Rímini antigua R

Transcripción

Rímini antigua R
Colori compositi
www.riviera.rimini.it
www.cultura.provincia.rimini.it
M
Rutas arqueológicas entre la tierra y el mar
Rímini antigua
I - 47900 Rimini, piazza Malatesta 28
tel. +39 0541 716371 - fax +39 0541 783808
C
Provincia di Rimini
Assessorato alla Cultura
Assessorato al Turismo
Provincia di Rimini
Assessorato alla Cultura
Assessorato al Turismo
cop_archeo SPA 5-02-2009 17:47 Pagina 1
Y
CM
MY
CY CMY
K
edizione spagnola
Riviera di Rimini Travel Notes
cop_archeo ITA ok 3-06-2008 11:54 Pagina 2
C
Colori compositi
M
Y
CM
MY
CY CMY
K
Provincia di Rimini
Assessorato alla Cultura
Assessorato al Turismo
Angela Fontemaggi
Orietta Piolanti
Rímini antigua
Rutas arqueológicas entre la tierra y el mar
Coordinación:
Valerio Lessi, Sonia Vico, Marino Campana, Francesca Sancisi
Proyecto gráfico:
Relè/Tassinari Vetta
Fotografías:
archivo fotográfico, Consejería de Turismo de la Provincia de Rímini
archivos fotográficos de los Museos presentes en la guía
Fernando Casadei, Emilio Salvatori, Pierluigi Siena
En la portada:
Rímini, Arco de Augusto;
Orfeo (detalle del mosaico de la domus del cirujano)
Compaginación y montaje:
Litoincisa87, Rímini
Licia Romani
Traducción:
Xavier Pons, Link-up Rimini
Impreso en 2009
Nuestro agradecimiento a la Superintendencia
para los Bienes Arqueológicos de Emilia Romaña
Índice
Presentación
Angela Fontemaggi, Orietta Piolanti
pág. 5
Los signos de la historia
Angela Fontemaggi
pág. 7
Tras las huellas del hombre primitivo
Los príncipes etruscos del Valle del Marecchia
Ariminum: la fundación
Caput viarum
El territorio
La ciudad de Ariminum
Las domus de Ariminum
pág.
pág.
pág.
pág.
pág.
pág.
pág.
Los itinerarios
Orietta Piolanti
pág. 22
1. Tras las huellas del hombre primitivo
2. Los signos del poder: los príncipes etruscos
del Valle del Marecchia
3. Los signos del poder: condotieros y emperadores
romanos en la historia de Ariminum
4. Caput viarum
5. El yacimiento arqueológico de Piazza Ferrari:
una pequeña Pompeya en el corazón de Rímini
6. De domus en domus
7. Recursos de la naturaleza y trabajo del hombre:
una economía entre tradición y actualidad
pág. 23
7
9
12
14
15
17
19
pág. 29
pág. 32
pág. 36
pág. 43
pág. 50
pág. 57
El Festival del Mundo Antiguo
pág. 62
Museos y yacimientos arqueológicos de la provincia
de Rímini que se encuentran en los itinerarios
pág. 64
5
Rímini antigua.
Rutas arqueológicas entre la tierra y el mar.
Presentación
Angela Fontemaggi, Orietta Piolanti
Los itinerarios atraviesan la historia y la geografía del territorio riminés rebasando a veces los confines de la provincia para abarcar un más amplio horizonte de contactos humanos y culturales. Las sendas de la arqueología se cruzan con recorridos
naturalísticos y enogastronómicos, se encuentran con realidades económicas y productivas que hunden sus raíces en una tradición muy antigua, desvelando, paso a
paso, la identidad de lugares famosos en el mundo entero por su industria turística.
Siguiendo las trazas dejadas por el hombre en su largo camino desde la prehistoria
hasta la edad tardoantigua, se puede penetrar el alma más auténtica de Rímini y su
interior (la Ariminum romana), comprender sus rasgos fisonómicos, las vertientes de
un carácter que siempre ha expresado vocación de hospitalidad presentándose ya
como lugar de tránsito y encrucijada de culturas, ya como puerta abierta a la conquista del imperio y a la vitalidad del comercio, ya como nudo viario entre norte y sur,
¡conexión entre Roma y Europa!
No sólo es posible hallar aún hoy estos “signos”: también resulta sorprendente
admirar los monumentos ya entregados a los manuales de historia y de arquitectura,
recorrer una vez más los senderos abiertos por gentes antiguas y equipados por
voluntad de cónsules y emperadores, observar puentes erguidos con magníficas
dotes de ingeniería, descubrir los pequeños y los grandes tesoros que convierten
cada uno de los museos del territorio en protagonista de una página de nuestra
andanza humana, ¡e incluso entrar en las domus para conocer secretos y curiosidades! Y, deteniéndose en una de las muchas cantinas, se podrá viajar con la mente a la
densa red de mesones y paradas de postas característica de los centros urbanos y los
recorridos viarios de la edad romana, saboreando el placer de la antigua hospitalidad
y el gusto de la tradición.
Desplegando la mirada de la tierra al mar, los itinerarios componen un mosaico
de oportunidades que propician el encuentro con la cultura del territorio, realzan los
recursos humanos y naturales, ponen énfasis en la actualidad de lo antiguo, ofrecen
espacios de conocimiento y juego, de diversión y socialización en las diversas ocasiones de visita y de experiencias de taller organizadas por los museos. Oportunidades
dirigidas ora a las familias, ora a los más pequeños, ya a un público adulto, ya a los
aficionados al cicloturismo, pero que no se olvidan de involucrar, cuando es posible, a
los invidentes y los hipovidentes.
La propuesta no pretende tanto agotar las enormes posibilidades arqueológicas
de la provincia (tampoco sería posible), como más bien colocar una “lupa” sobre realidades especialmente vitales y originales, sugerir senderos que explorar justo en el
corazón de los orígenes y el espíritu más auténtico de esta porción de tierra de uno de
los extremos de Romaña.
Arriba: marco del
mosaico de Anubi
(detalle). Abajo:
mosaico con escenas
de procesión, Palazzo
Gioia (detalle). Rímini,
Museo de la Ciudad.
7
Rímini antigua.
Rutas arqueológicas entre la tierra y el mar.
Los signos de la historia
Angela Fontemaggi
Tras las huellas del hombre primitivo
¡La historia de Rímini comienza ni más ni menos que en la playa! Entremos en el
túnel del tiempo, cerremos un momento los ojos para volver a abrirlos… un millón de
años atrás: nos encontraremos con un paisaje de marismas en un litoral arenoso y
ondulado, una serie de dunas interrumpida por las desembocaduras pedregosas de
ríos y torrentes. A nuestras espaldas oscuros perfiles boscosos, vegetación constituida por pinos y abetos y una densa capa herbosa, y también encinas, chopos, abedules y amplios claros a lo largo de la costa, indicadores de un clima templado y húmedo. Un hábitat en el que se mueven las sombras de grandes mamíferos (elefantes,
rinocerontes, bisontes), seguidos por grupos de hombres “cazadores”.
El viaje en busca de las raíces del asentamiento más antiguo nos proyecta hacia
el interior, a las primeras estribaciones del Apenino romañés, en el actual collado de
Covignano, donde, hace aproximadamente un millón de años, se extendía la costa
bañada por el mar que invadía la llanura en la que había de crecer la ciudad de Rímini.
Con su acción - entre avances y retrocesos - las aguas han dibujado la morfología y la
geología del lugar, estratificada en sedimentos de arena y grava.
En el fondo de este escenario seguimos las huellas del hombre que vivió en la
más remota Edad de piedra, el Paleolítico inferior: así lo documentan los restos, las
“pruebas”, procedentes de un importante yacimiento de lascas astilladas encontrado
en 1968 por Stefano Sabattini, objeto de estudio por parte de insignes especialistas.
Un hallazgo que presenta muchos aspectos coherentes con los conocimientos paleontológicos adquiridos gracias al estudio de otros yacimientos regionales, el primero de
ellos, el de Monte Poggiolo, en las cercanías de Forlí.
Las lascas astilladas en una o dos caras (choppers y chopper-tools) son el fruto
de una verdadera “industria” creada por el homo erectus, hábil en la elaboración del
sílex recogido en las desembocaduras o a lo largo de los lechos de ríos y torrentes
que atravesaba en sus desplazamientos. Lo demuestran las numerosas astillas formadas por efecto de golpes violentos y decididos asestados por manos expertas en
transformar simples piedras en eficaces herramientas de caza y en rudimentarios
utensilios. Choppers y astillas desprendidas del núcleo se convierten en armas y
enseres útiles para la supervivencia, en una época en la que el hombre era cazador y
recolector de los frutos que la naturaleza le brindaba espontáneamente.
Lasca de sílex
astillada. Riccione,
Museo del Territorio.
8
Existen signos de la estancia del hombre en el territorio riminés a lo largo de toda
la Edad de piedra, un inmenso arco temporal marcado por cambios climáticos y
medioambientales. Los restos de piedra astillada encontrados entre Riccione y el
Valle del Conca, ubicables en una fase avanzada del Paleolítico inferior (de hace 200
mil a hace 150 mil años), testimonian técnicas de astillamiento más evolucionadas,
para conseguir instrumentos diferenciados según las varias actividades cotidianas:
desde la caza hasta la maceración de carnes, de la trituración de los huesos a la elaboración de las pieles, desde la recogida de frutos y raíces hasta la creación de los
primeros cobijos…
La nueva Edad de piedra (Neolítico) que, desde finales del VI milenio a.C. afecta
el área romañesa ascendiendo por el litoral adriático, acompaña la revolución cultural
causada por las maneras innovadoras de conseguir la comida, con nuevas técnicas de
elaboración de la piedra, ya no sólo astillada sino también pulida y afilada, y con la
introducción de la cerámica. La milenaria experiencia de cazador y depredador le ha
enseñado al hombre, con las reglas y los tiempos de la naturaleza, la práctica del pastoreo y de las primitivas formas de agricultura. Alternando etapas de nomadismo con
períodos cada vez más largos de estabilidad justamente en relación con los ritmos de
la cría y de los cultivos, los individuos dan origen a minúsculas comunidades, simples
aglomerados de cabañas equipadas también para el abrigo del ganado. En las pequeñas aldeas constituidas a lo largo de los cursos de agua se desarrolla la actividad quesera, la roturación de los campos, la industria de la piedra, gracias a la cual se consiguen aparejos cada vez más especializados, y la manufactura de la cerámica, que se
ha convertido en indispensable para la conservación y el transporte de leche, quesos
y simientes…
Podemos reconstruir retales de vida de los grupos neolíticos gracias a testimonios fragmentarios pero significativos: cerámica “impresa” y decorada mediante grabado, arcilla elaborada (el revoque de las cabañas sostenidas por armazones de
madera), utensilios de sílex (cuchillas, puntas, raspadores), valvas de conchas empleadas como elementos de collares y colgantes… Con la presencia del hombre a lo largo
de la costa (sobre todo siguiendo la antigua línea del litoral, los denominados acantilados muertos), la documentación arqueológica referible al Neolítico confirma la condición del territorio situado al sur de Rímini de zona de contacto entre la tradición cultural padana y la peninsular, una realidad vital donde desde la prehistoria se encuen-
Copa de cerámica de
la Edad de bronce.
Riccione, Museo del
Territorio.
9
tran gentes portadoras de tradiciones distintas. Este carácter intercultural tiende a
consolidarse en la Edad de bronce (III milenio - siglo IX a.C.), con la tecnología desarrollada con la introducción del metal y de una economía cada vez más dinámica que
recibe el impulso tanto del comercio de cobre y estaño como de la agricultura y la cría
de ganado. La población sigue asentándose en la franja costera —donde resulta más
fácil cultivar los campos y se pueden aprovechar los recursos marinos— y en las colinas del interior, abundantes en pastos.
A lo largo de las antiguas “pistas” se intensifican las relaciones con el área
medio-adriática, y, en consecuencia, con las culturas apenínica y subapenínica. A
menudo ligado a hallazgos de superficie, el conocimiento de este amplio horizonte
cultural se debe a fragmentos de vajillas, objetos de piedra, hueso y metal, y a veces
a los restos de los asentamientos - vestigios de cabañas, moradas de planta cuadrangular que se han podido identificar por el descubrimiento de los hoyos en los que se
plantaban las estacas de sostén de la vivienda - como los que se han encontrado en
Covignano, Misano y Riccione, en los márgenes de la vía Flaminia.
La importancia y el nivel alcanzado por la metalurgia al final de la Edad de bronce
resultan patentes al ver los trasteros de Camerano di Poggio Berni y de Casalecchio di
Verucchio, dos depósitos de objetos de bronce ocultados ex profeso para ser fundidos. Dichos hallazgos sitúan la zona de colinas a las espaldas de Rímini ya en torno al
siglo X a.C. dentro de rutas comerciales abiertas hacia el norte, la zona del Egeo y la
vertiente tirrena.
Los príncipes etruscos del Valle del Marecchia
Precisamente de la experiencia etrusca fueron tomadas rápidamente las más
avanzadas técnicas metalúrgicas, contacto que precede la formación de la civilización
villanoviana de Verucchio. El peñasco, en relación con la posición dominante y estratégica a lo largo del itinerario que, a través del paso de Viamaggio, conecta Romaña con
Etruria, se convierte, entre los siglos IX y VI a.C., en polo de la nueva cultura de la Edad
de hierro. Situado en el interior, en una posición de vigía de la entrada del Valle del
Marecchia, pero al mismo tiempo proyectado hacia el mar a través de la desembocadura del río, el centro de Verucchio difunde su influencia en un amplio radio. La cultura villanoviana de Verucchio penetra en los valles menores paralelos, llegando al
Par de pendientes de
oro y ámbar.
Verucchio, Museo
Cívico Arqueológico.
10
norte hasta el Rubicón y al sur hasta el Marano, donde se ve atenuada al entrar en
contacto con los caracteres propios de la “isla” villanoviana de Fermo y la zona picena.
Protagonistas de una nueva civilización, los villanovianos de Verucchio heredan
una dilatada experiencia agrícola, adoptando en un primer momento el consolidado
sistema de la quema de rastrojos y hojarasca, para fertilizar los terrenos con las cenizas, e introduciendo después la práctica del barbecho, que prevé la rotación de los
cultivos y el descanso de los campos. Además la agricultura, gracias a la difusión del
hierro y a los progresos de la metalurgia, se dota de nuevas herramientas, como la
guadaña, y parece valerse de una mayor disponibilidad de animales de trabajo y de
transporte.
