi lado
E: Ajá... mmmm...
M: Es la sobrina del gobernador
E: Ahhh (¡qué hermoso sopor!)
M: Se llama Analú pero en su documento de identidad figura Ronaldo Amaral
E: ¿Eh? (¡vaya forma de espabilarse!)
M: Analú y su novio tienen una ONG para asistir a transexuales, ayudarlos a conseguir
trabajo decente y con sus tratamientos médicos para cambiar de sexo
Con las alas rotas
447
Esther no decía esta boca es mía. Con los ojos tipo farol escuchaba
M: La conocí ayer en el desayuno de trabajo, va a todos las reuniones oficiales donde
está su tío para ver si consigue aportes para su ONG o trabajo para sus chicas. Se
aprovecha de su enchufe con el gobernador
E: Ahhh
M: Me vino a pedir un aporte de nuestra empresa de vuelos y nos quedamos hablando.
Es muy simpática, pero muy tocona, muy... expansiva. Bueno, los brasileños son así,
alegres, efusivos, emotivos. Como Lula, ¿viste? Cuando viajemos a Rio y los conozcas
mejor te van a encantar, como a mí
E: Ahhh
M: Cuando supo que tenía novia, creo que se sintió mejor, porque hablaba con una de
los suyos, jeje
E: Claro
M: ¿No te habrás puesto celosa no?
E: ¡¡¿Yoooo?!!!
M: Ya me parecía
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esos cinco días que pasaron juntas sirvieron para establecer una pauta de “hierro”: una
noche a la semana Maca lo pasaría en la casa de Esther y los fines de semana juntas
serían “sagrados”. Lo cumplieron a rajatabla, no había “vuelo” o “acumulación de
expedientes” o “cuestiones familiares” que se “interpusieran” en sus encuentros
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Pilar: Un fax para ti (se asomaba la abogada al despacho de B.W. Vuelos)
M: ¿Para mí? (levantaba la vista de la pantalla de su portátil)
Pilar: Para la empresa, vale. Voy a hablar con corrección (sonreía y entraba con varias
hojas en la mano)
M: Jajaja. Vale. Oye, ¿no hay café? (cogía los papeles)
Pilar: Ya puse a “clúni”17 a currar, en unos minutos te traigo tu... ¿tercera taza?
M: No llevo la cuenta (muy seria leyendo el fax, se le había borrado la sonrisa)
Pilar: ¿Problemas? (notando su gesto)
M: Pues sí (los depositaba sobre su escritorio) Dos pedidos de traslado de personal a
Río de Janeiro los próximos fines de semana. ¡Joder!
Pilar la miraba extrañada, sabía que esos vuelos reportaban un “pastón” a B.W. Vuelos
M: ¡¡A ver cómo mierda soluciono yo esto!! (cogía su móvil y marcaba un número)
¿Héctor? Maca [...] ¡¡¿Cuándo coño te entregan tu brevet18 de piloto hombre?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Toc-toc y sin esperar respuesta, entraba Teresa con varios expedientes
17
18
Clúni = por la publicidad de Cafeteras protagonizada por George Clooney
Brevet de pilote = licencia de piloto
Con las alas rotas
448
T: Tres choris cogidos in fraganti, dos hombres y una mujer
Esther levantaba la vista del expediente que leía
T: Dos en supermercados y la chica, en Zara. Están en chirona
E: Vale (suspiro de hartazgo) Ponlos sobre aquella pila
T: ¿La de la punta de la mesa con los postit?
E: Ajá (volvía a su escrito)
T: ¿Les pongo un postit con la fecha y los ubico en orden para que sepas cuándo vence
el plazo de indagatoria?
E: Sí, por favor
T: ¿Hoy también te vas a horario?
Esther asentía con la cabeza. Teresa se quedaba observándola un instante antes de coger
los postit y rotularlos
T: (“Desde que se amigó con el gavilán se le acumulan los casos y ni se mosquea.
¡Cómo la tiene! ¡Nunca la había visto así!”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Un mes antes del juicio...
Reunión de “comunidad”, mejor dicho, de las dos integrantes del bufete de abogados
Castilla-López y los socios de B.W. Vuelos. Temario del día: rendición de cuentas,
vacaciones, otros planes
Claudia: ¿Qué decís?
Cada uno leía el prolijo informe de gastos abonados, vencimientos a pagar y saldos de
banco, que la letrada había preparado
Aimé: ¡Hoxtia! ¡No sabía que se te daban tan bien los números! (admirado-babeando)
Pilar: ¿No quieres llevar mis cuentas? ¿Cómo haces para que siempre tengamos saldo a
favor?
