Mujeres de influencia y distinción

Transcripción

Mujeres de influencia y distinción
M ujeres de
I nfluencia y D istinción
Por Betsy E. Caram
M ujeres de
I nfluencia y D istincion
Por Betsy E. Caram
1999 por Betsy E. Caram
Publicado en inglés con el título de:
Women of Influence and Distinction
Zion Christian Publications, Dept.
Ulysses, Pa. 16948 USA
Art work reprinted with permission of
Good Will Publishers, Inc.
Todos los derechos reservados. Se necesita permiso escrito
de los editores, para la reproducción de porciones del libro,
excepto para citas breves en artículos de análisis crítico.
Citas bíblicas tomadas de: La Santa Biblia, Revisión 1960
Sociedades Bíblicas Unidas
Usada con permiso.
ISBN # 0-9627490-7-9
Impreso en Guatemala City, Guatemala
(Serdiver, S.A. PENDEX)
Printed in Guatemala
RECONOCIMIENTOS
Muchos pensamientos y conceptos maravillosos entretejidos en este
libro, han llegado de las experiencias e intimidades de algunas
admirables mujeres de Dios, que una y otra vez escogieron tomar
las decisiones correctas para transformarse en un modelo
representativo de la mujer que Dios puede usar para conmover Su
reino. A causa de la profunda influencia de sus vidas y su excelente
enseñanza, muchas valiosas verdades han encontrado expresión en
estas páginas. Quiero agradecer a las siguientes personas:
• Audrey Bailey
• Lois Kropf - autora de “Mujeres en la Biblia”
• Linda Holmes
• Alice Mathews - autora de “Una Mujer que Dios puede Usar”
• Paul G. Caram, mi esposo, el editor
• George Malick -por las ilustraciones de este libro.
Contenido
Capítulo Uno — Convirtiéndote en una Mujer de Dios - 1
Capítulo Dos — La Primera Mujer - Eva
- 11
Capítulo Tres — Las Mujeres del Antiguo Testamento - 16
Sara .............................................
17
Agar ............................................
20
La esposa de Lot .........................
21
Rebeca ........................................
22
Raquel .........................................
24
Lea ..............................................
26
Dina .............................................
29
Jocabed .......................................
30
María ...........................................
31
Séfora ..........................................
33
Rahab ..........................................
34
Débora .........................................
36
Acsa ............................................
38
Dalila ............................................
40
Rut ..............................................
42
Ana .............................................
46
Mical ...........................................
49
Abigaíl .........................................
51
Betsabé ........................................
56
La viuda de Sarepta ......................
58
La mujer de Sunem .......................
60
La sierva de Naamán .....................
61
Jezabel .........................................
63
Atalía ...........................................
65
Hulda ...........................................
66
Ester ............................................
67
Vasti ............................................
70
Zeres ............................................
71
Resumen ......................................
72
Otras mujeres ...............................
75
Capítulo Cuatro - Las Mujeres del Nuevo Testamento
- 78
María ...........................................
80
Elisabet ........................................
83
Ana ..............................................
84
María de Bethania .........................
86
Marta ...........................................
88
María Magdalena ..........................
91
La Mujer del Pozo ........................
93
Herodías ......................................
94
La Mujer Sirofenicia ......................
96
Safira ............................................
98
Dorcas .........................................
100
Rode ............................................
102
Lidia .............................................
104
Priscila .........................................
105
Febe ............................................
107
Conclusión ...................................
108
Capítulo Cinco - Convirtiéndose en Su Novia
110
Capítulo Uno
CONVIRTIENDOTE EN UNA MUJER DE DIOS
Introducción
¡Las Mujeres son Importantes! Es evidente en las Escrituras que las mujeres están y siempre han
estado, involucradas en el plan y propósito de Dios en la Tierra. Desde Génesis hasta Apocalipsis, es
clara la importancia de la mujer. Desde el principio de los tiempos, cuando Dios colocó a Eva con
Adán en el Jardín del Edén, las mujeres han desempeñado un importante papel en la historia. Las
mujeres de la Biblia han ayudado a formar no sólo la historia de Israel, sino también la del mundo.
Dios no hace acepción de personas. Las mujeres han sido instrumentos de Dios en el pasado, y él
aún las usa para llevar a cabo Su ministerio a un mundo perdido y moribundo. Dios usa a las
mujeres, a unas en forma discreta, a otras en puestos públicos importantes. Utiliza algunas mujeres
como miembros de un equipo, trabajando con sus esposos, mientras otras renuncian a las comodidades
y al placer de un hogar y una familia, para servir a Dios de una forma total en el campo misionero,
como mujeres solteras.
¿Por qué debemos estudiar a las mujeres de la Biblia? Es importantísimo que analicemos, lo
más que podamos, acerca de las mujeres de la Biblia. Al hacerlo, entenderemos cuáles son las
intenciones de Dios para las mujeres. Descubriremos lo que él ha planeado llevar a cabo con las
mujeres por toda la eternidad. Un estudio de las mujeres de la Biblia ayuda a definir más
concienzudamente el papel de la mujer, expone en orden sus propios límites, establecidos por Dios
y da esperanza de que ella es importante, aun vital en los planes de Dios por las edades eternas.
Algunas de las mujeres de la Biblia que vamos a ver, fracasaron miserablemente. Como resultado,
sus matrimonios y sus familias fueron destruidas y obstaculizadas para satisfacer todo lo que Dios
demandaba de ellas. A través de un meticuloso estudio de estas mujeres, podremos aprender mucho
acerca de sus pecados y errores. Por otro lado, al descorrer Dios la cortina, nos permite ver el
corazón de algunas de las grandes mujeres de la Biblia y podemos sacar provecho de la vida de
ellas. Muchas de esas valientes mujeres, a pesar de tener increíbles obstáculos, vencieron
poderosamente y triunfaron en medio de las dificultades.
Las mujeres que enfocaremos en este estudio vienen de una extensa variedad de trasfondos y culturas.
Estas mujeres tienen diferentes personalidades, intereses y deseos, al igual que las mujeres de esta
generación. Al estudiarlas, veremos que la naturaleza humana ha permanecido inalterable. Las
mismas características del bien y del mal que vemos en su vida las encontramos también en la
mujer actual. Las mujeres de la Biblia que permitieron a Dios obrar en su vida, le permitieron
poner en orden las actitudes del corazón y tomaron decisiones correctas, fueron transformadas,
continuamente, por la gracia de Dios, en mujeres piadosas. Otras que se convirtieron en mujeres
ofensoras, celosas y airadas, rehusaron andar en los caminos de justicia y santidad, y fueron destruidas
a causa de sus malas decisiones.
Desde la pureza de la virgen María, hasta una prostituta llamada Rahab, desde el esplendor de la
reina Ester, hasta el humilde servicio de una joven esclava que testificó a Naamán, desde la nobleza
de la desinteresada Rut, hasta la egoísta Jezabel, desde la inocencia de Eva, hasta la crueldad de
Atalía, vemos a las mujeres de la Biblia vivir sus propias vidas haciendo bien y mal en el mundo
alrededor de ellas. Lo mismo es ahora. En forma grande o pequeña, las mujeres influyen a los que
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están cerca de ellas, sus esposos, sus hijos, sus amigos, su iglesia y su comunidad. Las mujeres
pueden ser Anas, infundiendo principios correctos, carácter fuerte y un profundo amor por Dios en
sus hijos y en los demás, o podrían ser la madre de un Judas, a quien se le atribuye su pecado
directamente (Salmo 109:14).
En este estudio examinaremos la vida de distintos tipos de mujeres, también consideraremos las
características especiales que les permitieron ser registradas en las páginas sagradas de la Biblia.
La vida de ellas es una lección para nosotras, un reflejo en un espejo, de aquellos atributos del bien
y del mal que residen en toda mujer, atributos que pueden derribar o edificar, que pueden ayudar o
herir, que pueden calificar o descalificar.
En estos últimos días, Dios está levantando padres maduros espiritualmente, en la iglesia. ¡Ojalá que
la vida de las mujeres que estudiaremos, produzca en nosotras un profundo impacto, y permita que
estemos entre aquéllas que ayuden, en lugar de entorpecer los propósitos de Dios sobre la tierra.
Una Buena Mujer es una Mujer Feliz
En lo profundo del corazón de cada buena mujer, hay un deseo sincero de ser lo mejor posible. Una
buena mujer desea ser fuerte, estable y de buen carácter. Ella anhela ser una persona firme, poseyendo
todas las cualidades de la mujer virtuosa de Proverbios 31. Su meta es ser una esposa y madre
maravillosa, y una vecina y amiga fiel. Más que todo, hay un continuo clamor dentro de sí, de ser
un deleite para su Padre Celestial. Para toda mujer, este deseo es la clave para alcanzar una gran
victoria y paz.
Para alcanzar cualquier tipo de felicidad real y duradera, la mujer debe poner a Dios en primer
lugar. El Señor debe ser su primer amor; y ella debe depender de él para todo. Su fe debe ser una
fe activa que debe vivir diariamente, no sólo el domingo por la mañana. Su oración diaria debe
reflejar su total dependencia en Dios para cambiar su propio corazón, el de su esposo, sus hijos y las
circunstancias. Una mujer sabia entiende que el amor humano nunca puede alcanzar la medida o
tomar el lugar de su primer amor, que es Cristo mismo. Ella también comprende que su propio
amor, aun en la cúspide, es inadecuado, a menos que ella esté extrayendo su provisión de Aquél
que es la esencia misma del amor. Esta mujer sabe, sin duda alguna, que la verdadera felicidad
puede fluir, únicamente, de su profundo amor y dependencia de Dios.
La Biblia tiene mucho que decir acerca de las cualidades y bondades que deben entretejerse en el
corazón de una mujer de Dios. Las mujeres de la Biblia no nacieron buenas; ellas fueron
transformadas en mujeres buenas, a través de pruebas largas y difíciles, pero sólo, hasta que clamaron,
se sometieron y permitieron a Dios obrar en lo profundo de ellas. Así, también, debe ser con las
mujeres hoy. No podemos alcanzar las cualidades de una buena mujer por nuestro propio esfuerzo.
Unicamente las cualidades de Cristo obrando en nosotras puede llevarnos a esa bondad.
Una Mujer Feliz es una Mujer Completa
Las mujeres se desempeñan en diferentes áreas de su vida y lo hacen muy bien. Pero al ir estudiando
la Palabra de Dios, vemos surgir un patrón definido. Las grandes mujeres de la Biblia (y también
aquellas de menor posición) frecuentemente tienen un papel secundario como esposa, madre o amas
de casa. También parecería, en la mayoría de los casos, que éste fuera su llamado principal en la
vida. Este es el lugar donde ella recibe mayor satisfacción, porque es el lugar que Dios ha escogido
para ella. Por eso, al estudiar las mujeres de la Biblia, podemos aprender de ellas valiosas lecciones
que nos inspirarán, convencerán y desafiarán a ser mejores esposas, madres y amas de casa.
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Dios creó a las mujeres con un propósito definido. Ella debe influir en una forma positiva, alentar,
producir y alimentar una atmósfera de santidad en su hogar. El mundo necesita mujeres buenas,
alegres y realizadas, que sepan y comprendan que nacieron para complacer a otros; que cedan
alegremente su propia voluntad y preferencias cuando sea necesario, y sepan lo que significa
sacrificarse a favor de otros, aunque esto sea a costa de su propia incomodidad.
Una Mujer Completa es una Mujer Virtuosa
La verdadera realización viene al ser una mujer virtuosa como la de Proverbios 31. Esta mujer está
en lo óptimo. ¿Qué es una mujer virtuosa? La virtud es una palabra hebrea que significa “fuerza,
poder o firmeza”. Viene de la misma raíz usada para el carácter de los buenos jueces. En el tiempo
de los jueces, estos hombres eran capaces y calificados para la profesión para la cual fueron nominados.
Eran hombres de verdad que temían al Señor (Exodo 38:21). Así también es la mujer virtuosa. Es
una mujer de espíritu, y su espíritu tiene dominio sobre su alma. Es piadosa, trabajadora y teme
al Señor. Es la ayuda idónea de su marido, es resuelta y firme en los principios de justicia.
Proverbios 31:10 hace la pregunta, “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?” Esto nos sugiere que una
mujer virtuosa es difícil de hallar, y que muchas que parecen serlo, en realidad no lo son. Mientras
menos frecuentes sean, más se les valorará. Proverbios 31 la describe acertadamente, tiene un valor
que “sobrepasa largamente el de las piedras preciosas”. Ella es alabada por sus hijos que “se
levantan y la llaman bienaventurada”. Su preeminencia es evidente, porque también Proverbios
nos dice que entre otras mujeres “tú sobrepasas a todas”. Su secreto para el éxito espiritual es que
ella es una “mujer que teme a Jehová.” Este es el principio de la sabiduría (Job 28:28).
• ¿Cuáles son las cualidades de una mujer virtuosa? Primero, y ante todo, es una buena mujer.
Es moralmente pura. El temor al Señor complementa y corona su carácter. Es una persona
verdaderamente espiritual en todo lo que hace y es guiada y gobernada por Dios y Sus principios.
El temor de Dios reina en su corazón y se ha convertido en la belleza de su alma. Es hábil en todo
lo que hace y es una trabajadora diligente -“con voluntad trabaja con sus manos.” Es prudente
“considera... y compra”. Ella se comporta rectamente - “fuerza y honor son su vestidura”.
• Segundo, una buena mujer es una buena esposa. Ella hace sus negocios para agradar a su marido.
Aunque ella misma es una mujer de espíritu, su deseo es hacia su esposo. Querrá conocer su mente
para acomodarse a él y hacerle feliz. Comprende el papel de su marido como la cabeza del hogar y
da la bienvenida a esta protección. Posee un espíritu tranquilo, y su esposo está confiado en que ella
hablará y actuará apropiadamente a favor de todos sus asuntos. Ella es discreta en las conversaciones
respecto a su esposo para que él nunca sea dañado o censurado. Le demuestra continuamente su
amor, no sólo de una forma física, sino que, no contradiciendo su voluntad o provocando su ira.
Alienta constantemente a su esposo, no únicamente cuando siente hacerlo. Con su alegría lo hace
feliz a él. Procura ser todo lo que su esposo necesita que sea. Busca el bien para su marido, “le da
ella bien y no mal todos los días de su vida”. Mantiene su confianza, “el corazón de su marido
está en ella confiado”, ella ayuda a su reputación —“su marido es conocido en las puertas”.
• Tercero, ella es una buena madre. Le gusta su casa y siente satisfacción al servir en cualquier
forma que puede. Detesta la ociosidad. Es cuidadosa en llenar su tiempo para que nada de él se
pierda. Se dedica a hacer únicamente el trabajo que es apropiado para ella, se somete a su marido
y a aquello que él desea de ella. Se afana en trabajar con sus manos para obtener lo mejor a los
precios más favorables, en la ropa y artículos del hogar. Más importante aún, ella hace todo esto
con alegría y un propósito. Nunca piensa que ser un ama de casa le roba su libertad o individualidad.
Ella sabe qué destreza suya traerá recompensa a su familia. No interviene en los asuntos de otros
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porque sabe que sólo tiene tiempo y energía para lo suyo. Viste a su familia apropiadamente “no
tiene temor de la nieve por su familia”, alimenta bien a su familia “se levanta aun de noche y da
comida a su familia”. Compra sensatamente “trae su pan de lejos”. Sabe que su trabajo trae
beneficio, “ve que van bien sus negocios”. Nunca está ociosa, “considera los caminos de su casa”,
ama su casa y le da todo, “su lámpara no se apaga de noche”.
• Cuarto, la mujer virtuosa es una buena vecina, es discreta y atenta en todas las conversaciones.
Es dependiente, honesta y no habla de más. Cuando abre su boca, ésta está llena de sabiduría.
Comprende la necesidad de un espíritu tranquilo, pero también sabe que esto no siempre significa
hablar en voz baja o en susurros. No es una persona tímida, sino agresiva en el buen sentido. Por
momentos, la mujer virtuosa sabe que debe volverse osada como un león. Aun así, se conduce por
las reglas de la sabiduría. Aconseja bien a otros, no con la autoridad de un dictador o como alguien
que siempre está enseñando a otros, sino con el afecto de una amiga. También es gobernada por la
ley de la amabilidad que fluye constantemente de su boca. La ley del amor está escrita en su corazón.
Su sabiduría y amabilidad unidas, colocan una silenciosa autoridad en todo lo que hace o dice. Es
confiada, optimista y sus palabras demandan respeto, así como obediencia, “cuán eficaces son las
palabras rectas” (Job 6:25).
Una mujer virtuosa es importante e invaluable para Dios. Es un raro tesoro. En realidad Dios busca
estas cualidades en la vida de todo Su pueblo. Cristo está perfeccionando una novia para Sí mismo.
Que Dios nos ayude a modelar nuestra vida a la manera de esta mujer que tipifica la novia de Cristo.
Preguntas que toda Mujer Necesita Hacerse
Mujer, sé que el deseo de tu corazón es volverte ¡una mujer virtuosa! Antes de comenzar este
estudio, por favor lee esta serie de preguntas. No han sido incluidas sólo para hacerte más consciente
de tus errores. Por el contrario, han sido incluidas para mostrar más vívidamente la belleza de
carácter que Dios desea y demanda de cada una de las grandes mujeres de Dios. Confiamos que
estas preguntas te estimulen a meditar y te den una idea exacta de las cualidades que son esenciales
para la edificación de una buena mujer.
Si nuestra meta es agradar a Dios y ganar a Cristo, estas características no son opcionales, son
esenciales. Sin embargo, muchas de las mujeres que leeremos no comenzaron su vida con estos
atributos. La belleza de su carácter fue algo desarrollado después de un largo período de tiempo, a
través de pruebas y tentaciones. Su vida fue un proceso de dedicación a Dios, un proceso de
obediencia, un proceso de aprender a poner a otros antes que ellas y un proceso de verse a la luz de
Dios. Muchas de las mujeres de la Biblia pudieron, a través de muchos sacrificios personales,
someterse a los tratos de Dios, mientras otras fallaron o rehusaron el tratar de hacerlo. Al ir estudiando
sus victorias y fracasos, nos enfrentaremos a una opción: las seguimos a ellas a la victoria o nos
hundimos con ellas en la derrota, sin experimentar el triunfo de la vida cristiana.
Las siguientes preguntas intentan desafiarnos a que nos examinemos antes de comenzar a analizar
las faltas o frutos de las mujeres de la Biblia. De esta forma, estaremos más de acuerdo con las
fortalezas y las flaquezas que “forman o destruyen” a una mujer de Dios. Su propósito también es
provocar una acción positiva y una respuesta a quienes desean que Dios dé a luz estas cualidades
intensamente en su propio ser. Cada una de las mujeres de la Biblia que estudiaremos ha respondido
positiva o negativamente a sus circunstancias. De una forma u otra, cada una ha luchado con estas
mismas preguntas. Algunas han perdido demasiado en su lucha, pero otras han obtenido una gran
victoria a través de su entrega a Dios. Es nuestra sincera oración que al ir leyendo estos relatos, y
determines en tu corazón proseguir arduamente en pos de una vida virtuosa, seas reconocida entre
aquéllas que han obtenido mucho.
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1. ¿Soy una influencia positiva para otros? A través de nuestro estudio encontraremos diferentes
tipos de mujeres que se han enfrentado a circunstancias y situaciones difíciles. Por sus acciones y
reacciones, estas mujeres nos inspirarán o desafiarán por su coraje y fortaleza, o las rechazaremos
por su maldad y falta de virtud. Una cosa es segura - su vida va influir en nosotras. Una parte
innata del propósito de una mujer, es ser una influencia. Ella debe influir en forma positiva, en su
esposo, hijos, familia, amigos y asociados. Esta habilidad para influir es un trato dado por Dios.
Vemos claramente, en la vida de muchos grandes hombres de Dios, que frecuentemente, había una
mujer piadosa que tenía gran influencia sobre él. Esta podía ser su esposa, su madre, su hermana o
su abuela, pero siempre había una mujer que le ayudaba a alcanzar grandes metas. Por otro lado,
vemos las terribles consecuencias que resultan cuando la influencia negativa o maligna de la mujer
se aferra al corazón del hombre y le impulsa a seguir un camino equivocado o de maldad.
Continuamente, estamos influenciando a las personas para bien o para mal. Nadie es neutral, no es
posible serlo. Si estás vivo, habrá movimiento. Es como si fuéramos una piedrecita que es lanzada
a un estanque, y las ondas se alejan más y más, más allá de lo que pudiéramos entender o imaginar.
La mujer tiene un tremendo poder para influir bien o mal. Ella tiene un gran poder sobre su esposo.
Puede volverlo de un lado al otro, puede alentarlo o desanimarlo. Por eso debemos usar este don de
Dios como él quiso - hacer el bien a todos.
2. ¿Tengo un espíritu manso y tranquilo? Un espíritu manso y tranquilo es una de las cualidades
más valiosas del carácter que una mujer de Dios necesita. Este fruto, que es la obra entretejida de la
gracia de Dios, es lo que nos hace agradables a él. Un espíritu manso y tranquilo es de grande
estima a Sus ojos, y las Escrituras tienen mucho que decir acerca de esta valiosa virtud. Mansedumbre
significa “sin represalias”. Es la idea de una bestia salvaje que ha sido domesticada. La raíz de
mansedumbre es, “alguien que ha sido domado y no hace su propia voluntad”. Una persona mansa
resistirá la disciplina de Dios. Mansedumbre es una aceptación santa y gozosa de nuestras
circunstancias. Es lo opuesto a un espíritu exigente y airado. La mansedumbre no toma venganza
en pensamiento ni en hecho (ver 1 Pedro 3:4).
Un espíritu manso y tranquilo está libre de histeria, ansiedad y frustración. Al ir examinando la
vida de gran número de mujeres mansas y tranquilas de la Biblia, seremos capaces de ver la imagen
de algunas que escogieron llevar una vida tranquila y calmada, el fundamento de la cual ha sido
establecido y afirmado. En contraste, también se nos mostrará ejemplos de mujeres que no pudieron
vivir una vida tranquila. Fueron incapaces de tener la meta de una vida reposada. ¿Por qué?
Porque ellas controlaron su casa por sus emociones y manipularon a sus esposos (por auto compasión,
ira, demandas, malas caras e histeria).
Las emociones son parte de ser mujer, pero Dios desea que las controlemos. Una mujer piadosa no
puede permitir que sus emociones la controlen a ella o a las situaciones. En otras palabras, no debe
permitir que un desliz emocional se manifieste en cualquier momento. (¡El desliz de una mujer
puede ser quitado y puesto fuera de la vista, para que pueda ser usado para el propósito deseado!)
Recuerda, Dios le dio emociones a las mujeres, por eso, ¡El comprende nuestra lucha! Sin embargo, cuando una mujer, descuidadamente, permite que sus emociones se salgan de control,
realmente se vuelven parte de su vestidura externa - se vuelven su cobertura.
Las emociones descontroladas cambian el semblante de la mujer, sus actitudes y su disposición.
Por eso esta cobertura le afecta a ella, a su esposo, su familia y a aquellos a su alrededor. Si estas
emociones son dejadas sin control, es muy posible que ella, con el tiempo, se vuelva como la mujer
contenciosa de Proverbios. A causa de este trastorno emocional y esta cobertura de ansiedad, podría
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terminar amargada, enojada, resentida y desdichada, con facilidad. Por eso es que toda mujer
piadosa necesita la vestidura sobrenatural de un espíritu manso y tranquilo, para poder guardarse
contra la tendencia natural de estar tensa y descontrolada en sus emociones.
Para una mujer de Dios, la vida y la enseñanza deben ser vistas y oídas a través de los ojos y oídos
de un espíritu manso y tranquilo. De otra forma habría una imagen distorsionada y un sonido
incierto. La vida debe ser vista a través de la perspectiva de Dios o tendremos una falla al medir sus
estándares. Si deseamos ser una mujer virtuosa, un ingrediente indispensable es, un espíritu manso
y tranquilo.
3. ¿Soy una Mujer con Sabiduría? “La mujer sabia edifica su casa, mas la necia con sus manos
la derriba” (Proverbios 14:1). Al ir estudiando las diversas mujeres de la Biblia, vemos cumplida
esta escritura literalmente. Muchas mujeres de la Biblia construyeron sus casas sobre un fundamento
bueno y sólido, mientras otras las destruyeron por su insensatez. Rebeca tomó las cosas por su
propia mano y destruyó su casa y su matrimonio cuando ella manipuló a Jacob para que mintiera a
su padre, haciéndose pasar por Esaú.
En Proverbios, la sabiduría se ilustra como una hermosa mujer virtuosa. Una mujer sabia es una
mujer pura. La sabiduría, en realidad, es un espíritu que anhela ser invitado a un corazón receptivo
para poder desarrollar su naturaleza celestial en nosotras (Proverbios 1:20-23). La sabiduría es
algo más que una habilidad o destreza. Tiene una personalidad que está formada por siete
características divinas (Santiago 3:17). La sabiduría es pura, pacífica, amable, benigna, llena de
misericordia y buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
En Proverbios se nos dice que busquemos la sabiduría, el entendimiento y el discernimiento
(Proverbios 2:1-7). La sabiduría es un escudo, un guarda y un protector (Proverbios 2:7-11).
Necesitamos aspirar a ella, y necesitamos revestirnos de ella, porque nos preserva de convertirnos
en una mujer necia, adúltera, inmoral o perversa - que es lo opuesto a ser una mujer sabia y virtuosa.
¿Qué clase de mujer eres tú? El libro de Proverbios tiene mucho que decir acerca de quien abandona
los caminos de Dios. Este tipo de mujer no edifica su casa, la derriba con sus manos (sus acciones,
palabras, actitudes y reacciones). En Proverbios también se habla, desafortunadamente, de otro tipo
de mujer, esta es una mujer contenciosa, iracunda, rencillosa, pendenciera, criticona, desagradable.
La Palabra de Dios nos dice que es mejor morar en tierra desierta, que con este tipo de mujer
(Proverbios 21:19). También Su Palabra nos dice que ella es como gotera continua en tiempo de
lluvia (Proverbios 27:15). Tristemente esta mujer no es un vaso de honra, porque toda la belleza de
carácter se le ha ido. En un sentido literal, es como una lata de hojalata de la cual puedes servir agua,
es útil todavía, pero no tiene belleza. A diario debemos clamar a Dios por sabiduría, para que El obre
intensamente en nuestro corazón para guardarnos de derribar, en lugar de edificar en la vida de otros.
4. ¿Soy una mujer sumisa? ¿Eres una mujer que está bajo sujeción? La palabra sujeción viene de
una raíz que significa “colocar, arreglar, subordinar, ser llevado bajo un estado de influencia para
rendir obediencia”. Dicho de una forma sencilla, significa que la mujer debe rendirse graciosamente
en amor, al proceso de sumisión. Esta palabra no implica una orden enérgica para someterse, sino
una disposición a estar por debajo de alguien más.
Dios creó primero al hombre, después de él, formó a la mujer. Ella fue creada para su placer. A
causa de la estructura emocional de la mujer, la Escritura se refiere a ella como vaso frágil. Sin
embargo, esto no significa que ellas sean ciudadanas de segunda clase del Reino de Dios, las mujeres
deben ver la sumisión, como una bendición, no como maldición. La sumisión es para protección;
no es parte de la caída o la maldición. El hombre era la cabeza de la mujer desde antes de la caída.
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Dios es un Dios de orden. En todo su universo vemos la evidencia de ese orden. En la casa, en el
trabajo y en el matrimonio debe haber una cabeza. De otra forma habría caos y desorden. Aun en la
divinidad hay un anhelo de delegar de uno al otro. El Espíritu Santo nunca habla de Sí mismo, sino
únicamente de Jesús y Jesús siempre nos señala al Padre.
La sumisión debe ser una forma de vida, una estructura de orden divino. Una mujer debe pensar en
ello como una oportunidad para honrar graciosamente a alguien superior a ella, y al mismo tiempo,
delegar ese honor a alguien más, para la gloria de Dios. Cuando lo entendemos de esta forma, se
convierte en una sumisión espontánea, amorosa y gozosa al plan perfecto de autoridad divina de
nuestro Señor. Por eso, para una mujer, no debe ser difícil buscar la comodidad, la seguridad y la
protección de este orden divino.
Efesios 5:23 nos dice que el esposo es la cabeza de la esposa, así como Cristo es la cabeza de la
Iglesia. Ser cabeza se refiere a “el que dirige”, la fuente. La mujer fue sacada del costado del
hombre, así que, en sentido figurado, él es su fuente. De la misma forma, el esposo debe ser una
fuente de bendición, aliento, protección y gozo para su esposa. A su vez, la esposa debe reconocer
el liderazgo de su esposo. Debe respetarle, honrarle, amarle y rendirse a él. Ella no debe subestimarle
ni ser dominante, autoritaria, insistente, demandante, egoísta u orgullosa. Estas son marcas de fábrica
de una mujer caída.
Como las patas de una mesa la sostienen y mantienen, así también una esposa sostiene a su marido.
La palabra sostiene se define como: “sostener por ayuda, ayudar como un personaje subordinado
(alguien que actúa por debajo para levantar o sostener a otro), ser capaz de asistir o favorecer una
causa, desempeñarse como una ayuda o asistente de alguien o algo”. En las producciones de cine
siempre hay una primera actriz o un actor principal, pero también hay actores secundarios cuyo
único propósito es ser ayuda de los actores principales.
¿Cuál es el trabajo de los actores secundarios? Es hacer que la estrella del programa se vea ¡realmente
bien! También les ayudan a interpretar eficazmente su papel. En resumen, este es el papel de una
esposa con su marido: Ella, como su sostén principal, está para ayudarlo a llegar a ser todo lo que
Dios le ha ordenado que sea. Muchas de las mujeres de la Biblia que leeremos, son maravillosos
ejemplos de un corazón sumiso y ayudador. Aun así, muchas otras por su ambición, destruyeron su
matrimonio y su hogar. Algunas escogieron el orden divino de Dios, otras no lo hicieron. Sin embargo, la felicidad de una mujer únicamente es completa cuando camina voluntariamente en las
sendas de Dios para su vida; una vida de sumisión es la forma perfecta de tener paz y gozo en Jesús.
5. ¿Soy una mujer adaptable? El primer llamado a una esposa es ser ayuda idónea para su marido.
Esta palabra significa “alguien que se acomoda y se adapta a aquel a quien debe ayudar”. La Escritura
nos muestra claramente que Dios no creó al hombre sino a la mujer para adaptarse y acomodarse.
Muchas de las mujeres de la Biblia, solteras o casadas que estudiaremos, fueron capaces, aun con
los aparentes obstáculos infranqueables, de adaptarse y acomodarse a sus circunstancias. Este es el
tipo de mujer flexible y adaptable que debemos tratar de ser para la gloria de Dios. Una mujer
adaptable es aquella que siempre está disponible para su esposo, familia, amigos y asociados. Siempre
estará dispuesta a ser ayudadora, hospitalaria, receptiva y responsable, ¡aun cuando no desee hacerlo!
Una mujer adaptable es una mujer complaciente. Cede sus derechos, preferencias, deseos y sus
propias metas para adaptarse a la voluntad y deseos de otros. Esta naturaleza adaptable la hace más
adecuada para el cambio y más capaz de aceptar los altibajos fácilmente, mientras espera que Dios
actúe en las circunstancias indeseables y situaciones adversas en su vida. El Señor desea caminar
con cada una de nosotras, encontrarnos y cambiarnos. ¿Somos candidatas? ¿Es usted una candidata?
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6. ¿Creo yo un ambiente de paz en mi casa? Una mujer establece el tono, el clima y la atmósfera
espiritual de su casa. ¡Cuán verdadero es esto! Su influencia en el hogar es muy importante. En el
lenguaje original de la Biblia, la paz es sinónimo de unidad. Paz significa estar realmente en armonía
y unidad con nosotras mismas, con Dios, con nuestra familia y con nuestros vecinos. Una mujer
pacífica, que esté en paz con sí misma, creará un hogar tranquilo. La paz de Dios es una serenidad
interna. Es la calma en medio de la tormenta. Por eso, la paz es una gran fuerza estabilizadora.
Una mujer de paz, es una mujer agradecida, alegre y amorosa. Ella ha conquistado muchos enemigos
del alma, especialmente al alarmismo. Está libre de sus propias luchas y es capaz de llevar calma y
serenidad a otros, porque de ella fluye un pozo de vida de parte del Señor. Por esta razón, la paz
sostiene su alma aun cuando todo alrededor de ella se esté derrumbando. Una mujer con paz en sí
misma ha ganado muchas batallas y posee un saludable sentido de auto estima dado por Dios.
Hay varios ejemplos escriturales de mujeres de la Biblia que no permitieron que esa paz entrara a su
corazón o a su casa; por eso, las consecuencias para su vida, fueron desastrosas. Podemos únicamente
ser receptoras de la paz de Dios, cuando no entregamos a él y le permitimos obrar en nosotras estas
cosas que nos traen su bendición. Cuando tenemos una santa resignación y abandono a la voluntad
del Señor, entonces es cuando la paz crece y madura. Unicamente podemos impartir a otros, lo que
tenemos en nosotras. Si estamos tristes y sin victoria en nuestra vida, esto impartiremos a otros.
Por otro lado, si tenemos la invaluable paz de Dios (que es el fruto del Espíritu), otros nos buscarán,
para fortaleza, en su tiempo de necesidad. Que seamos como esas grandes mujeres de Dios, quienes
con su forma pacífica, volvieron a Dios a sus hijos e hijas, ciudades y naciones, reyes y reinos.
7. ¿Soy una mujer productiva? ¿Eres como la mujer virtuosa de Proverbios? Ella era una mujer
ocupada, creativa y talentosa - siempre planeando, trabajando y buscando formas innovadoras para
ayudar a su familia, sus amigos y su comunidad. Esta comprende bien que sirve a un Dios
infinitamente creador, y porque él vive en ella, es capaz de sacar algo de en medio de la vastedad de
su creatividad. Muchas de las mujeres de Dios en las Escrituras, son conocidas por esta maravillosa
cualidad femenina de tener una vida útil y productiva. Es muy claro en la Escritura, que la rutina de
una mujer es muy importante para Dios. Mucho de lo que las mujeres aprenden espiritualmente, lo
hacen en medio de trabajos comunes y corrientes, tal vez mientras trabaja en la cocina o pasa la
aspiradora en la alfombra, o hace la limpieza general. En realidad pareciera que Dios se deleita en
darle revelación a las mujeres, justo en medio de sus momentos más intensos de productividad.
A Dios le gusta visitar a una mujer que está en el camino ordinario, haciendo cosas ordinarias. Aun
más, parece que honra a aquella que no está pidiendo, ni siquiera buscando sucesos sensacionales,
sino que al contrario, escoge tener comunión con él durante esos momentos de trabajos y obligaciones
ordinarias. Qué podamos ver, como muchas mujeres de la Biblia anteriores a nosotras, el valor y la
importancia de servir, buscar y ver a Dios en los acontecimientos diarios de las mujeres.
Propongámonos ser laboriosas, diligentes y serviciales, porque este tipo de mujer le agrada al Señor.
8. ¿Soy una mujer llena de fe? La Escritura claramente nos recuerda que “Sin fe es imposible
agradar a Dios”(Hebreos 11:6). Una mujer piadosa debe ver la tremenda importancia de ser llena de
fe. La fe es un regalo de Dios. Es impartida a nosotras por Dios, y debemos vivir por “la fe del Hijo
de Dios.” La fe también es un espíritu o unción. Pablo menciona el espíritu de fe en 2 Corintios 4:13.
La fe en realidad es una sustancia que nos fortalecerá, sostendrá y protegerá en momentos de dudas
y luchas. Pero para que la fe actúe en nuestro corazón debemos buscarla activamente. La mente,
voluntad y emociones de una mujer, deben ser resguardadas en su búsqueda de la fe. Su intelecto la
puede ayudar a comprender la fe, mientras que, un corazón deseoso e inquisitivo, es lo único que le
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ayudará a percibirla. “Percibir” significa “aferrarse, tomar o comprender.” También significa aprender
por observación; o descubrir por experiencia, estar consciente de, o tener una percepción de, a través
de los sentidos”. La fe verdadera viene cuando nos aferramos a ella. Aun durante aquellos momentos,
cuando nuestras circunstancias parecen imposibles, debemos echar mano de este don de fe con toda
nuestra mente y corazón. Debemos clamar a Dios para que imparta su fe en nuestro ser.
Veremos un gran número de mujeres de la Biblia que tuvieron una gran fe. Veremos cómo esa fe
llevó a multitudes al conocimiento salvador de Jesucristo. Sus caminos de fe fueron largos y difíciles.
Aun así, su fidelidad fue eventualmente resguardada por Su fidelidad - mientras al final recibía la
promesa. Las verdaderas mujeres de fe necesitan tener un espíritu perseverante, en oración y paciencia.
Mientras nos mantengamos comprometidas y firmes en nuestras peticiones, él impartirá su fe a
nuestro corazón y tendremos aquellas cosas por las cuales hemos estado orando fervorosamente.
Un Sueño Divino
Me gustaría relatar una preciosa historia que describe los niveles de fe de tres tipos diferentes de
mujeres. Al estudiar las diferentes mujeres de la Biblia y examinarnos, cuidadosamente, durante el
proceso, esta historia va a servirnos como un supremo recordatorio de nuestra necesidad, de una fe
creciente . El siguiente, es el clásico relato del sueño de una mujer cristiana, mientras veía a otras
tres mujeres en oración.
“Al arrodillarse, el Maestro se acercó a ellas. Al ir aproximándose a la primera de las tres, se
inclinó sobre ella con gracia y ternura, con sonrisas llenas de amor radiante, y le habló con acentos
de la música más pura y dulce. Dejándola, se acercó a la siguiente, pero únicamente puso su mano
sobre su cabeza inclinada, y le dio una mirada de amorosa aprobación. El pasó a la tercera mujer,
casi abruptamente, sin detenerse a darle, siquiera, una mirada o una palabra.”
La mujer, en su sueño, se dijo a sí misma, “Cuánto debe amar a la primera. A la segunda le dio su
aprobación, pero nada de las demostraciones especiales de amor que le dio a la primera. La tercera
debe haberle lastimado profundamente, porque no le dijo ninguna palabra y ni siquiera la vio. Me
pregunto, ¿qué habrá hecho y por qué él hizo tanta diferencia entre ellas?” Al tratar de explicarse la
acción de su Señor, él mismo se paró a su lado y le dijo:
La Interpretación
“¡Oh mujer! Cuán equivocadamente me has interpretado. La primera mujer arrodillada necesita
todo el peso de mi ternura y cuidado para mantener sus pies en Mi angosto camino. Necesita mi
amor, pensamiento y ayuda cada momento del día. Sin él, ella fracasaría y caería. La segunda, tiene
una fe más fuerte y un profundo amor, y Yo puedo confiar en que ella confíe en mí acerca de todas
las cosas que sucedan y cualquier cosa que la gente haga. La tercera, que aparentemente no la noté
y aún la rechacé, tiene fe y amor de la más fina calidad, y Yo la estoy entrenando, por procesos
drásticos y rápidos, para el servicio más alto y santo. Ella me conoce íntimamente y confía en mí
absolutamente, no depende de palabras o miradas o cualquier otro tipo de indicio exterior de mi
aprobación. No ha desmayado ni se ha desalentado por ninguna circunstancia a través de la cual Yo
haya permitido que pase; confía en mí, aun cuando el sentido, la razón y cualquier instinto natural
del corazón pudiera rebelarse - Yo estoy obrando en ella desde la eternidad, y lo que hago, aunque
no entiende la explicación ahora, después lo hará. Soy silencioso en mi amor, porque amo más allá
del poder que las palabras expresan, o el corazón humano entiende, y también por tu bien para que
puedas aprender a amar y confiar en mí con un espíritu enseñable en respuesta espontánea a mi
amor, sin el estímulo de algo externo que lo provoque”.
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La búsqueda de la vida llena de fe debe ser el deseo de toda mujer de Dios. Sobretodo, ella debe
buscar, el agradar al Señor, comprendiendo este tercer nivel de fe. En las siguientes páginas seremos
desafiadas por la fe perseverante de muchas grandes mujeres de Dios. Que el mismo Espíritu divino
que inspiró a los escritores bíblicos, nos inspire también a que estudiemos la vida de estas mujeres
de la Biblia. Que ganemos y no pasemos por alto, ninguna de las valiosas lecciones que Dios
propuso cuando sopló vida en su palabra.
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Capítulo Dos
EVA - LA PRIMERA MUJER
Significado del Nombre: Dadora de vida, origen de vida, madre de todos los vivientes
Escrituras: Génesis 2:18-24, 3:20, 4:1; 2 Corintios 11:3; 1Timoteo 2:13,14
Características: Confiada, inocente.
Adán, como hombre, vio a su alrededor y vio a todas las criaturas que había nombrado. Cada
animal tenía su compañera, pero para Adán no la hubo. El estaba solo. Dios sabía que él necesitaba
ayuda idónea. Entonces, Eva fue formada de una de las costillas de Adán (Génesis 2:20-23).
De la Escritura vemos que la mujer fue formada del costado del hombre. Actualmente los modernistas
no aceptan la idea de que ella haya sido formada o creada de la costilla de Adán. Este es un
pensamiento tan bello. La costilla está localizada bajo el brazo, y éste protege el área de las costillas
de cualquier daño. Esta es la función verdadera del esposo. Proteger a su esposa -su costilla. Hay
una belleza simbólica y admirable en la forma como Dios creó a la mujer. La mujer pertenece al
costado del hombre, para llenar el vacío que es creado sin ella. Dios no la creó del pie de Adán,
para que no caminara sobre ella. Ni fue creada de su cabeza para usurpar o quitarle autoridad. En
lugar de esto, ella fue sacada de su costado, para ser igual a él, bajo su brazo, para ser protegida, y
cerca de su corazón, para ser amada por él.
Y Dios “la trajo al hombre”. Esta es otra hermosa realidad. El Señor preparó una mujer, y cuando
estuvo lista - El la dio al hombre. El no preparó un hombre para una mujer, sino una mujer para un
hombre. ¡Cuán importante es que las mujeres solteras entiendan este principio de Dios! ¡Cuán
necesario es permitir al Señor que te prepare! Cuando estés lista, ten la seguridad que Dios te
presentará a tu compañero para toda la vida. No es necesario que lo busques. Recuerda, Dios te está
preparando, así que, - ¡permítele prepararte! El sabe exactamente qué y a quién necesitas, y cuándo,
y él será fiel.
Adán se emocionó cuando vio lo que Dios le trajo. De hecho, estaba tan contento que exclamó con
gozo, “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque
del varón fue tomada”. Por lo tanto, su primer calificativo o nombre fue Varona. De este versículo
vemos que la palabra “Varona” realmente no es más que la designación de su género. Denota su
sexo. Literalmente, la palabra varona es el femenino de varón. Eva era del género humano, pero no
era varón. Ella primero fue llamada Varona, o Varon - a, porque fue sacada del varón. Literalmente
la palabra varona significa un varón con una matriz ... quien da a luz.
El segundo nombre que se le dio a ella, lo encontramos en Génesis 5:2. “Varón y hembra los creó;
y los bendijo y llamó el nombre de ellos Adán.” Ambos, Adán y Eva fueron llamados Adán. De este
versículo vemos una base escritural clara por la cual, una mujer toma el nombre de su esposo. Que
una mujer reciba el nombre del esposo fue realmente el plan y propósito de Dios desde el principio
de los tiempos. La implicación de este nombre, “Adán”, también es muy clara. Implica que el plan
de Dios para ellos, no fue solamente ser un esposo y esposa, va mucho más allá. Ellos fueron
llamados Adán. En otras palabras, ellos eran dos individuos separados, pero fueron llamados “uno”.
A la vista de Dios eran uno, y siempre serían uno. Por eso, esta unión nunca debe disolverse. Dios
los hizo una sola carne y les dio un nombre, pero ellos fueron uno a su vista y llamados con un
propósito. En el matrimonio, Dios llama a dos personas, para que juntas, den en el blanco.
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El tercer nombre que se le dio, fue Eva. No se le llamó Eva en el principio, sino se le dio este
nombre después de la transgresión. Es interesante notar que Adán escogió el nombre de ella. En
Génesis 3:16-20 leemos, “A la mujer dijo: multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces;
con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti ... Y llamó
Adán el nombre de su mujer Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.”
Vemos, claramente, que Adán conocía proféticamente el futuro de la humanidad. El sabía que
ella estaba destinada a ser la madre de todos los vivientes. El nombre Eva significa vida, o dadora
de vida. Su vida está en todos nosotros, y ha pasado a través de las edades. Ella fue y aún es, la
madre de todos los vivientes. Puesto que Eva introdujo el pecado en el mundo, Adán pudo haber
escogido llamarla con algún nombre que significara muerte. Aun así, él escogió llamarla madre
de todos los vivientes, porque también sabía que de la simiente de la mujer vendría el Cristo de
Dios. Misericordiosamente, aunque ella fue la que introdujo el pecado a nosotros, también a
través de ella vino nuestro Salvador. A través de una mujer, María, una descendiente de Eva, un
día el pecado sería vencido, y aun la muerte sería absorbida en victoria. Vemos, entonces, que
aunque ella fue la primera en pecar, también a través de ella vendría la salvación y el gran plan de
redención.
Eva también tenía muchas distinciones, algunas admirables y algunas tristes. Eva fue la primera
mujer que vivió sobre la tierra. Fue la primera mujer creada. Nunca fue una niña. Fue formada
como una mujer completa y perfecta.
Le fue otorgado uno de los títulos más privilegiados. La maternidad es uno de los más grandes
privilegios y responsabilidades con el cual una mujer es bendecida. La mujer forma el carácter de
sus hijos. Se ha dicho, “La mano que mece la cuna gobierna el mundo.” Esto, realmente es cierto,
y qué admirable responsabilidad se ha colocado sobre las hijas de Eva.
Eva fue la primera en ser llamada una esposa, porque Dios dijo que no era bueno que el hombre
estuviera solo. El plan de Dios para ella era, ser “buena para su esposo.” El papel de esposa es un
papel muy importante a la vista de Dios. Como mujeres, deseamos ser buenas para nuestro esposo,
espiritualmente. Esta es nuestra prioridad número uno. Entonces, si hacemos esto bien, queremos
ser capaces, también, de ser una ayuda idónea intelectual para él. Una parte muy importante de un
buen matrimonio incluye la buena comunicación. Dios nunca quiso que una esposa fuera tan
inferior intelectualmente que su esposo tuviera que hablarle continuamente de una forma más sencilla.
Por eso, una esposa debe luchar para ser igual, intelectualmente, a su esposo, capaz de comunicarse
y comprender lo que es importante para él. Eva debe haber sido inteligente porque vemos que la
tentación de Lucifer fue dirigida hacia ella a través del conocimiento. El árbol era “un árbol codiciable
para alcanzar la sabiduría.”
Eva también fue la primera mujer creada sin pecado. Este debe haber sido un glorioso estado
porque no tuvo indicios de pecado heredado de sus ancestros. Como todos sabemos, somos los
que somos a causa de nuestros padres y abuelos. Desgraciadamente, nacimos con cierta
predisposición a determinados pecados a causa de nuestra debilidad generacional. El doctor Brian
Bailey tuvo una visión que ilustra esta verdad muy claramente. En esta visión primero vio una
pequeña semilla, que se volvió un arbusto, y después un árbol muy fuerte. El Señor le mostró que
lo que fue un pequeño pecado en la abuela, se le permitió crecer más en su hija, a causa de que la
abuela no lo cortó. Esta no fue una buena característica y se le dejó pasar, pero se volvió más
fuerte en la nieta. En consecuencia, este problema vino a ser como un árbol fuerte en la tercera
generación.
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Vemos entonces la tragedia de Eva. Ella no tuvo este problema generacional, fue creada
absolutamente libre. Fue santa y pura. No tuvo nada de que preocuparse, no tuvo tendencias
pecaminosas qué vencer. Ella fue perfecta, y aun así, fue la primera persona pecadora.
Eva fue creada a la imagen expresa de Dios, y él la hizo perfecta. A causa de esto, no hay duda que
ella tenía una belleza y gracia maravillosa, en la mente, en el espíritu y en el cuerpo. Era completa,
total y correcta; aún así, se volvió pecadora. Ahora ella ha pasado ese pecado a cada generación
que ha nacido. Eva heredó ese pecado a sus hijos, y a todos los hijos que siguieron. Todos somos
pecadores (Salmo 51:5). Por eso, aun los más devotos entre nosotros somos inclinados al pecado,
a causa de la transgresión de Eva.
Eva también fue la primera mujer en ser tentada y condenada por Satanás. De hecho, toda la
belleza y gracia con la que Eva fue dotada, se arruinó por el pecado. Satanás usó los ángeles en el
cielo para rebelarse contra Dios, y de la misma forma usó una mujer en la tierra. Su meta es destruir
la tierra de la misma forma que trató de destruir el cielo.
Dios usó a Satanás para tentar a Eva, y ¡por supuesto, sabemos que funcionó! Satanás no le dijo que
pecara. El no sugirió nada abiertamente, fue muy inteligente. Lucifer, con toda su sutileza, debe
haberla fascinado o desafiado. El debe haberse aproximado a ella en una forma muy sutil, porque
obviamente ella estaba muy bien provista en el jardín, y no tenía necesidad de participar de ese
árbol. Sin embargo, esto nos muestra, claramente, una revelación de su carácter. Eva era inteligente,
hermosa, inocente pero débil. Era vulnerable y fácil de ser engañada. Ella pudo ser fácilmente
adulada y rápidamente creyó una mentira. 2 Corintios 11:13 nos dice que “como la serpiente con
su astucia engañó a Eva.”
