1 a 44 - Jockey Club
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1 a 44 - Jockey Club
R E V I S T A D E L JO C K EY C LU B A ñ o 4 N Ú m e r o 9 a g o s t o 2 0 0 7 ago 07 Premios Carlos Pellegrini | Golf: Alister Mackenzie | Polo: Alejandro Moy Snooker: Carlos Ibarra | 125° Aniversario del Club | Estancias: El Boquerón ajdgasdgas dg JO C K E Y C LU B comisión di r e ct i va PRESIDENTE Bruno Quintana SECRETARIO GENERAL Alfredo Francisco Cantilo TESORERO Juan de Ganay COMISIóN DE CARRERAS COMISIóN DEL INTERIOR PRESIDENTE Emilio Raúl Dumais PRESIDENTE Diego Norberto Quirno SECRETARIO Edgardo A. Garat SECRETARIO J. Esteban Cornejo Murúa VOCALES Guillermo M. Alvarez Fourcade Juan Carlos Bagó Horacio Walter Bauer Carlos H. Blaquier Hernán Ceriani Cernadas Juan Carlos Echeverz Bartolomé Luis Mitre VOCALES Daniel C. L. Funes de Rioja Tomás González Álzaga Diego M. Ibarbia Iván Didimo Posse Molina Marcos F. Roca Julio Sánchez Sorondo Patricio Edmundo Weiss VOCALES SUPLENTES Carlos María del Carril Miguel Enrique Crotto Roberto Enrique Hornos Alfredo E. Mihura Guillermo Strada carta del presidente M uchas veces nos hemos dirigido a los socios para referirnos al Club, a su filosofía y al espíritu que lo orienta. En esta oportunidad quisiéramos comunicar algunos datos sobre la actividad hípica en particular. Desde diciembre de 2006 estamos llegando a los E.E.U.U. con nuestras carreras por señal televisiva, que se distribuye en más de cien hipódromos y 700 agencias, como así también en dos canales dedicados a las apuestas por televisión, con 18 millones de abonados. En Europa se han trasmitido algunas de las carreras más importantes a Inglaterra, Alemania y Austria. Logramos de esta forma convertirnos en el primer hipód romo argentino que envía sus imágenes al exterior, posicionando con fuerza nuestro turf en el mundo. En el ámbito nacional y con el objeto de mejorar las recaudaciones hemos instalado máquinas “venta-pago” en cien agencias de lotería de la provincia de Buenos Aires, esto constituye la primera etapa de un proceso dirigido a alcanzar un total de trescientas agencias receptoras de apuestas, que se sumarán a las noventa y cuatro agencias hípicas distribuidas en todo el país. Mediante el apoyo de la Ley Provincial 13.253, hemos podido mantener un adecuado nivel de premios y aplicar recursos en el mejoramiento de la infraestructura de nuestro hipódromo de San Isidro y del Campo de Entrenamiento. También es motivo de permanente análisis la obtención de rentas por la explotación de áreas improductivas, concepto a partir del cual estamos cerrando acuerdos dirigidos en ese sentido. En el hipódromo de San Isidro optimizamos el sistema de iluminación de las pistas, y mediante la adquisición de un nuevo grupo electrógeno logramos ahora atender parcialmente la demanda de energía eléctrica de las instalaciones, iniciativa que concluirá a fines del año en curso cuando el ingreso de un nuevo equipo nos permita alcanzar el autoabastecimiento. Esto es crucial en épocas de crisis energéticas como la que atraviesa actualmente el país. También en el Campo II se volcaron esfuerzos en la reparación de la pista n* 3, la pavimentación de los caminos internos, el reemplazo del sistema eléctrico y la construcción de nuevos guaneros, entre otras importantes mejoras. Una de nuestras principales preocupaciones fue la capacitación de quienes, por vocación, desean ingresar al mundo de la hípica. Con este objetivo reactivamos la escuela de jockey aprendices y p o s t e r i o rmente la escuela de cuidadores. Ambas obtuvieron gran convocatoria y funcionan exitosamente. Pero no nos detuvimos allí: estamos organizando cursos de formación para el personal de caballeri z a s , apuntando a brindarles los conocimientos que re q u i e ren las diversas profesiones que componen la actividad, así como una educación integral para mejorar su calidad de vida y sus posibilidades laborales. Creemos estar en el camino correcto al impulsar la actividad turfística en todos sus aspectos, desde el crecimiento y formación de quienes trabajan en ella, hasta el aporte tecnológico que nos perm i t e trascender nuestras fronteras y el permanente mejoramiento de nuestras instalaciones, para poder así mantener el prestigio más que centenario de nuestro Jockey Club. Bruno Quintana Presidente R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 3 ajdgasdgas dg R E V I S T A D E L Jockey Club Revista del para Socios Jockey Club Staff índice Director 12 Carrera de Alejandro Ramos Mejía colaboran en las Estrellas 16 Golf: Gran Premio este numero: Xavier Prieto Astigarraga Gaston Saiz Roberto D. Muller Pedro R. Cossio Fernando Castro Nevares Jockey Club 34 Esgrima: Copa Internacional Jockey Club Peter Laurence Arte 36 Snooker: Consignas Diseño Carlos Ibarra Fotografia 40 Patrimonio Víctor Alvarez 50 Biblioteca Marcelo Sarachi Archivo Jockey Club 56 Reciprocidad 58 Agenda FOTO DE TAPA El Golf de San Isidro el día que nevó (09/07/07) Revista del Jockey Club es una producción de ARM Ediciones. estilos Suipacha 1230 9º B 1011 - Buenos Aires Tel. (011) 4322-5082 [email protected] Impreso en FP Compañia Impresora 60 Estancias Argentinas sumario 8 24 38 44 Carreras PREMIOS CARLOS PELLEGRINI 2006 La temporada del 2006 destacó las grandes figuras de Invasor y Storm Mayor, nombres que brillaron en la entrega anual de distinciones en el hipódromo de San Isidro. Homenaje a Hernán Ceriani Cernadas tras su muerte en enero último. Polo UN RENOMBRADO ARTISTA DEL POLO: ALEJANDRO MOY Socio del club, arquitecto y golfista aficionado, cuenta su historia, su vocación y sus jugadores favoritos. Reconocido en todo el planeta, su obra recorre el mundo y sus diseños llegaron a estampillas para el Correo Argentino. Institucionales El 125º ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DEL CLUB El 15 de abril se cumplieron 125 años de la fundación del Jockey Club. Autoridades y funcionarios homenajearon a Don Carlos Pellegrini en el monumento que lo recuerda frente al club. Por la tarde se realizó una cálida ceremonia en el Salón Dorado que culminó con un brindis de honor. Sede Social Una fiesta de cultura En el año de su 125 aniversario, múltiples han sido los actos culturales que el club ha programado para ofrecer a sus socios e invitados en el ámbito del Salón Anasagasti. Conciertos y conferencias deleitan a todos y confirman la calidad y el nivel de la programación. carreras Entrega de los Premios Carlos Pellegrini. Noche de cielo estrellado La temporada del 2006 arrojó las grandes figuras de Invasor y Storm Mayor, nombres que brillaron en la entrega anual de distinciones en el hipódromo de San Isidro. Junto a ellos se destacó el de otro grande: Hernán R. Ceriani Cernadas, homenajeado tras su muerte, sucedida en enero último. 1 2 T al vez nunca haya habido una entrega de los premios Carlos Pellegrini como la que tuvo lugar este año. Tal vez nunca vaya a haberla nuevamente. ¿Cuándo volverá a pasar eso de distinguir, en una misma reunión, al mejor caballo ya no de Argentina sino del mundo y también a un doble campeón del Gran P remio Pellegrini? ¿Y ambas cosas junto a un homenaje al recientemente fallecido emblema de la hípica contemporánea local? El encuentro de los premios Pellegrini 2007 constituyó, sin dudas, algo histórico para el turf nacional. Es algo histórico el contar con el mejor sangre pura de carrera del planeta –Invasor–, más allá de que actúe en las pistas del exterior donde las recompensas son inigualables. El zaino, con sus éxitos en Estados Unidos, sobre todo el de la renombrada Breeders’s Cup (Copa de Criadores) en noviembre, cuando en Kentucky se apropió de los 2.700.000 dólares para el vencedor, se coronó como el número uno indiscutido del orbe en el 2006, y tal mérito es suficiente para reclamar el mayor de estos reconocimientos anuales. O sea, el Pellegrini del Año, que Bruno Quintana, presidente del Jockey Club, otorgó a Sandro Miserocchi, e m p resario italiano que crió a Invasor en 8 - R E V I S T A D E L J O C K E Y 3 el entonces haras Clausán –actualmente, Santa Inés–, de Capitán Sarmiento. Fue ése el momento cúlmine de la noche del 29 de mayo último, cuando la institución, como en cada temporada, celebró y laureó los puntos altos del ejercicio hípico concluido meses antes. El salón del tercer piso de la Tribuna Oficial del hipódromo prestó sus instalaciones para c o n g regar al ambiente que durante el 2006 turfístico se vio sacudido por una figura que había irrumpido doce meses antes: Storm Mayor. Tres estatuillas se adju- C L U B 1. izq. a der.: Ricardo Soler, Carlos Mantalén, Gerardo Serra y Juan C. Bagó 2. izq. a der: Juan C. Bagó, César Valle, Enrique Delger 3. izq. a der.: Juan Ithuralde y Natalio Mezzotero, de la Asociación Gremial de Profesionales del Turf dicaron al zaino que, bajo las instru c c i ones de Juan Esteban Bianchi, se registró en los libros como el tercer ejemplar que ganó en dos ocasiones el Gran Premio Int e rnacional Carlos Pellegrini. Otro premio Pellegrini, el del Año, seguramente habría sido para ese otro zaino, en caso de no existir aquél compatriota que ma- 4. der: Eduardo Kehoe Wilson, Presidente de la Asociación Propietarios de Caballos de Carrera, entrega el premio al “mejor 3 años macho” por Dancing for Me 5. izq. a der.: Hernán Ceriani Cernadas, Marcelo Durán de ESPN, Bruno Quintana, Presidente del Jockey Club, Gus tavo Posse, Intendente de San Isidro, y Franco Laporta, Interventor en el Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la Prov. de Buenos Aires 5 4 Los galardonados Pellegrini del año: Invasor Caballo del año: Storm Mayor Yegua del año: Emotion Parade Mejor caballo adulto: Storm Mayor Mejor yegua adulta: Miss Atorranta Mejor tres años macho: Dancing for me Mejor tres años hembra: Emotion Parade Mejor dos años macho: Husson Mejor dos años hembra: Batallosa Mejor fondista: Storm Mayor Mejor millero: Storm Military Mejor velocista: Hollín Padrillo del año: Bernstein Madre del año: Maya Toss Jockey del año: Pablo G. Falero Entrenador del año: Roberto Pellegatta Criador del año: Haras Hirmamento Caballeriza del año: Firmamento Mención especial: “Campana de largada”, programa de Osvaldo Martínez Homenaje: Hernán R. Ceriani Cernadas ravilla fronteras afuera. Y que, con otro memorable triunfo, el de la millonaria Dubai World Cup en el 2007, ya se anota para volver a echar mano a una estatuilla. Otras quedaron en poder de un habi t u é, el jockey Pablo Falero, y el no menos p restigioso entrenador Roberto Pellegatta. Firmamento, en tanto, fue distinguido como haras y como caballeriza, en mérito a sus respectivas conquistas en las es- 6 7 6. Gustavo Posse entrega el premio al “Caballo del Año” por Storm Mayor. 7. Izq. a der.: Gerardo Caresano, Interventor en el hipódromo de La Plata, Sra. Ma. Inés de Ceriani Cernadas e hijo Hernán, reciben el premio Homenaje. tadísticas, en ambos casos, apenas un puesto por encima de La Quebrada. Triunfador en varios años anteriores, esta vez el establecimiento de General Rodríguez no alcanzó el galardón que habría sido el último para su hombre - s í mbolo: Hernán Rodolfo Ceriani Cernadas. El renombrado criador, propietario y dirigente no estaba esa noche en San Isidro y su ausencia tenía tanta entidad como una presencia o más. Tal era su falta que él, de todos modos, asistió en cierta forma. No sólo vicariamente a través de su familia, sino también mediante un logrado video que rec o rdó la trayectoria del hombre de turf argentino más trascendente de las últimas cuatro décadas. Nutridos aplausos y afectuosas re f e rencias de algunos premiados, como Juan Carlos Bagó (dueño de Firmamento), constituyeron justos re- conocimientos al ex directivo de la Fundación Equina Argentina. Pero el mayor fue el de Quintana al resolver nombrar “ H e rnán Ceriani Cernadas” a la avenida de la entrada del hipódromo, honor que agradó a los deudos del entrepreneur fallecido en enero último. No se esperó a los Pellegrini correspondientes a la temporada 2007 para homenajear a Don Hernán, al fin y al cabo recordado en la ceremonia de premiación del 2006. Su memoria, ésa a la que la historia ubica en una fila de ilustres t u rf men encabezada por don Carlos Pellegrini, debía ser enaltecida cuanto antes. ¿Y qué mejor que en una entrega histórica de los premios que, a su vez, honran al fundador del Jockey Club? Allí queda su n o m b re, junto a los de Invasor y Storm Mayor. Dos cracks de su estatura. R E V I S T A Xavier Prieto Astigarr a g a D E L J O C K E Y C L U B - 9 carreras Cómo apostar El Hipódromo del Jockey Club de San Isidro, ofrece tres diferentes tipos de apuestas: directas, múltiples o combinadas. En todos los sectores del hipódromo se encuentran ventanillas habilitadas para adquirir las apuestas y para el eventual cobro de boletos. Para jugar a las carreras, los apostadores deben determinar el monto a apostar, el tipo de apuesta y el número de el o los caballos elegidos. APUESTAS DIRECTAS Ganador Se apuesta sobre un caballo que debe llegar primero en una determinada carrera. Los poseedores de apuestas a ganador cobrarán solo si el caballo elegido gana. Segundo Se apuesta sobre un caballo que debe llegar en segundo lugar o mejor. Una apuesta a segundo gana si el caballo elegido termina ya sea como ganador o como segundo. Lo que otorga al apostador dos chances de cobrar. Tercero Se apuesta sobre un caballo que debe llegar en tercer lugar o mejor. Una apuesta a tercero gana si el caballo elegido termina ganador, segundo o tercero, lo que otorga al apostador tres chances de cobrar APUESTAS MÚLTIPLES Doble Se deben seleccionar dos caballos en dos carreras consecutivas que deberán llegar en primer lugar. APUESTAS COMBINADAS Exacta Se deben seleccionar dos caballos en una misma carrera que deberán llegar primero y segundo en orden exacto. Imperfecta Se deben seleccionar dos caballos en una misma carrera que deberán llegar primero y segundo en cualquier orden. Trifecta Se deben seleccionar tres caballos en una misma carrera que deberán llegar primero, segundo y tercero en orden exacto. Cuatrifecta Se deben seleccionar cuatro caballos en una misma carrera que deberán llegar primero, segundo, tercero y cuarto en orden exacto. Consiste en acertar los ganadores de tres carreras previamente determinadas en el programa oficial. Por ser una apuesta abierta, el vale ganador del 1er pase se deberá canjear durante la venta del 2do pase. Y nuevamente, el vale ganador del 2do pase, se deberá canjear durante la venta del 3er pase. Opcionalmente se podrá ingresar en esta apuesta en el 2do y/ó 3er pase adquiriendo el respectivo "vale de enganche". Triplo Se deben seleccionar tres caballos que deberán llegar primero en tres carreras señaladas en el programa oficial. Cuaterna Se deben seleccionar cuatro caballos que deberán llegar primero en cuatro carreras consecutivas señaladas en el programa oficial. Triple con canje, enganche y placé Cadena Se deben seleccionar seis caballos que deberán llegar primeros en seis carreras señaladas en el programa oficial. En el caso de retirarse un competidor, pasa al favorito de la apuesta a ganador. EL MARCADOR BANDERA ROJA: Indica la orden para largar y permanece en alto hasta que el marcador pasa a ser definitivo. BANDERA VERDE: Indica que, a simple vista, el juez de raya no pudo determinar cuál de dos o más competidores resultó ganador de alguno de los puestos. BANDERA AMARILLA: Indica un reclamo de uno o varios jockeys contra uno o varios de sus compañeros por molestias. 