Península, vol. I, núm. 2 - Centro Peninsular en Humanidades y en

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Península, vol. I, núm. 2 - Centro Peninsular en Humanidades y en
península
COORDINACIÓN DE HUMANIDADES
Coordinadora: Mari Carmen Serra Puche
Península
editor
Mario Humberto Ruz
Consejo Editorial
Comité Editorial uacshum
Helena BeristáinAdrián Curiel Rivera
Margit Frenk
Carolina Depetris
María Noel Lapoujade
Juan Manuel Díaz Yarto
Aurore Monod BecquelinNicole Ooms Renard
Estela Morales
Mario Humberto Ruz
Perla Petrich
Luis Alfonso Ramírez Carrillo
Apoyo editorial
Norma B. Cano Yebra
Daniela Maldonado Cano
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son de la exclusiva responsabilidad de sus autores.
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Península
Publicación semestral de la
unidad académica de ciencias sociales y humanidades
volumen i, número 2
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
coordinación de humanidades
2006
Primera edición: 2006
D. R. © 2006, UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Coordinación de Humanidades
Circuito Mario de la Cueva
Ciudad Universitaria, C. P. 04510, México, D. F.
www.coord-hum.unam.mx
[email protected]
Portada:
Ilustración: “Rechazo de los piratas franceses”, Juan de Dios Pérez Galaz,
Piratas y corsarios en los mares de México y del mundo,
México, Panorama, 1992
Diseño: Samuel Flores Osorio
ISSN: 1870-5766
Impreso y hecho en México
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
Índice
Resúmenes y abstracts . . . . . . . . . . . . . . . . .
7
artículos
Francis Drake en la narrativa del argentino Vicente Fidel López
Adrián Curiel Rivera . . . . . . . . . . . . . . . . .
15
Emanuel von Friedrichsthal: su viaje a América y el debate sobre el
origen de la civilización maya
Arturo Taracena Arriola y Adam T. Sellen. . . . . . . . .
49
La casa maya contemporánea. Usos, costumbres y configuración espacial
Aurelio Sánchez Suárez . . . . . . . . . . . . . . . .
81
Pasado rural y pobre, presente de clase media urbana. Trayectorias de
ascenso social entre mayas yucatecos residentes en Mérida
Ricardo López Santillán. . . . . . . . . . . . . . . .
107
Incorporación nominal, posesión y participación en el maya yucateco
Christian Lehmann. . . . . . . . . . . . . . . . . .
129
¿Qué es la sobada? Elementos para conocer y entender una práctica
terapéutica en Yucatán
Patrizia Quattrocchi . . . . . . . . . . . . . . . . .
143
Andanzas perversas por el mundo de los vivos
Ana Bella Pérez Castro . . . . . . . . . . . . . . . .
171
reseñas
Daniel Villafuerte Solís y Xóchitl Leyva Solano (coords.), Geoeconomía
y geopolítica en el área del Plan Puebla Panamá
Manuel Jesús Pinkus Rendón . . . . . . . . . . . . . .
189
Louis Chauvel, Le destin des générations. Structure sociale et cohortes en
France au XXe siècle
Ricardo López Santillán. . . . . . . . . . . . . . . .
195
Silvia Eugenia Castillero, Zooliloquios. Historia no natural
Carolina Depetris . . . . . . . . . . . . . . . . . .
199
Breves curricula de los colaboradores . . . . . . . . . . . . .
201
Normas editorialesde Península . . . . . . . . . . . . . . .
205
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
RESÚMENES Y ABSTRACTS
Francis Drake en la narrativa del argentino
Vicente Fidel López
Adrián Curiel Rivera
El presente trabajo se inscribe en una investigación más amplia sobre
la narrativa hispanoamericana que ha tomado a los piratas del Caribe como argumento central. Dicho corpus literario, compuesto sobre
todo por novelas históricas del siglo xix, no sólo exalta la figura del
pirata a dimensiones románticas sino que lo transforma en un símbolo
en el cual los narradores de la naciente Hispanoamérica proyectan un
ideal de Nación.
Este ensayo persigue dos propósitos. Por una parte, examinar los
mecanismos por los cuales el argentino Vicente Fidel López, en su obra
La novia del hereje (1855), ensalza al personaje del corsario Francis
Drake, quien se convierte en sinécdoque de Inglaterra, el más avanzado
modelo de civilización frente al retrato de una España colonial corrupta
y decadente. Por otra, proponer una nueva lectura de la novela de López
que revalore su calidad literaria a la luz del contexto en que fue escrita,
y que tienda lazos entre determinados hechos históricos piráticos y la
recreación ficticia que se hace de ellos.
Palabras clave: novela, piratas, Hispanoamérica.
Emanuel Von Friedrichsthal:
Su viaje a América y el debate sobre el origen
de la civilización maya
Arturo Taracena Arriola y Adam T. Sellen
Entre los años 1838 y 1841 el barón austriaco, Emanuel von Friedrich­
sthal fue comisionado para realizar un viaje científico por tierras americanas. A partir de la reconstrucción del mismo, se revela el prototipo del
intelectual europeo que transitó entre los movimientos de la ilustración
y el romanticismo. Friedrichsthal recorrió varios países de Centroamérica, estudiando los aspectos comerciales, geográficos y arqueológicos
de la región, y terminó su recorrido en la Península de Yucatán, donde
su investigación se enfocó en las ruinas arqueológicas y la cuestión
sobre su posible origen. Al regresar a Europa presentó ante sus pares en
Londres y París los resultados del viaje y, a partir de estas ponencias, la
Académie Royale des Incriptions et Belles-Lettres publicó en 1841 Les
Monuments del’Yucatán, artículo que se presenta aquí por primera vez
península
en español, y en el que está plasmado su principal mérito: ser el primer
viajero extranjero en describir y fotografiar las ruinas de Chichén Itzá.
Asimismo, para la historia de Mesoamérica resulta trascendental su
polémica con John L. Stephens en torno al origen de la civilización
maya, la cual tuvo repercusiones que continuaron en la sociedad yucateca a lo largo del siglo xix, y que formó el núcleo del debate durante
muchos años.
Palabras clave: Friedrichsthal, Mesoamérica, mayas, arqueología.
La casa maya contemporánea.
Usos, costumbres y configuración espacial
Aurelio Sánchez Suárez
La vivienda rural en México es una parte esencial de la riqueza con la
que cuenta nuestra cultura, ya que es el espejo en el cual se reflejan las
actividades tradicionales que cotidianamente realizan sus habitantes, así
como la necesidad de un refugio y la convivencia con su medio ambiente.
Hace además patente una actividad constructiva heredada de tiempos
muy remotos.
La conceptualización de la vivienda rural maya requiere de una visión
que abarque no sólo lo formal (morfológico), sino que realice un análisis
antropológico del uso de los espacios, incluyendo las cualidades bióticas
que permiten la integración de la vivienda rural con su medio natural.
Asimismo, el estudio morfológico no debe quedarse en el análisis de la
estructura habitacional, si no ir más allá, abordando su relación con el
solar y su hábitat, que mantienen estrecha relación con las actividades
agrícolas y de convivencia comunitaria.
Los usos y costumbres desarrollados en el entorno de la vivienda vernácula están íntimamente ligados a la configuración espacial de la casa y
el solar, por lo que el estudio de la vivienda maya contemporánea debe
ser analizado desde ambas perspectivas si se desean entender los procesos
de cambio que se están generando.
Palabras clave: arquitectura vernácula, vivienda, maya.
Pasado rural y pobre, presente de clase media
urbana. Trayectorias de ascenso social entre
mayas yucatecos residentes en Mérida
Ricardo López Santillán
A partir de “historias de vida” se explica de manera sincrónica y transgeneracional el proceso de ascenso social de mayas peninsulares que, siendo
originarios de hogares pobres y rurales, logran posiciones socioprofesionales de clase media, gracias, entre otros aspectos, a la movilidad geográfica en dirección a Mérida y a la educación escolar (lo que necesariamente
implica un correcto uso del idioma español, hablado y escrito). En este
artículo se abordan de manera tentativa y exploratoria los nichos en el
mercado de trabajo donde se insertan los entrevistados, así como sus procesos de aculturación en este tránsito a la vida urbana en condiciones de
8
resúmenes y abstracts
existencia material más desahogadas sin que ello necesariamente implique
una renuncia a la adscripción étnica.
Palabras clave: clase media y etnicidad, movilidad social ascendente,
mayas peninsulares, Mérida.
Incorporación nominal, posesión
y participación EN EL MAYA YUCATECO
Christian Lehmann
Se investiga la función de la incorporación nominal en el dominio funcional de la participación. Se hace hincapié en la acomodación de participantes periféricos por incorporación. Como la mayoría de las lenguas, el
maya yucateco incorpora en el verbo preferentemente a los participantes
de la parte inferior de la jerarquía de control, o sea, al paciente, instrumento y, con menos frecuencia, una locación. De ello resulta un verbo
intransitivo que, como tal, generalmente no se usa, sino se retransitiviza
inmediatamente para acomodar a otro participante, más periférico. Éste
puede ser un adjunto, un complemento posesivo o aun un participante
que estaba fuera de la situación básica.
El análisis de las relaciones sintácticas en esas construcciones revela un
grado avanzado de lexicalización de muchos verbos incorporativos, por
lo cual un análisis puramente sintáctico resultaría insuficiente. Por otro
lado, el hecho de que la incorporación nominal cubra un área bastante
amplia entre la sintaxis y el léxico verbal le confiere una posición central
en el sistema lingüístico.
Palabras clave: maya yucateco, incorporación nominal, términos de
parte del cuerpo, posesión, participación, alienabilidad.
¿QUÉ ES LA SOBADA?
ELEMENTOS PARA CONOCER Y ENTENDER
UNA PRÁCTICA TERAPÉUTICA EN YUCATÁN
Patrizia Quattrocchi
La sobada es una de las prácticas terapéuticas más difundidas en Yucatán, con respecto a la salud reproductiva, el embarazo y el parto.
Más que la simple técnica de masaje que podría parecer en un primer
momento, la sobada representa, por el contrario, una manipulación del
cuerpo (al mismo tiempo física y simbólica) que en el contexto de la
creciente medicalización del parto ha asumido significados inéditos. A
través de la sobada se expresan distintos discursos en torno a la reproducción, la percepción del cuerpo, el control y la gestión del cuerpo
femenino, la relación entre biomedicina y medicina maya, y sobre el
intento de las parteras mayas yucatecas por defender su papel y sus
conocimientos. Este último aspecto ha sido analizada por la autora a
partir de la idea de las mujeres del municipio de Kaua donde “la sobada
evita la cesárea”.
Palabras clave: sobada, parteras mayas, parto.
9
península
Andanzas perversas por el mundo de los vivos
Ana Bella Pérez Castro
La muerte en Tancoco, un poblado de la Huaxteca veracruzana, es un
hecho complejo, y lo es porque alrededor de la misma se entretejen complejas relaciones sociales entre vivos y muertos, cruzadas por cuestiones
sociales, económicas, políticas e ideológicas. A resultas de esta abigarrada
composición, podemos señalar, surgen sentimientos contradictorios. A
los muertos se les celebra, y se espera su llegada en el mes de noviembre,
pero también se les considera seres que pueden hacer daño. En este trabajo se busca dar cuenta del imaginario de los teenek y de su contexto
socio-económico para ofrecer al lector dos posibles interpretaciones
respecto a lo que la autora considera “la perversidad de los muertos”.
Palabras clave: presagio, creencias, muertos, peligrosidad, sombra
débil.
* * *
Francis Drake en la narrativa del argentino
Vicente Fidel López
Adrián Curiel Rivera
This paper is part of a larger research work on Hispanic American narrative that focuses on pirates in the Caribbean Sea as its core argument.
This literary corpus, composed mainly of historical novels from the 19th
century, not only extolled the figure of the pirate to romantic dimensions,
but also transformed him into a symbol from which the narrators of a
rising Hispanic America projected their ideal of a Nation. The purpose
of the present essay is two-fold: on the one hand it aims to examine
the mechanisms by which the Argentinean Vicente Fidel Lopez exalts the
character of corsair Francis Drake in his book The Heretic’s Bride (1855),
converting him into a synecdoche of England; then the most advanced
model of civilization compared to the image of a corrupted and decaying
colonial Spain. On the other hand, it proposes a new reading of Lopez’s
novel that reevaluates its literary quality by considering the context in
which it was written, and by linking certain piratical historical events
with their fictitious recreations.
Key words: Hispanic America, pirates, novels.
Emanuel Von Friedrichsthal:
su viaje a América y el debate sobre el origen
de la civilización maya
Arturo Taracena Arriola y Adam T. Sellen
Between the years 1838 and 1841 the Austrian Baron Emanuel von
Friedrichstahl was commissioned to undertake a scientific voyage to the
Americas. Through a reconstruction of his voyage, the author reveals a
10
resúmenes y abstracts
prototype of the European intellectual, influenced by the movements of
the Enlightenment and Romanticism. Friedrichstahl travelled through a
number of Central American countries, studying aspects of their commerce, geography and archaeology. He finally ended up in the Peninsula
of Yucatan, where his research focused on the archaeological ruins and
the question of their possible origin. Upon return to Europe, he presented his findings to colleagues in both London and Paris, and from
these lectures the Académie Royale des Inscriptions et Belles-Lettres published in 1841 Les Monuments de l’Yucatán, translated here for the first
time in Spanish. From this document it is evident that Friedrichstahl’s
principal merit was to be the first European to systematically describe
and photograph the ruins of Chichén Itzá. Furthermore, the authors
demonstrate that the polemic he entered into with his counterpart
John L. Stephens regarding the origin of Maya civilization, had lasting
repercussions for Yucatec society in the nineteenth century, and that
these opinions formed the nucleus of that debate for many years after.
Key words: Friedrichsthal, Mesoamerica, Mayas, archaeology.
La casa maya contemporánea.
Usos, costumbres y configuración espacial
Aurelio Sánchez Suárez
Rural habitation is an essential part of Mexican cultural wealth, reflecting
not only the traditional and daily activities of their residents, but also the
idea of refuge and environmental coexistence, concepts that have been
inherited via construction activities from a very distant past.
The conceptualization of the Mayan rural house requires a vision that
includes not only the formal aspect —i. e. morphological— but also an
anthropological analysis of space use around the structure, including its
biotic qualities, a methodology that allows us to incorporate the rural house
within the context of its environment. Also, morphological studies do not
have to stop with the analysis of the house structure, but can go further a
field and look at the surrounding lot and its habitat, as these areas maintain
a strong relationship with agricultural activities and communal existence.
The diverse traditions that have emerged from the common habitation are intimately bound to the space configurations of the house and its
surrounding lot, and for this reason the morphology of the contemporary
Mayan house should be analyzed from both perspectives, thus maximizing our comprehension of the changes that are occurring today.
Key words: native architecture, house, Maya.
Pasado rural y pobre, presente de clase media
urbana. Trayectorias de ascenso social entre
mayas yucatecos residentes en Mérida
Ricardo López Santillán
Using life histories this work explains, from both a synchronic and transgenerational perspective, the processes involved in the social ascent of the
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península
Yucatecan Maya. Members of poor rural families who manage to move
into the professional and social circles of the middle class do so by two
general methods: uprooting and changing their location, which in all of
the cases discussed here means relocating in or near Merida, and by accessing formal education, which necessarily implies the ability to speak
and write correctly in Spanish. This article explores the labour market
niches occupied by the interviewees, as well as the acculturation processes
in the transition to urban life that do not necessarily mean a rejection
of one’s ethnicity.
Key words: Middle class, ethnicity, upward social mobility, Yucatecan
Maya, Merida.
Incorporación nominal, posesión
y participación EN EL MAYA YUCATECO
Christian Lehmann
In this article the author investigates the function of noun incorporation within the functional domain of participation, with a focus on the
accommodation of peripheral participants by incorporation. Like most
other languages, in Yucatec Maya the verb incorporates with preference
participants at the lower end of the control hierarchy, such as the patient, the instrument, and, less frequently, the location. This yields an
intransitive verb which is normally not used as such, but immediately
re-transitivized in order to accommodate another, more peripheral participant. The latter may be an adjunct, a possessive complement, or a
participant that did not even appear in the base situation.
The analysis of syntactic relations in these constructions reveals an
advanced degree of lexicalization of many incorporative verbs, which
renders a purely syntactic analysis insufficient. On the other hand, noun
incorporation in Yucatec covers a rather large area between verbal syntax
and lexicon, which confers it a central position in the linguistic system.
Key words: Yucatec Maya, noun incorporation, body-part terms, possession, participation, alienability.
¿QUÉ ES LA SOBADA?
ELEMENTOS PARA CONOCER Y ENTENDER
UNA PRÁCTICA TERAPÉUTICA EN YUCATÁN
Patrizia Quattrocchi
“Sobada” is one of the most popular massage techniques in the Yucatan
state of Mexico, particularly linked with Mayan women’s pregnancy and
reproductive health.
At first, it could look like a simple massage technique, but it has deep
symbolic meanings that influence the local representation of body and
birth. Sobada, in fact, has gained new and unexpected meanings in the
context of growing medicalization of birth. Sobada interweaves many
different meanings: reproductive ones, cognitives ones (representations
of the body), political ones (control of feminine body), medical ones
12
resúmenes y abstracts
(the relationship between native medical knowledge and BioMedicine)
and pragmatical ones (defense of the role of midwives who practice such
massage).
The author’s paper focuses mostly on this last aspect, analizing the
perspective of the women of the village of Kaua. These women are convinced, in fact, that sobada massage can prevent cesarean sections.
Key words: Prenatal and postpartum massages, birth, Mayan midwifery.
Andanzas perversas por el mundo de los vivos
Ana Bella Pérez Castro
Death in Tancoco, a village in the Huaxteca Veracruzana, is a complex
fact, due to the interweaving of the intricate social relationships between
the living and the dead, and the criss-crossing of social, economical, political and ideological lines. As a result of this elaborate composition, opposite feelings will arise: the dead are awaited and celebrated in November; but on the other hand, the villagers consider the dead as entities that
may harm people. In this sense, the article explore the imaginary around
the teenek as well as their socio-economical context, and to propose to
the reader two possible interpretations for what the author consider “The
perversity of the dead”.
Key words: premonitions, beliefs, dead, “dangerousness”, “weak
shadow”.
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francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
FRANCIS DRAKE EN LA NARRATIVA
DEL ARGENTINO VICENTE FIDEL LÓPEZ
Adrián Curiel Rivera
UACSHUM, CH, UNAM
Uno de los episodios menos estudiados en el ámbito de la narrativa hispanoamericana es el que Enrique Anderson Imbert definiera por primera vez como “paréntesis sobre el tema del pirata”,1 esto es, un conjunto de novelas históricas del siglo
xix en las cuales los ladrones y aventureros que se enseñorearon del Mar Caribe
entre las centurias xvi y xviii son recreados como protagonistas o deuteragonistas
de la acción novelesca. El asunto del pirata no es, desde luego, exclusivo de la
etapa decimonónica. La literatura de Hispanoamérica cuenta con importantes
antecedentes coloniales. Algunos de ellos muy conocidos. Por ejemplo: el poema
épico Espejo de paciencia (1608) del cubano Silvestre de Balboa, o el heterogéneo
Infortunios de Alonso Ramírez (1690), del mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora, obra a medio camino entre el relato ficticio y el testimonio documental. Hay
otros precedentes citados con menor frecuencia, caso de la narración El desierto
prodigioso y prodigio del desierto, compuesta alrededor de 1650 por el colombiano
Pedro de Solís y Valenzuela. Pero sean crónicas, odas “nacionales” —como La
Argentina (1602) del extremeño Martín del Barco Centenera—, piezas teatrales
o primitivos ensayos novelescos, estos y otros textos comparten una rasgo común: anatematizan al pirata que vulneraba la hegemonía económica y política
impuesta por España en América a raíz del descubrimiento y el reparto de tierras
decretado por el Papa Alejandro VI. Trátese de los piratas franceses durante la
guerra franco-española entre 1520 y 1559; de los corsarios ingleses entre 1568
y 1596, cuando las relaciones entre Felipe II y la reina Isabel alcanzan el punto
de mayor rispidez; de los holandeses que hostigaban las embarcaciones iberas
antes de la paz de Westfalia en 1648, o de los bucaneros y filibusteros dueños del
Caribe hasta mediados del siglo xviii,2 el retrato que la inaugural literatura hispanoamericana hace de ellos es siempre negativo: agentes del demonio, némesis de
1
2
Historia de la literatura hispanoamericana, 254-255.
Idem.
15
adrián curiel rivera
Dios, herejes protestantes, monstruos depravados. Caracterizaciones de extrema
maldad que, paradójicamente, lo tornan un personaje de lo más atractivo para el
lector contemporáneo. Incluso un poeta como el arcediano Del Barco Centenera,
cautivado por el arrojo y la pericia marina de Francis Drake al cruzar el Estrecho
de Magallanes, termina censurando la codicia colérica del corsario inglés, cuyos
saqueos a lo largo de las costas de Chile y Perú, por temibles, sólo con dificultad
puede referir.3
A partir del Romanticismo, la gran mayoría de los narradores hispanoamericanos que inciden en el tema exaltan las gestas de los piratas y encomian sus
acciones sediciosas en perjuicio del absolutismo religioso, político y económico de España, de la cual dichos escritores acaban de emanciparse.4 Éste es un
dato fundamental para comprender el “paréntesis pirático” literario, pues el
buen crédito de que goza ahora el pirata está vinculado de manera indisoluble
a los movimientos independentistas de los nacientes países americanos. Al
margen de la circunstancia de que naciones como Puerto Rico y Cuba permanezcan integradas al imperio español hasta la intervención de Estados Unidos
en 1898, es indudable que en la literatura hispanoamericana del xix opera
un cambio semántico en el vocablo “pirata”, que éste se “resignifica” positivamente. El pirata, o para ser más precisos, su imagen idealizada en la ficción,
adquiere el estatus de un símbolo de libertad que, de algún modo, remite al
lector a la libertad política recién obtenida. Esto habilita a los literatos que
han sufrido en propia carne los complejos y contradictorios procesos de des“Su hambre tan canina y tan rabiosa/ De plata bien hartó aqueste adversario/ Que es cosa de
decir muy monstruosa/ El número de plata, y temerario/ Negocio nunca visto ni leído”. Algunos
pasajes de la caudalosa épica de Del Barco Centenera son ilustrativos de la ambivalencia que
suscita la figura del pirata entre los escritores de la América colonial, sean peninsulares, criollos
o mestizos. Así, antes de condenarlo, el eclesiástico se refiere a Drake en estos términos: “No es
justo al enemigo que tenemos/ Celarle sus hazañas y sus hechos/ Ni dejar de decir lo que sabemos/ Que invidia es quitarle sus derechos/ […] Aqueste inglés y noble caballero/ Al arte del mar
era inclinado/ Mas era que piloto y marinero/ Porque era caballero y buen soldado/ […]”. Sin
embargo Del Barco considera, y esta valoración hacia los enemigos de España es una constante
de la literatura hispanoamericana hasta la Ilustración, que el marino de Crowndale carece de
una cualidad moral que lo sitúa en un plano de inferioridad frente a los súbditos de Felipe II:
“Mas, como lo mejor y necesario/ Le falta, que es amor de Jesu-Cristo/ Emprende de hacerse
gran corsario/ […]”. Véase La Argentina, canto vigésimo segundo, 32, y libro segundo (que no se
organiza en cantos), 248. Citamos de Pedro de Ángelis, Colección de obras y documentos relativos
a la historia antigua y moderna de las provincias del Río de la Plata.
4
La excepción que confirma la regla la constituye, sin duda, Los piratas en Cartagena (1886), de
la colombiana Soledad Acosta de Samper. En esta novela, a través de cinco cuadros históricos cuyo
hilo conductor es una serie de ataques piratescos a la ciudad cartagenera heroicamente resistidos por
los habitantes y las autoridades coloniales, se reivindica la grandeza espiritual y moral de la madre
patria y se expresa la necesidad de recuperar la herencia española con vistas a la edificación del propio porvenir nacional. En la tónica de sus predecesores hispanoamericanos, De Samper presenta a
los atacantes ingleses y franceses, o bien como una panda de herejes sanguinarios y brutales, o bien
como ladrones envidiosos del poder de España.
3
16
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
membramiento de la Metrópoli, y que viven involucrados en la problemática
de su actualidad, para criticar más o menos veladamente los males y taras
nacionales, consecuencia de tres siglos de dominación y de un régimen virreinal
corrupto e inepto. Nunca se insistirá lo suficiente al subrayar la importancia del
papel cívico que en este periodo desempeña el escritor —quien además cumple
otras funciones profesionales—, la misión pedagógica que se le adjudica en la
sociedad.5
La narrativa hispanoamericana sobre piratas no difiere mucho de otros textos del
siglo xix en su teleología educadora o ejemplarizadora. Amalia (1851-1855) de José
Mármol y La novia del hereje o la Inquisición de Lima (1854-1855, 1870 edición
definitiva) de Vicente Fidel López, por ejemplo, tienen más puntos de contacto de
lo se nota a simple vista, y lo anterior sin entrar por ahora en la discusión acerca
de si la obra de López, de haberse publicado en 1840, como él mismo sugiere en
una carta-prólogo,6 debe considerarse la primera novela argentina. En cambio, el
cotejo entre las novelísticas hispanoamericana y europea decimonónicas7 que han
hecho de los piratas, corsarios, bucaneros y fi­libusteros de los siglos xvi a xviii su
argumento central, pese a la concordancia temática, sí permite apreciar sustanciales
diferencias en cuanto a las metas implícitas en los textos.
Descontando a Robinson Crusoe (1719) de Daniel Defoe y, sobre todo, a la
Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas (1724),8 libro
que ha fincado los primeros cimientos de la imagen literaria contemporánea del
pirata, se puede afirmar que ésta, hasta antes de la aparición del cine, se consolida
a principios del siglo xix con una serie de representaciones artísticas que no son
exclusivas de la literatura. En 1814 Lord Byron compone los versos de El corsario;
José de Espronceda, en 1839, el poema “La canción del pirata”; Verdi estrena la
ópera Il Corsaro en 1848, y Berlioz la obertura Le Corsaire; entre octubre de 1881
5
Ángel Rama observa que en Hispanoamérica, con medio siglo de retraso en relación con Europa, en la segunda mitad del xix, el concepto de literatura tomó forma sustituyendo al de bellas
artes y legitimándose en el sentimiento nacional que era capaz de construir. En la misma línea
de razonamiento, Emmanuel Carballo ha aseverado recientemente que el cometido artístico será
desplazado a un lugar secundario. “[…] los novelistas se fijan tareas que deben cumplir en plazos
breves. Sus obras son de contenido moralizante, educacional, de tesis […] La novela del xix, en
este sentido, guarda cercano parentesco con el teatro del siglo xvi. Como el teatro catequista, los
narradores usan textos para infundir ideas, para propagar normas de conducta”. Véase La ciudad
letrada, Montevideo, 73, y Ensayos selectos, 26, respectivamente.
6
“Carta-prólogo al Sr. Dr. Miguel Navarro Viola”, en Vicente Fidel López, La novia del hereje
o la Inquisición de Lima, 19-27. En adelante todas las citas corresponden a esta edición que, con la
grafía actualizada, sigue la de 1870.
7
Y aun entre la novela de Hispanoamérica y un narrador estadounidense, James Fenimore
Cooper, cuyas historias incluyen episodios o aventuras enteras protagonizados por piratas. Véase
(James Fenimore Cooper) The Privateer.
8
Atribuido alternativamente, sin que hasta la fecha haya consenso entre los especialistas, a
un tal Captain Charles Johnson y al propio Defoe. Para un seguimiento de la discusión sobre la
autoría de Historia general de los robos…, consúltese David Cordingly Under the Black Flag…,
xix-xx.
17
adrián curiel rivera
y enero de 1882, Robert Louis Stevenson publica semanalmente, en Young Folks
Magazine, la novela de piratas más célebre, La isla del tesoro, cuyo cocinero con
una pata de palo, Long John Silver, ha quedado inmortalizado en el imaginario
colectivo.9
En el terreno estrictamente literario, las novelas de piratas europeas e hispanoamericanas del siglo xix se asemejan en el tratamiento histórico que dan a la peripecia, pues ambas novelísticas se valen de la distancia entre lo narrado y el tiempo
desde que se narra. Una y otra sitúan en retrospectiva la acción, en un marco
temporal determinado y en una geografía preponderantemente americana, con
el Caribe, el Golfo de México o el Pacífico como escenario o telón de fondo. El
carácter “histórico” del suceso que es recreado, por otra parte, busca imprimir a la
anécdota inventada un tono de testimonio, dotarla de veracidad. La intención del
novelista es generar en el lector la impresión de que lo que se cuenta es o pudo
haber sido “real”, lo que además parece quedar acreditado con la intervención de
personajes que existieron “de verdad”. Sin embargo, lo que aleja a la novelística
pirática europea de la americana en el siglo xix radica, a nuestro juicio, en la distinta concepción que los escritores de uno y otro lado del Atlántico tienen del fin
o el destino de la historia, y no nos referimos a la historia narrativa en concreto,
sino a la hecha por los hombres que la literatura moldea en trama ficticia. Cuando Walter Scott, en su novela histórica The Pirate (1880), traza un vívido cuadro
del escocés John Gow, no hace sino describir a un héroe patriótico que confirma
la grandeza del imperio británico a través de sus hazañas. En la narrativa hispanoamericana, por el contrario, la figura del forajido del mar no es celebradora de
un estado de cosas nacional previo. Trátese del Drake gentleman de López o del
perverso de Acosta de Samper, de Diego el Mulato o de Barbillas, de Justo Sierra O’Reilly y Eligio Ancona, respectivamente,10 el final de la historia americana
que simbolizan estas ficciones está por escribirse por la sencilla razón de que la
historia misma de los estados nacionales emergentes, al publicarse estos trabajos
narrativos, está abierta a un horizonte de posibilidades. La novela de piratas del
xix se integra, por consiguiente, en la conformación de las diversas literaturas
nacionales de Hispanoamérica.11 Traduce, como apunta Anderson Imbert, una
9
Entre los piratas villanos del mundo de la ficción literaria, Long John Silver acaso sólo rivalice
en popularidad con el Capitán Garfio de Peter Pan (1904). Es curioso que el nombre de James Mathew Barrie, el autor de Peter Pan, se haya ido opacando en una especie de progresivo anonimato
frente al éxito de su criatura, mientras que los de Stevenson y Long John Silver han permanecido
en estrecha asociación.
10
Autores de dos novelas homónimas. El filibustero de Sierra O’Reilly es de 1841; el de Ancona,
de 1864.
11
Proceso paralelo al de la abundante producción historiográfica del periodo, de la que Vicente
Fidel López, autor de una monumental Historia de la República Argentina en diez volúmenes, es un
destacado representante. Para una discusión acerca de las similitudes entre los discursos de las disciplinas históricas y la literatura en sus acercamientos a los problemas hispanoamericanos del xix,
véase Rama, op. cit., 61-82.
18
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
serie de idealizaciones, un sentimiento de libertad y la urgencia de dar solidez y
duración a la nueva sociedad manumitida.
A partir de esta interpretación, en un trabajo pionero que explora los ricos filones
del tema,12 la investigadora Nina Gerassi-Navarro ha ido más allá al sostener que
La novia del hereje… debe leerse como una metáfora del proceso de construcción
nacional de Argentina, como una forma de propaganda “literaturizada” por la cual
el narrador, desde una visión unificada del pasado, proyecta en la ficción sus ideales
políticos. El objetivo del presente ensayo, que se inscribe en una investigación más
amplia acerca de la narrativa hispanoamericana sobre los piratas del Caribe, es entablar un diálogo con el estudio mencionado y proponer una lectura de la novela de
López que atienda también a sus cualidades literarias. Para ello, comenzaremos por
examinar los presupuestos básicos con que la académica sustenta su enfoque. Posteriormente emprenderemos un rastreo entre el Drake ficticio dibujado por López
y el incidente verídico del abordaje, por parte del corsario inglés, al barco Cagafuego, uno de los momentos cráter de la novela.13 Nos interesa contrastar los hechos
recreados con las situaciones históricas descritas para determinar de qué modo las
biografías real e inventada de Drake se ensamblan en una narración verosímil, y
hasta qué punto ésta se ajusta a la interpretación de Gerassi-Navarro.
El pirata literario como metáfora del destino nacional
Durante la etapa de reorganización nacional de los países independizados de España, un número de novelas de piratas, no muy extenso pero sí lo suficientemente amplio como para ser considerado un corpus, se publica entre los primeros años
de la década de los cuarenta y las postrimerías de la centuria. Anderson Imbert
consigna el dato,14 además de las arriba mencionadas, de las siguientes narraciones con argumento pirático: El pirata (1863) de Coroliano Márquez Coronel; Los
piratas del Golfo (1869) de Vicente Riva Palacio; Cofresí (1876) de Alejandro Tapia y Rivera; Carlos Paoli (1877) de Francisco Añez Gabaldón; El tesoro de Cofresí
(1889) de Francisco Ortea (citado también, en otros estudios, Ortega); Los piratas
(1891) de Carlos Sáenz Echeverría (curioso remanente del xvi y xvii, en realidad
no es novela sino poema épico), y Esposa y verdugo, otros piratas en Penco (1897)
de Santiago Cuevas Puga. De esta lista, a la que podría añadirse un texto editado en Valparaíso en 1865, El pirata de Huaylas de Manuel Bilbao, así como un
par de relatos poco conocidos del yucateco Rafael de Carvajal,15 entre otros, en la
Gerassi-Navarro, Pirate novels. Fictions of Nation Building in Spanish America.
Nos valemos de la terminología que emplea Mario Vargas Llosa en su excelente colección de
ensayos La verdad de las mentiras.
14
Anderson Imbert, op. cit., 255.
15
Véase el tomo III del periódico El registro yucateco, Mérida, Yucatán, 1846, donde figuran
“Un sacerdote y un filibustero del siglo xvii” y “Juan Venturate: hecho histórico del tiempo de los
filibusteros”.
12
13
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adrián curiel rivera
actualidad sólo circulan las obras de Riva Palacio, Tapia y Rivera, Saénz Echeverría
y Cuevas Puga; las de Márquez Coronel, Añez Gabaldón y Ortea u Ortega (quien
a la imprecisión del apellido suma el seudónimo de Dr. Franck, lo que dificulta aun
más la localización de su novela) son prácticamente imposibles de conseguir.
Gerassi-Navarro considera que este grupo de novelas debe leerse como una
metáfora de la construcción de las naciones hispanoamericanas:
I read pirate novels as methaphors for the process of nation building in Spanish America. Although the authors do not explicity refer to piracy as a mean of highlighting
this process, their texts, as a corpus, provide a new reading of the political and cultural
paradigms that marked the literary production during this period. An emblematic
figure of independence and boldness, the pirate captures the spirit behind the desire
of political autonomy.16
En el planteamiento de la investigadora se advierten, de entrada, dos cuestiones
que generan cierta duda. Si estos textos admiten una lectura en conjunto como
metáfora de la formación de las distintas naciones de Hispanoamérica, ¿cada una
de ellos, a su vez, será una metáfora de la integración del estado nacional argentino,
colombiano, mexicano, etcétera, según la pertenencia del novelista a una geografía
política determinada? Por otro lado, ¿cómo trabajar con un catálogo narrativo tan
incompleto? y no nos referimos a los aspectos cualitativos o cuantitativos del repertorio, sino a la dificultad de acceder a todos sus componentes. Lo segundo, GerassiNavarro lo resuelve, pese a reconocer que ha encontrado referencias de novelas de
piratas cuya existencia no ha podido corroborar, arguyendo que en su análisis sólo
tomará en cuenta aquellas que reconstruyan un pasado distante para ilustrar la discusión acerca de la identidad nacional,17 esto es, las de López (Argentina), Acosta
de Samper (Colombia) y Sierra O’Reilly y Ancona (ambos de México). Lo primero,
por tanto, se infiere de lo último, pues si la muestra a estudiar no sólo no incluye
la producción integral novelesca pirática del xix, sino tampoco el total de países
en proceso de consolidarse como naciones después de la Independencia, es lógico
suponer que cada una de las novelas seleccionadas es tan “metáfora” del “conjunto
metafórico” como las que se excluyen por distintas razones, y que, mutatis mutandis, cada una, por sí sola, podría leerse como metáfora individual de la edificación
del estado nacional del narrador de que se trate.18
Gerassi-Navarro apoya su postura teórica en una metodología que combina
enfoques sobre nacionalidad y nacionalismo, feminismo, antropología y estudios
culturales, y su meta es contribuir al esfuerzo iniciado por otros académicos para
moverse más allá de las “ficciones fundacionales” (en alusión de Doris Sommer
Gerassi-Navarro, op. cit., 8.
Ibidem, 190. Nota a la Introducción número 14.
18
Sería improcedente afirmar, por ejemplo, que Los piratas en Cartagena de Soledad Acosta de
Samper constituye una metáfora de la integración de los países de Hispanoamérica, pero no de la
de Colombia.
16
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francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
así titulado) de la novelística hispanoamericana y abrir nuevas perspectivas en la
manera de mirar la construcción de las entidades nacionales tras la Independencia.19 Más adelante insiste en resaltar la originalidad de su ensayo al incluirlo en
una corriente crítica embarcada recientemente en reformular el “canon” y “desestabilizar” nuestro conocimiento del pasado de Hispanoamérica y traer a colación
nuevos textos y lecturas para emprender una revisión del siglo xix.20 De estas categóricas aseveraciones surgen, de nuevo, algunas interrogantes. No queda claro,
a lo largo de los capítulos, ni la necesidad apremiante de una desestabilización del
canon ni si ésta se refiere sólo a la recepción o también a la producción, y tampoco se ahonda en las consecuencias que conllevaría redefinir desde las raíces lo
que ha sido la literatura hispanoamericana decimonónica (y con ella la literatura
de Hispanoamérica hasta nuestros días); parece poco convincente que las novelas de López, Acosta de Samper, Sierra O’Reilly y Ancona deban o puedan ser
estimadas como “nuevas”,21 y resulta por lo menos contradictorio que la especialista
Doris Sommer, autora a su vez de un estupendo ensayo que pone en entredicho el
juicio descalificatorio de los narradores del boom hacia la narrativa de sus predecesores,22 ella misma representante del “canon” contra el que se pronuncia GerassiNavarro, sea quien avale en la contraportada la valía de la insurgencia anticanónica.
Según Navarro-Gerassi, La novia del hereje… comparte características generales con las novelas piratescas de Acosta, Sierra y Ancona. No evoca, porque no
podría hacerlo, una historia nacional de heroísmo y grandeza que se remonte a
la noche de los tiempos. Más bien, López intenta recuperar un pasado para dar
cuerpo a una identidad que una los fragmentos dispersos de una Argentina independizada y en vías de reconstitución. Pero en su empeño, al recrear incidentes
del siglo xvi acaecidos en Lima, el novelista transfiere al texto los debates ideológicos sobre el futuro nacional de su país que se están llevando a cabo en el
presente del xix. A decir de Gerassi-Navarro, la preocupación de López, a pesar
del trasfondo de veracidad histórica en que vertebra la novela, estriba menos en
reconstruir un retrato acabado de la sociedad colonial que en plantear una discusión acerca del camino que debe seguir Argentina.23 La figura de Francis Drake
cobra, por consiguiente, un rango que excede el de ser un mero elemento funcional de la acción novelesca, convirtiéndose en la bisagra o imagen articuladora
entre el entramado ficticio donde se desenvuelve su actuación, y la ideología del
narrador que da vida al personaje, orientación política que permea la obra. En el
Gerassi-Navarro, op. cit., 9. El subrayado es nuestro.
Ibidem, 187. El subrayado, nuevamente, es nuestro.
21
La edición de La novia del hereje… de Emecé forma parte de una colección que agrupa varios
títulos bajo el rubro “Memoria argentina”.
22
Ficciones fundacionales. Las novelas nacionales de América Latina (2004). Señala Sommer que,
cuanto más se empeñaban los integrantes del boom en ignorar la tradición de la literatura latinoamericana, más curiosidad provocaba en ella la persistente atracción hacia esos libros que causaban
tanta resistencia. Véase el primer apartado, “Romance irresistible”, 17-46.
23
Gerassi-Navarro, op. cit., 125-126.
19
20
21
adrián curiel rivera
pirata literario encarnan así los valores que cada novelista desea legitimar como
benignos o desfavorables para la conducción del destino de la nación, lo que se
traduce en un juego de mensajes ambivalentes24 que pone en evidencia una perturbadora incapacidad para conciliar proyectos políticos opuestos en el seno de la
colectividad.25 En respaldo de estos razonamientos, Gerassi-Navarro traza algunas
sugerentes analogías ya no sólo entre el pirata de papel y tinta y las aspiraciones
y ambiciones políticas del escritor del xix, sino entre la historia verdadera de los
piratas y la evolución económica y social de la incipiente República Argentina. Si
la piratería, en algún sentido, puede interpretarse como una forma de resistencia
ante un cambio brusco en las estructuras socioeconómicas impuesto por los poderes hegemónicos, la Independencia, sin lugar a dudas, consistió en una rebelión
contra una situación de sometimiento que Fernando VII, si hubiera tenido las aptitudes, habría prolongado indefinidamente. La tan mentada y supuesta libertad
de los piratas, que en teoría no reconocían otra ley ni otro código que no fueran
los suyos, pudo haber servido de fuente de inspiración a López y los otros novelistas hispanoamericanos, que soñaban con un privilegio similar para sus respectivos territorios, y lo mismo cabe decir de la violencia con que los salteadores del
mar lograban sus propósitos, ya que el desgajamiento de España sólo ha podido
producirse con el uso de la fuerza.26 Pero hay un factor determinante en la mirada
de López. Cuando, desde su posición contemporánea, recrea un episodio colonial
para proyectar su ideal de la nación argentina del porvenir, lo hace visualizando
un horizonte cultural muy preciso: Europa. Y, dentro de Europa, Inglaterra. Esta
simpatía hacia el Imperio Británico es compartida tanto por los argentinos de la
elite liberal en general como por los miembros de la generación del 37 que sufrieron las persecuciones del dictador Juan Manuel de Rosas. López, que tuvo que
A nuestro juicio, la percepción que los narradores hispanoamericanos del xix tienen sobre los
piratas es, en realidad, bastante consistente. Con los matices del caso, excepción hecha de Acosta de
Samper en la novelística, y de Carlos Sáenz Echeverría en su extemporánea composición poética,
donde los malos de la Colonia siguen siendo los malos, la literatura de piratas de Hispanoamérica
y de Europa guardan afinidad en otro aspecto: los villanos históricos son metamorfoseados, gracias
a la alquimia romántica de la ficción, en héroes emancipadores, ya sea de las cadenas de la comunidad, ya de las que imponen las propias limitaciones personales.
25
“A disturbing inability to come to terms with the values to be legitimized for the well-being
of the nation”, Gerassi-Navarro, op. cit., 5.
26
Ibidem, parte introductoria, 3-12, y pássim. Los paralelismos de Gerassi-Navarro son muy
atractivos, aunque cada uno admite matizaciones. La piratería entre los siglos xvi y xviii puede
entenderse, más que como una forma de resistencia, como la sistemática y calculada reiteración
de ataques a las posesiones españolas en América por parte de las Coronas europeas enemigas. La
libertad de piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros tenía sus límites, y no sólo hacia el interior
de la tripulación o cuadrilla liderada por el almirante o capitán en turno, sino también políticos,
según los vientos de las alianzas y guerras en Europa. La crueldad y violencia que empleaban los
piratas a bordo de los navíos, no eran nada excepcionales en esa época, y hay pruebas de que en
los barcos mercantes ocurrían atrocidades semejantes. Para mayor información sobre esto último,
consúltese el estudio citado de David Cordingly, así como Marcus Rediker, Between the Devil and
the Deep Blue See…
24
22
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
exiliarse a Chile en 1840 a causa de su disconformidad con el régimen, manifiesta
abiertamente su admiración por Inglaterra en sus escritos históricos.27 En opinión
de Gerassi-Navarro, algo casi idéntico sucede con La novia del hereje…, si bien la
fascinación por lo angloamericano se atempera un poco con la peripecia novelesca
que sirve de pretexto a López para formular una especie de estatuto moral y político de Argentina basado en el esplendor de Inglaterra. Este parangón inquieta a
la académica hasta el extremo de censurar a López que en la novela haya hecho un
uso tendencioso de la historia (no se alude a la historia narrativa en sí sino a la de la
presencia de España en América en el siglo xvi, aunque por momentos una y otra
sean indiscernibles) para “recolonizar”, de acuerdo a los parámetros de la sociedad
inglesa, el futuro de Argentina. Conforme a esta lectura el personaje Francis Drake,
o Sir Francisco Drake como se le denomina en La novia del hereje…, no sería sino
el portavoz de los ideales, prejuicios y preferencias políticas de López, un símbolo
un tanto obvio del civilizado progreso al que la nación debía aspirar.
Drake en la ficción y el incidente histórico del Cagafuego
Si lo aseverado en la carta-prólogo de la edición de 1854-1855 —que apareció
en folletín durante el exilio uruguayo de López, de los números 2 al 7 de El Plata
Científico y Literario— fuera exacto, La novia del hereje… disputaría a Amalia
(1851-1855) de José Mármol el privilegio de haber sido la primera novela argentina, pues en el texto introductorio López expone al señor Navarro Viola, director
de la revista, que “los manuscritos” que pone a su disposición ya son viejos, y que
fueron impresos en Santiago de Chile28 cuando se trasladó ahí huyendo de Rosas.
No obstante, estudios recientes han demostrado que en esos años, concretamente
en 1843, sólo fueron publicados los primeros cuatro capítulos de La novia del hereje… en el diario santiaguino El Observador Político, y que la versión completa,
aunque no la definitiva, sólo saldría a la luz en El Plata Científico y Literario.29
Novela histórica conformada por treinta y ocho capítulos a los que suceden
una conclusión y un apéndice, La novia del hereje es indubitablemente tributaria de modelos literarios anteriores: las ficciones del padre del género, el inglés
Walter Scott, y las del estadounidense James Fenimore Cooper.30 Hay quienes
27
López estaba convencido de que las dos revoluciones que mejor cifraban la naturaleza moderna de la historia contemporánea universal eran la argentina de 1810 y la de las colonias británicas
de 1776. Véase su Manual de historia argentina, xxx y ss.
28
“Carta-prólogo al Sr. Dr. Miguel Navarro Viola”, ya citada, 19.
29
Véase Hebe Beatriz Molina, “Algunas precisiones sobre la elaboración de La novia del hereje:
los folletines de 1843”, 273- 279, y, de la misma autora, “Algunas precisiones sobre La novia del
hereje: el texto definitivo”, 201-207. Los cuatro capítulos de la edición santiaguina, también en
folletín, figuran en los números 1 al 3 de El Observador Político.
30
En el texto de López se evidencian los elementos clásicos: primero: se pretende crear un efecto
de autenticidad basando lo narrado en una fuente de origen competente y fidedigna que merezca la
confianza del lector; segundo: la diégesis se sitúa en un tiempo pasado en relación con el presente
23
adrián curiel rivera
advierten en ella, además, una clara influencia del italiano Alessandro Manzoni31
y del francés Eugenio Sue.32 Lo cierto es que el mismo López reconoce su deuda
con Scott y declara, con mal disimulada modestia, que no cree estar destinado a
ser el Cooper de la República Argentina.33 Desde su punto de vista, tanto Scott
como Cooper son únicos en el mundo moderno porque los pueblos para quienes
escribieron son asimismo únicos, puesto que respetan sus tradiciones como una
creencia inviolable. El ejemplo de estos grandes maestros, el éxito de las sociedades retratadas por su narrativa histórica, a los que se sumaba la situación personal de destierro político, motivaron a López para emprender un proyecto digno
“de tentar al más puro patriotismo”: escribir una serie de novelas que iniciaran
a los nacientes pueblos americanos en las antiguas tradiciones; que fomentaran
un resurgimiento del espíritu de familia; que coadyuvaran a echar una mirada al
pasado desde las fragosidades de la revolución independentista para entender “la
línea de generación que ha llevado a los sucesos” y para trazar la marcha hacia
un porvenir promisorio.34 En otras palabras, para que los habitantes de la nueva
Hispanoamérica comprendieran mejor de dónde procedían y hacia dónde debían
dirigirse. López juzgaba necesario “poner en acción los elementos morales que
constituían la sociedad americana en el tiempo de la colonización”, y enseñar al
público,35 en la doble acepción de mostrar e instruir, los valores perniciosos que
entrañaban dichos elementos. Cuando en 1854 López entrega al director de El
Plata Científico y Literario el texto completo de su novela, y no unos cuantos
fragmentos como había hecho en Chile en 1843, han pasado dos años ya desde la
batalla de Caseros, el triunfo de Urquiza y la caída y exilio en Inglaterra de Rosas.
Esta circunstancia explica que López no sólo justifique en su carta los defectos
que pueda tener su novela con el dato de la antigüedad de su redacción, sino que
de la enunciación, conforme a una cronología ya determinada por la historiografía; tercero: se produce, a través de la descripción creadora de la atmósfera espacial, la ilusión de que el receptor, más
que leer un producto discursivo, contempla la copia de una realidad que existió antes de la narración
y sobre la cual se pueden aprender nuevas cosas. Para un examen de los componentes narratológicos
mínimos (modalización, temporalización y especialización) que configuran la estructura de la novela histórica, consúltese Celia Fernández Prieto, Historia y novela: poética de la novela histórica,
202-217.
31
Nina Gerassi-Navarro, op. cit., 108.
32
José Miguel Oviedo, Historia de la literatura hispanoamericana. Del Romanticismo al Modernismo, 46.
33
“Carta-prólogo…”, 20-21.
34
Ibidem, 21. Cuando López redacta la misiva preliminar de La novia del hereje… sólo era autor
de esta novela, y pasarían varios años antes de que su segundo y último trabajo novelesco, La loca de
la guardia, una ficción histórica acerca de una misteriosa mujer que apoyó la campaña libertadora
del Ejército argentino en Chile en 1818, fuera publicada en 1896.
35
Se ha señalado en diversas ocasiones la reiterada ingenuidad del escritor hispanoamericano del
siglo xix, inmerso en los acuciantes problemas de su época, al identificar el ámbito de sus potenciales lectores con la nación por reformar. Una constante que reaparecería a mediados del xx y que,
pese a su bienintencionado afán denunciador, lastraría, hasta el punto de caricaturizarla, la novela
del realismo social o del socialrealismo.
24
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
además confiese a Navarro cierto desencanto en relación con los elevados propósitos que se había prefijado al momento de elaborar el plan de la obra, empresa que
ahora se le antoja “de alto coturno, para la que uno puede atribuirse fuerzas en
las ilusiones de su primera edad”, y a la que ha renunciado. López sigue considerando que él debe contribuir a la misión civilizadora del pueblo, pero más con las
herramientas de la historia que con las de la literatura, por más situaciones históricas que ésta recree. De este modo se censura, en 1854, no alcanzar ni haber alcanzado nunca la misma categoría artística del autor de Waverley (1814), y se declara
satisfecho si su novela logra proporcionar un rato placentero a sus lectores.36 Pero
no fue esta aspiración de mero disfrute el objetivo trazado en sus años juveniles:
Yo, pues, pretendía entonces consignar en La novia del hereje la lucha que la raza española sostenía en tiempo de la conquista, contra las novedades que agitaban al mundo
cristiano y preparaban los nuevos rasgos de la civilización actual: quería localizar esa
lucha en el centro de la vida americana para despertar el sentido y el colorido de las
primeras tradiciones nacionales, y con esa mira tomé por basa histórica de mi cuento
las hazañas y las exploraciones del famoso pirata inglés Francisco Drake, tan celebrado
en el reinado de Isabel.37
Al margen del ascendiente no oculto de Scott y Cooper, y de los fines que se
propuso López, aunque en estrecha conexión con ellos, y a reserva de volver más
adelante sobre la cuestión de su mérito literario, La novia del hereje... no debe
conceptuarse como una simple imitación de la novela histórica europea o estadounidense, o como un fallido ensayo novelesco hispanoamericano. No sólo por lo
que ya hemos indicado con anterioridad, es decir, la diferente idea sobre el curso
de la historia que tienen los narradores decimonónicos de uno y otro lado del Atlántico. Sino, también, por dos notas distintivas subrayadas con acierto por José
Miguel Oviedo. Por una parte, como ocurre también con Amalia (1851-1855) o,
fuera de la esfera de las letras argentinas, con María (1867) de Jorge Isaacs, entre
otras, hay un llamativo contraste entre la flagrante idealización y la declarada fidelidad a los hechos, entre los arrebatos de fantasía del narrador y sus frecuentes
análisis sociales,38 muchas veces presentados como la verbalización presuntamente
científica de una cadena causal. La segunda particularidad se refiere al carácter inaugurador de la novela de López,39 pues a partir de ella el interés por el tema de la
Colonia española en América y su Inquisición, con todos los matices románticos
y tremebundos que acompañan a esta última, se acrecienta de forma sistemática.
Nosotros apreciamos otra característica, vinculada a la primera: la cualidad ejemplarizante que adquiere el pirata a lo largo del relato.
“Carta-prólogo”, 21.
Ibidem, 25.
38
José Miguel Oviedo, op. cit., 42.
39
Oviedo califica de obra pionera a La novia del hereje…, aunque luego recalca: “hoy día podemos ver que sus méritos literarios son muy escasos”. Ibidem, 46.
36
37
25
adrián curiel rivera
Así, en La novia del hereje... Sir Francisco Drake no es sólo la proyección de
la ideología política de López y la generación del 37, del espíritu liberal de los
unitarios porteños. Funciona, dentro del texto, en su calidad de personaje, como
un agente paradigmático cargado de fuerza semántica positiva —a diferencia del
Drake prototipo de maldad de Soledad Acosta de Samper— que permanece en
un pedestal de altura moral más allá de las distintas miradas y opiniones que suscita a su alrededor, cosa que opera de manera inversa tratándose de los personajes
españoles, cuya imagen se va deteriorando progresivamente. El argumento es más
bien sencillo, aunque su desarrollo está condimentado con todo tipo de peripecias
y digresiones. La novela principia con un breve recuento del esplendor de la cultura
inca antes de la llegada de los peninsulares y de la crueldad con que éstos sometieron y esclavizaron a los aborígenes, así como de la fortuna con que corrieron las
primeras acciones de los corsarios ingleses:
Ni el Séptimo cielo de Mahoma, ni el Paraíso terrenal de Milton, hablaron a la imaginación de mayores profusiones ni de prestigios más deslumbrantes que los que irradiaba
el Templo del Sol y la corte de los Atahualpas en los días de conquista. El monarca,
que se sentaba bajo el centro mismo de la luz apoyando su cetro en lo empinado de
los Andes, parecía concretar en el mundo moderno las magnificencias tradicionales
de los antiguos soberanos de Nínive y Babilonia” […] “Vencer, saquear y oprimir eran
sus banderas [de Carlos V y Felipe II, de los Pizarros y Corteses]. Un ejército de frailes
fanáticos y crueles tomó en sus manos la cruz cristiana y, como si fuera un estandarte
de sangre, la hizo el símbolo de la guerra y la conquista.” […] “Había sin embargo un
pueblo que, si bien no podía presentar escuadras a las escuadras españolas ni ejércitos
a los ejércitos, echaba encima de los galeones en que sus tesoros cruzaban el Atlántico
bandadas de rapaces y astutos gavilanes. Los diestros pajarracos que se desprendían
de las costas nebulosas de Inglaterra habían mostrado desde el principio una astucia
prodigiosa para clavar sus uñas en los ricos bajeles de España.40
Un diálogo entre el español Antonio Romea y su amigo Gómez introduce
posteriormente al lector en la “conseja” que López referirá. La acción, como se ha
adelantado, se sitúa en Lima, en el año 1578. Romea es el prometido de la hija
de don Felipe Pérez y Gonzalvo, un castellano adusto y devoto, comerciante de
buenos haberes y nombrado por el virrey superintendente de los “situados” del
Perú, o sea, la masa de caudales que ese año tendrá que partir hacia Sevilla. Pérez
y Gonzalvo es, en definitiva, el responsable de llevar la contabilidad en libros y de
supervisar el correcto traslado de la plata que, extraída de las minas peruanas,41
partirá del puerto de Callao a un punto más al norte de la costa del Pacífico. Después, operación que ya no compete al superintendente, recuas de mulas transLa novia del hereje…, 30 y ss.
Si bien López sólo hace referencia a este metal, el Cagafuego iba cargado también de oro y
otros efectos y joyas que, en total, sumaban alrededor de setecientos sesenta y dos mil pesos, una
auténtica fortuna para la época. Véase David Cordingly, op. cit., 29- 30.
40
41
26
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
portarán por tierra el tesoro hasta Nombre de Dios, donde será finalmente transbordado a la Flota de Tierra Firme que espera anclada. Antonio Romea, el futuro
yerno, está por embarcarse con los Pérez para asegurarse el favor de don Felipe y,
acaso, conseguir un mínimo acercamiento a su “novia” María, quien lo desprecia
con un rechazo casi infantil, como queda patente en la siguiente interlocución:
“Bien, señorita, ríase usted… pero ha pensado en que estamos destinados a unir
nuestros destinos (sic.) por medio del amor”. “Señor Romea, tengo tan poca confianza con usted que hasta ahora no he querido cavilar en lo que me indica”, y al
decir esto, “la niña se reía a más reír”.42
Una tapada limeña se cruza en el camino de Romea y le desaconseja salir
al mar. Ha oído que los “herejes” andan merodeando en las aguas en busca
de un sustancioso botín. Pero Antonio ignora la advertencia y los pasajeros
zarpan al día siguiente conforme a lo planeado. A bordo del San Juan de
Ortón o Cagafuego,43 mientras navegan, María Pérez o Mariquita y su criada,
la zamba Juana, sostienen una desopilante conversación en la que revelan,
habida cuenta del cargamento con que viajan, su temor de encontrarse con
los piratas ingleses. Se preguntan acerca de la apariencia que deben tener. Si
los marineros cristianos a veces son tan torpes y descomedidos, comentan, los
secuaces de la reina Isabel, como hijos del averno que son, seguro tienen cola,
cuernos y pezuñas de chivo, y no hablan, se entienden sólo entre ellos a gestos
y gruñidos, y se comen a la gente. Un navegante portugués irrumpe insólitamente en la narración. López lo sitúa justo detrás de ellas, maniobrando con
un timón en plena cubierta, y luego reaparece en otra escena tras el abordaje
de los corsarios, como si nunca se hubiera movido y estuviera clavado en los
tablones. 44 Gracias a la primera intervención del marino, Mariquita y Juana
son aleccionadas en el sentido de que todas sus creencias sobre los herejes son
pura fábula, pues hay ingleses hermosos como robles y sus mujeres se asemeLa novia del hereje…, 50.
López equivoca los datos históricos, bastante confusos por otra parte, pues hay varias versiones
del episodio de Cagafuego. San Juan de Ortón o Antón era el capitán del barco, llamado originalmente Nuestra Señora de la Concepción. Tampoco hay demasiada escrupulosidad en la descripción
y designación de los navíos, y la misma embarcación ora es una goleta, ora un bergantín, y páginas
después una carabela o un bajel.
44
La novela de López está salpicada de ingenuidades que, conforme a las convenciones de lectura establecidas actualmente entre el productor y el receptor, constituyen verdaderos pecados narrativos. Intromisiones moralizantes, diálogos que parecen de cartón-piedra, apariciones inverosímiles
como la del portugués, frecuentes maniqueísmos y un intermitente tono lacrimógeno en las situaciones amorosas que mueve a risa y que ha llevado a la investigadora Gerassi-Navarro a incluir en
su estudio un repaso teórico-histórico del melodrama para llegar a la conclusión de que La novia
del hereje… es a la vez una especie de novela histórica y un melodrama doméstico sobre la América
española. Véase, para las tesis de Gerassi-Navarro, op. cit., 148-183. Disentimos de esta apreciación,
que fusiona dos nociones distintas para definir un objeto y que contradice en buena medida las
propias disertaciones de la académica respecto a la novela histórica y a la clara filiación del texto de
López a ésta. A nuestro juicio, La novia del hereje… alcanza momentos de un tono intensamente
melodramático pero, en sentido estricto, no se la debe conceptuar como melodrama.
42
43
27
adrián curiel rivera
jan a las estrellas, amén de ser madres de bravos hombres de mar y galanes
caballeros. Otra cosa sería, acota el portugués, si se hablara de los moros, retratos del diablo en lo negro y en lo feo.45 Comentario que ha generado hace
poco esta acerba crítica:
On the one hand, the sailor discards and ridicules the portrait of the “heretic” traditionally endorsed by Spain; on the other, he simultaneously reinforces part of that
colonial legacy in reconforming the Moors as “other”. In trying to establish specific
boundaries, the differential structuring of the colonial past is essential. The terms are
simple redefined, though not completely. Furthermore, the sailor´s assertion reflects
his own ignorance as well as the profound racism embedded in the liberal doctrine—
particularly in Argentina.46
Volviendo a la novela, el diálogo entre las limeñas y el timonel lusitano se interrumpe súbitamente debido a la aparición de una vela en el horizonte. Un flashback traslada al lector al tedeum que se celebra en Lima con motivo del natalicio
de Francisco de Toledo, el segundo virrey de Perú. La ceremonia transcurre por
los cauces protocolarios de rigor cuando un chasqui comparece en la plaza frente
a la catedral y difunde la noticia de que los herejes, luego de haber recalado en
Arequipa y saqueado el puerto y las embarcaciones, se aproximan al Callao. La
muchedumbre, enajenada por el pánico, se dispersa atropelladamente, hasta que
los curas deciden cerrar las puertas del templo dejando dentro a muchas familias.
Más tarde fray Andrés, el jefe de la Inquisición de Lima, convoca a los fieles a
La novia del hereje..., 52-53.
