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INTRODUCCION AL CODIGO REAL
Introducción:
Agradezco la oportunidad de que nos ha sido concedida de
participar de esta reunión y compartir con todos vosotros, este gran
momento que sin duda marcará un antes y un después en la historia
de las traducciones bíblicas: la primera versión hebraica del Nuevo
Testamento en lengua castellana.
De todos vosotros es sabido el enorme esfuerzo que han realizado
las Sociedades Bíblicas por dar a conocer el mensaje de la
redención en el idioma vernáculo de nuestros pueblos, naciones y
tribus del orbe.
Jamás podremos pagar el trabajo de esos hombres que nos han
precedido los cuales se dieron a sí mismos, lo mejor que pudieron
y teniendo a su alcance el mejor material disponible entonces, para
traernos la Biblia y en particular, el Nuevo Testamento, a nuestra
lengua castellana.
Damos gracias al Eterno por ello y estaremos siempre agradecidos
por tan magnífico esfuerzo.
Estamos seguros que si ellos hubieran tenido la información que
nosotros tenemos, habrían hecho el mismo trabajo y aun mejor.
Varias cosas quiero decir en esta ocasión.
Primero que todo, lo que no ha sido la motivación de nuestra
editorial:
NO PRETENDEMOS JUDAIZAR A LOS CRISTIANOS.
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Está prohibido por la misma Escritura que tal cosa tenga lugar.
Así como es incorrecto demandar a un judío que viva como gentil,
así también es incorrecto, demandar a un gentil que viva como
judío.
No porque ser judío o vivir como judío sea un error, absolutamente
no. Todo lo contrario.
Pero es asunto de orden, lugar, función y misión que nos ha sido
entregado a cada uno.
Como está escrito: “Siendo muchos, somos un cuerpo en Mashiaj y
todos miembros los unos de los otros”.
Por tanto, “la mano no puede decirle a la oreja no te necesito…”
Todo lo contrario, esta versión será una de las más extraordinarias
barreras para que los creyentes de origen gentil no se dejen
judaizar, entendiendo judaizar como un esfuerzo, con buenos
motivos o no, de persuadir al creyente de origen no judío de tener
que hacerse judío según el rito de Moshé y de vivir como judío
según la ley judía, sin serlo y sin necesidad de serlo, so pena de
perder su salvación.
Clarificamos: debido a la obra realizada por nuestro justo Mashiaj,
un gentil que se convierte al Dios de Israel, abandona la idolatría y
guarda los mandamientos que le han sido impuestos en las cartas
apostólicas, es hecho partícipe del olivo natural, es decir, de Israel,
y tiene asegurada su porción de la herencia prometida a Avraham,
sin exigírsele que se haga judío ni que viva como judío.
En esta versión estos asuntos están bien clarificados, tanto en la
Introducción, como en la ordenación de los libros como en las
notas y comentarios.
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En otras palabras, la mejor herramienta para proteger a los
cristianos contra los movimientos judaizantes, es el Código Real.
NO ES PROSELITISMO
No ha sido el propósito de esta versión transformarse en una
herramienta para hacer proselitismo, entendiendo aquí proselitismo
como estar sonsacando a los miembros de las iglesias y procurando
que salgan de sus comunidades y se vayan para una sinagoga.
Todo lo contrario, lo peor que pudieran hacer los cristianos es
moverse a una sinagoga, no porque las sinagogas sean casa de
Satanás, como tristemente muchas veces ha sido acusado nuestro
pueblo, incluso usando textos del Nuevo Testamento, como el que
dice: “no son sino sinagoga de Satanás (Revelaciones 2:9, que al
no conocer el trasfondo histórico de dicha frase, la tuercen, y roban
el verdadero sentido del texto), sino porque no hay lugar para ellos
en las sinagogas que todavía no aceptan a Yeshua como Mashiaj.
Aclaro esto para diferenciar entre el concepto de “proselitismo” y
el concepto hebreo de “Kiruv” que es alcanzar a los que están
fuera de los pactos y promesas.
Creo que todos aquí estamos convencidos que nos es impuesta
necesidad predicar el mensaje de la redención a todos los hombres,
sin distinción de sexo, nacionalidad, posición social o preferencia
religiosa.
Si están fuera de los pactos y promesas, hay que buscarlos y darles
la oportunidad de entrar por la puerta apropiada, es decir, Mashiaj,
no Moisés.
