El reverso del psicoanálisis
Transcripción
El reverso del psicoanálisis
Clase 1 Producción de los cuatro discursos. 26 de Noviembre de 1969 Clase 2 IMPROMPTU de Vincennes. (discusión entre Lacan y un desconocido). 3 de Diciembre de 1969 Clase 3 (Complemento) - Protesta. 10 de Diciembre de 1969 Clase 4 El amo y la histérica. 17 de Diciembre de 1969 Clase 5 Saber, medio de goce. 14 de Enero de 1970 Clase 6 Verdad, hermana del goce. 21 de Enero de 1970 Clase 7 El campo lacaniano. 11 de Febrero de 1970 Clase 8 El amo castrado. 18 de Febrero de 1970 Clase 9 Edipo, Moisés y el padre de la horda. 11 de Marzo de 1970 Clase 10 Del mito a la estructura. 18 de Marzo de 1970 Clase 11 (Complemento). Radiofonía. 8 de Abril de 1970 Clase 12 La feroz ignorancia de Yahvé. 15 de Abril de 1970 Clase 13 Conversaciones en los escalones del Panteón. 13 de Mayo de 1970 Clase 14 Los surcos de la aletosfera. 20 de Mayo de 1970 Clase 15 Segunda impromptu de Vinvennes. 3 de Junio de 1970. Clase 16 La impotencia de la verdad. 10 de Junio de 1970 Clase 17 El poder de los imposibles. 17 de Junio de 1970 El reverso del psicoanálisis N o puedo contenerme una vez más, de interrogar a esta asistencia que Uds. me brindan en todos los sentidos del término, y especialmente hoy, siguiéndome algunos de ustedes, en el tercero de mis desplazamientos. Lo menos que puedo hacer antes de retomar esta interrogación es precisar cómo estoy aquí, para agradecer a quién corresponda: es a título de un préstamo que la Facultad de Derecho tuvo a bien hacer a varios de mis colegas de "Hautes Etudes", a los cuales q uise adscribirme. Que la Facultad de Derecho y particularmente sus más altas autoridades, especialmente el Sr. Decano, reciban mi agradecimiento, y pienso que esto, con vuestro consentimiento. Como quizás el cartel les haya informado, hablaré aquí solamente el segundo y tercer miércoles de cada mes, no porque el lugar no me sea ofrecido todos los miércoles, sino que me libero así los otros miércoles, a los fines sin duda, de otras ocupaciones. Y especialmente, creo poder anunciar aquí, que el primero de esos miércoles del mes, al menos por un lado es decir uno de, cada dos meses, y entonces- ya que comenzaría el mes que viene- el primer miércoles de Diciembre, Febrero, Abril y Junio, iré a la Facultad de Vincennes a llevar, no mi seminario como fue erróneamente anunciado, si no lo que en contraste- y para subrayar que se trata de otra cosa- me tomé el cuida do de titular cuatro "Impromptus", a los cuales he dado un título humorístico del cual tomarán conocimiento en los lugares, donde ya están anunciados. Ya que como Uds. ven, me agrada dejar en suspenso tal o cual indicación, aproveche para liberar aquí un escrúpulo que me ha quedado de cierta acogida, por que era en suma una reflexión poco amable, no porque lo quise así sino porque resultó así de hecho. Un día una persona, que quizás esté aquí, y que sin duda no se señalara, me abordó en la calle en el momento en que yo subía a un taxi; ella detuvo por eso su pequeña motocicleta para decirme: —"¿Es Ud. el Dr. Lacan?. Sí, —le dije— ¿por qué? ", —¿Retoma Ud. s u seminario?". —¡Seguro!, — ¿Y dónde?". —Y ahí — yo tenía motivos sin duda para eso, si es que ella quiere creerme, contesté —¡Ya lo verá!;al cabo de lo cual ella partió en su pequeña motocicleta, que arranca con tal rapidez, que me quedé a la vez pasmad o y cargado de remordimiento. Es por este remordimiento que yo he querido hoy presentarle mis excusas si ella está aquí, para que me perdone. Producción de los cuatro discursos 26 de Noviembre de 1969 En verdad, seguramente es una ocasión para remarcar que, sí uno se da cuenta del exceso de algo así; es porque el exceso de algún otro hace que uno se muestre aparentemente excedido; es siempre porque este exceso suyo, es por esto que yo, que me encontraba ya en un estado que significaba un exceso de preocupaciones, sin duda, me manifesté así, de manera muy intempestiva. Y bien, entremos en lo que va, a ser lo que nosotros a bordemos este año: Creí deber titular a este seminario, "El envés del Psicoanálisis", y no crean que éste título se deba, en lo más mínimo, a la actualidad que creería estar revirtiendo un cierto numero de lugares y de fórmulas. Yo daría como prueba sólo esto: que en un texto que data de 1966, y sobre todo en una de esas introducciónes que hice en el momento de la recopilación de mis Escritos, una de esas introducciónes que escande esta recopilación y que se denomina "De nuestros antecedentes", -se encuentra, si mal no recuerdo y si lo anote bien, en la pág. 68-, hago muy precisamente alusión, o más exactamente, carácterizo lo que fue del "discurso", como me expreso, de un "retormar -digo- el proyecto freudiano a la inversa". Fue escrito, por lo tanto, mucho antes de los acontecimientos. ¿Qué quiere decir? Me sucedió el año pasado, en todo caso con mucha insistencia, distinguir lo actual del discurso, como una estructura necesaria, de algo que va mucho más allá de la palabra, siempre más o menos ocasional. Incluso prefiero, como lo hice notar un día, un discurso sin palabras. Es que en verdad sin palabras esto puede perfectamente subsistir. Subsiste en algunas relaciones fundamentales, las cuales literalmente, no podrían subsistir sin el lenguaje, sin la instauración, por medio del instrumento del lenguaje. de un cierto número de relaciones estables en cuyo interior puede, ciertamente, inscribirse algo que va mucho más allá, que es mucho más amplio de lo que hay en las enunciaciones efectivas. No existe ninguna necesidad de estos enunciados para que nuestra conducta, para que eventualmente nuestros actos, se inscriban en el cuadro de ciertos enunciados primordiales. ¿Si así no fuese, que sería de lo que reencontramos en la experiencia, y especialmente en la analítica, evocándose ésta en esta coyuntura sólo por haberla precisamente designado?, ¿qué sería de lo que se reencuentra bajo el aspecto del superyó ? Había marcado aquí la sigla de la A mayúscula (A), el campo del Otro, pero simplifiquemos. Consideremos designada por la sigla S2 la batería de los significantes, de los que ya están allá. Porque, en el punto de origen donde nos colocamos para fijar lo que es actualmente el discurso, el discurso concebido como esta tuto del anunciado, S1 es el que hay que ver como interviniendo sobre lo que hay actualmente en una batería de significantes que no tenemos ningún derecho de considerar dispersa, o no formando ya la trama de lo que se llama un "saber". Lo que se plantea en primer lugar en este momento donde la S1 viene a representar algo por su intervención en el campo definido, en el punto donde estamos, como el campo ya estructurado de un saber, es su supuesto "hypokéimenon", es el sujeto, en tanto representa este rasgo especifico para distinguir lo que es del individuo viviente, y que con certeza es el lugar, el punto de marca, pero que, por supuesto, no es del orden de lo que el sujeto hace entrar por el estatuto del saber. Sin duda es alrededor de la palabra "saber", el punto de ambigüedad sobre el cual hoy tenemos que acentuar bien lo que desde ya, por varios caminos, por varios senderos, por varios destellos de luz, fogonazos de flash, -pienso-, he vuelto sensible para vuestras orejas. Me sucedió el año pasado -lo hago notar para los que tomaron nota, para aquellos quizás a quienes esto les repiquetea todavía en la cabeza-, llamar a este "saber", "el goce del Otro". Hay estructuras, -no podríamos designarlas de otro modo- para carácterizar lo que es posible extraer de este "en forma de", sobre el cual el año pasado me permití poner el acento en un empleo en particular, el que pasa por la relación fundamental, aquella que yo defino como de un significante a otro significante. He aquí la relación fundamental, esa que designo como aquella de donde resulta la emergencia de esto que llamamos el sujeto. Esto, por el significante que, en la ocasión funciona como el representante, de este sujeto, junto a otro significante. ¿Qué ocurre esto? Como situar esta forma fundamental, esta forma que si Uds. quieren, sin esperar más, vamos a escribir este año, no ya como lo decía el año pasado, como la exterioridad del significante S1, ese del cual parte nuestra definición del discurso, tal como nosotros vamos a acentuarla en este primer paso. Pongo entonces el significante S1, para manifestar lo que resulta de su relación con este círculo, del cual pongo aquí solamente la huella. Es un gran problema, una formulación que -a decir ve rdad- no ha sido proferida todavía. No es nueva, puesto que pude ya el año pasado, darle delante de Uds. suficiente verosimilitud, puesto que pude lograr el propósito sin elevar, sin levantar especiales protestas. Es este uno de los puntos de encuentro que anunciaba para este año. Completemos en primer lugar, lo que fue primero de dos pies, luego de tres. Démosle el cuarto. Ese en el que, -pienso-, he insistido desde hace bastante tiempo, y especialmente el año pasado, ya que el año pasado el seminario estaba hecho para eso: "De un Otro al otro",, lo titulaba. Este otro, el chico con su gran "L" y su "L" de notoriedad, esté otro el que designamos, a este nivel que es el álgebra, que es de estructura significante, como el objeto "a minúscula". A este nivel de estructura significante, debemos conocer solamente la forma qué opera. A este nivel de estructura significante tenemos la libertad de ver lo que hace, si inscribimos cosas para dar a este sistema un cuarto de vuelta del cual hablo desde hace tiempo, en muchas otras ocasiones, especialmente desde la aparición de lo que escribí bajo el título de "Kant con Sade", para que se pueda pensar que quizás un día se verá que no se limita solamente al esquema llamado " Z", sino qué hay en este cuarto de vuelta otras razones que este puro accidente de representación imaginaria. saber... el significante, el Otro, el saber... ". Es acá justamente donde el termino goce permite mostrar el punto de inserción del aparato y, sin duda, saliendo de lo que es auténticamente reconocible como saber, referirnos a los límites, al fuera-de-campo, éste que la palabra de Freud osa afrontar cuando de todo lo que articula resulta, ¿qué?. No el saber, sino la confusión. Porque sobre la confusión misma debemos reflexionar y ya que se trata de los límites, nos ha llevado a salir del sistema, en virtud de ¿qué?. De una sed de sentido; ¡como si el sistema lo necesitara! El sistema no tiene ninguna necesidad! Y nosotros, seres de debilidad, tal como nos reencontraremos en este año, en todos los recodos, tenemos necesidad de sentido. He aquí un ejemplo: tomando bien las cosas, si aparece fundado que la cadena, la sucesión de lo que hay ahora en las letras de este álgebra, no puede ser trastocado, si nos libramos a esta operación que he llamado de "cuarto de vuelta", obtendremos como máximo cuatro estructuras, de las cuales la que está escrita a la izquierda nos muestra de alguna manera, el punto de partida. Es muy fácil producir rápidamente sobre el papel las dos que restan: Y bien, he aquí uno. Quizás no sea el verdadero, pero lo que hay de cierto es que vamos a ver también que hay muchos "quizás no sea el verdadero", cuya insistencia nos sugiera propiamente la dimisión (lapsus), la dimensión de la verdad. Y bien, remarquemos la misma ambigüedad que tomó en la estupidez psicoanalítica la palabra Trieb, por cuanto en lugar de dedicarse a captar como se articula esta categoría, -sin duda no sin ascendientes, quiero decir sin empleo ya, y que se remonta lejos hasta Kant, de la palabra Trieb, para qué sirve eso en el discurso analítico, bien merecería que uno no se precipitara. para traducirlo demasiado rápidamente por la palabra Instink . Esto es solamente para especificar lo que sucede con un aparato que no tiene absolutamente nada de impuesto, como se diría, de ciertas perspectivas, de abstracciónes sin ninguna realidad. Muy por el contrario está desde ya inscripto en lo que funciona com o esta realidad (de la cual yo hablaba hace un momento) del discurso que ya está en el mundo y que lo sostiene; al menos el que nosotros conocemos, está acá, no solamente inscripto, formando parte de sus arcas, sino como esta cadena simbólica -por supuesto poco importa la forma de las letras donde la inscribimos, por poco distinguibles que seancomo algo qué allí manifiesta una relación constante. Tal es esta forma, en tanto dice que es en el punto, en el instante mismo donde la S1 -es la continuación de l o que desarrollará aquí nuestro discurso, lo que nos dirá que sentido conviene darle en ese momento-, interviene en el campo ya constituido de los otros significantes, en tanto entre ellos ya se articulan como tales, que al intervenir en otro, de este sistema surge en éste momento, -cuyo estatuto debe ser tomado este año con su acento fuerte-, lo que hemos llamado: el sujeto como dividido. Pero hemos acentuado siempre que de este trayecto sale algo definido como una pérdida, y que es eso que designa la letra que se lee como siendo el objeto a. Por supuesto, no dejamos sin designar el punto de donde extraemos esta función del objeto perdido: del discurso de Freud sobre el sentido específico de la repetición en el ser hablante. Porque no se trata en la repetición de ninguna manera, de un efecto de memoria en el sentido biológico. La repetición tiene cierta relación con lo que, de este sujeto y de este saber, es el limite que se llama "goce". Es por eso que se trata de una articulación lógica en esta formula: "el saber es el goce del Otro". Del Otro bien entendido, -porque no hay ningún Otro-, en tanto lo hace surgir como campo, la intervención del "significante". Sin duda me dirán que allí en suma seguimos dando vueltas "el significante", el Otro, el Pero de todas formas no sin motivo se producen estos deslizamientos. Y después de todo; aunque desde hace tiempo insistimos sobre el carácter aberrante de esta traducción, tenemos derecho, sin embargo, a sacarle provecho, no ciertamente para consagrar sobre todo a este propósito la noción de instinto, sino para recordar lo que, del discurso de Freud la hace habitable y simplemente, para procurar hacerla "habitar" de otra manera. Popularmente, la idea del instinto es precisamente la idea de un saber. de un saber tal cual uno no está capacitado para decir lo que quiere decir, pero que es reputado -no sin justicia- de tener por resultado que la vida subsiste. Si damos un sentido a lo que Freud enuncia acerca del principio de placer como esencial para el funcionamiento de la vida, como siendo donde se mantiene la tensión más baja ¿no es decir que la continuación de su discurso demuestra como le es Impuesto, Impuesto por el desarrollo ¿de qué?. De una experiencia, de la experiencia analítica en tanto es estructura de discurso. Porque no olvidemos que no es considerando el comportamiento de la gente que se inventa "la pulsión de muerte". La pulsión de muerte la tenemos aquí, allí donde sucede algo ... entre ustedes y lo que yo digo. Yo digo lo que digo, no hablo de lo que soy. ¿Para qué?, ya que en suma eso se ve, gracias a su asistencia! No es que ella hable a mi favor. Habla a veces y más a menudo, en mi lugar. Pero lo que justifica, de cualquier manera, que aquí yo digo algo, es lo que yo llamaría la esencia de esta manifestación, el hecho de que hayan sido sucesivas las diversas asistencias que he traído desde donde yo hablara. Deseaba mucho empalmar en algún lado, porque hoy me parece el día, hoy en que estoy en un lugar mejor, para remarcar que este lugar siempre tuvo su peso para darle el estilo a lo que he llamado esta manifestación. Manifestación quiere decir algo de lo cual, tampoco quiero dejar pasar la ocasión de decir que tiene relación con el sentido corriente del término "interpretación". Lo que he dicho por, para, y en vuestra presencia, es lo que en cada uno de estos tiempos h e definido como lugares geográficos, siempre ya interpretados. Volveré sobre ello, porque tendrá que ser ubicado en los pequeños cuadripolos giratorios que hoy comienzo a utilizar. Pero para no dejarlos completamente en el vacío, indico que si tuviera que interpretar, quiero decir abrochar como interpretación, esto que va en el sentido contrario a la interpretación analítica, esto que hace realmente sentir como la interpretación analítica está ella misma revertida con respecto al sentido común del término interpretación, abrochar entonces la interpretación de lo que yo decía en Sainte Anne por ejemplo, diré que la cuerda más sensible, la que vibraba verdaderamente, era la jarana. El personaje más ejemplar de esta audiencia, que era médica, sin duda -pero en fin, había también algunos asistentes que no lo eran- era quien hilvanaba, si lo puedo decir, mi discurso con una especie de chorro contínuo de bromas. Es eso lo que tomaría como, lo más carácterizado de lo que fue durante diez años la esencia de mi manife stación. Las cosas empezaron a ponerse agrias solamente en el momento -y es una prueba más- en que consagré un trimestre al análisis del chiste. No puedo seguir mucho tiempo con esto, es un gran paréntesis, pero es realmente necesario que agregue a esto las carácterísticas de la interpretación, del lugar donde habíamos dejado la última vez, es totalmente magnífico retomarlo; gira alrededor del "siendo" -siempre es necesario para aprovechar los equívocos literales- sobre todo, lo que es muy importante, son l as tres primeras letras de la palabra "enseñar": E.N.S. en el momento en que la introduce, sin duda esta pendiente de retorno a lo inanimado se presenta en el seno de la experiencia analítica, como una experiencia de discurso. Freud va hasta allí. Pero lo que hace que subsista esta burbuja dice, como realmente la Imagen se Impone a la escucha de esas páginas, es que la vida solamente regresa ahí siempre por los mismos caminos que alguna vez ha trazado muy bien: ¿Qué es sino el verdadero sentido dado a lo que encontramos en la noción de Instinto, de inplicación de un saber? Este sendero, este camino, lo conocemos, es el saber "ancestral". Y ese saber ¿qué es?. Si no olvidamos el punto donde Freud, más allá del principio de placer, del principio de realidad, introduce lo que él mismo llama "Más allá del principio del placer", que no esta por ello controvertido; la prueba es que precisamente que el "saber" es lo que hace que la vida se detenga en un cierto límite hacia el goce. Ya que el camino hacia la muerte -es de eso que se trata el discurso sobre el masoquismo-, el camino hacia la muerte no es otra cosa que lo que se llama el goce. Es en esta relación primitiva del saber con el goce, donde viene a insertarse lo que surge en el momento en que el aparato aparece lo que es del orden del significante y es concebible, desde ya, que este surgimiento del "significante" nos hable ligando la función. Es en ese momento que se dieron cuenta que lo que decía era una enseñanza. Antes de toda evidencia, no era una enseñanza, no estaba ni siquiera admitido. Los profesores y muy especialmente los médicos, estaban muy inquietos. El hecho de que no fuese para nada medico, dejaba fuertes dudas sobre que fuese digno de ser titulado enseñanza. El día que vimos unos muchachitos -Uds. saben, eso de los "Cahíers pour l'Analyse"formados en un rincón, como yo lo había dicho mucho tiempo antes, justamente en el tiempo de las bromas, en un rincón donde por efecto de formación, no se sabe nada, pero se lo enseña admirablemente, el que hayan interpretado de esta forma lo que yo decía, tiene realmente un sentido: es otra interpretación. Por que necesitamos siempre explicar todo. Y el origen del lenguaje, ¿por qué no? Cada uno sabe que para estructurar correctamente un "saber" es necesario renunciar a la cuestión de los orígenes y que lo que hacemos aquí, ya se los he dicho, es, en vista d e lo que debemos desarrollar este año, es decir, una estructura, es decir que lo que hacemos articulando esto es superfluo, en cierto sentido, ya vana búsqueda de sentido. Tengamos en cuenta que somos en la juntura de un goce -y no de cualquiera, sin duda debe quedar opaco- un goce, privilegiado entre todos, no el goce "sexual", ya que este goce designa un estar en la juntura, como decía hace un instante, es la pérdida del goce sexual: es la "castración". Pero es en relación a la juntura con el goce sexual que surge en la fábula, la fábula freudiana de la repetición, el engendramiento de esto que es radical y que da cuerpo a un esquema articulado literalmente, y es en tanto S1, habiendo surgido en un primer tiempo, se repite junto a S2, de donde surge la entrada en relación "al sujeto"; donde algo representa una cierta pérdida es necesario haber hecho este esfuerzo hacia el sentido para entender la ambigüedad; porque no es por nada que este mismo objeto que por otra parte les había designado como aquél alrededor del cual, en resumen, se organiza en el análisis toda la dialéctica de la "frustración", este mismo objeto al que el año pasado lo llamé "el plus-de-goce". La Interpretación analítica, -porque naturalmente no se sabe lo que va a ocurrir aquí- no se lo que vendrá, eso llevaré a los estudiantes dé derecho... y en verdad sería capital para la interpretación, y probablemente el tiempo más importante de los tres, ya que de lo que le se trata este año, es de tomar el envés del Psicoanálisis. Es quizás darle su estatuto en el sentido del término que se llama jurídico, y en todo caso, eso seguramente siempre tuvo que ver y en el último punto, con la estructura del discurso. Si el derecho no es eso, sí no es allí donde se palpa como estructura el discurso al mundo real, ¿donde será?. Es por eso que pienso que no estoy peor aquí que en otra parte y que no es simplemente por razones de comodidad que acepte el ofrecimiento , y es también por Uds., en al periplo de menores molestias, por lo menos para los que estaban acostumbrados a ello. Eso quiere decir que la perdida del objeto es también la hiancia abierta, el agujero: abierto a algo de lo cual no se sabe si es la representación de la "falta de goce". Hay una cosa, no estoy muy seguro que para el estacionamiento les sea muy cómodo, pero en fin! les queda siempre la Rue d'Ulm!... Se sitúa en el proceso del saber en tanto acá toma totalmente otro acento de ser, desde entonces, el saber escondido del significante. "Es aún el mismo?". Retomemos La relación con el goce se acentúa con esta función todavía virtual que se llama "deseo". Así también es por eso que artículo "plus-de-goce" lo que aquí aparece, pero no como un fuera o una transgresión. Les ruego que se agote un poquito este farfulleo alrededor. Habíamos llegado a nuestro instinto y a nuestro saber como situados en la escena de lo que Bichat define de la vida: "La vida -dice, y es la definición más profunda, y no es para nada sentenciosamente ridícula, si la ven de cerca- la vida es el conjunto de las fuerzas que resisten a la muerte". Sí leen lo que dice Freud de lo que es la resistencia de la vida en la pendiente hacía el Nirvana, como se designa de otro modo esta pulsión de muerte, Si el análisis muestra algo, -invoco a aquellos que tienen un poco otra alma que esa de la cual Barrés dice como del cadáver que farfulla- es muy Importante esto: que no se transgrede nada. Deslizarse no es transgredir. Ver una puerta abierta no es transpasarla. Tendremos ocasión de reencontrar lo que aquí estoy introduciendo. No hay pues aquí una transgresión, sino más bien irrupción, caída en el campo de algo que es del orden del goce, un "superávit". Bueno incluso es quizás eso lo que hay que pagar. Es por eso que el año pasado a propósito de este "plus-de-goce", les he mostrado en Marx la pequeña "a", que acá es reconocida como funcionando en el nivel del discurso analítico donde se articula -no de otro- como "plus-de-goce"; y bien, es lo que Marx descubre como lo que pasa verdaderamente al nivel de la plusvalía. Porque, por Supuesto, no es Marx quien ha inventado la plusvalía, solamente que antes que el nadie sabrá qué lugar tenía eso: el mismo lugar ambigüo que eso que recién dije, "trabajo de mas", del "plus de trabajo". Cuánto paga -dice él- sino justamente el goce, que es muy necesario que vaya hacia algún lado. Lo que hay de inquietante es que si uno lo paga uno lo tiene, y que a partir del momento en que se lo tiene no es ya muy urgente derrocharlo, y si uno lo derrocha, esto tiene múltiples consecuencias. Dejemos por el momento las cosas en suspenso. Porque ¿qué es lo que estoy haciendo?. Empiezo por hacerles admitir simplemente, por haberlo situado, que este aparato de cuatro patas, con cuatro posiciones, puede servir para definir cuatro discursos radicales. No es azaroso que sea su forma lo que le he dado como primera; pero nada dice que no hubiera podido partir de cualquier otra, como, por ejemplo, de ésta que está a la izquierda. Es un hecho determinado por razones históricas que hace que esta primera forma, esa que enuncia a partir de este "significante" que representa un "sujeto" para otro "significante", tenga importancia porque es ésta la cual, en lo que vamos a enunciar este año, va a abrocharse entre todas, entre las cuatro, como siendo la articulación del discurso del maestro (Amo). Pienso que es inútil contarles la Importancia histórica del discurso del Maestro (Amo), ya que de todas formas, en el conjunto, Uds. están reclutados sobre este tamiz que se llama "universitario" y que, por este hecho, no ignoran que la filosofía trata únicamente de eso. Aún antes de que tratase únicamente de eso, es decir, que lo llamase por su nombre, punto sobresaliente en Hegel, muy especialmente ilustrado por él, ya era manifiesto que era en el campo al nivel del discurso del Maestro (Amo) que había a parecido algo, que de cualquier manera nos concierne, nos concierne en cuanto al discurso, cualquiera sea su ambigüedad y que se llama "la filosofía". Entonces yo no sé hasta dónde voy a poder llevar lo que debo hoy simplemente redondearles, apuntarles, ya que de cualquier manera, no es necesario retardarnos si queremos recorrer los cuatro discursos en cuestión. ¿Cómo se llaman los otros? Se los diré enseguida, aunque sólo sea para engolosinarlos. Este de la izquierda, es el discurso de la histérica . Esto no se ve enseguida, ¿eh?, pero se los explicaré. Y luego los otros dos: hay uno que es el discurso del Analis ta y el otro, decididamente no les diré cuál es, no se los diré porque eso -de ser dicho hoy de esa forma podría prestarse a demasiados malentendidos. Es un discurso totalmente actual, como finalmente lo verán. Retomemos este discurso del Maestro (Amo), en tanto es necesario que yo asiente lo que sucede con la designación del aparato algebraico presente, como siendo la estructura del discurso del Maestro (Amo). Aquí digamos para ir más rápido: el significante, la función del significante (S1) sobre la cual se apoya la esencia del maestro. Posiblemente sé acuerden de otro aspecto sobre el cual puse el acento el año pasado respectivamente: que el campo propio del esclavo es el saber. No cabe ninguna duda, leyendo los testimonios que tenemos de la Era Antigua, en todo caso del discurso que se tenía sobre esa vida -lean sobre esto la Política de Aristóteles-, que lo que adelanto acerca del esclavo, como carácterizado, por ser el que es, soporte del saber. Lo que define la posición del esclavo, por tanto, en la Era Antigua, no es como para nuestro moderno esclavo, una clase simplemente: es una función inscripta en la familia. Cuando Aristóteles habla del esclavo, está también en la familia, y más aún en el Estado; y lo está porque es el que tiene un "savoir faire" (saber hacer). Es muy importante porque antes de saber si el saber se sabe, si se puede fundar un sujeto sobre la perspectiva de un saber totalmente transparente en sí mismo, hay que saber conjugar el registro de lo que de origen es "saber hacer" ("savoir faire") . Sin embargo, acerca de lo que sucede bajo nuestros ojos, y queda su sentido, un primer sentido -tendrán otros- a la filosofía, tenemos absoluta y felizmente una huella gracias a Platón. Y es muy esencial recordarla, para situar, para poner en su lugar, ya que después de todo, si algo tiene un sentido en lo que nos preocupa puede ser, solamente poniendo las cosas en su lugar. Lo que la filosofía designa en toda su evolución es lo siguiente: el robo, el rapto, la sustracción al esclavo de su saber, por la operación del amo. Es suficiente tener un poco de práctica -y Dios sabe sí desde hace 16 años hago esfuerzos para que los que me escucha aprendan esta práctica- con los diálogos de Platón, para advertirlo. ¿Qué buscan -lo llamaré en esta ocasión las dos fases del "saber", este "savoir faire" (saber hacer) tan cercano del saber animal, pero que en el esclavo no está absolutamente desprovisto, por supuesto, de este aparato que lo transforma en un entretejido del lenguaje, de los más articulados, por supuesto. Porque se trata de eso: de la segunda capa, del aparato articulado, advertir que esto se puede transmitir, lo que quiere decir transmitirle del bolsillo del esclavo al del Amo, si es que en esa época se te nían bolsillos. Y todo el esfuerzo de desprendimiento, del lo que se llama la episteme -es una extraña palabra, no se si han reparado bien en ella: ubicarse en buena posición, como Vorstellung; es la misma palabra- es tratar de encontrar la posición en la cual el "saber" devenga "saber del Maestro" (Amo). La función de la episteme, en tanto "saber transmisible'', está especificada como tal -remítanse a los diálogos de Platón-, y está totalmente extraída del recurso a las técnicas artesanales, es decir, Serves; de lo que se trata, es de extraer la esencia para que devenga "saber del Maestro" (Amo). Y además esto se redobla naturalmente por un pequeño Shock que vuelve, que es un lapsus, un retorno de lo reprimido. Pero, llamado tal o tal, que sea Calimaco u otro, en fin ¿qué soy acá?. En fin, repórtense al Menón, ahí donde se trata de la raíz de 2 y de su inconmensurable, hay uno que dice: "Veamos al esclavo, que venga el queridito, él sabe". El sabe, que se le plantean preguntas de amo, por supuesto, y ¿cómo contesta el esclavo a las preguntas?; naturalmente lo que las preguntas dictan ya como respuestas. Se encuentra acá, bajo esta especie de forma de dimisión, de irrisión, de modo burlesco, el personaje que está aquí dado vuelta sobre la sartén, se muestra bien que lo serio, la meta es la siguiente: es que el esclavo sabe, y que, sólo confesándolo en este bies de irrisión, se esconde: que de lo que se trata es de robar al esclavo su función al nivel del saber. Y para darle sentido a lo que he dicho recién sería necesarias -pero será nuestro próximo paso- ver como se articula la posición del esclavo -y es lo que ya he planteado el año pasado- con respecto al "goce". Era sólo un "mito", un mito pintoresco, pero cada uno sabe lo que es Interesante, es lo que allí desmiente de lo que se dice comúnmente, a saber, que el goce es el privilegio del Maestro (Amo). Concluyendo, es de la ley del Amo (Maestro) de lo que se trata en esta ocasión. Lo que quería decirles como introducción hoy era hasta qué punto nos interesa profundamente esta ley, de la cual merece guardarse la enunciación para el próximo paso. Cuánto n os Interesa cuando lo que se ve, lo que se devela, lo que de un mismo golpe se reduce a un rincón del paisaje, es la función de la filosofía; por eso -sin duda, visto el espacio más corto este año de lo que en otros me ha tomado para desarrollarlo- no tiene importancia que alguien retome este tema y haga con el lo que quiera, dado que la filosofía en su función histórica es, esta tracción, que presiona el saber del esclavo para obtener su transmisión en saber del Amo. ¿Sería decir, que lo que vemos surgir como ciencia para dominarnos, es el fruto de la operación?. También allí aún -por lejos que haya que precipitarse- corroboramos por el contrario que no es nada; es sabiendo que toda esta inteligencia, está episteme hecha de todos los recursos a todas las dicotomías, sólo desemboco en un saber qué podemos designar -hablando con propiedad- con el término que utilizaba Aristóteles mismo para carácterizar el saber del Amo, el "saber teórico", seguramente no en el sentido débil que damos a esta palabra, sino en el sentido acentuado que la palabra tiene en Aristóteles. Y que, cosa curiosa, fue sólo en el momento -vuelvo a ello, ya que para mi discurso es el punto vivo, un punto pivote, un punto esencial- en que un movimiento de renuncia a ese saber mal adquirido, algo de la relación estricta de S1, con S2 ha tomado por primera vez como tal la función del sujeto. He nombrado a Descartes que, bien entendido, creo poder articulárselos, de acuerdo con una parte importante de aquellos que se han ocupado de él. La diferenciación del tiempo en que surge el viraje de esta tentativa de pasaje del esclavo al Amo y de su nueva partida sólo motiva cierta manera de plantear en la estructurado da función posible del enunciado, en tanto solamente la soporta la articulación del significante. He aquí un pequeño ejemplo de las ideas generales, de los relámpagos que puede aportarles al tipo de trabajo que les propongo este año. No crean que esto se detiene allí. Porque lo que digo, lo que adelante aquí, a partir del momento en que se lo muestra, pienso que presenta al menos el carácter revelador de una evidencia: ¿Quién puede negar que la filosofía haya sido alguna vez otra cosa que una empresa fascinante en beneficio del Amo (maestro), a partir del momento en que se lo dice. Por supuesto, volveremos sobre esto. En el otro termino, tenemos el discurso de Hegel y su enormidad llamada del "saber absoluto". ¿Qué puede querer decir el "saber absoluto", si partimos de la definición que me permití recordar como principio para nuestra marcha concerniente al saber?. Es quizás de ahí de donde partiremos la próxima vez; será al menos uno de nuestros puntos de partida. El otro es este, no es menor, es enorme y muy especialmente salubre a causa de las enormidades verdaderamente agobiantes que escuchamos de los psicoanalistas, concernientes al deseo de saber: si hay algo que el Psicoanálisis debería forzarnos a mantener obstinadamente, es que el deseo de saber no tiene ninguna relación con el saber. Nos contentamos con la palabra lubrica de transgresión. La distinción radica en que el deseo de saber no es lo que conduce al saber, es algo que, finalmente, pienso que permitiría motivar más o menos largo alcance, el discurso mismo. Pero al fin de cuentas, hay que plantearse una pregunta: El Amo que hace allí esta operación de desplazamiento -llamen a esto como quieran-, el viraje bancario del saber del esclavo, ¿tiene ganas de saber? Por lo que hemos visto en general hasta una época reciente -cada vez se ve menos un verdadero Amo- no desea saber absolutamente nada, desea que eso ande. ¿Y por qué querría sabe? Hay cosas más divertidas que eso. Entonces, la cuestión es saber cómo el filósofo llegó a inspirarles el deseo de saber. Los dejo allí. Es una pequeña provocación. Si hay algo que encuentren aquí, la próxima vez me lo dirán. Intervención: —¿Eh, qué es eso?. ¿Nos habla de su perro?. LACAN: — Es mi perra, es muy bella y si la hubieran oído hablar ... lo único que le falta en relación con éste que la pasea, es haber ido a la Universidad. Estoy aquí pues, a título de invitado, en el Centro experimental de la susodicha Universidad, experiencia que me parece bastante ejemplar. Ya que se trata de experiencia, podrían preguntarse para qué les sirve. Si me lo preguntan les haré un dibujo -intentaré- porque después de todo, la Universidad, Ustedes saben que es muy fuerte, tiene profundos cimientos. Guardé para ustedes el anuncio del título de una de las cuatro posiciones del discurso, que hice en otro lugar, allí donde comencé mi seminario, el discurso del maestro, dije, ya que están habituados a oír hablar de éste. Y no es fácil dar un ejemplo como lo hacía notar anoche alguien muy inteligente. De todos modos lo intentaré: es simple, allí estoy, dejando la cosa suspendida en mi seminario. Y ciertamente no se trata aquí de continuar. Dije impromptu. Pueden ver que esta cosa con la cola baja me la ha p rovisto recién. Continuare en el mismo tono. En segundo lugar, discurso de la histérica. Es muy importante porque es con eso que se modela el discurso del psicoanalista. Sólo sería necesario que hubiera psicoanalistas ... es a eso a lo que me aboco. Intervención: En todo caso no es en Vincennes donde hay psicoanalistas. IMPROMPTU de Vincennes (discusión entre Lacan y un desconocido) 3 de Diciembre de 1969 J.LACAN: (Un perro pasa por el estrado que él ocupa). H ablaré de mí consejera que es de este modo. Es la única persona que conozco que sabe lo que habla -no digo lo que dice- porque no es que no diga nada: no lo dice en palabras. Dice algo cuando tiene angustia -eso sucede- apoya su cabeza en mis rodillas. Sabe que voy a morir, lo, que cierto numero de personas también sabe. Se llama Justine ... LACAN: —Ud. lo ha dicho. No en Vincennes. Intervención: —¿Por qué los estudiantes de Vincennes valiéndose de la enseñanza que se supone reciben, no pueden llegar a ser psicoanalistas? LACAN: —(poniendo voz de falsete). Es justamente lo que voy a explicar, señorita. Se trata justamente de eso. Porque el psicoanálisis no se transmite como cualquier otro saber. El psicoanalista tiene una posición que resulta que puede ser eventualmente la de un discurso. No transmite un saber, no porque no tenga nada que saber, contrariamente a lo que imprudentemente se emite ya que es eso lo que se cuestiona: la función de cierto saber en la Sociedad, el que se les trasmite. Existe. Intervención: —¿No podría hablar más lentamente por que algunos estudiantes no pueden tomar apuntes? Intervención: —Es menester ser débil para tomar apuntes y no comprender nada de psicoanálisis ni de Lacan en particular. LACAN: — (volviéndose hacia el pizarrón). Esto es una serie, una serie algebraica ... Intervención: — El hombre no puede resolverse en una ecuación. J.LACAN:... que se limita a constituir una cadena cuyo punto de partida está en esta fórmula: S2 a S1 S2 S1 $ $ a Un significante se define por representar un sujeto para otro significante. Es una inscripción absolutamente fundamental. Puede en todo caso ser tomada como tal. Se ha elaborado, por mi oficio, una tentativa que es aquella a la cual dediqué el tiempo neces ario para darle forma, que es a la que llego ahora, una tentativa de instaurar lo que honradamente necesitaba manipular una noción, alentando sujetos a tenerle confianza, a operar con eso. Es lo que se llama psicoanalizante. Primero me pregunté lo que eso podía resultar para, el psicoanalista, dónde estaba él; ya que en este punto, es muy evidente que las nociones no son claras. Desde que Freud -quien sabía lo que decía- dijo que era una función imposible ... y sin embargo llenada todos los días. Si releen bien el texto se darán cuenta que no se trata de la función, sino del ser del psicoanalista ¿Qué es lo que se engendra para que un buen día un psicoanalizante se meta a ser psicoanalista? Es lo que intenté articular cuando hable del acto psicoanalítico. Interrumpí mi seminario ese año, era en el 68, antes del final, con el fin de mostrar mí simpatía hacia algo que se movía y que continúa... moderadamente. La polémica me hace pensar en algo que ha sido inventado un día, si mi memoria es buena, por mi buen y difunto amigo Marcel Duchamp: "el soltero se hace sólo el chocolate ". Tenga cuidado de que el oponente no se haga chocolate solo. En resumen, este acto psicoanalítico se quedó plantado, si puedo decirlo. Y no tuve tiempo de volver a él tanto más cuanto los ejemplos de lo que eso dá bullen a mi alrededor. Intervención: O sea una sordera relativa. Lacan: —Salió algo como eso que se llama Estudios Freudianos. No podría recomendarles lo suficiente su lectura, no habiendo jamás reparado en aconsejarles malas lecturas que sean por sí mismas del tipo best seller. Si se los aconsejo, es porque son textos muy muy buenos. No son como el pequeño texto grotesco sobre las observaciones de mi estilo que había encontrado muy naturalmente ubicación en el lugar deshabitado de la "Polanerie". Eso es otra cosa. Le sacaron gran partido. Aparte de un artículo de quien la dirige y de quien no podría decir demasiado de bueno tiene enunciados incuestionablemente y universalmente opositores contra la Institución psicoanalítica. Hay un encantador, sólido y simpático canadiense que dice, mi dios, cosas muy pertinentes; hay alguien del Instituto Psicoanalítico de París, que ocupando allí una posición muy Importante en la comisión de enseñanza, hace una crítica de la Institución psicoanalítica como tal en tanto está estrictamente en contradicción con todo lo que exige la existencia misma del psicoanalista, que es verdaderamente una maravilla. No puedo decir que lo firmaría, porque ya lo he firmado: son mis propósitos. En todo caso, en mí, tiene una continuación, cierta propuesta que saca las conclusiones de este callejón sin salida tan magistralmente demostrado. Se podría decir en algún lado, en una pequeña nota, que hay en un lugar un extremista que intentó hacer pasar eso en una propuesta que renueva radicalmente el sentido de toda la selección psicoanalítico. Está claro que no se hace. Y no es verdaderamente para lamentarse por ello ya que en la opinión misma de las personas interesadas, esa oposición esta completamente en el aire, es gratuita; no se trata en absoluto que eso modifique algo en el funcionamiento presente del instituto del cual salen los autores. Intervención: —¡Ah, que bien habla! Intervención: — Hasta aquí no he comprendido nada. Entonces podríamos comenzar por saber qué es un psicoanalista. Para mi es una especie de poli. La gente que se hace psicoanalizar habla y se ocupa sólo de sí misma. Intervención: — Ya teníamos a los curas, pero como eso no andaba más, ahora tenemos a los psicoanalistas. Intervención: — Lacan, esperamos desde hace una hora lo que anuncias veladamente: la crítica del psicoanálisis. Es por eso que más callamos, ya que sería también tu autocrítica. LACAN: — Pero no crítico en absoluto al psicoanálisis, no es cuestión de criticarlo. Entiende mal. No soy en absoluto opositor. Intervención: — Has dicho que en Vincennes no se formaban psicoanalistas y que eso era algo bueno. De hecho se dispensa un saber, pero no has dicho lo que era. En todo caso, no sería un saber, ¿Entonces? LACAN: — Un poco de paciencia. Voy a explicárselos. Soy invitado, se los haré notar. Es bello, es grande, es gEneroso, pero soy Invitado. Intervención: —Lacan, ¿el psicoanálisis es revolucionario? LACAN: —Buena pregunta. Intervención: —¿Es o no un saber?. No eres el único paranoico aquí. momento en que ustedes están, es allí donde se define el resultado, el fruto, la ácida de las relaciones del maestro y del esclavo. A saber, en mi álgebra, lo que se designa por la letra, el objeto a. El año pasado, cuando me tome el trabajo de anunciar algo que se llama "De un Otro al otro", dije que el objeto a era el lugar revelado, designado por Marx como la plusvalía. LACAN: —Hablaré de cierta faz de las cosas donde no estoy hoy, a saber el Departamento de Psicoanálisis. Se dio la delicada cuestión de las Unidades de Valor. Ustedes son los productos de la Universidad y prueban que son la plusvalía aunque sólo fuera en esto: no sólo en que consienten sino que aplauden -y no veo que podría objetar allí-, que salgan de allí igualados ustedes mismos a más o menos Unidades de Valo r. Vienen a hacerse aquí Unidades de Valor: salen de aquí Unidades de Valor. Intervención: —La cuestión de las Unidades de Valor está reglada y no es el momento de ponerlo sobre el tapete. Hubo una maniobra de los docentes del Departamento de Psicoanálisis para arrastrarla todo el año. Las unidades de valor nos Importan un bledo. S e trata de Psicoanálisis. ¿Comprendes?. Nos Importan un bledo. Intervención: —Moralidad, es mejor salir de aquí estampillados por Lacan. LACAN: —Yo no estampillo a nadie. ¿Qué es esto?. ¿Por qué presume que quiero estampillarlos?. ¡Que historia!. LACAN: —No tengo para nada la sensación de que las unidades de valor les Importen un bledo. Por el contrario, dependemos mucho de las unidades de valor ... Es un hábito. Ya que he puesto en el pizarrón la última vez el esquema del cuarto discurso, el que n o he nombrado, y que sé llama discurso universitario, he lo aquí, en posición maestra, como suele decirse, S2 , el saber. He explicado... Intervención: —¿De quién te burlas aquí? El discurso universitario está en las Unidades de Valor. Eso es un mito y lo que pides es que creamos en un mito. Eso calza para la gente que acepta la regla de juego que impones... Entonces, no nos hagas creer que el discurso universitario está en el pizarrón. Porque eso no es cierto. LACAN: —El discurso universitario está en el pizarrón porque ocupa en el pizarrón un lugar, arriba y a la izquierda... Intervención: —No, no nos estampillarás, tenlo por seguro. Lo que quiero decir, es que la gente aquí está estampillada por el hecho de que, al querer asir el discurso que tienes para ellos, no pueden asirlo en el modo que se une con su presencia aquí. Hay gente que quiere hablar a título de una oposición que calificas de vana. Hay otras que en su rincón hacen tralala, Bum-Bum, Tson-Tson y es eso lo que constituye el movimiento de opinión. Todo eso no se dice con el pretexto de que eres tú quien debe decirlo. Lo que yo quisiera, es que tuvieras el deseo de callarte. LACAN: —¡Pero está bien! Piensan que yo lo diría mucho mejor que ellos, (Iuego utilizando como sabe hacerlo, una voz aguda): Yo vuelvo a mi casa, eso es lo que se me reprocha. Intervención: —¡Oh!. Lacan, no te burles de la gente. Intervención: —Arriba y a la derecha de Dios, está Lacan. LACAN: —Trae usted un discurso con tales exigencias. LACAN: —... ya designado en un discurso precedente. Porque lo que Importa en lo qué está escrito, son las relaciones, es allí donde eso pasa y allí donde eso no pasa. Si comienzan por poner en su lugar lo que constituye esencialmente el discurso del Maestro... Intervención: —¿Qué es un maestro?. Es Lacan. LACAN: —...a saber, que ordena, que interviene en el sistema del saber. Pueden plantearse la cuestión de saber lo que eso quiere decir cuando el discurso del saber, por ese desplazamiento de un cuarto de círculo, no tiene. necesidad de estar en él pizarrón porque está en lo real. En ese desplazamiento, cuando, el saber toma la manija, en ese Intervención: —Lo que yo propongo es no burlarse de la gente cuando hace una pregunta. No se pone una voz aguda como ya lo hiciste en tres ocasiones; se responde y listo. Entonces, ¿qué es lo que preguntaste?. Y luego hay otra cosa, ya que hay aquí gente que piensa que el psicoanálisis es una historia de problemas, sólo hay que hacer un love-in. ¿Hay gente que está de acuerdo en transformar eso en love-in salvaje? (comenzando a desvestirse, se detiene después de haberse sacado la camisa). LACAN: —Escuche, viejo, vi eso ayer a la noche, estaba en el Open Theater, hay un tipo que hacía eso, pero el tenía un poco más de desparpajo que usted, se burlaba completamente en cueros; ¡Váyase ahí pero váyase ahí, Mierda!. Intervención: —Igualmente, no sería necesario exagerar. ¿Por qué Lacan se satisface con una crítica tan menor que la práctica del camarada?. Decir del camarada que no puede desvestirse zapateando sobre la mesa, es quizás muy gracioso, pero también muy simplista! LACAN: —Estoy con ustedes. Entonces. La hora avanza, Intentemos a pesar de todo darles una pequeña idea de lo que es, por otra, parte, mi proyecto. Se trata de articular una lógica, que por débil que parezca (mis cuatro pequeñas letras que no tienen el aspecto de nada sino que es necesario saber según qué reglas funcionan) es aún bastante fuerte para implicar aquello que es el signo de esta fuerza lógica, a saber la incompletud... ¡Eso los hace reír!. Sólo eso tiene una consecuencia muy importante, especialmente para los revolucionarios, es que Nada no es Todo. LACAN: —¡Pero soy muy simplista! Intervención: —¡Oh, bien!. Intervención: —Y eso los hace reír, es interesante. LACAN: —Pero no veo por que de golpe no deberían reír. Intervención: —Yo quisiera que hubieran reído en ese momento. LACAN: —De cualquier lugar que tomen las cosas, de cualquier modo que las den vueltas, la propiedad de cada uno de los pequeños esquemas de cuatro patas, es que cada uno deja su abertura. Al nivel del discurso del maestro, es precisamente la de la recuperación de la plusvalía; al nivel del discurso universitario, es otra. Y esa es la que los atormenta. No que el saber que se les ofrece no sea estructurado y sólido y que sólo tengan que hacer una cosa, o sea entretejerse adentro con los que trabajan -es decir aquellos que les enseñan- a titulo de medios de producción y al mismo tiempo de plusvalía. LACAN: —¡Es triste!. Intervención: —Tan triste como ver la gente salir de aquí como de un subterráneo a las 6 de la tarde. LACAN: —¿Entonces, dónde estamos?. Parece que la gente no puede hablar de psicoanálisis porque se espera que lo haga yo. Y tienen razón porque yo lo haré mucho mejor que ellos. Al nivel del discurso de la histérica, que es aquel que ha permitido el pasaje decisivo dando sentido a lo que Marx articuló históricamente, es a saber que hay acontecimientos históricos que sólo se juzgan en términos de síntomas. No se vio hasta dónde llevaba eso hasta el día en que se tuvo el discurso de la histérica para hacer el pasaje con algo diferente que es el discurso del psicoanalista. El psicoanalista al principio no tuvo más que escuchar lo que decía la histérica. Intervención: —Entonces la histérica es el maestro del psicoanalista... Intervención: —Hay un cierto número de personas, las mismas que toman notas y que ríen, quienes, cuando Lacan vuelve a ocuparse de la asistencia, se dicen sin jamás superar un sillón, ya que es del orden de cierta topología, cierto número de cosas. Y bien, es esa gente la que me gustaría escuchar. LACAN: — Quiero un hombre que sepa hacer el amor ... Y bien sí, el hombre se detiene allí. Se detiene en el hecho de que sea en efecto alguien que sepa. Para hacer el amor se puede repasar. Nada no es todo y pueden ustedes hacer siempre sus chistecitos, hay uno que no es gracioso y que es la castración. Intervención: —Pero finalmente, ¡dejen entonces hablar a Lacan!. Intervención: —Mientras este curso ronronea tranquilamente, hay 150 camaradas de Bellas Artes que se han hecho detener por los polis y que están desde ayer en Beaujon, porque ellos no hacen cursos sobre el objeto a como el mandarín aquí presente y de quien a todo el mundo le importa un bledo, ellos fueron a hacer un curso salvaje al Ministerio de Equipamiento sobre los barrios de las latas y sobre la política del Sr. Chalandon. Entonces creo que el ronroneo de este curso magistral traduce bastante bien el estado de podredumbre actual de la Universidad. LACAN: —Esperando, usted no dice nada. Intervención: —¡L-A-C-A-N con nosotros!. Intervención: —Porque francamente todo lo que se dice ¿son idioteces, ¿eh? LACAN: —¡Ah! usted ve... todo está allí mi viejo, para llegar a que ellos salgan, usted entra ... LACAN: —¡Oh!. Intervención: —Si no se me quiere dejar hablar es manifiesto que no se sabe hasta que punto puedo vociferar. Quisiera decirte un par de cosas. Me parece que se ha llegado a un punto en que es evidente que puede tomar más o menos visos de posibilidad, en esta sala, una oposición. Está claro que se pueden pegar grititos, que se pueden hacer juegos de palabras, pero también está claro -y quizás hoy de un- evidente que jamás podemos llegar a una crítica de la Universidad si permanecemos adentro, en sus cursos y en las reglas que ella ha establecido antes que nosotros interviniésemos. Pienso que lo que acaba de decir el camarada con respecto a los estudiantes de Bellas Artes que fueron hacer un curso salvaje sobre los barrios de las latas y sobre la política de Chalandon fuera de la Universidad es un ejemplo muy importante. Esto permite encontrar una salida para nuestra voluntad de cambiar la sociedad y entre otras de destruir la universidad. Y quisiera que Lacan diera ahora su punto de vista. Ya que la Universidad no se destruirá con una mayoría a partir de su interior, sino mucho más a partir de una unión que debemos hacer nosotros estudiantes sobre posiciones revolucionarias con los obreros, con los campesinos y con los trabajadores. Veo muy bien que la relación con lo que decía Lacan recién... no existe... LACAN: —Pero en absoluto, en absoluto, existe... Intervención: —Lacan, permítame terminar. Ahora todo no esta allí porque algunos estudiantes piensan aún que escuchando el discurso del Sr. Lacan encontrarán los elementos que les permitirán oponerse a su discurso. Pienso que es dejarse agarrar en la trampa. LACAN: —Completamente cierto. Intervención: —Si pensamos que es escuchado el discurso de Lacan, de Foucault, de Dommergues, de Terray o de otro, como tendremos los medios para criticar las ideologías que nos hacen tragar, es como meterse un dedo en el ojo. Pretendo que es afuera donde hay que ir a buscar los medios de hacer volar la Universidad por el aire. LACAN: —¿Pero afuera de qué?. Porque cuando salen de aquí se vuelven afásicos, cuando salen siguen hablando, en consecuencia, siguen estando adentro ... Intervención: —No sé que es afásico. LACAN: —¿No sabe lo que es afásico?. En tal caso es extremadamente indignante que no sepa lo que és un afásico. Hay de todos modos un mínimo... Intervención: —Quizás existe, pero no de modo evidente. La relación entre las acciones que debemos ejercer en el exterior, con el discurso de Lacan, si tiene uno, es manifiestamente implícita. Y seria bueno que ahora Lacan dijese lo que piensa de la necesidad de salir de la Universidad, dejando de ser meticuloso con las palabras; de oponerse a un profesor sobre tal o cual cita de Marx. ¡Porque del Marx académico estamos hasta la coronilla!. Se escucha babosear sobre él en esta facultad desde hace un año. Sabemos que es mierda. Hacer un Marx académico es servir a una Universidad burguesa. Si debemos volar por el aire la Universidad, se hará desde el exterior con los que están afuera. Intervención: —No estoy las 24 horas del día en la Universidad. Intervención: —¿Entonces por qué estás adentro?. LACAN: —En suma, hacer una Universidad crítica es decir lo que pase aquí. Eso es. Usted tampoco sabe lo que es una Universidad Crítica. Jamas le han hablado... Que quiere... Intervención: —Estoy adentro camarada, porque si quiero que la gente salga es menester que venga a decírselo. LACAN: —En una palabra, ¿usted no sabe lo que un es afásico?. Intervención: —Cuando algunos salen de la universidad es para librarse a sus chapoteos personales. Otros salen para militar afuera. Eso quiere decir salir de la Universidad. Entonces Lacan danos rápidamente tu punto de vista. Intervención: (locución Incomprensible) LACAN: —Bien. Quisiera hacerle notar algo acerca de esto. La configuración de los Obreros-Campesinos ha de todos modos llegado a una forma de sociedad donde justamente la manija la tiene la Universidad. Porque lo que reina en lo que llamamos comúnmente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas es la Universidad. Intervención: —Estamos un poco confundidos en un falso problema. Todo eso porque el camarada dijo que venía a la Universidad para volverse a ir con otros camaradas. Intervención: —¿Que más quisiéramos?. No es del revisionismo que hablamos sino del Marxismo-Leninismo!. Intervención: —Se habla de una nueva Sociedad. ¿El psicoanálisis tendrá una función en esta sociedad y cuál?. LACAN: —Bueno, está bien. Un poco. Usted me pide que hable, entonces hablo. No digo cosas que están flotando, digo algo preciso. Intervención: —No dices nada. LACAN: —Una sociedad no es algo que pueda definirse así. Lo que intento articular, porque el análisis me da su testimonio, es aquello que la domina: a saber la práctica del lenguaje: la afasia quiere decir que hay algo que flaquea de este lado. Figúrense q ue hay tipos a quienes llegan chismes al cerebro y que no saben ya desenvolverse para nada con el lenguaje. Eso produce más bien lisiados. LACAN: —¿No acabo de decir cómo concibo la organización de la URSS?. Intervención: Puede decirse que Lenin estuvo a punto de volverse afásico. Intervención: —En absoluto. LACAN: —No he dicho que era el saber quien era rey. No dije eso ¿No?. LACAN: —Si tuvieran un poco de paciencia y sí quisieran que mis impromptus continuaran, les diría que la aspiración revolucionaria sólo tiene una oportunidad de culminar, siempre en el discurso del Amo (maestro). Es lo que nos ha probado la experiencia. Alo que usted aspira como revolucionario, es a un Amo (Maestro) Lo tendrá... Intervención: —¿Y entonces?. Intervención: —Ya lo tenemos, tenemos a Pompidou. LACAN: —Y entonces eso tiene ciertas consecuencias, que es, mi viejo, que usted no estaría muy cómodo allí. LACAN: —¡Imaginan que tienen un Amo (Maestro) con Pompidou!. ¿Entonces?. Qué es esta historia...Yo también quisiera hacerles algunas preguntas. ¿Para quien aquí, tiene un sentido la palabra liberal?. Intervención: —Se ha planteado una pregunta concerniente a una determinada sociedad y hablas de otra sociedad. Lo que sería menester decir es en qué piensas, que es ineluctable. LACAN: —Estoy completamente de acuerdo. Es que hay límites infranqueables para cierta lógica que he aportado, una lógica débil pero bastante fuerte aún para dejarles un poco de incompletud que usted testimonia en efecto de un modo perfecto. Intervención: —Me pregunto por qué este anfiteatro está atestado con 800 personas. Es cierto que eres un buen clown, célebre y que vienes a hablar. También habló un camarada durante 10 minutos para decir que los grupúsculos no podían salir de la Universidad. Y todo el mundo al reconocer que no hay nada que decir habla para no decir nada ¿Entonces sino hay nada para decir, nada para comprender, nada para saber, nada para hacer, por qué está todo el mundo acá?. ¿Y por qué Lacan, te quedas?. Intervención: —Pompidou es liberal, Lacan también. LACAN: —Sólo soy liberal, como todo el mundo, en la medida en que soy antiprogresista. Salvo que estoy inmerso en un movimiento que merece llamarse progresista, ya que es progresista ver fundarse el discurso psicoanalítico en tanto completa el círculo que quizás podría permitirles situar aquello de lo que se trata exactamente, aquello contra lo cual ustedes se rebelan. Lo que no impide que esto continúe recontra bien. Y los primeros que colaboran para ello, y aquí mismo en Vincennes, son ustedes, ya que juegan la función de los Ilotas de éste régimen. ¿Tampoco saben lo que eso quiere decir?. El régimen se los muestra. Dice: "Mírenlos gozar"... Bien. Aquí estamos. Adiós por hoy. Se terminó. Protesta 10 de Diciembre de 1969 A títulos diversos, he sido advertido de que me acechaba la oposición. No se dan cuenta lo suficiente de que yo también acecho la oposición pero con un objeto que me interesa eminentemente: para que confirme o invalide, lo que sucede con este nivel donde yo sitúo la estructura de un discurso. Acabo de decir yo (je); es evidentemente porque el discurso del que se trata, lo miro desde otro lugar, desde un lugar dónde "me" sitúa, un discurso del cual soy el efecto. De modo que en la ocasión es lo mismo decir "me sitúa" o "se sitúa" este discurso. Al nivel de este discurso, no se trata de poder o no echar mi cancioncilla, dictar un buen curso, como dicen, que es todo. No es nada, seguro. Debo decir que hasta el presente no es que se pueda apuntar a alguien de que me haya faltado y, en verdad, no me puedo quejar de haber sido molestado alguna vez. Pero no creo - sería lastimoso, que tenga que aprenderlo en la oposición misma - que oponerse sea perturbar un curso. En verdad, tan esencial como este hecho es aquello en lo cual se anegan los que me escuchan. Porque aquello de lo cual hablo, señala la entrada en acción de este discurso que no es el mío, sino aquel tuyo efecto soy, para atenerme a este término provisorio. No me parece vano después de haber, estado en Vincennes donde se ha podido creer que lo que pasaba no era de mi agrado, que se crea que haya podido de alguna manera espantarme encontrar, -tengo la necesidad de decirlo-, aquello sobre lo que estaba advertido, a saber, que estaba convenido que mi idea únicamente a título de personaje a la vista, sería la ocasión de un efecto de obstrucción. ¿Cómo quieren que este incidente pueda constituir una gran novedad del contexto para mí, cuando recuerdo que cuando empecé mi discurso en Sainté Anne, para tomar las cosas desde el principio, lo que llamo "aquello en lo cual se anega mi audiencia" estuvo entonces constituido por una pequeña escueta cuyo ritmo no conozco, pero que bien podría ser mensual y luego trimestral, interrogación ansiosa que se te hacía al viejo maestro cuyo huésped yo era, sobre el hecho de saber si me enseñanza respondía bien a las garantías de lo que hace a una enseñanza médica. Se hubiese dicho, que lo que angustiaba extrañamente era que mi enseñanza no tuviese las carácterísticas de una "enseñanza médica". ¿En que consiste, sobre mi tema, a saber para empezar, "Los escritos técnicos de Freud", cuáles podrían ser las carácterísticas justamente de una "enseñanza médica"? - ¿Debía solamente consistir en algunos actos de reverencia, - no digo de referencia -, a términos considerados sagrados porque estaban situados ellos mismos bien en el centro , en el corazón de la enseñanza medica? - ¿Debía indicar, para que esta enseñanza fuese medica, que un día, se le encontrará a la neurosis quizás causas endócrinas, o, simplemente recordar uno de esos pequeños elementos a los cuales de todos modos no podemos no tener en cuenta, y que se llama "elemento constitucional"? ¡Eso es médico!. Brevemente, como se me paraba a estos recuerdo para que cesaran, se convencieron que se habían puesto en la triste necesidad de soportar en el corazón de un lugar tan esencialmente medico, una enseñanza que no lo era; es entonces que me hicieron llegar sólo por intermedio de gente de la cual estaban demasiado: seguros que el mensaje me llegara forzosamente, ya que era gente que estaba en análisis conmigo, lo que pensaban por ejemplo, de mi público. Evoco esto, porque, cuando hablo de eso en lo cual están inmersos ustedes mientras hablo, ustedes que están allí, hoy discierno un poco mejor que la ultima vez algunos componentes, localizo un poco mejor las caras, hay muchos familiares, y me alegro por ello. Y me alegro también del relativo alivio que puedo comprobar entre aquellos que, la ultima vez, hacían aquí de todos modos, algo así, como en un subte un poco apurado. A pesar de todo no olviden en qué se anegan, puesto que un buen número de ustedes ya estaban en ese auditorio muy antiguo, y estuvieron luego en ese lugar de donde debí emigrar. La calificación de este auditorio, visita desde afuera, este auditorio que estaba en ese momento verdaderamente constituido por aquellos que fueron luego los pilares de la Escuela Freudiana, no se puede decir, que fuera gente muy fácil. Y bien, mi Dios, parece, que se veía, solamente al ver sus siluetas pasearse ante ciertos vidrios antes de entrar a escucharme a las 12.30 hs. como siempre, que había algo allí que se sentía, no sé qué sello de toxicomanía y de homosexualidad que era muy evidentemente lo que se reflejaba del estilo, del modo de andar de esos deambuladores... Es para d ecirles que no data de ayer, que mi público exhala, -es eso sobre lo cual me interrogo-, por su composición, algún efecto de incomodidad. Allí, en un lugar que era el lugar de una estadía que ciertamente agradezco a aquellos que me lo han permitido que haya durado tan o tiempo... No se imaginen de todos modos que fueron lugares accidentales, de donde, en fin partiera lo que yo llamaba recién "la calificación de Incomodo" de mi auditorio. Son los alumnos de la Escuela Normal, son los elegantes de la Normal, esos principitos de la Universidad, ésos que saben al dedillo que no hay ninguna necesidad de saber algo para enseñarlo, fueron ellos quienes encontraron que pasaban cosas muy curiosas. Si ustedes fumaban allí, ustedes también fumaban, me hago eco de tanto en tanto del hecho de que hubieran podido abstenerse - era a causa de esto, pasaban allí cosas que no debieron producir se nunca en ningún lugar, es que el humo atravesaba el techo de esta sala, de modo que esos que yo llamaba recién "los elegantes de la Normal", que estaban, parece, en los lugares de biblioteca, arriba, no lo soportaban. Son cosas que manifiestamente sólo podían producirse a causa de este publico, y es lo quiero subrayar. (Interrupción del bedel). Yo que deseaba que apareciese la oposición, aquí la ven en lo real, es la oportunidad de decir que todo lo rechazado en lo simbólico reaparece en lo real. Todo esto pasa en una Zona que, seguramente, no pierde por tanto su significación. (Reaparición del bedel). Levanto la sesión y daré la clase dentro de ocho días. El amo y la histérica 17 de Diciembre de 1969 sabe un montón, se ve sin embargo que de tiempo en tiempo eso se desequilibra, y se produce la erupción de toda la cara de lapsus, de tropiezos donde se revela el inconsciente. Pero es mucho mejor y de más alcance que a la luz de la experiencia analítica nos permitamos leer una biografía cuando tenemos los medios, cuando tenemos suficientes documentos que atestigüen lo que cree, lo que ella creyó haber sido su destino paso a paso, incluso, a veces, como creyó concluir ese destino. Sin embargo, se pone de manifiesto, a la luz de esta noción que no es seguro que un saber se sepa, que podemos leer a nivel de que saber inconsciente hizo el trabajo que revela lo que es efectivamente la verdad de todo lo que se creyó ser, que para operar con el esquema del discurso del Amo, está invisiblemente el trabajo del esclavo, el que constituye un inconsciente no revelado que nos deja de esta vida, que bien vale que se hable de ello, lo que de verdad, de verdad verdadera, hizo surgir tantos rodeos, ficción y error. M e es útil tener acá estas cuatro fórmulas como referencia; los que asistieron a mi primer seminario pudieron escuchar allí la evocación de la fórmula que el significante, a diferencia del signo, es lo que representa, siendo el término "representa" por supuesto acentuado por la palabra "representante" y no por la palabra "representación", dado que representa un sujeto para otro significante. Como nada indica que el otro significante esté enterado del asunto, es claro que no se trata de representación, sino de representante. Mediante lo cual, ese