M: Pilar, ¡Claudia me pertenece, lleva MIS cuentas, no pretendas robármela!
(sonriente)
Claudia: ¡Qué caradura! Tú tendrías que llevar tus cuentas, para eso te graduaste en
economía
M: Nena, eso fue una excusa para seguir en Harvard y que mi familia me mantuviera,
nada más. Lo mío son los pájaros de acero (le guiñaba un ojo)
Pilar: ¡¡¿Eres licenciada en economía?!! (la miraba asombrada-fascinada)
Claudia: ¡Licenciada en faldas y bragas, de eso se recibió Pilar! (bromeaba) ¡Qué
morro tienes, Maca!
M: De eso también me gradué (pícara) Esto está muy bien, ¿qué propones abogada?
Claudia: Que contratemos una secretaria a la vuelta de las vacaciones, el teléfono no
para de sonar nunca y no podemos seguir ocupándonos de los bancos, los envíos. Hay
demasiado trabajo. En la segunda hoja tenéis los gastos que demandaría y cómo
propongo repartirlos
Con las alas rotas
449
Pilar: ¿Por qué yo pago menos? (mirando las cifras)
M: Porque eres una yogurina (vacilándola)
Claudia: ¡Maca, por favor, basta de pitorreo! A ver, tú pagas menos porque por ahora
tienes pocos clientes, cuando tengas más, pagarás como todos, ¿vale?
Aimé: Maca, tú llevas las cuentas de la empresa, ¿qué dices?
M: Que tú y yo seguiremos mileuristas por un tiempo, pero Claudia tiene razón,
necesitamos una secretaria
Claudia: Entonces hecho. Pilar, esa amiga de la que me hablaste el otro día, ¿le
interesará?
Pilar: ¡Claro!
M: ¿Edad?
Claudia: ¡¡¡Maca!!!
Aimé: Jeje
M: ¿Estás gruñona hoy eh?
Claudia: Y tú chistosa
M: Sip (pasaba al tema siguiente) Aquí dice “vacaciones”. Yo, ni idea. ¿Vosotros?
Claudia: Nosotras ya hablamos de quince días cada una en agosto, pero depende de la
fecha que vosotros decidáis, así Manuel y yo nos vamos juntos
M: ¿Adónde?
Claudia: Brasil
M: Ya veo, viaje gratis. ¡Enchufada!
Aimé: ¿Te parece bien que me las tome en la segunda de agosto Maca?
M: Cuando tú quieras Aimé, yo dependo de la decisión de “su señoría” y no va a ser
para agosto. Pilar, si quieres, también te puedes colar en algún viaje a Río de Janeiro
Pilar: ¡¡¡Siiiiii!!
Bip-bip, mantero de la “comandante”, abría y miraba el mensaje
“No traigas uniforme, no hay toga hoy, familia en casa”
M: ¡Jooo! (se le borraba la sonrisa, la alegría y el “pitorreo”)
Claudia: ¿Problemas?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Conversación telefónica esa mañana
E: Me avisaron cuando ya estaban en casa, el padre de Candela la viene a buscar para
llevársela una semana de vacaciones a una playa en Cádiz
M: ¿Pero no había nacido hace poco su hijo?
E: Sí, tiene un mes y medio, pero ya ves, van con el bebé a la playa. Cruz dice que la
chica es una niñata que vive en el mundo yuppie y su ex un inconsciente. En fin, la
cuestión es que mi madre decidió que era mejor que esta semana Patri estuviera aquí, así
no se aburría sola en la sierra
M: Tiene razón
E: ¡Qué raro tú dándole la razón a mi madre!
M: Porque la tiene
E: Pero te quedas sin toga
M: Eso ya no me gusta mucho. ¿No podríamos... ejem...?
E: Maca, con toda la familia en casa, somos... muy ruidosas
Con las alas rotas
450
M: Sí, jeje. Muuuu ruidosas, jeje
E: Oye, ya que vamos a tener tertulia familiar, ¿por qué no te lo traes a Pedro y le das la
noche libre a Sam?
