diseño precolombino tayrona y tierradentro - hdiseno-ga2011
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diseño precolombino tayrona y tierradentro - hdiseno-ga2011
DISEÑO PRECOLOMBINO TAYRONA Y TIERRADENTRO CULTURA PRECOLOMBINA TAYRONA Tairona El noroccidente de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia, fue habitado desde el año 200 d.C. hasta la Conquista por agricultores y artesanos de la piedra y el metal que aprovecharon los recursos disponibles desde el mar hasta las nieves perpetuas, a quienes se les denomina la nación Tayrona. Los Tayrona contaban con una compleja organización sociopolítica, y con un avanzado conocimiento de la ingeniería y la arquitectura que se refleja en los restos de grandes obras líticas, plantas de habitación, caminos, muros de contención, escaleras y puentes. Inicialmente asentados en el litoral, se expan- dieron luego hacia las zonas altas donde construyeron ciudades de piedra. Su historia prehispánica comprende los períodos Nahuange y Tayrona. Actualmente habitan allí los koguis, wiwas, ikas y kankuamos. Los Tayronas descuellan como ejemplo de la insistencia en al autenticidad, que les costo ser aniquilados bárbaramente después de un siglo de constante lucha contra el dominador. Indómitos y belicosos, no aceptaron el yugo español, que implicaba el renunciamiento a sus costumbres ancestrales, a su idioma, a su núcleo social y sobre todo a sus creencias religiosas. UBICACIÓN GEOGRÁFICA CULTURA TAYRONA La Sierra Nevada de Santa Marta localizada en la parte norte de Colombia, es un macizo montañoso, aislado del sistema de los Andes. La variada topografía de la Sierra Nevada, produce gran diversidad de condiciones ecológicas, radicalmente diferenciadas de las que presentan las regiones adyacentes, e influye sensiblemente en las condiciones climáticas de una gran parte de la región caribe del país. Los Tayronas se situaron entre el nivel del mar y una altura aproximada de 2.000 metros, principalmente en la zona de Santa Marta, cerca del río Bonda y a lo largo de los ríos Ariguaní, Cesar y Ranchería, también en los valles de los ríos Palomino y Buritaca. Los Tayrona se acogieron, tanto a las bondades que le brindaban la Sierra Nevada como a las restricciones que esta les imponía, y poco a poco lograron combinar esas bondades y esas restricciones del medio para afianzar y garantizar su permanencia y reproducción biológica en esta región, como lo señalan hoy día las ruinas de numerosos poblados con infraestructura de piedra, caminos terrazas de cultivos, canales y puentes. VIVIENDA CULTURA TAYRONA Las casas Tayronas eran admirablemente construidas, en forma de enormes cabañas de madera o bahareque con techos de paja y de palma, por lo general, de forma cónica, y que por su elaboración se deduce que fueron excelentes carpinteros. Las puertas eran adornadas con caracoles colgados de hi- También las lajas grandes que forman el piso de las puertas tiene la forma del sector de circulo para adaptarse a la configuración de la circunferencia. los, los cuales, soplados por el viento producían un armonioso sonido. Su mobiliario era de espartos y de cañas, y las esteras que tendían en el suelo eran tejidas y pintadas con muchos y variados colores. En los tapetes de algodón dibujaban figuras de animales, como tigres, águilas, y serpientes. Las viviendas Tayronas se construyeron sobre terrazas artificiales a las que se llegaba por caminos o escaleras de piedra. Según el tipo de cimiento, de acuerdo con lo expresado por al arqueólogo Reicheldolmatoff hay tres tipos de construcción: 1) Un primer tipo constituido por un anillo sencillo de piedra casi redonda y sin talla alguna, no bien unidas entre si y que forman una superficie discontinua. En este caso las únicas piedras talladas son las que conforman los pisos de las entradas que en todos los casos son dos diametralmente opuestas. Se encuentran en lugares algo alejados del centro de la aldea, en lugares relativamente poco favorables para construir. 2). Un segundo tipo, conformado por dos anillos. El primero, exterior, de lajas delgadas, regularmente talladas, enterradas verticalmente, el extremo enterrado es recto, el saliente redondeado y generalmente están bien unidas entre si. A veces estas lajas bien talladas se encontraron solo cerca de las dos puerta, mientras que le resto del circulo esta construido con otras menos elaboradas. El segundo anillo, en el interior del primero, es de lajas colocadas horizontalmente al nivel del piso de la habitación. Estos dos constituyen propiamente el cimiento de la casa pero con frecuencia se encuentran al exterior de la misma y a un nivel mas bajo, un segundo y a veces un tercer par de anillos escalonados como los anteriores. En ellos las lajas horizontales de cada anillo interior y las verticales enterradas del exterior forman como los pasos y los contrapasos respectivamente, de una escalera perimetral. De esta manera se forma una construcción a modo de pirámide circular escalonada, que sirve de base a la vivienda, a la cual se accede, frente a cada una de las dos puertas opuesta, por medio de escalones de lajas muy bien talladas. 