Turberas de Galicia

Transcripción

Turberas de Galicia
Turberas de montaña de Galicia
9 788445 331408
Centro de Información e Tecnoloxía Ambiental
COLECCIÓN TÉCNICA
MEDIO AMBIENTE
CONSELLERÍA DE MEDIO AMBIENTE
Turberas de montaña de Galicia
A. Martínez Cortizas, E. García-Rodeja Gayoso - Coordinadores
XUNTA DE GALICIA
TURBERAS DE MONTAÑA
DE GALICIA
A. MARTÍNEZ CORTIZAS
E. GARCÍA-RODEJA GAYOSO
(Coordinadores)
XUNTA DE GALICIA
Consellería de Medio Ambiente
Centro de Información e Tecnoloxía Ambiental
TURBERAS DE MONTAÑA
DE GALICIA
XUNTA DE GALICIA
CONSELLERÍA DE MEDIO AMBIENTE
Centro de Información e Tecnoloxía Ambiental
Coordinadores:
A. MARTÍNEZ CORTIZAS*
E. GARCÍA-RODEJA GAYOSO*
* Universidade de Santiago de Compostela
Relación de Autores:
F. CASTILLO RODRÍGUEZ**
W. CHESWORH***
M. I. FRAGA VILA*
E. GARCÍA-RODEJA GAYOSO*
M. GARCÍA TASENDE*
A. MARTÍNEZ CORTIZAS*
J. C. NÓVOA MUÑOZ*
A. PÉREZ ALBERTI*
X. PONTEVEDRA POMBAL*
A. SAHUQUILLO BALBUENA****
M. VALCÁRCEL DÍAZ*
* Universidade de Santiago de Compostela
** CEFOCOP, Ferrol
*** L.R.S. University of Guelph, Canadá
**** Universidade da Coruña
Deseño e maquetación:
Ninfa e Riveiro
Impresión:
Valladares
D.L.: C - 1849 - 2001
ISBN: 84-453-3140-X
TURBERAS DE MONTAÑA
DE GALICIA
Autores:
F. Castillo Rodríguez
W. Chesworh
M. I. Fraga Vila
E. García-Rodeja Gayoso
M. García Tasende
A. Martínez Cortizas
J. C. Nóvoa Muñoz
A. Pérez Alberti
X. Pontevedra Pombal
A. Sahuquillo Balbuena
M. Valcárcel Díaz
José Carlos del Álamo Jiménez
Conselleiro de Medio Ambiente
Galicia, por su posición latitudinal, es una región de transición, un territorio en
el que confluyen condiciones biogeográficas variadas que se traducen en una gran
diversidad de hábitats y especies. Entre los hábitats excepcionales que contribuyen a esta rica biodiversidad se encuentran las turberas de montaña.
La excepcionalidad de las turberas viene dada por el hecho de que Galicia constituye el límite meridional de distribución de algunos de los tipos más relevantes,
y muy en particular las turberas de cobertor. Pero también se debe al papel que
desempeñan estos ecosistemas húmedos en las áreas en las que se encuentran:
intervienen en el control hidrológico, colaboran en el mantenimiento de la biodiversidad y el equilibrio de las cadenas tróficas, son indicadores de impactos
ambientales a escalas locales, regionales y globales, etc…. Si embargo, tal vez la
característica más destacable es que son auténticos archivos de la historia
ambiental del final del Cuaternario.
Las turberas son libros escritos por la Naturaleza, aunque en un lenguaje y con
palabras que no son las habituales en nuestra vida cotidiana. Por ello, es necesario un esfuerzo científico que nos ayude a leer, interpretar y comprender estos
registros. Y así, recuperar una parte de la historia de los ecosistemas pretéritos,
que pasará a complementar los conocimientos sobre la evolución del noroeste
peninsular. Este conocimiento es clave para evaluar el papel de la actividad humana en la evolución ambiental, para poner en perspectiva los cambios a los que nos
enfrentamos en el presente y para desarrollar modelos de escenarios futuros de
cambio.
El Centro de Información e Tecnoloxía Ambiental, consciente de esta necesidad
y plenamente en la línea de las políticas europeas, nacionales y autonómicas de
protección de los hábitats singulares -como las representadas por la Red Natura
2000 a nivel europeo o la Estratexía Galega para a Conservación da Biodiversidade,
a nivel autonómico-, ha dado respaldo a la elaboración de esta obra por investigadores de nuestra Comunidad Autónoma, con el apoyo de científicos de reconocido
prestigio de universidades extranjeras. El objetivo prioritario es fortalecer la transmisión de conocimientos desde los niveles universitarios hacia el público en general y dar a conocer la existencia de estos humedales en nuestra Comunidad. Un
buen conocimiento es la base para la puesta en valor de los ecosistemas de
Galicia, para que reconozcamos que la biodiversidad, tanto presente como pasada,
forma parte de nuestro valioso patrimonio y que su preservación ha de ser un objetivo irrenunciable.
Tal como apuntan los coordinadores de esta obra en su presentación, en los
albores del siglo XXI el grado de desarrollo de las comunidades humanas debe ser
evaluado por el conocimiento, respeto y conservación que éstas hagan de sus
recursos naturales, de su biodiversidad.
PREFACIO
Las turberas son, antes que nada,
miles de años que, debido a su particu-
ecosistemas húmedos caracterizados
lar desarrollo en el tiempo, almacenan
por su elevado contenido en materia
señales procedentes de la atmósfera, la
orgánica y por desempeñar funciones
litosfera o la biosfera. En síntesis, tie-
ambientales vitales en los medios en
nen un elevadísimo valor ambiental y
los que están presentes (control hidro-
científico y, por añadidura, un extraordi-
lógico, corredor biológico, …). Pero, tal
nario valor como patrimonio natural y
como indica Barber (1993), las turberas
cultural.
son también hábitats que preservan
Las turberas se encuentran entre los
registros de la biodiversidad pasada de
hábitats más vulnerables a las interfe-
una forma única, en los cuales la vege-
rencias humanas, las cuales suelen con-
tación actual es tan sólo una represen-
ducir a daños irreversibles. Tal como
tación muy parcial de su biodiversidad
demuestran los estudios llevados a
pretérita. Las turberas son las únicas
cabo en las Islas Británicas, simplemen-
comunidades de plantas que crean in
te no se regeneran tras intervenciones a
situ un registro detallado de su propia
gran escala (Lindsay, 1993). Según
historia en forma de restos de macrofó-
Barber (1993), un factor vital que se
siles de las plantas, e incluídos entre
olvida con frecuencia en el desarrollo
estos restos están los registros estrati-
de los programas de protección, es la
ficados del polen de las comunidades
importancia y el carácter irremplazable
vegetales de sus alrededores, de algu-
del tiempo, el desarrollo como sistema
nos invertebrados, de polvo procedente
histórico de estos hábitats. Las activi-
de la erosión, de carbones y partículas
dades humanas, como la extracción de
magnéticas, de cenizas volcánicas y de
turba, la construcción de pistas y carre-
las condiciones hidrológicas pasadas de
teras, la edificación de infraestructuras,
la superficie de la turbera (Barber,
la reforestación, la transformación agrí-
1993). También contienen registros de
cola o la ganadería extensiva, dan lugar
la contaminación atmosférica, de los
a la pérdida de este registro histórico
cambios ocurridos en el paisaje induci-
que forma parte de nuestro patrimonio.
dos por la actividad humana y de los
Galicia es una región biogeográfica
cambios climáticos. Las turberas son
privilegiada en el contexto peninsular, e
pues auténticos archivos, contínuos y
incluso europeo, en cuanto a distribu-
de gran resolución, de cambios ambien-
ción y riqueza de tipos de turberas.
tales globales y locales a escalas de
Constituye el límite meridional de la
distribución de turberas ombrotróficas
ria o la geoquímica. Es por tanto el tra-
de cobertor en nuestro continente, que
bajo de un grupo de investigación y sólo
forman amplios paisajes desarrollados
motivos circunstanciales hacen que la
durante el Holoceno (últimos 10.000
responsabilidad de la edición haya reca-
años), y alberga una amplísima variedad
ído en dos de sus miembros.
de turberas elevadas y minerotróficas
El libro ha tratado de organizarse de
difícil de encontrar en otras zonas del
modo que el lector vaya profundizando
mundo. Estos humedales están presen-
en el conocimiento de estos hábitats. En
tes desde las áreas litorales, pasando
el capítulo 1 se ha intentado resumir el
por zonas hidromorfas continentales,
inmenso volumen y variedad de los
pero donde se expresan en toda su ple-
estudios dedicados a las turberas, tanto
nitud es en las áreas de montaña. Es por
a nivel mundial como en Galicia, aunque
ello que el libro se ha orientado hacia
no pretende ser exhaustivo sino repre-
estos hábitats. Las áreas litorales e
sentativo. El capítulo 2 es una breve
interiores contienen humedales de gran
reseña sobre la distribución de las tur-
belleza e igualmente de alto valor
beras y su momento de formación, para
medioambiental y científico, por lo que
disponer de una visión geográfica y cro-
creemos que merecen una obra que los
nológica de las mismas en nuestra
trate de forma particularizada.
Comunidad Autónoma.
¿Qué aporta este libro? La presente
El capítulo 3 resume los principales
obra pretende dar una visión de la
factores que influyen en la formación de
importancia de los ecosistemas de tur-
las turberas y está pensado para quie-
bera en Galicia, que se ha ido desarro-
nes no desean profundizar en los mis-
llando durante casi dos décadas de tra-
mos, los cuales se describen en los capí-
bajo en las áreas de montaña y durante
tulos 4, 5 y 6. El capítulo 7 se adentra en
los últimos años se ha enfocado al cono-
la, a veces confusa, terminología de tur-
cimiento en profundidad de las turberas.
beras, los principales tipos existentes
Nuestra visión actual es una amalgama
en Galicia y su clasificación como suelos
de experiencias y conocimientos proce-
y como hábitats -haciendo uso del
dentes no sólo de la disciplina a la que
Interpertation Manual de la Red Natura
pertenecemos los coordinadores, sino
2000-, para contextualizarlas en la
también de investigadores -nacionales y
región atlántica a la que pertencemos.
extranjeros- de otras muchas, como la
Los capítulos 8 y 9 se dedican a las
botánica, la geomorfología, la paleoeco-
propiedades físico-químicas de la fase
logía, la paleoclimatología, la prehisto-
sólida y líquida de las turbas y las tur-
beras, mientras que el capítulo 10 es
Aunque entre la comunidad cientifica es
una introducción al empleo de algunas
bien conocido y apreciado el valor de las
de esas propiedades geoquímicas como
turberas, a nivel público son hábitats
señales de cambios ambientales. En el
escasamente conocidos, cuando no teni-
capítulo 11 se aborda el estado actual
dos por marginales, no productivos o
de las turberas en nuestra Comunidad
simplemente
Autónoma, los factores y actividades
recientemente la sensibilidad de los
que influyen en su degradación, y se dan
sectores ecologistas ha puesto sobre la
algunos ejemplos de evolución reciente.
mesa el debate entre conservación y
El capítulo 12 trata de reunir de forma
alternativas de protección para estos
sintética los valores que hacen de las
ecosistemas, y nos consta que a nivel
turberas ecosistemas únicos que deben
individual son más las personas sensibi-
ser preservados de forma prioritaria. Y,
lizadas, incluso en la Adminsitración
finalmente, el capítulo 13 se introduce
Pública.
inservibles.
Tan
sólo
en la maraña legal en la cual se pueden
La falta de divulgación de sus valores
apoyar las políticas proteccionistas para
posiblemente sea una de las causas de
promover la urgente protección de estos
esta situación. Por ello, los coordinado-
hábitats.
res de este libro queremos agradecer el
Aunque hasta hace relativamente
esfuerzo y apoyo de la Consellería de
poco tiempo las turberas de Galicia se
Medio Ambiente a esta obra, con la que
encontraban en un estado de conserva-
pretendemos dar a conocer unos hábi-
ción razonablemente bueno, la presión
tats naturales de elevadísimo valor
para la transformación de estos hábitats
natural y científico, que demandan una
es creciente. Así, si bien a nivel inter-
acción urgente para profundizar en su
nacional la conservación de las que
conocimiento, su puesta en valor social
todavía quedan es tomada como priori-
y su preservación -tal vez dentro de la
dad elevada, la situación actual en
Estratexía Galega para a Conservación
Galicia es ciertamente controvertida.
da Biodiversidade-. En los albores del
Por un lado la puesta en marcha de la
siglo XXI el grado de desarrollo de las
Red Natura 2000 exige la conservación
comunidades humanas debe ser evalua-
obligada de estos hábitats, mientras
do por el conocimiento, respeto y con-
que por el otro las turberas se encuen-
servación que éstas hagan de sus recur-
tran sometidas a presiones o activida-
sos naturales, de su biodiversidad tanto
des que conllevan su degradación.
presente como pretérita.
A. Martínez Cortizas
E. García-Rodeja Gayoso
Santiago de Compostela, Junio 2001
INDICE
Capítulo 1: Antecedentes de los estudios de turberas
X. Pontevedra Pombal
Introducción ...............................................................................................................................................17
Los ecosistemas de turbera en el ámbito internacional ..........................................................................18
Los ecosistemas de turbera en Galicia ....................................................................................................30
Capítulo 2: Distribución geográfica y cronología de las turberas de Galicia
A. Martínez Cortizas, X. Pontevedra Pombal, J.C. Nóvoa Muñoz y E. García-Rodeja
Distribución geográfica..............................................................................................................................33
Cronología de las turberas de Galicia.......................................................................................................35
Capítulo 3: Factores que influyen en la formación de las turberas
A. Martínez Cortizas y X. Pontevedra Pombal
Introducción ...............................................................................................................................................39
El relieve y su evolución ............................................................................................................................40
El clima presente y pasado .......................................................................................................................42
La vegetación.............................................................................................................................................44
Capítulo 4: Geología y geomorofología de las áreas de turbera de Galicia
M. Varcárcel Díaz y A. Pérez Alberti
Introducción ...............................................................................................................................................47
Evolución del relieve. Una historia de millones de años..........................................................................53
Evolución geomorfológica y turberas .......................................................................................................56
Capítulo 5: El clima de las áreas de turbera de Galicia
F. Castillo Rodríguez
Introducción ...............................................................................................................................................65
La precipitación..........................................................................................................................................67
Distribución espacial de los aportes pluviométricos .......................................................................68
La estacionalidad pluviométrica ....................................................................................................68
La componente orográfica de la precipitación .................................................................................71
Los gradientes pluviométricos .......................................................................................................72
El clima de las áreas de montaña .............................................................................................................72
Serras Septentrionais ...................................................................................................................72
Serras Orientais ...........................................................................................................................75
Serras Surorientais ......................................................................................................................77
Otros escenarios: las sierras litorales y la Dorsal galaica.................................................................77
Capítulo 6: Vegetación característica de las turberas de Galicia
M.I. Fraga Vila, E. Sahuquillo Balbuena y M. García Tasende
Introducción ...............................................................................................................................................79
Composición florística ...............................................................................................................................81
Comunidades vegetales.............................................................................................................................88
Características particulares de especies representativas de las turberas ..............................................92
Sphagnum spp. ............................................................................................................................92
Calluna vulgaris y Erica spp...........................................................................................................95
Adaptaciones de las hojas de las plantas insectívoras para la captura de sus presas.........................96
13
Capítulo 7: Las turberas: terminología, tipos y clasificaciones
A. Martínez Cortizas
Terminología y tipos de turberas...............................................................................................................99
Secuencia de formación ..........................................................................................................................101
Clasificación y tipología de las turberas de Galicia................................................................................104
Jerarquía de los rasgos de turberas .............................................................................................105
Los macrotopos .............................................................................................................105
Los mesotopos ..............................................................................................................106
El microtopo .................................................................................................................107
Las microformas/elementos de las turberas ..........................................................................108
Tipos de turberas de Galicia ........................................................................................................111
Turberas de cobertor .......................................................................................................111
Turberas elevadas ..........................................................................................................116
Turberas minerotróficas (tremedales y turberas de transición)....................................................120
Tipos de hábitats de turberas Red Natura 2000.............................................................................123
Capítulo 8: Composición y propiedades de la turberas de Galicia
X. Pontevedra Pombal, J.C. Nóvoa Muñoz, E. García-Rodeja Gayoso, A. Martínez Cortizas
Tasas de acumulación de turba ...............................................................................................................129
Propiedades físico-químicas de la turba .................................................................................................133
Suelos de turbera: Histosoles..................................................................................................................137
Capítulo 9: Dinámica geoquímica de las turberas de Galicia
A. Martínez Cortizas, W. Chesworth y E. García-Rodeja Gayoso
Química de las aguas superficiales de turbera.......................................................................................141
La distancia al mar y el relieve ....................................................................................................143
Tipo de turbera: ombrotrófica vs minerotrófica ..............................................................................143
Estado de las aguas superficiales: estancadas vs circulantes .........................................................145
Otros efectos .............................................................................................................................145
Los ambientes químicos en las turberas.................................................................................................145
Capítulo 10: Las turberas como archivos geoquímicos de cambios ambientales
A. Martínez Cortizas, E. García-Rodeja Gayoso, X. Pontevedra Pombal y J.C. Nóvoa Muñoz
Introducción..............................................................................................................................................149
Algunos ejemplos.....................................................................................................................................156
Capítulo 11: Evolución y estado actual de las turberas en Galicia
X. Pontevedra Pombal y A. Martínez Cortizas
Introducción..............................................................................................................................................163
Estado de conservación de las turberas de Galicia ................................................................................166
Ocupación y transformación de los ecosistemas de turbera en Galicia ................................................168
Transformaciones silvopastoriles .................................................................................................168
Ordenación del territorio .............................................................................................................170
Incendios ...................................................................................................................................171
Explotación minera .....................................................................................................................171
Infraestructuras ..........................................................................................................................172
Explotación de recursos eólicos ...................................................................................................173
14
Capítulo 12: ¿Por qué preservar las turbera?
X. Pontevedra Pombal, J.C. Nóvoa Muñoz, A. Martínez Cortizas y E. García-Rodeja Gayoso
El papel medioambiental de las turberas................................................................................................177
Control hidrológico y calidad de las aguas ....................................................................................178
Mantenimiento de la biodiversidad y equilibrio de las cadenas tróficas ..........................................179
Indicadores de impactos ambientales a gran escala ......................................................................180
Indicadores de calidad y deposición atmosférica ...........................................................................181
Archivos de los cambios paleoambientales ...................................................................................181
Efectos de las actividades humanas sobre las turberas.........................................................................182
Acciones que no deben realizarse en áreas de turbera protegidas ......................................................184
La conservación de las turberas ..............................................................................................................186
Capítulo 13: Legislación ambiental que concierne a las áreas de turbera
X. Pontevedra Pombal
Introducción..............................................................................................................................................191
El compromiso internacional ...................................................................................................................193
Marco ambiental legislativo ...................................................................................................................200
Situación legislativa actual .....................................................................................................................207
Legislación europea de mínimos ..................................................................................................207
Legislación española de aplicación básica ....................................................................................208
Legislación sobre humedales en Galicia .......................................................................................219
Bibliografía ..........................................................................................................................................................223
15
CAPÍTULO 1
X. Pontevedra Pombal
"Martini Schoockii.
Tratado sobre las turbas o sobre las tierras
bituminosas: Donde
son explicadas muchas
cosas, bien descuidadas por otros hasta
hoy o bien examinadas
con poca profundidad".
Portada del libro sobre
turba más antiguo
conocido. De Martini
Schoockii (1658).
ANTECEDENTES DE LOS
ESTUDIOS DE TURBERAS
INTRODUCCIÓN
La bibliográfía sobre la investigación
relacionada con las turberas tiene una
tema a partir de la propia evolución de
la investigación.
larga y extensa trayectoria que proba-
Sin duda alguna, se puede decir que
blemente se inició con los trabajos de
las turberas constituyen el tipo de suelo
HOME (1762) sobre destilación de ácidos
que ha sido estudiado desde más ámbi-
orgánicos en la turba, los estudios
tos de la ciencia, incluyendo la botáni-
sobre la mineralogía de las turberas
ca, la ecología, la química ambiental, la
escocesas de DOUGLAS (1767) y la identi-
biogeoquímica, la ingeniería agrícola y
ficación cuantitativa de compuestos
forestal, la ingeniería energética, la
gaseosos en turberas de WEBSKY (1864).
geología o la edafología.
Esta dilatada trayectoria hace casi
La razón de este prolífico y extenso
imposible, o al menos difícilmente via-
campo de estudio se debe a la gran
ble, la elaboración de una revisión his-
diversidad que exhiben las turberas
tórica que alcance a todas y cada una
dependiendo del clima, la topografía, la
de las aportaciones científicas, por lo
hidrología y la geología, y que se trans-
que parece más apropiado abordar el
forma en una enorme variabilidad de
17
características físicas, químicas y bioló-
cripciones
gicas de los suelos orgánicos.
reconstrucción
Estas circunstancias son propias de
suelos que funcionan como verdaderos
morfológicas
de
las
hasta
la
condiciones
ambientales pretéritas, bien sean históricas o prehistóricas.
puentes biogeoquímicos globales entre
la litosfera, la hidrosfera y la atmósfera,
LOS ECOSISTEMAS DE
siendo tremendamente dinámicos en el
TURBERA EN EL ÁMBITO
tiempo y en el espacio. Este dinamismo
INTERNACIONAL
se retroalimenta por las fuertes interrelaciones y dependencias que se esta-
La complejidad de los ciclos biogeo-
blecen entre los componentes del eco-
químicos e hidrológicos que ocurren en
sistema y los factores ambientales.
los ecosistemas de turbera ha obligado,
Como indicó IVANOV (1981), el factor
medioambiental clave es el agua ya que
su presencia va a permitir la existencia
de turba pero su naturaleza química
determinará el desarrollo de la turbera y
la composición botánica de la misma, a
reorientar sus esfuerzos. Los primeros
trabajos en líneas monoespecíficas han
ido dando paso a la puesta en marcha
de proyectos pluridisciplinares que permitan comprender su dinámica global.
la vez que estos dos aspectos modifica-
Los estudios sistemáticos se inician
rán las características del agua hasta
a finales del siglo XIX y principios del
alcanzar un nuevo equilibrio, el cual
XX y han venido marcados por dos obje-
estará modulado por factores climáti-
tivos fundamentales, la caracterización
cos, topográficos, geológicos o por la
y clasificación de estos medios (WEBER,
actividad humana.
1908; W ITTING , 1947; D U R IETZ 1949;
En definitiva, la necesidad de comprensión de este complejo y delicado
entramado de interacciones que dan
lugar a abundantes tipos de turberas
con procesos evolutivos unas veces
divergentes otras convergentes, con sus
propias cohortes florísticas, sus asociaciones vegetales y sus propiedades físi-
18
con frecuencia, a los investigadores a
FARNHAM & FINEY, 1965; RADFORTH, 1969;
MOORE & BELLAMY, 1973; ZOLTAI et al.,
1975; HULME, 1979) y su valoración para
el
uso
productivo
(N EWTON ,
1922;
DRIESSEN, 1977), si bien ambas líneas
han perdurado con más o menos intensidad hasta mediados de los años 80
del siglo XX.
cas y químicas específicas, ha ido gene-
La diferenciación entre tipos de tur-
rando múltiples ramificaciones en la
beras depende ampliamente de la esca-
investigación desde las primeras des-
la a la que se realice la investigación.
La variabilidad en la intensidad y expre-
Weber
(1908)
y
posteriormente
sión espacial de las condiciones climá-
BELLAMY (1968), utilizaron un esquema
ticas, geomorfológicas e hidrológicas
ontogénico clásico en el desarrollo de
afectan a la acumulación de restos
los tipos de turberas, reuniéndolos en
vegetales que constituyen la turba y por
tres grupos basados en los cambios gra-
lo tanto a la propia formación de la tur-
duales en el régimen hidrológico duran-
bera. A gran escala, las características
te los procesos de colmatación y terres-
de extensión, forma o patrón superficial
trificación (Tabla 1.1): Niedermoore
pueden ser suficientes para diferenciar
(reófila o “rich fen”), Ubergangsmoore
tipos de turberas, pero también la prin-
(de
cipal fuente del agua o el balance hidro-
Hochmoore (ombrófila o “moss bog”).
lógico pueden utilizarse como rasgos
diferenciadores y, a menor escala, la
cobertura vegetal o las propiedades biogeoquímicas permiten una evaluación
más detallada.
transición
o
“poor
fen”)
y
Por otra parte, la escuela fitogeográfica
tipifica las turberas respecto a las interacciones específicas de las comunidades vegetales y las propiedades físicoquímicas de la turba, y K IVINEN (1954)
sostiene que las turberas se pueden
Es por ello que en los países en los
dividir en dos grandes grupos según
que gran parte del territorio estaba
estos criterios: Moss Peat y Fen Peat
constituido por turberas y suelos con
(Tabla 1.1). El grupo de las turbas de
características turbosas, se han desarro-
musgo (moss peat) presenta menor con-
llado numerosos sistemas de clasifica-
tenido en Ca, N, cenizas, menor pH y
ción, incluso para regiones específicas,
mayor relación C/N.
utilizando múltiples criterios combina-
Nucleadas por estas dos escuelas se
dos o aislados (hidrología, relieve,
han multiplicado los intentos de clasifi-
vegetación superficial, origen botánico,
cación de los suelos orgánicos desde el
propiedades químicas, morfología, pro-
punto de vista fisiográfico (MOORE &
cesos genéticos, etc...), que abarcarán
BELLAMY, 1973), estructural (SJÖRS, 1948;
la riqueza tipológica de éstos. Con este
IVANOV, 1981) o hidrológico (KAULE, 1974;
objetivo se destacaron dos líneas prin-
SUCCOW, 1982; GILMAN & NEWSON, 1986).
cipales: 1) la escuela ontogénica de
De entre ellas destaca la clasificación
WEBER (1908) y 2) la escuela fitogeográ-
climática de FRASER (1954) (Tabla 1.1),
fica, de la cual cabe mencionar a KIVINEN
que agrupa las turberas escocesas en
(1934), WITTING (1947), DU RIETZ (1949),
base al factor clima. Por un lado, las de
SJÖRS (1950) y GORHAM (1953).
zonas climáticas marítima fría y maríti19
ma subártica, con alta precipitación y
Por otro lado las turberas Azonales,
moderada a baja temperatura, es decir,
Intrazonales o Topogénicas. Las azona-
turberas Climácicas o Zonales cuyo fac-
les son el resultado de la interacción de
tor de formación principal es el clima.
factores locales, un impedimento topo-
Tabla 1.1 Clasificación de los tipos de turberas. 1: Bellamy (1968), 2. Fraser (1954), 3. Kivinen (1954).
Sistemas de Clasificación de Turberas
REÓFILAS
TRANSICIÓN
Minerotróficas muy ricas
en nutrientes
Minerotróficas pobres en
nutrientes
Minerotróficas ricas en
nutrientes
Ombrotróficas
Minerotróficas
moderadamente ricas en
nutrientes
1
Minerotróficas
extremadamente pobres en
nutrientes
Minerotróficas
moderadamente pobres en
nutrientes
ZONALES
AZONALES-INTERZONALES
I. Ombrotróficas de áreas con baja altitud, baja
temperatura y elevada precipitación. Zonas
marítimas.
II. Ombrotróficas de áreas de elevada altitud,
baja temperatura y alta precipitación. Zonas
de montaña. Hills Peat
III. Clima Subártico
Basin Peats, swamp.
II. Desarrolladas sobre suelos encharcados permanentemente o temporalmente, en valles,
laderas, etc.
Minerotroficas y Marsh.
Tipo
20
I. Desarrolladas sobre aguas fluyentes con
materiales de tipo sapropel o gyttja.
IV. Clima Ártico-Alpino
2
3
OMBRÓFILAS
Cenizas (%)
CaO(%)
pH
Moss
3,7
0,6
3,6
Moss
Carex moss
7,8
0,7
4,2
Peat
Wood moss
6,3
0,6
4,3
Moss Carex
8,1
0,7
4,7
Wood Carex
10,2
1,1
4,8
Fen
Eutrophic moss Carex
9,7
1,2
5,0
Peat
Carex
8,8
1,0
5,0
Bryales Carex
10,1
1,9
5,7
gráfico a la circulación del agua y el
ción de estas diferencias en términos
clima de una región, mientras que las
de sus propiedades físico-químicas es
intrazonales o topogénicas se desarro-
esencial para construir una clasificación
llan sobre otros suelos a lo largo de dis-
operativa. Los rasgos que proponen son
tintas zonas por combinación de diver-
aquellos especialmente relacionados
sos factores sin que el clima sea un
con el contenido y grado de descompo-
denominador común y principal.
sición de la materia orgánica como son
Las
clasificaciones
utilitaristas
desarrolladas en la Unión Soviética,
representadas entre otros por LARGIN
la capacidad de intercambio catiónico,
el contenido en N y la relación C/N, el
espesor o el porcentaje de fibras.
(1972) y OLENIN et al. (1972), emplean
Sin embargo, independientemente
criterios estratigráficos, que reflejan los
de su finalidad, la evolución de estas
procesos de formación en relación con
investigaciones generó nuevas pregun-
las condiciones edáficas, geológicas e
tas y la necesidad de profundizar en el
hidrológicas de la cuenca, el clima y
conocimiento de todos los elementos
otros factores, y por lo tanto postulan
del ecosistema y de sus interacciones,
que el agrupamiento de los tipos según
desarrollándose las primeras técnicas
la macro morfología de la turbera refle-
analíticas especificas y marcando la
ja las condiciones de formación. La
dirección de estudios posteriores en la
denominaron Clasificación Natural de
caracterización física y química de las
la Turba, y sería una sistematización
turberas, su dinámica nutricional, su
genética y unificada que permitiría
composición y distribución elemental, la
establecer la cuantía mundial de este
naturaleza de la materia orgánica o las
recurso y determinar las perspectivas
relaciones suelo - planta.
de su uso industrial y/o agrícola.
Los estudios previos demostraban
Esta línea de investigación es reto-
que la turba no es un sustrato homogé-
mada por investigadores en Ciencia del
neo (Tabla 1.2) y el comportamiento físi-
Suelo (ISIRIMAH et al., 1970; FRAZIER &
co de sus suelos varía como resultado
LEE, 1971; MCKINZIE, 1974) con el fin de
de la composición botánica, el conteni-
proporcionar unos parámetros cuantifi-
do mineral y el grado de descomposi-
cables y fácilmente medibles, asimila-
ción de la materia orgánica. Se trata de
bles a los utilizados para otros tipos de
un sistema complejo en el que interac-
suelos, partiendo del criterio de que el
túan una fase sólida o matriz constituí-
conocimiento de las diferencias morfo-
da casi exclusivametne por materia
lógicas de los histosoles y la identifica-
orgánica, una fase líquida o disolución
21
Tabla 1.2. Algunas clasifiaciones de los tipos de turba en función del contenido en cenizas (OSRC: Organic
Sediemnts Research Centre; LGS: Lousiana Geological Survey) (tomado de Jarret, 1983).
Sistemas de Clasificación de Turbas
0SRC
JARRET(1983)
DAVIS(1946)
Ex-URSS
LGS
0
1
BAJO
SEDIMENTO
CARBONOSO
Contenido de Cenizas (%)
TURBA
MUCK
ALTO
75
TURBA
3
4
5
ATURBERADO
BAJO
MUCK
ATURBERADO
6
MUCK
MUCK
ARCILLOSO
LIMOSO
ARENOSO
GRUESO
NO-TURBA
SEDIMENTO
MINERAL
ARCILLA O LIMO
ORGÁNICO
SUELO MINERAL
100
22
2
TURBA
ALTO
25
50
MEDIO
MUCK
ARCILLOSO
ARCILLA
TURBA
TURBA
MUCKY
ORGÁNICA
de suelo (aguas de poro) formada por
WIRDUM, 1982; KOERSELMAN, 1989). De
agua con iones y compuestos orgánicos
entre todas las propiedades físicas de la
en disolución y una fase gaseosa. Pero
turba las más habituales en los estudios
además, presenta cambios hidrológicos
son la densidad, la porosidad, el conte-
entre sus horizontes superficiales airea-
nido en agua o la conductividad hidráuli-
dos y los profundos permanentemente
ca. Muchas han sido las aproximaciones
encharcados, por lo que el conocimiento
al análisis de éstas, sobre todo desde
de la hidrología de las turberas se reve-
mediados de los años 60 con la celebra-
ló esencial para comprender, cuantificar
ción en 1968 del 3rd International Peat
y evaluar sus funciones y procesos. Los
Congress en Quebec, Canadá. En los
esfuerzos se orientaron a definir las
años posteriores se desarrollaron los
interacciones entre la precipitación, el
primeros trabajos en detalle sobre las
agua del suelo y el agua superficial en el
relaciones agua - turba (INGRAM, 1967;
control del régimen hidrológico, la quí-
B OELTER , 1968, 1974; G OPALASWAMY &
mica del agua de las turberas (VAN
RAYCHAUDHURI, 1969; EFIMOV & EFIMOVA,
1970, 1973; BOATMAN et al., 1975), en el
para esta corriente productivista fue el
cálculo de los balances de agua (B AY,
de los procesos de compactación con
1968, 1969; BADEN & EGGELSMANN, 1968;
intención de perfeccionar los sistemas
BELLAMY, 1968; JEGLUM, 1971; BOELTER,
de drenaje (SOLOPOV et al., 1968)
1972; BURKE, 1975), sobre el movimiento
del agua a través y por la superficie de
las turberas (GEBHARDT, 1967; GALVIN &
HANRAHAN, 1968; INGRAM et al. 1974;
RYCROFT et al., 1975), en la determinación de las características de la fase
gaseosa y la temperatura del suelo
(HEALEY, 1967; JUUSELA, 1967; BROWN,
1968;
W ILLIAMS ,
1968;
K URTENER
&
SEMENOV, 1973; LEVIN, 1974) y también
sobre los procesos de compactación y
subsidencia (B ARDEN & B ERRY , 1968;
Tanto la densidad como la porosidad
están estrechamente relacionadas con
la composición botánica de los restos
vegetales y el grado de descomposición
de la materia orgánica (PÄIVÄNEN, 1969;
P UUSTJÄRVI , 1970; K ARESNIEMI , 1972;
CLYMO, 1983). El grado de correlación
entre estas propiedades depende del
tipo de turba y especialmente del contenido en cenizas y la profundidad del
suelo (HEATHWAITE, 1987).
BOELTER (1964, 1972) encontró que la
H ELENELUND , 1968; S TEPHENS & S PEIR ,
1973;
evolución de la turba no afectaba tanto
ARMSTRONG & WATSON, 1974). En este
a la porosidad total como al tamaño de
campo de investigación hay que desta-
poro, que se reduce considerablemente
car nuevamente a la escuela soviética,
generando un detrimento de la conduc-
orientada a valorar las posibilidades de
tividad hidráulica. La turba poco des-
utilización de las turbas con distintos
compuesta tiene una alta conductividad
fines. VOLAROVICH et al. (1972) iniciaron
hidráulica fluyendo con un modelo pró-
los estudios sobre las interrelaciones
ximo al propuesto por la ley de Darcy,
entre las propiedades de intercambio
mientras que las turbas muy amorfas
iónico, las características estructurales
reducen hasta a 10-6 cm s-1 su flujo
y la fase acuosa, e incorporaron las
(INGRAM et al., 1974; HEMOND & GOLDMAN,
determinaciones por resonancia magné-
1985). Pronto se hizo imprescindible
tica nuclear de las moléculas orgánicas.
desarrollar metodologías de campo y
Por su parte, KORPIJAAKKO & RADFORTH
laboratorio para analizar este paráme-
(1972) comprobaron que la conductivi-
tro
dad hidráulica de la turba está inversa-
BOUWER & JACKSON, 1974), a la par que
mente correlacionada con el grado de
se evaluaba la capacidad de dichas téc-
humificación, la densidad y la profundi-
nicas (GALVIN & HANRAHAN, 1967; IRWIN,
dad del suelo. Otro factor de interés
1968; MATHUR & LEVESQUE, 1985).
1970;
I LNICKI ,
1973;
V OLK ,
(L UTHIN ,
1957;
B OERSMA ,
1965;
23
Desde un punto de vista hidrológico,
entre la distribución vegetal y la compo-
las turberas ocupan una posición inter-
sición botánica y un único factor edáfi-
media entre ecosistemas plenamente
co; se tratará más bien de una combina-
terrestres y acuáticos. La estrecha rela-
ción y modulación de factores.
ción con el balance de agua que presentan, con independencia de su tipo, estimuló la precocidad de los trabajos
sobre sus características ecohidrológicas, término utilizado por primera vez
para estos medios por GÖTTLICH (1977),
destacando en sus inicios la labor realizada por GORHAM (1956a, 1967), SJÖRS
(1961, 1963) o MALMER (1962, 1963).
Estos trabajos fitogeográficos (GORHAM,
1953;
A NSCHÜTZ
&
G ESSNER ,
1954;
RAMAUT, 1954; MALMER & SJÖRs, 1955;
G ORE & A LLEN , 1956; N EWBOULD &
GORHAM, 1956; DAMMAN, 1977; EUROLA &
KAAKINEN, 1979) se basan fundamentalmente en la correlación que hay entre
24
Estas observaciones contextualizan
la evolución de los trabajos sobre la
biogeoquímica de las turberas, que ha
estado mediatizada por la división establecida entre turberas ombrotróficas y
minerotróficas. Aunque fue DAU (1823)
quien habló implícitamente por primera
vez del concepto de ombrotrofía al decir
que determinadas turberas se alimentan únicamente de los aportes atmosféricos (Regentorf: “turba de lluvia”),
R AMANN (1895) demostró que éstas
están aisladas del circuito hidrológico
edáfico y DU RIETZ (1954) acuñó el término de turbera ombrotrófica. Por ello, las
las condiciones hidrológicas, las propie-
investigaciones posteriores se orienta-
dades físico-químicas y las comunida-
ron a la sistematización del estado y
des vegetales, lo que se expresará en
evolución trófica de estos dos grandes
términos de características tróficas y
grupos de turberas y a su caracteriza-
morfológicas de cada tipo de turbera
ción físico-química. Son destacables los
(SJÖRS, 1950; HUSTICH, 1957; RADFORTH,
estudios previos sobre el complejo de
1958). Es a partir de este momento que
intercambio
catiónico
los investigadores asumen plenamente
(K OTILAINEN ,
1927;
las numerosas y estrechas relaciones
THUNMARK, 1942; MALMER & SJÖRS, 1955;
existentes entre las distintas propieda-
KAILA & KIVEKÄS, 1956; PERSSON, 1962;
des de la turba, el agua y las comunida-
MALMER, 1962b), la acidificación de las
des vegetales de las turebras (MATTSON
aguas de las turberas (RAMAUT, 1955;
et al, 1944; GORHAM & PEARSALL, 1956;
GORHAM, 1956b) o la distribución espa-
N EWBOULD & G ORHAM , 1956; M ALMER ,
cial y temporal, contenido y disponibili-
1962), si bien bajo la premisa de que no
dad de nutrientes esenciales como K, P,
cabe esperar una relación causa efecto
N, Ca (JOFFE & LEVINE, 1947; BIGGER et al.,
de
la
K IVINEN ,
turba
1934;
1953; AVNIMELECH, 1971; SHICKLUNA et al.,
ción de la turba en la absorción de
1972; S MALL , 1972; D AMMAN , 1978;
cationes metálicos divalentes como Ca2+
RICHARDSON et al., 1978).
y Mg2+, de hasta un 99% (GORHAM, 1967),
Los análisis de la capacidad de intercambio catiónico y del estado trófico
son cuantiosos y minuciosos. Se comprueba que en las turberas ombrotróficas el valor de la capacidad de intercambio catiónico es alto y deriva sobre
todo del contenido en Ca y Mg (MATTSON
et al., 1944; MALMER & NIHLGÅRD, 1980).
Presuponen un fuerte efecto de la deposición atmosférica de sales marinas
ricas en Na y Mg en estas áreas, mien-
liberando para ello protones de las posiciones de intercambio. Según MALMER y
SJÖRS (1955) la capacidad de intercambio catiónico parece estar correlacionada con el grado de humificación de la
turba, y determinan que en todos los
tipos de turberas el ión más abundante
es H+, mientras que para ombrotróficas
la secuencia catiónica es: Mg > Ca > Na,
Fe > K > Mn; y en las minerotróficas: Ca
> Fe, Mg > K > Na > Mn.
tras que el Ca es tenido por un elemen-
De acuerdo con esto, uno de los
to de origen litogénico por excelencia y
parámetros químicos que ha recibido
el potasio como un elemento fuertemen-
más atención ha sido el valor del pH y la
te vinculado a procesos de biorrecicla-
acidez de las turberas. Son importantes
do, ya que su concentración en la turba
los trabajos destinados tanto a la eva-
presenta una elevada correlación con su
luación metodológica como analítica
contenido total en las plantas y apenas
(RIGG & THOMPSON, 1919; CHRISTOPHERSON,
se observan diferencias entre turberas
1925; SMORODINTSEV & ADOVA, 1928; VAN
(MALMER & SJÖRS, 1955). MATTSON et al.
BENEDEN, 1939; VILLERET, 1951; THORNTON
(1944) establecen las diferencias exis-
& GIGLIOLi, 1965; KRAMER & TESSIER, 1982;
tentes en la relación Ca/Mg entre las
BREZINSKI, 1983; POSTMA, 1983; HERCZEG &
turberas ombrotróficas con baja rela-
HESSLEIN, 1984). Desde este punto de
ción, y las minerotróficas con valores
vista, la obtención de numerosos resul-
elevados. Ésta podría ser, aunque sucin-
tados de los valores de pH, su variación
ta, la primera referencia a la utilización
espacial y los mecanismos implicados
de las relaciones Ca/Mg en la determi-
ha permitido generalizar las caracterís-
nación de la ombrotrofía de una turbera
ticas de este rasgo en los distintos tipos
dejando entreabierta la puerta a los
de turberas a nivel mundial (WATERMAN,
posteriores estudios sobre los índices
1926; D ELARGE , 1939; G ORHAM , 1949;
de ombrotrofización. En esta línea SJÖRS
B OATMAN , 1957; S MITH et al., 1958;
(1963) advierte de la especial predilec-
CHAPMAN, 1964; FINNEY & FARNHAM, 1968;
25
WALMSLEY & LAVKULICh, 1973; YEFIMOV &
Distintos estudios químicos (PEARSALL,
Y EFIMOVA , 1973; T OLONEN & S EPPÄNEN ,
1938; EGNER & ERIKSSON 1955; Clymo,
1976; TOLPA & GORHAM, 1976; HEMOND,
1963) verifican la existencia de varia-
1980; VANGENECHTEN , 1980; B RAEKKE ,
ciones en el tiempo, en el espacio
1981; GLASER et al., 1981; VITT & BAYLEY,
(microhábitats) y con especies distintas
1984).
de la acidez de las turberas ombrotrófi-
Respecto a los procesos de acidificación de las aguas de las turberas, el
problema se centró en identificar el o
los causantes de la acidez. Con este
objetivo se llevaron a cabo los primeros
estudios de RENNIE (1810), quien propuso que la acidez es resultado de una
combinación de distintos ácidos orgánicos. En la actualidad aun no se ha
alcanzado un consenso, pero se pueden
citar tres corrientes fundamentales, por
26
cas de Sphagnum y CLYMO (1964, 1984)
sostiene que, sintetizando los resultados de abundantes estudios (S KENE ,
1915; CONWAY, 1949; WILDE et al., 1954;
BARBER, 1981; VITT & BAYLEY, 1984), ésta
se debe a mecanismos de intercambio
catiónico de la pared celular del musgo,
si bien esto sólo será cierto en ambientes con una gran limitación en el aporte
de constituyentes minerales (URBAN et
al., 1986; SHOTYK, 1988).
un lado los defensores del papel del
Aun así, los resultados muestran que
ácido carbónico (H2CO3) que proponen
el pH de la turba húmeda es de 0.2 a 1.3
que es la presión de gas CO 2 disuelto en
unidades menor que el de las aguas de
la atmósfera del suelo y el agua de las
poro (KOTILAINEN, 1927; WILSON et al.,
turberas la que condiciona la acidez de
1932; GORHAM, 1958; SONESSON, 1970;
las mismas (NORTON & HENRIKSEN, 1983);
STANEK, 1973, JEGLUM & COWELL, 1982).
otra, representada por GORHAM (1953,
MALMER & SJÖRS (1955) indican que en
1967), que considera los procesos de
el agua de drenaje la secuencia de
oxidación de los compuestos de azufre y
abundancia catiónica es similar para
la presencia de iones sulfato y ácido
turberas ombrotróficas y minerotróficas:
sulfúrico como la causa de acidificación
Na> Mg, Fe > Ca> K, si bien algunos
más importante; y por otro lado lo
resultados (G ORHAM , 1956b; M ALMER ,
defendido por RAMAUT (1955) que opina
1962b) apuntan a la existencia de una
que son los ácidos orgánicos derivados
variabilidad intraturbera asociada a la
del metabolismo de los individuos del
microtopografía y a la estacionalidad,
género Sphagnum y los procesos de
donde el Na es el catión dominante en
absorción catiónica los causantes de la
las aguas ombrotróficas con un 40 %
mayor
del total y el Mg, aun con valores altos,
parte
de
la
acidificación.
presenta un fuerte gradiente estacional.
También se ha prestado especial
En estas aguas la concentración de
atención a la composición química de
bicarbonato es despreciable y la de
las aguas de las turberas, centrándose
nitratos y fosfatos extraordinariamente
en cationes metálicos como el Ca, Mg,
baja. La composición iónica de las
Na y K (V ERRY , 1975; P IETSCH , 1976;
aguas superficiales de las turberas
SCHWINTZER, 1981; GORHAM et al., 1985),
ombrotróficas parece estar asociada a
Al, Fe, Mn y Si (ROBINSON, 1930; VERRY,
la composición de la precipitación
1975;
atmosférica y se comprueba que las
LÄHDESMÄKI, 1984), pero también N, S y P
relaciones Na/Cl y Mg/Cl durante el
(YEFIMOV & YEFIMOVA, 1973; SCHWINTZER &
período húmedo son similares a las de
TOMBERLIN, 1982; COLDEA & MARKIEVICI,
las aguas de mar.
1978 o CLAUSEN & BROOKS, 1983).
Otros estudios recurrentes son los de
la
química
redox
(P EARSALL ,
C LAUSEN
&
B ROOKS ,
1983;
En los últimos años, y probablemen-
1938;
te de cara al futuro, los conocimientos
GORHAM, 1949; PIERCE, 1953; ARMANDS,
adquiridos sobre el funcionamiento y
1972;
naturaleza de las turberas convergen
HAAVISTO, 1974; CLYMO, 1983; SIKORA &
hacia tres líneas de investigación prin-
KEENEY, 1983). MALMSTRÖM (1923) estu-
cipales que centran los mayores esfuer-
dió la relación entre la concentración de
zos de los científicos, esto es:
O2 disuelto y el tipo de turbera y la pro-
delimitación cartográfica, geográfica y
fundidad del nivel freático y demostró
la conclusión de los inventarios de los
que sólo hay O2 disuelto en abundancia
ecosistemas de turberas a nivel mundial
cuando existe agua en superficie, y que
como instrumento para la conservación
esto depende en gran medida del área
y restauración, 2) el estudio de la evolu-
expuesta a la atmósfera, la tasa de flujo
ción climática en relación con la com-
y el contenido en materia orgánica
prensión del origen y desarrollo de
disuelta. En la determinación y cuantifi-
estos medios, de sus registros paleoam-
cación de gas metano hay que mencio-
bientales y del comportamiento de la
nar los trabajos de DACHNOWSKI (1926) y
materia orgánica y 3) el seguimiento del
SVENSSON & ROSSWALL (1984), y en la
detrimento medioambiental global, uti-
identificación de las especies de azufre
lizando para ello la reconstrucción tem-
(H 2S,
a
poral de la composición atmosférica a
URQUHART (1966), ARMSTRONG & BOATMAN
través del análisis del contenido en ele-
(1967), POSTMA (1982), WIEDER (1982),
mentos traza de turberas ombrotróficas,
CLYMO (1983) o SHOTYK (1986b).
los procesos de acidificación por lluvia
1967;
A RIELA
SO 2 )
-4
&
AVINMELECH ,
debemos
referirnos
1) la
27
ácida y las tasas de producción de
si bien aclara que este valor puede
gases de efecto invernadero.
estar subestimado debido al desconoci-
En sintonía con esto, en 1993, la
International Peat Society inicia un proyecto de ámbito mundial con el objetivo
de establecer los recursos globales de
los
ecosistemas
de
turberas.
LAPPALAINEN (1996) extrajo de este proyecto que la cobertura mundial por turberas es de 3.99 x 1012 m2, lo que supone un contenido de turba de entre 5 x
1015 y 6 x 1015 g y que al menos hay 2428
x 108 m2 de humedales donde se acumula una cantidad todavía no evaluada de
Sin embargo, el valor de la extensión
mundial de las turberas (2.3 x 1012 m2 a
9.5 x 1012 m2) y del carbono total acumulado en ellas (135 x 1012 a 572 x 1012 g)
varía según los autores (BRAMRYD, 1979;
S JÖRS , 1980; S EBACHER et al., 1986;
CLYMO, 1987; GRUMPELT, 1991; HOGG et
al., 1992; CHARMAN et al., 1994) pero
sobre todo con la actualización de los
inventarios. Revisando las estimaciones
realizadas sólo en la segunda mitad del
XX,
tenemos
que
mientras
se asume que según Heikurainen (1982)
estas turberas tropicales constituyen el
10% del total mundial, por lo que la
superficie global de turberas ascendería
a 5 x 1012 m2, aproximándose al 3% de la
superficie planetaria. Este último cálculo
es
también
el
propuesto
por
PFADENHUER et al. (1993) tras incorporar
al análisis las técnicas de fotografía
aérea e imágenes por satélite de regio-
En general, la información por estados sobre la distribución de turberas es
bastante limitada y heterogénea, aunque estudios recientes la han incrementado considerablemente. Se están reconociendo nuevas formaciones a lo largo
de todo el globo pero muy especialmente en el centro y sur de América, África,
Asia y Oceanía. En este sentido, son de
especial interés los trabajos de revisión
de SAKAGUCHI (1979), CHAI (1980), GORE
(1983) o MARKOV & KHOROSHEV (1986).
NIKONOW & SLUKA (1964) consideran que
Respecto al continente europeo, éste
el área de turberas en el mundo es de
está constituido por una gran diversidad
1.12
3rd
de climas, particularidades hidrológi-
International Peat Congress T IBBETS
cas, multitud de formas de vida vegetal
(1969) indica que el área total es de 1.5
y animal y adaptaciones culturales
x 10
m . Con posterioridad, en el 6th
específicas. En consecuencia, la repre-
International Peat Congress Kivinen
sentación espacial de los tipos de
(1980) da una extensión de 3.5 x 10 m ,
humedales y su estado de conservación
x
12
10
12
m,
2
durante
el
2
12
28
picales, valor tanto más importante si
nes de difícil exploración.
materia orgánica.
siglo
miento existente sobre las turberas tro-
2
refleja esta especificidad regional y
inician inventarios exhaustivos a dife-
dificulta la necesaria unidad de criterios
rentes escalas (MALTERER et al., 1979;
para la clasificación y elaboración de
TINER, 1984; DE MARIA, 1992; FARINHA &
inventarios que permitan una valoración
TRINIDADE, 1994), protocolos y técnicas
real del estado y extensión de este
de recuperación (TALLIS & YALDEN, 1983;
recurso natural, aun más teniendo en
N.W.W.G.,1987; O DUM , 1988; D OYLE ,
cuenta que, como indican J ONES y
1990;
HUGHES (1993), en los últimos 100 años
WHEELER & SHAW, 1995) y se organizan
se ha producido un alarmante retroceso
inducido de estos hábitats.
F INLAYSON
&
L ARSSON ,
1990;
conferencias, simposios internacionales
y reuniones de trabajo (I.P.C., 1964,
En palabras de WHEELER et al. (1995),
1968, 1972 ,1976, 1980, 1984, 1992;
el creciente perjuicio al que se ven
N.A.I, 1990; Symp. .I.M.C.G, 1992;
sometidas las turberas en todo el plane-
Symp. .P.B.S.L., 1981; Symp. C., 1982,
ta, por procesos de contaminación,
1983, 1985, 1986, 1989, 1990, 1991,
desecación, fragmentación, etc..., ha
1994).
motivado, a partir de la década de los
80, que una parte de la actividad investigadora sobre estos medios se oriente
a la elaboración de los inventarios,
Las reflexiones de SJÖRS (1980) son
esclarecedoras de la toma de responsabilidad de la sociedad científica ante las
como la herramienta más efectiva para
expectativas de futuro: "durante siglos
el correcto manejo y conservación de
la turba se ha usado in situ para la
las turberas tanto a escala estatal como
mejora de la capacidad agrícola y de la
regional y continental, y a la profundiza-
producción de pastos o como combusti-
ción en las técnicas y planes de recupe-
ble en regiones pobres en madera y más
ración - restauración de los ecosistemas
recientemente, grandes extensiones de
dañados.
estos ecosistemas se han visto afecta-
En este escenario, se destinan gran
dos por el incremento de su empleo
parte de los recursos económicos y
para filtrar y desactivar sustancias alta-
humanos a la elaboración de trabajos
mente tóxicas. La conservación es
de recopilación del estado de los hume-
necesaria para salvar tipos representa-
dales, clasificación y rango de protec-
tivos de turberas para el futuro, desde
ción jurídica (TALLIS, 1985; ADAMUS et al.,
las clases más destacables hasta las
1987; CRUICKSHANK & TOMLINSON, 1990;
más anecdóticas. Esto asegurará la pre-
C.S.P.M.A., 1990; DAHL, 1990; DUGAN,
servación del conjunto de estructuras y
1993; GRÜNIG, 1994; HUGHES, 1995), se
patrones de los hábitats y también la
29
representación completa de la fauna y
como el primer documento de este tipo
flora asociada a cada nicho ecológico".
realizado en la Península Ibérica.
A partir de aquí, se prodigan los tra-
LOS ECOSISTEMAS DE
TURBERA EN GALICIA
bajos sobre el registro polínico conservado en las turberas de Galicia y la
posibilidad
"El conocimiento de los medios
de
su
utilización
para
reconstruir la evolución del paisaje
palustres era aún extremadamente
vegetal de nuestro territorio y asociarlo
incompleto y fragmentario". Está refle-
a factores climáticos y antropogénicos
xión de CASADO & MONTES (1995) que
consideran válida para España hasta el
primer cuarto del siglo XX, se puede
ampliar para las turberas, sin riesgo a
equivocarnos, hasta bien entrados los
años 80 del citado siglo, y casi hasta
nuestros días en Galicia.
30
En esta línea M ENÉNDEZ A MOR &
F LORSCHUTZ (1961) y M ENÉNDEZ A MOR
(1971) proponen el período Atlántico
como una de las principales fases de
formación de turberas en Galicia. Desde
este punto hasta la actualidad, se ha
incrementado mucho el conocimiento
Si hay que destacar en Galicia una
del paleoambiente gallego en función
escuela científica que haya mantenido
de los datos polínicos aportados. Entre
una importante línea de investigación
ellos destacan los obtenidos para la sie-
entorno a los ecosistemas de turberas
rra de Queixa por TORRAS (1982) que uti-
durante un amplio período de tiempo,
liza los espectros polínicos como forma
ésta se sitúa sin lugar a dudas en el
de datación relativa de los suelos, AIRA
campo de la palinología. Tanto es así,
(1986) AIRA & GUITIÁN OJEA (1986a),RAMIL
que es en el estudio de las turberas
(1992) y RAMIL et al. (1994), para las sie-
gallegas donde se realizan los primeros
rras septentrionales, para los montes de
trabajos palinológicos de medios holo-
O Buio por
cenos en el conjunto del Estado Español
sierra de Os Ancares, Courel y montes
de la mano de BELLOT & VIEITEZ (1945),
de O Cebreiro, por AIRA & GUITIÁN OJEA
que a través del análisis de espectros
(1986b) y MUÑOZ SOBRINO (1996); y para
polínicos de varias zonas hidroturbosas
otras
intentaron determinar la naturaleza
TÖRNWQVIST et al. (1989), AIRA et al.
adventicia de las poblaciones forestales
(1992) y TABOADA et al. (1993) o litorales
de pinos. Igualmente, la tésis doctoral
por SANTOS et al., (1993), así como los
realizada por JATO (1974) sobre polen de
trabajos de síntesis de R AMIL et al.
turberas de Galicia está considerada
(1996a).