Un personaje evidentemente hereda, si se admite la metáfora biológica, parte de los genes
ideológicos del autor que le da vida en la ficción, pero ¿hasta qué punto podemos identificar a uno
y otro como responsables de determinado parecer? Si no hubiera diferencia entre lo que expresa
la criatura literaria y la persona que le da aliento y que muchas veces, paradójicamente, no sobrevive a aquélla, ¿habría literatura? Pero, al margen de estos interrogantes y de lo que pueda haber
de verdad en la censura de Gerassi-Navarro, uno de los excesos en que han incurrido los cultural
studies, señalado con clarividencia por Harold Bloom, es su propensión no sólo a enmendar la
plana a cuanto autor —sin importar mucho la época— no se ajuste a la moralidad de la ficción
por ellos instituida (cabría decir a su idea de la political correctness estética), sino a ignorar en sus
interpretaciones el elemento lúdico y de disfrute concomitante a la literatura. Desde esta perspectiva, Gerassi-Navarro confirma de modo tajante, en las prosopografías “blancas” de los protagonistas de La novia del hereje…, el racismo y europeísmo de López, a quien reprocha, además de
intentar recolonizar la Argentina, como se ha visto, su afán por querer “blanquear” la raza y su
misoginia (como si se tratase de un escritor retrógrada del siglo xxi). Omite, sin embargo, otros
datos curiosos. Por ejemplo, la descripción de Drake, a quien López retrata con una “cabellera negra y flotante, como un potro de la pampa”, armado de facón (¿cabría censurar a López, a la vista de
esta descripción y en la lógica de los anteriores reparos, su “chovinismo”?). Véase La novia del hereje…, 68 y 302. Para las observaciones de Gerassi-Navarro consúltese op. cit., 81 (de donde procede
el párrafo citado), passim, y en especial el último capítulo y la conclusión. La posición de Bloom
contra lo que él ha bautizado como la Escuela del Resentimiento permea la práctica totalidad de su
obra. A su ya clásico El canon occidental (1995) se suma, más recientemente, el provocativo ensayo
Cómo leer y por qué (2000).
45
46
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reunirse en el puente del río Rímac, donde pronuncia un fervoroso sermón condenando a las llamas del infierno a los ingleses, quienes se configuran en la mente
excitada del auditorio como una caterva de diablillos protestantes; o judíos, que
para el caso era lo mismo, pues como se sabe los administradores de la Contrarreforma se guardaban muy bien de diferenciar unos de otros. Pandilla dirigida
“por el más horrible y facineroso de todos ellos, el feo y atroz Francisco Drake,
sacudiendo con su enorme y peluda cola los rojos costados del buque”.47
Entre tanto Drake, a quien los indios y negros de Arequipa le habían dado
el soplo de la inminente salida del San Juan de Ortón, llega a Callao. La costa y la
villa se encuentran desiertas ya que los españoles han preferido huir antes que
oponer resistencia. Ahí se entera, a través de otro aliado negro,48 de que el navío
que busca ya ha partido. No le será difícil alcanzarlo, le informan. Su opulenta
carga lo obliga a navegar con pesantez y lo tripulan pocos hombres. Pero como
la obsesión de Drake es hacer el mayor daño posible a España y sus posesiones,49
los corsarios todavía se dan tiempo de prender fuego a los barcos abandonados en
Callao mientras la población observa aterrada el humo a la distancia, desde Lima.
Luego los piratas retornan al mar y se desvanecen en acuosa lontananza.
La novia del hereje…, 58. En opinión de Gerassi-Navarro, las constantes ridiculizaciones
por parte de López de la mentalidad fanática y supersticiosa de los españoles en general y de
los criollos que ocupaban cargos en el Virreinato del Perú, en contraste con la pintura galante y
heroica de los británicos, corrobora la visión maniquea que rige el desarrollo de la trama, puesto
que el lector sabe desde las primeras descripciones que los piratas no son los villanos de la historia (op. cit., 159.). Esto es cierto, como lo es también que la Inquisición alimentaba en efecto
esas supercherías al magnificar las cualidades supuestamente maléficas de los adversarios políticos
y religiosos de la Corona. Como sea, es innegable que López, para ambientar su texto, aprovecha
de manera eficaz la leyenda negra, y nada gratuita, creada en torno al Santo Oficio peninsular.
Para un estudio panorámico del establecimiento y evolución de este tribunal, del proceso que
seguía a los acusados y de las penas que aplicaba, véase Arthur Stanley Turberville, La Inquisición
española, 36-72.
48
La buena relación que mantenía Drake con negros e indios enemigos de los españoles en
América, y el generoso trato que les brindaba, están de sobra documentados. Véase, por ejemplo,
el capítulo que Germán Arciniegas le dedica a los ladrones de la reina de Inglaterra en su célebre
Biografía del Caribe, 92-113, o el que Peter Gerhard destina al estudio de los piratas isabelinos en
Pirates of New Spain (1575-1742), 55-97.
49
“Esta era su empresa favorita, porque el odio a la España era su pasión dominante”. La novia
del hereje… El encono legendario de Drake hacia todo lo que pudiera oler a español tiene su origen en un incidente en 1568, cuando a él y a su tío John Hawkins los cañonearon a traición en el
puerto de Veracruz. Diez navíos ingleses en misión de saqueo y contrabando habían llegado a Ulúa
y, confundidos por la guarnición costera con la Flota de Nueva España en la cual llegaría el nuevo
virrey Martín Enríquez de Almansa, les permitieron atracar. Días después, cuando el malentendido
se hubo aclarado y se negociaba una salida para que Hawkins y su tripulación pudieran retirarse sin
ser atacados, arribó Enriquez de Almansa en persona, quien luego de numerosos ardides y dilaciones, ordenó embestir por sorpresa. Hawkins y Drake lograron escapar de milagro. Desde entonces
éste juró regir su vida bajo un solo propósito: hacer el mayor daño posible a Felipe II y sus súbditos.
Curiosamente, el feroz antiespañolismo de Drake nunca llegó a ser sanguinario. Véase Cruz Apestegui, Piratas en el Caribe. Corsarios, filibusteros y bucaneros (1493-1700), 54-62, y Manuel Lucena
Salmoral, Piratas, bucaneros, filibusteros y corsarios en América, Madrid, Mafre, 81-83.
47
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Un cambio de plano nos devuelve al momento en que el San Juan de Ortón ha
avistado una vela, misma que se convierte de pronto en un bergantín y una goleta
piratas. Hay una secuencia de persecuciones marinas, una refriega novelesca a la
luz de la luna que López adereza con andanadas, foques desgarrados a la deriva,
combatientes tragados por el agua, niebla, y mástiles rotos. Esta escaramuza dista
mucho del sencillo expediente con que Drake se apoderó del barco en realidad,
aunque las versiones sobre el incidente histórico del Cagafuego no son, como se
ha dicho, ni mucho menos homogéneas. Harry Kelsey, uno de los más autorizados biógrafos de Drake, consigna una anécdota según la cual el Cagafuego,
una vez hecho presa, habría adoptado el nombre de Cagaplata, dada su estiba en
lingotes, mientras que la nao de los agresores, por su potencial artillero, se habría
hecho acreedora a adjudicarse más justamente el mote de Cagafuego.
[Another] intresting story has to do with the name of Anton’s ship, or to be more precise, the nickname. The official name of the ship was Nuestra Señora de la Concepción,
but an unknown English witness insisted that the Spanish called her by the unlikely
name of Cacafuego. This translates directly, though not very elegantly, as Shitfire. Nuttall presented the interesting theory that the nickname was really çacafuego (phonetically Sacafuego), or Spitfire. If this is so, it ruins an otherwise amusing seaman’s yarn.
The pilot of the ship, on being released, supposedly said to Drake, “Our ship shalbe
called the Cacafo(go)”. This is the version of the story told by the unknown English
witness. But he had the pilot’s name wrong, calling him Don Francisco, and he seems
to have been mistaken about the things taken from the ship.50
De cualquier forma, la versión que ha prevalecido es la que afirma que el remoquete de Nuestra Señora de la Concepción era Cagafuego, y que éste obedecía a las
cualidades de la batería con que iba pertrechado. También coinciden los historiadores, aunque con discrepancias en los detalles, sobre el modus operandi de Drake
para tender la trampa a los españoles. Así, por ejemplo, David Cordingly alude a
una táctica de la cual han echado mano los piratas desde que existe la navegación:
disfrazar el barco como un lento e inofensivo mercante. De acuerdo con Cordingly, Drake sumó a esta argucia otras igualmente efectivas. Mandó a sus hombres
pairar la nave y reducir la velocidad atando lastres en la popa, y ocultarse bajo
cubierta en posición de combate. Los españoles se acercaron para ofrecer ayuda.
Cuando quisieron reaccionar ya habían sido sorprendidos y la mesana derribada.
Los corsarios lanzaban flechas y acompañaban los tiros de pistola y mosquete
con ruidos de trompeta. Cuando presentaron al capitán San Juan de Antón ante
Drake, éste lo trató con absoluta cortesía.51 Un cuadro muy similar describe Peter
Sir Francis Drake. The Queen’s Pirate, 158.
Drake convidaba a San Juan a la hora de la cena, y jugaban a las cartas. Incluso entregó a los
ibéricos algún dinero como consolación por el inconveniente y, al liberar al Cagafuego, salvoconductos por si llegaban a caer bajo las garras de otros corsarios ingleses. Antes de despedirse, Drake
explicó al capitán rehén que había venido al Pacífico para robar a los españoles por mandato de la
50
51
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Gerhard. Con base en sus averiguaciones, la Golden Hind debió haber sido una
embarcación pequeña (a small tender) o, con mayor probabilidad, una pinaza,
pero no un bergantín como sugiere López que era el Pelícano.52 Gerhard cree que
la Golden Hind interceptó a Cagafuego valiéndose tanto de las velas como de los
remos, y amenazó a su futuro trofeo con uno de los típicos recursos intimidatorios de Drake: una barahúnda de trompetazos y balas de arcabuz disparadas al aire.
Como los españoles no acertaban a hacer nada con semejante alboroto, comenzaron a ser diana de los arcabuces y optaron por rendirse.53 Igual que Cordingly y
muchas otras voces acreditadas,54 Gerhard reporta que Drake fue amable con los
prisioneros, si bien éstos no pudieron menos de horrorizarse cuando un pirata
hizo añicos un crucifijo y de una patada arrojó los restos al océano.55
En La novia del hereje… el acontecimiento del Cagafuego es hiperbolizado para
darle fuerza dramática, aunque el resultado es el mismo. Los ingleses efectúan el
abordaje y toman el control. Entonces salta a la cubierta, en la ficción, un joven
que destaca por su aire apuesto y su bravura: lord Roberto Henderson, brazo derecho del capitán, quien, como anota López apoyándose en la Penny Cyclopedia,
fue uno de los varios hijos de la nobleza que se embarcaron con Drake56 para
arrasar, pasando por el Estrecho de Magallanes, los litorales de Chile y Perú.57
Al principio, los peninsulares capturados se muestran díscolos y hasta insolentes. Felipe Pérez y Gonzalvo declara que responderá con su vida antes que
entregar los libros y el tesoro de los que es guardián. Pero los piratas, con diversas
estratagemas y la exquisita urbanidad de la que hacía gala el Drake histórico, doblegan la voluntad del anciano. Drake le ofrece a don Felipe “poner reservadamente”, en la casa Onetto y Compañía que un amigo suyo regentaba en Cádiz,
reina de Inglaterra, y que velaba las armas que ella le había dado, así como su comisión. Cordingly,
op. cit., 28-31, y John Cummins, Francis Drake, 99-104.
52
Para el 1° de marzo de 1579, fecha del apresamiento de Nuestra Señora de la Concepción, el
Pelican ya había sido rebautizado como Golden Hind.
53
Peter Gerhard, op. cit., 65-67.
54
“Antón was seized and taken on board the Hinde, where Drake was taking off his helmet
and coat of mail. Drake embraced cheerfully, told him to cheer up, for these things happen in war
[…]”. John Cummins, op. cit., 101. Véase también Zelia Nuttal, New Light on Drake: A Collection
of Documents…
55
Gerhard, op. cit., 66.
56
La novia del hereje…, 83, nota al pie 1. Con ellos viajaba también el muchacho John Drake,
primo de Francis, quien recibiría una cadena de oro como recompensa por haber sido el primero en
avistar al Cagafuego desde la cofa del palo mayor. Cummins, op. cit., 100-101. Otro de los conocidos
correligionarios de Drake que participó en la aventura del Nuestra Señora de la Concepción fue John
Oxenham, ahorcado en Lima poco después, al separarse de Drake para probar suerte en el Istmo de
Panamá, según ha indagado la historiografía pirática, y desmembrado por cuatro caballos, a la romana, gracias a la imaginación novelística de López, en el último capítulo de La novia del hereje…
57
Entre 1577 y 1580, al mando de la Golden Hind, Drake realiza la hazaña de la segunda circunnavegación alrededor del mundo, la cual, a diferencia de la primera de Magallanes, concluye
con éxito. Ocho años más tarde consumaría otra de sus proezas más sonadas, la derrota de la Armada Invencible de Felipe II a las puertas mismas de Cádiz.
31
adrián curiel rivera
fondos equivalentes a lo que ahora perdía a título personal más otro tanto en
compensación por las molestias. Si quería, incluso estaba dispuesto a entregarle la
suma ahí mismo, pero los dos comprendían la suspicacia de que sería objeto don
Felipe si las autoridades españolas le descubrían en sus bolsillos esos caudales.
Por fin, convencido de que con su asentimiento no hacía sino recuperar lo que por
ley le correspondía, Pérez y Gonzalvo accede a ser trasladado junto con Drake
al Pelícano, en cuyo camarote principal instruye al corsario sobre la cuantía del
botín. En la goleta, bajo la custodia de lord Henderson, han quedado Mencia
Manrique de Pérez, esposa de don Felipe, Mariquita, la sirvienta Juana y Antonio
Romea, quien ante la coyuntura descuella por su talante rastrero y cobarde. Henderson resulta ser tan respetuoso y gentil que, salvo en Romea, que es incapaz
de sostenerle la mirada, provoca asombro en el resto de los cautivos. La madre de
María no sólo lo considera encantador sino que se maravilla de que su figura no
concuerde con la de los monstruos coludos y cornudos tallados en los altares de
Lima. La hija, por su parte, apenas ha obtenido de Henderson las seguridades
de que ni su padre ni nadie de su familia sufrirán daño, se siente irresistiblemente
atraída por el lobato de mar, con una pasión que sólo es comparable con la que
éste experimenta por ella. Surge entre ellos, a despecho de Romea que orbita a su
alrededor como una sombra insignificante y resentida, un tormentoso romance
náutico al que no falta ninguno de los manierismos folletinescos decimonónicos.
Los enamorados se comunican inicialmente por “una especie de inteligencia acordada por el lenguaje supremo de los ojos”58 y, ya con más confianza, incurren en
arrebatos del tenor de este de Henderson, difícil de imaginar en la jerga de los
roughes y squanders del siglo xvi o en boca de los bucaneros que campeaban
en los prostíbulos de Port Royal una centuria más tarde: “Tome usted mi brazo,
Mariquita, al lado de él hay un corazón que latirá siempre por usted, hay impresiones que jamás se pierden, ¡y las que usted me dejará serán eternas!”.59
El amor que se acrecienta almibaradamente entre María Pérez y lord Roberto
Henderson no impide a los corsarios, bajo las órdenes de Drake, cumplir con su
cometido. Transbordan las barras de plata, las joyas, los zurrones con monedas.
Luego López decide sacrificar la fidelidad del historiador para ejercer la imaginación del novelista. En lugar de libertar al Cagafuego, como ocurrió en los hechos,
le prende llamas por medio de sus personajes piratas. En el orbe ficticio de La novia
del hereje…, Drake y Henderson continúan navegando en el Pelícano y la Isabel
hasta apresar un galeón español que tiene el mal tino de interponerse en su derrotero. “Al verlo tentar la fuga”, las embarcaciones inglesas “echaron sus alas a la
vez como si hubiesen obedecido la misma voz”. Minutos después, “los cañones
repetían a menor distancia la misma orden, con una misiva de hierro que fue
brincando sobre la superficie del mar”, muy cerca del fugitivo.60 Concluidas las
La novia del hereje…, 87.
Ibidem, 91.
60
Ibidem, 111.
58
59
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francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
maniobras de este despojo que aumentaba el botín del Cagafuego ahora reducido
a cenizas, Drake dispone que la familia Pérez y Gonzalvo, junto con su séquito,
sea transferida al galeón, y que éste prosiga su singladura. En estas circunstancias,
los corsarios tienen oportunidades de sobra para demostrar a la atracada concurrencia que, en el fondo, son unos auténticos caballeros. Como primera medida,
Henderson resuelve no raptar a su enamorada, como se hubiera esperado de cualquier bandolero, cowboy o pirata, sino ofrendarle en señal de compromiso un anillo que había pertenecido a su madre. Su intención es, una vez que se cerciore de
que su capitán esté a salvo de probables persecuciones, ¡viajar a Lima para pedir
formalmente la mano de María a los padres a quienes tuvo secuestrados! Es tan
poderosa la atracción que Mariquita obra sobre él, y tan inexorable su designio de
construir una nueva vida a su lado, que ni siquiera Drake logra convencerlo de que,
tan pronto hayan aparejado los barcos para la larga travesía, siga con él por el
Pacífico hacia los mares de China e India, en cuyos territorios podrán disfrutar de
cuanta “sultana” se requiera. Pero lord Henderson, tratándose de María, no está
para sultanatos. Y para probárselo no sólo la deja embarcar en el galeón español
sino que poco antes intercede para que sus compañeros no mancillen un crucifijo
del que se han apoderado. “La cruz del Salvador es para nosotros un dogma como
para los papistas”, perora, “y no obstante que miramos como una abominación
el degradarlo a la imagen material que puede hacerse de él con un pedazo de vil
madera”, Henderson cuestiona a Drake si “no sería justo excluir de nuestros odios
lo que forma la base de nuestras dos creencias”. En la misma vena, al despedirse
entre esponsales, Roberto suplica a María que recuerde siempre, cualesquiera sean
los enconos que dividen a las dos razas, que “habéis encontrado entre nosotros
las virtudes simpáticas con que deben tratarse los cristianos, porque lo somos, señora, por más que nos llaméis herejes y grasa de hogueras”. Drake, que no puede
quedarse atrás de su aprendiz, se revela asimismo como un dechado de civismo y
paciencia. Al descubrir unos hermosos jarrones engarzados con piedras preciosas,
para no abusar de su fuerza, le propone al dueño asaltado que se los venda. Éste
se encoleriza y se los arroja sobre la gorra de terciopelo con tres plumas rojas.
Henderson desenvaina al instante pero Francisco lo refrena: “Algo es preciso perdonarle” al bravucón.
Al cabo de unos días se encuentran en alta mar con una escuadra ibera. Drake
da otra lección a Roberto, pues no está en sus intereses apurar un combate en
desigualdad de condiciones, sino evitarlo, como hicieron.61 A semejanza de lo
ocurrido en la escena del Tedeum celebrado en honor al virrey Francisco de Toledo, López da un nuevo salto temporal retrospectivo en la narración. La flota con
la que Drake había rehusado enfrentarse es capitaneada por Pedro Sarmiento de
Gamboa, pero ahora los sucesos se retrotraen a los preparativos de la expedición
de castigo. Así, después del ataque a Callao y antes del abordaje al Cagafuego, los
61
Ibidem, 108-122.
33
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españoles y limeños se han puesto en pie de guerra. A propósito de esto, como
apunta Adolfo Bioy Casares en su texto introductorio a La novia del hereje…,62
el sarcasmo de López hacia la bravura hispánica y hacia la impericia de las instituciones virreinales es evidente, y por partida doble. Primero el virrey manda
montar un pomposo campamento militar para prevenir nuevas insolencias del
pirata ausente; acto seguido encomienda a Sarmiento la tarea de zarpar en su “carabela”, dar alcance y aprehender al corsario. La demostración castrense deriva en
una verbena popular cuajada de “mil fogatas [que] se alzaron por todo el campo;
la alegría, el baile y el bullicio cobraron a su luz mayor animación y los sonidos
cadenciosos de la zambaclueca parecían salir de todo el campo, lanzados con la
vislumbre de los fogones al cielo diáfano”, circunstancia que alienta a López para
ensayar una de las numerosas viñetas psico-sociológicas de los habitantes de aquella tierra limeña “donde las pasiones humanas viven al aire y a la luz porque no
tienen que buscar en las profundidades del alma un asilo contra las intemperies
del clima”. La búsqueda de Drake emprendida por Sarmiento fracasa con estrépito pues, cuando los barcos enemigos se hallan en la coyuntura de una batalla
en mar abierto, los españoles se percatan de pronto de que se les ha olvidado avituallarse. Al torpe cazador, por tanto, se le escapa la habilidosa liebre que, como
se ha visto, prefiere abstenerse de guerrear, ignorando los deseos de lord Henderson, antes que arriesgar gratuitamente una maniobra adversa. A esta impericia
poco probable en Sarmiento, López suma otra. El pontevedrés retorna a Lima con
la familia Pérez y el segundo barco desvalijado, pero sin Drake. La turbamulta,
decepcionada de que no sea cierto el rumor de que el inglés yazca en una jaula de
hierro de donde saldrá sólo para ser ajusticiado con garrote u hoguera, murmura
contra Sarmiento acusándolo de traición y venta, “dos causas con que pueblos de
raza española explican todo lo que les contraría”.63 Francisco de Toledo lo insta
a intentarlo de nuevo. Sarmiento yerra otra vez pues, presuponiendo que en el
tornaviaje a Europa los piratas pasarán por el Estrecho de Magallanes, aposta sus
naves en las costas patagónicas.64 Mientras tanto Drake se escabulle navegando
62
Ibidem, 11-15. El escrito de Bioy, que antecede a la carta-prólogo, se titula “La novelesca y
La novia del hereje”.
63
Ibidem, 96, 159.
64
La expedición de Sarmiento, en realidad, tuvo un carácter más científico-económico que castrense, y fue concebida como una maniobra preventiva, no de represalia. Ordenada por el virrey de
Toledo después de los asedios de Drake, su objetivo no era salir en pos de este último hasta capturarlo sino hallar y medir con precisión las bocas o abras del Estrecho de Magallanes, bautizándolas,
con la idea de erigir más tarde fortificaciones en lugares adecuados. El plan incluía un acercamiento
a los indígenas de la zona para averiguar por medio de intérpretes sus ritos y costumbres, granjeándose su amistad con halagos, quincalla y telas de colores. Los españoles pretendían así matar dos
pájaros de una pedrada: bloquearían el paso naval de los enemigos hacia el Pacífico y aprovecharían
la información sobre metales preciosos y especias que pudieran sonsacarle a los nativos. Véase las
relaciones del propio Sarmiento, dictadas a su escribano, en Pedro Sarmiento de Gamboa, Viajes al
Estrecho de Magallanes (edición de María Justina Sarabia Viejo).
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hacia el noroeste. Luego sus navíos trazan una parábola descendente y se encaminan hacia Panamá, frente a una de cuyas radas, en pleno istmo, los sorprende una
tormenta que destroza los cascos de Isabel y Pasha, si bien casi todos los hombres
consiguen llegar a tierra, y el Pelícano y su suntuoso cargamento se salvan del
naufragio, ambas cosas, por supuesto, merced a la valentía y firmeza de ánimo de
Drake y su pupilo Henderson.
En el capítulo X, Francisco Drake y los piratas del Caribe se disuelven virtualmente en la novela, y a partir del XV apenas si son mencionados. Resucitan en
el XXVIII, ya en el tramo final del texto, donde figura la escena de la tempestad
que hemos reproducido arriba. Este apartado constituye el puente entre la persecución de Sarmiento y el encuentro de los piratas, tras la zozobra de sus embarcaciones, con los indios cimarrones de la selva panameña. ¿Qué ha ocurrido entre
tanto a lo largo de las páginas centrales?
Los capítulos que van del XI al XXVII pueden sintetizarse como la historia
de la ignominia de don Felipe, víctima de las inescrupulosas artimañas de la Inquisición —bajo la presidencia omnisciente del dominico fray Andrés— para
deshonrarlo y usurpar su patrimonio. Cuando la familia Pérez y Gonzalvo al
fin regresa a Lima luego de su accidentado periplo, Antonio Romea refiere una
delirante versión de lo acaecido en la cual los piratas celebraban hórridos aquelarres nocturnos transformándose en búhos y cabras satánicos mientras él acechaba
valerosamente desde un escondrijo en cubierta. Como nadie le da crédito, despechado por el romance que ha nacido entre Mariquita y Henderson a bordo del
Cagafuego, trata de chantajear al suegro para que le adelante la dote y, ante su
negativa, difunde el rumor de que María ha quedado “manchada con el pestífero
aliento de la herejía”.65
Pérez y Gonzalvo cuenta con un historial incómodo. Se lo relaciona con
el tránsfuga Antonio Pérez, el famoso valido de Felipe II, que enemistado con el
monarca tan valiosos servicios prestara en Inglaterra al conde de Essex, cabeza
del patronato auspiciado por la reina Isabel y financiador de las excursiones de
los Hawkins, de Cavendish y Raleigh, del propio Drake. Además don Felipe es
susceptible de mostrarse venable, como de hecho lo hizo con sir Francisco, pero
es un manso cordero comparado con el Gran Inquisidor de Lima, cuya arbitrariedad ha sumido al Virreinato en un estado de permanente crispación entre las
esferas secular y eclesiástica, desavenencia que ni siquiera los cúmulos de memoriales y quejas despachados por el rey han podido paliar. Impuesto fray Andrés
del comportamiento licencioso de María, ha emplazado a don Felipe exigiéndole
la penitencia pública de su hija, más una cuantiosa multa y una indemnización
por los inconvenientes causados. Pérez se niega y solicita la ayuda del arzobispo
de la ciudad, Alfonso de Morgrovejo, quien acata pero no aprueba los procederes de Andrés. Morgrovejo urge a Felipe para que María y Romea se desposen
65
La novia del hereje..., 168.
35
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cuanto antes si no quiere que el Santo Oficio le secuestre la hacienda y dé suplicio a su sucesora. En consecuencia, el suegro visita al desagradecido yerno para
sobornarlo de la manera menos onerosa, pero al poco las circunstancias varían
significativamente. Antonio, atormentado tanto por el sentimiento de culpa y dudas personales de diversa índole como por la presión apabullante del Inquisidor
para seguir extorsionando a Pérez, decide tomar los hábitos. Esto no amaina, sino
todo lo contrario, el ensañamiento del padre Andrés. Junto con el fiscal del Santo
Oficio, Marcelino Estaca y Ferracuja, falso doctor in utroque iure (en derecho
civil y canónico), prepara el siguiente plan: encerrar a María y prolongar la causa,
sin declararla culpable, hasta que “muera” su padre, de modo que éste no pueda
heredarla y quede allanado el camino para la confiscación absoluta. En la novela
no se plantea qué pasaría jurídicamente si doña Mencia de Pérez llegase a sobrevivir a su marido, asunto al fin y al cabo irrelevante pues la madre de Mariquita,
afligida por la infamante chismorrería que se ha desatado contra su hija y por la
consecuente afrenta que ha manchado el nombre de los Pérez y Gonzalvo, expira en la página 254. Ante la preocupación expresada por el Inquisidor respecto a
la dificultad técnica de que la hija de don Felipe fallezca antes que su ascendiente, Estaca y Ferracuja responde que dicho detalle, en caso de materializarse, se
mantendría en el más estricto secreto. “¿De cuándo acá —pregunta extrañado el
fiscal al reverendísimo padre Andrés— ha empezado a temerse que se sepa lo que
pasa en las prisiones del Santo Oficio?”.66 Así que, sin mayores trámites, mandan
aprender a María, quien es humillada con la imposición del sambenito y trasladada por las calles de Lima en la lúgubre litera inquisitorial. López salpimienta este
episodio con una frustrada tentativa de rescate por parte del no confeso enamorado y primo de la rehén, Manuelito, quien al toparse con la resistencia del alguacil
mayor y los esbirros huye sin impedir que su parienta sea confinada en los calabozos. La determinación del Inquisidor para arruinar a los Pérez y Gonzalvo es tal
que, antes del encarcelamiento de Mariquita (al que sigue de inmediato el de su
criada Juana), ya había pergeñado cualquier clase de añagazas para incriminarla.
Por ejemplo, había dado instrucciones a un monaguillo para que se introdujera
en un maniquí de Cristo cuyos entresijos constituían un complicado mecanismo
de resortes. Dentro del muñeco, una lámpara sería encendida poco antes de que
María Pérez, conducida ante la Justicia de Dios, tuviera que postrarse y besar los
pies metálicos del Redentor. Al quemarse, ella retiraría la cara. Por medio de una
señal convenida, el acólito accionaría los muelles para que la cabeza de Jesús diera
vuelta hacia atrás en repugnante desaprobación del ósculo de la heresiarca.
En paralelo a estos incidentes, la tapada Mercedes y el boticario Bautista han
estado conspirando. Contra el Virreinato del Perú, en general, y contra sus más
acendrados odios, en particular. Para ello no sólo han aunado fuerzas sino que
han creado una red de simpatizantes (todos cómplices en su rencor hacia España)
66
Ibidem, 185.
36
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
que incluye a personajes secundarios, como el cholo Mateo, y a figuras de primer
rango: el mismísimo Drake. Mercedes y Bautista coinciden en su forma de operar, ya que se han aprovechado de la hipocresía de la sociedad colonial y de su
inamovible estructura jerárquica para, a base de lisonjas y favores, infiltrarse en
los altos círculos del poder y ganarse su confianza. Pero difieren en el blanco último de sus animadversiones. El boticario —cuyo genuino nombre, según aclara
López, es Juan Bautista Lentini— se ha propuesto luchar, junto al indio, el pirata, el aventurero y los desposeídos, contra la tiranía de Felipe II, a quien aborrece
no sólo por haber ocupado su patria sino porque su padre fue ahorcado por los
españoles en Nápoles.67 Mercedes, por su lado, detesta sobre todos los seres y sobre todas las cosas a fray Andrés. Sus razones, sin embargo, son menos patrióticas
que emotivas. La furtiva relación que antaño mantuviera con el Inquisidor se
pormenoriza en lo que sin duda es el pasaje más farragoso de la novela.68 Por lo
que de él se puede entender, cuarenta y pico años atrás —López habla desde las
vísperas del terremoto que sacudió a Lima en 1579—, en tiempos de los Pizarro,
Mercedes y su hermana Rosalía, quienes entonces se llamaban Sinchiloya y Mamapanki, dan refugio y protección a un joven fraile que había cometido un asesinato.
Seducidos tanto ellas como su padre inca por la idea del religioso de fundar un
imperio mixto desposando a Gonzalo Pizarro con la nieta de Atahualpa, las jóvenes
se hacen amantes del extraño. Pero éste pronto se revela como un gran mentiroso
y traidor. Primero, bajo las órdenes de Gonzalo Pizarro, se levanta contra el virrey
Blasco Núñez Vela, a quien mata a puñaladas merced a una nueva licencia histórica
de López;69 después, cuando Carlos V asigna a Pedro de Gasca la tarea de debelar la
rebelión de Pizarro, cambia de bando y se dedica a perseguir y ejecutar a sus antiguos aliados. También traiciona a las hermanas, prometiéndole el sol y las estrellas a
Sinchiloya-Mercedes, y engendrando un hijo, más tarde, con Mamapanki-Rosalía.
Lo que origina un enfrentamiento entre las hermanas que finaliza con la muerte
accidental de la segunda. Desgarrada por el dolor, en total secreto, Mercedes se hace
cargo de la niña huérfana (quien resultará ser Juana) y se apodera de unos papeles
que ocultaba la occisa y que al parecer, pues nunca se hace explícito su contenido,
67
En el antepenúltimo capítulo se devela el dato escondido de que Sicilia fue la cuna del boticario Bautista. Véase Ibidem, 391 y 392. Aunque López no precisa exactamente en qué fechas sitúa
este suceso histórico, origen del resentimiento de Lentini, es de suponerse que corresponde a un
periodo comprendido entre la toma de Nápoles por parte de los franceses —lo que originaría la
batalla de San Quintín en 1556— y la recuperación hispana de la ciudad y el posterior tratado de
paz de Chateau-Cambrésis en 1559.
68
Véase el capítulo XX, “Los recuerdos”, 213-123. López no sólo es oscuro en la redacción sino
que, en algunos párrafos, adelantándose involuntariamente a su época, alcanza un tono de auténtico culebrón radiofónico.
69
Nuñez Vela murió, en efecto, violentamente, pero no como lo describe López sino ejecutado.
Para un panorama de las guerras civiles y rencillas entre los conquistadores, véase el libro segundo
del ya clásico El trágico fin del imperio inca: historia de la conquista de Perú, de William Hickling
Prescott.
37
adrián curiel rivera
comprometen al asesino impune de Núñez Vela. El imberbe dominico que con
los años llegaría a convertirse en el Inquisidor de Lima: fray Andrés.
Páginas adelante, de nuevo en la década de los setenta del siglo xvi, asistimos
al formidable barullo que ha desatado la causa entablada contra María Pérez y
Gonzalvo, la cual se ha transformado en una airada contienda pública entre las
jurisdicciones civil e inquisitorial. Francisco de Toledo, en ejercicio de sus potestades virreinales y apoyado solapadamente por el arzobispo Morgrovejo, ordena
la suspensión indefinida del proceso de Mariquita y convoca a un Concilio de
Prelados Americano a efectos de regular de una buena vez las atribuciones que
por derecho competían a la Iglesia y sus brazos ejecutores, en un afán de poner
remedio a los abusos y males que caracterizaban la actuación del Santo Oficio. A
propósito de esto López, ubicándose momentáneamente en su realidad histórica,
hace un curioso parangón entre lo que considera el despotismo eclesiástico de la
Contrarreforma y las Juntas Revolucionarias de la América Hispana del xix:
Es propio de todas las grandes épocas de la historia que los individuos huyan ante la
responsabilidad que impone la crisis que se ve venir y rugir en derredor. Se recurre
entonces a los cuerpos morales, creyendo que muchos brazos son necesarios para la
obra, y así como esta causa trae en nuestros días la convocación, no siempre benéfica,
de asambleas deliberantes que engendran la anarquía y caen en el despotismo, traía en
el siglo xvi la convocación de los concilios que era, diremos así, la manía del tiempo y
que produjo a Lutero y a Calvino, para abdicar en Enrique VIII, por un lado, y en la
Inquisición y Felipe II, por el otro.
Ante la embestida del virrey, fray Andrés no se queda, ni mucho menos, con
los brazos cruzados. Asesorado por el tinterillo de tres cuartos que es el fiscal Estaca y Ferracuja, luego de una escaramuza en la plaza mayor entre los seguidores
de ambos partidos que López describe con pintoresco detallismo, aprehende por
un pretexto nimio a Milagros Alcántara y Zurita, la comadre de Toledo. López no
explica cuáles o de qué ralea eran los lazos que unían a este personaje incidental
con el virrey, pero debía ser muy grande el cariño que Toledo sentía por aquella,
pues ante la perspectiva de que el Inquisidor maltrate a la prisionera Francisco
opta por aceptar todas sus exigencias e incluso firma un acuerdo de reconciliación
que lo obliga a no intervenir más en el proceso de María Pérez. Para el padre Andrés esta victoria significa además la oportunidad de acabar con los privilegios de
que goza en Lima la tapada70 Mercedes y de hacerla confesar, mediante tormento, dónde tiene escondidos los papeles comprometedores que descubrió tras la
muerte de su hermana. Los piratas, no obstante, le echarán a perder sus planes.
70
Sobre el verdadero papel que cumplía la tapada limeña en la sociedad colonial peruana en
tanto símbolo de radical libertad femenina, o de déspota represión masculina, hay abundante y
contradictoria bibliografía. Consúltese, a modo orientativo, el capítulo II de Jorge Basadre, La
iniciación de la República…, 107-112, y el testimonio del viajero Max Radiguet, Lima y la sociedad
peruana, 29-36.
38
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
Al naufragar frente a la costa occidental de Panamá, como se recordará, los
corsarios han conseguido mantener a flote el Pelícano rescatando en consecuencia
el botín del Cagafuego. Posteriormente se han reunido con sus amigos cimarrones. Después de una serie de aventuras hiperbólicas en la selva —Henderson
dispara con un arcabuz a un águila en encumbrado vuelo sólo para demostrarle
al cacique que es tan valiente como él—, Drake resuelve retomar el rumbo hacia
Asia, por el Pacífico, para proseguir con la circunnavegación. Esto da lugar a
una lacrimosa despedida entre sir Francisco y su bravo discípulo, y también con
Juan Oxenham, quien, pese a las protestas de fidelidad a Drake, decide cambiar
de comandante argumentando no sólo un impensado deber de patriarcal salvaguarda para con Henderson sino una demoledora pasión por Juana, la doncella
de María. Así las cosas, a Drake no le queda más remedio que despedirse con
tolerante indulgencia de sus desleales marinos, no sin antes proporcionarles una
valiosa información acerca de los contactos que deben establecer con los conspiradores, pues los enamorados piensan atender los requerimientos de su corazón
pero además, de paso, con ayuda del boticario Bautista y Mercedes, aprovechar el
viaje y saquear los tesoros de Lima. A bordo de su navío, Drake se pierde de vista
en el horizonte marítimo de la novela, para siempre, mientras que Henderson y
Oxenham inician una accidentada caminata desde Panamá hasta las ruinas de
Pachacamac en Perú. Ahí, en medio de una retahíla de diálogos filosóficos sobre
la vida y el amor que ni un pirata tan exquisito como fue William Dampier pudo
haber siquiera imaginado, y de disquisiciones históricas de López sobre el valor
arqueológico y el carácter sagrado del sitio,71 a los que intercala unos capítulos
de corte picaresco que refieren las desventuras de los espías de la Inquisición al
ser burlados por Mateo y otros coadjutores enemigos de España, Henderson y
Oxenham reciben el anuncio de que María y Juana han caído bajo las garras de
fray Andrés. La desesperación que los invade ante la simple posibilidad de que
sus respectivas amadas se hallen en esos instantes sobre sendos potros de tortura,
precipita sus acciones. A tal efecto, aconsejados por el cholo Mateo, que está al
tanto de todo, en tanto Bautista Lentini soborna al alguacil mayor de las Cajas
Reales para que se haga de la vista gorda con un contrabando de negros, los piratas se embetunan para hacerse pasar por dichos esclavos. Con este ardid, calculan,
estarán en condiciones de redimir a sus señoras y entrar a saco, por unas horas,
en la ciudad. A todo esto, el viudo don Felipe obra milagro y magia para que los
sayones de la Inquisición no le decomisen todos sus dineros, cuya reserva extrae
subrepticiamente de los fondos de su vivienda para, con el auxilio del boticario
y las conexiones que uno y otro han heredado de Drake, ponerla a buen recaudo
en la casa Onetto en Cádiz.
“Pachacamac había sido para los peruanos lo que Jerusalén para los cristianos, lo que la Meca
para los musulmanes, el objeto de las peregrinaciones de los devotos, que en grandes comitivas
venían incesantemente de todos los rincones del imperio a rendir sus ofrendas y recibir los oráculos
del Dios”. La novia del hereje…, 330.
71
39
adrián curiel rivera
Dispuestas las providencias de tan singular lance, los piratas descienden la cordillera y, beneficiándose de la oscuridad, irrumpen en Lima por los arrabales de
Chorrillos. Se dirigen al edificio de la Santa Sede, adonde se ha adelantado ya el Inquisidor. Éste le ha pedido al ex pretendiente de María Pérez y ahora monje Antonio Romea que lo acompañe a los calabozos. Su propósito es martirizar a Mercedes,
por cualquier medio físico y moral, hasta que pueda extraerle el dato del escondite
de los mentados papeles. Tanto fray Andrés como Romea van armados con un puñal, aunque el fraile desconoce que, mientras él se ensaña con la tapada, su inferior
oculta el arma bajo la sotana. Exasperado por la entereza de Mercedes, y luego de
una ráfaga de interlocuciones que al lector hispanoamericano actual le resultarán
probablemente telenovelescas,72 el Inquisidor termina por liquidarla apuñalándola. En eso, comienza a temblar. El Máximo Averiguador huye despavorido pero
Romea le cierra el paso en la puerta y, tras un forcejeo, “porque me quitasteis
mi porvenir”, le clava la daga en la espalda. Sobre los escombros, sorteando las
trepidaciones que aún no cesan, salta la escuadrilla de corsarios ennegrecidos liderada por el boticario y Mateo. Henderson rescata a María de las mazmorras,
y Oxenham a Juana. Bautista Lentini, pistola en mano, obliga a Romea a casar
a la primera pareja, si bien la segunda no se ve favorecida con el mismo trámite
pues Juana rechaza a su tocayo inglés. Los piratas se escapan en un bote que los
aguarda en Callao y recalan nuevamente en el istmo panameño.
Una semana más tarde (en la que nadie en Lima, ocupado en la reconstrucción
de la ciudad, ha prestado oídos a la versión del embetunado asalto piratesco), Romea organiza una expedición para cazar a los forajidos. Los españoles consiguen
acorralar a los piratas cerca de un abra, cuando éstos, prestos a seguir la estela occidental de sir Francisco, terminan de cargar las provisiones en su recién estrenada
embarcación —no podría llamarse de otro modo— Drake. Entonces se suscita
una enconada reyerta en la que Romea asombra por su arrojo y encarnizamiento.
Henderson se desploma y Suttonhall, que se arroja sobre el cuerpo de su capitán,
apenas puede arrastrarlo a un bote y remar hacia el Drake. Oxenham y el boticario Bautista no corren con la misma fortuna. Caen en manos de los hispanos.
La novia del hereje… concluye con una prolepsis que nos ubica en 1589, una
década después del terremoto. El escenario es una country-mansion de esas a las
que sólo los ingleses saben dar un aire de grandeza.73 En ella se desarrolla una
“¡Bien, ahora te tengo bajo el talón de mi sandalia! —exclamó el fraile sacudiendo su brazo— ¡y te voy a convertir en masa vil de carne, sangre y polvo… Pero aún hay un resto de esperanza
para ti, si te humillas!” “¡Jamás! —exclamó Mercedes interrumpiéndolo con la fuerza de una tigresa—” “Es decir, inicua, ¡que prefieres descubrirme el paradero de los papeles […] entre los ayes del
tormento!” “¡Os he dicho que el peor tormento para mí es tu presencia, fraile, y si nada consigues
con ella, ¡piensa lo que sacarás de tu tortura!” “¡Insolente!” “¡Malvado!” […]. Ibidem, 397.
73
Ibidem, 412. Esta descripción de la casa de campo inglesa ha provocado otra acre crítica de
Gerassi-Navarro. Según la académica, al equiparar la felicidad y el bienestar de una nación con
el espacio de la morada, López proporciona una de las pruebas más evidentes de su subyugación
72
40
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
apacible escena doméstica. Un niño de siete años importuna a su papá con diversas preguntas: “¿Cómo te quitaron este brazo?” “¿Y de qué las querías salvar [a la
madre y su acompañante]? ¿De unos hombres que las querían quemar?” “Y los
que hicieron todo eso fueron los compatriotas de mamá, ¿no es verdad?”. Y gracias a las respuestas del adulto, “un bello hombre de cuarenta y dos a cuarenta y
cinco años”, la identidad de los circunstantes tan acogedoramente reunidos se va
definiendo. El manco es lord Henderson, quien logró sobrevivir a la emboscada
a costa de un alto precio; más allá departen Mistress Henderson, o sea Mariquita Pérez y Gonzalvo, cuyo semblante aún conserva cierta juvenil hermosura, y
Juana, transformada nada más y nada menos que en Mistress Drake.74 Lozanos
críos procreados por ambas familias, los Henderson y los Drake, corretean por
doquier. Al poco llega un mensajero con un salvoconducto que tiene la firma y
el sello de sir Francisco. Se trata de Manuel Argénsola y Manrique, el primo de
María que había intentado liberarla cuando la llevaban ensambenitada por las
calles. Lo hacen pasar y se reúnen a la mesa. Lord Henderson explica a Manuel,
al verlo tan confundido por la posición de señora principal que ocupa en la residencia la otrora sirvienta, que Juana desciende del más noble linaje de los incas,
y que ella y Drake, a quien habían nombrado caballero, no obstante sus orígenes
relativamente humildes, empezaban a ser aceptados en la corte de la reina Isabel.
Manuel da cuenta de los avatares que lo han desviado a Inglaterra. Se había embarcado en Lima en el Invencible, al mando del capitán Pedro de Valdez, junto
con otros hidalgos y distinguidos oficiales de España. Antes de llegar al terruño
Drake los había apresado. Reconociendo a Manuel como pariente de María, y
advirtiendo en él (que era criollo) cualidades que no percibía en el ibero puro, lo
trató como a un hijo y sólo le exigió, a cambio de su libertad, que se presentara
en la country-mansion para hacer una visita de cortesía a su prima y tranquilizar
a Mistress Drake, que estaría ansiosa por tener noticias de su esposo. Interrogado
sobre distintas cuestiones atingentes a la vida e historia reciente de Lima, Manuel
también relata el destino fúnebre de Oxenham y el boticario Bautista,75 así como
el de Antonio Romea, quien viajaba en el mismo buque en calidad de Gran Inquisidor de Inglaterra.76 Al enterarse de que habían sido capturados por el Dragón, Romea, sobrecogido por el pánico, se había tirado por la borda. Finalizado
frente a Inglaterra y de su intención de “recolonizar” Argentina con modelos políticos y socioeconómicos importados de Europa. Véase Navarro-Gerassi, op. cit., 77-78.
74
Era tan grande el cariño del pirata Juan Oxenham por Juana que, temiendo una negativa de la
criada, le había entregado a Drake, antes de despedirse, una carta en la que le pedía que la cuidara
como su bien más preciado, cosa que el Drake ficticio de López, como consta en el último capítulo,
en efecto hizo.
75
A quien se le encontraron atados a su cuerpo, poco antes de morir, los famosos papeles comprometedores del padre Andrés. López concibe para Lentini la misma ejecución históricamente
falsa que atribuye a Oxenham, por desmembramiento. La novia del hereje…, 418.
76
Ibidem, 420. Aquí López obvia la imposibilidad de que Isabel I permitiera el funcionamiento
de dicha institución católica en territorio protestante.
41
adrián curiel rivera
el convite, Manuel ruega a sus nobles anfitriones lo dispensen porque tiene que
marcharse al día siguiente. Su familia lo espera en España. Cuando cabalga rumbo al puerto topa de frente con un avispado peruano, a quien invita a embarcarse
con él para que tenga la oportunidad de volver a residir en un país donde se hable
español. “¿Hay Inquisición en España?”, pregunta Mateo a don Manuel. “¡Ah,
pues entonces no, amito. Prefiero quedarme entre estos bozales!”, decide el cholo
dando un abrazo de despedida a su antiguo patrón y cerrando la novela con este
happy ending en toda regla.
La
novia del hereje…
en el siglo xxi
Reprochar a Vicente Fidel López —como hace Nina Gerassi-Navarro—77 que no
haya planteado en su texto una discusión de las diferencias raciales de la sociedad
colonial, enmascarándolas por el contrario con valores estéticos, o que no haya
propuesto una reconciliación política o familiar en la naciente República Argentina, es tanto como condenar a Julio César por no haber establecido en Alesia,
cuando Vercingetórix depuso las armas a sus pies, un diálogo sobre las discrepancias culturales y étnicas entre los romanos conquistadores y los galos sometidos.
Una lectura de La novia del hereje… desde los estudios culturales y feministas,
con independencia de los valiosos aportes que el trabajo de la investigadora brinda, tiene no sólo el inconveniente de incurrir en flagrantes anacronismos sino que
oblitera la cualidad estrictamente literaria de la novela. Es cierto que la obra de
López debe interpretarse —como la de cualquier autor— a la luz de su contexto,
pero para apreciarla mejor, no para vituperar, incidiendo en la misma pretensión
moralizadora del discurso que se analiza, la ideología que haya enarbolado en vida
el novelista. Efectivamente, La novia del hereje... y su idealización de Drake como
emblema de progreso no se comprenderían de manera cabal sin los modelos civilizadores europeizantes propugnados por Esteban Echeverría en el Dogma socialista (1846) —auténtico manifiesto generacional de los proscritos argentinos— o,
sobre todo, por Domingo Faustino Sarmiento en Facundo (1845), obra capital
del xix. Tampoco es factible prescindir, en este marco de referencias y de dicotomías morales y políticas entre civilización y barbarie, del célebre relato de
Echeverría, El matadero (1871), en el cual, por medio de una truculenta transposición irónica, la brutalidad de los federales es presentada como buen catolicismo
y respeto a la ley, mientras que el sector culto, urbano y liberal de los unitarios es
tildado de salvaje. También es verdad que la novela de López, como se ha podido
advertir, está cuajada de defectos: tono pedagógico y edificante, maniqueísmo,
77
“These texts [refiriéndose también a las novelas de Acosta de Samper, Sierra O’Reilly y Ancona] refuse to address the racial differences of colonial society by masking them through aesthetic
values. […] These texts are not about reconciliation, whether political or familiar. They are about
one political project overcoming the other, one nacional identity suppressing the other, one domestic idea replacing all others”. Gerassi-Navarro, op. cit., 182-183.
42
francis drake en la narrativa del argentino vicente fidel lópez
digresiones sociológicas e historiográficas que en ocasiones entorpecen el ritmo
narrativo, intromisiones injustificadas, acartonamiento, inverosimilitud.
Sin embargo, hay razones suficientes para considerar a La novia del hereje…
como algo más que un voluminoso y reaccionario panfleto decimonónico, o
como algo distinto a una elemental novela primitiva —si se acepta la terminología acuñada por Mario Vargas Llosa— que se vale de la figura del corsario Drake
para defender una postura ideológica y transmitir simplemente un mensaje ejemplarizante. Entre ellas destacan algunas que podrían calificarse de “extratextuales”
aunque, es obvio, derivan del hecho de que Fidel escribiera el libro. La circunstancia ya comentada de que La novia del hereje… haya podido disputar a Amalia
(1851-1855) de José Mármol el honor de ser la primera novela argentina, si no
fuera porque López publica una versión parcial en 1840 y porque todavía haría
sustanciales modificaciones a la de 1854-1855. A lo que se suma el haber inaugurado una tendencia narrativa hispanoamericana. Precisamente la que toma a los
piratas del Caribe, y a los incidentes históricos por ellos protagonizados, como
ingredientes medulares de la trama.
Pero hay asimismo una razón que atiende a la calidad literaria del texto y al
disfrute que produce su lectura. Porque si bien de gustibus non est disputandum,
no es aventurado sostener que La novia del hereje…, a casi ciento cuarenta años
de su edición definitiva, reivindica para sí un acercamiento literario que permita
regodearse en los componentes, la diégesis y las propiedades intrínsecas de la
ficción. No sólo por la feliz reconstrucción estética del ambiente y las costumbres
de la sociedad colonial limeña que consigue, como hace notar Adolfo Bioy Casares. Ni por el extraño encanto que, como admite la propia Gerassi-Navarro,78
opera sobre el lector a pesar de las múltiples taras de que, desde la perspectiva de
la narrativa moderna, adolece. Sino también por un atributo descubierto por Scott
y siempre presente en las buenas novelas históricas —llámese intriga o suspense—
que podría traducirse, en términos coloquiales, como un misterioso efecto atrapante mediante el cual el receptor vive la experiencia lectora como agradable fluir.
La novia del hereje..., para decirlo con Bioy, es un libro eminentemente novelesco.
Se lee con agrado. Y se añora en el recuerdo. No es éste pequeño mérito.
Por otra parte, la acusación moral hecha a López de pretender “recolonizar”
Argentina imponiéndole al pueblo recién independizado modelos europeos a través de su novela, es fácilmente rebatible desde otro punto de vista. Si bien es
claro que en La novia del hereje… Drake y Henderson aparecen idealizados y
representan una especie de progresista sinécdoque de Inglaterra frente al retrato
de una España decadente, no lo es menos que así como los piratas protagonistas no se corresponden fielmente a los Drake y Henderson históricos, la Europa
referida por López, y sus pautas civilizadoras, son también inventadas en gran
78
En la página de agradecimientos, la académica celebra que María Elena Qués que le haya
prestado la “1917 edition of Lopez’s novel, which first sparked my excitement in this project”.
Ibidem, IX.
43
adrián curiel rivera
medida y no constituyen una radiografía especular de la época —ni del siglo xvi
ni del xix—, ni mucho menos un instrumento con el cual se haya manipulado
en la práctica a la población para que se sometiera a un proyecto de nación que
perpetuaba las injusticias, los prejuicios y las diferencias económicas y raciales
imperantes tras la Colonia. Sustentar lo opuesto es, cuando menos, indemostrable. Tan ingenuo sería afirmar que el autor no vuelca su ideología al escribir como
concluir que un texto que reúne, aún hoy día, todas las convenciones y condiciones
para ser considerado una novela, no sea sino la suma de equivocaciones y anhelos
políticamente clasistas y sexistas de su creador.
La novia del hereje…, por supuesto, como toda literatura, dice mucho de los
hombres que actúan en el interior de las tapas y de los que han habitado el tiempo histórico de su redacción y sufrido las penurias individuales y colectivas reales.
En este sentido, ofrece una historia de piratas y además una multiplicidad de
lecturas —no una única verdad interpretativa— de lo que fue y ha sido, dentro
de las particularidades, la historia común de la edificación de los estados nacionales en la América Hispana. Por ello, al igual que otros títulos de la novelística
del paréntesis pirático, más que propiciar una “desestabilización” de la certeza de
las ficciones fundacionales de Hispanoamérica, como pretende Gerassi-Navarro,
abona el repertorio de visiones de que dispone la historia literaria del continente.
Y por lo tanto, lejos de la censura desaprobatoria de quien desde el presente se
sitúa cívicamente en un nivel de moralidad superior, merece ser leída también, y
rehabilitada, en su dimensión de producto imaginario.
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otoño de 2006
EMANUEL VON FRIEDRICHSTHAL:
SU VIAJE A AMÉRICA Y EL DEBATE SOBRE
EL ORIGEN DE LA CIVILIZACIÓN MAYA
Arturo Taracena Arriola y Adam T. Sellen
UACSHUM, CH, UNAM
Un viajero apasionado
Emanuel von Friedrichsthal fue el prototipo del intelectual que transitó entre la
ilustración y el romanticismo. Este último movimiento se había originado en Alemania a fines del siglo xviii, otorgándole una preponderancia al sentimiento como
reacción al racionalismo de la ilustración y al planteamiento estético del neoclasicismo. Sus seguidores, amantes de la naturaleza, veían en ésta un símbolo de todo
lo verdadero y genuino. Así como varios de los intelectuales y artistas románticos
que murieron jóvenes, de igual manera, la vida de nuestro personaje fue intensa y
breve, puesta sin reservas al servicio del ideal explorador de tierras “desconocidas”
que asumieron muchos de los viajeros europeos de la primera mitad del siglo xix,
impactados por el ejemplo de Alexander von Humboldt.
Formado con el criterio enciclopédico, Friedrichsthal dominaba varios idiomas, las matemáticas, la topografía, las ciencias naturales, la geografía y el dibujo.
Durante los últimos cinco años de su vida, el viajero austriaco recorrió incansablemente Estados Unidos, Centroamérica y Yucatán, investigando aspectos botánicos,
geográficos y arqueológicos, que presentó ante la Royal Geographical Society de
Londres y la Académie Royale des Inscriptions et Belles-Lettres de París. Publicada en 1841 con el título Les Monuments del’Yucatán, la ponencia allí expuesta se
presenta aquí por primera vez traducida al español.1
Delicado de salud y afectado por la tuberculosis, Friedrichsthal murió en Viena,
a la edad de 33 años.2 Aunque no conocemos un retrato suyo, existen dos testimoAgradecemos a la Dra. Nicole Ooms sus observaciones a este ensayo y el apoyo brindado por la
supervisión de la traducción del texto en francés.
2
Según Nowotny (1956: 104) existen tres notas necrológicas de época del barón Emanuel von
Friedrichsthal, la aparecida en 1842 en Österreichischer Beobachter: 399-400, la de 1846 en Neuer
Nekrolog der Deutschen, Weimar: 988, y la de Constant von Wurzbach, Biographisches Lexikon des
Kaiserthums Österreich, 359-360. Todas ellas contienen inexactitudes.
1
arturo taracena arriola y adam t. sellen
nios en cuanto a su apariencia y su carácter. El historiador William Hickling Prescott
lo describió como “un joven vienés elegante, con patillas perfumadas”.3 En otra
nota, presumiblemente escrita por Justo Sierra O’Reilly, el autor lo pintaba como
un joven angustiado que maldecía a los indígenas por no comprender su idioma y
a los no indígenas porque no le daban pan de trigo para comer mientras recorría
Yucatán, cuyo clima lo hizo sufrir fiebres tercianas. A pesar de ello, Sierra consideraba que su obra era recomendable.4
El principal mérito que sus contemporáneos le reconocieron fue el de haber
sido el primer viajero extranjero en describir las ruinas de Chichén Itzá, hacer de
ellas daguerrotipos, y darlas a conocer en Estados Unidos y Europa. Sin embargo,
como se verá, su polémica con el célebre escritor y explorador John L. Stephens
en torno al origen de la civilización maya no es de menor importancia para la historia
de las ideas sobre Mesoamérica.
Emanuel von Friedrichsthal nació el 12 de enero de 1809 en Brünn (Brno,
Slovakia) en el seno de una familia de la nobleza austriaca, cuya propiedad “Gut
Urschitz” se encontraba en la localidad de Mähren, donde vivían sus padres Ignatz
von Friedrichsthal y Christine Goldberg, y su hermana Hermine. Estudió en la
Academia “Heresianum” de Viena en la que los nobles se formaban para ejercer
en la burocracia imperial. Por ello, al graduarse, obtuvo un puesto en el aparato
estatal austrohúngaro.5
En 1834, a los veinticinco años de edad, presentó su renuncia y decidió viajar
por Grecia, Turquía y el Medio Oriente con el fin de coleccionar objetos de historia
natural, sobre todo de botánica, que dedicó al Gabinete de Naturalistas de la capital
austriaca. Dos años más tarde visitó Serbia y Macedonia, y los estudios realizados
en este viaje los publicaría en dos trabajos (Friedrichsthal 1838 y 1840).6
En 1838 Friedrichsthal propuso al canciller del Estado, Clemens Lothar Metternich, un proyecto de expedición científica a América, tomando como punto
de partida el estudio de la construcción de un canal interoceánico por Nicaragua,
para el cual solicitó un subsidio que completase la parte de los gastos de viaje que
pondría de su peculio. Su posición social y su formación académica le permitieron
obtener la suma de 3,000 florines y el título de agregado diplomático en la dele3
Victor Wolfgang von Hagen, Maya Explorer. John Lloyd Stephens and the Lost Cities of Central
America and Yucatán, 192, nota 12.
4
Justo Sierra O’Reilly, “El Museo de los Padres Camachos”, 371.
5
Agradecemos doblemente a la doctora Ulla Fischer-Westhauser por habernos proporcionado
su artículo: “Daguerreotypien aus México 1840-1841. Pioniere der Expeditionsfotografie”, del cual
hemos tomado datos muy importantes de la vida de Friedrichsthal, y por la revisión de los términos
en alemán. Véase también: Waldeck, F. Von, Viaje pintoresco y arqueológico a la provincia de Yucatán,
1834 y 1836.
6
Agradecemos a la doctora Viola König, directora del Museum Etnologisches de Berlín, el informarnos sobre los trabajos de Karl Antón Nowotny (1956 y 1961), que contienen datos muy
valiosos acerca del viajero austriaco, así como al doctor Gerard van Bussel, curador de la sección
mesoamericana del Museum für Völkerkunde de Viena, por enviarnos información sobre la estela
Friedrichsthal que ahí se encuentra.
50
emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
gación austriaca en los Estados Unidos. En contraparte, se comprometió a enviar
con frecuencia informes al gobierno en Viena que abordasen los tópicos políticos,
comerciales, sociales y técnicos de los países que visitase.
Para tal efecto tomó rumbo hacia Francia, donde se reunió con el barón von
Humboldt, quien pasaría a ser su protector y que le proporcionó los primeros
consejos para la realización de la aventura americana. En París, el reputado viajero
alemán le informó que Frederick von Waldeck había encontrado varias ruinas en
la selva de Yucatán y que acababa de aparecer publicado su ensayo Malerische und
archäologische Reise in die Provinz Yucatán und zu den Ruinen der Itzá (1838). Asimismo, es muy probable que el propio Humboldt lo haya entusiasmado a empezar
su viaje científico por Nicaragua en busca de definir los trazos de un posible paso
interoceánico, pues en 1835 éste había sido contactado por Mercher, antiguo oficial napoleónico y representante de los intereses holandeses en Centroamérica para
que usase su influencia de renombrado hombre de ciencias a fin de que alguno de
los gobiernos europeos financiase el proyecto canalero.7 De Francia, Friedrichsthal
pasó a Inglaterra e Irlanda, en donde probablemente se embarcó hacia a América
a finales de octubre de 1838.
Destino Nicaragua
Las observaciones meteorológicas que Friedrichsthal realizó durante el recorrido en
barco hacia Nicaragua, y luego publicó,8 indican que las inició el 16 de noviembre
de 1838 a la altura de las islas Canarias, para concluirlas el 20 de abril de 1839 en
el pueblo de Acoyapa, en la zona de Chontales, luego de haber recorrido el río San
Juan, puerta de entrada al gran lago de Nicaragua (mapa 1). Todo indica que su misión era atravesar el territorio nicaragüense y alcanzar el litoral Pacífico después de
haber explorado las dos posibles vías interoceánicas que el sistema fluvial y lacustre
permitían. Dos años antes, la República Federal de Centro América había firmado
un convenio para tal efecto con el ingeniero inglés John Bailey, representante de
la Casa Barkley, Richardson & Cia., pues tanto europeos como norteamericanos
estaban conscientes de que la apertura de una ruta canalera marcaría un vuelco en
las relaciones geopolíticas mundiales.9
Ahora bien, los datos geográficos que contienen sus conferencias de Londres y
París indican que si bien en la primera mitad de 1839 Friedrichsthal prestó atención a las dos posibles vías interoceánicas: la del estrecho de Rivas y la del Golfo
de Fonseca —que necesitaba la realización de esclusas en el río que une los lagos de
Nicaragua y Managua—, pronto dio preferencia a recorrer el interior de Nicaragua
estudiando las áreas indígenas de chontales y nicaraos.
Felix Belly, Á travers l’Amérique Centrale. Le Nicaragua et le canal interocéanique, 72-75.
Friedrichsthal, “Geographical and Meteorological Observations…”, 258-263.
