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Transcripción

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Revista Cultural de Colombia y América Latina
ISSN: 01210440
Junio del 2007 Edición Nº 70 Año 06
www.librosyletras.net
[email protected]
CONTENIDO
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Correo
Agencia de Noticias Culturales
Entrevista con Bella Clara Ventura
Los otros Benedictos
Entrevista con José Zuleta
El legado de los años 70 en la literatura de nuestro continente
Cuento: El espejo
La realidad a cuestas
Los libros más vendidos
Entrevista con Eduardo Cañas Estrada
Preludio: Leo y Diana
Tema central: 70 meses escribiendo de otros libros con nuestra propia letra
Palabras de cine
Actividad cultural
Agenda: programación Orquesta Filarmónica de Bogotá, Junio
Directora Ileana Bolívar
Editor Daniel García, Ilustración de portada y Diagramación Hache.
Periodista, Juan Camilo Rincón, Fotografías Luis Enrique García.
Agencia de Noticias Jorge Enrique Vega.
Impresión Publicaciones Libros y Letras
Carrera 44C Nº 21A-89 Of icina 401F / Av 39 Nº 15-15
Apartado 8086 Teléfono 323.0399 Celular (311)557.5707
Colaboradores en esta edición
Jorge Consuegra, Omar Ardila, Luis Fernando García Núñez, Milcíades Arévalo, Diana Alejandra
Ochoa, Daniel García, Dixon Moya, Melissa Ángel, Isabel Luna (Cali), 1 Junio de
Felipe Linares (Bucaramanga) y Ana Von Rebeur (Buenos Aires)
2007
Escríbanos a
[email protected]
Revista Libros & Letras:
Mis sinceras felicitaciones por alcanzar ese gran logro de llegar al número 70 de
tan interesante revista. Y mis agradecimientos por el diario boletín que es el pan
para nuestras mentes, ávidas de noticias amables. Les agradezco hacerme llegar
los número 69 y 70 que prometen estar de ataque.
Isabel Elsa Limberg Núñez
Bogotá
Simplemente: felicitaciones.
Rodrigo Pérez. Bogotá.
Felicitaciones, de verdad hacen un trabajo estupendo. Un gran abrazo.
Eduardo Arias. Revista Semana.
Edición 70 2
Señores Libros & Letras:
Setenta mil felicitaciones por esos setenta meses alimentando los estomagos
literarios con sus novedades y curiosidades literarias. Sigan adelante que nosotros
seguimos leyendolos.
Lázaro Herrán
SCRD
Libros & Letras:
Qué más Quijotudos. Chévere tener la edición 70 y siguientes ediciiones de la
revista.
Gracias.
Nahum Montt
Revista Libros & Letras:
Recibí un correo de ustedes y aunque debo reconocer que no tenía ni idea de la
existencia de esta revista, me pareció seria e interesante al visitar la página.
Johnny Rodríguez
Jorgito:
Sinceras felicitaciones. Es un logro que lo siento como si fuera mío. Al lado tuyo y
de Ileana tuve la oportunidad de aprender a ser frentero y decidido en el mundo
del periodismo.
Orlando Supelano
3 Junio de 2007
Edición 70 4
Hace 70 años, Horacio Quiroga
Han pasado setenta años de la muerte del oscuro escritor y dramaturgo
uruguayo Horacio Quiroga. Maestro en narraciones cortas, sus textos
están llenos de espacios literarios que sorprenden al lector. Condenado por su
estrecha relación con la muerte, su vida fue rodeada de profundas desdichas
y de decesos escabrosos de sus familiares y amigos que terminarían en su
suicidio con un baso de cianuro, en 1937. Esta oscuridad la representó en sus
libros Cuentos de amor, locura y muerte y crimen de otro. Amante de las tierras
de Iguazú, pasó gran parte de su vida en esta zona, esto le ayudó a escribir
Cuentos de la Selva, Anaconda y el Salvaje.
Hace 70 años…
Los embajadores de Italia y Alemania reconocieron la legitimidad de Franco
en Salamanca. Un mes después, la aviación alemana para hacer efectivo el
apoyo al futuro régimen autocrático, bombardeó la ciudad de Guernica. Bajo
una total indignación, Pablo Picasso decide pintar su cuadro que tiene
como nombre el de la ciudad. Con tintes cubistas, es uno de los cuadros
más importantes por su valor histórico y su capacidad de impacto. Picasso
reconoce después de pintarlo: No, la pintura no está hecha para decorar
las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra
el enemigo.
Hace 70 años…el libro de Miguel Hernández
El libro Viento del pueblo del poeta español Miguel Hernández cumplió
setenta años. Este libro es reconocido por su gran carga política en contra
de la opresión. Recordemos que Hernández, finalizada la guerra civil
española, intenta escapar a Portugal, pero es capturado y encarcelado en la
cárcel de Alicante, donde muere en 1942 a causa de una tuberculosis. Viento
de pueblo fue la manifestación en verso en contra de Franco y la critica
a sus abusos. La muerte de Hernández junto a la de Federico García
Lorca fueron los actos más reprochables contra la literatura que llevó el
generalísimo de España.
5 Junio de 2007
ella Clara Ventura siempre nos
sorprende con un libro que publica.
Siempre está produciendo poesía en
sus ratos libres o en los largos viajes
que emprende por todo el mundo…
y es que así se siente, ciudadana y
poeta del mundo. Recientemente,
acaba de lanzar su más reciente
libro Atisbos de Luz, en el que se
percibe su esencia como poeta,
mujer, amiga, compañera.
- ¿A qué recurres frecuentemente
para escribir?
- Recurro a las vivencias, al relato
de otros ya que todo no lo puedo inventar aunque la fantasía me habita y
de ella me nutro bastante, así como
de las lecturas. Cuando escribo poesía casi siempre responde a una primera emoción que se plasma y luego se
revisa, en la narrativa va creciendo
como pastel en el horno mientras
actúan la levadura y sus ingredientes. Toma más tiempo y exige una
parte de mi cerebro que sea más
organizada, el verso me permite la
locura que sana, aquella que exorciza momentos e impactos.
- ¿Le sirve a ciudad haber recibido el título “Bogotá, Capital Mundial
del Libro”?
- Claro que le sirve porque los
medios de comunicación se detienen un poco más sobre el fenóEdición 70 6
meno de la lectura. Precisamos la
información diaria así como de gestores
culturales para saber que el libro es
parte de la canasta familiar y de la
necesidad imperiosa del colombiano
para seguir creciendo en su interior.
Con ese título de Bogotá, Capital
Mundial del Libro, se rescata la imagen
de la ciudad, la Atenas Surámerica, tan
extraviada por la falta de lectura y la
conciencia de hacer cultura y no dejar
fundamentalmente la imagen de Bogotá
como una de las capitales más violentas
del mundo.
- ¿Qué lectura haces de los nuevos
escritores, especialmente, los poetas?
- La lectura que hago de nuevos y
antiguos poetas siempre es la misma:
una vez adquirido un lenguaje poético
todo es válido. Me parece fascinante
escuchar diversos tipos de voz lírica ya
que nadie es principio ni fin de nada ni
de nadie. Sólo cuando drena el alma
se entiende su dimensión y viva la
diferencia entre cada poeta, pues eso
resalta el hecho de que todos seamos
diferentes aún en las coincidencias.
Entre más variedad de voces poéticas
existan mejor abanico tendremos de
sus posibilidades y cantos del espíritu
que nos relacionan con el hombre y
su devenir.
- ¿Qué es lo más difícil de hacer
poesía en nuestro país?
- De hacer poesía ninguna
dificultad pues se hace camino al
andar como bien lo decía Machado
con sabiduría. Quizá lo más difícil
es cuestión de género, no porque
exista poesía femenina o masculina,
se reconoce la poesía como tal sin
necesidad de añadirle el sexo pero
es indiscutible que la mujer de a
pocos va imponiendo su paso y no
siempre resulta fácil que el varón,
que bien adoro por ser madre
de 4 hijos hombres y por amar la
diferencia y el sexo opuesto, le deje
su espacio.
Más de una vez hemos visto
mesas de poetas donde la presencia
femenina brilla por su ausencia. Es
hora de compensar asistencias.
Tenemos grandes nombres de poetas
o poetizas como las nombremos que
debido a su incuestionable trayec-
7 Junio de 2007
toria han ganado un espacio serio
y convincente, por citar sólo algunos nombres Matilde Espinosa,
Maruja Viera, Dora Castellanos, Olga Elena Mattei y la obra
que realizan Agueda Pizarro y el
maestro Rayo en Roldanillo en plan
de descubrir nuevos talentos. Y no
nombro a otras poetas de mi generación
o más jóvenes por ser tantas y excelentes. Sin querer obviar ninguna ni caer en
omisiones involuntarias, prefiero dejar abierta la lista con la suposición
de que muchas son las elegidas por
el verso y el aplauso.
- ¿Cómo colombiana que te alegra
la vida?
- De la vida me alegra todo ya
sea como colombiana o como ciudadana del mundo que me siento
y no es una postura intelectual de
moda como se menciona ahora.
Desde hace muchos años descubrí
que desde lo particular a lo universal, soy. De madre mexicana, de padre surafricano, de abuelos turcos y
griegos, nacida en una Bogotá que
amo con su abanico de montañas
y sus rojos encendidos a la vista,
cala en mi alma esa colombianidad
pero al viajar descubro con lujo de
detalles que sigo siendo reina de mis
emociones al amar tanto la vida que
me regala sus magias en toda sonrisa,
a pesar de los dolores que recojo a
diario en las calles ya sea del desplazado o de mujeres que se hacen
ninfas del andén o aquellos niños del
desamparo, gamines de la calle que
se arropan con su propia miseria.
Pero todo esto me hace sentir viva y
Edición 70 8
le canto a ese Todo que me devuelve
mi esencia de ser humano.
- ¿Tu poesía se acera a la realidad?
- Me habita la vida con sus
alegrías y tristezas, por ende responde a sus odas. A todo se le hace
el verso por ser mi mejor manera
de hacer del arte una realidad y de
la realidad un arte donde se funden
formas para aclarar mi interior con
la voz del alma presta a denunciar o
a aclamar.
- ¿Cómo ves la poesía colombiana?
- La veo alentada, con fuerzas
que salen de todos los rincones.
Y sino cómo no ver el fenómeno
del Festival de Medellín en cabeza
da Fernando Rondón y el del
Encuentro Iberoamericano de Bogotá bajo la dirección de Rafael
del Castillo como el eco a tanta
necesidad del colombiano por vibrar
en sintonía con nuevas propuestas,
hacer de su cotidianidad de dolor la
expresión de un ignoto andar donde
quepa la poesía y la canción por el
hombre bajo todas sus miradas y
manifestaciones.
- ¿A qué poeta o poetas admiras?
- ¡Cómo descartar poetas!, son
tantos que sería corta de espíritu
nombrar algunos y dejar otros por
fuera de la selección. De cada uno
bebo algo y me lleno del verso para
crear mis nuevas rutas. Y caer en la
lista de los grandes sería como mencionarlos a todos. De cada uno he
recibido la huella en mi andar, desde
los poetas franceses que fueron
fuente en mi primera infancia hasta
los que conozco en cada encuentro
literario que ya suman muchos por
el mundo.
- Háblanos de tu más reciente libro
Atisbos de luz
- Atisbos de luz representa una
obsesión que me persigue, alcanzar la luz desde todos sus costados
y aunque el intento resulte difícil, el
desafío llena de gloria pues es conquista diaria que nos devuelve el sentido de ser, ser mejor ser humano
con las implicaciones que conlleva
como pulir la voz del alma y saberse
pronto a la entrega con la misma palabra, hecha a imagen y semejanza de
cada proceso evolutivo. La empresa
Codensa creyó en el proyecto y financió el poemario. Otras empresas
deberían copiar el ejemplo y ayudar
a tanto libro que pide edición. Es un
llamado de luz para no ser de las únicas que se beneficien de una publicación sino advertir que se abre una
posibilidad para otras voces.
- ¿A quiénes va dirigido tu libro?
- El libro va dirigido a cualquier
lector, por supuesto que su contenido llegará de diversas maneras como
es sabido que se lee la propuesta de
cada libro, según el atisbo que se le
dé y la necesidad de cada cual.
- ¿Qué esperas de tus lectores?
- Que me lean... que conozcan
mi obra y sepan que una mujer colombo mexicana como yo, con ancestros judíos y de una colombianidad incontestable propone temas y
vivencias. Conseguir lectores
no es trabajo
menudo, pero
la constancia
vence lo que
la dicha no alcanza.
- ¿A quién
la darías el Premio Nacional
de Literatura?
- Es la pregunta más difícil de toda la entrevista
pues mi espíritu y corazón no son
excluyentes, les cabe mucha gente
y una variedad de autores que han
consolidado su obra. Como bien
sabemos no sería solamente un personaje el merecedor de este valioso
premio. Cada quien en su andar se
va topando con el reconocimiento
necesario para seguir adelante, por
lo tanto no me siento juez de nadie
y menos para otorgar una distinción
de estímulo que le daría a muchos
o muchas. La vida sabe a quién premia y cuándo. Lo pensaré mejor y
desde el humor les digo
que quien se
De la vida
lo gane, ¡bien
me alegra
ganado está!
todo ya sea
como
colombiana
o como
ciudadana del
mundo
9 Junio de 2007
Los otros
benedictos
Por: LUIS FERNANDO GARCÍA NÚÑEZ
[email protected]
a visita del papa Benedicto XVI al Brasil revela una grave crisis en el seno
de la poderosa Iglesia Católica. Pocos aspirantes a las vocaciones religiosas y un cada vez más notorio distanciamiento entre las jerarquías y el
pueblo creyente. Una desbordada ostentación de poder económico -e incluso
político- y muy poco, por no decir ningún, sentido de amor por los pobres y
por los desprotegidos. Sin duda, una Iglesia al servicio de los codiciosos, de los
reyes y reyezuelos que han gobernado a Occidente desde hace dos milenios.