mismo día, creo haber podido ilustrar lo que llamé el discurso del Amo, el discurso del Amo, en tanto que justamente, si podemos verlo reducido a un sólo significante, implica que representa alguna cosa que ya es mucho llamar alguna cosa que representa x que es justamente lo que hay que dilucidar en el asunto. Porque nada indica en qué impondrá el Amo su voluntad. Que necesite un complemento, está fuera de duda y que Hegel, llegado al caso, solo: pueda referirse a la muerte, como significante del amo absoluto, es por una vez, un signo, un signo que no resuelve nada por este seudo-origen, porque además para que esto continúe no ha muerto nadie, ni el amo del que después de todo celó se demostraría que es el amo si hubiera resucitado, o sea que hubiera pasado efectivamente por la prueba: en cuanto al esclavo, lo mismo da: precisamente ha renunciando a enfrentársele. El enigma de la función del amo no se revela inmediatamente. Esbocé, indico, porque es ya por la senda que no hace falta que finjamos descubrir, por la senda por la que, no la teoría del inconsciente, sino el descubrimiento de algo que nos asegura que no cae de su peso que todo saber, por ser saber, se sepa coma tal, ya que lo que descubrimos en la experiencia del más mínimo psicoanálisis es que es algo del más preciso orden del saber, no del conocimiento, no de la representación, sino muy precisamente algo que liga, en una relación de red, un significante S1, si quieren, a otro significante S2; es en los términos más polvorientos que puedo encontrara usando metáforas, como conviene tomar en este caso al término saber. Es en una relación semejante, y por lo tanto justamente que no se, sabe, que reside la base de lo que se sabe, lo que se articula tranquilamente como pequeño amo, como yo (moi), como el que El saber pues es puesto en el centro, en el banquillo por la experiencia psicoanalítica, Esto, por sí mismo, nos impone un deber de interrogación que no tiene ninguna razón para restringir su campo para decir todo. La idea de que el saber pudiese hacer, de alguna manera, ni en algún momento, aunque fuese de esperanza en el futuro, totalidad o cláusula, por supuesto, no necesitó al psicoanálisis para parecer dudosa. Pero de todas formas está claro que esta puesta en duda fue abordada quizás un poco superficialmente por los escépticos -hablo de los que se llamaron así, en la época en que eso constituía una escuela- de que esto pueda constituir una escuela, sólo tenemos una pálida idea. Pero, después de todo ¿que sabemos?. De lo que nos queda de los escépticos, quizá más vale juzgar que, sabiendo que no tenemos más que lo qué han sido capaces de recoger de ellos, los otros, todos los que no sabían: ellos partían de su fórmula de radical puesta en cuestión de todo saber, con mayor razón de su totalización. Es una idea que muestra cuán poco evoca la incidencia de las escuelas, que el saber pueda hacer totalidad, es una idea inmanente a la política en tanto que tal. Se sabe desde hace tiempo. La idea imaginaria del todo, tal como es dado por el cuerpo, forma p arte de la prédica política apoyándose en la buena forma de la satisfacción, lo que hace esfera al limite: que puede ser más hermoso, pero también que puede ser menos abierto, que puede parecerse más al cierre dé esa satisfacción!. La colisión de esta imagen con la idea de la satisfacción, es ese algo contra lo que tenemos que vérnoslas, cada vez que encontramos algo que hace nudo en ese trabajo de la puesta al día de algo por las vías del inconsciente, es el obstáculo, es el limite, o más bien es el algodón en el cual perdemos el sentido, nos vemos obstruidos. Es importante saber que siempre fue usado en la política y que es extraño, que es singular, que es singular ver que una doctrina, como la de Marx, que instauró la articulación sobre la función de la lucha, la lucha de clases, no impidió que surgiera ese algo que es por el momento el problema que se no ha presentado a todos o sea el mantenimiento del discurso del Amo, obviamente no ton la estructura del M U antiguo, en el sentido en que instalase en el lugar indicado por las letras sobre esa M, sino aquel que a la izquierda yo introduzco con la U -les diré porqué- y donde lo que ocupa el lugar que provisoriamente llamaremos dominante, lo que justamente se especifica como, no saber de todo -no estamos ahí- sino ser todo saber, que se debe entender como ese algo que se afirma no ser otra cosa que saber y que llamamos en el lenguaje común la burocracia. Y no se puede decir que no haya acá algo problemático. Si partimos además de lo que partí yo en mi primera enunciación, hace tres semanas, o sea que en el primer estatuto del discurso del Amo, el saber, es la parte del esclavo. Por esta razón creí poder indicar -lamento que un pequeño contratiempo me haya impedido retomarlo la última vez para dar algunas indicaciones suplementarias -creí poder indicar que lo que se opera del discurso del amo antiguo al del amo moderno que llaman capitalista, es que algo se ha modificado en el lugar del saber. Creí incluso poder llegar a decir que la tradición filosófica tenla su responsabilidad en esta transmutación, de modo tal que si es por haber sido desposeído de algo -es sobre todo, por supuesto, de la propiedad comunal que el proletariado se hace calificable de ese término "des poseído" que justifica la empresas, tanto como el éxito de la revolución- no es sensible que lo que se le restituye no es forzosamente su parte? Ese saber del que efectivamente la explotación capitalista lo despoja volviendo inútil, le es restituido en un tipo de subversión, es otra cosa que le es restituido: un saber de Amo. Es por eso que no ha hecho más que cambiar de amo. Lo que queda es en efecto la esencia del Amo, o sea que él no sabe lo que quiere porque es esto lo que constituye la verdadera estructura del discurso del Amo. El esclavo sabe muchas cosas, pero lo que mejor sabe, aún cuando éste no lo sepa -que es lo corriente, porque sino no sería un amo- el esclavo lo sabe: esa es su función de esclavo. Es también por eso que esto funciona, y que ha funcionado durante tanto tiempo. El hecho de que el todo-saber haya pasado al lugar del Amo, es lo que lejos de aclarar, opaca un poco más lo que está en cuestión, o sea la verdad de donde sale que haya un significante Amo, está muy enroscado, el S1 del Am o, mostrando el hueso de lo que resulta la nueva tirahía del saber, haciendo imposible que en este lugar que es el lugar donde teníamos la esperanza de ver aparecer en el curso del movimiento histórico lo que hay de la verdad, ese signo está ahora en otra parte: está a ser producido por aquellos que han sustituido al esclavo antiguo resultando ellos mismos los productos, como se dice, y tan consumibles como los otros, por una sociedad llamada de consumo, el material humano como se lo llamó en una época en que fueron aplaudidos por algunos que allí vieron ternura. Esto merece ser puntualizado, porque también nos concierne. Lo que nos concierne ahora, es interrogar eso de lo que se trata el acto psicoanalítico. No lo tomaré en el nivel en el que había esperado que pudiera rizar el rizo, hace dos años, y que quedó interrumpido, como él acto donde se asienta, donde se instituye como tal el psicoanalista; lo tomaré a nivel de la experiencia y de sus intervenciones una vez instituida la experiencia en sus límites precisos. Si hay un saber que no se sabe -ya lo dije- hay que situarlo a nivel del S2 , o sea al que yo llamo el otro Significante; ya he insistido bastante al respecto el año pasado. Este otro Significante no está solo: el vientre del Otro, de gran A esta lleno; es este vientre el que le da como, un caballo de Troya monstruoso, asiento a ese fantasma de un saber totalidad. Sin embargo es evidente que su función implica que algo viene a golpear del afuera, sin eso nunca saldría nada y Troya jamás hubiera sido tomada. ¿Qué es lo que instituye el analista ? Escucho hablar mucho del discurso del psicoanálisis, como si eso quisiera decir algo. Está, si carácterizamos un discurso centrando lo sobre lo que es su dominante, está el discurso del analista, y no se confunde con el discurso del psicoanalizante, con el discurso sostenido efectivamente en la experiencia analítica. Lo que el analista instituye como experiencia analítica, puede ser dicho simplemente: es la histerización del discurso, dicho de otro modo es la introducción estructural en condiciones artificiales del discurso de la histérica, él indicado acá con una H, H ese que traté de puntualizar el año pasado, diciendo que es el discurso que existió y existirá siempre esté o no el psicoanálisis allí, que era un discurso lo dije de una forma gráfica porque le di su soporte más común, del que salió para nosotros la mayor experiencia, es decir el desvío, el trazado en zigzag sobre el que reposa ese malentendido de la especie humana, que en la especie humana constituye la relación sexual. Como se tiene el significante, es necesario que uno se entienda, y es justamente por eso que uno no se entiende; justamente el significante no está hecho para la relación sexual. Desde que el ser humano es hablante, perdido, acabado, ese algo, imposible por otra parte de localizar en ninguna parte en la naturaleza, que seria el carácter perfecto, armonioso de la copulación. La naturaleza presenta especies infinitas y que por otra parte en su mayoría no comportan ninguna copulación, lo que evidentemente demuestra que lejos está de las intenciones de la naturaleza que eso haga, como decía recién, un todo, una esfera. En todo caso hay algo que es cierto, es que, sí para el hombre eso anda más o menos es gracias a un truco que lo permite, pero que de entrada lo vuelve insoluble. Esto es lo que quiere decir el discurso de la histérica, industriosa como ella es si la hacemos mujer -ese no es su privilegio, muchos hombres se hacen analizar, y por ese sólo hecho, se ven forzados también, a pasar por el discurso de la histérica, puesto que es la ley, la regla del juego-. Se trata de saber lo que se puede sacar en limpio en lo que respecta a la relación entre hombres y mujeres. Vemos entonces a la histérica fabricar un hombre como puede, un hombre animado por el deseo de saber. En mi último seminario planteé la pregunta, pregunta que resurge aquí de que, si constatamos que históricamente el amo ha despojado lentamente al esclavo de su saber para convertirlo en un saber de amo, seguía siendo misterioso cómo el deseo -porque del deseo pueden creerme, podía prescindir muy bien, dado que el esclavo lo colmaba incluso antes de que supiera lo que podía desear - como pudo venirle el deseo. Sobre esto se hubieran dirigido mis reflexiones la ultima vez si esa cosa encantadora surgida de lo real -me afirmaron que es del real de la descolonización, un hospitalizado crónico en la antigua Argelia y colocado acá; como ven, una encantadora picardía - gracias a eso, no sabrán, al menos durante un tiempo - porque debo seguir adelantando - qué parentesco hago entre el discurso filosófico y el discurso de la histérica precisamente en esto de que parece que fuese el discurso filosófico el que inspiró en el amo el deseo de saber. Que tiene que ver la histérica en este asunto ? Hay acá un terreno virgen. Si hay algún pensamiento que le guste hilar un poquito más de lo que dice el orador, acá tiene una ocasión de mostrar su talento, que les aseguro, al menos me parece, prometedora. Como quiera que sea, para dar una fórmula más amplia que localizarlo en la relación hombre-mujer, digamos solamente que leyendo lo que yo inscribo acá del discurso de la Histérica, por supuesto todavía no sabemos qué es este $, pero si se trata de su discurso y del que yo digo que pasa, cuando se trata del hombre, por que haya un hombre animado del deseo de saber, qué es lo que se trata de saber? A qué precio ella es ella misma, esta persona que habla. En tanto que objeto a, ella es caída de este efecto de discurso con el contorno siempre roto en alguna parte. Lo que en última instancia la histérica quiere que él sepa, es que por el lenguaje, por ese lenguaje que resbala sobre la amplitud de lo que, como mujer, ella puede abrir sobre el goce, pero no es esto lo que importa a la histérica. Lo, que importa a la histérica; es que el otro, el otro que es hombre, sepa qué objeto precioso deviene ella en el contexto de discurso. Y después de todo, no es eso el fondo mismo de la experiencia analítica, si digo que al otro le da lugar dominante en el discurso de la histérica, si él histeria s u discurso, si constituye ese sujeto al que se le pide abandonar toda otra referencia que jala de las cuatro paredes que lo ciernen y producir significantes que son esta asociación libre dueña del campo para decirlo todo. Cómo puede conducir a algo decir no importa qué, si no estuviera determinado que no hay nada en eso que, quizás, surgido al azar, no se relacióna justamente por ser significante, con ese saber que no se, sabe y que es lo que verdaderamente trabaja? Sólo que, no hay ninguna razón para que él sepa algo más por ahí. Qué puede advenir de esta copiosa producción de S1 si el analista no toma la palabra? Muchas cosas, seguramente. El analista que escucha puede registrar muchas cosas con lo que un contemporáneo medio puede enunciar, si no se cuida de nada, se puede hacer el equivalente de una pequeña enciclopedia; eso dará muchísimas claves. Si fuera registrado, se podría incluso después de construirlo, hacer una pequeña máquina electrónica. Es por otra parte la idea que pueden tener algunos, de que construyen la máquina electrónica gracias a lo que el analista sólo tiene que sacar una especie de ticket para darle la respuesta. A Es lo que está en juego acá en el discurso del Analista... porque en la experiencia, es él el amo. Lo que habrá que ver es bajo que forma, por supuesto, lo que reservo a nuestros próximos encuentros. Porque bajo la forma a, me limito a señalarlo ya lo he s ubrayado en otra parte. Pero lo que es destacable, es que de su lado, es de su lado que hay S2 que hay saber, ya sea que ese saber lo adquiera escuchando a su analizante o que sea saber ya adquirido, marcación de lo que a un cierto nivel se puede limitar al saber-hacer analítico. Lo que hay que comprender de estos esquemas, como ya fui indicado al colocar S2 en el discurso del Amo en el lugar del esclavo y al colocarlo a continuación en el discurso del amo modernizado en el lugar del amo, que no es él mismo saber. En cual lugar está aquí? En el lugar que en el discurso del Amo, Hegel, el más sublime de los histéricos, nos designa como el de la verdad, porque no se puede decir que la "Fenomenología del Espíritu", consiste en partir del Selbslbewsstsein tomado al nivel más inmediato de la sensación e implicando que todo saber se sabe desde el punto de partida. Si no se tratara de otra cosa a qué viene toda esta fenomenología?. Solamente hace falta decir que lo que yo llamo la histeria de ese discurso consiste p recisamente en lo que allí elude esta mínima distinción que permitiría darse cuenta que incluso si algún día este desarrollo histórico, que es de hecho el desarrollo de las escuelas, y nada más, desembocara en un saber absoluto, no sería más que para marcar la anulación, el fracaso, el desvanecimiento al término de lo único que explica la función del saber: su dialéctica con el goce, lo que haría que el saber absoluto, fuera pura y simplemente la abolición de ese término. Cualquiera que lea con atención el texto de la Fenomenología no puede tener ninguna duda al respecto. ¿Qué es lo que aporta esta posición de S2 en el lugar de la verdad? Qué es la verdad como saber? Viene al caso decirlo: como el saber sin saber? ... Es un enigma ... entre otros. Voy a darles otro ejemplo de lo que esto también puede ser. Los dos tienen la misma carácterística, que es la propia de la verdad: es que sólo puede decírsela a medias. Si nuestra querida verdad de la imaginaria de Epinal sale del pozo, siempre es sólo a medio-cuerpo. En Italia, en una de las conferencias que me habían pedido -no s e porquéy a la que encaré bastante mediocremente- ¿por qué? - me valí de la quimera en la que se encarna precisamente el carácter original del discurso de la histérica. Ella plantea un enigma al hombre Edipo, que quizás ya tenia un complejo, pero no forzosamente ... seguramente no aquel al que habla de dar su hombre. El le responde de una cierta forma y es así como de viene Edipo. A lo que le ha pedido la quimera, él podría haber tenido muchas otras respuestas: cuatro patas, dos patas, tres patas, él hubiera podido decir: ¡es el esquema de Lacan! ¡Esto hubiera producido un resultado distinto!. El dice: "Es un hombre ,y todavía precisa un hombre en tanto que niño de pecho". Niño de pecho, ha comenzado sobre 4 patas, se levanta sobre 2 o retoma una tercera, es el bebé y al mismo tiempo sale disparado, derecho como una bala, al vientre de su madre. Es lo que se llama, con justicia, el complejo de Edipo. Supongo que ven lo que quiere decir acá la función del enigma: un semi-decir, como la quimera aparece a semicuerpo a riesgo de desaparecer totalmente cuando se ha dado la solución. Un saber en tanto que verdad, eso define lo que debe ser la estructura de lo que se llama una interpretación. Si he insistido mucho sobre la diferencia de nivel entre la enunciación y el enunciado, es para que tome sentido lo que es la función del enigma, pero de otra que voy a mencionar ahora. El enigma, es propiamente: una enunciación. Les encomiendo convertirlo en un enunciado. Arréglense con eso como puedan, como hizo Edipo, sufrirán las consecuencias. Vean pues de qué sé trata el enigma. Pero hay otra cosa en la que casi no se piensa, que he aflorado así, tocado de vez en cuando, porque a decir verdad me concernía a ese respecto bastante a menudo como para que me resultara cómodo hablar con soltura, y es la cita. La cita, consiste en el curso de un texto en el que avanzan más o menos bien: si ustedes están en los buenos lugares de la lucha social de golpe citan a Marx, ustedes agregan: Marx dijo ... ; si son analistas, en ese momento citan a Freud. ¡Es capital! El enigma, es la enunciación y arréglenselas con el enunciado. La cita es: yo planteo el enunciado y, por lo demás, es el sólido apoyo que ustedes encuentran en el nombre del autor que se hace cargo. Esto no tiene nada que ver con el estatuto más o menos oscilante de la función del autor. Cuando se cita a Marx o Freud -no es al azar que elegí estos dos nombres- es en función de la parte de un discurso tomada por el supuesto lector que se los cita. Esta es la importancia de la función de la cita: es que a su manera es también un semi-decir. Es un enunciado del que se les indica que sólo es válido en tanto que ustedes ya participan de un cierto discurso, y, un discurso estructurado al nivel de las estructuras fundamentales que están en el pizarrón. Ustedes observaran que acá está el punto central -pero no podía explicarlo hasta ahora- de la cita, el hecho de que se cite o no a un autor, puede tener importancia en un segundo grado. Se los voy a explicar -espero que no lo tomen a mal- con algo muy familiar. Supongan que en el segundo tiempo se cita una frase indicando el nom bre del autor, SR. Ricoeur por ejemplo. Supongan que se cita la misma y que se la coloca bajo mi nombre, eso de ningún modo puede tener, el mismo sentido en los dos casos. Espero hacerles entender con esto, que es lo que llamo la cita. Pues bien, aquí tienen en estos dos registros, en tanto que justamente participan del semidecir, lo que da el medium y si se puede decir la ética bajo la que interviene la interpretación. La interpretación -los que se valen de ella lo advierten- la interpretación es así mismo y a medias enigma, enigma tanto como puede ser tomada en la trama del discurso del psicoanalista, enigma que el intérprete no puede de ningún modo completar por sí mismo, que no puede considerar como testimonio sin mentir, y por otra parte cita, o sea tomada en el mismo texto que tal enunciado, tal enunciado que puede pasar por testimonio solamente si lo unen a todo el contexto; recurriendo a aquel que es el autor. Porque lo que impacta en lo que resulta de esta institución del discurso analítico y lo que es el resorte de la transferencia, no es como algunos han creído entender, y de mí, que el analista sea el que está ubicado en función del sujeto supuesto saber. Si la palabra es entregada tan libremente al, psicoanalizante, es precisam ente así como recibe esta libertad: es que se le reconoce que puede hablar como un amo, es decir como un chorlito y que eso dará tan buenos resultados como en el caso de un verdadera amo, que es supuesto conducir a un saber, a un saber del que se hace prenda el rehén, el que acepta de antemano ser el producto de las cavilaciones del psicoanalizante, o sea precisamente el psicoanalista en tanto que, como ese producto, está destinado al fin a la pérdida, a la eliminación del proceso, en tanto que pueda asumir este lugar. Si, al nivel del discurso del Amo, queda claro ya en el simple funcionamiento de las relaciones del amo y del esclavo que el deseo del amo es el deseo del Otro, puesto que es el deseo que el esclavo prevé, es otra cuestión saber que es de eso de lo que el analista toma el lugar para desencadenar este movimiento de investidura del sujeto supuesto saber, sujeto que por ser reconocido como tal está en su sitio de avance fértil de ese algo que llaman transferencia. Seguramente es demasiado fácil ve r pasar acá la sombra de una satisfacción de ser reconocido. Pero eso es lo esencial. Al suponerlo el sujeto saber lo que hace, más aún que la histérica de la que es la verdad de la conducta, pero no el ser mismo, él, el analista se hace causa del deseo del analizante. ¿Que quiere decir esta rareza? ¿Debemos considerarla como un accidente, una emergencia histórica aparecida por primera vez en el mundo, sin antecedentes? Es un camino que posiblemente nos arrastre por un largo desvío. Observarán sin embargo q ue es la función ya aparecida y que no por nada Freud recurría preferentemente a tantos presocráticos, Empédocles entre otros, como ya lo saben. Como sé que a las dos hay algo en este anfiteatro, terminaré en lo sucesivo, como hoy, a las dos menos cuarto, nos volvemos a encontrar el segundo miércoles de Enero. Saber, medio de goce 14 de Enero de 1970 N inguna de estas fórmulas es nueva, ya las he escrito en el pizarrón la última vez, y no parece haber provocado las mismas protestas. Me es útil tenerlas representadas acá porque además, por más sencillas que sean y por más simples a deducir una de la otra, dado que se trata simplemente de una permutación circular, quedando las cosas en el mismo orden, aún así, está comprobado que nuestra capacidad de representación mental no es tanta como para suplir el hecho de que sea escrito en el pizarrón. Vamos a continuar, continuar lo que yo hago acá -acá o en otra parte, en fin un acá que es siempre en el mismo tiempo, miércoles a las 12 y 30- desde hace 17 años. Es importante que lo recuerde en el momento en que todo él mundo se regocija en entrar en una nueva década. Sería más bien la ocasión para mi de volverme hacia lo que me ha dado la precedente. Hace diez dos de mis alumnos, presentaban algo que surgía de las tesis lacanianas bajo el título de "El Inconsciente". Esto pasaba, mi Dios, por lo que se puede llamar el acto del príncipe el único capaz de un acto liberal, se sobreentiende que un acto liberal quiere decir un acto arbitrario, es decir no impuesto por una necesidad, por este motivo, de que ninguna necesidad presionaba sobre este punto ni en un sentido ni en Otro, el príncipe mi amigo Henri Ey, puso a la orden del día en un cierto congreso, Congreso de Bonneval, al inconsciente, confiando el informe, al menos una parte dé la redacción de ese informe a dos de mis alumnos. Desde entonces, ese trabajo testimonió de algún modo y a decir verdad, no sin razón, dio testimonio de algo: del modo cómo mis alumnos pensaron poder conseguir, poder hacer escuchar algo en el seno de un grupo que se había distinguido por una especie de consigna respecto a .lo que yo podía exponer sobre ese interesante tema, porque se trataba nada menos que del Inconsciente, el punto de partida de donde mi enseñanza emprendió su vuelo digamos. Pues bien, la respuesta, el interés que tomó ese grupo por lo que yo decía sé manifestaba por algo que yo señalaba recientemente en alguna parte -no me acuerdo dónde- en un pequeño prefacio yo señalaba como "lo prohibido para menores de 50 años". Tenemos 60, no lo olvidemos, estamos lejos -estamos más cerca, es la pregunta- lejos de toda contestación, hablando con propiedad, de una autoridad entre otras, la del saber. De modo que éste prohibido, prohibido para menores de 50 es proferido a algo, que tiene singulares carácterísticas. Una de ellas lo hace comparable en todo caso, a una especie de monopolio del saber este prohibido fue cumplido pura y simplemente: el trabajo que se proponía a los que habían querido hacerse cargo, era tener que hacer escuchar algo inaudito propiamente dicho para las orejas en cuestión. Cómo lo hicieron es algo que, después de todo no es demasiado tarde para que yo haga el balance, porque además en un principio, no me era posible hacerlo porque hubiera sido intervenir demasiado para unas orejas no prevenidas, que no había recibido nada de lo que yo había podido articular desde hacía 7 años, evidentemente no era el momento, incluso para con aquellos que se dedicaban a ese trabajo de descifrado, de aportar cualquier cosa que pudiera parecer que tenía algo que criticar; además había, por otra parte, muchos elementos excelentes. Ese punto, y a propósito de una tesis reciente que, a fe mía, se produjo en alguna parte, en la frontera del área de habla francesa y, yo diría, allá donde por mantener los derechos se lucha valientemente; en Lovaina , para llamarla por su nombre se hizo una tesis, mi Dios, sobre lo que se llama, quizás impropiamente: mi "obra". En esa tesis, por supuesto, que es una tesis universitaria, no lo olvidemos, hay que anticipar las cosas que toman forma universitaria, y lo menos que aparecer es que mi "obra' mal se presta; por esa razón no es desfavorable a la avanzada de semejante tema de tesis universitaria, que sea ubicado lo que ya de universitario ha podido contribuir a ser el vehículo de la mencionada "obra" -siempre entre comillas. Es precisamente por eso que uno de los autores de ese Informe de Bonneval es también allí puesto en evidencia y, por supuesto, de una forma que no puedo dejar de señalar en mi prefa cio que hay que precisar lo que eventualmente es traducción de lo que yo enuncio y lo que yo he propiamente dicho. Está claro que este pequeño prefacio que he dado a esa tesis que va a aparecer en Bruselas -porque es evidente que un prefacio mío le aligera las alas- pues bien, mi Dios, en este prefacio, me veo forzado por ejemplo a marcar bien -ésta es su única utilidad- que no es lo mismo decir que "el inconsciente es la condición del lenguaje" que decir que "el lenguaje es la condición del inconsciente". Lo que yo digo es que el lenguaje es la condición del inconsciente, pero la forma en la que por razones que seguramente podrían en su especificidad ser totalmente motivadas por el estricto motivo universitario -y esto seguramente nos llevará lejos, nos llevará quizás demasiado lejos para este año- del estricto motivo universitario, digo, se desprende que la persona que me traduce, por estar formada en ese estilo, por esa forma de una especie de imposición del discurso universitario, no puede hacer otra cosa, por más que ella crea comentarme, que invertir mi fórmula, es decir darle un alcance -hay que decirloestrictamente contrario y a decir verdad incluso sin ninguna homología con lo que yo digo, de allí seguramente la dificultad propia de traducirme en lenguaje universitario, que es también lo que afectará a todos de un modo u otro, y en verdad que aquella de la que habló estaba por otra parte animada de una inmensa buena voluntad. Esta tesis que va a aparecer en Bruselas mantiene de todas formas todo su valor, su valor de ejemplo, en sí misma, su valor de ejemplo también por que promueve la distorsión de algún modo obligatoria de una traducción al discurso universitario de algo que tiene sus propias leyes, sus leyes a las que, tengo que decirlo, tengo que abrirles paso, las que pretenden al menos dar las condiciones de un discurso propiamente analítico, estando éste por supuesto sometido al hecho que de todas formas, como lo he subrayado el año pasado, el hecho de que acá yo lo enuncié desde lo alto de una tribuna conlleva en efecto ese riesgo de error, ese elemento de refracción que hace que por algún lado caiga bajo el golpe del discurso universitario. Hay acá algo que se destaca como una especie de situación inestable de base, lo que hace que desde cierta posición, desde una posición con la que obviamente yo no me identifico para nada; les aseguro que cada vez que vengo a hablar acá, no se trata para mi ciertamente de venir a decir lo que sea, o "¿qué es lo que voy a decir esta vez?", en ese aspecto no tengo que representar ningún rol, en el sentido de que la función del que enseña es del orden del rol, del lugar a sostener e incuestionablemente de un cierto lugar de prestigio; no es esto lo que me demando, sino más bien algo que es como un ordenamiento que me impongo la obligación de someter a esta prueba, un ordenamiento al que, sin duda, como todo el mundo, yo escaparía sí no tuviera delante este mar de orejas entre las cuales posiblemente halla un par criticas, la obligación frente a ella, con esta temible posibilidad, rendir cuentas de lo que es el trayecto de mis acciones ante aquello que hay "del" psicoanalista, una posición que, es la mía y que es una posición cuyo estatuto no ha sido reglamentado hasta el momento de ningún modo conveniente, más que a imitación, a similitud de otras numerosas posiciones establecidas y en este caso conducentes a prácticas friolentas de selección, a una cierta identificación a una figura, a una forma de comportarse, incluso a un tipo humano del que nada parece dar la forma obligatoria, hasta a un ritual, incluso a otras medidas que en épocas mejores, en épocas anteriores, comparé a aquellas de la auto-escuela, sin provocar por otra parte ninguna protesta de nadie; incluso hubo alguien muy cercano entre mis alumnos de entonces que hizo notar que allí estaba lo verdaderamente deseado por cualquiera que se embarcaba en la carrera analítica: recibir como en la auto-escuela el permiso de conducir por las vías previstas e incluyendo el mismo tipo de examen., Es realmente notable, quiero decir digno de ser mencionado, que después de 10 años, logro articular esta posición del psicoanalista, a articularla de una forma que es la que llamo su discurso, digamos su discurso hipotético, ya que además es lo que, este a ño, se presenta al examen de ustedes, o sea se trata de la estructura de ese discurso. Logro articularlo de la siguiente forma: que substancialmente está hecha del objeto a, del objeto a en tanto que, en la articulación, que hago de lo que es la estructura del discurso, estructura del discurso en tanto que esta nos interesa, digamos, tomada al nivel radical a donde es llevada por el discurso analítico, es substancialmente la del objeto a en tanto que este objeto a designa precisamente lo que de los efectos dé discurso se presenta como lo más opaco y a decir verdad, desde hace mucho tiempo, desconocido, por lo tanto esencial. Se trata del efecto del discurso que es el efecto de desecho, efecto de desecho del que voy a tratar ahora de puntualizar el lugar y la función. He aquí pues lo que substancialmente es la posición del psicoanalista y ese objeto se distingue de otra manera, al venir a ocupar el lugar desde donde se ordena el discurso, porque es desde ahí que se pone en circulación la dominante. Ustedes perciben la r eserva que hay en este empleo. Decir la dominante, quiere decir exactamente eso con lo que finalmente designo, para distinguirlas, cada una de estas estructuras del discurso, designándolas diferentemente el Universitario, del Amo, de la Histérica y del Analista por posiciones diversas de estos términos radicales. Digamos, que llamo dominante, sin poder a continuación darle a este término otra cosa que esto, a lo que de algún modo me sirve para denominarlas. Dominante no implica la dominancia en el sentido en que esta dominancia especularizaría -lo que no es seguro- el discurso del Amo, digamos que se puede dar diferentes substancia a esta dominancia según los discursos, que sí llamamos por ejemplo la dominante del discurso del Amo, a eso de lo que S1 ocupa el lugar, la ley haríamos algo que tiene todo su valor sugestivo y que podría abrir la puerta a varias ideas interesantes. Es que la Ley, entendiéndola en tanto que articulada, esta Ley en cuya casa incluso nosotros recibimos albergue, esta ley que constituye el derecho y que no es por cierto algo que deba ser considerado homónimo de lo que puede anunciarse en otra parte bajo el título de la justicia y seguramente la ambigüedad, el ropaje que esta ley recibe por fundarse en la autoridad de la justicia es precisamente un punto donde nuestro discurso puede quizás hacer notar mejor donde están los verdaderos resortes, los que permiten la ambigüedad, los que hacen que la ley se mantenga, como algo en primer lugar y sobre todo inscripta en la estructura y que no haya 36 formas de hacer leyes. Las anime o no la buena intención la inspiración de la justicia, posiblemente hay leyes de estructura que harán que la Ley sea siempre la Ley, ubicada en ese lugar que llamo dominante en el discurso del Amo. Al nivel del discurso de la Histérica, está claro que esta dominante aparece bajo la forma del síntoma, que es alrededor del síntoma que se ubica, que se ordena el discurso de la Histérica. Y ciertamente, es la oportunidad de darnos cuenta que si este lugar es el mismo, es posiblemente por eso que tiene una luz, de la que no basta decir que sea la de la época para dar cuenta de ella, puede que este lugar dominante sea en este caso el del síntoma o algo del alcance de hacernos cuestionar, como siendo el mismo lugar que el del síntoma cuando sirve en otro discurso. Es en efecto lo que vemos en nuestra época: la Ley puesta en cuestión, como síntoma. Dije recién que este mismo lugar, este mismo lugar dominante, puede ser ocupado cuando se trata del analista por el efecto de desecho de discurso que el analista mismo tiene que representar acá de algún modo, o sea el objeto a. Es decir que nos será bastante sencillo carácterizar este lugar, el lugar llamado dominante, cuando se trata de discurso Universitario para darle otro nombre, un nombre que de algún modo nos permitirá esta especie de equivalencia que acabamos de plantear como existente al menos a nivel de la cuestión, esta especie de equivalencia entre la Ley y el síntoma, o sea el desecho en está ocasión, en tanto que, en el acto psicoanalítico, es el lugar al que está destinado el analista. Pues bien, justamente nuestra dificultad para responder lo que hace la esencia, la dominante del discurso Universitario es acá algo que nos debe advertir que nuestra búsqueda lo que trazo ante ustedes son las mimas vías alrededor de las cuales, cuando me interrogo, vaga, erra mi pensamiento antes de encontrar los puntos seguros, es acá que de algún modo podría ocurrírsenos la idea de buscar lo que, en cada uno de estos discursos, para designar al menos un lugar, nos parecería totalmente seguro, tan seguro como el síntoma cuando se trata de la histérica. Dado que ya les he mostrado que en el discurso del Amo el a es precisamente identificable, al término, a lo que en definitiva ha producido un pensamiento laborioso, el de Marx, o sea lo que simbólica y realmente era la función de la plusvalía, ya estaríamos pues frente a dos términos de donde sólo me restarla modificarlo quizás ligeramente, darle una traducción más simple, transponerlo a otros registros; lo que sugiero es que dado que hay en suma cuatro lugares para carácterizar, puede ser que cada una de las cuatro permutaciones nos revelaría en el seno de sí misma lo más destacable, digamos, para constituir un caso en un orden de descubrimiento que no es otra cosa que lo que se llama la estructura. Pues bien, una idea como esta tendrá como consecuencia hacerles palpar de cualquier forma que la pongan a prueba, eso que no se hace manifiesto posiblemente a primera vista: o sea que intenten simplemente, independientemente de todo este objetivo que yo sugería que podía ser el que nos interesa, intenten en cada una, llamémoslas las figuras, cada una de esas figuras forzarse a que, el lugar definido en función del término lugar -arriba, abajo, a la derecho, a la izquierda- que en cada una el lugar sea diferente, y bien, no llegarán, sea cual sea la forma que la tomen, a que cada una sea ocupada por una letra diferente. Intenten en el sentido contrario poniéndose como regla de Juego elegir, en cada una de estas cuatro fórmulas una letra diferente, y no lograrán que cada una de esas letras ocupe un lugar diferente. Hagan el intento, por otro parte es muy sencillo hacer lo sobre un pedazo de papel y también si utilizan esta pequeña grilla o figura llamada matriz, en seguida verán que con un pequeño número de combinaciones el diseño del ejemplo basta para aclarar inmediatamente la cosa de un modo absolutamente evidente. Pero, si pensamos que hay acá alguna ligazón significante que se puede p lantear como absolutamente radical, es esta también la oportunidad de aclarar, por este simple hecho, que es la estructura. Que planteando de una cierta forma la formalización del discurso y acordando en el interior de esta formalización ciertas reglas des tinadas a poner a prueba dicha formalización, se encuentra un elemento de imposibilidad, esto es lo que está precisamente en la base, en la raíz, lo que hace de estructura y, en la estructura, lo que nos interesa a nivel de la experiencia analítica; esto no se debe a que estemos en un grado ya elevado, al menos en sus pretensiones, elevado de elaboración, sino desde el punto de partida, porque además, si seguimos ciñéndonos a este manejo del significante y su articulación eventual, es porque está, en los datos, del psicoanálisis, quiero decir en lo que para un espíritu tan poco, diría, iniciado en esta clase de elaboración como pudo ser un Freud, dada la formación que le conocemos que es una formación del tipo de las ciencias parafisicas, fisiología montada desde sus primeros pasos sobre la física y la termodinámica particularmente, si Freud es llevado a seguir el hilo, la vena de su experiencia, a formular en un tiempo que , no por ser segundo en su enunciación, tiene menos importancia, porque después de todo nada parecía imponerlo en el primer tiempo, el de la articulación del inconsciente, sí Freud, en un segundo tiempo, en él que logra que el inconsciente le permita ubicar el deseo -este es el sentido del primer paso de Freud, ya por completo no implicado, sino propiamente articulado, desarrollado en la Traumdeutung- de modo tal que en ese segundo tiempo, el que abre el "Mas allá del principio de placer, Freud articula que tenemos que tener en cuenta esta función que se llama, ¿cómo se llama? La repetición. ¿Qué es la repetición?. Leamos su texto: veamos lo que articula: lo que necesita la repetición, es el goce, el término está designado en sentido propio. Es en tanto que hay búsqueda de goce en tanto que repetición que se produce lo que está en juego en es e paso, el salto freudiano, que ese algo que nos interese como repetición y que se inscribe en una dialéctica del goce, es propiamente lo que va contra la vida. Es a nivel de la repetición que Freud se encuentra en una especie de apremio, y esto por la mis ma estructura del discurso, apremiado a articular esta especie de hipérbola, de extrapolación fabulosa y a decir verdad sigue siendo escandalosa para cualquiera que la tome al pie de la letra, la identificación del inconsciente y del instinto, va a articular este instinto de muerte, o sea que la repetición no, es sólo función de ciclos, de ciclos que la vida implica, ciclo de la necesidad y de la satisfacción, si no algo distinto de un ciclo que además entraña la desaparición de esta vida corno tal , el retorno a lo inanimado seguramente punto de horizonte, punto ideal, punto definitivo, pero cuyo sentido en el análisis específicamente estructural se indica, se indica perfectamente en lo que hay del goce, de modo que partimos ya del principio de placer sabiendo que este principio de placer no es nada más que el principio de la menor tensión, de la tensión mínima a mantener para que se mantenga la vida, lo que demuestra que en sí mismo el goce lo desborda y que lo que el principio de placer mantiene es el limite en relación al goce; que si la repetición, como todo nos lo indica en los hechos, la experiencia y la clínica, que sí la repetición se funda en un retorno del goce y lo que a este respecto está propiamente, en Freud, y por el mismo Freud, articulado, es que, en esta misma repetición, es donde se produce algo que es imperfección, fracaso, o sea, que, acá, en su momento, sea algo el parentesco con los enunciados de Kierkegaard: lo que se repite no podría en el mismo título de lo que es expresamente y como, tal repetido, que está marcado por la repetición, no podría ser otra cosa que lo que en relación a lo qué aquello repite, es de algún modo en pérdida, en pérdida de lo que ustedes quieran, en perdida de velocidad; hay algo que es pérdida y que sobré esta pérdida, desde el origen, desde la articulación, de lo que acá resumo, Freud insiste: que en la misma repetición hay pérdida de goce. Acá encuentra origen en el discurso freudiano la función del objeto perdido. Esto es Freud. Agreguemos que de todas formas no hay necesidad dé recordar que es expresamente al rededor del masoquismo, concebido solamente bajo esta dimensión de la búsqueda de este goce ruinoso, que gira todo el texto de Freud. Ahora viene lo que aporta Lacan: esta repetición, está identificación del goce, y acá tomo prestada, para darle un sentido que no está puntuado en el texto de Freud, la función del rasgo unario, es decir la forma más simple de marca, es decir lo que propiamente es el origen del significante. Y adelanto esto que no está en el texto de Freud, adelanto esto que no ha sido visto en el texto de Freud pero que de ningún modo podría ser descartado, evitado, rechazado, por el psicoanalista, es del rasgo unario que se origina todo lo que nos interesa, a nosotros analistas, como saber. Porque el psicoanálisis arranca de un viraje decisivo que es aquel donde el saber se depura, sí puedo decirlo, de todo lo que puede hacer ambigüedad, ser tomado por un saber natural, por un no sé qué nos guiaría en el mundo que nos rodea con la ayuda de no sé qué papila que en nosotros podría orientarse de nacimiento, no por cierto que no haya nada parecido y, por supuesto, cuando un sabio psicólogo escribe actualmente quiero decir, no hace tanto tiempo, 40 6 50 anos, algo que se llama "la sensación, guía de vida" no dice, por supuesto, nada absurdo; pero si puede enunciarlo así, es justamente porque toda la evolución de una ciencia nos permite darnos cuenta que no hay ninguna con-naturalidad en esta sensación de lo que por ella penetra de aprehensión de un pretendido mundo. Sí la elaboración propiamente científica, la interrogación de los sentidos, de la vista, incluso del oído, nos demuestra algo, es que nada, sino algo que debemos recibir tal como es, exactamente con el coeficiente de facticidad bajo el que se presenta, que entre las vibraciones luminosas hay una ultravioleta de la que no tenemos ninguna percepción, ¿y por qué no la tendríamos?- que, al otro extremo, lo mismo pasa con el infrarrojo, y que igualmente para la oreja, hay sonidos que dejamos de escuchar y que no se sabe muy bien por qué eso se detiene ahí y no más lejos, y que en verdad ninguna otra cosa es captable más que precisamente por ser iluminada de una determinada manera, por esto es después de todo que hay filtros y que con esos filtros uno se las arregla. Si se cree que la función crea el órgano, en realidad con el órgano uno se maneja como puede. No hay nada de común entre ese algo sobre lo que ha querido construir y razonar, en cuanto a los mecanismos del pensamiento, toda una filosofía tradicional que se ha esforzado para edificar, por las vías que ustedes conocen la reseña de lo que se ha hecho al nivel de la abstracción, de la generalización, esta cosa que se edifica sobre una especie de reducción, de pasaje por un filtro, dé lo que hay de una sensación considerada como basal: "Nihil fuerit in intellectu quod non prius...etc.", ustedes saben cóm o sigue, "In sensu", es que este sujeto, este sujeto deducible del título de sujeto del conocimiento, este sujeto construible de una forma que nos parece ahora tan artificial a partir de bases que son en efecto bases de aparatos, de órganos vitales de los que no está muy claro en efecto si no podríamos prescindir, se trata acaso de esto cuando se trata de esta articulación significante, cuyos primeros términos de apelación son estos que acá intentamos que puedan empezar a jugar, los términos más elementales , los que anudan, como ya lo dije, un significaste a otro significante y que ya tienen efecto, efecto ya en eso que no es manejable ese significante, en su definición para que esto tenga un sentido que representa un sujeto para otro significante, un sujeto y ninguna otra cosa. No hay forma de escapar a está fórmula extraordinariamente reducida para que haya algo debajo, pero justamente porque no podemos designar con ningún término algo -eso no podría ser un etwas- es simplemente un por-debajo, si quieren, u n sujeto, un upokeimenon lo que, incluso para un pensamiento tan investido de la contemplación de las exigencias primarias, no construidas, por la idea de conocimiento, como el dé Aristóteles la mera aproximación a la lógica, por el sólo hecho de haberlo introducido en el circuito del saber, le impone distinguir severamente el upokeimenon, de toda otra aitia en sí misma, de lo que fuera que sea esencia. El significante pues se articula por representar un sujeto ante otro significante. De aquí partimos para dar sentido a esta representación inaugural en tanto que ella es repetición apuntando al goce, lo que nos permite concebir que, si el saber en un cierto nivel está dominado, articulado por necesidades puramente formales necesidades de la escritura, lo que desemboca actualmente en un cierto tipo de lógica que es en sí manejo y antes que nada manejo de la escritura, que, si este saber, es el que está en el soporte de una experiencia que es la de la lógica moderna, que este tipo de saber, es el que está en juego cuando se trata de medir, en la clínica analítica, la incidencia de la repetición. En otras palabras el saber que nos parece el más depurado, aún cuando esté bien claro que no podemos extraer lo de ningún modo del empirismo por depuración, es el mismo saber que está presente desde el origen, que muestra su raíz en lo que, en la repetición y bajo la forma de rasgo unario para comenzar, ese saber es el medio del goce, del goce precisamente en tanto supera los limites impuestos bajo el término de "placer" a las tensiones habituales de la vida. Y es acá que, para seguir a Lacan, lo que pone de manifiesto este formalismo, si hemos dicho recién que hay pérdida de goce, y que es en el lugar de esto pérdida de ese algo que introduce la repetición que vemos surgir la función del objeto perdido, de lo que yo llamo el a, pues bien, qué nos impone esto, sino esta fórmula que el saber trabajando, y en el nivel más e lemental, en el nivel de esta imposición del rasgo unario, pues bien, el saber trabajando, produce -eso no nos va a sorprender demasiado- produce una entropía, lo que entre nosotros se escribe e-n-t-r-o- pero que ustedes podrían escribir también á-n-t-r-o lo que sería además un lindo juego de palabrasno es para asombrarnos, porque imagínense que mismo la energética no es otra cosa, más allá de lo qué, crean los corazones ingenuos de los ingenieros, no es ninguna otra cosa que el enchapado sobre el mundo de la red de significantes. Los desafío a probar de algún modo -en todo caso pongan manos a la obra y, verán, tendrán la prueba de lo contrario, que es absolutamente lo mismo descender un peso de 80 kgs. sobre su espalda 500 metros, y una vez que lo hayan remontado los 500 metros siguientes, que ha habido 0, ningún trabajo -hagan la prueba- pero en definitiva, sí enchapan acá encima los significantes, es decir sí entran en la vía de la energética, es absolutamente seguro que no ha habido ningún trabajo. Bueno, ahora no nos vamos a sorprender de ver manifestarse algo cuando se introduce el significante como aparato de goce, ver manifestarse algo que tiene relación con la entropía. dado que allí donde se ha definido la entropía, es cuando se ha comenzado por enchapar sobre el mundo físico este aparato significante, y no crean que bromeo, porque cuando ustedes construyen una fábrica no importa dónde, naturalmente recogen energía, incluso pueden acumularla, pues bien, después de todo es una fábrica; y los aparatos por lo menos están en juego para que funcionen esas especies de turbinas hasta que se pueda envasar la energía, porque en realidad esos aparatos son fabricados con esta misma lógica, de la que estoy hablando, o sea la función del significante. Actualm ente, una maquina no tiene nada que ver con una herramienta, no hay ninguna genealogía de la pala a la turbina; y la prueba, es que legítimamente pueden llamar maquina a un pequeño dibujo que hagan sobre es e papel. Basta con muy poco, basta simplemente con que tengan tinta que será conductora para que eso sea una máquina, muy eficaz; ¿y por qué no habría de ser conductora, dado que la marca ya en sí misma es conductora de voluptuosidad ?. Si algo nos enseña la experiencia analítica, sobre ese mundo del fantasma del que, a decir verdad no parece que se lo haya abordado anteriormente al anuláis, es precisamente que no se sabía, en lo más mínimo cómo destrabarse, salir del brete, salvo recurriendo a la extravagancia, a la anomalía, de donde salen esos: términos, esos nombres propios prendidos con alfileres que nos hacen llamar "masoquismo" a esto, "sadismo" a aquello. Estamos a nivel de la zoología cuando nos ponemos esos i-s-m-o-s. Pero en definitiva sin embargo hay algo absolutamente radical: es la asociación en lo que está en la base, en la raíz misma del fantasma, de esta gloria de la marca, la marca sobre la piel en que se inspira, en ese fantasma, lo que no es otra cosa que un sujeto que se identifica como siendo objeto de goce, mástil de goce en esa práctica erótica que evoco, la flagelación para llamarla por su nombre, y además en el caso de que acá hubiese archi-sordos, el hecho que el gozar toma acá la ambigüedad misma por lo que es, en su nivel, en su nivel y en ningún otro que se toca la equivalencia del gesto que marca y del cuerpo objeto de goce, ¿de quién?. De aquel que es portador de lo que llamé la gloria de la marca, ¿es seguro que esto quiera decir el goce del Otro ? Seguro. Esta es una de las vías de entrada del Otro en su mundo y seguramente, no refutable. Pero la afinidad de la marca con el goce del cuerpo mismo, es precisamente ahí donde se indica que se trata solamente del goce, y de ninguna otra vía que se establece está división de la que sé distingue el narcisismo de la relación al objeto . La cosa no es ambigüa, es a nivel del "Más allá del principio de placer" qué Freud marca con fuerza que lo que en último término es el verdadero sostén, la consistencia de, la imagen especular del aparato del Yo, es que está sostenido en el interior, no hace más qué vestir ese objeto lo que se introduce en la del sujeto, por lo que se introduce el goce. Porque está claro que, sí el goce está prohibido, no es por un primer azar, una eventualidad, por un accidente que el goce entra en juego. El ser vivo que funciona, que funciona normalmente, ronronea en el placer, si el goce es destacable y sí le confirma por tener esta sanción del rasgo unario, de la repetición, de lo qué lo instituye desde ése momento como marca, sí esto se produce no puede ser qué se origine más que por un pequeño descarte en él sentido del goce. Después de todo estos descartes no son nunca extremos, incluso en las prácticas que mencionaba recién. De lo que se trata, no es de una transgresión, de una irrupción en un campo prohibido en vi rtud de los rodajes de los aparatos vitales reguladores, de hecho es solamente en ese efecto de entropía, en esa pérdida que el goce toma estatuto, que se indica y es por eso que lo introduje de entrada con el término de mehr-lus " de plus-de-gozar. Es precisamente por ser percibido en la dimensión dé la perdida que se necesita algo para compensar, sí puedo decir, lo que de entrada es número negativo sobre lo que no sé qué ha venido golpear, resonar sobre las paredes de la campana, qué ha hecho goce, y goce a repetir. Es solamente esta dimensión de la entropía que hace tomar cuerpo a lo que es un plus-de-gozar a recuperar. Es esta la dimensión de la qué sé necesita que el trabajo, el saber trabajando, y como tal, en tanto que, lo sepa o no es muestra en primer lugar del rasgo unario y, a continuación, de todo lo que va a poder articularse de significante, es a partir de acá que está dimensión del goce tan ambigüa en el ser parlante, puede también teorizar, hacer religión de vivir en la apatía; porque la apatía, es el hedonismo, puede también hacer religión de esto y sin embargo cualquiera sabe qué la misma masa -Massen-psychologie titula Freud uno de sus escritos en esa misma época -en su misma masa, lo qué lo anima, lo que lo trabaja, lo que lo hace de otro orden de saber qué ésos saberes armonizantes que ligan el Innenwelt al Umwelt, es la función del plus-de-gozar como tal. Acá está el hueco, la hiancia que, sin duda y de entrada, vienen a rellenar un cierto número de objetos que están de algún modo adaptados por adelantado, hechos para servir de tapón. Es sin duda acá que se detiene toda la práctica analítica clásica que se limita a dar valor a esos nombres, esos términos diversos, oral, anal, escópica, incluso vocal, esos nombres diversos de los que p odemos designar como objeto lo que hay de a. Pero el a es precisamente esto que se desprende de lo que del saber se presenta, de entrada y en su origen, un cierto saber que se reduce a la articulación significante; ése saber es medio de goce y, lo repito, cuando trabaja lo que produce es la entropía, y esta entropía es el único punto regular, el punto de pérdida por donde tenemos acceso al goce. En esto se traduce, se enrula y se explica lo que es la incidencia del significante en el destino del ser parlante. Esto tiene poco que ver con su palabra; tiene que ver con la estructura, la que se demuestra por el hecho de que el ser humano, al que se llama así sin duda porque no es más que el humus del lenguaje que el ser humano sólo tiene que empalabrarse (s'apparoler) a este aparato. Con algo tan simple como mis 4 pequeños signos, pude hacerles palpar recién que basta que a este rasgo unario le demos compañía, compañía de otro rasgo, S2 después de S1, para que podemos ubicar, de ese significante igualmente lícito , su sentido por una parte, su inserción en el goce del Otro, por lo que es el medio del goce. A partir de acá empieza el trabajo. Es con el saber en tanto que medio del goce que se produce ese trabajo que tiene un sentido, un sentido obscuro que es el de la verdad. Indudablemente, si estos términos no hubieran sido ya abordados por mi, bajo distintos aspectos que los aclaran, no tendría por cierto la audacia de introducirlos así; pero ya ha sido realizado un trabajo considerable, ya que, cuando les hablo del saber como teniendo su lugar, primero en el discurso del Amo, a nivel del esclavo quien, sino Hegel, nos mostró que, este trabajo del esclavo, lo que va a dejarnos es la verdad del amo, sin duda aquella qué él rechaza?. En verdad, estamos quizás en condiciones de poder adelantar otras formas o esquemas de discurso, de darnos cuenta donde está abierta o queda hiante, cerrada de una forma forzada la construcción hegeliana. Seguramente, si hay algo que toda nuestra aproximación a los mitos y con seguridad e sta ha sido renovada por la experiencia analítica es que ninguna evocación de la verdad puede hacerse más que para indicar que esta sólo es accesible a un semi-decir, que no puede decirse completa por la razón de que más allá de su mitad no hay nada que decir. Todo lo que puede decirse es esto, y en consecuencia acá es abolido el discurso. No se habla de lo indecible, por más placer que parezca brindarle a algunos. Sólo queda ese nudo del semi-decir que ilustré la ultima vez indicando cómo hay que acentuar lo que es propiamente la Interpretación y que articulé como enunciación sin enunciado o el enunciado con reserva de la enunciación de lo que indiqué que eran los puntos axiales, los puntos de balanza, los ejes dé gravedad propios de la interpretación, lo que hay de la verdad es algo que nuestro desarrollo debe renovar profundamente. El amor a la verdad es algo que se origina en esa falta de ser de la verdad, esta falta de ser que también podríamos llamar esa falta de olvido. Lo que se nos presenta en las formaciones del inconsciente, no es nada que sea del orden del ser, de un ser pleno de ninguna manera. Qué es "ese deseo indestructible del que habla Freud al finalizar las últimas líneas de su Traumdeutung? Qué es ese deseo que nada puede cambiar ni doblegar cuando todo cambia? Esa falta de olvido, es lo mismo que esa falta de ser, porque ser no es otra cosa que olvidar. Este amor a la verdad, es este amor a esta debilidad, esta debilidad de la que supimos levantar el velo. Es eso que la verdad esconde y que se llama la castración. Yo no debiera tener necesidad de estas llamadas que son de algún modo librescas. Parece que los analistas, y particularmente ellos, en nombre de algunas palabras tabúes con las que se emborrona su discurso, nunca se dan cuenta de que es la verdad: la impotencia, y es sobre esto que se edifica todo lo que hay de la verdad. Que haya amor a la debilidad, sin duda es la esencia del amor y como he dicho, el amor, es dar lo que no se tiene, o sea lo que podría reparar esta debilidad original. Y al mismo tiempo, se concibe, se entreabre ese rol -no sé si llamarlo mas tico o mistificadorque estuvo dado desde siempre, en una cierta vena, al amor mismo. Porque este amor universal, como se dice, del que nos enarbolan el trapo para calmarnos, este amor universal, es precisamente con lo que hacemos velo, incluso a lo que e s la verdad de lo que se demanda al psicoanalista -y a lo indique la última vez en mi discurso- eso no es por cierto lo que destaca a ese sujeto supuesto saber del que, escuchándome, como de costumbre, un poquito al costado, creí poder fundar la transferencia. Insistí a menudo sobre que nosotros somos supuestos saber no gran cosa. Lo que el análisis instaura, instituye, es todo lo contrario: es que el analista dice al que va a comenzar: "Vamos ¡Diga cualquier cosa, será maravilloso!". Es él que instituye como sujeto supuesto saber, y después de todo no es con tanta mala fe, porque, en el presente caso, no puede fiarle de ningún otro. La transferencia se funda en que un tipo que a mi, pobre idiota! a mi me dice que me comporte como si yo supiera de que se trata. Puede decir cualquier cosa, siempre dará algo, dá que hablar la transferencia . Eso no sucede todos los días. Lo que define al analista, es, como dije -lo dije siempre, desde siempre, simplemente nadie comprendió nunca nada y además es natural, no es mi culpa -lo dije desde siempre: el análisis, es lo que se espera de un psicoanalista. Lo que se espera de un Psicoanalista -evidentemente habría que tratar de entender que quiere decir esto, está tanto aquí como allá al alcance de la mano, sin embargo tengo la impresión... es el trabajo, el plus-de-gozar, es para ustedes- lo que se espera de un psicoanalista es, como dije la última vez, hacer funcionar su saber en términos de verdad. Es por eso que se confina a un semi-decir, como decía la última vez y lo que retomaré por que tiene consecuencia. Es a él que se dirige, y solamente a él, esta fórmula que he comentado a menudo del "wo es war, sell ich werden". Si él analista puede ocupar este lugar arriba a la izquierda, que determina su discurso es precisamente por no, estar ahí en lo más mínimo por sí mismo. "Allí donde eso era", el pIus-de-gozar, el goce del Otro, es allí donde eso era que, yo (moi) en tanto que profiero él acto analítico, yo (je) debo advenir. Verdad, hermana del goce 21 de Enero de 1970 Q ue el discurso analítico, en el nivel de estructura en que intentamos articularlo esté año cierre la tornada de los otros tres, respectivamente denominados -lo recuerdo para aquellos que vienen esporádicamente- el discurso del Amo, el de la Histérica, que hoy puse en el medios y finalmente el discurso que nos interesa en mayor grado puesto que se trata del discurso ubicado como universitario que este discurso analítico cierre lo que llamé el desfasaje en ¼ de círculo a partir del cual estructura los otros tres, no quiere decir que los resuelva; que permita pasar al revés, no resuelve nada. El revés no explica ningún lugar. Se trata de una relación de trama, de texto, si quieren de tejido. Lo que no quiere decir que ese tejido tenga un relieve y que atrape algo seguramente no todo, dado que de esta palabra que sólo tiene existencia de lenguaje, el lenguaje muestra precisamente el, límite que aún en el mundo del discurso nada es todo como digo en serio, sí quieren, que el todo como tal se refuta, se apoya incluso por deber ser reducido en su empleo. Esto para introducirnos en lo que hoy será el objeto de un acercamiento absolutamente esencial a los fines de demostración de lo que es un revés. Revés es asonante con verdad. En verdad hay algo que merece ser recalcado desde el principio; no es una palabra fácil de manejar excepto en lógica en lógica proposicional donde se le da un valor, un valor reducido a la inscripción, el manejo de un símbolo, habitualmente la V mayúscula, su inicial. Veremos que este uso está particularmente desprovisto de esperanza, es precisamente lo que tiene de saludable. Sin embargo en cualquier otra parte, y especialmente entre los analistas, y con motivo debo decirlos entre las analistas-mujeres, provoca un curioso estremecimiento, del orden de lo que los impulsa desde hace un tiempo a confundir la verdad analítica con la revolución ya mencioné la ambigüedad de este término que también bien puede querer decir revolución en el empleo que tiene en la mecánica celeste, a saber, retorno al punto de partida. Es en cierto aspecto lo que el discurso analítico, como dije en. primer lugar, puede hacer frente a los otros tres ordenes ubicando otras tres estructuras. Precisamente por esto lo es para las mujeres porque no es por azar que ellas están menos encerradas que su partenaire en este ciclo de los discursos. El hombres el macho, el viril, tal como nosotros lo conocemos, es una creación del discurso. Nada de lo que se analiza, al menos, puede definirse da otro modo. Naturalmente, no se puede decir otro tanto de la mujer. Sín embargo ningún diálogo es posible fuera del nivel del discurso. Es por esto que en vez de estremecerse la mujer animada por la virtud revolucionaria del análisis, podría decirse que ella va a beneficiarse mucho más que el hombre de lo que llamaremos una cierta cultura del discurso. No es que ella no tenga dotes, sino todo lo contrario: cuando ella se anima, deviene en ese ciclo un eminente guía. Es esto lo que definió a la histérica y es la razón por la que en el pizarrón, rompiendo el orden habitual, la coloqué en el centro. Está claro, sin embargo que no es por azar que la palabra verdad provoca en ella ese particular estremecimiento. Sólo que la verdad no es de fácil accesos aún en nuestro contexto. Como a ciertos pájaros de los que me hablaban cuando yo era chiquito, sólo se la puede atrapar poniéndole sal en la cola. Y naturalmente eso no es fácil. Mi primer libro de lectura tenia por primer texto una historia que se titulaba -y era cierto, de eso hablaba"Historia de una mitad de pollo". No es un pájaro más fácil de atrapar que los otros, cuando la condición es ponerle sal en la cola. Lo que yo enseño desde que articulo algo de psicoanálisis, podría llamarse, después de todo: historia de una mitad de sujeto. Cuál es la verdadera relación entre esta historia de una mitad de pollo y la historia de una mitad de sujeto?. Podemos tomarlo desde dos ángulos: la historia, mi primera lectura, determinó el desarrollo de mi pensamiento como se diría en una tesis universitaria. Y además, la estructura, a saber la historia de la mitad de pollo, podría muy bien representar, para el autor que la haba a escritor algo en lo que se reflejaba no sé cual presentimiento, no del "Syconalís" ("chisanalyse") como se dice en el lenguaje popular de París, sino de lo que hay del sujeto. Lo que es seguro, es que él también tenía una imagen. En la imagen la mitad de pollo estaba de perfil del lado bueno. No se veía la otra, la sección donde probablemente, estaba, porque se la veía de su lado derecho sin corazón, pero no sin hígado sin dudas en los dos sentidos de la palabra. Qué quiere decir esto? Que la verdad está escondida, pero quizás no sea más que ausencia; si fuera así estaría todo solucionado. Bastaría con saber bien todo lo que hay que saber. Y después de todo porqué no: cuando decimos algo no hay necesidad de agregar que es cierto. Alrededor de esto gira toda una problemática del juicio. Ustedes saben que Fregue enuncia la aserción bajo la forma de un trazo horizontal y la distingue de que resulta cuando se afirma que es cierto colocando un trazo vertical en la extremidad izquierda, entonces deviene afirmación. Sólo que: ¿qué es lo que es cierto? Bueno, es lo que se ha dicho: y lo que se ha dicho es la frase. Y a la frase no hay forma de hacerle soportar otra cosa que el significante en tanto que no concierne al objeto, salvo que como un lógico del que mostrare enseguida el extremismo ustedes planteen que no hay objeto sino seudo-objeto. Pero nosotros sostenemos que el significante no concierne al objeto sino al sentido. Como sujeto de la frase no hay más que el sentido. De ahí esa dialéctica de la que hemos partido, lo que llamamos el "no sentido" (pas de sens), con toda la ambigüedad de la palabra "no" (pas) aquél que comienza en el sin sentido forjado por Husserl: "el verde es un para (pour )", lo que bien puede tener un sentido si se trata de un voto con bolillas verdes por ejemplo y bolillas rojas. Sólo que nos confunde dado que lo que hay del ser depende del sentido y que lo que tiene más de ser por esta vía, es en todo caso por esta vía , que se ha franqueado, ese no sentido de pensar que lo que tiene más de ser no puede no existir. El sentido, sí puedo decirlo, tiene a cargo ser. Incluso no tiene otro sentido. Simplemente se han dado cuenta después de cierto tiempo que eso no bastaba para llevar el peso, el peso de la existencia precisamente. Cosa singular del sin-sentido, lo lleva, al peso, eso da en el estomago; y justamente es el paso franqueado por Freud, haber mostrado que eso es lo que tiene de ejemplar el chiste. La palabra sin pies ni cabeza(1). Esto no hace más fácil el ponerle sal en la cola precisamente. La verdad levanta vuelo, la verdad levanta vuelo en el preciso momento que ustedes más quieren capturarla. Por otra partes ¿cómo podrían hacerlo si ella no tiene cola?. Sideración y luz. Como ustedes recuerdan una anécdota bastante insulsa por otra parte, dé réplica sobre el becerro de oro, puede bastar para despertar ese becerro que duerme parado. Se descubre entonces que es de excrementos (de oro duro(2)). Entre el "duro deseo de durar" de Eluard y el deseo de dormir que es el mayor enigma (sin que nadie parezca darse cuenta) que Freud expone en el mecanismo del sueño, porque no lo olvidemos: "Wunsch zu schlafen", dijo él. No dijo: Schlarbedürfnís, necesidad de dormir, no se trata de eso. Es él "Wunsch zu schlafen" que determina la operación del sueño. Es curioso que complete esta indicación con que un sueño despierta justo en el momento en que el sueño podría dejar escapar la verdad. De tal suerte que uno no se despierta más que para continuar soñando, soñando en lo real, para ser más exactos: en la realidad. Todo esto impacta por una cierta falta de sentido. La verdad, como lo natural, vuelve al galope, un galope tal que apenas atraviesa nuestro campo, ya ha partido por el otro lado. La ausencia de la que hablaba recién, ha producido en francés, una singular contaminación si ustedes toman el "sans(3)" s.a.n.s., considerado provenir del latín sine lo que es bastante poco probable porque su forma primera era a lgo así como s.e.n.z. Nos damos cuenta que es de la absentia en el ablativo empleada en los textos jurídicos de donde proviene esa S, que termina el " sans" s.a.n.s. Sin pies ni cabeza, tenemos esta pequeña palabra ya producida desde el principio de lo que enunciamos hoy. Pero entonces qué sin, sin y además sin ( puis sans) -¡oh potente! (puissant(4)). No se trata acaso de una potencia totalmente distinta de esa en-potencia de una virtualidad imaginaria que no es potencia más que por ser engañosa pero sobre todo lo que hay de ser en el sentidos que hay que tomar como otra cosa que ser sentido pleno, sino más vale lo que al ser le escapa como sucede en el chiste como así mismo pasa siempre en el acto. Cualquier acto que sea, lo importante es lo que le escapa. Es también el paso franqueado por el análisis ron la introducción del acto falido como tal, después de todo el único del que sabemos con certeza que es siempre un acto logrado. Alrededor de esto hay todo un juego, juego de litote cuyo acento traté de mostrar en lo que yo llamo el "no sin" (pas sans). La angustia es "no sin" objeto. Nosotros estamos "no sin" una relación con la Verdad. ¿Pero es acaso seguro que debamos encontrarla "intus", en el interior? ¿porqué no al costado, heimlieh-unheimlich ? Cualquiera pudo retener de la lectura de Freud lo que recela la ambigüedad de éste término acentuado precisamente por no estar en el interior y sin embargo evocando todo lo que es lo extraño. Al respecto las lenguas varían extrañamente, no se dieron cuenta que "homeliness" en inglés quiere decir así nomás, sin embargo es la misma palabra que "heimlichkeit", lo que no tiene el mismo acento. Es también la razón por la que "sinnloss" se traduce en inglés "meaningless", es decir no es la misma palabra que para traducir "unsínn" nos daría "non-sense"; todos saben que la ambigüedad de las raíces en inglés se presta a singulares evitamientos. Por el contrario, el inglés curiosamente y de una forma casi única llamará "without" el "sin" ("sans"): "con estado afuera" ("avec étant dehors"). La verdad parece en efecto sernos muy extraña quiero decir nuestra propia verdad; está con nosotros sin duda pero sin que ella nos concierna demasiado por más que uno quiera decirla. Todo lo que se puede decir -lo que yo decía recién- es que estamos "no sin" ella ..........