3) El tercer tipo, menos frecuente y que se encuentra solo en los núcleos mas densamente habitados tiene las mismas características estructurales el segundo, pero se diferencia de él por la perfección de trabajo. Las lajas horizontales de los anillos interiores tiene en planta, cada una la forma de un sector de circulo perfecto para encajar completamente con las otras y las verticales de los anillos exteriores están talladas por todas sus seis caras. POBLAMIENTO Y ARQUITECTURA CULTURA TAYRONA La región estuvo densamente poblada; se menciona en las crónicas la existencia de centenares de poblaciones y ciudades, algunas con mil casa grandes. Pocigueica, Bonda y Tayronaca se mencionan como las ciudades más importantes. La primera era la capital o ciudad principal, la más rica; quedaba en la región entre las cabeceras de los ríos Córdoba, Mendiguaca y Don Diego, a dos leguas del mar y con clima fresco. Bonda se encontraba en las actuales sabanas de Limón o de Terán. Por su parte Tayronaca estaba localizada en las márgenes del río Don Diego, ya en tierra templada. Los grandes centros poblados y la arquitectura lítica, son las características más destacadas de la cultura Tayrona, pues ninguna otra alcanzó tal desarrollo en cuanto a las realizaciones materiales. Tayronaca tenía plazas triangulares, de grandes lajas y con casa grandes en las esquinas, donde moraban los caciques principales, y que podían albergar cómodamente trescientas personas. Las calles estaban bien trazadas y para llegar a la ciudad se ascendía por anchos caminos de piedra y por escaleras hasta de novecientos escalones. VESTIDOS Y ADORNOS CULTURA TAYRONA En sus trabajos los Tayronas acostumbraban estar casi desnudos. Pero cuando salían de sus faenas usaban trajes de telas firmes de algodón. Las mujeres, además de la falda, se echaban so- bre las espalda una especie de chal o pañolón de tela blanca. Hombres y mujeres se adornaban con joyas de oro, penachos de plumas y mantas pintadas, adornadas con cristales de cuarzo, coralina, jaspes y otras piedras engarzadas en oro. Los Tayrona fueron hábiles en el arte plumaria; de plumas de papagayo, de pavas y otras aves hicieron diademas, penachos, capas como mucetas, flores, rosas, vestidos de colores vistosísimos, abanicos; inclusive mantenían en cautiverio guacamayas y tominejas para extraerles el plumaje cada año y utilizarlo en sus trajes de ceremonia. Encima de tan lujosa indumentaria se ponían sus joyas de oro, consistentes en narigueras, chagualas como patenas o medias lunas, petos, collares de caracoles y cuentas. Para las mujeres había, además, brazaletes, ahorcadas y gargantillas. AGRICULTURA CULTURA TAYRONA Los Tayronas eran excelentes horticultores y, favorecidos por la diversidad de sus climas, pudieron cultivar e intercambiar casi todos los frutos que se cosecharon en Precolombia. En ninguna otra cultura de nuestro territorio aparecen tan claros los procedimientos para mantener la fertilidad del suelo, consistentes en terrazas que impedían la erosión de los suelos, ni otras aplicaron tan hábilmente la irrigación artificial, conduciendo por canales el agua de los ríos hasta sus sementeras. Como no tenían rebaños, sino que vivían principalmente de vegetales y frutas, su vecindad al mar determino para los Tayrona una alimentación a base de pescado, mientras que sus montañas les dieron cuantiosa cacería de venados y aves como paujiles, tórtolas y pavas. También el mar les suministraba la sal, no sólo para condimentar sus alimentos, sino para conservar el pescado seco, del cual hacían comercio con las tribus que les proveían de oro. Complementaban su nutrición con la miel de abejas, que supieron cultivar con gran esmero y en abundancia tal, que cierto soldado español contaba haber visto en tierras Tayronas hasta 8.000 colmenas. De frutas y granos supieron fermentar muchas clases de bebidas embriagantes. COMERCIO CULTURA TAYRONA Las relaciones comerciales se efectuaron interna y externamente. Los grupos de la Sierra daban oro y mantas a cambio del pescado y la sal de los costeros. Las esteras, los collares de oro y cuentas de piedras semipreciosas, sirvieron de elementos de trueque con otras