Isaac Arriaga - Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Transcripción

Isaac Arriaga - Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Issaac Arriaga
El Humanismo Militante
Eduardo Nava Hernández
Colección
Perfiles
No. 6
Archivo Histórico
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
DIRECTORIO
RECTOR
LIC. MARCO ANTONIO AGUILAR CORTES
Secretaria General
DRA. ESTHER GARCÍA GARIBAY
Tesorero
LIC. ELÍAS GONZÁLEZ RUELAS
Secretario Académico
MTRO. SALVADOR JARA GUERRERO
Secretario Administrativo
DR. ISAIAS ELIZARRARAS ALCARAZ
Secretaria de Difusión Cultural
MTRA. SILVIA FIGUEROA ZAMUDIO
Coordinadora de la Investigación Científica
DRA. EVA LUZ SORIANO BELLO
Director de Archivo Historico
DR. ÁNGEL GUTIÉRREZ
Indice
Presentación
Introducción
I.
Sobre el lomo del centauro.
El mejor alumno de san Nicolás.
II.
De San Nicolás a la Revolución
En busca del vellocinio de la Justicia.
III.
El Partido Socialista Michoacano.
IV.
Haciendo de la Tribuna una Trinchera
V.
Sanar a la sociedad.
Con Múgica en el gobierno de Michoacán.
VI.
Mayo sangriento
El sacrificio de Esculapio
Epilogo
Notas
Apéndice
Fuentes
Bibliografía
Presentación
Nuestra colección perfiles tiene por sustento provocar un acercamiento de la
comunidad universitaria con aquellas figuras con las que designamos a
nuestras dependencias. En esta ocasión, nos complace presentar el ensayo
biográfico que sobre Isaac Arriaga realizo Eduardo Nava.
La aproximación que pueda lograr el lector, no sólo con el personaje sino
con el periodo en que deambuló este nicolaita de casta, se debe a la lograda
ambientación histórica y la fluidez literaria del maestro Nava. Aprehender los
ideales de Isaac Arriaga, vincular su preocupación política con esa realidad
social, comprender el por qué
este personaje cobra presencia histórica y
continúa su trascendencia, no sólo entre los jóvenes estudiantes, sino en la
sociedad michoacana, se debe a la bien llevada narración de este investigador
social.
Ahora bien, no hay mejor tributo para un libro que leerlo y, para la
Preparatoria y la Casa de Estudiante que comparten el nombre de Isaac
Arriaga, que entender y conocer la dimensión de su patronímico.
El Archivo Histórico no sólo custodia el rico acervo histórico que la
Universidad Michoacana genera, también pretende dar a conocer a aquellas
personalidades que con sus acciones y obras se han involucrado en el
quehacer universitario.
Nuestra responsabilidad como Máxima Casa de estudios para el pueblo
michoacano se multiplica y personajes de la estatura social de Isaac Arriaga
perviven en el ánimo universitario.
Vaya nuestro agradecimiento al maestro Eduardo Nava Hernández por
solidarizarse con la Colección Perfiles y contribuir con las aspiraciones del
Archivo Histórico.
Introducción.
La vida de Isaac Arriaga, estudiantes y profesor del colegio de san
Nicolás, activista político, revolucionario, medico sanador de los males de la
desigual e injusta sociedad procreada por el régimen porfirista, fundador del
Partido Socialista, diputado federal y funcionario del gobierno de Francisco J.
Múgica, es uno de los legados más vivos y vigentes del nicolaicismo moderno.
Aunque sacrificada cuando Arriaga
había, por fin, alcanzado la
posibilidad de poner el poder político local al servicio de la causa revolucionaria
desde muchos años antes; por lo menos desde que se incorporo a la lucha
armada, tras el derrocamiento del gobierno maderista.
No es esta la vida de un santo o de un hombre excepcional, sino la de
un hombre cabal. Intelectual destacado, hombre de acción, Arriaga condensa
en sí lo mejor de la síntesis ideológica entre el liberalismo mexicano, el
proyecto social de la revolución Mexicana y el emergente socialismo de
raigambre proletaria al que su origen campesino le impelía.
Escribir de Isaac Arriaga es un compromiso. Compromiso con lo mejor
que el venero nicolaita ha dado a la nación. Arriaga es el más contemporáneo
de nuestros personajes. Ninguno como él proyecta hacia el futuro la tradición y
el legado del nicolaicismo liberal, vinculándolo con las necesidades de las
masas populares, damnificadas del porfirismo. Nadie como él tiende puentes
entre el liberalismo democrático, el jacobinismo radical incubado por la
revolución, y el ala plebeya, popular, del movimiento armado, al que estaba
definitivamente ligado por razones genealógicas y por sus experiencias
revolucionarias. Símbolo sin par de una institución a la que, desde su origen,
don Vasco de Quiroga concibió dedicada al servicio de los naturales de
Michoacán.
Isaac Arriaga, nicolaita de cepa, continúa siendo recuperado por la
memoria histórica de los universitarios y clases populares michoacanas. A su
memoria se han dedicado su tierra natal (antes hacienda de Santa Ana
Mancera, donde nació también mi abuela materna), escuelas públicas (como la
primaria ubicada en la avenida Universidad y la calzada Juárez, de Morelia),
una de las escuelas preparatorias de nuestra Universidad, fundada en 1976, y
una de las casas del estudiante más grandes e importantes que dependen de
ella.
Al terminar de redactar este trabajo, los moradores de dicha Casa
celebraban su XXI aniversario. Fue fundada como baluarte del carácter popular
de la educación superior con el que la Universidad Michoacana tiene un
compromiso indeclinable, y que adoptara ese nombre en memoria de la que
existió hasta 1963 en que el ejército Mexicano holló los recintos de nuestra
Universidad y que se ubica en el edificio de lo que actualmente es la Facultad
de derecho. Exponen una colección pictográfica en la que destacan, entre otros
cuadros representativos de la historia de la Universidad Michoacana y del
estado de Michoacán, un cuadro-mural de la muerte de Isaac Arriaga y un
retrato del prócer nicolaita. Son los moradores de esta y de las otras Casas del
Estudiante los mejores continuadores de la obra de Arriaga. No espera este
trabajo de divulgación estar a su estatura. La práctica de la vida siempre será
superior a su relato. A ellos, los jóvenes nicolaitas, que son los herederos
naturales del legado intelectual y político de Isaac Arriaga, está dedicado antes
que nadie este trabajo.
Mucho le debo al maestro Gerardo Sánchez Díaz, que me permitió
consultar su colección del periódico La Lucha, y a Yoli, que colaboró con la
recopilación del diario de Debates de la Cámara de Diputados. También a la
maestra Silvia Figueroa Zamudio por su cordial incitación a pergeñar esta
breve faena, y al profesor Ángel Gutiérrez por su paciencia. La visión del
personaje, que pretende ser humanizadora pero no renuncia a las posibilidades
narrativas y de interpretación que da el mito, es de mi estricta responsabilidad.
Eduardo Nava Hernández
Sobre el lomo del centauro.
El mejor alumno de san Nicolás.
Durante la última década del siglo XIX, México vivía el esplendor del
porfiriato. Desde 1880 la economía del país crecía aceleradamente, las
inversiones extranjeras fluían hacia la minería los ferrocarriles y la agricultura,
fortaleciendo las actividades exportadoras y, con ellas, la vinculación
económica con el mercado mundial. Don Porfirio Díaz instalado en su tercer
periodo presidencial, se perfilaba como el forjador político de un nuevo régimen
fincado sobre la articulación de las oligarquías nacionales y los intereses de los
imperios.
Pero, en realidad, los beneficiarios del auge eran muy pocos. La riqueza
se concentraba, los poderes legislativo y judicial se habían visto subordinados
al
poder presidencial, los privilegios de la iglesia católica se habían
restablecido en los hechos, aun sin suprimir las leyes de Reforma, y la prensa
había sido controlada por medio de la corrupción y la intimidación.
En los estados, el régimen dictatorial se sostenía y reproducía a través
de gobernadores que lejos de representar a sus respectivas entidades, se
erigían como virtuales procónsules de la dictadura, abocados a controlar
políticamente a la población y a afianzar las relaciones con los grupos de poder
regionales y los inversionistas extranjeros. Se consolido así un régimen liberal
oligárquico, que apoyaba ideológicamente en la confianza optimista en que los
beneficios del libre comercio y la atracción de capitales externos impulsarían la
prosperidad del país.
No obstante, este tipo de desarrollo daba lugar a una gran desigualdad
en la distribución de los recursos económicos y de los beneficios de la
prosperidad. En el campo, el mayor problema era la gran concentración de la
propiedad y la persistencia y aun crecimiento de los latifundios, que constituían
la base de la producción agrícola y ganadera pero también generaban
empobrecimiento y mantenían grandes extensiones de tierra sin cultivo. Al
interior de las haciendas, particularmente en el centro y sur del país,
prevalecían las relaciones de peonaje, la sujeción de los trabajadores por
medio de la coerción y la dependencia personal
Del peón con respecto del hacendado. Los propietarios o sus representantes
en la hacienda se apoyaban en una autoridad de tipo paternalista, las
amenazas, las deudas y la religiosidad de los campesinos para mantener
invariable ese sistema de trabajo. En realidad, muy poco había cambiado en el
paisaje rural desde el periodo colonial.
Ese debió ser el medio social que José Isaac Arriaga Ledesma conoció
en su infancia, y que contrastaba enormemente con la belleza del ambiente
natural en que creció
Isaac, el primero de los cuatro hijos que Celso Arriaga y Juana Ledesma
llegarían a tener, nació en la hacienda Santa Ana Mancera, en el municipio de
Puruandiro, el primero de junio de 1890. No mucho tiempo después, la familia
se trasladaría a la cabecera municipal, donde el primogénito podría recibir la
instrucción básica en la escuela dirigida por don Manuel Romero. 1
Ahí empezó Isaac su instrucción, obteniendo siempre las más altas
calificaciones y alternando ese aprendizaje con los gratos paseos por el campo
y con la precoz asistencia a las tertulias que el boticario y poeta José Ortiz
Rico, organizaba en el pueblo en compañía de otros personajes del liberalismo
local. Ortiz, oriundo de Guanajuato, había participado en 1895 como uno de los
dirigentes de la protesta que los estudiantes del colegio de San Nicolás
organizaron contra la reelección del gobernador porfirista Aristeo Mercado,
ganándose así su expulsión de la institución.
Cuando llego Isaac a la adolescencia, su madre enfermó de parálisis. En
él, que además de estudiar contribuía ya al sostenimiento de la casa, comenzó
a gestarse la idea de salir de la región, de estudiar a casi Medicina para ayudar
a su madre y superar las carencias económicas que lo agobiaban. ¿Anidaban
ya
en él otras inquietudes, de carácter social? ¿Lo habían influido
políticamente las conversaciones con el boticario y poeta rebelde de
Puauandiro? ¿Estaba ya en su mente el llegar a emular las luchas en las que
Ortiz Rico había participado desde las trincheras de San Nicolás? No sabemos
hasta qué punto. Pero los acontecimientos llevarían pronto al joven Isaac a
cambiar su existencia campirana por una vida intelectual y política micho más
rica y agitada y a incorporarse a la gestación, desde el mundo de las ideas, del
cambio social que la época estaba preparando.
De conformidad con una disposición del gobierno estatal emitida en
1894 para que cada uno de los ayuntamientos del estado designara a uno de
entre los mejores alumnos de la localidad para darle oportunidad de estudiar en
el Colegio de San Nicolás, el cabildo municipal de Puruandiro le otorgo al hijo
de los arriaga, en virtud de sus altísimas calificaciones, el premio de una beca
para proseguir sus estudios. Por aquellos días, el muchacho conoció también al
famoso médico Miguel Silva quien llegaría a ser unos años después
gobernador y cabeza del movimiento maderista en Michoacán, de visita en
Puruandiro para efectuar una consulta profesional, Cuando el doctor Silva
algunos vecinos le hablaron de la capacidad y el desempeño demostrado por el
joven Isaac, ofreció apoyarlo para que prosiguiera sus estudios en la ciudad de
Morelia.
De ese modo, a fines del año de 1905, con quince años de edad y
contando con la beca municipal y el ofrecimiento que el doctor Silva le había
hecho, Isaac se alejo de su terruño y llego a la capital del estado a cumplir con
la meta que se había fijado. 2 No sabía entonces el adolecente que trepaba a
lomos del centauro Quirón para aprender de él la sabiduría y la pasión que lo
llevarían a ser recordado y honrado por los seres humanos.
Morelia debió parecerle al joven Arriaga una gran ciudad. En ella vivían,
a la sazón, alrededor de 40 mil de los casi 950 mil habitantes de Michoacán. 3
Destacaba no solo por su tamaño sino por la monumentalidad y belleza de sus
edificios, por el boato de su reaccionaria aristocracia, por su antigua tradición
cultural y, sobre todo por el frondoso y arraigado liberalismo de sus
intelectuales.
De esto último, el Colegio de San Nicolás, la institución donde Isaac
llegaba a estudiar, era el mejor ejemplo y el principal responsable. Desde su
fundación por Vasco de Quiroga en 1540, San Nicolás se distinguió de las
demás instituciones educativas por admitir en sus aulas a los hijos de la raza
tarasca, lo que le daba un carácter democrático, y por constituirse en un
notable centro de desarrollo del pensamiento crítico y de avanzada. Algunos
años después de la muerte de su fundador, el Colegio recibió el aporte
intelectual de los jesuitas, considerados como los profesores más instruidos y
apto para la cátedra, y que permanecieron en él hasta su expulsión de la
Nueva España en 1767. A fines de la etapa colonial, se formaron y enseñaron
ahí pensadores de la talla de Miguel Hidalgo y de Abad y Queipo,
representativos del pensamiento teológico y científico más avanzado de la
época.
Hidalgo, junto con otros nicolaitas como José María Morelos, habría de
encabezar la lucha que culminó en la conformación de México como nación
independiente. Sin embargo, la institución forjadora de esos caudillos pagaría
con su clausura por las autoridades virreinales se destacado papel en la
gestación de las ideas revolucionarias.
El liberalismo del Colegio de San Nicolás le viene de la época de su
reapertura por el gobernador michoacano Melchor Ocampo, en 1847. En los
años subsiguientes se formaría ahí un nuevo pensamiento que habría de influir
decisivamente, a través de protagonistas como Santos Degollado y otros, en el
movimiento de Reforma. Fue cerrado nuevamente durante la intervención
francesa por el general conservador Justo Mendoza, quien también había
estudiado en el recinto nicolaita. Desde 1867 en que, coincidiendo con la
restauración republicana, volvió a funcionar, San Nicolás prosiguió con la
tradición liberal que lo había caracterizado, aportando a Michoacán y en
particular a Morelia un excepcional centro de crítica y libérrima difusión
intelectual.
A fines del siglo XIX, las ideas del positivismo comtiano entraron a San
Nicolás, difundidas por los profesores Agustín Aragón y Porfirio Parra,
discípulos de Gabino Barreda en la Escuela Nacional preparatoria. Cuando en
la ENP esa corriente declinaba y cedía el lugar a la filosofía metafísica de
Antonio Caso, y cuando incluso los científicos vinculados intelectualmente al
régimen porfirista la abandonaban, en el recinto moreliano el positivismo
conservo su presencia, que llego a ser emblemática de la fidelidad de los
nucolaitas a un liberalismo abierto, no obstante, a las nuevas influencias
político-ideológicas que estaban por llegar, como las del socialismo. 4
En ese San Nicolás en efervescencia ideológica, Isaac Arriaga habría de
destacar por méritos propios. En 1908 obtuvo el primer lugar en el segundo
concurso de matemáticas y fue nombrado, sin dejar de ser estudiante,
subprefecto del Colegio. En 1909 recibió el reconocimiento como “El Mejor
Estudiante” de la institución.