VAN
MOURIK (1986); para las
formaciones
montañosas
por
Por otro lado, con la creciente con-
ña parte del análisis de diferentes sue-
cienciación conservacionista y con el
los de un área o para el establecimien-
objetivo de llevar a cabo inventarios
to de su uso potencial. En este marco
que sirvan de herramienta a la hora de
debemos mencionar las aportaciones de
elaborar las leyes necesarias para la
SANMAMED (1979) que propone la prime-
protección de los humedales, se han
ra hipótesis sobre la génesis de las tur-
desarrollado multitud de clasificaciones
beras de la sierra de Queixa; la inter-
que tratan de dar un carácter unitario a
pretación de las propiedades físico-quí-
los criterios que les sirven de base. Sin
micas de los suelos hidromorfos de
embargo, para ello han quedado exclui-
LEIRÓS (1979) y LEIRÓS & GUITIÁN OJEA
das en gran medida las turberas ibéri-
(1983), los trabajos realizados por el
cas y particularmente las gallegas. Con
GRUPO
la intención de paliar esta situación se
sobre los suelos de las sierras de
desarrollan los estudios de PONTEVEDRA
Queixa e Invernadoiro; las investigacio-
POMBAl et al. (1996a) y RAMIL et al.
nes sobre la calidad energética y agro-
(1996b,c), donde se describen y clasifi-
nómica de los recursos de turba galle-
can las turberas respecto a factores
gos de REIMUNDE (1923), MOLINERO et al.
edáficos, morfológicos, hidrológicos y
(1984) y G UERRERO (1985) donde se
botánicos,
R ODRÍGUEZ
comienzan a emplear los análisis de
(1986) hace una descripción fitosocioló-
fraccionamiento de la materia orgánica;
gica de suelos hidromorfos de tipo
y los ensayos sobre la valoración cuali-
“braña” de la provincia de A Coruña.
tativa y cuantitativa del Al en materia-
mientras
que
DE
EDAFÓLOGOS
DE
SANTIAGO (1982)
Respecto al estudio de las turberas
les turbosos de URRUTIA et al. (1988a,b).
con criterios de caracterización edafoló-
Actualmente, se abre una nueva
gica, del análisis de sus propiedades
etapa con perspectivas de futuro en el
físico-químicas, etc..., la realidad indica
campo de la edafología de los ecosiste-
una gran escasez de investigaciones a
mas de turberas. Las investigaciones
lo largo del siglo XX, si bien, en los últi-
desarrolladas hasta el momento se cen-
mos diez años han alcanzado una eleva-
tran inicialmente en la caracterización
da calidad en los estudios.
profunda y sistemática de las propieda-
Hasta la fecha mencionada, los enfo-
des físico-químicas y el desarrollo evo-
ques edafológicos raramente han sido
lutivo de estos ecosistemas en distintas
los predominantes, manteniéndose en
áreas de Galicia (PONTEVEDRA POMBAL,
la línea de complementar otro tipo de
1995; PONTEVEDRA POMBAL et al., 1996b).
información, constituyendo una peque-
Una segunda línea, que ha producido
31
excelentes resultados, tiene como obje-
Aunque es preciso realizar mucho
tivo descifrar la señal ambiental preser-
más trabajo para lograr una mejor com-
vada en las turberas, que proporciona
prensión de estos ecosistemas únicos,
información acerca de la composición
tanto en cantidad de turberas analiza-
atmosférica pretérita y presente y los
das, como en calidad y variedad de aná-
procesos que han generado su dinámica
tanto de naturaleza climática como por
interferencia antrópica. Dentro de esta
investigación hay que mencionar fundamentalmente los trabajos sobre la evo-
más dataciones y más precisas, especiación y movilidad de metales en la turba,
caracterización de los componentes
orgánicos, etc...), es conveniente destacar la necesidad de protección y conser-
lución temporal de la deposición atmos-
vación para el futuro de estos ecosiste-
férica de contaminates metálicos en las
mas, por su importancia ecológica, la
turberas, especialmente en el caso del
especial flora que los coloniza y la fauna
Pb, Zn y Cd (MARTÍNEZ CORTIZAS et al.,
que los habita y por su papel en la regu-
1997a,b) o en el del Hg (M ARTÍNEZ
lación de los sistemas hidrológicos de
CORTIZAS et al., 1999). Finalmente, un
las áreas en que se ubican. Si cada uno
tercer grupo de estudios tienen su razón
de estos motivos por separado es sufi-
en la necesidad de establecer las bases
ciente para justificar una especial aten-
necesarias para la conservación de
estos medios, y que pasa primordialmente por el ajuste de las descriptivas y
clasificaciones de estos tipos de suelos
- ecosistemas existentes en Galicia a la
32
lisis (otros metales y elementos traza,
ción, cuidado y vigilancia de estos ecosistemas, en ellos se oculta un largo
registro de la historia del clima del
pasado, de la actividad del hombre y de
su influencia en las condiciones ambientales y en el Cambio Global. Aunque
normativa ambiental europea. Esto ha
parte de este registro ha comenzado a
estimulado la realización de trabajos
ser descifrado en tiempos recientes,
intensivos de tipificación de las turbe-
queda gran cantidad de información
ras de todo el territorio, destacando los
todavía oculta en las turberas y es res-
de MARTÍNEZ CORTIZAS et al. (2000) y
ponsabilidad de todos que no se pierda
PONTEVEDRA POMBAL et al. (2001).
para ésta y para futuras generaciones.
CAPÍTULO 2
A. Martínez Cortizas
X. Pontevedra Pombal
J.C. Nóvoa Muñoz
E. García-Rodeja
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Y
CRONOLOGÍA DE LAS
TURBERAS DE GALICIA
Figura 2.1. Localización geográfica de Galicia
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA
El área a la que se hace referencia
La formación más extensa de turbe-
en este artículo está situada entre 41º
ras se encuentra en el sector norte
30' y 43º 36' de latitud N y 6º 44' y 9º 18'
(Figura 2.2), donde se ve favorecida por
de longitud W (Figura 2.1). El paisaje
una precipitación estival relativamente
dominante se caracteriza por una topo-
alta, pero sobre todo por la baja esta-
grafía colinada. En el sector septentrio-
cionalidad pluviométrica y las abundan-
nal la altitud máxima es de 1.050 m
tes nieblas. Sólo en este sector se han
–pico Cadramón- y la mayor parte de las
desarrollado durante el Holoceno turbe-
tierras altas están entre los 700 y los
ras ombrotróficas de cobertor. Las mine-
900 m sobre el nivel de mar. Los secto-
rotróficas son también representativas
res meridionales y orientales constitu-
de otros sectores y de las depresiones
yen el límite occidental de la Cordillera
terciarias.
Cantábrica y en ellos las montañas
Aunque en los trabajos realizados se
alcanzan mayor elevación. En este sec-
han aplicado diversas definiciones a las
tor Pena Trevinca, con 2.124 m, es el
turberas existentes en Galicia, pocos
punto culminante.
describen con precisión su naturaleza.
33
S. do Xistral
S. da
Loba
S. d
a Fa
lado
ira
da
rra da
Se pela
Ca
S. Careón
Cova da Serpe
S. Montemaior
S.
do
S.Faro
Ba
rb
an
za
S. de Ancares
l
S.
Mts. Testeiro
do
ure
Co
S.Suido
S.
S. San Mamede
S . Queixa
Eix
o
Gali
o
Groba
ñeir
S. do Laboreiro
S. de
Laro
uco
Figura 2.2. Principales sistemas montañosos y principales sectores de turberas de montaña de Galicia.
Recientemente
P ONTEVEDRA
P OMBAL
ocasionalmente lo hacen sobre los fre-
(1995), PONTEVEDRA POMBAL et al. (1996a)
cuentes suelos podsólicos existentes en
y RAMIL et al. (1996c) han tratado de
el área. Esto coincide con lo propuesto
cubrir este vacío mediante una revisión
por DIMBLEBY (1965) y MOORE (1975) para
de las diferentes definiciones, propo-
quienes las turberas de cobertor no
niendo clasificaciones basadas en la
constituyen necesariamente el estado
hidrología, la geomorfología y la vege-
final de desarrollo de los suelos en
tación.
áreas de alta precipitación, debido a la
Desde el punto de vista hidrológico,
las turberas minerotróficas y ombrotróficas son comunes en el noroeste de la
Península Ibérica. Las turberas de
cobertor (blanket bogs) aparecen únicamente en las superficies planas de las
cimas de las montañas del sector norte,
desarrollándose directamente sobre el
34
formación de costras de impermeabilización, como habían sugerido TAYLOR &
SMITH (1972), sino que pueden ser consecuencia de cambios en el suelo ligados a la eliminación de la cubierta arbórea, lixiviado, pérdida de nutrientes y el
desarrollo de una vegetación acidófila
(MOORE, 1975).
sustrato rocoso, sobre depósitos peri-
Las turberas minerotróficas (fens)
glaciares pedregosos o sobre suelos
están ampliamente representadas. Las
muy escasamente evolucionados; sólo
más antiguas se localizan en las monta-
ñas orientales y surorientales, en posi-
dantes piedras o cantos (de origen peri-
ciones topográficas generadas por la
glaciar). No es infrecuente que los
actividad de los glaciares. Se forman en
depósitos basales presenten un exceso
depresiones de sobreexcavación, en
de agua. En lugares donde la capa freá-
depresiones intramorrénicas y en áreas
tica alcanza la superficie, también pue-
morrénicas. En el sector norte este tipo
den darse movimientos de reptación
de turberas ocupa amplias depresiones,
(creep), que tienen como consecuencia
que alcanzan superficies de hasta 55
el desarrollo de profundas grietas y de
ha, formadas por la alteración y erosión
deslizamientos que dejan abiertos fren-
de rocas graniticas (turberas de alveolo
tes naturales de turba de hasta 3
de alteración). También se encuentran
metros de espesor.
en pequeñas depresiones terciarias en
los sectores central y meridional. La
CRONOLOGÍA DE LAS
progresiva acumulación de materia
TURBERAS
orgánica hace que algunas de estas turberas evolucionen hacia turberas elevadas (raised bogs), desarrollando un
nivel superior ombrotrófico de espesor
variable. Los depósitos basales son de
naturaleza muy heterogénea: sedimentos glaciares, fluvioglaciares, periglaciares, terciarios, coluvio-aluviales y
suelos con muy diverso grado de evolución. En algunas localidades costeras
Las edades basales revelan que la
acumulación de materia orgánica en las
turberas minerotróficas (fens) de los
sectores orientales y surorientales
comenzó, de forma generalizada, entre
hace 10.000 y 11.000 años BP (Figura
2.3). Se trata de los sectores de mayor
altitud que fueron intensamente sometidos a la actividad glaciar durante las
fases frías del Cuaternario (P ÉREZ ALBERTI
existen paleoturberas formadas en anti-
& COVELO, 1996; KOSSEL, 1996; VALCÁRCEL,
guos lagos litorales, en ocasiones
1996, 1999). La fase inicial de acumula-
cubiertas por aparatos dunares (p.ej.
ción de materia orgánica se relaciona
Corrubedo, A Coruña), que se formaron
con el aumento de los flujos de hume-
en momentos más fríos del Cuaternario
dad durante la etapa final de fusión del
y con niveles marinos por debajo del
hielo y el retroceso de los glaciares de
actual.
montaña. Recientes dataciones radio-
Por último, algunas turberas se loca-
carbónicas llevadas a cabo en las arci-
lizan en laderas, irradiando a partir de
llas basales ricas en materia orgánica
formaciones ombrotróficas o bien se
de la laguna de Lucenza –ubicada en la
desarrollan sobre depósitos con abun-
sierra de Courel-, dieron una edad de
35
Figura 2.3. Cronología de algunas turberas de montaña de Galicia, por sectores (en miles de años antes del presente, ka B.P.).
17.300-17.400 años BP, lo que sugiere
recientes. Numerosos autores han rela-
una inmediata puesta en marcha de los
cionado el comienzo de la formación de
procesos de colmatación tras el último
algunas turberas con actividades antró-
máximo glaciar (ocurrido entre el 20.000
picas como el aclarado de los bosques
y el 18.000 BP).
por talas o incendios (M OORE , 1975,
En el sector septentrional el comienzo del desarrollo de las turberas de
cobertor (blanket bogs) y las elevadas
(raised bogs) tuvo lugar, al menos, entre
36
1986, 1988; CHAMBERS, 1988). A partir de
análisis polínicos hechos en turberas,
existen evidencias de regresión de los
bosques en el norte peninsular (RAMIL,
hace 8.000 y 9.000 años BP. La mayor
1993; ROCHETTE et al., 1991; VAN DER
B RINK & J ANSSEN , 1985; Törnqvist &
parte de las turberas minerotróficas ini-
Joosten, 1988; TÖRNQVIST et al., 1989;
ciaron su formación en dos episodios
JANSSEN, 1994,
principales, uno en torno a los 5.000 -
LEEWEN, 1994, 1995) que coinciden con
4.000 años BP y el otro entre 3.000 y
un aumento en la acumulación de mate-
2.000 años BP, aunque hay unidades más
riales inorgánicos en la turba; asimismo
VAN DER
KNAAP &
VAN
algunos estudios sobre erosión de sue-
dencias de que las fases erosivas fueron
los y trabajos que integran estudios
sincrónicas con el desarrollo de las cul-
arqueológicos, de evolución del paisaje
turas humanas (Epipaleolítica, Neolítica
y de evolución de los suelos durante el
y edades del Bronce y del Hierro) y coin-
Cuaternario
1991;
ciden con la activación de la acumula-
Rochette, 1992; MARTÍNEZ CORTIZAS et al.,
ción de turba en turberas minerotróficas,
1993; MARTÍNEZ CORTIZAS & MOARES, 1995;
tal vez como resultado de un aumento
MARTÍNEZ CORTIZAs, 1996), ofrecen evi-
del flujo de agua superficial.
(B ENITO
et
al.,
37
CAPÍTULO 3
A. Martínez Cortizas
X. Pontevedra Pombal
FACTORES QUE INFLUYEN EN LA
FORMACIÓN DE LAS TURBERAS
INTRODUCCIÓN
Las turberas son ecosistemas húme-
bilidad de oxígeno -medios anóxicos-,
dos (humedales) formados por turba y
temporal o permanentemente encharca-
que poseen una vegetación actual for-
dos, se dan estas condiciones, a veces
madora de turba, lo cual las diferencia
ayudadas por bajas temperaturas y ele-
de áreas en las cuales hay vegetación
vadas precipitaciones.
potencialmente formadora de turba
Así pues, las turberas son ambientes
pero que no vive sobre un sustrato exlu-
altamente especializados, de origen
sivamente orgánico. Para que se pro-
enteramente vegetal, creados por el
duzca la acumulación de turba, los res-
crecimiento contínuo de las plantas que
tos vegetales deben sufrir una lenta
conforman su superficie y la acumula-
descomposición, y para ello han de
ción de sus restos en forma de turba
darse una serie de procesos en el medio
durante milenios. En general la turba
que favorezcan el desequilibrio entre la
posee proporciones muy bajas de mate-
acumulación de restos vegetales y su
ria inorgánica (menor de un 5%) si bien
descomposición por los microorganis-
en algunos casos –turbas minerotrófi-
mos. En ambientes con escasa disponi-
cas- la proporción puede llegar a ser
39
mucho mayor que la de aquellas cuya
nación de factores donde la evolución
única fuente de inorgánicos es la depo-
cuaternaria de las formas del relieve ha
sición atmosférica -turba ombrotrófica.
desempeñado un papel relevante.
En este capítulo se hace una breve
Los coletazos fríos de la última gla-
descripción de los principales factores
ciación dieron lugar en las sierras sep-
que influyen en la formación y perviven-
tentrionales (Xistral, Buio, Toxiza, ...) a
cia de las turberas de Galicia, excluyen-
una cohorte de formaciones sedimenta-
do la actividad humana –la cual será
rias que regularizaron tanto las cumbres
tratada en el capítulo dedicado al esta-
como las laderas, con depósitos de
do de conservación presente pues, des-
clastos -tal como ocurre de forma
graciadamente, en la actualidad son
extensiva en el área de la cuarcita del
más los procesos de degradación direc-
Xistral. Estas formas suaves fueron pro-
ta o inducida que las acciones de con-
picias a la colonización vegetal, en
servación -. Debe servir de síntesis de
cuanto las condiciones climáticas mejo-
los tres capítulos siguientes, tal vez
raron para dar paso al Holoceno. Sin
mas adecuados para especialistas que
embargo, las condiciones todavía frías
para personas interesadas en acercarse
de los inicios ligadas a sustratos litoló-
a los ecosistemas de turbera pero que
gicos muy pobres en nutrientes, debie-
no poseen conocimientos profundos.
ron ser altamente selectivos para las
especies colonizadoras. El pobre estado
nutricional, un aumento del flujo de
40
EL RELIEVE Y SU EVOLUCIÓN
humedad y la resistencia a la degrada-
Las turberas no sólo ocupan unos
ción de los restos vegetales de dichas
determinados espacios geográficos en
especies favorecieron la acumulación
el noroeste peninsular, si no que la tipo-
de restos orgánicos, dando lugar a la
logía de las mismas se encuentra en
formación incipiente de turba (paludifi-
buena medida ligada a las formas del
cación).
relieve de estos espacios. Por ejemplo,
A partir de superficies tanto planas
las grandes extensiones de turba que
como de pequeñas depresiones en las
cubren posiciones diversas, de cumbre,
cumbres, las turberas comenzaron a
ladera, collado, escalón, etc…, son
aumentar en espesor y a extenderse
exclusivas de las sierras septentriona-
lateralmente irradiando en todas las
les gallegas. Estas formaciones singula-
direcciones posibles, para formar man-
res y excepcionales a la latitud que apa-
tos contínuos hidrológicamente conec-
recen, deben su presencia a una combi-
tados. Esta expansión se vió favorecida,
Figura 3.1. Esquema de las complejas relaciones que se establecen entre los factores que controlan la formación de la turba.
41
con toda probabilidad, por otro aspecto
graníticos-, también fueron decisivas
que todavía mantiene su vigencia en el
para la diversidad de formaciones tur-
presente, el intenso gradiente termo-
bófilas que pueden encontrarse hoy en
pluviométrico –de aumento de la preci-
las áreas de montaña de Galicia.
pitación y descenso de la temperatura
con la altitud-, unido a un fuerte desnivel altitudinal y a la cercanía del océano.
42
EL CLIMA PRESENTE Y PASADO
Las turberas se desarrollan y sobre-
No obstante, en muchas áreas depri-
viven debido a que tienen un balance
midas las condiciones favorables para
hídrico positivo, es decir, las pérdidas
la acumulación de turba precedieron a
de agua -por drenaje, evaporación y
la mejoría que marcó el inicio del
transpiración- son compensadas o supe-
Holoceno. Los procesos ligados a los
radas por las entradas -precipitación,
ambientes glaciares de las sierras inte-
escorrentía y nivel freático-. Para las
riores (Ancares, Trevinca, Manzaneda)
turberas ombrotróficas este balance es
originaron toda una serie de formas ero-
más crítico, pues las entradas están
sivas y sedimentarias, que propiciaron
representadas exclusivamente por el
la aparición de numerosos enclaves de
agua procedente de la precipitación. De
forma cóncava. Al actuar las depresio-
hecho, algunos autores han sugerido
nes como zonas de reservorio de agua
que existe un límite mínimo de aporta-
debido a la presencia de sedimentos
ción pluviométrica para que pueda for-
basales arcillosos, las turbas minerotró-
marse una turbera ombrotrófica. Por
ficas empezaron a formarse por colma-
ejemplo, WICKMAN (1951) demostró que
tación de lagunas y otros cuerpos de
en ciertas turberas del norte y centro de
agua someros (terrestrización), con
Europa la cantidad de lluvia controla
seguridad en las sierras orientales y
estrechamente la forma, e indica que se
sudorientales desde hace al menos
requiere una precipitación anual mínima
17.000 años y, tal como sugieren inves-
de 475 mm.
tigaciones recientes, también en las
Para LINDSAY (1995) la precipitación
septentrionales aunque en fechas tal
total acumulada no es una medida ade-
vez posteriores.
cuada cuando se considera el desarrollo
Así pues las formas preexistentes
y supervivencia de los sistemas de tur-
del relieve, modeladas a otras escalas
bera. La regularidad en el suministro de
temporales –incluso de millones de
agua parece ser el factor más importan-
años, como en el caso de los alveolos
te en su desarrollo. B ACKÉUS (1988)
demostró que la distribución de la pre-
viométrica es poco marcada, siendo
cipitación y las condiciones de humedad
éstos ambientes más favorables para
durante cualquier periodo de tiempo tie-
las turberas. Tal vez sea este el motivo
nen mayor peso para el crecimiento de
por el cual las turberas de cobertor -las
los esfagnos. Por ello, a escala global
más sensibles al balance de agua- tan
las turberas no suelen aparecer en lati-
sólo se encuentran en este sector;
tudes que sufren largas sequías, o en
mientras que las minerotróficas están
las regiones de bajas precipitaciones
presentes en una mayor gama de
tanto de las latitudes bajas como eleva-
ambientes climáticos, incluidos los sec-
das. Este último autor también ha suge-
tores meridionales.
rido que la temperatura es un factor
No obsante, crecimiento de vegeta-
secundario en el crecimiento de los
ción formadora de turba y acumulación
esfagnos y diversos investigadores han
de turba son dos cosas bien distintas.
empleado criterios climáticos en la
Como ya se ha mencionado, la acumula-
identificación de áreas de turbera y
ción de turba es el resultado de un
para la caracterización de las formas
balance descompensado entre produc-
superficiales (por ejemplo, LINDSAY et
ción y descomposición de restos orgáni-
al., 1985, 1988)
cos. Aunque la acumulación anual de
En Galicia, existe un marcado con-
turba raramente excede el 10% de la
traste norte-sur en el reparto de la pre-
producción anual, en este balance la
cipitación anual o estacionalidad plu-
temperatura es sin duda un factor
viométrica, que es sólo interferido par-
importante al afectar tanto a la evapo-
cialmente por las elevaciones montaño-
transpiración -interviniendo en la dura-
sas –en las que tiende a disminuir la
ción de las condiciones anóxicas-, como
estacionalidad- (M ARTÍNEZ C ORTIZAS &
a la producción y descomposición de los
PÉREZ ALBERTI, 1999). El tercio meridional
restos vegetales.
se encuentra sujeto a una fuerte esta-
Un aspecto sobre el que debe llamar-
cionalidad pluviométrica, poco propicia
se la atención es que la distribución
para la formación y pervivencia de eco-
actual de los hábitats de turbera es el
sistemas de turbera, a excepción de las
resultado de numerosos factores que
zonas cóncavas en las cuales se da un
han operado a diversas escalas espa-
encharcamiento temporal o permanente
ciales y temporales -cambios climáticos
debido a la escorrentía o al ascenso fre-
del
ático; por el contrario, en las sierras
superficiales y formas del relieve, acti-
septentrionales la estacionalidad plu-
vidad humana, etc...-. Por ello, el clima
Cuaternario
final,
formaciones
43
actual no debe tomarse como criterio
nen una influencia profunda en su
exclusivo en el estudio de la distribu-
microclima (GEIGER, 1965; EUROLA, 1975;
ción y caracterización de las áreas de
MOORE, 1984). Las copas de los árboles
turbera de Galicia. A escalas cortas de
captan el agua, que se evapora directa-
tiempo el clima debe verse como un fac-
mente desde las hojas, y hasta un 30%
tor que influye en la pervivencia y posi-
de la lluvia puede no llegar a alcanzar
ble evolución futura. Si embargo, las
nunca la superficie de la turbera
actividades humanas pueden tener un
(HORNUNG & NEWSON, 1986; en LINDSAY,
impacto mucho mayor en el devenir de
1995). Por el contrario, en las formacio-
estos ecosistemas.
nes de turbera abiertas estas pérdidas
no se dan a no ser que se haya desarro-
LA VEGETACIÓN
Las formaciones de turbera que se
pueden encontrar en Galicia se caracterizan por un paisaje abierto dominado
por una vegetación en la que son típicas
las formas de bajo crecimiento. Musgos
(Sphagnum), ciperáceas (Eriophorum y
Carex), juncáceas (Juncus), plantas
especializadas (Drosera o Pinguicula) y
pequeños arbustos (principalmente del
género Erica) forman la mayor parte de
la cubierta vegetal, y es infrecuente
encontrar especies que alcancen más
de 50 cm de altura. Al igual que en otras
44
llado una densa cobertura de arbustos.
A pesar de haberse determinado
hasta 182 especies vegetales distintas
(133 de plantas vascualres, 46 de briófitos y 3 de líquenes), las turberas galaicas son ecosistemas bastante pobres en
especies, muy en particular las de naturaleza ombrotrófica. Tan sólo unas 40 de
las especies catalogadas pueden ser
consideradas como principales componentes de la cubierta vegetal y, además,
la mayoría de las presentes aparecen
también en muchos otros tipos de hábitats.
áreas de Europa, en casi todos los casos
Según HULME (1979), la vegetación
en los que están presentes herbáceas
sólo es una parte de los ecosistemas de
altas o árboles, puede atribuirse a algu-
turbera, la superficie actual es como la
na forma de perturbación (repoblación,
última página de un libro, donde perma-
transformación a pastizales, etc…). Sin
necen
embargo, en la Europa continental una
influencias que actúan sobre y con el
gran proporción de las turberas, como
ecosistema durante su desarrollo. Así,
por ejemplo la turbera elevada de Etang
por ejemplo, estudios realizados en las
de la Gruere (Jura, Suiza), están arbola-
Islas Británicas, han demostrado que
das de forma natural, y los árboles tie-
algunas de las especies que dominaron
registrados
los
procesos
e
en una turbera durante miles de años
desaparecieron por completo de la
- raramente son específicas de las turberas
vegetación superficial en el último mile-
- la mayoría son perennes
nio, como es el caso de la sustitución de
- hay pocas evidencias de que las semi-
S. imbricatum por S. magellanicum
llas y las esporas sean importantes en
(B ARBER , 1993; B ARBER et al., 1998;
el mantenimiento de las poblaciones en
MAUQUOY & BARBEr, 1999a,b; HUGHES et
las turberas no perturbadas
al., 2000).
Por otro lado, las comunidades vegetales superficiales no están aisladas
sino que están mantenidas por y depen-
- las semillas de muchas de las especies
son ligeras y se dispersan fácilmente
- en general son especies de crecimiento
relativamente lento
den de las comunidades precedentes.
- son eficaces en la absorción de nutrien-
Una turbera aparentemente simple es
tes a partir de disoluciones acuosas muy
una entidad con una dinámica extrema-
diluídas
damente compleja.
Aún así, la cubierta vegetal y muy en
- muchas poseen mecanismos internos
para la conservación de los nutrientes
particular la abundancia de especies de
- cuando se dan condiciones ombrotrófi-
esfagnos, es de importancia crítica para
cas éstas suelen ser sub-óptimas para
el desarrollo de la turbera. Esto se debe
el crecimiento vegetal.
a que no sólo contribuye a la formación
de la turba, interviniendo en la forma
En síntesis, se podría concluir que a
global del depósito turboso y en sus ras-
la acción directa de las condiciones cli-
gos superficiales, sino también a la acu-
máticas, pretéritas y presentes, en su
mulación de agua y mantenimiento de
formación y previvenvia, la presencia
las condiciones anóxicas y al desarrollo
actual de turberas en el NW ibérico res-
de una fuerte acidez en las fases sólida
ponde también a la existencia de un
y líquida.
modelado que es herencia tanto de los
Según Wheeler y Shaw (1995) el
procesos de intensa meteorización ocu-
estudio de algunas de las principales
rridos bajo los climas cálidos del
características de las especies típicas
Terciario, como a los procesos de geli-
de las turberas permiten establecer los
fracción, regularización de superficies,
siguientes aspectos generales:
sobreexcavación y obturación desenca-
- En su mayor parte son de distribución
amplia
denados por los procesos ocurridos bajo
los climas fríos del Cuaternario.
45
46
Cabría mencionar también, auque
aumento de la escorrentía superficial.
sea brevemente, que en época holocena
Esta tendencia se está invirtiendo en la
la acción humana favoreció la forma-
actualidad, pues una buena parte de las
ción de áreas hidromorfas y el disparo
acciones humanas llevadas a cabo en
de la terrestrización, al potenciar una
los medios turbosos y otros humedales,
posición más superficial de la capa fre-
representan serios riesgos para su
ática, como consecuencia de la defores-
supervivenvia, cuando no la han afecta-
tación, la erosión de los suelos y el
do ya de forma irreversible.
CAPÍTULO 4
M. Valcárcel Díaz
A. Pérez Alberti
GEOLOGÍA Y GEOMORFOLOGÍA
DE LAS ÁREAS DE TURBERA DE
GALICIA
INTRODUCCIÓN
Vista del sector central de la Serra dos Ancares, con los picos
Mostallar (1935 m) y Pena Longa (1898 m).
Tanto las formas del relieve como
los materiales, pues desde las rocas
los procesos geomorfológicos que se
precámbricas hasta los sedimentos cua-
desarrollan sobre ellas, o que les dan
ternarios más recientes en la Galicia
origen en último término, se verifican a
emergida sólo falta la representación
partir de un substrato litológico. En el
de los materiales secundarios. También
caso de Galicia este substrato se caracteriza por su diversidad y complejidad
litológica y estructural. Diversidad porque existen tanto rocas de origen plutónico –granitos, granodioritas, etc…-,
como metamórfico -cuarcitas, pizarras
esquistos, gneises, calizas, etc…- y
hay diversidad en cuanto a la composición, pues frente a un abrumador dominio de las rocas ácidas, las rocas básicas están en todo caso también representadas, aunque sólo ocupan un 5% de
la superficie frente a las rocas meta-
sedimentarias –conglomerados, arenis-
mórficas y rocas graníticas ácidas que
cas, argilitas y algunas rocas carbona-
se reparten a partes casi iguales el 90%
tadas-. Esta diversidad se observa tam-
de la superficie. El 5% restante se
bién si nos atenemos a la antigüedad de
corresponde con los materiales terciarios y cuaternarios, aunque, como ya se
47
ULTRABASICAS
BASICAS
ROCAS GRANITICAS
PIZARRAS
PIZARRAS Y CUARCITAS
ARENISCAS, CUARCITAS y PIZARRAS
ESQUISTOS
SEDIMENTOS
EMBALSES
Escala = 1 / 1.000.000.
0
10
20
30 Km
Figura 4.1. Mapa geológico de Galicia de síntesis (cedido por F. Macías)
ha señalado con anterioridad, estos
su impronta se hace evidente sobre el
están infravalorados por la cartografía
terreno, son el ciclo hercínico y el ciclo
geológica. Y es que este zócalo del NW
alpino.
peninsular es en realidad parte del llamado "Macizo Hespérico", que se
corresponde con la rama S del plegamiento herciniano y por tanto comparte
muchas afinidades con otros territorios
emergidos de éste, como pueden ser
Normandía o Bretaña, en Francia, o los
48
De entre estos materiales del substrato destacaremos, por su papel en la
dinámica geomorfológica y en la génesis de ciertas turberas, la presencia de
las Cuarcitas de Xistral, de edad
Cámbrico inferior, y que dominan total-
Montes de Toledo y Sierra Morena, en
mente las áreas cimeras de las Serras
España. En todo caso, su historia geo-
Septentrionais, aunque también están
lógica es compleja, pudiéndose definir
presentes en este sector los materiales
como "policíclica" (DEN TEX, 1978), y
de la Serie Precámbrica de Lugo-
está caracterizada por una tectónica
Villalba,
con sucesión de varias fases orogéni-
micaesquistos y gneises anfibólicos, así
cas. De ellas las más relevantes, pues
como afloramientos graníticos como el
compuestos
por
filitas,
de A Toxiza. Estas Serras Septentrionais
significativo: la Serra de Meira actúa de
en conjunto superan escasamente los
divisoria de aguas disimétrica entre la
1000 m de altitud, y se puede distinguir
cuenca del río Eo y la cuenca del Miño.
en ellas una serie de niveles aplanados
Por su lado occidental esta sierra, que
que se suceden en altura. Así, se obser-
conecta con la superficie de la Terra
va uno a 900 m, desde el que se elevan
Cha, no supone más que una modesta
las cimas más altas (Cadramón, 1060 m;
elevación de unos 400 m, mientras que
Seixo Branco, 1057 m; Chan de Lamoso,
por el lado oriental, la profunda incisión
1039 m; Lombo Pequeno, 1036 m;
del Eo provocada por la cercanía del
Xistral, 1036 m). Estos niveles aplana-
nivel de base del Cantábrico, origina un
dos se repiten hacia el oeste, en el
salto mucho mayor. En la Serra do Xis-
Monte Guriscado, que se desdobla en
tral ocurre algo muy semejante. Los
un nivel superior de 900 m y otro en su
valles de los ríos que drenan directa-
sector occidental a 800 m, la Serra da
mente hacia el Cantábrico están muy
Carba, al sur, que representa el nivel de
incididos. Por ejemplo el Río das Furnas
los 900 m (Monte da Carba, 905 m), y
alcanza rápidamente, en menos de dos
hacia el este, donde también el Cordal
kilómetros, el nivel de 400 m, partiendo
de Neda presenta un nivel de 800 m en
de las partes más elevadas de la sierra.
sus cumbres.
Pero hay dos excepciones: por un lado
Respecto a estas Serras Septentrio-
el río Pedrido y por otro la cabecera del
nais, hemos de citar además un hecho
Eume, que presentan en los dos casos
Superficies planas de las cumbres de la Serra do Xistral. A la izquierda, cordal de unión entre los picos Chao de Lamoso y
Cadramón, en la cabecera del río das Furnas. A la derecha, una vista general en una fotografía aérea correspondiente al año
1996 (el vial que se ve en al parte superior izquierda corresponde a la pista que da acceso a la antena de televisión instalada
en la cumbre del Chao de Lamoso).
49
una pendiente muy suave en sus cabe-
más alejados de la influencia marina, y
ceras. Estos dos valles, de dirección
se corresponden con la Serra dos
NW-SE, se incurvan a los pocos kilóme-
Ancares, Montes do Cebreiro y Serra de
tros tomando una dirección NE y N res-
Oribio,
pectivamente, a la vez que la incisión de
Queixa, Montes de Trevinca y Serras de
sus cauces aumenta de forma brusca.
Larouco y Xurés.
Como veremos, la persistencia de esta
antigua topografía tiene una gran
importancia para comprender las modalidades de manifestación del fenómeno
glaciar en esta área así como la formación de turberas en las superficies de
cumbre, laderas, collados y rellanos
situados a diferentes altitudes. Pero
desde el punto de vista geográfico es
también importante la localización de
estas sierras a pocos kilómetros de la
costa, expuestas como están a las
influencias de los vientos húmedos
marinos. Tal como ya se ha comentado
en otros capítulos, este hecho tiene una
importancia capital para comprender
porqué estos sectores están dominados
por las principales coberturas turbosas
de Galicia.
50
Serra do Courel, Serra de
Repasando de norte a sur, el primer
conjunto montañoso que encontramos
es la Serra de Ancares, límite entre
Asturias, Galicia y León, y que actúa
como divisoria de aguas entre las cuencas del Navia y del Sil, articulándose
alrededor de un estrecho cordal de
dirección NE-SW, donde alcanza las
cotas más elevadas (Cuiña, 1998 m;
Miravalles, 1969 m), perdiendo progresivamente altitud hacia el NW y el SE.
En la parte gallega los sucesivos cordales van descendiendo en sus cotas
máximas hacia el NW y el W, hasta
alcanzar el "talweg" del río Navia -Serra
da Fiosa 1403 m, Serra de Corneantes
1344 m, Serra de Granda do Roxo 1224,
Serra de Murias 1046 m, Serra do
Pedreo 900 m-. Por la parte leonesa el
Por su parte, los sectores oriental y
nivel de base está definido por la cuen-
meridional del territorio gallego se
ca de El Bierzo, hacia la que pierde altu-
caracterizan por la presencia de una
ra paulatinamente (Chana Grande 1595
amplia muralla que se yergue hasta los
m, pico de Las Plantigas 1175 m, pico
2000 m de altitud (PÉREZ ALBERTI, 1986,
Traviesas 945 m). En la vertiente galle-
1991), lo que se manifiesta, entre otros
ga los principales valles, tributarios del
aspectos, por la presencia de fuertes
Navia, tienen una dirección preferente
gradientes verticales de precipitación y
NW-SE y se corresponden con el Ser,
temperatura. Son los territorios más
Quindous, Vara, Casal, Cervantes y
elevados de Galicia, pero también los
Valdeparada. En la cuenca del Sil, con
la misma dirección que los ríos galle-
Piornedo y Porcarizas, e inciden en las
gos, pero circulando en sentido contra-
formas de estos, más abiertas que los
rio, se organizan los valles de los ríos
valles esculpidos sobre la sucesión
Cua,
metamórfica.
en
el
valle
de
Peranzanes,
Ancares, Burbia, Teixeira o Valcárce. En
la cabecera del Navia las cotas máximas descienden hacia el sur (puerto de
O Portelo 1090 m, Pedrafita, 1099 m).
Al sur las montañas que hacen de
transición con la Serra do Courel son la
Serra do Rañadoiro, Montes do Cebreiro
y los Montes do Oribio. La primera, que
En cuanto al substrato litológico que
se alarga en dirección NW-SE, es una
domina en Os Ancares, entre los mate-
alineación de cumbres que alcanza su
riales metamórficos están bien repre-
mayor altitud en el sector oriental (1463
sentadas las pizarras, esquistos y are-
m), pero que define un nivel aplanado,
niscas, pero por su importancia en la
un cordal de evidente origen estructu-
dinámica geomorfológica destaca la
ral. En este sector los ríos se organizan
abundante presencia de cuarcitas de
en una típica red de drenaje "en bayo-
diferentes edades. Por su parte los "gra-
neta", con frecuentes codos en ángulo
nitoides hercínicos", granitos alcalinos
recto, lo que denota éste origen estruc-
de dos micas, se corresponden con los
tural. A su vez, la existencia de materia-
batolitos de Piornedo y Campo del
les calizos en la serie estratigráfica ori-
Agua, que afloran en Os Ancares enca-
gina la presencia de fenómenos kársti-
jándose entre los materiales metamórfi-
cos, como cauces secos o surgencias.
cos.
Los Montes do Cebreiro son en realidad
Esta variedad de materiales tiene su
una
prolongación
de
la
Serra
do
reflejo en el comportamiento dinámico
Rañadoiro al W del Alto do Poio, que es
de cada uno de ellos. Así, las cuarcitas,
realmente una gran falla. Por su parte la
muy abundantes en toda la serie estra-
Serra do Oribio, que da nombre al curso
tigráfica, tienden a dominar las áreas
alto del río Sarria, afluente del Miño,
de cumbres de Os Ancares, y es un
alcanza los 1443 m, y muestra formas
substrato litológico en el que se des-
similares a la Serra do Rañadoiro. En
arrollan bien cierto tipo de depósitos, ya
general los materiales litológicos que
sean los campos de bloques o los gla-
afloran en este sector son los ya men-
ciares rocosos, tan frecuentes en este
cionados para el caso de Os Ancares, a
sector. Existe pues un cierto control lito-
los que se une la presencia de materia-
lógico de estas formas. Por su parte los
les calizos, característica que comparte
granitos dominan en los valles de
con la más extensa, y alta, Serra do
51
52
Courel, que se sitúa inmediatamente al
conjunto de sierras que confluyen confi-
sur. Aquí se presentan en bandas de
gurando una forma masiva. Son las sie-
dirección NW-SE, dislocadas por largas
rras de Queixa, San Mamede, O Burgo,
líneas de fractura, como la falla del Alto
As Corzas y los Montes de Invernadeiro.
do Poio. Hay una concordancia entre
Modelados a partir de un susbstrato
esta alineación y la dirección general de
predominantemente granítico y secun-
las sierras, palpable en el caso de la
dariamente
Serra do Rañadoiro
macizo hay evidentes contrastes. En la
esquistoso.
Dentro
del
La Serra de Courel se eleva hasta los
Serra de Queixa, que presenta un
1654 m del pico Formigueiros, presen-
aspecto alomado, se pueden diferenciar
tando un gran contraste entre su sector
por lo menos dos superficies aplanadas
septentrional y el meridional. El primero
o escalones, uno que se estira a unos
es más suave y alomado, mientras que
1700 m desde Cabeza Grande de
el segundo se caracteriza por el encaja-
Manzaneda al norte hasta el pico Seixo
miento de sus ríos como el Soldón o el
al sur, contactando ya con la Serra de
Quiroga, que al labrar valles paralelos
San
parecen seguir, de igual manera que en
Invernadeiro. El otro nivel, algo inferior,
Ancares, fracturas de dirección NE-SW.
se sitúa sobre los 1500 m, dominando el
La presencia de sustratos calizos le con-
sector occidental de la sierra, en la
fiere, por otra parte un rasgo particular,
cabecera del río Conselo. Los valles se
que ya veíamos de forma menos acusa-
inciden mordiendo estas superficies
da en el caso de los Montes de O
pero sin llegar a diseccionarlas. Se pro-
Cebreiro. Aparecen así sumideros, sur-
duce así una morfología contrastada
gencias,
cuevas, etc...; un tipo de
entre el centro del macizo y sus bordes.
modelado infrecuente en el noroeste
Por su parte el Macizo de Trevinca
peninsular. En todo caso el predominio
comprende básicamente el curso alto de
de materiales de origen sedimentario
los ríos Xares y Bibei, situados en la
poco metamorfizados, como pizarras o
frontera de Ourense (Galicia) y Zamora
areniscas, junto con cuarcitas y calizas
(Castilla-León). El río Xares tiene sus
facilitó una disección diferenciada de
fuentes en la vertiente occidental de
las vertientes.
Pena Trevinca (2127 m) y recibe aguas
Mamede
y
los
Montes
de
Las montañas al sur del Sil se corres-
de diferentes cauces de la vertiente sur
ponden con otros dos conjuntos monta-
de la Serra do Eixo (Maluro 1934 m) y de
ñosos separados entre si por la depre-
la Serra Calva. El río Bibei se origina en
sión de O Bolo. El primero comprende el
la confluencia de una serie de cauces
que drenan las llamadas "Lagoas de
Las sierras de Larouco y Xurés están
Piatorta", a casi 1900 m de altitud,
modeladas sobre granitos. Su relieve
situadas en el cordal que une las cum-
presenta los mismos rasgos ya repeti-
bres de Pena Trevinca y Moncalvo
dos para los macizos de Manzaneda y
(2044). Aguas abajo recibe los aportes
Trevinca. Así, la existencia de niveles
de los ríos de Valdeinferno, Valdesirgas,
aplanados en sus partes más elevadas
Barxacova, Regueiro do Val y Regueiro
sobre los que la incisión fluvial no ha
de Xaneiro, provenientes de la vertiente
podido penetrar, limitándose a cortar
occidental de la Serra Segundeira. El
pequeños entrantes en estas superfi-
relieve se desenvuelve sobre roquedos
cies, es lo que origina en estos sectores
graníticos (granodioritas, granitos), neí-
fluviales la presencia de fuertes pen-
sicos (Unidad "Ollo de Sapo") y migma-
dientes. Lo mismo sucede en las sierras
títicos intensamente fallados y fractura-
de Laboreiro.
dos. Se distinguen claramente en él una
serie de niveles aplanados que confieren al paisaje un rasgo de planitud que
EVOLUCIÓN DEL RELIEVE. UNA
contrasta con el encajamiento de los
HISTORIA DE MILLONES DE AÑOS
valles, que en sus tramos altos tiene
perfiles transversales en cuna o en artesa. El más elevado de estos niveles aparece entre los 1900 m y 2100 m y se
corresponde con el sector culminante
La mayor parte de las formas de
modelado que actualmente esculpen las
sierras gallegas son recientes, entendiendo por ello cuaternarias. Ello quiere
de la Serra Segundeira (Moncalvo 2044
decir que en todo caso no son más anti-
m), los picos de Trevinca (Pena Trevinca
guas de unos dos millones de años, y
2127 m, Pena Negra 2119 m, Pena
que realmente su edad puede ser inclu-
Survia 2112 m), parte oriental de la
so mucho más reciente, del orden de
Serra do Eixo (Maluro 1934 m) y extre-
decenas de miles o de miles de años tan
mo occidental de la Serra de La Cabrera
sólo. Este marco temporal tan estrecho
(Picón 2078 m, La Plana 2028 m, Faeda
indica que estas formas se deben a los
2021 m, Vizcodillo 2122 m). Por debajo,
procesos que se desarrollan sobre la
a veces conectado suavemente con el
superficie, llamados por ello procesos
anterior, aparece un nivel a 1700-1800
exógenos, por contraposición a los
m que configura la parte central de la
endógenos, responsables de los desni-
Serra Segundeira y la septentrional de
veles presentes en las áreas de monta-
la Serra Calva, ligeramente basculado
ña gallegas, y que tienen que ver con
hacia la vertiente gallega.
las fuerzas internas de la Tierra. En últi53
mo extremo el factor que controla esta
dinámica son las condiciones ambientales, pudiéndose reducir a las condiciones climáticas. Esto no significa que se
originasen a partir de condiciones
actualmente funcionales, ya que el
Cuaternario se caracteriza precisamente por la presencia de cambios climáticos profundos que se han manifestado
en periodos de frío intenso y periodos
más cortos relativamente cálidos. Estos
climas del pasado, o paleoclimas, han
Vista parcial del alveolo desarrollado sobre las granodiritas
de A Toxiza en el cual se instala la turbera de Veiga do
Tremoal.
generado unas paleoformas correlativas
–reelaboradas actualmente por otros
procesos- que son por lo tanto herencias de periodos morfogenéticos anteriores. Vemos pues que si la evolución
tectónica, que tiene que ver con la elevación de las sierras y el hundimiento
de las cuencas, se produjo a lo largo de
una escala temporal larga, que incluye
varios millones de años, la evolución de
las formas causada por los climas fríos
cuaternarios, que se refleja a escala de
valle o de ladera, se mide en decenas
54
años; por último, las microformas,
modeladas a escala decamétrica o
micrométrica tienen una edad que se
mide en cientos o en miles de años, y en
muchos casos son muy efímeras -y por
lo tanto muy recientes-. Pero a su vez los
hechos dejan una impronta en el territorio que tiene que ver no sólo con su
intensidad o duración, sino con su cercanía o lejanía temporal. Los hechos más
recientes nos resultan más nítidos, más
fáciles de reconocer sobre el paisaje.
de miles de años o a lo sumo en cientos
Comprendemos así que para estudiar
de miles de años. Podemos decir que
la génesis de los desniveles que origi-
cada escala tiene su ritmo. Las mega-
naron las sierras tenemos que trabajar
formas, originadas como resultado de
a una escala temporal de millones de
esfuerzos tectónicos y cuyo tamaño se
años. Inicialmente debemos situarnos
mide en decenas de kilómetros, tienen
en el Secundario final o principios del
edades de millones o decenas de millo-
Terciario, es decir hace unos 67 millo-
nes de años; las mesoformas, modela-
nes de años cuando, por lo que sabe-
das en general por debajo de la escala
mos, el espacio geográfico gallego se
kilométrica, tienen edades que se
caracterizaba por el predominio de la
miden en miles o en cientos de miles de
horizontalidad pero... ¿cuándo se produ-
ce la fase principal de elevación de las
sierras? En general se puede afirmar
que es en el Neógeno (segunda mitad
del Terciario, hace unos 25 millones de
años) cuando se produce la principal
fase de elevación. Sierras como las de
Ancares, Courel, O Cebreiro, y Oribio,
etc…, adquirirían su volumen actual a
partir del Mioceno, cuyo inicio se sitúa
en ese momento cronológico. A la vez
que se elevan las sierras se hunden las
Tramo final del valle glaciar de Burbia. La forma U originada
por el paso del hielo se conserva de manera nítida
cuencas sedimentarias, rellenándose de
los materiales que la erosión transporta
desde las sierras recién elevadas. Este
movimiento parece haberse transmitido
como
una
onda
de
norte
a
sur.
Supondría esto que las primeras sierras
Por otra lado, no es únicamente la
acción de las fuerzas internas de la
Tierra o el efecto de los paleoclimas los
únicos que operan sobre las formas. Un
en elevarse serían Xistral, Serra da
tercer factor sería el litológico, es decir,
Carba, Meira, y que hacia el sur le ele-
el tipo de substrato rocoso, lo que en las
vación sería más tardía, y por ende más
áreas de montaña gallegas se hace muy
intensa, dado el mayor desnivel alcan-
evidente. Por ejemplo, en las Serras
zado. Así el relieve anterior a esta fase,
Septentrionais, el macizo de A Toxiza,
caracterizado por la suavidad aunque no
dominado por los materiales graníticos,
por la total planitud, se dislocaría en
presenta un modelado característico
una serie de bloques prefigurados por la
que encadena formas exhumadas, es
red de fallas tardihercínica, una com-
decir desenterradas por la erosión, con
pleja estructura de fracturas que cubre
profundos alveolos de alteración. Su
todo el territorio gallego. Esta última
origen, como veremos, hay que buscarlo
explicaría la dirección predominante de
en la herencia de las condiciones paleo-
muchos valles, por ejemplo en el caso
climáticas del Terciario, en general
de Os Ancares. En un momento dado la
mucho más cálido que el Cuaternario,
red fluvial se iría encajando progresiva-
actuando sobre una litología propicia,
mente en el terreno a medida que este
las rocas graníticas. Este tipo de formas
ascendía. Esta red hidrográfica sería
aparecen en muchos otros lugares de
pues, por lo menos en parte, relativa-
Galicia, pero no son las únicas que nos
mente antigua.
hablan del papel diferenciado de los
55
distintos tipos de rocas. En el caso de
elevadas, no es menos cierto que estas
las áreas de montaña afectadas por gla-
formas aparecen en otros sectores mon-
ciarismo cuaternario se puede observar
tañosos gallegos, y que es sólo aquí
una gran diferencia entre los valles gla-
donde se desarrollan tan extensamente
ciares sobre substrato granítico, como
estas acumulaciones turbosas. Dentro
Piornedo o Porcarizas en la Serra dos
de un juego dialéctico complejo hay que
Ancares, o el valle de As Lamas, en la
suponer que las condiciones climáticas
Serra de Queixa, con formas más abier-
y paleoclimáticas existentes en las
tas,
y aquellos otros valles glaciares
Serras Septentrionais han favorecido en
donde domina el substrato metamórfico,
gran medida el desarrollo de estas
que en general presentan perfiles trans-
extensas coberturas turbosas ombróge-
versales más cerrados.
nas. En cambio en las Serras Orientais y
Meridionais la variedad es menor. Se
dan sólo turberas minerogénicas condi-
EVOLUCIÓN GEOMORFOLÓGICA
56
cionadas por la presencia de ambientes
Y TURBERAS
de encharcamiento, propiciados en
Tal y como ya se ha comentado en
general por la evolución geomorfológica
otros capítulos, las turberas más exten-
cuaternaria que tiene que ver con la
sas y variadas se encuentra en las
impronta del glaciarismo.
Serras Septentrionais. Aquí están pre-
En las partes más elevadas de las
sentes turberas de cobertor, de ladera,
Serras Orientais y Meridionais, y por
de escalón, elevadas, de alveolo, de
ende las más frías y húmedas, abundan
valle, etc…, desarrolladas a expensas
las áreas sobreexcavadas ahondadas
de unas condiciones topográficas muy
por el paso de los hielos, donde la eva-
favorables y en virtud de unas condicio-
cuación del agua se ve dificultada, pero
nes climáticas idóneas. Porque si es
en las que además frecuentemente se
cierto que la abundancia de superficies
obturan sus derrames por morrenas
horizontales a diferentes altitudes es el
frontales depositadas durante el retro-
marco propicio para el desarrollo de las
ceso de los glaciares. Esto facilita el
turberas de cobertor, y que la presencia
encharcamiento y la formación de áreas
de alveolos de alteración en el sector
lacustres que en muchos casos han
granítico de A Toxiza o de tramos de
dado paso a la formación de turberas,
valle de perfil longitudinal suave, como
como es el caso, por ejemplo, de la
en el caso del valle del Eume, facilita la
Lagoa da Lucenza en O Courel, o la Poza
presencia de turberas minerotróficas y
de Lagoa Maior, en los Montes de O
Superficies aplanadas de origen periglaciar (campos de bloques) en la zona de Borralleiras do Lago
e Illós das Pedras, hoy ocpuadas por un extenso macrotopo de turbera de cobertor (fotografía aérea
del año 1984) .En la parte inferior derecha se aprecia una explotación industrial de turba.
Cebreiro. Por último, en las Serras
necesario que se verifique un balance
Litorais, tales como la Serra da Groba u
neto positivo a favor de la acumulación
O Barbanza encontramos otros ecosiste-
de materia orgánica frente a su degra-
mas turbosos cuya génesis hay que
dación. Esto ocurre siempre que la des-
relacionar con la horizontalidad de las
composición de la materia orgánica se
superficies de cumbre unido a la pre-
vea dificultada. Las causas principales
sencia de alveolos graníticos como for-
son de orden climático y geomorfológi-
mas propicias para el disparo de la
co. Entre los primeros temperaturas
terrestrización, pero en todo caso su
bajas, que reducen la actividad micro-
significación es mucho menor en com-
biana, y un buen aporte de humedad,
paración con las hasta ahora comenta-
que tiene el mismo efecto al elevar el
das.
nivel freático originando un ambiente
¿Porqué esta diversidad? Para que se
anaerobio y reductor, poco propicio para
produzca la acumulación de turba es
la descomposición de la materia vege57
tal; entre los segundos, la presencia de
hielo intersticial. A la génesis de estos
una capa freática alta todo o la mayor
depósitos coadyuva sin duda el tipo de
parte del año es propiciada por la pre-
substrato cuarcitas muy diaclasadas y
sencia de sectores cóncavos sobre el
fracturadas, y además muy propensas a
terreno y de origen diverso, todo ello
la disgregación y producción de partícu-
junto a la existencia de un substrato
las finas, al sufrir procesos de gelifrac-
basal que impide o limita el drenaje y
ción durante los momentos más fríos
con frecuencia pobre en nutrientes.
del Pleistoceno reciente. Por otra parte,
Serras
se trata de un substrato muy pobre en
Septentrionais el gradiente térmico ver-
nutrientes, lo que unido a la gran hume-
tical, como en otras sierras gallegas,
dad ambiental propia de estas sierras
origina un importante descenso de las
origina la presencia de turberas de
temperaturas medias con respecto a las
cobertor sobre las áreas cimeras de la
presentes a nivel del mar. Por otra
sierra, como por ejemplo se dan en
parte, desde el punto de vista geomor-
Chao de Lamoso, que lateralmente
fológico tememos dos grandes conjun-
pasan a turberas de ladera o turberas
tos de formas:
en escalón, a favor de rellanos situados
En
■
el
caso
de
las
En las áreas más elevadas, y a
favor de una litología casi exclusivamente cuarcítica, encontramos extensas superficies planas, heredadas de la
evolución
geomorfológica
terciaria,
sobre las que se han desarrollado depósitos de origen periglaciar, ligados a las
etapas frías del Cuaternario. Estos
58
a diferentes altitudes. Por lo tanto, a los
condicionantes marcados por un peculiar conjunto de formas heredadas, se
une el efecto de los climas fríos del cuaternario final y una peculiar situación
geográfica, de gran exposición a vientos
marinos cargados de humedad.
■
Otros tipos de turberas que encon-
materiales, presentes a partir de los
tramos en Xistral son las minerogénicas
600 m de altitud, y dispuestos a modo
(ya sean las elevadas o las minerotrófi-
de campos de bloques muy ricos en
cas en sentido amplio). Se desarrollan
matriz fina, favorecen la acumulación
básicamente sobre dos tipos de superfi-
del agua al limitar su infiltración. Se
cies cóncavas, que desde el punto de
originaran a partir de afloramientos
vista geomorfológico tienen origenes
rocosos subhorizontales o, en general,
diversos. Un primer tipo son los alveo-
de pendiente escasa, sobre los que
los de alteración sobre subtrato graníti-
actúa un ambiente en el que predominó
co, en el macizo de A Toxiza. El análisis
la macrogelifracción y la presencia de
de los sedimentos contenidos en las
Vista del circo glaciar del Lanza (1867 m, el fondo del circo se sitúa aproximadamente a unos 1600 m de altitud), sector conocido como Meixón Vella, en la cabecera del valle de Piornedo. El contraste estacional se verifica en un cambio sustancial de las
condiciones ambientales.
cuencas terciarias de Galicia (Terra Cha,
los materiales móviles como arcillas,
Sarria, Monforte, Quiroga, Maceda,
arenas y gravas, originará la aparición
Monterrei, etc…), permite corroborar
en superficie de las formas graníticas
que durante el Terciario predominaron
de exhumación a partir del afloramiento
las condiciones climáticas de tipo tropi-
de esta topografía enterrada. Puede tra-
cal favorecedoras de la meteorización
tarse de formas convexas o en resalte,
de las rocas y de la génesis de profun-
como bolos, tors, castle kopje y domos,
das capas de alteración. El frente de
o formas cóncavas o incididas, como los
alteración, es decir, el contacto entre el
alvéolos de alteración, y
substrato rocoso no alterado y el alterado no es una línea recta, sino que se
ondula siguiendo la alterabilidad de la
roca, que puede estar condicionada por
cambios en las proporciones de los
componentes de la roca o en la diaclasación y fracturación de la misma.