En muchos aspectos, y gracias a los medios de comunicación y con el beneplácito del Vaticano, estas peregrinaciones son ocasiones propicias para hacer
los farandúlicos comentarios de los vestidos que usará Su Santidad, de los
almuerzos, de las reuniones y de los besos que a granel distribuyen tanto el
papa como sus siempre inmensas y fastuosas comitivas, y también hacer gala
del más descarado cinismo, como esos comentarios sobre el machismo y el
autoritarismo, él, precisamente un soltero sin historia, el más intemperante
de los intemperantes.
Y es que Benedicto XVI, con una seguridad que desconcierta, cada día se
aleja más de los fieles. Y sus áulicos hacen lo mismo. Desconocen el mundo en
que viven y sus descaradas bendiciones se convierten en desplantes, incluso al
mismo evangelio que todos los días dicen defender: he ahí sus posturas frente
al aborto, a los homosexuales, a los separados, a las uniones libres, al socialismo.
Esta no es precisamente la Iglesia del siglo XXI. No es precisamente una Iglesia.
Este papa podrá jactarse en poco tiempo de haberle dado la estocada más
profunda a una comunidad que todos los días pierde creyentes.
Quince Benedictos precedieron al papa alemán. El Diccionario de los paEdición 70 10
pas, de César Vidal Manzanares, hace una detallada relación de ellos. El
primero gobernó entre 575 y 579. Era de origen romano y tuvo que esperar
casi once meses para empezar a gobernar porque no llegaba la confirmación
imperial remitida desde Constantinopla. Y murió durante el cerco de Roma
hecho por los lombardos. El segundo, que apenas estuvo unos meses, entre
junio de 684 y mayo de 685, intentó la adhesión de las iglesias occidentales al
tercer Concilio de Trento, y logró el permiso del emperador bizantino para
que las futuras elecciones papales fueran confirmadas por el exarca de Italia
y no por Constantinopla. Benedicto III, tras serias dificultades, dirigió la Iglesia entre 855 y 858: el grupo rival a su elección lo encarceló y proclamó papa
a Anastasio, pero el apoyo popular hizo que el emperador Luis II reconociera
a Benedicto.
Entre 900 y 903 Benedicto IV guió a los católicos. Una época marcada
por la inestabilidad política por las luchas entre partidarios y enemigos del
controvertido Formoso -papa entre 891 y 896-. La muerte del cuarto Benedicto se produjo en extrañas circunstancias. Y luego, por un mes, dirigió
los destinos de la Iglesia Benedicto V, a quien Otón I se negó a confirmar
en el cargo y luego un sínodo lo declaró usurpador: era un partidario de la
reforma de la Iglesia, dado su carácter piadoso y moralmente intachable. Y
entre enero de 973 y julio de 974, vino Benedicto VI quien realizó reformas
a los monasterios y prohibió que los obispos recibieran dinero por llevar a
cabo ordenaciones y consagraciones. Fue depuesto y su sucesor, el papa
Bonifacio VII, ordenó su muerte por estrangulamiento, acto que realizó un
sacerdote llamado Esteban.
Benedicto VII -octubre de 974 y julio de 983-, apoyado por Otón II pudo
gobernar a pesar de la fuerte confrontación con Bonifacio VII, y buena parte
de sus esfuerzos los encaminó a dejar establecido el rango de las sedes alemanas y a llevar a cabo en Italia una política antibizantina. El 7 de mayo del
1012, tras una elección simultánea de dos papas, Gregorio VI y Benedicto VIII,
se produjo una guerra en la cual este último ganó el poder y fue reconocido por Enrique II. Durante varios años se dedicó a conseguir, mediante
las armas, el sometimiento de diversas regiones italianas a Roma, e intentó
debilitar el poder de Bizancio. En el sínodo de Pavia de 1022 prohibió el
matrimonio y el concubinato de los clérigos y se ordenó que los hijos de
tales relaciones fueran reducidos a servidumbre.
Benedicto IX llegó al poder el 21 de octubre de 1032 y estuvo, inicialmente hasta septiembre de 1044, y volvió del 10 de marzo al 1 de mayo
de 1045 y luego gobernó de noviembre de 1047 a julio de 1048. De vida
disoluta este pontífice fue competente en el gobierno de la Iglesia. Una
época difícil en la que intentó reformar la Curia para librarla de la influencia
imperial y centralizar el control romano sobre ésta. En 1044 huyó de Roma
y luego en 1045, tras excomulgar a Silvestre III, volvió a la ciudad, y dos meses
11 Junio de 2007
después fue obligado a abdicar y lo sucedió Gregorio VI. La historia de este
sucesor de San Pedro no termina ahí. El emperador Enrique III convocó a un
sínodo en Sutri durante el cual fueron depuestos Silvestre y Gregorio, pero
no Benedicto que no asistió. En este lugar fue nombrado papa Clemente II
que sólo estuvo ocho meses y valiéndose de sobornos Benedicto regresó al
trono papal, hasta que fue depuesto por el conde Bonifacio de Toscana. En
1049 fue excomulgado y murió en 1056.
Entre abril de 1058 y enero de 1059 gobernó Benedicto X, elegido mediante soborno, pero en diciembre de 1058 los cardenales eligieron a Nicolás II,
quien excomulgó a Benedicto que en 1060 fue sometido a juicio y condenado a reclusión perpetua. El siguiente Benedicto, XI, estuvo en el poder entre
octubre de 1303 y julio de 1304. Este papa resistió las presiones de Felipe IV
de Francia, que pretendía la convocatoria de un concilio para juzgar póstumamente al papa Bonifacio. Benedicto XII llegó al trono papal en diciembre
de 1334 y allí estuvo hasta abril de 1342. Cuando fue obispo de Pamiers y
Mirepoix demostró un extraordinario celo como inquisidor de herejes. Fue
criticado por Petrarca por sus preferencias por Francia. Mantuvo como sede
del papado a Aviñón y reorganizó la Curia, reguló la concesión de indulgencias y dispensas y quiso poner coto a la codicia de los prelados.
Uno de los antipapas fue Benedicto XIII, quien gobernó por cerca de
29 años, 1394-1423, uno de los pontificados más conflictivos de la historia.
Instado varias veces a renunciar nunca lo hizo. Estuvo detenido en su palacio
y de allí huyó disfrazado. Con el tratado de Marsella de 21 de abril de 1407
Gregorio XII de Roma y Benedicto XIII de Aviñón acordaron entrevistarse
para concluir el cisma, hecho que no ocurrió.
Permaneció refugiado en la ciudad de Peñíscola desde 1415 y allí falleció
en 1423, cuando todavía ostentaba el título de Papa. El papa Benedicto XIII
ocupó el trono de Roma entre 1724 y 1730. Entregó buena parte de los asuntos de la Iglesia a personajes corruptos que llevaron a la bancarrota a los estados pontificios. Luego, en 1425, apareció otro antipapa con el nombre de
Benedicto XIV, y entre 1740 y 1758, tras seis meses de cónclave -el más largo
de la historia moderna-, fue elegido el papa Benedicto XIV. Un mes antes de
su muerte ordenó que investigaran las acciones de los jesuitas en Portugal.
Benedicto XV llegó al poder en 1914 y estuvo hasta el 22 de enero de
1922. Promulgó durante su pontificado el código de derecho canónico y
concibió la esperanza de que las iglesias orientales se sometieran a Roma.
Abrió el camino para resolver el problema de la Cuestión romana y, aunque
fue nombrado por su capacidad diplomática, poco pudo hacer por la paz
mundial, y fue acusado por los aliados de favorecer a los alemanes, que le
habían ofrecido entregarle a Roma si derrotaban a Italia. Murió inesperadamente como consecuencia de una gripe que derivó en neumonía.
Un historial que vale la pena conocer detenidamente.
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13 Junio de 2007
SIN LUGAR A DUDAS, LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BOGOTÁ FUE EL MEJOR ESCENARIO PARA ENCONTRAR Y ABRAZAR A LOS AMIGOS, A LOS ESCRITORES, POETAS, NOVELISTAS Y A
CORFERIAS.
EN ESE IR Y VENIR EN MEDIO DE TANTOS LIBROS Y LITERATURA, HABLAMOS CON GENTE
MARAVILLOSA QUE ESTÁ COMPROMETIDA CON LA CULTURA Y EL ARTE DE ESCRIBIR. NO LOS DEJAMOS PASAR DESAPERCIBIDOS, LOS DETUVIMOS, LOS SALUDAMOS, LOS ABRAZAMOS Y NOS SENTAMOS
A CONVERSAR.
A PARTIR DE ESTA EDICIÓN, REPRODUCIREMOS TODOS LOS DIÁLOGOS QUE SOSTUVIMOS CON
INFINIDAD DE AMIGOS, NOVELISTAS, POETAS, DIRECTORES DE REVISTAS, CRÍTICOS, EDITORES,
PERIODISTAS…
MUCHOS GESTORES CULTURALES QUE TRANSITABAN POR TODOS LOS PABELLONES DE
José Zuleta
“Preferí ser amigo
de Estanislao,
que ser hijo de él”…
-U
na de las grandes responsabilidades que uno puede tener como
hijo es precisamente ser hijo de uno de
los grandes del pensamiento como lo
fue Estanislao Zuleta. ¿Eso puede
ser considerado una carga?
- No. Eso en muchos casos puede ser considerado como una carga, pero en el caso mío, me liberé
de mi padre muy joven, pues me fui
de la casa a los 17 años. Preferí ser
amigo de él que ser hijo de él.
- Dentro de la gran cantidad de conferencias, ensayos y libros en general,
está El elogio de vivir de la dificultad... ¿Eso es una sombra grande del
maestro Zuleta?
- Ese libro se convirtió en un
icono y creo que deben existir otros
Edición 70 14
elogios, como el elogio de la ‘holgazanería’... Creo que es muy importante ser holgazán para poder
disfrutar la vida, para salirse de la
rutina en que estamos todos (que es
producir). Hay que hacer un elogio
de la holgazanería, de la pereza, de
los sueños, del no hacer, de la soledad... Hay que hacer otros elogios.
- Hablemos de su libro Mirar otro
mar, ¿cómo nació? ¿cómo fue el proceso del libro?
- El libro tiene ese nombre
porque son poemas que hablan del
Océano Pacífico colombiano. Es
un homenaje a ese litoral que yo
conozco bastante bien y en el cual
viví una época de mi vida y que ha
sido muy poco cantado y muy po-
cas veces apreciada su estética, una
estética, por cierto, muy compleja,
muy hermosa. Yo traté en ese libro
de mostrar un poco la estética del
Pacífico colombiano. Siempre que se
habla del mar, la gente piensa que es
el Mar Caribe, y que se trata de unas
islitas azules y cielos azules y playas
amarillas. El Océano Pacífico no es
así, es una selva húmeda, densa, llena de ríos, con cielos y playas grises,
pero hay allí una estética hermosa.
Eso es lo que yo trato de explorar
en este libro.
- ¿Y en Las salas del súbdito también?
- No. Digamos que Las salas
del súbdito es un libro que recoge
20 años de trabajo y en el cual hay
una reflexión: que así uno sea un
súbdito, la poesía son las alas que
le permiten a uno seguir viviendo.
Entonces habla un poco de la vida
cotidiana y de la lucha entre soñar
y tratar de ser, y la posibilidad de
sobrevivir en este mundo.
- Para terminar, veamos uno de los
últimos libros del maestro Estanislao
Zuleta: Tres rescates. Él muy subliminalmente nos hablaba de Sartre,
cómo lo defendió y al mismo tiempo di-
fundió su filosofía, defendió su negativa
de recibir el Premio Nobel de Literatura
argumentando que fue una posición absolutamente no contestataria sino fiel a
lo que él estaba pensando.
- Sí. La protesta de Sartre,
según mi padre y muchos seguidores
del filósofo francés, fue más que
todo por la politización de este premio; éste era netamente literario,
pero lo estaban convirtiendo en
algo político. El Nobel se lo habían
dado a Winston Churchill y a
él le pareció que eso no era correcto, pues había escritores que lo
merecían más que Churchill, que
era un político. Y además un político
bélico y así le debamos el favor de
haber combatido a Hitler, esa no
era la razón para darle un Nóbel.
Por eso protestó y por esa razón
no lo quiso aceptar. Este libro Tres
rescates estaba inédito y se llama así
porque eran unas grabaciones de
unas conferencias que Estanislao
dio entre los años 75 y 78 a un grupo
de amigos y personas en Cali, y que
nosotros rescatamos, las transcribimos y con la ayuda de Mario Arrubla, las volvimos un texto, él es
prácticamente el editor de esos ensayos.
15 Junio de 2007
El legado de los años 70
en la literatura de
nuestro continente
Por: JUAN CAMILO RINCÓN
Periodista
E
n toda la historia no hubo tanta producción literaria latinoamericana
de tanto impacto como en los años setenta. Los grandes escritores de
nuestro continente ya habían salido a flote; sus obras trascendentes eran
traducidas en todo el mundo. Ya no se pensaba sólo en Rubén Darío o
en el modernismo; escritores como Gabriela Mistral y Miguel Ángel
Asturias ya habían ganado el premio Nóbel. Jorge Luis Borges y Pablo
Neruda eran estudiados por intelectuales que buscaban, en renombradas
universidades de Europa, espacios de análisis de nuestra literatura.
El boom latinoamericano estaba en su furor. En las páginas de Cien años
de soledad de Gabriel García Márquez, Rayuela de Julio Cortázar,
Pedro Páramo de Juan Rulfo, un continente se descubría a sí mismo. Los
norteamericanos veían el realismo mágico como una estructura organizada
de ideas narrativas que los latinoamericanos llevábamos en nuestra sangre.