Esta versión al mismo tiempo que no es proselitismo sí se
transforma en herramienta idónea para alcanzar a los no
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alcanzados aun, incluyendo a los judíos que andan como ovejas
perdidas entre las naciones.
Esta es importante conocer.
Así que esta versión no tiene la intención de Judaizar ni de
Proselitar ni nada de esas cosas.
¿Cuál es la motivación entonces?
En primer lugar, ofrecer la mejor versión posible al pueblo
hispano, fundamentados en la premisa de que el Nuevo Testamento
es un libro judío, no griego.
Es un libro hebreo, tanto en su fuente como en su esencia,
contenido y mensaje.
En segundo lugar, hacer los textos difíciles lo mejor entendible,
colocándolo en su contexto histórico apropiado.
Hay textos difíciles de explicar en el Nuevo Testamento. Pero
cuando los colocamos en su entorno hebreo, su doctrina se
clarifica.
Ejemplos:
a) “En casa de Simón el leproso”. ¿Cómo podría un leproso
estar en una casa cuando tal acto estaba estrictamente
prohibido por la Torah?
b) El “eunuco” de Hechos. ¿Cómo podría un eunuco entrar a
adorar al Templo si está prohibido por la Toráh?
c) El borrico usado por el Maestro. ¿Es correcto tomar algo en
la vía pública sin permiso?
d) Bernabé el levita. ¿Cómo podemos explicar su conducta?
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e) “Deja primero que vaya y entierre a mi padre…” ¿Es
apropiada la respuesta del Mashiaj?
f) El encuentro de Yeshua con Nicodemo – Yohanan 3: 1-16
¿Qué significa “nacer de nuevo”?
g) “Se salvará engendrando hijo”
( I Tim. 2:15ss) ¿Cómo
puede depender la salvación de la mujer de ello?
h) ¿Cómo entendemos el texto que dice: “A los suyos vino, pero
los suyos no le recibieron, mas a todos los que le recibieron,
a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Di-os, los cuales no son nacidos de carne ni de
voluntad de varón, sino de Dios?” (Yohanan 1: 12-15)
“Hijo de Dios” entre los griegos y los romanos del primer siglo,
tiene un significado completamente diferente al concepto “Ben
Elohim” en hebreo.
De hecho, la frase “a los suyos vino pero los suyos no le
recibieron” ha sido usado casi siempre, durante toda la historia de
la Iglesia como un texto prueba de que Israel perdió su status y que
ahora la Iglesia ha reemplazado a Israel como su nuevo pueblo
escogido.
¿En realidad de eso es que está hablando Yohanan o tiene en mente
otra cosa?
¿Quién fue Yohanan? ¿Un gentil, un judío o un levita? ¿Cuál es
una de las responsabilidades básicas del cohen y del leví en Israel?
Eszra (Esdras) ¿Era judío, cohen o levita? ¿Cuál fue su rol y
función en y desde el exilio babilónico?
Genesis 6:1-3 “¿Quiénes son los hijos de Dios aquí?
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En el Judaísmo bíblico, “hijo de Dios” significa una persona que
ha sido investida con el honor de ocupar una relación especial con
el Eterno, y ha recibido de este autoridad delegada para realizar
ciertas funciones relacionadas con la administración de la justicia,
el juicio, el orden, el dominio y la supervisión de los planes del
Eterno arriba y abajo.
Los “ángeles” son vistos como “Hijos de Dios” - Job 1: 1-9.
Los jueces de Israel son vistos como “Hijos de Dios” – Salmo 82
Israel es visto como “Hijo de Dios” - Exodo 4:22
El Mashiaj es “Hijo de Dios” - Salmo 2: 7,8
¿Quiénes tenían la responsabilidad de declarar al pueblo la
mesianidad de Yeshua? “Los hijos de Dios” es decir, los jueces
de Israel, el Sanedrín de aquella época.
¿Y qué hicieron los “jueces” o “hijos de Dios? ¿Lo aceptaron o lo
rechazaron?
¿Fue el pueblo de Israel o los jueces de aquella generación que
estaban en componendas políticas con Roma como ahora lo están
con Europa y Estados Unidos?