(5) de esto en definitiva que estar a su alcance, pues bien, nos las arreglaremos bien sin ellas, (nous nous en passeríons bien). De donde pasamos del "sin'' (sans) al "no sin" ("pas sans") y de allí al "arreglárselas sin" ("s'en passer(6)"). Acá es necesario dar un pequeño salto y recurrir al autor que más sólidamente ha articulado lo que resulta de esto que consiste, como empresa, en plantear que no hay otra verdad que la inscripta en alguna proposición, intentando articular lo que del saber como tal -estando el saber constituido por un fundamento de proposición- lo que del saber puede en rigor funcionar como verdad, lo que de cualquier cosa que se proponga puede ser dicho verdadero y sostenido como tal. Se trata de un llamado Wittgenstein, muy fácil de leer, inténtenlo. Si ustedes son capaces de desplazarse en un mundo que es estrictamente el de una cogitación sin buscar allí ningún fruto, como es vuestra mala costumbre: a ustedes les preocupa demasiado cosechar manzanas debajo de un manzano, incluso recogerlas de la tierra, sería mejor para ustedes no recoger las manzanas. La estadía, un cierto tiempo, bajo un manzano cuya enramada sin duda alguna puede bastar Para captar muy estrechamente vuestra atención por poco que se esfuercen tendrá de carácterístico que a pesar de todo ustedes no podrán sacar nada más que la afirmación que ninguna otra cosa puede ser dicha verdadera más que la conformidad a una estructura que ni siquiera ubicaré como lógica, poniéndome un instante a la sombra de ese manzano, sino como afirma propiamente el autor, gramatical, la que para este autor constituye lo que identifica al mundo. La estructura gramatical, he aquí lo que es el mundo. En definitiva no hay de verdadero, más que una proposición compuesta comprendiendo la totalidad de los hechos que constituyen el mundo. Si introducimos en el conjunto el elemento de negación que permito articularlo, tendremos seguramente todo un conjunto de reglas que despejar que constituyen una lógica pero el conjunto es, nos dice él, tautológico, es decir tan simple como esto: que cualquier cosa que ustedes enuncien es o verdadero o falso, y que enunciar esto de que es o verdadero o falso, es forzosamente verdadero aún cuando esto anula el sentido. Todo lo que les he dicho, concluye él, de las proposiciones 6 ó 5, 2, 3, 4, porque las numera, todo lo que acabo de enunciar es "unsinn" propiamente dicho, es decir anula el sentido. No puede decirse nada que no sea tautológico. De lo que se trata después dé haber pasado por la larga circulación de enunciados, les ruego me crean que cada uno de ellos es extremadamente atractivo, es que el lector es remontado de todo lo que acaba de decirse para concluir que no hay otra cosa decible, sino que todo lo que puede decirse no es más que sin-sentido. Quizás fui un poco rápido para resumirles el "Tratactus lógico phílosophícus" de Wittgenstein agreguemos solamente esta observación que no puede decirse nada vano, pero verdadero, más que con la condición de partir con la idea desde el punto de partida, que es la de Wittgenstein, de que lo verdadero es un atributo de la proposición cruda. Yo llamo "proposición cruda" a aquella que por otra parte se pondrá entre comillas en un Quino, por ejemplo, es decir donde se distingue el enunciado de la enunciación, lo que es una operación que, a pesar de haber construido mi grafo precisamente sobre su fundamento no dejo sin embargo de considerar arbitraria: porque está claro que se sostiene, es la posición de Wittgenstein, diciendo que no hay que agregar ningún sígno de afirmación a la aserción pura y simple. La aserción se anuncia como verdad. Como salir en consecuencia de las conclusiones de Wittgenstein, salvo seguirlo allí mismo adonde es llevado, a saber hacia la proposición elemental cuya notación como verdadera falsa es la que de todas formas debe asegurar, sea lo que sea, verdadera o falsa, la verdad da la proposición compuesta. Sean cuales fueren los hechos del mundo, diría más: sea lo que sea lo q ue enunciamos, es la tautología de la totalidad del discurso lo que hace el mundo. Tomemos la proposición más reducida gramaticalmente quiero decir -no por nada ya los estoicos se habían apoyado en ella para introducirla en su forma más simple, la implicación- no iré tan lejos, no tomaré más que el primer miembros dado que como ustedes s aben la implicación es una relación entre dos proposiciones: "es de día" ("il fait jour") -es lo mínimo- ("il")(7) neutro, es (il fait) eso es (ca fait) en este caso tiene el mismo sentido. Al mismo tiempo Wittgenstein sólo sostiene el mundo por los hechos, Ninguna cosa si no es sostenida por una trama de hecho ninguna cosa más que como inaccesibles sólo el hecho se articula. El hecho de que sea de día es sólo producto de que eso sea dicho. Lo verdadero depende acá tengo que reintroducir la dimensión que yo separo arbitrariamente - lo verdadero depende sólo de mi enunciación a saber si yo lo enuncio a propósito. Lo verdadero no es interno a la proposición, en la que no se anuncia más que el hecho, lo ficticio del lenguaje. Es verdadero que es un hecho, un hecho que constituye que yo diga cuando se presento el caso que es verdadero. Pero qué sea verdadero no es un hecho, si yo no agrego expresamente que además es cierto. Pero como muy bien lo hace notar Wittgenstein Justamente es superfluo que yo agregue que es verdadero. Simplemente fíjense, que lo que tengo que decir en vez de lo superfluo, es que es necesario que yo tenga verdaderamente una razón para decirlo que va a explicarse luego. Precisamente yo no digo que tengo una razón, sigo la ilación, o sea mi deducción, y yo integro "es de día", puede ser a título de falacia aún si es cierto, a mi incitación que puede ser aprovechar para hacer creer a alguno que verá claro mis intenciones n ( ota del traductor(8)). La estupidez, si puedo expresarme así, está en aislar lo ficticio de "es de día". Es una estupidez prodigiosamente fecunda porque de allí surge un apoyo y muy precisamente, el que resulta de llevar hasta sus últimas consecuencias aquello en lo que yo mismo tomé apoyo, a saber que no hay metalenguaje. No hay otro metalenguaje que todas las formas de canallada sí designamos con eso a esas curiosas operaciones que se deducen de que el deseo del hombre es el deseo del Otro, toda la canallada reposa en querer ser el Otro -quiero decir el Gran Otro- de alguien allí donde se perfilan las figuras donde su deseo será captado. Además esta operación Wittgensteniana no es más que un extraordinario alarde de detección de la canallada filosófica. No hay otro sentido que el del deseo: esto es lo que uno puede decirse después de haber leído a Wittgenstein; no hay otra verdad que la que el esconde, dicho deseo con su falta para hacer como quien no quiere la cosa con lo que encuentra. Y no aparece bajo ninguna luz más certera lo que resulta de los lógicos desde siempre, solamente para deslumbrarnos con el aspecto de paradoja que quienes han llamado la implicación material ya saben de que se trata, no se la llamó material hasta hace poco: es la implicación a secas; se la llamó material recientemente, porque de repente se frotaron los ojos y empezaron a comprender -pero lo que hay de disparate en la implicación, hablo de esta tal como la sostenían los estoicos a saber que legítimas son des de luego las tres implicaciones, que lo falso implica lo falsos que lo verdadero implica lo verdadero pero no hay que descartar de ningún modo que lo falso implica lo verdadero porque en resumidas cuentas de lo que se trata es de lo que se implica, y que, si lo que se implica es lo verdadero, el conjunto de la implicación también lo es. Sólo que esto algo quiere decir. Desplazando levemente la palabra implica podríamos darnos cuenta que lo que tiene de destacable eso que se sabía muy bien en la Edad Media: "ex falso sequitur quod libet", que llegado el caso lo falso comporta lo verdadero lo que también quiere decir que lo verdadero surge de no importa que, pero que si por el contrario rechazamos que lo verdadero comporta lo falso, que puede tener una consecuencia falsas porque es eso lo que rechazamos sin lo cual no habría ninguna articulación posible en la lógica proposicional, desembocamos en esta curiosa constatación de que lo verdadero tiene entonces una genealogía que remonta siempre a un primer verdadero del que nunca más podría decaer; es esta una extraña indicación tan impugnada por toda nuestra vida, me refiero a nuestra vida como sujetos que esto sólo bastaría para cuestionar que la verdad pueda ser aislada de algún modo como atributo, atributo de lo que sea que pueda articularse en saber. La operación analítica es algo que se distingue por avanzar en ese campo de una forma distinta de lo que yo llamaré, encarnados en el discurso de Wittgenstein, a saber una ferocidad psicótica ante la el la navaja de Occam tan conocida donde se enuncia que no podríamos admitir ninguna noción lógica más que como necesaria es un poco roto. La verdad -volvemos el principio- es ciertamente inseparable de los efectos del lenguaje tomados como tales. Ninguna verdad, sin duda, podría localizarse más que en el campo donde se enuncia, donde se enuncia como puede. Por lo tanto es cierto que no hay verdadero sin falsos al menos en su principio; esto es verdadero. Pero que no haya falso sin verdadero, esto es falso; quiero decir que lo verdadero sólo se encuentra fuera de toda proposición. Decir que la verdad es inseparable de los efectos del lenguaje tomados como tales es incluir al inconsciente. Por el contrario, exponer que el inconsciente es la condición del lenguaje como lo recordaba yo la última vez, toma acá su sentido de pretender que del lenguaje responda un sentido absoluto y como lo inscribió vez pasada uno de los autores de ese discurso sobre el inconsciente titulado "Estudio Psicoanalítico" hay que poner bajo una barra, tratada arbitrariamente por otra parte en relación a esa superposición de una S de barra sobre sí misma, que yo hago, esta designación de un significante cuyo sentido sería absoluto. Muy fácil de reconocer porque sólo hay un significante que pueda responder a este lugar. Es el yo (je)(9), el yo (je) en tanto que es trascendental pero al mismo tiempo ilusorio. Es esta la operación raíz, ultimar aquella por la que se asegura irreductiblemente -y es esto lo que demuestra que no es por azar- precisamente lo que yo designo como la articulación del discurso universitario. El yo (je) trascendental, es el que cualquiera al anunciar un saber de un cierto modo, encubre como verdad al S1, el yo (je) del Amo. El "yo" idéntico a sí mismo es precisamente ese del que se constituye el S1 del imperativo puro, es decir más precisamente aquel donde el yo (je) se sustraer porque el imperativo siempre va en segunda persona. Pero el mito del yo (je) ideal, del yo (je) que domina, del yo (je) por el que al menos algo es idéntico a sí mismo, a saber el enunciador, es muy precisamente lo que el discurso universitario no puede eliminar del lugar en que se encuentra, su verdad. Obviamente, ninguna filosofía es reductible allí, todo enunciado universitario de cualquier filosofía aún aquella que en rigor podría añadirse como la más osada a saber si de filosofía se trata mi discurso de Lacan vemos irreductiblemente surgir la "yo-cracía" ("je-cratie"). Para los filósofos la cuestión ha sido siempre mucho más flexible y patética. Recuerden de que se trata, todos, más o menos lo reconocen, algunos de ellos, los más lúcidos, claramente, quieren salvar la verdad. Esto llevó muy lejos, a uno de ellos por negarse como Wittgenstein, a concluir que haciendo de ella la regla y el fundamento del saber, no hay nada más que decir, en todo caso nada que la concierna como tal, para evitar esa roca, esa roca donde seguramente el autor se acerca a la posición del analista ya que se elimina completamente de su discurso. Hablé recién de la psicosis, lo que se indica como psicosis con sólo sentir el efecto, es un cierto grado de coincidencia del discurso más seguro con un no se qué impactante. Es notable que una Universidad como la inglesa particularmente haya hecho su lugar, lugar de algún modo viene al caso decirlos, lugar de aislamiento a lo que el autor colaboraba además perfectamente, retirándose de tiempo en tiempo a una casita de campo y para retornar y proseguir este implacable discurso, del que se puede, decir que hasta el de los "Principia Mathematica" de Russell resulta fraguado ese no quería salvar la verdad. Nada puede decirse de ella, decía el, lo que no es seguro porque de todas formas tenemos que vérnoslas con ella todos los días. ¿Cómo definió Freud la posición psicótica en una carta -que yo he citado infinidad de veces?. Precisamente con esto que el llama l'Unglauben: no querer saber nada desde el ángulo donde se trata de verdad. Cosa extraña, la cosa es tan patética para el universitario que puede decirse que el discurso de Politzer "Fundamento de la Psicología concreta", al que lo ha Incitado el acercamiento al análisis, constituye un ejemplo fascinante de esto. Todo se pone en marcha por este esfuerzo para salir: él presiente bien que allí hay alguna rampa por la cual podría emerger del discurso universitario que lo ha formado de pies a cabeza. Hay que leer esta pequeña obra, reeditada en libro de bolsillo, sin que nada pueda probar que y o sepa, que el autor mismo hubiese aprobado esta reedición, todos saben el drama que fue para él el que fuese colmado de flores, lo que de entrada se plantea como grito de rebelión. Páginas mordaces sobre lo que es la Psicología, especialmente la Psicología universitaria son extrañamente seguidas por un desarrollo del que ciertamente se puede decir que lo esencial que él ha captado como la barra de salidas esperanza para él de salir de esa Psicología, es haber puesto el acento sobre esto, lo que, nadie había hecho en su época, que lo esencial del método freudiano para abordar las formaciones del inconsciente, es confiar en el relato, haber puesto el acento sobre ese hecho de lenguaje de donde a decir verdad hubiera podido partir. Ni hablar de que en esa época "esto es anécdota" que en esa época alguien, así, fuese decididamente de la Escuela Normal, tuviese la menor Idea de lingüística; pero de todas formas haber enfocado que ahí está el resorte, el resorte que da esperanza a lo que extrañamente se llama Psicología concreta, es singular... hay que leer ese pequeño libro, si fuese necesario lo leería con ustedes algún día lo haré aquí tema de otra charla, pero tengo demasiadas cosas que decir como para seguir retardándome en algo en lo qué algunos de ustedes pueden ver la extrañeza significativa: es como -y se da paso a paso- es queriendo salir del discurso universitario que implacablemente se vuelve a entrar. Porque qué objeción hará a los enunciados -hablo de la terminología- de los mecanismos que presenta Freud en su progreso teórico sino de enunciarte alrededor de hechos aislables, abstracciónes formales, como se expresa confusamente dejando escapar lo que para él es lo esencial de lo exigible en materia de Psicología que ningún hecho psíquico sea enunciable más que para preservar lo que llama "El acto del yo'' ("je") y menor aún la continuidad tanto que escribe: "la continuidad del yo" ("je"), término que sin duda ha permitido al alcahuete del que hablaba hace un rato, que introdujo esta pequeña referencia a Politzer, para poder así engatuzar lo que podía tener como auditorio siempre sirve tener de tiempo en tiempo un universitario que por otra parte se ha mostrado un héroe, ¡que buena ocasión incluso para producirlo! Pero eso no basta si uno no lo aprovecha en lugar de poder dem ostrar lo irreductible del discurso universitario en relación al análisis mismo, en esta especie de lucha singular de la que testimonia ese libro, porque no puede dejar de sentir hasta qué punto la práctica analítica está cerca de ese algo que idealmente dibuja como totalmente fuera del campo de todo lo que se hizo hasta ese momento como Psicología. Pero sin poder hacer otra cosa que volver a caer en esta exigencia del yo (je) -no es que yo mismo vea allí algo que sea irreductible- el alcahuete en cuestión se lo saca de encima de algún modo demasiado fácilmente diciendo que el inconsciente no se articula en primera persona. Armándose para eso de algunos de mis enunciados sobre el hecho de que el mensaje el sujeto lo recibe del Otro en forma invertida. Obviam ente esta no es la razón suficiente. En otra parte yo dije claramente que la verdad habla Yo (je): Yo (moi), la verdad, (je) hablo". Sólo que lo que no se le ocurre ni al autor en cuestión ni a Politzer es que el yo (je) del que se trata posiblemente es innombrable, que no hay necesidad de continuidad del yo (je) para que multiplique sus actos. Pero dejemos esto, no es lo esencial. Frente a este empleo de las proposiciones no quiero dejar de presentificar lo siguiente antes de separarnos: un niño es pegado (un enfant est battu(10)). Es precisamente una proposición que hace todo ese fantasma. ¿Podemos afectarla de lo que sea que se designe con el término de verdadero o falso?. Es acá, en este caso ejemplificador de lo que no puede ser eliminado de ninguna definición de la proposición, que nosotros lo tomamos: ¿qué efecto tiene esta proposición?. Sostenerse de un sujeto, sin duda pero como Freud lo analiza enseguida, dividido por el goce. Dividido, quiero decir que además del que lo enuncia es este niño que "wird", se pone verde (verdit(11)), ¿hacia qué? Ser pegado: geschlagen. Pero juguemos un poco mas, este niño que se pone verde pegado (battu(12)), juguetea hacia tú (vers tu ), es el infortunio del "hacia tú" -"vers tu" lo que lo impacta y que no está nombrado de cualquier forma que se enuncie la frase, ese "tú me pegas" (tu me bats) es esta mitad del sujeto cuyo fórmula da su ligazón con el goce. Recibe, es cierto, su propio mensaje bajo una forma invertida lo que quiere decir su propio goce bajo la forma del goce del Otro y es precisamente de esto de lo que se trata cuando el fantasma se encuentra con la imagen del padre unida a lo que de entrada es otro niño. Es que el padre goce pegándole lo que. pone acá el acento del sentido, también él de esta verdad que esté a medias; porque también aquél que en la otra mitad, al sujeto del niño se identifica no era este niño salvo, como dice Freud, que se reconstituya el estadio intermediarios nunca por otra parte de ningún modo por el recuerdo substancializado, donde es él en efecto es él que de esta frase hace el soporte de su fantasma, que es el niño pegado. He aquí que nos encontramos conducidos a que un cuerpo puede estar sin cara, dado que el padre o el Otro, sea quien sea que juegue acá el rol, la función dé el lugar del goce, no es ni siquiera nombrado. Dios sin cara, es precisamente el caso pero sin embargo no capturable, sino en tanto que cuerpo, o, ¿Quién es él, que tiene un cuerpo y que no existe? Respuesta: el Gran Otro. Y si creemos en este Gran Otro, tiene un cuerpo ineliminable de la substancia del que dijo: "Soy el que soy", lo que es otra forma de tautología. Y es acá, permítanme adelantarlo antes de dejarlos que yo enunciaré lo que es tan notorio en la historia que a decir verdad, uno se asombra que no haya sido suficientemente acentuado, e incluso no lo haya sido para nada, es que los materialis tas, como lo ha probado la experiencia, me refiero al momento de su más reciente erupción histórica en el siglo dieciocho, son los únicos creyentes auténticos. Su Dios es la materia. Y, ¿por qué no?. Se mantiene mejor que todas las otras formas de fundamentarlo. Sólo que a nosotros no nos basta justamente porque tenemos necesidades lógicas, si me permiten el términos porque somos seres nacidos del plus-de-gozar, resultante del empleo del lenguaje, cuando digo el empleo del lenguaje no estoy diciendo que nos otros lo empleamos, nosotros somos sus empleados. El lenguaje nos emplea y es por allí que eso goza y es por es que la única chance de la existencia de Dios es que El con mayúscula. El goce es que El sea el Goce, y es por esto que al más inteligente de los materialistas, a saber a Sade para él está bien ,claro que la mira de la muerte, no es de ningún modo lo inanimado -lean las palabras de Saint Fond hacia el medio de Julieta y verán de qué se trata-. Si dice que la muerte no constituye otra cosa que la colaboración invencible a la operación natural, es que, por supuesto desde la muerte todo queda animado para él, animado del deseo de Goce de goce de lo que también puede llamar Naturaleza y de lo que es evidente por todo el contexto que se trata ¿de quién?. De un ser único que sólo tiene que decir: soy el que soy, ¿pero por qué? ¿Cómo lo siente tan bien? Es acá que juega que en apariencia es sádicos es que él rechaza ser lo que es; y lo que él enuncia que eso haciendo ese llamado furioso, un ser entregado a la naturaleza en su operación mortífera de dónde siempre renacen formas, que hace el sino ver su impotencia para ser otra cosa que el instrumento de este goce divino. Es el Sade teórico. Quizás tenga tiempos en el ultimo minutos como de costumbre, para decirles por qué él es teórico. El práctico es otra cosa. El práctico, como ustedes saben por numerosas historias de las que también tenemos por otra parte el testimonio de su pluma, el práctico es simplemente masoquista. Es la única función astuta y práctica cuando se trata del Goce, porque agotarse para ser el instrumento de Dios ¡es reventante!. En cambio el masoquista es un delicado humorista. No necesita dé Dios no tiene necesidad de Dios: su lacayo le basta. Asienta su goce dentro de limites prudentes naturalmente y como todo buen masoquista, está a la vista -basta con leerlo- se caga de risa. Es un Amo humorista. Entonces ¿Por qué diablos Sade es teórico? Porque ese anhelo agotador totalmente fuera del alcance de su mano, y está escrito, designado como tal, esas partículas en las que se van los fragmentos de vida, disertó, desmenbrados después de los más extraordinarios actos imaginados que serian realmente necesario golpearlos con una segunda muerte para poder llevar a cabo. ¿Al alcance de quién está ésta?. Por supuesto que está a nuestro alcance. Enuncié esto desde hace mucho tiempo a propósito de Antígonas. Sólo que soy psicoanalista puedo darme cuenta de que la segunda muerte está antes de la primera y no después, como la sueña Sade. Sade es teórico. ¿Por qué? Porque ama la verdad. No es que quiera salvarla. La ama. Lo que prueba que la ama es precisamente que la rechaza, que no parece darse cuenta de que al decretar la muerte de Dios, lo exalta, que testimonia para él, que él, Sade no llega al Goce más que por lo pequeños recursos de que hablaba yo recién. ¿Qué otra cosa que amar la verdad puede querer decir que se caiga así en un sistema tan evidentemente sintomático? Pero acá una cosa se designa: sólo planteándose como residuo del efecto de lenguaje, como lo que hace que del gozar el efecto del lenguaje no arranca más que lo que la última vez yo anuncié como la tentativa de un plus de gozar, es que no se la verdad como fuera del discurso, ¿pero cómo?. Es la hermana (soeur) de este goce interdicto. Sólo se emparente si las más radicales estructuras lógicas se vinculan efectivamente con ese pedúnculo arrancado del goce, inversamente se plantea la pregunta a cuál goce responden esas conquistas que hacemos en la lógica, en nuestra época, como por ejemplo que no hay otra consistencia de un sistema lógico, por débil que sea, que designar su fuerza por los hechos de incompletud donde se marca su límite. Esta forma, en la que se verifica el mismo fundamento lógico, ¿a cuál goce responde?. No es en vano ni por azar que designo con esta relación de "sorora" -hermana (soeur)- la posición de la verdad en relación al goce. Vamos a desarrollarla, a enunciarla especialmente en el discurso de la histérica. Muy recientemente alguien fue a dar una conferencia a las Américas para decir lo que todo el mundo sabía, que Freud tenía lo que se llamaba públicamente, púdicamente, un affaire con su cuñada (belle-soeur(13)) "an affair" ¿y qué?. Hace mucho que se sabía el lugar de Minna Bernays en las preocupaciones de Freud. Apoyar esto con algunos chismes jungianos no cambia nada el asunto (affaire). Pero no es acaso por esta posición de la cuñada, -los dejaré con esta pregunta no es acaso por esto que Sade, del que todos saben hasta qué punto la prohibición edípica había -como dicen desde siempre los teóricos del amor cortés "no hay amor en el matrimonio"- lo había separado de su mujer, ¿no es acaso a causa de su cuñada (belle soeur) que Sade amaba tanto la verdad?. El campo lacaniano 11 de Febrero de 1970 H oy vamos a seguir adelantando y, para evitar lo que puede ser un malentendido entre otros, quisiera darles esta regla como primera aproximación a la referencia de un discurso: que reconozca que dominar basta para catalogarlo en parentesco con el discurso del amo. Y es precisamente la dificultad que yo trato de aproximar tanto como puedo al discurso del analista. Debe encontrase en lo opuesto de toda voluntad al menos declarada de dominio, digo "al menos declarada" no porque tenga que disimularla, si no que después de todo es fácil volver a resbalar siempre en el discurso del dominio, a decir verdad nosotros partimos de allí en lo que respecta a la enseñanza. El discurso de la conciencia, se a retomado, se retoma todos los días indefinidamente en la psiquiatría, por estar, además , muy cerca del yo (moi). Uno de mis mejores amigos le ha devuelto su mejor toque: el discurso de a síntesis, el discurso de la conciencia que domina. A él respondía yo en alguna charlas que di hace mucho tiempo sobre la causalidad psíquica que traigo a colación para testimoniar que antes de ocuparme del discurso analítico, yo ya tenia alguna orientación, cuando le decía más o menos esto: como puede hacerse para aprehender toda esta actividad psíquica, como puede hacerse para aprehender toda esta actividad psíquica de otra forma que como un sueño, cuando se escucha miles de veces, en el curso de los días, esta cadena espuria de destino y de inercia, de casualidad y de estupor, de falso sucesos y de encuentros desconocidos que hacen el texto corriente de una vida humana. No esperen pues nada más subversivo en mi discurso que el no pretender la solución. Sin embargo, está claro que no hay nada más candente que eso que del discurso hace referencia al goce. El discurso toca allí sin cesar eso en lo que se origina, que él altera de nuevo y, que trata de regresar a este origen, y es por eso que él impugna todo apaciguamiento. Freud mantiene un discurso extraño hay que decirlo, lo más contrario a la coherencia, a la consistencia de un discurso, el sujeto del discurso no se sabe en tanto sujeto sosteniendo el discurso. Que no sepa lo que dices vaya y paseo siempre se ha suplido, Pero lo que Freud dice es que él no sabe quien lo dice. El saber -Porque es saber, creo haber insistido lo suficiente como para que les entre en la cabeza- el saber es cosa que se dice; que es el decir. Y bien el saber habla solo, he ahí el Inconsciente. Es ahí donde debiera haber sido atacado por lo que se llama más o menos difusamente la fenomenología. No bastaba, para contradecir a Freud, recordar que el saber se sabe inefablemente: es que el saber se desgrana(14), que el saber se enumera, s e detalla y es eso lo que no marcha por sí solo. Lo que se dice, el rosario, no lo dice nadie, se desenrolla solo. Por acá quería yo comenzar por este aforismo. Van a ver porque retrocedí. Hice cómo de costumbre, felizmente esta vez lo hice, a las 12 y 31, de modo de no retrasar el fin de nuestro encuentro. Es por esto que quería comenzar, sí yo comenzaba de forma abrupta, como ganas siempre -es porque tengo ganas que no lo hago, yo los voy familiarizando les evito los choques- el aforismo es éste que, espero, los va a impactar por su evidencia, porque es por esa causa que Freud, a pesar de las protestas que han acogido su entrada en el mundo del comercio de las ideas, se ha impuesto, porque Freud no boludea. Eso es lo que ha impuesto esta especie de precedencia que tiene en nuestra época. Posiblemente también alrededor de esto hay otro del que se sabe que a pesar de todo sobrevive bastante bien: Marx. Lo que carácteriza al uno y al otro Freud y Marx es que no boludean. Eso se nota en lo siguiente: es al contradecirlos que un o corre siempre el riesgo de deslizarse fácilmente en el boludeo. Ellos desordenan el discurso de los que quieren combatirlos. Ellos los petrifican frecuentemente en una especie de recusación académica, conformista, irreductiblemente retardaría. Plazca al cielo que sus contradictores, si me atrevo a decirlo, boludeen! Ellos darán su continuación Freud. Serán en un cierto orden, aquellos después de los cuales todo es pregunta, porque después de todo uno se pregunta porque se califica de este modo de tanto en tanto a tal o cual de boludo. ¿Es acaso tan desvalorizante?. ¿Se dieron cuenta que cuando se dice que alguien es un boludo, eso más bien quiere decir que es un "no tan boludo"?. Lo que me deprime es que no se sabe muy bien que tiene que ver con el goce. Es por eso que se lo llama de ese modo es también el mérito del discurso de Freud, que justamente el esta a la altura. Esta a la altura de un discurso que se mantiene tan cerca com o es posible de lo que se refiere al goce, es decir tan cerca como es posible de el. No es cómodo, no es cómodo ubicarse en el punto en el que el discurso emerge, incluso cuando regresa, tropieza en los alrededores del goce. Evidentemente, sobre esto a veces Freud escurre el bulto, nos abandona. Abandona la cuestión entorno al goce femenino. Según la ultimas noticias, un señor Gillespie, personaje eminente por haberse distinguido en una especie de operativo de negociaciones entre las diferentes corrientes que han recorrido el análisis en estos últimos 50 años, marca un júbilo inexplicable en el último número de la Revista Internacional de Psicoanalicen, un júbilo singular, debido al hecho que, gracias a un cierta número de experiencias que se habrían realizado en la Universidad de Washington sobre el orgasmo vaginal, una viva luz se proyectaría sobre lo que se debata, a saber, la primacía no en el desarrollo de la mujer de un goce reducido de entrada el equivalente del goce masculino. Estos trabajos de un llamado Masters y de un tal Johnson no dejan de tener interés. Pero cuando veo figurar allí -debe decir que no pude remitirme directamente al texto, más que a través de algunas citas- que el orgasmo mayor en tanto que sería el de la mujer, comprende a la personalidad total, me pregunto como con el empleo de aparatos, cinematográficos que recogen las imagenes en colores, colocados en el Interior de un apéndice que está ahí para representar el pene introducido, y que desde el interior capta lo que pasa en la pared de lo que lo rodea durante su introducción, me pregunto como puede ser captada la personalidad total, con ese aparato, desde ese punto de vista. Posiblemente es muy interesante, como acompañamiento si puedo decirlo, al margen de lo que en el discurso de Freud no permite avanzar. Pero ahí está lo que da su sentido a la palabra boludear, como discantar, ustedes saben la quo es el discanto, es algo que se escribe así, al costado, al margen del canto llano, también para cantarse, para hacer un acompañamiento, pero en definitiva no es de ningún modo lo que se espera del canto-llano. Entonces es por eso que... hay tanto discante que me hace acordar en su relieve brutal ese algo que surge de lo que podría llamar la tentativa de reducción económica que Freud da a su discurso sobre el goce; no es sin motivo que lo enmascara así. Verán el efecto que produce cuando se lo enuncia directamente y es lo que creí tener que hacer hoy bajo una forma que, espero, los impactará, aunque no les enseñe nada más que el justo tono de lo que Freud descubre. No vamos a hablar del goce así no más. Ya les he dicho lo suficiente como para que sepan que el goce es el tonel de las Danaides y una vez que uno entra no sabe hasta donde lleva: empieza con las cosquillas y termina en la llamarada en nafta. En definitiva es siempre el goce... Tomaré las cosas desde otro factor que no se puede decir que esté ausente del discurso analítico. Si leen, finalmente, el verdadero corpus aniversario que constituye ese número y del que se supone que los autores se felicitan por la solidez revelada en estos cincuenta años, tomen de esos cincuenta años cualquier número -les ruego que hagan la prueba, que hagan la experiencia- nunca sabrán de cuándo data: ¡siempre dice la misma cosa! Es siempre tan insípido y, como el análisis, conserva, también son siempre los mismos autores. Simplemente con la fatiga, han reducido de tiempo en tiempo su colaboración. Hay uno que se expresa en una página y se felicita en suma que estos cincuenta años hayan confirmado esas verdades primeras de que el resorte del análisis es la bondad y que la que felizmente, ha sido puesto en evidencia durante estas años con el borramiento progresivo del discurso de Freud, es la solidez y la gloria de un descubrimiento que llaman el "autonomus ego", a saber el ego al abrigo de los conflictos. He aquí lo que resulta de cincuenta años de experiencia en virtud de la inyección de tres psicoanalistas florecidos en Berlín, en la sociedad americana donde este discurso de un ego sólidamente autónomo prometía sin duda resultados a lentadores. En efecto, no es posible hacer mejor un retorno al discurso del Amo. Esto en definitiva les da la idea de las incidencias hacia atrás, si se puede decir, retrogresivas de toda especie de intento de transgresión como a pesar de todo fue en un tiempo el análisis. Entonces vamos a decir los cosas de una determinada manera ya que ustedes lo encontrarán fácilmente a la vuelta de cualquier página, dado que es también una, de los temas corrientes de la propaganda analítica, acá lo encontrarán en inglés se llama "happiness", en francés lo llamamos felicidad. La felicidad, al menos que la definamos de un modo bastante triste, a saber que en estar como todo el mundo, a lo que después de todo podría bastante bien reducirse "el autonomus ego", la felicidad es preciso decirlo, nadie sabe lo que es. Pero si creemos a Saint Just, la felicidad desde esa época, la de Saint Just, ha devenido un factor político. Tratemos entonces de dar cuerpo a esta noción con un enunciado abrupto del que les ruego tomen nota de que es centrar a la teoría freudiana: no hay felicidad más que del falo. Freud lo escribe de toda clase de formas y lo escribe incluso del modo más ingenuo que consiste en decir que nada puede acercarse más al goce más perfecto que el orgasmo masculino. Sólo que el acento está puesto por la teoría freudiana, en que solamente el falo puede ser feliz, no al portador del susodicho, no por oblativa, como se dice, sino como último recurso, lo porta, al susodicho, al seno de una partenaire supuesta de desolarse por no ser ella misma la portadora. Esto es lo que nos enseña positivamente la experiencia psicoanalítica: que el portador del susodicho, como yo me expreso, se empeña en hacer aceptar por esta partenaire esta privación en nombre de la cual todos sus esfuerzos de amor, de pequeñas atenciones y tiernos favores, son vanos puesto que reavivan la susodicha herida de la privación, que está herida pues, no puede ser compensada de modo alguno por la satisfacción que el portador tendría de aplacarla; que muy por el contrario, con certeza, es reavivada por su misma presencia, la presencia de eso cuya añoranza causa esta herida. Es exactamente esto lo que nos revelo lo que Freud extraer del discurso del histérica. Es a partir de esto que se entiende que la histérica simboliza esta insatisfacción primera de su promoción del deseo insatisfecho, ésta sobre la que he insistido y que hice resaltar apoyándome en el minúsculo ejemplo, a saber lo que he comentado en ese escrito que permanece bajo el título "Dirección de la cura y los principios de su poder", el sueño, (recuerden) llamado de "la bella carnicera", de la bella carnicera y de su besador (baiseur) marido éste un verdadero boludo -un hombre- gracias a lo cual hace falta que ella le muestre que no le interesa aquello de lo que él quiere colmarla por añadidura lo que quiere decir que eso no arreglará nada en cuanto a lo esencial a pesar de que ese esencial ella lo tenga. Lo que ella no ve, por que ella también tiene sus límites en su pequeño horizonte, es que sería dejándoselo a otra, este esencial de su maridos, que ella encontraría el plus-de-gozar. Porque es precisamente de esto de lo que se trata en el sueño. Y ella no lo ve en el sueño, es todo lo que se puede decir. Hay otras que lo ven, porque eso es lo que hace Dora. Ella tapona con la adoración del objeto de deseos que devino en su horizonte la mujer esta, esta mujer con la que ella se emboza, esta que en la observación se llama Señora K y que ella adora bajo la figura de esa Madona de Dresde, que ella va a contemplar, ella tapona con esa adoración su reivindicación peniana. Y esto permite decir que la "bella carnicera" no ve al fin de cuentas que, como Dora, ella seria felíz, dejándole precisamente ese objeto a otra. No son más qué indicaciones; hay otras soluciones. Si indico ésta es porque es la más escandalosa. Hay muchos otros refinamientos en la forma de sustituir a este goce cuyo aparato que es el de lo social, a este goce cuyo aparato que desemboca en el complejo de Edipo, hecho justamente para ser el único que daría la felicidad, justamente a causa de eso, este goce está excluido es propiamente esta la significación del complejo de Edipo. Es precisamente por esto que interesa en la investigación analítica, es como algo cuyo origen hemos definido desde otra fuente distinta que la del goce fálico, aquella ubicada, aquella sí se puede decir cuadriculada en la función del plus-de-gozar como es aportada esta función del plus-de-gozar en suplencia de la interdicción del goce fálico, no hago más que recordar los hechos notorios del discurso freudiano que ya he destacado miles de veces y que quiero inserta acá en su relación de configuración, no central, pero si conexa a la ubicación que trato de dar de las relaciones del discurso al goce; es por eso que lo recuerdo y donde más aún quiero poner un acento destinado a cambiar de algún modo lo que para, ustedes puede arrastrar de aura la idea de que el discurso freudiano se centra sobre ese dato biológico de la sexualidad. To maré aquí mi ponderación de algo que, deba confesar he descubierto no hace mucho tiempo, siempre pasa que las cosas más visibles los que se exponen son las que uno ve menos, de golpe yo me pregunté: ¿cómo se dice sexo en griego? Lo peor es que no tenía un dicciónario francés-griego. Por otra parte no los hay, salvo unos pequeños muy malos. Pero finalmente hay que reconocer que encontré (escritura en griego) que, por supuesto, no tiene nada que ver con el sexo porque quiere decir otra cosa, la raza, en definitiva es la línea, la descendencia, el engendramiento, la reproducción. Hay otra palabra que me apareció en el horizonte, pero cuyas connotaciones son ciertamente bien distintas (escritura en griego), la naturaleza; pero no tiene nada que ver con lo que decimos, no tiene para nada ese acento, cuando decimos sexo, esta distribución de los seres vivientes de una parte de ellos en dos clases con todo lo que uno se da cuenta que comporta eso, probablemente la irrupción de la muerte, porque los otros, mi Dios aquellos que no son sexuados, no parecieran morir tan fácilmente. Lo relevante, obviamente, no es esta referencia biológica es más bien lo que muestra que hay que ser muy pero muy prudente antes de pensar que es una llamada no solamente de un organicismo cualunque, sino incluso una referencia a la biología que pone al frente esta función del sexo en el discurso freudiano; es ahí donde uno se de cuenta que el sexo con el acento que tiene para nosotros y la categoría de uso, la difusión signifícativa, es "sexus" y que en suma no en relación al griego -habría que continuar la investigación en las otras lenguas positivas- sino en latín eso se vincula muy netamente a "secare". En el "sexus" latino está implicado lo que puse en evidencia en primer término, a saber que es alrededor del falo que gira todo el juego, y justamente en tanto que el falo, y únicamente por eso -porque por supuesto, no hay más que el falo en el contacto, en la relación sexual -solo que lo que tiene de privilegio ese órgano, es que de algún modo se puede aislar bien su goce. Es pensable como excluido, para usar palabras más o menos violentas, no voy a diluírselos en el simbolismo. Tiene precisamente esa propiedad que podemos por otra parte considerar, en el conjunto del campo de la que constituye los aparatos sexuales, como muy local, muy excepcional, no hay un gran número de animales en los que el órgano, el órgano decisivo de la copulación sea algo tan aislable en sus funciones de tumescencia y de disminución de volumen determinando una curva orgásmica perfectamente definible: cuando se acabó, ¡se acabó! "Post coitum, animal triste" ya digo Horacio. Por otra parte no es forzado, pero marca bien que se siente frustrado, ¡vamos! Hay algo ahí adentro que no le concierne. Podemos tomar las cosas de otra manera, podemos encontrar eso muy alegre, pero en definitiva, Horacio encontraba que era más vale triste. Lo que prueba que él todavía mantenía algunas ilusiones sobre las relaciones a la (escritura en griego), a la yema que constituiría el placer sexual. Entonces vean quien pone las casas en su lugar, a saber que a pesar de todo es así como Freud presente las cosas y que si hay algo en la biología que podría hacer eco, vaga semejanza, de ningún modo raíz, con esta posición de la que vamos ahora a. mostrar la raíz del discurso si hay algo que, para hacer bye-bye el dominio de la biología, nos daría por fin una idea más o menos aproximada de lo que representa el hecho de que todo se juzgue alrededor de esta puesta en juego que el uno no tiene y del que el otro no sabe que hacer, bien, esto sería aproximadamente lo que se produce en algunas especies animales. Hace poco vi -por ese hablo de ello- unos lindísimos pescados monstruosos como deben ser unos pescados cuya hembra tiene más o menos este tamaño (gran gesto con los brazos extendidos) y el macho es así (pequeño dedo). El viene a acoplarse a su vientre y se acopla tan bien y hasta tal punto que sus tejidos indiferenciables, no se puede ni con microscopio ver donde comienzan los tejidos del uno y del otro. Está ahí acoplado por la boca y así cumple sus funciones de macho. Después de todo no es impensable, en efecto, que se simplifique mucho el problema de las relaciones sexuales cuando el macho es reducido a lo que poco más o menos queda al cabo de un cierto tiempo en esa, pequeña bolsa animal, a saber principalmente los testículos. Al final él está fatigado, reabsorbe su corazón, su hígado, no hay más nada de todo eso, el esta allá suspendido así no más en buen lugar. El asunto es articular lo que hay de esta exclusión fálica en juego, en el gran juego humano de nuestra tradición, que es el del deseo. El deseo no tiene relación inmediatamente cercana con ese campo. Nuestra tradición lo presenta como lo que es: el Eros, la presentificación de la falta. ¿Es también ahí donde podemos preguntarnos cómo puede desearas lo que sea?. ¿Qué es lo que falta?. Alguien dijo una vez: "No se afanen, no falta nada. Miren los lirios del campo. No tejen no hilan, son ellos los que están en su lugar en el reino de los cielos". Es evidente que para mantener estas frases de verdadero desafío era necesario ser verdaderamente aquel mismo que se identificaba con la negación de esta armonía. Al menos es así como se lo ha comprendido, interpretado cuando se lo calificó de Verbo. Era necesario que fuese el Verbo mismo para que pudiese negar la evidencia hasta ese punto. En fin ese es la idea que uno se ha hecho. El no decía tanto. El decía, si creemos a uno de sus discípulos: "Yo soy el camino, la Verdad y la Vida". Pero que se lo, haya hecho el Verbo, es precisamente lo que marca que la gente sin embargo sabía más o menos lo que decía cuando pensaba que sólo el Verbo podía desautorizar hasta ese punto. Es cierto, podemos imaginar a los lirios del campo como un cuerpo totalmente entregado al goce, cada etapa de su crecimiento es idéntica a una sensación sin forma. Goce de la planta. En todo caso nada permite escaparle. Ser una planta puede ser un dolor infinito. En fín nadie se divierte fantaseando con eso, salvo yo. No pasa lo mismo con los animales en lo que nosotros interpretamos como una economía la posibilidad de moverse para obtener el mínimo de goce. Es lo que se llama el principio de placer: no nos quedemos allí donde gozamos porque Dios sabe adonde nos puede conducir!. Ya se los dije recién. Ahora bien, conocemos sin embargo los medios del goce. Les he hablado recién de las cosquillas y de la parrilla. Pues bien, uno sabe como hacer, incluso es eso el saber. Nadie quiere en principio llegar demasiado lejos, pero de todas formas, tienta. Es este el descubrimiento que Freud hizo, precisamente alrededor de l920 y es de algún modo el punto de contramarcha de su descubrimiento que, cuando después de haber deletreado el inconsciente y yo desafío al que diga que eso pueda ser otra cosa que la advertencia de que hay un saber perfectamente articulado del que ningún sujeto es propiamente responsable y que, cuando un sujeto llega a topar, a tocar, pues bien, él se encuentra, él que habla, que de golpe se topa con ese saber que no se esperaba, se encuentra a fe mía, bien desconcertado. Fue el primer hallazgo; y eso condujo necesariamente a lo que Freud les dijo a los sujetos: "Hablen, hablen pues, hagan cómo las histéricas". Vamos a ver cual es el saber que encuentran del modo que ustedes aspiran o al contrario del que rechazan, vamos a ver lo que pasa". Es así que hizo este descubrimiento, ese que él llama "Mas allá del principio de placer" que es que lo esencial de lo que determina eso con lo que hay que entendérselas en la exploración del inconsciente, es la repetición y que la repetición no quiere decir que se recomienza lo que se ha terminado, como la digestión o algunas otras funciones fisiológicas. La repetición es una denotación, denotación precisa de un rasgo que yo he despejado del texto de Freud, como idéntico al rasgo unario al pequeño palote, al elemento de la escritura, de un rasgo en tanto que conmemora una irrupción del goce. He aquí porqué es concebible que el placer sea violado en las reglas de su principio, porqué cede al displacer -no se puede decir otra cosa, no el dolor forzosamente- al displacer que no quiere decir otra cosa que el goce. Es acá que la inserción de la generación de lo genital, de lo genético, en el deseo aparece totalmente distinta de la madurez sexual. Hablar de sexualización prematura tiene ciertamente su interés, aunque esa necesario aclarar bien que lo que en el hombre se llama la primera pulsión sexual es, desde este aspecto, evidentemente como se dice a saber prematura que al lado de este hecho de que pueda en efecto implicar juego de goce no quiero decir que lo que va a introducir la sección entre la libido y la naturaleza sea solamente el autoerotis mo orgánico. Hay otros animales además de los hombres, que son capaces de hacerse cosquillas. Eso no los ha llevado a una gran elaboración del deseo a los monos. Por el contrario, el beneficio encontrado en función del discurso no se trata solamente de hablar de las interdicciónes, sino de una dominancia de la mujer en tanto que madre, y madre que dices madre a la que se le demanda madre que ordenar que instituye a l mismo tiempo esta dependencia del pequeño hombre, la mujer da al goce el osar la máscara de la repetición, acá la mujer se presenta en lo que ella es: como institución de la mascarada, ella enseña a su pequeño a pavonearse. Ella lleva hacia el plús-de-gozar porque ella hunde sus raíces, ella, la mujer, como la flor, en el goce mismo. Los medios del goce están abiertos, en el origen desde que él ha renunciado al goce cerrado y ajeno de la madre. Es en lo que va a venir a insertarse la vasta connivencia social que invierte lo que podemos llamar al natural la diferencia de los sexos en sexualización de la diferencia orgánica. Esta inversión implica el común denominador de la exclusión del órgano específicamente macho. El macho, desde ese momento, es y no es lo que él es respecto al goce y también desde ahí la mujer se produce como objeto de goce precisamente por no ser lo que es por una parte, diferencia sexual, y por otra parte ser eso a lo que él renuncia como goce. Es esencial recordar esto cuando hablando del "revés del psicoanálisis", se plantea el problema del lugar del psicoanalista en la política. La intrusión en la política sólo puede hacerse reconociera de que no hay otro discurso solamente el analítico, no hay otro discurso que el del goce, al menos cuando se espera el trabajo de la verdad. La carácterización del discurso del amo como comportando una verdad oculta, lo que no quiere decir que el discurso del amo se esconda, que se embosque -la palabra esconder (cacher) tiene en francés, sus virtudes etimológicas, viene de "coactus" "coactare" "coacticata", lo que quiero decir que hay algo que está comprimido que es como una sobre impresión algo que demanda ser desplegado para ser legible- está claro que su verdad le es escondida y que un cierto Hegel ha articulado, que le es entregada su verdad, por el trabajo del esclavo. Sólo que es un discurso de amo. Y el discurso de Hegel que reposa en la sustitución del amo por el estado a través del largo camino de la cultura para desembocar en el Saber Absoluto, parece haber sido definitivamente refutado por algunos hallazgos, que son los de Marx a los que -no estoy acá para comentarios- no daré apéndice, sino simplemente mostraré hasta qué punto desde el -mirador psicoanalítico estamos cómodos para poner en duda de entrada que el trabajo engendre un Saber Absoluto en el horizonte, ni siquiera ningún saber. Ya desarrolla esto ante ustedes, no quiero retomarlo acá, pero es uno de loe ejes donde les ruego ubicarse para captar de que se trata la subversión. Si el saber es medio de goce el trabajo es otra cosa, aún cuando es realizado por aquellos que tienen el saber. Lo que engendra, puede ser ciertamente la verdad; pero ningún trabajo engendró jamás un saber. Algo objeta allí producto de una observación más rigurosa de lo que son en nuestra cultura las relaciones del discurso del amo con algo que ha surgido, que es de donde se ha replicado todo el examen de lo que desde el punto de vista de Hegel se enrollaba alrededor de ese discurso. El evitamiento del goce absoluto en tanto que es determinado porque fijando el hijo a la madre, la connivencia social la hace la sede elegida de las interdicciónes, por otra parte la formalización de un saber que vuelve problemática toda la verdad, no nos sugieren acaso que algo más que lo que se nos muestra como un progreso sobrevenido por el trabaja del esclavo -como si en su condición él tuviera el menor progreso, ¡todo lo contrario!- no nos da más vale la idea de una transferencia, de una expoliación de lo que en un principio era ese saber inscripto, encubierto en el mundo del esclavo y ante lo cual el discurso del amo tenía que imponerse, tenía que imponerse también a consecuencia de esto entrando en el mecanismo de su aserción repetida de aprehender allí la pérdida por su propia entrada en el discurso, para decirlo todo de ver surgir allí este objeto a que hemos abrochado al plus-de-gozar. Es esto en suma, y no más que esto lo que el amo tenía que hacer pagar al esclavo, único poseedor de los medios del goce. Se conformaba con este pequeño diezmo de un plus-de-gozar del que, después de todo, nada indica que el esclavo en sí mismo estuviese descontento de darle. Es absolutamente otra cosa lo que se encuentra en el horizonte del ascenso del sujeto-amo a una verdad que se afirma por su igualdad a sí mismas esta yo-cracia (je-cratíe) de la que hablé alguna vez y que es, según parece la esencia de toda afirmación en la cultura que vió florecer entre todas ese discurso del amo. Esta substracción al esclavo de su saber que es, mirando de cerca, toda la historia de esa dialéctica cuyas etapas sigue Hegel a cada paso, extrañamente sin ver hacía donde conducía, ciertamente y por fuerza: estaba todavía en el campo del descubrimiento newtoniano no había visto nacer la termodinámica. Posiblemente si él hubiera podido dedicarse al coeficiente de las fórmulas que por primera vez unificaron ese campo designado como termodinámicas, hubiese podido reconocer: el reino puro del significante repetido en dos niveles, S1, otra vez S1, el primer S1 es el dique, el segundo S1 es por debajo, el embalse que lo recibe y que hace girar una turbina. gravitacional con lo que han comenzado todos, pero de todos modos no tiene importancia!. La conservación de la energía no tiene otro sentido que esta marca de una instrumentación que significa el poder del amo. Tanto como es recogido en la caída debe conservarse, es la ley primera. Hay algo que lamentablemente desaparece en el intervalo o más precisamente no se presta al reintegro, a la puesta en las condiciones del punto de partida. Este es el principio llamado de Carnot-Clausius, aunque mucho haya contribuido un tal Meyer. La analogía de semejante saber con un discurso que, en su esencia, da la primacía a todo lo que está al principio y al final, descuidando todo lo que en un intervalo puede ser algo que señala un saber, ésta puesta en el horizonte del mundo nuevo de esta verdad pura, verdad numérica de lo que es contable, consiste en que, esto por si sólo no significa ninguna otra cosa que la puesta en juego de un Saber Absoluto. ¿No es acaso el ideal mismo de una formalización donde nada más cuenta por que la energía no es otra cosa que lo que se cuenta, él que si ustedes manipulan de un cierto modo las fórmulas, se llega siempre al mismo total? Y lo que es seguro, ese deslizamiento, ese cuarto de giro que hace que en el lugar del amo se instaure una articulación eminentemente nueva, complementa formalmente al saber y que en el lugar del esclavo hace venir, no algo que de algún modo se insertaría en el orden de ese saber, sino que más bien es el producto, lo que Marx denuncia de ese proceso de expoliación, sin darse cuenta que se en el saber mismo donde está el secreto, como la reducción del trabajador en sí mismo, a no ser nada más que valor. El plus-de-gozar pasado un estrato por encima no se otra con que esa relación a algo que no es "plus-de-gozar", pero que se inscribe simplemente como valor a asentar o a deducir de la totalidad de lo que se acumula de una naturaleza esencialmente transformada. El trabajador no es más que unidad de valor. Advertencia para aquellos a los que ente término evoca un eco. Precisamente lo que Marx denuncia en la plusvalía, es la expoliación del goce, y a pesar de todo esta plusvalía es el memorial del plus-de-gozar, un equivalente del plus-de-gozar. La sociedad de consumo tomo su sentido de que a lo que hace "el elemento" que se califica humano es dado el equivalente homogéneo de no importa cual plus-de-gozar que es el producto de nuestra industria, un plus-de-gozar de imitación(15) para decirlo directamente: está bastante bien, puede tener aspecto de plus-de-gozar, todavía atrae a mucha gente. Sí yo quisiera darles material para fantasear donde se inicia ente proceso del que nuestra ciencia es el estatuto, les diría -porque después de todo lo releí recientemente- que se divierten con el Satiricón A mi no me parece mal lo que hizo ese tipo. Hizo una falta de ortografía escribiendo "Satyricón" y eso no he lo perdonará jamás; no lleva y pero salvo eso, no está mal, no tan bien como el texto. No también como el texto porque en el texto una está serio, no se detiene en las imagenes y vé de que se trata. Para decirlo todos es un buen ejemplo para mostrar la diferencia entre el amo y el rico. Lo que tienen de maravilloso los discursos, sean cuales fueren, así sea el más revolucionario es que nunca dicen las cosas crudamente, como yo acabo de intentar mínimamente ya saben, en fin hice lo que pude con el discurso de Freud. Desde que hay economistas, se puede ver hasta que punto eso tiene interés para nosotros analistas porque si hay algo por hacer en el análisis se la institución de otro campo energético que necesitaría otras estructuras. Ustedes pueden unificar tanto como q uieran, sí son Maxwell, el campo termodinámico y el electromagnético, de todas formas encontrarán un pero a propósito de lo gravitacional. Y es bastante curioso porque es con lo En lo qué respecta al campo del goce, que lamentablemente no se llamará nunca -porque seguramente no voy a tener tiempo ni para esbozar las bases- que no se llamará nunca el campo lacaniano, como yo había anhelado en lo que respecta al campo del goce hay algunas observaciones para hacer. Es muy curiosa que entro el montón de autores en los que de tiempo en tiempo meto mí nariz, hay uno que como se sabido se llama Smith que escribió algo que se llama "La riqueza de las naciones". Uno abre el libro... y uno se encuentra economistas, no es el único, están todos allí, rompiéndose la cabeza, Malthus, Ricardo, los otros "La riqueza de las naciones'' ¿qué es eso?. Entonces allí se intenta definir: es el valor de uso -eso debe contar al menos- o el valor de cambio, porque no es Marx el que inventó todo esto, él se complicó bastante con este asunto. Es extraordinario que nadie, pero nadie hasta el momento ni siquiera por un instante, no digo para detenerse en esto, haya observado que la riquezas pues bien, es la propiedad del rico, como el psicoanálisis -les dije una vez- está hecho por el psicoanalista, es su principal carácterística. Hay que partir del psicoanalista; ¿y porqué a propósito de la riqueza no partir del rico? Posiblemente interviene allí, tengo que ir rápido, tengo que terminar en diez minutos Por razones de cursos- de todos modos voy a decirles algo que surge de una experiencia que no es privativa de analista, que cualquiera puede hacer: el rico -esto es muy importante- tiene una propiedad; compra, en definitiva compra todo, compra mucho. Quisiera que mediten sobre esto: él no Paga. Uno se imagina que el paga por razones contables que atañen a la transformación de plus-de-gozar en plusvalía. De entrada todos saben que la plusvalía se adiciona muy, regularmente. No hay circulación de plus-de-gozar y especialmente hay algo que él no paga Jamás: el saber. Porque no hay más que la dimensión de la entropía en lo que pasa allí, del lado del plus-de-gozar. A pesar de todo hay algo de lo que alguien se dio cuenta y es que el saber Implica la equivalencia entre esta entropía y una información. Obviamente no es lo mismo, Brilloin no lo dijo de una forma tan simple. Pero dé todas formas hay que ver esto: que el rico no es un amo -y es esto lo que les encomiende ir a ver en el Satiricón'- más que porque el se ha vuelto a comprar (racheté(16)). Los amos de los que se trata en el horizonte del mundo antiguo no son hombres de negocios. Vean como habla de ellos Aristóteles, lo .......... Al contrario, cuando un esclavo se ha liberado (racheté) solo, es un amo por el hecho de que comienza a arriesgar todo, -es así como se expresa en el Satiricón un personaje que no es otro que el mismo Trimalción- y que a partir del momento en que es rico, porque puede comprarlo todo sin pagar, puesto que no tiene nada que ver con el goce, no es ese lo que repite. El repite su vuelta a comprar (rachat). El vuelve a comprar (racheté) todo; al menos todo lo que se presenta él lo vuelve a comprar (racheté). ¡Está bien hecho para ser cristiano!. El es por destino el "redimido" (racheté). ¿Y por qué es que uno se deja comprar por el rico?. Uno se deja comprar por el rico .porque eso le da participación en su esencia de rico a saber que comprando a un rico, a una nación, desarrollada, ustedes creen simplemente -este es el sentido de la riqueza de las naciones- que van a participar del nivel de una nación rica. Solamente en este negocio, lo que ustedes pierden, es vuestro saber que les daba a ustedes vuestro estatuto. Este saber el rico la adquiero por añadidura; simplemente no lo paga. Hemos llegado al límite, pido disculpas, al límite de lo que puedo decir antes de evacuar la sala. Quería introducir lo que puede suceder por la promoción al nivel donde juega la función del rico, esa para la que el saber no es más que instrumento de explotación. Lo que puede ocurrir, es la recuperación de la voz de lo que resulta del plus-de-gozar, del a. Es acá donde la función del analista da de algún modo algo como la aurora. Trataré de explicar la próxima vez cual es la esencia. Ciertamente la esencia no es rehacer de este elemento un elemento de dominio, porque, como les voy a explicar, todo gira alrededor del fracaso, (insuccés). El amo castrado 18 de Febrero de 1970 A esta altura debe estar empezando a parecerles que el revés del psicoanálisis es eso mismo que yo desarrollo este año como el Discurso del Amo, por supuesto que no en forma arbitraria, este discurso del Amo ya tiene en la tradición filosófica lo que yo llamaría sus cartas de crédito. No obstante el discurso del Amo tal como trato de despejarlo toma acá un carácter particular dado por el hecho de que se puede decir que en nuestra época puede ser despejado con una especie de pureza por algo que nosotros exp erimentamos directamente a nivel de la política. Quiero decir con esto que comprende todo, incluso lo que se cree revolución. Más exactamente, para lo que románticamente se llama Revolución con R mayúscula, este discurso del amo realiza su revolución en el otro sentido del circuito que se