9
Belly, op. cit., 66-67 y 81-83. John Baily, Central America; Describing each of the States of Guatemala, Honduras, Salvador, Nicaragua and Costa Rica…
7
8
51
arturo taracena arriola y adam t. sellen
Mapa 1. Los viajes realizados por Emanuel von Friedrichsthal (1838-1840)
Friedrichsthal comenzó, así, por poner al servicio de la arqueología americana
sus conocimientos científicos y un agudo sentido de la observación. Sus notas arqueológicas se detienen en el estudio de la región chontal, en torno a Acoyapa, de
donde extraería un monolito de piedra volcánica decorado con una figura humana
y varias zoomorfas, que remitió a Viena vía el río San Juan y, luego, Panamá. El monolito fue depositado en el Kunsthistorisches Museum bajo la referencia XIII/56
con la anotación de procedencia “Yucatán”, pero actualmente se encuentra en el
Museum für Völkerkunde en Viena, Austria (figura 1). Uno de los investigadores
de este museo, el doctor Karl Antón Nowotny, retomando anotaciones sobre las
esculturas no mayas hechas anteriormente por los arqueólogos Karl Sapper, Francis
B. Richardson y Franz Termer,10 y comparando la estela de Friedrichsthal con las
existentes en Nicaragua y Costa Rica, llegó a la conclusión de que la misma era de
origen chontal.
10
Karl Sapper, Mittelamerika. Handbuch der regionalen Geologie; Francis B. Richardson, “NonMaya Monumental Sculptures of Central America”; Franz Termer, “Die Mayaforschung” y “La investigación en la América Central”.
52
emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
Pero, donde más se detuvo fue en la isla
de Ometepe, un año antes de que el estadounidense John L. Stephens la visitara. Para
el viajero austriaco era notoria la semejanza
que las piezas arqueológicas de ambas áreas
tenían con los “antiguos mexicanos”.11 En
cambio, Stephens no repararía en ello, pues
se concentró en dar mayores detalles sobre
los cálculos topográficos hechos por Bailey
destinados a la construcción del canal interoceánico, posiblemente por el gran interés
que su país mostraba en imponer su hegemonía a los recién independizados países
hispanoamericanos.12
Seguidamente, Friedrichsthal se embarcó hacia California sin que sepamos el
motivo de su curiosidad científica, pero
los desórdenes políticos de México en ese
momento lo hicieron desistir, optando
por volver sus pasos hacia El Salvador y
Guatemala. En este último país visitó las
ciudades de Antigua y Nueva Guatemala
y sus alrededores (Mixco). A falta de inforFigura 1. Estela de Friedrichsthal
mación más precisa, tomando en cuenta
Museum für Völkerkunde de Viena, númela inexistencia de datos en sus notas sobre
ro de inventario 12592, procedencia ChonChiapas y la existencia de datos sobre el litales, Nicaragua, 186 cm de alto x 31 cm de
toral Caribe yucateco, deducimos que para
ancho. Foto cortesía del museo.
emprender su planeado viaje a los Estados
Unidos tomó la vía por el Golfo Dulce (Izabal) pasando por La Habana, Cuba.
Según Fischer-Westhauser, durante el segundo semestre de 1839, Friedrichsthal
viajó a Nueva Orleans y luego a Washington para presentar sus credenciales ante
el gobierno estadounidense. Seguidamente se dirigió a la ciudad de Boston, donde conoció al famoso escritor William Hickling Prescott, con quien previamente
había intercambiado correspondencia. Prescott le informó sobre las intenciones de
Stephens de viajar a Centroamérica, Chiapas y Yucatán, y le dio una carta de recomendación dirigida a Ángel Calderón de la Barca, embajador de España en México.13
De inmediato viajó a Nueva York con el objeto de conocer al ya afamado Stephens, quien lo apoyó en su plan de viaje a Yucatán y le recomendó que se procurase
Tanto los chontales como los nicaraos llegaron desde México.
John L. Stephens, Incidentes de Viaje en Centroamérica, Chiapas y Yucatán, tomo I. Véase el
capítulo 19.
13
Ulla Fischer-Westhauser, op. cit., 27 y 29.
11
12
53
arturo taracena arriola y adam t. sellen
una cámara para hacer daguerrotipos, el genial invento que ese año Louis Daguerre
había puesto en el mercado occidental. Éste compró el diseño francés “acromático”, del que realizó pruebas con John William Draper, profesor de química en la
Universidad de Nueva York y que venía experimentando con la nueva tecnología
fotográfica.14 Indudablemente estas entrevistas tuvieron que darse entre los meses
de agosto y septiembre, pues el 3 de octubre de 1839 Stephens se embarcó para
Centroamérica vía Honduras Británicas (actualmente Belice), tocando suelo en la
entonces colonia inglesa el 22 de octubre, para luego dirigirse a Izabal con rumbo
a la Nueva Guatemala, permitiéndole iniciar su encuentro con el mundo maya al
visitar, acompañado del dibujante Frederick Catherwood, Quiriguá y Copán.
Viaje a Yucatán: la magia del daguerrotipo
Luego de varios meses de vivir en Estados Unidos, Friedrichsthal se embarcó en julio
de 1840 con dirección a Honduras Británicas, de donde intentó viajar a pie hacia
Yucatán vía Bacalar. Sin embargo, luego de haber recorrido más de 100 kilómetros,
fue asaltado y se enfermó de malaria, por lo que tuvo que hacer marcha atrás.15 De
nuevo en Bacalar, se dirigió a Mérida, vía el puerto de Sisal. Luego visitaría la ciudad de Valladolid y exploraría los sitios arqueológicos de Uxmal, Aké y Chichén
Itzá; el de Izamal no lo pudo visitar por impedírselo el dueño de la hacienda donde
estaba ubicado. Como se ha mencionado, aunque lo había hecho anteriormente
Waldeck, el viajero austriaco volvería a medir y a describir Uxmal. Sin embargo,
sería el primero en hacerlo en el caso de Chichén Itzá, tal y como reconocería el
propio Stephens en Incidents of Travel in Yucatán cuando narra su estancia en aquel
sitio. Se refiere explícitamente a su rival austriaco recordando que si bien su compatriota John Burke, director desde 1835 de una fábrica de textiles en la ciudad de
Valladolid, había estado en estas ruinas en julio de 1838:
Dos años después, en 1840, el barón Friederichstahl visitó aquellas ruinas, siendo el
viajero alemán [sic] el primero que las dio a conocer al público de Europa y los Estados
Unidos, y ahora que se ofrece debo decir que esta visita del barón fue emprendida en
virtud de una recomendación que le hice al volver de la interrumpida jornada de exploración que hice entre las ruinas de Yucatán, concluido mi viaje a Centroamérica.16
La vida de Friedrichsthal se va a confundir en el tiempo, el recorrido y los
objetivos científicos con la de explorador estadounidense, produciendo envidias
mutuas, al estar conscientes de que peleaban la primacía de sus descubrimientos
ístmicos en Estados Unidos y Europa. El hecho de que el austriaco, además de los
dibujos que realizaba, se valiese de un daguerrotipo de reciente invención para
Ibid., 29.
Karl Antón Nowotny, “Ein zentralamerikanischer Monolith...”, 107.
16
John L. Stephens, Viaje a Yucatán, 1841-1842, 466.
14
15
54
emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
documentar sus investigaciones, le daba una ventaja sobre el segundo, quien pese
a haber comprado un aparato, no se pudo valer de él por razones técnicas. Esto le
impidió ser el primer explorador en fotografiar objetos mayas. Tampoco sería el
primero en utilizar la fotografía en Yucatán.
Sin mencionarlo explícitamente, Stephens escribió en las páginas de su libro, la
siguiente referencia a la pionera labor fotográfica de Friedrichsthal:
Trajimos de nosotros un daguerrotipo, del cual solamente había aparecido en Yucatán
anteriormente una mala muestra. Desde entonces se habían hecho grandes mejoras al
instrumento y teníamos motivo para creer que el nuestro era uno de los más acabados.
Habiendo adquirido la certeza de que nosotros tendríamos bastante que hacer en esa
línea, nos resolvimos a ser retratistas de señoras en el daguerrotipo.17
El propio Friedrichsthal fue el primero en reconocer que había enfrentado problemas en el dominio de la técnica del daguerrotipo en una zona como la peninsular, debido a la existencia de tanta luminosidad, que lo obligaba a hacer tomas
muy temprano o muy tarde, además de la incomodidad para mantener en pie de
forma estable el aparato fotográfico por las grandes corrientes ístmicas de aire.18
Sin embargo, los ejemplares que se conservan de él muestran una buena calidad a
pesar de lo novedoso del sistema utilizado. En la actualidad tan sólo conocemos dos
de sus daguerrotipos, pertenecientes a la Biblioteca Nacional de Austria, en Viena.
Los trasladó a esa capital europea el viajero alemán Carl Bartholomaeus Heller a
raíz de su visita a Yucatán en 1847.19
Estos dos daguerrotipos representan una pieza arqueológica de la colección de los
padres Camacho (figura 2) y la vista de una calle de la ciudad de Campeche, en
la intersección de “Iturbide” y “Comercio”20 (figura 3). Según la Dra. FischerWesthauser, quien ha identificado los daguerrotipos, el brasero antropomorfo es
típico de Mayapán, del período postclásico. De hecho, hay que subrayar que se trata de las primeras fotografías que se conocen de un artefacto maya y de esta ciudad
portuaria. El biógrafo de Stephens, Victor Wolfgang von Hagen, señalaba a Friedrichsthal como el primero en haber tomado daguerrotipos de las estructuras mayas
de Yucatán. No obstante, el paradero actual de estas imágenes se desconoce.21
Friedrichsthal había llegado a la ciudad de Campeche a finales del mes de marzo
o a principios de abril de 1841. En sus páginas del Museo Yucateco —editado por
Justo Sierra O’Reilly— se lee que poco después de establecerse en esa ciudad ofreció
sus servicios para realizar con el daguerrotipo retratos de medio cuerpo por un valor
de seis y ocho reales, según el tamaño, a la vez que presentaba una exposición de
Ibid.: 55.
Emanuel von Friedrichsthal, “Les Monuments de l’Yucatan”, 312-313.
19
Carl Bartholomaeus Heller, Viajes por México en los años 1845-1848.
20
Hoy calle 10 con 53 (agradecemos al ingeniero Huitz de Campeche, el habernos ayudado a
ubicar la calle).
21
Victor Wolfgang von Hagen, op. cit., 193-194.
17
18
55
arturo taracena arriola y adam t. sellen
las tomas que había hecho de las ruinas yucatecas, por la que cobraba dos reales la
entrada.22 Esta visita fue comentada más tarde por el viajero escocés, William Parish
Robertson, quien anotó que un “artista” había arribado a la ciudad unos años antes
con el propósito de hacer “semejanzas” por medio de daguerrotipos.23 Asimismo,
explica que en esta ciudad el austriaco estableció relaciones con los conocidos padres
Camacho, quienes habían hecho “investigaciones muy curiosas sobre los indios” y
tenían una “copiosa colección de ídolos, hachas, venablos y otros instrumentos de
pedernal...”.24
Figura 2. Incensario Maya, daguerrotipo 6.7 x 5.5 cm,
foto cortesía del Österreichische Nationalbibliothek, Slg POR, Pk 3338, 9
Friedrichsthal y el periódico Museo Yucateco
Friedrichsthal estableció una estrecha relación científica con Justo Sierra O’Reilly,
ante quien expuso el 18 de abril de 1841 su teoría en torno a la idea de que los constructores de todas las ruinas mayas pertenecían a “una raza caucásica en apariencia”,
por los rasgos físicos de las esculturas encontradas en Palenque, las cuales seguramente observó en las láminas de Waldeck, así como por las que él había estudiado,
dibujado y fotografiado en los sitios arqueológicos yucatecos antes mencionados.
Según su explicación una “raza” con grandes conocimientos matemáticos y arquitectónicos, cultivadora de granos y que venía del norte huyendo de enemigos
Anónimo, “El daguerrotipo” en Museo Yucateco. Periódico científico y literario, 160.
William Parish Robertson, 202-203.
24
Anónimo, “Teogonía de los antiguos”, Museo yucateco. Periódico científico y literario, tomo I:
454-457, nota 1.
22
23
56
emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
poderosos dominó al pueblo aborigen que la había antecedido en el poblamiento
peninsular, esclavizándolo. Por ello, no podía descartarse el origen tolteca que comúnmente se le atribuía a los mayas, sobre todo si se tomaban en cuenta elementos
propios del período histórico en que se produjeron tales desplazamientos.25 A su
vez, el viajero austriaco señalaba que las ruinas evidenciaban el “magnífico sepulcro
de un pueblo que fue”, señalando con ello que los habitantes indígenas contemporáneos a él no le parecían necesariamente sus descendientes. El 20 de abril Sierra
O’Reilly lo invitó a que pusiese dichas tesis por escrito, tarea que realizó al día
siguiente y que el Museo Yucateco publicó bajo el título “Sobre los que construyeron
los edificios yucatecos y sus antigüedades”.26
Figura 3. Ciudad de Campeche 1840, daguerrotipo 5.5 x 6.8 cm,
foto cortesía del Österreichische Nationalbibliothek, Slg POR, Pk 3338, 10
Este escrito de Friedrichsthal no dejó indiferentes a los peninsulares, pues a lo
largo de las páginas del primer tomo del Museo Yucateco, Justo Sierra y los otros
editores reprodujeron comentarios que hacían referencia a lo dicho en él. En el
primero de ellos, “Importancia de un Museo de antigüedades”, a la par que el editorialista (posiblemente el propio Sierra) llamaba la atención del estado de Yucatán y
de los yucatecos en general sobre la necesidad de conservar las riquezas arqueológicas, adjuntaba un párrafo de una carta que el viajero austriaco había remitido desde
La definición de los toltecas como un grupo étnico o histórico es un error cometido por los
investigadores, que no fue corregido hasta el siglo xx. Hoy día se sabe que los mexica usaban la palabra
“tolteca” como un gentilicio para referirse a gente culta y, de esta manera, era un término genérico
aplicado a todos los pobladores de Mesoamérica.
26
Emanuel von Friedrichsthal, “Sobre los que construyeron los edificios yucatecos y sus antigüedades”, Museo Yucateco. Periódico científico y literario, tomo I, 178-182.
25
57
arturo taracena arriola y adam t. sellen
Uxmal, en el cual se apuntaba que en América habían pocas capitales prehispánicas
que tuviesen un diámetro urbano tan extendido, pues alcanzaba cinco o seis leguas
de circunferencia, lo que demostraba un alto grado de civilización, además de que
sus edificaciones que exigieron mano de obra esclava.27
Sin embargo, lo más interesante de este intercambio de ideas resultan ser las
notas que sobre el tema de la arqueología remitieron varios lectores. En la primera
de ellas, “Antigüedades del país”, un colaborador anónimo recordaba que apenas
había templos, casas y haciendas que no hubiesen sido construidas sustrayendo
piedras de las ruinas y los montículos, a la vez que apoyaba fervientemente la idea
de construir un museo, pues para desgracia de los yucatecos, los mayas habían
perdido en el tiempo su historia.28 En un “Un paseo por las ruinas de Uxmal”,
otro autor anónimo apuntaba que dicha ciudad demostraba la grandeza de sus
constructores, evidencia que echaba por tierra a los detractores de los pueblos americanos originarios como eran los autores Pauw, Raynal y Robertson, a la vez que
daba crédito a la tesis defendida por Friedrichsthal sobre la clara influencia tolteca
en las ciudades mayas.29 Finalmente, en “Ruinas de Chichén Itzá. Invocación”,
firmada con las iniciales J. J. H. —que correspondían al poeta vallisoletano Juan
José Hernández—, éste señalaba que el viajero austriaco había mandado a limpiar
las ruinas de Chichén Itzá con el propósito de fotografiarlas sin el estorbo de los
árboles y la maleza.30
Por la narrativa de Hernández sabemos que Friedrichsthal realizó una excavación en el piso del Templo Superior de los Jaguares, pero sólo encontró unas
“medallas de barro”. En otro momento, se introdujo —forrado de pieles de
venado para protegerse de los animales venenosos— en el túnel que atraviesa
el edificio denominado “El Caracol”, y allí descubrió “puntales” de madera que
servían de contrafuertes. El estado de conservación de los puntales, dinteles y
vigas de zapote (Achras zapota), le permitió adelantar la hipótesis de que habían
sido realizados hacia los años 1100 a 1200 de nuestra era. Pero Hernández consideraba que tal fecha se quedaba corta, pues si se tomaba en cuenta el período
de construcción que requirió cada edificio desde el comienzo de la edificación de
Chichén Itzá, se llegaría a un inicio de la ciudad entre los años 600 y 700 de nuestra
era. Para concluir, ponía en guardia a los yucatecos con el fin de evitar que los
investigadores extranjeros dañasen las ruinas por el afán de hacer excavaciones
y extraer piezas que luego se apropiaban, haciendo una alusión clara a nuestro
personaje.
27
Anónimo, “Importancia de un museo de antigüedades”, Museo Yucateco. Periódico científico y
literario, tomo I, 117.
28
Anónimo, “Antigüedades del país”, Museo Yucateco. Periódico científico y literario, tomo I, 185186.
29
Anónimo, “Un paseo por las ruinas de Uxmal, Museo Yucateco. Periódico científico y literario,
tomo I, 195-196.
30
Juan José Hernández, “Ruinas de Chichén Itzá”, Museo Yucateco. Periódico científico y literario,
tomo I, 270-276.
58
emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
La rivalidad con John L. Stephens
Si bien por sus intercambios e intervenciones públicas Friedrichsthal había acaparado el interés de la intelectualidad yucateca, pronto la publicación de Incidents of
Travel in Central America, Chiapas and Yucatán habría de alterar los factores. Los
graves problemas de salud obligaron al científico austriaco a dejar Yucatán a finales
de abril o principios de mayo de 1841, embarcándose con destino a los Estados
Unidos justo cuando Stephens entraba desde Chiapas a tierras yucatecas para llegar
a Mérida a inicios del mes de junio. Al caer enfermo su compañero de exploración,
el dibujante Frederick Catherwood, las circunstancias provocarían que únicamente
tuviese tiempo de visitar las ruinas de Uxmal, de las que dejó a su vez una descripción en su obra. El 24 de ese mes zarpó para Nueva York, llegando allí una semana
después. De inmediato entregó el manuscrito a la editorial Harper and Brothers,
que a mediados de agosto lo imprimió y sacó a la venta.
Poco tiempo después Justo Sierra se procuró un ejemplar, traduciendo en cuatro
entregas varios fragmentos de los capítulos 23 a 25 del segundo volumen de Incidents para publicarlos en las páginas del Museo Yucateco por estar éstos relacionados
con la descripción de las ruinas de Yucatán hechas por Stephens e ilustradas por
Catherwood. Ya con anterioridad el periódico había señalado lo difícil que era
procurarse las obras editadas en el extranjero sobre la Península, al punto que
la de Frederick von Waldeck, Voyage pittoresque et archéologique dans la Province
d’Yucatan (Amérique Centrale) pendant les années 1834 et 1836, editada en París en
1838, aún no era conocida en Mérida ni en Campeche. Sin embargo, el hecho de
que Sierra tradujese a Stephens y que fuesen tiradas múltiples ediciones del libro
en Estados Unidos, vino a cambiar la situación, cayendo Friedrichsthal paulatinamente en el anonimato.
Llama la atención que, aunque Sierra hubiese prometido más entregas de la obra
del norteamericano, nunca llegó a publicar el capítulo 26, donde Stephens expuso
su teoría sobre el origen de los constructores yucatecos. Afirmaba que éstos eran los
antecesores de los mayas actuales y que habían dejado de habitar las ruinas poco
antes de la conquista o por efecto de esta misma. Por tanto, dichos monumentos
habían sido construidos por las “razas” que ocupaban el país en la época de la invasión de los españoles o por algunas no muy lejanas de sus progenitores. Se fundaba
para decirlo, en primer lugar, en la apariencia y condición de las mismas ruinas
y, en segundo, en lo que decían las propias crónicas españolas.31 De esa forma, su
tesis se oponía abiertamente a la de Friedrichsthal.
Sin embargo, ambos compartían la idea de que los habitantes yucatecos contemporáneos habían sufrido una “degeneración histórica”,32 al punto que terminaron
31
John L. Stephens, Incidentes de Viaje en Centroamérica, Chiapas y Yucatán, tomo II,
414-415.
32
Arturo Taracena, “La civilización maya y sus herederos. Un debate negacionista en la historiografía moderna guatemalteca”, 43-55.
59
arturo taracena arriola y adam t. sellen
por salir de la Historia al no haber sabido conservar la civilización de sus antecesores. Para Friedrichsthal, ésta era el resultado de la desaparición en el tiempo de esa
sorprendente “raza caucásica”, mientras que para Stephens era consecuencia natural
e inevitable de la despiadada política española que había destruido radicalmente
todos sus recuerdos antiguos. Una idea que compartían los intelectuales yucatecos,
para quienes los constructores tampoco eran mayas, al insistir que los actuales indígenas no habían guardado memoria del pasado glorioso y de los conocimientos
científicos de la civilización clásica maya.
Con la aparición del Registro Yucateco en 1845, a su editor Justo Sierra O’Reilly
le pareció oportuno repetir “cierta correspondencia curiosa que otra vez dimos a
luz en el Museo Yucateco” y volvió a publicar tanto la carta que él le había escrito
a Friedrichsthal solicitándole poner por escrito su ensayo “Sobre los que construyeron los edificios yucatecos y sus antigüedades”, como el texto integral del mismo.
Lo hacía por considerar que, en ese momento, la teoría del barón ya les parecía
“absurda a muchos” yucatecos, a la vez de que, cuando se trata de “ilustrar un punto
de la naturaleza del presente, es necesario resignar a escuchar la opinión de todo
el que guste emitirla…”
Sin embargo, Sierra O’Reilly consideró oportuno agregar una nota introductoria
intitulada “Reflexiones sobre las ruinas de Yucatán”, que daba inicio con una cita
del colaborador Manuel Francisco Peraza sobre la catástrofe que significaba para
una nación el que hubiesen visto perecer las obras de sus antepasados y la “memoria
de lo que fueron”. Es decir, apuntaba aquél, “la suerte de los edificios antiguos del
país y, aún más todavía, de la situación abyecta en que hoy se encuentran las razas
primitivas que los erigieron”.33
En 1874 el historiador estadounidense Hubert Howe Bancroft mencionó el trabajo de Friedrichsthal a lo largo del capítulo que redactó en el cuarto tomo de The
Native Races sobre las antigüedades yucatecas, citando en numerosas ocasiones el
artículo aparecido en Nouvelles annales des voyages. En la nota 2 del mismo, referida
a los exploradores de la Península en la primera parte del siglo xix, Bancroft los
presentó empezando por Waldeck, Stephens y Catherwood, Norman y, finalmente,
Friedrichsthal. A pesar de este orden, tomando en cuenta la nota aparecida en el
Registro Yucateco, llegó a la conclusión de que la visita del austriaco había antecedido a la de los norteamericanos, pues tenía fecha de 21 de abril de 1841. Como
se ha visto, se trataba de la reedición del ensayo “Sobre los que construyeron los
edificios yucatecos y sus antigüedades”, pero que esta vez había aparecido sin título,
dando la impresión de ser una carta.
Bancroft caracterizó el trabajo de Friedrichsthal como ligero en su descripción
y con una interpretación que contenía muchas “divagaciones especulativas” acerca
del origen de las ruinas. No obstante, en varias ocasiones citó las medidas que éste
Justo Sierra O’Reilly “Reflexiones sobre las ruinas de Yucatán”, 437-443. Este artículo contiene “Sobre los que construyeron los edificios yucatecos y sus antigüedades” de Emanuel von
Friedrichsthal.
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emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
tomó de los edificios en Uxmal y en Chichén itzá, comparándolas con las que fueron publicadas por otras exploradores de la época. Por último, aunque reconocía a
Friedrichsthal como una autoridad sobre las ruinas de Chichén Itzá, mantuvo su
parecer de que la descripción del sitio que publicó Stephens en 1843 resultaba la
más acabada hasta esa fecha.34
A lo largo del siglo xix el debate sobre el origen de los antiguos pobladores de
Yucatán seguía en pie como tema sin resolver. En 1881 Joaquín Rejón redactó un
editorial en La Revista de Mérida donde lamentó el avance que habían hecho los historiadores en la materia, y volvió a preguntar: “¿Por quiénes fue poblada la Península
yucateca? ¿Por los cartagineses, o por los toltecas?”35 Asimismo, en 1894, el célebre
historiador campechano Gustavo Martínez Alomía retomó en la Península el debate
en torno a las teorías que Stephens y Friedrichsthal tuvieron acerca del origen de los
monumentos mayas. Lo hizo en el contexto de una narración de un viaje que realizó a las ruinas de Hochob, Campeche. El historiador rechazaba el argumento del
norteamericano de que los mayas contemporáneos eran descendientes directos de
los mayas clásicos, pues para él, si bien los indios yucatecos habían podido perpetuar
algunas ceremonias prehispánicas por medio de una tradición de usos y costumbres,
eran incapaces de recordar quiénes habían levantado los edificios antiguos. También
rebatía la noción de Stephens de que algunas ciudades mayas estaban ocupadas
durante la época de la Conquista, argumentando en términos morganianos36 que
los indios de Yucatán no habían alcanzado suficiente desarrollo cultural en aquel
entonces para ser los herederos de la grandeza antigua. De hecho, ya en 1850, el
propio Sierra rechazaba las tesis de Stephens en las notas que puso a lo largo de la
traducción que realizó de Viaje a Yucatán, 1842 a 1843.37
En cambio, la teoría difusionista de Friedrichsthal le parecía correcta al intelectual yucateco, porque atribuía el origen de los monumentos a una civilización
extranjera que arribó a una península decadente y degenerada. Según esta explicación, los indios peninsulares eran una casta aparte, inferior y al servicio de la
raza tolteca.38 Es evidente que Martínez Alomía, como otros, se sumaba a la lógica
negacionista del origen de los actuales mayas, la cual ha sido sustentada a partir de
un insidioso prejuicio racial.
El regreso a Europa en busca de la gloria
En Nueva York, Friedrichsthal aprovechó para exponer sus daguerrotipos y dibujos, y en una charla que dio en el mes de agosto comparó los primeros con los
Hubert Howe Bancroft, The Natives Races, vol. 4, 140-285.
Joaquín A. Rejón, “Estudios históricos sobre Yucatán”, 2.
36
Se refiere a las ideas de Lewis Henry Morgan (1818-1881), quien propuso que las sociedades se
desarrollan según un orden universal de evolución cultural, de primitivo a moderno.
37
John L. Stephens, Viaje a Yucatán, 1841-1842.
38
Gustavo Martínez Alomía, Viaje Arqueológico a los Chenes, 36-40.
34
35
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arturo taracena arriola y adam t. sellen
dibujos de Catherwood que ilustraban la edición de Incidents of Travel, señalando
que éstos adolecían de inexactitudes. A raíz de ello, el 24 de agosto el Journal of
Commerce comentó que, en el caso de los monumentos de Uxmal existentes en la
obra de Stephens y Catherwood, la comparación hacía que resultasen “defectuosos,
imperfectos y diferentes de las impresiones [fotográficas]”. De ahí que “ninguna
idea clara podía formarse de la perfección del arte con el que estas estructuras están terminadas, como revelan los daguerrotipos”.39 Nota que fue reproducida de
inmediato por periódicos locales.40
Esta dura crítica motivó que Stephens se negase esta vez a recibirlo personalmente,
y poco después, a inicios de septiembre, Friedrichsthal se embarcó rumbo a Londres.
No volvería a tierras americanas. En su edición del 9 de noviembre de ese mismo
año de 1841, el periódico oficial meridano, El Siglo xix, reportó que Stephens y
Catherwood habían desembarcado en Sisal para dar inicio a un segundo viaje de reconocimiento de los monumentos mayas. Luego de las críticas recibidas, resultaba un
reto esforzarse por lograr aún más bellos dibujos y acuarelas de las mismas.
En la capital inglesa, Friedrichsthal dictó en la Royal Geographical Society una
conferencia sobre las posibilidades de construcción del canal interoceánico, que
fue reproducida por el Journal of the Royal Geographical Society of London bajo el
título “Notes of Lake of Nicaragua and the Province of Chontales, in Guatemala”,41
así como la carta geográfica “Map of Central America to illustrate the Papers of
Captn. Bird Allen R. N., Alonso de Escobar and Chevr. Emanuel Friedrich­sthal”.
Seguidamente, tomó rumbo hacia París, donde fue introducido por Humboldt en
la Académie Royale des Inscriptions y Belle-Lettres. Allí impartió dos conferencias sobre sus observaciones en Yucatán, las que aparecieron publicadas de forma
resumida en el mes de diciembre bajo el título “Les Monuments de l’Yucatán” en
las páginas de Nouvelles annales des voyages, de la géographie et de l’histoire. El reseñador fue Jean-Baptiste Benoît Eyriès (1767-1846), geógrafo francés y uno de los
fundadores de la Société de Géographie.42
En estas conferencias, sin insistir en el origen caucásico de los mayas como lo
había hecho en el artículo publicado en el Museo Yucateco, Friedrichsthal defendió
la hipótesis que había avanzado en Campeche en cuanto a que los constructores de
las ciudades mayas pertenecieron a un pueblo originario que invadió la Península
desde el norte y el este, huyendo de “un enemigo muy poderoso”, pero que sometió a la población original del lugar. Para tal afirmación se basaba en el hecho que
las piezas tan finamente esculpidas de los edificios fueron mal ensambladas por la
multitud de trabajadores esclavos que se necesitaron para edificar tantas ciudades
y monumentos.
Anónimo, “Ruins in Central America”, Journal of comerce, 2.
Anónimo, “Ruins in Central America”, New Hampshire Sentinel, 1.
41
Emanuel von Friedrichsthal, “Notes of Lake of Nicaragua and the Province of Chontales, in
Guatemala”, 97-100.
42
Emanuel von Friedrichsthal, “Nouvelles annales des voyages, de la géographie et de l’histoire o
Recueil des relations originales inédites”, 291-314.
39
40
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A su vez, Friedrichsthal subrayó la alta calidad de las esculturas encontradas, las
que calificaba de una “finura exquisita”, siendo aun superiores las piezas de barro
encontradas en las tumbas donde había realizado excavaciones. Su trabajo de reconocimiento, lleno de medidas y observaciones muy precisas, reparó en detalles
como los colores (amarillo, azul, verde, rojo) todavía existentes en el interior de los
edificios, así como de las terrazas que los contenían y la multitud de cúes (cerros
artificiales) en sus alrededores.
Para él, a pesar de las variantes entre ciudad y ciudad, era sorprendente la unidad
cultural que existía desde Copán y Quirigúa, pasando por Palenque, hasta Uxmal
y Chichén Itzá. Una cultura que, sin embargo, no se extendía hacia el territorio
comprendido del Golfo de Honduras al del Darién, en Panamá. A su juicio, esta
unidad se expresaba en la simultaneidad con que las ciudades fueron levantadas, así
como en la exactitud matemática de sus emplazamientos, la utilización de la técnica
de construcción de plataformas para el levantado de las pirámides, la calidad de las
figuras humanas esculpidas, el uso de madera tallada en los dinteles, y el uso de
grandes bloques en la construcción de los edificios. Pero, a diferencia de que en estas
tres primeras los bloques no tenían cemento que los uniese, en la mayor parte de los
edificios yucatecos, éstos resultaban unidos por obra de la mezcla de mortero. Las
tres primeras ciudades serían más antiguas que las dos últimas, siendo Palenque la
que difundió el patrón cultural.
Finalmente, cabe señalar que Friedrichsthal fue severo en su juicio sobre la Colonia española por el hecho de haber destruido y permitido que los monumentos
que sobrevivieron sufrieran tanto deterioro, al punto de que tal conducta había
también terminado por incidir en el hecho de que en los mayas contemporáneos
no subsistiese ninguna tradición relativa al “estado precedente de su patria”, a la
vez que consideraba que ningún contemporáneo particular tendría jamás el capital suficiente para investigar, desenterrar y descubrir los cientos de monumentos
que se encontraban esparcidos por la península. Una tarea que le correspondía al
Estado yucateco, pero sobre todo a las potencias europeas, ante las cuales elevaba
un llamado de atención.43
Su estancia parisina fue breve, pues debido a su delicada salud, Friedrichsthal
pronto tomó la dirección de su país. En Viena, cuando sus fuerzas se lo permitían,
empezó a escribir su reporte al canciller Metternich. Entre otras cosas, le trasmitió
sus impresiones de las ruinas, teniendo el cuidado de no poner demasiado detalles,
pues tenía la intención de mostrarle “sus dibujos sacados con el método Daguerre”,
que servirían para ilustrar mejor la calidad de los edificios. A su vez, le solicitó
43
El 29 de enero de 1844, el conde de Saint Priest, editor junto a Humboldt y Chateaubriand,
de la obra Antigüedades Mexicanas dirigió una carta al gobernador de Yucatán Miguel Barbachano
solicitándole garantías para que una delegación arqueológica europea pudiese “estudiar en sus propios
lugares las ruinas de Palenque y las demás antigüedades que les sean indicadas en Yucatán”. Conde
de Saint Priest, “Arqueología. Carta escrita por el conde Saint Priest, al Excm. Gobernador de este
departamento”, tomo I, 238-241.
63
arturo taracena arriola y adam t. sellen
una entrevista para mostrarle los daguerrotipos, pero antes de que ello ocurriese,
la muerte lo sorprendió el 13 de marzo de 1842. Buena parte de los objetos que
coleccionó durante los cinco años que duró su viaje americano llegaron a la capital
austriaca después de su muerte, pero desgraciadamente fueron vendidos por su
madre, por lo que no queda rastro de ellos.44
Sin embargo, han sobrevivido algunas notas fragmentarias en los archivos austriacos y, sobre todo, piezas arqueológicas y muestras botánicas mesoamericanas
enviadas luego de poner fin a su viaje por Nicaragua y Guatemala. Éstas se encuentran mayoritariamente en los Museos de Historia Natural y de Etnología de
Viena,45 aunque también existen en Munich muestras de musgos tomadas en suelo
guatemalteco.46
Como ha concluido Ulla Fischer-Westhauser, tal destino favoreció el que
Stephens y Catherwood no necesitasen compartir con él la fama de “descubridores” de las ruinas mayas de Yucatán.
Ulla Fischer-Westhauser, op. cit., 29-30.
Christa Riedl-Dorn, “Emanuel von Friedrichsthal”, 343.
46
Hannes Hertel, y Annelis Schreiber, Die Botanische Staatssammlung München 1813-1988. Originalmente, las muestras de Friedrichsthal formaban parte del herbario de August von Krempelhuber,
el cual se integró a la colección del Herbario Estatal de Munich. En el Herbario Nacional del Museo
Nacional de los Estados Unidos, en Washington, se encuentran también muestras botánicas tomadas
por él.
44
45
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emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
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67
arturo taracena arriola y adam t. sellen
Anexo
LOS MONUMENTOS DE YUCATÁN1
por el Sr. Barón Emmanuel von Friederichsthal
Cuando el señor [John L.] Stephens llegó a Yucatán, después de haber visitado las
antigüedades de Copán,2 de Quiché y de Palenque, su compatriota y compañero de
viaje, el señor [Frederick] Catherwood, encargado de dibujar todos los monumentos que habían examinado conjuntamente, se encontraba muy debilitado por las
enfermedades como para poder continuar con sus trabajos. Por ello, la descripción
de los edificios de la península es menos completa que las otras.3 Ya éstos habían
sido vistos y dibujados por el señor [Frederick von] Waldeck4 y diversos viajeros
también habían hecho mención de esas ruinas impresionantes, cuyas descripciones
a menudo parecen maravillosas a muchos europeos, poco acostumbrados a leer
las narraciones de los primeros españoles que penetraron en esos parajes. Por otra
parte, estudiando las obras de estos últimos, como ya lo ha observado el señor A.
von Humboldt, se echa de menos que no estén acompañadas de figuras que puedan
dar una idea exacta de los monumentos destruidos por el fanatismo o derruidos
por el efecto de un imperdonable descuido.
El señor von Friederichsthal, secretario de la Delegación Austriaca en México
y amigo de las artes, que cultiva con inteligencia y éxito, ha explorado y dibujado
los antiguos monumentos de este país.
Quiso en seguida ir a California. Sus proyectos fueron contrariados por la anarquía que continuamente desolaba la República Mexicana. Entonces, dirigió sus
pasos hacia Guatemala, cuyo espectáculo no resultó más alentador. Descubrió que
en ese país la civilización estaba en el grado más bajo. La indolencia es ahí el vicio
de todas las clases y aunque no se desconoce del todo el espíritu público, los hombres animados de inspiraciones carecen de unión entre ellos o no tienen la energía
suficiente para hacer frente a los perturbadores de la paz pública. Un territorio de
28,000 leguas cuadradas de extensión está solamente ocupado por dos millones
de habitantes y, en medio de las discordias y los disturbios de los últimos dieciséis
años, tan exiguo número en vez de aumentar más bien disminuyó.5
1
Publicado en Nouvelles annales des voyages, de la géographie et de l’histoire o Recueil des relations
originales inédites, t. IV, diciembre, 1841, pp. 291-314.
2
Véase los cuadernos de octubre y de noviembre [Tomo IV de 1841].
3
Se refiere a Incidents of Travel in Central America, Chiapas and Yucatán. Londres: Harper &
Brothers, 1841.
4
Se refiere a Voyage pittoresque et archéologique dans la Province d’Yucatan (Amérique Centrale)
pendant les années 1834 et 1836. París: Bellizard Dufour et Co., Editeurs, 1838.
5
Alusión a las guerras civiles, primero entre centralistas y federalistas y, luego, entre conservadores
y liberales, que pusieron fin a la República Federal de Centro América en 1840.
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emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
[República Federal de Centro América]
En circunstancias tan adversas —observa el Sr. von Friederichsthal—6 el importante asunto de unir el océano Atlántico con el Gran Océano7 se ha olvidado por completo y no
creo equivocarme al decir que Europa presta más atención a este gran proyecto que toda
la población de América Central, la cual ignora por completo las ventajas de un comercio
extendido y los medios de favorecerlo.8 No se puede tampoco esperar que este Estado, con
recursos tan escasos, pueda alguna vez acabar semejante obra; por ello, al final de la última
guerra, se propuso contratar a una de las casas comerciales de París para llevar a cabo la
ejecución de este proyecto. A cambio de sus servicios, ésta debía de recibir para sus gastos
la concesión de los derechos de peaje y una extensión de 50 leguas cuadradas de tierra.
Los trabajos preliminares ejecutados por orden del rey de Holanda y seguidamente
por el gobierno de la América central, no solamente probaron la factibilidad de convertir el río San Juan en navegable, sino que también sirvieron para descubrir dos puntos
donde la altitud de la cadena de los Andes es tan poco considerable que permite cortar
un paso. Uno de esos puntos es la unión inmediata del lago de Nicaragua con el Gran
Océano, que puede ser efectuada por un canal de cinco leguas y media de largo, al sur
de la ciudad de Nicaragua.9 La lengua de tierra de en medio sólo tiene una elevación de
487 pies ingleses sobre el nivel del lago, según el informe oficial tomado por Bailey que
resulta de sólo 128 pies en el Gran Océano.
La segunda ruta partiría del lago de Nicaragua, remontaría el río de Tipitapa10 y a
través del Lago de Managua se dirigiría rumbo la ciudad de León, donde las montañas
a ser cortadas son menos altas que las precedentes, formando un canal largo de 13 leguas,
que la haría llegar hasta la bahía de Conchagua.11 Pero este segundo proyecto resultará
mucho más costoso que el primero, porque el Lago de Managua, que es 28 metros
más alto que el de Nicaragua en el punto donde se estrecha y se vuelve el río Tipitapa,
forma una catarata con una caída de 14 pies; una diferencia que solamente podría ser
superada por medio de costosas exclusas. Sin embargo, el plan de unir los dos océanos
no presenta dificultad alguna que no pueda ser fácilmente vencida por los recursos del
siglo, o que no resulte liviana en comparación con los beneficios que razonablemente se
pueden esperar de la empresa.
La provincia de Chontales, al noreste del lago de Nicaragua, en general presenta un
suelo de aluvión. Es una comarca ondulada, sin un carácter bien definido, cruzada por
6
El texto es traducción literal de la intervención de Friederichsthal ante la Real Sociedad Geográfica de Londres, publicada en inglés en el Journal of the Royal Geographical Society of London,
vol. 11 (1841), pp. 97-100.
7
El Océano Pacífico.
8
En 1825 el triunviro Manuel José de la Cerda presentó a la Asamblea Nacional un proyecto
para realizar el canal interoceánico en Centroamérica, el cual fue retomado por el Gobierno federal
contratando los servicios del inglés John Bailey a finales de la década de 1830.
9
Hoy Rivas.
10
[Nota en el original] El río que une los dos lagos es nombrado como Panaloya por M. Lawrence,
oficial de cubierta del “Thunder”, barco de la marina real de Inglaterra. En 1840 este marino recorrió
en bote el río San Juan para dibujar de forma sumaria el plano del lago de Nicaragua. Fue por tierra
desde Granada hasta el Gran Océano, del que la ciudad está a una distancia de 22 leguas (Nota del
editor del Journal of the Royal Geographical Society of London)
11
Hoy Golfo de Fonseca.
69
arturo taracena arriola y adam t. sellen
riachuelos y cursos de agua estrechos, y comúnmente inclinado hacia el suroeste. El
pórfido12 aparece rara vez en su superficie.
Al río, que según algunos mapas, corre en el norte de la provincia conocida como
Nueva Segovia, se le denomina Lama en el país, y en los sitios en los que los mapas le
dan el nombre de Río Escondido, los caribes13 lo designan por el de Siqua. La longitud
de su curso puede ser de 55 leguas. La profundidad del Tipitapa es de 9 a 24 pies ingleses
y la media de su ancho de 300.
La Nueva Guatemala, que algunos mapas sitúan al borde del Gran Océano, está
alejada de éste 36 leguas hacia el noreste, en el interior del país. Antigua Guatemala se
encuentra a 12 leguas al suroeste de la anterior. La costa vecina está comprendida solamente por la planicie del país entre Sonsonate y San Vicente.14 La altura de la ciudad
de Antigua Guatemala es más o menos de 5,000 pies y su temperatura media de 60°
(18° C). La altura de los volcanes de Agua y Fuego,15 situados en las inmediaciones de
esta ciudad, es de 15,000 pies. El primero está a media legua al oeste y el segundo a una
legua al nor-noroeste de la ciudad: éste es un poco más alto que el otro.
Mixco se encuentra a tres leguas al oeste de Nueva Guatemala y está aproximadamente 500 pies más alto. La altura del volcán de Guanacaouré16 es de 3,000 pies; la del de
Atitlán,17 a veinticinco leguas al noroeste de Antigua, es de 12,000 a 13,000 pies; la del
Cosigüina,18 en la extremidad del istmo que circunda el sur de la bahía de Conchagua,
de 1,000 pies; la del Izalco,19 el más activo de todos, de 1,500 pies. Sus explosiones no
están acompañadas de un continuado rugir, sino de violentos estallidos, que se escuchan
de veinte a cincuenta veces a lo largo de las 24 horas.
La isla de Ometepe, en el lago de Nicaragua, está formada por dos conos de granito
poroso, unidos por un istmo largo de dos leguas y ancho de tres cuartos de legua. La
longitud total de Ometepe es de nueve leguas y su ancho, medido desde Las Maderas,
la montaña al este, es de tres leguas; y desde La Concepción, la otra montaña al oeste, de
dos y medio leguas. La primera manifiesta una actividad volcánica esporádica por medio
de un levantamiento y un murmullo sordo en su interior y se dice que en su cima hay un
pequeño lago de agua dulce. Según mis observaciones barométricas, el cerro de La Concepción20 tiene una altura de 5,000 pies ingleses con respecto al océano Atlántico.21 Este
Roca compacta y dura, con cristales de feldespato y cuarzo.
Se trata de indígenas misquitos.
14
El autor está equivocado. Al ser ésta la costa donde se producía el añil, próxima a las ciudades
de San Salvador y de Nueva Guatemala, era un punto privilegiado de desembarco, pero la costa se
extendía hacia la frontera con México.
15
En español en el texto, seguido de su traducción al francés entre paréntesis. Llama la atención
de que no se mencione al Acatenango, volcán contiguo al de Fuego.
16
Posiblemente se refiere al Pacaya, el volcán menos elevado en las proximidades de las ciudades
de la Nueva Guatemala y Antigua Guatemala.
17
En el texto escrito como Atillen.
18
En el texto escrito como Cosequinan.
19
En el texto escrito como Nisalco.
20
En el texto escrito como Consunción.
21
[Nota en el original] La medición del señor Lawrence da al pico de Maderas 4,190 pies y al de
Ometepe 5,050 sobre el nivel de lago, estando éste a 128 pies sobre el del Gran Océano, cuya altura
media excede en 3 pies 5 pulgadas la del Atlántico (Lloyd, Philosophical Transactions, t. I, 1830), de
lo que resulta que las dos medidas de Ometepe difieron solamente de 70 y medio pies, (Nota del
12
13
70
emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
monte es boscoso y en su ladera occidental, hasta dos tercios de su altura, se extiende una
sabana de una longitud de un cuarto de legua. La precipitación del agua atmosférica es tan
considerable en su cima, que nos hundíamos profundamente en el lodo y los árboles están
impregnados de humedad. Esta cima está dividida en dos pequeñas colinas y contiene
un lago de 132 pasos de circunferencia, ceñido al norte por un muro de piedra de cuatro
pies de alto; en la estación de lluvia, el agua del lago se derrama al oeste, formando varias
cascadas, pues la alimentan manantiales.
La isla tiene dos pueblos, Ometepe y Matagalpa. El primero está situado al noreste,
al pie del cerro de Concepción y tiene 1,000 habitantes; el otro, al oeste-noroeste de la
montaña y a 3 1/2 leguas de Ometepe, tiene 350. La población total de la isla, contando
las haciendas22 diseminadas, es de 1,700 almas.
En la provincia de Chontales, encontré los restos de ciudades y de templos antiguos,
cuyos ídolos están a mitad hundidos en la tierra.23 Las orillas occidentales del lago de
Nicaragua y la base del monte Mombacho24 ofrecen numerosos restos de imágenes,
de decoraciones arquitecturales y de recipientes en piedra. Las islas del lago, sobre todo
Ometepe, parecen haber servido como sepulturas a la población de las ciudades circunvecinas, las que debían de haber estado muy pobladas, puesto que en ellas se encuentran
vastas necrópolis o ciudades de muertos, parecidas por sus características a las de los
antiguos mexicanos.25
Lo que Waldeck y otros habían dicho de las ruinas diseminadas sobre la superficie de Yucatán ha fomentado el celo del señor Friederichsthal, quien se animó a
extender sus investigaciones hasta esa casi isla, muy poco conocida:
[Yucatán]
Lo que vi –dice él– es una región pobre y estéril, muy inferior a aquellas que generalmente bordean el Océano Atlántico en la zona tórrida. Su superficie, que es una marga26
pedregosa y cubre una abundancia increíble de aguas subterráneas, está desnuda y desprovista de todo suelo de aluvión a lo largo de vastos espacios, en muchas de sus partes se
observan poblados. Las hendiduras y las cuencas particulares a este tipo de formación27
–donde se acumula la mejor tierra– son propicias al cultivo.
Se ven en las costas noreste y sur de la península terrenos boscosos y de una naturaleza fecunda, pero son dominio del indolente indígena, que apenas cosecha lo que
estrictamente le exige la necesidad. No hay montañas, a excepción de una cadena de
Editor del Journal of the Royal Geographical Society of London). Actualmente, se sabe que la altura del
volcán Concepción es de 1,610 metros y la del de Maderas de 1,394 metros.
22
En español en el texto, seguido de su traducción al francés.
23
Se refiere a las estelas. Las culturas indígenas que ocuparon la región fueron la chontal y la
chorotega, de origen mexicano.
24
En el texto escrito como Bombacio. Su altura es de 1,345 metros.
25
Los nicaraos o niquiranos, de origen nahua, eran quienes ocupaban la parte del territorio nicaragüense donde se encuentra Ometepe, cuyos límites eran: al Este, el Cocibolca; al Oeste, el Pacífico;
al Norte, el Río Tamarindo. Poseían las islas Zapatera y Ometepe.
26
Roca compuesta principalmente de carbonato de cal y arcilla.
27
Cenotes y aguadas.
71
arturo taracena arriola y adam t. sellen
colinas bajas en el oeste,28 y ningún río fluye sobre esta campiña monótona: de ahí el
porqué las lluvias sean ordinariamente muy raras durante la estación seca, por lo que
criar ganado resulta algo extremadamente difícil. En consecuencia, el estado de Yucatán
ha sido desgraciado en todas las épocas, al punto que el antiguo Gobierno español estaba
obligado a hacer continuos sacrificios para mantener su existencia.
Trescientos cincuenta años han pasado desde que los hombres de raza caucásica29
pusieron el pie en el suelo del continente occidental, pero en cualquier parte donde
el español se convirtió en amo, su envidia y su avaricia excluyeron a todas las otras
naciones de cualquier posibilidad de relación con un país en el que había implantado
su monopolio.
Las narraciones de los primeros conquistadores contienen numerosos detalles sobre
los magníficos edificios que encontraron en México y en Yucatán, y las crónicas eclesiásticas de esos parajes dan también descripciones muy cortas de esas construcciones.
La ignorancia y las causas mencionadas precedentemente desviaron al Gobierno de toda
diligencia que hubiese podido hacer conocer estos edificios a los extranjeros. Muy al contrario, la ferocidad y el fanatismo no menoscabaron ningún medio para destruir hasta los
objetos más inocentes bajo el pretexto de que habían pertenecido al paganismo, por lo
que el éxito de tales esfuerzos fue completo al punto de que no existe ninguna tradición
en las tribus de los indígenas mayas relativas al anterior estado de su patria. Por tanto, de
todas estas circunstancias, resulta que estos bellos edificios de tiempos antiguos, únicos
testimonios del poder y del conocimiento de los hombres que los construyeron, cayeron
gradualmente en ruinas, sin haber podido promover la admiración de sus propietarios
actuales. Jeroglíficos y esculturas en relieve que cubren los muros de estos monumentos
y que de seguro contenían informaciones de una alta importancia, están hoy desensamblados y rotos, vueltos una simple curiosidad, absolutamente insignificantes.
El número de estas antiguas obras esparcidas por la superficie de Yucatán es cuantioso. Se les encuentra algunas veces aisladas, otras reunidas en considerables conjuntos,
con la apariencia de restos de grandes ciudades. La zona que se extiende a lo largo de la
costa de la laguna de Jerm [sic],30 hacia el noreste, ofrece sobre todo una sucesión casi
continua de montículos y de ciudades, hasta el punto que tocan el santuario de la isla
de Cozumel.
Se pueden distinguir diferentes épocas del arte en las construcciones de Yucatán, las
que indudablemente contienen las huellas de una identidad de origen con las ruinas de
Palenque. Esto es lo que sobre todo se observa en los monumentos más antiguos, cuyos
restos están compuestos de enormes bloques de piedra bruta, algunas veces puestos unos
al lado de los otros, sin que ningún cemento los una. Así son los edificios de un lugar
vecino a la hacienda de Aké,31 situada a 27 millas al este sudeste de Mérida.
La Sierra Puuc.
Aquí usa el término “caucásico” para designar a los conquistadores y colonizadores españoles,
pues en el texto que publicó en el Museo Yucateco (1841: 178-182), había deducido que los constructores de Palenque pertenecían a una “raza caucásica en apariencia”, posiblemente por el supuesto
origen cartaginés que se les atribuía en México desde que Gregorio García avanzó la tesis en su Origen
de los indios del Nuevo Mundo (1607).
30
Casi seguramente remite a la Laguna de Términos, acaso por Term., abreviatura de “Términos”,
común en la época.
31
Se refiere a las columnas del sitio arqueológico de Aké.
28
29
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emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
En Chichén Itzá, a 84 millas más lejos en la misma dirección, lugar que ofrece una
apariencia de ciudad santa, se encuentran celdas y muros interiores decorados con figuras humanas y signos simbólicos tallados en piedra, y asimismo se ven columnas, que a
pesar de formar parte de una construcción pesada, sorprenden por su extensión.
Yucatán sirvió de retaguardia a un pueblo avanzado en la civilización y el cultivo
de las artes, un pueblo que probablemente huía de un enemigo poderoso, puesto que
vino a establecerse en un paraje árido, pedregoso y privado del beneficio de grandes
corrientes de agua.
Por todas partes se encuentran restos de los monumentos que este pueblo elevó.
Apenas si hay en Yucatán una ciudad, un pueblo, una casa de campo que no ofrezca
en su construcción restos de piedras talladas que le fueron sustraídas a un antiguo
edificio.
Se pueden contar más de doce emplazamientos cubiertos de vastas ruinas, revelando
la existencia de ciudades increíbles por los restos de sus magníficos monumentos.
El desierto que se extiende a lo largo de la costa del mar de las Antillas, desde el Golfo Dulce hasta el istmo del Darién, no ha ofrecido hasta ahora vestigios que indiquen
que el pueblo al que se deben los monumentos de Palenque, de Quiriguá o de Copán
emigró al sur del istmo, pero la comparación de los edificios observados en estos lugares
muestra que todos tienen un carácter general parecido a pesar de presentar diferencias
notables en su arquitectura.
Son pirámides con escalones y terrazas, cuya cúspide está generalmente coronada por
un edificio compuesto por varias cámaras. La altura de estas pirámides varía entre 40 a
120 pies, y el ángulo de su inclinación de 54 a 58 grados.
Las vastas dimensiones de algunas de estas construcciones y la multitud de esculturas
que las cubren permiten suponer que una cantidad prodigiosa de esclavos fue utilizada
en los trabajos. Los sujetos representados en las esculturas exteriores a menudo ofrecen el
carácter obsceno que es tan notable en algunos de los monumentos religiosos hindúes.
En ninguno de los edificios de Yucatán se han descubierto los restos de esos altares
sobre los cuales se sacrificaban víctimas humanas como se ve en Quiché o Huehuetenango. ¿Será que estos últimos, situados en la cuenca del Gran Océano,32 fueron construidos
por un pueblo conquistador y diferente del otro?
Hasta ahora no se había observado en las ruinas americanas el uso de columnas.
El señor von Friederichsthal ha contado 480 bases de columnas en un lugar vecino
a la ciudad sagrada de Chichén Itzá; los cilindros están volcados y acostados entre
espesas malezas; están dispuestos de norte a sur, en diez filas, que en consecuencia
contenían 48 columnas cada una.33 No se ve ninguna otra columnata en el resto
de las ruinas de Yucatán.
Otro tipo de edificios consiste en pirámides de una altura de 18 a 22 pies, con un vestíbulo que conduce a pequeñas cámaras cuyos ornamentos hacen suponer que estaban
consagradas a divinidades de un orden inferior.
El Océano Pacífico.
Posiblemente se refiere a alguno de los edificios del Grupo de las Mil Columnas, al oriente del
Castillo.
32
33
73
arturo taracena arriola y adam t. sellen
Las habitaciones, que solamente se pueden juzgar por sus restos, formaban un
cuadrado que rodeaba un patio; el ala donde se encontraba la entrada era de una
dimensión más pequeña que las otras. Es posible que allí se alojasen los domésticos
y los esclavos.
Finalmente, se ven en Yucatán grandes caminos pavimentados,34 murallas poco elevadas, construidas por cantos rodados superpuestos sin orden; tumbas rodeadas de piedras
esculpidas y talladas; muy numerosas cisternas, bastante bien conservadas; pilares que
servían para el suplicio de los criminales y, frecuentemente, monolitos delante de los
cuales se elevan unos conos obtusos. Se ignora cuál pudo haber sido la función de estos
monumentos.
Los españoles observaron estas obras con indiferencia y dejaron que se destruyesen.
Como en Palenque, se ven edificios de varios pisos. El inferior tiene un techo oblicuo,
sobre el cual se eleva el superior.35 El carácter de las cabezas esculpidas sobre los pilares y
los muros difiere del de las figuras humanas de los monumentos de Palenque, un hecho
que amerita la atención del observador.
Los obeliscos,36 frecuentes en Copán, son desconocidos en Yucatán.
Los altos relieves de estos monolitos tampoco se encuentran en la escultura de la
península, pero las fisonomías y los ornamentos corporales tienen una evidente semejanza.
Por lo demás, a partir de Cabo Catoche hasta el pie de la Cordillera central, hay una
analogía impresionante en el carácter, el conjunto y las proporciones de las diversas
partes de las obras, su altura, los arcos en ojiva, el uso de dinteles de madera, la falta
absoluta de ventanas y de todo espacio de apertura hacia el exterior; hay asimismo una
clara correspondencia de los signos simbólicos en las inscripciones jeroglíficas.
La invasión ha de haberse hecho desde el Norte. Los bosques impenetrables de la
parte oriental de México probablemente guarden numerosas huellas de la migración del
pueblo que construyó todos estos monumentos.
Los particulares no podrán jamás proporcionar los insumos necesarios para que las
exploraciones en estos parajes lejanos produzcan un resultado útil.
El señor von Friederichsthal, a menudo, fue inquietado en sus investigaciones;
los ignorantes, los supersticiosos, los cortos de entendimiento, las vieron como
peligrosas al país y se opusieron a que las continuara.
Es más, la alteración de la salud del joven viajero le impidió extender sus exploraciones sobre todos los lugares dignos de su atención; sólo pudo visitar los lugares
más célebres de Yucatán.
Él presenta el resultado de sus descubrimientos en Chichén Itzá y en Uxmal: la
primera de esas ciudades aún no ha sido mencionada por los escritores que se han
ocupado de la América Central.37
Sacbé.
La bóveda maya o arco falso.
36
Estelas.
37
Se refiere a los viajeros extranjeros que le antecedieron en las primeras cuatro décadas del siglo
xix: Guillaume Dupaix entre 1805 y 1807, Frederick von Waldeck entre 1843 y 1836, John Burke
en 1838.
34
35
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emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
[Chichén Itzá]
Chichén Itzá está situada a 33 leguas de Valladolid y a 25 de Mérida, en una planicie estéril. El único objeto que sobresale y que hoy atrae las miradas es un teocalli de 120 pies
(ingleses) de altura, situado al oeste de la ciudad. Su base es de 159 pies cuadrados; los
grados de inclinación de los escalones son estrechos y desembocan en una plataforma de
60 pies cuadrados. La base de la cara occidental está decorada con cabezas de monstruos;
80 peldaños conducen a la plataforma que tiene superpuesto un edificio cuadrado.38
A poca distancia al sudeste de este teocalli, hay un emplazamiento unido y bien
orientado, largo de 494 pies y ancho de 118, que se encuentra bordeado al este y al
oeste por dos edificios sagrados, cuyas paredes exteriores y los pilares de entrada estaban
cubiertos de jeroglíficos, apenas reconocibles hoy en día. Al norte y al sur se extienden
dos muros paralelos de un largo de 262 pies cada uno, con un espesor de 18 pies y una
altura de 27; su superficie es uniforme y sobresalen en medio de ellos dos anillos en
piedra, representando cada uno dos serpientes entrelazadas.39
Estos muros sostenían construcciones hoy en día derruidas, con excepción de un
templo cuidadosamente decorado y que forma el ángulo occidental de uno de los muros;
del lado opuesto hay vastos edificios, la columnata de la que se habló precedentemente
y dos teocallis muy interesantes.
El edificio llamado la Casa de las Monjas,40 tiene una longitud de 157 pies, un ancho
de 86 y una altura de 47. En la parte inferior no hay trazos de apertura. El piso superior
tiene numerosas cámaras y los dinteles de las puertas están decorados de jeroglíficos.
Un edificio al norte está exteriormente revestido de esculturas de un acabado exquisito. Su longitud es de 60 pies, su ancho de 35 y su altura de 23. Hay junto a éste, otro
edificio tan extraordinario como el primero.41
En frente a la Casa de las Monjas, sobre una plataforma, se eleva una torre de 50 pies,
cuyo diámetro es de 36 pies. La muralla tiene 756 pies de contorno y 25 de altura.42
Al sur, hay dos pequeños templos, que tienen su fachada hacia el sur y el este; el
vestíbulo del primero se encuentra decorado de jeroglíficos.43
Al norte de la casa de las Monjas se encuentra un edificio con una longitud de 168
pies, un ancho de 48 y una altura de 17, que contiene 218 cámaras.44
Túmulos producto de los vestigios de los edificios están diseminados en la planicie.
Una gruta,45 de una profundidad de 52 pies, ofrece un pequeño estanque de agua
dulce, al cual se desciende por medio de gradas talladas en la roca, las que se prolongan
debajo de la superficie del agua.
Estas cavidades, propias a la formación geológica del país, son muy frecuentes. En
algunas de ellas sólo se llega al depósito subterráneo de agua después de un cuarto de
legua de la entrada. Se nota en el trabajo de estas obras el cuidado que se ha tenido
38
El Castillo. En el siglo xvi Landa reporta 91 peldaños por lado; acaso la diferencia se deba a
la degradación del edificio.
39
El Juego de Pelota.
40
En español en el texto, seguido por su traducción en francés.
41
La Casa Roja.
42
El Caracol.
43
El Temazcal
44
El edificio que actualmente se llama Akab’ Dzib.
45
El cenote Xtoloc.
75
arturo taracena arriola y adam t. sellen
de no perforar las capas pétreas y, en la medida de lo posible, tan sólo cavar los bancos
terrosos.
[Uxmal]
Las ruinas de Uxmal están situadas bajo 30° 22’86” de latitud norte y 0° 4’33” de longitud, al oeste de Mérida.
Una capa muy delgada de una tierra ferrosa recubre el suelo, pero desaparece en los
alrededores, donde solamente se ve arena.
Las aguas estancadas son numerosas y vician de tal forma la atmósfera que la población indígena de una pequeña aldea vecina sufre durante todo el año de fiebres y de
obstinadas ictericias.
Se encuentra agua a 56 pies de profundidad y no se llega allí sino atravesando una
roca calcárea bastante dura. Es posible que antiguamente hicieron falta los medios para
perforarla.
El aspecto de las ruinas de Uxmal hace suponer que esta ciudad era la capital del país
y Chichén Itzá la ciudad santa. Esta última parece haber sido construida antes que la
otra. Uno está inclinado a juzgar de la gran importancia de Uxmal por los numerosos
teocallis que la rodean en una distancia de una a dos leguas; la magnificencia de éstos
corrobora la diferencia entre ambas.