M: Mmmm, podría ser, hace rato que no salen a pasear, con tanto menú que preparar. O
sea que esta noche nos portamos bien
E: Bueno, tampoco dije eso, no es para tanto
M: ¡¡¡Vale!!! ¿Helado de postre?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Cena familiar como en la sierra, sin Candela y sin Cruz y Gimeno que habían decidido
aprovechar la “soltería de hijos” cenando afuera. Patricia estaba muy ocupada
atendiendo a Pedro con su comida, pero no perdía detalle de lo que “las mujeres
mayores” conversaban
En: ¡Ahhh, se van a Brasil! (con ojos soñadores)
E: ¡Mamá!
En: ¿Qué? Con Carmen siempre hablamos de ir al carnaval de Río
Carmen: En febrero, a ver la scola do samba
En: ¡Los garotos!
Carmen: ¡Mmmm! (ponía los ojos en blanco)
Maca sonreía mientras servía las copas de helado. Esther, como siempre, asombrada y
boquiabierta por esas dos “viejas” lascivas
Patricia: ¿Qué son garotos?
M: Muchachos, Patri. Toma tu helado, te serví mucho chocolate con avellanas
Patricia: ¿Y Pedro no come?
M: Sí, ahora le doy
Patricia: No, yo se lo doy Maca
M: Pero se va a derretir tu helado
Patricia: No, una cucharada a él, otra yo. La abu me enseñó
Maca la miraba darle el helado a su hijo, casi babeando. ¡Se llevaban tan bien esos dos!
Las otras tres mujeres observaban a Maca y sonreían
E: Maca... ¿nuestro helado?
M: ¿Eh?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Esther se metía entre las sábanas, bajo la atenta mirada de su chica
E: ¡No!
M: ¿Por qué? En septiembre, la primera semana, hay muchas playas cerca de Porto
Alegre, yo me encargo de todo
E: Ya te lo dije cuando me lo propusiste a mí, hay que presentar nuestros pasaportes y...
M: Cariño, déjalo por mi cuenta, vais a viajar como empleados de la empresa y su
familia
E: ¡Estás loca! (se giraba y la miraba con los ojos desorbitados)
Con las alas rotas
451
M: Esther, no nos revisan nada, vamos al aeropuerto de Porto Alegre, hablo con Analú
y ella se encarga de que... (su dedo recorría lentamente el cuello de la jueza, en una
caricia que sabía le provocaba escalofríos en todo el cuerpo)
E: No creas que con esa caricia vas a convencerme (cogía su dedo)
M: Venga Esther, a Ernestina le hace tanta ilusión
E: Encarna, se llama Encarna
M: Y has visto que a Patri le gustaría, nos llevamos también a Candela (intentaba
liberar su dedo y seguir con su “tortura” sensual)
E: ¿Te das cuenta lo que podría pasar si nos descubren?
M: ¡Claro! (liberaba su dedo y lejos de continuar con lo que hacía, estiraba su mano y la
cogía del cuello) Ven para aquí
Agachaba su cabeza y atraía la de Esther hacia ella, atrapando los labios de “su señoría”
con fogosa maestría. Unos segundos después no había discusión alguna, se habían
embarcado en un abrazo apasionado y sus labios no se daban tregua. Maca ya había
adelantado su otro brazo y comenzaba a levantar el saco pijama de la jueza. No notaban
que la puerta se abría y una figura menuda cogida de la mano de la niña entraba a paso
seguro en la habitación
Patricia: ¡Mami! ¡Maca! ¡Está todo cagado!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Un mes antes del juicio...
Las dos mujeres reprimían la risa, aunque cada tanto se les escapaba un “jiji”
involuntario. Menos mal que Esther estaba de espaldas, preparando la bandeja del
desayuno para “sus niñas” y “su guapo”, que si les hubiera visto la cara y los gestos,
¡cómo se hubiera enfadado con esas dos!
E: Hubo que lavarle la cola en el baño y cambiarle el pijama, ¡se cagó hasta la camiseta!
En: Jijiiji (sordo)
Carmen: Para mí que fue tanto helado... jijiji (se contagiaba de Encarna)
E: Puede ser. Mami, ¿no quedó mermelada casera de frambuesas? (miraba en la
alacena)
En: En la nevera. Jijiji (reprimido, viendo la cara risueña de Carmen)
E: Mientras Maca lo cambiaba, fui con Patri a ver las sábanas de su cama. Y tenía
razón, había mierda por todos lados (sacaba la mermelada de la nevera)
En: Jijijiji (no tan “sordo”)
E: Las sacamos, por suerte el colchón no se ensució (cortaba rodajas de pan para meter
en la tostadora)
Carmen: Jijijiji
E: Aproveché para hablar con Patri, bueno... (colocaba las rodajas de pan en la
tostadora) en realidad, creo que ella habló conmigo
En: ¿Ella?