culturas, inclusive con las de las tierras altas de Cundinamarca y Boyacá, de donde llegaron esmeraldas a la Sierra Nevada. ARMAS CULTURA TAYRONA Sus principales armas eran arcos, dardos, flechas, carcajs y macanas; también tensores de arco, flechas silbantes y flechas incendiarias con las puntas envueltas en algodón que disparaban ardiendo. Las puntas de los dardos eran de madera o de espina de raya y estaban generalmente envenenadas. Empleaban también piedras como proyectiles. Eran tan buenos tiradores que, teniendo que alcanzar un blanco a distancia, arrojaban las flechas a lo alto para que al caer se clavaran en su enemigo. Tenían cerbatanas curiosísimas que, con sutiles flechas, mataban toda clase de aves CERAMICA TAYRONAS La mayor parte de los estudios arqueológicos actuales referentes a esta área señalan que la cerámica que se conoce como clásica Tayrona procede de una época protohistorica muy próxima a la conquista denominado periodo Tayrona II. Según una clasificación general de la cerámica, se pueden reconocer tres tipos característicos que se distinguen fácilmente por su color negro, rojizo o habano. En cerámica roja aparecen principalmente vasijas culinarias y de almacenamiento mas bien toscas, urnas, copas grandes, platos y vasi- jas en forma de copas para macerar alimentos. Algunos de estos recipientes están decorados con incisiones de puntos, rayas, muescas e impresiones angulares, y otros presentan caras humanas modeladas en la parte superior. En la cerámica negra las formas son muy variadas, y algunas de ellas tuvieron, sin duda, carácter ceremonial. Por lo general, el color de la superficie externa es negro brillante, mientras que el de la pasta es el mismo de la arcilla. Las vasijas más características son las siguientes: copas, que varían mucho de acuerdo con sus elementos constitutivos, base, cuerpo y cuello; vasijas globulares sencillas, con una cabeza o dos cabezas pareadas de animales adosadas al vientre; vasos de cuello alargado, que a veces lleva una efigie antropomorfa elaborada con una técnica mixta de modelado, pastillaje e incisión. También aparecen silbatos con representaciones humanas que muestran personajes ricamente ataviados, los cuales llevan mascaras, coronas e insignias de mando. La decoración adicional consiste en incisiones poco profundas. Se han hallado urnas, sillares ofrendatorios de más de un metro de altura en forma cilíndrica y esférica decorados con figuras zoomorfas o antropomorfas; cantidad de pitos, vasos, ocarinas, platos, jarras, alcarrazas, etc.; en las cuales se puede observar un gran dominio de técnicas como la firmeza de su pasta, la perfección de su acabado y la variedad de estilos.. ORFEBRERIA TAYRONAS Se considera que el desarrollo de la orfebrería Tayrona estaba en pleno apogeo en los comienzos del siglo XVI ya que poseían bastantes talleres de fundición, cuando los aborígenes tuvieron el primer contacto con los españoles. La orfebrería Tayrona se caracteriza por la perfección técnica que lograron al elaborar sus trabajos; emplearon la fundición a la cera perdida complementado con el martillado, el repujado, la soldadura y la fundición en moldes abiertos o cerrados. En la metalurgia Tayrona, los objetos son variados en cuanto a la forma y a las técnicas empleadas en su elaboración. Existen figuritas fantásticas que llevan grandes atavíos de plumas y máscaras de felinos; hay aves y reptiles, discos repujados, cascabeles, brazaletes, narigueras y otros objetos, en su mayor parte hechos de cobre dorado o de tumbaga TALLADO EN PIEDRA TAYRONAS Los Tayronas trabajan admirablemente la piedra, no solo para extraer y labrar grandes bloques destinados a las obras públicas, sino también para confeccionar objetos de culto o de uso común, como bastones ceremoniales, máscaras, hachas rituales o utilitarias, cinceles, piedras y manos de moler, cuentas para collares o para fijar a los vestidos, pendientes, placas colgantes y rodillos para estampar tela. Para la elaboración de todos estos objetos emplearon principalmente granito, esquistos, cuarzo, comalina, jadeita y nefrita, entre otras.. INGENIERIA TAYRONA Los Tayronas sobresalieron por su destreza urbanística en ingeniería, lo que en cierta forma los situó como una de culturas precolombinas más adelantadas de América. En lo urbanístico se destacaron por la construcción de poblados o ciudades en forma circular en las zonas planas de las estribaciones de la Sierra Nevada, a las cua- les se llegaba por medio de caminos empedrados y/o puentes colgantes. Estos poblados contaron con canales de desagüe, zonas públicas y residenciales con casas de ricos y pobres, que se diferenciaron por el tipo de