Nos hablan de estas gentes de lengua etrusca las numerosas sepulturas de las
necrópolis exploradas en las laderas de la cima de Verucchio: aquí, en los costados
del peñasco, ciertamente menos hospitalarios para el asentamiento y menos adecuados para la explotación de los campos, crece la ciudad de los muertos, una verdadera
mina de información sobre la forma de vivir en la antigüedad. Las excavaciones arqueológicas, el estudio de los materiales y el esfuerzo en la musealización que ha convertido el museo local en una de las realidades más originales e importantes del panorama europeo, muestran un estupendo retrato de la sociedad villanoviana. Destacan los
grupos gentilicios cuyo alto rango se funda ya en la actividad guerrera, ya en el
gobierno y el control del territorio, ya en los comercios más rentables, como el del
ámbar.
Los ricos ajuares descubiertos entre las cenizas de los difuntos, recogidos en los
osarios de forma típicamente bicónica o hallados en las grandes tinajas que albergaban
las sepulturas ofrecen una serie de datos que sirven para trazar una especie de carné
de identidad del individuo: las armas (lanzas, espadas, yelmos puntiagudos o redondeados, hachas...) connotan al guerrero, al hombre que goza de libertad y lucha en defensa de su tierra; las joyas, los accesorios del vestir, los objetos para el cuidado del cuer-
A la izquierda, yelmo
puntiagudo de la
tumba Lippi 89.
Verucchio, Museo
Cívico Arqueológico.
A la derecha, pieza de
vajilla ática de figuras
rojas con lechuza.
Riccione, Museo del
Territorio.
11
po y las herramientas de trabajo nos remiten ora al universo femenino (collares, pendientes, brazaletes y tobilleras, fíbulas, cinturones, copos y husos…) ora al masculino
(buriles, raederas, armas, aparejos para carros y caballerías…); los preciosos conjuntos
de vasijas de bronce y los elementos decorativos de madera finamente tallados y ornamentados por hábiles artesanos, declaran la pertenencia a familias de rango.
Los objetos del ajuar fúnebre constituyen algo así como letras del alfabeto, útiles
para reconstruir el perfil de los individuos: la riqueza de las tumbas y su posición
misma en el ámbito de las necrópolis nos indican el rol y las funciones desempeñadas
por los personajes más notables en la escala social, a veces verdaderos “príncipes”.
Estas pistas, estos elementos indicadores, nos llevan a la esfera ecuestre, al prestigio
de las armas o a la fortuna en el comercio. Los individuos que se han distinguido en el
ámbito civil, religioso y militar portan consigo en la sepultura los bienes personales
más valiosos y refinados: joyas de orfebrería realizadas con técnicas evolucionadas y
empleando materiales preciados (desde el bronce hasta la plata, el oro, el mágico
ámbar), pequeñas obras maestras fabricadas por los artesanos para satisfacer los
gustos y las ambiciones de la aristocracia local; yelmos puntiagudos y armas de desfile, carros de guerra y objetos-símbolo de las actividades más valoradas, signos carismáticos de poder; vajillas de bronce y elegantes elementos decorativos de madera
que nos remiten al banquete, el momento de socialización en el que se manifiesta la
excelencia del individuo en el ámbito de la comunidad. Roles de prestigio que, tanto
en la vida como en la muerte, se reconocen también a las mujeres, y no sólo dentro de
las paredes domésticas.
Los datos arqueológicos delinean una civilización que evoluciona y se enriquece
a través del control del territorio, el tráfico comercial y la distribución de productos, el
primero de los cuales es sin duda el valioso ámbar, procedente de las lejanas rutas
del Báltico y de ciertas áreas del Mediterráneo.
Durante el siglo VI a.C., no antes, la villanoviana Verucchio ve como va esfumán-
12
dose su antiguo esplendor para ceder su hegemonía al puerto del Marecchia, revitalizado por la nueva política de los etruscos del área adriática. En el proceso de proyección hacia el valle y la costa, los etruscos se encuentran con un tejido étnico alimentado por varias influencias culturales que los estudiosos agrupan ya en el contexto
umbro y piceno, ya en el más amplio horizonte heleno. Esta “Rímini antes de Rímini”,
como todo el litoral desde Marche hasta el Po, entre los siglos VI y IV a.C. se ve animado por los intercambios con las ciudades griegas, empezando por Atenas, desde la
que llega la famosa cerámica ática. Emblemático del panorama multicultural que
caracteriza el territorio desde el siglo V hasta la romanidad es el depósito de objetos
votivos de Villa Ruffi, hallado en el collado de Covignano y disgregado y repartido, por
efecto del comercio del anticuariado en el siglo XIX, por varios museos de Europa y
América. En una especie de panteón, escenario de culto a las divinidades de la guerra
y las aguas, se concentran elementos etruscos, umbro-itálicos y helenos. Sin embargo
Ariminum (entendida como territorio más o menos coincidente con el de la actual provincia de Rímini) en el siglo IV a.C. se ve involucrada en la bajada de los galos a la llanura padana, en perjuicio de la dominación etrusca. Serán precisamente ellos, los
temidos guerreros provenientes de las Galias, los enemigos que los romanos se
encontrarán en la conquista de las tierras situadas al norte de los Apeninos.
Ariminum: la fundación
268 a.C., un contingente de 6.000 campesinos-soldados con sus familias, franqueados los Apeninos, se asoma al valle del río Ariminus, nuestro Marecchia.
Empujados por el hambre de tierras, han abandonado Lazio y Campania para emprender el largo viaje que los ha llevado a la porción septentrional del Ager Picenus et
Gallicus, el territorio entre Romaña y Marche asegurado a la expansión romana por la
batalla de Sentino (295 a.C.) y la derrota de los galos senones.
Aquí tienen que cumplir con la misión que les ha encomendado el Senado de
Roma: fundar la colonia latina que toma el nombre del río Ariminum, un estado autónomo aliado de la madre patria, comprendido entre los confines de los torrentes
Conca y Rubicón. En poco más de un siglo estos pioneros y sus descendientes transformarán el paisaje aún “natural” en un espacio antropizado, pintado de manera indeleble con los rasgos que siguen connotándolo todavía en nuestros días: la ordenada
13
E
F
4
5
1
D
3
G
C
2
B
A. Arco de Augusto
B. Puerta Montanara
C. Foro
D. Teatro
E. Puente de Tiberio
F. Puerto
G. Anfiteatro
Las domus de los itinerarios:
1. Palazzo Massani, Prefectura
2. Palazzo Arpesella
3. Cámara de Comercio
4. Domus del cirujano
5. Palazzo Diotallevi
A
14
geometría de los campos cultivados, salpicada por pequeños núcleos habitados, la
retícula de las calles que se articulan en todas las direcciones alrededor del centro
urbano, comprendida entre los límites del azul del mar y de los ríos y la línea gris de
las murallas.
En la estrategia de ocupación del territorio los colonos imitan el comportamiento
de las gentes que les han precedido. Así la ciudad es fundada en el sitio de atraque de
la desembocadura del Marecchia, punto natural de arribada para la navegación de
cabotaje que había favorecido el nacimiento de un asentamiento que ya habían
poblado villanovianos, etruscos, griegos y umbros.
Caput viarum
En el área de escala portuaria confluyen la prehistórica directriz del Valle del
Marecchia (la vía Arretina), la pista somontana que se dirige al norte y los itinerarios
de la costa. Un emplazamiento privilegiado que los romanos revalorizan haciendo de
Ariminum un importante puerto militar y comercial, un nudo estratégico en las comunicaciones entre el septentrión y el centro de la península, así como el punto de partida de los largos caminos que llevan a la Europa central y oriental. Los antiguos trazados, a excepción de la vía Arretina, toman la dignidad de vías consulares, las autopistas de la época, vectores del proceso de conquista y de los intereses económicos del
estado romano: la vía Flaminia (220-219 a.C.), que arranca en el puente Milvio de
Roma y termina su recorrido en la Puerta Romana, la entrada meridional de Ariminum
remarcada en el 27 a.C. por el Arco de Augusto; la vía Aemilia (187 a.C.), que sale del
lado contrario de la ciudad salvando el Ariminus, cruza la llanura padana en dirección
noroeste y va uniendo los núcleos que se encuentran en la confluencia de los valles
apenínicos hasta llegar a Milán; la vía Popillia (132 a.C.), natural continuación hacia el
norte de la Flaminia que, después del primer tramo coincidente con la Aemilia, sigue
un recorrido litoral para llegar hasta Aquileia.
Quien inició el trazado de esta red integral de conexiones fue el cónsul Cayo
Flaminio, primer líder de los populares opositores de la hegemonía senatorial, como
Mario y César, que convirtieron Ariminum en protagonista de célebres páginas de la
historia de la Roma republicana. Con la vía Flaminia, la colonia, de barrera frente a las
incursiones gálicas, pasó a ser una puerta abierta a la extensísima llanura del norte,
El puente de Tiberio,
Rímini.
15
un trampolín de lanzamiento para la conquista de la Galia Cisalpina.
Las vías consulares se articulan por la zona de Rímini siguiendo un trazado bastante parecido al actual, caracterizado por su pavimento artificial, en la mayoría de
tramos constituido por varias capas de grava, y por estructuras sólidas, como los
puentes. El viaje resulta más seguro y confortable gracias a infraestructuras análogas
a las que vemos en nuestros desplazamientos: los miliarios, carteles viarios en forma
de columnas de piedra situadas a los lados de la vía para señalar las distancias, las
mutationes, “estaciones de servicio” para el cambio de los caballos, y las mansiones,
lugares de parada equipados para pernoctar.
El sistema viario, completado por la red local, se convierte muy pronto en un polo
de agregación para los centros habitados menores con vocación predominantemente
comercial o productiva. También las necrópolis, las ciudades de los muertos, de
acuerdo con una costumbre típicamente romana, se disponen a los lados de las vías
principales, en las inmediaciones de los asentamientos, donde los monumentos fúnebres atraen las miradas de los viandantes perpetuando la memoria de los difuntos.
El territorio
Las vías consulares representan la espina dorsal de la organización del territorio
materializada por medio de la centuriación, el proceso de saneamiento y racionalización del terreno agrícola que prevé la subdivisión en parcelas regulares de unos 710 m
de lado formando una red ortogonal. La retícula trazada por fosos, canales, setos,
muros y veredas constituye la trama para la explotación intensiva de un suelo que
ofrece con generosidad sus frutos también en las áreas no incluidas en la centuriación: la franja montana proporciona piedra, madera y productos del pastoreo mientras bajando hacia el valle, los bosques de encinas suministran el alimento para la
cría del cerdo, cuyas carnes serán elaboradas para el consumo humano.
El variado y rico interior y el mar abundante en pesca (¡cómo no recordar el delicioso pescado del Adriático!) aseguran el bienestar de la ciudad gracias a producciones que, una vez satisfecho el mercado interior, engrosan el género sujeto a comer-
Al lado: ánfora de
fondo plano. Rímini,
Museo de la Ciudad;
modelo de horno.
Santarcangelo di
Romagna, MUSAS.
16
cio. Si en el llano se extienden los cultivos de trigo, hortalizas y frutales, en la colina
se consolidan el olivo y sobre todo la vid, cuidada con el método de la poda larga y
del sostén vivo, aprendido quizás de los galos, si bien de tradición etrusca.
Las fuentes antiguas elogian la excepcional producción vinícola de los terrenos
situados al sur de Ariminum: ¡10 odres por yugada, equivalente a unos 210 hectolitros
por hectárea! El abundante rendimiento permite la exportación del vino - de calidad
no particularmente preciada, por otra parte - a través de una red comercial de amplio
radio que parece hallar en los mercados populares de la capital una salida privilegiada. La intensa actividad agrícola, en su punto más alto en los siglos II y III d.C., propicia la fabricación de unos recipientes hechos ex profeso, las típicas ánforas de reducidas dimensiones y con un singular fondo plano, muy funcional para el transporte en
carro con vistas a una distribución que debía preferir los itinerarios por tierra.
En el ámbito riminés se han descubierto numerosos hornos para la producción de
este tipo de ánforas, en parte en el territorio de Riccione, pero sobre todo en
Santarcangelo, localidad que en época imperial debió ser un “centro industrial” especializado en la elaboración de la cerámica para fabricar, además de ánforas, vasijas,
candiles y ladrillos.
La organización agrícola fraccionada en fincas de pequeño o medio tamaño - que
iba a perdurar sin dejar espacio al latifundio - propicia el florecimiento de una población muy difusa que alcanza la máxima prosperidad entre finales del siglo I a.C. y el
siglo II d.C. El modelo de vivienda es la granja: construida con profusión de ladrillos y
materiales pobres, incluye también almacenes, establos y lugares para la elaboración
de los productos o pequeños talleres artesanales. Al sur de Rímini, sobre todo, no faltan indicios de villas rústicas, residencias campestres en las que conviven la parte
reservada al amo, parecida a las moradas urbanas por el refinamiento de los materiales y por el confort, y el sector dedicado a la servidumbre, con los talleres de transformación y los aparejos artesanales. Completan la fisonomía de la población las aldeas
(pagi y vici), alimentados por la riqueza de recursos y por su ubicación a lo largo de la
red de comunicaciones. Hacen pensar precisamente en una aldea o en una gran villa
rústica - privilegiada por su posición elevada y por estar emplazada en el circuito de
vías que conectaban Romaña y Marche - los testimonios arqueológicos encontrados
en el llano de San Pietro in Cotto, en el Valle del Conca, entre Gemmano y Montefiore.
Los materiales delinean los contornos de un asentamiento considerable, ligado a una
Camafeo con perfil de
Dionisio, dios del vino,
y cornalina con Ceres,
diosa de las mieses.
Rímini, Museo de la
Ciudad.
17
intensa explotación de los recursos agrícolas, quizás de extensas posesiones imperiales, dotado de estructuras residenciales de alto nivel y probablemente también de un
lugar de culto.
La ciudad de Ariminum
Nudo de convergencia viaria y punto de referencia para la dinámica economía del
territorio, la ciudad de Ariminum toma desde su fundación la fisonomía que aún hoy
se puede reconocer en el centro histórico: una ordenada retícula de calles ortogonales (cardines y decumani) traza una malla de manzanas rectangulares (insulae) destinadas a albergar edificios públicos y privados. Los ejes que generan la disposición
urbanística son el cardo maximus (Via Garibaldi - Via IV Novembre), el recorrido que
conecta la vía Arretina con el puerto de la desembocadura (junto al Piazzale
Clementini), y el decumanus maximus (Corso d’Augusto), la calle que une la vía
Flaminia con la vía Emilia. En el punto de encrucijada, en la actual Piazza Tre Martiri,
se abre el foro, corazón de la vida pública y económica. La documentación arqueológica ofrece interesantes pistas para esbozar la imagen de esta plaza, entonces dilatada
por el lado del mar hasta la actual Via San Michelino in foro: a ella se asomaban
importantes edificios, como la basílica, destinada a la administración de justicia y a
los negocios, y el teatro construido en época augusta en la primera manzana en dirección norte. La prestigiosa “escenografía” se prestaba además a acoger monumentos
honorarios, estatuas e inscripciones en memoria de personajes importantes, emperadores y benefactores de la comunidad. Y finalmente no podemos no recordar que la
tradición sitúa justamente en el foro de Ariminum la célebre arenga que Julio César,
una vez cruzada la frontera del estado romano, coincidente con el curso del Rubicón,
dirigió a sus huestes antes de marchar contra la capital.