Eva tuvo una forma de vida simple e incorruptible en el Jardín. Sabía lo que era caminar y hablar
con Dios en el fresco de la tarde. Tuvo un marido amoroso. Juntos gobernaron sobre la tierra que
Dios había creado. No conocía el temor, porque estaba viviendo en un reino de perfecto amor, paz
y armonía. Tenía una confianza sencilla en todo. No tenía conocimiento del mal, y en su pureza e
inocencia, el Tentador vino. Satanás le mintió y ella le creyó. Había una confianza simple en su
corazón, pero Satanás traicionó esa confianza.
A través de esta traición, Eva perdió su autoridad en el Edén. También aprendió lo que era sentir y
tener temor. La armonía perfecta entre ella, Adán, y el resto del mundo, ahora había sido destruida.
Ella no pudo continuar su compañerismo con Dios cada tarde en el Jardín. Ahora los ojos de Eva
fueron aclarados. Conocía la diferencia entre el bien y el mal - pero este conocimiento solamente le
trajo tristeza con él. A causa de la decisión hecha por la primera mujer surgen las consecuencias que
tú y yo vivimos hoy.
A través de las edades, hemos visto el mismo trato en la vida de las hijas de Eva. Todas hemos
estado en situaciones donde las mujeres han caído y han sido engañadas. Nos preguntamos y
decimos, “¿cómo pudo hacer tal cosa? ¡ella debió haber conocido más y no confiar en él!” Algunas
de nosotras somos engañadas más fácilmente que otras, pero, como descendientes de Eva debemos
darnos cuenta rápidamente que todas somos susceptibles. Nunca debemos pensar que somos inmunes
a ser engañadas, porque este es el engaño más grande de todos.
Realmente, la forma en que Satanás engañó a Eva fue poner una interrogante a lo que Dios había
dicho. Aún hoy, eso es todo lo que él necesita hacer para cambiarnos de dirección. Todo lo que
tiene que decir es, “¿realmente el Señor dijo tal cosa?” Entonces, inmediatamente, comenzamos a
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cuestionarnos, y bajamos la guardia. Entonces una cosa lleva a otra, y a otra, y a otra, y finalmente
nos encontramos enredados en algo que debimos haber evitado completamente. ¿Dónde y cuándo
comenzó la confusión? ¡Cuándo comenzamos a cuestionar la Palabra de Dios! Lucifer engañó a la
mujer con su astucia, y con socavar sutilmente la Palabra de Dios. Satanás simplemente hizo que
ese camino que se desliza hacia abajo, pareciera como si subiera, pero este camino solamente
llevará hacia la destrucción.
Sus pasos hacia abajo son claros en la Escritura - ella admiró, deseó y después comió el fruto del
árbol prohibido. “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos,
y árbol codiciable... y tomó de su fruto...” (Génesis 3:6). Lucifer primero llamó su atención, después
ella fue atraída en su telaraña del engaño. Sin embargo, Santiago 1:14,15, nos muestra cómo somos
atraídos. “Sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.”
Las personas no se deslizan fácilmente hacia el pecado. Ellas son atraídas por su propia
concupiscencia. Debemos entender que hay algo en nosotras que responde a las diversas tentaciones
de Satanás. Cuando vemos, deseamos y cuando vemos y deseamos, entonces una semilla es plantada.
Y sin duda, a menos que esa semilla de pecado sea desarraigada, producirá iniquidad.
Así que la caída fue el resultado de la codicia de Eva. Desde ese momento, la humanidad ha buscado
cubrir su pecado con pequeñas hojas de higuera como Adán y Eva hicieron cuando se dieron cuenta
de su desnudez. Al ser destituidos de la gloria de Dios, se hicieron la primera vestidura y por
consiguiente Eva vino a ser la primera costurera.
Como ya hemos dicho, Eva se convirtió en la primera madre, pero también fue la primera madre de
un asesino. La muerte entró al mundo a causa de la caída. Aun así, como resultado del pecado, el
Señor dijo a Satanás, “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15).
Esta es la primera promesa dicha por Dios acerca del Redentor que vendría, y ambos, Adán y Eva
la escucharon. Esta Escritura nos habla del plan redentor de salvación de Cristo, y de su resurrección.
Jesús dijo que él derrotaría totalmente a Satanás cuando fuera levantado de su tumba. El apóstol
Pablo confirmó esto cuando dijo: “Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos.” (Colosenses 2:15). Cuando Jesús estaba en la cruz, clamó,
“Consumado es”, y ciertamente lo fue. Sin embargo, si Cristo no hubiera sido levantado de los
muertos no habría tenido validez.
Adán y Eva no comprendieron completamente las palabras de Dios cuando hizo esta promesa. Sin
embargo, ellos sabían que el hombre finalmente sería introducido al plan definitivo de redención y
salvación de Dios. Por eso es que Adán pudo llamar a Eva, “madre de todos los vivientes”. Se le
dio este nombre en fe, al anticiparse él al cumplimiento de la profecía que Dios les había dado - que
alguno de su simiente (Jesús) aplastaría la cabeza de la serpiente.
Todas nosotras que somos descendientes de Eva nos daremos cuenta, a través de este estudio, que
debemos estar conscientes de las sutilezas de Satanás. Satanás se arruinó a sí mismo al desear ser
como Dios, y por eso busca contaminar a toda la raza humana (comenzando con nuestros primeros
padres) con este mismo deseo, porque también desea arruinarnos. Hoy no nos tienta él para comer
fruto de un árbol en el Jardín, sin embargo, viene a nosotros en una diversidad de formas. El
todavía usa la misma forma sutil y astuta para tratar de tentarnos y sacarnos del camino, y que
continuemos por la senda equivocada.
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En Juan, se nos dice que “El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir.” Satanás nunca será
capaz de hacernos el bien. Si podemos entender esta verdad básica, no seremos engañados cuando
él trate de pintarnos con su color de rosa. Este ha sido su plan de juego desde el principio de los
tiempos. De esta forma sutil él trata de convencernos que su elección nos hará bien y que debemos
probarla. Satanás nos enseña primero a dudar y después a negar. Primero nos hace ser escépticos,
y después gradualmente nos hace dudar de Dios o su Palabra.
Satanás es hábil para descubrir todas las ventajas, e igualmente es rápido para atacar las áreas de
nuestra mente y corazón donde somos más débiles. Con Eva, él se centró en su curiosidad, inocencia,
y vulnerabilidad hacia el engaño, tomando una completa ventaja de su ingenuidad. Por otro lado, la
rebelión de Adán en el Edén no fue tal cosa. El no fue engañado por la serpiente. Fue seducido por
los encantos de su esposa. Su atractivo fue uno de sus atributos más grandes. Bien escribió Salomón
acerca del misterio de los caminos de un hombre con una mujer. Eva había enamorado tanto a Adán
y estaba tan fija en su corazón, que él era como barro en su mano. Por eso, a sabiendas y
voluntariamente él desobedeció la orden de Dios por agradarla a ella.
La influencia de las mujeres es muy grande, y nada ha cambiado en este día. Cuántos hombres en
la historia han caído cautivos en las redes de las mujeres. Los reyes han abdicado sus tronos, los
hombres han sido llevados a muerte, los matrimonios han sido destruidos, las sociedades han sido
quebrantadas. Todo porque los hombres han sido encantados por las mujeres, en detrimento de
ellos.
Satanás, como un ladrón, ha venido a robar y despojarnos, así como lo hizo con Adán y Eva,
nuestros primeros padres. Su deseo para nosotras es únicamente muerte y destrucción. Solamente
Cristo vino a darnos vida abundante. El es el Buen Pastor y si nosotras seguimos tras él, no seremos
seducidas por la tentación. Recuerde, somos atraídas por nuestra propia concupiscencia que lucha
en los miembros de nuestro cuerpo (Santiago 4:1). Debe haber algo en nosotras que responde a la
tentación. Por eso, debemos ser cuidadosas cuando nuestros ojos comienzan a desviarse, o
comenzamos a desear o anhelar algo. Es entonces que debemos considerar nuestros pensamientos
para ver si pasan el examen. ¿Nos llevará a la vida abundante de Jesús en gracia y misericordia, o
será una regresión que permita que nuestros pies se deslicen una vez más?
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Capítulo Tres
MUJERES DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Las mujeres del Antiguo Testamento venían de una variedad más extensa de trasfondos y culturas
que la mayoría de nosotras actualmente. Sin embargo, al ir estudiando estas mujeres, veremos, que
la naturaleza humana continúa siendo la misma. En el tiempo del Antiguo Testamento, las mujeres
de las naciones paganas fueron maltratadas. En la nación de Israel, se les dio un lugar de respeto.
La posición de las mujeres en Israel, fue muy superior a las de las naciones paganas a su alrededor.
Las religiones paganas incluían frecuentemente la inmoralidad, la idolatría y la violación de las
mujeres. En Jeremías 10:2, Dios previno a Israel, “no aprendáis el camino de las naciones.” El
camino de las naciones paganas aprobaba la inmoralidad, lo que destruyó su culto a Dios. Esta no
sólo destruyó la verdadera religión, sino también a las mujeres de Israel. Dios estableció estándares
más altos para la conducta de las mujeres en la nación de Israel, y se esperaba que todas guardaran
estos estándares. Cuando las mujeres israelitas vivieron como las paganas, Dios las envió en cautiverio
para purificarlas del mal y frecuentemente no fueron tratadas bien allí.
Aún ahora, en ciertas culturas no se les permite a las mujeres caminar al lado de sus maridos, sino
detrás de ellos. Unicamente fue hasta la época actual que se promulgaron leyes prohibiendo que las
mujeres fueran lanzadas vivas a las llamas en los funerales de los esposos. En países donde se le ha
dado el lugar correcto al cristianismo, las mujeres pueden estar en lugares de preeminencia, y no
pisoteadas bajo los pies, como lo son en los países que no honran al Señor.
Es claro que las mujeres del Antiguo Testamento tenían un papel menos prominente que las mujeres
en la actualidad. Hubo muchas mujeres distinguidas que aún permanecen como recordatorio
eterno de que ellas pudieron vivir a pesar de sus limitaciones y aun así, salieron victoriosas. El
Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de mujeres que fueron restringidas en sus impulsos y
propósitos y aún así, encontraron la forma de llevar a cabo la voluntad de Dios y extendieron su
influencia sobre sus semejantes y superiores para bien.
Debido a esto, Dios ordenó restricciones sobre ellas; las mujeres han luchado con decisiones
difíciles desde el principio de los tiempos. Algunas han rendido sus propios deseos con un corazón
dispuesto, pero otras han luchado constantemente contra éstos. Algunas han permitido que su
desesperación las conduzca a las fauces de la destrucción, mientras otras han encontrado fortaleza,
gracia y paz en los amorosos brazos de un Dios santo. ¡La decisión es nuestra!
Algunas mujeres del Antiguo Testamento, tomaron decisiones sabias, otras, decisiones insensatas y
egoístas. Eva participó del fruto del árbol que trajo las devastadoras consecuencias de la caída.
Ester escogió arriesgar su vida por su pueblo, y salvar una nación. Orfa derramó muchas lágrimas
y se despidió de su suegra con un beso, pero Rut escogió “adherirse” a su suegra y cuidarla, y al
hacerlo se convirtió en una de las antecesoras del Mesías.
La vida está colmada de decisiones, y algunas veces no sabemos que estamos siendo probadas por
Dios. ¡Todos los días somos confrontadas con el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, y debemos
tomar nuestra propia decisión! A través de todos los relatos de las mujeres del Antiguo Testamento,
aprenderemos (por concepto y por ejemplo) cómo tomar decisiones correctas que nos den reposo.
Aprenderemos que las luchas de estas mujeres no fueron nuevas, fueron tan antiguas como la vida
misma. Sólo saberlo nos ayudará a escoger el camino correcto para nuestra vida, con la ayuda de
Aquél que va delante de nosotros, nuestro Señor Jesucristo.
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SARA
Significado del Nombre: Una mujer noble, princesa, reina (Sarai significa dominante, persona
principal)
Escrituras: Génesis 11:29 - 23:19; Isaías 51:2; Romanos 4:19, 9:9; Hebreos 11:11
Características: Sumisión, confianza, obediencia.
El relato de la vida de Sara está registrado en Génesis capítulos del 11 a 23. Nos es presentada cuando
su nombre es Sarai, dominante. Este nombre sugiere también que ella fue contenciosa y argumentadora
siendo joven. Sin embargo, cuando Sarai alcanzó la edad de 89 años, Dios le cambió su nombre por
el de Sara, que significa princesa (Génesis 17:15 y 16). Sara vivió otros 38 años, y disfrutó los frutos
de una naturaleza sumisa, en lugar de una dominante. Este ejemplo de Dios, tratando con Sara, aún
siendo anciana, nos debe dar a todos la esperanza que Dios también tiene un plan y propósito para
nuestra vida. Aunque este plan lleve algún tiempo, ¡El perfeccionará el que nos atañe!
“Dijo también Dios a Abraham: a Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre.
Y la bendeciré y también te daré de ella hijo; si, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones;
reyes de pueblos vendrán de ella.” (Génesis 17:15 y 16). Aquí vemos la promesa que Dios hizo a
Abraham y Sara. Esta es la promesa de Dios confirmando que Sara sería madre de naciones y
reyes. ¿Pero cómo cambió ella de ser una mujer dominante a ser de la realeza, la madre de reyes?
La respuestas es muy simple —¡Decisiones! Durante su peregrinaje, Sarai tomó decisiones. Algunas
de estas fueron buenas, y otras muy malas. Aun así, Sarai aprendió de sus fracasos y equivocaciones.
Ella aprendió sumisión y a confiar en Dios. También aprendió a entregarle su camino a Dios y
permitirle que actuara a su favor. Por esta razón su nombre fue cambiado a Sara.
Sara permitió a Dios hacerse cargo de todas las cosas. Le permitió ser su defensor. Una mujer
puede defenderse o permitirle a Dios que la defienda. Ella tiene esa decisión. Sin embargo, Dios
no la defenderá mientras ella esté determinada a hacerlo por sí misma. El Señor desea que una
mujer sea humilde y con un espíritu tranquilo. La mujer de Dios nunca alcanzará esa meta, si
continuamente se está defendiendo y justificando sus caminos. Esta es una verdad básica y fundamental para convertirse en una mujer de Dios, santa y pura. Sara es un ejemplo excelente de que la
transformación es posible (aún en la edad madura) si lo anhelamos.
La sumisión al plan de Dios no es una cuestión de convertirse la mujer en una alfombra, sin derechos
ni opiniones. A los ojos de Dios, ella no es un ciudadano de segunda clase. Ella simplemente rinde
gustosamente sus derechos, entregándolos por amor a Dios. Entonces Dios luchará por ella. Aunque
este proceso sea difícil, así es como una mujer natural es cambiada a una sobrenatural. Si ella
presiona y continúa, no cambiará. Esta es la verdadera hermosura de carácter que Dios desea
formar en la vida de cada mujer.
Se habla mucho en las Escrituras acerca de la belleza exterior de Sara, pero también se le alaba por
algo más, una belleza interior que fue una bendición de Dios. Se le da mucha importancia al
exterior de una mujer, pero Dios usa la siguiente ilustración bíblica para mostrar su corazón en este
asunto. “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos
lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible,
que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas
santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a
Abraham, llamándole Señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas si hacéis el bien, sin
temer ninguna amenaza” (1 Pedro 3:3-6).
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Especialmente, debemos tomar nota de la frase, “de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si
hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza”. Para ser llamadas “hija de Sara”, debemos seguir sus
pasos. Si queremos que nuestro nombre y naturaleza sean cambiados, debemos responder como la
primera Sara. Toda mujer debe aprender a confiar en Dios, y vencer sus temores e histeria; y nunca
tomar los asuntos por su propia mano. Esta habilidad para mantenerse apacible viene al desarrollarse
la fe y la obediencia. La mujer debe poseer un espíritu afable y apacible, que a la vista de Dios es
de gran precio. Si un espíritu afable y apacible es de tanta importancia para Dios, ¡también debe
serlo para nosotras!
El nombre de Sara no fue cambiado por un deseo irreflexivo. Ni siquiera fue el resultado de su
propia decisión, éste fue cambiado por Dios. El cambio de nombre fue una señal de Su propósito.
Ella sería madre de naciones. También es importante darnos cuenta que este cambio de nombre fue
precedido por un proceso que tomó un tiempo bastante largo. Recuerda, su nombre no fue cambiado
sino hasta que tuvo 89 años. Durante su caminata, Sara fue confrontada una y otra vez a tomar
decisiones, y ella hizo lo mejor que pudo para responderle correctamente al trato de Dios en su
vida. Algunas veces pasó la prueba, pero otras fracasó. En la aflicción de su esterilidad, Sara
fracasó en esta importante prueba, incitando la unión entre Abraham y su esclava Agar. Como
resultado, nació Ismael, un hijo de la carne. Aunque nació un hijo, la promesa de Dios continuaba
sin cumplirse, porque Dios no aprobó esa unión. ¡Qué lección para todas nosotras—nuestros
esfuerzos para ayudar a Dios siempre resultan en problemas y dolor! Es solamente cuando confiamos
en la fidelidad del Señor, que la vida puede proseguir.
A pesar de todo, Sara estaba mostrándole a Dios que deseaba cumplir su destino, ardientemente
anhelaba convertirse en princesa. (La raíz de la palabra Sar significa princesa u origen de naciones.
Son las terminaciones las que cambian el significado. Por eso, ella sabía lo que estaba destinada a
ser.) Aunque su nombre era Sarai, dominante, ella iba dando pasos de sumisión y fe, porque su
deseo era volverse Sara, una princesa.
Algunas de estas etapas obvias de complacencia y sumisión son claras en la Escritura. En Génesis
12:5 se nos dice que Abraham tomó a Sarai su esposa. No se registra que Sarai tuviera una revelación
de Dios. Ella simplemente siguió a su esposo. Es obvio que tuvo la misma actitud de Rut, “donde
tú vayas, yo iré”. Abraham recibió un llamado de Dios. Sarai sin tener un llamado específico de
Dios, se movió con Abraham, por fe, al dejar su casa en Caldea y Harán y descender a Canaán
cuando hubo hambre en la tierra.
Cuando descendieron a Egipto para morar allí, y ella se encontró en la casa del Faraón, a causa de
su belleza, Abraham le pidió que dijera al Faraón que él era su hermano, (lo cual de hecho, era sólo
una verdad a medias, porque ella era sólo su media hermana). ¡Sarai obedeció! El apóstol Pedro
nos hace ver que ella se dirigía a Abraham como “señor”, como una señal de sumisión y obediencia
(1 Pedro 3:5 y 6 y Génesis 18:12). Sarai pudo haber dicho, “¡Qué! Yo no le diré que tú eres mi
hermano”. Pero, de nuevo, ella obedeció a Abraham. En estas decisiones, Sarai decidió lo que
agradaba al Señor, y él volvió su corazón hacia ella para hacerle bien.
¡Es maravilloso saber que servimos a un Dios que mira en el corazón de las personas. (1 Samuel
16:7)! El mira los fracasos y debilidades y conoce el anhelo de aquellos que deciden cumplir su
destino en El con todo su corazón. Esto debe darnos mucha esperanza para proseguir delante de El.
“Sarai mujer de Abraham no le daba hijos” (Génesis 16:1). Esta era la dificultad de Sarai. La
esterilidad fue la herramienta que Dios usó para obrar en su vida. Esto fue lo que la postró en sus
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rodillas. Finalmente, esta esterilidad fue lo que Dios usó para transformarla en un espíritu afable y
apacible, para que su nombre pudiera ser cambiado a “princesa”.
En tiempos bíblicos, en el Medio Oriente, era un oprobio que no tuvieran hijos. Si era estéril se
consideraba que no era bendecida por Dios. En aquellos días, a la mujer se le consideraba saludable,
importante y bendecida, según la cantidad de hijos que tuviera, especialmente si estos eran varones.
No tener hijos era un oprobio, y estamos seguros que Sarai sentía ese oprobio profundamente.
Sarai fue forzada a aprender a vivir con sus deseos insatisfechos a causa de que la esterilidad fue un
obstáculo en su vida, que ella deseaba vencer. Esto es lo que Dios usó para enseñarle a esperar en
él. Sin embargo, Sarai y Abraham habían recibido una promesa de Dios, que su descendencia
heredaría la tierra. El les dijo que tendrían un heredero.
A la edad de 75 años, Sarai se cansó de esperar y le dio su sierva egipcia a Abraham para que le
diera un hijo (Génesis 16:3). Sarai había esperado largo tiempo, pero ahora se había vuelto
impaciente. Ella lo había hecho muy bien, pero ahora, ya cerca del final de la espera, tomó el
asunto en sus manos y actuó en la carne. En el tiempo de espera, cuando somos probadas, es el final
lo que siempre es más difícil.
Sin embargo, si queremos heredar los grandes propósitos de Dios para nuestra vida, siempre habrá
tiempos de espera. Desafortunadamente, Sarai decidió no esperar. Ella tomó una decisión
precipitada, que más tarde lamentó. De esta ilustración podemos aprender una valiosa lección. Si
como Sara, somos irreflexivas, tendremos que comer del fruto de esa decisión precipitada por
mucho tiempo. Necesitamos desesperadamente esperar en Dios y entregarle nuestros deseos. Si
nos apresuramos y sentimos la presión del momento, iremos por el camino equivocado. ¡Dios no
tiene prisa! Recuerde, Satanás quiere que nosotras nos precipitemos, porque desea que perdamos
nuestra herencia o de alguna forma la echemos a perder. Debemos alcanzar un lugar de fe en las
promesas de Dios, ¡sin tener en cuenta cuánto debemos esperar! Las maravillosas bendiciones de
Dios son para aquéllos que esperan en él. (Isaías 64:4)
Sara nos habla de aquéllos que viven por las promesas de Dios, las cuales son alcanzadas a causa
de su gran fidelidad hacia nosotras. Qué siempre estemos agradecidas por este excelente ejemplo
de una madre de Israel, y luchemos para llegar a ser como ella y ser llamadas sus hijas. Las mujeres
sólo pueden ser llamadas “sus hijas” si siguen sus pisadas y vencen los temores, la incredulidad y el
espíritu dominante.
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AGAR
Significado del nombre: Vuelo
Escrituras: Génesis 16:1 al 16, 21:9 al 17; Gálatas 4:24,25
Características: Soledad, orgullo
La primera vez que se menciona a Agar es en Génesis 16. A menudo pensamos en ella de una forma
muy negativa por su oposición a Sara. Pablo la describe como un tipo de la ley (Gálatas 4:21-31).
También representa una lucha de la carne. Sin embargo, al considerarla, encontraremos ciertas
verdades de su vida que son importantes para nosotras. Sara probablemente obtuvo a Agar como
esclava durante su viaje a Egipto. Cansada y desanimada de esperar al hijo prometido, Sara llamó
la atención de Abraham hacia ella, persuadiéndole a que la tomara como su mujer. Agar vio que
había concebido y se llenó de orgullo. Agar despreció a Sara y se lo demostró claramente. Esto
enojó a Sara quien no fue muy amable con ella. Como Sara la afligía, huyó de su presencia.
Al pensar en esta situación, podríamos ser tentados a decir, “quien siembra vientos, recoge
tempestades”. Pero Dios es lleno de gracia. ¡El no piensa como nosotros! El se acercó a ella
mientras estaba sentada sola y abandonada, cerca de una fuente de agua, probablemente
preguntándose qué hacer y adónde ir. Aquí estaba ella, con un desierto por delante, sintiéndose una
extraña en tierra de extraños. Dios amablemente le dijo que volviera con su ama. Sin embargo,
antes que volviera, El le dio ciertas promesas, dándole aun el nombre del hijo que nacería.
Maravillada, Agar llamó aquel lugar Beer-lahai-roi, que significa “pozo del Viviente que me ve”.
Este mismo tierno amor es mostrado a Agar, una vez más, cuando ella e Ismael fueron echados al
desierto a causa de sus malas actitudes hacia Sara e Isaac (Génesis 21:9-21). Aquí tenemos una
ilustración de las tiernas misericordias de Dios. Ella había venido de Egipto, símbolo del mundo y
de las actitudes del mundo; sin embargo, Dios le mostró Su misericordia. Ella representa un tipo
de proscrito espiritual. Es un tipo de aquéllos que moran constantemente en un desierto,
experimentando sólo una parte de las verdaderas bendiciones y beneficios del evangelio. Aún así,
en semejante apuro, su clamor es oído por Dios y viene a encontrarse con ellos.
Quizá muchas veces nosotras nos hemos sentido abatidas y rechazadas. Tal vez nos hemos sentido
solas y aisladas de Dios y de los hombres, o nos hemos sentido mal interpretadas, confundidas y
rechazadas. Hasta podemos sentirnos, como Agar, sentadas solas al lado de una fuente de agua.
Tristemente recordamos cómo solíamos experimentar la presencia de Dios, y nos preguntamos qué
haremos después. Entonces Dios aparece en escena como lo hizo con Agar, y en un minuto nos da
esperanza. Escuchamos la orden “¡Vuélvete! Vuélvete y sométete a la persona que temes en esa
situación, que te asusta y hasta odias.” Obviamente, no es lo que nuestra carne desea escuchar, pero
al obedecer la orden, volvemos a sentir nueva vida y esperanza. Esta es la lección en la vida de Agar.
Agar no es un buen ejemplo a seguir. Sin embargo, la mayoría podemos identificarla en un punto u
otro de nuestra vida. Por eso, Dios nos recuerda que aún nos ve en nuestras experiencias en el
desierto. Su vida nos confirma que El con seguridad nos traerá esperanza y aliento durante esos
momentos en que nos sentimos solas y abandonadas. También debemos darnos cuenta que es Dios
quien nos lleva a esas experiencias en el desierto. ¡Deja de culpar a Satanás! ¡Deja de culpar a tus
circunstancias, a tu esposo, a tus hijos o a tu jefe! ¡Es Dios! Jesús fue llevado al desierto por el
Espíritu. Su experiencia allí fue necesaria. ¿Somos diferentes a lo que El fue? Agar corrió y no se
detuvo sino hasta que estuvo en el desierto; hasta que estuvo fatigada, agotada y contenta de tener
agua limpia y clara con la cual refrescarse. Sí, Dios es quien nos lleva al desierto, pero luego, ¡allí nos
encuentra!
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LA ESPOSA DE LOT
Significado del Nombre: desconocido.
Escrituras: Génesis 19:1-29; Lucas 17:32
Características: Mundana, descontenta, incrédula.
La esposa de Lot es una figura patética en la historia bíblica; fue inmortalizada como una estatua de
sal. Aunque realmente no fue malvada en el sentido de una Jezabel o una Herodías, representa
aquéllas que tienen su corazón o afecto puestos en las cosas de este mundo. Por esto, ellas perdieron
su vida y las de sus hijos. Lot escogió la llanura de Sodoma. En lo natural parecería una buena
decisión. Sin embargo, no era un lugar apropiado para vivir, porque los hombres de Sodoma eran
perversos y estaban sujetos a juicio. Lot escogió trasladarse de las llanuras, a la ciudad, y los
encontramos viviendo allí, al decretarse por los ángeles, el juicio sobre la ciudad. Ellos apremiaron
a Lot, su esposa, e hijas a que huyeran de la ciudad, advirtiéndoles que no vieran para atrás.
Vemos aquí la naturaleza de la esposa de Lot, se les había advertido que salieran y no vieran atrás.
Sodoma sería destruida. Quizá el volverse pareciera poca cosa. Sin embargo, vemos por el castigo,
que fue un gran pecado. ¡Ella amaba aquel lugar impío! La esposa de Lot también desobedeció una
orden expresa del Señor. Su pecado principal fue la incredulidad. Volver a ver significaba que ella
dudaba. Quizá se preguntaba si Sodoma en realidad sería destruida. Quizá pensó que podría salvarse
sin necesidad de huir hacia lo desconocido. Quizá fue debido al rechazo que sintió en su corazón
porque estaba siendo forzada a dejar atrás todo lo que amaba. No se nos da una razón expresa de por
qué ella dirigió aquella última mirada anhelante, pero cualquiera que fuera la causa de su indecisión,
desobedeció la advertencia e instantáneamente fue convertida en una estatua de sal. La sal, en este
caso, es un símbolo de muerte, nada puede vivir en el Mar Muerto porque está saturado de sal.
Quizá alguien considere el castigo demasiado severo. ¿Quién de nosotras no sería tentada a volver
a ver nuestra casa si ésta fuera consumida por las llamas? Pero este relato está escrito para nuestra
admonición. El Señor aclara esto en Lucas 17:32, cuando dice: “Acordaos de la mujer de Lot”.
Por este ejemplo, los impíos, como aquéllos de Sodoma, son advertidos a volverse de su maldad.
Por otro lado, esta historia también es una advertencia a todos los justos a no volverse de su justicia.
La esposa de Lot vivió una vida lujuriosa en medio de extrema corrupción y maldad. Lo más
importante es que ella se satisfacía al hacerlo. Se nos ha dicho que Lot fue un hombre justo, cuya
alma era afligida cada día viendo los hechos inicuos de ellos (2 Pedro 2:7-8). Sin embargo, no
encontramos ninguna declaración acerca de su esposa. Aparentemente, ella se volvió indiferente a
la maldad que la rodeaba. También es obvio que no enseñó ningún principio moral a sus hijas,
puesto que más adelante, en las Escrituras, vemos que ellas embriagaron a su padre, y quedaron
embarazadas de él. Sodoma corrompió la moral e integridad de la esposa de Lot y sus hijas. No
vemos que la esposa de Lot se lamentara acerca de la maldad de la ciudad, sino en lugar de eso,
volvió a ver, lamentando la pérdida de todo lo que había mantenido en su corazón.
Todo aquel que se llama cristiano debe renunciar al mundo y a la carne. Debemos proponernos
poner nuestra mirada en el cielo, presionando siempre hacia aquella maravillosa meta de ganar a
Cristo y ser hallados en El. La esposa de Lot nos recuerda que Dios no se complace en los que
miran atrás. “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo,
alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado” (Hebreos 4:1). Ella es un memorial eterno de
alguien que falló en obedecer, alguien que falló en infundir los lineamientos de Dios en sus hijos.
Al considerar su vida, propongámonos de nuevo, guiar nuestra vida y la de nuestros hijos, a través
de ese camino perfecto, determinando con todo nuestro corazón no volver atrás nunca.
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REBECA
Significado del Nombre: Favorecedora (en el sentido de agradable en apariencia).
Escrituras: Génesis 22:23; 24:1— 28:6, 28:5; 49:31
Características: Trabajadora, fuerte, mentirosa.
La historia de Rebeca comienza en Génesis 24, donde se nos presenta una hermosa y dulce joven.
Sin embargo, cuando su historia termina en Génesis 27, la vemos triste y amargada. ¿Qué fue lo
que causó este cambio tan dramático? ¿Cómo pudo alguien tan dulce, volverse amargada?
Abraham, instruyó cuidadosamente a su criado para que buscara una esposa para su hijo Isaac
(Génesis 24:1-9). Luego, se nos muestra muchas cosas positivas y maravillosas acerca de Rebeca.
Se nos dice que era bella, pura, fuerte y deseosa de caminar una milla extra por ayudar y ser
considerada (Génesis 24: 16-20). Esta belleza de carácter la lleva hacia Isaac. Dejó gustosamente
los lugares familiares, y su propia comodidad, por viajar a un país lejano y convertirse en la esposa
de alguien a quien nunca había visto. Su disposición de corazón se observa claramente cuando
declara resueltamente, “sí, iré”. ¡Esto requiere fe! También requiere un corazón sumiso. Al alejarse,
las últimas palabras que escucha de su familia, son un gran aliento para ella. “Hermana nuestra, sé
madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos.” Sin embargo, después de diecinueve años de matrimonio, Rebeca e Isaac todavía no tenían hijos.
¿Qué sucedió con aquella palabra que se dio? Se le dijo que sería la madre de millares de millares.
¿Fueron esos largos años de espera y el oprobio de la esterilidad la que causó amargura y
desesperación en ella? No se nos dice qué fue lo que cambió el carácter de Rebeca, pero la transición
es clara. Una cosa se nos ha dicho, y es que Isaac amaba a Rebeca y oraba para que ella concibiera.
Cuando Dios respondió esta petición, hubo gozo - pero también confusión. Fue entonces cuando
Rebeca descubrió que tenía un problema. Sentía una lucha en su vientre, como si los gemelos
luchaban dentro de ella. Cuando Rebeca le preguntó al Señor, Dios no sólo la escuchó, sino le
habló directamente y le dio la respuesta. Le dijo que ella tendría gemelos y que el mayor serviría al
menor. Vemos, desde ese momento, que Rebeca tuvo amor y fe en Dios, que la guardó en tiempos
de tribulación. También se le desarrolló un oído espiritual para escuchar.
Veámosla ahora como una madre. De pronto, la vemos cambiar, de una esposa amorosa y sumisa,
a una madre intrigante y cómplice. ¿Por qué? ¿Qué causó el cambio? ¿Fue en sus padres? Sabemos
por la historia de Jacob cuán engañador era Labán, el hermano de Rebeca. Por eso sería lógico
asumir que Labán y Rebeca heredaron esta iniquidad de sus padres. Rebeca tenía una relación con
Dios, por eso creía en la promesa de Dios, que el mayor serviría al menor. Jacob, el menor, era un
hombre de paz. Esaú era impetuoso, y le gustaba cazar. El corazón de la madre se volcó a un hijo,
y el del padre hacia el otro. Rebeca vio que Isaac, por sí mismo, haría que Jacob sirviera a Esaú, así
que ella tramó un plan para que el propósito de Dios se llevara a cabo. Vemos entonces, a una
familia dividida, al escoger los padres diferentes lados y fomentando una lucha entre los hermanos,
quienes también buscaban favor por medios inadecuados.
Si Rebeca e Isaac hubieran estado en un mismo espíritu y hubieran buscado a Dios para que Sus
propósitos sucedieran, las cosas hubieran sido diferentes. Lo mismo es hoy, nuestro problema no es
que tengamos un hijo o hija favorito. Sin embargo, ¡cuántos hombres y mujeres cristianos traman o
planean ayudar a Dios cuando surgen situaciones difíciles! Quizá un hijo o una hija se ha revelado y ha
hecho un matrimonio equivocado. ¿Cuántos padres pueden creer que ellos pueden librar a sus amados
hijos de un desastroso matrimonio en lugar de esperar que en Dios todas las cosas suceden para bien?
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Quizá uno de nuestros hijos está en una batalla financiera, y sabemos que tirando de unas cuerdas
aquí o allá, o haciendo algo que no esté completamente correcto, podremos sacarlo del problema.
Nos engañamos nosotras mismas al pensar que no hay nada malo en ello, que todos lo hacen.
¡Cuántas de nosotras arreglamos constantemente las cosas a un niño caprichoso o voluntarioso
para que nuestro amado hijo no sufra!
Dios ama la rectitud de carácter y desea remover cualquier engaño y manipulación de nuestra vida.
Desafortunadamente, Rebeca lo aprendió de la forma difícil. Tramó y planeó los medios para
obtener el derecho de la primogenitura y bendición para Jacob, pero al hacerlo ella lo perdió. El
tuvo que huir por su vida y ella no volvió a verlo más. Como resultado, los últimos días de Rebeca
fueron amargos, tristes y pesados.
¿Qué había sucedido con aquella bella jovencita pura, amable y fuerte de Génesis 24? Proverbios
14:1 nos dice, “La mujer sabia edifica su casa, mas la necia, con sus manos la derriba”. Esta
amada mujer de Dios no edificó su casa, la destruyó con sus propias manos. ¿Cómo? ¡Tomando
las cosas en sus propias manos! La necedad de Rebeca causó separación y trajo infelicidad a ella y
a su familia. Ella manipuló a Jacob, su hijo favorito, para que mintiera a su padre. No solamente le
enseñó a engañar, sino también traicionó a su esposo. Sus acciones, en Génesis capítulo 27, dividieron
su hogar. Jacob tuvo que huir por veinte años, y su hermano casi lo mató. Su esposo fue traicionado,
y Rebeca fue la instigadora. Que esta historia nos sirva de advertencia.
Lo que había comenzado como un matrimonio ideal, un matrimonio dispuesto por Dios, terminó en
separación, tristeza y un sufrimiento inútil. Isaac tuvo parte de culpa también. El fue un hombre de
gran apetito. Le gustaba la carne de venado, y heredó ese anhelo, a su hijo favorito, Esaú. Isaac le
enseñó a su hijo a amar los deportes, los valores temporales y el anhelo por la comida. Más tarde,
cuando Isaac iba a pronunciar su bendición profética, pidió primero un gran festín. Los apóstoles
ayunaban y oraban cuando necesitaban dirección y les imponían manos para la guianza profética
(Hechos 13:1-2). Por eso, Isaac había crecido espiritualmente débil y dominado por sus apetitos.
Ambos padres compartían un defecto en común. Fueron parciales. Un padre amaba a un hijo y el
otro amaba al otro hijo. Vemos que hubo una ruptura en la comunicación a través de los años,
porque los padres confiaban más en los hijos, que el uno en el otro. La debilidad de Isaac también
fue obvia por tres razones. Todavía daría a Esaú la bendición, a pesar de estos defectos:
• El ignoró el hecho que Esaú había desechado su primogenitura, y era profano (25:34).
• Esaú se había casado con mujeres impías que disgustaban a Isaac y a Rebeca (26:34).
Los hijos rebeldes de estos matrimonios pudieron haber llevado el linaje mesiánico.
• El despreció la palabra profética dada a Rebeca que “el mayor serviría al menor” (25:23).
Rebeca, viendo que Isaac estaba determinado, a pesar de estos factores, a darle a Esaú la bendición
profética, tomó las cosas en sus manos. Ella no creía que Dios podía hacerlo sin su ayuda. Por eso,
ella manipuló a Jacob para mentir y engañar a su padre. Recordemos siempre que Dios es capaz,
a pesar que usemos tácticas engañosas, de cumplir sus promesas sin nuestra ayuda.
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RAQUEL
Significado del Nombre: Oveja
Escrituras: Génesis 29:6—35:19; 48:7; Jeremías 31:15; Mateo 2:18
Características: Celosa, amorosa y fiel.
Al principio Abraham, Isaac y Jacob tuvieron esposas estériles. Raquel es la tercera mujer estéril
mencionada en la Escritura. Labán es el padre de Raquel, y Rebeca es su tía. La Escritura nos dice
que Raquel fue muy hermosa (Génesis 29:16, 17). Vemos en Raquel dos elementos básicos obrando
- el amor y los celos. Raquel fue amada entrañablemente por Jacob, y ella correspondió a su amor.
¡Cuán difícil debe haber sido para ella participar en la traición de su padre viendo a su hermana
mayor convertirse en la esposa de Jacob! Pero, una semana después, ella fue su esposa.
Desafortunadamente, este arreglo tuvo un precio. Raquel fue forzada a compartir a Jacob con su
hermana mayor. Sin embargo ésta fue una condición intolerable. A través de Génesis, capítulos 29
al 31, leemos acerca de los pleitos, contiendas y celos entre estas dos semanas. ¡No es de extrañar
que todos los hijos estuvieran llenos de celos y contiendas, creciendo en tal atmósfera!
Lea tenía una ventaja sobre Raquel. “Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su
hermano, y decía a Jacob: dame hijos, o si no, me muero” (Génesis 30:1). Lea dio hijos a Jacob,
pero Raquel era estéril. Parece que Dios usa la esterilidad frecuentemente en las mujeres, como
una verdadera herramienta para acercarlas a El. Esto fue lo que finalmente sucedió a Raquel, pero
no sin haber experimentado antes algunas verdaderas pruebas En su aflicción y reproche, Raquel
culpó de su esterilidad a Jacob. Sin embargo, él acertadamente, le señaló a Dios, y triunfó a través
de su oración. “Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. Y concibió, y dio a
luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta; y llamó su nombre José, diciendo: Añádame
Jehová otro hijo” (Génesis 30:22-24).
Seguramente entenderemos la aflicción de Raquel. Ahora Lea tenía cuatro hijos, pero Raquel
todavía era estéril. Quizá nunca se le ocurrió a Raquel que aquella Lea de ojos delicados pudiera
superarla en alguna cosa, pero desafortunadamente, allí fue cuando la rivalidad entre ambas realmente
comenzó. Bilha, la sierva de Raquel, fue dada a Jacob para tener hijos de él. Según la costumbre
de esa época, esos hijos serían hijos de Raquel. Bilha tuvo dos hijos. A su vez, Lea le dio su sierva
Zilpa a Jacob, y nacieron dos hijos más. Génesis 30 nos muestra claramente cómo cada mujer
trataba de ganar su amor y su favor según sus propios planes.
Encontramos este mismo tema repetido una y otra vez, en la vida de tantas mujeres. Frecuentemente,
aquéllas que han experimentado decepciones y sufrimiento tratan de ganar el amor y la seguridad a
través de su propio deseo y forma de actuar. Mientras que a menudo no existe un esfuerzo consciente
de superar y ganar el amor a través de motivos egocéntricos, egoístas y actuaciones diversas, ellas se
encuentran en la misma trampa que Lea y Raquel. Aunque puede ser que no sea intencional, el
resultado final es el mismo - destrucción, malentendidos y contiendas en el corazón, que afecta
finalmente el matrimonio, o quizá también a la familia. Dios es un Dios indulgente, pero espera que
examinemos nuestro corazón. El desea que quitemos todos los motivos equivocados que podrían
apartarnos de una comunión cercana a él y a los demás. La vida de Raquel y Lea han sido escritas
para nuestra exhortación. Haríamos bien en prestar atención a las lecciones aprendidas de sus errores.
Sin embargo, esta historia es una clara ilustración de cómo Dios a menudo reparte sus dones para
mantener un balance apropiado en nuestra vida. Raquel deseaba hijos, pero fue bendecida con el
amor de su esposo. Lea deseaba el amor de su esposo, pero únicamente fue fructífera. El Señor es
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sabio y justo en todos Sus tratos hacia nosotros. Sin embargo, nosotros también cuestionamos
frecuentemente su juicio y oposición a nuestras circunstancias. Cuando el Señor vio que Lea era
aborrecida, le concedió fertilidad como compensación a su desgracia.
Prosiguiendo con la historia, vemos que Raquel por fin tuvo un hijo propio, llamado José. Su
oprobio había sido quitado. Aun en medio de las luchas, hubo una fe triunfante en Raquel. Tan es
así, que Raquel entendió de Dios, que ella daría otro hijo a Jacob. Por eso, llamó a su primer hijo,
José, que significa “añadidura”. Vemos que en el más mínimo detalle prometido, la fe de Dios
puede triunfar. Realmente no importa cuál sea la situación de nuestra casa o cuán oscuras sean
nuestras circunstancias, por fe podemos triunfar y ser fructíferas en el reino de Dios. Esta es la
lección que debemos aprender de la vida de Raquel.
Raquel falló en muchos aspectos. Los celos por su hermana Lea, fue una debilidad realmente
sobresaliente. Sin embargo, vemos que Raquel tenía otro problema muy serio. Sabemos, por las
Escrituras, que también fue culpable de robar los ídolos de su padre cuando ella y Jacob, Lea y
todos los miembros de su familia decidieron volver a Canaán. No se nos dice la razón de este
engaño, y desconocemos si fue descubierta, pero es un indicio decepcionante de su falta de carácter.
¿Por qué haría tal cosa? Es claro, en Génesis 31, que ambas, Lea y Raquel, estaban resentidas con
los tratos de su padre hacia ellas y hacia Jacob. Quizá fue el resentimiento en el corazón de Raquel
lo que la hizo sentirse justificada por su acción. Sin embargo, cuando entendemos el origen de
estos ídolos, reconocemos la verdad de sus motivos. Estos dioses simbolizaban autoridad, poder e
influencia. Por lo tanto, cualquiera que los poseyera sería el sacerdote o cabeza de la familia. Al
robar estos ídolos, Raquel estaba asegurándose que su hijo José sería el heredero. La rivalidad y
celos hacia Lea eran tan fuertes que Raquel quería asegurarse que su simiente (no la de Lea) tuviera
la bendición. Había un poco de la tía Rebeca en ella. De los versículos 32 al 34 vemos que Raquel
escondió los ídolos tan bien, que aun su esposo no supo que ella los tenía. Ella estaba sentada sobre
ellos. Esto significa que los ídolos estaban bien escondidos en su corazón. Obviamente esto permitió,
un espíritu de idolatría en el linaje de Raquel, el cual, aunque pasó sobre la vida inmaculada de
José, salió a la superficie, en sus descendientes, especialmente en Efraín.
La “idolatría oculta” en el corazón de Raquel es una verdad muy importante para todas nosotras.
Quizá muchas podrían jactarse de no haber sido engañadas de esta manera. No roban, no mienten,
no codician, ni se confabulan. Pero, ¡oh, cuántas de nosotras tenemos ídolos ocultos en nuestro
corazón, que hemos escondido y no le permitimos a Dios tratar con ellos! La tragedia es que a
menudo hemos ocultado estos ídolos tan profundamente en nuestro corazón que a menos que
tengamos un encuentro con Dios, dejaremos de recibir multitud de bendiciones que El ha planeado
para nosotras. Los ídolos ocultos causarán que perdamos mucho. Por eso, necesitamos pedirle a
Dios que nos revele esas cosas ocultas del corazón con las cuales, finalmente, podríamos destruir a
nuestra familia. Los ídolos ocultos son cualquier cosa que usemos para llevar a cabo nuestros
propósitos. La verdad aquí, es ésta - frecuentemente nos volvemos ciegas o encallecidas porque
ellos están ocultos. Por eso necesitamos un encuentro con Dios, porque El es el único que puede
revelar todos los motivos ocultos y equivocados que residen en nuestro corazón. Pablo dice que él
había “renunciado a lo oculto y vergonzoso” sin andar en astucia (2 Corintios 4:2).
Sí, Raquel tenía problemas. Sin embargo, no era totalmente desagradable. Ella sobresale como la
madre de José, el hombre que salvó al mundo de la inanición durante una época de hambre. Hubo
muchas cosas que no estuvieron bien en la contienda y rivalidad entre estas dos hermanas, sin
embargo, Dios sacó bien de todo este mal. La simiente de Abraham se aumentaría y multiplicaría
sobre la tierra. La familia de Jacob tendría doce hijos, y ellos serían el principio de millares de
israelitas, de los cuales saldrían las célebres doce tribus de Israel.
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LEA
Significado del Nombre: Antílope
Escrituras: Génesis 29:16:35; 30:9-21; 31:4-18; 33:1-7; 49:31
Características: celos, aceptación
Al leer Génesis 29, encontramos dos hermanas, Lea y Raquel. Estas dos mujeres son co-esposas,
compartiendo un hombre llamado Jacob. ¡Cuánta maldad de parte de su padre al haber arreglado
esos matrimonios! Labán había violado la ley de Dios. Esta fue, claramente, una brecha de la ley
mosaica, un hombre que se casaba con dos hermanas estando ellas vivas. De hecho, éste fue un
acto de bigamia. El matrimonio polígamo fue prohibido bajo la Ley (Levítico 18:18).
Raquel, la más joven, era la niña de los ojos de Jacob. Lea no fue amada en absoluto. Ella fue
ofendida por Raquel y por Jacob. Qué intolerable debe haber sido su situación. Ella debe haber
observado una y otra vez, cómo su hermana acaparaba toda la atención y preeminencia de Jacob.
¿Puedes imaginar lo que sería vivir con un hombre que no te amara?
Encontramos primero a Lea, como un peón, en el engaño de alguien más. Su padre Labán, engañó
a Jacob para que se casara con ella. Jacob creyendo que se había casado con su amada Raquel, se
levantó a la mañana siguiente de su matrimonio para descubrir que tío Labán le había dado a Lea en
su lugar. Las Escrituras no hablan acerca de la participación de Lea en este sucio plan, pero es
obvio que ella llevó parte del escarnio de él.
Nuestra primera reacción es ponernos del lado de Jacob en esta situación, pero debemos recordar
que él mismo era un individuo verdaderamente astuto. El había robado la primogenitura a su
hermano; había mentido y engañado a su padre, a instancias de su madre. Consideremos por un
momento, lo que esa primera mañana debe haber sido para Lea. Probablemente, escuchó el fuerte
grito de resentimiento que salió de los labios de Jacob al argumentar con su suegro acerca de este
malvado engaño. Si Lea alguna vez tuvo esperanza del amor de Jacob, o si alguna vez se atrevió a
pensar que podía competir con su hermosa hermana menor, todas sus ilusiones se esfumaron cuando
Jacob demostró su disgusto aquella mañana. Indudablemente, Lea no fue amada. Jacob no la había
buscado a ella, y no tenía, absolutamente, ningún deseo por ella, todo lo que ella tuvo fue siete días
antes de ser desplazada por Raquel. En este aspecto, es para tener lástima de ella.
Al principio, muchos podrían no relacionar esta situación en particular, sin embargo, cuando
pensamos en esto, el engaño ha sido, de una forma u otra, una parte definitiva de muchas relaciones.
Muchas relaciones se han estropeado por engaño o decepción. Como pecadores, vivimos en un
mundo pecaminoso. Llevamos nuestra iniquidad hacia nuestras relaciones. Y aun así, Dios que es
el Justo, sale a escena y nos muestra Su misericordia a pesar de nuestra horrible naturaleza caída.
