Voz Latina Cristiana

Transcripción

Voz Latina Cristiana
Iglesia Católica De Santa Maria
Año XVIII, No 11
College Station, TX
o
22 de Marzo de 2009
4 Domingo de Cuaresma
o
SOBRE LAS LECTURAS DE HOY
Primera Lectura:
Segundo libro de las Crónicas
36, 14-16. 19-23.
Salmo Responsorial: 136
Segunda Lectura:
Carta del apóstol san Pablo a los
efesios 2, 4-10
Evangelio:
Según san Juan 3, 14-21.
Dios castigo a Israel por sus muchas infidelidades; pero
después de setenta años, condujo a su pueblo hasta la
tierra que le había prometido (PRIMERA LECTURA).
Ese relato es una imagen de amor infinito de Dios hacia
los hombres, a los que salvó por medio de la cruz de su
Hijo (EVANGELIO), asociándolos por la fe a la gloria de
la resurrección y ascensión (SEGUNDA LECTURA).
DIOS NO ENVIÓ A SU HIJO (ni a nosotros
los cristianos) A CONDENAR EL MUNDO…
 Ni a las parejas que han caído en las redes de
“la familia pequeña vive mejor” o de “pocos
hijos para darles mucho”…
 Ni a los hijos e hijas pródigos (los que se van
de casa con cualquier pretexto y luego vuelven
mas golpeados que un balón de fútbol…)
 Ni a las señoras que con el pretexto de que “su
cuerpo es suyo”, se deshacen del que no es
suyo, a saber, del de su hijo por nacer…
 Ni del amigo que nos jugo “chueco”…
 Sino para que EL MUNDO SE SALVE POR
MEDIO DE ÉL… y de nosotros, los cristianos,
gracias a nuestra comprensión, paciencia,
perdón, ejemplo, amor verdadero y ayuda
eficaz.
 Tarea ésta no sólo difícil, sino imposible, si nos
olvidamos, de que Dios también envió a su hijo
para que tuviéramos Vida, esa vida que él nos
comunica mediante la comunión con su Cuerpo
y su Sangre, en nuestra Eucaristía dominical.
¿SALVACION O CONDENACION?
“El que cree en El, no será condenado. Pero el que no
cree, ya está condenado, por no haber creído en el Hijo
único de Dios” (Jn. 3, 14-21).
 Ni a la hija o al hijo que ha dado algún mal paso
(porque los malos pasos no solo los dan las
hijas)…
 Ni a los hijos que se divorcian y se vuelven,
digamos, a casar…
Duras y decisivas palabras. Palabra de Dios escrita por
“el discípulo amado”, el Evangelista San Juan. Palabras
que sentencian la importancia de la fe: el que no cree
en Jesucristo, Hijo de Dios hecho Hombre ... ya está
condenado. Pero cabe, entonces la pregunta: ¿el que sí
cree ... ya está salvado? ¿Basta la fe para que seamos
salvados?
Esta pregunta necesariamente nos recuerda las
diferencias -hasta hace poco infranqueables- entre
Católicos y Protestantes. Sólo la fe basta, se adujo en la
Reforma que llevó a cabo la lamentable división
iniciada por Lutero en 1517.
Fundamentándose en la Sagrada Escritura, la Iglesia
Católica siempre ha sostenido que la fe sin obras no
basta para la salvación. Pero ... ¿qué son las obras?
Traducido a la práctica significa que en el Bautismo
recibimos como regalo de Dios la virtud de la Fe y la
Gracia Santificante. Y las obras consisten en cómo
respondemos a ese don de Dios: con buenas obras, con
malas obras o sin obras.
Para analizar, entonces, si la fe basta para la salvación
y si las obras son necesarias, tenemos que referirnos a
un documento, titulado “Declaración Conjunta sobre la
Doctrina de la Justificación”, firmado en 1999 entre la
Iglesia Católica y la Iglesia Luterana, en que se trata
precisamente este tema tan importante.
De ese documento podemos sacar las siguientes
conclusiones: no somos capaces, por nosotros mismos,
de justificarnos, es decir, de santificarnos o de
salvarnos. Nuestra salvación depende primeramente de
Dios. Pero el ser humano tiene su participación, la cual
consiste en dar respuesta a todas las gracias que Dios
