Folleto Taize 1

Transcripción

Folleto Taize 1
Taizé
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GHO $PLJR GHO 6HxRU
40
1
índice
1. Una historia....................................................
3
(Historia de la Comunidad de Taizé)
2. Los Encuentros..............................................
7
(Encuentros de Jóvenes en verano)
3. Mensajero de fraternidad...............................
11
(Encuentros Mundiales, fuera de Taizé)
4. Testimonio de un peregrino...........................
15
(Visita de Juan Pablo II)
5. La Biblia: en las fuentes de la Fe....................
19
(La utilización de la Biblia)
El contenido de este folleto está sacado
de la “home-page” de Taizé. Si quieres
conectar con Taizé por Internet:
6. Orando dos veces...........................................
21
(El sentido de los cánticos de Taizé)
7. Para preparar la oración.................................. 25
(Guía para preparar una oración de Taizé)
8. Carta del Hermano Roger 1998....................... 31
home-page: http://www.taize.fr
(A todos los que se sienten vincualdos con Taizé)
9. Mapas............................................................. 37
(Europa, Francia, Taizé)
2
39
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Para algunos, el nombre de « Taizé »
evoca un cierto estilo de canto cada vez
más utilizado en las iglesias, en los lugares de retiro, en la pastoral juvenil e
incluso en los seminarios. Para otros, el
nombre de « Taizé » sugiere también retiros y encuentros que atraen a un gran
número de jóvenes. Sin embargo, otros
son conscientes de que Taizé es, de hecho, el nombre de una comunidad ecuménica de hermanos situada en una pequeña aldea en el este de Francia.
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3
Al preguntar al fundador de Taizé por los motivos que determinaron su elección al comienzo, responde con frecuencia evocando a su abuela, una viuda que vivía en el norte de Francia
cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Sus tres hijos combatían en el frente. A pesar de la continua amenaza de los bombardeos, ella prefirió permanecer en su casa para acoger a los que
huían, ancianos, niños, mujeres que daban a luz... Sólo cuando todos se vieron obligados a huir ella también lo hizo. Esta experiencia marcará de por vida en esta mujer el deseo de que nadie se vea
nunca obligado a vivir lo que ella había presenciado. Los cristianos, divididos entre sí, decía, se habían también matado entre sí,
para añadir: «Que al menos ellos se reconcilien para intentar evitar una nueva guerra.» Esta mujer de origen evangélico quiso vivir ya en su existencia un comienzo de reconciliación, lo que le
empuja a asistir a la iglesia católica sin que ello suponga renegar
de los suyos.
Estas dos aspiraciones de su abuela: asumir riesgos en favor
de los más desfavorecidos de su tiempo y la reconciliación con la
fe católica en pos de la paz en Europa, marcarán la vida del joven
Roger.
En 1940 cuenta con veinticinco años. Una nueva guerra
mundial desgarra Europa. Desde hace algunos años alberga en sí
el proyecto de crear una comunidad en la que sea posible concretar la reconciliación cada día. Abandona Suiza, su país de origen,
para establecerse en Francia, país de origen de su madre, para vivir allí, donde la guerra hace estragos. «Cuanto más quiere el cristiano vivir un absoluto de Dios, más es necesario que este absoluto sea vivido en el corazón del sufrimiento humano».
Buscando una casa llega a Cluny. Muy cerca, en el pueblo
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a la melancolía. Al contrario, despierta a una apacible alegría. Y
cuando hay un sufrimiento, el corazón puede estar roto pero no
endurecido.29
Siglos antes de Cristo, un creyente descubría esto: «La alegría del
corazón es la vida del ser humano.»30
La llamada a una alegría interior nos pone ante una opción fundamental: ¿sabremos en todo momento tomar la decisión de vivir en el
espíritu de la alabanza? 31
¡Que se alegre nuestro corazón! La belleza sencilla de la oración
común es uno de los lugares donde se renueva una alegría interior que
es espíritu de la alabanza. La oración cantada, ¿no es como uno de los
primeros dones de nuestra resurrección aquí en la tierra? 32
El Evangelio nos dice que cuando Cristo rezaba se llenaba de gozo,
pero también lloraba y suplicaba.33
En nosotros puede haber resistencias, opacidades, momentos de
oración en los que nuestros labios permanecen inexplicablemente
cerrados.34
Pero «hay también una voz y un lenguaje del corazón... Esta voz
interior es nuestra oración cuando nuestros labios permanecen cerrados y nuestra alma está abierta ante Dios. Nos callamos y nuestro
corazón habla; no para los oídos humanos, sino para Dios. Tenlo por
seguro: Dios sabrá escucharte.»35
de Taizé -Borgoña francesa- descubre una casa en venta. Allí una anciana a la que él hace partícipe de su proyecto le ruega: «Quédese
aquí, ¡estamos tan solos!» Es como si la voz de Dios se expresara a
través de una pobre mujer. En ninguno de los lugares previamente visitados por él había oído palabras semejantes.