base sobre la cual se construyeron. En el caso de las casas de ricos los cimientos eran de varios círculos, mientras que la base de los pobres era de un sólo círculo, lo que las hacía más frágiles. Un ejemplo de lo que fue el sistema de una urbanización Tayrona es Ciudad Perdida o Buritaca 200, la cual fue descubierta en 1975. Se designa con ese número por haber sido el poblado doscientos de esa cultura hallado con las características propias de las ciudades Tayronas, tales como plataformas curvas y revestidas de piedra para las casas situadas en las laderas, escaleras de piedra, muros de contención para evitar deslizamientos, canales y sistemas de drenaje tanto para la parte urbana como para las zonas agrícolas y una plaza pública para transitar y para ceremonias especiales. ORGANIZACION SOCIAL Y POLITICA TAYRONAS A la llegada de los españoles la sociedad Tayrona había evolucionado hacia un sistema de clases, en el cual los factores económicos tenían mayor importancia. Había un grupo importante de artesanos y comerciantes Intertribales, agentes de intercambio cultural. Durante el siglo XVI, la población indígena de cultura Tayrona tenia su asiento principalmente en pueblos nucleados y, al parecer, existía, un particularismo político pronunciado, arraigado en grupos locales cuyas autoridades políticas residían en algún pueblo central donde se encontraba la mayor parte de la población. La estructura política de estos grupos locales indica que todos los pueblos tenían un cacique, los cuales dependían a su vez, de otros caciques principales. Se menciona que algunas poblaciones estaban divididas en barrios, que eran más, un grupo de casas o aldeas dependientes de otra población. Cada barrio tenia su propio cacique, y el conjunto de varios barrios tenia un cacique principal. En la cúspide de la pirámide social estarían los caciques, de quienes descansa la responsabilidad política y religiosa. Entre el pueblo común, en la base de la estructura social, se encuentran los especialistas de oficio, tales como agricultores, artesanos y mercaderes. RELIGION TAYRONAS Es muy escasa la información sobre la religión de los Tayronas. Rendían culto a las estrellas, adjudicándoles identidades masculina o femenina y suponiendo en ellas relaciones carnales; adoraban a un niño nacido de una virgen, el cual permanecía debajo de la tierra, sin crecer ni menguar. Entre sus mitos figuraba el del diluvio. Contaban con casa ce- remoniales y con centros religiosos a donde acudían en romería a solicitar beneficios de sus dioses. Allí oficiaban sacerdotes, hechiceros y agoreros que adivinaban por el vuelo de las aves y habían recibido instrucción en un aprendizaje de dieciséis a veinte años, encerrados en casa especiales, sin ver la luz del día ni las mujeres, y sometiéndose a ayunos. Entre las dioses de los Taioronas figuran: Gauteovan, madre de todas las cosas, creadora del sol y de los espíritus causantes de todas las enfermedades. Peico, quien llegó del mar y les enseño a trabajar el oro y la tierra a tejer mantas y chinchorros. Creían en el más allá y se comunicaban con el naoma o sacerdote, quien, además, presidía las ceremonias religiosas que se celebraban con cantos y danzas acompañadas de música. Practicaban la homosexualidad como ritual en los templos y las representaciones fálicas fueron corrientes en esta cultura, lo que espantaba la mentalidad medieval del conquistador y de los misioneros, al punto de considerarla la nación mas deshonesta de estas tierras. Se han hallado cementerios en los que se observa diferentes tipos de sepulturas; tumbas rectangulares cubiertas con loza, bóvedas de piedras con cubiertas labradas, tumbas de pozo con cámara lateral y algunas fosas simples, encontrándose además, urnas de cerámica generalmente tapadas. Se tiene noticia de que guardaban los huesos y cenizas de sus antepasados en urnas y vasos grandes de tierra cocida, y que a algunas personas, al morir, las desecaban al fuego. PERIODO NAHUANGE TAIRONA Las primeras comunidades de orfebres, agricultores y pescadores las ciénagas, ríos y montes aledaños, además de cultivar maíz y otros productos. Desde 200 d.C. fueron expertos orfebres y hábiles artesanos de la talla de conchas y piedras semipreciosas. En recipientes cerámi- tos repujados en láminas de metal muestran cierta esquematización. La escena de señores principales o héroes míticos llevados en andas por personajes auxiliares fue plasmada en diversos pectorales. Personajes ge sobresalen las piezas martilladas en aleación de cobre y oro, denominada tumbaga. Tienen superficies muy pulidas, muchas de llamativas tonalidades rojizas. Puntos, círculos, triángulos, animales