Encerrada por tres lados por las aguas del río Ariminus, del torrente Ausa (su
El Arco de Augusto,
Rímini.
18
curso, hoy desviado, se identifica con el parco Cervi) y del mar (que en aquella época
alcanzaba la línea de la actual línea férrea), la colonia toma muy pronto los contornos
que delimitarán el perímetro urbano, sin ampliaciones significativas, hasta el umbral
del siglo XX. El papel de avanzada militar lleva a disponer en breve tiempo un aparato
defensivo adecuado para la protección al menos de la zona meridional, la más desprotegida: se construye una imponente muralla, con largas rectas y torreones cuadrangulares, en bloques de piedra arenisca local irregularmente tallados.
Intervenciones de restauración conservan la eficiencia de la instalación defensiva en
el siglo I a.C., durante el difícil período de las guerras civiles, cuando Rímini, que se
había puesto del lado de Mario, es víctima de las represalias de Silla. Innecesaria, con
la paz de Augusto, la función de las viejas murallas, no será hasta el siglo III d.C., con
las hostilidades de las primeras incursiones bárbaras, cuando se erija una nueva
muralla de ladrillo que delimitará la ciudad por todos sus lados.
En el perímetro amurallado, a la altura de las principales arterias interiores, se
abren las puertas urbanas: la puerta Montanara, en el extremo del cardo maximus en
el que se inserta la vía Arretina, y la puerta Romana, en el punto de confluencia de la
vía Flaminia en el decumanus maximus. Esta última será derruida para dejar en el 27
a.C. espacio al Arco de Augusto, levantado por el Senado romano en honor de Octavio
para celebrar la restauración de las vías principales.
Bajo el gobierno de Augusto, Ariminum, ya municipium del estado romano desde
principios del siglo I a.C., toma el aspecto y la dignidad de una espléndida ciudad
imperial: además de la monumentalización de las entradas a través de la construcción
del Arco de Augusto y del puente sobre el Marecchia, terminado por Tiberio, Octavio
dispone el enlosado de las calles urbanas, la potenciación del acueducto y la red de
alcantarillado, el saneamiento de todo un barrio en el sector meridional de la ciudad,
la restauración de la vía Emilia y la renovación de la construcción privada… También la
llegada de colonos, veteranos fieles al Princeps que alimentan una nueva clase dirigente, contribuye a revitalizar la ciudad y el territorio transformándolos en una gran
A la izquierda, el
Anfiteatro romano,
Rímini. A la derecha, la
entrada de los barcos
al puerto (detalle del
mosaico de Palazzo
Diotallevi). Rímini,
Museo de la Ciudad.
19
superficie en obras. Sin embargo es en el área del foro donde se concentra el programa urbanístico deseado por Augusto para expresar, con formas monumentales, la cultura, el poder y el orden civil del imperio: la entrada, viniendo de Roma, es señalada
por un gran arco que crea una “zona peatonal”, impidiendo el tránsito al tráfico pesado de los carros, mientras que en lado contrario de la plaza se construye el teatro.
Distinto el clima y diversas las pretensiones del emperador, con toda probabilidad Adriano, que en el siglo II promueve la construcción del Anfiteatro, el último gran
signo urbano que connota el rostro de la ciudad imperial. Erigido en las afueras de
Ariminum en dirección este para albergar los juegos gladiadores que atraen a un
público apasionado y numeroso, el edificio es un instrumento de integración de los
habitantes de la ciudad y del territorio así como de las diversas gentes venidas de las
regiones del imperio. Con esta intervención el emperador se propone ganar para sí y
para la devota aristocracia de la ciudad el favor popular, proporcionando a las masas
la diversión que estas demandan. Una diversión que no iba a perdurar. En unos cien
años, en efecto, la crisis del Estado y el terror desencadenado por los bárbaros pondrán fin a los juegos del Anfiteatro, que se verá englobado dentro de las murallas
urbanas y será transformado en fortaleza militar.
Las domus de Ariminum
Si los monumentos esbozan el semblante público de la ciudad, son las viviendas
las que nos describen la vida privada de una sociedad en continua mutación en los
más de ocho siglos de la romanidad. En época republicana se construyen edificios sencillos y funcionales, expresiones de un estilo de vida austero, mientras que en el siglo I
del imperio se afirman las domus (residencias monofamiliares de uno o dos pisos) articuladas sobre el eje atrium-peristylium (respectivamente la entrada con el tejado abierto para la recogida del agua pluvial y el jardín porticado), que reflejan el contacto con
la cultura griega y la difusión de los placeres del otium; en la media edad imperial las
domus se transforman dejando amplio espacio a los triclinia, las prestigiosas salas
para banquetes que, junto con los jardines adornados con estanques y elementos
decorativos varios, se convierten en aparador del bienestar y la riqueza del dueño de la
casa, en el contexto de la prosperidad de una ciudad floreciente que se ha tornado
multiétnica y multicultural; finalmente, en los siglos V y VI, en un panorama de degra-
20
dación, aparecen las lujosas residencias de los altos funcionarios y oficiales de la corte
de Ravenna, muestras de ostentación de pompa y poder dentro de una sociedad que
recalca en extremo las distancias entre clases. Las últimas domus, que salpican un tejido residencial que va descomponiéndose, se inspiran en el modelo del palacio imperial: se caracterizan por su articulada planimetría, establecida en torno a amplios
patios, embellecidos por fuentes y juegos de agua, alrededor de piezas de planta compuesta en las que recibir a los huéspedes, a menudo con ábside, a las que se llega a
través de un recorrido estudiado en función del complejo ceremonial de visita.
Imaginemos ahora que entramos en una morada de la Rímini imperial: nuestra
mirada se ve atraída por los vivos colores de los frescos pintados en las paredes y el
techo, amplios fondos monocromos, a menudo repartidos en recuadros, dentro de los
cuales se hallan dibujados elementos de vario tipo o composiciones similares a las de
los tapices de las modernas paredes empapeladas. Nos llaman la atención asimismo
los pavimentos, que señalan la jerarquía y la función de las dependencias y la distribución de los espacios interiores: en las estancias descubiertas o en las de servicio
son funcionales y resistentes, en terracota o añicos de loza, un conglomerado de
ladrillo y argamasa, a veces ornamentado con teselas de mosaico, mientras que en
los aposentos habitados por el dominus y su familia hallamos alfombras musivas, en
blanco y negro o polícromas, o bien preciosos revestimientos de mármol. Riquísimo el
repertorio de motivos ornamentales geométricos o figurados de los más de cien ejemplares de mosaicos conservados en los yacimientos arqueológicos y en el museo.
Nos revela el nivel de vida de quienes vivían en las domus la decoración, constituida por estatuas, sobre todo, y por objetos ornamentales, enseres para el cuidado y
el adorno de la persona, elementos, todos ellos, que nos hablan no sólo del gusto,
sino también de la cultura y la religiosidad de los habitantes de la casa.
A la izquierda,
estatuilla de Orfeo,
probable decoración
de jardín.
Rímini, Museo de la
Ciudad.
A la derecha, mosaico
del cubiculum.
Rímini, complejo
arqueológico de la
domus del cirujano.
21
Un lugar único por su carácter excepcional es el descubierto en las excavaciones
de Piazza Ferrari: el complejo arqueológico, abierto recientemente al público, “narra”
la vida de este sitio, ubicado en el margen septentrional de la ciudad romana, del
siglo I a.C. a la Edad Media. El descubrimiento más llamativo es la domus de época
imperial que albergaba una taberna medica, documentada por el hallazgo del extraordinario ajuar de más de 150 herramientas quirúrgicas. La “domus del cirujano” sufre
un final repentino causado por un incendio, quizás ocasionado en una de las primeras
incursiones bárbaras que, en torno a la mitad del siglo III, devastaron barrios enteros
de las ciudades de Romaña. Ariminum no escapa al clima de inestabilidad e inquietud: lo testimonian el abandono de la domus enterrada bajo los escombros y la construcción de las murallas para proteger el perímetro urbano.
El momento de recuperación que vive la ciudad en los siglos V y VI , a la sombra
de la cercana Ravenna, desde el 402 capital del imperio romano de Occidente, está
documentado por la fastuosa residencia palaciega, con amplias piezas dotadas de
calefacción y pavimentos musivos, construida en la parte anterior de la manzana en
que se emplazaba la domus del cirujano, cuyas ruinas, cubiertas de cúmulos de tierra,
permanecen poco menos que intactas.
Sin embargo la vida del palacio será breve: el edificio sufre una rápida decadencia y después el abandono en las décadas centrales del siglo VI, cuando Rímini se
convierte en escenario de la terrible guerra entre godos y bizantinos, que sanciona el
fin de la romanidad, emblemáticamente representada por las sepulturas que desbaratan los espléndidos mosaicos.
22
Rímini antigua. Rutas arqueológicas entre la tierra y el mar.
Los itinerarios
Orietta Piolanti
Los recorridos están pensados para un público
adulto (itinerario rojo). Se adaptan en la
metodología, con propuestas de talleres donde así se señala -, a los jóvenes (itinerario
azul) y, en un caso, a los invidentes (itinerario
violeta), en una especie de museo táctil.
Dos son los recorridos concebidos para
cicloturistas (itinerario verde).
recorrido para público adulto
recorrido para jóvenes
recorrido para invidentes
recorrido para cicloturistas
23
1. Tras las huellas del hombre primitivo
1 o 2 días
Itinerario:
Rímini, Museo de la Ciudad - Taller de melladura de la piedra - Taller
de moldeo de la arcilla, como en un poblado neolítico;
Riccione, Museo del Territorio - Sección de prehistoria - Taller de huesos, dientes y conchas: amuletos y joyas prehistóricos.
A14
Taller de melladura de la piedra
Coordinado por Stefano Sabattini
Duración: 2 horas
Para niños de más de 7 años y adultos
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 704421-704426
¿Cómo vivían nuestros antepasados más lejanos? ¿Cómo se defendían? ¿De qué manera conseguían comida? ¿Cuál era la piedra más utilizada? ¿Qué nos pueden “contar” unas simples piedras? Son muchas
las curiosidades acerca de un mundo en el que el hombre seguía los
ritmos y las leyes de la naturaleza, en un medio ambiente no modificado todavía. Y muchas respuestas provienen precisamente de las piedras, el sílex recogido en los cursos de agua y las playas de guijarros
que constituía la materia prima más utilizada en el Paleolítico, junto
con otros recursos fungibles como la madera, la piel, los huesos…
24
En el taller el experto guía al público por la fascinante experiencia de la
melladura o astillamiento, simulando, entre las varias técnicas, las
más empleadas: la percusión directa, que consiste en golpear con una
piedra el canto que se quiere astillar y que tenemos asido; y la percusión bipolar, en que el núcleo que se va a golpear está colocado encima de una roca, una especie de yunque. Del núcleo, sometido a golpes
decididos, toman forma las lascas y cuchillas que, con la evolución de
la industria lítica, el hombre, con el arte del retoque, acabará por
aprender a transformar en herramientas cada vez más afiladas y cortantes. Los gestos del operador, con método y precisión, repiten los
que el hombre primitivo ejecutaba para dotarse de las herramientas
indispensables para la supervivencia. La observación de las manufacturas permite captar sus características propias (no casuales), donde
forma y corte responden a una intención bien precisa. Se perfilan
Taller de melladura de la
piedra: retoque del sílex y
colocación de
empuñadura en una
punta.
varios tipos de armas y utensilios, de los más sencillos y rudimentarios
a los más complejos y evolucionados, astillados por las dos caras y
después retocados. Los diversos instrumentos (choppers, choppertools, astillas, cuchillas, raspadores...) demuestran, por medio de la
experimentación, tanto la eficacia para golpear como para triturar,
excavar, arrancar, partir, despellejar y desollar, es decir, la eficacia
para llevar a cabo las acciones necesarias para el hombre primitivo:
cazar, macerar, talar árboles, excavar raíces... Y se puede comprender
por qué, con el tiempo, el hombre pone empuñaduras a las herramientas, fijándolas a palos de madera o hueso.
El recorrido próximamente incluirá la visita a las salas del Museo de la
Ciudad de Rímini dedicadas a la prehistoria.
25
Una excursión al collado de Covignano permitirá observar las características geológicas - como las Arenas Amarillas - del lugar que vio la
primera población de la zona de Rímini. Imaginando un día de la vida
del hombre recolector se podrán recorrer antiguos senderos de las
colinas y los valles romañeses, en busca de frutas silvestres, hierbas y
brotes (naturalmente, todo lo que crezca de forma espontánea y no
esté prohibido recoger).
Moldeo de arcilla, como en un poblado neolítico
Coordinado por Francesca Minak y Erika Franca Tonni
Duración: 2 horas
Para niños de más de 7 años y adultos
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 704421-704426
Entre los factores básicos del largo proceso innovador que se ha dado
en llamar “revolución neolítica” existe la introducción de la cerámica,
la fabricación de los recipientes útiles para conservar y transportar los
líquidos y los productos de la tierra.
La cerámica entra en una sociedad que está cambiando gracias al cultivo de las plantas y a la cría de animales - con períodos cada vez más
largos de sedentarismo -, a la formación de pequeñas comunidades, a
la técnica de alisado de la piedra, al dominio del fuego (es decir, la
capacidad de encenderlo cuando sea necesario) y a la costumbre de los
intercambios. En dicho contexto la elaboración de la cerámica toma un
gran relieve, convirtiéndose en funcional dentro de una economía basada en las primeras formas de agricultura y la producción de lácteos.
Realizada a mano (el uso del torno no se difundirá en Italia hasta la
Edad de hierro), la cerámica explota los recursos del lugar: arcilla,
agua y madera para los rudimentarios hornos en que se cuecen los
recipientes. Materias primas fáciles de encontrar, pues, como base de
una “industria” de nivel familiar, ligada a las necesidades de la aldea.
Utilizando panes de arcilla (la arcilla encontrada en estado natural
requiere una fase de decantación en agua para liberarse de las impurezas) se pueden simular formas de vasijas producidas en período
neolítico tanto manualmente como con la técnica del modelado con
rollos.
