DIARIO EL ANCASTI Catamarca - Editorial Cientifica
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DIARIO EL ANCASTI Catamarca - Editorial Cientifica
DIARIO EL ANCASTI ■Catamarca AÑO 2006 I Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 1-Editorial 04/01/06 EL FIN DE LOS BOLSONES Puede ser el inicio de una gran cosa. Así lo necesita Catamarca, tan castigada luego de décadas de dádivas y clientelismo político. Desde ayer, el Gobierno puso en marcha el sistema de vales de compra que reemplaza a los tradicionales bolsones alimentarios. Si bien se trata de una primera etapa experimental, que tendrá como “laboratorio” a la ciudad Capital con 16 mil beneficiarios, es de esperar que el mecanismo cumpla con las expectativas de todos. No será fácil, porque, como lo admitió la secretaria de Desarrollo Social, Marta Torres de Mansilla, la modalidad implica un verdadero “cambio cultural”. Y no sólo entre los beneficiarios de la asistencia social, que son las familias carenciadas, sino también en una clase dirigente acostumbrada a hacer política con el hambre de la gente. Así es, durante muchos años, el “bolsoneo” en Acción Social sirvió más que todo para tener a los pobres como rehenes del poder político de turno. Con comida, colchones, remedios y materiales de construcción se compraba la voluntad social en tiempos de elecciones. La prueba de eso era la grosera aparición de camiones cargados con bolsones -tal como quedó registrado en numerosos documentos gráficos- en los búnker de los punteros barriales en las preliminares de una contienda. Eran los “elementos persuasivos” para asegurarse el apoyo en las urnas. Por eso, en muchos casos, además de la repartija previa, había también una distribución de órdenes o autorizaciones de retiro de mercadería en los días posteriores, como una forma de constatar si el respaldo con el voto había sido efectivo. De hecho, durante la gestión de Víctor Hugo Brandán en la ex Subsecretaría de Acción Social, en el gobierno del hoy senador nacional Oscar Castillo, se comprobó que el mayor gasto en las compras directas de asistencialismo se dio en los meses electorales. Pero además de comprar votos, los bolsones castillistas también fueron usados para silenciar protestas sociales. Ante cada piquete en la ruta o en la plaza principal, salía el funcionario asistencialista de turno a atender el reclamo de dádivas para evitar que las manifestaciones ensuciaran la imagen del Gobierno. Y así se fue creando una dependencia nefasta, que en nada contribuyó a paliar la pobreza y el hambre. Por II Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 caso, fue durante esos años que en la provincia la cantidad de personas que vivían bajo la línea de la pobreza trepó a casi el 60 por ciento de la población. Pero el “trabajo social” no se limitó sólo a la entrega de comida y otros elementos, sino que también abarcó la compra de dirigentes sociales con el presupuesto de la Provincia: varios de los manifestantes que entonces prometían ser líderes sociales vendieron su voz a cambio de un cargo público. Fue el caso del inquieto referente de los desocupados, Luis Roldán, a quien Castillo terminó sumando al Gobierno y le dio la misión de administrar los planes de empleo provinciales. Aunque eso le sirvió para desactivar un molesto foco de protesta, no pudo mejorar en nada los índices de desempleo. En el caso de los vales de compra, como ocurre con cada cambio de modalidad, todavía existe un alto grado de desconocimiento e incertidumbre entre la gente y también entre los comerciantes. De hecho, si bien se supo cuáles son los mayoristas adheridos al sistema, todavía nada se conoce sobre los casi 140 comercios a los que los tenedores de los vales pueden acudir para comprar sus alimentos y elementos básicos de higiene personal. Hecha la presentación oficial, se entiende que el Gobierno saldrá ahora a dar toda la información que requiere la gente. EL ANCASTI ■ Catamarca 2-Editorial 06/01/06 AJUSTES AL SISTEMA DE VALES Como sucede con cada cambio drástico, el reemplazo de los bolsones alimentarios por los vales de compra en Capital, el distrito tomado como experiencia piloto en esta primera etapa, está produciendo algunas controversias entre los involucrados en el sistema. A las quejas de los beneficiarios contra los comerciantes, a quienes acusan de recibirles los vales por un valor menor al que corresponde y no de venderles determinados productos, ayer se sumaron los segundos contra el Gobierno. En efecto, los comerciantes minoristas aseguran que no tienen capacidad suficiente para vender determinados productos -especialmente los frescos- y reponer stock al mismo tiempo por cuenta propia, ya que el Estado recién les dará la plata de los vales al cabo de 7 días hábiles. Se trata, en ese caso puntual, de un problema de respaldo financiero. Pero, por otra parte, que el comercio minorista carezca de margen financiero para hacer frente a la reposición de la mercadería es un problema que debería haber tenido en cuenta antes de sumarse al sistema, empadronándose en el listado de bocas de expendio que maneja la Secretaría de Desarrollo Social. Y eso tampoco III Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 les debería permitir que actúen especulativamente con la gente, tomándoles los vales, por caso, con un 20 a un 25 por ciento por debajo del valor nominal, como denunciaron algunos de los tenedores de los barrios periféricos que dijeron haber sido víctimas de esta práctica usurera. Con esa pérdida, en la práctica, los beneficiarios adquieren la misma cantidad o menos de mercadería que recibían antes en los módulos alimentarios. En defensa de su postura, los comerciantes alegan que corren con toda la carga impositiva -en particular el IVA-, además de los gastos administrativos por el mantenimiento de una cuenta específica en el Banco de la Nación. Además, como el sistema prevé que los proveedores de los 140 pequeños comerciantes en Capital son 14 mayoristas autorizados por Desarrollo Social -y no los proveedores habituales-, las ganancias se las llevan solamente éstos, mientras que ellos tienen a su cargo la mayor parte de los gastos del circuito. No obstante todo, para que el sistema funcione bien resulta necesario que cada uno asuma su responsabilidad: los beneficiarios deben denunciar ante el organismo provincial las prácticas especulativas de los comerciantes, y éstos a su vez, si consideran que el mecanismo les trae pérdidas, deben renunciar a aceptar los vales antes que trasladar sus costos a la gente. Por su parte, la secretaría tiene que replantear el circuito minoristas-mayoristas para que las cargas sean compartidas y evitar así las maniobras usureras que sólo perjudican a las familias carenciadas objeto de la acción social. Y, finalmente, la Secretaría de Desarrollo Social también debería considerar la alternativa de sumar al sistema de vales de compra a las grandes cadenas de supermercados, las cuales, según se supo, quedaron afuera y tienen interés de ingresar. Si la intención es favorecer a las empresas locales y al pequeño comercio periférico, el organismo podría establecer un cupo determinado para las operaciones en los supermercados. Porque, en definitiva, cuanta mayor circulación tengan los vales, mayor será su grado de aceptación y el éxito del sistema. Si bien se entiende que, al margen del beneficio social que implica la salida de los bolsones –estigmatizados por años por la praxis clientelar de la mala política-, la Provincia también buscó oxigenar al sector privado catamarqueño, el objetivo final sigue siendo el mismo: la gente de escasos recursos que necesita la ayuda del Estado. EL ANCASTI ■ Catamarca IV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 3-Editorial 07/01/06 TAMBIÉN SON ARGENTINOS Muchos aspectos de la realidad parecen indicar, de un tiempo a esta parte, que el individualismo terminará por triunfar ante los valores solidarios, y que la búsqueda del progreso personal, a cualquier precio, surge como más atractiva que la lucha por el bien común. Sobran ejemplos de actitudes egoístas e inescrupulosas, de personas que no sólo ignoran el dolor ajeno, sino que hasta encuentran en medio de un drama la oportunidad de sacar provecho. Donaciones que se desvían, chapas que aumentan de precio en plena inundación, y hasta velas que suben de valor ante un corte prolongado de luz son pequeñas muestras que también se repiten a gran escala. Fábricas que se disuelven sin importar la suerte de los operarios, pobres que sufren hambre ante la indiferencia de la sociedad, sectores que en nombre de un pedido de ayuda cortan una calle o puente y perjudican a otros trabajadores. El último eslabón es el que ocupan aquellos que asumieron voluntariamente la responsabilidad de administrar fondos públicos, y los utilizan en beneficio personal. La cadena de desprecios que nace de la valoración exclusiva de las propias necesidades y reclamos, condujo a numerosos fracasos colectivos, que derivaron en un desencanto generalizado. La comunidadcomenzó a tener una mala imagen de sí misma, y de ese modo se construyeron frases del estilo de “en este país lo que no sirve es la gente”, o críticas indiscriminadas como “los políticos son corruptos porque toda la sociedad es corrupta”. Sin discutir el crecimiento de esta deformación de la vida comunitaria en una carrera donde el prójimo ocupa un lugar irrelevante, es importante también nombrar algunos episodios diferentes. Romina Kessler es una joven santafesina de 25 años, que sufre un severo problema oftalmológico. La situación es grave en cualquier persona, pero mucho más para ella, que trabaja como maestra en Artes Visuales. Aunque fue tratada, paulatinamente empeoró, y desde que recrudeció la enfermedad está encerrada en su casa hasta que cae el sol, y con la aparición de la iluminación nocturna debe V Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 volver a recluirse. Llegó un momento en que sus únicas opciones eran la ceguera o un costosa cirugía que se realiza en Cuba. Para viajar necesitaba 6.000 euros, una verdadera fortuna para una familia trabajadora. Pero durante casi tres años, amigos, familiares y vecinos, realizaron festivales, peñas, colectas, y reunieron el dinero. Cuando se completaron los trámites y la cuenta bancaria alcanzó la cifra deseada, se decidió el viaje a la isla caribeña. En un último trámite, Jaime Kessler, el padre de la joven, se dirigió a una sucursal del Nuevo Banco de Santa Fe y retiró el dinero. Entonces se inició una pesadilla, ya que momentos después de salir de la entidad, dos asaltantes le robaron todo. El giro emocionante del caso es que, al difundirse la noticia, el impacto en la opinión pública fue tan grande que, en menos de 48 horas, los santafesinos reunieron otros 6.000 euros para Romina. Muchas de las personas que aportaron el dinero ni siquiera lo tenían, por lo que lo pidieron prestado y lo donaron. La operaciónconsiste en un implante de tejido adiposo orbitario en la parte posterior de la retina, con lo cual se evitará el progreso de la enfermedad. Romina Kessler y su familia creyeron por algunas horas que la oportunidad se había perdido definitivamente. Lloró por su salud, por la inseguridad, por la delincuencia, por lo enferma que estaba la sociedad. Evidentemente, no toda la sociedad está enferma, y Romina viajó ayer hacia La Habana. Es cierto que en Argentina hay personas inescrupulosas, desencanto general y signos que preanuncian la victoria del individualismo. Pero quienes la ayudaron también son argentinos, y mientras existan estos gestos habrá esperanzas de construir un país mejor. EL ANCASTI ■ Catamarca 4-Editorial 7/01/06 EL DÉFICIT COMUNICACIONAL VI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Por tercer día consecutivo, la secretaria de Desarrollo Social, Marta Torres de Mansilla, siguió explicando ayer los aspectos elementales del nuevo sistema de vales de compra que reemplaza al de los módulos alimentarios para las familias carenciadas. Y es muy factible que deba seguir haciéndolo no pocas veces más, porque la modalidad se puso en marcha con un enorme defecto de origen: el desconocimiento previo de parte de los beneficiarios. En verdad, cuesta creer que semejante modificación en el sistema de asistencia social no haya sido precedida y sostenida por una fuerte campaña de difusión explicativa, lo más amplia y clara posible, que responda los principales interrogantes que hoy se plantean. En lugar de ello, el desembarco de los vales en Capital -porque en el interior aún siguen los bolsones- apenas contó con algunos partes de prensa de anuncio y una presentación oficial que fue más puertas adentro que afuera del Gobierno. Tanto en el ámbito público como en el privado, cualquier cambio radical de un sistema viejo por uno nuevo con alcances masivos supone una estrategia de comunicación. Se trata de la clásica comunicación institucional. Se aplicó por ejemplo con la incursión, en 1994/95, de la jubilación basada en el esquema de capitalización y hasta con modificaciones muy simples en la numeración telefónica. Algo que, en el caso particular de los vales de compra, hubiera requerido un trabajo nada arduo, pero sí profesional. No obstante, Desarrollo Social decidió cambiar de un día para otro la vida de 16 mil personas de escasos recursos y ni siquiera les acercó un instructivo: dónde retirar, dónde y cómo comprar y qué hacer en casos de inconvenientes como lo que se suscitaron estos días, por citar sólo algunos de los puntos en cuestión. Si no fuera por la buena voluntad del periodismo -no todo, por cierto-, las dudas y dificultades podrían ser peores. Más aún, si hubiera que guiarse por la orfandad comunicacional que caracteriza a la medida, habría que deducir que la intención oficial no es que tenga éxito sino que fracase. Sin ir más lejos, la secretaria Torres de Mansilla explicó ayer que sólo los comercios minoristas están habilitados para operar con los vales de compra y no VII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 los mayoristas. Sin embargo, el organismo a su cargo no se ocupó de dar a conocer, precisamente, cuáles son esos comercios autorizados y dónde están ubicados. Una información básica. Pero el déficit comunicacional no parece ser un patrimonio exclusivo de la Secretaría de Desarrollo Social, sino que se extiende al Gobierno provincial en general. En efecto, al margen de sus ocasionales anuncios de entrega de viviendas e inauguraciones de obras, la información que llega a los medios y por ende a la gente- acerca de cuáles son las actividades de los organismos del Estado es mínima e incompleta. Y la causa de ello no es la poca disponibilidad de recursos humanos. Por el contrario, las oficinas de prensa están saturadas de empleados que trabajan sin directivas claras y muchos de ellos ni siquiera conocen cuál es la dinámica de los medios de comunicación. En suma, se trata de un problema de fondo. Por lo demás, sigue sonando a despropósito la medida por la cual los mayoristas no pueden entrar en el circuito de operación con los vales de compra de alimentos y artículos de perfumería. Si bien la idea es favorecer al pequeño comerciante y a los empresarios del sector de origen provincial en una suerte de aplicación de la Ley de Compre y Contrate Preferentemente Catamarqueño-, la limitación en la circulación también afecta la capacidad de compra de los beneficiarios. De hecho, así están muy limitados a la hora de comparar precios y elegir los mejores productos de determinado rubro. En conclusión, como se señaló anteriormente en este espacio, cuanta más amplia sea la circulación de los vales, mayor será su aceptación. EL ANCASTI ■ Catamarca 5-Editorial 08/01/06 UN GOLPE AL NEGOCIO DEL HAMBRE Como si los años de cultura clientelar hubieran sido inocuos, los mercaderes de la fe Pública magnifican las falencias del nuevo sistema de vales que ha VIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 empezado a implementarse en Desarrollo Social para reemplazar a la clásica y redituable repartija de bolsones. Subrayan con especial saña el accionar inescrupuloso de algunos usureros y el riesgo de que se forme un mercado negro de estos nuevos bonos canjeables por comida, exigiendo, con repentino pudor republicano, una perfección inmediata e imposible. Los catamarqueños han de tener aún fresco en la memoria el recuerdo de los títulos públicos creados por el Gobierno en la década del „90, que empezaron a circular con gran facilidad recién una vez que se venció la resistencia inicial. Algo parecido ocurrirá, seguramente, con los Vales Pro - Familia, si los comerciantes que trabajan con ellos pueden cambiarlos sin problemas. En cualquier caso, la práctica irá aceitándose con el tiempo y podrán realizarse los ajustes pertinentes para resolver los inconvenientes que vayan surgiendo. Ningún sistema es inmune al fraude, y mucho menos en una provincia donde la acción social fue excusa para que el Estado expidiera patentes de corso a una fauna parásita compuesta por proveedores, distribuidores, punteros, dirigentes, tramitadores y piqueteros, que montó un fabuloso y canalla negocio sobre el hambre y la necesidad de los sectores más vulnerables de la sociedad. Al amparo del andamiaje legal proporcionado por el gobierno de entonces, la maquinaria enriqueció a un puñado de influyentes y proporcionó recursos al insaciable y bulímico aparato de la política. ▲Fondos Un rápido repaso por los presupuestos de la última década y sus respectivas ejecuciones permite constatar que la crisis del modelo de la Convertibilidad eliminó el crédito público y las contrataciones de obras como fuentes de financiamiento espurio y focos atractivos para la corrupción alrededor del año 2000. Otros nichos para hacer negocios con el tráfico de influencias habían sido las privatizaciones y los diferimientos impositivos, ya a esa altura poco rentables. La única caja que quedó en pie e incrementó recursos a partir de 2000 fue la del asistencialismo, inevitable a raíz de la creciente pobreza e indigencia. IX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La situación descripta explica por qué el poder de entonces puso tanto empeño en perfeccionar el mecanismo de las compras directas para adquirir alimentos, materiales de construcción y hasta juegos de ingenio, en detrimento de las licitaciones y concursos de precios que, al menos en teoría, deben redundar en costos menores y calidad superior. El círculo de los socios se cerró con el objetivo de optimizar las ganancias económicas y electorales que sólo Acción Social estaba en condiciones de dar. Lo prioritario era sacarle todo el jugo posible al único sector que recibía fondos frescos, porque se había paralizado la obra pública, las chances de acceder al crédito se habían esfumado, no se podía diferir impuestos y, fundido el Banco de Catamarca, ya no quedaba nada por privatizar. ▲Ahora hay otra caja Aunque continúe siendo importante, la caja principal ahora no es la de la acción social sino la de la obra pública. Es en Obras Públicas dónde está la plata grande y por eso el tema crucial es el de la “cartelización”, como en la gestión de Oscar Castillo lo fueron las compras directas. Este solo hecho constituye una diferencia objetiva abismal, eludida, sin embargo, por los detractores de los vales de Desarrollo Social. La “cartelización” espeja lo ocurrido entre 1999 y 2003 en la Subsecretaría de Acción Social. El método es el mismo, se aplique a vender comida o a la construcción de cárceles: los empresarios acuerdan para subir los precios en detrimento del erario, en una puesta en escena de competencia para consumo de los ilusos, consentida y hasta fomentada por el funcionariato. También existen allí los influyentes que venden su línea directa con los despachos oficiales. Con el nuevo sistema de asistencia social, que aún está en la etapa experimental, difícilmente se conforme una red de proveedores como la que existía con las compras directas, porque el titular del bono lo canjea directamente en los negocios habilitados. Será útil, en cambio, para investigar cuáles eran los extraños fenómenos que provocaban el frenesí adquisitivo en las etapas electorales. Es cierto que el vale podría cambiarse por dinero en lugar de por comida, incluso por un precio menor X Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 al de su valor nominal, pero si bien la especulación estará al acecho, no cuenta con la protección legal que tenían los funcionarios de Acción Social para comprar en forma directa sin freno alguno. El especulador tendrá poco espacio para las explicaciones si se lo denuncia. ▲Problema cultural Es por lo menos caprichoso exigirle a los vales que corten de raíz conductas que integran el acervo cultural catamarqueño gracias a los gobiernos que hicieron del clientelismo su sustento político prácticamente exclusivo. Entre los imaginativos argumentos que se escucharon en contra de la nueva política social se destaca el de que los beneficiarios podrían canjearlos por dinero para comprar vino, cigarrillos, drogas o elementos suntuarios. Tal preocupación por la problemática familiar y la decadencia de la moral y las buenas costumbres no tiene en cuenta que los artículos que conformaban los bolsones se comercializaban. Si no se recuerda un sólo operativo de las autoridades de Acción Social para evitarlo es porque la especulativa conducta era fiel reflejo de la que seguían los funcionarios, que acopiaban alimentos y materiales para distribuirlos a mansalva durante las campañas electorales. El del clientelismo es un problema cuya resolución no depende de la mecánica que se adopte para materializar la asistencia, sino de cambios culturales muy profundos que deberían operarse en todos los niveles sociales. Años de práctica impune sedimentaron la certeza de que la vía más rápida y segura para el ascenso económico pasa por la participación en negociados con dineros públicos. La ausencia de sanciones a nivel judicial y administrativo tiene su correlato en una actitud social tolerante con los desmanes, que, lejos de repudiarse, a veces hasta se aplauden. Los vales son un paso adelante importante en pos de desmontar el funesto negocio del hambre. Resta desterrar la cultura clientelar que todavía asfixia conceptualmente a Catamarca. El vale podría cambiarse por dinero en lugar de por comida, pero los especuladores no cuentan con la protección legal que tenían los funcionarios de Acción Social para comprar en forma directa. Es caprichoso exigirle a los vales que XI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 terminen con conductas arraigadas culturalmente gracias a los gobiernos que hicieron del clientelismo su sustento político prácticamente exclusivo. EL ANCASTI ■ Catamarca 6-Editorial 25/01/06 DESGRACIA CON RESPONSABLES IDENTIFICABLES El denominado “canal de la muerte”, que recorre tierras de esta Capital, Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú y que con reiterada crueldad siega vidas por lo general infantiles, parece que será más útil rebautizarlo como “canal enjuiciador” porque no hay duda de que ha sido un permanente, señalador de que la suerte de los catamarqueños -de los más marginados- parece destinada a no cambiar jamás, incluso en cuestiones tan básicas como la de la conservación de la vida. Tantas han sido las desgracias -ya se cuentan por decenas-, que las notas editoriales de EL ANCASTI sobre tales sucesos podrían constituir un libro entero sobre todo si se les agregara la información ofrecida en otras secciones del Diario sobre sus mismos hechos. Los casos parecen calcados: un niño rara vez mayor de 5 años se acerca al fatídico canal a cielo abierto y sin valla protectora alguna y cae al agua y después es recatado sin vida. Siempre el dolor muerde a familias humildes. Siempre las inocentes víctimas han quedado sin momentáneo cuidado de personas adultas. Siempre concurren la policía y la ambulancia, ambos sólo para corroborar la realidad de la tragedia. Siempre las voces que condenan a ese canal abierto que las autoridades provinciales y municipales nunca ponen fuera del alcance de los niños, a pesar de unas promesas que en su momento parecen tener la misma sinceridad de las lágrimas de los acongojados padres, pero que con el tiempo se evaporan y crean las condiciones para que este fúnebre “movimiento perpetuo”, como dirían los músicos, no se interrumpa y continúe enlutando corazones humildes que ya no saben cómo conmover a quienes deben garantizar el bien común de los gobernados. XII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 El lunes se ha vuelto a reproducir la tragedia. Un catamarqueñito de apenas un año y medio murió ahogado en la zona de Polcos, después de haber caído en la corriente del canal. Esta vez, quien lo cuidaba en ausencia de sus padres se distrajo el tiempo suficiente como para que este nuevo “elegido” de la indiferencia estatal recorriera la corta distancia que separa su casa del canal y fuera arrastrado por el agua, de este modo convertida en asesina también por la misma displicencia de los gobernantes. El escenario probablemente se mantendrá intacto, como puede deducirse de lo manifestado por una vecina de los inconsolables padres. “Esto es como vivir con la muerte delante de nosotros; el canal pasa frente a las casas y no hay ni una zaranda”. Y, en consecuencia, no será gratuito acto masoquista esperar un próximo zarpazo de un curso de agua destinado para dar vida, pero condenado a implacable ejecutor de un designio criminal que no parece dispuesto a terminar con lo que algún supersticioso pudiere considerar maldición incontenible. El nombre de “canal de la muerte” ya ha perdido su poder estremecedor. Como a toda metáfora, el uso le ha limado el filo que tiene lo novedoso, hasta quitarle casi del todo su enorme carga semántica que en otro tiempo tal vez haya desvelado a los funcionarios sensibles, pero lamentablemente, no en la medida necesaria como para impulsarlos a resolver un problema que debería figurar en los primeros lugares del listado de las urgencias de la provincia. Tal vez la denominación de “canal enjuiciador” tenga mejor suerte, debido a su innegable dirección acusadora, a su alusión a responsables, al hecho de que no se limita a presentar una situación, porque va más lejos al sugerir que no hay aquí fatalidad inatajable ni fenómeno natural como es un terremoto o una granizada, sino permisión humana y hasta intervención, por omisión, de quienes deben velar por la seguridad de todos. El lector podría encontrar otras formas de nombrar a este canal, más eficaces para acentuar el carácter indemorable de los trabajos que deben hacerse para liberarlo de su condición amenazante y mortífera. Ha de haber, desde el lenguaje, alguna forma de despertar a los que duermen un sueño en verdad infanticida. XIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 7-Editorial 04/02/06 CALAMIDADES SOCIALES Días pasados, este diario publicó un pormenorizado informe del Ministerio de Salud de la Nación sobre Catamarca. Allí se incluían notorias calamidades sociales que seguramente muchos las conocen, pero muy pocos quieren verlas. Desde miles y miles de ciudadanos que no tienen cobertura social alguna hasta cantidades muy importantes de personas analfabetas, la cruda realidad debería ser abordada convenientemente por las distintas áreas de gobierno para ir remediando tantas y tantas angustias ciudadanas. Por ejemplo, uno de los datos más significativos de la publicación indica que la provincia es líder absoluta en lo que respecta a las madres menores de 15 años. En ninguna parte del NOA y del país se da este espeluznante registro, que señala con meridiana claridad que no hay educación sexual y que niñas sin una mínima maduración deben asumir la terrible responsabilidad de ser madres. ¿Pueden saber acaso lo que significa ser madres a esa edad? El tema tiene que ver con muchas cosas que, lo repetimos, algunos sectores de la sociedad parecen no querer ver o apreciar en su real dimensión. Aparte de la educación y la ausencia de controles responsables de la natalidad, se suman la pobreza y la indigencia que día a día lanzan más criaturas al sórdido mundo de las calles, donde se conforman grupos cada vez más numerosos de precoces mendigos, aprendices de delincuentes, niñas que se prostituyen por monedas, etc. Mientras ello ocurre, las instituciones de la sociedad y los organismos gubernamentales es muy poco lo que hacen para conjurar tan dramáticas situaciones. Se podrá argüir que los problemas son estructurales y de fondo, es cierto, pero siempre habrá algo que se pueda hacer en términos de prevención, menos cruzarse de manos y dejarse ganar por la impotencia. El reciente crimen de la niñita María Romina es un ejemplo patético de lo anteriormente referido. Con apenas 13 años, en una de las edades más tiernas de la XIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 vida, tiene una historia que espanta y que debería llenar de remordimientos a toda la sociedad. Pero no: si hasta en la investigación del hecho algunos funcionarios se esmeran en colocar a la adolescente en un submundo terrible, para desde allí tratar de explicar como normal que pueda ocurrir una muerte. No es así señores: acá lo único que interesa es que le quitaron la vida a una hija de la calle, a una niña que recorría los tiempos de la inocencia, que era "un cascabelito" que reclamaba afecto a los gritos, tal como lo explica en una carta que se publica en esta misma edición una docente que proclama que la va extrañar. A estos funcionarios también les debería remorder la conciencia y tratar de dilucidar lo más rápidamente posible un caso que no debe ser enterrado por el olvido. Debe ser el símbolo de las calamidades que hablamos más arriba y que se estampan en el informe del Ministerio de Salud. La corrupción en la función pública en la Argentina sigue siendo todo un tema. Lo peor es que no se detiene y también afecta a Catamarca, conforme lo afirma otro informe de tipo estadístico, en este caso que fuera elevado por el fiscal federal general al procurador general de la Nación, doctor Esteban Righi. El mismo da cuenta que en los últimos tres años se han triplicado los requerimientos de elevación a juicio en todas las materias federales en por lo menos tres provincias: Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán. En lo que atañe a la nuestra, se indica que hay un crecimiento del 140% de las denuncias por distintos motivos, la mayoría de las cuales afectan el patrimonio del Estado. ¿Qué tal? EL ANCASTI ■ Catamarca 8-Editorial 07/02/06 NO SOLO JUSTOS Y RESPETUOSOS En una comunidad solidaria no debería necesitarse una catástrofe para que esa virtud se manifieste. Debería percibirse todos los días y en cuanto espacio XV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 hubiese una necesidad a la espera de alguna mano generosa. Pero esa mínima solidaridad que es la justicia y el respeto al prójimo, sobre todo si este prójimo pertenece a la extensa área de los menos pudientes, no debería faltar incluso en los grupos humanos menos proclives a preocuparse por los demás. Las numerosas alusiones que se oyen o se leen sobre comerciantes que, según se afirma, se aprovechan de la fragilidad de la situación de quienes hacen sus compras con vales “Pro-Familia” sugiere que Catamarca no es todo lo solidaria que suele creerse, ni tampoco lo justa y respetuosa que pudiese esperarse. Como el lector sabe, estos vales reemplazan a aquellos bolsones alimentarios distribuidos por el Gobierno local y que eran causa de descontento por el proceder de la intermediación entre Desarrollo Social y los beneficiarios. También se conoce que el nuevo sistema de vales -se aplica sólo en esta Capital- tiende a permitir que los destinatarios efectúen sus compras directamente dentro de un listado de artículos que se consideran esenciales y que los comercios adheridos deben respetar tanto como los compradores. El malestar de los asistidos por el área social del Gobierno está motivado por el escamoteo de las condiciones exigidas por el sistema. Hay quejas porque se registran casos en que a los compradores se les exige pagar una mitad con dinero efectivo y la otra con vales. Otros no reconocen el valor total de cada vale y por ello encarecen la mercadería cuando el cliente se dispone a efectuar el pago. Un tercer grupo de comercios no mantiene el precio de sus “ofertas”, sino que los eleva cuando se paga con vales. Prueba de que las irregularidades no son infundios es el hecho de que la Dirección de Autogestión Alimentaria insta a los afectados a formalizar sus denuncias ante sus oficinas y les advierte que deben defender el poder de compra íntegro de sus vales y velar para que las responsabilidades se cumplan a rajatabla tanto entre los comerciantes como entre los poseedores de vales. Al mismo tiempo, el organismo oficial ha hecho saber que están previstas sanciones para los comerciantes minoristas que no se ajusten a las cláusulas establecidas. Podrán ser apercibidos y hasta dados de baja del sistema. Más novedoso resulta el dato de que los comerciantes tienen obligaciones que no se reducen a las de las ventas. El programa social del que son parte importante les fija XVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 deberes como el de asistir a encuentros periódicos en que se analizará la marcha de la experiencia y se adoptarán las modificaciones que surjan como necesarias o convenientes. Desde luego, los beneficiarios tienen que ser fieles a las condiciones impuestas. No convertirse en cómplices de ninguna maniobra especulativa, ni proponer procedimientos que impliquen transgresiones. Las autoridades recuerdan a los asistidos que son ellos los principales defensores de la nueva modalidad de socorro Social concebida para beneficiarlos. En esta versión se busca dignificarlos mediante la generación de alternativas tales como la de comprar donde les resulte más conveniente y de adquirir las marcas que prefieran. Es mejor pensar que las anomalías registradas hasta ahora son más producto de la novedad del programa de vales que de un comportamiento antisocial deliberado y oportunista. Los catamarqueños no están exentos de limitaciones éticas, pero la conciencia colectiva condena todo abuso que se comete, y doblemente si la víctima es un comprovinciano que necesariamente debe recurrir a la asistencia alimentaria o de otra índole departe del Estado. El programa de vales “Pro-Familia” debería confirmar la creencia de que los catamarqueños no son sólo justos y respetuosos, sino, además, solidarios. EL ANCASTI ■Catamarca 9-Editorial 10/02/06 UNA BRECHA PELIGROSA Si fuese verdad que más que la exigüidad de los ingresos lo verdaderamente explosivo es la pronunciada diferencia entre lo que perciben los que más ganan y lo que reciben los de recursos más bajos, habría que concluir que en la Argentina cada vez se está peor, esto es, más próximos al peligro de un reventón social. Porque se ha vuelto a ampliar la brecha entre lo que ganan los más ricos y los más pobres, según informa “Clarín” de ayer sobre la base de los datos difundidos por el INDEC. XVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 El organismo nacional de las estadísticas reveló el miércoles que, en el tercer Trimestre del año pasado, el 10 por ciento más rico de la población total del país tuvo ingresos 31 veces superiores al 10%más pobre. La nota del diario porteño observa que la peligrosa zanja ha vuelto a ampliarse y que en el lapso que va de fines de 2001 al segundo trimestre de 2005 esa distancia se había ubicado entre 25 y 30 veces. El INDEC añade que la situación no varía si se toman en consideración el 20% de los más ricos y el 20% de los menos favorecidos: la brecha es actualmente de 15,3 veces, mientras que en los últimos cuatro años osciló entre 12 y 14 veces. La tendencia que se insinúa es preocupante según se ve cuando se analiza lo ocurrido en los últimos años. Las cifras oficiales marcan que la distribución de los ingresos empeoró en los 90, se agudizó durante la crisis de 2001 y 2002; y se amplificó con oscilaciones en la última medición: ahora el 20% de la población se queda con el 53,6% y el 80% restante con el 46,4%. La explicación del fenómeno de la inequitativa distribución de la riqueza señala que una de las causas fundamentales es el hecho de que los ingresos de los sectores rentistas, profesionales, patrones y un sector de los empleados en blanco tuvieron una significativa mejora en sus ingresos; en cambio las franjas más pobres se mantuvieron con sus ingresos estancados o tuvieron un aumento menor que el de los otros sectores. También la misma fuente ofrece otras referencias que prueban que los más pobres -desocupados, empleados en negro, cuentapropistas informales o beneficiarios de planes sociales- bajaron otro escalón, en tanto que el 20% favorecido acrecentó su participación, del 51,6% al 53,6%. Lo que irrita a los pobres -han sostenido los especialistas- es el espectáculo provocativo que hace visible la situación en que viven los sectores de la cumbre de la pirámide. Las diferencias les resultan insultantes, sobre todo porque el malestar incluye la imposibilidad de acceder a los bienes y servicios esenciales, en incontables casos. Para muchísimos compatriotas, la canasta mínima, calculada en algo más de 800 pesos –es el valor actual- ha de parecer un sueño imposible, por más que esa canasta sea el umbral debajo del cual está la pobreza y, además, sus escalones ya sumergidos en el abismo de la indigencia. XVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 No puede desconocerse que se revirtió la crisis y que la economía se agrandó, según anota “Clarín”. Pero, por lo visto, habría que ser mesurados en el optimismo por estos indicadores. En especial, porque no se ven estrategias dirigidas a disminuir las diferencias entre los que se llevan la mayor parte de la riqueza común y los que se quedan apenas con migajas. La teoría del “derrame” que proclamaba Cavallo y que prometía que la copa nacional se colmaría hasta dejar caer su contenido sobre los menos pudientes ya no puede tener creyentes. El desborde de la imaginada copa no desciende hasta el llano y humedece sólo los labios de los que nunca se sacian. EL ANCASTI ■Catamarca 10-Editorial 08/09/06 COMO UNA VENGANZA Más de un futurólogo anunció que el primer mundo desarrollado desarrollado, debe advertirse, en gran medida gracias a la explotación de los otros mundos achatados del planeta- tendrá que afrontar alguna vez la venganza de los pueblos que oprimieron. Los menos fantasiosos imaginaron que esa venganza llegaría cuando la desesperación de sus víctimas se convierta en incontenible amenaza contra su seguridad. Cuando ya no les sea posible disfrutar de un botín amasado durante siglos. El sombrío pronóstico ha comenzado a cumplirse, a juzgar por la información periodística que da cuenta de que ciertas enfermedades consideradas típicas de la pobreza se están propagando entre las naciones privilegiadas a través de transfusiones sanguíneas y trasplantes de órganos, sangre y órganos de origen latinoamericano. La noticia enfatiza que son tantos los originarios de las antiguas y no antiguas colonias europeas y no sólo europeas que se han radicado en aquellas exclusivas metrópolis del mundo, que constituyen verdaderos caballos de Troya de donde ya han empezado a salir los agentes de destrucción hasta ahora ocultos. Una de estas enfermedades es la denominada Mal de Chagas, surgida en Latinoamérica y de sobra conocida por los catamarqueños. Como recuerda “Clarín” del miércoles, “la forma más frecuente de infección del Chagas en la Argentina se produce cuando una vinchuca infectada pica e inmediatamente defeca; así, el insecto deposita en la piel de la persona picada los parásitos Tripanosoma cruzi, XIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 que entran en la sangre y puede llevar a desencadenar cardiopatías”. También indica la nota periodística que “otros mecanismos de transmisión son la transfusión de sangre de personas infectadas y por accidentes de laboratorios de investigación o durante cirugías”. La aparición de la enfermedad en los Estados Unidos ha provocado gran inquietud. Sin sistemas de detección, el Chagas, que es un “mal escondido”, se ha estado extendiendo entre la población estadounidense y, probablemente, también en los otros países primermundistas. Ya en circulación, la enfermedad se ha convertido en mal añadido, que podrá controlarse pero que no podría eliminarse del todo en el estado actual de la ciencia médica. En dos hospitales de Los Ángeles, California, se identificó, en febrero, a dos personas afectadas por Chagas, que contrajeron la infección por recibir la donación de corazones con el parásito, consigna la información. Añade que se calcula que aproximadamente medio millón de personas afectadas viven en los Estados Unidos, y que desde 1989, paneles de asesores de la Administración de Drogas y Alimentos vienen recomendando que la sangre donada sea testeada para Chagas, pero que ningún test fue aprobado aún. La inquietud se ha instalado también en otros puntos del Primer Mundo. En Francia se desconoce el número de infectados porque el test de la sangre no se hace y porque hay muchos ilegales. Como medida precautoria, el Parlamento Europeo adoptó una disposición que excluye como donante de sangre a todas aquellas personas que hayan estado en Sudamérica más de tres meses. En España están recomendadas las pruebas para Chagas en donantes que procedan de Latinoamérica o que hubieran permanecido un tiempo. Recién ahora el Mal de Chagas está siendo estudiado, pese a que la enfermedad ha sido descripta en 1909. Desde luego, no hay en los latinoamericanos ninguna intención de venganza, aunque sí una conciencia cada vez más clara de las verdaderas razones por las que coexisten mundos tan distintos como son el llamado Primero y los otros dominados por la miseria y en no pocos casos por la desesperanza. Menos podría hablarse de caballos de Troya y de búsqueda de daño indiscriminado en un campo tan sagrado como el de la salud y la vida de los pueblos. Pero las predicciones existen y su cumplimiento parece consumarse. XX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■Catamarca 11-Editorial 02/09/06 POBREZA SIN PERDÓN Cuando la pobreza no puede achacarse a la carencia de recursos naturales, ha de entenderse que no tiene perdón, que no autoriza ninguna resignación, que no debiera permitir otra inquietud que la de exterminarla, que debería convertir a todos en miembros de una milicia imposible de contener. Cuando la pobreza ocurre en medio de la abundancia de la naturaleza, ya no queda lugar para la comprensión. En esta situación, ya no hay inocentes y menos entre los que gobiernan y los que hablan de refundar la provincia según proyectos que nunca se concretan o, lo que es peor, que ni siquiera se diseñan. Ni los hay entre los que a la hora de erigir con su voto a quienes deben asegurar la felicidad común, insisten en encumbrar a los mismos que consolidaron este presente de tanta hambre, de tanta desprotección, de tanta exclusión, de tanta intemperie, de tanta inseguridad, de tanto mal ejemplo. Que Catamarca es pobre -que los catamarqueños son pobres, más exactamente- no es secreto para nadie. Los hijos de esta tierra lo tienen asumido tanto como a su nombre y apellido. Pero no siempre tienen conciencia de hasta qué grado lo son. Y hasta qué punto esta pobreza es un despojo. Ni menos el tamaño de su responsabilidad en esta realidad inadmisible. Ni lo que podrían haber sido si no hubieran tolerado la cadena de complicidades que hicieron posible esta pobreza que ya tiene contaminado también el futuro de las generaciones jóvenes de hoy. La pobreza aquí ya no puede negarse con el argumento de que es fantasma que gusta menear la oposición política o los masoquistas, que pululan por todas partes y en todo tiempo o a los órganos perceptivos deformados, supuestamente incapaces de reconocer cuánto se ha modificado, para bien, la suerte de las mayorías en los últimos decenios. El discurso triunfalista no puede, ahora, mantenerse con tan endebles razones. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) ha emitido su verdad, una vez más. Y ella revela que Catamarca sigue anclada en su elevado índice de estrechez económica. Al informar sobre el nuevo dictamen del INDEC, EL ANCASTI de ayer señala que “con el 48,4 por ciento de su población sin poder acceder al mínimo de alimentación y servicios, Catamarca ocupa el cuarto lugar entre los conglomerados urbanos con mayor índice de pobreza: solamente tienen indicadores más críticos en este aspecto Resistencia (55,6%), Corrientes (51,7%) y Palpalá- Jujuy (48,9%). Se apunta, además, que “el nivel de pobreza catamarqueño está 17 puntos porcentuales por encima de la media nacional, que es del 31,4 por ciento. Y 2,6 XXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 puntos por sobre la media de la región noroeste, que es del 45,8%”. Detalla, luego, que Catamarca está entre las más pobres de la región noroeste, sólo superada por Jujuy, y que debajo de ella se ubican Tucumán (47,9%), Salta (45,7%), Santiago del Estero (45,6%) y La Rioja (28%). Un dato que para los catamarqueños resultará particularmente indicador de su postración es el que da cuenta de que La Rioja está ubicada en el puesto 17 del ranking de la miseria, en tanto Catamarca se halla en el cuarto lugar. Parece innecesario observar que ese ranking pone a la cabeza a la jurisdicción más indigente y en orden decreciente a los que le siguen en tan lastimoso rubro. Podría servir de consuelo el hecho de que hay provincias -pocas, pero hayen peor situación que Catamarca. Pero la circunstancia de que aquí la gran minería es floreciente, de que la actividad agroindustrial también lo es, y de que el nivel de escolaridad de la población es igualmente significativo no deja lugar a conformidad alguna. La pobreza de Catamarca no es castigo divino, ni fruto de la Fatalidad, ni producto histórico irreversible. Es creación, conservación y agudización colectiva, pero responsabilidad primera de sus dirigentes de todo género. EL ANCASTI ■Catamarca 12-Editorial 24/10/06 CONFIRMACIÓN DEL INFIERNO El discurso preelectoral oficialista ya ha comenzado a exaltar, con el voluntarismo acostumbrado en estas circunstancias, la recuperación económica, supuestamente indicadora de la recomposición general de un país que había llegado a la postración extrema. Y, en verdad, se tiene ahora la impresión de estar a sideral distancia de la crisis política y económica de 2002, según algunos gracias al acierto de la gestión actualmente gobernante, y, según otros, por el proceso económico mundial. Con todo, hasta los opositores más enconados reconocen las diferencias entre estos días y aquéllos del abandono de la convertibilidad, del denostado “corralito” y de la no menos traumática devaluación del peso. XXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Sin embargo, la desmesura de los mensajes propagandísticos es interrumpida de cuando en cuando por ráfagas incontenibles de la realidad. Como ocurre cada vez que el INDEC da a conocer sus periódicos informes acerca de la situación social del país. El organismo de las estadísticas y censos ha tenido que afrontar más de una vez presiones gubernamentales para que se modifiquen criterios evaluadores y, de esa manera, las revelaciones resulten menos adversas. A pesar de tales cuestionamientos, el INDEC sigue aportando datos que permiten matizar la información de otras fuentes noticiosas. El último de esos informes demuestra que la pobreza está lejos de que se pueda considerar mal en franca superación. Con este agravante: en el marco del crecimiento económico registrado, resulta menos comprensible que las carencias de lo esencial tengan la significación que tienen hoy entre amplísimos sectores de la población. De acuerdo con lo difundido por el INDEC, casi el 30% de la población vive con menos de 2 dólares por día, o menos de 60 dólares por mes. De ese total, casi 4 millones sólo pueden gastar menos de un dólar diario. Aquel 30% -hay que destacarlo- no es cualquier porcentaje, representa unos 11 millones de compatriotas sumidos en la más dolorosa lucha diaria por la subsistencia. Los datos están proyectados a todo el país y corresponden al total de la población, activa o inactiva, según el ingreso “per cápita” familiar que tuvieron en el segundo trimestre de 2006, de acuerdo con lo que detalla una nota de “Clarín” del domingo en que se comenta el informe del INDEC. Añade, la nota periodística, que las cifras oficiales dicen que el 10% de la población -3,8 millones de personas- puede gastar menos de 92 pesos por mes o 3,06 por día; que el 20% dispone de menos de 150 pesos mensuales ó 5 diarios; y que el 30% puede gastar menos de 200 pesos al mes ó 6,66 diarios (que equivalen a 2,13 dólares). El artículo de “Clarín” apunta, además, que estudios del Banco Mundial fijan en 2 dólares por día la línea internacional para definir a la población pobre. Y un dólar para determina la pobreza extrema. Aunque el INDEC no lo explicita, puede inferirse que entre los que viven con menos de dos dólares diarios hay adultos, jóvenes o niños de familias de desocupados, beneficiarios de planes sociales, buena parte de los asalariados en negro, cuentapropistas informales y subocupados, y también una porción de trabajadores en blanco que cobran sueldos muy bajos. XXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Y con respecto a sueldos bajos, el INDEC consigna que el 30% de la población ocupada gana menos de 450 pesos por mes (145 dólares), y que una familia de 4 personas debería tener ingresos de al menos 750 pesos mensuales para superar la línea de los dos dólares diarios. Cuando el presidente Kirchner insiste en afirmar que todavía no se ha salido del infierno, seguramente se refiere a los millones de argentinos para quienes no se ha operado todavía ninguna transformación. Habría que desear que no olvide que el denunciado infierno no tendrá fin, sino que podría extenderse, si se sigue demorando la más justa distribución de la riqueza. EL ANCASTI ■Catamarca 13-Editorial 26/10/06 ESTAMPAS DE LA CRISIS Si, como dice la archisabida sentencia, “… Dios atiende en Buenos Aires”, queriendo significar que para abrir los grifos para melgas de cualquier género hay que acudir a donde mora el dispensador de todas las providencias, esto es, el centro del poder político nacional, no es menos cierto que, en el territorio de la provincia, Dios resuelve desde el sillón de Avellaneda y Tula, donde impera el que tiene las llaves y hasta el que deben llegar los necesitados del interior catamarqueño, que sufren angustias ignoradas a menudo por quienes deben al menos atenuarlas. Los comprovincianos del departamento Santa Rosa -en particular los de las localidades de Los Altos, Manantiales y Alijilán- sin duda conocen esa verdad que entraña el abecé del federalismo interno, pero es probable que ese conocimiento sea directamente proporcional al escepticismo con respecto a las soluciones. En su estado de depresión no advierten indicios de que lleguen hasta ellos medidas gubernamentales que autoricen alguna esperanza. Han de estar convencidos de que desde sus localidades no pueden partir las políticas salvadoras y habrán llegado a la conclusión de que las posibilidades municipales y las de quien los representa en el Senado de la provincia ya están agotadas y que, en consecuencia, no queda otra alternativa que endurecerse para soportar cuanto exija su destino por lo visto adverso. Y en este punto aparece ese estado de ánimo invulnerable a toda confianza en un futuro mejor, que, lejos de aportar algún elemento alentador, consolida la resignación y cierra la puerta a toda capacidad modificadora. El interior de la XXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 provincia sabe muchísimo de esta realidad y el lector de cualquier punto más o menos alejado de la Capital podría describir ese desierto del alma forjado por decenios de desilusión y frustración. Debe entenderse que ésta es la crisis peor, la verdadera caries que compromete el progreso de las comunidades olvidadas. El mal llega a su expresión más alta cuando, como en el caso que motiva estas líneas, se juntan la depresión comunitaria con la indiferencia, derivada del desconocimiento de los organismos que deben procurar la eliminación de esos bolsones de subdesarrollo. Y parece que puede hablarse, en esta oportunidad, de desconocimiento, pues un estudio efectuado por el área de Desarrollo Social en la zona indicada dejó al descubierto datos que sorprendieron al propio Gobierno, pues no estaba al tanto de lo que el relevamiento mostró descarnadamente. Ese estudio de iniciativa oficial abarcó 45 hogares y 329 entrevistas personales. Resultó que el 91% de las personas padece por necesidades básicas insatisfechas. De un total de 320 personas, 198 no superan la edad de 18 años. El nivel educativo de los jefes de hogar es bajo, pues de 39 de ellos que asistieron a la escuela, la mitad no fue más allá del tercer grado. La desocupación, el subempleo y la precariedad laboral son realidad fuertemente saliente. La población económicamente activa llega a 122 personas, pero un 67% no tiene empleo y el ingreso por hogar es bajo: el 41% de los 45 encuestados gana menos de 150 pesos. La pobreza también se manifiesta en el hecho de que las viviendas son precarias en un 63% y además, en el dato de que el 87% de los hogares es beneficiario de algún programa social. No es necesario hacer referencia a la totalidad de las situaciones que imponen las deprimidas especificaciones del relevamiento oficial. El trabajo infantil, la fragilidad frente a la manipulación electoralista, y el sentimiento de impotencia que no genera organizaciones comunitarias que trabajen para mejorar la suerte y para requerir que el Gobierno asuma sus responsabilidades, entre otras. No puede dejar de extrañar que se haya permitido que una zona agroganadera otrora pujante se haya hundido hasta alcanzar la profundidad de hoy. El departamento Santa Rosa -esto lo sabe hasta el menos informado en geografía catamarqueña- se ha caracterizado por una importante producción citrícola, tabacalera, forrajera y hortícola que, unida a una importante ganadería, garantizaba significativos índices de producción. Si Santa Rosa está como está -podría preguntarse-, qué podría esperarse de tantas otras zonas de la provincia menos dotadas de recursos naturales. XXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Seguramente, la investigación hecha en Santa Rosa será bueno que se haga en toda la provincia. Será mejor enterarse de verdades amargas, que seguir aturdiéndose con impresiones reconfortantes pero injustificadas. EL ANCASTI ■Catamarca 14-Editorial 12/11/06 LO QUE MATA ES LA DESIGUALDAD Si se quisiese vivir en