Pero nosotros éramos más que eso, éramos una representación cultural
unida por un idioma.
Esta ola de buenos escritores dio a Europa la posibilidad de redescubrir
nuestra existencia. Por primera vez, estábamos en el mismo nivel que los
espacios artríticos que producía su academia. La década de los setenta, que
fue la confirmación y el pico más alto de este proceso, permitió que nuevas
generaciones literarias no sólo pensaran en Cervantes, Shakespeare o
Dante sino también en Sábato, Carpentier o Paz.
En esta época, en América Latina, surgen las más violentas dictaduras
que incluso hoy se están poniendo al descubierto. La presión de los Estados
Unidos, para evitar la proliferación del comunismo en el continente, abrió
el camino a seres tan abominables como Augusto Pinochet en Chile, en
1973, Juan María Bordaberry, que se autoproclama dictador ese mismo
Edición 70 16
año, y el argentino Juan Rafael Videla, en 1976. Pero, como toda represión da origen a grupos insurgentes, es esos países germinó una esperanza
de socialismo que nunca llegó a concretarse.
Así se explica que una característica de la literatura de esta época fuera
su tinte político. Además de la ya conocida escritura de Neruda, nacen
dos narraciones en prosa que resaltan la idea de producir documentos que
narren la intrincada historia de esos años. El cumpleaños de Juan Ángel, de
Mario Benedetti es la historia de un joven de clase media de Montevideo
que decide participar en la guerrilla urbana. A su verdadero nombre, que
es Osvaldo Puente, decide cambiarlo por Juan Ángel, como una forma
de entrar en la clandestinidad. Este acto adquirirá sentido en el transcurso
de su vida, a través de la trama del texto. La obra con su aire biográfico es,
junto a Primavera con una esquina rota, uno de los bastiones narrativos que
representan el sentido de lucha del autor.
Otra obra política que aparece en esta época es el Libro de Manuel de
Julio Cortázar, en 1973. Cuenta la historia de unos padres que deciden
hacer un libro de recortes de noticias a su hijo Manuel, para que entienda
cómo fue la década en que vivieron. Los padres, por su conciencia política,
se unen a un grupo de amigos para realizar distintos actos de protesta que,
en el transcurso de la historia, llevan hasta el gran plan maestro, que no
ofrece ninguna salida.
El protagonista de esta década fue Pablo Neruda. El otorgamiento del
premio Nóbel, en 1971, fue oscurecido por su muerte dos años más tarde.
Pinochet no sólo derrocó la primera posibilidad democrática socialista,
representada por Salvador Allende, sino que agravó con su golpe de estado la situación crítica de salud del escritor chileno. 1973 significó la muerte
de los tres pablos (Pablo Picasso, Pablo Neruda y Pablo Casals) y el
final de la guerra de Vietnam, un hito del abuso norteamericano.
1975 fue un año curioso: en Varsovia se desarrolló un histórico encuentro literario de esta
generación. Escritores como Augusto MonEl protagonista
terroso, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Jorge
de esta década fue
Luis Borges, José Donoso, Luis Cardoza
Pablo Neruda. El
Aragón, Claribel Alegría, Álvaro Mutis,
Juan Carlos Onetti y Miguel Ángel Asotorgamiento del
turias, entre otros, se congregaron en un terpremio Nóbel, en
ritorio lo más alejado posible para dis cutir sobre
1971, fue
la situación de nuestro continente y repensar su
valor literario.
oscurecido por
No debemos olvidar aquí publicaciones como
su muerte dos
Informe sobre Brodie y El libro de la arena, obras
años más tarde.
donde Jorge Luis Borges regresaba a sus cuen-
17 Junio de 2007
tos. Las dos caras de Gabriel García Márquez, el periodismo con Relatos
de un náufrago y la literatura con la novela del gran dictador; El otoño del
patriarca. Queda sólo por mencionar, la publicación de El siglo y el garabato
de Octavio Paz, Terra Nostra y La cabeza de la hidra de Carlos Fuentes,
el Concierto barroco de Alejo Carpentier, Abaddón el exterminador de Ernesto Sábato o La tía julia de Mario Vargas Llosa. Cada una de ellas, y
las que no he mencionado para no extenderme, nos ofrecen la posibilidad
de insistir en la satisfacción por lo nuestro. Los años setenta, en todos los
países de nuestro continente, se caracterizaron por la constante producción
de obras de valor trascendente.
En la siguiente década mueren Julio Cortázar, Jorge Luis Borges
y Alejo Carpentier, la producción de los representantes de boom que
quedaron vivos decae en cantidad y cambiaron los objetivos del material
escrito. Nada volvió a ser lo mismo, sólo nos queda el legado que debemos
guardar con orgullo, por ser latinoamericanos.
Edición 70 18
19 Junio de 2007
A LA IZQUIERDA, PREMIACIÓN DEL CONCURSO EN EL MARCO DE LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE
BOGOTA, EN SU ORDEN, JORGE CONSUEGRA, DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN LIBROS Y LETRAS Y LOS JURADOS
DIEGO CORTÉS, CAMILA BORDAMALO Y LUIS FERNANDO GARCÍA. A LA IZQUIERDA DAVID SIN APELLIDO,
GANADOR DE LA CONVOCATORIA.
stá sentada en la sala de su apartamento. Sostiene en su mano izquierda
una caja de arroz chino mientras con la derecha, lentamente y sin dejar
de mirar, protegida en la oscuridad de su sala, se administra cucharadas del
informal alimento. Mira el edificio frente a su ventana en donde otra mujer
prepara la mesa para comer con su esposo.
La comida está caliente. El marido no demorará en llegar. La mujer lleva
a cabo sus quehaceres cotidianos con agresiva naturalidad. Sabe que la espían.
No conoce con exactitud los pensamientos de quién lo hace, pero imagina
con certeza que se le imputa hipocresía y mediocridad, y su defensa consiste en asumir su papel, en sentir orgullo de su vida conyugal. Aunque es
consciente también de que, más bien, podría cerrar la ventana. Prefiere no
hacerlo.
El marido llega, saluda a su mujer con un convencional beso en la boca
mientras que, con la ayuda de ella, se saca la chaqueta. Sonríe satisfecho sin
quitar los ojos de los alimentos dispuestos en la mesa. La mujer del arroz
chino presencia pacientemente toda la escena hasta el momento en que la
pareja se retira a la alcoba. Supone que allí verán lo que reste del prime-time
en medio del sopor de la abundante comida que, sumado al cansancio de un
día de oficina, diezmará toda esperanza erótica en el lecho matrimonial. Un
estúpido final para tanto pavoneo piensa la vecina.
***
La esposa se despierta en medio de la noche. En el apartamento de
enfrente la luz está prendida y logra ver a dos amantes llevando acabo un
prodigio malabarístico. Ésta imagen la hace sentir veinte años más vieja. Cuando la impresión se disipa un poco, se percata de la ausencia de su marido.
Edición 70 20
De la imagen en su ventana cree reconocer algo más que a su vecina. La
espalda del hombre le resulta alarmantemente familiar. Muy angustiada, se
levanta de la cama.
Al llegar a la sala, descubre entre las sombras el oscuro rostro de su
marido.
Él está de pie en medio de la sala con la boca un poco abierta. Observa
lo que pasa en el edificio de enfrente a través de la ventana sin percatarse
de la presencia de su esposa.
La pareja permanece en silencio por un instante.
-¿Qué haces?– pregunta ella finalmente apoyándose en la pared.
-¡Amorcito!– responde él con un poco más de entusiasmo del necesario
para persuadir–. Vine por un vaso de agua.
-¿Y ya te lo tomaste?
-No, digo, sí... Los langostinos... estaban un poquito pesados, ¿cierto?
El marido mira fijamente a su mujer con una estúpida sonrisa mientras
se soba la barriga. Ella mira alternativamente a su marido y a la ventana
sin poder disimular muy bien que en el edificio de enfrente una pareja se
acomoda ahora en una posición conocida en el Kama Sutra como “el toro
con la vaca”.
-¿Qué opinas?– pregunta ella.
-¿De qué, amorcito?– Responde él
-Del espectáculo...
-¿Cuál?
-A ver...– dice ella arrastrando un poco la “r” del final. Luego mira fijamente a la ventana. A él no le queda más remedio que hacer lo mismo.
-¡Qué numerito!, ¿No?
-¿Cuál numerito?– responde él con toda la inocencia que puede poner en
su voz. Ella se queda mirándolo con la boca apretada por una eternidad.
-Ese numerito –responde ella señalando la ventana con un enérgico movimiento.
-¿Cuál amorcito?
-¿Cuál amorcito? –remeda ella en reproche. –Hace un rato no parecías
tan ciego... Amorcito.
Luego le da la espalda y, con pasos enérgicos, vuelve a la habitación. A
él, que lleva un buen rato en la penumbra, no le cuesta seguir la pálida figura
de su mujer que se aleja por el corredor oscuro.
***
El hombre empuja con fuerza mientras la vecina, concentrada, tratando
de no caer, mira por su ventana a ver si la luz en cierto apartamento le da
la señal de un pequeño triunfo. Mas no encuentra ninguna. La fuerza que arremete contra sus caderas le hace humedecer los ojos. Claro que no es solo
eso. Es la oscuridad en la ventana. Nada más que esa puta oscuridad.
21 Junio de 2007
La realidad
a cuestas
Por: DANIEL GARCÍA LOZANO
Periodista
arica como Fernando Vallejo, aguardentero como él solo, Darío,
su hermano, estaba muriéndose de diarrea y sida en una hamaca en el
centro de Bogotá. Para lo único que estaba capacitado su cuerpo entonces
y desde entonces para siempre, era para fumar marihuana. Como Darío
se murió en ese apartamento viejo después de pasados algunos meses,
Fernando, que lo quiso tanto y que lo quiere tanto, se hubiera querido
morir.
Si yo le preguntara a Fernando por los recuerdos suyos que no quiere
tener, estoy seguro que me respondería más o menos así: “Pues los que uno
no quiere se le atraviesan a la colombiana, a la verrionda, a las patadas; uno
no puede librarse nunca de ellos porque hasta la tumba, hasta el último día
como ladrón en plena carrera décima de Bogotá, te perseguirán, estarán a
tu lado, contigo, a pesar tuyo y para siempre. Igual yo ya estoy viejo, te va a
tocar lo que a mí: te compadezco”.
Y me tocó… efectivamente… Fernando… lo que a ti.
Me siento atrapado. ESTOY ATRAPADO. El diccionario dice que la claustrofobia es la sensación morbosa de angustia producida por la permanencia
en lugares cerrados. No puedo salir. No puedo o no quiero salir… Lo importante es que no quiero… Lo importante es que no puedo.
Como un pájaro en un cuarto sin ventanas, vencido ya -sin luz-, me bato
en la tristeza de un álbum de fotos y dejo que la vida me de golpes contra la
pared. Las alas no funcionan.
Al abrirlo gritaré.
La foto
Esta foto Fernando, al estar haciendo contacto permanente con el
tiempo -día feliz de mi niñez que no vuelve más-, se vuelve tan fúnebre que
no queda otra cosa que tirar todas las flores sobre la lápida y aguantar.
En el año 89, mientras comenzaba a despertarse el monstruo en que se
convirtió este país, estábamos en los Estados Unidos. La montaña rusa hacía
sonar los rieles y desde la fila infernal de turistas, entre las barandas metáliEdición 70 22
cas que conducían la llegada para subir a bordo, mis papás se despedían con
una mueca nerviosa entre agasajos y cariños como preguntándose por qué
me habían dejado subir. Yo miraba a mi hermano Felipe en el vagón de al
lado y me tranquilizaba.
Viajábamos y vivíamos a mil por hora. En el “Bush Gardens” de pronto
nos vimos encima de un elefante gigante y si yo hubiera estado de pie junto
al animal, mi cabeza no habría alcanzado la altura ni de la mitad de una sus
patas. Conduje también un avión y recuerdo saludos y despedidas desde
lejos como si uno se fuera a la selva o a la guerra, gritos por todas partes.
Del avión pasé a un carro amarillo que andaba despacito. Sobre sus cuatro
ruedas iba yo, contento, con el timón entre las manos.
No me olvido más de Mercedes Sosa cuando canta que “El tiempo
pasa…”, pues la vida lo va conduciendo en adelante a uno, sutilmente, políticamente y con diplomacia hasta que le estalla el panorámico hirviendo en la
cara, recuerdo a recuerdo, mientras la vida se va. Yo la ayudo a irse mientras
me detengo aquí, mientras escribo lo que fue y será.
Detrás mío, una señora vestida deportivamente, busca también un instante. Tiene una cámara de fotos que hoy cualquiera tiraría a la basura. Un señor
pasea con su hijo. El día es claro, como dicen con divina ingenuidad Los
enanitos verdes. La mayoría de personas están usando gafas para el sol y los
farolitos así dispuestos dan la sensación de bienestar. No hay papeles en el
piso ni nadie está llorando. El fondo es de color rosado. Yo me abrazo a él, a
Pinocho, mientras ignoro que desde que se toma la foto ya está muriéndose.
Mi mamá obtura y suena el carrete.
Tengo memoria de haber posado también para una foto con Blancanieves
y los siete enanitos. Eran unos muñequitos en miniatura sobre un césped y
había muchos árboles alrededor. Decía “Snow White” en un poste camino
a casa y ésta, de un ladrillo rojizo precioso jugaba con los sombreros escarlatas de los enanos. La barba les llegaba a todos a la altura del pecho y uno
de ellos, aislado, con suma concentración, tocaba la flauta como el argentino
Nito Mestre.