En este último año, Isaac participa en la fundación de la Sociedad
Literaria Melchor Ocampo Manzo, de la que figura como tesorero, siendo
Francisco R. Romero su presidente y Felipe Calderón su secretario. La
sociedad llegaría a trascender sobre todo por la edición de la revista literaria
Flor de Loto, en cuyas páginas aparecieron colaboraciones de quienes
llegarían a ser las más altas figuras de las letras michoacanas, como José
Rubén Romero, o quienes habrían de figurar en la primera línea de la
intelectualidad política del estado, como Francisco J. Múgica, Jesús Romero
Flores, Cayetano Andrade y el propio Isaac Arriaga, entre otros muchos. 5 En
1911 habrían de incorporarse a la Sociedad Literaria el doctor Agustín
Calderón, el doctor Ignacio Chávez y el filósofo Samuel Ramos, con lo que la
agrupación alcanzo su mayor esplendor, ya en tiempos de cambio
revolucionario en el país.
Sin que sus promotores y protagonistas lo supieran y seguramente sin
proponérselo, con la creación de su órgano literario estaban creando una de las
condiciones para el ya próximo movimiento revolucionario, y convirtiéndose así
en sus precursores en Michoacán. Estaban formando una generación
intelectual. Este grupo habría de jugar en lo regional el papel de organización y
dirección política cuando estallara la lucha contra la dictadura porfirista y el
huertismo, y de dotarla de un contenido programático coherente. Era esta una
condición para la gestación misma del proceso revolucionario y para su triunfo
sobre el antiguo orden. A los intelectuales les correspondería el papel de
sistematizar una nueva ideología y una nueva visión del mundo que, al ser
asumidos por las masas campesinas y populares, harían la diferencia entre la
rebelión y una verdadera revolución social.
Según Alvin Gouldner, paralelamente a la movilización de las masas
campesinas, el triunfo de las revoluciones sociales ha dependido de otro tipo
de lucha de clases, una lucha intestina dentro de una élite producida por el
surgimiento de la sociedad burguesa (…). En esa lucha intestina, una élite
tiene sus bases en la propiedad y generalmente se constituye en burguesía
nacional. En la mayoría de los casos la oposición más fundamental a esta
burguesía ha sido la de otra élite, una sección de la intelligentsia, cuyos
privilegios se basan en su educación, conocimientos, cultura y lenguaje.
La existencia y expansión de la educación superior laica y pública, que
en este caso es el significado del Colegio de San Nicolás, se constituyo en la
<<base institucional para la producción masiva de la intelligentsia y los
intelectuales>>. 6 Estos no aparecieron como individuos aislados, sino como
una generación, un grupo más o menos homogéneo, portador de una ideología
coherente de contenidos sociales vastos y sistemáticos, y capaz de actuar
simultáneamente en el mismo sentido. Ubicado en el mundo de los héroes,
Arriaga no se asimilaba, sin embargo, a las olímpicas alturas de las élites y
prefería conservarse en la vida terrenal, la del mundo rural al que pertenecía y
del que no se desligaba fácilmente.
Flor de Loto daba respuesta, en el medio represivo y agobiante del
porfiriato, a la inquietud intelectual de la época. Aprovechaba la cobertura de
una institución liberal como el Colegio de san Nicolás para abrir espacios de
libre expresión, encaminada en principio a lo literario, pero de la cual no
estaban ausentes las inquietudes políticas y sociales. Por ejemplo, en ocasión
del Centenario de la Independencia, los estudiantes del Colegio de san Nicolás
organizaron una velada literaria en el Teatro Ocampo, donde Isaac Arriaga
pronuncio el discurso principal, que fue luego publicado en Flor de loto. En él,
deslizaba críticas veladas al régimen porfiriano-mercadista que, a diferencia del
humanismo de don Vasco, oprimía, empobrecía y aniquilaba a los pobladores
indígenas:
¡Venid, oh, nicolaitas, y unidos en torno de nuestra enseñanza,
juremos por las cenizas de nuestros semi-dioses, luchar eternamente
por la Verdad, por la Justicia y por la Belleza…Mas no olvidemos que
el plantel donde a raudales,
bebemos la verdad, bálsamo precioso
de que la humanidad
esta sedienta, fue creado por un santo cuya
memoria
veneramos, para hacer la luz en la conciencia de una raza,
a
pesar de la libertad que disfrutamos, a pesar de nuestros
adelantos materiales e intelectuales, a pesar de los sacrificios
de mil
y mil héroes por darle un poco de bienestar y dicha, gime
en
la
ignorancia , víctima de nuestra indolencia, huye de nosotros, temerosa
de nuestros rigores y, tal vez, nos odia y
nos maldice!.. Nicolaitas,
se nos muere la raza de
vida!.7
Cuauhtémoc, ¡Juremos por la patria darle
Otro caso es la alocución de Arriaga ante la tumba del licenciado
Melchor Ocampo Manzo, hijo del prócer de la reforma, maestro del Colegio de
san Nicolás y epónimo de la sociedad literaria de los jóvenes nicolaitas:
La humanidad, es un ser insaciable de esplendor o brillo, olvida, con
frecuencia, al humilde maestros, al tierno filántropo que secó sus lagrimas y le
dio pan cuando tenía hambre, para vitorear al soberbio guerrero y elevar
suntuosos monumentos en memoria del terrible conquistador, que le arrebató
pan, familia, hogar, todo. Atacar esta tendencia es un deber, vencerla sería un
triunfo. 8
Flor de Loto llegó a editar 37 números entre junio de 1909 y 1912.
Publicada en un principio de manera quincenal, con 20 páginas, pasó luego a
ser mensual y aumentó su volumen y su tiraje. Su prolongada y rica existencia
nos hable ya de su trascendencia en el medio político-intelectual michoacano
de la época. No desapareció sino cuando los cambios en la situación política,
con el advenimiento de la revolución, la caída del antiguo régimen, la
instalación del maderismo en el poder y la incorporación de los nicolaitas a la
lucha política, la hicieron prescindible. Si aporte y otros nicolaitas podrían pasar
a acometer nuevas y más trascendentes tareas.
De San Nicolás a la Revolución
En busca del vellocinio de la Justicia.
Sin abandonar nunca sus inquietudes políticas e intelectuales, en junio
de 1910 el joven Arriaga participa en la fundación de un nuevo organismo, la
asociación Patriótica de Estudiantes, surgida de la iniciativa de un grupo de
alumnos de medicina, del Colegio de san Nicolás y de la Facultad de
Jurisprudencia para participar en las fiestas del Centenario de la
Independencia. En la mesa directiva de la asociación, Isaac figura como vocal
en representación del Colegio de san Nicolás. 9 Las autoridades del estado
habían señalado a los estudiantes el 22 de septiembre como fecha para
efectuar las actividades cívicas que organizaran, pues los días 14, 15 y 16
serían dedicados a que los órganos del propio gobierno honraran a Hidalgo,
Morelos y Guerrero. Así, en la segunda asamblea del organismo, los
estudiantes acordaron dedicar sus actividades al insurgente michoacano
Manuel Villalongin, levantándole un monumento en la plazuela que ahora lleva
su nombre, ubicada a un lado del acueducto de Morelia. Para financiar sus
actividades, la asociación resolvió también organizar una corrida de toros
donde los propios estudiantes figurarían como matadores y miembros de la
cuadrilla. A Isaac Arriaga le correspondió actuar como banderillero.
A pesar de haber obtenido con este espectáculo recursos suficientes
para erigir el monumento, el tesorero cometió un desfalco y la asociación se
dividió, escindiéndose los alumnos de Jurisprudencia. Como los recursos que
lograron reunir, los estudiantes decidieron efectuar una manifestación patriótica
y dedicar a Villalongìn una placa de mármol. En la ceremonia del día 22 los
estudiantes marcharon por la calle Nacional (hoy Avenida Madero) rindiendo
homenaje a los héroes de la Independencia y efectuaron una ceremonia en la
que el orador principal fue el estudiante de medicina Cayetano Andrade. La
placa conmemorativa que los alumnos develaron aún se puede ver en la pared
ubicada en el lado poniente del jardín. 10
Al concluir el bachillerato en el Colegio de san Nicolás, Isaac se
matriculó en la Escuela de Medicina. Por esa misma época, su madre se radica
en Morelia; la cercanía refuerza los vínculos filiales del joven y le evita las
largas caminatas que en los periodos vacacionales hacía desde la capital
hasta puruandiro para visitar su familia. 11
El 12 de noviembre de 1910, en vísperas del levantamiento maderista
en el norte del país, Arriaga vuelve a figurar por su activismo político. En esa
fecha se efectúa en Morelia una manifestación estudiantil. El motivo era
protestar contra el supuesto linchamiento del mexicano Antonio Rodríguez en
Rock Sprins, Texas, señalando por haber dado muerte a una mujer
estadounidense. * El episodio no tenía que ver con la situación política
mexicana, pero exaltaba los sentimientos nacionalistas y la indignación de los
jóvenes morelianos. Sobre la marcha, la manifestación antiyaqui se fue
convirtiendo en protesta contra el vetusto régimen porfiriano y el gobernador
Aristeo Mercado. Se percibía ya la inconformidad social que la campaña
política y el llamamiento de Francisco I Madero a la sublevación había colocado
a la luz pública. Partiendo del Colegio de san Nicolás, la manifestación se
dirigió a la Plaza Ocampo, donde Isaac Arriaga pronunció un discurso contra el
régimen porfiriano-mercadista. Continúo por la avenida Morelos, realizando un
nuevo mitin frente a la casa del héroe de la Independencia, donde hablo el
estudiante José Torres, director del periódico El Centinela, y nuevamente se
improvisó un mitin donde hablaron Sidronio Sánchez Pineda y Cayetano
Andrade. Exigieron del gobierno estadounidense en el caso del mexicano
linchado: pero sobre todo, criticaron al gobierno de Aristeo Mercado. Ahí, la
marcha de protesta fue disuelta por la policía. A consecuencia de estos hechos,
Arriaga se vio en la misma situación de su antiguo amigo José Ortiz Rico: junto
con Cayetano Andrade y Sidronio Sànchez Pineda, fue expulsado de su plantel
por órdenes del gobierno mercadista. 12
La participación de los nicolaitas en actividades de oposición no era
excepcional. Estaba el antecedente de las protestas antireeleccionistas de
1895, donde además de Ortiz Rico fueron defenestrados José inocente luego,
Pascual Ortiz rubio y Juan B. Arriaga, entre otros. Dentro del Colegio de San
Nicolás y de las escuelas de Jurisprudencia y Medicina la corriente liberal había
logrado arraigo, y no pocos alumnos o egresados del Colegio se habrían de
incorporarse a la lucha revolucionaria.
De San Nicolás surgió también quien habría de ser la principal figura del
movimiento revolucionario en Michoacán durante la etapa Maderista, el doctor
Miguel Silva González. Participante de los clubes liberales que apoyaban a
Madero en el estado, nieto tanto por vía paterna como materna de dos goberna

En realidad, según se supo después, la noticia era inexacta, Rodríguez logró escapar
del linchamiento y regresar a México. Unos años más tarde se incorporo a la
Revolución donde bajo las órdenes de Francisco J. Múgica, participo en la toma de
Matamoros.
dores del siglo XIX, egresado del Colegio de San Nicolás y perteneciente a una
familia reconocida en la sociedad moreliana, el doctor Silva apareció como un
candidato natural de la burguesía liberal a la gubernatura del estado. En abril
de 1911 se formó el grupo “Paz y Unión” para anunciar su postulación. Y
cuando, en el mes de mayo, el subprefecto de Santa Clara se rebeló contra el
gobierno porfirista, y el gobernador Aristeo Mercado se retiró del cargo
solicitando una licencia temporal, Miguel Silva fue designado gobernador
interino con la misión de impedir que Morelia fuera atacada por las fuerzas de
Escalante. Una vez que el nuevo gobernador pactó con el caudillo y éste entró
a la capital en actitud triunfal el doctor Silva empezó a gobernar.
Silva permaneció como gobernador interino de mayo a septiembre de
1911, cuando se separó del cargo para emprender una campaña en busca de
gobernar por un periodo constitucional. Isaac Arriaga participó en esa etapa
como un activista destacado del movimiento silvista, no sólo porque la
campaña del doctor Silva recibió un apoyo notable de los estudiantes nicolaitas
en general en su enfrentamiento con el Partido Católico, su único adversario de
consideración en la pugna por la gubernatura, sino porque particularmente
porque, desde su adolescencia, Arriaga había conocido personalmente al
doctor Silva, de quien había recibido apoyo para realizar sus estudios, y quien
probablemente lo influyó para encaminarse a la Medicina.
Isaac Arriaga ya había participado en uno de los episodios de la lucha
entre liberales y católicos, polemizando con el dirigente de estos últimos, el
licenciado Francisco Elguero. En la noche del 13 de agosto de 1911, Elguero
disparó desde el balcón de su casa, en el centro de la ciudad, contra una
manifestación silvista. La multitud intentó lincharlo y tuvo que refugiarse en la
casa de un alto clérigo, de donde salió huyendo hacia la ciudad de México
cuando el gobernador Silva ordenó su detención, no sin antes hacer publicar en
la prensa un documento atacando a algunos de los personajes del bando
silvista, entre ellos Arriaga. Éste respondió e una carta a la prensa en los
siguientes términos:
el folleto, al hacer mención de mi humilde personalidad, me
obsequia con el calificativo, para mi honrosisísimo de “joven de
pésimos antecedentes”. Y digo que me honro altamente que con
usted me tenga en tal concepto, porque llevo grabada en mi
memoria aquella fábula que termina con estas o parecidas
palabras: si el sabio reprueba, malo: si el necio aplaude, peor.
Sí, señor licenciado, el hecho en que funda su ataque, mi
expulsación del Colegio (de San Nicolás) me recomienda ante el
pueblo y me enaltece ante los ojos de las personas sensatas;
toda vez que la motivó mi acendrado amor a la patria y mi afecto
por los que ustedes los de sangre azul, llaman: populacho, gleba,
descamisados, etc.
Pertenezco a la más humilde esfera social y, sin pretender
que se me titule protomártir, estoy dispuesto a luchar activamente
por el bien de los de abajo a quienes usted pretende engañar con
sus palabras de relumbrón y sus falsas virtudes de cristiano.13
Así que, cuando en 1912 se organizó el Partido Liberal Silvista Libertad y
Orden”, Arriaga se incorporó como propagandista, recorriendo diversas
regiones de Michoacán, inclusive las entonces inhóspitas tierras tropicales de
Apatzingán y Huetamo. Apolinar Martínez Múgica recuerda haberlo escuchado
durante esa campaña:
Y esa inolvidable mañana límpida tuve oportunidad de escuchar su clara
voz de tonos convincentes que revelaba al tribuno del pueblo, verídico y
leal. A todos sin excepción nos ganó para el silvismo (…) Fue en Villa
Jiménez, antes Valdo de Aguilar (…).