nos ha dado y que sigue dándonos constantemente para
ser salvados. Eso es lo que la Teología Católica llama
“obras”. De tal magnitud es nuestra imposibilidad de
acceder por nosotros mismos a la salvación, que hasta
la capacidad para dar esa respuesta a los dones de Dios,
no viene de nosotros, sino de Dios.
De allí que también San Pablo nos diga: “La
misericordia y el amor de Dios son muy grandes;
porque nosotros estábamos muertos por nuestros
pecados, y El nos dio la vida con Cristo y en Cristo. Por
pura generosidad suya hemos sido salvados ... En
efecto, ustedes han sido salvados por la gracia,
mediante la fe; y esto no se debe a ustedes mismos,
sino que es un don de Dios” (Ef. 2, 4-10).
Ahora bien, llegará un momento en que ya sea el final,
bien porque nos llegue con nuestra propia muerte o
bien porque se termine el tiempo y pasemos a la
eternidad. En cualquiera de las dos instancias, en ese
momento ya no hay sino salvación o condenación. El
Evangelio nos dice cuál es la causa de la condenación:
“La causa de la condenación es ésta: habiendo venido
la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a
la luz, porque sus obras eran malas” (Jn. 3, 19).
Cristo es la Luz que vino a este mundo, no para
condenarlo, sino para salvarlo. ¿En qué consiste
preferir la luz a las tinieblas? ¿En qué consiste
aprovechar la salvación que Jesucristo nos trajo?
Consiste en creer en El, seguirlo a El, tratar de ser
como El y de actuar como El. De esa forma estamos
prefiriendo la Luz a las tinieblas. De esa forma,
estamos aprovechando las gracias de salvación, que
“sin ningún mérito nuestro”, nos han sido “regaladas”
por Dios, a través de su Hijo, Jesucristo.
http://www.homilia.org/
«El Hijo del hombre tiene que ser elevado para
que todo el que cree en él tenga vida eterna»
Cuando el pueblo pecó en el desierto (Nm 21,5s),
Moisés, que era profeta, ordenó a los israelitas poner
una serpiente sobre una cruz, es decir, dar muerte al
pecado, y levantarla... Era preciso mirar a esta
serpiente, puesto que los hijos de Israel fueron castigos
con mordeduras de serpiente. ¿Y por qué unas
serpientes? Porque habían renovado la conducta de
nuestros primeros padres. Adán y Eva habían pecado
los dos al comer el fruto del árbol; los israelitas habían
murmurado también por una cuestión de comida.
Proferir palabras de lamento porque hay que comer
legumbres, es el colmo de la murmuración. Por eso dice
el salmo: «En el desierto se revelaron contra el
Altísimo» (Sl 77, 17). Ahora bien, también en el
paraíso la serpiente estuvo en el origen de la
murmuración...
Así los hijos de Israel debían aprender que la misma
serpiente que había tramado la muerte de Adán, les
había procurado también a ellos, la muerte. Moisés la
colgó de un madero para que, viéndola, por la
similitud, se acordaran del árbol. En efecto, los que
volvían sus ojos hacia él eran salvados, ciertamente que
no gracias a la serpiente, sino por su conversión.
Miraban la serpiente y se acordaban de su pecado.
Porque les había mordido, se arrepentían una vez más y
se salvaban. Su conversión transformaba el desierto en
morada de Dios; el pueblo pecador, por la penitencia,
se volvió una asamblea eclesial, y mejor aún, a pesar de
él, adoraban la cruz.
http://www.evangeliodeldia.org/
ACTIVIDADES DE LA SEMANA
- Sábado 22 de Marzo 6:35 PM: Meditación de los
Misterios Dolorosos en Español (Iglesia)
- Sábado 22 de Marzo 7:00 PM: Misa en Español
AVISOS en el boletín: favor comunicarse con: Gustavo
Sánchez (979) 695.2033
[email protected]

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