El teocalli, llamado Tolokh-eis (“montaña santa”)46 por los indígenas, tiene sus ángulos redondeados hasta la base; ésta tiene una anchura de 120 pies de este a oeste y 192 de
norte a sur; su altura es de 25 pies 6 pulgadas y soporta una plataforma de 89 pies de largo
y 23 pies 4 pulgadas de ancho.47 El edificio que está encima de ella, de una longitud de
73 pies, un ancho de 12 y una altura de 19 pies y 3 pulgadas, contiene tres recámaras;
las de las extremidades están abiertas al este, en frente de la escalera, y la del centro al
este y al oeste. Este teocalli presenta otras particularidades muy curiosas.
A 102 pies al oeste se encuentra el edificio cuadrado del que el señor Waldeck proporcionó algunos estudios: se llama como el otro ya citado, Casa de las Monjas.48 Cuatro
cuerpos de edificios ricamente decorados encierran un patio de 275 pies de largo y 201
de ancho. El edificio del sur tiene una puerta en arco.
El terreno al norte y al oeste está cubierto de montículos, de muros y de edificios en
ruinas. Sobre la cima de un montículo muy bajo yacen cinco piedras en la dirección de
suroeste a noroeste. La superficie de la de enmedio, con un largo de 12 pies, está cubierta
de esculturas, que se han desdibujado con el tiempo.49
El palacio de los reyes50 se encuentra casi al sur de los teocallis y el espacio de en
medio está cubierto de restos cubiertos por una vigorosa vegetación. Este palacio está
precedido de muros parecidos a los de Chichén Itzá, pero de menor dimensión, y las
paredes exteriores están decoradas con grandes serpientes entrelazadas y anillos en
piedra.51
Desconocemos el origen de esta traducción que es incorrecta.
Pirámide del Adivino.
48
En español en el texto. Es decir el Cuadrángulo de las Monjas.
49
El Grupo de Cementerio.
50
El Palacio del Gobernador.
51
El Juego de Pelota.
46
47
76
emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
La base de la plataforma tiene una altura de 26 pies en piedra tallada y posee una
vasta superficie. Una plataforma superior también posee una extensión muy considerable. Es alta de 18 pies y soporta un palacio cuya longitud es de 407 pies, el ancho de
38 y la altura de 22. Una amplia escalera, situada al este, conduce a la sala de en medio,
iluminada por tres puertas y larga de 60 pies; de cada lado, hay 18 apartamentos de
diversas dimensiones.
La explanada de enfrente parece haber contenido las habitaciones de las personas
ligadas a la Corte. Éstas constituían una hilera de emplazamientos cuadrados, cuyas
entradas miran hacia el palacio.
Al sur, hay teocallis muy grandes y la plataforma más importante de todos éstos
tiene 77 pies cuadrados. No hay indicios de un edificio superior y sus flancos están
esculpidos.52
Un segundo teocalli está coronado por un edificio muy estrecho. Los lados del sur,
del este y del oeste tienen dos filas de cámaras, una debajo de la otra.53
En Uxmal, el interior de los edificios apenas presenta algunas decoraciones, pero
los muros exteriores aparecen más suntuosos y más delicadamente trabajados; no se
encuentran indicios de columnas.
El señor Friederichstahl resume sus observaciones por medio de la siguiente
exposición de los principales rasgos característicos que poseen los monumentos
de Yucatán:
Ciudades enteras parecen haber sido construidas de manera repentina.
Todos los edificios sagrados están orientados con exactitud.
Las fundaciones consisten en una composición de mortero y de pequeñas piedras.
Los muros, tanto al exterior como al interior, están revestidos de una hilera de piedras
sólidas, talladas en paralelogramos largos de 12 pulgadas por cinco de altura. El intervalo
está relleno de los mismos materiales empleados en las fundaciones. En ninguna parte
se detecta el empleo de ladrillos o de tejas como en el caso de Egipto.
Todos los edificios, sin excepción, han sido elevados sobre el suelo por medio de
terrazas de diferentes alturas.
Los edificios suelen tener un solo piso; son largos, estrechos, desprovistos de ventanas, por lo que solamente pueden tener dos hileras de cámaras, una de las cuales está
pobremente iluminada por una puerta de comunicación; ésta tiene entre seis y siete pies
de alto y de ancho; muy raramente las puertas tiene hoyos o ranuras, pues todo parece
indicar que se cerraban.
La altura de los edificios rara vez sobrepasa los 20 a 30 pies. Los muros exteriores
están generalmente unificados desde la base, y suben sin interrupción hasta el medio;
allí da comienzo un número variable de cornisas, que después de un intervalo unido
o decorado rematan el borde superior. Los edificios más sobresalientes presentan en
este espacio superior una diversidad sorprendente de elegantes figuras y de jeroglíficos.
También eran agregadas estatuas para enriquecer su decoración. Las construcciones de
un orden inferior tienen, en el mismo lugar, hileras de pequeñas semicolumnas. Además,
52
53
La Gran Pirámide.
La Casa de las Palomas.
77
arturo taracena arriola y adam t. sellen
se ven en el exterior y el interior de los edificios grandes piedras brutas, que hacen de
salientes fuera de los muros; por lo común están dispuestas unas sobre las otras y con un
aumento de su dimensión desde la misma base. La única explicación de esta singularidad es que se quiso con ellas marcar el final de diferentes períodos o bien inmortalizar
algún gran evento.
Los techos del interior tienen arcos en ojiva, cerrados en lo alto por piedras claves
y planas.
La arcada soporta un techo plano, cuya superficie en lugar de ser uniforme consiste
en una amalgama de piedras y de mortero, muy compacta y completamente petrificada.
La misma composición cubría el suelo de los apartamentos. El techo está con frecuencia
bordeado de una suerte de reborde más elevado, en piedra esculpida.
El exterior de los muros no ofrece traza alguna de pintura. El interior a veces está
revestido con una ligera capa de estuco muy fino, sobre el cual se reconocen aún los
colores. El borde inferior es generalmente azul cielo y el de arriba verde claro; los arcos
muestran vestigios de figuras fantásticas en colores muy vivos y variados. En cuanto a
las figuras esculpidas en cada lado de las puertas, el color de las partes del cuerpo que
no están cubiertas es amarillo oscuro, los vestidos son verdes y azules y el fondo de un
rojo oscuro. Siempre están orientadas hacia la entrada.
La madera es empleada para los dinteles y las vigas; los primeros están siempre esculpidos.
En cada cuarto hay tragaluces por debajo de la cornisa; tienen forma cuadrada o
redonda, de tres a cinco pulgadas de diámetro y son más o menos numerosos, probablemente de acuerdo a la destinación de los diferentes edificios. También se ven nichos
en los apartamentos y en los corredores y, algunas veces, círculos y anillos de bronce
cargados de signos simbólicos y jeroglíficos esculpidos. El relieve utilizado en estas representaciones está aplanado en su superficie e, independientemente de sus dibujos, la parte
inferior está a su vez tallada. De vez en cuando el artista se limitó a esbozar ligeramente
su sujeto sobre la superficie de la piedra.
La decoración más utilizada en los edificios sagrados era una serpiente enrollada en
círculo; normalmente se representa a la serpiente cascabel del país.
En cuanto a la impresión que provoca el examen de la arquitectura de todos estos
edificios, debo agregar que las ideas finas del artista sin lugar a dudas fueron ejecutadas
de una forma que no las favorece, pues a menudo las piedras fueron ensambladas unas
con otras de forma negligente, dejando entre ellas intervalos de varias pulgadas que se
rellenaron con mortero. La misma falta de cuidado se observa con frecuencia en la selección de las piedras, las cuales raramente corresponden unas con otras en su dimensión
y forma; en conclusión, razonablemente, se puede suponer que los aborígenes de este
país eran muy poco hábiles en llevar a cabo la ejecución de las obras concebidas por su
conquistadores, superiores a ellos por su genio. Sin embargo, se encuentran, de forma
notoria en Uxmal, pruebas suficientes que muestran que llegaron a tener una mayor
destreza en algunas de sus esculturas.
Se puede reconocer su destreza en representar las figuras humanas, en los ídolos y
figuras humanas en barro que con frecuencia se encuentran en las urnas de sus tumbas.
Estas obras son superiores, bajo todas las condiciones del arte, al resto de lo que esta
nación produjo.
78
emanuel von friedrichsthal: su viaje a américa
El señor von Friederichstahl se sirvió del daguerrotipo para poder dibujar los
monumentos de Chichén Itzá y de Uxmal; lamenta el que obstáculos imprevistos
no le hayan permitido obtener los resultados que hubiera deseado. Bajo el clima
de Yucatán solamente hay pocas horas en la mañana y en la tarde que puedan emplearse para hacer un buen uso del daguerrotipo y, aun entonces, se tiene que luchar
contra los violentos vientos que en esas planicies soplan durante la mayor parte
del año. De esa forma, casi todas las condiciones indispensables para llevar a cabo
de forma conveniente operaciones tan delicadas en tales soledades no se presentan
sino raramente. Sin embargo, a pesar de sus fatigas, el señor von Friederichstahl
pudo vencer en todo lo que de él dependía los obstáculos que las circunstancias
opusieron a su entusiasmo.
Al llegar a París, el joven viajero fue recibido amistosamente por el señor barón
A. von Humboldt, siempre benevolente con todos aquellos que tratan de apoyar el
progreso de las ciencias. Bajo los auspicios de su ilustre guía, el señor von Friederichstahl presentó el resultado de sus trabajos en Yucatán en la Academia Real de las
Inscripciones y las Bellas Letras, durante su sesión del 1 de octubre de 1841, en la
cual leyó la noticia que aquí ofrecemos de forma abreviada.
La Academia, por intermedio de su presidente, expresa al señor von Friederichstahl la satisfacción que le causa la lectura de su memoria y la vista de tantos dibujos
curiosos, hechos en medio de múltiples contrariedades.
El señor von Friederichstahl salió para Viena, pues su proyecto es el de publicar
en esa ciudad el rico resultado de sus vigilias y de sus exploraciones en Yucatán.
Todos los amigos de la ciencia hacen sus votos para que pueda llevar a buen término
tan loable empresa. Sin duda, el Gobierno austriaco, que ha dado numerosas pruebas de su disposición para proteger las ciencias y favorecer sus progresos, se apresurará a estimular al joven viajero mientras el mundo de los sabios podrá felicitarse
de poseer una obra que difundirá una nueva luz sobre un país tan poco conocido.54
E-s.55
[Nota en el original] El inicio de esta memoria se extrajo del Journal of the Royal Geographical
Society of London, tomo XI, p. 1. El resto, a partir de la última línea de la página 297, de los dos
manuscritos que el señor von Friederichstahl tuvo la complacencia de comunicarme gracias a la
amabilidad del señor von Humboldt.
55
Reseñado por Jean-Baptiste Eyriés, uno de los principales editores de Nouvelles annales des
voyages.
54
79
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
LA CASA MAYA CONTEMPORÁNEA.
USOS, COSTUMBRES Y CONFIGURACIÓN ESPACIAL
Aurelio Sánchez Suárez
posdoc, dgapa, unam
Introducción
La arquitectura es considerada uno de los testimonios más evidentes de la historia
de pueblos y ciudades, libro abierto de la cultura de cada sociedad. Dentro de la
obra arquitectónica del hombre, la vivienda ha sido la que mayores datos ha aportado al conocimiento de su cultura. Su estudio, a través del tiempo, demuestra la
capacidad humana para aprovechar los recursos naturales en su beneficio, creando
de esta forma sistemas constructivos eficaces.
En México, la arquitectura tradicional es claro ejemplo de la sabiduría constructiva, practicada desde épocas prehispánicas y adaptada a los cambios sociales,
económicos y urbanos de los asentamientos actuales. La región de los mayas peninsulares1 es la que más ha conservado esta tradición.
Si bien la cultura maya ha dejado como testimonio de su desarrollo arquitectónico las diversas edificaciones monumentales localizadas en los centros cívicos y
religiosos de sus ciudades, éstas son sólo una parte de sus manifestaciones. Si consideramos que el mayor número de los habitantes de la región vivía en los alrededores
de estas grandes urbes en construcciones elaboradas con materiales perecederos,
así como en conjuntos habitacionales de mampostería con cubiertas de palma, se
comprende por qué estas obras no perduraran igual que los grandes edificios.
A la llegada de los españoles a la península de Yucatán, la grandeza de esas ciudades
había quedado oculta bajo la vegetación de la selva; la mayoría de las poblaciones
mayas en el siglo xvi, se distribuía en toda la península en 16 pequeñas entidades,2
llamadas en maya kúuchkabal y mencionadas como provincias por los europeos.
Fue en estas pequeñas provincias en donde la arquitectura habitacional de los
mayas conservó su técnica y forma. Las poblaciones que las conformaban se conCentro y norte de Campeche, el estado de Yucatán y Quintana Roo en menor medida.
Varios autores han investigado sobre el número de poblaciones mayas existentes en el siglo xvi,
dentro de los cuales destacan los estudios de Roys (1957), The political Geography of Colonial Yucatan
Maya, y Gerhard (1986), Geografía histórica de la Nueva España.
1
2
aurelio sánchez suárez
virtieron posteriormente en poblados, que conservaron esta tradición constructiva,
en donde hoy en día se puede apreciar la trascendencia de la vivienda maya, en la
arquitectura vernácula3 de la región.
Las investigaciones al respecto no han sido tan especializadas como las dedicadas
a la arquitectura monumental de los mayas en la época prehispánica, debido en
parte a la concepción de patrimonio cultural que se tenía antes del último tercio
del siglo xx, la cual tendía a subrayar el carácter nacional de algún tipo de legado
o cuando se hablaba de una identidad común a todos los mexicanos; a nuestro
parecer, es un hecho que estos conceptos carecían de tal dimensión y no incluían a
todos los sectores, etnias y estratos, como tampoco se comprendían sus particulares
expresiones culturales, como apunta Florescano (1997:18).
Sin embargo la visión acerca de qué es y qué comprende el patrimonio cultural
fue modificada, sobre todo a partir de 1970. Esto fue posible a medida que los
conceptos sobre la diversidad cultural, el desarrollo de los pueblos, la tolerancia,
el significado de las tradiciones y el respeto al medio ambiente, entre otros, iban
cobrando significados con mayor peso en la evolución y definición del concepto.
Sin olvidar que el propio concepto de “cultura” se ha nutrido a su vez de nuevos
elementos como lo son el conjunto de símbolos, valores, habilidades, conocimientos, significados, formas de comunicación y organización social, entre otros, que
amplían notoriamente lo que hoy entendemos como tal.
Muestra de lo anterior son los diversos trabajos arqueológicos realizados en
estructuras habitacionales, donde paradójicamente se han obtenido mayores datos
en la búsqueda de la información respecto al patrón de asentamientos y dinámica
social. Desafortunadamente son estas áreas habitacionales las que mayor destrucción han sufrido, al ser empleadas como zonas de cultivo, devastando todos los
vestigios con la finalidad de preparar la tierra para la siembra.
Las evidencias arqueológicas registradas de las unidades habitacionales mayas
nos muestran la forma de la vivienda, su morfología con respecto a otras estructuras y el hecho de la utilización de materiales perecederos, como la madera y la
palma. En la actualidad estas estructuras aún representan una opción de vivienda
para un gran número de habitantes de los municipios de la Península de Yucatán.
Su vigencia, sin embargo, se debe más a la situación socioeconómica que al apego
a las bondades de la arquitectura vernácula.
Dichas cualidades pueden ser apreciadas al caminar por las calles de esos poblados, bajo la inclemencia del sol de un clima cálido húmedo, donde se desea
fervientemente la refrescante sombra de algún frondoso árbol. La sensación es
3
En sus inicios en los años 30, fue representada por pintores etnógrafos y antropólogos, retomó
interés en los arquitectos con influencia nacionalista en distintos países en los años 50; después se le
denominó arquitectura popular refiriéndose a la construcción tradicional. Con el tiempo dicho término se desgastó hasta hacer difícil su definición y no fue sino hasta la década de 1970 cuando el término
de arquitectura vernácula se acuñó para designar la arquitectura construida con tecnología tradicional
y que contiene la carga cultural de cada región en la que se hace presente, hasta nuestros días.
82
la casa maya contemporánea
similar a cobijarse dentro de una casa de bajareque, la cual proporciona estas mismas bondades, con la diferencia de que muy probablemente se podrá disfrutar de
la amabilidad de sus habitantes.
Más aún, incluso la morfología del solar maya está adecuada para el funcionamiento de la vida rural, que aprovecha la vegetación y procura un clima fresco y
agradable para esta región. La forma, el volumen, los materiales y la función de
la casa maya se combinan dando fe de una estética que seguramente inspiró las
grandes edificaciones prehispánicas.4
A través del tiempo se han integrado a las diferentes modalidades de las trazas
urbanas, con sus muros cubiertos de cal, necesaria para la protección del embarro,
y que proporciona brillantez, prolongándose en las bien dispuestas albarradas que,
con su quiebre diagonal, invitan a entrar a la casa.
Técnica tradicional constructiva
El conocimiento del sistema constructivo es de vital importancia. Para la arquitectura
vernácula esta tecnología es uno de los pilares de subsistencia, heredada de generación
en generación; no se aprende de libros ni en las aulas, se enseña en la práctica y en la
tradición de la labor familiar5 para proporcionar de vivienda a los hijos que se casan.
Por lo que hace a los estudios del sistema constructivo de la casa maya, el primero
y uno de los más importantes es el realizado por Robert Wauchope (1938); casi 50
años después se lleva a cabo otro acucioso trabajo de la vivienda campesina en México
por parte de la entonces SAHOP (1982). Posteriormente Francisco J. López Morales
(1987) realiza el último gran estudio de la vivienda vernácula de México. Estas publicaciones se cuentan entre los más valiosos en la materia, así como varios artículos
publicados por distintas disciplinas, relativos a espacios geográficos específicos.
Respecto a los nombres de los elementos constructivos, cada región de la zona
maya yucateca maneja los suyos, aunque con grandes coincidencias. En cualquier
caso, para este estudio nos hemos apoyado en los conocimientos del maestro Cervando Suárez Chí,6 natural del poblado de Nunkiní,7 en el estado de Campeche.
La proporción entre la altura de los muros y de la cubierta está relacionada con la dimensión de
la planta, que en conjunto expresan una armonía visual y tecnológica. Las proporciones de los elementos estructurales son comparadas por Robert Wauchope (1938:67) con los perfiles de estructuras
prehispánicas mayas, con la intención de encontrar semejanzas de diseño ornamental y de proporción.
El análisis estético de la vivienda maya es un tema verdaderamente extenso, imposible de abordar
adecuadamente en este artículo.
5
La construcción de nuevas viviendas dentro del mismo solar para ser habitadas por los hijos,
es construida comúnmente por la misma familia y se ha perdido al menos en la zona de Campeche
la labor comunitaria, tal y como lo que narra Carlos R. Margáin (citado en López Morales, 1987:
186-188) del casamiento y construcción de la vivienda.
6
Suárez Chí mantiene conocimientos heredados de los ancianos y promueve y defiende los valores
culturales locales. La entrevista se llevó a cabo en agosto de 2001. La investigación se efectuó en el
periodo de 2000 y 2002 en la región del Camino Real en el estado de Campeche.
7
Poblado que presenta construcciones vernáculas de más de 150 años, registradas por el autor.
4
83
aurelio sánchez suárez
Muchas de las acciones que se llevan a cabo en el proceso constructivo nos
pueden parecer hasta cierto punto cargadas de un sentido mágico, sustentadas en
creencias religiosas y diversos ritos, pero tienen un sustrato de veracidad, ya que
realizarlo de otra manera resulta contraproducente y resulta en un material de mala
calidad. No son en vano tantos siglos de conocimiento adquirido y transmitido,
actualizado según el contexto y las necesidades de cada etapa, llegando hasta nuestros días la sabiduría ancestral de los mayas.
El proceso constructivo tiene como primer paso la elección del lugar dentro del
solar en donde se construirá la vivienda. Los materiales deben estar listos y haberse recolectado de acuerdo con las dimensiones que se tienen proyectadas para la
casa.Posteriormente se realizan las excavaciones donde se cimentarán los horcones,
delimitando de esta manera el área y la forma de la vivienda, ya sea rectangular o
absidal.
Los cuatro horcones principales que soportarán la estructura de la cubierta deben ser bien elegidos, con dimensiones similares, para que su esfuerzo en conjunto
sea estable. Los horcones que complementan el esfuerzo de soporte de la cubierta
en la parte absidal son de menor tamaño, así como los que proporcionan rigidez a
los muros de bajareque. Las vigas que cierran el marco formado por los horcones
también deben ser muy resistentes, al igual que las maderas que forman la tijera
para dar altura e inclinación al techo. Los demás elementos son complemento del
armazón que posteriormente será cubierto con el huano.
Existe una gran variedad de árboles resistentes en la selva de la región,8 susceptibles de emplearse para cada elemento constructivo. Se recomienda su corte
cinco días antes o después de la luna llena, ya que de lo contrario la madera se
apolillará muy pronto y no servirá. En caso de que no se corte en el tiempo señalado, se recomienda hacerlo en temporada de lluvias. Las dimensiones deben ser
cuidadosamente seleccionadas para garantizar la estabilidad de la construcción
de los muros y la cubierta, buscando se mantengan rígidas ante la compresión
o la flexión.
Una vez cortado el huano y transportado al sitio de construcción, debe clasificarse según su longitud para ser colocado en hiladas. Los de menor tamaño se colocan
primero. El zacate para el caballete debe ser cortado a una longitud aproximada de
15 a 20 cm. Los bejucos que se utilizan para el amarre de la madera se recolectan
en el monte, donde llegan a alcanzar una longitud de hasta 30 m. Pueden ser recolectados en el momento previo a la construcción o varios meses antes, y guardarse
sin que sufran deterioro alguno. Las piedras a utilizar en los basamentos así como
la tierra (sascab para la mampostería y pisos y kancab para los muros) también
deben estar a la mano.
8
Debido a lo extenso del tema, no se incluyeron en este artículo los tipos de árboles propicios
para la construcción, al respecto se encuentra el trabajo realizado por Barrera, Villers Ruiz y López
Franco, sobre “La unidad de habitación tradicional campesina y el manejo de recursos bióticos en el
área maya yucatanense” (1985).
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la casa maya contemporánea
Con el material disponible, la construcción requerirá aproximadamente dos días,
con la participación de cinco personas. Para el proceso constructivo de una vivienda:9
Se traza el cuadro de 16 metros cuadrados, cuatro por cuatro [que conforman los nohhocom, horcones principales], entonces de cuatro por cuatro lo que a dar el balo, le
mides a la mitad del balo y le pones dos metros. De esos dos metros, le giras para que
llegue al otro para sacar el moy, el moy es los dos redondos, la curvatura [son las ábsides
de la vivienda orientadas hacia el sur y el norte cuando es posible]. Deben ser cuatro
noh-ocom y pueden ser cuatro o cinco ocom-moy, lo que lleve [para sostener el ábside de
la cubierta]. Puede ser que en esta curvatura, en medio haya uno, dos más a los lados;
entonces llevaría cinco por lado… Y además tampoco va a agarrar el ocom, porque va a
tener al lado del ocom, a la altura del pach-nah que también va a llevar, a lo mejor, dos
más hasta llegar donde va a estar la puerta [holnah] de cada lado, puede ser nueve en
total [para la mitad de la vivienda, duplicándose con la otra mitad para hacer un total
de 18 ocom-moy que estructuran el muro y sostienen las ábsides].
Después de colocados los ocom-moy se construye el holmuch’, formado por varios rollos delgados y flexibles, que posteriormente se amarran, en grupos de tres o
cuatro, por los extremos. Se agregarán los rollos que sean necesarios para cubrir la
longitud requerida para cubrir el perímetro del ábside trazado. Se saca punta a los
rollos que queden en los extremos para poder incrustarlos en la unión entre el ocom,
el balo y el pach-nah; sosteniéndose en las horquetas de los ocom-moy y amarrándose
a estas (Véanse figura 1 y foto 1).
El ocom sólo va a servir para sostener el techo, no la pared. Después cuando ya está
fijado, ya está sembrado el ocom, entonces se procede a medir la tijera [toxche] y abajo
se amarra la tijera, en medio del balo se pone una madera provisional para amarrar, hay
quienes primero hacen la “A” que es la tijera, bien medido lo amarran. Una vez fijado
las dos tijeras, la madera que está entre ocom y ocom [el pach-nah se] fija para que no se
mueva y entonces ya se le pone el holnah-che’ [en el amarre que se llama ec] y después
del holnah-che’ se le fijan las otras dos tijeras laterales, puede ser por dentro, va desde
el extremo del ocom hasta el holnah-che’ diagonalmente, ya no puede ir de aquí pa’cá…
ya casi se armó la estructura. Después de eso se arma el segundo el bel-ch’o’, y se hace
el copmoy [el ábside intermedio de la cubierta] un poquito desnivelado, sobresale un
poquito para que cuando le ponga el huincli-che’, cuando se amarre al de abajo se forza
y se amarra y hace una curvatura hacia afuera. Después que se pone el huincli-che’, se
pone el ka’aac, brazo de tortuga, una horqueta que va del pach-nah al belcho’ para que
no se fuerce cuando se suba a componer (Véase foto 2).
[Posteriormente se colocan los hiil que estarán a la distancia de los huanos y se amarran con los huincli-che’ ] para poner el huano [la distancia] puede ser 20 o 30 centímetros, si quieres que engruese [sic] tu techo se pone a 20 centímetros y aguanta muchos
Información obtenida de la entrevista efectuada al Sr. Cervando Suárez Chí y a su anciano
suegro que no habla el castellano. El proceso constructivo que se narra es de una vivienda de muros
de bajareque de planta absidal. La cubierta siempre será la misma, independientemente del tipo de
material que se emplee en los muros.
9
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años; para 30 años debe de ser que le hagan la primera composición, porque no lo vas a
cambiar todo, nada más donde comience a podrirse [sic] (Véase figura 1).
figura 1. Proceso de construcción de la estructura de la vivienda
foto 1. Interior de la cubierta de una vivienda maya contemporánea con el colgado
de hamacas en la estructura de madera. Nunkuní, Campeche
La colocación del huano se realiza separando las hojas de la guía central, la cual
va por debajo de la cubierta, anclada en el hiil, quedando las hojas por el exterior;
se acomodarán de abajo a arriba, buscando traslapar las palmas. En la parte superior
de la cubierta se coloca el pac-hool (caballete), que asegura los huanos que se entrelazan de lado a lado y se refuerza colocando el chac-zuuc, en la acción denominada
ziic-zuuc; de esta manera se refuerza el área que es la más susceptible de verse da86
la casa maya contemporánea
ñada por las lluvias. La cubierta debe tener chi’nah, alero que protege a los muros
de tierra de las lluvias (foto 3): “antes del colox-che’ se pone una fila de piedras, el
tzoltún, es enfilar piedras, entonces ya sobre eso se le pone el colox-che’ ”.
foto 2. Vivienda de bajareque de planta absidal con estructuras adjuntas
distribuidas al centro del solar. Nunkiní, Campeche
foto 3. Vivienda de mampostería de planta absidal.
Nunkiní, Campeche
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aurelio sánchez suárez
Los sillares que conforman las caras del pretil son en su mayoría obtenidos de
las estructuras prehispánicas que abundan en la región y en los mismos solares del
poblado. Éstos protegerán a los muros de la humedad. En la mayoría de las viviendas el tzoltún se eleva en la zona de los accesos formando pilones que los enmarcan;
puede presentarse en el acceso principal o en los dos accesos de la vivienda, abarcando el largo del pach-nah; a los lados del acceso comúnmente son empotrados
hamaqueros de madera. Al colox-che’ se le da rigidez con los hala’-che’, que son tres
travesaños horizontales apoyados de ocom-moy a ocom-moy. Asimismo, debe haber
una pequeña separación entre cada uno que permita que el pak-kancab atraviese y
envuelva los colox-che’, con un mejor amarre que impida que se caiga con el tiempo.
El pak-kancab se elabora con la tierra roja llamada kancab y el zacate verde ac o el
rojo chac-zuuc, que son los más recomendados. El embarro se realiza mezclando con
agua la tierra y el zacate hasta lograr una consistencia moldeable, ni dura ni aguada.
Se coloca sobre el colox-che’ desde el interior y luego por el exterior, moldeándolo con
las manos. Poco antes de que el pak-kancab o pak-lum se seque, se aplica una lechada
de cal para mayor protección ante el deterioro producido por la lluvia y viento, y para
que al penetrar en el muro de tierra impida la proliferación de la fauna nociva.
Por último, ya terminada la vivienda, si está alineada a la calle, el cot (albarrada)
realiza un quiebre formando un derrame hacia el acceso de la vivienda; lo cual
crea un espacio vestibular que se pavimenta con sillares de cantería, ocasionando
un desnivel en la parte del acceso de la vivienda. Dichos sillares son similares a los
usados en el recubrimiento de los muros de las estructuras prehispánicas características del estilo puuc. De hecho se obtienen al igual que los del tzoltún, de los cuyos
(estructuras prehispánicas).
Materiales, elementos estructurales y acciones constructivas10
Cada uno de los materiales, elementos o técnicas constructivas involucradas en
la construcción de la vivienda descrita tienen un nombre que expresa su función
estructural, así como la cosmovisión de sus constructores. El siguiente listado, conjuntamente con los gráficos correspondientes, ayuda a una mejor comprensión del
proceso constructivo. Cabe mencionar que el nombre y los significados de los elementos estructurales varían, aunque mínimamente, en la región maya peninsular.
Materiales de construcción. Incluimos aquí aquellos materiales que no ejercen
una función estructural dentro de la vivienda, pero que se utilizan para los recuLos nombres de los elementos estructurales y algunas acciones de la construcción de la vivienda maya contemporánea, fueron proporcionados por escrito y traducidos por el Sr. Suárez Chí, y
van marcadas con (1). Los términos fueron cotejados con el diccionario maya-español Calepino de
Motul (2), y el Diccionario etnolingüistico del idioma maya yucateco colonial de Cristina Álvarez (3).
Se mencionan los materiales y acciones que son parte de la técnica tradicional, omitiendo aquellos
prefabricados que deterioran la imagen y la habitabilidad de la vivienda, representando una problemática para la misma (Sánchez, 2000).
10
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la casa maya contemporánea
brimientos y acabados. Los que se usan para proporcionar rigidez a la estructura se
mencionarán en el siguiente apartado.
1.Xaan (1), xan: huano, especie de palma; sus hojas se usan para cubrir las
casas de paja (3).
2.Zuuc: zacate, yerba o heno (1, 2, 3).
3.Ac: zacate verde (1).
4.Chac-zuuc: rojo zacate (1, 2).
5.Luum: barro que se utiliza en los edificios (2, 3).
6.Cab: tierra, mundo viviente (3).
7.Kancab: tierra roja (2, 3).
8.Zah cab: tierra blanca que mezclan con cal. Tierra blanca con que se fabrica;
cueva de donde se saca tierra (3). Se conoce comúnmente como sascab.
Elementos estructurales. Materiales que tienen la función de estabilizar la vivienda.
1. Noh-ocom (1). Noh: cosa grande y ocom: horcón de madera (1, 2), “horcón
grande o principal”. Son los cuatro horcones principales que sostendrán la
estructura de la cubierta. Serán los de mayor diámetro (17 cm aprox.) y de
tres m de largo, aproximadamente, incluyendo la parte que se clava en el
suelo. En las horquetas descansarán los balo.
2. Balo (1) o balol (2). Nombre dado a los dos travesaños principales apoyados en
los noh-ocom y que sostendrán al pach-nah y a los toxche’. Van a lo ancho de la
vivienda con una distancia de 4.20 a 4.50 m, dejando la saliente para apoyo de
los pach-nah. Su diámetro es menor que el de los noh-ocom (11 cm aprox.).
3. Pach-nah (1). Pach: las espaldas o el envés de cualquier cosa y nah o na: casa (1,
2, 3), “espalda de la casa”, son dos travesaños que se apoyan en la parte saliente
de los balo, en parte la trasera (de ahí su nombre) y en el frente; delimita el
cuadro principal de la vivienda y la altura de los muros, los cuales se amarran
al mismo. Su diámetro es menor que el de los balo (nueve cm aprox.).
4. Toxche’, Tiseras (1) o Tox-chee (2). Tox: que aguanta y che’ o chee: madera (1,
2),11 che: árbol (3), estructura que torna rígida la cubierta. Son dos maderos
largos que forman la tijera que determina la altura y la inclinación de la cubierta. En los extremos inferiores tienen horquetas que se empotran sobre los
balo y en los extremos superiores se amarran formando el ec (1).12 Los extremos
sobresalen para formar el pac-hool o caballete que sostendrá el holnah-che’.
11
En el Calepino de Motul, madera aparece como chee; Cristina Álvarez lo consigna como che o
te y don Servando lo escribe con apóstrofe: che’, y explica el “corte” en la pronunciación al final de
la palabra.
12
Ek (1) o ec (2), nombre con que se conoce a una avispa grande o “avispón grande”, se le da al
amarre de la tijera en su parte superior por su aspecto.
89
aurelio sánchez suárez
5. Holnah-che’ (1). Hool: cabeza (1, 2, 3), nah o na: casa (1, 2) y che’ o chee:
madera (1, 2), che: árbol (3), como su nombre indica, es la viga superior de
la casa, ubicada en la cubierta, apoyada en las tijeras y que a su vez sostiene
al pac-hool. Es ligero y de longitud similar al largo de la casa, entre ocho y
nueve metros. Por estar en la parte superior es la que sufre mayor degradación
a causa de la humedad.
6. Ka’aac (1). Kab: brazo (1, 2, 3) y aac: puerco jabalí, ac: tortuga, galápago,
hicotea (1, 2), aac-il: jabalí, tortuga (3), “brazo de jabalí o tortuga” debido
a su longitud, menor a la de los travesaños longitudinales. Son travesaños
secundarios que ayudan estructuralmente a las tijeras y que sirven de apoyo
para el belcho’ y el copmoy. Están colocados sobre la parte media, entre el
holna-che’ y el pach-nah. Su longitud es de dos m, aproximadamente, con un
diámetro de 5.5 cm.
7. Belcho’ (1) o bech oo (2). Beel: camino y choo: ratón en general (1,2), ch’oo: ratón
en general (3), “camino del ratón”. Debe su nombre a su ubicación dentro de la
estructura de la cubierta, ya que por esta madera caminan los ratones a lo largo
de la vivienda. Es el travesaño horizontal en la parte media de la tijera, sostenido
por los ka’aac, ayuda junto con el holnah-che’ a dar rigidez a la estructura. Sus
dimensiones son similares al holnah-che’. Con este mismo nombre se denomina
a los maderos que hacen la función de contraventos; colocados diagonalmente
y en sentidos opuestos de cada lado amarran las tijeras con los pach-nah.
8. Huincli-che’ (1). Uinclil: figura, cuerpo, humanidad (3) y che’ o chee (1,
2): madera, che: árbol (3), lo interpretan los constructores como “cuerpo
de madera”, y son los travesaños verticales que conforman el cuerpo de la
cubierta. Se amarran en la parte superior, media e inferior del holnah-che’,
belcho’ y pach-nah respectivamente. En la parte del ábside se flexionan hacia el exterior a la altura del copmoy y se amarran en la parte inferior del
holmuch’. Tienen una longitud de 4.50 m, para formar, abajo, el chi’nah
—alero—, y muestran una separación de 50 cm.
9. Hiil (1) o hil (2). Nombre dado a varas delgadas de aproximadamente 7 m de
largo. Se colocan horizontalmente sobre los huincli-che’, amarrados a éstos con
bejuco. Se colocan a una distancia de 45 cm, insertando en ellos el huano.
10. Anicab (1) o ak, o kum ak (3). Ak: bejuco, kum ak: suave bejuco, bejucos
largos y recios con que atan las casas (3). Nombre dado al bejuco que se utiliza
para los amarres de la estructura. Llega a medir hasta 30 m de largo y puede
conservarse por muchos años una vez recolectado. Para su uso en la construcción de viviendas debe hervirse en agua a fin de flexibilizarlo; al secarse
se contrae y ejerce mayor presión al amarre. En los amarres no se deben hacer
nudos sino cursar las puntas de manera que queden sesgadas.
11. Ocom-moy (1). Ocom: horcón de madera y moy: culata de la casa (1, 2). Son
horcones de menor diámetro que los noh-ocom; delimitan los accesos, sostienen los muros y la cubierta en la parte absidal. En los ábsides se cuentan de
90
la casa maya contemporánea
cuatro a cinco horcones, en los muros que contienen los accesos hay cuatro.
El muro se construye junto a los noh-ocom sin que éste intervenga en la estructura, quedando dentro de la vivienda. Al no tener esfuerzos mayores en
la estructura, su cimentación es menor –50 cm– al igual que su longitud, la
cual es de 2.30 m, su diámetro es de 9.5 cm.
12. Chi’-nah. Es la parte voladiza de la cubierta que protegerá el muro de bajareque de las inclemencias del clima. A la palabra pacab se le atribuye también
el significado de solera (2). Muy probablemente se componga de la palabra
ch’ich’: pájaro, ave (3) y nah o na: casa (1, 2), pues esta parte de la casa queda
“volando”.
13. Hala’-che’. Halal: cañas delgadas y che’ o chee: madera (1, 2). Son tres travesaños horizontales y delgados, colocados por el exterior amarrados a los
ocom-moy. Sostendrán al colox-che’; se interrumpen en el holnah.
14. Holnah (1). Hol: hueco, agujero y nah o na: casa (1, 2). Es el nombre dado
al espacio de los accesos, enmarcado por dos ocom-moy donde se apoyan las
puertas, en la parte superior por el pach-nah y en la inferior por pequeños
sillares de cantería que forman la escalera de acceso a la vivienda. En las
bodegas y cocinas normalmente llevan un solo acceso. Su dimensión es de 1
por 1.7 m, y las puertas dobles se abaten hacia adentro con postigos en cada
una; la madera utilizada mayormente es la del ciricote.
15. Cot (1). Cot, ticin cot: pared o cerca de piedras seca, sin barro (1, 2). Conocido comúnmente como albarrada, es el muro de mampostería colocada sin
mortero; se construye al final para delimitar el terreno y crear el acceso con
derrames hacia la vivienda. Al igual que los muros, se encalan.
Acciones constructivas. Mencionamos finalmente las técnicas o acciones constructivas sin separarlas de los elementos constructivos, debido a que funcionan
como tales, no obstante que su estructura lingüística refiere a una acción.
1. Colox-che’ (1) o cololche (2). Cololche: seto o palizada o cerca hecha de palos
(2). Son las maderas verticales que darán cuerpo al muro de bajareque, deben
tener una separación de dos a tres cm aproximadamente para dejar pasar el
embarro. En la región de estudio se amarran al hala’che’, mientras que en la
zona de Los Chenes, se entrelazan en los tres hala’-che’, quedando unas puntas
por dentro y otras por fuera de la vivienda.
2. Cop-moy (1). Cop: coger bejucos y enroscarlos, encorvar o doblegar y moy:
culata de la casa (1, 2). Es similar al holmuch’, pero más pequeño. Se localiza
en la cubierta absidal a la altura del belcho’ sobresaliendo ligeramente de la
diagonal que forma la pendiente de la cubierta y obliga al huincli-che’ a doblarse hacia afuera como se mencionó anteriormente.
3. Holmuch’ (1). Lo interpretan los constructores como “vuelta”, ya que da la
forma absidal a la cubierta. Está conformado por varias maderas delgadas y
91
aurelio sánchez suárez
flexibles que se enrollan en un conjunto de cinco o seis maderas y que se van
traslapando cada vez que una se termine, se amarran en los traslapes y se le
cortan puntas en los extremos para poder incrustarlas en la unión del balo
con el pach-nah; van sujetos a las horquetas de los ocom-moy y amarrados a
las mismas. Los huincli-che’ deben sobresalir del holmuch, al igual que del
pach-nah, para formar el chi’nah (alero).
4. Pac-hool (1). Pac: doblar (3) y hool: cabeza (1, 2, 3). Nombre dado al caballete
en la parte superior de la cubierta, formado por los huincli-che’ que se interceptan en el holnah-che’. Sobre esta intersección se pone una vara delgada llamada
“zopilote”, encima de la cual se colocarán tiras de zacate curvando sus extremos
hacia las pendientes de la cubierta para evitar que el agua se filtre, ya que ésta
parte es la más vulnerable al deterioro por el agua. Para afianzar las extremidades
del zacate en sos extremos se colocan dos maderas similares al “zopilote” y se
amarran con bejuco al holnah-che’. Hol significa también cabo o fin (2) que, en
el caso de la cubierta, es la parte con la que se termina la construcción.
5. Pak-kancab o Pak-luum (1). Pak: pared que uno ha hecho o hace (2); kancab: tierra roja, luum: barro que se utiliza en los edificios (2, 3). También
paca, -ab: hacer pared, labrar y hacer otro edificio; pegar, engrudar o soldar
pegando (2). Acción de aplicar el embarro al muro con la mezcla compuesta
de kancab, zacate y agua. La cantidad de agua se calcula con el manejo de
la mezcla, a fin de hacerla moldeable. Se aplica de adentro hacia fuera de la
vivienda y se moldea a mano.
6. Tzoltun (1). Tzol: en composición por orden u ordenadamente y tunich:
piedra en general (1, 2). Se interpreta como “enfilar las piedras” que conformarán el pretil de la vivienda. Es el pequeño muro de mampostería que
se construye entre los ocom-moy en todo el perímetro de la casa, dejando los
espacios para los accesos de la misma; sobre éste se colocará el colox-che’. Los
sillares de mampostería son unidos con mortero de cal y sascab y labrados en
la parte exterior, en forma similar a las construcciones prehispánicas. En la
mayoría de los casos dichos sillares son extraídos de las estructuras precolombinas que abundan en toda la Península.
7. Ziic-xaan (1), Zictah, -te (2). Es la acción de colocar el huano en la estructura de la cubierta, comenzando de la parte inferior, traslapando el huano
conforme se va colocando, hasta llegar al pac-hool (caballete).
8. Ziic-zuuc (1). Es la acción de cubrir el techo con el zacate. Al igual que el
huano, el zacate se coloca de abajo hacia arriba, amarrando pequeñas porciones con bejuco a los hiil. En las cubiertas de huano el zacate se utiliza en la
parte superior del pac-hool (caballete) (figuras 1 y 2).
La sabiduría ancestral de este sistema constructivo permite la estabilidad de la
vivienda, apoyándose la cubierta en los horcones, creando una estructura independiente, reforzada en los ábsides por horcones de menor diámetro. De esta forma
92
la casa maya contemporánea
el muro de bajareque tiene una función divisoria y de protección, y no de soporte
estructural de la cubierta. Para mayor protección, la vivienda maya desde la época
prehispánica se construía sobre una plataforma aprovechando las pequeñas elevaciones naturales; hoy en día se pueden observar casas mostrando la majestuosidad
de las edificaciones precolombinas, construidas sobre estas elevaciones naturales,
accediendo a la casa por medio de una escalinata.
figura 2. Proceso de construcción de la cubierta, muros y acabados de la vivienda
Tipología
Si bien el enfoque de la tipología puede basarse en la morfología, la funcionalidad
o la tecnología constructiva, es indispensable considerar también a la historicidad del proceso evolutivo de la arquitectura. En su manifestación vernácula, esta
variación se presenta al transmitirse de generación en generación una costumbre
constructiva, sin embargo algo se va agregando, restando o modificando en cada
ocasión durante el proceso, incluyendo lo que se haga en el presente, es decir, lo
“moderno”, que participaría así en la transmisión y la continua construcción de
lo tradicional (Díaz-Berrio 1985: 44).
En la determinación de la tipología de la arquitectura vernácula en la zona de estudio se consideran los tipos existentes en la actualidad, reduciendo la diversidad y
la complejidad de los fenómenos reales para incorporarlos de forma coherente a un
sistema general, sin incluir toda la diversidad existente de casos únicos, sino considerando tan sólo los casos objetivamente probables y empíricamente relevantes.
93
aurelio sánchez suárez
La tipología se realizará a dos niveles, el primero en relación con la forma y la
tecnología constructiva; el segundo atenderá a la morfología, tomado en cuenta
que el sitio de emplazamiento de la vivienda vernácula es lo que caracteriza y conserva dicha arquitectura. Lo anterior con el fin de abarcar el hábitat vernáculo y no
considerar sólo la estructura de la vivienda.
La vivienda
Para la tipología de la casa maya en la actualidad, partiremos de dos conceptos: la
forma y su tecnología constructiva. La forma se establece con la planta arquitectónica y el alzado y se rigió en un principio por el tipo de material constructivo de sus
muros; es así que los muros de bajareque pueden ser de planta absidal o cuadrada,
con la notoriedad de que las esquinas se redondean con la aplicación del embarro.
Los muros de mampostería comúnmente son de planta cuadrada y representaban
un nivel social superior, aunque también se pueden encontrar de planta absidal. La
cubierta se presenta del mismo material constructivo y es una condicionante de la
forma de la planta, pues es la que se construye primero.
En una sociedad en la que la arquitectura vernácula, independientemente de
su forma, es catalogada como un nivel social inferior, el hecho de construir con
mampostería los muros no es símbolo de un estatus mayor dentro de la sociedad
si se continúa con la cubierta de palma y sólo demuestra que se tiene un poco más
de recursos económicos pero que se sigue siendo pobre.
El sistema constructivo de los muros varía en la vivienda vernácula, pero el de la
cubierta siempre es el mismo. Esta tecnología constructiva tradicional tiene como
base la disposición de los cuatro apoyos principales, donde comienza la construcción. La proporción de la cubierta influye considerablemente en la estética de la
fachada, siendo ésta 1.5 veces la altura del muro, el cual alcanza un promedio de
dos m. Dicha proporción está variando por la problemática de conseguir la madera
de tales dimensiones.
La variación de la cubierta se presenta en la forma de sus extremos, ya sea absidal o de ángulo recto. El material de la estructura siempre ha sido la madera y
el forrado de la misma es a base de huano, reportándose muy escasos ejemplos de
la utilización del zacate para forrar toda la cubierta;13 por lo común sólo se utiliza
para reforzar el caballete de la parte superior de la misma.
La tipología de la casa maya actual es una clara expresión en las diferentes
funciones que puede tener una misma estructura. Más adelante retomaremos con
mayor amplitud este tema, fundamental para entender los tipos de vivienda.
Si la planta es tipo absidal, con dos ábsides, puede mostrar muros de mampostería o de bajareque. Las estructuras de mampostería presentan siempre dos accesos
13
El uso de zacate para cubrir la cubierta requiere de un proceso más laborioso, aunque proporciona un mejor aspecto a la vivienda; en cualquier caso, no es muy común en viviendas de la zona de
estudio, pero sí se presentan algunos casos en la región de Los Chenes, Campeche.
94
la casa maya contemporánea
alineados al centro de la vivienda, a diferencia de las construcciones de bajareque
que pueden presentarse con dos o con un acceso.
La planta con un solo ábside se observa en el caso de que su uso sea de cocina,
con muros de colox-che’ 14 sin embarro y de baja altura. Cuando su uso es habitacional, los muros son de bajareque y la altura es similar a las otras estructuras
habitacionales.15
En el caso de que la planta sea de tipo rectangular, la construcción de los muros puede presentar tres técnicas: de mampostería, de bajareque y de colox-che’ sin
embarro. Como en el tipo anterior, las dos primeras tecnologías son características
de la función de estancia y la tercera de cocina. Cuando los muros son de bajareque
y de tipo rectangular, en la aplicación del embarro se redondean las esquinas. En
el caso de muros de mampostería, se presenta una variante de adaptación de las
viviendas con techos de tejas que se emplearon durante la época de las haciendas,
incluso en algunas casas de peones. Ante el deterioro de las tejas, éstas se sustituyen
por el huano.16
De lo anterior se desprende que los tipos se pueden definir con base en la forma
y el material. Si a ello sumamos el uso, obtenemos la tipología siguiente:
1. Planta absidal con muros de bajareque. Puede tener las funciones de estancia o de bodega (foto 6).
2. Planta absidal con muros de mampostería. Se presenta siempre como estancia (foto 3).
3. Planta absidal con muros de colox-che’ sin embarro. Sólo tiene la función
de cocina y en algunos casos como protección para los animales (foto 4).
4. Planta rectangular con muros de bajareque. Este tipo de estructura puede
usarse como estancia o bodega. En algunos casos se empleó como estancia y
pasó a ser bodega al deshabitarse (foto 4).
5. Planta rectangular con muros de mampostería. Funge como estancia
(foto 5).
6. Planta rectangular con muros de colox-che’ sin embarro. En este caso
mayormente cumple funciones de cocina y, en menor porcentaje, de bodega
(foto 6).
Los anteriores tipos se deducen de su tecnología, su forma y su función. La
interrelación de estos tres enfoques se muestra en el diagrama.
Para este estudio consideramos el bajareque como el sistema constructivo del muro, entramado
de madera y recubrimiento de embarro. Cuando mencionamos los muros de colox-che’ nos referimos
al sistema constructivo de bajareque sin la colocación del embarro, lo que permite la filtración de la
iluminación y la ventilación al espacio interior.
15
Comúnmente se presenta este tipo de estructura con la función de estancia, de cocina y en la
construcción de nuevas viviendas dentro del solar, debido a la formación de una nueva familia.
16
En este caso, debido a que los muros laterales se elevan a la altura del caballete para sostener la
cubierta de teja, las tijeras no son utilizadas; la cubierta se apoya en las aristas de dichos muros.
14
95
aurelio sánchez suárez
Forma
GRÁFICA TIPOLÓGICA
Te
cn
Cubierta de madera y palma
ol o
g
ía
Muro
Bajareque
Colox-ché
Mampostería
Rectangular
B
C
2 ábsides
E
1 ábside
Absidal
Fu
nc
i ón
B
C
E
B
C
E
E: Estancia. C: Cocina. B: Bodega.
El solar maya
Una vez determinada la tipología de la casa maya con base en su forma, función y
tecnología constructiva, se analizará el conjunto de estructuras que conforman el
solar maya y su distribución en el mismo.17
La morfología del solar maya puede exhibir básicamente dos formas: en la primera el conjunto de estructuras se distribuyen al centro del solar y en la segunda
se alinean al frente del mismo.
En la mayoría de los casos dicho conjunto de estructuras está compuesto por
tres partes: la estancia, la cocina y la bodega, si bien en ocasiones sólo hay estancia
y cocina. La distribución está regida por la estancia, la cual es introducción al espacio interior del solar que distribuye las áreas de labores que se desarrollan al aire
libre. Entre estos elementos se crea una pequeña zona que podríamos llamar “patio
interior”, delimitada por las estructuras en dos o tres lados.
Este pequeño vestíbulo vincula una arquitectura a “cielo abierto”18 y permite
que cada estructura tenga su propio espacio definido dentro del solar. Con el paso
del tiempo se ha venido modificando esta distribución y se ha perdido la esencia del
vestíbulo al construir en dicho lugar, uniendo en un solo elemento la estancia y la
cocina, para crear un nuevo espacio que comparte la función de estancia y comedor
y da cabida a un mobiliario diferente. En otros casos, la cocina se construye adosada
a la estancia, pero ya que la bodega u otra estancia es construida en dirección perpendicular a la primera y desplazada a un costado del eje central del solar, permite
conservar el espacio vestibular.
17
Un trabajo muy enriquecedor es el realizado por Fabienne de Pierrebourg (2003), “La vivienda
maya, entorno natural y mundo natural: un enfoque etnoarqueológico”, en el que analiza tres comunidades de los estados de Yucatán y Campeche para comprender la articulación del espacio doméstico
como reflejo de la vida cotidiana desarrollada en el solar.
18
Término empleado por Juan B. Artigas (1992, 2001) en sus análisis sobre la capilla abierta.
96
la casa maya contemporánea
foto 4. Cocina con muros de colox-che’ sin embarro de planta absidal (izquierda);
estructura de planta rectangular con muros de bajareque y baño adosado a su lado
derecho, la estructura rectangular está adosada a la estancia de bajareque de planta
absidal (centro y derecha); estructuras separadas distribuidas al centro del solar.
Poc-boc, Campeche
foto 5. Vivienda de mampostería de planta rectangular. Tenabo, Campeche.
Con menor frecuencia, es posible apreciar solares que presentan varias estructuras, a consecuencia del crecimiento familiar. En estos casos, el segundo
conjunto de viviendas, se alinea detrás del primero, que es el de los padres, y
los posteriores a los lados del segundo. La causa de que ya no se registren estas
97
aurelio sánchez suárez
modalidades es la falta de terrenos de grandes dimensiones sin subdivisiones,
debido a que en la actualidad estos predios ya han sido divididos en lotes y, en
algunos casos, vendidos por los descendientes de los propietarios originales. Nos
encontramos, además, con los criterios urbanos de redensificación en el aumento
poblacional.
Del análisis anterior obtenemos cuatro tipos principales:
1. Estructuras separadas distribuidas al centro del solar.
2. Estructuras adjuntas distribuidas al centro del solar.
3. Estructuras separadas distribuidas al frente del solar (foto 7).
4. Estructuras adjuntas distribuidas al frente del solar.
foto 6. Vivienda de colox-che’ sin embarro de planta rectangular (derecha);
vivienda de bajareque de planta absidal (izquierda); estructuras separadas
distribuidas al centro del solar delimitando el espacio abierto
con una empalizada. Tenabo, Campeche
Usos y distribución arquitectónica
La distribución arquitectónica de la vivienda maya ha sufrido pequeñas variaciones
con respecto a las viviendas del periodo prehispánico; dichas variaciones se deben
en parte al nuevo mobiliario que los habitantes han adquirido a través del tiempo,
conforme se han presentado en su medio.
El funcionamiento se da en tres espacios principales, la estancia, la cocina y la
bodega, a los que se les puede anexar otros conforme crece la familia. Dichos es98
la casa maya contemporánea
pacios se distribuyen en edificaciones independientes o en algunos casos adjuntas,
dependiendo de sus funciones.
El solar donde se establece dicha distribución es el elemento principal en el
desarrollo de las comunidades de la región y el territorio en donde se manifiesta la
arquitectura vernácula. Delimitado por las “albarradas”, alberga todo un complejo
arquitectónico y social, en donde se desarrollan las actividades cotidianas de sus
habitantes. No sólo contiene la vivienda, sino que es también espacio para los
cultivos de autoconsumo; flexible en su morfología, permite el crecimiento de las
viviendas para albergar las nuevas familias que se forman.
foto 7. Estructuras separadas distribuidas al frente del solar.
Nunkiní, Campeche
Estancia. Es el primer espacio y el principal, edificado al frente del predio. Es un
área multifuncional a pesar de lo reducido de su extensión; en ella se desarrollan la
mayoría de las actividades sociales y de descanso de la familia; funge a manera de
dormitorio, sala de estar, aseo personal, adoratorio, comedor, trabajo artesanal, todo
con sus respectivos mobiliarios y horarios de funcionamiento, que se desarrollan
en un espacio libre que, cuando se requiera, puede compartimentarse.19
Durante la noche todo el mobiliario se recorre a los muros de la vivienda para
dar cabida a las hamacas, que van colgadas de balo a balo con dirección hacia los
ábsides, o de los hamaqueros de madera empotrados en los pilones de mampostería
que enmarcan los accesos; optimizando el espacio también se utiliza el pach-nah,
19
Estas actividades las he identificado a lo largo de los años que he convivido con este tipo de
arquitectura y sus usuarios.
99
aurelio sánchez suárez
ubicado en la parte superior del muro recto, en donde invariablemente se cuelgan
hamacas por debajo del balo, envolviéndolo durante el día, sin desatar los extremos
de la hamaca.
Para deshabilitar el uso de dormitorio, se descuelga uno de los extremos de la
hamaca y se pliegan de manera que con el extremo libre se hace un nudo a la hamaca y se sostiene junto al otro extremo que no fue desatado, o en algunos casos
se anudan las hamacas por su parte media sin descolgarse, quedando en posición
horizontal a la altura de sus apoyos20 (foto 8).
foto 8. Interior de una vivienda. Poc-boc, Campeche
Cada mañana se realizan actividades en los espacios abiertos y la cocina para la
preparación de los alimentos. Llegada la hora de la comida la familia se reúne en
la cocina, que funciona también como comedor; en caso de que la cocina sea muy
pequeña, se utiliza una pequeña mesa, sillas y taburetes o banquillos dentro de la
estancia para la función de consumo de alimentos.
Durante la tarde en las horas de sol más intenso, no hay mejor lugar para descansar que la vivienda maya; estos momentos son privilegiados para la convivencia
familiar y las visitas, para lo cual se desenredan las hamacas que envuelven el balo y
se hace uso de taburetes. Estos momentos también son aprovechados para el trabajo
artesanal que en la mayoría de los casos es el urdido de las hamacas y el tejido de sombreros, cestos y petates, que sirven como tapetes o simplemente para recostarse.
20
El uso de la hamaca no sólo es común en las viviendas vernáculas, sino en todas las casas de la
región.
100
la casa maya contemporánea
Al caer la tarde, el adoratorio entra en función (práctica ya muy poco común).
En una mesa situada en uno de los ábsides de la vivienda o en uno de sus extremos
en caso de que la vivienda sea de planta cuadrada, se colocan las imágenes de santos
y retratos de los difuntos de la familia, a los que las ancianas rezan el rosario. Lo
habitual en las tardes es sentarse frente al televisor, que ha suplantado al altar, y
abstraerse en las telenovelas y programas de entretenimiento.
Con esta nueva dinámica, que combina algunos quehaceres domésticos o de
trabajo artesanal con la contemplación de los programas televisivos, la noche hace
su aparición, en ocasiones apenas notada si acaso por la dificultad de ver los hilos
del urdido de las hamacas.
Existe un momento en que el espacio de la estancia se compartimenta para dar cabida al área del aseo personal. Esto se efectúa colgando una tela en el ábside contrario
al altar o mueble de televisor, donde un desnivel o la pendiente en el piso permiten
que el agua se desaloje a través de un caño que atraviesa el pretil o rodapié de mampostería, conduciendo el agua al exterior de la vivienda. Este espacio sirve de igual
forma como vestidor. Cada vez es más común encontrar casos en que el área de aseo
tiene un espacio independiente localizado por lo común junto a la cocina.
El resto del mobiliario con que cuenta la vivienda son los baúles, cómodas o
roperos, donde se guarda la ropa. Allí donde las posibilidades económicas lo permiten, se cuenta con un mueble grande para la televisión y adornos que suelen
ser recuerdos de fiestas; así como para el radio o la grabadora. Es poco común ver
sillones o sofás, ya que las hamacas cumplen perfectamente esta función.
Cocina. La cocina es la edificación en la que se realizan las funciones de preparación
de alimentos y de comedor. Se encuentra aislada de la vivienda principal;21 cuenta
con un fogón constituido por tres piedras en las que se apoyan las ollas o en casos más
sofisticados, para elevar el fogón se emplea una base de mampostería o de troncos de
madera con un terraplén. El fuego es producido por la leña colocada entre las tres
piedras o en el conducto que se deja entre los fogones de mampostería.
Junto al fogón se encuentra una pequeña mesa y taburetes, mobiliario que se
utiliza para la preparación de los alimentos, especialmente las tortillas de maíz. Si
la cocina es amplia se destina el espacio restante para el comedor.
En algunos casos la modernidad de las estufas de gas se hace presente en las
cocinas, adjuntas a la vivienda principal y con espacio para el comedor. Como el
servicio de dotación del gas no es muy frecuente, la cocina aislada descrita anteriormente suele permanecer en uso.
Bodega. Esta edificación siempre se encuentra aislada, tiene la misma forma de la
vivienda principal, a excepción de que es más pequeña y tiene un solo acceso. En ella
Por la falta de recursos, existen casos en que la cocina se adosa a la vivienda principal por medio
de un tinglado, aprovechando el muro de la estancia.
21
101
aurelio sánchez suárez
se guardan las herramientas de trabajo y el producto de las cosechas. En ocasiones es
utilizada como descanso, por lo que regularmente se puede encontrar una hamaca.
Sanitario. Este espacio comúnmente es delimitado por una empalizada forrada
con palmas y sin techar; los desechos son enterrados y cubiertos con cal en el mejor
de los casos.22 Algunas viviendas cuentan con letrinas más higiénicas construidas
con los mismos materiales que las otras estructuras. Se encuentran ubicadas comúnmente al fondo del solar y lejos del pozo.
Lavado de ropa. Debajo de un árbol frondoso que proporcione cobijo de las
inclemencias del sol se ubica el área de lavado. Cuando no hay árboles adecuados
o cercanos a los pozos, se habilita un pequeño tinglado, cubierto de palma. De
preferencia se localiza junto al pozo o lo más cercano al mismo y aunque en la mayoría de los poblados se cuenta con el servicio de agua potable, éste no es corriente
todo el día.
Para el lavado de la ropa se utiliza la batea,23 que se apoya sobre una base de
piedras colocadas a junta seca o con maderas sostenidas por pequeños horcones
en cada extremo de la batea, la cual debe tener una pequeña inclinación a su lado
derecho para el desalojo del agua. La ropa se tiende en sogas amarradas de los árboles y con un apoyo intermedio por medio de una horqueta, que permite que la
cuerda se eleve una vez colgada la ropa, lo cual la aleja del suelo y de los animales
que se encuentran en el solar.
El resto de las actividades del día se realizan en la extensión del solar, el cultivo
de árboles frutales, de hortalizas, la crianza de animales de granja, la convivencia
vecinal, el juego de los niños, todo esto alberga un sistema de vivienda elaborada y
practicada desde la época precolombina, creada para la subsistencia y autoconsumo
de los habitantes de esta región.
Consideraciones finales
La arquitectura vernácula es compañera de la historia del pueblo que la posee,
parece desafiar la cronología y no extinguirse en un periodo histórico, para convertirse en un elemento significativo a través del tiempo; estuvo presente antes de este
momento, está presente ahora y es indispensable que permanezca como memoria
abierta de la vida y cultura de un pueblo.
La arquitectura vernácula de la península de Yucatán en México, generada por
la cultura maya, ha subsistido por más de 3 000 años y, ante todo, ha logrado
adaptarse a cada etapa, como una de las principales opciones de vivienda para las
No en todos los casos se acostumbra cubrir las heces, por lo que es recomendable la construcción
de letrinas para erradicar esta práctica nociva para la salud.
23
Con la industrialización, las bateas de granito han invadidos la mayoría de los solares, pero en
los poblados pequeños todavía se pueden encontrar bateas talladas en madera.