En el primer caso, una vez desprendida una porción de arcilla, se
modela el recipiente ahuecando la masa con la mano; en el segundo
se extraen largos cordones que se enrollan en espiral y se unen a un
fondo plano. Estos métodos de fabricación permiten realizar formas
26
simples (tarros, tazas y cuencos) cuyas características remiten a actividades específicas como la elaboración de quesos. Una vez modelado
el tarro y alisadas las paredes se puede pensar en la decoración, ya
sea recurriendo a la técnica de la “impresión”, en que el adorno se
Taller de cerámica:
decoración de una taza.
consigue simplemente presionando con los dedos o las uñas sobre la
superficie cuando aún resulta maleable, ya sea con el cincelado, en
que los motivos se graban empleando herramientas puntiagudas.
Cada recipiente constituye una pieza única, fruto de la habilidad y la
creatividad de quien lo ha plasmado: los participantes del taller
podrán llevarse, como recuerdo de la experiencia, sus manufacturas
originales, reproducidas siguiendo modelos y técnicas muy comunes
en la Romaña del Neolítico.
El taller obvia las fases finales del proceso productivo: el lento secado,
procedimiento a través del cual la arcilla pierde humedad y adquiere
consistencia y dureza, y la cocción de las manufacturas en hornos
especiales.
Museo del Territorio de Riccione: un viaje a la prehistoria
Varias salas del museo de Riccione, desde 1990 instalado en el Centro
Cultural della Pesa, están dedicadas a explicar la evolución geológica y
de la población más antigua del territorio situado al sur de Rímini. Se
trata de explicaciones que abarcan millones de años y que acaban
desembocando en la experiencia romana y aludiendo, por consiguiente, a los destinos de la colonia de Ariminum.
El recorrido ilustra la transformación del área costera y del Valle del
Conca, reconstruye ambientes antiguos y documenta la presencia del
hombre a lo largo de la prehistoria. Unas piedras astilladas con una
técnica evolucionada (denominada Levallois) nos llevan a los primeros
27
indicios de la población en la fase final del Paleolítico inferior en que
son especialmente frecuentes, entre las manufacturas, los raspadores.
Restos de asentamientos de cabañas (como el hallado durante la construcción del autódromo de Santa Monica, junto al río Agina) ofrecen
Hacha de aletas y puñal
de la Edad de bronce.
Debajo, ajuar de tumba
gálica. Riccione, Museo
del Territorio.
interesantes retratos de la Edad neolítica acerca de los primeros núcleos habitados estables y la nueva economía agraria y de pastoreo. Las
lascas de sílex elaboradas, las vasijas de terracota y los objetos de
hueso nos “hablan” de la vida cotidiana y de formas arcaicas de espiritualidad.
Junto a los tímidos testimonios del Eneolítico - el período en que hace
acto de presencia la metalurgia, aumentan los intercambios comerciales y el trabajo toma formas cada vez más articuladas - se desarrolla la
documentación de la Edad de bronce y la Edad de hierro, entre producción cerámica y artesanado de los metales.
Los materiales ilustran un horizonte cultural impregnado por la Cultura
apenínica (y por tanto por una economía vinculada al pastoreo y a los ritmos de la trashumancia) pero al mismo tiempo influenciada por la cultura
palafítica (la de las aldeas de la gran llanura situada al norte, donde se
desarrolló mucho la agricultura). La relación con las dos culturas se
28
expresa en las cerámicas de tradición apenínica y en las herramientas
para trabajar los campos, pequeñas azadas y hoces, de hueso y de metal.
Y si durante la primera Edad de hierro el territorio de Riccione queda
algo alejado de la posición central del Valle del Marecchia con el epicentro etrusco-villanoviano de Verucchio, el siglo V a.C. ofrece significativos indicios de la presencia griega en la zona, como consecuencia
de un activo comercio marítimo, al tiempo que persiste la presencia
céltica como demuestra el ajuar de una tumba gala datada en el siglo
III a.C., hallada en Misano.
Huesos, dientes y conchas: amuletos y joyas prehistóricos
Coordinado por Vanessa Delvecchio
Duración: 1 hora y 15 minutos
Para chicos de 8 a 12 años
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 600113
Los hombres primitivos también gustaban de ornarse con joyas. Y no
sólo por placer estético: las consideraban portadoras de buena fortuna
y de poderes mágicos capaces de alejar los espíritus malignos.
Utilizando materiales pobres que encontraba fácilmente en su hábitat,
el hombre del Neolítico confeccionaba y lucía collares y amuletos “de
la buena suerte” durante las batidas de caza y los eventos de la vida,
en un “sentimiento religioso” que lo unía estrechamente a la naturaleza y sus leyes.
Teniendo a disposición conchas horadadas (que el mar sigue ofreciendo en nuestros días en la playa), madera, plumas o arcilla (así como
huesos y piedras, muy utilizados para fabricar joyas durante la prehistoria), el taller invita a “crear” una joya o un amuleto, conjugando imaginación y sentido estético. Con la ayuda del operador cada uno de los
inscritos podrá confeccionar su ornamento después de haber aprendido, gracias a la visita al museo y a una breve introducción, los conocimientos necesarios para ello.
Cada creación, única y original, constituirá un recuerdo “personal” de
una experiencia vivida siguiendo una tradición antiquísima que se
sirve de materias primas procedentes del entorno, traduce en símbolos las fuerzas de la naturaleza y exorciza por medio del objeto sentimientos de miedo y muerte.
29
2. Los signos del poder: los príncipes etruscos
del Valle del Marecchia
1 día
Itinerario:
Verucchio, Museo Cívico Arqueológico.
A14
La visita guiada a la exposición incluye la
proyección de un vídeo animado que ilustra la
ceremonia del rito fúnebre del “señor” de la tumba
Lippi 89, cuyo ajuar se expone en la sala del trono.
Para los niños se aconsejan el recorrido sobre el
mismo tema “El trono del Príncipe” y sus símbolos
y el recorrido narrativo “El trono mágico”.
Información: tel. 0541 670222
Remontando el curso del Marecchia, a unos 18 km de Rímini, se
encuentra Verucchio, un peñasco que se yergue a una altura de 330 m,
dominando sobre el valle. Situado en la frontera con Montefeltro y la
República de San Marino, en una posición estratégica desde el punto
de vista defensivo y de comunicación con el valle del Tíber y la vertiente tirrena, Verucchio exhibe aún hoy los signos gloriosos de su historia, cuyas páginas más intensas corresponden a los principios de la
Edad de hierro, con el florecimiento de la Cultura Villanoviana, y al
Medievo, período en el que se convirtió en cuna de la Señoría de los
Malatesta. Si la imponente fortaleza evoca el poder de la familia mala-
30
Trono de madera de la
necrópolis Lippi (detalle).
Verucchio, Museo Cívico
Arqueológico.
testiana, la dilatada presencia de los villanovianos, que aquí supieron
expresar originalidad y poder, se recoge y pone de relieve en el Museo
Arqueológico local, dentro del antiguo Monasterio de Sant’Agostino,
edificado en el siglo XII y ampliado en el XVII con la construcción de la
iglesia y las hilanderías. En el edificio, que se erige poco más allá de
las murallas medievales, se expone una espléndida documentación
arqueológica de las ricas sepulturas de Verucchio, con raros e interesantes hallazgos que dan testimonio de la supremacía de una elite de
príncipes guerreros.
Si las diferentes salas ilustran esta espléndida civilización por medio
de los restos conservados en las necrópolis dispuestas en los costados del peñasco, son muchas las vitrinas ante las que el visitante
puede detenerse en una especie de encuentro virtual con los príncipes
etruscos que aquí habitaron en los siglos VIII y VII . Un eficaz soporte
informativo y didáctico ayuda a esbozar las figuras de personajes de
alta alcurnia, aquellos príncipes cuyas funciones incluían el compromiso militar, como demuestra la presencia en la sepultura de armas de
gala junto a verdaderas armas de combate, de ataque y de defensa. En
especial las tumbas 85 y 89 de la necrópolis Lippi (la más extensa de
las de Verucchio) resultan paradigmáticas por los ajuares que acompañaban a los individuos de rango principesco, tanto hombres como
mujeres. El rito fúnebre, mina de información acerca de la “identidad”
y la personalidad del difunto, ofrece en estos casos una incomparable
ostentación de riqueza a través de objetos de gran valor y prestigio.
31
Perla de ámbar decorada.
Verucchio, Museo Cívico
Arqueológico.
No hay más que pensar en los tronos de madera (excepcionalmente
bien conservados gracias a la composición química del terreno) y, en
particular, al ejemplar completamente decorado de la tumba 89 en el
que, dentro de un complejo esquema de motivos ornamentales, se
articula el relato de escenas vinculadas al ciclo de la elaboración de la
lana, del hilado y la tejedura, finamente tallado en la parte alta del respaldo. También dan prueba del status alcanzado por los señores de
Verucchio las ropas y los objetos personales, además de elementos
varios de carros y aparejos de caballerías y preciosos conjuntos de
vasijas de bronce. Son objetos, todos ellos, que expresan familiaridad
con el mundo etrusco y que, asociados a la organización del espacio
funerario y a la composición del conjunto del ritual fúnebre, evidencian
roles importantes en la sociedad, altas relaciones, elevada posición
económica y cultural. Emblemático es el caso de la doble “vestidura”
de la urna cineraria y la tinaja de la tumba 26 de la necrópolis MoroniSemprini, un claro mensaje, junto con otros significativos elementos
del ajuar, de la categoría social alcanzada por el individuo.
Entre los muchos signos del poder y la riqueza de los “príncipes” de
Verucchio se admiran los productos de orfebrería, verdaderas joyas de
un artesanado que alcanza su ápice en los siglos VIII y VII. El oro, trabajado según las técnicas más adelantadas de la época, ¡reluce en las
espléndidas fíbulas y los sorprendentes pendientes! Y junto a las pastas vítreas que componen collares y pendientes, propaga su color cálido el mítico ámbar, la dádiva de los dioses para consolar de la muerte
de Faetón, hijo de Helios. Por las rutas del ámbar creció también la fortuna de Verucchio, centro de distribución y elaboración de la resina
fósil que, por transparencia, intensidad cromática y propiedades terapéuticas, estaba destinada a pertenecer a los señores de la comunidad
local.
32
3. Los signos del poder: condotieros y emperadores romanos
en la historia de Ariminum
1 día
Itinerario:
Rímini, Museo de la Ciudad - Sección arqueológica - Lapidario romano
(recorrido del que también pueden disfrutar los invidentes)/
Arco de Augusto / Piazza Tre Martiri / Puente de Tiberio / Anfiteatro.
Ponte di Tiberio
Piazzale
Boscovich
Palazzo Arengo
Museo della Città
Lapidario Romano
Grand Hotel
Rocca Malatestiana Palazzo del Podestà
Teatro degli Atti
via Sigism
Camera di Commercio
Palazzo del
Turismo
Biblioteca Gambalunga
Vecchia Pescheria
Piazza Tre Martiri
Porta Montanara
ex Consorzio
Agrario
IAT
XXIII
ondo
ni
Ufficio info
Corso Giovan
comunale Domus del chirurgo
Palazzo Massani
Prefettura
IAT
Tempio Malatestiano
Arco d’Augusto
Anfiteatro Romano
Célebres personajes de la historia de Roma vinculan su nombre a
Ariminum: además de Flaminio y Mario, Julio César, el gran general
que con la frase “la suerte está echada” legó al futuro el paso del
Rubicón; Octavio Augusto, el príncipe que tuvo en mucho precio la
grandeza de la antigua Rímini; y finalmente Adriano, el emperador
amante de las artes que quiso donar a la ciudad el monumento símbolo de la romanidad, el Anfiteatro.
El recorrido se articula siguiendo sus huellas, empezando por el
Museo de la Ciudad, guardián del patrimonio histórico, artístico y
arqueológico de Rímini, instalado en el “settecentesco” colegio de los
jesuitas. Aquí se “encuentra” Octavio Augusto, cuyo semblante, que
se reconoce por el característico “mechón en forma de tenaza” sobre
la frente, está inmortalizado en la cabeza-retrato de mármol, una
escultura, quizás póstuma, que transmite la imagen idealizada del
33
Retrato de Augusto y
epígrafe del empedrado
de las vías. Rímini, Museo
de la Ciudad.
emperador captado en una expresión patética. Los monumentos y los
testimonios arqueológicos, por contra, transmiten la figura de un político comprometido en un programa orgánico de obras urbanísticas y
viarias: en el Lapidario romano una piedra miliar - recuperada en 1949
en las inmediaciones del puente sobre el río Uso en San Vito y colocada originalmente en la VII milla de la ciudad - recuerda la reordenación
de la vía Emilia llevada a cabo en el 2 a.C., mientras que un hito de
mármol celebra el enlosado de las calles urbanas promovido por el
nieto Cayo César en el 1 d.C.
El proceso de renovación puesto en marcha por Octavio afecta también al ámbito privado: en los ideales del arte augusta se inspira la
estela funeraria de Egnazia Chila, uno de los más elegantes ejemplos
de escultura de la primera edad imperial. Emblemáticas de la actividad
de la construcción residencial las domus de la zona del Arco de
Augusto, refinadas moradas dotadas de sistemas de calefacción, fuentes ornamentales y espacios cubiertos por ábsides, con mosaicos pavimentales embellecidos por losas de mármol que están a la espera de
ser expuestos en las salas de la sección arqueológica que se va a montar próximamente.
A Octavio se debe la construcción de los dos monumentos símbolo de
la ciudad: el Arco situado al final de la vía Flaminia y, en el extremo
opuesto del decumanus maximus (Corso d’Augusto), el Puente sobre
el Marecchia.
El Arco de Augusto es la primera gran obra realizada en Ariminum por el
emperador. Erigido en el 27 a.C. como puerta urbana, rinde homenaje a
la figura y a la política de Octavio, empezando por la inscripción que lo
encomia por la restauración de la vía Flaminia. El conjunto de la estruc-
34
Dios Neptuno (detalle del
Arco de Augusto). Rímini.
tura, de obra ensacada, revestida de piedra de Istria, está impregnado
de un fuerte carácter religioso y propagandístico: la arquitectura evoca
el templo, mientras la apertura de la puerta, tan amplia que no se
puede cerrar con batientes, proclama la paz alcanzada en el 31 a.C. con
la batalla de Accio. El aparato decorativo está repleto de símbolos de
loor que ocupan también los paneles del tímpano; las divinidades de
los clípeos (Júpiter y Apolo en la fachada exterior, Neptuno y Roma en el
lado de la ciudad) ensalzan la potencia de Roma y la grandeza de
Augusto. En origen el Arco se introducía en la antigua muralla de piedra, de la que resultan visibles los restos, y estaba coronado por un
ático con la estatua del emperador, a caballo o en cuadriga; en la Edad
Media la parte superior fue almenada tal como aún hoy se conserva.