cierra. En el horizonte de esta valoración un poco aforística, estoy de acuerdo pero, como corresponde al aforismo hecha para aclarar con un flash simple, en este horizonte está lo que nos interesa -a ustedes y a mí- que el discurso del Amo sólo tiene un contrapunto que es el discurso analítico todavía tan inapropiado. Lo llamo contrapunto porque su simetría -si es que existe alguna, y si, existe su simetría no en relación a una línea ni a un plano, sino en relación a un punto. En otras palabras surge de algo que es el cierre (del circuito) de ese discurso del Amo al que me refería recién. En otras palabras lo que no pude escribir en el pizarrón porque eso empieza a cansarme, a saber la disposición de las S tachadas o numeradas y del a, tal como lo hice la última vez y que espero que todos, más o menos, tengan la transcripción en sus papeles, esta inscripción que no tuve tiempo de hacer por el hecho de que me debatía con otra cosa, bien, esta inscripción muestra bastante esta simetría en relación a un punto que hace que el discurso analítico se encuentre precisamente en el polo opuesto del discurso del Amo. Miren. En éste discurso analítico, encontramos algunos términos que sirven de philum de la explicación, el del padre por ejemplo. A veces encontramos a alguien que trata de agrupar los principales datos. Es un ejercicio penoso cuando se hace desde el interior de lo que se espera a esta altura de un enunciado psicoanalítico, a saber una referencia genética. Se creen obligados a propósito del padre, a partir de la infancia, de las identificaciones, y entonces es realmente algo que puede ir desde un extraordinario parloteo hasta una extraña contradicción. Se nos hablará de la identificación primaria como lo que liga al niño a ]a madre, esto parece caer de su peso. Lo curioso es que, si nos remitimos a Freud y al discurso de 192l, el que se llama "Psicología de las Masas y Análisis del Yo", es precisamente a la identificación al padre que nos remitiremos como primaria. Y es indudablemente muy extraño ver que lo que en definitiva Freud puntúa allí es que primordialmente el padre se revela como. el que preside toda identificación primera, precisamente porque él es el que merece el amor de una forma privilegiada. Esto es muy extraño .y se opone, se coloca en contradicción con todo lo que el desarrollo de la experiencia analítica establece decididamente de la primacía de la relación del niño a la madre. Extrañas discordancias del discurso freudiano con el discurso de los psicoanalistas. Quizás estas discordancias son producto de alguna confusión. Y el orden que yo intento establecer en referencia a configuraciones de discurso de algún modo primordiales está para recordarnos que es estrictamente impensable enunciar nada ordenado en el discurso analítico, sino se tiene presente que antes de extraer de algo de lo que sabernos perfectamente que es el producto de una colaboración reconstructiva con aquel que está en la posición de analizante al que ayudamos, al que permitimos de alguna form a entrar en su carrera, debemos tener presente que lo que funda toda esta reconstrucción, esta posibilidad misma de ayuda bajo la forma de interpretación, este esfuerzo, que hacemos por extraer bajo la forma de pensamiento imputado como lo que ha -sido en efecto vivido por quien, en este caso, merece realmente el -título de "paciente", y es. algo que para ser eficaz no debe hacernos olvidar que la configuración subjetiva tiene en virtud de la ligazón significante, una objetividad perfectamente localizable: allí, en algún punto de ligazón, aquél absolutamente primero del Sl al S2, allí es posible que se abra esa falla que se llama el sujeto. Y allí, los efectos de la ligazón, de la ligazón en este caso significante, operan para que alguna parte de lo vivido que se llama con más o menos propiedad "pensamiento". se produzca o no. Allí se produce algo que mantiene una cadena exactamente como si fuera de pensamiento. Freud jamás dijo otra cosa cuando habla del inconsciente. Esta objetividad no sólo induce, sino que determina esta posición que se llama posición del sujeto en tanto que foco de las defensas. Bueno, lo que adelanto, lo que voy a anunciar de nuevo hoy, es que al emitirse hacia los medios del goce que son lo que se llama el saber, el significante Amo -voy a volver sobre lo que hay que entender por esto-, el Significante Amo no sólo induce sino que determina la castración. Partamos de lo que hemos expuesto del significante Amo, ¿Qué puede querer decir?. Seguramente en el punto de partida no está, todos los significantes se equivalen de algún modo para no jugar más que sobre la diferencia de cada uno con todos los otros de no ser los otros significantes. Es también de ahí que cada uno es capaz de llegar a la. posición de significante amo, y más precisamente en lo que es su función eventual -así la definí siempre- representar a un sujeto para todo otro significante. Sólo que el sujeto que él representa no es unívoco. Es representado sin duda, pero también no es representado. Algo, a ese nivel, queda oculto en relación a ese mísmo significante. Es alrededor de esto que se juega el juego del descubrimiento psicoanalítico que no deja por supuesto como cualquier otro, de haber sido preparado para esta indecisión que es más que una indecisión, que es esta ambigüedad sostenida bajo el nombre de dialéctica por Hegel cuando llega a plantear de algún modo al comienzo que el sujeto se afirma como sabiéndose, cuando osa partir de la Selbstbewubtsein en su más ingenua enunciación, a saber que toda conciencia se sabe como conciencia, y sin embargo trenzar esta misma especie de comienzo con una serie de crisis, d'Aufhebung como el dice, de donde resulta que esta Selbstbewsstsein misma, figura inaugural del Amo, encuentra su verdad por el trabajo del Otro, por excelencia, del que sólo se sabe haber perdido ese cuerpo, ese cuerpo del que él incluso se soporta, por haber querido preservarlo en su a cceso el goce, dicho de otro modo el esclavo. ¿Cómo no intentar romper esta ambigüedad hegeliana? Cómo no dejarse conducir por otra vía tentativa a partir de lo que nos es dado por una experiencia donde se trata siempre de volver para ceñirla mejor, la experiencia psicoanalítica, y más simplemente a partir de un uso del Significante que puede definirse por partir esencialmente del clivaje de un Significante Amo justamente con ese cuerpo del que acabamos de hablar, ese cuerpo perdido por el esclavo para que no devenga otra cosa que aquél donde se inscriben todos los otros significantes. Es de esta forma que podríamos imaginar ese saber que Freud definió poniéndolo en ese paréntesis enigmático del Uverdräng, lo que quiere decir justamente lo que no ha tenido que ser reprimido, porque lo está en el origen, ese saber sin cabeza si puedo decirlo, que es un hecho políticamente definible en estructuras. A partir de ahí, todo lo que se produce -en el sentido propio, el sentido pleno de la palabra "producir"- por el trabajo, todo lo que se produce concerniente a la verdad de Amo, a saber lo que esconde como sujeto, va a reunirse con ese saber en tanto que dividido, urverdrängt en tanto que es y que nadie comprende nada allí. Tal es el caso de algo que, espero tenga eco para ustedes, aunque no sepan si este eco vi ene de la izquierda o de la derecha, y que en principio se estructura en lo que se llama el soporte -mítico- de las sociedades que podemos analizar como etnográficas, es decir, como escapando del discurso del Amo, porque el discurso del Amo comienza con l a predominancia del sujeto justamente en tanto que tiende a no soportarse más que en ese mito ultrareducido de ser Idéntico a su propio significante. Es lo que les mostré la última vez que tiene de naturaleza afín con ese discurso lo que se llama la Matemática. Allí "A" se representa a sí mismo, sin necesidad de un discurso mítico que le de sus relaciones en cualquier otra parte. Es por ahí que la Matemática representa el saber del Amo en tanto que constituido sobre otras leyes que el saber mítico. El saber del Amo se produce como un saber totalmente autónomo del saber mítico, y es lo que se llama la ciencia cuya figura les señalé la última vez en una rápida evocación de la termodinámica y más allá de toda unificación del campo físico, la que reposa sobre la conservación de una unidad que no es más que una constante siempre reencontrada en la cuenta -incluso no digo en la cuantificación- en la cuenta, la manipulación de cifras que sea definida de tal modo que haga aparecer en todos los casos esta cons tancia en la cuenta, vean lo que basta, lo que simplemente soporta lo que es llamado el fundamente de la ciencia física, la energía. He aquí lo que también le da un soporte que le permite aceptar fácilmente que la matemática no es construíble más que a partir de que el significante puede significarse a sí mismo, que el A que ustedes escribieron una vez puede ser significado por su repetición de A, posición que es estrictamente insostenible en relación a lo que es la función del significante: puede significar todo menos a sí mismo. Es de esta infracción a la regla, de este postulado inicial que hay que deshacerse para que se inaugure el discurso matemático. Más o menos, por esta infracción original en la construcción del Discurso de la energética, el discurso de la ciencia no se sostiene en la lógica más que haciendo de la verdad un juego de valores, eludiendo radicalmente toda su potencia dinámica. Como ustedes saben el discurso de la lógica proposicional, fundamentalmente tautológico, como se ha subrayado, conduce a ordenar las proposiciones compuestas de tal modo que siempre sean verdaderas sea lo que sea, verdadero o falso, el valor de lasproposiciones elementales. ¿No es esto decir que es deshacerse de lo que recién llamé el dinamismo del trabajo de la verdad?. Pues bien, la cuestión es propiamente lo que especifica y distingue al discurso analítico al plantear la pregunta de para qué sirve esta forma de saber que rechaza, excluye la dinámica de la verdad. La primera aproximación es la siguiente: sirve para reprimir lo que habita el saber mítico, pero al mismo tiempo excluyendo éste a no conocer más nada salvo bajo la forma de lo que encontramos bajo las especies del Inconsciente, la forma de un saber disperso, de residuos de ese saber, no es cierto que de ningún modo lo que va a ser reconstruido de ese saber disperso vuelva al discurso de la ciencia ni a sus leyes estructurales. Es decir que acá me diferencio de lo que enuncia Freud. Ese saber disperso, tal como lo encontramos en el Inconsciente es ajeno al discurso de la ciencia, es justamente por eso que es impactante come se impone. Se impone exactamente como lo que yo enunciaba el otro día bajo esa forma, créanme que no encontré otra mejor, "que el no boludea", porque por más boludo que sea el discurso del Inconsciente responde a algo que corresponde muy precisamente a la institución del discurso mismo del Amo. Y es eso que se llama Inconsciente. Se impone a la ciencia como un hecho. Esta ciencia hecha, es decir ficticia, no puede desconocer lo que le aparece como artefacto(17). Es cierto. Sólo que le está vedado, precisamente por ser ciencia de Amo, plantearse la pregunta del artesano. Y esto hará el hecho aún más hecho. Poco después de la última guerra -hacia ya mucho. que yo había nacido- tomé en análisis tres personas del alto país de Togo que habían pasado su infancia allí. No pude tener en su análisis huellas de los usos y creencias tribales que ellos no habían olvidado, que ellos conocían pero desde el punto de vista del etnógrafo, lo que quiere decir, dado que eran valientes mediquitos que intentaban colocarse en la jerarquía médica de la metrópolis de la que no ignoramos- estábamos todavía en la época colonial- que todo estaba hecho para separarlos, lo que conocían pues a nivel de etnógrafos era más o menos al nivel del periodismo; pero su inconsciente funcionaba según las buenas reglas del Edipo, es decir que era el inconsciente vendido junto con las leyes de la colonización, forma exótica del discurso del Amo, totalmente regresivo frente al capitalismo que es justamente lo que se llama imperialismo. Su inconsciente no era el de sus recuerdos de infancia, allí eso se tocaba; sino su Infancia retroactivamente vívida en nuestras categorías -escriban la palabra como les enseñé el año pasado- "femm-íl-iales(18)" y los desafío por más analistas que sean, aún sobre el terreno a contradecirme... No es el psicoanálisis lo que puede servir para proceder a una encuesta etnográfica, siendo, por otra parte que dicha encuesta no tiene ninguna chance de coincidir con el saber autóctono, sino por referencia al discurso de la ciencia de lo que lamentablemente dicha encuesta no tiene la menor idea, porque tendría que relativizarla. Diciendo que no es por el psicoanálisis que se puede entrar en una encuesta etnográfica tengo seguramente la aprobación de todos los etnógrafos, pero quizás no la tendría tanto diciéndoles que precisamente para tener una pequeña idea de la relativización del discurso de la ciencia, es decir, para tener quizás una pequeña chance de hacer una encuesta etnográfica acertada, hace falta, lo repito, no proceder por el psicoanálisis, pero posiblemente habría que ser, si eso existe, un psicoanalista. La mercancía está ligada al significante amo, de modo que no resuelve nada denunciarla así. La mercancía no está menos ligada a ese significante después de la revolución socialista. Entonces lo que se trata de advertir es que las funciones propias del discurso tal como yo las enuncié, vamos a escribirlas con todas sus letras... Una puesta en funcionamiento del discurso se define por el clivaje, la distinción del significante amo en relación al saber. Observen que por este motivo quisiera saber un poco más sobre las sociedades "primitivas", en tanto que las inscribo como no dominadas por el discurso del Amo. Es bastante probable que el Significante Amo sea allí localizable con una economía más compleja. Precisamente a esto confinan las mejores investigaciones llamadas sociológicas sobre el campo de esas sociedades. Regocijémonos, ya que no es por azar que el funcionamiento del significante Amo sea más simple en el discurso del Amo, que sea totalmente manejable con esta relación, S1 a S2 que Uds. ven escritas: El sujeto es precisamente lo que en el discurso se halla ligado, con todas las ilusiones que comporta, al Significante Amo, mientras que la inserción en el goce concierne al saber. Significante Amo Saber ---------------> Sujeto Goce Acá desde la tribuna, enunciamos que lo que el psicoanálisis nos permite concebir, es por la vía que abrió el marxismo, a saber que el discurso está ligado a los intereses del sujeto. Es lo que Marx llama la economía, porque en la sociedad capitalista sus intereses son totalmente mercantiles. Bueno., lo que yo, aporto este año es que esas funciones propias del discurso pueden encontrar distintas posiciones. Es lo que definió su rotación por esos cuatro lugares que ustedes ven acá designados en letras nada más que por su lugar, que yo llamo eventualmente arriba y a la izquierda, abajo y a la derecha, así un poco tardíamente para aclarar aún a aquellos que los hubieran designado por efecto de su modesto entender, por ejemplo el deseo y del otro lado la ubicación del Otro. Así se representa lo que, en un viejo registro, yo decía que el deseo del hombre, en la época en que yo me conformaba con semejante aproximación, es el deseo del Otro Simplemente revela la relación del discurso del Amo al goce, al ocupar el saber, en el discurso de la Histérica, el lugar del Goce. El sujeto histérico mismo se aliena al significante Amo como aquél que ese significante divide -dije aquél en masculino, aquél representa al sujeto- que se niega a hacerse el cuerpo. Porque se habla a propósito de la histérica de complacencia somática. Por más que el término sea freudiano no podemos dejar de darnos cuenta que es bien extraño y que se trata más vale de un rechazo del cuerpo,,,, siguiendo el efecto del significante Amo. La histérica no es esclava -y démosle ahora el género de sexo bajo el que más frecuentemente se encarna este sujeto: ella- ella hace a su manera una cierta huelga, ella no entrega su saber. Ella desenmascara sin embargo, la función del Amo con el que permanece solidaria, precisamente haciendo resaltar lo que tiene de amo en que es el Uno -con U mayúscula- del que ella se sustrae a título de objeto de su deseo. Esta es la función propia que hemos marcado desde hace tiempo, al menos en el campo de mi Escuela, bajo el título del Padre idealizado. El lugar a representar bajo el Deseo es el de la Verdad, bajo el Otro el de donde se produce la Pérdida, la pérdida propiamente del goce del que como ustedes saben extraemos la función del plus-de-gozar. Acá cobra su valor el discurso de la Histérica: tiene el mérito de mantener en la institución discursiva lo que pasa con la relación sexual, a saber como puede tenerla un sujeto o, a decir mejor, como no puede tenerla. En efecto, la respuesta a saber como puede tenerla es: dejando la palabra al Otro y precisamente en tanto que lugar del saber reprimido. Lo que tiene de interesante es esta verdad completamente extraña a su sujeto que se entrega al saber sexual. Es esto lo que originariamente se llama lo reprimido en el discurso freudiano. Pero lo que me importa no es eso que tomado puro no tiene otro efecto, si se puede decir que una justificación del oscurantismo. Las verdades que nos importan y no poco, están condenadas a ser obscuras. De ningún modo quiero decir que el discurso de la histérica es el testimonio de que el inferior está abajo. Al contrario, no se diferencia como batería de función de la asignada al discurso del Amo. Y es lo que permite representarlo con las mismas letras que nos sirven, $, S1, S2 y a minúscula: Vayamos al grano. Revoquemos a Dora que tengo que suponer conocida por todos los que me están escuchando. Los que todavía no lo han abierto, mala suerte!. Simplemente que se apuren!. Es necesario leer "Dora" y a través de las interpretaciones "recargadas" (contournées) -utilizo expresamente el término que Freud da de la economía de sus pesares -no perder de vista algo que me atrevería a decir que Freud encubre por sus prejuicios. Hago un pequeño paréntesis. Tengan o no presente el texto, remítanse a él. Encontrarán frases que para Freud parecen caer de su peso: que una chica, por ejemplo, se arregle sola con semejantes engorros, a saber, cuando un señor le salta encima. No va a hacer escándalo una chica sana, por supuesto! Por qué? Porque Freud así lo cree. Más aún -lo que va más lejos- una chica normal no tiene que disgustarse cuando se le hace un cumplido. Esto parece caer de su peso. Hay que reconocer el funcionamiento de lo que llamo prejuicio en un cierto abordaje de lo que es revelado por nuestra Dora en cuestión. Y si se lee este texto aún manteniendo algunas de las indicaciones con las que trato de romper, la palabra "recargada" ("countournée"), que mencioné hace un rato, se impondrá, quiero decir que no les parecerá ilegítimo pronunciarla ustedes mismos. La prodigiosa sutileza, astucia de esas inversiones con las que Freud explica los múltiples planos, que se refractan, a través de tres o cuatro defensas sucesivas, la maniobra como yo la llamo, de Dora en materia amorosa, espero después de todo hacer eco con lo que él mismo designó su texto en la Traumdeutung les hará parecer que es un cierto modo de abordaje del que dependen esos subterfugios c( onteurs). Porque no intentar conforme lo enuncié al principio de mi discurso de hoy, que la coyuntura subjetiva, por su articulación significante, reciba una especie de objetividad y no partir de que el Padre, punto pivote de toda la aventura o desventura, es propiamente un hombre castrado -me refiero a su potencia sexual- que es manifiesto que está en las diez de últimas, muy enfermo. En todos los casos de los "Stüdien Über Hysterie", él mismo hace apreciación simbólica observen porque después de todo un enfermo o un moribundo es lo que es, considerarlo como deficiente en relación a una función que no ocupa es otorgarle propiamente hablando una afectación simbólica. Es olvidar que el padre, o más exactamente es proferir implícitamente que después de todo padre no es sólo lo que es, lo que ese quiere decir. Es un titulo como el ex combatientes hasta el fin de su vida. Es implicar en la palabra padre algo siempre en potencia en acto de creación, y es e n relación a esto en el campo simbólico que hay que remarcar que el padre en tanto que juega ese rol pivote, ese rol mayor, ese rol amo en el discurso de la histérica, es precisamente aquél que se encuentra bajo este ángulo de la potencia de creación, pues bien se encuentra sosteniendo esta posición en relación a la mujer aún estando fuera de estado. Es esto lo que especifica la función, de algún modo la relación al padre de la Histérica. Es precisamente en esto que designamos como el Padre idealizado. Observemos, para no desviarnos... -¿dije que iba a ir al grano?- yo tomo a Dora y les ruego que luego la relean para ver sí es cierto lo que digo- aquél que yo llamara curiosamente el tercer hombre, el señor K, pues bien, se trata de saber cómo se ordena, aunque lo dije hace tiempo, lo que en él conviene a Dora. ¿Por qué no atenernos también acá a la definición estructural tal como podemos darla con la ayuda del discurso del Amo? Lo que conviene a Dora es la idea de que él tiene el órgano. Dije órgano, ¡ojo!. Eso Freud lo percibe y señala precisamente que es eso lo que juega el rol decisivo en el primer abordaje la primera escaramuza, si puedo decirlo, de Dora con él cuando ella tiene 14 años y el otro la arrincona en un hueco. Esto no altera para nada las relaciones entre las dos familias. Por otra parte nadie tiene la menor intención de asombrarse. Como dijo Freud: una chica siempre se arregla sola con esas cosas. Lo que tiene de curioso es que justamente lo que sucede es que ella no se arregla más sola y quiere meter a todo el mundo en danza. Pero más tarde. ¿Por qué?. Ciertamente es el órgano lo que hace valiosa el tercer hombre, Sr. K, pero no para que Dora haga su felicidad, sí así puedo decirlo, para que otra la prive de ello. Lo que le interesa a Dora no es la joya incluso indiscreta. Como el primer sueño -recuerden que esta observación que dura tres meses está enteramente hecha para servirnos de cascabilla a dos sueños- lo que Interesa no es la joya sino el cofrecito. El sueño llamado del "cofrecito", el primero de esos dos sueños testimonia que: ella sólo goza con la envoltura del precioso órgano. Y ella sabe muy bien gozarla por sí misma como nos lo testimonia la importancia decisiva que tuvo en ella la masturbación Infantil, de la que por lo demás nada nos indica en la observación de Dora que fuese la forma sino que es probable que tuviese alguna relación con lo que llamaré el ritmo fluido, fluyente, cuyo modelo está en la enuresis, que se nos presenta muy precisamente en la historia como inducida a u na edad tardía, por la de su hermano, un año y medio mayor que ella, que había llegado hasta los 8 años afectado por esta enuresis de la que de algún modo Dora toma la posta tardíamente. Esto es muy carácterístico -hablo de la enuresis- es como si se puede decir, el estigma de la substitución imaginaria del niño al madre justamente como impotente. Invoco acá a todos los que del niño y de este episodio, porque es bastante frecuente que se haga intervenir al analista, puedan recoger de su experiencia. Entonces junto a todo esto la contemplación teórica de la Sra. K, si puedo expresarme así, tal como se desarrolla en la permanencia de Dora boquiabierta (béante) ante la Madona de Dresde, de esta Sra. K que puede sostener el deseo del padre idealizado, pero también contener al mismo tiempo privar a Dora del garante, si puedo decirlos que se encuentra así doblemente excluido de su presa, pues bien, este complejo es por ahí mismo la marca de la identificación a un goce, en tanto que es el del Amo. Pequeño paréntesis: no es moco de pavo recordar la analogía que se ha hecho entro la enuresis y la ambición. Pero confirmemos: la condición impuesta al regalo del Sr. K es ser el cofre. El no le da otra cosa que un cofrecito para joyas. La joya es ella. Su propia joya indiscreta como decía hace un ratos buenos que vaya a meterla en otra parte y que se sepa: de ahí la ruptura, cuya significación yo he marcado hace tiempo, cuando el Sr, K dice: "Mi mujer no es nada para mí" Es cierto que en ese momento se ofrece a ella el goce del Otro, pero es ella la que no lo quiere porque lo que ella quiere es el Saber como medio del Goce y para hacerlo servir a la Verdad, a la Verdad del Amo que ella encarna. Y ella la encarna en tanto que Dora y esta verdad para decirlo de una vez por todas es que el amo está castrado. Y en efecto sí el único tose que puede representar la felicidad que yo definí la última vez como perfectamente cerrada, el del falo lo dominara ese Amo -vean el término que empleo: el Amo, justamente ella sólo puede dominarlo excluyéndolo- ¿cómo establecería el Amo esa relación al Saber que es mantenida por el esclavo esa relación al Saber cuya beneficio es la activación del plus-de-gozar?. Además el segundo sueño marca que el padre simbólico es precisamente el padre muerto, al que sólo se puede acceder como un lugar vacío sin comunicación. Recuerden la estructura de ese sueño y como, después de haber recibido el anuncio de su madre: "Ven, si quieres", dice la madre como en eco a lo que la Sra. K le ha dicho antaño de ir al lugar donde debe producirse la ruptura con el marido de la susodicha de todos los dramas que hemos mencionados, "Ven, si quieres, tu padre ha muerto y lo vamos a enterrar". Y la forma como ella va, sin que se sepa nunca en el sueño por qué medios ha llegado, cómo ella va para llegar a un lugar donde tiene que preguntar si es allí donde vive ese señor, el señor su padre -como sí ella no lo supiera! En el cofre vacío de ese departamento abandonado por aquellos que después de haberle invitado han partido por en cuenta al cementerio... Dora encuentra fácilmente el substituto de ese padre en un grueso libro, el dicciónario, el dicciónario de donde uno sabe, de donde uno aprende la que concierne al sexo, marcando claramente que lo que le importa ,aún por encima de la muerte del padre, es lo que él produce de saber, no cualquiera sabe, saber sobre la Verdad. Esto es lo que para ella bastará de la experiencia analítica, dado que esta Verdad a lo que con preciosismo la ayuda Freud -y es lo que hace que ella se le una- ella tendrá la satisfacción de hacerla reconocer por todo el mundo, tanto cuales eran las verdaderas relaciones de su padre con la Sra. K, como las suyas con el Sr. K. Todo lo que los demás han querido enterrar de los episodios, con todo perfectamente auténticos de los que Dora se hacía la representante, se impone y esto le basta para concluir dignamente el análisis aunque Freud no parezca para nada satisfecho de su desenlace en cuanto a su destino de mujer. Habría algunas pequeñas observaciones para hacer al pasar, que no son vanas dado que hay cosas que pasan como sí nada por una metáfora, cuando Freud por ejemplo deteniéndose en el análisis del sueño nos dice que no hay que olvidar, que para que un sueño se tenga en pie no basta con que represente una decisión, un vivo deseo del sujeto relativo al presente en esa ocasión. En el sueño de las Joyas, donde se trata de que Dora se vaya, deje el lugar porque el incendio amenaza, Freud necesita algo que preste apoyo al sueño en un deseo infantil y acá está lo que nos importa, es la referencia que él toma -se la tomo, les digo habitualmente como una elegancia- del empresario, el empresario de la decisión, por supuesto el capitalista cuyos recursos acumulados, en definitiva el capital de libido, al capitalista que permitirá a esta decisión pasar a acto. No es acaso divertido, después de lo que les dije de la relación del capitalista a la función del Amo, del carácter totalmente distinto de la que puede hacerse con el proceso de acumulación en presencia del plus-de-gozar, de la presencia del mismo plus-de-gozar con exclusión de lo que es el buen gozar, el gozar simple, el gozar que se realiza en la copulación desnuda, no es acaso de allí que el deseo infantil toma su fu erza, su fuerza de acumulación en relación al objeto, ese objeto que es la causa del deseos de lo que de capital de libido se acumula en virtud precisamente de la no-madurez infantil, la exclusión del goce que otros llamarán normal. He aquí lo que de golpe da su acento propio a la metáfora freudiana cuando se refiere al capitalismo. Pero, por otra parte, si por su lúcido coraje Freud se encontró llevando a término un cierto éxito de Dora, como se explica su falta de habilidad para retener a su paciente ?. Lean esas pocas líneas donde, a pesar suyos de algún modo Freud muestra cierta tu rbación que es conmovedora, patética, ante el hecho que quizás mostrándole más interés -¡y Dios sabe que lo manifiesta!, toda la observación lo testimonia- hubiera logrado sin duda impulsar más lejos la exploración de la que no se puede decir según su propia confesión que la haya conducido sin error. ¡Gracias a Dios! que no lo hizo, quiero decir que Freud dándole esas satisfacciónes de interés a lo que siente como su demanda, demanda de amor, no halla tomado como se acostumbra, el lugar de la madre. Porque una cosa es cierta, si esta experiencia pudo influir en la continuación de su actitud no le debemos acaso a esto el hecho de que de algún modo caigan sus brazos y él se descorazone al constatar que lo que él pudo hacer por las histéricas no conduce a otra cosa que lo que él añade del "penis-neid". Lo que quiere decir especialmente cuando se lo articula, al reproche hecho por la hija a la madre de no haberla creado varón, es decir saldo sobre la madre y bajo la forma de frustración, de lo que en su esencia significativa y tal como ella da su lugar, su función, viva al discurso de la Histérica en relación al discurso del Amo, se desdobla en por un lado castración del padre idealizado que entrega el secreto del Amo y por otra porte privación, asunción por el sujeto, femenino o no, del goce de ser privado. ¿Pero, por qué se equivocó Freud en este punto, cuando de algún modo si creemos en mi análisis de hoy, no tenía más que literalmente hacer lo que se le ofrecía en la mano?. Porqué sustituye el saber que había recogido de todas esas bocas de oro, Anna, Emmy, Dora, por ese mito del complejo de Edipo? Ese complejo de Edipo que juega el rol del saber con pretensión de verdad, se ubica en alguna parte en esta figura que precisamente no está escrita, que es la del discurso del analista, a saber, un cierto saber en la perspectiva que ya llamé recién de la Verdad: Si, es extraño que no se haya hecho totalmente claro mucho más rápidamente que, sí toda interpretación se compromete del lado de la gratificación o de la no-gratificación, de la respuesta o no a la demanda, resumiendo hacía una efusión siempre creciente hacia la demanda de lo que es la dialéctica del deseo, deslizamiento metonímico en el que se trata de asegurar el objeto constante, es probablemente de carácter estrictamente inutilizable... y en efecto, ¿quien lo utiliza?. ¿Qué lugar tiene en un análisis la referencia a ese famoso complejo de Edipo?. Les pido que respondan todos los que son artistas. Los que son del instituto, por supuesto no se sirven de el. jamás, los que son de mí Escuela hacen un pequeño esfuerzo, por supuesto eso no produce nada vuelven a lo mismo que los otros. Es estrictamente inutílizable, salvo ese grosero recuerdo del valor de obstáculo de la madre ante todo investimento de uno objeto como causa del deseo. Y las extraordinarias elucubraciones a las que llegan los analistas concernientes a "padres combinado", como ellos dicen, sólo significan una cosa: edificar un Gran A encubridor del goce es, decir lo que se llama generalmente Dios, con el cual vale la pena, hacer el doble o nada del plus-de-gozar; es de ese funcionamiento que se llama Superyó. ¡Ah! ¡yo los consiento hoy!. Todavía no había abordado ese asunto del Superyó. Tenia mis razones. Era necesario que llegara por lo menos al punto en que estoy ahora para que lo que el año pasado les enuncié de la Apuesta de Pascal pudiese volverse operativo y demostrar que el Superyó es exactamente -quizás algunos lo han adivinado- lo que yo comencé a enunciar cuando les dije que la vida, la vida provisoria que se juega a favor de una chance de vida eterna, es el a, pero que sólo vale la pena si el A no está barrado, dicho de otra manera, sí él es todo a la vez: no sólo que padres combinados no existe, está el padre de un lado y la madre del otro; como el sujeto eso tampoco existe, está igualmente dividido en dos, como el está barrado, se puede decir, es la respuesta que designa mi grafo en la enunciación resulta que es eso lo que pone seriamente en cuestión que se pueda jugar a doble o nada el plus-de-gozar con la vida eterna. Si hay algo verdaderamente sensacional en ese recurso al mito de Edipo. Ciertamente vale la pena que lo escuchemos. Pensaba hoy hacerles sentir lo que hay de sorprendente en Freud por ejemplo en esa última conferencia, de esas que se llaman "Nuevas Conferencias sobre el psicoanálisis", al creer zanjada la cuestión del rechazo de la religión de todo horizonte válido pensar que el psicoanálisis juega allí un rol decisivo y creer haberle concluido por habernos dicho que el soporte de la religión no es otra cos a que ese padre al que el niño recurre en su infancia del que sabe que es de algún modo todo amor, que se adelanta previene todo lo que en el se puede manifestar como malestar. No se esto algo extraño cuando uno sabe lo que resulta de hecho de esta función del padre?. Ciertamente no es sola por ese lado que Freud nos presenta una paradoja. La idea de referirla a no se qué goce original de todas la mujeres, cuando se bien sabido que un padre alcanza apenas para una y además no es como para jactarse!. Un padre sólo tiene con el Amo. -hablo del padre tal como lo conocemos, tal como funciona- sólo tiene con el Amo una remotísima relación porque en suma, al menos en la sociedad con que tuvo que vérselas Freud, es él el que trabaja para todo el mundo. El tiene a su cargo a la femme-il(19) de la que hablaba hace un rato. No es esto lo bastante extraño como para sugerirnos que después de todo lo que Freud preserva de hecho, sino de intención, es precisamente lo que designa como lo más substancial de la religión: la idea de un padre todo amor. Y es precisamente lo que designa la primera forma de las tres que él aísla en el artículo que yo evocaba hace un rato de "La Identificación" la identificación de puro amor al padre. El padre es amor, y lo primero que hay a amar en es te mundo es el padre. Extraña supervivencia de algo con lo que Freud cree que va a evaporar la religión, cuando en realidad es la substancia misma lo que él conserva con ese mito bizarramente compuesto del padre. Seguramente volveremos sobre esto pero ya pueden ver el rumbo, que todo esto conduce a la idea de homicidio, a saber que el padre, el padre original es aquel que los hijos han matado, después de lo cual es del amor de ese padre muerto que todo procede con un cierto orden, y no parece acaso que esto, en sus enormes contradicciónes, en su barroco, no es otra cosa que defensa contra eso que la abundancia de todos los mitos articula claramente mucho antes que Freud el elegir este restringiese esas verdades, a s aber que lo que se trata de disimular es que el padre, desde el momento que entra en ese campo del discurso del Amo en el que nos estamos orientando el padre está desde el origen castrado. Tal es la forma idealizada que le da Freud. Que este esta completamente enmascarado sobre lo cual no obstante sino los decires, al menos las configuraciones que lo ofrecía la experiencia de la histérica hubieran podido guiarlo; que el complejo de Edipo sea a nivel del análisis mismo a considerar como lo que sugiere que todo debe volver a ser puesto en cuestión, lo que hay que saber para que ese saber pueda ser puesto en cuestión desde la posición de la Verdad, este es el objetivo de lo que tratemos de desarrollar esto año. Edipo, Moisés y el padre de la horda 11 de Marzo de 1970 L o remarcable de la formulación que voy a tratar de darles del discurso del análisis mostrando cómo, por toda suerte de huellas enmascaradas, se manifiesta ya a primera vista emparentado con el discurso del Amo, es, mejor dicho, que al análisis cobra su importancia por el hecho de que la verdad del discurso del Amo se enmascara. En los cuatro lugares en que se ubican los elementos articulatorios sobre los cuales yo fundo la consistencia que puede surgir de la puesta en relación de esos discursos, está claro que el lugar que designé como el de la Verdad no se distingue más que por enfocar el funcionamiento de lo que surge de la articulación en ese lugar. Esto no le es privativo y se puede decir otro tanto para todos los demás. Dado que por supuesto esta localización que consistía hasta acá en designar este lugar como el arriba y a la derecha o arriba y a la izquierda y así consecutivamente, no podría por supuesto conformarnos, es de un nivel de equivalencia en el funcionamiento de lo que se escribiría, por ejemplo, así: lo que es el S1 en el discurso del Amo puede ser dicho congruente o equivalente a lo que viene a funcionar de S2 en el discurso que califiqué -para fijar las ideas, si puedo decir, a al menos fijar la acomodación mental, como discurso Universitario. M (S1) = U (S2) Este lugar será dicho funcionar como lugar de orden o, si quieren, de mandato. Es el lugar de la Verdad en tanto que ella le es subyacente, en mis diversos esquemitas de cuatro patas, él que plantea bien el problema al no poder ocuparse al nivel del discurso del Amo más que por ese S que a decir verdad en primera instancia no necesita nada, porque ¿quién es el que en un primer momento no se plantea tranquilamente como idéntico a sí mismo?. Diremos que acá está el principio del discurso no dominado (maîtrisé), pero escribámoslo: " maîtr-isé", del discurso en tanto hecho amo (maître) por creerse unívoco. Seguramente es éste el paso dado por el psicoanálisis al hacernos ver que el sujeto no es unívoco. La fórmula ejemplificadora con la que cuando yo trataba de articular "El Acto Psicoanalítico", hace dos años, trayecto que quedó plantado, como tantos otros, no será nunca retomado, la fórmula contundente que formulé del "o no pienso, o no soy" alternativa, es precisamente lo que sólo por ser introducido seguramente ocupa un rango, y bastante resonante ya que se trata del discurso del Amo; para justificarla todavía hace falta que la produzcamos en otra parte donde solamente ella sea evidente. Es necesario que se produzca ella misma en el lugar dominante, en el discurso de la Histérica, para que sea en efecto evidente que el sujeto está colocado delante de ese "vel" que se expresa en el "o no pienso o no soy". Ahí donde pienso no me reconozco, ahí donde no soy es el inconsciente, ahí donde soy es muy claro que me pierdo.(20). A decir verdad, presentar las cosas así no deja ver, más exactamente muestra que si esto ha permanecido obscuro durante tanto tiempo a nivel del discurso del Amo, es precisamente por estar en un lugar que por su misma estructura enmascaraba esta división d el sujeto. ¿No les dije, en efecto, lo que pasa con todo posible decir en el lugar de la Verdad?. La Verdad, les dije, sólo puede enunciarse en un semi-decir. Y les di el modelo en el enigma, porque siempre es así como se nos presenta, no ciertamente en estado de pregunta, el enigma es algo que nos acucia a responder como un peligro mortal, pero como se sabe desde hace mucho y por los administradores "¿qué es la verdad?". Se sabe por quien eso ha sido eminentemente pronunciado de una vez por todas. (Evangelio según San Juan, Jesús ante Pilatos, 38) Pero otra cosa es esta fórmula del semi-decir a que se constriñe la verdad, otra cosa esta división del sujeto de la que aprovecha para enmascararse. Porque la división del sujeto es muy otra cosa. Si donde él no está, él piensa, si donde él no piensa, es tá, es precisamente que él está en los dos lugares e incluso yo diría que esta fórmula de la Spaltung es impropia. El sujeto participa de lo real en que aparentemente es imposible, o a decir mejor, si yo tuviera que emplear una figura que por lo demás no viene acá por azar, diría de él como del electrón, ahí donde se nos propone en la confluencia de la teoría ondulatoria y la teoría corpuscular y donde nos vemos forzados a admitir que es precisamente en tanto el mismo pasa por dos agujeros distantes al mismo tiempo. El orden de lo que nos figuramos por la Spaltung del sujeto es distinto de ese que, como la verdad, sólo puede figurarse enunciándose en un semi-decir. Acá aparece algo importante de subrayar, porque a decir verdad, cada una de nuestras fórmulas, aquellas en las que se sitúa un discurso, tiene esta misma ambivalencia- retomaremos la palabra en otro sentidopor la que la verdad no se figura más que como un semi-decir, cada una de estas fórmulas toma sentidos singularmente opuestos. ¿Es bueno?, ¿es malo?. Ese discurso que yo abrocho intencionalmente como el discurso universitario, porque de algún modo es el discurso universitario el que muestra por donde puede pecar, es también él que muestra en su disposición fundamental sobre qué se asegura el dis curso de la ciencia. Dado que observen el S2 tal como ocupa en efecto el lugar dominante del discurso U, como lo escribimos. Es precisamente en tanto, les he dicho, que es al lugar de la orden, del mandato, al lugar ocupado primeramente por el Amo, que ha venido el Saber. Y si sucede que, a nivel de su verdad, no es otra cosa que el significante Amo como tal, en tanto que opera para llevar la orden del Amo, precisamente muestra de esto es que después de un momento de vacilación podríamos decir en las mentes pensantes, después de un momento de vacilación cuya marca tenemos por ejemplo a nivel de Gauss, del que sabemos por sus apuntes que los enunciados que adelantó un poco más tarde Riemann, Gauss los había estudiado pero decidió no darlos a conocer: no se llega más allá y porque poner en circulación ese saber aún de pura lógica si siente que, en efecto, a partir de él mucho de un cierto status de reposo puede tambalearse?. Es evidente que ya no estamos en eso y que eso hace al progreso mismo, a esta b áscula que yo describo como un cuarto de giro y que trae un saber de algún modo desnaturalizado de su localización primitiva a nivel del esclavo por haber devenido puro saber del Amo y regido por su mandato. ¿Quién puede realmente en nuestra época soñar ni por un instante en detener ese movimiento de articulación del discurso de la ciencia en nombre de lo que sea que pudiera suceder?. Las cosas ya están ahí, mi Dios. Han mostrado qué pasa con las estructuras moleculares en fisión atómica. ¿Quién puede pensar ni por un instante que pueda detenerse lo que, por, juego de signos y por inversión de contenido al cambiar de lugar combinatorio, incita al intento teórico a ponerse a prueba en lo real de forma que, revelando lo imposible brote una nueva potencia?. Es imposible no obedecer al mandato que está ahí, en el lugar de lo que es la verdad de la ciencia: "Adelante, continúa, continúa a saber siempre más". la ciencia. A decir verdad había sido el objeto de mi primer seminario en 1965. Era pertinente pero claro esta que no tan sencillo. Se hicieron dar un palmetazo. Se les explicó que el sujeto de la ciencia no existía, y en el punto crucial donde ellos habían creído hacerlo surgir, a saber en la relación del 0 al 1 en el discurso de Frege, se les demostró que los progresos de la lógica matemática habían permitido reducir completamente, no suturar, sino evaporar al sujeto de la ciencia. Precisamente este es el lugar que ocupa el signo del Amo, toda pregunta sobre lo que puede velar este signo, el S1 del mandato: " Continúa a saber", sobre lo que este signo por ocupar este lugar contiene de enigma, sobre lo que es este signo que ocupa este lugar, toda pregunta sobre la verdad es aplastada(21) propiamente dicho. Sólo que lo que hace enigma es que en el campo de las ciencias que se atreven a titularse a sí mismas ciencias humanas vemos que el mandato: "Continúa a saber" arma bastante lío porque como en todos los demás cuadrados del esquema de cuatro patas, es siempre él que está acá el que trabaja y para hacer brotar la verdad: porque esa es el sentido del trabajo. Si él que está en este lugar, no trabajara, sea quien sea -en el discurso del Amo es el lugar del esclavo, en el discurso de la ciencia es el del a-estudiante, se podría jugar con la palabra y quizás eso renovaría un poco la cuestión. Recién lo veíamos obligado a continuar sabiendo en el plano de la ciencia física. En el plano de las ciencias humanas, lo vemos como algo para lo que quizás necesitaríamos una palabra, no sé si ésta es la apropiada, pero yo propongo así de oído, por instinto, por sonoridad: a-s tudé!(22). Sí logro incorporar esta palabra al vocabulario tendré más suerte que cuando quise cambiar el nombre de la arpillera ( serpillière). El malestar de los a-studés no deja de tener relación con el hecho de que a pesar de todo se les pide que constituyan el sujeto de la ciencia con su pellejo, lo que, según las últimas noticias, en la zona de las ciencias humanas parece presentar algunas dificultades. Y así es que, para una ciencia tan bien asentada por un lado y tan evidentemente conquistadora por el otro, demasiado conquistadora para calificarse de humana, sin duda porque toma a los hombres por humus, pasan cosas, pasan cosas que en definitiva nos hacen bajar a tierra y nos hacen palpar que a nivel de la verdad por el hecho de substituir el puro y simple mandato, el del Amo -no vayan a creer que el Amo está siempre allí, es el mandato que queda: el imperativo categórico: "continúa a saber", no hace falta que haya nadie allí, estamos todos embarcados en el discurso de la ciencia como dijo Pascal- queda que a pesar de todo el semi-decir se halla justificado porque él aporta que sobre el sujeto de las ciencias humanas no hay nada que se mantenga en pie. Ustedes se equivocarían si creyeran... porque, después de todo a algún cabecita hueca se le podría ocurrir que mis palabras implicaran que se frenase esta ciencia, que mirándolo bien, volviendo a la actitud de Gauss habría quizás una esperanza de salvación. Es necesario de todos modos que puntúe este tipo de imputaciones que, a decir verdad, serían calificadas con justicia de reacciónarias, porque no es impensable que en algunas zonas que a decir verdad no creo estar muy inclinado a frecuentar, se podría deducir eso de lo que estoy diciendo y de lo que habría también que convencerse bien: lo que pasa es que en lo que sea que yo articule con una cierta mira de clarificación, no hay la menor idea de progreso en el sentido en que este término implicaría una solución feliz. Es que la verdad, cuando surge, tiene algo de resolutivo, y esto algunas veces puede ser afortunado y en otros casos desastroso. No veo por qué la verdad tendría que ser siempre forzosamente benéfica. Hay que tener verdaderamente el diablo en el cuerpo para imaginarse semejante cosa cuando todo demuestra lo contrario. Resumiendo, es seguro que en la posición llamada del analista, a saber cuando es el objeto a mismo el que se encuentra en esos casos, por otra parte improbables -¿hay algún analista que lo sepa? pero se puede plantear teóricamente que cuando es el objeto a mismo que viene al lugar del mandatos que, lo que se presenta al sujeto como la causa del deseo es precisamente como idéntico al objeto a, a saber cuando se ofrece como punto de mira en esta operación insensata que es un psicoanálisis en tanto que se entabla sobre la huella del deseo de saber. A-studé tiene más razón de ser. A nivel de las ciencias humanas, el estudiante se siente a-studé. Es a-studé porque, como todo trabajador -fíjense en los otros cuadritos- tiene que producir algo de lo que a decir verdad sucede muy de cuando en cuando que mi discurso suscite respuestas que tengan relación con él. Es raro, pero de vez en cuando me da el gusto!. Es así como sucedió que cuando yo llegué a la Escuela Normal los jóvenes se pusieron a discurrir sobre el sujeto de Les dije al principio que ese deseo de saber no deja de presentar problemas. Se trataría de ver de dónde pudo surgir la pulsión epistemológica, como inventaron llamarla. Como lo hice notar, el Amo no podría haberla inventado solo. Tiene que habérsela impuesto alguien y como el psicoanalista, mi Dios, no es siempre evidente y encima no es él que la suscita, se ofrece como punto de mira para quien quiera que sea corroído por ese deseo particularmente problemático. Retomaremos esto. mano, es simplemente el goce en tanto que interdicto. Mientras tanto tratemos de enfocar bien lo que hay en la estructura llamada del discurso del analista en tanto que le dice al sujeto: "Adelante, diga, como quien dice, todo lo que se le pase por la cabeza". S1 ------------------> S/ ( S2 H "Por muy dividido que esté, por muy manifiestamente que se demuestre que o bien ustedes no piensan, o bien ustedes no son nada, puede andar, lo que ustedes producirán será siempre válido". Extraño!. Extraño por razones que tendremos que puntuar, pero que desde ya podemos esbozar en esto que ustedes han podido ver, que si hay una ligazón muy fuerte, una relación fundamental en la línea superior, para expresarnos prácticamente, la que hace el lazo de ese discurso del Amo al esclavo, mediante lo cual -Marx dixit- se ocupará todo ese tiempo de fomentar su plus-de-gozar. ¿Por qué le debe ese plus-de-gozar al Amo?. Acá está lo enmascarado, lo que está enmascarado a nivel de Marx, es que el Amo a quien es debido ese plus-de-gozar, el Amo ha renunciado a todo, en primer lugar, al goce, puesto que se ha expuesto a la muerte y sigue fijado en esa posición. En la articulación hegeliana es claro. Sin duda él ha privado al esclavo de la posesión de su cuerpo. Pero es una nimiedad: a él le ha dejado el goce, entonces si el Amo en todo esto hace un pequeño esfuerzo para que todo funcione, es decir da la orden, queda claro -creo habérselos explicado bien en su momento, pero lo retomo porque nunca está de más repetir las cosas importantes - como es que el goce ha vuelto al alcance del Amo para manifestar su exigencia. Simplemente por cumplir su función de Amo él pierde algo, es al menos por ahí, por ese algo perdido, que algo del goce le debe ser restituido, es precisamente ese plus-de-gozar. Si con el tiempo, por ese ensañamiento suyo en castrarse él no hubiera contabilizado ese plus-de-gozar, si no hubiera hecho la plus-valía, en otras palabras si no hubiera fundado el capitalismo, Marx se hubiese dado cuenta que la plus-valía es el plus-de-gozar. Pero por supuesto, todo esto no impide que el capitalismo haya sido fundado y que la función de la plus-valía haya sido muy pertinentemente designada por Marx en sus devastadoras consecuencias. No obstante para ponerle fin quizás habría que saber al menos cuál es el primer tiempo de su articulación: porque no por nacionalizar el nivel del socialismo en un sólo país los medios de producción se ha terminado con la plus-valía si no se sabe lo que es. Ese plus-de-gozar nos muestra también que, a nivel del discurso del Amo, porque es precisamente allí donde se sitúa, no hay relación entre lo que más o menos va a devenir causa de deseo de un tipo como el Amo que como de costumbre, por supuesto, no comprende nada, no hay relación entre eso y lo que constituye su verdad. Porque en la parte, en el piso de abajo del esquema 4 hay una barrera. Y el caso es que a nivel del discurso del Amo, la barrera cuya denominación está totalmente al alcance de nuestra a Está interdicto en su fondo, se toman mendrugos del goce. Para llegar hasta el fin ya les dije como se encarna eso, no necesito volver a agregar el fantasma mortífero!; lo interesante de esta fórmula como definiendo el discurso del Amo, es mostrar que es el único que hace imposible esa especie de articulación que hemos señalado otra parte como el fantasma, en tanto que él está en relación de a con la división del sujeto. El discurso del Amo en su punto de partida fundamental excluye al fantasma. Es precisamente esto lo que lo vuelve totalmente ciego en su fundamento. Veremos que es porque en otra parte, especialmente en el discurso analítico, se despliega sobre una línea horizontal y de un modo equilibrado, que el fantasma puede salir y decirnos un poco más sobre el fundamento del discurso del Amo. a A S/ ----(---> S2 A1 Sea lo que sea, para retomar las cosas a nivel del discurso del analista, constatemos que es el saber, a saber toda la articulación del S2 existente, todo lo que uno puede saber que está puesto -en mi forma de escribir yo no digo en lo real- en el lugar llamado de la Verdad es decir que lo que puede saber está en el discurso del analista invitado a funcionar en el registro de la Verdad. ¿Qué puede querer decir esto?. Sentimos que nos Interesa. Y para tomar las cosas -no es por nada que hice este desvío - a nivel de actualidad la mala tolerancia, digamos un cierto galope que tomó el sabe bajo la forma llamada de la Ciencia, de la ciencia moderna, puede quizás, sin que nunca comprendamos mucho más allá de nuestras narices, hacernos sentir que seguramente, si e n alguna parte tenemos alguna chance de que el saber interrogado en función de Verdad, tome un sentido, al menos si confiamos en nuestro molinete, debe ser ahí que toma su sentido. Vean -se los digo al pasar como ejemplo- es lo que me justifica -vamos a ver hacia donde vamos, pero así no más, al pasarlo me justifica por ejemplo para decir que porque una vez me cerraron el pico de algún modo justo cuando estaba por hablar del nombre del padre, no hablaré de eso nunca más!. Parece medio grosero, no es muy amable. Quien sabe, existe incluso esa clase de gente, fanáticos de la ciencia ¡"Continúa a saber'!. Qué es esto: debes decir todo los que sabes sobre el nombre del padre porque justa mente, yo no formo parte del discurso universitario. Soy un a de analista, una piedra arrojada por adelantado. Aún, si en mis análisis yo devengo la piedra angular, desde que me levanto del sillón, tengo derecho de tomármelas. Porque eso se invierte: la piedra arrojada se convierte en piedra angular, puede ser también una inversión, se puede decir que la piedra angular puede tomárselas, ¿no?. ¡Hasta puede ser que así yo tendría una chance de que las cosas cambien!. ¡Si la piedra angular se fuera, todo el edificio se vendría abajo!. No deja de ser tentador. En fin, no bromeemos. Sólo que no veo por qué hablar del nombre del padre dado que de todas formas se ubica en el nivel donde el saber hace función de Verdad y allí estamos propiamente hablando condenados a que, incluso sobre ese punto, todavía impreciso para nosotros de la relación del Saber con la Verdad, sólo podemos enunciar lo que sea con un semi-decir, sepámoslo. Yo no sé si ustedes pueden ver todo el alcance de eso, quiero decir que si decimos algo de una forma, en ese orden, en ese campo, habrá otra parte de ese mismo decir que deviene absolutamente irreductible, totalmente obscura. De modo que en suma, hay algo arbitrario, hay una elección que puede hacerse sobre lo que se trata de aclarar. De suerte que si yo no hablo del nombre del padre podré hablar de otra cosa. No dejará de tener relación con la Verdad, pero no como para el sujeto, no será la misma. Bueno, esto es un paréntesis. Lo que constatamos de lo que adviene del saber en el lugar de la Verdad -quiero decir en el discurso del analista- creo que ustedes no esperaban lo que voy a decir ahora. A pesar de todo ustedes deben recordar que lo que viene allí tiene un nombre; es el mito. Porque no hizo falta esperar a que el discurso del Amo estuviera plenamente desarrollado para mostrar su quid en el discurso del capitalista, con esta curiosa copulación con la Ciencia, no se esperó, siempre se supo. En todo caso es el todo de lo que vemos cuando se trata de la Verdad, al menos la verdad primera. Aquélla que sin embargo nos interesa un poco, por más que la ciencia nos haya hecho renunciar a ella, dándonos solamente su imperativo "Continúa a saber", pero en un cierto campo, cosa curiosa, un campo que tiene en lo que a ti te concierne, buen hombre, una cierta discordancia. ¡Sí!, está ocupado por el mito. Miren, se ha hecho una rama de la lingüística, quiero decir que lo más serio que se dice sobre el mito es partiendo de la lingüística. Al respecto no puedo dejar de recomendarles la "Antropología Estructural", recopilación de artículos hecho por mi amigo Claude Levy-Strauss, remítanse al capítulo XI, "La estructura de los mitos". Verán evidentemente enunciado lo mismo que yo digo, a saber que la Verdad sólo se soporta sobre un semi-decir. El primer examen serio que se hizo de esas grandes unidades como él las llama -dado que son mitemas- evidentemente no se lo imputo yo, voy a leer textualmente lo que él escribió: "la posibilidad de poner en conexión grupos de relaciones -se trata de paquetes de relaciones, como definió a los mitos- es superada o mejor dicho reemplazada por la afirmación de que dos relaciones contradictorias entre ellas son idénticas, en la medida en que cada una es como la otra, contradictoria consigo misma". Abreviando, el semi-decir es la ley misma, interna, de toda especie de enunciación de la verdad y que lo que mejor lo encarna es el mito. De todas formas no podemos declararnos muy satisfechos con que todavía estemos acá. Porque el mito, el mito típico, el mito central, como ustedes saben, del discurso psicoanalítico, ¿cuál es? ¿Eh? Es el mito de Edipo. Creo que todos pueden responder a esta pregunta. Es muy divertido el efecto que produjo el uso del mito de Edipo en la gente que se había estado ocupando de los mitos desde hacía un buen tiempo a pesar de todo, no esperaron a mi querido amigo Claude Levi-Strauss que aportó una claridad ejemplar para interesarse vivamente en la función del mito. En los medios donde se sabe lo que es un mito, aunque no se lo defina forzosamente como yo acabo de intentar ubicarlo, es difícilmente admisible hasta para el operador más obtuso no ver que todo lo que puede decir del mito es lo siguiente: que la verdad no se muestra más que en una alternancia de cosas estrictamente opuestas que hay que hacer girar una alrededor de la otra, en fin cualquier cosa que se haya construido desde que el mundo es mundo, comprendiendo todo lo que ustedes quieran hasta los mitos más elaborados, el Ying y el Yang, en definitiva se puede boludear mucho alrededor del mito porque es justamente el campo del boludeo y el boludeo, como siempre lo he dicho, es la verdad. Es Idéntico. La verdad permite decir todo. Todo es verdadero a condición de que excluyan lo contrario. Sólo que de todos modos juega un rol que sea así. Entonces del mito, del mito de Edipo tal como Freud lo hace funcionar, puedo decirlo para aquellos que no lo saben, los mitógrafos más vale se burlan! Les parece que es absolutamente inmotivado. ¿Por qué ese privilegio dado a ese mito?. En síntesis, el primer estudio serio que se pudo hacer muestra que es mucho más complicado. Por otra parte, como por azar, Claude Levi-Strauss, que no se niega a la prueba, en el mismo artículo nos enuncia que el mito de Edipo completo se trata de algo muy distinto que de saber si uno va o no a besar a su mamá!. Es de todas formas curioso, por ejemplo que un mitógrafo muy calificado como tal, de bueno escuela, de la buena veta que comienza en Boas y que justamente viene a confluir hacia Levi-Strauss, un llamado Crevet, después de haber escrito un libro incendiario sobre "Tótem y Tabú" 20 años después haya escrito algo, en fin, le molestaba, le daba dolor de cabeza haber dicho pestes, sobre todo cuando vio que eso se expandía, a saber que el menor estudiante creía poder hacer coro, no lo pudo soportar!. Entonces él remarcó que, de todos modos debía de tener su razón de ser, que había algo, él no podía decir qué. En ese mito de Edipo había un pero (un os)(23) . No dijo más, por otra parte. Pero finalmente después de la crítica que hizo de ese libro, "Tótem y Tabú", del que habría que decir de todas formas que habría que -no sé si ustedes quieren que yo lo haga este año- estudiar su composición que es una de las cosas más retorcidas que se pueda imaginar. Es precisamente porque, yo predico el retorno a Freud que no puedo dejar de decir que "Tótem y Tabú" es retorcido. Es incluso por eso que hay que retornar a Freud, para darse cuenta que es tan retorcido como esto, dado que era sin embargo un muchacho que s abía escribir y pensar, eso debía tener una razón de ser. No voy a agregar: "Moisés y el Monoteísmo", ¡no hablemos porque de lo contrario va a dar que hablar!. Todo esto para decirles que a pesar de todo yo pongo las cosas en orden: no iba a empezar a hacer de cosas así esa especie de camino maldito que yo mismo hago enteramente sólo -nadie me ayudó- para que se sepa qué son "las formaciones del inconsciente", por ejemplo, o "la relación de objeto", ¡entonces ahora podría creerse que me limito a hacer piruetas alrededor de Freud!. ¡No se trata de eso precisamente! Bueno; tratemos de todas formas de pescar algo de lo que hay en el mito de Edipo, en el mito de Edipo en Freud. No voy a terminar con esto hoy porque como pueden ver no me apuro, no veo por qué cansarme!. Yo hablo con ustedes así nomás, como me sale y ya veremos hasta donde podemos llegar. Voy a empezar por el final para mostrarles enseguida mi objetivo, no veo por qué no bajar todas mis cartas. No pensaba hacerlo así pero por lo menos será claro. De ningún modo estoy diciendo que el Edipo no sirve para nada ni que no tiene ninguna relación con lo que hacemos. No le sirve para nada a los psicoanalistas, ¡es cierto!. Pero como seguramente los psicoanalistas no son psicoanalistas, ¡eso no prueba nada!. Cada vez más los psicoanalistas se embarcan en algo que efectivamente es muy importante, a saber el rol de la madre es el deseo de la madre. Es absolutamente capital porque el deseo de la madre no es algo que uno pueda soportar así nomás, en definitiva, y que eso les sea indiferente: entraña siempre estragos. ¿No es cierto?. Un gran cocodrilo en cuya boca ustedes están, es eso la madre, ¿no?. No se sabe si de repente se le puede ocurrir cerrar el pico: eso es el deseo de la madre. Lo que traté de explicar es que lo que tenía de tranquilizante es que tenía un hueso(24) así -les digo cosas simples- había pues algo que era tranquilizante, improviso, había un rodillo, así, bien duro, de piedra, que está en potencia a nivel del pico: eso retiene, eso atranca, es lo que se llama el Falo, el rodillo que los protege si de golpe se cierra!. Estas son cosas que yo expuse en su momento porque era una época en la que yo hablaba a gente a la que había que amenazar: eran psicoanalistas. Había que decirles cosas así de gordas para que comprendieran. Por otra parte todos no comprendían. Entonces yo hablé a ese nivel de la metáfora paterna. Introduje, nunca hablé del complejo de Edipo más que bajo esta forma. De todas formas, debería ser sugestivo que yo diga qué es la metáfora paterna cuando no es así sin embargo como nos presenta las cosas Freud, sobre todo que para él cuenta mucho esa sagrada historia del asesinato del padre de la horda, ya conocen esa calamidad darwiniana: el padre de la horda. Jamás hubo la menor huella del padre de la horda. Se vieron orangutanes, pero jamás la menor huella del padre de la horda. En todo caso Freud cuenta con que eso sea real. Porque cuenta con eso. Escribió todo "Tótem y Tabú" para decir que eso forzosamente ocurrió y que de ahí arranca todo, a saber todas nuestras jodas, comprendida la de ser psicoanalista. Es impactante. En todo caso, alguien hubiera debido excitarme un poco con esa metáfora paterna, hacer lo que yo siempre he deseado cuando indico pequeño agujero, una pequeña vía, que alguien se adelante, me haga la huella, comience a mostrar así un pequeño camino. Ojalá pudiera tomarme la delantera!. En fin, sea como sea, no se produjo. La cuestión del Edipo está intacta. Voy a hacerles algunas observaciones preliminares, porque como ven es realmente necesario pulir bien la cosa. Este asunto no se escamotea. Hay algo en la práctica analítica, en lo que, a pesar de todo, estamos realmente curtidos, formados, es esa historia del contenido manifiesto y contenido latente. Es la experiencia. Para el analizante, el analizante que está ahí, su saber es el contenido latente: estamos allí para lograr que sepa todo lo que no sabe aún sabiéndolo. Eso es el inconsciente. Ahora tengo que hacerles esta aclaración, que incluso podría ser útil para algunos analistas, que para el psicoanalista el contenido latente está acá del otro lado. a S/ ----(---> S2 S1 Para él el contenido latente es la Interpretación que va a hacer en tanto que ésta es, no ese Saber que descubrimos en el sujeto sino lo que se agrega para darle un sentido. Dejemos de lado por el momento, ese contenido manifiesto y ese contenido latente, solamente retengamos los términos. ¿Qué es un mito?. ¡No respondan todos juntos! Es un contenido manifiesto. Si hay algo de lo que es bien claro que es un contenido manifiesto es un mito. Eso no basta para definirlo. Recién lo hemos definido de otro modo. Queda claro que si se puede poner un mito en fichas según la técnica propuesta por Claude Levi-Strauss, en fichas que se van a apilar, y después se va a ver como vira como combinación de dos mitos que son exactamente el uno en relación al otro como mis pequeños aparatos que giran un cuarto de giro, es manifiesto. No son latentes mis letritas en el pizarrón. ¿Entonces, qué significa eso?. El contenido manifiesto hay que ponerlo a prueba. Al ponerlo a prueba vamos a ver que no es tan manifiesto. Tomemos -procedamos así, voy como puedo- tomemos la historieta, porque el complejo de Edipo como nos lo cuenta Freud, de ningún modo está tratado como un mito. Cuando se refiere a Sófocles, es la historieta de Sófocles sin lo trágico -van a ver- es decir que se limita a que lo que revela la pieza de Sófocles es lo siguiente: que uno se acuesta con su madre cuando ha matado a su padre. El asesinato del padre es goce de la madre escuchando su sentido objetivo y subjetivo: uno goza de la madre y la madre gozar está ligado. Que Edipo no sepa para nada que ha matado a su padre, ni tampoco que hace gozar a su madre y que él goza de ello, no cambia la cuestión porque justamente, el mejor ejemplo del inconsciente!. Creo que desde hace mucho tiempo vengo denunciando la ambigüedad que hay entre el uso del término inconsciente como sustantivo que es algo que tiene en efecto, un soporte, el representante reprimido de la representación, y por otra parte inconsciente en sentido adjetivo, a saber: ¡el pobre Edipo era un inconsciente!. Acá hay un equívoco, es lo menos que se puede decir. Sea como sea, sí no les molesta, habría que ver de todos modos lo que las cosas quieren decir. Está este mito de Edipo tomado de Sófocles, y además está el bolazo del que les hablaba hace un rato: el asesinato del padre de la horda primitiva donde es basta nte curioso que el resultado sea exactamente el contrario, a saber: se lo mata al viejo papá que las tenía todas para él, -lo que ya de por sí es fabuloso: por qué iba a tenerlas todas para él habiendo otros muchachos, que por lo menos debían tener también sus antojosde todas formas se parte de ahí. La consecuencia -esto es de todos modos algo muy distinto al mito de Edipo- la consecuencia es que por haber matado al viejo, al viejo orangután, pasan dos cosas de las que pongo una entre paréntesis porque es fabulosa: ellos se descubren hermanos. En síntesis si esto puede darnos alguna idea sobre lo que es la fraternidad se los doy así como una pequeña idea mientras tanto, porque puede ser que de acá hasta fin de año tengamos tiempo de retomar, en fin, esta energía que ponemos en ser todos hermanos prueba evidentemente que no lo somos. Aún con el hermano sanguíneo, nada nos prueba que somos hermanos. Podemos tener un montón de cromosomas totalmente opuestos. Entonces este encarnizamiento en la fraternidad, sin contar el resto, la libertad y la igualdad, es algo fenomenal de lo que convendría saber que es lo que recubre. No se conoce más que un sólo origen de la fraternidad -me refiero a la humana, siempre el humus- es la segregación. Estamos evidentemente en u na época de segregación, ¡puaj, nunca hubo más segregación! Es inaudito! Es inaudito cuando uno lee los diarios. Simplemente la sociedad, como se la llama -no quiero llamarla humana precisamente porque reservo los términos, pongo atención en lo que digo, no soy un hombre de izquierda- constato que todo lo que existe está fundado en la segregación y en primer término la fraternidad. No se concibe ninguna fraternidad, no tiene el menor fundamento, como acabo de decirles el menor fundamento científico, si no es porque estamos aislados juntos, aislados del resto por algo de lo que se trata de saber la f unción y el por qué. Pero en definitiva salta a los ojos que es así a fuerza de hacer como si no fuese cierto, debe tener sin embargo algunos inconvenientes. Es semi-decir lo que les estoy diciendo!. No les digo porque es así. Por empezar porque si yo digo eso, no puedo decir por qué es así. Ahí tienen un ejemplo. En fin, como sea, ellos se descubren hermanos. Uno se pregunta en nombre de qué segregación. Hay q ue decir que como mito, es más vale flojo. Y en segundo lugar ellos deciden unánimemente que no se va a tocar a las mamitas, porque encima hay más de una. Ellos podrían intercambiarlas puesto que el viejo padre las tiene todas: ellos podrían acostarse con la mamá del hermano justamente porque sólo son hermanos por el padre. En síntesis nunca nadie se avivó de esta singularidad, hasta qué punto "Tótem y Tabú" no tiene nada que ver con el uso corriente de la referencia sofocleana. El colmo de los colmos es el Moisés. ¿Por qué es necesario que Moisés haya sido matado?. Y lo peor es que él nos los explica. Para que vuelva en los profetas por vía de la represión, sin duda, así nomás, transmisión mnémica a través de los cromosomas, hay que admitirlo. Debo decir que la observación que hace un imbécil como Jones, que parece no haber leído a Darwin, es justa. Sin embargo lo ha leído porque se hundía sobre Darwin para maquinar contra Totem y Tabú. En definitiva, es cierto que a pesar de todo no es por nada que "Moisés y el Monoteísmo", como todo lo que Freud escribió, es absolutamente fascinante. Si uno es un espíritu libre puede decirse que no tiene ni pies ni cabeza, ya volveremos a hablar de esto . Lo que hay de cierto es que sin embargo, de lo que se trata con los profetas, no es algo que tenga que ver, por esta vez, con el goce. Debo decirles que -además aprovecho para señalarlo porque, ¿quién sabe? a lo mejor alguno podría hacerme un favor- debo d ecirles que estoy en pos de eso que sirve de clavija a lo que Freud enuncia, a saber la obra de un llamado Sellin, publicada en 1922. "Mose und sein Bedeutung für die Israelitische jüdische Religionsgesicht", no es un desconocido este Sellin, del que yo conseguí "Die zwëlf Propheten". Comienza por Oseas, pequeño pero osado (osé)(25). Es tan osado que, según parece, es en él que se encuentra la huella de lo que habría sido el asesinato de Moisés. Debo decirles que no esperé haber leído Sellin para leer Oseas, pero jamás en toda mi vida pude conseguir Sellin, estoy empezando a ponerme furioso y he removido la Europa entera para obtenerlo. No está en la Biblioteca Nacional. No está en la Alianza Israelita, etc .... Universal. En fin es muy difícil de encontrar. Creo que de todas formas voy a llegar a ponerle la mano encima. Si alguno de ustedes lo tuviera en el bolsillo le agradecería que me lo alcance al final de la sesión. En todo caso, en Oseas, hay en efecto algo perfectamente claro, es inaudito ese texto de Oseas. No sé cuanta gente habrá acá que lea la Biblia, yo no puedo decir que haya sido educado en la Biblia porque soy de origen católico, lo lamento; pero no lo lamento tanto porque ahora cuando la leo me produce un efecto inspirador!. Ese delirio familiar, esos conjuros de Yahvé a su pueblo que se contradicen de una línea a la otra, es algo que produce mareo!. Hay algo seguro, es que se ve bien de que se trata: las relaciones con la mujer son "znout". Como ellos dicen, en fin fuera de la ley, a saber, es un dsein y un noun y un dvab, es así como se escribe, miren, yo se los escribo con grandes letras, no en cursiva. Es prostitución. Aún dirigiéndose a Oseas, no se trata más que de eso: todo su pueblo está definitivamente prostituido y la prostitución es prácticamente todo lo que le rodea, a saber muy probablemente en una época, en un contexto donde pasaba lo que el discurso analítico descubre al explorar el discurso del Amo: que no hay relación sexual, lo que ya les expresé muchas veces. Uno tiene la impresión de que el pueblo elegido estaba al tanto o era distinto: había relaciones sexuales y probablemente eso es lo que Yahvé llama prostitución. En todo caso está clarísimo que si es el espíritu de Moisés que nos retorna ahí, no se trata precisamente de un asesinato que engendró el acceso al goce. De todas formas hay que ver las cosas como son, porque en medio de todo eso, todo es tan fascinante que nunca nadie pareció... lo hubiera parecido inmediatamente, tan estúpido como para hacer estas objeciones. Además no es una objeción, estamos de lleno en el tema. Sólo que lo notable, en primer lugar es que los profetas al fin de cuentas no hablan nunca de Moisés -una de mis mejores alumnas me lo hizo notar, hay que decir que es protestante, ella conocía estos versículos desde mucho antes que yo- y sobre todo no hablan nunca de esa cosa que para Freud parece la clave, a saber que el Dios de Moisés es el mismo Dios de Akhenaton, a saber un Dios que seria UNO. Ustedes saben que lejos de esto, Yahvé habla siempre de otros dioses. Dice simplemente que no se debe tener relación con ellos, pero no dice que no existen. Dice que no hay que precipitarse sobre los í dolos que lo representan a él, y era ciertamente el caso del becerro de oro. Ellos esperaban un Dios e hicieron un becerro de oro, es muy natural. Entonces acá vemos que hay una relación muy distinta que es una relación con la Verdad. Ya les dije que la Verdad es la hermanita del goce, habrá que volver sobre esto. Lo que tiene de cierto, lo que está completamente elidido en el grosero esquema: asesinato del padre/goce de la madre, es la instancia trágica, a saber que si bien es cierto que por el asesinato del padre Edipo tiene libre acceso a Yocasta, la razón por la que ella le es entregada por aclamación popular, Yocasta que como siempre lo he dicho, sabía un montón, porque las mujeres no se quedan ahí nomás sin buscar un poco de información, había allá un servidor que había presenciado todo el asunto, sería sin embargo muy raro que ese servidor que se encuentra al final y que sin embargo había vuelto al palacio no le hubiera dicho a Yocasta: "Este es el que limpió a tu marido". En síntesis, sea como sea esto no es lo importante. Lo importante es que Edipo fue admitido junto a Yocasta porque había salido triunfante de una prueba de verdad. Volveremos sobre este enigma de la Esfinge y demás, si Edipo se termina tan mal -ya veremos la que quiere decir "se termina muy mal" y hasta qué punto eso se llama muy mal terminar -es porque quiso saber absolutamente la verdad. Es ahí que vemos que no es posible abordar seriamente esta referencia, la referencia freudiana, sin hacer intervenir entre el asesinato y el goce esta dimensión de la verdad. Acá podría dejarlos hoy. Lo que queda claro es que simplemente con ver como articula Freud este mito fundamental, que es verdaderamente abusivo colocar bajo la misma llave que Edipo -qué carajo en nombre de Dios, viene al caso decirlo, tiene que ver Moisés con Edipo y el padre de la horda primitiva?