Puede estar sumergido bajo metros, a
veces decenas de metros, de saprolita o
roca alterada. La eliminación de la esta
su escala
varía entre unos pocos metros cuadrados a varias hectáreas de superficie. Su
configuración en forma de cubeta con
predominio de la horizontalidad, generalmente de planta circular o elíptica,
junto a la dificultad de drenaje, las convierte en áreas idóneas para la génesis
de humedales y, eventualmente, la proliferación de turberas.
capa de alteración durante las fases
El otro ámbito donde se dan las tur-
erosivas que se sucederán a lo largo del
beras minerotróficas en Xistral es el
Cuaternario, es decir la evacuación de
fondo de valles que han sido colmata59
1
2
3
4
5
Diferentes ejemplos de áreas aturberadas en sectores afectados por el glaciarismo pleistoceno: 1. Superficie aplanada y sobreexcavación en posición de interfluvio, cerrada por morrenas, cerca de Barxacova (valle del Bibei, Ourense-Zamora). 2. Pequeña
turbera sobre un área de sobreexcavación glaciar cerrada por morrenas en la cabecera del valle de Porcarizas (Os Ancares). 3.
Sucesivos cierres morrénicos que indujeron la formación de una turbera, similar a los casos anteriores, en el sector de Os
Froixos, cabecera del valle de Ancares (Os Ancares). 4. Poza da Lagoa Maior, humedal en los Montes de O Cebreiro (en invierno aflora el nivel freático en superficie, pero en verano se seca totalmente). 5. Superficie superior aplanada en la Serra de
Queixa; sobre ella, y a partir de la presencia de abundantes restos morrénicos, se forman pequeñas áreas turbosas.
60
dos por depósitos fluviales y/o glacia-
que decir tiene que en muchos casos la
res. En esta sierra es frecuente la pre-
conjunción de las formas glaciares con
sencia de valles disimétricos, en los que
unas condiciones climáticas propicias,
las vertientes orientadas al E y NE tie-
ha favorecido la aparición de humeda-
nen una pendiente muy abrupta, mien-
les y turberas en diferentes puntos de
tras que en las laderas de solana la
aquellas sierras gallegas que fueron
pendiente es mucho más suave. Ésta
afectadas por el glaciarismo pleistoce-
disimetría es una herencia de las gla-
no. Básicamente se originaron por la
ciaciones pleistocenas, y provoca una
presencia de áreas de sobreexcavación
circulación disimétrica de los cauces
glaciar, cuyo drenaje ya de por si difi-
fluviales, que en muchos casos deben
cultoso se pudo ver obstaculizado más,
superar además desagües angostos. Se
como ya comentamos, por la presencia
originan así áreas hidromorfas que, en
de obturaciones morrénicas. En algunos
algunos casos, han sido ocupadas por
casos esta dificultad se manifiesta por
turberas, como es el caso de la cabece-
la presencia actual de pequeños lagos
ra del río Eume (turbera de Veiga do
de origen glaciar. Es el caso del Lago
Rial).
del Cuiña en Ancares,
Pero el efecto de los climas fríos
cuaternarios, con ser importantes, no se
situado en el
fondo de un pequeño circo y cerrado a
su vez por una morrena.
limita a las manifestaciones que encon-
¿Dónde encontramos estas formas?
tramos en Xistral. Las áreas de montaña
Asociados a los tramos de cabecera de
gallegas en general, y las sierras orien-
los valles glaciares de las Serras
tales
y meridionales en especial, se
Orientais y Meridionais se encuentran
han visto afectadas durante por lo
muchos circos glaciares. En aquellas
menos el tramo final del Cuaternario, el
áreas en las que el modelado glaciar dió
período comprendido en el Pleistoceno
lugar a la formación de pequeñas cube-
reciente, por los efectos de los ciclos
tas de sobreexcavación –a veces obtu-
glaciares, generándose en sus partes
radas por morrenas frontales-, y unido a
más elevadas todo un conjunto de for-
unas adversas condiciones microclimá-
mas de erosión características, tales
ticas generadas por la altitud y exposi-
como valles glaciares con sus caracte-
ción -temperaturas bajas y elevado
rísticos perfiles en U o “en cuna”, circos
aporte de humedad-, se han desarrolla-
glaciares, superficies pulidas por los
do acumulaciones turbosas; aunque en
hielos, o morrenas si nos referimos tam-
muchos casos el proceso dista de estar
bién a las formas de acumulación. Ni
completado, por lo que en realidad
61
algunos de estos sectores funcionan
plazamiento a lo largo de un valle, un
actualmente como humedales que en la
glaciar activo va delimitando una zona
estación estival se desecan. Es el caso
de contacto entre la pared lateral del
de Poza da Lagoa Maior, en los Montes
valle y el propio hielo glaciar. Esta zona
de O Cebreiro, o la Lagoa da Lucenza en
está marcada por la presencia de mate-
Courel. Como ya dijimos, en otros casos
riales sedimentarios que el glaciar
funcionan como lagos permanentes, sin
arrastra. Esta amalgama de hielo y sedi-
llegar a desecarse, como el Lago del
mentos es la responsable de la deposi-
Cuiña. Pero en algunos puntos encon-
ción de las morrenas laterales cuando
tramos verdaderas turberas, como se
el hielo glaciar retrocede. Si el contacto
puede ver en el fondo del circo glaciar
entre el nivel del hielo y lecho rocoso
del Lanza, en el valle de Piornedo. Las
lateral coincide con un ensanchamiento,
áreas sobreexcavadas pueden tener
dimensiones muy variables, desde unos
pocos metros hasta ocupar todo el
fondo de ciertos circos glaciares. En su
interior es frecuente encontrar importantes acumulaciones de depósitos
periglaciares, del tipo canchal, morrena
de nevero o glaciar rocoso, formados
con posterioridad a la desaparición de
los hielos.
62
por ejemplo por la presencia de un valle
lateral colgado que carece de glaciar, o
por un collado que une dos valles, se
puede generar un área de represamiento de agua que tiende a colmatarse y
que puede subsistir incluso después de
retirado el hielo, a través de la persistencia de la morrena lateral que actúa
de barrera. Se forman así las áreas de
obturación lateral, siendo un ejemplo de
este proceso el caso de la llamada
Por último, entre las áreas turbosas
Braña de Lamela, localizada en el colla-
propiciadas por la morfogénesis glaciar
do que une los valles de Balongo y
también se encuentran las originadas
Teixera, en la vertiente oriental de la
por obturaciones laterales. En su des-
Serra de Ancares (Figura 4.2).
63
Figura 4.2. Vista general (fotografía del centro) de la turbera de Braña de Lamela, en el valle de Balongo (Os Ancares). En los esquemas se representa la evolución pleistocena-holocena de este sector: A. Máximo avance glaciar, el collado de transfluencia es activo y está totalmente ocupado por el hielo glaciar, que fluye hacia el vecino valle
de Teixeira. B. Fase de estabilización post-máximo, el collado de difluencia sigue siendo activo, aunque el espesor del hielo es menor. C. El glaciar abandona el collado, originándose una morrena lateral que cierra un pequeño lago. D. Con el retroceso definitvo de los hielos glaciares el lago se colmata progresivamente, evolucionando hacia
una turbera minerotrófica.
CAPÍTULO 5
F. Castillo Rodríguez
EL CLIMA DE LAS ÁREAS DE
TURBERA DE GALICIA
INTRODUCCIÓN
Las cadenas montañosas galaicas intervienen activamente
en la modulación climática a meso y microescala
En Galicia se dan cita las componen-
ca sobre nuestra Comunidad. Es decir,
tes climáticas templada y subtropical.
no sólo aludimos al juego dialéctico,
La primera explicaría los rasgos domi-
que en nuestro escenario sinóptico se
nantes de su temperie, es decir, la
establece entre las depresiones atlánti-
abundancia de precipitaciones, la tem-
cas, propias de la componente templa-
planza en los valores térmicos, los ele-
da, y los anticiclones subtropicales;
vados índices de humedad y sus esca-
sino que también, contemplamos, desde
sas amplitudes térmicas, entre otros.
planteamientos sistémicos, el esencial
Mientras que la componente subtropi-
papel que juegan las interacciones
cal, nos permite entender la estaciona-
entre la atmosfera, las formas del relie-
lidad en el reparto pluviométrico o el
ve, la biosfera y el océano.
déficit hídrico durante los meses estiva-
A una escala temporal corta, las
les en algunas áreas gallegas. Con el
interacciones entre la atmósfera y la
término "componente" queremos sinte-
superficie
tizar todos los factores que concurren a
mecanismo fundamental para la para-
la hora de explicar la expresión climáti-
metrización de los procesos que tienen
terrestre
constituyen
un
65
lugar a mesoescala en nuestro territo-
Las turberas de montaña precisan
rio. A modo de muestra, baste recordar
para su existencia y perdurabilidad de
los efectos de la inclinación del terreno
unas exigentes condiciones termohigro-
en los balances locales de radiación, el
métricas. En Galicia se localizan en las
albedo de las distintas superficies, los
sierras
flujos de aire inducidos térmicamente
Cadramón, Buio), en las sierras orienta-
en los valles, las inversiones térmicas o
les (Ancares, Courel) y surorientales
la turbulencia mecánica en las capas
(Manzaneda, Trevinca) y en otros encla-
bajas de la troposfera en función del
ves como las sierras litorales de O
tamaño y la disposición de las formas
Barbanza o A Grova, el conjunto de la
de nuestro relieve. Aunque, probable-
dorsal o sierras centro occidentales o la
mente, los ejemplos que mejor expresan
Serra do Xures. En todos ellos, la pre-
la importancia de tales interacciones
sencia de tales ecosistemas responde,
sean las transformaciones adiabáticas
en primera instancia, a la abundancia
de las masas de aire a lo largo de las
de precipitaciones. Aunque, sin duda, el
ascensiones forzadas por los obstáculos
tipo de turberas representado y la clave
montañosos, y las deformaciones de los
frentes. Estos últimos procesos, consiguen, por una parte, incrementar el
potencial pluviométrico de los sistemas
nubosos y, por otra, controlar, el reparto
de las precipitaciones, estableciendo
áreas de máxima captación de lluvias óptimos pluviométricos- y sectores de
“sombra pluviométrica”, asociados a
vertientes de sotavento respecto a los
flujos húmedos de poniente. Y desde
estos postulados metodológicos que se
sustentan en la concepción del clima
como un sistema, podemos dar respuesta a la existencia de ecosistemas tan
singulares como las turberas ombrotróficas
de
cobertor
en
las
Serras
Septentrionais gallegas así como a la
distribución de otros complejos turbófilos en el noroeste peninsular.
66
septentrionales
(Xistral,
de su pervivencia estriba en la tendencia del reparto temporal de las lluvias,
es decir la estacionalidad pluviométrica, que influye en el balance hídrico de
estos humedales. Dada su importancia
en la configuración de las turberas,
comenzaremos este capítulo analizando
los rasgos que definen a la precipitación en Galicia. A continuación, nos
detendremos
en
las
interacciones
atmósfera-formas del relieve y en la
capacidad de modular las condiciones
climáticas a mesoescala de los conjuntos orográficos. Finalmente, repasaremos los distintos escenarios en los que
existen estos tipos de humedales, destacando los factores climáticos que los
mantienen.
Figura 5.1. Distribución espacial de la
precipitación anual acumulada en
Galicia (Fuente: Atlas Climático de
Galicia. A. Martínez Cortizas y
A.Pérez Alberti (coords), 1999)
<600
800
1000
1200
1400
1600
1800
LA PRECIPITACIÓN.
Señalábamos en la introducción que
la clave de la pervivencia de las turberas en determinados escenarios montañosos de Galicia radica en los abundantes aportes hídricos. Los hidrometeoros,
2000
>2000
res normalizados oscilan entre mínimos
próximos a los 500-600 mm en el valle
del Miño-Sil y los 1.800-2.000 mm en
las sierras litorales (O Barbanza, A
Grova) y la Dorsal Gallega (Suido,
Testeiro, Faro de Avión). El período de
mayor abundancia de precipitaciones se
lluvia, nieve y la denominada precipita-
localiza a finales de otoño- principios
ción horizontal o criptoprecipitación,
del solsticio de invierno, en el trimestre
garantizan en las áreas de montaña
noviembre-diciembre-enero,
gallegas tales aportes.
máximo mensual mal localizado, de
La precipitación anual ponderada de
con
un
noviembre o de diciembre.
Galicia es de 1180 mm, si bien los valo67
Distribución espacial de los
las diferencias mayores bajo circulacio-
aportes pluviométricos
nes del oeste; mientras que en verano,
La distribución espacial de la precipi-
estas diferencias se vuelven más acusa-
tación es bastante compleja (Figura 5.1).
das, siendo la intensidad entre 2 y 30
La cuarta parte del territorio gallego
veces mayor en la costa que en el inte-
presenta medias anuales que no supe-
rior. De nuevo, el contraste es particu-
ran los 1.000 mm, mientras que en un
larmente grande bajo situaciones cicló-
5% de la superficie de Galicia la preci-
nicas del suroeste.
pitación es superior a los 1.600 mm y
tan sólo en un 2% inferior a los 600 mm.
La clase dominante es la de los 1.0001.200 mm con cerca del 30% del territorio.
En el norte la frecuencia de la lluvia
es mayor que en el sur de Galicia, pero
cuando ésta se produce en la zona meridional, lo hace con mayor intensidad. En
el invierno, en lo sectores meridionales
costeros llueve con una intensidad 1.3 a
3 veces superior que en los septentrio-
68
La estacionalidad pluviométrica
Las turberas de cobertor son turberas
pluviales que se desarrollan esencialmente a partir de agua de lluvia y del
destacable aporte de la criptoprecipitación. En Europa
sólo se encuentran
ejemplos en la región Eurosiberiana, en
territorios fríos y de elevada pluviosidad
con un reparto homogéneo a lo largo del
año. En Galicia los ejemplos de tales
nales; tan sólo en algunas situaciones
humedales se encuentran por encima de
circulatorias, mayoritariamente antici-
los 500-600 metros de altitud en el con-
clónicas, la precipitación recogida en el
junto de las sierras septentrionales.
norte es sensiblemente superior a la del
Precisamente, en este escenario se dan
suroeste de Galicia. En verano, la situa-
las condiciones necesarias para su per-
ción es mucho más contrastada, pues
vivencia, en especial, el bajo índice de
disminuye notablemente la frecuencia
estacionalidad pluviométrica (IE).
en el sur y la intensidad de la precipita-
Los valores medios del IE para
ción sigue superando la alcanzada en el
Galicia oscilan entre los 0.23 y 0.39. En
norte bajo circulaciones ciclónicas,
el mapa de estacionalidad (Figura 5.2)
excepcionales en el verano.
se observa una clara distribución zonal,
Pero más extremas son las diferen-
la cual está relacionada con el balance
cias entre la costa y el interior. En
entre las componentes climáticas sub-
invierno, en Pontevedra llueve entre 1.3
tropical y templada que citábamos en el
y 8 veces más que en Ourense, siendo
apartado introductorio. Así, la estacio-
Figura 5.2. Distribución espacial de
los índices de estacionalidad pluviométrica en Galicia. Grado de estacionalidad:
1. muy baja
2. baja
3. moderada
4. fuerte
5. muy fuerte.
(Fuente: Atlas Climático de Galicia.
A. Martínez Cortizas y A.Pérez Alberti
(coords), 1999)
nalidad aumenta de norte a sur, siendo
generalizada es que la estacionalidad
tan sólo interrumpido dicho gradiente
aumenta al hacerlo la precipitación
por las barreras orográficas. Preci-
anual. Esto se debe al aumento de los
samente, los bajos índices que se regis-
aportes durante la estación húmeda,
tran en las montañas septentrionales
acompañada por la disminución, más o
gallegas están en consonancia con el
menos marcada, pero siempre presente,
extenso desarrollo de complejos turbófi-
de la precipitación estival. Este incre-
los y los índices más elevados en otros
escenarios, como veremos, justifican la
necesidad de unas idóneas condiciones
topográficas para que las turberas puedan desarrollarse -áreas inundadas de
forma temporal o permanente-.
mento del aporte hídrico en los meses
de otoño-invierno responde a episodios
encadenados de situaciones inestables
vinculadas a una circulación zonal o
subzonal que aproximan a nuestras costas sistemas perturbados atlánticos de
elevada capacidad pluviométrica. Esta
Un análisis de la evolución pluviomé-
situación expansiva del vórtice circum-
trica anual indica que la situación más
polar, es decir, con valores bajos del
69
70
índice NAO (North Atlantic Oscillation),
to simultáneo de las lluvias de invierno,
es especialmente eficaz en el aumento
primavera y otoño sin que el verano -de
del IE en las áreas del norte de nuestra
por sí de muy baja aportación- refleje
comunidad, con la particularidad de que
variaciones importantes. Si los aportes
la mayoría de los años la estacionalidad
de otoño e invierno están explicados por
es de débil a muy débil.
los dispositivos descritos con anteriori-
En otras áreas de montaña en las que
dad, los de primavera responden, en
se encuentran ejemplos de turberas, no
estas áreas, a varios factores: en primer
se detecta ese claro aumento de la
lugar, un aumento de fenómenos tor-
media anual entre los años de estacio-
mentosos de carácter generalizado (bajo
nalidad débil y moderada, manifestán-
situaciones de embolsamientos fríos en
dose tan sólo a partir de la estacionali-
altura); en segundo término, al aporte
dad fuerte (esto sucede en buena parte
derivado de tormentas convectivas de
de las estaciones de la provincia de
origen local favorecidas por condiciones
Pontevedra). Este hecho podría depen-
termodinámicas y por las singulares
der, además, de un segundo grupo de
características de la orografía.
mecanismos de fuerte capacidad pluvio-
Las montañas cumplen un importan-
métrica, asociados a circulaciones en
te papel biogeográfico puesto que son
meandro o de bloqueo de elevada ines-
capaces de modular las condiciones cli-
tabilidad y responsables del incremento
máticas a mesoescala. La diversidad de
sustancial de los volúmenes de precipi-
ecosistemas que pueden diferenciarse a
tación en el período otoño-invierno, con-
lo largo de sus vertientes tienen como
tribuyendo al aumento de la estacionali-
principal factor de diferenciación a la
dad, ya que en estas zonas del sur de
altitud y, con ella, la variación de las
Galicia la caída en los registros de lluvia
condiciones climáticas a escalas inter-
estival está garantizada.
medias y de detalle. La disminución de
En general, las precipitaciones de
la presión atmosférica con la altitud
primavera se mantienen sin cambios
lleva asociada un descenso de la tem-
notables con el aumento de la estacio-
peratura prácticamente constante a lo
nalidad, salvo en determinadas
áreas
largo de la capa límite de la atmósfera.
de las montañas orientales y a partir de
Otra propiedad que va adquiriendo el
altitudes superiores a los 900-1000 m.
ambiente con la altitud es el aumento
En estas zonas el aumento de la esta-
de la intensidad de la radiación solar
cionalidad y de los volúmenes medios
debido al menor espesor de filtro
de precipitación se debe a un incremen-
atmosférico
que
ha
de
atravesar.
Durante las horas de máxima insolación
sentido de circulación se verá obligada
las laderas de montaña alcanzan tempe-
a remontarlo - salvo en el caso de un
raturas elevadas que contrastan con los
alto grado de estabilidad de la masa
bruscos descensos nocturnos. Esto se
aérea que le llevaría a acumularse con-
traduce en una acusada oscilación tér-
tra el obstáculo- y a partir
mica y en el establecimiento de inten-
ascenso forzado se desencadenarán
sos gradientes que suelen estar en el
variados procesos físicos en función
origen de los vientos locales. Otro fac-
del contenido hídrico, de las caracterís-
tor de diferenciación, no menos impor-
ticas termodinámicas -grado de estabi-
tante, es la orientación de las vertientes
lidad/inestabilidad- del conjunto aéreo
norte-sur, es decir, las laderas de
y, obviamente, del desnivel que haya de
umbría y solana que establecen unas
superar. Cuando se dan las condiciones
condiciones climáticas que, en muchos
favorables, es decir, que la masa de aire
casos, propicia la existencia de forma-
presente una fuerte inestabilidad y un
ciones vegetales distintas en función de
los contrastados ambientes higrotérmicos entre unas y otras.
de este
alto contenido hídrico, el enfriamiento
adiabático propiciado por el ascenso
puede provocar que se rebase fácilmente el nivel de condensación y, por tanto,
que aparezcan nubes y, muy probable-
La componente orográfica de la
precipitación
mente, que precipite.
Además, no
podemos olvidar que los sistemas nubosos que nos visitan regularmente vienen
El efecto que más nos interesa aquí
de realizar un prolongado recorrido por
es el que atañe al control que ejercen
el océano, que a efectos dinámicos se
los conjuntos orográficos en la distribu-
comporta como una superficie plana, de
ción
de la precipitación, la llamada
manera que al alcanzar la Península, los
"componente orográfica de la precipita-
relieves gallegos se erigen en los pri-
ción". Los efectos pluviométricos de la
meros obstáculos que habrán de supe-
orografía dependen, en primera instan-
rar estas masas de aire que, por lo
cia, de su orientación respecto a los
general, poseen una carga de humedad
flujos responsables de los mayores
elevada. A nivel genérico, los distintos
aportes hídricos en Galicia, a saber, los
tipos de frentes tienen un comporta-
del tercer y cuarto cuadrante. Cualquier
miento diferente respecto a los obstá-
masa aérea arribada a nuestras latitu-
culos orográficos. En el caso de los
des que acometa en su recorrido un
frentes cálidos, si la superficie frontal
conjunto montañoso perpendicular a su
tiene una pendiente más pequeña que
71
la falda de la montaña, llegan a poner-
de las nubes que suben por las laderas
se en contacto con la cresta, sufren un
montañosas empujadas por el viento.
brusco frenazo, al mismo tiempo que
Los pluviómetros no registran en este
una cuña de aire frío resulta aprisiona-
caso precipitación alguna y sin embar-
da entre dicha superficie y la montaña.
go, las partes aéreas de la vegetación
A partir de este momento los frentes
aparecen empapadas de agua. Esta es
cálidos avanzan
muy lentamente, la
conducida por escorrentía hacia el
pendiente de la superficie frontal crece
suelo, que dispone de una gran reserva
y el aire cálido se ve obligado a subir
hídrica.
más enérgicamente, de donde resulta
favorecida la desestabilización y el
correspondiente desarrollo de la nubosidad y de la precipitación. Por su parte,
EL CLIMA DE LAS ÁREAS DE
MONTAÑA
los frentes fríos que son los más fre-
La montaña en Galicia comprende un
cuentes en nuestro territorio (CASTILLO &
territorio heterogéneo en el que puede
PÉREZ ALBERTi, 1993) nos ofrecen unas
observarse una sucesión irregular de
manifestaciones más violentas. El aire
sierras y llanuras, pero donde la vertica-
del sector cálido se encuentra compri-
lidad del paisaje domina claramente
mido entre la cordillera y la superficie
frente a la horizontalidad (PÉREZ ALBERTI,
frontal, y sufre un ascenso forzado; la
1993). Podemos distinguir cuatro gran-
situación es parecida a una oclusión
des unidades -sierras septentrionales,
activa; los fenómenos típicos del frente
sierras centro occidentales, orientales y
frío (chubascos intensos, caída baromé-
surorientales- que han mantenido y
trica brusca, viento racheado, etc...) se
mantienen rasgos biogeográficos comu-
exageran.
nes y diferenciadores como respuesta a
los cambios ambientales a que ha estado sometido el noroeste ibérico.
Los gradientes pluviométricos
El papel decisivo del relieve, nos permite hablar de la existencia de sectores
72
Las Serras Septentrionais
de gradientes pluviométricos. El ascen-
El núcleo central de estas sierras
so de masas de aire húmedo a barlo-
está formado por la Serra do Xistral con
vento puede dar lugar también a proce-
varias cumbres que superan los mil
sos de precipitación horizontal. Este
metros. Constituyen el mejor exponente
fenómeno consiste en la interceptación
de los ambientes húmedo-frescos en el
por la vegetación de las gotitas de agua
norte de Lugo, marcando un acusado
gradiente ombrotérmico desde la costa
te provoca una potenciación de los
hasta los sectores culminantes de las
aportes pluviométricos en el período
sierras, lo que explicaría los importan-
lluvioso (otoño-invierno). En sus laderas
tes cambios biogeográficos y de ocupa-
expuestas a dichos flujos se establece
ción del territorio que se distinguen en
un gradiente próximo a los 100 mm por
ellas. En el sector comprendido entre
cada 100 metros de altitud.
las estribaciones de las citadas sierras
y la costa aparecen confinados los
dominios ombrotérmicos subhúmedocálido y seco-cálido. El primero con
unas precipitaciones comprendidas en
el intervalo 1000-1200 mm y temperaturas por encima de los 14 ºC, mientras
que en el segundo las lluvias descienden hasta los 800-1000 mm, manteniéndose las temperaturas medias por encima de los catorce grados. Frente a estos
ambientes costeros, en las cumbres, en
donde aparecen las turberas de cobertor, las precipitaciones se sitúan entre
Bajo las situaciones de componente
norte, nordeste, incluso bajo condiciones de estabilidad anticiclónica, estos
relieves permiten que los flujos norteños de procedencia oceánica acumulen
nubosidad en las vertientes de barlovento a partir de un determinado umbral
altitudinal. Este efecto resulta especialmente importante en los meses de primavera (aumenta la frecuencia de dispositivos meridianos de circulación) y,
sobre todo, en el verano, en donde la
estabilidad anticiclónica suele generar
los 1400-1800 mm y los valores medios
entradas de aire superficial del primer y
de temperatura son sensiblemente infe-
segundo cuadrante que permiten el des-
riores, oscilando entre los 8-12 ºC. Estas
arrollo de nubes de estancamiento.
cifras determinan un ambiente ombro-
Estas, junto con los fenómenos de nie-
térmico que definimos como “fresco y
blas de irradiación, colaboran de mane-
muy húmedo”. Las sierras septentriona-
ra intensa en incrementar los aportes
les juegan, por tanto, un papel principal
hídricos, precisamente, en la época del
en la caracterización climática de las
año en la que se concentra el déficit
tierras del norte lucense. Su influencia
hídrico. Este fenómeno recibe la suge-
se deja sentir, bien como intensificado-
rente denominación de “lluvias ocul-
ras de la precipitación en las laderas de
tas”, entendiendo por tales aquellas no
barlovento, bien como pantalla protec-
recogidas en los pluviómetros -nieblas,
tora a sotavento de los flujos de compo-
rocío- y que juegan, sin duda, un desta-
nente sur-suroeste. La interacción de
cado
este conjunto serrano con los sistemas
humedales turbófilos e higroturbófilos
perturbados del tercer y cuarto cuadran-
en estas sierras. Sería interesante aco-
papel
en el desarrollo de los
73
Figura 5.3. Regimenes ombrotérmicos de Galicia (Fuente:
Atlas Climático de Galicia. A. Martínez Cortizas y A.Pérez
Alberti (coords), 1999). Los números hacen referencia a los
principales sistemas montañosos con turberas: Serras
Septentrionais, 1 (Xistral, Cadramón, A Toxiza); Serras
Orientais, 2 (Os Ancares, O Caurel); Serras Sudorientais (3,
Trevinca; 4, Manzaneda e Invernadoiro); Serras Meridionais, 5
(Xures); sierras de la Dorsal Galaica, 6 (Faro de Avión,
Testeiro); Serras Litorais (7, O Barbanza, 8 Serras do Argallo y
O Galiñeiro).
74
meter estudios que permitan cuantificar
metría y fuerte humedad, con tempera-
el alcance de tales aportes y, conse-
turas medias anuales bajas o bien en
cuentemente, su papel en la pervivencia
fondos de valle de escaso drenaje. En
de las citadas turberas.
ambos casos, parece haber jugado un
papel primordial la acción remodeladora
del paisaje por el hielo, redistribuyendo
Las Serras Orientais
los materiales de forma que se estimuló
El sector oriental del espacio geográfico gallego está caracterizado por la
existencia de un paredón de sierras formado por una serie de alineaciones
montañosas que llegan a superar localmente los 1500-1900 metros de altitud.
En ellas no existe una dirección predominante, aunque todas las estribaciones constituyen un nexo con el resto de
la Cordillera Cantábrica, configurando
una barrera biogeográfica entre éstas y
la Galicia interior (Terra Chá, Depresión
Sarria-Lemos). El tránsito hacía tales
zonas interiores se realiza por medio de
altas tierras o pequeñas sierras y depresiones tectónicas. Las condiciones climáticas generales de las
montañas
orientales gallegas están influenciadas
fundamentalmente por la altitud de sus
relieves y la posición interior que ocupan dentro del territorio. Este conjunto
orográfico constituye un área de contacto y a la vez frontera biogeográfica
la
paludificación
del
territorio
(PONTEVEDRA POMBAL et al., 1996a).
El rigor de las temperaturas propicia
que las heladas intensas sean frecuentes durante buena parte del año.
Durante el invierno, las precipitaciones
pueden comenzar a producirse en forma
de nieve a partir de finales del mes de
septiembre, aunque su persistencia no
suele confirmarse hasta mediados del
mes de noviembre. Estas lluvias de
otoño-invierno responden a los mecanismos circulatorios señalados para el
conjunto del territorio gallego, si bien,
las sucesivas descargas sufridas hasta
alcanzar estas tierras orientales hacen
que los volúmenes anuales de precipitación superiores, por ejemplo a los
1800mm, que en la dorsal se alcanza
por encima de los 600-700 m, aquí sólo
puedan recogerse a altitudes por encima de los 1.500 m
entre el mundo eurosiberiano y medite-
En estas sierras las precipitaciones
rráneo. En él se dibuja el límite surocci-
derivadas de fenómenos tormentosos,
dental europeo de distribución natural y
en especial en verano, son considera-
regular de las turberas de montaña.
bles y palían eficazmente la falta de llu-
Éstas se disponen a elevada altitud,
vias frontales que caracterizan el estío.
asociadas a condiciones de alta pluvio-
Sería necesario abordar un estudio rigu75
roso sobre las tormentas -frecuencia,
tran en el tercio suroriental de Galicia
intensidad,
mecanismos
suelen tener su origen en las regiones
Del
mismo
limítrofes castellano-leonesas. Una vez
modo, sería igualmente útil conocer en
traspasadas las fronteras montañosas
profundidad el fenómeno de las nieblas
las tormentas comienzan a disiparse en
de valle y las inversiones térmicas tan
la mayoría de los casos.
duración,
intensificadores,
etc...-
cotidianas en estas tierras. Ambos
fenómenos tienen un interés que trasciende a la mera erudición climática,
debido a sus implicaciones biológicas y
económicas. Las situaciones sinópticas
que propician con mayor frecuencia las
tormentas en Galicia durante la estación veraniega se caracterizan por la
presencia de una baja térmica bien instalada sobre la Península y en altura un
resultados del índice de estacionalidad
(I.E.) registrados en las estaciones de
las sierras orientales y en las septentrionales. En las primeras, la frecuencia
de años con estacionalidad fuerte se
aproxima al 30%, mientras que en los
relieves del norte lucense a penas si se
supera el 15%.
con
En las áreas más elevadas de las sie-
relación a la existencia de una vaguada
rras de Ancares y Courel se encuentran
poco marcada. En las situaciones de
los ambientes ombrotérmicos extremos
tormenta del estío gallego las condicio-
del territorio gallego, definidos como
nes térmicas juegan un papel funda-
"muy húmedos o hiperhúmedos, frescos
mental en el desarrollo del fenómeno,
a muy fríos". Es decir, volúmenes de
jugando el elemento dinámico un papel
precipitación anual acumulada que se
secundario ligeramente favorecedor
mueven en los intervalos 1400-1800 mm
(GÓMEZ et al. 1996). Los sondeos suelen
y por encima de los 1800m en las cum-
reflejar una estratificación típica con la
bres de los citados relieves. Y unas tem-
presencia de una capa húmeda cerca
peraturas medias propias de las condi-
del suelo, una capa seca con inversión
ciones impuestas por altitudes próximas
tendente a desaparecer en niveles
a los dos mil metros, alcanzándose en
bajos o medios y una capa húmeda en
los observatorios de sus cimas, cifras
niveles
Centro
siempre inferiores a los 8 ºC de media
Meteorológico Zonal de A Coruña ha
anual. En cotas inferiores, se definen
realizado estudios de seguimiento de
sectores no tan fríos con una tempera-
las tormentas en Galicia. Los resultados
tura media que se sitúa en el intervalo
de estos trabajos (GÓMEZ et al. 1996)
8-10 ºC y, finalmente, al pie de tales
indican que las tormentas que se regis-
relieves es donde el mercurio ya no
dispositivo de circulación débil
76
Resulta significativo contrastar los
medios.
El
alcanza valores tan severos, oscilando
cos tan contrastados como los que se
entre los 10-12 ºC de media anual.
registran en O Bolo y Pena Trevinca
–Serra do Eixo o Cabeza de ManzanedaSerra de Queixa. En la depresión de O
Las Serras Sudorientais
Bolo se define un dominio seco-cálido,
Al sur del río Sil, el relieve adquiere
con precipitaciones anuales entre 800-
otro carácter. Las acciones tectónicas,
1000 mm y una temperatura media
en concreto el momento de descom-
anual superior a los 14 ºC. Por el con-
prensión que se produce durante el
trario, en las cumbres de los relieves
Neógeno, origina un conjunto de blo-
que circundan la citada depresión, vol-
ques elevados y hundidos, que se tradu-
vemos a encontrarnos con las condicio-
cen en sierras, como las del macizo de
nes termohigrométricas idóneas para el
Manzaneda, Serra do Eixo, Segundeira,
desarrollo de turberas de montaña. Por
etc... , o las depresiones de O Bolo,
encima de los 1600 m, el dominio
Monterrei,
Quiroga,
ombrotérmico se vuelve muy frío y
Valdeorras, etc... Los límites entre las
húmedo con valores de precipitación
sierras surorientales y las tierras del
entre los 1400-1800 mm y unas tempe-
interior gallego son muy nítidos. Así, el
raturas que no superan los 8 ºC.
A
Limia,
macizo de Manzaneda aparece rodeado
por las depresiones de Maceda, La
Limia y Monterrei, mientras que hacia
el sur las tierras altas del Salas se convierten en la zona de transición hacia
las Serras de Larouco o Xurés. Se trata
de un sector, cuyo rasgo esencial es el
encadenamiento de áreas perfectamente planas a diferente altitud que aparecen cortadas perpendicularmente por
valles profundamente encajados.
Los índices de estacionalidad presentan una media en torno a 0.30, aunque, como rasgo propio de la latitud a la
que se sitúa este conjunto montañoso,
la frecuencia de años con fuerte estacionalidad roza en algunas estaciones
el 40%. Un valor que contrasta, vivamente, con los calculados en las áreas
septentrionales y que subrayan el
carácter zonal en la distribución de la
estacionalidad pluviométrica en Galicia.
El rasgo más llamativo de este extremo suroriental gallego es que, siendo
un espacio relativamente reducido, la
intrincada articulación del relieve y las
cotas altitudinales alcanzadas, permiten dar cabida a dominios ombrotérmi-
Otros escensarios: Las Serras
Litorais y de la Dorsal
Finalmente,
centraremos
nuestra
atención en otros escenarios montaño77
78
sos en los que se ubican ejemplos de
dichos relieves inducen los primeros
turberas. Unos relieves de moderada
ascensos forzados a los que se ven
altitud (sólo superan ligeramente los
sometidos unos sistemas frontales que,
1000m) pero que dada su orientación,
hasta ese momento, habían atravesado
perpendicular a los flujos de poniente,
el Atlántico, una superficie que, a efec-
se erigen en los principales captadores
tos cinemáticos, puede considerarse
pluviométricos de nuestro territorio. En
plana. Estos primeros ascensos elevan
la dorsal se recogen precipitaciones
el potencial pluviométrico de los fren-
superiores a 1.800 mm a altitudes
tes, así como de los complejos nubosos
medias de, tan sólo, 600-700 m. Estas
pre y postfrontales. En las vertientes
cantidades se explican por unos gra-
expuestas a tales flujos se conjugan,
dientes pluviométricos muy elevados
por tanto, de manera muy eficaz la ines-
(93-100 mm por cada 100 metros de
tabilidad baroclina asociada a las dis-
altitud) que subrayan el decisivo prota-
continuidades frontales, y la inestabili-
gonismo de las interacciones primarias
dad inducida por la orográfica. En este
que se establecen entre los sistemas
sentido, resulta fácil entender porque
nubosos de componente oeste y las ver-
en los relieves que circundan las Rías
tientes de barlovento de las sierras lito-
Baixas se localizan las estaciones plu-
rales –O Barbanza o A Grova – y las que
viométricas con mayores registros de
definen la dorsal.
precipitación.
Recordemos que
CAPÍTULO 6
I. Fraga Vila
E. Sahuquillo Balbuena
M. García Tasende
VEGETACIÓN CARACTERÍSTICA
DE LAS TURBERAS DE GALICIA
INTRODUCCIÓN
Eriophorum angustifolium en la turbera de Braña de Lamela
(Os Ancares)
La cubierta vegetal de las turberas
cidencia en el espacio y en el tiempo
está constituida fundamentalmente por
que de una interacción entre individuos.
especies formadoras de la turba, adap-
Sin embargo, las plantas producen cam-
tadas a situaciones de exceso de agua,
bios en las condiciones del medio
acidez y, con frecuencia, déficit de
donde viven (retienen y consumen agua,
nutrientes. Dentro de estas especies,
producen sombra, liberan sustancias
las que presentan perfiles ecológicos
nocivas para el desarrollo de otras
similares se asocian para constituir
especies, etc...) y de este modo actúan
comunidades vegetales. Éstas no tienen
indirectamente sobre sus acompañan-
una estructura fija, ya que son simple-
tes. Esta actuación consolida la cohe-
mente conjuntos de especies que tien-
rencia de la comunidad porque restrin-
den a aparecer reunidas cada vez que
ge aún más el conjunto de especies y
se dan unas determinadas condiciones
crea verdaderas dependencias interes-
ecológicas. Las relaciones entre las
pecíficas.
plantas que constituyen estas comuni-
Dentro de los factores ambientales
dades son más el resultado de una coin-
con mayor influencia en la composición
79
florística y distribución de las comunidades vegetales de turberas gallegas,
cabe destacar las condiciones climáticas históricas (AIRA et al. 1992) y actuales, por lo que hoy día se pueden apreciar claras diferencias entre las turberas de las sierras orientales, de carácter
más continental y las de las sierras septentrionales, más oceánicas por su proximidad a la costa.
Asimismo, en ambas sierras la naturaleza del aporte de agua y el nivel de
Vegetación formadora de turba (turbera minerotrófica de
Braña de Lamela, Os Ancares).
hidromorfía juegan un papel importante
en la composición florística, de forma
semejante a lo observado en turberas
de otros países (TALLIS, 1983; SJÖRS,
1983; TAYLOR, 1983, RUUHIJÄRVI, 1983). La
naturaleza del aporte de agua va a
repercutir, a su vez, en la disponibilidad
de nutrientes para las plantas, ya que
aunque en general no son abundantes,
en las turberas mantenidas principalmente por aportes de agua edáfica
(minerotróficas) hay un mayor aporte
80
depresiones, llanuras o pequeños promontorios, donde la capa freática está
constantemente al mismo nivel o cerca
de la superficie del suelo. Elevaciones
del terreno pueden hacer que la capa
freática quede por debajo de la superficie del suelo, permitiendo el crecimiento de plantas adaptadas a bajos niveles
de agua y de poca importancia en los
procesos de formación de la turba. Así,
iónico que en las sostenidas mayorita-
aún dentro de una misma turbera hay
riamente por precipitación (ombrotrófi-
"microhábitats"
cas) y dentro de las primeras, las que
pequeños cambios en el relieve, en los
presentan acuíferos en movimiento son
que las especies mejor adaptadas a las
normalmente menos deficitarias que las
condiciones de cada ambiente particu-
que
subterráneas
lar serán las que tengan mayores venta-
estancadas, ya que las corrientes favo-
jas para ocupar el mismo y desplazarán
recen una continua renovación de
a las menos tolerantes o incompatibles
nutrientes.
con dichas condiciones (MALMER, 1986).
presentan
aguas
determinados
por
La topografía también va a condicio-
Otro aspecto importante a tener en
nar cambios espaciales, asociados a las
cuenta son los cambios en el nivel o
nivel de la capa freática, de manera que
cualquier etapa de la sucesión se puede
ver alterada, por lo que la dinámica de
la vegetación no siempre se ajusta a los
modelos teóricos propuestos para hidroseries de este tipo.
El desarrollo de estas sucesiones en
general es muy lento, de forma que sólo
es posible apreciar cambios temporales
si se hace un seguimiento durante larVegetación formadora de turba en la turbera minerotrófica de
Porto Ancares (Os Ancares)
gos períodos de tiempo. Sin embargo,
por estudios realizados en diferentes
países, se sabe que normalmente la
movimiento de agua que se producen,
secuencia de comunidades en el espa-
tanto en el tiempo como en el espacio,
cio es similar a la que se produjo en el
como consecuencia de causas natura-
tiempo, por lo que el mosaico de comu-
les, propias de la turbera (crecimiento
nidades que en la actualidad tapizan las
de las plantas, procesos de formación
turberas gallegas puede ser de gran
de turba), o pueden ser debidos a facto-
interés no sólo para conocer su distribu-
res externos (drenajes, pastoreo). Estos
ción espacial y preferencias ecológicas,
cambios hacen que la cubierta vegetal
sino también como un reflejo de los
sea dinámica y que continuamente se
cambios producidos a lo largo de su his-
produzcan sustituciones de unas comu-
toria.
nidades por otras, dando lugar a series
de vegetación o sucesiones. En las
sucesiones primarias, las etapas inicia-
COMPOSICIÓN FLORÍSTICA
les corresponden a comunidades acuáti-
Como resultado de trabajos de
cas y las últimas a comunidades terres-
campo realizados recientemente en tur-
tres de brezal, pasando por estadios
beras de las sierras septentrionales y
intermedios de comunidades helofíticas
orientales de Galicia, hemos elaborado
y semiterrestres; son las sucesiones
un catálogo de 182 especies, de las
ligadas a procesos de colmatación y
cuales 133 corresponden a plantas vas-
terrestrización. También se producen
culares, 46 a briófitos y 3 a líquenes
sucesiones en sentido contrario debido
(Tabla 6.1 ). Dentro de los briófitos, 11
a nuevos aportes de agua que elevan el
especies
pertenecen
al
género
81
Sphagnum, principal formador de la
Hay también especies estrictamente
turba. Nuevas campañas de muestreo
vinculadas a diferentes niveles de
que realizaremos en un futuro próximo
hidromorfía,
probablemente nos permitan no sólo
Eriophorum angustifolium, Narthecium
ampliar este catálogo, sino también
ossifragum, Viola palustris, Caltha
incrementar la información que expone-
palustris, Anagallis tenella y Myosotis
mos en el apartado de comunidades
scorpioides.
vegetales.
los
helófitos
Dentro del catálogo florístico es de
La riqueza específica es desigual
destacar la existencia de especies reco-
según el tipo de turbera. En las áreas
nocidas de interés comunitario, de
con la capa freática al mismo nivel o
acuerdo con la directiva 92/ 43 CEE,
cerca de la superficie del suelo, de las
para las cuales es necesario designar
turberas minerotróficas de ambas sie-
zonas
rras, es en donde hemos observado
(Sphagnum pylaesii , Narcissus cycla-
mayor diversidad de especies. En estas
mineus y Narcissus pseudonarcissus
turberas, de forma paralela al descenso
subsp. nobilis), o cuya recogida y explo-
del nivel de la capa freática, se produce
tación deberán ser objeto de medidas
también una reducción en el número de
de gestión (Arnica montana subsp.
especies. Las turberas ombrotróficas de
atlantica,
las sierras septentrionales son las más
Leucobryum glaucum, Sphagnum com-
pobres en especies.
pactum,
Las especies de mayor amplitud ecológica están presentes en todos los
tipos de turbera, aunque generalmente
con niveles de frecuencia y abundancia
diferentes según sus preferencias por
particulares condiciones edafoclimáticas. Molinia caerulea y Festuca rubra
son ejemplo de este tipo de especies.
Por el contrario, otras especies son
exclusivas de una de las sierras, como
es el caso de Carex duriaeui y Erica
mackaiana, característicos de las sierras septentrionales o Carex nigra y
Erica tetralix de las sierras orientales.
82
como
especiales
de
Narcissus
conservación
bulbocodium,
Sphagnum
denticulatum,
Sphagnum fallax, Sphagnum flexuosum,
Sphagnum papillosum, Sphagnum quinquefarium,
Sphagnum
subnitens,
Sphagnum subsecundum, Sphagnum
rubellum, Sphagnum tenellum, Cladonia
portentosa y Cladonia rangiferina).
También son interesantes por su carácter de endemismos ibéricos o europeos:
Angelica razulii, Carex duriaeui, Cirsium
filipendulum,
Erica
mackaiana,
Omphalodes nitida y Serratula tinctoria
subsp. seoanei.
Asimismo, en las dos sierras están
presentes
Drosera
rotundifolia
y
1
2
3
4
1.Festuca rubra, 2. Molinia caerulea, 3.Carex duiaeui, 4.Carex nigra
Pinguicula vulgaris, además de Drosera
ras, con hojas modificadas para la cap-
intermedia, y Pinguicula lusitanica en
tura de sus presas. De ellas la más fre-
las sierras septentrionales. Todas son
cuente y abundante es Drosera rotundi-
especies insectívoras, típicas de turbe-
folia.
83
Tabla 6.1. Catálogo florístico de plantas vasculares, briófitos y líquenes
PLANTAS VASCULARES
Agrostis curtisii Kerguélen
Cirsium palustre (L.) Scop.
Agrostis hesperica Romero, Blanca & Morales
Cruciata glabra (L.) Ehrend.
Agrostis stolonifera L.
Cytisus multiflorus (L’Hér.) Sweet.
Aira caryophyllea L.
Daboecia cantabrica (Hudson) C. Koch.
Anagallis tenella (L.) L.
Dactylis glomerata L.
Angelica razulii Gouan.
Dactylorhiza maculata (L.) Soó.
Anthoxanthum odoratum L.
Danthonia decumbens (L.) DC.
Apium inundatum (L.) Reichenb.
Deschampsia cespitosa (L.) Beauv.
Arenaria montana L.
Deschampsia flexuosa (L.) Trin.
Arnica montana L. subsp. atlantica A. Bolós
Drosera intermedia Hayne.
Avenula pubescens (Hudson) Dumort.
Drosera rotundifolia L.
Avenula sulcata (Gay ex Boiss) Dumort.
Eleocharis multicaulis (Sm.) Desv.
Betula alba L.
Eleocharis palustris ((L.) Roemer & Schultes.
Blechnum spicant (L.) Roth.
Epilobium palustre L.
Briza minima L.
Erica arborea L.
Calluna vulgaris (L.) Hull.
Erica cinerea L.
Caltha palustris L.
Erica mackaiana Bab.
Carex binervis Sm.
Erica tetralix L.
Carex demissa Hormem.
Erica umbellata L.
Carex duriaeui Steud. ex Kunze
Eriophorum angustifolium Honckeny.
Carex echinata Murray
Euphorbia polygalifolia L.
Carex laevigata Sm.
Festuca rubra L.
Carex leporina L.
Frangula alnus Miller.
Carex nigra (L.) Reichard.
Fraxinus excelsior L.
Carex panicea L.
Galium palustre L.
Carum verticillatum (L.) Koch.
Galium saxatile L.
Cerastium glomeratum Thuill.
Genista anglica L.
Chamaemelum nobile (L.) All.
Genista obtusiramea Gay ex Spach.
Chrysosplenium oppositifolium L.
Gentiana pneumonanthe L.
Cirsium filipendulum Lange
84
1
2
3
4
5
6
7
8
Plantas vasculares característicasde las turberas de Galicia: 1. Eriophorum angustifolium, 2. Menyanthes trifoliata, 3.
Narthecium ossifragum, 4. Pinguicula vulgaris, 5. Potamogeton polygonifolius, 6. Senecio aquaticus e Hypericum helodes, 7.
Arnica montana subsp. atlantica, 8. Viola palustris y Drosera rotundifolia.
85
Tabla 6.1. Continuación
86
Glyceria fluitans (L.) R. Br.
Polygala alpestris Reichenb.
Holcus lanatus L.
Polygonum hydropiper L.
Hydrocotile vulgaris L.
Potamogeton polygonifolius Pourret.
Hypericum elodes L.
Potentilla erecta (L.) Rauschel.
Hypochoeris radicata L.
Pseudoarrhenatherum longifolium (Thor.) Rouy
Juncus articulatus L.
Ranunculus bulbosus L.
Juncus bufonius L.
Ranunculus flammula L.
Juncus bulbosus L.
Ranunculus peltatus Schrank.
Juncus conglomeratus L.
Rhynchospora alba (L.) Vahl.
Juncus squarrosus L.
Rorippa nasturtium-aquaticum (L.) Hayek.
Lotus corniculatus L.
Rubus sp.
Lotus uliginosus Schkuhr.
Rumex acetosella L.
Luzula campestris (L.) DC.
Sagina subulata (Swartz) K. Presl.
Luzula lactea (Link) EHF Meyer
Salix atrocinerea Brot.
Luzula multiflora (Retz.) Lej.
Saxifraga sp.
Lythrum salicaria L.
Scilla verna Hudson
Menyanthes trifoliata L.
Scirpus cespitosus L.
Molinia caerulea (L.) Moench.
Scirpus fluitans L.
Montia fontana L.
Scorzonera humilis L.
Myosotis scorpioides L.
Sedum anglicum Hudson.
Myrica gale L.
Senecio aquaticus Hill.
Narcissus bulbocodium L.
Senecio doria L.
Narcissus cyclamineus DC.
Serratula tinctoria L.
Narcissus pseudonarcissus L.
Stellaria alsine Grimm.
Nardus stricta L.
Stellaria graminea L.
Narthecium ossifragum (L.) Hudson.
Stellaria holostea L.
Omphalodes nitida Hoffm. et Link.
Taraxacum officinale Weber.
Osmunda regalis L.
Trifolium ochroleucon Hudson
Parnassia palustris L.
Trifolium repens L.
Pedicularis sylvatica L.
Ulex gallii Planchon.
Peucedanum lancifolium Lange
Ulex minor Roth.
Pinguicula lusitanica L.
Vaccinium myrtillus L.
Pinguicula vulgaris L.
Veronica officinalis L.
Plantago lanceolata L.
Veronica scutellata L.
Poa annua L.
Viola palustris L.
Poa trivialis L.
Wahlembergia hederacea (L.) Reich.
Tabla 6.1. Continuación
BRIÓFITOS
Aulocomnium palustre (Hedw.) Schwaegr.
Leucobryum juniperoideum (Brid.) C. Müll.
Brachythecium mildeanum (Schimp.) Milde.
Odontochisma sphagni (Dicks.) Dum.
Calliergon cuspidatum (Hedw.) Kindb.
Oncophosus wahlembergeii Brid.
Calliergon stramineum (Nrid.) Kindb.
Philonitis fontana (Hedw.) Brid.
Calypogeia sphagnicola (H.Ar. & J.Pers) Warnt
Plagiothecium latebricola Br. Eur.
Campylopus atrovirens De Not.
Polytrichum commune Hedw.
Campylopus fragilis (Brid.) Br. Eur.
Rhytiadelphus squarrosus (Hedw.) Warnst.
Campylopus introflexus (Hedw.) Brid.
Rhynchostegiella teesdalei (Br.Eur.) Warb.
Campylopus paradoxus Wils.
Sphagnum compactum DC.
Cephalozia connivens (Diks.) Limdb.
Sphagnum denticulatum Brid. (S. auriculatum Schimp.)
Dicranella cerviculata (Hedw.) Schimp.
Sphagnum fallax (Kinggr.) Klinggr.
Dicranum bonjeanii De Not.
Sphagnum flexuosum Dozy & Molk (S. recurvum P. Beauv.)
Dicranum leioneuron Kindb.
Sphagnum papillosum Limb.
Dicranum majus Sm.
Sphagnum pylaesii Brid.
Dicranum scoparium Hedw.
Sphagnum quinquefarium (Braith.) Warnst.
Diplophyllum albicans (L.) Dum.
Sphagnum subnitens Russ & Warnst.
Ditrichum cylindricum (Hedw.) Grout
Sphagnum subsecundum Nees.
Ditrichum lineare (Sw.) Lindb.
Sphagnum rubellum Wils. (S. capillifolium (Ehrh.) Hedw. )
Drepanocladus exannulatus (Br.Eur.) Warnst.
Sphagnum tenellum (Brid.) Brid.
Drepanocladus revolvens (Sw.) Warnst.
Thuidium tamariscinum (Hedw.) Br.Eur.
Hookeria lucens (Hedw.) Sm.
Hylocomium brevirostre (Brid.) Br.Eur.
LÍQUENES
Hypnum cupressiforme Hedw.
Cladonia coccifera (L.) Wild.
Hypnum imponens Hedw.
Cladonia portentosa (Dufour.) Coem.
Kurzia pauciflora (Dicks.) Grolle.
Cladonia rangiferina (L.) Web.
Leucobryum glaucum (Hedw.) Angstr.
87
COMUNIDADES VEGETALES
hace que una sola planta recubra una
Las comunidades vegetales, como ya
superficie mucho más amplia que cual-
se mencionó anteriormente, están cons-
quier miembro de dichas familias, por lo
tituidas por especies con preferencias
que su aportación en la cubierta vegetal
ecológicas similares. De las especies
resulta mucho más elevada que si fue-
catalogadas sólo unas 40 pueden ser
sen plantas herbáceas de tamaño redu-
consideradas como principales compo-
cido .
nentes de la cubierta vegetal, de acuerdo con sus valores de frecuencia y
superficie que cubren en los diferentes
tipos de turberas. En la Fig. 6.1 se
representan las aportaciones de las
especies del género Sphagnum y de las
En las sierras orientales todas las
turberas que hemos estudiado son
minerotróficas, con depresiones inundadas temporal o permanentemente y con
elevaciones en las que el nivel de la
familias de mayor importancia en la
capa freática está por debajo de la
vegetación. Hay que tener en cuenta
superficie del suelo. En estas sierras la
que las ericáceas, aunque presentan un
microtopografía no ejerce un efecto tan
menor número de plantas por metro
acusado, en la composición florística de
cuadrado que las gramíneas (Poaceae),
las comunidades, como ocurre en las
ciperáceas y juncáceas, su mayor porte
sierras septentrionales.
Otros
Ericaceae
Juncaceae
Cyperaceae
Poaceae
Sphagnum spp
O-X
E-XPE
E-XCE
M-XEn
M-XS
M-AEn
M-AS
Fig. 6.1. Componentes más importantes de la vegetación en las turberas de montaña de Galicia. (O-: ombrotróficas,
E-: elevadas, M-: minerotróficas; X: Serra do Xistral, A: Serra de Ancares; PE: periferia encharcada, CE: parte central
elevada, En: capa freática superficial, S: capa freática por debajo de la superficie).
