Feminización de la medicina: ¿estamos preparados?

Transcripción

Feminización de la medicina: ¿estamos preparados?
OPINIÓN
FEMINIZACION DE LA MEDICINA: ¿ESTAMOS PREPARADOS?
Dolores Celdrán
Directora del Observatorio de la Mujer Médico (OMM). Vicepresidenta CESM-CV.
En el Observatorio de la Mujer Médico contemplamos con preocupación, indignación y tristeza cómo
algunas opiniones de profesionales de la medicina vienen a corroborar nuestra percepción de que queda
mucho camino por recorrer, no solo en la lucha por garantizar la aplicación al colectivo médico en su
totalidad de las leyes que garantizan la conciliación familiar y laboral de las personas trabajadoras o las
que garantizan aspectos tan básicos como la igualdad de géneros y fomentan la corresponsabilidad, sino
que además es necesario no bajar la guardia en la promoción del respeto y la dignidad de la mujer médico
(y por extensión, de todas las mujeres que trabajan en el sistema sanitario).
Recientemente, un artículo (El País 14 de julio de 2012) recoge los comentarios que han suscitado las
declaraciones del presidente de la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología, Dr. José María Lailla,
del Presidente de la asociación Española de Pediatría, Dr. Serafín Málaga, y del Dr. Javier Salvador,
presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Estas declaraciones publicadas en
Diario Médico vienen a expresar su malestar por los problemas logísticos y de cobertura que la
feminización creciente de sus respectivas especialidades genera. Además se plantea soluciones a lo que
consideran el problema de la feminización con las que, no solo no estamos en absoluto de acuerdo, sino
que suponen un ataque a los principios de igualdad de oportunidades y no discriminación recogidos en la
Constitución Española.
A la vista de estas declaraciones el OMM no puede menos que responder a lo que considera unas
declaraciones realizadas desde una óptica muy sesgada, cuando no decimonónica y con escaso
conocimiento de la realidad en materia de legislación laboral.
Desde hace años en el OMM venimos advirtiendo de las consecuencias que la feminización de la medicina
tendrán (y tienen ya) sobre el funcionamiento del SNS, indicando la necesidad de prever en el mismo las
consecuencias de la aplicación de la legislación vigente, en un sistema como el sanitario que exige
mantener el funcionamiento de la red asistencial las 24 horas del día y durante todo el año. Sin embargo la
administración sanitaria ha hecho oídos sordos a esta realidad resultando como consecuencia de ello
discriminación, diferencias, y conflictos.
A día de hoy existe una tendencia creciente a la presencia femenina en las facultades de Medicina. Y
existe también un porcentaje mayoritario de mujeres en la práctica de la misma. Afortunadamente en este
país existe el libre acceso a la educación, y la idea de limitarlo por razón de género nos retrotrae a otros
tiempos ya superados o a la situación de las mujeres menos afortunadas de otros países en los que se les
niega el acceso a la educación y a la Universidad.
Sin embargo, a pesar de esta presencia mayoritaria, en la jerarquía de la organización médica la mujer no
alcanza los puestos más altos de la profesión en relación a su número. ¿Cuántos gerentes de Hospital
son mujeres?¿Cuántos jefes de servicio son mujeres? ¿Para cubrir las jefaturas de servicio se va a tener
en cuenta la feminización de la sanidad como algunos pretenden tener en cuenta para el MIR? Tal vez
habría que revisar el modo de acceso a dichas jefaturas de servicio para que se cumplan las premisas que
se dan en la sanidad pública (a la que se accede por principios de igualdad, mérito y capacidad).
Con un lenguaje sexista y despectivo se afirma en DM: «En enero, este ginecólogo experimentó en sus
propias carnes la feminización del servicio que dirige (/) Tuvimos que negociar con ellas para que
hicieran algunas guardias. El problema se recrudecerá en los próximos años. Además la mujeres pedirán
una jornada más reducida en un futuro no muy lejano». Lamentamos el uso de este lenguaje despectivo