22
102
la casa maya contemporánea
familias de bajos recursos, integrando el conocimiento del entorno y sus recursos,
para mantenerse como una de las mejores opciones de arquitectura climática en
este tipo de regiones.
Es de vital importancia el estudio científico de la morfología de la vivienda
rural, de sus características de diseño formal y biótico en la integración de una
espacialidad que proporciona “el confort térmico que generan estas estructuras
—y que— se deriva de la adecuada combinación entre el retardo de los cambios
de temperatura interior y exterior que resulta de la inercia térmica del bajareque
y la aplicación de la ventilación cruzada derivada de la colocación de sus puertas, de pequeños huecos en los muros y de la permeabilidad eólica de las cubiertas
de palma” (Sánchez 2001:168), así como el buen desempeño de las actividades
cotidianas.
Asimismo, se debe considerar la dualidad de este patrimonio mirando más allá
de su parte tangible auquellos aspectos que sustentan la existencia de la vivienda
rural, y de este modo rescatar la sabiduría que se ha mantenido de generación
en generación, conformando verdaderas bibliotecas de conocimientos técnicos,
bióticos y étnicos que corren peligro de perderse en las recientes generaciones,
extinguiéndose así parte de nuestra historia y patrimonio cultural.
“Pensemos detenidamente y propongamos con ciencia y con conciencia desarrollos urbanos —y habitacionales— equilibrados, que protejan y realcen nuestro
patrimonio etnológico, en el que se encuentra la arquitectura vernácula que aún
permanece esperando ser valorada en su riqueza artística, ecológica y funcional”
(ibidem, 177).
Nuestro acervo cultural es amplio y aún queda mucho por conocer. En este
artículo se concentra sólo una pequeña parte del trabajo de investigación realizado,
que busca aportar algo más al conocimiento de nuestra cultura. La integración de
propuestas de investigación con visión interdisciplinaria en este ámbito, conducirá
a productos más elaborados que sean sustento para propuestas reales de protección
y generación de conocimiento.
103
aurelio sánchez suárez
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105
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
PASADO RURAL Y POBRE,
PRESENTE DE CLASE MEDIA URBANA.
TRAYECTORIAS DE ASCENSO SOCIAL ENTRE
MAYAS YUCATECOS RESIDENTES EN MÉRIDA1
Ricardo López Santillán
UACSHUM, CH, UNAM
Comment éviter, par exemple, de donner à la transcription de l’entretien, avec son préambule analytique, les allures d’un protocole de cas clinique précédé
d’un diagnostique classificatoire?
Pierre Bourdieu
La misère du Monde
Introducción
En la literatura de las ciencias sociales se ha dado cuenta de que las minorías
étnicas están en situación de marginalidad y pobreza, o en el mejor de los casos,
en posiciones de bajo estatus en la escala social. A estos grupos no se le considera
candidatos al logro de trayectorias escolares largas y exitosas, ya no se diga posiciones sociales desahogadas con buenos ingresos. En México, la población indígena,
generalmente es caracterizada como rural, poco escolarizada, de escasos recursos
y al margen del desarrollo, y los textos clásicos sobre la cuestión no hacen sino
reforzar dicha imagen.2 Lo mismo acontece con las estadísticas oficiales, las cuales
son elaboradas para presentar resultados que relacionan población indígena con
carencias de todo tipo. Así pues, cuando estas últimas arrojan cifras sobre rubros
como “escolaridad”, se tienen datos de los individuos en el rango “sin instrucción”
1
Agradezco a Ángeles López Santillán y a Enrique Rodríguez Balam sus valiosos comentarios a
la versión preliminar de este texto.
2
No conocemos muchas excepciones a esta tendencia salvo, quizá, casos como el de Natividad
Gutiérrez Chong (2001) que trata sobre los estudiantes de licenciatura y posgrado y principalmente
acerca de los intelectuales indígenas en su relación con el Estado mexicano.
ricardo lópez santillán
hasta el de “posprimaria”, lo que hace imposible obtener datos desagregados para
saber con precisión el porcentaje de población indígena que tiene educación media
superior, superior o incluso posgrados. Esto vale para otros varios rubros como el
de los “ingresos” el cual normalmente contabiliza individuos “sin ingresos”, hasta
aquellos “con ingresos de más de dos salarios mínimos”.3 Es un hecho que cuando
se trata de analizar la situación de la población indígena en textos o estadísticas
especializadas no se pueden obtener datos de aquellos que han logrado posiciones
socioeconómicas y socioculturales más aventajadas.
De manera más específica, en lo que respecta a los estudios y a las estadísticas
recientes sobre mayas yucatecos,4 el grupo étnico con mayor presencia numérica e impacto cultural en los tres estados de la península de Yucatán, ya se ha
identificado que buena parte de ellos habita principalmente en las ciudades de
Campeche, Chetumal, Valladolid, Ciudad del Carmen, Mérida y Cancún, siendo estas dos últimas donde se concentran en su mayoría. De hecho, Mérida es
considerado el “bastión” de los mayahablantes pues es la localidad más poblada
por este grupo (Ruz 2002). Esta situación se explica por los antiguos residentes
de la ciudad desde tiempos de la Colonia pero sobre todo por la importante
inmigración de mayas de la Península, que desde la década de 1950 han estado
saliendo de sus localidades de origen para dirigirse a la capital yucateca. Sin
embargo, pese a que ya se les visualiza con importante presencia en el medio urbano, lo cierto es que se les ubica casi siempre en oficios de albañiles, jardineros,
barrenderos y, en el caso de las mujeres, como empleadas domésticas; esto es, en
los trabajos y las condiciones socioeconómicas propias de la marginación urbana
(Ramírez 2002).
No hay duda de que la mayor proporción de los mayas peninsulares (sea rural
o urbana) vive en condiciones de marginalidad y pobreza; es incontrovertible.
Datos estadísticos recientes muestran que en el municipio de Mérida, área donde
se llevó al cabo el presente estudio, sólo el 0.75% de éstos tiene ingresos mensuales
superiores a los seis salarios mínimos (SM), mientras que el 2.36% reciben entre
cuatro y cinco SM. El resto gana bastante menos que eso, siendo la mayoría quienes perciben entre uno y dos SM, que suman el 25.20% del total (Bracamonte y
Lizama 2004).
Pero aun con estos datos que confirman la situación de desventaja social y
económica de los mayas yucatecos residentes en Mérida, existe un contingente
minoritario que viniendo de localidades pequeñas de la Península ha experimen3
Esto se confirma con las estadísticas de los Censos Nacionales de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), así como presentaciones de datos
más específicas relacionadas con población indígena (cfr. Serrano et al., 2002).
4
Aquí utilizamos indistintamente “mayas yucatecos” o “mayas peninsulares” considerados por
Bracamonte y Lizama (2004) como “los miembros del grupo étnico originario de la península de
Yucatán, que tienen diversas prácticas que los caracterizan, así como una lengua en común”. De
hecho, en cualquier pasaje del presente artículo que haga referencia a lo maya me refiero sólo lo que
respecta a este grupo en particular.
108
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
tado trayectorias de movilidad social ascendente. Se trata de mayas que nacieron
en familias rurales, en las que los padres tuvieron baja o nula escolaridad pero que,
gracias a la movilidad geográfica y a la educación superior (entre los factores más
destacados), han logrado insertarse en posiciones que, en función de sus ingresos,
su condición profesional y laboral, así como la adhesión a ciertos patrones de
consumo y de existencia material, podríamos considerar de clase media.5 Si bien
es cierto que entre los mayas son pocos casos los que han superado las condiciones
de marginación y pobreza (si acaso un poco más del 3% de la población, según los
propios datos de Bracamonte y Lizama, 2004), en este texto pretendemos rescatar
los aspectos cualitativos de las trayectorias geográficas, escolares y socio profesionales de esta minoría exitosa.
En nuestro país, en principio, no se ha tratado la cuestión de la movilidad de
clase considerando la variable étnica, tema que nos proponemos abordar en este
trabajo. Vale precisar que existen muchas maneras o más bien, muchos apelativos
(pues no todos son propiamente conceptos) para referirse a la población autóctona mesoamericana. De acuerdo al enfoque se les llama grupos étnicos, grupos
etnolingüísticos, pueblos indígenas, entre otros. Discutir estas cuestiones, así como
lo referente a la etnicidad y la identidad étnica puede tomar decenas de páginas
y rebasa el propósito fundamental de este trabajo, que se centra en la movilidad
geográfica y de clase de los mayas yucatecos residentes en Mérida. Baste señalar que
para la cuestión de la pertenencia étnica tomamos en cuenta tres aspectos, a saber:
algunos rasgos culturales que se pueden considerar propios, el uso de la lengua
y la autoadscripción a un grupo etnolingüístico reconocido. Todos merecen una
breve explicación, que no puede ampliarse demasiado por los límites que impone
un artículo.
Comencemos por referirnos a lo que podría considerarse como rasgos culturales
característicos. Por ser éstos demasiado subjetivos, y sobre todo, porque nuestro
universo de estudio está integrado por mayas yucatecos con alto nivel de escolaridad, con buenos ingresos, que viven en un medio urbano, esta cuestión resulta
particularmente compleja si consideramos los cambios socioculturales (o procesos
de transculturación) en los cuales se han visto involucrados nuestros informantes.
Sin embargo, se sintetizan algunos que pueden ser tomados como referente, como
lo son el origen campesino en una comunidad de la Península, el patronímico
maya, ciertas prácticas rituales (como el hetzmec, en todos los casos, o el chaa chak,
sólo entre los que son hijos de padres “milperos”) y haber habitado en vivienda
vernácula durante los primeros años de su infancia.
Los otros dos criterios de referencia desde nuestro punto de vista quizá generan
menos controversia. Al lingüístico, que en estricto sentido también es un rasgo
cultural específico, por su importancia se le ha dado un lugar aparte. En este caso,
pese a que se sabe que puede ser insuficiente pues desde hace algunas décadas se
5
Para una discusión ampliada de estas variables cfr. López Santillán (en prensa).
109
ricardo lópez santillán
“ha observado un proceso de desuso de las lenguas entre la población indígena”
(Serrano et al., 2002), en nuestro caso se destaca que los entrevistados identifican la
lengua maya como un referente identitario, aunque el nivel de dominio sea variado.
Todos la comprenden cabalmente, pero tienen diversos grados de fluidez hablada
o escrita; incluso hay quienes no la escriben en lo absoluto. Algunos atribuyen lo
primero a que desde hace años en medio urbano ya no lo practican regularmente, y
lo segundo al hecho de que se trata de una lengua que aprendieron “de oídas” pero
que nadie les enseñó a leer y escribir (a lo que debe agregarse que existen distintas
ortografías que se reconocen en el medio académico).
Menos polémico, hasta cierto punto, es el asunto de la autoadscripción. La
etnicidad, a decir de Barth (1976), pasa indefectiblemente por la adscripción
e identificación de los actores y de los otros; no necesariamente por la suma de
diferencias “objetivas” como podrían ser elementos tales como el vestido, lenguaje, vivienda, modo de vida, valores, sino por aquello que los actores consideran
significativo para diferenciarse. Algunos de estos rasgos se evidencian a lo largo
de nuestro texto pero queremos dejar claro que nos referimos a la población de
origen maya peninsular, con adscripción étnica asumida e incluso verbalizada en
diferentes contextos de su vida y a lo largo de las entrevistas que realizamos; sin
embargo, reconocemos que en algunos casos o circunstancias, debido a alguna
acción estratégica, básicamente orientada a evitar cualquier tipo de estigma o discriminación, no se manifiesta. En cuanto a la autoadscripción étnica, antes de la
entrevista se les preguntó a los informantes si se consideraban a sí mismos mayas
y si estaban dispuestos a contar su vida haciendo sus propias valoraciones de las
experiencias vividas, principalmente en el ámbito escolar, socio-profesional y de
lo que podríamos llamar “convivencia interétnica”.
Así pues, esos fueron los aspectos que se consideraron a nivel de selección de
informantes y que los diferencia claramente de la población yucateca que no reconoce ni asume grado alguno de adscripción étnica y/o etnolingüística con “lo
maya”. Lo que se expone a lo largo de este trabajo se basa en 10 entrevistas dirigidas
con un cuestionario en el que se tratan temas preestablecidos. La técnica empleada
fue la de “historias de vida” aplicadas a aquellos informantes que cumplían las condiciones de origen y adscripción étnicas referidas además nivel de estudios profesionales, residencia en la ciudad de Mérida o su área conurbada, que estuvieran en
edad laboral (entre 20 y 60 años) y fueran económicamente activos; además, que
en sus hogares se tuviera un ingreso total mensual per capita de aproximadamente
$5 496.6
6
Se toma como referencia el salario mínimo de la Zona C a la pertenecen todos los municipios de
Yucatán, según la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, instancia encargada de fijar los montos
y su cobertura geográfica. El criterio para fijar el monto de ingreso mensual en aproximadamente
cuatro salarios mínimos per capita se considera como condición para cumplir con los parámetros de
existencia material propios de la clase media. La cuestión se plantea y explica con detalle en el capítulo
IV de López Santillán (en prensa).
110
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
Consideramos importante también señalar que esta investigación no presenta
dilemas éticos mayores. Los entrevistados no tienen nada que esconder y, por el
contrario, no tuvieron objeción en relatarnos su vida, porque están muy satisfechos
con el estado actual de la misma. Pese a ello, nunca está de más proteger la identidad de los informantes, por eso consideramos pertinente tratar cada caso con un
pseudónimo. Asimismo, no se puede soslayar la ventaja que implica entrevistar a
informantes con un alto nivel escolar. Estos son, lo hemos dicho ya, prolijos en los
detalles y bien capaces de construir un discurso en el que se identifican con claridad
las cuestiones identidarias y las situaciones claves en su proceso de ascenso social.
Por razones de exposición del proceso de movilidad de clase planteamos un
estudio transgeneracional. Nuestros entrevistados refieren su origen desde sus
padres y eventualmente hacen referencia a sus abuelos. Esto permite ver algunos
cambios que se revelan de suma importancia entre dos generaciones (y a veces
tres), principalmente a nivel de escolarización, profesionalización, adopción de
estilos de vida más urbanos (pero sin abandonar la adscripción al universo simbólico maya), lo cual significó, en la mayoría de los casos, complejos procesos
y difíciles experiencias de integración a la vida citadina. No está de más señalar
que aquí planteamos un análisis cualitativo, por lo tanto, sólo cuando apuntamos
datos de encuestas hay suficiencia estadística, no así cuando nos referimos a los
informantes en particular.
Mérida versus Yucatán:
algunas claves de las ventajas en la situación socioeconómica
de la población de origen maya en medio urbano
En una localidad urbana que ha venido ampliando su extensión suele haber inconsistencias y traslapes derivados de las divisiones político-administrativas que
se reflejan a nivel de las cifras disponibles para su estudio. Para el caso de Mérida,
como la ciudad capital del estado y el municipio que la contiene son homónimos,
lo más común es que a menudo se usen indistintamente datos municipales para dar
cuenta de la ciudad. Al respecto hay que precisar que el municipio incluye, además
de la ciudad del mismo nombre, otras 159 localidades de las cuales 17 son innominadas. Quizás lo más certero sería considerar a la ciudad de Mérida como una
metrópoli que incluya la ciudad capital más algunas de las comisarías del propio
municipio, que además de rodearla, tienen una población considerable y forman
parte indisociable de la dinámica urbana.7
7
Ése sería el caso de (en estricto orden alfabético) de los “pueblos” o comisarías de Cholul,
Caucel, Chichí Suárez, Chablekal, Dzityá, Dzununcán, Komchén, Molas, San José Tzal, Xmatkuil.
A éstas se le podrían agregar localidades como La Ceiba, que es una zona residencial de meridanos de
alto nivel socioeconómico, pero que está también dentro del municipio y en las afueras de la ciudad.
También habría que incluir otras cabeceras municipales como Kanasín y Umán (de los municipios
homónimos) que hay que considerarlos como perfectamente integrados a la dinámica metropolitana.
111
ricardo lópez santillán
En todo caso, en tanto no se definan claramente en el sentido político y administrativo los componentes de la urbe y se elaboren datos considerándola como
un área metropolitana, seguirá habiendo sub registro o traslape en los datos. De
cualquier manera, sea el municipio o la ciudad capital, la situación de Mérida
es privilegiada. Por regla tanto la ciudad como el municipio homónimo, si se la
compara con las demás localidades del estado, tiene una mayor concentración
de escuelas, centros de salud, establecimientos de educación superior, empresas
industriales o de bienes y servicios, lo que redunda en mayores posibilidades de
escolarización, profesionalización y de consolidación de trayectorias laborales.
Por otro lado, el equipamiento urbano, incluido transporte, alumbrado, asfalto, agua potable, abarca a más habitantes y es de mejor calidad que en el interior del estado. Asimismo, existe un mayor número de domicilios que cuenta con
inodoros y el servicio de recolección de desechos sólidos orgánicos e inorgánicos
(que contrasta con las todavía persistentes prácticas de defecación al aire libre y
quema de basura, frecuentes en muchas comunidades). Todo lo anterior hace que
en Mérida se tengan condiciones sanitarias, económicas, sociales y culturales, en
fin, de existencia material, mucho más favorables que en el resto de Yucatán, lo
cual, como se verá más adelante, repercute en los procesos de movilidad social
ascendente.
De hecho, como se puede ver en los datos de Serrano et al. (2002), basados en
el xii Censo Nacional de Población y Vivienda, desagregados específicamente para
la población indígena, se pueden corroborar las ventajas de Mérida vis à vis de
Yucatán. Tomemos algunos de los más relevantes para contextualizar la situación:
en lo que se refiere a escolaridad, en el estado de Yucatán sólo el 23.2% de la población indígena mayor de 15 años tiene educación posprimaria, mientras que para
el municipio de Mérida ésta alcanza el 45.3%. En lo referente a los ingresos, de la
población maya del estado, el 16.3% tiene ingresos de más de dos SM, mientras
que en Mérida el porcentaje sube a 27.8%. En lo que se respecta a la vivienda, la
población indígena del interior tiene condiciones de vida material más precarias
pues el 9% habita en casas con piso de tierra, 35% no tiene instalaciones sanitarias
(baño con inodoro), el 14% carece de agua entubada, el 7% no tiene energía eléctrica y el 60% cocina con carbón y/o leña. Para el caso del municipio meridano, por
el contrario, sólo el 2.4% de las viviendas tiene piso de tierra, menos del 10% carece
de agua entubada, menos del 16% no cuenta con instalaciones sanitarias, menos
del 2.8% no posee energía eléctrica y sólo el 18.8% cocina con leña y/o carbón.8
Para corroborar la desventaja socioeconómica y cultural entre los mayas urbanos residentes en Mérida y los del interior del estado, el trabajo de Bracamonte
y Lizama (op. cit.) permite aún mayor especificidad. En lo referente al rubro de
8
Estamos persuadidos que de registrarse los datos, no del municipio, sino de la ciudad de Mérida,
las ventajas serían incluso más importantes para la capital, dado que, en los datos municipales se
incluyen comisarías y localidades muy pequeñas, incluso rurales, relativamente distantes y bastante
más pobres que la metrópoli.
112
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
“escolaridad de los jefes de familia”, se tiene para el estado que 1.24% de los mayas
concluyeron la preparatoria, 0.22% tiene una licenciatura trunca, 0.36% culminó
estudios de licenciatura y un 0.66 % tiene estudios técnicos con secundaria terminada. Las ventajas en este renglón son visibles para el caso meridano, aquí 3.94%
terminaron la preparatoria, 1.57% concluyeron una licenciatura y 1.57% tienen
estudios técnicos con secundaria terminada (no hay casos de licenciatura trunca).
En la cuestión salarial las asimetrías también son considerables. Los jefes de familia
que reciben entre cuatro y cinco SM son menos del 0.8% a nivel estatal, mientras que en el municipio de Mérida, la proporción asciende a 2.36%. En Yucatán,
quienes reciben más de seis SM representan el 0.22 % y el 0.80 % en Mérida.9 Por
otro lado, según la encuesta señalada, quienes no recibieron ingreso en la semana
anterior a la entrevista, sumaron un 28.30% para Yucatán y 20.47% para Mérida.
Esta situación de asimetría en las condiciones de existencia material entre la capital
y el resto del Estado nos sirve para comprender con mayor cabalidad los procesos
que en adelante referimos.
Origen familiar y situación en las comunidades de origen:
condición escolar y profesional de los padres
de nuestros entrevistados
Ninguno de nuestros entrevistados nació en Mérida y, sin embargo, todos han
hecho sus estudios superiores y están haciendo su vida profesional en esa ciudad.
Todos son residentes del municipio aunque tenemos dos casos que, por razones
de estudio hacen estancias en el extranjero. Los informantes son de origen diverso: dos son del propio municipio de Mérida, pero de alguna comisaría que en
su momento fue rural y no estaba conectada a la capital; tenemos dos casos que
vienen del vecino estado de Campeche, mientras que los demás son originarios
de otras localidades situadas en el interior del estado de Yucatán (cfr. cuadro al
final del texto). Si bien es cierto que algunos nacieron en zonas urbanas como
Ticul, Muna, Tizimín, hay que decir que se trata de localidades muy pequeñas,
que incluso hoy en día no pasan de algunas decenas de miles de habitantes. De
hecho, Tizimín, que es la más poblada, según el último censo no llegaba a los
40,000 habitantes (INEGI: 2001). En otros casos, los entrevistados provienen
de localidades que según los parámetros oficiales, incluso hoy en día no pueden
considerarse poblaciones urbanas pues no llegan a los 2,500 habitantes, tal es el
caso de Dzoncahuic, Xayá y Yokdzonot.
Si esto es así ahora, podemos imaginar cómo era décadas atrás, cuando nuestros entrevistados eran infantes. En este sentido, la dimensión de la localidad de
Vale referir que el mayor porcentaje de jefes de familia que recibió salario se ubica en la franja de
los que ganan entre uno y dos SM: aquí los datos son 26.48% para Yucatán y 25.20% para Mérida,
porque en el último caso hay mayor porcentaje que recibe mejores ingresos.
9
113
ricardo lópez santillán
origen es importante porque, al menos en el caso mexicano, está marcada por
cierta situación estructural que, a su vez, determina las posibilidades de acceso
a condiciones de vida material más favorables, por ejemplo, una localidad que
no tiene industria o servicios especializados (independientemente de que sean
públicos o privados) predispone a sus residentes al trabajo agrícola que, por lo
demás, es el que recibe los ingresos más bajos. Asimismo, por regla, en las pequeñas localidades se carece de un adecuado equipamiento de servicios básicos
como escuelas y centros de salud y modernas vías de comunicación, ya no se
diga internas, sino que las conmuniquen con el exterior. Esto cambia para las
localidades de mayor tamaño en las que hay mejor equipamiento y, desde luego,
diversificación de las actividades económicas.
Ahora bien, la relación entre el tamaño de la localidad y la consecuente diversificación económica tiene consecuencias importantes en las oportunidades de
empleo, sobre todo en aquellas distintas al trabajo agrícola, que en un momento
dado se pueden convertir en el acicate para salir de la pobreza extrema e iniciar
ciclos domésticos con mejoras socioeconómicas, al tiempo que se brinda a los
hijos mayores oportunidades escolares, sanitarias, médicas, entre otras. Por ejemplo, el padre de nuestra entrevistada Pilar únicamente cursó primero de primaria
pero pudo ingresar al trabajo fabril en una ladrillera de Tizimín. El señor había
sido campesino, pero eso no le permitía mantener a su familia, lo que lo llevó
a emplearse como obrero. El trabajo fabril formal, con prestaciones de ley, no
hubiera sido posible en una localidad menor y, a sus hijos, el hecho de vivir en
Tizimín les abría la posibilidad de cursar hasta la preparatoria sin tener que salir a
otro lugar, a diferencia de otros casos que referiremos más adelante, en los cuales
si se quería avanzar en los grados de estudio se hacía necesario un desplazamiento
geográfico.
Pero vayamos por partes. Para ver el proceso transgeneracional de movilidad
geográfica, social y de clase, comencemos por analizar los niveles de escolaridad
de los padres de nuestros entrevistados. Los progenitores varones en su mayoría
tuvieron escasa educación formal, incluso uno entre ellos careció de cualquier tipo
de instrucción. Lo más común para la generación precedente fue que cursaran
sólo los primeros años de educación primaria (cinco casos), esto debido a que
en sus comunidades de origen no había posibilidad de continuar más allá del 4º
grado. Como ya se anticipó, en estas circunstancias, quienes querían terminar con
la educación primaria, estaban obligados a desplazarse a una localidad mayor, casi
por regla, una cabecera municipal.
En función de los relatos se evidencia que este tipo de desplazamientos para seguir los estudios no fue un asunto menor pues, en primera instancia, ir a la escuela
fuera de la localidad de residencia tenía varias implicaciones: tiempo, disponibilidad de transporte y, desde luego, está la cuestión económica. En principio, los desplazamientos suelen ser largos y repercuten en el deber de ayudar a los padres con
las faenas del campo, lo cual a su vez tiene costos financieros. En cuanto al trans114
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
porte, esto podía ser un verdadero impedimento. En los casos más afortunados se
podía contar con una bicicleta para hacer el trayecto, de lo contrario, era necesario
pagar trasporte público —cuando lo había—, lo cual resultaba demasiado caro
para una familia campesina. Sin embargo, lo más común resultaba que ni siquiera
hubiera servicio de transporte público permanente para poder ir a la escuela, lo
que explica en cierta medida por qué la mayor parte de los padres de nuestros
entrevistados no pudieron concluir la primaria. Sólo el padre de Ignacio se decidió a terminarla fuera de su localidad de origen (Dzoncauich). Esto lo consiguió
a costa de un gran esfuerzo personal y familiar, pues por un lado dejaba de ayudar
en las labores agrícolas y por el otro tenía que hacer un re­corrido diario de siete
km en bicicleta para llegar a la escuela a Tekax (por lo demás, cabecera de otro
municipio) y otro tanto igual para regresar a su casa. En éste, como en los demás
casos, la inversión financiera y en tiempo para dedicarse a los estudios resultaba
francamente onerosa en un medio sociocultural y laboral en el que, por lo demás,
la escolarización no era altamente valorada.
De hecho, en la lógica del medio rural, la generación precedente no motivaba a
los hijos a continuar los estudios porque resultaba más importante trabajar desde
temprana edad dado que la escolarización, por la inversión financiera y de tiempo
que exigía, podía tornar aún más precarios esos hogares, que ya de por sí padecían
el rigor de la pobreza.
Pese a todo lo anterior, hubo quienes por decisión individual y no familiar, vislumbraron en la escolarización una posibilidad para lograr un mejor nivel de vida.
Entre ellos, encontramos tres casos de personas que hicieron estudios de secundaria
técnica: dos de normal media10 y uno de técnico agropecuario, lo que les permitió
ser maestros rurales. Una actividad profesional que es común entre la población
maya, lo que nos lleva a suponer que se trata de un nicho en la estructura del
mercado de trabajo, en el que hay una presencia importante de profesionales de
origen étnico.11
En los oficios de los padres de nuestros informantes también vemos cierta
movilidad laboral. Como ya se refirió, al comienzo de su vida productiva éstos
tuvieron que ver con el medio agrícola, pero sólo dos fueron campesinos toda
su vida. Los demás, en la medida que el campo iba perdiendo dinamismo y los
condenaba a la pobreza, lo fueron abandonado para dedicarse a otra actividad
económica. Lo habitual fue que el tránsito a un oficio que no exigiera mayor
10
Por entonces el título de “normal media” se obtenía a la par que la finalización de la escuela
secundaria. Equivalía a un título técnico que facultaba a los egresados a ser profesores en primarias
o secundarias rurales. La “normal superior” era un grado que se obtenía a la par del bachillerato.
Hoy en día las escuelas normalistas otorgan títulos equivalentes al de licenciatura.
11
En el caso de nuestros entrevistados, son varios los que en algún momento de su trayectoria
se han dedicado a la docencia, pero ésta no ha sido su única actividad profesional. Entre ellos se
evidencia una mayor diversificación, lo que hace suponer, que pese a la existencia de nichos, al paso
de los años se han abierto otras posibilidades de ejercicio profesional.
115
ricardo lópez santillán
calificación y que se pudiera aprender “sobre la marcha” como el de obrero o
albañil, incluso uno se hizo sastre. Los que optaron por este camino, después de
una vida de trabajo experimentaron una mejora en el plano de los ingresos y de la
calidad de vida, pero en estos casos no podemos considerar que se tratara de experiencias de movilidad de clase, sino estrategias para salir de la pobreza; de hecho,
más que de movilidad de clase se podría hablar del tránsito de la pobreza rural a
la marginación urbana.
Para ilustrar más esta situación es conveniente resaltar algunos casos de manera
más específica: el padre de Román dejó el campo para volverse albañil, lo que al
paso de los años le permitió acceder a otro empleo aún mejor: trabajar en las reparaciones de la zona arqueológica de Uxmal y, con el pasar de los años, convertirse
en uno de los vigilantes del sitio. Como ya lo referimos, el padre de Pilar dejó el
trabajo agrícola para insertarse en el mundo fabril, principalmente porque siendo
campesino milpero no podía mantener a su numerosa familia. En cuanto al padre
de Raquel, éste abandonó las labores agrícolas en San José Tzal para probar suerte
en Mérida, donde se volvió sastre, para laborar como asistente en una pequeña
empresa de reparación y elaboración de prendas de vestir. En los tres casos, el
cambio de actividad fue fundamental para mejorar las condiciones de vida de la
familia, pues no sólo el ingreso fue más alto; más importante aún fue tener empleo
formal pagado con prestaciones de ley como aguinaldo, prima vacacional, ayuda
por incapacidades médicas por enfermedad o lesión y demás prestaciones como la
seguridad social, que implica atención médica sin costo para los miembros de su
hogar. En fin, se trata de un conjunto de ventajas que no se tienen en el empleo
agrícola y que terminan siendo fundamentales para salvar de la pobreza extrema a
hogares con tantos miembros como estos.
Por otro lado, en el caso de los padres de nuestros entrevistados que lograron
escolarizarse a nivel de secundaria técnica y que se dedicaron a la docencia, desde
el comienzo de su trayectoria tuvieron estas ventajas sociales, más las derivadas del
trabajo en el sector público, lo que se tradujo de manera más rápida en cierta movilidad social y, en estos casos, hasta de clase. El padre de Lilia pasó de ser maestro
rural a director de escuela y a supervisor de zona (siempre rural). El de Ignacio fue
supervisor en una empresa estatal desfibradora de henequén y con la crisis derivada
del precio de este agave se vio obligado a emigrar a Mérida, en 1979. Gracias a su
trayectoria laboral en Dzoncauich y por sus conocimientos de manejo de inventarios y manejo de personal, logró en la capital del estado un trabajo de oficina como
asistente contable, lo cual, al paso de los años le permitió hacer ahorros y volverse
propietario de su propio negocio: un tendejón.
Ahora bien, en lo que respecta a escolarización y trayectorias profesionales,
existen grandes asimetrías de género entre los padres y las madres de nuestros entrevistados. Ha habido y sigue habiendo barreras importantes para que las mujeres
mayas se escolaricen e incluso trabajen en empleos remunerados. Esto acontece,
desde luego, en mayor medida para aquéllas de familias rurales.
116
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
Entre las madres de los entrevistados tenemos más casos de nula escolaridad
(tres); otras tres tienen la educación primaria trunca y tres más la terminaron. Sólo
la de Gilberto tiene estudios de secundaria técnica con secretariado. Al respecto
conviene insistir una vez más que la localidad de origen puede influir considerablemente en las posibilidades de escolarización y de inserción profesional. En efecto,
la madre de Gilberto, residente de Ticul, pudo estudiar la carrera técnica hace
más de 30 años pues ahí, como en otras localidades de talla mediana, comenzaron
a aparecer las primeras escuelas profesionalizantes a nivel técnico para mujeres,
muchas de origen maya, justamente porque el mercado de trabajo estaba abriendo
espacios para ellas, algo impensable en las comunidades más pequeñas y rurales
donde las escuelas ni siquiera impartían la primaria completa. En los demás casos,
la cuestión de la escasa o nula escolaridad de las madres, indígenas de medio rural,
a decir de nuestros entrevistados, se debió a la prohibición expresa de los padres o
de los esposos. El impedimento para seguir estudiando se debía a que no era “bien
visto” que una mujer trabajara y se dedicara a otra cosa que no fueran las labores
del hogar.
De hecho, salvo el caso de la madre de Gilberto que fue secretaria y la de
Raquel, que en algún momento se dedicó al comercio en vía pública, la actividad de las madres de nuestros entrevistados fue en todo momento la de ama de
casa. Es de destacar que el hecho de dedicarse al hogar implicaba para algunas el
desempeñar en la unidad doméstica actividades que reportaban ingresos, como
las que los propios informantes denominan “economía de traspatio”, es decir, la
cría y venta de animales de corral, así como la recolección y venta de frutos de
los árboles de su solar.
Sin embargo, aun con la baja escolaridad, hay algunas mujeres que tuvieron
un nivel equivalente o superior al del marido. En estos casos, se evidencia mayor
autonomía y poder de negociación en el ámbito doméstico, lo que se traduce en
más peso en las decisiones familiares. La ventaja escolar y la autoridad que esta
situación otorga influye de manera determinante en la educación de los hijos. Por
ejemplo, cuando el padre de Pilar quiso imponer la decisión unilateral de que las
hijas no estudiaran, la madre (que cursó hasta 4° de primaria) le respondía “cállate
que eres un burro”, haciendo alusión a que él no podía opinar por haber cursado
sólo 1° de primaria. En el caso de Raquel, su madre (con la primaria completa,
casada con un campesino con estudios hasta 2° de primaria) decidió que “para que
sus hijos no comieran sólo tortillas con sal y tomate y pudieran estudiar, tenía que
ponerse a trabajar”. Fue así que se convirtió en vendedora ambulante en Mérida,
muy a pesar del marido, de sus propios padres y de sus suegros, quienes la regañaban insidiosamente porque “descuidaba a sus hijos”. De hecho, en esta familia
fue un gran conflicto que las hijas pudieran continuar estudiando. Raquel tuvo la
oportunidad de cursar la preparatoria, sin embargo, su padre le dijo que “ya no la
podía apoyar”, pero no era por falta de recursos sino porque no quería que estudiara, pues no tenía ánimo de volver a confrontarse con los suegros y con sus propios
117
ricardo lópez santillán
padres, como cuando su mujer decidió irse a trabajar de vendedora ambulante. La
postura de la madre fue irreductible: “mis hijas van a estudiar y no se van a casar
jóvenes. No quiero que mis hijas pasen lo que yo”.
En el caso de la mamá de Tomás, ella ayudaba, como los demás miembros de la
familia, en el urdido de hamacas que luego se vendían a intermediarios que —a su
vez— las llevaban a revender a Mérida. Fue la actividad de la madre, complementada con la ayuda de los hijos, lo que permitió que hubiera ingresos suplementarios
y abrió la posibilidad de que el marido diera autorización para que éstos estudiaran.
Por su parte la madre de Gilberto, gracias a su escolaridad y a su oficio, pudo asumir
el gasto que implicaba la crianza de sus hijos durante el tiempo en que no recibió
pensión alguna por parte del marido, que la abandonó.
Sin embargo, y pese a estas experiencias, nos permitimos recalcar que incluso
en estos casos de autonomía y mayor poder de negociación por parte de algunas
mujeres en el ámbito doméstico, no se puede pasar por alto la asimetría de género
que afrontan las mujeres mayas dificultándoles una mayor escolarización y, por lo
tanto, el poder integrarse a empleos mejor remunerados.
Como se ha visto en este apartado, una constante en los hogares de origen de
nuestros entrevistados es la baja escolaridad de los progenitores, ya que aunque
algunos lograron estudios técnicos, éstos no llegaron más allá de la secundaria. Otra
constante que hay que destacar es que la actividad económica de todos los padres,
incluso para los que tuvieron educación formal a nivel técnico, tuvo que ver con
el medio rural, aunque todos las fueron abandonando con el paso del tiempo para
ocuparse en actividades no agrícolas. Este cambio se entiende por la crisis del campo
que en el país ya lleva casi tres décadas y que en el caso de Yucatán se hizo sentir con
mayor fuerza para aquellos que trabajaban en zonas henequeneras.
La precariedad fue otro común denominador en los hogares de origen de nuestros entrevistados. Como ya se mencionó, hubo un cambio cualitativo importante
en el paso de la pobreza rural a la marginación urbana, sin embargo, la precariedad
no se superaba sólo por la situación socio profesional del jefe de familia, pues esta
ventaja sociocultural y económica no se traducía en mejores condiciones materiales, en parte por tratarse de hogares muy numerosos, lo que habla de que incluso
entre aquellas mujeres con escolaridad mayor o equivalente a la del marido no
tenían prácticas de control natal. Por otro lado, en nuestro grupo, los casos de hogares con jefatura femenina, víctimas del abandono o el divorcio, la escolarización
de la madre resultó el factor determinante, pues si bien el hecho de ser mujeres
mayas las hacía particularmente vulnerables, la escolarización resultó ser el mejor
paliativo contra la pobreza. Mientras la madre de Marcelo, siendo analfabeta, al ser
abandonada cayó en una situación de pobreza extrema, la de Gilberto, con estudios
de secundaria técnica secretarial, pudo sortear con mayor solvencia el trance de
vivir sin un hombre que aportara ingresos o una pensión para los hijos.
En el tránsito de una generación a otra se constatan algunos importantes cambios socioculturales, dentro de los cuales, los más destacados parecen estar ligados
118
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
unos con otros de manera muy estrecha: el paso del medio rural a otro más urbano,
la baja en la natalidad y el aumento en el valor otorgado a la educación escolar.
Esto se evidencia si consideramos que para nuestros entrevistados, en todos los casos, se lograron mayores niveles de escolaridad, si se compara con la de los padres,
en buena medida porque en el referido tránsito se hizo obvio para estas familias
que, si querían lograr mejoras socioeconómicas, era necesario cursar más años de
estudio, pues el mercado de trabajo progresivamente dejaba de ser rural y el medio
urbano exigía mayor calificación; además de que predisponía a un estilo de vida
que también implica una menor tasa de natalidad.
Trayectorias de movilidad geográfica,
escolarización y profesionalización como vehículos de ascenso social
Al proceso que consiste en dejar la localidad de origen en busca de mejores oportunidades de escolarización y/o de trabajo, lo que a su vez trae aparejado un traslape
entre movilidad geográfica y movilidad social la sociología británica lo conoce
como spiralism, término que se refiere principalmente a las trayectorias de individuos que logran posiciones de clase media (Savage et al., 1992). En nuestro
país existen pocos trabajos al respecto, de hecho, los que conocemos abordan la
cuestión como algo tangencial, destacando principalmente la movilidad de clase
de familias de origen en sectores populares urbanos (Esteinou, 1996; Zamorano,
2003 y López Santillán, en prensa, para el Distrito Federal; Icazuriaga, 1999, para
el caso de Querétaro), sin embargo, más allá del trabajo de Gutiérrez Chong (2001)
enfocado más bien a la relación de la intelligentsia indígena y su relación con el
Estado mexicano, no parece haber todavía investigaciones sobre trayectorias de
individuos que teniendo origen rural, pobre e indígena, hayan logrado posiciones
sociales aventajadas en el medio urbano.
En este apartado queremos adentrarnos en ese proceso para el caso de los mayas
yucatecos que se han desplazado hacia la ciudad de Mérida en busca de mejores oportunidades de estudio o de empleo, planteado a partir de las trayectorias escolares
y profesionales desde antes de la llegada de los individuos a la ciudad, justamente
para entender el proceso en el plazo de una historia de vida.
En todos los casos aquí referidos, los informantes comienzan su escolarización
en sus localidades de origen, pero el paso a niveles más elevados estuvo marcado
por la movilidad geográfica. Algunos lo hicieron desde muy jóvenes, otros hasta
el nivel superior. Se puede apuntar, de hecho, que sin el desplazamiento a alguna
localidad mayor, la continuación de sus estudios no hubiera sido posible, pues
como ya se refirió, en los casos de las comunidades más pequeñas, lo que para la
generación precedente no permitía la escolarización más allá del 4º año de primaria, para la generación actual no pasa de la telesecundaria. Es el caso de Xayá, de
donde es originario Gonzalo, quien para poder estudiar la secundaria y el bachillerato en sistema escolarizado, tomó la decisión de desplazarse hasta la cabecera
119
ricardo lópez santillán
municipal. Aquéllos que tuvieron la fortuna de vivir en localidades de mayor
tamaño pudieron posponer su salida, sin embargo, para hacer estudios superiores
era indispensable pasar por Mérida, pues no había posibilidad de hacerlos en el
interior del estado.12
En todas las trayectorias escolares de nuestros entrevistados las instituciones
de enseñanza pública básica fueron fundamentales en dos sentidos. El primero
tiene que ver con la instrucción oficial que, desde épocas de los liberales del xix
y hasta la fecha, se ha planteado como uno de sus objetivos más importantes la
integración y la construcción de la identidad nacional a partir del debilitamiento
de disparidades étnicas, rural-urbana, regionales, enfocándose en la uniformidad
y continuidad culturales de la Nación (Gutiérrez Chong, op. cit., capítulo 4). El
segundo tiene que ver con el costo de la educación: para nuestros informantes las
escuelas privadas, por los precios, eran inabordables. Quienes realizaron parte de
sus estudios en el sector privado de la educación lo hicieron gracias al apoyo de
instituciones como la Secretaría de Educación Pública que les otorgó una beca
que cubría parcial o totalmente el costo de sus estudios. Éste fue el caso de Pilar,
quien fue becaria a nivel preparatoria, y de Ignacio y Gonzalo que lo fueron a
nivel licenciatura. En el caso de los dos últimos resulta relevante señalar que
estudiaron en una academia privada de tipo profesionalizante en licenciaturas
cortas.13
Para los varones más veteranos del grupo de informantes, en su proceso de
escolarización los “internados” jugaron un papel fundamental, lo mismo que las
escuelas normales rurales que dejarían de existir, a decir de Marcelo (profesor, 60
años), durante los gobiernos de Díaz Ordaz y de Echeverría porque “los consideraban los semilleros de los grupos guerrilleros”. Estos internados y las normales
rurales eran instituciones creadas para niños indígenas: hijos de campesinos en
situación de pobreza, huérfanos o hijos de maestros rurales. Marcelo y Román,
que estudiaron en este tipo de instituciones, corresponden a la primera categoría. Marcelo vivía en condiciones de pobreza extrema, según recuerda, “era muy
flaquito, iba siempre con la misma ropa e iba descalzo a la escuela”. Su maestro
de primaria lo notó y le propuso que se fuera al internado. El profesor convenció
a su mamá y a su hermano mayor que esa sería la única posibilidad que tendría
para “salir adelante”. Él relata:
12
Apenas en otoño del 2006 fue inaugurada la “Universidad de Oriente” en la ciudad de Valladolid, sin embargo, hasta el momento sólo ofrece licenciaturas “profesionalizantes” en Gastronomía,
Desarrollo Turístico y Lengua y Cultura Maya
13
Estas instituciones no tienen el prestigio de la universidad estatal o de las universidades privadas
pues su oferta se orienta a los miembros de las clases populares que son candidatos al ascenso social
pero que, sin embargo, no pueden asumir el costo (en tiempo y dinero) de la educación superior
universitaria, por otro lado, la carreras que se pueden cursar en estas “instituciones profesionalizantes”
tienen como objetivo insertar a sus egresados en posiciones de clase media precaria si se considera la
ubicación en la escala socioprofesional, de actividades como la docencia a nivel medio o de “apoyo”,
tales como secretariado o auxiliar contable, entre otras.
120
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
…mi mamá y mi hermano apenas pudieron pagar el pasaje de Yokdzonot al Internado
de Balantún [en Timuy, Yucatán]… cuando llegué a ese internado llegué a un paraíso,
construcciones preciosas, era una hacienda donde cultivaban caña de azúcar y yo al verlo, a comparación de mi casita de paja sin puertas, entonces enseguida miré el cambio
radical, yo ahí conocí el concepto de cena porque nuestra alimentación en la primera
etapa de mi vida era a base de tortillas, frijoles sal y agua, sólo dos comidas y ahí seguí
haciendo mi primaria…cuando me ingresaron tenía siete, iba yo a cumplir ocho años.
Una vez terminada la primaria, Marcelo ingresaría a otro internado en San Diego (Tekax), donde se capacitaban a los alumnos para ser profesores de educación
primaria. Él advierte que si bien no era su verdadera vocación, sí resultaba la única
posibilidad que se le abría para salir de la pobreza. Así que decidió culminar sus
estudios y, luego de cinco años de servicio, decidió estudiar en Mérida la Normal
Superior para dar clases a nivel bachillerato, logrando enrolarse en la primera generación (1970). En aquel entonces se podía cursar la Normal en cursos de verano
con una duración de seis años, lo que le permitió seguir trabajando durante el año
escolar y estudiar durante las vacaciones. Egresó de la Normal Superior en 1976 y
después de dar clases en educación media superior, en 1982, logró concursar y obtener una plaza de docente en Universidad Pedagógica Nacional (plantel Mérida).
Para Román la situación fue similar, aunque él no venía de un hogar tan pobre
y quizás eso explique que haya logrado una trayectoria escolar más larga y, a la
postre, el haberse ubicado en un medio laboral más competido y mejor pagado,
que no corresponde a la docencia a nivel medio, la cual parece ser uno de los
nichos de trabajo donde se identifica una importante presencia de miembros de
origen maya. Román estudió la primaria en su localidad de origen; al terminarla
también ingresó al “internado” de San Diego (Tekax). Ahí estudió la secundaria
técnica agropecuaria en tres años. Al igual que a Marcelo, el hecho de ser interno
le hacía beneficiario de una beca destinada a campesinos mayahablantes o hijos de
maestro rural, la cual incluía, además de techo y estudios, trabajo, ropa, comida
y “un poquito” de dinero para sus gastos de desplazamiento a su comunidad de
origen durante las vacaciones. Una vez que terminó su secundaria se trasladó a la
capital del estado para estudiar el bachillerato (técnico) en el Instituto Tecnológico de Mérida, luego trabajó algunos años como técnico en Teléfonos de México y
volvió a la misma institución para cursar una ingeniería, la cual terminó, aunque
no obtuvo el título.
Para algunos de los informantes más jóvenes a quienes ya no les tocó la vida
en los “internados”, fue gracias a otra institución pública que pudieron continuar
sus estudios a nivel medio superior. A Raquel (27 años), Leopoldo (30 años) y
Gilberto (32 años), el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) les
otorgó estímulos para hacer su bachillerato a cambio de que cumplieran un servicio
social como “instructores comunitarios”, lo cual implicaba alfabetizar y dar cursos
de primaria a jóvenes mayahablantes en pequeñas comunidades remotas por dos
años y recibir una beca durante cinco.
121
ricardo lópez santillán
Ya que nos referimos a la educación superior a la que accedieron estos cuatro
entrevistados, es importante destacar que ésta se llevó a cabo en Mérida, en instituciones públicas estatales, que son —más que las academias profesionalizantes
privadas— las que reciben estudiantes con el perfil de migrante de origen rural y
con adscripción étnica a un grupo indígena. Así pues, tenemos que en la Universidad Autónoma de Yucatán, Pilar estudió Arqueología; Tomás, Medicina; Gilberto,
Antropología; Leopoldo, Historia, y Raquel, Educación. En el Tecnológico de Mérida, Román estudió ingeniería en tanto que Marcelo estudió en la Escuela Normal
del Estado de Yucatán. Por otro lado, en dos casos, el de Gonzalo y Leopoldo, una
vez terminada la licenciatura en una Universidad pública, buscaron posibilidades
de continuar con estudios de posgrado, lo consiguieron beneficiándose de becas
que otorga una fundación privada (la Ford Foundation). El papel que juega ésta
en la alta escolarización de la población de origen étnico es fundamental pues se
trata de becas dirigidas exclusivamente a este tipo de estudiantes en función de una
política de “cuotas para minorías”. Al respecto, convendría indagar más sobre los
resultados del otorgamiento de este tipo de becas pues es evidente que incide en la
alta escolarización y profesionalización de algunos estudiantes de origen indígena.
Sin embargo, resulta curioso que este tipo de financiamientos pareciera no influir
en las condiciones estructurales de estos grupos, promoviendo al igual que los “internados” y las becas del CONAFE, lo que podría ser una “salida individual”. Con
esto queremos decir que no es la comunidad, sino el individuo quien, a la larga, es
el único con posibilidades de mejora social, profesional y económica, pues otros
miembros —la mayoría— de la misma comunidad no tienen las mismas oportunidades. De hecho, estos programas de becas y estímulos financieros al tener impacto
sólo en casos individuales y estar destinados a cierto tipo de estudios, también
pueden influir en la creación de nichos laborales, si bien de alta especialización,
destinados a población de origen étnico.
Por otro lado, la asimetría de género en lo referente a la educación de aquellos
con origen étnico es irrefutable. De hecho, incluso entre las más jóvenes, la situación de las mujeres que deciden hacer sus estudios las deja en franca desventaja con
respecto a los varones. Desde niñas, Lilia, Pilar y Raquel, además de sus estudios,
tenían que cumplir con una cuota de deberes domésticos que implicaba preparar
alimentos, asear la casa, lavar la ropa y atender al padre y a los hermanos. Asimismo,
estas mujeres tuvieron que enfrentar a sus padres (varones) e incluso a sus abuelos
y abuelas que no querían que continuaran con sus estudios. Por ejemplo, a Raquel
y Pilar se las desmotivaba para que no hicieran el bachillerato, les decían que para
qué estudiaban si iban a estar en sus casas, incluso cuando les tocó hacer examen
de admisión a la Universidad les dijeron algo similar a ambas, en el sentido de que
para poder entrar se necesitaban “palancas”.
Esta situación de asimetría de género de hecho, la encontramos incluso en el
ámbito de los estudios profesionales por los que se inclinan las mujeres, pues por
regla, corresponden a espacios con fuerte presencia femenina. Lilia y Raquel son
122
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
profesoras y Pilar, aunque no estudió la Normal, ejerció durante largo tiempo ese
oficio. El hecho de ser prácticamente condenadas a optar por espacios marcados
por el género las hace más proclives a recibir menores ingresos que aquellas mujeres
que prefieren otras formaciones. Incluso, esta elección profesional las coloca en
desventaja socioeconómica con respecto a las hijas de las familias de la clase media
meridana que no tienen origen étnico maya y que son motivadas a estudiar otras
licenciaturas menos marcadas por el género y que, a la larga, les permiten desempeñarse en puestos mejor remunerados.
Por su parte los varones, excepción hecha de los que estuvieron en los internados, tuvieron que trabajar a la par de sus estudios porque la situación
económica de sus hogares así lo exigía. Los oficios en los que se desempeñaron
en sus localidades de origen fueron de lo más diverso, siempre caracterizados
por ser empleos de subsistencia; entre otros, despencando henequén en una
desfibradora, conduciendo un tricitaxi o como vendedor de frutas o helados
o en un puesto callejero (de comida o de cosméticos). Sin embargo, ya siendo
residentes de Mérida y una vez en el proceso de avance en el nivel escolar, progresivamente se integraron a empleos en los que las condiciones físicas en las
que laboran y —desde luego— los ingresos van mejorando. De esta manera se
evidencia el tránsito de oficios de baja remuneración a otros de mejor calidad
e ingreso que exigen mayor calificación; por ejemplo, nuestros informantes,
mientras estudiaban su licenciatura, trabajaron como profesores de preparatoria, asistente de editor de una revista literaria, miembro de una ONG, becario
apoyando trabajos de investigación de archivo o como traductor de textos del
maya al castellano. Pasada esta etapa, salvo los becarios que están haciendo sus
posgrados, el resto de los entrevistados se instalaron en posiciones profesionales
ligadas a su formación y que corresponden a las categorías profesionales propias
de la clase media asalariada, tanto por los ingresos, como también por el tipo de
trabajo y medio laboral.
Así pues, vemos dos etapas de movilidad laboral, por un lado, el ya referido
tránsito de actividades de subsistencia a otras de mayor estatus, y más tarde el paso
a otras labores marcadas por el ejercicio de una profesión. En este último estadio
se dan también cambios continuos de un empleo a otro, siempre marcados por los
deseos de mejorar tanto a nivel de la satisfacción personal y laboral, como por perspectivas de ingresos más elevados.
Al respecto los datos son abundantes. Lilia se fue a al Distrito Federal a Estudiar
la Normal Superior cuando todavía no existía una en Mérida, trabajó en aquella
ciudad, lo mismo que en Tampico y Ciudad Madero (Tamaulipas); luego decidió
establecerse en Mérida porque a diferencia de Campeche, de donde es originaria,
encontró posibilidades de éxito profesional. Por su parte Ignacio, luego de seis años
de trabajar como profesor en “grupos integrados”14 en Cancún; al no encontrar
14
En las escuelas públicas éstos son salones de clase donde “se integra” a alumnos “con capacidades
diferentes”.
123
ricardo lópez santillán
perspectivas de ascenso y considerar que el “estilo de vida allá está marcado por
el vicio”, decidió que era momento de regresar a Mérida. Ahora que está aquí,
lleva cuatro años en su trabajo como profesor de primaria de grupos de niños con
discapacidad auditiva, pero tiene pensado cambiar una vez más, pues su actual
trabajo “ya no es grato y se ha vuelto monótono”. La situación de Pilar es similar,
ella ha cambiado de trabajo siempre que se le ha presentado la oportunidad de
mejorar. Lo hizo cuando truncó sus estudios profesionales y regresó a Tizimín,
pero luego de un tiempo se cansó de dar clases en una preparatoria local y se
fue a trabajar a una dependencia de Gobierno; luego de cuatro años y al ver que
no le daban “su plaza”, decidió mudarse a Mérida donde comenzó a dar clases a
nivel preparatoria. Después, trabajó en otra institución estatal como asistente;
más tarde le ofrecieron un cargo de coordinadora en otra dependencia, la cual
aceptó, pero a los tres años consideró que su sueldo no era justo y decidió trabajar por cuenta propia. Román, a su vez, con una trayectoria más lineal, después
de haber trabajado varios años en Telmex, logró ingresar como controlador de
vuelos en el aeropuerto de Mérida, puesto que sigue desempeñando hasta la
fecha, mientras prepara su retiro montando su propia empresa de informática e
instalación de redes.
Estas experiencias, como muchas otras, contrastan con la visión de que la población indígena puede resistir situaciones de maltrato e injusticia y permanecer
indefinidamente en un empleo frustrante o mal pagado. Aquí se evidencia que,
por el contrario, la movilidad laboral tiene el sello de la búsqueda de puestos
con sueldos más elevados o en ambientes más gratificantes, una característica
común de las valoraciones que hacen del trabajo los profesionistas. Al respecto
existe una vasta literatura sobre la importancia que tiene el medio laboral para
la clase media en cuanto a la valoración del éxito personal, la definición del
estatus, el estilo de vida y la cultura material. De hecho, lo más común es que
los profesionistas de clase media en medio urbano no se conformen sólo con
tener un empleo, sino que, además, es de suma importancia que éste les permita
desarrollar su creatividad, que no los condene a la monotonía o se vuelva una experiencia frustrante, porque cuando eso sucede, se consideran las posibilidades
de cambio (excepto, tal vez, en los momentos de recesión económica cuando el
mercado laboral está deprimido). Atrás de dicha actitud está un mundo de representaciones simbólicas que presupone que para los profesionales el trabajo debe
ser estimulante, a la vez que un mecanismo para mejorar permanentemente,
como si en este grupo existiera la convicción generalizada de que en las trayectorias laborales no puede haber retroceso o estancamiento (López Santillán, en
prensa). Al respecto se puede confirmar que estas mismas valoraciones se hacen
entre nuestros entrevistados y deja claro que su identidad étnica y su origen no
implican que se asuma una vida laboral “estancada”, condenada a tareas repetitivas, a un mismo cargo, a un puesto, o a tener que soportar situaciones en las
que su trabajo no sea valorado.
124
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
Consideraciones Finales
Alcanzar altos niveles de escolaridad y vivir en la ciudad siendo originario de una
familia rural e indígena, con condiciones de existencia precarias, implica un proceso de aculturación muy complejo que suma variables tan diversas como el uso del
español, la adopción y/o aprendizaje de los códigos de vida urbanos, incluidos los
estilos de vida y la cultura material. Todas estas experiencias repercuten profundamente en el ánimo de quien las padece y trae aparejado cambios remarcables en el
sujeto, sin embargo, no implica que un individuo (o un pueblo) pierda totalmente
su cultura para adoptar otra, pues “usualmente se trata de procesos de selección,
adecuación, reinterpretación, refuncionalización y resignificación derivado de la
interacción” en el que el adulto escoge la adscripción y el grado que de ésta quiere
tener o mantener (Krotz, 1997: 27). Estos aspectos, que son insoslayables y que
merecen especial atención, no fueron tratados a profundidad en este artículo pero
están siendo analizados en un proyecto con mayor alcance.
Por los objetivos propios de esta exposición y por razones de espacio, nos ceñimos sólo a abordar las trayectorias transgeneracionales y las claves del éxito socioprofesional de hombres y mujeres mayas de origen pobre y rural que vieron en
Mérida la tierra de la gran promesa. Los que llegaron aquí desde muy jóvenes o ya
en edad adulta, siempre consideraron que la ciudad era una opción para “salir adelante” en el plano escolar, laboral, en fin, socioeconómico, porque sabían o intuían
que en sus comunidades de origen no tendrían un futuro prometedor como el que
se les podría presentar en la ciudad, según lo resume Gonzalo:
…lo que he alcanzado lo he logrado estando aquí, en mi pueblo no hubiera podido. En
mi pueblo los chavos terminan la primaria o la telesecundaria y no aspiran a nada, se
emborrachan los fines de semana o se dedican a lo de albañil o se van a algo turístico en
Cancún; para estudiar o trabajar no hay más en mi pueblo…15
Así pues, en este trabajo nos enfocamos a los casos de movilidad social ascendente que tienen que ver con la escolarización a nivel superior y el desplazamiento
geográfico de gente que reivindica su autoadscripción étnica. Omitimos el estudio
de casos de ascenso social (que también tenemos registrados) a partir de una identidad encubierta deliberada o de una clara negación del origen étnico, pero ninguna
investigación puede obligar a nadie a asumir una identidad que esconde. En tales
circunstancias, suponemos que en los censos y encuestas debe haber un importante
subregistro del número de mayas, principalmente de aquellos exitosos en el plano
socioprofesional, que en zonas urbanas asumen “identidades híbridas” y prácticas
múltiples que pueden o no estar disociadas de aquellas que tiene que ver con su
origen étnico. Por otro lado, no todos los casos de mayas que han experimentado
15
En Xayá (municipio de Tekax, Yucatán), hasta la fecha, sólo se pueden cursar la primaria y la
telesecundaria.
125
ricardo lópez santillán
trayectorias de movilidad geográfica y de clase ha sido por haber estudiado a nivel
superior y haber hecho carrera en Mérida. Tenemos registro de procesos de ascenso
social gracias a la participación política (afiliación a partidos, sindicatos o por el
ejercicio de un cargo) pero también gracias a la recepción de remesas enviadas del
extranjero. Estos temas son más complicados de abordar tanto en el plano analítico
como en la consecución de evidencia empírica, pero merecen ser estudiados.
Es un hecho que se necesita profundizar en el tema, en primera instancia se
requieren más historias de vida, documentar más casos de mayas “exitosos” en el
ámbito socioprofesional, incluso más allá de los “nichos” donde éstos parecen tener
mayor presencia. Esto, además de arrojar luz sobre un tema poco tratado, permitirá
matizar el estigma de que la población autóctona está condenada a la marginación
y a la pobreza, condiciones en las que si bien, vive la mayoría, no lo hacen todos.
Ahondar en estos aspectos sería sin duda provechoso para la comprensión de los
procesos de segregación, “minorización” étnica y exclusión que se viven hoy en día
en las relaciones interétnicas en la ciudad.
El ascenso social en los casos aquí presentados pasó por el tránsito a la ciudad
y por la escolarización, lo que de manera implícita exige, por un lado, cierto alejamiento de la comunidad de origen (ya no se diga de las actividades agrícolas) y
por el otro, también obliga a un buen manejo del español. En la mayor parte de los
casos, la experiencia del medio urbano y de la escolarización a nivel superior fue a
costa de cierto sufrimiento y nunca exenta de experiencias de discriminación.
En definitiva se requiere indagar con mayor rigor cómo se viven los cambios
socioculturales desde la óptica transgeneracional, no sólo entre nuestros entrevistados y sus padres, sino también con su propia descendencia. La cuestión del
idioma es crítica pues la lengua maya aun cuando se habla en medio urbano, parece
estar amenazada. Los entrevistados reconocen que el hecho de hablar maya les ha
servido en el ámbito profesional, lo mismo al médico de la clínica del IMSS, que
al estudiante que buscaba un empleo temporal como vendedor en una tienda de
zapatos, como para los que pasaron por ONGs o el CONAFE trabajando en comunidades, o incluso los que la enseñan o trabajan haciendo spots para radio o en
otras actividades directamente ligadas al rescate y revaloración de la cultura maya
desde dependencias oficiales. Quienes tienen hijos piensan que lo mejor es que ellos
hablen un español correcto para que no se encuentren en situación de desventaja,
de ahí que desde su infancia, al menos entre nuestros sujetos en el medio urbano, se
les hable a los niños en castellano para que ésta sea su primera lengua. En el mejor
de los casos, algunos hijos “medio le entienden al maya, pero no lo hablan”, lo que
refleja que la siguiente generación no lo considera importante para su vida escolar
ni para su vida profesional, ni como parte de su patrimonio cultural. Es importante
analizar si este proceso de movilidad geográfica, escolarización y ascenso social de
clase, nos coloca frente a una forma más refinada de asimilación que dejará sentir
su efecto en las generaciones subsecuentes.
126
pasado rural y pobre, presente de clase media urbana
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128
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
INCORPORACIÓN NOMINAL, POSESIÓN
Y PARTICIPACIÓN EN EL MAYA YUCATECO
Christian Lehmann
Universidad de Erfurt
Introducción1
En maya yucateco, como en todas las lenguas que tienen incorporación nominal,
se incorporan preferentemente sustantivos con un grado intermedio de empatía (a
veces llamada animacy), es decir, sustantivos que significan individuos concretos,
pero inanimados. Su papel de participante en la situación representada es, por lo
general, el de estar expuesto al control ejercido por el agente. Se trata, sobre todo,
de pacientes, instrumentos y, con menor frecuencia, de localidades. El ejemplo
E1b2 ilustra este último caso, con incorporación de un sustantivo que designa una
masa en el papel de localidad.