1 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y Distanciamiento Empate Ventaja mínima Hocico Media cabeza Cabeza Medio pescuezo Pescuezo Medio cuerpo Tres cuartos cuerpo Un cuerpo Un cuerpo y medio Dos cuerpos Dos cuerpos y medio Tres cuerpos Tres cuerpos y medio Cuatro cuerpos Cuatro cuerpos y medio C L U B carreras Carreras de las Estrellas Una brillante tarde de figuras Seis grandes premios y un clásico con premios totales por un millón de pesos constituyeron el festival de la Fundación Equina Argentina en San Isidro. Fairy Magic fue el vencedor del Classic, la principal competencia de esta suerte de Breeder´s Cup argentina. 1 N o hace falta que el factor convocante sea la re unión de cada diciembre con su inigualable Gran P remio Carlos Pellegrini, y sus h e rm a n o s menores Joaquín S. de Anchorena y Félix de Álzaga Unzué, para que el hipódromo de San Isidro reciba una multitud atraída por varias pruebas de Grupo I en una misma jornada. Así, de fiesta y con mucho público, aparece cuando la serie Carreras de las Estrellas toma por sede al escenario del Jockey Club, cosa que ocurre cada vez con más interés y más éxito. No por nada hubo en ese último día de junio turfmen de Estados Unidos, Irlanda, Brasil, Uruguay, Chile y hasta de Corea del Sur en las explanadas contiguas a la pista, en todos los casos con expresiones elogiosas para con la creación de la Fundación Equina Argentina (F. E. Ar.). Fue ésta una iniciativa que ya cumplió 16 años. Por eso, resultó la decimoséptima la versión que en esa fría tarde del recién llegado invierno entusiasmó hasta obtener más de 3.000.000 de pesos en recaudación por apuestas. Y fue la primera sin su mentor principal, don Hernán, ese hombre al que, al nombrarlo en el ambiente, no es necesario agregar el apellido para saber de quién se habla. Sólo por 1 2 - R E V I S T A D E L 2 si usted, señor lector, no es habitué de esta actividad, se le aclara que se trata de Hernán Rodolfo Ceriani Cernadas, fallecido en el último enero después de marcar huellas profundas en el turf argentino de los cuatro decenios más recientes. No sólo huellas; también delineó rumbos el propietario, directivo y criador que supo de críticas, palabras de desaliento y barreras cuando propuso para su país el J O C K E Y C L U B 1. El gran festejo junto al jockey 2. Fairy Magic g rupo de competencias a la usanza de la Breeders’ Cup estadounidense. A f o rtunadamente, entre sus virtudes se hallaba el tesón, y con eso y un equipo de pujantes directivos llevó a la práctica su idea. En una nación harto voluble en lo económico, el conjunto Carreras de las E s t rellas pasó por bonanzas y dificultades varias, y de una forma u otra se consolidó, se sostiene en un sólido presente y con la esperanza de un sugerente futuro. Juan Carlos Bagó, Carlos H. Blaquier, Raúl Lottero (h.), Luis Villamil, Ricardo Soler y Hernán (h.) conducen hoy la F. E. Ar., entidad que en un justo homenaje instituyó la copa Escribano Hernán Ceriani Cernadas para el principal de los seis grandes premios de la serie, que se completa con un clásico para ejemplares que actúan solamente en hipódromos oficiales del interior. Esa prueba central es E s t rellas Classic, la que sobre 2000 metros reúne a los mejores fondistas –y milleros dotados de agallas– de más de dos años. Latency, zaino de excelente campaña (triunfos en los grandes premios Jockey Club y Latinoamericano, entre otros), se paso entre rivales, pero logró emerger a mediados del rectilíneo final y aceleró entre Latency y Honey Nov, al que impactó al buscar su lugar para avanzar. El brasileño Jorge Ricardo, jockey de este último, reclamó no por el golpe sino por un supuesto fustazo de Juan Carlos Noriega, piloto de Fairy Magic, a la cara de Honey Nov, pero el jinete cordobés lo negó y –lo 4 4. St. Marcopolo 5. Méndez sobre Riomar, vencedor del clásico Provincias Argentinas 5 3 era uno de los mayores candidatos en las boleterías y el favorito emocional, batiendo, casi a los seis años, el récord de part icipaciones en la competencia –tres– que ya había ganado en el 2005. El caballo adulto del corazón en la frente dio todo, y estuvo cerca. Pero un alazán tostado aún potrillo, Fairy Magic, sorprendió a propios y extraños. Transitó entre los tres últimos el opuesto y el codo; le costó abrir- ro d o x a s, no invitaba a jugarle muchos boletos. Al menos en una carrera grande. P e ro, ¡vaya si será bueno! que terminó llevándose el trofeo Ceriani Cernadas, elaborado por el afamado orf e b re Juan Carlos Pallarols. Otra copa que hace honor a un e n t re preneur de la serie es la que lleva el nomb re de Raúl Félix Lottero, lauro metálico de Estrellas Juvenile, la prueba de 1600 m e t ros para potrillos de dos años, en la que el éxito fue para Mach Glory. Y un tercer trofeo in memoriam es el Dr. Pedro C. Blaquier, recompensa de la carrera gemela, pero re s e rvada para hembras de la misma edad. En ella, Inca Noble consiguió una enorme victoria; primero, 3. C. Wells más importante– lo desestimó también la comisión de carreras. Entonces, los 300.000 pesos destinados al ganador quedaron para los hermanos Fernando y José Santamarina, propietarios de la caballeriza Las Hormigas y de un campeón que por su aspecto, el de sus extremidades bicolor y algo hete - R E V I S T A p o rque su re g i s t ro, de 1’32”98/100, fue mejor que el de la competencia de los machos (1’33”43/100), y segundo, porque se impuso por siete cuerpos, la diferencia más holgada de la tarde. R u b ro, el de la ventaja triunfal, en el que empató con Riomar, el ganador de acento provinciano. También por siete l a rgos venció el potrillo venido de Tu c umán, pero en la única carrera del grupo que no fue gran premio: el clásico Estrellas Provincias Argentinas, de 1200 met ros, que recordó, mediante la copa Lito Bestani, a otro emprendedor de la iniciativa. Riomar fue montado por José Ricardo Méndez, que con ese resultado cerró un doblete jerárquico empezado en la primera de las competencias jerárquicas del día, Estrellas Junior Sprint. Méndez tuvo el mérito de hacer esperar a su diri- D E L J O C K E Y C L U B - 1 3 carreras gido, Greco Tom, aun tratándose de una carrera de un kilómetro (para potrillos de dos años), y atropellar con él en el desenlace, para superar por apenas el hocico a la puntera Qué Felicidad. Y hablando de dobletes, hay que señalar el que alcanzó Jorge Ricardo, que hizo cruzar el disco en el primer lugar a Storm Marcopolo al cabo de los 1000 met ros de Estrellas Sprint, la otra prueba de velocidad, pero para caballos de tres o más años. De haber prosperado su protesta en el Classic, el jockey brasileño habría conquistado un triplete en la serie. Tan cierto como que pudo tener un solo festejo, pues también el desempeño en la pista de Storm Marcopolo, gran figura de la recta –lleva siete victorias seguidas en la distancia–, fue objetado, sin éxito, por 7 8 6. Inca Noble 7. Greco Tom 8. Mach Glory 6 un adversario (Francisco Arreguy, que estuvo sobre el lomo de Knock). R i c a rdo estuvo cerca de un tercer triunfo también cuando corrió sobre la t o rdilla Teamgeist, favorita que terminó al pescuezo de la ganadora en Estrellas Distaff, la competencia para yeguas fondistas de tres o más años, por la copa Hotel Pre s idente. ¿Y quién venció? Cac h o rra Wells, que impuso un ritmo demoledor en el inicio –hasta ocho cuerpos de ventaja– y retuvo la vanguardia con más orgullo que energía remanente en la definición. La jornada, cuyos resultados completos figuran en www.hipodromosanisidro.com, dejó otros datos interesantes, como 1 4 - R E V I S T A D E L los cuatro éxitos, sobre seis grandes premios, de los hermanos Juan Carlos (h.), Carlos Daniel y Juan Javier Etchechoury. Con sus dos conquistas (Cachorra Wells e Inca Noble), el primero y mayor de los t res, Carly, llegó a 12 en la historia de C a rreras de las Estrellas. Otro que suma copiosamente es Juan Carlos Noriega, que a bordo de Fairy Magic –lo montó por primera vez– consiguió su novena victoria. Vale subrayar también los dos triunfos que obtuvo esa tarde en la serie el haras La Biznaga, vía Greco Tom y Storm Marcopolo. Claro que lo más destacado fue lo de Fairy Magic, que a su modo resultó otro homenaje a Don Hernán, ya que es cría J O C K E Y C L U B de La Quebrada, el haras de los Ceriani Cernadas, porque es hijo de Southern Halo, el jefe de raza al que el escribano trajo a la Argentina, y hoy es propiedad de Fernando Santamarina, gran amigo del principal creador de este acontecimiento. Pero Hernán Rodolfo Ceriani Cernadas no fue un egoísta de la actividad. Ha de estar alegre por la que en algún sentido fue también su victoria en el Classic, pero tal vez más porque el año próximo el conjunto de estas competencias otorgará en recompensas, según lo anunciaron Bagó y los demás directivos, 2.000.000 de pesos, el doble que en el 2007. Todo un signo de crecimiento. Motivo suficiente para que Don Hernán esboce una amplia sonrisa. Por supuesto, en el cielo. Más preciXPA. samente, desde una estrella. golf LA COPA JOCKEY CLUB Los 54 pasos hacia una ilusión Manuel Vidal Aleman triunfó entre los scratch del torneo oficial medal play. Diego Riera, Iñaki Zavalía Gahan, Matías Ramos Oromi y José Achával se impusieron en las restantes categorías 1 l Maestro Roberto De Vicenzo tiene una máxima: “En el golf, para ganar hay que jugar bien 72 hoyos y para perder sólo hace falta uno”. La misma frase puede aplicarse a la Copa Jockey Club, que si bien se disputa a 54 hoyos, también es capaz de traer un dolor de cabeza similar en los tramos finales de cualquiera de sus categorías. Claro que, entre los scratch de este certamen, la marcha de Manuel Vidal Aleman resultó tan sólida que su victoria casi no peligró. Y el domingo 27 de mayo terminó superando por 17 golpes a Julio Sánchez Sorondo (h.). El telón se levantó el viernes 25 y la Cancha Azul cobijó el juego de la primera vuelta bajo el tradicional formato medal play. Es sabido que este trayecto suele presentarse bastante más accesible que el de la Colorada, sobre todo si el viento escasea, como sucedió aquel día. Sin embargo, Vidal Aleman fue uno de los pocos que en la primera jornada sacó real provecho de la situación: aquel score de 69 significó un paso enorme hacia el título. “Más allá de que había facilidades en el campo y que hice una buena tarjeta, la verdad es que no jugué bien el primer día. Es cierto, no cometí bogeys y bajé los pares 5, pero metí para zafar con la ayuda del put ter”, contó el ganador, de 30 años. E 1 6 - R E V I S T A D E L J O C K E Y 1. Manolo Vidal Aleman confirmó su gran momento. C L U B 2 En tanto, Sánchez Sorondo se sintió en carrera aún persiguiendo a Manuel siempre desde atrás. Completó los 18 hoyos de la Azul con 74 y al día siguiente repitió esa tarjeta en la Colorada. “Me sentí bien los dos primeros días. Eso sí: no me gustó que haya terminado con un triple bogey. Declaré la pelota injugable después de una salida a los árboles de la derecha en el hoyo 18. Hasta allí venía bastante parejo, haciendo approach y putt”. El envión de Vidal Aleman se confirmó en el segundo recorrido, ya en el escenario de la Colorada. Pese a que las dificultades se multiplicaron, logró bajar un golpe respecto del primer día y firmó 68. “¿La v e rdad? Quedé chocho con esa vuelta, porque las ubicaciones de bandera estaban difíciles y empezó a soplar más viento. No erré drives y jugué bien el putt”. Así, tras los primeros 36 hoyos sumaba 137 y aventajaba por once al escolta, Sánchez Sorondo. Sin embargo, pese a la abultada diferencia, Julio se tenía fe: “Hasta el final de la segunda vuelta mantenía las esperanzas. Tenía la opción del milagro, la posibilidad de que él jugara muy mal y yo muy bien. No estaba rendido”. Los sueños del escolta fueron diluyéndose con un rendimiento que no estuvo acorde con sus expectativas: cerró el campeonato con 81, siete golpes más que sus vueltas anteriores, para totalizar 229. “Tengo mis días –nos explica. Por momentos no me logro concentrar y vienen las complicaciones, aunque técnicamente estoy tranquilo. En este caso me vi obligado a arr i e s g a r bastante para descontar la difere n c i a , aunque fue el día más difícil por las condiciones climáticas”. 3 4 5 2. Diego Riera. 3. Iñaki Zavalía Gahan. 4. Matias Ramos Oromí. 5. Jose María Achaval La irregularidad de Sánchez Sorondo (h.) le facilitó las cosas a Manuel, que reconoció que en los últimos 18 hoyos aflojó. “Estaba al tanto de la diferencia a favor que llevaba y por dentro me dije ‘ya está´. Me desgané un poco ya en el hoyo 3, aunque después me tocó el orgullo deportivo y busqué cerrar el torneo de la mejor forma”. De esta manera, Vidal Aleman totalizó 212 golpes y sumó otro título a su trayectoria; ostenta cuatro campeona- R E V I S T A tos del Club (1997, 1999, 2000 y 2004) y tres Copas Juárez Celman, entre otros logros. Además, se desquitó de la edición de la categoría scratch de 2005, cuando Sánchez Sorondo (h.) lo superó por cuatro golpes tras anotar 218. Al margen de su consagración en la Copa Jockey Club, el ganador reconoció que se siente más cómodo con el formato match play: “Creo que me potencio más en el uno contra uno, me veo más competitivo y la adrenalina es otra”. En la categoría de 10 a 12 se impuso Diego Riera, que con 218 golpes aventajó por tres a Fernando Zavalía Paunero. Se trató de un trabajoso triunfo para Riera, de 64 años: “La Cancha Colorada castiga duramente a la gente de edad, porque te hace caer en lugares muy compro m e t idos, como varias lomas con ro u g h, y desde allí te obliga a pegar maderas y hierros larguísimos. Encima, con el frío y el viento del Sur que hubo el último día, todo se hizo más complicado”. A Riera le tomó por sorpresa la victoria, pero a poco de concluir el hoyo 54 le dieron la gran noticia: “Pensé que con el score que había hecho no ganaría; me ayudó que muchos fueron derrumbándose y logré ganar por tres golpes”. Diego, que ahora tiene 11 de handicap, pero que se mantuvo en una cifra durante 30 años, consideró que para coronarse mucho tuvo que ver su nuevo d r i v e r,que había estrenado sólo una semana antes de la Copa Jockey Club: “La sensación de ganar es cada vez más lejana a esta edad, p e ro por suerte pude lograrlo por primera vez en este certamen”. Para Riera, que entre 1963 y 1970 fue corredor en Turismo Nacional, la alegría fue doble, ya que también se consagró entre los veteranos. D E L J O C K E Y C L U B - 1 7 golf Resultados Categoría scratch Ganadores: Ultimos 18 hoyos Categoría 0 a 9 Ganadores: Ganador veteranos Ultimos 18 hoyos Categoría 10 a 12 Ganadores Ganador veteranos Ultimos 18 hoyos Categoría 13 a 17 Ganadores: Ganador veteranos Ultimos 18 hoyos Categoría 18 a 24 Ganadores Ganador veteranos Ultimos 18 hoyos Categoría 25 a 36 Ganadores Ganador veteranos Ultimos 18 hoyos 1 Vidal Aleman Manuel M 2 Sanchez Sorondo Julio (h) Vidal Aleman Manuel M 69+ 68+ 75= 212 74+ 74+ 81=229 =75 1 Vidal Aleman Manuel M (+1) 2 Paz Sebastian (8) Sojo Aquiles Ernesto (9) Paz Sebastian (8) Peralta Ramos Nicolas (7) 70+ 69+76= 215 75+ 69+72=216 71+70+ 82=223 =72 =72 1 Riera Diego Luis (11) 2 Zavalia Paunero Fernando (11) Riera Diego Luis (11) Zavalia Paunero Fernando (11) 69+71+78=218 72+75+74=221 69+71+78=218 =74 1 Zavalia Gahan Iñaki (14) 2 Dianda Miguel Raimundo (14) Dianda Miguel Raimundo (14) Dianda Miguel Raimundo (14) 66+72+71=209 79+67+68=214 79+67+68=214 =68= 1 Ramos Oromi Matias (19) 2 Roca Carlos Alejandro (23) Lagos Marmol Alejandro (19) Ramos Oromi Matias (19) 66+71+73=210 61+72+78=211 69+74+74=217 =73= 1 Achaval Jose M (31) 2 Dibar Juan M (30) Achaval Jose M (31) Alvarez Bayon Lucas (28) 70+62+75=207 67+72+78=217 70+62+75=207 =69 Iñaki Zavalía Gahan festejó en la categoría de 13 a 17, con cinco golpes de ventaja sobre Miguel Dianda y Esteban Mazzinghi. Lo curioso de su triunfo es que un día antes