En el antiguo foro, la actual Piazza Tre Martiri, se encuentran los restos
arqueológicos visibles dentro de los espacios no pavimentados para
evocar la edad de Augusto. Entonces el enlosado de piedra caliza
cubría toda la plaza, cerrada al norte por la mole del teatro de ladrillo y
al sur por el arco que señalaba su entrada; además se erguía más alta
la base de uno de los muchos monumentos honoríficos que loaban la
generosidad de la clase dominante, mientras que en el lado del mar, a
la altura de la actual Via San Michelino in foro, se levantaba la basílica.
Otro personaje se alza, imperioso, en la plaza. Se trata de Julio César,
evocado por dos signos modernos: la estatua de bronce y la lápida de
piedra situada en la entrada de Via IV Novembre. Según una antigua
tradición (que no halla confirmación en el relato escrito por el propio
general) el carismático personaje habría arengado a su ejército justamente en el foro de Ariminum al día siguiente del paso del Rubicón. De
ahí la leyenda de la gran piedra sobre la que se habría subido César
35
para dirigirse a las tropas, piedra que, hasta la última guerra, estuvo
colocada sobre el cipo erigido en 1555 para recordar dicho episodio.
El viaje tras las huellas de Octavio se retoma en el Puente de Tiberio.
En realidad fue Augusto quien lo comenzó en el 14 d.C., año de su
muerte, si bien fuera su sucesor quien lo terminara en el 21 d.C., tal
como recuerda la inscripción grabada en los parapetos internos. En
bloques de piedra de Istria, se extiende a lo largo de más de 70 m, sostenido por cinco arcos que se apoyan sobre unas sólidas pilastras con
contrafuertes rompeolas, oblicuos con respecto al eje de la calle para
atenuar el choque de la corriente fluvial, secundando su marcha.
Punto de inicio de las vías Aemilia y Popillia y conexión con el suburbio, el puente se impone por el proyecto de ingeniería y por el diseño
arquitectónico que conjugan la funcionalidad, la armonía de las formas
y la exaltación de los emperadores. Exaltación confiada a la inscripción
y a un sobrio aparato decorativo que remite al poder civil (la corona de
laurel y el escudo) y religioso (el lituo, es decir, el cayado del sacerdote, el jarro y la pátera para los sacrificios). En la arcada más cercana al
burgo de San Giuliano se advierten las heridas de la guerra entre
godos y bizantinos, uno de los muchos acaecimientos que en el transcurso de los siglos han puesto en peligro su integridad.
Si las intervenciones de Augusto forman parte de un proyecto sistemático inspirado por ideales políticos y por una cultura que bebe en la
antigua tradición romana, la construcción en el siglo II d.C. del
Anfiteatro por parte del emperador Adriano (al que nos remite la
moneda hallada en una obra) es el símbolo de la política del panem et
circensem que buscaba el más amplio consenso y la relajación de las
tensiones sociales mediante la concesión de momentos de evasión
colectiva. Los vestigios del grandioso edificio, que albergaba los combates entre gladiadores, las cazas de animales y las ejecuciones
espectaculares, son los más significativos de toda la región. El monumento surgía en las afueras, cerca del puerto, en una zona bien conectada con el sistema viario para facilitar el flujo del público, una parte
del cual acudía proveniente de la comarca. De conglomerado de
cemento revestido de ladrillos, estaba compuesto por dos órdenes
superpuestos de sesenta arcos. Tenía una altura de más de quince
metros y capacidad para albergar a más diez mil espectadores. De
forma elíptica, la pista de tierra batida tenía una amplitud ligeramente
inferior a la del Coliseo. Actualmente se conserva el sector nororiental
con una de las entradas principales; otras entradas daban al pasillo
de acceso a las escaleras que llevaban a las gradas de piedra, señaladas con números. La estructura, tras poco más de un siglo de vida,
perdió su función para ser englobada en las murallas levantadas para
proteger la ciudad frente al acoso de los bárbaros.
36
4. Caput viarum
1 o 2 días
Itinerario:
Cattolica, Área arqueológica del antiguo mercado hortofrutícola /
Museo de la Reina;
Riccione, Puente sobre el río Melo / Área arqueológica
de las Farmacias Municipales / Museo del Territorio;
Rímini, Arco de Augusto / Puerta Montanara /
Museo de la Ciudad / Puente de Tiberio;
San Vito.
San Vito
A14
El recorrido se presta a realizarse tanto en coche
como en bicicleta, empleando en este último caso
la red de carriles y pistas para bici que se van
disponiendo en la provincia de Rímini. Información:
www.ciclo.emila-romagna.it o bien www.pisteciclabili.com/provincia-rimini
Para muchachos con sus familias se aconseja el
taller del Museo de la Reina de Cattolica “Tabernae
y hospitalidad en el mundo romano: paraderos
para viajeros”, a cargo de Maria Luisa Stoppioni, de
1 hora y 30 minutos de duración aproximadamente,
para niños de más de 8 años.
Información y reservas: tel. 0541 966577
37
Quien venía del sur siguiendo la vía Flaminia encontraba el primer
núcleo habitado del territorio riminés a la altura de la actual Cattolica.
Aquí, a fines del siglo I a.C., en los años en que Augusto ordenó llevar
a cabo las obras de mantenimiento recordadas por la inscripción del
Arco levantado al término de la vía, surgió una mansio, una “estación
de servicio” a medio camino entre Pisaurum y Ariminum, equipada
para ofrecer hospitalidad y descanso a los viajeros y sus caballos. En
el área de la antigua plaza del mercado hortofrutícola se han dejado a
la vista espacios y estructuras de trabajo que vieron la luz gracias a las
excavaciones arqueológicas efectuadas a partir de los años 60: bañeras con pavimentos de terracota, un sistema de canalizaciones para
el desagüe y un pozo, de más de ocho metros de profundidad, que
estuvo en uso hasta la mitad del siglo III d.C. cuando un incendio, relacionado con las primeras incursiones bárbaras, marcó el declive del
núcleo habitado. Los materiales de esta y de otras excavaciones se
recogen en el Museo de la Reina, ubicado en el antiguo Hospital de
los Peregrinos y articulado en dos secciones: la arqueológica y la marinera. Una visita a las salas arqueológicas permite entrar en la vida
cotidiana del pequeño asentamiento: los recipientes para escanciar
las bebidas evocan la taberna situada dentro de la mansio, un rústico
mosaico compuesto por teselas irregulares de piedra caliza recuerda
la vocación artesanal de la instalación, los materiales encontrados en
el pozo suscitan en nuestras mentes los gestos y el esfuerzo en la
extracción del agua, mientras que los refinados revoques pintados, los
mármoles elaborados, los preciosos elementos decorativos y los elegantes objetos personales nos describen el estilo de vida desahogado
del burgo formado en torno al paradero.
En el camino en dirección a Rímini se dejan atrás Misano y la localidad
de Fontanelle, de las que se cree proceden respectivamente el miliario
situado en la milla 211 contando desde Roma y la inscripción que cele-
Mosaico en teselas
de corte irregular y
fragmento de revoque
con pie. Cattolica,
Museo de la Reina.
38
bra las obras promovidas por Domiciano en el 93 d.C. De este punto en
adelante son cada vez más numerosos los testimonios arqueológicos
que señalan el trazado de la vía en su último tramo, en gran parte coincidente con la carretera nacional actual.
Justo después del cementerio de Riccione, pocos metros por debajo
del actual viaducto sobre el río Melo, se puede descubrir la arcada del
puente de obra que salvaba el curso de agua en época romana.
El recorrido prosigue penetrando en el interior hasta San Lorenzo in
Strada, donde la vía, con una curva casi de ángulo recto, hoy salpicada
de rotondas, gira nuevamente hacia el mar; la desviación de la trayectoria paralela al litoral se atribuye tanto a la necesidad de evitar las
zonas palustres de la costa como a la presencia de un importante lugar
de culto.
Los descubrimientos arqueológicos que se han sucedido en el área
confirman la existencia en las proximidades de la curva de un burgo en el que la tradición reconoce la localidad de Vicus Popilius - especializado, entre el siglo II a.C. y la primera edad imperial, en la producción
de terracotas arquitectónicas para la decoración de edificios religiosos
o civiles.
Vale la pena detenerse a visitar la superficie arqueológica de las
Farmacie Comunali, donde los restos de las estructuras cobran vida
gracias a los dibujos de reconstrucción de las varias fases del sitio,
desde la primera presencia en la Edad de hierro hasta la instalación
productiva ligada a la construcción de la vía, desde la regularización de
la instalación en el período augusto hasta la necrópolis imperial y el
39
A la izquierda, el puente
romano sobre el río Melo,
Riccione. A la derecha:
terracota con Sátiro y
Ménade, San Lorenzo in
Strada, Rímini, Museo de
la Ciudad y tumba de
pozo, necrópolis de la Via
Flaminia, Riccione, Museo
del Territorio.
uso como calera en la antigüedad tardía.
Los materiales encontrados en los asentamientos rústicos del interior,
en el núcleo habitado de San Lorenzo in Strada y en la necrópolis situada a lo largo de la vía Flaminia se conservan en el Museo del Territorio
de Riccione. Original la documentación de los ritos de sepultura: una
tumba de incineración en forma de caja con una teja de cobertura
recortada para la introducción del fondo de una ánfora horadada que
permitía hacerle llegar al difunto las ofrendas rituales; una gran caja
de obra en la que se encendió la hoguera fúnebre y fueron sepultadas
después las cenizas con los objetos del ajuar; los restos quemados de
un lecho fúnebre de hueso decorado en el que se reconocen amorcillos alados, figuras drapeadas y un caballo.
El camino sigue marcado por los topónimos de las localidades (en la
tercera milla, Colonnella) y la presencia de las piedras miliares situadas en la tercera y la primera milla contando desde Rímini. Ambas
carentes de texto, resultan aún visibles: una en Miramare, a 1 km aproximadamente del aeropuerto, la otra en las inmediaciones de la iglesia
de la Colonnella.
Ninguna prueba en el lugar testimonia las necrópolis, las más antiguas
y monumentales de Ariminum, que a lo largo de más de una milla de
las murallas de la ciudad acompañaban con imponentes edificios
sepulcrales, solemnes monumentos funerarios o indicadores más
humildes, distribuidos según un criterio jerárquico de visibilidad.
Cerrando de manera espectacular la vía Flaminia se yergue el Arco
levantado por Augusto hace más de dos mil años (véase el itinerario nº
3). Si el transeúnte sigue la invitación a entrar que la amplia luz parece
dirigirle, dejará atrás el acceso a la ciudad romana para llegar al extre-
40
Puerta Montanara,
Rímini.
mo del cardo maximus (Via Garibaldi), la Puerta Montanara. Los restos, colocados en el 2004 unas decenas de metros más arriba con respecto a su emplazamiento original, evidenciado en la pavimentación
de la calle, pertenecen a la puerta de piedra arenisca construida a finales del siglo I a.C., para señalar la entrada desde la vía Arretina. Dotada
de un doble vano y de patio de guardia interior con contrapuerta, la
construcción fue reducida a un solo arco para cerrar el paso en el siglo
II d.C.
El itinerario prosigue por el jardín del Lapidario romano dentro del
Museo de la Ciudad.
Atraen las miradas en primer lugar los monumentos funerarios más
antiguos de las necrópolis de la vía Flaminia, con su típica forma cúbica: los sepulcros de los Ovii y los Maecii ofrecen una mina de datos
sobre la Ariminum de principios del siglo I a.C., una ciudad de gran
vitalidad económica, con una dinámica sociedad multiétnica.
Las dedicatorias grabadas en los epígrafes funerarios, de los que el
Museo conserva una rica colección, captan - hoy como entonces - el
interés del lector, dirigiéndosele con fórmulas de saludo, invitándolo a
detenerse con conmovedoras expresiones de pena por la persona
amada o con el desgarrador recuerdo de una muerte a tierna edad.
En el Lapidario se hallan expuestas asimismo la ya mencionada tabla de
mármol proveniente de Fontanelle di Riccione, en la que el nombre del
emperador Domiciano fue borrado tras la condena póstuma (damnatio
memoriae) por los crímenes que se le atribuyeron, y una colección de
miliarios escritos, elocuentes instrumentos de la propaganda imperial:
el colosal hito colocado en el 2 a.C. por Augusto en la VII milla de la vía
Aemilia, cerca del puente sobre el torrente Uso; el que indicaba la milla
41
Monumento funerario de
forma cúbica y piedra
miliar, Via Flaminia.
Rímini, Museo de la
Ciudad.
211 de la vía Flaminia, erigido por Maxencio en el siglo IV y reutilizado
por Constantino y por Magno Máximo; y, para terminar, un miliario que
menciona a los emperadores Valentiniano, Valente y Graciano, que se
ocuparon de recuperar la viabilidad a finales del siglo IV.
La losa con sátiro y ménade - expuesta como anticipo del conjunto de
la colección que se dispondrá en las salas de la Sección arqueológica,
cuya instalación se está ultimando - pertenece al núcleo de terracotas
arquitectónicas descubierto en 1866 en San Lorenzo in Strada. En el
recorrido expositivo se contempla también la exhibición de los más
notables ajuares funerarios de las necrópolis que flanqueaban las vías
de las afueras del centro urbano.
El itinerario vuelve al campo abierto siguiendo el trazado de la vía
Aemilia que salía de la ciudad, junto a la vía Popillia, atravesando el
Marecchia con el puente de Tiberio (véase el itinerario nº 3). El primer
trecho de la vía consular, quizás empedrado con ocasión de las obras
de monumentalización ordenadas por Augusto, describía una trayectoria recta, alineada con el puente al cruzar el suburbio, habitado hasta
el siglo III d.C. y después destinado a necrópolis.
Tras separarse de la vía litoral, es decir, la Popillia, probablemente en la
localidad de Le Celle, la Aemilia se adentraba, entonces como hoy, en la
llanura situada al norte, manteniéndose al pie de las colinas, y atravesaba un territorio en el que la presencia del hombre resultaba bien visible
por la obra de centuriación creada a partir de esta misma vía.
A la altura de Santa Giustina se toma la Via Emilia Vecchia, que se
separa del trazado principal en un breve tramo que lleva hasta
Savignano. Este desvío se debe a las obras de recuperación dispuestas
por Augusto en el 2 a.C., como recuerda el miliario hallado en San Vito,
en la VII milla contando desde Ariminum. No se han podido aclarar, por
ahora, las razones que indujeron al emperador a modificar el recorrido
42
con respecto al anterior, coincidente con el trazado de la carretera
nacional actual. Lo que es seguro es que de aquella manera la vía consular evitaba la zona de la actual Santarcangelo, un centro artesanal en
el que se concentraba la producción de ladrillos, ánforas y cerámica.