E1 a. Pedro-e’
h
bàab-nah
ich le
Pedro-TOPPRT nadar-CMPL en DEF
“Pedro nadó en la laguna” (SME_0004)
b. táan
in
bàab-ha’
PROGSUJ.1.SG nadar-agua
“estoy nadando” (EMB_0441)
lagùunah-o’
laguna-D2
Procesos lingüísticos como la incorporación son, en principio, multifuncionales.
Si la incorporación se considera como un proceso de formación de temas verbales
complejos, entonces su función es la de denotar acciones típicas de una cultura
(Sullivan, 1984: 154f ). Si, por otro lado, se considera como la integración en el
tema verbal de lo que podría ser un actante del verbo, entonces su función es de
El presente artículo da cuenta de algunos resultados de un estudio más amplio (Lehmann y
Verhoeven, 2005). Agradezco a Barbara Pfeiler y Daniela Maldonado la revisión de mi español.
2
Las referencias se abrevian así: E# remite al ejemplo con el número #, F# a un esquema y T# a
una tabla.
1
christian lehmann
manipular los participantes de la situación. Es precisamente este aspecto el que
nos interesa en el presente estudio, enfocándonos en los papeles jugados por el
sustantivo incorporado y su poseedor.
En maya yucateco la incorporación de sustantivos que significan partes del cuerpo es particularmente importante. Veremos aquí las cuestiones que rodean los
papeles de participante desempeñados por la parte del cuerpo y por el ser del que
forma parte.
E2
h
koh-k’ab-nah
le
pàal-o’
PRT chocar-mano-CMPL DEF niño-D2
“el niño se lastimó la mano” (SBM_0222)
Visto que el sustantivo incorporado no puede ser humano y que el poseedor tiene típicamente una posición más alta en la jerarquía de empatía que
el poseído, se puede deducir una regla general: si dos participantes de una
situación tienen una relación posesiva entre sí, entonces el poseído (pero no
el poseedor) puede incorporarse al verbo. Así en E2 hay dos participantes, el
niño y la mano, tal que el niño es poseedor de la mano. Independientemente de
las funciones sintácticas desempeñadas por esos dos participantes en una versión
no-incorporativa de E2, se puede incorporar en el verbo sólo el poseído (k’ab)
y no el poseedor (pàal).
Función de la incorporación
En el cuento H K’an yahaw de Domingo Dzul Poot, encontramos un pasaje que
aquí cito por extractos:
E3 ‘Óotsil-ech-o’
chàan xibpàal! Ma’ t-u
xáantal
pobre-ABS.2.SG-D2 chico muchacho NEG IMPF-SUJ.3 tardar:PROC
ts’o’kin chuk-pach-t-ik-ech’…
TERMSUJ.1.SG coger-espalda-TRR-INCMPL-ABS.2.SG
Káa
t-u
CNJPRT-SUJ.3
‘Bíin in
FUTSUJ.1.SG
pach
áalkab-il.’
espalda correr-ADVR
ya’l-ah…
decir-CMPL
ka’h
in
FUT.INMSUJ.1.SG
130
chuk
u
coger(SBJ)POS.3
incorporación nominal, posesión y participación en el maya yucateco
He’l
túun
bin
k-u
hóok’-ol
u
yáalkab
PRSV entonces CUOT IMPF-SUJ.3 salir-INCMPLSUJ.3 correr
chak wa’n wíinik-o’...
gigante
hombre-D2
Le
DEF
hach bin
ta’itak u
chuk-pach-t-a’l-o’b (H K’an yahaw 94s)
muy CUOT casiSUJ.3 coger-espalda-TRR-INCMPL.PAS-ABS.3.PL
chàan
chico
xibpàal-e’
k-u
yil-ik-e’
muchacho-D3 IMPF-SUJ.3 ver-INCMPL-CNTR
“¡Pobrecito de ti, chiquito! No tardaré en alcanzarte.” [...] Y dijo: ‘voy a darles alcance
corriendo’. He aquí que salió corriendo el gigante. …[El chiquito] vio muy bien que el
gigante estaba por alcanzarlos” (Dzul Poot, 1991: 61).
Vemos que el concepto de ‘alcanzar’ se expresa de dos maneras, por el fraseologismo chuk (POS) pach (literalmente: “coger la espalda de alguien”), sin
incorporación, y por el verbo incorporativo chukpach. De ahí surge la primera
cuestión a la que buscamos una respuesta en una descripción gramatical del maya
yucateco:
¿Cuál es la función que la incorporación desempeña en la participación?
El proceso de convertir un pensamiento en una frase de una determinada lengua
involucra los tres niveles distinguidos en la tabla 1:
tabla 1. niveles de representación de una situación
n°
nivel
alcance
elaboración de la situación
1
cognición
no-lingüístico
situación compleja y polivalente
2
designación
interlingual
concentración en ciertas relaciones;
disposición de participantes en primer
plano y fondo
3a
significado
significado de funciones sintácticas
3b
particular de una lengua
estructura
estructura de actantes y circunstantes
El esquema F1 explica la función de los tres niveles con referencia a un ejemplo
presente en E3 que expresa la situación ‘yo alcanzo al chico’.
131
christian lehmann
figura 1. incorporación y no-incorporación
como estrategias alternativas
1. Nivel cognitivo
coger
yo

espalda
chico

2. Nivel interlingual
Versión 1
Versión 2
fondo
chico
espalda
primer
plano
yo
coger
espalda
yo
coger
chico
3. Nivel lingüístico
[ [ in chukik ] [ u pach le xibpàalo’ ] ]
[ [ in chukpachtik ] le xibpàalo’ ]
En la disposición de una situación, el hablante escoge los participantes y las
relaciones que quiere representar y los distribuye en el primer plano y en el fondo.
Los participantes representados en el primer plano tienen mayor individualidad y
prominencia que los del fondo. En la primera versión del ejemplo, el chico queda
en el fondo, como poseedor de la espalda; en la segunda versión, está en el primer
plano, y su espalda queda en el fondo. En el primer caso el muchacho no está
directamente involucrado en la situación, y en vez de ello se expresa su relación
posesiva a la espalda. En el segundo, está directamente involucrado en la situación,
pero su relación posesiva con la espalda no se expresa, sino que se entiende por
una inferencia.3
En el contexto de E3, la versión sin incorporación, la que involucra sólo una
parte del cuerpo del ser animado, se escoge en una frase marcada por el futuro
inmediato. La acción se representa como todavía no cumplida. La versión con incorporación, que involucra al ser animado directa y totalmente, se escoge en dos
3
Para partes del cuerpo incorporadas como instrumentos del agente, Sullivan (1984: 149ss)
observa que la construcción muchas veces lleva una implicación de que la parte del cuerpo
retroceda a su posición de descanso después de la acción, implicación, ésta, ausente de la
construcción no-incorporativa. Esa observación se puede entender como una consecuencia
del involucramiento total del objeto directo como opuesto al involucramiento marginal del
sustantivo incorporado.
132
incorporación nominal, posesión y participación en el maya yucateco
frases, una de las cuales lleva aspecto terminativo y la otra representa la situación
como casi cumplida. La incorporación de un sustantivo permite, entonces, el abarcamiento total de un participante representado por otro sustantivo.
Estructuralmente los efectos en las dos versiones se consiguen por una combinación de los procesos de incorporación y de derivación extraversiva. La incorporación nominal en maya yucateco no es un mero procedimiento para quitarle
individualidad y referencialidad a un participante. Una visión más holística de la
situación nos muestra que la incorporación es un procedimiento de disposición
de participantes con sus relaciones en la situación. Hay un equilibrio entre el
movimiento de un participante al fondo de la situación y la promoción de otro
participante al primer plano.
En maya yucateco la incorporación de un participante, no importa con qué
papel, intransitiviza el verbo. Vista como proceso aislado, la incorporación reduce la valencia del verbo. Tal, sin embargo, no es ni la función del proceso ni
el objetivo del hablante en la mayoría de los casos. Este último busca empujar a
un participante al fondo de la situación para poder, simultáneamente, poner de
relieve a otro participante; por eso la gran mayoría de los verbos incorporativos
son retransitivizados por la derivación extraversiva, que involucra la sufijación de
-t- al verbo introversivo, como en el tema chuk-pach-t, “alcanzar” (véase Lehmann
y Verhoeven, 2006, para más detalles).
Dos clases de partes del cuerpo
En E3 se incorpora una parte del cuerpo de uno de los participantes. Ahora bien,
los términos de partes del cuerpo caben en dos clases principales,4 las inalienables
y las alienables. La primera abarca sustantivos como táan‘(frente), pach (espalda),
k’ab (mano) y òok (pie); la segunda abarca sustantivos como bak’ (carne), k’i’k’ (sangre), táaman (hígado) y ts’o’m (sesos). La diferencia estructural entre las dos clases
reside en el hecho de que los miembros de la clase inalienable sólo se usan en construcciones posesivas, mientras los miembros de la clase alienable se usan también
en otras construcciones y en construcción posesiva llevan el sufijo relacional -el o
un alomorfo de éste.
¿Cuáles sustantivos de partes del cuerpo pueden incorporarse al verbo?
En la incorporación sólo aparecen sustantivos de la clase inalienable de partes del
cuerpo. Ésas son, en general, las partes que estructuran la figura del cuerpo y que
el ser animado puede controlar y, por tanto, utilizar en sus acciones. Así, tenemos
ts’ank’ab, (presionar con la mano), pero no ts’anbak’ o ts’anbak’el (presionar con la
carne). La incorporación connota control y envolvimiento central del participante
4
Con alguna simplificación; véase Lehmann (2003) para más detalles.
133
christian lehmann
en cuestión, por eso se explica que sólo se incorporen términos de partes del cuerpo
que son controlables.
El papel de participante del poseedor de la parte del cuerpo
Los sustantivos de partes del cuerpo de la clase inalienable contienen una plaza de
argumento para un poseedor. Si esos sustantivos se usan como núcleo de un sintagma nominal (como en F1, nivel 3, primera versión) tienen que ir acompañados
por un clítico posesivo y eventualmente por un sintagma nominal que representa al
poseedor. Es decir, la pregunta de qué o quién llena la plaza de argumento prevista
por esos sustantivos tiene siempre su respuesta inmediata a nivel sintáctico.
Por otro lado, si los sustantivos son incorporados (como en el mismo esquema, segunda versión), naturalmente van desprovistos de dependientes posesivos.
Sin embargo, no pierden su relacionalidad semántica. Así, siempre queda la duda
sobre cuál parte del cuerpo se denota por el sustantivo incorporado. Para la identificación de ese ser, el contexto normalmente contiene un sintagma nominal que
representa al poseedor de la parte del cuerpo incorporada. En la cita procedente de
E3 y analizada en F1, la espalda alcanzada es la del paciente perseguido, en el caso
particular de F1, del chico que figura como objeto en la misma frase. Por otro lado,
los ojos representados por un sustantivo incorporado en E4a son los del agente que
es sujeto, como deja claro la paráfrasis de E4b.
E4 a. t-u
t’in-ich-t-ah-en
PRT-SUJ.3 estirar-ojo-TRR-CMPL-ABS.1.SG
“me hizo guiños“
b. t-u
t’in-ah
y-ich
ti’
tèen
PRT-SUJ.3 estirar-CMPLPOS.3i -ojoLOC
mi
“me saludó abriendo sus ojos” (EMB_0179 / RMC_2000)
E4’
in t’in-ichtik le xibpàalo’
“saludo al niño”
Para asemejar este ejemplo sacado del corpus al anterior, vamos a sustituirlo por
su variante E4’. Ahora las relaciones entre los tres niveles para los ejemplos E3 y
E4’ se pueden comparar en la Figura 2.
Las frases de la izquierda y de la derecha de la F2 se parecen en sus segundas y
terceras representaciones, y sin embargo sabemos que, en la izquierda, el poseedor de
la parte del cuerpo es el agente de la situación, mientras en la derecha es el paciente,
como está indicado en la representación del nivel cognitivo. De ahí surge la pregunta:
¿Cuál es el papel en la situación del poseedor
de la parte del cuerpo incorporada?
134
incorporación nominal, posesión y participación en el maya yucateco
figura 2. agente y paciente como poseedor
de la parte de cuerpo incorporada
1. Nivel cognitivo
estirar
yo
ojo
chico
2. Nivel interlingual
coger
yo
espalda
chico


fondo
ojo
espalda
primer
plano
yo
estirar chico
yo
coger
chico

3. Nivel lingüístico
[ [ in t’in-ichtik ] le xibpàalo’ ]

[ [ in chukpachtik ] le xibpàalo’ ]
Si el sustantivo incorporado significa una parte del cuerpo, su poseedor es siempre representado por uno de los actantes centrales del verbo incorporativo, aunque
su función posesiva se deba a una inferencia, como en E3. Normalmente es el agente (sujeto) (Sullivan, op. cit.: 142). Ello es siempre así si el sustantivo incorporado
tiene el papel de instrumento, como en E5 abajo. Sólo si tiene el papel de paciente
(primario), entonces su poseedor puede ser el paciente simpatético5 (objeto). En
efecto, los ejemplos como E3 representan una minoría. Otros tales verbos como
chukpach (coger espalda), “alcanzar”, son ch’a’pach (tomar espalda), “perseguir”;
t’ulpach (seguir espalda), “seguir”; tsolxikin (ordenar oreja), “reprender”; yets’kal
(torcer cuello), “estrangular”; ch’a’bok (tomar olor), “oliscar”. Se ve que los primeros
tres ejemplos pertenecen al mismo campo semántico y que varios de estos verbos
incorporativos están lexicalizados y, en esa medida, no representan ningún proceso
productivo.6
Las principales partes del cuerpo que representan la gran mayoría de los sustantivos incorporados —k’ab (mano), chek’‘(pie),7 chi’ (boca) e ich (ojo)— son
El paciente simpatético es el ser que está afectado porque su parte de cuerpo (siendo el paciente
primario) está afectada.
6
Otros verbos incorporativos de ese tipo se presentan en Gutiérrez Bravo, 2003: 157, 160, argumentando que el proceso no es productivo.
7
Chek’ es el alómorfo incorporado del tema òok ‘pie’ que aparece si ese sustantivo se incorpora
en función de instrumento.
5
135
christian lehmann
siempre las del agente. Ejemplos como E5 y E6 son representativos de un padrón
muy productivo:
E5 a. k-u
lom-k’ab-t-ik
IMPF-SUJ.3 pinchar-mano-TRR-INCMPL
b. k-u
lom-ik yéetel u
k’ab
IMPF-SUJ.3i pinchar-INCMPL conPOS.3i
‘lo pincha con su mano’ (EMB; Sullivan, op. cit.: 151)
mano
E6 h
hóok’
u
ts’an-chek’-t-o’b
u
k’uxtáanbal-o’b
PRT salir(CMPL)SUJ.3 deprimir-pie-TRR-3.PLPOS.3 enemigo-PL
‘salió a someter a sus enemigos’ (Hk’an 313)
El principio de que las partes del cuerpo incorporadas son normalmente las del
agente también se extiende a casos como E7.
E7 t-u
tuk-ni’-t-ah-en
PRT-SUJ.3 amontonar-nariz-TRR-CMPL-ABS.1.SG
‘me derribó con la frente del vehículo’ (EMB_0198)
En la traducción literal “me derribó con su nariz”, se trata de la parte del cuerpo
del agente. El hecho de que el poseedor de la nariz sea, en la realidad, un vehículo
(coche) —no mencionado en la frase—, no se deduce a partir de base semántica
alguna, sino con base en una inferencia pragmática que hace uso de la metonimia
ahí involucrada.
Ese principio de que la parte del cuerpo incorporada es generalmente del agente
se entiende si se lleva en cuenta dos hechos: primero, es el agente el que controla
la situación; segundo, el término de parte del cuerpo incorporado es de la clase
inalienable, la que se puede controlar. Naturalmente, el agente puede más bien
controlar las partes de su propio cuerpo que las de otro ser.
En general, las restricciones de selección que el verbo tiene para el objeto no son
las mismas si el agente o el paciente es el poseedor de la parte del cuerpo incorporada. Si es el paciente, entonces éste es necesariamente empático, en tanto que si
es el agente, el paciente puede o no serlo.
La combinación de incorporación del término que refiere a una parte del
cuerpo y de la derivación extraversiva del verbo incorporativo también funciona
de manera diferente, dependiendo de cuál parte del cuerpo se incorpora: si es la
parte del cuerpo del agente, la retransitivización restituye la valencia del verbo
base, o sea, permite agregar —en función de objeto— el mismo participante que
ya era el paciente y objeto del verbo base, como se ve en E5. Si es una parte del
cuerpo del paciente la que se incorpora, como en E3, la retransitivización permite
agregar ese paciente, el cual estaba fuera de la valencia del verbo base.
136
incorporación nominal, posesión y participación en el maya yucateco
El papel de participante de la parte del cuerpo
En E3 y E4, el sustantivo de parte del cuerpo que está incorporado juega el papel
de paciente de la acción. Por otro lado, en E5-E8, la parte del cuerpo desempeña
el papel de instrumento, como lo muestra claramente la paráfrasis.
E8 a. t-u
koh-ho’l-t-ah
PRT-SUJ.3 empujar-cabeza-TRR-CMPL
b. t-u
koh-ah
yéetel u
PRT-SUJ.3 empujar-CMPL conPOS.3
‘lo empujó con su cabeza’ (EMB)
ho’l
cabeza
La misma alternativa se da con sustantivos que no significan partes del cuerpo.
Así, el palo es un paciente en E9, como lo demuestra la paráfrasis, mientras es un
instrumento en E10.
E9 a. ma’
a
bíin a
láahchuy-che’-t-eh
NEGSUJ.2 FUTSUJ.2 todocoser-palo-TRR-SBJ
‘no vas a enmaderar todo’ (NAH_110)
b. ma’ a
bíin a
láah chuy
u
che’-il
NEGSUJ.2 FUTSUJ.2 todo coser(SBJ)POS.3 palo-REL
‘no vas a entrelazar todos los palos’ (RMC_2000)
E10
hul-che’-t
le
pak’áal-o’
meter-palo-TRR(IMP)
DEF
naranja-D2
‘pincha aquella naranja (para bajarla)’ (Bricker et al., 1998, s. v. hul)
Llegamos así a la siguiente pregunta:
¿Cuál es el papel de participante que un sustantivo incorporado
tiene en la situación?
Cabe distinguir las partes del cuerpo de otros objetos. Estos últimos se incorporan típicamente en función de paciente (Sullivan, op. cit.: 145). El ejemplo 9a es
representativo de una mayoría aquí. Tales objetos que están destinados al empleo
como instrumento pueden también desempeñar este papel en la incorporación.
Salvo las partes del cuerpo, los instrumentos elementales del ser humano son palos
y piedras, y por eso los sustantivos che’ y tunich, como otros pocos, se encuentran
con alguna frecuencia incorporados como instrumentos (Sullivan, op. cit.: 148,
137
christian lehmann
153f ). De ahí sale un verbo como el de E10 y, en general, la ambigüedad de verbos
incorporativos con che’ y tunich.8
En cuanto a los papeles de participante jugados por una parte del cuerpo incorporada, podemos clasificarlos como se expone en la tabla 2:
tabla 2. función de la parte del cuerpo
y de su poseedor en la incorporación
parte de cuerpo
incorporada
su poseedor
paciente (primario)
forma
significado
agente
ts’opk’ab
t’in-ich
lek’ich
he’chi’
tichho’l
t’onho’l
punzar mano
estirar ojo
abrir ojo
abrir boca
dirigir cabeza
inclinar cabeza
paciente
(simpatético)
chukpach
ch’a’pach
t’ulpach
tsolxikin
yets’kal
ch’a’bok
coger espalda
tomar espalda
seguir espalda
ordenar oreja
torcer cuello
tomar olor
instrumento
forma
tukni’
lomk’ab
ts’anchek’
kohho’l
significado
amontonar con nariz
pinchar con mano
presionar con mano
empujar con cabeza
–
Vemos que la parte del cuerpo incorporada puede siempre jugar el papel de
paciente primario en la situación, que se trate de una parte del agente o de otro
ser que figura como paciente simpatético. Este es, por tanto, su papel por naturaleza. No obstante, la parte del cuerpo puede desempeñar el papel de instrumento siempre y cuando su poseedor es el agente de la situación (aunque este
caso puede ser el más frecuente). Es en esta constelación que coincide el control
ejercido por el agente con lo que podríamos llamar “controlabilidad” de la parte
del cuerpo. Normalmente no se usa como instrumento una parte del cuerpo de
otro ser.
El papel de la parte del cuerpo incorporada puede entonces ser o bien el paciente
o bien el instrumento de la acción. Existen casos de ambigüedad. Así, en el verbo
t’inchek’ (estirar pie), el pie puede funcionar como paciente en una frase (E11a),
pero como instrumento en otra (b).
Pasamos por encima del sustantivo incorporado en función de localidad porque tiene poca importancia. Al lado de ejemplos como E10, se trata de ejemplos como ts’o’k in pots’ho’lt-ik in kùuch-a’
(Term Suj.1.Sg desprender:cabeza:Trr-Incmpl Pos.1.Sg carga-D1) ‘me quité esta carga de la cabeza’
(EMB_0423).
8
138
incorporación nominal, posesión y participación en el maya yucateco
E11 a. t’in-chek’-t
u
estirar-pie-TRR(IMP)POS.3
“¡acciona el pedal!” (RMC_1269)
péedal-il
pedal
b.t’in-chek’-t
le
k’áan-o’
estirar-pie:TRR(IMP)
DEF
hamaca-D2
“¡extiende la hamaca con el pie!” (Sullivan, 1984: 150)
Ahora bien, vimos arriba que si el sustantivo incorporado no es una parte del
cuerpo, su papel es casi siempre el de paciente. A ese estado de cosas corresponde
la morfología: la incorporación siempre detransitiviza el verbo, sea cual sea el papel
de participante del sustantivo incorporado. De ahí concluimos que la incorporación del paciente es el modelo de base, y la incorporación de un instrumento es la
desviación del principio general que requiere una motivación.
El lugar de la variación lo constituyen los verbos trivalentes que significan que el
agente aplica un objeto a otro. Son verbos como “presionar”, “empujar”, “frotar”,
“punzar”, “amarrar”. En maya, como en muchas otras lenguas, esos verbos tienen
valencia convertible; se puede o bien “frotar x con y” o bien “frotar y contra x” (Sullivan, op. cit.: 147 y Gutiérrez Bravo, op. cit.: 162ss.). Así, la versión incorporativa
de E12a tiene dos parafrases. En E12b, la parte del cuerpo se conceptualiza, en un
nivel interlingual, como instrumento, y el paciente secundario de la versión a, como
paciente. Por otro lado, en E12c, la parte del cuerpo se conceptualiza como paciente
primario, y el paciente secundario de la versión incorporativa, como localidad.
E12 a. t-u
koh-ni’-tah
a
xanab
PRT-SUJ.3 empujar-nariz-TRR-CMPLPOS.2 zapato
b.t-u
koh-ah
a
xanab
PRT-SUJ.3 empujar-CMPLPOS.2 zapato
yéetel u
ni’
conPOS.3 nariz
c. t-u
koh-ah
u
ni’
t-a
xanab
PRT-SUJ.3 empujar-CMPLPOS.2 narizLOC-POS.2 zapato
“empujó tu zapato con su nariz” (RMC_2000)
Suponemos, entonces, que la explicación de E12a por E12c es la que corresponde al principio más general de incorporación, mientras su explicación por 12b es
derivativa y se basa en la convertibilidad de la valencia del verbo. Así, un proceso
—la incorporación— cuya función es la disposición de participantes se basa en
otro proceso —la conversión— que tiene la misma función. Ésa sería entonces la
base sintáctica para la formación de verbos con una parte del cuerpo incorporada
en papel de instrumento. La base funcional se da por el hecho de que, para un
agente de una situación, las partes controlables de su cuerpo están siempre disponibles como instrumentos.
139
christian lehmann
Abreviaturas en las glosas
1, 2, 3 primera, segunda, tercera persona
ABS absolutivo
ADVR adverbializador
CMPL completivo
CNJ conjunción
CNTR continuador
CUOT cuotativo
D2 deíctico distal
D3 deíctico anafórico
DEF definido
FUT futuro
IMP imperativo
IMPF imperfectivo
INCMPL incompletivo
INM inmediato
LOC locativo
NEG negativo
PAS pasivo
PL plural
POS posesivo
PROC procesivo
PROG progresivo
PRSV presentativo
PRT pretérito
SBJ subjuntivo
SG singular
SUJ sujeto
TERM terminativo
TOP tópico
TRR transitivador
140
incorporación nominal, posesión y participación en el maya yucateco
Bibliografía
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Sullivan, Paul R.
1984 “Noun incorporation in Yucatec Maya”, Anthropological Linguistics 26(2):138160, Bloomington, Indiana.
141
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
¿QUÉ ES LA SOBADA?
ELEMENTOS PARA CONOCER Y ENTENDER
UNA PRÁCTICA TERAPÉUTICA EN YUCATÁN
Patrizia Quattrocchi
Unidad Biomédica, CIR “Dr. Hideyo Noguchi”, UADY
Sobada y visión corporal
El objetivo de este trabajo1 es ilustrar la práctica de la sobada, un masaje terapéutico
particular realizado por las parteras de Kaua con el fin de reposicionar un órgano
o partes del cuerpo consideradas momentáneamente “fuera de lugar”. No es un
masaje cualquiera, sino una manipulación específica del cuerpo que remite a una
Parte del trabajo constituye una revisión actualizada del artículo: Quattrocchi, “Componer al
niño. Il massaggio prenatale in un villaggio maya dello Yucatán (Messico)”, Quaderni di Thule (V),
Atti del XXVII Convegno Internazionale di Americanistica, 4-8 mayo 2005, Argo. Las fotografías son
de Erica Barbiani, socióloga visual italiana, que trabajó en el proyecto de Kaua entre enero y marzo
del 2006, en la realización de un documental etnográfico sobre la sobada.
1
patrizia quattrocchi
particular concepción del organismo y de la salud, que forma parte del sistema
médico local y del sistema ideológico más amplio. En este sentido, veremos la
importancia de la representación que los habitantes de Kaua tienen de su cuerpo y
de conceptos como movilidad, orden, alineación y equilibrio.
Iniciamos nuestra reflexión justamente a partir del significado que el acto de
sobar asume en relación con la idea local que se tiene del cuerpo. Se tratará de comprender desde dentro categorías y conceptos que, si bien no se relacionan con la
fisiología biomédica, no deben ser consideradas como simples creencias o supersticiones, sino como parte de un sistema de valores compartido en el seno del cual
adquieren sentido, coherencia, legitimación y eficacia. Procederemos luego a la
descripción de diferentes tipos de sobada que encontramos durante nuestro trabajo
de campo,2 profundizando en el análisis de aquéllas ligadas al ciclo reproductivo
femenino, específicamente durante el embarazo y el puerperio. Finalizamos con
algunas consideraciones sobre por qué esta práctica continúa siendo tan importante como para involucrar a todas las mujeres embarazadas, incluso aquéllas que
deciden parir en hospitales y no con una partera.
Queremos hacer una aclaración terminológica sobre el significado del término “sobar” y cómo es empleado en relación con la salud. En lengua española
el verbo “sobar” indica la acción de manipular, manejar, palpar (Real Academia
Española, 1992). En el municipio de Kaua el término es usado para indicar una
manipulación peculiar del cuerpo, práctica que requiere de un largo aprendizaje
y un conocimiento profundo del uso de las manos. Para indicar tal manipulación
también se utiliza, aunque con menos frecuencia, el término “tallar”, que literalmente indica la acción de esculpir, labrar, hacer incisiones (ibid.), pero no se usa
nunca el vocablo genérico “masajear”. La distinción entre “sobada” y “masaje”
parece estar presente también en la lengua maya yucateca, en la que el término
yoot’ (o yeet’, según una variante regional del sur del estado) se utiliza para indicar
la sobada, mientras el término páats’ indica un masaje ligero (Cordemex, 1980).
Esto nos confirma que la sobada no es un masaje cualquiera ni siquiera desde el
punto de vista terminológico.
Para comprender mejor la peculiaridad de esta práctica es necesario examinar
otros dos términos ampliamente usados para referirse al cuerpo o a sus partes, se
trata de los verbos “componer” y “descomponer”. El primero indica la acción de
poner varias cosas o personas juntas adaptándolas; formar, arreglar, ordenar, acomodar, ajustar; el segundo, por el contrario, se refiere a acciones opuestas como
desarmar, desordenar, deshacer, separar (Real Academia Española, 1992).3 Ambos
2
El trabajo de campo se realizó en la cabecera municipal de Kaua durante dos estancias semestrales
de investigación, en 2001 y en 2003, respectivamente. Los resultados figuran en la tesis doctoral en
etno-antropología “Mujer maya y salud reproductiva en una comunidad maya de Yucatán: el caso de
la sobada”, Universidad “La Sapienza”, Roma, bajo la asesoría del Dr. Alessandro Lupo.
3
El término maya yucateco para componer es utskinaj y para descomponer es k’askunaj (Diccionario Maya Popular, 2003).
144
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
términos se utilizan a menudo con relación a la localización de los órganos internos. De un órgano se puede afirmar que está en su lugar, en orden o bien; al
contrario, se dice que está descompuesto.
En la representación que los habitantes de Kaua tienen de su cuerpo, la idea
de orden aparece fuertemente referida y se expresa en la necesidad de posicionamiento y alineación de las partes internas del cuerpo con respecto a coordenadas
precisas. La idea fundamental es que el cuerpo se presenta como un sistema integrado en el que cada órgano tiene una posición propia que debe ser mantenida;
de este modo se preserva el estado de salud. El orden interno remite no sólo al
posicionamiento correcto de los órganos, sino también a su alineación con el tip’te’
(en lengua maya yucateca) o “cirro” (en español) un “órgano” que, según los
habitantes de Kaua, se encuentra debajo del ombligo y cuya vitalidad puede ser
percibida hundiendo los dedos en el ombligo para saber “si brinca”. Se trata de
un órgano muy importante que, cuando se desplaza, provoca un desequilibrio
general del cuerpo, además de una enfermedad específica a la que se refiere con
la expresión “tener el cirro”.
El desplazamiento de los órganos no se da de manera casual, generalmente lo hacen hacia la derecha, a la izquierda, hacia arriba o hacia abajo con respecto al centro
del vientre, localizado en el ombligo y lugar en el que, justamente, se ubica el tip’te’.
Según algunos estudiosos4 se trata de una idea de origen precolombino que remite a
la concepción del cosmos como un espacio subdividido en cuatro sectores y regido
por un punto central identificado con la ceiba o ya’axche’, árbol sagrado que rige el
universo y que, en la representación del cuerpo, correspondería al tip’te’.
Independientemente del debate sobre el origen de esta noción —que rebasa el
objetivo del presente trabajo— lo interesante es que la representación ideal de un
estado de equilibrio del cuerpo no encuentra un equivalente en el cuerpo vivido
cada día, pues sucede que en la vida cotidiana, y por diferentes motivos, los órganos
“se mueven”. Los órganos internos, de hecho, son percibidos como partes móviles.
En palabras de una de las parteras de Kaua, doña Sofía, “todo lo que está dentro el
cuerpo se gira, todo por dentro se gira”.
La movilidad de los órganos está siempre relacionada con un hecho concreto:
en la mayoría de los casos se trata de una caída brusca o de un sobreesfuerzo físico
importante, que no permite que el cuerpo se mantenga en equilibrio. Por ejemplo,
un órgano se mueve mientras se alzan cosas pesadas, como una cubeta llena de
agua o de maíz; por una caída de la hamaca; mientras se trabaja la milpa o se hacen
esfuerzos durante el parto.
El desplazamiento de un órgano no incide sólo en la percepción de la conformación del cuerpo, que se desordena o descompone, sino que provoca malestares y
enfermedades de distinta naturaleza que desaparecen solamente cuando el órgano
es regresado de nuevo a la posición considerada correcta.
4
Véanse Villa Rojas, 1980 y De la Garza, 1998.
145
patrizia quattrocchi
El reposicionamiento de los órganos se produce exclusivamente a través de sobadas. Líneas arriba afirmábamos que la sobada no es un masaje cualquiera, y ahora,
a la luz de los elementos que se refieren a la representación del cuerpo, podemos
comprender que su peculiaridad se debe justamente al componer, es decir ordenar
y recomponer una parte del cuerpo que se encuentra momentáneamente en desorden o fuera de lugar.
Dadas las numerosas ocasiones que pueden causar la dislocación de un órgano,
la sobada es una práctica ampliamente difundida, que en ocasiones se acompaña
con terapias ofrecidas por el personal médico y paramédico en los centros de rehabilitación del sistema nacional de salud.
No obstante su importancia en la terapéutica maya, la sobada ha sido poco
estudiada. Los trabajos etnográficos le han otorgado poca atención. Se afirma,
por ejemplo, que es costumbre de las parteras sobar a la mujer embarazada o a la
puérpera pero en general no se profundizan las modalidades y las peculiaridades de
los masajes efectuados (véase, entre otros, Appel Kunow, 2003; Güémez Pineda,
1998, 1997; Cooper, 1993; Módena, 1990; Mellado-Zolla-Castañeda, 1989; Cosminsky, 1982a; 1982b; Jordan, 1984; Favier, 1984; Redfield, 1977; Villa Rojas,
1977, 1980; Paul, 1974; Elmendorf 1973; Redfield y Villa Rojas, 1962). También
la biomedicina ha mostrado escaso interés en esta práctica y si bien a veces es considerada “dañina” o “ineficaz” —o como una simple “creencia”— no son muchos
los estudios que se refieren a ella.
Tipología de la sobada
En Kaua se efectúan distintos tipos de sobadas. La particularidad de una sobada
respecto a otra no está determinada por las diferentes formas de manipular el
cuerpo, que incluso varían en los tiempos y en la duración, sino por el órgano o
la parte del cuerpo que debe ser “puesto nuevamente en su lugar”. A continuación
enumeramos las distintas clases de sobadas que efectúan las parteras:
1.Para componer el cirro
2. Durante el embarazo
3. Durante el puerperio
4.Para tratar el pasmo
5.Para componer el útero o fallo de matriz
6.Ante un aborto espontáneo
7.Para componer otros órganos: barriga, intestinos, tendones
8.Para el empacho
Según el listado anterior, las sobadas pueden estar referidas a dos categorías generales: 1) Aquellas ligadas al ciclo reproductivo y efectuadas exclusivamente por
las parteras (durante el embarazo, el parto, el puerperio o en casos de esterilidad), y
146
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
2) Aquellas para componer otras partes del cuerpo (el cirro u otros órganos) y son
efectuadas ya sea por las parteras, ya por los sobadores. En este caso los pacientes
pueden ser mujeres, hombres y niño/as.
Es importante subrayar que aunque la sobada tiene un amplio uso también fuera
del ciclo reproductivo femenino (sobre todo para componer el cirro), la mujer en
edad reproductiva es la persona que más se somete a este masaje, pues es considerado fundamental en las distintas fases del embarazo.
Hay algunos elementos recurrentes en la ejecución de la práctica:
·El lugar para realizarla es un rincón aislado de la casa, para evitar las miradas
indiscretas (sobre todo de los niños),
·El masaje tiene lugar preferentemente muy temprano por la mañana, en
ayunas,
·El paciente permanece acostado en el suelo (a menos que se realice al día
siguiente del parto, cuando la mujer yace en la hamaca),
·Se utiliza una solución oleosa (aceite para bebé) que se unta sobre la parte del
cuerpo a masajear,
·Se realiza por etapas: la localización de la posición del órgano por parte de la
partera; su lento arrastre hacia la posición correcta; la presión sobre él con el
pulgar o con la palma de la mano para proceder a fijarlo; el masaje en otras
partes del cuerpo (piernas, brazos, cuello, cabeza); se puede proceder también
al vendaje provisional del vientre para evitar que el órgano afectado se mueva
otra vez, especialmente en las sobadas para componer el cirro o el útero.
Sobada para componer el cirro
Cuando el cirro se mueve (por una caída o un esfuerzo excesivo, por ejemplo) la
persona se enferma. La enfermedad del cirro se considera grave y, según algunas
parteras, si no se trata a tiempo puede inclusive llevar a la muerte.5 Los síntomas
son dolores de estómago, diarrea, vómitos, inapetencia y mala digestión. Normalmente el malestar inicia con acidez de estómago y continúa con ardor en la
garganta o chujkaal, acompañado por una sensación de estómago cerrado que
impide que los alimentos sigan su recorrido. Después se presentan diarrea, vómitos
y acumulación de gases intestinales:
El tip’te’ es la vena que se desprende del ombligo, se quita de su lugar. Se descomponen
en cuatro lugares. El primero es el estómago, y no come uno, no tiene apetito, come
dos, tres tortillas y ya les quita, tiene vómito, tiene mucho aire en la barriga. A veces
duele. Luego, puede ir abajo, a la derecha, así, uno lo siente y con el dedo, así, así. Si
está para este lado, donde hay el intestino, se separa así el intestino y todo se compone
así (Doña Anita, partera).
5
Véase Quattrocchi, 2004.
147
patrizia quattrocchi
Ese órgano a veces se va a descomponer, a veces se va de lado, a veces arriba o abajo, se
mueve mucho en la barriga, parece vivo. Cuando lo agarro está brincando (Doña Soco,
partera).
Si uno tiene el cirro, va al doctor y nada. El doctor no sabe. Las mujeres van con el
doctor y regresan con el ultrasonido, ¡pero en el ultrasonido no se ve! ¡Los doctores no
saben nada de eso! En cambio nosotras sí lo componemos. Ellos mismos dicen que hay
cosas que nosotras sabemos y ellos no saben (Doña Sofia, partera).
La cura del cirro se realiza a través del reposicionamiento del órgano. La sobada para reubicar el cirro es una de las prácticas más complicadas de hacer y
las parteras aptas para realizarla son muy solicitadas. Doña Anita, por ejemplo,
recibe visitas de personas que viven en Mérida o Cancún y que viajan alrededor
de 150 km para someterse al masaje de sus manos.
Las parteras sostienen que para reposicionar el cirro son necesarias tres sobadas: una cada ocho días. Pero aseguran que una o dos pueden ser suficientes
para sanar a la persona si la enfermedad no es grave. La sobada inicia con la
ubicación del órgano, lo que se realiza hundiendo el dedo índice en el ombligo
de la persona para sentir si el cirro está “brincando” en su lugar. Si no es así, la
partera palpa el vientre de la persona para encontrarlo. Entonces el órgano es
“arrastrado” hacia el centro y fijado con el pulgar que presiona con fuerza sobre
el ombligo. Se gira hacia la derecha y hacia la izquierda nueve veces, como prevé
la costumbre. El reposicionamiento se verifica por el hecho de que ahora el cirro
“brinca” de nuevo debajo del ombligo. A partir de ese momento la persona comenzará a sentirse mejor.
148
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
Sobadas durante el embarazo
Sobada para componer al bebé
La sobada durante el embarazo es uno de los cuidados más importantes a los que la
mujer embarazada debe someterse. La práctica no se pone a discusión, ni siquiera
entre las generaciones jóvenes o por quienes dan a luz en hospital; al contrario,
constituye una de las convicciones más firmes en todas las mujeres.
Soban cuando el niño se va de lado, para que regrese a su lugar, en el centro, el bebé.
Creo que pasa porque hacemos cosas pesadas, trabajamos y no tenemos cuidado. Yo
cuando estaba embarazada del tercer bebé me caí de una silla y tuve que buscar a doña
Sofía porque el bebé estaba descompuesto, a que regrese al centro al bebé. Y tuvo que
componerlo. Y nació bien la niña (Doña Dulce).
La idea de que el niño durante el embarazo se mueve en el vientre materno es
un dato fisiológico del que las parteras y las mujeres son conscientes; pero esta
movilidad asume una relevancia particular pues se relaciona con la idea general
de la movilidad de los órganos y de las partes del cuerpo. Al igual que los órganos
internos, también el niño se mueve principalmente por exceso de trabajo de la
madre durante el embarazo, por sobreesfuerzos o caídas bruscas.
A partir del tercer o cuarto mes de embarazo, las mujeres acuden una vez al mes a
la partera para asegurarse que su bebé se encuentre en la posición correcta, es decir,
en el centro del vientre y con orientación cefálica. Para diagnosticar su posición, las
149
patrizia quattrocchi
parteras presionan el vientre de la mujer y detectan la cabecita. Si ésta está ubicada
a la derecha, a la izquierda, arriba o abajo con respecto al ombligo, es necesario
componer al bebé; es decir, llevarlo hacia el centro del vientre con la cabeza hacia
abajo. El reposicionamiento se produce a través de la manipulación y arrastre del
bebé, y puede durar 40 minutos o más.
Al igual que las otras sobadas, la que se efectúa para componer al bebé se hace
en el suelo, sobre un cobertor o una sábana. La mujer se recuesta en posición
supina y la partera se ubica a su lado, sentada sobre un banquillo. Ésta se unge las
manos con un poco de aceite e inicia diagnosticando la posición (fotografía 3).
Luego procede al “arrastre”. La sesión comprende también un masaje en otras zonas: le levanta las piernas para que pueda masajearlas de abajo hacia arriba. Luego
siguen los brazos, los hombros, la espalda y la cabeza, que se hace rotar hacia la
derecha y la izquierda. Se trata de una especie de stretching de los músculos, que
las mujeres encuentran relajante y desfatigante.
En general, la sobada mensual tiene un carácter preventivo: las mujeres se
someten a la palpación del vientre para saber cómo está el bebé, sin que necesariamente se encuentre fuera de lugar. En realidad la mayoría de las veces las
parteras encuentran una posición errada, que se explica por los esfuerzos habituales que la mujer realiza durante sus labores cotidianas. Si la partera localiza
al niño en posición central, procede de todos modos a sobar, con la intención
de mantener la posición. El masaje entonces puede durar menos. En caso de que
la mujer haya sufrido una caída severa o haya realizado un esfuerzo no habitual
puede recurrir de urgencia a la partera para ver si su niño está bien o si ha cambiado de posición.
Además de reposicionar al bebé, la sobada tiene la función de controlar el mantenimiento de la posición cefálica. En algunos casos la partera detecta malas posiciones del bebé, como por ejemplo la podálica o “sentado” y transversal o “atravesado”. Si esto ocurre durante el octavo mes de embarazo, que es cuando el niño
adquiere la posición al nacer, ya no se trata de un caso manipulable a través de la
sobada, sino de un hecho que requerirá un parto hospitalario.
La palpación del vientre tiene, en este sentido, una importante función diagnóstica y de sostén emotivo para la mujer, pues por una parte hay un control orgánico
sobre la posición adecuada del bebé, y por otra, la seguridad del buen desarrollo
de su embarazo. Durante la sobada la mujer y la partera tienen la oportunidad de
hablar del parto y de la gestación en curso. Se trata de un momento absolutamente
íntimo, en el que los saberes ligados al cuerpo y a la salud reproductiva son transmitidos, reelaborados y comparados. Uno de los temas más comentados es el de
la cesárea. El mantenimiento de la posición correcta que en la percepción de las
mujeres está estrechamente ligado a la ejecución de la sobada, significa una alta
probabilidad de parir de manera natural, sin tener que recurrir a la intervención
quirúrgica, que representa uno de los temores más difundidos entre las mujeres
yucatecas.
150
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
Generalmente las parteras afirman que pueden detectar la posición cefálica del
niño desde el cuarto o quinto mes del embarazo y, por lo común, garantizan un
parto normal a la mayoría de las pacientes. En los últimos meses de gestación la
vigilancia a la posición cefálica es siempre mayor. Durante este período, en caso de
que la posición sea normal, se considera que la sobada sirve sólo para preservarla.
En caso contrario, las parteras proceden de manera diferente, según su propia experiencia. La mayor parte de ellas se declaran impotentes ante un bebé que viene
“atravesado”, avisan entonces a los parientes que será necesario que el parto se realice en el hospital. Algunas parteras más ancianas, en cambio, sostienen que tienen
la capacidad de volver al niño a la posición cefálica o de lograr la expulsión incluso
si su posición es incorrecta. Afirman que antes que llegaran los médicos al pueblo
la partera tenía que enfrentar cualquier emergencia; que sus madres y abuelas eran
capaces de proceder, aun en casos difíciles. Pero agregan que ahora la mujer en esas
circunstancias es llevada al hospital.
Se considera que someterse a la sobada regularmente trae ventajas a la mujer no
sólo durante el embarazo, sino también en el momento del parto, que será rápido
y menos doloroso. Además no habrá riesgo de que la salida de la placenta se demore o que ésta “se pegue” a cualquier otro órgano o parte del cuerpo, poniendo
en peligro la vida misma de la mujer. Someterse de modo frecuente a la sobada
también ayuda a evitar las amenazas de aborto. La eficacia de la sobada es valorada
también a posteriori: si la mujer presenta algunas dificultades durante el parto se le
atribuye a no haberse sometido regularmente al masaje.
151
patrizia quattrocchi
La sobada para componer al niño es, por lo tanto, una práctica compleja que
cumple distintas funciones: la de “posicionar”, la de “mantener” y la de “prevenir”.
Es una forma de control físico y al mismo tiempo de control simbólico de la salud
de la mujer y del bebé. Sometiéndose con regularidad a la sobada, las mujeres
permiten efectivamente que el ojo experto de las parteras vigile el desarrollo del
embarazo y al mismo tiempo se mitiguen psicológicamente temores difundidos
como el de la cesárea, el del aborto o el de un parto con complicaciones. La sobada
es, desde esta perspectiva, un mecanismo importante de sostén emotivo que evita
que las mujeres tengan que afrontar situaciones de angustia (Jordan, 1983, 1989;
Good, 1995), aunque —como veremos después— existen otros.
La función preventiva de la sobada durante la gestación y su papel en las relaciones entre medicina local y sistema nacional de salud serán los aspectos que veremos
con mayor detenimiento en nuestras conclusiones.
Sobadas durante el puerperio
El trabajo de la partera no termina con el nacimiento, sino que continúa durante
los ocho días sucesivos al parto y, a veces, hasta 40 días después. Durante este período el cuerpo de la puérpera es considerado “caliente, abierto” y “descompuesto
y tierno”. Devolver el cuerpo de la mujer al estado de la normalidad es deber de la
partera, que informa a la puérpera de algunas prohibiciones alimenticias y de comportamiento: evitar los “vientos de lluvia” y el consumo de alimentos considerados
“fríos” o levantar cosas pesadas, y someterse a diferentes sobadas. Al día siguiente
del parto se lleva a cabo una de ellas para iniciar el proceso de “recomposición general” del cuerpo; al tercer día, la sobada tiene como fin “recomponer” los órganos
y levantar el útero; al octavo día el cuerpo es “cerrado” para que la mujer salga de
la condición de apertura que el parto le ha ocasionado. A los 40 días se produce la
recomposición total del cuerpo.
El objetivo final de todas las sobadas es el de “componer” el cuerpo de la mujer
y algunos órganos que se perciben como “fuera de lugar” y “en desorden” a causa
del esfuerzo realizado durante el parto. Los órganos más afectados son el útero y el
cirro. Se considera que durante el parto el útero desciende y el cirro se desplaza.
Sobada al día siguiente del parto
Al día siguiente del parto la partera va a casa de la puérpera para bañar al bebé
y desinfectar el resto de su cordón umbilical. También baña a la mujer con agua
tibia (a menudo se ponen en el agua hojas de distintas plantas que se consideran
“calientes”) para relajar el cuerpo, especialmente los senos y el vientre, y favorecer
la “bajada” de la leche. La temperatura del agua nunca debe ser extrema, con el fin
de evitar que la mujer sufra cambios repentinos de temperatura que puedan alterar
el equilibrio de su cuerpo, que se está lentamente recuperando.
152
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
El hecho de que la mujer embarazada o puérpera sea percibida como “caliente”
hace referencia, una vez más, a una temperatura simbólica y no real, y entra en una
concepción del cuerpo en donde los conceptos de equilibrio y de equilibrio térmico
son fundamentales. El estado de calor ligado al embarazo y al parto se pone en relación directa con la sangre, elemento percibido como “caliente” por excelencia. Las
parteras afirman que la sangre retenida en el cuerpo de la mujer durante los nueve
meses de embarazo “calienta” el cuerpo de la mujer, la cual volverá gradualmente
al estado normal de “frialdad” sólo después de los ocho días del período puerperal.
El estado de “calor” en el que se encuentra la mujer, obviamente, no le permite
entrar en contacto con elementos “fríos” como ciertos alimentos, el agua fría o los
“vientos de lluvia”, mismos que podrían alterar bruscamente su estado térmico.
Durante la primera visita, la partera efectúa una sobada muy ligera, dado que
el útero de la mujer está todavía inflamado y no debe hacer grandes esfuerzos. Por
lo tanto, sólo realiza un ligero masaje sobre el vientre, los brazos y el pecho, este
último para facilitar la bajada de la leche. También pueden masajearse las piernas
pero sin levantarlas. El objetivo de esta primera sobada es iniciar gradualmente la
“recomposición” del cuerpo, lo que continuará de manera más enérgica en las sobadas sucesivas. La duración de este primer masaje es de unos 10 minutos. La mujer
no se tiende en el suelo, sino en la hamaca, donde reposa hasta que no retome sus
actividades cotidianas.
Sobada al tercer día después del parto
El tercer día, la madre recibe su primer baño completo con agua tibia en la cual la
partera agrega hojas de distintas plantas “calientes”. Después del baño se realiza
la sobada, que se inicia localizando la posición del cirro y del útero para comenzar
su reposicionamiento. Este masaje, a diferencia del que se hace al día siguiente del
parto, es más enérgico, pues se considera que es el momento en que los órganos
deben ser regresados a su posición correcta. Una vez ubicado el cirro se procede a
arrastrarlo hacia el ombligo. Las modalidades de esta manipulación son similares a las descritas antes para componer el cirro, aunque la presión de las manos es
menor y los tiempos de ejecución pueden ser repartidos gradualmente en distintas
sesiones, dentro de los ocho días previstos. Después se procede a subir el útero;
para ello, la mujer se tiende en el suelo en posición supina, pero con las piernas
flexionadas. Debajo de la espalda se le pone una almohada para levantar la pelvis.
Así, la partera coloca una mano en la parte baja del vientre de la mujer y la otra
en los glúteos o en la zona sacro-lumbar. Una vez ubicada la posición del útero,
la partera procede a subirlo presionando con fuerza con las palmas de las manos y
arrastrando el órgano hacia la posición que se considera correcta. La sesión dura
unos 30 minutos. Al final, la partera venda el vientre de la mujer con un pedazo
de tela para evitar que el útero baje de nuevo. La venda se lleva aproximadamente
durante un mes.
153
patrizia quattrocchi
Sobada a los ocho días después del parto
La sobada al octavo día después del parto es la más importante, pues el cirro de la
mujer está “en desorden” y su cuerpo, aunque en parte “recompuesto” con el masaje
del tercer día, debe ser restablecido definitivamente. Esta sobada se complementa
con otra técnica que tiene como fin “cerrar” el cuerpo de la puérpera, “abierto” a
causa del parto. Los vocablos empleados para esta acción son los verbos “apretar”
(presionar, comprimir) y “amarrar” (atar, asegurar). Ambos términos se usan como
sinónimos, aunque el más frecuente es “amarrar”, por lo tanto la sobada del octavo
día es conocida en español como “amarrada”. En lengua maya se utiliza, en cambio,
la expresión k’aax yoot’, en la que k’aax significa “amarrar”, “apretar” y yoot’, “sobar”,
“sobada”.
Se trata de la única sobada en la que la partera no utiliza sus manos para comprimir el cuerpo de la mujer, sino su propio rebozo. La sobada consiste en envolver
y presionar gradualmente las distintas partes del cuerpo de la puérpera. Se inicia
en la cabeza, que se envuelve en el rebozo, y se tira de las dos extremidades para
comprimirla lo más que se pueda. Para apretar con fuerza generalmente se pide
ayuda a la suegra o a cualquier otra persona adulta. La presión dura varios minutos
y luego se procede con otra parte del cuerpo. La sobada tiene lugar de arriba hacia
abajo, nunca en sentido contrario, por lo tanto después de la frente se procede a
apretar alrededor de los hombros y de los senos, luego se sigue hacia la parte alta
del vientre, evitando la parte baja que aún está inflamada a causa del nacimiento.
Posteriormente se continúa con los muslos y las rodillas, hasta llegar a los tobillos y los pies. Esta presión cierra definitivamente el cuerpo, protegiéndolo de la
introducción de elementos extraños y negativos, como los “aires” y los “vientos”;
al mismo tiempo que recompone todo el organismo, evitando que sus partes se
muevan de nuevo.
Sobada a los cuarenta días
En lengua maya esta sobada es llamada nojoch yoot’, donde el término nojoch significa grande. Es, entonces, “la gran sobada”, la conclusiva, cuyo objetivo es componer
definitivamente el cuerpo de la mujer y el cirro.
Es más vigorosa que las anteriores y se lleva a cabo algunas semanas después
del parto cuando la mujer ya puede levantar las piernas y los brazos sin dificultad.
Se procede de manera enérgica a estirar las piernas y los brazos, que son alzados,
flexionados y movidos con fuerza. La “gran sobada” dura unos 40 o 50 minutos
y resume todas las funciones de las sobadas precedentes: recompone, comprime,
realinea, pero también relaja el cuerpo de la mujer y, sobre todo, marca simbólicamente su retorno a un estado de normalidad. No todas las mujeres se someten
a esta sobada y las mismas parteras a veces no la consideran tan importante como
la que se efectúa los ocho días después del parto. Si la mujer lo desea, la partera
154
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
estará en disposición de hacerla, de lo contrario su trabajo se considera terminado
el octavo día después del parto.
Sobada para el pasmo
El término castellano “pasmo” es utilizado por los habitantes de Kaua de acuerdo
a dos acepciones: “tener el pasmo” que, como veremos, alude a una enfermedad
exclusivamente femenina. Por otra parte se puede afirmar que cualquier órgano o
parte del propio cuerpo “está pasmada”, indicando una condición que supone una
serie de distintos disturbios. En ambas acepciones el término “pasmo” está ligado
a un estado de “frialdad”, llamado en lengua maya síis, que significa, justamente,
“frío”.
La idea compartida es que el pasmo provoca una pérdida del equilibrio térmico
del cuerpo que, como sabemos, remite al balance entre elementos calientes y fríos.
Esto significa que quien sufre de pasmo o tiene alguna parte del cuerpo pasmada
ha entrado necesariamente en contacto con elementos “fríos” en un momento en
el que se encontraba en una condición “caliente”.
En Kaua no es común escuchar hablar de pasmo para indicar un estado físico o
una enfermedad que no esté ligada a la esterilidad femenina. El cirro del hombre,
por ejemplo, puede encontrarse en una condición de pasmo cuando en estado
caluroso vuelve de trabajar en la milpa e ingiere bebidas frías. La mayoría de las
veces el término “pasmo” es utilizado, no tanto como condición, sino como una
enfermedad típicamente femenina. En este sentido, el pasmo es explicado con
155
patrizia quattrocchi
la expresión “frialdad en la sangre”.6 Se trata de un enfriamiento simbólico de la
sangre menstrual de la mujer, que le impide quedar embarazada, a pesar de que su
ciclo pueda ser regular. Del mismo modo que para el cirro, podríamos decir que
la sangre “está pasmada”, pero es una manera de expresarse que no aparece en los
discursos de las mujeres de Kaua. Cuando se habla de frialdad que tiene que ver
con la reproducción, se trata de enfermedad del pasmo y nada más.
La enfermedad es causada por no respetar las prohibiciones alimenticias y de
comportamiento previstos para los días del período menstrual; se trata de disposiciones que remiten a la división de alimentos y sustancias en calientes y fríos.
Otra vez se refiere que la sangre menstrual, considerada caliente, no debe estar
en contacto con elementos fríos que puedan perturbar el equilibrio térmico del
cuerpo y el bienestar de la persona. Durante el período menstrual es necesario
abstenerse en particular de ingerir limón, naranja agria y bebidas heladas, y evitar
el contacto físico con agua fría. Algunas mujeres se muestran escépticas con respecto a la “peligrosidad” de tales alimentos y comportamientos, afirmando haber
observado a algún pariente infringir las reglas, o haberlo hecho ellas mismas, sin
consecuencias: “Antes sí. Ahora no. Mi hija ya no. Ahora se levantan, se bañan, en
el hospital toman helados, toman refrescos. Mi hija así lo hizo y veo que después
de dos años se queda embarazada otra vez. Por eso no es cierto que viene el pasmo
con el frío” (Doña Soco).
A pesar de esto, los conocimientos sobre las causas y consecuencias del pasmo son
muy difundidos y las mujeres siempre hablan de él con preocupación. El pasmo es
considerado una enfermedad muy seria y algunas parteras afirman que, si la “frialdad”
en la mujer no es curada, no sólo puede quedar estéril sino que, en los casos más
graves, puede también morir. A menudo las mujeres recurren a la partera después
de haber intuido la posibilidad de estar pasmada. Los síntomas que pueden indicar
la “frialdad en la sangre” son, por ejemplo, el color oscuro de la sangre menstrual; el
hecho de que ésta quede impregnada por largo tiempo en los trapos que usan durante
el periodo menstrual después de haberlos lavado; un período o sangrado doloroso o
molesto, y no quedar embarazada.
El diagnóstico es hecho por la partera, que inspecciona el color y consistencia
de la sangre: si es rojo vivo (chak en lengua maya) se considera “normal” o “fuerte”,
pero si la sangre presenta un color rojo oscuro o negro es considerada “débil” o
“enferma” y es cuando la mujer tiene el pasmo. Para verificar el color de la sangre
algunas parteras ponen una pequeña cantidad sobre un pedazo de tela blanca, otras
utilizan un “cristal”: 7
Primero tiene que checarle la sangre y después la cura. Cuando se baja su sangrado agarro un poco de sangre y lo pongo en un cristal, echo un poco de sal: si la sangre queda
En lengua maya yucateca la expresión síis u k’i’ik’el, significa literalmente “su sangre está fría”.
Muchos terapeutas suelen utilizar con fines adivinatorios o diagnósticos pequeñas piedras naturales de formas o colores particulares, llamados cristal en español o saastún en lengua maya.
6
7
156
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
bien roja tengo que curarla con agua hervida, si la sangre queda negra, con agua fría.
Necesita mirar la sangre porque si tiene que curarla con agua hervida y le echo agua fría
se va a morir la señora, porque sale más cálida. Primero checo su sangre y, si está negro,
con agua fría la curo. Si está rojo con agua hirviendo. Se llama pasmo esto. En el agua
echo hierbas, tiene que buscarlas uno. La mujer tiene que tomarla y bañarse el cuerpo.
Yo preparo tres botellas para tres días, una cada día. Y tiene que bañarse. Hay señoras
que ya son nueve meses que no ven su menstruación, toman la medicina y después de
algunos días ya tienen otra vez (Doña Juanita, partera).
Ese pasmo existe, yo lo vi con mi hermana. Ella tenía mucho dolor cuando tenía sus
reglas. Entonces mi mamá preparó una medicina porque conocía un poco las hierbas:
nueve hojas de chalché o santa maría, anís de la miel blanca, se echa todo en el comal
con un poco de pimienta y sal. Mi hermana no quería tomarla, pero debe tomarla, “Si
no —dice mi mamá— no vas a tener hijos”. Entonces la tomó para tres o cuatro veces
cuando tenía sus reglas y ya no le dolía su menstruación. Y también la ropa estaba
húmeda porque la frialdad salió de su cuerpo. Antes tenía sangre negra (Doña Wilma,
enfermera).
Si se diagnostica un pasmo, la terapia prevé la utilización de preparados a base
de plantas medicinales consideradas “calientes” y un ciclo de sobadas. No todas
las parteras son capaces de preparar las medicinas y ésta constituye otra de las
capacidades que definen, ante los ojos de la comunidad, a una buena partera.
Normalmente las sobadas se llevan a cabo mientras toman la medicina y en general se considera que tres pueden ser suficientes. La sobada dura alrededor de
una hora y abarca sobre todo la zona del vientre y debajo de él. Se cree que con
la manipulación del vientre y de los órganos internos que tienen que ver con la
reproducción, como el útero, se logra una especie de recalentamiento que ayuda
a combatir la frialdad padecida. Ésta provoca, de hecho, un estado de desorden
general dentro del cuerpo y al mismo tiempo una especie de bloqueo del normal
proceso reproductivo, que debe ser reactivado y puesto en marcha. Durante la
sobada se controla, además, la posición del útero y, si se encuentra fuera de lugar,
se procede a su reposicionamiento.
La convicción general es que los médicos no pueden curar la “enfermedad del
pasmo” ni están en condiciones de diagnosticarla. Si alguien sufre de ella, entonces,
no se dirige al hospital o al centro de salud; busca a una buena partera. Por otro
lado, tienen presente que la mujer a veces no puede quedar embarazada por otros
motivos, algunos relativos al saber biomédico. Para definir estos últimos se usa
generalmente el término “naturaleza”, o bien “anemia”.
Sobada para el “fallo de matriz”
Otra causa que impide la concepción y para la que se emplea la sobada como
práctica terapéutica es el llamado “fallo de matriz”. Para comprender su significado debemos tomar en consideración, una vez más, la idea de la movilidad de
157
patrizia quattrocchi
los órganos internos. Como otros órganos, también el útero puede desviarse a un
lugar distinto del habitual, volviendo imposible la fecundación. El movimiento
del útero puede producirse de dos modos: se desplaza poniéndose de lado, arriba o
debajo de su lugar, o puede girar invirtiéndose completamente e impidiendo que
el esperma llegue al útero:
Yo veo el cuerpo de la mujer, la agarro y veo cómo es. Es culpa de la matriz, porque
la matriz está así, aquí está el cuello de la matriz, cuando el hombre echa afuera el líquido, ese líquido puede ir directo a la matriz, pero si la matriz está girada o de lado,
el hombre echa el líquido pero no puede entrar. Así no puede quedarse embarazada la
señora. No puede, porque el líquido no va a la matriz, por eso digo yo. Yo sé cómo es
(Doña Soco).