88
Algunas especies como Carex echi-
escasas las áreas en las que la capa
nata, Agrostis stolonifera, Molinia cae-
freática está al mismo nivel o cerca de
rulea y Erica tetralix presentan niveles
la superficie, por lo que las comunida-
de frecuencia y abundancia en las
des de brezal (Tabla 6.3) son dominan-
comunidades parcialmente inundadas
tes. En las minerotróficas hay claras
semejantes a los de las áreas más
diferencias entre las comunidades de
secas. Otras especies, aunque presen-
las depresiones inundadas y las de las
tes en los dos tipos de comunidades,
elevaciones más secas (Tabla 6.4). Lo
muestran una clara preferencia por una
mismo ocurre en las turberas elevadas,
de ellas, como es el caso de Carex nigra
en las que el área periférica más baja,
y Juncus squarrosus muy abundantes en
con un grado más o menos elevado de
las comunidades de depresiones inun-
encharcamiento, presenta comunidades
dadas y más escasas en las de ambien-
semejantes a las de las áreas inunda-
tes más secos o de Festuca rubra que es
das de las turberas minerotróficas,
uno de los principales componentes de
mientras que en la parte central, más
las comunidades que tapizan las eleva-
elevada con relación a la capa freática,
ciones y de escasa importancia en las
la cubierta vegetal es similar a la de las
áreas inundadas. Hay también especies
áreas más secas de las turberas mine-
que son características de comunidades
rotróficas y un poco diferente de las
acuáticas o semiacuáticas (Sphagnum
ombrotróficas (Tabla 6.5 ). Asimismo,
denticulatum, Sphagnum flexuosum y
cuando en las turberas ombrotróficas
Sphagnum subsecundum) o terrestres
hay áreas inundadas, las comunidades
(Sphagnum rubellum)
que en ellas se desarrollan son interme-
En la Tabla 6.2 se indican cuáles son
dias entre las de estas turberas y las de
las especies que pueden ser considera-
las áreas secas de las turberas minero-
das como más importantes en las comu-
tróficas.
nidades desarrolladas en áreas donde
Queremos destacar aquí que contra-
la capa freática está al mismo nivel o
riamente a lo publicado por RAMIL et al.
cerca de la superficie, así como de las
(1996b), Eriophorum angustifolium, aun-
comunidades correspondientes a eleva-
que está presente en algunos puntos,
ciones más secas.
no forma parte del grupo de especies
En las sierras septentrionales hay
dominantes en las turberas ombrotrófi-
mayor variabilidad, debido a la existen-
cas de las sierras septentrionales.
cia de turberas ombrotróficas, minero-
Igualmente, aunque gran parte de las
tróficas y elevadas. En las primeras son
especies citadas coinciden con las des89
Tabla 6.2. Especies más frecuentes y abundantes, en orden decreciente, de las turberas minerotróficas de las sierras orientales
Capa freática al nivel de o cerca de la
superficie
Capa freática por debajo de la superficie
Sphagnum subsecundum
Sphagnum denticulatum
Molinia caerulea
Sphagnum flexuosum
Juncus squarrosus
Carex echinata
Carex nigra
Agrostis stolonifera
Caltha palustris
Eriophorum angustifolium
Erica tetralix
Juncus bulbosus
Arnica montana
Dicranum scoparium
Festuca rubra
Sphagnum rubellum
Molinia caerulea
Festuca rubra
Juncus articulatus
Carex echinata
Calluna vulgaris
Agrostis stolonifera
Potentilla erecta
Sphagnum tenellum
Juncus squarrosus
Sphagnum subnitens
Carex nigra
Erica tetralix
Luzula multiflora
Hypnum cupressiforme
Tabla 6.3. Especies más frecuentes y abundantes, en orden decreciente, de las turberas ombrotróficas de las sierras septentrionales.
Agrostis curtisii
Calluna vulgaris
Erica mackaiana
Agrostis hesperica
Deschampsia flexuosa
Molinia caerulea
Carex duriaeui
Juncus bulbosus
Potentilla erecta
Carex binervis
Festuca rubra
Erica cinerea
Galium saxatile
Carex panicea
Ulex gallii
90
Tabla 6.4. Especies más frecuentes y abundantes, en orden decreciente, de las turberas minerotróficas de las sierras septentrionales.
Capa freática a nivel de o cerca de la
superficie
Juncus bulbosus
Sphagnum subsecundum
Carex echinata
Viola palustris
Sphagnum denticulatum
Eleocharis multicaulis
Molinia caerulea
Potamogeton polygonifolius
Agrostis hesperica
Eriophorum angustifolium
Festuca rubra
Hypericum elodes
Carex duriaeui
Narthecium ossifragum
Agrostis curtisii
Capa freática por debajo de la superficie
Erica mackaiana
Agrostis curtisii
Carex duriaeui
Molinia caerulea
Calluna vulgaris
Agrostis hesperica
Sphagnum papillosum
Hypnum cupressiforme
Sphagnum tenellum
Sphagnum subnitens
Carex panicea
Deschampsia flexuosa
Potentilla erecta
Danthonia decumbens
Festuca rubra
Tabla 6.5. Especies más frecuentes y abundantes, en orden decreciente, de las turberas elevadas de las sierras septentrionales.
Área periférica encharcada
Carex echinata
Juncus bulbosus
Sphagnum subsecundum
Sphagnum denticulatum
Viola palustris
Agrostis hesperica
Eleocharis multicaulis
Deschampsia cespitosa
Eriophorum angustifolium
Molinia caerulea
Agrostis curtisii
Anagallis tenella
Caltha palustris
Hypericum elodes
Narthecium ossifragum
Área central elevada
Carex duriaeui
Sphagnum subnitens
Agrostis curtisii
Molinia caerulea
Calluna vulgaris
Erica mackaiana
Carex panicea
Deschampsia flexuosa
Potentilla erecta
Juncus bulbosus
Juncus squarrosus
Hypnum cupressiforme
Agrostis hesperica
Arnica montana
Festuca rubra
91
critas en la Directiva Habitat (código
CARACTERÍSTICAS
7130) para las turberas ombrotróficas
PARTICULARES DE ESPECIES
del norte y noroeste de Europa, hemos
REPRESENTATIVAS DE LAS
observado que en nuestras turberas fal-
TURBERAS
tan o están representadas por muy
Algunas de las especies más repre-
pocos individuos las especies de carác-
sentativas de las turberas han desarro-
ter más hidrófilo.
llado peculiares adaptaciones en su
Los briófitos no son demasiado abundantes en las turberas ombrotróficas
que hemos estudiado, siendo los más
frecuentes
Hypnum
cupressiforme,
Sphagnum rubellum, Sphagnum pylaesii,
Sphagnum
compactum,
y
Campylopus atrovirens. Por el contrario,
en los otros tipos de turbera de las sierras septentrionales son muy frecuentes
y abundantes Sphagnum subsecundum
y Sphagnum denticulatum en las comu-
aparato vegetativo que les permiten
desarrollarse con ventajas en estos
medios. En este apartado se describirán
algunas de las características y adaptaciones de los musgos del género
Sphagnum por ser los principales formadores de la turba, de los brezos por
ser las plantas leñosas más vinculadas
a la vegetación de turberas y de las
plantas insectívoras por sus originales
mecanismos para la captura de sus presas.
nidades acuáticas o semiacuáticas y
Sphagnum papillosum, Sphagnum subnitens y Sphagnum tenellum en las
Sphagnum spp.
terrestres.
Los musgos del género Sphagnum
Juncus bulbosus, Carex echinata,
Eleocharis multicaulis y Viola palustris
son especies fuertemente vinculadas a
las comunidades de las áreas con niveles más elevados de hidromorfía de las
turberas minerotróficas y elevadas,
mientras que Carex duriaeui, Agrostis
curtisii, Calluna vulgaris, Erica mackaiana y Potentilla erecta lo son de las
áreas más secas.
presentan un aspecto muy característico que los hace fácilmente reconocibles. A diferencia de otros briófitos no
poseen rizoides y su aparato vegetativo
está constituido por caulidios ("tallitos")
sobre los que se disponen fascículos de
ramas. En el ápice los entrenudos del
caulidio no llegan a alargarse, por lo
que las ramitas aparecen agrupadas
formando una especie de cabezuela
denominada capítulo. Sphagnum pylaesii tiene una apariencia diferente a las
92
demás especies porque el capítulo ape-
terrestres en las que los fascículos
nas está desarrollado.
generalmente tienen dos tipos de
En las especies acuáticas como
Sphagnum flexuosum, Sphagnum denti-
ramas, unas péndulas y otras más o
menos divergentes.
culatum y Sphagnum subsecundum los
Los filidios ("hojitas") que se desarro-
caulidios son más o menos postrados,
llan sobre los caulidios suelen ser dife-
con frecuencia sumergidos excepto las
rentes de los que presentan las ramas.
partes apicales correspondientes a los
Normalmente los filidios son más abun-
capítulos. En las especies terrestres,
dantes y están mejor desarrollados en
como Sphagnum rubellum, los caulidios
las ramas. Tanto los de los caulidios
son erectos por lo que pueden formar
como los de las ramas tienen el grosor
almohadillas más o menos densas.
de una célula y están formados por una
Estas porciones erguidas son las partes
red de células pequeñas fotosintética-
vivas, mientras que las basales suelen
estar muertas, ser menos rígidas y
generalmente postradas. Las partes
más densas de las almohadillas de las
especies terrestres están formadas por
la parte superior de los capítulos.
Las ramas de las especies acuáticas
suelen ser semejantes en todos los fascículos, a diferencia de las especies
Sphagnum pylaesii
Sphagnum rubellum
Sphagnum subsecundum
93
mente activas, llamadas clorocistes que
hidromorfía de los ambientes en que se
alternan regularmente con otras de
desarrollan, pudiendo contribuir a dese-
mayor tamaño e hialinas denominadas
car medios acuáticos, o por el contrario,
hialocistes
si se expanden desde los bordes de
Los hialocistes son células muertas
charcas o lagunas hacia áreas mas
reducidas a sus paredes perforadas por
secas de los alrededores, pueden satu-
poros y tienen como principal función la
rar el suelo de agua y al elevar el nivel
absorción y retención de agua. En tiem-
de hidromorfía impedir el desarrollo de
pos de sequía los hialocistes se vacían
especies terrestres que no toleren estas
de agua, lo que confiere a las almohadi-
nuevas condiciones. De esta forma pro-
llas de Sphagnum un color blanquecino.
vocan cambios en la composición de las
Las finas cutículas y los poros de los
hialocistes de los filidios, así como los
de la hialodermis de los caulidios y
ramas, permiten una rápida y directa
absorción de agua. El agua absorbida es
retenida y transportada en el interior a
través de redes de diferentes tipos de
94
comunidades vegetales. Asimismo, las
especies del género Sphagnum afectan
el desarrollo de otras especies ya que
aumentan la acidez de su entorno, debido a que en su nutrición consumen
cationes del medio y liberan protones al
mismo.
espacios capilares. Se ha comprobado
Otra característica de estos musgos
que algunas especies pueden retener un
es su crecimiento constante, de forma
peso de agua hasta 20 veces el peso
que al igual que las partes vivas, las
seco de la planta. Pero también, con la
muertas quedan cerca del nivel de la
misma facilidad que absorben agua
capa freática, de forma que la descom-
pueden perderla. En los días cálidos y
posición de las mismas en estos
soleados de verano la evaporación que
ambientes, con bajas concentraciones
se produce, incluso en los capítulos de
oxígeno, es muy reducida. Además,
las especies acuáticas, es tan intensa
liberan al medio compuestos fenólicos
que pierden agua aunque estén a esca-
que inhiben la actividad de determina-
sos centímetros de la capa freática.
dos microorganismos descomponedores
Esto explica el rápido desarrollo de
de la materia orgánica, por lo que ésta
atmósferas secas sobre céspedes de
se va acumulando y descomponiendo
Sphagnum
lentamente. Diferentes estudios realiza-
Esta enorme capacidad de absorción,
dos sobre la tasa de descomposición de
retención y pérdida de agua hace que
Sphagnum spp. han mostrado que gene-
sean grandes modificadores del nivel de
ralmente su grado de alteración en la
turba es muy reducido, especialmente
suministro de nitrógeno y, en menor
las hojas se pueden mantener sin gran-
medida, el de fósforo. La capacidad de
des daños estructurales.
los enzimas fúngicos de transformar
moléculas complejas de compuestos
nitrogenados en otras mas simples es
Calluna vulgaris y Erica spp.
muy importante para las plantas de las
Las especies leñosas más caracterís-
turberas donde la limitada descomposi-
ticas de las turberas gallegas son Erica
ción de la materia orgánica hace que las
tetralix, Erica mackaiana y Calluna vul-
complejas moléculas de compuestos
garis, aunque ninguna de ellas crece de
nitrogenados que la planta no podría
forma exclusiva en las mismas, ya que
absorber en ausencia del hongo, sean
las tres tienen la capacidad de desarro-
mas comunes que los iones nitrato asi-
llarse también sobre suelos minerales.
milables por las plantas. Los hongos
Una característica común para estas
micorrícicos también resultan beneficia-
tres especies y que les confiere venta-
dos de la asociación ya que reciben
jas para hacerse dominantes en comuni-
hidratos de carbono y en ocasiones
dades de turberas es la presencia cons-
otros compuestos orgánicos proceden-
tante de micorrizas en su aparato radi-
tes de la planta que infectan.
cal. Son micorrizas de tipo "ericoide"
Dentro de las ventajas que suponen
que se originan como consecuencia de
la existencia de micorrizas, cabe desta-
la infección producida por hifas de
car también que los hongos micorrícicos
determinados hongos en las capas más
ejercen un papel sobre la actividad
externas de la corteza de sus raíces
microbiana en la turba contrario al des-
laterales. Las hifas envuelven a las raí-
empeñado por las especies del género
ces jóvenes formando una densa mara-
Sphagnum, ya que favorecen el desarro-
ña de la que parten otras hifas que van
llo de otros microorganismos en la turba
a penetrar en las células de la corteza
debido a que elevan el pH en el entorno
radical. La proliferación de hifas en oca-
de las hifas y a que son capaces de des-
siones es tan elevada que el hongo
componer taninos y otros compuestos
puede llegar a representar más del 80%
que inhiben el crecimiento de los mis-
del peso de la micorriza.
mos.
En esta asociación las hifas actúan
Asimismo, la presencia de micorrizas
como extensiones auxiliares de las raí-
protege a las raíces contra la penetra-
ces, favoreciendo la capacidad de
ción de organismos patógenos y parece
absorción, además de aumentar el
aumentar la tolerancia, de las plantas
95
Erica mackaiana
Erica tetralix
que las presentan, a los metales pesa-
do crecen en ambientes encharcados
dos.
desarrollan, además, raíces adventicias
En Erica tetralix, Erica mackaiana y
como las de Erica mackaiana.
Calluna vulgaris la principal zona de
96
desarrollo de las raíces está determina-
Adaptaciones de las hojas de
da por el nivel de la capa freática en la
las plantas insectívoras para la
estación más húmeda. En general se
captura de sus presas
encuentran en los 15 cm superiores de
Como ya se indicó anteriormente, en
la turba, aunque en ambientes secos
las turberas gallegas crecen especies
pueden alcanzar mayores profundida-
insectívoras pertenecientes a los géne-
des. Mientras que el sistema radical de
ros Drosera y Pinguicula. Estas plantas
Erica mackaiana es enteramente adven-
superan la deficiencia de nitrógeno y
ticio, ya que todas las raíces se originan
fósforo asimilable en la turba de forma
en tallos subterráneos lignificados que
diferente a los brezos, ya que en lugar
han pasado a posición horizontal bajo
de micorrizas, utilizan los insectos que
su propio peso y han quedado enterra-
capturan como fuente de nutrientes,
dos en la turba, en Erica tetralix y
especialmente
Calluna vulgaris la raíz principal puede
embargo, son plantas fotosintéticamen-
persistir varios años, aunque pronto
te activas que pueden prescindir de las
suele ser superada por raíces laterales.
presas que capturan, si crecen en
Las plantas de estas dos especies cuan-
ambientes ricos en nutrientes.
nitrogenados.
Sin
Las hojas son siempre los órganos
En Pinguicula spp. las hojas también
especializados para la captura y diges-
presentan, en su cara superior, numero-
tión de las presas. En Drosera spp. las
sas glándulas pedunculadas que segre-
hojas son de color rojizo y en la cara
gan un mucílago pegajoso. Los insectos
superior, siguiendo el contorno del
que entran en contacto con este mucíla-
limbo, presentan unos tentáculos glan-
go lo estiran en forma de hebras que se
dulares que segregan un mucílago claro
solidifican, los movimientos que hacen
y pegajoso que atrae a los insectos,
los insectos para liberarse normalmente
también en la superficie de las hojas
son inútiles, ya que suelen tocar nuevas
hay tentáculos que tienen constitución
glándulas y quedar finalmente atrapa-
radial. Los tentáculos marginales reac-
dos en un entramado de hebras proce-
cionan al contacto del insecto en su
dentes de los mucílagos segregados.
glándula terminal con una curvatura
Además, los bordes del limbo presentan
nástica hacia el centro de la hoja,
débiles movimientos násticos de encor-
poniendo así la presa en contacto con
vamiento que favorecen la captura. La
otros tentáculos que reaccionan de la
digestión de las presas se realiza
misma manera. Los tentáculos de la
mediante enzimas segregados por unas
superficie realizan curvaturas quimio-
glándulas sésiles que se encuentran
trópicas, se curvan hacia otros tentácu-
esparcidas entre las glándulas peduncu-
los cuyas cabezas han sufrido excita-
ladas y que se activan con el estímulo
ción química. Los tentáculos marginales
de la presa. Los productos de la diges-
responden con mayor intensidad a los
tión van a ser finalmente absorbidos por
estímulos químicos procedentes de la
las hojas y llevados a las partes en cre-
presa que a los táctiles. El limbo foliar
cimiento de la planta.
también puede curvarse násticamente
alrededor de la presa, colaborando con
los tentáculos en su captura. Las presas
son posteriormente digeridas por enzimas
proteolíticos
y
ribonucleasas
segregados por las glándulas de los
tentáculos, junto con quitinasas liberadas por bacterias que normalmente
viven en estas hojas. Los compuestos
resultantes de la digestión son absorbidos por las glándulas de los tentáculos
Drosera rotundifolia
e incorporados al metabolismo.
97
CAPÍTULO 7
A. Martínez Cortizas
LAS TURBERAS: TERMINOLOGÍA,
TIPOS Y CLASIFICACIONES
TERMINOLOGÍA Y TIPOS DE
TURBERAS
Paisaje de turberas de cobertor en la Serra do Xistral (Lugo)
Dependiendo del tipo de alimenta-
ombrotróficas al recibir los nutrientes
ción que reciben las turberas se clasifi-
exclusivamente de la precipitación son
can en ombrotróficas y minerotróficas.
oligotróficas, y como resultado con fre-
Una turbera ombrotrófica -denominada
cuencia también son ambientes muy
bog en la literatura anglosajona- es
ácidos.
aquella cuyo regimen hidrológico y
Cuando se habla de ombrotrofía,
suministro nutricional derivan directa-
debe recordarse que este término se
mente y de forma exclusiva de la preci-
aplica a la condición hidrológica de la
pitación
turberas
turbera o estado trófico actual de la
minerotróficas (fens), sin embargo, reci-
superficie viva. LINDSAY (1995) indica
ben al menos parte del agua y de los
que el término ombrógeno es utilizado
nutrientes de las aguas subterráneas y
con frecuencia de manera incorrecta
de las de escorrentía superficial. S JÖRS
como sinónimo de ombrotrófico; si bien
(1948) las denominó geógenas, aunque
el primero se refiere a las condiciones
según LINDSAY (1995) el término geotró-
que originalmente direron lugar a, y
ficas
continuan manteniendo, una unidad de
atmosférica.
Las
es más adecuado. Las turberas
99
Figura 7.1. Arriba, sección hipotética de una turbera mostrando los dos niveles característicos (acrotelm y catotelm).
Abajo, sección de una turbera elevada.
100
turbera. Todas las turberas dependen
medio acuático (lago, laguna, o incluso
del encharcamiento, sea permanente o
valle fluvial) que ocupa una zona depri-
temporal, para su desarrollo y manteni-
mida del terreno, por medio de la inva-
miento. Cuando la hidromorfía es el
sión de la vegetación desde los márge-
resultado de agua que fluye, el término
nes -habitualmente dominada por cipe-
reotrófico se emplea para distinguir
ráceas y juncáceas-, cuyos restos pro-
estas turberas de otros sistemas dulce-
ducen turba minerotrófica. La paludifi-
acuícolas de aguas estancadas (o al
cación, por otro lado, es la formación de
menos con un movimiento muy lento del
turba directamente sobre una superficie
agua) de otros sistemas de turbera,
mineral plana o convexa, o sin una con-
incluidas las ombrotróficas.
cavidad bien definida. La acumulación
En el perfil vertical de una turbera
pueden distinguirse dos niveles, uno
superficial denominado acrotelm y otro
profundo denominado catotelm. El último está formado por la acumulación de
restos vegetales muertos, en distinto
de restos orgánicos puede adquirir tal
entidad que la turbera alcanza un espesor crítico que impide a la vegetación
enraizar en el suelo mineral subyacente,
perdiendo contacto directo con el nivel
freático. Este proceso hace que la zona
central de la turbera se eleve sobre el
estado de degradación, que dan a la tur-
terreno circundante y su alimentación
bera su forma general. En él los proce-
pase a depender en exclusiva del agua
sos hidrológicos son muy lentos y la dis-
de lluvia, comenzando la acreción de un
ponibilidad de oxígeno muy baja. El
nivel de turba ombrotrófica sobre la
acrotelm está formado por un nivel
turba minerotrófica. Este el caso de las
superficial de escaso espesor, que rara-
turberas elevadas (raised bogs) que tie-
mente supera los 30-40 cm. En este
nen forma de domo. En el transcurso de
nivel el flujo de agua es más rápido que
esta evolución se producen cambios
en el subyacente y la disponibilidad de
importantes en las comunidades vege-
oxígeno mucho mayor; es el que contie-
tales dominantes, al hacerse progresi-
ne la cobertura de vegetación viva.
vamente el medio más ácido y oligotrófico en superficie. No obstante este no
es el estadio final de todas las turberas
SECUENCIA DE FORMACIÓN
formadas en superficies cóncavas, en
Las dos vías principales de formación
algunas el regimen hidrológico y nutri-
de turberas son la terrestrización y la
cional sigue estando dominado o fuerte-
paludificación (SJÖRS, 1983). La primera
mente influido por las aguas freáticas.
es el resultado de la colmatación de un
A éstas las denominaremos con el tér101
Figura 7.2. Secuencia típica de formación de una turbera elevada (de abajo a arriba), mediante un proceso de
terrestrización (origen minerogénico) que acaba por formar un domo de naturaleza ombrotrófica, con capa freática individualizada de la del sustrato mineral del entorno.
102
Macrotopo de turberas de cumbre entre Chao de Lamoso y Velilla Medroso (Sierra del Xistral, Lugo). El sombreado envolvente
corresponde a la distribución aproximada de la formación de turberas de cobertor, mientras que los sectores interiores responden a mesotopos de superficies primarias (longitud aproximada 5 km). En el ángulo superior izquierdo, fuera de la formación de
cobertor aparece la turbera elevada de Pasada de Lamoso.
mino genérico de tremedales (equiva-
la cuenca con turba minerotrófica y
lente al inglés fen mire).
sedimentos. En la secuencia vertical,
En ciertos sectores de las montañas
sudorientales galaicas algunas turberas
se formaron en una cuenca somera cuya
base está compuesta por sedimentos de
origen glaciar (p. ej. Lucenza, Porto
Ancares), aunque otras se han formado
debido a cierres de obturación, entre
cordones morrénicos, etc... Inundadas
estas turberas aparecen formadas por
capas alternantes minerales, otras ricas
en materia orgánica, auténticos niveles
de turba y finalmente turba minerotrófica, que son el reflejo de una historia
evolutiva dominada, a su vez, por los
cambios ambientales ocurridos en su
entorno.
por el agua freática a comienzos de la
En algunos enclaves de las sierras
deglaciación, la cuenca se convierte en
septentrionales, esta secuencia conti-
un lago con un borde de vegetación
nuó con un crecimiento ulterior de la
higrófila. El lago es despues colmatado
vegetación, hasta que los restos acumu-
por vegetación acuática cuyos restos no
lados produjeron un domo bien definido
se descomponen del todo y tienden a
que sólo recibe nutrientes desde la
acumularse gradualmente, rellenando
atmósfera (p.ej. Tremoal de Pedrido).
103
Macrotopo de turberas de cobertor en Barreiras do Lago (Xistral, Lugo). Se pueden apreciar superficies primarias y secundarias.
Por otro lado, y también en el sector
aquí. Ésta se refleja en sus propiedades
septentrional, aparecen otros tipos de
y en las funciones ecológicas que des-
turberas muy singulares -las turberas de
empeñan en los entornos en que se
cobertor (blanket bogs)- que cubren pai-
encuentran –aspecto que se aborda en
sajes completos con turba, desde cimas
el Capítulo 13-; pero también conduce a
de montañas, a laderas, escalones mor-
una dificultad inherente a la hora de
fológicos o collados. Éstas suelen pre-
proceder a su estudio y clasificación.
sentar secuencias de crecimiento dis-
Son muchas las características, intrín-
tintas a las descritas, aunque los princi-
secas y extrínsecas, que pueden emple-
pios básicos son los mismos (medios
arse para ello. Dado que se trata de sis-
anóxicos, acumulación de turba, balan-
temas históricos, en el sentido de que
ce hidrológico, substratos pobres en
presentan una evolución a lo largo de
nutrientes).
miles de años, las condiciones que han
intervenido en su génesis e intervienen
hoy en su mantenimiento debieran ser
CLASIFICACIÓN Y TIPOLOGÍA
DE LAS TURBERAS DE GALICIA
104
los criterios prioritarios a la hora de
caracterizarlas y clasificarlas. A nuestro
A pesar de un aspecto engañosa-
juicio, este es el sentido que subyace a
mente simple para el profano, las turbe-
un documento tan relevante para la con-
ras son en sí mismas ecosistemas
servación de estos hábitats naturales
húmedos de una gran complejidad, tal
en
como se ha venido decribiendo hasta
Manual of European Union Habitats de
Europa
como
el
Interpretation
Jerarquía de los rasgos de las
turberas
Según LINDSAY (1995) la escasa diversidad florística de las turberas no sólo
es una característica particular de las
mismas, si no también la justificación
de que la mayor parte de los sistemas
de clasificación se basen en las propieTurbera de Veiga do Rial, en el nacimiento del río Eume
dades
hidromorfológicas
(G OODE
&
RATCLIFFE, 1977; COWARDIN et al., 1979;
la Red Ecológica Europea Coherente
S UCCOW , 1980, 1981; M ASING , 1982;
Natura 2000 (European Commission,
S JÖRS , 1983; Z OLTAI & P OLLET , 1983;
1996). Este documento debe servir de
EUROLA et al., 1984; STEINER, 1984, 1992;
referencia, junto con otras obras de
MOEN, 1985). IVANOV (1981) creó una
autores de nuestro ámbito zonal, el
jerarquía de estructuras hidrológicas
occidente
atlántico
europeo,
para
enmarcar la riqueza y particularidad de
las formaciones de turbera que se
encuentran en el noroeste ibérico.
que reflejan este énfasis en la hidromorfología en la clasificación de las turberas. Los gradientes ecológicos típicos
descritos por SJÖRS (1948) pueden combinarse con los propuestos por Ivanov. A
Para ello hemos decido adaptar a
partir de esta combinación es posible
Galicia una de las caracterizaciones
construir una jerarquía de la mayoría de
mas pormenorizadas que se han publi-
los aspectos utilizados en la clasifica-
cado recientemente. Se trata de la obra
ción de las turberas. Esta jerarquía
de LINDSAY (1995), con la que comparti-
abarca todos o la mayoría de los méto-
mos el criterio de que es el regimen
dos no florísticos empleados para des-
hidrológico el que confiere el caracter
cribir los sistemas de turbera. LINDSAY et
excepcional de estos suelos orgánicos,
al. (1988) resumen esta jerarquía como
ya que interviene tanto en su génesis,
sigue:
su pervivenvia, como en los patrones
Los macrotopos, o complejos de tur-
morfológicos que presentan –a macro,
bera, representan el nivel más elevado
meso y microescala-. Regimen que a su
de la jerarquía. Se forman cuando dos o
vez es dependiente del clima, del relie-
mas unidades están conectadas hidroló-
ve y de la evolución de los propios eco-
gicamente y por ello son típicos de las
sistemas de turbera.
turberas de cobertor y menos frecuen105
tes en el resto. Los componentes indivi-
El mesotopo de turbera, o unidad
duales pueden poseer nombres distin-
hidrológica, representa la unidad básica
tos pero están claramente unidos en un
como entidad hidrológica completa.
sistema de turbera continuo. En Galicia,
Este nivel es equivalente al concepto de
estos complejos de turbera se encuen-
turbera individualizada y abarcaría
tran representados, casi exclusivamen-
todas las entradas y salidas de agua
te, por el núcleo central de las Serras
necesarias para la dinámica normal del
Septentrionies (Xistral, Cadramón, Chao
sistema. El mesotopo resulta mas reco-
de Lamoso, Velilla Medroso, Buio), muy
nocible y, por tanto, de mayor aplicación
en particular sobre los mantos de derru-
a las turberas que se han desarrollado a
bios cuarcíticos (campos de bloques y
partir de formas cóncavas del terreno.
laderas de bloques) formados por procesos periglaciares durante la última
etapa fría del Cuaternario. Algunas unidades de reducidas dimensiones que
aparecen sobre otros sustratos (como
en áreas graníticas) podrían haber
correspondido también a macrotopos,
que habrían sufrido una regresión
importante. Esta posibilidad está sujeta
En las turberas elevadas (raised bogs) el
mesotopo incluye la cuenca de la turba
minetrotrófica perimetral (lagg fen) que
suele rodear el domo ombrotrófico. Para
estas turberas, por tanto, el tipo morfométrico se da a nivel de mesotopo. En
las áreas de montaña un mesotopo se
refiere habitualmente a cada uno de los
componentes hidrológicos individuales
de las turberas de cobertor.
a discusión mientras no se lleven a cabo
estudios más pormenorizados que permitan conocer la topografía basal de los
mismos, el grado de aislamiento hidrológico que presentan y la edad de for-
norte y centro de Europa es habitual que
exista un gradiente entre los bordes de
do en particular a la presencia de vege-
En el sector septentrional numerosas
106
minerotróficas y de las elevadas del
la unidad y el centro de la misma, debi-
mación.
unidades
En los mesotopos de las turberas
hidrológicas
(turberas
tación de porte arbóreo en los márge-
de
nes. En Galicia esto sólo ocurre de una
escalón -spur bog-, de collado -saddle
forma más o menos nítida en áreas tur-
bog-, de ladera -valleyside bog- y de
bosas en las que se intentó llevar a
cumbre –watershead bog-) se distribu-
cabo una repoblación forestal, de mane-
yen en un extenso complejo que cubre
ra que en las zonas minerotróficas los
todo el paisaje con turba de diversa pro-
árboles consiguieron sobrevivir, mien-
fundidad.
tras que en las zonas centrales de los
domos esto no resultó viable –como
puede apreciarse en Illós das Pedras
(Buio), en la fotografía aérea del año
1984-. No obstante, este gradiente,
aunque no sea aparente si que representa un cambio importante en las condiciones de la turbera desde un centro
permanentemente saturado de agua, de
drenaje
lento,
fuertemente
ácido,
Microrelieve en una turbera minerotrófica.
ombrotrófico y pobre en nutrientes
–responsable de la inviabilidad de la
vegetación arbórea-, a un perímetro de
turba de menor espesor, menos ácida,
con mayor drenaje de agua. Este margen desempeña un papel crucial en la
perviviencia y evolución de la turbera y
controla, en cierta medida, el espesor
máximo de turba que puede alcanzarse
en la zona central. Esto se debe a su
influencia sobre la continuidad y forma
Turbera de Meixón Vella, con microrelieve bien desarrollado.
La fotografía aérea del año 1959 ( parte superior izquierda)
revela que este patrón es muy estable.
que adquiere el nivel freático de la turbera.
El microtopo o patrón superficial,
formas más marcadas de microtopos
identifica el hecho de que la superficie
presentan cantidades creciente de agua
de las turberas tiende a desarrollar ras-
libre, en forma de charcos, al aumentar
gos especializados, en parte porque las
la humedad del clima. Se ha argumen-
principales especies formadoras de
turba tienen modos de crecimiento
característicos y en parte dependientes
del regimen hidrológico. La disposición
repetitiva y distintitva de estos rasgos
tado que este patrón facilita que grandes volúmenes de agua sean acumulados y posteriormente desalojados del
acrotelm.
representa el microtopo. Parece haber
La capacidad para albergar grandes
una relación entre el clima y los patro-
volúmenes de agua suele considerarse
nes de microtopo (LYNDSAY et al. 1985,
como un aspecto característico de las
1988). En una región determinada las
turberas de regiones de elevada precipi107
tacion. Paradójicamente, en el noroeste
durante los últimos 20 años. En general,
peninsular los patrones de microrelieve
las turberas del noroeste muestran
más marcados no indican un aumento
microtopos de dimensiones modestas,
de la precipitación, ya que se dan en las
que permiten un flujo de agua más lento
turberas formadas sobre depresiones y
que el de otros rasgos de mayor des-
con preferencia en áreas interiores, las
arrollo.
montañas orientales y sudorientales,
donde la precipitación es menor que en
las áreas montañosas litorales. Uno de
los casos de microtopo más marcados
se ha detectado en la turbera de
Meixón Vella (Piornedo), con grandes
charcos redondeados y canales de desagüe. En nuestra opinión esto parece
ser el resultado no de la precipitación
anual total si no de la descarga máxima
de agua que se produce en algún
momento del año. De esta forma, las
turberas de cobertor al estar representadas en un sector muy reducido de
108
La microforma/elemento de la turbera, representa un rasgo individual que
crea el patrón superficial de una turbera. LINDSAY et al. (1988) describieron los
siguientes tipos en Gran Bretaña: montículos de turba (peat mounds), cortes
erosivos (erosion haggs), elevaciones
(hummocks), crestas elevadas (high ridges), crestas bajas (low ridges), depresiones
o
huecos
de
esfagnos
(Sphagnum hollows), cárcavas de erosión (erosion gullies), depresiones fangosas (mud-bottom hollows), charcos
Galicia de condiciones climáticas néta-
sensibles a la sequía (drought-sensitive
mente similares, en particular de baja
pools) y charcos permanentes (perma-
estacionalidad pluviométrica y abun-
nent pools). Es muy infrecuente que las
dantes nieblas –criptoprecipitación-, no
turberas muestren todos o la mayor
presentarían un rango variado de patro-
parte de estos rasgos. Por ejemplo, las
nes. Las turberas minerotróficas, por
turberas de cobertor de las Serras
otro lado, complicarían su patrón hacia
Septentrionais se caracterizan por una
las sierras interiores donde grandes
superficie suave, ligeramente ondulada
volúmenes de aguas de escorrentía
en la que predominan las crestas altas y
deben ser alojados durante la fase de
bajas. Por el contrario, en las turberas
fusión de las nieves, en primavera. Un
minetrotróficas predominan las eleva-
hecho importante de este patrón es su
ciones, las depresiones y los charcos
persistencia temporal pues, a juzgar por
–temporales o permanentes-; mientras
los documentos fotográficos disponi-
que en las elevadas, la zona central del
bles, en Meixón Vella el mismo no ha
domo tiende a un patrón más parecido
variado de forma sustancial al menos
al de las turberas de cobertor, pero más
Tabla 7.1. Sistema de códigos para la descripción de las microformas o elementos del microtopo de las turberas (tomado de
Lindsay, 1995)
Zonas terrestres (T)
T1
Crestas bajas (low ridges), comunes en áreas de turberas no dañadas; 1-10 cm sobre el nivel freático medio; generalmente la zona más rica en especies características
T2
Crestas altas (high ridges), el nivel general de muchas superficies de turbera, en particular fuera de
los sistemas de charcos; 10-20 cm sobre el nivel freático medio
T3
Elevaciones (hummocks), normalmente el elemento más alto del patrón y siempre formado por briófitos; 20 cm a 1 m sobre el nivel freático medio
T4
Cortes de turba (peat haggs), asociados con la erosión; 1-2 m sobre el nivel freático medio
T5
Montículo de turba (peat mound), 1-3 m sobre el nivel freático y posiblemente asociados a una formación incipiente de tipo palsa, si bien sus orígenes son aún oscuros; distribución muy restringida
Zonas acuáticas (A)
A1
Depresiones de esfagnos (Sphagnum hollows), una macrodepresión verdadera (fase acuática) de
Sphagnum cuspidatum denso; 0-10 cm por debajo del nivel freático medio
A2
Depresión de fondo fangoso (mud-bottom hollow), una microdepresión dominada por una base de
turba relativamente sólida, pero con algunos esfagnos acuáticos; 5-20 cm por debajo del nivel freático medio
A3
Charco sensible a la sequía (drought-sensitive pool), un área de agua libre con una base de turba bien
consolidada que permanece inundada la mayor parte del tiempo pero que se seca durante el estío;
20-50 cm por debajo del nivel freático medio
A4
Charco permanente (permanent pool), un área de agua libre que es suficientemente profunda para
permancer inundada incluso durante sequías extremas; 1-4 m de profundidad; distribución restringida
TA2
Cárcavas de erosión (erosion gullies), se parecen a las depresiones de fondo fangoso pero con agua
que fluye
marcado, mientras que en el perimetro
microformas y la vegetación (S JÖRS ,
dominan los elementos de microtopo
1948, LINDSAY et al., 1983, 1985), descri-
característicos de las turberas minero-
biéndolas como gradientes ecológicos.
tróficas.
LINDSAY et al. (1988) y LINDSAY (1995)
Diversos autores han establecido las
relaciones
existentes entre estas
propusieron un sistema de códigos simple que puede emplearse para identifi109
car sin ambigüedades los rasgos descri-
por elementos terrestres, que consisten
tos por SJÖRS (Tabla 7.1), agrupando los
en elevaciones (T3) y crestas elevadas
elementos en ambientes terrestres y
(T2) o crestas elevadas y crestas bajas
acuáticos, tal como se ha mencionado
(T1), sin una fase acuática verdadera.
anteriormente.
Las turberas minerotróficas, de transi-
Estos rasgos superficiales aparecen
en combinaciones. El rango de patrones
superficiales contribuye significativamente a la variabilidad dentro de la turbera y entre turberas. La distribución y
abundancia de sectores con patrones
particulares aporta variación a la turbera, pero también la forma y orientación
que tienen es un factor importante.
mayor riqueza de elementos acuáticos y
terrestres, estando presentes T1 a T3 y
A1 a A3. Incluso en algunos casos la
morfología superficial parece disponerse en zonas locales lineales, aunque la
limitada extensión, poca claridad de los
rasgos y una cierta tendencia semicircular parecen indicar que el paso contínuo
del ganado por las áreas marginales de
Una turbera puede consistir en sólo
la turbera podría haber contribuido al
unos pocos elementos de microrelieve,
desarrollo de este patrón (como se intu-
por ejemplo dos (T1 y T2, T3 y A1,
ye en el borde NW de la turbera de
etc…). A gran escala, la complejidad de
Pasada de Lamoso).
los patrones aumenta con la humedad
del clima. Para Gran Bretaña LINDSAY
(1995) indica que en las áreas secas de
las turberas la fase acuática, si existe,
tiende a formar pequeñas depresiones
no alineadas (A1/A2), pero al aumentar
la humedad estas depresiones se vuelven marcadamente lineales –tal como
ocurre en el noroeste de Escocia-. Los
charcos de agua libre (A4) son redondeados, se forman en la parte superior de
las cuencas y están restringidos a las
áreas septentrionales más oceánicas de
Gran Bretaña.
110
ción y tremedales, suelen poseer una
Los rasgos de erosión son también
caracteres importantes en la comparación de mesotopos y macrotopos de turbera, siendo casi exclusivos de las turberas de cobertor y las elevadas. Los
rasgos mas obvios son las profundas
cárcavas de erosión y los cortes típicos
de muchas turberas de cumbre (T4).
Estas cárcavas alcanzan profundidades
de 2 a 3 m y en algunos sectores de turberas de cobertor son tan extensivas
que han dado lugar a un patrón a
macroescala de superficies primarias
que aparecen conectadas por superfi-
En Galicia las turberas de cobertor
cies secundarias de turba de menor
de las sierras septentrionales y los
espesor y elevación, con la consiguien-
domos de las turberas elevadas presen-
te perturbación de la capa freática
tan patrones de microtopo dominados
(Barreiras do Lago, Chao de Lamoso,
Cumio dos Cabaleiros, Xistral). En las
sobre las turberas ombrotróficas, es
turberas elevadas este tipo de rasgo es
decir, las de cobertor y las elevadas, las
más frecuente en los márgenes, donde
que son definidas como bogs en la lite-
la profundidad es menor, en general no
superior a 1 m.
ratura anglosajona. Este hecho está
relacionado con el valor mediomabiental que presentan y el estatus de hábi-
TIPOS DE TURBERA DE GALICIA
tats de protección prioritaria que se les
MARTÍNEZ CORTIZAS et al. (2000) des-
concede a nivel legislativo.
criben como tipos principales de turberas activas de montaña en Galicia las
turberas de cobertor, las turberas eleva-
Turberas de cobertor
das y las turberas minerotróficas (tre-
Una turbera de cobertor es un macro-
medales y turberas de transición). Estos
tipos son comparables a los descritos
para las áreas de turberas atlánticas
europeas, aunque no siempre con la
topo, una formación de turba que cubre
de mamera continua grandes superficies de topografía variada. En Galicia
misma denominación (MOORE & BELLAMY,
este macrotopo se encuentra distribuído
1973; GOODWILLIE, 1980; EUROLA et al.,
en exclusiva en las sierras septentrio-
1984; MOEN, 1985; LINDSAY et al., 1988;
nales, la posición latitudinal mas meri-
DAVIES & ANDERSON, 1991; LINDSAY, 1995;
dional de este tipo de hábitats en
FOSS & O’CONELL, 1998). Hay muchas tur-
Europa.
beras que son formaciones de transición entre condiciones ombrotróficas y
minerotróficas, en particular cuando los
niveles superficiales desarrollan suficiente espesor para alcanzar una cierta
condición ombrotrófica. Estas turberas
en general forman parte de un complejo
de cobertor mayor, en cuyo caso pueden
considerarse como un componente del
complejo, o bien aparecen como turberas elevadas incipientes.
Al igual que en el resto de Europa, en
Galicia la mayor parte de los esfuerzos
de caracterización se han centrado
Fotografía aérea de un sector de turberas de cobertor en la
Serra do Xistral. (cuenca alta del río Pedrido y del río das
Furnas)
111
Turberas de cobertor en la cuenca del río Pedrido. Se pueden apreciar diversos mesotopos, desde turberas de cumbre, ladera e
incluso en escalón (en la zona central de la fotografía).
Los sustratos sobre los que se han
sentar una imperceptible transición
desarrollado son muy diversos, desde
hacia suelos orgánicos y minerales,
materiales cuarcíticos a graníticos y
tanto en las propiedades físico-quími-
desde suelos incipientes a podzoles, si
cas como en la vegetación, desde turbe-
bien el área cuarcítica de Xistral-
ras a brezales húmedos o suelos con
Cadramón es por la que adquieren
predominio de herbáceas.
mayor desarrollo. La turba es pobre en
nutrientes, la de mayor acidez y con un
balance crítico del nitrógeno y fósforo.
112
Las turberas de cobertor aparecieron
por medio de una combinación de paludificación y terrestrización y presentan
El crecimiento de la turba está rela-
domos elevados en algunas localizacio-
cionado con el grado de drenaje y la
nes (Pena da Cadela). No obstante,
duración de la inundación del terreno, y
desde el inicio del Holoceno el proceso
por tanto con la inclinación de la pen-
de paludificación parece haber sido de
diente. Las turberas de cobertor tienen
tal intensidad que se cubrieron las cum-
una topografía más compleja que las
bres planas y las pendientes suaves con
demás debido a la mayor variedad de
turba de una manera tan rápida que los
condiciones bajo las cuales se desarro-
domos incipientes de las pequeñas
llan. Pueden cambiar bruscamente en
cuencas fueron englobados en este
un margen formado por una roca, o pre-
macrotopo. Por otro lado, la mayor parte
de los domos presentes se deben esclu-
como ejemplifican las turberas de cum-
sivamente a la acumulación de turba
bre (núcleo central de turberas de
ombrogénica, sin una base minerotrófi-
cobertor de O Xistral). La turba formada
ca previa y raramente el terreno sobre
en las laderas puede ser de poco espe-
el que se apoyan tiene una forma cón-
sor y con frecuencia está sujeta a la
cava, tal como ocurre en la turberas ele-
influencia de las aguas de escorrentía
vadas. Lo mas habitual es que estén for-
superficial o a las de afloramiento de la
madas por turba poco descompuesta,
capa freática, con lo que su condición
fíbrica, en la superficie; mientras que
de oligotrofía es menos extrema.
los niveles más profundos tienden a
Los mesotopos o piezas que forman
poseer un grado de descomposición
estos complejos puzzles se definen en
mayor, siendo fíbrico-hémicos a hémi-
base a la hidrología y el relieve. Pueden
cos y excepcionalmente sápricos.
unirse por medio de áreas de turba de
La cuestión sobre la naturaleza
poco espesor -en general secundaria-,
ombrotrófica, minerotrofía o geotrófica
zonas de turba degradada o presentar
de estas turberas ha creado bastante
cierta induvidualización debido a la
confusión. Una buena parte de la misma
fuerte regresión que han sufrido en
estriba en el hecho de la condición de
macrotopo que caracteriza al término
con que se define a estas formaciones.
En claro contraste con el resto de las
algunas áreas. No osbtante, suelen consistir en unidades de turba profunda
que ocupa posiciones topográficas distintivas en el paisaje.
formaciones, las cuales se definen a
Los mesotopos son los siguientes:
nivel de mesotopo. Por ello, sugerimos
turberas de cumbre (watershed), ladera
que las comparaciones sobre la natura-
(valleyside), escalón (spur), collado
leza hidrológica y estado nutricional de
(saddle) y turberas intermedias entre
las turberas de cobertor se resuelva
estos tipos y unidades solígenas y topó-
también a nivel de mesotopos, de forma
genas. En aquellos casos en los que hay
que sea comparable con otros tipos.
patrones de microtopo bien definidos,
Este hecho está de acuerdo con la pre-
las unidades de mesotopo son habitual-
caución tomada por MOEN (1985) al dis-
mente claras, pero donde este patrón
tinguir entre turberas de cobertor y tur-
está ausente resulta difícil reconocerlas
beras de cobertor ombrotróficas (blan-
y establecer un límite entre ellas es con
ket mire y blanket bog). La última la
frecuencia arbitrario.
identificaría con las partes claramente
ombrotróficas del paisaje de turbera
Los rasgos típicos de las turberas de
cobertor son:
113
- el paisaje está cubierto de turba, en el
cual las áreas sin turba representan
áreas aisladas o pasillos, si bien hay
sectores fuertemente degradados;
- el espesor de la turba varía de sólo unos
pocos centímetros a 7-8 m;
- la turba es en general ombrotrófica;
- el proceso de formación dominante fue
la paludificación
- la forma de las unidades de turbera en
muchos casos deriva al menos en parte
de la forma del terreno subyacente;
- pueden identificarse unidades hidrológicas, aunque en muchos casos sin solución de continuidad;
- los elementos de microrelieve dominantes son las elevaciones, las crestas elevadas y las crestas bajas;
- tienen una amplia presencia de rasgos
de erosión;
- las unidades ombrotróficas son muy ácidas y oligotróficas, suavizándose esta
condición en las unidades que tienen
influencia de aguas de escorrentía o
subterráneas.
Las subcategorías o mesotopos de
turberas de cobertor que se encuentran
en Galicia se han resumido en la Tabla
7.2, adaptada de LINDSAY (1995).
114
Tabla 7.2. Subcategorías o mesotopos de turberas de cobertor en Galicia (adaptada de Lindsay, 1995)
Turbera de cumbre (wartershed mire). Este tipo aparece en las zonas de cumbre de las cuencas o sobre crestas amplias, donde el terreno se inclina en todas direcciones. Este es el tipo más claramente ombrótrofico: no hay terreno de mayor elevación desde el que pueda drenar el agua, la única fuente es la precipitación, directa u oculta. La situación topográfica varía desde cimas planas rodeadas de pendientes fuertes a
laderas de suave inclinación, siguiendo los cordales principales. Las características son:
- dentro de la unidad de turbera, ningún suelo, a excepción de afloramientos rocosos, aparece a una
altitud mayor que la de la tubera;
- los márgenes irradian en todas direcciones por las laderas;
- ningún otro tipo de agua, a menos que sean pozos artesianos, a excepción de la precipitación directa pueden influir en la turbera y sus márgenes.
Turbera de ladera (valleyside mire). Este tipo aparece en laderas suaves e incluso en algunas de inclinación
considerable, entre terrenos más elevados e inclinados y un curso de agua u otro cuerpo de agua que forman su margen inferior. En su superficie el agua suele moverse rápidamente. Aunque este tipo y el anterior ocupan elementos diferenciados del relieve, en algunas áreas no hay solución de continuidad entre
ellos. Las características son:
- la turbera tiene un margen en la parte superior de la pendiente y un margen en la parte inferior;
- con frecuencia tiene su corona cerca del límite superior, y por ello el cuerpo general tiene una orientación simple del gradiente hacia el margen inferior pero una proporción menor se inclina hacia el
margen superior;
- el margen inferior está rodeado por un río o un cuerpo de agua;
- los márgenes superiores pueden estar influidos por agua que drena desde la pendiente superior;
- los márgenes inferiores pueden estar influidos por inundaciones del río, o sujetos a procesos erosivos.
Turbera de escalón (spur mire). Donde el escarpe de una colina se arrellana para dar un amplio escalón o
espolón, este pequeño rellano con frecuencia contiene una unidad de turba con una forma característica.
Parte de la turbera tendrá el caracter de una turbera de cumbre, pero el suelo próximo a la pendiente sobre
el escalón recibe agua de drenaje que crea una influencia minerotrófica o solígena. Ocasionalmente, la
topografía en escalón tiene forma de depresión, y esto puede dar lugar a una lente de turba que se parezca a un domo típico. El rasgo distintivo que separa este tipo de la de ladera es que su borde inferior no está
asociado con un río o un lago sino que está delimitado por un aumento de la pendiente. Las características son:
- posee un margen superior y un margen inferior;
- la corona frecuentemente está cerca del margen superior, y por ello la turbera tiende a poseer una
orientación simple del gradiente hacia el margen inferior pero una pequeña porporción se inclina
hacia el margen superior;
- el margen inferior está limitado por una pendiente cada vez más inclinada;
- el margen superior puede estar influido por aguas de drenaje de la ladera superior.
Turbera de collado (saddle mire). En muchos aspectos es similar a la turbera en escalón, pero se encuentra
en una depresión entre dos pendientes superiores y por ello puede recibir influencia solígena en ambos
extremos. La turbera puede ser en su mayor parte ombrotrófica si la pendiente en ambos lados se reduce
gradualmente desde la zona de cumbre (simétrica o asimétrica). Dependiendo de los ángulos de las laderas bajo el collado, la turbera se extiende hacia abajo en cada lado, dando el aspecto de una silla de montar. Los rasgos de una turbera de vaguada son:
- tiene dos márgenes superiores y dos márgenes inferiores;
- los márgenes inferiores forman ángulos rectos con los márgenes superiores (que se encuentran
enfrentados)
- la turbera se curva en dos direcciones como el asiento de una silla de montar;
- los márgenes superiores pueden estar influidos por agua de drenaje de la pendiente superior;
- los márgenes inferiores están limitados por pendientes de inclinación creciente.
115
Turberas elevadas
Las turberas elevadas típicas tienen
forma convexa, de domo relativamente
simple, cuyos contornos son en gran
medida independientes del terreno
mineral subyacente. El relieve del substrato basal puede ser irregular pero está
totalmente cubierto de turba. Estas turberas son frecuentes en llanuras a baja
altitud o en fondos de valle, pero tam-
montañas litorales hasta las interiores,
bajo condiciones climáticas fuertemente oceánicas a condiciones de oceanidad más degradada o continentales,
relativamente más secas. Estas turberas son minerogénicas en origen y contienen evidencias de fases minerotróficas anteriores en su registro estratigráfico, aunque hoy presenten una parte
ombrotrófica.
bién en algunas zonas de escalón
Al aparecer como unidades aisladas,
–donde pueden confundirse con turbe-
o pequeños complejos de unidades, de
ras ombrotróficas de escalón, si no se
turba ombrotrófica en un paisaje que no
hacen sondeos detallados para compro-
está dominado por turba, se les suele
bar la morfología del terreno subyacen-
denominar también turberas confinadas
te-. En Galicia, sin ser el tipo dominan-
–en contraposición a las de cobertor,
te, se encuentran en un amplio rango de
que se denominan turberas no confina-
ubicaciones geográficas, desde las
das-. También pueden encontrarse en
A la izquierda, la turbera elevada del Pedrido, mostrando la típica forma de domo ombrotrófico elevado sobre el terreno circundante de turba minerotrófica perimetral. Los pinos se encuentran en la turba perimetral ya que no son capaces de vivir en las
condiciones fuertemente ácidas y oligotróficas que caracterizan el ambiente químico del domo. A la derecha, fotografía aérea
del año 1984, en la que se puede apreciar la forma general e incluso el área del domo.
116
áreas mas extensas con turbas minerotróficas. Algunas turberas del noroeste
se han formado sobre depresiones cónvacas ligeramente disimétricas, es
decir, con un borde de la cuenca de
menor altitud que el otro. En estos
casos la acumulación de la turba hace
que se supere el límite del borde de
Turbera elevada en el sector de Penido (Serra do Xistral)
menor altitud y se forme un incipiente
domo ombrotrófico. La turba se extien-
beras de cobertor, poseen un caracter
de en superficie y acaba por superar en
confinado o, al menos, semiconfinado.
todos sus puntos al terreno subyacente.
Este tipo parece ser característico de la
A pesar de que su extensión es superior
costa occidental europea, y fue definido
a la de las turberas elevadas típicas,
por GOODWILLIE (1980) como turbera ele-
por su evolución debieran incluirse en
vada oceánica
este tipo (Chan da Cruz). Si bien contie-
Cuando no está degradada, la turbe-
nen elementos más propios de las tur-
ra elevada tiene en general un perfil
suave con espesores de turba mayores
en el centro de la formación que decrecen gradualmente hacia los márgenes.
Está compuesta por una turba superior
ombrotrófica de espesor variable que
cubre a la turba minerotrófica o geotrófica, la cual habitualmente corresponde
a las partes más profundas de la turbera. En los bordes la inclinación es
mayor y la parte ombrotrófica puede
hacer transición hacia una turba minerotrófica
perimetral
(Tremoal
del
Pedrido).
El patrón de microtopo es más marcado que el de las turberas de cobertor,
Turberas elevadas semiconfinadas en Illós das Pedras. La
fotografía aérea (año 1984) revela la coalescencia o fusión
parcial de domos reconocibles.
estando presentes las elevaciones,
crestas elevadas y bajas y depresiones
de esfagnos. No es infrecuente econtrar
117
cortes erosivos en los bordes de la for-
- en estos complejos los domos están
mación, similares a los de las turberas
relacionados hidrológicamente sólo por
de cobertor, pero de menor profundidad.
medio de la turba o los arroyos perime-
Los rasgos típicos de una turbera
elevada no perturbada pueden resumirse en los siguientes (LINDSAY, 1995):
trales; y
- el domo, o complejo de domos, en general aparece en un paisaje que ahora no
es de turberas, aunque pueden persistir
remanentes o evidencias de otros hábi-
- un domo simple de origen minerogénico
tats seminaturales en el mismo paisaje.
que tiene turba superficial ombrotrófica
- el domo tiende a forma semielíptica en
Las subcategorías o mesotopos de
sección vertical, mostrando el margen
turberas elevadas que se encuentran en
un gradiente mas pronunciado que el
Galicia se han resumido en la Tabla 7.3.
centro;
- con excepción de la turba minerotrófica
perimetral, la parte más húmeda del
domo se encuentra generalmente en el
punto de mayor elevación, en el centro;
- el domo es producido enteramente por
crecimiento de la turba y no por la forma
del terreno subyacente;
- el domo se apoya en mayor o menor
medida sobre depósitos de turba minetrotrófica, que se desarrollaron al
menos en parte por terrestrización;
- en los márgenes el nivel freático se une
al nivel freático de las aguas subterráneas; la mezcla hidrológica da lugar a
turba minerotrófica (turba perimetral)
que puede rodear el domo;
- el domo puede aparecer junto a otros
domos en un complejo de turberas elevadas, pero las lentes individuales permanecen como entidades separadas y
en general no se funden con domos próximos;
118
Tabla 7.3. Subcategorías de turberas elevadas de Galicia (adaptado de Lindsay, 1995)
Confinadas:
Elevada típica (typic raised bog). Áreas discretas de turbera elevada rodeada por suelo mineral. Se encuentra a
altitudes variables pero, en aquellas áreas en las que hay turberas de cobertor, siempre se encuentran por debajo de los mesotopos de turberas de cumbre. Algunas tienen en su base sedimentos de la última deglaciación y
tienen una estratigrafía postglaciar relativamente ininterrumpida (aunque con niveles mixtos inorgánicos y orgánicos). La secuencia básica de formación es la terrestrización -origen minerogénico- que culmina con el desarrollo del domo ombrotrófico. El espesor de la turba suele superar los 5-7 m. También pueden presentar en su borde
turbas marginales minetróficas o cuerpos de agua, como lagos o ríos.