¿Por qué Yeshua cuando sanaba un leproso, le prohibía que
estuvieran contando la identidad del instrumento por el cual el
milagro tuvo lugar mientras que les pedía que fueran a los cohanim
(sacerdotes) para que les sirviera de “evidencia” o “testimonio”?
¿De qué evidencia estaba hablando Yeshua?
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Nicodemo le dijo: “Nadie puede hacer ESTAS señales que tu
haces...” No dijo, “las” sino “eleh” (éstas), bien definidas. ¿De
qué se está hablando aquí?
¿Cuál es el significado entonces de “a los suyos vino? ¿Quiénes
son los “suyos” y cuál es la “promesa”?
Yeshua dijo: “ Todos vosotros que habéis estado conmigo en mis
tribulaciones, os sentaréis en doce tronos juzgando a las doce
tribus de Israel”.
Rav Shaul dijo a los creyentes en Corinto: “No hay nadie sabio
entre vosotros que pueda juzgar entre hermano y hermano? ¿No
sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?
También dijo el Maestro: “El que venciere, se sentará conmigo en
mi trono… y le daré autoridad sobre las naciones y las regirá con
vara de hierro”.
Todo esto gira alrededor del concepto “Hijo de Dios”, es decir, una
posición de autoridad y dominio para ejercerla dentro de los
propósitos y planes del Eterno.
i) ¿Qué significa “ en el principio era el “lógos”? Qué concepto
hebreo se está traduciendo con el griego “logos”?
l) ¿Qué significa que el Mashiaj es “Segundo Adám? ¿Qué
significa en el Judaísmo “Adam? (Alef-Dat-Mem)
j) ¿Cómo explicamos que Pablo, en Gálatas 5:2 con 5:11?
k) Matityahu 1:17 – Catorce Generaciones…. 3 grupos de 14.
¿De dónde sale esto y por qué? ¿Cuántas generaciones hay
según la traducción del Mateo griego? ¿Cuántas según la
traducción del Mateo Hebreo?
l) Mateo 11:13 (Mateo Griego Vs Mateo Hebreo)
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m)Lukas 16:1-10 ¿Qué significa “ganar amigos por medio de
las riquezas injustas? ¿Podemos comprender esto?
Y el tiempo nos faltaría para ir, pasuk por pasuk, versículo por
versículo, línea por línea observando que estamos en presencia de
un documento judío, y que solamente cuando lo colocamos en su
entorno hebraico apropiado, su mensaje sale a la luz con nueva
fuerza y esplendor.
Pero también para mostraros que donde quiera que el Nuevo
Testamento ha sido interpretado helenísticamente, el resultado ha
sido la interpolación, adiciones y sustracciones por motivaciones
teológicas y políticas del tiempo cuando la Iglesia tenía el poder
civil, religioso y textual en sus manos.
El resultado es que hubo alteraciones, no solamente las entendibles
por errores humanos de los copistas, sino las tendenciosas por
consideraciones de la dogmática católica.
(Ejemplos: Rom. 11:17 ; 1 Yohanan 5:7)
Y esto no solamente es evidente en el texto mismo, sino en las
notas introductorias (sub títulos) y mapas bíblicos que reflejan los
intereses religiosos, teológicos y políticos de Roma mas que la
veracidad de las propias Escrituras.
(Ej: San Mateo- San Juan etc. ¿Qué significa “San Juan”? - ¿Qué
significa “tierra de la Palestina del Nuevo Testamento?
Gracias al Eterno, contamos hoy con los recursos, las herramientas
y la erudición necesaria para detectar donde hubo, aquí y allá
sustracciones, adiciones y modificaciones del texto para que
respondieran a los intereses teológicos, políticos y eclesiásticos de
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la cúpula gobernante, dañando seriamente la autenticidad, claridad
y diafanidad del texto y su mensaje.
Nuestra motivación es poner en las manos de nuestros hermanos
cristianos, las llaves del reino, es decir, los principios hebreos por
los cuales podréis abrir los tesoros de la herencia dada a nuestro
pueblo que ahora, por Mashiaj, es vuestra también.
No para reemplazarnos, sino para compartir con todo nuestro
pueblo la riqueza de los pactos y promesas que nos han sido dados.
Traducir la Biblia Hebrea, es decir, el Antiguo Testamento como
se conoce en occidente, es relativamente fácil cuando lo
comparamos a la davídica tarea de traducir el Nuevo Testamento.
