La cita con la banda es en Común 20, su tienda de

Transcripción

La cita con la banda es en Común 20, su tienda de
La cita con la banda es en Común 20, su tienda de ropa. A eso de las 15:30 comienza a aparecer la
banda y el resto del equipo. Abrazos, chistes, bromas y Hate haciendo una vez más alarde de un
enorme sentido del humor, sin duda, epicentro de toda la juerga. Marcos (técnico de sonido), Fidel y
Ramón, el manager de la banda comienzan a cargar todo el equipo mientras Violadores, algo
remolones, echan un cable. Su trabajo llegaría más tarde. En una hora ya está todo cargado en una de
las furgonetas, en la que viajará la gente del equipo, en la otra Xhelazz, la banda, las respectivas
parejas de Rumba y Kase O y en un coche viajamos Sr. Rojo, Diego (responsable de ventas en la
tienda) y MondoSonoro. La selección musical pasa por discos de los zaragozanos Flowklorikos o
Mamá Ladilla. ¿Sorprendidos? ¿Y si les digo que la banda zaragozana de pop Tachenko escucha a
Violadores cuando salen de gira? Menos prejuicios, por favor...
Mientras tanto, la gente de El Granero lleva todo el día preparando la sala, escenario,
luces y mesa de sonido.
A las 18 horas la expedición llega al Hotel Casanova, donde se registran, comemos algo, bebemos
unas cañas y rápidamente partimos hacia la sala para las rutinarias y necesarias pruebas de sonido.
Allí surge un problema, y debemos cambiar la ubicación de la mesa ya que en el lugar en el que estaba
situada impedía la visión del escenario de una enorme cantidad de público. Entre risas y arrimando
todos el hombro movemos todo hacia el fondo de la sala. Una vez resuelto el tema, comienzan a
probar los MC’s, a chequear los platos y comprobar que tanto luces como las proyecciones y los
monitores estén a punto para el concierto triple de esa noche. Mientras tanto, nos dedicamos a colgar
la lona de MondoSonoro en uno de los balcones de la que es una de las salas más bonitas que nunca he
visto. Pillamos en una pausa a Marcos (Kulebra), el mago que en la mesa de sonido hace que
Violadores crezca. “Ya llevo con ellos casi seis años”. Es un Violador más desde hace tiempo, y
un fan del metal impenitente. “Y sigue siendo mi rollo, pero siempre me ha gustado el rap. Al
principio era una cosa muy chula, nos metíamos los seis en una furgoneta para tocar para
cien personas y te encontrabas cualquier cosa. No sé, ahora los ves y te das cuenta de
que suenan como nadie, y por ellos, para que un grupo suene tienen que sonar ellos”.
A las 20:30 volvemos al hotel para descansar, ducha, cena y de nuevo a la sala, en la
que ya hacen cola los fans llegados desde el norte de Cataluña, País Vasco, Valencia y
Aragón.
Llegamos sobre las 23:00 horas a la sala. El camerino es una auténtica fiesta, lleno de caras
conocidas, entre las que encontramos las de Miguel y Fran, miembros de la banda zaragozana de rap
metal NDNo, quienes parecen volver a la vida.
(Fran) “No nos hemos separado. Sacaremos el disco a primeros del año que viene”.
Para NDNo Violadores son familia. (F) “Pero jodo, ¡cómo se ha puesto la familia, ¿sabes?. Esto
es una barbaridad”. Les pregunto si les parece el mejor disco de Violadores, y justo entra Hate en
el camerino, nos callamos, le miramos, nos mira. (Hate) “A ver lo que decís que os mato a
todos (risas)”. (Miguel) “En cuanto a letras es el más trabajado. Y en directo han dado un
salto enorme. Normal, llevan toda la vida rapeando”. (F) “En este disco están a un nivel
impresionante”. (Hate) “Yo os mato a todos... (risas)”. (Fran) “Este gacho por lo menos ha
aprendido a vocalizar (risas). Se le entienden al menos dos de tres palabras, lo cual es un
avance porque ahora ya sabemos de lo que van las letras de Hate”. (Hate) “Vete a tocar
tu guitarra con tres cuerdas, anda... (risas)”.
Ramón pone orden, en el backstage reina cierto caos que no se puede permitir, y los músicos
necesitan un poco de calma antes de salir a tocar.
A las 23:30 comienza a pinchar Sr. Rojo, calentando el ambiente antes de coger el micro
para lo que sería la primera actuación de la noche.
A las 0:00 horas Xhelazz, de Cloaka Company, quien verá publicado su primer largo en solitario en
unos meses, se concentra en un rincón del escenario. Tremenda seriedad en el gesto y nervios
aparentes. Y llega el turno de salir a escena. Como un vendaval se hace con la mayoría de los
asistentes a base de hardcore, rimas inteligentes y punzantes y una soltura sobre las tablas que dejan
claro su importante presencia en la escena hip hop estatal. Acaba de engordar su particular cuenta de
Aragón.