Taizé se encuentra a pocos kilómetros de la linea de demarcación que divide a Francia en dos. En la casa que compra oculta a refugiados políticos, judíos en particular. Permanece en Taizé entre
1940 y 1942. En soledad, reza tres veces al día en un pequeño oratorio, como lo hará la futura comunidad cuya creación medita entonces.
El 11 y 12 de noviembre de 1942 Francia es totalmente ocupada y la Gestapo, policía del sistema nazi, registra la casa en dos
ocasiones buscando a los hombres que él oculta, pero Roger se encuentra en Suiza ayudando a atravesar la frontera a alguien que carece de los papeles necesarios, viéndose así obligado a permanecer
en ese país desde finales de 1942 hasta finales de 1944.La comunidad, parábola de comunión
En 1944, el hermano Roger regresa a Taizé acompañado de los
primeros hermanos de la comunidad, que ha conocido entretanto. En
1949, cuando son sólo un pequeño número de hermanos deciden
comprometerse de por vida en el celibato, la aceptación del ministerio del prior y la comunidad de bienes materiales y espirituales. Prior
de la comunidad, el hermano Roger escribe en 1952 una pequeña regla de vida, «La Regla de Taizé», que más tarde tomará el nombre de
«Fuentes de Taizé», y que en 1990, revisada, aparece como núcleo
del libro «Amor de todo amor».
Con los años la comunidad de Taizé crece. Si en un principio
los hermanos eran únicamente de origen evangélico, poco a poco los
primeros hermanos católicos pudieron unirse a la comunidad. En
nuestro días ésta reúne a hombres de más de veinticinco nacionalida-
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Y si Cristo nos preguntara: «¿Quién decís que soy yo?»20
Quisiéramos responderle:
Cristo, tú no has venido al mundo para condenarlo, sino para que
todo ser humano encuentre un camino abierto por tu compasión.21
Tú eres quien me ama hasta en la vida que no tiene fin. 22 Tú lo sabes
todo de mí, mi deseo de comprender y ser comprendido, de amar y
ser amado.23
Tú me abres el camino del riesgo. El no en mí lo transfiguras poco a
poco en un sí de eternidad.
Cristo, Presencia Misteriosa, tú rezas en mí, de día como de noche,
sin que yo sepa cómo.24 Encomendando en todo momento mi
espíritu a tus manos 25 , no me inquieto si mi oración es a menudo tan
torpe.
Tú me has buscado incansablemente.
Tú me sugieres : Vive lo que has comprendido del Evangelio.26 Ven
y sígueme...27
¿Por qué he estado indeciso tanto tiempo?... No obstante, sin haberte
visto, te amaba.28
Y, un día, me di cuenta: tú me llamas a una decisión sin retorno.
Quisiera ser transparente contigo, no ocultarte nada de mi corazón,
darte no solamente una etapa sino toda mi vida.
El Evangelio nunca mira con pesimismo al ser humano. Jamás invita
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Si nos rechazan, ¿dejaremos que el veneno de la amargura paralice
nuestras profundidades? No, de ninguna manera.
Descubriremos que cuando tomamos el riesgo de la confianza,
nuestro propio corazón se ensancha. Y brota lo inesperado: la
reconciliación se reconoce en nosotros por la paz y la alegría que
suscita.
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Cuando muchos cristianos han perdido la alegría, la llamada a reconciliarnos nos interpela más que nunca.14
Solos, separados, ¿cómo podríamos avanzar durante toda la vida en
una espera contemplativa? ¿Cómo perseverar en las responsabilidades
que hemos asumido por los demás?
¿Nos olvidaríamos de que nunca estamos solos? En el Cuerpo de
Cristo hay una comunión en constante devenir que se llama la Iglesia.
Una libertad interior puede crecer en nosotros cuando la Iglesia
mantiene abiertas las puertas a una alegría y a una gran sencillez.
Incluso con casi nada, se hace acogedora, cercana a las penas
humanas, presente en la historia, atenta a los más necesitados.15
Cuanto más nos acercamos a la alegría y la sencillez del Evangelio,
más se transmite la confianza de la fe.
Elegir la sencillez sostiene en el mundo una comunión universal en
Cristo.16
Y lo asombroso es que Cristo, el Resucitado, no excluye a nadie, ni
de su perdón ni de su amor.17 Entonces pedimos la mayor alegría:
una misma espera, un mismo amor, una sola alma.»18
Es ante todo con un testimonio de vida como podemos hacer creíble
esta comunión de amor en el Espíritu Santo.19
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Al fundar la comunidad de Taizé, el
hermano Roger intentaba abrir caminos para curar los desgarros existentes
entre cristianos y, reconciliándose éstos, superar muchos conflictos existentes en la humanidad. Taizé se ha convertido en un lugar al que centenares de
miles de jóvenes de todos los continentes van a orar y prepararse a ser promotores de paz, reconciliación y con7
Desde 1957-1958, el número de jóvenes acogidos en Taizé
no cesa de crecer. Proceden de países tan distantes como Portugal, Suecia, Escocia, Polonia u otros continentes. Van a Taizé a
participar en los encuentros de una semana centrados en la búsqueda de las fuentes de la fe.