de comenzar la primera vuelta se cortó un dedo de la mano derecha con un vidrio jugando al ping pong. “Después de eso, me dije: no juego. Pero finalmente me puse una venda y el primer día concreté la mejor vuelta de mi vida en la Colorada. Ya en la últi- 1 8 - R E V I S T A D E L ma jornada no tenía necesidad de utilizar la venda porque estaba curado, pero me la dejé por cábala y me dio resultado”, comentó con una sonrisa Iñaki, de 17 años. Aquella vuelta inolvidable tuvo su sostén en el juego corto: “El approach y putt funcionó bárbaro y metí más greens que nunca”, contó. Antes de comenzar la última vuelta, Zavalía Gahan le llevaba tres golpes de ventaja a Mazzinghi, que logró empa- J O C K E Y C L U B rejar el score total en el hoyo 7. Después, el perseguidor tropezó con algunos erro res y le allanó el camino a Iñaki, feliz por su primera gran conquista: “Jugué al golf desde los 8 a los 12 años y después lo abandoné por cuatro años, aunque luego retomé. Este año, mi objetivo es bajar el handicap a una cifra. Gracias a esta victoria ya estoy en 11”, señaló. En la categoría de 18 a 24, el título fue para Matías Ramos Oromi, con apenas un impacto de ventaja sobre Carlos Roca. También Matías, de 20 años, recurrió a la fórmula de las cábalas para atrapar el trofeo: “Los tres días jugué con la misma ropa: una remera violeta y un pantalón clarito. Sin dudas fue mi logro más importante, pero recién me enteré que había ganado a la semana siguiente del torneo, cuando se publicaron los resultados en la página de Internet. En realidad, no quise averiguar por teléfono ni enterarme antes”. Entusiasmado con este éxito, cimentado con muchas horas de práctica hasta en el mismísimo jardín de su casa, Ramos Oromi busca bajar a 15 de handicap antes de fin de año: “Ahora no quiero parar más, tengo la influencia golfística de mi papá, Eduardo, y de mi abuelo, Manuel, que me guiaron y mejoraron mi juego”. En la última categoría, la de 25 a 36, el triunfo se inclinó para José Achával, que a lo largo de su trayectoria había ganado un fourball pero jamás un certamen de estas características. “Sinceramente, estuve más tranquilo que nunca e hice un gran score para mis expectativas, todo un misterio… Disfruté de esta coronación porque me divertí mucho jugando en compañía de Juan Dibar y Héctor Novaro, dos muy buenas personas”, comentó Achával, que le sacó diez golpes a Dibar. Gastón Saiz golf Alister MacKenzie en el Río de la Plata En el verano de 1930, por vía marítima y desde Panamá, llegó a Buenos Aires el Dr. Alister MacKenzie, destacado arquitecto diseñador de canchas de golf. El hoyo 16 de la Colorada, protegido por 3 lomas y sin bunkers. Un ensayo del famoso hoyo 8 de Augusta National. n parte, su viaje fue motivado por la crisis económica que afectaba a Estados Unidos, donde, por esa causa, se habían dejado de construir y remodelar canchas, y en parte también porque los directivos del Jockey Club de Buenos Aires, con un gran espíritu visionario, le encomendaron el diseño de sus dos canchas de golf en los terrenos que habían sido adquiridos en San Isidro. MacKenzie estudió la situación y realizó en el terreno una serie de niveles y desagües ¡que perduraron por 60 años!, logrando que dichas canchas tuvieran una muy rápida recuperación y drenaje luego de las lluvias. En persona supervisó los movimientos de tierra y la ubicación de E 2 0 - R E V I S T A D E L greens y bunkers. El diseño original le tomó 21 días, según se desprende de las referencias bibliográficas, y para ir delineando las dos canchas utilizó cintas azules y coloradas, inspirándose para esa elección en los colores del escudo del club. De ahí que, hasta ahora, las canchas se denominen precisamente así: la Azul y la Colorada. En aquel entonces, el capitán del club le preguntó al Dr. MacKenzie qué pensaba hacer con los bunkers, y de inmediato recibió esta respuesta: “Las ondulaciones han creado una variedad interesante y un placentero desafío para el golf, por lo tanto, no requeriríamos de ningún bunker. De todos modos, en función de la apariencia y con el J O C K E Y C L U B propósito de crear más emociones espectaculares, colocaremos algunos pocos bunkers”. (Datos extraídos del libro The Life and Work of Dr. Alister MacKenzie, de Tom Doak, que se conserva en la Biblioteca del Jockey Club). Todo el material excavado para los drenajes fue utilizado para formar los greens abombados (moun ded gre e n s) que distinguen cada hoyo. Existen g re e n s escalonados y aterrazados “M a c K e n z i e”, como el 10 de la Colorada. También creó lomas dentro de ellos, de diferentes t amaños y formas (buried elephants); la más grande es la que divide al 9 del 18 de la Azul (único green doble que se conoce en sus diseños). Hay greens con formas especiales (panhandles) como el 3 o el 17 de la Colorada, o el 6 y el 16 de la Azul, dejando un angosto blanco entre barrancas o bunkers a sus lados. Y finalmente está el famoso 16 de la Colorada, cuyo g re e n está cuidado por tres montículos de ocho pies de altura (shallow punch bowl), presagiando al hoyo 8 de Augusta National. Estas características hacen que este green sea mucho más difícil para el re c o v e ry, aun más que si estuviese defendido por bunkers. Fue tanto el gusto que a MacKenzie le p rodujo este green que, en un trabajo suyo de 1933, publicado en Masters of the L i n k s, obra editada por Geoff Schakelford que también se encuentra en nuestra Biblioteca, re p rodujo en las páginas riosidad, el experto periodista de golf de Estados Unidos, Thomas Dunne, quien recientemente visitó el club, calificó al hoyo 14 de la azul como un típico hoyo “Redan” (*), siempre que su tee de salida fuera desplazado varios m e t ros hacia la dere c h a . El efecto que producen las dos canchas es parecido al de un tapiz ondulado de una mesa de pool, y quizás el exceso de detallismo en la terminación de los gre e n s, que le da un ligero aspecto artificial, se debió a que ambas canchas fueron terminadas por su ayudante, el Ing. Luther Koontz, que era muy perf e c c i onista. De todos modos, sería ésta la única o b s e rvación que se le puede hacer a un Alister MacKenzie nal de su arquitecto y están en magnífico estado de conservación. También en 1930, MacKenzie rediseñó la cancha de Punta Carreta en Montevideo, tomando la base de los 9 hoyos ya existentes y extendiéndola a 18, logrando desde allí una vista estupenda del Río de la Plata. Asimismo, diseñó en las cercanías de Mar del Plata la bonita cancha del Boquerón, por especial encargo de su dueño, don Enrique Anchorena. Los socios del Jockey debemos estar orgullosos de nuestros antecesores por haber confiado en MacKenzie el diseño y c o n s t rucción de estas magníficas canchas, y en el presente tenemos la obligación de transmitir estos hechos a las próximas generaciones, para que no desap a rezca en el olvido toda esta historia. Arriba: El 10 de la Colorada, un típico green aterrazado “MacKenzie” Abajo: El hoyo 17 de la Colorada deja una angosta entrada entre lomas y profundos bunkers 108 y 109 las fotografías que lo mostraban durante su construcción y su aspecto una vez terminado. Es ésta otra demostración del placer que MacKenzie sentía al exaltar la defensa de los greens con lomas y no sólo con b u n k e r s. Los greens con esta forma tienen la característica de aprovechar y acumular mucho mejor el agua que les llueve. También el hoyo 7 de la Azul, par tres, tiene muchas de las características del 12 de Augusta, siendo el primero predecesor del segundo. Como cu- Pedro R. Cossio (*) Así se llama el hoyo 15 de North Borwik West Links (Escocia), con un green colocado en una angosta cresta a aproximadamente 45° de la línea de juego, con una gran barranca posterior y lateral, defendido en el flanco frontal por un profundo bunker, pudiendo tener otro posterior. Este hoyo, por lo bonito, fue luego reproducido en diversos diseños por los mejores arquitectos de golf del mundo. El nombre “Redan” se cree que proviene del de una fortaleza de la guerra de Crimea. gran diseño. Ambas canchas, especialmente la Colorada, salvo alguna modificación de los t e e s, efectuada para mantenerlas actualizadas, conservan afortunadamente todo el espíritu del diseño origi- R E V I S T A Bibliografía: The life and work of Dr Alister MacKenzie, por Tom Doak et al. (Chelsea, 2001); Masters of the Links, e d i t ado por Geoff Schackelford (Chelsea, 1997); Golf Architecture, por Alister MacKenzie (Pownal, 1987); The Spirit of St. An drews, por Alister MacKenzie (Chelsea, 1995). Todos estos libros se conservan en la Biblioteca del Jockey Club. D E L J O C K E Y C L U B - 2 1 Polo Entrevista a Alejandro Moy El señor de las pinturas Alejandro Moy (h.), el más renombrado artista de este deporte y dueño de un estilo singular, esparce por el planeta su reconocida obra, que llegó a estampillas de correo y hasta a una tarjeta de crédito. Socio del club, arquitecto y golfista aficionado, cuenta su historia, su vocación y sus jugadores favoritos. Y define al Jockey como parte de sí mismo. U sted, señor socio, puede toparse con él cada fin de semana en la azul. Golfista aficionado, Alejandro Moy (h.) es, a la vez, uno de esos miembros sobresalientes del Jockey Club. Pero esta nota no pertenece a la sección “golf”; sí podría figurar en “socios”, el espacio donde aparecen integrantes notables de la entidad, y sin embargo no es el caso. Es 2 4 - R E V I S T A D E L que Moy está tan identificado con un deporte en particular que sería difícil extraerlo de ese ámbito: el polo. Puntualmente, su vínculo es la pintura. Y tan reconocido por eso es, que le cuesta imaginarse en otra cosa. –Supongamos que no existiera el polo. ¿Qué sería de Alejandro Moy? –Es difícil. Es muy difícil... Algo habría pintado. Algo en movimiento. Supongo J O C K E Y C L U B que el caballo en otra manifestación. Pero pintor habría sido siempre. ¡Y habría hecho algo para inventar el polo! [ríe] Así de ferv o roso por los tacos y las bochas, pero sobre todo por los équidos, es este porteño de 53 años. Que es re c onocido en todo el mundo del polo y en varios lugares del planeta. Su obra tiene e j e m p l a res en Italia, Holanda, Francia, España, Inglaterra, Alemania, Suiza, Polonia, Estados Unidos, Canadá, México, Japón, Australia, Filipinas, Malasia, B runei, Jaipur, Emiratos Árabes Unidos, India, Sudáfrica, Barbados, Perú, Ve n ezuela, Brasil y Chile. Por supuesto, también en Argentina, donde se destaca un mural de 9 metros por 2 en el Campo A rgentino de Polo. Algunos de sus diseños llegaron a estampillas del Correo A rgentino en el año 1998. Al siguiente, otra creación suya fue obsequiada por el p residente Carlos Menem al príncipe Carlos, de Gales, en su visita al país. Y en el plano internacional, un podero s o banco extranjero eligió uno de sus tra- bajos para incluirlo en una importante tarjeta de crédito. Moy es uno de esos autores que uno, si ya ha contemplado algún cuadro de él, reconoce sin ver la firma. Resulta casi el pintor de polo por antonomasia. Esos trazos no del todo contundentes; esas sugerencias desde la tela, el papel o la superficie que sea; esas escenas de dinamismo y fuerza sobre corceles le son bien propias, todo un sello de su obra. Su historia empezó a los cinco años, cuando su padre, también pintor de polo, volvía a casa y evaluaba los dibujos que sus tres hijos mayores (Cecilia, Delia y Alejandro; Silvina llegaría años más tarde) ya debían tener listos, como aprendizaje. El papá los examinaba y, si alguno le gustaba mucho, lo colgaba en la habitación de los chicos como un cuadro de honor. Y el niño ya andaba bastante bien... Al polo lo mamó desde pequeño, tor, estudió arquitectura, y se recibió en Universidad de Buenos Aires (su padre no concluyó la carrera, pero poseía una agencia de publicidad). Ejerció durante un tiempo, incluso en estudios relevan- práctica más que necesaria para pintar polo. Si no hubiera hecho sobre un caballo todos los tiros, si no los hubiera entendido desde dentro de la cancha ni visto las posiciones de los demás jugadores, me tes, y aún hoy hace “algunas cositas, con gran placer”. Hasta encuentra espacios de contacto entre su profesión y su arte. “Hay muchos puntos de vista de la arquitectura que sirven para la pintura y viceversa. Rescato formas de diagramar, de rearmar, equilibrios...”, enuncia. Pero a los 35 años su vocación de pintor empezó a eclipsar al resto de sus actividades. Fue entonces cuando empezó a trabajar junto a la Asociación Argentina de Polo y puso en marcha su derro t e ro de decenas de exposiciones en el país y en el extranjero. “Haber jugado ha sido, para mí, una habría sido muy difícil plasmarlo en la tela. Yo no podría pintar béisbol, porque jamás agarré un bate. En un partido tomo bocetos y apuntes y cuando pinto siento que yo hago la jugada, que yo estoy dent ro de la cancha. Uno mismo se traslada al papel, uno mismo está dentro de la tela. Me siento yo arriba del caballo. De hecho, cuando estoy pintando me doy cuenta de que me perfilo y me muevo, hago una mímica. Una foto dice algo pero es muy limitado. Esto no se trata de un plano; es un volumen, hay espacio entre un caballo y otro”, explica, apasionado. Arriba der.: Hay pinturas que asombran por la acción en movimiento. Abajo: Detalles en el taller cuando jugaba con amigos y parientes en estancias de Capitán Sarmiento y General Madariaga. Le gustaba ser número 2, porque lo suyo era “subir y bajar, buscar bochas”, aunque se reconoce como “malo”. “Me habría gustado jugar mejor”, lamenta Alejandro, que nunca tuvo handicap y se mantuvo en un plano muy amateur. “Pero me divertí muchísimo”, aclara contento, en un encuentro con Revista del Jockey Club en su estudio de San Isidro, donde pasa buena parte de su existencia. El polo no fue todo en la juventud de Moy. Siguiendo los pasos de su progeni- R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 2 5 Polo Oleos, pinceles, carbonillas. Imágenes de la pasión pues ta en los caballos y en el Polo. –¿En qué consiste tu estilo? –Yo pinté mucho tiempo con modelo vivo, que pasaba de una pose a otra cada tres minutos, después cada dos y al final cada uno. Yo pintaba y en seguida se cambiaba de posición; a las piernas no llegaba nunca. Eso me enseñó a ver, no copiar. A percibir ciertos puntos que definen lo fundamental, a ver de un pantallazo lo esencial. Después uno se ocupa de los detalles, lo secundario. Y en el caso del polista y el caballo, me sirvió para ver los rasgos que definen el movimiento. Pintar una línea, una arruga donde no tiene que estar no define el movimiento, la ubicación de un músculo contra el otro. Yo busco un trazo que define un volumen respecto a otro. –¿Cómo definirías ese estilo? –Diría que es expresionista. Es un tipo de dibujo muy simple, muy expre s ivo, de muchos contrastes de colores, de líneas definidas. Hace muchos años hacía con más detalles las cosas, term i n aba más las líneas, definía más los objetos. Ahora trato de sugerir y de que la mente del que observa complete la obra. Está esa cuestión de hasta dónde dejar sugerido algo y desde dónde termina el p roceso la otra persona. Es fascinante. A veces me pregunto cuándo termino un c u a d ro, por qué termino ahí y no sigo un rato más. ¿Quién me lo impide? Nadie. Ése es un momento, para mí, mágico. –¿Siempre quedás a gusto con lo que sale? –Nunca me quedo conforme con lo que hago. Sigo probando técnicas, y todavía tengo mucho por conocer e investigar. El día en que diga “estoy conforme con esto”, voy a empezar a caer, perderé motivación. En cada partido, en cada caballo en acción veo posibilidades nuevas. Y voy a seguir toda la vida en esto; moriré con los pinceles. Y con los