Ciertamente El hizo esto por Lea. Una de las palabras más dulces en esta triste historia de Lea, se
encuentra en Génesis 2:29;31. “Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero
Raquel era estéril. Y concibió Lea, y dio a luz un hijo”.
Dios no fue ciego a las necesidades de Lea. El vio el dolor en su corazón e hizo algo acerca de su
situación. Vio la necesidad de Lea y fue movido por Su espíritu para suplir esa necesidad. ¡Creo
que El hará lo mismo por ti y por mí! Esto nos presenta una pregunta obvia: ¿Por qué esperaría
Dios para bendecir a Lea hasta que fue la esposa menospreciada de Jacob?
Responderemos esta pregunta con otra pregunta. Si Dios la hubiera hecho a ella tan atractiva como
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Raquel, ¿qué oportunidad hubiera habido para que Labán se la diera a Jacob? Si no, Jacob nunca
hubiera podido tener el número de hijos determinado por Dios para Israel y el mundo.
Aquí estamos tratando con un principio de Dios. El a menudo obra en nuestra vida al no darnos una
situación perfecta, sino al mostrarnos Su bondad y Su amor en nuestras relaciones y situaciones
imperfectas. Dios es un maestro cuando se trata de convertir las situaciones malas en buenas. Es
por Su complacencia y por Su gloria. Seremos capaces de cosechar los beneficios de dicho proceso
con agradecimiento. Por eso, hombres y mujeres no deben huir de los desafíos de un matrimonio
difícil, sino al contrario, deben permitir a Dios obrar hasta los límites en esa relación. Debemos
creer con todo nuestro corazón que El es un Dios justo y bueno que finalmente nos recompensará
de acuerdo a nuestra respuesta positiva.
Frecuentemente se cree que una hermosa mujer es tan bella en el interior como lo es en el exterior, sin
embargo, éste no es siempre el caso. Debido a esa belleza externa, la gente tiende a pasar por alto las
flaquezas e imperfecciones de las mujeres con encanto y buena presencia. Jacob no fue diferente.
Una sola mirada a Raquel y no tuvo ojos para nadie más. Para él, Lea ni siquiera existía. Sin
embargo, Lea amaba a Jacob. Ella vio en él las cosas que más admiraba en un hombre - fortaleza de
carácter, un trabajador diligente, inteligencia y fidelidad. ¿Quién no amaría a un hombre como Jacob,
el ungido del Señor? Y aún así, Lea le amó viéndolo suspirar solamente por su hermana más joven.
Sí, Lea fue menospreciada. Pero Dios vio eso y abrió su matriz, no una vez, sino por lo menos siete
veces. Cada vez que Lea sostenía en sus brazos una nueva vida y nombraba a ese niño, podemos
dar un vistazo en su mente y en su corazón. El Señor tuvo gracia con Lea y permitió que ella diera
a Jacob seis hijos y una hija. Cada vez que un nuevo niño nacía, ella esperaba que esto haría que él
la amara, pero no fue así. Jacob nunca podría olvidar su parte en el engaño. No se nos dice la
razón, solamente que ella permaneció menospreciada durante toda su vida con él. ¡Qué gran
decepción ha de haber sido para su corazón! Sin embargo, esto nos da una idea de su carácter.
El sufrimiento que Lea pasó, no la amargó, sino la enriqueció. Vemos su carácter mejorando con el
nacimiento de sus hijos. Los primeros dos los nombró con la esperanza de que Jacob pudiera
amarla; el tercero, declaró que ella y Jacob se reunirían. Al llegar el cuarto, declaró simplemente,
“alabaré al Señor”. Aunque todavía suspiraba por el amor de su esposo, ya no era más una mujer
para él. A Lea y a sus hijos se les dio un segundo lugar durante toda su vida, después de Raquel y
de José, su hijo. Sin embargo, es interesante notar que en su muerte, a Lea, le fue dado su lugar
apropiado de preeminencia. Ella fue la que estuvo enterrada con Abraham, Sara, Isaac, Rebeca y
Jacob. Ella estuvo separada de él durante su vida, pero fueron unidos en la muerte.
Dios vio el carácter de Lea, ella amaba verdaderamente a Dios. Desafortunadamente, Raquel amaba
la posición y otras cosas. Esto fue sustentado por el hecho que ella robó los ídolos de su padre. Lea
fue la madre de la porción más grande de la nación escogida por Dios, una posición que ella ganó
a través del sufrimiento, teniendo un lugar inferior en esta vida. ¡Cómo necesitamos desarrollar en
nuestro corazón una aceptación por el lugar inferior, un aprecio por el día de las pequeñeces!
Haciendo esto, estaremos preparados para aquel gran día de la promoción, ya sea que venga en esta
vida o en la siguiente. ¡Esto nos da una gran esperanza!
¿Qué aprenderemos de la experiencia de esta mujer? Debido a que somos vasos de barro y en
proceso de ser remodeladas, podemos no tener una unión total y sin mancha con nuestros esposos.
Nuestras necesidades, ceguera y conflictos sin resolver, se ponen en perfecta armonía. Muchas
veces somos culpables de retorcer el espíritu de nuestro esposo y somos ignorantes de cómo y
cuándo lo estamos haciendo. Lea había aceptado el hecho de que la razón por lo cual a Jacob le
costaba tanto amarla era a causa de la forma como ella lo había obtenido. Jacob no podía amarla a
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causa de la forma como esa relación comenzó. Lea tuvo que aprender, poniéndose en el lugar de Jacob.
Supongamos que Lea hubiera estado profundamente enamorada de un joven guapo, y en la noche de
bodas, su hermano menor, menos atractivo, la hubiera tomado, ¿cómo se hubiera sentido ella?
Lea tuvo que aprender a aceptar el compartir la responsabilidad del corazón endurecido de Jacob
hacia ella. Fue imperativo para ella entender cuánto había retorcido ella el espíritu del hombre con
quien se había casado. Lea no podía ver las cosas únicamente desde su punto de vista. Se había
entrometido en la vida de un hombre que amaba a alguien más. Ahora, el amor y la aceptación que
ella necesitaba tan desesperadamente y de los cuales había sido privada por un hombre, tuvo que ser
impartida por Dios. Esta es una razón por la cual la historia de Lea es tan importante para nosotras.
Después de todo lo que ella pasó, observa cómo llamó a su cuarto hijo. Ella le llamó Judá, que
significa “alabanza”. Lea dijo, “esta vez alabaré al Señor”. Ahora, en los propósitos perfectos de
Dios, en este penoso proceso de convertirse en una mujer de Dios, Lea se había vuelto de expresar
su anhelo por el amor de Jacob, hacia una aceptación del amor de Dios. El enfoque de Lea había
sido cambiado. Ella ya no miraba anhelante lo que no podía tener. Ahora estaba eternamente
agradecida por lo que Dios le había dado. Nada había cambiado entre ella y Jacob. El seguía
amando a Raquel y no a Lea. Ella no podía cambiar su situación, pero podía cambiarse a sí misma.
Podía cambiar su enfoque y sus actitudes. Aun más importante, podía reconocer la mano de Dios
en su vida, dándole valor cuando ella no lo sentía de parte de Jacob. Podía sentir el amor de Dios
buscándola, aun cuando no lo sintiera venir de su esposo. En un matrimonio donde una esposa no
se siente amada apropiadamente, éste es el paso más importante. Una persona debe cambiar su
enfoque de lo que no tiene, a lo que tiene—¡el amor de Dios!
A pesar de la tristeza personal de Lea, vinieron ricas bendiciones para Israel. Lea fue quien dio a
luz a Judá, de quien vino David, el rey más grande de Israel, y de quien vino el León de la tribu de
Judá, nuestro Señor Jesucristo. A pesar de esa difícil situación, Lea vivió y sobrevivió. En muchas
formas, somos como Lea, nos encontramos en situaciones indeseables, con cicatrices a causa del
dolor de nuestro pasado. Sin embargo, la vida viene a nosotras en una forma que nos satisface
totalmente. Como Lea, tenemos una elección. Nuestra vida siempre es a base de decisiones.
Podemos decidir enfocar en nuestra necesidad o en lo que tenemos. Cuando hacemos esa decisión
consciente y comenzamos a caminar en ella, Dios moverá cielo y tierra para suplir nuestras
necesidades. Debes asegurarte que él obrará un milagro a través de nuestra tristeza o necesidad,
tocando nuestro mundo con una tremenda bendición mientras entregamos nuestra vida a él.
Aceptar la aflicción (sea que la hayamos traído sobre nosotros o que seamos inocentes) es parte del
precio que tenemos que pagar por caminar con el Varón de dolores. En uno de sus libros Paul
Billheimer nos da una descripción precisa del valor y propósito del sufrimiento. El declara: “Toda
aflicción proyecta llevarnos hacia Dios. Proyecta obrar en nosotros una sumisión más completa,
una devoción más íntima, una paciencia creciente, una belleza mayor de espíritu, un amor sin
egoísmo hacia Dios y hacia el hombre. Cuando esto se cumple, entonces puede ser clasificado
como sufrimiento con Cristo, y por Su causa, porque éste le ha permitido a él llevar a cabo su fin y
propósito en ese individuo.”
La vida de Lea nos muestra cómo la aflicción la llevó directamente hacia los brazos de Dios.
Vemos la belleza de su carácter florecer más aún en medio de su dolor y sufrimiento. Esto es lo que
Dios desea de todas nosotrasóuna respuesta para una devoción más profunda, aun cuando el camino
sea largo y penoso. Lea, menospreciada e indeseada, tuvo una vida difícil (en parte por su actuación
anterior), pero su espíritu triunfador es un testimonio para nosotras de lo que puede ser la gracia de
Dios, de hecho, nos lleva hacia una victoria total. Que aprendamos bien esta lección de su vida.
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DINA
Significado del Nombre: Reivindicada
Escrituras: Génesis 30:21; 34:1-31
Características: Indiscreta, atractiva
Dina fue la única hija de Jacob y Lea. La narración de su vida se encuentra en Génesis 34, donde
ella es la causa de muchos problemas entre Jacob y los siquemitas. En este capítulo leemos acerca
de la caída de Dina en la trampa de impureza moral. Esto comenzó cuando ella “salió a ver a las
hijas del país”. Dina escogió amistades equivocadas y éste fue el principio de su caída.
Probablemente Dina estaba en los años de su adolescencia en esa época. Ella era rebelde, y esto es
lo que la llevó a la inmoralidad. Desgraciadamente, Jacob y Lea no se hallaban cerca y esto fortaleció
la rebelión en su hija. Deseaba dejar la cobertura de la casa de su padre para estar con sus amigas
mundanas. Al estar con sus amigas equivocadas, también fue a los lugares equivocados. Dina
atrajo la atención de cierto joven que la sedujo, la engañó y después pidió su mano a Jacob en
matrimonio.
Vemos ahora cómo su segundo error trágico terminó en un desastre total, cuando sus hermanos
supieron del asunto, se entristecieron mucho y se llenaron de ira. Con astucia, los hermanos hablaron
con el joven y su padre. Siquem vino a ofrecer a Jacob una dote y pedirle su mano en matrimonio.
Diciéndole que no era la costumbre que su hermana se casara y habitara entre aquellos que eran
incircuncisos, les alentaron a la práctica judía de la circuncisión. Entonces, estos hombres, al igual
que todo el pueblo, consintió en circuncidarse (Génesis 35:13-24).
Después que toda la ciudad fue circuncidada, al tercer día cuando sentían ellos el mayor dolor,
Simeón y Leví vinieron con espadas y mataron a todo varón de aquella ciudad. Después de recuperar
a Dina, ellos saquearon completamente la ciudad. Después de la traición de Simeón y Leví, Jacob
tuvo temor que los demás habitantes de la tierra, que eran muy numerosos, tomaran venganza y
quisieran matarlos. Entonces, Dios les instruyó a dirigirse a Betel. Este fue el problema que vino
a la casa de Israel a causa de una hija voluntariosa. Esto provocó que sus hermanos cometieran un
asesinato en masa. Podemos ver cómo un pecado lleva a otro. ¡Qué lamentable es la rebelión y la
desobediencia, y cuán destructiva es al mundo a nuestro alrededor!
Oh, ¡cuánto necesitamos proteger y guardar a nuestras jóvenes! Los siquemitas eran idólatras y
gente perversa. El joven que deshonró a Dina se decía que era más honorable que el resto de los
hombres, por lo que es claro que sus estándares morales eran muy bajos. ¿Por qué ella cayó en esta
tentación? ¿Qué pudo haberla ayudado a evitar esta tragedia?
Vivimos ahora en un mundo de excesiva inmoralidad. La pornografía y la obscenidad bombardea
en todos lados nuestra mente y nuestra visión. En los centros comerciales y en las calles, somos
confrontados, frecuentemente, con gráficas inmorales e indecentes. El lenguaje obsceno fluye
rápidamente de la lengua de los niños. ¡Oh, cómo necesitamos vigilar a nuestros niños y guardarles
de malas compañías desde su niñez! Como líderes espirituales, como padres, como guardianes,
necesitamos advertirles acerca del lugar a donde van, lo que ven y con quién pasan su tiempo. Son
tantos los jóvenes cristianos que se han perdido en el mundo. Esto comenzó cuando ellos “envidiaron”
a los pecadores y desearon ser como ellos y estar con ellos (Proverbios 23:17 y 24:1). Ellos se
volvieron rebeldes porque sus padres y líderes no fueron fieles para prevenirlos y protegerlos en esta
área. Nuestros hijos son tesoros inapreciables. Que seamos verdaderamente los que les guardemos
de la contaminación de amigos y lugares equivocados, que los guiemos por el camino de justicia.
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JOCABED
Significado del Nombre: Jehová es glorioso.
Escrituras: Exodo 2:1-10, Exodo 6:20, Números 26:59
Características: Fe, iniciativa
Nuestra historia de Jocabed comienza en el capítulo segundo de Exodo donde se nos dice que ella
dio a luz un niño llamado Moisés. Hechos 7:20 se refiere a él como un niño “agradable a Dios” lo
que significa que era bello para Dios. Desde el principio de su vida, su madre sabía que Moisés era
un niño dulce y hermoso. Y que debía protegerle del edicto del faraón quien estaba determinado a
matar a todos los primogénitos de Israel. La fe fue su característica más sobresaliente.
Considera la vida que llevó. En Israel, trabajaron arduamente como esclavos para los egipcios.
Jocabed ya tenía dos hijos cuando el faraón decretó que todos los varones debían morir. El temor
debe haber atenazado su “corazón de madre” pero se nos dice en Hebreos 11:23 que no renunció. Su
fe en Dios y el valor de su hija hicieron que no le importara la pena por desobedecer las órdenes del
faraón. En vez de eso, se las arregló para dar a luz a su hijo, y lo escondió en su casa por tres meses.
Cuando llegó el tiempo en que él ya fue muy grande para esconderlo en su casa, ella concibió un
ingenioso plan. Tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, colocó en ella al niño
y lo puso en un carrizal a la orilla del río, y le dio a su hija María la responsabilidad de guardarlo.
No se nos dice cuántos días ella envió a los dos pequeños con oración, fe y su preocupación de
madre, acerca de Moisés, antes de ser descubierta por la hija del faraón. Sin embargo, ella será
para siempre un ejemplo de una fe sobrenatural que vino sobre su temor natural. La fe en Dios
siempre nos pondrá por encima de las trampas de temor del hombre.
Todos tenemos situaciones que nos causan ansiedad. Para muchos, ésta es una batalla diaria mientras
encontramos una forma o un camino a través de nuestras pruebas. Necesitamos aprender una gran
lección de Jocabed -debemos aprender a echar nuestra propia preocupación en el río del amor de
Dios. Necesitamos creer por fe, que El nos verá a través de la oscuridad de nuestra situación.
Necesitamos entregar continuamente nuestros problemas y preocupaciones al Señor. Necesitamos
confiar en El como Jocabed lo hizo. Podemos estar seguros que ella no fue y vigiló a su hijo
constantemente. Ella confió que Dios lo guardaría, descansando en El para su cuidado. Necesitamos
confiar verdaderamente nuestras necesidades en El hasta que veamos nuestro problema resuelto.
En el caso de Jocabed, la respuesta de Dios por mano de la hija del faraón parecía la solución más
improbable del problema. A menudo así será también para nosotras. Tal como Dios hizo con
Jocabed, frecuentemente se requerirá una respuesta de fe de parte nuestra, aunque a nuestra mente
parezca absurdo. Sin embargo, al responder nosotras obedientemente, él cumplirá sus propósitos
más grandes en nuestra vida. En tiempos de grandes dificultades, es bueno y correcto depender de
los propósitos de Dios, y confiar todos nuestros caminos a él.
¡Cuán maravillosamente fue recompensada Jocabed por su fe y previsión! Prosiguiendo la historia,
su hijo le es devuelto, y a ella se le da el honor y privilegio de enseñarle e instruirle en los caminos de
Dios por un tiempo. Los principios de un niño son muy importantes. La influencia de la madre hacia
ellos es crucial. Claramente se ve que Jocabed hizo su trabajo diligentemente. Sus tres hijos llegaron
a ser grandes líderes en Israel, y su hijo Moisés heredó la fe y osadía de su madre, llegando a ser,
quizá, el líder más grande de todos los tiempos. Nosotras también debemos anhelar ese mismo don de
fe, para que sea impartido a todos nuestros hijos naturales y espirituales. Debemos desear llegar a ser
como una madre en Israel que alimente y guíe a aquellos a quien Dios ponga a nuestro cuidado.
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MARIA
Significado del Nombre: Amargura
Escrituras: Exodo 2:1-10. Exodo 15:20,21; Números 12:1-15; 20:1; 26:59; Miqueas 6:4
Características: Liderazgo, responsabilidad, celos.
Cuando María nos es presentada en Exodo 2, se nos dice que es la hermana de Moisés. En el
capítulo 15, aparece como “María la profetisa” quien fue bien conocida en Israel. Cuando
consideramos a las mujeres en la Biblia teniendo un papel de liderazgo, nuestra mente
automáticamente salta a mujeres como María o Débora. Es en el Mar Rojo donde vemos a María
levantarse en preeminencia. Ella era una mujer gozosa y espontánea dirigiendo a las mujeres de
Israel en una danza de alabanza y celebración en las orillas del Mar Rojo. María tocaba el pandero
y cantaba para la gloria de Dios. A través de la historia este glorioso cántico de Moisés y María se
cree que ha sido uno de los más espléndidos, espontáneos y naturales que hayan sido escritos.
María conoció la responsabilidad desde muy pequeña. El bebé Moisés estuvo bajo su cuidado
cuando fue puesto en aquella arquilla entre los carrizales del Río Nilo. Ella fue la que corrió
rápidamente y llamó a su madre para que fuera una nodriza para la princesa, colocando a su madre
en el lugar apropiado con su propio hijo. ¡Qué alegría debe haber sentido al ver crecer a su hermano
y finalmente verlo sacar de Egipto, a los hijos de Israel, de una forma tan gloriosa!
Sin embargo, esta talentosa líder tenía una seria falla - su corazón se enalteció con orgullo y crítica.
El nombre María significa obstinación y rebelión, lo cual parece indicar una parte de su carácter
que no permitió que Dios cambiara. María fue conocida por su ministerio profético en alabanza y
adoración, también por su murmuración y motivos impuros. María y Aarón se rebelaron contra
Moisés, supuestamente a causa de su matrimonio con una mujer no israelita, pero en realidad fue
porque estaban celosos de su posición. Dios se airó contra María y Aarón, pero María evidentemente
fue la instigadora, porque Dios la juzgó a ella con lepra y a Aarón, no (Números 12:1-15). Dios se
disgustó mucho por su ataque verbal contra el líder; y la siguiente generación de Israel, aún recordaba
este episodio en Deuteronomio 24:9. Fue únicamente a través de los ruegos y oraciones de su
hermano Moisés de quien ella había murmurado, que Dios se arrepintió y sanó a María.
Vemos en esta historia otro lado del carácter de Dios—vemos su ira justa. Como cristianos, sabemos
que Dios es un padre amoroso y cuidadoso que nos ha visto, constantemente, a través de nuestros
muchos errores. Sin embargo, algunas veces somos tentados a pensar que él excusa todos nuestros
pecados a causa de Su benignidad. La lección que se ilustra aquí en la vida de María nos muestra
otra cosa, y esto debe causar que una nueva unción del temor de Dios descienda sobre nosotras.
Hay consecuencias por nuestros pecados, sin importar el grado de arrepentimiento, verg¸enza o
pena que sintamos por ellos. Aunque El es un Dios misericordioso, hay ciertas cosas que no tolera.
Un pecado que aborrece es la murmuración contra el liderazgo ordenado por él. La murmuración
de María fue como un virus mortal que pudo ser esparcido a través del campo, provocando una
plaga terrible de descontento, rebelión y hasta insurrección. La pronta acción del juicio de Dios
contra María, detuvo aquel virus mortal antes que la congregación entera fuera contaminada.
Lo mismo sucede en nuestra vida actualmente. La ira de Dios no puede ser calmada y seguramente
habrá retribución, si nos encontramos constantemente en una actitud de queja, murmuración y
critica hacia aquellos que están sobre nosotros. Sin embargo, sea nuestro pastor, nuestro jefe o
nuestro esposo, las palabras que hablemos contra ellos no pasarán desapercibidas para Dios.
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Su rostro estará contra nosotros como lo estuvo con María, y nuestra vida y ministerio no serán
bendecidos. Dios ciertamente comprende que no siempre es fácil para una mujer estar bajo autoridad,
especialmente cuando algunos hombres son demasiado dictatoriales en su acercamiento. Sin embargo, la rebelión y la crítica nunca serán la respuesta correcta. Por eso, debemos prestar atención
a las advertencias contenidas en esta historia de María.
En la Escritura, el relato de María debió haber tenido un final feliz, no uno triste. Ella pudo haber
respondido diferente y mantenerse refrenada. Ella tenía una posición maravillosa como líder. Su
ministerio había sido bendecido por Dios. En un buen sentido, María caminó con Dios y escuchó de
El. Fue llamada profetisa y fue usada por Dios para decir Su consejo. En Números 12:1-15 se lee el
relato de su rebelión y la de Aarón contra Moisés. A través de estas escrituras vemos claramente que
María es la instigadora de esta rebelión porque es a ella a quien Dios hace responsable, no a Aarón.
“¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros Jehová?”
(Números 12:2). Vemos claramente cuál era el verdadero problema de María, los celos y la ambición.
Ella deseaba compartir el liderazgo. Quería ser igual. El mismo mal que llenó el corazón de Lucifer
y le hizo dirigir una insurrección en el cielo, fue lo que se infiltró en el corazón de María. La buena
influencia para el liderazgo que una vez tuvo, ahora se había deteriorado por una mala influencia.
El virus estaba por convertirse en una plaga. Dios castigó a María con lepra, por este pecado.
¿Estamos conscientes del daño que podemos causar con nuestra lengua? ¡Satanás dividió todo el
cielo con su lengua venenosa! La mayoría de los pecados que cometemos lo hacemos con la boca.
Este mismo problema lo tiene mucha gente de Dios. Cuán frecuentemente escuchamos a los santos
no santificados decir, “¿Quién se creen que son? ¡Voy a decirles unas cuantas cosas, yo también
escucho al Señor!” Cuando tomamos esta actitud, o la escuchamos, o aun la pensamos, rápidamente
debemos ir a Dios y pedirle que nos limpie inmediatamente. Si fallamos en hacerlo, el final será,
amargura de alma. Este pecado de murmuración con María no fue algo que “sucedió” repentinamente.
Era una forma de vida que se había ido formando en ella desde tiempo atrás. Nosotras no nos
tambaleamos repentinamente en la senda del pecado. Esta murmuración de María, había sido un
patrón. Era una actitud de corazón que ella se las había arreglado para mantener bien oculto, quizá
hasta de sí misma. Un día, las meditaciones de su corazón, se convirtieron en palabras de crítica y
murmuración dichas en alta voz. Esto es, “de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45).
Al igual que los ídolos ocultos de Raquel, María había estado sentada sobre el ídolo oculto del
orgullo. Su corazón estaba lleno de él, y Dios tuvo que juzgarla duramente a causa de ello. Dios
seguramente debe haberle hablado muchas veces, pero ella no escuchó. En lugar de caer sobre la
Roca para que su iniquidad fuera quebrantada, la Roca tuvo que caer sobre ella. Hay un camino
mucho más fácil. Si Dios está hablándonos acerca de nuestra lengua o nuestros motivos, oremos a
El, ahora mismo, para que nos libre de esos pecados que él aborrece. De esta forma escaparemos de
Su ira, al humillarnos y caminar quietamente delante de él (I Reyes 21:27-29).
El fracaso llegó sobre ella en el momento que menos lo esperaba, a través de esta forma de vida, de
murmuración y celos, ella había actuado contra su misión en la vida. Ella había sido llamada a ser
una líder de apoyo para Moisés, sin embargo, se levantó en contra de él. Se nos dice que murió en
el desierto de Zin. Después de su rebelión, la Escritura no vuelve a hablar más acerca de su ministerio.
Hasta donde sabemos ella no volvió a hacer ninguna otra obra extraordinaria. ¡Qué final más triste
para alguien que tuvo todas las posibilidades de ser grande en el reino de Dios! Que su historia nos
recuerde lo inapropiado de disputar por poder y posición que no nos pertenece, o no ha sido dado
por Dios. La felicidad y la satisfacción solamente las encontraremos si permanecemos dentro de
los límites de nuestro llamamiento divino. Nunca seremos bendecidas si estamos fuera de ellos.
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SEFORA
Significado del Nombre: Ave
Escrituras: Exodo 2:21,22; 4:20-26; 18:1-6
Características: Sumisa, devota
Séfora fue la esposa de Moisés. La Biblia registra poco acerca de ella. Sabemos que fue una cenea,
de una tribu en Madián, hija de un sacerdote llamado Jetro. Fue una esposa buena y sumisa para
Moisés. Cuando Dios se apareció a Moisés en la zarza ardiente y le comisionó a volver a Egipto,
ella estuvo dispuesta a ir con él y llevar a sus hijos aun a través de muchas dificultades.
Séfora, probablemente, ayudó mucho a su esposo durante sus cuarenta años en el desierto, durante
una época de muchos quebrantamientos, mientras él iba siendo moldeado para ser “el hombre más
manso sobre la tierra”. Sin embargo, una cuestión importante respecto a Séfora tiene a cierto grupo
de estudiosos de la Biblia en desacuerdo. Algunos creen que ella se opuso a Moisés en el rito de la
circuncisión (Exodo 4:24-26). Otros creen que fue Moisés el culpable de la negligencia en un
pacto tan importante. Sea que éste fuera o no el resultado directo de una deferencia de Moisés hacia
las preferencias religiosas o emocionales de Séfora, está claro en las Escrituras que Dios estaba
enojado con Moisés, no con Séfora. También es claro que las acciones de Séfora para circuncidar
a su propio hijo, salvaron a Moisés de la muerte.
Todo Israel sabía que debían ser circuncidados. Génesis 17:7-14 dice que Dios prometió a Abraham
y su simiente, la tierra de Canaán, a través de un pacto. La señal del pacto era la circuncisión. A
aquel que ignorara el mandamiento de circuncidarse, no solamente se le negaba la herencia en la
tierra de la promesa, sino que era cortado del pueblo. Dios había ordenado a Moisés que circuncidara
a toda su casa; y aún así, este segundo hijo no había sido circuncidado. Por eso, Moisés cometió
una grave equivocación en esta importante área. En efecto, al no observar el pacto de la circuncisión,
estaba haciendo nulo su propio mensaje. ¿Cuál era su misión? Llevar a la gente del pacto hacia la
tierra prometida, y lo que calificaba para heredar la tierra era que cada varón debía ser circuncidado.
En su propia familia había incircuncisión; y aún continuaba predicando las bendiciones de la
circuncisión para los hijos de Israel. ¡No es de asombrar que Dios estuviera enojado con él!
Muchos hombres de Dios muy conocidos, como Moisés, tienen un ministerio aparentemente muy
exitoso. ¿Pero ha podido la espada del Señor circuncidar su corazón, o el de su familia? Que esta
historia de Séfora sirva como advertencia para que permitamos a Dios apropiarnos de nuestro mensaje.
¿Cómo podremos transmitir a otros un mensaje de vida a menos que primero se haya hecho vida en
nosotras y nuestra casa. Ciertamente, este relato está para recordarnos que es esencial una vida de
obediencia total a Dios. Hay momentos en nuestra vida cuando la circuncisión del corazón debe
realizarse, y debemos poner a un lado todo lo que nos está apartando de seguir a Dios de todo
corazón. Dios puede colocarnos en una situación desesperada, como lo hizo con Séfora, para permitirle
cortar cualquier cosa que impida una completa comunión con él. La circuncisión de Gerson liberó a
ambos, Moisés y Séfora, hacia los propósitos de Dios para su vida. Liberémonos también, de cualquier
cosa que nos esté alejando de nuestra completa rendición a la voluntad de Dios.
Podemos juzgar por las Escrituras, que Séfora fue más ayuda para Moisés que estorbo. Por supuesto,
así debe ser. Debemos buscar ser un sostén y ayuda para nuestros esposos, especialmente cuando
están experimentando tiempos difíciles, como Moisés en el desierto. Si somos capaces, como lo
fue Séfora, de quitar el desagrado de Dios a causa de la desobediencia o negligencia del marido;
debemos aprender a actuar en obediencia rápidamente, para que la ira de Dios sea apartada. De esta
forma, una esposa, incluso, puede convertirse en una fuente de vida para su esposo y su familia.
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RAHAB
Significado del Nombre: Grande
Escrituras: Josué 2:1-22; 6:17:25; Mateo 1:5; Hebreos 11:31, Santiago 2:25
Características: Ferviente, visionaria, fiel
La historia de Rahab se encuentra en Josué 2. Era una mujer gentil y miembro de lo que ha sido
llamado comúnmente, “la profesión más antigua del mundo”. Era una prostituta. Esto no es un
principio promisorio para alguien que desea contar en el reino de Dios. Sin embargo, Rahab mantuvo
un lugar especial en los propósitos de Dios. Fue una de las únicas cinco mujeres que son nombradas
en la genealogía de Cristo. Este por supuesto, es un honor especial. Por eso, debemos examinar
cuidadosamente aquellos pasajes que están registrados acerca de ella, para que podamos ver lo que
Dios nos muestra de su vida.
En Josué 2 vemos que dos espías del campamento de Israel fueron enviados a Jericó. Ellos pasaron
la noche en casa de Rahab, la cual se encontraba cerca de los muros de la ciudad. La noticia de su
llegada se esparció rápidamente por toda la ciudad, y fueron enviados hombres para arrestarlos.
Sin embargo, cuando esto fue descubierto, Rahab escondió a los espías y dijo a los hombres de
Jericó que se habían ido. Probablemente, si se hubieran ido a cualquier otra casa, hubieran sido
traicionados y ejecutados sin misericordia. Pero Dios sabía dónde encontrarían una amiga que
sería fiel a ellos. Dios les guió con Su ojo y los escondió (Jeremías 36:19, 26).
Entonces Rahab obtuvo una promesa de los espías, ellos salvarían su vida y la vida de los de su
casa, cuando Israel conquistara la ciudad (Josué 2:14). Los espías respondieron instruyéndola a que
reuniera en su casa a toda su familia. Le dieron un cordón de grana para que lo atara a la ventana
e identificar así su casa (2:17-21). Ella debía asegurarse que el ejército israelita lo viera claramente,
y al hacerlo, toda su familia sería perdonada. El hecho que fuera rojo, nos habla de la sangre de
Cristo. Fue la sangre de Cristo lo que la protegió a ella y a toda su casa de la destrucción cuando el
juicio llegó.
Hay otra lección que aprendemos aquí. Aquellos que muestran misericordia, son los que obtienen
misericordia. En este caso, ella no solamente buscó protección y misericordia para sí misma, sino
también para toda su familia. Ciertamente ésta era una cualidad encomiable que Rahab poseía. Su
amor por la familia y la necesidad que ella sentía de que su vida fuera perdonada, nos muestra otra
faceta de su carácter. Ella tenía una gran capacidad de amar a aquellos con quien estaba unida por
sangre, así como por destino. Ella pudo haber sido una prostituta con un mal principio, pero Dios
vio su corazón. A Rahab le importaba la gente y deseaba otro tipo de vida.
Rahab hizo tal como se le dijo. Cuando los espías volvieron, rescataron a todos los de su casa
(6:17-25) y después quemaron la ciudad. Al traicionar a su propia gente y a su tierra, nos muestra
que Rahab sabía que su obligación era con el Dios de toda la tierra y era más importante que su
obligación para cualquier otro. Su fe en el Dios de Israel la cambió tanto a ella, que, más tarde, se
volvió la esposa de Salmón, un descendiente de Judá, quien fue el padre de Booz y tatarabuelo del
rey David (Mateo 1:5, Rut 4:18-22).
Rahab fue una prostituta, pero con una fe admirable, porque tuvo un corazón inclinado hacia el
Señor. Está en la lista de Hebreos 11 junto con otros héroes de la fe (Hebreos 11:31). Su fe fue una
fe activa. Todos los habitantes de Jericó estaban aterrorizados por el ejército de Israel. Ellos creían
que capturarían la ciudad, sin embargo, Rahab puso su fe en acción. Fue lo suficientemente valiente
para salvarse ella misma y aquellos a quien amaba. Esto indica una fe sincera y verdadera.
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Nuestra fe, algunas veces, es solamente una sumisión pasiva a lo que hemos oído. Creemos que
Dios sana, pero no tenemos una fe activa para recibir nuestra sanidad o la de nuestros seres queridos.
Sabemos que Dios puede suplir nuestras necesidades financieras, pero nosotras nos conformamos
con menos, porque no nos esforzamos en aferrarnos a lo que Dios ya ha provisto para nosotras.
Conocemos las respuestas de Dios para nuestra oración respecto a la salvación de nuestros seres
queridos, pero a menudo ofrecemos oraciones descuidadas, sin entusiasmo, anhelantes, en lugar de
esforzarnos en una fe activa saturada de oración. ¡Cómo necesitamos ser fervientes en oración y
activas en fe, aferrándonos a todo lo que Dios se ha propuesto para nuestra vida! Por Su gracia,
debemos abrirnos paso hacia la búsqueda, pidiendo, amando y clamando en la esfera de oración y
fe. Esto es lo que distinguió a Rahab, ella no tenía un carácter débil ni perezoso; era fuerte en fe y
buenas obras, lo que le permitió estar entre los piadosos antecesores de Cristo. Su fe le fue contada
por justicia.
Su vida también nos enseña que la magnitud de nuestro pecado, si no nos arrepentimos, nos excluirá
de las misericordias de un Dios amoroso y fiel. Rahab fue perdonada y justificada a causa de su fe
activa y sus oraciones. Fue justificada porque respondió a Dios. La historia de Rahab nos recuerda
el versículo que se encuentra en Apocalipsis 19:7,8. “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria,
porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido
que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los
santos.” Rahab “se había preparado” respondiéndole a Dios. Ella triunfó en Cristo.
Todo lo que Cristo ha ofrecido, es otorgado únicamente a aquellos que vendrán - a todos aquellos
que acepten su invitación para salvación. El evangelio de Cristo es simple. Si venimos, él vendrá.
Rahab discernió esta verdad por fe y actuó en ella. Aceptando la invitación de Cristo para venir,
ella fue reconciliada con él. Reconciliar significa cambiar. Significa un cambio de parte de un
individuo, inducido por la acción del otro. Es una restauración a favor, es dejar de estar airado con
otro. El pecado había formado una brecha entre Rahab y Dios. Había un compañerismo y una
amistad destruida, pero ahora, de nuevo había sido restaurada por El. Rahab era diferente ahora, su
enfoque, su apariencia, sus metas, sus ambiciones—¡todo había cambiado! Ella era una mujer
diferente; ahora su meta era como la de la Novia de Cristo mencionada en Apocalipsis 19:7—“para
prepararse”.
Que nosotros respondamos a la orden de Dios, “para prepararnos” que seamos contadas entre
aquellos que se les ha concedido que se vistan de lino fino, limpio y resplandeciente.
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DEBORA
Significado del Nombre: Una Abeja
Escrituras: Jueces 4 y 5
Características: Rectitud, valentía, una sierva
El nombre Débora significa una abeja. Por su naturaleza laboriosa y gran servicio al pueblo de
Dios, vemos que ella tenía el nombre apropiado. El relato de su vida está en los capítulos 4 y 5 del
libro de los Jueces. En esa época, en la historia de Israel encontramos que Débora, una profetisa,
esposa de Lapidot, gobernaba Israel. Ella es un ejemplo brillante de una mujer a quien Dios equipó
para servirle a El y dirigir a otros. Se nos dice que como juez, ella acostumbraba sentarse bajo una
palmera y los israelitas subían hacia ella para presentarles sus juicios cada día.
Vemos que Dios le dio mucha responsabilidad. Primero se refiere a ella como una profetisa. Una
profetisa es una persona que habla de parte de Dios. Su propósito es fortalecer, alentar y consolar.
Segundo, se refiere a ella como una esposa. En realidad, nada sabemos acerca de su esposo, aparte
del hecho que Débora estaba casada. Sin embargo, esto nos dice que ella no era una mujer soltera
que pudiera dedicar toda su vida al ministerio. Tenía un esposo a quien estar sujeta y a quien
atender, y no podía pasar por alto las tareas que quitan tanto tiempo y energía a las mujeres. Tercero,
se nos dice que era una “Madre en Israel” (Jueces 5:7). La Palabra de Dios no nos dice que Débora
tuviera hijos naturales. Sin embargo vemos, que en su corazón había verdadero gozo por todos los
hijos espirituales que Dios le había dado. Cuarto, la Escritura se refiere a ella como un juez.
En tiempos antiguos, “varones de virtud de entre todo Israel”, fueron escogidos para servir como
jueces (Exodo 18:25, 26). Cuando las tribus de Israel fueron establecidas en Canaán fueron
nombrados jueces, quienes eran más conocidos como líderes militares y fueron levantados en tiempo
de crisis. En cierto sentido, más que militares, eran jueces. También eran líderes que habían sido
levantados al poder porque tenían sabiduría y eran capaces de gobernar justamente en asuntos de
familia, tribus y naciones. Desgraciadamente, en aquellos días un mismo patrón se repetía muchas
veces. Sin un gobierno central estable y sin rey, cada tribu “hacía lo que bien le parecía” (Jueces
21:25). Era un tiempo de anarquía y apostasía. Los israelitas fueron tras dioses ajenos, a los cuales
adoraron, apartándose del camino de sus padres y desobedeciendo a Jehová. Como consecuencia,
las distintas tribus de Israel fueron conquistadas por las naciones vecinas, llevadas a esclavitud o
servidumbre financiera, en forma de exorbitantes tributos. Como resultado, clamaron a Dios por
liberación. Dios, movido a misericordia y compasión levantó un juez, dándole sabiduría y perspicacia
para actuar como líder militar y vencer al opresor. Algunos jueces eran mejores que otros, pero, se
ve que Débora tenía las mejores cualidades de todos ellos. Sabemos que actuó bien porque los
israelitas venían a ella, de toda la tierra para buscar su ayuda y sus juicios.
Damos así un pequeño vistazo en la vida de uno de los más grandes jueces que tuvo Israel. Ella
habló a Dios y por Dios al pueblo. ¿Cuál fue la clave de su éxito? Quizá está oculto en Jueces 4:5.
“Y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en el monte de Efraín.”
La palmera nos habla de rectitud, teniendo una vida correcta y siendo íntegros. Ella vivía allí, en
otras palabras, pasaba muchas horas del día allí, resolviendo los problemas de la gente. Su vida
diaria era de rectitud. El lugar en el que habitaba, era bajo la palmera de Débora. Esto se refiere a
otra Débora, la nodriza de Rebeca, quien murió cuando iba con Jacob de regreso a su antigua
morada. Fue enterrada en Betel (Génesis 35:8). Sabemos muy poco acerca de Débora, la nodriza.
Lo que sabemos es que fue amada por todos y hubo gran lamentación en su muerte. Aquí vemos
una Escritura identificando estas dos Déboras. Puede ser porque ellas tenían el mismo espíritu - el
corazón de una sierva. Débora servía a su pueblo juzgando fielmente a Israel. La otra Débora había
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servido fielmente a su ama Rebeca, aun yendo al exilio con su amado hijo Jacob. Ojalá nosotras
tengamos el corazón de una sierva, dispuestas a poner nuestra vida por el Señor y por Su pueblo.
Como sierva, le gustaba juzgar y gobernar a su pueblo bajo la palmera. Sin embargo, no podía
ignorar el clamor de sus conciudadanos del norte. Cierto día, escuchó claramente del Señor respecto
a los enemigos de Israel. Por eso, se llenó de valor y llena de fe fue con Barac y le dijo palabra del
Señor, “yo atraeré (Sísara y el rey Jabín) y lo entregaré en tus manos” (Jueces 4:7). Ella sabía que
Dios había preparado a Barac para llevar a Su pueblo a la victoria, en contra del ejército de los
cananeos. Por eso, llegó a él con el mandamiento de Dios y le comisionó a hacer la obra del Señor.
Barac aceptó la comisión, pero rehusó ir, a menos que Débora fuera con él a la batalla. Tal era el
respeto que sentía por ella y su influencia con Dios. Algunos comentaristas de la Biblia, ilustran a
Barac como un cobarde, pero éste no era el caso. El era suficientemente listo y entendía que
Débora tenía palabra del Señor, y si él tenía su guianza profética, sabía que ganaría la batalla. Sabía
que ella era una mujer de oración, y, por supuesto, él también necesitaba eso. Dios la usó para darle
a Barac la motivación para ir en contra de sus enemigos. Dios aun le dio ayuda sobrenatural a
través de la naturaleza (Jueces 4:23 y 24), pero Barac todavía tenía que terminar el trabajo. Tuvo
que guiar a los israelitas hacia la batalla. ¡Esto lo hizo valientemente!
Nuestra historia de Débora termina en Jueces 5:31, donde leemos que la tierra tuvo paz por cuarenta
años. ¡Qué legado para una mujer llamada Débora! En un tiempo de terribles problemas, el descanso
futuro de Israel fue el resultado directo de la influencia de esta poderosa mujer de Dios. Débora
ciertamente echa por tierra todas nuestras ideas estereotipadas acerca del papel de la mujer en la
sociedad y en el liderazgo. De este relato de Débora debemos concluir que es la prerrogativa de
Dios usar a cualquiera que El elija. Sin embargo, también debemos reconocer las cualidades que
llevaron a esta mujer a un lugar prominente y de poder entre el pueblo de Dios. Su rectitud motivó
y reafirmó todas sus acciones y pensamientos. En otras palabras, ella usó su poder e influencia
correctamente - para glorificar a Dios. En nuestros días, Dios también usó a una mujer llamada
Kathryn Kuhlman para sanar y bendecir a más de cinco millones de personas durante sus muchos
años en el ministerio. La señorita Kuhlman era muy humana, sin embargo, poseía una habilidad
extraordinaria para desviar toda la gloria y honor hacia Dios. Este fue el secreto de su éxito y poder.
Débora tenía una humildad especial que la envolvía. Fue cuidadosa en alentar a Barac a que guiara
a los israelitas en la batalla, aun cuando ella aceptó estar a su lado. En un giro de eventos inusual,
Dios estaba usando a una mujer como la cabeza y a un hombre como el brazo para cumplir sus
propósitos—quizá un recordatorio de que ninguna carne puede gloriarse en su presencia. Pero su
humildad siempre fue evidente. Se aseguró que todos supieran siempre que sus palabras venían de
Dios. Nunca se atribuyó ningún crédito por la guianza divina de Dios. Débora constantemente
hacía saber a todos a su alrededor que ella no confiaba en sí misma. Su confianza estaba en Dios.
Ella también entendía el valor de la alabanza. Su cántico en Jueces 5, nos muestra que alababa al
Señor como Aquél que permitió a Israel conquistar a su enemigo. Era una verdadera adoradora de
Dios, esto la capacitó para ser victoriosa en su ministerio. También la habilitó para desviar cualquier
alabanza de ella, dándole toda la gloria a su Creador. Tenía dones que le permitieron destacar. Sin
embargo, lo realizó con un espíritu humilde y tranquilo. Cualquiera que sea nuestra misión o nuestro
papel, sea que seamos llamadas a destacar en una posición de liderazgo o en una posición menos
destacada, debemos hacerlo todo con un espíritu de humildad, no tratando de tener un ministerio o
buscar estar en eminencia. No debemos buscar crédito por lo que Dios decide hacer a través
nuestro. Cualquier don que nos dé debe ser usado únicamente para darle a El la gloria, no a nosotras.
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ACSA
Significado del Nombre: Tobillera
Escrituras: Josué 15:19, Jueces 1:12-13
Características: Alentadora, virtuosa, humilde, buscadora
Acsa fue la hija de Caleb, uno de los dos espías que tuvieron fe en Dios cuando el resto de Israel
falló. El fue el único de su generación, aparte de Josué, que entró a la tierra prometida. Cuando
Josué dividió la tierra, Caleb le pidió la ciudad del monte de Hebrón como su heredad. Aunque ya
tenía 85 años, su cuerpo seguía siendo fuerte, y fuerte su fe. Mientras muchos de los jóvenes
israelitas se demoraban y no presionaban ni reclamaban su herencia, Caleb comenzó la batalla de
una vez y echó de allí a tres hijos de Anac, que eran gigantes. Luego, él enfrentó a otra ciudad
fuerte llamada Quiriat-sefer. El pidió ayuda, ofreciendo a su hija Acsa en matrimonio a quien
derrotara aquella ciudad. Su sobrino Otoniel obtuvo la victoria y también a Acsa como su esposa
(ver Josué 14-15 y Jueces 1, 3:8-11).
Caleb utilizó esta demanda como una dote para su hija. Esto podría parecer extraño, la mayoría de
las personas pedían ovejas, ganado, cabras o dinero. Pero Caleb conocía a su hija, él sabía qué tipo
de persona era, y qué tipo de hombre quería ella como esposo. Acsa era del mismo espíritu que su
padre. Ella necesitaba un esposo que compartiera su osadía. En efecto, Caleb dijo, “Quien sea lo
suficientemente valiente, fuerte, osado y tenga la fuerza para atacar a Quiriat-sefer y la tomare - el
que esté dispuesto, es el hombre que tiene la clase de espíritu que deseo para mi hija.”
Acsa fue copartícipe de la fuerte fe de su padre, porque al poco tiempo de convertirse en la esposa
de Otoniel, ella volvió a su padre con una petición. Caleb les había entregado la ciudad conquistada
por Otoniel como su heredad, pero ésta estaba en el sur, donde el agua escaseaba. Ella pidió las
fuentes de aguas cercanas para hacer sus tierras más fértiles. La versión inglesa de la Biblia dice
que “ella se apartó de su esposo” para pedirle a su padre las fuentes de arriba y las de abajo como
heredad adicional. Esta palabra “apartar” no significa que ella estuviera quejándose o lamentando.
Ella tenía un espíritu manso y tranquilo que se “apartó” no sólo de su esposo, sino también de su
padre. Acsa no estaba conforme con una tierra seca y estéril. Ella pidió algo mejor. Estas fuentes
de agua son simbólicas de la llenura del Espíritu Santo. Acsa deseaba algo mejor, tanto en lo
espiritual como en lo natural. Su discernimiento fue de gran beneficio para su esposo, haciendo
que él también deseara lo mejor de Dios. Las mujeres son conocidas por mover a sus hombres - ya
sea hacia una dirección correcta o una incorrecta.
“Ella entonces se bajó del asno. Y Caleb le dijo ¿qué tienes?” Este versículo nos muestra algo
acerca del espíritu de humildad. Ella sabía instintivamente como mover a los hombres de su vida.
Ella sabía que tenía que descender. ¡Esta es una valiosa lección para nosotras! Cuando somos
derribadas, “moveremos” a otros por nuestra actitud de humildad. Dios resiste al soberbio, y da
gracia al humilde. Acsa no estaba contenta con un campo estéril. Todas tenemos áreas secas y
estériles en nuestra vida, donde no hay ni fruto ni flores, solamente un desierto. Quizá sintamos
esta esterilidad en nuestra relación con el Señor y los demás.
Al igual que Acsa, no debemos contentarnos sólo con un campo estéril. Ella deseaba fuentes de
agua y éste debe ser también nuestro clamor. Dios tiene mucho que ofrecer a cada una de nosotras
-pero tendremos solamente aquello por lo que estemos clamando. ¡Ser pasivo y silencioso, no es
sinónimo de humildad! Si no pedimos, no recibiremos. Necesitamos clamar por fuentes de agua,
para refrigerio y plenitud.
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Debemos clamar por un avivamiento. Es cierto que algunas veces Dios nos coloca en lugares
secos, porque la tierra seca desarrolla algo en nosotras, que lugares saturados por el avivamiento no
lo harían. La tierra seca desarrolla raíces fuertes. Los climas húmedos hacen crecer rápidamente,
pero las raíces son superficiales. ¡Sin lluvia, sin agua—sin las bendiciones del Espíritu Santo
moriremos!
Acsa nos recuerda a la mujer virtuosa de Proverbios 31. Ella es una maravillosa mujer para que
sigamos su ejemplo. La virtud viene de una palabra hebrea que significa, fuerza, poder o habilidad.