Este tipo de turbera se ha reconocido en las Serras Septentrionais. En las Serras Orientais y Sudorientais no parece estar presente más que como transiciones entre turberas minerotróficas típicas y turberas con un nivel ombrotrófico incipiente.
Elevada de cuenca (basin raised bog). Estas turberas no deben confundirse con los fen de cuenca, aunque con frecuencia se da un mosaico de los dos tipos en una cuenca topográfica simple. Desarrollado generalmente a partir de una mata flotante (tremedal), estas turberas han pasado por un extenso periodo de sucesión de fases lacustres y turba de tipo fen. Evidencias de las fases de turba minerotrófica pueden persistir en forma de un cinturón
perimetral alrededor del domo central de turba y/o un cuerpo de agua ocluído bajo el domo actual. El registro
estratigráfico de la turbera tiende a ser más corto que el de las turberas elevadas típicas porque el proceso de
terrestrización es más largo en estas cuencas profundas.
Su caracterización es difícil a menos que se extraigan testigos y se haga un estudio topográfico del relieve basal
para asegurarse que la superficie viva está significativamente elevada sobre el nivel freático de la cuenca.
Semiconfinadas (semiconfined raised bog). Donde el clima y el terreno caracterizan la transición entre ambientes
de las tierras altas y bajas y con frecuencia alrededor de los pies de ladera y los márgenes de los extensos macizos de tierras altas, se encuentran áreas aisladas de turba que tienen las características tanto de las turberas
elevadas como de las de cobertor (como por ejemplo en Illós das Pedras, Serra do Buio).
No confinadas (unconfined raised bogs). Estas unidades se caracterizan por tener un domo relativamente simple sin
orientación general, evidencias de que dicho domo se ha generado exclusivamente por el crecimiento de la turba,
una continuidad entre esta unidad y otros componentes de un complejo de cobertor y una hidrología dependiente de las otras unidades con las que conecta.
Este tipo podría estar presente en ciertas ubicaciones cóncavas de las áreas de cumbre de las Serras
Septentrionais, aunque en la mayor parte de los casos no es fácil de diferenciar de los mesotopos de turbera de
collado.
Se caracterizan por la ausencia de un domo simple y consiste en dos o más lentes parcialmente conectadas, no
cubren áreas muy extensas, son típicas de superficies planas –cumbres, collados o escalones-, su forma está
condicionada por el relieve basal, los bordes tienden a poseer pendientes fuertes y poseen rasgos intermedios
entre turberas de cobertor y turberas elevadas.
119
Turberas minerotróficas
terreno circundante, recibiendo aportes
(tremedales, turberas de transi-
de aguas de escorrentía e incluso aguas
ción)
subterráneas y poseen un nivel freático
Son sin duda las turberas mejor
representadas en el noroeste peninsular, estando ampliamente distribuidas
por todos los sectores, sin relegarse a
las áreas de montaña como ocurre con
los tipos descritos hasta aquí. Su proceso de formación es la terrestrización, es
que se une al nivel freático de la formaciones minerales que las rodean. Aún
siendo mayoritariamente oligotróficas,
la acidez es menor que la de las turberas de cobertor y elevadas –véase el
Capítulo 9-. En ellas predominan las
microformas de tipo depresión, elevaciones de esfagnos y crestas. También
decir, la colmatación de cuerpos some-
suelen estar presentes los charcos tem-
ros de agua. La base de estas turberas
porales y permanentes, cursos de agua
puede estar formada por limos y arci-
corriente y rasgos erosivos del tipo de
llas, arenas e incluso sedimentos mas
las depresiones fangosas.
gruesos, a los que sigue una capa de
turba minerotrófica de espesor variable.
Todas ocupan formas cóncavas del
terreno, por lo que las subcategorías
En estas turberas la superficie se
que hemos identificado en Galicia res-
encuentra menos elevada que la del
ponden al tipo de depresión (Tabla 7.4).
Tabla 7.4. Subcategorías de turberas minerotróficas de Galicia
Turberas de depresiones de ambientes glaciares. Ocupan lagos glaciares someros formados por sobreexcavación y otras formas de cierre hidrológico (morrenas laterales, cordones intramorrénicos, etc...) que se han colmatado y rellenado con turba. Su principal área de distribución son las Serras Orientais y Sudorientais.
Turberas de alveólo de alteración. Ocupan depresiones resultado de la meteorización y evacuación de extensos
mantos de saprolitas. Particularmente desarrollados en ambientes graníticos. Se encuentran tanto en las Serras
Septentrionais, como en las Serras Litorais y la Dorsal Galega.
Turberas de valle. Ocupan posiciones de fondo de valle, manteniéndose la turba permanentemente encharcada, a
excepción de la época estival.
120
Las diferencias entre los subtipos
existe una amplia gama de turberas de
son escasas a nivel de propiedades físi-
transición entre los tremedales típicos y
co-químicas y se deben en mayor medi-
otras formaciones. La influencia topó-
da al clima de las áreas en las que apa-
gena se hace patente en las laderas, de
recen y las comunidades vegetales que
tal manera que a veces se da un conti-
soportan. En casos excepcionales, cuan-
nuo entre fases de turba minetrófica
do las aguas que drenan hacia la turbe-
profunda en el sector central de la cuen-
ra atraviesan terrenos de rocas calizas,
ca hacia turbas de menor espesor en los
la acidez de las aguas es baja y la con-
sectores marginales.
dición oligotrófica es mucho menos
marcada que en las desarrolladas sobre
terrenos silíceos. El registro sedimentario si suele ser muy diferente, respondiendo a la historia particular de la colmatación de la depresión en la que se
han formado.
En estos casos, los suelos de los bordes de la cuenca pueden presentar una
morfología compleja en la cual aparecen niveles de turba enterrados por
niveles
minerales
–sugiriendo
una
regresión espacial de la turbera hacia
su zona central-, o a la inversa, niveles
En las sierras septentrionales, en un
de turba minerotrófica sobre facies
paisaje dominado por las formaciones
inorgánicas –tal vez producto de la
turbosas y los suelos minerales muy
expansión de la turbera en sus márge-
ricos en materia orgánica (un ambiente
nes-. Estos rasgos revelan una historia
que podría denominarse de moorland),
complicada en la que factores externos
Turbera minerotrófica de Veiga do Tremoal, desarrollada sobre un alveolo formado en la granodiorita de A Toxiza. En la fotografía áerea se aprecia su extensión (unidad superior izquierda, unas 40 ha) así como otras dos formaciones, una turbera
minerotrófica de un tributario del río Pedrido (centro) y la turbera elevada de Traspedrido (inferior derecha). Se han sombreado
las tres unidades.
121
1
2
3
4
5
6
7
8
Algunos ejemplos de turberas minerotróficas. 1 y 2: turbera de Veiga do Rial, nacimiento del río Eume (sombreada el área de la
formación, unas 25 ha; fotografía aérea del año 1984); 2 y 3: turberas de alveolo (izquierda, Pena Grande; derecha, Tremoal do
Rego); 5: turbera minerotrófica sobre hombrera glaciar, Porto Ancares; 6: turbera formada por obturación glaciar, Braña de
Lamelas; 7: turbera de ladera (minerotrófica de transición), Braña de Agolada; 8: turbera de valle en Illós das Pedras (formación
sombreada).
122
a la turbera, como el clima o la actividad
TIPOS
humana, pueden haber influido notable-
RED NATURA 2000
mente en su expansión y morfología.
DE
HÁBITATS
DE
TURBERAS
Las turberas son ecosistemas de
elevado valor medioambiental. Así lo
ha entendido la Unión Europea al proponer su inclusión en la directiva
“Habitats”, “un instrumento legislativo
en el campo de la conservación de la
naturaleza”
(E UROPEAN
C OMMISSION ,
1996); directiva que se plasma en la
creación de una red de áreas de especial conservación, denominada Red
Perfil de suelo mostrando un nivel de turba basal cortado por
un nivel inorgánico, reflejo de procesos erosivos en el borde
de una formación de turbera.
Ecológica Europea Coherente Natura
2000. El Interpretation Manual of
European Union Habitats (E UROPEAN
COMMISSION, 1996) recoge la descripción
detallada (definición, especies características,
distribución
geográfica,
etc...) y es la base para la identificación
de los hábitats prioritarios en la Unión
Europea. Tomando esta obra como referencia, las turberas del noroeste de la
Península Ibérica aparecen incluídas en
el grupo general de RAISED BOGS
MIRES
AND
AND
FENS, Sphagnum acid bogs, y
en los hábitats tipo definidos como:
7110- Turberas elevadas activas (Active
raised bogs): turberas ácidas, ombrotróficas, pobres en nutrientes mineEjemplo de nivel de turba sobre un suelo mineral. Los rasgos
indican que la formación de la turba fue posterior a la colmatación de un área cóncava por sedimentación de materiales
procedentes de la erosión de los suelos de ladera. El nivel por
encima de la turba es el resultado de la quema de la misma.
Estos procesos parecen estar relacionados con actividades
humanas prehistóricas.
rales, alimentadas principalmente
por el agua de lluvia, con una capa
freática en general más elevada que
la de las áreas colindantes, con vegetación perenne dominada por esfag123
nos de diverso colorido en microcoli-
naje superficial pobre, en áreas de
nas (hummocks) que permiten el cre-
climas oceánicos con elevada preci-
cimiento
(Erico
pitación, características del oeste y
magellanici
norte de Gran Bretaña e Irlanda. A
de
la
turbera
Sphagnetalia
Scheuchzietalia
palustris
p.,
pesar de la existencia de un cierto
Utricularietalia intermedio minoris
flujo lateral de agua, las turberas de
p., Cariceralia fuscae p.)
cobertor
son
mayoritariamente
ombrotróficas. Con frecuencia cubren
7120- Turberas elevadas degradadas toda-
áreas extensas con aspectos topo-
vía susceptibles de regeneración
gráficos locales que soportan comu-
natural (Degraded raised bogs still
nidades
capable of natural regeneration): tur-
Sphagnetalia magellanici: Pleurozio
beras elevadas cuyo funcionamiento
pupureae Ericetum tetralicis Vaccinio
hidrológico ha sido perturbado (habi-
Ericetum
tualmente por actividades humanas),
Scheuchzeretalia
dando lugar a una desecación super-
Utricularietalia intermdio minoris p.,
ficial y/o a un cambio o pérdida de
Caricetalia fuscae p.). Los esfagnos
especies. Estas unidades habitual-
desempeñan un papel importante en
mente contienen especies típicas de
todas estas turberas pero el compo-
las turberas elevadas activas como
nente de ciperáceas es mayor que en
componente principal, pero la abun-
las turberas elevadas.
distintivas
(Erico
tetralicis
p.;
palustris
p.,
dancia relativa es diferente. Los
124
lugares que se juzga que son suscep-
7140- Turberas de transición y tremedales
tibles de regenerarse de forma natu-
(Transition mires and quaking bogs):
ral incluirán aquellas áreas donde se
comunidades formadoras de turba
pueda recuperar la funcionalidad
desarrolladas sobre aguas superfi-
hidrológica y, con una rehabilitación
ciales oligotróficas a mesotróficas,
apropiada, exista una expectativa
con características intermedias entre
razonable de re-establecimiento de
tipos
la vegetación con capacidad de for-
Presentan un amplio y diverso rango
mar turba en unos 30 años.
de comunidades vegetales.
solígenos
y
ombrógenos.
7130- Turberas de cobertor activas (Blanket
7150- Depresiones sobre sustratos turbo-
bog, active only): extensas comunida-
sos (Rhynchosporion) (Depressions
des de turberas o paisajes sobre
on peat substrates, Rhynchosporion):
superficies planas o laderas con dre-
comunidades
pioneras
altamente
constantes sobre turbas expuestas
zonas de cumbre irradia por las laderas
saturadas de agua o, algunas veces,
hasta zonas de ruptura, donde pierde
sobre arenas, con Rhynchospora
espesor la turba en transición hacia
alba, R. fusca, Drosera intermedia, D.
otros suelos con horizontes orgánicos a
rotundifolia, Lycopodiella inundata,
cotas más bajas (incluso hasta los 500
que se forman en áreas perturbadas
m). La distribución geográfica de este
de turberas de cobertor o elevadas,
tipo de hábitat, reconocido en el
pero también en áreas erosionadas
Interpretation Manual, las remite a
de forma natural en brezales húme-
áreas de Francia, Irlanda, Suecia y
dos y turberas, en puntos de flujo
Reino Unido, aunque parece oportuno
preferente y en la zona de fluctuación
extender su dominio hasta el norte
de charcas oligotróficas con substra-
peninsular, el cual se convierte así en el
to arenoso, ligeramente turboso.
límite meridional de distribución de
Estas comunidades son similares, y
este tipo de ecosistemas atlánticos. Su
están muy relacionadas, con las de
presencia en otros sectores del territo-
las microdepresiones (hollows) y las
rio galaico es discutible debido, sobre
de las turberas de transición.
todo, a una cierta falta de precisión en
la definición al indicar que se trata de
De estos hábitats tipo, por su singu-
turberas “mayoritariamente ombrotrófi-
laridad y grado de desarrollo espacial,
cas”, lo que no excluye que se encuen-
destacan las turberas de cobertor
tren formaciones extensivas, recubrien-
(7130),
encuentran
do laderas y con caracter minerotrófico
restringidas casi exclusivamente a las
que pueden ser incluidas también en
Serras Septentrionais y a favor de
esta clase.
las
cuales
se
condicionantes biogeográficos: cumbres
Tanto las turberas de cobertor como
planas o de ligera inclinación (entre los
las turberas elevadas activas son hábi-
800 y 1000 m s.n.m), en áreas oceánicas
tats de protección prioritaria para la
de elevadas precipitaciones (1600-1800
Unión Europea. Estas últimas (código
mm/año), escasa a moderada esta-
7110) aparecen localizadas en su mayor
cionalidad pluviométrica, abundantes
parte en pies de ladera, áreas de
nieblas, bajas temperaturas medias
replano y depresiones, si bien en las
anuales (7.5º a 10.0º C) y sustratos áci-
cumbres de las montañas septentri-
dos
Existe
onales no es infrecuente la existencia
además, en muchas localizaciones, un
de enclaves de turberas altas que
complejo contínuo que partiendo de las
aparecen hoy englobadas en forma-
pobres
en
nutrientes.
125
126
ciones de cobertor más extensas. Su
formación y la necesidad de proponer
principal característica es la de haber
límites al posible contínuo entre los dos
desarrollado
superficial
tipos de alimentación. En este subtipo
ombrotrófica bien reconocible y de
podrían incluirse turberas de ladera y
espesor variable, debido al crecimiento
pie de ladera de bajo espesor, que son
vertical de la turbera. Este crecimiento
auténticas transiciones entre turberas
suele conferirle un aspecto abombado
de
en su centro (perfil convexo) y, a la zona
Mientras que en el segundo subtipo
que se ha elevado sobre los márgenes
–los tremedales- se incluirían turberas
de la formación, un régimen nutricional
de
dependiente de manera exclusiva del
alteración, con capas freáticas elevadas
agua de lluvia, además de un aislamien-
que le confieren un caracter flotante.
to de los circuitos hidrológicos subterrá-
Éstas presentan casi siempre una
neos y superficiales. Es decir, se trata
conexión con los sustratos turbosos de
de una fase de progresión de ciertas
las laderas circundantes, de forma que
turberas minerotróficas y la identifi-
pasan paulatinamente hacia turberas de
cación del nivel ombrotrófico superficial
transición.
una
zona
cobertor
fondo
de
y
turberas
valle
y
elevadas.
alveolo
de
es clave para su clasificación en este
Por otra parte, el hábitat 7150
grupo. En Galicia no son exclusivas de
–depresiones sobre sustratos turbosos
sector alguno pues aparecen represen-
con Rhynchosporion- no debe ser con-
tadas en casi todos ellos.
siderado como un tipo de turbera, si no
El resto de las turberas del noroeste
como un hábitat que aparece en algu-
peninsular podría encuadrarse entre las
nas áreas turbosas como resultado de
turberas activas de transición (transi-
procesos de degradación antropogénica
tion mires) y tremedales (quaking bogs).
o natural.
Cabe entender que, en gran medida, el
Por último, en lo que a caracteri-
primer subtipo es un cajón de sastre en
zación de hábitats de turbera se refiere,
el que incluir una buena parte de las
parece oportuno hacer una serie de con-
turberas. Para éste, lo más relevante,
sideraciones. La primera es que se echa
desde el punto de vista geoquímico e
en
hidrológico, es decidir el grado de tran-
turberas minerotróficas ácidas, las que
sición entre condiciones solígenas y
en la bibliografía anglosajona reciben la
ombrógenas, es decir, entre minerotrófi-
denominación
cas
que
Probablemente se trate del hábitat de
requiere el estudio particular de cada
turbera más extendido en el noroeste
y
ombrotróficas;
aspecto
falta
una
clase
específica
genérica
de
de
fens.
peninsular, si bien en el Interpretation
el
Manual sólo se da esta denominación a
ambientales
los de ambientes calcáreos (calcareous
durante
fens). En segundo lugar, la definición de
(M ARTÍNEZ C ORTIZAS et al., 2000). Las
los tipos, tomada de manera estricta,
turberas tienen pues un importante
adolece de cierta ambigüedad, generan-
componente de ecosistemas relictos. Es
do posibles solapamientos entre fases
evidente que la clasificación de los
de turberas de cobertor y elevadas,
hábitats de turbera es una tarea com-
entre elevadas y tremedales, etc..., que
pleja que demanda la integración de
no parece oportuno se resuelvan a
estudios de numerosas disciplinas, pero
través de las turberas de transición, que
es también obvio, tal como se refleja en
por este motivo podrían llegar a conver-
el Interpretation Manual, que dicha
tirse en las dominantes. También en
complejidad es consustancial a este
relación a la definición de las carac-
tipo de hábitats, puesto que en cada
terísticas biogeoquímicas, hidrológicas
uno de ellos existen enclaves menores
y geomorfológicas, se otorga un papel
“de otros sistemas formadores de turba
preponderante
condiciones
los cuales, de manera estricta, forman
actuales en detrimento de la génesis y
parte de diversos biotopos de zonas
del proceso histórico-evolutivo de las
anfibias, turberas minerotróficas (fens)
formaciones. No obstante, los nombres
y suelos de brezales húmedos (moor-
que reciben tienen un fuerte contenido
land)”.
a
las
acoplamiento
el
y
entre
condiciones
actividad
Holoceno,
por
humana
el
otro
genético, coherente con el hecho de que
La Red Natura 2000 exige la protec-
las turberas son sistemas edáficos
ción prioritaria de algunos de estos
autoretroalimentados y que las condi-
hábitats (7110 y 7130), por lo que se
ciones que han disparado su formación
debe tener en cuenta que ésta no será
hay que buscarlas en los paleoambi-
efectiva si no se incorporan además
entes de finales de la última glaciación
otras áreas marginales de menor cali-
e inicios del Holoceno, por un lado, y en
dad, pero directamente relacionadas.
127
CAPÍTULO 8
X. Pontevedra Pombal
J.C. Nóvoa Muñoz
E. García-Rodeja Gayoso
A. Martínez Cortizas
COMPOSICIÓN Y PROPIEDADES
DE LAS TURBERAS DE GALICIA
TASAS DE ACUMULACIÓN
DE TURBA
El espesor máximo medio en las tur-
profundidad para turberas de diferentes
beras minerotróficas es de 2-3 m, si
sectores del noroeste de la Península
bien en los sectores orientales y suro-
Ibérica; algunos datos han sido tomados
rientales (p.ej. Lucenza, Lugo) algunas
de la bibliografía (FERNÁNDEZ & RAMIL,
alcanzan profundidades elevadas (7-8
1995). La mayoría de los puntos se ajus-
m); pero en estos depósitos no todos los
tan a una función de regresión con un
niveles son de turba. Las turberas
coeficiente de correlación de r= 0.98 (n=
ombrotróficas
profundidades
55) y una pendiente de 21. Así pues, la
máximas superiores a 5 m (se han reali-
acumulación media de turba durante el
zado algunos sondeos en los que local-
Holoceno ha sido de 1 cm por cada 20-
mente se superan los 7 m, aunque tam-
25 años. Del resto de las turberas, una
bién es probable que se trate de forma-
buena parte se ajusta a una función de
ciones mixtas, ombrotrófico/ minerotró-
pendiente no significativamente distin-
ficas), pudiéndose considerar represen-
ta (b= 23; r= 0.88, n=15) -reflejando la
tativa una media de 3 m. La Figura 8.1
misma tasa media de acumulación-,
muestra la relación entre la edad y la
pero que intercepta el eje de abcisas en
tienen
129
únicamente de la edad basal, por lo que
Prof. (cm)
0
sólo se pudo estimar una tasa media de
50
acumulación; en unas pocas, con dos o
100
más dataciones, se pudieron realizar
150
reconstrucciones más detalladas. Las
200
tasas de crecimiento expresadas como
250
espesor son fáciles de calcular si se
300
conoce la edad basal y la profundidad
350
total de la turbera, pero para el cálculo
400
de las tasas de acumulación de masa es
450
necesario disponer de datos directos de
500
producción o realizar estimaciones indi-
550
rectas. Aquí utilizamos esta última
aproximación mediante el modelo pro-
600
0
5
10
15
20
Miles de años (B.P.)
Figura 8.1. Relación entre la edad (en años antes del presente, B.P.) y la profundidad de la turba para turberas de montaña de Galicia.
puesto por CLYMO (1983, 1984). Este
modelo requiere también una tasa de
descomposición, fracción de descomposición de la masa total del catotelm,
una edad de 4.100 BP. Esto sugiere la
que continua liberando CO2 y CH4 de
presencia de una discontinuidad en la
forma anaerobia y muy lentamente
acumulación que, a juzgar por las
(GORHAM, 1991)- que puede obtenerse
fechas mínimas, debió haber ocurrido
por iteración a partir de tres profundida-
entre hace 4.000 y 6.000 años BP y
des y sus correspondientes edades
tener una amplia repercusión temporal
(CLYMO, 1983). De esta manera se obtu-
y espacial en el territorio galaico (inclu-
vieron valores entre 4.5 - 5.0 x 10-4 ,
ye turberas de varios sectores). Para
mayores que los dados por CLYMO (1983)
algunos de estos casos se ha comproba-
por ejemplo para Drave Mose (2 x 10 -4) y
do la existencia de niveles erosivos y
que los asumidos por G ORHAM (1991)
fuerte compactación en las turberas.
para turberas subárticas y boreales (1.4
A partir de las dataciones radiocarbónicas disponibles se han calculado
las tasas medias de acumulación,
expresadas como espesor de turba (mm
130
x 10-4), pero del mismo orden que los
estimados para una turbera ombrotrófica en Moor House (10-3 a 10-5; Clymo,
1978).
año-1) o como masa. En la mayor parte
Las tasas de acumulación expresa-
de las turberas estudiadas se dispuso
das como espesor (Figura 8.2) varían
Figura 8.2. Tasas de acumulaciónn de turba para algunas turberas de diversos sectores montaña de Galicia.
entre 0.2 y 0.7 mm año-1 y son similares
formarse en el episodio del 3.000-2.000
a las encontradas por otros autores
BP, lo que tal vez se deba a una menor
(DRIESSEN, 1977; AABY, 1986; GORHAM,
compactación de la turba; mientras que
1991). La media para Galicia, de 0.45-
para las turberas que han iniciado su
0.47 mm año-1, es más baja que la dada
formación a principios del Holoceno, las
para turberas del norte europeo (0.60-
ombrotróficas tienden a poseer una
0.75 mm año ; TOLONEN, 1979; AABY,
tasa de acumulación mayor que las
1986), del mismo orden que la dada
minerotróficas. Además, en las turberas
para Canadá (0.48 mm año ; GORHAM,
ombrotróficas de las que se dispone de
1991) y Eurasia (0.52 mm año-1; ZUREK,
dataciones múltiples, las tasas de creci-
1976) y superiores a las de Siberia (0.2-
miento tienden a ser casi constantes o a
0.4 mm año ; BOTCH & MASING, 1983).
variar poco con el tiempo. Este hecho
Estas tasas parecen estar principalmen-
podría estar relacionado con la mayor
te relacionadas con la edad, aunque
disponibilidad de agua durante el perío-
también con el tipo de turbera. Las
do de desarrollo de la turba en el sector
tasas de crecimiento más elevadas (0.6-
marítimo donde están ubicadas. En
0.7 mm año , comparables con las tur-
cualquier caso, estos valores deben
beras de la Europa nórdica) se han obte-
tomarse únicamente como estimaciones
nido en turberas que han comenzado a
ya que para su cálculo se asume una
-1
-1
-1
-1
131
Tabla 8.1. Tasas de acumulación de C, CO equivalente, N y S, flujos medios, mínimos y máximos durante los últimos 4.000 años
en dos turberas ombrotróficas de las sierras septentrionales de Galicia (Penido Vello, situada a 780 m s.n.m., y Pena da cadela,
situada a 980 m s.s.m).
2
132
C
CO2
N
S
PDC
Acum. (t ha-1)
962
3530
34.0
5.45
Flujo (t ha-1 a-1)
mín-máx
0.33 ±0.24
0.009-1.03
1.20 ±0.87
0.33-3.77
0.012 ±0.009
0.003-0.039
1.9 10-3 ±1.4 10-3
5 10-4- 5.8 10-3
PVO
Acum. (t ha-1)
1640
6020
47.1
20.7
Flujo (t ha-1 a-1)
mín-máx
0.42 ±0.14
0.21-1.07
1.55 ±0.50
0.77-3.91
0.012 ±0.007
0.004-0.054
5.3 10-3 ±2.3 10-3
2.6 10-3 - 1.8 10-2
densidad de la turba constante y ausen-
sumideros netos de elementos quími-
cia de compactación. De hecho, estos
cos, en particular de elementos biófilos.
procedimientos han sido criticados por
En la Tabla 8.1 se dan los valores de
CLYMO (1983) y GORHAM (1991) y, ade-
acumulación y los flujos de entrada de
más, en los perfiles de turba estudiados
C, N y S en dos turberas de las sierras
estas consideraciones no responden a
septentrionales de Galicia: Penido Vello
la realidad.
(PVO) situada a 780 m de altitud y Pena
Cuando la acumulación de turba se
da Cadela (PDC), situada a 970 m.
expresa como adición de masa por uni-
Debido a la lenta descomposición de la
dad de tiempo y superficie, los valores
materia orgánica, los flujos deben ser
que se han obtenido están entre 40 y
considerados como valores mínimos,
120 g m-2 año-1 (media 76.7 g m-2 año-1,
aunque bastante aproximados, de las
desviación típica 27.8), valores conside-
tasas de fijación de estos elementos. El
rablemente más elevados que los 29 g
flujo medio de acumulación de carbono,
m-2 año-1 dados por GORHAM (1991) para
el cual puede tomarse como una esti-
turberas subárticas y boreales. Debido a
mación mínima de la productividad pri-
los procesos dominantes que intervie-
maria neta (PPN) de estos ecosistemas,
nen en la formación de las turberas,
es de 0.33 a 0.42 t ha-1 año-1 para los
éstas pueden ser consideradas como
últimos 4.000 años, lo cual representa
una fijación neta equivalente de CO2 de
-1
turberas minerotróficas más antiguas se
1.20 a 1.55 t ha año . El flujo medio de
encuentran horizontes sápricos profun-
acumulación de N es de 0.012 t ha año
-1
dos.
y el de S de 1.9 x 10 a 5.3 x 10 t ha
-1
-1
-1
-3
-3
año-1. Estas dos turberas se encuentran
ubicadas en la misma sierra a tan sólo 5
km de distancia, pero muestran diferencias considerables en la acumulación de
C, N y S, por lo que la altitud (como integradora de condiciones climáticas diferentes) parece desempeñar un papel
preponderante en la evolución de las
turberas del noroeste. La acumulación
neta de C y N en PVO (a más baja altitud) es de 1.5 a casi 2 veces superior a
la de PDC, mientras que la acumulación
de S es casi 4 veces superior.
La densidad de la turba varía entre
0.06 y 0.60 Mg m-3 y la densidad de partículas entre 1.39 y 2.22 Mg m-3, siendo
0.2 y 1.5 Mg m-3 respectivamente los
valores de referencia para las turberas
del noroeste de la Península Ibérica. Los
valores más altos corresponden a materiales orgánicos sápricos, como ya habían señalado LYNN et al. (1974), a transiciones basales entre la turba y el suelo
mineral y a capas intermedias de turberas minerotróficas con bajo grado de
descomposición y elevado contenido en
componentes inorgánicos. Estos últimos
son resultado de la adición de materia
PROPIEDADES FÍSICO-
mineral debida a la erosión de los sue-
QUÍMICAS DE LA TURBA
los en el entorno de la turbera (VAN
En la Tabla 8.2 se presenta un resu-
LIEROP, 1981) y, en estos casos, el cam-
men de las propiedades físico-químicas
bio en la densidad de partículas es
determinadas en turberas de Galicia;
mayor que en la densidad del suelo
algunos datos han sido tomados de
(PONTEVEDRA POMBAL, 1995). El contenido
referencias bibliográficas. Casi todas
en C orgánico varía entre el 15% y el
las turberas tienen niveles superficiales
57%, el nitrógeno entre 0.1 y 1.7% y el
con materiales orgánicos fíbricos, poco
S entre 0.2 y 2.6%. Los valores más
o muy poco descompuestos, general-
bajos se alcanzan en los niveles con
mente hasta una profundidad que no
mayor densidad de partícula. Aunque la
supera los 25 cm. Por debajo de este
descomposición de la materia orgánica
nivel superficial hay materiales hémicos
en las turberas es extraordinariamente
seguidos por una capa basal de material
lenta debido a los efectos del encharca-
sáprico. Sin embargo, las hay que tie-
miento y la oligotrofía sobre la actividad
nen únicamente materiales fíbricos o
microbiana (ZAK & GRIGAl, 1991; GORHAM,
fíbrico-hémicos y sólo en algunas de las
1995), a lo largo del tiempo se mantiene
133
Tabla 8.2. Propiedades físico-químicas de algunas turberas de Galicia.(Área: N, norte; E: este; SE: sureste; S: sur; C: centro;
Horizonte: tipos de horizotes orgánicos presentes; Densidad de la turba y densidad de partícula en Mg m-3; Cenizas, carbono (C),
nitrógeno (N) y azufre total (S) en porcentaje; IP: índice de pirofosfato; cationes de intercambio y capacidad de intercambio catónico en cmol(+) kg-1, los valores con asterisco indican que la CIC se midió en acetato amónico a pH 7, el resto en cloruro amónico al pH de la turba (1; Jato, 1974; 2: Sanmamed, 1979; 3: Torras, 1982; 4: Leirós, 1983; 5: Molinero et al., 1984; 6: Aira y
Guitián, 1986a y b; 7: Ramil et al., 1993; 8: Ramil et al., 1994).
Turbera Sector Horizonte Espesor Densidad
del suelo
orgánico
(cm)
AGÑ7
BAG
7
BDX
BLA
BMC7
BPA
BRN4
BUI5
CAD
CDL8
CPD
LUZ6
MII6
MIM3
PDC
PNV8
PVO
PZC
QXI2
SUA
134
N
E
SE
E
C
E
C
N
N
N
E
E
SE
SE
N
N
N
E
SE
E
Oi-Oe-Oa
Oi-Oa
Oi-Oe
Oi-Oe-Oa
Oi-Oa
Oi-Oe
Oi-Oa
Oe
Oi-Oe-Oa
Oa
Oi-Oa
Oi-Oe
Oi
Oi-Oe
Oi
Oi-Oe-Oa
Oi-Oe
Oi-Oe-Oa
Oi
Oi-Oe-Oa
Peat
pH H2O
pH KCl pH CaCl2
BAG
BDX
BLA
BMC
BPA
BRN
BUI
CAD
CPD
LUZ
MII
MIM
PDC
PVO
PZC
QXI
SUA
3.5-4.3
4.3-4.6
5.9-6.0
3.9-4.0
3.5-4.3
4.2-4.7
3.2-3.8
2.5-3.9
4.3-4.7
3.4-4.8
4.6-4.9
4.7-4.9
3.6-4.4
3.6-4.6
3.4-4.8
3.8-4.2
4.5-5.6
2.3-4.3
3.4-3.8
5.1-5.3
3.5-3.9
3.8-4.2
-2.5-3.0
3.9-4.3
3.1-3.8
4.4-4.6
4.4-4.6
2.9-3.3
2.3-3.3
3.4-4.2
2.8-3.6
3.6-4.2
130
135
40
145
70
190
110
400
124
400
55
540
140
100
184
250
300
265
105
115
2.1-4.1
-4.7-4.8
---2.0-2.4
3.2-3.7
---2.9-3.2
2.3-3.1
3.3-4.1
-3.0-3.9
0.04-0.20
0.06-0.60
-0.11-0.26
-0.1-0.34
-0.11-0.19
0.13-0.98
0.15-0.23
0.14-0.17
--0.09-0.16
0.07-0.32
0.09-0.24
0.16-0.60
-0.10-0.23
Densidad de Porosidad Cenizas
partícula
(%)
(%)
-1.40-2.20
-1.53-1.88
-1.50-1.86
-1.90-2.20
1.34-2.06
-1.54-1.66
---1.36-1.51
-1.39-1.53
1.72-2.22
-1.45-1.83
-55-85
-86-93
-81-93
-87-92
60-91
-89-90
---88-94
-83-94
74-91
-77-93
-4-63
-10-25
-21-57
-4-19
2.7-79
-19-34
---1.3-7.3
-1-12
54-76
-5-50
IP
C
N
S
2-5
0-7
-2-7
-3-5
--1-6
-1-5
---4-7
-4-5
2-7
-2-5
21-43
29-49
14-27
29-44
30-32
23-46
15-32
48-60
17-55
39-60
31-37
14-35
38-40
26-34
47-57
35-51
44-57
14-25
22-45
24-50
-0.2-2.3
0.1-1.0
1.8-2.4
0.5-0.7
1.1-1.7
0.7-2.0
-0.5-2.0
-2.0-2.4
0.8-1.8
1.8
1.6-2.1
1.5-2.2
-1.2-2.3
0.3-1.6
0.7-2.0
1.1-2.7
-0.20-2.60
-0.73-0.98
-0.50-1.10
--0.06-0.30
-0.79-0.97
---0.19-0.39
-0.61-0.77
0.30-1.10
-0.54-0.95
Ca
Mg
Na
K
Al
CIC
0.8-17.8
0.40-0.70
1.80-5.91
5.60-7.50
1.0-7.1
0.20-0.50
<0.01
0.1-8.1
0.60-3.59
3.00-4.30
-0.40-0.60
0.2-4.2
0.08-6.69
0.6-11.0
0.50-0.70
1.91-10.02
0.2-12.1
0.08-0.20
0.31-1.00
1.90-2.20
0.2-0.9
0.10-0.50
1.40-3.00
0.5-9.3
0.18-2.47
0.30-1.20
-0.10-0.30
4.7-13.2
4.33-9.36
0.9-2.6
0.40-1.20
0.28-1.29
0.03-0.9
0.01-0.08
0.73-2.60
0.40-0.70
0.02-0.9
0.10-1.70
1.00-2.40
0.03-1.98
0.14-0.97
0.20-0.40
-0.30-0.70
0.5-1.2
0.46-1.39
0.081.5
0.30-0.40
1.49-3.37
0.01-1.3
0.06-0.10
<0.01-2.32
<0.01-0.06
0.02-1.0
0.05-0.20
<0.01
<0.01-1.1
0.25-0.71
0.03-0.20
-0.05-0.10
<0.01-0.5
0.02-2.93
0.09-4.2
0.07-0.30
<0.01-4.02
2.9-155
8.00-10.80
<0.01-0.09
7.10-15.90
2.5-13.4
5.00-10.00
-2.7-14
6.77-10.38
3.10-4.70
-0.90-7.10
1.0-3.4
0.31-3.76
0.5-5.1
3.20-5.3
0.61-3.99
11.3-221.3
44.7-78.8*
3.79-12.31
99.5-126.9*
8.3-16.2
60.0-165.5*
74.9-95.5*
7.1-23.5
8.77-17.35
42.2-56.0*
-23.8-30.7*
9.8-21.1
6.98-20.1
5.6-19.4
12.0-16.0
8.18-20.56
Cp/Ct (%)
Prof. (cm)
0
20
40
60
80
2
100
3
4
5
7
6
0
0
25
20
50
40
75
60
100
80
125
100
150
120
175
140
200
BLA
160
225
CPI
BLA
BSB
BAG
180
BAG
PZC
BSB
BPA
250
PDC
200
PVO
275
Figura 8.3. Perfiles de relación Cp/Ct (en %) en algunas turberas (BLA: Braña de Lamela; BSB: Braña de Suárbol; CPI:
Braña da Cespedosa I; BAG: Braña de Agolada; PDC: Pena da
Cadela).
Figura 8.4. Perfiles verticales de variación del pH en algunas
turberas (BPA: Braña de Porto Ancares; PVO: Penido Vello;
PZC: Poza da Lagoa Maior; BAG, BLA y BSB igual a la figura
anterior.
un nivel mínimo de descomposición
los grupos funcionales de carbono en
(DAMMAN, 1988), hecho que se puede
las turberas depende primariamente de
confirmar por las variaciones en profun-
la edad –es decir, del tiempo de evolu-
didad de la relación Cp/Ct. La Figura 8.3
ción-, pero también de las condiciones
muestra que, aunque el grado de humi-
ambientales exitentes durante la acu-
ficación varía bastante de una turbera a
mulación de la turba, tal vez mediante
otra, para cada una de ellas las transi-
el control de la composición de las
ciones basales o los niveles minerales
comunidades vegetales y la resistencia
son los que poseen una materia orgáni-
que ofrecen sus restos a la degrada-
ca más evolucionada, mientras que la
ción.
turba tiene relaciones Cp/Ct muy bajas
El pH de la turba varía entre 3.2 y
(inferiores a 0.05). Algunos estudios en
4.9, lo que indica condiciones de ácidas
curso, en colaboración con investigado-
a muy ácidas (Figura 8.4), un hecho
res de la Universidad de Wageningen,
coherente con la elevada precipitación,
sugieren que las transformaciones de
los substratos generalmente ácidos, el
135
Prof. (cm)
3
0
6
9
12
15
0
0
25
3
6
9
12
0
Ca
Al
15
0
Al
25
25
50
50
50
75
75
75
100
100
100
125
125
125
150
150
150
175
175
175
200
200
200
225
225
6
9
12
15
Al
Mg
225
BLA
250
3
0
Ca
BPA
250
PV0
250
Figura 8.5. Perfiles de concentración de los cationes dominantes en el complejo de intercambio catiónico (cmolckg-1) de algunas
turberas de Galicia ( BLA: Braña de Lamela, BPA: Braña de Porto Ancares, PVO: Penido Vello).
efecto acidificante de los musgos
quienes argumentan que el dióxido de
(M AJAKOVA
1972;
carbono disuelto puede explicar al
MOTZKIN, 1994) y de los ácidos orgánicos
menos una parte de la acidez de la tur-
formados durante la evolución de la
bera. Debido a la baja capacidad amor-
materia orgánica acumulada (autoacidi-
tiguadora, el dióxido de carbono se
ficación). Excepcionalmente, el pH es
disociaría liberando protones y confi-
ligeramente ácido a neutro en aquellos
riendo a las aguas de poro de la turba
casos en que aguas que drenan niveles
un pH alrededor de 4. También podrían
calizos se infiltran en la turbera (BLA,
contribuir a esta acidez natural diversos
Tabla 8.2).
compuestos orgánicos, como ácidos
La
136
&
acidez
P ROSKURJAKOV ,
característica
de
los
húmicos.
ambientes de turbera se debe en parte
La capacidad de intercambio de
al intercambio iónico entre el agua de la
cationes efectiva (CICe) varía entre 4 y
turbera y la vegetación viva, en particu-
20 cmolc kg-1. Los cationes de intercam-
lar los esfagnos, pues lo pocos cationes
bio siguen la secuencia Mg+2,Ca+2 > Al+3
disponibles son tomados por las plantas
> Na+ > K+ en los niveles superiores de
e intercambiados por protones. S HOTYK
las turberas de cobertor y Al+3 > Mg+2,
(1988), no obstante, señala los trabajos
Na+ > Ca+2 > K+ en los más profundos; en
pioneros de STREMME (1908) y otros,
las turberas minerotróficas el orden
más frecuente es Al+3 > Ca+2 > Mg+2 > Na+
en algún grado, influenciada por el sus-
> K (en BLA el Ca es más abundante
trato. Mientras que, como ya se ha
que el Al en toda la turbera). La abun-
mencionado, las turberas elevadas
dancia de Mg en las turberas de cober-
poseen un nivel superficial ombrotrófico
tor de las sierras septentrionales se
que se ha desarrollado sobre otro mine-
debe al efecto de los aerosoles marinos
rotrófico.
+
–hecho apoyado también por las elevadas concentraciones de Br-, mientras
que el predominio del Al en las minerotróficas es una consecuencia directa de
la composición de las aguas que drenan
los suelos ácidos de su entorno.
Independientemente de estas generalizaciones, muchos testigos de turba
muestran variaciones en la distribución
de los cationes intercambiables con la
profundidad (Figura 8.5). La capacidad
de intercambio de cationes (CIC) a pH 7
es, lógicamente, mucho más elevada,
entre 24 y 165 cmolc kg-1, con las mayo-
Las relaciones atómicas entre la
materia orgánica activa (extraída con
pirofosfato, Cp) y el Fe y Al extraídos
con pirofosfato, oxalato o tetraborato,
indican que la materia orgánica está
fuertemente insaturada en metales y
tiene una alta capacidad de complejación. La insaturación tiende a aumentar
hacia la base de la turbera, al igual que
el grado de descomposición de la materia orgánica, y alcanza el máximo en los
horizontes A enterrados y en las capas
de transición entre la turba y el sustrato mineral (PONTEVEDRA POMBAL, 1995).
res diferencias frente a la CICe en las
muestras de turba más ácidas y con
mayor grado de descomposición.
En función del origen de los nutrien-
SUELOS DE TURBERA:
HISTOSOLES
tes, las turberas formadas en depresio-
La clasificación de estos suelos
nes (fens) han de ser consideradas
reviste especial complejidad por diver-
como minerotróficas ya que la principal
sos motivos, como por ejemplo la subje-
fuente de cationes es la meteorización
tividad de los métodos empleados para
del sustrato o las aguas que circulan por
la determinación del grado de descom-
los diferentes circuitos hidrológicos
posición de la turba, el contenido de
terrestres. Las turberas de cobertor son
fibras, la dificultad para estimar el pro-
ombrotróficas, alimentadas por agua de
centaje de arcilla de un material domi-
lluvia, aunque incluso en estos casos la
nado por la materia orgánica, la hetero-
composición del complejo de intercam-
geneidad de la metodología empleada
bio de los niveles más profundos está,
en los diversos estudios y, en general,
137
Tabla 8.3. Clasificación, FAO y Soil Taxonomy, de algunas turberas representativas de Galicia.
138
Código
Nombre
Localización
AGÑ
A Gañidoira
S. Septentrionaies
BAG
Agolada
BLA
Altitud
(m s.n.m)
Edad (BP)
Clasificación
720
6895 ±50 (130 cm)
Histosol térrico
Medisaprist
Serra de Ancares
1230
3390 ±40 (215 cm)
Histosol tiónico
Sulfihemist
Braña de Lamela
Serra de Ancares
1280
3090 ±35 (165 cm)
Histosol fíbrico
Borofibrist
BDX
Braña dos Xuncos
Manzaneda-Queixa
1580
----
Histosol térrico
Medifibrist
BPA
Braña de Porto
Ancares
Serra de Ancares
1580
10650 ±170 (195 cm)
Histosol térrico-tiónico
Sulfihemist
BUI
Braña do Buio
Montes do Buio
620
7725 ±50 (315 cm)
Histosol térrico/fíbrico
Medihemist/Medifibrist
CAD
Cadramón
Serra do Xistral
1040
----
Histosol fíbrico
Sphagnofibrist
CDL
Chao de Lamoso
Serra do Xistral
1039
8785 ±30 (415 cm)
Histosol fíbrico
Sphagnofibrist
CPD
Campa da Cespedosa
Serra de Ancares
1415
2070 ±25 (95 cm)
Histosol térrico
Borosaprist
LUZ
Lagoa de Lucenza
Serra do Caurel
1440
17390 ±90 (700 cm)
Histosol térrico
Borohemist
MII
Manzaneda II
Manzaneda-Queixa
1700
----
Histosol fíbrico
Sphagnofibrist
MIM
Manzaneda I
Manzaneda-Queixa
1630
----
Histosol fíbrico
Sphagnofibrist
PDC
Pena da Cadela
Serra do Xistral
900
4.600 ± (185 cm)
Histosol fíbrico
Sphagnofibrist
PNV
Pena Vella
A Toxiza
700
5.080 ±40 (220 cm)
Histosol térrico
Sphagnofibrist
PVO
Penido Vello
Serra do Xistral
790
4.070 ±50 (245 cm)
Histosol fíbrico
Sphagnofibrist
PZC
Pozo do Carballal
Serra de Ancares
1330
10370 ±210 (265 cm)
Histosol térrico
Borofibrist
QXI
Braña de Queixa
Serra de Queixa
1600
----
Histosol fíbrico
Borofibrist
SUA
Braña de Suárbol
Serra de Ancares
1080
1250 ±25 (70 cm)
Histosol fíbrico-tiónico
Sulfisaprist
por la carencia de datos suficientes en
esta muestra predominan los Histosoles
la mayoría de las publicaciones. Por
fíbricos (BUI, CAD, CDL, MIM, MII, PDC,
ello, la que aquí se aporta ha de ser
PVO, QXI, BLA) y térricos (AGÑ, BDX,
considerada como una clasificación
BUI, CPD, PNV, PZC), habiendo también
aproximada para una buena parte de los
Histosoles tiónicos (BAG), fíbrico-tióni-
suelos cuyos datos se han tomado de la
cos (SUA) y térrico-tiónicos (BPA), según
bibliografía.
la clasificación de la FAO. Con la clasificación norteamericana los suelos
En la Tabla 8.3 damos una relación
dominantes son los Fibrists (sphagnofi-
de turberas de montaña representativas
brists: CAD, CDL, MII, MIM, PDC, PNV,
de diversos sectores de Galicia, indican-
PVO; borofibrists: QXI, BLA; y medifi-
do la sierra en la que se ubican, la alti-
brists: BDX, BUI). Además aparecen
tud, la edad radiocarbónica (no se trata
otros grupos como los Hemists (sulfihe-
siempre de la edad basal máxima) y la
mists: BAG, BPA; medihemist: BUI) y
clasificación según los sistemas FAO
Saprists (medisaprist: AGÑ; borosaprist:
(1990) y Soil Taxonomy (SSS, 1997). En
CPD; sulfisaprist: SUA).
139
CAPÍTULO 9
A. Martínez Cortizas
W. Chesworth
E. García-Rodeja
DINÁMICA GEOQUÍMICA DE LAS
TURBERAS DE GALICIA
QUÍMICA DE LAS AGUAS
SUPERFICIALES
El agua es un elemento crucial en el desarrollo y pervivencia
de la turbera
Como ya se ha mencionado en diver-
considerarse un buen indicador de la
sas ocasiones, las turberas se caracteri-
naturaleza y procedencia de las aguas
zan por ser ecosistemas formados casi
entrantes.
exclusivamente por agua (en particular
El estudio de las aguas de turberas
las ombrotróficas), pues constituye el
del noroeste peninsular se encuentra
90% o más en peso de la turba. Por otro
actualmente en sus inicios, por lo que
lado, la presencia de agua es imprescin-
los resultados han de tomarse como
dible para la evolución y pervivencia de
preliminares. El estudio se llevó a cabo
la turbera y, en buena medida, la vege-
en turberas de las sierras septentriona-
tación que soporta está relacionada con
les y orientales. Las turberas se diferen-
su concentración de nutrientes. En
ciaron en ombrotróficas (representadas
Galicia, las aguas son en general oligo-
sólo en el norte) y minerotróficas
tróficas con independencia del tipo de
tomando como base estudios previos de
turbera que se considere, si bien hay
los factores de formación y la naturale-
diferencias en su composición. La quí-
za físico-química de la turba. En las
mica de las aguas superficiales puede
minerotróficas
se
recogieron
tanto
141
Tabla 9.1 Valores medios, desviación típica (±), mínimo y máximo (entre paréntesis) de algunas propiedades químicas de las
aguas de turberas del noroeste peninsular (CE en mScm-1, cationes y aniones en mg L-1).
pH
CE
Si
Al
Ombrotróficas
4.3 ± 0.35
(3.9-4.9)
44 ± 4
(39-48)
0.57 ± 0.34
(0.20-1.12)
0.28 ± 0.05
(0.22-0.35)
Minerotróficas
6.0 ± 0.48
(5.2-6.7)
43 ± 8
(32-59)
2.83 ± 1.19
(1.12-5.02)
0.13 ± 0.01
(0.11-0.15)
5.9 ± 0.32
(5.4-6.5)
23 ± 8
(15-42)
1.95 ± 1.30
(0.37-4.52)
0.14 ± 0.01
(0.12-0.16)
Cl
NO3
SO4
PO4
Ombrotróficas
9.55 ± 1.90
(7.0-11.8)
0.32 ± 0.19
(0.20-0.65)
2.37 ± 0.49
(1.74-2.94)
<0,04
Minerotróficas
6.35 ± 1.17
(5.2-10.0)
0.77 ± 0.56
(0.20-2.70)
2.50 ± 0.72
(1.12-3.20)
<0,04
1.30 ± 0.28
(0.90-1.80)
0.44 ± 0.32
(0.18-1.12)
1.26 ± 0.31
(0.84-1.87)
<0,04
Ca
Mg
Na
K
Ombrotróficas
0.48 ± 0.12
(0.34-0.63)
0.62 ± 0.07
(0.58-0.66)
4.26 ± 0.25
(3.96-4.58)
0.45 ± 0.15
(0.26-0.43)
Minerotróficas
2.63 ± 1.22
(1.02-5.44)
1.03 ± 0.44
(0.40-1.77)
6.13 ± 0.98
(4.33-8.48)
0.46 ± 0.30
(0.19-1.15)
2.47 ± 0.45
(1.73-3.31)
0.55 ± 0.13
(0.36-0.83)
2.03 ± 0.43
(1.03-2.48)
1.02 ± 0.65
(0.40-2.63)
Xistral
Ancares
Minerotróficas
-
-2
-3
Xistral
Ancares
Minerotróficas
Xistral
Ancares
Minerotróficas
142
muestras de aguas circulantes como de
Los resultados indican que hay cua-
aguas estancadas. En la Tabla 9.1 se
tro factores principales que controlan la
dan los valores medios, desviación típi-
naturaleza química del agua: el efecto
ca, mínimos y máximos observados para
marino, ligado a la distancia al océano;
algunos parámetros.
el relieve montañoso, acoplado al ante-
rior y al clima; el tipo de turbera y el
La relación Cl/Na es otro buen indidel
efecto
marino
(M ALMER ,
estado del agua en la misma (estancada
cador
o circulante). Estos efectos son eviden-
1962b). En las aguas de turberas próxi-
tes en la acidez de las aguas, la con-
mas a la costa esta relación es similar a
ductividad eléctrica, la concentración
la del agua del mar, mientras que hacia
de cloruros, sulfatos, aluminio, calcio y
el interior de Galicia es inferior y alcan-
sodio. Para algunas propiedades las
za los valores mínimos observados (Fig.
diferencias observadas se deben a más
9.1). No obstante, este parámetro pare-
de uno de estos factores.
ce estar a su vez afectado por el relieve,
pues las turberas situadas en la vertiente norte de la Sierra del Xistral, a barlo-
La distancia al mar y el relieve
vento de los vientos oceánicos, tienden
Este factor es el que tiene un efecto
a poseer valores más altos que las
dominante sobre la concentración de
situadas a sotavento.
cloruros y sodio, para los cuales el mar
es el origen principal. Así, las turberas
Tipo de turbera:
de las sierras septentrionales tienen
ombrotrófica vs minerotrófica
valores significativamente más elevados que las de las sierras orientales.
También parece influir en la concentración de sulfatos, en parte de origen
marino, pues hay una diferencia significativa entre las montañas litorales y las
interiores.
La procedencia atmosférica exclusiva del agua que llega a las turberas
ombrotróficas imprime unas características distintivas a sus aguas superficiales. Éstas son más ácidas (Figura 9.2) y
más pobres en calcio que las de turberas minerotróficas, las cuales no se
Al mismo tiempo, la elevada concen-
diferencian significativamente entre si
tración de cloruros y de sodio podría ser
ni en acidez ni en concentración de cal-
la responsable de una conductividad
cio (véase Tabla 9.1). De igual modo,
eléctrica más alta en las sierras septen-
sería de esperar que se encontrasen
trionales; ambos están muy correlacio-
diferencias entre los tipos de turberas
nados con la conductividad (coeficien-
para otros nutrientes como magnesio o
tes de correlacción de 0.90). En cual-
sodio, pero el efecto marino se solapa
quier caso, la condictividad es baja, tal
aquí en gran medida.
como corresponde a aguas oligotróficas.
Las concentraciones de aluminio,
aunque bajas, también responden al
143
Figura 9.1. Relación Cl/Na de las aguas de algunas turberas ombrotróficas y minerotróficas de
las sierras septentrionales y orientales de Galicia.
Figura 9.2. pH de las aguas de algunas turberas ombrotróficas y minerotróficas de las sierras
septentrionales y orientales de Galicia.
144
tipo de turbera, pues la mayor acidez de
dantes o sobre cauces que drenan hacia
las ombrotróficas permite que este ele-
las mismas –descritas en el Capítulo
mento se encuentre en disolución, lo
11. En el noroeste, los cambios princi-
cual no ocurre en las minerotróficas. Por
pales se deben a la transformación en
el contrario, las concentraciones de sili-
pastizal, con aplicación de encalantes y
cio son mayores en las minerotróficas
fertilizantes, lo que modifica no sólo la
fruto de la procedencia solígena de al
química del agua sino también y de
menos parte de las entradas de aguas.
forma drástica las comunidades vegetales, y el pastoreo de las mismas.
Estado de las aguas superficiales: estancadas vs circulantes
Aún tratándose de un estudio preliminar, los datos obtenidos por el
momento parecen indicar que la química de las aguas puede estar afectada
por el grado de estancamiento que tengan. Así, se ha encontrado que las
Estas actividades son muy variables
y afectan en particular a algunas unidades de turberas minerotróficas y de turberas elevadas, dando como resultado
impactos locales importantes. Esto se
refleja en la variabilidad que toman
indicadores químicos como por ejemplo
el pH, que llega a ser próximo a la neu-
aguas estancadas tienden a poseer un
tralidad (Turbera de Veiga do Tremoal,
pH más ácido que el de la aguas circu-
Tremoal do Rego). Otro indicador es la
lantes, entre 0.5-1.0 unidades, y con-
concentración de nitratos, que es bas-
centraciones más elevadas de cloruros
tante alta en las turberas minerotrófi-
y más bajas de calcio, magnesio y
cas, tal vez como resultado de la sobre-
sodio. Como consecuencia, las relacio-
carga de ganado en las mismas.
nes Cl/Na de las aguas estancadas son
mas altas que las de aguas circulantes.
LOS AMBIENTES QUÍMICOS EN
LAS TURBERAS
Otros efectos
Nos referiremos aquí brevemente a
Además de estos factores que pode-
los ambientes químicos que se dan en
mos denominar natulares, las aguas
profundidad en las turberas y cómo
superficiales están afectadas por diver-
afectan éstos a la estabilidad de los
sas actividades humanas que se desarro-
minerales, dependiendo de las condicio-
llan directamente sobre las turberas o
nes de acidez y pontencial de oxidación.
que son el resultado de transformacio-
Para ello conviene recordar que en la
nes indirectas sobre los terrenos circun-
parte superior de la turbera existe un
145
nivel de escaso espesor de pH entre 3 y
mo puede dividirse, a su vez, en una
5, bien oxigenado y en contacto con la
zona superior no sulfúrica y una zona
atmósfera –que se ha denominado acro-
inferior sulfúrica.
telm- y que por debajo del mismo se
En la Figura 9.3 se muestran las
encuentra el catotelm, nivel anóxico
características de la deposición mineral
situado bajo el nivel freático. Éste últi-
en las turberas y las posibles transfor-
en
Figura 9.3. Ambientes químicos de una turbera ombrotrófica en función del potentcial de oxidacción-redución y del pH. Arriba
se indican las fases minerales presentes en la deposición atmosférica, que dependen de la mineralogía dominante en los suelos del noroeste peninsular (no se han tenido en cuenta posibles fuentes de contaminación antropogénica).