caballos, por supuesto. Y con el polo, desde luego. Es el deporte que más movimiento tiene. Lo que más me fascina es eso: el movimiento. Ya el caballo, quieto, es extraordinario; 2 6 - R E V I S T A D E L moviéndose es superior. Lograr todo lo que transmite el caballo es una tarea infinita. Creo que mi tiempo de vida no será suficiente para eso. Su producción está llena de “monst ruos”, pues así considera a “estas maravillas de jugadores que tenemos” en el alto handicap. Sus preferidos a la hora del pincel son Bautista Heguy (“extraordinario, fantástico”), su primo Ignacio (“Nachi es muy interesante, por la actitud que tie- J O C K E Y C L U B ne, por aguerrido”), Adolfo Cambiaso (“desde luego”), el recordado Gonzalo Heguy y Facundo Pieres. Este último es también uno de sus favoritos pero ya como espectador, porque Alejandro Moy (h.) es simultáneamente un gran aficionado. “Me gusta mucho el equipo ese”, reconoce, acerca de Ellerstina, el de Fa c u; pero también disfruta a “El Ruso [Eduardo Heguy], con otro tipo de juego”, y a Milo Fernández Araujo. Claro que no pueden faltar en el recuento sus predilectos: los equinos. Entre ellos surgen Luna (famosa yegua de Gonzalo Pieres), Marsellesa (Horacio S. Heguy), Silvi Caro La Capital (Sebastián Merlos) y Aiken Cura (“pobre, ya no está; era un caballazo”, dice del que fue padrillo de Cambiaso). Y si se le pide un gol, menciona el que todo polero recuerda: el histórico de Marcos Heguy para Indios Chapaleufú contra La Espadaña en la final de Palermo ’86, a Polo Vaya pintura: 500 kilos, 24 metros cuadrados, sobre cemento y para Dubai. El patrón polístico de Adolfo Cambiaso le pidió un mural para el estupendo Museo del Caballo, y Moy elaboró en seis meses su trabajo más grande. El polo, como deporte de gente adinerada que es en muchos casos, permite conocer personajes, historias y excentricidades interesantes. Ali Albwardy, patrón de Adolfo Cambiaso en Inglaterra, es un prominente empresario oriundo de Emiratos Árabes Unidos. “De muy buen trato, exigente y gustador de las cosas hechas con calidad”, lo describe Alejandro Moy (h.), que fue invitado por él a Dubai, capital de uno de los siete emiratos. Y ahí, más precisamente en el formidable Museo Del Caballo, recibió un peculiar pedido... “Ali me mostró una pared enorme, de 12 metros de anchura, y me preguntó qué me sugería y si podía hacer algo ahí. Me quedé tres días sentado frente a la pared, proyectando imágenes, con bocetos. La gente pasaba por ahí y diría “¿qué hace este hombre sentado solo, mirando una pared vacía...?”. Volví a Buenos Aires, alquilé un astillero en el bajo de San Isidro y pinté sobre placas de cemento. Fue un proceso fantástico, una experiencia increíble. Todo pesaba unos 500 kilos, fue en avión y llegó muy bien. Cuando arribé vi a unas 80 personas con andamios y grúas para instalar eso a cuatro o cinco metros de altura. Una vez colocado, me subí al andamio y trabajé unos diez días más, retocando cosas”, narra el autor. –¿Cómo es pintar de cerca para que se vea bien de lejos, sin perder las proporciones y teniendo en cuenta los detalles pero a la vez el conjunto? –Más que pinceles, he gastado zapatos, por ir y volver, ir y volver. Lo que se ve de cerca nada tiene que ver con cómo se debe ver de lejos. Hay que mirar desde la distancia adecuada y pensar qué hay que hacer de cerca para lograr lo que se pretende. Uno tiene en la cabeza qué efecto causa a la distancia una pincelada, pero hay que ir a verla desde lejos, para verificar si concuerda con el objetivo. Es muy trabajoso. Unos seis meses le demandó el mural de 9,6 metros de largo por 2,5 de ancho. O sea, 24 metros cuadrados. “Es mi obra más original y rara. Hubo un proceso muy largo, que incluyó hasta estudios de pinturas en laboratorios. Es lo más grande que he hecho”, sostiene Moy. Alejandro junto al mural de 9,6 mts. de largo por 2,5 mts. de ancho Programa de la Exposición en Chantilly- Francia bordo de Marsellesa. “¡Una locura, una locura! Yo no podía creer lo que hacía”, comenta sobre la arriesgada jugada que empezó en el arco que defendía Marcos, el del tablero, y terminó en el de Libert ador luego de re c o rrer toda la cancha La Victoria. Paradójicamente, Alejandro lo boceteó, pero nunca lo pintó. Se produce una pausa... “Ahora estoy muy fanático del golf”, admite. –¿Mejor arquitecto o golfista? [ríe] –Mejor arquitecto. –¿Cuánto usás el club? –Lo uso mucho, todos los fines de semana. Y lo he usado muchísimo. He pasado mi infancia ahí, cuando todavía no estaba hecha la pileta e íbamos a jugar delante del golf. Mi padre era fanático, y lo jugaba bien. Y, cuando ya la hubo, me llevaba a la pileta todos los fines de semana. El club fue y es parte de mí, de mi vida, de mi crecimiento con amigos. Es como una casa. –¿Alguna vez te pusiste la camiseta para representar al Jockey? –No me la puse. Pero siempre se está a tiempo, ¿no? –De algún modo, la tenés puesta. –Es como si la tuviera pintada... Xavier Prieto Astigarraga 2 8 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B campo de deportes Fútbol Copa 125º Aniversario del Jockey Club Argentino Nos visitó una vez más el equipo del Jockey Club de Rosario, jerarquizando el encuentro de esa jornada con su habitual calidez en el trato y la ya conocida destreza de sus jugadores, en el marco de la amistad que une a ambos clubes desde hace ya varios años. l frío, que anunciaba la histórica nevada que cayó sobre Buenos Aires dos días después, se rindió el pasado sábado 7 de julio ante el calor de la celebración que el fútbol desplegó en el año del 125° aniversario del Jockey Club. Los festejos consistieron en la disputa de cinco partidos a lo largo del día por equipos seleccionados de cuatro categorías de cada club, poniéndose en juego la Copa 125° Aniversario del Jockey Club Argentino. Ésta se entregó junto con otros premios en el tercer tiempo, que se llevó a cabo en el “Rincón de Fútbol”, bar temático que se inauguró en la ocasión, donde se exhiben las copas y trofeos obtenidos por el club en este deporte, junto a fotografías y recuerdos de seleccionados, equipos y jugadores destacados. El acontecimiento marcó el debut del seleccionado de una nueva categoría (14-15 años), que se sumó a otras que ya han representado con éxito al club en otras oportunidades. Si bien el triunfo no acompañó a los chicos en los dos partidos que jugaron con sus pares rosarinos, fue notorio su entusiasmo y empeño en el juego, lo que permite augurar que en el futuro cercano alcanza- E Arriba: Seleccionado de una nueva categoría (14-15 años) Abajo: Ambos equipos Super-Veteranos (+ de 50 años) 3 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B rán importantes victorias, vistiendo la camiseta de la selección del club. Mientras tanto, en la cancha “Carlos Casal” se enfre n t a ron sucesivamente las restantes categorías. Los mayores de 50 años de nuestro club, luego de un comienzo de partido parejo, lograron doblegar la resistencia rosarina con buen juego en todas sus lí- neas, imponiéndose por 5 a 2. En ese partido, contamos con jugadores históricos como Alberto Malaver, Federico Amuchástegui, Vi rgilio Gregorini y Guillermo Ancizar, entre otros. Con los visitantes jugó Manuel Tasada, una leyenda de 76 años que le ha dado el nombre a la cancha principal de fútbol del Jockey Club de Rosario. A su turno, los mayores de 40 años re a f i rmaron su calidad de campeones, ya que con un juego exquisito y contundente se alzaron con una clara victoria por 6 goles a 0 de sus rivales rosarinos. Con los puntos igualados se llegó al último partido, cuyos protagonistas supo aguantar la carga rosarina, que con rigor físico buscó sin éxito el empate dando lugar a excelentes ataja- fueron los seleccionados de la categoría Libre de ambos clubes, que definiría la serie y al equipo ganador de la copa 125° Aniversario. Nuestro equipo, que ya había dado muestras de su calidad el año pasado, en el torn e o que se disputó en Fisherton, tuvo un desempeño que superó todas las expectativas, afrontando con garra, concentración y buen juego a su par ro s arino, que lo superaba en potencia física. En un partido apasionante, luego de ponerse en ventaja en el primer tiempo con un gol de Ignacio Houssay, La categoría Libre, que definió la serie. Manuel Tasada (76) del JCR y Alberto Malaver das de nuestro arquero Iván Bunge y a un destacado desempeño de la defensa. El juego se definió por 2 a 0 con un golazo de Miguel de Ezeiza al pro m ediar el segundo tiempo. Como cierre de otra jornada para el recuerdo, se inauguró el “Rincón de Fútbol”, que colmado de concurrentes para el tradicional tercer tiempo, fue testigo de la camaradería y amistad existente entre ambas institu- nos Seniors hasta la Escuelita de Fútbol, definiéndose ya los distintos torneos a la vez que los equipos se preparan para los campeonatos Primavera. También han re c o m e n z a d o los partidos nocturnos que se organizan entre semana para Juveniles, Mayores y Veteranos, además de programarse algunos encuentro s de fútbol femenino. Eduardo Mac Roullion, del Jockey Club de Rosario, entre ga la copa 125° aniversario a Alberto Malaver en el nue vo bar temático “Rincón de Fútbol”. R E V I S T A ciones. Ese encuentro coronó la entrega de la Copa 125° Aniversario, que hoy luce en sus vitrinas. A fines de agosto, dos nuevos seleccionados re p resentarán al club en el torneo General San Martín 2007 que o rganiza el Jockey Club de Rosario en su campo de deportes. En la próxima edición de la revista nos re f e r i remos a ese encuentro . Por otra parte, terminado el re c e s o impuesto al fútbol por las vacaciones invernales -pausa que ha servido para la resiembra y mantenimiento de los campos de juego-, se ha reiniciado con renovado entusiasmo la actividad en todas sus categorías, desde Vetera- Peter Laurence D E L J O C K E Y C L U B - 3 1 sede social esgrima 1 Ajustados asaltos y una gran emoción En el Tattersall de San Isidro se realizó con éxito el Torneo Internacional “Copa Jockey Club Argentino”. 1. Asalto final entre Jiri Beran y Guojie Li 2. Marcos Roca y el veedor Julio C. Gonzalez Tirador (CUBA), entregan los premios 3. En el podio, Jiri Beran (1°), Guojie Li (2°), Francesco Martinelli (3°) y Lois Hainard (3°) dar que Méndez, de 21 años, se había coronado Campeón Nacional de mayores en 2006 y participó en los últimos Juegos Panamericanos de Río de Janeiro. El domingo se efectuaron los choques del cuadro de eliminación directa a 15 toques, y allí se ratificó la gran paridad del día anterior sobre las pedanas, con asaltos emocionantes que se resolvieron por la diferencia de un golpe. Un ejemplo fue la derrota por mínimo margen del argentino José Félix Domínguez –mejor clasificado ganador de la Copa Horacio Roca- ante el chino Lei Wang, campeón del mundo en 2006. En las semifinales, el chino Guojie Li superó ajustadamente al italiano Francesco Martinelli, mientras que el checo Jiri Beran aventajó con comodidad al suizo Lois Hainard. En la definición, Beran fue desnivelando a Li mediante rápidas salidas de ataque en tiempo y contragolpes veloces, estrategia que lo condujo a la victoria final por 15 a 10. Todo un alivio para el checo, que en los tres asaltos anteriores sólo había triunfado por la estrecha diferencia de un golpe. Gastón Saiz P or duodécima ocasión consecutiva, el Club organizó el Torneo Internacional “Copa Jockey Club Argentino”, avalado por la FIE (Federación Internacional de Esgrima) y que tuvo como escenario el Tattersall del hipódromo de San I s i d ro. El certamen, de Clase A y exclusivamente de espada masculina, se re alizó entre el sábado 23 y el domingo 24 de junio y contó con 88 esgrimistas de 20 países. Un movimiento de unas 1000 personas en las tribunas certificó el éxito de la tradicional competencia. “En el año previo de cada Juego Olímpico esta copa adquiere mayor magnitud, porque además otorga puntos clasificatorios para la máxima cita del deporte. En 2003, 3 4 - R E V I S T A D E L también en el Tattersall, ya habíamos vivido una verdadera fiesta con más de 100 esgrimistas”, apuntó Rodolfo González Moreno, delegado de la Sala de Armas del Jockey Club y Presidente del Comité Organizador del torneo, el más importante de Sudamérica. En la primera jornada se disputaron las poules eliminatorias para darles el pasaje a la siguiente rueda a 57 tiradores; en esa instancia inicial quedaron al margen dos de los re p resentantes del Jockey Club, Matías Figueroa Trongé y Honorio Leguizamón Pondal. En tanto, Marcelo Méndez se impuso en un asalto en el c u a d ro de 64 y fue eliminado en el de 32 por el inglés Jonathan Willis, en un re ñ ido duelo que finalizó 14-13. Cabe recor- J O C K E Y C L U B 2 3 sede social snooker Instantes de máxima concentración. Fantasías sobre el paño Carlos Ibarra es uno de los referentes más destacados de este juego que reúne a más de cien aficionados en el Jockey Club on las 3 de la tarde y la sala de snooker del Jockey Club cobra vida propia. La escenografía es la típica para la ocasión: luz tenue, miradas fijas sobre los cinco paños y el impacto de los tacos que retumba en el ambiente. De pronto ingresa Carlos Ibarra con la humildad de un apasionado más de este juego, pero no pasa inadvertido en el recinto. Algunos socios dejan de taquear y se le acercan con un saludo afectuoso. Otros le sueltan una broma de esas que abundan cuando se comparte con frecuencia una actividad entre amigos. Entonces allí, rodeado por compinches de innumerables boladas, Carlitos comienza a desgranar los secretos del snooker, un deporte del que es genuino referente en el Club por su trayectoria y actualidad. –Este juego es tan complejo como el ajedrez. La clave es saber proyectar tres o cuatro jugadas adelante para seguir S 3 6 - R E V I S T A D E L una secuencia. En otras palabras, encontrar lo que yo llamo la key-ball, la bola llave que te abrirá la posibilidad de seguir un camino a la búsqueda de enhebrar una bolada –nos asegura. Ibarra tiene hoy 50 años, pero su fascinación por el snooker empezó de quinceañero, cuando con sus padres iba al campo de unos amigos y se refugiaba en la sala de billar para contrarrestar el calor agobiante de la tarde. Como un testigo de privilegio, quedaba atrapado bajo el magnetismo de esa bola que se desplazaba suavemente sobre la mesa. Sin embargo, por aquellos tiempos de adolescente terminó inclinándose por la potencia y precisión del golf, disciplina en la que se destacó. Y fue recién a los 25 cuando volvió a acercarse a una mesa de paño verde. “En 1982 me asocié al Jockey y descubrí en el cuarto piso la sala de snooker. Entonces volvieron a mi mente aquellos años J O C K E Y C L U B de chico tratando de que la bola me hiciera caso. Empecé en la mesa Nº 5 para principiantes, con un taco que era más o menos derecho y de marca ‘pirulo’. Fueron muchos años de práctica hasta que alcancé la mesa Nº 1, en donde se disputan los torneos de primera categoría”, cuenta. Claro que en Ibarra afloraba un talento innato para el snooker, pero para convertirse en un jugador más completo acumuló horas de práctica, de estudio y de o b s e rvación de los grandes exponentes. “Si bien tenía juego, me faltaba mucho por aprender. Cuando apenas sabía agarrar el taco me acercaba a la mesa Nº 1 y contemplaba las maravillas que hacían mis maestros, intentando dilucidar el porqué y el cómo de su juego tan efectivo. Se aprende mucho mirando y consultando a quienes poseen experiencia”. Al compás de ese aprendizaje, atravesó por las distintas categorías y se salteó la de Intermedia porque la comisión de handicap lo catapultó directamente a la Primera. Hoy, con -35 de handicap –el reg i s t ro histórico más bajo del Club– y