Llegamos sobre las 23:00 horas a la sala. El camerino es una auténtica fiesta, lleno de caras
conocidas, entre las que encontramos las de Miguel y Fran, miembros de la banda zaragozana de rap
metal NDNo, quienes parecen volver a la vida.
(Fran) “No nos hemos separado. Sacaremos el disco a primeros del año que viene”.
Para NDNo Violadores son familia. (F) “Pero jodo, ¡cómo se ha puesto la familia, ¿sabes?. Esto
es una barbaridad”. Les pregunto si les parece el mejor disco de Violadores, y justo entra Hate en
el camerino, nos callamos, le miramos, nos mira. (Hate) “A ver lo que decís que os mato a
todos (risas)”. (Miguel) “En cuanto a letras es el más trabajado. Y en directo han dado un
salto enorme. Normal, llevan toda la vida rapeando”. (F) “En este disco están a un nivel
impresionante”. (Hate) “Yo os mato a todos... (risas)”. (Fran) “Este gacho por lo menos ha
aprendido a vocalizar (risas). Se le entienden al menos dos de tres palabras, lo cual es un
avance porque ahora ya sabemos de lo que van las letras de Hate”. (Hate) “Vete a tocar
tu guitarra con tres cuerdas, anda... (risas)”.
Ramón pone orden, en el backstage reina cierto caos que no se puede permitir, y los músicos
necesitan un poco de calma antes de salir a tocar.
A las 23:30 comienza a pinchar Sr. Rojo, calentando el ambiente antes de coger el micro
para lo que sería la primera actuación de la noche.
A las 0:00 horas Xhelazz, de Cloaka Company, quien verá publicado su primer largo en solitario en
unos meses, se concentra en un rincón del escenario. Tremenda seriedad en el gesto y nervios
aparentes. Y llega el turno de salir a escena. Como un vendaval se hace con la mayoría de los
asistentes a base de hardcore, rimas inteligentes y punzantes y una soltura sobre las tablas que dejan
claro su importante presencia en la escena hip hop estatal. Acaba de engordar su particular cuenta de
seguidores. Hecho, ha sido simple.
Entre actuación y actuación nos damos una vuelta entre el público, entre los que encontramos a varios
MC’s que sueñan con estar algún día sobre ese escenario. (Nawel) “Vengo de Barna, y es la
primera vez que vengo a ver a Violadores”. Rotundo cuando le pregunto por sus expectativas
ante el concierto. “Lo que dan en cada disco, espero eso. Yo hago rap y vengo a escuchar a
Kase O. Es una bestia, lo tengo en un altar”. ¿El último disco? “El mejor, cada vez lo han
ido haciendo mejor y con este trabajo han evolucionado muchísimo sin dejar de ser un
disco de rap puro”.
Sobre las 0:40 horas Rumba calienta motores, su sola presencia tras los platos ya provoca ovaciones.
Pocos Dj’s he visto disfrutar de ese modo con el simple tacto del vinilo en los dedos, se nota, y el
respetable le corresponde. Hate le observa desde el backstage, sonríe y cruzamos miradas en las que
se puede leer “menudo animal, el Rumba”. Llega el momento de la estampida, salimos del backstage
para colocarnos entre las primeras filas, frente al escenario, donde poder disfrutar mejor del concierto
de una banda que ya ha hecho historia. Ramón marca el pasillo que ha de quedar libre para que puedan
salir los MC’s a escena. Estalla la locura, suenan las notas de “Filosofía y letras”, mientras la ovación
del público casi apaga lo que Rumba lanza tras la mesa. Hate aparece, encapuchado y con gafas de
sol, rima, se retuerce. Salen Lírico y Kase O, se cruzan, cruzan unas rimas perfectas, se saludan, se
respetan. Son una auténtica amenaza sonora para esos raperos de postal que tanto abundan. Son
Violadores del Verso sobre un escenario, son una bomba incontestable que han elevado el rap hecho en
este país a una categoría impensable años atrás. Fran, guitarrista de NDNo resopla abrumado, y eso
que los ha acompañado como fan decenas de veces, su manager me sonríe lleno de satisfacción,
vuelvo al backstage y no puedo sino decirle que estos tíos son la bomba. Asiente con la cabeza
mientas no quita ojo a lo que sucede en el escenario. “Pura droga sin cortar”, “A las cosas por su
nombre”, “Vivir para contarlo”, “No somos ciegos”; los temas de “Vivir para contarlo” fluyen así
ante un auditorio rendido. Violadores se abrazan entre canción y canción y regalan al respetable
fragmentos de “Máximo exponente”, “Trae ese ron” o “Ballantines”. Cada pieza es un himno, los
brazos en alto y los movimientos de cabeza del público confirman mis palabras. Que Violadores del
Verso son enormes queda más que claro una vez que desaparecen del escenario y se deja notar un
importante e incómodo vacío. Iván Moreno y Rafa Angulo
Aragón.