Quedé gratamente impresionado pero no vi su faz, una muchedumbre lo
rodeaba y lo llevaron a que siguiera perorando a otros paisanos más.
Yo hacía pocos días que había tenido el placer de leer íntegramente un
ejemplar de Flor de Loto en mi pueblo natal Cuitzeo de Abasolo, Gto.,
en dónde sólo pasé dos años de mi vida. 14
La campaña silvista dio lugar a otro episodio memorable: la clausura del
Colegio de San Nicolás por el gobernador Primitivo Ortíz y la fundación de lo
que sería conocido cono San Nicolasito. Ello se debió a que el nuevo regente
del Colegio, Salvador Cortés Rubio –quien sustituyó a la caída del gobierno
mercadista al licenciado Francisco Pérez Gil, que había estado en el cargo
desde 1898- intentó oponerse a la agitación que los alumnos del plantel y los
de la Escuela de Medicina hacían en favor de Miguel Silva. Los estudiantes
pidieron entonces su renuncia, a lo que él se negó, y se generó al interior del
colegio un ambiente de confrontación. Mientras aquellos realizaban acciones
de desafío a quien veían como su enemigo político, el regente trataba
inútilmente de reprimirlos y hacer valer su autoridad. La situación llegó al
extremo de la violencia y una mañana de junio los estudiantes apedrearon a
Cortés Rubio, a quien ellos mismo habían elegido para el cargo unos meses
atrás. El regente se refugió en las oficinas del plantel, de donde los estudiantes
silvistas trataron de sacarlo por la fuerza, y llamó a la policía. La intervención
de las fuerzas del orden, comandados por el prefecto de distrito, encolerizó
más aún a los estudiantes, que estaban dispuestos a enfrentárseles echando
mano de armas de fuego, navajas y piedras. Se atrincheraron en el colegio,
hasta que, horas después, la policía y las tropas federales que le habían
reforzado fueron retiradas de los alrededores del edificio. Al día siguiente, 5 de
junio, el Colegio de San Nicolás fu clausurado por órdenes del gobernador.
Los alumnos respondieron constituyendo un Comité de Defensa
Estudiantil que relevaba a la Asociación Patrióticos de Estudiantes, y muchos
de ellos fueron expulsados oficialmente. Fue entonces cuando, apoyados por
algunos profesores, decidieron crear un Colegio libre, instalado en una casona
al oriente de la ciudad de Morelia, al que bautizaron cono San Nicolasito. El
profesorado lo integraron algunos maestros del propio colegio y estudiantes de
Medicina. A pesar de que el Colegio d San Nicolás fue reabierto poco después,
San Nicolasito se mantuvo hasta el día que el doctor Miguel Silva tomó
posesión como gobernador constitucional del estado cuando incluso los
alumnos expulsados pudieron volver al colegio.
El testimonio de uno de los protagonistas de los hechos, el general
Pelagio A. Rodríguez, entonces estudiante del colegio y miembro de la
corriente silvista, señala a Isaac Arriaga como uno de los participantes en el
motín estudiantil que dio lugar a la represión policiaca y al cierre del colegio.
Arriaga se habría enfrentado al prefecto de policía en las puertas de San
Nicolás gritándole “!polizonte, esbirro, vendido!” y expulsándolo a golpes del
recinto. Su nombre no aparece, sin embargo, en la relación que hace el propio
Rodríguez de los profesores y estudiantes de Medicina que impartieron en San
Nicolasito. 15
El gobierno del doctor Miguel Silva no fue, sin embargo, duradero.
Cuando aún no cumplía seis meses de haber tomado posesión, ocurrió en la
capital de la República el cuartelazo de Victoriano Huerta y el asesinato del
presidente Madero, que obligó a todas las corrientes políticas del país a tomar
una posición. El gobernador se reunió con algunos de sus amigos y partidarios,
entre los cuales estaba Isaac Arriaga, para discutir la nueva situación. En la
reunión se acordó no apoyar el golpe huertista; pero con respecto a la actitud a
asumir no hubo consenso. La mayoría de los asistentes propuso que el estado
de Michoacán asumiera su soberanía y se enfrentara a nuevo gobierno federal.
El doctor Silva, sin embargo, rechazó esa posición, al decir de Pascual Ortíz
Rubio, porque “era un idealista y un caballero, y no podía concebir que Huerta
iba a atropellar todo y que era el verdadero asesino del Sr. Madero”. Además,
agrega, “el Dr. Silva no quería que se derramara sangre y creía poderlo evitar
políticamente”16. El gobernador argumentó que el comandante de las tropas
federales en el estado, Arnoldo Casso López contaba con un poderoso y bien
armado destacamento en Morelia, y que podría de inmediato imponer una
derrota catastrófica a la insubordinación.
Del mismo modo, Silva rehusó asumir el mando militar de las fuerzas
que se oponían al golpe, como se lo propusieron, reunidos en San Antonio de
las Huerta, los generales Gertrudis G. Sánchez y José Rentería Luviano.
El usurpador se dirigió al gobernador de Michoacán al gobernador de
Michoacán ofreciéndole la Secretaría de Salubridad pero este ofrecimiento
tampoco fue aceptado: así el doctor Miguel Silva quedó aislado políticamente
tanto del gobierno federal de Huerta como de los grupos que incipientemente
organizaban en Michoacán la resistencia al golpe usurpador. Unos meses
después tuvo que retirarse definitivamente del cargo y dejar que Michoacán
fuera gobernado por un delegado del nuevo tirano 17.
La actitud de Isaac Arriaga no coincidió ya en este punto con la del
doctor Silva. En principio, el gobernador le pidió que no se sumara a los
movimientos armados, ya que aún confiaba en poder evitar el derramamiento
de sangre. Esa petición retrasó la incorporación deljoven nicolaita a la
Revolución. Cuando se libraron los primero combates en las cercanías de
Morelia entre las tropas federales y las del general Rentería Luviano, Isaac fue
a prestar sus servicios como miembro de la Cruz Roja, y una vez ahí trató de
pasarse a las fuerzas revolucionarias; pero alguien amenazó con denunciarlo si
lo hacía. Finalmente, fue el 26 de mayo de 1913 cuando, en compañía de los
también estudiantes Pelagio A. Rodríguez, Enrique Toledo, Rafael Campuzano
Santoyo, Federico Ortiz, Cristóbal Ruíz Gaytán y Mauricio Valdés, salió de
Morelia para integrarse a las fuerzas revolucionarias. Esculapio, el sabio
sanador de hombres, se embarcaba en la nave Argos para ir en pos del
vellocino de oro de la justicia. El hombre de ideas se convertía en hombre de
acción.
El 12 de junio, en Tacámbaro, Arriaga se sumó a las fuerzas del
constitucionalismo. Según el testimonio del general Héctor F. López, citado por
Martínez Múgica, el 2 de Julio Arriaga y Pelagio estado mayor del general y
licenciado José Inocente Lugo. Más tarde fueron cambiados a la jefatura de la
División del Sur, bajo el mando directamente del general Gertrudis Sánchez.
Permaneció al lado de Sánchez, sirviéndole como su médico de
cabecera y trasladándose a San Antonio de las Huertas para atenderlo por un
largo tiempo de sus heridas.
Pero al igual que el Che Guevara –es otro médico humanista y
guerrillero que también escribía poemas en su juventud y que se incorporó a la
revolución cubana cuarenta y tres años después- el profesional sino en el de
las armas. Como el che, a partir de entonces su principal preocupación no
volvería a ser ya el atender enfermos y heridos, sino la lucha armada y la
organización de los trabajadores. A su solicitud de incorporarse directamente a
las fuerzas de combate, el general Sánchez respondió en los siguientes
términos:
Habiendo tomado nota de su oficio sin número fechado El 28 del actual,
en el que manifiesta su carencia de conocimientos como médico para
seguir prestando sus Servicios en dicho empleo y solicitando su baja
para poder prestar sus servicios en las fuerzas rebajando su categoría
como soldado, por lo que se ve claramente el estímulo al servicio de las
armas limitado, sin dividir su ayuda a los demás compañeros, los que
quedarán abandonados por las personas que toleren su impaciencia
y desesperación como pacientes: pero en atención a su
solicitud,
causa baja, como Mayor Médico en el 3er. Regimiento, aun
cuando no es el momento de abandono de su empleo pero la revolución
admite todo evitando Dimensiones pero en su criterio fija su atención de
Jefes Oficiales y Tropa.18
Según Pelagio A. Rodríguez, el primer combate en el que participó Isaac
Arriaga fue el 13 de Octubre de 913, en la toma de la plaza de Ajuchitán, Guerrero,
a las órdenes del general brigadier Joaquín Amaro. Más adelante, bajo el mando del
general Alfredo Elizondo, actúo en la toma de Maravatío, Michoacán el 24 de
Diciembre.
Este hecho tuvo como consecuencia una enérgica
Persecución por
parte de las fuerzas huertistas, las Que a pesar de todo, fueron derrotadas
sucesivamente En los combates de El Caracol y Los Toriles, Mich. Los Días
1 y 2 de enero, respectivamente, de 1914, Obligándolas a retirarse hasta las
plazas de Villa
Hidalgo y Maravatío, no obstante la superioridad
Numérica de ellas y lo bien pertrechadas que se Encontraban. En esos
combates también tomó Parte el Mayor Arriaga.19
Incorporado a las Tropas del general Martín Castrejón, Isaac Arriaga tuvo
participación en la toma del mineral de inauguración en 25 de febrero de 1914; en el
asalto y pcupación de la hacinda d San Antonio de las Huertas el 29 de marzo; en el
combate de Loma Larga, cerca de Nocupétaro, el 1 de abril, y en el sitio y toma de
la plaza de Huetamo entre el 14 y el 22 de junio. El 18 de junio los sitiadores
derrotaron en Puerto Ancho a los refuerzos enviados desde Tacámbaro por la
comandancia de las tropas federales en auxilio de la plaza sitiada. En las acciones
de Huetamo y Puerto Ancho fue donde Arriaga obtuvo el grado de teniente coronel.
Después de la toma de Huetamo no hubo acciones de armas de
importancia en Michoacán hasta la caída de Huerta. Rodríguez atribuye a
desavenencias con el general Sánchez el que Arriaga saliera poco después del
estado. En Octubre de 1914 fue nombrado responsable del Archivo de la
Secretaría de Gobernación; pero cuando se dio, a finales de ese año, la ruptura
definitiva del constitucionalismo entre carrancistas y partidarios de la
Convención,
el Teniente Coronel Arriaga,
siguiendo el ejemplo de otros
jóvenes soñadores como él que vieron en el carrancismo la
sucesión de un régimen caduco, enemigo de muchos
postulados
revolucionarios, siguió a la Convención hasta el final de su derrota,
ignorándose los hechos de armas en que haya tomado parte en esa
lucha sangrienta e injusta .20
A mediados de 1916, Isaac Arriaga regresó al bando constitucionalista,
integrándose en Córdoba, Veracruz, a la Brigada José María Morelos que
comandaba su antiguo jefe el general Martín Castrejón. Permaneció bajo las
órdenes de éste hasta principios de 1917, cuando regresó a Michoacán a
emprender al lado del general Francisco J. Múgica una nueva lucha, esta vez
por la gubernatura del estado.
El Partido Socialista Michoacano.
La relación entre Isaac Arriaga y Francisco J. Múgica debe haberse
iniciado hacia 1909, cuando el primero participaba entre los editores y el
segundo entre los colaboradores de la revista literaria universitaria Flor de Loto.
Múgica se incorporó a la lucha armada desde la etapa maderista: Arriaga,
algunos años más joven, vivió esa coyuntura como estudiante del Colegio de
San Nicolás y sólo acudió a las armas, como hemos visto, después del golpe
militar de Victoriano Huerta. A lo largo de la contienda sus destinos se
separaron para volver a encontrarse en 1917, cuando se establece entre ellos
una relación de amistad y colaboración que durará hasta la muerte de Arriaga
Ledesma en 1921.
Originario de Tingüindin, Francisco J. Múgica inició muy joven su
participación política en Zamora, donde desde el periodismo ejerció la crítica
del régimen porfirista y se convirtió en uno de los precursores de la Revolución
en el estado de Michoacán. Había nacido en 1884, hijo de un profesor rural
zamorano de formación liberal pura y servidor de la administración de rentas
del distrito. A falta de otras opciones educativas en la región, y a pesar del
liberalismo intelectual de la familia, inició estudios como externo en el
Seminario de Zamora, de donde fue expulsado por su rebeldía al pensamiento
teológico junto con otro futuro revolucionario, Rafael Sánchez Tapia. En el
seminario también se relacionó con los hermanos Gildardo y ConradoMagaña,
que llegarían a ser destacados zapatistas, con quienes inició también
relaciones de colaboración en actividades de oposición a la dictadura.
La formación intelectual de Múgica se había nutrido también de las
influencias del Partido Liberal y Regeneración, de los hermanos Flores Magón,
al que llega a enviar artículos, junto con su padre, edita periódicos opositores
de circulación regional, como con la coyuntura de la sucesión presidencial, el
1910 al tiempo que trabajaba en la Administración de Rentas de Zamora. En
Septiembre de 1910 se traslada con su familia a la capital del país. Al estallar la
sublevación maderista, Múgica, junto con los Magaña y otros integrantes de la
oposición, firmó el Plan de la Sierra de Guerrero para sumarse a la lucha.
Aunque la mayor parte de los firmantes fueron aprehendidos, Múgica escapó
por encontrarse en el norte del país tratando con Madero. Al lado de éste se
incorporó a las acciones armadas en el norte y, al triunfo de la Revolución, fue
enviado a Michoacán, ya con el grado de capitán, como delegado para la
pacificación y desarme de los grupos revolucionarios. Cuando Venustiano
Carranza llegó al gobierno de Coahuila, lo llama a colaborar con él, y al ser
derrocado y asesinado el presidente, Múgica fue de los primeros seguidores de
Carranza que firmaron con el Plan de Guadalupe.
Durante la lucha constitucionalista, Múgica participó en el Ejército del
Noreste, bajo las órdenes del generak Bucui Blanco. Junto con él, realizo el
reparto de la hacienda Los Borregos, cerca de Matamoros, Tamaulipas, el
primer acto agrario efectuado por el constitucionalismo. Sirvió también a la
revolución como administrador de las aduanas de Veracruz y Tampico y como
delegado de Carranza para la compra de provisiones en los Estados Unidos.
En agosto de 1915 fue nombrado por el Primer Jefe comandante de las
operaciones en Tabasco, y un mes más tarde, gobernador del mismo estado.
Desde ese cargo, en el que duró, hasta septiembre de 1916, realizó algunas
acciones agrarias como –aun en contra de la voluntad de Carranza- la
restitución de El Chinal a las comunidades indígenas, pugnó por acabar con él
sistema de virtual esclavitud existente en el campo e impulsó la educación
pública. Por su creciente inconformidad con el conservadurismo y las
complicidades de Carranza con los terratenientes, se retiró del cargo y volvió a
la vida militar.
Con esos antecedentes revolucionarios, Francisco J. Múgica fue electo
en 1916 diputado por el distrito de Zamora al Congreso Constituyente de
Querétaro. Ahí, fue electo presidente de la Comisión de Puntos
Constitucionales y encabezó al ala radical que impulsó la incorporación de los
principios sociales en los artículos 3|, 27 y 123 de la Constitución 21.