¿Por qué? Porque tenemos un testigo histórico en Hebreo del cual
se nutren los traductores hoy día y que ha sido aceptado por todos
como el “Texto Receptus” más importante en la literatura hebrea,
es decir, el famoso “Códice de Leningrado” del cual surge la
famosa Biblia Hebraica Stuttgartensia.
Prácticamente no hay traducción hoy día que no parta de esta base
textual.
Pero cuando llegamos al Nuevo Testamento, las cosas son muy
diferentes.
Aquí no tenemos un “textus receptus”, sino que lo que se conoce
como “textus receptus” viene acompañado por miles de otros
testigos, algunos de los cuales son mucho más antiguos y por
extensión, más valiosos que el conocido “textus receptus”.
Aunque hay estudiantes bíblicos que defienden el textus receptos
del Nuevo Testamento como lo más confiable, otros, consideran
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que la antigüedad es un factor crítico a la hora de determinar la
superioridad de un manuscrito sobre otro.
La lógica indica que mientras más adulto es un texto, menos
posibilidad de manipulación y corrupción textual, porque está más
cercano al autógrafo original.
Aunque esto es un asunto debatible hoy día, el punto es que
tenemos miles de manuscritos y por extensión, miles de variantes
textuales.
Ante esta realidad uno se pregunta: ¿Cuál es el manuscrito más
confiable?
Por tanto, al hablar de traducción, no podemos incluir en ella
el concepto de “inspiración”, porque ello solamente aplica al
texto cuando salió por primera vez del autógrafo original.
Debido a la existencia de tantos manuscritos, existen también,
como dije, muchas variantes textuales, que generalmente se
colocan dentro de una zona llamada “aparato crítico” típico de los
textos editados para los eruditos.
Nuestra tarea no es buscar el manuscrito “inspirado”, porque no
existe, al menos en nuestras manos, sino el que mejor exprese el
pensamiento del autor original.
Teniendo eso como el Norte de nuestro trabajo, a la hora de
realizar la traducción del documento conocido como Nuevo
Testamento y que nosotros llamados Código Real, hemos tenido
en cuenta las siguientes consideraciones: Para que una versión del
Nuevo Testamento exprese lo mejor posible el pensamiento del
autor original, debemos tener presente:
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1. PRIMERO: Que dicho documento es un libro judío, no
griego.
Esto significa que su fuente original es hebrea y que trata con
asuntos típicos del Judaísmo, específicamente del Judaísmo del
Segundo Templo.
Lo que hace un libro judío, no es el idioma en que se escriba, sino
sus ideas, su naturaleza, su tema. Y en todo el Nuevo Testamento,
el tema es uno completamente desconocido a los griegos y a los
gentiles, pero bien conocido para la comunidad judía.
¿Cómo podría el Nuevo Testamento ser un libro griego si la raíz y
contenido de su mensaje es hebreo?
Creo que todos estamos de acuerdo que la fuente primaria de los
escritos neotestamentarios es el Mesías, Yeshua ben Yosef de
Netzaret. El es el fundamento que nadie puede quitar.
Sus enseñanzas fueron dadas originalmente, de forma oral, en
hebreo, el hebreo del primer siglo antes de la destrucción de
Jerusalem.
Su auditorio fue judío, maestros, escribas, doctores de la ley,
sacerdotes, levitas, rabinos, jueces, todos los cuales eran judíos
versados en el Judaísmo. Su encuentro con gentiles fue casual,
debido a las circunstancias históricas y políticas que atravesaba la
nación en sus días, pero su verdadera audiencia fue la judía.
De hecho dijo: “No he venido sino a buscar las ovejas perdidas de
la Casa de Israel” y en otra ocasión afirmó: “No está bien tomar el
pan de los hijos y darlo a los perrillos”, indicando con eso que su
ministerio era principalmente a los judíos.
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Los gentiles serían alcanzados después, pero su misión principal
en los días de su carne, no fue a los gentiles, fue a los judíos dentro
de un contexto judío en la tierra de Israel.
En otras palabras: Su lugar de adoración fue el Templo en
Jerusalem y las sinagogas a lo largo y ancho de Israel.
Yeshua nunca oyó a nadie llamarle “Jesús”, jamás fue invitado a
entrar en ninguna “iglesia”, ni supo absolutamente nada de escuela
dominical, ni de bautizos de niños, ni santificó día alguno en
memoria de los “reyes magos”.