Llegamos sobre las 23:00 horas a la sala. El camerino es una auténtica fiesta, lleno de caras
conocidas, entre las que encontramos las de Miguel y Fran, miembros de la banda zaragozana de rap
metal NDNo, quienes parecen volver a la vida.
(Fran) “No nos hemos separado. Sacaremos el disco a primeros del año que viene”.
Para NDNo Violadores son familia. (F) “Pero jodo, ¡cómo se ha puesto la familia, ¿sabes?. Esto
es una barbaridad”. Les pregunto si les parece el mejor disco de Violadores, y justo entra Hate en
el camerino, nos callamos, le miramos, nos mira. (Hate) “A ver lo que decís que os mato a
todos (risas)”. (Miguel) “En cuanto a letras es el más trabajado. Y en directo han dado un
salto enorme. Normal, llevan toda la vida rapeando”. (F) “En este disco están a un nivel
impresionante”. (Hate) “Yo os mato a todos... (risas)”. (Fran) “Este gacho por lo menos ha
aprendido a vocalizar (risas). Se le entienden al menos dos de tres palabras, lo cual es un
avance porque ahora ya sabemos de lo que van las letras de Hate”. (Hate) “Vete a tocar
tu guitarra con tres cuerdas, anda... (risas)”.
Ramón pone orden, en el backstage reina cierto caos que no se puede permitir, y los músicos
necesitan un poco de calma antes de salir a tocar.
A las 23:30 comienza a pinchar Sr. Rojo, calentando el ambiente antes de coger el micro
para lo que sería la primera actuación de la noche.
A las 0:00 horas Xhelazz, de Cloaka Company, quien verá publicado su primer largo en solitario en
unos meses, se concentra en un rincón del escenario. Tremenda seriedad en el gesto y nervios
aparentes. Y llega el turno de salir a escena. Como un vendaval se hace con la mayoría de los
asistentes a base de hardcore, rimas inteligentes y punzantes y una soltura sobre las tablas que dejan
claro su importante presencia en la escena hip hop estatal. Acaba de engordar su particular cuenta de
seguidores. Hecho, ha sido simple.
Entre actuación y actuación nos damos una vuelta entre el público, entre los que encontramos a varios
MC’s que sueñan con estar algún día sobre ese escenario. (Nawel) “Vengo de Barna, y es la
primera vez que vengo a ver a Violadores”. Rotundo cuando le pregunto por sus expectativas
ante el concierto. “Lo que dan en cada disco, espero eso. Yo hago rap y vengo a escuchar a
Kase O. Es una bestia, lo tengo en un altar”. ¿El último disco? “El mejor, cada vez lo han
ido haciendo mejor y con este trabajo han evolucionado muchísimo sin dejar de ser un
disco de rap puro”.
Sobre las 0:40 horas Rumba calienta motores, su sola presencia tras los platos ya provoca ovaciones.
Pocos Dj’s he visto disfrutar de ese modo con el simple tacto del vinilo en los dedos, se nota, y el
respetable le corresponde. Hate le observa desde el backstage, sonríe y cruzamos miradas en las que
se puede leer “menudo animal, el Rumba”. Llega el momento de la estampida, salimos del backstage
para colocarnos entre las primeras filas, frente al escenario, donde poder disfrutar mejor del concierto
de una banda que ya ha hecho historia. Ramón marca el pasillo que ha de quedar libre para que puedan
salir los MC’s a escena. Estalla la locura, suenan las notas de “Filosofía y letras”, mientras la ovación
del público casi apaga lo que Rumba lanza tras la mesa. Hate aparece, encapuchado y con gafas de
sol, rima, se retuerce. Salen Lírico y Kase O, se cruzan, cruzan unas rimas perfectas, se saludan, se
respetan. Son una auténtica amenaza sonora para esos raperos de postal que tanto abundan. Son
Violadores del Verso sobre un escenario, son una bomba incontestable que han elevado el rap hecho en
este país a una categoría impensable años atrás. Fran, guitarrista de NDNo resopla abrumado, y eso
que los ha acompañado como fan decenas de veces, su manager me sonríe lleno de satisfacción,
vuelvo al backstage y no puedo sino decirle que estos tíos son la bomba. Asiente con la cabeza
mientas no quita ojo a lo que sucede en el escenario. “Pura droga sin cortar”, “A las cosas por su
nombre”, “Vivir para contarlo”, “No somos ciegos”; los temas de “Vivir para contarlo” fluyen así
ante un auditorio rendido. Violadores se abrazan entre canción y canción y regalan al respetable
fragmentos de “Máximo exponente”, “Trae ese ron” o “Ballantines”. Cada pieza es un himno, los
brazos en alto y los movimientos de cabeza del público confirman mis palabras. Que Violadores del
Verso son enormes queda más que claro una vez que desaparecen del escenario y se deja notar un
importante e incómodo vacío. Iván Moreno y Rafa Angulo

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