Fundamentos de técnica guitarrística

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Fundamentos de técnica guitarrística
Fundamentos de técnica guitarrística
Belial Báez para Guitarristas.info
A lo largo de los años, la guitarra eléctrica ha evolucionado para convertirse en un
complejísimo instrumento, cuyo dominio técnico requiere rutinas planificadas al milímetro,
así como un adecuado uso del tiempo disponible.
Lo cierto es que existen muchos libros que pretenden ser el santo grial de la técnica
guitarrística; por desgracia, la mayoría no pasan de ser libros sin interés, repletos de
ejercicios que no siguen una correcta metodología, y licks colocados de una forma un
tanto anárquica.
El estudio de la técnica en la guitarra eléctrica puede resultar frustante, desmotivante, e
incluso, lesivo. Cuando usamos esos libros, no tenemos claro cómo afrontar su estudio, cómo
usar el metrónomo, o qué hacer cuando nos estancamos. Además, existe la tendencia a
saltarse pasos lógicos y tocar de una forma un tanto superficial, sin cuidar lo más mínimo el
sonido, la evolución lógica de cada técnica, o las posturas correctas de la mano.
En este sentido, podría parecer que todos los libros son malos, o que el estudio de la técnica
es algo casi imposible, pero no es así. Hay libros perfectamente válidos y estructurados
(tenéis una relación de los mismos al final del artículo), y basta con seguir una serie de pasos
para evitar el estancamiento y avanzar más rápido, manteniendo la limpieza y la
coordinación.
Los aspectos que versan sobre la correcta colocación de las manos, las diferentes
posibilidades con la púa, o la propia postura corporal, serán tratados en otros artículos. En
este caso, hablaremos de cómo desarrollar una rutina enfocada únicamente en el plano
técnico –esta rutina sería parte de la rutina general- y de cómo enfocar el trabajo técnico.
Ejercicios rudimentarios y variaciones
La técnica, en todos los instrumentos, sigue un principio básico; los ejercicios
rudimentarios, que abarcan muchos subtipos de ejercicios, resultan más eficientes
en el estudio.
Tratar de usar un ejercicio de sweep –por ejemplo, el segmento de arpegios de
Altitudes, de Jason Becker- sin saber hacer un arpegio de Am, es ridículo. Igualmente lo
es tratar de hacer una sección de alternate entre dos cuerdas a toda velocidad si no
eres capaz de tocar con cierta velocidad una escala pentatónica, o un segmento de
tapping a varias cuerdas si no sabes hacer tapping a una cuerda.
Esos ejercicios básicos, que han de ser dominados para un desarrollo técnico
adecuado, son conocidos como “rudimentos”. Por ejemplo, un batería tiene que
estudiar una serie de rudimentos antes de afrontar las variantes de los mismos,
más complejas.
Con esto, acabamos de introducir otro concepto, las “variantes”. Todo rudimento
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tiene una serie de variaciones, las cuales nos permiten afrontar todas las posibilidades que
nos podamos encontrar.
Por ejemplo, en el ARCHIVO 1 (formato Guitar Pro) tenemos un rudimento básico, el llamado
1-2-3-4 (ejercicio basado en escala cromática), mientras que en el ARCHIVO 2 tenemos sus
variantes.
Podemos observar que el rudimento es mucho más fácil, nos permite fijarnos perfectamente
en los movimientos, en la colocación, en el sonido… está libre de toda complicación, es el
ejercicio tipo más sencillo para tocar alternate con 4 notas por cuerda. Este, por lo tanto, sería
un rudimento ideal para desarrollar esta técnica.
Una vez desarrollado el rudimento, y controlado a ciertas velocidades moderadas,
tendríamos que afrontar el estudio de sus variantes, más complejas, con cambios de
posición, y con mayor exigencia en la coordinación. Las variantes mantendrían el rudimento
de púa, que se presupone está controlada –si eres capaz de tocar a 140 el 1-2-3-4, tu
capacidad con la púa está igualmente desarrollada para otros ejercicios- e incorporan una
mayor dificultad en la mano del mástil.