la placentera idea de que en la Argentina todo anda cada vez mejor, bastaría con limitarse a los informes oficiales, según los cuales lo bueno siempre es mayoría y lo malo que resta, si existiera, es cosa que está en proceso de superación. Pero cuando se prefiere la verdad, nunca absolutamente complaciente como se sabe, no queda otro camino que atenerse a las estadísticas, en las que aparece la situación tal como es, con una desnudez que permite abrigar –valga la paradojainquietudes justificadas y satisfacciones igualmente legítimas. Puestos en este segundo camino, sale al paso un estudio de las Naciones Unidas –más precisamente de su Programa para el Desarrollo (PNUD)-, según el cual la Argentina descendió dos lugares en el ranking de desarrollo humano. Del puesto 34 en que figuraba en el informe del año pasado pasó al 36 en el de este año, aunque debe advertirse que el informe de 2005 se hizo con datos de 2001, anteriores a la crisis, y el de 2006, con realidades de 2003. El índice de desarrollo humano –debe tenerse en cuenta- se calcula sobre la base de la expectativa de vida, la educación y los ingresos. Pero quienes hacen la medición también toman en consideración otros rubros, como los servicios de que se dispone y el nivel tecnológico. Con respecto a la expectativa de vida al nacer, el estudio del PNUD señala que aquí es 74,6 años, tres menos que Noruega. La tasa de alfabetización en adultos es de 97,2% casi como en España, donde llega al 98%. El poder de compra del PBI es de 13.298 dólares per cápita, rubro en el que el país avanzó diez lugares. Pese a ese último dato, el mismo informe indica que unos ocho millones de argentinos no acceden al agua por red pública y 12 millones no tienen inodoro o contaminan napas freáticas. XXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Asimismo, destaca que la crisis mundial del agua no se origina en una escasez, sino en la pobreza, en la desigualdad, en relaciones asimétricas de poder y en la gestión inapropiada del recurso. Detalla que en la Argentina, la cobertura nacional promedio de agua es del 78,4 por ciento, mientras que en Misiones esa cobertura sólo es del 59,3 por ciento. También la desigualdad se manifiesta en los datos sobre desagües cloacales. Alcanza en el país al 42,5% de la población, mientras que en Santiago del Estero apenas llega al 13,9% y en la Capital se eleva al 94,8%. Un coordinador residente de la ONU en la Argentina declaró a “La Nación” que “en la Capital (Federal) uno puede tener un índice de desarrollo humano comparable al de Italia o Bélgica, pero si uno va a Formosa o a Misiones la situación es más parecida a algunas regiones de África”. En verdad, la situación, en materia de desigualdad, es más grave, pues hasta en los propios centros de desarrollo más elevado pueden localizarse bolsones de pobreza e indigencia, y en los lugares de reconocido subdesarrollo existen grupos sociales con nivel de vida próximo al de una sociedad de primer mundo. El informe es preocupante cuando alude a los índices de pobreza. Señala que han aumentado, que el siete por ciento vive con menos de un dólar diario y que el 23 por ciento lo hace con menos de dos. Pero, con todas las adversidades que se han apuntado, puede afirmarse –el estudio del PNUD lo autoriza- que la Argentina sigue ubicada en primer lugar entre las naciones de la región. Por ejemplo, en el gasto público en salud. Equivale aquí al 4,3 por ciento del PBI, y si bien es cierto que Colombia es la mejor ubicada en este rubro, con el 6,4 por ciento, no hay nación en América Latina que supere la cantidad per cápita que destina la Argentina en la atención sanitaria, pública y privada: 1.067 dólares. El informe pone de relieve una frustración que los catamarqueños están en condiciones de reconocer. En la “experiencia fallida” que tuvo el país con la privatización del servicio de agua. Subraya, en este punto, la responsabilidad del Estado en garantizar el acceso al recurso: fija una meta: garantizar al menos 20 litros de agua por cada habitante y prestar el servicio gratuitamente a quienes no pueden pagarla. En nivel tecnológico, el estudio revela que en el país cada mil habitantes hay 227 líneas telefónicas, 352 teléfonos móviles y 133 usuarios de Internet. XXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 El país mejora, pero puede inferirse que su mayor deuda es la relacionada con el nivel de desigualdad entre las regiones y entre los sectores. Se ha demostrado que el factor mayor de malestar social es, precisamente, la desigualdad. EL ANCASTI ■Catamarca 15-Editorial 12/12/06 TAL VEZ NO SÓLO SANTA ROSA La lectura de un informe elaborado sobre el departamento Santa Rosa por organizaciones vecinales y organismos oficiales deja la impresión de que ese sector de la provincia vive al margen de toda planificación -y esto desde hace muchísimo-. Y de que la desigualdad social, el irracional uso de la tierra, las consecuencias nocivas de medidas que debieran haber tenido derivaciones beneficiosas, la lamentable calidad de los servicios públicos, el éxodo permanente de la juventud, la agresión al medio ambiente natural, la carencia de una educación conectada con la producción agropecuaria, y todo lo que esta situación provoca en la población convierten al departamento en núcleo humano destinado a sufrir todas las secuelas del abandono y de la agudización de todos los males. Así se comprende la verdad del párrafo en que el informe describe el cuadro social del departamento y que es un rosario de calamidades que incluye la pobreza generalizada en la comunidad, pequeños productores cada vez más pobres, la deserción escolar, el analfabetismo, la ignorancia, la imposibilidad de los jóvenes de acceder a los niveles educativos superiores, el embarazo precoz, el alcoholismo, la drogadicción, el suicidio y la violencia familiar. No es Santa Rosa una jurisdicción catamarqueña que no tenga recursos naturales. El problema es su explotación irracional que se manifiesta en la deforestación sin regulación alguna, ni por parte del Estado provincial ni de organismos locales. Se destruyen la flora y la fauna autóctona y ya el cambio climático ha disminuido las lluvias e incrementado los vientos. Hay riesgo de desertificación y también de inundaciones, por falta de bosques que contengan el desborde de las aguas. Además, el productor santarroseño carece del marco de una política productiva estatal y obra en soledad en las diferentes etapas del proceso XXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 productivo. Por otra parte, el informe apunta que las inversiones de los programas de promoción no han generado el efecto multiplicador que se esperaba, por lo que debe estimarse que en Santa Rosa “hay crecimiento pero no desarrollo”. Se añade que, “por la polarización estructural del desarrollo productivo, hay muy pocos que tienen mucho y muchos que no tienen prácticamente nada para su desarrollo personal y empresarial”. Siempre en relación con las desigualdades, el documento alude a los propietarios locales de tierras, que se ven obligados a venderlas por no poder ponerlas en producción porque las políticas promotoras están destinadas a los inversores foráneos y no contemplan al productor nativo. Al respecto, aporta un detalle por demás patético, cuando observa que esos desalentados propietarios del lugar no sólo no pueden evitar la venta de sus propiedades, sino que, además, se ven condenados a convertirse en obreros rurales que deben trabajar en tierra ajena. Pero, asimismo, el informe registra un déficit cultural de efectos sin duda negativos. Es el que privilegia “las cuestiones hereditarias y de apellido” sobre la actividad productiva. Esto se ve, según los autores del documento, en la distribución del agua de riego, pues el sistema de riego vigente no se compadece con el sistema productivo general. Sería interesante –necesario, además- saber si un diagnóstico que se hiciera sobre los demás departamentos de la provincia sería sustancialmente diferente del de Santa Rosa. Si en esas otras áreas del mapa catamarqueño no existen parecida ausencia del Estado en materia de planificación y desarrollo. Y si tampoco existen para ellas las políticas de racionalización de la producción, la devastación del medio ambiente natural, las insuficiencias de los servicios públicos, los resabios feudales vinculados con la propiedad de la tierra y con la distribución del agua de riego, la desigualdad social y la pobreza y el desaliento que tan fuertemente se perciben en Santa Rosa. Queda la sensación de que tal vez las diferencias no sean tan profundas y que el diagnóstico que se ha comentado sea, quizá, una radiografía de considerable parte del territorio provincial. XXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■Catamarca 16-Editorial 18/12/06 ACTIVIDAD QUE MERECE RECONOCIMIENTO En tiempos de la última dictadura militar se acuñó aquella famosa frase dirigida a los padres de familia, a quienes se preguntaba si sabían qué estaban haciendo sus hijos en ese momento. La intención del mensaje era advertir a los progenitores sobre la posibilidad de que sus vástagos estuviesen desarrollando actividades subversivas, para decirlo con el lenguaje del momento. De alguna manera, también el Gobierno autoritario buscaba afirmar la idea de que los jóvenes eran peligrosos y, de paso, generar adhesión al arsenal de medidas preventivas y represivas que se llevaban a cabo en todos los ámbitos en que los jóvenes actuaban. Por esta razón aquella pregunta quedó en la memoria enmarcada en la detestable atmósfera de esos oscuros años. Pero liberada de ese contexto, la pregunta no hace sino recordar el elemental deber paterno de conocer verdaderamente a sus hijos, no sólo para intervenir oportunamente en situaciones de necesaria presencia, sino también en ocasiones en que los hijos merecen aliento en acciones de bien común que tal vez son bien conocidas o bien comprendidas por sus padres. Aquí en la ciudad de San Fernando del Valle, por ejemplo, hay 170 adolescentes cuyos padres no deberían alarmarse si se les hiciese aquella mortificante pregunta de los años 70. Porque estos jóvenes, varones y mujeres, trabajan en el programa Adolescencia e Integración Social (PAIS) destinado a favorecer la integración social y a la superación de problemas y hábitos de los adolescentes de familias vulnerables. Para lograr esos propósitos, se les brinda la posibilidad de desarrollar sus capacidades para el trabajo, el estudio y la colaboración con otras organizaciones sociales. El pais es un programa impulsado desde la Nación y canalizado por la Secretaría de Salud y Promoción Social de la Municipalidad de la Capital. Según se ha informado, en 2006 un total de 180 chicos se capacitaron en albañilería, plomería, electricidad, peluquería y computación. 12 de estos adolescentes iniciaron emprendimientos productivos en electricidad y plomería, con lo que obtienen ingresos económicos y se insertan en la cultura del trabajo. Asimismo, 74 jóvenes fueron alfabetizados, 35 pudieron salir de la prostitución, 100 se reintegraron en la educación formal, 45 pudieron abandonar la droga, 55 superaron el alcoholismo, 4 fueron tratados por violación, 78 recibieron atención XXX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 por violencia familiar, 62 por delincuencia juvenil, 3 por intento de suicidio y uno por autoflagelación. El programa viene cumpliéndose desde 2004, y de acuerdo con las manifestaciones de sus animadores, los progresos alcanzados son significativamente alentadores, por lo que las expectativas se multiplican y también las energías de quienes trabajan con un grupo social que merece todo el apoyo posible. Debe anotarse que uno de los logros de esta experiencia es el deseo de colaborar a favor de otros, que se suscita en quienes participan en el Programa. Así, quienes aprenden a leer ayudan a los que están empezando a hacerlo y esto mismo ocurre en las otras actividades. Por otra parte, también hay espacio para lo placentero. Y esto se ha visto en oportunidad de la celebración del Día del Niño, cuando los integrantes del Programa agasajaron a los pequeños que asisten a los Centros de Cuidados Infantiles. Los adolescentes del PAIS presentaron, entonces, música folklórica y danzas nativas que también ofrecieron a los ancianos del Hogar Fray Mamerto Esquiú. Reconforta saber que hay quienes trabajan por los adolescentes de hogares en situación socioeconómica deprimida. Se trata de un segmento social particularmente asediado por la amenaza que constituyen las adicciones, la violencia, el suicidio y la delincuencia. Lo que se hace por ellos se hace en realidad, por la sociedad entera. Y esto debiera ser reconocido por todos. EL ANCASTI ■Catamarca 17-Editorial 29/12/06 LUZ ROJA CONTRA EL SUICIDIO El suicidio parece haber dejado de ser en Catamarca un asunto de exclusivo interés teórico. La frecuencia de los casos registrados en los últimos años, la circunstancia de que golpea tanto a jóvenes como a adultos, el hecho de que aparece en los más diversos puntos de la geografía provincial, aunque se observan llamativas concentraciones en algunos de ellos; todo ello incide para que el suicidio sea problema que no pueda verse como ajeno a la responsabilidad general y especialmente de quienes gobiernan. Es también, por ello, un problema político, tanto porque entre las causas que lo provocan suelen tener relevancia la postración económico-social y la carencia de perspectivas, como porque se trata de un XXXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 problema que no puede quedar sin abordaje, esto es, sin análisis y sin estrategias dirigidas a contenerlo y dificultar su proliferación. El suicidio aquí es realidad crudísima, azota a familias concretas, expulsa a jóvenes en quienes se esperaría un arraigo a la vida indestructible, y a mayores que no hallan otra forma de liberarse de sus problemas más hondos. Y éste es uno de los aspectos que más estremece: cunde la idea de que la autoeliminación es la mejor manera de resolver los conflictos. Y tan extraviada creencia suele encontrarse en manifestaciones de adolescentes que revelan que la misma palabra “suicidio” no tiene ya la resonancia trágica que espeluznaba a sus pares del pasado. Sin duda, en la actitud suicida laten “materiales” de variada naturaleza. Los hay de carácter económico, físico, afectivo, mental y, según algunos, hasta genéticos. También concepciones que debilitan la conciencia del valor de cada vida. En Tinogasta, la preocupación por el suicidio ha tenido expresiones por demás objetivas. Vecinos de distintos sectores de ese departamento cortaron por unas horas la ruta nacional 60, a la altura de El Alto de Copacabana, para hacer pública la inquietud derivada de la desaparición de tres jóvenes que se quitaron la vida en el transcurso de un brevísimo tiempo. La noticia indica que los manifestantes, bajo un sol ardiente, quemaron cubiertas, interrumpieron el paso valiéndose de troncos dispuestos transversalmente sobre la ruta y exhibieron pancartas en que, además de exteriorizar dolor por los tres jóvenes muertos, responsabilizaban a las autoridades y a los políticos por la situación que, según ellos, genera la conducta suicida. Las pancartas reclamaban “salud para todos”, condenaban “la indiferencia” y demandaban “una vida mejor”. Una de las manifestantes declaró que “acá no tan sólo los chicos necesitan ayuda profesional, nosotros, como padres, también, para poder ayudar a los jóvenes”. La madre de uno de los muertos conmovió al confiar que “esta mañana vino gente y nos agredió porque nos hacía culpables a nosotros como padres”. Y agregó que “pedimos ayuda para que los chicos estén ocupados, estudiando, haciendo deportes, nada más”. También hubo referencias específicas contra el Gobierno de la Provincia, porque -así se dijo- “no nos escucharon cuando pedimos un psicólogo para Copacabana”. Lo que quieren es profesionales “serios”, que no repitan errores anteriores. No debería ofender a nadie la reacción tinogasteña. Si bien es cierto que los factores que llevan a alguien al suicidio no son todos pasibles de “solución” estatal, también es verdad que hay un amplio trabajo posible que debería movilizar al conjunto de la sociedad. La Iglesia, la escuela, la Municipalidad, el sector profesional, la dirigencia en su conjunto y, desde luego, las familias y los jóvenes y XXXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 las estructuras gubernamentales superiores deberían tener claro su papel y cómo cumplirlo de modo eficaz, esto es, con idoneidad y persistencia. La luz roja contra un mal que alguien incluyó entre los signos de la crisis pluridimensional de estos tiempos -la tendencia a la autodestrucción- se encendió en Tinogasta pero habría que decir que en toda la provincia, porque duele a lo largo y ancho de Catamarca. XXXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 DIARIO EL ANCASTI ■Catamarca AÑO 2007 XXXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 1- Editorial 22/01/07 DERECHO A PREGUNTAR Catamarca dedicará este año más de 55 millones de pesos del Presupuesto provincial a mantener su Legislatura. La Cámara de Diputados recibirá 28,8 millones y la Cámara de Senadores 26,8 millones, muchísimo más dinero que el año anterior, cuando ambas cámaras juntas disponían en total de poco más de 35 millones. Considerando que las cifras del 2006 ya eran más que inquietantes (fueron 19 millones para Diputados y 16 millones para el Senado), y que a esos números se les añadieron nada menos que 20 millones de pesos, cualquier ciudadano tiene derecho preguntarse, entre otras cosas, por el destino de semejante fortuna. ¿Es la Legislatura una estructura tan magnífica como para justificar un gasto superior a un millón de pesos por semana? ¿Es la vida de un legislador tan sacrificada y su trabajo tan arduo como para merecer remuneraciones tan superiores a las de cualquier otro trabajador? Si se analizara en términos objetivos la relación costo-beneficio entre el gasto de los señores legisladores y su aporte a la provincia, ¿es posible que no se llegue a una ecuación satisfactoria para los intereses de la comunidad? ¿Podría suceder que los gastos de la Legislatura se inflen premeditadamente para que ciertos legisladores destinen parte del dinero a hacer campañas proselitistas? ¿Es posible que algún legislador, hipotéticamente interesado en preservar su banca, destine dinero público a la concreción de aportes que presenta como favores personales? ¿Puede que con el exceso presupuestario se habilite el nombramiento de amigos y familiares que no realizan tarea alguna? ¿Podría la Legislatura funcionar con menos dinero? ¿Con un millón menos, por ejemplo? ¿Con 10 millones menos? ¿Con 20 millones menos, como el año pasado? ¿Con la mitad de lo asignado? XXXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 ¿Puede un ciudadano cualquiera sentir que se está desperdiciando el dinero del pueblo, cuando más del 50 por ciento de los catamarqueños viven en situación de pobreza o indigencia? Los legisladores de Catamarca, con la honrosa excepción de una ínfima minoría, goza de la vida sin detenerse siquiera a meditar en el alto honor que representa la posibilidad de debatir y sancionar las leyes. No conocen los temas que tratan ni pierden tiempo en buscar soluciones para la comunidad. No suelen ser personas con preocupaciones mundanas. A saber, su año laboral empieza en mayo y en julio se toman un mes de descanso. Luego vuelven a la actividad hasta noviembre, para encarar luego algunas sesiones extraordinarias y retomar el letargo en diciembre que se extiende en enero, febrero, marzo y abril. No es precisamente un ritmo febril de producción. No se les controla asistencia. Faltan a las pocas sesiones que hay, porque se suspenden si no hay quórum, si no quieren que haya quórum, si no les gusta el proyecto, si no les conviene que se apruebe, si se pelean o se amigan o se los mandan. Siempre surgen diferencias, a menos que se analice algún posible aumento en sus propias dietas. Podría decirse que nada hacen, pero sería injusto, porque lo que hacen es cobrar, y muy bien. También gastan dinero, en una provincia pobre y marginada como la nuestra: gastan proporcionalmente mucho más que sus pares en cualquier otro distrito del país. Con 41 diputados y 16 senadores, el Poder Legislativo de Catamarca es el segundo más caro de Argentina en relación con los habitantes que tiene la provincia, como lo detalló un reciente informe publicado por el matutino porteño La Nación, que comparó el presupuesto de todas las legislaturas provinciales. El parlamento local le cuesta a cada catamarqueño más de 160 pesos anuales, una cifra sólo superada en Tierra del Fuego, donde el gasto alcanza el pico de 219,5 pesos por fueguino. Pero el índice del caso sureño es engañoso, porque no obedece tanto a los grandes insumos de la Legislatura como a la escasísima población. Un mejor parámetro es ofrecido por el promedio del país, que es de 51,5 pesos por habitante: Catamarca lo triplica. Esta provincia duplicó su gasto legislativo solo 6 años, y los últimos incrementos parecen vincularse directamente con el año electoral y la persistencia de las prácticas de clientelismo político, como la contratación de personas por el exclusivo y gracioso hecho de que seguramente votarán “correctamente” para mantener su flamante empleo. XXXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Para defender el valor supremo de las instituciones republicanas, del ejercicio democrático y la importancia de que exista un espacio para que los representantes del pueblo debatan y legislen no se necesita tanto dinero. Por eso queda el derecho a preguntarse, ¿quién confirió a los legisladores tantos y tan caros privilegios? ¿Por qué hay que mantener a tanto señor que decidió vivir sin trabajar? ¿No sienten al menos un poco de vergüenza? ¿No podrían, en compensación, tomarse su función como algo más de seriedad?. EL ANCASTI ■ Catamarca 2-Editorial 24/01/07 EN CONSTANTE RETROCESO El 20 de noviembre de 1959, al oficializarse la Declaración Universal de los Derechos del Niño, se estableció que "el niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación... No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral". Aunque transcurrieron casi cinco décadas desde aquella proclama, y en teoría todos están de acuerdo con la consigna, el presente desnuda una terrible situación: la erradicación del trabajo infantil se parece cada vez más a una utopía. Sin llegar a extremos espantosos como la explotación sexual de niños y niñas –que también existe-, o a los adultos que empujan y alientan a los chicos a delinquir -una práctica más que frecuente-, los pequeños obligados a trabajar están incorporados a los cuadros cotidianos, y Catamarca no es ajena a esta realidad. Las estadísticas marcan una gran diferencia, porque a nivel internacional son apabullantes, y en el ámbito provincial están prácticamente ausentes: nadie controla fehacientemente ni sabe a ciencia cierta cuántos menores trabajan en suelo catamarqueño. El año pasado se organizaron algunos encuentros y reuniones para tratar la problemática, pero aunque la mayoría de las iniciativas estuvieron impulsadas por nobles fines, sus participantes apenas si lograron confirmar su propia debilidad: si la situación cambió, fue para peor. En algunas zonas del interior, el trabajo infantil es asumido con preocupante naturalidad. Un recorrido por varias decenas de escuelas permitiría corroborar que XXXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 los índices de asistencia se disparan en épocas de cosecha y los alumnos pierden totalmente el rumbo educativo cuando retornan a clases. Se trata de trabajos de gran esfuerzo físico, que a veces se extienden al preparado de la tierra, las siembras y el mantenimiento de grandes extensiones de cultivos. En la ciudad, el panorama es igualmente dramático, aunque mucho más visible: aquí los niños cumplen diversas actividades, entre ellas, ventas de alimentos y de pequeños artículos de consumo, limpieza de calzado, lavado de parabrisas, reparación de neumáticos, recolección de basura, cartones y trapos, mendicidad, transporte de objetos, etc. Deben hacer frente a los peligros que entraña el propio trabajo y al entorno donde lo realizan, por ejemplo, el tráfico, el humo de los escapes, la exposición a la inseguridad, el acoso de mayores y la violencia. Los chicos que son obligados a vender o mendigar en las calles, además de sufrir por la explotación y el sometimiento, enfrentan a cada paso gestos de rechazo, desprecio o agresividad, por lo cual crecen desarrollando un resentimiento que difícilmente puedan corregirse más adelante. Muchos niños y niñas se dedican también al servicio doméstico: los buscan en sus hogares pobres con la promesa de cuidado, sólo para contar con servidumbre barata, pero son los niños trabajadores menos visibles y resulta difícil realizar estudios sobre su situación y analizarlos Estos hechos se multiplican porque el niño es siempre mano de obra menos costosa que un adulto, no conoce sus derechos, no reclama, no se queja y no puede defenderse: no ofrece resistencia porque no sabe cómo, y aunque supiera no podría hacerlo. Por estas mismas razones, la explotación laboral infantil es un delito de inmensa crueldad, aunque para más de una familia rural, por ejemplo, es natural que los hijos trabajen. Muchas veces consideran que la pobreza y el trabajo manual es parte de su destino y hasta consideran que trabajando desde niño se aprenderá mejor la tarea y más preparado se estará para ganarse el sustento, probablemente porque ellos hicieron lo mismo. Pero es un círculo vicioso sin fin: la pobreza genera trabajo infantil que impide la educación y la falta de educación deriva en más generaciones de pobres. Si una sociedad es incapaz de defender a sus niños, entonces no es capaz de nada y las consecuencias del trabajo infantil son tan graves que no admiten más omisiones cómodas. XXXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Someter a un niño con cargas que no se corresponden con su edad equivale a arruinarle su niñez, un bien irrecuperable, y permitir que este flagelo avance como está avanzando, es también un crimen. EL ANCASTI ■ Catamarca 3- Editorial 28/01/07 NO UN MAL INVENCIBLE Desde luego, la inseguridad que padecen los vecinos de la ciudad no existe sólo porque el ministro político de la provincia haya reconocido su existencia. Pero no hay duda de que tal reconocimiento de parte del máximo responsable del área despeja cualquier hipotético intento de minimizar la gravedad de la escalada delictiva. El ministro de Gobierno, Raúl Cippitelli, sin embargo, atribuyó el fenómeno a diversas causas ajenas a los organismos encargados de la seguridad pública, lo que podría sugerir que se está ante un fenómeno inevitable que hay que soportar como costo de estos tiempos de generalizado extravío moral y violencia. Según el pensamiento oficial, en considerable medida el incremento de los delitos contra la propiedad se debe a que estos días son tiempo de receso estival en que muchas familias se ausentan de sus viviendas y ello multiplica el campo de acción para quienes están a la espera de la oportunidad para la apropiación de lo ajeno. En la misma dirección se señala que los lugares de concentración turística demandan mayor presencia policial, que no puede satisfacerse sin la reubicación de los uniformados. Esto, naturalmente, debilita la prevención en la Ciudad. Asimismo, el ministro Cippitelli destaca que el carácter violento que se ve en tantos casos proviene de dos circunstancias igualmente ajenas a la institución policial: el consumo de drogas y el hecho de que aumenta la presencia de delincuentes foráneos, habituados a métodos violentos rara vez usados por los malvivientes lugareños. “Aquí hay un plus, un adicional que es la presencia de gente foránea que viene a Catamarca desde grandes conglomerados urbanos, que está en la delincuencia y que está acostumbrada a actuar en ambientes distintos de los nuestros”, señaló el funcionario. Si la exposición del ministro Cippitelli se hubiese limitado a lo aludido, la conclusión, para el ciudadano del llano, no podría resultar más desalentadora. No XXXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 quedaría más remedio que deplorar el verano, y la circunstancia de que Catamarca es parte de una nación asolada por la inseguridad, repudiar la drogadicción y lamentar el derecho constitucional que habilita a todos para circular libremente por el territorio del país. Pero, además, absorber la observación ministerial que recuerda que la seguridad también depende de la participación ciudadana y no sólo de la acción policial. Pero, por suerte, el Ministro hizo otras referencias de las que pueden extraerse inferencias más reconfortantes. Como la que indica que dio instrucciones para que las exigencias adicionales del verano no dejen desguarnecida a la Ciudad. Como la información de que el Jefe de la Policía “está tomando las decisiones para que la inseguridad pueda controlarse totalmente”. Y como la otra que da cuenta de que se están incorporando “con buen ritmo” nuevos efectivos policiales. También el titular de la cartera de la que dependen las fuerzas del orden de la provincia ponderó el crecimiento de la Ciudad operado a partir de 2003 –más de 60 mil habitantes- y la extensión del radio urbano en ese período, para graficar el esfuerzo que se ha hecho para ajustar la capacidad policial a ese proceso. Con todo, se admite que aún no se ha logrado afrontar con éxito lo que es una de las preocupaciones más agudas de los catamarqueños capitalinos. Se han multiplicado los recursos destinados al rubro, se ha incrementado la dotación policial, se han adquirido vehículos y otros elementos que modernizaron la fuerza y existe la intención de intensificar la lucha contra un mal que, según el Ministro, “es el problema número uno junto con la pobreza”. Pero hasta hoy no ha sido suficiente y no hay duda de que habrá numerosas situaciones “externas” que explican la inseguridad y su innegable crecimiento, lo que –esto parece más que probable- no deja de revelar que hay insuficiencias de diverso género en el organismo destinado a garantizar la seguridad pública y que estas impotencias deben superarse cuanto antes. EL ANCASTI ■ Catamarca 4-Editorial 26/01/07 EL HAMBRE INFANTIL Los responsables de la administración de los fondos públicos, en todos los niveles gubernamentales, reconocen que la época actual es una de las mejores de los últimos tiempos. La flaqueza presupuestaria y la escasez de recursos quedaron XL Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 momentáneamente atrás, y desde ministros hasta los intendentes, pasando por secretarios y directores, todos saben que hay dinero suficiente como para invertir y proyectar a una escala impensada un lustro atrás. Con fondos nacionales o provinciales, se inauguran barrios sin cesar, se renuevan equipos, se lanzan planes y se encaran obras y megaobras –todo ello, enhorabuena- por toda la provincia. Los gastos previstos son sustancialmente superiores a los del ejercicio anterior. Aquellos días en que altos funcionarios debían viajar una y otra vez a Buenos Aires para dilucidar mes a mes cuándo podrían pagarse los sueldos, quedaron en el baúl de los recuerdos: hoy ya no se discute de dónde obtener recursos sino cómo gastar el dinero que ingresa, por ejemplo, a través de la explotación minera. Este período, si bien no puede considerarse de prosperidad plena, muestra una clara situación de bonanza en relación con el pasado más cercano, pero perduran algunos números que obligan a poner los pies sobre la tierra, como los elevadísimos índices de pobreza e indigencia, que incluyen a más de la mitad de la población. En las estadísticas, estos números negativos suelen perder peso ante las millonarias discusiones y los anuncios que sugieren un crecimiento a toda marcha. La idea de que nunca podrá erradicarse totalmente la pobreza, se instaló con tanta fuerza que el hecho de que millares de familias vivan con necesidades básicas insatisfechas se acepta con normalidad. Por esta razón, los números de la marginación y la exclusión social pierden impacto en la opinión pública, que los asimila como un detalle menor de una realidad que se encamina positivamente. Sin embargo, la traducción de esas cifras desemboca en situaciones dramáticas, que por otra parte arrastran a consecuencias de extrema gravedad. Es el caso de la cantidad de niños catamarqueños que no se alimentan correctamente, y tienen problemas de malnutrición o desnutrición, al extremo de necesitar de ayuda oficial para comer. No se trata de uno o dos casos aislados, allá en algún pueblo perdido entre los cerros. Según las cifras oficiales, que suelen ser menores a las reales –no por alteraciones intencionales sino por lógicos problemas de relevamiento- unos 3.700 pequeños de entre 6 meses y 6 años de vida no pueden ser correctamente alimentados por sus familias. La notable cifra preocupa aún más si se considera que al implementarse este programa sólo requerían ayuda 2.500 chicos, y el padrón de necesitados crece a XLI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 medida que llegan nuevos informes de los distintos centros de salud de la Provincia, que muchas veces se demoran por las dificultades que imponen la distancia y los escollos geográficos. Atender estos casos es importante, pero solucionarlos es imperativo. Mientras familias catamarqueñas dependan de la recepción de una caja oficial para alimentar a sus niños, no podrá decirse que la situación es buena. Lo que los números muestran es que en Catamarca hay niños con hambre. Y las secuelas que deja el hambre, en especial en los dos primeros años de vida son en muchos casos, irreversibles. Se advierten en la estatura, con las nuevas generaciones de "petisos sociales" como los bautizó el lenguaje médico y científico. El hambre y la desnutrición también dejan su huella profunda en el cerebro, en la capacidad intelectual, en la concentración y en la adaptación a la escuela y a sus exigencias. La desnutrición infantil es a la vez causa y consecuencia, porque empieza antes del nacimiento con la desnutrición de la madre, casi siempre en hogares muy pobres, y los efectos son devastadores. Este enemigo del que se habla se llama pobreza, y sus víctimas no residen en las cuentas fiscales: tienen un rostro humano que torna absolutamente prioritaria la búsqueda de una salida, aunque lo más frecuente es que se tienda a esconder y minimizar esta cara de la sociedad. EL ANCASTI ■ Catamarca 5- Editorial19/01/07 EL DESAFÍO INMEDIATO El fin de la convertibilidad, con su ficticia paridad entre pesos y dólares, los desgobiernos y la recesión que llevaron al estallido social en diciembre de 2001, sumergieron a la Argentina en una de las peores crisis económicas que se recuerden, y Catamarca fue una de las provincias más golpeadas por esa realidad. Inundada, como tantos otros distritos, por bonos que simbolizaban dinero y no servían ni siquiera para pagar los servicios (papeles rescatados luego por la Nación), con una alarmante escasez de oferta laboral y una comunidad sepultada en sus propias deudas, varias familias cayeron en un abismo. Se multiplicaron los comedores comunitarios y las ollas populares en todos los barrios, el mapa de la ciudad se deformó con decenas de asentamientos ilegales, XLII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 creció la inseguridad, aumentaron la deserción escolar y los episodios de violencia en los hogares, y hasta se improvisaron clubes de trueque, donde se llegaron a cambiar paquetes de fideos por prendas de vestir usadas. El cuadro era dramático y la asistencia oficial –que ni siquiera en aquellos momentos extremos estuvo libre de manipulaciones proselitistas- se tornó vital para la subsistencia de miles de comprovincianos. Como suele ocurrir, hubo gestos solidarios conmovedores y también quienes encontraron el resquicio para lucrar con la situación. Lentamente, de manera gradual y progresiva, el país comenzó a reordenarse y las cuentas fiscales cambiaron su rumbo hacia un horizonte más sereno, por una serie de circunstancias y acciones que convergieron favorablemente. La macroeconomía nacional ofreció un lustro después innegables signos de recuperación, y hoy atraviesa un período donde existen buenos recursos, las arcas fiscales ya no están flacas, y los indicadores dejan margen para el optimismo. Sin embargo, existen cuentas pendientes, asignaturas que no se lograron resolver, y se vinculan precisamente con el aspecto más delicado de la realidad: el social. Aunque los técnicos describan parábolas ascendentes en la recaudación impositiva, aunque la coparticipación suba, aparezcan recursos mineros y crezcan varios sectores productivos, todavía existe un amplio sector de la población que no puede salir de la miseria. Un reciente estudio del Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) indica que Catamarca tiene el 51,4% de su población bajo los niveles de pobreza y el más del 20% bajo niveles de indigencia. Según este sondeo, en la Argentina hay 15,5 millones de pobres y 5,6 millones de indigentes, un 22 por ciento más de las cifras oficiales difundidas por el INDEC. Asimismo, el trabajo indica que el 55,6% de los chicos menores de 18 años son pobres, y no el 46,2% que reconoce el INDEC. Es decir que en 17 de las 23 provincias argentinas, más del 50% vive en hogares pobres. Los datos surgen de una reelaboración de las estadísticas del INDEC en su relevamiento 2004 y de una reestructuración de la metodología aplicada por esa institución que mide la pobreza y la indigencia con datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) 1985/86. En cambio, la relectura hecha por economistas de la CTA toma los datos oficiales de la EPH 1996/97, y no la de hace 20 años. Así, la versión oficial que precisa que los pobres en la Argentina son 12.242.619 es contrapuesta con la que indica que son 15.422.356, una diferencia de 3.179.737. Y la que habla de 4.355.926 de indigentes es superada por la que habla de 5.619.049, una diferencia de 1.263.122. XLIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 “Queda en claro que los problemas que emergieron como causal de la crisis de 2001 y 2002, no sólo no se han resuelto sino que siguen presentes en toda su dimensión", critica el estudio. El incremento del poder económico estatal no puede discutirse: alcanza con repasar la magnitud de los últimos presupuestos provinciales. Por otra parte, la preocupante expansión de la pobreza también se encuentra a simple vista, y las estadísticas no la revelan: apenas la confirman. Revertir este panorama y hacer que el fortalecimiento económico estatal llegue a todos los sectores de la sociedad, será el gran desafío de quienes asuman el próximo gobierno catamarqueño. Si no lo consiguen, la salud de la macroeconomía y las cuentas fiscales será intrascendente. EL ANCASTI ■ Catamarca 6- Editorial 01/03/07 EXTREMO CONDENABLE Si alguien pretendiese diploma de originalidad por afirmar que los políticos son capaces hoy de cualquier recurso, hasta el más increíble o innoble, con tal de multiplicar su presencia en los medios de difusión y acrecentar una notoriedad que no podría lograrse por la sincera exhibición de ideas y antecedentes; si tan peregrino cazador de títulos y honores existiese, debería saber que su pretensión sería absurda, a menos que se conformara con ser condecorado con el reconocimiento de cultor egregio de las verdades de Perogrullo y del lugar común que ya no puede conmover a nadie. Pero como el deber mayor es con la verdad -si la originalidad no sirve para iluminar la verdad y para volverla más accesible y convincente, es sólo vanidad y “bostezo de Salomón” como diría Antonio Machado-, es inevitable que ésta vinculada con los políticos se reitere como una suerte de conjuro contra una lacra que caricaturiza la política y recorta la confianza que merecen tener los representados en sus representantes de hoy y de mañana. Por esto, condenar el gesto del candidato porteño Mauricio Macri, quien buscando presentarse como hombre sensible ante las tribulaciones que padecen los sectores sociales deprimidos de la jurisdicción que quiere gobernar, apareció de pie y al lado de una niña de 8 años en un basural de Lugano, como insinuando que nadie mejor que él podría resolver los problemas de los marginados. Además, la XLIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 imagen del acaudalado empresario y la inocente indigente, que se difundió por todos los medios gráficos y la televisión, parece sugerir que el candidato y su tierna acompañante ocupan un mismo plano en la sociedad y que esta supuesta solidaridad entre la riqueza y la pobreza se profundizará si Macri llegara a la jefatura política de la ciudad de Buenos Aires. Quienes destacan el costado mentiroso de esta publicidad ponen en relieve la trayectoria de Macri. Claudio Lozano, de la CTA es uno de ellos y declaró a la Nación, que le había parecido “obsceno que alguien que ha sido beneficiario directo de la ampliación de la desigualdad y, por ende, del crecimiento de la marginalidad y la pobreza, aparezca ahora como el solucionador de lo que él ayudó a crear”. Es cierto que lo de Macri no puede juzgarse absolutamente sin precedentes en la Argentina. La fotografía de candidatos que besan a niños es una tradición en la política nacional. Pero en el caso del candidato Macri, la engañosa escena, que se ha comentado con tono mayoritariamente impugnador, no es natural y es evidente que fue preparada ex profeso para difundir un mensaje mentiroso. Por otra parte, se ha consumado una reprensible manipulación de una menor. Melina, la acompañante circunstancial de Macri, apareció sirviendo a los intereses de quienes se enriquecieron gracias a políticas de clara discriminación contra los pobres. No es improbable que cuando crezca y se convierta en ciudadana, se avergüence de un comportamiento infantil que no puede imputársele. Quienes disminuyen la significación del recurso del candidato de PRO argumentando que situaciones parecidas son una costumbre argentina deberían admitir que lo de Macri lleva ese vicio a un límite que corrobora lo que los ciudadanos saben: que para los que andan detrás del poder no hay techos y siempre podrá esperarse un récord nuevo, esto es, una nueva y más indignante vergüenza. Y que la mentira parece haberse posesionado de la política hasta el límite de que se ha afirmado la noción de que no hay triunfo posible cuando el discurso se ajusta a la verdad y que, por el contrario, la voluntad mendaz es llave maestra para abrir las puertas de la victoria electoral. Más que la originalidad se ha de buscar la verdad, cuando se trata de la búsqueda del bien común. La mentira preelectoral es traición anticipada, identificarla es imperativo moral de quienes, desde el ejercicio de la opinión, ofrecen claves para comprender la realidad y para mejorarla. XLV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 7-Editorial 02/02/07 NINGUNA SENSACIÓN INMOTIVADA Ha de haber alguien que suponga que el periodismo fantasea o al menos exagera cuando señala que los políticos y la política son hoy objetos de generalizada repulsa. Lo cierto es que ocurre en todo el país y también en Catamarca, donde las expresiones despectivas tal vez no se oigan sólo entre quienes disfrutan de los privilegios del poder o se hallan en vías de conquistarlo. Los medios de comunicación no hacen otra cosa que reproducir las manifestaciones de la gente y debe creerse que se trata de reproducciones que procuran evitar que el descrédito termine generando un escepticismo absoluto, que resultaría negativo si se limitase a reacciones sin búsqueda transformadora. Si hubiese realmente alguien que pusiese en duda la objetividad periodística en esta materia, no tendrá más que modificar su punto de vista ante lo que señala un lector que hizo conocer su opinión en la sección “434400 lo atiende” de EL ANCASTI de ayer. No se trata de una queja sin precisiones, pues el llamado telefónico apunta a un aspecto más que concreto de la experiencia política catamarqueña del presente. Habla de la existencia de candidatos que podrían tener cuentas pendientes con la Justicia. De la necesidad de que los electores tengan conocimiento de estas situaciones. De la urgencia de que termine la corrupción pública y la compra de votos mediante la entrega de bolsones de alimentos. Y algo que traduce aun más patéticamente el nivel de recelo de la ciudadanía: pide que EL ANCASTI dé a conocer la idoneidad de los postulantes, como si se desconfiase de la transparencia de la Justicia Electoral a la hora de oficializar las listas. Textualmente, el aludido lector señala que “como catamarqueño me gustaría que una vez que se oficialicen las listas de los candidatos que vamos a tener para las elecciones de marzo, el Diario nos informe en qué condiciones se encuentra cada uno de ellos ante la Justicia”. Y agrega lo siguiente: “No podemos seguir permitiendo los robos, todas las cosas que vienen pasando y que a la gente la compren con un bolsón de alimentos me parecería una muy buena idea que el Diario se ocupe de esto”. La verdad es que no podría acusarse al autor de ese llamado pues la realidad dice que hay legisladores en Catamarca que mantienen sus bancas sólo porque los protegen los fueros legislativos, fueros que impidieron la acción de la Justicia y XLVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 podrían seguir favoreciéndolos si volviesen a ser elegidos, como se teme que ocurra. Ayer, EL ANCASTI hizo referencia a ese asunto señalando que “los fueros legislativos, que impidieron que el subsecretario de Acción Social y actual diputado provincial, Víctor Brandán fuera indagado en relación con una de las causas penales abiertas por las compras directas y el negocio del hambre, podrían ampliarse a otros posibles involucrados en la trama fraudulenta en las próximas elecciones”. Con respecto al caso de Brandán –aparte del proveedor Mario Vega- este Diario recuerda que el pedido de desafuero del juez de Garantías Jorge Palacios contra aquél fue rechazado por los diputados del FCS en mayo de 2005 y que Brandán todavía no ha podido ser indagado y tampoco lo será en los próximos 5 años si obtuviese la reelección como diputado. También evoca que la auditoría del Tribunal de Cuentas llevó al juez a presumir que “Brandán con personal a sus órdenes, entre los que se cuentan familiares y amigos de su entorno, perfectamente identificados por los testigos, implementando la metodología del temor, avasallando los elementales principios establecidos por el Derecho Administrativo para el contrato de suministros e inclusive favoreciendo a empresas proveedoras del medio, que obtuvieron finalmente pingües ganancias” encabezó “un verdadero aquelarre de maniobras ilícitas que en su momento el Ministerio Fiscal deberá investigar”. El lector que efectuó su pedido de información valiéndose del espacio de EL ANCASTI reservado para la expresión popular, después de leer ayer lo publicado en relación con los fueros legislativos que sirven de coraza protectora a algunos legisladores que podrían ser nuevamente candidatos no obstante sus cuentas pendientes con la Justicia ha de haber pensado que su mensaje telefónico debió haber sido más enfático. Como se ve, el escepticismo catamarqueño no es caprichoso. Las conductas de los inculpados y la actitud de quienes los sostienen y encubren no podrían generar otro efecto. XLVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 8- Editorial 03/02/07 MALESTAR POR UN RELEVO EN EL INDEC Tal vez no puedan equipararse el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) y la Corte Suprema de Justicia cuando se aprecia la necesidad de su independencia del poder político, pero no hay duda de que sin datos confiables acerca de la situación económica y social, la actividad en esos ámbitos carecería de certezas imprescindibles. Lo cierto es que, así como sin justicia independiente no hay verdadera justicia, sin un evaluador autónomo de los aspectos más objetivables del país tampoco podría esperarse una administración eficaz de la realidad. El INDEC tiene una historia transparente y sus informes periódicos se han caracterizado hasta ahora por su credibilidad, rasgo que en distintos momentos de la Argentina disgustó a los gobernantes interesados en mostrar eficiencias que los índices del organismo estadístico desmentían o minimizaban. A menudo los informes del INDEC relativizaban el discurso de los gobiernos empeñados en ocultar la verdad en materia de pobreza, de desocupación, de inflación, de déficit de viviendas, entre otros muchos reflejos del verdadero pulso de la nación. Los críticos del Gobierno afirman ahora que la intromisión del poder político en aquel organismo eminentemente técnico nunca fue tan desinhibida como en estos días en que ha sido desplazada de su cargo una funcionaria de una trayectoria de 15 años en el organismo, para ser reemplazada por una allegada a la ministra de Economía, Felisa Miceli. No ha sorprendido que el Poder Ejecutivo haya dispuesto un relevo, porque esa facultad no puede negársele. El motivo de la crítica reside en que no se cree casual que se haya buscado a alguien particularmente confiable para medir la inflación, un ítem de importantes consecuencias. Quienes están preocupados por el recambio señalan que “la inflación minorista es tomada para la elaboración de otros indicadores oficiales, como pobreza, indigencia o valor del PBI”, según expone “Clarín” del jueves en una nota que reproduce manifestaciones de técnicos consultados por el diario porteño que advierten que “cualquier manipulación sobre el índice de precios coloca un manto de dudas sobre esos datos”. Las secuelas del avance del Gobierno sobre el INDEC se hicieron sentir en los inversores, sobre todo extranjeros, a quienes inquieta la incertidumbre con respecto a los bonos que se ajustan según la inflación que registra el INDEC. XLVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Pero también en el sector gremial hay preocupación. “Ámbito Financiero” de ayer apunta que “ATE marca dos peligros para el caso de que se detecten irregularidades estadísticas en el manejo de los datos”, el principal es la posibilidad de que “si la medición de la inflación termina siendo menor que la real, el reclamo de incremento salarial posterior debería ser menor debido a que el Índice de Precios al Consumidor registraría un aumento más débil”. El gremio de los trabajadores del Estado considera, por otra parte, que el desplazamiento producido en el INDEC constituye una “intervención al IPC –el aludido Índice de Precios al Consumidor-“. Los partidos de oposición son unánimes en la condena a lo que ha ocurrido en el INDEC. Desde el ex ministro Lavagna hasta Elisa Carrió hubo coincidencia en la afirmación de que se está ante una nueva manifestación del propósito gubernamental de regimentar las instituciones. Eduardo Lozano, de la CTA expresó que “se trata de jerarquizar a una institución de orden público y no de disciplinarla, algo que debería extenderse a otros organismos del Estado”. El INDEC existe desde el decenio de los 60 y ha sido un espejo en que podía hallarse la auténtica cara de la realidad. Desmintió tanto el “estamos mal pero vamos bien” de los tiempos del menemismo, como la promesa de los actuales ocupantes de la Casa Rosada de que al término de esta gestión el país habrá dejado el infierno para ubicarse en las puertas del purgatorio. Recordó a los alucinados que los pobres siguen existiendo, que la desocupación real y el trabajo precario siguen oscureciendo el futuro y que las asimetrías regionales se mantienen casi intactas. El INDEC ha sido algo así como la conciencia de los gobiernos, una conciencia que podía ser percibida por el pueblo. No hay derecho a privarlo de ese vital acceso a la verdad. EL ANCASTI ■ Catamarca 9-Editorial 07/03/07 EL MEJOR FUTURO PARA LA CIUDAD La historia de las ciudades refleja la peripecia de su gente, la suerte del país a que pertenecen y el devenir de su paisaje, sujeto éste como se sabe, tanto a la acción humana como a la gravitación de la geografía. Pero, básicamente, es el comportamiento de quienes las habitan el factor más decisivo. Ya en su génesis podrían identificarse los rasgos que las hacen XLIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 reconocibles entre el conjunto de las ciudades y este embrión termina de estructurarse al cabo de un tiempo imprecisable que puede demandar años como siglos, como parece probarlo el hecho de que hay ciudades centenarias que todavía muestran esa imagen de cosa indefinida, no poco caótica, como si creciesen por acumulaciones imprevistas y desgajadas de ejes que la armonicen de modo que quien las vea puedan leerlas como el mensaje que deben ser de su pasado, de su presente y de sus sueños futuros. La Ciudad de San Fernando del Valle tal vez podría incluirse en la lista de ciudades que no terminan de nacer, pese a su antigüedad cuatro veces centenaria. O mejor dicho, que no termina de abandonar su indefinición adolescente. Precisamente, por su desarrollo anárquico. Poco más allá de sus cuatro avenidas “originales”, la Ciudad “nueva” es ramificación caprichosa, producto de políticas habitacionales incompletas, resultado de asentamientos graduales que terminaron configurándose como barrios donde la provisión regular de servicios esenciales es muy difícil o imposible y donde la seguridad, dicho esto en la más completa acepción del término, presenta dificultades insalvables. La gente ha ido ocupando tierras anegadizas, de firmeza escasa, y, además, de dominio patrimonial privado o de jurisdicción estatal pero no reservadas para la construcción de viviendas. Durante años estos gérmenes barriales siguieron ampliándose y con ello se multiplicaron las necesidades y las frustraciones y las demandas de servicios que, como ya se ha señalado, resultan en estos casos doblemente onerosos. Pero hay otro proceso que ha venido a alterar la normalidad urbana. Es el caso de los ocupantes ilegales de viviendas ajenas y circunstancialmente no habitadas. Las casas son por lo general las que se construyen como parte de los programas de viviendas sociales que adjudica el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV). Se ha vuelto frecuente la noticia de que una de estas unidades habitacionales o varias de ellas han sido tomadas por gente sin techo que argumenta que no hay derecho a que haya casas deshabitadas mientras otros no tienen donde vivir. Las ocupaciones y los desalojos amenazan con constituir una historia que en el futuro testimoniará sobre una de las formas en que se consolidó la Ciudad y que no implica un antecedente honroso ni garantiza la comunidad fraterna y progresista