Acsa ciertamente encaja con esta descripción. Ella, en su medio de influencia, se comportaba
sabiamente, desplegaba una belleza y fortaleza de carácter que haría que cualquier mujer quisiera
imitarla. La habilidad de Acsa para discernir lo “mejor” es una cualidad que tristemente escasea
hoy en nuestra sociedad. Acsa se contentaba con lo que tenía, pero quería algo mejor para ella y su
familia. Tenía una satisfacción insatisfecha. ¡También nosotras necesitamos eso!
Acsa, como la mujer virtuosa, hacía sólo el bien a su esposo y por su esposo. Por ella, Otoniel fue
bendecido abundantemente. Ella era una mujer trabajadora, ocupada con los quehaceres de la casa
e interesada en todos los detalles de ésta y de la hacienda. La historia nos muestra claramente que
cuando ella veía una necesidad, hacía lo posible por suplirla. Su esposo, fue el primer juez de
Israel. El fue un hombre piadoso y valiente, hábilmente atendido y bendecido por esta devota hija
de Caleb. Sin sus cualidades virtuosas, él hubiera sido impedido, imperfecto, y posiblemente no
hubiera podido llevar a cabo este alto y santo llamamiento.
Frecuentemente, los líderes, sean pastores o políticos, son limitados por el tipo de esposa que tienen.
Es bueno que oremos al Señor y le pidamos ser una “Acsa”. También es bueno que los hombres
pidan a Dios que les dé una Acsa por esposa, porque ella será alguien confiable y llena de fe. Ella
es el tipo de mujer que “moverá” a su hombre en la dirección correcta.
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DALILA
Significado del Nombre: Delicada o Delicadeza
Escrituras: Jueces 16:4-20
Características: Sensual, engañadora, ambiciosa, traidora
La mayoría de nosotras estamos familiarizadas con la historia de Dalila, aquella terrible mujer que
le cortó el pelo a Sansón y le quitó su fuerza. Su nombre significa “delicada o delicadeza,” pero
veremos que su carácter es muy distinto a su nombre. Dalila fue una mujer sin corazón que amaba
las riquezas. Eternamente será conocida como la mujer que traicionó a su esposo, o la amante del
dinero. Realmente, la podríamos comparar a una judas femenina en la Biblia. Ella fue tremendamente
codiciosa. Es conocida por todos como una mujer que usaría su belleza y encanto para atraer a
Sansón hacia una destrucción física y espiritual.
En Proverbios se nos advierte acerca de este tipo de mujer. (Ver Proverbios 2:16-19, 5:3-20, 7:427). El libro de Proverbios en repetidas oportunidades nos instruye acerca de buscar sabiduría,
pero Sansón no lo hizo. En su necedad siguió a Dalila, y como resultado, fue destruido. La sabiduría
es un escudo. Es un guarda y un protector. Desafortunadamente, Sansón no buscó el consejo de
Dios para sus relaciones. El necesitaba “ser librado de la mujer extraña, de la ajena que halaga
con sus palabra, la cual abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios.
Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, y sus veredas hacia los muertos; todos los que a ella
se lleguen, no volverán, ni seguirán otra vez los senderos de la vida” (Proverbios 2:16-19).
Lamentablemente, esta escritura nos da una acertada descripción de Dalila, la engañadora. La
historia de Dalila está resumida en el capítulo 16 del libro de Jueces. Sabemos cómo Sansón fue
cautivado por su belleza, cómo señorearon los filisteos y la sobornaron para descubrir la fuente de
la fuerza de Sansón, y cómo ella lo traicionó cuando él se lo reveló. ¡Qué mujer más detestable!
Qué traidora y seductora. Ella debió haber sido una mujer con gran encanto natural. Ciertamente
ella tendió una telaraña de engaño sobre Sansón. ¿Puedes imaginar a cualquier hombre en sus
cabales revelándole la verdadera fuente de su fuerza a una mujer quien obviamente le está tendiendo
una trampa para capturarle? ¡El tenía que haber sabido que ella trataría de nuevo! Pero ella lo
manipulaba. Dalila era una trampa humana. De hecho, Sansón debía saber en ese momento, que
ella lo estaba controlando. El mismo se entregó por su propia concupiscencia. Su propio deseo por
las mujeres lo condujo a la trampa de las trampas. El ahora había llegado a Dalila, una mujer
controlada totalmente por Satanás.
La restauración y gloriosa victoria de Sansón contra los filisteos en el momento de su muerte,
atenuó mucho sus años de esclavitud. No obstante, el hecho que aún hoy, el nombre de Sansón
evoca cuadros de heroísmo, valor y fuerza extraordinaria, todavía pensamos en él como un hombre
moralmente débil, incapaz de controlar sus propias pasiones. ¡Qué final para un hombre tan bien
dotado que tenía tanto potencial ordenado por Dios! ¡Qué tragedia darse cuenta que él perdió su
potencial grandeza en Dios, por el amor de una mujer malvada y codiciosa! Otra gran tragedia es,
por supuesto, que esta hermosa mujer permitiera que su lujuria por el dinero y el poder la llevaran
a tal perversidad.
Dios hizo al hombre el sexo fuerte. Sin embargo, hasta el hombre más fuerte, puede ser influido
por la mujer que ama. Toda mujer sabe cuánto poder tiene sobre su hombre. La gran tentación
reposa en que la mujer use esa influencia de forma equivocada. Sin embargo, nunca debemos hacer
esto, ¡ni en una mínima medida! Algunas mujeres se gozan viendo cómo pueden manipular a sus
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esposos. Ellas los gobiernan en forma muy sutil, a través de sus emociones, o aun sus temores. Sin
embargo, éste es un peligro del que debemos ser guardadas cuidadosamente. Debemos tratar de
influir sobre nuestros esposos solamente en una forma positiva.
Un hogar está seguro y protegido, cuando está firme bajo la autoridad del esposo. Las mujeres
somos demasiado propensas a reacciones y cambios emocionales por llevar toda la carga de tomar
las decisiones. Ciertamente, las decisiones respecto al hogar deben ser una aventura conjunta, los
deseos de la esposa, y sus pensamientos, bien conocidos por su esposo. Por cierto que esto no es
una dictadura. Sin embargo, la decisión final siempre debe emanar del esposo. De otra forma, el
caos y la confusión invadirá el hogar, y la paz, el gozo y las bendiciones de Dios se apartarán.
Cuando pensamos en Dalila, nos acordamos de Jueces 16:16: “Y aconteció que presionándole ella
cada día con sus palabras, e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió
pues, todo su corazón.” Ella era una mujer obstinada y determinada, y le insistió tanto a Sansón,
que logró lo que quería. Sansón obviamente no tenía el control. Por eso, hubo un caos que llevó a
Sansón al cautiverio y acortó su vida.
Dejemos pues que esta triste historia sea una advertencia eterna para que las mujeres guarden su
corazón de un espíritu controlador. Dalila fue una mujer bella exteriormente, pero a causa de su
espíritu malvado y dominante, no se le conoce como una mujer de belleza interior o valor espiritual.
La belleza externa, es un don de Dios, pero como tal no tiene valor alguno en Su reino. La belleza
interna es algo que debe ser desarrollado. La belleza interna es el adorno de un espíritu manso y
humilde, y los demás frutos del Espíritu. Cuando uno posee una belleza interna del alma, ésta trae
paz y gozo al corazón como ninguna otra cosa puede hacerlo. Toda evidencia de una necesidad de
dominar, competir y ganar se va, y solamente queda dulzura y una sonrisa de felicidad. Que nosotras
busquemos esas cualidades eternas y llenemos de gozo al Señor y a nuestro esposo.
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RUT
Significado del Nombre: Amistad, Belleza (Algo digno de verse)
Escrituras: El libro de Rut y Mateo 1:5
Características: Consagrada, amorosa, humilde
Rut significa “belleza, o algo digno de verse.” Otros sugieren que su nombre significa amistad.
Rut ciertamente tenía ambos. Primero se nos presenta en el capítulo uno del libro escrito en honor
a su nombre. Al comenzar la historia, la encontramos como una joven viuda. En el libro de Rut,
realmente tenemos una ilustración de tres mujeres. Primero que todo estaba Noemí. Ella era una
mujer israelita, quien viajó con su esposo y sus dos hijos hacia la tierra de Moab porque hubo
hambre en la tierra de Belén. Ellos vivieron en Moab por varios años. El esposo murió; y sus dos
hijos se casaron con mujeres moabitas, Orfa y Rut. Luego también ellos murieron, quedando la
mujer desamparada de su esposo y sin hijos en una tierra extraña.
El corazón de Noemí estaba destrozado. Sus pensamientos y remembranzas volvían hacia su tierra
natal. Ella decidió volver a su casa, y sus dos nueras decidieron acompañarla. Ella debió haber
sido una mujer muy amable y amorosa, porque ellas estaban deseosas de acompañarla, pero Noemí
protestó. No había ninguna razón para que fueran y sí habían muchas para que se quedaran en
Moab. Ellas estarían seguras en su propia tierra y con su gente. Si algo le sucedía a ella, no habría
nada para ellas en su tierra. Todo esto lo razonó con sus nueras y les urgió a que volvieran a su casa
en Moab.
El nombre de su primera nuera era Orfa. Aunque era una moabita, había visto lo suficiente acerca
de la realidad del Dios de Noemí para ser atraída a él. Ella deseaba ir con Noemí y adoptar su Dios
y sus costumbres. Noemí le explicó los inconvenientes de volver con ella. La naturaleza dócil de
Orfa (como el personaje llamado Flexible en el libro El Peregrino) era fácilmente disuadida por los
peligros del camino. Pronto estuvo de acuerdo de volver a Moab, aunque se entristecía de dejar ir
a Noemí. Orfa es como muchas personas que han probado las buenas cosas de Dios, pero no tienen
la resistencia para sobrellevar las dificultades. Orfa era emotiva, lloró y besó a su suegra,
despidiéndose, pero al hacerlo, no pasó la prueba para seguir con Dios. Considerando la vida de
Orfa, podemos buscar a Dios por Su gracia. A Dios no le impresionan las lágrimas, las emociones
y las promesas sino la acción.
Ahora se nos presenta Rut, y vemos su preciosa naturaleza destacándose. Ella escuchó las palabras
de Noemí, pero también captó una vislumbre de su corazón. Rut se dio cuenta que si ella volvía a
Moab, Noemí se quedaría sola, sin nadie que la ayudara en su ancianidad. Rut había escuchado
numerosas historias acerca del Dios de Israel, y sentía una fuerte atracción hacia Noemí y aquel
Dios que la había hecho tan maravillosa. Ella sabía que cualquiera que fuera el precio, debía
proseguir con Noemí y compartir con ella su destino. Esta es una verdadera consagración.
“No me ruegues que te deje, y me aparte de ti, porque a donde quiera que tú fueres, iré yo, y
dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rut 1:16). ¡Qué
increíble lealtad y amor se ve en este versículo! No podemos ser demasiado severos con Orfa por
volverse, ella hizo lo que se esperaba. Sin embargo, lo que Rut hizo, está fuera de lo que podríamos
esperar. Necesitamos entender su sacrificio aquí. Rut iba hacia una tierra donde ella era no solamente
una extranjera y una extraña, sino donde tenía poca esperanza de otro tipo de vida que no fuera
cuidar a su suegra. Ella no podía siquiera soñar que su destino incluyera un esposo israelita, porque
ella era una moabita menospreciada. Puesto que ella era una viuda sin hijos y destinada a permanecer
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RUT
Ella fielmente servía y seguía al Señor a donde quiera que El la dirigía - Rut 1:16-17
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así, no habrían hijos para consolarla en su ancianidad. Estaría lejos de todo lo que le era familiar y
precioso. Todo lo que vería en adelante, sería la compañía de una mujer que ella admitía se llamaba
a sí misma “amargada” (Rut 1:19).
Sin embargo cuando hacemos este tipo de compromiso, éste es muy inclusivo. Cuando alguien es
enviado al campo misionero, éste es un tipo de compromiso que él o ella lo hacen en su corazón. A
donde Dios nos esté enviando debe ser nuestro pueblo. Si no hacemos esto, estaremos viviendo en
un lugar, pero nuestro corazón estará lejos de allí. Esto es lo que Noemí trataba de decirles a sus
nueras. Nadie puede ser feliz viviendo en dos lugares distintos - si su mente y su corazón están en
un lugar, pero su cuerpo físico está en otro. Noemí hizo lo mejor que pudo para que ellas consideraran
todos los obstáculos que seguramente encontrarían en su camino si la seguían hasta su casa.
Sin embargo, debemos ver la preciosa recompensa que le esperaba a Rut después que ella tomó esa
decisión. Rut se convirtió en la bisabuela del rey David, quien fue del linaje de Cristo. Todo esto
vino después de su consagración, después de su buena voluntad para volverse hacia el Dios de
Israel, después que ella estuvo dispuesta a dejar la posibilidad de casarse de nuevo y dedicarse
únicamente a cuidar a su suegra. Cuando Rut llegó a Israel, ella no se sentó a esperar que la
sirvieran. Estuvo dispuesta a asumir la posición más baja, que era espigar en los campos, como los
extranjeros lo hacían. A causa de su fidelidad, Dios la dirigió hacia los campos de Booz, quien
estaba admirado de su buena voluntad para ayudar a Noemí.
Cuando Rut descubrió que Booz era pariente cercano de Noemí, y que había una posibilidad de
casarse con él, de nuevo escuchó fielmente las instrucciones de su suegra para obtener su favor. Lo
hizo aun a riesgo de su propia reputación (3:7-14). Como resultado, Booz se acogió al derecho
levítico, para casarse con ella. De esta unión, ella dio a luz a Obed, padre de Isaí, padre del rey
David. Por supuesto, el descendiente de David fue el Señor Jesucristo. Todos estos honores vinieron
como resultado de la lealtad y amor desinteresado de ella. Posiblemente Rut no conocía las
bendiciones infinitas que le esperaban durante aquellos momentos solitarios cuando estaba siendo
probada.
Durante períodos de gran oscuridad y desaliento, encontramos difícil pensar que Dios esté obrando
en nuestra vida para hacernos bien. Aun podemos ser tentadas a pensar que la divina providencia
ha pasado de largo. Durante esos oscuros momentos, quizá nos hallemos respondiendo como
Noemí, quien testificó que el Poderoso la había puesto en gran amargura, y podamos juzgar mal a
Dios y sus propósitos. El silencio de Dios nos induce a pensar que él ya no está involucrado más en
nuestra vida. Las dudas y temores de Noemí, llenaron de amargura su corazón. Sin embargo,
cuando vemos el final feliz de esta historia, vemos que el propósito siempre fue hacerle bien. Por
eso, no debemos permitir que nuestro corazón su hunda en la desesperación cuando nos encontremos
en circunstancias que no entendemos.
Dios transformó lo que parecía desastroso, en un portentoso milagro para Noemí y Rut. Al espigar
Rut en el campo, ella conoció a Booz. Con el tiempo, se convirtió en su esposa. Muchas veces la
vida parece ser fortuita y accidental. Sin embargo, si estamos comprometidas con el Señor, él
obrará a través de lo que aparentemente es desgracia, equivocación y error de juicio humano, y
nosotras encontraremos que realmente son disposiciones divinas las que nos impulsan hacia sus
propósitos. Debemos darnos cuenta que Dios siempre tiene un propósito y que finalmente El hará
que obren para nuestro bien. El nos encontrará en todo lo que hagamos, sea que parezca mundano
y ordinario, o milagroso. La vida es una decisión. Como Rut y Orfa, seremos confrontadas
diariamente, y se nos permitirá escoger el camino de Dios o el nuestro.
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Orfa y Rut eran moabitas. En el estudio de Génesis aprendemos que las dos hijas de Lot hicieron
algo vergonzoso con su padre. A causa de su propia falta de moralidad y temor de que no tendrían
familia, engañaron a su padre haciéndole beber vino hasta embriagarle, y cada una tuvo un hijo por
incesto. Por esto, Amón y Moab fueron hijos de Lot por incesto, y más tarde llegaron a ser naciones.
Rut y Orfa eran moabitas. Rut superó sus ancestros y su herencia, porque ella tuvo un corazón
dispuesto hacia Dios. Ella logró salir de su indeseable situación, pero Orfa se volvió y regresó a
ello.
Hay muchas Orfas en el mundo. “Orfa” es todo aquel que dice, “no hay caso, me rindo, no trataré
siquiera porque no me puedo librar del pasado, es mi madre, mi abuelo y no puedo hacer nada.”
Para Rut, lo que pudo haber sido un obstáculo, en ella se volvió un trampolín que la guiaría hacia el
propósito de Dios para su vida. Esta es una buena lección para todas nosotras. Cuando tratamos
con las personas, no debemos permitirles ampararse tras sus historias tristes, o tras su padre o su
madre. Debemos probarles que la gracia de Dios es suficiente, aun para su situación. El poder
habilitador de Dios es lo suficientemente grande para levantar a cualquiera y darle un nuevo principio.
Rut triunfó en este aspecto, Orfa en cambio, no lo hizo, éste fue un asunto de decisión.
El testimonio del carácter de Rut está claramente definido en la historia. Ella era una trabajadora
afanosa, desinteresada, comprometida, sumisa, gentil, virtuosa, pero también determinada y firme.
¡Qué maravillosas cualidades para que una mujer las posea! Rut hacía alegremente y de buena
gana cualquier cosa que se le pedía. El espigar era un trabajo arduo y sucio, lo hacía en los campos,
tras los segadores, pero ella lo hacía por sí misma y por Noemí. Ella obedecía a Noemí dócilmente,
aun cuando esto involucrara arriesgar su propia reputación. Ella confiaba completamente en la
sabiduría de la anciana. Actualmente, esto es muy raro, la humildad y la fe, tal como se demuestra
aquí. Esto es lo que a ella la calificó para llegar a ser parte del linaje de Jesucristoóel Unico que se
humilló a Sí mismo, para volverse siervo de todos. Que nosotras poseamos ese tipo de humildad
de corazón, y califiquemos para llegar a ser la novia de Cristo.
45
ANA
Significado del Nombre: Gracia
Escrituras: I Samuel 1:2—2:21
Características: Perseverante, comprometida, guerrera de oración.
La poligamia nunca fue bendecida por Dios, aunque fue permitida en el Antiguo Testamento. La
poligamia y el divorcio fueron prohibidos bajo el nuevo pacto. Ana fue una de las dos esposas de
Elcana. De las dos mujeres, ella fue la más favorecida y amada. Elcana fue un marido verdadero
y amante para Ana. Sin embargo, ella no podía olvidar su esterilidad. El amor de Elcana era firme
y seguro, su bondad y amor por ella, en la forma de ofrendas de paz, son evidentes en la Escritura.
Sin embargo, con todo este amor y atención, Ana no podía olvidar su falta de hijos. Su espíritu
atormentado le quitaba el apetito. Todo el tiempo estaba absorta en su esterilidad y esto le traía
mucha congoja y dolor. Esto también le robaba el gozo del Señor, y la hacía incapaz de amar a su
esposo apropiadamente. Finalmente, Dios respondió sus oraciones y una nueva vida fue formada
en su matriz estéril.
Dos mujeres y un hombre—¡desde el principio esto nos habla de problemas! Añadido a este
problema, estaba el hecho que una esposa (Penina) tenía hijos y Ana, la otra, no. Penina celosa por
el favor mostrado a Ana, la provocaba constantemente, irritándola y entristeciéndola por no tener
hijos. Sin embargo, el carácter de Ana hacía que recibiera los insultos de Penina en silencio. Ella
tomaba para sí todo este escarnio. La mayoría de nosotras hubiera encontrado alguna justificación
al devolver en cierta medida los despiadados y crueles comentarios de Penina. Sin embargo, Ana
no decía nada, ni siquiera a su devoto esposo, quien en realidad era el responsable de este indeseable
triángulo por su poligamia.
Esta pureza de actitud fue la que movió el corazón de Dios para abrir su matriz cerrada. Los años
de sufrimiento habían forjado una intimidad especial con el Rey de reyes y Señor de señores. El
cántico de alabanza profético de Ana en el capítulo dos del primer libro de Samuel, es la expresión
misma de su intimidad (I Samuel 2:1-10). Después de haber derramado muchas lágrimas delante
del Señor, a Ana se le concedió el deseo de su corazón, un hijo. Ella devolvió su amado hijo al
Señor y sentía paz con esta decisión mientras cantaba: “Mi corazón se regocija en Jehová, mi
poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu
salvación. No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio
como el Dios nuestro” (I Samuel 2:1-2).
En momentos cuando la mayoría de las mujeres estaría llena de tristeza al pensar en dar su único
hijo, vemos que Ana está colmada de fortaleza y victoria. Algo nuevo y diferente le ha sucedido a
esta mujer estéril y lastimada como se ilustra en el capítulo 1. En un verdadero sentido, ella había
nacido de nuevo. Su fortaleza estaba en el Señor, y sus labios nunca más estarían callados. Un
derramamiento de la gloria, le había hecho alabar al Señor de gloria, a causa de Su fidelidad. Una
profunda confianza en la sabiduría de su creador, la hizo olvidar su dolor y ella sólo podía regocijarse
en su salvación.
Necesitamos experimentar como Ana, una mayor realidad de la salvación de Dios que reposa en
nuestro corazón. La esterilidad de Ana la había vuelto triste, pero cuando Dios le habló, la fe y el
regocijo vencieron la tristeza y el dolor. Durante esos momentos de esterilidad, es fácil perder
nuestro enfoque y volvernos desagradecidas a los beneficios que disfrutamos como cristianos.
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El Señor desea suplir todas nuestras necesidades, pero nosotras siempre debemos confiar y
agradecerle a El de antemano por Su provisión. El agradecimiento es un sacrificio necesario en
nuestra caminata con Dios. Nunca esperemos ser “más que vencedores” si no tenemos un corazón
agradecido. El agradecimiento es la clave de toda victoria que tenemos en el Señor.
Ana poseía un carácter noble, pero la ingratitud ciertamente era su debilidad. En el dolor y sufrimiento
de su esterilidad, ella había perdido su enfoque y no recordaba que las misericordias del Señor son
nuevas cada mañana y que El, “cada día nos colma de beneficios” (Salmo 103:2 y 68:19). Ella
también había perdido su gozo que era su fortaleza (Nehemías 8:10). Cuando nuestra fortaleza se
ha ido, el adversario nos amenaza.
Al entregarse a su dolor, Ana se sintió incapaz de orar y comer. Por consiguiente, no podía cumplir
sus deberes para con Dios y su marido. En su tiempo de prueba, ella era amonestada gentilmente
por Elcana, para que se diera cuenta de su amor y afecto. Ella respondía lo mejor que podía,
acercándose a la mesa para comer (1 Samuel 1:8-9). Esto es todo lo que Dios requiere cuando
estamos en una prueba. Debemos responder lo más que podamos, con fe y fortaleza, y tratar con
todo nuestro corazón de hacer lo correcto. Para Ana este simple acto de fe la hizo volver de nuevo
a su vida de oración y una vez más se volcó en su demanda. Sin embargo, esta vez su petición fue
aún más ferviente (vrs. 10 y 11). Lo dilatado de la respuesta provocó una gran consagración a Dios
y ella le prometió a Dios que si le daba un hijo, ella lo consagraría a él todos los días de su vida.
Durante este tiempo de oración intensa, aun el sacerdote Elí la interpretó mal y hasta la juzgó mal.
El pensó que estaba ebria y por eso la amonestó. Ella, en lugar de ofenderse, le explicó calmadamente
su situación. Ella no endureció su corazón. Solamente los corazones orgullosos se endurecen con
las ofensas, no aquellos que son humildes y anhelan una respuesta de Dios. Entonces Elí habló en
nombre de Dios y le dijo: “Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho”
(1 Samuel 1:12-19). Ana pudo escuchar, más allá del humanismo del pastor, una palabra de Dios a
través de él. Ella discernió la voz del Señor hablando a través de él, inmediatamente después que él
la había juzgado mal. A causa de que ella mantuvo sus emociones bajo control, pudo escuchar algo
de Dios a través de un ministro apóstata. Por eso, la fe entró en su corazón y ella concibió. ¡Qué
maravilloso ejemplo es Ana para hombres y mujeres en todo lugar y en todas las edades!
Vemos cuán grandemente ella triunfó en Dios en su cántico de alabanza profético en 2:1-10. No se
hace aquí ninguna mención directa de su hijo Samuel. A través de su prueba, Ana había aprendido
una lección de alabanza al Dador y no al don. La respuesta, admirablemente, no la distrajo de las
cosas de Dios, como había sucedido con su pena. En realidad, parece que todo esto aumentó su
admiración por Dios. Ana fue vindicada completamente de su esterilidad, pero aquí, ella comenzó
a darse cuenta de una verdad muy importante. De hecho, podían haber otros “Samuel” en su vida,
pero nadie como su Dios. Ahora su corazón se regocijaba, no en la realidad de su hijo, sino en su
Dios. Ella inclina su corazón delante de El para alabarle por la revelación de su salvación, no por
la bendición particular que había recibido de El. Habiendo estado preocupada una vez, acerca de
sus deseos y afanes, ahora estaba profundamente afectada por la bondad de Dios.
El espíritu de profecía, reemplaza finalmente al espíritu de oración. Ana es alcanzada en la predicción
y preservación del Dios de Israel hasta la posterior destrucción de los enemigos de Dios. Habiéndose
alegrado fielmente y habiendo ofrecido verdadero agradecimiento por lo que Dios había hecho,
ella concluye con la esperanza que El lo hará a través de Cristo Jesús. Ana está viendo hacia
delante, hacia el reino de Cristo, y vemos en esta ferviente oración, una referencia importante a la
futura venida del Mesías. (vrs. 9-10).
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¿Cuál es la lección para nosotras? Fuera de la angustia, congoja, confusión, verg¸enza, hasta
oprobio, clamamos a Dios para que nos dé algo. Después, porque él es un Dios bueno, nos da
aquello por lo que hemos estado clamando. ¿Por qué? ¡Para que podamos devolverle aquello que
ya es de El! En realidad, aún debemos ir, un paso adelante, como Ana - nuestro corazón debe
regocijarse al devolvérselo a El. Este es un principio esencial en el reino de Dios.
Nuestro corazón debe aferrarse, verdaderamente, al significado de esta verdad, si queremos obtener
la victoria en él. Dios comprende nuestra lucha. El comprendía a Ana, pero su victoria llegó,
cuando pudo alcanzar el cielo con sus oraciones y acción de gracias.
Al pensar en Ana, recordamos la intercesión. Ana fue una mujer de oración. Es un ejemplo auténtico
de alguien que derramó su alma a Dios, que clamó y se afanó en tal agonía de espíritu, que aun fue
acusada de ebriedad. Su deseo era tan fuerte, que ella no podía expresarlo, su dolor era demasiado
para ello. Pero Dios le dio un hijo, Samuel, que fue un profeta de él. Es importante comprender
que Ana tuvo dolores de parto en la oración por su hijo, antes de tenerlos físicamente para darlo a
luz.
Frecuentemente, éste es nuestro caso en el área espiritual. Antes que veamos que algo sucede en
nuestra vida, debemos interceder, con dolores de parto, con todas nuestras fuerzas, hasta que no
quede energía en nosotras. Al dar a luz un bebé hay dolor y sufrimiento; hay agonía y resistencia.
Nos debilitamos y nuestro deseo está fijo en una sola cosa - la aparición del bebé. En lo espiritual,
debemos llegar a un lugar así, donde no descansemos ni aflojemos hasta que los planes de Dios se
realicen. Esta es una de las grandes lecciones que podemos aprender de Ana.
También podemos aprender la importancia de ser padres piadosos. Ana oró por su hijo antes que
naciera, y no dejó de orar por él después. Lo alimentó tiernamente en casa, pero no lo guardó para
sí. Ana lo dejó libre para los propósitos de Dios. Lo había consagrado a Dios, lo cual es el deber
primordial de todos los padres cristianos. No se hizo atrás de ese compromiso, aunque le costó
muchísimo. Ana tuvo que dejar a su hijo cuando tenía sólo cuatro años. Tuvo que dejarlo al
cuidado de un anciano que había fracasado como padre con sus propios hijos.
Este fue también el mismo hombre que había entendido mal su sufrimiento y pensó que estaba
ebria. Después de esperar años por un hijo, ella podía verlo solamente una vez al año. No obstante,
ella llevó a cabo su promesa de entregarle su hijo a Dios. Ana es un maravilloso ejemplo para
nosotras, porque estuvo dispuesta a pagar el precio de rendirse totalmente a Dios, sin importarle el
precio. ¿Haremos nosotras menos hoy?
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MICAL
Significado del nombre: Arroyo
Escrituras: I Samuel 14:49;18:20-28;19:11-17; II Samuel 3:13-16;6:16-23; I Crónicas15:29
Características: Intrigante, resentida
Mical fue la hija de rey Saúl, y también fue la primera esposa de David. Se nos presenta en I
Samuel 18:20. En ese tiempo, su padre Saúl se había vuelto temeroso de David. La Escritura nos
dice en el versículo 12, “mas Saúl estaba temeroso de Dios; por cuanto Jehová estaba con él, y se
había apartado de Saúl.” Aunque no se dice, los celos de Saúl eran discernibles para David. Los
frecuentes arranques de ira de Saúl lo mostraba y David acababa de evadir una lanza que Saúl le
arrojó (I Samuel 18:11). David, siempre demostró respeto hacia el rey Saúl. Se comportaba sabia y
cuidadosamente en todos sus caminos, porque sabía que el rey había decido matarlo.
En un plan para que David fuera matado por los filisteos, Saúl le nombró capitán de un gran ejército,
esperando que fuera vencido por el enemigo. Estaba tan seguro de la derrota de David, que le
ofreció a su hija mayor como recompensa por su valor. En la Escritura se nos dice que el rey Saúl
dio su hija a otro, no a David. Esto significó un gran insulto público para David y para su honra; no
obstante David, todavía se condujo con prudencia. De hecho, se condujo tan sabiamente, que
cuando Saúl le ofreció a Mical, su hija menor, por el precio de cien prepucios de los filisteos,
David, gentilmente, lo aceptó.
Saúl ya había tratado de matar a David con una lanza, y él no luchó por defenderse. Después confió
que el poder y la fuerza de los filisteos derrotaría a David - pero ese plan fracasó, volviendo a David
aún más amado por el pueblo. Saúl esperaba en secreto, que David dijera o hiciera algo mostrándole
falta de respeto o enojo, Saúl lo deshonró delante de otros, pues no mantuvo su promesa respecto a
su hija mayor. El siguiente plan de ataque involucraba a Mical, su hija menor. Ofreció a su hija,
pero todavía había una trampa. Saúl sabía que los filisteos eran una multitud brutal. También sabía
que odiaban los rituales israelitas de la circuncisión, y que su dote de los cien prepucios de los
filisteos les haría enojar grandemente contra David. “¡Quizá”, pensó Saúl, “esto lo conduzca a su
muerte!” No obstante, parecía que nada obraba a favor de Saúl.
A estas alturas de la historia, la Escritura no nos dice mucho acerca del carácter de Mical, así que,
únicamente podemos leer entre líneas. La hija mayor de Saúl, obviamente, debe haber sido una
mujer más atractiva, porque fue la primera elección de Saúl para David. Pero, cuando Saúl consideró
a su hija Mical, podemos oír sus pensamientos, “Y Saúl dijo, yo se la daré, para que le sea por
lazo.” ¿Por qué un padre podía decir algo así acerca de su hija? ¿Sabía algo acerca del carácter de
Mical que nosotras ignoramos? ¿Era contenciosa? ¿Era difícil convivir con ella? ¿Era irrespetuosa
y fastidiosa con los hombres? Quizá su carácter era tal, que Saúl confiaba que le ayudaría a destruir
a David. Desafortunadamente, no estamos seguros de las razones que tuvo Saúl para pensar que
Mical podía ser una “trampa” para David, excepto que su requerimiento de cien prepucios, pondría
en peligro la vida de David en la batalla.
Más adelante en la Escritura, vemos cosas en Mical que la hacía una compañera indeseable para
este gran hombre de Dios, como lo fue David. Pero por ahora, la Escritura sólo nos dice que ella
amaba a David. De hecho, vemos que ella demostró ese amor cuando se arriesgó a la ira del rey
Saúl ayudando a David a escapar de otro intento para matarlo (19:11-17). En esto ella fue valiente
y amorosa. Fue protectora y ayudadora de David. Sin embargo hubo otras características en Mical
que no fueron tan buenas.
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Después de ayudar a David a escapar de su padre, se reveló su naturaleza astuta y engañadora. En
respuesta a las palabras de reprensión de su padre, “¿por qué me has engañado así?” Mical dice una
mentira que proyecta una luz muy pobre, acerca de las intenciones de David. La respuesta a su
padre fue ésta: “El me dijo: déjame ir; si no yo te mataré.” En un minuto, ayudaba a David y en el
siguiente lo estaba difamando, diciendo que él la había amenazado con matarla. ¡Qué reflexión tan
injusta y despreciable acerca del carácter noble del joven David! Estas evidencias, nos muestran
que Mical fue un tipo de mujer egocéntrica y orgullosa.
Más tarde, fue dada por esposa a alguien más (I Samuel 25:44). No se nos revela la actitud de Mical
hacia el acuerdo de este matrimonio. Lo único que sabemos es que vivió con él, todo el tiempo que
David estuvo en el desierto, siendo perseguido por su padre. Aparentemente lo hizo de buena gana,
porque se dice que fue quitada a la fuerza, de su lloroso marido, por Abner, quien de nuevo se la llevó
a David cuando fue rey de Judá. Cualquiera que hayan sido las cualidades positivas que Mical tuviera
antes de su matrimonio con David, los años pasados, definitivamente, no la favorecieron, ni su actitud
mejoró. La evidencia de esto se revela cuando David danzó con gran gozo delante del arca del Señor.
Ella se burló y lo menospreció por hacerlo. El corazón de Mical se había vuelto venenoso y orgulloso,
porque había permanecido demasiado tiempo bajo la influencia de su padre, el rey Saúl.
¡Los matrimonios deben madurar! En el caso de Isaac y Rebeca ¡no fue así! En el caso de David
y Mical tampoco sucedió. De hecho se deterioró. Un matrimonio puede madurar, solamente si la
pareja está madurando espiritualmente. Madurar espiritualmente, significa que estamos creciendo
en las características piadosas del Dios de amor. Si el amor y los demás frutos del Espíritu están
siendo desarrollados, veremos un cambio en nuestra actitud, en nuestro caminar unidos,
pacíficamente, y en la forma como respondemos, y nos aproximamos uno al otro. Cuando Dios
une dos corazones, espera que se conviertan en uno. Aunque frecuentemente este proceso es largo,
la gracia de Dios es suficiente para cualquier problema y situación que enfrentemos en nuestro
matrimonio. Las circunstancias de la vida permitirán que una pareja crezca en gracia y aprecio el
uno por el otro, o actuarán como una cuña y harán una grieta entre ambos.
Mical había crecido siendo orgullosa y dura, pensando que ella era mejor que su compañero. Después
de todo era la hija del rey y se había relacionado con la realeza antes que David. Esta actitud la separó
(en espíritu) de su esposo. David no destituyó a Saúl del trono, sin compartir ese honor con Mical, la
hija de Saúl, su primera esposa. Ella merecía, justamente, ser reina junto con él. David se había
convertido en rey de Israel, y Mical tuvo un lugar de honor, pero no se alegró por ello. ¿Por qué?
Porque su corazón estaba contaminado con amargura. Casi podríamos escuchar el desprecio en su
voz sarcástica, al registrar las Escrituras las pocas palabras que ella pronunció. “Cuán honrado ha
quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose” (II Samuel 6:20). Este injusto reproche a la devoción
de David delante de Dios, provocó disgusto al Señor, quien la puso bajo el justo oprobio de la esterilidad
por el resto de su vida. No se detallan las razones de su creciente amargura hacia David, pero de las
palabras del 6:20-22 deducimos que se había ofendido acerca de la cuestión del destronamiento de su
padre y se había puesto del lado de la casa de Saúl. Lo que sabemos con seguridad es que David se
volvió un hombre mejor y más sabio, mientras Mical se volvió más y más insensata y amargada.
Para terminar, debemos recordar que nuestra actitud hacia las circunstancias que Dios permite en
nuestra vida, determinará que nos volvamos mejores o amargadas. Al considerar la vida de Mical,
debemos recordar este versículo: “Yo honraré a los que me honran, los que me desprecian serán
tenidos en poco.” (I Samuel 2:30). Mical fue tenida en poco por Dios, porque menospreció al Señor
y habló sin respeto a su honorable esposo. Seguramente, en el plan de Dios, si Mical hubiera respondido
correctamente, y no altaneramente, hubiera recibido honores de parte de Dios. En vez de eso, su
nombre siempre estará unido al oprobio, la deshonra y la infertilidad. ¡Qué no sea así con nosotras!
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ABIGAIL
Significado del Nombre: El padre se regocija
Escrituras: I Samuel 25:3-42; 27:3; II Samuel 2:1-3
Características: Graciosa, comprensiva, sabia, adaptable, humilde
Las Escrituras no nos revelan mucho acerca de los antepasados o la genealogía de Abigail. No
obstante, su naturaleza expresa perfectamente el significado de su nombre. Ella debió haber recibido
una instrucción temprana acerca de los caminos de Dios, porque podemos ver que esto gobernaba
su vida en todo lo que hacía y decía. Abigail fue la segunda esposa de David. Se conocieron en una
situación difícil. Estando David en el desierto, sus hombres cuidaron las ovejas de un israelita
llamado Nabal. Las protegían de hombres y animales que merodeaban en el campo. Nabal esquilaba
sus ovejas, y como era la costumbre en Israel, hubo fiesta. David envió a sus hombres hambrientos
a pedir un poco de carne y comida, como una dádiva por haber protegido a los hombres de Nabal.
Este, en lugar de estar agradecido, fue grosero y desagradable con ellos y los envió de vuelta, con
las manos vacías y resonando aún en sus oídos los insultos proferidos contra ellos. David se
enfureció y decidió darle una lección, destruyéndole sus posesiones.
Aquí es cuando Abigail interviene. Aunque Nabal era un hombre insensato (eso significa su nombre),
fue listo al casarse con una mujer sabia. La Biblia nos dice que Nabal fue “duro y de malas obras”
(25:3). En la versión inglesa se refiere como huraño, y así era Nabal. Era un hombre brutal,
violento y egoísta. Las Escrituras dicen que era un borracho. Sin embargo, sabemos que era un
impío porque repetidas veces se le llama hijo de Belial o del diablo. Nabal fue un hombre abusivo,
alguien con quien era imposible hablar o razonar. Sin embargo, Abigail trataba de hacer lo mejor
posible para honrarle y servirle sabiamente, siéndole fiel y leal en todo momento.
Nuestra historia de Nabal principia en I Samuel 25. Parecía que Nabal estaba de acuerdo con el rey
Saúl, porque su tratamiento hacia David fue insultante y cruel. Sabía que David y sus hombres le
habían protegido, aún así, hablaba insensatamente acerca de David, y rehusó darle a él y a sus
hombres alimento por su trabajo. Debió haber sido generoso con David a causa de su protección.
En realidad, las costumbres orientales imponían que Nabal fuera cortés con él, aunque hubiera sido
su enemigo. Sin embargo escuchamos a Nabal decir, “¿Quién es David, y quién es el hijo de
Isaí?… ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores,
y darla a hombres que no sé de donde son?” Lo que en realidad Nabal estaba diciendo es esto:
“¿quién es este David? - sólo algún mercenario de rey Saúl - algún otro siervo rebelde que ha
escapado de su señor. ¿Daré mi sustento a este tipo de hombre?”
Todos sabían que éste no era el caso. Todos en Israel sabían que David estaba huyendo por su vida,
lejos de la ira del rey Saúl, a pesar que David había ganado muchas batallas para Israel, todos
sabían quién era. El había matado a Goliat y ganado varias batallas. Pero la actitud de Nabal fue
ignorarlo e insultarlo delante de sus hombres. Realmente lo que hizo fue perverso. Sin embargo,
este incidente nos permite ver brillar el carácter de Abigail. Ella debió sentir mucha tristeza, al
verse forzada a vivir con un hombre insensato, fue una mujer que aprendió a cambiar una mala
situación, transformándola en algo bueno. Sólo Dios sabe la extensión de los sufrimientos que
experimentó en sus manos. Esto no se nos dice. Sin embargo, sabemos que triunfó en esta situación
porque Dios sólo dice buenas cosas acerca de esta maravillosa mujer de Dios.
Consideremos por un momento su situación. Abigail está unida en matrimonio con un hombre
perverso, cuya maldad era evidente a ella y a los demás. Sin embargo, vemos a una mujer que trata
de hacer todo lo posible para minimizar el daño que su esposo hace.
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ABIGAIL
Era aquella mujer de buen entendimiento, y de hermosa apariencia - I Samuel 25:3
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Las acciones de Nabal hacia David, realmente lo pusieron a él y a toda su casa en peligro de muerte
en manos de David y sus hombres. Por eso, Abigail sabía que debía actuar rápidamente. Tenía que
rescatar a su esposo, antes que David se vengara de él. Su postura y humildad nos recuerda a Acsa.
Abigail desciende del asno y cae a los pies de David diciéndole: “Señor mío, sobre mi sea el
pecado, mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos y escucha las palabras de tu
sierva. No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal, porque conforme a su
nombre así es. El se llama Nabal...Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová
de cierto hará casa estable a mi Señor, por cuanto mi Señor pelea las batallas de Jehová, y mal no
se ha hallado en ti en tus días.” (I Samuel 25:23-28).
De todos los malos momentos de Abigail, éste, ciertamente debe haber sido uno de los peores.
Pero, qué sabiamente manejó ella la situación. Veamos de nuevo lo que ella enfrentaba. Decir que
David estaba enojado hubiera sido comprensible. El estaba furioso. Realmente, estaba decidido a
matar a Nabal y a toda su casa. Antes de esto se nos dice de Abigail en el capítulo 25:3 que ella “era
aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia.” Ahora estamos empezando a
entender por qué. Veamos lo que ella hace para cambiar esta terrible situación.
Es verdad que ella se arriesgaba a la ira de un esposo malvado saliendo a encontrar a David sin su
permiso ni su consentimiento, nosotras nos preguntamos, ¿no habríamos hecho algo semejante en
circunstancias parecidas? En una situación extrema, Abigail fue forzada a tomar una rápida decisión,
firme e independiente de Nabal. Como sabemos que la sumisión a nuestros esposos es un principio
básico de Dios, ¿la culparemos por no haberle pedido permiso a un esposo malvado, borracho e
insensato?
Quizá debamos considerar su situación más detalladamente. Si su plan funciona y David perdona la
vida a Nabal y a los de su casa, ¿qué daño podía esperar de él cuando supiera que había ido a
encontrar a David? ¿Cómo afectaría esto a los siervos y todas las personas a su cuidado? Estos
temores hubieran sido determinantes para detener a la mayoría de las mujeres, sin embargo vemos
a Abigail preparando humildemente la comida que llevaría a David como ofrenda de paz. Aquí ella
nos muestra una ausencia total de temor y nerviosismo. Se mantuvo firme en medio de tremenda
presión. Como resultado, ella fue la responsable directa de evitar un terrible desastre. En esto, la
vemos como la reina Ester.
Ester sabía que era contra la ley presentarse ante la presencia del rey sin su permiso previo. Sin
embargo, la vida de su pueblo corría peligro, y ella tuvo que actuar rápidamente y con resolución.
Sus inmortales palabras, “y si perezco, que perezca,” nos muestran su corazón dispuesto a seguir
adelante a pesar de sus propios temores, deseos y comodidades. Ester sabía, al igual que Abigail,
que la situación ameritaba medidas drásticas.
Cuando la vida de muchos está siendo amenazada, parecería, por estos dos distintos relatos, que
hay excepción a la ley de sumisión y autoridad. Sin embargo, lo que hagamos debe ser hecho con
espíritu de humildad. Si consideramos el hecho que la reina Vasti fue desterrada y destituida como
reina porque no obedeció la orden del rey ni acató la ley, podríamos ser tentadas a pensar que Dios
tiene una doble norma - después de todo, la reina Vasti fue colocada en una pésima situación por el
rey, al ordenarle que se presentara, en toda su belleza, en un salón lleno de hombres borrachos. No
era usual que el rey hiciera algo así, y si él hubiera estado sobrio, seguramente se hubiera arrepentido
por tratarla de esa manera. Sin embargo, su actitud arrogante y orgullosa fue lo que disgustó al rey,
a sus consejeros, y seguramente también a Dios. Esta actitud prepotente fue lo que causó que ella
perdiera su trono.
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Otra mujer de la Biblia, muy conocida, tuvo un problema similar, Abraham le dijo a Sara, su esposa,
que dijera al rey que él era su hermano, porque Abraham temía por su vida. Ella era su media
hermana, pero también su esposa. Esta debió haber sido una situación muy difícil para ella. Sin
embargo, honró a Abraham y le obedeció. El resultado fue que Dios la defendió. Pero, en el caso
de Vasti, ella tomó las cosas en sus manos, y Dios no pudo luchar a su favor en esa situación. En
consecuencia, ella perdió. Cuando consideramos la respuesta de estas mujeres, vemos aparecer una
verdad esencial en ellas. Hay un llamado solemne establecido sobre cada mujer de Dios, vivir una
vida de humildad y mansedumbre, siempre conscientes de la actitud de su corazón y su mente.
¡Cuán cierto es que “tantas vidas dependen de lo que haga yo!”
Abigail da testimonio de la verdadera humildad que agrada a Dios. Aunque sabía que Nabal era el
único culpable, ella estuvo dispuesta a humillarse delante de David y culparse de todas las acciones
de su esposo. Esta no es la actitud de alguien que está siendo desobediente deliberadamente. Ella
sabía que David tenía todo el derecho de vengarse por el pecado de Nabal. Sin embargo, con
sabiduría apeló a él para que no derramara sangre inocente. Ella razonó con David, haciéndole ver
que cuando fuera rey lamentaría su proceder. David siendo un hombre justo, no sólo respondió a la
humildad del corazón de ella, sino que se volvió de su enojo, a causa del sabio consejo de Abigail.
El supo inmediatamente que ella estaba en lo correcto, y reconoció que Dios la había enviado,
porque le dijo, “bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. Y
bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a
vengarme por mi propia mano” (I Samuel 25:32-33).
Y Abigail se volvió a su casa. Viendo que Nabal estaba completamente ebrio, ella esperó hasta la
mañana siguiente para referirle lo que había sucedido. Podemos imaginarnos la reacción de este
insensato “hijo de Belial” cuando estaba ebrio. ¿Cuántas veces, durante estos momentos Abigail o
el resto de los de su casa, experimentarían el abuso de sus manos? Sin embargo, la sabiduría
dominaba a esta mujer de Dios y ella supo esperar el tiempo preciso. Ella era una mujer acostumbrada
a escoger sabiamente los momentos adecuados. Sin duda, su decisión de esperar hasta la mañana
siguiente surgió a causa de los momentos desesperados y angustiosos que eran el resultado directo
de la naturaleza perversa de Nabal. Sin embargo, debemos darnos cuenta que por ser Nabal como
era, Abigail se estaba arriesgando demasiado al hablarle de David en cualquier momento. Aunque
en la Escritura no se nos dice la razón de la reacción de Nabal, se nos dice que sufrió un ataque del
corazón a causa de la conmoción de la revelación de ella. Diez días después murió. Después de la
muerte de Nabal, David se llegó a ella y la tomó por mujer.
Alguien quizá razonaría, “Abigail sabía exactamente lo que su esposo quería que hiciera, pero ella
actuó contra su voluntad. Por eso, ella actuó mal.” Para responder esto, debemos referirnos de
nuevo a I Samuel 25:32-34. David confirma que la actuación de Abigail fue inspirada por Dios,
para guardarle a él de derramar sangre que después lamentaría. El sabía que Dios la había enviado,
y que El la estaba dirigiendo. Para David, ella fue una mujer que oía de Dios. Y a causa de ello, él
la escuchó. Las Escrituras también aclaran que la razón de Abigail para actuar independientemente,
fue para salvarle la vida a su esposo. Seguramente, no la podemos culpar por eso, ella actuó para
preservarle la vida a él.
Surge ante nosotras Abigail como ejemplo de una mujer sabia en una situación difícil. ¿Qué podemos
aprender de ella? ¿Cómo podemos ayudar a las mujeres que están en las mismas circunstancias?
No todas las situaciones que las mujeres enfrentan tienen la urgencia como la tuvo la de Abigail.
Sin embargo, muchas mujeres confrontan hoy, presiones por situaciones de abuso. Una respuesta
sencilla no es fácil. Pero hay importantes claves en esta historia de Abigail que pueden ayudarnos.
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Primero, sabemos que Abigail fue una mujer sabia. La sabiduría es divina; por eso, debemos
entregarnos enteramente al Unico, quien es la Sabiduría, si esperamos ser una ganadora en una
situación donde aparentemente “no había ganador.” La sabiduría dominó en la vida de Abigail, y le
permitió seguir la guianza de Dios y, finalmente la llevó al trono, como la esposa del rey David.
Segundo, debemos poseer una actitud humilde y dadora que lucha por preservar nuestro matrimonio
aun cuando parezca destinado al fracaso. Abigail estaba determinada a sacar lo mejor de una mala
situación - y nosotras debemos hacer lo mismo. Es esta actitud del corazón la que agrada a Dios y
nos da una belleza de carácter que nos hace atractivas a los demás. Este fue el atributo resplandeciente
de Abigail, y Dios la alaba por ello al hablar de su “hermosa apariencia”, Abigail no fue bella
únicamente en el exterior, sino poseyó una belleza interna que era evidente a todos a su alrededor.