Lo natural es que la variante cueste mucho más, porque el desarrollo técnico de la mano que
digita es mucho más complejo de lo que parece. Para ello, las variantes cubren diferentes
posibilidades, cruzando dedos, alternando el movimiento… para que cuando encontremos
cualquier lick o ejercicio con 4 notas por cuerda, nos resulte familiar.
Al final, esta es la clave del estudio técnico; reducir todo un grupo de ejercicios, licks o
segmentos de solos, a un rudimento –o más de uno si se quiere perfeccionar una técnica- y
sus variantes, que cubrirán todas nuestras necesidades. La técnica se basa en la familiaridad,
en haber realizado algo parecido con anterioridad.
Aquí tenéis un ejemplo –ARCHIVO 3- de otro rudimento con sus variantes. Siguen siendo 4
notas por cuerda, pero ahora incluímos el llamado stretching –estiramientos-, con lo que es
un rudimento que sirve para ambos tipos de técnica.
Una variación interesante para los ligados sería hacer estos mismos ejercicios aplicados a la
técnica de legato. Y otra variante sería hacer el mismo ejercicio con saltos de cuerda, por
poner un ejemplo. En ambos casos, haríamos lo mismo, buscar un rudimento, y estudiar sus
variantes.
De momento, os dejo en el ARCHIVO 4 otros rudimentos para estudiar otro tipo de técnicas
de púa, una nota por cuerda –tal vez la más difícil- y saltos de cuerda.
Cómo estudiar
Al igual que cuando alguien estudia para un examen, o una carrera, sigue determinadas
pautas y estudia con sus “trucos”, debería hacer lo mismo cuando estudie música.
En lo tocante a la técnica, es muy típico observar cómo un guitarrista estudia 4 o 5 horas de
técnica al día, o cómo sus rutinas técnicas se prolongan durante 2 o 3 horas seguidas.
Esto produce un claro estancamiento, además de un problema añadido; el riesgo de lesión.
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Hay otro aspecto poco tratado en la música, el desarrollo de vicios. Si no
existe un descanso, si no hay un período de adaptación y reflexión,
tendemos a desarrollar ciertos defectos. El problema viene cuando, al
tocar tantas horas seguidas, esos vicios rápidamente se incorporan a
nuestro vocabulario físico, y arraigan como parte de nuestro estilo.
Por lo tanto, dedicar miles de horas a la técnica, no es tan positivo
como puede parecer; al menos, no se ha de hacer constantemente.
Un buen consejo sería aplicar un principio similar al que se aplica en los
gimnasios. Podemos estar “a tope” un mes, pero estar dos meses en la
cresta de la ola puede conducir al agotamiento de nuestros tendones –
aumentando posibilidad de tensión-, estancarnos, o incluso aburrirnos.
Lo más lógico es planificar el estudio por etapas, sin descuidar nunca las
diferentes parcelas del propio estudio. Podemos estudiar más técnica un
mes, más armonía otro, más improvisación otro… Si tocas 3 horas, durante
un tiempo puedes dedicar hora y media a la técnica, pero pasado ese
tiempo, podrías pasar a dedicar ese tiempo a la improvisación, y dedicarle
media hora a la técnica.
De este modo, conseguimos un avance equilibrado a lo largo del tiempo.
No dedicamos más tiempo a una parcela que a otra, y la técnica no se
convierte en algo que nos atenaza y nos frustra. Evitamos forzar la mano y
refrescamos nuestro estilo, permitiéndonos aplicar los avances técnicos
logrados con anterioridad.
Otra cuestión a tener en cuenta es la concentración, además del
agotamiento. La concentración sostenida decae a partir de los 40 minutos.
Si prolongamos un estudio técnico durante más tiempo, sin intercalar
períodos de descanso, nuestra capacidad decae, y el estudio se vuelve farragoso, además
de prácticamente inútil y descoordinado. Hay que tener en cuenta que, pasados esos 40
minutos, los tendones también sufrirán de agotamiento, aumentando la probabilidad de
tener tendinitis u otros problemas derivados del sobreesfuerzo.