Detrás suyo, nuevamente a mi vista, la casa, los árboles, todo lo que ya
dije… pero detrás de los árboles y de todo lo que ya dije, y de las barbas de
los enanos que parecían naturales y parecían crecer, y de lo que no dije ni
diré nunca, también ahí, el cielo, se veía el sol, y toda la composición de ese
cuadro me hizo sentir que aquello era real, que los muñequitos tenían vida y
ahora creo, siento, lo veo, que me ha crecido la nariz. Será que tanta verdad
es una mentira… que crecí, que queda en mí tan solo lo que ya no existe.
Abajo en la esquina izquierda, como en El desbarrancadero de Fernando Vallejo, la cara de mi hermano Felipe mira la foto con alegría, viéndosele el alma.
Bogotá 2006
23 Junio de 2007
BOGOTÁ, MAYO DE 2007
ALGUNOS DE LOS TÍTULOS MÁS VENDIDOS EN LA 20ª FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BOGOTÁ
De acuerdo a las Editoriales: Planeta,
Ediciones B, Random House Mondadori,
Grupo Santillana, Círculo de Electores,
Ediciones Océano de Colombia,
Ediciones Urano, Taschen, Norma.
Fuente: MarcasyMercadosIT.com
- Los hombres invisibles, de Mario
Mendoza
- Crónicas de secuestro, se varios
periodistas colombianos
- High School Musical
- Hannibal, de Thomas Harris
- Cien años de soledad (Edición
Conmemorativa), de Gabriel García
Márquez
- El diario del chavo, de Rober to
Gómez Bolaños
- Ché Guevara: Una vida revolucionaria,
de John Lee Anderson
- La culpa es de la vaca, de Jaime Lopera y Marta Beltrán
- Harry Potter y la orden del Fénix, de J.K Rowling
- El librero de Kabúl, de Åsne Seierstad
- Pide y se te dará, de Jerry y Esther Hicks
- Los Ejércitos, de Evelio José Rosero
- Galería celestial, de Ian Baker y Romio Shrestha
- La estrategia del Ave Fénix, de Santiago Rojas Posada
Los Ejércitos, de Evelio José Rosero
Ismael, un anciano profesor jubilado, y su mujer, Otilia, viven morosa y
modestamente en el pueblo de San José desde hace cuatro decenios. A
Ismael le gusta espiar a la mujer de su vecino, y Otilia suele reconvenirlo,
avergonzada. Hasta que el ambiente idílico del pueblo se enrarece. Las
desapariciones de algunos familiares extienden el miedo entre los habitantes
de San José y parecen preludiar sucesos aún más graves. Una mañana, tras
volver de un paseo, Ismael se entera de que unos soldados de no sabe qué
ejército se han llevado a sus vecinos. Le cuentan también que su mujer lo
ha estado buscando e intenta dar con ella en vano... Los ataques continúan
y, cuando los acontecimientos se precipitan y se desata la violencia, los
supervivientes deciden huir antes de que sea tarde. Pero Ismael opta por
quedarse en el pueblo devastado. Una decisión que le revelará un destino
oscuro e imprevisible.
Edición 70 24
25 Junio de 2007
Eduardo Cañas Estrada
LA LITERATURA SE CONVIRTIÓ EN EL MEJOR INSTRUMENTO DE REFLEXIÓN PARAR TODAS LAS
PERSONAS…
E
l Pastor Eduardo Cañas ha través de su labor con la iglesia siempre
se ha preocupado por el bienestar de las personas, porque estén mejor
espiritualmente y porque mantenga siempre el interés de apoyar a otros. Es
así como ha logrado ayudar a mucha gente. Con la literatura se ha sabido
identificar y materializar lo que por muchos años ha querido expresar para
todo el mundo. Títulos como Cuando la sal pierde su sabor, El aroma de su
presencia y más allá del odio son el camino a la paz y tranquilidad interior de
cada quien...
- ¿En qué momento decide empezar el proceso de
escritura de sus libros?
- Cuando siento que a través de mis reflexiones
puedo ser un instrumento para que otras personas
conozcan de Dios y de las maravillas que Él
hace.
- ¿A qué temas recurre para escribir?
- El tema que se trata en cada libro
es diferente, pero están unidos por dos
elementos: uno, está relacionado con los
cambios que se suscitan cuando las personas
toman la decisión de recibir a Jesucristo
como mi único y verdadero salvador.
La otra, es que Dios tiene un propósito
para con cada uno de nosotros y estos
se cumplen pese a las adversidades
de la vida. Él siempre estará ahí para
extender sus manos protectoras
cuando decidamos confiarle todo
nuestro ser.
-
Edición 70 26
¿Qué espera de sus
lectores?
- Espero que tomen
la decisión de creer en
Cristo Jesús.
- ¿Sus libros se convierten en la
mejor de reflexionar y sanar el alma de
las personas?
- Un libro permite la comunicación
entre el escritor y el lector, lo pude
llevar a la reflexión, pero quien sana
es el Señor.
- ¿Qué tan importante es para usted
que su literatura transcienda otros
grupos de personas?
- Mi llamado es dar a conocer la
palabra de Dios. El trascender entre
los grupos sociales es importante en
la medida en que ellos, encuentren el
camino a la verdad.
- ¿Sus libros son una vivencia personal,
una reflexión, una enseñanza?
- Son todas, la literatura tiene esa
virtud, en un texto usted puede narrar
una vivencia personal y a través de ella
llevar a la reflexión e inherentemente
dejar una enseñanza.
- ¿Está preparando otro libro para
su publicación?
- Siempre se piensa en otro libro,
en especial cuando el deseo está
fundamentado
poder colaborar
ayudar a las personas a tener cambios
en sus vidas.
- ¿Cómo su labor contribuye a la paz
en nuestro país?
- Cuando se muestra otra opción
en contraposición a la violencia, como
el diálogo y la concertación, siempre
se estará contribuyendo a la paz. Mi
vida y la de mi familia, así como la
obra que yo represento contribuyen
a buscar la paz en nuestro país.
27 Junio de 2007
n noviembre había recibido una noticia que de
por sí, me parecía absurda,
la canción “Me duele el
alma” había sido seleccionada para ser finalista del Festival Internacional de la Canción
de Viña del Mar, entre 2.800
obras compuestas por músicos
de veinte países latinoamericanos. Leonardo Gómez –con
quien escribimos dos años atrás
este fandango de lengua–,
había hecho la inscripción a
mis espaldas, porque sabía
de mi escepticismo con
este tipo de eventos internacionales, pero cuando
me enteré, ya era un
hecho, y sabía que era
un enorme reto el que
había que asumir. Pero
desde que emprendí la
investigación que sustentó el trabajo Itinerario de Tambores, sentí la responsabilidad que genera
involucrarse con una música tanto carácter ritual y con tanto peso histórico
como es el bullerengue.
Edición 70 28
El aval que me habían dado mis maestras me daba confianza, sé que
cuando yo canto se escuchan sus voces, la de Eloisa, la de Eustiquia, la
de Eulalia y la de Etelvina, por supuesto. Desde que tenía cuatro años
empecé a subirme a un escenario a cantar junto con mi hermano Fabián.
Participé en casi todos los festivales que tiene nuestro país de música andina
colombiana, unas veces representando a Santander y otras veces a Boyacá,
departamento donde viví buena parte de mi infancia. Esta vez era distinto,
me di cuenta del talante de mi compromiso cuando el presentador dijo:
“País en participación: ¡Colombia!, el público de Quinta Vergara no se ha
ganado el apelativo de “Monstruo” de manera gratuita. Cuando salí al escenario, el viento glacial pegaba en mi cara, y trataba de respirar por la nariz
para que no se me resecara la voz, pero el consejo de Etelvina de tomarse
un trago de ron antes de salir al escenario me había resultado muy útil para
mantener mi garganta caliente.
En ese momento vi solitaria una bandera de Colombia ondeándose en
los palcos populares y me emocionó, y me dio fuerza para entonar el “lereo” con que abrí una de las tres presentaciones de “María Mulata” en Viña
del Mar. Siempre que terminábamos el público cerró nuestras presentaciones con calurosos aplausos, a pesar de todo nunca nos sentimos favoritos, y
la emoción de la lectura del fallo la vivimos con mucha expectativa.
Ahora, tres meses después de trascurrido, sabemos con cabeza fría la
magnitud del logro obtenido, y las puertas que se nos han abierto tras lograr
un reconocimiento internacional, pero sabemos que este fue un logro del
bullerengue, de su fuerza ancestral y de la generosidad con que los grandes
maestros compartieron su sabiduría con nosotros.
María Mulata
29 Junio de 2007
Edición 70 30
Oasis en el papel
Por: IGNACIO RAMÍREZ, Director Cronopios
hora que celebramos la aparición del #70 de la revista Libros & Letras, me confieso lector voraz de estas batalladoras publicaciones que
una con otra fulguran el oasis del desierto que acrecienta la indiferencia de
los grandes medios, cada vez más frivolidad, más negocio, más violencia, al
tiempo que más ramplonería y más incultura. Y declaro que por culpa o gracia de las revistas culturales (que de ambos ingredientes paladeo) no alcanzo
a leer todos los libros que quisiera.
Todas las revistas, incluyendo las mencionadas ya, son engendros ubica-
31 Junio de 2007
dos entre la espada y la pared que son el periódico y el libro. Sin la supuesta
levedad del uno y sin las ínfulas del otro, son exactamente el término medio
que nos permite no sentirnos tan frívolos y perdedores de tiempo cuando
leemos los diarios o tan agobiados y comprometidos cuando acometemos
los volúmenes. Y sin que dejemos del todo ni éstos ni aquellos, porque no
sólo de revistas vive el ego lector, quienes de alguna manera pertenecemos
al microcósmico, serpentobatracio y presuntuoso universo del arte y la cultura de la aldea que somos y de la delirante parroquia que es el resto del
mundo, podríamos afirmar que ya no nos es posible vivir sin Gaceta, sin La
Hoja, sin Ekuóreo, sin la de La Silva, sin el Golpe de dados, sin Politeia, sin la
de Antioquia, sin la del Valle, sin la del Norte, sin Noventaynueve, en fin, sin
todas aquellas que una con otra constituyen la vida que hay que leer.
¿Cómo logran el prodigio de la supervivencia los simples mortales de
las nuevas generaciones que se embarcan en semejante aventura de papel?
Yo pienso que los títulos colombianos que caben en esta categoría son un
auténtico milagro de la perspicacia, la perseverancia y la terquedad de uno
o de unos pocos puñados de intelectuales criollos, que a fuerza de tropezar
contra los muros de indiferencia o la ignorancia de los autodenominados
grandes medios masivos como las cadenas radiales, la televisión, los diarios
y las revistas del montón para la montonera, lograron erigir sus islas y ondear sus banderas y pararse firmes contra los múltiples vientos y las infinitas
mareas que les abaten.
Pero, ¿Nueva Generación? ¡Qué anacronismo y qué cursilería! Navegantes enloquecidos de las páginas Web, de las autopistas electrónicas, de la multimedia y del realismo virtual, los grupos ya no existen ni interesan a nadie.
Ahora el matrimonio es entre el individuo y la máquina y ni al más estúpido
y godo de los gomelos que se las dé de intelectual, le interesaría formar
parte de algo tan retórico y daguerrotípico como una “generación”.
Los admirables locos de Número, de El Malpensante, de La Hoja, estos
requetelocos múltiples de Libros & Letras, los otros que hacen y escriben
las revistas de las universidades y nos bombardean constantemente con preguntas y respuestas y mediante ellas nos instan a vivir pendientes de sus
próximas ediciones, son, ellos sí, los generadores de una nueva corriente
de aire vital indispensable para oxigenar el basurero nacional. Y muchos
otros, los Ulrikos de Rafa, los Puestocombatientes de Milcíades, Los Prometeos, Los Poetas en Abril, Los Comunpresentes, los Lunáticos Nocheros
de Tuluá, los Papelípolas de Luna, los de El Túnel de Montería, los de Cultura
de la Selva en Leticia, los Centinelas del Chocó, los Cenicientos de Pasto y
todos los famosos y los anónimos hombres y mujeres que hoy en Colombia
hacen o sueñan revistas libres, libres son de sentirse o no catalogados como
generación o como degeneración, que puede ser más digno. A mí lo que me
preocupa es que por vivir leyéndolos, casi no me queda tiempo para leer.
Edición 70 32
¡Feliz 70, L&L!
Por: JORGE FRANCO RAMOS, Escritor
Los medios de comunicación tradicionales, periódicos, noticieros, están
enfrascados en el círculo vicioso de nuestra realidad política, económica y social, casi siempre buscando el espectáculo en esas áreas. De ahí la necesidad
de que existan medios que se dediquen a difundir el acontecer cultural, que
es bastante amplio y variado.
Colombia es un país con un patrimonio cultural inmensamente rico y las
revistas culturales juegan un papel muy importante para dar a conocer la
magnitud de este patrimonio. Sin embargo, es incompresible que la cultura,
que es la encargada siempre de sacar la cara por Colombia, tampoco encuentra el apoyo para ser difundida en la forma como se lo merece.
Las revistas culturales, y todos los medios dedicados a la cultura tienen
que recurrir a grandes esfuerzos y al valor de quienes las hacen para sobrevivir en nuestro medio.
Libros & Letras ha venido cumpliendo con el propósito de enaltecer el
quehacer literario colombiano durante 70 ediciones, lo ha logrado a pesar
de las dificultades y gracias al coraje y la obstinación de su equipo. Han
cumplido siempre y todo el país debe celebrar y agradecer este buen resultado.
Felicitaciones y que vengan miles de ediciones más.