El número de jóvenes procedentes de los países del Este ha
ido aumentando progresivamente hasta hacerse muy importante a
partir del momento de la apertura de las fronteras en 1989. Desde
comienzos de los años sesenta y durante todo el período en que
Europa se vió dividida en dos, la comunidad de Taizé ha mantenido relaciones ininterrumpidas, con frecuencia en la más grande
discreción, con jóvenes y menos jóvenes de Europa del Este.
Los rostros de múltiples orígenes humanos reflejan una considerable apertura a los otros continentes. Cada semana los encuentros convocan a jóvenes pertenecientes a un número de naciones que oscila entre 30 y 70 simultaneamente: de México a
Zaire, de Japón a la India, de Haití a Suráfrica.
De igual manera, numerosas familias con niños se dan cita
en Taizé para vivir una semana de encuentro y oración con familias de otros países.
Sin contar los miles de peregrinos que cada día pasan algunas horas en Taizé, los encuentros intercontinentales reúnen cada
semana de verano entre 3.000 y 5.000 jóvenes, y entre 500 y
1.000 en primavera y otoño.
Año tras año, centenares de miles de jóvenes se han sucedido en Taizé en torno a un tema central: vida interior y solidaridades humanas. En referencia continua a las fuentes de la fe, in8
Semejante al viento, escuchamos su voz, pero no sabemos ni de
dónde viene ni a dónde va 6 . Es el soplo de Dios, siempre ofrecido,
siempre presente.
¿Dejarás que brote la oración interior que él anima en ti?7
¿Vivirás a Cristo para los demás, acogiendo hasta al más humilde?8
Ante el incomprensible sufrimiento humano, cada vez que alivias la
prueba de un inocente, es Cristo quien te visita.9
Buscar ser creador de solidaridades y compartir, libera en ti fuerzas
vitales que vienen directamente del corazón de Cristo.
Cuanto más saques de la oración energías creadoras, más descubrirás
una capacidad para construir con los otros.10
¿Lo presientes? Lucha y contemplación tienen una sola y única
fuente: si rezas, es por amor; si luchas, asumiendo responsabilidades
para hacer que la tierra sea más habitable, es también por amor.
Cristo dirige una llamada nueva: «Amad a vuestros enemigos, rezad
por quienes os hacen mal.»11 Y como amar significa perdonar, Dios
espera que vayamos lo más lejos posible en el camino del perdón. Ahí
se encuentra el secreto de una libertad.
Quien aspira a una reconciliación busca escuchar más que convencer,
comprender más que imponerse.12
Nosotros que quisiéramos seguir a Cristo, quizás en nuestra infancia
o a lo largo de la vida hayamos sido humillados o incluso rechazados.
Llega el día en que nos damos cuenta: yo no puedo quedarme ahí,
voy a ir hacia los que me han herido.13
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Alegría inesperada
Carta 1998
¡Felices los que aspiran a avanzar hacia un tiempo de confianza y
de sencillez! Ellos no quieren ser «maestros de la inquietud», sino
«servidores de la confianza».
Descubren que, en nuestras vidas, lo más luminoso se construye
con una confianza muy sencilla.1
Algunos lo saben: en el Evangelio hay una esperanza tan bella que
quisieran vivirla. No una esperanza que sea pura proyección de
deseos fugitivos, sino la que engendra un impulso creador hasta en
las situaciones aparentemente sin salida. Esta esperanza vuelve a
inventar el mundo.2
Pero, ¿dónde está la fuente? Está en la mirada de compasión que
Dios pone en cada uno de nosotros.
Dios da sentido a nuestra vida también a través de lo que en
nosotros es vulnerable 3 , «sin belleza ni esplendor»4 . El hace que
arda en nosotros una llama. Puede que sea muy débil, pero ella
ilumina ya nuestras oscuridades.
Aunque pueda haber momentos en los que la confianza se
desvanece, quisiéramos vivir de la promesa de Cristo y recordar
que su Espíritu Santo pemanecerá siempre en cada uno; él será un
apoyo y un consolador.5
¿Quién es este Espíritu Santo? Es el Espíritu de Cristo resucitado.
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tentan descubrir un sentido a sus vidas y retomar aliento. Durante
una semana de oración y compartir con jóvenes de tantos pueblos diferentes, se preparan para asumir responsabilidades allí donde viven.
La oración común tiene lugar tres veces al día en la «Iglesia de
la Reconciliación», construída en 1962 y ampliada con vastos nártex
en 1990-1991. Los «cantos de Taizé» son característicos: una sencilla frase cantada largo tiempo en lenguas distintas comunica una realidad esencial que la inteligencia comprende con facilidad y que poco
a poco toda la persona va interiorizando. Tras la oración de la noche
algunos hermanos permanecen en la iglesia para escuchar a los que
deseen confiarles una dificultad o una cuestión personal.