146
maciones que pueden sufirir los minera-
ocurrir en todas las turberas minerotró-
les presentes (básicamente cuarzo, fel-
ficas analizadas.
despatos, minerales ferromagnesianos,
Algunas turberas de cobertor tienen
caolinita, gibsita, pirolusita y óxidos de
un pH inferior a 4 en todo el espesor
hierro). Los diagramas triangulares dan
analizado, lo que sugiere que en la zona
la misma información en diagramas de
anóxica no sulfúrica tan sólo el cuarzo
fases ajustados al pH y presión parcial
sería estable, estando el Al y el Fe en
de oxígeno. Los diagramas de fases son
disolución. Por el contrario, en todas las
proyecciones de disoluciones del siste-
minerotróficas que hemos estudiado el
ma SiO2-Al2O3-Fe2O3-H2O.
pH es superior a 4, lo que implica que
De forma simplificada podemos indi-
son estables el cuarzo, la caolinita y la
car que existe una barrera geoquímica
gibsita, mientras que el Fe estaría en
regulada por el pH 4, que separaría los
disolución como Fe(II).
medios fuertemente ácidos de los áci-
Finalmente, en aquellas turberas que
dos; y otras dos barreras representadas
tienen un espesor muy elevado es facti-
por el potencial de oxidación expresado
ble que aparezca una zona anóxica sul-
como presión parcial de oxígeno (PO 2)
fúrica. En ambientes fuertemente áci-
una a 10
bar, que separaría la zona
dos además del cuarzo, en esta zona
oxidada de la zona anóxica no sulfúrica,
sería estable la pirita y el Al estaría en
y otra a 10
bar, que separaría ésta últi-
disolución; mientras que en ambientes
ma de la zona sulfúrica. Este modelo
menos ácidos, cuarzo, caolinita, gibsita
geoquímico compartimenta la turbera
y pirita serían estables.
-12
-70
verticalmente en tres zonas de potencial, en las cuales la evolución mineral
va a depender de la acidez de las aguas
de poro de la turba.
Este modelo predice por tanto la
estabilidad de diversas fases minerales
que llegan a la turbera por deposición
atmosférica de polvo procedente de la
En el acrotelm de las turberas más
erosión de los suelos del entorno. Pero
ácidas (pH<4) tan sólo el cuarzo y la
además, sirve de base para predecir el
goetita serían
minerales estables,
comportamiento que pueden tener otros
estando el Al en disolución, tal como
elementos que alcanzan la superficie de
indican los datos obtenidos para las tur-
la turbera (Pb, Cd, As, Hg, etc…) y
beras ombrotróficas de las Serras
poseen un importante papel como con-
Septentrionais. Si el grado de acidez es
taminates. Las turberas, por su elevado
menor, a estos dos minerales se unirían
contenido en materia orgánica, funcio-
la gibsita y la caolinita; algo que debe
nan a modo de sumideros netos y filtros
147
para estos elementos, pero la evolución
nar cuándo una carga mineral pasará de
de los mismos y su transferencia hacia
un ambiente oxidado y ácido a otro
las aguas dependerá de las condiciones
reducido y en general menos ácido. Sólo
químicas existentes. A ello habrán de
a título orientativo, en la turbera de PVO
añadirse las acciones directas o indirec-
el catotelm se encuentra a unos 50-60
tas de las actividades humanas, que
cm, dándose un cambio de pH de valo-
pueden cambiar de manera drástica la
res inferiores a 4 a ligeramente superio-
química de la turbera.
res al mismo. Si tenemos en cuenta que
la tasa media de acumulación de turba
Otro aspecto relevante que debe ser
considerado cuando se estudian las turberas como sumideros de elementos
minerales que hoy están comenzando a
evolucionar en el catotelm se deposita-
tóxicos, es que la deposición atmosféri-
ron y estuvieron en un medio oxidado y
ca se produce siempre en el medio oxi-
fuertemente ácido durante al menos
dado superficial del acrotelm y que por
unos 1.000 a 1.500 años.
tanto será la acidez la que regule las
potenciales transformaciones iniciales.
Debido al crecimiento de la turba por
acreción, los componentes depositados
en un momento dado irán pasando progresivamente hacia el catotelm, donde
148
ha sido de 1 cm cada 20-25 años, los
Por tanto, el tiempo transcurrido
desde la deposición hasta hoy es de
vital importancia para predecir el comportamiento de los elementos químicos
en las turberas. Por ejemplo, si un elemento se deposita bajo unas condicio-
el ambiente biogeoquímico es bien dis-
nes que impiden su movilidad geoquími-
tinto, pudiendo darse cambios en las
ca será retenido de forma efectiva; pero
tendencias geoquímicas para un mismo
si una vez en el catotelm las condicio-
mineral o elemento. Por tanto, las posi-
nes favorecen su movilidad, la cinética
bles vías de evolución habrá que consi-
de las reacciones que gobiernen su
derarlas dentro de un modelo dinámico
paso a la disolución es la que decidirá si
que tenga en cuenta el crecimiento de
se da una removilización significativa o
la turbera, pues es clave para determi-
no.
CAPÍTULO 10
A. Martínez Cortizas
E. García-Rodeja
X. Pontevedra Pombal
J.C. Nóvoa Muñoz
LAS TURBERAS COMO
ARCHIVOS GEOQUÍMICOS DE
LOS CAMBIOS AMBIENTALES
INTRODUCCIÓN
Extracción de un testigo tomado en un frente de explotación
industrial de turba
Las turberas se desarrollan en un
dos a la evolución de la vegetación pro-
amplio espectro temporal y ambiental,
pia de la turbera y la de su entorno, en
abarcando desde hace 15.000 años
los últimos años y probablemente de
hasta nuestros días y, por tanto, las
cara al futuro, los conocimientos adqui-
características de la turba tenderán a
ridos sobre el funcionamiento y natura-
un equilibrio termodinámico con las
leza de las turberas prometen consoli-
condiciones iniciales de su formación
dar líneas de investigación dedicadas al
pero también evolucionarán de acuerdo
estudio de la evolución climática (véase
con los cambios de su entorno. Por defi-
entre otros los trabajos de BARBER et al.
nición, la comprensión de las causas
1994, 1999, 2000; C HAMBERS et al.,
que derivan en unas características
1997), de sus registros paleoambienta-
específicas de la turba, permitirán inter-
les y del seguimiento de los cambios
pretar la dinámica ambiental durante su
ambientales globales, utilizando para
formación.
ello la reconstrucción temporal de la
Si bien los estudios que han alcanza-
composición atmosférica a través del
do un mayor desarrollo son los dedica-
análisis del contenido en elementos
149
traza -en particular en turberas ombro-
nando, a la interpretación de diferentes
tróficas- y los procesos de acidificación
tipos de registros y señales ambienta-
por lluvia ácida. En opinión de E INO
les, pero también en algunos casos a la
LAPPALAINEN (1996) la intensa actividad
observación directa de restos arqueoló-
científica aplicada a la consecución de
gicos. Entre los muchos trabajos publi-
un cálculo real de los recursos mundia-
cados se pueden mencionar los estudios
les de turberas se debe fundamental-
de invertebrados (SKIDMORE et al., 1985;
mente a dos aspectos intrínsecos de
KEY, 1989; WALKER et al., 1994; LAVOIE et
estos ecosistemas, por un lado a su
al., 1997), de diatomeas (MOORE, 1986;
sensibilidad para plasmar, a través de
STRAUB, 1993; MAIN, 1994; MACKAY et al.,
su particular desarrollo espacio - tem-
1998), de foraminíferos y rhizopodos
poral, la evolución ambiental a lo largo
(HEAL, 1962; TOLONEN, 1986), de la estra-
del tiempo, y por otro a su capacidad
tigrafía de materiales volcánicos o
para acumular carbono en forma de
tefras contenidas en la turba (PORTER,
materia orgánica con baja tasa de reci-
1981; EINARSSON, 1986), de la señal mag-
claje.
nética (OLDFIELD et al., 1978), de macro-
La racionalización de la investigación
rrestos vegetales y carbones (UZQUIANO,
en estos campos - registros ambienta-
1990; BENNIKE, 1992; ERONEN & HUTTUNEN,
les antiguos y
1993),
tendencias actuales-
vestigios
arqueológicos
podría proporcionarnos elementos muy
(GODWIN, 1955; ORSNES, 1970; ORME et
valiosos para interpretar
condiciones
al., 1981), del análisis de espectros
paleoclimáticas y paleobiogeográficas
esporo–polínicos (TALLIS , 1964; B IRKS ,
así como las modificaciones que se
1986; MOORE, 1992; BARBER, 1993; amén
estén produciendo en el presente a
de otros citados en el capítulo introduc-
diferentes escalas. Son numerosas las
torio de este libro) y de los estudios
escuelas científicas que hoy dirigen sus
estratigráficos y su lectura en términos
investigaciones hacia la elucidación de
ambientales
los patrones de desarrollo de las turbe-
(LANGTON & LEE, 1964; TOLONEN, 1979;
ras y de sus elementos, constituyentes
S ILVOLA , 1986; G ORHAM , 1991; C LYMO ,
en acoplamiento con la evolución
1992; CORNELISSEN, 1996).
ambiental.
150
de
y
paleoambientales
Pero además, a esta multitud de
La contribución que los estudios rea-
registros invisibles de causalidad natu-
lizados en las turberas han hecho a los
ral y macrorrestros de origen antrópico,
resgistros climático, biótico y cultural
que han sido preservados ordenada-
se debe, como hemos venido mencio-
mente en el espacio y en el tiempo, se
suma la capacidad de estos medios
atmósfera por metales pesados, es
para reflejar la impronta ambiental que
necesario estudiar medios que sean
ha dejado en ellos las variaciones de la
archivos históricos de la composición
composición atmosférica.
atmosférica del momento de la deposi-
Hoy día se considera que la explotación de los recursos naturales ha equiparado las actividades humanas a otras
fuerzas geológicas (CHESWORTH, 1996),
afectando a los ecosistemas terrestres
y acuáticos y generalizándose los procesos de contaminación de la atmósfera,
debido a la modificación de los flujos
naturales de sus componentes. Si bien
es cierto que la revolución industrial
globalizó el deterioro atmosférico, las
investigaciones actuales demuestran
que las modificaciones inducidas por
las actividades humanas comenzaron
con la utilización del fuego y se fueron
haciendo cada vez más intensas con el
desarrollo de la agricultura y posteriormente con las primeras actividades
mineras y metalúrgicas, iniciándose en
cada caso desequilibrios en los ciclos
biogeoquímicos de los elementos. Por lo
que se refiere a la contaminación
atmosférica, los estudios más recientes
verifican que los flujos naturales de los
elementos traza empezaron a superarse
con el descubrimiento de los metales,
es decir, de forma sincrónica a la evolución de las actividades minero-metalúrgicas antiguas.
ción (sedimentos lacustres, hielos glaciares, turberas, etc...). Para ello, en un
archivo ideal, la señal no debe estar
sujeta a modificaciones postdeposicionales significativas, debe cubrir un
marco temporal largo y presentar un
desarrollo compatible con la duración y
naturaleza de los procesos de deposición. Las turberas ombrotróficas (cuyo
aporte nutricional depende sólo de la
atmósfera) se encuentran entre los
registros más adecuados para este tipo
de estudios, ya que tienen una amplia
distribución geográfica, no muestran
alteraciones post-deposicionales significativas para muchos elementos y pueden cubrir los últimos 11.000 años de
los ciclos atmosféricos, con lo que pueden reflejar los niveles de fondo naturales (background) de los elementos traza
y las variaciones derivadas de las actividades antrópicas y de sucesos naturales catastróficos (vulcanismo). El valor
de las turberas como archivos ambientales, así como una discusión de los
aspectos más relevantes en relación a
la continuidad del registro (control autogénico y alogénico sobre el crecimiento
de la turba, permanencia de los rasgos
de microrelieve, continuidad en las
Para entender los procesos espacio-
tasas de acumulación, representativi-
temporales de contaminación de la
dad de los testigos frente a secciones
151
de turba, comunidades vegetales y des-
en tiempos antiguos. Los estudios
composición selectiva o la sensibilidad
retrospectivos de los flujos de contami-
al cambio climático) hn sido abordados
nantes pueden permitir sopesar la mag-
de forma sintética pero muy acertada
nitud del impacto humano en los ciclos
por BARBER (1993, 1994). Algunos aspec-
naturales. Ciertos ambientes, como los
tos físico-químicos que sirven de guía
hábitats de turbera, admiten pues un
para la evaluación del grado de ombro-
uso contextualizado para la identifica-
trofía y continuidad del registro también
ción de las tendencias temporales de la
pueden
deposición atmosférica de contaminan-
encontrarse
discutidos
en
SHOTYK (1996).
tes.
Dado que el aporte de los constituyentes
inorgánicos
a
las
turberas
ombrotróficas depende en exclusiva de
flujos atmosféricos, la composición química de la deposición (húmeda y seca)
será determinante en la geoquímica de
estos medios, que por ello serán receptivos a los efectos derivados de la actividad humana. Además, dadas sus
características evolutivas, plasmarán
las variaciones de dichos flujos a lo
largo del tiempo. Según L ANTZY &
152
En la interpretación de esta dinámica
medioambiental global y su reconstrucción cronológica, las investigaciones se
centran en establecer los flujos naturales y antropogénicos de algunos elementos, especialmente metales traza, y
los objetivos esenciales que se plantean son los de evaluar los ciclos biogeoquímicos, su estabilidad y su comportamiento frente al aumento de la carga de
contaminantes.
MACKENZIE (1979), las alteraciones en
Muchos de los trabajos pioneros
los flujos de estos elementos serán
sobre la química de los elementos traza
tanto más significativas en cuanto que
(Ba, Be, Co, Cr, Cu, Ga, Mn, Mo, Ni, Pb,
se trate de elementos litogénicos (Al,
V, Zn, Zr) en turbas se deben a los estu-
Fe, Si, Ti), primarios (Ca, K, Mg, Na) o
dios realizados por SALMI (1955) en tur-
aquellos considerados elementos traza
beras finlandesas y MITCHELL (1954) en
(Cd, Co, Cr, Cu, Hg, Mn, Ni, Pb, Zn,
turberas de Escocia, siendo revisados y
etc...).
actualizados
posteriormente
por
Tal como sugiere JONES (1997), las
HUTTUNEN & KARHU (1981) para Finlandia
tendencias actuales en la deposición de
y Suecia. Una correcta representación
contaminantes orgánicos e inorgánicos
de la distribución vertical de algunos de
son predecibles, pero mucho menos
estos elementos (Co, Cr, Cu, Mn, Mo,
conocidas son las tasas de deposición
Ni, Pb, Sn, Sr, V, Zn) en el perfil de turba
se debe al trabajo desarrollado por
concentración en la turba en perfiles
SILLANPÄÄ (1972).
completos (F ORTESCUE & H ORNBROOK ,
Si los trabajos de Marttii Salmi son
1967; KOCHENOV & KRESHTAPOVA, 1967;
imprescindibles para comprender la tra-
L ARSSON ,
1970;
S ONESSON ,
1970;
yectoria científica en el ámbito de la
DAMMAN, 1978; AABY & JACOBSEN, 1979;
geoquímica de los elementos en las tur-
C OKER & D I L ABIO , 1979; F REDRIKSSON ,
beras, no menos importantes han sido
1985) o en la estimación de la intensi-
las aportaciones de autores como
dad de los procesos naturales y antrópi-
KOCHENOV et al. (1965) para el U, LARGIN
cos en el desplazamiento cuantitativo
et al. (1972) para el Zn y el Ni, Boyle
(factores de enriquecimiento) de los
(1977) para el Cu, OLDFIELD et al. (1978)
contenidos de metales en la turba
para el Fe, HEMOND (1980) y HVATUM et
(SHOTYK & BLASER, 1999).
al. (1983) para el Pb, JENSEN & JENSEN
El conocimiento adquirido durante
(1991) para el Hg o STEINNES (1999) para
estos años a través de los estudios de
el Se.
un amplio grupo de investigadores se
Al igual que sucede con los elemen-
plasmó en 1996 en la realización del
tos mayoritarios, la investigación sobre
“Worksohp on Peat Bog Archives of
los metales traza tiende a la simplifica-
Atmospheric Metal Deposition” organi-
ción de sus objetivos, centrándose para
zado en Berna, Suiza, por el Geological
cada caso en uno o unos pocos elemen-
Institute de la Universidad de Berna. En
tos y en un único compartimiento de la
este foro se presentaron, entre otras
turbera. Así, los estudios se ocupan de
cosas, las diferentes líneas de estudio
la bioacumulación en vegetación viva
sobre la movilidad del Pb en las turbe-
(MALMER, 1958; RÜHLING & TYLER, 1973;
ras ombrotróficas, las tendencias regio-
PAKARINEN & TOLONEN, 1976; GLOOSCHENKO
nales y globales de su deposición vía
& CAPOBIANCO, 1978; FURR et al., 1979;
atmósfera, la utilización de las relacio-
RAMBAEK & STEINNES, 1980; HVATUM et al.,
nes isotópicas de Pb en la identificación
1983; PAKARINEN et al., 1983; HALBACH et
de las fuentes de emisión y su proce-
al., 1985; PERCY & BORLAND, 1985), de la
dencia, el cálculo de los niveles natura-
deposición metálica en los horizontes
les de fondo y la reconstrucción de la
orgánicos superficiales (LARGIN et al.,
intensidad y cronología de los episodios
1972; C ASAGRANDE & E RCHULL , 1976;
contaminantes. Además, se analizaron
TANSKANEN, 1976; LIVETT et al., 1979;
los registros de la deposición de otros
OLDFIELD et al., 1981; YLIRUOKANEN, 1981;
metales como el Hg, Cd, Ni, V, Cr, As,
SHOTYK, 1986b), de la variación de la
Sb, Se o Cs. Los resultados de este
153
encuentro aparecen recogidos en un
Pb) a la atmósfera y su acumulación en
volúmen de la revista de Water, Air and
turberas de Bolivia.
Soil Pollution (nº 3 y 4, vol. 100, 1997).
El resultado de estos trabajos han
La mayoría de los trabajos realizados
permitido establecer diferencias entre
sobre la interpretación temporal de la
procesos globales y locales de contami-
distribución y concentración de los
nación atmosférica (véase también, por
metales traza y otros elementos en las
ejemplo, los trabajos sobre Pb de
turberas, se han vendido desarrollando
ROSMAN et al. (1997) o de SHOTYK et al.
para escalas temporales amplias, del
entorno de miles de años. En esta línea
se han intentado identificar las aporta-
(2000), sobre Ti de KEMPTER et al. (1997)
o sobre Hg de BENOIT et al. (1998).
ciones de las fuentes naturales a los
En una línea de investigación com-
ciclos biogeoquímicos de los distintos
plementaria, APPLEBY et al. (1997) han
elementos y la intensificación causada
comprobado que la datación de la turba
por la acción humana, y se ha asignado
con 210Pb es coherente con otros tipos de
ésta a distintas etapas culturales.
registros cronológicos y que puede ser
Algunos autores han descrito episodios
generalizados de contaminación para
épocas como el Imperio Griego o el
Romano - incluso en áreas del planeta
muy alejadas del lugar en el que se produjo la actividad minera y/o metalúrgica-. Por ejemplo, RENBERG et al. (2000)
indican que la tasa de acumulación de
Pb
en
Suecia
durante
el
Imperio
Romano fue unas 10 veces superior a
154
(1998), sobre Cu de KEMPTER y FRENZEL
utilizada como una importante herramienta en las reconstrucciones ambientales de la deposición atmosférica histórica (últimos 150 años). El desarrollo
de técnicas analíticas más específicas y
mejor calibradas, y la comprensión más
profunda de las fuentes, los flujos y la
dinámica de estos elementos dentro del
ciclo biogeoquímico, ha permitido a
científicos como JENSEN & JENSEN (1991)
o MACKENZIE et al. (1998), acotar el
los flujos naturales de fondo, mientras
campo de estudio de la reconstrucción
que durante el siglo XX fue hasta 1000
temporal de cientos a decenas de años.
veces (años 70); actualizando así la
Estos autores han identificado la señal
información aportada por LEE & TALLIS
dejada en las turberas ombrotróficas de
(1973) para las Islas Británicas. También
Escocia, Noruega y Suecia por elemen-
ESPI et al. (1997) han observado una
tos como el As, Br, Co, Cu, Hg, Sb, Sc o
clara sincronía entre los procesos de
el Zn en los últimos 200 años, es decir,
emisión de metales traza (Cd, Cu, Zn y
a partir de la revolución industrial, y han
constatado el efecto que sobre la depo-
Hamburgo (Alemania) en
sición de algunos de ellos han tenido
2001.
febrero del
las políticas ambientalistas de reduc-
Dentro del foro de la conferencia
ción de las emisiones atmosféricas. Con
internacional sobre metales pesados se
estas pretensiones, además de estudiar
aportaron nuevas ideas y datos respec-
la heterogeneidad espacial del registro,
to al uso de las relaciones entre los isó-
también cabe destacar los trabajos de
topos del Pb (SHOTYK et al., 2000), se
PHEIFFER-MADSEN (1981) en Dinamarca,
propuso la utilización de isótopos esta-
EL-DAOUSHY et al. (1982) en Finlandia,
bles e isótopos radioactivos
HVATUM et al. (1983) en Noruega, VILE et
241
( 137Cs,
Am) (APPLEBY et al., 2000) y los pulsos
al. (1995) en Chequia, SHOTYK (1996) y
de 14C relacionados con las explosiones
SHOTYK et al. (1996, 1998) en Suiza o
nucleares (Goodsite et al., 2000) como
N ORTON et al., (1997) para turberas
marcadores cronológicos del transporte
ombrotróficas de Maine (USA).
atmosférico y de la actividad post-depo-
En la actualidad, y una vez que se
sicional del Pb y otros elementos traza,
han establecido los límites de la preser-
se consolidó el estudio de la recons-
vación de las señales ambientales en
trucción histórica (los últimos 1000
las turberas, y las pautas generales de
años) del Hg a través del análisis de tur-
interpretación de las mismas, la investi-
beras ombrotróficas en los dos hemisfe-
gación se va redirigiendo hacia la mejo-
rios (BIESTER et al., 2000; LAMBORG et al.,
ra de la resolución tanto analítica, como
2000; NORTON et al., 2000) y se aporta-
espacial y temporal, a la comprobación
ron nuevos modelos para la evaluación
del nivel de fiabilidad de los cálculos
de los factores de enriquecimiento y el
sobre el componente antropogénico
cálculo de la fracción de origen antro-
(factores de enriquecimiento) de la con-
pogénico en la acumulación de metales
taminación, así como al comportamien-
en las turberas (M ARTÍNEZ C ORTIZAS ,
to de las fuentes emisoras. Esta fue la
2000). Los resultados de estas sesiones
base de partida de las las sesiones
aparecerán en breve plasmados en un
especiales 5 y 8 de la “International
número especial de la revista The
Conference on Heavy Metals in the
Science of the Total Environment.
Environment” celebrada en Ann Arbor
En cuanto a la reunión de trabajo
(Michigan, USA) en el año 2000, y del
desarrollada en Hamburgo, pretendía
“Workshop: Integrated Assessment for
dar a conocer y armonizar las investiga-
Policy
Transboundary
ciones que desde diferentes áreas,
Pollutant Control” llevado a cabo en
incluyendo la investigación en turberas,
Analysis
of
155
la modelización matemática y estudios
ALGUNOS EJEMPLOS
sociológicos, ayudan a establecer una
mejor comprensión y control de los procesos de contaminación atmosférica
transfronteriza. La reconstrucción del
flujo de Pb en Europa en las pasadas
cuatro décadas y la respuesta de estos
A continuación hacemos una síntesis
de algunos resultados obtenidos en
este campo de investigación en los últimos cinco años a través del estudio de
turberas ombrotróficas de las sierras
septentrionales de Galicia.
flujos a las sucesivas regulaciones para
En
la reducción de su emisión a la atmósfera fue el centro de algunas de las presentaciones. Dentro de este foro, en la
sesión 1 “Measured spatial patterns
and temporal trends of lead in Europe”,
se debatió la especial utilidad de los
registros contenidos en los hábitats de
turberas no sólo para registrar las condiciones atmosféricas pasadas, sino
también como herramientas que permitan ajustar mejor los modelos de flujo
de los diferentes elementos potencialmente contaminantes. Durante el desarrollo de esta sesión, se expusieron los
estudios de seguimiento y reconstrucción histórica y prehistórica de la contaminación por Pb en Suiza, Dinamarca y
Ucrania (William Shotyk, Institute of
Environmental
Geochemistry,
Universidad de Heidelberg, Alemania),
en las Islas Británicas (Paul Redwood y
156
la
turbera
ombrotrófica
de
Penido Vello (PVO), situada en la Serra
do Xistral, y con una edad que supera
los 6.600 años B.P., se ha determinado
el contenido total en Pb y Zn mediante
un
analizador
multielemental
EMMA -Energy-dispersive Miniprobe
Multielement Analyzer- (C HEBURKIN y
SHOTYK, 1996; WEISS et al., 1998) y en
extractos con KCl 1M (Voltametría,
Methron
646
VA-Processor)
y
Hg
mediante un equipo Leco AMA-254
(MARTÍNEZ CORTIZAS et al., 1997, 1999).
En general, los contenidos mas elevados de todos los metales se encontraron
en las muestras superficiales de turba,
disminuyendo con la profundidad hasta
alcanzar niveles muy bajos en la parte
basal, más antigua. Este es el caso de
metales como el Zn y el Cd.
Para el Pb (Figura 10.1) el perfil de
Imperial
College,
distribución con la profundidad y, en
España
(Antonio
consecuencia, con la edad de la turba,
Martínez Cortizas, Dpt. Edafología y
sugiere que la contaminación por Pb se
Química
de
remonta a hace unos 2.800-3.000 años y
Santiago de Compostela) y en Noruega
que, desde la Edad del Hierro, se ha
(Eiliv Steinnes, Norwegian University of
producido un lento incremento en la
Science and Technology).
contaminación, hasta alcanzar valores
Domink
Weiss,
Londres,
UK),
en
Agrícola
Universidad
35
Gasolina con plomo
Factor de enriquecimiento en Pb
30
25
Gasolina sin plomo
20
15
Revolución industrial
Descubrimiento
de América
10
Mundo Romano
Medievo
Germánicos
Edad del Hierro
5
Fenicios (?)
0
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
3.000
3.500
4.000
Figura 10.1. Registro de la contaminación atmosférica por Pb obtenido por medio del estudio de su acumulación en una turbera
ombrotrófica de la Serra do Xistral.
considerablemente elevados, de hasta 5
el Hg desorbido/retenido por la turba
veces el nivel de fondo, en época roma-
como proporciones del Hg total: baja
na y mucho más elevados tras la revolu-
estabilidad, HgL, proporción de mercu-
ción industrial, indicando la importante
rio desorbido a 30° C; de moderada
influencia de las actividades mineras y
estabilidad, HgM, mercurio desorbido
metalúrgicas en las emisiones de meta-
entre 30° y 105° C y mercurio de eleva-
les a la atmósfera, sobre todo en los
da estabilidad, HgH, retenido por la
últimos 300 años. Las variaciones en la
turba tras calentar a 105° C. Las varia-
acumulación de Pb en la turbera PVO
muestran una buena relación con los
datos prehistóricos e históricos de la
minería y metalurgia de este metal en la
Península Ibérica.
ciones temporales de cada una de estas
proporciones para los últimos 4.000
años, muestran una clara relación con
los cambios climáticos ocurridos en el
suroeste de Europa y la Península
Ibérica en general y de Galicia en parti-
En el caso del Hg, además de su con-
cular (MARTÍNEZ CORTIZAS et al., 1999).
centración total, en las muestras se ha
Estas variaciones son independientes
medido también su labilidad térmica
de la historia de la minería y de la meta-
(desorción a 30° y 105° C), expresando
lurgia del Hg, pero parecen depender de
157
las condiciones climáticas durante la
reciente que 2.500 años y, consecuente-
deposición. Así, en períodos climáticos
mente se ha podido obtener una estima-
fríos las formas lábiles de Hg (HgL)
ción del Hg de origen antropogénico
constituyen la fracción más abundante,
(HgANT), como diferencia entre el Hg
mientras que en las muestras corres-
total y el de origen natural.
pondientes a períodos cálidos predominan las más estables, HgM y HgH.
Además, para muestras con edades
superiores a los 2.500 años, el Hg acumulado puede expresarse como una
función de dichas proporciones; dado
La distribución de HgNAT indica que
los climas fríos favorecen la acumulación mientras que en los cálidos se ven
favorecidas las pérdidas de este elemento desde la turbera –revolatiliza-
que para edades anteriores a la citada
ción-, conduciendo a una menor acumu-
no se conoce actividad minera ni meta-
lación de Hg. El enriquecimiento antró-
lúrgica, puede asumirse que dicha fun-
pogénico en Hg acumulado en la turba
ción es un modelo adecuado para la
se ajusta mejor a los registros históri-
estimación de la acumulación de Hg de
cos de la minería y metalurgía de este
origen natural (HgNAT). La función obte-
elemento en la Península y sugiere que
nida se ha empleado para el cálculo del
ésta comenzó al menos hace 2.400 años
HgNAT en las muestras de edad más
BP, aunque su acumulación se sigue
20
Factor de enriquecimiento en Hg
15
10
Revolución industrial
Mundo Árabe
5
Imperio
Romano
Germánicos
Celtas (?)
0
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
3.000
3.500
4.000
Figura 10.2. Registro de la contaminación atmosférica por Hg obtenido por medio del estudio de su acumulación en una turbera ombrotrófica de la Serra do Xistral.
158
viendo afectada por la influencia de las
acumulaciones entre los 2 y 8 kg ha-1.
condiciones climáticas reinantes duran-
Así pues, la acumulación a largo plazo
te el tiempo de la deposición.(Figura
está dominada principalmente por el
10.2)
aporte de elementos litogénicos (Fe, Ti)
No obstante, además de metales
como el Pb y Hg, la acumulación de
otros elementos también es posible
interpretarlas
en términos cronológi-
cos. En la Tabla 10.1 se recoge la acumulación total de diversos elementos,
procedentes de la erosión de los suelos, y por los de origen marino (Br) que
son aportados a la turbera debido a su
proximidad a la costa. No obstante,
cuando se considera la acumulación en
épocas recientes (últimos 500 y 300
años) destacan elementos tales como
ocurrida en la turbera ombrotrófica de
el Zn, Mn, Pb y As, para los cuales
PDC durante los últimos 4.000, 500 y
entre la mitad y las tres cuartas partes
300 años. El hierro es el elemento domi-
de la acumulación total ha ocurrido en
nante, con casi unos 3.000 kg ha ,
época histórica, o como el Cr, Ni y Cu
seguido de Br y Ti con 300-430 kg ha .
para los cuales entre la cuarta parte y
El Zn, Pb, Sr, Zr, y Cr, tienen una acumu-
la mitad de la acumulación es reciente.
lación de entre 10 y 40 kg ha , mientras
Es decir, los datos revelan una impor-
que los demás elementos presentan
tancia creciente de los procesos de
-1
-1
-1
Tabla 10.1. Acumulación de elementos químicos (en kg ha-1) en la turbera de PDC (Serra do Xistral,
Lugo) a distintas escalas temporales. Las cifras en negrita indican la proporción respecto al total acumulado en 4.000 años.
Elemento
Fe
Br
Ti
Zn
Pb
Sr
Zr
Cr
Mn
Cu
Ni
As
Rb
Se
Ga
Y
4.000 años
2874.0
431.8
329.0
36.0
22.6
15.1
13.4
9.8
7.5
6.9
5.9
5.8
4.1
2.9
2.6
2.4
500 años
908.0
64.1
82.3
28.2
16.5
4.6
3.5
3.2
5.7
2.4
1.9
4.1
1.5
0.6
1.1
0.8
300 años
0.32
0.15
0.25
0.78
0.73
0.30
0.26
0.33
0.76
0.35
0.32
0.71
0.36
0.21
0.42
0.33
548.0
32.3
41.1
20.1
12.2
2.5
1.6
2.5
4.9
1.6
1.2
2.6
1.9
0.3
0.7
0.5
0.19
0.07
0.12
0.55
0.54
0.16
0.12
0.26
0.65
0.23
0.20
0.45
0.22
0.11
0.28
0.19
159
contaminación atmosférica por activida-
han tenido y están teniendo en la evolu-
des humanas. Por otro lado, además de
ción de la contaminación atmosférica
la influencia global y regional en la
en el noroeste peninsular. Pero además,
deposición de metales aportados por
como se muestra en la Figura 10.3, el
vía atmosférica, estos resultados también evidencian la acción de fuentes
locales de contaminación. Las emisiones de la central térmica de As Pontes,
situada en las cercanías de la Serra do
Xistral, en funcionamiento desde fina-
estudio de los geoindicadores ha llevado a la obtención de registros de alta
resolución tanto para otros procesos
inducidos por las actividades humanas
(por ejemplo, la erosión de suelos) como
les de la década de los años 70 del siglo
para cambios ambientales de origen
XX, podrían ser responsables de las ele-
natural (como los cambios climáticos).
vadas concentraciones de metales (Pb,
La conseccución de estos registros está
Hg, Mn, Zn o As), encontradas en los
dando lugar, asímismo, a la elaboración
niveles más superficiales de turba.
de una síntesis más precisa de la evolu-
Estos resutlados han permitido ir
ción de los paleoambientes galaicos
desvelando el papel que las actividades
(véase M ARTÍNEZ C ORTIZAS , 2001) y a
mineras, metalúrgicas e industriales
avances fructíferos en los estudios
Fig. 10.3. Reconstrucción de la evolucón climática, de la erosión de suelos y de la contaminación atmosférica debida a actividades mineras y metalúrgicas en Galicia desde el Holoceno medio (escala temporal en miles de años antes del presente).
160
sobre la dinámica cultural prehistórica e
bases de datos que revelan lo ocurrido
histórica (p.ej. FÁBREGAS et al. 2001).
en los ecosistemas naturales con y sin
Es de esperar que en años venideros
asistamos a una integración de los
resultados obtenidos por diversas disciplinas y técnicas (como el estudio de
la intervención humana, necesarias
para poder evaluar los estados actuales, identificar en qué medida esos
estados se desvían del rango de estados naturales mostrados en el pasado
microfósiles), que contribuya a un mejor
así como identificar las causas, des-
conocimiento de los ambientes pretéri-
arrollar modelos predictivos validados
tos y de la evolución de la biodiversidad
de posibles trayectorias o escenarios
en nuestra comuniadad autónoma. Los
futuros y diseñar estrategias de recupe-
registros paleoambientales son las
ración y conservación adecuadas.
161
CAPÍTULO 11
X. Pontevedra Pombal
A. Martínez Cortizas
INTRODUCCIÓN
"Indudablemente, puede ser difícil de entender por la gente
que una turbera es un biotopo tan digno para ser conservado
como por ejemplo un bosque centenario. Aquellos que no se
hayan detenido a observar una turbera, sus características y
valores, pueden, fácilmente, considerarla como un desierto
húmedo". En: Bogs: The Ecology, Classification and
Conservation of Ombrotrophic Mires. R. Lindsay. Scottish
Natural Heritage, Battleby, Redgorton, Scotland. 1995. 119 p.
Los suelos orgánicos reaccionan de
como los esfagnos, son incapaces de
manera diferente a como lo hacen los
vivir si no están muy cerca del nivel fre-
horizontes de los suelos minerales al
ático. La superficie viva y en crecimien-
ser expuestos a las condiciones oxidan-
to de la turbera está por tanto íntima-
tes de la atmósfera. Cuando la turba se
mente ligada a la forma que adquiere su
seca se mineraliza rápidamente colap-
capa freática. En consecuencia es impo-
sando su estructura y reduciendo su
sible que se forme o mantenga turba en
volumen. Este colapso produce una sub-
el catotelm por encima de la profundi-
sidencia que puede ser muy intensa (de
dad a la que aparezca el nivel freático
decenas de centímetros en pocas déca-
durante la estación estival.
EVOLUCIÓN Y ESTADO ACTUAL
DE LAS TURBERAS EN GALICIA
das). En los suelos minerales, sin
Una gran parte de las turberas del
embargo, la pérdida de volumen por oxi-
mundo ocupan pequeñas aunque nume-
dación es nula o despreciable. El proce-
rosas superficies, por lo que con fre-
so de desecación lleva aparejado un
cuencia son ignoradas en los inventa-
cambio en las comunidades vegetales,
rios, los cuales se modifican continua-
pues especies típicas de las turberas,
mente. A pesar de que la extensión
163
mundial de turberas se estima en unos
1994), que han sido reducidas a focos
400 millones de hectáreas (3% de la
aislados, residuales y fragmentados.
superficie terrestre), investigaciones
MALTBY & IMMIRZI (1993) resaltan que 25
recientes consideran que el gran esfuer-
millones de hectáreas de suelos orgáni-
zo que se realiza en el conocimiento y
cos han sido drenadas o alteradas para
cuantificación de este tipo de hábitat,
el aprovechamiento agrícola y/o fores-
acercará el valor de superficie total de
tal (Tabla 11.1). Los procesos de drena-
turberas a los 500 millones de hectáre-
je, polución y en particular de acidifica-
as (PFADENHAUER et al., 1993; MALTBY &
ción en los suelos, incrementan la
PROCTOR, 1996). Del total de estos eco-
importancia de estos ecosistemas en si
sistemas el 90% se localiza en las
mismos y como instrumento para la con-
zonas fría y templada del hemisferio
servación de la naturaleza.
norte.
La mayor parte de la pérdida de
Durante cientos de años, probablemente desde la época del Imperio
Romano hasta finales del s. XIX, la
turba se cortó y secó para utilizarla
como combustible, y fue posteriormente
desplazada por otros combustibles fósi-
estos ecosistemas se produce en la
zona templada del mundo. Así, como
recuerda HEATHWAITE (1994), la reducción
de la extensión de ecosistemas de turbera en el territorio de la mayoría de los
les y la electricidad. El cambio de uso
estados miembros de la Unión Europea
de la tierra durante los últimos siglos ha
alcanza valores medios superiores al
modificado drástica y dramáticamente
90%. Sirva de ejemplo el hecho de que
el estado de las turberas, especialmen-
todas las turberas naturales de Holanda
te las europeas (B OEYE & V ERHEYEN ,
y Polonia están en explotación, que en
Suiza y Alemania sólo quedan 500 ha
Tabla 11.1.- Extensión de las turberas.
(*: x100 ha; **: % superficie).
Original*
alterada*
intactas, que desde 1946 se ha explotado el 90% de estos depósitos en Gran
no alterada**
Bretaña y que en Irlanda se drenaron
unas 80.000 ha.
España
6,0
1,5
75,0
Europa
30.277
12.516
58,8
Resto
296.703
13.407
95,4
Total
326.980
26.060
92,0
El
inventario
Ministerio
de
realizado
Obras
por
el
Públicas
y
Urbanismo (MOPU) del Estado Español,
entre 1988 y 1990 -recogido en HUGHES
(1995)-, catalogó 1500 humedales naturales (entre ellos algunas turberas), dis164
tribuidos en seis unidades principales
cualitativa disponible indica que existe
(de montaña, kársticos, de aguas dul-
un total abandono en la protección de
ces, de aguas saladas, de costa, de lla-
estos hábitats y un acuciante peligro
nura de inundación). Para C ASADO &
para la conservación de su integridad.
MONTES (1995) de un total de 280.000 ha
de superficie existente hace 200 años
(superficie original estimada 500.000
ha) un 60% se perdieron en las últimas
cuatro décadas, fundamentalmente por
la extracción de agua, permaneciendo
en la actualidad unas 114.000 ha que se
encuentran en diferentes estados de
conservación.
Esta situación debería comenzar a
cambiar en sintonía con la resolución de
un gran número de directrices y leyes
ambientales de ámbito comunitario y
estatal, con carácter de legislación
básica y con la voluntad de proteger de
su destrucción a estos ecosistemas
húmedos de extrema fragilidad. Dicha
legislación se comenta en un capítulo
Según estos mismos autores, el área
posterior, pero sí debemos mencionar
total de humedales supone menos del
ahora que la jurisprudencia ambiental
1% del territorio del Estado Español. En
es reflejo de la preocupación social por
el caso de los humedales de montaña,
la conservación de la calidad del medio
tipo al que se adscriben gran parte de
ambiente.
las turberas ibéricas, no se ha observado que la superficie total haya sufrido
un grave retroceso (2.300 ha), aunque si
es preocupante que el 14% de los
enclaves muestran un elevado estado
de degradación.
La filosofía de conservación para la
utilización sostenible de los recursos
naturales en todo el mundo fue discutida
en
"The
World
Conservation
Strategy" (1985), preparada por la
"World Conservation Union" (IUCN), con
Los datos obtenidos para las turbe-
la asistencia de la "World Wide Fund
ras españolas pudieran no ser exactos
for Nature" (WNF), "United Nations
ya que con mucha probabilidad no se ha
Environment Program" (UNEP), "Food
incorporado al inventario precisamente
and Agriculture Organization of the
el núcleo de estos ecosistemas más
United
importante, esto es, las turberas de
Nations Educational, Scientific and
montaña de Galicia, que constituyen por
Cultural Organization" (UNESCO). Los
si solas un mínimo de 10.000 hectáreas.
tres conceptos directores establecidos
Aún así, si bien el valor cuantitativo no
(recogido en MALTBY & DUGAN, 1994) fue-
lo refleja, la realidad de la información
ron:
Nations"
(FAO),
y
"United
165
- el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales
- la preservación de la diversidad genética
- y la utilización sostenible de especies y
ecosistemas
ñosas, de tal forma que constituyen la
reserva natural más importante de
estos humedales en toda la Península
Ibérica. Mientras que las turberas minerotróficas y las ombrotróficas de tipo
elevada se pueden encontrar en todo el
territorio, las ombrotróficas de cobertor
Concretamente en los humedales,
que hoy en día compiten con la pluvisilva tropical en el interés público por su
conservación, destacan su rápida disminución y la creciente concienciación del
valor intrínseco de estos ecosistemas
en el mantenimiento de la calidad
ambiental.
son exclusivas de los sectores oceánicos de las montañas septentrionales,
dando lugar a un complejo de turberas
de valor excepcional en todo el continente europeo.
Esta continuidad espacial es imprescindible para que exista intercambio
La regeneración-restauración am-
genético y mantenimiento de la biodi-
biental de estos medios naturales pasa-
versidad de flora y fauna y para la pro-
rá necesariamente, según H EATHWAITE
tección de la funcionalidad de los
(1994), por una fase a corto plazo de Re-
humedales como verdaderos corredores
humectación, que durará unos pocos
biológicos en la migración de aves
años; una fase a medio plazo de Re-na-
desde la costa (p. ej. desde la marisma
turalización del medio que se extenderá
de Ortigueira-Ladrido) hasta formacio-
a una o dos décadas y una última fase a
nes
largo plazo de Re-emplazamiento de la
turba en un período de 3-5 décadas. Pero todo este esfuerzo carecerá de expectativas de éxito si no se desarrolla
una cuarta fase que consistirá en la Reeducación ambiental de la población.
interiores
como
la
Lagoa
de
Cospeito o la de Sobrado dos Monxes.
Igualmente, optimiza el control hidrológico de ríos y arroyos preservando la
calidad de las aguas superficiales. La
Red Natura 2000 exige la protección
prioritaria de algunos de estos tipos de
hábitats (7110, 7120 y 7130) y reco-
166
ESTADO DE CONSERVACIÓN DE
mienda la conservación de otros (7140),
LAS TURBERAS DE GALICIA
y se debe tener en cuenta que ésta no
Como ya hemos mencionado, las tur-
será efectiva si no se incorporan de
beras son ecosistemas comunes en
forma inmediata e integral a una red
Galicia, especialmente en áreas monta-
única de protección y conservación.
La formación de cortes de turba, a veces muy profundos, es un
proceso natural en la evolución de las turberas de cobertor y
de algunas turberas elevadas. Su inicio suele ocurrir en los
bordes de los complejos turbosos, bajo condiciones climáticas
adversas para la acumulación de turba -periodos secos-, y
progresan tanto por factores externos -clima, actividad humana, etc...-como internos -debido a la fuerte modificación que
sufre el nivel freático de la turbera-. Sin embargo, este tipo de
rasgo puede desarparecer por regeneración de la turba bajo
condiciones propicias para el desarrollo de vegetación formadora de turba, tal como se puede apreciar en la fotografía de
la derecha, que corresponde al límite sur de la turbera de
Chan da Cruz.
En palabras de la Agencia Europea
acogida y asumida por la “Estratexia
de Medio Ambiente, la ocupación inten-
Galega
para
a
Conservación
da
siva del suelo por infraestructuras
Biodiversidade” que se está elaborando
industriales, la fragmentación de los
en la actualidad en el marco de la
hábitats naturales por nuevas infraes-
Estrategia de la Comunidad Europea en
tructuras, las urbanizaciones, el turismo
materia de biodiversidad integrada en
masivo y la contaminación de las aguas
el Quinto Programa de Acción para el
y del aire son las causas más destaca-
Medio Ambiente y de la Estrategia
bles en la regresión acelerada de la bio-
Nacional para la Conservación y Uso
diversidad en la Tierra. Esta reflexión es
Sostenible de la Diversidad Biológica.
167
La estrategia gallega se elabora con
Las peculiaridades ecológicas y mor-
el fin de dotar de una serie de recomen-
fológicas de las turberas (disponibilidad
daciones complementadas por planes
de agua, extensiones relativamente
de acción para la protección de los ele-
grandes sin impedimentos litológicos,
mentos naturales que propician la con-
superficies de escasa pendiente, etc…)
servación de la biodiversidad. En este
y el desarrollo de tecnologías aplicadas
sentido, entre otros tipos de hábitats,
al acondicionamiento de terrenos para
se mencionan específicamente los eco-
diversos usos, ha fomentado una filoso-
sistemas de turbera.
fía productivista, que en los últimos 40
Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, los ecosistemas húmedos
de turbera de Galicia se ven gravemente amenazados por la actividad humana
tanto por usos tradicionales como por
años, y muy en particular desde mediados de los años 80 del pasado siglo XX,
ha multiplicado las agresiones a la integridad de las turberas de toda Galicia,
con el resultado de que en la actualidad
estos valiosos ecosistemas -a nivel con-
proyectos tecnológicos contemporáneos
tinental- se encuentren en grave riesgo
de utilización del espacio que ocupan.
de desaparición.
Esta situación está favorecida por la
falta de conocimientos y estudios de
168
planificación del uso racional del área,
OCUPACIÓN Y
lo que perpetúa la ignorancia de su
TRANSFORMACIÓN DE LOS
valor por parte de la pobalción y la
ECOSISTEMAS DE TURBERA EN
carencia de herramientas y criterios
GALICIA
suficientes de gestión por parte de la
Transformaciones silvopastoriles
administración. En la actualidad los
Las iniciativas para transformar las
mayores riesgos se centran en el incre-
turberas en terrenos aprovechables para
mento del área destinada al pastoreo
el cultivo u otros usos agro-ganaderos
pora ganadería extensiva, técnicas de
en Galicia tienen, quizás, su mayor
drenaje y desecación para la plantación
exponente en los intentos, con mejor o
forestal, el desarrollo del plan eólico de
peor éxito, de transformación de estos
Galicia, los incendios, la ubicación de
ecosistemas en praderas para la produc-
infraestructuras eléctricas y de teleco-
ción de pastos. Para ello se han dirigido
municaciones, abertura de viales para
importantes esfuerzos al drenaje de la
el plan de concentración parcelaria,
turba, la retirada de la vegetación pro-
etc...
pia, el arado superficial y el encalado.
Como las características más apreciadas para la creación de pastizales
sobre una turbera son la existencia de
agua en abundancia pero sin encharcamiento, la ausencia de impedimentos
texturales y la existencia de grandes
extensiones, han sido las turberas de
cobertor y turberas elevadas las que
han sufrido las mayores agresiones por
esta causa, si bien otros tipos de turberas también se han visto afectadas por
1984
esta actividad.
En sincronía con el incremento de
los pastizales se ha producido un
aumento de la presión ganadera que no
sólo se ha limitado a utilizar los terrenos acondicionados, sino que ha ocupado grandes zonas de turberas no transformadas, donde el ganado busca alimento y agua abriendo vías de entrada,
favoreciendo la compactación de la
superficie y ampliando los frentes de
turba, afectando con particular intensidad a las turberas de valle y alveolo.
1996
A partir de mediados de la década de los 80 del siglo XX,
algunas de las áreas mas remotas de las Serras
Septentrionais comenzaron a ser transformadas intensamente mediante la apertura de viales y la creación de praderías.
Esta década marca también el inicio de una serie de agresiones a las turberas, tal como puede apreciarse al comparar las
dos fotografías áereas de la Veiga do Xisto (Xistral) tomadas
en 1984, la superior, y 1996, la inferior. La mancha circular
verde clara que aparece en 1996 es el resultado del cambio
de la vegetación característica de estas turberas. Nótese
también la apertura de un vial qu ellega hasta el centro de la
formación.
Además de la transformación a pastizales más o menos tradicional y el
aumento de la cabaña ganadera, en los
últimos 30 a 40 años se ha iniciado la
colonización, inducida antrópicamente,
de las áreas de turbera por masas forestales. Esta actividad fue inicialmente
incentivada por la administración pública
a través de los organismos de extensión
agraria, que organizaron y ejecutaron
planes de plantación extensiva de
169
1984
1996
Sobre estas líneas repoblación forestal con eucaliptos en una
turbera elevada.
El intento de drenaje de las turberas minerotróficas es otro de
los procesos de degradación que amenazan a las turberas de
montaña de Galicia. En las dos fotogtrafías aéreas de la
izquierda, se aprecian las modificaciones inducidas en la turbera de Veiga do Tremoal (Xistral-Toxiza) debidas al ensanchamiento de uno de los drenajes internos que presentaba el
propio sistema líneas amarillas- en condiciones naturales.
Esto ha tenido como resultado el descenso de la capa freática, el debilitamientode la red de drenaje y un peor control
hidrológico. Otras afecciones apreciables son la carretera que
la circunda -perturbando su cuenca de captación hídrica-, el
camino y el cortafuegos -en rojo, en la parte derecha-, y una
pequeña cantera de extracción de áridos de la granodiorita
de A Toxiza -arriba a la izquierda, en rojo.
pinos, principalmente Pinus pinaster, en
nes forestales de Eucaliptus, para las
zonas cuyo óptimo climácico excluye la
cuales a veces se procede a un intenso
presencia árborea, entre las que se
drenaje y subsolado.
incluyeron muchas turberas elevadas, de
ladera, de escalón, de valle y de alveolo.
Ordenación del territorio
Los resultados fueron, en general,
desastrosos puesto que se dañaron profundamente muchos ecosistemas húmedos y el desarrollo del arbolado fue pírri-
170
El desconocimiento de las características ecológicas y la distribución y extensión de los ecosistemas de turberas
gallegos ha dado lugar a que estos hábi-
co. En la actualidad, esta actividad tiene
tats no se reflejen o al menos no sean
su continuidad en los intentos por parte
considerados con suficiente exactitud a
de particulares, en ocasiones subvencio-
la hora de desarrollar planes de ordena-
nados por la Administración Pública, de
ción territorial. De entre ellos, uno de los
establecer sobre las turberas plantacio-
más importantes, por la envergadura de
Ejemplo de transformación de un área turbosa en pastizal.
Nivel de quema (color rojizo) en un borde de una turbera minerotrófica y colmatación con grava producto de la erosión de
los suelos del entorno.
las actuaciones y recursos destinados,
la quema superficial pueden sufrir una
es el Plan de Concentración Parcelaria
combustión interna por reducción de
de Galicia. La puesta en marcha de este
difícil extinción, e indirectamente al
y otros planes ha promovido la apertura
favorecer la pérdida de cubierta vegetal
de un gran número de pistas, ha desvia-
y la erosión de suelos, que en su movili-
do o entubado cauces y ha expuesto
zación y sedimentación pueden provo-
gran cantidad de material litológico a los
car un fortísimo efecto de colmatación
agentes externos. Todo ello se refleja en
de las turberas situadas en posiciones
importantes efectos de colmatación
topográficas de cuenca como las turbe-
mineral, seccionamiento y drenaje o
ras de valle y alveolo.
desecación de diversos enclaves de turberas de montaña.
Explotación minera
La extracción de la turba para su uso
Incendios
en horticultura, jardinería, etc..., es una
Uno de los principales problemas
grave amenaza para las turberas. Esta
ambientales en Galicia es la prolifera-
demanda está creciendo a nivel mundial
ción de incendios de monte bajo y fores-
pero las explotaciones, por su tamaño,
tales en las áreas de montaña. Los
carecen habitualmente de todo tipo de
incendios afectan a las turberas de
control, por lo que la destrucción suele
forma directa por su quema, especial-
ser total y la restauración escasa.
mente en el caso de turberas más secas
En 1979, el Instituto Geológico y
como las turberas de cobertor, de lade-
Minero de España de la Dirección
ra y de escalón, que con posterioridad a
General de Minas e Industrias de la
171
Construcción
de
de estos recursos a pesar de que ya en
Industria, dentro del Plan Nacional de la
ese momento existe una mina de turba
Minería
de
en el área de Borralleiras de Cal Grande
Abastecimiento de Materias Primas no
que produce menos de 400 t año -1,
Energéticas, inició un intenso reconoci-
extrae turba tan sólo durante unos
miento de los recursos de turba existen-
pocos meses y ésta es destinada única-
tes en el Estado Español. De este reco-
mente al filtrado de whisky.
y
del
el
Plan
Ministerio
Nacional
nocimiento, y respecto a la situación de
las turberas de Galicia, se obtuvo que
en las sierras septentrionales de Galicia
(Serra do Xistral, Montes do Buio,
Macizo da Toxiza) existía un potencial
de explotación de turba del orden de 96
ha, con una producción estimada de
325.000 toneladas.
Dentro del grupo de turberas investigadas por el Ministerio se encuentra
una importante variedad de tipologías,
incluyendo turberas de cobertor, turberas elevadas y turberas de valle y alveolo. Hasta la fecha de hoy no se han
puesto en funcionamiento más minas de
turba, posiblemente por que la dificul-
Este estudio concluye que los yaci-
tad de su explotación fue mayor de la
mientos de turba podrían explotarse sin
prevista. Sin embargo, en estos últimos
dificultad, pues cuentan con unas reser-
años se han generado las condiciones
vas considerables, la extracción de la
propicias para este tipo de uso, gracias
turba no presenta ningún tipo de proble-
a la apertura de gran número de acce-
ma, y los accesos son buenos o su cons-
sos en el área, por lo que se hace inmi-
trucción no reviste grandes dificultades,
nente la necesidad de protección de las
si bien la climatología limitaría la
turberas antes de que se otorguen nue-
extracción a 3 ó 4 meses al año. El
vas concesiones mineras, o se replante-
Ministerio apuesta por la explotación
en antiguas concesiones.
Infraestructuras
Otra de las actividades humanas que
ha provocado y sigue provocando graves
daños a las turberas de montaña de
Galicia es la construcción de nuevas
infraestructuras. El desarrollo indusSuperficies de explotación industrial de turba en Borralleiras
da Cal Grande (Buio). Fotografía aéra del año 1984.
172
trial, la revolución agrícola-ganadera y
la mejora de la calidad de vida de las
Turberas afectadas por la apertura de viales, mostrando cortes profundos, sobre una superficie previamente transformada en
pradera. El nivel freático ha sido severamente dañado, poniendo en grave riesgo la pervivenvia de la formación turbosa.
sociedades occidentales exige un gran
es la gran magnitud del espacio afecta-
esfuerzo en la apertura de vías de
do y la eliminación total o parcial del
comunicación, en la modernización e
ecosistema preexistente.
incremento de las instalaciones de telecomunicaciones y en la expansión de
las tierras destinadas al cultivo y la pro-
Explotación de recursos eólicos
ducción ganadera.