Admirablemente, a pesar de su mal matrimonio, esto no la volvió resentida y amargada. No quebrantó
su espíritu, ni arruinó su buena naturaleza. No se deprimió ni se desalentó, ni estaba fuera del
alcance de las realidades de la vida que ella confrontaba diariamente. Aun en su desengaño, ella
anduvo haciendo el bien. Tuvo cuidado de sus siervos, ayudó a su esposo, a pesar de su ignorancia,
y apeló apropiadamente a David, para evitarle problemas más adelante. En una situación peligrosa,
ella pudo darse a otros, actuando rápida, sabia y prudentemente para protegerles.
Desafortunadamente, muchas que se encuentran en matrimonios menos que ideales, no poseen esta
misma actitud de corazón. En lugar de esto, su desesperación da lugar a la amargura, la amargura
al odio y el odio a la desesperanza. Finalmente esto las precipita hacia un profundo pozo de depresión
y dolor, donde no son buenas ni para ellas ni para nadie más.
Tercero, habrá momentos cuando tendremos que tomar pasos decisivos y sin autorización, si
confrontamos situaciones de vida o muerte. Abigail, en su angustia, no se detuvo a hablar con el
insensato. Tuvo que actuar rápidamente a su favor. La valentía se ha definido como alguien que a
pesar del temor en su corazón, continúa hacia delante. Esto ciertamente describe la valentía de
Abigail. Pero hay una lección importante en esta historia que revela la verdadera cuestión aquí. A
pesar de la maldad de Nabal, vemos que su piedad la impulsó a salvar la vida de su esposo. Ella
arriesgó su propia vida durante el proceso, y estuvo dispuesta a culparse por el mal proceder de su
esposo. ¡Qué testimonio de la gracia de Dios obrando en la vida de una persona! Ella no permitiría
a su corazón gozarse con su muerte, ni aceptaba su destrucción en manos de David. Vemos
claramente, que no fue el tipo de persona que devolvería mal por mal, odio por odio, venganza por
venganza. Que esta no sea la meta de cada mujer de Dios que se encuentre en una situación similar.
Después de la muerte de Nabal, Dios colocó a Abigail en un lugar de honor, como la esposa de
David. El hecho que ella haya llevado cinco (número de gracia) doncellas consigo cuando fue la
mujer de David, nos habla que la gracia de Dios hacia ella fue evidente. Abigail vivió con David en
el desierto, después fueron a la ciudad de Siclag, de donde volvió con él cuando fue rey. No debe
haber sido una vida fácil. David era un proscrito. En lugar de la lujosa casa que ella debe haber
tenido con Nabal, se vio obligada a seguir a David a donde su cautiverio lo llevara; sin embargo, lo
hizo de muy buena gana. Ella es aquí un verdadero testimonio de alguien que es la perfecta “ayuda
idónea”. Ayuda idónea se define como alguien que se adapta a quien debe ayudar. Ciertamente
podemos decir esto de Abigail, ella fue una mujer adaptable y flexible; alguien que pudo sobresalir
a pesar de los retos y circunstancias que la vida puso en su camino. Como mujeres, necesitamos
anhelar este precioso don de gracia. Necesitamos clamar a Dios que nos dé un espíritu como el de
Abigail y que podamos cambiar una mala situación y volverla mejor, por la gracia de Dios.
También debemos estar dispuestas y seguir gozosamente a nuestro Esposo Celestial. El nos llevará
por tierras extrañas entre nuestros enemigos, a través del cautiverio y finalmente hacia el lugar
donde reinaremos y gobernaremos con El por toda la eternidad.
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BETSABE
Significado del Nombre: Hija de Pacto
Escrituras: II Samuel 11:3-27; 12:24,25; I Reyes 1:11-31; 2:13-23
Características: Penitente, diligente
Betsabé es una de las mujeres más conocidas de la Biblia. Se han filmado películas respecto a su
adulterio con el rey David. Las consecuencias de ese terrible pecado causó a ambos mucha tristeza.
Sin embargo, todavía hay verdades que podemos aprender de su vida. Ella fue una hermosa mujer,
casada con un hombre valiente y humilde llamado Urías. Cuando David la divisó tomando un baño
en el terrado, debe haber tenido una serie de sentimientos y pensamientos conflictivos. Ella era la
amada esposa de un buen hombre, como vemos en la parábola que Natán le dijo (II Samuel 12:1-7).
De la breve descripción que tenemos de él en la Escritura, Urías mostraba gran sensibilidad y
preocupación por los demás. El también está entre la lista de los valientes de David (II Samuel
23:8-39; v.39). Betsabé era una esposa amada, en lo que, aparentemente, era un buen matrimonio.
Entonces, ¿ella, por qué falló?
Para responder esto, debemos volver nuestra mirada hacia la madre Eva. A las mujeres les gusta el
romance, la atención y la emoción, y también tienen su vanidad. Además de todo esto, David era el
rey, un gran hombre, altamente favorecido y reverenciado. ¿Cómo se resistiría ella a ir con él? Ser
llamada a venir a él, era muy halagador, y debe haberle hecho sentir muy importante. Imaginemos,
por un momento, sus pensamientos, “¡el rey de una de las naciones más poderosas del mundo, me
ha llamado!” Quizá ella se hablaba a sí misma, diciéndose que no podía rechazarlo. Después de
todo, él era el rey. De cualquier modo ella obedeció la llamada, pasó la noche con David y volvió a
su casa, sólo para descubrir, meses después, que estaba encinta.
No había posibilidad que ese niño fuera de Urías, porque él había estado en el campo de batalla
hacía ya varios meses. Según la ley, ella debía ser apedreada. Cuánto debe haberse desesperado y
arrepentido por su impulso de aquella noche. Se dio cuenta que únicamente David podría ayudarla
y envió a decírselo. El luchó con el problema, y envió por Urías. Después de preguntarle las
noticias acerca de la guerra, le envió a su casa a descansar con su esposa. Pero Urías, un hombre
sensible; no podía descansar en su casa mientras sus hombres soportaban peligros y privaciones en
el campo de batalla. Por eso, la coartada de David fracasó. Entonces David decidió enviarle, a
propósito, a morir al frente de batalla. El resultado de esto fue aún más desastroso. El profeta
Natán fue forzado a reprender abiertamente al rey David por su pecado, y a consecuencia de esto el
hijo de David y Betsabé murió.
Llegamos ahora a una interesante porción de las Escrituras. David y Betsabé tuvieron otro hijo. En
II Samuel 12:24,25, se nos habla de este segundo hijo, Salomón, al que el Señor amó. Al nacer fue
llamado “Jedidías”, esto es “amado de Jehová.” Vemos aquí la gran misericordia de Dios. Dos de
Sus amados hijos habían pecado. Les visitó en un juicio, y aún faltaba más juicio. Sin embargo,
Dios vio su amor por El, y el profundo dolor y arrepentimiento por su pecado, y probablemente la
desesperación en su corazón. Mucho se ha hablado acerca del arrepentimiento de David, pero
ahora echemos un vistazo dentro del corazón de esta buena mujer.
Ella también se había arrepentido profundamente, y cómo debe haberse regocijado cuando Dios
llamó a su hijo “Amado.” ¡Qué palabra de perdón y aceptación más consoladora para su espíritu! El
libro de Proverbios tiene abundancia de citas respecto a David y Betsabé, acerca de la caminata de
justicia, buscando sabiduría y entendimiento, y no condescendiendo a las tentaciones morales.
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Betsabé fue diligente en inculcar a Salomón principios correctos. Ella le cuidó amorosamente y le
instruyó. Toda su vida fue alentado a buscar sabiduría por su padre y su madre.
Por eso, más tarde, cuando llegó esta gran prueba a su vida, Dios le preguntó qué deseaba, y Salomón
le pidió sabiduría y entendimiento para guiar a Israel. A él se le había enseñado la importancia de
la sabiduría y el entendimiento desde que nació, por eso él pidió, “da a tu siervo un corazón
entendido.” Al hacerlo, fue bendecido con sabiduría más que todos. Al escribir Proverbios, él lo
llenó con citas de sus padres. Varios pasajes hacen mención acerca de la importancia de no desprecies
la dirección de tu madre. El último capítulo de Proverbios se cree que fue una profecía enseñada a
Salomón por su madre.
Años antes Betsabé había fallado. Ella pudo no haber estado a la vista de David cuando se bañaba
en el terrado. Tuvo parte en el engaño y adulterio, que más tarde, condujo al asesinato. Pero se
arrepintió verdaderamente. La mayor parte de su vida la pasó caminando con Dios e instruyendo
a su hijo en Sus caminos. Ella preparaba a su hijo para ser un rey sabio y poderoso. Betsabé es un
auténtico ejemplo de una madre piadosa que enseña diligentemente a su hijo, y brilla como un
trofeo de la gracia redentora de Dios.
En muchas sociedades, cuando a los padres se les pregunta qué es lo que más desean para sus hijos,
la respuesta es éxito. Aun otros, menos llevados por proezas y dominio, nos dicen que desean sobre
todo, que sus hijos alcancen la felicidad. Sin embargo, en esta historia, vemos a una madre ansiosa
por enseñarle a su hijo la justicia. La meta de Betsabé para su hijo no era el éxito ni la felicidad,
aunque estamos seguras que ella también esperaba esas cosas para él. Al leer muchos de los
proverbios, vemos su valiosa influencia sobre los pensamientos y meditaciones de Salomón. Por
eso, se ve claramente que ella estaba más interesada en buscar la bondad para él.
Madres - ¡ésta debe ser también nuestra petición! El clamor de nuestro corazón por nuestros hijos
siempre debe ser, “¡oh, Dios, permite que la bondad y la misericordia sigan a mi hijo todos los días
de su vida, y que nunca conozca el pesar de ir por su propio camino! Deseo que él tenga éxito.
Deseo que sea feliz. Pero más que todo, deseo que sea bueno. Deseo que él te agrade a ti”.
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LA VIUDA DE SAREPTA
Significado del Nombre: Desconocido
Escrituras: I Reyes 17:8-24
Características: Fiel, desinteresada
Nuestra historia de la viuda sin nombre comienza en I Reyes 17. Elías, el profeta de Dios, fue
enviado directamente a Sarepta, una ciudad de Sidón, fuera de las fronteras de Israel. Es interesante
hacer notar aquí, que en ese tiempo, cuando los israelitas eran el pueblo del pacto de Dios, El
escogió enviar a Elías directamente a la casa de una viuda gentil. En Lucas 4:24-27, se nos da una
vislumbre de esa situación por el Señor Jesucristo mismo. “Muchas viudas había en Israel en los
días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en
toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de
Sidón.” Israel se había corrompido con la idolatría de las naciones vecinas, y en este pasaje, vemos
claramente, la intención de Dios de juzgarle por su desobediencia. Los tres años y medio de hambre
fue un juicio terrible. Habían muchas viudas que rápidamente le hubieran dado a Elías la bienvenida,
sin embargo, Dios escogió enviarle a la casa de una mujer viuda, sin nombre, de Sidón (Líbano
actualmente).
No es de extrañar que nuestro Señor use un ejemplo así para revelarnos Sus caminos. El mismo
Elías estaba experimentando serias dificultades a través de ese hambre devastador, al igual que los
demás israelitas. Puesto que Elías fue quien profetizó este gran desastre, en medio del pueblo él era
odiado y casi expulsado por sus conciudadanos. Dirigido por Dios, Elías fue movido, en obediencia,
sólo para descubrir que Dios le había ordenado a una pobre mujer viuda que le sustentara. Dios
pudo enviar a su profeta a cualquier lugar. En lugar de eso, Dios lo envió a una mujer gentil. A
menudo ésta parece ser la forma como Dios suple la provisión y aun honra a los menos afortunados
de este mundo. Esto también demuestra que El no hace acepción de personas a causa de su
nacionalidad o raza.
Cuando Elías ve a la viuda a las puertas de la ciudad, ella recogía leña para preparar una última
comida para ella y su hijo. Todavía bajo la dirección y guianza del Señor, Elías la llama y le dice,
“te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba” (I Reyes 17:10).
Inmediatamente vemos el carácter afable de ella por su pronta respuesta a este extranjero que
estaba delante de ella. Viendo su necesidad de tomar agua después de tan largo viaje, ella no duda
en ayudarle, sin demandar algo para sí. Yendo ella a traérsela, Elías la vuelve a llamar y le dice, “te
ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano” (v. 11), a lo cual ella responde, “vive
Jehová tu Dios que no tengo pan cocido, solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un
poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para
mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir” (v.12).
Hasta donde vemos, esta mujer no conocía a Elías. Sin embargo, vemos que reconoce en él a un
varón de Dios, porque utiliza la frase, “vive Jehová tu Dios.” Es obvio que dentro de ella existía un
sentimiento de temor a Dios, y quizá un conocimiento limitado del Dios de Israel. Sin embargo, su
fe es la característica más apreciada por el Señor. En medio de una existencia mediocre, es quizá su
gran fe, la razón por la cual Elías fue enviado a ella. (Dios va más allá del credo, raza o color, para
mirar el interior del corazón de aquellos que ha escogido para llamarles Sus hijos.) Al ir
desarrollándose nuestra historia, vemos que Dios tenía un maravilloso plan para esta mujer gentil,
un plan que la llevaría a vivir en un plano, totalmente nuevo, del Reino, al ir respondiendo en fe al
Dios de Israel.
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Vemos ahora que el conflicto de este drama se iba caldeando. La viuda acababa de anunciar que sólo
le quedaba una comida para su hijo y ella, y después de comer se dejaría morir. Elías le responde de
una forma simple pero directo: “No tengas temor; ve haz como has dicho; pero hazme a mí primero
de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza; y tráemela; y después harás para ti y tu hijo.”
Elías dice solamente, “antes que tengas tu última comida, sírveme a mí”. Pero si la orden de Elías
se hubiera detenido aquí, sin más explicaciones, hubiera sido muy difícil comprender cómo Dios
podía demandar de esta pobre viuda gentil tal obediencia que aun amenazaba su vida. ¿Cómo
podía Dios demandar a una gentil, no creyente, que se moviera en el plano de una fe sacrificial
como ésta? La respuesta surge al continuar leyendo la Escritura y escuchamos las palabras de
Elías: “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite
de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.” Para un
verdadero entendimiento de lo que está sucediendo, examinemos la dinámica de un principio piadoso
muy importante. Se nos dice en Romanos 10:17, “la fe viene por el oír, y el oír por el (rhema, o
Palabra Viva) de Dios.” ¿Cómo penetra la fe al corazón de una persona? Viene por oír la palabra de
Dios viva y vivificante. Al oír, la fe de Dios está siendo creada dentro de nosotros. Es la fe del Hijo
de Dios la que nos capacita a creerle a El por determinada provisión o alguna promesa en particular.
Luego, al ir moviéndonos por la fe que ha sido provista por esa palabra, recibimos, finalmente, lo
que El ha prometido.
Es importante darnos cuenta de algo más, concerniente al carácter de Dios. El es un maestro constructor y edifica nuestra fe, poco a poco. Su Palabra nos dice en Isaías 28:10,“porque mandamiento
tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea.” El lleva
nuestra fe de un nivel a otro más alto (Romanos 1:17). La mujer viuda representa un buen ejemplo
de esto. Dios le dio una palabra clara acerca de un hombre piadoso en quien podía confiar fácilmente.
Luego, para acrecentar su fe, se le pide que entregue hasta su última comida al profeta. En realidad,
Dios le ha dado el tesoro de las “circunstancias desesperadas”. Efectivamente éste es un tesoro,
porque en momentos como esos, Dios nos encuentra y nos eleva a niveles de fe más sublimes.
En Daniel 2, Nabucodonosor tiene un sueño de Dios, y luego lo olvida. Hace llamar a magos y
caldeos, no sólo para que le interpreten su sueño sino que se lo muestren, porque lo ha olvidado. Si
no lo hacen, los matará. Esto incluye a Daniel y sus tres amigos. Todo el asunto había sido
ordenado por Dios. El les dio “el don de la desesperación.” Ellos tenían ahora, una respuesta de
Dios, o morirían. Ellos clamaron a Dios toda la noche y él les escuchó desde su monte santo y les
respondió. Esto mismo sucedió a la viuda. Era su última comida. Dios le dijo, “da tu última comida”.
La viuda estaba entre la espada y la pared. Sin embargo, este momento desesperado fue aprovechado
por Dios para llevarla a un plano de fe que ella no conocía. Al darlo todo, Dios le prometió sustentarla
hasta que lloviera de nuevo. Pero pronto veremos que Dios quiso acrecentar aún más su fe.
En el capítulo 17:17 leemos acerca de la súbita muerte del hijo amado de la viuda. Esta vez su
situación llegó a los extremos. De nuevo ella clamó al profeta Elías para que la rescatara. Su fe
había aumentado por el milagro de provisión asociado con Elías. Pero esta vez, su fe sería
perfeccionada, conforme escuchaba la voz del profeta clamando, “y Jehová oyó la voz de Elías, y el
alma de niño volvió a él y revivió. Tomando luego Elías al niño lo trajo del aposento a la casa, y lo
dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive” (v.22,23). Había sucedido algo extraordinario.
Aquél que ha sido llamado, “la Resurrección y la Vida” había visitado su casa, sorbiendo la muerte
en victoria. El aliento había vuelto al cuerpo sin vida de su hijo, y ella nunca volvería a ser la
misma. Esta pobre viuda había sido testigo de lo que ningún israelita había visto antes. Hebreos
11:35 nos dice que por fe “las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección.”
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LA MUJER DE SUNEM
Significado del Nombre: Desconocido
Escrituras: II Reyes 4:8-37; 8:1-6
Características: Solícita, hospedadora
En II Reyes 4:8-13 leemos acerca de una notable mujer que vivía en Sunem, un área en la porción
de la tierra perteneciente a la tribu de Isacar. No se dice su nombre. Sin embargo su vida fue una
bendición para Dios y para Su pueblo.
Eliseo fue un gran profeta de Dios, cuyo ministerio fue hacia la nación de Israel. Viajó muchas
millas. A menudo sólo dormía y comía cuando le ofrecían hospitalidad. Un día la mujer de Sunem
le vio caminando cerca de su casa y le invitó a comer. Desde esa ocasión, cada vez que Eliseo
pasaba por el lugar, se detenía a comer en casa de ella. La carga que ella sentía por ayudarle, la
estimuló a pedirle a su esposo que le hiciera un pequeño aposento para él, en su casa. La Escritura
nos dice que ella percibió que él era un varón de Dios.
Ella debe haber sido una mujer solícita y considerada. No solamente quiso alimentar a Eliseo, sino
también proveerle alojamiento. Su naturaleza generosa y hospedadora debe hacer sido una gran
bendición para Eliseo. En agradecimiento por la atención recibida de ella, él quiso hacer algo
especial. Cuando descubrió que su esposo era un hombre anciano, y no habían podido tener hijos,
Eliseo la llamó, y le anunció que tendría uno. En recompensa por construir el aposento al profeta,
Dios formó un hijo dentro del vientre. Esto nos recuerda vívidamente que en nuestra entrega,
nunca debemos dejar de darle a Dios. Es bueno que mantengamos abiertas nuestras manos, listas
para bendecir al pueblo de Dios, especialmente a Sus siervos.
Cuando el niño creció, enfermó y murió. En su desesperación, la madre hizo lo único que sabía
hacer. Dejó a su hijo muerto en la cama del profeta, y salió inmediatamente a buscarlo. Su hijo le
había sido dado a requerimiento de Eliseo, y ahora todo dentro de ella creía que Dios le devolvería
a su hijo si Eliseo se lo pedía. Tal era su fe. Al encontrar a Eliseo, ella volvió a casa con él y su hijo
le fue restaurado maravillosamente. Esto, está registrado nuevamente en Hebreos 11:35, el capítulo
de aquéllos que son conocidos por su fe.
La sunamita caminó la segunda milla. Por eso fue bendecida por Dios. Podía haberse contentado
únicamente con darle de comer al profeta cuando pasara, pero ella sentía compasión de bendecir al
Señor y Sus Siervos. Su deseo era refrescar el cuerpo, alma y espíritu de Eliseo.
Algunas veces nos contentamos con hacer lo mínimo que Dios nos pide, o por aquellos a quienes
Dios ha colocado sobre nosotros. El corazón de Dios es generoso. El desea a aquellos que también
son benevolentes por naturaleza. Cuando un hombre o una mujer es mezquino, se limita a recibir
bendiciones de Dios para sí mismo. Es tan distinto para Dios cuando somos dadores negligentes.
Debemos ser muy cuidadosos de no ser de aquellos que analizamos todo lo que hacemos, temiendo
que estamos dando demasiado de nosotros, o estamos perdiendo algo en el proceso. Pedro nos
insta a que seamos hospedadores, sin murmuraciones (I Pedro 4:9). Que seamos como la sunamita,
de aquellas que buscan bendecir en lugar de las que buscan ser bendecidas.
El evangelio de Lucas registra especialmente aquellas mujeres que ministraron las necesidades de
Jesús y Sus discípulos. Ellas guardan un lugar muy especial en su corazón, y Dios les da nombres
honorables en Su eterna palabra (ver Lucas 8:1-3).
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LA SIERVA DE NAAMAN
Significado del Nombre: Desconocido
Escrituras: II Reyes 5:1-27
Características: Fe, fidelidad
El relato de la sierva comienza en el capítulo 5 del Segundo libro de Reyes. Todos hemos oído
acerca de la sanidad de Naamán el sirio, un leproso. Sin embargo, la historia de la sanidad no
hubiera sido posible sin la intervención de la sierva de su esposa. Ella era una israelita que había
sido cautiva por los sirios. En ese tiempo, Israel no estaba abiertamente en guerra con Siria, sin
embargo, Siria hacía redadas a lo largo de las fronteras y se llevaban mercancías y misioneros.
Luego, estos se convertían en sus esclavos. Esta sierva había sido uno de estos cautivos. Aquí
vemos a una jovencita, no sabemos su edad, que fue tomada cautiva por una banda de hombres
toscos, quienes la vendieron como esclava. Era una israelita piadosa que servía y creía fervientemente
en el Dios de Israel. También creía que Dios podía sanar a Naamán. Se lo dijo a su señora, y esto
llegó a oídos del rey de Siria, quien envió a Naamán con Eliseo (II Reyes 5:2-6).
Mucho se ha dicho acerca de cómo afectan nuestras decisiones a nosotras mismas y a aquellos alrededor
nuestro. Seguramente, la sierva era alguien, quien a pesar de todas sus dificultades, había decidido
servir al Señor con todo su corazón. Esto se hace evidente, al verla testificar a su señora, acerca de la
fidelidad de Dios; aquella que la consideraba su esclava y quien no conocía al Dios de Israel.
También es evidente que su amor por Dios había penetrado tanto en su ser, que había quitado toda
dureza o resentimiento por aquellos que la mantenían en cautividad. El Señor llenaba tanto su vida,
que parecía estar siempre sostenida por una paz y contentamiento sobrenaturales. No hay indicios
de tristeza por el hogar, ni cualquier otro tipo de insatisfacción. Su vida parecía limpia y pura. El
amor por Dios gobernaba de tal manera su vida, que podía mantenerse con un corazón gozoso,
amando a todos aquellos a su alrededor.
Fácilmente pudo sentirse amargada con Dios, y hasta pudo haber cerrado su corazón hacia El, durante
su tiempo de prueba. Pudo haber meditado muchas veces en su corazón que Dios le había fallado y no
la había protegido de la esclavitud en manos de los sirios. Después de todo, a causa de Sus juicios
había sido separada de sus padres y de su hogar. ¿Era su destino desconocido para ella? O quizá su
familia fue asesinada al ser ella capturada. No lo sabemos. Sin embargo, no fue invadida por el
resentimiento y la autocompasión como muchos otros. Esta jovencita tenía una verdadera fe en Dios.
Ella creía, aun cuando no entendía. A pesar del ambiente que la rodeaba, mantuvo su fe en Dios.
Cuando estamos experimentando las tinieblas de sentirnos prisioneras porque el Señor lo ha permitido
para probarnos, ¿cuál es nuestra actitud? ¿Permitiremos que las circunstancias nos gobiernen,
clamaremos, como lo hizo esta sierva a Dios para que nos ayude a gobernar y reinar a pesar de las
circunstancias? El Salmo 110:2 nos ordena que dominemos, “en medio de nuestros enemigos.”
Poco se imaginaba ella que a causa de su vida y testimonio, pronto cambiarían las cosas abruptamente.
Naamán y su esposa, sus demás siervos, y aun Eliseo muy pronto sentirían el impacto de la fe de
esta jovencita.
Naamán era un general del ejército y un varón honorable. Sin embargo, fue afligido con la maldición
de la lepra, la cual era incurable, y también un tipo de pecado. Naamán era tan grande como el mundo
lo había hecho. Pero, como un escritor declara, “el esclavo más despreciable en Siria, no cambiaría su
piel con él.” La sierva tenía gran confianza en el poder de Dios y dijo a la esposa de Naamán con un
corazón lleno de fe: “Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.”
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Debe haber habido respeto por las palabras de la joven. También se requería de humildad para que
el rey de Siria y Naamán atendieran a una jovencita y actuaran rápidamente en respuesta a sus
palabras. Por eso, el rey de Siria, de inmediato, escribió una carta al rey de Israel, informándole
acerca de la visita de Naamán. Finalmente, Naamán llegó a la casa de Eliseo, deseoso de saludar a
este profeta que tenía el poder de Dios, para sanar a los enfermos. Imagínate su sorpresa y desilusión
cuando Eliseo no lo recibió, sino que le envió un mensajero. Así comenzó la prueba de parte de
Dios.
Eliseo le instruyó diciéndole que fuera al río Jordán, se lavara siete veces y sería limpio. Sin
embargo, Naamán no esperaba esto, y se disgustó y enojó muchísimo contra Eliseo y sus métodos.
Es común que Dios y el hombre difieran en su punto de vista acerca de cómo deben ser hechas las
cosas. Cuán frecuentemente el orgullo nos impide nuestra propia redención, y nos convierte en
nuestro peor enemigo. Si Naamán esperaba curarse, debía someter su voluntad a la voluntad
divina. En esencia, no había otra forma, ésta es la moraleja de la historia. Pudo haber terminado
aquí, si no hubiera sido por el requerimiento de los siervos de Naamán, que le rogaban que cumpliera
lo que Eliseo demandaba. Ahora, mientras enfrentaba la decisión más importante de toda su vida,
quizá nuevamente recordaba el testimonio de la sierva. Quizá recordaría lo que ella le había dicho,
confidencialmente a su esposa, acerca del milagroso poder que obraba en, y a través de Eliseo.
Estos pensamientos, calmaron su airado espíritu, y Naamán se sometió al requerimiento de Eliseo.
Después de lavarse siete veces en el río Jordán, Naamán fue limpiado completamente de su lepra,
y su carne se volvió como la de un niño. Vemos aquí el milagro aún más grande, cuando Naamán
vuelve a Eliseo diciendo, “he aquí, ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra sino en Israel.”
Naamán no sólo había sido sanado físicamente sino también espiritualmente. ¡Todo a causa de una
jovencita sin nombre en la Palabra de Dios, quien aceptó de buena gana sus circunstancias!
Piensa en la cantidad de personas a quienes ella influyó, al triunfar airosamente en esa situación.
¿Cuántas personas testificarían este glorioso milagro y creerían al poderoso Dios de Israel a causa
de él? Cuando Naamán volvió a su casa en Siria, limpio y sano, ¿cuántas personas serían impactadas
por su testimonio de sanidad, y aún más, por su confesión de fe en el Dios de Israel? ¿Cuántos en
su casa serían persuadidos a creer y seguir a Dios después de su conversión? Al nivel de su influencia,
podemos intuir que el número fue grande.
Debemos permitirnos, como la sierva, ser canales a través de los cuales la gloria de Dios sea
manifestada. Ella fue el eslabón perdido entre Naamán y su sanidad, entre Naamán y Eliseo. Por su
gracia, Dios le permitió a una sierva ser insertada en ese eslabón vital en la cadena de eventos que
permitieron la sanidad de Naamán, lo cual trajo mucha gloria a Dios. A menudo nos quejamos de
nuestras circunstancias, en lugar de aceptarlas. Sin embargo, si no las aceptamos, no daremos gloria
a Dios. Esta joven era únicamente una sierva, una esclava, pero pudo aferrarse a la realidad que ella
no era una esclava del hombre, sino pertenecía a Dios. Su aceptación a esta verdad permitió a Dios
usarla como testimonio a una nación entera. Su vida, así como sus palabras, vinieron a ser testigos
de Su grandeza y Su bondad. La sanidad de Naamán fue un tremendo testimonio para Siria y su rey.
Muchas de nosotras quizá estamos haciendo lo que consideramos que no es importante. Como la
jovencita, podemos estar haciendo el trabajo de una sierva, anhelando hacer algo grande en la vida
para tener éxito. Que esta historia sea una lección para nosotras, que si somos fieles en el lugar
donde Dios nos ha puesto, si realmente nos contentamos con ser únicamente sus siervas, será admirable lo que Dios hará para que nuestra vida tenga parte en su Reino. Dios tiene un propósito para
todos y cada uno de los que él ha llamado por su nombre. Seamos, pues, como la joven sierva, fieles
al aceptar su plan y propósito en nuestra vida, mientras buscamos honrarle con nuestro servicio.
62
JEZABEL
Significado del Nombre: Sin esposo
Escrituras: I Reyes 16:31; 18:4-13; 19:1,2; 21:5-25; II Reyes 9:7-37; Apocalipsis 2:20
Características: Cruel, dominante
Ningún estudio acerca de las mujeres de la Biblia estaría completo sin examinar algunas de las
infames mujeres mencionadas en la Palabra de Dios. Jezabel fue una de las peores. De hecho, aún
en estos días cuando se hace referencia a una mujer como “Jezabel”, es considerado como el peor
insulto. ¿Qué hizo esta mujer para merecer tal infamia?
Fue una descendiente de Et-baal, rey de Tiro y Sidón. El fue un sacerdote pagano que arrebató,
violentamente, el trono a su hermano y llegó a ser rey. La herencia de ella fue la idolatría y la
crueldad. Ella promovió la adoración a Baal en Israel, y trató de matar a los profetas de Dios. Fue
quien planeó matar a Nabot para que Acab confiscara su viña. Finalmente, cuando escuchó que Jehú
había matado a su hijo Joram y venía a matarla a ella también, se arregló la cara cuidadosamente y
le desafió cuando Jehú entraba por la puerta. El entonces ordenó que fuera echada por la ventana y
su cadáver fue destrozado y comido por los perros. No pudieron siquiera sepultarla, porque sólo la
calavera, los pies y las manos fueron halladas. En cierto sentido, tipifica a aquella malvada mujer,
“el Misterio Babilónico”, quien es arrojada con ímpetu, y nunca más será hallada (Apocalipsis 18:21).
Ahora esbocemos su carácter, como es mostrado a través de los libros Primero y Segundo de
Reyes. Jezabel era una mujer muy dominante y fuerte, casada con Acab. Influyó en él para que se
volviera a la idolatría. La Biblia atribuye claramente la maldad de su esposo, a su influencia sobre
él. Qué terrible acusación contra una mujer. En este estudio hemos enfatizado una y otra vez la
necesidad de asegurarnos que nuestros motivos sean puros y nuestras decisiones correctas. Una
mujer ciertamente, puede influir en su esposo para ir en la dirección correcta o no. (I Reyes 21:25).
Jezabel fue una mujer dura de corazón y muy egoísta. Había sido una princesa acostumbrada a salirse
con la suya, y así continuó hasta su muerte. Fue responsable por el derramamiento de sangre inocente
de muchos profetas (I R. 18:13), sentía un odio profundo hacia Dios y sus mensajeros. Aún, después
que Dios demostró Su poder derrotando a los profetas de Baal en el monte Carmel, su única respuesta
fue su enojo y determinación de matar a Elías (19:1,2). Fue un vaso guiado totalmente por Satanás.
Jezabel fue una engañadora y una asesina, totalmente dedicada a sus malvados propósitos. Cuando
Acab se entristeció porque no podía obtener la viña que quería, ella no tuvo escrúpulos. Y contrató
hombres que dieran falso testimonio contra Nabot y lo mataran. Luego, sin ningún remordimiento,
le entregó la viña a Acab (21:1-16). Acab no hizo nada para detenerla, y Dios lo hizo a él responsable.
Cuando el Señor pronunció juicio contra Acab, él se humilló delante de Dios, mostrando cierto
grado de arrepentimiento. Jezabel no lo hizo (21:27-29). Ella era orgullosa, arrogante, voluntariosa
y motivó a su esposo, hijos y todo Israel a la idolatría. Influyó a la nación de Judá a hacer lo malo, a
causa de que el hijo de Josafat, rey de Judá, se casó con Atalía su malvada hija (II Crónicas 21:4-6).
En la naturaleza de cada mujer está el conflicto de los deseos -el deseo de dominar, pero a la vez ser
dominada. Esta fue la consecuencia en la caída. Dios le dijo a Eva, “tu deseo será para tu marido,
y él se enseñoreará de ti”. Es trágica la vida de cualquier mujer que haya usurpado la autoridad, ya
sea en el hogar o en la nación (I Timoteo 2:12). El mundo habla despectivamente de la mujer “que
lleva los pantalones” en la familia. Jezabel dominaba severamente y las dos naciones afectadas
cayeron en pecado profundamente.
63
La mujer cristiana necesita aprender a someter sus fortalezas y debilidades al Señor. Debe permitir
que Su voluntad sea en ella, en lugar de tratar de manipular la voluntad de Dios para adaptarla a la
suya. Muchas iglesias y ministerios han sido arruinados por mujeres dominantes que manipulan a
sus esposos pastores a través de la profecía, la oración o sus emociones. Señoras, ¿demandan
ustedes, lloran, hacen malas caras, urgen, gritan y privan a sus esposos de las relaciones maritales o
les hacen la vida miserable hasta que su marido se derrumba bajo su presión y se rinde a su voluntad?
Muchos hombres han caído en adulterio, y ministerios han sido destruidos a causa del
comportamiento intransigente de las esposas. La manipulación puede engañar a algunos, pero nunca
a Dios, ni tampoco engañan a los hijos de tales matrimonios. Desdichadamente, casi siempre su
respuesta es, rebelarse contra Dios, y a menudo utilizan la misma manipulación en sus propios
matrimonios. Otros adoptan un mal estilo de vida como parte de su rebelión contra lo que han
experimentado en casa.
El nombre Jezabel significa “sin esposo.” Se refiere a una mujer que no obedece a su esposo ni le
permite a él tomar su lugar como cabeza. A menudo esto no es porque el esposo sea un tirano. Hay
mujeres que se resisten y oponen aun a esposos honorables. Esta es la pavorosa evidencia de la
naturaleza caída del orgullo, el ego y la obstinación que nunca han sido llevados a la cruz. La falta
de sumisión destruirá el hogar y hasta la misma iglesia. Es una negación del mensaje completo del
cristianismo en el cual, Cristo es la cabeza de Su esposa, la iglesia.
Si tú eres una mujer obstinada, necesitas clamar a Dios para que cambie tu corazón y haga de ti una
mujer con un espíritu sumiso y tranquilo. Este es el único tipo de novia con la cual, Cristo se casará.
Si nosotras, mujeres, no podemos demostrar esto en nuestro matrimonio terrenal, ciertamente no
funcionará en nuestra relación con Cristo. El matrimonio es una lección objetiva natural, que describe nuestra condición espiritual. Podemos darnos cuenta cuán sometidas estamos a Cristo, por
nuestra relación hacia nuestro esposo.
Los hombres débiles se alegran de poder depositar las decisiones de su casa en la esposa para evitar
conflictos, ellos también necesitan cambiar, pero hay otro factor que debemos considerar aquí. Es
un factor de la vida, que cuando la mujer se adjudica este papel, que le pertenece al hombre, éste a
menudo se da por vencido, y a ella la deja proseguir. Nuestros esposos, y aquellos que están sobre
nosotras en el Señor, no deben ver absolutamente nada del espíritu de Jezabel en nuestra naturaleza.
Si ellos lo perciben, debemos hacer todo lo posible por cambiar, por la gracia de Dios. Guardemos
nuestro corazón, y pidámosle a Dios que nos dé amor por la pureza, la sumisión y el orden divino.
Nuestros matrimonios nunca glorificarán a Dios hasta que estemos en orden con nuestros esposos.
A menudo la mujer viene al pastor y le dice: “¡Mi esposo no me ama!” El pastor entonces le
pregunta: “¿Está escuchándole y obedeciéndole?” La esposa dirá, “no.” La verdad es que un hombre
no puede amar a su esposa si ella siempre lo está ignorando y nunca obedece lo que él dice. Todas
las esposas deben entender que su esposo no puede amarlas si nunca obedecen ni respetan sus
requerimientos. Para comprender esto desde otro ángulo debemos preguntarnos: “¿Estaría el corazón
de Dios abierto para mí si yo nunca le escucho, o lo hago sólo cuando quiero?” Obviamente la
respuesta es, no. El corazón del esposo no se abrirá para su esposa si ella constantemente resiste el
espíritu de él. Recuerda, somos llamadas a ser la esposa de Cristo. ¿Estamos siendo obedientes al
Esposo Celestial? ¿Estamos siendo obedientes a nuestro esposo terrenal?
64
ATALIA
Significado del nombre: “A quien Jehová ha afligido”
Escrituras: II Reyes 8:26; 11:1-20; II Crónicas 22:2-12; 23:12-21; 24:7
Características: Despiadada, ambiciosa
Atalía tenía un pésimo carácter. En ciertos aspectos fue más perversa que Jezabel, su madre. Se
casó con Joram, hijo de Josafat. Este matrimonio con Atalía lo arruinó completamente (II Crónicas
21:4-6). Cuando su hijo Ocozías comenzó a reinar, fue su consejera y le aconsejó caminar en la
maldad de Acab (II Crónicas 22:1-4). Al morir Ocozías a una temprana edad, exterminó a toda la
descendencia de la familia real, y se apoderó del trono (II Crónicas 22:10-12). Vemos cuán diabólica
y despiadada fue, al saber que la mayoría de esos descendientes eran sus propios nietos. Para hacer
algo tan diabólico, es claro que Atalía había sido castigada por Dios, dándole una mente reprobada
sin afecto natural (II Timoteo 3:3). Este es el contraste de alguien que “se vende” a Satanás, para
hacer el mal a la vista del Señor (I Reyes 21:25).
Atalía gobernaba por ciega ambición y fue atraída por la codicia del poder. Continuó reinando por
seis años, pero la mataron el día de la coronación de su nieto Joas. Por la rápida acción de su tía,
Joas había sido guardado de la espada cuando Atalía dispuso matar a todos sus nietos. De siete
años era Joas cuando ella le arrebató el trono que realmente era de él. En el verdadero sentido de la
palabra, ella era hija de su madre. Ezequiel 16:44 nos dice, “cual la madre, tal la hija. Hija eres tú
de tu madre.” Sin embargo, Atalía fue más perversa que su madre, porque al matar a sus propios
nietos, ella fue más allá de todas las emociones lógicas normales para cometer tales atrocidades.
Quizá muchas de nosotras nunca nos identificaríamos con una persona así. Sin embargo, cuántos
niños han terminado, siendo víctimas inocentes de una madre egoísta y egocéntrica que por su
ambición ha codiciado alcanzar el pináculo de éxito. En la sociedad actual, las mujeres son alertadas
a “encontrarse”, a agradarse, a ponerse en primer lugar, a perseguir la expresión de su propia
personalidad, y a liberarse de todo prejuicio. La sociedad occidental le ha enseñado a la mujer a no
aceptar otra cosa que no sea la completa liberación. Consecuentemente, un sinnúmero de mujeres
ha abandonado sus casas, sus esposos e hijos persiguiendo el éxito y la satisfacción personal. El
resultado es inaudito. Ha habido un aumento de divorcios, abuso de los niños, abortos, hogares
inestables, delincuencia juvenil, asesinatos, violaciones, hasta niños matándose entre ellos. La
sociedad está siendo llevada por una ciega ambición. Tanto hombres como mujeres pasan día y
noche en el trabajo, viendo esporádicamente a su familia; anhelando el éxito, el placer y las ganancias
materiales. Los niños crecen bajo estas circunstancias indeseables, sin el cuidado y amor apropiados,
tanto espiritual, como emocional.
Desgraciadamente, el espíritu de Atalía no ha sido restringido a una generación o una sociedad.
Vivimos en un tiempo cuando Satanás está urdiendo una guerra viciosa contra Dios y la moral
cristiana en un intento por controlar el mundo. El espíritu de Satanás obra a través de mujeres como
Jezabel y Atalía. Vemos este espíritu obrando aun en la iglesia actual. Sin embargo, el final de
Atalía fue la muerte. Fue matada por la espada, así como ella había matado su propia sangre. Fue
juzgada como una idólatra, una usurpadora y enemiga del pueblo y de Dios. Todos aquellos que son
como Atalía, perecerán eternamente. Sigamos la admonición de Romanos 12:2, “y no os conforméis
a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” No debemos ser intimidadas
o presionadas por las fuerzas de este mundo, para que abandonemos a nuestros hijos, nuestros
valores, nuestras casas y nuestro matrimonio, a cambio de las ambiciones de esta vida.
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HULDA
Significado del nombre: Comadreja
Escrituras: II Reyes 22:10-20; II Crónicas 34:18-28
Características: Disponible, fidelidad
En II Reyes 22:10-20 encontramos a una notable mujer llamada Hulda. Vivió en Jerusalén en el
tiempo que venía un avivamiento sobre Judá, pero también venía un juicio. Los grandes reyes del
Reino Unido de Israel habían pasado de largo la escena, y la nación acababa de dividirse en dos
grupos contrarios - el del Norte y el del Sur. Las tribus del norte habían sido tomadas cautivas en la
invasión de Asiria, pero ahora también Judá, el reino del sur, había degenerado en adoración idolátrica.
Durante esos momentos de decadencia moral, nació Josías. Su nacimiento había sido profetizado,
trescientos años antes (I Reyes 13:1-3; II Reyes 22:1-2). Su abuelo Manasés había sido uno de los
reyes más impíos de Judá, y su padre Amón anduvo en los mismos caminos de su padre. Cuando
Josías tenía ocho años, asesinaron a su padre. Súbitamente, a los ocho años, fue coronado rey. El
rey Josías fue diferente a su abuelo y su padre. A diferencia de ellos, él anduvo en la ley del Señor.
Siguió el ejemplo de su antecesor, el rey David. A los doce años de su reinado (II Crónicas 34:3),
comenzó a limpiar a Judá de la idolatría y un avivamiento se extendió sobre toda la tierra. Jeremías
y Sofonías fueron profetas durante su reinado (Jeremías 1:1-2; Sofonías 1:1).
Habiendo reinado Josías por dieciocho años, ordenó la restauración del templo de Salomón en
Jerusalén. En medio de esta actividad, fue descubierto un antiguo libro de la ley e inmediatamente
fue llevado a Josías. La respuesta de Josías fue inmediata, en II Reyes 22:13 le oímos decir, “id y
preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro
que se ha hallado, porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por
cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo
que nos fue escrito.”
Josías ordenó que todo el reino averiguara el significado de este libro. En este momento, Hulda
entra en escena. En realidad, poco se dice de ella, pero así es con muchos grandes hombres y
mujeres de la Biblia. Dios registra solamente los momentos más importantes de su vida, relacionados
con Su plan y propósito para Su reino. Dios pone el énfasis en Su Persona y Su plan, no en resaltar
la personalidad de los hombres. Lo que sabemos es que fue una renombrada profetisa. El hecho
que fue buscada por los oficiales del rey Josías, nos dice que fue reconocida por su discernimiento.
Las palabras de Hulda fueron decisivas y directas - el pueblo de Israel sería juzgado a causa de su
idolatría y su maldad. Ella se mantuvo firme sin disculparse ni tratar de diluir el mensaje del Señor.
Ella fue probada en esto, como una mujer distinguida que usaba el don espiritual dado por Dios,
para beneficio de la nación entera. Su mensaje, de parte de Dios para el rey, también fue muy
emotivo. Dios declaró que vio el corazón enternecido de Josías y pospuso el juicio. El Señor le
prometió que sus ojos no verían el juicio venidero. A menudo, el Señor lleva al justo al hogar
celestial para apartarlo de la aflicción y el juicio que caerá sobre los creyentes injustos.
La lección que aprendemos de Hulda es la disponibilidad. Quizá sintamos que no somos importantes
en el reino de Dios. Tal vez servimos en distintos departamentos y esferas de la iglesia, somos
desconocidas, no nos vemos y pasamos desapercibidas. Por momentos nos preguntamos si nuestra
vida cuenta en realidad. Sin embargo, si somos fieles como Hulda, descubriremos que nuestras
palabras, nuestras acciones, o quizá un simple acto de bondad puede ser usado por el Señor de una
forma extraordinaria.
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ESTER
Significado del Nombre: Una estrella
Escrituras: El Libro de Ester
Características: Contentamiento, humildad
La historia de Ester, la famosa reina que salvó a su pueblo, ha excitado la imaginación y el corazón
de cristianos y no cristianos por igual. Es una historia con rasgos de un cuento de hadas, describiendo
su ascenso de los harapos a las riquezas. Ester comenzó su vida con el nombre Hadasa, que significa
“mirto.” Ella tomó el nombre Ester, que significa “estrella”, cuando se reunió con las demás doncellas
en la corte de Asuero, para competir por el título de reina. Muchos sermones se han escrito, y hay
preciosas verdades que podemos entresacar del libro de Ester, pero nuestro enfoque principal debe
estar en el carácter y personalidad de la joven.
Esta niña huérfana judía, fue adoptada y criada por su tío Mardoqueo, ella era adorable en todo
sentido. De hecho, era tan adorable, que fue escogida entre muchas doncellas y llegó a ser reina.
Durante el largo período de preparación acostumbrado, (seis meses con perfumes aromáticos, y seis
meses con óleo de mirra). Ester causó una magnífica impresión en Hegai, el eunuco a cargo de las
mujeres. Cuando llegó el turno a Ester para ser vista por el rey, Hegai le preguntó qué atavío quería
para presentarse delante del rey, y ella respondió simplemente, “lo que tú elijas darme” (2:15).
Esta fue una revelación extraordinaria de su carácter, revelaba humildad y contentamiento. En ella
no hubo engaño, orgullo o vanidad. Ella pudo haber demandado valiosas joyas y vestidos lujosos,
pero ella era tan humilde, que confiaba en el buen gusto del otro, y fue lo suficientemente conforme,
para no codiciar las riquezas del rey. Obviamente, su mente no había sido contaminada por
consideraciones mundanas. ¡Cuán diferente del clamor de muchas mujeres hoy! A las mujeres se
les exhorta a ser asertivas y presionar por sus derechos. Se les alienta a no conformarse únicamente
con lo establecido, sino buscar más. Necesitamos aprender de esta lección de Ester, que la “piedad
acompañada de contentamiento” es mejor que todas las riquezas y placeres de este mundo.
El orgullo es la verdadera raíz de todo pecado. Es lo opuesto a la humildad, que es el fundamento
de toda virtud. La humildad que vemos en Ester imparte fortaleza a esa verdad divina. Fue su
humildad lo que la llevó al trono. A la inversa, el orgullo fue lo que hizo que Vasti perdiera el trono.
La humildad es la virtud que se opone a nuestro estilo de vida diario. El orgullo no nos permite ver
nuestros errores, y exagera los errores de los demás, destruye familias y hasta reinos, tal como
sucede en esta historia del rey Asuero y Vasti. Cegada por el orgullo, la reina Vasti pensó que ella
estaba por encima de la ley. ¡Qué equivocada estaba!
Cuando Ester fue elegida reina, su belleza fue alabada en toda la tierra. Se celebraron fiestas en su
honor, le fueron otorgados regalos generosamente. Sin embargo, todo esto no disminuyó la
simplicidad y humildad del carácter de Ester. Esta verdad se vuelve especialmente importante
conforme leemos esta historia y vemos como Ester arriesgó su vida por su pueblo.
Ahora consideremos lo obvio. ¿Qué haríamos en su lugar? Ester, una pobre huérfana judía, de
pronto se encuentra en el palacio de un poderoso rey, siendo una más de su harén. Como cualquier
otra joven, su necesidad de sentir un amor romántico, probablemente se encontraba viva dentro de
ella; sin embargo, su vida no era suya y sus decisiones estaban limitadas. El saber lo que había
acontecido a la reina Vasti, que había sido destituida para siempre de la presencia del rey por su
desobediencia, debe haberle afectado su actitud acerca de estar en esa posición. Sin embargo, Ester
fue una mujer llena de sabiduría.
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Ella fue una mujer sensible e inteligente, demostró un notable autocontrol en una época de inminente
peligro para ella y su pueblo. Esto es evidente cuando consideramos con cuánto cuidado y oración
presentó ante el rey su petición, después de oír que todos los judíos serían exterminados a causa del
decreto real de parte del rey. En aquellos días era contrario a la ley presentarse delante del rey sin
su autorización. Ester 4:11 nos dice: “Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey
saben que cualquier hombre y mujer que entra en el patrio interior para ver al rey, sin ser llamado,
una sola ley hay respecto a él: ha de morir, salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el
cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey en estos treinta días.”