La oración del sábado por la noche es como una vigilia de Pascua, una fiesta de la luz. El viernes por la noche, el icono de la cruz
es colocado en el suelo de la iglesia para apoyar su frente sobre él y
confiar así a Dios las cargas personales y las de los otros, acompañando de esta manera al Resucitado en su agonía por todos los que
conocen una prueba.
Desde 1966, las hermanas de San Andrés, comunidad católica
internacional fundada hace 750 años, viven en el pueblo vecino de
Taizé y asumen una buena parte de las tareas relacionadas con la
acogida de jóvenes.
El Papa Juan Pablo II visitó la comunidad de Taizé el 5 de octubre de 1986. En el transcurso de la oración común, explicó así a
los jóvenes reunidos en Taizé el sentido de su visita:
«Se pasa por Taizé como junto a una fuente. El viajero se detiene, se refresca y continúa su camino. Los hermanos de la comunidad, lo sabéis, no quieren reteneros. Su deseo es que podáis, en la
oración y el silencio, beber del agua viva prometida por Cristo, conocer su alegría, discernir su presencia, responder a su llamada y, de regreso a casa, dar testimonio de su amor, servir a los hermanos en
9
vuestras parroquias, escuelas, universidades y lugares de trabajo.
Hoy, en todas la Iglesias y comunidades cristianas, e incluso
entre los más altos responsables políticos del mundo, la comunidad
de Taizé es conocida por la confianza, siempre plena de esperanza,
que deposita en los jóvenes. Es ante todo porque comparto esta confianza y esta esperanza por lo que estoy aquí esta mañana.»
Otros responsables de la Iglesia han visitado Taizé: tres arzobispos de Canterbury han venido; en 1992, el actual arzobispo vino
con 1000 jóvenes anglicanos de todas las diócesis de Inglaterra.
También han participado en los encuentros varios metropolitas ortodoxos; los catorce obispos luteranos de Suecia vinieron juntos en
1994, e innumerables pastores de todo el mundo.
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Esta carta, escrita por el hermano Roger, de Taizé, ha sido traducida en 58
idiomas (de los cuales 23 son de Asia y
7 de Africa), para el vigésimo encuentro
europeo de jóvenes que tiene lugar durante cinco días en Viena (del 29 de diciembre de 1997 al 2 de enero de 1998).
Esta carta será meditada durante los
ENCUENTROS EUROPEOS DE JOVENES que reunirán en Taizé, semana tras
semana, durante el año 1998, a jóvenes
de toda Europa y también de otros con-
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todos los que sufren. Con la oración de alabanza celebramos todo lo
que Dios es para nosotros.
Una o dos personas expresan alternativamente las peticiones o las
aclamaciones de la oración, que es introducida y señalada con un
canto: Kyrie eleison, Gospodi pomilouï (Señor, ten compasión); Gloria a ti Señor. Una vez terminadas todas las peticiones o aclamaciones escritas, puede ser bueno ofrecer a los participantes la posibilidad
de expresarse espontáneamente, con oraciones que brotan de su corazón. Cuidemos que sean breves y que vayan dirigidas a Dios: no
deberían transformarse en un diálogo horizontal donde, creyendo hablar a Dios, se desea en realidad transmitir a los demás las propias
ideas. Cada una de las oraciones espontáneas concluye con la misma
respuesta cantada por todos.
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Padre nuestro
Oración de conclusión
Las oraciones propuestas están elegidas entre las escritas por el hermano Roger.
Cantos
Al final, la oración puede prolongarse con el canto. Para sostener los
cantos, un pequeño grupo permanece con los que desean continuar
rezando.
Los otros pueden ser invitados a un tiempo de intercambio en pequeños grupos, en un lugar cercano, por ejemplo sobre un texto bíblico,
con ayuda de las «horas joanicas». En la Carta de Taizé se proponen
cada mes «horas joanicas», que consisten en un tiempo de silencio e
intercambio a partir de un texto bíblico.
30
Multitud de encuentros tienen lugar
cada año con el tema "vida interior y
solidaridades humanas". Algunas veces, tan sólo unas cuantas personas se
reúnen para rezar e intercambiar experiencias, una vez a la semana o al
mes. Otras veces, varios miles de personas de diversas naciones se reúnen
en una gran ciudad: París... Barcelona... Londres... Madrás... Praga...
Dayton... Roma... Viena... Manila...
11
Canto
Silencio
Una peregrinación de confianza a través de la tierra
En 1970, el hermano Roger lanzó la idea de un concilio de
jóvenes cuya reunión más importante tuvo lugar 1974. En un período en el que la juventud es presa del desánimo y se aleja progresivamente de la Iglesia, el concilio de los jóvenes hace que
amanezca en ella la esperanza de ser partícipe en la reconciliación
entre cristianos y la reconstrucción de la paz. El concilio de los jóvenes, provisionalmente restringido en 1979 por un tiempo de duración y sin perjuicio de ser retomado en un futuro, desembocó en
la «Peregrinación de confianza a través de la tierra».