Cuando, ya bajo el amparo de la nueva Constitución, se convocó a la
renovación de los poderes de los estados de la Federación, en Michoacán
emergieron de manera natural las candidaturas del general Francisco J. Múgica
y del ingeniero coronel Pascual Ortiz Rubio al gobierno del estado. El
revolucionario de Tingüindin regresó a su estado natal e inició, impulsado por
sus partidarios, su lucha en pos del gobierno.
Entre esos adeptos mugiquistas estaba Isaac Arriaga. Junto con
un grupo de revolucionarios. Arriaga conformó el Partido Liberal Socialista
Michoacano, del que quedó investido como presidente. El testimonio de uno de
los participantes e el Partido Socialista, José Valdovinos, acerca del papel de
Arriaga es significativo:
Como el jefe de la campaña mugiquista llegó a Morelia el prestigiado
revoluvionario J. Isaac Arriaga, uno de los líderes más limpios que dio
Michoacán a la lucha social, quien procedió desde luego con gran
diligencia a formar el primer partido clasista en el Estado, el cual fue
bautizado con el nombre de “Partido Socialista Michoacano”, en cuyas
filas no enrolamos numerosos estudiantes del Colegio de San Nicolás.
En aquel famoso partido –el más románico de todos en lo que he
actuado- se destacaban por su acometividad e intransigencias los
líderes Juan Asencio, Nicolás Ballesteros, Federico García, Othón Sosa,
José Martínez, etc., y un tipo muy pintoresco y borracho conocido en
Morelia por el apodo de “ El Infierno”, todos ellos de extracción obrera.
En el grupo de los “intelectuales” figuraban J. Lamberto Moreno, Antonio
Navarrete, Miguel A. Quintero, Guillermo Iturbide, José García B.,
Enrique M. Ramos y otros. De nuestro equipo estudiantil se distinguieron
Alberto Coria, Alberto Bremauntz, Arturo Soto Reyes, J. Jesús Ramírez y
miguel Mora (…). La mujer también tuvo su representación en aquel
partido, con Cuca García, inquieta y combativa muchacha que desde
entonces se entregó de todo corazón a la causa proletaria por la que ha
sufrido persecuciones y destierros (..). Con este material humano y bajo
la inexperta batuta de Arriaga, que en materia electoral era tan novato
como nosotros, se constituyó el famoso partido. 22
Quizás no es de creerse que Arriaga fuera tan inexperto como afirma
este protagonista. Basta con recordar que ya había participado como activista y
orador en una campaña triunfante, la de Miguel Silva. Pero sí era inédito el
esfuerzo de construir una fuerza como la que intentaba ser el Partido
Socialista, representativa de las capas trabajadoras de la sociedad michoacana
y contrapuesta ideológica y políticamente a los grupos propietarios y a la
pequeña burguesía liberal.
La fundación del Partido Socialista es también un testimonio de la
evolución personal de Arriaga. Habiendo partido ideológicamente del
positivismo liberal que reinaba en el Colegio de San Nicolás de principios de
siglo, y del silvismo como expresión política de la burguesía liberal moreliana,
ahora sus convicciones son abiertamente socialistas. ¿Siguió Arriaga una
trayectoria intelectual paralela a la que, en su momento, recorrió Ricardo Flores
Magíon? ¿Qué influencias recibió a lo largo de la Revolución, que
contribuyeron a radicalizar su pensamiento? ¿Se decepcionó, acaso, del
liberalismo pequeñoburgués por la actitud pusilánime del gobernador Miguel
Silva frente al cuartelazo huertista?
El programa del Partido, atribuido a la pluma de Arriaga, era un
documento que se alejaba aun de las más puras expresiones de ese
liberalismo. Recogía y sintetizaba la vertiente más radical de la Revolución
Mexicana y buscaba enlazarla con un proyecto socialista de sociedad. Ponía
énfasis, en su aspecto mínimo, en la dotación de tierras, el cumplimiento del
artículo 3°, el combate al alcoholismo proletario y el reconocimiento de sus
derechos, el internacionalismo proletario y el reconocimiento del derecho del
pueblo a la rebelión. En su aspecto máximo, se proponía una serie de medidas
de corte socialista (ver el Apéndice).
La difusión del programa se complementó con la edición de los
periódicos de propaganda y agitación, El Látigo y El Renovador, y con un tiraje
amplio del artículos 123 constitucional. El gran mérito del partido socialista fue
el haber centrado por primera vez la lucha electoral en torno a un programa de
reivindicaciones y a la toma de posiciones ideológica. 23
No obstante, el Partido Socialista no dejaba de ser una organización
caudillista, sustentada más en la personalidad y prestigio de su candidato que
en el arraigo político e ideológico de su propuesta en la sociedad y las
organizaciones laborales, como se demostraría tras la derrota electoral que
ocasionó su casi total desmembramiento y el éxodo de sus dirigentes junto con
el general.
La lucha electoral de 1917 en Michoacán fue una verdadera ruptura al
interior del bloque revolucionario. Dejando de lado al más bien débil candidato
conservador, Antonio de P. Magaña, la pugna se estableció entre las dos alas
de la facción triunfante en la Revolución: el radicalismo jacobino de Múgica y el
programa liberal con tintes decimonónicos de Ortiz Rubio. Para la primera, el
poder del Estado debía servir para impulsar los cambios sociales a través de
reformas como el reparto agrario, la protección a los trabajadores, etcétera, que
eliminarán las artistas más agudas de la injusticia del viejo orden. Para la
segunda, lo esencial del cambio revolucionario era dotar el poder político de
legitimidad y autoridad y renovar el marco legal sin romper con los principios
liberales de gobierno no intervencionista, libertades económicas y garantías
individuales. Más allá de ellas, la inicial postulación del líder campesino Miguel
de la Trinidad Regalado intentó expresar incipientemente un principio de
autonomía de las masas campesinas frente a las dos alas de la facción
constitucionalista, que terminó cuando declinó su candidatura en apoyo de la
Múgica. Regalado estaba, por sus orígenes y por su práctica, social e
ideológicamente más cerca del zapatismo, con el que en esa misma época
llegó a establecer contactos, como una tendencia independiente de las que se
habían confrontado al seno del Congreso Constituyente de Querétaro y que
ahora lo hacía en la arena electoral de Michoacán. Después de abandonar su
postulación y de que Ortiz Rubio tomara posesión del gobierno de Michoacán,
Regalado fue asesinado por las guardias blancas (las acordadas) al servicio de
los hacendados de Zamora.
La campaña misma estuvo teñida por la violencia. Justino Bermúdez,
seguidor de Múgica y presidente municipal de la Piedad, fue acusado de haber
lesionado a Pedro Chavolla por razones políticas. Los ortizrubistas
denunciaban provocaciones de soldados vestidos de civil en Maravatío y
Pátzcuaro. También en Pátzcuaro, un militar perteneciente a las fuerzas de
Múgica trídas de Guianajuato fue acusado de haber disparado contra un grupo
de ortzirubistas. En otros lugares, la milicia realizaba mítines de apoyo a
Múgica e impedía los de Ortiz Rubio. Por su parte, los ortizrubistas,
mayoritarios en el ayuntamiento de Morelia, desataron una ofensiva contra los
mugiquistas y detuvieron y golpearon a varios de ellos en los últimos días de la
campaña electoral. En Zamora, balearon a varios miembros del Partido
Socialista que efectuaban labores de propaganda.24
Tales acciones revelaban en encono existente entre ambos bandos y lo
acentuado de sus diferencias ideológicas, que eran a su vez expresiones de
distintos proyecto sociales.
Pero también, por otro lado, la campaña sirvió para construir fuerzas en
las organizaciones sociales. El Partido Socialista, directamente a través de su
presidente Isaac Arriaga, apoyó las demandas de mejora salarial y expedición
de un reglamento de trabajo de los trabajadores de las fábricas textiles San
Pedro y la Providencia. 25
Las elecciones, efectuadas el 24 de junio de 1917, resultaron en mutuas
acusaciones de fraude e impugnaciones. Finalmente, casi un mes después, el
20 de julio, Ortiz Rubio proclamó su triunfo26. El Partido Democrático Benito
Juárez, que lo apoyaba, ganó la mayoría de los distritos, excepto los de
Pátzuaro y Zitácuaro, donde vencieron los mugiquistas, y dos más que
quedaron en manos de candidatos independientes. El triunfo de Ortiz fue
oficializado por el Congreso del Estado27.
Trasladado más tarde a Veracruz, el general Francisco J. Múgica lanza
en un “Manifiesto a la nación y a mis comitentes” sus denuncias del fraude
electoral que, en su concepto, lo despojaron del triunfo:
Establecida la diferencia de clases sociales que la burguesía y los
pseudo-intelectuales han creado, me puse resueltamente del lado
de los desheredados, de los luchadores y de los menesterosos,
quienes cariñosamente tomaron mi nombre como bandera de sus
principios, y levantaron triunfalmente sobre el pávés del voto
popular, mi humilde personalidad política, haciéndola triunfar en
las urnas electorales (…) y entonces fue de ver cómo las
Casillas Electorales casi totalmente fueron ocupadas por los
burgueses; las boletas en que había de sufragarse se
distribuyeron en escaso número y en los que respecta a la
población rural, por conducto de los ascendados o de los
mayordomos; los ladrones estaban tan imperfectos que no
constaba en ellos inscrita ni la tercera parte de los habitantes
aptos para votar (…) Pero no obstante esto, el primer escrutinio
arrojó una mayoría en favor no sólo de mi candidatura, sino
también en pro de los ciudadanos postulados para diputados por
el Partido Liberal Socialista en los distritos de Zitácuaro, Huétamo,
Pátzcuaro, Uruapan, Apatzingán, Zamora, La Piedad y Maravatío.
(…) Pero reunidas las Juntas Computadoras de cada Distrito
Electoral se consumó allí, mediante ellas, la estrangulación (sic)
del voto directo y el mandato de la Ley, haciendo que las
elecciones pasasen las directas en primer grado a indirectas (…)28
La opinión de nuestro conocido José Valdovinos de otra
interpretación a los hechos. Dejemos que hable
Ni qué decir de las elecciones: las perdimos. Del lado de
Ortiz Rubio militaron todos los tiburones de la política de
Michoacán en aquella época, por lo que a pesar del apoyo
ostensible que don Venustiano Carranza dio a Múgica, los
ortizrubistas nos arrollaron en toda la línea. La superioridad de
ellos fue manifiesta en todo: dinero- del que mi general Múgica
siempre anduvo muy alambicado- experiencia política y votos, que
por aquellos días de ingenuidad sí se computaban.
Honradamente hay que reconocer que en esa campaña
nosotros fuimos minoría (…) En el medio de Michoacán y en
aquel entonces, si era imposible que Múgica como el más radical
de los revolucionarios michoacanos, ya podrá imaginarse lo que
ser mugiquista significaba entonces. Los enemigos exhibían a
nuestro candidato como el auténtico anticristo. A nosotros, sus
partidarios, se nos tildaba de engendros de Lucifer. Y sobre la
personalidad de Arriaga, el jefe de la compañía, llovían los peores
dicterios.29
Y a mayor abundamiento, relata un episodio:
Yo acompañé a Arriaga a Puruándiro, nuestra tierra natal, adonde
llegamos montados en sendos pollinos, después de sortear
durante los días los peligros del camino, infestados de chavistas,
para caer en otro peligro mayor, que era el medio fanático de
nuestro pueblo. Recuerdo que el primer intento del mitin, cuando
Arriaga trató de exponer el evangelio mugiquista, poco faltó para
que nuestros coterráneos nos lincharan; sin embargo, no nos
escapamos de una lluvia de proyectiles, muchos de los cuales
hicieron blanco en nuestras izquierdistas humanidades. Nunca
olvidaré la amenazante actitud de las respetables damas de mi
pueblo, que indignadas me increpaban: “Pero José, ¿cómo es
posible que andes con Icsà (sic) haciendo propaganda por ese
indino chaparro del Múgica? Tú que eres hijo de una madre tan
decente y tan católica ¡no tienes brizna de vergüenza! Apártate de
ese camino, porque por él vas a dar derechito a los infiernos… 30
Con la derrota vino para el Partido Socialista una etapa de decadencia y
represión. El nuevo gobierno de Ortiz Rubio llegó decidido a frenar a sus
adversarios mugiquistas y desató una campaña represiva por todo el estado.
Algunos socialistas particularmente los dirigentes obreros fueron aprehendidos
bajo el cargo de conspirar contra el gobierno ortizrubista; los que estaban
dentro de la administración del gobernador José Rentaría Liviano fueron
despedidos, y los estudiantes de San Nicolás más activos dentro del
mugiquismo, expulsados. Por otra parte, cedió a un grupo de mugiquistas,
encabezado por los profesores Rafael Elizarraras y Félix C. Ramírez, y por el
dirigente obrero Nicolás Ballesteros, un predio para viviendas, lo que después
se conformo como la Colonia Socialista, al oriente de <Morelia. 31
Sin fuerza para resistir, los principales dirigentes del Partido Socialista
Michoacano se trasladaron a la capital del país, donde estuvieron alrededor de
dos meses sin empleo ni apoyos económicos y al decir de Valdovinos, “a punto
de implorar caridad”, de no ser por “la munificencia de Arriaga que con sus
escasos recursos hacía el milagro de los panes y los peces.
Al cabo de ese duro periodo, hubo para Múgica una salida decorosa; el
presidente Carranza lo llamó una vez más a colaborar como administrador de
la aduana de Veracruz, donde ya había estado en 1914. Siguiéndolo en un
incómodo tren militar, se trasladaron a Veracruz los principales dirigentes del
Partido: Isaac Arriaga, el profesor Lamberto Moreno, José Valdovinos Garza,
Enrique M. Ramos, Vicente de Paula, Federico Villegas, Guillermo Iturbide,
Ramón Tapia, Gregorio Cristiani, Cuca García y otros, que se
autodenominaban el Partido Socialista Michoacano residente en Veracruz.
Otros, como Arturo y Ernesto Soto Reyes, Jesús Ramírez Mendoza y Justino
Bermúdez permanecieron en la ciudad de México, integrando ahí la Agrupación
Socialista Michoacana. “Un tercer grupo socialista se refugió en la ciudad de
Zitacuaro, en donde sostuvieron los del Partido Socialista Michoacano”. 32 Una
carta de Arriaga a Múgica, del 13 de mayo de 1918, ilustra la gravedad de la
situación para los socialistas michoacanos:
(…) mala, muy mala es la situación de los nuestros en general; pues por
angas o por mangas algunos de ellos han quedado fuera del cuadro y
como es natural, dados los deberes de solidaridad, su manutención pesa
sobre todos. No será menester para que así lo comprendas asegúrate
que todos esperan como el final de sus males ser llamados por ti. 33
¿Qué hacía el éxodo michoacano en el puerto jarocho?
Valdovinos, el más elocuente y colorido de sus cronistas:
Según
Los días transcurrían para nosotros con desesperante lentitud. El pobre
Arriaga nuestro paño de lagrimas iba y venía de la aduana a los muelles, en
donde como tribu gitana habíamos improvisado nuestro campamento,
trayéndonos muchas esperanzas y pocos nombramientos, que materialmente
sacaba con tirabuzón a mi general (Múgica). Por fin, después de pasar muchas
noches toledanas a la orilla del mar (..), Arriaga consiguió acomodo burocrático
para todos. Nadie quedó conforme son su comisión, pero como lo urgente era
tener algún ingreso para subsistir, cualquier cosa era preferible a la espera. El
hambre apremiaba. 34
Sin suficientes recursos para pagar un hotel o casa de huéspedes, los
michoacanos permanecieron alojados en los muelles hasta que la
comandancia del puerto les cedió dos casetas a la orilla del mar: la de pilotos
en el muelle y otra en un atracadero próximo a la aduana. En la primera se
hospedó Arriaga con sus familiares y en la otra “nos acomodamos alrededor de
una docena de mugiquistas indigentes, en un hacinamiento incomodo y
antihigiénico”.