Ester estaba consciente que sus acciones pondrían en riesgo su vida; no obstante, perseveró
valientemente en sus esfuerzos por obtener la libertad de su pueblo. Vemos, claramente, que ella
estaba temerosa, pero a la vez determinada a salvar a su pueblo de un inminente desastre. Su respuesta
a su tío Mardoqueo, deja entrever su atribulado corazón. “Ve y reúne a todos los judíos que se hayan
en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis
doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley, y si
perezco, que perezca.” Ester se entregó sin reservas a esta causa. Tanto, que se atrevió a enfrentar
las leyes de los hombres, para seguir la ley de Dios que habitaba profundamente en su corazón puro.
Ella no consideró su vida, preciada para ella, escogiendo servir a su pueblo y su Dios. Sus palabras,
“si perezco que perezca,” deberá ser grabada en los corazones de las personas de Dios en todo lugar,
porque esas palabras nos recuerdan nuestra propia necesidad de abandonarnos a él.
Veamos a la reina Vasti por un momento. Vasti se encontró en una situación con el rey, donde el
curso de la acción que ella decidió, fue contra la ley. El rey le ordenó que se presentara delante de
él y los demás dignatarios, cuando sus corazones estaban “alegres con el vino”. Para Vasti, ser
exhibida en esa forma era humillante. Sin embargo, fue requerida por el rey para que llegara. Por
esta razón, ella pudo sentirse justificada perfectamente, sin embargo, Vasti rehusó la orden. Ella
decidió desafiarlo. Y aunque sabía que esto afectaría a muchas mujeres en los dominios del rey,
ella rehusó presentarse delante de él. En consecuencia, fue juzgada duramente por el rey, sus
consejeros, y el Señor mismo. “No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino contra
todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero.
Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima
a sus maridos … y habrá mucho menosprecio y enojo” (Ester 1:16-18).
Qué diferencia tan marcada vemos en la actitud de estas dos mujeres. A diferencia de Ester no vemos
a Vasti clamando a Dios por respuesta a su dilema, en ella no hubo ayuno ni oración para preservar su
derecho al respeto propio. No apeló a otros para que la ayudaran en ese incómodo momento. Lo que
vemos es el orgullo y arrogancia asomando su inmunda cabeza. Vemos una mujer voluntariosa,
desafiante, imponiendo sus derechos y privilegios como esposa del rey. Absorbida en su propia
importancia, vemos a una mujer bajo el liderazgo directo de su esposo, escogiendo ser su propio jefe.
Vemos también la completa insensatez de ese desafío directo, porque ella lo perdió todo.
Verdaderamente, Ester es una de esas mujeres que debemos imitar. Su rápida acción para salvar la
vida del rey de la conspiración de dos guardias reales (2:21-23), junto con la sabiduría que desplegó
en su trato con el malvado Amán, nos deja entrever la belleza de su carácter. Aún después de
limpiar completamente del reino a los enemigos de Dios, vemos que Ester no busca fama o poder
para sí misma. Dio a su tío Mardoqueo el crédito que merecía, y luego lo vio enaltecido y nombrado
segundo en el reino, para ayudar a gobernar Persia. Ester llegó al trono a causa de su lengua llena
de gracia y espíritu de humildad. Dios la elevó al trono por una razón. Ella podía disuadir a su
esposo de cometer un serio error de juicio por su sabiduría, su autocontrol, y su fe. Ester y Abigail
sobresalen entre otras por su habilidad de razonar con los hombres.
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ESTER
Y ganaba Ester el favor de todos los que la veían - Ester 2:15
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VASTI
Significado del Nombre: Hermosa
Escrituras: Ester 1:9-22; 2:1,4,17
Características: Orgullosa, rebelde
Vasti fue la esposa del rey Asuero, quien más tarde fue destituida y reemplazada por la reina Ester.
Vasti desobedeció públicamente a su esposo y lo avergonzó al rehusarse a presentarse delante de él
y sus dignatarios en ocasión de una gran fiesta. Quizá alguien pudiera argumentar a su favor,
diciendo que en esa época no se acostumbraba que una mujer exhibiera su belleza y encanto delante
de aquellos hombres cuyos corazones estaban “alegres con el vino.” Sin embargo, al considerar los
eventos siguientes en el libro de Ester y también en la historia de Persia, nos damos cuenta que fue
Dios quien dispuso todo el asunto. Dios lo permitió, para que Ester llegara a ser reina en el momento
exacto de la historia.
Alguien podría argumentar que la reina Vasti estaba en lo correcto, y que recibió un castigo injusto.
Sin embargo, el asunto clave a ser considerado aquí es, honra y sumisión, no justo e injusto.
Solamente una cosa importa en esta situación - ¿honró ella al rey, su esposo? Esta es la cuestión
que todas las esposas deben considerar. Justo o injusto, cuando somos enfrentadas a situaciones
dolorosas, ¿tomaremos la decisión correcta y honraremos a nuestro esposo? Siendo él el sacerdote
y rey de nuestra casa, ¿honraremos su posición? Esta es una verdad importante que las mujeres
debemos comprender. Durante esos momentos, cuando encuentres difícil confiar, obedecer y honrar
a tu esposo, debes cooperar con él como con el Señor. Haciendo esto, honrarás a Dios. La respuesta
equivocada de Vasti a la autoridad, nos muestra la importancia de la sumisión y la conformidad.
Esta historia también nos recuerda que nuestras palabras, hechos y acciones, influirán y afectarán
muchas vidas alrededor nuestro. Como reina, Vasti estaba en un puesto de mucha influencia. Su
ejemplo inapropiado afectaría las actitudes, opiniones y acciones de muchas mujeres de aquella
tierra. Quizá nuestra esfera de influencia no sea de tan largo alcance, pero para aquellas mujeres
que alcanzamos, es igualmente crítico que nos comportemos sabiamente delante de ellas.
Uno de los deberes más importantes de una esposa es dar honra a su esposo, y tratar de ocultar sus
imperfecciones delante del mundo. Por eso, cuando Vasti se rehusó obedecer a Asuero, ella lo
estaba exponiendo a la crítica y el ridículo público. Probablemente para Vasti era degradante ir a un
salón de banquete lleno de hombres que habían bebido demasiado. Seguramente si el rey estuviera
sobrio hubiera rechazado cualquier sugerencia de hacerle a ella tal demanda. Sin embargo, el
desafío de ella fue muchísimo peor que si ella solamente se hubiera retirado. La presencia del rey
la hubiera preservado de cualquier consecuencia indigna. Por eso, al escoger no obedecer a su
esposo, ella mostró una abierta oposición a su autoridad y juicio. Su actitud abiertamente desafiante
hacia su esposo mostraba orgullo y altanería. Este fue un acto de rebeldía. Por eso ella perdió la
bendición de Dios, fue destituida de ser reina y Ester tomó su lugar. Vasti significa hermosa, y
seguramente ella era de hermosa presencia. Sin embargo, a causa de su belleza ella se enalteció.
Este orgullo la llevó a la rebelión e insolencia contra el rey. En esto, ella es un tipo de Lucifer, quien
también se rebeló y fue degradado a causa del orgullo y la arrogancia.
Debemos entender el principio establecido aquí. La sumisión aun en las situaciones injustas atrae
el favor de Dios. La rebelión nunca lo hace. Por eso, debemos desarraigar de nuestro corazón
cualquier semilla de rebelión y orgullo contra la autoridad y aquellos que amamos. Cuando Sara se
sometió al requerimiento de Abraham de llamarlo su hermano, Dios la protegió de insinuaciones
impropias de parte de Abimelec. Al someternos a aquellos en autoridad con una actitud correcta de
corazón, Dios intervendrá y abogará por nuestra causa y nos protegerá del mal.
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ZERES
Significado del Nombre: Oro
Escrituras: Ester 5:10-14, 6:13
Características: Inteligente, ambiciosa
En el libro de Ester también encontramos mencionada a Zeres. Ella fue la esposa de Amán el
agagueo, quien trató de matar a Mardoqueo y a todos los judíos. Amán fue un hombre orgulloso y
arrogante como Adolfo Hitler. El estaba dispuesto a exterminar a toda una raza porque un hombre
no se inclinó delante de él. El orgullo está en el fondo de toda maldad. Amán se llenó de ira contra
Mardoqueo porque rehusaba inclinarse delante de él. El no tenía reposo en su espíritu y su alma se
angustiaba. Aunque exteriormente él “se refrenaba”, Amán no podía vencer su desasosiego cada
vez que veía el desprecio de Mardoqueo. Esta afrenta que recibía de Mardoqueo absorbía su alma;
y constantemente meditaba en esto. De nada le servían todas las riquezas y honor que tenía,
comparado al odio que sentía hacia Mardoqueo, todo era secundario para él, su posición en el reino,
sus riquezas, su familia y sus amigos. Desde ese momento, Amán ya no podía vivir una vida
normal y feliz. Su orgullo demandaba retribución. En su enojo, se quejaba amargamente con su
esposa y sus consejeros y se sentía profundamente desgraciado por el proceder de Mardoqueo.
Una esposa tiene una tremenda influencia sobre los pensamientos y acciones del marido. Una
esposa también puede inclinar a su esposo hacia el bien o hacia el mal. Una esposa puede usar la
sabiduría para edificar su casa, o con necedad la derribará con sus manos. Desafortunadamente,
esto fue precisamente lo que hizo Zeres, la esposa de Amán. En este aspecto, ella no vivió de
acuerdo al significado de su nombre. Para ser oro puro, uno debe pasar por el fuego de Dios, donde
todas las impurezas, la avidez, y la ambición son limpiadas. Zeres, obviamente, era un vaso sin
redimir y sin refinar. Seguramente nunca pasó a través del horno de aflicción que separa las impurezas
impías de la vida de uno, y a causa de esto, ella no fue una bendición para su esposo, sino una
maldición.
Durante sus momentos de ira, Amán se preguntaba qué hacer con Mardoqueo. Por eso pidió a su
esposa, así como a sus consejeros cercanos que le aconsejaran para tomar una decisión. En lugar de
comprender el peligro de su enojo incontrolable e intentando ayudarle a pensar objetivamente,
Zeres le aconseja que construya una horca para Amán. Ella alimentaba su enojo, su odio y prejuicio,
en lugar de tratar de convencerlo que tomara otra actitud. Ella no tenía temor de Dios en su corazón.
Era del mismo calibre que su esposo. Zeres era una mujer inteligente; pero su corazón estaba lleno
del mismo orgullo y ambición que contaminó a su esposo. A causa de este consejo, Zeres tuvo que
contemplar, no sólo la muerte de Amán en la horca, sino también la de sus diez hijos.
Este relato nos muestra la etiqueta del precio de la ambición y el orgullo. A menudo, una esposa es
el consejero preferido del esposo. El la escucha. Ciertamente ella es la más accesible. Si un
matrimonio está en el orden correcto, el esposo abrirá su corazón a la esposa, esperando consuelo y
a veces su consejo. La esposa debe ser la mejor amiga del esposo. Ella lo conoce mejor que
ninguno. Por esta razón es importante que las esposas le pidan sabiduría a Dios y justificación en
su vida para que puedan decir y hacer las cosas que les ayudarán, en lugar de entorpecerlas. No
podemos dar consejo piadoso si nuestro corazón está lleno de los caminos del mundo, o pecados
ocultos como Zeres, la esposa de Amán. Debemos buscar verdadera humildad de corazón y la
sabiduría que viene de lo alto, la cual es pura, pacífica y gentil. Debemos anhelar sabiduría de
corazón para guiar nuestros pensamientos y acciones, de otra manera echaremos a perder todo lo
que estemos tratando de construir para la gloria de Dios.
71
Resumen de las Mujeres del Antiguo Testamento
Generalmente cada mujer de la Biblia es conocida por un rasgo en particular. Esto es verdad
también para nosotras. A continuación tenemos un breve resumen de los rasgos sobresalientes de
cada mujer. Algo aún más importante es aquello por lo que nosotras somos conocidas, no sólo en
esta vida, sino en los registros del cielo.
Eva - Es la primera mujer, esposa, y madre. Eva es la única mujer que nunca fue niña ni experimentó
la niñez. Ella no tuvo iniquidad en su sangre, de pasadas generaciones. Es conocida por haber sido
engañada por la serpiente, quien jugó con sus emociones y su curiosidad por lo prohibido.
Sara - Fue una mujer de fe, así como Abraham fue conocido por su fe. Su nombre y su naturaleza
fueron cambiados de Sarai (dominante) a Sara (princesa, sumisa). Aprendió a honrar y obedecer a
su esposo, llamándole señor, y disfrutando los frutos de una naturaleza sumisa más tarde en su vida.
Ella por fe, recibió fortaleza para concebir un hijo cuando ya había pasado su tiempo para dar a
luz. Su risa fue cambiada de la de incredulidad a la de la realización.
Agar - Fue una esclava. Ella y su fruto (Ismael) representan la esclavitud del antiguo pacto. Su
fruto fue el producto de la mente natural y la ingenuidad humana. Lo que ella dio a luz, se burló de
Isaac, el hijo de la promesa. Ambos, ella y su fruto, fueron rechazados y reemplazados.
La Esposa de Lot - Estaba obsesionada con el mundo, y anhelante volvió a ver lo que Dios había
condenado, y fue convertida en una estatua de sal. La sal habla de muerte. Sus hijas fueron mujeres
mundanas también, y trajeron desgracia al Señor. Cristo nos dijo, “acuérdate de la mujer de Lot.”
Rebeca - Esta hermosa joven tuvo un buen principio en su vida y su matrimonio. Sin embargo, su
matrimonio no maduró, sino que se deterioró. Ella tomó las cosas en sus manos y practicó el
engaño. También Isaac fue negligente en diversas áreas de su vida. Ella es más conocida por
impartir sus argucias a Jacob, su hijo favorito, quien suplantó a su hermano. El resultado de esto
fue un hogar dividido y una vida miserable para todos.
Raquel - Raquel era hermosa pero estéril. Ella envidiaba a su hermana, y a Jacob le demandaba
que supliera sus necesidades, lo cual sólo Dios podía hacer. Cuán opuesta fue a Ana quien se llegó
a Dios para que supliera sus necesidades, en lugar de demandarlo a su esposo. Ella es más recordada
por ser la madre de José.
Lea - Ella nunca fue amada por su esposo, a causa de la forma en que llegó a él. Lea prosiguió con
el engaño de hacerse pasar por Raquel en la noche de bodas. A causa de su corazón inclinado hacia
El, Dios la hizo fructífera, aun cuando no fue amada. Al final, ella fue enterrada al lado de su
esposo; y de sus seis hijos descienden la mayoría de los grandes hombres de Dios.
Dina - Fue la hija de Jacob y Lea. La madre de Dina y su padre no tuvieron una buena relación, y
esto, se sumó a su rebeldía. Ella salió para encontrarse con las hijas de la tierra, y teniendo amigas
del mundo, encontró el compañero equivocado y cayó en inmoralidad. Como resultado, sus hermanos
asesinaron al joven y a toda la aldea. Luego la familia de Jacob tuvo que trasladarse.
Jocabed - La madre de Moisés es conocida por su fe. Ella ocultó a su hijo, junto a los carrizales, a
la orilla de Nilo, y no temió contravenir la orden del faraón. Más tarde su hijo le fue restituido, y la
hija del faraón le pagó por criarlo. Satanás sabía que a este niño se le había ordenado destruir su
dominio en Egipto, sin embargo, ella fue obligada a alimentarlo por la hija del faraón. Dios es
quien controla todo, no Satanás. Satanás está sujeto a todo mandato de Dios.
72
María - Es recordada, no tanto por cuidar de su hermanito en los carrizales del Nilo, o por su
ministerio profético, ni siquiera por guiar a las mujeres de Israel en el cántico y danza del Mar Rojo.
Ella es más conocida por sus celos por Moisés y por hablar en contra del hombre al cual había sido
llamada a ayudar y apoyar. Lo que es admirable, no puede cubrir lo que no es admirable.
Séfora - La esposa de Moisés es conocida por sus palabras y sus acciones en la posada, cuando el
Señor quiso destruir a Moisés por no practicar su propio mensaje. La circuncisión era esencial para
heredar la tierra de la promesa, y su hijo no había sido circuncidado. La ira de Dios contra Moisés
se aplacó cuando Séfora circuncidó a su hijo. Se cree que ella fue un apoyo para su esposo durante
esos cuarenta años en el desierto, cuando Moisés se sentía desalentado.
Rahab - Aunque ella fue conocida como una prostituta en Jericó, cuando entró en contacto con el
Dios de Israel, puso toda su confianza en El. Su fe fue demostrada por sus obras, cuando ella
escondió a los dos espías y pidió misericordia cuando Jericó cayera delante de los ejércitos de Israel.
Rahab tenía un corazón amoroso, bajo la dura caparazón de haber sido una ramera. Ella cuidó a su
familia y parientes y buscó su preservación. Más tarde se casó con un poderoso príncipe de Judá
llamado Salmón, y tuvieron un hijo llamado Booz quien fue tatarabuelo del rey David. Rahab tomó
parte de la línea mesiánica. (Mateo 1:5; Hebreos 11:31) Ella se menciona entre los héroes de la fe.
Débora - Una profetisa y juez de Israel, Débora quizá fue la líder más grande que Israel haya
tenido. Ella estaba casada y no dominaba sobre los hombres. El general Barac siempre estuvo al
frente y ella le alentaba con la guianza profética.
Acsa - Ella movió a su marido para pedir las fuentes de aguas más altas y las bajas. Estas fuentes
de agua representan la doble porción del Espíritu. Ella animó a su esposo para buscar las mayores
bendiciones de Dios. Acsa movió a su esposo en la dirección correcta. Las mujeres deben animar
a sus esposos a buscar más de los tesoros eternos y no conformarse con lo superficial.
Dalila - Una mujer conocida por su traición, aunque era bella y encantadora. Ella rogó, suplicó,
urgió, lloró e importunó hasta que agotó a los hombres e hizo con ellos lo que quiso. Ella es la
representación de la manipulación, el egoísmo y el capricho de la mujer caída.
Noemí - Su nombre significa “placentera”. Su vida, realmente, hizo que sus nueras quisieran
conocer a su Dios, quien la había hecho tan maravillosa. Que nuestra vida, como la de Noemí, haga
que otros se rindan a Dios.
Orfa - Ella fue una de las nueras de Noemí. Amaba profundamente a su suegra, pero no encontró
la fuerza para seguirla o cuidar de ella en su vejez. Las emociones, las lágrimas y las promesas no
son cosas que impresionan al Señor. Las acciones y la fidelidad son cualidades que Dios respeta.
Rut - Fue la joven que decidió ir con su suegra a una tierra extraña y cuidar de ella. También estuvo
dispuesta a arriesgarse a no casarse de nuevo. Dios vio esa profunda humildad de espíritu y
recompensó a esta muchacha gentil, con algo que ninguna otra mujer tuvo en su generación. Estar
en el lugar correcto hizo que ella encontrara al hombre correcto, y llegó a estar en la línea mesiánica.
Ella llegó a ser la bisabuela del rey David. Dios nos prueba cuando menos lo esperamos.
Ana - Fue la madre del profeta Samuel. Ella experimentó al principio una gran esterilidad, y
recibió oprobio de su rival. Fue mal entendida por su pastor. Pero pudo mantener su corazón
abierto para recibir una palabra de Dios a través de él. La fe la vivificó, y ella concibió y dio a luz
uno de los hombres más grandes de la historia. “Bienaventurados los que no hallan tropiezo.”
73
Mical - Fue la hija del rey Saúl. Es más conocida por haber desdeñado a su esposo (uno de los
hombres más espirituales en su generación) y por haberse burlado de las manifestaciones del Espíritu
Santo. Mical tenía el espíritu de su padre Saúl. Ella albergaba sentimientos hacia su padre, pero
resentimiento contra su esposo. Las palabras venenosas que ella vertió en privado, fueron oídas
por Dios y ella fue herida con esterilidad por el resto de su vida. “El poder de la vida y la muerte
está en la lengua” y “porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”
Cuidemos nuestras palabras, especialmente en casa y en los lugares privados.
Abigail - Algunas mujeres son atractivas, pero no son dulces en su aspecto. Esta adorable mujer es
conocida por su hermoso aspecto y buen entendimiento. Ella estaba unida en yugo desigual con un
hijo del diablo, irracional e ilógico. Pero ella mantuvo su cabeza en alto, y mantuvo una buena
visión profética. Abigail sabía como hablarle a un hombre. Ella era calmada, objetiva, y su
razonamiento fue claro y no nublado con histeria. Las palabras que ella habló a David, cuando él
buscaba tomar venganza por sus propias manos, muestra el calibre de su profunda espiritualidad.
Ella es un estímulo para todas aquellas mujeres que están unidas a un esposo que es un poco menos
que admirable.
Betsabé - Es más conocida como aquella mujer que se bañaba en el terrado a la vista del rey. Ella
debió haber sido menos llamativa, porque estaba agitando las pasiones de un hombre vulnerable.
No obstante, Betsabé fue una persona profundamente buena. Amaba a su marido, y estuvo bastante
compungida cuando él murió en la batalla. Más tarde, dio a luz a Salomón, un hombre amado por
Dios, pero también un hombre con la inherente debilidad de la lujuria. La lujuria era una propensión
tanto en David como en Betsabé. Evitemos toda apariencia de maldad. Nunca usemos nuestra
hermosura o encanto para enlazar o ser piedra de tropiezo a otros. Nunca debemos jugar con las
emociones de otros o con las nuestras.
La Viuda de Sarepta - Es famosa por su disposición a darle su único alimento al profeta. Al hacer
esto, ella estaba actuando en fe, y Dios le concedió su provisión para lo que restaba de la hambruna.
Después Dios levantó a su hijo de la muerte, un hecho que aún no había acontecido en Israel en ese
tiempo.
La Mujer de Sunem - Su espíritu de hospitalidad y la honra que demostró al profeta de Dios para
proveerle sus necesidades naturales, ganó el respeto de Dios. El la recompensó resucitando a su hijo
de la muerte. Al mostrar misericordia a los hermanos más sencillos, se la estamos mostrando a Dios.
La Sierva de Naamán - Esta joven había sido tomada cautiva por los sirios. En lugar de odiar a sus
captores y estar amargada por sus circunstancias, ella mantuvo un espíritu gozoso y la fe en Dios en
su corazón. De manera que ella pudo hablar del poder sanador de Dios para sanar a Naamán de su
lepra. El resultado fue que Naamán viajó a Samaria donde fue sanado instantáneamente, y toda
Siria supo que había Dios en Israel. Mantener una actitud correcta en medio de las circunstancias
más desdichadas, puede traer libertad a otros.
Jezabel - Ella codiciaba el poder y la influencia, instigaba a su marido a cometer impiedad a la vista
del Señor. Cuando Nabot no le vendió su viña a Acab, el rey se encaprichó como un niñito y eso
bastó para que ella saliera adelante. ¡Jezabel fue más allá! Ella caminó una milla extra. Le pagó a
ciertos hombres para que mintieran acerca de Nabot y lo mataran. Jezabel fue la responsable de
haber derramado la sangre de muchos profetas. Ella luchó abiertamente contra Jehová, el Dios de
Israel, e infringió daño a muchas generaciones que vendrían. Ella y su esposo “se vendieron” a
Satanás para hacer el mal a la vista de Dios (I Reyes 21:25).
74
Atalía - La hija de Jezabel y Acab, ella fue como su madre. Ella no tenía afecto natural y se entregó
a una mente reprobada. Atalía estuvo dispuesta a matar a todos sus nietos con tal de tomar el
control del trono de Israel. Ella fue la única mujer que reinó sobre el trono de Israel, y lo usurpó por
el derramamiento de sangre inocente. Atalía no tenía sentimientos.
Hulda - Esta mujer fue una profetisa que tenía reputación de declarar los mensajes de Dios con
fidelidad y exactitud. Aparentemente su vida estaba muy cercana a Dios. Hubo también otros
notables profetas en el país, tales como Jeremías y Sofonías, pero en esta ocasión, Dios escogió
hablar al rey y a la nación a través de esta devota mujer.
Ester - Ester fue una hermosa mujer, símbolo de la novia de Cristo. Hay muchas vírgenes sensatas
(o creyentes lavados con la sangre), pero sólo una reina. No todos los creyentes gobernarán y
reinarán con Cristo, o calificarán para ser Su Novia. Ester llegó al trono a causa de la belleza de sus
actitudes, palabras, y forma de vida. Si hemos de reinar con Cristo en Su trono, hay cinco palabras
que resumen lo que debemos hacer. El dijo: “Así como yo he vencido” (Apocalipsis 3:21).
Vasti - Fue destituida como reina. Su falta de respeto pública hacia el rey no pudo ser tolerada.
Ella estaba estableciendo un ejemplo a todas las demás mujeres para que deshonraran a sus esposos.
Una cosa es llegar a una posición, y otra es mantenerla. Muchos han perdido la oportunidad de ser
grandes en el reino de Dios, debido a que sus actos insensatos han sido degradados y derribados.
Zeres - Esta mujer fue conocida por alimentar el enojo de su esposo y su odio, en lugar de tratar de
calmarlo y ayudarlo a pensar objetivamente o ver desde otra perspectiva. Su sugerencia de construir
una horca para el hombre que él odiaba, colgó en ella, no solamente a su esposo, sino también a sus
diez hijos. ¿Qué semilla plantó en el corazón de sus hijos al aconsejar algo como eso? Las mujeres
como Zeres destruyen sus propios hogares, y ayudan a enviar a sus hijos a prisión o a la cámara de
gas. Toda mujer sabia edifica su casa, mas la necia con sus manos la derriba.
OTRAS MUJERES
Hay un gran número de mujeres en el Antiguo Testamento que no hemos mencionado, simplemente
porque lo que se dice de ellas es muy poco y mucho es implícito. Hay varias mujeres en el libro de
Jueces que podemos comentar.
Jael - Débora profetizó que “en mano de mujer venderá Jehová a Sísara” (Jueces 4:9). Sísara era el
capitán de los ejércitos enemigos, y Barac debía pelear contra él en la batalla. Sin embargo, la
única que pudo matarlo, fue una mujer llamada Jael (ver Jueces 4:17-24). Estando Sísara cansado,
ella le invitó a su tienda, y cuando él dormía, ella lo clavó con una estaca en la sien. Dios usa a las
mujeres hoy en una forma similar, en oración e intercesión para destruir enemigos más poderosos
que éste, porque nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra principados y potestades.
La Mujer en la Torre - Dios estaba a punto de juzgar a un hombre perverso llamado Abimelec.
Cuando él atacó la ciudad de Siquem, la gente huyó a buscar refugio en la torre. Mientras él trataba
de derribar la puerta de la torre, una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la
cabeza de Abimelec y lo mató (Jueces 9:45-57). Así, una vez más, Dios usó una mujer para ejecutar
el juicio contra el enemigo. La intercesión es el instrumento que Dios usa para derribar a hombres
y espíritus malignos.
La Mujer Sabia de Abel-bet-maaca - Un hombre llamado Seba había dirigido una revuelta en
contra de David queriendo dividir el país. David envió a sus hombres para detener la rebelión, y
Seba huyó hacia el norte, a Abel-bet-maaca. Cuando Joab sitió la ciudad, una mujer sabia pidió que
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la batalla se detuviera para poder hablar con Joab. La mujer sabia preguntó por qué Joab atacaba la
ciudad, y Joab respondió que él únicamente quería al rebelde Seba, quien se había sublevado contra
David. Ella hizo un trato con Joab, que la ciudad sería devuelta al entregarle ese hombre, y
persuadió a los de la ciudad a que lo hicieran. Este es un ejemplo de una mujer que salvó una
ciudad por su intervención y sabiduría (II Samuel 20:1,2; 13:22 ver también Eclesiastés 9:14-18).
La esposa de Job - Lo más importante que sabemos de ella es que dijo a su esposo, “maldice a Dios
y muérete” cuando habían sido despojados de todo lo que tenían. Satanás había asegurado que Job
“maldeciría a Dios en su misma presencia,” en el tiempo de su tribulación. En cierto sentido, la
esposa de Job había prestado oído al adversario y estaba de acuerdo con él. El desaliento es el fruto
de escuchar al maligno. A la vez que simpatizamos con la angustia de su corazón por la pérdida de
todos sus hijos en un mismo día, sabemos que ella no tenía ningún derecho de maldecir a Dios. Por
eso, Job la reprendió diciéndole que debían aceptar tanto la calamidad como la prosperidad, y no
hablar histéricamente (Job 2:9-10). Ella fue incapaz de consolarle durante esos momentos de
tremenda prueba. Aún más, ella sentía repulsión por él (Job 19:17). Después que fue liberado del
cautiverio, la relación fue totalmente restaurada con su esposo, y tuvieron otros diez hijos. En
resumen, creo que podríamos decir que ella fue una buena mujer, pero no excepcional.
La Esposa de Isaías - Isaías 7:10-16 habla respecto al nacimiento de un hijo como una señal. En
la época de Isaías, el nacimiento de ese hijo fue literalmente el hijo suyo, pero a la vez, fue un tipo
del nacimiento virginal de Cristo. Antes que el niño supiera reconocer entre el bien y el mal, la
tierra que oprimía a Judá, (Siria e Israel), sería abandonada por los dos reyes. En Isaías 8:3 se llegó
a la profetisa, (su esposa) y ella concibió. Ella fue la virgen que concibió un hijo. Virgen tiene un
significado limitado a “pureza”. Sin embargo, este episodio creó un establecimiento profético para
el nacimiento virginal de otro hijo, en una generación futura. Este Hijo no era otro que el mismo
Emanuel, el Señor Jesucristo. La esposa de Isaías fue, por consiguiente, un tipo de la virgen María.
La Esposa de Ezequiel - Poco se dice acerca de la esposa del profeta, excepto que es llamada “el
deleite de sus ojos” lo cual significa que él la amaba mucho. En Ezequiel 24:16 el Señor le dice a
Ezequiel, “hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni
llores, ni corran tus lágrimas.” En el verso 8 continúa: “Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde
murió mi mujer.” El profeta fue una señal para Israel. Muchas de las personas regresaron a su hogar
en Judá para huir del hambre y la pestilencia. Estaban tan aterrorizados por los horrores, que no
pudieron llorar ni siquiera lamentarse por los muertos. Por eso, Ezequiel fue una señal para ellos
cuando murió su propia esposa. No era una prueba fácil ser un profeta mayor. A Ezequiel su esposa
le fue quitada; a Jeremías se le prohibió casarse; la esposa de Oseas le fue infiel; y la esposa de Isaías
fue un símbolo. Daniel fue un eunuco. Quizá la mejor lección que aprenderemos de Ezequiel es que
un matrimonio feliz es cuando ambos, el esposo y la esposa se tienen uno al otro en el altar. Nada
debe ser un ídolo - ni un ministerio, un llamamiento, la reputación, un hijo, ni aún nuestro compañero.
La Esposa de Oseas - A Oseas se le ordenó casarse con una mujer llamada Gomer. Oseas 1:1 “...y
Jehová dijo a Oseas ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica
apartándose de Jehová.” Una esposa de fornicación podía significar que Gomer era una hija ilegítima,
que fue infiel como esposa. Oseas sufrió inmensamente por su infidelidad, y todos los hijos tuvieron
nombres malos. El también fue una señal para Israel. Aunque Dios estaba casado con la Israel adúltera,
El aún la volvería a tomar después de un tiempo de prueba. Así sucedió también al profeta. Dios no
se divorciaría de Israel por su adulterio, ni Oseas lo haría de su esposa infiel. Aunque el divorcio fue
permitido por Moisés en Deuteronomio 24:1-4, no estuvo en el espíritu de la ley de Dios, más tarde
El dijo que odiaba el divorcio en Malaquías 2:16. Cristo interpretó Deuteronomio 24:1-4, diciendo
que Moisés lo permitió por la dureza de sus corazones (Mateo 19:7-8). Sin embargo, la dureza del
corazón lleva siempre a juicio. Por eso, permitir el divorcio, bajo la ley era un juicio.
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M UJERES
DEL
N UEVO T ESTAMENTO
77
Capítulo Cuatro
MUJERES DEL NUEVO TESTAMENTO
La mujer cristiana de hoy enfrenta muchos retos. Su papel que Dios le ha dado como esposa y
madre en el hogar, hace su esfera de influencia tremendamente importante. Ella es quien está
involucrada, más íntimamente, en la crianza y formación de los hijos. Por supuesto, esto es una
obligación seria, y a la vez, una gran oportunidad para que su influencia cuente en el reino de Dios.
El beneficio de una mujer piadosa y sabia puede transformar su hogar en un paraíso. Ella puede
convertirlo en un lugar de refugio para las tormentas de la vida - un lugar donde su familia puede
morar en paz y seguridad todos los días de su vida. Una mujer tiene una maravillosa oportunidad
para usar su poderosa influencia para bien o para mal.
La mujer cristiana de hoy se encuentra en una violenta batalla. Ella está en el frente de la batalla
contra las fuerzas que buscan destruir todo lo que ella ama - su hogar, su familia y los valores
cristianos. Día tras día, su habilidad para resistir esas fuerzas depende de su fortaleza interior que
recibe de Dios. También depende de su habilidad para decidir correctamente, para ella y su familia.
Como las mujeres de la Biblia, cuya vida es una lección viviente para nosotras, la mujer cristiana
debe estar dedicada, totalmente, a la defensa de las convicciones piadosas. En algunos casos, ella
debe estar dispuesta, incluso, a morir por ellas.
Como ya hemos dicho - las mujeres tienen sus decisiones. Todo empezó con Eva, una mujer
perfecta en un mundo perfecto. Ella tuvo una perfecta relación con Dios y con su esposo. Ella
estaba completa. ¡Lo tenía todo! Era libre para ser todo lo que cualquier mujer pudiera haber
esperado ser. Si analizamos la vida perfecta de Eva en el jardín del Edén, podemos ver lo que Dios
deseó originalmente para la mujer. Sin embargo, vemos las terribles consecuencias de una mala
decisión. Quizás su decisión en ese momento no parecía muy importante. ¡Después de todo,
solamente era un pedazo de fruto que se permitió por un momento! Pero podemos ver cuánto
afectó esta decisión a toda la raza humana por todas las edades.
Los deseos del hombre lo llevan a hacer su propia voluntad - sus propias cosas. Esto también fue el
error más grande de Satanás, porque eso lo llevó a ser arrojado del cielo. Isaías 14:12-15 nos da un
cuadro muy claro de las consecuencias de su mala decisión. “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero,
hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones! Tú, que decías en tu
corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte
del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante
al Altísimo. Más tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.”
Todo lo importante para nosotras está envuelto en la voluntad de Dios. Hacer su voluntad es
nuestra única manera para sobrevivir, y la única forma de participar en las promesas de Dios (Hebreos
10:36). También es nuestra única manera de bendecir a otros. La gente necesita ver el fruto de una
vida rendida a la voluntad de Dios. Por lo tanto, nuestra vida debe ser un jardín perpetuo de
crecimiento para otras, al cual miren e imiten. Somos libres de escoger Su voluntad o la nuestra.
Somos libres para vivir con Dios o sin El (Hechos 13:46). Sin embargo, las consecuencias de
decirle “no” a Dios, es la separación. Después que Adán y Eva pecaron, fueron separados de Dios.
Ellos también experimentaron una separación el uno del otro, como resultado de su mala decisión.
¡Qué terrible consecuencia! Ciertamente, esta decisión le trajo a Eva lo que ella había pedido-el
conocimiento experimental del bien y el mal. ¡Pero, a qué precio! Sabiendo lo que ella sabía
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acerca de la piedad y la inocencia, y luego perderlo, debe haber sido una terrible realidad para ella.
Su angustia debe haber sido mayor que cualquier cosa que podamos imaginar. Cuando vemos este
suceso a la luz de la misericordia de Dios, también nosotras, tenemos esperanza, a causa de Su
bondad hacia ambos.
El momento cuando sintieron más fuertemente el aguijón de su mala decisión, fue el día cuando
fueron maldecidos y echados del huerto, Dios les dio una promesa. En Su misericordia, Dios
declaró Su venganza sobre la serpiente. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu simiente
y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15). En
estos versos tenemos el primer anuncio registrado del Evangelio.
Puedes imaginarte cómo sentiría Eva al escuchar esta promesa que estaba siendo declarada. Su
corazón debe haberse sentido tan cargado, su culpa tan profunda - sin embargo, Dios estaba abriendo
un camino para las futuras generaciones. La gracia redentora había entrado en escena, aunque
todavía no en la forma de un Dios-hombre—pero, ella, al menos, había escuchado la promesa de
redención del Padre. Aunque el mundo, como ella lo había conocido, había cambiado drásticamente
desde que ella se encontró con la serpiente, Eva se tranquilizó de que no siempre sería así. Algún
día, en el futuro, su simiente aplastaría la cabeza de Satanás. ¡Ellos vencerían sobre aquél que le
había causado tanta pérdida a la humanidad!
Esta promesa no llegó a ser una verdadera realidad para las mujeres del Antiguo Testamento, pero,
seguramente lo fue para aquellas que comenzaron su vida bajo el Nuevo Pacto de Jesucristo. Y
gracias a Dios, nosotras, que vivimos en esta edad, tenemos acceso a esta maravillosa promesa. El
enemigo está derrotado y podemos vencer a través de Jesucristo nuestro Señor.
Así que, lo que comenzó con Eva, estaba ahora por comenzar en una joven llamada María. La
promesa venía. El Redentor llegaba. La salvación venía. Y la simiente de Eva estaba por aplastar
la cabeza de Satanás.
79
MARIA, LA MADRE DE JESUS
Significado del Nombre: amargura
Escrituras: Mateo 1:16, 1:18-25, 2:11-23, 12:46-50, 13:55, Marcos 3:31-35, 6:3, Lucas 1:18-25,
2:1-51, 8:19-21, Juan 2:1-10, 19:25-27, Hechos 1:14
Características: sumisa, humilde, obediente, fiel, piadosa
Cuando consideramos a María, la madre de Jesús, nos damos cuenta que ella fue una mujer
excepcional. Dios la eligió para ser la madre de Su Hijo. ¡Qué honor fue ser escogida, y cuán
especial debe haber sido ella!. María era hija de Elí, de la tribu de Judá, del linaje de David. De
modo que, ella calificaba por su genealogía para ser Su madre. María, en cierto sentido, fue un
instrumento humano escogido para hacer la tarea más grande que Dios le haya confiado a cualquier
ser humano; pero aun así, ella fue sólo un instrumento. Fue Jesús mismo, y no Su madre, quien
contaba en el gran esquema de la completa redención en el plan de Dios. Sin embargo, su honrosa
posición, como Su madre, la coloca aparte de todas las demás. A ella le fue confiada la misión de
dar a luz y cuidar al propio Hijo de Dios. El carácter de María debe haber sido sobresaliente, pero,
contrario a la doctrina de la Asunción de María, ella poseía la naturaleza humana caída del pecado.
Ella fue una mujer humilde, paciente, fiel, amorosa, pero aún era una hija de Adán y Eva.
Vemos la humildad de María cuando el Angel Gabriel se le aparece. La humildad de su espíritu
permitió que confiara y aceptara lo que él le estaba diciendo, aunque no pudiese entender cómo
podía ser posible tal cosa. Una persona orgullosa, examina y debate. María solamente aceptó estas
cosas, mientras continuaba considerándolo en su corazón. María tenía ante ella una elección, pero
eligió inclinarse a la voluntad de Dios. Escogió obedecer y creer, aun contra todo lo que parecía
racional o posible, humanamente. ¿Por qué? Porque de algún modo, dentro de ella, en lo profundo,
sabía que Dios iba a cumplir Su promesa a Su pueblo Israel -¡una promesa hecha en el Jardín del
Edén miles de años antes!
María inculcó obediencia dentro del corazón de su Hijo, porque ella misma era muy obediente. Sus
palabras, “Haced todo lo que os dijere” nos muestra el corazón sumiso que tenía” (Juan 2:5). Ella
crió el Hijo más obediente que jamás haya nacido a hombre. La vida de su Hijo se desenvolvió
alrededor de una cosa: “Yo vengo para hacer tu voluntad, oh Dios.” Dios había escogido una
madre cuyo corazón latiera con el espíritu de obediencia.
María fue sumisa y obediente a la palabra que recibió. Ella sabía que sería malentendida y quizás
incluso rechazada por su propia familia, amigos y vecinos. Se dio cuenta que muchos imaginarían
que era una mujer impura, que no había podido guardar su virginidad hasta el matrimonio. Pero
estuvo dispuesta a enfrentar el escarnio, lo inesperado y los malos entendidos que acompañarían su
aceptación a los decretos del ángel. Esto nos muestra una verdadera dedicación, a la voluntad de
Dios.
María tenía aproximadamente diecinueve años cuando el ángel Gabriel la visitó. Provenía de una
familia pobre, y estaba desposada con un hombre ordinario. Contrario a las enseñanzas populares
del movimiento de fe y prosperidad, el Hijo de Dios fue criado en una familia de bajos recursos. El
aprendió la difícil tarea de un carpintero, para proveer las necesidades cotidianas de la vida. Sin
embargo, su familia fue rica en fe, aunque no en bienes materiales. La pobreza y las dificultades
asociadas al nacimiento y la vida de Jesús, nos da un importante mensaje. Es un mensaje de
sacrificio, de autonegación y servicio.
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LA VIRGEN MARIA
“He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.” Lucas 1:38
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Es el mismo mensaje que Jesús enseñó cuando anduvo en humildad en la tierra. En nuestra
acaudalada sociedad, los padres tienen una mayor necesidad de enfatizar esta verdad a sus hijos.
En muchos hogares cristianos, con bastante frecuencia, los hijos son consentidos y se les permite
decidir sus propios caminos. Como resultado, los hijos esperan demasiado, piden más y muestran
poca gratitud. El camino del sacrificio y la autonegación, a menudo no forman parte de su vida
diaria. Por este motivo, los padres deben hacer hincapié en los peligros de la mundanalidad y la
ingratitud. Continuamente debemos enfatizar la importancia de tener fe y ser obedientes a la voluntad
de Dios. Esta fue la atmósfera del hogar en el cual fue criado el Hijo de Dios.
María tuvo fe y obediencia a la Palabra y a la voluntad de Dios. No permitió que su falta de
entendimiento interfiriera con su fe. ¡Cuánto necesitamos ser como María! Cuántas veces luchamos
por entender con nuestra lógica antes que permitirle a nuestra fe operar desde un corazón de amor
y devoción hacia Dios. La fe de María permaneció firme, aun cuando ella no entendía todo lo que
vendría. Necesitamos esa clase de fe como la de María.
María, cariñosamente, observaba a su amado Hijo crecer en gracia y favor con Dios y los hombres.
Ella se maravillaba, asombrada de su sabiduría y entendimiento de la Palabra de Dios a Sus doce
años, cuando él estaba ante los teólogos de Su día. Sabiendo que su Hijo estaba destinado a hacer
grandes cosas, María fue privilegiada al verlo seguir los pasos de Su padre adoptivo, llegando a ser
un carpintero como José.
Sin embargo, fue el morar en fe, lo que la llevó a una vida victoriosa con el Hijo de Dios. A causa
de su fe en El, ella, orgullosamente, lo vio realizar Su primer milagro en las Bodas de Caná, el cual
lo proyectó a Su ministerio de milagros de tres años y medio. Esta fe también sostuvo a María
durante el tiempo más difícil de su vida, mientras ella permanecía valientemente con él durante sus
momentos más terribles, la cruz del Calvario. Estuvo dispuesta a soportar el dolor con él, porque
no estaba conforme a que él soportara solo esa agonía. Debe haber sido un duro golpe para ella.
María también fue contada entre los ciento veinte que permanecieron en oración en el Aposento
Alto, hasta que el Espíritu Santo fue derramado. Es interesante observar que la última cosa registrada
de ella (Hechos 1:14), fue que proseguía en oración. Ciertamente, la vida de María fue una vida de
oración. Al paso de los años, y estando consciente del principio único de Jesús, y oyendo las cosas
que se decían de El, su corazón debe haberse levantado muchas veces en oración a Dios por guianza
y fortaleza. La vida de María fue una vida de oración y obediencia a Dios.
Conforme reflexionamos acerca de la vida de María y recordamos sus maravillosas cualidades,
podamos nosotras también tener la misma clase de humildad incuestionable y fidelidad que la
calificaron para llegar a ser la mujer más bendecida en toda la historia. Que en todos los desafíos de
la vida, nos encontremos diciendo: “Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).
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ELISABET
Significado del nombre: “Dios es (mi) Juramento”
Escrituras: Lucas 1:5-41
Características: piadosa, devota, humilde, fiel
Elisabet fue la madre de Juan el Bautista. Era descendiente de Aarón, el primer Sumo Sacerdote.
Su vida fue resumida brevemente en la Escritura por este verso: “Y ambos eran justos delante de
Dios y andaban irreprensibles en todos los mandamientos del Señor” (Lucas 1:6). Esto es tan
bello. Ella y su esposo caminaban en el temor de Dios, y fueron elogiados por el Señor debido a su
devoción y dedicación a Sus propósitos. Los hijos de tales matrimonios producen hijos hermosos.
Elisabet era prima (pariente) de María, la madre de nuestro Señor (Lucas 1:36).
En Lucas 1:7, vemos que ella era una mujer virtuosa, viviendo una vida sin mancha, aunque estéril.
En aquellos días, la esterilidad era un oprobio. Era una señal de la desaprobación de Dios. Por lo
tanto, Elisabet tuvo que soportar malos entendidos y probablemente, acusaciones de aquéllos que la
rodeaban. Pero en medio de esa presión, ella mantuvo una devoción intachable hacia Dios. Debido
a esto, El respondió sus oraciones más allá de lo que ella pudo haber esperado en lo natural. Cuando
Dios tiene a Su pueblo esperando una promesa por largo tiempo, a menudo le agrada recompensarles,
más ricamente de lo que ellos imaginan (Isaías 64:4). Este ciertamente fue el caso con Elisabet.
Ser malentendido, es una de las más grandes angustias de la vida. ¿Cuántas de nosotras hemos sido
mal interpretadas o juzgadas erróneamente por otros? Y, ¿cuán a menudo, nosotras mismas hemos
malentendido los tratos de Dios para nuestra vida? Durante esos momentos, nuestras reacciones
quizá han estado, muy por debajo, de ser piadosas. Tal vez nos quejamos con él que no merecemos
lo que nos está sucediendo. Parece que todos están señalándonos con el dedo y sacudiendo su
cabeza, diciendo: “¡Pensábamos que era una mejor cristiana que eso!” A causa de nuestro aspecto
emocional, esto de ser mal interpretado es aún más difícil para la mujer. ¡Cuán difícil debe haber
sido para Elisabet a causa de su esterilidad! Sin embargo, lo soportó con fortaleza y calma, con una
amorosa sumisión a Dios. Andando irreprensiblemente, pero al final, fue recompensada con un
hijo como Juan el Bautista. El Señor mismo dijo de Juan, que entre los que nacen de mujer no se
había levantado otro mayor que Juan el Bautista. ¡Qué gran honor! ¡Qué testimonio de la fidelidad
de Dios para esta mujer estéril pero fiel!
Es interesante observar que después que Elisabet concibió, “se recluyó en su casa por cinco meses”.
Cinco es el número de separación. Esta fue otra evidencia de su humildad de corazón y su devoción
a Dios. Evidentemente, ella se propuso dedicar ese tiempo, para orar y alabar al Dios que la había
honrado. También, al contrario de su esposo, estaba protegiendo y guardando esa vida que Dios
había puesto en ella. No dudó, ni por un momento, que Dios pudiera bendecirla con un hijo. Este
don de fe, es lo que esperaríamos en una mujer que ha sido tan altamente honrada por Dios, porque
ella fue escogida para ser la madre del precursor de Jesucristo. El fue el mensajero profetizado por
Isaías y Malaquías.
Cada mujer que es madre es bendecida por Dios. Sin embargo, la maternidad trae consigo, tremendas
responsabilidades. Por esta razón, Dios nos ha dado, en su Santa Palabra, ejemplos de este noble
papel, tan buenos, como Elisabet. Para ser fiel y diligente en las tareas de la maternidad, cada
mujer necesita vivir una vida totalmente dependiente de Dios. Sin una dependencia y una actitud
devota hacia El, haremos fracasar a nuestros hijos, a nuestro esposo y a nosotras mismas. Esta es
la lección que aprendemos de la vida de Elisabet.
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ANA
Significado del Nombre: gracia
Escrituras: Lucas 2:36-38
Características: devota, abnegada, guerrera de oración
Ana es mencionada, solamente, en tres versos de la Escritura. Sin embargo, ella es una mujer
extraordinaria. Siendo una profetisa y una mujer de oración, es obvio que tenía entendimiento de
la Escritura más que otras mujeres, y probablemente su ocupación fue instruir a mujeres jóvenes,
en las cosas de Dios. Una vida de oración la capacitó para ver y reconocer inmediatamente, a Aquél
a quien la mayoría de su generación perdió - el Mesías prometido. Ella se casó siendo muy joven,
y solamente vivió siete años con su esposo, hasta que él murió. Después de eso, se entregó
completamente al ayuno y a la oración, mientras vivía en el templo. Ella tenía ochenta y cuatro
años de edad cuando el Espíritu Santo la guió a entrar al Santuario en el momento en que Jesús
estaba siendo dedicado. Ana acudió entonces con Simeón, haciendo una abierta profesión de su fe
en el niño, Hijo de Dios. Ella comenzó a alabar a Dios, profetizando acerca de los misterios de la
redención que Cristo revelaría al mundo.
El mundo de hoy necesita muchas más como ella - aquellas con una visión del poder e importancia de
un ministerio de oración. La Iglesia necesita mujeres que pasen tiempo, orando fervientemente. Uno
de los privilegios más imponentes de la vida cristiana es la oración. A través de la oración, El nos trae
su voluntad sobre esta tierra. ¡Es maravilloso saber que Dios ha escogido involucrarnos en su plan!