Esta peregrinación de confianza no organiza a los jóvenes
en un movimiento en torno a la comunidad de Taizé, sino que los
estimula a ser, en sus lugares de origen, peregrinos de confianza
sobre la tierra, comprometiéndose en sus barrios, ciudades, pueblos y parroquias con todas las generaciones, desde los niños
hasta los ancianos.
Para alentar esta peregrinación, el hermano Roger escribe
cada año desde un lugar pobre una «Carta» que es traducida a 30
lenguas (Cartas de Calcuta, Varsovia, Haití, del desierto, de Madrás, de Etiopía, de Rusia, de Praga...). Vive así algunos períodos
de tiempo en lugares que conocen dificultades particulares y comparte las condiciones de vida de los que atraviesan una prueba.
Lugares como un barrio de New York llamado Hell's kitchen
(cocina del infierno) en el que viven permanentemente algunos
hermanos, un barrio indígena de Chile, un barrio de chabolas de
Calcuta, en Suráfrica o el Líbano, en el Shel mauritanio víctima de
la sequía, o en un barrio miseria de Madrás, Etiopía o Filipinas.
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Cuando intentamos dar a la comunión con Dios una expresión hablada, se coge desprevenida a la inteligencia. Pero, en lo profundo de
la persona humana, por medio del Espíritu Santo, Cristo reza más de
lo que nos imaginamos.
La voz de Dios no se calla, pero Dios nunca quiere imponerse. A
menudo su voz se escucha como en un murmullo, en un soplo de silencio. Permanecer en silencio en su presencia, para acoger su Espíritu, es ya rezar.
No busquemos un método para obtener un silencio interior a toda
costa, suscitando en nosotros como un vacío. Dejemos en silencio,
que Cristo rece en nosotros con la confianza de la infancia, y un día
descubriremos que lo profundo de la persona humana está habitada.
En una oración comunitaria, es mejor tener un único momento de silencio prolongado - de cinco a diez minutos - que varios momentos
breves. Si los que participan en la oración no están acostumbrados al
silencio, es importante anunciarlo al final del canto que lo precede:
«Ahora vamos a continuar la oración permaneciendo un momento en
silencio.»
Oración de intercesión o de alabanza
Una oración hecha con peticiones o aclamaciones breves, sostenida
con la prolongación del acorde final de la aclamación y ritmada con
una respuesta cantada por todos, puede constituir como una
«columna de fuego» en el corazón de la oración común. Mediante las
intercesiones, nuestra oración se ensancha hasta tomar las dimensiones de toda la familia humana: confiamos a Dios las alegrías y esperanzas, las tristezas y angustias de las personas, de los pobres y de
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en general; si los versículos se leen, pueden ser más largos. Se ha realizado una selección de versículos accesibles para cada oración. Si
se utilizan otros salmos, no dudemos en elegir sólo algunos versículos, los más accesibles. No es necesario leer todo el salmo.
Lectura
Leer la Escritura es aproximarse «a la fuente inagotable que Dios
mismo dispensa a los hombres sedientos» (Orígenes, siglo III). La
Escritura es una «carta de Dios a su criatura» que hace «descubrir el
corazón de Dios en las palabras de Dios» (Gregorio el Grande, siglo
VI).
En una oración regular, se suele realizar una lectura continua de los
libros bíblicos. Aquí se ha elegido más bien presentar algunos textos
importantes que no necesitan explicaciones. La parte impresa en negrilla ofrece la posibilidad de una lectura más corta. Para completar
esta selección de textos bíblicos, la Carta de Taizé, publicada cada
dos meses, propone una lectura breve para cada día del año.
Cada lectura es introducida por «lectura de... » o «Evangelio según
San... ». Si hay dos lecturas, la primera puede ser elegida del Antiguo
Testamento, las Epístolas, los Hechos de los Apóstoles o el Apocalipsis; la segunda es siempre del Evangelio. Entre las dos lecturas se
inserta un canto meditativo.
Antes o después de la lectura, está bien elegir un canto que celebra la
luz de Cristo. Durante este canto, algunos jóvenes o niños avanzan,
con una vela en la mano, para encender unas velas. Este símbolo recuerda que, incluso cuando la noche se hace densa, en la vida personal o en la vida de la humanidad, el amor de Cristo es un fuego que
nunca se apaga.
A finales de cada año tiene lugar un encuentro europeo que
puede reunir hasta cien mil jóvenes durante cinco días en una gran
ciudad de Europa del Este o del Oeste (Praga, Roma, Budapest, Munich, Viena, París, etc.), en la que son acogidos por las parroquias. A
veces hay encuentros en otros continentes, en Madrás, Manila, Dayton (USA), Johanesbourg.