El domingo era un día de trabajo para Yeshua y para todos los
judíos de aquella generación y de la nuestra, ellos nunca oyeron
cosa semejante a “servicio de adoración dominical” ni bautizaron
nunca a nadie “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo”.
Nunca en toda su vida santificó la pascua ni de la forma ni en la
fecha en que hoy lo hace la Iglesia.
Jamás supo que su madre se llamara María o que alguno de sus
discípulos tuviera por nombre Santiago.
Sus días de fiesta eran el Shabat, Pésaj, Shavuot, Sucot, Januká y
Purim, entre otras.
Nunca salió de sus labios la palabra “evangelio” ni “Pentecostés”,
como tampoco mencionó nunca el término “Dios” ni “Espíritu
Santo” ni “salvación”.
Debido a esta realidad histórica que nadie puede negar, el
significado de lo que ha sido traducido a nuestro idioma castellano
como “Espíritu Santo”, “Dios” , “Pentecostés”, “Evangelio”,
“Redención”, “Perdón”, “Expiación”, etc., no podemos encontrarlo
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en lo que tales términos significaron para los griegos, porque los
manuscritos griegos que tenemos no son sino traducciones de una
enseñanza salida de los labios del Maestro en hebreo.
Consecuentemente, aunque tengamos todos los manuscritos en
griego, o en latín o en castellano, su verdadero significado nunca
estará en esos idiomas, que son traducciones e interpretaciones de
un original hebreo, sino en la raíz original que subsiste detrás de
esos manuscritos, es decir, el hebreo y los conceptos hebraicos de
dichos términos.
Consecuentemente, en nuestra versión, conscientes de que estamos
en presencia de un libro judío en su esencia, no griego ni latín,
hemos tenido cuidado de colocar el contexto hebraico natural del
texto para que los lectores vean la sustancia hebrea del Nuevo
Testamento, no la griega que vino después.
Esto lo hemos intentado lograr de varias maneras:
Primero: manteniendo los nombres propios en su estado original,
especialmente del Maestro y de sus Emisarios originales. Al
hacerlo así, el pueblo deberá tener conciencia que Yeshua era judío
no hispano.
Segundo: usando los términos castellanos que mejor expresen los
conceptos hebreos detrás del texto griego, ayudando al lector a
introducirse en el verdadero mundo del Nuevo Testamento por
medio de un glosario dinámico-equivalente que le ayudará a
tomarle el pulso al mensaje del Nuevo Testamento.
Tercero: usando manuscritos hebreos y arameos disponibles hoy
día, así como los manuscritos griegos más antiguos y la literatura
religiosa judía de la época, como han sido descubiertos en los
Rollos del Mar Muerto y los escritos de Flavio Josefo, un testigo
judío ocular del primer siglo.
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Cuarto: Por medio de notas y comentarios que ayudarán al lector a
comprender mejor el asunto que se menciona o discute en el texto.
Quinto: Por medio de los subtítulos apropiados para cada contexto.
Por ejemplo, donde la mayoría de las versiones tituló: “Institución
de la Santa Cena”, lo cual no tiene sentido alguno en el Judaísmo,
y menos con el pan con levadura que vemos en el famoso cuadro
de la “Ultima Cena”, que es un anacronismo bíblico y teológico,
hemos colocado lo que verdaderamente allí ocurrió, es decir, el
seder de Pésaj judío.
Cuando un cristiano lee ese subtitulo: “Institución de la Santa
Cena”, el mensaje que recibe es que tal cena fue algo nuevo que
estableció el Maestro para sus discípulos. Y nada más lejos de la
verdad.
Yeshua no estaba instituyendo ninguna cena que la antigua fiesta
judía de Pésaj, la cual fue dada por el Eterno a través de Moisés.
Así pues, los subtítulos han sido revisados para que reflejen la
realidad hebrea del tema, no otra extraña y anacrónica.
Sexto: Por medio de la división del libro en tres grandes secciones:
Primero, lo que fue dicho directamente por el Maestro. Segundo:
Lo que fue dicho a los judíos originales que aceptaron a Yeshua
como el Mesías anunciado por Moisés y los profetas. Tercero: Lo
que fue escrito para los creyentes de origen no judío para que
supieran cómo debían vivir ahora que, abandonando la idolatría, se
refugiaban bajo las alas del Dios de Israel por los méritos
interpuestos por nuestro justo Mashiaj.