La columna miliar fue descubierta cerca del antiguo puente sobre el
torrente Uso, del que quedan los vestigios, no muy lejos de la parroquia. Gracias a unos recientes estudios arqueológicos se ha establecido que las arcadas de ladrillo que se conservan todavía pertenecen a
la época malatestiana, pero que se sustentan sobre los restos de un
puente romano hecho de bloques de piedra. El puente, probablemente
del período augusto, por lo que se deduce de las mediciones efectuadas en la parte derruida aún presente en el lugar, según parece tenía
formas monumentales y dimensiones incluso mayores que las del
Puente de Tiberio de Rímini (¡unos ocho o nueve arcos!).
A la construcción, pues, debía atribuírsele un valor simbólico y propagandístico de enorme relieve. Esta interpretación avala la hipótesis
que identifica el actual Uso con el antiguo Rubicón; el río que César
hizo famoso delimitaba durante la república la frontera del estado
romano, trasladada por Augusto a los Alpes tras la unión de la Galia
Cisalpina a la antigua Italia. Una unión política que quizás el emperador quiso celebrar con el imponente puente erigido para conectar físicamente las dos regiones.
El puente romano sobre el
río Marecchia, en Rímini y
restos de puente sobre el
torrente Uso, en San Vito.
43
5. El yacimiento arqueológico de Piazza Ferrari:
una pequeña Pompeya en el corazón de Rímini
1 día
Itinerario:
Rímini, Complejo arqueológico de la domus del cirujano
de Piazza Ferrari / Museo de la Ciudad - Sección arqueológica Entrevista imposible - Taller “La pala del arqueólogo”.
Ponte di Tiberio
Palazzo Arengo
Museo della Città
Rocca Malatestiana Palazzo del Podestà
Teatro degli Atti
via Sigism
Camera di Commercio
Biblioteca Gambalunga
Vecchia Pescheria
Piazza Tre Martiri
Porta Montanara
XXIII
ondo
anni
Ufficio info
Corso Giov
comunale Domus del chirurgo
Palazzo Massani
Prefettura
IAT
Desde diciembre de 2007 está abierta al público el área arqueológica
musealizada, más de 700 metros cuadrados que narran 2000 años de
historia de la ciudad. Un auténtico “tesoro” que, por lo excepcional del
hallazgo, es motivo suficiente para visitar Rímini.
La estructura arquitectónica, proyectada para asegurar la protección y
la conservación del yacimiento, remarca el valor de los restos arqueológicos permitiendo una visión panorámica de los mismos, con el máximo respeto por la integridad de las estructuras, y una lectura unitaria
de los varios contextos. La excavación, iniciada en 1989 por la
Superintendencia para los Bienes Arqueológicos de Emilia Romaña, ha
sacado a la luz una domus de edad romana, una residencia palacial
tardoantigua, sepulturas y huellas de habitaciones altomedievales, así
como obras de época bajomedieval y moderna.
La visita representa un viaje al pasado: las emociones y sugestiones
nos llevan a la ciudad romana, a escuchar sus voces, el rumor del mar
que acariciaba la costa, muy cercana al núcleo habitado, y a captar distintos aspectos de la vida cotidiana.
44
Aquí, no muy lejos del antiguo puerto, en el siglo II d.C. surgía una casa
que los estudiosos han denominado domus del cirujano por la profesión
del último de sus propietarios, un médico de cultura griega. Destruida a
mediados del siglo III por un incendio debido al acoso de los primeros
bárbaros, la domus muestra, entre los escombros del derrumbe, estructuras, mosaicos, revoques, decoraciones y objetos ornamentales que
ofrecen una “fotografía” de la vida en la Rímini antigua.
Los prestigiosos mosaicos pavimentales y las obras, en parte aún
revestidas con vivaces frescos, describen una residencia de uso privado y profesional, con un ambulatorio en su interior: la taberna médica,
pavimentada con el elegante mosaico polícromo que reproduce en el
centro a Orfeo. El desplome que selló el lugar ha protegido hasta nuestros días un excepcional ajuar quirúrgico-farmacéutico: el más rico que
nos ha llegado desde la antigüedad.
La historia del yacimiento no se cierra con el devastador incendio, tal
como demuestran los restos de un edificio palacial tardoantiguo que
se superpone, en el siglo V, a la parte anterior de la domus: los mosaicos polícromos con elaborados motivos geométricos y la técnica de
calefacción de algunos locales testimonian la riqueza de la residencia,
cuya vida se agotó en el siglo VI d.C.
A continuación el lugar fue destinado a área de sepultura, tal como
documenta un núcleo de tumbas. Probablemente en el siglo VII, la
zona occidental se vio afectada por una nueva construcción de materiales pobres (madera y arcilla cruda) y de reciclaje. La destrucción de
este último edificio, todavía en época altomedieval, debió dejar lugar a
un sitio al aire libre.
45
A la izquierda,
complejo
arqueológico de la
domus del cirujano.
Rímini. A la derecha,
de arriba a abajo:
mosaico de Orfeo en
la pieza médica y
mosaico del palacio
tardoantiguo (detalle).
Rímini, complejo
arqueológico de la
domus del cirujano.
La Sección arqueológica del cercano Museo de la Ciudad dedica un
espacio específico a la domus del cirujano: aquí se puede entrar en la
taberna médica, reconstruida a una escala muy próxima al original, y
admirar los restos más significativos hallados entre los escombros del
derrumbe. Nos deja boquiabiertos el extraordinario panel vítreo que
adornaba una pared del triclinio: en el disco central están representados, de modo naturalístico, en el azul del mar, una dorada, una caballa
y un delfín que, realizados en mosaico, se insertan en una losa de
vidrio grabada. Nos encontramos ante un raro y precioso cuadro de
46
A la izquierda, panel de
vidrio, domus del
cirujano. A la derecha,
mortero con majadero,
vasijas para medicinas y
mano votiva de bronce,
domus del cirujano.
Rímini, Museo de la
Ciudad.
pared (en griego pinax) de tradición helena, muy parecido a un ejemplar fabricado en Corinto a mediados del siglo III. Una pieza que evoca
luces y horizontes marinos dentro de la domus que, recordemos, se
erigía a poca distancia de la costa adriática.
Ante nuestros ojos ahora el excepcional ajuar quirúrgicofarmacéutico: entre los más de 150 utensilios de bronce se advierten
núcleos que quedaron soldados por efecto del calor del incendio. Junto
a bisturís, sondas, pinzas, fórceps y tenazas de dentista, se reconocen
una tenaza para cirugía ósea, un instrumento para extraer cálculos urinarios, un trépano de brazos móviles y una palanca ortopédica.
En el mismo aparador se halla una lámina de bronce en la que se
puede distinguir la reproducción de Diana cazadora: es la tapa de una
pequeña caja médica, probablemente de madera, con cierre mediante
deslizamiento.
Instrumental quirúrgico
con restos del recipiente,
domus del cirujano.
Rímini, Museo de la
ciudad.
47
La atención se ve atraída, después, por los grandes morteros y majaderos de piedra, útiles para triturar y moler hierbas y minerales en la
preparación de fármacos. Sus formas y materiales distintos dan prueba
de cierta especialización en triturar las varias substancias. Una de las
piezas más curiosas es la vasija en forma de pie. Observándola con
atención descubrimos que tiene un doble fondo. Se trata de una bolsa
para agua caliente o hielo, usada de manera diferente según las necesidades. No menos interesantes los pequeños recipientes que llevan
escrita, en griego y latín, ¡la indicación del contenido!
De la taberna proviene asimismo la mano votiva de bronce, una escultura vinculada al culto oriental de Júpiter Doliqueno, practicado en
Rímini en los siglos II y III.
Para concluir el recorrido expositivo cabe destacar un grafito grabado
en el revoque de la pared, junto a la cama de la habitación de la taberna destinada a alojar a los pacientes. Quizás en signo de gratitud un
enfermo escribió el nombre del médico (interpretado como Eutyches)
definiéndolo “homo bonus”.
En la vitrina de enfrente se expone un puñado de más de ochenta
monedas (la calderilla de la vida cotidiana) que cayeron al suelo desde
el piso de arriba cuando se produjo el hundimiento, así como algunas
armas (una punta de lanza y una jabalina) halladas en el pavimento de
la consulta del cirujano, recuerdo de los hechos bélicos que debieron
provocar la destrucción de la casa.
48
Entrevista imposible a un personaje
que vivió en el siglo III d.C. en la domus del cirujano.
Coordinación de Francesca Minak y Marina Della Pasqua
Duración: 1 hora y 15 minutos
Para niños de más de 8 años
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 704421-26
La visita se ve animada por el encuentro con quien conoció de cerca al
cirujano que vivió en la domus de Piazza Ferrari, personaje interpretado
para la ocasión por el guía, que llevará simbólicamente sus ropas. ¿Quién
era el médico que vivió en la domus en el siglo III? ¿Cómo se llamaba? ¿De
dónde procedía? ¿Qué enfermedades era capaz de curar y qué intervenciones sabía realizar? Son muchas las curiosidades que nacen de la visita
al yacimiento arqueológico y del encuentro con el personaje. ¡Muchas las
preguntas que podrán plantearse y las respuestas que se podrán sugerir
o las hipótesis que se podrán formular ateniéndose a las consideraciones
y conclusiones de arqueólogos y estudiosos! En esta especie de “entrevista imposible” los chicos se sentirán proyectados a un tiempo remoto,
al misterio y el encanto de los primeros siglos del Imperio, a una ciudad
rica y floreciente, abierta a gentes, mercancías y culturas llegadas de
oriente, pero al mismo tiempo amenazada por la pesadilla de las hordas
bárbaras. En un vaivén entre presente y pasado, en el diálogo con el personaje cercano al médico de época romana, se van esbozando páginas de
historia y existencia vividas, se abren claros de luz en aquella lejana cotidianidad, conocimientos acerca de la antigua ciencia de la medicina y
sobre las creencias y gustos de nuestros antepasados.
Para los más pequeños se proponen cuentos inspirados
en el complejo arqueológico y una simpática y educativa
experiencia de excavación, “La pala del arqueólogo”.
Entre las narraciones animadas se sugieren:
Érase una vez… una domus (para niños de 3 a 6 años)
Pinax. Historia sonora del mar (para niños de 3 a 8 años)
El cirujano y el templo secreto de Anubi
(para niños de 7 a 12 años)
El cirujano y el extraño caso del resfriado de amor
(para niños de 3 a 6 años)
Coordinación de Cristina Sedioli
Duración: 1 hora y 15 minutos
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 704421-26
49
La pala del arqueólogo
Coordinación de Ilaria Balena
Duración: 2 horas
Para chicos de 7 a 11 años
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 704421-26
El taller propone una experiencia de excavación arqueológica llevada a
cabo en la playa (¡con la pala, por tanto!), organizada por adArte sas.
En el ámbito del jardín que alberga el Lapidario romano, dentro del
Museo de la Ciudad, se recrea un campo equipado en el que los
muchachos, bajo la guía de un profesional, sentirán la emoción de descubrir convirtiéndose en “pequeños arqueólogos”.
La simulación de la excavación ofrece la oportunidad de acercar a los
chicos de manera divertida y estimulante a la arqueología, situando a
los pequeños investigadores tras las huellas del pasado ¡en un contexto de juego, curiosidad y sorpresa! Con el uso de las herramientas del
oficio se seguirán las distintas fases de una investigación arqueológica
adoptando sus criterios y metodología: de la excavación a la observación del terreno y las huellas que contiene, desde la recuperación de
materiales hasta la documentación… para comprender el concepto de
estratigrafía, el significado del trabajo del arqueólogo y la importancia
de respetar lo que el tiempo ha enterrado.
El encuentro con la arqueología representa una aproximación a la historia en la que ¡las páginas de los libros son las capas del terreno y las
palabras escritas son interpretadas por los objetos descubiertos y
desenterrados! En el esfuerzo personal y, al mismo tiempo, en el hecho
de compartir el trabajo en grupo, los muchachos se convierten en protagonistas de una cautivadora aventura a través de la cual pueden
tomar conciencia del valor de la historia y aprender a respetar su legado.
Gamo, detalle del
mosaico de Orfeo. Rímini,
complejo arqueológico de
la domus del cirujano.
50
6. De domus en domus
1 o 2 días
Itinerario:
Rímini, Palazzo Massani, Gobierno Civil / Cámara de Comercio /
Museo de la Ciudad - Sección de Arqueología - Taller del fresco.
Palazzo Arengo
Museo della Città
Rocca Malatestiana Palazzo del Podestà
Teatro degli Atti
via Sigism
Camera di Commercio
Biblioteca Gambalunga
Vecchia Pescheria
Piazza Tre Martiri
Porta Montanara
XXIII
ondo
anni
Ufficio info
Corso Giov
comunale Domus del chirurgo
Palazzo Massani
Prefettura
La Rímini subterránea le muestra al visitante los tesoros de la ciudad
antigua sobre la que ha crecido el centro en sus formas actuales. Una
riqueza que sale a la luz cada vez que se va debajo de la superficie de
la calle, trazando de manera cada vez más definida el vivaz tejido ciudadano que envolvía las construcciones monumentales.
Los numerosos yacimientos arqueológicos hallados en el corazón de
Rímini gracias a las excavaciones realizadas a partir de la posguerra
ofrecen testimonios significativos de las domus, las prestigiosas moradas que reflejan la posición social y las actividades desarrolladas por
los domini, los amos de las casas. Tres de estos yacimientos han sido
musealizados in situ: el área de Palazzo Massani (sede actual del
Gobierno Civil), la de la Cámara de Comercio y el conjunto de Piazza
Ferrari (véase el Itinerario nº 5).
Asomándose al cardo maximus, en una posición privilegiada, la vivienda descubierta en el área de Palazzo Massani constituye un ejemplo
paradigmático de la evolución de las domus de Ariminum: la excavación efectuada entre 1998 y 2000 ha documentado al menos seis intervenciones, desde las primeras modestas estructuras de mediados del
siglo IV a.C. (¡anteriores a la fundación de la colonia!) hasta el abando-
51
no en el siglo V d.C.
Los restos dejados a la vista pertenecen a la lujosa mansión de principios del siglo I d.C. El edificio, dispuesto según el modelo de las casas
del área vesubiana, se abría ofreciendo una imagen espectacular que,
desde la entrada, abarcaba el atrio, el tablinum (la sala de recepción) y
el peristylium (el jardín porticado), los espacios para la acogida de visitantes en los que el dominus trataba sus negocios y departía con sus
huéspedes.