Por: GUILLERMO TOVAR, Periodista Agencia EFE
Libros & Letras ha logrado coronar la cumbre de las setenta ediciones,
una labor que se vuelve titánica en un medio como el nuestro, en el que
vemos nacer, desaparecer o simplemente no ser, publicaciones ahogadas
por las leyes injustas y poco doctas que rigen los mercados, si es que la cultura pude considerarse uno de ellos.
Las revistas culturales son pocas en nuestro medio y en ese campo Libros & Letras resulta indispensable y única. Este tipo de publicaciones está
llamado a informar sobre la vida cultural del momento y a los periodistas
que debemos trasegarla por oficio nos sirven para conocer las novedades de
la vida cultural y en especial, literaria, estar al día y enriquecer nuestro trabajo con fuentes autorizadas. Otra cosa es el deleite personal que produce
esa vida cultural después de las horas de trabajo.
Octavio Paz decía que la historia de la literatura moderna se confundía
muchas veces con la de las revistas literarias.
La nueva actividad literaria que se abre paso en Colombia, con nombres
y temas nuevos, encuentra en estas páginas y en este amigable formato el
33 Junio de 2007
canal que en el siglo pasado tuvieron experiencias quijotescas e inolvidables
de esas que el gran Ignacio Ramírez llama ejemplos de terquedad, nadar
en contravía y pelear contra molinos de viento.
Pero que al fin y al cabo llegaron sin falta cada mes a cumplir con una
cita. Ser ventanas del pensamiento y la estética y canales de revelación de
vanguardias intelectuales.
Y Libros & Letras cumple cada mes con el ritual sagrado de administrarnos una dosis de libros nuevos, de letras frescas y de programas culturales suficientes para esos treinta días.
Los milagros diarios
Por: GUILLERMO ANGULO, Director Periódico Ciudad viva
Hay tres personas que se han ganado mi admiración por su infatigable
difusión de la cultura: Ignacio Ramírez, el de Cronopios, tan amigo mío
que lo tuteo y lo llamo Nacho. Lo que no deja de ser un exceso, ya que no
lo conozco. Simplemente su obra me hace sentir muy cerca a él.
Con Jorge Consuegra la relación es distinta: nuestra amistad empezó
ya hace tiempo, en vivo y en directo, en las frías madrugadas de Radionet,
en medio del profesionalismo de Yamid, la invencible antipatía de Néstor,
el profundo conocimiento de la historia de Diana Uribe, llegando siempre
tarde a la transmisión y siempre adelantada en la interpretación política
de la historia. Gustavo Gómez, sin importar el tema, acababa siempre
hablando de los Beatles. Por encima de todas estas inteligencias sobresalía
la natural humanidad, ajena a convencionalismos y desbordante de risueño
ingenio de Jaime Garzón, a quien antes había visto en El Patio sirviendo
graciosamente de mesero. Nunca he conocido a una persona más simpática
y con menos complejos que Jaime.
Ahí, pues, fue donde me topé por primera vez con Jorge Consuegra
y luego, cuando Radionet ya estaba viviendo de arrimada en casa de su
madre, Caracol, me lo encontraba en los largos y desapacibles corredores,
donde los fumadores se refugiaban a echar su humo semi clandestino (los
fumadores son los nuevos leprosos. Sólo faltan que los confinen en Agua de
Dios o en la isla de Tierra Bomba y que, además, digan que fumar es contagioso). Allí, Jorge me presentó a Ileana Bolívar, que no se sabe si es su
mano derecha o si él es la mano derecha de la Bolívar.
Nacho, aunque no desprecia escribir en lo que hoy se llama copia dura (antes papel; lo ha hecho toda la vida) finca hoy su fortaleza en Internet y su marca
de fábrica, ampliamente conocida, es el cortaziano nombre de Cronopios.
Consuegra, como Nacho, también tiene —siempre en compañía de
Ileana— una página diaria en Internet pero, como suele decirse, «no se
priva de nada»: se le oye en radio, se le ve en televisión , presentando libros,
Edición 70 34
dictando conferencias y mes a mes ambos repiten el milagro de sacar una
revista impresa, con el mismo nombre de la página de Internet: Libros &
Letras. Lo más estupendo es que, como por arte de magia, sale cada mes,
sin falta, a pesar de la magra y elusiva publicidad y de ser gratuita. Lo que
me hace recordar que, cuando yo vivía en México, una vez me encontré
con el director de una publicación que hacía el Partido Comunista y le pregunté por la periodicidad de la misma. Y me respondió muy serio: «Nuestro
periódico es una publicación católica.» Yo, recién llegado, aún no estaba
acostumbrado a la perpetua mamadera de gallo de los mexicanos. El camarada, viendo el asombro reflejado en mi cara, acabó de explicarme cada
cuánto salía la publicación: «Sale cuando dios quiere…»
El milagro del dúo Consuegra-Bolívar es que, en su acelere, ni siquiera
esperan los designios de dios. Y la revista sale siempre a tiempo y la página
está todos los días en la pantalla de los computadores. ¡Qué bueno que haya
milagros!
Pasión revistera
Por: LUIS FERNANDO AFANADOR, Periodista cultural Revista Semana
Soy un apasionado de las revistas y, por supuesto de las revistas literarias.
A ellas les debo el descubrimiento de autores claves en mi vida, la lectura
de ensayos, cuentos y poemas memorables. Fui devoto de Vuelta, la revista
que dirigía Octavio Paz y ahora lo soy de su sucesora, Letras Libres, dirigida
por el historiador Enrique Krauze. Y aquí en Colombia lo fui de Golpe
de dados, la Gaceta de Colcultura, Gradiva y, por supuesto, de la gran revista
Eco que alcancé a seguir en su última etapa en la que Juan Gustavo Cobo
Borda le quitó el énfasis de “enclave germánico en el país de los chibchas”
y la encauzó hacia la literatura latinoamericana. Por cierto, nunca olvido un
curioso artículo de Gabriel García Márquez que allí rescataron y que se
titulaba “Desventuras de un escritor de libros” y en el que denunciaba estar
muriendo de hambre por haber escogido semejante profesión. Es increíble
que lo que pasó después convertiría ese artículo periodístico en un cuento
fantástico o, por lo menos, en una pieza maestra de las ironías del destino.
La revista Eco nos hizo conocer a Walter Benjamín pero también a
Julio Ramón Ribeyro y a Álvaro Mutis, lo cual daba una justa perspectiva y le callaba la boca a Ángel Rama, responsable de la frase antes citada
sobre el enclave germánico en el país de los chibchas. Eco fue una gran revista, una revista que nos dio horizontes y perspectiva universal aunque, como
todo lo bueno, uno se da cuenta de eso demasiado tarde o cuando alguien
extraño nos hace caer en la cuenta. En una entrevista que alguna vez le hice
al escritor argentino Ricardo Piglia, me confesó que una de sus razones
de venir a Bogotá era conocer la cuidad donde se hacía “la mítica revista
Eco”. Pensábamos en la revista Sur de Victoria Ocampo en Buenos Aires
35 Junio de 2007
y un argentino, de una cultura literaria impresionante, además de brillante
crítico, se desvivía por nuestra revista Eco. Como se podrán imaginar, este
fue un golpe contundente a mi incipiente esnobismo literario. Y al síndrome
de metrópoli que es difícil de borrar así Borges nos haya enseñado ejemplarmente que no existen las capitales literarias, que el centro del mundo
puede ser una gran biblioteca hospitalaria en cualquier arrabal de la tierra.
Por fortuna, esa rica tradición de hacer buenas revistas literarias no se
ha perdido en Colombia. Hay muchas pero el tiempo –ay, escaso- sólo me
alcanza para seguir cinco: la de la Universidad de Antioquia, El Malpensante,
Número, Luna de Locos y la Gaceta del Fondo de Cultura. En ellas siempre encuentro una reseña, un relato, un ensayo o un poema dignos de recordar.
¿Cultura o farándula?
Por: Javier Correa Correa, Escritor y docente universitario
Hace una década, aproximadamente, una tendencia se abrió campo en
los noticieros de televisión: la de las modelos de minifalda y escote, quienes
presentaban las noticias de farándula. Desde entonces, los informativos
tienen tres secciones fijas: los muertos del día, los goles del día y los chimes
del día. La banalización informativa se ha extendido a otros medios, incluso
los impresos, que confunden lo cultural con la farándula.
Así, la conmemoración de los cuarenta años de la publicación de Cien
años de soledad va junto a la noticia del nacimiento del hijo de Tom Cruise,
y el concierto de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, junto a los escándalos
de Paris Hilton. ¡Qué horror!
Por intermedio de estas breves líneas, propongo un debate sobre el papel del periodismo en ese sentido, que debe partir de la definición misma
de lo que es cultura, pues si la entendemos como las manifestaciones de un
pueblo, cabría en la misma sección lo que tiene que ver con literatura, artes
plásticas, arquitectura, música, cine, teatro, cocina, moda, chismes.
O, de una vez, separamos la información sobre el cine, por ejemplo, y la
vida privada de los artistas; o las canciones de Shakira y los amores con el
hijo del ex presidente argentino.
Estas líneas son apenas un abrebocas a una discusión que trasciende lo
académico y se relaciona con la calidad misma de la información. Que Libros y Letras sea uno de los escenarios para dicho debate.
La alegría de crear una revista literaria
Por: HENRY POSADA LOSADA, Periodista Cultural
No creo que haya alguien de ésta membresía literaria que no haya emEdición 70 36
prendido alguna vez en complicidad con sus amigos la creación de una revista
y siempre las mejores son aquellas que convocan a un puñado de románticos
sin un peso pero con un entusiasmo desbordado por materializar sus sueños, es esa mi experiencia. En la Universidad del Valle un grupo de poetas,
estudiantes de literatura, lectores de Rimbaud, Rilke, Baudelaire, bajo
la tutela de Estanislao Zuleta, cuando en la U, se hacían misas negras en
el parque Freud y no faltaban las peñas musicales y los graffitis imitando
el mayo francés : “ La imaginación al poder”, “Debajo del pavimento está
la playa”, “Amaos los unos encima de los otros” etc., creamos Barcalebrio
en homenaje al poema de Rimbaud, El barco ebrio, salía irregularmente,
pues siempre teníamos el bolsillo roto de socialistas y alguien que fungía
de mecenas nos echaba un cable en cada edición y celebrábamos con verdadero frenesí cada número, fueron pocos, aquello fue efímero y aunque
la calidad de la revista era altísima nunca apareció quien financiara ese hermoso proyecto. Unos años después aquí en Bogotá, hice parte de otro bello
proyecto, Papel de luna, casi como la película de Peter Bogdanovich, ¿O
era Luna de papel?, hace tantos años!, fue ahí en la Perseverancia, Antonio,
Alberto, chelo, entre otros, sacábamos de los cuarteles de Luna de papel,
poesía, ensayo, pintura, todo lo que seduce de una revista literaria, bien
impresa, buena fotografía, policromías, galeradas, portada, cómo nos unía
ese proyecto!, ya empezaba a sospechar que duraría poco y así fue también
Luna de papel se dejó morder tristemente por el tiempo, la falta de apoyo
económico la hundió en el olvido.
Mi amigo, Juan Manuel Roca, también quiso tener su revista literaria la
llamó La sangrada escritura, insistió varios números y terminó con un arrume
de ellas en el zaguán de su casa desangrándosen sin lectores, aunque su singularidad empezando por su formato tabloide atraía, ¿Hubo problemas de
distribución?, ¿Un desfase en la inversión y edición?, he visto muchas revistas
literarias que uno quisiera tener cada trimestre al menos como Conversaciones desde la soledad, de otro amigo, Santiago Mutis, exquisitamente
editada, con contenido en cada una de sus páginas, y va en 4 números y nada
que vuelve a salir! Creo que uno de los testimonios más bellos de tenacidad,
amor, pasión por una revista lo tiene el escritor, editor y director de Puesto
de combate, Milcíades Arévalo, 30 años viajando por las procelosas aguas
de la literatura, dándole la oportunidad a voces que sin su revista hubieran
permanecido en la oscuridad, anónimas, cada número es una aventura, y a
pesar de las dificultades, a veces de mucha incomprensión de entidades que
podrían avalar éste sueño, apoyándolo de cualquier manera, Milcíades,
como un taumaturgo saca otro número de Puesto de combate y uno no
sabe cómo hace, pues él con generosidad los entrega a sus amigos, cómplices con su aventura. Desapegado como siempre ha sido Milcíades, en
cada edición queda con deudas y de vez en cuando nos asusta con hacer
37 Junio de 2007
el último número, pero por fortuna son amagues y con más ímpetus de los
cuarteles de su sociedad de la imaginación sale airosa su revista para la que
esperamos más blanduras económicas. Creo que aunque hayan excelentes
revistas como el Malpensante y Número que tienen toda una infraestructura
y hasta festivales como el F10 (va para el 11) como la que dirige Andrés
Hoyos y mi amigo Mario Jursich, las otras revistas como Libros & Letras,
a quien felicitamos por sus 6 años, El Aleph, Noventaynueve, que hacen en
Cartagena, Gina Ruz Rojas, la que dirige en Riohacha, Betsy Barros,
de poesía…Tantas y tantas que persisten en el tiempo o se ahogan en dificultades y perecen, da alegría saber que vivimos en el país de las utopías y
hacer una revista literaria es una de ellas.
Por: FEDERICO DÍAZ-GRANADOS, Subdirector Revista Golpe de dados
Hay revistas que perduran gracias a la constancia y tenacidad de sus
directores y patrocinadores. Otras tienen vida efímera por la falta de apoyo,
celos entre los miembros y carencia de un norte y un criterio definido.