En 1988, con ocasión del milenio del bautismo de Rusia, Taizé
llevó a cabo una colecta que le permitió imprimir y enviar un millón
de nuevos testamentos a ese país.
Preocupado por el respeto a la vida humana, el hermano Roger
ha intervenido, discretamente a veces, en situaciones de fuerte tensión mundial. Asimismo, ha hecho, en nombre de los jóvenes, algunas gestiones públicas por la paz, reuniéndose con jefes de Estado de
diferentes países. Acompañado por niños de varios continentes, entregó al Secretario general de las Naciones Unidas, Pérez de Cuéllar,
las sugerencias efectuadas por los jóvenes para que la ONU sea creadora de confianza entre los pueblos. Javier Pérez de Cuéllar escribiría: «La peregrinación de confianza a través de la tierra que la comunidad de Taizé anima junto con los jóvenes, contribuye a acercarnos
al ideal de paz al que todos aspiramos». En 1974, el hermano Roger
recibe en Londres el Premio Templeton, que Madre Teresa había recibido el año anterior. La cantidad de dinero atribuída fue dedicada a
permitir que jóvenes sin recursos, de diferentes países, se encontraran. El mismo año le fue atribuído el Premio de la Paz alemán. En
1988, el hermano Roger recibe el Premio Unesco de la Educación
por la Paz y en 1989 el Premio internacional «Karlspreis» y en 1992
el Premio «Robert Schuman» de Estrasburgo por su contribución a
la construcción de Europa.
De esta manera, Taizé busca gestos y símbolos que, más allá
de las dificultades presentes, hablen y evoquen la llegada de una primavera de la Iglesia, una Iglesia que, en el corazón de la humanidad,
28
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Si el icono es una imagen, no es una ilustración pura ni una decoración. Es el símbolo de la encarnación, la presencia que ofrece a
los ojos el mensaje espiritual que la Palabra dirige a los oídos.
El fundamento de los iconos es, según San Juan Damasceno
(siglo VIII), la venida de Cristo a la tierra. La salvación está relacionada con la encarnación del Verbo divino y, en consecuencia, con la
materia: «Antiguamente, Dios, el incorpóreo e invisible no se representaba jamás. Pero, ahora que Dios se ha manifestado en la carne y
ha habitado entre los hombres, yo represento lo visible de Dios. Yo
no adoro la materia sino que adoro al creador de la materia, que se
ha convertido en materia por mí, que ha querido habitar la materia y
que, por medio de la materia, me ha salvado» (Discurso I, 16).
Por la fe que expresa, por su belleza y su profundidad, el icono
puede abrir un espacio de paz, sostener una espera. Invita a acoger la
salvación hasta en la carne y la creación.
ESQUEMA DE UNA ORACIÓN
Para entrar en la oración, elegir uno o dos cantos de alabanza.
Salmo
Jesús rezaba estas antiguas oraciones de su pueblo. Desde siempre,
los cristianos han encontrado en ella una fuente. Los salmos nos sitúan en la gran comunión de los creyentes. Nuestras alegrías y tristezas, nuestra confianza en Dios, nuestra sed y hasta nuestras angustias
encuentran una expresión en los salmos.
Una o dos personas leen o cantan en solo los versículos de un salmo.
Todos responden con un aleluya u otra aclamación cantada después
de cada versículo. Si los versículos se cantan, sostenidos eventualmente por la prolongación del acorde final de la aclamación sostenido por la asamblea, los versículos deben ser cortos, de dos líneas
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PREPARAR UN LUGAR ACOGEDOR PARA UNA ORACIÓN COMUNITARIA
Es preferible, cuando sea posible, reunirse en una iglesia,
procurando crear un ambiente bello y acogedor. La disposición
interior es importante para sostener una oración común. No se
trata de restaurar la iglesia, sino de arreglos en el interior con medios muy sencillos. Si no es posible rezar en una iglesia es importante arreglar armoniosamente el lugar de oración.
En la oración estamos en presencia de Cristo: es preferible
que todos los participantes miremos en la misma dirección.
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Un lugar de oración resulta acogedor con muy pocas cosas:
una cruz, una biblia abierta, algunas velas, iconos... Mantener una
iluminación discreta, que no sea cegadora, iluminando el frente
con velas. Disponiendo las sillas junto a las paredes, queda disponible para arrodillarse un espacio vacío, sin bancos y recubierto
con una moqueta.
Es conveniente acoger a la gente a la entrada, distribuyéndoles la hoja de cantos e invitándoles a entrar.
Los animadores están al servicio de la oración, la preparan y
la conducen para permitir a cada participante el recogimiento.
Cuando la oración común ha comenzado, no hay más anuncios
técnicos o explicaciones, para no interrumpir el recogimiento de
cada uno.
LOS ICONOS
Los iconos sostienen la belleza de la oración. Son como
ventanas que se abren sobre las realidades del Reino de Dios y
que las hacen presentes en nuestra oración en la tierra.