Una vez colocados en puestos que mal les daban para vivir, y siempre
bajo la conducción de arriaga, la diáspora tarasca se dio a la tarea de
reorganizar el Partido Socialista Michoacano (que entonces adopto en su
nombre la adjetivación de “residente de Veracruz”, quizá para resaltar su
carácter de exiliados), y nombrar una nueva directiva, encabezada por el propio
Isaac. El reconstituido Partido no tenía, en realidad, la capacidad para incidir en
los acontecimientos de su tierra de origen; pero en el puerto se relaciono con
los socialistas y anarquistas locales, como el sastre Herón Proal, que
encabezaría poco después la organización y las huelgas de inquilinos que lo
hicieron famoso en los años veinte, y con refugiados políticos extranjeros,
provenientes de Rusia, Cuba, Cataluña e Italia. 35 Veracruz, como puerta de
entrada al país era, en la época, un receptáculo de las más diversas corrientes
del pensamiento de izquierda, particularmente las más radicales, perseguidas
en Europa por las monarquías y marginadas por los grandes partidos
socialdemócratas.
No obstante la precariedad con que subsistía, tanto en Veracruz como
en territorio michoacano, una delegación del Partido Socialista asistió en
agosto y septiembre de 1919 en la ciudad de México al primer Congreso
Nacional Socialista, convocado por el Partido Socialista Mexicano de José
Allen y otros grupos y del que salió la resolución de fundar el Partido comunista
de México y nombró delegados a la Internacional Comunista fundada en Moscú
en marzo de ese mismo año. Participaban, además de los socialistas de
influencia marxista, anarcosindicalistas, cromistas y una pléyade de activistas
extranjeros que actuaban por distintas razones en el México de época. La
delegación michoacana estaba integrada por el obrero Leonardo Hernández,
Miguel A. Quintero y Miguel A. Reyes. Sus firmas aparecen entre las de
quienes permanecieron hasta el final del Congreso, lo que hace pensar que
suscribían la fundación del Partido Comunista Mexicano. 36
Múgica no permaneció tampoco mucho tiempo en Veracruz. En mayo de
1918 vuelve a ser llamado por don Venustiano, esta vez para ocupar en la
capital de la republica la jefatura del recién creado Departamento de
Aprovisionamientos Generales, que tendría la función de controlar las compras
de las diversas dependencias del Ejecutivo y evitar los dispendios y la
corrupción. Entre quienes fueron invitados a acompañar al caudillo michoacano
a su nueva encomienda estaba Isaac Arriaga. Otros de sus seguidores tuvieron
que permanecer en medio de sus carencias materiales en el puerto de
Veracruz. 37
En 1918, Isaac Arriaga regresó a Michoacán. Decidió participar en las
elecciones federales de ese año como candidato por el distrito de Uruapan,
obteniendo el triunfo. El 26 de julio, dos días antes de la elección, Arriaga fue
aprehendido. El juez de distrito de Morelia había girado orden de aprehensión
acusándolo de injurias a un funcionario público, por las críticas que había
hecho en un discurso político
al gobernador Ortiz Rubio. Como sus
correligionarios pagaron la fianza correspondiente y Arriaga pudo salir libre, el
juez de distrito reabrió un expediente que no estaba cerrado, donde Arriaga
había sido acusado de tumulto y asonada, por haber participado como orador,
durante la campaña de Múgica, en un mitin de protesta contra la oficina de
telégrafos en Morelia, la cual había retrasado la entrega de mensajes donde se
anunciaba la llegada del candidato a la capital michoacana, una ventana del
edificio de la dependencia fue rota, y el caso fue aprovechado para lanzar a
Arriaga la acusación de haber incitado a apedrearlo. El ya diputado electo fue
llevado a Morelia. Según su biógrafo, el inspector de policía Manuel Aldeco, le
exigía la entrega de la credencial que amparaba su triunfo. Arriaga no la
entregó. 38 Más tarde habría de hacer su propia defensa ante el Colegio
Electoral de la Cámara de Diputados, demostrando que, de los cargos que se
le imputaban, había sido absuelto por la propia jefatura de operaciones
Militares en el estado, pues Arriaga no había estado prófugo ni sustraído a la
justicia en ningún momento, sino cumpliendo tareas de orden militar. 39
El general Múgica salió también en su defensa en una carta publicada
en el periódico El Universal el 24 de agosto:
Es público y notorio que desde hace más de un año se ha propuesto el
señor Ortiz Rubio molestar mi tranquilidad política, mediante calumnias ataques
sobre mi modo de ser y obrar con respecto a los asuntos de Michoacán, en los
que la única participación que he tomado ha sido encaminada a evitar a los
míos las persecuciones de que han sido objeto, y a alentar a mis partidarios
para que no dejen de tomar participio en la causa pública del estado, ya que
tenemos derecho los michoacano, y también el deber de actuar en la vida
pública de la entidad a que pertenecemos. 40
El gobierno ortizrubista tuvo que ceder y Arriaga pudo tomar posesión
como diputado de la XXVIII Legislatura del Congreso de la Unión
Haciendo de la Tribuna una Trinchera
Desde la cámara de diputados, Isaac Arriaga continuaba la lucha contra
el ortizrubismo y por impulsar a su líder Francisco J. Múgica en Michoacán,.
Una vez instalado en su curul, le escribía a su “Jefe”:
Hemos principiado bien la lucha; el elemento independiente de la
Cámara (…) ganó la elección de Comisión Permanente, con lo cual
ganamos al Gobernador Interino que se nombre en caso de que (el
gobernador) Ortiz (Rubio) pida licencia para jugar como candidato a
Senador. El elemento incondicional está, como es de suponer,
disgustadísimo y no deja de entrever mi intervención en estos asuntos;
su cariño para mí crece a medida de mis esfuerzos y no sé en qué paren
estas misas. Ya me abruma la montaña de odio que pesa sobre mi
cabeza y juzgo indispensable que alguien, tú por ejemplo, venga a
ayudarme a soportarla. 41
Así, no fueron pocas las veces en que tuvo que enfrentar los ataques
que le hacían los diputados michoacanos ortizrubistas como representantes
Aceves, Soto Peimbert y Martínez del Rìo.
En otra ocasión, quedó asentada en el Diario de debates la protesta que
Arriaga y otros representantes de Michoacán contra el diputado Estanislao
Peña por haber votado dentro de la Comisión Permanente a favor de una
gratificación de mil pesos autoconcedida por ésta a cada uno de sus miembros:
Estimamos no solamente ilegal argumentaron sino verdaderamente
vituperable esta actitud del representante de Michoacán en la Comisión
Permanente (y) nos vemos en la necesidad de formular una solemne
protesta (…) 42
Pero también, y sobre todo, es claro que Isaac Arriaga no concebía su
papel legislativo sino como una nueva posición desde la cual impulsar el
programa revolucionario con el cual había comprometido su vida. Como
diputado se ocupó por ello activa y reiteradamente, en los debates, de la
defensa de los derechos de los trabajadores, consagrados en el artículo 123
constitucional. Muchas de sus intervenciones fueron en torno a ese tema, al
discutirse la iniciativa de Ley del trabajo. El 11 de octubre de 1918, por ejemplo,
participó en el debate acerca de la reglamentación de esa norma defendiendo
la inclusión de los empleados públicos en el disfrute de los derechos laborales,
que una comisión legislativa les quería restringir (como el de la huelga), y la
igualación de los sueldos y condiciones laborales de la mujer --especialmente
las maestras --- con los del hombre.
¿Cómo queremos dignificar a la mujer expreso en esa ocasión desde la
tribuna de la Chamara de Diputados, cómo queremos levantarla y darle
libertad, si no le damos igualdad económica? ¿Es posible que exista
libertad mientras no exista independencia económica? ¿Vamos, pues a
privar a la mujer de ese único medio, fijaos bien señores, de ese único
medio honrado que tiene actualmente para ganarse la vida? Id a los
talleres, allí se les paga un miserable sueldo, se le hace trabajar, no las
ocho horas que señala la constitución como trabajo máximo, sino hasta
diez o doce horas; se les pagan miserables jornales y todavía los
capataces se creen con derechos a chulearlas y todavía los capataces
se creen con derechos a recoger las primicias de su virginidad. Id a los
cafés: ¿Quién de vosotros, señores diputados, no recuerda en estos
momentos una flor dirigida a la infeliz mesera que va recibir el pan en la
propina que le arrojamos? Vamos al seno de los hogares, allí
encontraremos a la infeliz domestica, a la analfabeta que viene del
pueblo con su corazón sencillo y con su buena fe, esperando mejorar un
tanto cuanto de condición, ¿Qué encuentra? Al señorito que se cree con
derecho a ultrajarla, porque le arroja un mendrugo que bien se gana
trabajando todo el día y parte de la noche. Y todavía señores diputados,
vamos a decirle a la mujer: <<”Tú no tienes derecho a la vida, tú no
tienes derecho a trabajar en la escuela, y si trabajas en la escuela,
debes trabajar tanto como el hombre o más que el hombre, debes dar un
mayor rendimiento que el del hombre, y todavía debes tener un sueldo
de un setenta y cinco con relación al del hombre. ¿Por qué esa
desigualdad? ¿En qué principio de justicia se funda la Comisión? ¿En
qué principios morales, en que principios sociales, en que principios
legales? Y, parece mentira, señores que este dictamen haya sido
producido precisamente por un maestro, por un educador, cuando el
maestro debiera, en todas partes ser un apóstol, cuando el maestro
debiera en todas partes estar dando buen ejemplo de moral, cuando el
maestro en todas partes debiera llevar algo que lo distinguiera de todos
los hombres, puesto que no hay ministerio más alto y más noble que el
magisterio. 43
El 10 de mayo de 1919 reclamaba la aplicación de la Ley en el caso de
los trabajadores (y trabajadoras) del servicio domestico, muchos de ellos
menores de edad, a los que algunos diputados pretendían dar una
reglamentación especial, más desfavorable, argumentando que su tarea no
requería mayor esfuerzo físico.
¿Que norma debe establecerse para saber cuáles son esas labores que
no demandan la aplicación constante de la fuerza física? ¿Qué la
dependencia del criado o del trabajador al amo, la dependencia durante
determinado tiempo no es bastante mortificante? Vamos a poner el caso,
aunque no es aplicable exactamente aquí, del empleado que va a una
oficina, que está a sueldo más o menos alto y que no le mandan hacer
más que dos oficios en todo el día.
Ya por eso, porque no demanda la aplicación constante de la energía
¿vamos a rebajarle el sueldo a aquel empleado o vamos a aplicarle
mayor suma de horas de trabajo? No, claro que no, porque también
estos niños., los jóvenes mayores de doce años y menores de diez y
seis, muchos de ellos no han terminado si instrucción primaria superior
¿y por qué vamos a privarlos del derecho de ilustrarse? ¿Por qué no les
fijamos una jornada que no esté en contraposición con sus necesidades
de ganarse la vida y su interés para ilustrarse, también otra necesidad
de ellos? (…) Si la construcción tiene establecida una jornada máxima
para las mujeres y niños de que nos habla la fracción IX, entonces
¿para qué la Comisión viene a violar la Ley que ella misma nos viene a
proponer y la Constitución de 1917?
Del mismo modo, defendía el derecho de las madres a distribuir por si
mismas los tiempos de lactancia a lo largo de su jornada, a fin de que no se le
impusiera el patrón, y rechazaba que los trabajadores fueran obligados a
subordinarse de manera personal a sus contratantes 44 . En otros debates tuvo
que salir en defensa del derecho de huelga, oponiéndose a que se le
restringiera en la ley reglamentaria, y abogar porque las autoridades crearan un
cuerpo encargado de vigilar el cumplimiento de la ley en beneficio de los
trabajadores.
(…) el proyecto de Ley del Trabajo, si la aprobamos tal como nos lo
presenta la Comisión (del trabajo), será exactamente en su aplicación
como la carabina de Ambrosio: no producirá ningún efecto. ¿Y saben
ustedes por qué? Porque no se establece sanción de ninguna especie.
Vamos a suponer que los industriales siguen violando en todas partes
del país, a todas horas y en cada una de sus fracciones (la ley); si
no se establece una penalidad para cada una de esas violaciones, ¿qué
temor van a tener?
(…) he venido a atacar la ley en lo general; no me guía otro espíritu,
entiéndase bien, que el de procurar que esta Ley resulte, hasta donde
sea posible, benéfica para los obreros; que los obreros no vean
defraudadas sus esperanzas, las esperanzas que tienen puestas en
nosotros sus representante, para que les demos una ley practicable, una
ley benéfica, una ley justa, una ley que favorezca de hecho. ¿Qué nos
ganamos con un fárrago de leyes que no producen ningún efecto, que
nos ganamos con todas las prevenciones que establece el artículo 123
Constitucional si no hay sanción para el que las viola? Así pues, que yo
excito a la Comisión para que procure estudiar un poco más a fondo la
cuestión, para que retire este dictamen y lo amplié en el sentido que
llevo indicado 45.
¿Por qué la tenaz insistencia de Isaac Arriaga en reclamar y abanderar
las conquistas del artículo 123 y mejorar las condiciones de vida de la clase
trabajadora en general? Porque con nadie más que con ella se sentía
identificado, por su origen y pos sus convicciones. Así los expreso también en
la tribuna legislativa el 8 de mayo de 1919:
No soy (...) partidario de que se niegue todo género de derechos al
capital; pero tampoco puedo admitir por el hecho de ser representante aquí de
obreros y de indígenas, el hecho de ser yo precisamente hijo de la clase obrera
y haberme desarrollado en su seno, que se deje a los obreros sin ningún
género de protección. No importa que algunos vengan a echarnos en cara
nuestro origen y digan que nosotros los exaltados socialistas estamos gritando
movidos por atavismos y por los dolores que han sufrido todos nuestros
antepasados. ¡Sí, señores, yo grito por todos mis antepasados que han estado
sometidos al yugo del capital, porque entre mis antepasados no figuró por
fortuna para mí ningún encomendero español! 46
En el fondo de su alegato estaban sus convicciones socialistas, que
también tuvo ocasión de expresar, no sin resonancia proudhonianas:
¿Cuál es el origen del capital? ¿Quién creó el capital? El trabajador,
indudablemente, los trabajadores de todas las generaciones que nos
precedieron, la humanidad entera es la que ha venido acumulando esos
capitales que debieran pertenecer a la humanidad entera y no a unos
cuantos. Si, pues, la posesión por unos cuantos es una usurpación, ¿por
qué van a ser lesionados los derechos de aquellos hombres (los
capitalistas) al quitarles, no una parte de su capital, sino una parte de
sus utilidades, en beneficio de los creadores de estas mismas
utilidades? 47
Y cuando, en un acalorado debate, el diputado García Vigil, a quien
Arriaga reprochaba su falta de consecuencia con la lucha revolucionaria,
argumentó que “si nos constituimos en representantes de una sola clase, por
muy necesitada que sea, entonces no venimos a legislar, y vale màs que nos
lancemos a los campos, como se lanzò Espartaco, y que hagamos la
revolución de los desheredados”, Arriaga lo interrumpió para espetarle:
¡A eso fui a la revolución. C. garcìa Vigil1!