En este caso, tenemos dos opciones. La primera es el descanso total. Relajarnos durante 15
minutos haciendo otras cosas, no forzando la mano y vaciando la mente. Después,
podríamos volver a estudiar sin problemas.
La segunda opción podría ser tocar otras cosas. No necesariamente estudiar música.
Podemos improvisar por el mero hecho de disfrutar, tocar temas que nos gusten y no nos
fuercen… en los períodos de descanso podemos aprender a disfrutar del instrumento y
relajarnos mientras tocamos, huyendo del “modo estudio”, que en muchas ocasiones nos
convierten en músicos robóticos y sin alma.
Otra cuestión importante es el tiempo dedicado a cada ejercicio. Un rudimento puede ser
tocado durante un cuarto de hora, o incluso más tiempo, sin necesidad de pasar a otro
ejercicio. De hecho, no conviene empezar con las variantes si el rudimento no está
totalmente controlado, ya que romperíamos el esquema del que hemos hablado, basado en
el dominio del aspecto más básico, para comenzar después por lo más complejo.
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En cambio, las variantes han de ser tratadas de un modo muy diferente. No conviene
permanecer en la misma variante durante 15 o 20 minutos, puesto que se produce un
estancamiento y una habituación –término muy utilizado en psicología del aprendizaje- que
socavan el avance del ejercicio. Al ser las variantes diferentes entre si, podemos alternar entre
ellas, tocando aproximadamente cinco minutos cada variante, para después volver a la
anterior. Al final, podemos retomar la primera y comenzar todo el ciclo.
Por último, otro aspecto a tratar es la separación de técnicas. Se estudia mucho mejor si se
aíslan las técnicas. No conviene tocar alternate picking, sweeps, tapping y legato en la misma
sesión. Si repartimos la sesión en dos, tocando 45 minutos y 45 minutos, podríamos dedicar
la primera sesión a alternate y la segunda a legato, por poner un ejemplo, pero no sería
conveniente alternar entre unos y otros en la misma sesión. No haríamos más que confundir
a nuestra mente, y no conseguiríamos “entrar en calor”. Es mucho mejor dedicar cada sesión a
una técnica, sin variar constantemente.
La mezcla de técnicas puede ser realizada durante tiempos de improvisación, o en los
llamados “ejercicios compuestos”, que son ejercicios complejos en los que se tocan ejercicios
con más de una técnica, como el sweep con tapping o el legato con alternate.
Cómo usar el metrónomo y evitar el estancamiento
Toda la rutina técnica debería ir ligada indisolublemente al metrónomo. El
metrónomo nos obliga a marcar un tiempo constante, a hacer los movimientos
fluidos y a tempo en lugar de adaptar la música a nuestros errores internos de
tempo, y además marca nuestro avance en los polos velocidad-coordinación.
Además, el metrónomo no es más que una batería reducida a su
mínima expresión. Con él conseguimos adaptarnos a backing
tracks, a bandas, o a seguir el ritmo impuesto por un bajista, un
pianista, u otro guitarrista. El principio básico que has de seguir es
previsualizar. No puedes tocar jugando a “cazar” al metrónomo,
esperando a que suene para pulsar la cuerda, o tocando acto seguido
de que suene el beat. Tienes que pensar en cómo va el ritmo,
interiorizarlo antes de tocar –moviendo la pierna, la cabeza, o cantandopara poder tocar en comunión con el metrónomo, igual que harías con un
batería.
Cuando empieces un ejercicio que no has afrontado, hazlo siempre a una
velocidad muy baja. Tienes que poder tocar cómodamente y ser capaz
de fijarte en tus propios movimientos. Además, tienes que
dominar las distintas figuras –negra, corchea, semicorchea,
quintillos, tresillos, sietesillos…- con los mismos ejercicios. Un
ejercicio fenomenal es tocar un rudimento con figuras que
“descuadran” el acento, como el rudimento del ARCHIVO 5.