El impulso recibido en los últimos
Estos objetivos se llevan a cabo utili-
años para el desarrollo de la energía
zando espacios que hasta el momento
eólica surge de dos aspectos principa-
se vieron exentos de estas actividades,
les, por un lado la crisis del petróleo
bien por la dificultad para transformar-
que a mediados de los años 70 descu-
los o bien por la lejanía de éstos de las
brió la excesiva dependencia de la eco-
zonas de expansión de la actividad
nomía mundial de la producción del
humana. Precisamente, es en este tipo
mencionado combustible, y más recien-
de espacios donde se conservan los
temente la creciente preocupación por
mejores ejemplos de las turberas de
los problemas ambientales derivados de
Galicia, pero el desconocimiento de su
la utilización de los combustibles fósi-
existencia y sus realidades ecológicas
les (lluvia ácida, contaminación de la
propician su alteración y riesgo de
atmósfera, litosfera e hidrosfera, cam-
extinción por la modificación del territo-
bio climático global inducido, etc...).
rio. Una característica común de la
Frente a esto se presenta una energía
construcción de nuevas infraestructuras
eólica renovable, limpia y de bajo
173
impacto ambiental, y la construcción de
la Xunta de Galicia la solicitud de apro-
parques eólicos como una solución
bación del Plan Eólico Estratégico. Fruto
positiva respecto a los movimientos
de esta iniciativa fue aprobado dicho
migratorios de la población al posibili-
Plan, lo que supone la ordenación y
tar el incremento de su poder adquisiti-
optimización de los recursos eólicos de
vo (trabajo directo e indirecto, redución
nuestro territorio, incluyendo la partici-
del aislamiento, vías de acceso a nue-
pación de empresas extranjeras con
vas tierras, etc...).
filiales y/o delegaciones sociales en
El desarrollo de las energías renova-
Galicia. A partir de aquí, ya no es posi-
bles en el Estado Español constituye
ble realizar un análisis de alternativas
una línea importante del Plan de
del proyecto técnicamente viables por
Investigación Energética. Así mismo, el
tratarse de un proyecto con una ubica-
Plan Energético Nacional incluye el Plan
ción predeterminada por una atribución
de Ahorro y Eficacia Energética que
de uso y aprovechamiento, que ha
define la estrategia para el uso eficaz
seguido un proceso de planificación
de la energía y la utilización de las ener-
previa, por lo que las consideraciones
gías renovables.
La
Consellería
ambientales se incorporarán al proceso
de
Industria
y
Comercio de la Xunta de Galicia, en el
marco de sus competencias, promulgó
el Decreto 205/1995 de 6 de Julio por el
que, con el fin de lograr un desarrollo
armónico de este tipo de aprovechamientos y un efecto positivo sobre el
tejido industrial y el desarrollo económico regional, se regula el aprovechamiento de energía eólica en Galicia.
174
de definición última del proyecto.
En resumen, a finales de 1990 había
en España algunos parques eólicos de
pequeñas dimensiones, pero los rendimientos eólicos potencialmente buenos
de algunas áreas de la Península Ibérica
incentivó el desarrollo desproporcionado de los aprovechamientos eólicos.
Particularmente en Galicia, las mejores
Dicha norma tiene como objetivo racio-
perspectivas de producción se localizan
nalizar al máximo el beneficio de las
en zonas de litoral y en áreas de monta-
explotaciones de los recursos eólicos
ña, y es aquí donde se ha concentrado
dentro de un proyecto de carácter trans-
el esfuerzo, de tal forma que durante los
nacional de iniciativa privada. En agos-
últimos años se han registrado nuevos
to de 1995 la sociedad Energía Eólica de
datos de la velocidad del viento para
Galicia,
la
completar y actualizar el mapa eólico de
Consellería de Industria e Comercio de
Galicia, y cuantificar aquellas zonas con
S.
A.
presentó
ante
La sustitución progresiva de las energías basadas en la quema de combustibles fósiles, mediante el desarrollo de energías limpias como la eólica, es un objetivo irrenunciable socialmente. No obstante, la implantación de las energías limpias puede entrar
en conflicto con la preservación de hábitats naturales incluidos en la legislación con figuras de conservación prioritaria -como
por ejemplo las turberas de cobertor y elevadas de las Serras Septentrionais de Galicia. En aquellos casos en que esto sucede,
se hace necesaria la búsqueda de alternativas que armonicen ambos objetivos; cuando esto no es viable, la protección ambiental debiera prevalecer.
características de especial interés para
Montes do Buio, Macizo da Toxiza).
su explotación energética.
Como ya se ha mencionado reiterada-
Esta estrategia eólica de Galicia, por
la propia ubicación de las explotaciones, ha entrado en conflicto con la conservación y protección de un gran número de espacios de elevadísimo interés
natural, ya que es precisamente en las
zonas de montaña y en algunos enclaves litorales donde perviven la mayoría
de estos espacios naturales.
mente, en esta zona pervive un valiosísimo y bien preservado complejo de
ecosistemas húmedos de turbera, en el
que se pueden encontrar todas las tipologías descritas para las turberas europeas. En la actualidad, este mismo
espacio es objeto de la aprobación de
un macroplan de producción eólica a
través de la concesión para la construcción de numerosos parques eólicos de
La situación que simboliza mejor
gran superficie. La puesta en conoci-
este importante desajuste entre la utili-
miento de los valores naturales del área
zación de los recursos naturales y la
por parte de asociaciones ecologistas e
preservación y protección de la calidad
investigadores universitarios, respecto
ambiental es sin lugar a dudas lo acon-
a la cantidad y cualidades de sus turbe-
tecido con las turberas de Galicia y con-
ras, favoreció la propuesta de la Xunta
cretamente con las turberas de las sie-
de Galica a las promotoras privadas
rras septentrionales (Serra do Xistral,
para que, en el contexto de la elabora175
ción de los informes de evaluación de
A pesar de ello, la implantación
impacto ambiental, se llevasen a cabo
masiva de parques eólicos y sus
estudios específicos sobre las caracte-
infraestructuras en esta zona, así como
rísticas, extensión y distribución de
la priorización del rendimiento económi-
estos ecosistemas. El fin era buscar
alternativas viables que permitiesen
compatibilizar la producción de energía
eólica y la conservación de las turberas.
Tras haber participado en algunas fases
biental, está ocasionando inevitablemente importantes daños a estos hábitats, básicamente en dos direcciones:
afecciones directas debidas a la propia
ubicación de aerogeneradores, zanjas,
de este proceso, a nuestro juicio los
viales y tendido eléctrico sobre turberas
estudios desarrollados no han hecho
de cobertor, elevadas, de ladera y esca-
sino ahondar en el conocimiento y pues-
lón; y, afecciones debidas a las infraes-
ta en valor de estos ecosistemas,
tructuras subsidiarias para la recogida
demandando una actuación más inte-
de la electricidad producida, que nece-
grada con una más decidida vocación
sitan amplias áreas cuyas característi-
proteccionista; pues las actuaciones
cas idóneas son similares a las existen-
que hasta la fecha se han llevado a
cabo no han estado exentas de afecciones que podrían haberse evitado. La
situación actual parece correr en sentidos bien opuestos: por un lado, los
176
co frente a la conservación medioam-
tes en los espacios ocupados por turberas de valle y alveolo, por lo que éstas
podrían sufrir una ocupación total o parcial con el consiguiente deterioro. El
procedimiento de implantación de los
parques eólicos lleva aparejado, en
daños y pérdidas de estos ecosistemas
definitiva, reisgos de compactación,
se nos antojan irreversibles, mientras
seccionamiento y eliminación parcial de
que por el otro, la importancia nacional
las turberas, y la puesta en marcha de
e internacional que han cobrado ha cre-
mecanismos de drenaje, erosión y dese-
cido enormemente.
cación de los mantos de turba.
CAPÍTULO 12
X. Pontevedra Pombal
J.C. Nóvoa Muñoz
A. Martínez Cortizas
E. García-Rodeja
¿POR QUÉ PRESERVAR
LAS TURBERAS?
EL PAPEL MEDIOAMBIENTAL
DE LAS TURBERAS
"... es muy sorprendente que incluso nosotros los conservacionistas hayamos empezado a justificar nuestros esfuerzos
en pro de la diversidad en términos económicos. No tenemos
presente que nada nos fuerza a afrontar el proceso de destrucción utilizando sus propias premisas y terminología, destructivas por sí mismas. No se nos ocurre que asignando un
valor a la diversidad solamente estamos legitimando el proceso que queremos abortar; el proceso que dice que lo más
importante en cualquier decisión es la magnitud tangible de
los costes y beneficios monetarios. La gente teme que, si no
expresa sus temores e intereses en este lenguaje, no será
escuchada. El valor es una parte intrínseca de la diversidad;
no depende de las propiedades de las especies en cuestión,
de los usos que especies particulares pueden tener o dejar de
tener, o de su demostrado papel en el balance de los ecosistemas globales. Para la diversidad biológica el valor ES. Ni
más ni menos. Ninguna industria de expertos evaluadores se
hace necesaria para afirmar este valor." Biodiversity.
E.O.Wilson ed., 1988.
De acuerdo con LINDSAY (1995), para
El estudio de los ecosistemas de tur-
entender la ecología y conservación de
bera no sólo se hace necesario para
las turberas es importante tener claras
establecer el comportamiento de estos
las diferencias entre los términos y con-
humedales, sino también por ciertas pro-
ceptos que se les aplican, y también
piedades intrínsecas de los mismos que
tener un profundo conocimiento de los
aspectos y propiedades empleadas para
clasificarlas. Las condiciones actuales
del hábitat son el contexto en el cual han
le
confieren
un
elevadísimo
valor
medioambiental y que son el fundamento
de la aplicación de criterios conservacionistas en estos hábitats.
de identificarse las prioridades y las
acciones de conservación que deben llevarse a cabo. Esta comprensión es también valiosa si se desea transmitir a
otros la naturaleza, importancia y valor
ambiental de formaciones particulares, o
del hábitat como un todo.
177
Control hidrológico y de calidad
efectiva que, durante el desarrollo de
de las aguas
una turbera, la turba libera cada vez
Las turberas permanecen totalmente
encharcadas a lo largo del tiempo, con
frecuencia incluso mas que el substrato
mineral sobre el que se han desarrollado. Las ombrotróficas se mantienen
saturadas de agua porque la precipita-
menos agua de la que recibe. La turbera
resultante representa por ello una mezcla de un 95-98% de agua de lluvia y un
2-5% en peso de sólidos (LINDSAY, 1995),
convirtiéndose en un reservorio hídrico
significativo.
ción que alcanza la superficie de las
Las propiedades y los componentes
mismas se mueve lentamente a través
que constituyen estos ecosistemas le
de la turba debido a la baja conductivi-
confieren pues la capacidad de modifi-
dad hidráulica de los restos orgánicos, y
car sustancialmente las condiciones de
las pérdidas por evapotranspiración en
los entornos en que se forman. Así, fun-
la superficie se limitan tan sólo a la fina
cionan como auténticos reservorios de
capa del acrotelm. La retención es tan
agua e intervienen en el control hidroló-
El papel de las turberas en el control hidrológico es uno de los aspectos más relevantes de estos ecosistemas húmedos. De particular importancia resulta en aquellos casos, como el de las áreas cuarcíticas del Xistral, en los cuales los materiales litológicos subyacentes están formados por mantos de derrubios. La presencia de las turberas les confiere estabilidad, tanto por el control de la escorrentía como por ejercer de cubierta que cohesiona el material. Cuando esta se retira y el flujo se concentra ejemplo de la fotografía, en la pista que da acceso al retransmisor de televisión de la cumbre de Chao de Lamoso-, la evolución
del sustrato es rápida y catastrófica. La cárcava que se muestra aquí, la cual ha profundizado hasta la roca dura y ha evacuado
el derrubio cuarcítico kilómetros río abajo, se formó en tan sólo dos años, y ahora progresa agrandándose.
178
gico a diferentes niveles (LEVÉSQUE &
sición química de las aguas efluentes
DINEL, 1982). Debido a la posición de
(MALTBY & DUGAN, 1994), ya que la mate-
cumbre que ocupan las turberas ombro-
ria orgánica posee una gran capacidad
tróficas (turberas de recarga) son capta-
para la retención de iones, protegiendo
doras de agua de precipitación, que es
de la eutrofización, acidificación y enve-
retenida en virtud de la propiedades
nenamiento a los sistemas dulceacuíco-
físicas del material orgánico que com-
las por entradas sobre todo de N y P
pone la turba y desalojada paulatina-
derivado de la actividad humana y
mente hacia posiciones topográficas
sobreexplotación ganadera, del S de
inferiores, donde se sitúan las turberas
origen atmosférico que durante su oxi-
minerotróficas (turberas de descarga)
dación provoca fuertes procesos de aci-
que cederán definitiva y controladamen-
dificación, y de metales pesados extre-
te el agua a los cauces. De esta forma
madamente tóxicos (Hg, Pb, Cd, Zn, ...)
ante extremos de precipitación actúan
que se movilizarían asociados al dete-
como moduladores de la descarga hídri-
rioro de estos ecosistemas.
ca al retrasarla frente a los máximos
pluviométricos. Este mismo mecanismo
regula las descargas hídricas durante el
Mantenimiento de la biodiver-
deshielo, evitando las riadas e inunda-
sisdad y el equilibrio de las
ciones y facilitando la estabilidad de las
cadenas tróficas
formaciones sedimentarias ubicadas a
Las características específicas que
menor elevación. Además, en ciertos
poseen estos sistemas, permiten la
casos la acumulación de turba confiere
supervivencia de flora y fauna frecuen-
estabilidad a las formas del terreno (ej.
temente restringida a estas zonas aso-
áreas de derrubios periglaciares y cam-
ciadas a la formación de ecosistemas
pos de bloques).
relictos (de 10.000 años de antigüedad
Pero este control hidrológico tam-
o más, acompañando al retroceso defi-
bién influye indirectamente sobre el
nitivo de los hielos de la última glacia-
clima,
regulaciones
ción), que funcionan como reservorios
microclimáticas al provocar la forma-
genéticos (STEWART & NILSEN, 1993) de
ción de nieblas y rocío y evitar las hela-
gran número de especies.
facilitando
las
das.
En estas comunidades bióticas tan
Las turberas también actúan como
peculiares, entre la vegetación adapta-
reguladores de la concentración de
da al crecimiento aéreo desde un sus-
nutrientes y modificadoras de la compo-
trato orgánico encharcado, se encuen179
tran orquídeas y diversas plantas insec-
actividad agrícola, ganadera o indus-
tívoras y una variedad de fauna con
trial.
diversidad de aves, pequeños mamífe-
Por otro lado, durante el desarrollo
ros y numerosos invertebrados sobre
de una turbera se genera un balance
todo de ciclo corto (dípteros, colémbo-
netamente positivo de acumulación de
los, nemátodos, ácaros y lepidópteros).
carbono en forma de materia orgánica,
La fuerte interacción que se establece entre la turbera y los factores que
afectan a su evolución dan lugar a un
retirando con ello CO2 de la atmósfera y
reteniéndolo durante miles de años. Si
bien parte de este carbono es transformado en CO y CH4, ambos gases de
2
gran número de micro y mesoecotopos,
que a su vez tienen asociadas una gran
diversidad de especies y asociaciones
"efecto invernadero activo", su eliminación de forma natural hacia la atmósfera se realiza en proporciones relativa-
bióticas (prados higroturbosos, turberas
mente bajas y la relación entre el car-
ombrotróficas, turberas minerotróficas
bono acumulado y el emitido como
de aguas estancadas, turberas minero-
gases está ampliamente desplazado
tróficas de aguas fluyentes, charcas,
hacia la acumulación, y por tanto es
etc...).
correcto decir que las turberas funcionan como sumideros de gases de efecto
invernadero.
Indicadores de impactos
ambientales a gran escala
que considerar a las turberas como eco-
Un primer aspecto se centra en la
sistemas de bajísima resilencia, por lo
sensibilidad que muestran muchas de
que la alteración, en general de tipo
las especies y comunidades, tanto
antrópico, de estos medios acelera el
vegetales como animales, que viven en
proceso de descomposición de la mate-
las áreas de turbera a los cambios
ria orgánica y la desgasificación masiva
resultantes del descenso del nivel freá-
fomentando potencialmente los meca-
tico o de las variaciones de la físico-quí-
nismos del calentamiento climático
mica del agua (GIGNAC, 1994), lo que
inducido.
permite que puedan ser utilizadas como
marcadores biológicos de cambios a
gran escala como el calentamiento climático o la lluvia ácida, pero también
de impactos locales derivados de la
180
Respecto a esta circunstancia, hay
Indicadores de la calidad
antrópico derivado de la actividad
atmosférica
industrial y de técnicas agrícolas, o bien
El contenido en materia orgánica
una procedencia natural fruto en nume-
coloidal, especialmente las sustancias
rosas ocasiones de cambios climáticos
húmicas, constituidas por macromolé-
y ambientales. Las características parti-
culas orgánicas con gran cantidad de
culares de estos ambientes favorecen
grupos funcionales, permite a estos
su función como filtro (B OEFT et al.,
suelos mantener una elevada carga
1984; Z OLLER , 1993; S ONIASSY et al.,
eléctrica negativa. Esta situación es
1994) de sustancias peligrosas y/o con-
favorable para que se produzcan nume-
taminantes con un componente depura-
rosas asociaciones de radicales orgáni-
dor de las aguas fluyentes.
cos con un amplio espectro de iones
Igualmente el desarrollo temporal y
metálicos, nutrientes minerales y/o
espacial de las turberas permite la
compuestos sintéticos de diversa natu-
reconstrucción de la dinámica deposi-
raleza, retardando su migración y evi-
cional de los compuestos y su proce-
tando la oxidación de los mismos,
mecanismo que reduce o elimina su
toxicidad (desactivación).
dencia y así poder establecer los límites
de tolerancia y valores de fondo (background) y utilizar estos humedales como
Con estas características es fácil
registros históricos de la deposición
comprender su capacidad para retener
atmosférica (D UISER & V ELDT , 1989;
los materiales tóxicos presentes en los
DELL'OMO & LAUWEREYS, 1993) de sustan-
sedimentos y la acción de depurador
cias como metales pesados (Pb, Hg,
biológico de aguas o de la deposición
Cd...) reflejando su evolución deposicio-
atmosférica húmeda y seca.
nal en épocas prehistóricas e históricas,
Un ejemplo de especial importancia
ya que como indican entre otros JONES &
ambiental es su eficacia en la acumula-
HAO (1993) estos elementos no sufren
ción de hidrocarburos aromáticos policí-
removilizaciones ni redistribuciones
clicos (dioxinas y furanos), constituidos
postdeposicionales.
por un variado grupo de especies químicas mayoritariamente tóxicas, mutagénicas
y/o
cancerígenas
(naftaleno,
antraceno, 3,4-benzopireno, 3,4-benzo-
Archivos de los cambios
ambientales
fluoranteno, etc...), que son fijados fuer-
Una de las características únicas de
temente por la materia orgánica del
las turberas, muy en particular de las
suelo. Estas sustancias tienen un origen
ombrotróficas, es el hecho de haber
181
preservado un registro de la evolución
EFECTO DE LAS ACTIVIDADES
paleomabiental de las regiones en las
HUMANAS SOBRE LAS
que se han formado. Esto hace posi-
TURBERAS
ble identificar las diversas etapas de
Los diferentes tipos de actividades
desarrollo que, en muchos casos, se
productivas que se desarrollan sobre las
remontan a muchos miles de años. A
turberas tienen riesgos específicos y
partir de este registro es posible deter-
efectos diferentes sobre el ecosistema.
minar la evolución particular de cada
En muchos casos, los mecanismos y los
formación de turbera, como por ejemplo
si ésta fue inicialmente minerotrófica y
despues se convirtió en ombrotrófica, o si se d e s arrolló por paludifica-
daños producidos por éstos son similares para distintos tipos de actividades,
pero en cada una de ellas existe un
agente predominante.
ción directa sobre el suelo mineral.
La extracción de turba, además de
Por otro lado, estos ambientes son
también únicos porque constituyen verdaderos registros temporales de los
sucesivos fenómenos paleoclimáticos,
paleoecológicos, e incluso culturales,
de una región (CLYMO, 1987). Debido a
su dinámica acumulativa a lo largo del
tiempo, en el interior de la turbera quedan retenidos durante la deposición
materiales orgánicos y restos fósiles
(plantas, polen y esporas, semillas, diatomeas, etc...) e inorgánicos (cenizas,
carbones, útiles arqueológicos, etc....),
que son señales de los ambientes pretéritos. Esto ha permitido que en los
últimos 20 años se hayan producido en
estos medios algunos de los más espectaculares hallazgos arqueológicos de
las culturas desarrolladas a partir del
Neolítico (BUCKLAND, 1993).
la propia eliminación del sustrato, en
un ecosistema que consiste en un 80 a
95% de agua, causa un drenaje intensivo del sistema, una contracción rápida y drástica de la turba y en definitiva
una redución añadida de la turbera.
Algunos estudios llevados a cabo por
el National Parks and Wildlife Service
at Clara Bog , han demostrado que la
pérdida de potencia del depósito turboso puede llegar a alcanzar los 6 m de
profundidad, mientras que el efecto
puede observarse incluso a medio kilómetro de distancia de la zona de
extracción. En esta situación, se generan fuertes procesos de subsidencia
que llevarán a la turbera a un agrietamiento y colapso generalizado. A partir
de aquí, el desnivel de la superficie de
la formación se incrementará paulatinamente y provocará un aumento de la
descarga hídrica y un descenso del
182
nivel
freático.
Simultáneamente,
La incorporación masiva de nutrien-
comienza a destruirse el acrotelm y con
tes favorece la eutrofización local y,
él su cohorte florística, especialmente
además, el drenaje realizado provoca la
los musgos del tipo Sphagnum, y como
desecación y oxidación de la turba y
resultado la turbera pierde su capaci-
acelera los procesos de acidificación de
dad de autoperpetuación. Queda así
la turbera y de los cursos de agua colin-
expuesta a la acción del oxígeno
dantes.
atmosférico, permitiendo la entrada de
Las turberas en general y las turbe-
bacterias aeróbicas capaces de des-
ras ombrotróficas en particular son
componer, mineralizar y desestructurar
especialmente sensibles al sobrepasto-
la turba, empeñando las posibilidades
reo. En las situaciones más extremas, la
de rehumectación y revegetación de la
vegetación natural es sustituida o des-
misma. Colateralmente, el drenaje
truida
causa la desecación de charcas y la eli-
amplias zonas de suelo desnudo, se
minación de la flora y fauna asociadas
activan y reactivan constantemente los
a estos microhábitats, y hace la turbe-
frentes de erosión y se generaliza la
ra más susceptible al fuego.
compactación superficial.
completamente,
aparecen
Para las plantaciones forestales se
Las comunidades de montes y los
procede a un arado superficial y un
propietarios particulares acostrumbran
encalado más o menos intenso previo
a quemar la vegetación forragera y el
proceso de drenaje. Inicialmente esto
matorral periódicamente, de tal forma
desencadena una rápida sustitución de
que aquellas turberas que han sido
la vegetación y, por asociación, de la
transformadas a pastos y las que sos-
fauna. Debido al efecto de la fertiliza-
tienen vegetación de brezal son objeto
ción, las plantas propias de las turbe-
potencial de estas técnicas. Por tanto,
ras, que están adaptadas al crecimiento
los cambios biogeoquímicos y florísti-
en condiciones de escasez nutricional,
cos generados por el encalado y arado
mueren o reducen mucho su capacidad
superficial, pueden verse agravados por
competitiva y son sustituidas por otras
la utilización del fuego como herramien-
especies más vigorosas. Por lo tanto, el
ta agrícola, pudiendo llegar a dañar
efecto más inmediato de la reforesta-
niveles profundos del suelo. Las conse-
ción es la degradación del potencial de
cuencias inmediatas son una pseudo
diversidad biológica que mantienen las
esterilización del sustrato y la acelera-
turberas.
ción de los procesos de erosión.
183
Cuando las turberas son drenadas,
sión de las turberas y de los materiales
por diferentes motivos, puede no obser-
litogénicos subyacentes, cambios gene-
varse un daño aparente en el patrón
ralizados de los ciclos biogeoquímicos
morfológico superficial durante un largo
de distintos elementos y compuestos
período. Sin embargo, las característi-
químicos, eutrofización, acidificación y
cas hidrológicas superficiales y subsu-
contaminación de las aguas efluyentes
perficiales han sido modificadas y en un
y de los ecosistemas dulceacuícolas,
plazo de tiempo variable y dependiente
alteración del circuito y control hidroló-
de la intensidad del drenaje, se produci-
gico, pérdida del registro ambiental his-
rá la sustitución de la vegetación propia
tórico y prehistórico conservado en las
de las turberas. Esta regresión está aso-
turberas, etc...
ciada a procesos ocultos de oxidación y
mineralización de la materia orgánica,
colapso estructural de la turba y subsidencia generalizada.
Si bien no se sabe con exactitud si la
presencia de frentes de erosión profundos se debe a la acción humana u obedece a los ciclos naturales de erosión
ACCIONES QUE NO DEBEN
REALIZARSE EN ÁREAS DE
TURBERA PROTEGIDAS
Tal como recogen FOOS & O’CONELL
(1998), la apliación de la Directiva
Habitats de la Unión Europea, y su posterior
extensión
la
Red
Ecológica
que funcionan en las turberas, si se ha
Europea Coherente Natura 2000, para la
demostrado que en la mayoría de los
conservación de los hábitats de turbera
casos las actividades antrópicas evitan
hay una serie de acciones ilegales que
la estabilización y revegetación natural
no deben realizarse sin el permisio del
de dichos frentes y con ello el restable-
órgano sustantivo, si bien no deberían
cimiento del funcionamiento natural del
llevarse a cabo en ningún ecosistema
ecosistema.
de turbera protegido o no. Estas accio-
En resumen, los daños producidos
nes son las siguientes:
por una actividad irracional o inadecuada sobre las turberas, pero también en
su entorno, inducen la perdida de diversidad florística y faunística propia, la
subsidencia, compactación y colapso
estructural de los horizontes superficia-
184
Áreas de turberas de cobertor y
elevadas:
- Pastoreo de ganado por encima de una
densidad sostenible.
les, oxidación y mineralización de la
- Pastoreo de ganado que la semana
materia orgánica, inestabilización y ero-
anterior haya sido tratado con un pesti-
cida que deje residuos persistentes en
el estiércol.
- Introducción de ganado en áreas no pastoreadas.
- Construcción de carreteras o aparcamientos.
- Construcción de cierres, edificios o
terraplenes.
- Adición de encalante.
- Repoblación forestal.
- Adición de fertilizantes de cualquier
- Construcción y operación de parques
clase.
eólicos.
- Creación de nuevas pistas o carreteras.
- Quema de la vegetación.
- Drenaje, relleno o arado.
Áreas de tremedales y turberas
de transición:
- Ensemillado, plantación de árboles de
especies introducidas.
- Eliminación de rocas.
- Pastoreo de ganado por encima de una
densidad sostenible.
- Corte de turba excepto en las zanjas ya
- Pastoreo de ganado tratado la semana
abiertas; no se permitirá el corte de
anterior con pesticidas que dejen resi-
áreas no perturbadas.
duos persistentes en el estiércol.
- Extracción comercial de turba o musgos.
- Cambio del uso tradicional de pradera
- Uso de pesticidas o herbicidas.
de heno (tanto a pradera de diente como
- Amontonamiento, quema o almacena-
para ensilado), o de pastoreo a corte
miento de cualquier tipo de material.
- Alteración de los cortes naturales,
lechos y flujo de los cursos de agua.
- Operación de infraestructuras comerciales de recreo.
- Introducción de plantas o animales que
no se encuentran en el área.
- Cualquier otra actividad que haya de ser
notificada al Ministerio de tiempo en
tiempo.
- Desarrollo de infraestructuras de espar-
para ensilado.
- Adición de encalante a menos de 50 m
de la turbera o de cualquier curso de
agua que drene hacia ella.
- Adición de fertilizante de cualquier
clase a menos de 50 m de la turbera o
en un cauce que drene hacia ella.
- Corte de hierba antes de una fecha establecida.
- Operación de negocios de pesca con
caña desde el borde o en embarcación.
cimiento incluyendo campos de golf,
- Repoblación con peces.
canchas deportivas, infraestructuras de
- Drenaje, relleno o arado a menos de 50
acampada.
- Explotación de suelo, lodo, grava, arena
o minerales.
m de la turbera
- Ensemillado, plantación de árboles a
menos de 50 m de la turbera.
185
- Uso de cualquier tipo de pesticida o her-
bién por implicaciones éticas, estéticas
biciada a menos de 50 m de la turbera.
y económicas. En su conservación están
- Amontonamiento, quema o almacena-
implicadas una gran variedad de activi-
miento de cualquier tipo de material a
dades, tales como su clasificación,
menos de 50 m de la turbera.
inventariado, investigación, información
- Alteración de los márgenes o del flujo
educativa para su conocimiento público,
de los cursos de agua dentro de la tur-
acciones
bera o de los que drenan hacia ella.
manejo medioambiental.
- Recolección de cañas o mimbres.
- Introducción de especies de plantas o
animales que no se encuentran en el
área.
- Cualquier otra actividad que haya de ser
notificada al Ministerio de tiempo en
tiempo.
- Desarrollo de infraestructuras de esparcimiento incluyendo campos de golf,
canchas deportivas, infraestructuras de
acampada.
- Cualquier otra actividad que pudiera
provocar la contaminación de la turbera.
- Explotación de suelo, lodo, grava, arena
o minerales.
- Construcción de carreteras o aparcamientos.
- Construcción de cierres, edificios o
terraplenes.
- Repoblación forestal.
legislativas
específicas
y
El deseo de conservar las turberas se
apoya en varias consideraciones. En primer lugar, aquellas cuyo circuito hidrológico no ha sido dañado pueden ser de
gran ayuda para regular los cambios
globales, como el ciclo del carbono,
pero también a nivel local, por ejemplo
en el balance hídrico de una cuenca. En
segundo lugar, aunque existe una
importante variabilidad en la composición biológica de las turberas, en conjunto, éstas soportan una amplia comunidad de organismos interrelacionados,
muchos de los cuales están específicamente adaptados y confinados a estos
ecosistemas. Esta importancia es tal,
que existen casos en los que las turberas han sido declaradas como Reservas
de la Biosfera.
En su sentido más amplio, conserva-
LA CONSERVACIÓN DE LAS
ción es sinónimo de preservación y
mantenimiento. Con este criterio, la
186
TURBERAS
conservación abarca un extenso rango
En palabras de H EATHWAITE et al.
de actividades, que se basan en la
(1993), en la actualidad la protección de
buena gestión de los recursos esencia-
las turberas puede ser justificada no
les para la protección de organismos
sólo por su valor ecológico, sino tam-
escasos y en peligro de extinción. La
conservación es, por lo tanto, antítesis
campo de los sistemas palustres han
de la explotación irresponsable de los
trabajado en su clasificación en de dis-
recursos, pero no de su utilización den-
tintos tipos, tanto a nivel unidades indi-
tro de una filosofía de sostenibilidad.
viduales (mesotopos) como de paisaje
Entre los objetivos que condicionan
los planes de conservación de las turberas deben considerarse dos aspectos
principales, las especies de flora y
fauna y los hábitats. La unidad funda-
(macrotopos). La multitud de enfoques y
la heterogeneidad de la formación conceptual del clasificador ha generado
numerosas clasificaciones -en ocasiones incompatibles-.
mental para la conservación de la vida
Los objetivos principales en la con-
salvaje es la especie, ya que es compa-
servación de las turberas se relacionan
rativamente constante y fácilmente
básicamente con la preservación de las
definible. A este respecto, es frecuente
condiciones naturales de estos ecosis-
que se utilicen las asociaciones aparen-
temas, del paisaje tradicional de su
tes entre especies vegetales, comunida-
entorno y de las especies y organismos
des, como unidades de conservación.
objetivo de los planes de biodiversidad.
Respecto a esto, se debe tener cierto
Las condiciones de naturalidad son
cuidado, ya que los resultados variarán
uno de los objetivos de la conservación
en función de la metodología empleada
más reiteradamente empleados, pero
y porque, aun existiendo indudables
en el ámbito de las turberas esto no es
asociaciones, otras no son más que el
tan claro, ya que ciertos tipos están
fruto fortuito de una combinación de
considerados como el fruto de la combi-
especies. Por otro lado, los tipos de
nación de determinadas condiciones
comunidades definidas representan la
ambientales y el efecto de una intensi-
variación de un continuo florístico, de
dad y forma de actividad humana.
tal forma que la realidad en el campo
La aparente inconsistencia de los
puede, para lugares concretos, estar
objetivos de conservación entre, por un
lejos de la referencia establecida. Por
lado, la prevención de daños a turberas
ejemplo, WHEELER (1997) considera que:
“naturales” y, por otro lado, la perpe-
"los
la
tuación de “impactos positivos” a las
European Union’s Habitats Directive,
turberas modificadas por la acción
son una gran amalgama de confusión de
humana, son sin embargo coherentes
unidades de dominancia, unidades flo-
con la pretensión de mantener el status
rísticas y tipos de turberas". Respecto a
quo de la propia turbera. Por lo tanto, es
los hábitats, los investigadores en el
deseable que ante la perspectiva de
hábitats
reconocidos
por
187
elaborar una estrategia de conservación
papel crítico en la formación y conser-
para ecosistemas de turbera se actúe
vación de las turberas. Pequeños cam-
con precaución, evitando generalizar
bios en el nivel freático, o cambios rela-
propiedades y procesos más allá de lo
tivos en la importancia del agua del
que resulte nítidamente visible, siendo
suelo y de la precipitación pueden indu-
necesario, para alcanzar el éxito de su
cir diferencias en la composición y pér-
protección, identificar sus característi-
didas en las comunidades vegetales de
cas específicas y el patrón común que
las turberas. Por lo tanto, un paso pre-
las hace participar en un macro-ecosis-
vio e imprescindible para su conserva-
tema interrelacionado e interdepen-
ción y restauración es el estudio profun-
diente.
do de su ecohidrología. Los criterios
En este sentido, en conservación de
turberas se suele poner énfasis en la
188
básicos para la conservación de las turberas se resumen en la Tabla 12.1.
necesidad ineludible de mantener espa-
No es posible plantear la conserva-
cial y funcionalmente las conexiones
ción y perpetuación de un ecosistema
hidrológicas entre las distintas unida-
de turbera, es decir, definir el valor de
des de turbera y su entorno. Esta condi-
conservación natural, sin conocer pre-
ción debe considerarse en su justa
viamente la situación de sus paráme-
medida a la hora de diseñar un plan de
tros funcionales, esto es, sus condicio-
ordenación del territorio y de los recur-
nes hidrológicas, químicas y biológicas,
sos naturales que evite o al menos mini-
así como las características climáticas y
mice el impacto sobre el ecosistema. En
tróficas de la propia turbera y su entor-
el caso, por ejemplo, de las plantacio-
no. El Consejo para la Conservación de
nes forestales o la construcción de
la Naturaleza del Reino Unido estima
infraestructuras viarias este conoci-
que la manipulación de la hidrología es
miento previo sería de gran ayuda y
el primer factor en importancia en los
vital importancia, de tal forma que
sistemas formadores de turba y el
HEATHWAITE et al. (1993) llegan a consi-
manejo de la vegetación es un factor
derar que en aquellas áreas donde la
secundario, ya que sólo tendrá éxito
precipitación anual acumulada exceda
una vez que el balance de agua esté
de 1.000 mm no deben realizarse opera-
controlado, para lo cual se deberá estu-
ciones de control hídrico (drenaje) y
diar y definir en extensión y caracterís-
postulan que el único uso viable para
ticas la zona de amortiguación hidroló-
las turberas situadas en estas regiones
gica necesaria para la estabilidad del
es la conservación. El agua juega un
ecosistema.
Tabla 12.1. Criterios para la conservación de las turberas (HEATHWAITE et al., 1993).
Conservación
necesaria por:
Conservación
dependiente de:
Conservación
controlada por:
■
Información científica.
■
Equilibrio ecológico
■
Valores estéticos (paisaxe).
■
Valores éticos (responsabilidades futuras)
■
Efectos económicos
■
Condiciones de naturalidad
■
Potencialidad de las amenazas
■
Imprescindibilidad
■
Diversidad
■
Variedad
■
I ntegridad
■
Representatividad
■
Hidrología
■
Química
■
Biología
Con lo expuesto hasta ahora, queda
más, la necesidad y el deber de preser-
claro que sólo un minúsculo resto de los
var y proteger estos ecosistemas e inte-
ecosistemas de turbera que existieron
grarlos en nuestra propia evolución de
en Europa ha pervivido hasta nuestros
especie como parte indivisible del pai-
días en condiciones similares a las ori-
saje.
ginales. Su pérdida derivada de la acti-
El estudio de la extensión y estado
vidad humana y no de la evolución natu-
de las turberas muestra grandes varia-
ral del medioambiente refuerza, todavía
ciones regionales. En muchas de las
189
regiones templadas más pobladas, las
destrucción a largo plazo ha provocado
turberas naturales y seminaturales son
que en la actualidad la conservación
ahora escasas y no es deseable que las
tenga que dejar paso inicial a la restau-
que todavía perviven sean transforma-
ración, o lo que es lo mismo, la neo-evo-
das en tierras de "mayor" beneficio eco-
lución de las turberas en el paisaje.
nómico. Ahora bien, en aquellas regio-
Este es un proceso largo, mucho más
nes donde estas turberas no son tan
largo que los objetivos políticos a los
raras, se genera un debate sociopolítico
que se asocia y que buscan resultados a
respecto al apropiado y necesario
corto plazo. Esta realidad, sugiere que
balance entre la utilización de los recur-
las turberas sólo podrán ser regenera-
sos y la conservación de los valores
das y conservadas de manera perma-
naturales para las generaciones futu-
nente si son cobijadas bajo alguna figu-
ras. A causa de la dificultad para cuan-
ra importante de protección de la natu-
tificar económicamente la conservación
raleza, tanto en el plano Comunitario,
de las turberas (¿es ético otorgar valor
como Estatal o Autonómico.
económico a la vida y al propio plane-
Para que la conservación de las tur-
ta?), existe una acuciante necesidad de
beras sea efectiva es necesario prote-
poner científicamente en valor estos
ger el propio ecosistema pero también
ecosistemas, en particular con el objeti-
su cuenca hidrográfica como una única
vo de dotar de argumentos a las posi-
unidad del paisaje, incorporando las
ciones conservacionistas. Sin esto,
zonas de amortiguación de impactos
cada decisión que afecte al futuro de
adecuadas.
estos humedales será de naturaleza
arbitraria e incierta.
Sólo cuando las turberas se perciban
beras profundamente dañadas no es
posible en su totalidad, es costosa eco-
como un valor a largo plazo, es decir, en
nómica
donde se minimicen con carácter esta-
emprenderse sin dilación. La preven-
ble las interferencias sobre el ecosiste-
ción, conservación y protección de los
ma, será posible la conservación. Sin
ecosistemas húmedos de turbera de
embargo, la flora y fauna potencial pre-
Galicia, por el estado general en que se
existente ha sido dañada, desplazada y
encuentran, sería menos problemática,
eliminada en muchos casos por impac-
factible y barata.
tos reiterados. Esta circunstancia de
190
La restauración completa de las tur-
y
socialmente,
pero
debe
CAPÍTULO 13
X. Pontevedra Pombal
LEGISLACIÓN AMBIENTAL
QUE CONCIERNE A LAS ÁREAS
DE TURBERA
INTRODUCCIÓN
La combinación de la reordenación
profundas transformaciones por accio-
territorial del Estado Español, a partir
nes humanas. Las cifras disponibles
de finales de la década de los 70, y la
reflejan que aproximadamente el 75%
consolidación de las corrrientes ecolo-
de los humedales han sido destruidos
gistas modificó definitivamente la concepción utilitarista que la sociedad y los
gobiernos tenían de la naturaleza, y
posibilitó el inicio del establecimiento
de convenios y leyes de conservación de
en Europa y en la mayoría de los paises
desarrollados, destacando lamentablemente el caso de las turberas ombrotróficas irlandesas. En otro tiempo consi-
hábitats, flora, fauna y aguas de las que
derados improductivos e insalubres y
se beneficiaron los humedales.
sistemáticamente desecados, los agua-
En palabras de FERNANDO GONZÁLEZ
zales son objeto en la actualidad de una
B ERNÁLDEZ (1992), ecólogo y experto
política de conservación específica al
investigador de los humedales, estos
haberse reconocido en ellos, entre otros
medios son seguramente el tipo de eco-
valores, un importante papel en la
sistemas que ha sufrido mayores y más
diversidad ecológica.
191
192
La destrucción de los humedales
(IRÁN, 1971) sobre ‘zonas húmedas’ de
representa una gravísima pérdida del
importancia internacional, que es el
patrimonio natural, que va acompañada
convenio internacional de referencia a
también de extinciones culturales que
partir del cual todos los estados miem-
se inscriben en el ámbito del continuo
bros desarrollan una cohorte de directri-
deterioro de los conocimientos ligados
ces, en ocasiones legislativas, para la
a los sistemas tradicionales de uso del
catalogación, inventariado y protección
suelo, los cuales representan hoy día
de sus respectivos humedales. Aún
una importantísima reserva de conoci-
cuando, la definición de ‘zona húmeda’
mientos y soluciones para el diseño de
acordada en este convenio es científica-
paisajes más adecuados a las realida-
mente limitada y extremadamente vaga,
des actuales. La preservación de esta
su valor radica en ser el referente para
riqueza cultural se hace tanto más acu-
todas las definiciones legales dadas
ciante en cuanto que en la actualidad la
para estos ecosistemas por la legisla-
Unión Europea y otras administraciones
ción ambiental internacional y de forma
intentan reorientar políticas agrarias
particular por la española. A pesar de
que han resultado ser aberrantes, reem-
ello, se hace imprescindible que, sose-
plazándolas por soluciones menos cos-
gada pero firmemente, se aborde la
tosas y menos agresivas con el medio.
redefinición objetiva y científica de los
En la actualidad, los humedales
ecosistemas húmedos, de tal forma que
constituyen buenos indicadores de la
sirva de instrumento libre de interpreta-
salud ecológica de nuestro medio natu-
ciones para la ordenación de estos
ral y excelentes escaparates de la viabi-
medios.
lidad o fracaso de las medidas de con-
Este
replanteamiento
debería
servación desarrolladas por la adminis-
comenzar por la revisión de la termino-
tración ambiental. En los últimos años,
logía al uso, ya que, como indica muy
han proliferado los estudios profundos
acertadamente JOAQUÍN ARAÚJO (1995),
sobre los medios palustres ibéricos,
se ha impuesto por mor del angloparla-
quedando pendiente conseguir que este
mentismo en temas ecológicos, el tér-
conocimiento sea trasladado a las polí-
mino de “Zonas Húmedas” en lugar del
ticas de conservación y gestión de los
correcto de Humedal, Aguazal o ecosis-
humedales (CASADO & MONTES, 1995).
tema húmedo. Sin embargo esta acep-
En este sentido, el primer y más
ción es indudablemente incorrecta para
importante paso se asocia a la puesta
cualquiera de las lenguas del Estado
en marcha del Convenio de Ramsar
Español, y deriva de la traducción literal
de la palabra inglesa “Wetland”. En
de las especies acuáticas, ya que los
este capítulo sólo se utilizará esta
aguazales son refugio y tránsito en las
expresión cuando se trate de una cita o
migraciones estacionales de multitud
en aquellos casos en que así venga
de especies. Con posterioridad, se
recogida en convenios, normas y leyes
ampliaron los criterios de protección a
concretas.
otras especies de animales y plantas
asociados a estos ambientes, siguiendo
los requerimientos sociales que solici-
EL COMPROMISO
INTERNACIONAL
taban mayor protección de la biodiversidad o diversidad biológica. Esta diversi-
Bajo este prisma y asumiendo los
dad biológica es definida por el Minis-
graves daños que han sufrido las turbe-
terio de Medio Ambiente en la “Estrate-
ras europeas, es comprensible el papel
gia Española para la Conservación y el
preponderante que han adquirido estos
uso sostenible de la Diversidad Biológi-
ecosistemas como instrumento para la
ca” (08/03/1999) como:
conservación de la naturaleza respecto
“.... la variabilidad de organismos vivos
a hábitats, flora y fauna y en la preser-
de cualquier fuente, incluidos, entre otras
vación de la calidad de las aguas dulces
cosas, los ecosistemas terrestres y marinos
superficiales.
y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte;
Es este importante papel ambiental y
comprende la diversidad dentro de cada
biogeográfico el que ha llevado a resal-
especie, entre las especies y de los ecosis-
tar, en el ámbito de la conservación de
temas...”.
hábitats y especies, el interés de preservar para las generaciones futuras los
humedales europeos en general y en
concreto las turberas.
Dicho plan estratégico incorpora en
su anexo XV el “Futuro Plan Estratégico
para la Conservación y Uso Racional de
los Humedales en el marco de los
El punto de inflexión lo marca la ela-
Ecosistemas acuáticos de que depen-
boración del Convenio Relativo a Hume-
den” con la intención de conseguir el
dales de Importancia Internacional o
cumplimiento de nueve objetivos bási-
Convenio de Ramsar (TROYA PANDURO &
cos: 1) incrementar el conocimiento; 2)
BERNUES SANZ, 1990) y que vio la luz el 2
concienciar a la sociedad; 3) conceder
de Febrero de 1971 en Ramsar (Irán).
protección legal; 4) garantizar la gestión
Inicialmente, el acuerdo trataba de
efectiva e integrada; 5) reforzar la capa-
favorecer la protección internacional de
cidad de las instituciones con el fin de
hábitats necesarios para la salvaguarda
conseguir la conservación y uso racio193
nal; 6) reforzar la cooperación entre ins-
las actuaciones contra las actividades
tituciones gubernamentales y no guber-
perjudiciales para el buen estado de los
namentales; 7) movilizar la asistencia
humedales pero también en la concien-
financiera dedicada a la conservación;
ciación de gobiernos, colectivos y ciu-
8) garantizar el cumplimiento efectivo
dadanos. En este ámbito es ineludible
de los compromisos internacionales por
la lectura de la obra de CALVO CHARRO
parte del Estado; y 9) defender y conse-
(1995) sobre el régimen jurídico de los
guir la adhesión al Plan Estratégico del
humedales.
máximo número posible de instituciones.
Del
colectivo
de
organizaciones
internacionales dedicadas a la defensa
En la actualidad, se puede afirmar
de los humedales, destacan por méritos
que existe una profunda conciencia
propios La UICN, La UNESCO, el WWF y
social y gubernamental sobre la conser-
el Consejo dde Europa.
vación de los humedales, estrechamente relacionada con la concepción de
carácter no renovable que tienen los
recursos hídricos.
La Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza y
los Recursos Naturales (UICN).
Esta situación dirige los esfuerzos
gestores a la prevención y reducción de
la contaminación de las aguas superficiales y subsuperficiales y a la preservación de la biodiversidad, por lo que la
protección de estos ecosistemas no
sólo posee un valor propio sino como
elemento necesario para la protección
ambiental global.
La cooperación internacional se ve
194
Organización no gubernamental creada en 1948, indica entre sus objetivos
prioritarios el asesoramiento especializado a gobiernos interesados en la
mejora de su legislación en el campo
ambiental. Respecto a los humedales,
este colectivo coordina tres proyectos
fundamentales:
A.- El proyecto MAR:
estimulada por los efectos ambientales
Este proyecto, que se inició en 1961
transfronterizos, obligando a las organi-
y cuyas letras designan el concepto
zaciones internacionales a constituirse
marisma en varios idiomas, busca la
en el motor aglomerante de las distin-
protección de los humedales europeos y
tas políticas estatales, llegando incluso
norteafricanos. La conferencia MAR,
a forzar un cambio conceptual de éstas.
celebrada en Camarga (Francia) puso eL
Estas organizaciones tienen una función
relieve el dramático deterioro de los
clave en la orientación y ejecución de
humedales, y los países participantes
acordaron la elaboración de un inventa-
Ciencia y la Cultura (UNESCO). Si bien
rio detallado de sus aguazales, caracte-
el espacio destinado a los humedales
rizándolos, clasificándolos y recopilán-
fue pequeño, no obstante hace referen-
dolos en un informe destinado a gobier-
cia a la importancia de estos ecosiste-
nos y asociaciones conservacionistas.
mas como refugio de vida y preserva-
El documento se publicó en 1965, e
inicialmente comprendió 217 humedales de interés internacional, y fue la
base
para
la
realización
de
la
Conferencia Internacional sobre estos
ecosistemas de Ramsar en 1971, donde
se
firmó
el
primer
Convenio
Internacional para la Protección de los
ción de la biodiversidad. Posteriormente, en la Conferencia Internacional de
Madrid de 1984 se resuelve esta deficiencia con la declaración de dos objetivos esenciales, i.- la promoción de hábitats y ecosistemas; ii.- el fomento de
las acciones destinadas a la conservación de áreas específicas.
El Estado Español formalizó sus rela-
Humedales.
ciones con esta organización en 1966 a
B.- Los proyectos AQUA y TERMA
través de la admisión del ICONA, y en
Junto con la UICN, estos proyectos
1984 España se adhiere en calidad de
fueron coordinados por el Programa
miembro. Respecto a los humedales el
Biológico Internacional (PBI) y la Oficina
Estado asumió el contenido íntegro de
Internacional de Protección de los
la
Recursos Naturales (BIRS). El proyecto
Conservación de la Naturaleza el 6 de
AQUA trabaja sobre la protección de las
junio de 1980 comprometiéndose a pro-
aguas continentales con importancia
teger los estuarios, rías, marismas,
para la investigación y la educación,
zonas costeras y húmedas; la elabora-
mientras que el proyecto TERMA fue
ción de inventarios de zonas húmedas,
destinado a la protección de los ecosis-
etc...
Estrategia
Mundial
para
la
temas constituidos por turberas.
C.- La Estrategia Mundial para la
Conservación
Esta estrategia la diseñó la UICN en
colaboración con el Programa de las
Naciones
Unidas
para
el
Medio
Ambiente (PNUMA), el Fondo Mundial
para la Naturaleza (WWF) y la Organización de las Naciones Unidas para la
195
La Organización de las Naciones
B.- Programa de las Naciones Unidas
Unidas para la Educación,
para
el
Ciencia y Cultura (UNESCO).
(PNUMA)
Medio
Ambiente
Creada en 1965, se dedica a estimu-
Definido el 16 de junio de 1972 en
lar la paz internacional y el bienestar
Estocolmo, entre sus propósitos presen-
común a través de las relaciones culturales, científicas y educativas. La relación de esta organización con los ecosistemas húmedos se sintetiza en cua-
ta el de estimular, favorecer, complementar y aclarar la acción y actitud de
la sociedad sobre los problemas de
interés relacionados con el medio
ambiente.
tro líneas básicas:
C.-Programa Hidrológico Internacional
A.- El programa MAN AND BIOSPHE-
(PHI)
RE (MAB)
Íntimamente relacionado con los
Iniciado en 1970, pretende incremen-
ecosistemas húmedos pretende: i.- eva-
tar los conocimientos científicos y for-
luar la influencia del hombre en el ciclo
mar personal cualificado en el manejo
hidrológico; ii.- estudiar los efectos
racional y a largo plazo de los recursos
antrópicos sobre los recursos hídricos;
naturales, estimulando un enfoque glo-
iii.- determinar la intensidad de la con-
bal vinculado al esfuerzo común de paí-
taminación del recurso agua y sus efec-
ses con problemas compartidos.
tos e interacciones ambientales; iiii.-
El proyecto número 5 de este progra-
modificar los hábitos en el uso y gestión
de los recursos hidrológicos.
ma se encarga del estudio de los ecosistemas acuáticos no oceánicos y de su
interacción. Por otro lado el proyecto
número 8 abarca el diseño de las zonas
D.- Convención sobre la Protección
del Patrimonio Mundial, Cultural
y Natural.
naturales a conservar, así como la pro-
Esta convención de 1972, estimula
tección de los recursos genéticos que
indirectamente el respeto a la integri-
éstas poseen, estableciendo una Red
Internacional de Espacios Protegidos
denominados Reservas de la Biosfera,
constituidas por zonas ecológicas representativas de un ecosistema.
dad de los humedales al proteger determinadas áreas de este tipo incluidas en
el inventario de bienes culturales y
naturales estimados de valor universal,
los cuales los Estados se comprometen
a identificar, proteger, conservar y revalorizar, apoyados económicamente a
196
través
del
Fondo
del
Patrimonio
B.-
Mundial.
su comité nacional, que dentro del proMAB
propuso
a
la
Mesa
Directiva del Consejo Internacional de
Coordinación
de
Protección
de
Hábitats y Especies en Peligro de
Extinción
España participa en la UNESCO con
grama
Programa
la declaración de diez
espacios naturales españoles como
Reservas de la Biosfera, de los cuales
Este programa, además de afectar a
los humedales indirectamente por su
contenido en especies y hábitats en
peligro de desaparición, fomentó una
campaña de concienciación sobre la
tres son humedales (Parque Nacional de
importancia de los humedales y la diná-
Doñana, la Mancha Húmeda, las maris-
mica de destrucción que a escala global
mas del río Odiel).
sufren.
El representante español de esta
Fondo Mundial para la
organización es ADENA que se fundó en
Naturaleza (WWF).
1968, y se ocupa fundamentalmente en
Esta organización internacional de
la realización de estudios de caracteri-
carácter privado se creó en 1961 y los
zación e inventario de hábitats y espe-
objetivos vinculantes para todos los
cies.
colectivos miembros son los de conservar el medio natural y los procesos ecológicos, fomentar la concienciación
Consejo de Europa.
ambientalista, y apoyar económica y
Creado en 1949, ha trabajado activa-
técnicamente las actividades conserva-
mente en multitud de programas, con-
cionistas. Dentro de los proyectos reali-
venciones y campañas dirigidas a incre-
zados destacan por su relación con los
mentar el conocimiento y defensa de los
humedales los siguientes:
A.- Protección de las Marismas de
Doñana
Está fue la primera acción de la orga-
valores naturales. De entre ellos se
pueden extraer dos por su importancia
para los ecosistemas húmedos:
A.- Carta Europea del Agua.
nización en relación con la conservación
de humedales, y en ella el WWF compró
La Carta Europea del Agua se aprobó
parte de las marismas y presionó al
en 1967, y con ella doce criterios bási-
gobierno para que fueran declaradas
cos para la regulación y gestión del
Parque Nacional.
agua.
197
1) Sin agua no hay vida posible, es un
bien preciado e indispensable para
toda vida humana.
ración de especialistas y en la información pública.
10) El agua es un patrimonio común
2) Los recursos de agua dulce no son
cuyo valor debe ser reconocido por
inagotables, es indispensable preser-
todos. Cada uno tiene el deber de uti-
varlos, controlarlos y, de ser posible,
lizarla con cuidado y de no desperdi-
acrecentarlos.
ciarla.
3) Alterar la calidad del agua es perjudi-
11) La administración de los recursos
car la vida del hombre y de otros
hídricos debería encuadrarse más
seres vivos que de ella dependen.
bien en el marco de las cuencas natu-
4) La calidad del agua debe ser preser-
rales que en el de las fronteras polí-
vada de acuerdo con las normas
ticas y administrativas.
adaptadas a los diversos usos previs-
12) El agua no tiene fronteras. Es un
tos y satisfacer, principalmente las
recurso común que requiere la coope-
exigencias sanitarias.
ración internacional.
5) Cuando las aguas, después de utilizadas, se reintegran a la naturaleza no
deberán comprometer el uso posterior, público o privado, que de éstas
se haga.
6) El mantenimiento de la cobertura
vegetal adecuada, preferentemente
forestal, es esencial para la conservación de los recursos hídricos.
7) Los recursos hídricos deben inventariarse.
8) Para la adecuada administración del
198
B.- Campaña para la Conservación y
Gestión de los Humedales.
El Consejo de Europa comenzó en
1976 una extensa e intensa campaña
para la conservación y gestión de los
humedales en la que se elaboró una
estrategia centrada en dos puntos primordiales: a) identificación de los valores ambientales de estos ecosistemas;
y b) difusión de éstos en los medios de
comunicación.
agua es preciso que las autoridades
La existencia y rigurosidad de estos
competentes establezcan el corres-
convenios internacionales es imprescin-
pondiente plan.
dible para promover las acciones con-
9) La protección de las aguas implica un
servacionistas sobre los humedales.
importante esfuerzo, tanto de investi-
Dentro de estos se pueden diferenciar
gación científica, como en la prepa-
convenios indirectos y específicos en
función de su concreción respecto a
Justicia. Su principal directriz y objetivo
estos ecosistemas.
es:
Los convenios internacionales que
“impedir ahora y en el futuro, la merma
aspiran a preservar los recursos de
progresiva y la pérdida de los humedales
flora, fauna y hábitats pueden tener
gran valor en la protección de los hume-
utilizando para ello la acción internacional
coordinada”.
dales al estar éstos fuertemente vinculados a refugios biológicos relevantes.