48
*******************************************
Sanar a la sociedad.
Con Múgica en el gobierno de Michoacán.
A mediados de 1919, los mugiquistas empezaron a preparara la participación
en la nueva campaña por la gubernatura del estado. Mientras en general se
hallaba en Nueva York cumpliendo con una comisión conferida por el
presidente Carranza, los miembros de la Agrupación Socialista Michoacana se
reunieron en la ciudad de México para acordar las líneas de su participación en
los comicios del año siguiente. Isaac Arriaga elaboró un plan en el cual se
planteaba obtener el triunfo en las elecciones parciales de diputados en 1920 y
de senador en 1924, como pasos previos a la conquista de la gubernatura en
1924. Enviado el documento a Múgica, no hubo respuesta. En febrero del año
siguiente, Arriaga volvió a escribir a Múgica ofreciéndole una rápida
recomposición del partido Socialista y anexándole una propuesta de programa
para la campaña, compuesta de 17 puntos referidos a los problemas agrario,
laboral, educativo y político. Finalmente, el 4 de marzo, en una carta a Arriaga,
el general Múgica aceptó contender nuevamente por la gubernatura. 49
Con el golpe de agua prieta y la caída y muerte del presidente Carranza,
Pascual Ortiz Rubio había sido nombrado secretario de Comunicaciones y
Obras Públicas en el gobierno provisional de Adolfo dr la Huerta, dejando un
interino en el gobierno de Michoacán. Solo cuando el cuartelazo se resolvió a
favor del obregonismo, Múgica, tardíamente incorporado a las acciones
militares contra el presidente Carranza, inicio su campaña.
Esta vez, la campaña no fue puesta en manos de los antiguos cuadros
del Partido Socialista, como Isaac Arriaga, Miguel A. Quintero o Justino
Bermúdez, sino en las de los nuevos adherentes del magiquismo. Como
coordinador general de su campaña, el general nombró al joven estudiante
Alberto Bremauntz, auxiliado por Abel García Càlix y Ricardo Adalid. El
descontento de los veteranos militantes se expresaba a través de Arriaga
cuando éste le escribía a Múgica:
No estoy dispuesto a subordinarme con quien no tengo ligas ni
compromisos de ninguna especie; que de ti, solamente de ti acatare
ordenes (…) quedando desde este momento desligado de todo
compromiso con el Comité, reservándome, empero, la satisfacción de
trabajar tu candidatura por mi propia cuenta y en el lugar que mejor me
acomode. 50
Ya cuando Arriaga presentó al candidato su propuesta de los 17 puntos
para la campaña, la respuesta del general había hecho patente su decisión de
tomar distancia con respecto del grupo que aquel encabezaba, y presentarse,
junto con sus nuevos cuadros, con un perfil más moderado:
Vi a la ligera los puntos que señalas como programa político, y desde
luego lo encuentro bien encaminado, con la diferencia de que debe ser
el partido quien estudie y prohije dicho programa, y no el candidato, pues
si este camino siguiera en esta ocasión, no se realizaría el afán que
tengo de ver las corrientes a la inversa. De manera que te aconsejo que
a medida que oeganices agrupaciones les hagas conocer tu idea para
que al cristalizar ella sea màs vigoroza y tenga como garantía el anhelo
de la colectividad y de ninguna manera el ofrecimiento del candidato,
que para todo lo que quieres que ofrezca me parece no le sería
suficiente una vida. 51
El problema principal radicaba en las diferencias entre los dos sectores
que integraban el mugiquismo. Los nuevos cuadros que apoyaban al general,
encabezados por Alberto Bremauntz, Adalid y García Calix, no se identificaban
con el Partido Socialista; pugnaban porque el candidato se deslindara de la
ideología y a las banderas de esa agrupación y por basar la campaña en
alianzas con grupos externos al Partido Socialista Michoacano. No confiaban
en que, con una imagen radical y un programa socialista, fuera posible el
triunfo en las elecciones. El grupo de Arriaga, Justino Bermúdez y Miguel A.
Quintero los combatía ideológicamente y criticaba sus problemas de hacer una
campaña sin tintes revolucionarios. Ante la imposibilidad de llegar a un
acuerdo, ambos grupos decidieron trabajar por separado, coincidiendo sólo en
sostener la candidatura de Múgica.52
La elección no fue tersa. Desde la Secretaria de Comunicaciones, Ortiz
Rubio apoyaba a su favorito, el ingeniero Porfirio García de león, y buscaba
refrendar la derrota de Múgica tres años atrás. No obstante, los mugiquistas
lograron que el presidente provisional de la republica, Adolfo de la Huerta,
nombrara como gobernador interino al joven general Lazara Cárdenas. Este
simpatizaba con el general de Tingûindin y tendió con sus acciones a favorecer
su campaña; aplazo las elecciones y modifico la legislación para dar mayores
oportunidades a Múgica en la competencia. El resultado de la elección
favoreció a Múgica con 18 648 votos contra 16 587 de García de león. La
mayoría del Congreso sanciono el resultado, pero seis diputados, siguiendo
probablemente indicaciones de Ortiz Rubio, se separaron y declararon el triunfo
de García. La división cameral propicio la intervención del gobierno federal; el
presidente De la Huerta llamó a Múgica a la capital la víspera de la toma de
posesión y ordenó a Cárdenas retener el poder en tanto se resolvía el conflicto.
Sin embargo, Mujica expreso si inconformidad por la intervención del gobierno
delahuertista y Cárdenas no atacó la orden; abandonó el Palacio de gobierno y
permitió que las guardias agraristas de Tiripetìo y Santiago Undameo instalaran
a Múgica en el recinto oficial. Mujica declaro al tomar posesión: que <<si el
gobierno del centro continúa violando la soberanía del estado de Michoacán y
persiste en apoyar la imposición, yo me pondré al frente del pueblo e iré a
donde él me lleve>>. Unos días después, las movilizaciones de los partidos
mugiquistas continuaron. Campesinos y sindicalistas ocuparon el Palacio de
Justicia, desalojaron a los magistrados en funciones e instalaron a los nuevos,
designados por el gobierno y el Congreso locales. Los miembros del partido
Socialista celebraron con una manifestación en que se gritaron vivas a Lenin, a
la Rusia revolucionaria y los bolcheviques. 53
Al asumir el poder, Múgica nombró a Isaac Arriaga Jefe de la comisión
Local Agraria, y a Justino Bermúdez secretario de la misma. Otros militantes
del Partido Socialista Michoacano alcanzaron posiciones el gobierno, como
Luis Mora Tovar, quien quedó a cargo de la oficina de Promociones Indígenas,
y Vicente Coyt, nombrado inspector general de policía en Morelia. Miguel A.
Quintero quedó como secretario de la Comisión Local Agraria, es decir como
segundo de Arriaga, y a la muerte de éste en 1921, paso a ocupar su lugar.
Juan Ascencio, también de los viejos socialistas, fue impulsado a la presidencia
municipal de Morelia. Antonio Navarrete pasó a dirigir el periódico Oficial del
estado. Cuca García quedó como inspectora escolar para la región de
zitacuaro. El dirigente de los moderados, Alberto Bremauntz, en cambio, sólo
recibió, muy a su pesar, un nombramiento como escribiente del secretario de
Gobierno, Alfredo Moreno. Ricardo Adalid pasó a dirigir el Montepío del
estado. Ernesto Soto reyes pasó a ocupar la administración del Hospital Civil
de Morelia. 54
Durante los meses en que Arriaga estuvo en la Comisión Agraria, y a
pesar de las limitaciones presupuestales con que éste trabajaba, se inició el
desahogo de los expedientes agrarios pendientes desde la administración de
Pascual Ortiz Rubio. Para 1921 se le asigno a la Comisión un Presupuesto de
41 790 pesos, que representaban tan sólo el 1.32% del total ejercido por el
gobierno estatal. El personal de la Comisión lo componían sólo 23
trabajadores: ocho técnicos, once administrativos y cuatro en la Defensoría de
oficio. 55
Desde el gobierno, Arriaga intentaba poner en práctica ahora los ideales
que habían inspirado al partido Socialista Michoacano. Se trataba, a través de
la justicia agraria devolver la salud a una sociedad profundamente enferma de
desigualdad e injusticia, y a la que sòlo el humanismo revolucionario podría
redimir. La acción agraria era urgente: durante los cinco años transcurridos
desde la promulgación de la Ley Agraria de 1915 sòlo habían sido beneficiados
en Michoacán unos pocos pueblos: Erongarìcuaro, Etùcuaro, Guarachita,
Huiramba, Panindicuaro, Pùacuaro, Senguio, Teremendo, Tiripetio y Arocutìn,
sumando entre todos ellos 11 845 hectáreas. Sólo en el último caso se trataba
de una restitución de tierras comunales. 56
Durante su primer año, el gobierno de Múgica mostró si intención de
avanzar en la resolución del problema agrario. Se crearon la defensoría de
Oficio en Asuntos Agrarios y el departamento de Promociones de Indígenas y
Obreros, encargados de promover la acción. Según Jesús Corral, Isaac Arriaga
asistía personalmente a las audiencias ante los tribunales para enfrentar los
amparos que los terratenientes afectados interponían, y no perdió ni un sólo
juicio.
Sin embargo, los resultados fueron limitados dado el breve tiempo de
que dispuso: sólo alcanzó a otorgar cuatro restituciones provisionales de
tierras, a los pueblos de Venustiano Carranza (San Pedro Caro), Contepec,
San Ángel Zurumucapio y Timbireo, los dos últimos del municipio de
Ziracuaretiro, alcanzando en su conjunto una superficie de 6 535 hectáreas. Y
de ellas, la Comisión Nacional agraria sólo reconoció y ratifico la restitución a
San Ángel Zurumucapio, con 1 128 hectáreas. Se dotaron también 17 292
hectáreas a dieciocho núcleos de población para alcanzar un total de 23 827
hectáreas entregadas. Hasta el fin del gobierno mugiquista, que no duró dos
años, se concedieron ampliaciones a cuatro comunidades más, y se habían
entregado más de 32 000 hectáreas. La superficie es aún poco significativa;
resulta inferior a la de una sola de las grandes haciendas, la de Guaracha, que
tenía una extensión de casi 35 mil hectáreas, y representa apenas el 1.4% del
total concentrado en las propiedades de más de 1 000 hectáreas en todo el
estado. También se mantuvieron, contrariando los criterios del presidente
Obregón, las defensas civiles armadas. 57
Fue precisamente la presencia de estas fuerzas de defensa agraria lo
que habría de producir más adelante las tensiones del gobierno mugiquista con
el Ejercito nacional, particularmente con el jefe de operaciones Militares en el
estado, Alfredo C. García y con el presidente Álvaro Obregón, y propiciar su
caída. El gobernador acusaba a la comandancia de la zona militar de interferir
constantemente en los asuntos del gobierno civil y de dar protección a los
hacendados y guardias blancas cuando atacaban a los agraristas.
En una carta al Presidente del partido Nacional Agrarista, Antonio Díaz
Soto y Gama, Múgica explicaba las dificultades que enfrentaba para hacer
avanzar más rápido la acción agraria:
Créame, mi querido amigo, que no es el temor el que embargan mi
espíritu, ni mucho menos vacilaciones las que detienen mi brazo para
impulsar y resolver el problema de nuestro pueblo, sino que en el terreno
de la práctica he tropezado con las dificultades que en seguida le refiero.
Primero: la obstrucción legal que de cuando en cuando hacen los jueces
de Distrito (…). Segundo: La obstrucción verdaderamente seria y hasta
hoy casi insuperable que nos hacen las Defensas Civiles que el gobierno
del fracasado Ministro de Comunicaciones (Ortiz Rubio) dejó
establecidas en algunas grandes haciendas en el estado y que no puedo
desarmar materialmente, porque me falta el apoyo de las fuerzas
federales y aún de manera muy cortés se me niega por el jefe de las
Operaciones, el auxilio necesario para que definitivamente pueda yo
quitar las armas a quienes con ellas están matando a los indios,
amenazando a los pueblos y desobedeciendo frecuentemente las
instrucciones de mi gobierno. Por eso digo que el problema agrario aquí
en el estado es arduo y amerita un constante estudio, pues en honor de
la verdad, debo decir que aún las leyes expedidas son deficientes para
poder atender la amplitud grandiosa y pavorosa de nuestro problema
agrario. 58
En tales condiciones, no es despreciable la obra realizada en materia
agraria por el incipiente gobierno mugiquista; pero poco de sus frutos alcanzó a
ver Arriaga, su principal impulsor.
Mayo sangriento
El sacrificio de Esculapio
Bajo el gobierno del General Múgica, el 8 de mayo de 1921 se celebró
por primera vez en Michoacán el día del Trabajo. La conmemoración no se
efectuó el día 1º por realizarse en esa fecha elecciones de jueces menores en
todos los municipios del estado. Pero el siguiente domingo resulto propicio para
que las organizaciones de trabajadores honraran a los Mártires de Chicago, y
además la celebración coincidía con el natalicio de Miguel Hidalgo, el padre de
la patria.
A la jornada asisten, además de los dirigentes sindicales locales,
activistas y militantes invitados, como Guillermo Palacios y el anarquista
español Sebastián San Vicente. Por la mañana se realiza un acto
conmemorativo en el teatro Ocampo, donde participan como oradores locales
Isaac Arriaga y Nicolás Ballesteros, y Palacios y Ángel Gómez por los
sindicatos de la capital del país. Para la noche, la casa del Obrero Mundial
prepara una velada luctuosa donde participan los dirigentes José Álvarez y
Gasca, Juan Ascencio y Othòn Sosa. 59
Pero el acto central de masas es la manifestación obrera desde la casa
del Obrero Mundial hasta el Palacio de gobierno después de termonado el mitin
en el Ocampo. Al llegar frente a la catedral, el contingente, portando las
imágenes de los Mártires de Chicago como Albert Parsons, August Spies y
George Engel, se detiene y los oradores arengan a la multitud condenando a
los terratenientes y al clero. Exaltado por los discursos un grupo de
manifestantes penetra en el templo y, subiendo a una de sus torres, coloca una
bandera rojinegra en el mástil más alto. Al mismo tiempo, los aguerridos
luchadores echan las campanas a vuelo.
Según Pablo G. Macías, ocurrió un incidente adicional. Uno de los
manifestantes habría lanzado un grito tronante: “¡No queremos más engañifas!
¡Abajo los curas! ¡Viva la revolución social! Acto seguido, penetró en la
Catedral y se apoderó de la imagen de la virgen de Guadalupe, que quedo
rasgada. 60
En los días siguientes, desde el púlpito, los curas llamaron a realizar una
manifestación católica para protestar por los acontecimientos y en desagravio a
la profanación de la sede religiosa. El ayuntamiento de Morelia negó el permiso
aduciendo que la constitución del Estado prohibía terminantemente las
manifestaciones de carácter religioso. El martes 10 por la tarde se reunió una
multitud frente a la catedral, pero no pudo marchar por la prohibición del
ayuntamiento. Desde ese mismo día se repartieron volantes que convocaban a
un segundo intento, esta vez partiendo del templo de San Diego, al oriente de
la ciudad, para el jueves 12 a las cuatro de la tarde.