que es requisito imprescindible para una ciudad desarrollada y feliz. De todo esto surge la necesidad de un ordenamiento, de una planificación, de una política integral que no se limite a la construcción de barrios sin las condiciones que demanda un mínimo de bienestar humano. Y también la ausencia de controles que impidan las apropiaciones ilegales y el oportunismo de los que reciben una vivienda que no necesitan. L Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 En verdad, San Fernando del Valle puede verse como un proyecto que debe ajustarse y que está en plena gestación. Por suerte se está a tiempo de liberarla de un destino de definitiva impersonalidad, de irreversible desmesura caótica, de irracional acumulación. Para ello, es necesaria una profunda reflexión colectiva acerca del perfil que se desea para la Ciudad y de las estrategias que deben ponerse en marcha para apresurar su conquista. Debería forjarse un plan que se proponga dicha meta. Podría resultar motivador proponerse que el quinto centenario de la Ciudad, que no está lejos si se calcula según la escala de las ciudades, confirme que San Fernando del Valle de estilo reconocible y de alta calidad de vida ha suplantado aquella otra tan largamente soportada. EL ANCASTI ■ Catamarca 10-Editorial14/02/07 EL FANTASMA DE LA INFLACIÓN La inflación es salitre más corrosivo que el que deteriora a las construcciones más sólidas. Como el agua, siempre intentará volver a andar sobre sus cauces y profundizar sus huellas. Inmune a los voluntarismos que se anticipan a declararla erradicada o disminuida o contenida en niveles presuntamente estabilizados, salta cuando menos se espera y, en ocasiones, cuando desde el poder hay comprensible interés por desplazarla de la conciencia de la gente. Sólo temporalmente podrá encubrírsela. Las estadísticas oficiales no lograrán descabezarla con el tantas veces fracasado recurso de calcularla sólo teniendo en cuenta los renglones de consumo menos frecuentados por las mayorías o, como también ha ocurrido, reemplazando por otros más complacientes a los funcionarios de vara objetiva para medir la variación de los precios. Su aparición en vísperas electorales causa espanto, sobre todo en países, como la Argentina, en que el problema mayor es la dificultad creciente para cubrir las necesidades elementales con ingresos retrasados o inexistentes. Si los gobiernos pueden manipular el registro de la inflación, los analistas privados ofrecen otros datos y la propia gente percibe que vivir cuesta cada vez más, pues su salario pierde poder adquisitivo y ello no puede ser desmentido ni por la glosa oficialista más ingeniosa. La preocupación por hacer bajar la inflación, en la realidad y, en el peor de los casos, sólo en la ficción de la propaganda, no es manifestación de ninguna obsesión LI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 estilística de los gobiernos. Entre otras revelaciones, la inflación traduce su eficacia, valor de particular significado cuando se aproximan elecciones generales y el electorado toma en cuenta el grado de tal idoneidad. El índice inflacionario describe la verdad de la situación del pueblo, una verdad aproximada, porque se intuye que el encarecimiento de la vida es siempre mayor que el que cuantifican las estadísticas. En el país hay ahora temor de que se agudice la inflación. La Nación de ayer señala que “en los últimos tres meses de 2006, la inflación empezó a atentar contra la mejora de los índices de pobreza”, y que “por la constante suba de los precios de la canasta básica, 268.400 personas que vivían al límite se sumaron a las filas de los pobre, aquellos cuyos ingresos no llegan a 914 pesos mensuales, el mínimo necesario para que una familia tipo se provea de productos y servicios básicos, educación, salud y transporte”. La consultora Equis, citada por el diario porteño anticipa, según el diario, que la pobreza, ubicada en el 26,4% de la población en el tercer trimestre del año pasado, subió al 27,1% en el último tramo del año. Lo que se dice, en verdad, es que los progresos logrados durante la actual gestión presidencial podrían comprometerse y que esto hace que la inflación sea “el principal riesgo del país”, como acaba de señalarlo la Organización Mundial del Comercio (OMC). Se recuerda que la cantidad de pobres había caído 28,3 puntos en promedio, esto es, una reducción de 54,7 a 26,4 en tres años, aunque se observa que “este significativo descenso de la pobreza encuentra sus principales causas no en la generación de empleo, que permanece estancada en ese lapso, sino en la suba salarial”. Otra comparación también resulta optimista. Si se contrasta el cuarto trimestre de 2006 con igual período de 2005, cuando la pobreza alcanzaba el 33,8%, se comprueba que el mal más preocupante de la Argentina había descendido casi un 20% al cierre del último año. Por otra parte, y de acuerdo con lo que apunta una nota de “Clarín” de ayer, la inflación gravita también sobre la deuda externa: por cada punto adicional de inflación, la deuda sube 1.629 millones. El análisis que hace La Nación del documento de la consultora Equis repara en otro aspecto de la situación, el que alude a las desigualdades regionales. Al respecto, destaca que “la rica Capital Federal y su conurbano pobre muestran la foto más perfecta de este mapa de distribución desigual”. Y precisa su afirmación LII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 detallando que mientras que en la ciudad de Buenos Aires la pobreza llega al 9,9% de la población, en los partidos del conurbano la proporción de pobres se multiplica por tres: “el 28,7% de sus habitantes está sepultado por debajo de la línea de la pobreza”. El país real termina siempre emergiendo de la cosmética con que se suele presentarlo. Una de sus fealdades es la inflación y es de esperar que no se la ahogue incrementando las penurias del pueblo y preservando o profundizando las asimetrías del país. EL ANCASTI ■ Catamarca 11- Editorial 18/02/07 LAS QUEJAS BARRIALES NO CESAN Tantas son las quejas que se oyen de los vecinos de los barrios periféricos de la Capital, que podría pensarse que son territorio que exigen un organismo específico para su atención. Problemas relacionados con la propiedad donde se asientan sus viviendas, con los servicios públicos, con la seguridad, con la condición socioeconómica de su población y con el aislamiento que, según afirman, los tienen marginados. Se dirá, tal vez, que esto vendría a resucitar aquellas estructuras de gobierno destinadas a las colonias, propias de las naciones imperialistas, y que por ello los vecinos de dichos barrios terminarían siendo oficializados como vecinos de segunda. Quienes así opinaran no ahorrarían epítetos para condenar lo que, a su juicio, representaría un anacronismo colonista en plena democracia, y no les faltaría razón, por más que sería más importante que esos barrios fuesen recuperados en términos objetivos que honrados con una categoría solo formal. En verdad, no se está intentando promover ninguna discriminación, sino, al contrario, propiciando una integración de la que no se habla lo suficiente cuando se aborda la realidad de la jurisdicción del municipio. Las cuitas del sector sur de la ciudad ya son históricas. Por eso no puede sorprender el corte de ruta en que están empeñados para llamar la atención sobre sus angustias, las últimas de las cuales provienen de las recientes lluvias que allí no han hecho otra cosa que agravar todas las viejas llagas. LIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La noticia indica que el viernes, sobre la ruta nacional 38 y a la altura de La Viñita, un piquete protagonizado por un grupo mayoritariamente integrado por mujeres y niños, reiteró el pedido de ayuda formulado días antes, no bien pasada la tormenta. No puede decirse que el pedido haya quedado sin respuesta gubernamental, pero los socorros se juzgaron insuficientes y esto profundizó la actitud de los vecinos, de acuerdo con lo que declararon a la prensa. En la ocasión quedó nuevamente en evidencia que las inundaciones en la zona sur continuarán siendo inevitables, a menos que se haga una cuantiosa inversión que parece no estar al alcance del gobierno municipal. Por lo que toca al sector norte, el malestar más reciente fue denunciado por los vecinos de los barrios que flanquean el camino a La Gruta. Allí la deforestación causada por la construcción de nuevas viviendas provocó que el viento cubriera de tierra toda la zona y, de algún modo, la ciudad entera. Además de la incomodidad debió soportarse la amenaza contra la salud de todos. El otro tormento apuntado por los vecinos tiene origen en las deficiencias del servicio de agua potable. Aseguran que el desperdicio de un elemento tan vital es constante y que las pérdidas nunca reparadas hicieron que las calles se volviesen intransitables tanto para los colectivos del servicio de transporte público como para los automóviles particulares. Sería largo incluir las reiteradas críticas de los habitantes de la periferia. El lector habitual de El Ancasti las ha conocido por reiteradas notas sobre la cuestión, como así también por los llamados telefónicos y cartas de los lectores que constantemente fustigan la que estiman, con mucha o poca razón, injusta marginación municipal. Desde luego, las situaciones que ahora explotan vienen de años de vacíos legales, de ausencias de planificación urbana, de movimientos migratorios impuestos por la crisis económica de estos años últimos, de ausencias de controles, de inobservancia de normas vigentes y también -si es que debe oírse a los vecinosde olvidos municipales. La problemática barrial merece una célula administrativa que la tenga como centro de atención exclusiva. Que, de este modo, conozca la historia de los barrios, las dificultades en su verdad real, su mejor futuro posible, y que gravite sobre los concejos deliberantes y sobre los departamentos ejecutivos del municipio y sobre las propias comunidades para que sean protagonistas de su evolución. LIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 12- Editorial 26/02/07 LUZ ROJA DESDE TINOGASTA Una investigación efectuada en Tinogasta reveló que los adolescentes de ese departamento carecen de expectativas, están aislados y los domina un estado de abulia que agrava todo. El estudio, financiado por el Ministerio de Educación muestra una realidad que ningún político del oficialismo, ni de la oposición debería dejar de considerar en estos días en que la batalla preelectoral obliga a reflexiona con responsabilidad en la suerte presente y futura de Catamarca. La encuesta se hizo entre 123 chicos de entre 15 y 18 años y se tomaron pruebas proporcionales de los colegios del centro –polimodales Nº 15, 16, 33, 14 y el colegio Sor Pierina-. Además, fueron entrevistados docentes y padres. Los jóvenes sienten que donde viven no tienen futuro. Que nada puede esperar. Que la única salida es el éxodo. Que quedarse en Tinogasta entraña resignación y frustración, adaptarse a lo que se tiene y continuar repitiendo hasta el infinito una situación asfixiante. No están conformes con las opciones educativas disponibles, porque no aseguran trabajo digno e inmediato. Es por esto que para muchos la única alternativa es el ingreso en la Policía o en Gendarmería. Por otra parte, sienten que están solos. El 50% admitió que la familia los contiene, que también, aunque en grado menor, la escuela; que le siguen los medios de comunicación, un poco menos la Policía y finalmente aparece el Gobierno, en el que manifiestan no tener confianza alguna. Pero el drama toca planos más profundos como los relacionados con la autoestima, con la percepción de que son maltratados y discriminados, con la imposibilidad de dialogar con sus padres sobre temas tan significativos como los de la esfera sexual. Las respuestas obtenidas manifiestan que son muchos los que no están contentos con lo que son, no con lo que quieren ser, y quienes sufren violencia familiar y aguda estrechez económica. Sorprende que el informe no haga ninguna referencia a lo religioso, a la gravitación de las iglesias en la conformación de la cosmovisión personal de los jóvenes. Pareciera no existir nexo alguno entre los encuestados y los valores religiosos, cosa difícil de entender en una provincia nominalmente creyente. LV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La crisis implica, asimismo, ausencia de proyectos de vida que no se limiten a lo más o menos inmediato. Y de su gravedad habla con elocuencia el dato que señala que “hay un 12 por ciento de chicos que tienen riesgo de suicidio”. Las valiosas observaciones de la especialista Liz Roger, quien tuvo a su cargo la investigación, destacan la incomunicación entre los jóvenes y los adultos y la falta de conexión entre la escuela que mantiene sus códigos tradicionales y las nuevas generaciones que piensan y actúan de modo distinto. En verdad, lo que se destaca es la ausencia de integración generacional, un fenómeno que no es nada menor y que está en la raíz del malestar social de estos días. Integración que debiera buscar el encuentro, el intercambio de sensibilidades y experiencias, el hallazgo constante de nuevas síntesis que enriquezcan a mayores y menores y disminuyan el actual índice de aislamiento, incomprensión y hasta violencia. El mundo es de todos, construcción de todos, deber de todos y ningún sector debiera marginarse. Esto no amenaza la necesaria diversidad, sino que la convierten en aventura generadora de armonía y crecimiento. Es probable que las revelaciones de Tinogasta permitan suponer que no sea sustantivamente distinta la realidad de los otros departamentos de la provincia. La carencia de horizontes, el déficit de autoestima, la limitada confianza en las instituciones, la incomunicación, la experiencia de la violencia familiar y de las insuficiencias económicas y la tentación del suicidio podrían ser parte del inventario de las penurias de los adolescentes de toda la provincia. Como se ve, esto entraña la demanda de una policía juvenil abarcadora y de aplicación inmediata. EL ANCASTI ■ Catamarca 13- Editorial 11/03/07 TAL VEZ NO CASUAL A lo mejor no sea mera casualidad que sólo con diferencias de horas haya sido consagrado un nuevo obispo para Catamarca y se vote por quienes protagonizarán un nuevo tiempo político en la provincia. La consagración tuvo lugar ayer, en la ciudad de San Miguel de Tucumán y las elecciones se llevan a cabo durante la jornada de hoy. Sin que se pretenda incurrir en la vieja concepción que propiciaba la unidad entre la Corona y la Cruz, lo cierto es que la coincidencia de la renovación en la Iglesia catamarqueña y en el poder político sugieren una oportunidad de transformación que no puede dejarse de percibir. Según quienes no creen en las casualidades, ni en LVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 los hechos sin mensajes implícitos, la simultaneidad de los dos fenómenos debería leerse como un anuncio, como una advertencia, como un llamado a predisponerse para la iniciación de una etapa en que todo deberá ser mejor -ésta es la única evolución verdaderamente cristiana- por la acción de quienes conduzcan la sociedad pero también por la de los ciudadanos y los creyentes, esto es, por todos los hombres y mujeres de buena voluntad. La ceremonia de consagración del nuevo jefe espiritual de la diócesis se complementará el 24 en esta ciudad de San Fernando del Valle, cuando Mons. Luis Urbanc, ya revestido de los atributos de su nueva dignidad –la mitra, el solideo y el anillo obispal- asuma el nuevo cargo, inicialmente como colaborador de Mons. Elmer Miani, a quien acompañará hasta que el Vaticano acepte la renuncia presentada por quien todavía ejerce el gobierno de la Diócesis. El nuevo Pastor conoce la provincia. Como rector del Seminario tucumano participó en la formación de varios sacerdotes jóvenes de Catamarca. Por otra parte ha sido compañero de promoción de otros integrantes del clero local y ha venido en distintas ocasiones con motivo de las fiestas de la Virgen del Valle. Asimismo, conoce la situación de la región del NOA, donde los problemas son similares, lo que por cierto no quiere decir que puedan buscarse las soluciones con las mismas estrategias en las distintas provincias. Interrogado sobre el particular previno además, que prefiere esperar un conocimiento directo de la realidad de su nuevo destino para recién entonces aventurar una opinión sobre lo que deba hacerse. Por lo pronto, en declaraciones posteriores a su ordenación episcopal anticipó que tiene conocimiento de la magnitud del problema social y comprometió su decidida acción a través de Cáritas, que es la herramienta de la Iglesia argentina para asistir a los necesitados de ayuda social. Pero exhortó a no confundir los roles a la hora de esperar la acción episcopal. Aclaró que no debe suponerse que la Iglesia tenga “la galera mágica para encontrar la solución a los problemas (sociales)” y que su misión sea ésa. “La misión de los pastores no puede ser reducida a la de ser meramente asistentes sociales”. Añadió que “la Iglesia tiene que estar cerca de los pobres, como lo hizo Jesús, … la misión de la Iglesia es fundamentalmente espiritual; espiritual pero encarnada en el mundo: uno acompaña, alienta, orienta, pero no puede ocupar el lugar que le corresponde propiamente al laico”. En cuanto a lo que puedan esperar de él los catamarqueños, señaló que desea que “los feligreses vean en mí a un pastor, a un maestro, a un sacerdote, a un padre, a un hermano, a un amigo, a un confidente que va a compartir con ellos la condición de peregrinos”. También manifestó que piensa seguir siendo “un LVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 sacerdote servicial” y que le pide a la Virgen del Valle que lo “ayude a ser sencillo y cercano”. Las primeras declaraciones de Mons. Urbanc para los catamarqueños permiten una imagen inicial que lo muestran en su perfil humano y también en su núcleo ideológico. Desde luego, en el futuro se verá cómo logra el equilibrio entre las urgencias de una participación eclesial más definida en los campos de la acción social y de la praxis política y la responsabilidad de privilegiar lo que él considera lo espiritual. Se verá cuál será la contribución para que el laicado de la diócesis sea fiel a su deber de dar testimonio del Evangelio en el plano de los asuntos concretos. Es de esperar que la renovación en el poder político y en el religioso traiga para los catamarqueños otra historia con menos frustraciones y mayor esperanza. EL ANCASTI ■ Catamarca 14-Editorial16/03/07 EL INDEC, UN ESPEJO A VECES ODIOSO Sería imposible que una ciudad -se habla de la Capital de la provinciacarcomida por el desempleo de su gente pudiese ser considerada una ciudad feliz. Menos si entre la multitud de las ciudades argentinas fuese una de las dos con más alto índice de aquel mal que es más corrosivo que el salitre. Pero esta situación no ha sido óbice para que, durante la apenas concluida campaña preelectoral, los responsables de la suerte común hicieran proselitismo sobre la ficción de una ciudad sin motivos para deprimirse por su presente ni por su futuro inmediato. Pasadas las fiebres precomiciales, queda el deber de diseñar alguna política para trasladar la imagen satisfecha a la realidad. Según acaba de revelar el INDEC, Catamarca y Salta son las ciudades con más elevado número de desocupados. El organismo estatal de las estadísticas le asigna a ambas ciudades el porcentaje más preocupante: el 11,6 por ciento, superior en 2,6 puntos al desempleo de la región roeste que, por su parte, es la región con más desempleados, es decir, con un 9 por ciento, a los que deben sumarse el 11,1 por ciento de subocupados. Mejor que la principal ciudad catamarqueña están Tucumán -Tafí Viejo, con 9,4 por ciento; Jujuy – Palpalá, con 7,7 por ciento; La Rioja, con 7,2 por ciento; Santiago del Estero – La Banda, con 4,6 por ciento. Fuera del NOA, la superan -por LVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 tasa menor- el Conurbano Bonaerense, con 10,9 por ciento; Bahía Blanca, con 10,3 por ciento, Gran La Plata, con 9,6 por ciento; Rosario, con 9,5 por ciento; Ciudad de Buenos Aires, con 6,6 por ciento; San Juan, con 6,3 por ciento; Corrientes, con 5,8 por ciento; Ushuaia –Río Grande-, con 5,8 por ciento; Resistencia, con 4,4 por ciento; Posadas, con 4,1 por ciento; Formosa, con 4 por ciento; San Luis, con 1,8 por ciento y Río Gallegos, con 1,2 por ciento. Lo de Catamarca contradice la lógica general que mostró la encuesta, pues lo que podía esperarse era que por ser ciudad de menos de 500 mil habitantes, su índice fuese menor. Confirmando esa lógica, las ciudades más chicas registraron una tasa promedio del 7 por ciento, esto es, 5,5 por ciento por debajo de los indicadores de Catamarca y Salta. Según el Ministerio de Economía nacional, es evidente que en términos de país total hay una “notoria mejora” en lo que respecta a “la calidad de la creación de empleo”, debido al “traspaso de subocupados y personas con planes sociales a empleos de mayor estabilidad”. En Catamarca ese tránsito del plan social al puesto de trabajo genuino ha sido mínimo, como puede inferirse del hecho de que la provincia es, en el concierto nacional, la segunda con mayor número de beneficiarios del plan destinado a jefes de hogar desocupados. Por lo que se ve, la obra pública y en particular la construcción de viviendas aquí todavía no ha tenido efectos significativos en los dominios de la ocupación, pese a la confianza del ministro de Trabajo en la inversión pública como motor de la generación de empleo. Aunque tal vez haya que considerar que si la gravitación no ha sido aquí más notoria deba atribuirse al altísimo número de los que no tienen ocupación. Lo cierto es que no hay razones para triunfalismo alguno, y que si las victorias electorales no blanquean a nadie, tampoco demuestran que los problemas -como éste gravísimo de la desocupación- no existan o que puedan estimárselos de solución automática. Debe asumirse que la desocupación y sus derivados que no hace falta especificar siguen configurando la urgencia más imperativa. Un 11,6 por ciento en la capital de la provincia no sólo es inquietante por su cantidad. Lo es, además, como indicio de que se continúa rezagado y de que no se está avanzando a la par del resto del país. Y, asimismo, de que el crónico retraso de la provincia podría estar confirmándose para el futuro. LIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La ciudad de San Fernando del Valle será verdaderamente feliz cuando tenga trabajo genuino para todos. Cuando salga de su postración, pero con todos, no sólo con algunos de sus sectores. EL ANCASTI ■ Catamarca 15-Editorial 20/03/07 CUANDO LA LECCIÓNES DURA Uno de los espectáculos más angustiosos de la crisis social es el de los desalojos de quienes ocupan ilegalmente viviendas por carecer de tan vital elemento. La televisión difunde, de tanto en tanto, esas escenas en que parecen debilitarse todos los argumentos que el Derecho provee, y una justicia más inspirada por la compasión que por la racionalidad de la ley inclina el ánimo a favor de quienes afrontan la penosa prueba. Hoy podría producirse el desalojo de alrededor de unas 30 familias que se posesionaron ilegítimamente de una de las etapas de los monoblock del barro 94 Viviendas, ubicado en la zona norte de la Ciudad. Por lo que se sabe, no tienen otro techo disponible, por lo cual la situación será para ellos de gravedad extrema. La ocupación se produjo cuando en 2004 el sismo que aún se recuerda no sin estremecimiento dañó la estructura del complejo en grado tal que obligó a trasladar a sus moradores a otras unidades habitacionales del IPV. Fue la ocasión que aprovecharon los actuales ocupantes, la mayoría de los cuales están inscriptos en el IPV y algunos con vivienda preadjudicada pero aún no entregada. El Instituto de la Vivienda los ha conminado a abandonar los departamentos para poder ejecutar los trabajos de refacción que ya han concluido en las otras unidades del complejo. El plazo vence hoy y, de no mediar una medida distinta solicitada al Gobernador por los emplazados, los departamentos serán desocupados por la fuerza, si hubiese resistencia. Debe observarse que oficialmente se han ofrecido alternativas a quienes deberán dejar el lugar que ocupan, pero las propuestas no han sido aceptadas. Una de ellas sugiere que las familias busquen un lugar para alquilar y gestionen un subsidio de Desarrollo Social que les permita afrontar el costo. LX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 También debe destacarse que el IPV hizo saber que su plan es reparar los departamentos y adjudicarlos, después, a través de una licitación semejante a la que pronto se hará con los que ya están reparados. Puede entenderse que son dos las razones que fundamentan el desalojo. Por un lado, poner en cauce legal una situación que no puede admitirse sin peligro de que se transforme en una costumbre. Por otro, impedir que haya vecinos que habiten viviendas cuyas estructuras están sensiblemente deterioradas por aquel sismo que los catamarqueños han considerado terremoto. Las dos explicaciones para una medida innegablemente dolorosa son atendibles. Es de suponer que en el diálogo que hubo entre los abogados del IPV y los vecinos se han extremado la búsqueda de las salidas para el conflicto, pues no puede decirse que haya indiferencia gubernamental ante el problema del déficit habitacional como lo prueba el interés evidente por multiplicar los barrios de viviendas sociales. En otro orden de cosas, parece que hay que subrayar la inexistencia de controles eficaces en distintos aspectos relacionados con las construcciones del IPV. Esta deficiencia hace posible que se sumen las temeridades y transgresiones individuales hasta alcanzar volúmenes que les confieren dimensiones de cuestión colectiva que no puede tratarse después sin gran escándalo. Viviendas adjudicadas y entregadas pero no habitadas durante años. Viviendas adjudicadas a personas que tienen otra casa y que por eso no viven en ellas. Viviendas sociales cuyos propietarios legales las tienen alquiladas. Viviendas a veces habitadas por malvivientes. Es posible que haya otras formas de frustrar el objetivo de la vivienda social que aquí no se menciona. Asimismo, conviene que se aprenda a acceder a los bienes por las vías legítimas. En este caso, a través del cumplimento religioso de los procedimientos fijados por la ley para lograrlos. EL ANCASTI ■ Catamarca 16- Editorial 29/03/2007 UN RETORNO INDESEADO Las “enfermedades de la pobreza” -el mal de chagas, la tuberculosis, el paludismo, el bosio, ciertas afecciones de la piel, etc.- que el país se jactaba de haber dejado atrás ya hace mucho han vuelto a irrumpir como compañía inevitable LXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 de la indigencia reinstalada con firmeza al calor de las políticas antipopulares de los últimos años. Pero no sólo regresaron enfermedades del cuerpo, sino otras que comprometen física y espiritualmente a sus víctimas y que no pueden objetivamente tipificarse como enfermedades por mucho que sea el dolor y la frustración que contienen. Llamarlas “enfermedades” quizá no sea disparatado, si se especifica su naturaleza social, pues no hay duda de que sus efectos penetran las comunidades. Una de estas afecciones que ha sido crítica en el pasado de la provincia es la tendencia al éxodo de su población, una suerte de ardor que acometía sobre todo a los jóvenes ante la falta de perspectivas y la resistencia a condenarse a un futuro oscuro. Tanta significación tuvo este fenómeno, que el país, sobre todo algunas provincias norteñas, Buenos Aires y el sur patagónico fueron destino elegido por incontables comprovincianos que, si bien sirvieron a la nación de modo que se ha destacado muchas veces, privaron a su tierra del aporte que hubiesen brindado entre los suyos. En aquellos años de drenaje humano incontenible algunas localidades de la provincia llegaron al extremo de convertirse en pueblos habitados casi sólo por niños y ancianos. Tal vez el caso más notorio haya sido el de Tinogasta, cuyos emigrantes constituyeron una considerable parte de la población de Caleta Olivia, la segunda ciudad de la provincia de Santa Cruz. Aquel pasado ha vuelto. La fiebre del desarraigo generada por las viejas carencias está de vuelta en un tiempo en que se pregona un país que comienza a ser distinto y una provincia cuyos gobernantes no vacilan en proclamar liberada de las pobrezas supuestamente superadas o en vísperas de superarse. Una noticia procedente de aquella ciudad del Oeste indica que “cada vez son más los jóvenes tinogasteños que huyen de su ciudad natal, y la tendencia sigue en aumento: sólo en los dos primeros meses de este año, más de 130 chicos partieron en busca de una vida mejor, cansados de lo poco que les ofrece su realidad actual”. Lo que en verdad podría ser una historia de un redivivo proceso de extinción anota que este verano se registró un 80% de incremento en las ventas de pasajes -de ida solamente- desde la cabecera departamental de Tinogasta. Precisa que “sólo en enero y febrero pasados un promedio de 4 jóvenes menores de 30 años se fueron en cada ómnibus que partió de Tinogasta”. Y añade que “se mantiene un éxodo superior a los 60 chicos por mes, todos mayores de 20 años, a quienes se suman, aunque en menor medida, chicos de Fiambalá y Belén que también quieren cambiar su destino”. LXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 No debe creerse que se esté en presencia de algo así como una psicosis colectiva que impulse a abandonar el terruño, sin otro fundamento que el afán de vivir en otra parte. La información destaca que la motivación no es otra que la búsqueda de trabajo. También pone de relieve un dato que no puede dejarse sin atención, al consignar declaraciones del sociólogo local Jean Claude Samedy, según las cuales puede marcarse una diferencia cualitativa entre los emigrantes del pasado y los de ahora. Según esto, “antes se iban para mejorar, ahora se van porque no les queda opción”. Se trata de “materia gris formada con 18 años de estudio y una alta inversión escolar por parte del Estado”, destaca Samedy. Las consecuencias, para los jóvenes, son las mismas, pues si sus predecesores de los años 60 no podían mejorar en su lugar de origen, los actuales tampoco tienen campo de acción y forzosamente deben buscar otros derroteros. En el caso de Tinogasta, el éxodo actual no es mal de una sola etiología. Parece que la pobreza tiene un complemento que la vuelve explosiva, por cuanto a las carencias de la crisis económica debe sumarse el extravío a la hora de establecerse la orientación de las carreras en el Instituto de Estudios Superiores de Tinogasta. Sería bueno saber qué realidad tiene el éxodo en el conjunto total de la provincia, si, como podría ocurrir, no se estuviese sólo ante una adversidad tinogasteña. EL ANCASTI ■ Catamarca 17- Editorial 31/03/07 NI LA LIEBRE NI LA TORTUGA Seguramente nadie que no tuviese exaltado interés particular en que así fuese abogaría por una Justicia cuya velocidad en despachar las causas pudiese compararse con la que la tradición atribuye a la liebre. La prisa -se argumentaríalimitaría el derecho a la defensa, dejaría fuera de consideración elementos que podrían ser significativos, pondría en peligro la confianza en que las sentencias son fruto de análisis y reflexión exhaustivos y hasta empañaría la majestad de un poder del Estado que se ve como la última posibilidad de corrección de los errores y excesos de los otros estamentos de la República creados para el bienestar de la sociedad. Pero si bien sería difícil contradecir lo que se ha expuesto, ello no autorizaría a proponer un servicio de justicia lento por sistema, como si el acierto de los fallos LXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 dependiera exclusivamente de la pesadez de su tramitación. Siguiendo el símil del comienzo, podría sostenerse que ni la celeridad de la liebre, ni la morosidad de la tortuga deberían caracterizar el ritmo de la administración de justicia. Esto es lo que cree, por lo visto, la Unión de Usuarios de los servicios públicos privatizados, que se dirigió a la Corte de Justicia mediante un recurso de “queja por retardo de justicia” con motivo de la demora en el trámite de una causa que inició contra Aguas del Valle en enero de 2005. Se trata de una denuncia penal para que se investigue la “probable comisión” de los delitos de “adulteración de aguas públicas”, “venta de mercaderías adulteradas” y “defraudación calificada”, todo ello en relación con la distribución en la Capital de agua con niveles de nitratos superiores a los legalmente autorizados. En la queja ante la Corte, la entidad de los usuarios manifiesta que pese a haberlo intentado en reiteradas oportunidades no logró que sus representantes fuesen recibidos en audiencia por la fiscalía de Instrucción Nº 6 donde quedó finalmente radicada la denuncia. “A esta altura de los hechos -declaró a EL ANCASTI el presidente de la Unión de Usuarios-, habiendo transcurrido treinta meses de la denuncia, lo real es que en la causa no se realizó en definitiva ninguna actuación útil, a pesar de la gravedad de las conductas ilícitas denunciadas, la contundencia de la prueba ofrecida y el daño y riesgo para la salud humana de los hechos denunciados respecto a la población afectada por la distribución de agua con nitratos”. En cuanto a las pruebas presentadas, se menciona el informe de una geóloga, investigadora universitaria en agua potable y ex profesional de Obras Sanitarias Catamarca, y los resultados de los análisis de muestras tomadas de diversos usuarios del servicio concesionado. Por otra parte, también se señala que la Unión de Usuarios detectó contaminación en fuentes de agua subterránea, con valores de nitratos de entre 60 y 90 mg/1, esto en la zona de influencia de populosos barrios de la ciudad. Asimismo, la agrupación de usuarios interpuso una acción de amparo contra la concesionaria y el ENRE por las mismas irregularidades a que se ha hecho referencia. Aunque no se dice explícitamente, parece que puede encontrarse en la actitud de la Unión de Usuarios la sospecha de que el motivo de la lentitud de la causa no sería otra que la renuencia de la Justicia a pronunciarse contra el interés de una privatizada hipotéticamente protegida por el Gobierno. Que el cuestionamiento alcance tanto a la privatizada como al organismo responsable de su contralor sugiere un suficientemente explícito disparo en esa dirección. LXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Sin duda, no habrá mejor aporte a la transparencia del Poder Judicial que la definición de la situación en el menor tiempo posible, cosa que habría que descartar si, como destaca la Unión de Usuarios, el bien común y la solidez de las pruebas aportadas vuelven injustificable la tardanza. EL ANCASTI ■ Catamarca 18-Editorial 01/04/07 OTRO RÉCORD DEL SUBDESARROLLO Algún investigador que hubiese estado indagando sobre las causas por las que en Catamarca nunca un gobierno pierde una elección –aquí los cambios ocurren por golpe de Estado o intervención federal- probablemente habría suspendido su trabajo después de enterarse de que en la provincia el 73 por ciento de los hogares depende, en mayor o menor medida, del Estado, ya sea el nacional o el provincial, sobre todo de este último. Este hipotético desentrañador del verdadero “ta-te-tí” que se juega en cada comicio seguramente habría creído que la explicación final no debe buscarse ya en otra parte, por más que pudieran individualizarse otros orígenes de muy menor incidencia. Un informe de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL) difundido el viernes por EL ANCASTI apunta la considerable dependencia de los catamarqueños con respecto al Gobierno, señalando que ella se da a través del empleo público, subsidios, seguro de desempleo y becas. El análisis comprende a todo el país, y en ese contexto Catamarca es la jurisdicción que tiene el mayor de los índices en tal materia, como que le corresponde el 73 por ciento, contra el 65 por ciento de San Luis y Jujuy, el 63 por ciento de Formosa y algo más del 60 por ciento de La Rioja. Con respecto al país en general, el SEL indica que el 48 por ciento de los hogares recibe un ingreso –a veces más de uno- de una fuente pública nacional, provincial o municipal. Podría haber ocurrido que esta fortísima gravitación estatal en la suerte de las familias –más que todo en las provincias en que la proporción es más elevadahubiese determinado una más alta equidad social, esto es, una menor distancia entre los muchos que perciben las porciones más insignificantes y los menos que gozan de las más dotadas. Pero, por lo que muestra el estudio del SEL, tal saludable función reguladora en favor de los menos beneficiados no se logra, pues los hogares más ricos son los que reciben la mayor parte de los recursos. Al señalar esta realidad, el informe destaca que el empleo público “no es utilizado” como LXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 herramienta para mejorar la distribución del ingreso, dado que las clases sociales más bajas acceden en menor proporción a esos puestos. Siempre en este aspecto de las revelaciones, se da cuenta de que “en el 20 por ciento más pobre, sólo 1 de cada 20 hogares tiene acceso a un empleo público; y en el 20 por ciento más alto, la proporción es 1 de cada 3”. Y agrega que en el quintil de más recursos los ingresos representan el 34,7 por ciento, en tanto que en el más pobre la proporción cae al 25,8 por ciento. Se detalla, además, que el 26,8 por ciento de los hogares percibe una jubilación o pensión; en el 16,8 por ciento alguien trabaja para el Estado y, por lo tanto, cobra un sueldo que surge de los fondos públicos; el 7,7 por ciento tiene un plan social; el 0,6 por ciento una beca de estudios y en el 0,4 por ciento de los hogares alguien cobra un seguro de desempleo. También por estos días se ha conocido otro trabajo de investigación dirigido a observar la evolución, en el país, del reclamado y prometido achicamiento de la brecha entre los que ganan más y los que ganan menos, o más precisamente, entre los que están mejor y los que están peor en materia de situación económica. Las conclusiones son igualmente pesimistas, por cuanto afirman que en 2006 la inequidad no ha corregido sus índices. Volviendo a la situación del Norte argentino y en particular a Catamarca y a su influencia sobre el devenir político, no podría negarse la alta incidencia en ese fenómeno que vuelve invulnerables a quienes tienen el poder en sus manos. Si Catamarca, con un 73 por ciento de dependencia estatal –muy mayoritariamente provincial y municipal- es tierra donde resulta particularmente atrevido “jugar contra el Gobierno”, lo es doblemente, pues los sectores más débiles no tienen otra fuente de recursos, sea permanente o circunstancial, y los grupos más favorecidos vienen de una larga experiencia de privilegio que los tiene fuertemente amarrados al favor del Estado. Los pobres lo buscan como único recurso a mano. Los ricos, como garantía de la preservación de sus situaciones. En este marco, la eficacia del clientelismo electoralista de los oficialismos no podría asombrar a nadie. EL ANCASTI ■ Catamarca 19-Editorial 03/04/07 ADEMÁS, UNA ADVERTENCIA LXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La violencia adolescente es un aspecto de la violencia general que merece estudio preferente y tratamiento inmediato pues anticipa el nivel de las tensiones del mundo adulto del futuro próximo. En Catamarca, donde esta tendencia agresora se expresa, en los casos más extremos, a través de la autoeliminación suicida y del homicidio perpetrado a veces en perjuicio de otros adolescentes, podría temerse que ese porvenir resultara espeluznante. Con respecto al suicidio el incremento alarma. Y en relación con el homicidio ya se han registrado casos que permiten atribuirlos no a la casualidad sino a una proclividad que podría profundizarse. El último de estos asesinatos por mano adolescente ocurrió en la noche del domingo, en el barrio Nueva Catamarca de esta ciudad. El agresor, de 15 años, ultimó con un puñal a su víctima, de la misma edad, en el transcurso de una pelea en la que éste se interpuso para defender a un amigo a quien el matador buscaba eliminar. El año pasado, en octubre, otro adolescente hizo lo mismo con un vecino que cursaba también estudios secundarios aunque en otra escuela. El crimen tuvo por escenario la calle y como marco una gresca. El arma fue, igualmente, un puñal y la víctima, como sucedió el domingo, perdió la vida ya en el hospital público, donde los médicos no pudieron evitar el fatal desenlace. También el año pasado, en diciembre, en el barrio Parque Norte, dos jóvenes alcoholizados se enardecieron en una discusión y uno de ellos atacó al otro con un cuchillo de cocina con el que le infirió heridas de consideración que obligaron a internarlo para su asistencia. Puede hablarse de tendencia y ello no debería asombrar en la situación extraviada que viven aquí tantos adolescentes. No contenidos por la escuela, privados de ocupación, acosados por el alcoholismo, el tabaquismo y la drogadicción, sometidos a la vida indigente y carentes de motivaciones deportivas y culturales, estos comprovincianos apenas salidos de la infancia deberían quitar el sueño al conjunto de la sociedad y particularmente a quienes tienen bajo su responsabilidad la suerte de los sectores más débiles. Lo sucedido el domingo deja dos familias sumidas en la desgracia más cruel. Los atribulados padres del infortunado vástago perdido en circunstancias tan inesperadas como lacerantes difícilmente encontrarán consuelo para una adversidad de tal modo inexplicable. También la comunidad debe sentirse tocada. Este suceso advierte que no debe creerse que no pueda registrarse en cualquiera de las zonas de la ciudad. Allí donde hay carencias materiales y morales hay riesgo. Y no podría señalarse ningún espacio en que se esté libre de la amenaza, porque la LXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 atmósfera entera parece estar contaminada y es imposible circunscribir sus miasmas sólo a algunas áreas. Tal vez se esté pagando el error de largos años sin verdaderas políticas de promoción integral de los adolescentes. Estas muertes y agresiones que se repiten no han de ser de generación espontánea. Tienen, sin duda, sus causas identificables y su estrépito impide que alguien pueda argüir desconocimiento. Lo cierto es que la ciudad tiene jovencitos desorientados, sujetos a las exaltaciones más desgraciadas, expulsados a los excesos de todo género, huérfanos sin padres o con padres ausentes o indiferentes. Y no son pocos y tienden a multiplicarse y a volverse cada vez más destructivos. Se los ve a toda hora, no pocas veces haciendo gala de su comportamiento antisocial. No hay heridos y muertos todos los días, pero sí la sensación de que se está ante un fenómeno indetenible, potenciado por la inexistencia de ideales que ya se está viendo como secuela inevitable de una tendencia juvenil universal estremecedora. Ahora vendrá la discusión sobre la inimputabilidad de los delitos adolescentes. Unos sentenciarán que debe adelantarse la edad de la responsabilidad legal y otros propiciarán que no se innove en esta materia. Unos y otros expondrán sus argumentos. Pero se tiene la impresión de que tal controversia no sirve de mucho. Y que más bien valdrá trabajar para hacer que cada adolescente sienta que la vida propia y la ajena deben protegerse y para que tenga razones para creer, campo de acción donde forjar su futuro y apetito de servicio a la causa del bien común. EL ANCASTI ■ Catamarca 20-Editorial 08/04/07 PASCUA DE RESURRECCIÓN Tal vez los cristianos, deslumbrados por las luces de la Navidad y dominados por la consideración de los dolores y la humillación de la Crucifixión, carezcan de la disposición suficiente para medir el valor de la resurrección de Cristo, no obstante ser este regreso desde la muerte la confirmación de la verdad del mensaje cristiano. Por agotarse en los torturantes pensamientos y afectos que sugiere la Cruz, han quedado marcados por esa concepción acentuadamente trágica que los ha hecho apreciar el dolor quizá con inclinación masoquista y condenar la alegría como un pecado del que hubiera que defenderse. Probable es que por esa razón se haya LXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 proyectado una imagen sombría de lo que es, precisamente, el fundamento más firme de la posibilidad de la alegría, de la procedencia del apetito humano de felicidad, de la certeza de que se está convocado a la esperanza y a la vida gozosa. Como si se hubieran quedado en la oscuridad del Viernes Santo, les resulta difícil desembarazarse de sus terrores, de su bochorno y de su abismal injusticia. Y esto no sólo en el plano de la reflexión, sino también en la actitud frente a la vida. Hanz Küng, en su libro “Ser Cristiano”, expone con magistral claridad la significación suprema de la Resurrección. “Sólo por la fe en la resurrección de Jesús a una vida nueva con Dios cobra sentido esta vida sin sentido”, dice quien fuera asesor del papa Juan XXIII en el Concilio Ecuménico Vaticano II. Y añade: “Sólo a la luz de esa nueva vida de Dios resulta claro que la muerte no fue en vano; que el Dios que parecía haberlo dejado caer a la vista de todos en realidad lo había sostenido a través de la muerte; que a aquel que había llegado a experimentar, como nadie antes de él, el abandono de Dios, Dios no lo había abandonado; que Dios, públicamente ausente, había estado ocultamente presente. Esto es, pues, lo que da sentido al absurdo sufrir y morir de los hombres, y un sentido que el hombre no puede, muriendo y sufriendo, fabricar por sí mismo, pero que puede dejarse regalar por otro completamente distinto, por Dios”. “En Jesús –dice luegono se ha manifestado el Dios cruel de la arbitrariedad y la Ley, sino un Dios que se acerca a los hombres como amor capaz de salvar, que se ha solidarizado en Jesús con el hombre doliente”. Señala también que esto se hace patente en la Cruz, “una vez confirmada por la resurrección y cambiada de signo”. Anota, luego: “En la Cruz se revela con la mayor claridad que este Dios es un Dios que está de parte de los débiles, de los enfermos, de los pobres, de los marginados, de los oprimidos, hasta de los impíos, inmorales y ateos. Un Dios que, a diferencia de los dioses de los paganos, no se venga de quienes cometen faltas contra él; que no se deja comprar ni sobornar por quienes quieren algo de él; que no envidia la felicidad de los hombres; que no les exige su amor y los deja luego caer. Es, más bien, un Dios que otorga la gracia a quienes no la merecen; que da sin envidia y nunca decepciona; que no exige amor sino que lo regala; que es todo amor. Por eso la Cruz no debe interpretarse como un sacrificio exigido por un Dios cruel. Desde la Pascua, precisamente, fue interpretada en sentido opuesto: como suprema manifestación de su amor. Amor por el que Dios puede ser definido no tanto en el sentido abstracto de „esencia‟ cuanto en el de acción, en el de „modo de actuar‟: amor no como afecto sino como „hacer el bien a otros‟. Un amor, pues, que no se puede definir en abstracto, sino sólo en referencia a este Jesús”. LXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Quedarse en la etapa del Viernes Santo y en su atmósfera de fracaso absoluto, implicaría no haber seguido acompañando a Jesús en su momento más esplendoroso. No haber resucitado con Él. No haber producido el salto desde la muerte a la vida. La Pascua debe ser día de descubrimiento de la verdadera alegría cristiana, que no es ruidosa ni vacía algazara; ni soberbia que pudiera ofender a quienes supuestamente están privados de su gracia; ni egoísta autocomplacencia, sino compromiso de servicio, militancia en las filas de los que luchan por una sociedad menos injusta, movilización sin tregua en procura del establecimiento del Reino de Dios, que es reino de amor, verdad y justicia. EL ANCASTI ■ Catamarca 21-Editorial 11/04/07 OTRA ATMÓSFERA Entre otras lecciones, el conflicto social que ha tenido su pico más alto en Neuquén puso en claro que la gobernabilidad no se asegura sólo con previsiones exclusivamente políticas y que a despecho de transversalidades y propaganda autosatisfecha, la verdad social estalla y cuando ello ocurre no pueden efectuarse pronósticos confiables. El eje del descontento pasa en esta ocasión por el sector de los educadores y tal circunstancia determina que la sociedad argentina en su conjunto perciba hoy la envergadura de la vieja deuda del país con sus docentes y, deseablemente también de la necesidad de fortalecer un servicio de decisiva gravitación sobre el futuro nacional. Claro que todo esto aparece sobre un fondo de redescubrimiento de la incompatibilidad absoluta entre la democracia y el autoritarismo y su secuela más odiosa que es, sin duda, la represión estatal de las protestas populares. Esto ha quedado más que probado en las manifestaciones del lunes bajo la forma de marchas de protesta que congregaron muchedumbres de 30 mil almas en Neuquén y la Capital Federal, de 13 mil en Salta, de 10 mil en Jujuy, de 9 mil en Mendoza y Rosario, de 6 mil en Mar del Plata, de 5 mil en Río Gallegos, de 3.500 en Córdoba, de 2.500 en Bariloche y de 2 mil en Tucumán y San Luis, según datos que ofrece “Clarín” de ayer. Pero en todas las ciudades de la Argentina hubo expresiones de solidaridad con las demandas docentes y de repudio contra la represión neuquina que provocó la muerte del profesor Carlos Fuentealba. LXX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 No puede hablarse de un fenómeno ya concluido. En Neuquén prosigue la protesta por mejores salarios docentes, también en Santa Cruz y en Salta, donde la represión ha tenido alcances más que inquietantes. Asimismo, hay otros sectores laborales, como los estatales en general, que afrontan demandas similares, entre los que puede citarse al de los trabajadores de la salud. Lo cierto es que la atmósfera del país se ha modificado con lo que puede estimarse el primer cimbronazo social durante la actual gestión presidencial. Aunque el Dr. Kirchner limita los hechos de los últimos días a consecuencia de una imprudencia represora del gobierno neuquino, la verdad es que el gesto autoritario los ha vuelto más estrepitosos y generalizados, pero no ha hecho sino apurar su manifestación que ya podía preverse en un país de crecimiento firme pero de inmutable inequidad social. Y aunque reconoce que “por muchos años va a haber cierto nivel de conflictividad social” ha de saber, además, que habrá que reducir al máximo ese plazo para superar el descontento, porque no hay en la Argentina demasiada reserva de paciencia como para esperar a que se produzcan aquellos milagros del derrame económico que el controvertido ex ministro Cavallo vaticinaba para el país en los olvidables años 90. El mensaje de estos últimos días ya lo ha de estar procesando el gobernador Jorge Sobisch, para quien el porvenir político parece haberse alterado de cuajo por su exceso represor: según los comentaristas de la política, el Movimiento Popular Neuquino, la fuerza a la que pertenece Sobisch, ve ahora comprometida su posibilidad de mantener el poder en la provincia, y por lo que toca personalmente al mandatario en desgracia, también se ha oscurecido su proyecto de alcanzar la Presidencia en las elecciones de octubre. Los menos pesimistas conjeturan que sólo podría recuperarlo una profunda revisión de su negativa a dialogar con los protagonistas de la demanda gremial y con una generosa predisposición para satisfacer los reclamos salariales. El país de alguna manera hoy es otro. Parece haberse ingresado en un tiempo en que debe pagarse el error de haberlo circunscripto todo o casi todo a lo meramente político -dicho esto en la acepción más vulgar de lo político- y haber relegado los deberes relacionados con la equidad social. Habrá conflictos, seguramente, como afirma el Presidente. Pero deberá haber, además, soluciones. EL ANCASTI ■ Catamarca 22-Editorial 13/04/07 EL INDEC EN LA PICOTA LXXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Una información estadística absolutamente objetiva es tan imprescindible como una Justicia independiente. En ambos ámbitos lo que está en juego es la verdad, esa suerte de luz sin la cual no puede edificarse nada sólido. Una sociedad que viviera a tientas no tendría otro destino que el del tropiezo constante, la desconfianza perpetua y la sensación de caminar sin rumbo seguro. Lo que está sucediendo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) hiere la confianza colectiva en los datos que el Gobierno difunde acerca del índice inflacionario, elemento éste sobre el que se construyen las políticas salariales y se programa la actividad económica general. En los últimos meses, el organismo de las estadísticas ha sido escenario de conflictos originados por la intervención del Gobierno nacional presuntamente para adecuar los índices al interés oficial. Ese malestar suscitó una reacción generalizada, unánime en el señalamiento de que se estaba poniendo en peligro la credibilidad del INDEC. El Gobierno produjo cambios en la estructura del personal del organismo y se generó la sensación de que los nuevos responsables de las áreas que definen la información tienen como misión adecuar los datos a aquel interés gubernamental. La situación ha llegado a un límite que parece corroborar todas las suspicacias de estos últimos tiempos. Al informar sobre los precios de los alimentos de primera necesidad, de la llamada canasta básica alimentaria, difundió dos mensajes diferentes en el término de apenas unos días. Antes de los feriados de Semana Santa, indicó que la mencionada canasta había tenido un incremento equivalente al 3,6 por ciento. El miércoles modificó la información señalando que no hubo ningún incremento sino una baja del 0,2 por ciento. La diferencia se atribuyó, en el ente estatal, a “un error de cálculo en el procesamiento de la canasta”. Las opiniones de los analistas sobre el episodio recorren la gama entera de la insatisfacción. Para el economista Aldo Abraham, por ejemplo, ahora “el INDEC es la risa de todo el mundo”. Otros consideraron que la corrección no hubiese tenido efecto tan explosivo si no se hubiese dado en la conflictiva situación en que está el INDEC. Pero unos y otros estiman lamentable el incidente. La desconfianza -debe anotarse- sólo se da, al menos por ahora, con respecto al valor de la canasta básica alimentaria. “Ámbito Financiero” de ayer destaca que “el resto de las estadísticas del INDEC, como las de la actividad industrial, la economía en general, el