- seguramente debe haber ahí adentro algo atinente al contenido manifiesto y al contenido latente, para decirlo todo y concluir por hoy, les diré que lo que nos proponemos es el análisis del "Complejo de Edipo" como si fuera un sueño de Freud. Del mito a la estructura 18 de Marzo de 1970 H ay una persona en esta reunión que creyó oportuno -y se lo agradezco- tener la amabilidad de relevar una especie de decepción porque nadie, les había dicho la última vez, porque nadie me había dado el placer -el placer como ustedes saben es la ley del menor esfuerzo- el placer de precederme sobre una huella que yo hubiera abierto. La persona en cuestión, veo que sonríe, ¿por qué no nombrarla?: M.C. Boons, me ha hecho llegar una separata de una revista muy interesante, a propósito de la cual puedo decir que tengo una excusa por no haber leído su artículo. Es una revista de la que bien puedo decir que desde que apareció se presentó bajo la cabeza de mi enseñanza: se llamaba el Inconsciente. Debo decir que hay cosas muy buenas allí. Sólo que, paradojalmente, q uizás por esa misma causa en la que en principio, al menos en su comité de dirección, ella se fundaba, no me la remitieron, de modo que atraída mi atención sobre este número llamado "La Paternidad", el número 5, leí con mucho cuidado en primer lugar el artículo de M.C. Booms y a continuación otro de nuestro amigo Conrad Stein. Estoy dispuesto, si ella está de acuerdo, a tomar hoy el artículo de M.C. Booms como texto de explicación, lo que podrá dar lugar a un cierto número de preguntas que surgirán a propósito del camino que ella eligió sobre el asesinato del padre en Freud. A decir verdad yo creo que se verá fácilmente que nada supera, que nada toma la delantera a lo que yo ya había dicho para la fecha de esta publicación -lo digo muy modestamente- concerniente al complejo de Edipo. Hay otro método, porque hoy en día yo trato en efecto de ir más lejos, mostrando que eso ya estaba implicado en ese prudente avance que fue el mío hasta acá y puede ser entonces que en un segundo tiempo, en oportunidad de un reencuentro, retroactivamente se aclare mejor lo que quería decir que si me limito a dejarlos suspendidos en los diversos puntos de un artículo que en efecto, por muchos ángulos, presenta una especie de apertura al cuestionamiento, si se quiere una preparación para un segundo paso. Se puede votar por uno u otro de estos dos métodos. Pero si ella no declara formalmente que convendría más que procedamos a un comentario de su artículo, le dejo la palabra (respuesta inaudibie de M. C. Booms). Bueno, procederé de la segunda forma. Todos saben que la muerte del padre, en efecto, parece ser la clave, el punto central de todo lo que se enuncia y no solamente a título mítico, de eso con lo que el psicoanálisis tiene que vérselas. M.C.Boons, al término de su artículo nos dejaría entender que muchas cosas se desprenden de la muerte del padre y particularmente un no se qué que haría que el psicoanálisis de algún modo nos libere de la ley. Gran esperanza!. Sé bien en efecto que bajo ese registro algo de un abrochamiento libertario se incorporaría al psicoanálisis: a decir verdad yo pienso -y es todo el sentido de lo que llamo el revés del psicoanálisis- que no es moco de pavo. La muerte del padre, a pesar de que hace eco a ese enunciado del centro de gravedad nietzchiano, a ese anuncio, a esa buena noticia que Dios ha muerto, no me convence, lejos de ello y la primera base para probarlo es la enunciación del mismo Freud, en la q ue M.C. Boons nos hace remarcar con justeza al comienzo de su artículo lo que yo ya dije hace dos seminarios a saber, que de un cierto modo este anuncio de la muerte del padre lejos de ser incompatible con esa motivación, esa motivación dada por Freud como suya, como una interpretación analítica de la religión, que la misma religión reposaría sobre algo que asombrosamente él afirma como primario, a saber que el Padre es el que es reconocido como mereciendo el amor. Ya hay acá el indicio de una paradoja, una paradoja que coloca al autor que acabo de nombrar en un cierto aprieto concerniente al hecho de que en definitiva el psicoanálisis preferiría mantener, de algún modo preservar el campo de la religión. Creo que tam bién acá podemos decir justamente que no es moco de pavo. La punta del psicoanálisis es aunque parezca imposible el ateísmo con la condición de dar a ese término otro sentido que el de "Dios ha muerto", del que indudablemente todo indica que lejos de poner en cuestión lo que está en juego, a saber: la ley, más vale la consolida. Hace mucho que yo hice notar que a la frase del viejo padre Karamazoff: "si Dios ha muerto, entonces todo está permitido" la conclusión que se impone en el texto de nuestra experiencia, es que el "Dios ha muerto" responde el "Dios ha muerto, nada más está permitido". Para aclarar esto cuyo horizonte les anuncio, partamos de la muerte del padre, tanto más cuanto que Freud nos la adelanta como la clave del goce, del goce del objeto supremo identificado a la madre. La madre en la línea de mira del incesto, es obvio que no es a partir de un intento de explicar lo que quiere decir "acostarse con la madre" que se introduce ese asesinato del padre en la doctrina freudiana. Por el contrario, es a partir de la muerte del padre que se edifica la interdicción de ese goce como prim era. En verdad no se trata solamente de la muerte del padre, es como bien lo señala en su interrogación la persona de la que hablo, el asesinato del padre. En el mito de Edipo, tal como nos ha sido enunciado, es la clave del goce. Y también, si miramos de cerca ese mito, es así como se nos presenta en ese enunciado del que yo dije que conviene tratar como lo que es, a saber un contenido manifiesto y por lo mismo comenzar a articularlo bien. El mito de Edipo, en el nivel trágico en que Freud se lo apropia, muestra que el asesinato del padre es la condición del goce. Si Layo no es descartado en el curso de una lucha -de todas formas no es seguro que es por ese paso que Edipo va a acceder al goce de la madre- si Layo no es descartado, él no tendrá ese goce. Es al precio de ese asesinato que lo obtiene?. Acá se presenta lo esencial, que toma todo su relieve de que la referencia haya sido tomada de un mito puesto en acción en la tragedia. Es en mérito a haber liberado al pueblo de una pregunta que diezma a los mejores que quieren responder a lo que se presenta como enigma, es decir que se representa soportado por ese ser ambigüo que es la Esfinge en la que se encarna, y propiamente hablando, en esa disposición doble de ser hecho, como el semi-decir, de dos semi-cuerpos , que Edipo respondiéndole logra -ahí está- la ambigüedad, suprimir el suspenso introduciendo así en el pueblo la cuestión de la Verdad. Es decir que al darle esa respuesta, esa respuesta de la que seguramente no tiene idea hasta qué punto anticipa su propio drama, pero también hasta qué punto, por hacer una elección, cae su respuesta en la trampa de la verdad respondiendo: "es el hombre", porque quién sabe lo que es el hombre y acaso está todo dicho al captarlo en ese proceso tan ambigüo en el caso de Edipo, que lo hace de entrada en cuatro patas, después sobre las dos de atrás, en lo que Edipo precisamente se distingue como toda su casta, como lo ha señalado Claude Levi-Strauss, por no caminar derecho y para luego terminar con la ayuda de un bastón que no por ser el bastón blanco del ciego, no dejaba de ser para Edipo el más singular tercer elemento para nombrarla: su hija Antígona. La verdad se ha apartado, ¿qué quiere decir?. ¿Es para dejar el campo libre a lo que quedará para Edipo como el camino de retorno?. Porque es por haber querido frente a una desgracia dos veces mayor, que no diezma de su pueblo a la selección de aquellos que se ofrecen a la pregunta de la Esfinge, sino que lo ataca en su conjunto bajo esa forma ambigüa que se llama la peste con toda la carga que tiene en la temática de la antigüedad, es ahí donde Freud nos designa que la cuestión de la Verdad se renueva y a qué desemboca?. A eso que, en una primera aproximación, podemos identificar con algo que al menos tiene relación con el precio pagado por una castración. Y ahí precisamente está todo dicho, no si se le cae la venda de los ojos, sino si los ojos se le caen como escamas (nota del traductor(26)), y ahí precisamente está todo dicho y es en ese mismo objeto que vemos a Edipo reducido, no a sufrir la castración, sino más vale yo diría, a ser la castración misma, a saber que lo que queda cuando desaparece, bajo la forma de sus ojos, uno de los soportes elegidos por el objeto a. Qué quiere decir, si no es que se plantea la cuestión de saber si lo que debe pagar no es el haber subido al trono, no por vía de la sucesión, sino por vía de esa elección hecha de él como amo por haber borrado la cuestión de la Verdad, dicho de otro modo, introducidos como ya están ustedes en mi enunciado que lo que hace la esencia de la posición del amo es estar castrado, encontramos acá, ciertamente velado, pero indicado, que es también de la castración que procede lo que es propiamente la sucesión. Si el hijo, como el fantasma, está siempre curiosamente indicado, pero nunca, propiamente ligado al mito fundamental del asesinato del padre... si la castración es lo que golpea al hijo, ¿no es acaso también -y esto se indica en toda nuestra experiencia- l o que lo hace acceder por la vía justa a lo que hay de la función del padre?. ¿No es indicar que es de padre a hijo que la castración se transmite?. Desde que la muerte se presenta en el origen, ¿no es acaso la indicación de que quizás sea un modo de cobertura de lo que, aunque surgido, experimentando en la misma posición del analista cuyo carácter esencial, en el proceso subjetivo de esta función de la castración, lo esconde a pesar de todo, lo vela de una cierta manera, lo pone bajo su égida y nos evita l evar a su punto álgido lo que permite, de una forma última y absolutamente rigurosa, lo que permite enunciar la posición propiamente del analista?. ¿Cómo se hace?. Seguramente acá no es vano darse cuenta que el mito del asesinato del padre como esencial s e encuentra en primer lugar en Freud a nivel de la interpretación del sueño donde según su decir -y es esto lo que aclara notablemente el artículo de Conrad Stein- un deseo, un anhelo de muerte se manifiesta allí, del que indudablemente el autor hace una crítica notable manifestando el recrudecimiento de sus deseos de muerte, en el mismo momento en que esta muerte es real, y si es cierto que para Freud, la interpretación de los sueños surgió según sus palabras, sus propias palabras, según su decir, su propio decir, de la muerte de su padre, no está acá también la marca -y el autor vuelve a ello y lo subraya- de que al sentirse culpable de la muerte de su padre, lo que se oculta es propiamente el deseo de que el padre, sea inmortal. Es decir que además avanza en la línea de lo que está puesto en el centro del psicologísmo analítico. En esta línea el enunciado dado como presupuesto básico de lo que hace la esencia de la posición infantil, es su fundamento en una idea de omnipotencia que la coloca más allá de la muerte. Ahora bien, si esta interpretación es, si puedo decirlo, habitual bajo la pluma de un autor que no abandona sus presupuestos, que muy por el contrario ha criticado la afirmación sobre la esencia de la posición del niño, resulte que es por otra vía que debe ser abordado lo que hay de los deseos de muerte, y si recubren algo, si se enmascaran, lo que se enmascara en ese caso. Y por qué razón pensaríamos de entrada que hay de algún modo en lo que tenemos que enunciar como siendo de la estructura subjetiva dependiendo de la introducción del significante, ¿como podríamos colocar el frente de esta estructura sea lo que fuere que se llame el conocimiento de la muerte?. Leyendo en otro sentido los análisis de Freud sobre algunos de sus sueños mayores que van desde el famoso pedido de cerrar los ojos con la ambigüedad bajo una barra de ese ''un ojo", que además es producido por él como una alternativa, esto que ciertamente Conrad Stein aprovecha muy hábilmente en la línea de su inte rpretación que es la de una denegación de muerte en nombre de la omnipotencia, esto quizás sea susceptible, tomando el último sueño de la misma serie para darle el sentido -lo que yo hice en su momento- de remarcar el acento puesto sobre un sueño que no es un sueño de Freud, sino de uno de sus pacientes, el sueño que se enuncia y que yo descomponía para analizarlo, alineándolo sobre las dos líneas de la enunciación y del enunciado: "no sabía que estaba muerto", esto para recordarnos que o bien: en efecto la muerte no existe, hay algo que sobrevive y por lo tanto no está resuelta la cuestión de si los muertos saben que están muertos, o bien no hay nada más allá de la muerte y es seguro que, en ese caso, ellos no lo saben. Con esto quiero decir que nadie sabe, por lo menos entre los vivos, que es la muerte y que es remarcable que las producciónes espontáneas que se formulan como siendo del nivel del inconsciente se enuncian propiamente hablando que la muerte para cualquiera es incognoscible. En efecto yo subrayé en su momento que es indispensable para la vida que algo irreductible, no se sepa -no diré que estamos muertos, porque justamente no es eso lo que hay que decir- en nuestro concepto no estamos muertos, no todos juntos en todo caso -sobre esto nos basamos precisamente- algo que no sepa que yo (je) estoy muerto. Yo estoy muerto exactamente en tanto que estoy destinado a la muerte, pero justamente en nombre de ese algo que no lo sabe, yo tampoco quiero saberlo. Es lo que me permite colocar en el centro de la lógica: todo hombre, ese todo hombre: "todo hombre es mortal" cuyo apoyo es justamente ese "no-saber" de la muerte y al mismo tiempo eso que nos hace creer que "todo-hombre" significa algo. Todo hombre nace de un padre del que se nos dice, que es en tanto que está muerto que él, el hombre, no goza de lo que tiene para gozar. La equivalencia en términos freudianos se hace entonces entre el padre muerto y el goce. Es él que lo guarda en reserva , si puedo decirlo. El mito freudiano tal como se enuncia, no ya a nivel de lo trágico con su sutil flexibilidad, sino en el enunciado del mito en "Tótem y tabú", es la equivalencia del padre muerto y del goce. Ahí está lo que, podemos calificar con el término de operador estructural. Acá el mito se trasciende por enunciar a título de lo real -porque es esto sobre lo que Freud insiste: que eso pasó realmente, que es lo real- que el padre muerto es quien tiene la custodia del goce, y es de donde partió la interdicción del goce, de donde ésta provino. Esto se nos presenta como el signo de lo imposible aún cuando el padre muerto sea el goce. Y es precisamente en esto que en los términos que yo definí fijando la categoría de lo Real en tanto que en lo que yo articulo se distingue radicalmente de lo Simbólico y de lo Imaginario, que de lo Real es imposible, es en lo que, no como simple tope contra el que nos rompemos la frente, sino el tope Lógico de lo que de lo Simbólico se enuncia propiamente hablando como imposible, que surge lo Real, en efecto reconocemos allí, más allá del mito de Edipo, ordenador estructural, aquel llamado Padre Real, yo diría incluso con esa propiedad que a título de paradigma es también la promoción al corazón del sistema freudiano de lo q ue es el padre de lo Real, además esto que marca, que pone en el centro de la enunciación de Freud un término de lo imposible. Está muy bien decir que la enunciación freudiana no tiene nada que ver con la psicología, que no hay ninguna psicología concebible de ese padre original presentado solamente como aquel -no necesito repetir la broma que hice durante el último seminario- aquel que goza de todas las mujeres, concebible por la imaginación, dado que es demasiado claro que es normalmente perceptible que ya es mucho ser suficiente para una. Es acá que nos vemos reenviados a una referencia distinta a aquella de la castración a partir del momento que la definimos como el principio del significante amo. Retomaré, más precisamente, les voy a mostrar al final de este discurso de hoy lo que eso puede querer decir. El discurso del Amo nos nuestra el goce como viniendo del Otro. Es él quien tiene los medios. Lo que es lenguaje no lo obtiene más que insistiendo hasta producir la pérdida de donde toma cuerpo el plus-de-goza. De entrada el lenguaje, e incluso el del amo, no puede ser otra cosa que demanda, demanda que fracasa. No es de su éxito sino de su repetición que se engendra algo que es de otra dimensión que yo he llamado la pérdida donde toma cuerpo el plus-de-gozar. Esta creación repetitiva, esta inauguración de una dimensión en la que se ordena todo eso de lo que va a poder juzgarse la experiencia analítica, esto puede además partir, en vez de la omnipotencia, de una impotencia original, para decirlo todo, de aquella del niño, si uno ha podido darse cuenta que lo que el psicoanálisis nos demuestra, es que el niño es el padre del hombre, es evidente que debe haber algo en alguna parte que hace la mediación y es precisamente esa insistencia del amo, esa insistencia en tanto que viene a producir -y lo he dicho de cualquier significante después de todo- el significante amo. Cuando yo expuse, en su momento, el tema del Padre Real -en el momento en que yo había formulado lo que da vueltas de la relación de objeto en sus relaciones con la estructura freudiana- tuve cuidado de despejar lo que hay de distinto en la esencia de la castración, de la frustración y de la privación, la castración como función esencialmente simbólica, a saber no concibiéndose de ninguna otra parte que de la articulación significante, la frustración de lo Imaginario y la privación, como cae de su peso, de lo Real. Acá se ve que en cuanto se quiere definir el fruto de esas operaciones, que a nivel de la castración, lo que hay que hacer el objeto de la primera de esas operaciones, es el enigma que nos propone el Falo en tanto que manifiestamente imaginario, que es a fe mía -¿porqué no?- de algo bien real de lo que se trata siempre en una frustración, incluso si la reivindicación que la funda no tiene seguramente otro recurso que imaginar que ese real se les debe -lo que no cae de su peso- por otra parte, está bien claro que la privación sólo se sitúa en lo Simbólico, porque para algo real nada podría faltar: lo que es real, es real y es obviamente de otra parte que debe provenir esta introducción sin embargo totalmente esencial sin la cual nosotros mismos no es taríamos en lo Real, a saber de que algo falta -y es precisamente lo que carácteriza y da entrada al sujeto-. Es a nivel de agentes que estuve menos explícito en su momento, sin indicarlo. El padre, el Padre Real -y es lo que la afirmación del Padre Real como imposible está destinada a enmascararnos- el Padre Real no es otra cosa que el agente de la castración. Qué quiere decir agente ?. Por supuesto a primera vista nos deslizamos en ese fantasma de que es el padre que es castrador. Llama la atención que ninguna de las formas de mitos en las que Freud se ha fijado dé esta idea. No es que los hijos estén castrados porque, en un primer tiempo hipotético en el que todavía son animales, no acceden al rebaño de mujeres, que yo sepa. La castración en tanto que enunciado de algo que constituye una interdicción, en ningún caso podría fundarse más que en el segundo tiempo del mito del asesinato del padre de la horda y, a su decir, al decir de ese mito mismo, no proviene de otra cosa que de un común acuerdo, ese singular initium cuyo carácter problemático les mostraba yo la última vez. También tenemos que destacar acá el término acto dicho sea de paso, para marcar que si es cierto que hay que tomar en serio lo que yo pude enunciarles a nivel del acto cuando traté el acto psicoanalítico, a saber que no podría haber acto más que en el contexto ya ocupado por todo lo que pasa por la incidencia del significante, por su puesta en juego en el mundo, no podría haber acto al principio, por lo menos ningún acto que pudiese calificarse de asesinato y que el mito acá no podría tener otro sentido que aquél al que yo lo reduje como un enunciado de lo imposible. No podría haber acto fuera de un campo ya tan completamente articulado sin que la ley se ubique allí. No hay otro acto que el acto que se refiere a los efectos de esta articulación significante y que implica toda la problemática de lo que comporta lo que es caída de la existencia misma de lo que sea que pueda articularse como sujeto, por una parte, y por otra parte de lo que lo preexiste como función legisladora. Es decir que es de la naturaleza del acto que proviene la función del Padre Real en lo que se refiere a la castración. Es precisamente, lo que el término de agente que yo introduje nos permite poner en suspenso. El verbo actuar tiene en la lengua más de una resonancia empezando por la de actor, de acciónista también -¿por qué no?, está hecho con acción, eso les muestra que una acción quizás no sea absolutamente lo que se cree. -de activismo también - acaso el activista no se define por considerarse más vale como el instrumento de algo -¡de Acteón ya que estamos!- sería un buen ejemplo para el que supiera lo que eso quiere decir según mi cosa freudiana- y al fin de cuentas de lo que simplemente se llama "mi agente". Ustedes saben lo que quiere decir generalmente "mi agente": yo le pago para eso, ni siquiera, yo lo indemnizo por no haber tenido otra cosa que hacer, lo honro(27), como se dice, simulando que parto de la base de que él es capaz de otra cosa. He aquí el nivel del término en que conviene tomar lo que ocurre con el Padre Real como agente de la castración: hace el trabajo de la agencia-amo. Nos estamos familiarizando cada vez más con esas funciones de agente. Vivimos en una época en la que sabemos lo que eso vehiculiza: imitaciones falsas (toc), publicidad, cachivaches que hay que vender, pero también es con eso que eso llega al punto en que estamos de la expansión, del paroxismo del discurso del amo en lo que resulta de una sociedad donde él se cimienta. Todo esto nos incitaría... es tarde y seguramente me veré obligado a hacer un pequeño recorte, lo señalo al pasar porque quizás lo retomemos: es algo que tiene para mí su valor por ser un punto que me parece digno de hacer el esfuerzo de aclarar. Dado que pongo un acento, una nota muy particular a nivel de esa función de agente, sería necesario que un día les muestre todos los desarrollos que toma esto al introducir la noción de doble agente, que como todos saben en nuestra época es uno de los objetos más indiscutibles, más indudables de fascinación. El agente que vuelve a empezar, que no quiere sólo el pequeño negocio del amo, lo que es la función de cada cual, piensa que con lo que tiene contacto, a saber que todo lo que verdaderamente vale -me refiero en el orden del goce- no tiene nada que ver con las tramas de esa red. El se dice bueno, Dios mío, que es su laburito, al fin de cuentas es eso lo que lo preserva. Extraño asunto y que lleva lejos!. El verdadero agente doble es aquél que piensa que lo que escapa a las tramas tambíen habría que agenciarlo, porque si eso es verdadero, el agenciamiento (agencement(28)) lo va a devenir y al mismo tiempo el primer agenciamiento, el que manifiestamente era falso, va a volverse verdadero también. Es probablemente lo que guiaba a ese personaje que funcionaba -no se sabe por qué- como agente, como agente prototipo del discurso del amo en tanto que se autoriza a guardar algo, ese algo cuya esencia ha perfilado un autor diciendo esas palabras proféticas: "los muros s on buenos", Henri Massis para nombrarlo. Finalmente el llamado Sorge, con un nombre tan heideggeriano, encontraba la forma de estar entre los agentes nazis y de hacerse agente doble, agente doble ¿a beneficio de quién?. A beneficio del padre de los pueblos del que todos esperan, como ustedes saben, que será quien hará que lo verdadero sea también agenciado. Al fin de cuentas no es en balde que yo haya evocado del lado del padre de los pueblos la referencia a esta función, porque tiene mucha relación con la del Padre Real en tanto agente de la castración. Por que el famoso Padre Real del que evidentemente el enunciado freudiano por tener -por tener: no puede hacer otra cosa, eso se debe a que habla del inconsciente- por tener que partir del discurso del Amo no puede hacer más que lo imposible, en fin a pesar de todo lo conocemos a ese Padre Real: es algo de otro orden. Por empezar en general todo el mundo admite que es el que trabaja para alimentar a su pequeña familia. Si es el agente de algo en una sociedad que evidentemente no le da un gran rol, queda sin embargo que tiene aspectos excesivamente amables. Trabaja y en consecuencia quisiera ser bienamado. Hay algo que muestra que es evidentemente en otra parte que reside toda esta demagogia que hace al tirano. Es a nivel del Padre Real, en tanto que el Padre Real es en efecto una construcción lingüística (Iangagière), como Freud por otra parte lo remarcó siempre, que el Padre Real no tiene otro real -no digo realidad, porque la realidad es aún, otra cosa, es de lo que acabo de hablarles- no es otra cosa que un efecto del lenguaje. Podría incluso llegar un poco más lejos, hacerles notar que científicamente esta noción de Padre Real es insostenible. Sólo hay un Padre Real, es el espermatozoide y, hasta nuevo aviso, a nadie se le ocurrió nunca decir que era hijo de tal espermatozoide. Naturalmente, por supuesto, se puede hacer objeciones con la ayuda de algunos exámenes de grupos sanguíneos, de cosas de esta índole, factor Rhesus. Pero es muy nuevo, eso no tiene absolutamente nada que ver con todo lo que se ha enunciado hasta ahora como la función del padre. De suerte que si hay algo que el análisis podría plantear como pregunta -siento que abordo acá un terreno peligroso, pero en definitiva no sólo en algunas tribus de Aranda se podría plantear la cuestión de quién es realmente el padre frente a una mujer embarazada. Porque no habría de ser -de tiempo en tiempo uno tiene la sospecha- porque no habría de ser en un psicoanálisis, el psicoanalista -aunque no sea totalmente el que lo hizo allí, en el terreno espermatozoicoel padre real puesto que es a propósito de algo que es la relación de la paciente con, digamos para ser púdicos, la situación analítica por lo que ella llegó finalmente a ser madre. Por lo tanto no hay necesidad de estar en Aranda para preguntarse sobre la función del padre, y al mismo tiempo nos damos cuenta -porque eso nos amplía las ideasque no hay necesidad de tomar la referencia del análisis que yo tomé como la más candente, para que la misma pregunta se plantee. Vean, se puede muy bien hacer un niño a su marido y que sea, incluso sin que haya mediado ni un beso, el niño de otro, de aquel que se hubiera querido que fuese el padre. Es a causa de eso sin embargo que se ha tenido un niño. Entonces, ya ven que esto nos arrastra un poco hacia el sueño, viene al caso decirlo!. Sólo que yo no lo hago más -que para despertarlos!. Porque si yo he dicho que todo lo que ha elucubrado Freud, no por supuesto a nivel del mito, ni tampoco del reconocimiento de los deseos de muerte en los sueños de sus pacientes, si yo les digo que eso es un sueño de Freud, es por supuesto porque parece que el analista debería arrancarse un poco de ese plano del sueño. Lo que el analista encuentra el haber sido dirigido, guiado por la introducción freudiana de algo absolutamente contundente, lo que el analista ha extraído no está todavía totalmente decantado. El último viernes, en mi presentación de enfermos yo presenté un señor -no veo porque llamarlo un enfermo- al que le había sucedido cosas que hacían que en su electroencefalograma, me decía la técnica, estuviera siempre en el límite de la oscilación entre el sueño y la vigilia, de modo que nunca se sabe cuando va a pasar de uno a la otra y que eso se mantiene ahí. Es un poco así como yo veo al conjunto de todos nuestros colegas analistas: el shock, el trauma de nacimiento del análisis los deja así y es por eso que hacen falta quincuagésimos para tratar de sacar de la articulación freudiana algo más preciso, esto no es decir que no se aproximen. Pero lo que tendrían que ver, por ejemplo, es que es la posición del Padre Real -eso merece ser retenido- tal como Freud la articula, a saber como un imposible que hace necesario que, no ustedes, ni él, ni yo, sino esta posición misma imagine al padre como privador. El padre imaginario, no es para nada sorprendente que lo reencontremos sin cesar, es una dependencia estructural de algo que es justamente lo que se nos escapa, a saber que es el Padre Real. Y el Padre Real queda estrictamente excluido de una forma segura, si no es como agente de la castración, dicha castración no es necesariamente como toda persona que se psicologiza la define. Esto se vio no hace mucho tiempo, según parece, en un jurado de tesis donde alguien que decididamente tomó la vertiente de hacer del psicoanálisis la psicopedía (psychopedie) que ya conocemos, dijo: "Para nosotros la castración no es más que un fantasma". No, no: la castración es la operación real introducida por la incidencia del significante, sea cual sea, en relación con el sexo. Cae de su peso que ella determina al padre como ese real imposible que hem os dicho, y se trata ahora de saber lo que quiere decir esta castración que no es un fantasma. Resulta de ello, por supuesto, que no hay otra causa del deseo que el producto de esta operación y que el fantasma domina toda la realidad del deseo, es decir la ley. En lo que respecta al sueño, todos saben ahora que es la demanda, que es el significante en libertad que insiste, que piafa, que patalea también, que no sabe en lo más mínimo lo que quiere. La idea de poner al padre todopoderoso del deseo en el principio del deseo está lo suficientemente refutada por el hecho de que es del deseo de la histérica del que Freud extrajo sus significantes-amo. Porque no hay que olvidar que de allí partió Freud, a saber lo que sigue siendo el centro de su cuestión. El lo confesó y esto ha sido tanto más precisamente recogido cuanto que fue recogido por una borrica que lo repitió sin tener la menor idea de lo que quería decir. Es la pregunta: "Qué quiere una mujer?, una mujer, pero no cualquiera. Sólo con plantear la pregunta ya eso quiere decir que ella quiere algo. El no dijo: "¿Qué quiere la mujer?" porque nada indica que la mujer quiera lo que sea. Yo no diría que ella se acomoda en todos los casos (cas), ella se incomoda con todas las K(29) -todas las K, ustedes saben: Kinder, Küche, Kirche, hay otras Kultura, Kilowatt, Kaida, Krudo y Kocido-, todo eso le da igual. Ella absorbe todas esas K!. Pero desde el momento que ustedes formulan la pregunta: "¿Qué quiere una mujer?", sitúan la cuestión a nivel del deseo. Todos saben que ubicar la cuestión a nivel del deseo con respecto a la mujer es Interrogar a la histérica. Está bien claro que lo que la histérica quiere -lo digo para aquellos que no tienen la vocación, parece haber muchos- lo que ella quiere es un amo. Es absolutamente claro, es incluso hasta tal punto que habría que plantearse la pregunta si no es de allí que salió la invención del amo. Esto cerraría elegantemente lo que estamos trazando. Ella quiere un amo; es eso lo que se alberga en este rinconcito arriba y a la derecha, S/ a S1 S2 para no llamarlo de otro modo- ella quiere que el otro sea un amo, que sepa muchas cosas. Pero sin embargo que no sepa tanto como para no creer que es ella el premio supremo de todo su saber, es decir que quiere un amo sobre el cual ella reine: ella reina y él no gobierna. Es de ahí que partió Freud y es ella, la histérica... se pueden dar bien cuenta que no está forzosamente especificado a un sexo: desde que ustedes se "plantean que quiere un fulano" entran en la función del deseo y sacan el significante-amo. Freud produjo un cierto número de significantes-amo que el cubrió -cae de su peso, eso sirve para tapar algo- con el nombre de Freud. Me asombra que se pueda asociar con ese tapón que es un nombre del padre, sea el que sea, la idea de que a ese nivel pueda haber un asesinato cualquiera, y que sea también en nombre de una devoción al nombre de Freud que los analistas sean lo que son. No pueden destrabarse de los significantes-amo de Freud, es todo. No se atienen tanto a Freud como a un cierto número de significantes: el inconsciente, la seducción, el trauma, el fantasma, el Yo (Moi), el Eso (Ca) y todo lo que ustedes quieran. No hay forma de que salgan de esa órbita. No tienen a ese nivel ningún padre para matar. No se es el padre de los significantes, a lo s umo se es padre a causa de ellos. No hay problema a ese nivel. El verdadero resorte es el siguiente: el goce separa al significante-amo en tanto que se querría atribuírselo al Padre del saber en tanto que verdad. Ahora bien, lo que se articula -y es esto lo que retomaré la próxima vez que nos encontremos- es que tomando el esquema del discurso gran A como el discurso del analista, el paso dado por el goce se encuentra acá entre lo que se produce bajo la forma que sea como significante-amo, y el campo del que dispone el saber en tanto que se plantea como verdad. Lo que permite articular lo que verídicamente hay de la castración, es que incluso para el niño, a pesar de lo que se piensa, el Padre es aquél que no sabe nada de la Verdad. Radiofonía 8 de Abril de 1970 N o sé que habrán hecho ustedes durante este tiempo que estuvimos separados, espero que de un modo u otro lo hayan aprovechado. En lo que a mí respecta hice un hallazgo, le señalo a la persona que tan amablemente quiso presentarse ante mí como una a-studée(30) de la Sorbona, le señalo que lo encontré, hice venir de Copenhage, el Sellin del que les había hablado, a saber ese librito de 1922 que también produjo después cierto rechazo sobre la pluma de Sellin y que es el libro entorno al cual Freud hace girar su certeza de que Moisés fué "ma tudé" (tudé(31)). Ciertamente aparte de Jones y quizás uno o dos más, no hubo muchos psicoanalistas, que yo sepa, que se hayan interesado en obtenerlo, es evidente que este Sellin merece ser examinado en su texto, examinado dado que Freud consideró que tenía los méritos suficientes si puedo decirlo. Es precisamente por eso naturalmente que es conveniente seguirme para poner a prueba esta consideración. Me parece que está en la línea de lo que expongo este año sobre el revés del psicoanálisis. Pero como no hace más que cinco días que tengo este libro escrito en un alemán muy escabroso, mucho menos aireado de lo que estamos acostumbrados en los textos de Freud, se darán cuenta que a pesar de la ayuda que tuvieron la amabilidad de darme algunos rabinos, grandes y pequeños -bueno, no hay pequeños rabinos, hay judíos- todavía no estoy listo para hacerles hoy una reseña, al menos que me satisfaga. Sucede por otra parte que me solicitaron -debo decir que no es la primera vez, esta solicitud es extensible- responder en la radio belga, a través de un hombre que a decir verdad se ganó mi estima -el señor Georgin para nombrarlo- se ganó mi estima por haberme remitido un largo texto que al menos prueba que él contrariamente a muchos otros, ¡ha leído mis "Escritos"!. El ha extraído de ellos, mi Dios, lo que pudo, pero no es ninguna pavada después de todo y verdaderamente yo me sentí más bien halagado. Ciertamente no por esto me siento más inclinado hacia ese ejercicio que consiste en hacerse grabar por la radio. Se pierde siempre mucho tiempo. Sin embargo, como parece que él arregló las cosas para que se haga del modo más rápido, posiblemente cederé, el que por el contrario quizá no ceda es él, dado que para responder a sus preguntas de las que voy a darles tres ejemplos, creí mejor no dejarme librado a la inspiración del momento, a ese frayage(32) que hago acá cada vez que estoy frente a ustedes, pero nutrido con abundantes notas, y que pasa, mi Dios, porque ustedes me ven víctima de ese frayage. Incluso quizás sea lo único que justifica la presencia de ustedes acá. Sin embargo las condiciones son evidentemente diferentes al hablar para algunas decenas de mil -¿quien sabe? -incluso centenas- de oyentes y ante los cuales el texto abrupto por presentarse sin el soporte de la persona puede causar otros efectos. No obstante yo me negaré en cualquier caso a dar otra cosa que esos textos ya escritos. Es tener gran confianza en esa condición porque ya verán que las preguntas que me plantearon son forzosamente del intervalo de lo que se produce entre una articulación construida y lo que espera lo que Yo llamaría una conciencia común, y una conciencia común quiere decir también una serie de fórmulas comunes, ese lenguaje que ya los Antiguos, los Griegos habían llamado en su lengua. No voy a decir eso en francés, sin esperar más, transcribir directamente la "couinée", eso chilla (couine)!. No desprecio para nada la couinée, simplemente creo que no es desfavorable a que se produzca allí ciertos efectos de precipitación al introducir justamente el discurso, por más abrupto que sea. Por esta razón hoy los voy a hacer participar en mis respuestas a tres de esas preguntas, no sólo para ahorrarme el esfuerzo, pueden creerme que me significará un esfuerzo mucho mayor leerles estos textos que proceder como de costumbre. Para no demorar más voy a articular la primera: EN LOS ESCRITOS USTED AFIRMA, me dice, QUE FREUD ANTICIPA SIN DARSE CUENTA LAS INVESTIGACIONES DE SAUSSURE Y LAS DEL CIRCULO DE PRAGA, ¿PUEDE EXPLICARSE SOBRE ESE PUNTO?. Es lo que hago pues, sin improvisar, como les previne respondiendo que: Su pregunta me sorprende, digo, por tener una pertinencia que dilucida las pretensiones de la charla que tengo que dejar de lado, es incluso una pertinencia redoblada mejor dicho en dos grados. Me prueba que ha leído mis Escritos, lo que aparentemente no se considera necesario conseguir para entenderme. Usted elige allí una observación que implica la existencia de otra forma de información, que la mediación de masas. Que Freud anticipe a Saussure no implica que un ruido haya pasado del primero al segundo. D e modo que al citarme usted me hace responder antes de que yo lo decida, es lo que llamo "sorprenderme". Partamos del punto de llegada: Saussure y el Círculo de Praga producen una lingüística que no tiene nada en común con lo que antes llevaba ese nombres, la que habrá encontrado sus claves en manos de los estoicos, ¿pero, qué hicieron ellos con eso?. La lingüística con Saussure y el Círculo de Praga se instituye con un corte que es la barra puesta entre el significante y el significado para que prevalezca la diferencia de la que se constituye absolutamente el significante, pero también se ordena con una autonomía que nada tiene que envidiarle a los efectos de cristal en el sistema del fonema por ejemplo, que es el primer hallazgo. Se quiere extender este hallazgo a toda la red de lo simbólico admitiendo sentido sólo a lo que la red responde, incidencia de un efecto, sí, un contenido, no. Es la apuesta que se sostiene del corte inaugural. El significado será o no científicamente pensable según tenga o no un cambio significante que por su material se distinga de todo campo físico obtenido por la ciencia. Lo que implica una exclusión metafísica tomándola como producto de des-ser (désêtre). Ninguna significación será en lo sucesivo considerada como cayendo de su peso: que sea claro cuando es de día por ejemplo, en lo que los estoicos nos han precedidos pero ya he preguntado: con qué fin ?. Aunque tuviera que llegar a descuidar algunos desarrollos de la palabra, yo llamaría semiótica a toda disciplina que parte del signo tomado como objeto, para marcar que está ahí lo que hacía obstáculo a la captación del significante como tal. El signo supone el alguien al que hace signo de algo. Es el alguien cuya sombra ocultó la entrada a la lingüística. Llamen a ese alguien como quieran, siempre será un disparate. El signo basta para que ese alguien se apropie del lenguaje como de un simple instrumento. De la abstracción el lenguaje no es más que soporte, como de la discusión medio con todos los progresos de la crítica, como yo digo, del pensamiento a la clave. Tendría que anticipar, retomando la palabra de yo a yo (de moi a moi) con lo que pienso introducir bajo la grafía del acosa (l' achose) - l - a - c - o - etc. para hacer sentir en qué efecto toma posición la lingüística. No es un progreso, más bien una regresión. Es lo que necesitamos contra la unidad del oscurantismo que ya se agrupa a los fines de prevenir el acosa. Nadie parece darse cuenta alrededor de qué se hace la unidad y que en el momento en que "alguien recogía allí la "signatura de las cosas", "signatura rerum ", no se presumía tanto de la estupidez cultivada para osar inscribir el lenguaje en el registro de la comunicación. El retorno a la comunicación protege, si me atrevo a decirlo, las espaldas de la lingüística que perime cubriendo el ridículo que a menudo no se revela más que a posteriori, a saber lo que, en la ocultación del lenguaje, sólo hacía papel de mito llamándose "telepatía". Hijo perdido, mendigo del pensamiento de lo que se alardeaba de la transmisión sin discurso, llega sin embargo el mito, el mito a cautivar a Freud que no desenmascara al rey de esta corte de los milagros cuya limpieza él anuncia. Milagros, viene el caso decirlo, cuando todos remontan al primero en operarse de lo que se "telepatiza" de la misma madera de lo que se pacta. Contrato social, en sumar efusión comunicativa de las promesas de diálogo aunque todo hombre, "que no sabe lo que es", es mortal ¡ah! ¡simpaticemos por estar metidos en la misma bolsa!. Hablemos de todo -viene al caso decirlo- de todo junto, salvo de lo que incita a la cabeza del silogista metiendo a Sócrates en el baile porque de allí surge que sin duda la muerte es administrada como el resto, para y por los hombres, pero sin que estén del mismo lado en lo que hace a la telepatía que transmite una telegrafía cuyo sujeto no cesa de estorbar cada vez que se llega a ese descocado. Que ese sujeto sea poco comunicable, está bien determinado en lo que la lingüística toma fuerza y hasta meter al poeta, sí al poeta, en su bolsa. Porque el poeta se produce por ser -que se me permita traducirlo al que lo demuestra, mi amigo Jakobson-... devorado por versos que encuentran entre ellos su arreglo, sin preocuparse -es manifiesto- de lo que el poeta sabe de donde la consistencia, en Platón, del ostracismo con que golpea al poeta en su "República" y de la viva curiosidad que muestra en el "Cratilo" por esos bichitos que parecen ser las palabras obrando sólo a su antojo. Se ve hasta qué punto era importante el formalismo para sostener los primeros pasos de la lingüística. Pero es sin embargo de los tropezones en los pasos del lenguaje, en lo que se llama la palabra (parole(33)) que ella tomó su impulso. Que el sujeto no sea él que sepa lo que dice, cuando evidentemente se dice algo por la boca donde se lo pone, ciertamente, pero también en las torpezas de una conducta que se pone por su cuenta en los sesos, de los que él sólo se vale para dormir, verificándose que el único alcance subjetivo de este órgano es reglar el sueño, he aquí lo que Freud devela como el inconsciente. Porque mi pasaje por el mundo, en nombre de Lacan, habrá consistido en articular que es eso y que no es otra cosa. Cualquiera puede cerciorase ahora, sólo con leerme. Cualquiera pues, que opere según esas reglas, debe atenerse a ello para psicoanalizar, salvo que lo pague cayendo en la estupidez. De allí, enunciando que Freud anticipa la lingüística, yo digo, lo que se impone y que es la fórmula que entrego ahora: el inconsciente es la condición de la lingüística. Sin la erupción del inconsciente, no había form a de que la lingüística saliera de la ambigüa luz con que la Universidad, en nombre de las ciencias humanas, hace todavía eclipse a la ciencia. Coronada en Kiev gracias a los esfuerzos de Balduino de Courtenay, hubiese sin duda permanecido allí. Pero la Universidad no ha dicho su última palabra, va a hacer de eso tema de una tesis: influencia sobre el genio de Raymond de Saussure del genio de Freud, demostrar por donde le llegó al primero el viento del segundo, antes de que existiera la radio!. Como si ella no se las hubiera arreglado siempre sin radio para ensordecer igual. Y porque Saussure se habría dado cuenta, para tomar los términos de su cita, le digo al señor Georgin, mejor que el mismo Freud, de lo que Freud anticipaba, especialmente la metáfora y la metonimia lacanianas, lugares donde Saussure generó a Jakobson. Si Saussure no publica los anagramas que descifra en la poesía saturniana, es porque conoce su verdadero alcance. La canallada no lo vuelve tonto, porque él no es analista. En esta posición en cambio, los malos procedimientos con que se inviste la Infatuación universitaria no os dejan escapar su hombre -hay allí una esperanza- y lo arrojan directamente en un bolazo como el decir que el inconsciente es la condición del lenguaje, cuando se trata de hacerse autor a expensas de lo que yo he dicho, incluso machacado a los interesados, a saber que el lenguaje es la condición del inconsciente. Me río todavía del procedimiento transformado en estereotipia, hasta el punto que otros dos, pero para el uso interno de una Sociedad que su bastardía universitaria ha matado, se atrevieron a definir el pasaje al acto y el acting-out exactamente con los términos que yo les había propuesto para oponer el uno al otro, sólo que invirtiendo lo que yo atribuía a cada uno, pensando así apropiarse de lo que nadie había sabido articular antes. Sí yo desfalleciera ahora, no dejaría otra obra que esos desechos escogidos de mi enseñanza con lo que hice tope a la información, de lo que es decir todo que ella se difunde. Lo que yo he enunciado en un discurso confidencial no ha sin embargo desplazado la audición común al punto de traerme un auditorio que me testimonie ser estable en su barbaridad. Me acuerdo de la incomodidad con que me interrogaba un muchacho que había asistido a la producción de mi "Dialéctica del deseo y subversión del sujeto" frente a un público formado por gente del Partido, el único, entre los cuales él se había extraviado como marxista. Amablemente, amable como, soy siempre, puntué a continuación de ese desecho en mis Escritos la respuesta de estupefacción que tuvo. "Cree usted, me decía, que basta que usted haya dicho algo, inscripto unas letras en el pizarrón para esperar un resultado?". Semejante ejercicio llevó, sin embargo, a los fondos de la Fundación Ford que motivaba esa reunión, tengo la prueba a sólo título de un desecho que le hizo justicia en mi libro, a tener que enjugarlos habiéndose agotado impensablemente al mismo tiempo. El efecto que se propaga no es de comunicación de la palabra (parole), -esto va para ustedes- sino desplazamiento del discurso. Freud incomprendido, quizá por sí mismo por haber querido hacerse escuchar, es menos ayudado por sus discípulos que por esa propagación, aquella sin la cual las convulsiones de la historia quedan como enigma, como los meses de Mayo de los que se desvían los que se empeñan en volverlos siervos de un sentido cuya dialéctica se presenta como burla. Vean, si no están cansados voy a enunciarles lo que respondí a la segunda pregunta que se formula así -verán que es importante- LA LINGÜÍSTICA, LA PSICOLOGÍA Y LA ETNOLOGÍA TIENEN EN COMÚN LA NOCIÓN DE ESTRUCTURA, A PARTIR DE ESTA NOCIÓN, me interroga el Sr. Georgin, ¿NO PODRÍA IMAGINARSE EL ENUNCIADO DE UN CAMPO COMÚN QUE REUNIRÍA UNIDOS PSICOANÁLISIS, ETNOLOGÍA Y LINGÜÍSTICA?. Yo contesto y pienso que esta respuesta tiene más importancia que la primera, impresionista, a la que me entregué. Respondo lo siguiente: Estructura es la palabra con que se indica la puesta en juego del efecto del lenguaje, a partir de que es una petición de principio hacerla una función individual o colectiva, es decir que sería el apoyo de un supuesto en la existencia que, sea el que sea, yo (moi) u organismo adaptado de conocimiento implica el alguien del que hablaba recién. Función por donde alguien se representa, si se puede decir, las relaciones que hacen lo real, planteado este último término como categoría lacaniana. Al contrario d e la presencia ya en la realidad, la que no es categórica, pero dada por la presencia, no de relaciones en primer plano, sino de las fórmulas de la relación que toman cuerpo en el lenguaje del que partimos para seguir el efecto, que es propiamente la estructura. Es así que un discurso puede dominar la realidad sin suponer consenso de nadie, porque es él el que determina la diferencia, haciendo barrera entre sujeto de los enunciados y sujeto de la enunciación. Nada más excepto de idealismo, ninguna necesidad por otra parte de encerrar a los estructuralistas, a menos que se quiera endosarles la herencia de podredumbre cubierta, no digo causadas por el existencialismo. Localizar cualquier cosa en la estructura, siempre estará bien. Presiente acá mi respuesta a la reunión -se acuerdan: psicoanálisis, etnología y no sé que más, lingüística- a la reunión que usted me propone. Nota: lo particular de la lengua es eso por lo que la estructura cae bajo el efecto de cristal mencionado más arriba. Calificar este particular de arbitrario es lapsus cometido por Saussure porque, a regañadientes, es cierto, pero por eso mismo más expuesto al tropezón, lo tomó a partir de ese discurso universitario del que muestro que el encubrimiento es justamente ese significante que domina el discurso del Amo, el significante de lo arbitrario. Vemos que hablar de cuerpo no es una metáfora cuando se trata de simbólico, porque dicho cuerpo constituye el cuerpo tomado en sentido ingenuo (naif), una determinante. El primero hace al segundo por incorporarse. De donde lo incorporal que queda marcar el primer tiempo por estar en incorporación. Rindamos justicia a los Estoicos por haber sabido signar con ese término, lo incorpóreo, que lo simbólico se refiere a -cuerpo. Incorpóreas son lo que ya voy a llamar, a saber la función, no la del sujeto, sino la que hace realidad, la matemática, la aplicación del mismo efecto para hacer realidad, la topología o el análisis en un sentido amplio para la lógica. Pero está incorporado que la estructura produce el afecto, ni más ni menos, afecto sólo que tomándolo de lo que del ser por serlo se articula no siendo más que ser de hecho, o sea de ser dicho en alguna parte. Por lo que se verifica que es secundarlo que el cuerpo, esté vivo o muerto. Quien no conoce el punto crítico donde datamos en el hombre al ser hablante: la sepultura; o sea donde se afirma de una especie que, al contrario de cualquier otra, el cuerpo muerto conserva lo que al viviente daba el carácter cuerpo. "Corpse", resto que no deviene carroña, el cuerpo que habitaba la palabra (parole) que el lenguaje "corpsificaba" (corpsifiait). La zoología puede partir de la pretensión del individuo de hacer el ser del viviente, pero es para que se le bajen los humos, basta solamente con que lo persiga a nive l de polípero. El cuerpo, si se lo toma en serio, es de entrada lo que puede portar la marca apropiada para ordenarlo en una sucesión de significantes. A partir de esta marca es soporte de la relación, no eventual sino necesaria porque hasta substraérsele es aún soportarla. Desde siempre Menos-Uno designa el lugar llamado del Otro (con la sigla del gran A) por Lacan. Del Uno-en-Menos está hecha la cama a la intrusión que avanza de la extrusión, es el significante mismo. Así no cualquier carne sirve. Los únicos que imprimen el signo al negativizarlos, suben, por lo que se separan del cuerpo los nubarrones, aguas superiores de su goce, cargados de rayos para volver a distribuir cuerpo y carne. Repartición quizás menos contable pero nadie parece darse cuenta que en la sepultura antigua figura ese "conjunto" mismo del cual se articula nuestra más moderna lógica. El conjunto vacío de las osamentas es el elemento irreductible del cual se ordenan, los elementos, los instrumentos del goce, collares, cubiletes, armas: más sub-elementos para enumerar al goce que para hacerlo entrar en el cuerpo. ¿Animé yo la estructura? Bastante, creo, en el terreno que la uniría al psicoanálisis, para que nada lo destina a los dos que usted menciona especialmente. La lingüística puede definir al material del psicoanálisis, o sea al aparato de su operación. Deja en blanco de donde se produce lo que lo hace efectivo, o sea lo que al articularlo como acto analítico yo creí aclarar más de algún otro acto. Un campo sólo se domina con un operador. El inconsciente puede ser, como yo decía la condición de la lingüística, eso no da a la lingüística el menor ascendiente sobre él. Pude comprobarlo cuando le pedí su colaboración al más grande de los lingüistas franceses para ilustrar la salida de una revista creada por mí, que por esta razón yo hubiese querido más específica en su título: "El psicoanálisis" se llamaba, para recordárselo a los que han hecho poco caso de ello. De esta demanda al lingüista yo esperaba un adelanto en el problema de las palabras antitéticas, que como bien se cree no me asombra que Freud haya introducido. Si el lingüista no puede hacer nada mejor, como se vio, que formular que la comodidad del significado exige una elección en la antítesis, eso debe ocasionarle tantas molestias a la gente que por hablar árabe tiene mucho que ver con semejantes palabras, como estar parado sobre un hormiguero. No hay ninguna barrera del lado de la etnología. Un encuestador que dejara a su informante indígena galantearlo en sus sueños se haría llamar al orden si lo pone a cuenta de lo que se llama el campo. Y el censor al hacer ese llamado al orden, no me parecerá, así sea el mismo Lévi-Strauss, mostrar desprecio por mis dominios. A dónde iría a parar el campo si se empapara de inconsciente ?. No le haría, más allá de lo que se sueñe, ningún efecto de perforación sólo charco de nuestra cosecha. Porque a una encuesta que se limite -es su definición- a la recolección de un saber, es con un saber de nuestro tonel con lo que la alimentaríamos. Que no se espere de un psicoanálisis enumerar los mitos que han condicionado a un sujeto así haya crecido en Togo o en Paraguay. Porque el Psicoanálisis -ya se los hice notar acá-, se opera del discurso que lo condiciona y que yo definí, este año tomándolo por su revés. No se obtendrá otro mito que el que queda en nuestro discurso: el Edipo freudiano. Del material del que se hace el análisis del mito, escuchamos a Levi-Strauss enunciar que es intraducible, entendiendo esto bien, porque lo que literalmente dice es que importa poco en qué lengua son recogidos. Serán siempre analizables por sí mismos por teorizarse en grandes unidades -es el término de Lévi-Strauss- en las que una mitologización definitiva los articulará. Se capta acá el espejismo en un nivel común con lo que yo llamaría la universalidad del discurso psicoanalítico, pero, por ahora de quien lo demuestra Lévi-Strauss en ese caso, sin que se produzca una ilusión. Porque no es con un juego de mitemas que opera el psicoanálisis. Que sólo pueda darse en una lengua particular que se llama una lengua positiva aunque se juegue la traducción en el curso del análisis, da garantías de "que no hay metalenguaje" según mi fórmula. El efecto del lenguaje sólo se produce por el cristal lingüístico. Su universalidad sólo es la topología redescubierta por lo que un discurso se desplaza especificado, ese discurso, porque la mitología se reduzca al extremo. Yo agregaría que el mito en la articulación de Lévi-Strauss, o sea: la única forma etnológica para motivar su pregunta, le digo a Georgin -la reunión- que el mito pues, en esta sola articulación rechaza todo lo que yo promoví de la instancia de la letra en el inconsciente. El mito no opera ni con metáfora ni tampoco con ninguna metonimia. No condensa, explica. No desplaza, habita, aún cambiando el orden de las tiendas. No juega más que combinando sus unidades pesadas donde el complemento al asegurar la presencia de la pareja demuestra el peso de un saber. Es precisamente ese saber lo que invalida la aparición de su estructura. Así en el psicoanálisis -porque también en elinconsciente- el hombre de la mujer, sabe nada, ni la mujer del hombre. Al falo se resume el punto de mito en que lo sexual está implicado en la pasión del significante. Que por otra parte ese punto parezca multiplicarse he aquí lo que fascina especialmente al universitario en cuyo discurso ese punto hace defecto. De dónde procede el reclutamiento de los novicios de la etnología. Donde se marca el efecto de humor, negro por supuesto, pintándose con los favores del sector. ¡Ah! a falta de una Universidad que sería etnia, vamos de una etnia a hacer una universidad. De donde lo increíble de esta pesca que definió al campo como el lugar donde hacer escrito de un saber cuya esencia es de no trasmitiese por escrito. Desesperando de ver nunca la última clase, recreemos la primera, el eco de saber que hay en la clasificación. El profesor sólo vuelve al alba... diría yo en contrapunto con Hegel. Ustedes conocen la historia de la lechuza y el crepúsculo. Mantendré incluso distancia, es decir la mía con la estructura: en nombre de lo que su pregunta pone en juego del psicoanálisis. Empezando porque, bajo pretexto de que yo definí al significante como nadie se había atrevido, no se imaginan que pueda tener algo que ver con el signo!. Precisamente al contrario es la primera, será también la última. Pero era necesario este desvío. Lo que yo denuncié de una semiótica implícita cuyo sólo desarrollo habría permitido la lingüística, no impide que sea necesario rehacerla, y con ese mismo nombre, porque en definitiva es a aquella a hacer que referimos la antigua. Si el significante representa un sujeto, dice Lacan -no un significado- para otro significante -insistimos: no para otro sujeto- ¿cómo puede entonces caer al signo que en memoria de lógico, representa algo para alguien? Pienso en el budista, queriendo anim ar mi cuestión crucial, la que acabo de plantear, la caída del significante al signo, la animaré con: no con humo sin fuego. Psicoanalista, es contra el signo que estoy prevenido. Si no señala el algo con que tengo que tratar, yo sé, por haber podido con la lógica del significante romper el señuelo del signo, que ese algo es la división del sujeto, dicha división se sustenta en que el otro sea el que hace el significante, para lo cual no podría representar un sujeto más que siendo uno del otro. Esta división repercute en los avatares del asalto, tal como esta división lo ha enfrentado al saber de lo sexual, traumáticamente, en que ese asalto sea por adelantado condenado al fracaso por la razón que dije, que el significante no es apropiado para dar cuerpo a una fórmula de la relación sexual. De ahí mi enunciación: no hay relación sexual, sobreentendido: formulable en la estructura. Ese algo en lo que el psicoanalista interpretando, hace intrusión de significante, ciertamente me extenúo desde hace veinte años para que él no lo tome por una cosa puesto que es falla y de estructura. Pero que quiera hacerlo alguno es lo mismo puesto que tiene que ver con la personalidad en persona, total, cuando se presenta la ocasión el excremen-(ordure) canta. El menor recuerdo del inconsciente exige sin embargo mantener en ese lugar algún otro, con ese suplemento de Freud que no podría satisfacer ninguna otra reunión que esta lógica que se inscribe: o el uno o el otro. Si así es desde el punto de partida del que el significante vira al signo, dónde encontrar ahora el alguno que hay que procurarle de urgencia? Es el híc que no se hace nunca más que siendo psicoanalista, pero también lacaniano. Todos saben que pronto todo el mundo lo será -mi audiencia constituye el prodromo- por lo tanto los psicoanalistas también. Bastará con el ascenso al cenit social del objeto llamado por mí pequeño a, por el efecto de angustia que provoca lo evidentemente -lapsus producido por nuestro discurso producido- por nuestro discurso por faltar a su producción. De que sea de semejante caída que el significante cae al signo, nos da la evidencia el que, cuando uno ya no sabe a qué santo encomendarse dicho de otro modo, cuando no hay más significante para joder (frire) -esto es lo que el santo provee, ustedes lo saben- se compra no importa que, especialmente un cacharro(34), a que hacerle signo de inteligencia, si se puede decir, de su aburrimiento, o sea del afecto del des eo de Otra(35) cosa con una gran A. Eso no dice nada del pequeño a porque no es deducible más que a la medida del psicoanálisis de cada uno, lo que explica que tan pocos psicoanalistas lo manejen bien aún, obteniéndolo de mi seminario. Hablaré en parábola, es decir para despistar. Mirando de más cerca el paso del humo, si me atrevo a decirlo quizás franquearemos el de darnos cuenta que ese paso hace signo al fuego. De qué hace signo es conforme a nuestra estructura, puesto que desde Prom eteo el humo es sobre todo el signo de ese sujeto que representa un fósforo, primer significante. Para su caja, el segundo, y que a Ulises abordando un río desconocido, una humareda en primera instancia deja presumir que no es una isla desierta. Nuestro h umo es pues el signo, ¿por qué no del fumador? Pero vayamos al productor del fuego: será más materialista y dialéctico a pedido. Que Ulises sin embargo dé el alguien está puesto en duda con recordar que tampoco es nadie. En todo caso es alguien en lo que allí se equivoca una fatua polifemia. Pero la evidencia de que no es para hacer signo a Ulises, que los fumadores acampan, nos sugiere más rigor en el principio del signo. Porque nos hace sentir como al pasar que lo que se pesca viendo al mundo como fenómeno es que el nóumeno al no poder desde ese momento hacer signo más que allí, o sea: a alguien supremo, signo de inteligencia siempre; demuestra con qué pobreza se procede suponiendo que todo hace signo: es el alguien de alguna parte, de ninguna parte que debe urdir todo. Que eso nos ayude a poner el paso de humo sin fuego al mismo paso que plegaria sin dios para que se entienda lo que cambia. Es curioso que los incendios de bosques no muestren el alguien al que el sueño imprudente del fumador se dirige. Y q ue sea necesaria la alegría fálica, la urinación primitiva con que el hombre, dice el psicoanálisis, responde al fuego para poner sobre el camino de que haya, Horatio, en el cielo y sobre la tierra otras materias para hacer sujeto que los objetos que imagina vuestro conocimiento. Por ejemplo los productos a la calidad de los cuales en la perspectiva marxista de la plus-valía, los productores antes que el amo podrían pedir cuentas de la explotación que sufren. Cuando se reconozca la clase de plus-de-gozar que hace decir "eso, es alguien" estaremos en el camino de una materia dialéctica quizás más propicia que la carne de Partido, conocida por hacerse baby~sitter de la historia. Podría ser el psicoanálisis si su pase fuera aclarado. Acá tienen lo que respondo a la segunda pregunta. Hay una tercera que es esta: ¿NO SERIA UNA DE LAS ARTICULACIONES POSIBLES ENTRE PSICOANÁLISIS Y LINGÜÍSTICA EL PRIVILEGIO ACORDADO A LA METÁFORA Y A LA METONIMIA POR JAKOBSON EN EL PLANO DE LA LINGÜÍSTICA Y POR USTED EN EL PLANO PSICOANALÍTICO? No les voy a leer mi respuesta a esta pregunta porque es tan Impertinente que me embola. Ya hubo bastante parloteo sobre si yo he tomado o no la metáfora y la metonimia de Jakobson. Cuando las introduje yo creía que por lo menos entre mis oyentes había algunos que sabían quién era Jakobson. Recién lo descubrieron quince días después porque yo lo dije a la salida de mi estratagema. Simplemente me dijeron: Miren lo que hace Lacan, no lo cita a Jakobson!. Después de lo cual leyeron a Jakobson y se dieron cuenta que yo tenía motivos para no citarlo a Jakobson, que yo decía algo muy diferente. Entonces me dijeron: ah, el atropella a Jakobson, lo distorsiona!. Bueno, en fin, no son más que anécdotas. PREGUNTA IV: USTED DICE QUE EL DESCUBRIMIENTO DEL INCONSCIENTE DESEMBOCA EN UNA SEGUNDA REVOLUCIÓN COPERNICANA -¡eso les trastorna el corazón!