26
El Papa Juan Pablo II visitó la comunidad de Taizé el 5 de octubre de
1986. En el transcurso de la oración
común, explicó así a los jóvenes reunidos en Taizé el sentido de su visita:
15
«Se pasa por Taizé como junto a una fuente. El viajero se
detiene, se refresca y continúa su camino. Los hermanos de la comunidad, lo sabéis, no quieren reteneros. Su deseo es que podáis,
en la oración y el silencio, beber del agua viva prometida por
Cristo, conocer su alegría, discernir su presencia, responder a su
llamada y, de regreso a casa, dar testimonio de su amor, servir a
los hermanos en vuestras parroquias, escuelas, universidades y lugares de trabajo.
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Hoy, en todas la Iglesias y comunidades cristianas, e incluso
entre los más altos responsables políticos del mundo, la comunidad de Taizé es conocida por la confianza, siempre plena de esperanza, que deposita en los jóvenes. Es ante todo porque comparto
esta confianza y esta esperanza por lo que estoy aquí esta mañana.»
Tras la oración común, Juan Pablo II mantuvo un encuentro
con la comunidad en el que dirigió a los hermanos estas palabras:
«Queridos hermanos, en la intimidad familiar de este breve
encuentro, quisiera expresaros mi afecto y mi confianza con las
sencillas palabras con las que el Papa Juan XXIII, que tanto os
quería, saludó un día al hermano Roger: "¡Ah Taizé, esa pequeña
primavera!" Mi deseo es que el Señor os guarde como una primavera que irrumpe y que os guarde sencillos, en la alegría evangélica y en la transparencia del amor fraterno. Cada uno de vosotros
ha venido aquí para vivir en la misericordia de Dios y en la comunidad de sus hermanos. Consagrándoos a Cristo con todo vuestro
ser por amor a Él, habéis encontrado lo uno y lo otro.
¿Cómo podemos continuar rezando juntos? Esta es una pregunta que muchos
se hacen después de una estancia en
Taizé o de haber participado en un encuentro en el exterior. Aquí hay algunos
de los elementos más importantes para
preparar una oración meditativa que
"no tiene ni comienzo ni fin".
Pero además, sin que lo hayáis buscado, habéis visto venir a
16
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vosotros, por miles, jóvenes de todas partes, atraídos por vuestra
oración y vuestra vida comunitaria. ¿Cómo no pensar que esos jóvenes son el regalo y el medio que el Señor os da para estimularos a
permanecer juntos, en la alegría y en la frescura de vuestro don,
como una primavera para todos los que buscan la auténtica vida?
En vuestras jornadas, el trabajo, el descanso, la oración, todo
está vivificado por la Palabra de Dios que os impregna, os guarda pequeños, es decir, hijos del Padre celestial, hermanos y servidores de
todos en la alegría de las Bienaventuranzas.
No lo olvido: en su vocación única, original e incluso, en cierto
sentido provisional, vuestra comunidad puede suscitar el asombro y
tropezar con la incomprensión y la sospecha. Pero a causa de vuestra
pasión por la reconciliación de todos los cristianos en una comunión
plena, a causa de vuestro amor por la Iglesia, estoy seguro de que sabréis continuar, dispuestos a la voluntad del Señor.
Escuchando las críticas o las sugerencias de los cristianos de
las diferentes Iglesias y comunidades para retener lo que es bueno,
permaneciendo en diálogo con todos, pero no vacilando en expresar
vuestra espera y proyectos, no decepcionaréis a los jóvenes, y contribuiréis a que no se dé tregua al esfuerzo querido por Cristo para llegar a encontrar la unidad visible de su Cuerpo, en la plena comunión
de una misma fe. Sabéis cuánto por mi parte considero el ecumenismo como una necesidad que me incumbe, una prioridad pastoral
en mi ministerio, para la cual cuento con vuestra oración.
Queriendo ser vosotros mismos una "parábola de comunidad",
ayudaréis a todos los que encontréis a ser fieles a su pertenencia
eclesial, que es el fruto de su educación y de su elección consciente,
pero también a entrar cada vez más profundamente en el misterio de
comunión que es la Iglesia en el designio de Dios.
Por el Don que Él hace a su Iglesia, Cristo libera, en efecto, en
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cada cristiano las fuerzas del amor y le da un corazón universal de
artesano de justicia y de paz, capaz de unir a la contemplación una
lucha evangélica por la liberación integral del hombre, de todo hombre y de todo el hombre.