desempleo y el uso de los servicios públicos, mantiene credibilidad”. También este escándalo dio ocasión para que se exprese la urgencia de que se reorganice el INDEC con la designación de personal idóneo seleccionado por riguroso concurso. Hay coincidencia en cuanto a la premura que el organismo que LXXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 mide la realidad del país recupere la confianza de todos. Y este acuerdo no puede asombrar. Para resolver los problemas que son materia de evaluación del INDEC hacen falta ojos sin anteojeras ni objetivos subalternos. La realidad, de todos modos, termina imponiéndose y lo que hoy podría “maquillarse” no tardará en quedar en evidencia. La verdad es, ciertamente, luz elemental que debe buscarse, preservarse y ponerse al servicio del desarrollo integral del país. Darle la espalda es irracionalidad de consecuencias inmedibles. Negarla, además de una herejía, es gesto suicida. Los argentinos demandan una justicia independiente, la Justicia, como ha señalado Aristóteles, no es más que la verdad llevada al plano de los hechos. Ahora, además, reclaman información estadística objetiva, esto es, la verdad sobre la realidad de la nación. EL ANCASTI ■ Catamarca 23- Editorial15/04/07 LA INSEGURIDAD NO DISMINUYE No hace mucho el Gobernador de la provincia negó que aquí se esté ante un rebrote de la inseguridad pública. Lo hizo a la salida de una reunión con jefes de Gendarmería Nacional, ante periodistas que lo interrogaron sobre diversos temas, entre ellos, el del recrudecimiento de la delincuencia por ese entonces –la última semana de marzo- reactualizado por un asalto “tipo comando” sufrido por una familia del Pasaje Anessi. Si la negativa fue terminante y no dejó margen para ninguna duda, no ocurrió lo mismo cuando el mandatario ensayó una explicación que fundamentara su juicio. Se limitó a señalar que estos episodios delictivos “son situaciones, hechos desgraciados que se dan y que hay que analizarlos puntualmente”. Añadió que estas “situaciones desgraciadas suceden en ciudades como la nuestra, con más de 150 mil habitantes”. Y en cuanto a su acción para combatirlas no dejó expuesto ningún plan, por más que manifestó que “espero poder solucionarlos (en alusión a los delitos)”. Declaró que ojalá “pudiéramos eliminarlos y que fuera cero la estadística de estos hechos”. Con respecto, al mencionado “rebrote” argumentó que sólo podría hablarse de tal cosa “si hubiera una estadística en la que hubiéramos tenido, durante un mes o dos meses, 10 ó 15 casos por día”. Es probable que el gobernador Brizuela del Moral tenga razón, si la verdad como lo sugiere la sensación de los vecinos de la Ciudad, es que la inseguridad es ya LXXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 carga vieja que no cede en su odiosa insistencia de provocar daño, miedo y sentimiento de carencia de la debida protección por parte del Estado. Así las cosas, poco importa si la cantidad de casos se multiplica o si se mantiene inalterable. La percepción generalizada lleva a creer que aumenta, pero si se tratara de una impresión equivocada, ello sólo se entendería por otros indicadores tanto o más preocupantes que la cantidad, como el incremento de la violencia y la creciente sofisticación de los “instrumentos” usados por los delincuentes en su acción en verdad temible. El otro pedazo de la verdad es igualmente merecedor de preocupación. Hay demasiado delito que no se esclarece. No se recupera lo perdido, ni se identifican los malvivientes. Hay misterio en cantidad que mueve a la suspicacia. Y el cuadro termina de oscurecerse con la frecuente ineficacia judicial. La gente sigue diciendo que los malhechores entran por una puerta y salen por la otra, en alusión a una presunta debilidad a la hora de juzgar a los delincuentes. El delito no debiera considerarse asunto vinculado con la ventura personal de cada vecino. No como una desgracia que viniese de las estrellas según algún plan inescrutable de la Providencia. Tampoco como un efecto inevitable de la concentración de 150 mil habitantes, como tiene la Ciudad. Tiene causas claramente aislables, tratables, superables. Admite terapias, coacciones, evaluaciones cuantitativas y cualitativas. Demanda prevención, reflejo inmediato, conocimiento, participación comunitaria, acompañamiento judicial. Requiere una voluntad estatal férrea que se traduzca en políticas activas de seguridad que no se pierdan en enunciados sonoros pero sin corroboración en el plano de los hechos. Políticas que no dejen afuera ninguna de las variables que generan la delincuencia. La inseguridad es un problema de primera importancia para los catamarqueños de la Capital. El propio ministro Raúl Cippitelli lo señaló en enero de este año, cuando sostuvo que “queremos solucionar el problema de la inseguridad, que es el problema número uno junto con la pobreza”. Por lo que se ve, hay conciencia de ello. Falta sólo que esa conciencia se encarne en políticas de eficacia comprobable. EL ANCASTI ■ Catamarca 24-Editorial 21/04/07 COMO VIVIENDO UN SUEÑO LXXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Un sueño recurrente de los niños de los pueblos subdesarrollados del interior de la provincia ha sido, y ha de seguir siendo, la sorpresa de un acontecimiento maravilloso que, prometiendo sepultar el larguísimo pasado de frustración, revela un futuro distinto, sin las oscuridades e incertidumbres que hasta entonces parecieron un destino inamovible. En ocasiones, ha de haber sido el descubrimiento de petróleo la sustancia de tales sueños infantiles. En otras, la constatación de la existencia de un mineral precioso en las montañas, nunca vistas antes más que como elementos embellecedores del paisaje. En otros casos, la llegada inesperada de algún poderoso empresario dispuesto a transformar alguna materia prima del lugar. Cada comprovinciano ya maduro recordará, seguramente, alguna experiencia onírica parecida de su pasado infantil. Y ha de haber ocurrido alguna vez que estos sueños se encarnaron en realidades en verdad maravillosas, aunque es posible también que haya ocurrido esa odiosa limitación de lo concreto que termina mostrando fealdades no entrevistas en el sueño. Los pobladores de la localidad ambateña de El Bolsón están viviendo por estos días lo que pudo haber sido un sueño: En su jurisdicción se ha descubierto un tesoro paleontológico que esperan que constituya algo así como una vara mágica que eleve, al lugar, a la jerarquía de un polo turístico que genere una nueva historia para quienes a lo mejor temían que no hubiese ya modo de modificar la suerte. En esa porción de la provincia que no ha tenido todavía el desarrollo de su inmenso potencial turístico, y ubicada a 75 kilómetros de la ciudad Capital, se produjo una conmoción por el hallazgo de lo que se estima que es un gliptodonte de entre 5 y 10 mil años de antigüedad que se halla en buen estado de conservación y con la estructura ósea entera. Como no hubiese podido ser de otra manera, especialistas de la UNCA y personal de la Dirección de Arqueología de la Provincia y de la Municipalidad de El Bolsón intervinieron para confirmar el hallazgo y liberar al fósil de la escoria acumulada durante tantos siglos. Ahora el extraordinario tesoro se encuentra en “Los Varela”, hasta donde fue trasladado para ponerlo a resguardo y someterlo a una limpieza más profunda. El descubrimiento, mientras tanto, es tema de información que se difunde por todo el país. Los ámbitos científicos ya están inquietos por conocer la verdadera magnitud del hallazgo, esto es, la importancia científica de este nuevo hito en el conocimiento del pasado más remoto de la Argentina y particularmente de esta parte del mapa nacional. Desde luego los pobladores de El Bolsón ya no son los mismos de antes de la aparición del gliptodonte. Sienten que están viviendo sobre una tierra que cubre secretos de la historia del planeta que seguramente no se reducen al que ha aflorado ahora. Saben LXXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 que habrá curiosidad en la Argentina y más allá también por ver directamente un testimonio de los orígenes de la maravilla natural. Piensan que lo que ha sucedido no ha de ser para nada, sino para desatar un nuevo porvenir y saben que ello ocurrirá sólo si están atentos, si actúan, si se empeñan en que así sea. Han de tener la impresión de estar viviendo un sueño colectivo. O mejor, la concreción de un sueño viejo, de esos que el atraso, el abandono y la sensación de carecer de salidas han encendido siempre en los niños de los pueblos subdesarrollados. Pero, como a menudo pasa, en esos paraísos imaginarios suelen aparecer sombras en cuanto comienzan a salir del campo meramente fantástico. Como el gliptodonte fue sacado de El Bolsón, su gente ya está inquieta y se ha reunido para considerar lo que haya que hacer para que su talismán sea devuelto a su lugar de origen donde creen que debe permanecer por derecho irrenunciable de la comunidad que se siente su propietaria. La historia recién comienza. Y ojalá termine confirmando las esperanzas de los soñadores. EL ANCASTI ■ Catamarca 25-Editorial 22/04/07 DESPEDIDA DE TRADICIÓN CENTENARIA Aconseja Antonio Machado mirar las cosas –y las personas- con ojos de despedida. Y, en verdad, el consejo es de una sabiduría muy honda, porque sólo prefigurándose su pérdida se descubre el verdadero peso que tienen ellas sobre el corazón. Mirarlo todo como por última vez parece un método capaz de preservar el milagro de lo recién revelado, libre de los efectos de la rutina, de los lugares comunes y las irresponsables confianzas en que siempre habrá una nueva ocasión para percibir aquello que, por otra parte y con tanta frecuencia, se tiene a mano por última vez. El amor se preserva, de este modo, porque evita el deterioro de la reiteración, y la vida misma –cada uno de sus instantes- recupera su significado de prodigio que no alteran las contrariedades de la existencia cuando se deja que aquella luz alumbre con toda su potencia. Alguien podría objetar que una mirada como la que propone el poeta español sería inevitablemente dolorosa, porque toda despedida es un desgarro, contemplada con esa perspectiva de adiós final. Y, así, la vida constituiría una herida permanente, una perpetua conciencia de la fugacidad universal que no deja LXXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 a nadie fuera de su alcance. Y, sin embargo, Antonio Machado acierta, pues no hay duda de que nunca como cuando se lo ha perdido, se aprecia más acabadamente aquello que se ha amado sin que hasta entonces se haya podido saber hasta qué punto. Tal vez por esto el hombre instituyó las despedidas. Y las mantuvo a través del tiempo, sin duda porque comprobó que la separación es más reveladora que lo que se supone, pero también algo más: que la separación definitiva no existe. Dos que han vivido en plenitud la despedida de algún modo seguirán estando juntos, cualquiera sea la distancia que haya entre ellos. Volviendo a Machado, despedirse es desmentir la finitud humana. Y si se mirasen las cosas siempre con ojos de despedida, todo se manifestaría plenamente y de esta manera la realidad adquiriría una fuerza y, además, una persistencia no muy distinta de la eternidad. Esta tarde, los catamarqueños y los peregrinos, que también llegan en estas celebraciones de otoño, despedirán a la imagen de la Virgen del Valle una vez finalizadas las nuevas fiestas marianas. Antonio Machado sugeriría que se vean estas fiestas y esta procesión con ojos nuevos, esto es, con ojos con su poder de visión entero. Con ojos que hagan de cuenta que no habrá otra vez, a fin de que la Virgen resplandezca en toda su imponencia y en toda su predisposición para estar cerca de quien la invoca. Despedirla esta tarde, será por ello, confirmar su compañía permanente, su gracia en todos los momentos. Despedirla, además entrañará el compromiso de honrar aquella presencia incesante. Compromiso de fidelidad, de crecimiento en la virtud, de fortalecimiento en el testimonio, de conversión de cada día, de constancia en la actitud de mantenerse en la fe y de hacerla visible como elemento transformador no sólo de la vida espiritual sino también de la realidad entera de la sociedad. Compromiso de transformar la política, las relaciones económicas, la calidad de la participación, la situación de los más castigados por los desajustes de todo tipo, el ámbito específico en que cada uno desarrolla su trabajo cotidiano. Compromiso de procurar una espiritualidad menos frágil para el próximo encuentro, si Dios lo hiciese posible. La despedida de esta tarde no debería implicar la partida de nadie. Más que separar sería deseable que anudara para siempre. LXXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 26- Editorial 25/04/07 “VIENTOS DE CAMBIO” No es la primera vez que esta columna centra su atención en la estremecedora realidad de la drogadicción entre menores cada vez más jóvenes. La información más nueva destaca un dato que multiplica los motivos de preocupación: entre los “consumidores” ya hay niños menores de 10 años que han reemplazado los juguetes por esas sustancias que degradan la personalidad hasta el punto de frustrarla absolutamente. Estas prematuras víctimas de la adicción, precoces también cuando no sobrepasan los 18 años, tienen biografías parecidas. Provienen por lo general de familias de deprimida condición socioeconómica, a menudo deshechas y abandonadas a la asistencia estatal y la caridad pública, dos reservas que siempre resultan insuficientes. Los comportamientos antisociales son una de sus características distintivas, como así también, su inclinación no a una sustancia específica sino a cuantas se hallan a su alcance. Así, están familiarizados con el alcohol, las pastillas, la marihuana y el pegamento. Pero esta vez EL ANCASTI puede omitir el señalamiento de la carencia de un centro de atención en esta área, porque desde hace cuatro meses funciona el Centro de Adicciones “Humaraya”, creado para prevenir la adicción y tratar a los adictos. En su todavía breve vida, ya se recibieron en el Centro 450 consultas y 75 chicos se encuentran en “tratamiento intensivo”. Por día se registran entre 30 y 40 consultas. Este esperado espacio está en su fase inicial. Por ello sólo cuenta con consultorios externos. El lunes se ha avanzado un paso más, con la implementación de la media jornada, que permitirá que los pacientes permanezcan en el Centro entre las 8 y el mediodía. El diálogo con quienes dan vida el “Humaraya” –voz quechua que significa “vientos de cambio”- pone en contacto con historias individuales y familiares que no sólo conmueven, sino que, además, ponen en evidencia la sociedad desigual en que viven los catamarqueños, tantas veces ignorantes de ello y otras tantas indiferentes pese a saberlo. La pobreza, la irresponsabilidad paterna, el drama de tantas madres maltratadas o abandonadas, la ausencia de una escolaridad regular, la corrupción de quienes medran vendiendo a los menores la mercadería maldita, la ineficaz acción policial y judicial cuando sólo es represión y condena, la destructiva carencia de afectos de unos niños y adolescentes que se diría condenados desde la cuna y hasta ayer nomás la inexistencia de un lugar donde encontrar refugio, tratamiento, orientación existencial y calor humano; todo ello emergió como una película LXXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 tristísimo que hay saber ver con corazón solidaria y decidido a provocar la transformación a que hace referencia el nombre indígena del Centro. También ese diálogo puso de resalto la confianza que tienen los profesionales del Centro en cuanto a que pronto quienes lleguen a él lo hagan por decisión personal y familiar espontánea. Que concurran porque han resuelto luchar contra esa trampa de la que deben escapar mientras queda tiempo. Actualmente, sólo un 20% se acerca por voluntad propia. El 80% restante es enviado por orden judicial y proviene de la Comisaría del Menor y la Mujer. El deseo de que el pedido de asistencia sea espontáneo no adolece de arbitrariedad, pues en la raíz de la recuperación de los adictos está su voluntad, sin la cual todo intento profesional es inútil o seriamente limitado. No hay duda de que el servicio que funciona en lo que fue el Hospital Ferroviario –en la avenida Sánchez Oviedo esquina Virgen del Valle- constituye una alentadora novedad. Habrá que esperar que se lo preserve y se lo dote de todo lo que sea necesario para su mejor desempeño. EL ANCASTI ■ Catamarca 27- Editorial 23/04/07 SUBSISTENCIA CADA VEZ MÁS ONEROSA El incremento del costo de vida impresiona a la gente como un golpe bajo tanto cuando el fenómeno se produce en tiempos de estabilidad y supuesto equilibrio, como cuando el descontento prepara sus incendios, o cuando se acaba de salir de una etapa de mejoramiento salarial. Es irritante siempre, porque en los periodos de alguna conformidad social irrumpe como un provocador que perturba el sueño, porque en momentos de agitación gremial constituye un agravio adicional, y porque después de una conquista largamente buscada no difiere en nada de una traición, de una incitación al retorno de infiernos que se creyeron superados. Por esto es comprensible que haya preocupación por el incesante aumento de los precios de los artículos de mayor consumo familiar, en estos días que en parte son de equilibrio, en parte de descontento -la violencia de algunos casos da la medida de este malestar- y en parte también de “día después”, si se tiene en cuenta que se han dispuestos nuevos sueldos en algunos sectores y que en otros esa realidad parece inminente. LXXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 En Catamarca, tal como lo señala un informe de EL ANCASTI del sábado, "el precio de la canasta básica sube sin piedad". Si esto pasa también en la misma proporción en el resto del país es cosa que podría verificarse, pero es probable que la magnitud aquí sea mayor, pues estadísticas no oficiales han señalado, en diciembre del año pasado, que la inflación en los precios minoristas alcanzaba aquí los índices más elevados. A lo mejor alguien replique señalando que la intervención del Estado Nacional ha determinado el mantenimiento del valor de los artículos de mayor demanda popular y que, por tanto, no habría motivos para menear la inflación como amenaza digna de temor. Pero la nota de EL ANCASTI aclara que "de los más de 20 mil productos que los grandes supermercados ofrecen a sus clientes, sólo 200 están incluidos en los acuerdos de precios fijados por el Gobierno nacional", lo cual no carece de importancia, por cuanto "muchos artículos quedan sujetos al incontrolable rumbo de la macroeconomía". Tal tamaño tiene la situación, que Defensa del Consumidor, el organismo del Gobierno encargado de controlar el comercio y resguardar al consumidor ante cualquier abuso, ya tiene inspectores recorriendo los locales de venta para tomar información directa de la evolución de los precios. El conductor de la referida célula de contralor declaró a este Diario que "es real que los aumentos de precios son continuos, sobre todo en aquellos artículos que están fuera de los acuerdos". Sobre los efectos que tal movimiento inflacionario genera en la población, el mismo funcionario refirió que "según versiones de los gerentes de las dos cadenas de supermercados que operan en Catamarca, el consumo durante abril registra un notable descenso". Los catamarqueños no han de pensar que este encarecimiento que contrasta con tanta fuerza con los niveles difundidos por el INDEC sea desgracia exclusiva de esta provincia. Seguramente estarán más predispuestos a atribuir la inconsistencia de los registros estatales al responsable de efectuar las mediciones y la información. Y, en consecuencia, creerán que se está ante un mal general. Sea como fuere, lo cierto es que los hogares de esta parte del país, que ya tenían dificultades para cubrir el desafío de la subsistencia, se sienten ahora en una encrucijada que obligará a mayores ajustes familiares, con toda la frustración, no sólo alimentaria, que ello implica. Lo peor es que el brote inflacionario no tiene miras de sofrenarse, y por ello la incertidumbre llega a un grado que alarma. Los controles tradicionalmente han sido ineficaces y toda la política de acción estatal en el asunto no tiene prestigio en el país, donde no faltan quienes sostienen que no alcanza para modificar las causas de los incrementos y genera LXXX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 desabastecimiento si se exagera el rigor y que además, fuerza la caída de la calidad, de modo que se paga lo mismo o más por un producto cualitativamente devaluado. La discusión sobre el particular tiene infinitas direcciones y no se intenta aquí otra cosa que dar fe de la angustia que sienten los catamarqueños ante la inflación más cercana a ellos, y reclamar mesura, responsabilidad y actitud decidida a la hora de luchar contra los abusos. EL ANCASTI ■ Catamarca 28-Editorial 26/04/07 LO PRIMERO ES LO EDUCATIVO Las autoridades educativas están ante un dilema que en el plano de los hechos no parece de fácil solución, por más que en lo estrictamente teórico la disyuntiva carezca de materia. La encrucijada se revela en toda su crudeza cuando se analiza el caso del grupo de docentes de Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú que impugnó la segunda asamblea de opción de cargos para cubrir vacantes en su jurisdicción y el otro, protagonizado por educadores tinogasteños que demandaron sin éxito que se suspendiera la asamblea efectuada también el sábado en la escuela cabecera de Tinogasta. Pero los descontentos de ambas zonas de la provincia no coinciden en el motivo de la protesta, pese a estar ella relacionada con el mismo asunto. El grupo de Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú cuestiona la segunda asamblea para cubrir cargos interinos y suplentes de nivel Inicial, primero y segundo ciclo de EGB, Educación de Adultos y Educación Especial porque reclaman que se cumpla la Resolución Ministerial 1.100 que impone que la distribución de los cargos se haga según estricto orden de lista establecido por las Juntas de Clasificación. Esta resolución había sido modificada por otra que se aplicó en la asamblea anterior y otorgaba prioridad a los docentes sin trabajo, pero con la expresa advertencia de que sólo tendría vigencia en la primera de las asambleas de este año. La impugnación se debió a que al abrirse la segunda asamblea se comunicó a los presentes que por instrucción telefónica de último momento se comenzaría la lista de postulantes partiendo desde su comienzo, de modo que los docentes que habían optado la semana pasada podían volver a hacerlo. Los maestros impugnantes de Tinogasta, por su parte, actúan desde su condición de desocupados y, por esto, se oponen a la citada resolución ministerial 1.100. Para ellos, lo justo hubiese sido que LXXXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 se siguiese respetando la norma excepcional que les confería la posibilidad de ser tenidos en cuenta en primer lugar. Surge de la lectura de cuanto se ha referido que lo que está en el fondo de la controversia es la insuficiente definición del criterio que deberá seguirse a la hora de elegirse los docentes de las escuelas de la provincia. No parece estar meridianamente claro, ni para las autoridades, ni para los educadores, qué debe buscarse como valor inamovible cuando deben cubrirse los cargos escolares. Si el progreso educativo, o la asistencia a los educadores sin trabajo. Aquella resolución ministerial que se aplicó en la primera de las asambleas demuestra que se tuvo en cuenta la necesidad laboral de los docentes. Y la 1.100, que restaura la prioridad pedagógica, inclina a creer que es la que traduce la recta conciencia del sistema educativo provincial. Desde luego, no podría objetarse sin aclaraciones el punto de vista que expresa el deseo de que todos los catamarqueños que se han formado para la actividad educadora tengan un lugar donde desempeñarse. La larga crisis socioeconómica vivida por la Argentina ha jerarquizado la inquietud por la generación de trabajo. Pero no debiera creerse que, en el área específica de la educación, tal consideración desplace del primer lugar a lo pedagógico, al ideal de educar cada vez mejor a los comprovincianos del futuro. Hay que pensar en los educadores sin trabajo. Podrían multiplicarse los puestos con la generación de servicios nuevos, o también poniendo en marcha un proceso de reducción de la cantidad de alumnos que hoy desborda cada aula hasta obstaculizar el aprendizaje. O, además, regulando la matrícula en los establecimientos de formación docente a fin de prevenir saturaciones como la que ahora se está viendo. EL ANCASTI ■ Catamarca 29-Editorial 28/04/07 TERMÓMETRO IMPREVISIBLE El humoso asado que en otro tiempo convertía al primer día de mayo en una jornada de perfume, sabor y sonido distintos es ya postal de un pasado irrecuperable. En tales épocas las fogatas hacían del mediodía una exhibición de grupos gozosos que podían verse y oírse por todas partes. Y esa pluralidad de asadores reproducía la cantidad exacta de los sectores laborales de la ciudad. LXXXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Estaban allí representadas las oficinas, los talleres, las escuelas, las fábricas, las casas de comercio, hasta las fuerzas de seguridad. Era día de celebrar la gracia de la ocupación y, por tanto, la posibilidad de subsistir, desarrollarse y hacer crecer la sociedad en la que se vive. Era fiesta ganada con mucho sudor y nadie hubiese intentado negar el derecho a tan legítimo regocijo, y tampoco nadie hubiese juzgado que tanta música y tanto grito y tanto humo, fuesen derroche insensato. Vinieron los días de las vacas flacas y aquellos ritos de la felicidad popular comenzaron a disminuir y fueron reduciéndose en número y en júbilo hasta un punto cercano a la extinción. Fueron los años en que dejó de reconocerse el trabajo como pilar fundamental de la actividad económica. Los períodos en que se encogieron los derechos, se endurecieron las leyes y la pobreza fue la contracara de aquel humo celebrador. Este año, vuelve a hablarse aquí de una comida popular programada para el Primero de Mayo. Podría suponerse que aquellos míticos días del trabajador están en vísperas de volver a ser parte de la experiencia colectiva de los asalariados. Algún político del oficialismo creerá ver en el anuncio una prueba más de la recuperación del país y de la provincia. Los optimistas de siempre esperarán la fecha como si en ella hubiese de revelarse la inminencia de un supuesto porvenir próspero. Pero la noticia difundida el jueves no asegura que el gran ágape de este año vaya a reproducir las dimensiones y la atmósfera de aquellos humosos asados evocados más arriba. Ni tampoco garantiza que habrá la alegría del pasado. Ni menos que pudiera interpretarse como algo así como un arco iris que fuese a marcar el fin de una depresión ya medible en decenios. Más bien genera curiosidad por los detalles que se especifican en la noticia. Por empezar, no se habla de “asado popular” sino de “olla popular”, algo que suena de modo distinto y que sugiere imágenes más ligadas con la protesta, con el descontento, que con el gozo. Los organizadores pertenecen a agrupaciones de autoconvocados incluidos en una Multisectorial que se integra con trabajadores de reconocido perfil contestatario, como son los maestros, los municipales y el sector rebelde de los hospitales públicos. Puede concluirse que el verdadero carácter del encuentro popular dependerá de la importancia de los anuncios de incrementos salariales que el Gobernador prometió efectuar en el tradicional mensaje de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura Provincial. LXXXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Los observadores especulan con que la magnitud de los aumentos hará deponer todas las actitudes de protesta y que, así, el futuro inmediato de la provincia quedará despejado para avanzar sin sobresaltos. Si así fuese, la “olla popular” a la que se le ha fijado como ubicación La Alameda, será acontecimiento feliz. Desde luego, si a juicio de los concentrados, los anuncios resultasen insuficientes, la “olla” se transformaría en expresión de disgusto de niveles imprevisibles. Es de esperar que haya cordura. Que los trabajadores tengan el reconocimiento que buscan. Y que en el poder y en el llano no se pierda de vista que si hay recuperación, ésta recién comienza y hay que afirmarla y acrecentarla. EL ANCASTI ■ Catamarca 30-Editorial 02/05/07 VOLVER LOS OJOS A LA AUTÉNTICA POLÍTICA El reciente documento del Episcopado nacional no hace otra cosa que llamar la atención sobre la necesidad de que se vuelva los ojos a la política propiamente dicha, a la verdadera, a la que a menudo se oye nombrar como “la política en serio”. Por lo visto, se parte de la certeza de que se camina por fuera de la senda debida y generando el falso concepto de que la política es la cruda lucha de los gobiernos y los grupos para preservar el poder o para conquistarlo de cualquier manera. En tan excluyente afán -puede deducirse- caben todas las formas posibles de la traición, el engaño, la seducción, el acoso, el soborno y, por cierto, el apartamiento de la ley y más explícitamente del espíritu republicano que contiene cada palabra de la Constitución. Que el documento aparezca en un tiempo preelectoral y en el contexto de una controvertida relación entre la Iglesia y el Gobierno no debiera oscurecer su interpretación hasta reducirlo a un gesto opositor, reflejo de la política interesada y subalterna, esto es la política menor y a menudo despreciable que ha deteriorado tanto, en la ciudadanía, la imagen del sistema democrático. Para los representantes de la Iglesia Católica en la Argentina, habrá que aprender a respetar la independencia de los poderes del Estado, con lo que se cuestiona la tendencia que lleva a los jefes políticos de la nación -y a los provinciales habrá que agregar- a condicionar a los otros estamentos de la República y a disolver la pluralidad ordenada por la Ley Máxima. Desde luego, no LXXXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 puede pensarse que los obispos asuman la postura que se está comentando sólo por rigorismo doctrinario, pues saben de sobra que la concentración del poder en la conducción del Estado deriva en autoritarismo y en negación de libertades y derechos esenciales de los gobernados. Tanto no es mero rigorismo, que los pastores advierten que “la primacía del bien común sustenta y fortalece los tres poderes del Estado, cuya autonomía real y auténtica se hace imprescindible para el ejercicio democrático”. En otras palabras, que no es posible el bien común sin objetiva independencia de aquellos compartimientos del Estado. Otro tramo destacado del pronunciamiento eclesial hace referencia al federalismo de las provincias, un ámbito que requiere también el resplandor republicano. Al respecto, señala que el federalismo que debe promoverse -“el verdadero”- supone el fortalecimiento institucional de las provincias, con su necesaria y justa autonomía respecto del poder central. Y añade que “los poderes del Estado se ennoblecen cuando consolidan la estructura federal y republicana del Estado”. No aparece, al menos en las transcripciones del documento difundidas por los medios de comunicación, alusión alguna a la responsabilidad que cabe a los gobernantes provinciales en este aspecto de los deberes republicanos y en el otro de la independencia de los poderes por más que podría vérsela implícita en lo que los analistas estiman que es un mensaje dirigido exclusivamente al Presidente. En tercer lugar, los obispos reclaman un mayor ejercicio del diálogo y de la búsqueda de consensos. Expresan que “la experiencia nos ha enseñado que una sociedad no crece necesariamente cuando lo hace su economía, sino sobre todo cuando madura en su capacidad de diálogo y en su habilidad para gestar consensos que se traduzcan en políticas de Estado, que orienten hacia un proyecto común de nación”. Insiste una vez más el Episcopado en deplorar “la pobreza y la inequidad, no obstante el crecimiento económico” y exhorta a “priorizar medidas que garanticen y aceleren la inclusión de todos los ciudadanos”. Por cierto, no falta la mención a las elecciones de octubre, en el sentido de que exigen “una gran transparencia, que las alejen de prácticas demagógicas y presiones indebidas, como el clientelismo y la dádiva, que desvirtúan su profundo significado y degradan la cultura cívica”. EL ANCASTI ■ Catamarca 31-Editorial 04/05/07 LXXXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 DE ESPALDAS A LA INFLACIÓN No ha de haber evaluadores de la inflación más certeros que las amas de casa, y por ello las estadísticas del INDEC difícilmente tengan escépticos más irreductibles en otro sector que en éste que integran quienes más directamente conocen la evolución de los precios de los artículos de mayor consumo masivo. Las informaciones últimas -hubo otras anteriores más creíbles- del organismo nacional de las estadísticas sobre el costo de la canasta familiar básica fueron, como se sabe, puestas en duda por casi toda la dirigencia del país. El dato de que dicha canasta había experimentado un proceso deflacionario provocó una generalizada reacción que puso en duda la objetividad de la información oficial. Para las amas de casa el supuesto descenso de los costos ha de haber sido motivo de sorpresa e indignación, pues saben mejor que nadie que la inflación no puede encubrirse ante una realidad que diariamente limita el poder de compra de los salarios. Los directores de escuelas con comedores escolares están en la misma línea de las amas de casa, porque también disponen de un presupuesto que se mantiene inmóvil a través de los meses pero que debe alcanzar para cubrir unas necesidades cada vez más asfixiantes. Ha trascendido la queja de conductores escolares de Tinogasta pero seguramente traduce la situación de toda la provincia, con las diferencias que imponen los precios en cada lugar. Según el informe de EL ANCASTI del lunes, varios conductores escolares del aludido departamento del Oeste declararon que “es imposible sostener un calendario alimentario por 40 días hábiles con el dinero que se percibe, cifra congelada a pesar del avance inflacionario”. Indicaron que a principios de este mes las escuelas recibieron las partidas del programa “PIO” (Pro Igualdad de Oportunidades) para atender los servicios de copa de leche, refrigerio reforzado y comedores escolares, pero que no les permitirá “ni siquiera llegar a la mitad del tiempo previsto”. Se cita el caso de la escuela con mayor cantidad de alumnos del departamento, con un millar, exactamente, que tiene serias dificultades para servir diariamente el refrigerio. Entre las razones que explican tal situación, se incluye el hecho de que “pasan los años y seguimos con la misma partida calculada para 800 alumnos, cuando la matrícula actual es de mil”. Deben sumarse la suba de precios y otras circunstancias negativas, como el costo de los fletes, el desabastecimiento de lácteos y la falta de ofertas. Los detalles que se exponen son tan numerosos como los que ofrecería cualquier ama de casa a la hora de referir su drama de cada día. De particular interés resulta la referencia al programa nutricional que se juzga “muy bueno”, LXXXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 pero también la que apunta que “para que las escuelas podamos brindar un servicio continuo hay que aumentar el costo de 40 centavos fijado para cada ración, porque cuando se termina el dinero debemos suspender el servicio; y, la verdad, el servicio redunda en beneficio nuestro, pues cuando los chicos tienen el refrigerio rinden más en clases”. Pero si la descripción de las carencias en un servicio tan elemental sensibiliza hasta al más duro, mucho más lo consigue esta información adicional: “Hay un montón de chicos que no desayunan; en las primeras dos horas tenemos muchos chico con dolor de estómago, y cuando no hay partida, muchas veces hacemos bolsillo los docentes para poder darles un té”. Sin duda, la responsabilidad mayor en relación con estos programas alimentarios escolares debería estar confiada a amas de casa con suficiente poder como para activar todos los mecanismos que entran en juego en la efectivización del servicio. De ese modo no habría retrasos, ni insuficiencias, ni imprevistos que pudieran dejar a tantos estudiantes desatendidos en un rubro cuya importancia nadie podría poner en tela de juicio. EL ANCASTI ■ Catamarca 32- Editorial 09/05/07 EL ÍNDICE DE SUICIDIO SIGUE CRECIENDO Para un no especialista en tal materia no está claro si la alta tasa de suicidios que se registra en la provincia debe ser expuesta en público, o si, por el contrario, sería más prudente guardar silencio por el temor de que quizá la insistencia periodística pudiera aguijonear algún apetito suicida latente y por ese camino incrementar un mal que toda la sociedad debería intentar reducir. Es probable que para cada una de esas opciones haya fundamento, pues es inevitable no pensar que algo ha de poder hacerse para promover el amor a la vida, actitud que se juzga natural pero que para tantos resulta difícil por infinitos motivos, no siempre identificables, y, además, por situaciones exteriores objetivas cuya modificación puede lograrse cuando una comunidad se propone generar los cambios saludables. La estadística ya no puede oírse ni leerse con indiferencia. En lo que va del año abandonaron este mundo por decisión propia 22 comprovincianos, dos más LXXXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 que las 20 víctimas fatales producidas por accidentes de tránsito. Si se considera que los accidentes viales son, en todo el país, una de las principales causas de muerte, debe deducirse que aquí el suicidio los supera en tan odioso rango y se convierte, de este modo, en una de las principales fuentes mortales. Pero hay un dato más que oscurece lo que acaba de señalarse: entre los suicidas catamarqueños varios son jóvenes. En el período que media entre el 2 de marzo y hoy, en la fatídica lista figuran tres adolescentes de 16 años. Esta precocidad suicida alarma porque podría estar mostrando una tendencia aterradora: que la voluntaria fuga de la existencia se esté instalando entre los miembros de la sociedad que se estiman más dotados de pulsión vital. Desde luego, la concepción del suicidio como fenómeno insondable y dependiente de variables prácticamente inasibles ataría las manos hasta volver infecundo todo proyecto destinado a transformar este costado oscurísimo de la realidad local. Llevaría a la resignación, al comportamiento de espectadores sin ningún poder de contención. Al rol de testigos casi cotidianos de muertes inesperadas, absurdas, hirientes como un agravio a la naturaleza humana, contradictorias en relación con el más elemental de los instintos, como es el de conservación. Seguramente se ha de poder hacer mucho en este asunto. Trabajar para un mundo más vivible implica una diversidad de perspectivas tal, que ofrece un lugar para cada componente de la sociedad que se decida a militar en tan noble cruzada. Hay que asegurar trabajo, alimento, educación, justicia, salud, buen ejemplo, afecto para todos. Hay que purificar el medio en que se vive, la familia en que se ha nacido, la escuela a la que se concurre, el centro en el que se encuentra diversión. Tal purificación implica, desde ya, la eliminación de hábitos como el alcoholismo, la drogadicción -en no pocos casos estas dos adicciones parecen haber tenido alguna gravitación-, la irresponsabilidad escolar -en los más jóvenes- y las otras conductas negativas que hacen de la vida una carga insoportable. Por cierto, un papel principalísimo deberán cumplir los organismos de salud, sobre todo mental, los educadores, los religiosos, los animadores sociales, los responsables de la administración del tiempo libre. Que el lugar en que se vive suscite amor a la vida es tarea de todos. Esto sería evidente si pudiere saberse cuánta participación hay en el contorno social de cada suicidio. LXXXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 33-Editorial 11/05/07 CUMPLEAÑOS DE UN SANTO Se asegura que Fray Mamerto Esquiú reveló su poder de mediador eficaz en no menos de 300 hechos milagrosos entre los que se halla la curación de un hombre afectado por una trombosis de retina irreversible que desapareció apenas el enfermo invocó el nombre del humilde fraile piedrablanqueño. El dato se ha difundido ahora no sólo por la proximidad del día de su nacimiento -el11 de mayo de 1826- sino también por lo avanzado que está el proceso, ya fue declarado venerable, que se espera que pronto lleve a los altares al catamarqueño más ilustre. Como el lector sabe, la iglesia ya ha proclamado la heroicidad de las virtudes de Fray Mamerto, instancia inmediatamente anterior a la beatificación, que podría ocurrir en alguna fecha cercana. De la beatificación a la canonización -paso éste que cierra el recorrido hasta el reconocimiento oficial de la santidad-, la espera podría ser igualmente breve, pues depende de la predisposición papal para producir la proclamación que incluirá al primer santo catamarqueño en la larguísima lista de los santos que la iglesia ha generado en todo el mundo a lo largo de su historia milenaria. Si la política vaticana mantuviera el propósito de la gestión de Juan Pablo ll -mostrar al mundo la santidad de la iglesia a través de la multiplicación de las canonizaciones-, podría confiarse en una beatificación y canonización de Esquiú en el corto plazo. Es posible advertir una mudanza en la consideración de la significación de Fray Mamerto. A medida que parece acortarse la distancia de la canonización, aparece con creciente relieve la imagen del Santo tradicional y se tiene la impresión de que decae el significado cívico de un prócer que consagró considerable parte de su energía a contribuir a la elevación de la experiencia política y social de los catamarqueños y del país todo con su palabra inspirada y bella y con su participación como constituyente, legislador y periodista. En verdad, Esquiú, fue santo en ambos mundos y alguna vez esta columna lo caracterizó como el primer santo de la democracia, como un elegido de Dios que probó que el cristianismo puede y debe ejercer su fe tanto en el ámbito considerado específicamente religioso y moral como en el de los asuntos de este mundo, que, asimismo, están siempre vinculados con la Trascendencia y la ética. Fue santo en sus discursos imponentes, como aquel en que proclamó la necesidad de respetar la ley y de aborrecer la anarquía; en los sermones sencillos con que hablaba a la gente; en sus artículos periodísticos de admirable agudeza; en su LXXXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 apartamiento de los honores mundanos; en su relación con los pobres y los enfermos, en su fecunda tarea educadora, en el amor conmovedor hacia su familia, en su inagotable entrega a la misión episcopal desarrollada en Córdoba. Su actuación en un tiempo particularmente crucial de la Argentina no tuvo poco de milagroso. Y si ahora se habla de 300 hechos prodigiosos debido a su intercesión, ha de suponerse que fueron muchísimos más porque el número de sus devotos es mucho más inmenso, y si se tiene en cuenta que no ha habido en Catamarca un trabajo eclesial verdaderamente interesado en promover el conocimiento y la imitación de este comprovinciano admirable. Seguramente el Padre Esquiú quiere ser mediador de sus hermanos de la provincia cuando el dolor y la adversidad de todo tipo los oprime. Porque el amor por los demás fue heroico mientras vivió aquí. También lo ha de complacer que sus coterráneos lo conviertan en guía en la búsqueda de Dios, la verdad y el bien. Pero, sin duda, ha de esperar, como un milagro singular, la conversión de la sociedad catamarqueña en sus instituciones políticas, administrativas y educativas, en sus organizaciones gremiales y productivas y en la totalidad de las actividades en que se pone en juego la suerte de los comprovincianos. EL ANCASTI ■ Catamarca 34-Editorial 12/05/07 OTRA HISTORIA EN EL ÁREA DE LA SALUD La superación del conflicto gremial en el área de la salud pública no sólo es un hecho auspicioso sobre cuya bondad no hace falta ningún abundamiento. Es también una experiencia que debe analizarse en todas las direcciones, porque es mucho lo que se ha deteriorado en su transcurso, no en el plano de lo material, donde las restauraciones son por lo general posibles, sino en un orden más sutil como es aquel en que los afectados son la salud pública, la conciencia profesional, la debida armonía entre las autoridades y los agentes del sistema de salud, el bien común en suma. Se tiene la impresión de que se ha jugado irresponsablemente y durante demasiado tiempo con cuestiones de primerísimo orden que hubiesen podido resolverse en el corto plazo y por la vía del diálogo auténtico, que es el expediente natural en el estado republicano. Cada uno de los sectores en pugna sabrá reconocer la proporción que le cabe en ese larguísimo, agresivo, y extraviado encono entre adultos con deberes potenciados, en un caso por la responsabilidad del poder y en el otro por la XC Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 obligación de un servicio esencialísimo. No es posible no indignarse al repasar la sucesión interminable de agravios, de discapacidad para la interrelación, de ostentación de carencia de elementales conductas en la consideración de los demás, de cuestionamientos públicos por deficiencias que debían haber corregido los propios denunciantes como parte de sus deberes específicos. Si los agentes de la salud pública están hoy conformes con los niveles salariales logrados, en buena hora. Tan prolongada protesta no ha carecido de justificación y es de desear que la carrera sanitaria y las nuevas remuneraciones puedan mirarse como conquistas legítimas que aseguren para la provincia un servicio eficaz, como es el que necesitan los sectores que concurren a los centros estatales y que son los más necesitados y numerosos. También estos otros “habitantes” de los hospitales del servicio público -los enfermos de menores recursos- merecen consideración más altas, respuestas más inmediatas, coberturas más amplias, estadías menos sacrificadas, esperas más breves y una actitud de servicio que no se limite a lo meramente necesario. La desaparición del conflicto ha hecho del área de la salud un campo nuevo, una tierra nueva. Un surco que espera semillas mejores, atención más consagrada, entrega más íntegra. No deberían sembrarse gérmenes viejos como los que llevaron a los trabajadores y a los funcionarios a una refriega que, una vez superada, hace patentes su daño, su evitabilidad, su carácter de manifestación de desvíos viejos tanto en uno como en otro bando. Si quienes protagonizaron los combates se redujesen a celebrar el armisticio como un triunfo gremial o como una habilísima demostración de astucia gubernamental, el servicio público de la provincia estaría condenado a futuros conflictos y a otros deterioros como ocurre cuando las sociedades dan la espalda a su experiencia. Seguramente los catamarqueños querrían decirles, a los gobernantes y a los trabajadores, que para una numerosa y sufrida porción de comprovincianos la controversia de tantos meses ha sido un calvario añadido a otros varios, en ocasiones poco menos que una pesadilla y siempre como una frustración y como una forma de discriminación absolutamente injusta, y que por ello exigen una historia nueva. XCI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 35-Editorial 13/05/07 LOS MENSAJES DEL FRÍO La llegada del frío modifica la realidad en medida que debería tenerse en cuenta, pues en la grilla de las obligaciones aparecen responsabilidades nuevas y otras pierden la relevancia que tuvieron hasta irrumpir las primeras ráfagas heladas. Desde luego, la mutación térmica tiene efectos sobre el humor humano, y mientras unos sienten que los deprime, otros confiesan que los alivia del agobio de los fuegos de la estación cálida. Pero ambos grupos se ven urgidos a adoptar previsiones que no se limitan a la búsqueda de lo placentero, sino, además, a asegurar la preservación de la salud, aspecto de primera importancia que requiere en esta etapa del año especiales precauciones. La ciudad se transforma. La ruidosa expansión callejera pierde fuerza. La calle vuelve a su carácter de mera posibilitadora del tránsito, y disminuye su condición de ámbito de encuentro interpersonal y de ocasión para el contacto gozoso con el contorno. El frío incita a la introspección. Quienes tienen una rica vida interior no le temen a la soledad que la huida de los calores estivales genera. Encuentran en ella campo propicio para esas actividades más reconcentradas, como la lectura, el cultivo artístico y literario y, además, las del diálogo con la familia y con los amigos bajo el techo que ahora resulta doblemente acogedor. Pero los primeros fríos ponen en evidencia carencias que deben superarse. Y esto lo saben de sobra los jefes de familia y los funcionarios del Estado que deben velar por la suerte de la comunidad y en particular de los sectores más desprotegidos. El frío –así lo viven- es mucho más que elemento transformador de la atmósfera y del estado de ánimo. Es desafío que exige respuestas inmediatas porque es sabido que el descenso de la temperatura pone a prueba la salud, en una proporción que puede resultar letal en más de un caso. La edad avanzada, la alimentación deficiente, la insuficiencia de abrigo, ciertos estados de salud, la precariedad habitacional, el bajo nivel de defensas se potencian con fuerza destructiva hasta convertir al frío en una suerte de arma exterminadora. Nadie ignora que las dificultades de la pobreza se acentúan con el frío. Las escuelas con ventanas rotas o con puertas que no se cierran del todo, con escasa o ninguna calefacción o con otras deficiencias que permiten el paso del aire son una XCII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 prueba palpable de cuánto castiga el frío a niños y adultos de los centros educativos. La falta de ropa abrigada no es vergüenza que pueda juzgarse insólita. Basta con ver cómo visten tantos niños y adultos en las rigurosas jornadas invernales para advertir que lo elemental no está a disposición de todos. Tampoco las oficinas públicas –en este campo las diferencias pueden ser insultantes- garantizan el refugio que deben ser en los días de adversidad térmica. Se observa con frecuencia la intemperie que evocan algunas dependencias administrativas. Abrigo, atención sanitaria específica, alimento, lugares de estudio y trabajos cálidos, viviendas confortables y una educación dirigida a promover los hábitos que demanda el frío configuran un programa de gobierno básico que no debería sufrir demoras ni desviaciones. No se está todavía en invierno, pero sus anticipos ya se han insinuado, sin duda, para recordar que hay que actuar desde ahora. EL ANCASTI ■ Catamarca 36-Editorial15/05/07 VÍCTIMAS DE LA LEJANÍA Si algún hipotético gobierno creara un Ministerio para los Asuntos de la Lejanía Geográfica y del Futuro, no faltarían los reproches de quienes reclaman el achicamiento de los organigramas de la Administración del Estado con el argumento de que por esa vía el gasto público disminuye y libera fondos para atender más de un problema que por ahora no es considerado suficientemente o no atendido en absoluto. Pero si se pensara en esto con alguna independencia de los condicionamientos presupuestarios, es probable que la intensidad de la crítica disminuyese. La lejanía geográfica es la porción del territorio que por su distancia de la sede gubernamental y de los centros en que se genera la opinión que define el rechazo o la aprobación de las gestiones gubernamentales y, por ende, la suerte de los gobiernos. Es el espacio y el enjambre de problemas que lo afectan que no está a la vista de los funcionarios, siempre urgidos por la coyuntura y por las cuestiones que tienen promotores de presencia constante y gravitación que no puede desatenderse. Es el sector de la jurisdicción, en este caso provincial, que está XCIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 abandonado desde siempre y que acumula frustraciones que ni siquiera se registran con propósito planificador de una situación distinta. Es la zona que se deja librada a la suerte de los fenómenos naturales, para no decir de Dios, a quien no pueden atribuirse los males que sufren unos comprovincianos al parecer condenados a no ser conocidos en la plenitud de sus posibilidades humanas, permanentemente segadas por el olvido de los responsables de su fortuna. El domingo, EL ANCASTI ofreció un duro informe elaborado después de una visita hecha a “Aguas Calientes”, pueblito del departamento Belén, distante 670 kilómetros de la capital de la provincia y ubicado a 4.550 metros sobre el nivel mar. Allí, en plena puna catamarqueña, la lejanía no es palabra cuya significación aluda sólo a distancia que se mide en kilómetros, pues lo que sorprende es su primitivismo, su soledad, la carencia de bienes y servicios que en este tiempo se juzgan inherentes a la condición de persona, y la inexistencia de perspectivas que permitan suponer que esos niños de hoy tendrán un porvenir mejor que el que tuvieron sus padres. No puede conformar la constatación de que existen en esa soledad tesoros humanos que conmueven por su frescura, en el caso de los niños, por la laboriosidad de sus adultos y por su esperanza a pesar de todo. Estas revelaciones del informe del domingo incrementan el dolor por la realidad de una Catamarca marginada que está en el mapa, pero que no integra la provincia privilegiada que constituyen otras áreas del territorio. ¿Cuántas generaciones perdidas pasarán todavía en “Aguas Calientes” y en los otros pequeños poblados que no son diferentes y que en más de un caso afrontan la posibilidad de la desaparición? Como se ve, un Ministerio para la atención de lo que está lejos podría evitar, entre otras desgracias, la extinción de comunidades que, desarrolladas, quizá hubiesen dado a la provincia las energías y los recursos humanos que le hacen falta para llegar a las metas que todos prometen, y que nunca se alcanzaron. Pero, además de la lejanía geográfica está la “distancia” temporal, el futuro, también marginado entre las responsabilidades de los gobiernos. La preservación del medio ambiente en el contexto del cambio climático, la previsión que implica la detección y orientación de los talentos humanos singulares que podrán plasmar el cambio saludable que debe gestarse desde ahora, la construcción de una integración regional sólida y