lipoma de filum terminal
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lipoma de filum terminal
LIPOMA DE FILUM TERMINAL Miguel Gelabert González y Ángel Prieto González Santiago de Compostela Los lipomas del filum terminal son lesiones congénitas relativamente frecuentes que se observan con frecuencia en los estudios con resonancia magnética lumbar ya que se estima que afectan entre 1-5% de la población. Los lipomas del filum pertenecen a un grupo amplio de lipomas denominados lumbosacros constituyendo entre el 7-46% de estos lipomas, en los que se incluyen también, los lipomeningoceles (7-46%) y los lipomas intramedulares o subpiales (4%). Su prevalencia estimada es de 1 caso/4000 nacimientos. Se trata de lesiones congénitas y su origen embriológico ha sido muy discutido; actualmente se acepta la teoría propuesta por Mc Lone y Naidich quienes teorizan que durante la separación del tubo neural del ectodermo que lo circunda, se produce de forma prematura dejando la placa neural abierta posteriormente y permitiendo que entren células mesenquimales en esta hendidura formando células adiposas. En la cara anterior del tubo neural, donde la anatomía está conservada, se produce el desarrollo normal de las estructuras meníngeas y vasculares. La forma de presentación clínica varía con le edad, en los niños más pequeños suele detectarse un estigma cutáneo (seno dérmico, masa paraespinal, hemangioma capilar, meningocele atrésico, hirsutismo local, etc.), mientras que los niños más mayores y adultos la sintomatología suele estar relacionada con dolor y/o déficit neurológico. Hasta la mitad de los casos pueden presentar problemas urológicos como infecciones de repetición, incontinencia, retención, etc. 1 Los pacientes con lipomas lumbosacros tienen una alta probabilidad de desarrollar médula anclada, con la posibilidad de desarrollar sintomatología dolorosa y déficits radiculares, aunque esta posibilidad es mayor en los casos de lipomeningoceles y lipomas intramedulares. La prueba diagnóstica de elección es la resonancia magnética, con una alta sensibilidad y especificad. En secuencias T1 los lipomas muestran una hiperseñal en relación con la medula espinal y esta secuencia es muy útil para diferenciar bien los límites del lipoma, su punto de anclaje y comprobar si existe extensión hacia el espacio subcutáneo. En secuencias T2, los lipomas se manifiestan como hiposeñal. No se modifican con contraste. El filum un grosor alrededor de 2-3 mm y en ocasiones presenta un brillo en RM que se corresponde a una situación normal, y únicamente se empieza a considerar como “patológico” cuando este diámetro sobrepasa los 5-7 mm. Blount y Elton, los clasifica en cuatro tipos: I) lipoma de filum con cono medular descendido y sintomatología, II) lipomas de filum con cono descendido y sin síntomas, III) lipoma de filum con cono medular normal y sintomatología, y IV) lipoma de filum con cono normal y sin síntomas. El tratamiento de estas lesiones es exclusivamente quirúrgico. En los pacientes con sintomatología y/o déficit neurológico no existen dudas sobre la indicación terapéutica (tipo I), sin embargo en los pacientes con escasa sintomatología o sin ella, la decisión de la intervención quirúrgica es más comprometida ya que existe el riesgo de provocar una lesión neurológica. Pierre Khan en la revisión de su serie en 1997 observa que el 50% de los pacientes asintomáticos sometidos a cirugía “profiláctica” presentaban algún déficit a los 5 años de seguimiento, por lo que aconsejan el seguimiento clínico en estos pacientes. 2 Al tratarse de pacientes jóvenes en la mayoría de casos, es importante la realización de laminotomía para preservar en lo posible la integridad del arco posterior y evitar futuras deformidades vertebrales. Entre las complicaciones más frecuentes y excluyendo la infección de la herida operatoria o la presencia de una fistula de líquido cefalorraquídeo, hay que considerar la posibilidad de desarrollar una médula anclada postquirúrgica relacionada con posible fibrosis derivada de la manipulación quirúrgica. BIBLIOGRAFÍA: 1. Pierre-Kahn A, Zerah M, Renier D, Cinalli G, Sainte-Rose C, Lellouch-Tubiana A, et al. Congenital lumbosacral lipomas. Childs Nerv Syst 1997; 13:298–335. 2. Naidich TP, McLone DG, Mutluer S: A new understanding of dorsal dysraphism with lipoma (lipomyeloschisis): radiologic evaluation and surgical correction. AJR Am J Radiol 1983; 140: 1065–78. 3. Finn MA, Walker ML. Spinal lipomas: clinical spectrum, embryology, and treatment. Neurosurg Focus 2007; 23: E10. 4. Blount JP, Elton S. Spinal lipomas. Neurosurg Focus 2001; 10(1):E3. 3