Alguien, acertadamente, comparó la oración con una caja de seguridad de un banco. Se necesitan dos
llaves para abrir esa caja, una, la del propietario de la caja, y la otra, la del banco. En la oración, la
primera llave es la voluntad de Dios. La segunda, es nuestra participación en la oración. Cuando
combinamos estas llaves espirituales, obtenemos la respuesta a nuestras oraciones. ¡Alabado sea el
Señor!
Ana oró y Dios respondió. Fue una gran responsabilidad para ella consagrar, día y noche, su vida
entera a la oración. Sin embargo, fue también un gran privilegio. La oración hace descender el
poder de Dios. Hay poder en nuestras peticiones orales. Detrás de nuestras palabras, hay espíritu,
alma y actitud. Cada vez que oramos podemos traer vida o muerte, bendición o maldición (Santiago
3:9,10; Proverbios 18:21). Este poder viene del espíritu que está detrás de nuestras palabras. Cuando
oramos en la voluntad de Dios, activamos el poder de Dios y su Espíritu trae vida a nuestra situación.
Esta es la razón por la cual es importante considerar este relato de Ana. Sus oraciones trajeron vida,
y nuestras oraciones deben hacer lo mismo. La oración es la clave para toda victoria en nuestra
vida. Podemos mirar este relato y decir: “Pero Ana era una excepción. Ella tenía una situación
única -sin esposo, sin hijos, sin una vida complicada. Pero, yo, en cambio - bueno, yo estoy tan
ocupada. Tengo tantas responsabilidades. Yo no puedo dedicar tanto tiempo a la oración. ¡Es
imposible! Aunque es verdad que la situación de Ana era única, también necesitamos ver que ella
enfrentó muchas decisiones. Después de la muerte de su marido, ella fácilmente pudo haber buscado
otro marido, o quizás una carrera. Ella pudo haber elegido vivir una vida perfectamente balanceada
en una próspera comunidad donde su encanto y dulzura habrían atraído a muchos. Pero ella escogió,
entregarse enteramente a Dios. Escogió olvidar los placeres de este mundo, a cambio de su favor
y Sus bendiciones. Con su mano en Su mano y de corazón a corazón, Ana pasó su vida en comunión
con un Dios Santo. Por esto, ella está calificada, altamente, como una intercesora en oración, que
es un alto y santo llamamiento.
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Ana descubrió el secreto del poder - en su vida de oración. Nosotras, también, necesitamos descubrir
ese secreto. Muchas personas quizá piensan de su vida como vacía, aburrida, monótona e incluso
triste. Una vida enclaustrada, sin entretenimientos, una vida solitaria llena de cargas y pesares por
otros, no parece una existencia muy feliz. Pero las Escrituras nos muestran que ella estaba contenta
de vivir y orar por otros, mientras consagraba su vida entera a la oración. Sin embargo, en esta
separación del mundo, Ana descubrió otro secreto. Ella conoció, muy bien, el privilegio de llevar
la carga del Señor, de oír su corazón, de afligirse cuando él se afligía, o de regocijarse cuando él se
regocijaba. El Señor y Ana tenían una dulce relación, una comunicación especial; ella no cambiaría
esa unión especial con su Creador por un millar de relaciones terrenales.
Ana descubrió una verdad que nosotras debemos descubrir también -que Dios es un Dios que
responde las oraciones. Eso cambió su vida, y si nosotras nos consagramos a una vida de oración,
eso cambiará también nuestra vida. Aunque no nos encontremos tan libres como Ana, para dedicar
todo nuestro tiempo y nuestros esfuerzos a la oración, podemos hacer nuestra parte para estar
disponibles para Dios. Podemos aun ajustar nuestras prioridades y hacernos más accesibles a él.
Dios desea moverse con poder a través de su pueblo, pero solamente se moverá a través de vasos
preparados. ¿Eres una candidata?
Dios se está preparando para llevar un pueblo hacia un tiempo de poder creativo en la oración -un
tiempo cuando todas sus palabras traerán vida. Es el mismo poder que exclamó desde el vacío y las
tinieblas, “sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3). Es el mismo poder que dio a luz una concepción
inmaculada en al vientre de una joven virgen llamada María. “Y ahora, concebirás en tu vientre, y
darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESUS” (Lucas 1:31). Es el mismo poder que puede
sanar el cuerpo cuando El envía Su Palabra. “Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé
limpio”. (Mateo 8:3; Marcos 10:52). El poder de Su Palabra hace que los vientos y los mares le
obedezcan. “Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza”
(Mateo 8:26). El poder de Su Palabra puede restaurar la vida de aquellos que están muertos. “Y
acercándose, tocó el féretro; y los que los llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo,
levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar” (Lucas 7:14,15).
Qué podamos, como Ana, darnos a nosotras más y más a la oración, para que también podamos
deleitar el corazón del Padre y participar en sus propósitos sobre esta tierra a través de una vida de
oración. ¡Recuerda, nada puede cumplirse en esta tierra sin ello!
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MARIA DE BETANIA
Significado del Nombre: amarga
Escrituras: Lucas 110:39-42, Juan 11:1-45, 12:3-8
Características: amorosa, sedienta por Dios
Lázaro y sus hermanas, María y Marta, vivían en Betania, una villa cercana a Jerusalén. Ellos
fueron amigos cercanos de Jesús. El y sus discípulos visitaban a menudo su casa porque allí era
donde podían encontrar descanso y buena hospitalidad. Su casa era un santuario, un lugar donde él
podía apartarse brevemente de las presiones del ministerio. Vemos en las Escrituras que Marta era
una trabajadora activa y ocupada que siempre servía y hablaba de todas las necesidades de sus
huéspedes. María, por otra parte, parecía que le gustaba sentarse a los pies de Jesús, mientras que
Marta se ocupaba con todos los quehaceres que producían el tener una casa llena de visitantes.
En María, vemos la quietud de un alma llena de paz y reposo. La suya era una calma serena,
natural, que no se levantaba fácilmente en ira o agitación. Su amor y devoción a Jesús era evidente.
Por lo tanto, ella simboliza a alguien que tiene un corazón de amor puro. Ella amó mucho y estuvo
dispuesta a demostrar ese amor. En completa devoción, se sentaba a los pies de Jesús, no pensando
en la comida o las bendiciones temporales, hambrienta solamente por el Pan de Vida. María tenía
una naturaleza profundamente sensible, que era agitada fácilmente por el Espíritu de Dios. Ella era
una mujer contemplativa, cuyo mayor gozo venía cuando se sentaba en la presencia de Jesús.
En Juan 12:1-9, se nos da otro ejemplo impactante de la completa devoción y amor a su Maestro.
De nuevo, la vemos a los pies de Jesús, esta vez rompiendo un vaso de alabastro y derramando este
carísimo ung¸ento (valuado en el salario de un año) sobre los pies de Aquél que ella amaba tanto.
Por este acto, vemos simbólicamente que María estaba dispuesta a humillarse y derramar su vida
por El. Ella estaba dispuesta a ser quebrantada y derramada en el servicio de Dios. Los discípulos
(agitados por Judas), se indignaron, y vieron este acto de devoción, como un desperdicio de este
carísimo ung¸ento. Pero Jesús vio el amor en el corazón de María y supo también el significado
profético de lo que ella había hecho. Esto fue solamente seis días antes de su muerte. Por lo tanto,
Jesús, apreció altamente su acto de devoción.
Juan 11:29-45 nos cuenta la historia de la muerte de Lázaro. María y Marta habían enviado un
mensaje a Jesús para que viniera rápidamente; pero El se demoró y llegó demasiado tarde. “María,
cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses
estado aquí, no habría muerto mi hermano.” ¡Allí estaba ella, postrada a sus pies de nuevo! Sí,
quizás su fe fue probada por la demora del Señor, pero no fue destruida. Hubo decepción, ¡pero
también hubo expectación! Más adelante en la historia, vemos que su fe estuvo bien justificada,
porque Jesús levantó a Lázaro de entre los muertos.
¡Cuánto necesitamos tener una fe inquebrantable!. De acuerdo a nuestro propio razonamiento,
Dios entra en escena demasiado tarde en nuestras circunstancias y las cosas no funcionan como
pensamos que debieran, debemos tener fe de que aún no es demasiado tarde. Dios siempre está a
tiempo. La naturaleza humana es impaciente y no ve el cuadro completo. Tratamos de ver,
anticipadamente, cómo van a funcionar las cosas, pero con frecuencia, Dios no actúa de acuerdo a
nuestro plan. Cuando las circunstancias toman un rumbo diferente, podemos rendirnos a la
desesperación o podemos esperar expectantes, con divina esperanza, hasta que veamos el fin del
asunto. Para los cristianos, esperar es una señal de madurez y de nuestra entrega a Cristo.
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Como María, ¿le has pedido a Dios alguna vez algo que pensabas que era muy importante, y luego
has descubierto que El contestó tu oración en una forma totalmente diferente de la que esperabas?
¿Te desagradó esa respuesta? Como respuesta, ¿sentiste tú cuestionar la decisión de Dios?
Probablemente muchas de nosotras, de vez en cuando, hemos sido tentadas a sentirnos así. Pero los
momentos difíciles son diseñados por Dios para producir fe y confianza en El.
En nuestra humanidad, frecuentemente, accionamos la bomba de la oración con una idea
preconcebida de la respuesta que creemos que es la correcta. Sin embargo, debemos recordar que
debemos orar con la voluntad de Dios en mente, y no la nuestra. A menudo, cuando menos lo
esperemos, Dios nos sorprenderá con un “sí” a nuestra oración. Otras veces, El responderá “no” a
algo que hemos orado ansiosa y largamente. Aún otras veces, El nos dirá que es tiempo de esperar.
Esperar en Dios no significa que adoptemos una actitud pasiva donde dejemos de buscar o clamar
a El por respuestas. Todo lo contrario, esperar debe causarnos buscarle más fervientemente. Sin
embargo, mientras esperamos, debemos confiar en El para traer las respuestas de nuestras oraciones
en Su tiempo, no en el nuestro. El Salmo 37:7 nos dice: “guarda silencio ante Jehová, y espera en
él.” La Sabiduría de Dios controla el Universo, y El controla también nuestra vida. Solamente él
conoce lo que es mejor para nosotras. Por lo tanto, debemos darle a El la libertad para decidir cómo
responder a nuestras peticiones, a Su manera.
Esta es la razón por la que la historia de la resurrección de Lázaro es tan importante para nosotras.
Si la oración de Marta y María hubiera sido respondida como ellas creían que sería, Lázaro solamente
hubiese sido sanado, no levantado de entre los muertos. La sencilla pregunta que queda es ésta:
¿Qué respuesta le traería más gloria a Dios, la primera o la última?
¡Oh!, que aprendamos bien la lección de esperar en Dios, porque el proceso de esperar nos ensancha
y nos hace aprender a colocar nuestra esperanza y confianza solamente en Dios. Necesitamos fe y
paciencia para heredar las promesas. Siempre habrán tiempos cuando nuestras circunstancias
parecerán imposibles, como las de Lázaro, pero es entonces cuando debemos clamar, mucho más,
a un Dios amoroso, para quien nada es imposible.
Cuando las cosas parecen ir peor, como María, debemos caer postradas a los pies de Jesús y clamar
a El por misericordia (Juan 11:32). María fue una adoradora. Siempre se encontraba a Sus pies. Su
devoción hacia El, le trajo mucho gozo y satisfacción, pero las Escrituras también nos muestran
que eso produjo fruto eterno.
“Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo
Jesús, creyeron en él” (Juan 11:45). ¡Qué fruto el que viene de ser un devoto seguidor de Jesús!
La resurrección de Lázaro atrajo la atención de la gente, pero cuando quisieron saber más acerca de
Aquél que lo había levantado - ¿a quién fueron ellos? La Palabra nos dice que fueron a María, y
creyeron. Había algo en ella que atrajo su corazón hacia el Salvador, y ahora, después de la muerte
y resurrección de su hermano, ella estaba atrayendo muchos corazones a Cristo. En esto podemos
decidir ser como María. Qué poseamos un corazón como el de ella que atrae a otros al Salvador.
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MARTA
Significado del Nombre: dama, señora
Escrituras: Lucas 10:38-42, Juan 11:1-46; 12:2
Características: trabajadora, servicial, ansiosa, descontenta
Marta nunca estaba ociosa. Era una mujer que siempre estaba en movimiento, haciendo algo
constructivo. Cuando Jesús venía a Betania, siempre podía contar con una bienvenida alegre y
cálida de esta industriosa mujer. A ella no le importaba el trabajo extra, era feliz cuando recibía al
Salvador en su casa. La hospitalidad era su don, a ella le gustaba estar ocupada y ser productiva.
Marta, muy probablemente, era un tipo de esas supermujeres que siempre parecen prosperar en
situaciones de presión.
Sin embargo, cierto día, vemos que la paciencia de Marta se estaba agotando. Era uno de esos días
cuando ella estaba más ocupada que de costumbre, tratando de tener las cosas listas para Jesús y sus
discípulos, así como para su familia. A causa de lo que sabemos acerca de la naturaleza amable y
gentil de María, podemos pensar que María acostumbraba ayudar a su hermana mayor. Sin embargo, ese día, cuando Marta, más la necesitaba, ella estaba sentada a los pies del Maestro, sólo
escuchándole. Marta sentía la suficiente confianza con Jesús como para quejarse de su hermana
menor. Después de todo, probablemente la comida se estaba enfriando debido a que ella tenía que
hacer todas las cosas hasta el último minuto, ella sola. O tal vez, algo especial que ella estaba
preparando no salió tal como ella había planeado. Cualquiera que sea el caso, Marta se quejó con
Jesús acerca de la falta de diligencia de María.
Con Su gentileza acostumbrada, Jesús no habló contra el entusiasmo de Marta por servir. No
obstante, le hizo saber a Marta que la dedicación de María por él, era una señal de su santidad -no
su pereza. Aunque muy diferente de su hermana, Marta era una mujer muy concienzuda y digna; y
Jesús la amaba. Cuando se quejó de que su hermana no estaba participando en las tareas obligatorias
del hogar, El no reprendió a Marta por su espíritu industrioso; simplemente corrigió su perspectiva,
diciéndole que María había escogido la mejor parte. Marta no fue menos devota a Jesús que María,
pero ella no percibió el método para recibirlo, la forma de agradarle más. Así que Jesús le dijo:
“sólo una cosa es necesaria.”
¡Las Martas son valiosas para Dios! Nuestras iglesias, comunidades y familias no funcionarían
efectivamente sin mujeres que disfruten hacerlo por otros. Necesitamos la jovialidad del quehacer
de las mujeres que cocinan, limpian y supervisan con inagotable energía. Dios ama las Martas de
Su iglesia. Pero, ¡cuán importante es aprender la lección que esta historia nos enseña! No debemos
estar tan atareadas y ocupadas con los afanes de esta vida, que no tengamos tiempo para sentarnos
quietamente y aprender de Jesús.
Dios está interesado en una vida cristiana balanceada. El aprecia y necesita trabajadoras esforzadas
como Marta, pero más que todo, desea corazones hambrientos por él. Muchos cristianos, como
Marta, están ocupados siempre, pero, se pierden de lo más importante. Consecuentemente, ellos no
escogen la mejor parte como lo hizo María. Ellos son muy activos en el Reino de Dios, y muy
productivos en sus esfuerzos por él, pero como Marta, tienen un concepto equivocado de lo que es
más importante.
Que esta historia de Marta nos desafíe a examinar nuestra propia vida. El agudo contraste entre
estas dos mujeres fue este: ¡María fue una buscadora y Marta no! Buscar debe ser lo primero y más
importante en nuestro corazón. Así como para nuestro cuerpo físico son esenciales el agua y el aire,
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MARTA
Marta se preocupaba con muchos quehaceres - Lucas 10:40
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así también, un corazón que busca, es esencial para nuestra vida espiritual. En Romanos 14:17, se
nos dice: “El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.”
Sí, necesitamos el alimento y la comida (las bendiciones de provisión), pero la justicia de Dios, la
paz y el gozo son los ingredientes más importantes del Reino de Dios. Por lo tanto, en lo que
necesitamos poner nuestro máximo esfuerzo, es en las cosas que perduran. Las palabras que Cristo
le dijo a Marta son las mismas palabras que El nos habla hoy. De hecho, cada vez que este mensaje
es predicado, vez tras vez, se oye el eco de lo que está en el corazón de Dios. Es la misma esencia
de Su Reino y de lo que El es. Mateo 6:33 nos hace muy clara esta verdad cuando declara: “Mas
buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas (alimento, bebida, provisión)
os serán añadidas.”
Marta estaba distraída con los cuidados de esta vida. Ella estaba más interesada en solucionar las
necesidades físicas de su familia y amigos, que en concentrar sus esfuerzos en las necesidades
espirituales. Como resultado, sus prioridades estaban fuera de orden, y llegó a estar más interesada
en agradar y servir al hombre, que en agradar y servir a Dios. Así, esta historia nos sirve como una
amonestación. Como esposas, madres y amas de casa, siempre ocupadas del siglo XX, no debemos
caer en la misma trampa que Marta. Recuerda la exhortación de Cristo a ella: “María ha escogido la
mejor parte,” ¡Oh, cómo debemos oír el corazón de Dios cuando nos habla a través de este mensaje!
Efectivamente, no es incorrecto estar ocupadas, ya que hay mucho trabajo por hacer en Su reino. Sin
embargo, el Señor está buscando adoradoras, aquellas que toman tiempo para sentarse a Sus pies y
aprender de El. María había aprendido esa valiosa lección, Marta no. Que nos propongamos, por
tanto, ser de aquellas que han aprendido a sentarse a Sus pies en adoración y alabanza.
En conclusión, también debemos recordar la actitud de Cristo hacia Marta. El la amó y la apreció
muchísimo. Cuando pensamos en una mujer que sirvió (haciendo las pequeñeces necesarias que
componen el meollo de la vida de las mujeres y madres), pensamos en Marta. Desafortunadamente,
a menudo tendemos a recordar las faltas de la gente y olvidar sus virtudes. Con Marta, tendemos a
recordar cómo se quejó de su hermana María, por sentarse a los pies de Jesús, cuando debió haber
estado ayudándola con la preparación de los alimentos. Pensamos en ella como alguien que se
quejaba y que siempre se comparó desfavorablemente con su hermana, María. Sin embargo, Marta
es mucho más que una mujer ocupada. Ella también fue una mujer de fe.
Aunque Lázaro tenía cuatro días de muerto cuando Jesús llegó a Betania, Marta declaró que si
Jesús hubiese estado presente, su hermano no habría muerto (Juan 11:21,22). En respuesta, Jesús le
dijo a Marta: “YO SOY la Resurrección y la Vida (tiempo presente): el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá” (Juan 11:23-26). Entonces Jesús cuestionó a Marta diciéndole: “¿Crees esto?”.
Sin un momento de vacilación, ella declaró su creencia, profesando que Jesús era el Cristo. A pesar
de su limitado entendimiento, el corazón de Marta triunfó en la fe. Ella creyó en Jesús, y creyó en
Su poder para sanar y resucitar a los muertos.
Así que, cuando pensemos en Marta, no pensemos solamente en ella como una mujer ocupada e
industriosa que necesitaba aprender a controlar su actividad. Pensemos también en ella como una
mujer de fe. Aunque careció un poco de la visión espiritual de su hermana, amó profundamente a
Jesús. Fue una mujer con muchas cualidades admirables - fe, un amor permanente por Jesús, y una
entrega desinteresada a su familia. Y conforme tomemos seriamente el llamamiento celestial de ser
esposas, madres y amas de casa, que procuremos tener ese mismo espíritu de entusiasmo hacia los
afanes diarios que a veces nos abruman y nos desalientan. Fortificadas con las cualidades de
Marta, las mujeres cristianas encontrarán que sus interminables tareas dejan de ser pesadas, y que
todo lo que hagan puede tomar un nuevo significado.
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MARIA MAGDALENA
Significado del Nombre: amarga
Escrituras: Mateo 27:56-61; Marcos 15:40, 16:1-9; Lucas 8:2, 24:10; Juan 19:25, 20:1-18
Características: agradecida, generosa, una buscadora
En Lucas 8:2,3 se nos presenta a María Magdalena. Ella y otras mujeres (Juana, Susana y otras),
seguían a Jesús de aldea en aldea ministrándole. Muchas de ellas eran mujeres a quienes Jesús
había sanado y liberado. María misma había sido liberada de siete demonios. A ella le fue perdonado
mucho, por lo tanto, amó mucho a Jesús. Era su deleite servirle a El, y su gozo era estar presente
dondequiera que El iba. Hay muchos ejemplos en la Escritura de aquéllos que exitosamente
cumplieron el papel de siervos, pero María Magdalena es uno de los mejores. La Escritura nos dice
que ella y las otras mujeres, le siguieron a El y “le servían de sus bienes”.
A lo largo de su breve tiempo con Jesús, María Magdalena demostró su notable devoción hacia El.
Tanto que le siguió a Galilea, a la cruz, y aun después de muerto, ella se sintió impulsada a servirle.
“Y María Magdalena miraba dónde lo ponían” (Marcos 15:47). Se nos dice de otras mujeres que
miraban de lejos, pero no María. Ella lo siguió para encontrar el paradero de Su Amado. En lugar
de estar destrozada emocionalmente a causa de Su muerte prematura o sumida en autocompasión,
ella siguió a José de Arimatea a la tumba. ¡No permitió que su pena la detuviera de servirle, incluso
en ese momento! Sus acciones fueron sólo un resultado natural de su devoción y dedicación a él el resultado natural de su corazón de sierva.
Quizás su gran amor por El fue la razón por la que a ella se le concedió uno de los privilegios más
selectos de su Señor. María fue la primera en ver al Señor resucitado. ¡Oh, cuán verdadero es esto
- cuánto más cerca nos adherimos al Señor, más pronto lo veremos! Imagina solamente el sumo
deleite cuando ella ve a quien ama su alma, y El dulcemente susurra Su nombre. Su rostro no le es
familiar, pero conforme El le habla, hay algo extrañamente familiar en el sonido de Su voz. El
habla, y la dulce fragancia de Su Espíritu abre sus ojos a la verdad. ¡El vive! ¡Qué precioso momento
debe haber sido! Sin embargo, casi inmediatamente, Jesús interrumpe sus palabras diciendo: “No
me toques”. En otras palabras, El aún no había ascendido al Padre (Juan 20:17,18). Ella tuvo que
ir inmediatamente a decirle a los apóstoles que El había resucitado y ahora subía al Padre.
Jesús sabía que María había aprendido valiosas lecciones durante su tiempo de servicio a El. El
sabía que ella entendería rápidamente, y luego obedecería. La envió a una misión especial -ella
estaba difundiendo las Buenas Nuevas. Y, ¿cuál fue su recompensa? María, desde ese momento y
para siempre, sería reconocida como aquella que primero vio a Jesús. Ella fue la primera en llevar
el Evangelio. Su corazón que buscaba servir, había sido satisfecho. Su Señor vivía y ahora ella
estaba siendo comisionada para ir a contárselo a otros.
Ese honor nos muestra las profundidades del perdón de Dios. A él no le importó lo que ella había
hecho en el pasado. Lo que le importaba era que ella se había arrepentido y ahora le amaba con
todo el corazón. A nosotras también se nos ha perdonado mucho. Jesús pagó un alto precio por
hacernos libres. Algunos han conocido mucho más de las profundidades del pecado que otros, pero
todos hemos conocido el tremendo poder del Señor para salvarnos y guardarnos. Por lo tanto,
debemos sentirnos impulsadas como María, a mostrar mucho más amor y aprecio hacia Jesús. El
nos ha hecho libres de tantas cosas. Las ataduras del pecado han sido rotas en nuestra vida, y hemos
sido llevadas a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
En un sentido muy real, María Magdalena representa la esposa de Cristo, la Iglesia. Tal como
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perdonó a María, El perdona a Su Iglesia y la atrae Sí mismo. “Me llevó a la casa del banquete, y su
bandera sobre mí fue amor” (Cantares 2:4). Tal como se reveló a María en el huerto, así se revela a
Su Iglesia hoy. “Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando por las ventanas, atisbando por las
celosías” (Cantares 2:9). Tal como El le pidió a María que le siguiera, así le pide lo mismo a Su
Iglesia hoy. “Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven” (2:10).
Así como Cristo vino a María en Su estado resucitado, así Cristo continúa llegando a Su amada
Iglesia, llevándola paso a paso de gloria en gloria. “Oh, Paloma mía, que estás en los agujeros de la
peña, en lo escondido de escarpados parajes” (Cantares 2:14). Oh, cuán bendito lugar para estar,
parado sobre la Roca, Jesucristo. Qué privilegio estar escondido en él, teniendo acceso a su presencia,
que nos lleva más y más profundamente y más y más alto, por su divina escalera.
María Magdalena nos enseña el valor de amar a Jesucristo, desde una profunda devoción, hasta una
profunda convicción. Si nuestra meta es pasar toda la eternidad con Cristo, nuestro Esposo, no
podemos estar tibios en nuestro amor hacia él. No podemos ser neutrales en nuestros sentimientos.
En Apocalipsis 3:1, Cristo nos dice que él aborrece a los tibios. Una actitud como esa tendrá
consecuencias eternas. Dios siempre ha estado dispuesto a aceptarnos así como estamos - manchadas
y atadas por el pecado. El estuvo dispuesto a identificarse con los pecadores a través de Su Hijo,
Jesucristo. El nos ama, pero también espera que le amemos a él. El está interesado en una relación,
y esa es la razón por la que María Magdalena fue tan grandemente favorecida por el Señor.
Por un momento, en lo natural todo parecía estar en contra de María Magdalena. Entonces, este
maravilloso Dios-Hombre caminó hacia su vida y todo cambió para ella. Su amor puro, tan distinto de
todo el amor humano inadecuado que había conocido en el pasado, había capturado su corazón para
siempre. La hermosa relación entre ellos nos recuerda el Cantar de los Cantares. En una forma alegórica,
ésta es la historia de un Pastor y Su pastora. Este libro nos muestra la progresión de una experiencia en
Dios que guía a la Novia a su Novio Celestial. Es una ilustración del afecto mutuo entre Cristo y Su
amada Novia - la única que está dispuesta a pagar el precio de seguir en pos de él, arduamente. Dios ha
desposado un pueblo con él. El desposorio es solamente una promesa de matrimonio. Así que, estamos
siendo preparadas para ser Su Esposa, pero debemos calificar. Dios nos ha dado pruebas abundantes
de su gran amor por nosotras, y espera que le amemos también, tal como cualquier esposo lo esperaría.
El no se casará con una esposa de corazón divido, como ningún hombre lo haría.
María amó a Jesús tiernamente, y esa es la razón por la que ella fue tan especial para El. Sin
embargo, hay una verdad inherente en esta historia que es aún más importante. Esa verdad es ésta:
María sabía, con certeza, que Jesucristo realmente la amaba. No solamente lo sabía, sino que
dependía y descansaba sobre ese amor como su única fuente de amor, comodidad y provisión. Sí,
María amaba a Jesús con todo su corazón - tanto como le era posible en su humanidad. Pero, la
relación de ellos estaba basada en su divino amor, no en la habilidad de ella para amarle a él. Una
y otra vez, el amor humano le había fallado. La vida le había enseñado, muy bien, que el amor
humano nunca le satisfaría, ni sería lo suficientemente puro o profundo para cambiar algo dentro o
alrededor de ella. Solamente su divino amor pudo cambiarla y transformarla.
Debemos darnos cuenta de que María era un vaso quebrado cuando vino a Jesús. Ella no tenía nada
en lo natural para darle a El. Todo lo bueno y recto se había torcido en su ser. María vino a Jesús
con las manos vacías. Cuando ella descubrió Su Divino Amor, no fue decepcionada. Esta verdad
la encontramos en 1 Juan 4:19 “Le amamos, porque él nos amó primero”. La experiencia de María
la hizo depender de su amor. Su amor llegó a ser vida y aliento para ella. Por lo tanto, María
representa a todas aquéllas que alcanzan un lugar de completa devoción a Cristo, donde su amor
para ellas, es el gozo y regocijo de sus corazones. Ella le pertenecía a él, y eso fue suficiente para
ella. ¡Qué eso se diga de nosotras!
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LA MUJER EN EL POZO
Significado de su Nombre: desconocido
Escrituras: Juan 4:4-30
Características: hambrienta, corazón creyente, espíritu evangelista
Cuando Jesús descansó en el pozo de Jacob, cerca de la ciudad de Sicar, vino una mujer samaritana
a sacar agua del pozo. Las costumbres judías eran muy estrictas respecto a que un hombre conversara
con una mujer en público. Así que, ella se sorprendió cuando Jesús dijo: “dame de beber”. Para
empeorar las cosas, los judíos miraban a los samaritanos como proscritos y no tenían nada que
hacer con ellos. Pero aquí vemos la compasión y el amor de Jesús siendo derramados sobre esta
pobre alma perdida. La mujer en el pozo era una adúltera. Probablemente ella sufría ostracismo en
su propia comunidad, y obviamente ella era una mujer muy infeliz. Pero Jesús, dirigido por el
Espíritu Santo, se detuvo en este pozo. Dios vio su corazón necesitado y quiso rescatarla de su
estilo de vida y hacer de ella un vibrante testimonio para Cristo.
En esta historia vemos la hermosa realidad de que el evangelio de Cristo no tiene fronteras. Su
amor y Su gracia son tan grandes que alcanzan los cielos. El Evangelio es poder de Dios para todos
los que creen. Cristo le dijo a la mujer en el pozo que el agua que El le daría (significando las aguas
de Salvación), le saciaría su sed por siempre. Porque estaba necesitada, la mujer en el pozo se
extendió hacia Jesús y le pidió del agua que El hablaba. Pero Jesús llevó la lección un paso más
adelante. El quería saciar su sed, pero también quería que ella creyera en El. Para hacer esto, El le
reveló que conocía su vida personal. Le dijo que había tenido cinco maridos, y el que tenía ahora,
no era su marido. A partir de eso, ella supo que Jesús era un profeta. Consecuentemente, cuando El
le dijo que era el Mesías, ella creyó. Más importante aún fue que su testimonio hizo que un pueblo
entero se arrepintiera y viniera a Jesús. “Venid”, les dijo ella a todos sus vecinos, “Venid, ved a un
hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho, ¿no será éste el Cristo?”. Entonces ella trajo a
muchos de ellos con ella al pozo, y Jesús les enseñaba, y toda la comunidad se convirtió.
Ninguna otra cualidad de Dios es vista tan fácilmente en la vida y enseñanzas de Jesús como la
cualidad del amor. El amor es el tema central del carácter de Dios. El amor tiene muchos niveles
de intensidad y pureza, pero el amor divino es el más alto de todos ellos. El amor de Jesús no es
solamente una clase de amor sentimental y romántico. Por el contrario, es la clase de amor que se
humilla en compasión para alguien como la mujer en el pozo. Es el amor que anima a los deprimidos
y cansados. Es un amor que desea perdonar, bendecir y dar una mejor forma de vida a todos
aquéllos que están oprimidos. Su amor es la clave para la paz y el descanso en esta vida y en la
venidera. Cristo hizo a esta mujer samaritana digna de Su amor divino. Esta historia nos muestra
gráficamente el amor y el perdón de Jesús. Nadie, sin importar cuán pisoteado esté, ha sido excluido
del amor de Dios. La única gente que perece son aquellos que rechazan el amor de Dios. Sí, ella
era una adúltera, incluso una samaritana. Pero esta mujer en el pozo deseaba beber de aquello que
es eterno. Ella estaba hambrienta, abierta y ansiosa de oír Su mensaje. Por lo tanto, ella fue
recompensada y llegó a ser el instrumento para llevar a otros a Jesús.
Llevar el evangelio a alguien más, debe ser la compulsión de todo cristiano que ha encontrado al
Señor en su vida. La mujer samaritana se sintió compelida a gritar las Buenas Nuevas. Como
resultado, ella guió a muchos al Salvador. Verdaderamente, esta mujer fue cambiada por el toque
del Maestro. Consecuentemente, todo su ardiente deseo era hablarle a otros de su amor. Este
mismo gozo viene a nuestro corazón cuando compartimos nuestras experiencias con otros. Así
que, seamos desafiados por su diligencia en compartir el evangelio. Que no nos callemos por temor
al oprobio, a la verg¸enza, o a ser avergonzadas.
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HERODIAS
Significado del Nombre: Femenino de Herodes
Escrituras: Mateo 14:1-11, Marcos 6:14-28, Lucas 3:19,20
Características: sin escrúpulos, rencorosa, inmoral y orgullosa
La Biblia no nos da mucha información respecto a Herodías, solamente nos la presenta como
responsable de la muerte de Juan el Bautista. Sin embargo, la historia secular no solamente corrobora
el relato bíblico de ella, sino que nos da una ilustración más clara de su desagradable conducta. Fue
nieta de Herodes, el Grande. También fue la esposa y sobrina de Herodes Filipo I, el medio hermano
de Herodes Antípas. Herodes Antípas estuvo casado con una princesa árabe; mientras estaba
hospedado en la casa de su hermano, Filipo, él y Herodías conspiraron y luego se fugaron. Esta fue
una conducta escandalosa, incluso para los romanos inmorales. Eso fue todavía peor para los judíos,
de quien Herodes Antípas era el Tetrarca. Por lo cual, Juan el Bautista reprendió abiertamente a
Herodes, por haber tomado a Herodías como su mujer. Juan fue puesto en prisión por atreverse a
criticarlos. Herodías odiaba a Juan el Bautista y deseaba matarlo. Sin embargo, Antípas le temía a
Juan, reconociendo que era hombre justo y recto. Tampoco quería perder la popularidad entre el
pueblo, porque la gente tenía a Juan por un gran profeta. De modo que rechazó decapitarlo.
Entonces llegó el día de la celebración de su cumpleaños. Herodías tenía una hija, Salomé, que
danzaba para Herodes. Como recompensa por agradarlo, Herodes le concedió una petición. Salomé
rápidamente le pidió la cabeza de Juan el Bautista en un plato. Por supuesto, ¡su impía madre le
puso eso en sus labios! Aquí, Herodías puso a su esposo en una situación difícil. El no quería matar
a Juan, porque todo el pueblo lo respetaba, pero también había dado su palabra, y muchos dignatarios
estaban viendo. Herodes accedió, contra su voluntad, y así terminó la vida de “el más grande
hombre nacido de mujer”. Sin embargo, la historia no termina allí. Antípas, más tarde, fue a Roma
ante la insistencia de su esposa, demandando una gran parte del reino que le había sido prometido
en el testamento de su padre. Mientras estaba allá, se hicieron demandas de traición contra ellos, y
fueron probadas. Como resultado, fueron desterrados del reino. Fueron exiliados a España y todas
sus riquezas fueron embargadas. Así fue el trágico fin de esta infame mujer ambiciosa y egoísta.
¡La inmoralidad, la traición y la codicia sellaron su destino!
Herodías fue una mujer orgullosa e inmoral. La filosofía de hoy dice que no necesitamos moral.
Por lo tanto, no hay absolutos, ni son necesarios los límites. Las normas bíblicas de lo correcto e
incorrecto ya no son válidas o convenientes en nuestro mundo. En lugar de eso, el mundo nos
enseña que la moralidad nos trae “esclavitud” y que eso es algo malo. Pero cuando vemos la vida
de personas como Herodías, vemos lo falso de tales enseñanzas. La gente inmoral produce películas
horribles, alardeando, jactanciosamente, de su libertad total para expresarse. Ellos proclaman
libertad sobre plataformas políticas, hablando a favor de los derechos de la mujer, el aborto y las
leyes para proteger y legalizar la homosexualidad. Ellos ridiculizan, abiertamente, a aquellos que
hablan de la necesidad de volver a los estándares de la Biblia. Pero la vida de Herodías, también
nos muestra el fin de este tipo de libertad y ciega ambición. Dios no será burlado.
La historia de Herodías nos recuerda vívidamente que los juicios de Dios son reales. Hay un
tiempo de ajustar cuentas para cada uno. Nadie se sale con la suya. ¡Cosechamos lo que sembramos!
Todo en la naturaleza nos enseña que vivimos en un universo ordenado. Todo tiene su causa y
efecto. Así, también, en el Reino de Dios. Tarde o temprano nuestros pecados nos encontrarán y
nos destruirán, como hicieron con Herodías. El propósito de los juicios de Dios no es para destruir,
sino para redimir. Sus juicios son para enseñarnos el mejor camino, el camino del Señor.
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Cuando Juan condenó abiertamente el pecado de Herodías, ella tuvo una elección. Pudo arrepentirse
y aceptar la corrección, o continuar en su pecado. Escogió endurecer su corazón y seguir sus propios
caminos. Consecuentemente, fue destruida. Los juicios son para vida o para muerte; depende de
nuestra respuesta.
Cuando Dios nos mete al fuego purificador para juzgar aquellas cosas que no son de El, que seamos
prontas para atender Su llamado para arrepentirnos y cambiar nuestro camino. Como cristianas, es
imperativo conocer la verdad acerca de los juicios de Dios. Debemos aprender a ver el juicio desde
Su perspectiva. A menudo, los juicios llevan una connotación negativa, porque tendemos a verlos
como que son para los malvados. Sin embargo, los juicios también son para los justos. Los juicios
de Dios nos enderezan. Ellos juzgan lo que está mal en nuestro corazón. Los juicios nos preparan
para ser Su amada esposa, sin mancha por toda la eternidad.
Todos resisten los juicios. Es una reacción natural rehuir la posibilidad de una conclusión o decisión
negativa respecto a nosotros. pero cuando echamos una mirada más cercana al significado original
de la palabra juicio, vemos que no siempre termina en un veredicto de culpabilidad. En el contexto
de lo que significa la palabra juicio, vemos frases tales como: “defiende mi causa, para pronunciar
sentencia por o en contra; para llamar a interrogatorio; para condenar o defender; para vindicar o
castigar”. Cuando vemos palabras tales como por o contra, condenar o defender, vindicar o castigar,
podemos animarnos - porque ¡El no siempre nos declara culpables! Eso es, porque al final, los
juicios de Dios están diseñados para hacernos libres.
Al entender, plenamente esta palabra, debemos darnos cuenta que los juicios de Dios sobre nuestra
vida no son solamente algo negativo, como consecuencia de ser un cristiano malo o carnal. Es
simplemente que Dios quiere que seamos puros y santos como su Hijo. De otra manera, ¿cómo
podemos caminar con Aquél que es Santo? La justicia es la senda de Dios para la vida, pero Sus
juicios son los medios por los cuales nos lleva en la dirección correcta. Los juicios son la mediación
de Dios para llevarnos a un fin esperado.
Los juicios de Dios nos guían a algo bueno. Inicialmente, los juicios de Dios nos guían a Salvación.
“Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos”(Isaías 51:5).
Luego, nos lleva a separación. “Pero Dios es el juez: a éste humilla, y a aquél enaltece... pero
quebrantaré todo el poderío (las fuerzas) de los pecadores, pero el poder del justo será exaltado.”
(Salmo 75:7-10). Los juicios de Dios separan el mal de nuestra vida. Finalmente nos llevan a
santificación, amor, vida, recompensas y aun gloria. ¿No son estas cosas dignas del precio del juicio?
Los juicios de Dios nos ayudan a conocer a Jesucristo en una forma más profunda e íntima. Provoca
nuestra dependencia de El para ser más fuertes, conforme se debilita nuestra propia fuerza. Sus juicios
siempre nos llevan al pie de la cruz, y nos involucran íntimamente con el Cordero. Los juicios de
Dios nos revelan quiénes somos realmente. Ellos revelan las reacciones erróneas, los motivos
equivocados y los malos pensamientos. A través de ellos, él está transformándonos a Su imagen.
Cuando nos sometemos a los justos juicios de Dios, le damos a él la gloria. ¡Cuán importante es
esta verdad para nuestra alma! Consideremos por un momento la cruz. Este fue el juicio definitivo.
Pero la victoria en la cruz trajo gloria al Padre y al Hijo. ¿Por qué? Porque la cruz trajo muerte al
poder del pecado en este mundo. También derrotó a Satanás. Igualmente, debemos aceptar la cruz
en nuestra propia vida -y hacemos esto al aceptar sus justos juicios. No seamos como Herodías, que
se descalificó a sí misma del reino de Dios porque rehusó aceptar Sus justos juicios. Herodías tuvo
una elección, y cuando ella escogió el mal, fue juzgada - pero su juicio fue para muerte, no para
vida. Pidamos a Dios continuamente una unción del temor de Dios para que seamos dóciles en Sus
manos, y no nos endurezcamos con el pecado como le sucedió a Herodías.
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LA MUJER SIROFENICIA
Significado del Nombre: desconocido
Escrituras: Marcos 7:24-30, Mateo 15:21-28
Características: humilde, persistente, fe
En los evangelios tenemos el relato de la mujer sirofenicia. No se nos da su nombre, pero su
historia es registrada dos veces en los evangelios, lo cual nos da a entender su importancia. Mateo
nos dice que ella era de Canaán, pero Marcos nos dice que era griega. A menudo el término
griego, se usaba para distinguir a los gentiles de los judíos. Cualquiera que sea el caso, ella era una
gentil. Cuando Jesús estuvo en la región de Tiro y Sidón, vino esta mujer a El por ayuda. Sus
antecedentes nos dicen que ella debe haber sido descendiente de adoradores de Baal; pero aún así,
vemos su ruego al Mesías pidiéndole que liberara a su hija que estaba poseída del demonio. Ella
era una madre amorosa. Obviamente, bastante afligida por su hija, quien tenía un demonio, ella
estaba determinada a darle reposo a su atribulada hija. A causa de que oyó que Jesús estaba
ejecutando muchos milagros, fue hacia El con una determinación sin reservas de ver a su hija
totalmente sana.
Presentando su ruego a Jesús, ella clamó a El diciendo: “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de
mí! Mi hija es gravemente atormentad por un demonio” (Mateo 15:22). Es interesante observar
aquí, que aunque ella no era una israelita, lo reconoció a El como el Mesías y le llamó Señor. Sin
embargo, esta misma cortesía no fue correspondida inmediatamente por Jesús. De hecho, El
aparenta ignorarla totalmente, conforme camina alejándose de ella. Pronto, incluso los discípulos
le ruegan que la despida, pues viene dando gritos detrás de ellos. Cuando Jesús, finalmente, responde
a su desesperación, Sus palabras parecen impersonales “No soy enviado sino a las ovejas perdidas
de la casa de Israel” (v. 24). ¡Pero todo esto era una prueba! Jesús tenía un plan.
Lo desesperado de su situación la trajo a Jesús. Ella no vino a El por enseñanzas, sino por la
sanidad de su hija. Pero ella vino en fe, tanto así, que Sus palabras no la desanimaron de su misión.
Ella no se acercó a El basándose en sus méritos o derechos propios, por eso, no se desanimó cuando
El aparentemente la rechazó. Ella se acercó a El apoyándose en Su misericordia. Es interesante
observar que el repetido rechazo no la lleva a airarse, sino a adorarle. Hubo una sincera humildad
en esta mujer. (¿Cuántas de nosotras podríamos decir esto de nosotras mismas?) “Entonces ella
vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!” (v.25). La adoración y reverencia vienen de
un corazón desesperado, no de la frustración ni de la ira. Pero Jesús aún no le dice nada a ella.
Finalmente, Cristo rompe el pesado silencio y le habla firmemente de nuevo. “No está bien tomar
el pan de los hijos y echarlo a los perrillos” (v.26). Pensaríamos que esto sería el insulto final a esta
pobre y desesperada mujer, pero ella es pronta para responder con la respuesta que Jesús espera: “Y
ella dijo: Sí, Señor; pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”
(v.27). Es una respuesta llena de sabiduría, pero también de gran fe. Es la respuesta que El ha estado
esperando oír. “Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres” (v.28). ¡Qué tremendo
ejemplo de fe tenaz!
En ninguna de todas las historias del ministerio de Cristo vemos a alguien enfrentarse a un trato
semejante, tan desalentador. Primero, él le da el tratamiento del silencio. Luego, él la rechaza por
segunda vez. Su tercera respuesta llega a los límites del reproche, pero ella continúa suplicándole
por misericordia. No nos equivoquemos aquí. Jesús conocía lo que había en su corazón desde hacía
algún tiempo. El conocía la fortaleza de su fe. Conocía su habilidad para abrirse paso por entre
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tales desalientos. Esta fue una prueba de su fe que finalmente hallaría alabanza, honor y gloria (1
Pedro 1:6,7). Cuando esta prueba terminó, ella pudo decir como Job: “Aunque él me matare, en él
esperaré.”
Para entender completamente la dinámica de esta historia, debemos entender el corazón de Dios
hacia ella. Nada le agrada más a él que una gran fe. El toma placer en aquellos que le claman con
toda importunidad. Su propósito, por lo tanto, no era avergonzarla o detener cualquier bendición,
sino que Su propósito era incrementar su fe. El sabía que ella era capaz de una gran fe, no una fe
mediocre. De modo que la probó mucho más. Y en el proceso de Dios, esto es lo que hará con
nosotras, si se lo permitimos. Ciertamente, esta historia está registrada para nuestra instrucción y
edificación.
Otro principio importante que podemos aprender de esta historia es éste: Si Cristo nos honrase,
primero nos humillaría, tal como lo hizo con la mujer sirofenicia. Como ella, debemos finalmente
llegar a ese lugar en nuestra caminata cristiana donde nos vemos a nosotras mismas humilladas
hasta lo sumo -como aquéllos que sólo son dignos de participar de las migajas que caen de la mesa
de nuestro Padre. Si queremos llegar a ser como Cristo, el más humilde, entonces, este proceso de
humillación es esencial para nuestra alma. Si tenemos algo en esta vida es a causa de Su gracia. Ya
sea que recibamos sanidad, dones, los frutos del Espíritu o provisión - todo esto viene a nosotras,
solamente por Su misericordia. Toda victoria que recibimos viene de la fortaleza de Su diestra, no
de la nuestra. La mujer sirofenicia, sin el conocimiento ni la experiencia en los caminos de Dios,
conocía todas estas verdades instintivamente. Desafortunadamente, nosotros los cristianos a menudo
olvidamos que la humildad es la clave para cualquier victoria en Jesús. La humildad es el terreno
en el cual cualquiera de las virtudes cristianas puede crecer en nuestro corazón. ¡Fue la humildad
lo que hizo que esta mujer gentil se alegrara con los migajas, pero esa misma humildad la hizo tener
expectativa por las migajas!
La mujer sirofenicia tenía algo que todos necesitamos. Tenía una fe fortalecida. Tenía una resolución
que la ayudó a lidiar con todos los desalientos que Cristo había puesto delante de ella. Su fe halló
una fuente de ánimo cuando la mano que ella estaba alcanzando fue echada a un lado. Por esta fe
perseverante, ella fue hecha por Dios, una verdadera hija de Israel. Su fe había prevalecido y ella
fue tocada por Cristo, quien le dijo: “Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres”
(Mateo 15:28). Esta es la gran lección que aprendemos de esta humilde mujer llena de fe: Si no le
negamos nada a Cristo, nuestra recompensa será grande - ¡porque él nos dará más allá de nuestros
más acariciados sueños o expectativas, y no nos negará nada!
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SAFIRA
Significado del Nombre: hermosa
Escrituras: Hechos 5:1-10
Características: engañadora, egoísta y codiciosa
Safira es mencionada en las Escrituras con su esposo, Ananías. Esta pareja tiene un lugar especial
en la historia de la Iglesia, porque fue el primer caso registrado de creyentes que fueron juzgados
por mentir al Espíritu Santo. Su muerte hizo que cayera un gran temor, tanto sobre la Iglesia, como
también sobre aquellos que oyeron de ello. Esto fue un temor santo que la Escritura nos describe
como “el principio de la sabiduría”.
Ananías deliberadamente dijo una mentira, cuyo propósito exclusivo fue engañar. Le dijo a Pedro
que había vendido una porción de tierra y que estaba dando todo el producto de la venta a Dios. Sin
embargo, fue vendido por un precio mayor. El y su esposa se pusieron de acuerdo para quedarse
con parte del dinero, lo cual era su privilegio de hacer. Ananías y Safira no estaban obligados a dar
ese dinero a la Iglesia. Los apóstoles no habían presionado a la gente para que se desprendieran de
todo. Sin embargo, esta pareja fue culpable de engaño. Ellos estaban presumiendo de ser más
generosos de lo que en realidad eran.
La reprensión de Pedro, en el capítulo 5, nos explica su pecado. El problema no estaba en cuánto
dieran o con cuánto se quedaran. Fue el engaño en sus corazones lo que los llevó a la destrucción.
Era su propiedad, por lo tanto, podían hacer con ella lo que quisieran. Nadie los estaba forzando a
dar todo. Era por su propia cuenta. Lo malo que aquí vemos es que Ananías y Safira deseaban la
alabanza de los hombres. Querían que todos hablaran de su generosidad, al dar el precio completo
de su heredad a la Iglesia, pero todavía deseaban disfrutar algunos de los placeres que ese dinero
podía comprar. En realidad, ellos le estaban sirviendo a Dios y a Mamón, y las Escrituras son claras
de que no podemos hacer eso. Ellos pensaron que era una cosa ligera mentir en la presencia de Dios.
Ananías fue primero a Pedro con el dinero, y la respuesta de Pedro fue inmediata: “Ananías, ¿por
qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la
heredad? … ¿por qué pusiste esto en tu corazón?” (Hechos 5:3-5). Sí, Satanás había llenado su
corazón, pero algo, en su corazón, le había permitido entrar. Un corazón malo había permitido a
Satanás tener una fortaleza en su vida. Como consecuencia, él murió allí mismo.
