Bioética primigenia en medicina y neurociencias
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Bioética primigenia en medicina y neurociencias
Pensamiento vivo Bioética primigenia en medicina y neurociencias La naturaleza se perfecciona en el hombre por la experiencia. Las habilidades naturales tienen la naturalidad de las plantas, necesitan cultivo para florecer y dar frutos. El artesano aborrece los demasiados estudios, pero los admira a diferencia de aquel que teniendo unos pocos los contradice y confunde. El discurso de la sabiduría debe sopesar lo útil y bueno de la ciencia… F. Bacom. Dr. Manuel Velasco Suárez* L a necesidad definitoria de relacionar la vida biológica y espiritual con la moral surgió después de la segunda guerra mundial como Bioética filosófica aplicativa, frente a la eventual repetición del brutal genocidio de Hiroshima y Nagasaki y la infernal devastación en las batallas y campos de concentración degradantes. El concepto semántico de la bioética fue creado por Potter V.R. (1970), bien recibido por la comunidad anglosajona, promovido en el mundo su análisis y aplicación. Posteriormente se han realizado numerosas conferencias multidisciplinarias sobre la materia, cada vez más necesaria y vigorizante de las mejores acciones médicas. Todos los decretos y controversias bioéticos interesan a los médicos, trabajadoras sociales y en general a las diversas profesiones que contemplan la vida digna y la salud como derechos indisputables de la humanidad. Desde la medicina original hasta las más avanzadas tecnologías de biología molecular han tenido en vigor lo que ahora ya se ejercita y se vislumbra entre los pronósticos sobre futuros cuestionamientos éticos, antes y después del nacimiento hasta la conceptualización integral de la persona humana, con todos sus derechos y deberes de responsabilidad social. La epidemiología del aborto por ejemplo, y la mortalidad infantil recuerdan las disputas éticas en torno al valor de la vida y libertad de las madres y las de los fetos en un mundo de encontrados derechos subyugantes ante la realidad de “vida– muerte” en un binomio biológico de humanidad primigenia. La perdurabilidad circunstancial de la vida impone la consideración de la justicia y factores epidémico ecológicos que pueden significar el enfrentamiento con las costumbres, la cultura y el medio, responsables también de eventos paradójicos. La mezcla de todos los aspectos primarios de la vida relacionados con la conducta del hombre, dejan ver ciertos hechos en conflicto, como son los que representan la excepcional incompatibilidad materno fetal, la necesidad de terapia del embrión, la investigación clínico obstétrica, deficiencia en el tamizaje para la elección de la autonomía y por fin el aborto, en el que interviene la tolerancia, la comprensión y su injustificable legalidad, factores todos que a veces se fomentan en debates polarizados que dan lugar a un “derecho inexistente” de posesión sobre vidas distintas. El mejor pensamiento moral provendrá de los médicos que tienen más formación sensible que la fría lógica de los filósofos, no obstante, no habrá una visión completa de la individualidad humana *Profesor emérito, U.N.A.M. Secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Bioética. Fundador-director emérito I.N.N.N. 172 www.salud.chiapas.gob.mx Vol. III. No. 3, julio - septiembre de 2015. a partir solo de los planteamientos académicos elaborados en torre de marfil, pero es posible acercarse mucho al ideal, si se enriquecen con la moral, los conocimientos para entender la vida desde el claustro materno hasta la sociología del adulto en la realidad antropológica de la bioética. Los médicos a priori pero sobre todo abundando en el conocimiento de los problemas fundamentales de la biología inviolable, están en condiciones de hacer contribución vital en el debate de circunstancias mortales que sin ética se apresuran a distorsionar la medicina reproductiva en un extremo y la del enfermo terminal en el otro. Los esfuerzos de la ética van encaminados al “bien nacer” por encima de micro y macro economías, es decir, a hacer siempre el bien con todos los esfuerzos convenientes que el médico debe realizar con autonomía y hasta con racional utilitarismo.I Olvidar la herencia biológica sería una imprudencia pues la bioética, si bien no impulsa los deseos instintivos, tampoco puede suprimirlos, sino orientarlos con la genuina autenticidad