esquemáticos y serpientes de dos cabezas se combinan en motivos decorativos que adornan narigueras y pectorales emblemáticos. En excavaciones arqueológicas realizadas por Alden Mason en 1922 en la bahía de Nahuange se halló una sepultura que habitaron las costas de las vertientes norte y occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta explotaban diversos recursos del mar, la playa, cos y en colgantes o pectorales de concha, piedra o metal, representaron de forma realista mujeres, aves y felinos. Las ranas y los lagar- adornados con pectorales de aves y penachos se relacionan con el sol y con serpientes de dos cabezas que los sostienen. En la orfebrería Nahuan- construida con lajas de piedra que fue importante para definir el estilo de orfebrería Nahuange. La tumba incluía objetos similares a los expuestos en la reconstrucción museográfica realizada en el Museo del Oro, y que hoy se preservan en el museo Field de Chicago. Uno de los colgantes metálicos de la tumba, una figura femenina, contenía carbón que fue fechado en 310 d.C. Gracias a que un profesional registró cuidadosamente esta asociación de objetos de orfebrería, cerámica, piedra y concha, los arqueólogos pudieron identificar el tipo de adornos y utensilios usados durante el período al que denominaron con el nombre de la bahía. Hacia el año 900 d.C. la forma de vida del período Nahuange cambia y se da inicio a lo que se denomina período Tairona. PERIODO Y CULTURA TAIRONA En los afilados contrafuertes y los valles profundos cubiertos de bosque de la esquina noroccidental de la Sierra Nevada, la gente del período Tairona levantó ciudades sobre cimientos de piedra, caminos enlozados y drenajes. En terrazas de cultivo escalonadas cultivaron maíz, yuca y aguacate. Una orfebrería recargada en adornos distinguía a los caciques, dotados de poder político y religioso. Colgantes y pectorales en forma de aves con alas desplegadas demuestran la continuidad de algunas ideas del pensamiento simbólico de estas sociedades desde el período Nahuan- ge hasta la Conquista. Los taironas resistieron la Conquista con guerras que duraron más de 75 años. Varios cronistas españoles los conocieron y escribieron maravillados relatos y descripciones. Fray Pedro de Aguado relató en 1573: “Traen sus personas muy adornadas con piezas y joyas de oro. Los varo- nes traen orejeras y caricuríes puestos en las narices y grandes chagualas en los pechos. Al cuello muchos géneros de cuentas… Las mujeres casi traen las propias joyas que los varones”. En 1514 el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo escribía asimismo que los indígenas de Santa Marta … “tenían joyas de oro, penachos de pluma y mantas con muchas pinturas entretejidas, y en ellas muchas piedras cornalinas, … esmeraldas y casidonias y jaspes y otras”. Durante el período Tairona los destinos de la comunidad eran regidos por una poderosa élite de chamanes que decían tener control sobre las fuerzas esenciales de la naturaleza, el ordenamiento del cosmos y las acciones humanas. Eran los encargados de velar por el bienestar material y espiritual de la comunidad. En múltiples objetos se los ve representados en el trance de la transformación, como en la emblemática figura del hombremurciélago, señor de la noche y el inframundo. La figura del hombre transformado en murciélago puede verse en pectorales, colgantes y campanas metálicas, en remates de bastón talla- dos en hueso y en objetos de cerámica. Pero también se encuentran en las tumbas de los personajes importantes del período Tairona los atuendos que les servían para simbolizar esta transformación. algunas provincias de los indios. Como pueblos situados en la misma costa que recibía las naves de España, los taironas fueron sometidos a la servidumbre y rápidamente desapareció su cultura en la región limítrofe con los conquistadores para refugiarse en las cumbres de la Sierra. Los adornos de sus viseras metálicas aludían a las membranas internas o tragus de la oreja del animal; las narigueras cilíndricas levantaban la nariz como la hoja nasal de algunas especies y los adornos sublabiales imitaban las carnosidades de su labio inferior. Durante el ritual se recreaba la historia mítica de la sociedad. En un ambiente especial, y gracias a las sustancias enteógenas, los participantes se transformaban en los ancestros míticos para mediar por el equilibrio del universo. En ceremonias de ofrenda o pagamento fueron depositadas piedras talladas y otros objetos dentro de templos, viviendas, caminos, cultivos o lagunas, con propósitos de fertilidad y curación de enfermedades o para obtener protección para la familia y la comunidad. Los