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f(r)icciones
de Enrique López Llamas
La estrategia está escrita en código binario, hay un vacío que debe ser
llenado o excluirse. Pero cómo se emprende algo que está perdido desde el
principio,
algo
embargo,
es
que
una
no
ha
guerra
sido
establecido
insoportable.
Para
como
una
ganar
guerra
cualquier
y
que,
cosa
sin
debe
conocerse al enemigo, se debe estar al tanto de las condiciones del terreno.
No puede conocerse lo que no es estático, hasta cuándo iré a detenerme. La
lucha trata sobre mí, ocurre dentro de mí, nunca fuera de mí. Yo soy el
campo de batalla. Yo soy el enemigo, el perdedor eterno, el siempre invicto.
Así se vuelve insostenible enfrentarse al otro; el otro no existe. No hay
nada después de aquello que percibo y todo esto comienza y culmina con la
inercia que lleva a hacer cosas o a dejar de hacerlas. Despertarse en las
mañana, por ejemplo, no implica mayor esfuerzo que el de abrir los ojos
involuntariamente, lo que sigue es simple: realizar un proyecto o postergarlo
para el día siguiente, luego habrá que desayunar y vivir o intentar asir la
idea de que se está viviendo. Pasaré cerca de alguien que también lucha
contra sí mismo, ambos nos miraremos brevemente y en ésta manifestación de
amor nos anularemos. Las fricciones son superficiales, a caso inexistentes y
ahí radica su importancia; el verdadero choque se da en el desencuentro, en
lo que está ausente. Uno se vuelve viejo sin conocer el mundo. Está la parte
del mundo que pudimos tocar y esa otra insospechada y oculta, está la vida
que vivimos y la que nos hizo falta. Lo que tengo es un evento fortuito, lo
que soy es también cuestión de probabilidades, de hechos, de omisiones; pero
no sabré nunca de dónde vino esa parte mía que nadie se propuso. Estoy
aquí y soy prescindible para el resto de los combatientes en sus guerras
ajenas y para mí soy
tan necesario, incluso para creer que no lo soy. No
quiero y nadie quiso tampoco que fuera íntegramente yo mismo, el único que
soy. Aún tengo el instinto y espero que termine pronto, quiero poder elegir
la muerte que de cualquier manera es inevitable. Aquí hemos sido arrojados
a distintos tiempos, esto es un pozo sin fondo que no permite el encuentro.
Lo único a lo que tenemos acceso es al eco disminuido del que cae debajo
de nosotros. En la vida no hay asuntos serios ni lenguaje para los asuntos
serios, esos se tratan sin palabras. Simplemente no puede decirse nada que
sea
atendido,
el
mundo
avanza
particulares. Cualquier grito es
el
y
no
tiene
espacio
para
los
casos
silencio.
Alejandra Moreno