- ¿EN QUE ES EL INCONSCIENTE UNA NOCIÓN CLAVE QUE SUBVIERTE TODA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO? Bien, vamos y después dejamos. Su pregunta va a excitar las esperanzas, teñidas de asústame que inspira el sentido atribuido en nuestra época a la palabra: revolución. Podríamos observar el pasaje de esta palabra a una función superyóica en la política, a un rol de ideal en el historial del pensamiento. Hago notar que no soy yo el que hace jugar acá esas resonancias cuya amortización sólo puede combatir el corte estructural, hablo de las resonancias. Digo que sólo el corte estructural puede dar pleno sentido a la palabra revolución. ¿Por qué no partir de la ironía que hay en poner la revolución en la cuenta de las revoluciones celestes que no dan para nada la nota?, ¿Qué es lo que hay de revolucionario en el centramiento del sol alrededor del mundo solar?. Después de todo escuchando lo q ue yo articulo este año de un discurso del Amo, se puede descubrir que éste concluye muy bien su revolución, por el meandro tomado por la ciencia, el que yo demuestro ser su mira vuelve a su punto de partida de un significante amo absoluto que se representa por el sol. En la conciencia común la idea de que eso da vueltas alrededor, he ahí el helio-centrismo -lo que me fascina es que Gloria hizo un error de máquina, porque ella pasó a máquina esto, está mañana ella escribió: el hegocentrismo, h.e.g.o.; ¡me parece sublime!- y esto implica dar vueltas en redondo, sin pensarlo más. ¿Podría poner yo a cuenta de Galileo la insolencia política del Rey-Sol? Los Antiguos, por el contrario han encontrado el uso de algún modo dialéctico a que se prestan la apariencias que resultan de la báscula de la tierra sobre la eclíptica. Las imagenes de luz y sombra son allí propicias para un discurso articulado. Colocaré en oposición al heliocentrismo un fotocentrismo como mucho menos avasallador. La metáfora que Freud toma de Copérnico connotándola, si ustedes recuerdan su texto, apunta de hecho a esperar el centrismo mismo exactamente, más con un efecto de caída que de subversión, apunta en efecto a esperar el centrismo, exactamente, la pretensión recibida de una psicología q ue se puede decir tan poco refutada en su época como lo es aún en la nuestra: la pretensión de la conciencia de querer inventariar de lo que dispone en el registro de la representación. Resulta claro, al leerlo que esta figura de englobamiento perfectamente indiferente, diremos, a las exigencias de una topología a la que simplemente ignora, es lo que está enfocado en la metáfora. Es al profundizar ésta que uno encuentra su pertinencia y es en eso que la retomo. Porque la historia tomada en el texto en que la revolución copernicana se inscribe, demuestra que no es el cambio de centro lo que hace su factor preponderante, hasta el punto que entre paréntesis para el mismo Copérnico era lo que menos le importaba. Alrededor de lo que gira -pero precisamente es la palabra que no hay que usar- alrededor de lo que gravita el efecto de un conocimiento en vías de descubrirse como imaginario es netamente -lo leemos, haciendo el diario con Keyré del estudio de Kepler- para destrabarse de la idea que la forma circular por ser la más perfecta pueda ser la única conveniente a la afección del cuerpo celeste. Introducir en efecto la trayectoria elíptica es hacer que apunte a acercar el foco ocupado por el cuerpo-amo, pero así también al otro, tan vacío como obscuro en el que ella se reduce. He ahí donde reside la importancia de Galileo, no en esta elipse que no parece haberlo interesado tanto, pero en todo caso en otra parte que en la escaramuza de su proceso, del que indiqué hace un rato que lo que está en juego es ambigüo, sino el partido a tomar. Su importancia está en los primeros pasos que él hace dar a la investigación sobre la caída de los cuerpos con lo que se va a aclarar esa elipse. Lo que quiero decir, es que si hay algo en la historia, para ilustrar de la forma más o paca por otra parte la definición que di de la estructura, es en definitiva la fórmula en la que Newton pone la clave de esta caída de los cuerpos explicando definitivamente por ella el camino de los astros. Porque es también la presencia en todo punto de lo real, dicho de otro modo en cada elemento de masa, de la fórmula de la atracción tomada en sí misma, o sea una ecuación de segundo grado. Dado que es eso lo que hemos logrado enterrar hasta no pensar más en ella, tirando a la mierda la sorpresa y el escándalo que testimonian los contemporáneos de Newton, porque cada rincón del mundo sea advertido a cada instante (............(36)) en juego para atraerlo tan lejos como se extiende el mundo. Es necesario recordar acá que el campo de gravitación se distingue de los otros campos por su debilidad, electromagnética por ejemplo, puesta en juego por la física y que resiste más allá del ideal casi realizado sin embargo de la unificación del campo. Sea la que fuere, el retorno de la estética trascendental -entendiendo estos términos en el sentido de Kantque constituye la rectificación einsensteniana, en su materia, curvatura del espacio, y en su justificación, necesidad de una transmisión que la velocidad limitada de la luz no permite anular, queda que la revolución newtoniana se afirmó por ser impensable -es lo que admite el mismo Newton con la "hypotheses non finge"- confirmando mi fórmula que "lo Imposible es lo Real". Es inútil subrayar que en el....LA, L.C.K. alunizante se trata de la misma fórmula realizada esta vez en aparato. De donde yo subrayo el acto, mismo de la realidad presente. De ningún modo queremos decir con esto que Newton deba ser puesto a la cabeza del estructuralismo, ni siquiera a cuenta de la estructura, sino más bien que nuestra ciencia se encuentra en el campo de las exactas, ya articulada con eso cuyo problema se plantea en el campo de las conjeturales. Para subrayar a continuación que la forma que se podría llamar ineluctable en la teoría del conocimiento se especifica en la psicología. Dado que si, como se pretende, Kant se justifica por una pretendida cosmología a renovar de acuerdo a Newton, cómo es posible que no se articule allí nada de lo que Newton produjo con la fórmula de la relación como intrusa en lo real? La Cosa-en-Sí por el contrario, la que le hace falta a Kant, no es otra cosa que la psicología, que allí se enuncia como de Wolf, incluso de Lambert. Asimismo será el "yo (moi) autónomo" restablecido como billete premiado por la pandilla de New York a pesar de la revolución freudiana. Encendamos nuestra linterna sobre ese yo (moi) y esa Psicología: la Cosa-en-sí es el conocimiento que el mundo tiene de sí mismo. No es sorprendente que las formas de este conocimiento se definan a-priori puesto que este mundo es, por esto, total. Pero, ¿qué tienen que ver estas formas con la ecuación de Newton y lo que de ella se deduce como aceleración? Nada sorprendente que la razón pura o práctica esté fuera de estado acá por hacer ver nada más que no son como órgano, en este concepto como el resto, tan intrínsecamente especularizadas tomo puede serlo un sólido cuando está en revolución, o sea haciendo notar una geometría intuitiva y nada revolucionaria. Señalo acá que la revolución, por más R mayúscula que le haya suministrado la francesa, estaría sin embargo reducida al presente a lo que ella es para Chateaubriand: retorno al amo, apuesta, la grande, la nuestra, no haciendo otra cosa que precipitar para un historiador, Tocqueville digno de ese nombre las ideologías del Antiguo Régimen, incluso para otro, Taine, una locura suficiente para una internación preventiva hasta que se calme. Sin hablar del desenfreno retórico supuesto descalificarla. Así sería si Marx no le hubiera dado sus razones de estructura, al explicarla a partir del discurso capitalista con el descubrimiento que comporta de la Plus-valía como forcluída en ese discurso pero animando por esto la conciencia de clases, o sea permitiendo la obra política con la que Lenin hace el pasaje al acto. Es en lo que mi análisis de Freud reitera a Copérnico por otro sesgo de metáfora. Freud en el inconsciente descubre la incidencia de un saber tal que no por escapar a la conciencia, no por estar fuera del alcance de su control, no por eso se denota menos articulado, estructurado digo como un lenguaje impensable de otro modo en los efectos por los que se indica, pero además no implicando nada que se conozca en el doble sentido de: conocerse como se conoce el artesano cómplice con una naturaleza a la que él nace simultáneamente con ella, y de reconocerse del modo en que la conciencia hace creer que no hay saber que no se sepa sabiendo. Tal es ese saber llamado inconsciente del que parece que se cree sin que yo lo sancione al punto, que una vez más, es lo imposible que lo arroja en lo real. Si existe, basta para descalificar la ilusión de un conocimiento simple, no sin que subsista pero como espejismo contradicho. Conocimiento es función de la naturaleza, que acá sólo se sabe por una desnaturalización producida en relación con ese saber, por una sucesión de retorsiones las primeras de las cuales afectan a este saber por producir represiones de significantes, la figura eminentemente negativa, agregándose la condición de representabilidad a la que, por más material que sea, el significante repele. Mientras que retorna, retorsión expresamente articulada -y esto es lo que le da su valor- la desmentida -subrayo el término- que le corresponde en Freud, Verleügnung, la desmentida que aporta el inconsciente a lo que podría, por sus efectos que acabo de mencionar, interpretarse con un sentido. Porque el inconsciente sólo muestra júbilo del sinsentido, del "nonsense" precisamente, más aún no participa de la naturaleza más que para evitar su encuentro. Sólo recuerdo a título informativo para los ignorantes esas macanas (bateaux) lacanianas que me deben el estar inscriptas bajo la rúbrica de las ''formaciones del inconsciente". Y lo subrayo para decir, acá que allí yo no articulo las neurosis. Si hace falta que yo complete esas macanas es para que sea rechazado ese juego de la insistencia del saber inconsciente a partir de sujeto concebible de pronunciar lo que Freud llama el veredicto -recuerden sus términos: juicio que rechaza y condena- que, como yo digo, forcluído de lo simbólico ese saber reaparece en lo real de la alucinación. Para fijar correctamente estos términos durante años tuve que revolcarme a los pies de aquellos de los que era la experiencia cotidiana, sin arrancarlos de unos sueños bastante representables para ellos como para continuar durmiendo. Bastaba que, preocupados por un eventual despertar, creyeran en mi realidad para que me echasen de esas delicias simbólicas. De donde de vuelta en lo real de .... la E.N.S., Ens, del siend (l'étant) pues -si quieren pueden escribirlo con una q- de estanque (l'étang(37)) de la Escuela Normal Superior, yo me vi desde el primer día conminado a declarar que ser le acordaba a todo eso. Respondí que la pregunta me parecía impropia, que yo no creía deberle a mis oyentes ninguna ontología. Al romperlos con mi logía (logie) yo los avergonzaba de su onto. Tengo mucha onto, mucha onto tragada desde hace tiempo, mis respuestas lo atestiguan. No voy a andarme con rodeos ni a esconder el árbol en el bosque: el ser sólo nace de la falla que produce el siendo (l'étant) por decirse. Fórmula que relega al autor a poner el acto en su medio. Le hace falta (q) entonces a este siendo el tiempo de decirse. Ese "falta el tiempo" es precisamente por lo que el ser nos solicita en el inconsciente. Es precisamente del ser que responde cada vez que "hará falta tiempo", pero escuchen, yo juego desmadejando el cristal de mi lengua para refractar al significante, para descomponer al sujeto. Hará falta tiempo (y faudra le temps): es del francés que les hablo, espero que no del pesar. Lo que hará falta de la falta de tiempo dice de la falla de la que partí. Es sobre el término: "lo que hará falta" (ce qui faudra(38)) que yo juego. Y aunque en una gramática hecha para prevenir a los belgas de sus belgicismos -un libro que aprecio mucho- no sea recomendado el e mpleo de ese hace falta, es reconocido. De otro modo la gramática faltaría a sus deberes. Tampoco hace falta para eso, que con ese poco ustedes palpan la prueba de que es precisamente de la falta (manque) que el verbo falloir pasa a la necesidad. Mientras que el "estuet" -porque eso se decía así: "est opus", "est opus temporis" a veces- que el estuet partió a la deriva si puedo decirlo, del estuario del viejo francés. Inversamente este falloir retorna a la falla (faille), no por azar, a través de la modalidad subjuntiva, en el fallo (défaillance): a menos que haga falta ( qu'il faille(39)) ... ¿En qué nivel encontrar el enlace del decir al ser, para la articulación del inconsciente? Seguramente lo que del tiempo le hace tela no es por un curso imaginario, sino digamos que sea textil, hecho de nudos que sólo quieren decir de los agujeros que allí se encuentran. Ese nivel no tiene En-sí, salvo lo que cae de masoquismo. Es precisamente lo que el psicoanalista marca por relegarlo a alguien que va a soportar el "hace falta tiempo", tanto tiempo como haga falta para que a ese decir, el siendo haga ser algo. Saben que hace unos meses yo quise introducir la enormidad del acto psicoanalítico. Ese alguien marcado por el psicoanalista es de lo que el ser a venir se determina según la forma como alguien definió el camino de lo verdadero. Fue obra de los Estoicos, no sin coherencia -les pido perdón, estoy cansado, me salteé un párrafo-. Sólo hay un saber para hacer la mediación de lo verdadero, es la lógica que no se desvió del buen camino haciendo de lo verdadero y lo falso puros significantes, las letras V mayúscula, F mayúscula o como también se dice valores. Fue obra de los Estoicos no sin coherencia con la moral de un masoquismo politizado. Las negativas de la mecánica griega han barrado el acceso a la lógica matemática de donde únicamente se pudo edificar un verdadero de textura pura. Por eso los Estoicos pudieron ser acosados por los Escépticos, cuya crítica sólo se sostiene -paradójicamente- sobre la suposición de un ve rdadero de naturaleza, aunque lo tienen por inaccesible. Es precisamente lo que refuta la experiencia analítica, enseñando que lo verdadero de naturaleza se resume al goce que permite lo verdadero de textura. El intervalo en el que a cada uno le toca intervenir en el psicoanálisis sólo puede figurarse como la distancia del escrito a la palabra. Sólo del escrito pudo sustentarse una lógica, la lógica llamada matemática, en la que los Escépticos tuvieron la sorpresa de constatar que obtiene la seguridad irrefutable de lo verdadero sobre aserciones tan poco vacías como, por ejemplo: -un sistema definido como del orden de la aritmética no obtiene consistencia para clasificar siempre lo verdadero y lo falso más que confirmándose como incompleto, o sea por exigir lo indemostrable de las fórmulas que se verifican en otra parte,- o aún, este indemostrable indica por otra parte que una demostración se decide independientemente de su verdad. O aún, hay un indecidible (indécidable) por lo que lo indemostrable no podría incluso siquiera ser decidido. Los cortes del texto articulatorio del inconsciente deben ser reconocidos con una estructura semejante, a saber por lo que ellos dejan caer. Porque he aquí que una vez más voy a sacar partido del cristal de la lengua, remarcando que ese caído, por ser falsus del latín, liga ciertamente lo falso, totalmente distinto en su sentido de opuesto a lo verdadero, a nuestro "falta de tiempo" (faut du temps) y a su "faillir(40)", porque es del participio pasado de fallere del que provienen los dos verbos faillir y falloir cada uno por su rodeo. Observen que sólo hago intervenir la etimología como sostén del efecto de cristal homofónico. Es que también la dimensión de lo falso debe corregirse cuando se trata de la interpretación. Es precisamente por ser "falsa(41)" ni siquiera bien caída, como opera una interpretación para que el ser quede al costado. No olviden que en psicoanálisis lo falsus es causal del ser en proceso de verificación. Freud sin duda en su época sólo podía conocer en ese campo el apoyo de Brentano, lo que es perfecta aunque discretamente localizable en un texto como el de la Verneinung. Bastaría indicar dónde el alguien hace peso del lado del analista, aún yo no forzara el camino a su pureza de ludión lógico. Pero allí se agrega en Freud ese rasgo que yo creo decisivo, la fe única que él otorgaba a esos judíos de la que por otra parte él rechazaba lo que hay que marcar bien en su designación de adversión: el ocultismo. Esta fe única estaba hecha para no flaquear (faillir) en el sismo de la verdad. Por qué ellos y no otros, sino porque el judío -y Freud terminó como ellos- es el que a través de los siglos, a partir del regreso de Babilonia, adonde sea que haya ido supo leer y el Midrash es su camino, el Nidrasch es lo que yo les voy a decir. Por tener el libro del más histórico estilo, el más antimítico posible, la Biblia, el pueblo hebreo lo interroga al pie de cada una de sus letras y de éstas solamente por una inflexión de desinencia por un juego de inversión, por una vecindad mismo no considerada como preconcebida, interroga al libro por ejemplo sobre lo que no pudo decir de la infancia de Moisés. Por qué en ese intervalo donde Freud vio jugar tan claramente lo falso, tuvo que empujar la muerte del padre y no se contentó, otro efecto de cristal, simplemente con la guadaña (la faux(42)) del tiempo?. La feroz ignorancia de Yahvé 15 de Abril de 1970 N o voy a decir que les presento al señor profesor André ANDRE CAQUOT que es director de estudios de la V sección llamada de ciencias religiosas de Altos Estudios en la que como saben doy conferencias. No voy a decir que se los presento porque no puedo pres entárselos. Yo "me" presento como habiendo estado totalmente dependiente de él, por su buena voluntad y su bondad, durante el tiempo que transcurrió, diría que desde alrededor de dos días antes de nuestro último encuentro, a saber a partir del momento en que finalmente me puse a tratar de saber algo, acceder al tema del libro de Sellin. Ya les he hablado de ello lo suficiente como para que conozcan la importancia de ese libro, ¿no es cierto? Para aquellos que por azar vienen hoy por primera vez, es el libro que le vino al pelo, si puedo decirlo, o mejor, como me expresé, como anillo al dedo a Freud para que pudiera sostener esa temática sobre una muerte de Moisés que hubiese sido un asesinato a saber que Moisés habría sido matado. Queda claro que todo lo que pude aprender gracias al señor ANDRE CAQUOT, sobre la ubicación de ese libro en primer lugar referente a la exégesis inserta en la florescencia de lo que se puede llamar la crítica textual tal como se instauró, especialmente a partir del siglo XIX, en las universidades alemánas, había que, había que situar a este Sellin en medio de aquellos que lo precedieron y de aquellos que lo siguieron después de Edouard Meyer y Gressmann, antes de muchos otros, para captar cuál era exactamente su incidencia cuya dimensión está dada por este texto que logré conseguir como les señalé la última vez, no sin esfuerzo, porque además este libro era absolutamente inhallable en Europa. Finalmente gracias a los buenos oficios de la Alianza Israelita Francesa, conseguí recibirlo de Copenhague y obtener de este modo un texto que di a conocer al señor ANDRE CAQUOT que es de las pocas personas, no solamente que ya había oído de él, sino que ya lo había tenido en mano un cierto tiempo antes de que yo le pres entara mi pedido. Hemos pues examinado ese texto muy especialmente desde el punto en que le permite a Freud ubicar algo que evidentemente tiene un gran interés para él y no forzosamente por las mismas razones que Freud. Esto obviamente no pudo hacerse puesto que está implicado en el texto mismo de Sellin, sin vernos obligados a entrar en ese campo en el cual yo tengo una profunda ignorancia ustedes no saben todo lo que yo ignoro! Afortunadamente por otra parte, porque si ustedes supieran todo lo que yo ignoro, ustedes sabrían todo!. Y allí evidentemente al probar una tentativa que hice, de poner en orden lo que había podido aprender yo mismo del señor ANDRE CAQUOT, me di cuenta de repente de que hay una gran diferencia entre saber, saber de lo que se habla y de lo que se cree poder hablar, y además de lo que yo llamaría con un término que va a servir para explicar bien lo que vamos a hacer acá, por segunda vez va a haber una ruptura, en cuanto a la forma en que me dirijo a ustedes. La última vez pasaron por una dura prueba, hasta el punto de que algunos emitieron la hipótesis de que era para aerear un poco la sala -veo que el resultado es mediocre-. En cambio esta vez creo que por el contrario tendrán más razones para quedarse que si yo les ofreciera por segunda vez lo que gracias al señor ANDRE CAQUOT puedo hacer hoy, será otra manera, y digamos que mirándolo bien, por manejar lo que nos vimos forzados a manejar, a saber letras hebraicas, fue que la última vez se me ocurrió la idea de incluir en el texto que les leí la definición del Midrash, que es aquél con una relación al escrito sometido a ciertas reglas, que nos interesan eminentemente, puesto que, se refiere, toma apoyo, como les dije, en el intervalo, de una cierta relación al escrito de una intervención hablada. El análisis entero, quiero decir la técnica analítica puede de algún modo dilucidarse por esta referencia, ser considerado como "juego", pongámoslo entre comillas, de interpretación , puesto que el término es empleado a tontas y locas desde que nos hablan de conflictos de las interpretaciones. ¡Como si pudiera haber conflictos entre las interpretaciones! A lo sumo las interpretaciones se completan. Las Interpretaciones juegan precisamente con esta referencia y lo que importa es lo que les dije la última vez: "falsum", lo que cae con toda la ambigüedad que puede establecerse alrededor de esta palabra de la caída y de lo falso, con lo falso quiero decir lo contrario a lo verdadero. Dije que incluso en algunos casos ese falso de la interpretación puede tener el alcance de desplazar el discurso. Bueno, vamos a hacer lo siguiente, creo que va a ser lo mejor: trasmitirles de lo que se trata, que para mí, no podría de ningún modo en este campo responder a un saber, -sino más vale lo que llamé esta puesta en onda. Y ahora voy a continuar delante de ustedes la operación, voy a seguir intentando ponerme en ondas bajo la formal que no tiene nada ficticio, de preguntas que quedan forzosamente inagotadas, que son las mismas que le planteé estos últimos días al señor ANDRE CAQUOT. Y al respecto estaré en las mismas condiciones que ustedes en esa relación de puesta en onda de lo que de un cierto saber que es precisamente el de la exégesis bíblica -no necesito decirles que el señor ANDRE CAQUOT está en la quinta sección como titular de Religiones Semíticas Comparadas. Creo por la experiencia que tuve que seguramente nadie puede ser más adecuado en ese dominio, en el sentido en que lo experimenté yo mismo, para hacerles sentir lo que resulta del enfoque de un Sellin cuando extrae del texto de Oseas -ya verán con qué procedimiento- cuando extrae del texto de Oseas algo que él mismo tiene muchas ganas de hacer surgir. Hay razones para ello y sus razones nos importan. Lo que me ha aportado el señor ANDRE CAQUOT sobre esto es igualmente valioso. Hablaba recién de ignorancia. Para ser un padre, quiero decir no sólo un padre real sino un padre de lo real, hay ciertamente cosas que hace falta ignorar ferozmente. En cierta forma habría que ignorar todo lo que no es lo que intenté la última vez en mi texto fijar como el nivel de la estructura definiendo ésta, hablando con propiedad del orden de los efectos del lenguaje. Es allí que se cae, si puedo decirlo, sobre la verdad. Pudiendo ese "sobre" ser también reemplazado por "de" que se cae de la verdad, a saber que, cosa singular, al encarar esta referencia absoluta, se podría decir que aquél que se atuviera a ella -pero por supuesto es imposible atenerse a ella- no sabría lo que dice. Esto ciertamente no es decir nada que de algún modo especifique o pueda servir para especificar al analista. Seria por supuesto ponerlo, debo decir o más exactamente están por decirme ustedes, ponerlo a la altura de todo el mundo, a saber que quién sabe lo que dice! Pero sería un error. No es porque todo el mundo habla que todo el mundo dice algo. En el límite de esta posición de algún modo ficticia podría tratarse de una referencia totalmente distinta que saber en cuál discurso uno se incluye. Hay alguien que responde a esta posición, alguien que voy a nombrar sin dudar, porque me parece esencial, esencial para el interés que nosotros analistas tenemos que prestar a la historia hebraica y a lo que hace que el análisis quizás no fuera concebible naciendo fuera de su tradición y alguien que nació en ella y que, como se los subrayé, insiste en que él sólo tiene confianza para hacerlos avanzar en el campo que él ha descubierto, precisamente en esos judíos que saben leer desde hace bastante tiempo y que hace bastante tiempo viven -es el Talmudde la referencia a un texto. El o lo que voy a nombrar, que realiza esta posición radical de una ignorancia feroz, tiene un nombre: es Yahvé mismo. La carácterística de Yahvé en su interpelación al pueblo elegido es precisamente que él ignora ferozmente todo lo existente en el momento en que se anuncia sobre ciertas relaciones que son las de las copiosas religiones ya existentes, y de las que debemos decir que están fundadas en un cierto tipo de saber, saber sexual precisamente -y cuando hablemos de Oseas dentro de un momento veremos hasta qué punto es en este concepto que él los increpa -todo lo que resulta de una relación que de algún modo mezcla con instancias sobrenaturales a la naturaleza misma de la que de algún modo depende. Qué derecho tenemos a decir que esto no se apoyaba en nada, que el modo de conmover al Baal que en compensación fecundaba la tierra no correspondiera algo que también podía tener su eficacia -y por qué no? Simplemente porque hubo Yahvé y se inauguró un cierto discurso que yo trato de aislar este año como el revés del discurso psicoanalítico, a saber el discurso del Amo, precisamente a causa de eso no sabemos más nada. ¿Es la posición que debe tener el analista? Con seguridad no. El analista -y lo que voy a decir puede comprobarlo en mí mismo- el analista no tiene esa pasión feroz que tanto nos sorprende cuando se trata de Yahvé. Es que Yahvé se sitúa en el punto más paradojal, frente a otra perspectiva como por ejemplo la del budismo. De las tres pasiones fundamentales que se le recomienda purificarse, a saber el amor, el odio y la ignorancia, pueden constatar -es lo que impacta más en esta historia de una manifestación religiosa única- que no está desprovisto de ninguna. Amor, odio e ignorancia he aquí en todo caso pasiones que no están para nada ausentes en su discurso. Lo que distingue evidentemente la posición del analista -y no voy a escribirlo hoy en el pizarrón con ayuda de mi pequeño esquema, aquél en el que el objeto a está arriba y a la izquierda- la posición del analista evidentemente ahí está el único sentido que podríamos dar a la neutralidad analítica- es no participar de esas pasiones, lo que lo hace, lo que lo hace estar todo el tiempo en esa zona incierta donde vagamente él está en pos de una puesta en onda de una puesta en onda de lo que hay de los saberes que sin embargo él tiene que repudiar. Es precisamente de lo que se trata hoy en este enfoque del diálogo de Yahvé con su pueblo, a saber de lo que bien pudo pasar en la cabeza de Sellin también, lo que puede revelarnos el encuentro que se establece por esto entre lo que busca Freud que es precisamente en esta línea, pero donde él se detiene, como se los dije, donde él fracasa, donde él hace de la temática del padre esta especie de nudo mítico que es precisamente uno de los objetivos de lo que les voy a desarrollar ahora, donde él hace de algún modo un cortocircuito y para decirlo todo, un falido. Se los dije, el complejo de Edipo es el ceño de Freud. Como todo sueño necesita ser interpretado, y muy precisamente ver dónde se produce ese efecto de desplazamiento que hay que concebir como el desfasaje que puede producirse en una estructura. Que el padre real si podemos intentar restituirlo de la articulación de Freud, se articula precisamente con lo que sólo concierne al padre imaginario, a saber la interdicción del goce, y que por qué por otra parte esté enmascarado allí lo que constituye lo esencial de él, a saber esta castración propiamente dicha a la que yo apuntaba recién diciendo que allí había un orden de ignorancia feroz -quiero decir en el lugar del padre real- es lo que yo podré, creo, demostrar tanto más fácilmente después que hoy hayamos clarificado un cierto número de cosas a propósito de Sellin. Por esta razón me permitirán ustedes primero plantear algunas preguntas al señor ANDRE CAQUOT. El sabe ciertamente porque se lo dije de mil formas, que el fondo de nuestro problema sobre este tema es cómo, ¿por qué tuvo Freud necesidad de Moisés? Es evidente que para saberlo es esencial tener al menos una pequeña idea de lo que Moisés significaba. Y el texto de Sellin comienza efectivamente por esa pregunta: ¿Wer war Mose? "¿Quién era Moisés?" y por resumir todos los que lo precedieron, y lo que aquellos que están trabajando con él toman como posiciones diversas. Es obvio que sean cuales fueran estas posiciones queda excluido que esta posición sólo sea clarificable en función de saber desde cuando Yahvé estaba allí. Si es que Yahvé era ya el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob y si se tratase de una tradición de la que pudiéramos estar seguros, evidentemente es totalmente distinto de que esta tradición haya podido de algún modo ser reconstituida retroactivamente por el fundador de la religión que sería entonces Moisés, en tanto que al pie del Horeb, o más exactamente sobre el Horeb mismo él habría recibido, remárquenlo, escritas, las tablas de la ley. El libro de Sellin gira precisamente alrededor de esto: "Mose und seine Bedeutung für die israelitischjüdische religiongesischte". Por qué hizo falta que Sellin nos presente un Moisés matado, es una pregunta. Yo ni siquiera quisiera abordarla. Voy a dejar todo el campo al señor ANDRE CAQUOT. Es cierto que esto está estrechamente ligado al hecho de que Moisés es considerado como un profeta. ¿Por qué es a título de profeta que debe ser matado o más precisamente por qué Sellin lo piensa como habiendo sufrido la muerte de un mártir a título de profeta? Creo que esto es lo que nos podrá aclarar el señor ANDRE CAQUOT. SR. ANDRE CAQUOT: Si me lo permiten voy a empezar por presentar al personaje del que hablamos puesto que no estamos acá para explicar el texto de Oseas -creo que para eso necesitaríamos todo el año- sino para explicar una opinión sobre Oseas que es la Ernst Sellin. Ernst Sellin es el prototipo de esos profesores de las Universidades alemánas de comienzo de siglo, del siglo XX. Nació en 1867 e hizo una carrera absolutamente rectilínea como profesor del antiguo testamento en las facultades de teología protestante de Alemania. En esa época, en 1920 era profesor titular del antiguo testamento en la Universidad de Berlín. Quizás no sea innecesario saber algo sobre su ideología. Sellin era un representante bastante típico del protestantismo, en una palabra evangélico, que hoy en día llamaríamos más bien liberal, en esta Alemania de fines del siglo XIX. La religión de Israel es vista por esta tendencia más que nada como una lección de moral, si quieren. Se Insiste siempre sobre los elementos éticos en la "revelación". Ahora bien esos elementos éticos los encontramos -y es la opinión más corriente en la época de Sellin por una parte en lo que se llama los profetas mayores, pongan los Isaías, Jeremías y además los profetas menores, los doce profetas menores de los que Amos y Oseas son los representantes más antiguos, y por otra parte esta revelación moral se encuentra en el Decálogo, en particular lo que se llama el Decálogo ético del Éxodo 20, que ustedes conocen como los Diez Mandamientos. Sellin atribuye los Diez Mandamientos -y no es el único- al mismo Moisés. ¿Cómo religar entonces estas dos cumbres de la revelación del antiguo testamento?. Sellin plantea entonces una especie de postulado: los profetas, los profetas mayores escritores son los herederos de la tradición mosaica, de la verdadera tradición salida de Moisés e implicando, vehiculizando igualmente elementos auténticos sobre la vida, el destino de Moisés que es el primer profeta. Habría entonces, si quieren, continuidad entre Moisés y Oseas ya que hablamos de él. Segundo elemento que determinó su reflexión en el "Mose und seine Bedeutung" y que lo condujo a afirmar, a exponer esta tesis extremadamente particular, me àpresuro a decirlo. La tesis de una muerte de Moisés que nunca fue sostenida entes de él salvo por Goethe en un pasaje que no conozco pero que ha sido señalado y que el mismo Sellin desconocía. Fue algunos años más tarde que Karl Bude, uno de los colegas de Sellin hizo notar que esta idea de una muerte de Moisés ya había sido lanzada por Goethe. ¿Entonces por qué la muerte de Moisés? Me permito hacer a la inversa, si se quiere, la presentación del libro "Mose und seine Bedeutung" de Ernst Sellin. Hay un hecho bastante significativo. En el momento en que Sellin escribía su "Mose und seine Bedeutung", publicado en 1922, terminaba de hacer un comentario de los doce profetas menores, incluyendo el libro de Oseas naturalmente, que fue publicado el mismo año 1922, en una serie de comentarios exegéticos que llaman el "K.A.T.: Kommentat zum Altem Testament" , "Die zwölf Propheten such" el libro de los doce profetas menores. En su comentario sobre Oseas, no habla para nada de la muerte de Moisés. Pasa sobre los pasajes que discute a lo largo de todo el libro "Mose und seine Bedeutung", hace una exégesis totalmente diferente. Todavía no ha hecho este descubrimiento si se puede decir, todavía no ha concebido esta hipótesis de una muerte de Moisés. Y yo pienso entonces que es después de haber terminado la redacción de su comentario sobre Moisés que Sellin llegó a esa idea reflexionando sobre otra cosa. Y esta otra cosa es un pasaje bíblico totalmente diferente de Oseas, pero igualmente profético, es el Deutero-Isaías, los capítulos 40 y siguientes del libro de Isaías y en particular fin del capítulo 52, comienzo del 53, recopilación de un profeta del siglo VI, en la que se trata de un servidor de Yahvé cuyos sufrimientos tienen un valor expiatorio para los pecados del pueblo, considerado por la tradición cristiana e igualmente por esta tradición exegética protestante como una de las cumbres de la revelación del antiguo testamento puesto que introdujo la idea de la muerte redentora que indudablemente en el Evangelio o en los escritos cristianos es apropiada para la figura del servidor sufriente en el personaje de Jesús. Esto es incuestionable. Vean entonces a partir de allí la importancia que él atribuye a Moisés, la importancia que atribuye a los profetas, desde Oseas hasta el Deutero-Isaías que es igualmente profeta, como sucesores herederos de Moisés. Creo que Sellin hizo este descubrimiento: el servidor sufriente del Deutero-Isaías, cuya muerte tiene valor redentor es el mismo Moisés. Y a partir de allí se esforzó por encontrar alusiones a una muerte de Moisés en los libros proféticos anteriores. Reinterpretando así un cierto número de pasajes de Oseas de modo de hacerle decir -digo bien hacerle decir- que se trataba de una muerte de Moisés. Oseas, uno de los más antiguos profetas, guardián de la tradición profética, es decir de la verdadera tradición sobre Moisés, habría hablado -con palabras encubiertas hay que decirlo tan encubiertas, que probablemente ni siquiera estén- de la muerte de Mo isés. LACAN: No que no estén, sino que nunca habían sido leídas anteriormente. ANDRE CAQUOT:... Que nunca han sido leídas, nunca han sido leídas antes de Sellin y que nunca fueron leídas después de Sellin. Pero ustedes pueden verlo, creo que evidentemente es un género de estudio al que ustedes quizás no estén acostumbrados pero es b astante divertido ver cómo procedió Sellin; por otra parte no hay que arrojarle la piedra: los exégetas de esa época consideraban que de algún modo los copistas de la Biblia no sabían el hebreo. Es un poco grosero lo que digo, pero en definitiva es eso. Se decía: es mal hebreo, entonces hay que corregirlo. Entonces, los resultados: se tomaba una frase, evidentemente enigmática, muy difícil porque ese hebreo del siglo VIII era prácticamente sobre todo un hebreo poético, se había convertido en una lengua muerta. Y los comentarios rabínicos de los rabinos y de los autores judíos de comienzos de nuestra era, por ejemplo la versión de los Setenta estaba hecha por judíos que sabían el hebreo, pues bien, ellos no entendían más que nosotros. Sin embargo muy a menudo tenían el mismo texto. Entonces a partir de allí decían: el texto hebreo, el texto de la Biblia hebraica está deformado reemplacemos una palabra que parece bizarra, reemplacémosla por otra bien conocida y así se llega algunas veces -es la regla general- a banalizar el texto, a empobrecer el texto de la Biblia, y otras veces se llega a hacerle decir -es el caso de Sellin- exactamente que el exégeta quiso que dijera. LACAN: Los setenta deben haber tenido un texto anterior al que tenemos nosotros. ANDRE CAQUOT: Sí, anterior, puesto que los manuscritos hebraicos más antiguos -la Biblia completa- son del siglo IX de nuestra era y la versión de los Setenta evidentemente fue elaborada antes de la era cristiana. Pero sucede que evidentemente no es siempre el caso, pero yo personalmente creo, tengo alguna experiencia- que la versión griega de los Setenta tiene muy a menudo bajo los ojos o en la oreja el mismo texto que la Biblia impresa, la Biblia masorética, la Biblia tradicional pero algunas veces no la comprenden, la interpretan. Es así como hay que encarar las antiguas traducciones de la Biblia. Entonces, no sé si continuamos con... LACAN: Creo que si usted pudiera mostrar en esta reunión una idea de las manipulaciones alrededor de algunas palabras realmente claves .... ANDRE CAQUOT: Entonces para el tema que nos interesa, es decir el Moisés de Sellin, hay que partir de dos textos, los textos de Oseas y otro texto que les presentaré primero muy rápidamente que es el Capítulo 25 de los Números, texto muy extraño, muy difícil, ciertamente modificado por las antiguas tradiciones antes por supuesto de conocer su fijación -por escrito en la Biblia y que cuenta, lo saben, la idolatría de los israelitas en las llanuras de Moab -culto de Baal Péor- esto pasa en un lugar llamado Shittim. El texto es muy difícil. Me permito releerles el fin: Números 25 -leo una traducción, el texto es fácil y podemos tomarlo de cualquier traducción- "cuando Israel se estableció en shittim el pueblo se entregó al desenfreno con las hijas de Moab -salteo...- la cólera de Dios se encendió contra Israel. Sucedió que un hombre de Israel..." y acá encontramos un pasaje muy curioso "Un hombre de los hijos de Israel presentó ante sus hermanos una midianita ante los ojos de Moisés y ante los ojos de toda la comunidad de los hijos de Israel. En ese momento el sacerdote Pinjás -ancestro del sacerdocio de Jerusalén en la época real ancestro ficticio -Pinjás hiere en el vientre al hijo de Israel y a la mujer midianita y esto detiene una plaga- no se sabe bien cual, parece ser una peste, pero no es muy seguro y el texto se desliza por encima- detiene una plaga, plaga que había sido desencadenada para castigar, en castigo de la idolatría de las llanuras de Baal Peor. Este texto es muy importante, pero por otra razón: porque funda -lo señalo al pasar- funda la elección de una dinastía sacerdotal que pretende remontar a Pinjás. Pinjás recibe en ese momento una alianza de sacerdocio, es decir la garantía de perpetuación del sacerdocio en su descendencia en premio al celo desplegado castigando a los israelítas que habían pecado en las llanuras de Moab... Pero acá -a partir del versículo 14- otra indicación que parece venir, que parece ser una especie de incidente "el hombre de Israel que fue matado con la midianita se llamaba Zimri, hijo de Salú, era príncipe, era simeonita y la mujer midianita se llamaba Kozbí". Hipótesis de Sellin: el texto fue desfigurado. Se quiso borrar el recuerdo de algo muy distinto, y ese algo distinto era lo siguiente: en ese lugar llamado Shittim, en las llanuras de Moab, el hombre que fue matado para expulsar la plaga, la peste que golpeaba a Israel, no era ese personaje que se llama Zimri de la tribu de Simeón, era el mismo Moisés. Se trataba de Moisés y, velada, la muerte redentora de Moisés. En efecto, él agrega algunos argumentos: ¿no es evidente quién ha desposado a la midianita? Es Moisés puesto que en la tradición la mujer de Moisés, Seforá, es la hija de un sacerdote de Midian. Luego este esposo de una medianita cuyo nombre también se ha disimulado puesto que se la llama Kozbi y no Seforá -si fuera Seforá sería demasiado fácil- Kozbi que es un apodo injurioso derivado de un nombre que significa la mentira, luego, como ven, los sacerdotes, la tradición sacerdotal al origen del capítulo 25 de los Números, tal como nosotros la conocemos habría eliminado a Moisés y lo habrían reemplaza do por esta especie de tapa-agujeros que se llama Zimri. Pero si se reconstituye la tradición que Sellin cree auténtica, se trataba acá de un asesinato de Moisés en Shittini. Yo expongo todo esto pero, insisto una vez más, es absolutamente arbitrario lo q ue dice Sellin. A partir de acá podemos mirar los pasajes de Oseas, Hay tres particularmente significativos. El primero está en el capítulo 5, son los versículos ... .2. Tengo que decir, que renuncio a traducir el hebreo de Oseas V, 2, Oseas capítulo V versículo 2, podría leerlo en hebreo; pero reconozcamos que es ininteligible y la más mínima honestidad me obliga a traducirlo por pequeños puntos. Oseas V,2, leo una traducción, una de las últimas aparecidas en francés, la traducción de la llamada Biblia ecuménica, que dice en principio -tales son al menos las consignas- estar lo más cerca posible del texto hebraico: V,1 "Escuchad esto, sacerdotes, estad atentos, casas de Israel, del Rey, prestad oídos, porque rendir justicia es cosa vuestra, pero vosotros habéis sido una trampa en Mispá y una red tendida en el Tabor" -es decir ustedes engañaron a la gente de algún modo. ANDRE CAQUOT: ¡Oh sí!, es una alusión a los episodios de.... Mispá era un lugar de .... En la época pre-real Mispá era un lugar de reunión, si quieren, donde se hacía justicia. En cuanto al Tabor es más misterioso. A continuación nuestra Biblia, la más fiel edición posible dice lo siguiente: 2 "Los infieles han ahondado una fosa profunda" Son tan pocas palabras que quiero transcribirlas literalmente, Las transcribo por si hay algunos entre ustedes que lean hebreo " veshahatá settim heemiku". (Escritura en Hebreo) El verbo "heemiku" : han ahondado profundamente, han hecho algo profundo. Esta palabra "settim" que se traduce por infieles, sujeto de "heemiku": "Los infieles han hecho algo profundo" puede andar, pero de "Shahata" todo lo que se puede decir es que ese nombre es un sustantivo del que no se ve la función en la frase, pero que se relacióna con una raíz verbal "shahat" que significa degollar, masacrar. Vean en que se convierte esto en Sellin: Ahora leo la traducción up-to-date: Los infieles han ahondado una fosa profunda" contrasentido, si se puede decir los infieles han ahondado, pero la fosa profunda no, No hay fosa profunda en este texto porque se confundió "shahata" con "shahat" con una tav, es decir una consonante empática con una consonante simple. No hay fosa profunda en ese texto y entonces vean lo que hace Sellin, lo escribe debajo: "shahat hasettim neemiku" (Escritura en Hebreo) Lo que da: han ahondado profundamente una fosa o la fosa de Shittim, y entonces reencontramos el Shittin de Números 25, versículo 1 que es según la hipótesis, de Sellin el lugar donde Moisés habría sido asesinado. Vean. Primer ejemplo. Esto no es todo, hay que considerar también, si no les aburre demasiado los otros dos pasajes que Sellin invoca para su hipótesis. El otro Pasaje es Oseas IX, versículo 7 a 14. Libro de Oseas IX, es un pasaje un poco más fácil, mientras que, francamente, este versículo 2 del capítulo V de Oseas por el momento yo no lo traduciría. No vale la pena, es seguro que hay una palabra que significa, como dice el comentario, que evoca una masacre: han ahondado, o los infieles han ahondado (han profundizado) pero no se sabe qué. No sé si está deformado el texto o si, simplemente, ya no lo comprendemos y los Setenta tampoco lo comprendían mejor. LACAN: Los Setenta hablan de lazos, lazos (lacets) de cazadores... LACAN: ¿No sabemos algo más de lo que pasó en Mispá? ANDRE CAQUOT: Eso es más adelante. Segundo pasaje, hablamos de Oseas IX, 7-14. Es un pasaje que parece hablar del desprecio en que es tenido el profeta. "Los días del castigo han llegado, los días de rendir cuentas han llegado. Que lo sepa Israel! El profe ta se vuelve loco. El hombre de espíritu delira a causa de la grandeza de tu crimen, y de la grandeza del ataque que soportas. El centinela de Efraím está con mi Dios, es el profeta. Se le tiende una trampa en todos sus caminos, se lo ataca hasta en la cas a de su Dios". En el versículo 7 se trata de un profeta. Ese profeta, creo que más o menos todo el mundo -y parece ser la interpretación más obvia- reconoce que es un modo como Oseas se designa a sí mismo siendo víctima de la venganza de sus contemporáneos, del desprecio de sus contemporáneos. Pero Sellin, en cuanto ve la palabra profeta le salta encima: es Moisés. Vean entonces cómo se arregla el versículo 8 que tampoco es fácil. Voy a retomar poniéndoles en una línea el versículo de la Biblia y en la otra lo que hizo Sellin. Es un paralelo con la trampa en los caminos que vimos recién. Al final del versículo 8 y versículo 9 "heemiku" (Escritura en Hebreo) y entonces encontramos algo que acabamos de ver "shihetu" (Escritura en Hebreo) "Llegaron hasta el fondo de la corrupción" traduce nuestra versión, es decir hicieron algo profundamente "heemiku", se han corrompido "shihetu". Traducción del señor ANDRE CAQUOT: "El centinela de Efraím está con mi Dios y el profeta es una trampa tendida en todos los caminos" (es una frase nominal sin cópula) "tzofé Efraím im eloai" (Escritura en Hebreo) "navi pah iakosh, al Kol derahav" (Escritura en Hebreo) Mientras que para Sellin ese "mastema" lo lee: en Shittim -siempre la misma historia, el Shittim de Números 25,1, "he emiku" han profundizado y en lugar de "shiheitou", mantiene evidentemente las consonantes pero lee "shahato" en lugar de "shihetú" -"shihetu" es un verbo en tercera persona plural que significa "se han corrompido" y "shahato" es un sustantivo que significa "su fosa": en Shittim ellos ahondaron su fosa, la fosa de Moisés naturalmente!. Todavía no terminó, He aquí el texto de Oseas, que tendrá un cierto, sino poder de convicción, será al menos un poco menos débilmente interpretado que los otros por Sellin. Al final del capítulo XII, comienzo del capítulo XIII de Oseas. En este pasaje se trata incuestionablemente de Moisés, y Moisés llamado profeta. Les leo el final, -se trataba en lo que precede, del patriarca Jacob y después pasamos a Moisés. Bien, he aquí lo que deviene para Sellin: navi no es ni Oseas ni un nombre colectivo. "Efraím mira hacia la tienda del profeta" (sobreentendido para hacerle una mala jugada) es decir que invierte dos palabras y de "elonai" mi Dios el hace un substantivo "ohel" o plural "ohelai" que significa la tienda o las tiendas: Efraím mira hacía la tienda del profeta... Un poco más adelante, encuentra en el versículo siguiente la palabra Shittim, siempre en este capítulo IX. Hay una palabra que significa adversario: "mastema bebeit el ohav" (Escritura en Hebreo) "alguien que ataca, un adversario, en la casa de su Dios". LACAN: Lo que de todos modos parece impactante es que la transformación de "olohim ", es decir Dios, en "ohel", la tienda fue hecha por otros comentaristas modernos. ANDRE CAQUOT: Es posible pero Sellin no es el único en su género que trabaja así. Sólo que fue un poco más lejos que los otros que no extraen conclusiones tan audaces. Capítulo XII: "Jacob huyó a las llanuras de Aram -alusión al episodio del Génesis 29- Israel, es decir Jacob -es el mismo nombre retomado- sirvió -trabajó, si quieren- por una mujer (Lea y Raquel). Y por una mujer se hizo guardián de rebaños -literalmente "shamar" guardó- pero por un profeta el Señor subió a Israel fuera de Egipto y por un profeta Israel fue guardado "mishmar". Hay un juego de palabras en el cual se compara la acción de Dios por Moisés y la acción de Jacob para tener sus mujeres. Las construcciónes de los versículos 13 y 14 tienen un bello paralelismo muy consciente, y uno y otro se terminan con una palabra, el verbo "sharmar" y "mishmar" y allí es indudable que el profeta "navi " del que se trata en el versículo 14 es Moisés, es él quién hizo salir a Israel de Egipto. Por otra parte no es el único, caso en que Moisés es llamado profeta, es carácterístico de este pasaje de Oseas y del Deuteronomio. Y se sabe que ciertamente hay lazos entre Oseas y el Dauteronomio que es un poco posterior. Veamos el versículo 15. Van a ver que en el fondo las libertades que Sellin se toma con este texto no lo hacen más convincente que las interpretaciones del capítulo V y del capítulo IX. "Hijis Efraím tamrurim" castigo. Y "iashiv" le devolverá, el señor devolverá a Efraím "v'herpato" su vergüenza, el acto vergonzoso que ha cometido. Le retribuirá su comportamiento vergonzoso. Capítulo XIII, 1, según Sellin es la continuación del desarrollo precedente: "kedabber" cuando hablaba, "kedabber Efraím retet" (Escritura en Hebreo) (Escritura en Hebreo) Entonces el sujeto, Efraím ha irritado...tamrurim, entonces eso, es molesto, es algo que se podría comprender: Efraím ha irritado "tamrurim " amargamente, es un sustantivo evidentemente plural que puede ser empleado adverbialmente: de una manera amarga. Evidentemente está la raíz de amargura en esta palabra. cuando hablaba Efraím ''retet", es una palabra difícil. Literalmente: en el momento de hablar Efraím, mientras que hablaba Efraím, "retet", substantivo, es sorprendente porque aparece una sola vez en la Biblia y significa temor (tremblement). Lo que nosotros entendemos: cuando Efraím hablaba era el terror, el temor. Es una expresión elíptica, perfectamente concebible en la poesía hebraica y en la poesía semita arcaica en general. Es de esas fórmulas extremadamente concisas donde no hay ni una palabra de más . Cuando Efraím hablaba era el terror, el temor, LACAN: Es una palabra rara. "nasa hu be Israel" ANDRE CAQUOT:¡ Sí, rara!. (Escritura en Hebreo) "vdamav alav iatosh v'herpato" Ese verbo "nasa" significaba causar impresión: causaba impresión era Israel, pero a veces puede ser una elipse para significar cómo en la expresión " nasa kol" levantar la voz, lo que vuelve a querer decir hablar. Cuando Efraím hablaba era el terror y el levantaba Dios sabe qué, levantaba la cabeza, levantaba la palabra en Israel. Y entonces XIII, 1b: (Escritura en Hebreo) "vaiesham babaal vaiamot derramará su sangre sobre él (Escritura en Hebreo) "iashiv lo adonav" (Escritura en Hebreo) ha pecado por Baal y ha muerto. La idea del versículo XIII es bastante clara: antes Efraím era un personaje temido, pero ha pecado por Baal y ha muerto. y su oprobio le devolverá su Señor. Es un versículo que no es muy fácil, pero que de todas formas se puede comprender. Efraím ha apenado o ha afligido "tamrurim" de manera amarga, hay que suplir un complemento, ha afligido a alguien que probablemente es su señor: "adonav", es la última palabra del versículo, pero que puede estar colocado -pasa a menudo- como factor común en dos hemistiquios. Traducción de la Biblia ecuménica: Efraím ocasionó a Dios una pena amarga. He aquí lo que deviene en Sellin. Es bastante complicado porque no solamente corrige una de cada dos palabras, sino que además cambia los versículos o los hemistiquios de lugar! Por empezar en lugar de "retet" esa palabra le pareció bizarra y efectivamente lo es puesto que sólo se encuentra una sola vez en la Biblia, por lo tanto si sólo aparece una vez se tiene tendencia a creer que no tiene derecho a existir. Entonces simplemente leyó "torati": mi ley. A continuación el versículo siguiente: "yitosh" el arrojará, sujeto, posiblemente "adonav" su señor que es el sujeto común de los dos verbos del hemistiquio 14b: su señor arrojará su sangre sobre él. Arrojar la sangre sobre alguien es una fórmula jurídica fijada. Indica un Cuando Efraím decía mi ley. Por otra parte es una corrección que fue retomada hace unos cinco años por el padre Tournaix (?) en un artículo, retomo la corrección de Sellin, que realmente no se impone. En lugar de "nasa hu beIsrael" lee "nasi ", es una corrección menor. Y eso deviene: él era príncipe de Israel". Pero sobre todo invierte el versículo XIII, 1a, tal como lo corrigió lo traslada después de la frase precedente. Invierte, si quieren, XII, 15b, traslada XII, 15,b después de XIII, 1a. Y con algunas otras correcciónes da lo siguiente, leo la traducción de Sellin: "Pero por un profeta conduje a Israel fuera de Egipto" "Y por un profeta ha sido guardado" es más o menos el texto hebreo, "Efraím lo ha irritado, ha vuelto a Israel amargo" acá ubica el XIII, la "En tanto que Efraím decía mi ley (Efraím "torati" en vez de "retet") "era príncipe en Israel" ("nasi hu beIsrael " en vez de "nasa hu belsrael) ahora XIII, 1b. El verbo que Sellin no sé por qué traduce "ha expiado", mientras que significa "ha pecado". Una vez más, no es su culpa, era su época: era costumbre, en su época permitirse semejantes libertades con el texto. Y lo que sucedió en el caso de Sellin es que fue tomado en serio, dada su autoridad, por gente que no era del oficio. LACAN: Lo que me parece remarcable es que en el artículo del 28 del que usted tiene uno de los folios, trabajó de otra manera. Trabajó por intermedio de la versión de los Setenta y llegó a otro tipo distinto de correcciónes. "Ha expiado a causa de Baal y ha sido matado" ANDRE CAQUOT: Vean la interpretación que Sellin da de nuestro pasaje en No se por qué, ni siquiera lo busqué, él tradujo "iesham " que significa simplemente cometió un pecado, lo ha dado vuelta, ha expiado, ha expiado su pecado a causa de Baal y en lugar de "iamot" ha muerto, leyó "iumat" cambiando las vocales: ha sido matado. Se trata, por supuesto, de Moisés. 