El tablinum estaba decorado con un pavimento de losas de mármol
polícromo delimitado por un marco musivo; en el centro había una
fuente, de la que permanecen las huellas. El peristilo aparecía adornado por un estanque de fondo revestido con un mosaico negro y de
paredes cubiertas con una capa impermeabilizadora de añicos de loza,
que, con el murmullo del agua, hacía todavía más agradable la estancia en el jardín. Los escalones de obra y la depresión del fondo facilitaban la limpieza del estanque, enterrado en el ámbito de las reformas
realizadas a finales del siglo I d.C.
La continuidad de los asentamientos a lo largo de la historia de
Ariminum es también característica del yacimiento arqueológico que se
puede visitar en el sótano de la Cámara de Comercio. Las estructuras
descubiertas en 1995 y 1996 documentan la vida de al menos tres
domus incluidas en una manzana del sector occidental de la ciudad
romana de prevaleciente vocación residencial.
Pavimentos de añicos de
loza, de mosaico y de
losas de mármol. Rímini,
yacimiento arqueológico
de la Cámara de
Comercio.
52
Gema grabada con
representación de Marte
y oscillum con liebre.
Rímini, Museo de la
ciudad.
Atraen la mirada, en una ubicación arqueológica compleja, las pavimentaciones: la refinada mezcla de añicos de loza con meandros dibujados mediante teselas musivas, perteneciente a una domus del siglo I
a.C. dotada de patio porticado; el precioso pavimento de losas de
mármol blanco y negro, proveniente de otra vivienda de época imperial; el original mosaico polícromo ornamentado con motivos geométricos y elementos vegetales estilizados atribuido a una reforma del siglo
III d.C.; la lujosa pavimentación de losas de mármol polícromas, de
época tardoantigua, que se extendía a la gran sala con ábside elevado. Muchos de los mármoles fueron objeto de expoliación en época
antigua, cuando con la crisis del imperio los materiales más costosos
empezaron a escasear; quedan únicamente las huellas claramente
reconocibles en el subsuelo del pavimento.
En la zona central del área de excavación es interesante notar los vestigios de una callejuela que cortaba longitudinalmente la manzana; a lo
largo del callejón de tierra corría un canal de alcantarillado de ladrillo
(aún perfectamente visible) al que se echaban los residuos de las
viviendas más cercanas. La calleja empezó a ser invadida por pequeñas tiendas en época republicana tardía, para después perder su funcionalidad en el período tardoantiguo cuando el ábside del edificio
palacial se superpuso al trazado.
Los cientos de miles de restos hallados en las excavaciones urbanas se
conservan en el Museo de la Ciudad, guardián de uno de los patrimonios más ricos e interesantes de la región, que espera ser ordenado en
la Sección arqueológica que va a montarse próximamente. Hoy se
puede visitar la parte dedicada a la Rímini de los siglos II y III d.C., en la
que se dedica amplio espacio a las domus y la vida cotidiana.
El recorrido expositivo sumerge al visitante en la intimidad protegida
por las paredes domésticas a través de la reproducción de una de las
piezas encontradas en la excavación de Palazzo Arpesella: el pavimento está constituido por una copia de la mezcla de añicos de loza
con porciones de mosaico, las paredes y el techo están cubiertos por
53
Basa ilustrada con escena
de escuela, Palazzo
Diotallevi. Rímini, Museo
de la ciudad.
revoques pintados con motivos similares a los del moderno papel de
empapelar en los que se repiten motivos geométricos y florales, como
la composición con rosas y capullos sobre fondo azul.
Los objetos expuestos en los aparadores evocan las antiguas estancias
donde la domina pasaba el tiempo, marcado por los ritmos lentos del
hilado y el tejido, o se confiaba a las manos expertas de las esclavas
para que le peinaran el pelo en complicados tocados, para que la
maquillaran, la perfumaran y le untaran el cuerpo o bien para que la
acicalaran con joyas. A los hombres también les gustaba darse
ungüentos y perfumes y llevar objetos preciosos, como anillos en los
que a veces se engastaban piedras duras, utilizadas a menudo como
sellos, en los que aparecían representados símbolos y divinidades protectoras.
La sensación de misterio flotaba por toda la casa, llena de estatuas,
elementos decorativos, apliques de muebles, objetos ornamentales,
amuletos, etc. a los que se atribuía el mágico poder de ahuyentar el
mal. Así en las habitaciones se oía el agudo repiqueteo de los tintinnabula y en los pórticos se captaba el rumor de los oscilla, los discos de
mármol, decorados en bajorrelieve, colgados entre las columnas.
Remiten a los momentos de otium y a los apasionantes juegos de
tablero o de azar las fichas de hueso y de pasta vítrea, las tabas y los
dados, mientras que evoca el ambiente del comedor y la actividad culinaria la vajilla de cerámica y de vidrio.
Tras atravesar las salas dedicadas a la taberna médica y a la excavación de Piazza Ferrari (véase el itinerario nº 5), el visitante “entra” en la
lujosa domus de Palazzo Diotallevi, construida a tiro de piedra del
54
Hércules (detalle del
mosaico de las barcas) y
estatuilla de lar bailando,
Palazzo Diotallevi. Rímini,
Museo de la ciudad.
foro frente al decumano al que se asomaba el teatro. Los restos pertenecen en su mayoría a la edad imperial media, la fase mejor documentada en el lugar que estuvo habitado desde la época republicana hasta
el siglo III d.C. Se presume que fue entonces cuando se produjo el
incendio (probablemente relacionado con el que afectó a la domus del
cirujano) que destruyó el edificio provocando su abandono. Durante
los siglos II y III la domus fue reestructurada reservando amplio espacio a las piezas de recepción, mientras que en una zona lateral, con
entrada independiente, quizás se alojaba una escuela privada de la
que queda el rótulo que figura en la pequeña base de piedra con la
ilustración de un maestro y un alumno.
Dentro de la vivienda se abrían elegantes aposentos: dos triclinios - los
comedores en que se celebraban los banquetes, uno para el invierno y
otro para el verano, pavimentados con espléndidos mosaicos geométricos - se asomaban al magnífico patio-jardín adornado con un estanque en el que se habían abierto unas hornacinas. Se cree que una de
estas alojaba la estatua de un atleta, probablemente una copia del discóbolo de Policleto, que nos ha llegado incompleta.
Sin embargo el dominus, presumiblemente un armador, confía su imagen al grandioso mosaico en blanco y negro que muestra la escena de
la entrada de las barcas al puerto. La original y compleja composición
de la alfombra musiva - en cuyo centro se representa a Hércules levantando el cáliz - que pavimentaba la sala más grande de las destinadas
a la recepción de los huéspedes, debía suscitar en los convidados
admiración y maravilla: las mismas sensaciones que experimenta hoy
el visitante frente al mosaico que muestra en la imagen del puerto la
primera “fotografía” de Rímini. El uso que se daba a la pieza, acoger a
los invitados en suntuosos banquetes, es evidenciado por el kantharos
55
Mosaico de Anubi y busto
de Dionisio. Rímini,
Museo de la ciudad.
(gran copa de vino) que aparecía en el umbral y las vasijas que figuran
en el más exterior de los marcos, en torno al emblema central.
El desahogado nivel de vida de la familia se hace patente, asimismo,
por el esplendor de la mesa en que se exhibía el servicio de bronce
hallado entre los restos de un armario carbonizado por el incendio que
destruyó la domus. Componían el servicio, entre otros objetos, jarras,
ollas, una sartén, un portacandil y, en pose de danza, un lar, la divinidad protectora de la casa y el hogar, colocado sobre la mesa para recibir las ofrendas rituales durante el banquete.
Representaciones de varios personajes de la mitología invadían las
domus y los objetos de la vida cotidiana, sobre todo en la época imperial, cuando se convirtieron en expresiones del gusto artístico y de la
moda más que en una verdadera devoción. Así, la escena central del
mosaico de “Anubi” es más una manifestación de la desbordante
pasión por lo exótico que un ejemplo de la difusión de los cultos orientales.
Notable la fortuna de las divinidades de la corte dionisíaca: se prestaban perfectamente al ámbito doméstico y a la decoración de los jardines las esculturas de Eros, Dioniso, Príapo y Sileno que representaban los placeres convivales y las fuerzas propiciatorias de la naturaleza. La estatua de Orfeo tocando la cítara la imaginamos en el interior
de una hornacina, quizás con funciones decorativas, mientras que el
núcleo de estatuillas de bronce de divinidades - probable material de
descarte de una fundición, hallado en los años cincuenta - debía estar
destinado al culto en un larario.
56
Taller del fresco
Coordinación de Lorenza Angelini
Duración: 3 horas
Para chicos de más de 9 años y para adultos
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 704421-26
Completa el recorrido una propuesta que permite ampliar el conocimiento del rico patrimonio de revoques pintados en época romana
conservados en el Museo y en la domus del cirujano y descubrir los
secretos de una de las técnicas pictóricas más antiguas y fascinantes
que han aplicado hábiles artesanos y grandes artistas.
El fresco es una pintura mural ejecutada sobre una superficie aún
“fresca”, de modo que la reacción entre la cal del revoque y la atmósfera fije los colores. Es Vitruvio en su obra “De Architectura” quien nos
proporciona la información más detallada acerca de la técnica que los
romanos definen “udo tectorio” (en húmedo).
El taller empieza con la observación de algunos originales con la guía
del experto: amplios fondos monocromos en colores vivaces, a menudo distribuidos en recuadros, dentro de los cuales hay dibujados elementos florales estilizados, volátiles o vistas. Y también composiciones “de tapicería” con motivos geométricos y vegetales. Después se
procede a realizar frescos de pequeñas dimensiones aplicando técnicas antiguas. Con las herramientas y materiales necesarios, en primer
lugar se traza el dibujo preparatorio que reproduce uno de los temas o
figuras admirados en la visita, reelaborado según la interpretación del
ejecutor. En el fondo uniforme del revoque, extendido sobre la base ya
preparada, aparecen en un primer momento los contornos de la imagen trasladada con el estarcido. A continuación, al extender los pigmentos, cobran vida las figuras animadas por los colores y por la definición de los detalles, según la creatividad personal. Al final cada uno
se llevará su fresco a casa como recuerdo de la experiencia.
Fresco con rosas,
Palazzo Arpesella. Rímini,
Museo de la ciudad.
57
7. Recursos de la naturaleza y trabajo del hombre:
una economía entre tradición y actualidad
2 días
Itinerario:
Rímini, yacimiento arqueológico del antiguo Consorcio Agrario /
Museo de la Ciudad - Sección arqueológica;
Santarcangelo di Romagna, MUSAS.
A14
El recorrido puede llevarse a cabo tanto en coche como en bicicleta,
sirviéndose en este último caso de la red de carriles bici que se están
disponiendo, cada vez en mayor número, en la provincia di Rímini
(información: www.ciclo.emilia-romagna.it o bien
www.piste-ciclabili.com/provincia-rimini).
El itinerario podrá entrar en contacto en el territorio con las estructuras
actuales (casas de turismo rural, bodegas y fincas de las rutas de los
vinos, almazaras, pescaderías…) y con el paisaje agrícola y forestal (se
sugiere recorrer el Valle del Conca con el llano de San Pietro in Cotto,
para llegar a las primeras estribaciones de Montefeltro).
Para quien desee vivir una experiencia en contacto directo con la naturaleza sugerimos una visita al Museo naturalístico multimedia y a las
Grutas de Onferno (información: tel. 0541 984694). El Museo ilustra la
geología del territorio desde las formaciones yesosas y barrancos
hasta las características grutas.
El viaje a la historia de la formación del territorio puede proseguir en las
salas del Museo de Mondaino (información: tel. 0541 981674) donde se
recoge la documentación del patrimonio paleontológico local.
58
Para los muchachos se aconsejan las siguientes actividades en el
MUSAS de Santarcangelo di Romagna:
Las ánforas y el vino
El taller permite, a través de un recorrido lúdico,
experimentar todo el proceso productivo,
del viñedo al mercado.
Coordinado por Cristina Giovagnetti
Duración: 2 horas
Para chicos de más de 8 años y para adultos
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 624703
El gigante Fuegoarcilla
El cuento narra la historia fantástica de cómo el alfarero
Mario se hizo amigo del terrible Gigante Fuegoarcilla,
aprendiendo de este modo a construir increíbles ánforas;
se creará el Muñeco Gigante Fuegoarcilla.
Coordinación de Cristina Sedioli
Duración: 1 hora y 15 minutos
Para niños de 3 a 7 años
De pago, previa reserva
Información: tel. 0541 624703
No son sólo los monumentos, las vías consulares, los puentes y las
espléndidas domus los que sacan a la luz la vida de Ariminum. Las excavaciones arqueológicas también han puesto al descubierto instalaciones
de producción que ofrecen retratos parciales de la organización del trabajo, restos de villas rústicas y de estructuras de elaboración de los productos locales (desde el aceite hasta el vino), característicos del área rural.
En Rímini, a lo largo de la ronda del sur que flanquea la muralla, a tiro
de piedra del arco de la Puerta Montanara, en el lugar que ocupaba el
Consorcio agrario donde desde hace unos años surge un complejo
residencial, gracias a una obra de musealización in situ, se puede visitar parte de un área productiva descubierta en 2002 y 2003 en el curso
de unas obras de construcción. Aquí se abre un gran estanque, con
pavimento de ladrillos de terracota dispuestos en forma de espina de
pez (el clásico opus spicatum) y paredes impermeabilizadas por una
capa de mezcla de añicos de loza. Un elemento curioso es el constituido por el tobogán que facilita la entrada a la piscina en lugar de los
convencionales escalones. Es un detalle sin duda útil, dado el uso del
estanque, que formaba parte de un contexto de manufactura articulado en varios espacios (quizás vinculado a la elaboración de la arcilla o
59
de fibras textiles), activo durante la edad imperial. Una situación
arqueológica que puede constituir simbólicamente la “puerta de acceso” a la vocación artesanal del territorio riminés.