Las causas del desplazamiento o de la inversión del útero remiten una vez más a
un esfuerzo físico. Cuando la mujer trabaja demasiado, se cae o se somete a movimientos bruscos, puede suceder que su cuerpo sufra un contragolpe y sus órganos
internos se encuentren repentinamente en desorden. La terapia consiste en “componer la matriz”, o sea reposicionarla en el lugar correcto, a través de dos o tres
sobadas. Realizar este tipo de sobada es bastante difícil, una vez más se trata de un
saber especializado que quien lo posee defiende de competidores y detractores. Se
considera, por ejemplo, que los médicos no conocen las causas y modalidades de
tratamiento para esta enfermedad, por lo que las personas se dirigen directamente
con el terapeuta local. A veces la sobada se acompaña también con una medicina
“caliente”, pero mientras que en el pasmo el suministro de la medicina resulta
esencial, en este caso la sobada es la práctica terapéutica más importante: “Si está
mal su matriz, necesita sobarla, a veces está de lado su matriz. Se dan medicinas
de maguey [agave] uno tiene que sancocharla. El maguey es caliente y la mujer
tiene que ponérselo abajo. No lo toma, lo pone abajo después que la soban. Con
la sobada ya puede tener hijos” (Doña Anita).
Para “componer la matriz” las parteras piden a la mujer recostarse en el suelo,
como para cualquier otra sobada, pero le ponen debajo de la espalda un cobertor
de modo que el bajo vientre quede en posición ligeramente alzada, como cuando
se procede a “levantar” el útero después del parto. Si la partera encuentra el útero
bajo, el procedimiento que sigue es el mismo que el de la fase puerperal: el órgano
es desplazado hacia la zona alta del vientre y luego, con movimientos y presiones
circulares del puño o de la palma de la mano, es “fijado”. Si se encuentra bajo
o “de lado” el tratamiento será similar. Si el útero hubiera “girado”, la sobada
debe volverlo a la posición correcta a través de movimientos circulares y semicirculares. Las manos se hunden en el vientre de la mujer y el útero es aferrado
—“agarrado” es la expresión utilizada por las parteras— tratando de girarlo con
movimientos vigorosos de modo que la posición sea nuevamente adecuada para
recibir el semen. Esta sobada dura entre 40 y 50 minutos.
158
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
Sobada después de un aborto espontáneo
Uno de los mayores temores de una mujer encinta es el de sufrir una amenaza de
aborto. Entre los motivos más frecuentes para ello están el no haber satisfecho un
“antojo” alimenticio, el haberse caído o haber levantado cosas pesadas o el haberse
asustado por el encuentro con un animal o una persona inesperada o por un acontecimiento desagradable. Si las amenazas no son consideradas tan graves, se recurre
a la partera, quien suministra un preparado a base de plantas o efectúa una terapia
simbólico-ritual. Pone a hervir, por ejemplo, una cadena de oro o el brazalete de la
mujer y luego hace beber el agua en la que los objetos estuvieron sumergidos. En
los casos más graves la mujer es llevada al hospital. Si la mujer aborta, una vez que
vuelve a su casa deberá someterse a los ocho días a una sobada que tiene el objetivo
de volver su cuerpo a la normalidad.
El término aborto se refiere en lengua maya con la expresión emsaj aal “ha bajado el niño” o uchi’ loob ti’ na’ “ha ocurrido un accidente a la madre”, mientras que
en español se usa la expresión “ya se bajó el niño”. La idea de “caída” es útil para
comprender por qué durante la sobada que “compone” el cuerpo de la mujer, el
útero debe ser “alzado”. Se considera, de hecho, que el aborto provoca el descenso
de la matriz. La sobada es similar a la efectuada después del parto. La pelvis de la
mujer, puesta en posición supina sobre el piso, es levantada con un montón de telas
colocadas debajo de su espalda y la partera empieza a levantar el órgano. La mayoría
de las parteras afirma que esta sobada es efectuada sólo en caso de un aborto espontáneo y no en el de un aborto provocado, tras el cual, sostienen, no les interesa
aplicar la terapia.8
Sobadas para componer otros órganos
Describimos ahora brevemente otras sobadas que no están relacionadas con el
ciclo reproductivo femenino pero cuyo conocimiento es útil para comprender la
complejidad de esta práctica. Se trata de sobadas que se relacionan con otros
órganos o partes del cuerpo, como la barriga (en lengua maya nak’ ), el intestino
(chooch), los tendones (xiich’ ), o el “vaso de orina”, y que pueden referirse a hombres, mujeres y niños. Éstas duran generalmente menos que las otras; en promedio
30 minutos.
Antes de presentarlas es importante recordar que en algunos casos, en la traducción literal del nombre de una parte del cuerpo (de la lengua maya yucateca
al español), algunas denominaciones pueden no tener correspondencia con las
mismas partes fisiológicas. Otras veces nos encontramos frente a un problema
El aborto inducido es considerado un pecado y constituye una de las acusaciones profesionales
más graves que una partera puede recibir. Por lo tanto, es bastante difícil discutir esto con ellas. Todas
declaran que algunas colegas de algún pueblo yucateco perdido son capaces de provocarlo, pero que
ellas no están interesadas en hacerlo.
8
159
patrizia quattrocchi
no sólo de orden terminológico, sino al hecho de que la concepción de las
anatomías y las fisiologías pueden ser muy distintas. Cuando nos acercamos a
saberes médicos distintos es necesario tener conciencia de la diversidad de los
principios clasificadores y de las dimensiones etiológicas de éstos con respecto
al discurso médico científico. En la óptica de una comprensión de modelos
explicativos diferentes de lo que se entiende por salud y por enfermedad, la
prioridad no es tratar de reconducir forzosamente las “otras” categorías a las
biomédicas (práctica que a veces se torna imposible), sino que se intenta comprender el significado de las mismas desde un punto de vista interno. El mismo
discurso puede hacerse también en relación con la denominación de las varias
partes del cuerpo que pueden no corresponder en la sustancia, aun cuando
correspondan en la terminología.9
Por ejemplo, parece intuirse que con el término maya choochel —traducido en
español como “intestino”— se indica en realidad no sólo al órgano así designado
por la biomedicina, sino a una parte del cuerpo más amplia. El mismo término nak’
—que indica “barriga”— parece estar referida a partes de cuerpo distintas, a veces
al vientre, a veces al estómago. ¿Qué decir, entonces, de partes del cuerpo menos
localizables en un único órgano, como el chuun nak’, que refiere al “tronco de la
barriga” o la parte baja de ésta? No teniendo la información etnográfica suficiente
para poder formular hipótesis con respecto a la diversa anatomía y fisiología a la
cual los términos se refieren, creemos, en definitiva, que debemos dejar la cuestión
abierta a discusión. Pero sí evidenciamos la necesidad de reflexionar sobre el hecho
de que las categorías fisiológicas, diagnósticas y terapéuticas de la biomedicina
—no obstante hayan nacido dentro de un discurso científico que se considera
“objetivo” y universalmente válido— no siempre son aplicables acríticamente a
sistemas médicos diversos.
La barriga ladeada: Tséel u nak’
Tséel u nak’ es una expresión maya que significa que “la barriga está de lado”. Según
los habitantes de Kaua, el movimiento de esta parte del cuerpo hacia la derecha
o hacia la izquierda representa una enfermedad con síntomas y signos tales como
fuertes dolores de barriga y diarrea. Otra expresión usada en español para indicar
la misma condición es que “la barriga se cae”. La sobada que se efectúa para reposicionar la barriga es considerada como bastante fácil de aprender y hasta las parteras
menos expertas pueden realizarla.
Las modalidades de esta sobada son similares a las realizadas para otras. El
paciente es acostado en el suelo y se procede primero a detectar la posición del
órgano y luego a arrastrarlo hacia su exacta colocación. La sobada dura unos 30 o
40 minutos y puede ser suficiente una sola sesión.
9
Véase a este propósito el trabajo de Lupo, 1998, 2001.
160
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
Si un bebé se cae, la tripa se pone de lado, tséel u nak’, le dicen, tuerce, se gira, entonces uno
lo talla. A veces lo llevan con el doctor, pero no es de los doctores. Yo tallo los bebés, también
tallo mi hijo y ya no tiene diarrea (Doña Lupe, aprendiz de partera).
El intestino ladeado: Tséel u chooch
El término maya chooch es traducido por las parteras que hablan español como
“intestino”. Este órgano puede, como otros, desplazarse a un lugar distinto del
que le es propio, causando diarrea, vómitos y fiebre. Cuando la diarrea se debe al
movimiento del chooch y no a otras causas, ésta es de color claro y olor delicado,
como a rosa. Para reposicionar el intestino la partera ejecuta una sobada sobre el
vientre de la persona.
El “vaso de la orina”
Cuando una persona orina demasiado durante el día o la noche, o bien cuando un
niño considerado grande continúa orinándose durante la noche en su hamaca, se
cree que hay un movimiento del “vaso de la orina” (u baasoil wiix), aparentemente
el órgano correspondiente a la vejiga. Se considera que el “vaso de la orina” ha
descendido y es necesario que la partera lo levante a través de la sobada. El “vaso
de la orina” se encuentra, según algunas parteras, en la parte baja de la espalda, en
el lado derecho.
161
patrizia quattrocchi
Los tendones: x’iich’
El término maya xiich’ es traducido al español por los habitantes de Kaua
como “tendones”. El xiich’ principal es considerado el de la columna vertebral.
El movimiento de los distintos tendones o de la columna provoca dolorosos
disturbios que las parteras pueden corregir a través de sobadas. El movimiento
de los órganos llamados xiich’ se debe, una vez más, a esfuerzos excesivos o a
una caída:
Aquí en la columna hay los tendones que se pueden descomponer. Son xiich’, así los llamamos, hay varios. Las venas es donde corre la sangre y los tendones allí están también,
donde hay los huesos. Una vez un señor de acá se cayó en el pozo y cuando lo sacaron no
puede sentarse: eran los huesos, se quebró los huesos de la columna y los pies se secaron
y nunca caminó otra vez. En cambio el xiich’ tallándolo si se compone. Tiene dolor, se
siente feo uno, tiene dolor. Es en el tendón principal de la espalda, así lo llamamos. Esto
sí puedo componerlo (Doña Anita).
Sobada para el empacho
El “empacho”10 afecta a las personas que han comido demasiado o mal. Tampoco
en este caso nos parece correcto reducir la sintomatología o la etiología de esta
enfermedad a categorías biomédicas, como sería el caso de una indigestión. La
ingestión de una cantidad excesiva de alimento, la prisa y la ingesta de alimentos
fríos son características comunes de los casos de empacho y remiten a concepciones
diferentes, ligadas, una vez más a una idea de salud basada en los conceptos de
equilibrio y de equilibrio térmico.
El exceso (en este caso de alimentos) es una de las modalidades a través de
las cuales se rompe el delicado equilibrio que rige el buen funcionamiento del
cuerpo humano. Los habitantes de Kaua consideran que cuando una persona sigue comiendo antes de que el proceso de digestión haya terminado, por ejemplo,
cuando come demasiado pronto por una segunda ocasión, el nuevo alimento no
logra seguir su recorrido y el estómago se empacha. Podríamos presumir que el
proceso de digestión que se encuentra aún en curso (reconocido como “caliente”)
es interrumpido por una segunda porción de alimentos, el cual se presenta como
elemento de ruptura y provoca una especie de bloqueo del proceso digestivo. En
este caso, el alimento introducido parece ser considerado “frío” no tanto por su
cualidad térmica o simbólica, sino justamente porque es ajeno al proceso ya en
curso. La digestión, justamente en virtud de su dinámica, es un proceso reconocido como “caliente” por diferentes grupos étnicos mesoamericanos. López Austin
(1996) afirma, por ejemplo, que entre los nahuas la digestión era imaginada como
un proceso a través del cual los alimentos se cocinaban.
10
Véase Campos, 2000.
162
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
El testimonio de la partera doña Sofía, que presento a continuación y que es
similar a otros recogidos en Kaua, remite, en efecto, al equilibrio entre elementos
calientes y fríos:
Aunque ya que le doy de comer al niño, a rato le doy el pecho así, otra vez, como va
digestionando la comida y pone otro encima, ocasiona que se echa a perder la comida
que tiene por dentro, que ya tienen hecha... te imaginas, hasta por una comida en la
olla... si ya la herviste bien, le echas otra comida fría encima... ¿Qué es lo que va a
pasar? Entonces así en la barriguita. Ya tiene su comida digestionándose (sic) y le pone
otra encima. Lo que le ocasiona es que se echa a perder, y eso le ocasiona la diarrea y el
vómito porque no sabe dónde pasar.
La partera puede reconocer a un niño empachado por el color y el olor de su
diarrea, muy fétida y de color amarillo.11 Si el diagnóstico es de empacho y el
paciente es un niño, las parteras normalmente recurren a un lavado rectal con
agua y hojas de distintas plantas (epazote, hierbabuena, té de China, naranja
dulce y limón). Sólo después de estas primeras curaciones se efectúa la sobada,
que tiene el objetivo de “calentar” el cuerpo del niño y poner en marcha los órganos del aparato digestivo. La similitud con las ideas que se refieren al pasmo
es evidente.
Tres días después de la primera sobada la madre debe llevar al niño con la partera
para que realice un segundo lavado rectal y una posterior sobada. Esta segunda sobada es diferente. El niño es puesto en posición inclinada y la partera da pequeños
golpes continuos sobre su espalda utilizando los lados de las manos. Los golpecitos
son veloces y enérgicos y son llamados en lengua maya jaats’ paach, donde jaats’ es
“golpeteo” y paach es “espalda”. Este modo de actuar sobre el cuerpo del paciente
sirve para hacer que el “aire” acumulado dentro del cuerpo se vaya. Terminado el
masaje sobre la espalda, se efectúa la sobada en el vientre y se verifica la posición
del cirro y del “intestino”.
Con esta última sobada se cierra la lista de técnicas de manipulación del cuerpo
encontradas durante nuestro trabajo de campo. Imaginamos que hay otras, por
ejemplo en el caso de enfermedades o disturbios infantiles o aquellas usadas para
componer los huesos o los ligamentos. Algunos trabajos etnográficos presentan la
administración de masajes también durante el trabajo de parto y durante el parto
mismo, pero la mayoría de las parteras de Kaua consideran que la última sobada
debe tener lugar antes del parto, dado que durante el mismo ya no hay nada que
“componer”. Compartimos esta posición y pensamos que los masajes eventualmente desarrollados durante el parto no deben ser considerados sobadas en el sentido
estricto del término (es decir como acto que compone), sino que son masajes que
11
Según las parteras, el color de la diarrea indica el tipo de enfermedad: si el niño tiene la “barriga
de lado” su diarrea es blanca; la causada por el empacho es amarilla y apestosa; la provocada por el
“ojo” es verde, con mucosidad y un olor delicado.
163
patrizia quattrocchi
tienen otras funciones, como las de estimular a la parturienta y hacer el desarrollo
del parto menos dificultoso.
Algunas consideraciones finales: el sentido de la sobada
Como hemos visto, entre las sobadas más importantes que se refieren a la salud
reproductiva femenina está la prenatal cuya función principal, y causa de su persistencia e importancia, es el prevenir y controlar física y psicológicamente el buen
desarrollo del embarazo. Al mismo tiempo, la sobada representa para las mujeres
un modo de apropiarse cotidianamente de su cuerpo y de mantener en sus propias
manos el proceso reproductivo, en un contexto de creciente medicalización del
parto en el cual la parturienta se vuelve paciente y el parto, evento médico. La
sobada, en cambio, permite inscribir sobre el propio cuerpo —embarazo tras embarazo— la historia individual de mujer y de madre, como momento femenino en
el que mujer y partera se confrontan. Representa, además, un tiempo fundamental
—el “tiempo de la sobada”— en el cual se transmiten los conocimientos locales con
respecto al embarazo y al parto, en el cual se reelaboran los nuevos conocimientos
introducidos por la biomedicina.
Al mismo tiempo la sobada es uno de los baluartes utilizados por las parteras en
defensa de su propio papel y saber. Las parteras que saben “componer” reivindican
explícitamente la superioridad técnica y cognoscitiva derivada de esta capacidad
con respecto al personal médico hospitalario que, a menudo, no comprende o no
conoce esta práctica. De este saber “exclusivo” las parteras de Kaua son muy conscientes. Los doctores, ciertamente, “saben otras cosas”, con las cuales las primeras
no entran en competencia o en pugna. Lo hacen, al contrario, donde el saber
médico-científico no es capaz de ofrecer una alternativa terapéutica que responda
de manera eficaz a las expectativas de las mujeres. El caso más emblemático de esta
especie de estrategia de defensa que las parteras actúan —sea en el plano del discurso
o en el del trabajo práctico— es el de la afirmación recurrente de que la sobada evita
la cesárea.
Sin duda, hoy en día la mayoría de las mujeres yucatecas dan a luz en el hospital,
pero muchas, sobre todo las indígenas de las áreas rurales, siguen prefiriendo el
parto en casa y la asistencia de la partera. Los motivos que llevan a las mujeres y a
sus familias a esta elección son de distintos órdenes: desde las dificultades prácticas,
como el transporte o los costos; las lingüísticas y culturales, como que el personal
de salud no hable maya, sea de sexo masculino, no conozca o respete las prácticas
indígenas, prohíba la presencia de parientes durante el parto u obligue a la posición
supina, etcétera. Pero las motivaciones más citadas por las mujeres con respecto
a la preferencia por una partera, están ligadas al hecho de que las parteras no “te
cortan” ni “te pican”.
La “picada” se refiere a la episiotomía, mientras que la “cortada” se refiere a la cesárea. Ambas prácticas remiten a un contexto medicalizado del parto y constituyen
164
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
los temores más fuertes expresados por las mujeres con relación al parto hospitalario. Según el sentido común, parir en el hospital significa necesariamente someterse
a una “picada” y, no raramente, también a una “cortada”. Se trata, en efecto, de un
temor real: el porcentaje de cesáreas practicadas en los hospitales públicos y en las
clínicas privadas yucatecas es superior al promedio nacional.12 Según el personal
médico esto se debe a las condiciones de emergencia en que las mujeres indígenas
llegan al hospital, en muchos casos, después de la intervención infructuosa de la
partera. Sostienen también que la conformación física de las mujeres (pelvis estrecha) hace que a veces el parto vaginal sea difícil. Las parteras, a su vez, se lamentan
del abuso de esta práctica por parte de los médicos: “Estrecha es cuando el cuerpo
es normal, pero el útero es pequeño, el huevecito también. Los doctores dicen que
todas están así. En todos mis años tal vez me ha tocado una estrecha. ¡¿Será que en
esta época Dios mande todas estrechas?! ¡No lo creo!” (Doña Anita).
Al contrario, ellas creen que los médicos prefieren cortar por motivos de tiempo, pues la espera de un parto natural es más larga; de dinero, ya que el parto por
cesárea cuesta más, y, en el caso de los jóvenes médicos practicantes o pasantes, por
el miedo o la incapacidad para afrontar el acontecimiento:
Con las parteras el parto es normal, hay sólo partos normales; en cambio, en el hospital
te cortan y duele. Las parteras no hacen nada, no cortan, y uno sabe que se alivia bien.
En el hospital también si se alivian normales tienes que cortar. El doctor corta también
si la señora está bien, para que salga más rápido el bebé. ¡Aunque sea parto normal les
da gana la picadura! No, no es sin nada, tienen que llevar su picadura. Aquí muchas,
muchas prefieren las parteras. A eso le tienen miedo, sí. En cambio con nosotras no.
Nosotras componemos el bebé, las visitamos todos los meses y si el bebé está descompuesto los componemos, una vez y otra vez. Así es (Doña Lupe).
Más allá de las opiniones contrastantes de los diversos terapeutas, lo que parece
importante es que actualmente “cortar” o “no cortar” representa el límite, real
y simbólico, en el que los diferentes saberes referidos al parto dejan de comunicarse. Y donde lo que está en juego no es sólo un modo diferente de venir al mundo
o de ejercer una profesión, sino la supervivencia ideológica de la propia visión de las
cosas.
La convicción común es que el parto en hospital está estrictamente asociado
con una intervención “externa” (los instrumentos quirúrgicos) que incide sobre el
desarrollo natural del proceso del nacimiento. Los términos usados para la cesárea
y la episiotomía son emblemáticos de esta actitud: “cortar” y “picar” presuponen
instrumentos que intervienen sobre el cuerpo de la mujer. Por el contrario, en un
parto en la casa, la partera interviene sólo con la “naturalidad” de sus manos. En
este sentido, componer, es decir “poner en su lugar”, “recomponer”, es justamente
la acción inversa a cortar, o sea a “separar” y a “dividir”.
12
IMSS Yucatán 38,5%, media nacional 30% (SSY, 2004).
165
patrizia quattrocchi
La verdadera elección que emerge escuchando las narraciones de las parteras y
de sus pacientes no es, entonces, tanto entre dar a luz en la propia hamaca o en la
camilla de un hospital, sino entre decidir por un parto “natural” o uno “ayudado
quirúrgicamente”, con todas las implicaciones ideológicas y culturales que dos
modos tan distintos de actuar sobre el cuerpo implican.
En lo concreto tales discursos obran a través de relatos en los que se subraya
la capacidad de las parteras de actuar sin necesidad de “cortar” o “picar”, como
hacen los médicos, sino que obran sólo con sus manos y poniendo en práctica
conocimientos transmitidos a través de generaciones. No sólo durante el parto,
sino durante todo el curso del embarazo, pues, según las mujeres de Kaua, al parto
normal se llega, como hemos visto, sometiéndose a sobadas regulares que controlan
constantemente la posición del bebé.
La manualidad de la sobada es puesta en estrecha relación con la manualidad
del parto, en el que no se utilizan instrumentos extraños que puedan “incidir”
—metafórica, pero también físicamente— en el curso natural de las cosas. Entendiendo el dar a luz como un “evento natural” de la vida femenina y no un
“evento médico”, en el que el cuerpo está integrado en una vivencia social y
cultural expresada por los saberes locales sobre la reproducción, la intervención
“externa” (y extraña) no parece necesaria en la modalidad de afrontar el parto,
sino en casos de emergencia.
Es en el espíritu de esta diversidad, entonces, que la práctica de la sobada encuentra los motivos de su función actual, como práctica física y como discurso
ideológico. La manipulación “innatural” que la cesárea provoca no está prevista
dentro de una relación con el cuerpo que aún no ha elaborado completamente el
proceso de medicalización y que tal vez rechaza sus aspectos extremos, que por
otra parte han emergido fuertemente y han sido criticados en las sociedades occidentales. Al contrario, la manipulación “natural” del cuerpo, identificada con la
sobada, sigue siendo fundamental dado que cuadra con una concepción general del
organismo que subraya otros aspectos, como el equilibrio de sus partes, el orden
interno y la normalidad (entendida no como patología) de procesos fisiológicos
complejos, como el parto.
Se trata de un discurso coherente, en el que las parteras proponen hoy a sus pacientes no tanto como alternativa al parto hospitalario, sino como una alternativa
a la cesárea. El primer caso significaría tal vez tener que competir con demasiados
elementos, como la mayor seguridad en caso de riesgo o complicaciones, un menor
costo si la pareja posee un seguro médico y, en general, un modelo de vida “urbano”
que se está difundiendo rápidamente, sobre todo entre las jóvenes generaciones. El
haber centrado la atención en un miedo difundido (la cesárea), a nivel de sentido
común ha sido, por el contrario, una estrategia ganadora que ha llevado a la refuncionalización de una práctica antigua en el contexto de la creciente medicalización
del proceso reproductivo y a una posibilidad para las parteras de no sucumbir ante
las presiones de la práctica médica.
166
¿qué es la sobada? una práctica terapéutica en yucatán
Es en esta compleja intersección de discursos, estrategias y concepciones que
debe ser comprendida y contextualizada la práctica de la sobada y su importancia para las mujeres de Kaua. Como decíamos al inicio, la sobada no es sólo una
técnica de masaje, es sobre todo, un saber acerca del cuerpo que está relacionado
directamente con las ideas de la movilidad de los órganos y de las partes del cuerpo,
con el orden, la temperatura, la apertura, etcétera. También es una modalidad de
acción a través de la cual ese saber, incorporado en las manos de las parteras, es
transmitido generacionalmente de mujer a mujer. Es, además, un discurso político
sobre el control del cuerpo como posibilidad de las mujeres de crearse un espacio
propio (que consiste en el tiempo y el lugar de las sobadas), en el cual expresan
sus propios punto de vista fuera del poder hegemónico (médico, pero también
masculino). Es, asimismo, un instrumento de defensa del saber de las parteras en
materia reproductiva y una afirmación del saber local, en sentido lato, con respecto
a un saber cada vez más globalizado. Y es, finalmente, un discurso más amplio sobre
el tratamiento del cuerpo y de la reproducción.
La oposición entre operación quirúrgica de la cesárea y manualidad de la sobada
nos permite de hecho reflexionar sobre una concepción más amplia del ser humano, y tal vez poner en discusión algunos paradigmas del discurso médico-científico.
Las parteras sostienen, por ejemplo, que la sobada debe ser completa, es decir extenderse también a los miembros inferiores y superiores, a la cabeza, a los hombros
y a la espalda. Lo que interesa es restituir el equilibrio a todo el organismo y no
sólo reposicionar el órgano descompuesto. Al contrario, la operación quirúrgica se
produce en una zona circunscrita del cuerpo y remite a una concepción organicista
del mismo, que a veces no considera la dimensión sociocultural de la enfermedad
o la totalidad de la persona como unión de mente y cuerpo. Discurso interesante y
estimulante, que seguramente no nos esperamos de una “simple creencia”.
Imaginamos que otras prácticas “tradicionales”, “indígenas”, no convencionales, etcétera, en el caso de que fueran mejor conocidas y comprendidas, podrían
mostrar igual riqueza de significados y también invitarnos a una reflexión sobre
las diversas modalidades de concebir la salud y la enfermedad y sobre la necesidad
de modelos de salud alternativos y pluralistas que no excluyan a priori prácticas y
saberes sólo porque no corresponden a los paradigmas compartidos por la comunidad científica.
Si con este breve trabajo lográramos, aunque sea mínimamente, estimular el
interés de los que obran, o se preparan para actuar en el sector sanitario, a acercarse a los conocimientos y a los saberes médicos diferentes con una perspectiva que
permita considerarlos igualmente eficaces, legítimos, coherentes, válidos y significativos que los que pertenecen al sistema biomédico institucional, podremos decir
que hemos alcanzado nuestro cometido.
167
patrizia quattrocchi
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1980 “La imagen del cuerpo humano según los mayas de Yucatán”, Anales de Antropología XVII: 31- 46.
1981 “Terapéutica tradicional y medicina moderna entre los mayas de Yucatán”, Anales
de Antropología XVIII: 13- 28.
169
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
ANDANZAS PERVERSAS
POR EL MUNDO DE LOS VIVOS
Ana Bella Pérez Castro
IIA, UNAM
Cuando se escucha tocar a la puerta y no hay nadie, que rechina la cama, o se oye
un golpeteo en los muebles o aparatos que se tienen en el hogar, cuando se deja un
objeto en un lugar y aparece en otro, si se ve una sombra desplazarse por el patio o
las habitaciones de la casa, o se escuchan los lamentos de “la Llorona”, la preocupación y el temor invaden a los habitantes de Tancoco, Veracruz, un poblado teenek
ubicado en la Huaxteca veracruzana.
Pero si además se escucha a la lechuza1 cantar tres veces, a los perros “llorar”,2
a la zorra o al coyote “gritar”,3 o bien se observa que las abejas se juntan en gran
cantidad, que salen las hormigas tepehuas o el “pájaro malagüelo”,4 puede pensarse
que tanto los sonidos y movimientos extraños como la conducta de los animales
están presagiando una muerte, y si se observa un perro con las patas cruzadas, se
sabe, además, que el deceso será por accidente. También el cuerpo avisa cuando
la tragedia está por llegar. Dicen5 que cuando a una persona le nace un grano, un
Fray Bernardino de Sahagún en el Libro Quinto escribe acerca de los agüeros que los mexicanos
usaban. En el capítulo V señala: “Cuando alguno sobre su casa oía charrear a la lechuza, tomaba mal
agüero. Luego sospechaba que alguno de su casa había de morir o enfermar, en especial si dos o tres
veces venía a charrear allí sobre su casa. Y si por ventura en aquella casa donde venía a charrear la
lechuza estaba algún enfermo, luego le pronosticaban la muerte. Decían que aquél era el mensajero
del dios Mictlantecuhtli, que iba y venía al Infierno. Por eso le llamaban yautequihua que quiere
decir mensajero del dios del infierno y diosa del Infierno, que andaba llamar a los que le mandaban
(Sahagún, 2002: 447).
2
En un trabajo realizado en 2004 con los niños de quinto y sexto año de las escuelas primarias
Federal y Estatal de Tancoco, Veracruz, los niños escribieron historias relacionadas con los presagios
de muerte y éstos fueron los verbos que usaron para dar cuenta de los sonidos emitidos por los animales referidos.
3
Opiniones de Carlos Torres, Juan Martínez, Celia Gómez, Nayeli Pérez, Luisa Fernanda Gómez,
Arturo Cruz (2004), alumnos de 5º y 6º año de las escuelas referidas.
4
Animales que, a decir de Perla Petrich, sólo son portadores de un mensaje de muerte (2003:
479).
5
A los niños de quinto y sexto año se les pidió que escribieran sobre todo aquello que indicaba
que alguien se iba a morir. De la misma forma, en entrevistas y pláticas informales con los padres,
1
ana bella pérez castro
mezquino6 o una mancha negra en la cara, o se le caen los dientes, es seguro que
un familiar fallecerá.
Lo putrefacto igualmente es indicador de muerte,7 por ello, si la ropa se agusana
o si se echa a perder el nixtamal, eso presume muerte. Y lo es en la medida que todo
lo que se relaciona con los fallecidos está asociado a lo putrefacto y que incluso
algunos animales son las mismas almas8 de los muertos.9
Pero los indicios de muerte también se entrometen en los sueños. De tal forma, si una persona se ve vestida de blanco, o que se va a casar, es aviso seguro de
que se va a morir. Si lo que sueña es a una mujer vestida de blanco o a Cristo, o
que alguien está barriendo la casa, o sueña con la matanza de un puerco o de una
vaca, carne o maíz en abundancia, una rata en el caño o agua sucia y revuelta,
son señales oníricas de que difunto habrá. Si lo que se sueña es agua limpia, no
faltarán las lágrimas.
Son anuncios, nos dicen, y “en el anuncio viene la verdad”, una verdad que
irrumpe la vida cotidiana, que hace que cada quien deje un poco de lado lo suyo
para volcar su vista a lo que puede ocurrir en la sociedad. Avisos de muerte que
todos conocen porque son parte de la memoria social, del pensamiento común. Por
ello, a través del desdoblamiento y la agudización de los sentidos, de los indicios
maestros, autoridades y curanderos del pueblo fue posible obtener una vasta información de los
indicios de muerte. En este sentido, cuando en el trabajo señalo “dicen” me refiero al decir de un
conjunto de personas, entre niños y adultos, que dieron cuenta de los presagios de muerte. Escribir
todos los nombres de quienes “dicen” hubiera dificultado la lectura de este trabajo.
6
El mezquino es un tipo de verruga.
7
Indicios de muerte relacionados con lo pútrido que lleva a recordar que en la época prehispánica, de acuerdo a Ochoa y Gutiérrez, se consideraba el inframundo, el Tamtzemlab, asociado con la
maldad, lo putrefacto, la muerte (1999: 124).
8
Sobre el concepto de alma, Mario Ruz apunta “… que si bien la introducción del concepto
cristiano de ‘alma’ enriqueció en múltiples casos la idea nativa de los componentes de la persona,
muy rara vez logró desplazar en su totalidad la creencia en un aliento vital que no poseen únicamente los humanos, sino que puede encontrarse en animales, plantas y hasta en minerales y
ciertos objetos, en particular en aquellos tenidos como sagrados” (2003: 622-623). En este sentido,
cuando la población de Tancoco hace referencia a los centros vitales de la persona, considera que el
ch’ichiin es el pensamiento y se encuentra en la cabeza, es donde podemos considerar que se guarda
la memoria individual, el ejjatal es el corazón y ahí residen las emociones. Por último, el ombligo
representa el tercer centro anímico donde late la vida. En el trabajo de campo, cuando indagamos
sobre los componentes de la persona, en forma indistinta se hablaba del espíritu, del alma y de
la sombra. La diferencia se estableció al considerar que un ente puede apropiarse de la voluntad,
del pensamiento pero la persona no fallece, no así cuando se apoderan del corazón, entonces sí se
produce el deceso.
9
Rosanna Lok, en su trabajo sobre los nahuas de San Miguel Tzinacapan (1991), señala que los
muertos se metamorfosean en pequeñas moscas azules. Por su parte, Mario Ruz (op. cit.: 627), indica
que entre los diversos grupos étnicos del área maya existe también la creencia de que determinados
animales son epifanías de los mismos muertos, como es el caso de los zinacantecos que aseguran que
cuando el espíritu sale del cuerpo lo hace en forma de mosca, o la de los mam que creen que los escarabajos son los ojos de los difuntos, mientras que entre los mayas de Kaua (Yucatán) y entre los achís
de Rabinal se afirma que el alma de los muertos se convierte en una mariposa (op. cit.: 627, 643).
172
andanzas perversas por el mundo de los vivos
que dan el color, los sonidos, las actitudes de los animales, las señales en el cuerpo,
la presencia de lo sucio, lo podrido, lo crudo o la abundancia, es posible tener la
certeza social de la presencia de la muerte.
Indicios que los teenek conocen, creencias comunes que a través de los años la
memoria social ha seleccionado para dar aviso de la presencia inevitable de la muerte.
Certidumbres que se comparten sobre lo que anuncia extinción y que les llenan
de miedo, porque aparte de lo que significa la pérdida irreparable de un familiar, de
un integrante de la comunidad, de un pedazo de su propia historia, también está
el hecho de que no siempre los muertos son tan amigables como cuando llegan a
saborear los aromas de los alimentos en “Todos Santos”.
En este sentido, dentro de la complejidad que encierra este hecho social total
como es la muerte, en este trabajo me interesa dar cuenta de uno de sus aspectos,
del temor que se le tiene en Tancoco. Un miedo que surge no sólo cuando se camina por los lugares considerados peligrosos, cuando alguien de la población padece
una enfermedad o ha sufrido una muerte que no consideran “natural”, sino también cuando se está velando al difunto y más todavía cuando se le entierra. En estos
contextos, el imaginario social descubre al conjunto de entes peligrosos que pueden
provocar la enfermedad y que causan la muerte. Conjunto que tiene naturalezas
opuestas, distintas historias, motivos diversos para hacer daño.
Naturalezas perversas
Poblado está Tancoco de espíritus diversos,10 de entes que moran en el monte, en
los campos, en los ojos de agua, en los cementerios,11 que deambulan por los caminos y que hasta se atreven a dejar estos lugares salvajes e intermedios e irrumpen
en el espacio doméstico del poblado para hacer daño.
De tal forma, se dice que cuando a una persona se le aparecen los duendes,
bailando con sus pies al revés,12 es porque le están anunciando su propia muerte.
10
Las creencias y tradiciones que existen en Tancoco sobre la muerte son resultado de la fusión
cultural de diversas tradiciones culturales: la prehispánica (maya, nahua, otomí) y el cristianismo,
entre las más importantes.
11
Al respecto, Perla Petrich considera que el cementerio es una zona intermedia entre el espacio
socializado (el pueblo) y el espacio incontrolado (las afueras del pueblo) en donde aparecen los “espantos” (op. cit.: 489).
12
Figuras similares también se encuentran en el Sur de Veracruz y se les conoce como chaneques.
Sobre su origen, de acuerdo a los actuales popolocas de Veracruz, se dice que se remite a la creación, al
tiempo en que Dios vio que nadie cuidaba a sus animales y por ello creó al rey de la tierra, “al Chaneco”,
para que los protegiera en la tierra y en el agua. Pero también a los montes y a las selvas, al trueno y
el mar les creó sus dueños para que los hombres no hicieran uso indebido de la naturaleza; restricciones y castigos serían aplicados a los que infringieran sus leyes. Cuevas, ríos y montes conformaron
la geografía mítica donde tenían sus aposentos diversas deidades a las que habría que ofrendar para
conseguir la reproducción de su existencia. Ahí vivían, y para muchos aún viven los chaneques; el
chaneque “divinidad terrestre y acuática... Ouican Chane (s) Ohuican Chaneque, el habitante del lugar
peligroso”; “seres agresivos; pero era posible obtener de ellos beneficios si el hombre se les acercaba
173
ana bella pérez castro
Detallan los que saben esas historias, que aparecen y desaparecen sentenciando
al desafortunado que los ve: “Te vas a morir en unos cuantos días”, y no dejan
de reconocer que en efecto, la persona que los vio al poco tiempo fallece. Pero
su maldad va más allá, al atrapar a las personas y quitarles el razonamiento.13
También cuentan que cuando los duendes se enamoran de alguien, lo atosigan,
le hacen travesuras y lo acosan hasta que la persona comienza a perder el ch’ichiin,
que reside en la cabeza, “su pensamiento”.14 Refiere también don Polo15 que los
duendes traen su violín y su jarana, que se dejan ver al que le traen ganas y lo
enferman. Por eso, el rezandero tiene que ir a rezar al lugar donde se les oye y
debe acompañarse de un músico que toque el violín; deben asimismo echar agua
bendita para alejarlos.
Las tepas,16 las antiguas que murieron, las que están en las corrientes de agua y en
los pozos también pueden provocar la muerte.17 Se llevan la sombra de los niños y de
los grandes, y lo hacen cuando la persona se cae, se pega en el suelo o se resbala. Las
tepas jalan a la persona, succionan su sombra, por eso “uno empieza a enfermarse” y
el espanto de este tipo puede causar el deceso. Aseguran los informantes que estos
seres están debajo de la tierra, porque “son las dueñas de la tierra”18 y dice doña
con ánimo resuelto y también agresivo” (López Austin, 1980: 294-295). En Yucatán se conocen con
el nombre de aluxes.
13
Entre los jalaltecos se cree también en un ente, en este caso semejante a “un ladino” que roba a
la gente, perdiéndola en el monte, y que al quitarles su espíritu (spixan) puede dejarlos mudos y los
hace trabajar “como patrón” (Baltasar Mateo, en Ruz op. cit.: 639).
14
Anath Ariel destaca que entre los teenek de Loma Larga se considera que el ch’ichiin es el “alma
del pensamiento”, se asocia a un pájaro y se encuentra en la coronilla, con el pensamiento y la inteligencia de la persona (op. cit.: 252).
15
Don Polo Juárez es músico y guarda en su memoria saberes que van más allá de la música; es por
ello, una de las personas de mayor respeto en la población de Tancoco y nuestro mejor informante.
16
La tepas se describen como mujeres viejas a las que no se les ve el rostro y pueden ser personajes
que, de acuerdo a Ochoa y Gutiérrez (op. cit.), protegen los caminos y pozos de agua, como en la
época prehispánica.
17
Ochoa y Gutiérrez señalan que los caminos y los pozos de agua, mom, estaban bajo la protección
de espíritus o deidades importantes que en caso de no ser respetados podían causar enfermedades,
incluso la muerte (op. cit.: 130).
18
Anath Ariel da cuenta de un tipo de personaje parecido. De acuerdo a lo que le narraron los teenek de Loma Larga, cuando el sol iluminó la tierra, hubo algunos de los antiguos que no rechazaron la
luz y se quedaron sobre la tierra; vieron el sol y les pegó la luz. Desde entonces son sus descendientes,
los hombres, los que habitan la tierra. Hubo otros que intentaron entrar a la tierra huyendo de la
luz, pero al intentarlo murieron. Estos son los Baatsik’, los espíritus de la tierra, que tienen su casa en
algunos cerros en especial y sus propios caminos. Los Baatsik’ viven enojados, pendientes de llevarse
el ch’ichiin (el alma del pensamiento, como hemos visto, o la energía vital) de los que habitan la tierra.
Más activos de noche que de día, los Baatsik’ gustan de las inmundicias, los escupitajos, las cabezas de
gallina, las cáscaras de huevo, la carroña, viven “…en el mundo al revés”, como dicen algunos informantes, “es por eso que nosotros caminamos con los pies y ellos con la cabeza”, apuntan los teenek
(Ariel de Vidas 2003: 225). De la misma manera, señala que los Baatsik festejan cuando alguien
agoniza y que merodean los cementerios, donde pactan con los brujos (op. cit.: 235).
19
Curandera del pueblo.
174
andanzas perversas por el mundo de los vivos
Tere19 que cuando un niño “se cae se espanta y entonces se debe llevar una ofrenda
de chile con huevo; las tepas agarran al niño y con la ofrendita ya se alivia”. Si no
se les ofrenda, aseguran, molestan en la noche.
Pero no sólo se teme a los entes malignos, a estos seres cuya maldad en apariencia se despliega sin ningún motivo; también se teme a espíritus que normalmente
sólo hacen el bien. De tal forma, D’hipak, “el alma del maíz”,20 el “Muchacho
Divino” puede ocasionar la muerte. Se apunta que si uno deja de sembrar o de
cosechar su milpa, si abandona su labor, entonces el D’hipak se venga, se enoja y
causa enfermedad muy grave en la persona, tan grave que puede llegar a morir,
porque el D’hipak “es el más pesado de todos. No es una persona, son muchas”,
dice Don Polo. Los “alcanza el maíz” me explica y el cuerpo del alcanzado empieza a ponerse blandito hasta que llega a morir si no es atendido. Por ello, hay
que barrerle todo el cuerpo con una mazorca y hacer un zacahuil para ofrecerlo
a D’hipak.
También están los padecimientos que se provocan cuando un niño ve una
danza, la danza del maíz, y le gusta mucho. Ésta “lo alcanza” y si la criatura no
es atendida por el curandero, ni se le llevan a los danzantes para que hagan el
levantamiento tocándole trece sones y al copalero para que esparza el copal, la
criatura se muere.
Naturalezas perversas ii
Los que tienen el “corazón negro” causan daño; hacen brujería, y la hacen ya
porque se les paga por su “trabajo”, ya porque han tenido algún desencuentro con
alguien. Se teme a los brujos y no sin razón, ya que pueden provocar la muerte.
Cuentan que cuando éstos quieren hacer daño, entierran carne podrida cerca de la
casa del desafortunado y le tiran tierra del cementerio. Otras veces se apropian
de la ropa interior del que quieren dañar, la llevan al camposanto y a través de ella
“llaman tu sombra desde el cementerio, hasta que te mueres”.
Hay señales que indican cuando alguien está embrujado: se le ve acabado, enfermo. La presencia nocturna de guajolotes, gatos o puercos en el solar, también revela
la de un brujo, ya que éstos tienen la extraordinaria habilidad de transformarse en
diferentes animales. De tal maña nos contó don Juan,21 dijo que cuando murió
José, el que en el año 2000 era presidente del Partido Acción Nacional (PAN), en
el techo de su cuarto andaba un venado brincando y uno de sus familiares le tiraba
balazos: no podía matarlo porque era un brujo, aseguró.
El descaro de los brujos a veces es tal, que ellos mismos, cuando están en estado
de embriaguez, dan cuenta de sus fechorías. Otras veces sin embargo, es el mismo
20
También el ts’itsiin o “espíritu” del maíz, que es, indistintamente el “alma”, o ichiich el embrión
dentro de la semilla del maíz (Alcorn, 1984: 68).
21
Uno de los rezanderos de Tancoco.
22
El cuerpo es eso: una caja en la que alma, espíritu y sombra se encuentran alojados.
175
ana bella pérez castro
espíritu del que le hicieron la maldad el que se posesiona de la “caja”22 de alguna
persona para denunciar quién provocó su muerte.
La peligrosidad y hasta la perversidad de los muertos
Comentan en Tancoco que cuando alguien está enfermo y mejora repentinamente es seguro que va a morir. Y tal vez por ello, su espíritu va a despedirse de
sus amigos. Saber que vieron o hasta escucharon la voz de alguien que estaba
agonizando o ya había muerto es causa de escalofríos. No obstante el temor, se
considera que el que muere por enfermedad tuvo “buena muerte”, mientras que
aquellos que murieron en algún percance o fueron asesinados se dice que “hacen
fuerza”, que tuvieron “mala muerte”. Todos saben que cuando la muerte toma
por sorpresa, el espíritu23 no está preparado para morir,24 no tan fácil descansa,
“no tan fácil se va”. La sorpresa provoca que su espíritu quede atado al lugar donde
ocurrió el deceso.
Para evitar que la sombra se quede en el lugar, debe ir un curandero a recogerla;
tomar tierra del lugar y llevarla a la casa donde lo velarán. De la misma forma hay
que echar agua bendita y plantar una cruz.
En los velorios, esos eventos donde se deja atrás la dispersión que provocan
las exigencias de la vida cotidiana, la sociedad siente la necesidad de reunirse y
estar atenta a los hechos que suceden alrededor.25 Por ello, bien se fija la gente
que los difuntos no tengan los ojos abiertos, porque cuando ello ocurre no tarda
en haber otro muerto en la familia; así lo creen aquí,26 y están seguros que se lleva
a alguien de la familia, tal vez la esposa o al hijo que más quería el difunto.
La muerte duele y cuando los dolientes sufren por una muerte inesperada, dicen que les puede “alcanzar” el espíritu. La “alcanzada” les llega a los que tienen la
cabeza, el pensamiento blandito, la mente blandita, debido a la profunda tristeza.
Por eso son importantes los rezanderos, los expertos en despertar las emociones y
propiciar el llanto para evitar un dolor de cabeza o sentir lleno el estómago; malestares que se provocan porque el alma de los difuntos es pesada. Si a alguien le
“alcanza” la tristeza, tiene que hacer un novenario después del que se realiza para
el difunto, a fin de que se pueda recuperar.
Durante la velación, la mujer embarazada debe cortar el velo, en caso de que
el muerto fuera mujer, o la camisa del difunto si era hombre, pues de esa forma
Respecto a la entidades anímicas que integran el cuerpo, en Tancoco dicen que uno es el espíritu
y otra la sombra y que ésta es pesada. Sin embargo, los informantes se referían a veces al espíritu y
otras a la sombra como si fueran la misma entidad.
24
De la misma forma se piensa entre los mames de Ixtahuacán y los quiché de Guatemala.
25
De acuerdo a Émile Durkheim, las exigencias de la vida no le permiten a la sociedad permanecer
indefinidamente en estado de congregación; se dispersa, pues, para reunirse de nuevo, cuando siente
la necesidad. Necesidad que responde, de acuerdo al autor, a la alternancia de los tiempos sagrados y
de los tiempos profanos (2000: 359).
26
Tal como también lo suponen los mames de Ixtahuacán.
23
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andanzas perversas por el mundo de los vivos
previene que su criatura nazca “envuelta”. Como forma de prevenir alguna enfermedad, los asistentes se deben “barrer” con la veladora y ofrendarla al difunto.
Atentos hay que estar a los hechos transcurridos durante el velorio, ya que si se
oye rechinar la caja, “se anuncia algo”. Un “algo” que en Tancoco no saben qué es,
aunque entre los grupos mayas del sur de México, de Guatemala y de la Huaxteca
potosina, el movimiento de diversos objetos al momento del fallecimiento es señal
de que el alma se desprende del cuerpo.
Cuando el cuerpo es llevado al panteón, cuando se le aleja del espacio socializado para llevarlo a este lugar intermedio, sagrado y temido, el estallar de cohetes27
invade el ambiente. Dicen que el ruido que éstos producen es necesario “para alejar
el mal”.28 Así se hace cuando alguien muere y más aún cuando se sospecha que la
causa de muerte fue la brujería; se truenan tales artefactos para alejar a los espíritus
maléficos de los otros difuntos y evitar que sigan haciendo mal.
Se asegura que el camposanto es peligroso, porque por un lado, se teme a la
descomposición del cadáver, que es la imagen más viva de la disolución suprema e
inevitable (Durkheim, op. cit.); un foco de impureza, porque en él la carne se pudre
y su corrupción puede hacer correr a la comunidad el riesgo de un contagio; por
ello, bien deben cuidarse los que tengan una herida para evitar la infección. Pero
además resulta amenazador porque en él pareciera desplegarse la crueldad de las
almas de otros difuntos, de seres despojados de sentimientos de amor y apoyo que
se han convertido en espíritus malos, en genios de maldad que vagan e intentan
“alcanzar” a los vivos que tienen la sombra débil. Si logran “alcanzarlos” provocan
que se priven y pierden su alma.
Por lo anterior, después del entierro y antes de que los dolientes regresen a
sus casas, la gente que tiene liviana la sombra y las personas que cargaron a los
difuntos deben barrerse con hierba negra para evitar que las almas de los otros
muertos, hambrientas de vida, se apoderen de lo que da vida a los hombres: su
alma.
Pero el alma de los muertos no sólo representa un peligro en el panteón; la
presencia de aquellos que murieron en forma violenta, ya sea por accidente automovilístico, ya por asesinato, se siente en el lugar donde ocurrió el fallecimiento.
27
Tradición que al parecer puede venir de China o ser un paralelismo. En este sentido, de acuerdo
con Francisco J. Flores Arroyuelo, en China para librarse de la persecución de los espíritus les tiraban
petardos, se encendían bengalas o se quemaba paja. Esto ocurría, sobre todo, en los lugares en que
se llevaban a cabo ajusticiamientos, ya que se creía que, en ellos, los decapitados, condenados a vagar
por el mundo de las sombras sin cabeza, dejaban la semilla de las enfermedades y de todo tipo de
desgracia (2001: 112).
28
En Tancoco se acostumbra enterrar al muerto sólo con los objetos más personales, mientras que
a unos cuantos kilómetros de ahí, en Aquismón, otro asiento de población teenek, de acuerdo a lo
mencionado por Daniela Maldonado, “cuando fallece una mujer, se reúnen sus utensilios de tejido
y cocina y los trastes de barro donde comía. En el cementerio, cuando comienzan a cubrir el cuerpo
con tierra, la familia avienta los objetos ‘para que se rompan, para que se acaben… pues para que ya
al romperse, se murió también el utensilio… y se les echa tierra’ ” (2003: 467).
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ana bella pérez castro
El punto donde quedó el cadáver se vuelve su territorio, lo ocupan y por él se
desplazan29 haciendo sentir su presencia a través de la “pesadez” que dicen tiene
el alma, el eloy30 de los muertos. Se teme pasar por el lugar donde quedó el cadáver y más si fue ultimado porque dicen que se escucha como truenan las ramas
detrás de uno, se siente que alguien está detrás y se escuchan los pasos cada vez
más cercanos. La gente que los oye se atemoriza ante lo que creen un encuentro
con un ser despojado de todo sentimiento humano.
Algunos comentan que los espíritus de los asesinados además de hacer sentir
su presencia a los que pasen por su territorio de muerte, se aparecen a las mujeres
que abortan, a las que “tiran a sus niños” al río; las espantan, las enferman hasta dejarlas completamente flacas, las persiguen por lo que hicieron y logran que
siempre estén mal. No hay duda que ante estas actitudes puede pensarse, que si
bien el muerto se ha convertido en otro ser, que ya no pertenece a la comunidad
de los vivos, que lleva una vida solitaria, su actuación deja ver su preocupación
por castigar a aquellas mujeres que atentan contra la vida, contra el orden social
establecido en el pueblo.
Espíritus que tal vez no se han enterado de su cambio de signo, o que, si lo
saben, viven la muerte atormentados o “encorajinados” por haber dejado de existir
cuando todavía no era su hora. Seres que no han podido ingresar al mundo de los
muertos, pero que tampoco pertenecen al de los vivos y sin embargo, parecieran
seguir preocupados y alertas ante lo que se antojan ser transgresiones al orden social
y moral. En este sentido, si bien hacen un mal a las mujeres que abortan, su maldad
puede ser justificada.
Son almas que se aparecen, que no descansan, como tampoco lo hacen los de las
personas que se ahorcan. Y no reposan porque parecieran estar condenados a quedarse en el mismo lugar en que se colgaron y seguir pendiendo de una cuerda Así, cuenta
una pequeña de 13 años, que cuando se cambiaron a una nueva casa, no sabían que
en un cuarto se había suicidado una señora. En ese cuarto mandaron a dormir a un
hermano de su mamá. Durante varias noches “batallaba para dormir” y cuando lo
Para los quichés de Almolonga, los que mueren en accidente, en particular automovilístico,
están condenados a “velar” justo en el punto donde abandonaron el cuerpo en tanto no llegue un
sustituto a ocupar su lugar, o bien, se le rece in situ. Por su parte, los cakchiqueles de Santa Cruz la
Laguna afirman que el espíritu de los muertos en tal situación aguarda en el lugar hasta cuando llega
la verdadera fecha en que les tocaba morir, y cuado ello ocurre, se escucha en el sitio el mismo grito
que profirió al morir, señal de que al fin el alma del muerto se liberó y se encamina a su destino (Ruz
op. cit.: 645; Maldonado op. cit.: 459).
30
Sobre el particular, Tapia Zenteno utiliza la expresión eloy, que tipifica de manera genérica bajo
el nombre de manes, aludiendo solamente a las personas muertas en determinadas condiciones
o causas muy específicas. Acerca del particular apuntó “Este Eloy es lo mesmo que según varias
acepciones llamaron Manes los antiguos, (…) y son las almas de los difuntos. Esta superstición o
vana creencia, solo la tiene quando muere alguno desastrosamente, o de parto, o fuera de su casa,
y entonces para librarse de este Eloy arrojan en las encrucijadas de un camino todo aquello en que
solía ejercitarse el muerto, como en las mugeres el malacate con que hilaba, el algodón, el hilo (...)
(facsímil: 107; citado en Ochoa y Gutiérrez, op. cit.: 129).
29
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andanzas perversas por el mundo de los vivos
hacía, lo despertaba un golpe muy fuerte en el estómago, por lo que fueron con un
curandero. Por otra parte, los vecinos le contaron que allí donde dormía el tío de la
niña se había suicidado una mujer, se había ahorcado y que seguramente lo que le
pegaba en el estómago eran los pies que le quedaron colgados y “se estiraron”. El tío
no volvió a dormir más en ese cuarto.
Poblado está Tancoco de estos espíritus, porque el suicidio por ahorcamiento
parece ser una práctica social; una costumbre que se antoja reminiscencia del pasado;31 una mala forma de morir que a decir de los teenek de Aquismón, en San
Luis Potosí, impide que los ahorcados lleguen con Dios y (por ello) se “…queden
ahí en medio, o llegan con los dioses de los otros, los diablos...” (Ruz op. cit.: 630).
Visión que a toda luz fue permeada por los visión de los españoles, ya que en el
pasado mesoamericano, de acuerdo a las fuentes, el suicido por ahorcamiento no
era mal visto en la medida que era una forma de descansar de los pesares de la vida
o para lavar afrentas.32
Intentos de explicar la peligrosidad
y perversidad de las diversas entidades que provocan la muerte
Los avisos de muerte en Tancoco hacen sentir la presencia del inframundo, del
Tamtzemlab. Una manifestación que se descubre a través de la aparición de una
serie de elementos que operan dentro de lo que Lévi-Strauss (1972) consideró
la lógica de las cualidades sensibles,33 como es lo putrefacto34 (gusanos, nixtamal
rancio, agua sucia, granos, manchas), lo húmedo (agua en diversas condiciones)
De acuerdo a la referencia establecida por Ochoa y Gutiérrez, Landa escribió que esta forma de
autoinmolación no fue excepcional, y entre los mayas antiguos era bastante socorrida. Dice Landa
que “tenían por muy cierto (que) iban a esta su Gloria los que se ahorcaban; y así había muchos
que con pequeñas ocasiones de tristeza, trabajo o enfermedades se ahorcaban para salir de ellas e ir a
descansar a su Gloria…” (op. cit.: 137. Así también, al respecto Schuller (1924) señaló que el suicidio
por ahorcamiento era una vía para lavar afrentas. Ver Ochoa y Gutiérrez, op. cit.: 107.
32
Visión contemporánea que nos lleva a encontrar la influencia de la religión católica al satanizar esta práctica que al parecer, como lo deja ver Landa, en la época prehispánica tenía otra
connotación.
33
Partiendo de la experiencia etnográfica, Claude Lévi-Strauss intentó realizar un inventario de
los recintos mentales. A partir de sencillos principios, en los que intervienen un complejo conjunto
de usos y costumbres, a primera vista absurdos, el autor considera que existe un sistema significativo.
En este sentido, en los dos tomos de Mitológicas, Lo crudo y lo cocido y De la miel a las cenizas intenta
da cuenta de las categorías empíricas, tales como son lo crudo y lo cocido, fresco y podrido, mojado
y quemado, etc., definibles con precisión por la pura observación etnográfica y adoptando en cada
ocasión el punto de vista de una cultura particular, puede servir de herramientas conceptuales para
desprender nociones abstractas y encadenadas en proposiciones. Por ello, recurre a una serie de
mitos provenientes de sociedades indígenas para demostrar la existencia de las cualidades sensibles
que manifiestan las leyes de tales sociedades. Por ello, en este trabajo, utilizo tal categoría para dar
cuenta de la forma en que lo duro y lo blando, lo sucio y lo limpio, la escasez y la abundancia tienen
un significado en tal sociedad.
34
En diversas obras se da cuenta de que en el inframundo los alimentos que se consumen son, a
los ojos de los vivos, repugnantes, como moscas o materias purulentas.
31
179
ana bella pérez castro
y la lógica de las formas, como la abundancia35 (hormigas, abejas, carne, maíz,
ruidos).36
En este sentido, la aparición de “cosas anormales” que parecieran desplazarse
desde el nivel del inframundo al mundo terrenal,37 genera un ambiente de intranquilidad, de temor que predispone a la población y la vuelve sensible ante aquello
que puede pasar alrededor de una muerte.
No obstante lo anterior, el temor no sólo surge cuando muere alguien, sino que
está presente en el devenir de la vida cotidiana. Se teme al daño que puede ser ocasionado por diversas existencias, sean del mundo sobrenatural o del terrenal, y que
se asocia sobre todo con diferentes ideas: quitarles el razonamiento, hacerles perder
el pensamiento, atrapar la sombra, alcanzarlos, apoderarse del alma o alimentarse
de ella. Conceptos que, a manera de hipótesis, encuentro asociados con dos ideas:
a) despojar al cuerpo de sus principales entidades anímicas (la sombra, el alma, el
pensamiento, el espíritu), y b) penetrar en el cuerpo y utilizarlo.
En el primer caso, el quitar el razonamiento, el espíritu, el pensamiento, el
ch’ichiin, es privar al individuo de su inteligencia, de su memoria, de su capacidad
de decir, decidir y accionar. Apoderarse del alma, de la sombra, del ejattal (alma del
corazón) es propiciar la muerte del individuo.
En el segundo caso, la “alcanzada” implica el penetrar en el cuerpo de una
persona, posesionarse, apoderarse de la misma,38 privarla de su voluntad y de su
fuerza.
El “envolver” sería otro principio que implica el apoderarse del cuerpo del feto,
meterse en él.
La perversidad de los entes que vagan en el pueblo teenek buscando de una u
otra forma apoderarse de las entidades y centros anímicos del cuerpo de sus habitantes puede tener varias explicaciones. En efecto, puedo suponer que no es posible
una sola explicación para dar cuenta de la acción del conjunto de seres que pueden
provocar la muerte de los integrantes de la población de Tancoco.
Si consideramos que el D’hipak es el alma del maíz, el “muchacho divino”
que alimenta a la humanidad, estamos ante una deidad, un ente sagrado. De la
misma forma, la danza es parte de sus rituales y como tal también tiene un poder
sagrado. Uno y otro son importantes para la vida agrícola en Tancoco y de la
forma en que se le ofrende al primero y ejecute la segunda depende la fortuna
de los agricultores.
35
Baste señalar el caso de los mames de Ixtahuacán, quienes aluden al inframundo como un sitio
“donde todo abunda, donde no hace falta nada” (Ruz, op. cit.: 635).
36
Elementos que sirven para expresar ideas antitéticas que residen en varios planos y que en este
caso, su opuesto: lo fresco, lo sano, lo seco y la austeridad, serían las lógicas sensibles y de las formas
correspondientes al mundo terrenal.
37
Durante la Colonia, los teenek concebían el cosmos dividido en tres niveles verticales: el mundo terrenal, el mundo celestial y el inframundo que podía ser acuático, como se aprecia en algunas
escenas talladas en algunos pectorales hechos de concha (Ochoa y Gutiérrez, op. cit.).
38
Sería tema de investigación a indagar si se instalan en algún centro anímico en particular.
180
andanzas perversas por el mundo de los vivos
Por ello, si los hombres dejan de sembrar maíz, o una criatura que todavía no
tiene la suficiente fuerza se prende de la danza, es de suponer que al hacerlo, como
señala Roger Caillois, se desencadenan fuerzas peligrosas que les hacen daño. En
efecto, de acuerdo con este autor,
El mundo de lo sagrado aparece como el de lo peligroso o lo prohibido; el individuo no
puede aproximársele sin poner en movimiento fuerzas de las cuales no es dueño y ante
las que su debilidad se siente desarmada. Empero, sin el auxilio de éstas, todas las
ambiciones van al fracaso. En ellas reside la fuente de todo éxito, de todo poder, de
toda fortuna. Pero al solicitarlas se debe temer verse convertido en su primera víctima
(Caillois, 2004: 18).
Las fuerzas que se desencadenan se mueven en lo que es una relación antitética:
lo débil-blando en oposición a lo pesado. Por un lado se dice que D’hipak “es el más
pesado de todos. No es una persona son muchas”, mientras que, por el otro, se considera que a los “alcanzados” el cuerpo se les pone “blandito”. De la misma forma, estas
dos oposiciones aparecen en el velorio, los muertos son pesados y la “alcanzada” les
llega a los que tienen la cabeza, el pensamiento blandito, la mente blandita, debido
a la profunda tristeza. En el panteón, por su parte, los muertos (otra vez lo pesado)
“alcanzan” a los que tienen la sombra débil. Hablar en este sentido de lo pesado y lo
débil implica pensar en qué origina la pesadez y qué la debilidad. Si retomamos la expresión de don Polo, en el sentido de que D’hipak es pesado porque es un
conjunto de personas y que quienes tienen el cuerpo, la mente, la sombra débil son
los niños y aquellos que tienen mucha tristeza, estaríamos ante lo que se antoja ser un
fenómeno de acumulación (D’hipak), de falta de maduración (los niños) y de emociones afectadas (los que sienten tristeza). Situaciones ante las que cabría preguntarse
¿qué entidad anímica es la que da la fuerza y el poder?, una pregunta que si bien podría ser contestada aludiendo a que es el alma de la persona y por ello es tan codiciada
por la diversidad de entes que moran en Tancoco, nos llevaría a otra pregunta a su vez
¿y qué es en realidad el alma para los teenek? La respuesta amerita una investigación.