1928: "Por un profeta yo llevé a Israel fuera de Egipto y por un profeta (Moisés naturalmente) fue protegido". Va muy bien. Y ahora encontramos el miembro del XII, 15 b que Sellin todavía corrige. Corrige la tercera persona "yitosh", volcará, hará caer su sangre sobré él. Sellin lo corrige así: "haré caer su sangre sobre ti" "Efraím lo irritó amargamente, cada vez que Efraím pronunció palabras querellantes". Esta vez con "retet" especula de un modo distinto. Una vez lo corrigió como "mi ley" y ahora "palabras querellantes", última corrección de Sellin en su artículo de 1928. LACAN: Por el increíble rodeo de una palabra de los Setenta ... En el texto hebreo, es la sangre de Efraím pero en la interpretación de Sellin se convierte en la sangre de Moisés. "Haré caer su sangre sobre ti y te pediré cuentas del oprobio que sufrió". Lo que quiere decir que en ese pasaje de Oseas XII, 14, XIII, 1 se trataría de un asesinato de Moisés del que Dios pediría cuentas a los israelitas. En definitiva ustedes ven por qué artificios porque no podemos llamarlos de otro modo, por qué artificios llegó Sellin a hacer decir al texto de Oseas algo que seguramente, nunca quiso decir y que nunca fue visto en el texto de Oseas, ni por los antiguos traductores ni por los comentarios modernos en su conjunto, a excepción de Sellin. Creo que acá en este "Mose und seine Bedeutung" tenemos el lugar más carácterístico para captar la trayectoria de este exégeta. Evidentemente sobre el servidor de Isaías se puede discutir, hay rasgos que podrían entenderse como haciendo alusión a Moisés, es incuestionable, sólo que tengo la impresión de que Sellin lo ha sobrevalorado. ANDRE CAQUOT: Si, (escritura en griego) es perfectamente posible, pero no quiere decir que los Setenta hayan leído eso. "Cada vez que Efraím pronunció palabras querellantes, tuvo que tolerarlo en Israel" " nasa hu", él lo soportó ...... en Israel. Esta vez mantuvo el verbo "nasa". "El expió a causa de Baal y sufrió la muerte". "Yo arrojaré su sangre sobre ti y su oprobio, te lo haré pagar. ''Exactamente la misma solución que en 1921. Podría seguir mucho más para estudiar la manera en que procedió Sellin pero correría el riesgo de ser fastidioso. LACAN: En el pensamiento de Sellin, no está dicho en ninguna parte que suponiendo que el texto estuviera cifrado y restituyendo luego un texto que tuviera cierto sentido, no está dicho en ninguna parte, que ese texto, si se puede decir, o esa vocalización podría ser comprendida por cualquiera. Porque al querer decir, por ejemplo que el párrafo 25 de Números esconde el acontecimiento "asesinato de Moisés" estamos en plena ambigüedad... ANDRE CAQUOT: ... en pleno postulado. Igualmente cuando se vale de, cuando quiere ver una alusión al asesinato de Moisés en un personaje del Deutero-Zacarías, capítulo XIII del Profeta Zacarías, si no me equivoco, donde se trata de un personaje traspasado, seguramente no Moisés, es equívoco, es vago. LACAN: ....Sí, es eso. A nivel del pensamiento de Sellin, quien no creo que haga intervenir las categorías del inconsciente.... Pueden ver que donde Sellin podía enganchar su explicación, era sobre estos tres pasajes de Oseas y ya ven cómo procedió. ANDRE CAQUOT: ¡No! LACAN: .....el hecho de ocultar el acontecimiento de Shittim con todo un cuento chino -que probablemente no es un cuento chino por otra parte, lo sería si efectivamente lo reemplazara- estamos a un nivel en el que algo totalmente insostenible oscila en el registro del pensamiento del mismo Sellin. Creo que evidentemente allí está el interés de la cosa. Ver de algún modo la extraordinaria latencia que implica semejante forma de proceder. Hasta cierto punto se concibe que Freud se haya de algún modo sentido reforzado en la idea de que se trataba de algo que surgía a pesar de todas las intenciones, a pesar de la fuerte resistencia a recordar que estaría supuesta por su registro. Pero evidentemente no deja de ser muy extraño que esto sea soportado por escritos y que sea con la ayuda de esos escritos que pueda ser descifrado. Porque hay algo que Jones testimonia, es que Freud hubiera debido -es un "hubiera"- hubiera debido según la confesión del mismo Sellin -Jones se vale de eso- comunicar el hecho de que después de todo no estaba tan seguro, a saber lo que usted nos indicó recién, que en la segunda edición del K.A.T. él retomaría más o menos.... ANDRE CAQUOT: En la edición de 1929, dejó caer la exégesis que esbocé de 1922 para el capítulo V y para el capítulo IX. El caso de la muerte de Moisés.... LACAN: ¿Mantiene pues el XII? ANDRE CAQUOT: Mantuvo el XII y se trata de Moisés. Sólo que desde otro ángulo, creo que renunció a llevar adelante su hipótesis de la muerte de Moisés porque está en sus trabajos sobre el famoso servidor muerto del Deuteronomio, el servidor de Yahvé. Sellin renunció por sí mismo aproximadamente en 1929 a la hipótesis mosaica que sostenía en 1922, y después cambió dos veces de opinión sobre el servidor. La abandonó completamente: el servidor no es Moisés. Mantuvo quizá la idea de una muerte de Moisés pero renunció a valerse de ella para interpretar el tema del servidor. Me pregunto si Freud no fue víctima del prestigio académico de Sellin.... LACAN: La pregunta que me hago es si Freud leyó atentamente..... ANDRE CAQUOT: Ya lo creo, el libro "Mose und seine Bedeutung" es claro y riguroso. LACAN: Es verdad.... ANDRE CAQUOT: ¡Es falso, pero es verdad! LACAN: Pero en cambio Freud no toma apoyo en nada de esta articulación. Señala simplemente que hay un llamado Sellin que recientemente emitió la hipótesis admisible de que Moisés habría sido matado. Y lo señala con una nota muy corta que indica sólo la referencia al opúsculo 22 del "Mose und seine Bedeutung" y nada más. Señalé recién porque me había olvidado de hacerlo antes que Jones menciona que en una obra del 35, es decir todavía posterior a lo que hemos podido verificar nosotros mismos, en una obra del 35, mantendría su posición.... ANDRE CAQUOT: .......Sí, posiblemente yo podría volver a encontrar el texto... se lo enviaré. LACAN: Escuche, si realmente no he abusado demasiado de su tiempo con lo que lo traje a hacer, lo que le agradezco mucho, lo que todos pueden agradecerle, pienso que sería simplemente interesante para la continuación de lo que puedo tener que decir que usted nos diese al menos una idea de que Oseas tiene un sentido que no tiene nada que ver con lo que nos dice Sellin, y que en Oseas, en definitiva el punto importante, el uso del "ish " del que hablamos el otro día, que es realmente conjunto y similar a lo que...,en fin la novedad de Oseas, si entendí bien, es en suma ese llamado de un tipo muy particular, porque espero que después de esto todo el mundo Irá a buscar una pequeña Biblia, no importa cuál por otra parte, para tener una idea del tono que tiene Oseas! Esta especie de furor increpante, verdaderamente pataleante de la palabra de Yahvé hablando a su pueblo en un largo discurso, que ya indiqué cuando hablé de Oseas antes de haber leído el libro de Sellin. Yo he leído en Oseas, jamás he leído algo parecido ni de lejos, pero por el contrario les he señalado al pasar la importancia de la increpación, de la indicación de ritos de una prostitución sagrada de una punta a la otra. Entonces la oposición a esto de una especie de indirecta por donde Yahvé se declara el esposo -y puede decir que acá comienza una especie de larga tradición bastante misteriosa en sí misma y de la que no me resultó a mí mismo evidente que pudiéramos ubicar verdaderamente el sentido, que hace de Cristo el esposo de la Iglesia y a la inve rsa de la Iglesia la esposa de Cristo, comienza allí. No hay rastro de esto en Oseas. Y entonces el término empleado por esposo, es decir aquél que habíamos visto juntos, el término "ish" que es el mismo empleado en el segundo capítulo del Génesis, en el m omento en que el "Ish" en cuestión denomina a su consorte, no la primera de la que se habla, es decir en el 27 del primer capítulo donde Dios los crea macho y hembra, a continuación, en la segunda versión, puesto que las cosas están siempre repetidas dos veces en el Génesis, es "lsh" que denomina al ser hecho de su costilla, el objeto parcial como yo lo llamo, lo denomina "lshá". Como por azar hizo falta agregar una a!. Ese "Ish" para designar el término esposo, se trata de algo que yo diría de los más des provistos aún de sexualidad.... ANDRE CAQUOT: "lsh" no es para nada sexuado. Los empleos conyugales, son sólo una pequeña parte de las acepciones de "Ish" que es el hombre en general. Esto no tiene nada sorprendente cuando en alemán se dice "mein mann" por mi marido, mientras que en francés "mi hombre" es más bien familiar. LACAN:Mientras que en el verso siguiente, aquél que podría ser llamado mi esposo es realmente comparado al repudio del término Baal que en este caso bien puede tener el mismo sentido: el amo y señor en el sentido de esposo, es más verídico en ese sentido.... ANDRE CAQUOT: Aunque Baala es el amo. Se puede ver en el femenino Beoula, es la mujer en potencia de marido. Todo esto es extremadamente fluctuante, estas cuestiones de vocabulario. En Oseas restringe las acepciones de modo de jugar sobre la oposición de Yahvé que es el Baal, en oposición al Baal en juego. Soy yo quien soy tu Baal, no tienes pues que correr detrás de los Baal!. LACAN: Hay una formación y una diferencia extremadamente netas que en suma quedan bastante opacas a pesar de los siglos de comentarios. ANDRE CAQUOT: Es la metáfora conyugal. Es la primera vez que aparece en la Biblia. Es lo que permite mucho más tarde la alegorización del "Cantar de los cantares". Oseas es lo que permitió alegorizar el "Cantar de los cantares". Me he preguntado si no había una especie de desmitificación, es decir de transferencia sobre la colectividad de Israel, en el fondo de la diosa que es el paredros (parêdre) o la mujer de Baal en las religiones semíticas. Por momentos Israel es descripta casi como una diosa. Esto nunca fue dicho, pero se mantiene en el marco de la mentalidad de las religiones semíticas de Oriente que no conciben un Dios sin diosa. Pero seguramente la religión profética reemplaza a la diosa por Israel. Sería el caso de Oseas por ejemplo. LACAN: Bueno. Creo que dado lo avanzado de la hora podemos dejar acá agradeciendo a! señor ANDRE CAQUOT. Conversaciones en los escalones del Panteón 13 de Mayo de 1970 (Como el seminario no se realizó debido al cierre de la Facultad de Derecho a causa de la fecha, Lacan respondió a varias preguntas que le fueron hechas "en las gradas del Panteón". Esta es la transcripción de las respuestas de Lacan; las preguntas no han podido ser transcriptas por las dificultades de la grabación en la calle.) Intervención:— ...... X:— ....... LACAN:— U LACAN:— Si, es eso, como si el pensamiento existencial fuera en sí una garantía de regreso al afecto!. Intervención:— sted sabe, yo me cago en la dialéctica de Hegel... Además me di cuenta en estos días, que no era para nada explícito, ni estaba ligado a las modificaciones del discurso de Hegel, lo que yo había precisado muy bien y más aún de lo que lo hice ahora, pues, en cierta forma yo sólo doy las cosas como se me van ocurriendo, y para mí ya estaba supuestamente establecido con seguridad, pero en definitiva no es lo mismo que volver a controlar en mi texto como pasa siempre, como usted sabe, en Noviembre de 1962, cuando empecé en Santa Ana mi seminario sobre la Angustia desde el segundo seminario yo puntualicé de una manera muy precisa en lo que a eso concierne -es idéntico a lo que desarrollo actualmente sobre el tema del discurso del Amo- que se diferencia de la posición del Amo y del esclavo, tal como es instaurada en la "Fenomenología del Espíritu", que es el punto de partida, el punto real del que partió Kojeve por ejemplo. Kojeve partió de ahí, mientras que hay una parte anterior al advenimiento de la posición del Amo y del esclavo. Está toda la parte de (1), al principio, de la percepción sensible que ha sido en suma, eludida siempre por Kojeve. Pero finalmente no es en eso que pongo el acento. Yo pongo el acento de una forma muy precisa -y si eso les interesa, yo podría retomar los términos- desde aquel momento es visible, se distingue desde donde en definitiva lo que estoy desarrollando actualmente bajo el título del discurso del Amo, explica la forma cómo abordé la Angustia. Esto no deja de tener una cierta importancia porque recientemente va a salir publicado en alguna parte en un par de días- alguien cuyas intenciones no quiero calificar, ha hecho un informe para denunciar que en mi enseñanza yo dejo en un segundo plano, que relego, si quieren, al afecto. Se equivoca diciendo que yo descuido al afecto, como si el comportamiento de todos no fuera ya suficiente para afectarme. Justamente sobre el afecto, ese año, a propósito de la angustia, todo estaba articulado alrededor de que la angustia es el a fecto central y es alrededor del cual todo se ordena. En consecuencia, al contrario, a partir de eso, ya lo ve... cuando yo digo... yo no dato las cosas desde mi seminario sobre la angustia, si pude introducir la angustia como afecto fundamental en aquel momento, es porque a pesar de todo desde hace mucho tiempo yo no descuido al afecto. Simplemente, cuando yo digo que he dado toda su importancia en el determinismo de la Verneinung, a lo que Freud dice expresamente sobre que lo reprimido no es el afecto, sino ese famoso representante que yo traduzco "representante de la representación" y que otros -lo que por otra parte no es en balde- se obstinan en llamar "representante representativo" que no quiere decir en absoluto la misma cosa, dado que en un caso, e l representante no es la representación y en el otro el representante no es más que una representación entre otras. Son dos traducciones del término radicalmente opuestas. Voy a decir lo que siempre he dicho y es que el afecto por efecto de la represión es efectivamente desplazado, no identificado, no localizado en sus raíces:— se sustrae, y eso es lo que constituye lo esencial de la represión. No que el afecto sea suprimido, sino que sea desplazado, irreconocible... ....relaciones entre Ud. y Kierkegaard. LACAN:— No se imagina, mi amigo, hasta qué punto me atribuyen parentescos! Es suficiente que yo hable de alguien para que sea considerado como su descendiente! Es el vértigo universitario tipo, eso! Intervención.... ... condenado el vértigo universitario... ....................... LACAN:— Bueno, dejemos eso. Y por qué, en efecto, no habría hablado yo de Kierkegaard más que de cualquier otra cosa. Está claro que si yo acentúo tanto la economía -puesto que se trata de economía del goce- si acentúo tanto la angustia, no es evidentemente para descuidar que en un momento dado históricamante -y eso es un poco lo que yo pensaba exponerles esta mañana- hubo alguien que representó el surgimiento, el advenimiento, no de la angustia sino del concepto de la angustia, como por otra parte él mismo lo ha titulado expresamente. El ha escrito:— "El concepto de la angustia". No es en vano que históricamente, ese concepto surgiese en un momento dado. Intervención:— ... lo que yo quería, es esa comparación que Usted hace... LACAN:— Hay muchas cosas... Ayer recibí un libro -no está por ahí por casualidad?- un libro de un tal Michel de Dieguez -"Science et néscience"-, que salió en la biblioteca "Idées", publicado por Galimard, pues bien, habla de mí! La mitad del libro se ti tula... imagínense que como tenía que preparar mi cosa para Uds. hoy, porque a pesar de todo a último momento uno siempre tiene... lo que yo quiero decirles no está nunca a punto hasta último momento. Resumiendo, todo lo que yo les digo lo escribo generalmente entre las cinco y las once de la mañana. Abreviando, no he tenido tiempo, en definitiva, para orientarme en ese gran barullo donde me inserta, no solamente a partir de Kierkegaard, sino también d e Occam y de Georgias, si quieren...-todo está allí- también grandes párrafos de lo que yo digo -lo que es bastante excepcional porque están citados lo que de por sí es correcto -se llama, les apuesto lo que quieran! "Lacan y el psicoanálisis trascendental". Léanlo. Me resulta bastante abrumador, debo decir, porque yo no me creía tan trascendental. Pero nunca se sabe muy bien. Hubo ya un tipo que dijo a propósito de los libros que trataban sobre él:— "Ah, qué de ideas tenemos, mi amigo! Qué de ideas!. Bueno, a otra cosa... Intervención:— Piensa Usted que las ideas que le da el psicoanálisis sobre los enfermos le aportan algo que no puede ser hallado ... (escritura en griego) LACAN:— Es precisamente porque lo pienso por lo que me preocupo tanto desde hace dieciocho o diecinueve años. Porque no veo, qué me destinaría expresamente a agregar mi nombre a la lista de filósofos, lo que algunas personas se permitan hacer respecto a mí pero que no me parece completamente justificado. Es todo. filosóficamente tan problemático, a saber lo que ha recordado hace un rato el señor que habló primero, pues él lo traducía en términos sofísticos y yo no creo que sea así, aún si la persona que yo evocaba hace un rato, Michel de Dieguez, me inserta verdaderamente como un todo ligado al centro de lo que puede ser actualmente no sé bien que salida, rotura o apertura del discurso filosófico, la forma en que él me sitúa no esta mal, está hecha en una forma extremadamente simpatizante y más que cálida. Pero debo decir que en un primer abordaje -tal vez modificaré lo que digo- en un primer abordaje, al leerlo, me dije:— de todas maneras, qué singular Entstellung, qué singular desplazamiento de todo lo que yo puedo decir, al ponerme en este linaje!. Intervención:— Usted esquiva el sentido, usted está siempre al margen de lo que dice... Intervención:— ¿Podría usted retomar lo que comenzó a decir a propósito de Hegel? LACAN:— ¡Ah!, pero ciertamente no voy a hacer aquí mi seminario de esta mañana. No estoy aquí para eso. Yo aprovecho la ocasión para saber un poco de lo que algunos de ustedes podrían tener para decirme. Eso no se produce fácilmente cuando estamos en un aula y quizás pueda producirse aquí esta mañana. Intervención:— Usted dijo que en el psicoanálisis, uno no se confrontaba con el Otro porque dado que la asociación libre no es coherente, no es el Otro. Entonces el Otro, en el tesoro de los significantes, podría comprender cosas no coherentes. Los significantes no son forzosamente coherentes... ..................... LACAN:— ¿Pero es seguro que yo he dicho lo que usted me atribuye?Yo he dicho que uno no se confrontaba con el Otro? Yo no creo en lo más mínimo haber dicho eso. No, me asombraría mucho que lo haya dicho. Si lo he dicho es por error, pero me asombraría de todas formas haber cometido esta torpeza. Intervención... LACAN.- Hace un momento me han hecho una pregunta, me acaban de preguntar si yo creía que las cosas que digo no están motivadas más que en razón de una experiencia precisa que es la experiencia analítica, a lo cual he contestado que sí. Que si no fuera por eso, yo no me consideraría en absoluto... con el derecho ni sobre todo con las ganas de prolongar el discurso filosófico mucho más allá del momento en que ha fenecido completamente. Intervención... LACAN:— Es lo que yo trato en todo momento de demostrarles recordándoles, en todo caso en la medida en que puedo hacerlo para aquellos que no tienen idea de la experiencia analítica, recordándoles que es a pesar de todo eso hacia lo que yo apunto y que es de ahí de donde yo parto. Por otra parte es discurso no tendría ese aspecto LACAN:— Es justamente por eso que ni discurso es un discurso analítico, porque la estructura del discurso analítico es ser así. Yo coincido con eso, digamos, todo lo que puedo, por no atreverme a decir que me identifico estrictamente o que yo consigo eso. Actualmente no se puede sostener de otra manera. Al respecto, de vez en cuando, yo abro algunas cosas por una especie de escrúpulo. Ayer leí un artículo bastante pasmoso en una revista, que jamás había abierto por razones personales, y que se llama "El Inconsciente". En el último número un tal Cornelius Castoriadis, hace ni más, ni menos, que una especie de interrogación sobre mi discurso, tomado según dice en referencia a la ciencia:— qué es lo que dice?. Dice exactamente lo que yo me canso de repetir, que ese discurso está referido muy precisamente a la ciencia, que esta referencia es justamente la referencia del discurso analítico mismo con respecto al discurso de la ciencia, y que, lo que él denuncia como dificultad esencial, a saber lo que usted acaba de decir, esta necesidad de desplazamiento q ue no cesa nunca, es justamente la condición del discurso analítico. Es en eso, si se puede decir, que está condicionado yo no diría ni siquiera complementado- condicionado por el discurso de la ciencia, es justamente en que el discurso de la ciencia no deja ningún lugar a la angustia. Es muy llamativo y yo pensaba insistir sobre eso esta mañana ante ustedes. Bueno, no quiero anticipar todo lo que voy a decir dentro de ocho días, pero en fin, ya verán que se trata de eso. Intervención:— Me parece que usted ha hablado de la angustia de una manera muy... LACAN:— Si... Es sobre lo que yo insistí cuando abordé este afecto justamente, es que este afecto se distingue entre todos, porque se dice como siendo sin objeto, vea todo lo que ha sido escrito sobre la angustia, siempre se insiste sobre eso:— el miedo es en referencia a un objeto, si puede decirse que este objeto está formado. La angustia es supuestamente sin objeto. Es evidente que si yo he articulado eso hace ocho años y si todavía sigo estando acá para explicarles cosas, es precisamente porque pienso que había otras cosas que explicar. Que actualmente yo haya designado ese objeto con el término "plus-de-gozar" prueba que había que construir algo antes de que yo pudiera nombrarlo así. Pero es justamente el ... no puedo decir el nombre porque precisamente no es un nombre. Es esto también lo que trataré de explicarles:— "el plus-de-gozar" justamente, lo que hay que ver es que no es nombrable aunque aproximativamente sea nombrado así. Es traducible, es por eso que fue traducido con los términos de "plus-valía" porque no puede ser abordado de otra manera. Pero en fin, este objeto sin el cual la angustia no está es justamente a lo que, a lo largo de los años le he ido dando cada vez más forma, lo que naturalmente ha dado a muchos charlatanes la oportunidad de precipitarse y hacer comentarios àpresurados sobre lo que yo podía tener que decir sobre el término del objeto a. ¿Qué otra cosa? Intervención.... LACAN:— Los pequeños esquemas que yo les he dado este año en el pizarrón, mis asuntos de cuatro patas no son de fácil utilización. Pero en fin, los hitos esenciales están. En definitiva, en la articulación que yo dibujo así del discurso universitario, poniendo arriba y a la izquierda S2, S1 abajo, el a ocupa el lupanar ¿de qué?. El lugar digamos del explotado por el discurso universitario -es fácil reconocerlo- del estudiante. Que el estudiante esté justamente afectado con esta notación a es lo importante, y es centrando un poco el pensamiento, la reflexión sobre eso, que se puede explicar muchas cosas, fenómenos singulares que suceden actualmente a través del mundo. Por supuesto hay que distinguir, en una polarización completamente radical, la emergencia de su radicalidad que es posible y que se produce, está probado, y además la forma como a continuación se ha de algún modo obstruido, taponado, atemperado, mantenido -eso puede durar mucho tiempo- la función de la Universidad. Ella tiene una función muy precisa que en cada momento tiene relación con la etapa en que está el discurso del Amo, a saber, su elucidación. Ese discurso ha sido durante mucho tiempo un discurso enmascarado. Se hará cada vez menos enmascarado simplemente por su necesidad interna. ¿Para qué ha servido la Universidad? Eso se juzga según cada etapa. Es en razón misma de la denegación cada vez más extrema del discurso del Amo que el discurso de la Universidad se ve manifestado aunque no por ello quebrantado ni disuelto por el momento simplemente encuentra una extraña dificultad. Esta dificultad lo que se manifiesta y que se pesca a nivel de la estrecha relación que hay entre la posición del estudiante en el discurso universitario de una manera más o menos enmascarada, pero identificada con ese objeto a. Qué está encargado de producir el objeto a? Justamente el S, lo que viene a continuación, a la derecha y abajo. Es ahí donde está la dificultad porque de lo que se encarga es de producir un sujeto, ¿sujeto de qué? Que ese sujeto esté siempre dividido y que sea cada vez menos tolerable que esta reducción se limite a producir enseñantes, es lo que ha sido sacado a la luz por la evolución de las cosas en la época actual. Pero esto requiere, por supuesto, un estudio bastante menos improvisado que el que se está dando de hecho. Lo que se produce, que se llama "crisis de la Universidad", es inscribible en esta fórmula porque ella existe, se plantea, se ubica en un nivel completamente radical. No es posible limitarse a este estado de cosas. es únicamente por la relación giratoria, revolucionaria -como yo digo en un sentido tal vez un poco diferente al habitual- es en referencia a las otras cuatro posiciones del discurso que puede ser referido lo que sucede actualmente en la Universidad. Intervención...... LACAN:— .del proletario, cuando he hablado yo del proletario? Sí, por supuesto, a nivel del discurso del Amo está muy claro. Con qué tiene que ver el discurso del Amo en su origen? Con, lo que de entrada no se especifica como el proletario, que es en primer lugar el esclavo y de ahí volvemos a caer en el término "hegeliano", pero yo sabrayé que el esclavo era al principio el saber. La evolución del discurso del Amo y precisamente acá la filosofía llevó la delantera, ha sido constituir un saber de Amo sustrayéndolo al saber del esclavo si puedo decir, se ha decantado. La ciencia tal como ha surgido, nacido, actualmente consiste propiamente en esta transmutación de la función -estamos siempre próximos a tropezar en algún momento con un tema de arcaísmo-, ustedes saben hasta qué punto yo incito a la prudencia con respecto a eso, sea como fuese, hay ciertamente una duplicidad en el Saber que resulta de la oposición entre lo que es el "saber-hacer" (2) y lo que es (escritura en griego) propiamente hablando la (escritura en griego) se ha constituido por una depuración de esa interrogación del saber de la que el discurso filosófico muestra frecuentemente que el filósofo hace referencia. No es por nada que él interpela al esclavo y que demuestra que sabe, que sabe lo que no sabe por otra parte, ya que no lo reconoce que lo sabe más que porque se le hacen las preguntas adecuadas. Es por esta vía que se ha producido este desplazamiento que hace que actualmente nuestro discurso científico esté del lado del Amo, que lo represente como tal. Eso es lo que no se puede desconocer. Intervención... LACAN:— Escuchen, sólo puede estar en el lugar donde debe estar arriba y a la derecha, en el lugar del gran Otro. Y justamente allí no pesa más el Saber. El proletario es justamente lo que ha sido, no solamente explotado, sino despojado de su función de Saber. Sobre la pretendida liberación del esclavo hay que ver que ha tenido otros correlatos, que no es solamente progresiva sino que lo es a costa de un despojo. Si hay algo, que me parece -porque no me aventuraría al respecto, iré con prudencia- pero algo cuyo acento me sorprende en lo que llaman la temática maoísta, es esta idea de la referencia al saber del manual. Es algo sobre lo cual yo no pretendo en absoluto tener conocimientos suficientes, pero señalo simplemente un nota que me ha llamado la atención en función de los esquemas que les he dado. Es que esta reacentuación del Saber, si quieren del explotado me parece algo profundamente motivado en la estructura. Se trata en efecto de saber si no se trata de algo -para mí es así como se plantea la cuestión- totalmente imaginado. En un mundo donde ha emergido de una manera que existe positivamente -es lo que importa marcarles-..que es una presencia en el mundo, no del pensamiento de la ciencia, sino de la ciencia de algún modo objetivada por esta especie de presencia, aquí mismo en el espacio que ocupamos, de esas cosas completamente forjadas por la ciencia que son simplemente esas pequeñas ondas hertzianas y otras que ocupan el mismo espacio donde estamos actualmente. ¿Es que en un mundo donde ha tenido lugar esta emergencia, el saber-hacer a nivel de manual puede influir todavía lo bastante para ser un factor subversivo? Esta es la pregunta que se plantea. Bueno, me voy. Los surcos de la aletosfera 20 de Mayo de 1970 P asó mucha agua bajo el puente desde nuestro último encuentro. Hablo del que tuvo lugar aquí en Abril. No me refiero al último que se produjo en otra parte, por lo menos para algunos, en esa especie de intercambio que nos vimos llevados a hacer sobre las gradas de Panteón. En verdad, con la perspectiva de ocho días encuentro que ese intercambio tuvo un buen nivel pues me permitió recordar algunos puntos que, sin duda, merecían ser aclarados, ya que me hacían las preguntas y que estas preguntas no eran para nada impropias merecían ser precisadas. Mi primer sentimiento inmediatamente después, estando yo con alguien que me acompañaba, fue sin embargo, de cierta inadecuación. Hasta los mejores de los que hablaron -y en realidad ninguno estaba injustificado en s us preguntas- hasta los mejores, en un primer momento me parecieron estar un poco a la zaga de algo, que me parece reflejarse en lo siguiente: que al menos en esta especie de interpelación familiar que no era aún pregunta, me ubicaban en un cierto número de referencias, algunas válidas, por cierto, ya que además la primera era a Gorgias, del que supuestamente yo produciría aquí no se qué repetición. ¿Por qué no? El inconveniente es que, en boca de la persona que evocaba ese personaje del cual mal podemos ahora medir la eficacia, Gorgias era a pesar de todo alguien que perteneció a la historia del pensamiento. Es esa perspectiva lo que me resulta enojoso, pues en suma unifica bajo ese término una especie de muestrario, de toma de distancia con respecto a tal o cual que uno reúne con este lazo, este abrazo de función del pensamiento. Me parece que no hay nada que sea homogéneo, nada que permita definir como una especie, a aquellos que por más que uno los imagine en cierta forma como representantes del pensamiento, han ordenado una función que sería justamente de una especie. El pensamiento no es una categoría: diría que casi es un afecto. Aunque no diría que es el más fundamental bajo el ángulo del afecto. Que no haya más que uno es lo que constituye propiamente hablando, una cierta posición, recientemente introducida en el mundo y de la que yo digo que es el producto de algo cuyo esquema les pongo en el pizarrón cuando hablo del discurso psicoanalítico. En realidad, ponerlo en el pizarrón, es diferente que hablar de él. Cuando fui a Vincennes -esa vez que no se repitió, pero que se repetirá- alguien creyó necesario gritarme que existían cosas reales que preocupaban verdaderamente a la asamblea, me recordaban algunos puntos, a saber, que los estaban cagando a palos en algunos sitios más o menos alejados de donde estábamos reunidos, que era en eso en lo que había que pensar y que el pizarrón no tenía nada que ver con ese real. Ahí está el error y llegaré hasta a decir que si hay una oportunidad de captar algo que se llama lo real, no es en otra parte que en el pizarrón y que incluso lo que yo comento, lo que toma forma de palabra, sólo tiene relación con lo que se escribe en el pizarrón. Es un hecho demostrado por ese mismo hecho, por lo ficticio de la ciencia, cuya emergencia nos equivocaríamos si no la inscribiéramos en una acción filosófica, o mejor metafísica. Lo que habría que precisar es el que nuestro físico científico merezca ser calificado como metafísico y precisamente me parece posible precisarlo desde ese punto que es el discurso psicoanalítico en la medida que enuncia que a partir de ese discurso, no hay más que un afecto, es decir el producto de la toma del sujeto parlante en un discurso en tanto que ese discurso lo determina como objeto. Es probablemente de ahí que toma su valor ejemplar el Cogito cartesiano a condición, por supuesto que se lo examine, que se lo revea. Tal vez, una vez más y rápidamente lo haga hoy. un riesgo a pesar de todo mítico, huella de un mito que sobrevive en la fenomenología hegeliana, que haría que ese amo fuera: ¿quién? El más fuerte. No es por cierto esto lo que escribe Hegel. La lucha por puro prestigio a riesgo de la muerte pertenece todavía al reino de lo imaginario. Lo que hace al amo (maître) es lo siguiente: "m-être" (1) que juega con lo que yo he llamado, en otros términos, el cristal de la lengua. Por qué no utilizar lo que, en francés puede designarse con esta homonimia del m-être? "M'être, m'être a moi-même", (2) es de ahí que surge el s ignificante amo ('maître) cuyo segundo término les dejo para que lo escriban como prefieran. He comenzado a articular cómo ese significante único opera por su relación con lo que ya está articulado de tal manera que no podamos concebirlo más que como una presencia del significante ya allí , yo diría desde siempre. Pues si ese significante único, el significante del amo (maître) escríbanlo como quieran - se articula, algo de una práctica que es la que él ordena está ya tejido, tramado lo que aún no se despeja, a saber, la articulación significante que está en el origen de todo saber, aunque de entrada sólo pueda ser abordado como saber-hacer ( savoir-faire). A propósito de este afecto por el cual el ser parlante de un discurso se encuentra determinado como objeto, hay que decir que ese objeto no es nombrable. Si yo trato de nombrarlo como: plus de gozar, no es más que aparato de nomenclatura. Cuál objeto está hecho por ese efecto de un cierto discurso? No sabemos de ese objeto salvo que es causa del deseo, es decir, propiamente hablando es como falta de ser que se manifiesta. La huella de esta primera presencia de ese saber la encontramos incluso allí donde ya está lejos precisamente por haber sido largamente traficada en lo que se llama la tradición filosófica, justamente por el embrague del significante del amo sobre ese saber. No olvidemos que Descartes plantea su "pienso, luego soy", después de haber sostenido durante un tiempo "pienso, sobre qué?". Una puesta en cuestión, una puesta en duda de ese saber que yo llamo traficado, el saber ya largamente elaborado por la intromisión del amo. Entonces no hay nada existente (étant) que pueda ser determinado. Sobre lo que recae el efecto de cierto discurso puede ser un existente que podríamos llamar por ejemplo el hombre o el viviente. Agregando sexuado y mortal uno se arriesgará audazmente a pensar que de eso se trata el discurso del psicoanálisis bajo pretexto de que se trata todo el tiempo del sexo y de la muerte. Pero de donde nosotros partimos, sí efectivamente es a nivel de algo que se revela, de entrada, como primer dato, estructurado como un lenguaje, no estamos en eso. En el efecto del lenguaje no se trata de ningún existente, sólo se trata de un ser un hablante. Qué podemos decir de la ciencia actual que nos permite localizarnos en tres etapas que yo sólo menciono aquí por debilidad didáctica ya qué no estoy seguro de que ustedes hayan captado mis frases: la ciencia detrás de la filosofía, más allá algo de lo que tenemos noción aunque más no sea por los anatemas bíblicos. Bastante me he ocupado este año del texto de Oseas, a propósito de lo que Freud extrae según Sellin; quizás su mayor beneficio no sea aunque también existe por ese lado el cuestionamiento de lo que pasa en la teoría psicoanalítica con lo que yo llamé ese residuo del mito que llaman el complejo de Edipo. No estamos a nivel del existente en el punto de partida sino a nivel del ser. Tenemos que cuidarnos acá de un espejismo, a saber planteando el ser así nos acecha el error de una asimilación con todo lo que se ordena como dialéctica, en decir como una primera oposición entre el ser y la nada. Ese efecto -pongamos acá comillas- de "ser", su primer afecto sólo aparece a nivel de lo que se hace causa del deseo, con lo que nosotros ceñimos por ese primer efecto de aparato lo que hay del analista, del analista sin duda como lugar, como posición que yo trato de ceñir con esas letritas en el pizarrón. Es allí que él se plantea como causa del deseo, posición eminentemente inédita, hasta paradojal, pero de lo que es seguro que una práctica lo confirma, cuya importancia puede medirse por ser localizable en lo que es su relación fundamental, no de distancia ni de sobrevuelo, sino propiamente inmiscuida con lo que se designa como discurso del Amo. Es decir que hay algo que se presentifica por el hecho que es del discurso que depende toda determinación del sujeto, por consiguiente del pensamiento, y que en ese discurso surge el hecho que existe ese momento del que sería erróneo creer que es a nivel de un riesgo, de Y hacía falta algo para presentificar aquí no se qué océano de saber mítico que regalara -como saber, fuera o no armonioso- la vida de los hombres, lo que, Yahvé maldice con lo que yo he llamado feroz ignorancia, con el término prostitución, es a mis ojos el sesgo suficiente, creo, y seguramente mejor que la referencia común a los frutos de la etnografía que encubre en sí misma no se qué confusión al adherir de algún modo casi natural a lo que es recogido cómo? Recogido por escrito, es decir desfasado, extractado, falseado definitivamente del pretendido campo del que se pretende extraerlo. No es por cierto para decir que esos saberes míticos puedan decirnos ni más ni mejor en cuanto a la esencia de la relación sexual. Lo que el psicoanálisis demuestra y es en lo que nos presentifica al sexo, la muerte como su dependencia -en esto todavía no estamos seguros de nada más que de esta aprehensión masiva del lazo de la diferencia sexual con la muerte -¿Cómo lo presentifica el psicoanálisis? demostrándolo de una forma que yo no llamaría vacía, sino solamente articulada a la toma en el discurso de este ser cualquiera que sea - es decir que ni siquiera es ser - en todo caso lo que se demuestra es que en ninguna parte aparece la a rticulación donde se indique, se exprese la relación sexual, más que en forma compleja de la cual no podemos ni siquiera decir que sea mediada. Aunque haya 2 medio, 2 media (3) de los cuales uno sea este efecto real que yo llamo plus de gozar que es el a, lo que la experiencia nos indica es que la mujer que el hombre desea sólo substituye a ese a, inversamente con lo que la mujer tiene que ver, tanto como para que podamos hablar, es precisamente ese goce que es el suyo y que en alguna parte se representa como una omnipotencia del hombre, que es precisamente por lo que el hombre articulándose, se articula como amo, se encuentra en falta. Es de ahí de donde hay que partir en la experiencia analítica. Es que lo que podría ser llamado hombre, es decir el macho, en tanto ser hablante desaparece, se desvanece por efecto mismo del discurso, el discurso del amo (maître), escríbanlo como quieran, que sólo se inscribe en castración lo que de hecho hay que definí como privación de la mujer en tanto ésta se realizaría en un significante congruente. La privación de la mujer es así expresada en términos de falte en el discurso, lo que quiere decir castración. Precisamente porque eso no es pensable, el orden hablante instituye como intermediario ese deseo, constituido como imposible, que hace del objeto femenino privilegiado, la madre, en tanto que interdicta. Es la vestidura ordenada por el hecho fundamental de que no hay lugar posible en una unión mítica que sería definida como sexual, entre el hombre y la mujer. Es precis amente esto lo que aprehendemos en el discurso psicoanalítico, que el uno unificante, el uno todo no es de lo que se trata en la identificación. La identificación pivote, la identificación mayor es el rasgo unario, es el ser marcado por Uno, en tanto que antes de ninguna promoción a cualquier estado hace un singular de lo que porta la marca y que desde ese momento se plantea el efecto de lenguaje y el primer efecto es lo que recuerda esta fórmula que tengo aquí en el pizarrón. que puede escribirse el "pienso" del cual creo que ya hace tiempo que ustedes saben cómo lo e scribo: Ese "luego soy" es un pensamiento que se soporta infinitamente mejor por llevar su carácterística de saber que no va más allá del "estoy marcado por lo uno" , lo singular, lo único: ¿de qué? de ese efecto que es "yo pienso". Pero acá hay todavía un error de puntuación: el ergo -hace mucho que lo dije- ese ergo no es otra cosa que el ego en juego, hay que ponerlo del lado del cogito: "pienso, luego soy" esto es lo que da su verdadero alcance a la fórmula. La causa, el ergo, es pensamiento. Este es el punto de partida que hay que tomar del efecto de lo que se trata en el orden más simple, que el efecto de lenguaje se ejerce a nivel del surgimiento del rasgo unario, del rasgo unario que ciertamente nunca está solo. Entonces el hecho de que se repita -se repite para no ser nunca el mismo- es propiamente el mismo orden en cuestión porque el lenguaje está presente, presente y ya ahí, ya ahí eficaz. La primera de nuestras reglas es no interrogarse sobre los orígenes del lenguaje , aunque más no fuera porque se dem uestra suficientemente en sus efectos. Cuanto más lejos llevamos sus efectos, más emerge este origen. El efecto del lenguaje es retroactivo precisamente porque es en la medida de su desarrollo que manifiesta lo que es propiamente hablando falta de ser. Además, sólo lo indicaré al pasar -hoy tenemos que llegar más lejos- con sólo escribirlo así y haciendo jugar bajo su más estricta forma lo que desde los orígenes de un uso riguroso de lo simbólico se manifiesta en la tradición griega, a saber a nivel de las matemáticas, 1 = 1 Si en alguna parte se aísla ese algo que el cogito sólo marca con el rasgo unario, podemos suponer que un "pienso", para decir "luego soy" es ya marcar el efecto de división de un "soy" que elide "estoy marcado por Uno ("Je suis marqué du Un"), pues evidentemente Descartes se inscribe en una tradición escolástica + ¿ 1 ---------------1 + 1 1 + 1 ................ 1 -----------------1 + 1 = soy (uno) -------------1 + 1 a nivel de lo que es en Euclides, referencia fundamental, primera definición nunca dada antes de él, quiero decir lo que nos ha quedado escrito. Por supuesto quien sabe de dónde ha tomado él esa definición tan estricta de la proporción la que da recién en su quinto libro, si, recuerdo bien, el único verdaderamente fundamentado en la demostración geométrica, término ambigüo que, poniendo siempre en relieve esos elementos intuitivos que hay en la figura, nos deja desconocer que en Euclides la exigencia es formalmente de demostración simbólica de órdenes agrupados por desigualdades e igualdades que sólo pueden permitir de una forma no aproximativa, sino propiamente demostrativa afirmar la proporción y con ese término con que él la designó, es el sentido de la p roporción. ............................. Se desprende por un acto de acrobacia nada desdeñable como procedimiento de emergencia. Por otra parte es solamente en función de esta primera posición del "soy" Es curioso, interesante, representativo que haya sido necesario esperar la serie de Fibonacci para que lo que está dado en una aprehensión 1d U -------------a + y de U , este U = a n 1 U esta proporción que se llama media proporcional, esta que les escribo acá, de la que ustedes saben que hice uso cuando hablé de "De un Otro al otro" que me valí de la media proporcional, que todavía el romanticismo sigue llamando el número de oro y se pierde encontrando la superficie de todo lo que puede pintarse o sombrearse a través de las épocas como si no fuera evidente que todo esto no es más que... (formula y escritura en griego) será igual a esa proporción en efecto ideal que se llama la media proporcional o también el número de oro. De donde resulta que tomando esta proporción como imagen de lo que hay del afecto en tanto que al leerla hay repetición de ese "soy (uno)": de donde resulta retroactivamente lo que el afecto lo causa, podemos momentáneamente escribir dicho afecto igual a y sabremos que es el mismo a que encontramos a nivel del efecto. El efecto de la repetición del 1, es ese a en tanto que es en suma a nivel de lo que acá se designa con una barra, siendo precisamente la barra que hay que pasar algo para que el basta para probarlo con abrir un libro de estética que se vale de esta referencia, que si se puede enchaparla no es seguramente porque el pintor haya dominado por adelantado las diagonales y que en efecto haya no sé qué acuerdo intuitivo que hace que en definitiva sea siempre eso lo que mejor calce. Hay sin embargo otra cosa con lo que les será más fácil captar cada uno de esos términos: Si quieren tómenlo así, empiecen a calcularlo desde abajo, verán rápidamente que de entrada tienen que ver con 1/2, y que cuando llegan ahí tienen 2/3, luego 3/5; o sea que la proporción en cuestión estará en esta secuencia que constituye la serie de Fibonacci: 1- 23- 5, a saber que cada término es la suma de los dos precedentes, como se los hice notar en su momento, llevando suficientemente lejos la serie, esta relación de 2 términos que escribiremos n-1 U n + U o más precisamente n-1 U En suma un afecto es esta barra que es igual a a. No hay nada asombroso en el hecho de que podamos definitivamente escribirlo debajo de la barra como lo que es acá el efecto pensado, invertido para hacer surgir la causa. Es en el primer efecto que surge l a causa como causa pensada. Es precisamente lo que nos motiva a encontrar en este primer tanteo de un uso de las matemáticas algo que sólo tiene interés para nosotros por ser la articulación más certera de lo que hay del efecto del discurso. Es a nivel de la causa en tanto que ella surge como pensamiento reflejo del efecto, es a nivel de esta causa que tocamos el orden inicial de lo que hay de falta de ser en el hecho de que el ser no se afirma más que de la marca primera del 1 y que a continuación todo el resto es sueño, y especialmente la del 1 en tanto que engloba, en tanto que acá podría reunir lo que fuera excepto precisamente esta confrontación, esta adjunción de este pensamiento de la causa a algo que es la primera repetición del 1, a saber esta repetición que ya cuesta, que instituye a nivel del a la deuda al lenguaje, a ese algo que hay que pagar a aquel que introdujo su n , U n U constituida por la suma de n-2 n-1 n-1 signo, a ese algo que, con una nomenclatura que intenta darle su peso histórico, lo titulamos -a partir de acá -no es propiamente hablando desde este año, pero digamos para ustedes desde este año- con el término de Mehrlust. Observen que si hay algo que reproducir acá por esta infinita articulación va de suyo que en lo que respecta a que ese a sea el mismo acá o allá, la repetición de lo fórmula no puede ser la infinita repetición, obviamente, como no dejan nunca de equivocarse los fenomenologistas, la repetición del "pienso" en el interior del "pienso", sino simplemente que el "pienso" si es efecto sólo puede reemplazarse por el "soy". "'Pienso, luego soy": "soy aquel que piensa, luego soy" y así indefinidamente en lo que ustedes notarán que el pequeño a se aleja siempre en una serie que reproduce exactamente el mismo orden de los 1 tal como están desplegado acá la derecha, casi hasta el último término, habría un pequeño a remárquenlo, cosa singular de la que basta que subsista tan lejos como lo lleven en el descenso, para que la igualdad sea la misma en la fórmula inscrita acá, a saber que la proporción múltiple y repetida se iguala en el total al resultado del pequeño a. En lo que se marca que en suma esta serie no hace otra cosa, si no me equivoco, que marcar el orden de series convergentes cuyos intervalos son los más constantes a saber siempre, pequeño a. Esto, a decir verdad, en cierto modo no es más que la articulación local, que ciertamente no pretende resolver una proporción fija ni medir la efectividad de la más primaria manifestación del número, a saber el rasgo unario. Sólo está hecha para recordar que la ciencia tal como la tenemos actualmente, si puedo decir, en los brazos, quiero decir (está) presente en nuestro mundo de una forma que supera con creces todo lo que puede especularse como efecto de conocimiento. Porque tampoco habría que olvidar, sin embargo, que la carácterística de nuestra ciencia no es haber introducido un mejor y más amplio conocimiento del mundo, sino haber hecho surgir al mundo cosas que no existían de ningún modo a nivel de nuestra percepción, a saber, que todo lo que se trata de ordenar alrededor de una génesis mítica bajo pretexto que tal o cual meditación filosófica se había detenido largamente alrededor de saber lo que garantiza que la percepción no sea ilusoria. No es de allí que salió la ciencia. La ciencia salió de lo que en las demostraciones euclidianas estaba en el cascarón, aunque estas siguen siendo sospechosas de implicar todavía esa ligazón a la figura que toma pretexto de su evidencia. Toda la evolución de la matemática griega nos prueba que es precisamente por los que llevan al cenit la manipulación del número como tal, vean que es el método exhaustivo ya prefigurado en Arquímedes lo que va a desembocar a lo esencial y que para nosotros es la estructura en este caso, a saber el calculus, el cálculo infinitesimal para el que no fue necesario esperar a Leibniz, que por lo demás muestra una cierta torpeza desde su primer toque, y que ya se esboza mucho antes con sólo reproducir la proeza de Arquímedes sobre la parábola a nivel de Cavalieri -en el siglo XVII, mucho antes de Leibniz. ¿Qué resulta de esto? ustedes pueden sin duda decir de la ciencia que el "nihil fuerit in intellectu non prius fuerit in sense", ¿qué prueba eso? El sensus sólo está allí en calidad de ese algo que puede contarse y que el hecho de contar disuelve rápidamente, porque lo que hay de nuestro sensus tomándolo a nivel de la oreja o del ojo desemboca en una numeración de vibraciones y es precisamente en tanto eso que nosotros nos ponemos gracias a ese juego, a ese juego del número, a producir precisamente vibraciones que no tienen nada que ver ni con nuestros sentidos ni con nuestra percepción, que el mundo que se presumía como siendo el nuestro desde siempre está, ese mismo mundo, poblado actualmente como decía el otro día sobre las gradas del Ponteón, poblado en el mismo lugar en que nosotros estamos por una considerable cantidad, entrecruzándose, sin que tengamos la menor sospecha, de eso que se llaman ondas y que tampoco hay que descuidar como manifestación, presencia, existencia, de algo que es la ciencia y que sin embargo necesitaría para hablar alrededor de nuestra tierra de atmósfera o estratosfera o de lo que quieran esferizar tan lejos como podamos aprehender partículas, llevar la cuenta tan bien, y actualmente en nuestra época, yendo más allá de ese algo que es el efecto, ¿que necesitaría? No tanto de un saber que hubiera progresado por su propio filtro, por su crítica como dicen, como de ese audaz impulso hacia algo que es a lo cual por un artificio, y sin duda un artificio a nivel de Descartes - otros elegirán otros - el artificio de remitir a Dios la garantía de la verdad, si hay una verdad que él se haga cargo. Nosotros la tomamos en su valor facial. Y por ese único juego de una verdad, no abstracta sino puramente lógica, por ese único juego de una verdad, no abstracta sino puramente lógica, por ese único juego de una combinatoria estricta y sometida simplemente a reglas que siempre deben ser puntuadas bajo el nombre de axiomas, por ese único juego de una verdad formalizada, he aquí como se construyó una ciencia que no tiene nada que ver con los presupuestos que desde siempre implicaba la idea de conocimiento, a saber esa polarización dual, esa unificación ideal que sería imaginada, de lo que es el conocimiento y que se puede encontrar siempre con cualquier nombre que se la revista (escritura en griego) por ejemplo, el reflejo, la imagen siempre ambigüa por otra parte de dos principios, el principio macho y el principio hembra. Que a partir de eso sólo podamos calificar como insubstancia, a-cosa, a lo que se trata como espacio donde se despliegan las creaciones de la Ciencia, es lo que cambia totalmente el sentido de nuestro materialismo. Que el hombre se imagine formar la mujer, es la más antigua figura de la infatuación del amo/ m'être, escríbanlo como quieran. Creo que todos ustedes tienen bastante experiencia como para haber encontrado esta historia cómica en algún recodo de vuestra vida. La forma, la substancia llámenla como quieran, el contenido de ese mito, es precisamente de lo que debe desprenderse un pensamiento científico. Y si me permiten adelantar acá con un golpe de arado un poco rudo para expresar bien mi pensamiento, lo que por supuesto quiere decir que yo me rebajo a hacer como si tuviera uno, porque como todos saben no se trata precisamente de eso, es el pensamiento que se comunica con el malentendido, por supuesto. Entonces hagamos comunicación y digamos que en lo que consiste esta versión, esta conversión por la que la ciencia se confirma a la vez como distinta de toda teoría del conocimiento, lo que no quiere decir nada, porque es sólo a la luz del aparato de la ciencia, en tanto que podemos aprehenderlo, que podemos fundar l os errores, tropiezos, confusiones, que no dejan en efecto de presentarse en lo que se articulaba como conocimiento con esa subyacencia de que allí había dos principios que escindir, uno que forma y otro que es formado, porque precisamente si hay algo que la ciencia nos hace palpar y también donde se confronta el hecho cuyo eco encontramos en la experiencia analítica es que, si quieren y para expresarme a grandes rasgos aproximativamente, cuando hablo del principio macho por ejemplo, el efecto de la incidencia del discurso es que es en tanto que ser hablante que se ve forzado a dar razón de su "esencia" irónica, es precisamente por el efecto de discurso, a saber, es precisamente en tanto que recibe ese efecto feminizante que es el pequeño a, y solamente por allí que reconoce lo que lo constituye, a saber, la causa de su deseo. Inversamente a nivel del pretendido principio natural, que no por nada desde siempre se simboliza -en el mal sentido del término- con una referencia femenina, es por el contrario de la insubstancia, como dije hace un rato, que ese vacío, ese vacío del que seguramente el algo de que se trata, si quieren muy a la distancia, muy lejanamente, darle el horizonte de mujer, es en lo que de goce informe precisamente, sin forma de que se trata, que podemos encontrar el sitio, el sitio donde viene a edificarse en el ópera-en-sí de la ciencia -porque ese "percibo" (je perçois(43)) que se pretende original debe ser reemplazado por una "ópera-en-sí" (opère-soi). Es en tanto que la ciencia no se refiere más que a una articulación que sólo se toma del orden significante que se construye algo de lo que nada había antes. hizo que dos o tres personas hayan ido a pasearse sobre la luna, créanme que en lo que respecta a la proeza no es por nada que ellos se mantenían siempre en la aletósfera. Incluso aquellos que tuvieron a último momento algunos pequeños contratiempos, probablemente se hubieran arreglado mejor -no hablo de ni siquiera de su relación con sus pequeñas máquinas- se hubieron arreglado bien solos quizás, pero por el hecho de que estaban acompañados todo el tiempo por ese pequeño a por la voz humana simplemente, después de todo podían permitirse no decir más que boludeces, por ejemplo que todo andaba bien cuando todo andaba mal. ¡Pero qué importa! Lo que importa es que siguen en la aletósfera en tanto que eso ... de todas formas hay que, en esta época, advertir todo eso, todas esas cosas que la pueblan... ya que acabo de hablarles de la aletósfera, eso nos permitirá introducir otra palabra. La aletósfera, es lindo para decir, porque nosotros suponemos que lo que yo llamé esa verdad formalizada tiene ya suficiente esta tuto de verdad al nivel en que opera, en que opera-en-sí, pero a nivel de lo operado de lo que por ahí anda, la verdad no está develada para nada. La prueba es que esa voz humana con su efecto como de sostenerles el perineo, si puedo hablar así, no devela en lo más mínimo su verdad. Entonces recordaremos que con la ayuda del aoristo del mismo verbo del que un célebre filósofo ha recordado que venía la aletheia Es precisamente acá que es importante captar, si queremos comprender algo de lo que resulta, ¿de qué? Del olvido de ese efecto mismo, a saber que todos, tanto como somos, a medida que se extiende el campo de lo que la ciencia hace ser función del discurso del Amo, no sabemos hasta qué punto, por la razón de que nunca supimos a ningún punto que cada uno de nosotros está determinado de entrada como objeto a. -porque después de todo no hay como los filósofos para avivarse de semejantes cosas, los filósofos y también quizás los lingüistas- los vamos a llamar latousas (lathouses). Parece que les divierte, la voy a escribir! Hablaba recién, para recordarlo, de esas esferas con las que precisamente la extensión de la ciencia que, cosa curiosa, es también muy operativa para determinar lo que es el existente, (I'étant) rodea la tierra con una sucesión de zonas que califica de todo lo que ella encuentra. Por qué no tener en cuenta también el lugar donde se sitúan esas fabricaciones de la ciencia, si éstas no son otra cosa que una verdad formalizada, ¿como la vamos a llamar? No quiero decirles que me siento forzosamente orgulloso de lo que estoy diciendo en este caso. Creo que es útil -ya verán porqué- plantear esta pregunta, que no es de nomenclatura, porque se trata precisamente del lugar totalmente ocupado, ¿por qué? Seamos groseros, hablé hace un rato de ondas, de eso se trata: ondas hertzianas u otras ondas de la que ninguna fenomenología de la percepción nos dio nunca la menor idea y a las que nunca nos hubiera conducido. No las llamaremos ciertamente la noósfera (noosphère). ¿Se dan cuenta, no? La noósfera estaría poblada de noumenos. Si hay algo que precisamente en este caso pasa al último plano de todo lo que puede interesarnos, es exactamente eso. Si lo llamáramos, ustedes podrán encontrar algo mejor- la aletósfera (aléthosphere)-, sirviéndonos de ello de una forma que, estoy de acuerdo, no tiene emocionalmente nada de filosófica. No perdamos el rumbo: aletósfera, eso se graba. Si tuvieran acá un micro ustedes se encaramarían sobre la aletósfera. Lo que tiene de impactante es que si ustedes estuvieran en un pequeño vehículo que los llevara hacia Marte, podrían encaramarse sobre la aletósfera. E incluso es absolutamente claro y manifiesto que lo que yo he designado ya como ese sorprendente efecto de estructura que (escritura en griego) El mundo está cada vez más poblado de latousas. Se dan cuenta que podría haberlo llamado latousías ( lathousies), hubiese hecho juego con (escritura en griego) "la" porque eso participa de "la" (escritura en griego) con todo lo que tiene de ambigüo. La (escritura en griego) no es el otro, no es el existente. Está entre los dos. Tampoco es el ser, pero se acerca mucho. En lo que respecta a la insubstancia femenina, yo iría hasta la parusiá. Pero para los menudos objetos pequeño a que ustedes van a encontrar al salir sobre el pavimento, a la vuelta de la esquina, atrás de todas las vidrieras, en esa proliferación de esto s objetos hechos para causar vuestro deseo, en tanto que es la ciencia que nos gobierna, píensenlos como latousas. Me doy cuenta tardíamente, porque no hace mucho que lo inventé, que latousa rima con ventosa (ventouse). Hay viento allí adentro, mucho viento, el viento de la voz humana. Es bastante cómico descubrir esto al final de la reunión, mientras que si el hombre hubiera practicado -menos la mediación de Dios para creer que se unía con la mujer quizá se hubiera encontrado mucho ante con esta latousa. Sea como fuere, la hora se pasa, después de todo ese pequeño surgimiento fue hecho para conseguir que ustedes no se queden tranquilos sobre sus relaciones con la latousa, dado el hecho de que es seguro que cada uno tiene que ver con dos o tres de esta especie por lo menos. Porque en verdad la latousa no tiene ninguna razón para limitarse en su multiplicación. Lo importante es saber lo que pasa cuando uno se pone verdaderamente en relación con la latousa como tal. El psicoanalista ideal, sería el que dijera que comete este acto absolutamente radical y del que lo menos que se puede decir es que verlo hacerlo es angustiante. Un día que se trataba de instrumentarme, traté de decir algunas cositas -eso formaba parte de la ceremonia, mientras me instrumentaban. querían fingir que se interesaban en lo que yo podría decir sobre la formación del psicoanalista- yo dije, por supuesto ante una indiferencia absoluta, porque estaban ocupados en lo que sucedía en los pasillos, yo dije que no hay razón para que un psicoanálisis cause angustia, porque es con eso con lo que tiene que ver y es bien seguro que si hay allí latousa, esto muestra que la angustia -y es ahí de donde partí- no es sin objeto, un mejor acercamiento a la latousa debería calmarnos un poco. Pero ponerse en una posición tal que haya alguien del cual ustedes se están ocupando a propósito de su angustia, que quiera llegar a ocupar esta misma posición que Uds. sostienen o que no sostienen o que sostienen apenas -saber cómo la sostienen y cómo no la sostienen y por qué la sostienen o no, será el tema de nuestro próximo encuentro cuyo título les voy a dar: Las relaciones, que se van a soportar como siempre en los mismos esquemistas, de la impotencia a la imposibilidad. Está claro que es absolutamente imposible sostener la posición de la latousa. Sólo que no es lo único imposible, hay muchas otras cosas también a condición de dar un sentido estricto a la palabra imposible, es decir que en todo campo formalizado de la verdad hay verdades que no se pueden demostrar. A nivel de este imposible, está lo que yo defino como lo real. Si es real que haya analista, es justamente porque es imposible. Esto forma parte de la posición de la latousa. El problema, es que para estar en la posición de la latousa, hay que haber ceñido verdaderamente que es imposible. es por esto que a uno le gusta tanto poner el acento sobre la impotencia que existe también, pero que es otra cosa que les voy a mostrar y que está en otro lugar que la imposibilidad. Es por eso........... yo sé que hay aquí algunas personas que se molestan de vez en cuando al verme increpar, interpelar, vociferar contra los analistas. Son jóvenes que no son analistas. No se dan cuenta que es algo amable lo que hago, son pequeñas señales de reconocimiento que les hago. Quiero decir que a pesar de todo, no quiero ponerlos a prueba demasiado duramente, y cuando hago alusiones a su impotencia, que es también la mía, quiere decir que a ese nivel, todos somos hermanos y que hay que zafarse como uno pueda. Esto los va acostumbrando antes que les hable de la imposibilidad de la posición del analista. L amento que la asistencia vincenniana propiamente dicha no sea más numerosa Vean el último párrafo del artículo primero: "de un modo general, la enseñanza superior, conjunto de enseñanzas que continúan los estudios secundarios, compete a la promoción cultural de la sociedad y por allí mismo a su evolución -evolución de la sociedad- hacia una responsabilidad más grande de cada hombre en su propio destino" ¿Qué tal? Les confieso que yo no me sentiría muy tranquilo si estuviera en el lugar de ustedes. La evolución de la sociedad hacia una mayor responsabilidad añadida a cada hombre e n su propio destino, porque es muy curioso de todas formas verlo que en la misma frase de la sociedad evoluciona gracias a la promoción cultural, trataremos de decir dónde puede ubicarse eso. Ustedes serían, pués, cada vez más responsables de vuestro propio destino, esta es la destinación del conjunto de enseñanzas que prosiguen a los estudios secundarios. porque la primera vez me brindó una acogida que yo llamaría calurosa, en el sentido en que se había caldeado. Me pareció muy bien. Yo mismo me fui recalentado.... Precisamente al respecto quisiera interrogarlos. Yo digo cosas, especialmente este año, concernientes al revés del psicoanálisis... Me permito, puesto que hay aquí una gran mayoría de gente habituada a mis seminarios, plantear simplemente sin más comentarios ese esquemita, que considero haber promovido como específico de lo que articulé este año como discurso universitario: Segunda impromptu de Vinvennes 3 de Junio de 1970 ¿Qué es eso? Bueno, muchachos esa es precisamente la cuestión ustedes van a cortarla con eso o yo voy a empezar a las patadas, Cortenla ya mismo y déjense de joder, porque precisamente la cuestión por la que yo no volví por dos veces es porque el Departamento de Psicoanálisis se tomó el atrevimiento de reproducir un texto del que acá tengo el sellos, sobre la tapa: Departamento de Psicoanálisis. Ahora bien, yo considero, en lo que respecta a mis relaciones con el Departamento de Filosofía: esta operación de publicación, pues en tanto que llo que había pasado aquí tenía un cierto valor, en todo caso el valor de ilustrar de qué hablo cuando hablo del diálogo, a saber, obviamente, qué diálogo no hay, pero de todas formas había algo excitante: ¡eso quemaba! Reproducir eso en nombre del Departamento de Psicoanálisis, es lo que yo llamo delación, porque naturalmente cuando se lo leía era una ¡boludez absoluta! Me refiero a aquellos que han intervenido porque yo hice lo que pude para que fuese lo menos boludo posible el Bueno, ¿dónde está el tipo que lo publicó y que quería volver a hacerlo hoy? ¿Dónde está el llamado Berbard Mérigot? Quiero verlo. ¿Es usted? Bueno, ¡usted tiene la jeta que me imaginaba! Eso no fue hecho a título del Departamento de Psicoanálisis si está impreso encima es del orden de la delación. ¡Es con eso que tratan de agarrarlos!. Porque acá se puede leer: ¡vean lo que pasa en el Departamento de Filosofía!. Y ustedes lo vuelven a hacer ahora, ¡caramba! cada uno lo hace a su antojo, en efecto, y se que en este momento es un divertimento en París hacer pequeñás convocatorias a la noche. "Estará una banda de Lacan". En todo caso eso no quiere decir que el Departamento de Psicoanálisis, que no tenía nada que ver con mi venida al Departamento de Filosofía, tuviera que hacer esta publicaciónb. Y, si en efecto, cualquiera tiene el derecho de grabar, no cualquiera tiene el derecho de publicar lo que yo quiera decir acá. ¡Una vez más se trataba de eso!. Había cosas que yo esperaba decir hoy a la gente de Vincennes. Yo quería interrogarme con ellos sobre lo que pueden escuchar de lo que yo digo, quiero decir en su posición, en su posición de gente que está en el centro experimental de Vincennes, ¿cómo pueden vivir esta experiencia? ¿Qué pueden esperar? Porque obviamente en cuanto las esperanzas hay otros además de ustedes que esperan algo de los resultados del Centro Experimental de Vincennes, ¡hay una gran variedad!. Veamos, no voy a hacer las cosas sin apoyo, recibí esta mañana un pequeño texto garrapateado ayer. Hay alguien que tuvo la amabilidad de alcanzarme esto que se llama "La Ley de Orientación" que está en el Boletín Oficial de Educación Nacional. Ese esquema significa que el saber está acá representado por esa S2 que tiene el sentido de precisar que sólo hay saber articulado. çaún el saber inrtuitivo necesita estarlo para tener consistencia de saber, para ser verificado en lo que representa al S1 es presicsamente lo que tendremos que intentar decir, después en lo que hace al a, que está sobre la misma línea que el S2, el pequeñóp a es lo que en este discurso universitario se especifica como un objeto cuya función esencial intento desde hace rato mostrar en todo efecto de discurso. Es a propósito de este a minúscula que hago la confluencia de lo que permite en el discurso analítico articular lo que se llama el deseo, a algo que se plantea como su causa, algo así como que en esa causa no podría encontrars e más que situándola en el campo del Otro, a saber, que el psicoanálisis revela es que en nuestro deseo, lo que nos parece aunque poco capturable, ser sin embargo, lo que nos es más propio, por eso estamos suspendidos en lo que yo llamo el lugar del Otro, en tanto que allí se escribe por destinación, porque sólo allí es inscribible todo lo que se articula. Quiero decir que queda excluido que nada toma forma inscripta fuera de ese lugar que no es nuestro, que está habitado, no por cualquier cosa, que está habitado en primer lugar por lo que se debe imaginar en el horizonte de los tiempos como un primer saber, ese primer saber ante el cual se hace irrupción muesca, pretende sacar ventajas, explotarlo... (episodio del hombre con el magnetófono). Voy a ultraresumir lo que pensaba decirles. Lamento tener que pasar por alto los otros estratos de la Lay de Orientación que resalté, pero de todas formas debiera ser recogido: "los enseñantes y los investigadores gozan de plena independencia, de entera libertad de expresión en el ejercicio de su función de enseñar bajo las reservas que le imponen, conforme a las tradiciones universitarias y a las disposiciones de la presente ley, los principios de objetividad y tolerancia" lo que quería hoy era hacerles una primera observación sobre lo que constituye la objetividad, en vuestro lugar, por lo que ustedes representan acá en el pizarrón, lo que propiamente hablando es el soporte es el objeto a. Del objeto a, si el análisis en la práctica que ha permitido hacer surgir el carácter de residuo irreductible en todo lo que está tomado por el efecto del lenguaje, es presicamente para mostrar que no es asunto pequeñó y que de ningún modo es por azar que ustedes se encuetran muy propiamente en tanto que aquellos que entran en el campo del discurso universitario, entrando en él esencialmente a título de a, es en tanto que objetos a que están porque ustedes no pueden nada a menos que sea eso a los cuales una escendencia de genitores los enraíza muy alto, pero de los que felizmente ustedes sólo tienen que conocer las dos o tres últimas generaciones. Es por el hecho de que cada uno de ustedes haya sido colgado para taponar el agujero, que ustedes son la causa del deseo de las dos o tres últimas generaciones, es bajo este título que ustedes son proyectados objetos de esperanza, es en el hecho de que sólo se los puede definir como la continuación de los estudios secundarios, siendo los estudios secundarios mismos la preparación de esta continuación, dicho de otro modo, el período en que se ha intentado formarlos para hacerlos accesibles a la función que van a ocupar acá, a nivel de la enseñanza superior. Por el momento, la objetividad en cuestión