permanente y tantas otras “materias” que se ven como urgencias cuando se las contempla desde el futuro son todos aspectos de primera importancia que deberían atenderse por lo menos con el mismo celo que se aplica a la coyuntura diaria. XCIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Lo lejano en el tiempo y en el espacio también es parte de la realidad que debe administrarse. Una visión integral debe apurarse y de ese modo el presente servirá al porvenir y el futuro iluminará el presente. EL ANCASTI ■ Catamarca 37-Editorial17/05/07 NO PACTAR CON LA ANARQUÍA Por estos días el escrache sufrido por la hermana del Presidente en su propia provincia ha merecido el repudio de los más diversos sectores del país. El incidente se produjo en el marco de la tensa situación generada en Santa Cruz por la protesta gremial. Según “Clarín”, la ministra Alicia Kirchner fue repudiada el sábado por manifestantes que “le arrojaron harina, huevos, basura, agua y escupitajos” a la salida del restorán donde había almorzado y se investiga en búsqueda de la identificación de los ejecutores de los agravios contra la alta funcionaria del Gobierno Nacional. Las opiniones más oídas y leídas coinciden en señalar la inadmisible actitud de quienes confunden la libertad democrática con el desenfreno, como si las personas no debieran respetarse siempre, aun cuando no fuesen figuras de particular significación política. No podrían objetarse estas razones, porque es verdad de Perogrullo que la República es sistema de equilibrios, sin los cuales la vida organizada resultaría imposible. La democracia promueve la libertad, ciertamente, y es su esencia. Pero también es verdad que su preservación requiere el autocontrol de los ciudadanos y la voluntad de no producir fisuras en su naturaleza fragilísima. El respeto a la ley debería ser tan estricto, que exabruptos como éstos en que laten resabios de barbarie innegables no deberían ocurrir. Si se viviese en un sistema opresivo en que la única ley fuese la voluntad discrecional de un dictador, los escarches no sólo se explicarían como una exteriorización irreprimible sino incluso como una virtud que lleva al pueblo a expresarse por la única vía que tiene a su alcance. En un orden democrático no resultan justificables, por más que no sean pocos los que piensan que deben ser vistos como “ruidos” propios de la experiencia republicana y como una forma de certificación de la realidad de esa experiencia. Pero parece que debe advertirse que no sólo un escrache contra la ministra y hermana del Presidente debe ser motivo de repulsa. En verdad hay que lamentar tales manifestaciones en todos los casos, aun en aquellos en que se dirigen contra XCV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 personajes que han hecho inocultable daño a la sociedad, sea en el orden político y de los derechos humanos como en el plano de lo económico. Siempre será deseable que la justicia la aplique el poder del Estado creado para ello y ninguna forma, por incruenta que pudiera creerse, de la justicia por propia mano debería tolerarse. En la Argentina el escrache casi goza ya de estatus institucional. Es un procedimiento que forma parte de la protesta y que por tal razón se ha atribuido los derechos que la ley otorga en relación con la facultad democrática de expresar en público el descontento por algún derecho conculcado. La información periodística trae con frecuencia estos actos hostiles contra alguna persona o institución. Puede comprobarse que tanto desarrollo ha alcanzado dicha especie contestataria, que hasta hay grupos cuya única preocupación parece ser la de perpetrarlas, sea como actores solitarios o como acompañantes de cuanta muestra de malestar social se enciende en el país. Ningún escrache debe mirarse con simpatía, por más que alguna vez impresionase como traducción de una pasión noble. Siempre es violencia, demostración de escepticismo con respecto a la justicia, revelación de desborde pasional que lesiona la necesaria armonía comunitaria. No puede haber repudio para algunos y permisión complaciente para otros. Los escarches retrotraen a edades del hombre ya superadas. No hay que pactar con la anarquía, sino desarrollar la aptitud democrática. Hay que huir de la frontera entre la República y el orden bárbaro en donde las sociedades se empeñan en seguir ancladas. EL ANCASTI ■ Catamarca 38-Editorial 18/05/07 EL 82 POR CIENTO Y SU ODISEA Simone Weill observa que lo que más cuesta dar a otro es dinero, al referirse a la práctica de la solidaridad con los necesitados. Pero tal vez podría relativizarse la opinión de la eminente intelectual francesa, pues tanto como el dinero -y en oportunidades más que el dinero- lo que verdaderamente duele enajenar es el tiempo personal. Y esto no sólo por la oportunidad que entraña para la generación de réditos económicos, sino también por su significado en relación con las dimensiones personales menos utilitarias. Podría afirmarse, asimismo, que lo que acaba de sostenerse no se limita al contexto de la caridad o como prefiera llamarse a la actitud de asistir al prójimo, porque en todos los órdenes sacrificar el tiempo XCVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 individual desviándolo de su deseable destino placentero implica una contrariedad de particular molestia. Esto lo saben más que nadie los jubilados de la provincia que se fatigan tanto como cuando estaban en actividad en procura de que el goce del 82% los incluya de una buena vez, o de que les sea liquidado como manda la ley. Son no menos de tres mil los comprovincianos que recorren el vía crucis de la burocracia, algunos desde febrero, y el relato que hacen de su odisea asombraría al propio Kafka, a quien suele atribuirse la condición de máximo expositor de la imposibilidad de la comunicación entre el individuo y el sistema. En realidad, el reconocimiento del 82% móvil sonó como una trompeta del paraíso, como una condescendencia de la Providencia -a la que no pocos le han asignado nombre y apellido por demás humanos-. Pero todo fue querer cobrarlo correctamente, para descubrir que no sería beneficio tan inmediato como el maná bíblico y que para conquistarlo realmente debía transitarse el laberinto y todas las otras vías dolorosas que ha imaginado el hombre a través de los tiempos. Se hace referencia aquí a los jubilados que han formalizado reclamos ante la Oficina Provincial de Asuntos Previsionales (OPAP), la unidad administrativa creada expresamente para facilitar el encuentro entre la golosina previsional y su beneficiario. Desde otro punto de vista, el lugar adonde tienen que concurrir tantas veces como las que necesita la gota del famoso refrán para perforar la roca. Una jubilada declaró a este diario que ya había ido a esta oficina diez veces, sin que esto -puede deducirse- pudiese indicar que las peregrinaciones hubiesen concluido. La descripción del recorrido impuesto por la Oficina impresiona como un texto extraído de un libro antiguo, anterior a la irrupción de la informática y de la noción de que el bibliorato está par servir al hombre y no a la inversa. La misma jubilada refirió que “para poder acceder al reclamo, el jubilado primero debe solicitar, por teléfono, un turno, con varios días de anticipación, y antes de asistir al correspondiente turno, debe confirmarlo, también por vía telefónica”. Huelga decir que los tales llamados telefónicos no tienen asegurado el éxito, pues la línea suele estar ocupada o directamente carecer de receptor del llamado. La continuidad del procedimiento no tiene menos refinamiento: “… ya en la oficina de atención al público, el jubilado debe entregar la documentación requerida para el reclamo… una vez realizado el reclamo, la Oficina envía la documentación a Liquidación. El trámite dura aproximadamente de 2 a 3 meses. Cumplido este tiempo, el jubilado debe realizar el primer paso (solicitar el turno y confirmarlo) para que su Atención al Público (donde efectuó el reclamo) le informen si aparece o no en la base de datos y le confirmen cuándo va a cobrar”. Es de suponer que si la base de datos decepciona al interesado quedan estos caminos: o se da por vencido con la idea de que el 82% no es para él, o se aviene a pisar otra vez las mismas brasas con la XCVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 esperanza de otro desenlace; o repite la travesía pero tocando otros puertos indicados por la Oficina. No es precisamente tiempo el recurso de que más disponen los jubilados. No es por nada que sus impaciencias sean más ardientes que las de sus pares en actividad. Arrebatarles el tiempo es, sin duda, un saqueo y la violación de un derecho humano del que no se habla mucho. EL ANCASTI ■ Catamarca 39- Editorial 28/05/07 MALOS INDICIOS Cuando la gran minería era en Catamarca fantasía de pocos, se sostenía que la provincia era una Cenicienta dormida en cama de oro. El sueño anticipaba lo que ocurriría decenios después: la menesterosa de lecho principesco tuvo, por fin, confirmación de la vedad de aquella intuición generalizada. Pero ya en el plano de lo concreto halló que era lecho esquivo, lujo obstaculizado por interferencias de diverso género que parecen poner en riesgo el epílogo feliz que se hubiese previsto, y que no es otro que la posesión real y el goce de esa fortuna portentosa por siglos y milenios escondida en las entrañas de la montaña catamarqueña. Pasado el tiempo anterior a la gran minería, la discusión es ahora qué destino tienen las utilidades que producen unos recursos naturales que, según expectativas inamovibles de los hijos de la provincia, deben generar el enorme salto que va de la pobreza y el atraso a la abundancia y el desarrollo. Lo sorprendente es que las utilidades están, pero que quienes tienen la responsabilidad de convertirlas en factores de transformación ascendente actúan con tanta torpeza que aquel porvenir dorado no difiere mucho de aquel lecho imposible de la Cenicienta ya inadmisible en estos tiempos. Como el lector sabe, aquí se ha dictado una ley de distribución secundaria de las regalías, que fija la proporción que corresponde al Tesoro Provincial y la que toca a los municipios, además del 5% que se asigna al Fondo de Fomento Minero. En cuanto al cupo de los municipios -el 35%- el 25% se gira a los departamentos en cuya jurisdicción hay yacimiento en explotación, el 25% a la suma de todos los departamentos, excepto los mineros; y el 10% a los departamentos de la región de los departamentos mineros. Lo ocurrido con la inversión municipal de las regalías mineras es historia de todos los días. Historia absurda, pues a pesar de las especificaciones de la ley en XCVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 materia de lo que se puede hacer con estos recursos, se han visto casos de flagrante transgresión, como los de Andalgalá y Belén, que advierten que la reconversión productiva que esos fondos deben producir para suplir los ingresos que cesarán cuando la explotación minera concluya difícilmente se logre, lo que cierne en la más oscura incertidumbre el futuro de las zonas de influencia de la explotación minera. Hay inquietud por perfeccionar la ley con especificaciones que no admitan más de una interpretación en cuanto a qué deba entenderse por reconversión productiva, esto es, a qué pueden asignarse los dineros de la minería y a qué no pueden destinarse dichos fondos. Hay proyectos en la Legislatura, pero no se entiende la tardanza en tratarlos y sancionarlos. Pero los fondos de la minería también encuentran riesgos en los dominios de la Administración Provincial, donde la omisión de procedimientos normados dificulta el control que debe hacer el Tribunal de Cuentas. Como señala un informe de EL ANCASTI de ayer, una auditoría sobre el Fondo de Fomento Minero reveló falencias en el sistema de administración de los recursos mineros, que obstaculizan el contralor, por lo que ese Tribunal instó a las autoridades mineras y financieras de la provincia a adoptar las “medidas correctivas” necesarias. La auditoría se hizo en septiembre del año pasado y las deficiencias fueron de tal naturaleza que el Tribunal de Cuentas les advirtió que iniciará sumario de responsabilidad administrativa en caso de que la situación se mantenga y se produzca “daño a la Hacienda Pública”. Los auditores reclaman que el Gobierno de la Provincia como cabeza que es de un Estado socio de quienes explotan los yacimientos, asuman verdaderamente la defensa de la provincia. De cuanto se ha mostrado, surge claramente que no está asegurado que la cama de oro de la expresión popular de antes de la gran minería vaya a servirle a la Cenicienta, ni que Catamarca reemplace su condición de fámula indigente por la de Princesa que le corresponde. EL ANCASTI ■ Catamarca 40- Editorial 30/05/07 MUCHO MENOS PACÍFICOS XCIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Dicen que en Santiago de Chile la contaminación producida por los gases que liberan los automotores y las fábricas es tan grande, que cuando se contempla la ciudad desde las zonas altas -la capital chilena está ubicada en un pozo- sorprende la masa densa que la envuelve como un humo suspendido sobre los edificios y los espacios libres. Algo semejante ocurre en la ciudad de México y seguramente en muchos otros centros urbanos de alta concentración humana, intensa actividad industrial y parecida localización geográfica. Pero hay otras contaminaciones no menos dañosas que no pueden percibirse desde ninguna elevación, sino prestando atención a la información periodística de todos los días y analizando lo que la experiencia personal registra en cada jornada. Una de estas poluciones -la de la violencia- es posible detectar en Catamarca, donde los hechos violentos ocupan un llamativo espacio en la información cotidiana. Enfrentamientos personales con desenlace trágico, agresiones vecinales en que los participantes son muchos, insolencia gremial, como la exhibida por los trabajadores de la Municipalidad de la Capital en la semana pasada, accidentes de tránsito teñidos de indicios que parecen definirlos como verdaderas búsquedas de eliminación del otro, enfrentamientos entre adolescentes y jóvenes en que se utilizan elementos destinados a producir heridas y hasta muerte, descontrol pendenciero en el fútbol y en las adyacencias de los estadios, aspereza e incluso agravio verbal y también alguna contundencia agresora en los lugares en que los jóvenes pasan sus noches de fin de semana, malestar escolar que se exterioriza a través de tensiones entre grupos y entre adultos y adolescentes: la larga enumeración es sólo una parte del inventario que podría elaborarse después de una prolija identificación de las manifestaciones violentas que son componentes de la vida social en la provincia. Habría que añadir, como capítulo de particular significado, la violencia familiar, que es témpano del que se ve sólo una porción ínfima y la otra, execrable, de los abusadores sexuales, que parecen haberse multiplicado en proporción que estremece. La vieja idea de que los catamarqueños son agua mansa resulta ya expresión voluntarista que no puede seguir repitiéndose. Está bien que aparezca en el repertorio de la canción folklórica, como una exhortación al retorno a valores que, si no están perdidos del todo, han sufrido un deterioro de inocultable calado. Sin duda, los catamarqueños han sido pacíficos, y en medida que más de uno podría estimar desmesurada. No faltan los que atribuyen más de un déficit de la provincia a aquella proverbial tolerancia que ha permitido la instalación de situaciones y prácticas que han terminado constituyéndose en obstáculos para el desarrollo que distribuye con ecuanimidad la riqueza común. C Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Pero la violencia que se está comparando con una manifestación contaminante no es la legítima y virtuosa fortaleza de los pueblos que saben lo que quieren y no pactan con las debilidades y corrupciones de sus clases dirigentes. Es, por el contrario, la que trae dolor, frustración, desprestigio, involución, atraso. La que la comunidad debe desterrar con la misma energía con que se rechaza lo que individualmente se sufre como un extremo perjuicio. La violencia que se está denunciando no ha de ser inexpugnable. Ha de haber modos para disminuirla, desalentarla y erradicarla. Si, como se piensa, la pobreza, la constatación de la creciente desigualdad social, la carencia educativa, la decadencia o la inexistencia de la estructura familiar, el consumo cada vez más extendido de alcohol, la drogadicción, si éstos son estímulos indiscutibles de la violencia, deberá estar claro para todos que habrá que trabajar en esas áreas que, por lo visto están reclamando que se las reconozca como movilizadoras de una causa que, sin duda, merece ubicarse entre las primeras que deben afrontar el Estado y la sociedad en su conjunto. EL ANCASTI ■ Catamarca 41-Editorial 01/06/07 CUANDO LA IMPREVISIÓN ESTALLA Ante la situación de tantas familias indigentes que casi no tienen otra protección contra el frío que la paciencia y la impaciencia, es natural concluir que la “adversidad helada” no debiera asociarse nunca con la pobreza porque potencia exponencialmente las necesidades que en la estación cálida pueden disimularse de alguna manera. El frío es, para los más pobres, inmanejable. El calor logrado artificialmente les es inalcanzable, salvo, claro está, el de las brasas que pueden obtenerse de cuanto tenga poder de combustión, sea leña o material de cualquier naturaleza que pueda suplantarla. Tampoco les es fácil impedir que el viento penetre en sus moradas, a menudo de precariedad suma, como aquellas improvisadas con techos precarios, con paredes que no son sino débiles láminas plásticas, y con puertas de cartón. Espanta imaginar una noche como estas últimas que nos ha deparado mayo en esas “viviendas” que recuerdan edades remotísimas de la especie humana. A las carencias por la estrechez económica se le añade el suplicio de la intemperie que cala los huesos como si quisiera exacerbar un destino que más se parece a una maldición que a una experiencia verdaderamente humana. Y en estas familias hay CI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 niños, y ancianos, y enfermos, todos inermes, todos a la espera de que el tiempo cambie y de que el sol asome. El sol, que han de mirar como la Providencia misma y como el protector más confiable. Anteayer, EL ANCASTI informó sobre el caso de una madre de cinco hijos que vive bajo una carpa de plástico, sin luz y sin baño. Duermen ella y sus hijos en colchones puestos sobre cartones, amontonados por la precariedad y para darse calor mutuamente. Estas dolorosas realidades no son raras. Con diferencias de matices, hay comprovincianos en cantidad que sería bueno conocer que padecen emergencias que, en realidad, son crónicas pero que cuando sobrevienen los días de frío invernal sienten que sus penurias llegan a extremos que por su dureza no pueden vivirse sino como condenas nuevas. Pero el frío no se ensaña únicamente con los pobres. En las escuelas de vidrios rotos y de puertas que no se cierran del todo y que carecen en absoluto de calefacción, la suerte de tantos niños en toda la provincia no es sustancialmente distinta de la de las familias de aguda pobreza. Tampoco lo es la de los trabajadores de algunas dependencias estatales y privadas donde la protección contra las bajas temperaturas es insuficiente o inexistente. El Gobierno de la Provincia, responsable de considerable parte de las situaciones, ha dispuesto que se suspendan las clases en todas las escuelas de la provincia durante los dos últimos días de la semana, es decir, hasta hoy. Como la obligada pausa educativa se resolvió en consideración del frío intenso de estos días, podría especularse con que la semana próxima tampoco será de desarrollo normal, si el rigor climático prosiguiera y si las deficiencias de los locales escolares no se superasen durante la interrupción. Por desgracia, para los pobres no es posible esperar treguas que les permitan soportar de otra forma la inclemencia del clima. Si no se resuelven soluciones inmediatas y concretas, ellos quedan en la misma indefensión y al alcance de todos los males que la crueldad invernal puede generar. En realidad, la cuestión es gobernar de tal modo que la población entera no deba sentir que el advenimiento del frío invernal configura algo así como un desastre natural que altera la vida social y pone en riesgo hasta la salud y la vida. No debería ser así. No son estas temperaturas inesperadas para esta época del año, como para argüir sorpresa que justifique la imprevisión. Que se haya adelantado en algunas semanas -no muchas- no autoriza a hablar de cosa repentina que burlara todas las defensas y precauciones. CII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Tan a tiro de adversidades sorpresivas y de las otras están tantos comprovincianos, que habría que esperar que Dios evite aquí las penurias del frío, por resultar excesivamente crueles en una provincia de elevado porcentaje de seres humanos con necesidades básicas insatisfechas. Que si hay frío desmesurado, que no haya pobres. Y si hay pobres, que haya gobiernos que los disminuyan y los pongan a resguardo de los inevitables rigores de la Naturaleza. EL ANCASTI ■ Catamarca 42- Editorial 03/06/07 BRINDAR ALIMENTO ES PROPORCIONAR VIDA Si algo no debiera faltar a nadie es el alimento diario, alimento digno, suficiente, nutritivo. No es la única necesidad elemental pero es certeza generalizada que está en la base de todas y que su satisfacción disminuye el riesgo que entrañan las otras carencias. Un ser humano que se alimenta debidamente puede sentirse persona y en condiciones de procurar los otros bienes que supone la plena dignidad personal. Por esta razón resulta particularmente preocupante la situación de los sectores que necesitan recurrir a los comedores vecinales para obtener aquella asistencia primordial y que no siempre pueden lograr su objetivo porque tales centros alimentarios no cuentan a veces con los recursos que hacen posible el servicio o sólo pueden ofrecerlo de modo reducido, escasamente nutriente y de ninguna variación a través de los días. Estos comedores surgieron en los momentos más críticos de los duros años de la decadencia económica, en que fueron los grupos sociales más deprimidos los que soportaron el mayor peso. La crisis se atenuó, pero a pesar de ello, el número de los pobres e indigentes sigue siendo en Catamarca elevado, pues la desigualdad se ha acentuado, con lo que los males de los pobres son hoy más crueles. En un comienzo estos comedores se mantuvieron por el aporte y donaciones de voluntarios, pero después el entusiasmo participativo decayó y determinó que muchos de ellos pasaron a depender de la Municipalidad de la Capital, que financia 18 de estos centros a través de comisiones vecinales que se encargan del funcionamiento de los comedores. En estas células alimentarias de los barrios Villa Eumelia, San Antonio Sur, Santa Marta, Acuña Isí y los asentamientos de sus adyacencias se alimentan alrededor de 2.800 niños. 2.800 catamarqueños cuyo desarrollo personal deseable se juega en cada jornada según pueda alimentarse en los lugares habilitados con ese destino. CIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 De acuerdo con lo que manifiestan quienes atienden los comedores, el panorama no es alentador. Los recursos que se proveen no alcanzan para todo un mes y por ello hay días en que no hay comida. Se hacen maravillas para “estirar” las partidas: se opta por platos más baratos pero que carecen de las proteínas y nutrientes necesarios. Como todo es más caro ahora, ya no puede preverse el menú, que depende de lo que se tiene en el día. La precariedad de los recursos se manifiesta, además, en la primitiva forma en que se cocina en muchos de los comedores periféricos, en los que se recurre a la leña y se trabaja a la intemperie. Los días de lluvia –refieren- encender el fuego es una aventura por demás difícil. No se dispone de un lugar adecuado para la preparación de la comida. Faltan mesones, hay ventanas sin vidrios, las puertas son precarias y se está expuesto al vandalismo y los robos. Algunos de los centros han suspendido el funcionamiento, como el denominado “Los Pitufos” del barrio Juan D. Perón, cuyos 500 niños están privados de alimento desde hace 10 días. Y todos en algún momento deben paralizarse, siempre por la misma razón: el agotamiento de los recursos. En “Los Pitufos”, como no hay cómo servir comida, salvo fideos y polenta y a veces ni eso, se apela al mate cocido como extrema solución. Parece que la superación de estos cortes del suministro podría alcanzarse mediante una modificación del mecanismo de la entrega de las partidas, pues los días más críticos son los que median entre una entrega y la siguiente. Y la calidad del servicio podría obtenerse a través del incremento de las remesas, pues menos de 50 centavos para cada ración de almuerzo impresiona como un cálculo mezquino que no puede garantizar ni la duración ni la calidad de la asistencia alimentaria. La alimentación de los indigentes, tanto niños como adultos, es problema al que debiera verse como prioridad entre las prioridades del área social de los gobiernos. Dar comida es proporcionar vida. Y esta vida tendrá que ser plena y productiva. EL ANCASTI ■ Catamarca 43-Editorial 08/06/07 CUANDO ENTROMETERSE ES UN DEBER CIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Hay una endurecida tradición que mueve a no inmiscuirse en los problemas del prójimo, supuestamente porque se traslada al plano de la propiedad lo que en rigor es asunto de naturaleza ética. Y como nadie debe entrar en terreno ajeno, sin autorización expresa del propietario, así también se cree que debe evitarse toda participación en cuestiones privadas de los demás, a menos que se requiera esa intervención o que omitirla pudiese resultar a todas luces comprometedor para el testigo pasivo. De esta manera, son incontables los dramas de diversa magnitud que transcurren, no en la soledad ni privacidad absolutas, sino ante el conocimiento de otros que guardan silencio y se abstienen de intervenir, quizá por suponer que ésa es la actitud prudente, la única que cupiese en dichas situaciones. Desde luego, a nadie se le ocurriría sugerir que entrometerse por sistema en cuanta contingencia afecte a otros sea virtud social que se tuviese que recomendar. El sentido común alcanza para advertir cuándo una situación no deseable requiere, para atenuarse o eliminarse, la acción de terceros, y esto de modo imprescindible. En estos días, al allanar los sumariantes de la Unidad Judicial Nº 7 una vivienda de un sector periférico de la ciudad, se hallaron con un cuadro por demás impresionante: en el lugar vive una joven madre de 32 años con sus hijos, uno de 5 y el otro de 10 años. El mayor es discapacitado mental, y estaba en una pieza, desnudo, sobre un piso donde una suciedad de los más revulsivos orígenes denunciaba el aislamiento más cruel, que ya hacía presumir la puerta atada, por afuera, con una cadena. Un plato de comida estaba en el piso, que, por lo visto, es la única “mesa” a disposición del infortunado niño. La accidental -buscaban otra cosa- presencia de los sumariantes permitió que el caso perdiera su reserva y que los niños fueran rescatados de su marginación y derivados, el mayor -junto con su madre- al Hospital de Niños, y el más chico a la Casa Cuna. La reserva a que se ha hecho referencia no era tanta. Vecinos del barrio Altos de Choya, donde está ubicada la vivienda, conocían el modo irregular en que vivían los moradores de la casa allanada. Declararon que los niños vivían “prácticamente abandonados, en la calle, juntando basura”. Comentaron que la madre suele dejarlos solos por varias horas y “encerrados en la casa”. Y que esto ocurría también “los sábados a la noche, cuando ella se va a bailar”. Una vecina fue más patética, al señalar que “a veces los escuchamos a los chicos llorar durante toda la noche, pero no podemos sacarlos porque la casa está cerrada”. Otra vecina apuntó que “estos días que hizo frío, él -por el chico discapacitado- salía a la calle desnudo completamente; nosotros le decíamos a la madre que lo vistiera, pero ella nos dice que él se saca la ropa”. CV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Las dificultades de esta familia tampoco eran desconocidas para el Hospital, cuyos médicos atendieron al niño discapacitado por quemaduras sufridas en ocasión de un incendio que al parecer los chicos habían generado en su casa al manipular una vela encendida mientras estaban solos. Se deduce que hubo quienes conocían el drama de abandono, irresponsabilidad materna, discapacidad de uno de los niños y carencias de lo elemental de una familia tan “ruidosamente” en crisis no sólo económica. Pero que se abstuvieron de plantear el caso ante los organismos que tienen a su alcance los medios para brindar las soluciones debidas. Ni los vecinos, ni los ocasionales testigos que asistieron a los menores en el aludido incendio. Las víctimas más impotentes, los niños, han acumulado frustraciones de años, frustraciones que tienen gravitación escasamente reversible en el futuro, desgracias que pudieron haber sido sensiblemente menores. También esta ausencia de participación -la información no hace referencia a ninguna- dañó a la madre, también probablemente disminuida por alguna insuficiencia en su estructura personal. Hay que erradicar aquella cultura de la abstención, y crecer en la conducta activa que permite evitar estallidos cuando todavía ello es posible y transformar la realidad que podría ser menos dura con la intervención oportuna de todos. EL ANCASTI ■ Catamarca 44- Editorial 09/06/07 REMUNERACIONES DE PRIVILEGIO No es un misterio para nadie medianamente informado y sensible, que lo peor de la crisis económica de los dos últimos decenios es la desigual distribución de la riqueza nacional, y que esa inequidad ha seguido creciendo pese a haber comenzado un período de crecimiento. Dicho más claramente, los grupos minoritarios han visto crecer sus ingresos con el mismo o mayor impulso que el de antes de la crisis, en tanto que las mayorías –o un elevado porcentaje de ellas- han experimentado en este campo una parálisis y hasta un agravamiento de su situación. La brecha se ha ahondado y no se ven esfuerzos significativos al menos para que no tenga la desmesura que tiene ahora. Está claro, entonces, que toda la inversión del Estado debiera perseguir, junto con los objetivos de cada emprendimiento, el achicamiento de aquella distancia que incrementa hasta la exasperación el malestar y la protesta. Asimismo, que la política salarial debiera CVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 estar animada por una filosofía que tienda a construir la armonía social, mediante el acortamiento de la fisura entre los que ganan más y los que menos perciben, lo que no implica que se esté recomendando una evaluación hacia abajo de toda la pirámide. En este marco, el incremento de las dietas de los legisladores y de las remuneraciones de los funcionarios de la provincia –incluido el Gobernador-, más allá de su legitimidad legal, no favorece en absoluto aquella equidad y más bien la aleja en una medida que para las capas asalariadas más deprimidas puede resultar una bofetada. Como se sabe, los legisladores vieron leudarse sus dietas como por efecto de un horno mágico. De 5.000 pesos pasaron a 7.000. Y los funcionarios, de 7.000 a 9.000. Como si el adeudado “salariazo” menemista se hubiese materializado recién ahora, el reducido sector de los conductores del Estado, recibió la ganga con tranquilidad absoluta y con olvido total de que son representantes de un pueblo que está a la cabeza de la tabla nacional del desempleo y que tiene tantos pobres e indigentes, que deberían constituir suficiente desastre como para evitar provocaciones de quienes menos tendrían que esperarlas.} Desde luego, a ninguno de los beneficiados la deshonrosa actitud de aceptar sin reparos un privilegio de tal volumen ha de haber dejado sin remordimiento. El casi unánime silencio ante la curiosidad periodística lo revela diáfanamente, como así también la impostada prosa del comunicado legislativo que, obviando el fondo de la cuestión, justifica a los legisladores con el argumento de que no fueron las cámaras las que dispusieron el incremento y que la modificación salarial no fue más que una mecánica consecuencia del decreto del Poder Ejecutivo que impuso las nuevas grillas de los ingresos para los agentes de los tres poderes del Estado. La indignación de la gente es inmensa. No hay duda de que se ha dado pie para que se ericen las objeciones contra los representantes legislativos, a quienes se acusa de no efectuar una contraprestación que justifique el monto de sus dietas. Les enrostran que no “trabajan” más que unos cuantos días al año, pues los recesos y las campañas preelectorales absorben el resto del calendario. Y añaden que considerable parte del “servicio” legislativo se reduce a sancionar exclusivamente los proyectos del Poder Ejecutivo. El descrédito de los integrantes del primero de los poderes republicanos es tan profundo, que no faltan quienes lo consideran un apéndice institucional oneroso y estéril. Seguramente, en todo ello hay exageración y generalización irresponsable, aunque no del todo incomprensible. Se hubiera esperado que quienes elaboran las leyes que deben generar el bien común de los catamarqueños reparasen en el efecto perturbador de una medida salarial CVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 que contempla un mismo porcentaje para todos los estamentos, como si en la provincia existiese, en los dominios de las remuneraciones, la simetría que no debería faltar en una sociedad republicana. Hubiese alentado saber que alguna voz, de un legislador o algún funcionario, reclamase le sensatez que contribuya a fortalecer la confianza ciudadana en relación con el propósito gubernamental de hacer realidad la justicia distributiva. EL ANCASTI ■ Catamarca 45-Editorial12/06/07 ESCUELA DE SOLIDARIDAD El domingo último fue el día de la colecta nacional de Cáritas, la institución por medio de la cual la Iglesia Católica despliega su acción a favor de los necesitados de todo el país. Si bien el efecto más perceptible de su funcionamiento es la fecunda acción social, de la que pueden dar testimonio incontables familias, no lo es menos la oportunidad que brinda a todos para ejercitarse en la saludable experiencia de la solidaridad con la confianza absoluta de que sus aportes no sufrirán desvíos que desnaturalicen el fin de la generosidad colectiva. Cada año se informa sobre el monto alcanzado por las contribuciones de católicos y no católicos y sorprende el alto grado de sensibilidad, una riqueza que en gran parte se malograría si no existiese Cáritas como entidad canalizadora y conectora entre quienes responden positivamente a la convocatoria y los sectores que padecen por las necesidades básicas insatisfechas. Podría asegurarse que, por tal motivo, la institución que corporiza el compromiso de la Iglesia con los pobres puede mirarse como una auténtica escuela de solidaridad, como lugar al que se puede concurrir todos los días, sea para efectuar alguna donación, como para requerir algún servicio. En Catamarca, Cáritas también despliega su invalorable rol y ha ido modificando sus alcances y la organización de su trabajo con el propósito de resultar más eficaz, no sólo en sentido cuantitativo, sino, además, cualitativo pues procura responder al mayor número de las necesidades individuales y de los grupos. De este modo, la conducción diocesana ha dejado en manos de las parroquias la atención de los comedores y merenderos, para concentrarse en la ayuda inmediata. “Nos ocupamos de la compra de medicamentos, atención de casos especiales en las familias, compras de pasajes para algunas personas que por CVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 cuestiones de salud deben viajar a centros asistenciales más complejos”, destacaron las nuevas autoridades de Cáritas local. Pero no únicamente se consideran las urgencias materiales de los beneficiarios de la institución. También refirieron que “nuestros proyectos de promoción humana son bastantes, ya que tenemos espacios educativos donde se fomentan actividades de tipo literario, los niños tienen juegos didácticos, elementos artísticos, pintan y además hay centros de apoyo escolar donde se les brinda un refuerzo alimentario”. Asimismo, se llevan adelante programas de becas, de promoción y ciudadanía y capacitaciones para los chicos y sus madres. Por otra parte -destacaron- hay Cáritas parroquiales que sostienen un hogar de madres solteras en que las chicas estudian y se capacitan. La colecta nacional se lleva a cabo en una sola jornada, lo que no quiere decir que la concurrencia solidaria no pueda efectuarse en el resto del año. Al respecto, tal vez convendría que la institución fuese mejor conocida por la gente. En unos tiempos en que la presencia por los medios de comunicación parece constituir una experiencia insoslayable, no puede dejar de pensarse que Cáritas podría beneficiarse con una mayor difusión de sus fundamentos, objetivos y estrategias. Beneficiarse no sólo por la magnitud de sus colectas, sino también por su rol de promotora de la vocación de servicio al prójimo, una finalidad de la más pura fidelidad cristiana y, por tanto, de indiscutible valor humano. A Cáritas se puede acudir siempre. Con dinero, con objetos de uso familiar, con todas las formas de acudir en auxilio de los que sobrellevan la peor parte de la inequidad social. Y también con servicio personal que permite compartir con otros los dones educativos y culturales que a menudo configuran las urgencias imperiosas no siempre reconocidas. EL ANCASTI ■ Catamarca 46- Editorial 02/07/07 OTRA VEZ LA SALUD Y LA EDUCACIÓN A Sarmiento no le ha ido nada bien con su famosa frase sobre la necesidad de que se hagan las cosas aunque de manera imperfecta, con lo que exhortaba a no demorar la acción, como ocurre tantas veces, con el argumento de que antes deben madurarse y perfeccionarse en la mayor medida posible. "Hacer las cosas mal, pero hacerlas" dice textualmente aquella expresión que, entre los enemigos del ilustre sanjuanino le valió el mote de padre del CIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 “masomenismo argentino”, una calificación en verdad agraviante, pues se sabe cuánto daño ha hecho al país esa como falta de apetito de perfección que se traduce en cumplir las responsabilidades siempre a medias y hasta a cuartas. Y aunque está a la vista que el autor del “Facundo” no quiso en absoluto exaltar la chapucería, como dirían los catamarqueños, sino advertir sobre la urgencia de producir y no limitarse a proyectar indefinidamente sin consecuencia alguna, no puede negarse que la improvisación, las urgencias de lo secundario y la sobrevaloración de lo inmediato, han sembrado el territorio patrio de obras públicas de utilidad fugaz y casi nunca plena de iniciativas plausibles pero deficientes por haberse concebido y plasmado sin elementales prudencias, de campañas de todo tipo de iniciación ruidosa y de pronto abandono por no poder sustentarse, etc. Por no adoptarse previsiones básicas, costosas realizaciones terminan abandonándose y ello provoca por ejemplo que acuerdos indispensables y alcanzados tras dura búsqueda pierdan vigencia y permitan el retorno al pasado desencuentro y daño social. Suele ocurrir cuando en la mesa de negociación se hacen promesas que luego no se cumplen sino parcialmente y cuando la otra parte manifiesta propósitos constructivos que luego desaparecen dejando la impresión de que nunca existieron. Algo de esto está ocurriendo en Catamarca en el ámbito de las relaciones de los gremios con el Gobierno. Específicamente en las áreas de la educación y la salud, donde este año se registraron los niveles de tensión más altos -en jurisdicción municipal también hubo agitación, pero hasta ahora los frutos de las coincidencias alcanzadas se mantienen firmes-. El prolongado conflicto docente quedó superado después de larga lucha que paralizó la actividad de las escuelas y el armisticio entre el Gobierno y los trabajadores de la Salud posibilitó la normalización de un servicio tan esencial sobre todo para los sectores sociales menos consistentes. Pero no ha pasado demasiado tiempo de tales hechos restauradores de la armonía en esos dos sectores y han recomenzado las estridencias sindicales que vuelven a amenazar con huelgas y otras formas de protesta presuntamente porque las seguridades emitidas por el Gobierno no han tenido plena confirmación en los hechos y porque el espíritu de colaboración expuesto por los trabajadores no fue tan sólido como para evitar que se resquebrajara ante las primeras adversidades. Al parecer, las escuelas volverán a interrumpir su servicio y los centros de Salud los suyos. En ambos casos, claro está, con grave daño para el bien común. El observador neutral no podría concluir que los acuerdos que con tanto alivio se habían visto sellar no hubiesen podido resultar tan frágiles si se hubiesen hecho con firmeza, esto es, sin excluir ninguno de los elementos de toda verdadera CX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 confluencia humana, es decir con palabra de verdad y con espíritu igualmente auténtico. Por lo visto se han privilegiado el objetivo secundario de salvar una situación de alguna manera amenazadora y en ese apuro han quedado hilos sueltos que ahora ya no pueden seguir sosteniendo aquellos acuerdos que, en consecuencia, deberán intentarse de nuevo. Parece improbable que Sarmiento hubiese aprobado este concreto "hacer mal las cosas" de que se ha hablado al comienzo. EL ANCASTI ■ Catamarca 47- Editorial 05/07/07 MOMENTO DE COMPROMETERSE Se cumplen hoy 324 años desde el momento en que don Fernando de Mendoza y Mate de Luna fundó la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, capital provincial envuelta por un cerco de montañas, que desarrolló a través de los siglos una identidad propia, singular, única. Construida por generaciones y generaciones de hombres y mujeres que por elección propia o voluntad divina compartieron este rincón del mundo en el transcurso de sus vidas, la ciudad más grande de la provincia encierra encantos y misterios, problemas y alegrías, dolores e ilusiones que conviven con el singular sello impuesto por la caprichosa geografía norteña. San Fernando se distingue desde su origen, ya que los conquistadores españoles no tomaron esta ciudad como punto de partida, sino que la idearon cuando ya la población se había afincado en otro extremo del valle, a la sombra de los rudimentarios trabajos agrícolas de la época. Con una conflictiva convivencia entre europeos, indios y mestizos, se diseñó una población de un modo tan particular que difícilmente encuentre antecedentes similares en el resto del territorio aborigen del que se adueñaron los españoles. Catamarca era muy pequeña, y siguió siéndolo por un largo tiempo. Se calcula que cuando cumplió dos siglos apenas tenía 8.000 habitantes. Sin embargo, ya contaba con un histórico centro educativo, el Colegio de San Francisco, fundado en 1754. Toda una señal de presencia religiosa y de inquietud intelectual. Todo fue difícil para los habitantes de estas tierras. Sin mares que les abrieran paso al resto del mundo, sin llanuras que simplificaran caminos y viajes, sin márgenes para el desarrollo industrial, todo lo que ofrecía la tierra era un ambiente CXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 virgen hasta la hostilidad, con rocas y montes, tierras secas y laberínticos cerros que apagaban con el mismo rigor el entusiasmo por las visitas y las excursiones. La capital catamarqueña creció muy lentamente, y hasta en las épocas de las grandes corrientes inmigratorias se postuló como un destino menos atractivo que la pampa húmeda o las regiones portuarias y litoraleñas. El catamarqueño se encerró entonces en sus propias tradiciones, en su propio mundo, y comprendió que debían pasar muchos años hasta que la realidad del resto del país fuera su propia realidad. Aquí siempre el camino aparecía más complejo, siempre había escollos por la pobreza, menos oportunidades y esperas más largas. Pero frente a tantos contratiempos, la ciudad creció, y su gente se hizo fuerte. Adoptando a la Virgen del Valle como protectora, con una devoción inigualable, el capitalino evolucionó con un sentimiento muy profundo por su tierra, identificándose con orgullo por pertenecer a este sitio donde aún hoy conviven rasgos coloniales y modernos. Lamentablemente, en los últimos años se advirtieron algunos fenómenos que amenazan con debilitar aquella identidad. El crecimiento desordenado e imprevisto de la ciudad, que explotó demográficamente sin que nadie lo advirtiera, trajo aquí algunas conductas desconocidas, vicios de grandes ciudades que el catamarqueño desconocía y comenzó a incorporar. Es una corriente peligrosa, que invita a dejar de lado la solidaridad y a preocuparse exclusivamente del cuidado de la propia suerte. Conduce, por cierto, al atropello mutuo, al desinterés y a la deshumanización. Puede observarse en las calles, en el tránsito agresivo, en la indiferencia del centro para con los pobres de algunos sectores periféricos, en desigualdades que se profundizan, y en la multiplicación de actos de vandalismo que suelen destruir aquello que se realizó para todos. Quizás pueda utilizarse este nuevo aniversario para revalorizar las raíces comunes, y asumir el compromiso de trabajar por una ciudad mejor. Donde el trato vuelva a ser cordial, donde el vecino quiera participar sin buscar un beneficio personal, sólo para que la ciudad en que vive sea más agradable. Después de todo, es el lugar donde transcurrió la infancia de nuestros padres, la nuestra, la de nuestros hijos y sus hijos. Y no hay mejor razón que ésa para quererla y cuidarla. CXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 48-Editorial 07/07/07 EL PARAÍSO EN UN SILLÓN En esta época signada por la dramática lucha en busca de la subsistencia digna, en una sociedad que impone su ritmo según la marcha del mercado y al mismo tiempo excluye del juego a la mayoría de sus integrantes; y en esta extraña Catamarca donde las arcas del Estado engordan simultáneamente con los índices de desocupación, sobreviven ajenos a cualquier contratiempo ejemplares de singular naturaleza: los funcionarios públicos. Con algunas honrosas excepciones, de hombres y mujeres que realmente sirven idónea y honestamente a la comunidad desde el ejercicio de la función pública -son minoría, pero existen-, la mayor parte de las oficinas y dependencias públicas están conducidas por personas que no tienen ni la más pálida idea del significado del cargo que ocupan. Lo curioso es que ni el más inepto se siente en falta, porque existe en esta provincia un axioma cultural que institucionalizó, adoptó y aceptó el reparto de los puestos más cómodos y mejor remunerados sin evaluación alguna. Sin distinción partidaria ni ideológica, desde algún ministerio hasta la última dirección, pasando por cuantas secretarías, subsecretarías y cuerpos oficiales existan, los cargos directivos se distribuyen entre parientes, amigos y favorecidos de quien tenga la potestad de designarlos. A mayor cercanía y afinidad con los hombres fuertes de la cúpula de Gobierno, mejores puestos se obtendrán, de modo que un hermano tiene más futuro que un sobrino, y éste podrá colmar sus expectativas con más facilidad que el amigo de la novia, pero asimilado el escalafón de prioridades, suele haber lugar para todos. La conveniencia, el amiguismo, la devolución de favores o un simple gesto de gratitud, son los justificativos para la mayor parte de los nombramientos, en estas familias tan naturalizadas con el poder que se agasajan con un cargo público como quien envía una tarjeta de salutación. Pero estos gestos, tan incorporados a la política lugareña, tienen efectos notorios y serios, que se revelan apenas el ciudadano común ingresa a un organismo para pedir asistencia, respaldo u orientación. La falta de preparación previa, la incompetencia asumida, el desconocimiento de la esencia misma del cargo, de su realidad, del marco legal, de los deberes y CXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 obligaciones propias de la función, desembarcan en oficinas inconducentes, donde reinan la burocracia, la inacción y la desinformación. Muy pocos funcionarios superarían un examen elemental sobre los alcances de su tarea, sobre los antecedentes del lugar que conducen y su proyección inmediata. Por eso, cuando se los consulta, casi nunca tienen una respuesta. No dominan estadísticas, no pueden profundizar cuestión alguna y mucho menos solucionar problemas. Para decirlo directamente: no pueden realizar su trabajo. Sin embargo, esta inutilidad manifiesta, que en cualquier otro ámbito generaría inevitables escollos, para ellos no representa amenaza alguna. Mientras cuenten con un buen padrinazgo, su futuro está libre de riesgos. En el peor de los casos, si deben abandonar un cargo, el castigo se limitará a cambiar de función. Tomarán otro organismo que también desconocen, pero ahora con el incuestionable aval de la experiencia anterior. De este modo, cualquier profesional bien relacionado aparecerá al cabo de algunos años con un currículum que lo muestre como ex directivo en las áreas más diversas, como si portara una habilitación ilimitada para desempeñarse en cualquier rol. Naturalmente, ninguno responde por los errores cometidos, sean estratégicos, administrativos o de coordinación. Lo mismo da actuar bien que actuar mal o no actuar: nadie asumirá responsabilidades posteriores. Con ingresos muy superiores al asalariado promedio, toda clase de comodidades y privilegios asegurados, nulas exigencias y una jugosa jubilación esperando al final del camino, la función pública vendría a resolver el dilema del poeta John Milton. El paraíso perdido está en un sillón, y para ocuparlo sólo hace falta ser nombrado funcionario público. EL ANCASTI ■ Catamarca 49- Editorial 14/06/07 EL DÍA DE LOS ESCRITORES La de ayer -Día del Escritor- fue jornada insuperable para preguntarse si serán los escritores los que finalmente arrancarán al país de la postración no exclusivamente económica de la que todavía no puede emerger completamente. Menguada la fe -más que menguada, en realidad- en los políticos, en los militares, en los sindicalistas, en las iglesias y quizá también en los medios periodísticos, por CXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 más que estos últimos son territorios vecinos de los dominios de los cultores de la lengua escrita y a menudo transitados por éstos, podría ocurrir que los sucesores de Leopoldo Lugones -de cuyo nacimiento se cumplió en la víspera un nuevo aniversario y en cuyo homenaje se declaró el 13 de junio Día del Escritor- fuesen los llamados para ordenar el caos, corregir las asimetrías, darle realidad al régimen republicano, construir el reino de la Justicia y afirmar la autonomía y la integración del país en el mundo. Tal confianza no resultaría fácil, porque es casi verdad revelada que el dominio del mundo objetivo con sus infinitas urgencias y sus inevitables transacciones no es especialidad de quienes parecen más proclives al diseño de utopías -piénsese en Platón, en Tomás Moro, en Aldous Huxley-, al descubrimiento del pasado, a la crítica del presente o a la aguda interpretación del destino nacional, sin que nada de ello implique una propuesta concreta para resolver las coyunturas siempre impacientes del país. Cuando José Hernández escribió el “Martín Fierro” dejó, para los argentinos, una penetrante crítica de la situación social de su tiempo, pero, asimismo, un proyecto de país, extremadamente sintético, al sostener que “debe el gaucho tener casa/escuela, iglesia y derechos”. Una propuesta que suena hoy nada diferente de una utopía. Y visto desde la tradición y de los hábitos de los argentinos, la urgencia sarmientina de construir el desarrollo a través de la educación y del aprovechamiento de los recursos naturales de la Argentina constituyó también una utopía. Lugones cantó a la Argentina de los ganados y las mieses. Describió sus pájaros. Narró el heroísmo de la guerra gaucha. Se interesó por la cultura grecolatina. Incursionó en el vasto mundo del pasado precolombino. Cultivó la narración fantástica. Transitó, con suerte diversa, en lo ideológico. Pero no pudo tolerar la corrupción imperante, si fuese cierto que su suicidio se debió a la desazón proveniente de la revelación de los niveles corruptos que se habían alcanzado durante la larga gestión de su biografiado Julio Roca. La reflexión sobre el país ha tenido numerosos y lúcidos escritores. Desde Sarmiento, que simplificó el mal argentino al explicarlo por la controvertida antinomia civilización-barbarie, pasando por Alejandro E. Bunge, el autor de “Una nueva Argentina”, por Ezequiel Martínez Estrada y su “Radiografía de la Pampa”, por Víctor Masuh y su libro “La Argentina como sentimiento”, y muchos otros escritores-sociólogos que reflejaron diferentes facetas del modo de ser de los argentinos, como así también los escritores que en cada provincia afrontaron el estudio de los problemas locales. CXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Habría que incluir en la lista de los escritores inquietos por la patria a tantos que en los últimos años han dedicado libros al esclarecimiento de las peripecias más oscuras del país, entre ellos, muchos periodistas cuya profesión les abrió las puertas ocultas que conducen a los nudos más paralizantes de la frustración colectiva. Si los escritores habrán de ser los salvadores de la Argentina desorientada de estos días, sería arriesgado afirmarlo. Pero no hay duda de que sus aportes no podrán ser desatendidos en cualquier proyecto serio de reedificación nacional. Por vocación y por oficio, los escritores iluminan, conmueven y encienden las voluntades. Ésta es su misión. Por esto merecen el reconocimiento de sus compatriotas. EL ANCASTI ■ Catamarca 50- Editorial 16/06/07 CONFIRMACIÓN DE LA VIGENCIA REPUBLICANA Entre los “conejos” que sacan los políticos de la galera en las campañas preelectorales, uno es el del respeto irrestricto de la carrera administrativa, queriendo convencer, con ello, de que, llegados al poder, terminarán las frustraciones de tantos agentes de la burocracia que, no obstante haber sido los verdaderos animadores de la administración del Estado bajo todas las conducciones que les deparó su existencia, se mantienen anclados en sus cargos porque siempre hay recién llegados o ya radicados con vía más directa a la mano que debe promover sus ascensos. Por estos días, un reiterado