4.20 - Nunca debemos olvidarnos de agradecer

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4.20 - Nunca debemos olvidarnos de agradecer
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26.09.2005
14:57 Uhr
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Nunca debemos olvidarnos
de agradecer
Repasamos la lección anterior y profundizamos su punto esencial, que el Señor Jesús nos enseña a que nunca olvidemos
agradecer. Quien agradece a nuestro Padre celestial mediante palabras y obras, recibe su agrado.
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Los niños son animados a ser agradecidos y a demostrar su agradecimiento.
S
imón se despertó a la mañana, totalmente
transpirado. Se sentía cansado y débil, le dolía todo. Con
gran esfuerzo se incorporó en su cama, se tocó la frente.
Estaba caliente por lo que llamó a la madre quejándose:
«Mamá, estoy enfermo». Preocupada la madre, comprobó
que Simón tenía mucha fiebre, con mucho amor lo cuidó.
Simón yacía agotado en su cama, la madre entró en la
habitación: «Simón, vamos a orar juntos. Le pediremos al
amado Dios que nos ayude y sanes pronto. Pero si la fiebre
no cede tendremos que llamar al médico». Juntos pidieron
ayuda al amado Dios.
Pero al anochecer Simón aún tenía fiebre y no se sentía
mejor. «Mamá«, preguntó, «si hemos pedido ayuda al amado
Dios, ¿por qué no nos ayuda?»
«No lo sé, Simón. Seguiremos orando. Me parece que aún te
hace falta tener un poco más de paciencia para esperar su
ayuda. El amado Dios no siempre ayuda como queremos
nosotros. En nuestra comunidad hay hermanos que están
enfermos hace muchos años. Algunos tal vez nunca sanarán.
Podrían pensar que el amado Dios no los quiere ayudar,
pero ayuda. Les da fuerzas para soportar la enfermedad, los
consuela y quiere aumentar su paciencia. Roguemos una
vez más para que te ayude también a ti a tener paciencia».
En verdad a Simón le hacía falta mucha paciencia. La
mañana siguiente era domingo, la fiebre ya había bajado
bastante. Pero Simón aún se sentía débil y tenía que
guardar cama. ¡Tenía tanto deseo de poder ir a la escuela
dominical!
Al día siguiente, para su sorpresa, lo visitó su maestro de
la escuela dominical; le contó lo mismo que habían
escuchado los niños en la escuela dominical, se trataba de
la historia de los diez leprosos.
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Simón prestó mucha atención a su maestro; al finalizar
comprobó: «También yo hubiera hecho lo mismo que
aquel hombre que regresó y agradeció».
«El Padre celestial se alegra mucho por un proceder así.
Se podría decir, que se emociona« agregó el maestro,
luego prosiguió: «Los desagradecidos piensan que todo es
sobreentendido, no obstante, no todo es sobreentendido.
Nosotros queremos agradecer siempre al amado Dios,
mas no está sólo el agradecimiento por palabras, sino
también hay un agradecimiento por las obras». Simón
miró a su visitante sin comprenderlo, éste sonrió
diciendo: «Nosotros podemos demostrar nuestro
agradecimiento al Padre celestial haciendo algo que lo
alegre. En aquel entonces habló a través de Jesucristo;
hoy lo hace por medio de los mensajeros de Dios. Si
hacemos lo que nos aconsejan, éste será el mejor
agradecimiento para el amado Dios. Por ejemplo,
Bartimeo, al que bien conoces, hizo justamente eso, se
dice de él: Siguió al Señor Jesús. Este seguimiento fue el
máximo agradecimiento que pudo dar al Señor Jesús».
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Jesucristo es nuestro Maestro
El tiempo transcurrió rápidamente, Simón estaba feliz por la
inesperada visita y la agradeció de corazón. El maestro de la
escuela dominical se despidió, pero antes de irse dijo a
Simón: «Bien, ahora rogaré al amado Dios todos los días, para
que te cures pronto. ¡Pero no olvides agradecer a Dios
cuando estés sano! Seguramente no querrás hacer lo mismo
que los nueve desagradecidos, sino como el agradecido».
Al día siguiente Simón estaba sano y efectivamente,
agradeció de manera especial al amado Dios. Se propuso,
que también en el futuro no olvidaría agradecer y así alegrar
al amado Dios.
2/3/4
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El amado Dios se alegra por nuestro agradecimiento. Hagamos lo mismo
que aquél que agradeció de corazón al Señor Jesús por haberlo curado.
1 Los niños cuentan la historia de los diez leprosos basándose en las dos ilustraciones de su libro.
2 Dejamos que los niños expliquen el significado que, a su parecer, tiene el «agradecimiento por palabras y
obras». (El agradecimiento en la oración / hacer lo que agrada a Dios / ofrenda de agradecimiento…).
3 El agradecimiento produce alegría en el corazón del dador. Nunca lo olvidemos.
¿A quién ya le agradecieron los niños especialmente?
¿Cómo se puede demostrar el agradecimiento?
Los niños cuentan vivencias propias.
4 Los niños escriben «gracias» en varios idiomas (por ejemplo: gracias, danke, merci, grazie, thank you, obrigado…).
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