un aguerrido estilo de juego, Ibarra no se olvida de quienes fueron sus mentores: Alf redo Correas y los doctores Faustino Arámbulo y Alfredo Labougle. A estos nombres, Carlos le suma el de Hernán Videla, con quien se enfrentó en varios p a rtidos decisivos a sala llena: “Videla es uno de los mejores jugadores que he visto; creo que cumplí un gran objetivo al haber podido superarlo en dos finales. Él tenía un gran manejo de la bola blanca; cosas por incorporar, como distintos efectos y la ubicación exacta de la bola blanca. El que dice que ya no hay nada por aprender, miente”. Para el corto plazo, augura el advenimiento de la nueva generación: “Hay muchos chicos buen jugador y otro que no escapa de la medianía? –Como en otros deportes, la acumulación de años de experiencia, que te dan el suficiente aplomo para afrontar diferentes situaciones. Recuerdo que cuando La sala del Jockey puede considerarse la mejor de Sudamérica. Un escenario único para el snooker. es decir, la posicionaba siempre en el lugar más conveniente de la mesa”. Pero más allá de grandes adversarios, su máxima satisfacción fue haber recorrido esa senda desde la mesa Nº 5 hasta el escenario principal de la sala, allí donde se muestran y se lucen los mejores. “Es como llegar a jugar en el Lawn Tennis”, grafica. Y agrega: “Otra de las metas importantes que conseguí fue haber mantenido el nivel de juego a través de los años, aunque siempre hay que están entrando a la sala de snooker y que nos pondrán un pie encima. Vienen creciendo bastante rápido y yo ya cumplí los 50 años. Evidentemente, mi vista ya no es igual a la que tenía a los 20 años, aunque afortunadamente no tengo problemas con el pulso”, afirma Ibarra, médico clínico y que se impuso en el último torneo Individual con handicap al derrotar en la final a Horacio González Álzaga. –¿Cuál es la diferencia entre un muy R E V I S T A me tocó jugar los primeros torneos estaba tan nervioso que mi taco tenía movimiento propio. Pero insisto: para pro g resar es determinante mirar a quienes juegan bien, leer a los maestros ingleses, que son los mejores del mundo, ver videos y practicar mucho para lograr un taqueo armonioso, sin sobresaltos y con una postura adecuada para la ejecución del tiro –recomienda Carlos, con un estilo didáctico y ameno. Seguramente, Ibarra no habría alcanzado su condición de notable jugador amateur si no se hubiese formado en el Jockey.”Las mesas de nuestro Club son óptimas para desarrollar el verdadero snooker como se lo conoce en Inglaterra, que es la cuna a nivel mundial. Por suerte, aquí tenemos todos los materiales y de máxima caliG.S. dad”, afirma con orgullo. D E L J O C K E Y C L U B - 3 7 sede social Celebración del 125º Aniversario de la Fundación del Club 1 l 15 de abril próximo pasado se cumplieron 125 años de aquél día memorable en el que Carlos Pellegrini y un grupo de caballeros de su amistad dieron por fundado el Jockey Club de Buenos Aires y eligieron su primera Comisión Directiva. Por tratarse de un domingo, los actos conmemorativos de este significativo siglo y cuarto se pospusieron para el lunes 16, comenzando por la mañana, cuando las autoridades y los funcionarios del club colocaron una ofrenda floral ante el monumento que recuerda al eminente estadista y creador de nuestra entidad. Por la tarde se realizó la ceremonia central de la celebración en el Salón Dorado de la sede social, que contó con la presencia de numerosos socios E 3 8 - R E V I S T A D E L 2 1. Autoridades y socios depositan una ofrenda floral en el monumento a Carlos Pellegrini 2. El presidente Bruno Quintana junto a Carlos María Gelly y Obes y Alfredo F. Cantilo en el Salón Dorado. acompañados por sus familiares, otorgándole al acontecimiento una atmósfera de cálida confraternidad. La confraternidad fue, precisamente, uno de J O C K E Y C L U B los conceptos que rescató nuestro presidente, Bruno Quintana, al dirigirse a la concurrencia para evocar aquella arrojada empresa de los fundadores. Esa confraternidad, ese espíritu de amistad que iluminó los comienzos del club y que continúa vigente y vigoroso en el presente. Ese espíritu, en suma, que fue el que permitió superar épocas oscuras, y que lo pudo hacer porque estuvo y está respaldado por los valores que Pellegrini y sus amigos supieron llevar adelante con denuedo, y que son los que hoy siguen impulsando las sucesivas comisiones directivas y los que rigen las relaciones entre lo socios: civilización, honor, cultura, camaradería y respeto por las mejores tradiciones argentinas. Después de tan emotivas palabras, se proyectó un documental que, en sobria síntesis, fue mostrando la evolución del Jockey Club, desde sus humildes inicios hasta los fastos de la gran sede de la calle Florida; desde aquel sencillo Hipódromo Argentino de madera hasta el muy elegante que el club hizo construir en 1909. Y por supuesto se pudieron apreciar también los cambios operados en las tierras adquiridas en San Isidro, desde el páramo original hasta las modernas instalaciones deportivas de hoy, sus magníficas canchas de golf y las de polo, y su insuperable circo hípico, escenario de los clásicos más sobresalientes del turf argentino. Asimismo, se pasó revista a los distintos aspectos de la residencia que actualmente es la sede social, se recorrieron a través de imágenes sus salones, se contemplaron las obras de arte que la engalanan y su sorprendente biblioteca. En pocos minutos, por lo tanto, se reflejaron 125 años de la historia de nuestro club; un club que es un lujo del país y como hay pocos en el mundo. El acto culminó con un brindis de honor y se prolongó en una amable tertulia en la que se trajeron al presente muchos recuerdos y se trataron numerosos planes y proyectos para ir realizando en los 125 años por venir. Patrimonio Algunos trofeos de antaño Una serie de piezas artísticas que se conservan en nuestra sede social muestran cómo se recompensaba en el pasado a los ganadores de los grandes premios de la hípica argentina. a finalidad primordial del Jockey Club, establecida desde un comienzo en su Estatuto, fue la de fomentar el mejoramiento de la raza caballar existente en el país. Al respecto, las carreras fueron el vehículo ideal para lograrlo, ya que por medio de los premios se incentivaba a los criadores para que realizaran inversiones en sus establecimientos y los modernizaran, incorporando las técnicas y los adelantos requeridos para ponerlos a la altura de los mejores del mundo. Por supuesto, a esos premios en metálico se les adjuntaba un trofeo –generalmente una copa o una plaqueta–, en el cual, por medio de una inscripción, se dejaba para el futuro el testimonio del triunfo alcanzado en cada ocasión. Con el tiempo, las autoridades del Jockey se pre o c u p a ron por agregarles a esos tradicionales obsequios una especial distinción, sobre todo a aquellos que debían entregarse a los ganadores de los grandes premios. Así, por ejemplo, en junio de 1890, durante la última sesión de la Comisión Directiva presidida por Carlos Pellegrini, antes de que asumiera la P residencia de la Nación después de la renuncia de Juárez Celman, se lo autorizó para hacer colocar sobre un pedestal adecuado un grupo de tres caballos de plata que habían sido comprados en Europa el año anterior, agregándole al con- L 4 0 - R E V I S T A D E L junto la inscripción correspondiente para ser destinado al ganador del Gran Premio de Honor, clásico instituido en 1887. Hoy, ese trofeo se conserva en el Salón Florida de la sede social, pero hasta el momento no hemos logrado obtener no- Gran Premio de Honor de 1890 ticias ciertas acerca de cómo volvió a manos del club. Se trata de un cuerpo cilíndrico de madera laqueada adornado con cartelas de plata, que apoya sobre un elaborado pie del mismo metal finamente tallado y culmina en una moldura con si- J O C K E Y C L U B milar diseño, sobre la cual se alza el citado grupo escultórico. En el frente, en una placa, se lee: “Jockey Club / Premio de Honor / Ganado Por / «Avril» / hijo de Dollar y de Printanière. / Propiedad del Sr. Salvador Benedit / Setiembre 28 – 1890”. En la parte posterior, un relieve de gran dinamismo muestra una carrera entablada entre tres caballos guiados por sus respectivos jinetes, que lucen los típicos atavíos de los jockeys. La misma intención de embellecer los premios tradicionales se puso de manifiesto en otras oportunidades, así por ejemplo, cuando en 1903 se le encargó al escultor Louis-Ernest Barrias una reproducción en marfil de La Reno mée, la conocida figura, originalmente realizada en bronce, que corona al poeta en el monumento a Victor Hugo (1902), para podérsela ofrecer a Day, el ganador del Gran Premio de Honor de aquel año. Otro tanto sucedió cuando, en 1905, y con un fin similar, Pellegrini le solicitó el boceto de “un caballo corriendo en libertad, acompañado por la Victoria” al célebre escultor animalista Georges Gardet, obra que, según su opinión –así se lo expresó a Miguel Cané en una carta dirigida desde Paris–, era elegante y muy apropiada, y cuya ejecución –le aseguraba– “sería perfecta”. Si bien ya desde tiempos lejanos el club se preocupó por recuperar este tipo de obras, para así componer una colección histórica de trofeos, es de lamentar que la escultura de Barrias no pudiera recobrarse, cosa que sí ocurrió en cambio con la de Gardet, que se adquirió en 1933, adornó por un tiempo el Salón Imperio de Florida, pero no sobrevivió al incendio de 1953. Lejos de olvidarse, la costumbre de encargar objetos de arte para ofrecerlos a los criadores se fue acrecentando con el correr de los años. Como testimonio queda lo expresado en el acta de la sesión de la Comisión Directiva del 11 de abril de 1924, en la cual se dispuso que, a p rovechando la partida para Francia de don Federico de Alvear –que el año anterior se había desempeñado como vocal de la Comisión de Carreras–, se le autorizaba para adquirir “copas u objetos de arte para el Gran Premio Nacional por un valor de 84.000 francos”. Rápido en sus decisiones, Alvear se dirigió al taller de Paul Troubetzcoy, que por entonces estaba en el cenit de su carrera como escultor. Hijo de un príncipe ruso y de una cantante lírica estadounidense, Tro ubetzcoy había nacido en Italia en 1866. Su origen, que podríamos calificar como internacional, se reflejó asimismo en su labor artística como retratista, que también lo condujo a un trasiego cosmopolita. Si bien llegó a ser un pintor de mérito y muy buen dibujante, sus obras más significativas fueron sus “estatuillas-retrato” vaciadas en bronce, que le consiguieron una fama perdurable en el gran mundo de los viajeros distinguidos que visitaban Europa y también en Estados Unidos. La amistad que lo unió con Joaquín Sorolla –nacida durante la Exposición Internacional de París de 1900, en la que ambos artistas lograron premios sob resalientes– le facilitó el contacto con las familias y personalidades de mayor relieve de España e Hispanoamérica, y fue asimismo bien conocido por los argentinos, que pudieron apreciar su arte en la exposición que se llevó a cabo en Buenos Aires para festejar el Centenario de 1810 –ocasión en la que dos de sus trabajos figuraron en la sección italiana–, y que prolongaron su admiración posando ante él para inmortalizar sus rasgos en los retratos que modelaba sabiamente, con un estilo muy personal, pero también deudor en parte de las renovadoras tendencias impuestas por Rodin y Med a rdo Rosso. El propio Federico de Alvear se hizo retratar dos veces por Tro u- betzkoy, precisamente en 1924, y también le encargó los retratos de su esposa, doña Felisa Ortiz Basualdo, y de su joven hija Felisa, siguiendo así una tradición a la que en 1913 se había adherido Victoria Ocampo, de quien el príncipe escultor hizo dos dibujos y una estatuilla de bro nce, en la que Victoria figura ataviada con un modelo de Madeleine Chéruit. El 22 de mayo, la Comisión Directiva se anotició de que Troubetzcoy estaba ejecutando una escultura para galard onar al triunfador del Nacional. Según los Modelo en barro para “La Victoria”, de P. Troubetzkoy “La Victoria” en su estado actual detalles recibidos, sus características parecían emparentarla con aquella pieza que Pellegrini le había encargado a Gardet, puesto que se trataba también de una figura de la Victoria, pero en este nuevo caso no conducía sólo un caballo sino una cuadriga, tema por cierto inusual para el artista, el primero de los suyos, según dijo, que en todo re c o rdaba lo antiguo1. Los comentarios de Alvear y sus alabanzas predispusieron sin duda a R E V I S T A las autoridades, como también debe de haberlas motivado el éxito que obtuvo la pieza en el Salon du Printemps de aquel año. Por eso, cuando la obra llegó a Buenos Aires despertó una merecida admiración, y el tesore ro del club, don Luis María de Urquiza, propuso de inmediato que quedara en poder de la institución “para adornar sus salones”. Así se hizo, y allí quedó hasta que el fuego dio cuenta de parte de ella. Las llamas se llevaron a su alegórica conductora que, triunfante, p a recía guiar a los desbocados caballos hacia una meta lejana, y sus formas se a b l a n d a ron y deform a ron. Esto hizo que se alterara su aspecto original –conocido a través de una antigua fotografía del modelo en barro, que aquí se re p ro d uce–, adoptando la apariencia con la que hoy se la puede apreciar en el recinto de la Biblioteca. En la base –en parte dañada– luce aún la firma del artista y el año de su realización (1924), y también el sello de la destacada fundición Valsuani, que tenía su taller en el 74 de la Rue des Plantes, París. Así, aunque incompleta, se la mostró en la exposición que sobre Troubetzkoy se llevó a cabo en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires entre el 1 y el 26 de noviembre de 1978, figurando con el nº 15 del catálogo, en el que la acompañaban otras piezas del maest ro pertenecientes a colecciones privadas argentinas. Continuando por la misma senda, en diciembre de 1926 los integrantes de la Comisión Directiva del club recibieron una nota del Dr. Ángel Gallardo, ministro de Relaciones Exteriores, en la que les daba cuenta de una carta que le había sido cursada por nuestro representante en Francia, Federico Álvarez de Toledo inf o rmándole acerca del éxito obtenido por el escultor argentino José Fioravanti en la exhibición que había realizado chez Barbazanges, a la vez que aconsejaba que el club adquiriera alguna de sus obras. Por aquel entonces, Fioravanti, nacido en 1896, estaba re c o rriendo por primera vez Europa con el apoyo del presidente Marcelo T. de Alvear, y había logrado una excelente acogida en España –allí D E L J O C K E Y C L U B - 4 1 Patrimonio le compraron una obra para el Museo de Arte Moderno de Madrid– y en Francia –donde se hizo otro tanto con una cabeza de bronce destinada al Musée du Jeu de Paume–. Todavía no había llegado el momento en que se erigiría en nuestro más eximio estatuario, como lo demostró, ent re otros casos, con los monumentos a Avellaneda y Roque Sáenz Peña, cuya realización encaró en su taller de la ru e Vercingetorix durante su segunda etapa parisina, a partir de 1929, mostrando los resultados de su labor en el Jeu de Pomme, en 1934, y al año siguiente en Buenos Aires, en el Museo Nacional de Bellas Artes, en ambos casos con una repercusión extraordinaria. Si bien no había alcanzado aún esa instancia consagratoria, hacia 1924-1926 ya estaba gestando el lenguaje de su madurez, gracias al aprendizaje directo experimentado sobre las obras ejemplares del arte egipcio y griego, al que supo sumar la influencia de los grandes maestros franceses como Rodin, Bourdelle y Maillol. La propuesta