El castigo de Ananías podría parecer muy severo, pero estamos seguros que fue justo. Era un tiempo
importante en la Iglesia. El Espíritu Santo acababa de ser derramado y el orden estaba siendo
establecido en el Reino de Dios. Si los apóstoles, quienes eran los promotores de ese orden, no eran
capaces de discernir esa mentira, ¿cómo esperarían entonces descubrir las cosas profundas de Dios?
Probablemente, este incidente fue diseñado para mantener el honor del Espíritu Santo que estaba
obrando dentro de los apóstoles. Estaba diseñado para disuadir a otros, de atrevimientos semejantes.
Safira llegó tres horas más tarde, ignorando el fallecimiento de su esposo. Misericordiosamente,
Pedro le dio una oportunidad de confesar la verdad. Le preguntó si habían vendido la heredad en
cierta cantidad. Sin tener conocimiento de lo que le había ocurrido a su esposo, aseguró que esa era
la cantidad. Pedro, entonces le dijo: “¿por qué convinieron en tentar al Espíritu Santo?”, Pedro
dijo que el asunto fue concebido en el corazón de Ananías (Hechos 5:4). Aquí está una situación
donde la esposa no debió haber estado de acuerdo con su esposo. Cortésmente, ella debió haberse
opuesto, y debió urgirlo a hacerlo de otra manera. No solamente habría salvado su vida, sino tal vez
la de su esposo también.
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De nuevo vemos aquí la importancia de tomar decisiones correctas. Si en efecto, esto había sido
idea de su esposo, como parece indicar la Escritura, ella pudo influir a que dijera la verdad. Y
cuando fue confrontada por Pedro, si ella no hubiera estado dispuesta a hacer esta mala cosa, ¿no
habría sido discernido por el Espíritu lo que Pedro estaba tratando de preguntarle? En lugar de eso,
tres horas más tarde, Safira entró en escena esperando ser saludada con alabanza de los hombres,
ignorando totalmente las consecuencias de su mala decisión. Como resultado, su pecado fue expuesto,
la sentencia pasó sobre ella, y su muerte fue sellada.
Esta pareja no tenía el temor de Dios. Su relación con Dios era de lo más superficial. Fue sólo una
actuación, una función. Ellos no consideraban la mirada vigilante de Dios; solamente trataban de
impresionar a los hombres. Sin embargo, los encontramos involucrados activamente en la iglesia.
Probablemente fueron llenos del Espíritu Santo. E incluso, quizá tenían posiciones en la iglesia.
¿Qué fue lo que estuvo mal con ellos?
Romanos 13:11-14 estipula una impresionante advertencia a los creyentes: “Y esto, conociendo el
tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra
salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las
obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no
en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del
Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Ananías y Safira eran cristianos, pero
como muchos creyentes de nuestros días, estaban viviendo en un adormecimiento. Estaban yendo
solamente a través de los movimientos del cristianismo. Dijeron: “Jesús satisface”, pero sólo lo
decían sin ser una realidad en su corazón. Evidentemente, Dios no escogió extenderles misericordia,
porque sabía que ellos no iban a cambiar.
En estas Escrituras, Dios nos informa claramente acerca de nuestro deber. Debemos vestirnos de
Cristo, como una vestidura. Debemos actuar como él, lucir como él, sonar como él, y finalmente,
tenemos que llegar a ser como él. En este sentido, nuestra vida es un proceso de cambio, una por
una, nuestras vestiduras contaminadas, por sus vestidos justos y limpios. “Así que, hermanos, os
ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformáos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1,2).
Tenemos que presentar nuestros cuerpos a Dios, y tenemos que ser revestidas con todos los atributos
de Jesús. Dios requiere que hagamos de la santidad y la santificación nuestra búsqueda diaria.
Como seguidoras de Cristo, tenemos que aprender a caminar en Sus caminos. Tenemos que caminar
(no sólo hablar) nuestro cristianismo. Hablar bien, sin vivir bien, nunca nos llevará al cielo. Ananías
y Safira no se presentaron a sí mismos como sacrificios vivos delante de Dios. Esto incluye cada
parte de nuestro ser - cuerpo, alma y espíritu. Ellos no echaron fuera las obras de las tinieblas de su
vida, ni se vistieron de Cristo. Consecuentemente, ellos fueron juzgados por la eternidad.
Esta historia, por lo tanto, nos sirve de advertencia. Una vez que ponemos nuestras manos sobre el
arado, nunca debemos mirar atrás. Cuando decidimos seguir a Cristo, debemos seguirlo a él todo el
camino. Nuestro objetivo siempre debe ser agradar a Aquél que nos ha creado. Al agradarlo a él,
llegaremos a ser como él. Estamos desarrollando su carácter en nosotras. Esta es una importante
verdad para recordar, porque aquellos que tendrán el privilegio de llegar a ser su Esposa, son aquellos
que “no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1).
99
DORCAS
Significado del Nombre: cierva o ciervo.
Escrituras: Hechos 9:36-41
Características: generosa, amorosa
El nombre Dorcas solamente aparece en un incidente en la Biblia. Pedro estaba en un lugar vecino a la
ciudad de Lida, donde recientemente había sanado al paralítico Eneas a través del poder del Espíritu
Santo. Las noticias concernientes a los milagros de Pedro se habían difundido a través de las comunidades
cercanas. Dorcas vivía cerca de Jope, un puerto de la tribu de Dan. Su nombre en hebreo era Tabita.
Ella era “una discípula” que había abrazado la fe de Cristo y había sido bautizada. Dorcas mostraba su
fe por sus obras, siendo bien conocida en la ciudad por sus muchas obras de caridad.
Fue en medio de estos esfuerzos que Dorcas cayó enferma y murió. Normalmente, la costumbre
judía era enterrar a sus muertos inmediatamente, pero sus amigos esperaban que Pedro viniera y la
volviera de nuevo a la vida. Después que lavaron su cuerpo, la pusieron en una sala y le enviaron un
mensaje a Pedro para que llegara lo más pronto posible. Cuando Pedro llegó, fue rodeado por varias
viudas que, llorando, le mostraban los vestidos que ella les había hecho. Después de decirles a todos
que salieran, Pedro le mandó a Dorcas que se levantara, y ella fue restaurada a la vida (Mateo 10:8).
Las obras de amor y generosidad de Dorcas, habían movido a la gente de Jope a creer, con una fe
asombrosa, que ella podía ser levantada de la muerte. Un abundante don de fe, para un pueblo
entero, fue el resultado de su entrega desinteresada. Su amor hizo que ellos la amaran. Su estilo
dadivoso de vida hizo que ellos desearan que volviera a vivir. Eso es lo que produce una vida
vivida sin egoísmos para la gloria de Dios. La fe obra por el amor (Gálatas 5:6). Entre más crezca
el fruto del amor en nuestro corazón; más será visto, el fruto de la fe. Vez tras vez, día tras día,
Dorcas había sembrado esa semilla de fe, por su vida de amor. Cuando ella recibió el don de más
vida, este amor le fue devuelto en una medida abundante. Esa es la lección de esta historia.
Así que, de la misma manera, sembremos un gran amor, para que podamos cosechar el mismo en
gran medida. Por encima de todo, aprendamos a tener una gran fe. Esta virtud cristiana es la fuente
principal de la acción cristiana. Sin fe, el cristiano está sin poder. Sin ella, uno no puede ser
seguidor de Cristo.
Jesús tenía mucho que decir acerca de la fe. El mismo, tuvo tal fe absoluta en Su Padre, que
constantemente se asombraba de la falta de ella en el hombre. Cuando Jesús nos habló acerca de la
fe, se refirió a la semilla de mostaza (Mateo 17: 20). A menudo citamos este verso, pero lo usamos
equivocadamente para medir el tamaño de nuestra fe. Al usar esta ilustración, Jesús no se refiere al
grado o medida de nuestra fe. El se refiere a la naturaleza de nuestra fe. Así que necesitamos
entender la naturaleza de la fe y cómo funciona en nuestra vida. Lo que significa es esto: La fe sola
del hombre, no puede ganar sus batallas, ni puede mover sus montañas. Las montañas solamente
son movidas cuando la fe divina de Dios es activada dentro de un corazón que depende de Dios. La
fe verdadera es divina, y es impartida a nosotros por Dios. La condición de nuestro corazón depende
de si la fe de Dios está fluyendo en nosotros o no.
Las Escrituras nos dicen que vivimos por esta fe. “Vivimos por la fe del Hijo de Dios. Y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”
(Gálatas 2:20). Si realmente creemos esta Escritura, podemos pararnos en la promesa de que veremos
mucho más que la resurrección de Dorcas. “La fe del Hijo de Dios” es una sustancia divina.
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La fe es una unción. 2 Corintios 4:13 dice que tenemos el “espíritu de fe”. Cristo mora en nosotros
y produce Su fe dentro de nuestro corazón. Podemos confiar que el Espíritu de Dios, quien está
trabajando dentro de nosotros, producirá la fe que necesitamos para cada situación difícil que
enfrentemos. Por esta razón, no debemos tratar de depender de nuestro propio ánimo y nuestra
propia fe, que siempre falla, sino más bien, sobre Su fe. Es Su fe, no la nuestra. Cuando Cristo
dijo, “¿dónde está tu fe?”, eso significaba: “¿qué es lo que está mal en tu corazón que Mi fe no
puede fluir en ti?”
Las Escrituras establecen claramente, “Sin fe, es imposible agradar a Dios, porque es necesario
que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos
11:6). El relato de Dorcas es una historia de un pueblo que creyó que Dios recompensa a aquellos
que creen en Su poder sobrenatural. Es también una historia de una mujer extraordinaria, haciendo
cosas ordinarias que a menudo parecen no ser vistas por otros. Sin embargo, Dorcas, es un recordatorio
para nosotras, que Dios da una importancia especial a esas “pequeñas cosas” que hacemos en el
nombre del amor. Callada y humildemente, Dorcas fue por allí haciendo el bien, dándose a otros.
Ella no se preocupaba por tener un gran ministerio o grandes dones, pero aún así, ella vivía una vida
plena. ¿Cómo podía ser esto? La respuesta es sencilla - su mayor gozo y gloria venían de bendecir
a otros. Ella estaba contenta de ser un testimonio del amor de Dios, mientras iba haciendo el bien
cada día. Era feliz haciendo las cosas comunes y corrientes que probaban su autenticidad como
cristiana. Dorcas es un brillante ejemplo para todas nosotras. Su vida nos muestra que otros pueden
venir a conocer a Cristo por nuestras buenas obras y espíritu caritativo.
101
RODE
Significado del Nombre: rosa
Escrituras: Hechos 12:13-16
Características: fe, entusiasmo
El relato de Rode es mencionado brevemente en Hechos 12 y nos ubica en el año 44 después de
Cristo, catorce años después de Pentecostés. Estaba comenzando la persecución a gran escala.
Herodes Agripa I estaba determinado a vejar a ciertos miembros de la Iglesia. Poco antes había
decapitado a Santiago, el hermano de Juan, y cuando vio que eso agradó a los judíos, también
aprisionó a Pedro (Hechos 12:1-11).
En la casa de la madre de Juan Marcos, se oraba sin cesar por Pedro. A causa de la reciente muerte
de Santiago, podemos estar seguras que esa noche la oración fue muy ferviente. Sin embargo, lo
que ellos no sabían, era que sus oraciones ya habían sido contestadas. En el preciso momento en
que ellos oraban por él, Pedro estaba recibiendo un poderoso milagro. Siendo custodiado por dos
soldados, Dios envió un poderoso ángel a la prisión, y sus cadenas cayeron instantáneamente de sus
manos. Lo escoltó hasta pasar la primera y segunda guardia, y llegaron a una puerta de hierro, la
cual se abrió por sí misma, y Pedro fue libertado. Pedro estaba asombrado, ya que pensaba que eso
sería solamente un sueño o una visión. Cuando consideró lo ocurrido, volvió en sí y fue a la casa de
la madre de Juan Marcos donde los santos continuaban orando por él.
Pedro, ahora estaba afuera, del otro lado de la puerta de la casa, y comenzó a tocar fuertemente la
puerta. En respuesta a su llamado, una joven llamada Rode salió corriendo del cuarto de oración al
pasillo. Rode inmediatamente reconoció la voz de Pedro a través de la puerta. El gozo y el asombro
llenaron su alma, cuando el sonido de la voz trajo la evidencia de su oración respondida. Bastante
emocionada y fuera de sí, Rode corrió de vuelta a la casa gritando “¡Pedro está a la puerta!, ¡está
libre!” De hecho, ella estaba tan emocionada que se olvidó de abrir la puerta a Pedro. Así que,
mientras corría a decírselo a los demás, él se quedó parado afuera.
Podemos asumir que Rode escuchó a Pedro enseñar y predicar muchas veces antes, porque ella
reconoció de inmediato el sonido de su voz. Obviamente, ella estaba entre aquellos que estaban
orando por Pedro, porque vemos la emoción que le produjo su presencia en la puerta. Es el alborozo
y la fe de una joven creyente que probablemente acaba de presenciar el milagro más grande hasta el
momento. Rebosando de alegría, su primera reacción fue correr a contarles a los mayores lo que
había ocurrido. Sin embargo, para su sorpresa, ninguno de los cristianos maduros, creyó el milagro.
Pero en su corazón, ella determinó creer. Debe haber sido confuso para esta joven mente penetrar
en la incredulidad que ahora confrontaba. Después de todo, muchos de los que estaban en ese
cuarto habían sido un tremendo aliento para su joven e inmadura fe. Muchas veces sus fervientes
oraciones habían sustentado su fe y le habían hecho creer por respuestas que a su joven mente le
parecían imposibles. ¡Ahora ella estaba proclamando un milagro y ellos ni siquiera la oían!
Cuando aquéllos que habían estado orando por él negaron repetidamente que la voz del otro lado de
la puerta pudiera ser la de Pedro, Rode tenazmente se asió a la realidad de su milagro. Era asombroso
para su joven mente, cómo esos guerreros de oración no podían atreverse a creer que su desesperada
oración por Pedro hubiera alcanzado los cielos, y traído los maravillosos resultados que esperaban.
Realmente, no fue sino hasta que sus emocionadas voces preguntando, fueron interrumpidas por
los sonidos de el urgente llamado, que ellos se aventuraron a abrir la puerta.
102
Este es un incidente casi cómico en la vida de la Iglesia Primitiva. A veces concebimos a los
primeros creyentes casi como sobrehumanos, que no poseían la misma carnalidad humana con la
que nosotros luchamos. Ellos estaban orando por Pedro, pero cuando Dios respondió a sus oraciones,
fue tal la sorpresa, que ellos no podían creer que sus oraciones hubieran sido respondidas. ¡Nos
parecemos tanto a ellos! Dios nos dice en Su Palabra que “Antes que clamen, responderé yo;
mientras aún hablan, Yo habré oído” (Isaías 65:24). Nosotros creemos ese pasaje, pero en una
situación similar nos sorprendemos cuando la oración es respondida.
La joven Rode no estaba sorprendida del todo, ella sencillamente se complacía en testificar un
milagro. De hecho, estaba tan complacida, que en su entusiasmo por contarlo a los demás, ella dejó
a Pedro solo, parado del otro lado de la puerta. Pero su fe en la realidad del milagro, fue un
testimonio de su celo como creyente. También, su juventud no le impidió el proclamar valientemente
a los adultos alrededor de ella: “¡Sí, es Pedro. Es él!” Por esas razones, ella debe ser alabada.
Rode tenía fe. Nuestra mente, voluntad y emociones deben estar involucradas en la búsqueda de la
fe. A diferencia de los adultos, Rode no permitió que su mente la persuadiera de que no era posible
que Pedro saliera de la prisión y estuviera a la puerta. A menudo, nuestra mente natural obra contra
la búsqueda de nuestra fe. Pero Rode tenía un corazón dispuesto que no estaba lleno de razonamientos
humanos. Por lo tanto, ella, rápidamente, fue capaz de asirse de la fe para creer en la libertad de
Pedro.
Que también nosotras, como Rode, veamos con entusiasmo la llegada de las oraciones respondidas
en nuestra vida. Y que cuando recibamos nuestra respuesta, podamos responder como la joven
Rode. Para que, luego, gozosamente, corramos a decir a otros las grandes cosas que Dios ha hecho
por nosotras. Que nuestros corazones siempre estén listos para creerle a él por milagros.
103
LIDIA
Significado del Nombre: una mujer de Lidia. Quizás no era un nombre propio.
Escrituras: Hechos 16:14-40
Características: influyente, receptiva, hospitalaria, hambrienta de Dios.
Lidia era una mujer influyente. Se dice que ella fue la primera mujer convertida por Pablo en
Europa. Acerca de ella leemos en Hechos 16. Pablo fue a predicar el evangelio en Filipos donde
vivía Lidia. Ella era nativa de Tiatira y es descrita como “una adoradora de Dios”. Esto sugiere que
ella era una prosélita que adoraba al Dios del Antiguo Testamento. Cuando el Señor abrió su
corazón, ella recibió la predicación de Pablo que presentaba el Nuevo Pacto y al Señor Jesucristo.
Las Escrituras nos dicen que Lidia era una vendedora de púrpura, lo cual implica que ese era un
negocio lucrativo que le proporcionaba buenas ganancias.
También vemos que, aunque Lidia era una mujer productiva e industriosa, tenía en orden sus
prioridades. Fue una mujer de negocios, pero también una gran adoradora de Dios. Ella encontraba
tiempo para hacer sus negocios, pero no olvidaba su amor y devoción por Dios. De hecho, tan
importante era su vida espiritual, que le pidió a Pablo y a sus discípulos que posaran en su casa. Lo
que ella les dijo, en realidad, fue esto: “Si me habéis tomado, como una ferviente cristiana, debéis
mostrarme vuestra confianza en mí, viniendo a mi casa y posando en ella”. Su receptividad hacia
Pablo y su equipo, así como al Señor Jesucristo, ahora es obvio. Cuando su corazón se abrió a
Cristo, automáticamente se abrió a Sus ministros. Como resultado, ella los recibió con lo mejor
que tenía.
La Palabra nos dice aquí, “nos obligó” (Hechos 16:15). Esto nos sugiere que Pablo no quiso ser
una carga a la familia. Pero Lidia no sería disuadida. Fue su deseo saber más acerca de su recién
encontrado Salvador. Ella deseaba más enseñanza de la Palabra de Dios. ¡Quién mejor que Pablo
podía dársela, el mejor intérprete del nuevo pacto! Si Pablo y su grupo estaban posando en su casa,
ella podía hacerles preguntas, y quizás podía orar con ellos respecto a algunas áreas de necesidad.
Esta fue una oportunidad que ella no quiso perderse. Ciertamente, esto afectaría al resto de su
familia también, y Lidia quería que ellos también fueran tocados por el evangelio.
Lidia era una buscadora. No se contentaba con ir a la casa de Dios el sábado. Quería saber todo lo
que pudiera acerca de Dios. Lidia obligó a aquéllos que le habían traído la verdad, a quedarse en su
casa y enseñarle las cosas sagradas de Dios. Ella quería ser enseñada en los caminos de Dios, de
modo que, ella y su familia pudieran prosperar espiritualmente, así como habían prosperado en lo
natural. En esto, haríamos bien en imitarla.
¡Dios se oculta y desea que le busquemos! Todos tenemos la oportunidad de pasar nuestra vida
como Lidia, buscando una caminata más cercana con Cristo. Podemos (con un pequeño esfuerzo),
proponernos, en medio de toda nuestra ocupación, hacer tiempo para él, como ella lo hizo. Podemos
hacer el objetivo de nuestra vida, el vivir para él, y no solamente para nuestra comodidad y
conveniencia. Esto es lo que la historia de Lidia nos enseña, y haremos bien en seguir su ejemplo.
104
PRISCILA
Significado del Nombre: anciana
Escrituras: Hechos 18:2-26, Romanos 16:3, 1 Corintios 16:19
Características: hospitalaria, adaptable, sin egoísmo, celosa
Nuestra historia comienza en Corinto, en una época cuando los romanos habían desatado mucho
odio y persecución contra los judíos. Todos los judíos habían sido expulsados de Roma por un
edicto de Claudio César, porque, según él, los judíos eran gente “revoltosa”. La razón de esto fue
que algunos de los judíos eran celosos por Cristo, pero otros estaban contra El. Por supuesto, esto
causó mucha contención y rivalidad entre ellos. A los romanos les pareció más fácil deshacerse de
todos ellos, que tratar de distinguir entre judíos y cristianos (Hechos 18:1,2).
En Hechos 18, se nos presenta a Aquila y Priscila, una pareja muy conocida, que tenía una iglesia
en su casa. Esta pareja llegó a ser de gran valor para Pablo y su ministerio. En las Escrituras, varias
veces, Pablo los alaba, grandemente, por su colaboración, fortaleza y amistad con él, diciendo que
ellos habían “expuesto sus propias vidas” por él (Romanos 16:3,4). Aunque no se nos da mucha
información de cómo esta pareja expuso su vida, podemos pensar que su asociación con Pablo y su
ministerio los hicieron blanco de la crítica y de mucho escarnio en diversos círculos.
Aquila y Priscila eran fabricantes de tiendas (Hechos 18:3), pero Pablo los llama “colaboradores en
Cristo”. Pablo se hospedó en la casa de ellos, y juntos trabajaban para sostenerse y predicar el
evangelio. Tiempo después, cuando Pablo zarpó para Siria (Hechos 18:18), su relación era tan afín
y de aceptación mutua, que Priscila y Aquila se fueron con él. De allí viajaron juntos a Efeso.
Pablo los dejó allí y navegó hacia otro lugar.
Mientras estaban en Efeso, aún tenían otra iglesia en su casa. Por otros contactos conocieron a un
hombre llamado Apolo, un judío que era un gran orador, que había venido a Efeso. El era un
valiente y ferviente orador, pero solamente conocía la enseñanza del bautismo de Juan. Después
que Aquila y Priscila le oyeron predicar, lo llamaron aparte y le enseñaron las verdades concernientes
al bautismo en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (Hechos 18:24-26). Vemos claramente
que la Iglesia Primitiva rebautizaba a aquellos que habían sido bautizados antes de la cruz.
Este es un hermoso ejemplo de un esposo y una esposa trabajando juntos armoniosamente para la
gloria de Dios. No solamente trabajaban juntos, en el negocio de hacer tiendas, sino que los vemos
también ministrando juntos en el evangelio. Dios había encendido un fuego en sus corazones que
ardía intensamente, y ellos fueron cuidadosos de mantener esa llama viva dondequiera que se les
presentaba la oportunidad. Ellos estaban “siempre a tiempo” para ser amables con la gente, siempre
listos con una palabra de ánimo, una sonrisa, una mano ayudadora, o una visión espiritual para
mantener en alto a todos aquéllos que estaban a su cuidado. Ellos formaban un equipo único que
bendecía a todos los que les conocían.
Aquila y Priscila regresaron, tiempo después, a Roma, donde continuaron abriendo su casa a otros
creyentes.
Las cualidades que vemos en Priscila nos recuerdan muchas de las cualidades de la mujer virtuosa
de Proverbios 31. Ella era una buena mujer, moral y espiritualmente. Ella y su esposo estuvieron
dispuestos a arriesgar su propia vida, por el bien de Pablo. Esto nos muestra cuánto permitieron
ellos que el temor de Dios gobernara su vida.
105
Como la mujer de Proverbios, ella fue eficiente en todo lo que hizo. Mientras Priscila ayudaba a su
esposo a hacer tiendas, también se ocupó de cuidar de las necesidades de Pablo, las necesidades de
su familia y las necesidades de aquéllos en la iglesia que venían a su hogar. El don de adaptabilidad
es necesario en el ministerio, y Priscila, obviamente, estuvo más que dispuesta a ser flexible en sus
situaciones. Mudarse frecuentemente, tener una iglesia en su casa, dondequiera que se volvían a
situar, conocer y tratar personas de diferentes clases, y cuidar de las diferentes necesidades de todos
aquéllos que entraban en su pequeño mundo, sí que mantiene a una mujer bastante ocupada. Pero
no vemos evidencia de que fuera otra cosa, más que gozo para Priscila. Vez tras vez vemos que
Pablo la alaba a ella y a su esposo, por su capacidad de sacrificio. Incluso, vemos su nombre puesto
delante del de su marido, lo cual es un tributo a su grandeza de carácter.
Muchos hombres se han visto estorbados para cumplir el llamamiento de Dios en su vida, debido a
una esposa que no está dispuesta y está descontenta. Qué espantoso para una esposa, encontrarse
inscrita en los registros eternos de los cielos, como alguien que fue un inconveniente y un obstáculo
para su esposo y para el Evangelio. Muchos ministros han sido desviados de los propósitos de
Dios, debido a que sus esposas rechazaron seguir la senda ordenada por Dios para ellos. En lugar
de aprender a adaptarse a los diferentes retos presentados por el ministerio, esas mujeres se han
quejado, han peleado y discutido con sus esposos en cada paso del camino. Ciertamente, este no
fue el caso de Priscila. Ella fue una mujer que trabajaba acorde con su esposo. Juntos, en cualquier
situación que fuera necesaria, ellos avanzaban despacio y con esfuerzo, haciendo muchos progresos
en el Reino de Dios. Hermanas, ¡seamos como Priscila, y que seamos conocidas en el cielo como
una mujer que ayudó a su marido a cumplir su misión y llamamiento en la vida!
Las esposas de los apóstoles deben haber sido mujeres muy devotas. Pablo establece esto claramente
en 1 Corintios 9:5, que la mayoría de los apóstoles y hermanos del Señor eran casados, y a menudo
viajaban con sus esposas. El celibato era muy raro en la cultura judía.
“¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros
apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?” (9:5). En el contexto de 1 Corintios 9:1-18, Pablo
está hablando de la responsabilidad de la Iglesia de tener cuidado de sus líderes. Muchos de los
apóstoles viajaban con sus esposas. Pablo dijo que él tenía derecho de viajar y tener una esposa, tal
como los otros apóstoles, y que sus necesidades naturales debían ser cubiertas por las iglesias.
Cuando un hombre es llamado para estar en el ministerio (especialmente un ministerio ambulante),
él debe casarse con una mujer que tenga el mismo llamamiento y deseo. Si ella no ha sido llamada
al ministerio, debe casarse con un hombre que tampoco lo sea. Dios hace responsable a una mujer
por estorbar a su esposo de cumplir Su llamamiento. También debemos comentar el hecho de que,
algunas veces, Dios le da un llamado a la mujer, y no al hombre. Por lo tanto, una mujer, con
llamamiento, no debe casarse con un hombre que no tenga un llamado divino. De otra forma,
siempre estarán peleando. Aquila y Priscila fueron llamados divinamente por Dios, y juntos hicieron
un impacto tremendo sobre su generación.
106
FEBE
Significado del Nombre: luna brillante, pura
Escrituras: Romanos 16:1,2
Características: ayudadora, concienzuda, una sierva
Romanos 16:1,2, “Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia
en Cencrea: que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier
cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo.”
Brevemente se nos presenta a Febe en el libro de Romanos capítulo 16. El apóstol Pablo, escribiendo
desde Corinto, lo cual era una distancia bastante grande desde Roma, envía a Febe a entregar su
carta a la Iglesia de Roma. El nombre Febe es el femenino de Febo o Apolo, el dios sol, lo cual
indica que ella se convirtió del paganismo. Ella fue adoradora de los dioses de Grecia, una vez,
pero ahora era una discípula de Jesucristo a través del ministerio de Pablo. Ella no era conocida en
Roma, así que Pablo la presenta y la recomienda a los que estaban en Roma como “nuestra hermana”.
Ella era una “diaconisa” (o sierva) en la Iglesia de Cencrea, un pueblo a ocho millas de la ciudad de
Corinto (Romanos 16:1). La historia de la iglesia nos dice que la Iglesia primitiva utilizó
extensamente a las mujeres en el ministerio, especialmente en el papel de diaconisas. En su posición,
su tarea era ayudar especialmente a las mujeres convertidas. Ella las ayudaba para prepararlas para
el bautismo, visitar a los enfermos y a los encarcelados, así como a cuidar de muchas otras
responsabilidades de la iglesia. Por esto, vemos que Febe fue un verdadero testigo del Señor Jesús,
en y entre su propio pueblo y comunidad.
Su vida de sacrificio fue recompensada cuando se le dio una oportunidad maravillosa de ser la
portadora de las buenas nuevas del Evangelio de Cristo. Probablemente, Febe fue una mujer de
negocios, que fue a Roma para sus propios asuntos. Sin embargo, a causa de su fidelidad a la Iglesia
y a Pablo, se le pidió que llevara esta importante epístola a la Iglesia en Roma.
No debemos considerar con ligereza la disposición de Febe para llevar las buenas nuevas a Roma.
En tiempos turbulentos como esos de la historia de la Iglesia Primitiva, debemos considerar que
viajar era muy peligroso para una mujer. El cristianismo no era popular en Roma, y los cristianos
no eran bien recibidos. Con todo eso, ella, gozosamente, llevó las buenas nuevas allá, por amor a
Cristo. ¡Cuán cierto es que cosechamos lo que sembramos! Febe había ayudado a muchos, y por
ello, había ganado un lugar cerca del corazón de Pablo. El la conocía a ella como una hermana
capaz y dispuesta a ayudar a los que estaban en necesidad. Así que, cuando necesitó ayuda, le dio
el privilegio de ayudarle. El la recomienda altamente por su ayuda y amistad.
Aparte de este relato, sabemos muy poco de la vida personal de Febe. Pero no es importante. Lo
que Dios quiere enfatizar aquí, es su total disposición para servir a la Iglesia. Todas nosotras, a
nuestra manera, debemos esforzarnos por servir a la Iglesia en todo cuanto nuestra capacidad nos
permita. Cuando lo hacemos, estamos sirviéndole a Dios, y un día seremos altamente recompensadas
por nuestros esfuerzos.
107
CONCLUSION
Esperamos que hayas disfrutado de este estudio de las mujeres de la Biblia, y que hayas aprendido
mucho de la vida de ellas. Muchas de las mujeres que hemos estudiado llegarán a ser para nosotras
una inmensa fuente de inspiración. La santidad, el amor, la dedicación, la humildad y la resignación
a la voluntad de Dios que muchas de estas grandes mujeres demostraron, las hace un ejemplo para
cada generación. Pero hay otras que no debemos imitar - porque si lo hacemos, seremos destruidas.
Como ya hemos dicho antes, muchas veces, nuestra vida tiene que enfrentarse a una decisión.
Todas esas mujeres, que fueron tan diferentes en muchos aspectos, tuvieron una cosa en común ellas tuvieron que tomar una decisión. Probablemente, el resultado de su vida, fue determinado por
esa decisión.
Abigail fue una mujer hermosa, pero ella no es recordada tanto por su belleza natural, como por su
belleza de carácter. La Biblia nos dice que ella era “una mujer de buen entendimiento”. Ella
escogió hablar y caminar con discreción, aunque estaba casada con un insensato. Sus actitudes
fueron excelentes y su rostro dulce. Una mujer será sabia, si escoge caminar en los pasos de
Abigail. Recuerda, la mujer sabia “edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba”.
Débora fue una mujer de mente aguda, gran valor, y abundante fe. A causa de sus buenas decisiones,
Débora recibió un honor único, del cual ninguna otra mujer puede jactarse. A ella le fue dada la
más alta autoridad en Israel con el consentimiento de todo el pueblo. Ella llegó a ser juez de Israel,
un honor que normalmente sólo se le concedía a los grandes hombres conocidos por su valor en la
comunidad. Ella también fue llamada Madre en Israel -otro gran honor. En Débora vemos coraje,
pero también ingenio. Vemos iniciativa y valor. Para las mujeres de hoy, Débora es un ejemplo de
alguien que usó su influencia para impactar, no solamente a su familia, sino a toda su comunidad
también. Cuando ella participó activamente en preservar los buenos principios piadosos que debían
guiar a la nación, ella estaba preservando a su propia casa de los peligros de una moral decadente.
Las cualidades de Rut, de lealtad y devoción, han sido fuente de inspiración por siglos. Su gran
capacidad de amar es un recordatorio constante de la grandeza del sexo femenino. Su fidelidad a su
suegra Noemí, es un testimonio perdurable de la belleza de su carácter. Sobretodo, Rut escogió
amar y honrar a su suegra. Esta decisión permitió que su propio hijo estuviera dentro del linaje de
Jesucristo. Las decisiones correctas de Rut le ayudaron a bien. Una profunda capacidad de amar es
un don dado por Dios a las mujeres, - pero es nuestra la decisión de ese profundo compromiso de
amar.
Ester arriesgó su propia vida para salvar a su pueblo. Ella es una gran ejemplo de valentía y entrega
para nosotras. Su famosa declaración “¡si perezco, que perezca!”; resuena por las edades, y continúa
dando a las mujeres el coraje necesario para enfrentar sus propias batallas particulares. Si hubiese
sido necesario, ella habría puesto su propia vida por amor a su pueblo. ¡Qué acto tan noble! La
Palabra de Dios nos dice claramente lo que El piensa de esta clase de mujer, “Nadie tiene mayor
amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). ¡Oh, cuánto necesita este
mundo mujeres que determinen ser como Ester!
María, la madre de Jesús, es la mujer más exaltada y honrada de todas las mujeres de todos los
tiempos. Aunque era pobre en las cosas de este mundo, el corazón de María rebosaba con las
riquezas de la fe y la santidad. Era una joven, pobre y desconocida de Nazaret, pero fue escogida
para dar a luz al Mesías. El clamor predominante de su corazón fue “Hágase conmigo, conforme a
108
tu voluntad.” Esto inculcó ella en su Hijo, quien clamó: “He aquí vengo, Oh Dios, para hacer tu
voluntad.” ¡Oh, tener un corazón como el de María!.
Cada nación, orgullosamente, proclama a sus grandes heroínas. A través de los siglos, las mujeres
han probado su valor sobresaliente, de una forma u otra a su patria, y a causa de ello, llegaron a ser
grandes a los ojos de sus compatriotas. Hemos estudiado la vida de algunas de esas mujeres, como
Ester y Débora, quienes también sirvieron en su nación. Pero hay otras heroínas anónimas, que no
son menos dignas de admiración que éstas.
Nos estamos refiriendo ahora, a todo el “promedio” de mujeres que diariamente prueban su valor al
conquistar las incontables preocupaciones y problemas que rodean a cada mujer, cada madre y cada
ama de casa. Muchas de ellas son estimadas como de gran estatura a los ojos de Dios, así como
algunas de las otras mujeres bien conocidas. Dios está escogiendo una Esposa. El está escudriñando
los corazones de todo su pueblo, en busca de aquéllos que calificarán para reinar con él por toda la
eternidad. El solamente seleccionará a aquéllos que son limpios y sin mancha delante de él. Está
buscando a aquéllos (sin consideración de dones, talentos o belleza natural) que momento tras
momento, hicieron las decisiones correctas para calificar y reinar en su Reino. ¿Seremos contadas
usted y yo entre ellos? ¿Calificaremos usted y yo para llegar a ser su Esposa?
109
Capítulo Cinco
CONVIRTIENDOSE EN SU NOVIA
¡Habrá una boda! Somos llamadas a ser parte del Cuerpo de la Novia de Cristo. Hombre o mujer,
libre o siervo, eso no hace la diferencia, todos estamos invitados. Pero debemos calificar para este
llamamiento eterno. Cuando Jesucristo regrese de nuevo, habrá una boda. La Cena de las Bodas
del Cordero está por venir, y El se va a unir a una gente muy especial. El matrimonio terrenal es
simbólico del matrimonio celestial con nuestro Novio, el Señor Jesucristo.
Por esta razón, son tan importantes las lecciones que aprendemos en nuestro matrimonio terrenal.
Muchas mujeres de la Biblia, de las cuales hemos leído, nos dan una profunda perspectiva de las
cualidades que Cristo está buscando en Su Novia. Para muchas de nosotras, el matrimonio viene a
ser el verdadero comienzo de nuestra vida. A través de esa unión nacen los hijos, que son sustentados
y llevados a la madurez. Al paso de los años, muchas otras vidas son enriquecidas y bendecidas por
la fusión de dos corazones que aprendieron a latir como uno.
Quizás el matrimonio es la “escuela del Espíritu” más grande en este mundo terrenal. Prefigura de
esa maravillosa relación, completamente divina, que podemos tener con Cristo, si estamos
determinadas a “seguir”. Son muchas e incontables las lecciones aprendidas y el conocimiento
adquirido, al estar casados. Este estudio de la vida de las mujeres de la Biblia, nos da muchas claves
valiosas para ayudarnos en nuestras relaciones terrenales, pero también en nuestra relación eterna
con Cristo.
Toda la creación está basada en un asunto primordial - el matrimonio. Tal como el primer hombre
que él creó, lo principal que Cristo tuvo en su mente, fue una mujer - su Novia. El creó la raza
humana con eso en mente, y ha esperado pacientemente por seis mil años. Ahora es el tiempo para
que Cristo entre en el reposo con su pueblo, su Novia. ¿No debería ser, de suma importancia, para
nosotras entender claramente cuáles son las cualidades necesarias para convertirse en su Novia?
El Señor Jesucristo viene por una Novia madura y gloriosa cuyas vestiduras sean limpias y
resplandecientes (Apocalipsis 19:7,8). No se casará con una Novia inmadura. Sólo se desposará
con aquéllos que son como El, los que hayan sido conformados a Su imagen.
Bueno, ¿qué es exactamente lo que el Señor está buscando en una Novia? Las mismas cosas que un
hombre busca en una mujer. Así que, nuestro matrimonio terrenal es una importante lección y
preparación para el matrimonio eterno. Nos enseña acerca de nuestra relación con él (Efesios 5:2133; 1 Corintios 11:3). Adán, el primer hombre, fue figura de lo que estaba por venir. La Escritura se
refiere a él como “el primer Adán”, y Cristo es llamado “el postrer Adán”. Para estar completo, el
primer Adán necesitó a Eva. Lo mismo sucede con el postrer Adán. La Novia es “la plenitud de él”
que lo llena todo (Efesios 1:23).
Nuestra meta, por lo tanto, es llegar a ser la Novia de Cristo. Para llegar a esa meta, debemos tener
la belleza de Su carácter formado en nosotros. El no se desposará con alguien incompatible.
Solamente seleccionará a alguien que sea como El mismo, que sea transformado a Su imagen. El
Salmo 45:13 nos describe correctamente la belleza de la Novia: “Toda gloriosa es la hija del rey en
su morada; de brocado de oro es su vestido”. Ella es toda gloriosa por dentro. Aquí vemos que la
vida de Cristo está obrando profundamente dentro de su ser. El oro nos habla de la naturaleza
divina. El oro que está bordado o tejido en sus vestidos es una confirmación del cambio de su
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carácter por el de él. Ella está adornada con oro como la Reina de Ofir (v.9), lo cual nos habla de
sus virtudes cristianas - ésos no son adornos temporales de oro, sino que son eternos.
La casa de una mujer indica su personalidad y su carácter. Una ciudad es el reflejo de sus habitantes.
La Novia de Apocalipsis 21 y 22 está representada por una gran ciudad santa. La ciudad es una
ciudad literal, pero los habitantes tienen las características de esta gloriosa ciudad. La santa ciudad,
adornada como una novia para su esposo, es la belleza que Dios desea para cada cristiano. Debemos
calificar para convertirnos en Su Novia. A continuación tenemos una descripción de sus atributos:
1.) Ella tiene un Espíritu de Vencedor. Debemos calificar para ser un vencedor. Solamente los
vencedores heredarán todas las cosas (Apocalipsis 21:7). Solamente los vencedores serán hallados
dignos de casarse con el Novio Celestial. Ver Apocalipsis 3:21.
2.) Ella tiene la Gloria de Dios. Como la santa ciudad de Apocalipsis 21:10,11 debemos tener la
gloria de Dios sobre nosotros. Esa es la gloria que puede ser vista (Isaías 60:1,2). Esta gloria sólo
viene cuando hemos pagado un precio, cuando le permitimos a Dios, a través de diversos procesos,
que nos haga gloriosos por dentro. Todos hemos pecado y hemos sido destituidos de la gloria de
Dios. Así, vemos que el blanco o la meta de nuestra vida, es entrar a la gloria. Cualquier cosa
menor a eso, es pecado (Romanos 3:23). Si fallamos en proseguir con Dios, estamos pecando.
3.) Ella tiene el Fulgor Transparente y sin distorsión de Cristo. Apocalipsis 21:11 nos dice que
la Novia está llena de luz. “Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra
de jaspe, diáfana como el cristal”. Ella está vestida con la armadura de luz porque está libre de
pecado. Es pura y sin contaminación, por lo tanto, su fulgor es claro y sin distorsión. Las piedras
preciosas, la luz y el cristal nos hablan de transparencia. La Novia de Cristo es transparente.
Sus cimientos están engastados con piedras preciosas, lo que nos habla que algo que ha sido trabajado
en ella. Las piedras preciosas no son creadas de la noche a la mañana. Son formadas a través de las
presiones de la vida. La Novia de Cristo ha estado sometida a muchos quebrantos, pero ellos la han
cambiado y transformado. Job 41:25 nos dice: “A causa de quebrantamientos se purifican”.
Como la luna refleja el sol y no tiene luz propia, así la Novia sólo es un reflejo de su Amado Novio.
“Y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado, y él que estaba sentado era
semejante a piedra de jaspe y de cornalina”. Jesús es la Luz del mundo y Su Novia ha dejado que
esa luz escudriñe completamente su corazón, ella está llena de luz y es reflejo y expresión de él.
4.) Ella es un Vaso Preparado. Apocalipsis 21:12 nos dice que la ciudad (la Novia) tiene un
muro grande y alto con doce puertas. Los muros y las puertas son los límites y eso nos habla de
separación. Sin separación en la vida de un creyente, no puede haber victoria. Debemos vivir una
vida de separación del pecado y de todo lo que contamina. “El material de su muro era de jaspe”.
El jaspe es un tipo de piedra de cuarzo que a veces es de color rojo, amarillo, pardo o verde. Aquí
vemos que es transparente. En otras palabras, sus muros son tan claros, tan transparentes que tú
puedes ver a través de ellos. ¡Qué cuadro tan real de la Novia de Cristo!. Sus muros la separan, o
la ponen aparte, pero son tan claros como el cristal. ¿Por qué? Porque ella no tiene nada que
esconder. Su vida es transparente y visible a todos los habitantes del cielo.
5.) Ella es Fructífera. “Me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal,
que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del
río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos” (Apocalipsis 22:2,3). El Arbol de la vida
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nos habla de algo fructífero. Los doce frutos nos hablan del gobierno en cada área donde es necesaria
la provisión. Así, vemos que la ciudad celestial (la Novia), es una ciudad de refugio, un lugar de
sanidad para las naciones, pero la ciudad (la Novia), no sería nada, sin la presencia y el carácter de
su Novio. Ella es parte de El y una con El. Por lo tanto, ella participa de todo lo que El es,
participando del fruto de Sus labores, y convirtiéndose en dadora de vida con El. Ella también tiene
el privilegio de impartir vida a otros. La Novia es “rama fructífera, rama fructífera junto a una
fuente: cuyos vástagos se extienden sobre el muro” (Génesis 49:22).
6.) Ella es una Sierva. “El trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Y
verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes” (Apocalipsis 22:3). La Novia vivió una vida de
servicio y sacrificio sobre la tierra, anhelando dar vida a otros para que ellos puedan ser sanados y
bendecidos. Ahora, en su gloria celestial, ella participa del árbol de la vida y da vida a los habitantes
del cielo. Para su máximo gozo, ella ha llegado a ser alimento y vida para los corazones hambrientos.
Apocalipsis 21:24-26 nos muestra claramente que la Novia está involucrada activamente en el
ministerio de servir a otros. “Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los
reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella” ( la ciudad, la Novia).
El cielo es un lugar de mucha actividad, y debemos darnos cuenta que continuaremos sirviendo y
llevando a otros a Cristo al irnos moviendo de gloria en gloria. La Novia está llamada, no solamente
a reinar y gobernar con Cristo por mil años sobre la tierra, sino también por toda la eternidad. La
Novia es una sierva, por lo tanto, ella ha comprendido su lugar correcto. Está solamente para ser un
reflejo de su esposo. La Novia no tiene una agenda escondida, y no está cautivada con su propia
importancia. Su vida es servirle a El, el Unico a quien da su vida. Al contrario de Lucifer, quien
cayó porque quiso atraer toda la atención y la adoración hacia él mismo, la Novia solamente desea
desviar todo honor y alabanza hacia su Esposo. Ella desea atraer a otros hacia él, no hacia sí
misma. Lucifer falló la prueba a causa de la arrogancia y el orgullo. La Novia ha pasado la prueba
que él falló. Por esta razón, ella ha sido escogida para reinar y gobernar con El por toda la eternidad.
Esa es la razón por la que tiene el honor de que Su nombre esté escrito en su frente (22:4).
7.) Ella es Fiel. Apocalipsis 22:14 nos dice “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener
derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.” La Novia ha sido alguien fiel.
Es alguien que ha “peleado la buena batalla de la fe”. Por tanto, ha obtenido acceso a la santa ciudad,
la Nueva Jerusalén. Al ser hallada fiel para entrar, está ataviada como una novia para su Esposo
Celestial, porque “se ha preparado” y se le ha concedido “que se vista de lino fino, limpio y
resplandeciente, porque el lino fino son las acciones justas de los santos” (Apocalipsis 19:8). Ella es
ahora la Novia, la Esposa del Cordero, para toda la eternidad. Y este es su testimonio: “¡Cuán preciosa,
oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, y Tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz” (Salmo 36:7-9).
Hubo muchas vírgenes en los días de Ester, pero solamente una fue la escogida para ser reina.
Salomón tuvo sesenta reinas, ochenta concubinas y vírgenes sin número. Sin embargo, una era su
perfecta (Cantares 6:8,9). Estas verdades simbolizan algo muy importante. Hay muchos creyentes
lavados en la sangre, pero solamente algunos califican para esa compañía llamada la Novia. En el
relato de las diez vírgenes, todas eran vírgenes (creyentes lavados con la sangre), y estaban conscientes
de la venida del Esposo Celestial. Los incrédulos no creen en Su regreso. Pero la mitad de ellas
eran insensatas y les fue negada la entrada a la fiesta de bodas. Ellas no fueron tenidas por dignas
de reinar y gobernar con Cristo. Este privilegio solamente es concedido a aquéllos que han sufrido
con El (2 Timoteo 2:12). Sólo aquéllos que reciben la “abundancia de gracia” pueden reinar en
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vida (Romanos 5:17). Debemos entender que ésos son los requisitos que debemos satisfacer a fin
de ser parte de Su Novia.
Habrá muchos cristianos que irán al cielo con tareas y llamamientos incumplidos, debido a una
obediencia incompleta a la voluntad de Dios. Ellos tendrán parte de una resurrección inferior
(Apocalipsis 20:6) y de un lugar más bajo en el reino de los cielos (Mateo 5:19). Cristo no compartirá
su trono con bebés espirituales, ni con aquéllos que nunca crecieron ni se desarrollaron. Eso está
reservado sólo para los vencedores (Apocalipsis 3:21).
Cristo busca una Esposa:
• Que le ame a él de todo corazón, como María Magdalena.
• Que tome partido con Dios, más que con su propia tierra, como Rahab.
• Que le entienda a él intuitivamente (Jeremías 9:24), como Abigail.
• Que no esté preocupada de su persona individual, como Ester.
• Que esté dispuesta a abandonarse a sí misma para seguir a alguien más como Rut.
• Que no sea engañadora, tomando los asuntos en sus manos, como Rebeca.
• Que no busque lo suyo o se deje llevar por sus opiniones e importancia, como María.
• Que tenga conquistada la histeria, la crítica y un espíritu dominante, como Sara.
• Que haya aprendido contentamiento y cómo criar una familia, como las ancianas de Tito 2:3-5.
• Que sea libre de aburrimiento, como Dorcas y busque servir a otras como Febe, Juana, Susana
y otras.
• Que sea un buen apoyo a su marido, como Priscila y Séfora.
• Que cuide siempre su buen nombre, y no le desagrade de ninguna forma, y cuide el aspecto de
su casa y sus hijos como la Mujer Virtuosa de Proverbios 31.
• Que no esté demandando, presionando y manipulando, como Dalila.
• Que acepte sus circunstancias y no sea vengativa, rencorosa o amargada, como la esposa de Job.
• Que haya conquistado la infelicidad y la aflicción de rostro, como Ana.
• Que no se conforme con un área de menor bendición, como Acsa.
• Que halle su gozo en El, no en el materialismo o en la alabanza de otros, como las mujeres
piadosas.
• Que no se ofenda fácilmente, ni guarde rencor, como la mujer sirofenicia.
• Que mantenga una vida ungida, y se siente asSus pies, como María de Betania.
• Que no espere que su esposo resuelva todas sus necesidades, sino que busque la ayuda de Dios,
como Raquel.
• Que no anime a sus hijas a amar el mundo, como la esposa de Lot.
• Que no exija que sus hijos sean los primeros en el Reino, o que tengan posiciones no ordenadas
por Dios.
• Que derribe enemigos espirituales, como Jael y la mujer de la Torre de Siquem.
Que nos hagamos atractivas y agradables al Rey de reyes y Señor
de señores. Recuerda, el Señor busca en Su Novia, las mismas
cosas que un hombre busca en una mujer.
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