Y lo merece si también tomamos en cuenta que entre diversos grupos pueblos
teenek de la Huaxteca potosina cuando el equipo de investigadores coordinado por
Mario Ruz39 indagó sobre el lugar en donde habitan las almas de los que mueren,
tanto en Aquismón, como en Tacoltzé respondieron “cuando uno se muere, uno permanece aquí… nomás nuestro cuerpo se va, nuestra alma existe aquí… nomás que
no la podemos ver porque tenemos pecado…”, “se muere la gente, pero esa persona,
el alma, no se va a ningún lado… aquí está, aquí se encuentra… el espíritu nosotros
ya no lo vemos (pero) se encuentra vagando” (Ruz, op. cit.: 641).40
Proyecto “Los mayas ante la muerte. Del hecho biológico al universo simbólico”, UNAM,
CONACyT.
40
Según Mario Ruz éstas son concepciones extremas, ni todos los muertos permanecen, ni por los
mismos períodos de tiempo, ni este “vagabundear conlleva, per se, características de daño o riesgo; por
39
181
ana bella pérez castro
Por otra parte, siguiendo el principio de reciprocidad es posible dar cuenta del
por qué de la maldad de algunos seres que viven en la población. En efecto, cuando
don Polo apunta que D’hipak se enoja si se deja de sembrar y de la misma forma se
considera que las tepas, “las antiguas”, las dueñas de la tierra se molestan si no les
hacen una ofrenda, nos encontramos con lo que pareciera ser una respuesta violenta
ante el incumplimiento de los vivos al principio de reciprocidad, una transgresión
a la costumbre de seguir una reciprocidad equilibrada, al decir de Marshall Sahlins
(1977).41 De la misma forma podríamos considerar aquí a aquellos muertos que
para Santorum regresan a degustar los aromas de los alimentos que más les gustaban
en vida, y que al encontrar que no se les ofrendó se cobran la ofensa llevándose el
alma del que los agravió.
Los duendes y las tepas,42 los habitantes originales de estas tierras, los antepasados recalcitrantes de otra era cosmogónica, viven encorajinados, llenos de envidia43 contra los hombres porque se sienten despojados de sus tierras y aprovechan
cualquier oportunidad para hacer daño. Pero mientras que a las tepas es posible
agradarlas con chile y huevo, en el caso de los duendes no es posible establecer una
negociación simbólica. Éstos atrapan a las personas y les quitan su razonamiento
sea por que se han enamorado de ellas, sea por el puro placer de que la gente se
quede sin pensamiento, sin capacidad de razonar y de recordar. No esperan nada
a cambio, sólo se roban el ch’ichiin de las personas en lo que se antoja ser un acto
de “reciprocidad negativa”, el extremo insociable.44
Respecto a la conducta que siguen algunos de los muertos, en algunos casos estoy
de acuerdo con Mario Ruz, al considerar discutible el concepto mismo de perversidad.45 Y lo estoy por considerar que en algunos casos más que hablar de perversidad lo
lo general remite a lo contrario” (op. cit.: 641). No obstante estar en parte de acuerdo con Ruz, no
cabe menos que preguntarse, entonces ¿por qué estas almas, junto con otros entes, provocan temor
y enfermedad a las personas?
41
Si bien fue Marcel Mauss el que abundó en el concepto de reciprocidad y en el estudio del
don, fue Marshall Sahlins quien desarrolló la idea de que no todos los pueblos seguían los mismos
principios de la reciprocidad como la entendió el antropólogo francés. Para Sahlins existen tres tipos
de reciprocidad: la generalizada, la equilibrada y la negativa, el extremo insociable (1977: 213).
42
De acuerdo a las informaciones que nos ofrece Anath Ariel de Vidas (op. cit.) sobre los Baatsik’,
podríamos considerar que las tepas y los duendes son una variante y que se parecen unos y otros,
en el sentido de habitar los lugares salvajes y porque a unos y otros se les considera los habitantes
antiguos de estas tierras .
43
De acuerdo a George Foster, hay tres tipos de resquemores: la envidia entre iguales conceptuales, entre desiguales conceptuales y la que sienten los dioses y los muertos contra los vivos, 1972:
165-202. Sobre el particular, Ariel de Vidas refiere que los Baatsik’ envidian a los teenek porque se
quedaron con sus antiguas tierras (op. cit.: 265).
44
En este tipo de reciprocidad, a la cual considera como el intento de obtener algo a cambio de
nada, se puede considerar el robo, ya que para Sahlins es una forma de apropiación (op. cit.: 213).
45
Para este autor, sería cuestionable hablar de perversidad (comunicación personal). Para él los
muertos son peligrosos y por ello, la población maya bien ha sabido buscar los recursos para evitar
que se aferren a su antigua vida o que se quieran llevar a algún familiar, pero no necesariamente
perversos.
182
andanzas perversas por el mundo de los vivos
conveniente sería referirse a su peligrosidad como es el caso de los difuntos que no
quiere dejar a su familia, su casa, su comunidad. Menos aún es de reprocharles que
intenten llevarse a algún familiar, ya que su actitud estaría por demás justificada
ante lo que implica pasar de un estado a otro, de tener una vida a vivir la muerte.
Su peligrosidad sin embargo es tal, que los teenek han encontrado en la oración, en
un conjunto de acciones (cortar las ropas del difunto, cerrarles los ojos, limpias
con veladoras y hierbas) y en los ofrecimientos, los recursos para librarse del
mal que su condición de muerto les puede ocasionar.
El que ha tenido una “mala muerte”, ese espíritu que pareciera estar en estado
liminal, es un ente ambivalente, ya que si bien se convierte en un ser peligroso que
provoca miedo y enfermedad a los que pasan por el lugar donde vagan, también se
vuelve protector de los valores de la población al castigar a las mujeres que abortan.
Empero, su perversidad queda manifiesta al provocar que éstas mueran y también
cuando asustan a los que invaden su ámbito geográfico ocasionan que su ch’ichiin
abandone el cuerpo y, cuando ello ocurre, se introducen en el mismo en forma
de “viento”, provocándole falta de apetito, sueño y languidez hasta que, si no es
curado, muere.
La maldad sin embargo, se manifiesta en toda su magnitud en las almas de los difuntos que habitan en el cementerio. Almas que de acuerdo con los comentarios del
pueblo intentan seguir haciendo daño a los que se sospecha murieron por causa de
la brujería. Almas que probablemente están asociadas o manipuladas por los brujos.
Pero no conformes con querer atrapar las almas de los muertos, intentan “alcanzar”
a los vivos que tienen la sombra débil. Son seres que al parecer no pertenecen a
ningún mundo, ni al de los vivos, ni al de los muertos, que son fuerzas que no han
logrado el cambio de régimen ontológico y social, que no son reconocidos ni en
la comunidad de los vivos, ni por la comunidad de los muertos.46 Por ello, es de
suponer que tal situación provoca en ellos un gran malestar y los vuelve vulnerables
a ser manejados por los que conocen las artes de embrujar con el único fin de tener
más almas, lograr ser más “pesados” y, por ende, acumular mayor poder.
Una última consideración, con miras a buscar una explicación social
La población de Tancoco necesita atribuirle a alguien los males que padece. En
efecto, resultado de vivir en la inseguridad e incertidumbre, en la población existe
un alto índice de alcoholismo. Problema que al decir del Dr. Norberto Baltazar, del
centro de salud de esta comunidad, es la principal causa de muerte en el lugar. La
segunda es ocasionada por las enfermedades de la pobreza, como es el caso de las
“En lo que concierne a la muerte, los ritos son aún más complejos porque no se trata simplemente de un “fenómeno natural” (la vida, o el alma, que abandona el cuerpo), sino de un cambio
de régimen a la vez ontológico y social: el difunto debe afrontar ciertas pruebas que conciernen a su
propio destino de ultratumba, pero asimismo debe ser reconocido por la comunidad de los muertos
y aceptado entre ellos” (Eliade 1998: 135).
46
183
ana bella pérez castro
infecciones gastrointestinales y respiratorias. La tercera se produce por los traumatismos ocasionados por accidentes, asociados en muchos casos con el alcohol. Otra
causa de mortandad es la relacionada con la diabetes, enfermedad que al decir del
galeno, se desencadena en la persona después de haber sufrido un “susto”.
Los padecimientos de los habitantes del poblado tienen causas diversas, pero
sin lugar a dudas una de las principales es la pobreza en la que vive una gran parte
de ellos. Sin embargo, si bien ésta tiene raíces estructurales y sociales, en el pensamiento teenek los causantes son parte de su mundo simbólico. De tal manera,
entre los teenek de San Luis Potosí47 se piensa que Ulutz,48 “el dueño o espíritu del
hambre, la sequía y la pobreza”, un pequeño hombre que sólo vive para perjudicar
a la humanidad y que, ayudado por el gavilán, los huracanes, las granizadas y las
sequías, amenaza con dejarla sin alimento, es el causante de sus desdichas y representa la escasez de granos (van ‘t Hooft y Cerda Zepeda 2003: 26; Ferrer 2000:
117-118). D’hipak, por su parte, es el alimento principal de la humanidad, por
ello, es comprensible que en el pensamiento de tal pueblo, éste se enoje cuando los
campesinos dejan de sembrar maíz.
En tal sentido, si de acuerdo al pensamiento teenek, Ulutz se ayuda con los
huracanes, las granizadas y las sequías para perjudicar a la humanidad, también
podríamos considerar que tal deidad maléfica se ha modernizado y se vale del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de las políticas agrarias
seguidas en los últimos sexenios para intentar acabar con la agricultura campesina
y, de paso, con D’hipak, el muchacho divino.
No obstante lo anterior, a una explicación mítica es necesario anteponer una realidad económica y política. En efecto, hay que hacer un poco de historia y remontarnos al sexenio del presidente José López Portillo que puso en marcha el Sistema
Alimentario Mexicano (SAM) como una de las estrategias rurales más innovadoras
de la posguerra, reconociendo plenamente el papel de los campesinos y la autosuficiencia dentro de un proyecto auténticamente nacional. El SAM, para Gustavo
Esteva (2003: 204) permitió incluir a los campesinos en la perspectiva política y,
sobre todo, se ocupó a fondo del maíz como base de la alimentación en el campo.
Y no obstante que tal programa estaba asociado con una visión de conjunto de la
47
Entre los teenek de Tancoco si bien está presente el espíritu de la pobreza, no profundicé en el
tema e ignoro que tan similar sea su concepción a los de San Luis Potosí. Aquí pongo el caso sólo para
referirme a la forma en que una población busca en su propia dinámica las causas de su desventura.
48
De acuerdo a un mito tenek, recopilado por Flavio Martínez, hace mucho tiempo D’hipak se
encontró con el maligno (Kidhab inik) o dios del ojite (fruta silvestre que en tiempos de escasez se come
como el maíz) y discutieron respecto a quien de los dos alimentaría a la humanidad. Decidieron competir arrojándose desde lo alto de un árbol para que el que quedara entero sirviera como alimento y
el perdedor se fuera al monte. El maligno cayó y se dividió en dos, el maíz cayó entero, sin quebrarse
(Cuerpos de maíz, 2000: 151-152). Por su parte, van ‘t Hooft y Cerda Zepeda, en la recopilaron de
una serie de narraciones, consideran que el ojox (ojite) puede hacer referencia a la condición de un
pueblo recolector nómada o seminómada que se alimentaba con raíces y frutos, o también puede
interpretarse relacionando, como lo hacen los teenek, la fruta del ojox como la materialización de
Ulutz (op. cit.: 26). Versiones que en diferentes pueblos teenek se asocia al ojite con el hambre.
184
andanzas perversas por el mundo de los vivos
cuestión alimentaria, en los sexenios posteriores los cambios fueron en detrimento
de tales propósitos y se fueron desmantelando los apoyos gubernamentales al agro.
Se buscaba modernizar al país, de tal forma que para 1990,
… fue posible ya hacer explícito el sentido del cambio de orientación. “Mi obligación
como secretario de Agricultura es sacar del campo a diez millones de campesinos”, declaró el profesor Hank en una rueda de prensa en 1991. “Y qué hará con ellos?”, le preguntó
un periodista. “Esa no es mi área de trabajo”, respondió Hank. Ocuparse realmente de
ellos no era trabajo suyo ni de nadie” (Esteva, op. cit.: 205).49
En este sentido, México entró al TLCAN en 1994, como un comprador de alimentos básicos, vendedor de mano de obra barata y proveedor marginal de productos
tropicales.
Como parte de la política de Carlos Salinas de Gortari, se dieron las reformas al
artículo 27 constitucional, logrando no sólo los objetivos del profesor de “liberar”
a los campesinos, sino también se canceló el reparto agrario y el derecho de los
pueblos a la tierra. El paso al abismo, como señala Esteva, sólo iniciaba. En efecto, como resultado de la política agraria, el maíz, otrora protegido por la política
agraria (precios de garantía, mercados controlados, protección de fronteras y los
servicios oficiales de comercialización, como la CONASUPO), ingresó también al
TLCAN. De tal forma que, como apunta Armando Bartra,
La cruz que hoy pesa sobre los labriegos se venía construyendo desde los años ochenta,
pero los clavos se pusieron en 1994, cuando entró en vigor el TLCAN. En menos de
una década las exportaciones mexicanas a Estados Unidos pasaron de un muy alto 70%
del total exportado a un abrumador 90%, lo que nos ata por completo a los avatares
de la economía estadounidense. En el caso de la agricultura, lo más notable ha sido el
impetuoso crecimiento de las importaciones, particularmente de granos. Mientras en
1987 y 1993 llegaron a 52 millones de toneladas, entre 1994 y 1999 ascendieron a 90
millones, un incremento de casi el 40%. Las importaciones de maíz pasaron de 17 a
30 millones de toneladas en esos lapsos, con un incremento cercano al 70%. Al terminar
el siglo dependíamos de Estados Unidos para el 60% del arroz, la mitad del trigo, el 43%
del sorgo, el 25 del maíz y casi toda la soya (Bartra, 2003: 224-225).
El cierre de la CONASUPO en 1999 fue la culminación de la serie de medidas
orientadas a eliminar los apoyos gubernamentales a la producción, que dieron paso
a acciones políticas de tipo asistencial y de combate a la pobreza. De tal forma, los
programas implantados por los entonces presidentes Carlos Salinas de Gortari y
Ernesto Zedillo, como fueron Procampo, Alianza para el Campo y programas de
empleo temporal, no lograron la integración de las zonas marginadas, como era su
49
Años atrás, Edmundo Flores también asediaba al presidente López Potillo con los datos de países
que, como Estados Unidos, lograban que con sólo el 2% de la población ocupada en el campo se
lograra la producción de alimentos y aun la exportación de los mismos (Esteva, op. cit.; 205).
185
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propósito, y sí propiciaron una extensión de la pobreza en el campo y la migración
acelerada.50 Pero además de una política agraria que arruinaba a los agricultores,
también estaban presentes los factores naturales como las sequías, granizadas, huracanes y tormentas que provocan la destrucción de las cosechas. Dejar de sembrar
el campo y buscar otras fuentes de empleo fue el resultado.
Finalmente, puedo señalar que si la población busca en sus propios referentes
simbólicos los causantes de la pobreza, como es el caso de Ulutz, entonces no es de
extrañar que los duendes, las tepas, los brujos o las almas de determinados muertos
sean los causantes de la muerte. Y los son en la medida que la población de Tancoco busca respuestas ante lo que se considera una forma maligna de ordenar la
vida51 sobre todo cuando van perdiendo el control de sus medios de producción,
empobrecen y se supeditan cada vez más al poder del capital. En este sentido, los
seres aquí tratados son “los chivos expiatorios” de un sistema social realmente
perverso.
50
Baste mencionar para el caso que la población procedente de las Huaxtecas (Tamaulipas, San
Luis Potosí, Querétaro, Veracruz e Hidalgo) conforma ya el 5.9% del total de la que emigra a los
Estados Unidos. Porcentaje que pudiera parecer pequeño en relación al 30% que procede de los estados de mayor tradición migratoria, como son Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, Michoacán
y Jalisco, pero hay que remarcar que mientras que en estos estados la tradición de emigrar se remite
a principios del siglo pasado, en la Huaxteca el movimiento es reciente y amenaza con continuar. De
tal forma encontramos que para el año 2000, de un total de 5 591 habitantes, 153 de sus habitantes
habían emigrado a la ciudad de México y Tamaulipas y uno a los Estados Unidos.
51
Sobre el particular, véase Michel Taussig (1980).
186
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reseñas
Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
Daniel Villafuerte Solís y Xóchitl Leyva Solano (coords.), Geoeconomía y geopolítica en el área del Plan Puebla Panamá, México, H. Cámara de Diputados, LIX Legislatura, Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social y Miguel Ángel Porrúa,
2006, 308 pp.
Esta obra muestra el esfuerzo de un grupo de investigadores encabezados por Villafuerte
y Leyva, coordinadores de la edición de los textos emanados del Primer Encuentro Internacional sobre “Desarrollo e Integración Regional en el Sur de México y Centroamérica”,
realizado en junio de 2003 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, en donde, pese
a la diversidad de los puntos de vista en cada una de las ponencias, hubo consenso general
acerca de la necesidad de revisar los conceptos de desarrollo, región, soberanía y fronteras,
enmarcados en los actuales procesos de cambio estructural de la globalización. Temas que,
para Leyva, se convierten en un quehacer de la geopolítica y planificación, lo que sin duda
motivó la edición del libro.
El Plan Puebla Panamá (PPP) a pesar de estar inscrito en el título de la obra, se trata en
forma muy somera ya que solamente se habla de su constitución en el 2001 y su puesta
en marcha en 2003, así como del liderazgo del presidente mexicano Vicente Fox para
impulsarlo; no se analizan su impacto ni sus aciertos y desaciertos. Al respecto, los coordinadores señalan que el Plan no fue el centro de la reflexión, sino que más bien se utilizó su
área de influencia a modo de referente geopolítico, dividiendo la obra en tres partes, que
incluyen la discusión de la problemática del desarrollo regional en la cual se entrelazan los
actores involucrados, los recursos disputados, la operación de los mercados y el desarrollo
de las políticas públicas.
Así, en la primera parte “Las relaciones interamericanas de la integración comercial”, se
analizan las relaciones económicas y políticas entre Norteamérica, México y América Central, sobre todo las relaciones interamericanas de la integración comercial. En ese sentido
Jaime Preciado, en el capítulo “México y Centroamérica: hegemonía mundial, resistencias
y visibilidad social”, afirma: “los grandes proyectos geoeconómicos se topan con intereses y
estrategias geopolíticas que, o bien provocan cohesión entre los países latinoamericanos,
o provocan una fuerte polarización entre el norte y el sur”, en consecuencia analiza la
naturaleza de la nueva hegemonía de los Estados Unidos después de los atentados del 11
de septiembre de 2001, la búsqueda de liderazgo moral en Occidente y la hegemonía capitalista del mercado mundial.
Asimismo, se muestra cómo en el proceso de integración continental participan los
Estados Unidos como superpotencia y “ex hegemón”, que habría perdido su posición con
la caída del Muro de Berlín y el inicio de lo que se ha llamado post guerra fría, y México y
Brasil como “sub hegemones”, llamados así por Alberto Rocha en su texto “La geopoltica
manuel jesús pinkus rendón
de México en Centroamérica: ¿una hegemonía regional?”. Justamente con la desaparición de la bipolaridad mundial, Estados Unidos se consolida como una superpotencia cuya
supremacía militar no tiene igual, pero sí pares en el ámbito económico. Rocha señala que
mientras los Estados Unidos hacen “uso extensivo de los TLC como mecanismo excelso
para definir su hegemonía… México hace uso de su comercio y de los TLC para sentar su
presencia en el mundo y reforzar su vocación mundial”. En este sentido, México, se vuelca
a los temas económico-comerciales y el desarrollo centroamericano, siempre y cuando le
permitan alcanzar sus intereses geopolíticos.
Sobre el mismo tema de los TLC, Daniel Villafuerte, en el capítulo “Integraciones en el
norte y sur de México: del NAFTA al CAFTA”, analiza su impacto en México y demuestra
como a 10 años de la puesta en marcha del TLCAN, la desigualdad regional, social y económica ha ido en aumento. De igual forma, señala que el desarrollo de las negociaciones
del TLC entre Estados Unidos y Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés), no
ha ayudado a los países de ésta a mejorar las cuentas macroeconómicas, además, apunta
el autor, sólo se ha logrado “institucionalizar lo que ya les había otorgado el gobierno
norteamericano, más otras pequeñas concesiones, pero a cambio las economías del istmo
tuvieron que abrir sector claves como el pecuario, granos básicos, hortalizas, telecomunicaciones y seguros”.
Considero que estas políticas neoliberales, impulsadas por los gobiernos de México y Centroamérica, tienen la finalidad de hacer participar a sus pueblos de manera
dinámica en la expansión de los mercados de los Estados Unidos. Sin embargo, la pobreza de las condiciones de trabajo y de vida de los pueblos de estos países, imperante
desde hace ya muchas décadas, permite inferir que difícilmente se podrán establecer
relaciones y lograr una participación en términos de igualdad con los diversos agentes
que promueven los procesos neoliberales, así como en la dinámica del desarrollo que
se está impulsando.
Finalmente, para cerrar la primera parte de este trabajo colectivo, Yolanda Trápaga, en
“El tema agrícola en la integración comercial entre México, Estados Unidos y Centroamérica”, analiza los procesos de integración regional en dicho tema y advierte que México y
Centroamérica son economías enfrentadas, con escasas posibilidades de apoyo e intercambio entre sí, debido a que, por su posición geográfica y especialización histórica, ofrecen
el mismo tipo de productos agropecuarios. Además, destaca como, desde 1986, cada vez
que se incorpora el tema agrícola a las negociaciones de la liberación comercial, se presenta
algún asunto que cuestiona los plazos, los acuerdos y los objetivos de los foros. En este
contexto, la autora afirma que Estados Unidos, con su Ley Agrícola de 2002, no reconoce
el frágil equilibrio de los mercados mundiales agropecuarios, ante lo cual los gobiernos de
México y Centroamérica deberían de reconsiderar la apertura comercial y enfocarse en
fomentar el sector primario de su economía nacional, a más de defender posiciones que
favorezcan su autodeterminación y seguridad alimentaria en las negociaciones con la OMC
y frente a los Estados Unidos.
La segunda parte del libro, “Recursos estratégicos en el área del Plan Puebla-Panamá”,
está conformada por tres capítulos, que dan cuenta de cómo los recursos naturales del Sur
Sureste de México y Centroamérica han adquirido un sentido estratégico en la medida en
que sólo se pueden “pensar en las nuevas circunstancias geopolíticas que se han ido definiendo en los cambios en los últimos 10 años a nivel global y cambios recientes en nuestro
hemisferio”, como señala Arturo Arreola, en su trabajo “Mesoamérica, el saldo actual de
sus recursos naturales estratégicos”. En este sentido, los recursos naturales se convierten
190
villafuerte y leyva, geoeconom ía y geopolítica en el área del plan puebla panam á
en fuentes de conflictos y negociaciones. Por su parte, Miguel Equihua, Griselda Benítez,
Lyssete Muñoz, Alexandro Medina, José Luis Álvarez, María Teresa Pulido, René Palestina e
Israel Acosta, en “Bosques y agua en el sur de México: un balance general”, se enfocan en el
estudio del agua y los bosques mexicanos en la actualidad, y sostienen que el sur de nuestro
país mantiene “una integridad ambiental funcional con los países vecinos de Centroamérica”, amén de conservar los más importantes remanentes de selvas del país. Los autores
afirman que la constante depredación de dichas selvas se ha convertido en el principal tema
ambiental a considerar, dejando en un segundo plano “las amenazas atribuibles al proceso
de cambio climático global”. Este cambio, aseguran, está íntimamente ligado con “grupos
sociales, leyes naturales y ecosistemas”, pero también con los “efectos negativos del modelo
dominante del desarrollo”.
Para finalizar este apartado, Neil Harvey, en su capítulo “La disputa por los recursos
naturales en el área del Plan Puebla-Panamá”, señala que el capitalismo actual ha entrado a su “fase ecológica” en la que el capital “ya no percibe a la naturaleza como algo
externo”, sino que la incorpora a su desarrollo, de tal manera que los actuales “procesos de acumulación capitalista dependen del manejo y manipulación de los recursos
genéticos, convirtiendo la naturaleza en un aspecto integral de la propia reproducción
del capitalismo”, cuestión, sin duda, de gran importancia y que en la práctica se concreta en ejemplos como el Corredor Biológico Mesoamericano, diseñado por el Banco
Mundial, que se pudiera considerar una coartada para apropiarse del mezclado mundo
de las riquezas biológicas dentro de la nueva economía, ya como materias primas, ya
como productos agropecuarios, farmacéuticos o forestales. De ahí que en estos corredores biológicos importe no sólo el tránsito de especies, que garantiza la vitalidad
genética de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), sino también los flujos migratorios
de biopiratas, finqueros terratenientes y ONGs ambientalistas nacionales y transnacionales que privatizan esta nueva riqueza estratégica, aplicando sistemas de información
geográfica en el estudio de ecosistemas y de la ingeniería genética, que convierte las
reservas naturales en bancos genéticos in situ y la diversidad cultural indígena en bancos
de saberes locales, concibiéndolo como un bizarro corredor donde se intercalan ANP
con plantaciones (supuestamente “ordenadas” en áreas núcleo y cinturones de amortiguamiento). Además, las plantaciones también son diseñadas para obtener productos
industriales, alimentarios o medicinales que la nueva ingeniería genética diseña incluso
para el mercado.
La tercera y última parte del libro se dedica a las cuestiones de seguridad y fronteras.
En el primer capítulo, “Migración y seguridad nacional en las fronteras norte y sur de
México”, Juan Sandoval analiza el modelo actual integrador del capitalismo globalizador, y
advierte que los estados nacionales “débiles requieren de fronteras territoriales fuertes”, es
decir, que se debe establecer una infraestructura carretera y de servicios más adecuada para
el libre tránsito de mercancía a través de esos territorios y “para el desarrollo de corredores
económicos parques industriales y zonas internacionales de servicios”. Esta infraestructura,
además, permitiría a las corporaciones transnacionales “tener acceso a los recursos naturales
localizados en las regiones fronterizas”. No obstante, se ha demostrado que —históricamente— uno de las principales causas del agotamiento y sobre explotación de los recursos
naturales en México ha sido precisamente el permisionismo o concesión de explotación
a las empresas transnacionales. Basta ver el apartado anterior para hacerse una idea del
expansionismo del capital representado en los Estados Unidos y cuyo interés representan
los recursos naturales del sur sureste de México y Centroamérica.
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manuel jesús pinkus rendón
Sandoval infiere que todo esto propiciaría la creación de grandes bloques geoeconómicos
y geopolíticos con nuevas fronteras regionales; muestra de ello son los intereses de los Estados Unidos que impulsan la creación de un perímetro de seguridad de América del Norte,
con el cual intentan controlar el flujo de armas, narcotráfico y emigrantes laborales, pero
sobre todo promueve la militarización de las fronteras y, por ende, la pérdida de soberanía
para todos los vecinos continentales del “ex hegemón”. Además, analiza algunas cuestiones
de militarización y seguridad de los Estados Unidos como parte de la nueva recomposición hegemónica y las vincula con la migración laboral de mexicanos y centroamericanos
y señala que el asunto de la emigración mexicana fue excluido de las negociaciones del
TLCAN, en vista de que —supuestamente— el libre comercio traería consigo fuentes de
empleo, lo cual sería una solución a largo plazo para la emigración. No obstante, eso no
sucedió y la medida sólo sirvió a los Estados Unidos para excluir de todo tratado comercial
la migración laboral.
El último capítulo, “Violencia social y pandillas. Las maras en la región fronteriza”, está
dedicado al análisis del trinomio soberanía nacional, frontera sur y violencia social. Sus
autores, Hugo Ángeles y Santiago Martínez, centran su investigación precisamente en la
región fronteriza de México y Guatemala, con especial interés en las causas estructurales
y coyunturales que dan origen a la llamada Mara Salvatrucha, organizada en grupos que
habitan en Centroamérica, Estados Unidos y México, cuyos gobiernos afrontan ya severos
problemas de inseguridad pública, que intentan controlar mediante el empleo de mecanismos legales, policíacos e, incluso, militares. Desafortunadamente, advierten, a pesar de estas
acciones, la falta de coordinación en aspectos de seguridad entre los países involucrados
coadyuva a la creación de un perímetro de seguridad controlado desde Estados Unidos.
A manera de colofón, Daniel Villafuerte nos lleva a reflexionar sobre las relaciones
interamericanas de la integración que prevalecen hoy en día y afirma que “el Estado se ha
transformado para dar paso a la voracidad del capital que está dispuesto a disponer de todo
aquello que represente ganancias”.
Así, los diversos apartados de Geoeconomía y geopolítica en el área del Plan Puebla Panamá muestran las debilidades y fortalezas de la región del PPP y denuncian la necesidad de
elaborar un modelo de desarrollo regional alternativo.
Considero que esta obra es, en resumen, una lectura obligada para quienes se interesan por
el estudio de los cambios estructurales que trae consigo la globalización, ya que nos permite
reflexionar sobre este panorama de políticas neoliberales y deterioro económico, las participaciones desiguales entre capitales privados y amplios grupos empobrecidos y la disputa de
la tutoría para la explotación de los recursos naturales. Su revisión nos lleva a inferir, acerca
del modelo de desarrollo que están implementando los gobiernos del área del Plan PueblaPanamá, como en los demás países latinoamericanos a partir de la globalización y sus
procesos, que éstos de ningún modo representarían un paradigma viable para mejorar las
condiciones de vida de estos pueblos y propiciar entre ellos un desarrollo social equitativo
y democrático, al tiempo que se garantiza la preservación de sus recursos naturales y de su
diversidad cultural.
La naturaleza intrínseca del modelo de desarrollo, basado en el aumento de la producción y la productividad, del valor de la renta y la máxima ganancia es, en sí, contradictoria
con el desarrollo sustentable y el discurso de superación de las condiciones de vida tan
frecuentes en la retórica que se promueve en los pueblos subdesarrollados. En otras palabras, el desarrollo integral de las naciones americanas a través de la asociación con Estados
Unidos y Canadá, no es viable en la medida en que, en la división social del trabajo, a los
192
villafuerte y leyva, geoeconom ía y geopolítica en el área del plan puebla panam á
países poderosos les toca jugar el papel hegemónico en todos los aspectos de las relaciones
de producción y a México y Centroamérica el de subordinados y dependientes de ellos;
en especial cuando sus economías y mercados se encuentran en franca desventaja en las
relaciones que actualmente se están estableciendo. Por consiguiente, la vida de estos pueblos
difícilmente alcanzará condiciones de reproducción económica y social dignas y democráticas bajo el esquema propuesto.
Manuel Jesús Pinkus Rendón
pem, ffyl/iifl, unam
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manuel jesús pinkus rendón
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Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
Louis Chauvel, Le destin des générations. Structure sociale et cohortes en
France au xx e siècle, París, PUF, 2a edición, 2002, 336 pp. (Colección
Le Lien Social ).
Lo mismo se equivocan quienes creen que su éxito profesional y socioeconómico se debe a
sus cualidades personales, que aquellos que atribuyen su falta de logros en esos rubros a una
supuesta carencia de atributos. Unos y otros desconocen que su destino estuvo en buena
medida marcado por una insospechada ruleta generacional. Según la tesis de Louis Chauvel, en Francia, durante el siglo xx, la suerte o la fatalidad de haber nacido en una época u
otra marcarían el destino de las cohortes.1
Los que se llevaron el premio mayor de las ventajas sociales durante el siglo pasado fueron
aquellos que tenían alrededor de 20 años en 1968. A la mayoría de ellos, ya fueran de origen
popular o de clase media, se les abrían innumerables posibilidades para lograr trayectorias
escolares largas, lo que a su vez les permitió encontrar trabajos bien remunerados; no así a
sus padres, huérfanos o mutilados de guerra, quienes tuvieron que enfrentar la crisis entre los
dos conflictos mundiales con su corolario de escasez de trabajo, alimento y paz social. Por su
parte, sus hijos —esto es, los nacidos alrededor de 1975— tuvieron que encarar un medio
escolar y laboral más competido en el que las posibilidades de ascenso social no resultaron ni
remotamente lo que fueron para ellos, los jóvenes sesentayocheros.
De hecho, los nacidos en los setenta, aun con mayor nivel de estudios que sus antecesores, hoy en día corren el riesgo de pasar por procesos de movilidad social descendente
(déclassement), algo hasta ahora inédito para la sociedad francesa. Más aún, los nacidos
después de los setenta, afrontan una realidad todavía más difícil pues habrán de vivir (o
están viviendo) francas dificultades para obtener éxito profesional, conseguir un empleo
bien remunerado o alcanzar la correspondencia entre logros escolares y consecución de un
empleo relacionado con sus estudios. Peor aún quizá sea que los más jóvenes tienen a la vista
la abundancia y el consumo conspicuo de algunos sectores de población, a diferencia de
los que nacieron entre guerras que fueron educados en el rigor, la escasez y las privaciones
prácticamente generalizadas. Esta situación de atestiguar grandes disparidades y asimetrías,
Hace ya algún tiempo, por influencia de la demografía estadounidense, se ha popularizado en
la producción académica de varios países la noción de cohorte para referir específicamente al año de
nacimiento de un contingente humano. Esta acepción no la considera válida ningún diccionario de la
lengua castellana. Cohorte, que es un falso cognado de cohort, es sinónimo de “clase”, tal y como se
utiliza en la jerga militar (vgr. “clase 1968, anticipados y remisos”), no obstante esta traducción de
cohort, no se emplea en español para evitar cualquier traslape con el lenguaje castrense pero, sobre
todo, para que no se confunda con el concepto de clase social. En todo caso, cohorte como noción
de uso en las ciencias sociales no debe confundirse ni usarse como equivalente de “generación” que,
tanto en demografía como en sociología, tiene una connotación mucho más amplia (una generación,
por ejemplo, puede incluir a varias cohortes consecutivas).
1
ricardo lópez santillán
provoca fragilidad psíquica en los individuos pues el estar rodeado por tanta riqueza alrededor y no poder acceder a ella, se considera como un fracaso personal, cuando es en realidad
una experiencia colectiva de precarización.
En el primer apartado de esta obra, “Bouleversements de la structure sociale et générations”, el autor identifica tres cambios radicales en el mercado de trabajo y, por lo tanto, de
la estructura social francesa del siglo xx, que son: en primer lugar, la disminución del número
de agricultores y obreros agrícola a partir de 1954; en segundo, la reducción del número de
obreros fabriles a partir de 1975 y, finalmente, en ese mismo año, el aumento progresivo
en las posiciones intermedias que pasan a ser la mayor parte de la población laboral para la
década de 1980.
Después de las tres décadas de crecimiento económico sostenido conocido como “los
treinta gloriosos” (1945-1975), la estructura social varía de manera incierta, comenzando
por el hecho de que se dan posibilidades de ascenso social vertiginosas para los nacidos
entre 1940 y 1950 que ya no se repiten para las cohortes subsecuentes, ni siquiera para
los que ingresaron al mercado laboral de 1988 a 1990 y de 1997 a 2001, cuando se registraron breves periodos de repunte económico. Esto, señala el autor, porque tan breves
lapsos no cambian la tendencia de lo provocado durante tres décadas de estancamiento,
principalmente en los hogares de estratos populares, que padecen, más que ningún otro, la
aparición de las diversas formas de desempleo: masivo, transitorio, por largos períodos,
repetitivo, permanente, así como el que involucra el desempleo de más de un miembro
del hogar en edad activa.
Se puede decir, grosso modo, que en este cambio de la estructura social, cada categoría
profesional experimenta períodos de expansión o estancamiento. Esto significa que cuando
una no está en expansión, las demás pueden estarlo, y viceversa. Sin embargo, cuando hay
cuellos de botella para una actividad profesional, ésta experimenta una competencia más
fuerte, sobre todo en el ingreso al mercado de trabajo; de ahí la importancia del capital social y del origen familiar que pueden paliar los momentos adversos. Sin embargo, comenzar
la vida laboral en empleos que pasan por un año de recesión es casi una condena que puede
pesarle a toda una cohorte el resto de la vida.
Vale destacar que en sentido epistemológico y analítico, en este apartado resulta de
particular interés el hecho de tomar la cohorte como una variable más a considerarse en el
análisis de clase y de movilidad social que vendría a sumarse a otras que tradicionalmente
han sido de uso más común como la etnia, el origen social, la escolaridad, la región de
origen y el género.
La segunda parte el libro, “Les causes de la rupture”, trata de la interrelación del sistema educativo y del mercado de trabajo entendidos a la luz del paso de una economía
en crecimiento a otra en estagnación. En lo que respecta al sistema educativo, como en
cualquier país del primer mundo, la población francesa registra un aumento progresivo
en el número de años de escolaridad, pero este aumento es desigual según la cohorte.
Otra vez, la generación beneficiada fue la conformada por las cohortes nacidas durante la
década de 1940 y la nacida al final de 1960. Los primeros entraron al mercado de trabajo
en una situación económica de expansión y en un período en que las oportunidades de
movilidad social ascendente serían irrepetibles, sin embargo, para los segundos —aunque
les tocó un periodo de repunte económico— la situación no resultó tan favorable debido
a la disminución de valor de los títulos universitarios. Esto no responde mecánicamente a
una sobreoferta de personas calificadas, como por lo común se sugiere, sino a la falta de
creación de puestos de trabajo. Dicho de otra manera, no sobran los profesionistas, lo que
196
louis chauvel, le destin des générations...
sucede es que el mercado laboral en Francia no ha tenido capacidad para integrarlos. Para
las posiciones medias y superiores (que son las más desarrolladas en el análisis del autor),
el principal cuello de botella tiene que ver con la legislación y las prácticas laborales francesas. Por ley, tanto en el sector público como en el privado, se puede degradar o despedir
a un empleado, pero esto no acontece por los costos; de hecho, si una empresa atraviesa
un período de dificultades, por lo general deja de contratar a jóvenes, pero prácticamente
no despide a los veteranos.
En todo caso, los primeros en perder el empleo son los que están en la franja 30-40 años
cuya cesantía por antigüedad no es tan onerosa lo que, una vez más, refuerza la situación
privilegiada de aquellos de más de 50 años que se encaminan a un retiro dorado. En consecuencia, la principal variable para regular el empleo no son los despidos, sino los contratos.
A esta situación del empleo ha contribuido enormemente el Estado, no por haber asumido
los logros sociales de los trabajadores en leyes como enarbola la clase política francesa, sino
por sus nefastas políticas de empleo. Médicos, profesores, en fin, funcionarios públicos
de diversa índole, son contratados durante los momentos de gran expansión del sector
público, absorbiendo una generación completa, y luego, cuando el Estado ve frenado su
crecimiento, ya no contrata. El hecho de no planear reclutamientos escalonados tiene un
impacto colectivo considerable y explica por qué algunas cohortes, como la de 1957, tienen
las puertas cerradas en el empleo público.
En la tercera parte, “Les conséquences de la rupture”, el autor se refiere a las posibilidades de movilidad social ascendente y descendente de algunas cohortes, siendo los nacidos
en la década de 1970 quienes, en la actualidad, enfrentan el panorama más sombrío. De las
que les siguen no se puede marcar una tendencia precisa hasta que no ingresen al mercado
laboral. En todo caso, el autor pasa por diversas variables para analizar las consecuencias
de la ruptura del círculo virtuoso del crecimiento económico.
Veamos algunos ejemplos. El poder de compra ha disminuido un 40% entre la cohorte
nacida en 1963 con respecto a la nacida en 1943. Este dato puede leerse, nuevamente,
a favor de los más veteranos, quienes en el medio laboral francés son más valorados por
tener mayor experiencia y trayectoria. En lo que respecta al nivel de vida, la desaceleración
económica impacta hasta a las cohortes en sus prácticas de consumo, ocio y recreo.
En el caso de la posesión de un automóvil, tener un vehículo caro y nuevo es prerrogativa casi exclusiva de la franja de población que tiene más de 50 años, especialmente
después de la reforma de la década de 1990 que introdujo el impuesto al auto nuevo.
Para las demás generaciones existe la dificultad de comprar autos de contado, por lo que
cada vez con mayor frecuencia se opta por las compras a crédito. Los menores de 40 años
tienden a comprar automóviles compactos o de ocasión. En cuanto a la vivienda, la tasa de
propietarios mayores de 50 años es muy elevada. Por el contrario, la renta o el pago de las
mensualidades de los créditos hipotecarios por la compra de vivienda nueva se han hecho
más onerosos para las nuevas generaciones. De hecho, estadísticamente la proporción de
gasto dedicado a la vivienda ha crecido, sin que eso tenga implicaciones en las dimensiones
(número de recámaras o metros cúbicos) del hogar.
En relación a ciertas prácticas de ocio y recreo, las diferencias entre cohortes también son
considerables. Aunque los jóvenes de 25 a 29 años son quienes más salen por vacaciones,
entre los adultos de 60 a 64 se ha experimentado un importante aumento en la tasa de salidas.
Finalmente, los individuos de 55 a 59 años ya alcanzaron el nivel de prácticas vacacionales
del grupo de entre 20 y 24 años. En breve podemos decir que los veteranos cada vez vacacionan más pero también mejor, porque se pueden pagar niveles de confort más elevados.
197
ricardo lópez santillán
Las diferencias también son mesurables a partir de aspectos tales como la esperanza de
vida, si consideramos que los veteranos de las cohortes doradas tienen posibilidades de ser
más longevos, en comparación con quienes en 1993 tenían entre 25 a 40 años, individuos
que por restricciones en los sistemas de salud, verán disminuir su esperanza de vida, pues
además de no tener las mismas posibilidades de acceso a salud de calidad, registran una
mayor incidencia en la tasa de suicidio y de padecimiento del SIDA.
Por méritos propios, desde luego, este libro ha sido un éxito editorial en Francia. Se trata
de una obra publicada originalmente en 1998, reeditada con mejoras en 2002 y reimpresa
en junio del 2006. Se le puede reprochar al autor (profesor de la Fondation Nationale en
Sciences Politiques, popularmente conocida como Sciences Po) que cuando se refiere a las
décadas de crecimiento económico sostenido en Francia no mencione ni una sola vez que
dicha situación se debió en buena medida a los efectos del plan Marshall. Por otro lado, en
muy pocas ocasiones se hace referencia al componente por género de las cohortes, lo que
puede ser una carencia si se considera que, en particular para las generaciones jóvenes, las
mujeres logran mayor escolaridad, incluso a nivel superior, y desde luego, mayor presencia
en el medio laboral, también en posiciones socioprofesionales de clase media. Habría además que señalar que la obra tiene pasajes muy reiterativos.
Sin embargo, muchas conclusiones interesantes se derivan de esta lectura obligada
para demógrafos, economistas, sociólogos y otros científicos sociales interesados en el
estudio del cambio (a nivel transgeneracional) de las posibilidades de movilidad social
(ascendente, descendente o nula movilidad), de ingreso al mercado laboral, en los niveles
de escolarización y su posible relación con el nivel de ingreso.
Se trata de un texto abierto a muchas lecturas. A las conclusiones del autor deben sumarse las que cada lector pueda sacar en función de cómo ha sido su experiencia individual
en el marco del destino que estadísticamente le tocó a su cohorte. En ese sentido, este
libro muestra evidencia incontestable de que los nacidos a partir de la década de 1970 en
Francia son una generación marcada por la recesión, a la cual el sistema le ha bloqueado
sus posibilidades de ascenso social, le escatima las recompensas, incluidos los beneficios de
la seguridad social, poniendo en jaque su futuro.
Ricardo López Santillán
uacshum, unam
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Península
vol. I, núm. 2
otoño de 2006
Silvia Eugenia Castillero, Zooliloquios. Historia no natural, México,
Conaculta, 2003, 72 pp. (Colección Práctica Mortal).
Agua, tierra, fuego y aire son los cuatro elementos que dan forma al mundo natural. El
agua apaga el fuego y riega la tierra, el aire seca la tierra y alimenta al fuego. Odio y amor,
decía Empédocles, es lo que une y separa a los elementos. En la unión los seres nacen, en la
separación mueren. Los cuatro elementos, los principios, siempre están en el mundo, pero
todo lo que en él habita, nace, es y muere sujeto a lo contrario. La poeta mexicana Silvia
Eugenia Castillero, en su último poemario, se alimenta de esta doctrina para configurar un
zoológico poético en una historia que, curiosamente, anuncia como no natural. El oxímoron augura un acertijo poético difícil.
La historia no natural de Castillero está contada por seres de agua, de tierra, de fuego y
de viento. Estos seres son animales: los seres de agua y de viento son mayormente fantásticos, los de tierra y fuego principalmente reales, pero la distinción resulta irrelevante en los
poemas. Como el título anuncia, cada uno de estos seres destaca en la voz que los distingue
y habla en soledad, pero juntos componen, en el libro, un bestiario poético. Los bestiaria,
tan utilizados en el Románico para simbolizar perversiones y virtudes humanas, siempre
han sido ubicados en los márgenes decorativos de pinturas, muebles y edificios. Animales
positivos y negativos permanecen en metopas y capiteles de los claustros medievales, en las
iluminaciones de manuscritos, en las misericordias de los coros, cada uno engarzado en una
profusa cadena de formas. Esta prolongación de un animal en otro, de un ser en otro, abre
un mundo de intensa metamorfosis y analogía que, por una parte, celebra la ramificación
de las formas y, por otro, atemoriza.
El bestiario de esta poeta engarza en la tradición románica, pero en él prima una angustia de extrañamiento, el costado terrible de una forma que muta, que cambia, y que
ya no puede volver a ser lo sido. En sus poemas, Castillero congela en instantes de furtiva
intensidad un suceso donde los animales hablan de cómo se convierten en otros seres, de
cómo se mimetizan con lo contiguo, pero también, y sobre todo, los animales hablan de la
pérdida de lo natural. En el universo que propone este libro, las bestias aparecen despojadas
de su entorno: la selva ahora es una ciudad. Expropiados de su naturaleza, los animales son
reducidos a una minúscula esencia, casi a un recuerdo. El buitre se vuelve “temeroso, lento
y opaco en sus furores” encerrado en una jaula de zoológico donde “le suspendieron la carne
para volverlo prudente”; el topo sale de la tierra para quedar “rodeado de la eternidad del día
y su mediocre iluminación”; la medusa se seca lentamente en la arena de la playa. Separados
de lo propio, fuera de sí, los animales del bestiario se enfrentan a su muerte. Condenados,
caen en la resignación o en la lucha. La lucha ocurre clandestinamente en los recovecos de
la urbe. Siempre de noche (Silenia es un testigo recurrente en los poemas), los animales
acechan a los hombres en sus casas desde las hendijas, desde los rincones. Aquí es donde
aparece la poeta con voz propia, espiada también por las bestias, como ocurre con el poema
carolina depetris
“La migala” o “El gato”. Ella, junto con “los habitantes de la tierra que se fue quedando
baldía”, es sensible a estas temibles presencias, a la “fuga de formas equívocas”: “de noche
siento encenderse los rincones. Busco animales que mordisquean su contorno, un bulto
que se transforme veloz”. Cuando llega la noche, dice, reina el terror porque esta sigilosa
incursión de los animales esconde una oculta venganza: el retorno de la espesura vegetal en
una ciudad sin árboles, sacar ahora a los hombres de su metafísica segura y someterlos a una
ley desconocida. Una dimensión paralela se abre en la ciudad nocturna y todo, entonces,
esconde un secreto velado, a veces minúsculo, en aquello que creíamos ser real. La deuda
de estos animales con Cortázar es, como vemos, fuerte.
Para apoyar la sensación de furtividad y cambio que despliega este mundo animal, Castillero cruza géneros en sus poemas. El libro está compuesto, mayormente, por poemas en
prosa, forma de por sí híbrida que la sitúa cerca tanto de Aloysius Bertrand y Baudelaire
como del surrealismo y postsurrealismo. Estos poemas a veces constituyen pequeños relatos, incluso microrelatos, y otras veces despliegan versos de sintaxis concisa. Las metáforas
son por momentos crípticas, y algunas imágenes destacan en los poemas con lacónica belleza. El ritmo es quebrado y esto, sumado a lo anterior, permite reflejar en la formalidad
poética el asalto subrepticio de las bestias.
En un libro anterior, Entre dos silencios (editado por primera vez en 1992 por Conaculta) Castillero habla de la poesía como experiencia. Esta experiencia supone, para la
poeta, “perder la razón del lenguaje para encontrar la razón del lenguaje”. Esta búsqueda
de la esencialidad poética por la vía negativa entronca a Castillero con la mística católica y
también laica, y recuerda algunas experiencias poéticas del siglo xix y xx, dramáticas por
la profunda conciencia de una totalidad lingüística y ontológica posibles desde el vacío.
Esta práctica poética, sujeta a una constante sustracción o muerte, marca el ciclo de Zooliloquios: los animales mueren en su condición natural para resurgir de noche en el espacio
no natural de la ciudad. En esta rutina hablan de una poderosa mutación, plena y terrible,
cruel y amorosa. Las formas caen unas en otras en una resignificación continua, al igual
que la poesía que es, ella también, una “forma formándose”. Un libro difícil, que invita
a más de una lectura para destapar sus sentidos escondidos, Zooliloquios canta de forma
conmovedora al arduo y hermoso ejercicio vital.
Carolina Depetris
uacshum, unam
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Península
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otoño de 2006
BREVES CURRICULA
DE LOS COLABORADORES
Adrián Curiel Rivera
Mexicano. Doctor en Literatura española e hispanoamericana por la Universidad
Autónoma de Madrid. Ha colaborado con artículos de crítica literaria, reseñas y
cuentos en diversos medios nacionales y extranjeros. Es autor de varios libros de
creación, entre ellos las colecciones de relatos Unos niños inundaron la casa (1999) y
Madrid al través (2003), y las novelas Bogavante (2000) y El Señor Amarillo (2004).
A finales de 2006 publicó el ensayo Novela española y boom hispanoamericano. Desde
2004 se desempeña como investigador de tiempo completo en la Unidad Académica
de Ciencias Sociales y Humanidades de la UNAM en Mérida, Yucatán, donde realiza la investigación “Los piratas del Caribe en la narrativa hispanoamericana”. Es
miembro del Sistema Nacional de Investigadores e integrante del Consejo Editorial
de distintas revistas culturales.
[email protected]
Christian Lehmann
Alemán. Maestro (1972) y doctor (1973) en Lingüística general e histórica y en Filología latina, respectivamente, por la Universidad de Colonia.
Catedrático de Lingüística general y aplicada en la Pontificia Universidade Católica do Río Grande do Sul, Porto Alegre, Brasil (1975-1977). Profesor de Lingüística
general en la Universidad de Colonia, Alemania. Catedrático de Lingüística general
en la Universidad de Bielefeld (1984-1999), y de Lingüística general y comparativa en la
Universidad de Erfurt, Alemania, desde 1999.
Ha realizado investigación de campo sobre el maya yucateco en Quintana Roo,
desde 1988.
Autor de numerosos libros y artículos sobre lingüística general y comparada, así como
lingüística latina y maya, entre los cuales se cuentan Thoughts on grammaticalization
(2002), Possession in Yucatec Maya (2002), Person prominence and relation prominence.
On the typology of syntactic relations with particular reference to Yucatec Maya (2004, con
Yong-Min Shin y Elisabeth Verhoeven) y Typological studies in participation (2005).
Editor, con Geert Booij, Joachim Mugdan y Stavros Skopeteas, de Morphology. An
international handbook on inflection and word formation (2000-2004).
[email protected]
península
Ricardo López Santillán
Mexicano. Doctor en Sociología por la Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris III
(2004). Maestro en Sociología por la misma universidad y licenciado en la materia por
la FCPyS de la UNAM (Medalla Gabino Barreda, 1998). Fue becario de la UNAM, el
CIESAS, el Gobierno Francés y el CONACyT. Actualmente es investigador de la Unidad Académica en Ciencias Sociales y Humanidades de la UNAM en Mérida, Yucatán.
Sus líneas generales de investigación son: estructura de clases sociales y espacio urbano; más específicamente ha trabajado sobre clases populares (en particular comercio
callejero) y clase media en la ciudad de México. En la actualidad investiga sobre clase
media y etnicidad en Mérida. Entre sus trabajos destacan: “Algunos actores sociales y
sus representaciones de la venta callejera en el Distrito Federal” (2004) y Clase media
capitalina. Recomposición de su espacio social y urbano:1970-2000 (En prensa).
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
[email protected] y [email protected]
Ana Bella Pérez Castro
Mexicana. Realizó estudios de doctorado en Antropología, en la Facultad de Filosofía
y Letras de la UNAM. Autora de más de medio centenar de libros y artículos. Entre
sus principales publicaciones destacan Entre montañas y cafetales. Luchas agrarias en
el norte de Chiapas, La identidad: imaginación, recuerdos y olvidos publicados por la
UNAM; Kikapúes: los que andan por la tierra. El proceso de proletarización y la migración laboral del grupo de Coahuila. En coautoría con José Guadalupe Ovalle Castillo, y
Antropología sin fronteras: Robert Redfield, UNAM, IIA y Fideicomiso para la Cultura
México-Estados Unidos.
Como docente ha impartido cursos sobre teoría antropológica, antropología económica y política y etnografía, a nivel nacional e internacional.
Presidente de la Asociación Latinoamericana de Antropología (ALA), de julio
de 2005 a julio de 2008. Actualmente es investigadora titular “B”, del Instituto de
Investigaciones Antropológicas de la UNAM, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I.
[email protected] 
Patrizia Quattrocchi
Italiana. Doctora en Etno-antropología en la Universidad de Roma “La Sapienza”,
con la tesis “Mujer maya y salud reproductiva en una comunidad maya de Yucatán: el
caso de la sobada”. Ha trabajado con grupos lencas de Honduras, maya yucatecos en
México, y chinos y bangladeshí, en Italia.
Investigadora del Posgrado en Antropología Social y Cultural de la Universidad de
Padua e investigadora becaria de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, ha
realizado diversas estancias en Yucatán.
Como integrante de AREAS –Asociación de Investigaciones Etno-Antropológicas
y Sociales de Trieste (Italia)- es promotora y coordinadora del proyecto de cooperación
entre México e Italia “El tiempo de la sobada. Prácticas y conocimientos sobre el parto
en un pueblo maya de Yucatán (2005-2007)”, en el cual participan 11 organismos
italianos y cuatro mexicanos.
Ha trabajado en varios proyectos de investigación antropológica con la Universidad
de Udine (Italia) y realizado actividades de docencia en diversas universidades italianas
202
breves curricula de los colaboradores
como Udine, Trieste, Roma, Milán y Padua. Actualmente es profesora investigadora
titular en la Unidad Biomédica del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo
Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán.
Ha publicado más de 20 ensayos y artículos y es coautora del libro del libro Il fenomeno migratorio nel comune di Monfalcone. Il caso della comunità bengalese (con
Toffoletti y Tomasin, 2003).
Aurelio Sánchez Suárez
Mexicano. Doctor en Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México, maestro en Arquitectura con especialidad en restauración de monumentos. Ha
impartido cátedra en la Escuela Superior de Arquitectura e Ingeniería, del Instituto
Politécnico Nacional, en la licenciatura y el posgrado, en la Maestría en Arquitectura de
la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, impartió la cátedra
UNESCO. Entre sus últimas publicaciones se cuentan: “La arquitectura vernácula del
Camino Real, Campeche. Sus características”, en Anuario de Estudios Arquitectónicos
2001, UAM; “La corrida, arquitectura vernácula de uso temporal”, en el Anuario de
Estudios Arquitectónicos 2004, UAM. Actualmente realiza una estancia posdoctoral en
la Unidad Académica de Ciencias Sociales y Humanidades de la UNAM, en Mérida.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
[email protected]
Adam T. Sellen
Véase el número 0 de esta revista.
[email protected]
Arturo Taracena Arriola
Véase el número 0 de esta revista.
[email protected]
203
NORMAS EDITORIALES
DE PENÍNSULA
Península es la revista oficial de la Unidad Académica
de Ciencias Sociales y Humanidades de la Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional
Autónoma de México, ubicada en Mérida, Yucatán.
Acoge artículos inéditos de investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, documentos de archivo
provistos de estudios introductorios, y reseñas críticas
de libros y artículos. Publica artículos en español, inglés, francés y lenguas mayas. Se edita semestralmente,
en primavera y otoño.
Los textos enviados se turnan a dos dictaminadores,
especialistas en la materia. En caso de que uno de los
dictámenes sea negativo, se somete a una tercera evaluación. Dos dictámenes negativos implican el rechazo
del artículo.
En caso de ser aceptado el artículo para su publicación, el Comité Editorial se reserva el derecho de realizar las modificaciones formales necesarias para lograr
una mayor uniformidad y claridad en la presentación
de los trabajos.
El autor recibirá un ejemplar del número donde
aparece su artículo y 10 separatas.
Presentación de originales
1)Los originales se entregarán en diskette o disco
compacto en procesador de texto Word para Windows y dos copias en papel blanco tamaño carta,
impreso en una sola cara, a doble espacio, en tipografía Times New Roman, de 12 puntos.
2)La extensión total de los artículos no deberá tener menos de 12 cuartillas ni sobrepasar las 35,
incluyendo fotos, figuras, cuadros, notas al pie y
bibliografía. Las reseñas no deberán exceder las
siete cuartillas.
3)Para fines editoriales se anexará un breve párrafo
en archivo electrónico y hoja aparte, con los datos
del autor o autores (datos académicos, dirección,
teléfono, fax y, en su caso, correo electrónico).
4)Se incluirá un resumen de no más de 150 palabras en español y en francés o inglés. Se incluirán,
asimismo, un listado de no más de cinco palabras
claves en español y en inglés o francés.
5) Península acepta, dentro del texto, dos tipos básicos de referencias bibliográficas: la abreviada, que
corresponde al MLA Style Manual, y la completa.
6)Las referencias completas se indicarán a pie de
página y seguirán las normas establecidas para la
bibliografía final sólo consignando nombre del
autor, título del artículo o libro (abreviado de
ser extenso) y el número o números de página (ej.
Alexan­dre Koyré, Del mundo cerrado al universo
infinito, 78). En caso de repetirse la cita de determinada obra se pondrá el nombre del autor,
la locución latina op. cit., y el número de página
(ej. Alexandre Koyré, op. cit., 56). En caso de que
la cita remita exactamente a la misma página se
pondrá la locución latina ibidem (ej. Alexandre
Koyré, ibidem). En el caso de documentos, se señalará a pie de página el archivo de procedencia y
su clasificación, dejando el nombre o descripción
del texto para la bibliografía final. Todos los datos
van separados por comas.
7)Las obras mencionadas en el texto y en notas a pie
de página deberán listarse alfabéticamente, con
minúsculas, al final del texto bajo el título “Bibliografía”. Las referencias bibliográficas deberán
ajustarse al MLA Style Manual en caso de haber
utilizado este sistema de citas dentro del texto, o a
los siguientes modelos en caso de haber utilizado
la forma de cita completa:
Libros
Koyré, Alexandre
2000 Del mundo cerrado al universo infinito, México,
Siglo XXI.
Artículos
Monegal, Antonio
2003 “Más allá de la comparación: fusión y confusión de las artes”, Revista Canadiense de
Estudios Hispánicos 28 (1): 27-44, Toronto,
Asociación Canadiense de Hispanistas.
Capítulos de libro
Barthes, Roland
2002 “Introducción al análisis estructural del relato”, Análisis estructural del relato, pp. 7-38,
Roland Barthes et al., México, Ediciones Coyoacán.
Nota
Cuando se trate de una obra anónima, su título (en
cursivas) encabezará la referencia.
Documentos
Se citará el archivo de procedencia, ramo o sección,
legajo, expediente, ficha conteniendo el nombre (o breve descripción del contenido en caso
de no tener título), lugar, año y foja o fojas,
con las abreviaturas f. o ff., diferenciando las
fojas de verso o vuelta con la abreviatura v.
(ej: ff. 7-22v).
8)El material gráfico de apoyo (cuadros, figuras, gráficas, fotos, mapas, etc.) deberá presentarse en
originales o fotocopias nítidas (no se aceptarán
materiales borrosos o incompletos), y, de ser posible, también en archivos digitales individuales
y separados del texto del artículo. Se numerarán
por separado: cuadro 1, cuadro 2, etc.; mapa 1,
mapa 2, etc. Los pies de grabados, fotos o ilustraciones deberán ser breves y concisos. Toda ilustración se presentará en hojas aparte, consignando
sus fuentes, así como los créditos correspondientes a los fotógrafos y/o dibujantes.
UNIDAD ACADÉMICA DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
director
Mario Humberto Ruz
personal académico
investigadores y profesores
Barbara Blaha Degler PfeilerAdrián Curiel Rivera
Magalí Daltabuit Godás
Carolina Depetris Juan Manuel Díaz Yarto
Martin Francisco Fricke
Laura Hernández RuizLorena López Navarrete
Ricardo López Santillán
Ismael May May
Nicole Marie Ooms Renard
Martha G. Pimienta Merlín
Miguel Ángel Pinkus RendónSandra Lucía Ramírez Sánchez
Enrique Javier Rodríguez BalamAdam Temple Sellen
Pedro Stepanenko GutiérrezArturo Taracena Arriola
técnicos
Héctor Cisneros Reyes
Marcos Augusto García Yeh
Daniela Maldonado Cano
Raúl Novelo Peña
Víctor Ramírez PeñaLuis Ernesto Santiago Pacheco
Península, I-2,
editada por la Coordinación de Hu­
ma­nidades, se terminó de imprimir el
6 de diciembre de 2006, en los talleres
de Formación Gráfica S. A. de C. V.,
Matamoros 112, col. Raúl Romero,
Nezahualcóyotl, Estado de México.
La edición, en tipos AGaramond de
11:13, 10:12 y 9:10 puntos, fue compuesta por Norma B. Cano Yebra y
estuvo al cuidado de Mario H. Ruz
y Daniela Maldonado Cano. El tiraje consta de 500 ejemplares impresos en papel Cultural de 90 g.

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