Esto es necesario para que no confundamos los roles y
asignaciones dadas a cada miembro del cuerpo a fin de que haya
armonía y complemento en el trabajo que os ha sido asignado.
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Séptimo: Por medio de una metodología apropiada que combina la
forma literal-equivalente con la funcional-equivalente.
Me explico: Todos vosotros sin duda recordaréis que a la hora de
traducir la Biblia, existen dos métodos fundamentales.
Uno conocido como “ literal o formal-equivalente”, es decir,
palabra por palabra, el clásico “interlineal” y otro como “funcional
o dinámico-equivalente” que busca más verter el pensamiento del
autor original respetando la sintaxis del idioma al que traduce.
Al hacer esto, buscamos preservar por un lado, expresiones
idiomáticas antiguas, que protejan y cobijen la originalidad del
texto tanto como posible, y por el otro, la revelación del mensaje
original del texto en la mente hispana sin que pierda su
esencialidad hebrea original.
Cuando tal explicación del pensamiento no puede darse con una
sola palabra, incluimos las necesarias, ya sea como parte de la
sintaxis del texto o en cursiva para que el lector comprenda el
pensamiento del texto que lee, supliendo así no solamente la
sintaxis, sino la temática, que es esencial para captar el mensaje del
texto.
Por ejemplo:
En Efesios 4:30, Pablo dice: “No contristéis la rúaj haKodesh”
En una ocasión quiso ir a un lugar (Bitinia) pero la Ruaj
HaKodesh se lo prohibió y Pablo obedeció la voz de Espíritu, no
entró a Bitinia, puerta que lo hubiera llevado al lejano oriente y su
misión no habría podido cumplirse de forma adecuada.
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Creo que todos estamos de acuerdo que la obediencia y sujeción al
Espíritu es un mandamiento para nosotros.
Pero si vamos a Guevurot (Crónicas de los Apóstoles – Hechos)
capitulo 21:4 que unos hermanos le profetizaban por el Espíritu,
que no “subiera a Jerusalem”.
¿Cómo explicamos entonces que Pablo desobedeciera aquí al
Espíritu y subiera a Jerusalem?
La respuesta está en el Código Real.
En ocasiones hay que usar varias palabras en castellano para
explicar el concepto hebreo detrás del griego.
Por ejemplo, el término usado por Yeshua y que se tradujo al
castellano vía el griego como “evangelio”, requiere más de una
palabra castellana para explicarlo.
En ese caso, lo hemos hecho para ser fieles al pensamiento hebreo
original.
Octavo: Preservamos los diferentes niveles de estilo literario usado
por los maestros y sabios de Israel, siguiendo las reglas de
interpretación bíblicas establecidas por los profetas y sabios judíos.
En el Judaísmo, hay varios niveles de estilo literario
correspondiéndose cada uno a ciertas reglas de interpretación. Para
recordar al estudiante esos niveles, se utiliza el término PARDES,
donde la P = Peshat (sentido literal y gramatical). R = Remez (el
sentido homilético del texto). La D= Drash (el sentido metafórico
del texto) y S= Sod el sentido místico y apocalíptico del texto.
Cada uno de los masoret (evangelios) responde a esos estilos
literarios, Meir – Pashat, Hillel – Remez, Matityahu-Drash y
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Yohanan y Revelaciones S=Sod. Debido a esto, tal es el orden que
impera en los primeros cinco libros.
Noveno: Una Introducción General al libro completo, ubica al
lector en el contexto apropiado donde tuvo lugar, primeramente, la
enseñanza del Maestro y luego de sus emisarios originales. Sin este
contexto, corremos el riesgo de racionalizar y trazar mal el
mensaje que se intenta dar. La Introducción General ayudará al
lector a ubicarse en un territorio apropiado, en un tiempo
apropiado y en la realidad apropiada donde tuvo lugar por primera
vez, el mensaje dado por el Maestro.