Ahora nos encaminamos por los diversos itinerarios en equilibrio entre
tierra y mar, en un tobogán de valles y colinas donde no será difícil
encontrar la autenticidad de nuestra historia en el trabajo de los campos,
en el artesanado y en los sabores más genuinos de la tradición. En los
muchos locales de las dinámicas ciudades costeras, entre las callejuelas
de los antiguos burgos y los alegres pueblos, en un sucederse de paisajes variopintos donde la viña se alterna con los olivares, los huertos se
inclinan hacia el litoral y los bosques dan paso a los pastos… dondequiera que sea siempre se podrán caldear los ánimos con un buen vaso de
tinto sangiovese, producido con los modernos métodos enológicos respetando plenamente una cultura milenaria, evocada por fuentes históricas y arqueológicas. Sabemos que el vino romano local, quizás de calidad no excelsa, se vendía a precios asequibles, hecho que favoreció su
exportación a Roma, incluso, donde se destinaba a los comedores populares. Y, siguiendo las rutas del vino, descubrimos que al comercio del
producto romañés se ligaba la fabricación de ánforas de típico fondo
plano y de dimensiones reducidas, idóneas para el transporte por vía
terrestre. Forlimpopoli y Santarcangelo se confirman como los mayores
centros de producción de estos recipientes que tuvieron una enorme
difusión en la media edad imperial. El Museo Histórico Arqueológico de
Santarcangelo (MUSAS), instalado desde 2005 en Palazzo Cenci,
interpreta perfectamente la vocación de un territorio agrícola fértil y
productivo que a las rutas comerciales vinculó las actividades de fabricación de vasijas y ladrillos, sabiendo transformar esta última en la tradición artística medieval y en la moderna industria. Y si, dentro del
Museo arqueológico, los hornos rinden homenaje a la elaboración de la
arcilla, testimoniando su tecnología y continuidad a lo largo de los
A la izquierda, ánforas de
vino de fondo plano.
Santarcangelo di
Romagna, MUSAS. A la
derecha, campos
cultivados y olivos del
Valle del río Conca.
60
siglos, la documentación relativa a las villas rústicas, en torno a las cuales en época romana se desarrollaba el trabajo de los campos, ofrece
interesantes detalles sobre la floreciente economía agrícola. Una economía que, como es bien sabido, además de en la vid, se centraba en el
cultivo de los cereales, las hortalizas, los árboles frutales y el olivo.
Sigue exaltando hoy el sabor de nuestros alimentos el aceite de nuestros
collados, fruto de un trabajo sabio que, en tiempos recientes, ha aprendido a valorizar un producto de excelencia por grado de acidez, color,
aroma y sabor. Por doquier se expande el perfume de la piadina, la torta
sencilla a la que la manteca o el aceite añadido confiere suavidad: trabajada por manos que repiten el gesto arcaico de amasar (que ya era familiar a las gentes del Neolítico) y cocida sobre la típica plancha de terracota refractaria, recuerdo del testum que ya usaban los romanos, la piada
casa perfectamente con las hierbas de campo en los rústicos cassoni o
acompaña los deliciosos embutidos y los tiernos quesos romañeses.
Entre estos destacamos el blando squacquerone, el suave raviggiolo y la
fina ricotta, pero también los sabrosos quesos de cabra o el excelente
queso di fossa, curado durante meses en los antiguos hoyos, producido
en Sogliano al Rubicone, así como en Talamello y en Mondaino.
Típicos de los valles de las provincias de Rímini, Cesena y Forlì y del cercano Montefeltro, constituyen un homenaje a la economía agrícola y de
pastoreo del interior romañés y a una tradición quesera que hunde sus
raíces nada menos que en tiempos prehistóricos. La extendida cría de
ganado ovino, en efecto, siempre ha constituido uno de los mayores
recursos de la región, como ya se ponía de relieve en época romana:
¡cómo no recordar la elaboración del queso DOC de Sarsina, de pliniana
memoria, del que hoy es heredera la caciotta romañesa!
El medio forestal y la abundante producción de cereales favorecieron
ya en el período romano republicano, dando continuidad a la tradición
gala, la cría del cerdo y la elaboración de sus carnes. Junto con los
jabalís, que pueblan las zonas más agrestes, donde la presencia de la
encina es común, los cerdos alimentan aún hoy una verdadera “industria”. Aquí se puede disfrutar del auténtico gusto de los embutidos: el
jamón de Montefeltro, por ejemplo, goza de la calificación de producto
de excelencia. La cocina del territorio se nutre de sabores antiguos en
los platos de carne, como en el caso de la cocción “in porchetta”, resultado de los contactos con las regiones centrales de la península, perpetuados a lo largo de la historia a través de las rutas apenínicas.
De los campos y huertos que explotan la fertilidad de la tierra siguen
proviniendo las saludables hierbas silvestres y las tiernas hortalizas,
como los espárragos, que ya conocían y apreciaban los romanos. Las
primeras son las reinas de los platos y recetas de Saludecio, localidad
del Valle del Conca; las segundas dan color a los mercados y mesas,
61
Peces, moluscos y
crustáceos del Adriático
(detalle del mosaico,
Via Cairoli). Rímini, Museo
de la ciudad.
acompañando las ricas carnes o el exquisito pescado del Adriático. Y
las ferias populares nacen para disfrutar colectivamente de los productos locales, como la miel (feria de Montebello di Torriana) o la castaña,
otrora nutritivo alimento para los pobres, actualmente reina de cálidos
ambientes otoñales, como los evocados por el pueblo de Montefiore.
Un territorio, el riminés, que se siente ligado a la tierra pero nunca deja
de asomarse al mar. Conocido por lo abundante de la pesca desde la
antigüedad, el Adriático ofrece gustosas variedades de pescado que
alegran parrilladas, frescas ensaladas, sabrosos caldos… Triunfa por su
sabor y propiedades dietéticas el pescado azul, un pescado “pobre”
que bien merece ser revalorizado a través de las muchas recetas de la
gastronomía local.
En la Rímini contemporánea, que va tomando el perfil de una metrópolis, y en el territorio de la provincia, en una sociedad en la que la industria -y no sólo la turística-, junto al terciario, reconfiguran la relación
entre el hombre y el medio ambiente, sorprende descubrir que en el
tejido popular del mercado siguen conviviendo, codo con codo, la economía agrícola, la pastoricia y la marinera, en la atávica tradición de
los productos lácticos, del huerto y de la pesca.
Imágenes de tierra y mar aparecen de manera recurrente en la iconografía pública y doméstica de la Rímini romana: animales salvajes, racimos de uva, ramas de olivo junto a escurridizos peces que parecen guiñar el ojo desde los paneles del tímpano del arco augusto y gozan de
amplia fortuna tanto en el repertorio musivo como en los objetos decorativos. En la Sección arqueológica del Museo de la Ciudad de Rímini,
la sala dedicada al mar conserva espléndidos y vivos mosaicos en los
que hábiles artesanos han representado peces, moluscos y crustáceos
del Adriático. El mar, como un fino hilo azul sobre el horizonte, acompaña nuestro viaje ya en los testimonios arqueológicos, ya en las
sugestiones de un paisaje que tiene como protagonista la larguísima
playa dorada y, en su extremo, el áspero promontorio de Gabicce.
62
El Festival del Mundo Antiguo
Un itinerario especial de cuatro días o, mejor, un “contenedor de itinerarios” representado por lo Antiguo y lo Presente, en la fórmula de
Festival del Mundo Antiguo, tiene lugar cada año en Rímini en el mes
de junio. Lo organizan la Biblioteca Gambalunga y los Museos
Municipales de Rímini, junto con otros colaboradores de la Provincia
de Rímini.
La estructura del consolidado evento, que siempre ha sido acogido de
manera muy favorable, se mantiene invariada en lo esencial si bien con
novedades en los contenidos específicos. El programa incluye lecciones magistrales, presentaciones de libros, itinerarios arqueológicos,
seminarios y congresos de materia histórica, científica, antropológica y
religiosa, así como también juegos y entretenimiento para niños y
adultos, reconstrucciones históricas, etc.
El conjunto compone un calendario lleno de acontecimientos y actividades con los que satisfacer la curiosidad y el interés en relación con
campos tan diversos como los de la arqueología, la política, la historia,
el derecho, la literatura, la técnica, el juego, las costumbres, la religión,
la medicina...
Rímini y su territorio, además, constituyen un escenario auténtico, alejado de los estereotipos más banales: por sus milenarios monumentos, por los Museos que albergan patrimonios originales y a veces únicos, por sus numerosos y difusos testimonios de lo antiguo y por las
obras de musealización que en esta disciplina se están llevando a
cabo, empezando por el complejo arqueológico de la domus del cirujano de Rímini y por la disposición de los nuevos espacios de la Sección
arqueológica del Museo de la Ciudad, que se articulará a lo largo de
cuarenta salas.
Información: http://antico.comune.rimini.it
Un momento del Festival:
campamento romano en
la reconstrucción de la
Legio XXX Ulpia Traiana
Victrix.
64
Museos y yacimientos arqueológicos de la provincia de Rímini
que se encuentran en los itinerarios
Cattolica, Museo della Regina
Via Pascoli, 23
47841 Cattolica
Información: tel. 0541 966577
[email protected]
www.cattolica.net/retecivica/italiano/cultura
Horarios:
de invierno
de martes a jueves, de 9.30 a 12.30
viernes y sábados, de 9.30 a 13.30 y de 15.30 a 19.00
domingos de 15.30 a 19.00
lunes cerrado
de verano
martes de 9.30 a 12.30
de miércoles a domingo, de 17.30 a 23.00
lunes cerrado
Cattolica, área arqueológica
de la antigua plaza del mercado hortofrutícola
Piazzetta Mercato
47841 Cattolica
Información: tel. 0541 966577 Museo della Regina
El yacimiento, al aire libre, se puede contemplar desde el exterior
Visitas previa reserva
Riccione, Museo del Territorio
Centro Culturale della Pesa
Via Lazio, 10
47838 Riccione
Información: tel. 0541 600113
[email protected]
Horarios:
de invierno (del 1 de septiembre al 20 de junio)
da martes a sábado, de 9.00 a 12.00
de verano (del 21 de junio al 31 de agosto)
martes, miércoles y viernes de 9.00 a 12.00 y de 21.00 a 23.00
jueves y sábados de 9.00 a 12.00
domingos y lunes cerrado
65
Riccione, yacimiento arqueológico
de San Lorenzo in Strada
Via Flaminia, 25
47838 Riccione
Información: tel. 0541 600113 Museo del Territorio
El yacimiento, englobado en la estructura del edificio
de la Farmacia Comunale nº 2, se puede ver siempre
Visitas guiadas previa reserva
Rimini, Museo de la Ciudad y yacimiento arqueológico
de Piazza Ferrari (domus del cirujano)
Via L. Tonini, 1 y Piazza Ferrari
47900 Rimini
Información: tel. 0541 21482-704421/26
[email protected]
www.comune.rimini.it
Horarios:
de invierno (del 16 de septiembre al 15 de junio)
de martes a sábado, de 8.30 a 12.30 y de 17.00 a 19.00
domingos y festivos, de 10.00 a 12.30 y de 15.00 a 19.00
lunes no festivos: cerrado
de verano (del 16 de junio al 15 de septiembre)
de martes a sábado, de 10,00 a 12,30 y de 16.30 a 19.30
domingos y festivos, de 16.30 a 19.30
martes y viernes de julio y agosto, también de 21.00 a 23.00
lunes no festivos cerrado
Rimini, yacimiento arqueológico de la Cámara de Comercio
Via Sigismondo, 28
47900 Rimini
Información: tel. 0541 704421-704426 Musei Comunali
Visitas guiadas previa reserva
con una semana de antelación por lo menos
Rimini, yacimiento arqueológico de Palazzo Massani
(sede de la Prefectura de Rímini, Oficina Territorial del Gobierno)
Via IV Novembre, 40
47900 Rimini
Información: tel. 0541 704421-704426 Musei Comunali
www.prefettura.rimini.it
Visitas previa reserva
66
Rimini, área arqueológica del antiguo Consorcio Agrario
Via Circonvallazione Meridionale, 82
47900 Rimini
El yacimiento se puede ver siempre
Santarcangelo, MUSAS-Museo Storico Archeologico
Via della Costa, 26
47822 Santarcangelo di Romagna
Información: tel. 0541 625212-624703
[email protected]
www.metweb.org/musas
Horarios:
de invierno (del 1 de noviembre al 30 de abril)
sábado, de 10.30 a 12.30 y de 15.30 a 17.30
domingo, de 15.30 a 17.30
Visitas guiadas previa reserva incluso en otros días
de verano (del 1 de mayo al 31 de octubre)
de martes a domingo, de 16.30 a 19.30
sábados, también de 10.30 a 12.30
martes y viernes (sólo de junio a septiembre), también de 21.00 a 23.00
lunes cerrado
Verucchio, Museo Civico Archeologico
Via S. Agostino
47826 Verucchio
Información: tel. 0541 670222
[email protected]
www.comunediverucchio.it
Horarios:
de invierno
de lunes a viernes, previa reserva
sábados de 14.30 a 18.30
domingos de 10.00 a 13.00 y de 14.30 a 18.00
de verano (del 30 de marzo al 30 de septiembre)
de lunes a domingo, de 9.30 a 12.30 y de 14.30 a 19.30
N.B. Período de apertura, entrada y horarios
pueden sufrir variaciones.
La cima de Verucchio,
cuna de la civilización
villanoviana y el
promontorio de Gabicce.
*
*
La Belleza
Nuestro petróleo es la belleza
La belleza nos hace pensar alto
Y nosotros la tiramos como si fuera dinero
en bolsillos agujereados
La belleza grita sus dolores de manera silenciosa.
Hay que curar los oídos de quienes mandan
para que logren oírla.
La belleza es el alimento de la mente
La belleza en Italia puedes encontrártela por la calle
y enseguida te llena de estupor.
Pero en los pequeños mundos hay mucha belleza que está muriendo.
Si la salvamos, nos salvamos.
Tonino Guerra
cop_archeo ITA ok 3-06-2008 11:54 Pagina 2
C
Colori compositi
M
Y
CM
MY
CY CMY
K
Colori compositi
www.riviera.rimini.it
www.cultura.provincia.rimini.it
M
Rutas arqueológicas entre la tierra y el mar
Rímini antigua
I - 47900 Rimini, piazza Malatesta 28
tel. +39 0541 716371 - fax +39 0541 783808
C
Provincia di Rimini
Assessorato alla Cultura
Assessorato al Turismo
Provincia di Rimini
Assessorato alla Cultura
Assessorato al Turismo
cop_archeo SPA 5-02-2009 17:47 Pagina 1
Y
CM
MY
CY CMY
K
edizione spagnola
Riviera di Rimini Travel Notes

Documentos relacionados

riviera de rímini - Emilia Romagna Turismo

riviera de rímini - Emilia Romagna Turismo Provincia di Rímini Assessorato al Turismo Piazza Malatesta, 28 47923 Rimini - Italia tel. +39 0541 716379 fax +39 0541 786010 [email protected] www.riviera.rimini.it

Más detalles

ARiminUm - Emilia Romagna Turismo

ARiminUm - Emilia Romagna Turismo Las vías de la arqueología se entrelazan con recorridos naturalísticos y enogastronómicos, encontrando realidades productivas con profundas raíces en la tradición, revelando la identidad de lugares...

Más detalles