ha tomado cuerpo. Objetivamente ustedes son, cada uno individualmente, una unidad de valor. Pequeña va-va, pequeñó lo-lor, cada uno de ustedes es una unidad de valor. Ustedes están valorados. ¡Hay que inclinarse ante tantas unidades de valor!. Esta reforma de la universidad pone en claro de qué se trata. En la universidad había, como dicen, malestar, un malestar debido a algo que es del orden de una singular báscula social. Por ejemplo -pongo las cosas en claro, dice que de lo que se trata en cuanto a esta tropilla (troupe) es que se encargan de formarla en la enseñanza superior, cuando ya es diez veces demasiado tarde: ustedes comprenden que cuando se llega a la enseñanza superior uno ya no está para ser formado, uno ya está archiformado!. Como objetos ustedes son unidades de valor y como objetos a, como les recuerda los principios de objetividad y de tolerancia dicen, ¡como objetos a se los tolera!. Este es un punto sobre el que hubiera querido adelantar algunas palabras hoy. En otros términos, hubiera querido tratar de desorientarlos. Obviamente me veré forzado a retornar simplemente a mi pequeño carril, quiero decir, a decir cosas que son simplemente esbozo de lo que voy a seguir diciendo en la Facultad de Derecho. Voy a darles la médula de lo que será retomado en mi próximo enunciado. Lo comentaré con el soporte de lo que había preparado un poco para ustedes hoy. Hay algo que definió la función ocupada arriba y a la izquierda sucesivamente por cada una de las cuatro letras de nuestra álgebra, Esta función es primordial para introducrnos al discurso del Amo. es una cosa curiosa, es raro que nadie se detenga más en e l hecho de que está totalmente excluido que sea la fuerza lo que instaura, instala, mantiene en el discurso del Amo, porque a pesar de todo ese discurso se aplica la gran mayoría. No se ve porque el discurso del Amo lo aguantaría. El discurso del Amo es un hecho de discurso. Es que el significante puede funcionar como significante amo. Eso se nos enmascara cada vez más por la razón de que, lejos de ese discurso se ha quebrantado en lo más mínimo todas las tentativas que se creen de naturaleza subversiva, evalúen de todas formas lo que ustedes pueden palpar: hasta qué punto, en relación a lo que ustedes pueden imaginar del pasado, precisamente la fuerza es todavía manifiesta y más aplastante para sostener efectivamente ahora el discurso del Amo. Viniendo hoy para aquí la encontré...treinta y seis autos que por sí solos testimonian de la masa de fuerza... Es una falsa apariencia. Sólo se llegó a eso en razón del hecho de que eso ha comenzado por algo totalmente distinto, que era simplemente el significante S1 en tanto que es el que precipita, el que integra, que polariza todo lo que puede encontrarse en el mundo de más precioso, a saber ese inmenso saber humano y que se encuentra tomado, atrapado en ese movimiento inaugurado por la instauración del discurso del Amo. No hay que dejarse impresionar por esos despliegues de fuerza. Es una consecuencia, por supuesto, del hecho que al amo le han sucedido un montón de cosas, en particular ha logrado deslizar hacia él suavemente el aparato del saber. Es lo que se llama la ciencia, la ciencia que no es en lo más mínimo un asunto de progreso del conocimiento, sino que es algo que funciona, que en particular funciona siempre en beneficio del discurso del Amo. Acá está el prestigio que todavía hace sostener a la Universidad; porque lo que históricamente la Universidad tiene que soportar es algo que es incapaz de sostener en las condiciones actuales. Esta idea de ese saber que sería la suma de todo lo que se puede cosechar en los recuerdos dispersos, restos, cosas que flotar... que acaba de pasar, que llaman culturales, hace mucho tiempo que estarían fuera de uso si no fuera sostenido por ese aparato funcionando que introduce allí todo lo que puede soportar de científico, hablo del viejo discurso humano. Lo que puede soportar de científico son los métodos de fichaje, de clasificación. Y entonces, en nombre de ese viejo saber conserva una apariencia de aguantar. Y por razones que no tienen nada que ver con la virtud de ese discurso, un cierto número de gente está acá como estudiante, a saber, se àpresuran para ser reconocidos en esta sociedad que está en tren de tomarse el raje violentamente, a saber desprender rápidamente sus principales aristas- Las unidades de valor acá pasan progresivamente de un valor de uso a un valor de cambio. Ustedes están predestinados en esta pequeña mecánica, más allá de lo que quieran, a jugar el mismo rol que todo lo que hay de objeto a en la sociedad capitalista, a saber, funcionar como plus-valía. Ustedes son verdaderos valores en el sentido de que forman parte del movimiento, del movimiento numérico. que va a sostener el modo de intercambio, el modo de comercio que constituye la sociedad capitalista. Sólo que una cosa es ser la plus-.valía encarnada y otra la plus-valía contable. cuando uno es plus-valía encarnada esta colección se adiciona, la unidad de valor engendra obviamente cosas, a saber, un malestar del que se equivocarían si creyeran que limito su alcance a algunos berridos que escucho acá. Porque en verdad las cosas que les estoy diciendo son muy serias y son absolutamente de naturaleza tal como, naturalmente en otro plano que estos chillidos, para poner seriamente en cuesti ón a la sociedad de qué se trata, a saber la sociedad capitalista. Si me alcanzara el tiempo marcaría que lo que pasa resalta algo importante, a saber lo que ustedes están expresamente encargados de demostrar, lo que ustedes empiezan a demostrar de hecho, naturalmente no con chillidos, es poque se trata de masas, es que ustedes tienen que contar con nada, como puede demostrárselos todo el progreso de la historia, porque figúrense que si es en efecto en las masas que se encuentra que hay revolucionarios, es cuando las masas están organizadas en masa que se los encuentra. Hasta ese momento los que han hecho la revolución son rebeldes. Son los marinos del Kronstadt. Entonces quizas por el momento hay quiénes están encargados de demostrar esto. Nada dice que no lograrán algo, no se sabe qué. Por el momento con lo que tienen que vérselas, es lo que demuestra Freud, " Massenpsychologie und Ich-Analyse" es lo que produce la masa en la idealización, la idealización imaginaria, reproduce exactamente el resurgimiento del discurso del Amo. Es por eso que cuando se trata de asociar a Freud con Marx -sin embargo no soy el único que tomó esta actitud- me hace reír porque precisamente si hay algo que aporta Freud, es algo más allá de Marx, y especialmente algo que permite ver por qué después del efecto, el efecto llevado por el discurso de Marx, en lo que respecta a la estabilidad del discurso del Amo no ha cambiado nada!. Entonces se trata de ver lo que del nivel del objeto a minúscula que ustedes constituyen, a saber del lado en que tiene su incidencia en un discurso, que se les ofrece. No podré segurlo más lejos hoy, pero lo continuaré en mi próximo seminario con dos térm inos. Esos dos términos son lo imposible y la impotencia. No es lo mismo. Figúrense que lo imposible como azar está destacado, puesto en relive, sacado a la luz en el discurso de Freud, y precisamente a propósito del analizar, Analysieren, es una de esas unmögliche Beruf, de esas imposibles profesiones a la que él asocia el Regierem , el gobernar y también en lo que nos interesa, la formación de hombres, l'erziehen. Lo imposible, yo, Lacan, he enunciado que lo imposible es lo real. No les parece que esto está suficientemente demostrado por el hecho de gobernar, criar, educar, analizar también ¿por qué no? Uno no se priva -en lo real- de lo que se trata la coyuntura por la que la ciencia puede reunirse con algo que les concierne a ustedes, es precisamente que este imposible sea demostrado como tal, digo demostrado. Quiero decir que lo que nos aporta el cuestionamiento sobre el lenguaje es darnos cuenta que acá las matemáticas, la lógica que se desprende de ella, una vez más no nos fallan. Lo que demuestran es precisamente al no perderse -porque conviene no perdersebuscando la verdad, tomándola en las trampas del lenguaje, formalizándola la lógica matemática nos enseña, nos hace dar ese paso que hay de lo imposible a demostrar por verdadero en cualquier sistema que sea, aún a cierto nivel de elevación -no se puede decir que la aritmética lo sea demasiado- que es imposible demostrar lo verdadero. Acá tenemos lo real. No se fíen de la verdad. ¿Con qué tiene relación la verdad? No es ciertamente con el saber sino es precisamente, con lo real. En la forma de orientarse hacia lo real, en tanto que no teníamos otros medios. Es por eso que no puede traducirse más que como un semi-decir por supuesto está allí en su lugar: esa cosa que juega el rol de verdad en lo que podría ser un saber, un saber puesto en su lugar, es el S1 del discurso del Amo. Cualquiera puede comprobar que allí está todo lo que soporta lo real con un cierto saber, y yo he comenzado por ahí diciendo que la ciencia es lo que constituye, mantiene con fuerza el discurso del Amo y esta es justamente la trampa, porque justamente es sólo la mitad. Es una faz, es lo que necesita el semi-decir de la verdad. Y lo que ustedes tienen para comprobar es que no es del lado de lo que está escondido bajo ese saber estatuario -a-céfalo- ¡escríbanlol como quieran- bajo el que se presenta y no está cerca de caer la Universidad bajo ese aparato, ese estatuto, esta colación, esta imaginación de un saber instituidio, obviamente, se siente que eso se tambalea un poco. Se afloja la cuerda del lado del humanismo, sea de las humanidades. Créanme que el aparato no responderá peor, al menos por un buen tiempo lo que se les demanda a ustedes, está en efecto en un lugar que es el de Otro, es producir, producir algo que venga en socorro de este negocio. Lo que ustedes tienen que producir, es esto abajo y a la derecha que se llama cultura. Se lo dicen promoción cultural de la sociedad. En la medida que ustedes puedan producir algunos agradables balbuceos, ustedes alimenta al sistema. Porque es eso de lo que se escuda la imposiblidad: demostrar una impotencia en la medida en que ustedes ceden a esa captura, en que ustedes se agitan como cachorros. Me asombra que hoy no haya ninguno, como la otra vez. Hay ya un llamado Goethe que habló de eso a propósito de un perro que él llama Studentenseholar, el verdadero animal formado por los estudios de que él hablaba a veces, como quizás recuerden. En fin, no hay perro, pero no se imaginen que lanzándose de ese modo a la caza, la caza de todo lo que les propone su indignación no sirven al sistema. Al contraril, no alientan. Lo que ustedes podrían hacer es acosar al máximo la imposibilidad. Es así que tal o cual, por no decir todos, porque seguramente no ntodos están listos para esa función, es en eso que algunos pueden cumplir lo que merece verdaderamente el título de revolución en cuanto al discurso del Amo. Es la conclusión de la vuelta. Quiero decir que "anar" (anarco) o no, mal les vandría ser ana sin erre, dicho de otro modo, analistaa, dicho de otro modo en posición de interrogar lo que resulta de la cultura en posición de Amo Ustedes no tienen que perder su tiempo mientras estén acá en el Centro Experimental o en otra parte. Ustedes no tienen que producir cultura, tienen que buscar un punto más bajo, buscando lo menos antes que lo más, no la verdad, lo imposible de lo real. A e so se dedican aquellos que son los mejores entre ustedes, que no están acá porque están en cana. Se trata de ver verdaderamente de frente lo que resulta de un aparato, de un funcionamiento y de un real. Esta vía propiamente hablando sólo es operable en tanto que causa del deseo, causa de lo que hace falta por el oficio mismo, de lo que puede parecer lo más elevable en la actividad humana, a saber esa función del lenguaje en ese aparato de la ciencia con el que ustedes tienen que ver, acá y ahora, es ni más ni menos lo que yo hago, tratar de que nazca gente que sepa sostenerse en esa posición de analista de donde efectivamente y soplamente puede ser cumplido, revolucionado, lo que yo llamé ese giro del discurso del Amo. ¿Por qué después de todo, si modifican acá mi esquemita, para sustituir el discurso analítico que es lo que verán cuando el pequeño a pasa la posición arriba?. ¿y a la izquierda? Es algo que va a producirse abajo y a la derecha, es S1 lo que encontrarán acá, un nuevo significante Amo. No soy un carajo progresista, porque lo que les explicvo es que se gira en redondo. Sin embargo, se gira en redondo pero se cambia de punto. Cuando se ha dado el paso de lo que puede efectivamente ser la incidencia de un discurso analítico,. un nuevo rizo podrá comenzar, que seguramente no hace desvanecer tanto como nosotros podemos presumir todo aparato sobre el que nos fundamos en esta demostración, pero que después de una vuelta obtiene quizás un desfasaje. El significante Amo sería quizás un poco menos es túpido. Estén seguros que si es un poco menos estúpido será un poco más impotente. No sería para nada un progreso. Hará que lo que ustedes hayan hecho tenga un sentido y para decirles a qué se atiene el sentido, esperen que yo adelante un poco más en mi discurso. La impotencia de la verdad 10 de Junio de 1970 N o estamos en un momento del año en el que sean convenientes las largas pruebas. Bueno, voy a tratar de aligerar un poco esto. Tengo la impresión de que se arrastra, como se dice, yo mismo tendría una tendencia a dejar las cosas así, si no tuviera que darles cuanto menos un pequeño complemento destinado, en suma, a señalar lo esencial de lo que espero haber introducido, este año, como una puntita para el futuro. Quiero decir haber dejado entrever, siguiendo un poco más de cerca ciertas nociones algo nuevas , que en una palabra tienen ciertamente esta marca que subrayo siempre y que puede confirmar los que están trabajando conmigo a un nivel más práctico, que tienen esta marca de ser a ras de una experiencia. Que eso pueda servir, por otra parte, a nivel de algo que está pasando, en este momento naturalmente cuando las cosas pasan, en el momento en que pasan, no se sabe nunca bien lo que es, sobre todo cuando se recubre esas cosas con informaciones pero en fin sucede que pasa algo en la Universidad, que en diversos lugares están sorprendidos: ¿qué mosca le pica a esos estudiantes, nuestros tesoritos, nuestros favoritos, los niños mimados de la civilización, qué es lo que les pasa? Son los que hacen el papel de imbéciles: están pagados para eso... Si de todas formas algo, de lo que articulo que es a relación del discurso del analista, el discurso del Amo, podría mostrar la vía por donde puede justificarse de una cierta manera, entenderse lo que están pasando ahora cuya importancia todos rivalizan en minimizar, pequeñas manifestaciones falidas, contenidas, que se producirían cada vez más aisladas, en el preciso momento en que me digo que algún modo debería explicarlo, hacerlo comprender, yo quisiera que ustedes escucharan esto que, en la medida en que yo consiga hacerles entender algo, ustedes podrán estar seguros que los he cagado. Pues en suma, a eso se limita lo que quería articular hoy tan simplemente como pueda. Es que hay una relación entre unas cosas que me atrevo a manipular desde hace un rato -en fin lo que, por ese hecho, da una cierta garantía de que ese discurso se sostenga. que me atrevo a manipular de una manera fin de cuentas absolutamente salvaje, no va cilo y además, desde hace muchísimo tiempo, en suma incluso por ahí, hice mis primeros pasos en esta enseñanza- en hablar de lo real llegado el caso y además por los años salió una formulita, que lo imposible es lo real. Y además Dios sabe que: no abusé de entrada. He hecho adelante de ustedes más de una referencia, en fin, eso es más habitual seguramente a la Verdad. Hay que hacer sin embargo, algunas observaciones muy importantes -y es por eso que me creo obligado a hacer algunas hoy- muy importantes antes de dejar todo eso al alcance de los inocentes para que lo utilicen a tontas y a locas, lo que a veces es verdaderamente moneda corriente a mi alrededor. En Vincennes, donde fui a dar una vuelta hace ocho días, para que quedara sucintamente marcado el hecho de que había respondido a la incitación, empecé a adelantar lo que por otra parte les había anunciado también acá la última vez que para darles de alguna manera el buen punto de arranque. Es una referencia que está lejos de ser inocente, Es incluso para eso que hay que leer a Freud. Leemos, el "Análisis Terminable e Interminable" algo que concierne al analista: se hace remarcar que sería un grave eeror demandarle un exceso de normalidad o de corrección psíquica, porque eso lo volvería demasiado raro y además bruscamente " unendlich", no es "es ist nicht zu vergenssem", no ha olvidado que la relación analítica está fundada "auf Wahrheitslieben" sobre el amor a la Verdad "da heit auf der Anerkennung der Realität", sobre el amor a la Verdad, lo que quiere decir reconocimiento "der Realität". Es una palabra que, aún si no saben alemán, ustedes reconocen porque está calculada de nuestro latín. Coincide en los em pleo que se hace Freud, con la palabra "Wirkchkweit" que también, en ese caso, significa lo que los traductores sin buscar más lejos traducen unánimemente en los dos casos por realidad. Es muy curioso, al respecto, tengo un pequeño recuerdo de una especie de estado de rabia furiosa que se produjo en una pareja, y especialmente uno de ellos -hace falta de todos modos nombrarlo- no es por azar, es uno llamado Laplanche, del que todos saben que ha tenido un cierto rol en los avatares de mis relaciones con el análisis. Ante el pensamiento que, ante el hecho de otro que voy a nombrar también ya que nombré al primero, uno llamado Kaufman, había expresado la idea de que había que distinguir ese Wirklichkleit y ese Realität. Pues bien, la especie de pasión que había desencadenado en el primero de esos dos personajes, el hecho de ser aventajado por el otro en esta nota que era en en efecto absolutamente novedosa, importante, el seudo-desprecio mostrado por ese refinamiento, es sin embargo algo bastante interesante. Y la frase se acaba: "und jeden Schein und Trug ausschli e" excluyendo de esta relación analítica todo Schein; toda apariencia engañosa, Trug: estafa. Y bien, una frase como esa es muy rica, porque, por otro lado, enseguida, en las líneas que siguen en que en suma -es lo que se pone de manifiesto a pesar del pequeño saludo de amistad que hace Freud al analista al pasar- es que en suma hay "beinahe den Anscheine" tiene verdaderamente toda la apariencia de que "das Analysieren", la función analítica, el acto analítico -en verdad, no quiere decir otra cosa que este término que utilicé como título de uno de mis seminarios- sería el tercero de cada uno de esos "unmoglichen Beruf", de esas profesiones y "unmoglichen" es puesto entre comillas, debo decir que cita, cita en fin, una cantinela, una cosa que por otra parte, en una de sus obras anteriores, Freud cita de alguna manera haciendo él mismo referencia al hecho que ya lo habría dicho, no sé... no pude encontrar dónde lo habría dicho por primera vez, quizás mi búsqueda sea incompleta, quizás haya sido en las cartas a Fliess. En fin, esas tres profesiones en cuestión la llama en el pasaje anterior el "Re gieren", Erzichen " y el "Kurieren", lo que evidentemente conforma al uso hecho del lugar común que haya, "Kurieren" -pues el análisis es nuevo y Freud ubica allí el análisis evidentemente en sustitución a lo que se dice del hecho de curar- que son tres profesiones, si es que de profesionales se trata, imposible, es pues el "Regieren", el "Erzichen" y el "Analysieren", es decir gobernar, educar y analizar. No se puede dejar de ver el recubrimiento, la exactitud con que se ajustan esos tres términos con los que distingo este año como constituyendo lo radical de tres y hasta cuatro discursos, entendiendo esos discursos con una articulación significante, un aparto cuya sola presencia domina el estatuto existente de alguna manera y gobierna todo lo que puede surgir en ocasión de la palabra. Los discursos en cuestión -lo dije también una vez- son discursos sin palabra, la palabra viene a alojarse a continuación como puede y hace mucho tiempo que puedo decirme que a propósito de este fenómeno embriagador llamado de la toma de palabras, hay una cierta localización del discurso en el cual éste se inserta que sería quizás de vez en cuando de naturaleza tal como para no tomarla sin saber lo que se hace. Lo digo eso como nota, lo pongo al margen, pero en definitiva es bien evidente que en un cierto uso del tipo "emoción de Mayo" de la Palabra, no puede dejar de ocurrírseme que uno de los representantes seguramente de a, tiene un nivel que no hay que situar en los tiempos históricos, sino más bien pre-históricos en el animal doméstico. Y en este caso entonces, creo que no he empleado precisamente las mismas letras, pero a nivel del animal doméstico, es claro que lo que corresponde a nuestro S -hizo falta un cierto saber para domesticarlo, al perro por ejemplo- y bien, es el ladrido. Y entonces no es posible a pesar de todo dejar de pensar que, si el ladrido es precisamente eso, es dar la voz, el S1 toma un sentido que, ustedes lo verán. En fin no tiene nada de anormal localizar al nivel donde nosotros lo situamos, en un nive l de lenguaje; todos saben que el animal doméstico, sólo está implicado en el lenguaje por un saber primitivo, pero no lo tiene él. Y entonces lo que le queda, es evidentemente remover, remover, lo que se le ofrece como más cercano al significante. Sí, carroña. Ustedes deben saber sin embargo, ustedes deben haber tenido un buen che-rro (che-ien) ya sea de caza o guardián o cualquier otro, en fin, alguien con quien ustedes hayan tenido familiaridad, la carroña es irresistible, ellos adoran eso. Si alguna vez Erzebet Batory, la encantadora de Hungría, a la que le gustaba de tiempo en tiempo descuartizar a sus sirvientes, lo que seguramente es lo mínimo que uno puede ofrecerse en una cierta posición, bastaba que ella dejara dicho despojos un poquito demasiado a ras de tierra, para que sus perros se los volvieran a traer rápidamente muy contentos. Es la faz un poco ignorada del perro. Si ustedes no lo malcriaran siempre a la hora del almuerzo o de la cena dándole cosas que no quiere más que porque vienen de vuestro plato, es eso lo que él os traería. Pero hay que prestar atención a esto a un nivel más elevado que es el de un objeto a de otra especie que trataremos de definir enseguida y que nos volverá a conducir a ese viejo "astudé" del que ya hablé, la palabra puede muy bien jugar el rol de carroña. No es mucho más apetitosa en todo caso. Y en verdad, evidentemente ha hecho mucho para que se captase mal toda la importancia del lenguaje; es que se ha confundido esta suerte de manipulación de esta palabra que no tiene otro valor simbólico, se la ha confundido con lo que había del discurso. Gracias a lo cual no importa ni cuando ni como la palabra funciona como carroña. Evidentemente convendría prestar atención porque, a fin de cuentas, el objetivo de estas observaciones en definitiva viene a esto: extrañarse, plantearse al menos la cuestión de cómo puede ser que el discurso del amo que se escucha tan maravillosamente bien por haber mantenido su dominación, como lo prueba a pesar de todo ese hecho que se dimensiona poco, es que explotados o no, los trabajadores trabajan. Jamás se honró tanto al trabajo desde que la humanidad existe. Queda excluido, en definitiva, que uno no trabaje. Es un éxito. Eso permite que lo que llamo el discurso del amo -debo decir que para eso fue necesario que superase varios límites- para decirlo todo, se llega a algo cuya mutación traté de puntuarles, espero que se acuerden, pero si no se acuerdan, lo que es bastante posible, se los voy a recordar enseguida- esta mutación que da su estilo al capitalista y también al capital. Entonces, por qué razón, mi Dios, es que esto que no pasa por azar, nos equivocaríamos si creyésemos que, en alguna parte hay sabios políticos que calculan exactamente todo lo que hay que hacer, nos equivocaríamos igualmente si creyésemos que no los hay; los hay. No es seguro que estén siempre en el lugar desde donde se puede actuar congruentemente; pero en el fondo quizás no tiene tanta importancia. Es suficiente que estén aún en otro lugar para que, a pesar de todo, lo que es del orden del desplazamiento del discurso se transmita. Y entonces si uno se plantea la cuestión, mi Dios, como es que esta sociedad capitalista puede darse el lujo de permitir el relajamiento de ese discurso universitario que no es, sin embargo, más que una de sus transformaciones tal como yo lo expongo por lo menos; es el cuarto de giro en relación al discurso del Amo; es una cuestión que de todas formas vale la pena considerar, considerar en lo siguiente, que la pregunta que va a plantearse es esta; ¿es que de alguna manera, abundando en ese relajamiento, hay que decirlo, ofrecido, no se cae en una trampa? No es una idea nueva, ya he escrito esto en un pequeño artículo que me habían pedido expresamente para ser publicado en un diario de estilo singular por ser el único, que tenía una reputación de equilibrio y de honestidad, y que se llama "Le Monde"; me habían insistido mucho para que redacte algunas páginas, era a propósito d e la reorganización de la psiquiatría, pero en definitiva hablé un poco de la reforma, a propósito de todo eso. Bueno, en fin, a pesar de esta insistencia es bastante impactante que ese articulito que les leeré algún día así no más a remolque, no haya salido. Es evidente que en ese momento se titulaba "Una reforma en un agujero" - hablaba justamente de ese agujero, de ese agujero turbulento cuando manifiestamente se trataba, en esa ocasión, de tomar un cierto número de medidas concernientes a la universidad. Y, ¡mi Dios!, creo que hay momentos donde se puede tener ciertos escrúpulos, digamos en el actuar, para remitirse correctamente a lo que yo llamo los términos de cierto discursos fundamentales, se puede mirar dos veces antes de precipitarse para aprove charse de semejante línea que se abre; es una responsabilidad vehiculizar la carroña por esos pasillos Y a eso debe en suma articularse las observaciones que introduzco hoy, porque después de todo, no son habituales, no son comunes y es como un aparato: se debería al menos tener la noción de que eso podría servir de palanca, de pinza o que eso pueda atornillarse, o que eso puede construirse de tal o cual manera. He aquí, pues bien, hay muchos términos. Si yo sólo les pongo aquí esas letritas en el pizarrón, evidentemente no es por azar, es porque no quiero poner cosas que tienen una apariencia de significado, porque no quiero de ningún modo autorizar esos significados. Autorizarlos es ya un poco más que escribirlos. Ya hablé de lo que constituye los lugares donde esos significantes se inscriben. Falta desde la página 39 hasta el final en Vincennes. Hay momentos así, en los que puedo ser sensible a un cierto vacío. El poder de los imposibles 17 de Junio de 1970 S í, es preciso decirlo, morir de vergüenza, es en efecto difícil de conseguir. Es sin embargo , el único signo -ya les he hablado de cómo un significante deviene un signo- el único signo de cuya genealogía se pueda asegurar que desciende de un significante. Un signo cualquiera después de todo puede siempre caer bajo sospecha de ser un puro signo, es decir obsceno: veinte escenas e n Vincennes(44) si oso decir, hacen ejemplo y no montadas para reír. Morir de vergüenza, acá la degeneración del significante es segura, segura por ser producida por un fracaso del significante, o sea el ser para la muerte en tanto que concierne al sujeto -¿y a que otra cosa podría concernir?- este ser para la muerte es la carta de visita por la cual un significante representa un sujeto para otro significante - ustedes están empezando a saber eso de memoria, espero -esta carta de visita no llega nunca a buen puerto, por la razón que, por llevar la dirección de la muerte, es preciso que esta carta sea desgarrada. Es una vergüenza como dice la gente, y debería producir una "hontología(45)" ortografiada por fin correctamente, mientras tanto, morir de vergüenza es el único afecto de la muerte que merece, ¿que merece qué? Que la merece. Hemos estado mucho tiempo callados. Hablar de ello, en efecto, es abrir ese reducto, no el último, el único en el que sostiene lo que puede decirse honestamente, de lo honesto. Honesto, que remite a horror -todo eso es vergüenza compañeros- hasta el punto de no hacer mención de la vergüenza justamente, justamente porque morir de vergüenza es para el honesto lo imposible. Ustedes ya lo saben por mí, eso quiere decir lo real. "Eso no merece la muerte" , se dice a propósito de no importa que para llevar todo a lo fútil. Dicho así con ese fin, elide que la muerte, pueda merecerse. No se debiera tratar de elidir lo imposible en ese caso, sino de ser el agente: sostener que la muerte se merece al menos al momento de morir de vergüenza que eso se merezca no es pavada. Si eso sucede ahora, y bien, sería la única forma de merecerlo. Sería vuestra chance. Si eso no sucede es que, con respecto a la sorpresa precedente, hace mala suerte, entonces, si, les queda de vida como vergüenza a beber, porque ella no merece que se muera. Vale la pena que lo diga, cuando a partir de que se habla "veinte escenas que decía sólo piden que se las retome como payasadas". Justamente, parece que en Vincennes, quedaron contentos con lo que dije, contentos conmigo. No es recíproco. Yo no quedé muy contento con Vincennes. Es agradable. Lindo tener así una persona gentil que intentó amueblar al máximo, hacer Vincennes, manifiestamente no había nadie de Vincennes, en fin muy pocos, justo las orejas más dignas de otorgarme una buena nota. No es obviamente, lo que esperaba, sobre todo después que, según parece, se hubo propagado mi enseñanza A pesar de todo era justo lo que hacía falta para recordarnos -es un recuerdo del que yo mismo no sé como tuve conciencia - el punto de coincidencia que puede haber entre Minuto y los Tiempos Modernos. Sólo lo menciono porque, como verán, atañe a nuestro tema de hoy; ¿cómo conducirse con la cultura ? Basta algunas veces una pequeña cosa, como esa, para hacer un rayo de luz. Una vez que ustedes se acuerdan luego de la publicación de un cierto registro del magnetófono en los Tiempos Modernos, esa relación con Minuto es notoria. En ése momento, traten, es fascinante, yo lo hice: recorten los párrafos de los dos diarios, los mezclan bien y empiecen a sacar de allí: ¡les aseguro que frente al papel, ustedes no se la van a arreglar tan fácilmente! Es lo que debe permitirnos tomar la cuestión de otro modo con respecto a la objeción que hice hace un momento sobre tocar las cosas con un cierto tono, con una cierta palabra, por temor a caer en la payasada. Partamos más bien de que la payasada ya está ahí y que quizás poniendo un poco de vergüenza en la salsa -¿quién sabe?- eso podrá aguantarla. Abreviando, yo juego al juego por lo que ustedes me escuchan, por lo que me dirijo a ustedes. Sino habría más bien una objeción a que ustedes me escuchen. Pues es claro que en muchos casos, eso les impide escuchar lo que yo digo. Y es una lástima, porque, al menos los jóvenes entre ustedes, hacen mucho tiempo que son, para lo que yo digo, muy capaces de decirlo sin mí. Sólo les falta para eso, precisamente un poco de vergüenza. Eso podría llegarles. Evidentemente no se encuentra bajo las patas de un caballo y todavía menos de un ico-ico (dada(46)). Por las estelas de la aletósfera como dije, por ejemplo, que se ocupa de ustedes, e incluso ya los "hacen sedosos", Quizás serían suficientes como presa de vergüenza. Reconozcan por qué Pascal y Kant se convulsionan como dos criados en trance de hacer vatel en nuestro lugar. ¡Allí arriba ha faltado verdad durante tres siglos!. Y bien, el servicio llegó, sin embargo. reconfortante a partir de boca y hasta músico de tiempo en tiempo. Ustedes lo saben, no rezonguen, ¡están servidos! Pueden decir que no hay ya vergüenza. Ustedes saben que esos potes sobre los cuales, llamándolos vacíos de mostaza, ustedes me preguntaban lo que me preocupaba, y bien, empiecen rápido a hacer bastante provisión de vergüenza para que cuando llegue la fiesta, no falte demasiado condimento. Ustedes me dirán, cuál es la ventaja de la vergüenza, si eso es el revés del psicoanálisis, es poco para nosotros. Les contesto: tienen de sobra, si todavía no lo saben, saquen una tajada como se dice. Este aspecto imantado que es el vuestro, lo verán tropezar a cada paso sobre una vergüenza de vivir fenomenal. Es eso lo que descubre el psicoanálisis. Con un poco de seriedad, ustedes se darán cuenta que esta vergüenza se justifica para no morir de vergüenza, es decir manteniendo con todas vuestras fuerzas, un discurso de Amo pervertido: es el discurso universitario. "Rhegelense" diría yo, ya retomo. Volví el domingo, a ese sagrado líbelo de la "Fenomenología del espíritu" preguntándome si no los había atiborrado un poco, la última vez arrastrándolos en reminiscencias con la que me deleitaba a mí mismo. Y bien, nada de eso es impresionante. Verán allí que la conciencia vil es la verdad de la conciencia noble. Y es largado de tal forma que marea. Cuando más innobles sean, yo no digo obsceno por supuesto, esto no está en cuestión desde hace largo tiempo, cuanto más innoble sean mejor irá eso. Eso aclara finalmente, la reforma reciente de la universidad: todos "unidad de valor", teniendo en vuestra cartuchera el bastón de una cultura endiabladamente mariscal les colgarán medallas, como en los concursos de animales, de lo que se atreven a llamar habilidad (maîtrice(47)). Formidable ustedes lo tendrán en profusión. Tener vergüenza de no morir por eso daría quizás otro tono como el de lo que me concierne a lo real. Dije lo real, y no es la verdad. Pues como ya se los expliqué la última vez, es tentador mamar la leche de la verdad, pero es tóxica: eso duerme, y es todo lo que se espera de ustedes. Hay alguien encantador que sobre mi recomendación de "El hombre desengañado" de Baltazar Gracian, como saben, era un jesuita que vivía en la unión de los siglos XVI y del XVII -escribió ese gran fragmento a principios del siglo XVII. En suma aquí que nació la visión del mundo que nos conviene, antes aún que la ciencia hubiera subido a nuestro cenit. Se la había sentido venir. Es curioso, pero es así, habría incluso que registrar para toda apreciación verdaderamente experimental de la historia, el barroco que nos conviene -es asimilable al arte moderno, figurativo o no, es lo mismo, a comenzado antes o es justo al mismo tiempo q ue los pasos iniciales de la ciencia. En ese Criticón que en una suerte de analogía donde se encuentra ya incluida, por ejemplo, la intriga de Robinson Crusoe, la mayor parte de las obras maestras son migas de otras obras nuestras conocidas, en ese Criticón, en la tercera parte, sobre la pendiente de la vejez, porque toma ese gráfico de las edades en el segundo capítulo, hay algo que se llama "la verdad del parto". Ella está de parto en alguna parte, en una ciudad que sólo habitan los seres de la mayor pureza; eso no les impide aprender la fuga bajo el impacto de un sagrado cagaso, cuando se les dice que la verdad está en trabajo de parto. Me pregunto porque, cuando hicieron este hallazgo para mí pues en verdad, no fui yo quien lo descubrió, me pidieron que explicase eso, salvo que no haya venido a mi último seminario. Es justamente lo que yo he dicho. Es allí que es preciso resistir,. Porque si quieren que sus palabras sean subversivas, tengan cuidado de que no se pegoteen demasiado sobre el camino de la verdad. Lo que quise propiamente articular la última vez poniendo acá esas cosas que no puedo ponerme a rediseñar todo el tiempo, es evidentemente el Significante-Amo, que hace el secreto de saber en su situación universitaria, es muy tentador pegarse a él y uno queda atrapado. Entonces lo que indico, es quizás solamente eso lo que alguno de entre ustedes podrían conservar de este año, es vocalizar mucho a nivel de la producción, de la producción del sistema universitario, en tanto que una cierta producción desesperada, mientras que se trata quizás, para obtener un efecto, de sustituir allí otro. Al respecto, simplemente como etapa, como posta y porque después de todo los he elegido como una marca de lo que la última vez enuncié delante de ustedes, voy a leerles sin embargo, tres páginas -me disculpo con aquellas personas ante las cuales ya hice la prueba-, tres páginas que responden a una pregunta de ese extraño belga, que en suma me ha planteado preguntas que me agarran mucho- ustedes lo ven- como para que en suma me pregunte si no se las dicté yo mismo sin saberlo. En todo caso le queda ciertamente, el mérito de haberse preparado para escucharlas si es así. He aquí pues la sexta así, de una ingenuidad encantadora: "En qué saber y verdad?" -todos saben que trata de mostrar cómo congenian juntas esas dos virtudes. "¿En qué son incompatibles saber y verdad?" "Lo digo para expresarme como me viene: nada es incompatible con la verdad. Se mea, se tose, se escupe adentro: es un lugar de paso o para decir mejor de evacuación del saber como resto. Uno puede internarse por ella permanentemente e incluso enloquecerse: hay viciosos. Es notorio que puse en guardia al psicoanalista para que no connotara de amor ese lugar con el que está de novio por un saber. Se lo digo ens eguida: nadie se casa con la verdad. Con ella nada de contrato y todavía menos amor libre. Ella no soporta nada de eso. La verdad es seducción ante todo y para trampearlos. Para no dejarse agarrar es preciso ser fuerte. No es vuestro caso. Así lo decía el psicoanalista, ese fantasma que convoco, que incluso jalo para diversión de todos ustedes, que precipitan al instante desde las épocas en que mantengo para ustedes la puesta de que el psicoanalista me escuche. No es pues a ustedes a quienes yo prevengo. Ustedes no corren el riesgo de ser mordidos por la verdad. Pero quién sabe si lo que yo forjo se animará, el psicoanalista, tomaría el relevo -en los límites de la esperanza no se coincide- es a él a quien yo advierto. Que de la verdad uno tenga todo para aprender, ese lugar común condena a cualquiera a perderse. Que cada uno sepa un poco de eso sería suficiente y él hará bien en atenerse a ello. Mejor todavía sería que él no haga nada: si no hay nada más traicionero como instrumento. Se sabe como un psicoanalista -no él- sale airoso habitualmente: deja la hilacha de esa verdad, aquél que ya tenía la molestia y que, a ese título, deviene verdaderamente su paciente, mediante lo cual él se cuida como de la yeta. A pesar de todo es un hecho que algunos desde hace un tiempo, hacen cuestión de sentirse más concernidos. Quizás sea mi influencia. Quizás tuve algo que ver en esta corrección y es justamente lo que me obliga a advertirles que no vayan demasiado lejos, porque si lo he obtenido es porque no parecía estar metido en eso y es justamente lo que tiene de grave. Por otra parte, obviamente, se finge sentir cierto terror. Es una negativa, pero de la negativa no está excluída la colaboración. La negativa misma puede ser uno. Bueno, con aquellos que m e escuchan por la radio, y que no tienen, como decía recién, el obstáculo para escuchar lo que yo digo que es para escucharme, voy a ir más lejos y es por eso después de todo, que se los leo. Porque si puedo decirlo a un cierto nivel de ......por qué no puedo hacer la prueba acá; y además es posible que al principio que tomé desde esas cuatro primeras respuestas que los han aturdido tanto aquí, y que según parece, salieron mucho mejor de lo que se cree por esta radio. Han confirmado el principio que adopté y que está también en la línea de lo que quisiera legarles hoy, es después de todo uno de los métodos con que se podría actuar sobre la cultura; es que cuando por azar, uno es aceptado a un nivel de lo que se llama un amplio público, una de esas masas que el tino del medio nos entrega, y bien, ¿por qué no elevar precisamente de algún modo proporcionalmente a la presunta inaptitud de ese campo, que es de pura presunción, elevar el nivel profesionalmente a la inaptitud en cuestión? ¿Por qué, por qué bajar el tono? ¿A quién tienen que conglomerar? Es precisamente el juego de la cultura comprometerlos a ustedes. En ese sistema, gracias a lo cual se logra el objetivo: una gata no reconocería a sus hijitos. Pues bien aquí y aún cuando sea todavía totalmente decible en esta sala, digo lo que tiene de notable por no haber sido remarcada mi fórmula del ajuste supuesto saber puesto al principio de la transferencia. El saber supuesto del cual según mi decir es psicoanalizante hace transferencia, yo no he dicho que el ps icoanalista sea supuesto saber la verdad. Con sólo pensarlo se comprende que agregar ese complemento sería mortal para la transferencia. Pero más vale que ni se lo piense, si el comprender justamente impediría que quedara verdadero el efecto. Saboreo la indignación con que una persona reviste lo que yo denuncio del poco saber del que la transferencia hace señuelo. Sólo es asunto de ella amueblar eso con otra cosa que el sillón que ella se dice presta a vender, en el caso de que yo tuviera razón. Ella vuelve el problema sin salida, sólo por no atenerse a sus medios. El psicoanalista sólo se preocupa de no estar en disputa en su ser. Del famoso no saber con el que se nos hace burla sólo le preocupa que no tenga nada que ver con él. Le repugna el modo de desenterrar una sombra para simular carroña haciéndose valorar como un perro... de caza. Su disciplina lo penetra por lo real no es, ante todo, para ser sabido -entre paréntesis es el único dicho para contener al idealista. El saber se agrega a lo real; es precisamente por eso que puede portar lo falso de ser y hasta de ser un poco ahí. Yo "daseine" con toda la fuerza en este caso. Para eso no necesito ayuda. A decir verdad, sólo es desde lo falso que el saber se preocupa de la verdad. Todo saber que no sea falso no calienta. Para verificarse sólo tiene su aspecto de sorpresa, sorpresa de un gusto dudoso de lo demás, cuando por la gracia de Freud es de lenguaje que nos habla puesto que sólo es el producto. Es acá que tiene lugar la incidencia política. Se trata en acto de esta pregunta: ¿con qué saber obra la ley? Cuando se lo descubra, puede ser que eso cambie. El saber cae en el rango del síntoma visto desde otra perspectiva. Y allí importa la verdad, por la verdad se combate lo que de todas formas sólo se produce por su relación a lo real. Porque eso se produzca importa mucho menos que lo que eso produce. El efecto de verdad no es más que una caída de saber. Es esa caída que hace producción, pronto a censurar. Lo real no se entrega ni menos ni peor. En general, resopla hasta la próxima crisis. Su beneficio del momento, es que ha recobrado lustre. Sería incluso el beneficio que se podría esperar de cualquier revolución, ese lustre que brillaría mucho tiempo, en el lugar siempre turbio de la verdad. Sólo que: de ese lustre, no se ve nunca más que el fuego. Vean lo que, al respecto, al día siguiente del último seminario, había tirado en un rincón manifiestamente para ustedes. Porque ya no es cuestión de añadirlo a mi pequeña balsa radiológica Es preciso comprender que lo que hay de horroroso en la verdad, e s lo que ella pone en su lugar. Si ustedes observan este esquemita de cuatro letras, desde luego el lugar del Otro-como lo dije desde siempre. está hecho para que se inscriba la verdad Pero eso, es en el juego limpio de la palabra y del lenguaje. Es ahí desde luego que se inscribe la verdad, es decir todo lo que es de este orden, es decir lo falso, incluso la mentira que no existe sino sobre el fundamento de la verdad. Pero en ese esquema cuadrúpedo que supone el lenguaje y tiene por estructura lo que se llama un discurso, es decir lo que condiciona toda palabra que pueda producirse, lo que la verdad en cuestión pone en su lugar, la verdad de este discurso, a saber lo que condiciones como es que eso sostiene el discurso del Amo, es la obra cara de esta función de la verdad y no la cara patente, pero la dimensión en la que ella se necesita como deuda de algo escondido. Nuestros surcos de la aletósfera, se trazan sobre la superficie del cielo largo tiempo abandonada. Pero de lo que se trata, es de o l que un día llamé con esa palabra la "latousa" que ha cosquilleado a muchos de ustedes como para preguntarse qué me pasaba. No soy el que ha inventado esta dimensión de la verdad, que está oculta, que la Verborgenheit la constituye. Abreviando, las cosas son de tal modo que ella hace suponer que tiene algo en el vientre. Y justamente no es inútil ver muy pronto. Hay algunos picarones que se han dado cuenta de que si eso salía sería abominable y encima probablemente alado, para que pegue mejor con el paisaje. Ahora, es igualmente posible que ese sea todo el fato, que eso debe ser horroroso si sale. Si ustedes se pasan el tiempo esperando, están fritos. Es preciso no jorobar demasiado a la latousa. Pues, meterse allí dentro es asegurar siempre... ¿qué? Lo que yo me canso de explicarles: asegurar lo imposible de lo que es efectivamente gracias a ustedes: real. Si es por el lado de la verdad que se interesa vuestra búsqueda, más sostienen ustedes el poder de los imposibles que son respectivamente aquellos que les he enumerado la última vez: gobernar, educar, analizar llegado el caso. En todo caso para el análisis es evidente. El sujeto supuesto saber, escandaliza cuando simplemente me aproximo a la verdad. En fin, mis esquemitas, cuadrípodos -les digo- digo esto hoy para que tengan cuidado -no son la bola de cristal (table tournantes(48)) de la historia. No es forzoso que eso pase siempre por allí y que gire en el mismo sentido. Es sólo un recurso para orientarlos en relación a lo que bien puede llamarse funciones radicales en el sentido matemático de término, donde el paso decisivo fue dado en alguna parte, del lado de esa época que ya designé hace poco, alrededor de lo que hay de común entre los primeros pasos de Galileo, el surgimiento de los integrales y diferenciales del lado de Leibnz y además el estreno de los logaritmos. Lo que es función, en ese algo que entra en lo real, que nunca había entrado antes y que no corresponde a descubrir, experimentar, delimitar, destacar, despejar, escribir dos órdenes de relaciones ejemplificantes, no es de eso que surge el logaritmo. En un caso, la primera relación, es la adición. La adición a pesar de todo es intuitiva. Hay cosas acá y cosas allá, ustedes las ponen juntas, eso hace un nuevo conjunto. La multiplicación sin embargo, no es la misma cosas. La multiplicación de los panes, no es la misma cosa que la recolección de panes. Se trata de hacer que una de esas relaciones se aplique sobre la otra y ustedes inventa el logaritmo que comienza a correr violentamente en el mundo. Son pequeñas reglas que parecen no ser nada, pero no crean que el hecho de que existan los deja a ninguno de los aquí presentes, en el mismo estado que antes de que ella surgieran. Su presencia en lo que importa. Entonces les digo que esos pequeños términos más o menos cuidados: S1, S2, la pequeña a subrayada y la S pueden servir para un gran número de relaciones. Es necesario simplemente familiarizarse con eso. Es a saber, por ejemplo, que el rasgo unario en tanto que uno puede conformarse con él para tratar de interrogarse sobre el funcionamiento del significante-Amo es totalmente utilizable, si solamente con sondear bien estructuralmente, ustedes se dan cuenta que no hay necesidad de reponer toda la gran comedia de la lucha a muerte de puro prestigio y su desenlace. No hay más contingencia, contrariamente a lo que se concluye interrogando las cosas a nivel de lo verdadero por naturaleza, no hay contingencia en la posición del esclavo. Hay la necesidad de que en e l saber se produzca algo que haga función de significante-Amo. Por supuesto, uno no puede evitar fantasear con saber quién lo hizo primero. Y entonces finalmente, se encuentra así la maravilla de la pelota que se desenvuelve del amo al esclavo. Pero quizás sea simplemente alguien en que tenían vergüenza que se lanzó así al frente. Lo que les he aportado hoy, esta dimensión con nudo, no es cómoda para avanzar, porque no es de lo que se habla más fácilmente. Quizás sea precisamente eso, el agujero de donde brota el significante-Amo. Si fuera eso, quizás no sería sin embargo inútil para medir hasta qué punto hay que acercarse si se quiere tener algo que ver con la subversión, aún solamente en la rotación del discurso del amo. Pero en todo caso hay una cosa cierta; es que esta introducción del S1 del significante-Amo, ustedes la tienen a su alcance en el más mínimo discurso. Es lo que define su legibilidad. Porque ahí está el lenguaje, las palabras y el saber, y todo eso parece haber funcionado desde el neolítico y no tenemos ninguna huella de que existiera una dimensión que se llame lectura. No hay aún necesidad de que haya escrito ni impresiones, no es que no estén ahí desde hace tiempo, pero de algún modo por efecto retroactivo. El punto delicado en lo que concierne a lo que hace que podamos siempre preguntarnos, leyendo no importa qué texto,. lo que lo distingue como legible, lo debemos encontrar del lado de lo que hace al significante-Amo. Porque les haré remarcar que como obra literaria, nunca hemos leído más que cuentos chinos. ¿Por qué se mantiene eso? Porque es que...no se, me sucedió en uno de mis pasos en falso -yo los adoro, leer "El revés de la vida contemporánea" de Balzac. Es realmente un bolazo! Pero si ustedes no lo han leído, ya pueden haber leído todo lo que quieran de la historia del comienzo del siglo diecinueve del fin del dieciocho, en fin, de la revolución francesa para llamarlo por su nombre, ustedes. Podrán incluso haber leído Marx, no comprenderán nada. Se les escapará siempre que algo lo está más que esta historia para joderlos; (El revés de la vida contemporánea), remítase a ella, se lo ruego. Estoy seguro que no hay mucho entre ustedes que lo hayan leído, es uno de los menos leídos de Balzac. ¿Usted lo ha leído Philippe? ¿No lo leyó?. Usted, ¡tampoco ya ven!. Es una locura. Lean eso. Lean eso y hagan un deber. Exactamente el mismo que hace exactamente cien años, había tratado de dar a los tipos a los que hablaba en Santa Ana a propósito de la primera escena del primer acto Athalie. Todo lo que entendieron fue el punto de Canitón. No les digo que fuera una excelente metáfora, pero en fin era S1, el significante-Amo. Dios sabe lo que ellos hicieron con ese punto de Canitón; ellos lo llevaron hasta los tiempos modernos. S1 es en los tiempos m odernos, no es minuto. S1 era del significante-Amo. Era una manera de pedirle que se dieran cuenta como algo que se propaga así en el lenguaje como un reguero de pólvora, es legible, es decir, que eso se engancha, que eso hace discurso. Sostengo siempre que no hay metalenguaje. allí está lo importante justamente: es que todo lo que se puede creer ser del orden de una búsqueda de meta en el lenguaje, sigue siendo simplemente una pregunta sobre la lectura. Sólo que, si alguna vez, en fin -y es pura suposición- se me preguntara mi opinión sobre algo con lo que no estoy mezclado más que desde mi lugar, hay sin embargo que decirlo bastante particular en ese sitio me extrañaría que la ponga así al libero abierto hoy, mi lugar en el sitio de la Universidad, pero en definitiva si otros están allí por razones que no son del todo despreciables, pero que parecen mucho más claras remitiéndose a mis letristas, lo que se encuentran en posición de querer subvertir algo en su Universidad obviamente, puede buscar del lado donde todo se ensarta sobre un pequeño palote donde se puede poner el pequeño a que son y además otros, otros que están en la naturaleza de la progresión de saber-dominar desde la época en que como por un mito nos dejan entrever que podría allí haber un saber-vivir!(49). No estoy acá para predicar eso, les dije, "la venganza de vivir". Bueno, en fin, pueden encontrar y justificar con mis esquemitas que el estudiante no es desplazado por sentirse hermano, como se dice, no con el proletariado, sino con el sub-proletariado, porque el proletariado es como ala plebe, la plebe romana. Era gente muy distinguida,. La lucha de clases, quizás contiene esta pequeña dialéctica del discurso del amo. La lucha de clases se ubica en el plano de la identificación: "senatus populusque Romani" Ellos están del mismo lado. Y todo el Imperio, son los otros aparte (en plus(50)). Se trata de saber por qué los estudiantes se sienten con los otros "aparte" en plus, no parecen ver claramente cómo salir. Quisiera hacerles remarcar el punto esencial del sistema es la producción. La producción de la vergüenza. Eso se traduce como: la desvergüenza. Es por eso que quizás no sería un mal medio no ir en ese sentido, puesto que para designar bien algo que se inscribe así muy fácilmente en esas letritas, ¿qué es lo que se produce? Se produce algo cultural, pero cuando se lo pone en el sentido del tejido de la Universidad, lo que se produce en definitiva, es una tesis. Eso sigue teniendo relación con el significante-Amo, no simplemente porque eso se les otorga, porque forma parte de los presupuestos de que cualquiera sea de este orden de producción. Tiene relación con un nombre de autor. Es muy refinado a nivel universitario. Hay una especie de trámite preliminar que está en el umbral; se tendrá el derecho de hablar salvo esta convención, que es totalmente estricto que ustedes quedaran para siempre abrochados por vuestra tesis -es lo que da el valor de vuestro nombre- no obstante a lo que hay en la tesis, ustedes no están de ningún modo ligados por la continuación. Habitualmente por otra parte, ustedes se conforman. Pero después de eso, ustedes pueden decir todo lo que quieran. a condiciones de hacerse un nombre. Porque ya ustedes han advenido al nombre. Es eso que juega el rol de significante-amo. ¿Cómo puedo decir? No quisiera darle demasiada importancia a lo que hice pero se me ocurrió la idea de un truco que me hace hablar mucho desde algún tiempo. Silicet, por lo menos ha importado algunos. Dije que era un lugar donde debían inscribirse cosas sin firmar. No hay que creer que las mías lo fueran, si ustedes ven lo que he escrito. He escrito lo que canta por sí sólo de una experiencia penosa que es la que tenido precisamente con lo cual se llama una escuela. Aporté propuestas que son, en fin... para que algo se inscriba, que no ha dejado de inscribirse por otra parte, algunos efectos de catalepsia. El hecho de que esto esté firmado por mí, sólo tendría interés si yo fuera un autor. Pero yo no soy para nada un autor. Nadie lo sueñe cuando lee mis escritos. Quedó por largo tiempo cuidadosamente confinado en un órgano que, en principio, al fin de cuentas no tenía otro interés que estar lo más cerca posible,. lo que trato de definir como algo que se aplica a una apuesta en cuestión del saber: ¿qué es lo que produce el saber analítico como desastres? Precisamente esa era la cuestión, ha sido cuestión durante mucho tiempo que no les haya picado a todos volverse autores. Es muy curioso que eso del nombre firmado parezca paradójico mientras que, sin embargo, durante siglos todo lo que hubo de gente honesta siempre hizo al menos, como si se le hubiera arrancado su cosa, su manuscrito, en fin se le hubiera hecho una jugada sucia. No se esperaba que a la salida les mandaron tarjetas de felicitación. Abreviando, si hay algo que podía salir de una seria apuesta en cuestión de lo que es el saber que se prodiga y se propaga en el marco establecido por la Universidad, sólo podría ser en un pequeño abrigo, especie de lugar que se daría esta ley de que algo se presente, no para hacer valor a un señor sino para decir algo estructuralmente riguroso, pase lo que pase. Eso podría tener más alcance de lo que se podía esperar de antemano. Estuve buscando, de este modo, en mi biblioteca, es inaudito por otra parte, porque no entiendo por qué habría estado buscándolo,. no tengo ninguna necesidad en hacerlo, pero en definitiva, fue sin embargo para reasegurarme bien de los datos. Un tipo como Diderot sin embargo sacaba "el Sobrino de Rameau", lo dejaba caer de su bolsillo. Algún otro se lo llevaba Schiller que sabía exactamente lo que era Diderot. Diderot no se volvió a ocupar nunca de eso. En 1804, Schiller se lo pasó a Goethe que lo tradujo inmediatamente y nosotros no lo tuvimos hasta 1891 -puedo decírselos porque tengo el ejemplar- recién en 1891 por una traducción francesa de la traducción alemana de Goethe, él que por otra parte había olvidado completamente que había aparecido un año después, que quizás no lo haya sabido jamás, se estaba en pleno quilombo franco-alemán, en fin la Revolución etc.... -y que sin embargo soportaba bastante mal esta intrusión revolucionaria: abreviando completamente desapercibida esta traducción de Goethe les digo que: el mismo Goethe no sabía cómo se había publicado. A pesar de todo eso no impidió a Hegel hacer uno de los ejes de ese librito lleno de humor al que me referí recientemente, a sabe r "La fenomenología del Espíritu". Se dan cuenta que no hay que preocuparse tanto para que lo que sale de ustedes, tenga la etiqueta de que les concierne, porque, les aseguro, eso a obstáculo violentamente parta que salga algo decente, aunque más no sea p orque en el interior de lo que a ustedes puede interesarles, ustedes se creen naturalmente obligados en nombre de las leyes de las tesis a remitirlo al editor. Si tiene talento, sobre todo si no ha dicho grandes boludeces y si ha aportado algo importante q ue puede no concernirle a él mismo nada, ustedes están absolutamente obligados a pensar que ha sido una cabeza pensante. Con eso ustedes están cagados para rato, por todo lo que es psicología. Es bien notorio que, en el orden de las cosas que aclaran, no se, "el revés de la vida contemporánea" de la que les hablaba hace un momento, no hay ni sombra de psicología. Es enteramente un pequeño montaje que vale por su significante-Amo, en fin que vale por ser legible. Ninguna necesidad de la menor psicología. En fin, para decirles todo, para enmendarme yo mismo, les diré que lo que salva sin embargo mis Escritos del accidente que tuvieron, a saber que se los ha leído inmediatamente, es que a pesar de todo es un "worst-seller". Bueno, en fin, abreviando,. no voy a prolongar con este calor, por más tiempo este discurso que es el último de este año. Está claro que faltan muchas cosas, pero que seguramente no es vano precisar, que hay en vuestra presencia acá, tan numerosa, que a menudo me perturba, razones en definiti va un poco menos innobles, para expresarse como Hegel "takt" -evidentemente es una cuestión de tacto como dirían otros- de hecho, parece no demasiado, pero lo suficiente, espero, en fin si lo que traigo no es incomprensible, en verdad, dado que lo expongo ante la mayor parte de ustedes, es que no demasiado, pero lo suficiente logro darles vergüenza. Final del Seminario 17 Notas finales 1 (Ventana-emergente - Popup) Le mot sans queue ni tete: la traducción literal sería: palabra sin cola ni cabeza. De ahí el juego de palabras con poner sal en la cola. 2 (Ventana-emergente - Popup) En francés d'ordure -basura, excremento, grosería, obscenidad- y d'or dur -de oro duro- juego de palabras con la homofonía de los términos-. 3 (Ventana-emergente - Popup) Sans: sin 4 (Ventana-emergente - Popup) Puis sans -además sin- y puissant -potente, poderoso- juego de palabras con la homofonía de los términos. 5 (Ventana-emergente - Popup) Palabra ininteligible en el original. 6 (Ventana-emergente - Popup) S'en passer: S' en suena como sans, la primera sílaba de passser es pas, juego de palabras con pas sans (no sin). 7 (Ventana-emergente - Popup) En francés los verbos impersonales se conjugan ........... precedidos por el pronombre il (il: pronombre personal neutro, tercera persona, se utiliza para introducir los verbos personales y todos los verbos empleados impersonalmente).No tiene traducción en español. 8 (Ventana-emergente - Popup) Jour: puede traducirse también como claridad, luz. Il fait jour está claro aclara. 9 (Ventana-emergente - Popup) Je: se emplea solamente como elemento del grupo verbal, generalmente se suprime al traducir al español (Je pense, donc je suis: pienso, luego soy). Al yo como instancia psíquica se le designa como moi. 10 (Ventana-emergente - Popup) un enfant est battu: se tradujo como es pegado para mantener la voz pasiva francesa- 11 (Ventana-emergente - Popup) Verdir: ponerse verde de miedo 12 (Ventana-emergente - Popup) Battu: pegado. La última sílaba es tu: tú- 13 (Ventana-emergente - Popup) Belle-soeur: cuñada. Literalmente: bella hermana. 14 (Ventana-emergente - Popup) égrener: degranar pasar las cuentas del rosario. 15 (Ventana-emergente - Popup) toc: objeto falso, imitación de una materia preciosa, de un objeto antiguo, sin valor, falso y pretencioso. 16 (Ventana-emergente - Popup) Rarcheter: rescatar, redimir, volverá a comprar, comprar de nuevo, compensar, salvar, recuperar por compra (un bien vendido), comprar a alguien que ha comprado, liberarse (de una servidumbre) mediante él pago de una indemnización obtener mediante pago de rescate que se ponga en libertad a alguien, salvar por la redención, rehabilitar de una decadencia moral expiar, reparar borrar con su conducta ulterior hacer olvidar o perdonar. 17 (Ventana-emergente - Popup) Artefact: fenómeno de origen humano, artificial (en el estudio de los hechos naturales). 18 (Ventana-emergente - Popup) Femm-il-iales: término acuñado por Lacan compuesto por los morfemas: femm (femme): mujer, il: homófono de familiales: familiares. 36 (Ventana-emergente - Popup) 19 (Ventana-emergente - Popup) 37 (Ventana-emergente - Popup) Femme-il: homófono de famille: familia. l'étant: el siendo o estando, homónimo de l'étang el estanque. 20 (Ventana-emergente - Popup) 38 (Ventana-emergente - Popup) Ou je ne pense pas, ou je ne suis pas: 0no pienso, o no soy. là où je pense: Ahí donde pienso. Là où je ne suis pas: Ahí donde no soy. Juego de palabras con los homónimos ou (o) y où (donde) 21 (Ventana-emergente - Popup) palabra ininteligible en el original. Falloir: verbo impersonal. Proviene del latín faillire~fallere (engañar, faltar) que durante los siglos XV y XVI se desdobla en falloir y faillir: el verbo falloir tiene diversas acepciones: faltar/ser el objeto de una necesidad/ser preciso/ser necesario/haber que/hacer falta/tener que/ser menester. Ecrasée: aplastada, se puede traducir también como acallada, taparle la boca. (Ecrase-toi): cerrá el pico, cortala!) 39 (Ventana-emergente - Popup) 22 (Ventana-emergente - Popup) 40 (Ventana-emergente - Popup) a-studé: la palabra studé no existe en el idioma francés. Podemos relaciónarla con studieux: estudioso, aplicado; étude: estudio; etudié: estudiado. El verbo étudier: estudiar, proviene del latín studere. La raíz Stud pareciera indicar una connotación peyorativa. Faillir: (verbo intransitivo) incurrir en falta/faltar (cometer una falta)/fallar, flaquear/estar a punto de, faltar poco para. 23 (Ventana-emergente - Popup) Falsa: en latín en el original. il y avait un os: había un pero, una dificultad un obstáculo. Literalmente: había un hueso. 24 (Ventana-emergente - Popup) Osée: Osé: osado, juego de palabras con la homofonía de los términos. 25 (Ventana-emergente - Popup) Osée: Osé: osado, juego de palabras con la homofonía de los términos. 26 (Ventana-emergente - Popup) non pas les écailles lui tombent des yeux, mais les yeux lui tombent comme des écailles: la traducción literal sería: no se le caen las escamas de los ojos (se le cae la venda de los ojos), sino que los ojos se le caen como escamas. 27 (Ventana-emergente - Popup) Honorer: honrar, en francés se utiliza también como: pagar (para hacer honor a un compromiso -cheque, pagaré, etc.) o pagar los honorarios (a un profesional). 28 (Ventana-emergente - Popup) agencer: agenciar en francés se utiliza también como disponer, arreglar, combinar. Agencement: agenciamiento, acción, manera de agenciar, arreglo de una combinación, disposición. 29 (Ventana-emergente - Popup) elle s' accommode de tous les cas, elle s'incommode de tous les K: juego de palabras con la homofonía de los términos cas (casos) y K. 30 (Ventana-emergente - Popup) a-studé: la palabra studé no existe en el idioma francés. Podemos relaciónarla con studieux: estudioso, aplicado; étude: estudio; etudié: estudiado. El verbo étudier: estudiar, proviene del latín studere. La raíz Stud pareciera indicar una connotación peyorativa. 31 (Ventana-emergente - Popup) Tudé neologismo utilizado en juego de palabras con astudé, en lugar de tué: matado. 32 (Ventana-emergente - Popup) Frayage: Fenómeno consistente en el hecho de que el pasaje de un flujo nervioso por los conductores deviene más fácil al repetirse. Corresponde al término alemán "bahnung" introducido por Freud en su "Proyecto de una psicología para neurólogos", traducido como "facilitación" en la edición española Biblioteca Nueva Madrid, 1968. 33 (Ventana-emergente - Popup) Parole: palabra, voz, habla. 34 (Ventana-emergente - Popup) Bagnole: se utiliza en el lenguaje familiar como coche ordinario, carricoche, cacharro. 35 (Ventana-emergente - Popup) Autre: se puede traducir indistintamente como Otra u Otra. Qu'il faille: subjuntivo presente del verbo falloir. 41 (Ventana-emergente - Popup) 42 (Ventana-emergente - Popup) Faux: guadaña, juego de palabras con le faux: lo falso, falsificación. 43 (Ventana-emergente - Popup) Je Perçois: percibo, juego de palabras con la homofonía entre perçois y operé-soi 44 (Ventana-emergente - Popup) Vinet scenes: 20 escenas, homófono con Vincennes. 45 (Ventana-emergente - Popup) Ontologie: en francés suena como vergonzología. (vergüenza: honte) Juego de palabras en ontología irreproducible en español. 46 (Ventana-emergente - Popup) Dada: caballito en lenguaje infantil. 47 (Ventana-emergente - Popup) Maîtrice: habilidad, maestría, dominio, cualidad del amo (maître) 48 (Ventana-emergente - Popup) Table-tournante: mesa cuyos movimientos se consideran que transmiten un mensaje de los espíritus (espiritismo) 49 (Ventana-emergente - Popup) Savoir-vivre: cualidad de una persona que conoce y sabe aplicar las reglas de la cortesía, tacto y una buena educación. 50 (Ventana-emergente - Popup) En Plus: por añadidura, además, aparte de eso.