Nuevamente, las autoridades municipales negaron el permiso
correspondiente. En la mencionada fecha amanecieron colocadas en las
esquinas carteles oficiales que anunciaban la prohibición y llamaban a no
asistir a la concentración convocada, dada “la excitación de ánimo reinante”.
No obstante, los dirigentes del catolicismo, la Asociación Católica de
jóvenes Mexicanos y los Caballeros de Colón, decidieron realizar su protesta a
como diera lugar. Una compacta multitud se reunió frente al templo de San
diego y comenzó a avanzar. El inspector General de policía de Morelia, Vicente
Coyt, colocó sus destacamentos en el jardín de villalongin, donde termina el
acueducto, para impedir que los manifestantes llegaran al centro de la ciudad.
Por otro lado, había solicitado a los sindicatos que se concentraran en la plaza
de san Francisco para reforzar la acción policíaca. Acto seguido, haciéndose
acompañar de Isaac Arriaga, se dirigió hacia donde estaba el contingente
católico para convencerlos de proseguir su marcha.
Según Macías, la presencia de arriaga en el acto era meramente casual.
Pasaba por ahí de camino a sus oficinas de la Comisión Agraria cuando fue
llamado por Coyt, quien lo convenció de que hablara a los manifestantes. De
cualquier modo, ambos, juntos con el jefe de la Policía Especial, José Martínez
y quizás dos agentes como escolta, fueron al encuentro del contingente.
Se toparon con él en donde se cruzan el acueducto y la calzada de
Guadalupe. Ahí, subidos en una de las bancas de piedra construidas en la orilla
de la calzada, trataron de disuadir a la masa de avanzar. Primero hablo Coyt,
pero fue acallado por gritos provenientes de la multitud. Entonces, Arriaga
comenzó a tratar de perorar.
Al parecer, no pudo hacerlo. Apenas iniciaba su discurso cuando, desde
la multitud, fueron atacados. Un hombre, identificado luego como Eladio
García, antiguo capitán que había luchado bajo las órdenes de Pascual Ortiz
Rubio y que aún servía al Ejército bajo el mando del jefe de la Zona Militar,
Alfredo C. García (aunque Macías le atribuyó el oficio de carnicero), se le
acerco y, sacando un revolver le disparó a quemarropa en la cabeza. El líder
socialista cayó inmediatamente de bruces sobre las baldosas de la calzada,
muriendo en el mismo instante. Se desató una refriega en la que murió también
José Martínez. Un hermano del secretario general de la Federación local de
Sindicatos, Nicolás Ballesteros, fue herido de un balazo y tres puñaladas
cuando trato de levantarlo del piso.
Según lo declaro Vicente Coyt a la prensa, cuando él se dirigió a los
manifestantes:
Al principio se me oyó lo que decía, pero de la parte de atrás de la
manifestación empezaron a oírse voces de “adelante, adelante”; y
entonces al grito de “Viva la religión”, “Viva la Virgen de Guadalupe”, se
lanzaron sobre nosotros
Como era natural, tuvimos que repelar la agresión empuñando las
armas
que llevábamos a nuestro coche. En esos precisos momentos uno de los
católicos manifestantes sacó la pistola y a quemarropa me
disparó
dos
tiros, pero afortunadamente ninguno hizo blanco.
Entonces fue cuando yo apunte el rifle y disparando le pegué en la mano
derecha.
Tal parece que esa fue la señal para que todos sacaran sus pistolas,
pues
iban preparados con toda premeditación y arremetieron contra nosotros
arrojándonos un vivo y mortífero fuego. 61
Al avanzar la policía, y con el arribo de los grupos sindicales, el
enfrentamiento se extendió, dejando sobre las calles de Morelia numerosos
muertos y heridos.
No sin amarillismo, el diario capitalino Excélsior informó de cincuenta
personas muertas y “un número considerable de heridos”, y culpó de los
incidentes al inspector de Policía Coyt por haber sido “el primero en disparar
su pistola contra el grupo de católicos”. El diario izquierdista La Lucha, por su
parte, reportó inicialmente que la policía había matado a ocho personas y
herido “más o menos a trece”. Más tarde, contabilizó dieciocho fallecimientos y
“cerca de treinta” heridos. 62
Todavía horas después de los hechos, un policía y otro hombre, “que se
dice hermano de uno de los líderes agraristas”, fueron asesinados en el
Bosque Cuauhtémoc, muy cerca del lugar de la matanza, probablemente por
católicos que vengaban a sus muertos. 63
Como el Esculapio mitológico, que fue sacrificado por el temor que su
bondad inspiraba en los dioses supremos, Arriaga cayó en plena juventud,
antes de cumplir 31 años de edad, por el odio que suscitaba su acción en
beneficio de los humildes y desesperados. Aquel, dedicado a ejercer el oficio
de médico que su mentor Quirón le había enseñado, despertó en Zeus, amo y
señor del Olimpo, el temor de que su sabiduría llegara a sanar todos los males
y a hacerlo capaz de librar a los hombres de la muerte. Un rayo especialmente
forjado para quitarle la vida fue su castigo por haber desafiado el poder de los
dioses. Isaac Arriaga, el Esculapio michoacano, cayó acribillado cuando su
fecunda capacidad intelectual y política se constituyo en una amenaza para los
poderosos, es decir los terratenientes y el clero. Temían tal vez, que el poder
de sus ideas alcanzara a redimir a los pobres de Michoacán liberándolos de la
explotación y la opresión.
Como a Esculapio, a quien los agradecidos humanos construyeron un
mausoleo, a Isaac Arriaga no pudo la muerte borrarlo de la memoria de los
trabajadores. La noche del día de su muerte, su cuerpo junto con el de José
Martínez, fue velado en un salón de la Comisión Local Agraria. A la mañana
siguiente, los estudiantes del Colegio de san Nicolás pidieron que el cadáver se
trasladara al recinto donde Arriaga se había formado e impartido cátedras de
Historia de México, mientras el cuerpo de Martínez era velado en el local de la
casa del Obrero Mundial. Los balcones exteriores del Colegio de san Nicolás
fueron enlutados, y la capilla ardiente se instaló en el primer patio, a un lado del
monumento al padre de la Patria, Miguel Hidalgo. Las organizaciones
sindicales del país, por su parte, al saber de los hechos fatales, pidieron que el
cadáver fuera embalsamado y trasladado a la ciudad de México. Los diputados
José Siurob, Luis Guzmán y Antonio Díaz Soto y gama presentaron ante el
pleno una iniciativa para que la tribuna de la Cámara de diputados fuera
enlutada durante tres días, iniciativa que sin embargo no fue aceptada por la
mayoría de los representantes. 64 La Confederación regional Obrera Mexicana
decidió enlutar sus edificios en toda la Republica.
El 13 de mayo, trescientos obreros irrumpieron en la sesión de la
Cámara de Diputados portando las banderas de la lucha proletaria y, en medio
del escándalo parlamentario y del azoro de las buenas y moderadas
conciencias, asaltaron la tribuna para exigir castigo para los asesinos al líder
socialista michoacano.
El sábado 14 de mayo, los restos de Isaac Arriaga y José Martínez
fueron inhumados en el Panteón Municipal de Morelia. Asistieron al sepelio
representantes y delegaciones de diversos lugares del país. El gobernador
Francisco J. Múgica pronunció un discurso y se comprometió a investigar
personalmente, hasta el esclarecimiento de la verdad, los crímenes. Un alumno
del colegio de san Nicolás Daniel Franco López, leyó en nombre de los
nicolaitas una oración fúnebre en honor a su maestro. 65
No obstante, ante la demanda de las organizaciones sindicales
nacionales, los restos de Arriaga fueron exhumados el 17 de mayo y, tras de
colocarlos en un féretro especial, se trasladaron en el tren de la mañana
siguiente a la ciudad de México. El cuerpo de José Martínez no fue llevado, al
parecer en vista de su avanzado grado de descomposición. Para trasportar el
ataúd de Arriaga a la estación fue necesaria una escolta militar, ante el temor
del gobierno del estado de posibles provocaciones. Se reportó que quienes lo
llevaban camino a la estación fueron conminados por unos asaltantes, quienes
se dieron a la fuga al darse cuenta de que el cortejo fúnebre era custodiado por
soldados.
En la estación de Maravatío, una comisión de agraristas quiso rendir un
homenaje de cuerpo presente a Arriaga. Algunos comisionados pronunciaron
discursos y oraciones, y el dirigente obrero Guillermo Palacios explico las
razones del traslado del cadáver de Arriaga al Distrito Federal. Después del
breve acto, el tren continúo su camino hacia la capital de la Republica.
El gobierno del Distrito Federal negó a la Federación de sindicatos
Obreros el permiso para realizar una manifestación que tenía proyectada,
considerando que el acto podría suscitar fricciones con grupos católicos como
los Caballeros de Colòn y la ACJM. 66 La Inspección General de Policía de la
capital envió ocho agentes a la estación del ferrocarril para vigilar la llegada del
cuerpo del dirigente michoacano y “tomar los nombres y domicilios de los
extranjeros que lo acompañaban”. Los agentes reportaron, sin embargo, que
sólo acompañaba el féretro una comisión de obreros nacionales encabezados
por José Huitròn, secretario de la Confederación de Sindicatos Obreros
Regionales, y la señorita María del Carmen Macías, comisionados por la Unión
de artes Gráficas. A su llegada al distrito Federal, el cadáver fue llevado al local
de la Confederación de Sindicatos Mexicanos de Obreros regionales en el
numero 64 de la calle Belisario Domínguez. 67 Al día siguiente, un enorme
cortejo fúnebre, encabezado por Luis N. Morones, Antonio Díaz Soto y Gama y
Felipe Carrillo Puerto, lo condujo a su lugar definitivo de reposo.
El cuerpo de Arriaga fue depositado finalmente en la fosa 5954 del
primer lote de segunda clase, en el panteón de Dolores. Un grupo de obreras
desplegó en la ceremonia la bandera rojinegra. Hablo primero el dirigente
Florencio Salcedo, en representación de la Unión de obreros de artes Gráficas,
y después Luis Romero M. y Luis N. Morones, de la Confederación Regional
Obrera Mexicana, quien aseguró que:
Este hombre ha muerto, regando con su sangre un jirón del estado de
Michoacán; pero su muerte, su gloriosa muerte, no significa que tiene
un eslabón más la cadena de los mártires del proletariado (…) Mañana,
cuando este sol, que ha sido ocultado por infame crimen, vuelva a brillar,
ya no alumbrará un raquítico puñado de hombres que protestas, sino un
gran cambio social, que será el triunfo del proletariado. 68
Epilogo
Días después de la muerte de arriaga, el enviado del periódico la lucha
remitió a su redacción los resultados de sus investigaciones acerca de los
hechos. Según éstas, la versión de que los manifestantes sindicalistas del 8 de
mayo habían rasgado intencionalmente la imagen de la virgen de Guadalupe
era falsa. Sin mencionar a sus informantes, pero atribuyendo la versión a
empleados de la Catedral, reportó que lo que en verdad sucedió fue que ese
mismo día de los hechos un candelabro cayó accidentalmente, rasgando la
mencionada imagen, y que los curas habían aprovechado este hecho para
culpar a los manifestantes de haberla dañado con una navaja e incitar a los
grupos católicos a realizar la manifestación de desagravio.
El 14 de mayo, dos días después de los hechos, por disposición del
presidente Álvaro Obregón, su secretario particular, F. Torreblanca, expidió una
circular a las secretarías de gobernación y relaciones Exteriores:
Libérese orden de captura y deportación, de acuerdo al artículo 33
constitucional contra agitadores extranjeros involucrados asunto Morelia
e incidente Cámara de Diputados, Sebastián San Vicente, español;
Richard Francis Philips, norteamericano; Natacha Michailowa, polaca;
José Rubio, español; Karl Limón, alemán; Sánchez, colombiano; José
Allen; J. Palley, norteamericano; William Foertmeyer, norteamericano.
Ejecútese.
José Allen, primer secretario general del partido Comunista, aunque
informante del gobierno de los Estados Unidos (con el que a Obregón le
interesaba establecer relaciones diplomáticas en ese momento) y nieto de un
estadounidense, era mexicano por nacimiento. De los extranjeros mencionados
en la orden de deportación, el único que estuvo presente en la celebración
moreliana del 8 de mayo fue el español San Vicente. Ninguno de ellos
participó en la toma de la tribuna de la Cámara de Diputados. Todos eran
socialistas.
Antes de un año, el 9 de marzo de 1922, el gobernador Francisco J.
Múgica fue obligado a renunciar al cargo por presiones del general Obregón y
del Comandante de las operaciones militares en el estado, general Alfredo C.
García, que se concretaron en el secuestro por los militares del director del
periódico del partido Socialista, Jesús Corral. En el texto de su renuncia,
presentada al Congreso estatal, establecía que:
Desde los trágicos acontecimientos del día 12 de mayo del año próximo
pasado, se dio a conocer públicamente la labor que respecto de nuestro
Estado pretendía desarrollar el entonces Secretario de Guerra. Enviado
por el Ciudadano Presidente de la republica para averiguar los
sangrientos sucesos, no investigó ni quiso prestar atención a las pruebas
que se le ofrecieron sobre ellos, sino que se concretó a dilucidar los
actos de violencia que se habían cometido en días anteriores por
individuos extraños a esta entidad y que a su juicio justificaban la actitud
de los fanáticos para violar las leyes y escarnecer a las autoridades del
Estado (…); ni en que si consistía un delito punible cualquier atropello de
esa libertad, no menos castigo merecían quienes tratando de hacer
justicia por sí mismos pretendieron violar las leyes de Reforma contra las
determinaciones expresas de las autoridades del Estado y ante las
complacencias de la Jefatura de Operaciones, a cargo entonces del
Ciudadano General Alfredo C. García, llegando hasta el horrendo crimen
de asesinar, a pretexto de un encuentro ocasional, al egregio Ciudadano
Isaac Arriaga, Presidente de la Comisión Local Agraria. 69
Notas
1. Apolinar Martinez Mugica, Isaac Arriaga, revolucionario nicolaita.
Morelia, UMSNH, 1982. P.
2. Ibidem. Pp. 20-21
3. Gerardo Sànchez D., “Los cambios demográficos y las luchas sociales”.
Historia general de Michoacan. Volumen III. El siglo XIX. Gobierno del
Estado de Michoacan, 1989. P. 290.
4. Sylvie Didou, Les intellectuels du michoacan et les formes de I`ètat au
Mexique. These de doctorat. Maison des Sciences de I`Homme. Centre
d`Etudes du Mouvement Social. H 48. La recepción y síntesis de
socialismo y liberalismo se dio también en la corriente floresmagonista
que, aunque sin mucha presencia en Michoacán, se difundió
ampliamente en diversas regiones del país a partir de 1900. Las posibles
influencias de esa corriente en los estudiantes y profesores de san
Nicolás no han sido suficientemente estudiadas hasta ahora, y
ameritarían una investigación especial.
5. Pablo G. Macías. Aula Nobilis. Morelia, UMSNH, 1985. Pp. 240-244. A.
Martínez Múgica, Op. Cot. Pp. 24,29-30
6. Alvin Gouldner, “Los intelectuales revolucionarios”. Revista Mexicana de
Ciencias Políticas y Sociales. No. 85 México, Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, UNAM, julio-septiembre de 1976, p. 28
7. Cit. Por Raúl Arreola C., Historia del Colegio de san Nicolás. Morelia,
UMSNH, 1991. P. 327.