grupos tardíos de la Sierra Nevada, de lengua chibcha, tenían conceptos y creencias comunes con otras sociedades de la misma familia lingüística. Con los habitantes de la Cordillera Oriental compartieron el símbolo e ideología del ave con alas desplegadas y el sentido de las ofrendas. CONQUISTA CULTURA TAIRONA Los tairona fueron los primeros habitantes del territorio colombiano que sufrieron la trágica presión de la conquista española. Fue don Rodrigo de Bastidas, fundador de Santa Marta y descubridor de la desembocadura del río Magdalena, quien emprendió primero la conquista de los tairona, según la Recopilación historial de fray Pedro de Aguado. Bastidas con la mitad de la gente española que había en Santa Marta, metiéndose tierra adentro por los pueblos de los indígenas, los cuales le recibieron en PAZ y le dieron presentes de las riquezas que tenían en cantidad de 18.000 pesos de oro fino. Después, García de Lerma y el teniente Palomino salieron a pacificar RASGOS FÍSICOS CULTURA TIERRADENTRO Tierradentro Las condiciones de acidez de los suelos y de humedad ambiental hacen que, hasta la presente, haya sido imposible aislar restos óseos para determinar características físicas de los antiguos habitantes. Es también la estatuaria el único indicador de su forma de vestir. Los hombres usaban cubre sexos escalonados, y tocados formados por dos bandas anchas, superpuestas, que ceñían la parte alta de la cabeza y caían sobre la nuca o sobre la espalda. Se adornaban con collares y pendientes antropomorfos, pulseras en una o ambas muñecas y un adorno circular en el tobillo. En las orejas lucían grandes carreteles incrustados en agujeros abiertos en el lóbulo. Las mujeres llevaban una cinta sobre la frente, con los extremos colgados en la parte de atrás de la cabeza; se cubrían con una especie de camisa sin mangas, y la falda era corta y lisa. También usaban carreteles en las orejas, además de collares, pendientes y pulseras, que debieron ser de oro. Los volantes de huso indican que se ejercitaban en el hilado y, consecuentemente, en el tejido, que sin duda hacían de las fibras del algodón y del maguey, que crecen en la región. Es posible que practicaran la pintura facial y corporal aplicada con pinceles o pintaderas de cerámica, puesto que estas últimas se han encontrado en varios sitios. VIVIENDA CULTURA TIERRADENTRO La vivienda estaba situada en pequeñas planadas artificiales construidas en las laderas de las montañas, con vista hacia el río o hacia los valles bajos. El poblamiento encontrado hasta ahora es disperso, es decir, cada casa está separada de las demás, lo que se explica por las características de la topografía de ECONOMIA CULTURA TIERRADENTRO la región y también por la conveniencia de tener la vivienda cerca de los campos de cultivo. No se descarta la posibilidad de que existieran poblados. Los hallazgos de viviendas en varias localidades, como Patucue, Turminá Coscuro, Inzá y San Isidro, evidencian el asentamiento de grupos humanos en la región. Las casas, eran de planta circular u oval, y con piso de tierra, estructura y paredes de madera, caña y techos de paja, tenían, en el centro, un fogón con tres piedras, y en algunas se ha hallado una zanja interna para la conducción de agua, con desagüe al exterior. Utilizaron barbacoas para lechos y estantes, y en el exterior ubicaron el telar vertical, los semilleros y los postes para sacar el fique. Los fragmentos cerámicos encontrados en el piso relacionan estas viviendas con los enterramientos, de tal manera que cerámica, tumbas y casas forman un conjunto unitario. Empleaban el maíz como alimento; este grano, con la calabaza y el fríjol, fue la base económica de los pueblos precolombinos. Una producción agrícola eficiente permitió la dedicación de un grupo de individuos tareas diferentes de sembrar y cosechar, lo cual trajo la especialización del trabajo. La caza y la pesca proporcionaban la variación en la dieta. Plantas como el maguey y el algodón daban la materia prima para los tejidos, y estos, junto con la cerámica y la sal obtenía de las fuentes subterráneas que manan a orilla del río Ullucos, servían para el intercambio comercial con los pueblos vecinos. SOCIEDAD Y POLITICA CULTURA TIERRADENTRO Un pueblo que construyó monumentos de la calidad y tamaño de las tumbas e hipogeos de Tierradentro tuvo, sin duda, una organización social compleja y estratificada. Posiblemente el clan fue uno de los componentes principales de la organización familiar y social, como lo indica la representación reiterada de animales en la pintura, la talla de piedra y la cerámica. El poder político lo asumían los sacerdotes. Seres humanos que tienen