Por último, hay un sistema para utilizar el metrónomo y superar las
barreras de velocidad y coordinación. Este sistema, que hizo
popular Troy Stetina en los años 80, se basa en los umbrales.
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Un umbral es el tempo en el que puedes tocar el ejercicio con un margen de error pequeño –
algunos fallos-. Se llama umbral porque, en el caso de aumentar la velocidad, los fallos se
multiplicarían. Digamos que es tu límite.
El método de umbrales se realiza de la siguiente forma:
Tocas el ejercicio hasta alcanzar tu umbral, por ejemplo, a 110bpm. En ese momento, subes el
metrónomo a 10bpm -120bpm- y tratas de tocar el ejercicio, algo que resultará casi
imposible, ya que está muy por encima de tu umbral. Puedes intentarlo durante 30 o 40
segundos, no mucho más. Después, baja otros 5bpm -115bpm-. Al haber forzado a tu cuerpo
y a tu cerebro –que crea nuevas conexiones para coordinar mejor cuando se fuerza la
máquina-, seguramente tu límite haya subido un poco.
El sistema se basa en ir superando nuestros umbrales, para apuntar, al final de cada ejercicio,
nuestro nuevo umbral. No importa si subes 5bpm o 20; lo que buscamos es un progreso
constante y evitar el proceso de estancamiento. El proceso sería siempre el mismo, subir
10bpms, y bajar 5 para, después, volver a subir otros 10. Con esto iremos forzando cada vez
más. Al final, antes de terminar el ejercicio, puedes apuntar a qué velocidad eres capaz de
tocar el ejercicio con cierta comodidad. Ese será tu nuevo umbral.
Resumen. Elaborar tu rutina. No todo es técnica
Como he dicho, la técnica no puede ser el único elemento de tu rutina. Lo normal es
intercalarla con el estudio de armonía, visualización del mástil, improvisación, o técnicas
expresivas, además de tocar simplemente para divertirte.
Tu rutina tiene que abarcar diferentes técnicas, pero no puedes pretender tocarlas todas
cada día, al menos, si quieres un avance serio. Puedes dividir la rutina en varias partes, no
pasando nunca de 45 minutos por sesión técnica.
Debes tocar primero los rudimentos. Una vez dominados, no tiene mucho más sentido
seguir con ellos. Tocar el 1-2-3-4 hasta llegar a los 300bpms es absurdo; resulta mucho mejor
practicar todas las variantes del mismo para así poder afrontar más movimientos y coordinar
mejor las manos. En ese caso, podemos pasar a las variantes, recordando que no es bueno
tocar una variante durante muchos minutos.
Por último, puedes dedicar mucho tiempo a la técnica durante un tiempo, pero hay que ir
variando. No pretendas estar siempre en lo más alto y hacer un esfuerzo constante;
terminarás por agotarte y serás incapaz de avanzar. Además, podrías dañarte gravemente los
tendones.
Hay pequeños trucos para aprovechar más el tiempo una vez que ya sabes cómo van los
ejercicios, como ver la tele mientras ensayas técnica. Evidentemente, el metrónomo y la
guitarra van primero, no puedes fijarte en la tele y descuidar por completo la guitarra.
Además, no conviene acostumbrarse y hacer siempre esto. De igual forma, nos servirá para
aprender a tocar sin fijar nuestras manos en el mástil, y de paso “echaremos más horas” en la
guitarra en lugar de sentarnos frente al sofá a ver series y películas que no nos hacen mejores
guitarristas.
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Libros recomendados/fuentes
Speeds mechanics for lead guitar. Troy Stetina.
Guitar fitness, Josquin des pres
Ideas, frases y ejercicios para el guitarrista moderno, Toni Lloret.
The art of shredding, Rusty Cooley.
Mystic dreams, John Petrucci.
Terrifying guitar trip, Paul Gilbert.
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