Llorel de Mar 26 ie ADnl fle ans^E
Transcripción
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•i. -*/ ú .-/•-<£- O~¿- T»i?DTAnTrA PTI?AW ÍTH P/Y T TTfrb íustn v til? TMTFRTÍWQ PPWIÍPATUQ J?n.blícas© cada, dos domingos, ans^E Advertencias. Suscrtrión. AI3I. •Ba Llorot tres meses. . 1 peseta, lo U Poninsalt tr«s id. . T 2 5 > Eitrangero y Ultramar 1 año 10 ». - Anuncios á preeios coa Tención alos» Llorel de Mar 26 ie ADnl fle ' Las susorioiones 7 anuncios Fe pagan por adelantado pudientlo efectuarlo los señoras residentes lucra de Lloret, en • aelloa. d» Correos y letras de fácil oobro. í^[7=Tr^r7=atp3cgt7aregr^rs3r^ IDI ACE algunos años, en el pueblo de... ~t apareció una enfermedad terrible, que hasta entonces no se habíaxonocido. Las viruelas se habían mostádo allí •algunas; veces y en épocas niuy lejal ni|is nadie piensaba en prevenir aquel,.] to, por que era muy raro, y sus 1 ir una supersticiosa cree| ¡cuál fue su dolor cuándo vio desechados sus cuidados y eonsejos! El error de aquellos infelices estaba de tal modo arraigado, que ni sus palabras ni sus ruegos pudieron vencerlo. El cielo lo quiere? decían unos: sí debemos morir de este mal, vuestras precauciones son inútiles. Otros decían: lo que hacéis es una impiedad, porque vais contra la voluntad de Bios, apartando de este modo los dolores y ios niales que nos envía. Pero si Él ha sidp, ..contestaba, erque;ha( permitido que el horn- imite que al lado del nial, que nos mata, haya era inevitable, y que debía sufrirse etbien, que nos;consuela, Él quiere la virsignación, y más aún, creían que tjid, y,no obtante deja el vicio sobre la tiecapaban'A su malignidad, después rra, a fin de que e), llómbre tenga la li-bertad sido atacados de ella, adquirían urijt» de buenrt salud para el- porvenir, nüentpas d««scoger la unaly:,dejxir el otro. Si al usar •que los que consentían on tomar precauciones un remedio, que debemos á su bondad, le •contra .ella arriesgaban el inocularse los gér- ofendiéramos, ¿permitiría que este remedio nos curase? ¿Yquién os aseguro, exclamó una menes ele enfermedades más terrible aún. Por fin llegó un año desastroso: la epide- vieja, que este yirus desconocido, que queréis mia se hizo casi general en aquel pu«blo: lo mezclar con miéstra';Sangre', no producirá los mismo atacó á los viejos que á los jóvenes y más terribles efectos? Pero no veis, decía Mr. sobre todo á los niños. Duranto algunos ine- Bertrand, que mlínuiilia ha recibido este be.ses fue tal el estrago que causó, que,apenas neficio, y que ninguno de ellos ha estado enhubo familia que no hubiese visto a alguno fermo?—Sois tan bueno, le dijo la anciana, y de sus individuos, atacado de esta enfermedad. Dios es tan justo, que no ha querido castiga, —>**' Un solo habitante se vio libre aunque su -f(3S. ; " " — • • - • • - — — — ~ .,. Mr. Bertrand desesperaba de iluminar familia era muy, numerosa. Mr. Bertrand vi aquellos espíritus tan endurecidos en tus vía tranquilameuteen una linda casa, que preocupaciones. Sin embargo, un día llegó á había adquirido á costa de una vida muy ladecidir á. una infeliz madre, que acababa de boriosa. . . •, : . perder á su hijo. Mr. Bertrand había tenido tuites la' preVuela a la cabana habitada por ésta especaución de vacunar á todos los individuos de su familia y esto explica porque ninguno.de rando que en aquellos momentos de agudo ellos se vio atacado de esta enfermedad. Todos dolor consentiría fácilmente la madre en resus esfuerzos en aquellos tristes momentos se cibir ella y su hijn, que aún estaba en la lacdirigieron á aconsejar la vacunación; mas tancia', el único remedio contra el coutagio. . El Lloretense. 26/4/1885. Página 1