Golpe de dados, revista de poesía que fundó y dirige hace 35 años el poeta
Mario Rivero sustenta que con rigor, calidad, constancia y una dirección
personal una publicación de esta índole sí puede sobrevivir. Creo que en
Colombia es un caso único de aparición ininterrumpida. La revista Ulrika
aparece cada vez que su director Rafael del Castiillo puede conseguir
un patrocinio que permita editar el riguroso material que siempre compila
de los festivales e intercambios con otros certámenes poéticos. Vale la pena
destacar que en provincia existen revistas como Luna de locos que aparece en
Pereira y que cada vez se consolida más como una publicación literaria de
buena calidad. Está Prometeo en Medellín bajo en cuidado del poeta Fernando Rendón, Noventaynueve en Cartagena dirigida por Gina Ruz, Clave en
Cali bajo la dirección del poeta Josè Zuleta y Mefisto de Germán López
Velásquez también en Pereira.
Pero la reflexión más allá del papel de las revistas culturales debe apuntar
a la carencia de espacios en los diarios del país. Los suplementos deberían
albergar más propuestas literarias tanto de creación como de crítica. Vale
la pena, sin embargo, la labor que hace Gustavo Tatis Guerra al frente
del Dominical del Universal y Beatriz Mesa en el suplemento Generación
de El Colombiano.
Las publicaciones sobre libros: una pasión compartida
Por: GUIDO TAMAYO, Escritor
Alguien decía que la mejor comprobación de que un libro le había gustado a uno era cuando se necesitaba contarle a alguien de manera inmediata
Edición 70 38
la emoción de esa lectura. Es decir, entender la lectura como un acto para
compartir. Transmitir la pasión apasionada y velozmente porque, como todos sabemos, las verdaderas pasiones no dan tregua.
Siempre he entendido una publicación sobre libros como la “formalización” de esa arrasadora necesidad de compartir lecturas. Poner en papel,
con cierta periodicidad, la emoción y reflexiones que nos han deparado ciertas lecturas en un mundo en donde el criterio de lectura se ha convertido en
mera publicidad.
La historia de las publicaciones sobre libros en Colombia es irregular.
Las dificultades económicas objetivas siguen siendo el principal escollo, pero
también la falta de planificación, el solitario romanticismo, la precaria profesionalidad de los responsables, la falta de imaginación y gestión, el reducir
esas publicaciones a un pequeño “gueto” de lectores entendidos y, desafortunadamente, la marginalidad como bandera y no como circunstancia objetiva a combatir.
Por fortuna, la existencia de Libros & Letras (felicitaciones por su
edición Nº 70, prueba de persistencia y equilibrio), de el boletín bibliográfico del Banco de la República-que aunque de circulación restringida- recoge
siempre un buen material de comentarios de libros; de las revistas El Malpensante y Número; de la publicación virtual Cronopios; de las publicaciones
regionales como Noventaynueve y algunas más, permiten circular esa pasión
cada vez más descentralizadamente y con constancia.
El reto sigue siendo el mismo: hacer de esa pasión algo frecuente, compartible y con calidad.
Hitos en las revistas culturales
Por: CARLOS-ENRIQUE RUIZ, Director Revista Aleph
¿Qué es una revista cultural? Se alude con esta expresión, en general, a
publicaciones que se ocupan de la literatura (poesía, cuento, reportaje...),
pero también las hay con carácter más integrador, que comparten las letras con el pensamiento y las artes, incluso con análisis de libre examen
en política, historia, economía, pero sin predominio de estas áreas, puesto
que existen revistas especializadas en esos campos, sin considerarse con el
genérico de “culturales”.
Hay mojones de revistas en la historia de este país que hicieron época, y
tan solo menciono a Mito por haber sido ampliamente modernizadora en el
panorama del país en el siglo XX, con marcada influencia en la intelectualidad
y protagonismo crítico en términos de pensamiento y con fuerte estímulo a
la creación literaria, al igual que el aire renovador que introdujo con traducciones de voces de otras latitudes. Con singularidad fue una revista independiente, es decir, no sujeta al poder preponderante, ni a las veleidades
39 Junio de 2007
mercantilistas.
No me atrevo a relacionar, por temor a omisiones involuntarias, las revistas que tienen consistencia de carácter en Colombia, por la calidad, la tenacidad y la independencia. Capítulo aparte merecerían Puesto de combate,
de Milciades Arévalo, y Aleph que ha sobrepasado los ocho lustros en
mis manos.
En años recientes se han abierto nuevos espacios, con características de
actualidad, para informar al día el acontecer de la Cultura, aprovechando las
ventajas del ciberespacio. Son los casos de las revistas Cronopios (virtual de
cada día) de Ignacio Ramírez, y Libros & Letras, con ediciones diaria en
Internet y mensual en papel, de Jorge Consuegra, que llega, en la última
modalidad, al número 70, con setenta meses de no fallar en la edición.
Son estos dos medios hermanos en la apertura a nuevas voces, a la información no claudicante ni arrimadora a los signos del poder, con diferencias
sustantivas en la vocación, pero con sentido de complementariedad. Somos
muchos los beneficiarios de esas ventanitas, como asomadores a veces en
ellas, y más como lectores consuetudinarios de las mismas.
Con la característica de “independencia” no invoco lo “contestatario”,
que no cabe en una revista cultural, pero sí subrayo con el término una
vocación de no transigir con la moda, lo imperante o lo que se derrama
en mieles de las burocracias oficiales y privadas. Aquellas revistas tienen la
personalidad de serena y reflexiva independencia, jugándose la libertad de
decir en el compartir.
Se recordará que en Argentina existió por años una revista de nombre
Repertorio Latinoamericano, que sostuvo Francisco R. Bello, singular escritor de fino humanismo, bajo el lema: “hacia la integración por la cultura”.
Ejemplar en independencia y en tenacidad, referente para quienes seguimos
creyendo en hacer con bandera blanca en y por la Cultura. Con la poesía
animando los procesos de creación y búsqueda.
Como responsable que soy de revista hermana, de las mayores en Latinoamérica, adhiero con esta nota a la celebración de los primeros 70 números
de Libros & Letras, con votos por la continuidad sostenida, en idénticos
compromisos por la transformación progresiva de la sociedad desde la Cultura, con la educación en su seno. Y concluyo invocando el vigor de la vida
cultural en Colombia como posibilidad de estimular los grandes cambios,
pacíficos, que tanto anhelamos todos, sin más aplazamientos.
Por: JOSÉ LUIS DÍAZ-GRANADOS, Poeta
Las revistas literarias en Colombia no suelen llegar a la media docena de
ediciones. Eso es ya un lugar común, refrito y requetesabido. Sin embargo,
la persistencia, por un lado, de sus fundadores y animadores, y por otro, el
Edición 70 40
contenido seductor ---por su calidad e interés para el lector---, hace que de
vez en cuando ocurran milagros en la longevidad de estas revistas. Es el caso
de Golpe de Dados, del maestro Mario Rivero, única revista de poesía que
sobrepasa los 200 números; Puesto de Combate, de Milcíades Arévalo,
Manizales, de Aída Jaramillo, y pare de contar... De ahí nuestra admiración no exenta de asombro y alegría, por la llegada de Libros & Letras a su
peldaño número 70, revista de arte y literatura fundada por ese maestro de
maestros del periodismo cultural que es Jorge Consuegra y dirigida por la
inteligente y bella comunicadora Ileana Bolívar. Además, es una difusora
sin par de las noticias culturales a través del Internet, la radio, la televisión
y el periodismo tradicional, lo que hace que cada uno de sus lectores nos
encontremos enterados de manera eficaz e inmediata de todo aquello que
nos atañe y nos interesa.
Para este milagro de 70 números sólo deseo que se multiplique setenta
veces siete veces por siempre jamás y que nunca acabe de sorprendernos
acerca de lo bueno, lo malo, lo feo y lo perfecto de la cultura en Colombia,
en América y el mundo.
Por: RAMÓN FONSECA, Escritor panameño
Debo felicitar de todo corazón a estos Quijotes del periodismo, quienes
-esquivando las noticias malas, de sangre, de dolor-, le han apostado a la
cultura, y en especial a los libros, como magneto que despierta el interés
de quienes recibimos las buenas o malas nuevas a través de los medios de
comunicación.
Setenta meses de salir al aire sin interrupción son muchos meses de trabajo duro, angustias, dedicación; y quienes han llevado a cabo este prodigio
en una civilización en que los periódicos y revistas se alimentan más del
morbo y menos de la cultura, merecen nuestro aplauso y agradecimiento
inmenso.
Por: ORLANDO SUPELANO, Periodista
La cultura ha tenido un giro muy positivo en los últimos años. Vemos que
muchas instituciones gubernamentales y no gubernamentales en los órdenes
local, regional, nacional e internacional la promueven con gran eficacia. Una
de tantas entidades ha sido la Fundación Libros y Letras, que en forma
decidida, tesonera y gallarda, nos sorprende cada mes con esa extraordinaria revista Libros & Letras. Llegar la edición número 70, es de por sí una
hazaña en un país donde en el pasado no apreciábamos la cultura con la
importancia que debería ser.
Para quienes hemos observado todo este proceso es sorprendente ver
41 Junio de 2007
cómo esta publicación de tamaño medio carta, ideal para llevar en el bolsillo,
empezó llegando a salas de redacción y en general diversos sitios estratégicos
para la oferta cultural, y hoy la vemos como uno de los principales medios
de comunicación para la promoción del mundo de los libros y las letras.
Para quienes vivimos en Bogotá, donde se origina Libros & Letras, es
un orgullo estar en la Capital Mundial del Libro, que a su vez también es
Capital Iberoamericana de la Cultura, debemos sentirnos felices de haber
realizando con gran éxito la Vigésima Feria Internacional del Libro, y también debemos sentirnos orgullosos de contar con una revista tan maravillosa
como Libros & Letras, que llegan con total éxito a su edición número 70.
Sinceras felicitaciones a Jorge Consuegra, a Ileana Bolívar y a todos los
integrantes de esta titánica cruzada cultural.
Fisonomía de las palabras
Por: ANA MARÍA HANSSEN, Periodista
Como a la gente, yo atribuyo a cada palabra en el diccionario un aura
especial. Prefiero decir “flaco” que “delgado”, porque delgado me parece
un poco arribista. Flaco en cambio, tiene mucho más carácter y es un poco
más desaliñada y menos pretenciosa. Lo mismo pasa con “gordo”. Es mucho
más amable y menos formal que decir “obeso”. Y con el “pelo”, prefiero
llamarlo así, porque “cabello” me parece como “jalada de los pelos”. Hay
otras palabras que pueden resultar pesadas o alivianar nuestra existencia.
Por lo general, son combinaciones de palabras como “te quiero” o “ya no te
quiero”. Sin embargo, esto depende del contexto y del sujeto que las dice.
Puede que las dos primeras sean las que uno siempre ha esperado como
Penélope a Odiseo, o tal vez sean la condena que nos atará para siempre.
La segunda combinación puede ser destructiva y punzante, o si ya es hora de
voltear la página, puede sonar como el más suave de los bálsamos. A todos
nos ha pasado que nos quedan retumbando las palabras que alguien dijo, y
que otras se alejaron como los vagones de un tren para nunca volver. Estamos siempre tratando de encontrar la palabra perfecta y jugando a definir
personas y cosas en una sola palabra. A veces nos quedan faltando a causa
de la emoción, o el ansia nos carcome porque no nos dijeron una palabra.
El silencio -dulce ausencia de palabras- puede llenar espacios, matar futuros o simplemente ser la manifestación de que todas las palabras no son
suficientes. No sé cuáles son las de mejor sabor, porque cuando nos las
queremos tragar, casi siempre es demasiado tarde.
Las hay habladas y escritas y viven en la tradición oral o en las miles de
historias que cuentan los libros. Transmitirlas no es para cualquiera; sólo el
viento y los valientes que lo hacen cada luna y cada sol, pueden hablar con
propiedad de las palabras.
Edición 70 42
(Por eso, mejor acabo con tanta palabrería para no opacar la edición 70
de tan ilustrada revista. A propósito 70= 7+0 = 7 y siete es el número de la
perfección. Felicidades).
Mi primera revista
Por: ECCEHOMO CETINA (*) Periodista
Desde que publiqué mi primer artículo en una revista escolar a los diecisiete años, comprendí que uno de los privilegios más refinados del ser
humano, además de su facultad de amar, era poder escribir lo que estaba
pensando.
Desde entonces, el largo e intrincado proceso de pensar una idea hasta
lograr plasmarla o imaginarse un sentimiento en su estado puro y llevarlo
hasta las palabras para que otros lo interpreten con la misma fidelidad y
fuerza como se concibió, ha sido y será la pregunta más importante en mi
vida como creador de ficciones.
En el trabajo de descifrar con minuciosidad este misterio de la inteligencia que ha producido a lo largo de los siglos millones de libros sobre el
pensamiento y la creatividad del hombre he gastado apenas veinte años de
mi vida, desde la publicación de aquel artículo casi infantil que, sin embargo,
estaba plagado de mis nacientes nostalgias.
En esos veinte años, después de cuatro libros periodísticos publicados,
una novela inédita y otra de reciente aparición (El último duelo), de decenas
de artículos en diarios de circulación nacional y cientos de libretos sobre
notas periodísticas para televisión y radio, no tengo un mayor y más productivo aprendizaje que aquel primer relato publicado en la entrañable revista
de mi colegio.
Si bien aquella fue la primera vez que me lancé al vacío con un relato, lo
más importante de mi nacimiento como escritor precoz no fue decir lo que
dije, ni lo mal que lo dije, sino haberlo podido decir y tener el papel impreso
en que sembrar la semilla de mis primeros pensamientos. Y no fue en un
libro, como en modo pretencioso pudo haber sido, sino en una modesta
revista impresa con los recursos de una asociación de padres de familia que
entendía que más importante que los bazares, los desfiles de fastos patrios
y la premiación y condecoraciones repartidas entre quienes decían trabajar
por el alumnado, era tener un medio para escribir lo que todos pensábamos
entonces.