hecha al club prendió en el ánimo de sus directivos, y fue así que el 8 de julio de 1927, cuando Fioravanti ya estaba de re g reso en Buenos Aires, se votaron los fondos requeridos para adquirir una obra suya y así poder ofrecerla al propietario de Quemao, de la caballeriza La Celina, que había ganado el Gran Premio Nacional de 1926. Muy p ronto, por razones de tiempo, esta propuesta original se alteró, solicitándosele un bajorrelieve en mármol para premiar al triunfador de 1927. Pasó así la placa color arena a poder de Justo C. Saavedra, el propietario de Bermejo, que fue el ganador de aquel Nacional, y después quedó en manos de sus descendientes, hasta que transcurridos 64 años, en 1991, el Jockey pudo adquirir el relieve, que re g resó así a la institución que había sido su comitente, gracias a la re c o m e ndación del Sr. José F. de Apellániz y según lo resuelto en las sesiones de la Comisión Directiva del 4 de junio y del 11 de julio de aquel año. La obra, de 58 x 66 cm., manifiesta un despojado refinamiento y una pureza 4 2 - R E V I S T A D E L sorprendentes: un caballo y junto a él, de pie y desensillándolo, su jinete. Hacia la d e recha, una dama vestida con elegante sencillez aplaude. Debajo, una sobria leyenda: “Gran Premio Nacional MCMXXVII – Ganador: Bermejo”. Más abajo, hacia la derecha y en letras de menor tamaño: “J. Fioravanti”. En cuanto a la técnica, más que de un bajorrelieve se trata de lo que suele denominarse relieve en cre u x o encajonado, donde se cavan los contornos de las figuras, determinando las formas en parte rebajadas dentro de ese perímetro para tallar en ellas los detalles que las definen como figuras. Fue éste un método muy usado por los antiguos egipcios, y precisamente es a El relieve en mármol de Fioravanti los relieves egipcios a los que remite el espíritu de este trabajo de Fioravanti, que ya se había acercado al estilo y a los p rocedimientos escultóricos de los art esanos del Nilo en las alegorías para el monumento a José Martínez de Hoz, que se eleva en el predio de la Rural, re a l i z adas en París en 19262. Al contemplar estas obras, al apreciar su exquisita síntesis formal y su bella simplicidad, de inmediato se despiertan en el espectador los re c u e rdos de otras imágenes: las desc u b i e rtas en las subterráneas mastabas de Sakkara y Gizeh, o en los secretos hipogeos del Valle de los Reyes. En todas ellas, el relieve ahuecado –que Fioravanti también utilizó para las figuras del monumento a Beethoven (1928-1929) de Plaza Lavalle3– crea cambiantes y sugestivos efectos de luz y sombra, ya sea que se las observe frontalmente o se despla- J O C K E Y C L U B ce la vista caminando frente a ellas. Ése es, también, el efecto que hoy podemos d i s f rutar ante la placa en honor de Ber mejo que, ubicada como está en un lugar de tránsito constante, pero en un muro que concita todas las miradas, llama necesariamente la atención de los socios que concurren a diario a la sede de la Av. Alvear. Y es bueno que así lo haga, porque se trata de una verdadera joya art í stica de nuestro patrimonio. Mucho se podría seguir diciendo acerca de la colección de antiguos trofeos que se ha logrado reunir en el club. Podríamos, por ejemplo, referirnos a la hermosa copa de oro con que se premió a Pulgarín en el Nacional de 1921, pero nos parece prudente concluir aquí esta reseña, dejando el estudio de esa soberbia pieza para una próxima oportunidad. Sin embargo, antes de finalizar se impone una suerte de reflexión acerca del curioso destino de los objetos sobre los que hemos tratado. Su origen fue idéntico: se los encargó para galardonar a los propietarios de los caballos ganadores en premios clásicos del turf argentino. Uno de ellos, el de Barrias, siguió su vida al margen del club. Otros dos quedaron en la antigua residencia de la calle Florida y sufrieron los avatares de la historia. Los restantes tuvieron que aguardar largos años para volver a poder de la institución y engalanar su sede social. Aquí conviven. El de Fioravanti en la planta baja, próximo a la puerta por la que se ingresa al bar. Muy cerca –en el Salón Florida– se luce el que ostenta los tres caballos de plata adquiridos en 1889, en tanto que los indómitos équidos del príncipe escultor se encuentran en el segundo piso, rodeados por los innumerables libros de la Biblioteca. Los tres están en su casa. Roberto D. Müller John S. Grioni, “Una amistad singular: el escultor prínci pe Paul Troubetzkoy y Joaquín Sorolla y Bastida”, en Goya, nº 280 (2001), pp. 15-20. 2 Félix M. Pelayo, José Fioravanti, Buenos Aires, 1944, lá mina 12. 3 Ibíd., lám. 14. 1 sede social cultura Salón Anasagasti Escenario Cultural E n el año de su 125 aniversario, múltiples han sido los actos culturales que el club ha p rogramado para ofrecer a sus socios e invitados en el apropiado ámbito del Salón Anasagasti. Así, por ejemplo, entre los últimos realizados, cabe destacar que el 15 de junio se ofreció un singular concierto organizado por la asociación Ars Nobilis, a cargo del barítono Víctor To rres y el laudista Igor Herzog, quienes ejecutaron un atractivo conjunto de canciones isabelinas. El 5 de julio, se cedió el salón para un acto especial que contó con el auspicio de la Fundación Vasco Argentina “Juan de Garay”, durante el cual se escucharon las autorizadas palabras del Dr. Julio María Sanguinetti -ex presidente de la República Oriental del Uruguay- y del académico de la Historia Dr. Isidoro J. Ruiz Moreno, quienes se refirieron al bicentenario de la Defensa de Buenos Aires. Un nuevo acontecimiento musical se llevó a cabo el 19 de julio, oportunidad en la cual, con el apoyo de la Asociación Argentino Austriaca, se pudo disfrutar de un excelente concierto a cargo del Trío Luminar, que ejecutó un programa en el que figuraron obras de Johann Sebastian Bach, Astor Piazzolla, Manuel Moreno Buendía, Jacques Ibert y Claude Debussy. Finalmente, un numeroso público pudo tener otra visión de una acontecimiento fundamental de nuestra historia como fue la Defensa de Buenos Aires, a través de la conferencia que don Marcos de Estrada pronunció el 9 de agosto, titulada: “Segunda invasión inglesa al Río de la Plata, de la Banda Oriental a Buenos Aires: la Defensa”. 1, 2 y 11. El barítono Victor Torres y el laudista Igor Herzog interptretando canciones Isabelinas 1 4 4 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B 2 4, 8 y 9. El trío Luminar interpretando obras de Johann Sebastian Bach, Astor Piazzolla, Manuel Moreno Buendía, Jacques Ibert y Claude Debussy 3 4 5 6 3, 6 y 7. El Dr. Marcos de Estrada R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 4 5 sede social 4 6 - R E V I S T A D E L 7 8 9 10 11 12 J O C K E Y 5, 10 y 12. El Dr. Horacio Zorreguieta, el Dr. Julio María Sanguinetti y el académico de la Historia Dr. Isidoro J. Ruiz Moreno durante la disertación auspiciada por la Fundación Vasco Argentina “Juan de Garay” C L U B biblioteca Sobre viajes y viajeros: Los libros del Perito Moreno En 1920, el Club adquirió un conjunto de libros que habían pertenecido a Francisco P. Moreno, iniciando así la importante colección de viajeros que actualmente prestigia a nuestra Biblioteca. Por Roberto D. Müller E n 1918, debido a que el caudal de libros atesorados en el club ya había superado en mucho la capacidad de las instalaciones dispuestas para su conservación, la Comisión Directiva decidió autorizar la inversión de hasta $ 27.000 m/n para ampliar la Biblioteca en el sitio que hasta entonces había ocupado el vestuario de los maestros de esgrima. Sin embargo, esos trabajos apenas lograron paliar p rovisoriamente las dificultades, y era evidente que, ante el constante cre c imiento de los fondos bibliográficos, muy p ronto deberían tomarse otras medidas de mayor alcance. A pesar de esos problemas, las autoridades no cejaron en su afán por enriquecer el patrimonio de la Biblioteca. Fue así que en 1919 se adquirieron 72 obras de lujo ofrecidas en venta por el Sr. Emilio Goldaracena, a la vez que se incorporaba una colección de notable mérito, especializada en temas art í s t icos, que había pertenecido a don Miguel Berro Madero. Con esas compras, el problema espacial se agudizó, al mismo 5 0 - R E V I S T A D E L tiempo que el ingreso de cerca de 800 nuevos socios aconsejaba llevar a cabo urgentes re f o rmas y ampliar la sede social, para así poder ofrecerles las comodidades debidas. A la Biblioteca se la tuvo muy en cuenta en el momento de planearse esos trabajos, ya que para albergarla se proyectó un gran local en una J O C K E Y C L U B casa anexa, que había sido adquirida en 1908 sin que desde entonces se le diera un destino preciso. Allí, en un grandioso recinto de la planta baja, en todo acorde con el volumen y la calidad alcanzada, la Biblioteca del club iniciaría una nueva etapa de su historia, que se extendería hasta el 15 de abril de 1953. Mientras se realizaban las obras de adaptación de ese nuevo local, que recién concluirían en 1921, se resolvió suspender la adquisición de libro s , puesto que en esas circunstancias era imposible encontrarles una ubicación adecuada. Ésa fue la razón por la cual no se pudo comprar en su totalidad la biblioteca que había pertenecido al perito Francisco P. Moreno, que antes de ser puesta en venta fue ofrecida al club por su hermano, Eduardo G. More n o . De todos modos, en agosto de 1920, llegada la instancia del remate judicial de esos libros, dispuesto por el Juez Dr. J. C. Lagos y organizado por la firma J. C. Naón & Cía., el club se hizo presente a través de sus re p resentantes en el salón de ventas ubicado en Bartolomé Mitre 530, logrando adquirir 249 volúmenes cuidadosamente seleccionados entre los 1.273 lotes que incluía el catálogo, abonándose por ellos $ 4.005,97 m/n. Las obras elegidas, que hoy forman parte de la sección de libros re s e rvados de nuestra Biblioteca y son justamente valoradas, tratan fundamentalmente sobre viajes, descubrimientos geográficos y expediciones científicas realizadas des- Francisco P. Moreno en su juventud. de el siglo XVII hasta los últimos años del XIX, presentándose como un vívido testimonio de aquellos tiempos en los que “el horizonte geográfico era aún pródigo en incógnitas e invitaba a una p e rmanente aventura”, como tuve oportunidad de expresar en el prólogo al catálogo de la exposición Los viajeros y sus v i a j e s,que se presentó en los salones de la Biblioteca entre noviembre de 1995 y e n e ro de 1996, muestra en la que figuraron varias de las obras que habían pertenecido a Moreno. La pieza más antigua del conjunto adquirido en 1920 es An account of a vo yage from Spain to Paraquaria, traducción reducida del holandés del diario de viaje de los padres jesuitas Anton Sepp y Anton Behme, que fue impresa en Nurenberg en 1697. Como ocurre con todos los libros de la colección, lleva este volumen la firma de Moreno en la portada, o, más precisamente, habría que decir que se trata de una de sus firmas, ya que a pesar de la semejanza existente entre todas las registradas, se nota en ellas el paso del tiempo y ciertos cambios evidentes en algunos de sus rasgos, como se puede advertir al comparar las que figuran en las ilustraciones que acompañan a este texto. Si bien se hace imposible reseñar la totalidad de las obras incorporadas en aquella ocasión, conviene destacar que una parte importante de ellas pro v i e n e del siglo XVIII. Así, por ejemplo, la His t o i re de la découverte et de la conqueste du Pero u, de Agustín de Zárate, en traducción de Samuel de Citry (Amsterdam, 1719). Este ejemplar muestra la f i rma de un antiguo propietario (Roch f o rd) y la de Moreno, que en este caso R E V I S T A apuntó también la fecha en la que el lib ro pasó a su poder: el 30 de abril de 1874. Es asimismo una obra de muy digna sustancia A voyage round the world, in His Majesty’s ship The Dolphin, com manded by de Honourable Commodore B y ro n. En esta segunda edición londinense de 1767 –que en su portada luce la firma de Moreno y la fecha “31 de enero de 1893”– se indica que el relato del viaje fue escrito por an O fficer on Board the said Ship, anónimo autor que a veces ha sido identificado con Charles Clerke, un g u a rdiamarina del Dolphin. De 1756 data el ejemplar de la obra de Richard Rolt A new and accura te history of South-America, que a sus interesantes características editoriales aúna las huellas que fueron dejando sus sucesivos dueños por medio de sus firmas: la de Rufino Varela (en la vista); otra, raspada y prácticamente ininteligible, en la parte superior de la portada; la de M. Bollaert al comienzo del primer capítulo y, por supuesto, la del perito, su último poseedor antes de que pasara a formar parte del patrimonio de nuestra Biblioteca. Otros títulos que no pueden soslayarse son: An account of the European settlements in America, de Edmund Burke (London, 1757); Travels of the jesuits into various parts of the world (London, 1767); Histoire des navigations aux te rres australes, de Charles de Brosses (Paris, 1756); la primera edición del Vo yage que Louis-Antoine de Bougainville realizó autour du monde, comandando la frégate du Roi La Boudeuse, et la flû te L’Etoile (Paris, 1771); la Historia del Nuevo Mundo, de Juan Bautista Muñoz, impresa en Madrid, por la viuda de Ibarra, en 1793, y la Relation du voyage a la recherche de La Pérouse, de JacquesJulien de Labillardière, obra en dos volúmenes acompañados por un Atlas infolio editada en Paris, por H. J. Cansen, en el An VIII de la République Françoise (1799-1800). Adentrándonos en el grupo de obras dadas a luz en el siglo XIX, y ubicándo- D E L J O C K E Y C L U B - 5 1 biblioteca Portada del libro más antiguo de la colección Moreno, en la que se advierte la firma primitiva del perito con las ini ciales de los nombres separadas del apellido. Puede com parársela con las posteriores que figuran en las portadas reproducidas en las páginas 50, 51 y 54. nos de lleno en nuestro continente, descubrimos el Voyage to South America, performed by order of the American Go vernment, de Henry M. Brackenridge (Baltimore, 1819), Travels in the interior of Brazil, de John Mawe (London, 1821), Travels in South America during the years 1819-20-21, de Alexander Caldcleugh (London, 1825), y South 5 2 - R E V I S T A D E L America and the Pacific, de P. Campbell Scarlett (London, 1838). Y en cuanto a obras dedicadas más específicamente a describir nuestra geografía, nuestras costumbres y recursos económicos, podemos admirar, entre otras, las siguientes: Rough notes taken during some ra pid journeys across the Pampas and among the Andes, de Francis Head J O C K E Y C L U B (1826), Twenty-four years in the Argenti ne Republic, de John A. King (1846), Two thousand miles’ ride through the Argentine provinces, de William Mac Cann (1853), A two years’ cruise off Tie rra del Fuego, the Falkland Islands, Pa tagonia, and in the River Plate, de William Parker Snow (1857), Pioneering in the Pampas, de Richard Seymour (1870), y Argentina and the Argentines, de Thomas Turner (1892). Varios de estos títulos se incluyeron en una segunda exhibición sobre viajeros que se efectuó en la Biblioteca entre julio y septiembre de 1997, titulada La Argenti na contada en inglés. Moreno había comenzado a reunir este tipo de libros en su juventud, despertando la admiración de Mitre, quien en una carta que en 1875 le dirigió a Diego Barros Arana, elogió al “joven naturalista que es nuestra esperanza”, destacando que no sólo era inteligente, instruido y apasionado por los viajes y la exploración de regiones desconocidas, sino que también poseía “una vasta biblioteca americana”1. Para entonces, Moreno tenía apenas 23 años, y