llamado telefónico de los lectores de EL ANCASTI denunciaba que en el Senado se había incrementado la categoría de cierta empleada sin antecedentes o con notoria inferioridad en materia de experiencia en perjuicio de varios agentes de ese sector que una vez más sufren el agravio de la postergación. Si tal injusticia existió o si fue sólo secreción resentida, no puede esta columna certificarlo, pero el caso es tan frecuente, que casi forma parte del ABC que domina hasta el ciudadano más ingenuo. Según este contra-catecismo republicano, el acceso a los cargos, a los pases de la categoría de contratados a la de agentes de planta permanente y a los ascensos depende, más que de la idoneidad y de cualquier otro derecho adquirido, de intangibles fuerzas ante las cuales la normativa y el buen sentido se doblegan con debilidad de plastilina. CXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 El del respeto a la carrera administrativa es latiguillo proselitista casi tan antiguo como el propio régimen republicano. En verdad, no se trata sino de la proyección de ese régimen en el área de la administración del Estado, y por tanto, tan exigente e insoslayable como cualquier otro imperativo constitucional. Desde ya, tan linajuda condición no evitó que en los hechos haya sido sólo instrumento de propaganda, herramienta de clientelismo electoral y ocasión para los dislates nepóticos y otros de peor naturaleza. No es el único de esos latiguillos. Se ha crecido oyendo las seguridades en relación con la eliminación de la desigualdad social, con la garantía de una vivienda para cada familia argentina, con la erradicación de las escuelas rancho -en este campo se han registrado progresos-, con el sueño del pleno empleo -el lector podría alargar la lista, seguramente-. Y también se ha prometido la fidelidad a la independencia de los poderes del Estado, y no hace falta explicitar cuál ha sido la realidad en todos esos terrenos. El respeto a la carrera administrativa por parte de los gobernantes no debe mirarse como un asunto de mera higiene administrativa, como un detalle nada más que ornamental en el “equipamiento” de las oficinas públicas. Es, por el contrario, confirmación de la vigencia democrática, garantía de eficacia administrativa y por ende de desarrollo y bienestar de la sociedad y, asimismo, coraza contra la corrupción pública, que no sería posible con estructuras burocráticas de idoneidad intelectual y ética suficientemente probada. Tan significativa es la planta de agentes administrativos -sobre todo si está potenciada por el respeto a sus derechos y por la justicia en la determinación de los rangos-, que con alguna exageración podría concluirse que la suerte de una provincia se funda más en su eficiencia que en la de los legítimos conductores del Estado. Pese a ello, aquel respeto todavía es apenas ilusión de quienes no querrían abandonar este mundo sin haber visto alguna vez funcionando la provincia como una auténtica estructura republicana. Se hubiese esperado que después de los crueles años de la última dictadura militar, la Argentina posterior y la Catamarca nueva se hubiesen desprendido de las fealdades anteriores. La experiencia, sin embargo, pareció demostrar que el doloroso receso democrático no fue tiempo de purificación sino más bien de endurecimiento de las viejas lacras y de acumulación de otras nuevas, a la espera de poder manifestarse con la grosería que se ha visto y se ve todos los días. CXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La pureza institucional -de esto se trata- debería empezar por alguna parte. Una de estas partes podría ser la vinculada con la carrera administrativa concebida como verdadera palanca para la construcción del bien común. EL ANCASTI ■ Catamarca 51- Editorial26/06/07 NINGUNA PESADILLA : PURA REALIDAD Hace no tantos años, escribir en Catamarca sobre la drogadicción y el narcotráfico hubiera significado hacer referencia a un asunto tan lejano, que se hubiese creído exclusivo de las películas y novelas. Y las descripciones de los estados de enajenación provocados por los estupefacientes hubiesen impresionado como recursos para mostrar la antesala del infierno o el infierno mismo.Con el andar del tiempo, tales pústulas perdieron lejanía y se llegaba a admitir que Catamarca era lugar de paso pero no de consumo. Como era de suponer, esa mercadería diabólica alguna vez debía “derramarse”, pero se opinaba que nunca habría de extenderse, pues por su costo a lo sumo podría hacer pie entre los grupos sociales de mayores recursos económicos. En estos días la drogadicción es parte de la realidad de los catamarqueños y su presencia más dolorosa no debe buscarse en alguna minoría de alto poder adquisitivo, pues se ha difundido entre los menos favorecidos por la fortuna, hasta el punto de que ha comenzado a verse una suerte de sinonimia entre la marginalidad y la droga. Una asociación que no sería tan deplorable si no fuera que el consumo de esas sustancias vuelve a la pobreza más penosa y sin salidas y, al delito, más violento y destructivo. La droga en Catamarca ya está entre los niños, como lo prueban quienes trabajan entre los grupos más necesitados de socorro estatal. Se han encontrado casos de chicos de entre 5 y 10 años ya dominados por la droga. Y se ha oído el clamor de madres que aseguran que “aquí los chicos se están muriendo” como consecuencia de esa diabólica adicción que no parece hallar obstáculos en su avance cada vez más insolente. Los maestros de escuela primaria observan consternados los efectos de la drogadicción en sus alumnos. Saben que algo deben hacer pero con frecuencia no tienen a su alcance otra cosa que la palabra, por lo general impotente ante el marco de carencias de todo tipo en que transcurre la vida de esos niños. Al retirarse de la CXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 escuela, se encuentran con su realidad, que a veces es una familia desintegrada, o el desamparo más atroz, o las amistades peligrosas, o los expendedores de una mercadería que se ha reducido en precio paralelamente con la disminución de su calidad y el incremento de su poder nocivo. Muchas veces se dan juntas todas estas desgracias, que no completan el catálogo de esos ambientes que dejan en niños y jóvenes huellas que los acompañarán mientras vivan. Por desgracia, cuanto se ha expuesto no es pesadilla sino drama de solidez de roca. El jefe de Drogas Peligrosas, de la Policía de la Provincia, acaba de comunicar que aquí se consumen drogas “en todos los niveles” y que el consumo aumentó un 200% desde 2004 con el agravante de que la tendencia es claramente alcista. De las posibilidades de este crecimiento no dejan dudas los varios operativos policiales que permitieron sacar del mercado significativas cantidades de cocaína y marihuana, tanto en la Capital como en el interior de la provincia. Al éxito de los operativos provinciales debe sumarse el de varios procedimientos de la Policía Federal que también posibilitaron secuestros y detenciones. Pero si es cierto lo que se oye decir entre los trabajadores sociales que tienen contacto con los grupos de riesgo, la acción policial debería ser más eficaz que lo que es actualmente. En verdad, lo que dicen es peor: la droga se vende con total descaro y la policía no ignora dónde funcionan esas bocas de expendio, a pesar de lo cual el inicuo negocio sigue adelante. Hoy es el Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, una fecha del calendario que ahora es día provocativo porque interpela acerca de qué es lo que hacen los catamarqueños para salvarse de un enemigo que ya lo tienen en su propia casa y dispuestos a amargarles el presente y a frustrarles el futuro. El tráfico ilícito, quién no lo sabe, es monstruo de incontables brazos que operan hasta en los lugares menos imaginables. Habrá que extirparlos cueste lo que costare, pues está en ello la salvación de los catamarqueños. EL ANCASTI ■ Catamarca 52- Editorial 06/07/07 PERVERSIDAD EXTREMA Día tras día, los medios informativos reflejan una realidad compleja, donde abundan episodios violentos, dramáticos y cuya gravedad supera límites cada vez CXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 más delicados. La expansión de la delincuencia, del consumo de drogas, de cuadros de miseria e injusticias de toda índole se instalaron en la agenda cotidiana de las noticias argentinas. El panorama alcanzó tal extremo que el ciudadano promedio terminó por habituarse a leer, escuchar y ver crónicas de episodios horribles, asimilándolos casi con naturalidad. Quebrar esa coraza resulta cada vez más difícil, porque los mecanismos de defensa y autoprotección que se desarrollan inconscientemente -para conocer esa realidad y continuar con la propia vida- son en esta época muy fuertes, y en consecuencia son muy pocos los hechos que todavía pueden generar auténtica conmoción. Sin embargo, ante esta sociedad que cree haberlo visto todo y siente que perdió su capacidad de asombro, estalló públicamente un caso cuya bajeza y repugnancia excede las fronteras de lo tolerable. Aunque el caso es todavía materia de investigación policial y judicial, los detalles ya comprobados conducen a una profunda indignación y desazón, porque revelan que la crisis moral y social llegó a niveles que no pudo sospechar ni el más pesimista de los observadores. Es imposible narrar lo ocurrido, porque la simple descripción de los actos consumados es espeluznante. Alcanzará con señalar que en un establecimiento educativo público, la Escuela Técnica Nº 1 del partido bonaerense de Escobar, se descubrió el funcionamiento de una verdadera mafia. Directivos y docentes de ese establecimiento organizaron una empresa ilegal, alimentada con fondos públicos destinados a la educación, y utilizaban todos los recursos escolares para su beneficio económico personal; malversando dinero del Estado y lucrando con terceros, en una insólita actividad cuya estructura no era otra que la misma escuela, y en horario de clases. Pero esta conducta delictiva, impulsada por la deshonestidad y la ambición, que en sí misma provoca el mayor rechazo, es apenas uno de los aberrantes sucesos denunciados. Los mismos corruptos que actuaban con total desprecio por las instituciones, los fondos públicos, la función docente y el futuro de sus alumnos; ejercian actividades de naturaleza perversa con los propios alumnos. Entre otros hechos, se confirmó que organizaban encuentros sexuales entre profesores y alumnas, con la participación simultánea de muchas personas, y que tales orgías eran fotografiadas y filmadas, para producir material con escenas de CXX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 sexo explícito que, según los indicios que se manejan, se comercializaba luego como pornografía en la red Internet. En estas reuniones participaban menores, alumnas adolescentes cuyas familias las habían confiado al Estado nada menos que para ofrecerles educación. A cambio de ello, quedaban indefensas en manos de depravados cobardes, que las sometían a prácticas propias de animales. El cuadro se completa con amenazas constantes, denuncias que se ocultaban, complicidades y asquerosos matices que no es necesario mencionar. Fue una denuncia anónima la que llevó a revelar estos acontecimientos, y aún no se determinó cuántos años hace que funcionaba este horrendo grupo. Tampoco se precisó cuántos alumnos resultaron damnificados, pero se presume que se trata de decenas. No es posible estimar el daño que sufrieron esas jovencitas abusadas en la escuela por sus propios profesores. No es posible añadir un agravante a un caso que se presenta espantoso del primer al último detalle, porque todos los factores aparecen subvertidos: los más inocentes, agredidos en un lugar de formación, por aquellos a quienes se encomendó educarlos. El estupor compartido, sin embargo, no debe permitir que se ubique este hecho como un escándalo aislado. Por el contrario, es una prueba dolorosa y lacerante del grado de enfermedad que tiene la sociedad, donde ya no existen valores primarios y esenciales, donde la persona humana sólo merece desprecio, y el rumbo se pierde inexorablemente. El reclamo de un castigo pleno para la basura que representan los responsables de este episodio es automático, pero también será necesario un serio replanteo de las propias conductas y de cuánto inciden en la construcción de una sociedad. Desviar la vista puede ser más cómodo, pero de ese modo se llegó a esta Argentina donde las niñas son ultrajadas por maestros en las escuelas. De no buscarse una verdadera recuperación moral, el futuro será terriblemente oscuro. EL ANCASTI ■ Catamarca 53- Editorial 11/07/07 OTRA REVELACIÓN DEPRIMENTE Es evidente que no todos los catamarqueños son habitantes de un mundo en vías de desarrollo. Hay un alto porcentaje anclado en las capas más crueles del CXXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 subdesarrollo, por lo cual no puede darse por sentado que la sociedad de estas tierras configure una unidad y que por ello las políticas puedan ser las mismas para todos. La realidad indica que aquí la discriminación -palabreja que figura entre las más detestables del idioma- es una necesidad, si se consagra a privilegiar la atención de esos sectores marginados que, contra las apariencias, no son de este siglo y a veces ni de esta Era, no obstante vivir entre otros grupos que pertenecen a estos tiempos y que pueden esperar futuros aún más florecientes. Los desocupados, los sin techo, aquellos para los cuales el alimento diario es una aventura dolorosa y quienes trabajan sin los resguardos de la seguridad social no están en el mismo momento histórico en que se hallan los demás, pues para ellos todavía no han llegado ni Yrigoyen, ni Perón, ni los beneficios reconocidos con posterioridad que han robustecido aquella eliminación de la esclavitud producida en el siglo XIX. En verdad, son esclavos rezagados a pesar de que sus cadenas no sean visibles y de que crean que participan de algunas migas de la libertad real. El Ministerio de Trabajo acaba de revelar otra verdad que viene a reforzar el deprimente cuadro de la situación que padecen muchos catamarqueños, al dar cuenta de que 3 de cada 10 comprovincianos que trabajan no están registrados y, por ende, no tienen perspectivas jubilatorias, ni derecho a la asistencia de una obra social, ni a aguinaldo, ni goce de vacaciones remuneradas, ni de ninguno de los otros beneficios de la legislación laboral. Catamarca integra el grupo de provincias que tienen el más alto índice de trabajadores en negro. Según el Ministerio de Trabajo, el 31,3% de los trabajadores de la provincia trabaja por una remuneración que fija arbitrariamente la patronal y sin ninguna cobertura social. El 31,3% sabe que no podrá jubilarse nunca, que ni él ni su familia están protegidos contra la enfermedad, que su estabilidad laboral no está garantizada y que cuando alguna desgracia disminuya su eficacia deberá resignarse a la marginación o a la pérdida de su salario en el mejor de los casos, si la patronal no resolviese prescindir de sus servicios. La gravedad de esta circunstancia impresiona como de más mortificante cuando se toma en consideración que peor que Catamarca sólo están Corrientes, Jujuy, Formosa y San Luis. Y también cuando se presta atención al dato que muestra que la media nacional es sensiblemente más baja, pues se ubica en 23,1%. No puede servir de consuelo el hecho de que el trabajo en negro sea una mancha nacional, pues cerca de un tercio de los 10 millones de asalariados revistan en las filas del trabajo que transcurre al margen de la ley y a espaldas de las más elementales exigencias de la conciencia contemporánea. El trabajo en negro no sólo CXXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 refleja ausencia de desarrollo económico. También expresa fragilidad ética, pues a menudo la causa no es otra que el aprovechamiento, por parte de los empresarios, de la debilidad y el desamparo de quienes no pueden rechazar una forma tan repudiable de explotación. Según el Gobierno, se está trabajando para terminar con el abuso, pero tendría que reparar en que el propio Estado tiene trabajadores en negro, como son, en realidad, los beneficiarios de sus planes laborales, quienes están privados de aquellos derechos complementarios del salario. Luchar contra este mal no es fácil, porque demanda la transformación profunda de la realidad económica y también de la conciencia de los generadores de empleo y, asimismo, de las actitudes de quienes demandan trabajo. Además, le cabe un significativo rol a los gobernantes, pues la falta de controles estimula los comportamientos que condenan a tantos argentinos -y a tantísimos catamarqueños- a trabajar como expulsados a unos tiempos en que el trabajo era verdaderamente una maldición. EL ANCASTI ■ Catamarca 54- Editorial 15/07/07 ¿Y EL PUEBLO QUÉ HACE? Es conocida la afición de los gobernantes por las inauguraciones. Especialmente en tiempos preelectorales, el entusiasmo fundacional es una constante de la que pocos pueden sustraerse, en el afán por proporcionar pruebas de supuesta ejecutividad. Se suceden así actos públicos nutritivos para el ego, útiles excusas para abrir alguna canilla, accionar interruptores o repartir viviendas como si fueran pochoclos, al mismo tiempo que se bate el parche autopublicitario. Se ha insistido tal vez demasiado acerca de la imprevisión que los autoproclamados estadistas pretenden ocultar con golpes de efecto, y sería acaso una desmesura detenerse a analizar la megalomanía de los inauguradores, si no fuera por la ausencia crónica de políticas encaminadas a resolver los problemas infraestructurales que, pese a que aquejan a la Provincia desde hace décadas, parecen redescubrir cada vez que crisis como la energética estallan, para reeditar sus promesas de inminentes inversiones y proyectos. Sin embargo, es improbable que asuman conductas diferentes mientras puedan continuar desplegando impunemente las defraudaciones acostumbradas. CXXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La sociedad catamarqueña tiene una tolerancia a esta situación que podría catalogarse ya como patológica. Se trata de un masoquismo poco común, que aplaude las fanfarrias propagandísticas y rechaza, quizá por pesimista, cualquier advertencia sobre los lamentables resultados de la improvisación. Es como si hubiera anulado su capacidad de indignarse, como si el hartazgo le fuera ajeno y disfrutara el consumo de falacias. EL ANCASTI ha sido consecuente en su línea editorial y ha señalado en forma permanente la miopía estratégica de esta gestión y de las anteriores. No por soberbia, o por ser un iluminado faro, sino por puro sentido común. Si algo hubo previsible en los últimos años, fue este desenlace de carencias, servicios subdesarrollados y horizontes restringidos. Tan obvio resultaba, que es imposible no subrayar las responsabilidades que al pueblo de Catamarca le caben por el presente que vive. Por manso o por zonzo, por conveniencia clientelar o indolencia, padece ahora por haber entregado el futuro a manipuladores de ilusiones que, postulados como Mandrake, no llegan a ser el Mago Fafá. Escenografía Se trata de hacerse cargo. Si es por el discurso del poder, Catamarca es objeto de una gigantesca confabulación de la que participan incluso organizaciones de envergadura internacional, que le impide desarrollarse como quisiera. Una provincia víctima de perpetuas contingencias que la exceden. Como hoy son las "malas privatizaciones", ayer fue el menemismo o el saadismo, y toda una gama de sinarquías empecinadas en perjudicar los intereses provincianos. A nivel local, nadie tiene la culpa de nada. La crisis energética es ilustrativa. Aunque redundante, no es ocioso recordar que Catamarca atraviesa hace por lo menos tres años una bonanza económica sin precedentes, producto del incremento de las recaudaciones nacionales y provinciales y del ingreso de recursos provenientes de la minería. Semejante coyuntura ha sido hasta ahora inútil. Como muestra basta un botón: el ministro de Obras Públicas, Juan Acuña, reveló que hace un año propuso declarar la emergencia energética, pero finalmente el Gobierno no lo hizo porque desde la Presidencia le ordenaron desistir de tamaño despropósito. De modo que la insuficiencia de energía actual era conocida en Casa de Gobierno al menos hace un año, a pesar de lo cual nada se hizo para morigerar sus efectos, seguramente por las obediencias debidas en el marco de la imprescindible alianza electoral con el kirchnerismo. CXXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Sirve la anécdota para graficar el espíritu escenográfico y marketinero que anima a la política. Al parecer, los administradores de la cosa pública se guían por el conocido principio comercial que indica que no se vende lo que no se muestra, guía rectora para la decoración de vidrieras. No era preciso demostrar preocupación por las consecuencias de la falta de energía mientras éstas no se hicieran evidentes y todo el mundo las sufriera en carne propia. Más redituable era inaugurar tangibles y visibles productos como casas, otorgar concretos subsidios y repartir bolsones y materiales de construcción, que es algo que los primitivos pueden percibir y agradecer, aunque después los pozos se desborden por falta de cloacas, sea imposible proveer de agua potable con niveles de presión razonables a las extensiones urbanas diseñadas sin tener en cuenta las demandas de quienes van a ir a habitarlas y la luz sea más tenue que en un burdel de la zona roja. Toda la escenografía se monta con objetivos fenicios de mercachifle. A veces, la realidad se burla. Como cuando quisieron conectar al sistema eléctrico el nuevo predio para la Fiesta del Poncho, para el que sí se trabajó contra reloj para cumplir con el sueño dorado de inaugurarlo este año, y fue imposible sin hacer que colapsara la red capitalina. Lo que no se ve. Así, a cada paso se confirma el apotegma de los antiguos romanos, que tenían al pueblo a raya con puro pan y circo. Las inauguraciones que hacen falta no tienen el brillo espectacular ni la emotividad de las entregas de barrios. No se ven, y por lo tanto no venden. Las cloacas están bajo tierra, al igual que los caños del agua. Y nadie la va a poner Gobernador Fulano a las líneas de alta tensión o a las estaciones transformadoras. Aparte, es imposible entregar las llaves de una cloaca, un elemento tan maloliente más allá de su utilidad social. Tanta es el ansia de deslumbrar, que los intendentes se desviven por iluminar sus comunas "a giorno" y después no pagan la luz, con la certeza de que el Gobierno provincial lo hará llegado el momento, en un nuevo acto público que servirá, cómo no, para hacer gala de actitudes solidarias. Es claro: los focos pueden verse, y de la morosidad en el pago de las facturas se enteran unos pocos. El orden de prioridades detallado no es inocuo. La crítica no se realiza porque al aire es gratis, sino porque la persistencia en las conductas oportunistas es un cepo para el desarrollo provincial. Lo que ocurre con la energía debería servir de lección última. La energía es un factor elemental al analizar la conveniencia de invertir. Si es deficiente, los CXXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 capitales buscarán mejores rumbos. Y sin inversiones, no hay trabajo ni se genera riqueza. Los catamarqueños tendrían que preguntarse qué han hecho durante todos estos años para mudar su destino de pobreza y marginación. Y responderse: nada, salvo tolerar y avalar las picardías de su clase política. EL ANCASTI ■ Catamarca 55- Editorial 29/07/07 PROPUESTA LEGISLATIVA OPORTUNA El catamarqueño del llano, que imagina que lo que el Presidente y sus funcionarios hacen a favor de los gobernados alcanza a todos ellos, han de creer que los publicitados acuerdos de precios logrados por iniciativa nacional estaban dirigidos también a los argentinos de todo el país y no sólo a los de las adyacencias de la Casa Rosada. Ha de haber esperado, por ello, que la estampida que ahora lo sorprende, no se hubiese registrado o tuviese niveles menos incisivos que los que aquí ha alcanzado. Lo cierto es que el razonamiento es impecable, pero a veces hay imposiciones de la realidad que impiden que los efectos de aquellas medidas lleguen a todos. En el caso de los acuerdos de precios, ocurrió que se pactaron con las grandes cadenas comerciales, que no tienen representación en Catamarca y por lo tanto queda la provincia al margen de lo convenido en dichos acuerdos. De este modo, los índices inflacionarios registrados en la provincia son más elevados que los de otros centros y la situación pone a Catamarca en clara desventaja en un asunto de tanta gravitación para la población. Por lo dicho, no podría ser más oportuno un proyecto ya aprobado por el Senado de la Provincia, por el que se solicita que el Poder Ejecutivo logre aquí acuerdos sobre precios que protejan a los consumidores catamarqueños. La iniciativa, presentada por el senador Jorge Agüero, procura que la negociación se haga con supermercados, autoservicios, polirrubros y almacenes, incluidos los productos perecederos, cárnicos, frutas y verduras. El proyecto propone, también, que los acuerdos comprendan, además, a los comercios que venden ropa y a los de librería y papelería. La necesidad de la gestión que se pide parece de probanza innecesaria. Como señalan los fundamentos de la propuesta, es cierto que “la gente común, el CXXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 asalariado fabril, el empleado público, el sin trabajo y el beneficiario de un plan social intuyen a través de su bolsillo un incremento diario y permanente en el valor de sus alimentos o enseres de vital importancia para su vida”. Y para no limitarse a la percepción generalizada, el senador paclinense hace referencia a otro dato de fuerza incontenible: el último informe del INDEC coloca a Catamarca con el índice de inflación más alto (el 4,1 por ciento). Asimismo, el proyecto sugiere que se invite a los municipios a efectuar las mismas negociaciones en su jurisdicción. La importancia de que los acuerdos se logren en la provincia y en los municipios, y más allá de los efectos reductores de la inflación, estriba en la posibilidad de que se genere la oportunidad para considerar las particularidades de cada lugar, lo que podría asegurar una vigencia más duradera de los acuerdos. Las últimas informaciones nacionales dan cuenta de que se firmarán nuevos acuerdos de precios con los mayoristas, lo que podría significar que sus alcances beneficiarán también a Catamarca. Pero, de todos modos, una negociación local podría resultar más realista y de más largas y objetivas consecuencias. El tratamiento de la propuesta legislativa, que fue aprobada por unanimidad, dio lugar a que se aludiese a la Constitución de la Provincia que contempla “la incorporación institucional de este tipo de diálogo y de acuerdos de carácter económico y social a través de un Consejo Económico y Social que, aparte de poder asesorar al Poder Ejecutivo en las políticas públicas que tienen que ver con el sector, podría muy bien ser el ámbito institucional permanente para acordar precios”, como recordó el senador informante del proyecto, quien, por otra parte, apuntó la posibilidad de establecer Consejos en todas las actividades sociales que se relacionen con las necesidades de la comunidad. EL ANCASTI ■ Catamarca 56- Editorial 30/07/07 MAYOR DESARROLLO, PERO SIN ASIMETRÍAS Las asimetrías regionales son, en el país, una realidad que constituye un gran problema dentro de otro más general del desarrollo argentino global. Esta desigualdad hace que más de una vez -para no decir siempre-, las políticas promocionales implementadas por el Estado Nacional queden fuera del alcance de las provincias que más necesitan de la asistencia gubernamental, CXXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 fundamentalmente porque el crédito contempla exigencias que exceden las posibilidades financieras de los argentes económicos de las zonas deprimidas. Esto ha ocurrido con las líneas de apoyo a las pymes, por el hecho de que el nivel de recursos considerados mínimos por dichas políticas para el acceso al crédito resultan elevadas cuando se las ve desde la realidad de los emprendedores locales. Ahora, los ministros de Economía de las provincias piden una nueva ley de Promoción y Desarrollo Regional, como así también opciones de financiamiento de mediano y largo plazo para proyectos en el interior del país. Los ministros expresaron esta inquietud en una reciente reunión con Beatriz Nofal, que conduce la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones. La funcionaria respondió que el proyecto de la ley que se pide ya está elaborado en lo que respecta a sus lineamientos técnicos y que seguramente tendrá el tratamiento correspondiente durante la próxima gestión de gobierno. Participaron de la reunión los ministros de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Misiones, Jujuy, Chubut, Mendoza y San Juan, y representantes de menor rango de Corrientes, Salta, Córdoba, La Rioja, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires. Por lo que se hizo saber a los presentes, se buscará la eliminación de trabas al acceso de los empresariados provinciales a los distintos programas vigentes. Por otra parte, la funcionaria y las representaciones provinciales dialogaron en torno de la creación de una Red Federal de Desarrollo de Inversiones “para atraer capitales en todo el ámbito de la nación, en un marco de equidad e integración regional”. También hubo coincidencia en que la Red coordine con las provincias la comunicación de las ventajas comparativas y competitivas de cada jurisdicción para la atracción de inversiones. Además, hubo otras propuestas relacionadas con los mismos objetivos y el análisis proseguirá en un nuevo encuentro programado para septiembre. Debe destacarse que en la misma ocasión Beatriz Nofal puso en marcha la referida Red Federal de Inversiones. Habrá que ver cómo se evita el mantenimiento de las diferencias regionales y provinciales si se elimina -es el caso de Catamarca y otras contadas provincias- la preferente asistencia que tienen las jurisdicciones comprendidas en el Acta de Reparación Histórica, si beneficios similares se extendiesen a la totalidad de las provincias. Podría ocurrir que aun mejorando la situación general, la inferioridad relativa de provincias como Catamarca quedase otra vez afirmada. Parece que habrá que procurarse un doble objetivo. Por un lado, la aceleración del desarrollo general. Pero por otro, que no se ahonde ni se preserve la inequidad CXXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 que traduce la existencia de inaceptables disimilitudes entre regiones y entre provincias. Será la única manera de servir con fidelidad la anunciada meta del marco de “equidad e integración regional”. El temor surge del juicio negativo de la funcionaria Nofal, quien lamentó que “en el pasado sólo hubo promoción industrial para algunos distritos”. EL ANCASTI ■ Catamarca 57- Editorial 03/08/07 DOS ALAS PARA UN MISMO VUELO Quien haya supuesto que la inauguración del Predio Ferial -lugar en que se llevó a cabo conjuntamente con la Fiesta Nacional del Poncho- daría a la "Expo productiva 2007" un relieve singular se ha de haber sentido frustrado, pues, contra una lógica elemental, contra el interés de la provincia y contra la debida fidelidad a los visitantes -también a los lugareños que tenían derecho a conocer la provincia en la integridad de su realidad, se la exhibió sólo en parte y ésta subalternizada por la ubicación en un sector del predio que sugería una inmerecida marginación. El contenido de la Expo productiva, como todos saben, mostraba nada menos que el desarrollo productivo e industrial, que en los últimos años ha revelado asombrosas perspectivas destinadas a renovar sensiblemente la vieja imagen de Catamarca como jurisdicción asociada con la pobreza, con la absoluta dependencia de la dádiva nacional y con el desaliento generalizado y la bajísima autoestima. La inexplicable discriminación no puede atribuirse sólo a los organizadores del acontecimiento que unió a la Fiesta del Poncho con la “Expo productiva 2007”, por cuanto la ausencia de importantísimos exponentes del quehacer productivo e industrial se debió a decisiones de esas mismas empresas, que con su actitud dejaron ver una lamentable incapacidad para advertir que tanto por el bien de sus emprendimientos como por compromiso con la provincia donde trabajan no debieron haber faltado a una cita que tenía como meta la promoción de Catamarca en toda la pluralidad de sus posibilidades. En ediciones anteriores El Ancasti hizo pública la nómina, destacando el caso de aquellas en quienes la indiferencia resulta menos comprensible, como Arcor y las empresas mineras. También aludió a muchas otras empresas del más diverso rubro, algunas favorecidas durante años con los regímenes de promoción industrial. Pero si la negativa respuesta de un sector de quienes protagonizan el desarrollo económico catamarqueño debe objetarse, no es menor la queja contra los organizadores que, a la hora de distribuir CXXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 los espacios del Predio Ferial, excluyeron a la Expoproductiva de los pabellones principales y la ubicaron en carpas, claramente separadas de ellos. Desgraciadamente, la intención de unir la muestra agroindustrial con la Fiesta del Poncho se frustró en alguna medida. Si el objetivo fue mostrar ambos sucesos como elementos de una misma verdad -el desarrollo de la provincia a través de sus talentos artísticos y artesanales y de sus fuerzas económicas en alentador proceso de avance- esta segunda ala del despegue pudo haberse expuesto con mayor brillo. Como ha señalado un primer balance de El Ancasti del martes, “las empresas necesitaban ocupar un lugar mejor, con mayores comodidades y servicios, porque el mensaje que recibieron de las autoridades es que permanecen en un discreto segundo plano, a pesar de que el crecimiento productivo de Catamarca obedece en gran parte al esfuerzo y la inversión de cada uno de los proyectos presentados”. La misma nota destaca que “actualmente, la cantidad, magnitud y variedad de emprendimientos que se desarrollan en suelo catamarqueño muestra una realidad diferente: desde la explotación minera hasta la ganadera, Catamarca se embarcó en centenares de trabajos productivos, que incluyen industrias olivícolas, nogaleras, aceiteras, vitivinícolas, sojaleras y de manufactura de diversas materias primas. Habrá que tomar nota a fin de que en 2008 la Fiesta del Poncho y la Expoproductiva constituyan una unidad que pueda percibirse como la síntesis que refleja a una provincia que quiere crecer en todas sus dimensiones y que lo está logrando con el esfuerzo de todos. EL ANCASTI ■ Catamarca 58- Editorial 12/08/07 DÍA DE REGALOS Y DE COMPROMISOS “No hay que nacer, hijito, es peligroso” dice el estribillo de una de las canciones de la estremecedora cantata chilena que describe la matanza de los trabajadores del salitre de Iquique, en 1907, que reclamaban un mejor salario y que fueron llevados con engaño a un espacio cerrado- la iglesia de Santa Maria de Iquique- donde se los acribilló a balazos junto con sus mujeres y sus hijos. El lacerante latiguillo impresiona como el más impropio texto para encabezar una nota sobre el Día del Niño. Y, sin embargo, pocos serían más eficaces para introducir la reflexión sobre la verdadera situación de la niñez en el mundo, en el país y en la provincia. CXXX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Con respecto a la infancia en el planeta, UNICEF emite periódicamente informes demoledores en que se exponen los crecientes porcentajes de desnutrición y mortalidad infantil, y de explotación y hasta esclavitud a que están sometidos tantos niños obligados a ejercer la prostitución, el trabajo a destajo y sin las mínimas condiciones de seguridad- el trabajo ya de por si configura una crueldad si se lo ejecuta en la infancia-, y los otros incontable modos de agravio de que dan cuenta a diario los medios de comunicación. En la Argentina, la información oficial alude a la disminución de los índices de desnutrición y mortalidad infantil presuntamente por el crecimiento económico de estos últimos años. En verdad, ese crecimiento no ha logrado todavía una equitativa distribución de la riqueza común, sino que por el contrario, ha profundizado las diferencias, lo que provocó que los ricos sean cada vez menos y más opulentos y que los pobres sean más y cada vez más pobres. En Catamarca, descendió la tasa de mortalidad infantil, pero la miseria derivada de la desocupación ubica a la provincia en los primeros lugares del país e incluso en los primeros del NOA, región ésta entre las más deprimidas de la República. Y en este catálogo de los calvarios infantiles no debe olvidarse de contar el indefinible número de aquellos a quienes no se les concede el derecho a nacer y que no son preocupación de encuesta alguna. ¿Cuál es el remedio para tanto desamparo infantil? El sistema no tiene otro que el consejo y la estrategia para que cada vez haya menos nacimientos. No naciendo, no sufrirán hambre, ni explotación, ni abandono social. Y hasta hubo en países de Latinoamérica, agresivas campañas antinatales como las de la esterilización femenina masiva y obligatoria. Evidentemente, el mundo no es un paraíso para millones de niños, a quienes les habría sido mejor no nacer, según la lógica del Orden Establecido y hay que añadir que este orden injusto no es menos desalmado con los que, de todos modos, se han asomado a la existencia y sufren en los orfelinatos de los más diversos nombres, en los hogares desechos, en las familias de desocupados y sin techo, en las calles, donde están expuestos a riesgos de todo genero, en las escuelas, donde en tantos casos se frustran, en los Centros de Salud precarios, en los establecimiento de rehabilitación social, y en los carcelarios, adonde van a parar con frecuencia. Es peligroso nacer, sin duda. Pero hay que nacer. El nacimiento es el primer derecho humano. Y carga de responsabilidades no sólo a los progenitores, sino al conjunto de la sociedad- incluidos los gobernantes, por cierto- que no puede CXXXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 encogerse de hombros frente al llanto inicial de los millones de niños que vienen a reclamar su espacio en el mundo y su oportunidad para embellecerlo y purificarlo, primero; y después para desarrollarlo y convertirlo en casa deseable para todos los hombres. El Día del Niño no debe ser sólo de regalos. Además, debe alentar una voluntad de servicio que haga del mundo el paraíso posible de paz, solidaridad y gozo que merecen todos los niños. EL ANCASTI ■ Catamarca 59- Editorial 14/08/07 INCIERTO FUTURO DE NUEVA CONETA Alguna vez fueron los diques del Este, en otra ocasión fue la colonización de Nueva Coneta, en otra oportunidad la explotación de Farallón Negro, después, sucesivamente, el Paso de San Francisco y el desarrollo de la gran minería y las obras públicas consideradas faraónicas por no pocos comprovincianos. Pero la experiencia -habrá que esperar qué ocurra con las obras públicas- demostró que ninguna de todas estas alternativas para producir la sustantiva modificación de la suerte de los catamarqueños -era la meta proclamada por la propaganda oficialcolmó las expectativas de los consumidores de dicha publicidad, seguramente porque se apostó siempre a una sola carta, con olvido de que la realidad deber ser afrontada simultáneamente por todos sus flancos. Esta observación, hecha ya en más de una oportunidad desde esta columna, parece reforzarse con las manifestaciones de quienes en 1969 llegaron, desde otras provincias y también de Catamarca, a Nueva Coneta, ilusionados con revertir su destino personal sumándose al proyecto local de colonización emprendido para incorporar 3.611 hectáreas a la superficie cultivada de la provincia. Con motivo de haberse cumplido, el jueves último, el trigésimo octavo aniversario de la fundación de Nueva Coneta, los colonos de la primera época han expuesto su versión de la historia de lo que fue un emprendimiento que debió haber generado un significativo progreso en materia de producción e industrialización agroganadera, y, además, constituir un modelo de modernidad tecnológica y eficacia cooperativa. El relato de estos actores y al mismo tiempo víctimas no pudo haber sido más deprimente. CXXXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Uno de ellos recordó que hasta 1975 Nueva Coneta fue un lujo y que llegaban las camionetas de la Ciudad buscando lo que se producía y se iban con las cúpulas llenas. Como certificando la sentencia de Martín Fierro que apunta que “sólo queda al desgraciado/lamentar el bien perdido”, refirieron el ya inexistente esplendor de los cultivos de pimiento, berenjena, alcaucil, cebolla, zanahoria, lechuga, tomate, ajo, espinaca, tabaco, cebada, alfalfa, avena, sorgo, uva, mandarina, durazno, sandía y melón. Dijeron, también, que hasta el año pasado funcionaba en la colonia una fábrica procesadora de tomates que se abastecía con producción local pero que se fue a Salta porque ahí tiene mejores posibilidades. Al evocar la frustración de las 25 familias que tuvo la primitiva colonia, reflexionaron con indisimulable amargura. La causa principal de la decadencia fue, según apuntan, el abandono de los gobiernos democráticos posteriores al nacimiento de Nueva Coneta. Culparon a los políticos de haber diezmado la voluntad de trabajo y la solidaridad entre los colonos, con sus actitudes clientelísticas y con la introducción de rivalidades que hasta entonces no se habían puesto en evidencia. Destacaron que Nueva Coneta es un pueblo “abandonado por el Gobierno” y, asimismo, que “los políticos jamás se preocuparon por la colonia y su gente”. No obstante, la decisión de seguir luchando no ha muerto del todo, por más que será necesaria una visible modificación de la actitud del Gobierno, de modo que resulte posible revertir la penosa situación presente. Campo de acción para una tarea restauradora hay de sobra. También para avanzar, pues de las hectáreas disponibles sólo se está aprovechando a pleno un 30%. El optimismo, sin embargo, se reduce cuando los colonos toman en consideración la escasez de agua de riego que soportan y las oscuras perspectivas derivadas de la disminución del caudal proveniente de Las Pirquitas para proveer a la Capital. Resulta indiscutible que Catamarca no ha sabido acometer con éxito un proyecto de colonización, o si se prefiere, sostenerlo en el tiempo. Achalco y la Colonia del Valle son también experiencias fracasadas. En el caso de esta última, días pasados se registró una enérgica demostración de descontento por el abandono que atribuyen al Gobierno y que, de acuerdo con las expresiones de los manifestantes, es la causa de su más que deplorable presente. Ni apostar a una sola carta, ni desechar a las que ya están tiradas sobre la mesa sirve para lograr el desarrollo integral que arranque a la provincia de tantas estadísticas lamentables. CXXXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 60- Editorial 23/08/07 EL ALA VERDE DEL DESARROLLO CATAMARQUEÑO Cierta tendencia un tanto supersticiosa atribuye a olivo influencias positivas. Sus adeptos, sugieren que por esto motivo, Cristo se retiraba a orar en el Monte de los Olivos y los niños saludaban al inminente salvador agitando ramas de ese árbol en la jornada cristiana que evoca el Domingo de Ramos, la puerta que habré paso a la Semana Santa. Quienes creen en aquella energía saludable sostiene que en ningún hogar debe faltar un olivo, porque su acción protectora pone a la familia a resguardo de los incontables riesgos que la acosa permanentemente. No se está en condiciones de determinar que grado de verdad tenga aquella creencia. Pero si puede demostrarse que Catamarca ha nacido a otra historia, a otra expectativa, a confianzas hasta no mucho apenas pensables gracias al cultivo de ese árbol bíblico que ha encontrado en estas tierras condiciones excepcionales para nacer, multiplicarse y producir fruto en cantidad que no pueden ponderarse debidamente con palabras. Y, además, sus aceites, que ya están compitiendo con ventajas en los exigentes mercados europeos y estadounidenses. El crecimiento de la producción de aceitunas ha sido extraordinario. Si se compara la cosecha de este año con la de 2004, se comprueba que fue de un 434 por ciento, según un informe del Ministerio de Producción y Desarrollo: la última fue una cosecha record. Sus 54 millones de kilogramos de aceitunas supero los 48 millones de 2005 y también dejaron atrás a la producción total del resto del país, que alcanzó los 50 millones. Las plantaciones de olivo están ubicadas en los departamentos Capayán, Pomán, Tinogasta y Valle Viejo. Con una producción de 25 millones de kilogramos de aceitunas, este año Pomán se convirtió en el departamento más productivo y, además encabeza la tabla por su elaboración de conservas para las distintas variedades de aceites. Como nadie ignora, el fenómeno de la olivicultura es parte significativa de la revolución verde operada en Catamarca en los últimos decenios. También elemento importante de la provincia en lo que respecta a la agroindustria. Gracias a la olivicultura, Catamarca tienen presencia en el mundo, una presencia que también está dada por la minería y la vitivinicultura. El 90% de la producción olivícola se exporta a España, Italia, estados Unidos y Brasil y el 10% CXXXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 restante se consume en el País. Los aceites catamarqueños tienen a Estados Unidos como principal comprador. los otros consumidores de este derivado de la aceituna son España e Italia. La aceituna de mesa, por su parte, es particularmente apreciada en Brasil, y en menor grado en España e Italia. El alentador desarrollo de la avicultura estaña otro beneficio que no puede obviarse. Es su significación como generadora de trabajo en tiempo de preocupante desempleo. Los números difundidos por el Ministerio de Producción y Desarrollo son estos: en 2005, hubo un total de 4.578 trabajadores 775 permanentes y 3.798 transitorios. En 2006, 4.134 -740 permanentes y 3. 394 transitorios. En 2007, 5.022 -1.031 permanentes y 3.394 transitorios. En 2007, 5.022 – 1.031 permanentes y 3.991 transitorios. Aun cuando no se quisiese compartir aquella certeza cuasi religiosa sobre la presunta condición sobrenatural del olivo, nadie podría negar que para los catamarqueños el escepticismo sería más que arbitraria, a la vista de su maravilla de factor prodigioso de desarrollo. EL ANCASTI ■ Catamarca 61- Editorial 20/08/07 LA INFLACIÓN, CADA VEZ MÁS DESINHIBIDA Por estos días, un comentario político difundido por un medio periodístico de alcance nacional mencionaba la inflación como una de las novedades adversas –la otra era la corrupción- con que deberá luchar el oficialismo para lograr su objetivo electoral en octubre de este año. Pero como el análisis no se hacía con el acento puesto en el bien general sino sólo en la evolución de la campaña por la adhesión a la gestión kirchnerista, no contenía referencias más precisas a ese fenómeno de la inestabilidad de los precios que se da por cierto y que la gente intuye por más que no termina de ser reconocido por el Gobierno. Lo cierto es que la estabilidad del costo de vida es pura ficción, sobre todo si no se limita la evaluación a los artículos de primera necesidad. En los últimos meses la adquisición de cuanto demanda la vida diaria ha sido cada vez más ardua. De manera casi imperceptible en algunos casos y más que perceptible en otros, CXXXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 crece la dificultad para afrontar tanto la canasta básica como todas las otras canastas que no pueden evitarse en la realidad concreta de cada día. Ahora se ha fijado la atención en el alza desmesurada de los precios de las verduras y frutas, y en verdad resulta alarmante que los incrementos sean aquí hasta del 100% como ocurre en el caso del pimiento rojo, de la chaucha, el zapallito verde. Como declaró el propietario de una verdulería barrial, “todos los días la papa, la cebolla y el tomate tienen un precio distinto”. Podrá decirse que el brote inflacionario no alcanza más que a los vegetales y que ello se debe a las imposiciones del clima que no pueden evitarse. Pero, en verdad, el fenómeno puede detectarse también en las otras áreas del consumo, probablemente en porcentajes menores aunque la sorpresa puede ser grande si se examinan los precios de cuanto se relaciona con la construcción. La sensación de estar ante el resurgimiento de una inflación que había dejado de ser motivo de zozobra no hace tanto ya empieza a influir sobre el humor general y, como se sabe, estos humores suelen alterar sensiblemente la normalidad de la vida colectiva. Esa aprensión se ve favorecida por el escándalo del INDEC que ha perdido credibilidad como leal informante de la verdadera realidad en los rubros que determinan las condiciones de vida de los argentinos. Tan ruidoso es el deterioro del INDEC, que sus mismos técnicos dudan de la objetividad de los datos de desempleo que se espera que se den a conocer oficialmente esta semana. Al aludir al INDEC, “Clarín” del sábado apuntaba que, así las cosas, la crisis del organismo estatal de las estadísticas “colocó ahora bajo sospecha indicadores que venían siendo favorables para la gestión oficial” y que “se agregan a las sospechas sobre el valor de las canastas de indigencia y pobreza, el índice de precios al consumidor (IPC) y el cálculo del PBI”. Como sabe el lector, en Catamarca no se han adoptado providencias para morigerar el avance de una inflación que hace desastres en las economías de las familias, sobre todo de las más castigadas por la pobreza. Hubo inquietud legislativa que se tradujo en un pedido para que el Poder Ejecutivo busque acuerdos de precios en lo que respecta a artículos de la alimentación, vestimenta y librería, como ocurrió en el orden nacional. También en el Senado se advirtió que la Constitución local contempla un Consejo Económico y Social que, además de asesorar al Gobierno, podría ser el ámbito institucional permanente para acordar precios. Lo cierto es que no hay información que indique que las sugerencias legislativas vayan a ser atendidas y convertidas en acciones concretas. Esto a pesar CXXXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 de que la inflación en Catamarca ya había sido registrada por el último informe del INDEC, que le asigna un índice del 4,1%, el más alto de todo el país. No puede afirmarse que la inflación vaya a significar un obstáculo para las aspiraciones electorales del Gobierno Nacional, pero es seguro que es fantasma que asusta a la sociedad entera, que ya ha conocido lo que significa ese desmadre que altera todos los ejes de la vida nacional. Hará bien que no sigan demorándose los intentos por eliminarla o reducirla. EL ANCASTI ■ Catamarca 62- Editorial 27/08/07 LA SEGURIDAD ES CONQUISTA COSTOSA Seguramente el punto extremo de la inseguridad sea aquel en que los miembros de una sociedad hacen justicia por sus propias manos no obstante contar con instituciones responsables del bienestar común. Y a escasa distancia de una situación tan alarmante está aquella otra en que se percibe que la ley de la selva está sólo a un paso, como parece que ocurre por estos días en la provincia de Santa Cruz, donde el obispo Juan Carlos Romanín ha advertido que "se llegará a un extremo en que la gente hará justicia por propia mano". El lector conoce sobradamente los incidentes registrados en Río Gallegos al exacerbarse el malestar gremial por la provocación de un ex ministro que atropelló con su vehículo a una manifestación de protesta y produjo lesiones, algunas de suma gravedad, a cerca de una veintena de manifestantes. En el caso de Santa Cruz la posibilidad del desmadre social que tiene sobre ascuas a su Obispo, proviene de la insatisfacción por la insuficiencia de los salarios y por el autoritarismo que se atribuye al Gobierno de la provincia patagónica, que, según los críticos, sigue siendo gobernada desde Buenos Aires por su ex gobernador y actual presidente Néstor Kirchner. Pero el descontento santacruceño se advierte a lo largo y ancho del país y sus manifestaciones irrumpen no sólo en la protesta pública sino, además, en el incremento del delito, en la generalización de la corrupción, pública y privada, en el abandono de la confianza en las instituciones del Estado, en la creciente debilitación del espíritu republicano. Consecuencia de ese estado de cosas es el extravío que deriva de un sistema en que no hay clara diferencia entre lo bueno y lo malo, entre lo justo y lo injusto, y CXXXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 entre lo que merece castigo y lo que demanda reconocimiento y aliento. Unos mismos delitos reciben sentencias absolutamente diferentes y nadie ignora que no son la idoneidad y la honestidad los requisitos para ascender en la pirámide del poder democrático y casi en ninguna otra pirámide. En este marco, la construcción de nuevas y amplísimas cárceles, el agravamiento de las penas, la multiplicación de los Policías, la incorporación de modernas tecnologías destinadas a la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico, la capacitación y perfeccionamiento de los servidores del orden y toda otra previsión supuestamente salvadora resultarán insuficientes y significarán inversiones económicas desafortunadas. Con hambre, desorientación moral, carencia de educación, con desocupación, con mal ejemplo, con vivienda indigna o ninguna vivienda, con desigualdad ante la ley, con ausencia de estímulos para la vida productiva, con ingresos por debajo de las necesidades básicas; con semejante "patrimonio" un pueblo no puede esperar seguridad, ni, en consecuencia, bienestar sin la amenaza de interrumpirse en cualquier momento. Y ese escenario de inseguridad no puede menos que generar neurosis, incertidumbre, pánico y conductas que realimentan el nefasto circuito de una infelicidad que alcanza cada vez a más víctimas, hasta el punto de que todos terminan siendo víctimas y victimarios. La seguridad, por lo visto, es meta imposible de lograr si no se la busca por medio de una transformación de la realidad entera del país. Si no la afrontan todos. Si no hay predisposición para volver al seno de la ley, del sentido común, de la esencial buena índole de todo hombre. El obispo Romanini de Santa Cruz confiesa que es impotente para contener la violencia que late en su diócesis y coincide con lo que se acaba de señalar en el párrafo anterior, al señalar que "la paz social (otro nombre de la seguridad, podría añadirse) la