Queridos hermanos, os agradezco el haberme invitado y el haberme dado de esta manera la ocasión de volver a Taizé ¡Que el Señor os bendiga y os guarde en su paz y en su amor!»
quienes leen el salmo, la lectura y las intercesiones, no de cara a los
participantes sino vuelto como ellos hacia el altar o los iconos. Para
encontrar la nota inicial es aconsejable utilizar un diapasón o un instrumento musical. La persona que entona tiene también en cuenta el
ritmo, que puede tender a ir más despacio. Cuando el número de participantes sea más importante es necesario utilizar un micrófono, preferiblemente móvil, para entonar y acabar los cantos (se terminan con
un "amen" sobre la última nota. El o la que entonce los cantos puede
mantener el canto de la asamblea cantando con un micrófono, sin imponer por ello su voz. Para una asamblea más amplia, una buena sonorización es capital; si es preciso, verificar la instalación antes de la
oraci'f3n común, y hacer un ensayo de las voces con todos los que
utilizan un micrófono.
Los cantos en diversas lenguas son apropiados sobre todo para
las grandes asambleas internacionales. En un grupo parroquial,
abierto a todas las generaciones, es mejor elegir los cantos en el
idioma local o en latín. Si es posible, dar a cada uno el cuaderno
Cantos de Taizé o una hoja con los textos de los cantos. Integrar
también un canto del repertorio local.
Instrumentos: la guitarra o un instrumento con teclado sostienen la estructura armónica del canto. Sobre todo sirven para mantener el tono y el ritmo exactos. El guitarrista debe utilizar un estilo
clásico. Si no se oye bien, puede utilizar un micrófono. Además de
este acompañamiento de base, existen acompañamientos para otros
instrumentos.
Para más detalles, ver las diferentes ediciones de cantos de
Taizé, los versículos para los solistas y los acompañamientos instrumentales.
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La oración cantada es una de las expresiones más esenciales
en la búsqueda de Dios. Los cantos breves y repetitivos destacan
el caracter meditativo. Con pocas palabras dicen una realidad fundamental, rápidamente captada por la inteligencia. Repetidos
como al infinito, esta realidad es poco a poco interiorizada por
toda la persona. Los cantos meditativos nos abren también a la escucha de Dios. En una oración común, estos cantos permiten que
todos los participantes permanezcan juntos en la espera de Dios,
sin que el tiempo sea demasiado limitado.
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Para abrir las puertas de la confianza en Dios nada reemplaza la belleza de las voces humanas unidas por el canto. Esta belleza puede hacer entrever «la alegría del cielo en la tierra», como
expresan los cristianos de Oriente. Y una vida interior comienza a
desarrollarse.
Estos cantos sostienen también la oración personal. Construyen poco a poco la unidad de la persona en Dios y pueden estar subyacentes durante el trabajo, las conversaciones, el descanso, uniendo la oración y la vida cotidiana. Incluso sin que nos
demos cuenta, los cantos prolongan en nosotros una oración, en
el silencio de nuestro corazón.
Los cantos meditativos editados en el cuaderno Cantos de
Taizé son sencillos, pero su utilización en una oración comunitaria
requiere una preparación. Para que la oración conserve su caracter meditativo, esta preparación se hace aparte.
Durante la oración es preferible no dirigir el canto,
para que las miradas se dirijan hacia la cruz, los iconos o el altar
(sin embargo, en una gran asamblea, dirigir con discreción un pequeño coro o algunos instrumentos puede servir de apoyo). En
general, el animador del canto se coloca en la primera fila con
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¿Cómo podemos descubrir esa
"fuente única", donde el Evangelio
aparece con toda su frescura?Las
fuentes de la fe
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Cuando abrimos el Evangelio, cada uno puede decirse: estas
palabras de Jesús son un poco como una carta muy antigua que
alguien me ha escrito en un idioma desconocido; como me la envía alguien que me quiere, intento comprender el sentido y poner
en práctica lo poco que he comprendido...
Los grandes conocimientos no son lo más importante al
principio. Estos tienen mucha importancia, pero es con el corazón, desde lo profundo de sí mismo, como el ser humano comienza a comprender el Misterio de la Fe. Los conocimientos
vendrán después. Todo no se recibe de una vez. La vida interior
se elabora paso a paso. Hoy más que nunca, penetramos en la fe
avanzando por etapas.
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En lo profundo de la condición humana reposa la espera de
una presencia, el silencioso deseo de una comunión. No lo olvidemos nunca: el simple deseo de Dios ya es el comienzo de la fe.
Además, nadie consigue comprender solo la totalidad del
Evangelio. Cada uno puede decirse: en esta comunión única que
es la Iglesia, lo que no comprendo de la fe otros lo comprenden y
viven de ello. Yo no me apoyo sólo sobre mi fe sino sobre la fe de
los cristianos de todos los tiempos, aquellos que nos han precedido, desde la Virgen María y los apóstoles hasta los que viven
hoy. Día tras día me dispongo interiormente a confiar en el Misterio de la fe.
Los cantos meditativos
Entonces la fe, la confianza en Dios, aparece como una realidad muy sencilla, tan sencilla que todos podrían acogerla. Es
como un impulso retomado mil veces a lo largo de toda la existencia, hasta el último aliento.
Hermano Roger, de Taizé
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