hacía ya dos que había dado comienzo a su vida de apasionado explorador recorriendo las costas de los ríos Negro y Colorado. ¿Cómo logró hacerse de una colección de libros tan sobresaliente en un medio intelectual pobrísimo, como era el nuestro de aquellos años, donde lejos estaban de circular con asiduidad y, por supuesto, no eran los que solían ofrecer las librerías de Buenos Aires? Tal vez algún título aislado –como aquél que perteneció a Varela– le haya sido obsequiado, pero es más que probable que al respecto recibiera el consejo y apoyo de German Burmeister, organizador del Museo de Ciencias Naturales biblioteca porteño, quien reconoció de inmediato las dotes excepcionales del joven y se transformó en su protector. Quizás haya sido él quien le acercó los catálogos de las librerías o de los anticuarios europeos y lo guió en la elección de los títulos, y es de imaginar con cuánta ansiedad habrá aguardado, una vez hechos los pedidos correspondientes, que los todavía lentos paquetes de antaño le trajeran a vuelta de correo esos codiciados objetos de su deseo. Con el correr del tiempo, ese tipo de contactos se habrán hecho corrientes, y dada la fama internacional que por sus trabajos fue obteniendo Moreno, las librerías o casas editoras extranjeras siempre deben de haber respondido con presteza a sus pedidos. Como dato curioso, podemos rescatar que muchos de los libros relacionados con nuestro país que integraron su biblioteca fueron publicados por las editoriales londinenses de John Murray y de Longmans, Green, and Co., y sería por demás interesante averiguar si aún se conservan archivos de dichas firmas, que pudieran echar luz sobre la posible existencia de cartas dirigidas a ellas por el perito. Queda así planteada esta inquietud como sugerencia para una posible y futura investigación. En su enjundioso ensayo titulado Contribución al estudio histórico del de sarrollo de los servicios bibliotecarios de la Argentina en el siglo XIX (Resistencia, 1974-1975) advirtió María Ángeles Sabor Riera que los libros con los que Moreno inició su colección los donó más tarde a la Biblioteca Pública de La Plata, de la que –como del Museo de Histo- 5 4 - R E V I S T A D E L ria Natural de esa ciudad– fue su fundador y primer director. Según la misma fuente, con el tiempo habría logrado hacerse de otro rico conjunto de libros y mapas, formando una segunda biblioteca, que sería la que se dispersó al ser vendida en subasta pública en 1920 (II, p. 75 y pp. 142-143). Sin embargo, estos datos son contradictorios, ya que tanto la Biblioteca como el Museo de La Plata fueron fundados en 1884, pero muchos de los libros que hoy se conservan en el Jockey Club muestran –como ya lo hemos advertido– las fechas en las que fueron adquiridos o pasaron a manos de Moreno, y una notoria cantidad de ellas corresponde a los años setenta del siglo XIX. De ahí que no puedan provenir de una “segunda” biblioteca sino de un fondo antiguo que, lejos de haber sido obsequiado, permaneció en su poder y se fue incrementando con el correr de los años. Por lo tanto, la donación a la Biblioteca Pública no debió involucrar la totalidad de los libros que el sabio naturalista poseía hacia 1884. Fue con los libros de Francisco Pascasio Moreno con los que se establecieron las bases de la importante colección de viajeros que todavía hoy es uno de nuest ros mayores orgullos. Esa importancia ha quedado ratificada en la muy completa Bibliografía de viajeros a la Argentina J O C K E Y C L U B de Susana Santos Gómez (Buenos Aires, 1983), ya que en muchas de sus entradas figura la sigla BJC, que testimonia la presencia, en la Biblioteca del Jockey Club, de buena parte de los libros por ella reseñados, algunos considerados como verdaderas rarezas bibliográficas. A través de las páginas de esos vetustos e inapreciables volúmenes podemos ingresar en el fascinante mundo de las exploraciones, ese mundo al que Moreno le dedicó una sección especial en el Museo, con la intención de que los estudiosos aprendieran a conocer el territorio argentino, preocupándose por su poder económico y su integridad2. Leyéndolos y admirando sus imágenes, transitaremos por mares tempestuosos o engañosamente calmos; por tierras vírgenes, ferales, a veces envueltas en una atmósfera de misterio y veladas por un silencio absoluto, como tal vez sea el de la eternidad. Conoceremos cómo vieron y apreciaron aquellos modernos y atrevidos argonautas los nuevos horizontes que iban descubriendo; cómo se fueron abriendo paso luchando contra la naturaleza hostil o contra los indómitos aborígenes; cómo apreciaron las posibilidades productivas de esos escenarios inéditos y las ventajas que ofrecían para abrir perspectivas y rutas originales para la industria y el comercio. Por fin –tal como lo advirtió Carlos J. Cordero en su estudio sobre los extranjeros que recorrieron el país después de la Revolución de Mayo (1916)–, cuando algunos de esos libros nos muestren el perfil más cercano de nuestra propia patria, se presentará ante nosotros la realidad de un lejano ayer tal como fue vista por los ojos y los intereses foráneos, devolviéndonos la imagen de nuestras cosas en forma peculiar, como reflejadas “en un cristal extraño”, en una suerte de espejo fascinante en el que los viajeros nos han dejado impreso el asombrado relato de sus viajes. Enrique de Gandía, Mitre bibliófilo, Buenos Aires, 1939, p. 137. Roberto Hosne, Francisco Moreno: una herencia patagóni ca desperdiciada, Buenos Aires, 2005, p. 19. 1 2 Novedades Invitación A través del Travellers Club de Lond res, hemos recibido una especial invitación dirigida a los socios del Jockey Club que tengan pensado visitar Euro p a e n t re el 28 de septiembre y el 25 de octubre del corriente año. Durante ese período se llevará a cabo la exposición inaugural de The Association of Pall Mall Libraries, en la cual se expondrán l i b ros raros y valiosos pertenecientes a d i f e rentes clubes londinenses. La muestra, denominada “Treasures from the Libraries and Collections of Gentlemen’s Clubs and Learned Societies in London”, tendrá lugar en The Royal Society of Medicine Library – 1 Wimpole Street – London WIG 0AE – www.rsm.ac.uk. Carlos Pellegrini en perspectiva Se encuentra en etapa de impresión, y próximamente estará en venta, el lib ro Carlos Pellegrini en Perspectiva, cuarto título de la colección “Biblioteca Jockey Club”. En él se han recopilado las conferencias pronunciadas en el club acerca de su fundador y primer presidente, desde la inaugural de 1921 hasta la conmemorativa del centenario de su fallecimiento, dictada en julio de 2006. La obra, que se edita con el doble motivo de homenajear al eminente estadista, y también como celebración de Dvd documental 100 años de Pellegrini / 125 años del Jockey Club El club ha producido un DVD en el que se han editado en forma conjunta dos documentales: 1) el que sobre el Dr. Carlos Pellegrini se presentó el año pasado en el Salón Anasagasti de la sede social, en ocasión de la exposición conmemorativa del centenario de su fallecimiento, y 2) el que se exhibió el 16 de abril de este año en el Salón Dorado, al celebrarse los 125 de la fundación del Jockey, en el que se expone una síntesis en imágenes de la historia de nuestro club. Los socios que así lo deseen, pueden adquirirlo en la Intendencia a un costo de diez pesos. los 125 años de la fundación del club, que se cumplen en este año 2007, reúne los textos de las disertaciones de: Ricardo Rojas, Álvaro Vargas Villemette, Matías Sánchez Sorondo, Atilio Dell’Oro Maini, Horacio Zorraquín Becú, José Arce, Marcos de Estrada, Carlos María Gelly y Obes, Héctor Lanfranco, Arturo Frondizi, Pedro Real, Luis Santiago Sanz, Natalio Botana, Roberto Cortés Conde y Ezequiel L. Gallo, y, como apéndice, el de un ensayo de Álvaro Melián Lafinur. Espacio Publicitario R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 5 5 reciprocidad EL GUN CLUB a preservación de los ideales de la caballerosidad alentó a un grupo de amigos en Bogotá a la creación del Gun Club en 1882. Los fundadores, que acostumbraban divertirse con un juego de cartas denominado “tresillo”, tomaron el nomb re de Gun Club de la novela de Julio Verne “De la tierra a la luna”, recién publicada, en la que veteranos de la guerra civil norteamericana se dedicaban a fabricar un gigantesco cañón con el cual disparar a la luna. Sin embargo se trató de un nombre de fantasía, porque el propósito de la entidad colombiana nunca estuvo tan emp a rentado con estrechar un vínculo con las armas, sino más bien con forjar el carácter pacífico y amistoso de sus socios. El 1º de abril de 1882, dice la crónica, se L 1 Un refugio de la amistad Actividades recreativas y el placer de la reunión entre amigos se conjugan en el decano de los clubes de Bogotá; fundado en 1882, posee una rica colección de los más renombrados pintores colombianos. 5 6 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B 2 realizó la reunión inicial en una habitación alquilada en el tercer piso de las Galerías de Arrubla, un edificio ya por entonces viejo que ocupaba el costado occidental de la plaza de Bolívar, en la capital colombiana. Muebles usados y un piano alquilado por unos pesos conformaron las primeras facilidades. El reglamento original se redactó en 1894, cuando el club se constituyó como un lugar para encuentro y conversación entre amigos, además del billar, el tresillo, la música y la lectura, actividades recreativas principales. El primer punto de sus normas rezaba: “Su objeto es el establecimiento de un lugar de reunión y sociabilidad”. Así describe al Gun Club Bernardo Grau Azuero, socio desde 1952: “El espíri- tu del Gun es algo muy importante, no es un club para millonarios, pero sí de tradición; los apellidos importan pero no son definitivos porque valoramos la sencillez. No se recibe a la gente por plata sino por calidad de persona, la vinculación de hijos y parientes y la forma como se traspasa el derecho hereditario, por línea masculina, al hijo, al hermano, al nieto y al yerno”. Entre el patrimonio artístico y cultural, esparcidos por los salones y los recodos de la sede resaltan una interesante colección de objetos, piezas de valor histórico y recuerdos de muchas épocas que provocan admiración. Allí, priman los clásicos maestros de la pintura sabanera y sobresalen los grandes pintores colombianos. 1. La entrada principal en la actualidad 2. Detalle del edificio de la Calle 16 3, 4, 5 y 6. Todas las comodidades nos ofrece el Gun Club para pasarla bien en nuestra estadía en Colombia 3 4 5 6 Vista la necesidad de ampliar las instalaciones al compás de la expansión de la lista de socios y del crecimiento demográfico de la ciudad, el Gun Club fue mudando a distintas sedes con el transcurso del siglo XX, destacándose la de la Calle 16, desde 1946 hasta 1982. Finalmente, la entidad fijó su base hasta estos días en la Avenida 82, en el norte de Bogotá, una vía circundada de jardines que enlaza los mejores sectores residenciales con los comerciales. El edificio, con su discreta y sólida fachada de ladrillo, posee un gran comedor, dos bares, dos salas de billar, el salón de recepciones, la biblioteca y nueve reservados denominados La Cacería, Polo, Santafereño, Hípico, Centenario, Living, Senado, Altillo 1 y Altillo 2, todos adornados con motivos alusivos a su nombre. Conviene detenerse en una arm a d ura de caballero adquirida a Santiago Guarín, que ocupa un lugar de preferencia entre los tesoros ornamentales de interés histórico, y que fue de los primeros elementos decorativos del recinto, allá sobre el final del siglo XIX. También, se rescatan como piezas significativas un elegante estuche con un par de pistolas de duelo, un diminuto revólver español forjado en acero toledano, que perteneció al presidente Carlos E. Restrepo, y “la mama”, una escopeta inglesa de grandes dimensiones fabricada en 1862. Otros objetos –de neto corte masculino- son la colección de grabados y litografías sobre cacería, hípica y polo, y las cabezas de ciervos, antílopes y alces que recuerdan R E V I S T A a las mansiones campestres de la Inglaterra victoriana. Entre el mobiliario, es notable un Luis XV con sus finas sillas doradas, que junto con las grandes consolas con tapa de mármol y los magníficos espejos compañeros, evidencian el gusto de los bogotanos por el arte decorativo francés. Otro elemento de gran aprecio es el viejo piano Pleyel instalado en el comedor principal, en donde también luce un precioso roast-beef trolley de plata hecho en Inglaterra en el siglo XIX. Esta enumeración de algunos objetos preserva la memoria de épocas lejanas y costumbres casi desaparecidas, como testimonio de la larga vida del Gun Club, decano de los clubes bogotanos. Cada sector del edificio adquiere una fuerte identidad, con tradiciones consolidadas a lo largo del tiempo. Los más caracterizados son el baño turco, el salón de juego –con sus torneos de gin ru m m yy la sala de billar, en donde al caer la tarde llegan los aficionados al deporte para jugar unos partidos amistosos. Esta entidad nunca ha tenido una sede campestre o deportiva; es un lugar para encontrarse durante la semana, no a b re los domingos ni feriados. Y como consecuencia de su trayectoria, de la distinción de sus socios, de su jerarquía, el Club ha mantenido relaciones amistosas y tiene establecido el vínculo de re c i p rocidad con un grupo selecto de entidades extranjeras, entre ellas el Jockey Club. Gastón Saiz D E L J O C K E Y C L U B - 5 7 agenda Sede Social Conmutador: Gerencia de Interior: Correo electrónico: Página en Internet: Hipódromo de San Isidro Conmutador: 4743-4011/19 Correo electrónico: [email protected] Internet: www.hipodromosanisidro.com.ar agenda sede social Ciclo Cultural 11/9 Conferencia del Dr. Adolfo César Díz. Tema: Evolución del sistema monetario internacional” 20/9 Conferencia del Dr. Rodolfo Argañaraz Alcorta. Tema: “Mariquita Sanchez – secretos y verdades en la historia argentina” con lecturas y documentos a cargo de la Sra Lili Sielecki, la Sra. Beatriz Haedo de LLambi y el Sr. Juan José Saavedra. 4/10 Conferencia del Sr. Fernando de Estrada. Tema: “Tres caudillos de la Reconquista Española: Pelayo, Fernán Gómez y el Cid”. Presentada por la Asociación de Mujeres Hispanistas y la Sociedad San Fernando Rey. 10/10 Concierto Lírico a cargo del tenor Iván Gancedo (h) y la Profesora Rozita Zozulia. 18/10 Conferencia del Sr. Juan José Llach. Tema: “Desafíos económicos y sociales de la próxima presidencia”. Noviembre. Conferencia del Sr. José Claudio Escribano (a confirmar). Biblioteca Se recuerda a los señores socios que se encuentra a su disposición, en versión electrónica, el Boletín de la Biblioteca nº 17-18, que informa sobre todas las obras ingresadas por compra o donación durante el año 2006. Se puede solicitar a la dirección [email protected]. Quienes así lo deseen, pueden consultar su contenido en las copias sobre papel que se encuentran encarpetadas en la sala de lectura. Continúa la exhibición de “Clubes de Argentina y del Mundo”, muestra monográfica en la que se pasa revista a una serie de libros descriptivos sobre centros sociales y deportivos de nuestro país y sobre algunos extranjeros que mantienen correspondencia con el Jockey Club. Se tiene previsto inaugurar una nueva exposición en el mes de septiembre, destinada a difundir la bibliografía más sobresaliente que se conserva en nuestra Biblioteca sobre la pintura francesa de los siglos XVII y XVIII. Esgrima 20/9 – Copa Quesada Challenger espada individual a 1 golpe. 18/10 – Copa Intercubes espada por equipos de 3 tiradores con invitación de otros clubes. 