Lección 4: Las interrupciones y los imprevistos Las interrupciones
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Lección 4: Las interrupciones y los imprevistos Las interrupciones
Lección 4: Las interrupciones y los imprevistos Las interrupciones, imprevistos, reuniones no planificadas, etc., representan en general deseos y necesidades de las demás personas que se transforman en solicitudes explícitas hacia nosotros y nos distraen de las tareas que teníamos previsto realizar. Ceder a estas solicitudes es una tentación constante ya que de ellas deriva muchas veces nuestra popularidad y aceptación personal frente a las demás personas. Sin embargo, podemos comprobar que el coste de ceder significa postergar otros compromisos que, seguramente, son más importantes para nuestra actividad profesional. Para prevenir las interrupciones que generan dispersión en nuestro trabajo es conveniente establecer una "hora tranquila”, es decir, un plazo de tiempo sin perturbaciones para desarrollar las tareas que consideremos necesarias, durante el cual nos impondremos la necesidad de no sucumbir bajo ningún concepto a ninguna interrupción ni atenderemos ningún imprevisto. Las visitas inesperadas pueden postergarse, y para solventar los imprevistos nos podemos fijar un periodo de tiempo posterior a esa “hora tranquila” de la que no debemos abdicar. Es preciso filtrar las llamadas de teléfono, solventar los asuntos rutinarios de manera rápida y eficaz e incluso saber decir "no" en estos momentos que nos hemos reservado no ya para nosotros, sino para las cuestiones más prioritarias de nuestro trabajo. Otras estrategias que pueden dar buen resultado ante las interrupciones son colocar un letrero en la puerta con la advertencia “no interrumpir”, sacar las sillas de la oficina para que la visitas inoportunas no tengan dónde sentarse y no alarguen su presencia en nuestra zona de trabajo, o ponernos en pie y dar vueltas alrededor de la mesa para dar a entender que necesitamos continuar con nuestra actividad. Sin embargo, no puede negarse que los imprevistos vienen a veces en forma de situaciones que debemos resolver con la máxima urgencia. En el caso de que esto ocurra, lo primero que se recomienda es que nos detengamos y ordenemos nuestras ideas. Si estamos sentados en nuestra mesa de trabajo, procuremos ordenarla para no tener demasiados papeles a la vista que nos agobiarán más todavía. Y, a partir de aquí, replanifiquemos nuevamente nuestras actividades con el nuevo orden de prioridades generado por la situación imprevista.
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