En frente de esta honrosa publicación estuvieron dos profesores que
nunca olvidaré: Rafael Abadía y Alberto Martínez. El primero me
enseñó en sus clases de español que se debía vivir escribiendo, y el segundo,
que era mejor escribir cuando se había vivido. Y esas dos escuelas, tan
disímiles como importantes, se reconciliaban cada mes en aquella revista,
43 Junio de 2007
donde viví escribiendo durante tres años, sin haber vivido lo suficiente para
hacerlo bien. Pero la revista siempre fue lo más importante.
Y ahí estuve como ahora lo estoy, sacándole tiempo extra al periodismo
para continuar con el trabajo de escribir lo que pienso, de la manera más exacta a la génesis de mis nostalgias, cuando me encuentro con otro profesor
que sin duda me recuerda a mis primeros maestros: Jorge Consuegra,
también empecinado en mantener contra los vientos y las mareas de los
monopolios comerciales su revista Libros & Letras, éxito editorial en un
país donde no abundan los buenos ejemplos de respeto al libre pensamiento
y, por tanto, a la libre ficción.
He colaborado algunas veces con Libros & Letras, mucho menos de lo
que me hubiera gustado, pero ahora con este artículo me siento remozado,
un poco aquel adolescente que fui, rindiendo un homenaje merecido a esta
revista, con la misma fuerza y convicción con que la de marras acogió mis
primeras letras, que hoy como ayer confirman para mi oficio de escritor que
tan importante como amar es poder escribir lo que se piensa, y tener un
medio digno donde hacerlo.
(*) Autor de la reciente novela El último duelo.
Por: ENRIQUE SANTOS MOLANO, Periodista Cultural
Hacer una revista literaria en Colombia es una hazaña. Son pocas las
que logran mantenerse en el a veces volátil interés de los lectores. La primera gran revista literaria que tuvimos fue, a finales del siglo XIX, el Repertorio
Colombiano, de Carlos Martínez Silva, que duró cerca de doce años. Un
hito en su género lo marcó, entre 1892 y 1896, la Revista Literaria, de Isidoro
Laverde Amaya, que se sostuvo cuatro años con el titánico esfuerzo de
su director, y cuyo contenido es todo de la más alta calidad. Allí escribieron
personalidades como José Asunción Silva y Baldomero Sanín Cano.
Notable fue así mismo la Revista Gris, de Maximiliano Grillo, que nos
puso en contacto con la literatura moderna. Hubo muchas publicaciones
literarias en la primera mitad del siglo XX, hasta llegar a Mito, que es una
revista epónima. En provincia los poetas Jaramillo Meza y Blanca Isaza,
su mujer, sostuvieron por muchos años la revista Manizales, de elevada calidad literaria. Fue efímera, pero de gran influencia, Panida, de Medellín, dirigida por León de Greiff, de la cual se hizo, no hace mucho, una edición
facsimilar. De carácter oficial, es decir, sostenidas por el gobierno, son muy
célebres por su insuperable contenido, la Revista Bolívar y la Revista de Indias,
y además de su contenido, por su revolucionaria presentación tipográfica,
Hojas de Cultura Popular Colombiana, que sobrepasó los cincuenta números
y es única en su género. También el Boletín Cultural y Bibliográfico de la BibEdición 70 44
lioteca Luis Ángel Arango es fuente de consulta de enorme riqueza. En los
últimos diez años han circulado tres revistas que honran el trabajo literario
en Colombia y en América Latina, no sólo por su calidad de contenido y
visual, sino por la tenacidad con que las han mantenido sus heroicos empresarios. El Malpensante, de Andrés Hoyos, que ya ha cumplido diez años;
Número, de Guillermo González, que va en 52 ediciones. Y Libros &
Letras, fundada por Jorge Consuegra y que dirige Ileana Bolívar, que
se apresta a publicar su número 70 y cumplió seis años de circulación ininterrumpida. Libros & Letras sostiene un formidable boletín diario en Internet
que está por las 3.330 ediciones. Quizás no se les puede pedir a los lectores,
ni con seguridad tampoco a los anunciadores, que entiendan o que capten
la inmensidad del esfuerzo humano que se hace para sacar cada número de
una revista literaria. Lo que si no se le puede perdonar a ningún lector es
que no sepa sacarle provecho al valioso contenido, lleno de enseñanzas y de
información cultural cualitativa, que esas publicaciones le ofrecen.
Por: JORGE RESTREPO, Coordinador Lecturas Fin de Semana, El Tiempo
Libros & Letras hace un gran trabajo en la promoción del libro en un
país con tanta necesidad de ellos y donde sin embargo no tienen la resonancia que deberían; con una aclaración, su divulgación y crítica se extienden a
obras con menor acogida por ser de géneros más exigentes, como el de las
ciencias sociales. Ojala los medios en general siguieran este ejemplo.
Quijotes y molinos de papel
Por: RICARDO RONDÓN CH.
Admiro a quienes se enfrentan a empresas quijotescas como las de fundar y sacar adelante una revista cultural y literaria, en un país como el nuestro,
donde la cultura es la ‘muchacha de adentro’ de la casa, la más honesta, la
más trabajadora, la más sumisa, la que más sirve, pero la que menos recibe
prebendas y favores de parte de sus patrones. En otra palabras: ‘la fea del
paseo’.
En este arduo, pedregoso, pero siempre estimulante y satisfactorio
camino del periodismo cultural, he conocido Quijotes que han apostado sus
restos para sacar adelante caros propósitos. Caso particular, hace ya varios
años, el de Felipe García, un nortesantandereano de temple y arraigo,
que se fue al traste en lo económico cuando hipotecó su apartamento para
imprimir los primeros cinco mil ejemplares de su revista Melusina, una publicación que infortunadamente nació muerta.
García no sólo perdió el apartamento sino el matrimonio. Pero nunca
45 Junio de 2007
la esperanzas. En medio de la quiebra, le dio por hacer un Festival Internacional de Títeres, con resultados financieros más catastróficos que los de la
revista cultural. Ahí fue cuando su mujer lo declaro, en definitiva, un orate
sin remedio.
Estoy absolutamente convencido que para asumir una quijotada de éstas, hay que tener cierto grado de locura, de la buena, por supuesto. De lo
contrario nunca hubiéramos tenido entre manos publicaciones estupendas
y de colección como el siempre recordado Magazine de El Espectador, la
revista Puesto de Combate, Aquitrave, Ulrika, Nómadas, Gaceta (la que editó
en su tiempo y con esmero Colcultura), la revista Trocadero, la espléndida y
robusta Revista de la Casa de Poesía Silva; las revistas universitarias -todas
por igual, destacando las que se hacen en provincia, donde es más difícil su
financiación-, y de las más contemporáneas: Número, El Malpensante, Pie de
Página, entre tantas que circulan por los correos literarios, ahora, de manera
nutrida y copiosa en la virtualidad, como Cronopios, del lacerado Quijote
Ignacio Ramírez, a quién sí deberían otorgarle la Cruz de Boyacá por su
incesante labor en aras de la cultura y las letras, él que carga con su propia
cruz, y no necesariamente representada en una medalla.
Es por eso que admiro y enaltezco la gesta de un Quijote cultural como
lo es Jorge Consuegra, quien ha sido terco en su cometido, y que por
estas fechas, al cumplirse ¡70 ediciones! de su revista mensual Libros &
Letras, merece el abrazo fraterno de felicitación y aprecio por habernos
participado durante estos años de su molino de papel, que como el de don
Alonso Quijano, nunca ha cesado de girar sus aspas, y que ha sobrevivido
incólume y con dignidad a las tormentas más demoledoras.
Consuegra tiene un mérito agregado al de su terquedad por hacer las
cosas: el de creer en Colombia, con todos sus dolores y desgracias a cuestas.
No he conocido otro colombiano que tenga más fe y credibilidad en su país
que Jorge, quien a través de su tribuna cultural y literaria, Libros & Letras,
nos invita en cada número a llenarnos de optimismo, a ser tolerantes, a
trabajar a manos llenas por ese país que anhelamos amable, generoso y en
paz para nuestros hijos.
Jorge nos da ejemplo con su espíritu de laboriosidad para derrotar el
escepticismo imperante, para creer y valorar lo nuestro, y para seguir en
la batalla, en la gesta eterna de los Quijotes que, como diría el entrañable
Nacho Ramírez, ‘somos hombres de palabra’.
Va para Jorge Consuegra y su equipo de colaboradores mi saludo
sincero y ¡70 veces!, y muchas veces gracias por hacernos grata la vida con
la liturgia de la palabra.
Edición 70 46
47 Junio de 2007
POR: OMAR ARDILA
[email protected]
L
a tradición cinematográfica moderna, usualmente, ha estado dividida en
dos grandes vertientes: cine argumental y cine documental. La primera
posibilidad, ha sido más favorecida, en mecanismos de producción y en estudios analíticos; mientras que la segunda no ha contado con el suficiente
apoyo para su desarrollo, y por ende, ha tenido menos ocasiones de consideración como objeto de estudio. Para muchos, el cine documental ha
sido considerado como una segunda opción. No obstante, desde los mismos
inicios del cine, se empezaron a realizar trabajos con algunos lineamientos conceptuales cercanos a la propuesta estética que luego se consideraría
como propia del documental. A partir de la segunda década del siglo XX, son
célebres los alcances teóricos y prácticos de directores como Vertov, Flaherty, Grierson, Vigo, Riefenstahl, quienes aportaron las bases para el
desarrollo de esta posibilidad fílmica. La catalogación de cine documental (de
limitado alcance conceptual) se empezó a usar por los franceses, haciendo
referencia a filmaciones que hacían algunos viajeros a mediados del siglo
pasado. Pero pronto, con los alcances del “cine verdad”, se empezaron a
sistematizar los principios teóricos –ya delineados por los directores antes
mencionados– y a ampliarlos para presentar, definitivamente, al documental
como una alternativa frente al cine argumental.
El interés de este escrito no es ahondar en el proceso histórico de la
práctica documental sino reseñar una obra que retoma dicha propuesta estética y la recrea con algunos elementos próximos al vídeo-arte. Se trata de
la Trilogía Qatsi: Koyaanisqatsi (1983), Powaqqatsi (1988), Naqoyqatsi (2002)
del director estadounidense Godfrey Reggio (1940).
Este trabajo tiene una notoria importancia puesto que abre un nuevo
horizonte para la experimentación con el documental, debido a la particularidad de su estructura y de su conformación de sentidos. La música está a
cargo del polifacético artista Philip Glass (Baltimore, 1937), quien ha desarrollado una verdadera “obra de autor” a nivel musical. Sobre el papel de la
música en el filme, Reggio anota lo siguiente: “Elegí el medio de la música,
porque permite establecer una comunicación directa con el alma del oyente.
Busqué una composición original que fuera capaz de comunicarse directamente con los sentimientos de la gente. Si deseo comunicar un significado,
utilizo las palabras; si deseo comunicar sentimientos, utilizo el arte. Por lo
tanto, en mis películas, la música tiene el mismo valor que las imágenes”.
Y sobre la decisión de trabajar al lado de Glass, dice: “Cuando escuché a
Philip Glass, fue como una revelación y me dije: «ésa es la persona con la que
quiero trabajar». Tenía la sensación de que su música era muy cinemática. PreEdición 70 48
senta una
estructura poli rítmica y, además,
procede de la tradición hindú, muy
semejante a un jazz progresivo. Su música no es espontánea, sino que es una nota ascendente que nunca llega a lo más alto, siempre
subiendo”.
Variaciones de la vida profetizadas por los
“hombres de la tierra”*
“LO PRINCIPAL Y LO ESENCIAL ES LA CINE-SENSACIÓN DEL MUNDO”
(DZIGA VERTOV)
Retomando la concepción que tienen de la vida los “hombres de la tierra”,
de la nación Hopi, el director Godfrey Reggio presenta una interpretación
de dicha visión, a través de un filme que conjuga, de manera equilibrada, imágenes (de paisajes geográficos y humanos) con una música incidental y con
algunos sonidos del ambiente.
En esta obra, Reggio ha prescindido de los actores, de la narración, de
la construcción escenográfica y le ha dado vida a una singular pieza que se
aproxima mucho a la aspiración de Dziga Vertov, quien ya había avizorado
“una obra cinematográfica sin la participación de actores, decoradores, realizadores; sin utilizar el estudio, decorados, vestuario. Y en la que los personajes continúan haciendo en la vida lo que de ordinario hacen”.
Lo que la cámara logra en este filme, es asaltar la realidad, y de esa manera,
descifrar la vida como tal. Asimismo, tratar de desentrañar la influencia de los
hechos sobre la conciencia. Aquí se muestra al hombre vivo y a la naturaleza,
y se exploran los comportamientos y las emociones de forma poético-documental. Para que exista un filme no es necesario que haya actores, ni figuras
humanas, éstas pueden estar como elementos propios de un paisaje. Esto es,
precisamente, lo que sucede en la Trilogía Qatsi, en la que, además, no hay
49 Junio de 2007
textos gráficos ni voces. Dicha situación no
implica que estemos frente a una estructura
carente de sentido.
Por su parte, la música no ocupa un papel secundario sino que es fundamental, en
tanto que suple la ausencia de voces. Esta es
una decisión discursiva que utiliza el director concientemente. Referente al discurso,
partimos del concepto genérico de Jorge
Lozano (quien lo considera como “un todo
coherente de significación; una estructura
formal, capaz de subsumir contenidos diferentes”) y lo extendemos al universo audiovisual para concebirlo como un flujo de imágenes asumiendo funciones –impropias– de
signos lingüísticos. De ninguna forma estamos
haciendo referencia a una historia contada a
través del flujo icónico, lo cual haría parte
del relato. En fin, podemos afirmar que el
discurso se interesa por la expresión, mientras que el relato lo hace por la narración.