E: ¿Sabes lo que me dijo?
Se giraba a mirar a ambas mujeres que hacían un esfuerzo mayúsculo por mostrar cara
de seria consternación.
Con las alas rotas
452
E: Tira de esa punta para sacarla
Patricia: Mami... (tiraba de la punta de la sábana)
E: Dime (recogía la sábana)
Patricia: Cuando Maca se mude aquí, ¿Pedro vendrá con ella o se quedará con Sam y
Eduardo?
E: ¿Eh? (se quedaba con la sábana enrollada entre los brazos y miraba a su hija sin
saber qué decir)
Patricia: Cuando los padres se separan, los niños se quedan con la mamá y los papis
van a verlos o los llevan a pasear, como Candela
E: Ahhh
Patricia: Pero Pedro tiene dos mamis, ¿quién tiene la garda? Yo quiero que viva con
nosotras mami, quiero que sea mi hermanito, Pedro es guai
E: Aysss, Patri (soltó la sábana y abrazó a su hija con lágrimas en los ojos)
Después de tanto “jijiji” reprimido, las “ex risueñas” moqueaban emocionadas
En: Esa nieta mía... ahhhh... (sacaba un pañuelo y se secaba la nariz)
Carmen: Mi niñita... snifff
En: Toma, tengo otro (le alcanzaba otro pañuelo que sacaba del bolsillo de su falda)
E: Me dolió tanto que dijera como Candela, ¡qué triste que su padre ni siquiera le hable,
le escriba! Pufff (meneaba la cabeza)
En: No es tu culpa y Patri lo sabe, no te agobies. ¿Qué le contestaste?
El sonido de la tostadora avisando que había terminado su tarea hacía que Esther se
girara a sacar las tostadas y colocar una nueva tanda de rodajas en el aparato
E: Que no sabía qué iban a decidir Maca y Sam, que faltaba mucho tiempo para que
Maca se pudiera mudar con nosotras
En: Hasta que termine el juicio no falta tanto Esther
E: No, mamá, hasta que la sentencia esté en firme, para eso falta bastante, seguramente
alguno apelará, va al TS, lleva su tiempo (volvía a girarse a mirarlas)
Carmen: ¡Coño! Pensé que sería más rápido
E: Ahí nos sentamos en el colchón y le pregunté cuándo se había enterado que Maca y
yo nos queríamos, que estábamos liadas. Parece que cuando Eduardo empezó a aparecer
en la casa de la sierra, alguna vez los vieron besándose, ella y Candela le preguntaron a
Sam si no quería más a Maca y la otra, ¡les contó toda la historia!
En: ¡¡¿Les habló de la violación?!!
Carmen: Encarna, ¿de qué te asombras?
En: ¡Qué fuerte!
E: Por lo que me dijo Patri, no les dio detalles, mami. La cuestión es que hace tiempo
que saben que nos amamos y que le encanta que Maca sea... “mi novia”
En: ¡¡¿Y Maca qué dijo?!!
E: Ese es otro tema. Ya os cuento (anuncio de finalización de tarea de la tostadora,
sacar las tostadas, acomodarlas en el plato, colocar nueva tanda)
Carmen: Esther, ¿no estás preparando demasiadas tostadas?
En: ¿Con Pedro ahí?, noooo
Carmen: Ah, verdad, me había olvidado
E: Cuando fue...jmmm... la interrupción... (ponía rodaja por rodaja en la tostadora)
En: Jijiji (sorda)
Con las alas rotas
453
E: Maca quedó como petrificada y con el terror pintado en el rostro. Reaccioné rápido y
me levanté a coger al niño. Por suerte, no...
En: Estabais en pelotas... jijijiji
Carmen: Jijijijiji
E: ¡¡¡Mami!!! (se giraba a mirarla con cara seria)
En: Nena... ¿qué quieres? Fue una pillada en toda la regla. Jijiji
Carmen: Jijijiji
Esther se cruzaba de brazos y las miraba con cara enfado, esas dos no podían parar de
“jijear”
E: Avisadme cuando terminéis de divertiros a costa nuestra
En: Es que... jijijiji... cuando hay niños, hay que cerrar con llave Esther... jijijiji
Carmen: ¡Eso! Jijijijiji
La cara “su señoría” de Esther las llamó a la calma
En: Vale... entonces Maca estaba...
Carmen: ¡Cagada en las patas!