creamos todos con un sistema de Prevención donde cada uno se hace cargo de lo que tiene que hacer, y lo hace rápido". EL ANCASTI ■ Catamarca 63- Editorial 28/08/07 DESMESURADA REACCIÓN CONTRA EL EPISCOPADO Tal vez si no se estuviera en vísperas electorales, el último documento del Episcopado nacional no hubiera tenido repercusión más allá del círculo de los adeptos a la lectura de los pronunciamientos eclesiales. CXXXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Hubiese pasado como con tantos otros en que la Iglesia se ha mostrado inquieta por el mantenimiento de la pobreza en la Argentina, ahora menos admisible debido a la recuperación económica de estos años. Pero debe admitirse que esta vez el documento episcopal ha señalado fealdades menos apuntadas con anterioridad, como la indiscutible realidad del incremento del clientelismo político y de la igualmente repudiable reducción de los niveles de independencia de los poderes del Estado. Sobre estos últimos tópicos la Iglesia ya se había manifestado anteriormente, aunque con mayor contundencia a través de algunos obispos, como, por ejemplo, el de Puerto Iguazú, Mons. Joaquín Piña. La tolerancia del Gobierno nacional fue tolerancia cero, y, de este modo la réplica del jefe de Gabinete, lejos de dejar sin fundamento los cuestionamientos eclesiales, optó por intentar descalificar a sus formuladores mediante la clásica recurrencia de los desarmados que apelan a golpes que caen lejos del campo de lo que está en discusión, y con eficacia nula, según la percepción de quienes no sucumben ante cualquier aturdido contraataque. El prominente funcionario prefirió aludir, sin precisiones pero con suficiente grado de sentido como para producir una muy primera reacción positiva, a “otro tiempo en que la Iglesia calló”, con lo que ha sugerido que si esta vez aparece opinando no ha de ser sino por contribuir a una acción opositora que busca dificultar un resultado electoral feliz para el Gobierno en los comicios de octubre. Los obispos, por otra parte, habían reclamado “más diálogo y búsqueda de consenso en torno a políticas de Estado” y enfatizado que “un país no crece necesariamente cuando lo hace su economía”. Con respecto a los comicios que vienen, habían exigido transparencia que “los alejen de prácticas demagógicas y presiones indebidas, como el clientelismo y la dádiva”. En verdad, ninguna de las observaciones eclesiales constituye una novedad a la que pudiera darse algún poder especial como amenaza para un determinado desenlace electoral. Las quejas contra la inequidad social, el autoritarismo, el clientelismo y la inexistencia de diálogo son parte del repertorio común de la dirigencia argentina no oficialista. Y en rigor, puede afirmarse que el listado de los obispos no agota el catálogo de las fragilidades republicanas del presente y que la sintética exposición elegida es más que clara demostración de una voluntad constructiva que quiere evitarle al país más frustraciones que las que carga ahora sobre sus espaldas. CXXXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Cualquiera haya sido la conducta anterior del Episcopado, la pretendida sorpresa de su declaración no debería disgustar a los mayores responsables del bien común en la Argentina, sino, por el contrario, alegrarlos, pues no hay duda de que en medio de la oscuridad de estos tiempos reconforta saber que quedan a la patria voces con verdad y con credibilidad que dan noticias de su decisión de ponerlas al servicio de todos. Si hubiera diálogo, si se buscase consenso para las grandes cuestiones, si el orden constitucional fuese servido cabalmente, los pronunciamientos como éste del Episcopado que ha causado tanto disgusto y, por tanto, las respuestas agresivas que lo siguieron, no se hubiesen registrado y hubiesen dado paso a una serena preparación de los próximos cuatro años cuya suerte empezará a definirse en las urnas de octubre. EL ANCASTI ■ Catamarca 64- Editorial 24/08/07 INVOLUCRAN BRIZUELA DEL MORAL PARA DEFENDER SENADOR NACIONAL LAS EXTRAÑAS COMPARACIONES DE DEFENSA DE OSCAR CASTILLO A AL LA Pretende establecer un paralelismo entre la actitud del ex gobernador con las compras directas y el escándalo de las fundaciones, ocurrido durante la gestión de Brizuela del Moral. Pero el actual mandatario echó a los funcionarios involucrados. Y Castillo los justificó y protegió. Los abogados del ex gobernador Oscar Castillo compararon el escándalo de las compras directas de elementos para asistencialismo en la Subsecretaría de Acción Social durante la gestión gubernamental del actual senador nacional con el de las fundaciones que vendían capacitaciones a la misma área, ocurrido ya en el mandato de Eduardo Brizuela del Moral, para intentar demostrar que El Ancasti asumió una postura distinta al tratar ambos casos. Sin embargo, Ex mandatario. Durante la gestión gubernamental de Oscar Castillo (1999-2003) se desató el escándalo por las compras directas en Acción Social. CXL Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 las declaraciones de los testigos aportados por este diario dejó en claro que el posicionamiento diferenciado respecto de cada uno de los procesos obedeció a las actitudes distintas que tomaron Castillo y Brizuela: mientras el primero justificó y defendió a los funcionarios involucrados en las maniobras sospechadas, Brizuela del Moral los separó inmediatamente de sus puestos y los puso a disposición de la Justicia, e incluso solicitó la investigación correspondiente a la Fiscalía de Estado para deslindar responsabilidades. Al ser interrogado por los abogados acerca de las razones por las cuales Brizuela del Moral no había sido objeto por el escándalo de las fundaciones de una crítica tan incisiva como la que se había realizado sobre Castillo por las compras directas, uno de los testigos respondió: "Porque la actitud de Brizuela del Moral fue diametralmente opuesta a la del ex gobernador Castillo". Como se sabe, Castillo trabó una querella en contra de este diario y de su director, Roque Eduardo Molas, porque, según dice, lo ofendieron las críticas vertidas hacia su gestión por El Ancasti en una publicación editorial y notas relacionadas con el escándalo de las compras directas y los gastos estrafalarios en la Secretaría Privada de la Gobernación durante su mandato. Posteriormente, añadió que se sentía dolido también por la información publicada acerca de su retractación en una causa que le había iniciado el extinto ex embajador en Holanda Julián William Kent, suegro de Ramón Saadi, a quien, en el transcurso de la campaña electoral de marzo de 1999, cuando se postuló y ganó la Gobernación de la Provincia, vinculó con el narcotráfico durante un reportaje radial. En el marco de la querella de Castillo contra este diario, que se sustancia en el juzgado civil de primera instancia a cargo de Jorge Avellaneda, declararon testigos y se realizó la absolución de posiciones de rigor. El escándalo de las compras directas en Acción Social, que estalló durante el gobierno del senador, no sólo fue motivo de publicaciones periodísticas, sino también objeto de investigación en el Tribunal de Cuentas -que ratificó las irregularidades- y hasta en la justicia penal, donde una causa se mantiene paralizada porque la mayoría oficialista de la Cámara de Diputados se negó a conceder el desafuero del diputado Víctor Hugo Brandán, jefe de la UOCRA y último subsecretario de Acción Social de la gestión castillista. Según se constató, a partir de un decreto que Castillo a fines de 2000, a través del cual se elevó el monto autorizado para realizar contrataciones sin concursos de precios ni licitaciones en Acción Social y se eximió al organismo de cumplir con disposiciones legales establecidas para impedir los desdoblamientos de compras, se inició una fiebre de compras directas de elementos para asistencialismo que CXLI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 alcanzó ribetes de verdadero frenesí durante los períodos electorales. Las compras, millonarias, beneficiaron mayormente a un puñado de empresas cuya exclusiva actividad era comerciar con el Estado, muchas de las cuales se conformaron poco tiempo antes de realizar su primer negocio. De la gestión Castillo también están bajo la lupa gastos realizados por la Secretaría Privada. El ex gobernador no sólo se queja por la información difundida, sino que hizo todo lo posible, a través de los sectores que le responden políticamente, por impedir que las investigaciones avanzaran y los hechos se esclarecieran. Además, llegó a defender el desempeño de los funcionarios de Acción Social. En una oportunidad, mientras el escándalo arreciaba, dijo que los ministros de Salud y Acción Social eran cuestionados porque hacían exactamente lo que él les mandaba hacer. En el escándalo de las fundaciones que le vendían capacitaciones a la Secretaría de Acción Social, también revelado por El Ancasti, la posición de Brizuela fue la opuesta: separó de inmediato a la cúpula del organismo, que lideraba el abogado Pablo Córdoba Molas, estrechamente ligado a su círculo íntimo. También cayó el entonces director de Políticas Juveniles, Ariel Regina. Y ambos terminaron presos. EL ANCASTI ■ Catamarca 65- Editorial 02/09/07 CON TANTA POBREZA, LA INFLACIÓN ES UN ESCÁNDALO Al reconocer el INDEC que los precios de los alimentos son, en los supermercados, tres veces más altos que los que reflejan las últimas estadísticas del organismo de las mediciones oficiales no ha producido otro servicio que el del sinceramiento –por más que pudiera sospecharse ahora que el incremento haya sido mayor-, pues la percepción generalizada indicaba que la estadística estatal no se corresponde con la verdad. Según las nuevas precisiones, los aumentos en los centros comerciales de mayor consumo popular durante el mes pasado fueron de un 1,6 por ciento, el triple del 0,5 por ciento asignado por el INDEC al costo de vida en el mismo período. Se ha suministrado, además, otro dato que refuerza la evolución negativa, para los consumidores, de los niveles de precios de los artículos de demanda CXLII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 masiva. Es el que revela que si la inflación en los supermercados fue tres veces más alta que el índice general de precios, se cuadriplucó, en lo referente a alimentos, con respecto al 0,4 por ciento informado por el INDEC hace apenas tres semanas. Un análisis de “La Nación” del jueves intenta explicar las diferencias entre los dos índices oficiales y conjetura que se deban “a una disparidad muy grande las canasta de productos que se utilizaron en cada medición”, aunque encuentra “más probable” que el índice informado el miércoles esté basado en datos más realistas. También refleja la opinión de los supermercados, cuyos ejecutivos creen advertir “una disociación entre la inflación real y la sensación que tiene la gente”, pues “hay cuestiones que son muy difíciles de medir, como la suba que tuvieron las frutas y verduras, que no fueron acompañadas por otros productos, como la carne, que en los últimos tiempos tuvo bajas importantes”. En Catamarca la situación es más grave que en la mayoría de las jurisdicciones del país. Una información del INDEC difundida por EL ANCASTI el domingo último, coloca la provincia entre las de mayor inflación en lo que respecta al costo de vida total acumulado en los últimos siete meses. Después de Mendoza (13,5 por ciento), y San Luis (13,2 por ciento), se ubica en tercer lugar con un 8,4 por ciento. Esta indeseable ubicación en la tabla nacional de la inflación viene desde antes, pues debe recordarse que mediciones no estatales conocidas en diciembre el año pasado ponían a Catamarca a la cabeza de todas las provincias. Que esto ocurra donde las estadísticas de desempleo y pobreza son tan impiadosas desnuda una paradoja inadmisible. Es cierto que el consumo ha crecido en todo el país, pero también lo es el hecho de que, como dice el diario porteño citando a uno de los especialistas consultados, “se compra más y más caro” y esto – el boom del consumo- se potencia por las dificultades que hay para la adquisición de bienes durables. Como señala el especialista: “la falta de crédito hipotecario accesible a los asalariados hace que la gente vuelva sus ingresos al consumo”. No hay razones para sostener que en Catamarca las cosas sean sustancialmente distintas, pero sí para suponer que la paradoja sea aquí más descarnada. Como si los datos negativos fuesen inagotables, todavía debe anotarse que no se han visto estrategias locales que logren acuerdos de precios que traigan algún alivio a los sectores menos habilitados para afrontar un costo de vida –de vida precaria, por añadidura- menos segregador. No puede verse como normal que Catamarca se halle entre las jurisdicciones con índices de precios al consumidor más empinados. Ha de haber espacio para introducir variantes que impliquen una reparación. CXLIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 66- Editorial 04/09/07 PASADO YA EL “MES DE LOS NIÑOS ” Tal vez ya en septiembre resulte menos bochornoso que en agosto –mes entero consagrado aquí para la celebración de la niñez- hacer referencia al evidente aumento de la mendicidad y la explotación de los niños en esta Ciudad y probablemente también en el interior de la provincia. Pero la hipótesis no puede sostenerse, porque en todo tiempo registrar la crueldad social contra la infancia es tarea dolorosa, aunque ineludible. Y esto porque debe removerse cuanto antes, por más que los obstáculos para ello impresionen como insalvables. No hay información estadística que dé una idea cabal de la magnitud del fenómeno, pero los mismos precoces pedigüeños manifiestan que tienen conciencia de que cada día aparecen nuevas caras en este mercado en que la competencia puede ser tan agresiva como la que protagonizan los adultos en sus ámbitos de acción. En verdad, los chicos que tienden la mano con la ilusión de una moneda saben, también, que deben competir no sólo con pares de su edad, sino además con los adultos –es frecuente el caso en que las madres acompañen a los hijos y en ocasiones también los padres-, a quienes igualmente la creciente miseria arroja a la calle y a la tarea mendicante. Los menores que no han pasado aún de los 14 no se reducen a pedir limosna. Toda concentración de desperdicios es vista por ellos como potencial escenario de tesoros, y por eso lo revuelven todo y extraen aquello que podría producirles algún recurso. Cartones, papel, botellas, plástico, latas, eventuales piezas metálicas y especialmente de cobre. Para todo esto encuentran compradores que pagan monedas y acumulan lo que compran hasta contar con cantidades que les permiten concretar negocios nada desdeñables. Otros prefieren limpiar vidrios y los más chicos –bebés o apenas deambuladores- son llevados por sus madres con el propósito de hacer más patético su clamor por ayuda y más provechosa su faena diaria. Verdaderos auxiliares en el empeño adulto de obtener rendimientos con capacidad para cubrir las necesidades, esos tiernos comprovincianos constituyen la cara visible más interpeladora de la explotación infantil. Se habla mucho de los perros vagabundos que se ven en el centro de la Ciudad y se leen y oyen llamados a fin de que no se los abandone y se adopten medidas CXLIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 para que tengan lo que necesitan y para que no se reproduzcan. Debe decirse que es igualmente notorio el aumento de los niños que salen al paso de los transeúntes, o que recorren las mesas de los bares y restaurantes, y que esperan en las esquinas que el semáforo haga detener el tránsito, para exponer su lastimera cantinela mendiga ante la más variada galería humana, el supuesto filón tentado por los chicos. Tampoco se sabe el caudal de la cosecha de cada día. Tal vez porque cuanto ocurre en relación con los niños de condición más precaria no tenga demasiado interés en una sociedad en que cada uno se agota en la atención de las propias dificultades, que no faltan en el caso de nadie. Ciertamente, dicho dato no significaría aporte alguno para la solución del problema, pero sí podría arrojar pistas sobre el motivo que a más de un padre –alguna vez se ha hablado de verdaderas asociaciones adultas- empuja a destinar a sus hijos a la condición de objetos de explotación que, además, son sustraídos de la educación y de esa otra “ocupación” característica también, de la infancia, que es el juego. Pero lo más tremendo es que las autoridades vinculadas con el desarrollo social confiesan que no tienen cómo hacer frente a un mal que, por lo visto, está condenado a extenderse y profundizarse como las llamas de los incendios forestales en períodos de aguda sequía y vientos potentes. La Coordinadora de la Comisión Provincial de Lucha para la Erradicación del Trabajo Infantil no podría haber sido más terminante, cuando señaló que “ahora se está trabajando sobre ayuda concreta, pero lamentablemente la Provincia no tiene planes sociales vacantes; entonces, se les da un colchón, una bolsa de comida y se trabaja con la familia, pero la crisis económica que se está viviendo expulsa a cada vez más niños a la calle”. Así son las cosas, de este bochornoso tamaño que hay que percibir por mucho que duela y que increpe. EL ANCASTI ■ Catamarca 67- Editorial 16/09/07 EL DESEMPLEO: FLAGELO CON RESPONSABLES Parece que alguna razón tenía aquel gobernador de Catamarca que sostenía que esta provincia es una isla en el conjunto del país. Claro que aquel ya casi CXLV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 histórico iniciador de los gobiernos del Frente Cívico era por demás temerario, pues asimilaba esa supuesta isla a un todavía más brumoso paraíso. Pero se ha confirmado esa realidad insular en los ámbitos del desempleo, en los que la ciudad de San Fernando del Valle está a la cabeza del puñado de ciudades argentinas que, a contrapelo del descenso de 3 puntos en la tabla nacional, se obstinan en mantener su deplorable índice y además se atreven a ponerlo por encima de la media nacional. El informe del INDEC registra los movimientos observados en el mapa laboral, el más importante de los cuales es la caída -de 9,8% a 8,5% en el segundo trimestre de 2007-, disminución que alcanza a todas las regiones del territorio patrio, pero no a la totalidad del mapa. Y aquí aparece el segundo dato relevante: en nueve ciudades la evolución ha sido negativa, porque en lugar de descender, el desempleo creció. Estos puntos de la república en que se agrava el que ha de ser el problema argentino más nocivo incluyen a la capital catamarqueña, que prácticamente comparte el mismo índice de desocupación con Rosario, el conglomerado de porcentaje más alto, con apenas 0,2 puntos por encima de Catamarca (el índice de Rosario es de 11,02 por ciento, en tanto que el catamarqueño es del 11%). Desde luego, para los catamarqueños el dato sobresaliente del último parte del INDEC, es este del neurótico -por lo ilógico- de la ubicación de la capital de la provincia en tan notorio lugar entre las ciudades más afectadas por el flagelo de la desocupación. El vocablo “flagelo”, que se usa tan a menudo para caracterizar al desempleo podría terminar convenciendo de que aquel verdadero cáncer social es una especie de mal inevitable, de autoría anónima, de superación imposible, de desgracia inapelable. Y esta misma idea se mantiene incluso cuando, como en el presente, hay crecimiento económico y, en el caso de la provincia, sensible incremento de recursos como el derivado de la coparticipación federal, de las regalías mineras y del boom agroindustrial. Será bueno preguntar por qué en la mayoría de las ciudades del país el nivel de desempleo ha descendido. Ese fenómeno posible en casi todas partes aquí no lo es, pese a las circunstancias señaladas. Esta realidad sin duda sugiere la identificación, más que de responsable, de caminos para al menos acompañar al resto de la nación en el pasaje hacia el equilibrio social que tanto hace falta y que se está operando con ritmo que no conforma. CXLVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La actitud frente a la situación no puede ser hoy la misma que la de hasta hace pocos meses. La reaparición de la inflación, de cuya existencia ya no hay dudas, vuelve más agudo el drama de los desocupados y de los subocupados. Ya no pueden leerse los datos del INDEC como promedios tan fatales como los del Servicio Meteorológico Nacional. Ya no puede demorarse la acción que arranque a los catamarqueños de la trampa que les está oscureciendo el futuro. Sólo saber que la más modesta de las canastas para una familia tipo requiere, aquí en Catamarca, algo más de 800 pesos, también según datos del INDEC, estremece. Habría que añadir un elemento multiplicador: la desconfianza en relación con la objetividad del organismo nacional de las estadísticas, que según certezas generalizadas, son más alarmantes que las que el Gobierno Nacional difunde, probablemente para limitar reacciones que después podrían expresarse en el cuarto oscuro de los comicios del mes que viene. Habrá que trabajar para liberar a Catamarca de la condición de isla, que no la favorece, como parece estar largamente demostrado. EL ANCASTI ■ Catamarca 68- Editorial 26/09/07 MAL DE MÁS DE UN ORIGEN La noticia de que en un local nocturno de esta ciudad se halló, entre las mujeres que ejercen allí la prostitución, a una menor, ha reactualizado un asunto que por más de un motivo ha perdido interés y está lejos de provocar la repulsa que hubiese producido en un pasado no tan lejano. Tiempo éste en que parece natural que se exploten económicamente los talentos naturales, incluidos los corporales -a menudo los más apreciados por la demanda y más de una vez los únicos de la oferta-, las objeciones contra el denominado “oficio más antiguo del mundo” impresionan a muchos como anacrónicas, como discriminadoras, como resabios de sistemas morales que la modernidad supuestamente ha desprestigiado ya hace mucho. No se ha perdido, en cambio, la repulsa contra las actividades conexas de la prostitución, tales como la explotación de la mujer y el cultivo paralelo del consumo de alcohol y de drogas peligrosas, todo ello en manos de tenebrosas organizaciones que representan las más diversas expresiones de la corrupción. CXLVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Tampoco ha desaparecido el repudio contra el ejercicio precoz de la prostitución, tantas veces ejercida por menores que todavía transitan los años de la infancia y que ingresan en un submundo del que difícilmente puede salirse. La explotación en estos casos es infinitamente más denostada y aterra saber que se trata de un negocio por demás productivo alimentado por bandas delictivas de ramificaciones internacionales. Pero no sería sensato escandalizarse por alguna prostituta menor sorprendida en un local autorizado para el lamentable oficio y no reparar en el fenómeno cada vez más notorio de la multiplicación de la prostitución callejera, que incluye a varones y mujeres con frecuencia menores, a quienes se ve ofrecer su cuerpo ya reducido a la categoría de mercadería, de caricatura de lo que debió haber sido sostén de un espíritu abierto a las más altas excelencias humanas. Fugadas del hogar o expulsadas de él por las mil razones del desamor, la pobreza y la desorientación, se exponen a los peligros de una calle crecientemente amenazante y al contacto con otros seres que en tantos casos vienen también de frustraciones personales de imprevisibles eclosiones, como muestra de tanto en tanto la información periodística. Objetos de placer transitorio, quedan siempre en una soledad que ahonda su drama y profundiza su caída a pesar de una presunta felicidad, tan aparente como destructiva. Estas buscadoras de subsistencia no son las únicas transgresoras que pueden verse en esquinas determinadas de la ciudad y también andando entre la gente, sobre todo los fines de semana. Otros acosados por la miseria y por la ilusión de una rápida mudanza de su suerte hallan en la noche la ocasión para sus audacias delictivas que no se detienen ante nada y que, como indica la crónica policial, dan la impresión de ser cada vez más numerosos y atrevidos. Seguramente, la prostitución no puede atribuirse sólo a la miseria. Pero es innegable que ella es factor de fuerte incidencia. Se han conocido casos de familias que promueven al comercio carnal entre los hijos, de modo que los alientan a explotar su cuerpo con la misma naturalidad con que en los hogares comunes se espera que los hijos aprendan a ganarse la vida decorosamente. Pobreza y déficit en materia de autoestima y de adhesión a valores que se juzgan imprescindibles están en la raíz de ese extravío de una de las más ricas dimensiones humanas. Parece evidente que la lucha contra este mal social deberá darse a través de políticas socio –económicas que disminuyan aquí los elevados índices de desempleo y pobreza. Pero también en los dominios de la educación, tanto la que se ofrece sistemáticamente, como la que brindan, a menudo tal vez sin suficiente conciencia CXLVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 de ello, la familia, las iglesias, los centros a los que concurren los niños y jóvenes y el comportamiento de la sociedad en general por medio de lo que se conoce desde antiguo como “el buen ejemplo”. Desde luego, el combate contra los corruptos y los explotadores tendrá que ser guerra sin pausa y sin debilidades. Hay que salvar a los comprovincianos más jóvenes de los peligros de su situación de extremo riesgo. EL ANCASTI ■ Catamarca 69- Editorial 03/10/07 TAMBIÉN APLAZADOS EN OCUPACIÓN FEMENINA Han de ser pocos los que no admitan, como dato poco menos que infalible, que no hay nadie como la mujer para gobernar la casa, que por más de una razón no es menos compleja que un gobierno. Sin embargo, ese reconocimiento se debilita extrañamente cuando se trata de elegir mano de obra fuera de los límites familiares. Como si se pensara que todas aquellas dotes femeninas –asombro de creatividad, talento, administrativo y tenacidad- sólo tuviesen realidad bajo el techo hogareño, se las descarta en el mercado laboral y ello hace que sean las víctimas más numerosas del desempleo de estos tiempos. Es lo que ocurre en Catamarca, según las revelaciones del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Puede concluirse, de esas precisiones, que no tienen la misma suerte los varones y las mujeres a la hora de buscar trabajo. Los números son por demás elocuentes: la tasa de desocupación femenina es aquí –en el Valle Central- del 14,2%, en tanto que la masculina es del 9,3%. Y si bien las mujeres son más numerosas, ello no quita patetismo al dato, sobre todo cuando se consideran determinados grupos de edad como el que llega hasta los 29 años, en que el desempleo femenino arroja un índice del 27,6%, casi tres veces más que la media de la provincia en el segundo trimestre de 2006 y una de las tasas más altas de las 31 concentraciones urbanas del país, cuyo índice promedio es del 18,9%. Se opina que la causa de la postergación femenina en el mundo laboral se relaciona en Catamarca –en el Gran Catamarca, más precisamente- con la naturaleza de la oferta, con mayor frecuencia vinculada con procesos productivos que demandan mano de obra masculina en la industria y la construcción. Las mujeres se ven más a menudo en trabajos que tienen que ver con la atención al cliente y con las ventas, pero –así lo afirma una especialita consultada CXLIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 por EL ANCASTI- raramente en los mandos medios o gerenciales. Y esto echa luz sobre otra cara de la marginación femenina. El acceso a los puestos más altos es más duro para ellas que para los varones, pese a que en muchos casos están mejor capacitadas para esos cargos que los varones. Además, las remuneraciones suelen ser también menos ventajosas en el caso del personal femenino. La impresión más inmediata lleva a creer que la mujer cubre el mercado del trabajo en igual o mayor medida que el varón, esto tal vez porque las oficinas públicas y los locales comerciales las muestran con una presencia numerosa y significativa. Pero la realidad es distinta y confirma que las reivindicaciones femeninas todavía deben alcanzar varias metas, entre ellas el reconocimiento del derecho a gozar, en el ámbito del trabajo, del mismo trato que el que reciben sus pares del otro género. También se atribuye la marginación de la mujer a viejos prejuicios que, pese a tantas demostraciones en contrario, la siguen concibiendo frágil, no confiable y no suficientemente idónea. Y, por cierto, para el grosero afán de lucro imperante, la madre potencial que hay en toda mujer en edad económicamente activa es vista como más que probable causante de trastornos y gastos adicionales. Habrá que asumir, entonces, que la postergación femenina reflejada en las estadísticas del INDEC sobre desempleo es una mancha más de la provincia, que hay que agregar a las otras que comprometen a Catamarca como una de las jurisdicciones del país más atravesada de estigmas sociales. EL ANCASTI ■ Catamarca 70- Editorial 07/10/07 OTROS SISTEMAS CONTRA EL DELITO SON POSIBLES Nadie ignora que las cárceles del país ya son insuficientes para contener la cantidad de reclusos que se generan aquí con feracidad asombrosa. La demanda de nuevos establecimientos penales y de la ampliación de los existentes, en los casos en que ello es posible, son parte del catálogo de reclamos permanentes y no ha de estar lejos el día en que pasen a formar parte sustantiva en las propuestas electorales de los partidos. Según opinión callejera generalizada, las cárceles argentinas ya hubiesen colapsado hace mucho si no anduviera libre por las calles mucha gente que -así se dice- debería estar entre rejas. En los años 90 hasta se habló de privatizar el sistema penal, o más precisamente, de transferir a la administración privada el funcionamiento de las CL Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 unidades carcelarias, con lo que supuestamente el Estado se sacaría de encima las críticas por el hacinamiento en los centros de reclusión. Si la idea no llegó a encarnarse tal vez se haya debido sólo a desinterés empresarial ante un negocio expuesto, probablemente, a demasiado sobresalto por conmociones de frecuencia y daño impredecibles, como son las que se registran en esos lugares por fugas, amotinamientos, enfrenamientos internos y hasta alzamientos deliberadamente homicidas. Nada de todo esto se desconoce en el país. Pero el hecho de que un extranjero -no cualquier extranjero sino un sociólogo largamente reconocido en los ámbitos de la criminología- venga a la Argentina y afirme que, con los 60 mil encarcelados que pueblan las cárceles de estas tierras aquí hay presos en exceso, no sólo porque son muchos, sino además, porque este número es el resultado de una evolución de velocidad alucinante -asegura que en 1992 los presos eran 20 mil y en 2001 pasaron a ser 41 mil- que provocó su triplicación en tan sólo 17 años; que un autorizado observador foráneo lo diga viene a dar al dato de la insuficiencia de las cárceles y de la pasmosa multiplicación de los cautivos, una realidad que permite percibir esos fenómenos en toda su cruda verdad. Pero Nils Christie, el sociólogo noruego que formuló sus declaraciones al diario “La Nación” -se reprodujeron en EL ANCASTI del último domingo de septiembre- llevó su análisis más adentro, al sentenciar que “ustedes los argentinos viven en una sociedad que aumenta el uso del castigo de manera extrema: las prisiones son un instrumento para producir más crímenes”. Advierte que no se cae en la cuenta de que, además de ser una consecuencia legal, “esos años de prisión son, en realidad, años de sufrimiento impuesto”. Se muestra convencido de que “la sociedad debe involucrarse en un sistema de control moral, en debatir qué tipo de país quiere, si uno donde se aplique una gran cantidad de dolor, o uno relativamente pacífico”. Siempre en relación con este dolor, apunta que en la Argentina hay “cerca del 60% de los presos sin sentencia firme” y “como no están sentenciados, puede que no sean culpables”, pero “estas personas pasan en sus celdas, uno, dos, tres años ¡es mucho sufrimiento!”. Su juicio contra el sistema carcelario no podría ser más enfático. Para él, “la prisión lastima a la gente; después de unos años en prisión las personas están menos capacitadas para la vida… otra cuestión importante es la situación de injusticia social detrás del crimen, la población carcelaria está compuesta por personas pobres, de bajo nivel educacional y, en su mayoría, con relaciones familiares disfuncionales”. Nils Christie no propugna que el Estado no ejerza su poder final, pero -dice- “ésa es CLI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 mi base de mínima, mi límite; creo que no debemos abusar de ese instrumento tan fuerte”. Pero el eminente profesor de la Universidad de Oslo no carece de ideas para superar las limitaciones que con tanto fervor fustiga. Es un entusiasta promotor de las cortes vecinales y de los procesos de mediación, que, según destaca, son posibles tanto en comunidades chicas como en grandes ciudades como Buenos Aires, incluso cuando las cuestiones son de carácter penal. Sin duda, éste es el costado más alentador de las humanísimas observaciones de Nils Christie. Otro aspecto de su análisis se refiere a lo económico y en este punto previene que la Argentina no tiene recursos para sostener una población carcelaria que significa 63 presos cada 100 mil habitantes. EL ANCASTI ■ Catamarca 71- Editorial 09/10/07 LA DESNUTRICIÓN TAMBIÉN ES MAL CATAMARQUEÑO Sin duda, no hace falta abundar en precisiones para lograr en los demás una representación del dolor que provoca el hambre. A mayor o menor distancia de esa experiencia, no ha de haber nadie que no coincida con aquella afirmación de Buda según la cual “el hambre y el amor constituyen el germen d toda la historia humana”, lo cual es cierto no sólo para la historia humana sino para la de todo ser viviente, como observa René Masseyeff en la introducción de su conocido estudio sobre el hambre. Pero debe subrayarse que cuando el hambre no es inapelable desgracia colectiva sino condena individual o grupal, la experiencia de esa carencia esencial es menos admisible y multiplica el dolor en sus víctimas, en una proporción incalculable. El hambre de estos tiempos corresponde a esta segunda categoría y suma a su propio infierno el otro de la discriminación. Aunque desnutrición y hambre no sean necesariamente sinónimos –la mala alimentación también lleva a la misma destrucción-, por lo general un desnutrido tiene las huellas que deja el hambre y en la mayoría de los casos el fenómeno de la desnutrición se registra y alcanza los índices más altos en los sectores sociales alimentados insuficientemente. En Catamarca también hay desnutrición. Tanto como consecuencia de la pobreza, como por hábitos alimentarios deficientes. Y en ambos casos puede hablarse de fracaso estatal, pues es innegable que los programas alimentarios en CLII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 vigencia no alcanzan, como tampoco alcanzan las campañas educativas a favor de prácticas nutricionales racionales, además, claro está, de no resultar efectiva la acción gubernamental relacionada con la generación de empleo estable y con remuneraciones que permitan a todas las familias cubrir las exigencias elementales, entre ellas la alimentación. En la semana pasada, causó revuelo la constatación de que un niño de 8 años internado en el Hospital Eva Perón por una neumonía padece una desnutrición crónica que no se entiende cómo pudo no haber sido percibida en Bañado de Ovanta, de donde fue traído, no obstante pesar sólo 14 kilos, el peso normal de un chico de tres años. Se supo, además, que nació con apenas un kilo y medio y es posible que ahora no tenga la talla correspondiente a su edad, aunque de esto la información no dice nada. Por suerte, el niño santarroseño se recupera “muy bien”, según señalan en el Hospital de Niños, pero el director del nosocomio lamentó que no haya habido una detección temprana de la desnutrición, porque, según dijo, “la falta de alimentación provoca retrasos de maduración y tampoco permite desarrollar competencias y habilidades”. No debe creerse que la desnutrición infantil deba considerarse aquí como una rareza que no debiera inquietar demasiado. En enero de este año “Clarín” informó que los resultados finales del relevamiento de niños desnutridos revelaron que en la provincia se han detectado 3.500 casos, mil más que en 2006. Y otras fuentes sugieren que la situación es peor que la aludida por “Clarín” y apuntan que durante el último período de clases del año pasado, autoridades de las escuelas más pobladas de la Capital, como la del barrio La Viñita, denunciaron que varios alumnos “se desmayaron por el hambre” en horas de clase. Por otra parte, se sabe que en Catamarca hubo muertes por desnutrición, realidad que queda encubierta porque las muertes por esta causa no son diagnosticadas en razón de que las demandas de atención son motivadas, generalmente, por complicaciones de la desnutrición, como son, las más de las veces, las infecciones severas. Seguramente el mejor antídoto contra la desnutrición será la promoción del bienestar a través del mejoramiento de las condiciones de vida entre la población menos favorecida. Las campañas alimentarias y educativas siempre serán útiles, pero su eficacia más alta sólo será posible en una sociedad que avanza hacia un desarrollo más equitativo. CLIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 72- Editorial 12/10/07 LOS MÁS CASTIGADOS POR EL DESEMPLEO Contra lo que podría esperarse en unos tiempos en que tanto se adula a los jóvenes y se exalta a la juventud como el momento de la vida más digno de ser vivido, las estadísticas muestran que, en Catamarca, son los más jóvenes –varones y mujeres- el sector más castigado por el desempleo. Un estudio de la Dirección de Programación del Desarrollo expuesto en el Consejo Federal de Inversiones indica que el 45 por ciento del elevado índice de desempleo juvenil corresponde a varones de entre 20 y 24 años, en tanto que el 35 por ciento afecta a mujeres de la misma edad. En la franja siguiente, la de 25 a 29 años, la situación de las mujeres empeora, pues el 27 por ciento está representado sólo por ellas. Los datos reflejan el mercado laboral en el Gran Catamarca en el período 2004-2006. Destaca, el informe, que en la situación influye un significativo porcentaje de casos en que los aspirantes no han completado estudios terciarios – universitarios y también otros que están en la misma situación en relación con estudios de nivel medio. Pero observa, asimismo, que hay “subutilización de recursos humanos por tareas de menor calificación que su nivel educativo”, lo que ocurre cuando capacitados para una función más calificada deben conformarse con tareas de calificación menor. De esto se deduce que tanto los jóvenes con estudios incompletos, como los que poseen títulos más cualificados sufren las consecuencias de las características del mercado laboral local. Para el expositor del estudio presentado en el CFI, el déficit de empleo de mano de obra calificada en Catamarca es consecuencia del perfil de la población económicamente activa, en este caso, el alto porcentaje de trabajadores con estudios superiores incompletos. Pero no sólo a eso, sino también, a una estructura laboral en que predominan los puestos de trabajo de escasa calificación, sobre todo en el sector privado. Puede concluirse que la suerte de los jóvenes es aquí por demás lamentable. Si no concluyen sus estudios, las dificultades para lograr un empleo son poco menos que insuperables. Pero quienes se esfuerzan por obtener niveles educativos más altos deben saber que probablemente tendrán que resignarse, después, a tareas de CLIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 jerarquía y remuneración no coincidentes con sus índices de capacitación, esto es, a puestos de significación inferior. Las soluciones no parecen fáciles. La llegada de inversiones foráneas y de capitales locales que generen trabajo –también trabajo de mano de obra calificaday esto en cantidad que responda al volumen de la demanda no ocurrirá de un día para otro. Por otra parte, será necesario que las capacitaciones y especializaciones resulten adecuadas para las exigencias del desarrollo que se procura. Sucede aquí que esa correspondencia todavía debe lograrse, y ello también requerirá tiempo y reformas en los dominios de la educación. El problema laboral de los jóvenes no es exclusivo de Catamarca. Una nota de “La Nación” del domingo último señala que el desempleo afecta al 8,5 por ciento de la población activa del país. Y que entre las mujeres de entre 14 y 29 años la tasa trepa al 18,9 por ciento, en tanto que entre los varones asciende al 13,5 por ciento. Destaca el artículo que “el nivel de desocupación entre jóvenes es casi tres veces el de los adultos, en el caso de la población femenina, y de casi cuatro veces si se trata de los varones. Tampoco es problema sólo de la Argentina. La nota citada hace referencia a un documento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que revela que “la tasa de desempleo juvenil en toda América Latina triplica, en promedio, la del segmento de la población mayor”. La desocupación juvenil no es preocupante sólo por tratarse de una realidad del presente. Es, asimismo, un inquietante pronóstico de una sociedad futura en la que los desocupados y los ocupados en trabajos no vinculados con su formación de hoy serán una carga de frustración para la que no será simple encontrar contenciones. Si los jóvenes están en desventaja –a la hora de buscar empleo- por ser jóvenes y porque el mercado laboral es precario, y si después también lo estarán por haber ya superado la edad dorada, ese panorama del futuro es más que mera prefiguración amarga. CLV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 73- Editorial 19/10/07 DESDE ESTADOS UNIDOS FMI" ADVIERTEN QUE "LA CRISIS LLEGÓ AL Lo asegura en su editorial de hoy el reconocido diario The Washington Post. El matutino destaca la recuperación de los países emergentes, el pago de sus deudas con el organismo y la acumulación de reservas. (Télam) - El Fondo Monetario Internacional necesita una reestructuración y quizás un ajuste, afirma el diario The Washington Post en su edición de este viernes. En su editorial titulado "La Crisis llegó al FMI", el prestigioso matutino estadounidense destaca la recuperación de los países emergentes, el pago de sus deudas con el organismo y la acumulación de reservas. Asimismo, asegura que "no hay en el horizonte eventuales crisis en las balanzas de pagos". Tras señalar que todos, incluyendo el nuevo director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, demandan reformas, recuerda que las economías emergentes reclaman un rol en el organismo acorde con su crecimiento. Por otra parte, tras recordar que la cartera crediticia del FMI se redujo en la actualidad sólo 11.000 millones de dólares, el periódico aseguró que el organismo podría necesitar un ajuste. "Las crisis del Fondo de legitimidad y necesidad de financiamiento necesitan ser `tacleadas‟ simultáneamente", considera el editorial, que agrega que "el FMI debe adaptarse a un nuevo mundo de tipo de cambio flotantes y masivos intercambios comerciales internacionales y de inversiones". EL ANCASTI ■ Catamarca 74- Editorial 23/10/07 EJEMPLOS EN SOLIDARIDAD El capital humano no es recurso que figure en los presupuestos, sin duda porque es imposible cuantificarlo, pero quizá también porque no se reflexiona lo suficiente sobre la importancia de conocerlo y de advertir cuando disminuye y es necesario recuperarlo y acrecentarlo. Una sociedad que no percibiera la significación de ciertas muertes que configuran verdaderos desastres en el marco CLVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 de la suerte común estaría condenada a empobrecimiento constante en un rubro de su patrimonio que, no por inmedible, escapa a la estimación comprensiva que permite saber cuándo se ha producido una pérdida de difícil recuperación pero de imperativa demanda de previsiones reparadoras. Dicho de otra manera: haría falta otro género de presupuesto que diera cuenta de la situación de la provincia en capital humano, esto es, en saberes, habilidades y virtudes sin las cuales ninguna planificación alcanza verdaderamente sus objetivos, ni puede generar esa deseable clase de desarrollo integral que no dejaría espacio sin promoción fecunda, ni talento sin reconocimiento, ni vacío sin cobertura. Con tan hipotético inventario, la sociedad no tendría dificultades para apreciar, en toda su hondura, esas bajas humanas que, de tanto en tanto, le arrancan fuerzas esenciales, y para afrontar sin demora la ardua sucesión de unos modelos tan exigentes como imprescindibles. Se hace referencia aquí no a una cuestión de mera restauración demográfica, por más que ella sea también deber inexcusable. Se alude en esta ocasión al revés social que entrañan las muertes de sus componentes más singulares. De quienes han cumplido una misión que los ha hecho distintos, que los ha elevado a la categoría de ideales, más sorprendentes ahora, por ser estos tiempos de generalizado egoísmo. Catamarca acaba de asistir a la caída física de dos de esos componentes de valor extraordinario. Operarios en distintos campos, los dos brillaron como servidores del pueblo, como señaladores de un área sobre la que debe actuarse con la consagración de la vida entera y asumiendo las consecuencias de una opción sin duda heroica. Estos catamarqueños que acaban de morir se han destacado, uno en la medicina destinada a los niños, y el otro en la “cura de almas”, como se ha llamado tradicionalmente al oficio de los sacerdotes católicos. Uno, el Dr. Romis Raiden, sirvió a los niños a través de una total dedicación de cuarenta años en el Hospital de Niños de la ciudad de Córdoba, del que hizo su casa y el escenario de su obra, al que también llegaban los hijos de sus comprovincianos cuando en Catamarca parecía no haber ya curación posible. El otro, el padre Hugo Argentino Córdoba, pasó sus últimos 35 años como párroco de San Antonio de Padua, donde sirvió a la feligresía de su jurisdicción y también a quienes desde otros puntos de la Ciudad y de la provincia recurrían a él en la seguridad de que contarían siempre con su apoyo. Catamarqueños los dos, no podría asombrar que compartiesen la misma fe y que esa fe orientara su existencia. Tal vez por esto ninguno de los dos se limitaba exclusivamente a atender su especialidad. El Dr. Raiden, además de cubrir la asistencia médica de sus tiernos pacientes, les brindaba afecto a ellos y a sus afligidos padres, como asimismo esperanza cristiana y, en ocasiones, también CLVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 solidaridad material. Por su parte, el padre Córdoba no sólo se preocupaba por salvar las almas de quienes llegaban a él. Además, era proverbial su predisposición para acompañar a los necesitados con su ayuda económica y con la dedicación de su tiempo, ese otro tesoro personal que con frecuencia cuesta tanto compartir. Los dos vivieron para servir. Los dos se apoyaron en la misma fe. Los dos han sido eficaces. Ninguno de ellos fue amigo de la ostentación. Ninguno de los dos discriminaba: el Dr. Radien se preocupaba por los niños de pobres y ricos. El padre Córdoba alternaba con todos y, como se lee en el Evangelio en alusión a Cristo, comía también con “los publicanos y pecadores”, por más que esto le atrajo no pocas críticas. La partida de ambos afecta a la provincia en una medida que no podría precisarse, pero que, sin duda, es grande. Y el ejemplo como servidores es, también inmenso. Ejemplo para los profesionales de la salud, para los de la cura de almas y para la totalidad de los catamarqueños que deberán asumir la lección y restañar un vacío que debe asumirse como deber de todos. EL ANCASTI ■ Catamarca 75- Editorial 31/10/07 OCASO DE LOS PLANES DE EMPLEO Siempre fueron objeto de crítica los planes estatales de empleo, creados para proteger a las víctimas más sensibles de la crisis de los primeros años del siglo, que se reconoce como la más asoladora que conoció el país. Ni esta circunstancia impidió que se censuraran tales planes, juzgándoselos como fomentadores de conformismo que concluiría ahogando toda voluntad de esfuerzo y de iniciativa personal para afrontar las dificultades. Desde la política se añadió otra objeción, que alertaba sobre las consecuencias de esta asistencia del Estado como oportunidad para la profundización del clientelismo que convierte a los beneficiarios –así se decía- en cautivos de los distribuidores del beneficio a la hora de ejercer la ciudadana responsabilidad del voto. Estos juicios adversos reaparecen cada vez que se ven –ahora menos largas que antes- las colas formadas por quienes aguardan, cada mes, el pago del plan. En esa deprimente espera abundan comprovincianos jóvenes -mujeres y varones-, a quienes, desde luego, se desearía encontrar entre los trabajadores formales, es decir, entre quienes se desempeñan en puestos de trabajo genuino. CLVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Pero otra queja contra los planes apuntaba al monto del beneficio, 150 pesos mensuales que desde un comienzo se consideraron exiguos, desproporcionados en relación con el servicio a que están destinados. Los planes Jefes de Hogar aparecieron en 2002, cuando Eduardo Duhalde ejercía la presidencia de la Nación. Según recuerda una nota de La Nación del lunes, primero se pagaron en Lecops, luego en efectivo y ahora con tarjeta magnética, pero la suma fue siempre la misma: 150 pesos. El hecho de que se haya mantenido invariable la cantidad de la asignación no implica que el nivel de las necesidades de sus destinatarios se hubiese quedado en la misma altura de aquel mes de mayo de 2002 en que se conocieron los planes. Nada de eso. La inflación reconocida oficialmente fue del 67,1% entre aquel comienzo y el presente, y la suba de alimentos declarada por el INDEC fue del 81,5%, sin contar –apunta el diario porteño- que para la mayoría de los analistas esos porcentajes están subvaluados. Otros datos que permiten una idea más clara de la desactualización de los planes son el que indica que el coeficiente de variación salarial creció un 118%; el que revela que en proporciones aun mayores también subieron el salario mínimo y las jubilaciones; y el que muestra que hasta algunos servicios públicos tuvieron actualizaciones. La conclusión a que llega el articulista porteño no podría ser más terminante: “En este período, lo único verdaderamente congelado en la Argentina fueron los planes sociales”. Pero no hay intención de modificar el monto. En realidad, se está asistiendo a la extinción de los planes. No hay nuevas incorporaciones de beneficiarios. La evolución de la economía ha hecho posible que unos 700 mil jefes de hogar asistidos pasaran a trabajo en blanco y que los 2,2 millones de desocupados con que empezaron los planes Jefes de Hogar en 2002, se redujeran a los 820 mil de ahora. En Catamarca estos beneficiarios suman ahora 22 mil, después de haber sido 45 mil en 2003. Ya están en marcha las nuevas alternativas para los desocupados que sigan en situación de ser asistidos por el Estado. Está el Seguro de Capacitación de Empleo, que exige la asistencia a cursos de formación y la postulación en las búsquedas donde el perfil buscado coincida con el beneficiario. En este programa, la asignación es de 225 pesos mensuales. El otro programa es el Familias, que compromete el cumplimiento de requisitos como la escolaridad de los hijos. Se remunera según el número de los menores a cargo, con un piso de 155 pesos y un tope de 305. Como puede verse, la cantidad de los socorridos con el plan Jefe de Hogar es todavía alta en Catamarca y el poder adquisitivo de los 150 pesos que reciben CLIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 apenas si tiene una significación simbólica. Habrá que apurar la generación de empleo genuino, pues las alternativas de transición que ya están en marcha tampoco entrañan un verdadero alivio para quienes recurran a ellas. EL ANCASTI ■ Catamarca 76- Editorial 24/10/07 EN MEJORES CONDICIONES ANTE LA INSEGURIDAD Por desgracia, no es suficiente para esperar seguridad en la provincia que el subsecretario del área haya afirmado que el Gobierno, y más específicamente la Policía, están “preparados” para darla, como si se tratara de un objeto que hasta pudiera ser elemento de algún bolsón más provisto que el alimentario de los programas sociales. La voluntarista expresión del jefe de la Seguridad podría explicarse por la circunstancia en que fue emitida: el acto en que se entregaron a la fuerza del orden de la provincia nuevas camionetas, motocicletas, computadoras, armas y otros equipos que sin duda serán valiosos auxiliares en la lucha contra el delito. Según la información oficial, la inversión que demandó la adquisición de este material superó los 3 millones de pesos, que hay que sumar a otro medio millón que costó el polígono virtual de tiro que se inauguró también en la misma oportunidad, en la Escuela de Cadetes de la Policía. En declaraciones posteriores, el subsecretario Baracat sostuvo que la sola presencia de lo que se ha incorporado al patrimonio policial contribuirá “a disminuir lo que es la sensación de inseguridad que está instalada en la gente, no sólo del país sino también en Catamarca”. Antes había expuesto, como objetivos de su Subsecretaría, la capacitación del personal policial y la conducción de la fuerza con “firmeza” que impida “desacoples” internos. El Gobernador cubrió, después, las insuficiencias del discurso de su Subsecretario, al advertir que no debiera sobredimensionarse el alcance del nuevo material, pues la inseguridad requiere que se ataquen “sus causas”, que “en muchos casos puede ser la pobreza, en otros casos, la droga”. Asimismo, el primer mandatario afirmó que hay que trabajar en “todos los aspectos”, esto es, “en la pobreza, en la droga, en el alcohol; y también hay que capacitar a la Policía, hay que darle equipamiento y móviles”. Tan importante es, en CLX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 opinión del Ing. Brizuela del Moral, la lucha en todos los frentes, que una falla en uno de ellos “puede traer como consecuencia situaciones de inseguridad”. Queda claro que, aunque no lo ha señalado explícitamente el Gobernador, el frente que podría juzgarse cubierto es el del equipamiento y los móviles; que falta aún capacitación; que hay mucho pendiente en relación con el alcohol y la droga; y que la pobreza podría estimarse campo poco menos que