Considerando como humedal:
En el caso de España son sobre todo dos
“... las zonas pantanosas, marjales, tur-
los convenios implicados: el Convenio
beras o superficies recubiertas de aguas
sobre la Conservación de las Especies
naturales o artificiales, permanentes o
Migratorias de las Aves Silvestres, fir-
temporales, con agua estancada o corrien-
mado en Bonn en 1979 y ratificado por
España en 1985, y el Convenio Relativo
a la Conservación de la Vida Silvestre y
del Medio Natural en Europa, firmado
en Berna en 1979 y ratificado por
España en 1986.
te, ya sea dulce, salobre o salada, incluidas
las extensiones de agua marina cuya profundidad con marea baja no exceda de seis
metros.”
La principal herramienta que propone la comisión para el cumplimiento de
este objetivo es la confección de una
Respecto a los convenios internacio-
lista en constante renovación en que
nales implicados específicamente en la
todos los firmantes deben incluir, con
protección de los humedales hay que
sus límites precisos situados en un
destacar que en la actualidad sólo exis-
mapa, los humedales que deban ser
te un convenio de alcance global y con-
considerados de importancia internacio-
sensuado, el ya mencionado “Convenio
nal, comprometiéndose a conservarlos,
Internacional de Ramsar”. Es el primer
vigilarlos y explotarlos racionalmente.
documento
que
Al adherirse al convenio, cada miembro
regula las acciones para la conserva-
debe inscribir al menos un humedal en
ción de los humedales y se redactó en
la lista y:
intergubernamental
Ramsar en 1971, pudiendo ser suscrito
“.... fomentará la conservación de los
en cualquier momento por todo Estado
humedales mediante el establecimiento de
miembro de la Organización de las
reservas naturales en humedales que estén
Naciones Unidas, de alguna de sus ins-
o no incluidos en la lista, y tomarán las
tituciones, de la Agencia Internacional
medidas adecuadas para su salvaguarda”.
de la Energía Atómica o sea Parte del
El Estado Español se adhirió al con-
Estatuto de la Corte Internacional de
venio que entró en vigor el 4 de sep199
tiembre de 1982, pasando desde este
1972 se expresa el convencimiento de
momento a formar parte del ordena-
la necesidad y urgencia de la puesta en
miento jurídico interno español con
marcha a nivel comunitario de medidas
carácter de normativa de mínimos y su
eficaces para la protección de la calidad
definición de humedal sirvió de modelo
medioambiental, ya que en lo relativo a
a la normativa española posterior, espe-
la conservación del patrimonio natural
cialmente a la Ley de Aguas 29/1985 y
el ámbito estatal es demasiado limita-
al Reglamento de Dominio Público
do.
Hidraúlico (R.D. 849/1986) que lo desarrolla. Inicialmente se designaron dos
espacios, el Parque Nacional de Doñana
y el Parque Nacional de las Tablas de
Daimiel, para entre 1990/92 añadir 35
espacios más, de los cuales ninguno
está constituido por ecosistemas de turbera.
Esta inquietud pública, se ha visto
plasmada con la resolución de un gran
número de directrices y leyes ambientales de espectro comunitario y estatal,
con carácter de legislación básica, delimitando los requisitos mínimos a cumplir en materia de protección ambiental
y con la voluntad de proteger de su destrucción a estos ecosistemas húmedos
MARCO AMBIENTAL
LEGISLATIVO
Un análisis de la evolución jurídica
“Existen en la legislación del Estado
sobre los humedales discrimina, desde
Español medios legales suficientes para la
un inicio, dos datos destacables: el giro
protección efectiva de los humedales, pero
copernicano que ha experimentado el
de nada sirven todas las medidas previstas
régimen jurídico de estos espacios, al
si la Administración no actúa de acuerdo
con los mandatos del legislador al respecto
y de acuerdo con el principio de eficacia
200
de extrema fragilidad.
pasar del intento obsesivo de erradicar
los aguazales a la pretensión de su pro-
que le impone el art. 103 de la Constitución
tección, defensa y regeneración, y la
Española”. Calvo Charro, M. El Régimen
abundante normativa existente que
jurídico de los humedales. Boletín Oficial
afecta, directa o indirectamente a los
del Estado. Universidad Carlos III de
humedales y que ayuda a constituir su
Madrid, 1995.
complejo y en ocasiones ambigüo régi-
En la Cumbre de París de 1972 los
men normativo, en el que se entrecru-
jefes de Estado y de la UE definieron las
zan legislaciones internacionales y
bases de la política común en materia
estatales, y dentro de éstas, nacionales
de medio ambiente. En resolución del
y autonómicas con problemas, no siem-
parlamento europeo de 18 de abril de
pre resueltos, de solapamiento de com-
petencias administrativas sobre estos
medios.
Los humedales han resultado objeto
de regulación desde antes de la Edad
Media. Pero tal regulación no ha tenido
siempre una misma causa ni ha preten-
Contextualización Histórica
dido en todas las ocasiones obtener un
“Real Orden de 31 de Marzo de 1794,
mismo resultado. En efecto, estos espa-
concediendo permiso a un particular para
cios constituyeron a veces objeto de
la libre introducción de fuera del reino de
instrumentos, herramientas y máquinas
necesarias para el beneficio de una mina
protección por parte de los monarcas y
nobles amantes de la caza; resultaron
de carbón de piedra y turba que ha descu-
luego prácticamente exterminados en
bierto”.
pro de la sanidad, la agricultura y la
Por la secretaría del despacho de
economía de estado; para finalmente
Hacienda se ha comunicado a la de la
acabar, en las últimas décadas, siendo
Superintendencia General de ella con fecha
el centro de atención de Organismos
de 31 de Marzo último la Real Orden
Internacionales, grupos ecologistas y
siguiente:
gobiernos, que tratan de recuperar
El Rey conformándose con el dictamen
aquellos aguazales que quedan agoni-
de la Junta General de Comercio, Moneda
zantes y preservar los que se hallan en
y Minas, se ha servido conceder permiso a
buen estado.
D. Juan González de Arce, del Comercio de
Santander, para que pueda introducir de
Es claro, por lo tanto, que en distin-
fuera del Reino, libres de derechos todos
tos momentos históricos la regulación
los instrumentos, herramientas, máquinas
en lo tocante a los humedales ha esta-
y demás útiles que necesite para el benefi-
do apoyada por lo que en cada ocasión
cio y laboreo de una mina de carbón de pie-
el legislador ha supuesto que era el
dra y turba que ha descubierto en el sitio
Valdío Común nombrado de las Llamas,
interés general.
entendiendose esta gracia por punto gene-
La obstinación humana por destruir
ral y para todos los que beneficien minas,
estos medios deriva de la creencia de
por deberse comprender estas en la clase
que en primer lugar, estas zonas son
de fábricas a cuyo favor se expidió la Real
Orden circular de 16 de Mayo de 1791. Lo
que participo a VV.SS. para su inteligencia
y cumplimiento en la parte que les toca. D.
cuna de fiebres palúdicas, focos de
infección y áreas insalubres que debían
ser saneadas a toda costa.
G. a VV.SS. Ms. As. Aranjuez, 9 de Abril de
“... en la fundación de una ciudad será
1794. D. Gardoqui a los Srs. Directores
la primera diligencia la elección del paraje
Generales de Rentas. Archivo Histórico
más sano... Evitarase también la cercanía
Nacional, Hacienda, Libro 8046, Fol. 73-74.
de lagunas; porque viniendo de la ciudad
201
las áureas matutinas al salir el sol, traerán
En el siglo anterior, Jovellanos, en su
consigo los humores nebulosos que allí
informe sobre la Ley Agraria (1792-
nacen, juntamente con los hábitos de las
1793) había señalado que los baldíos
sabandijas palustres, y esparciendo sobre
eran el primero de los estorbos políticos
los cuerpos de los habitantes sus venenosos efluvios mezclados con la niebla, harían pestilente a aquel pueblo”. (V ITRUBIO -
POLIÓN, 1974).
que se oponían al desarrollo de la riqueza nacional. Así, el cambio en la propiedad de estos terrenos incultos comenzó
con el Decreto de las Cortes (nº 214) de
El temor hacia estos espacios se
acentuó durante la Edad Media, por lo
que se adoptaron medidas tendentes a
evitar la cercanía a estos lugares, hasta
el punto de que en el siglo XI el rey
Alfonso de Castilla, por temor a las fie-
particular.
No obstante, la más destacable fue
la Ley de Colonización Interior de 1907,
en virtud de la cual se concedieron auxilios y premios en metálico a los pobla-
bres, llegó a condenar a muerte a los
dores de estos terrenos incultos y se
agricultores que plantaran arroz a
declararon exentos de impuestos de
determinada distancia de pueblos o ciu-
Derechos Reales las cesiones o ventas
dades del Reino de Valencia, en zonas
que realizase el Estado, los ayuntamien-
pantanosas o encharcadas. Este miedo
tos y los pueblos a los colonos.
hacia los humedales contribuyó inicialmente a la conservación secular de los
mismos, que se mantuvieron lejos de la
Entrado el siglo XIX, una vez que los
avances de la técnica lo permitieron, los
responsables públicos pusieron todo su
colonización humana hasta que el palu-
empeño en acabar con los terrenos
dismo fue erradicado. Por fin, en el siglo
“pantanosos” y se iniciaron descontro-
XIX, cuando el desarrollo de la tecnolo-
lados procesos de desecación. La filoso-
gía permitió realizar la actividad dese-
fía de esta corriente de desecación
cadora a gran escala de los aguazales,
queda reflejada en la definición dada
toda la normativa se destinó al sanea-
por el Diccionario de la Administración
miento de estos espacios por medio de
Pública Española (Alcubilla, tomo 7)
drenajes, desagües y aterramientos.
sobre los lagos, lagunas y charcas:
Además, la consideración de estos
espacios como incultos e improductivos,
es decir, baldíos, estimula los proyectos
202
1813, que reducía los baldíos a dominio
“Las lagunas y terrenos pantanosos,
cuando están en las inmediaciones de los
pueblos, suelen ser foco de infección perjudicial en sumo grado a la salud pública; y
de su transformación para poder desti-
por esto y por lo mucho que puede importar
narlos a fines agrícolas.
el cultivo y aprovechamiento de los terre-
nos que ocupan y la buena dirección de sus
“estando a cargo de los ayuntamientos
aguas, debe una buena administración
la política de salubridad y comodidad debe-
estimular y proteger su desecación y hasta
rán cuidar de ..... la desecación, o bien de
emprender las obras a costa de los fondos
dar curso a las aguas estancadas o insalu-
públicos cuando la sanidad u otro interés
bres..”.
público lo reclamen o no pueda conseguirse por otros medios”.
En definitiva, el deseo de erradicar el
paludismo y acrecentar el espacio agrí-
Con estos prejuicios la Instrucción de
cola fueron las bases sobre las que se
Fomento, afirma en el artículo 29 del
asentaría el movimiento desecador del
Real Decreto de 30 de noviembre de
siglo XIX, pero también de parte del
1833, que la administración debía apre-
siglo XX.
surarse a extirpar las “terciarias endé-
Un análisis profundo de las circuns-
micas” dando salida a las aguas estan-
tancias mencionadas pone de manifies-
cadas. En la misma línea, la Real Orden
to la existencia de una multiplicidad de
de 29 de abril de 1860, en su art. 26,
disposiciones normativas conteniendo
favorecía al que acabase con los agua-
referencias sobre los humedales, pero
zales, otorgando a los concesionarios
siempre con un carácter accesorio o
los terrenos del Estado o del común que
particulado. La necesidad de una regu-
resultase desecados, si bien ya con
lación específica y coordinada dio lugar
anterioridad se otorgaron títulos nobi-
a la Ley de Aguas de 1866, en la que por
liarios como el de Marqués de las
primera vez se regulaban los espacios
Marísmas al promotor de la desecación
denominados “aguas muertas o estan-
de las marismas de Sanlúcar.
cadas”.
Sin embargo, el motor principal en
En esta nueva normativa cabe desta-
los procesos desecadores se debe a la
car dos aspectos fundamentales para el
administración local, ya que los ayunta-
futuro inmediato de los humedales. Por
mientos eran los encargados de la sani-
una parte, el dominio de las aguas
dad pública o policía sanitaria. Esta
muertas o estancadas (título segundo,
condición se contempla en el art. 321 de
capítuloV), donde la propiedad de los
la Constitución de Cádiz, y se plasmó de
humedales dependía de quién fuera el
forma específica en disposiciones pos-
dueño del terreno en que se encontra-
teriores como las Instrucciones para el
ban ubicados.
gobierno económico y político de las
Por otro lado la desecación de las
provincias, de 13 de junio de 1813, que
lagunas y terrenos pantanosos (título
en su art. 1, dice:
tercero, capítulo X), bien por desagüe,
203
drenaje o colmatación, voluntaria u
esta ley y hasta el segundo tercio del
obligatoria.
siglo XX no existió otro reglaje que el
Avanzando en el siglo, a diferencia
de la ley de Aguas de 1866, la Ley de 13
espacios.
de junio de 1879 se limitó a la regula-
La ley se enfocó en el sentido de
ción de los humedales de aguas dulces,
estimular la participación privada en la
ya que todo lo referente a las aguas del
desecación a través de diferentes
mar pasó a tener un tratamiento especí-
incentivos, entre los que destaca la
fico en la Ley de Puertos de 1880. Al
posibilidad de que el concesionario
igual que su precedente, las únicas
adquiriera la propiedad de los terrenos
referencias que esta Ley hizo sobre los
saneados, ya que se esperaban enor-
humedales versaron sobre dos aspectos
mes beneficios económicos y sociales
concretos: su domino y su desecación,
para el Estado a través de un incremen-
para, en palabras de Saleta (1879),
to de la productividad del suelo.
“...evitar que los miasmas de los pantanos
Ahora bien, las investigaciones des-
o lagunas ejerzan su maléfica influencia.
arrolladas sobre los humedales han
ocasionando enfermedades que llevan al
aumentado paulatinamente durante la
terror a las poblaciones...”.
segunda mitad de este siglo, y con ellas
Con carácter espacial se han de mencionar las tendencias desecadoras de la
primera mitad del Siglo XX, que con sus
normativas generaron una inercia empíricamente dañina para los humedales
ibéricos hasta bien entrado el siglo.
En 1918, con la ley de Desecación y
Saneamiento de Lagunas, Marismas y
Terrenos Pantanosos o ley Cambó los
humedales de agua dulce y salada fueron, por primera vez, consideradas de
manera unitaria en el ámbito de la
desecación.
204
destinado a la eliminación de estos
el conocimiento y concepción de los
mismos. La conclusión unánime ha sido
la de que estos ecosistemas son más
valiosos en su estado natural que con
posterioridad a su desecación.
Esta situación ha provocado que la
sociedad Europea, y por consiguiente
sus estados, hayan apostado por una
fuerte tendencia proteccionista de los
humedales, si bien no disfrutó del visto
bueno del Estado Español prácticamente hasta la última década. Tanto es así,
que los humedales españoles quedaron
a expensas de la Ley desecadora de
Quizás esta propuesta pretendía for-
1918 hasta su derogación por la Ley de
talecer la regulación de la desecación
Aguas de 1985. Bajo este prisma se
de los humedales, es más, a partir de
pueden distinguir tres fases bien dife-
renciadas en la legislación española en
corriente social es la Conferencia de
esta segunda mitad del siglo:
Estocolmo de 1972, en la que se crea el
‘vs’
PNUMA (Programa de la Naciones
Protección de la Naturaleza. Durante los
Unidas para el Medio Ambiente) y a
años 60, España realiza una intensa
partir de la cual se consolidan proyectos
carrera por el desarrollo industrial, sin
tales como el Primer Programa de
reparar en las enormes deudas que con-
Acción Ambiental de la U.E. de 1973.
1.-
Desarrollo
Industrial
traía con la calidad ambiental de sus
En el ámbito estatal, la legislación
ciudadanos, y es en esta época cuando
se impregna, al menos en la forma, de
se producen los mayores e intensos pro-
un gran contenido ambiental, y es en
cesos desecadores de los humedales
esta etapa cuando se basamentan los
españoles, del que cabe citar la deseca-
principios que llegarán hasta la actuali-
ción de la Lagoa de Antela en Xinzo da
dad a través de la Ley de Caza
Limia (Ourense).
(1170/1970),
la
Ley
de
Espacios
La filosofía política de la época
Naturales Protegidos (15/1975), la Ley
queda patente en el hecho de que gran
de Protección del Ambiente Atmosférico
parte de la legislación sobre recursos
(38/1972), la Ley de Minas (22/1973) o
naturales fue derogada y aparecieron
el Texto Refundido de la Ley del Suelo
disposiciones que alentaron y apoyaron
(Real Decreto 1346/1976). Además, se
la especulación desarrollista de los
crea el Instituto Nacional para la
recursos naturales, como por ejemplo la
Conservación de la Naturaleza (ICONA),
Ley de Centros y Zonas de Interés
la
Turístico o la Ley de Industrias de
Ambiente o la Comisión Delegada para
Interés Preferente.
el Medio Ambiente.
Dirección
General
de
Medio
del
Todas estas reformas legislativas y
la
nuevos organismos oficiales, no supu-
Conservación de los Humedales. Como
sieron una mejora en el cuidado de los
consecuencia del intenso y extenso
humedales debido fundamentalmente a
deterioro medioambiental provocado
dos causas, por un lado el incumpli-
por el hombre en décadas pasadas,
miento generalizado de la normativa
surge con gran vitalidad en los años 70
ambiental y por otro lado porque la
el movimiento ecologista y se crean las
cobertura legal no alcanzó a estos eco-
primeras organizaciones internaciona-
sistemas, cuya desecación se mantuvo
les para el estudio y conservación de la
respaldada por leyes anteriores y por
naturaleza. El punto de partida de esta
legislación nueva como la Ley de
2.Interés
Primeras
declaraciones
Internacional
por
205
Reforma y Desarrollo Agrario (Decreto
118/1973), que reflejaba la posibilidad
de calificar como de “interés general”
los saneamientos de tierras que favoreciesen la actividad del IRYDA.
Paradójicamente, la filosofía desecadora de la legislación española es coetánea con las primeras y más importantes medidas protectoras de los humedales promulgadas consensualmente por
la comunidad internacional. Así, es en
este momento cuando se firma el
Convenio sobre Zonas Húmedas de
“...no puede considerarse como objetivo
primordial y excluyente la protección al
máximo de los recursos naturales, el
aumento de la producción a toda costa,
sino que se ha de armonizar la utilización
racional de estos recursos con la protección de la naturaleza, todo ello para el
mejor desarrollo de la persona y para asegurar una mejor calidad de vida. La conclusión que se deduce del examen de los preceptos constitucionales lleva a la necesidad de compaginar, en la forma que en
cada caso decida el legislador competente,
la protección de ambos intereses constitucionales: el Medio Ambiente y el
Desarrollo Económico...”.
Importancia Internacional, en Ramsar
(Irán) en 1971. Paralelamente, en 1970,
la UNESCO inició el Programa MAB
(Man and Biosphere) con la creación de
espacios protegidos bajo la figura de
Reserva de la Biosfera. En 1976 el
camino firme, de acuerdo con los foros
internacionales, a la protección, conservación y utilización racional de la naturaleza y sus ecosistemas, y especial-
Consejo de Europa inicia una campaña
mente de los humedales. Surge un
para la conservación y gestión de los
nuevo
humedales y en 1979 la Unión Europea
Gestión Ambiental, que pretende que la
aprobaba la Directiva 79/409, relativa a
conservación y explotación de la natura-
la conservación de las aves silvestres e
leza participen de objetivos convergen-
indirectamente de la preservación de
tes y complementarios, compaginando
los humedales europeos.
el desarrollo socioeconómico a corto
Esta corriente internacional, no se
plasmó positivamente en España hasta
la
aprobación
de
la
campo
de
investigación,
la
plazo con el desarrollo ambiental de los
ecosistemas a largo plazo, es decir, el
ecodesarrollo.
Constitución
Española en 1978, y especialmente de
su artículo 45 que defiende la utilización racional de los recursos naturales.
206
Es en las dos últimas décadas de este
siglo, cuando se inicia en España un
De esta filosofía, beben las leyes que
declaran los Parques Nacionales de
Doñana (1978) y Tablas de Daimiel
(1980), y que fueron el molde para la
3.- Finales del siglo XX: en busca de
redacción de los principios de regulación
la racionalización del uso de los recur-
de los humedales dentro de la Ley de
sos y del desarrollo sostenible:
Aguas de 2 de agosto de 1985.
SITUACIÓN LEGISLATIVA
Hábitats Naturales y de la Fauna y Flora
ACTUAL
Silvestre.
“Todos tienen el derecho a disfrutar de
un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de
conservarlo.... Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los
recursos naturales con el fin de proteger y
La Directiva 92/43/CEE del Consejo,
de
21/5/1992,
relativa
a
la
Conservación de los Hábitats Naturales
y de la Fauna y Flora Silvestres.
(D.O.C.E., nº L 206/7, 1992) está estre-
mejorar la calidad de vida y defender y res-
chamente ligada a la Directiva 79/409
taurar el medio ambiente apoyándose en la
de Conservación de las Aves Silvestres,
indispensable solidaridad colectiva.” Art.
y se aprobó con la finalidad de ajustar
45 Constitución Española.
las medidas necesarias para evitar el
incremento del deterioro de los hábitats
Legislación Europea de Mínimos
naturales en la UE y contribuir a garantizar la biodiversidad, y es en la actuali-
Si bien no existe una regulación
dad la columna vertebral para la cober-
comunitaria para los humedales, si se
tura legal en la protección ambiental
establecen normativas y acuerdos que
europea. Con este objetivo define como
por su contenido implican una poderosa
Hábitat Natural, aquella zona terrestre
arma para la protección de éstos. De
o acuática diferenciada por sus caracte-
todo el vademecum de tratados, conve-
rísticas geográficas, abióticas y bióti-
nios y reglamentaciones se pueden des-
cas, tanto si son enteramente naturales
tacar
la
como seminaturales. Dentro de ellos se
sobre
diferencian “hábitats naturales de inte-
Protección de las Aves y de sus
rés comunitario”, constituidos por aque-
Espacios Vitales; la Directiva 79/409,
llos amenazados de desaparición en su
relativa a la Conservación de las Aves
área de distribución natural, que pre-
Silvestres, modificada por última vez en
senten una distribución natural reduci-
1991, previendo la creación de zonas de
da y los que constituyan ejemplos
protección especial; el Reglamento
representativos de una o varias de las
2.242/1987,
cinco regiones biogeográficas siguien-
por
su
Recomendación
trascendencia
75/1966,
sobre
Acciones
Comunitarias para el Medio Ambiente,
tes:
que estima prioritario el apoyo financie-
macaronesia, mediterránea; y “hábitats
ro para la conservación de zonas de pro-
naturales prioritarios” que son aquellos
tección natural o la Directiva 92/43,
amenazados de desaparición del territo-
relativa a la Conservación de los
rio europeo de los estados miembros y
alpina,
atlántica,
continental,
207
cuya conservación sea importante por
Promovidas por estas normativas se
su área de distribución natural. Entre
elaboran directrices y ordenamientos
los tipos de hábitats que se citan en el
parciales de gran valor y, al amparo de
Anexo I de esta Directiva, se localizan
la DG XI/B-2 Nature Conservation, en
entre otros humedales las turberas así
1987 la UE crea un grupo de trabajo
como un gran número de especies vege-
sobre medidas de manejo integral de
tales asociadas a estos ecosistemas,
los humedales mediterráneos, siendo el
estimulando su inclusión en la red eco-
gobierno español el encargado de des-
lógica europea coherente o red Natura
2000.
arrollar el subprograma Gestión, dentro
del proyecto Acción Común para los
Humedales Mediterráneos (MEDHUM).
Las áreas designadas de interés
comunitario serán clasificadas por el
Estado implicado como zona de especial
Legislación Española de
conservación en un plazo no superior a
aplicación básica
6 años, fijando las medidas de conser-
En un repaso histórico sobre la pro-
vación precisas, planes de gestión y
tección de los humedales la primera
regulaciones administrativas.
referencia valiosa se encuentra en la
La normativa comunitaria también
recoge la posibilidad de que en aquellos
casos excepcionales en los que la
Comisión compruebe que un lugar que
el que se entiende como tales a:
“... aquellos sitios o parajes excepcionalmente pintorescos, forestales o agreste
del territorio nacional que el Estado consa-
albergue un tipo de hábitat natural o
gra declarándoles tales, con el exclusivo
una especie prioritarios y que, basándo-
objeto de favorecer su acceso por vías de
se en informaciones científicas perti-
comunicación adecuadas y de respetar y
nentes y fiables, considere indispensa-
hacer que se respete la belleza natural de
ble para el mantenimiento de dicho tipo
de hábitat natural o para la superviven-
208
Ley de Parques Nacionales de 1916, en
sus paisajes, la riqueza de su fauna y de su
flora y las particularidades geológicas e
hidrológicas que encierren, evitando de
cia de dicha especie prioritaria, no está
este modo con la mayor eficacia todo acto
incluido en la lista nacional contempla-
de destrucción, deterioro ó desfiguración
da en el apartado1 del art. 4, se iniciará
por la mano del hombre (art. 2).”
un procedimiento de concertación bila-
En la actualidad el Estado Español ha
teral entre dicho Estado miembro y la
incorporado a su ordenamiento jurídico
Comisión con el fin de cotejar los datos
y por tanto acatado en su totalidad
científicos utilizados por ambas partes.
como legislación básica la Directiva
92/43/CEE por Real Decreto 1997/1995,
muestra interés específico en el mante-
de 7/12/1995, y en el que se establecen
nimiento de la calidad de las aguas y de
medidas para contribuir a garantizar la
su entorno natural.
biodiversidad mediante la conservación
de los hábitats naturales y de la fauna y
flora silvestres.
El Reglamento del Dominio Público
Hidráulico, aprobado por Real Decreto
849/1986 de 11 de abril de 1986 (artícu-
Sin embargo, y sin menguar la tras-
lo 275.2,a), desarrollando el artículo
cendencia jurídica de esta Directiva,
103.1 de la Ley de Aguas establece que
todos los cambios conceptuales que
se considerarán como humedales:
comenzaron a producirse en materia de
“Las marismas, turberas o aguas rasas,
medio ambiente a partir de los años 70
ya sean permanentes o temporales, estén
ya habían generado la necesidad de una
integradas
adaptación de la legislación vigente, de
corrientes y ya se trate de aguas dulces,
especial envergadura en el caso de la
salobres o saladas, naturales o artificia-
normativa sobre las aguas en tres de
les..... Igualmente se entenderán incluidas
sus leyes principales, la Ley de Aguas
de 1879, la Ley de desecación de maris-
por
aguas
remansadas
o
en el concepto de humedal las márgenes de
dichas aguas y las tierras limítrofes en
aquellos casos en que, previa la tramita-
mas, lagunas y terrenos pantanosos de
ción del expediente administrativo oportu-
1918 y la Ley de Puertos de 1928.
no, fuera así declarado, por ser necesario
La inevitable reforma de la Ley de
Aguas tiene dos precursores esenciales,
para evitar daños graves a la fauna y a la
flora”.
por un lado las Leyes 91/1978 y 25/1980
Este Reglamento incluye los hume-
de los Parques Nacionales de Doñana y
dales continentales y costeros, por lo
Daimiel respectivamente, que fueron
que la carencia de un apartado específi-
las primeras leyes estatales para la pre-
co sobre humedales en la Ley de Costas
servación de los humedales, y la Ley
22/1988, hace que tanto a los continen-
Catalana
Naturales
tales como costeros de agua dulce se
Protegidos 12/1985 que incluye la fina-
les aplique la Ley de Aguas de 1985
lidad de conservar y regenerar los
mientras que los humedales costeros de
humedales, considerando como tales
agua salada se regirán por la Ley de
los definidos por el Convenio Ramsar.
Costas de 1988.
de
Espacios
Finalmente, la aprobación de la Ley
Por otro lado, la ley hidráulica prevé
de Aguas 29/1985 de 2 de agosto de
la aplicación de una serie de medidas
1985, que dedica su capítulo V, del títu-
protectoras para los espacios cualifica-
lo V a la regulación de los humedales y
dos como humedal independientemente
209
de su propiedad. Entre ellas hay que
legislación específica, ya sea estatal o
destacar la obligatoriedad por parte de
autonómica. Así, se distinguen dos regí-
la Administración de la delimitación del
menes jurídicos diferentes para dos cla-
ecosistema (art. 103.2 de la Ley de
ses de humedales igualmente diferen-
Aguas y art. 276.1 del Reglamento de
tes en función de los valores faunísti-
Dominio Público Hidráulico) que lleva
cos, florísticos y paisajísticos que con-
asociada la implantación de medidas
tengan.
protectoras del entorno o perímetro
natural, así como la inclusión en el
inventario de humedales previsto por el
artículo 278.2 del Reglamento anteriormente mencionado. Este inventario
Se definen los humedales ordinarios,
como aquellos que a pesar de su valor
ecológico no presentan unas características naturales sobresalientes causan-
recogerá todas las características del
tes de unas normas de protección espe-
humedal con intención de conocer las
cífica. En este caso se le aplicarán las
posibles amenazas de deterioro y facili-
disposiciones previstas por la Ley de
tar la preservación y control de su esta-
Aguas y sus Reglamentos y particular-
do de conservación. La Ley de Aguas no
mente la Ley de Costas. Mientras que
especifica nada sobre el tratamiento de
los humedales de protección especial,
los humedales no delimitados, por lo
son aquellos que por sus valores ecoló-
que éstos quedan expuestos a diversos
gicos deben ser declarados espacios
problemas jurídicos respecto a su explo-
protegidos, y que por lo tanto se regirán
tación irracional, al no ser reconocidos
por legislación estatal y autonómica
formalmente como tales humedales y
específica
no pudiendo, por tanto, beneficiarse de
Reglamento
protección legislativa.
Hidráulico).
(ex.
de
art.
275.3
Dominio
del
Público
En el artículo 275.3 del Reglamento
Como ya hemos mencionado, los
del Dominio Público Hidráulico se dispo-
humedales ordinarios se deben a la Ley
ne que:
de Aguas y el Reglamento de Dominio
“Cuando en estas zonas existan valores
merecedores de una protección especial, la
Público Hidráulico, que en sus respectivos artículos 84 y 232 buscan el:
normativa aplicable a las mismas será la
prevista en la disposición legal específica.”
Es decir, la normativa de aguas en
210
1.- Obtener y mantener un adecuado
nivel de calidad de las aguas;
estos casos concretos de humedales de
2.- Impedir la acumulación de compues-
especial interés natural se dirige a la
tos tóxicos o peligrosos en el sub-
suelo, capaces de contaminar las
te. Sin embargo, la Ley de Conservación
aguas subterráneas;
de Espacios Naturales 4/1989, otorga al
3.- Evitar toda actuación que pueda ser
Estado competencia para declarar los
causa de la degradación del dominio
humedales espacios naturales protegi-
público hidráulico.
dos y dotarlos de un régimen jurídico
Todos estos objetivos son aplicables
peculiar en los siguientes casos:
en los humedales demaniales, pero en
1.- Cuando sean declarados Parques
cualquier caso tanto los públicos como
Nacionales (art. 22, Ley 4/1989 de
los privados pueden acogerse al princi-
Espacios Nacionales Protegidos);
pio general previsto por la Ley de Aguas
(art. 48.4) y Reglamento de Dominio
Público Hidráulico (art. 50.4):
2.- Cuando se ubiquen en el territorio de
dos o más comunidades Autónomas
(art. 21.4, Ley 4/1989 de Espacios
“La Ley no ampara el abuso del derecho
en la utilización de las aguas, ni el desperdicio o mal uso de las mismas, cualquiera
que fuese el título que se alegare”.
Nacionales Protegidos);
3.- Cuando se trate de humedales pertenecientes al dominio público maríti-
En cuanto a los humedales de pro-
mo-terrestre estatal (art. 21.3, Ley
tección especial no es “rara avis” la
4/1989 de Espacios Nacionales
normativa estatal y autonómica especí-
Protegidos).
fica para estos espacios biológicamente
singulares. Si bien funciona el principio
de Derecho que prevé la aplicación preferente de la norma especial sobre la
general, esto no elimina la vigencia
simultánea de normas concurrentes. La
ley general la constituyen la Ley de
Aguas de 1985 y la Ley de Costas de
1988.
Por
los
artículos
148.1.9
y
La Administración hidráulica es la
encargada de mantener actualizado un
inventario en el que han de estar contenidos todos los detalles y peculiaridades de cada humedal delimitado (arts.
276.2 y 277 del Reglamento de Dominio
Público Hidráulico). Sin embargo, la protección eficaz de estos espacios sólo
149.1.23 de la Constitución Española,
tendrá éxito a través de un óptimo aco-
tanto el Estado como las Comunidades
plamiento de las distintas administra-
Autónomas que hayan asumido tales
ciones hidráulica y ambiental, por lo
competencias en sus Estatutos, pueden
que la Ley de Aguas en su art. 103.4
declarar determinados humedales como
exige la realización de acciones coordi-
Espacios Naturales Protegidos y dotar-
nadas entre ambas administraciones
los de un régimen específico prevalen-
sean estatales o autonómicas.
211
El instrumento más eficaz en la pro-
ejecutivos en las materias reguladas por la
tección es la Planificación Hidráulica. El
presente Ley, constituyendo sus disposicio-
art. 1.3 de la Ley de Aguas dispone que
nes un límite para cualesquiera otros ins-
toda actuación sobre el dominio público
hidráulico deberá someterse a la plani-
trumentos de ordenación territorial o física
cuyas determinaciones no podrán alterar o
modificar dichas disposiciones (art. 5.2)”.
ficación hidrológica, y prevé dos tipos
de planes: el Plan Hidrológico Nacional,
Por lo tanto, los planes hidráulicos,
con un marco territorial estatal, y los
entendidos como instrumentos de orde-
Planes Hidrológicos de Cuenca (art.
nación física y territorial, deberán aco-
38.2).
plarse con los planes medioambientales
Se entiende por Cuenca Hidrográfica
aquel territorio en el que las aguas fluyen al mar a través de cauces secundarios que convergen en un cauce principal único y que es considerada indivisible (ex. art. 14). Las cuencas pueden ser
intracomunitarias o intercomunitarias
según estén incluidas íntegramente o
básica por la Ley de Conservación de los
Espacios Naturales de 1989, o con los
planes de ordenación territorial. Para
ello, la Ley de Aguas y la Ley de
Conservación de los Espacios Naturales
establecen un conjunto de reglas de
prevalencia de unos planes sobre otros.
no en el territorio de una comunidad
El art. 41.3 de la Ley de Aguas indica
autónoma (art. 71.2 del Reglamento de
que prevalecerán sobre los planes de
Dominio Público Hidráulico). La elabora-
urbanismo las declaraciones de protec-
ción de los planes de cuencas intraco-
ción especial de determinadas zonas,
munitarias depende de la administra-
cuencas o tramos de cuenca, acuíferos
ción autónoma, mientras que los inter-
o masas de agua, por sus característi-
comunitarios
cas naturales e interés ecológico.
corren
a
cargo
del
Organismo de Cuenca correspondiente,
Para los Humedales de Especial
aunque deberán en todo caso adaptarse
Protección, declarados de acuerdo con
a las previsiones del Plan Hidrológico
la legislación ambiental y de protección
Nacional, por lo que la aprobación final
de la naturaleza, la Ley de Aguas (art.
la otorgará el Estado.
212
previstos con carácter de legislación
41.3.) dominará sobre cualquier instru-
Pero además, la Ley de Conservación
mento de ordenación urbanística. Así,
de Espacios Naturales y de Flora y
se establece nítidamente una cláusula
Fauna Silvestre, 4/1989, establece que:
de prevalencia de la planificación
“Los Planes de Ordenación de los
hidráulica, y los planes urbanísticos
Recursos Naturales serán obligatorios y
deberán someterse a los planes hidráu-
licos, y en consecuencia clasificar o
Establecidos los límites del humedal,
recalificar estos espacios protegidos en
éste será incluido en un inventario en
coherencia con el régimen de protec-
cumplimiento con lo pactado por los
ción otorgado, es decir, como suelos no
países adscritos al Convenio Ramsar
urbanizables de especial protección. En
durante la reunión de Jushiro (Japón) de
estos suelos así considerados y según
1993. En este sentido y según lo dis-
el art. 17 del Texto Refundido de 1992
puesto
de la Ley del Suelo:
Ministerio
por
la
de
Ley
de
Aguas,
Obras
el
Públicas,
“... estará prohibida cualquier utiliza-
Transportes y Medio Ambiente debería
ción que implique transformación de su
haber elaborado en 1990 un inventario
destino o naturaleza, lesione el valor espe-
estatal de humedales, en el que se
cífico que se quiera proteger o infrinja el
reflejase su estado de conservación y
concreto régimen limitativo establecido por
amenazas potenciales para su integri-
aquél”.
dad, la delimitación o perímetro de la
Dentro de las diferentes medidas
zona, las características actuales, inclu-
que permite adoptar la normativa
yendo las comunidades biológicas, el
hidráulica para la protección de los
aprovechamiento y utilización que se
humedales, destacan 6 elementos fun-
lleva a cabo y las medidas necesarias
damentales, esto es, el Reconocimiento
para su conservación. Estos inventarios
de los márgenes y tierras limítrofes de
deberán ser revisados y actualizados
los humedales (art. 103 Ley Aguas; art.
permanentemente tanto para la incor-
275.2 Reglamento Dominio Público
poración de nuevos espacios como para
Hidráulico),
los
indicar la evolución de los ya inventa-
Inventarios de Humedales (art. 276.1;
riados. Este documento se sumará al
276.2; 277 Reglamento Dominio Público
inventario estatal de humedales que en
Hidráulico),
de
cumplimiento del art. 25 de la Ley de
Perímetros de Protección (ex. art. 278;
Conservación de Espacios Naturales y
279.3 Reglamento Dominio Público
de Flora y Fauna Silvestre ha de realizar
Hidráulico), la Evaluación de Impacto
le Ministerio de Agricultura, Pesca y
Ambiental (art. 279.2 y 3 Reglamento
Alimentación.
la
la
Elaboración
de
Declaración
Dominio Público Hidráulico), el Control
Los perímetros de protección se fija-
de Vertidos (art. 92 Ley Aguas; art.
rán, según dispone el ex. art. 278 del
279.2 Reglamento Dominio Público
Reglamento
Hidráulico) y la Demanialización de las
Hidráulico, en aquellos entornos natura-
Aguas (art. 1.2; 41.2 Ley Aguas).
les contiguos al humedal que se esti-
de
Dominio
Público
213
men necesarios para garantizar la pre-
ción y mejora de los recursos naturales,
servación de este último.
podrán ser declaradas de utilidad pública o
Pero además, el incremento de los
interés social, a todos los efectos, y en particular, a los expropiatorios”.
postulados conservacionistas dentro de
la sociedad respecto a los humedales
ha significado la necesidad de que el
legislador plasme esta creciente sensi-
Atendiendo a esta norma, el incumplimiento de las obligaciones de protección y conservación será causa de inte-
bilización para con la calidad ambiental,
rés social para la expropiación forzosa
así, el Tribunal Constitucional opina
del humedal afectado, es decir una
que:
expropiación de carácter sancionador
“... no puede considerarse como objetivo primordial y excluyente la explotación al
(ex. art. 71, 72 Ley de Expropiación
Forzosa) por incumplimiento de la fun-
máximo de los recursos naturales, el
ción social que corresponde a todo titu-
aumento de la producción a toda costa,
lar de un humedal, pasando la adminis-
sino que se ha de armonizar la utilización
tración a ocuparse de la preservación
racional de esos recursos con la protección
del mismo.
de la naturaleza, todo ello para el mejor
desarrollo de la persona y para asegurar
Una vez aprobada la restauración de
una mejor calidad de vida (STC 64/82 de 4
un humedal, ésta se regirá por los crite-
noviembre y STC 170/89 de 19 de octubre)”
rios de la legislación ambiental (ex. art.
Antes de decidir sobre la restaura-
280.3 Reglamento Dominio Público
ción de cualquier humedal, la adminis-
Hidráulico) que en el ámbito estatal
tración deberá documentarse. Por tanto
tiene rango de legislación básica y que
realizará los estudios que sean preci-
se encuentra principalmente en la Ley
sos, en los que se analizará el estado
4/89 de Conservación de los Espacios
del humedal en cuestión. Si éste cum-
Naturales y de los Planes de Ordenación
pliese las características pertinentes
de los Recursos Naturales (art. 4.3 Ley
para ser restaurado deberá ser incluido
4/89).
en
el
inventario
Reglamento
(art.
Dominio
276,
2,
b
En cualquier caso, la normativa
Público
hidráulica deberá prever en cada cuen-
Hidráulico).
ca hidrográfica las necesidades y requide
sitos para la restauración de los espa-
Conservación de los Espacios Naturales
cios naturales y muy especialmente de
(art. 3) dispone que:
los humedales que contenga (art. 9.3).
Mientras
que
la
Ley
4/89,
“Las actividades encaminadas al logro
de la protección, conservación, restaura214
Las
administraciones
competentes
deberán acatar la legislación ambiental
y tendrán que velar por la preservación,
dal, ya que la Ley de Aguas enfatiza la
mantenimiento y restablecimiento de
necesidad de mantener íntegra la uni-
superficies de suficiente amplitud y
dad de la cuenca hidrográfica (art. 13.2)
diversidad como hábitats para las espe-
como única unidad de gestión viable.
cies animales y las plantas silvestres
(art. 26.3). La administración podrá elaborar Programas específicos de actuación (ex. art. 5.2) para la recuperación
de cada humedal concreto.
A
este
respecto,
el
Tribunal
Constitucional dice (STC 227/88 29 de
noviembre) en recuerdo de la Carta
Europea del Agua que:
“... la administración de los recursos
En las Comunidades Autónomas con
competencias
se
en el marco de las cuencas naturales que
aplicará además, si existe, la legisla-
en el de las fronteras administrativas y
ción autonómica que tomando como
políticas”.
norma
medioambientales
hidráulicos debiera encuadrarse más bien
básica
(art.
149.1.23
En definitiva, los humedales ubica-
Constitución) lo establecido por la Ley
dos en el área de expansión de cursos
4/89 de Conservación de los Espacios
fluviales superficiales serán competen-
Naturales, halla elaborado Normas
cia estatal o autonómica en tanto en
Adicionales de Protección.
cuanto dichos curso pertenezcan a una
“... posee la característica técnica de
cuenca hidrográfica intercomunitaria
ser normas mínimas de protección que per-
(art. 15 Ley de Aguas) o intracomunita-
miten normas adicionales o un plus de protección. Es decir, la legislación básica del
Estado no cumple en este caso una función
ria (art. 16 Ley de Aguas) respectivamente. A este respecto, hay que recor-
de uniformidad relativa, sino más bien de
dar que en el caso de las turberas de
ordenación mediante mínimos que han de
montaña su asociación con un curso flu-
respetarse en todo caso, pero que pueden
vial concreto no es fácilmente discerni-
permitir que cada una de las Comunidades
ble y habitualmente se relaciona con
Autónomas, con competencia en la materia, establezcan niveles de protección más
una o más divisorias de aguas.
altos que no entrarían sólo por eso en con-
Ahora bien, aunque en principio la
tradicción con la normativa básica del
Ley de Aguas no indica nada sobre el
Estado” (art. 149.1.23 C. E.).
carácter de legislación básica de su nor-
En este sentido, las competencias
mativa en cuanto a los humedales, el
estatales y autonómicas sobre los
Tribunal Constitucional (STC227/88 29
recursos hidrológicos, elemento esen-
de noviembre) indica que, según el art.
cial de los humedales, variará depen-
149.1.23 de la Constitución, está reser-
diendo de la ubicación de cada hume-
vada al Estado la competencia exclusiva
215
sobre la legislación básica en materia
especial, si bien en ningún caso se trató
de protección del medio ambiente. Por
de ecosistemas de turberas.
lo tanto, según S. T. C de 19 de octubre,
Para armonizar la nueva idea de
los preceptos básicos de la Ley de
Estado con la gestión medioambiental
Aguas referentes a los humedales ten-
se
drán la consideración de mínimos que
4/1989, de Conservación de Espacios
han de respetarse en todo caso, pero
Naturales y de Flora y Fauna Silvestre,
que pueden permitir que cada una de
que profundiza en la articulación de la
las Comunidades Autónomas, con com-
política de conservación de la naturale-
petencia en la materia, establezcan
za. Además, ésta genera una referencia
niveles de protección más altos que no
normativa para el desarrollo de las dife-
entrarían sólo por eso en contradicción
rentes legislaciones ambientales auto-
con la normativa básica del Estado.
nómicas. Otro de los requisitos que
Como se ha venido indicando hasta
la
mencionada
Ley
cumple dicha Ley es el de trasponer al
el momento, no sólo la Ley de Aguas ha
ordenamiento
servido para otorgar protección activa a
Directivas de la U.E. aceptadas con su
los aguazales españoles, ya que es, y
incorporación a ésta en 1985.
jurídico
español
las
muy especialmente, la Ley 4/1989, de
Por añadidura, esta Ley tiene una
Conservación de Espacios Naturales y
particular importancia, ya que por pri-
de Flora y Fauna Silvestre, de 27 de
mera vez una Ley de carácter general
marzo de 1989 el principal apoyo nor-
reconoce explícitamente el valor ecoló-
mativo para la consevación de éstos.
gico de los humedales y se refiere a
En una primera aproximación, el 2 de
mayo de 1975 se aprueba la Ley de
216
desarrolla
ellos expresamente como espacios
merecedores de protección singular.
Espacios Naturales Protegidos y la cre-
Así, estima que los humedales cons-
ación de su organismo autónomo espe-
tituyen uno de los principales tipos de
cializado, el ICONA. A pesar de que esta
ecosistemas estatales, por lo que algu-
ley quedó rápidamente obsoleta, pues
nos podrán ser declarados de interés
no encajaba con la trayectoria hacia un
general de la Nación, y por tanto ser
Estado
de
integrantes de la Red de Parques
Comunidades Autónomas con capacidad
Nacionales (art. 22.2 y Anexo). Además,
de legislar aprobado implícita y explíci-
indica la obligación del Ministerio de
tamente con la Constitución de 1978,
Agricultura, Pesca y Alimentación de
durante su vigencia varios humedales
elaborar y mantener actualizado un
obtuvieron un régimen de protección
Inventario
descentralizado
y
Nacional
de
“Zonas
Húmedas” (ex. art. 25) añadiendo que la
perturbación para el humedal concreto,
planificación hidrológica debe prever en
se iniciará inmediatamente la elabora-
cada cuenca las necesidades y requisi-
ción de un Plan de Ordenación de los
tos precisos para la conservación y res-
Recursos Naturales (art. 24.b.1) durante
tauración de estos ecosistemas (ex. art.
cuya tramitación no podrán realizarse
9.3).
actividades que supongan una transfor-
De manera indirecta, la Ley al refe-
mación sensible de la realidad física o
rirse a los hábitats de las especies de
biológica del humedal que dificulten la
flora y fauna que viven en estado sil-
consecución de los objetivos del Plan
vestre (arts. 26.2, 27.a y 29.b) también
(art. 7.1). Por otro lado, el art. 18.1 dis-
se refiere implícitamente a los humeda-
pone que:
les:
“En los espacios protegidos declarados
“... atendiendo preferentemente a la
por Ley se podrán establecer Zonas
conservación de los hábitats.” (Preámbulo).
Periféricas de Protección destinadas a evi-
“... mantener y restablecer superficies
de suficiente amplitud y diversidad como
hábitats, para las especies animales y
plantas silvestres...” (art. 26.3).
tar impactos ecológicos o paisajísticos procedentes del exterior..”
La Ley también establece las Áreas
de Influencia Socioeconómicas (art.
Lo más destacable es que bajo esta
18.2) con las que se pretende compen-
Ley quedan jurídicamente protegidos
sar social y económicamente a las
todos aquellos humedales que por
poblaciones afectadas por la declara-
diversidad de causas no habían sido
ción de un espacio como espacio natu-
fruto de una protección específica o
ral protegido, y que abarcarán a las
carecían de ella según la interpretación
poblaciones integradas en el conjunto
de la Ley de Aguas de 1985. A este res-
de los términos municipales donde se
pecto, contempla dos nuevos elementos
encuentre ubicado el espacio a prote-
de interés en la gestión de espacios
ger, incluyendo la zona periférica de
naturales, así en su Capítulo V, Título III
protección.
la posibilidad de otorgar un régimen de
Podrán ser declarados espacios pro-
Protección Preventiva que se aplicará a
tegidos aquellas áreas que contengan
aquellas zonas bien conservadas pero
elementos y sistemas naturales de
amenazadas por un potencial factor de
especial interés o valores naturales
perturbación (Preámbulo). En el caso de
que, tras los estudios procedentes, se
confirmara la presencia de factores de
sobresalientes (art. 10.1) y la finalidad
de la declaración de los humedales
como espacio protegidos se resume en:
217
1.- Construir una Red representativa de
regula su protección, uso, mantenimien-
los principales humedales en cuanto
to y conservación primará sobre cual-
a ecosistemas (art. 10.2.a);
quier otra jurisprudencia, es decir, las
2.- Protegerlos cuando presenten un
singular interés científico, cultural,
educativo, estético, paisajístico o
leyes especiales prevalecerán sobre las
leyes generales. Su gestión deberá
encaminarse a proteger la integridad de
su fauna, flora, gea, aguas superficiales
recreativo (art. 10.2,b);
y subterráneas y atmosférica, en defini3.- Como hábitats de especies y comunidades necesitadas de protección
(art. 10.2.c);
nales de los que sea parte el Estado
Español, para la conservación de
estos ecosistemas (art. 10.2.d).
Las figuras que contempla la Ley
para hacer efectiva la protección de
medios
igualmente con esta concepción que la
Ley de Espacios Naturales, 4/1989, indi-
4.- Colaborar en programas internacio-
estos
tiva a la totalidad del ecosistema. Es
son
los
Parques
ca que la gestión habrá de orientarse al
(art. 2.1):
1.- Mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales y a los sistemas
vitales básicos;
2.- La preservación de la diversidad
genética;
Nacionales y Naturales, las Reservas y
Monumentos Naturales y los Paisajes
Protegidos, pero aquellas Comunidades
Autónomas con competencias podrán
gularidad y belleza de los ecosistemas naturales y del paisaje.
añadir otras figuras de protección (art.
De entre todas las infracciones que
21.2). En este caso se encuentra
se produzcan contra la integridad del
Galicia, que en su legislación ha creado
espacio protegido, y establecidas en el
la figura de los Espacios Naturales de
art. 38 con carácter de legislación bási-
Régimen
General
ca estatal, son de especial interés para
(Decreto 82/1989 de 11 de mayo), y que
los humedales las referidas en los apar-
ha aplicado al humedal del Complejo
tados 7 y 9 de dicho artículo:
de
Protección
Intermareal de O Grove – Úmia, a la
Lagoa de Bodeira e Punta Carreirón y a
la Marisma de Ortigueira e Ladrido.
218
3.- La preservación de la variedad, sin-
1.- La destrucción de hábitats de especies en peligro de extinción o vulnerables a la alteración de su hábitat,
Una vez declarado un humedal (u
en particular del lugar de reproduc-
otro ecosistema) como Espacio Natural
ción, invernada, reposo, campo o ali-
Protegido, la normativa específica que
mentación;
2.- La destrucción del hábitat de espe-
de normativa básica, como sucede con
cies sensibles y de interés especial,
la Ley 8/1993 de 23 de junio, regulado-
en particular, del lugar de invernada,
ra de la Administración Hidráulica para
reposo, reproducción, campo o ali-
las aguas intracomunitarias de Galicia a
mentación y las zonas de especial
partir de la Ley de Aguas 29/1985, de
protección para la flora y fauna sil-
2/8/1985.
vestres.
A pesar de esa falta de especificidad, existe un conjunto de leyes auto-
Legislación sobre humedales en
nómicas de espectro ambiental que de
forma indirecta afectan a la regulación
Galicia
de los hábitats húmedos.
En la actualidad son escasas las
Comunidades Autónomas que, con competencias, hallan dictado disposiciones
normativas con la pretensión de proteger los ecosistemas húmedos, entre
ellas Catalunya (Ley 12/85, de 13 de
junio,
de
Protección
de
Espacios
Naturales Protegidos), Valencia (Ley
5/88, de 24 de junio, de Reguladora de
los Parajes Naturales), Madrid (Ley
7/1990, de 28 de junio de Protección de
Embalses
y
10/1991,
de
Zonas
Húmedas;
4
abril,
de
para
Ley
la
Protección del Medio Ambiente) y
Castilla – León (Ley 8/1991, de 10 de
mayo, de Espacios Naturales).
En primer lugar, debemos mencionar
el Decreto 82/1989, que regula la figura
de Espacio Natural en Régimen de
Protección General, y que pretende facilitar la creación de un Registro General
de Espacios Naturales de Galicia, en el
que se incluirán aquellos que por sus
valores o interés natural, cultural, científico, educativo o paisajístico sea necesario asegurar su conservación y no tengan todavía una protección específica,
pasando en ese momento a depender de
la Ley 4/1989 de Conservación de los
Espacios Naturales y la Fauna y la Flora
Silvestre. Sin embargo, en los espacios
naturales en régimen de protección
En el caso de Galicia, no existe nin-
general se podrán seguir llevando a
guna legislación que implique explícita-
cabo de manera ordenada los usos y
mente la protección y conservación de
actividades tradicionales, requiriéndose
los humedales y más concretamente las
para el resto informe preceptivo y vin-
turberas, quedando estos ecosistemas
culante de la Consellería de Agricultura.
al amparo exclusivo del cumplimiento
En el caso de tratarse de un espacio
de la trasposición autonómica de las
para el que esté en tramitación su inclu-
leyes estatales y europeas con carácter
sión en el registro, podrá aplicársele el
219
régimen de protección propio de los
tal con la utilización racional y explota-
registrados durante un período de un
ción de los recursos naturales y la acti-
año prorrogable a otro.
vidad industrial.
En el Registro General de Espacios
A tal efecto, esta Ley considera que
Naturales se incluirán, asimismo, las
son elementos que tienen que proteger-
zonas de protección especial para las
se: el medio natural constituido por la
aves silvestres declaradas según la
población, la fauna, la flora, la diversi-
Directiva (CEE) 409/1979 y las que se
dad genética, el suelo, el subsuelo, el
declaren en cumplimiento de acuerdos o
agua, el aire, el clima y el paisaje, así
convenios internacionales asumidos y
como la interrelación entre los elemen-
ratificados por el Estado Español en
tos antes mencionados, los recursos
materia de conservación de la naturaleza.
naturales y culturales, incluido el patri-
Esta norma, adolece de una fuerte
monio arquitectónico y arqueológico, en
limitación, ya que la inclusión en el
cuanto pueden ser objeto de contamina-
registro o la declaración de un hábitat
ción y deterioro por causas ambienta-
como Espacio Natural en Régimen de
les. Con este fin, propone como herra-
Protección General, no asegura su
mienta útil la realización de registros,
inmunidad ante actividades agresivas
catálogos e inventarios que redactará y
contra su integridad siempre y cuando
mantendrá permanentemente actualiza-
se trate de usos tradicionales.
dos la administración autonómica, reco-
En consonancia con este decreto, la
Ley 1/1995, de Protección Ambiental
declara en su Título primero que su
objetivo es el establecimiento de las
normas que, en el ámbito de la competencia de la Comunidad Autónoma, con-
220
giendo los distintos espacios, sectores
ambientales y ecosistemas que haya
que proteger, como fase previa a una
catalogación de los mismos, que los
dotará de un estatuto jurídico de protección adecuado.
figuren el sistema de defensa, protec-
En relación con esta normativa, cum-
ción, conservación y restauración, en su
pliendo con sus preceptos y aplicando
caso, del medio ambiente en Galicia y
la jurisprudencia estatal y europea de
aseguran una utilización racional de los
rango básico, la Orden de 28 de octubre
recursos naturales. Los principios que la
de 1999 declara provisionalmente las
inspiran están claramente impregnados
zonas propuestas para su inclusión en
de una filosofía posibilista en la que se
la Red Europea Natura 2000, como
busca esencialmente la compatibiliza-
Espacios Naturales en Régimen de
ción de la protección y calidad ambien-
Protección Especial, y el 11 de marzo
del 2000 el Consello de la Xunta de
importante de humedales y por primera
Galicia acuerda aprobar una relación de
vez se incorporan áreas de especial
lugares como de importancia comunita-
importancia para la conservación de los
ria y proponerlos para su inclusión en
ecosistemas de turberas de Galicia.
dicha Red, otorgándoles provisional-
Nuevamente, en su art. 3.1, se indica
mente el estatus de espacios naturales
que en estos espacios se podrán seguir
en régimen de protección general. Entre
llevando a cabo de forma ordenada los
estos espacios se incluyen un número
usos y actividades tradicionales.
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