Vivir en paz, alegría y esperanza, es vivir con rostro pascual
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Vivir en paz, alegría y esperanza, es vivir con rostro pascual
30 años, fecundos en el amor Cartilla N 327 Abril de 2013 Vivir en paz, alegría y esperanza, es vivir con rostro pascual. “Vivan en paz con todos. Estén siempre alegres.” (Cfr. 1Tes 5,13-17) P. Ricardo E. Facci Todo este mes, nos da la oportunidad de vivenciar profundamente la fe, desde la Pascua del Señor y, también, la Pascua de nosotros los cristianos. La gran noticia de aquella expresión que hace 2.000 años resuena en todos los oídos: “¿por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lc 24,5), continúa llamando a un encuentro profundo con quien Vive para siempre. Cristo Vivo, sigue iluminando y ayuda a reconocer el fundamento y sentido de la vida del hombre. Una noticia que inunda de paz, de alegría, de inmensa esperanza cierta, el corazón del ser humano. Mis hermanos, esto implica vivir con rostro pascual. Esto es cosa seria. Es imposible ser cristiano sin rostro de pascua, sin la alegría que implica todo lo que Dios nos regala y nos da, sobre todo, habernos dado una vida cargada de sentido en la cruz y en la resurrección. Pascua es paso. No existe ningún paso que no tenga un punto de partida y uno de llegada. Generalmente, cuando se habla de pascua se piensa sólo en el domingo, pero el “paso” comenzó el viernes santo y concluye el domingo de pascua. Hay gente que queda anclada en situaciones de dolor, de pérdida, de enfermedad, de sin sabores de la vida. Esto es no descubrir la cruz de la vida, ni su proyección. Es quedarse en la ruptura del velo del templo (Cfr. Lc 23,45), partiendo en dos el interior de la persona. De este modo, se pierde la armonía y con ello se derrumba la paz, la alegría y la esperanza. Se debe entender que no hay domingo de pascua sin viernes santo, ni viernes santo sin domingo de pascua. Es que no hay vida sin dolor, lo que se agrava enormemente cuando no se vive sin la confianza que da la pascua del Señor. En el cristiano la alegría profunda, serena y contagiosa nace de la cruz. Más aún, solamente tienen derecho a estar alegres los que viven silenciosamente al pie de la cruz, como lo hizo María. Vivir al pie de la cruz, es saber asumir las contrariedades de la vida, cargarlas de sentido desde la pascua del Señor, pudiendo vivir con alegría, serenidad y confianza. Solamente quienes viven al pie de una cruz, cargada de sentido, son capaces de sonreír; sólo ellos tienen derecho a sonreír; sólo ellos tienen derecho a la alegría, porque allí perciben el amor de Dios y el gozo de la fecundidad del dolor y el sufrimiento. Es necesario que se comprenda, viva y proclame que el camino para la luz y la alegría pasa, necesariamente, por la cruz. ¡Qué alentador es encontrarse con rostros cargados de paz, alegría y esperanza, a pesar de los dolores! Más de una vez me he quedado paralizado, contemplando sin palabras y con ojos enrojecidos, el testimonio de quien experimentando un indescriptible dolor, manifiesta en su rostro, la paz y la alegría que brota de la experiencia pascual. El pasado miércoles santo, he vivido una de esas experiencias singulares. Don Isabelino, sólo en su rancho (*), sin más compañía que la de un perro, y unos vecinos extraordinarios que lo atienden. Prácticamente no ve, no puede caminar porque la gangrena mató sus pies, sin embargo, no le escuché renegar de su situación, sino ver cómo está asumido con paz y serena alegría. Sin embargo, cuánta paz le falta a quien reniega de su dolor y, sobre todo, a quien vive en el pecado. ¡Cuántos sumergidos, hoy en día, en el ocaso sin mañana! Ocaso definido por estar inmersos en el pecado de quien vive en sus vicios, de quien no sabe vivir y aportar amor a su familia, de quien prescinde de Dios. Muchos se han olvidado de sonreír. Es necesario, desde nuestra alegría pascual, ayudar y contagiar para que vuelva la sonrisa del ser humano, de aquel que hoy no lo puede hacer. Hace falta alegría en el mundo, en la Iglesia, en las familias. Desde nuestra función profética de sembrar alegría en el corazón de las familias, podemos inundar el mundo y la Iglesia de alegría. Hay muchos sacerdotes, religiosos, laicos comprometidos, que aún no manifiestan un rostro pascual, y desde nuestra alegría podremos contribuir a que la felicidad en Cristo sea de todos los que desean adherirse a la Salvación de Dios. Dios nos ha solicitado una acción evangelizadora a favor de las familias: sembrar la alegría en el seno de cada familia, así veremos, de cada una de ellas, una familia pascual, con rostro de pascua; una familia que manifiesta y comunica la alegría de la interioridad, en la vivencia de su cruz y su dolor, pero de modo superlativo, del amor que es donación recíproca de sus miembros. Como la alegría es fruto del amor y del Espíritu, cada familia como hogar nuevo, contribuirá a construir comunidades cristianas y alegres, de ese modo, el mundo y la Iglesia serán ámbitos menos tristes y más alegres. Por eso, la comunidad cristiana primitiva era alegre: porque estaba fuertemente invadida por el Espíritu Santo, quien iluminaba desde la Resurrección del Señor, y formaba un “solo corazón y una sola alma” (Hec 4,32). Oración Señor Jesús, Tu Resurrección ha iluminado nuestra vida y el sentido de nuestro ser, te damos gracias por todo lo que diste para alcanzar el triunfo que es nuestro triunfo. Gracias Señor, por cargar la cruz y mostrarnos que ese es el camino para la realización, la felicidad y la alegría que da el Reino. Enséñanos a cargar cada día con nuestra cruz, y así vivir con rostro pascual, alegres y esperanzadores, sabiendo contagiar en los ámbitos de nuestra familia, el mundo y la Iglesia. Danos la gracia de la permanente alegría. Amén. Trabajo Alianza 1.- ¿En nuestro hogar se vive una alegría sencilla y profunda basada en la alegría pascual? 2.- ¿Es Cristo Vivo el invitado permanente de nuestra familia? 3.- ¿Qué tristeza de nuestro corazón empaña la alegría del ser cristiano? 4.- Nuestros hijos, ¿experimentan un hogar cristiano y alegre? 5.- Realizar un propósito concreto, para que resalte más la alegría de nuestro ser cristiano. Trabajo Bastón 1.- ¿Cuáles son las tristezas de este mundo? ¿Cuáles las que vemos aún en la Iglesia? 2.- ¿Cuáles son las tristezas que se ven en las familias de hoy en día? 3.- ¿Qué podemos hacer para que hayan menos tristezas en las familias, la Iglesia y el mundo? 30 años: Celebrémoslo en peregrinación a Roma, Nazaret y Jerusalén, 25/10 al 8/11. Inscríbete con [email protected] Además, los jóvenes peregrinan a la JMJ de Río de Janeiro en el mes de Julio: [email protected] Si te inscribes pronto desde Argentina saldría un ómnibus con 50% del valor del avión. Asambleas Nacionales 2013: Paraguay: 16 - 18 de agosto Argentina y Uruguay: 27 - 29 de setiembre Guatemala: 8 - 10 de noviembre Chile: 22 - 24 de noviembre Perú: 29 de noviembre al 1 de diciembre México: 6 – 8 de diciembre (*) Casa de barro muy sencilla y precaria. 2