En: Jijijijiji
Carmen: Jijijiiji
E: ¡Ahhh! (inútil todo, esas dos no iban a parar de reírse de su infortunio, decidió seguir
armando la bandeja del desayuno)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Había dejado la puerta entornada y la empujó con el culo, sus dos manos ocupadas con
la gran bandeja cargada de brebajes, tostadas, mermeladas y etcéteras. Se le dibujó una
sonrisa tierna con la escena
Maca de costado, acariciando y observando a Patri muy dormida que sostenía a Pedro
de la cintura y el bebote a sus anchas, despatarrado, con un mechón del cabello de la
niña en su manita derecha
E: Estabas despierta (susurrando)
M: Sí (en igual tono) Me quedé gozándolos. Les saqué fotos con el mantero
E: Mamá babosa (sonriente) Venga, siéntate derecha así te dejo la bandeja y los voy
despertando. Le preparé un biberón a Pedro, supongo que después seguirá durmiendo
M: ¿Estando con Patri? No creo, le gusta jugar con ella, se va a espabilar aunque se le
cierren los ojitos
Esther se agachaba y dejaba un beso en sus labios
E: Buenos días mi amor
M: Mmmm... otro (cerraba los ojos y le ponía morritos)
Después de un segundo beso “casto y puro” (con los niños ahí, ya estaban más que
“escaldadas”, nada de arrebatos pasionales), acomodaba la bandeja en el regazo de la
piloto y daba la vuelta a la cama para despertar a Patricia
Con las alas rotas
454
M: Está tan dormida, me da pena despertarla
E: Le gusta desayunar conmigo antes de irme al juzgado. Patriiii... (acariciaba su rostro
y su cabello susurrando su nombre cerca de su oreja)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.C: Primer desayuno en familia (sorbo de café)
E: Patri estaba radiante de felicidad (levantaba la vista de la pantalla del portátil)
¿Sabes? Es la primera vez que duerme en la cama grande, Raúl nunca quería que se
quedara, ni siquiera cuando estaba enferma
C: ¡Ese imbécil! ¡Con lo que le gusta a los críos pasarse a la cama grande cada tanto!
E: Decía que no correspondía, que los dejabas una vez y no te los sacabas más de
encima
C: Me extraña que se lo aceptaras
Esther levantaba los hombros
E: En las revistas que leía aconsejaban lo mismo, yo qué sé Cruz, Raúl era médico e
imponía respeto su opinión. Cuando Patri estaba enferma, me quedaba yo con ella, en su
habitación, me tumbaba con ella
C: Esther, no es lo mismo. Si lo haces cuando son bebés, los muy vivos tratan de
quedarse siempre. Pero cuando van creciendo, no sé, una vez cada tanto, es... no sé... ¿tú
no ibas a la cama de tus padres y te metías en el medio?
E: Cuando mi padre volvía de alguno de sus viajes... jeje, ¡claro!
C: ¿Ves? Y no saliste retorcida, caprichosa ni drogata. Así que no veo por qué no darles
y darte ese gusto cada tanto (otro sorbo de café) ¿Y Maca?
E: Babeando, emocionada... ¡feliz! Se le disiparon esas dudas tontas que tenía
C: ¿Y eso que preguntó Patricia? ¿Lo hablaron con Sam?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Claudia: ¡Vaya horas de llegar a la oficina! (levantaba la vista del escrito que corregía)
Mi chico está a punto de estallar, llegaron nuevos pedidos y no sabe qué contestar
M: ¡Hola! Espera que te cuente lo que ha pasado anoche (sonriente, se sentaba frente al
escritorio de su amiga)
Le relató con pelos y señales lo ocurrido y también tuvo que “aguantar” los “jajajaja”
sin disimulo de la letrada
M: Las dejé en el supermercado, ¡Pedro ni bola cuando me iba!
Claudia: ¿Estás celosa porque tu hijo no te extraña cuando está con ellas?
M: La verdad... (emocionada) ¡estoy tan feliz, Claudia! ¡Y yo que tenía miedo por la
reacción de Patri! ¡Mi niña es un amor!
Claudia: ¡Toma, límpiate, me estás mojando los expedientes! (le daba un kleenex,
sonriente)
M: Vale. Jeje (tomaba el kleenex siguiendo la chanza) Bueno, te dejo seguir con lo tuyo
y me pongo a currar un poco (se ponía de pie)
Claudia: Espera
M: ¿Qué? (se quedaba parada junto a la silla)
Con las alas rotas
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Claudia: Patricia puso el dedo en la llaga en

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