Volviendo al discurso musical, es oportuno recordar que éste, tiene tres
propiedades fundamentales: orden, frecuencia y duración, las cuales están
sumamente bien manejadas en el filme de Reggio.
De otro lado, la puesta en escena (presente en muy pocos casos durante
el filme) se presenta como el mecanismo que ayuda a constituir un espacio
y un tiempo determinados pero nada tiene que ver con pretensiones narrativas. Con estas decisiones estructurales, se le está pidiendo al ojo del
espectador que extienda su campo de percepción más allá del ámbito de la
narrativa y del montaje. Aunque el montaje sí está presente, el espectador
puede ir más allá y constituir sus propias imágenes-memoria, luego de su
encuentro con la duración y el movimiento, existentes en el filme. Así como
el ojo se adapta, cada vez mejor, a la influencia de la luz, la conciencia se
apropia de las afecciones.
Vida en desequilibrio
La primera película de la Trilogía Qatsi es Koyaanisqatsi (1982), término
que, en la lengua hopi, tiene las siguientes acepciones: 1. Vida loca. 2. Vida en
tumulto. 3. Vida en desintegración. 4. Vida desequilibrada. 5. Una condición
de vida que clama por otra manera de vivir. A esta territorialidad conceptual
llega Reggio después de analizar éstas profecías hopi:
• “Excavar riquezas de la tierra es cortejar al desastre”.
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• “Al acercarse el día de la Purificación, se tejerán telas de araña de un
extremo al otro del cielo”.
• “Podría ser que algún día sea arrojado del cielo un receptáculo de
cenizas que queme la tierra y evapore los océanos”.
Teniendo como fondo este anuncio escatológico, el director logra componer una rica poética audiovisual, sin duda, renovadora del dispositivo cinematográfico.
Podemos dividir la obra en cinco fragmentos, demarcados por variaciones del ritmo y del tempo. En el primer fragmento, se intercalan imágenes
de figuras rupestres con el fuego de explosiones y con escombros que caen
lentamente. La música es enigmática, el ritmo de los encuadres es lento.
Luego vemos panorámicas de sistemas montañosos, iluminados por la luz
natural (en continuo juego con las sombras). Enseguida, la cámara, desde
diversos ángulos, hace un vibrante recorrido para enseñar pequeños detalles
de las conformaciones rocosas y de las nubes, que en su desplazamiento incesante, generan agradables efectos visuales de variados colores. Finalmente,
por medio del montaje, se establece un contrapunto con unas aguas torrentosas que cambian su forma debido al movimiento continuo.
En la segunda parte, se presenta un aceleramiento progresivo. La cámara
desde el aire hace un veloz recorrido por estructuras terrestres: se aproxima
a los vestigios humanos y maquínicos y nos enseña algunos medios de producción agrícola junto a una nutrida infraestructura energética.
El siguiente aparte, da a conocer construcciones civiles, vistas desde la
óptica humana con cierto asombro. Se presenta el ingreso a la ciudad (vista a través de panorámicas, paneos, picados y contrapicados), ese espacio
donde fluyen muchas intensidades: vías congestionadas, veloces automotores, permanentes confrontaciones bélicas, explosiones, escombros y edificios deshabitados. La ciudad tiene su sonido propio (rápido y asfixiante)
pero también permite pausas para breves silencios y andares lentos, y para
la contemplación de modernos y vivos edificios.
La cuarta parte, nos muestra imágenes de multitudes humanas desplazándose en una misma edificación con movimientos acelerados, los cuales contrastan con planos de miles de personas recorriendo las calles en
acciones lentificadas. Viejas construcciones aparecen al fondo de los cuerpos
humanos que se entrecruzan de manera autómata. En la noche, la ciudad
se transforma, las edificaciones son multicolores. Desde sendas panorámicas
apreciamos la intensidad del flujo vehicular y, fácilmente, podemos establecer una simbiosis con el sistema circulatorio al observar los fluidos, las
tonalidades y las velocidades en continua danza. También están presentes
algunos mecanismos de producción en serie (fábricas, obreros) potencializados por la publicidad, la televisión, los videojuegos. Durante todo esta parte,
51 Junio de 2007
nos aproximamos a las capas de la realidad desde la ficción.
El último fragmento arranca con tomas aéreas que se van aproximando
al planeta hasta llegar a las convenciones, las maquetas, las cartografías, los
microcircuitos integrados y los rostros humanos en la cotidianidad de la
calle. El filme cierra con la apertura hacia otros universos, evidenciada en el
despegue de un cohete, que luego se incendiará y retornará en pedazos a la
tierra, donde de nuevo nos esperan las imágenes de pinturas rupestres, tal
como lo apreciamos al inicio.
Vida en transformación
Powaqqatsi (1988) es el segundo filme de la trilogía de Godfrey Reggio.
En la lengua hopi, powaq (hechicero) qatsi (vida). El director ha hecho la
transposición de esta palabra para presentárnosla conceptualmente como
“vida en transformación”: “una entidad, un modo de vida que consume las
fuerzas vitales de otros seres para favorecer su propia vida”.
En esta película, la mirada se dirige hacia el tercer mundo, los países
(especialmente de África, Asia y América) que son víctimas de la acumulación del capital por parte de unas pocas potencias. Es evidente la intención
de mostrar las brechas sociales que generan diversas dinámicas culturales,
económicas, políticas, y por ende, las luchas de resistencia.
Al igual que en el anterior trabajo, también establecemos una división en
fragmentos, claramente identificables. En primer lugar, hay un preámbulo
que comienza con el sonido de una banda festiva, acompañando el difícil
tránsito de unos cargueros de lodo que ascienden por escarpadas montañas. En planos medios se exalta la dureza de los cuerpos y su persistente
laboriosidad. Una panorámica nos deja ver que se trata de obreros de una
mina, al intercalar dichas imágenes con otras del proceso de fundición. Un
rostro giratorio, en continuo cambio de sus facciones, cierra el preludio y le
da el paso al título del filme.
La primera parte inicia con una panorámica de algún lugar de África,
que se va cerrando hasta concentrarse en planos generales de una mujer
y un niño (trabajando como cargueros de cosechas), luego aparecen otros
cargueros de leña, pasto y artesanías. Enseguida nos adentramos en el mar
y disfrutamos con el envolvente movimiento de las olas vertidas sobre los
pescadores, y retornamos a las regiones agrícolas, los cultivos en terrazas y
los árboles florecidos.
En el segundo fragmento, nos adentramos en las casas para descubrir
las actividades productivas (agrícolas y artesanales) que realizan los pobladores de esas regiones marginales. La cámara, lentamente, se concentra en
los rostros asombrados de los niños, que podemos ver siguiendo un largo
travelling. Luego, vertiginosas imágenes aéreas, nos dan a conocer varias
poblaciones, y más adelante, en planos generales, vemos los trabajadores
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del campo, los productos de la cosecha, la cotidianidad de los habitantes y
los mercados populares.
Otro segmento nos trae imágenes que son más para la contemplación
y el regocijo. Ahora el ritmo es más lento, la música reduce su intensidad.
Vemos planos de templos, objetos sagrados, monjes, fieles religiosos, rituales, danzas, atuendos típicos, todos intercalados con imágenes del tranquilizador reflejo de la luz sobre las aguas… Es como si, por un momento, nos
hiciéramos partícipes de la esperanza que aún guardan los desafiliados.
El segmento final, presenta superposiciones de rostros extraídos de programas televisivos, marchas militares, propagandas políticas y publicitarias.
Ahora es cuando desnudamos los referentes ideológicos que ayudan a mantener el estado de postración, indefensión e indigencia.
La vida como guerra
La trilogía se cierra con Naqoyqatsi (2002), término que traducido de la
lengua hopi, podría entenderse como “La guerra como modo de vida” o “La
violencia civilizada”.
Aquí el director trabaja con imágenes manipuladas, aprovechando las
posibilidades que nos brinda el computador para pixelarlas y crearles contrastes y brillos. Paradójicamente, la crítica a la tecnología que se hace en el
filme, se realiza con los mismos elementos que esta nos brinda.
Como en las dos anteriores películas, esta también puede dividirse en
partes que tienen particularidades temáticas y rítmicas. Hay un preludio,
ambientado con la meditativa sonoridad de un violín (interpretado por Yo-yo
Ma), en el cual vemos detalles interiores y exteriores de grandiosas construcciones arquitectónicas, exaltadas por variadas angulaciones. Asimismo, los
reflejos de la luz en el agua se intercalan con siluetas de figuras humanas,
superpuestas debido a sus desplazamientos.
El siguiente fragmento comienza con un flujo veloz de puntos dirigidos
hacia la cámara y continúa con interferencias de códigos numéricos, múltiples cifras, moléculas, circuitos, fractales y laberintos. Luego, el discurso se
dirige hacia el fenómeno de la vida: vemos cultivos químicos en laboratorios, estructuras corpóreas delineadas por redes y traspasadas por Rayos X,
atletas en su máxima expresión de flexibilidad, arrojo y autocontrol, flujos
energéticos que expanden los cuerpos y los llevan a nuevas dimensiones
perceptivas y afectivas.
La nueva parte produce un notorio cambio de ritmo. Todo se hace más
lento, aunque las tensiones se intensifican. Cientos de grupos de personas
asisten a los casinos, a la bolsa de valores, y expresan sus emociones con
los brazos en alto. El dinero se ha convertido en el centro del mundo. La
numismática da cuenta de los personajes que están al frente de los gobiernos, son éstos mismos personajes, quienes están en la primera página de los
medios y quienes presiden los shows, las modas, los desfiles. Definitivamente,
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estamos frente a un mundo ilusorio donde las máscaras se imponen.
El nuevo fragmento tiene una alta densidad musical y rítmica. Las intensidades alcanzan su máxima profundidad. La guerra fulge como destino humano. Desde el mundo satelital se ejerce un control sobre las vidas, y es allí
donde se libran las primeras batallas por el afianzamiento de los imperios.
Los medios, la publicidad y la tecnología se mueven, crecen y avanzan, según
los avatares de la guerra. El desequilibrio planetario se globaliza y crece
con la velocidad de un rayo. Las pocas especies que aún quedan buscan sus
manadas para emprender veloces fugas ¿Hacia dónde, si el abismo se multiplica insospechadamente?
Luego viene una pequeña pausa y el retorno hacia un ritmo más ligero.
Ahora son las erupciones naturales que se expresan de manera implacable.
La confusión es total. Autopistas de información inducen al consumo excesivo. Las marcas y los símbolos hacen parte de secretos engranajes (los
mismos que dominan todo). Cada manifestación de resistencia es reprimida
con brutalidad y muerte. El dolor ha invadido millares de rostros.
Finalmente, el panorama busca nuevas trasversalidades. Destruida la
tierra, ahora la esperanza se orienta hacia otros astros. Es la era del hombre
cósmico, transplanetario… El homo noosphericus que nos anuncian las antiguas profecías.
* “Hombres de la tierra” es la denominación más apropiada para referirnos a los antiguos pobladores de la nación Anahuac (“la tierra entre las
aguas”), de la cual hacía parte el pueblo de los Hopi.
ARRIBA: IMÁGENES DE NAQOYQATSI Y POWAQQATSI. ABAJO: IMAGEN DE KOYAANISQATSI
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55 Junio de 2007
Foto 1. Cristian Warnken.
Foto 2. José Luis Díaz-Granados y Otto Morales Benitez.
Foto 3. Ángela Pérez, Yamid
Amat, Luz Marina Soaza y Pilar
vargas.
Foto 4. Cien años de
soledad en varias voces: María
Emma Mejía.
Edición 70 56
Foto 5. Luis Eduardo Garzón recibe el libro de oro por
parte de la UNESCO.
Foto 6. Martha Senn,
apertura Bogotá Capital Mundial
del Libro.
Foto 7. Jorge Consuegra,
Evelio Rosero y Orlando Rodríguez (Ediciones Urano).
Foto 8. Periodista Janelda
Jaimes. Crónicas de secuestro.
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Foto 9. Periodista Jorge
Cardona, 120 años de El Espectador.
Foto 10. Héctor Abad
Faciolince: la literatura en el
paisaje actual.
Foto 11. Escritores Editorial
La serpiente emplumada.
Foto 12. Maestro Rafael
Escalona.
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Foto 13. Martha ordoñez
Vera, periodista.
Foto 14. Fernando Soto
Aparicio.
Foto 15. Eduardo Cabas,
cantante.
Foto 16. Gustavo Bolívar.
59 Junio de 2007
J UNIO
VIERNES 1º
GRANDES MAESTROS DE LA O.F.B.
Solista: Luis Martín Niño
Director: Eduardo Diazmuñoz
Auditorio Fabio Lozano 7:30 p.m.
SÁBADO 2
Repetición del programa anterior
Auditorio León de Greiff 4:00 p.m.
VIERNES 15
CONCIERT
Solista: Zbigniew Zajac
Director: Eduardo Diazmuñoz
Auditorio Fabio Lozano 7:30 p.m.
SÁBADO 16
Repetición del programa anterior
Auditorio León de Greiff 4:00 p.m.
VIERNES 8
GRANDES MAESTROS DE LA O.F.B.
Solista: Georgi Penchev
Director: Eduardo Diazmuñoz
Auditorio Fabio Lozano 7:30 p.m.
SÁBADO 9
Repetición del programa anterior
Auditorio León de Greiff 4:00 p.m.
VIERNES 22
FILARMÓNICA EN LOS BARRIOS
Director: Ricardo Jaramillo
Auditorio Fabio Lozano 7:30 p.m.
SÁBADO 23
Repetición del programa anterior
Auditorio León de Greiff 4:00 p.m.
Edición 70 60

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