que no rompa con las normas morales que sancionan la iniquidad del juicio y toma de decisiones sin la autocensura del pensamiento superior. Podría decirse de predominio límbico (!), más que telencefalizado (?). La dimensión del hombre no puede ser medida por el destino implacable del DNA hereditario, ni definido por la suma de sus factores genéticos. Sobre ellos y los instintos está la educación, la escala de valores de un ser inteligente capaz de madura reflexión y cooperación para resolver con honrada dignidad los dilemas de la vida. En la medida que avanzan las neurociencias y se penetra más en los arcanos cerebrales, la bioética alcanza mayores alturas, interviene desde el análisis y jerarquización ideal y pragmática de los servicios para la atención temprana de los trastornos nerviosos funcionales, hasta los más grandes problemas neurológicos. Las contribuciones del personal profesional y revisión de programas de investigación básica y clínica con sus distintas convergencias aplicativas para la prevención y estudios epidemiológicos necesarios, como la óptima asistencia y cuidado de los enfermos. La conducta neurológica, médica y quirúrgica, necesariamente incide con la bioética para el fomento de la salud, la mejor clínica y terapéutica y el respeto a la dignidad y derechos humanos. No sólo en la relación médico paciente se corren riesgos de violación moral, sino en la realidad práctica de asignación de recursos para cada una I Por ejemplo: es un hecho desafortunado, que los programas masivos de rehidratación oral llevados a cabo en países subdesarrollados, bajen en el corto plazo el índice de mortalidad, pero que aumenta considerablemente más tarde por otros factores entre los que figura la ignorancia, la insalubridad y la miseria con la eventual tuberculososis... www.salud.chiapas.gob.mx Pensamiento vivo de las divisiones del quehacer y conocimiento en la materia. En el aprovisionamiento y/o dotación de recursos para lograr avances científicos y tecnológicos estará siempre el hombre considerado en la evolución de la vida cerebral que indiscutiblemente se inicia en el embrión, pues nadie hubiese podido alcanzar la madurez, sin haber pasado por la vida fetal. Más allá de la práctica médica y en los extremos de la organización de los sistemas de salud y medicina, son la persona humana y la responsabilidad social del médico las figuras mayores de la bioética con mayor razón cuando naufrague la memoria, la capacidad de razonamiento del hombre enfermo, por quien y para quien progresa la neurociencia, proyectando la investigación de muchas funciones cerebrales, abriendo ventana para conocer algo más de la mente humana… Siendo el cerebro el único órgano que se sale del cráneo y de la persona misma y va más allá de todos sus límites biológicos para influir en la comunicación y en la relación social, todo lo que humanice la antropología cultural con valores éticos superiores, constituye el flujo del talento para el ejercicio de la libertad y la autonomía que han de ser precedentes del utilitarismo y la economía. Los expertos en una sola área del conocimiento olvidan el campo donde crecen las otras áreas de la ciencia y la investigación. En neurociencia, entre la pediatría y la geriatría figura el compromiso de aprovechar ciertas funciones fundamentales siempre educativas que se apoyan en guías estadísticas correlativas con el aprendizaje, la experiencia y mantenimiento psicobiológico de potencialidades y capacidad cognoscitiva. El “estado del arte” aparentemente está pletórico de ciencia y se instrumenta con el talento, la selección apropiada y la rigurosa documentación evaluatoria en investigaciones, no obstante, ocasionalmente soslaya a la ética. Los eslabones entre la Neurociencia y la Bioética se fortalecen por el reconocimiento de la esencia de los valores humanos. Frente al materialismo deshumanizante de la medicina se hace imperiosa la necesidad de revisar los principios espirituales y valores sociales, con la reflexión bioética de la dignidad humana y procuración del respeto a la vida, integridad física y mental de la persona en el fomento de la salud y balance de los haberes intelectuales del médico que dedica su vocación al servicio de la humanidad y con la Neurociencia busca la aplicación médico quirúrgica de conocimientos avanzados de investigación, docencia y rehabilitación en los diversos trastornos, sufrimientos y enfermedades del SN. 173