la serenidad de los soberanos, pero sus adornos son pectorales, pulseras y tocados, y muy pocos llevan armas o escudos. Las tumbas demuestran también por su número y calidad, que aquel pueblo tuvo una honda preocupación por lo sobrenatural, por el culto a la muerte o a los antepasados, todo lo cual configura un sistema de creencias cuyos principales representantes y mantenedores fueron los sacerdotes. En la cerámica, los pocos ejemplos de representaciones humanas muestran hombres sentados en bancos, rodeados de lagartijas y serpientes; no llevan armas ni ornamentos, parece que su categoría esta expresada por la relación con esos animales simbólicos. Todo ello induce a pensar que la religión puede considerarse la institución principal de aquella sociedad que tuvo como rasgo característico su pacifismo, lo cual contrasta con la belicosidad de otras culturas, entre ellas la de los indígenas Páez, que les sucedieron. RITUAL FUNERARIO CULTURA TIERRADENTRO El rasgo arqueológico especifico y diferenciador de Tierradentro es el hipogeo o tumbas de entierro secundario. Las investigaciones de los últimos tiempos han permitido diferenciar, en esa cultura, dos etapas del ritual funerario; la del entierro primario e individual en fosos cilíndricos o en tumbas de pozo no muy profundo con una pequeña cámara lateral, acompañado de cerá- mica domestica, hachas líticas, cuentas de collar, manos y piedras de moler, aislándolo del pozo mediante la colocación de losas que tapaban la entrada de la cámara. Este primer entierro duraba un tiempo aun no determinado, pasado el cual se sacaban los restos óseos para llevarlos a otro recinto. Iniciando la segunda etapa, es decir el entierro secundario y colectivo, se ponían los restos dentro de una urna de cerámica sin tapa, para luego colocarlos en otra tumba mas profunda, denominada hipogeo, que presenta escaleras en el pozo y una amplia cámara lateral de planta oval y techo cóncavo. Los hipogeos mayores tienen escaleras de caracol en el pozo, cámara con nichos anexos y dos o tres columnas centrales, así como una decoración interna de pintura geométrica en rojo y negro sobre fondo blanco. La forma de la cámara del hipogeo es similar a la de las construcciones que, en la actualidad sirven como casas ceremoniales. En el piso de la cámara del hipogeo se colocaban las urnas, cada una con los huesos de un individuo, pero también se abrían agujeros para poner allí los restos óseos de varios individuos. Se aprecia un tratamiento diferente para los muertos, que reflejan una diferenciación social entre los vivos: en las urnas guardarían los restos de los gobernantes, sacerdotes o personajes notables, y en las fosas comunes los de la gente del pueblo. Las lagartijas como representación de lo masculino y el cien pies como su contraparte femenina aparecen repetidamente como temas decorativos en las urnas funerarias y están acordes con los conceptos duales que caracterizan a las religiones Prehispánicas de toda América. Las tumbas de Tierradentro son construcciones subterráneas, talladas en la toba o ceniza volcánica endurecida que forma el subsuelo de la región. Entre pozo y cámara se colocaba una losa grande para impedir que, al rellenarlo con tierra, esta entrara a la cámara. A veces la separación no se hacia con losas sino con una valla de troncos o guaduas colocada a manera de puerta. Hasta el presente no se ha rodeado la boca de los hipogeos, a pesar de que se supone que hubo una manera de cubrirlas, mientras se cumplía el trabajo de su construcción y el del ritual funerario. CERAMICA CULTURA TIERRADENTRO Existe concordancia general entre la cerámica de San Agustín y la de Tierradentro. En la cerámica doméstica, predo- minaban los cuencos y platos sencillos, las vasijas sin asas y las copas. Se define como típica la forma de la vasija trípode, de patas altas, dise- ñadas específicamente para colocar entre ellas la leña para la cocción de los alimentos. En cuanto a la decoración, también hay similitud, con predominio de engobes, incisión, escisión y empaste en blanco, con diseños geométricos, simples de líneas, zigzag, triángulos y rombos, y con escasos ejemplos de pintura, modelado y aplicación. La cerámica denominada ceremonial, debido a su mayor y mejor decoración y a la colocación en las tumbas e hipogeos, se relaciona, en cuanto a la forma, con recipientes en forma de calabazos y, principalmente, las urnas funerarias. Estas urnas se fabricaron con arcilla amasada con trozos diminutos de cuarzo y mica, para evitar el resquebrajamiento de la vasija en el momento de la cocción, la cual se hacia al aire libre y con leña como combustible. A los hipogeos pequeños y