hacia la mujer, donde parece que la misma es poco menos que una plaga dañina y poco deseable en un
servicio asistencial contra la que hay que luchar.
«El 98% de los permisos de maternidad los sigue cogiendo la mujer médico (/) Para poner algo de
cordura en esta situación, Serafín Málaga, Presidente de la Asociación Española de Pediatría cree que
que hay que exigir que en la cobertura de las plazas MIR se tenga en cuenta la feminización de cada
especialidad. “La mujer tiene que conciliar la vida laboral y familiar”». ¿Sólo la mujer? Lamentamos
profundamente que a estas alturas todavía es la mujer la que se acoge a los permisos que permite la ley
para la conciliación de la vida laboral y familiar, sobrecargándose con dobles y triples jornadas y
sacrificando en muchos casos su progresión profesional. La conciliación es cosa de todos, es un problema
cultural y social, sin conciliación no habrá igualdad efectiva de hombres y mujeres.
En esta suerte de declaraciones, particularmente negativas nos parecen las que hacen mención a los
recortes en sustituciones: «Esta situación te hace reflexionar cuando tienes que decidir si vas a contratar a
una mujer». Esta idea constituye por sí sola el paradigma de la discriminación por razón de sexo, va en
contra de los mandatos constitucionales que abogan por la igualdad y rompe con las Directivas Europeas
que garantizan la plena igualdad entre hombres y mujeres y las mismas oportunidades en asuntos de
empleo y ocupación.
Respuestas no discriminatorias a la feminización
Reconocemos la biología de la mujer a la vez que la realidad de sus condiciones socio-familiares en
relación con las profesiones sanitarias. Somos conocedores de los problemas laborales de la mujer
médico y también de que los objetivos deseables de igualdad en la vida cotidiana aún estar por alcanzar.
Por ello hemos planteado que las respuestas iniciales (que no «soluciones», porque no existe realmente
ningún problema) a la realidad del incremento de la presencia femenina en la profesión, en nuestro
contexto social y cultural, han de pasar necesariamente por:
El incremento de plantillas y las sustituciones al 100%.
El incremento progresivo del nº de mujeres médicos es un nuevo recurso para el sistema, pero
exige al mismo tiempo la flexibilidad de horarios. Que se impulse la creación de guarderías o
convenios con centros privados y/o ayudas sociales Las administraciones deben impulsar la
flexibilidad horaria a través de la negociación colectiva con las organizaciones sindicales.
Facilidad de traslado de puesto de trabajo sin asumir riesgos para las mujeres embarazadas.
El «time banking»: posibilidad de acumular días y horas de trabajo, para poder tomarlo en forma de
tiempo libre cuando las obligaciones familiares lo requieran (vacaciones escolares, cuidado de
familiares enfermos).
Educación no sexista. Fomentar la corresponsabilidad entre los jóvenes. Exigimos un modelo de
masculinidad diferente donde las mujeres no seamos discriminadas por serlo.
A la vista de todo lo anterior, concluimos que ante un diagnóstico correcto se ha de utilizar un tratamiento
actualizado, eficaz y eficiente, situado en la realidad y enfocado al futuro. Desde el OMM reiteramos de
nuevo la necesidad de que las administraciones públicas deben fomentar la negociación con las
organizaciones sindicales sobre las cuestiones que inciden en la conciliación de la vida laboral y familiar, la
asistencia directa o indirecta al cuidado de los hijos y personas dependientes, la adaptación horaria, y en
la promoción de la igualdad en la carrera profesional. Todo ello desde una perspectiva no sexista.
En el OMM tenemos la esperanza de que nuestros jóvenes, imbuidos de una educación más abierta,
abandonen la visión distorsionada por los prejuicios que todavía persiste en determinados círculos para
avanzar en la corresponsabilidad, requisito indispensable para hacer efectiva la igualdad real propia de
una sociedad moderna.

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