virgen. Y, además, que se está en pañales con respecto a la necesaria participación social a través de organizaciones intermedias destinadas a lograr seguridad, punto del que no habló el Gobernador en el acto de la Escuela de Cadetes. Parece que hay que entender que, más que esté preparada para dar seguridad, como ha dicho el subsecretario Baracat, la Policía ahora está en mejores condiciones para combatir el delito. Una situación que incrementa la responsabilidad de los custodios de la seguridad y que justificará una más alta expectativa pública que ya no deberá ser demanda sin esperanza. Y la conclusión aún podría ser más modesta. De lo expuesto por el jefe del Ejecutivo se deduce que deberán los catamarqueños soportar la inmigración delincuente provocada por la acción policial en los centros urbanos más densamente poblados y de más elevado índice delictivo, donde la acción contra los malvivientes es cada día más enérgica. Habrá que saber, entonces, que la pobreza, el alcohol y la droga seguirán generando delito en Catamarca y que, además de ello, se sufrirá el “aporte” de esas oleadas inmigratorias no deseadas que harán más arduo el combate contra la inseguridad. Desde ya, la incorporación de recursos que permitirán mayor rapidez de las comunicaciones, el traslado automovilístico más oportuno, la provisión de armas y municiones en calidad y cantidad como para reprimir a los delincuentes, y la capacitación policial en tiro y otras especialidades deben verse como avance plausible en una emergencia que reclama vigilia permanente. EL ANCASTI ■ Catamarca 77- Editorial 29/10/07 UN NUEVO TIEMPO Por mucho que pudiera alegrar un resultado electoral, los triunfadores saben que esas victorias no eliminan, como por arte de magia, los problemas y conf1ictos que ya en las vísperas de los comicios provocaban no escasa inquietud. Por el CLXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 contrario, las expectativas incrementan su impaciencia. Y no sólo eso, las dificultades aparecen ahora en toda su cruda realidad una vez que retornan al foco de la atención de donde habían sido desplazadas por las preocupaciones electorales. Esto es tan válido para la nación como para la provincia y aunque pueda comprenderse que la celebración ocupe el primer plano, quienes deben asumir la superación de las dificultades han de sentir también, como intrusiones inevitables, esos fogonazos que advierten que la faena será dura en el tiempo del cumplimiento de las promesas. En Catamarca, problemas y conflictos que no son pocos y que en algunos casos son de gravedad suma, esperan con ya incontenible malestar de la gente que se los afronte con la idoneidad que requieren. Esta es la situación en el caso de la crisis energética y en el del servicio de agua potable, dos asuntos explosivos que ya han agotado el tiempo de las explicaciones y los compromisos y en los que nuevas dilaciones podrían constituir la cerilla encendida para un epílogo que nadie quiere. Los cortes de energía eléctrica y del suministro de agua ya han adquirido dimensiones inquietantes y dan una idea de lo que ocurrirá en el futuro inmediato, a medida que el calor arroje marcas térmicas intolerables y que la sequía apure sus insinuaciones desertificadoras. En este contexto, no pueden admitirse ciertas exhortaciones oficiales a la confianza en la Naturaleza, como si no hubiera otra solución que las que el buen Dios quisiese proveer. De más está observar que la crisis apuntada no es sorpresa derivada de circunstancias impredecibles. Se sabe desde hace mucho que en los dominios del agua y la energía eléctrica hacían falta decisiones de fondo para terminar con las consecuencias de unas privatizaciones desgraciadas desde el comienzo, toleradas hasta la complicidad durante años y hasta sostenidas aun sabiéndose que nada mejor que lo que se ha visto podría esperarse de esas concesionadas. Pero no son los únicos problemas que conmueven la provincia. Allí está el de la inseguridad, en apariencia dispuesta a mantenerse y agravarse pese a las afirmaciones que aseveraban que ahora la Policía está en condiciones de brindar seguridad a los catamarqueños. Además de la serie de asaltos que amenaza con no interrumpirse nunca, debe citarse el caso de la escuela de Villa Cubas que acaba de ser "invadida” por quinta vez en lo que va del año y cuyos directivos y docentes proponen que parte del local escolar sirva para la instalación de un destacamento policial que al mismo tiempo que proteja la zona garantice con su presencia permanente la seguridad de la escuela. CLXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 También hay sectores en la provincia inquietos por las posibles secuelas de la explotación minera. Sectores que acusan al Gobierno de indiferencia ante la degradación ambiental que, con exageración o sin ella, estiman ya desgracia presente. Y por el lado de los conflictos, el que mantienen los docentes ya "va para largo", como se dice aquí, tanto que aquella ilusión de los 180 días de clase debe olvidarse para concentrarse en hallar la forma de que este año escolar termine lo menos traumáticamente posible. El ámbito de la Salud Pública es otro campo minado que no podrá mantenerse sin gravísimo daño general. Allí la suerte de los comprovincianos más necesitados confirma aquella sentencia de León Bloy según la cual "el tiempo es un perro que sólo muerde a los pobres". Pero, además, habrá que oír a los trabajadores no docentes y también a los que reclaman que se preste atención a la situación de riesgo en que están varios lugares del interior de la provincia por la posibilidad cierta de incendios forestales previsibles por la sequía y por los factores climáticos de esta época del año. Habrá que prestar oídos a su reclamo de una ley de emergencia forestal y asumir sin demoras lo que deba hacerse para resguardar esa invalorable parte del patrimonio de todos que son la flora y la fauna de las zonas montañosas de la provincia. Pasadas las elecciones, viene la realidad. Que nadie se quede en el escapismo de los festejos. Que todos estén a la altura de la nueva etapa. EL ANCASTI ■ Catamarca 78- Editorial 16/11/07 DETERMINACIÓN POR DEMÁS PLAUSIBLE Cuando gobernaba la República de Filipinas el repetidamente reelecto -fue presidente 1966 y 1986- Ferdinand E. Marcos, cobraron notoriedad ciertas declaraciones de su esposa, famosa por su amor al lujo y la ostentación y también por su carencia absoluta de sensibilidad social, que sostenían que no hay que darles nada a los indigentes porque siempre vuelven por más y nada les resulta bastante. Más allá de la detestable naturaleza de esas manifestaciones, la realidad objetiva no es muy diferente de la descripta por la consorte de aquel mandatario de incontenible apetito de poder vitalicio, aunque habría que observar que en gran medida ello es así porque las carencias de amplísimos sectores son infinitas y permanentes. CLXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Pero debe apuntarse, por otra parte, que la actitud que la primera dama filipina atribuía a los pobres suele verse también en otros niveles de la sociedad y hasta en instituciones que a menudo llegan a estados de necesidad por manejo irresponsable de sus recursos. Este último caso es el de más de uno los gobiernos municipales de la provincia, a los que la distribución secundaria de la Coparticipación Federal, las regalías mineras y los recursos de origen local no les resultan suficientes para la atención de sus jurisdicciones. Y más grave aún: tampoco les alcanzan los dineros del Fondo de Desarrollo, cinco millones de pesos anuales destinados a cubrir emergencias que pudieran afectar a los municipios y que se han estado otorgando a pesar de que terminaban usándose en rubros tan ajenos a su fin específico, como el de la designación de nuevos agentes en la administración municipal. Y todavía peor: todo esto ha ocurrido con el agregado de que los jefes municipales ni se ajustaban al deber de elevar las rendiciones de cuentas ni los proyectos de inversión. Podría objetarse que los intendentes no podrían invocar la miseria de los destinatarios del desprecio de la consorte del presidente filipino, cosa indiscutible y que vuelve menos aceptable la conducta de esos intendentes a los que se está haciendo referencia. Por suerte, se han adoptado medidas para eliminar la arbitrariedad y la irracionalidad con que en algunos municipios se invierten unos recursos que debieran servir no sólo para generar el bien común presente, sino además, para cimentar el que demandarán las futuras generaciones. Esas medidas han sido resueltas por la Comisión de Participación Municipal y procuran, sustancialmente, que se termine el comportamiento que desnaturaliza el sentido del Fondo de Desarrollo y crea una situación de desigualdad entre los municipios, pues mientras unos se preocupan por la correcta administración y se abstienen de producir necesidades nuevas mediante designaciones y recategorizaciones, otros hacen lo contrario y, no obstante ello, recurren a un Fondo constituido exclusivamente para emergencias no provenientes de la arbitrariedad gobernante. Por lo pronto se ha dispuesto que las Municipalidades que hasta el 30 de este mes no hubiesen presentado la documentación relacionada con la inversión de los dineros del Fondo no podrán solicitarlos en el próximo año. De este modo, dicho Fondo quedará a disposición sólo de los municipios que hayan controlado el gasto. Se sabe que de las nueve municipalidades que recibieron asistencia para emergencias en el mes pasado, sólo dos están en condiciones de seguir cobrándolo. CLXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La actitud de la Comisión de Participación Municipal no podría ser más digna de apoyo y más oportuna, pues ya se han registrado insinuaciones referidas a pedidos de nuevas ayudas por parte de algunos mandatarios municipales que tendrían la intención de producir nuevas erogaciones en materia de salarios. Que los pobres siempre vuelven por más no resulta incomprensible. Lo que no puede tolerarse es que algunos municipios se obstinen en no salir de pobres a fuerza de irresponsabilidad y derroche de los recursos que se les proveen. EL ANCASTI ■ Catamarca 79- Editorial 27/11/07 DIFÍCILMENTE ATRAYENTE A lo mejor cuando aquí se habla de turismo, que, según la propaganda oficial el Gobierno tiene sobrada intención de promover, no se hace referencia a ninguna política inmigratoria -las corrientes visitantes son inmigración, por más que de duración limitadísima-, sino a este otro fenómeno no menos migratorio que empuja a los nativos de un lugar a abandonarlo, lo que el habla popular podría caracterizar, con indudable acierto, como “turismo en contra". Este turismo inmigratorio no tiene, en el organismo turístico, registro alguno, y ello no puede sorprender, por cuanto sus índices no podrían servir como motivo de orgullo para los responsables de generar condiciones que hagan de la provincia un lugar deseable para llegar a ella, aun cuando no fuera más que por muy breve tiempo. Lo dicho no es del todo caprichoso, pues los inquietantes niveles de inseguridad ante una delincuencia que se ha incrementado también en proporción que alarma, el pavoroso de la inseguridad vial, el también desalentador de la inflación y el de la emergencia de los servicios de energía eléctrica y agua potable conforman un cóctel que no podría ser más efectivo como neutralizador de cualquier intento de producir un turismo de verdadero interés para la provincia. Acerca de la inseguridad frente al delito, las propias fuerzas del orden se confiesan impotentes para contener una delincuencia cada vez mayor, por la cantidad de los casos y por el aumento de la violencia, todo ello, según explican, debido al crecimiento extraordinario de la Ciudad que no fue acompañado por un desarrollo igual de las posibilidades policiales, y también a causas más profundas, como las relacionadas con la pobreza y el debilitamiento de la institución familiar. CLXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ha hecho saber en estos días que en Catamarca el delito aumentó en un 29,7%, comparadas las marcas de 2006 con las de 2005, lo que puso a la provincia en el tope de la lista nacional, indeseable cumbre de la que no puede asegurarse que haya descendido este año. El informe publicado en EL ANCASTI del lunes detalla que fueron preponderantes en el conjunto de los delitos los perpetrados contra la propiedad, esto es, robos, hurtos y asaltos, incluso tentativas. También han tenido importante presencia en esas estadísticas los delitos contra las personas, más precisamente, las lesiones, los homicidios y los accidentes de tránsito. Con respecto a la inseguridad vial, los catamarqueños saben ya que cuentan con uno de los más altos índices de accidentes y de víctimas fatales en el país, según las mediciones que toman en cuenta la relación entre el número de habitantes y el de vehículos de cada provincia. En cuanto a la inflación, últimas precisiones del INDEC indican que Catamarca fue en octubre una de las provincias con porcentajes más elevados. Siguió inmediatamente, con un 1%, a la primera jurisdicción de la tabla nacional que fue la provincia de San Luis (1,4%). Los miedos por la energía eléctrica y el agua potable han de tener tamaño apocalíptico en quienes son escépticos ante los anuncios oficiales que manifiestan que están en marcha las gestiones para lograr las garantías de que este verano no será un infierno en Catamarca, principalmente en la Capital, donde la crisis es más aguda. Pero hasta los más optimistas saben que para la llegada de las soluciones, aun las más transitorias, se requerirá algún tiempo, el suficiente como para no poder evitar la tortura del anticipo de un estío que se insinúa singularmente ardiente. De cuanto se ha señalado surge que por ahora Catamarca no ofrece las mejores perspectivas para los turistas potenciales y ávidos de escapar de las alambradas de sus propios suplicios provinciales. Desde luego, tampoco para quienes viven en estas tierras y que no están en condiciones de buscar residencias menos hostiles. EL ANCASTI ■ Catamarca 80- Editorial 21/11/07 LLUVIA MALSANA CLXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Una provincia con prácticamente la mitad de sus habitantes ubicados por debajo de la línea de pobreza o indigencia -el 41,6 por ciento, según la estadísticano puede sacudirse de hombros ante la agudización del proceso inflacionario que, una vez pasada la contienda electoral, ya no se trata de disimular con la misma garra que se ponía antes del examen de las urnas. Para tan significativo porcentaje de fragilidad social, la inestabilidad de los precios, no sólo en el caso de los artículos de primera necesidad, que, por otra parte, no son los únicos de consumo imprescindible, es emergencia que debe afrontarse a solas, a diferencia de otras en que puede esperarse algún socorro estatal. Sin duda, en esos sectores las mudanzas en el costo de vida no pueden verse como si se tratase de intrascendentes altibajos climáticos, como adversidades que tuvieran en sí mismas el poder de revertirse y que por ello fuese suficiente con aguardar ese salto hacia tras que recompusiera la situación, como una suerte de variación que como ocurre en la música, sucediese también en el campo de lo económico por una necesidad de realzar el tema inicial. De ninguna manera. La inflación cae sobre los hogares de la pobreza y la indigencia, que aquí son tantos, como una lluvia malsana que encoge aún más los cepos que los tienen cautivos. Para quienes la subsistencia era ya pura incertidumbre, el latigazo inflacionario empuja esos vía crucis hacia extremos que abren la puerta a otras desgracias emergentes, por lo general, de la impotencia para permanecer vivos y con elemental decoro. Desde luego, la inflación erosiona a todos. También a quienes ocupan ese hemisferio humano de la provincia que pisa por encima de los temibles umbrales de la pobreza y la indigencia. Para éstos no implica tragedia, aunque sí la tortura de presentir que se acelera su caída en aquellas ciénagas de los grupos menos favorecidos de la sociedad. Acerca de las precisiones que debieran hacerse en relación con la envergadura inflacionaria, debe confesarse que las estadísticas suministradas por el Estado no promueven certeza, por cuanto se han generado en los últimos tiempos no pocas sospechas acerca de la objetividad de esos informes y porque las mediciones no se hacen en todos los rubros del consumo sino únicamente en algunos. Lo cierto es que la sensación generalizada da cuenta de una alteración preocupante de los precios, de que todo es cada día más caro y lo peor estriba en que la inquietud se multiplica por la casi seguridad de que el fenómeno recién comienza y podría llegar a niveles del todo inalcanzables para el menguado poder de los salarios. Esta intuición mortificante con respecto al futuro tal vez no sea mera exaltación masoquista, si se presta atención al hecho de que sólo en la última CLXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 semana los combustibles se encarecieron en un 14 por ciento. Y al otro que muestra que comparados los precios en este renglón con los del primer semestre del año, las subas acumuladas llegan al 30 por ciento. Y al otro que sugiere que los incrementos en transportes y servicio eléctrico potenciarán la tendencia alcista. No podría negarse que la inflación en una comunidad de tal modo debilitada es traspié que obliga al realismo más inclemente. Como arrancados de un sueño -el iniciado despegue económico y las expectativas suscitadas por él-, vuelve a sentirse la dureza del suelo y la urgencia de correctivos que pongan de nuevo, al país y a la provincia, en el camino de la racionalidad, la previsibilidad y el crecimiento con beneficios para todos. EL ANCASTI ■ Catamarca 81- Editorial 28/11/07 “ALERTA ROJO NUTRICIONAL” Según afirma la Asociación Civil de Padrinos de Alumnos y Escuelas Rurales (APAER), el niño es el principal afectado por el subdesarrollo porque nada puede hacer por sí solo para defenderse. Viendo esa situación que golpea a tantos pequeños compatriotas, el subdesarrollo adquiere su verdadera naturaleza aborrecible, que a lo mejor no llega a percibirse del todo cuando se lo contempla en bloque. La observación de APAER no es una afirmación teórica dirigida a fortificar el patrimonio conceptual de los argentinos sin otro propósito que el meramente didáctico. Es mucho más que eso, por cuanto trata de sensibilizar a los gobiernos y a la sociedad entera en relación con la necesidad de asegurar la nutrición que requieren los niños de las áreas rurales, que según la referida asociación civil, no están recibiendo la alimentación adecuada en la etapa del desarrollo, por lo que se hallan al alcance de la alteración de su evolución y de la discapacidad mental que en muchos casos deriva de la desnutrición en la edad temprana. La preocupación es tanta, que la entidad lanzó un “alerta rojo nutricional”, después de comprobar que es “alto” el grado de desnutrición y subalimentación en el país, en especial en Misiones y Chaco, donde el Estado sólo aporta 29 y 50 centavos diarios por alumno. Afortunadamente, Catamarca no figura entre las provincias “más comprometidas”, que son, según APAER, Misiones, Chaco, Formosa, Córdoba, CLXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Santa Fe, Santiago del Estero, Salta y Jujuy, las cuales presentan índices de desnutrición de 20% entre los alumnos de colegios rurales, además de elevado nivel de subalimentación. Pero si bien la provincia está fuera del conjunto más frágil, no por ello puede hablarse de liberación absoluta. APAER señala que “distintas zonas de Catamarca -como asimismo de La Rioja, San Luis, San Juan y Mendozatambién son lugares que “no están recibiendo la atención mínima requerida”, por lo que –habría que temer- podrían pasar en cualquier momento a la categoría de las provincias “más comprometidas”. La presidenta de APAER fundamentó tal aserto destacando que en su contacto diario con las escuelas rurales recibe “comentarios de los directores y encontramos que el dinero que les envían es insuficiente” y que “además de ser ínfimo no lo reciben regularmente”. No hace mucho el director del Hospital de Niños “Eva Perón”, Mario Marcolli negó que en Catamarca pudiese hablarse de casos de desnutrición infantil, pero, por lo visto, al menos debería admitirse que hay zonas de la provincia en que el riesgo es más que probable, a juzgar por lo que manifiesta la asociación civil consagrada a los niños de escuelas rurales. La proximidad de las vacaciones potencia la oportunidad de la advertencia a que se está haciendo referencia, pues el receso suele afectar a los servicios alimentarios infantiles, al producirse suspensiones e irregularidades provenientes de una burocracia que en esa etapa del año parece más ineficaz. No está de más insistir en la necesidad de que se preste atención a las voces de aquel “alerta rojo nutricional” que demandan que se otorgue la importancia que tiene a la alimentación de los niños en este período de su desarrollo personal. Y que se tenga en cuenta que la desnutrición y la subalimentación no pueden descartarse en grupos sociales en que hay pobreza extrema, y, además, alcoholismo, irregularidad familiar, analfabetismo, desocupación, promiscuidad y saneamiento ambiental escaso. EL ANCASTI ■ Catamarca 82- Editorial 10/12/07 JORNADA PARA LA ESPERANZA Seguramente lo que la totalidad de los argentinos espera de la gestión presidencial que iniciará hoy la hasta ahora senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner es que consolide la recuperación económica lograda por la Argentina en los últimos cuatro años y que extienda ese progreso a las otras áreas en que los CLXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 avances han sido insuficientes, entre ellas las relacionadas con la calidad institucional, con la equitativa distribución de la riqueza y con la seguridad. Éste ha de ser el "suelo" sobre el que transcurrirán las expresiones jubilosas de la jornada y los sentimientos que inspira el hecho de que Cristina de Kirchner es la primera mujer en llegar a la cima del poder de los argentinos en comicios que, por otra parte, le dieron indiscutible respaldo. Otra fuente de expectativas se relaciona con el dato de que la asunción de hoy subraya el fenómeno mundial que muestra el progresivo ascenso femenino a funciones de máxima responsabilidad que tradicionalmente se han visto como exclusivas de varones. Y podría aventurarse que esta realidad atenuará las exaltaciones políticas que nunca han dejado de manifestarse y de limitar la confianza en ocasiones como ésta, en que la esperanza y la predisposición a la cordial construcción del país que viene deberían constituir la nota dominante de un día verdaderamente cargado de sentido. Que no se pierda lo ganado y que se conquiste lo todavía no alcanzado puede parecer consigna extremadamente sintética y, por ello, vacía. Pero no será fácil negar que en la tradición de dolorosas regresiones que ha conocido la Argentina, este en apariencia modesto proyecto apunta precisamente a ganar para la nación un eje inamovible que haga de su historia una continuidad de su "patrimonio" más objetivamente positivo y la permanente superación de sus fragilidades paradójicamente más resistentes. El bien común de una nación nunca es pequeña carga para conductor alguno, y esta verdad autoriza la cautela ante el porvenir que pone a prueba a quienes sostienen el timón y también a los que deben ejercer la oposición que libre al pueblo de cualquier extravío y al conjunto de los gobernados. Por esto la asunción de una nueva jefatura política suscita tanto júbilo como prudencia. Porque si bien es ratificación de que la vigencia republicana se afianza, es, asimismo, nuevo tiempo para que las virtudes que permitieron la nueva instancia sean otra vez revalidadas y para que se manifiesten los otros reflejos que demandarán las situaciones nuevas. Pero por ahora es natural que se imponga la exultación. Que sobresalga el aplauso. Que domine la esperanza. Que se sienta el energizante poder de la República que genera, cada cuatro años, experiencias como la de hoy, que vuelve creíble la ilusión de que la historia puede hacerse de nuevo, libre de las determinaciones negativas del pasado. De que es posible profundizar un rumbo inclusivo que no deje a nadie afuera y que asegure para todos la posibilidad de un futuro mejor. De que en este buscar la sociedad armónica, esto es, sin desposeídos y sin regiones geográficas retrasadas, se encuentren todos, también los que se sienten obligados a sincero disenso. La presidenta Kirchner recibirá hoy un país CLXX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 que no acierta a saber si su verdad debe verse exclusivamente en los índices estadísticos provistos desde el Estado, o si está mejor reflejada la realidad en las advertencias de no pocos que perciben señales de alarma y sugieren que ya están emergiendo secuelas no deseadas de un proceso que tuviese que juzgarse ahora magnificado por el triunfalismo oficialista. Sin duda, la nueva conductora de los argentinos lo sabe. Como ha de saber, asimismo, que se espera de ella verdad, justicia social, apertura, voluntad integradora, excelencia institucional. Y desarrollo. Desarrollo sostenido e integral. Y, además, relaciones internacionales sin condicionamientos, abiertas y provechosas. Hoy es día de esperanza. Pero no de esperanza sin precisiones, como cuadra a un país que madura. Y esta esperanza merece ser celebrada sin limitaciones EL ANCASTI ■ Catamarca 83- Editorial 11/12/07 UNA CONSECUENCIA LÓGICA "Es malo y nocivo intentar torcer la voluntad popular", dijo Eduardo Brizuela del Moral, en un claro reconocimiento de la existencia de un conflicto interno tan previsible como inevitable. La clase política de Catamarca sabía que la exteriorización de los desencuentros en la alianza gobernante sería apenas una cuestión de tiempo, y que más tarde o más temprano comenzarían los roces, algo que finalmente se manifestó en el amanecer de esta nueva gestión. Con el poder en sus manos, legítimo e indiscutible a partir del arrollador respaldo conseguido en las urnas, Brizuela del Moral sugirió su desencanto por el complejo escenario político preparado para los siguientes cuatro años, e indirectamente responsabilizó a los legisladores que obtuvieron la banca de su mano y una vez en el cargo se convirtieron en flamante oposición. En otras circunstancias, la maniobra de los diputados representaría un escándalo, tal como ocurrió a nivel nacional cuando Eduardo Borocotó se abrazó al kirchnerismo luego de ganar un espacio con los votos de Mauricio Macri. Pero en Catamarca nadie está en condiciones de arrojar la primera piedra. El respeto a la voluntad popular que ahora exige Brizuela del Moral, se había vulnerado ideológicamente mucho antes del acto que marcó el inicio de su segundo CLXXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 mandato como gobernador, porque quien completará ocho años como máxima autoridad catamarqueña es líder de una fuerza que no es víctima sino protagonista de los matrimonios por conveniencia. La cúpula del Frente Cívico y Social, de cara a las últimas elecciones provinciales, realizó un trabajo que tuvo como premisa exclusiva la conservación del poder, y en esa carrera se inició una búsqueda indiscriminada de votos y amistades en los que ni siquiera superficialmente se discutió un proyecto de Gobierno. Es imposible que se sienta traicionado en sus convicciones un movimiento político que, por ejemplo, postuló sus candidatos a diputados nacionales como acompañantes de cuanta fórmula presidencial se oficializara. ¿A quién deberían respaldar los legisladores del Frente Cívico en la Cámara de Diputados de la Nación? Dado que es físicamente imposible moverse en dos direcciones al mismo tiempo, el comportamiento que el Gobernador cuestiona en los legisladores peronistas es igual al que sus candidatos cumplen en el Congreso. Este inusual cuadro que muestra al partido que ganó cómodamente las elecciones con desventaja en la Cámara de Diputados es fruto del juego que propuso el mismo oficialismo que ahora se ve perjudicado. El trato cerrado en la Legislatura entre los perdedores originales de la compulsa electoral y los oficialistas de ocasión, devenidos otra vez en opositores, está avalado por la dirigencia política en su conjunto, que no reconoce más ideales que aquellos que certifiquen un rédito inmediato. El Frente Cívico puede molestarse por su virtual derrota en Diputados. Lo que no puede hacer es sorprenderse, porque es una consecuencia lógica de las pobres reglas del juego impuestas para una provincia donde el debate de ideas y plataformas es inexistente. La realidad de esta clase política ayuna de convicciones, obliga incluso a considerar la fragilidad del acuerdo que ahora genera tanto malestar, porque los justicialistas que cerraron filas no dudarán en deshacerlas nuevamente si con eso acceden a un cargo o una posición más beneficiosa. Es malo y nocivo intentar torcer la voluntad popular, tanto como improvisar una alianza electoralista para recibir el guiño generoso del Gobierno nacional, sin evaluar primero qué implica embarcarse a administrar y conducir un Estado con quien se comparte exclusivamente la ambición de gobernar. CLXXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 84- Editorial 13/12/07 RADICALES DESOCUPADOS Desde el punto de vista del conchavo político, el desembarco de la oposición en la conducción de la Cámara de Diputados fue lo peor que les pudo haber sucedido a los radicales castillistas y ex castillistas, quienes desde que Eduardo Brizuela del Moral se hizo cargo del Gobierno provincial, en 2003, hicieron de ese cuerpo uno de sus principales reductos de subsistencia. En total, desde las secretarías Administrativa y Parlamentaria hacia abajo, son aproximadamente unos 40 cargos los que perdieron a manos de la nueva alianza entre kirchneristas, barrionuevistas y saadistas. No es poca cosa si se considera que la mayoría de ellos son dirigentes de segunda línea que no tienen responsabilidades funcionales significativas, sino que sólo se dedican a hacer política merced al presupuesto legislativo. Están para armar reuniones y actos, organizar las bases, gestionar algunas prebendas y llevar y traer información de la interna y la oposición. Se trata de la famosa militancia rentada. ***** Otros, en cambio, como los radicales celestes Héctor Cangi y Héctor Perea, ex secretarios Parlamentarios y Administrativos, sí tenían una función acotada por el cargo y cierta responsabilidad en asuntos controvertidos del cuerpo. Pero eran los menos. En un principio, casi todos estaban alineados en el sector que conduce el senador nacional Oscar Castillo, pero con el tiempo, sobre todo cuando éste perdió el control de la UCR, muchos emigraron a otros sectores internos, como la Corriente Progresista Radical (CPR) liderada por el diputado provincial José “Chichí” Sosa. Algunos castillistas más precavidos, cuando vieron que el año pasado era posible la conformación de un frente opositor para quedarse con el mando de Diputados –una amenaza frustrada por las peleas intestinas del peronismo-, lograron que el entonces presidente del cuerpo, Guillermo Herrera, los pasara a planta permanente en una movida que levantó no poca polvareda interna. Hoy por hoy, esos radicales se quedaron sin los cargos, pero conservan la categoría como si fueran empleados de carrera. ***** Habrá que esperar que el gobernador Brizuela del Moral no abra las celdas del Presupuesto provincial para dar cabida a este malón de dirigentes y militantes CLXXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 hoy desocupados en la Cámara baja. Y no porque deba ser insensible a la demanda laboral de correligionarios rivales en la interna partidaria, sino por el hecho de que resulta necesario que se tome conciencia de la noción de temporalidad que debe caracterizar a la política. El dicho popular que asevera que se trata de “pan para hoy y hambre para mañana” es algo que todos los políticos repiten en público, pero muy pocos asimilan en la realidad. No es posible, bajo ningún punto de vista, que la política sea aceptada como una fuente de empleo permanente, aunque se trate de una vocación vitalicia. Y es inconcebible que estos ex funcionarios sean incapaces de hallar otro modo de vida fuera del presupuesto provincial. En otras palabras, es de suponer que Brizuela del Moral no hará lo mismo que el intendente Ricardo Guzmán, cuyo municipio se ha convertido en una agencia de empleo de castillistas “en situación de calle”. EL ANCASTI ■ Catamarca 85- Editorial 13/12/07 LA COMPLICIDAD DEL SILENCIO Profesar la religión católica es un compromiso de vida que supera la simple adopción de una creencia. Es mucho más que buscar cobijo a la luz de un Dios protector, asistir a misa, cumplir preceptos y participar de algunas celebraciones tradicionales. La doctrina de esta fe no ofrece un método para hacer más cómoda la vida de las personas, por el contrario, señala un camino complejo y sacrificado por recorrer. El verdadero católico asume, al abrazar su fe, una serie de obligaciones que posiblemente representen el mayor desafío que puede enfrentar un hombre. Lo que torna tan difícil seguir el rumbo que marca la fe, es que no se trata de un conjunto de dogmas a memorizar ni de un culto que se practique en la intimidad. El católico debe dar testimonio de fe en cada acto de su existencia, en su desenvolvimiento cotidiano, ante su familia, el prójimo y la comunidad. Es vital rezar, pero también se deben defender los valores que se profesan. No se es católico por declamación, sino por sentimiento, conducta y compromiso. De nada sirve proclamar las enseñanzas divinas si no se procura obrar en consecuencia. Institucionalmente la Iglesia Católica, aun con errores históricos que los últimos Pontífices supieron reconocer, luchó de manera ejemplar en su afán de desterrar las injusticias, los atropellos, las desigualdades y los crímenes. CLXXIV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Hombres y mujeres de la Iglesia aparecieron en todas las épocas y en todos los continentes para luchar por el bien común, y esa conducta no implica un alejamiento de su función específica, que es espiritual y trascendente, sino un acercamiento a los pueblos. Es llevar la religión a su máxima expresión, porque no hay otro modo de vivirla que en la realidad de cada día. La Iglesia, a través de sus representantes, se impuso la obligación de participar en la vida pública. Lo hace el Papa al pronunciarse sobre cada acontecimiento que sacude a la comunidad internacional, lo hace el Episcopado argentino con permanentes críticas a la marcha del país, y debería hacerlo cada cuerpo eclesiástico en su Diócesis. Lamentablemente, en Catamarca es difícil encontrar antecedentes cercanos que acompañen esta consigna madre del catolicismo. La Iglesia catamarqueña permanece desde hace años en un cálido letargo, como mudo testigo, distante y ajeno, de cuanto sucede a su alrededor. Aunque se desenvuelve en un clima ideal, sin riesgo alguno de persecución o castigo, en plena libertad e incluso con el respeto innato de una sociedad que la reverencia sin cuestionamientos, la Iglesia catamarqueña se mantiene inalterable ante toda cuestión que exceda su propio ritual. Con inmaculado autismo, la Iglesia de Catamarca observó sin pronunciar palabra toda clase de aberraciones. Supo de la existencia de detenidos políticos, de la extorsión practicada hacia opositores con problemas judiciales, a quienes se les escondía el prontuario a cambio de que no obstruyeran los planes del poder de turno; del aprovechamiento cruel de la pobreza, de la explotación sistemática de la necesidad de los pobres, del uso de las dádivas para la compra de voluntades, de los vergonzosos sistemas de compras directas, de los sobornos a dirigentes, de los numerosos crímenes impunes, de la aprobación de leyes mineras perjudiciales para la provincia, de inequidades escandalosas y groseros privilegios. Extrañamente, la Iglesia de Catamarca nunca tuvo nada que decir. Eligió ser dócil, optó por la corrección de no incomodar al que manda y prefirió no discutir jamás sobre los acontecimientos más serios. Permitió en cambio que las autoridades de turno se exhibieran paternalmente en cada acto religioso, con un silencio que se convirtió en cómplice de los abusos, una falta agravada porque la Iglesia fue, históricamente, la única institución con poder suficiente como para expresarse sin restricción alguna. La postura acomodaticia no le reportó más beneficios que unos cuantos tachos de pintura para los templos o el arreglo de algunas fachadas en sus propiedades. Quizás alguna ayuda presupuestaria o puestos en la Administración Pública para amigos de la casa. Una recompensa muy pobre para quienes renunciaron a un mandato tan noble y elevado como defender la dignidad de la gente. CLXXV Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La conducción de la Iglesia catamarqueña cambiará en los próximos meses, pero quienes se permiten aguardar un cambio de rumbo no recibieron señales alentadoras. Que el debut del próximo obispo haya tenido como escenario el Predio Ferial, describe el panorama con un solo gesto. Miles de fieles fueron arrastrados al rayo del sol para conocer el altar de la obra pública, improvisado santuario de la Virgen del Valle, por voluntad del Gobierno, en la fecha más importante para la feligresía local. Para que todos comprendan cuál es el orden de prioridades. EL ANCASTI ■ Catamarca 86-Editorial 14/12/07 RETORNO A LA ESENCIA “Me eduqué en una escuela donde había clases todos los días, donde los maestros sabían más que los alumnos y teníamos que estudiar todo el día”, señaló Cristina Fernández de Kirchner instantes después de asumir la Presidencia de la Nación. El recuerdo, reflexivo, tiene un profundo contenido, porque define con simpleza una serie de valores perdidos, que marcan la decadencia del sistema educativo argentino. Las palabras de la flamante jefa de Estado podrían haber salido de la boca de cualquier argentino que ronde los 50 años, porque la situación que describe no refiere un hecho excepcional, sino que alude al cumplimiento de las premisas básicas de la Educación. Maestros capacitados, un ciclo lectivo con plena actividad, y alumnos estimulados para su desarrollo y crecimiento, eran las bases de la enseñanza, en un país cuyo nivel educativo era motivo de orgullo en el continente. En todo el país, la absoluta mayoría de los hogares argentinos enviaba a sus niños a la escuela pública, y lo hacía por elección propia, porque allí se enseñaba y se aprendía. Los establecimientos privados, a mediados del siglo pasado, eran expresiones minoritarias, reservadas casi siempre para colectividades que incluían el estudio de algún idioma o alguna actividad extracurricular, que no alcanzaba para imponer superioridad sobre el universo de los guardapolvos blancos. Las escuelas privadas, como opción -y negocio-, proliferaron recién en las últimas décadas, y se convirtieron en una elección masiva cuando aparecieron como la única garantía de que el niño podría eludir la mayoría de los paros docentes. De ese modo, la buena educación se redujo a un bien de mercado, CLXXVI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 accesible según la capacidad de pago, y profundizó heridas y desigualdades, a contramano del plan originalmente ideado por Domingo Faustino Sarmiento. Pero la debacle avanzó, y a la baja calidad de la enseñanza se sumó a la pobre formación académica de los maestros, el deterioro edilicio de las escuelas, el crecimiento de una población escolar que terminó hacinada, la caída vergonzosa de los salarios y la desactualización de programas obsoletos. En Catamarca, el año escolar que ahora finaliza parece haber sido el punto más bajo de esta parábola descendente. Con niveles preocupantes de deserción y repitencia, los niños perdieron más de un mes del ciclo lectivo entre paros de docentes, de ordenanzas y recesos imprevistos como aquella suspensión de clases debido al intenso frío, que es consecuencia directa del pésimo estado en que se encuentran muchas escuelas. En esta Educación donde todo es motivo de permanente debate, y los especialistas teorizan sobre cada detalle organizativo, se suceden desde hace años cambios y reordenamientos inconducentes, que no lograron impedir la caída general del sistema. Desde el Congreso Pedagógico Nacional de fines de los 80 hasta la nueva Ley de Educación, cada gestión propuso giros revolucionarios que se perdieron en la nada, y agravaron el cuadro general hasta un punto crítico como el actual, que ya no admite nuevos desaciertos. La invasión de los problemas sociales en el ámbito educativo generó tanta confusión como la recesión económica, y se perdieron de vista los objetivos primarios de la escuela, contenedora involuntaria del hambre, de la violencia y la desintegración familiar. El mundo actual ya no guarda relación con el de la infancia de Cristina Kirchner. Las exigencias son mayores, los riesgos más serios, el desafío más grande. El sistema educativo deberá aggiornarse a la demanda del momento, y el nuevo diseño deberá contemplar los parámetros que marca el presente de la sociedad. Pero el horizonte, imperativo, debe ser aquella escuela donde los maestros sabían más que los alumnos, donde había clases todos los días hábiles y los chicos, necesariamente, debían estudiar para aprender. Cada vez que se posterga esta premisa, se paga un precio incalculable, porque las fallas de la escuela de hoy repercutirán, indefectiblemente, en la calidad de vida de la Catamarca de los próximos años. CLXXVII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 Los niños que no asisten a clases o no aprenden en la escuela, jamás tendrán la oportunidad de recuperar el tiempo perdido. Por eso el retorno a la esencia de la Educación no puede esperar. EL ANCASTI ■ Catamarca 87- Editorial 15/12/07 UNA COLUMNA DÉBIL En un profundo e inusual análisis del funcionamiento de la Justicia catamarqueña, el ministro de la Corte provincial, José Ricardo Cáceres, se permitió una fuerte autocrítica al sistema. Cáceres reconoció con sinceridad una serie de claras falencias que, en gran parte, son conocidas por la ciudadanía, aunque relativizó su impacto al recordar que estas grietas visibles en uno de los tres poderes del Estado no son el origen de los grandes dramas que acechan a la comunidad catamarqueña. Con irrefutable lógica, el ministro observó que la eventual optimización del trabajo de los juzgados no implicaría, por ejemplo, la erradicación del delito, y recordó con acierto que para combatir la inseguridad, el mayor flagelo de la época, debe ubicarse el acento en cuestiones sociales como la educación y el trabajo. La correcta visión de Cáceres conduce a la más elemental verdad, aquella que señala que la falta de oportunidades de desarrollo es terreno fértil para la proliferación del delito, porque la expansión de la marginalidad, con miles de familias sin perspectiva de crecimiento económico y jóvenes sin opción de educarse y trabajar, son las semillas de la delincuencia. Excluidos de la sociedad de consumo, sin armas intelectuales para pelear por un lugar de bienestar, se ven empujados a una lucha por la supervivencia donde frecuentemente el riesgo de delinquir surge como la única alternativa. Cáceres sugiere que mientras se multipliquen los asentamientos ilegales, miles de hogares permanezcan por debajo de la línea de la pobreza o la indigencia, y los índices de desempleo y subocupación se mantengan elevados hasta niveles alarmantes, lo que ocurra en los despachos judiciales será siempre un problema de segundo orden. “No somos culpables de la exclusión social, no somos culpables de la pobreza”, señala en referencia a los hombres que asumieron la responsabilidad de administrar Justicia. La razón que le asiste no puede, sin embargo, ocultar la incidencia negativa que el opaco presente de la Justicia genera en la vida provincial. Porque si una Justicia perfecta es insuficiente para corregir los CLXXVIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 problemas sociales, una Justicia incapaz de responder a las demandas elementales agrava peligrosamente la crisis que se manifiesta en todos los órdenes. Al margen del reclamo por un nuevo edificio, que Cáceres definió como un déficit estructural serio y motivó la instantánea réplica del Gobierno –le recordaron que la Corte maneja su propio presupuesto y que si necesita nuevas oficinas debe construirlas con el dinero que se le asigna-, el ministro enumeró problemas que no se pueden pasar por alto. Mencionó sin eufemismos que la Justicia no está en condiciones de dar una respuesta inmediata a los problemas de inseguridad, calificó la cárcel como un "depósito de personas que no permite la reinserción social”, admitió que “hay problemas con lentitud en algunas causas”, y reconoció que el 95 por ciento de las causas que se inician llegan a juicio. Graficó además que una comisaría o un precinto “recibe más denuncias en un día que los juicios que se hacen en un mes”, y consideró directamente “imposible” que todas las causas sigan su curso hasta terminar el proceso legal como lo marca la ley. Aunque atenuó ciertos referentes negativos como parte de una tendencia nacional, Cáceres también aceptó los inconvenientes planteados con el personal del área, aunque en este punto, contrariamente al reclamo mayoritario, opinó que no se requieren con tanta urgencia nuevas incorporaciones, sino que se inclinó por una mejor capacitación. Postura que intranquiliza porque define la falla como cualitativa y no cuantitativa, lo cual asoma, en principio, como más difícil de solucionar. De las palabras del ministro de la Corte sobrevive una inquietante realidad, porque la autocrítica desnuda la incapacidad real de modificar a corto plazo un conjunto de severas deficiencias. Y así como resultaría un desacierto endilgar a esa realidad la razón de los problemas sociales, representaría un error mayúsculo desconocer la influencia de la impotencia judicial en el cuadro general. La Justicia es una de las columnas imprescindibles para mantener el orden republicano, y cuando no está a la altura de las circunstancias el ciudadano promedio cae en una sensación de desamparo que nadie puede resolver. Cuando esa columna se debilita, el descreimiento afecta a todo el sistema, y el desorden que se promueve lesiona a la comunidad tanto o más que los problemas económicos con que arranca el círculo. CLXXIX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 EL ANCASTI ■ Catamarca 88- Editorial 19/12/07 OTRO GOLPE DE LA DELINCUENCIA La inseguridad que sufren los catamarqueños está instalada como uno de los problemas más preocupantes, no sólo por la constante multiplicación de delitos, sino porque la comunidad espera desde hace tiempo, en vano, alguna señal de que los malvivientes comienzan a retroceder. Por el contrario, la situación empeora progresivamente. Comenzó con robos aislados en domicilios, saqueos de bienes públicos como cables o bronces, y alguna maniobra audaz contra personas que por diversas circunstancias debían trasladar sumas importantes de dinero. Hoy, nadie está a salvo. Los robos de motos se suceden cotidianamente, barrios enteros viven acosados por los ladrones, hay arrebatos callejeros, y la intranquilidad crece en todos los ámbitos. Es inseguro salir a la calle, es inseguro dejar la vivienda sola, y a cada paso los responsables de luchar contra el delito manifiestan una impotencia total. El mapa de la delincuencia catamarqueña, que todavía mantenía algunos espacios sin cubrir, completó ayer un nuevo avance con el golpe al Banco Nación. Por las características del hecho, y ante todo por el impresionante monto robado, este acontecimiento es inédito en la provincia, y confirma el peligroso avance de la delincuencia. Aunque el suceso es materia de investigación, y no es prudente aventurarse a especular sobre la forma en que se consumó, se supo ayer que cuatro cajeros automáticos del Banco Nación, ubicados en la calle San Martín al 600, fueron saqueados en la madrugada, y los autores del hecho se llevaron un botín que superaría cómodamente el millón de pesos. No existen en la provincia antecedentes de un robo de esta magnitud, que revela la actuación de expertos en cada detalle, comenzando por la elección de un día de pago a empleados públicos, cuando los cajeros guardan la mayor cantidad de dinero. Si bien no hubo heridos ni actos de violencia contra otras personas -es el único aspecto "positivo" de esto hecho-, el acontecimiento desnuda fallas de previsión en los controles, y por extensión demuestra los niveles de desprotección actuales. Si en Catamarca no se puede resguardar a la mayor entidad bancaria del país, ni se puede impedir el acceso de los ladrones a un pequeño espacio que contiene media CLXXX Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 docena de cajeros automáticos, ¿qué protección puede esperar para su hogar un ciudadano común? Las fuerzas de seguridad parecen desorientadas, y aluden una y otra vez a la escasez de recursos para combatir el delito, aún cuando sus recursos mejoraron sustancialmente en los últimos años, incluyendo desde móviles hasta una mayor planta de personal. Los catamarqueños que padecen la inseguridad se quejan de la actuación policial, pero lo hacen con un agravante: la mayoría cree que la fuerza del orden realmente no puede frenar la delincuencia. Esta pérdida de confianza surge de los propios índices de delito, y lleva a que la mayoría de los ilícitos ni siquiera sean denunciados. Muchos comprovincianos sienten que acercarse a una comisaría a notificar un delito relativamente menor, como un hurto en su casa, no es más que una pérdida de tiempo; porque presumen -a veces por experiencias anteriores- que de todos modos no recuperarán el objeto perdido y tampoco se castigará al agresor. La marginalidad producto de la pobreza, y el innegable avance en el consumo de drogas, son elementos reales que contribuyen a incrementar la inseguridad, y las respuestas ofrecidas hasta ahora son deficientes. Es una obligación indelegable del Estado mantener la seguridad y combatir el delito, y la batalla, por el momento, la está ganando la delincuencia. Miles de ciudadanos sufrieron los robos en carne propia, y ahora lo hizo la delegación local de una de las instituciones más importantes del país. EL ANCASTI ■ Catamarca 89- Editorial 23/12/07 NIÑOS EN PELIGRO Pasaron muchos años desde que aparecieron los primeros niños deambulando por las calles catamarqueñas, hasta que se reconoció oficialmente la existencia de los pequeños marginados. Sólo cuando cada ciudadano se topó con ellos en su andar cotidiano, cuando el problema creció hasta tornarse evidente e inocultable, las autoridades dieron sus primeras señales de reconocimiento, junto con gestos de preocupación y promesas de acciones urgentes. CLXXXI Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 La resistencia a admitir un aspecto tan doloroso de la realidad obedece naturalmente a que la sola admisión del hecho implica una autocrítica feroz, siempre nociva para los autocomplacientes discursos que eligen los funcionarios de todos los partidos, en cualquier época y lugar. Un niño perdido en las calles es la dramática humanización de todos los índices de desigualdad social, es el punto donde las estadísticas pierden sentido y revelan una verdad cruda. Hijo de debacles económicas y desórdenes familiares de los cuales es inocente por completo, el niño en situación de calle se ve obligado a pagar culpas e irresponsabilidades ajenas, empeñando los que deberían ser sus mejores días con un sufrimiento que lo acompañará por siempre. Expuesto a la crueldad sistemática de la indiferencia, desamparado ante las agresiones de los mayores y de sus pares, obligado a crecer entre el desamparo y el miedo; unirá al hambre congénito un resentimiento imposible de extirpar. El niño descalzo y sucio que despierta ternura cuando ruega por una moneda, no puede evitar crecer, y chocará luego con otros gestos, seguramente de rechazo profundo, cuando se convierta en un delincuente juvenil. Es probable que el Estado aparezca entonces, con todo el peso de la Ley, para castigarlo puntualmente, sin asumir la responsabilidad que le cabe por haberlo abandonado antes. Hace pocos días culminó un nuevo ciclo del programa "Chau Calle", que presta atención a niños, niñas y adolescentes en situación de calle. Quienes trabajan en ese plan lograron reinsertar en las escuelas a varios pequeños, y ofrecerles ciertos cuidados, como algún aporte alimentario e intentos por acercarlos a sus familias. Todo lo que pueda surgir de este trabajo es positivo, pero no alcanza para disimular las severas falencias que se advierten. Los propios responsables del programa admitieron, ya con naturalidad, que en Catamarca no hay estadísticas que permitan establecer cuántos niños vagabundean en la Capital, y sólo a modo de estimación calcularon que deben ser más de 200. La cifra es terrible para una ciudad pequeña, y denuncia un crecimiento de la marginalidad infantil que resulta inadmisible. Pero mucho peor es el hecho de que a más de una década del surgimiento del problema, todavía no se haya completado un relevamiento serio, paso indispensable para diagramar un proyecto de contención efectivo. La semana pasada se abordó el mismo problema en la Capital Federal, y se informó que allí existen 798 chicos y adolescentes de menos de 17 años viven en situación de calle. Las proporciones son impactantes: en una ciudad de 4 millones de habitantes se contabilizaron 800 casos, y en Catamarca, que no llega a 400 mil CLXXXII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8 habitantes, hay más de 200, con un agravante: en el interior de la provincia ni siquiera se comenzó a actuar. La inoperancia manifiesta contradice la unánime postura que ubica a la niñez como el eje de las prioridades de todo Gobierno. Tampoco sobreviven las flaquezas presupuestarias como excusa válida para justificar tanta inacción, de modo que la única conclusión posible es que no se comprendió la gravedad de la situación. Si no es prioritario rescatar a cientos de niños y niñas expuestos a toda clase de peligros, desatendidos en su educación y su salud, en su alimentación y formación afectiva, y muchas veces explotados laboral o sexualmente; entonces habrá que plantearse cuál es el rumbo que se eligió. Una pregunta que no corresponde sólo al Gobierno sino a la sociedad en su conjunto. CLXXXIII Universidad Nacional de Catamarca – Secretaria de Ciencia y Tecnología Editorial Científica Universitaria ISBN: 978-987-661-139-8