Décimo: Introducciones particulares que ayudarán al lector a
comprender mejor el libro específico que está leyendo, haciendo
énfasis en los destinatarios del mismo, porque son los destinatarios
los que definen la manera cómo hemos de interpretar y aplicar las
palabras y el mensaje del libro en cuestión. No es lo mismo la carta
de Yaakov, cuyo nombre fue corrompido por la Iglesia Católica a
Santiago, que fue dirigida a judíos, que la carta a los Romanos que
fue dirigida a una comunidad esencialmente formada por
conversos provenientes de los gentiles. No es lo mismo la Carta a
los Judíos, que fue dirigida a judíos, que la de Gálatas, que fue
dirigida a no judíos. Ignorar esta realidad podría causar que por un
lado se intente gentilizar a los judíos, usando Gálatas, como por el
otro, judaizar a los gentiles, usando Yaakov, asuntos que
tristemente, han tenido lugar en la historia.
Undécimo: Explicaciones de términos y conceptos básicos que
son mencionados a lo largo y ancho del libro, como por ejemplo, el
término “Hijo de Dios” , “Mesías”, “Dios”, etc., que ayudará al
lector a entender por qué y cómo deben comprenderse los textos
que mencionan dichos términos, desde una perspectiva hebraica,
no helenista.
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En otras palabras, para traducir el Nuevo Testamento, no es
suficiente conocer bien el griego koiné, en cuya lengua se
encuentran la mayoría de los manuscritos, unos cinco mil en total.
Es imperativo conocer el concepto hebraico que fue vertido al
griego, de la misma manera que para traducir de la Septuaginta es
preciso conocer el concepto hebreo que subsiste detrás del griego.
A nadie se le ocurriría pensar que porque tenemos la Septuaginta,
el Antiguo Testamento, como se conoce en occidente, es un libro
griego. Absolutamente falso, es un documento hebraico en su
esencia aunque esté vestido exteriormente de griego.
Lo mismo pasa con el Nuevo Testamento, la mayoría de los
manuscritos que conocemos hoy día están en griego, pero el
cuerpo y el alma es hebreo.
Por tanto, a la hora de producir una traducción fiel al mensaje
original, que es hebreo, no helenista, preciso será que los
traductores tengan la formación hebraica necesaria para saber el
tema preciso que se está tocando en la traducción griega, de tal
manera que pueda preservar la sustancia original del libro que
traduce.
Sin un conocimiento profundo del Judaísmo y específicamente del
Judaísmo del Segundo Templo, será muy difícil tomarle el pulso al
Nuevo Testamento, no solo en su traducción, sino también en su
explicación tanto homilética como teológica.
Duodécimo: Finalmente, por amor y consideración a nuestro
pueblo judío que cada vez va comprendiendo mejor el tema de
Yeshua, hemos dividido los cinco libros que nos vienen
directamente del Maestro, es decir, Mateo, Marcos, Lucas, Juan y
Apocalipsis, en el orden apropiado según el estilo rabínico del
Segundo Templo, es decir: Meir (Marcos) Hillel (Lukas) Yojanán
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(Juan) y Mar’ot Elohim (Revelaciones de Elohim) que a su vez se
corresponden con los cinco libros de Moisés y consecuentemente
se subdividen las secciones teniendo en cuenta el ciclo anual de
lectura de la Torah típica de las comunidades judías. Esto da al
Código Real un lugar especial y un sabor judío natural para que
todos sepan que estamos en presencia de un documento y mensaje
judío, no helenista.
Esto es a grandes rasgos lo que quería decir, cuando dije que a la
hora de realizar la traducción del documento conocido como
Nuevo Testamento y que nosotros llamados Código Real, hemos
tenido en cuenta, en primer lugar, que estamos en presencia de un
libro judío, no griego. Nunca debemos olvidar lo que dijo nuestro
Maestro: “La salvación viene por medio de los judíos”.
Conclusión:
Señores, si el Nuevo Testamento es un libro judío, nosotros
tenemos la intención de preservarlo así y explicarlo en su entorno
hebreo natural.
Estamos convencidos que de esta forma, judíos y no judíos
comprenderán mejor su mensaje, sacarán mayor provecho de su
estudio y estarán en condiciones de trazar mejor la Palabra de
Dios.
Por centurias, nuestros amigos cristianos han sido privados de la
riqueza de la Escrituras desde una perspectiva hebraica. Nosotros
tenemos la seria intención de ofrecerla a todos para que puedan
enriquecer aun mas su amor por el Dios de Israel, el Mesías de
Israel y la Biblia, El libro que nos ha sido revelado y entregado por
manos judías para bien de todos.
Muchas gracias.
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