5 8 - R E V I S T A D E L 48l5-056l/0022 4815-7081 [email protected] www.jockeyclub.com.ar 31/10 – Campeonato de la Sala espada individual a 5 golpes. 08/11 – Copa Edward Gardère Florete por equipos con invitación. 05/12 – Entrega anual de Premios. golf Se reseñan a continuación, los principales torneos a disputarse en los próximos meses 8/9 – Copa Santiago Luro – MP – Clasif. 16 mejores 10 a 13 y 25 a 36 9/9 – Clasif. 16 mejores 14 a 17 y 18 a 24 15/9 – Copa Carlos Pellegrini (Campeonato del Club) – MP – Clasif. Cat. Scratch a 36 hoyos 15/9 – Copa Santiago Luro – Clasif.16 mejores 0 a 9 16/9 – Ultimos 18 hoyos 22/9 – 1º Rueda a 18 hoyos de todas las categorías. 23/9 – 2º Rueda a 18 hoyos de todas las categorías. 29/9 – Semif. a 18 hoyos de todas las categorías 30/9 – Copa Carlos Pellegrini – Final a 36 hoyos. 30/9 – Copa Santiago Luro – Finales a 18 hoyos 6/10 – Copa Primavera –18 h. MP – Categorías Scratch, 0 a 16 y 17 a 36. 7/10 – Copa Agosto – 18 h. FBA – Categorías 0 a 16 y 17 a 36. Copa Dos Generaciones – 18 h. FBA – Categorías 0 a 36. Copa Arquitecto Guillermo Madero – 18 h. FBA –Cat. 0 a 36 10/10 al 14/10 – 100° Torneo Interclubes de 1º división de caballeros (AAG). 13/10 – Copa Miguel A. Martinez de Hoz – 18 h. Lag. – Categorías 0 a 36 14/10 – C. Miguel Saenz – 18 h. Lag. – Categ. 0 a 36 15/10 – Copa Centenario Interclubes –18 h. MP – Categorías: Scratch, 0 a 9, 10 a 16, 17 a 24 y 25 a 36. 20/10 – Copa Capitan – FBC – Clasif.16 mejores 13 a 18 y 8 mejores 19 a 27 21/10 – Ultimos 18 hoyos de la Clasificación. 27/10 – Clasif. mejores 16 tarjetas 0 a 8 y 9 a 12 28/10 – Ultimos 18 hoyos de la clasificación. 3/11 – 1º Rueda a 18 hoyos de todas las categorías. 4/11 – 2º Rueda a 18 hoyos las todas las categorías. 10/11 – Semif. a 18 h. de 0 a 8, 9 a 12 y 13 a 18: Final a 18 h. de 19 a 27. 11/11 – Final a 18 h. de 0 a 8, 9 a 12 y 13 a 18. J O C K E Y 12/11 al 16/11 – Torneo Sudamericano Veteranos de Golf C L U B 17/11 – Gran Premio Miguel A. Juarez Celman – 54 hoyos MP – Clasif. Cat. a determinar. Primeros 18 hoyos de la clasificacion. 18/11 – Ultimos 18 hoyos de la clasificación. 23/11 – 54 hoyos MP – Clasif. Cat. a determinar. Primeros 18 hoyos de la clasificación. 24/11 – Ultimos 18 hoyos de la clasificación. 25/11 – Ultimos 18 hoyos para los clasificados en todas las categorías. Servicios Alquiler de carritos: Se ha implementado para los señores socios con impedimentos físicos, el servicio de alquiler de carritos para la práctica de golf. Cajero automático: Se encuentra habilitado un cajero automático para el uso de los señores socios. Tarjeta de crédito: En el comedor del club se acepta este medio de pago. Salones de recepciones: Los salones del Club House pueden ser utilizados para ofrecer recepciones. campo de deportes Tenis: 8/8 – Copa Carlos Pellegrini, Copa Primavera 20/9 – Copa Amistad B. Enseñanza de tenis: Los sábados y domingos se imparte en el sector Cadetes, clases de tenis dirigidas a menores de 5 a 18 años. Hockey: Las clases dirigidas a niñas de 6 a 14 años, se imparten los sábados de 14 a 17. A través del correo electrónico [email protected] puede obtenerse mayor información sobre la actividad. Salones para fiestas: El Campo de Deportes cuenta con salones aptos para reuniones sociales. La disponibilidad de fechas y aranceles pueden consultarse en la Administración. Traslado al Campo de Deportes: Este servicio se brinda los sábados y domingos, con salidas desde la Sede Social a las 10 y 12 hs. y regresos a las 16,30 y 18,30 Hipódromo de San Isidro Las alternativas de las pruebas que se disputan en el Hipódromo de San Isidro pueden seguirse a través de Internet. Se accede a través de la página institucional del Club (www.jockeyclub.com.ar) y posteriormente en el ícono del Hipódromo de San Isidro, deberá pulsarse CARRERAS DEL DIA. estilos Estancias argentinas El Boquerón Bien de familia Cercana a Mar del Plata, la estancia de los Anchorena creció de la mano de Enrique, su primer dueño, y hoy es punto de reunión de amigos y descendientes. Cuenta con un parque de 300 hectáreas y la firma de Alejandro Bustillo en sus dos construcciones principales. E l Boquerón”. Vaya si suena campestre ese nombre . Guarda un toque rústico, tradicional y bien criollo. Así podría llamarse cualquiera de las propiedades rurales que abundan en una Argentina nacida y forjada a caballo por ingentes extensiones. Una Argentina que, tiempo después, encontraría también en el campo un acervo de esteticismo y lujo, con sello autóctono, muy propio. Un país de gauchos céle- 6 0 - R E V I S T A D E L bres y emprendedores que hicieron patria; de hombres lúcidos e ilustrados que condujeron pueblos para crear patria; de cultivos y ganados que alimentaron a patriotas y fuereños; y de grandes estancias que fueron orgullo del país en épocas de aroma a riqueza cultural y liderazgo regional. Mar del Plata: Chapadmalal, La Armonía y El Boquerón. Ésta se ubica a unos 23 kilómetros de la ciudad, junto a la ruta que lleva a Necochea, donde hallan su límite las sierras de Tandil y Balcarce, antes de Sierra de Los Padres. La estancia se sitúa a unos 100 metros sobre el nivel del mar, en un parque de 300 hectáreas (en una propiedad que tiene un total de 4.300) entre cuyas pendientes se distribuye su poblada flora. El Boquerón está indisolublemente identificada con la familia Anchorena, que tuvo su primera raíz en tierra criolla con la llegada de Juan Esteban en el año 1765, proveniente de Pamplona. Muy trabajador, el pionero de las ramas argentinas estableció un fluido intercambio de bienes con el interior, sobre todo con Tucumán y Salta, y también exportó a Europa, lo cual lo convirtió en un potentado c o m e rciante hacia el 1800. La fortuna de Anchorena fue creciendo y llegó cuantiosa a uno de sus descendientes, Mariano Nicolás, que se casaría con Mercedes Castellanos, hija de Aarón Castellanos, un precursor del desarrollo de Santa Fe. El matrimonio fructificó con diez hijos, pero Mercedes quedaría viuda siendo toVista aérea de la casa principal y chalet anexo El origen. Tres son las grandes propiedades de este tipo de las cuales puede ufanarse J O C K E Y C L U B Agradecimiento especial a Ricardo Frers de “Estancias Argentinas” estilos Estancias argentinas El personaje de la familia: Aarón de Anchorena Uno de los miembros del clan Anchorena que frecuentaban El Boquerón era Aarón, hijo de Mercedes Castellanos y hermano de Enrique Anchorena. Se trataba de una mezcla de aventurero, deportista, viajero y bon vivant, tan capaz de crear el primer parque nacional de América del Sur (en la isla Victoria, próxima al deshabitado Bariloche) como de trasladarse al Chaco para dialogar con un cacique y así evitar un malón, cosa que no consiguió, aunque fue el último de su tipo en el país. En una de sus atrapantes ocurrencias, trajo de Francia un globo aerostático y un técnico para efectuar el primer vuelo sobre el Río de la Plata. Cuando estaba casi todo listo para la partida en la Sociedad Sportiva Argentina (hoy, Campo Argentino de Polo), frente a muchos amigos en la nublada mañana del 25 de diciembre del año 1907, el técnico le hizo saber que el gas con el que iban a intentar la hazaña no poseía la suficiente densidad como para lograrla, y se rehusó a volar. Ante su gente, Aarón no se echó atrás y preguntó al público si alguien quería acompañarlo. Un ingeniero electricista de 32 años que jamás había tenido experiencias aéreas aceptó la propuesta. El aeróstato ascendió nomás, y Aarón y su improvisado compañero salieron hacia Uruguay. Venía todo bien hasta que Pampero –el globo– empezó a perder altura. Mala noticia: el técnico francés tenía razón. Los tripulantes debieron arrojar toda su carga al río para no caer antes de tiempo, el agua estaba cada vez más cerca... pero, apenas con lo justo, piloto y copiloto arribaron a la costa oriental. El susto ya no importó: Aarón estaba feliz por la llegada, por ser protagonista del primer cruce aéreo del río, tanto que decidió comprar unas tierras cerca de ahí. Su madre, Mercedes, se las obsequió a cambio de la promesa de que nunca más volaría, y el hijo, un espíritu inquieto pero cumplidor, no volvió a viajar por el aire. Aarón hizo construir ahí, en Conchillas, a poca distancia de Colonia del Sacramento, una estancia, La Barra de San Juan, que la gente llamaría “Estancia Anchorena”. Mandó hacer también una elevación de 75 metros (“Torre Anchorena”) al estilo de un faro marítimo. Y allí pasó a gusto el resto de sus días, hasta que murió en 1965. Su cuerpo descansa al pie de su torre. Se había casado de grande y había legado su propiedad, de 1370 hectáreas, al Estado uruguayo, que aún hoy dispone de ella como residencia de descanso del presidente. ¿Qué fue de su acompañante en el globo? Al parecer, la excitante vivencia le gustó y bastante: el fulano era un tal “Jorge Newbery”, el padre de la aviación argentina, para más datos. La cancha. Enrique Anchorena era un fervoroso adepto al golf y, con semejante terreno a disposición, decidió tener a mano un campo de juego. Para ello convocó al doctor Alister MacKenzie, que pocos años después agregaría a su obra en la Argentina el diseño de las dos canchas del Jockey Club (Azul y Colorada). El diseñador escocés proyectó nueve hoyos dobles con tees alternados, pero fi- Aaron de Anchorena junto a Jorge Newbery 6 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y davía joven, con 300.000 hectáreas y una enorme riqueza por administrar. Señora prudente y muy creyente, sus pomposos títulos de “condesa pontificia” y “dama de la rosa de oro” no le quitaron los pies de la tierra. No se preocupaba por la moda; era una mujer de campo entregada a su familia que supo no sólo no dilapidar el patrimonio, sino más bien incrementarlo. Era dueña del hoy llamado Palacio San M a rtín (sede de la Cancillería), donde vivió con su descendencia, y mandó const ruir la iglesia del Santísimo Sacramento, en cuya cripta descansan sus restos. De tan sobresaliente persona nació Enrique Anchorena, que solía veranear a principios del siglo XX en un chalet de Mar del Plata y no tardaría mucho en ser el destinatario del monte que en las afueras poseía doña Mercedes (propietaria de varios otros campos) desde que lo había comprado a un tal Zubiaurre a fines del XIX. Enrique, no tan prolijo con los números como su madre, aficionado al buen vivir y conocedor del buen gusto merced a los períodos en que los Anchorena vivieron en Europa, acudió a algunos de los más prominentes profesionales para hacer de El Boquerón (el predio heredó su nombre de un puesto que había en el lugar) una suerte de paraíso terrenal. En una época de esplendor de las grandes estancias –las primeras décadas del siglo XX–, quiso lo mejor para la suya: encomendó las viviendas al joven aunque renombrado arquitecto Alejandro Bustillo, encargó el parque al alemán Hermann Böttrich y dejó en manos del escocés Alister MacKenzie la cancha de golf. C L U B Abajo. Jaime Zuberbühler, actual propietario, a la derecha la casa original y uno de los carruajes nalmente fueron construidos nueve hoyos simples, en un trabajo supervisado por el argentino Juan Dentone y llevado a cabo en el año 1928. El 4 de marzo del 1930 el propio MacKenzie rubricó el libro de visitas, que durante los años 30 y 40 se poblaría con firmas prestigiosas, por la calidad de su juego, de los mejores profesionales y amateurs tanto del ámbito nacional como del extranjero. Entre ellas, la más fulgurante es la de Henry Cotton, que refrendó esas hojas también en el ’30, antes de vencer en el Abierto Británico en tres ocasiones (’34,’37 y ’48). Las residencias. Alejandro Bustillo se recibió de arquitecto en el año en que comenzó la primera guerra mundial: 1914. En el ’27, cuando le pidieron que proyectara las construcciones de la estancia, ya era un profesional de marcado prestigio, aunque sus obras cumbres llegarían más tarde: el hotel Provincial y el Casino de Mar del Plata, el centro cívico y la catedral de Bariloche, el hotel LlaoLlao y el edificio central del Banco de la Nación Argentina. Y para la misma época de El Boquerón efectuó los planos del propio Mar del Plata Golf Club. Tres viviendas diseñó Bustillo para la p ropiedad de los Anchorena. Una fue la casa de los peones, levantada en lo alto de una pendiente como una suerte de f o rtaleza de mampostería y piedra. Consta de una plaza central en forma de herradura alrededor de la cual se hallan un comedor con una galería y, a los costados, dos grandes arcos laterales de acceso y varias dependencias de servicio; en el piso superior, encima del comedor, se localizan las habitaciones, dispuestas de tal modo que el sol de la mañana entrara de lleno por sus ventanas. ¿Para qué? Para que no remoloneara el personal de servicio de la estancia. Muy cerca de ella está La Ferme (“La Granja”), que fue ideada como casa del mayordomo y que consta de una única planta cubierta por un gran techo dotado del sello de Bustillo. El tercer proyecto, el de la residencia principal, un caserón de estilo morisco, nunca pasó de los papeles. La economía adversa de los años treinta y la comodidad que se le había otorgado a la casa de los peones fru s t r a ron la que sería la más i m p o rtante construcción del conjunto. Otra obra existente en el predio es la capilla, levantada a fines de los treinta por iniciativa de Amalia Anchorena en recuerdo a su padre, Enrique. En ella se casaría Mariano Demaría Anchorena, nieto del primer propietario. Cuando éste falleció, sus cuatro hijos vivos (Nicolás, Enrique, Alberto y Amalia; Ercilia murió joven) y Mariano heredaron la estancia, quedando la casa mayor y La Ferme para Amalia, ya casada con Ricardo Zuberbühler. El heredero. Luego de las sucesiones, las dos viviendas mencionadas –mas no los canales y lagos– están actualmente en las 53 hectáreas que quedaron en manos de Jaime Zuberbühler Anchorena, hijo de Amalia, marido de Rosita Casares y generador de siete vástagos y 17 nietos. Espacio Publicitario R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 6 3 estilos Estancias argentinas Izquierda. El patio interior con su imponente arcada Abajo. Distintas perspectivas de la casa y el parque Para los 26 miembros de esa rama, El Boquerón es hoy punto de encuentro. Claro que para Jaime, por los años de vivencias que lleva allí, es más especial. “Creo que El Boquerón ha sido más mi casa que los sucesivos domicilios de Buenos Aires en los que he residido en mi vida. Mis recuerdos son fantásticos”, e x p resa el nieto de Enrique Anchorena. Y enumera aquellas cabalgatas de 20 personas, los intentos de fumar a escondidas (“comprábamos unos cigarrillos h o rribles, ‘Laponia’, que eran mentola- dos, e íbamos a ver lo que era fumar. Para mí debe de haber sido magnífico el sistema porque nunca más fumé”), la pesca de tiburones más allá del faro, los paseos por las playas y alre d e d o res a bordo del pequeño avión biplaza de su pad re, lo agreste y despoblado –salvo por lobos marinos y jabalíes– que se veía desde arriba a Pinamar y sus adyacencias en los años cuarenta. Una de esas remembranzas, tal vez la más marcada, es de una tarde del ’51, cuando Enrique lo invitó a jugar al golf en la cancha familiar. Jaime tenía 11 años y ya disfrutaba y aprendía ese deporte. Fue el último recorrido de Anchorena: un día y medio después, cuando se alistaba para asistir a una misa en la capilla del parque, falleció repentinamente. Jaime se quedaba sin abuelo y padrino; El Boquerón, sin su hacedor. A esa altura, Enrique Anchorena ya estaba inscripto desde hacía rato en las magníficas páginas de la historia de las estancias argentinas. Espacio Publicitario 6 4 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B Xavier Prieto Astigarraga