sencillos corresponden urnas sin decoración; en los grandes hipogeos totalmente pintados, las urnas funerarias están colocadas sobre bases de piedra, unas en la decoración de urnas son, la serpiente, la lagartija, el cien pies y la figura humana. Esta, la figura humana, es menos corriente y se halla hay figuras míticas, mezcla de hombre y animal. Otros artefactos de cerámica encontrados en las tumbas son pequeñas ollas que debieron usarse para comida ritual, cuencos en los cuales se ponía resina o grasa para la iluminación de esos recintos, y recipientes ceremoniales de fino acabado, llamados alcazarras, que representan aves, mamíferos y frutas. ESTATUARIA CULTURA TIERRADENTRO forma cilíndrica y otras semejantes a pequeños bancos de tres patas. Los motivos mas comúnmente representados en a veces, en forma muy semejante a la de las caras gigantescas talladas en la parte alta de las columnas y pilastras de los hipogeos. También En diversos sitios de Tierradentro se han encontrado estatuas de piedra, la mayoría enterradas, caídas en las cañadas o escondidas entre las raíces de grandes árboles. En cuanto a forma, dimensiones y rasgos, podemos dividir la estatuaria en dos grandes grupos: el primero comprende ejemplares de menos de un metro, de talla rudimentaria, y el segundo, obras que alcanzan hasta dos metros y medio de altura, cuya técnica de fabricación denota mayor precisión y más detalle en el acabado de rasgos e implementos de figura. Es evidente la relación de esta estatuaria con la de San Agustín. Las esculturas de ambas regiones tienen como características principales el ser simétricas y representar figuras hieráticas que impresionan por su estatismo, rigidez y frontalidad, representada en personajes importantes en su cultura: dignatarios, sacerdotes, guerreros y seres mitológicos. Para un pueblo agricultor, las lluvias son un factor primordial: influyen en las cosechas, y de la misma manera que pueden traer beneficios, pueden ocasionar pérdidas; el pueblo necesita que las fuerzas que las causan les sean favorables, por lo que representarlas es indispensable para el ritual de propiciación. Por eso las ranas, animales anfibios, símbolos del agua y la tierra, o sea la fertilidad, que además anuncian la lluvia con su canto, son la materialización que hizo el hombre de aquellas fuerzas, y forman parte de la estatuaria en piedra, de proporciones monumentales para destacar su importancia, como los ejemplares que se encuentran actualmente en la plaza de Inzá. Algunas de las estatuas son pequeñas y sencillas, representan seres humanos desnudos y casi sin adornos. Otro grupo de esculturas son de mayor tamaño y mejor técnica, se catalogan como masculinas o femeninas porque varias de ellas tienen cubierto el pecho y la espalda con una especie de poncho o blusa, usan faldas cortas y tocado de cinta que circunda la frente y dobla por detrás de la cabeza formando dos espirales superpuestas las cuales corresponden a mujeres o diosas, los varones llevan el pecho descubierto, cubren el sexo con un guayuco escalonado, tienen en los tobillos un adorno circular y la cabeza cubierta por dos cintas que caen una sobre la otra en la nuca o en la espalda. Una característica específica de Tierradentro es la oreja destapada, adornada con grandes pendientes en forma de carretel. La estatuaria de Tierradentro es la representa- ción de dioses, hombres, animales y seres míticos, con similitudes en forma y proporción a la Agustiniana, pero sin alcanzar su perfección en cuanto a técnica de trabajo y detalle en el acabado. El hecho de que muchas estatuas se encuentren rotas intencionalmente, casi siempre con la cara destrozada, parece indicar que hubo un enfrentamiento de pueblos que ocasiono la destrucción de sus símbolos religiosos o políticos. ORFEBRERIA CULTURA TIERRADENTRO Hasta ahora no hay ninguna evidencia de que en Tierradentro se trabajara en orfebrería. Los objetos hallados pertenecen a excavaciones clandestinas sin información fiable. Se trata de col- gantes con formas humanas y animales, pectorales circulares, pinzas depilatorias y narigueras de torzal y de argolla. Tres ejemplares se destacan por su tamaño y factura: una pulsera ancha, trabajada en lámina delgada, decorada con cuatro caras antropomorfas repujadas, de rasgos muy similares a las de San Agustín; una máscara que representa una cabeza con faccio- nes mezcladas de hombre, murciélago y felino, y otra cuyo rostro, de nariz aguileña, lleva decoración curvilínea sobre los pómulos. Estas piezas debieron ser llevadas a la región como botín de guerra o como resultado de trueque comercial.
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