8. En A. Martínez Múgica, op. Cit. Pp. 48-49.
9. Pablo G. Macías. Op. Cit. P. 252
10. Ibídem. Pp. 252-256.
11. Martínez Múgica, Op. Cit. Pp. 65-66.
12. Pablo G. Macías, Op. Cit. Pp. 209, 211
13. Cit. En A. Martínez Múgica, Op. Cit. Pp. 79-80
14. Ibídem pp. 81-82.
15. El relato del general Rodríguez esta reproducido en extensión en Aula
Nobilis de Pablo G. Macías, Op. Cit., pp. 263-285. De ahí lo retoma, sin
citar la fuente, Martínez Múgica al ocuparse del episodio de san
Nicolasito.
16. Pascual Ortiz Rubio, Memorias, Morelia, UMSNH, 1992. P. 41.
17. Sergio García Ávila, El Dr. Miguel Silva y el movimiento maderista en
Michoacán. Pp. 26-28.
18. En Martínez Múgica, Op. Cit., pp. 104-105. Ahí mismo se reproducen
también los fragmentos de los Apuntes de una Revolución para la
Historia, inéditos, del general Pelagio A. Rodríguez, compañero de Isaac
Arriaga, de donde se toman las referencias a la incorporación de este
último en Tacámbaro a la revolución y de sus servicios al general
Sánchez.
19. Pelagio A. Rodríguez, citado en A. Martínez Múgica, Op. Cit., p. 107.
20. Ibídem., p. 108.
21. Véase Armando de María, Múgica, Crónica biográfica. México,
Compañía de ediciones Populares, 1939.
22. José Valdovinos Garza, 3 capítulos de la política michoacana. México,
D.F., Eds. Casa de Michoacán, 1960. Pp. 28-29.
23. Gerardo Sánchez D. “El movimiento socialista y la lucha agraria en
Michoacán 1917-1926” pp. 43-44
24. Eduardo N. Mijangos Díaz, La Revolución y el poder político en
Michoacán 1910-1920. Morelia, U.M.S.N.H, 1997 p. 122.
25. G. Sánchez Díaz, <<El movimiento socialista…>>> Op. Cit. Pp. 44-45.
26. Loc. Cit.
27. E. Mijangos Díaz, Op. Cit p. 127
28. En A. De María, Op. Cit. Pp. 127-128.
29. J. Valdovinos, Op. Cit. Pp. 29-30.
30. Ibìdem. Pp. 30-31
31. E. Mijangos Dìaz, Op. Cit., pp. 133, 184.
32. Ibidem. Pp. 131-132.
33. Cit. Por Martín Sánchez Rodríguez, Grupos de poder y centralización
política en México. El caso Michoacán, 1920-1924. México, INEHRMSecretarìa de Gobernación, 1994. P. 37.
34. J. Valdovinos, Op. Cit., p. 32.
35. Ibídem. Pp. 34-35.
36. Arnoldo Martìnez V., Historia del comunismo en Mèxico. Mexico, Ed.
Grijalbo, 1985. P. 24 Barry Carr, La izquierda mexicana a través del siglo
XX. Mexico, Eds. Era, 1996. Pp. 34 y ss. Paco Ignacio Taibo II y Rogelio
Vizcaino, Memoria roja. Luchas sindicales de los años 20. Mexico, Eds.
Leega-Jùcar, 1984. P. 11. Martìn Sànchez R., Op. Cit p. 47n.
37. J. >Valdovinos, Op. Cit., pp. 39-40.
38. Martinez Mugica, Op. Cit., p. 118. E. Mijangos D., Op. Cit., p. 132.
39. Diario de debates de la Càmara de Diputados. 19 de septiembre de
1918.
40. Cit. En E. Mijangos D., Op. Cit., p. 132.
41. Archivo Historico del Centro de estudios de la revolución Mexicana.
“Lazaro Cardenas”. Fondo Francisco J. Mugica. Caja 11, exp. 316, doc.
66
42. Diario de Debates de la Càmara de Diputados. 21 de junio de 1919.
43. Ibid. 11 de octubre de 1918.
44. Ibid. 1º. De junio de 1919.
45. Ibid. 2 de mayo de 1919.
46. Loc. Cit.
47. Ibid. 19 de mayo de 1919.
48. Ibid 8 de mayo de 1919.
49. G. Sanchez Dìaz, “El movimiento socialistas…” Op. Cit., p. 49
50. Cit. En M. Sanchez R., Op. Cit pp. 48-49
51. F.J. Mugica a I. Arriaga, 11 de marzo de 1920, Cit. En Ibid. P. 122
52. Ibid. Pp. 121-126
53. J. Napoleón Guzmán y Gerardo Sánchez, <<Francisco J. Múgica:
pensamiento y praxis agraria>>. P. 162.
54. M. Sanchez R., Op. Cit. pp. 49-50, 130-131.
55. Ibid. p. 157
56. Heriberto Moreno, Guaracha. Tiempos viejos, tiempos nuevos. Morelia,
Fonapas/El Colegio de Michoacán, 1980. Pp. 37, 59.
57. G. Sánchez D. “El movimiento socialista…” Op. Cit. P. 198 53; Sánchez
y Guzmán, Op. Cit., pp.
58. Múgica a A. Díaz Soto y gama, 28 de marzo de 1921. En A. De María y
campos, Op. Cit. P. 171.
59. Pablo G. Macías, Op. Cit. Pp. 404, 405. La lucha. 9 de mayo de 1921
60. Pablo G. Macías, loc. Cit.
61. La lucha. 20 der mayo 1921.
62. Excélsior, 13 de mayo; La Lucha, 15 y 18 de mayo de 1921.
63. Excélsior, 14 de mayo de 1921.
64. A Martínez Múgica. Op. Cit. Pp. 179-183.
65. La lucha. 18 de mayo de 1921, 168-171; M. Sánchez R., Op. Cit. Pp.
101
66. La lucha. 20 de mayo 1921
67. Archivo General de la Nación. Fondo Presidentes. Sección ObregónCalles. Expediente 811-M-48.
68. La lucha. 21 de mayo de 1921.
69. En A. De María y Campos, Op. Cit., p. 174.
Apéndice 1
Bases generales del Partido
Socialista Michoacano*
Mínimo
I.
Dotación de ejidos
fraccionamiento de la gran propiedad,
obtenido por expropiación, por medios económico-coactivos
(impuestos proporcionales, cultivo obligatorio, etc.). Favorecer la
iniciativa privada en fraccionamientos.
II.
Efectividad del artículo 123 y reglamentación adecuada para no
destruirlo, especialmente en lo que se refiere a la jornada
máxima, salario mínimo, participación de utilidades y habitaciones
para los obreros. Creación a expensas del industrial de seguros
contra accidentes, enfermedades profesionales, incapacidad por
agotamiento, y por vejez. Promover el desarrollo sindical.
Creación de sociedades cooperativas de producción y consumo.
III.
Evitar que se reforme el artículo tercero constitucional. Establecer
escuelas racionalistas para obreros de ambos sexos. Crear y
fomentar bibliotecas. Organizar conferencias, mítines y patrocinar
o publicar prensa de propaganda.
IV.
Prohibir la fabricación de alcoholes en las regiones en que no
constituya una industria de vital importancia. Establecer fuertes
gravámenes a su introducción. Alejar al elemento trabajador por
cuantos medios sea posible de los centros de vicio. Creación de
centros recreativos, etc.
V.
Creación y fomento de sociedades feministas. Reconocimiento de
los derechos políticos de la mujer. Reconocimiento de sus
derechos civiles. Derogación de las leyes sobre prostitución.
VI.
Establecer y estrechar las relaciones entre el proletariado
mundial.
VII. Tomar parte muy actica en todas las compañas políticas hasta
lograr que los puestos públicos estén ocupados por
representantes de las clases trabajadoras. Luchas porque sea
reconocido al pueblo el derecho de la rebelión.
Máximo
1. Socialización de la tierra.
2. Socialización de todos los instrumentos de producción, máquinas,
fábricas, instrumentos de labranza, etc.
3. Implantación de instrucción, excluyendo cualquier otro medio de
enseñanza.
4. Evitar la fabricación y distribución de estimulantes, a menos que se
les destine a fines industriales o terapéuticos.
5. Reorganización social tomando como base la igualdad para ambos
sexos.
6. Abolición de las fronteras.
7. Supresión del Estado como entidad política.
Apéndice 2
“Isaac Arriaga”
Jesús Corral *
Asesinado en un motín social-religioso, su figura se destaca sobre la
misma muerte y el crimen de los retardatarios.
Jefe tácito del Partido Socialistas, con el general Múgica trazó los
lineamientos der la vigorosa agrupación que hoy, más fuerte que nunca,
confía en su destino y marcha impelida por la excitación de la sangre
derramada por el Clero Michoacano.
Arriaga fue un gran luchador; y un vidente. Hombre sin ningún
vicio y con todas las virtudes civiles de que se puede jactar un
ciudadano, estuvo siempre con las ideas avanzadas. Lo combatieron
propios y extraños, como a todos aquellos cuya retina no está en el
pasado ignominioso ni en el presente mezquino, sino que abarca, con
visualidades superiores, los horizontes del porvenir.
Lo calumniaron y escarnecieron los mismos que ayer habían
estado con él para decirle: tú eres el caudillo; tú eres el guía; tú eres el
más capacitado para la lucha porque eres el más convencido; tú eres la
chispa que provocara el incendio espiritual de las masas.
Y su apoteosis a las puertas de la eternidad, se vio aureolada con
los ataques de la prensa mercenaria que criticó al funcionario público por
el hecho de impedir que se colaran al Gobierno elementos morbosos.
Isaac Arriaga no ha muerto. Vive en la conciencia dl pueblo
michoacano; las clases rurales de Michoacán y los elementos obreros
tendrán en el desaparecido un ejemplo luminoso, una huella y un
sendero de victoria.
El asesinato de Arriaga proviene de la hidra clerical, del
latifundismo y del militarismo pretoriano.
Sus enemigos fueron: los terratenientes; los traficantes de la cruz;
y el jefe de las operaciones militares en el Estado.
Yo lanzo el cargo; el “j`cusse” brota de mi espíritu en estos
momentos en que acaba de caer un gladiador en la arena; y reto a
nuestros enemigos anunciándoles que se aproxima la hora de las
reivindicaciones definitivas.
Isaac Arriaga parece en plena juventud. Treinta años habían
pasado por encima de su existencia, templando su carácter
eminentemente combativo, tonificando su alma hecha ex profeso para
las luchas titánicas de actualidad.

Tomado de la Lucha. Periódico Socialista. Órgano del Proletariado, Tomo II, Núm.
112. México, D.F., 17 de mayo de 1921. El autor era dirigente del Partido Socialista
Michoacano y director de su periódico el 123
Originario de Puruandiro, desde su mocedad se inicio en las lides
políticas. Estudiante inquieto y revolucionario, se unió a las filas que
derrocaron la tiranía tuxtepecana.
Después militó en las gloriosas huestes del Sur, bajo la bandera
que pregonaba la reconquista de la tierra.
En 1918 fue diputado socialista, representante del distrito de
uruapan, desarrollando una labor armónica con los intereses de las
clases trabajadoras.
Arriaga fue muy popular. En casi todo el Estado los campesinos y
los obreros le tributaban un verdadero culto y una veneración propios de
quien ha sabido hacerse un lugar en el corazón de las turbas
desamparadas.
Últimamente desempeño la presidencia de la Comisión Local
Agraria, con tino y energía maravillosos. Inteligente, tenaz, trabajador,
estudioso, él personalmente ocurrió a todas las audiencias de derecho
en los amparos contra el fraccionamiento de los latifundios y no perdió
un solo pleito.
Apéndice 3
Semblanza de Isaac Arriaga
Cayetano Andrade *
Isaac Arriaga es un símbolo para el proletariado nacional; porque
encarna el espíritu de lucha en contra de todas las explotaciones de la
burguesía capitalista.
Es el elemento de rebeldía que se yergue airado ante las
injusticias de los poderosos y señala con índice de fuego el peligro de la
esclavitud moral
y sujeción económica
para nuestra patria,
representado en las concesiones que los gobiernos venales hacen a las
compañías extranjeras para que acaparen nuestras riquezas y destruyan
el acervo de energías y bellezas en que es pródiga nuestra Naturaleza
exuberante.
Es el emancipador de las conciencias entenebrecidas por el
fanatismo, abriendo surcos de luz en tinieblas y señalando a las
multitudes de la humos de la victoria, ni lo marearon las alturas. Sabía
muy bien que la fase armada no era más que el preliminar para la lucha
social, de la que fue uno de los precursores, Dotado de una voluntad
inquebrantable y de una gran firmeza de carácter, se formó a sí mismo,
sin ayuda de los demás, y luchando a brazo partido con la adversidad.
Siendo el hijo mayor de una de las familias más pobres de Puruandiro y
habiendo quedado huérfano de padre cuando todavía era muy pequeño,
se marchó por sí solo a la ciudad de Morelia, a hacer sus estudios en el
histórico Colegio de Dan Nicolás de Hidalgo, semillero de héroes y
patriotas. En la vieja Valladolid logró abrirse paso por su clara
inteligencia, su trato amable y su tenacidad para la lucha. A la vez que
estudiaba, trabajaba incansablemente para ganar el sustento de su
anciana madre y sus hermanos, a los que formó moral y espiritualmente.
Su espíritu de gladiador no supo nunca de descanso, y el trabajo y la
lucha fueron los elementos donde se agitó constantemente.
Fue siempre pobre y murió pobre. Tuvo oportunidades para
enriquecerse; pero jamás lo tentaron ni el lucro ni la codicia. Su riqueza
fue siempre espiritual y de corazón, la que prodigó a los de abajo a
manos llenas.
Alma exquisita, hecha de diafanidades y armonías, fue artista en los
instantes que le dejaron libres las fatigas del diario bregar. Forjo bellos
poemas y trazó estrofas en las que la belleza esplendió como un manto
recamado de gemas. En su juventud, al lado de Cayetano Andrade,
Felipe Calderón y Francisco R. Romero, sostuvo por varios años la
publicación de la revista “Flor de Loto”, que ha sido uno de los
exponentes más brillantes de las letras patrias.
*tomado de Pablo G. Macías, Aula nobilis. Morelia, UMSNH, 1985. PP. 424-427
Pero la pasión de toda su vida, a la que dedico todas las energías
de su alma indómita, fue la causa de los de abajo, la reivindicación de
los derechos del trabajador. Fue hermano del brasero del campo y fue
camaradas del hombre de la fábrica, por cuya emancipación social
pugnó con todas las fuerzas de su fe de apóstol. Fue conductor de
multitudes y agitador de masas para llevarlas a la conquista de sus
derechos de clase.
Por eso fue odiado por la reacción, que no pudo perdonarle su
grandeza y lo abatió cobardemente. En la represión de un motín clerical
fue asesinado de la manera más vil, sellando con su sangre la gloria de
su inmortalidad. Como un albatros cayó en plena tormenta, alumbrado
por laos relámpagos de la tempestad y fulminado por un rayo.
Tal es, a grandes rasgos, la figura de este apóstol del agrarismo
nacional.
Fuentes
Archivos
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Sección Álvaro Obregón-Plutarco Elías Calles.
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ISAAC ARRIAGA se termino de imprimir
En el mes de agosto de 1999 en los talleres
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